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NOVENA AL GLORIOSO SAN RAFAEL ARCÁNGEL

ORIGEN DE LA NOVENA

La Novena al Glorioso San Rafael fue compuesta por el Padre Fray José Rius, OFM, en
1818, para las monjas clarisas de Tarragona, e impresa en Barcelona por Francisco
Ifern y Oriol ese mismo año, con aprobación eclesiástica. Sale a la luz este Novenario
a impulsos de la devoción ardiente que profesan a este Santo Arcángel Rafael las
religiosas del ejemplarísimo Monasterio de Clarisas de la muy ilustre ciudad de
Tarragona.
INTRODUCCIÓN DEL AUTOR
La devoción al Glorioso San Rafael es un medio poderosísimo para alcanzar de Dios
Nuestro Señor bienes espirituales y temporales. Aconsejo a todos los fieles cristianos
que tengan por abogado a este Santo Arcángel, para obtener la salud del alma y el
cuerpo, junto con innumerables bienes y frutos, y la bendición de la Majestad de
Dios, por la intercesión de este poderoso Arcángel, quien tantas señales ha dado a los
mortales de ser el que los favorece ante el Señor; y por tenerle olvidado,
experimentamos notables faltas en muchas cosas, en particular en la salud, y también
viéndose muchas casas ricas, sin sucesión de hijos. Tengan devoción a este soberano
Arcángel y lo obtendrán todo, al ser “Medicina de Dios”. 

Los gloriosos Padres de la Iglesia San Agustín y San Jerónimo afirman que, cuando se
ve una milagrosa curación, fue enviado San Rafael por el Señor, para remedio de
aquella dolencia. No hablo de las curaciones que hizo con la remoción de las aguas en
la piscina de Betesda1, ni las que realizó con Tobías padre e hijo; ni con Sara, esposa
de Tobías hijo, quienes vivieron hasta su quinta generación 2, porque de esto nos
ocuparemos en la Novena. Tampoco diré lo que hizo con el glorioso patriarca San
Juan de Dios, como nos lo refiere en su vida 3, ni lo que hizo con San Pedro mártir, ni
los muchos prodigios que ha hecho, ni los que hará. Sólo diré uno, para gloria de
España, por desgracia desagradecida por el olvido en el que tiene a este Soberano
médico de cámara4 del palacio del Señor:

A la ciudad de Córdoba vino una peste que la llenó de muertes, castigo de la mano de
Dios, de suerte que la mayoría moría sin confesión, porque murieron muchos
confesores y los pocos que quedaron no podían asistir a todos los enfermos.

Andaba entre ellos Fray Simón de Sousa, comendador 5 del convento de Nuestra
Señora de la Merced, quien era devoto de este Soberano Arcángel, demostrándolo no
sólo confesando, sino también dando limosna a los pobres en honor del glorioso
Arcángel.

Mas, traspasado de dolor al ver aquella desdicha, vino de noche al convento y entró
en el coro, e implorando a la Reina de los Ángeles, le pedía enviase a la ciudad al

1
Confrontar: Juan 5, 1-18
2
Confrontar Tobías 3, 16 y siguientes.
3
Visitar: http://www.parroquiasanmartin.com/sanrafaelarcangelysanjuandedios.html
4
Médico que prestaba servicio en el palacio de los reyes. 
5
Prelado de algunas órdenes religiosas, como la de la Merced y la de San Antonio Abad.
“Médico perfecto Rafael”, y a él, que lo favoreciera como su devoto en aquel castigo
del Señor. A estos clamores de Fray Simón no se hizo sordo este poderoso Arcángel,
apareciéndosele y diciéndole estas palabras:

“Yo soy Rafael, que vengo a premiar tu ruego y tu limosna, que a los ojos del Señor
vale tanto como la humildad y la caridad, que por ti ha levantado el azote de su
justicia sobre este pueblo. Dile al obispo que ponga mi imagen en el pináculo de la
torre de la catedral y exhorte a los fieles a mi devoción, y serán aliviados siempre que
a la Reina de los Ángeles pidan la medicina del Señor, y a los que portaren mi imagen
los libraré de todo mal, en particular del demonio Asmodeo 6, príncipe de la lujuria,
pecado por el cual muchas almas pierden la gracia de Dios”.

Todo cuanto le dijo San Rafael a Fray Simón, éste se lo declaró al obispo, quien hizo
cuanto San Rafael pidió, quedando la ciudad libre del azote de Dios. En señal de
profunda gratitud, el obispo instituyó su fiesta el 7 de Mayo. [Actualmente se celebra
en la iglesia universal el 24 de Octubre]. Esto hace con sus devotos este poderoso
Arcángel. Lo mismo hará con nosotros si hacemos lo que debemos, y damos limosna
en honra suya, por la cual obtenemos salud, bienes e hijos, y nos alcanza el cielo. Por
el contrario, el amontonar tesoros no dando a los pobres, sólo nos acarrea tropiezos,
caídas y, lo que es más lamentable, la pérdida de Dios, dejándonos acá los bienes,
que fueron males para nuestra ruina. Tengamos un amigo para todo; no esperemos
hasta el día de la tribulación. Pero, ¿qué día no es de tribulación, en este mísero mar
lleno de tantas olas? Seamos de los barcos que llegan al puerto de salvación y no de
los desdichados que naufragan en el mar profundo del abismo. Con esta devoción
nosotros tenemos un amigo tan fiel y bueno (ya que a él sólo le interesa nuestro
bien), para gozar de la bienaventuranza eterna obtenida por la Preciosísima Sangre
del Cordero Inmaculado.

Yo suplico, Soberano Arcángel, mires el bien mío y el de mi prójimo con aquella


caridad con la que miraste a Tobías y a los demás santos de que queda hecha
mención.

6
Confrontar Tobías 8,1
       ADVERTENCIAS - Forma de hacer esta Novena con mayor perfección y fruto

Lo primero y más principal, es confesarse y comulgar para estar en gracia de Dios,


pues así nos concederá su Majestad, como amigos suyos, los favores que le pedimos
y deseamos. Si por cualquier fuerza mayor esta confesión y comunión no se pueden
hacer el primer día, se puede trasladar a cualquier día de la semana.

Lo segundo y muy esencial, es reavivar en nuestras almas la devoción a la Reina de los


Ángeles, acrecentando así nuestra confianza en su maternal protección, pues todos
los beneficios y favores que Dios da a sus hijos pasan y se distribuyen entre ellos por
las liberales7 manos de su Santísima Madre.

Lo tercero y más propio, es procurar imitar aquellas tan apreciables virtudes que
practicaba el santo Tobías, por las cuales mereció que el Santo Arcángel le concediera
tan singulares favores. Éstas, según las refiere el mismo Santo Arcángel, fueron la
oración, la limosna, el ayuno, la caridad con el prójimo, y la misericordia y piedad con
los difuntos. Estas mismas procurará ejercitar en cuanto pudiera el que hiciere la
Novena, y espere lograr lo que tan cumplidamente logró el mismo Tobías, pues, como
dice la Historia Sagrada, el Santo Arcángel presentó en la presencia del Señor sus
oraciones y ruegos, consiguiendo de Nuestro Señor aún mucho más de lo que
deseaba.

Se puede hacer esta Novena en cualquier tiempo del año, o cuando la necesidad o la
devoción de cada uno le dicte. Por lo que toca a la devoción privada de cada uno,
podrá hacerse la Novena en cualquier día y tiempo del año; y tal puede ser la
urgencia y la necesidad, que se podrá hacer en el espacio de un día en 9 tiempos
oportunos y discontinuos8. También la podrán hacer cuando se ha de emprender un
viaje largo, ya por mar o por tierra, por ser este Santo Arcángel el especial protector
de caminantes. También cuando se pretende tomar estado9, por el singular acierto
que tiene San Rafael en punto tan dificultoso de acertar. En las cobranzas dificultosas
se puede también rogar al Santo Arcángel haciendo su novena, porque fue el más
desinteresado agente en la cobranza de Tobías. Y, sobre todo, en las enfermedades,
porque el nombre de Rafael es lo mismo que “Medicina de Dios”. Y esta eficaz
medicina, la encontrará siempre con seguridad el que con fervor y confianza hiciere la
Novena a este sagrado príncipe y soberano Arcángel San Rafael, procurando hacerla

7
Generosas
8
Que consta de partes o elementos separados.
9
Contraer matrimonio, o ingresar en una Orden religiosa
delante de su imagen, o en la Iglesia en su propio altar, o en su casa delante de una
estampa de su efigie10.

NOVENA DEL GLORIOSO PRÍNCIPE Y ARCÁNGEL SAN RAFAEL


MÉDICO Y MEDICINA DE LOS DOLIENTES,
GUÍA Y DEFENSOR DE LOS CAMINANTES,
ABOGADO Y PROTECTOR DE LOS PRETENDIENTES,
CONSUELO Y ALIVIO DE LOS AFLIGIDOS.
   
Hincado de rodillas, delante de la imagen del glorioso San Rafael, se dará principio a
su Novena con la señal de la Santísima Cruz; y levantando el corazón a Dios, procurar
alentar la confianza y avivar la fe, teniendo presente a toda la corte celestial y la
Reina de los Ángeles como especial abogada nuestra, en cuya presencia con
humildad, dolor y arrepentimiento, hará de todo corazón el acto de contrición.
  
Por la señal ✠ de la Santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios
nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN - PARA TODOS LOS DÍAS

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, mi poderoso Creador, mi dulce Padre
y mi piadosísimo Redentor: Aquí tenéis postrado a vuestros pies a este hijo pródigo,
que tantas veces ha malogrado el patrimonio de vuestra gracia con enormes pecados.

La confusión cubre mi rostro, Dios mío, y apenas me atrevo a levantar mis ojos para
miraros, aterrado con el asombroso número de mis pecados. Mas, ¿a quién iré, bien
mío, sino al que me dio el ser y derramó por mí toda su Sangre? «Sí: me levantaré y
me iré al Padre», os digo como aquel pródigo. A Vos, pues, vengo, con la certeza que
me esperáis con los brazos abiertos para abrazarme y regar con dulces lágrimas mi
cuello. Si para esto queréis también mi llanto, de sangre viva quisiera yo formarlo, y
daros con esto un testimonio de mi verdadero arrepentimiento. Dad Vos, Señor,
firmeza a mis buenos propósitos, para que, dejando ya de ser demonio por los vicios,
sea por las virtudes un Ángel puro, semejante a vuestro querido Arcángel San Rafael.
   
A Vos, pues, me dirijo, Príncipe gloriosísimo y Ángel de la salud Rafael, para que, a la
vista de vuestras virtudes y excelencias, salga yo con vuestra protección del abismo
de mis vicios y miserias, y merezca con esto el favor que solicito en esta Novena, y

10
Imagen o representación de una persona, generalmente reproducida en una pintura o una escultura.
que espero de aquella vuestra gran clemencia y fondo de caridad, que forma vuestro
carácter. Amén.

(Comenzar directamente con el día de la Novena)

  DÍA PRIMERO
SAN RAFAEL, GRAN PRIVADO11 DEL REY SUPREMO

Para formar el debido concepto de la íntima privanza y especial predilección con que
honra a San Rafael el Rey Supremo, basta considerar la alta cumbre de honor a que le
ha elevado. Mas ¡oh, qué altura de honor tan asombrosa! El menor de los Ángeles
ocupa ya un trono incomparablemente más excelso y brillante que el mayor de los
monarcas de la tierra: ¿cuál, pues, será la elevación de un Espíritu que se eleva sobre
millares de millones de Ángeles, por ser uno de los siete supremos Magistrados que
honran y decoran el celestial imperio?
    
Él mismo reveló por su propia boca a los dos Tobías esta tan sublime preeminencia
cuando les dijo: «Yo soy el Ángel Rafael, uno de los siete que estamos delante del
Señor”12, esto es, uno de los siete más allegados a su Augusto Solio, prontos a
desempeñar las comisiones con que los honra como a sus más íntimos privados.
   
Y de aquí es que, del incalculable número de Ángeles (que, como dice Santo Tomás
con el Areopagita13, es mucho más crecido que el número de todos los otros seres
justos), sólo de San Rafael y de otros dos espíritus angélicos [Gabriel y Miguel] ha
querido Dios dar cierta e individual noticia a los mortales; que, por esto, sólo de estos
tres celebra en particular su fiesta la Iglesia. ¡Oh excelencia de San Rafael,
verdaderamente admirable!
   
Medítese un poco, y pídase el favor que se desee alcanzar.

COLOQUIO
¡Qué grande os hizo, sublime San Rafael, la poderosa diestra del Altísimo! ¡Ay! Yo
quiero levantar la vista al refulgente solio de vuestra gloria, pero los vivos rayos de
brillante luz que os rodean, deslumbrarían y obligarían a cerrar mis endebles ojos,
pues Vos sois uno de aquellos siete supremos senadores que le forman, al Rey
inmortal e invisible, su más secreto gabinete, y que, a la manera de inextinguibles
antorchas, arden y brillan sobre los siete candeleros de oro que vio San Juan en el
11
Persona que tiene privanza, es decir, gran preferencia de un Rey o príncipe.
12
Confrontar Tobías 12, 15-17
13
Pseudo Dionisio Areopagita, teólogo y místico bizantino.
Apocalipsis delante del Cordero de Dios. A Vos dirige con dulce Majestad sus
cariñosos ojos el Rey de la gloria, haciéndoos, con los reverberos 14 de su luz eterna e
increada, un fidelísimo espejo de su hermosura.
A Vos confía aquellos profundos arcanos15 que no es lícito hablar al hombre, y como a
su apreciado valido16, os concede todas las gracias con que, como Ángel de la caridad,
queréis socorrer a los afligidos mortales.
   
Ya que tan grande sois, y tanto priváis con el Rey de Reyes, sacadme de mi pequeñez
y miseria, y alcanzadme de su Divina Majestad, que se eleve mi espíritu a las cosas
celestiales y eternas, en cuya comparación todas las grandezas y pompas de este
mundo no son más que vanidad y aflicción de espíritu. Y para más obligaros, unido mi
espíritu con las tres Jerarquías de los Ángeles, saludo a la Sacrosanta e individua
Trinidad con tres Padrenuestros, tres Avemarías y un Gloria.

   
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Santísimo Príncipe de la gloria y poderoso Arcángel San Rafael, grande en los bienes
de la naturaleza, grande en los dones de la gracia, grande en el ardor de la caridad,
grande en el resplandor de la sabiduría, grande en la piedad con los hombres, grande
en el poder contra los demonios, grande en la dignidad, grandísimo en la humildad,
medicina de Dios, médico de la salud, príncipe de los médicos, perfecto en las
curaciones, salud de los enfermos, luz de los ciegos, gozo de los afligidos, custodia de
los caminantes, guía de los peregrinos, maestro de los que desean la perfección;
protector de la virtud, celador de la gloria de Dios, ensalzador de la limosna, del
ayuno y la oración:

Te ruego, piadosísimo príncipe, por aquella caridad con que acompañaste a Tobías
hijo, guardándolo de muchos peligros, librándolo a él, y a Sara su esposa, de aquel
cruel demonio Asmodeo, y sanando al anciano Tobías de la enfermedad que padecía
en sus ojos, y llenando su casa y familia de muchos hijos y bienes, me asistas en las
enfermedades, me acompañes en los caminos, y me defiendas del pecado de la
impureza, para que, viviendo castamente en esta vida, merezca ver la luz de Dios en
la eterna; y también os suplico me alcancéis lo que pido en esta Novena, si es para
mayor gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.

14
Objeto en el que brilla y resplandece fuertemente la luz y la refleja.
15
Profundos secretos
16
Persona que tiene el favor y la confianza de un soberano, y extraordinaria influencia en las decisiones de éste.
Después, alentando cuanto pudiere la confianza con las palabras que a cada uno le
dictare su afecto, le volverá a pedir a San Rafael el favor que desea conseguir.

Y luego, para conmover más a Dios, pondrá por Intercesora a la Reina de los Ángeles,
con la siguiente oración:
ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN

¡Oh soberana Reina de los cielos y Señora de todos los nueve coros, María Santísima,
digna Madre de mi Señor Jesucristo, templo vivo de la Divinidad, depósito de los
tesoros de su gracia, principio de nuestro remedio, restauradora de la universal ruina
del linaje humano, nuevo gozo de los santos, gloria de las obras del Altísimo y único
instrumento de su omnipotencia!

Te reconozco por Madre dulcísima de misericordia, refugio de los miserables, amparo


de los pobres, consuelo de los afligidos, y todo lo que, en ti, por ti y de ti confiesan los
espíritus angélicos y los santos, todo lo reconozco; y lo que en ti y por ti alaban a la
Divinidad y la glorifican, todo lo alabo y glorifico, y por todo te bendigo, magnifico,
confieso y creo.

Y, pues, el Poder Divino convida a todos los pobres desvalidos, ignorantes, pecadores,
grandes, pequeños, enfermos, flacos y a todos los hijos de Adán, de cualquier estado
y condición, prelados y príncipes, superiores e inferiores, para que vengan por su
remedio, a Su infinita y liberal Providencia, por la intercesión de la que dio carne
humana al Verbo, porque sola Ella es poderosa para solicitar nuestro remedio y
alcanzarle: por tanto, sagrada Reina de todas las jerarquías, os pido y suplico, en
nombre de todas ellas, nos alcancéis de vuestro querido Hijo la exaltación de su Santo
Nombre en todas las partes del mundo, la salud espiritual de todas las almas, la
destrucción de las herejías, la ruina del soberbio príncipe de las tinieblas, la universal
extensión de la Santa Iglesia y la paz y concordia entre los príncipes cristianos, para
que todos eternamente alabemos al Santo Nombre de Jesucristo, a quien sea la gloria
por infinitos siglos de los siglos. Amén.   

(Terminar con los Gozos, ver al final)


DÍA SEGUNDO
SAN RAFAEL, CELADOR DE LA HONRA DE DIOS

El alto grado de gloria al que elevó el Todopoderoso a San Rafael, es una prueba
cierta del ardiente celo con que, en el día primero del mundo, defendió la honra del
Altísimo, inicuamente17 ajada18 por el príncipe de la soberbia Lucifer, cuando con
impotente orgullo quiso éste fijar su trono sobre el Monte del Testamento, elevarse
sobre los astros del cielo, y arrogarse19 la gloria del Altísimo.
   
Él fue, entonces, uno de los más valientes campeones, que, al lado del grande Miguel,
sostuvo los derechos del Sumo de los Reyes, y con el rayo de la verdad, vibrado por su
fulminante boca, lanzó a los abismos a aquel dragón horrible y todos sus secuaces.

Este celo de la divina gloria es el resorte que da impulso a todas sus acciones; y aun
en los continuos actos de bondad y misericordia con que socorre a los hombres, lejos
de buscar su propia gloria, no se propone otro objeto sino que los favorecidos
bendigan, alaben y glorifiquen al Señor. Ésta es la única recompensa que exigió por
los imponderables beneficios que había dispensado a los dos Tobías: «Bendecid -les
dijo-  al Dios del Cielo, y publicad su gloria delante de todos los vivientes, por haber
usado para con vosotros de su misericordia».
   
Medítese un poco y pídase el favor que se desee alcanzar.
   
COLOQUIO
¡Cuán feliz sería yo, celosísimo San Rafael, si llegase a imitaros en el celo de la honra
de Dios! Vuestra angelical esencia es un volcán de amor divino, y este fuego de amor
es el que levanta allí la llama de vuestro celo. Quien ama, olvida sus propios intereses
y no conoce más anhelo que los que se dirigen a provecho y gloria del amado. Vos,
que tanto ardéis en incendios de amor seráfico, sólo respiráis llamas de inflamado
celo por la gloria de vuestro amado Dios.
   
Mas yo, ¿qué celo puedo tener de esta honra, cuando mi corazón para con Dios
17
Inicuo: Perverso, ignominioso, infame, injusto, malvado, pérfido, vil
18
Ajado, de ajar: Tratar a una persona mal verbalmente para humillarla
19
Tomar para sí una facultad o un derecho indebidamente
vence en frialdad y dureza al insensible mármol? Todo concentrado dentro de mí
solo, vengo a ser el ídolo de mí mismo, en cuyas solas aras 20 quemo todos mis
inciensos.

Mis pensamientos, mis afectos, mis obras, sólo se dirigen a contemporizar mi amor
propio, procurando de mil maneras la satisfacción de todas mis inclinaciones y
antojos, aunque para esto sea preciso ofender e insultar a mi Criador, violando su ley
en su presencia. No sé mirar la más leve injuria que se me haga, sin amotinarse de
inmediato mis pasiones; y miro con indiferencia y sin dolor las innumerables ofensas
que se hacen sin cesar al Dios de la Majestad y de la gloria. Qué contraste, ¡ardiente
San Rafael, entre mi frialdad y vuestro celo! Curadme ¡Oh Médico celestial, de
enfermedad tan oprobiosa! Y para más obligaros, unido mi espíritu con las tres
Jerarquías de los Ángeles, saludo a la Sacrosanta e individua Trinidad con tres
Padrenuestros, tres Avemarías y un Gloria.
  
(Todo lo demás como el día primero)

  
DÍA TERCERO
SAN RAFAEL, PROTECTOR DE LA PUREZA

Aunque la pureza sea blasón21 común de todos los Ángeles, por ser puros espíritus y
carecer, por lo mismo, de esta grosera y corruptible masa de carne que agrava a
nuestra triste alma, sin embargo, ella pertenece y distingue de un modo especial al
purísimo Rafael, por cuyo motivo es considerado por especial protector de la
castidad. Él es quien ata, sujeta y confina al infernal Asmodeo, que es el porta-
estandarte de la lujuria.
   
Efectivamente, leemos en la Sagrada Escritura que San Rafael libró a Sara, hija de
Ragüel y Ana22, de la obsesión de aquel inmundo demonio, que le había ya muerto
siete maridos, en quienes había atizado antes el hediondo fuego de la lujuria. Pero la
protección del grande San Rafael escudó al joven Tobías, y lejos de permitir a aquel
impuro espíritu que le asestase sus tiros como a los demás maridos de Sara, «le
atrapó -dice la Escritura- y le amarró en el desierto del alto Egipto». Así es que este
angélico protector de la pureza quita las fuerzas al demonio tentador, y corona de
20
Altares
21
Escudo de armas
22
Confrontar Tobías 3, 7
triunfos a los que reclaman su auxilio en las arduas y siempre temibles batallas con
que pretenden los demonios conquistar el preciosísimo tesoro de una virtud tan
bella, como fácil de perderse.
    
Medítese un poco y pídase el favor que se desee alcanzar.
COLOQUIO
Purísimo San Rafael, ¡Oh, cuán enamorado os contemplo de la fragantísima azucena
de la pureza! ¡Con qué ahínco, y con cuán sabias y oportunas instrucciones
procurasteis a inspirarla a vuestro querido Tobías, pintándole la brutal condición de
aquellos infelices que, a la manera del caballo y el mulo, corren precipitados a
disfrutar unos placeres que, gustados, acarrean la muerte23!
    
Ángel de la pureza, interesaos también en mi ayuda, sostenedme en mis choques y
esgrimid la espada de vuestra irresistible virtud contra los infernales enemigos, que
con incesantes y porfiados ataques pretenden abrir brecha en mi corazón, para
hurtarme aquella preciosa joya que forman las delicias del Hijo de la Virgen.
   
Mirad que son muchos y muy temibles los enemigos que se han aliado con cruel
mancomún contra de mí: el mundo, con mil aparatos lisonjeros; mi propia carne, con
sensaciones tan halagüeñas como traidoras; todo el Infierno, con innumerables
artimañas; todo, Santo mío, conspira a triunfar de mi constancia en ser puro.

¿Qué haré, triste de mí, que no soy sino imbecilidad y flaqueza, sino sucumbir y
perderme? Precisa me será una mano tan robusta como la vuestra, para sacarme
airoso y triunfante. Esta mano, pues, pido; ésta deseo, y su favor espero. Y para más
obligaros, unido mi espíritu con las tres Jerarquías de los Ángeles, saludo a la
Sacrosanta e individua Trinidad con tres Padrenuestros, tres Avemarías y un Gloria.  

(Todo lo demás como el día primero)

DÍA CUARTO
SAN RAFAEL, AMIGO DE LAS OBRAS DE MISERICORDIA

Otro de los timbres que más ilustran y engrandecen a San Rafael, es aquel vivo
empeño en atender y recompensar las obras de misericordia con que los hombres se
socorren unos a otros, y especialmente la limosna. Su genio tierno, benéfico y
23
De la Traducción original en la Biblia Vulgata, Tobías Capítulo 6, Versículo 17: “Aquellos, pues, que abrazan el
matrimonio de manera que echan a Dios de sí y de su ánima, y se entregan a su pasión como el caballo y el mulo, que
no tienen entendimiento; sobre los tales, tiene potestad el demonio”.
bondadoso, le hace mirar con fino cariño a cuantos congenian con él en la piedad y
misericordia.
   

Aquel héroe de la caridad para con los vivos y difuntos, el anciano Tobías, ¿qué
beneficios no recibió de la mano de este generosísimo Príncipe? Cuando él distribuía
con franca mano su pan a los pobres; cuando interrumpía su comida y se desprendía
del descanso del sueño nocturno para dar sepultura a los muertos; cuando, en fin,
desplegaba de mil modos su caritativo pecho en beneficio de sus concautivos
hermanos, San Rafael vigilaba solícito, atendiendo con dulce complacencia estos
actos de misericordia, presentándolos en copa de oro ante el acatamiento del Dios de
las misericordias. ¿De qué bienes enseguida no colmó su persona, su casa y su
familia? La visión que había perdido, riquezas, consuelo, larga vida, toda clase de
prosperidades fueron la recompensa, que con su benigna aparición le negoció al
Santo Tobías. Tanto como éste, ama San Rafael la misericordia.
   
Medítese un poco y pídase el favor que se desee alcanzar.
   
COLOQUIO
Misericordioso San Rafael, yo no sé ver en Vos sino la más cabal y exacta imagen del
Padre de las misericordias y Dios de toda consolación. A imitación suya, no contento
con favorecer Vos a vuestros queridos hombres, formáis un empeño de que ellos se
favorezcan recíprocamente.

Mientras que Vos estabais acumulando mil importantes beneficios sobre las dos
casas de Ragüel y Tobías, inculcabas con estilo enérgico el ejercicio de la limosna y
demás actos de beneficencia: «Mejor es –decíais- la limosna, que almacenar tesoros
de oro. Ella es la que preserva de la muerte; ella la que limpia los pecados, y el más
seguro garante de la misericordia de Dios y de la vida eterna»24.
   
¡Ay de mí!, que tengo un corazón tan de piedra para con mis hermanos. Todo miel y
regalo para conmigo, reservo la hiel y los ajenjos25 para los otros; y antes de
arrostrar26 la menor incomodidad, sufriré que perezca de hambre un infeliz. ¿Cómo
podréis Vos mirarme con buen ojo? No, no es vuestra protección para los insensibles
y crueles. Rogad pues a Dios, mi amado Arcángel, que sensibilice mi corazón, para
que, a ejemplo vuestro, me haga todo para todos, ejercitándome en adelante en
24
Confrontar Tobías 12, 7-16
25
Hierba amarga
26
Soportar una situación, persona o una cosa desagradables 
todas las obras de misericordia. Esta es la merced que hoy os pido. Y para más
obligaros, unido mi espíritu con las tres Jerarquías de los Ángeles, saludo a la
Sacrosanta e individua Trinidad con tres Padrenuestros, tres Avemarías y un Gloria.  

(Todo lo demás como el día primero)


DÍA QUINTO
SAN RAFAEL, ABOGADO DE LA ORACIÓN

Es increíble la complacencia que perciben los Santos Ángeles en las oraciones que
dirigen los hombres al Omnipotente. Por esto se nos describen en el Apocalipsis con
copas de oro en sus manos llenas de aromáticos olores, que, como allí mismo se dice,
son las oraciones de los Santos, que ellos presentan como fragantes timiama 27 ante el
inaccesible Altar de la tremenda y centelleante Divinidad.
   
Pero además de este amoroso anhelo, con que todas las inteligencias angélicas
generalmente miran y protegen la oración, tenemos datos particulares del especial
interés que toma en ella el gran San Rafael. Desde los altos cielos parece está
continuamente atalayando28 para ver y descubrir los hombres de oración y ofrecer
sus preces al Altísimo en favor de ellos: «Cuando tú orabas con tierno llanto, yo fui
quien ofrecía a Dios tu oración»29. Así amorosamente lo manifestó a Tobías. Y no hay
duda que hará lo mismo con cuantos se dediquen con esmero a la oración,
especialmente si invocan su auxilio con fervor y alentada confianza; que por esto
considera la Iglesia está de pie con el incensario en la mano delante del ara del
Templo, siempre en actitud de ofrecer a Dios el oloroso perfume de nuestras
oraciones.
   
Medítese un poco y pídase el favor que se desee alcanzar.
   
COLOQUIO
Ya que sois, excelso Príncipe San Rafael, el abogado y promotor de la oración,
alcanzadme de Dios el espíritu de esta virtud elevadora, que transforma los hombres
en Serafines. Ella es la que corre la cortina a los sublimes espectáculos de la
eternidad; entabla una amistosa correspondencia entre Dios y el hombre; da al alma
alas de paloma, con que se traslada en un momento desde el abismo de la nada hasta
el refulgente solio de la divinidad; enerva 30 la fuerza tirana de las pasiones; corrige los
vicios, da vida a las virtudes, hace llover del cielo muy salubres destellos en toda

27
Sustancia olorosa reservada al culto divino entre los judíos.
28
Examinar, vigilar el terreno o el mar desde una atalaya o un lugar alto
29
Confrontar Tobías 12, 7-16
30
Debilita
suerte de favores; ella, en fin, enciende en el alma aquella dulce y vehemente llama
que, limpiándola de toda escoria de terrenos afectos, la eleva a los místicos óculos 31 y
abrazos del Dios del amor puro, hasta unirla y hacerla un mismo espíritu con Él.

Ella, pues, formará en adelante mis delicias, dedicando a su ejercicio tantas horas
como hasta aquí se me ha llevado la ociosidad y unas tareas vanas y aun
perjudiciales. Estos son mis propósitos. Vos que sois el amigo de la oración, suplicad
al Señor, que me dé la gracia de saber ponerlos en obra. Así lo espero de vuestra
generosa condición. Y para más obligaros, unido mi espíritu con las tres Jerarquías de
los Ángeles, saludo a la Sacrosanta e individua Trinidad con tres Padrenuestros, tres
Avemarías y un Gloria.  
 
(Todo lo demás como el día primero)

DÍA SEXTO
SAN RAFAEL, CONDUCTOR DE LOS CAMINANTES

Pasma verdaderamente la cariñosa solicitud que manifestó el gran San Rafael en


ofrecerse por compañero de Tobías, y seguirle en todos los puntos de su famoso viaje
y peregrinación.
   
Disimulando la alta dignidad de su carácter y transformado en un joven viajero con el
nombre de Azarías, para hacerse más franco y familiar, ¿qué dulzura no usa en su
trato?, ¿de qué riesgos no le preserva?, ¿qué bienes no le alcanza?, ¿y qué saludables
preceptos y máximas no le inspira?
   
De esta manera, mientras es su guía y conductor por los caminos de la tierra, es al
mismo tiempo un sabio mentor32, que le ilustra e instruye, enseñándole el verdadero
camino que lleva a la eterna vida. Y verdaderamente, como dice San Gregorio,
«mientras vivimos en el mundo estamos como en camino, con que nos dirigimos a la
Patria; que por esto somos llamados viadores».
   
¡Dichoso y afortunado el hombre que, desviándose del camino de la iniquidad y
perdición, elige aquel que guía a la morada feliz de los bienaventurados! ¡Y mil veces
también dichoso el que logra para esto un conductor tan diestro y eficaz como San
Rafael! Seguro podrá estar, con tan buen compañero, de no tropezar en los continuos

31
Ojos
32
Consejero o guía de una persona
obstáculos que se atraviesan por este camino, y llegar prósperamente al fin de tan
crítica e interesante jornada.
   
Medítese un poco y pídase el favor que se desee alcanzar.
   

COLOQUIO
A Vos invoco, dulcísimo San Rafael, mientras que voy viajando por la peligrosa carrera
de esta frágil y deleznable vida. Pero, más tímido e inexperto que el joven Tobías,
preciso será que os dignéis asirme de la mano, para que no dé en algún horrible
precipicio. Por todos los puntos de este camino hay ladrones y asesinos, que están
continuamente asechando, para hurtarme el oro de las virtudes y hasta la vestidura
de la gracia, y quitarme con esto la vida del alma, que es la única verdadera vida.

Se hallan con frecuencia caminos espaciosos y amenos, cubiertos de flores y de varios


hechizos a que se nos llama con mil lisonjeros atractivos de honras, riquezas y
placeres. De otra parte, se presentan lugares desiertos, montes escabrosos y
ardientes arenales, que ponen miedo y horror de solo verlos.

¡Cuán fácil es atendida nuestra innata propensión a lo agradable, andarse por los
caminos deliciosos, y volver las espaldas a los arduos! Y sin embargo estos son, en
boca de la Verdad Eterna, los que guían a la vida, mientras que aquéllos tienen por
remate la muerte en la sombría región del llanto sempiterno. Tenedme, pues,
siempre de la mano, Santo Ángel conductor, y obligadme, aunque me cueste la vida,
a seguir siempre los que tienen por término la eterna vida. Y para más obligaros,
unido mi espíritu con las tres Jerarquías de los Ángeles, saludo a la Sacrosanta e
individua Trinidad con tres Padrenuestros, tres Avemarías y un Gloria.  

(Todo lo demás como el día primero)

  
DÍA SÉPTIMO
SAN RAFAEL, LIBERTADOR EN LOS PELIGROS

De ningún otro de los espíritus angélicos refiere la Sagrada Escritura tantas


particularidades y pormenores como de San Rafael. La historia de Tobías no parece
también sino la historia de este bondadosísimo Arcángel. Allí, pues, se descubre su
sabiduría y prontitud en librar de los peligros al hijo de aquel héroe.
  
Un pez descomunal sale del fondo del rio Tigris, y va con furia a tragar a Tobías hijo,
mientras que éste quería lavarse los pies. Asustado y atónito el joven grita con alta
voz al Arcángel: − «Señor, mirad que me acomete». − «No te asustes -le
responde- antes bien agárralo por la agalla, y échalo en la tierra». Así lo hizo
impávido; y lo que al principio causó susto y sobresalto, fue después origen de
imponderables ventajas.
Con no menos prevención libró al mismo, y a su esposa Sara, del inminente riesgo de
la crueldad del demonio, enseñándoles el medio con qué precaverse de su furor, y
hacerse invulnerables a sus tiros.
   
Y si pudiésemos abrir aquí los anales 33 de la Iglesia, ¿no hallaríamos innumerables
testigos del pronto auxilio que experimentaron, invocando a San Rafael en sus
peligros? Acudamos, pues, a él con viva fe y será nuestro fiel libertador de cuantos
males pueden amenazarnos.
     
Medítese un poco y pídase el favor que se desee alcanzar.

COLOQUIO
Con tantas voces quisiera aquí llamaros, mi amado San Rafael, cuantos son los
innumerables peligros que me rodean: Peligros de salud, peligros de la fama, peligros
de los bienes de fortuna, peligros en la soledad, peligros en las concurrencias y falsos
hermanos, peligros en el mar, peligros en la tierra, peligros de cuerpo y, lo que es más
sensible y aún más frecuente, peligros del espíritu.
   
¡Oh con cuánta propiedad mostró Dios al gran San Antonio Abad este mundo como
un campo vastísimo, todo sembrado de lazos y peligros! ¿Qué vigilancia no se
necesita para poner el pie en punto seguro? ¿Qué astucia y valor, para no ser presa
de nuestro adversario el diablo que, como león bravo, da con feroz rugido mil vueltas
a nuestro rededor para devorarnos? ¿Qué superioridad de espíritu, para no sucumbir
a la fuerza dominante de unas costumbres perversas, que tanto se han generalizado
en nuestros días con vil dispensación de la divina Ley?
  
Casi cuanto vemos, cuanto oímos, cuanto gustamos, cuanto, en fin, está cerca de
nosotros, compromete nuestra seguridad, y pone en contingencia nuestra salvación.
   
Vos, pues, que tanto os distinguís en preservar de los peligros a los que os invocan,
sedme presente en mis apuros, protegedme, cubridme, salvadme y no me
33
Libro en el que se relacionan año por año los acontecimientos más importantes.
desamparéis hasta ponerme en la excelsa región de la imperturbable seguridad. Y
para más obligaros, unido mi espíritu con las tres Jerarquías de los Ángeles, saludo a
la Sacrosanta e individua Trinidad con tres Padrenuestros, tres Avemarías y un Gloria.

(Todo lo demás como el día primero)

DÍA OCTAVO
SAN RAFAEL, AUXILIO CIERTO EN LAS NECESIDADES

También se atraen los solícitos desvelos de San Rafael la provisión de los socorros
materiales que necesitamos para pasar esta miserable vida, si lo que pedimos no es
para prodigarlo a la satisfacción de nuestras desordenadas pasiones, sino para el
decente sustento, socorro de los pobres y mayor gloria de Dios. Testigo de esta
verdad será en todos los siglos la casa de Tobías, para quien no sólo fue el mismo
arcángel en persona a cobrar la considerable suma de diez talentos de plata que le
adeudaba el buen Gabelo, vecino de la ciudad de Ragés, en Media; más aún:
enriqueció su casa con la mitad del opulento patrimonio de Ragüel, y aún con todo el
patrimonio entero, seguida la muerte de este virtuoso varón.

Esta misma generosa providencia mostraría a los necesitados, si con los fines arriba
indicados, depositasen en él toda su confianza, como lo han experimentado muchos
otros, recurriendo a este tesoro del gran Rey con viva fe e inflamada devoción.

Enciéndase, pues, en nuestro pecho, la viva llama de nuestro afecto y confianza; y


desde luego, nos inundarán las efusiones de generosidad y bizarría con que este
Arcángel de la conmiseración nos auxiliará en todas nuestras necesidades.
   
Medítese un poco y pídase el favor que se desee alcanzar.

   
COLOQUIO
Benéfico y próvido San Rafael, pues que tantas pruebas de socorro habéis dado en
todo tiempo, a vuestra providencia me asilo para que me alcancéis todo cuanto me
sea menester para pasar en tranquila paz y decencia esta breve y fugitiva vida.
  
No pretendo montañas de oro para fijar sobre su cumbre un trono a mi soberbia, sino
precisamente aquello que Vos, ilustrado con los rayos de la eterna luz, sabéis que me
conviene para mi manutención y otros fines de la Divina gloria.
  
Pero los bienes de que con más ahínco os suplico me proveáis, son los bienes del
alma, en cuya comparación, según expresión del Sabio, la plata no es más que lodo, el
oro sino despreciable arena, y todas las riquezas no merecen otro nombre que el de
nada.
 

¿De qué me serviría que montes de oro precediesen mi carro triunfal, como al de
Pompeyo, si en remate quedase privado para siempre de las verdaderas riquezas, de
que hace magnifica ostentación el Rey inmortal de los siglos, en aquel brillante Reino,
que mide su duración con la eternidad? ¿Seré tan loco como Esaú, que por un
puñado de legumbres venda tan rico patrimonio? No, no, Santo mío. Lo que primero
pido es el Reino de Dios y su justicia; y lo demás sólo por añadidura. Esto espero de
Vos. Y para más obligaros, unido mi espíritu con las tres Jerarquías de los Ángeles,
saludo a la Sacrosanta e individua Trinidad con tres Padrenuestros, tres Avemarías y
un Gloria.  
 
(Todo lo demás como el día primero)

DÍA NOVENO
SAN RAFAEL, MÉDICO DE NUESTRA SALUD

Si bien en todo género de urgencias se ha mostrado siempre San Rafael un dulce


amigo de los hombres, lo que más peculiarmente le distingue y caracteriza, es el
oficioso anhelo con que se interesa en curar nuestras enfermedades. Su nombre es ya
su más completo elogio, pues Rafael significa «Medicina de Dios».

¿Qué enfermedad habrá tan renitente 34, que no ceda a tal medicina y a tal médico?
Cede, en efecto, la ceguera de Tobías; cede la obsesión de Sara; cede la devorante
melancolía de Ana y Ragüel; toda aflicción, en fin, toda dolencia, cede. Persuadida la
Iglesia Santa de esta verdad consoladora, invoca en las enfermedades de sus hijos a
este Ángel de la Piscina, como al único instrumento de que se vale Dios en todas las
curaciones milagrosas, como dicen los Santos Padres Gregorio y Agustín.
   
La ciudad de Córdoba, con sólo acudir a este Medico celestial, y colocar su imagen en
el pináculo de su catedral, vio cesar repentinamente una peste asoladora, que iba
acabando con todos sus vecinos, sembrando por todo el territorio el llanto, el luto y

34
Resistente
la orfandad. ¿Qué beneficios no recibió de San Rafael, aquel inmortal héroe de la
caridad con los enfermos, San Juan de Dios, hasta llegar a verle, con hábito de su
Orden religiosa, servir y curar a aquéllos, y tenerle por compañía en su agonía en la
última hora de su vida? Acudamos pues a él con viva fe, y sanará nuestras
enfermedades.
   
Medítese un poco y pídase el favor que se desee alcanzar.
    

COLOQUIO
Sapientísimo Médico del Cielo y piadoso Príncipe San Rafael, ¡qué tiernos son
vuestros afectos, y cuán fino y dulce vuestro amor, pues tanto interés tomáis en
consolar y aliviar a los afligidos dolientes que yacen sobre el lecho de su dolor!
   
Ya, pues, que tan tierno sois, y tan piadoso, a Vos pido y de Vos espero la salud de
cuerpo, para poder trabajar continuamente a gloria del Creador, y bien de sus
criaturas.

Pero, ante todo, os suplico miréis con ojo compasivo las innumerables enfermedades
de que adolece mi alma: ¡Oh qué campo tan ancho ofrecen éstas a vuestra
compasión y misericordia!

La hinchazón de la soberbia me tiene todo entumecido, la comezón de la codicia me


irrita; la maligna calentura de la lujuria me enciende; la inflamatoria ira me agita; la
sedienta gula me embrutece, el tétrico humor de la envidia me tiene pálido y afilado,
y la gota de la pereza me tiene del todo paralizado. Tantos, tan graves, y tan
inveterados35 males, sólo la medicina de Dios podrá curarlos.

Vos pues, a quien honra el Todopoderoso con tan interesante dictado, enterneceos
sobre tan horroroso cúmulo de males, curando las dolencias de aquellos vicios
capitales con los medicamentos de las virtudes opuestas. Éste es el fruto especial que
deseo alcanzar por vuestra mediación en esta Novena, pues él sólo me asegura la
salud eterna de la gloria. Y para más obligaros, unido mi espíritu con las tres
Jerarquías de los Ángeles, saludo a la Sacrosanta e individua Trinidad con tres
Padrenuestros, tres Avemarías y un Gloria.  

(Todo lo demás como el día primero)

35
Antiguos o arraigados 
GOZOS EN HONOR A SAN RAFAEL ARCÁNGEL
  
De Dios íntimo privado
y su Ministro escogido:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!
    
Tú eres en Naturaleza
un puro espíritu, y tal,
que en la Corte Celestial
descuella tu grande Alteza;
al sol vences en belleza,
del eterno Sol bañado:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!
   
En aquella antigua lid,
en que el valiente Miguel
ajó al soberbio Luzbel,
fuisteis invencible adalid36.
Tropas del abismo, huid,
pues ambos os han hollado37:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!
   
De los siete más vecinos
al trono augusto de Dios
por uno os cuentan a Vos
los oráculos divinos.
36
Persona que actuaba como caudillo o jefe de un grupo de soldados o guerreros.
37
Pisado
Nuestros discursos mezquinos
vencen tan noble dictado:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!

    Principado en dignidad,
en las luces Querubín,
en las llamas Serafín,
y Trono en la majestad,
reúnes la autoridad
del Angélico Senado:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!
    
Aunque tan grande en el Cielo
del hombre no os desdeñáis:
de allá a la tierra bajáis
para su guía y consuelo.
De Dios tomando el modelo
a nadie os negáis, llamado:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!
   
Por Vos Tobías el mozo
libre de un susto mortal
halló bienes sin igual,
halló mujer, halló gozo.
Por Vos llena el alborozo
a Ragüel, su suegro amado:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!
   
Sara, antes entristecida
con siete maridos muertos
(Por ti echado a los desiertos
Asmodeo), vuelve a vida,
y a un santo marido unida
prole feliz le has logrado:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!

Tú, de Gabelo el dinero,


para Tobías cobraste;
tú siempre caudal hallaste
al que te ama con esmero.
Siempre en ti un fiel tesorero
halla el bien intencionado:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!
   
Tú a Tobías el mayor,
ya de muchos años ciego,
con hiel de un pez diste luego
de la vista el resplandor.
Loa38 el anciano al Señor
y ve al hijo suspirado:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!
   
Tú ofreces en copa de oro
al gran Rey de la alta Sión
la limosna, la oración
y del pecho humilde el lloro.
La piedad es tu decoro
y hacer bien al angustiado:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!
   
Ángel de salud te llama
la Iglesia, la cual opina
que el Ángel de la Piscina
eres tú: y quien a ti clama
38
Alaba
de tu caridad la llama
presto siente remediado:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!

Ya tu nombre mismo expresa


que eres de Dios medicina;
de socorro rica mina
todo el mundo te confiesa.
¡Feliz el que te profesa
un amor fiel y alentado!
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!
   
No es Córdoba solamente
la que, por ti apadrinada,
se vio pronto libertada
de un contagio pestilente:
A cualquiera edad y gente
la salud has alcanzado:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!
    
Pues siempre das grato oído
al que te llama confiado:
¡Rafael, de Dios querido,
Dad la salud, invocado!
  

ANTÍFONA
Príncipe gloriosísimo San Rafael Arcángel, acuérdate de nosotros, y aquí y en todo
lugar ruega siempre por nosotros ante el Hijo de Dios.

℣. Estaba junto al altar del templo el Ángel.


℟. Teniendo en su mano un incensario de oro.
  
ORACIÓN
¡Oh Dios! Que has dado a Tobías, tu siervo, al bienaventurado Arcángel San Rafael
como compañero para el viaje, concédenos la gracia, a quienes también somos tus
siervos, que también podamos ser protegidos por su vigilancia y fortificados por su
ayuda. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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