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para la competitividad
Unidad 20: La administración en un entorno global (Unidad desarrollada
por Gustavo Palafox de Anda)
El mercantilismo también es un fenómeno donde intervienen varias naciones para intercambiar mercancías
o materias primas de las que se tienen excedentes y que es necesario comercializarlas allende las fronteras
del propio país, como la seda de China y las especias de India.
Durante la Revolución Industrial y el advenimiento del capitalismo aparece de manera muy evidente el
fenómeno del mercado a nivel local o doméstico, y el exterior (por la producción masiva de este periodo).
A partir de la segunda mitad del siglo xx, con la creación de organismos internacionales de corte político y
económico, toma mucha fuerza la tendencia a la globalización, la cual despliega toda su potencia con el
desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones.
A fines del siglo pasado se comenzó a identificar que las crisis económicas ocurridas en un país determinado
desataban un efecto dominó que afectaba prácticamente al resto del mundo debido a los intercambios de
flujo de dinero y de información. Es así que este fenómeno se conoce con el nombre de “efecto” y,
dependiendo en dónde se origine, se le agrega un nombre: “Efecto samba”, “Efecto vodka”, “Efecto
dragón”, “Efecto tequila”.
Ante la creciente complejidad que implica la globalización, la parte administrativa de una organización
requiere profundizar en el análisis y la evaluación de las variables del entorno global para minimizar la
incertidumbre, de tal manera que se tengan bien identificadas las posibles amenazas y se aprovechen las
oportunidades que se presenten por la apertura de los mercados en otros países y en otras regiones.
Por otra parte, en las organizaciones se utiliza la expresión “de clase mundial” cuando se aplican las mejores
prácticas en su gestión y en la administración; esto requiere de enfoques diferentes en la planeación, la
organización, la integración, el control y la innovación.
Otro efecto que se ha visto es el relativo a la diversidad cultural en los consumidores, empleados y otros
grupos de interés, de manera que las organizaciones deben estudiarlo a fondo para incorporarlo en las
acciones estratégicas y operativas.
Los grados de competencia por los mercados se deben apreciar desde una perspectiva global. Las grandes
empresas del mundo, al igual que las pequeñas y medianas, deben pronosticar la demanda de sus productos
o servicios con base en las dimensiones mundiales o regionales.
La competitividad en el contexto global de los negocios representa un gran desafío para las empresas, pues
los índices de ésta se deben analizar desde una perspectiva mundial. Los referentes obligados son el Foro
Mundial Económico (WEF, por sus siglas en inglés), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) y otras instituciones que miden los niveles de competitividad de los países.
Las empresas afrontan a competidores ubicados en distintas naciones y, por lo tanto, deben desarrollar
estrategias que incorporen las fuerzas de esa competencia internacional.
Japón es una clara evidencia de la necesidad de voltear la cara hacia el exterior para descubrir palancas de
desarrollo socioeconómico. Éste es un país con recursos naturales limitados que indiscutiblemente requería
basar y fundamentar su prosperidad en las exportaciones, y más tarde en sus operaciones transnacionales;
de hecho se llegó a afirmar de manera fehaciente que “tres de cada cinco japoneses viven de las
exportaciones”. Otro caso similar es el de Taiwán, que en la década de 1950 pasó de un ingreso per cápita
de 200 dólares anuales a uno de 13 500 dólares anuales gracias a políticas públicas y empresas locales muy
comprometidas con su expansión allende sus fronteras.
La mayoría de los países desarrollados, al igual que los ahora denominados economías emergentes, están
construyendo los cimientos de su progreso en la tendencia global, o sea, en considerar su entorno comercial
desde una óptica mundial.
Aunque todo esto tiene como implicaciones mayor intensidad en la competencia, mayor velocidad en los
cambios tecnológicos, alta diversidad cultural y un complejo marco político legal es inevitable el hecho de
concebir y llevar a cabo la administración desde un concepto internacional o global.
Prácticamente en cualquier país del mundo se observan productos o servicios de empresas con este
enfoque, siendo algunas de ellas verdaderos líderes en su sector al ser “marcas globales” con una
penetración muy fuerte en los mercados donde llegan.
Administración internacional
Los procesos de dirección y operación que una empresa diseña, ejecuta y controla en más de un país.
Si bien es cierto que las partes del proceso administrativo son las mismas para una administración local y
una internacional, también es un hecho que la planeación, la organización, la integración, la dirección y el
control se deben aplicar con enfoques más complejos, mayores desafíos y una fuerte mentalidad
competitiva.
Lo mismo sucede con las funciones básicas de las empresas. En una empresa nacional, la mercadotecnia, la
producción, las finanzas y el personal se manejan de una forma muy diferente que en una con operaciones
internacionales, pues se requiere tomar en cuenta los factores internacionales que afectan las decisiones
relativas a dichas funciones.
Convertirse en internacional es una decisión estratégica de carácter vital para una empresa; este cambio
consiste en pasar de llevar a cabo el total de las operaciones de manera local dentro de las fronteras del país
a evolucionar hacia la internacionalización. Esta decisión conlleva nuevas influencias importantes para la
empresa, como son las variables del entorno global o mundial; por otra parte, si se opta por la
internacionalización, habría que valorar a qué grado sería esa conversión, así como las estrategias y
estructuras que resultaría apropiado adoptar para llegar al éxito en esta trascendente tarea.
En lo que se refiere al entorno global o mundial, cabe destacar tres aspectos, que comprenden distintos
factores de los cuales depende la eficacia y eficiencia de las estrategias a seguir:
1.2 Dinámica del mercado del producto o servicio a ofrecer y de los insumos respectivos.
2. Ambiente político-legal
3.3 Lenguaje.
3.4 Religiones.
La experiencia obtenida al exportar o importar ayuda significativamente a identificar y analizar los aspectos
clave de la globalización, antes de continuar avanzando a otros niveles de internacionalización.
Transnacional.
Multinacional.
Global.
Transnacional. Capacidad para adoptar productos o servicios a las condiciones de los mercados locales
donde opera y ubicar funciones clave en países con mayores ventajas. Este modelo se enfoca a la búsqueda
y aprovechamiento de oportunidades en cada país y busca compartir las experiencias e innovaciones de
todas las unidades alrededor del mundo.
Multinacional. Énfasis en la diferenciación de productos o servicios a nivel central (país sede), pero con
cierta flexibilidad para adecuarlos a las condiciones locales de tipo cultural, económico y legal.
Global. Las decisiones estratégicas se centralizan en la casa matriz para preservar las ventajas competitivas
globales, sin presiones de adaptación local de productos o servicios. Existe un rígido control centralizado de
todas las operaciones, lo que ayuda a estandarizar procesos de calidad.
En un modelo centralizado las empresas gigantes con operaciones globales diseñan sus estrategias y deciden
sus inversiones en sus oficinas centrales, sus casas matrices. La dirección general y su equipo directivo se
encargan de aprobar el desarrollo de productos, aumentos de capacidad y otras decisiones estratégicas a
desarrollar en los países donde operan.
Las ventajas del esquema centralizado son: control estratégico efectivo, economías de escala y altos niveles
de productividad. Por otro lado, las desventajas del modelo son: rigidez, lentitud en las decisiones y
dificultad para adaptarse a las condiciones locales. Lo que es eficaz en un mercado (donde radica la oficina
matriz) en ocasiones resulta un fracaso en otros.
Conforme se aprendió de las desventajas del modelo centralizado, un buen número de corporaciones
multinacionales optaron por un enfoque en el que las unidades regionales son dirigidas por una casa matriz
en el país sede; a esto se le conoce como modelo descentralizado.
La división regional normalmente se establece con base en los continentes (América del Norte y Sur, Europa,
Asia, África, etc.). En cada país donde se opera, el director toma junto con su equipo las decisiones
relevantes de acuerdo con los lineamientos o directrices de su casa matriz.
Las evidentes ventajas del modelo descentralizado son: una mayor agilidad de respuesta a las exportaciones
locales y una flexibilidad natural para adaptar estrategias de la unidad central a las condiciones económicas,
políticas, legales y culturales de cada país. Sus desventajas son: dificultades de control estratégico y un
posible exceso de productos o marcas locales con las consecuentes inconveniencias de estandarizar para
conseguir las economías de escala que se tienen en la centralización.
Un tercer modelo que tiene la posibilidad de neutralizar las desventajas de los dos modelos antes descritos
es un esquema que se denomina de unidades o plataformas territoriales, las cuales se ubican en países
elegidos estratégicamente para que a partir de cada una de ellas se despliegue una serie de acciones
comerciales, operativas, financieras y de factor humano ligadas a las estrategias globales y al mismo tiempo
adaptadas de manera efectiva a cada país. De esta forma se tendría una especie de “casas matrices” en cada
país donde se localice una de estas unidades o plataformas con cierta autonomía de gestión en los ámbitos
geográficos de su responsabilidad.
El aspecto más importante de esto sería el diseño de estrategias que fluirían en las unidades o plataformas
territoriales hacia la dirección general en la casa matriz. Esto significa que es a partir de las realidades
concretas y específicas de cada país que se deciden y comprometen recursos, lo cual contribuye a lograr
mejores resultados en cuanto a penetración en el mercado y rentabilidad.
En un modelo centralizado las empresas gigantes con operaciones globales diseñan sus estrategias y deciden
sus inversiones en sus oficinas centrales, sus casas matrices. La dirección general y su equipo directivo se
encargan de aprobar el desarrollo de productos, aumentos de capacidad y otras decisiones estratégicas a
desarrollar en los países donde operan.
Las ventajas del esquema centralizado son: control estratégico efectivo, economías de escala y altos niveles
de productividad. Por otro lado, las desventajas del modelo son: rigidez, lentitud en las decisiones y
dificultad para adaptarse a las condiciones locales. Lo que es eficaz en un mercado (donde radica la oficina
matriz) en ocasiones resulta un fracaso en otros.
Conforme se aprendió de las desventajas del modelo centralizado, un buen número de corporaciones
multinacionales optaron por un enfoque en el que las unidades regionales son dirigidas por una casa matriz
en el país sede; a esto se le conoce como modelo descentralizado.
La división regional normalmente se establece con base en los continentes (América del Norte y Sur, Europa,
Asia, África, etc.). En cada país donde se opera, el director toma junto con su equipo las decisiones
relevantes de acuerdo con los lineamientos o directrices de su casa matriz.
Las evidentes ventajas del modelo descentralizado son: una mayor agilidad de respuesta a las exportaciones
locales y una flexibilidad natural para adaptar estrategias de la unidad central a las condiciones económicas,
políticas, legales y culturales de cada país. Sus desventajas son: dificultades de control estratégico y un
posible exceso de productos o marcas locales con las consecuentes inconveniencias de estandarizar para
conseguir las economías de escala que se tienen en la centralización.
Un tercer modelo que tiene la posibilidad de neutralizar las desventajas de los dos modelos antes descritos
es un esquema que se denomina de unidades o plataformas territoriales, las cuales se ubican en países
elegidos estratégicamente para que a partir de cada una de ellas se despliegue una serie de acciones
comerciales, operativas, financieras y de factor humano ligadas a las estrategias globales y al mismo tiempo
adaptadas de manera efectiva a cada país. De esta forma se tendría una especie de “casas matrices” en cada
país donde se localice una de estas unidades o plataformas con cierta autonomía de gestión en los ámbitos
geográficos de su responsabilidad.
El aspecto más importante de esto sería el diseño de estrategias que fluirían en las unidades o plataformas
territoriales hacia la dirección general en la casa matriz. Esto significa que es a partir de las realidades
concretas y específicas de cada país que se deciden y comprometen recursos, lo cual contribuye a lograr
mejores resultados en cuanto a penetración en el mercado y rentabilidad.
El concepto de tecnología tiene diversos significados, pero para efectos del ambiente empresarial y
organizacional se entiende como la aplicación del conocimiento científico y técnico para la consecución de
un resultado práctico, es decir, agregar valor para los clientes de productos o servicios mediante la
conversión de insumos que se utilizan.
La tecnología se observa en los hechos de la vida ordinaria de prácticamente cualquier país del mundo:
alimentos, vestido, entretenimiento, educación, salud, transporte y todo bien que una persona consume o
utiliza.
En la actividad empresarial de todo sector es indispensable considerar las formas en que afectan los
acelerados cambios tecnológicos de nuestra era. De hecho, Michel Porter en el análisis estructural que hace
de un sector, considera que la sustitución de productos o servicios por avances tecnológicos representa una
variable que amenaza a las empresas; un ejemplo de ello es lo que le pasó a la máquina de escribir con el
advenimiento de las computadoras personales e impresoras, y así ha sucedido con un gran número de
bienes que ofrecen las empresas. Por ende, es necesario tener una profunda comprensión del desarrollo
tecnológico, porque éste puede representar nuevas oportunidades o, por el contrario, serias amenazas, lo
cual implica cambios en la dinámica competitiva para cualquier empresa.
Para estudiar y comprender a la tecnología como un factor del entorno, se debe tener en cuenta, por una
parte, la influencia de los cambios tecnológicos a lo largo de toda la cadena productiva de un sector de
negocios:—materias primas, logística, procesos productivos, distribución, operaciones financieras, servicio al
cliente, etc.—, y por otra, la velocidad a la que se mueven los cambios tecnológicos que impactan la
actividad central de las empresas. Por ejemplo, las tecnologías para sustituir al petróleo o al carbón en la
generación de energía son lentas, en comparación con la rapidez con que se mueve la electrónica y la
denominada nanotecnología.
En la figura 20.1 se esquematiza la relación entre las actividades de investigación científica y tecnológica y su
aplicación concreta para producir bienes o servicios.
Cuando se analiza y evalúa el entorno tecnológico se debe considerar el papel que juegan los avances
tecnológicos en el sector en cuestión, pues hay sectores donde la clave fundamental del éxito radica en la
tecnología y sus resultados concretizados en patentes, como por ejemplo, la industria químico-farmacéutica.
En cambio, existen otros sectores en los cuales la tecnología no es tan relevante, como en la industria de los
restaurantes. De manera que si una empresa participa en un sector con una fuerte dinámica tecnológica, es
aconsejable identificar quiénes son los líderes en desarrollo de nuevas tecnologías y qué consistencia tienen
en las estrategias de este tipo. También se deben considerar las facilidades para adquirir, desarrollar,
transferir o adaptar innovaciones tecnológicas para un desarrollo sustentable.
Las fuentes para emprender iniciativas de cambios tecnológicos son diversas: clientes, proveedores,
gobierno, universidades, centros de investigación y competidores.