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GLOBALIZACIÓN Y REGIONALIZACIÓN.

• Globalización. Orígenes y desarrollo El proceso de globalización y de interdependencia


creciente entre las naciones no constituye en realidad un hecho nuevo, aunque sí lo es su
expansión y consolidación en las últimas décadas, motivada fundamentalmente por la
revolución tecnológico-científica sin prececedentes operada a escala mundial y por las
transformaciones generadas por ella. Lo que afectó decisivamente tanto a los modos de
producción como de acumulación del capital y a la organización y gestión de las empresas
y del trabajo. Las nuevas tecnologías: electrónica, informática, biotecnología, genética,
comunicaciones, han contribuido decididamente a la unificación del mercado planetario
(vía eliminación de las barreras al comercio de bienes y servicios y a las transferencias de
fondos externos) y, también, al fortalecimiento y expansión de las empresas transnacionales
y a la formación de un sistema financiero mundial global (núcleo de la globalización). Los
efectos más visibles de estas transformaciones se visualizan en el aumento exponencial del
comercio internacional y de las inversiones externas directas -causadas por la creciente
interpenetración entre las economías y las finanzas internacionales-, que superaron
ampliamente a la producción de bienes y servicios. Los cambios tecnológicos operados han
afectado no sólo al comercio exterior, a las inversiones extranjeras directas y al movimiento
de capitales, sino también a la producción, al empleo y a la calidad de vida de franjas cada
vez más amplias de población, generando desequilibrios al interior de los países y de las
empresas y entre los países y las empresas. No sólo se globalizan los mercados y las
inversiones. Esto también sucede con las desigualdades sociales, el desempleo, la pobreza,
las agresiones al ecosistema, generando profundas asimetrías entre las distintas regiones y
los distintos sectores sociales, difíciles de mitigar.
Ahora bien, desde que existe entre las naciones un sistema económico, el marco
internacional ha influido siempre sobre el desenvolvimiento de los países. La acumulación
de capital, el avance tecnológico, la asignación de los recursos productivos, el crecimiento
económico, el empleo, el equilibrio del nivel de precios, la distribución del producto social
y los equilibrios macroeconómicos están, efectivamente, vinculados a los avatares de la
actividad a nivel internacional. Es decir, la existencia del nexo entre la economía de un país
y el resto del mundo equivale a resolver interrogantes específicos que establecen el
crecimiento o retraso de las naciones. En otras palabras, el desarrollo económico interno en
un universo globalizado es la prioridad que debe resolver la propia política económica
nacional. Visualizamos un dilema que consiste en la existencia de ciertos niveles relativos
de crecimiento de las actividades económicas de las naciones que componen el orden
global y, por tanto, relaciones asimétricas de poder. La historia del desarrollo y
subdesarrollo puede detectarse en cada país a través de su capacidad de inserción en el
contexto mundial. Si nos basamos en Arnold Toynbee, “incitación y respuesta” (6), en la
centuria del 1900, por ejemplo, puede entenderse en esos términos el crecimiento industrial
de los Estados Unidos, Alemania y Japón y, en consecuencia, la supresión del retraso
relativo con el país lider del mundo, Gran Bretaña. Asimismo, después de 1950, el suceso
de varias naciones asiáticas, es el resultado de recetas adecuadas a las oportunidades y
condiciones planteadas por la globalización. En tanto, el fracaso de América Latina para
superar la pobreza, la dependencia y el atraso es consecuencia de sus pésimas respuestas a
los mismos desafíos.

el comercio ha aumentado a un ritmo mayor que la producción. Con grandes oscilaciones


entre 1945 y 1996, el producto mundial creció, en promedio, a una tasa anual del 4 % y el
comercio internacional el 6 %. Así, en la segunda parte del Siglo XX, las exportaciones
respecto del producto mundial crecieron de menos del 10 % al 20 %
Corporaciones Transnacionales: Las inversiones del sector privado también crecieron en los
últimos cincuenta años. Actualmente, operan en el mundo más de 39000 corporaciones de
carácter transnacional que poseen más de 270000 filiales que se expanden por todo el
planeta. El cúmulo de inversiones en el exterior suma casi tres billones de dólares
generando un producto superior a los dos billones de dólares anuales.
La fuerte internacionalización de la producción se refleja en un importante comercio de
materiales, insumos intermedios, productos finales, tecnología, mercancías y servicios entre
casas matrices y sus filiales. El avance de la electrónica y el procesamiento de datos ha
acelerado el proceso en cuanto a decisiones y organización de la producción a mayor
escala.
Corrientes Financieras: El crecimiento del comercio mundial y de las inversiones externas
directas se reducen frente a la expansión de los sectores financieros globalizados. Desde la
terminación de la Segunda Guerra Mundial, la actividad financiera ha aumentado entre tres
y cuatro veces más que las colocaciones en activos físicos y la producción internacional.
Encuadres Regulatorios: Las operaciones económicas y financieras a nivel internacional se
han ido liberando progresivamente desde la finalización de dicho conflicto. En el plano
comercial, la disminución arancelaria se produjo en las manufacturas con mayor contenido
técnico. Por el contrario, los países centrales mantienen altas barreras aduaneras y no
aduaneras sobre productos agrícolas y manufacturas (como textiles), provenientes de países
en vía de desarrollo

Características de la globalización, en síntesis, los hechos paradigmáticos de la globalización actual


son:

• La revolución tecnológica, basada en la microelectrónica, la telemática, la biotecnología, la


navegación espacial, las nuevas formas de energía, que ha desatado fuerzas que escapan al control
del hombre y lo dominan. En opinión de Aldo Ferrer, aunque teóricamente se exprese que
estamos “viviendo en una aldea global de la era posindustrial o de la tecno trónica”, los actores
sociales y los Estados nacionales no tienen control alguno, ni disfrutan de los beneficios de esa
revolución.
• El dominio de los recursos. En la actualidad, la casi totalidad de los recursos de la economía
internacional están bajo el dominio de corporaciones, de megaempresas y mercados
transnacionales. Las operaciones económicas se realizan más allá de los espacios nacionales, en el
mercado mundial, por la progresiva integración del planeta. Por tanto, la decisión sobre asignación
de recursos, la acumulación del capital, el cambio tecnológico y la distribución del producto social
se deciden en los centros de poder mundial (las decisiones no se adoptan en espacios nacionales).
Son los mercados de la globalización los que prácticamente disponen de la suerte de cada país que
se inserta en el orden mundial. De ahí que, las autoridades de los estados son impotentes para
decidir e influir en cuestiones de suma importancia

Competitividad empresarial
La competitividad empresarial es un término que se define como a la capacidad de un
negocio para producir y vender productos / servicios que cumplan con la calidad de
los mercados, al mismo precio o con precios más bajos, y maximizando los rendimientos
de los recursos consumidos para producirlos.

En relación con sus competidores, una empresa competitiva ostentaría una superioridad
comprobable en cuanto al rendimiento económico y que, podría crecer más rápido con el
tiempo.
La competitividad empresarial está relacionada con la efectividad organizacional y su
capacidad para cumplir con los requisitos de desarrollo del desempeño
fijados. También tiene que ver con las políticas y factores, integrados en redes de
innovación y emprendimiento, capaces de determinar el nivel de productividad del negocio,
su potencial generador de valor, su potencial de creación de empleo y el retorno de la
inversión de sus estrategias.
Se trata de una definición compleja porque, de hecho, hay muchas maneras de competir.
Los precios de los productos son apenas una de las tantas estrategias vigentes; también
podemos hablar de costes de producción, del nivel de formación de los trabajadores, de la
actualización de los sistemas informáticos, de la tecnología, la capacidad de innovación o
de la infraestructura, entre otros factores.
De lo que no cabe duda es que cualquier estrategia de competitividad empresarial pasa
por mejorar el control de las operaciones diarias en una compañía, así como la gestión
de los elementos externos que forman parte del contexto.

¿Qué factores afectan a la competitividad empresarial?


Desde sus políticas de Responsabilidad Social Corporativa a la precisión de su
planificación, son muchos los factores que afectan a la competitividad empresarial.
El capital de talento, el clima laboral, la marca empleadora, las redes y la eficacia de las
comunicaciones, el posicionamiento en el mercado, las estrategias de productos y servicios,
la estabilidad financiera, el rendimiento del negocio en comparación con sus competidores
o los factores del entorno político, social y financiero son algunos de los más destacables.
Estrategias para aumentar la competitividad empresarial: ejemplos
El objetivo que persigue cualquier compañía en el momento de impulsar una estrategia
de competitividad empresarial es estar mejor preparada para los retos del mercado en el
que se desempeña y ascender posiciones en él.
Competitividad significa fortaleza, viabilidad de los proyectos, estabilidad, buen clima
laboral, innovación y valor agregado en la oferta, proyección, actualización de objetivos y,
claro, productos y servicios más eficaces.
Recientemente, la firma KPMG realizó una encuesta entre directivos de altas empresas en
diferentes sectores a nivel internacional y logró identificar cuáles son las estrategias de
competitividad empresarial que más se implementan en los negocios. Veamos las
cuatro que encabezan la lista de opciones:
1. Incrementar la satisfacción de los clientes:
Casi un 80% de las empresas competitividad han optado y siguen optando por una
estrategia centrada en quienes compran sus productos. Pero ojo, no sólo se trata de
aumentar el número de consumidores; de lo que se trata es de mejorar la calidad de lo que
compran, que es lo que influye en su nivel de satisfacción. Los clientes más satisfechos le
darán un voto de confianza a las marcas y, por ello, éstas serán más competitivas en el
mercado.
2. Reducir los costes de operación:
En las temporadas de crisis es cuando más se presentan este tipo de estrategias
de competitividad empresarial. Los costes se pueden reducir de muchas formas, pero
siempre sin que esto suponga una disminución de la calidad de servicios, productos o
artículos. Claro, en este caso la principal arma frente a las marcas de la competencia es el
precio, que se reduce notablemente ante la reducción de materias primas, procesos, etc.
3. Desarrollar nuevos productos y servicios:
Otra forma, aunque sin duda requiere una inversión importante, es apostar por el desarrollo
de nuevos productos o servicios. Esto se puede llevar a cabo de dos formas: perfeccionando
o mejorando un producto que ya circula en el mercado o diseñando uno completamente
nuevo que sea capaz, por ello, de generar una innovación disruptiva y posicione a la marca.
4. Mejorar los procesos y el desempeño:
Formación del personal, actualización de sistemas y tecnología, adecuación de
infraestructuras, entre otros, se incluyen en esta estrategia de competitividad
empresarial centrada en los procesos.
La integración económica:

es el proceso de eliminación de trabas al comercio entre dos o más países.

El objetivo de la integración económica es formar espacios económicos más amplios en los


que se puedan aprovechar las ventajas del comercio internacional, como la creciente
especialización o el incremento de la productividad.

Resulta importante destacar que la integración económica no es lo mismo que el libre


comercio, ya que solo se eliminan las trabas entre los países que se integran, manteniendo
las trabas con terceros países. A pesar de ello, las ventajas y desventajas de la integración
económicas son similares a las del libre comercio.

Fases de la integración económica


Según el grado de integración entre los distintos estados se puede hablar de distintas
modalidades o fases de integración económica:

Acuerdo de comercio preferencial: Consiste en una reducción arancelaria a las


importaciones procedentes de los países miembros, pero las políticas comerciales con
terceros países son fijadas por cada país miembro de manera independiente.
Área de libre comercio: Los países miembros eliminan totalmente los aranceles. Asimismo,
la independencia en la fijación de la política comercial con terceros países se mantiene.
Unión aduanera: Se trata de un área de libre comercio en la que la política comercial
exterior es común.
Mercado común: A las características de la unión aduanera se unen el libre tránsito de
capitales y mano de obra.
Unión económica: Son mercados comunes en los que las políticas macroeconómicas y
sectoriales se armonizan.
Unión monetaria: Es una unión económica con una moneda común, por lo que también se
armoniza la política monetaria.

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