Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Bosques
La cobertura forestal de la República Dominicana es ya escasa. Las principales masas
forestales se encuentran en nuestras montañas y en mucha menor medida en la llanura
litoral y en los valles. La depredación de los bosques es una constante, bien para vender la
madera, para plantar conucos o para hacer carbón. Esta es la realidad, la cual contrasta con
los datos que pretenden que nuestro país maneja adecuadamente sus recursos forestales.
Nada más lejos de la realidad y las constantes protestas del sector ambiental ante la desidia
de las administraciones en cuanto a la deforestación se refiere, es una buena prueba de lo
que estamos viviendo.
De los tres medios citados de explotación que dañan irreparablemente los bosques, los más
extendidos en nuestro país son la fabricación de carbón y la conuquización.
Por otro lado los responsables de la fabricación y comercialización del carbón manejan sus
actividades con la más absoluta impunidad. El trasiego de carbón entre República
Dominicana y Haití es diario, sin que se ponga freno a la situación. Se victimiza a los
haitianos de la situación como ejecutores de las talas y quemas, pero todos saben que estos
elementos trabajan para dominicanos en la mayor parte de los casos. La corrupción es una
de las grandes responsables de esta situación, pues el negocio del carbón compra
voluntades desde la base hasta la cúpula de las instituciones.
La pobreza en que vive gran parte de la población dominicana es penosa, realmente; las
zonas económicamente deprimidas en los campos dominicanos son una constante que
rompe el corazón a quienes la tenemos que observar casi a diario. Pero la solución jamás
será permitir que afronten el problema inmediato de solucionar sus carencias económicas
con prácticas depredadoras que anulan absolutamente la posibilidad de que sus
protagonistas tengan un futuro. Se deben buscar alternativas desde el Estado para apoyar la
supervivencia y el crecimiento económico e intelectual de las gentes pobres que en la
República Dominicana, quienes realmente, son legión. Pero siempre desde conceptos de
desarrollo sostenible y responsabilidad social, nunca desde la inacción y la permisividad
ante la violación de las leyes.
Los incendios forestales son otro grave problema al que nos enfrentamos todos los años.
Sin embargo, a pesar de poder prever su ocurrencia estacional, el Ministerio de Medio
Ambiente no cuenta con los medios necesarios para combatirlos. De esta manera poco a
poco, pero sin pausa, nuestras montañas se calcinan año tras año. Necesitamos medios
aéreos para controlar incendios; lo inaccesible de muchas áreas montañosas en nuestras
cordilleras hace imposible controlarlos desde tierra. Sin embargo, ni un solo avión ni
helicóptero tenemos en el país para actuar contra los incendios forestales. Hace años se
adquirieron elementos para instalarlos en los helicópteros de la fuerza aérea para recoger
agua y verterla desde el aire, pero no pudieron ser instalados de manera operativa.
Ríos
Los ríos están sufriendo durante estos años la mayor depredación que se ha realizado nunca
en el país. Pese a la larga y cerrada lucha que el sector ambiental protagonizó durante años
para que desde el Ministerio de Medio Ambiente se aboliera completamente esta práctica,
hasta que finalmente se prohibió la extracción de agregados de los ríos, hoy día el problema
persiste. Diariamente se están otorgando permisos a las compañías que venden agregados
de construcción para que extraigan arena de los mismos lechos de los ríos y de los campos
de dunas. Esta clara violación de las leyes incide brutalmente en la destrucción progresiva
de los ecosistemas fluviales y de las playas que jalonan nuestras costas.
La mayor parte de los permisos se justifican como “extracción manual”… aunque sea
evidente y conocido que este trabajo se realiza en la mayor parte de los casos con palas
mecánicas y se carga el material en camiones de volteo. Otros permisos, los más dañinos al
resultar completamente insostenibles, se amparan en la “canalización de ríos” que no tienen
ninguna necesidad de ser canalizados. En estos casos se ha constado sin duda alguna que la
mayor parte del sedimento removido no se destina a taludes, sino que acaba en los
almacenes de agregados para su venta a las constructoras. El negocio para quienes extraen
las arenas y gravas es enorme, pues se mueven cientos de millones de pesos mensuales a
costa de nuestra naturaleza y de su principal recurso: el agua.
Esta situación se denuncia casi a diario en medios de comunicación sin que las autoridades
se den por enteradas, salvo en los casos en que el escándalo trasciende de manera
importante. Entonces se aplican medidas cosméticas que realmente no calan en lo profundo
del problema: la absoluta falta de control de las actividades de los depredadores de los ríos
y la corrupción administrativa que lo permite. Uno de los últimos escándalos más sonados
es la sistemática depredación de los ríos Yásica y Veragua que se realiza a diario, con
camiones cargados de materiales rodando por las carreteras de la costa norte, en la más
absoluta impunidad. El caso es especialmente grave, pues la playas de Cabarete ya están
sintiendo la carencia de las arenas arrastradas por el río y están en franco retroceso y ya en
parte desapareciendo.
Las explotaciones mineras son otro de los grandes factores de contaminación de ríos y
lagos. Huelga hablar de las destrucciones que perpetró Falconbridge en el río Yuna y la
presa de Hatillo que hoy día sufrimos sin que nadie se preocupe por restaurar los recursos
hídricos dañados. Los estudios realizados en la presa de Hatillo constatan la presencia de
materiales pesados en el fondo fangoso de la presa y es tanta la contaminación que los
niveles de estos metales detectados en los peces superan ampliamente los niveles admitidos
para consumo humano.
Lo único positivo que podemos aportar a esta situación es el empoderamiento ante el
problema que se ha dado en las comunidades afectadas y el sector ambiental del país. De
todos es conocida la lucha que se ha llevado a cabo y que aun se pelea, para evitar la
destrucción de Loma Miranda. Lo vergonzoso de la situación es que haya habido que
luchar tanto ante un problema tan evidente, para tener una respuesta tan tímida y lenta por
parte de la administración para frenar a la minera. De hecho aun persiste un campamento de
jóvenes al pie de la loma, pues el peligro de que la minera atente contra el recurso natural
aun pende, como espada de Damocles, sobre la loma Miranda.
Actualmente tenemos otro candente problema en este sentido con las explotaciones de
bauxita en el mismo lindero del Parque Nacional Sierra de Bahoruco que incluso pretende
destruir la única carretera que lo une a las poblaciones de la costa suroeste. El choque
frontal de la minería con la conservación del medio ambiente y del recurso agua, además de
su incompatibilidad con el mantenimiento de una industria turística sana en muchos lugares
es enorme. Pero solamente la lucha social y el sector ambiental independiente, son los
elementos que logran frenar la depredación sistemática de buena parte de industria minera.
En vez de encontrar el apoyo en las autoridades que deben velar por el desarrollo sostenible
del país, han de confrontarlas y presionarlas sin descanso para lograr que hagan su trabajo.
Las descargas de aguas negras a los cauces fluviales son constantes, al no existir plantas de
tratamiento en las grandes poblaciones y carecer en su mayor parte de sistemas de
alcantarillado apropiados. La ausencia de plantas de tratamiento de aguas residuales para
las poblaciones es otra de las más problemáticas constantes que vemos en el país. Ni si
quiera la capital de la República Dominicana, con varios millones de habitantes, tiene un
sistema de tratamiento de aguas ni remotamente suficiente. El resultado es uno de nuestros
ríos más emblemáticos, el Ozama, contaminado hasta límites extremos, al igual que el
Isabela y el Haina; y las poblaciones que crecen en sus mismas riberas, en zonas que
periódicamente se inundan, son las primeras que sufren en sus carnes esta penosa realidad
extremadamente insalubre. La práctica totalidad de las aguas fecales van a parar a los ríos y
al mar y los efectos son bien visibles y alarmantes.
Esta situación contrasta con el celo con el que la administración controla las plantas de
tratamiento de los hoteles. Resulta chocante que hoteles con planta de tratamiento que
operan al lado de poblaciones sin ningún sistema de alcantarillado, son fiscalizadas,
afortunadamente, en el manejo de sus aguas negras; pero las poblaciones vecinas, con una
masa habitacional cientos de veces superior, tiran sus aguas servidas al subsuelo, los ríos y
el mar sin que nadie haga absolutamente nada por evitarlo. El problema es de proporciones
nacionales y aun no se genera una política enérgica dirigida a crear sistemas de tratamiento
de aguas operativos en todas las poblaciones del país.
También afectan de la manera más negativa a nuestros acuíferos subterráneos los depósitos
de basura incontrolados que se encuentran por todos los rincones del país. Los rellenos
sanitarios brillan por su ausencia, aunque es el único sistema de manejo de basura sólida
que asegura el que minimice la contaminación por este tipo de residuos masivos. Al
depositarse la basura en vertederos en prácticamente el país entero, los lixiviados altamente
contaminantes se filtran en el suelo contaminando el acuífero donde quiera que se
encuentre. Se debe generar una política decidida en el país para erradicar los vertederos
ilegales y dotar a todas las poblaciones de rellenos sanitarios, pero vistas las prioridades
políticas de los gobiernos, el momento en que se decida afrontar este problema parece
realmente lejano.
Costas
En las costas el elemento más afectado en el país son las playas. La sistemática destrucción
de las dunas por carreteras, edificaciones e infraestructuras es constante. Es bien conocido
por los especialistas que la dinámica de playas tiene en la duna uno de sus principales
factores, como reservorio natural de arena, pero se cierran los ojos ante esta realidad, pues
el efecto de su destrucción no es inmediato, sino que se verifica algunos años después de
realizado el daño. Otra vez más volvemos al peor de los problemas que es la permisividad y
en algunos casos el protagonismo directo de algunas instituciones estatales en la
destrucción de estos recursos naturales. Para empeorar la situación, cuando las playas
desaparecen por la irresponsable acción humana, en ocasiones se “restauran” a base de
extraer arenas de los reservorios de arena submarinos, afectando el equilibrio del
ecosistema natural, para arrojarla en las costas donde la línea de playa ha sido eliminada
pos su mal manejo.
Las construcciones en la misma orilla del mar y las descargas de las aguas negras en la
costa son otro de los graves problemas que deterioran día a día este recurso. Las leyes que
protegen la costa resultan insuficientes, sobre todo debido a que mediante un Decreto
pueden obviarse y lograr permisos “legales” para edificar dentro de los sesenta metros de
protección, ya de por sí exigua, que prevé la ley. Lugares de gran belleza que han sido
completamente alterados y en buena parte destruidos podemos observarlos en áreas
turísticas, como el pueblo de Bayahibe, donde su hermosa ensenada ha sido “urbanizada”
cementando la costa rocosa y convirtiendo su maravillosa playa en un puerto de lanchas
turísticas. El trasiego de vehículos con remolques y la colocación de las embarcaciones
sobre la playa compactaron las arenas blancas creando una superficie fangosa. Por si fuera
poco el manejo de motores y depósitos de gasolina cubren diariamente de grasas y
combustible las aguas claras que bañaban la antaño paradisiaca playa ya desaparecida.
Las costas dominicanas se alteran siempre que alguien lo desea en clara violación de las
leyes, sin embargo, por razones que todos conocemos, ni se frenan los destrozos ni se
somete a los responsables. Continuamos en la misma línea de inacción de las autoridades y
de falta de respuesta de la administración de justicia. Poner freno a esta situación es una
necesidad imperiosa en el país, pues de no hacerlo de inmediato, en un plazo breve de
tiempo las afectaciones sufridas por nuestras costas serán irreversibles, como de hacho ya
lo son en muchas zonas del litoral.
Los ambientalistas hemos tenido que luchar para evitar que ensenadas costeras que además
son áreas protegidas sean destruidas, como el caso del Refugio de Vida Silvestre Bahía
Luperón, donde ilegal e impunemente ya se han deforestado parte de sus riberas de
manglares para construir una marina deportiva. Aun así el problema persiste y todavía se
sigue presionado para lograr convertir esta parte de la costa tan sensible y ecológica y
paisajísticamente importante, en un área urbanizada y deforestada. Es impensable que un
área costera amparada por la ley siga en jaque aun con todas las características que indican
a las claras su inviabilidad como zona donde pueda edificar.
Arrecifes de coral
Los arrecifes de coral son destruidos día a día por las anclas de los barcos, las aletas de los
buceadores deportivos inexpertos, los pescadores que trabajan con “planta” y lo que es
mucho peor, por las descargas de las poblaciones que no tienen en prácticamente ningún
caso, depuradoras de aguas residuales y vierten las aguas negras al mar o al subsuelo en las
cercanías de la costa.
La pesca irresponsable es sin duda alguna la más dañina, pues además de acabar con “todo
lo que se mueve” en los arrecifes, tanto en los superficiales como en los más profundos, se
lleva la vida de muchos buceadores y deja tullidos a otros tantos. Lo equipos que utilizan
para bucear se fabrican con motores de viejos refrigeradores y el aire que les llega a los
buzos bajo el agua contiene humos y gases nocivos; tampoco realizan la descompresión
necesaria después de horas buceando a decenas de metros, lo que les provoca antes o
después ataques de presión que tapan sus venas y arterias, presionan los nervios o les dañan
las articulaciones, dejándolos ciegos, paralíticos, parapléjicos o directamente acabando con
su vida. Las vedas de la langosta y del resto de los crustáceos nunca se respetan y estos se
venden libremente en las pescaderías ante la pasividad de las autoridades. Con esta
situación de permisividad total, nada se salva de la actividad pesquera de los buzos, por
pequeño que sea o “ahuevado” que esté.
Por otra parte los barcos que realizan actividades en los arrecifes no cuentan con boyas de
fondeo que permitan evitar el tirar anclas. Al hacerlo, estas “garrean” en el fondo sobre los
corrales, despedazándolos constantemente. A pesar de lo dañina que resulta esta práctica,
nadie se preocupa de controlarla y de poner las boyas de fondeo necesarias en las zonas de
arrecifes visitados por buceadores.
Áreas protegidas
El Sistema Nacional de Áreas Protegidas de la República Dominicana (SINAP) adolece de
grandes problemas, pero el más serio, sin duda alguna, es la situación legal en que se
encuentran la mayor parte de las unidades de conservación que lo componen. Por un lado el
SINAP se encuadra dentro de una ley que presenta enormes deficiencias técnicas que
además no se aplica adecuadamente, y por otro, buena parte de las áreas protegidas violan
las leyes de la propiedad inmobiliaria.
A pesar de esta situación, bien conocida por todos los profesionales del medio ambiente,
hasta ahora, no hay voluntad política de enfrentar este grave problema y solucionarlo de
una vez por todas. Cuando en 2008 desde el sector ambiental privado se solicitó el apoyo
del Ministerio de Medio Ambiente, para preparar un texto que solucionara los errores e
imprecisiones presentes en la Ley Sectorial de Áreas Protegidas 202-04, la respuesta fue
positiva. Pero tras varias reuniones tanto en universidades como en las mismas
instalaciones del Ministerio, el Ministro, con su mejor voluntad, decidió poner fin al asunto
al no tener clara la respuesta de los Diputados a la hora de plantear modificaciones a la Ley.
Literalmente se pensó que podría ser peor el remedio que la solución y así la reforma de
esta ley se quedó en el tintero hasta hoy día.
El Decreto 571-09 mediante el que declaran 31 nuevas áreas protegidas en 2009, a pesar de
haber sido realizado con indiscutibles muy buenas intenciones, también ha creado serios
problemas al incluir en áreas protegidas enclaves completamente antropizados, poblaciones
y desarrollos inmobiliarios en proyecto previamente aprobados por el Ministerio de
Turismo. También se declararon como áreas protegidas zonas que al no haber sido
previamente estudiadas en profundidad, no se puede saber si realmente cuentan
parcialmente o en su totalidad, con las características ecológicas necesarias para formar
parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
Los problemas más graves que presenta la legislación actual sobre áreas protegidas son los
siguientes:
Inconsistencias jurídicas:
Buena parte de las áreas protegidas se crean sin haber previamente declarado los
terrenos que abarcan como de utilidad pública.
La delimitación de algunas áreas protegidas genera problemas la propiedad de la
tierra de las comunidades que viven dentro de ellas o en sus inmediaciones.
Algunas áreas protegidas vulneran los derechos adquiridos por los propietarios en
orden a su uso previamente a la declaración.
La terminología del texto de la ley es confusa en muchos de los artículos.
La ley 202-04 se preparó sin tener en cuenta la opinión de la sociedad dominicana y
sin la participación de los organismos técnicos y científicos pertinentes ni de los
afectados por las mismas.
Inconsistencias técnicas:
Existen incoherencias entre las disposiciones de la Ley y los usos permitidos en las
áreas protegidos según su categoría, especialmente en las Reservas Científicas.
Algunas áreas protegidas se crean en base al mapa topográfico 1:50.000 de la
República Dominicana anticuado y obsoleto, con datos incorrectos en cuanto a caminos,
poblaciones y delimitaciones de humedales, entre otras cosas.
Se establecen categorías de protección erróneas a diferentes áreas protegidas, lo que
hace imposible su manejo en los términos que pretende la misma Ley.
Se crean áreas protegidas donde se fragmentan los hábitats, en unos casos
rompiéndolo para crear áreas protegidas diferentes y en otros creando áreas protegidas
sin conectividad pretendiendo proteger el mismo hábitat.
Crea áreas protegidas que no son tales, como las Reservas Forestales.
Hay áreas protegidas a las que no se les indican claramente sus límites y estos se
pierden sin poder establecerlos sobre el terreno.
Para delimitar las áreas protegidas en muchos casos se utilizan accidentes
geográficos imprecisos que cambian de configuración, como ríos, carretras, etc.
Las áreas de amortiguamiento de las áreas protegidas no corresponden a las
necesidades de cada una de ellas, sino a una superficie fija que en absoluto puede
considerarse como tal.
La superficie de algunas áreas que se refleja en la Ley no corresponde al cálculo que
deriva de aplicar los límites según las coordenadas que figuran en la misma Ley.
Se utilizan sistemas de coordenadas diferentes dentro del texto de la Ley.
Los valores de las coordenadas no caen exactamente donde indica el literal de la
Ley.
Algunos de los mapas que se publican en el Ley no corresponden a lo que indican
las coordenadas que se incluyen en el texto.
Hay áreas protegidas cuyos límites quedan abiertos y el polígono protegido no se
cierra.
Para reflejar los límites de las áreas protegidas no se utiliza el “Datum” que sirve
para corregir las distorsiones respecto a la superficie terrestre, lo que ocasiona problemas
a la hora de marcarlos sobre el terreno.
El texto de las leyes no reconoce la primacía de la biodiversidad como motivo
principal de su creación y aplicación.
Las áreas protegidas no incluyen todas las zonas estratégicas del país para la
producción de agua potable.
Se redujeron y fragmentaron áreas protegidas sin tener datos científicos que lo
justifiquen.
Las categorías de muchas de las áreas protegidas se establecieron sin realizar los
correspondientes estudios científicos que las justifiquen.
En base a esta situación bien conocida y manejada tanto por las autoridades como por el
sector ambiental en general, se hace completamente imprescindible generar una nueva Ley
Sectorial de Áreas Protegidas que solucione todos los problemas que actualmente empañan
a alrededor del 36% del territorio nacional. El Sistema Nacional de Áreas Protegidas de la
República Dominicana es el activo más importante con que cuenta el país; por tanto,
regularlo legalmente de la manera apropiada es imprescindible para poder prosperar de
manera sostenible garantizando el suministro de los recursos naturales con los que
contamos.
Conclusiones
Después de este informe realista y actualizado de la situación de la naturaleza de la
República Dominicana, podemos concluir que por este camino, los recursos naturales del
país tienen un futuro muy oscuro. Si la ciudadanía continúa aceptando la depredación y
destrucción sistemática de nuestros recursos naturales, estos se perderán para siempre y
nuestra agua, nuestros suelo, nuestros bosques y finalmente la vida de nuestras familias
desaparecerá en un desierto de desechos y miseria. Si de la misma manera, los ciudadanos
continúan admitiendo la corrupción en los estamentos públicos como algo inevitable sin
luchar responsablemente para frenarla, la esperanza de conservar nuestra naturaleza virgen
es muy pequeña.
La isla de Santo Domingo no es inagotable, ni mucho menos. Sus recursos naturales son
limitados y hay que manejarlos de manera responsable y sostenible. Todo lo que hemos
expuesto en este trabajo es cierto punto por punto y consideramos que quien lo lea
entenderá el trabajo que se debe realizar en el capítulo de la conservación de los recursos
naturales de la nación y la urgencia que tiene al abordarlo de la manera más inmediata y
contundente.
Adolfo López
Lic. En Geografía e Historia, Consultor Ambiental.
Académico de Número de la Academia de Ciencias de la República Dominicana.
López Belando, Adolfo 2016. Problemática Ambiental en la República Dominicana,
Año 2016. Santo Domingo, República Dominicana. Seminario Pontificio Santo Tomás
de Aquino. Revista Raíces, n° 4, pp. 49-62.
Compartir
Articulos Relacionados
Bolivia, sexto país del mundo con diversidad de aves, impulsará el aviturismo
2 semanas atrás
Buscar
Buscar
SUSCRÍBETE
Subscríbete
Suscríbase a nuestro boletín:
Enviado a través de FeedBurner
Twíter
Extraño y grave q una marca como @super_bravo dañe su imagen irrespetando ese sector. Peor aún que
@DavidColladoM y… https://t.co/XlqG1nvs7R
reply • retweet
Instagram
Unable to show Instagram photos
ACUERDO FINAL COP21
VIDEO VERDE
Destinos Verdes
Consejo Nacional de Competitividad busca catapultar Montecristi como
destino turístico ecológico
Septiembre 17, 2015