Está en la página 1de 9

El 5 de junio se celebra el 

Día Mundial del Medio Ambiente, un día utilizado como un


recordatorio para fomentar la sensibilización sobre el cuido y la importancia que merece el
medio ambiente, y que tiene como finalidad promover acciones políticas al respecto.
Sobre la base de esto se pretende analizar desde una perspectiva de clase la actual
situación ambiental que cursa El Salvador; dándole la importancia principal a tres
temáticas: la deforestación, la crisis hídrica y la minería metálica.
Los burgueses, dueños de las grandes empresas e industrias que son el principal factor
que causa este tipo de problemáticas a menudo a nivel mundial utilizan este día para
realizar actividades que tratan de tapar su verdadera cara depredadora de los recursos
naturales, y explotadora de la clase obrera, para garantizar su lucro privado. Por eso es
necesario plantear alternativas de lucha revolucionaria para combatir la degradación a la
que ha llegado nuestro medio ambiente para poder garantizar todos los recursos vitales a
nuestras familias trabajadoras.

Deforestación de los bosques


La deforestación se ha ido agravando con el paso de los años llegando a un punto muy
alarmante, siendo un factor determinante entre varios de los problemas ambientales que
afectan a El Salvador en la actualidad. De manera muy general se pretende dar a conocer
las causas y consecuencias que resultan de la deforestación excesiva y como esta
situación afecta mayormente a los más desposeídos.
Este es uno de los problemas que más le afecta al país por su poca extensión territorial y
su sobrepoblación, convirtiéndose en el país de América Latina con el más alto grado de
deterioro ambiental, solo después de Haití. El Ministerio de Medio Ambiente (MARN)
reporta que más del 80 % del territorio está deforestado, la escasa cobertura vegetal
apenas constituye apenas el 2 % de la masa boscosa; estimándose que en nuestro país
cada año se talan aproximadamente 4500 hectáreas de bosque.
Zonas que eran de gran importancia porque producían agua limpia y aire de calidad,
pasaron a ser terrenos desérticos, que ahora no son más que gruesas capas de asfalto y
concreto.  En estos espacios, ahora hay grandes centros comerciales y urbanizaciones
con grandes campos habitacionales.
Es aquí cuando nos cuestionamos ¿se construyen estas zonas residenciales como una
medida para dar mejores condiciones de vida a los trabajadores o solo para lucrar a un
grupo social determinado? la producción anárquica del capitalismo crea grandes
complejos habitacionales, sin importarle si la clase trabajadora tendrá la capacidad de
adquirir las viviendas, en este sentido la industria inmobiliaria y otras se ven atrapados en
las contradicciones intrínsecas del sistema capitalista, ya que estas grandes residenciales
tienen precios aproximados entre 600 o 700 dólares mensuales, sino es que más. Precios
que solo pueden costear una capa privilegiada de la sociedad. Mientras tenemos a
cientos de personas viviendo en champas sin el mínimo de condiciones necesarias para
una vida de calidad, o de igual manera a una cantidad alta de personas viviendo en
pequeños apartamentos.
Es notable la necesidad de una distribución justa de los espacios habitables existentes, y
también es necesaria la modernización de la infraestructura de vivienda y centros
recreativos, laborales, etc., la cual debe estar bajo ciertas medidas que nos garanticen
que no romperá el equilibrio entre las necesidades de la mayoría de la población y los
recursos naturales disponibles, para que toda la clase trabajadora se vea beneficiada.
Estas medidas debe ser parte de un programa de lucha por la revolución socialista, bajo
el socialismo, o sea cuando la clase obrera tenga en sus manos los grandes medios de
producción, será necesario desarrollar planes integrales de vivienda con las condiciones
necesarias para la clase trabajadora, estos planes deberán partir de la expropiación de los
medios de producción en la rama de la construcción y de la socialización de los grandes
centros urbanísticos, que en el capitalismo están sobrepoblados porque no hay poder
adquisitivo en la mayoría de la sociedad.
La necesidad de infraestructura social es de suma importancia para el desarrollo
económico, social y cultural del país, pero si no tenemos un plan equilibrado para
desarrollar esta infraestructura necesariamente entraremos en contradicción con el medio
ambiente. La deforestación trae muchas consecuencias, algunas de las principales son: la
escasez de la calidad del recurso hídrico, el daño a los suelos y los efectos nocivos que
sufre la biodiversidad.
La deforestación tiene consecuencias serias en la biodiversidad del país, la tala de los
bosques causa una perturbación en el hábitat de una gran cantidad de especies animales.
Casi el 10 % del total de especies registradas en el país para los grupos de anfibios,
reptiles, aves, mamíferos y plantas, se encuentran amenazadas o en peligro de extinción,
según “Lista de especies amenazadas y en peligro de extinción (2009)” publicado por el
MARN. Para ese entonces un total de 153 especies de animales estaban en peligro de
extinción y 187 estaban amenazadas; sin embargo, la deforestación solo es una de las
causas principales de la extinción de estas especies.
Vemos como consecuencia de la deforestación también una constante erosión de los
suelos, que trae como consecuencias que en la actualidad más de 50 % de los suelos de
El Salvador no sean apropiados para el cultivo de alimentos porque hay una erosión
severa de la tierra. También es necesario aclarar que la degradación de la tierra la hace
susceptible a incendios y aumenta los derrumbes en las diferentes zonas, es decir,
genera vulnerabilidad.
Es aquí cuando se empieza a notar que los burgueses dueños de las empresas
constructoras, como Salazar Romero y el grupo Roble, solo velan por sus intereses
económicos sin importar las consecuencias sociales, medio ambientales y culturales que
esto traiga. Y vemos a gobiernos que no se inquietan ante las prácticas de dicha
burguesía, haciendose de la “vista gorda” ante la explotación desmedida de los recursos
naturales, cuando lo que se necesitan son medidas que ataquen este problema de raíz.
La necesidad de una mejor administración de los recursos está más que evidenciada. No
nos oponemos como marxistas a la explotación de estos, pero si nos oponemos a la
sobre explotación y a la privatización de sus beneficios para la sociedad.
Primeramente, necesitamos leyes reguladoras que contemplen la prohibición de las malas
prácticas hacia la naturaleza y la necesidad de la planificación de la extracción de los
recursos naturales. Pero esto no se podrá hacer tan fácilmente,  bajo el sistema de libre
mercado, donde los recursos naturales se privatizan solo para los intereses de la
burguesía, en ese sentido debemos dirigir la lucha contra este sistema capitalista que
beneficia solo a una reducida capa en la sociedad,  que nos explota como clase
trabajadora con bajos salarios, largas horas laborales, etc., y en la misma línea también
explota a la naturaleza, siempre bajo su ideal de generar ganancias privadas como si
nuestro planeta fuese infinito. Con todo este daño al medio ambiente a la larga quienes
sufrimos las consecuencias siempre resultamos ser nosotros la capa más desprotegida: el
proletariado.
Aun cuando hay leyes para proteger la naturaleza estas son ignoradas y dejadas de lado
pues bajo el capitalismo siempre prevalecerán los intereses del poder económico.

Crisis hídrica                    
El planeta entero está en un punto de contaminación hídrica severa, y nuestro país El
Salvador a pesar de ser ricos en mantos acuíferos ha caído en un estrés hídrico
preocupante desde el 2011, según la Comisión Económica de América Latina y el Caribe
(CEPAL). El Salvador en 2016 cayó en alerta naranja por crisis en el agua potable;
llevándolo a ser uno de los países con mayor crisis hídrica en América Latina -después de
Haití-; que es tomada como una de las amenazas más críticas para la economía del país.
Este problema no es más que una acumulación de malas prácticas por parte de grandes
empresas, así como también de los habitantes de las ciudades -el cual no es el principal
factor pero si un participe del problema- sobre el mal uso de los desechos, el desperdicio
excesivo, sobre el mal mantenimiento a los ecosistemas y la poca atención que le da el
Estado a estos problemas. Todo esto ocasiona la contaminación de los
ríos, océanos, lagos, lagunas, entre otros, profundizada en el 2016 como antes se
mencionaba, lo que conlleva el problema de la sequía que afecta el país, a largo plazo si
extraemos más agua de la necesaria o si deterioramos la capacidad de la tierra de
absorber agua lluvia, los ríos tenderán a secarse, lo que nos lleva no solo a tener aguas
con alto grado de contaminación sino una escasez de agua por una creciente sequia de
los mantos acuíferos.
Según el MARN el país solo cuenta con el 10 % de sus aguas superficiales aptas para ser
potabilizadas por medios convencionales, y el otro 90 % están seriamente contaminadas.
Las causas son diversos factores, tres de estos son muy importantes: el cambio climático,
la deforestación motivada por proyectos urbanísticos, y la mala gestión de la escorrentía
agrícola[1], aguas negras y desechos urbanos, principalmente desechos industriales.
El cambio climático: Con el pasar de los años el planeta ha sufrido severamente un daño
en su capa de ozono lo cual trae como consecuencia que los rayos ultravioletas del sol
choquen directamente con la tierra, esto trae consigo la aridez de los suelos, que afecta
no solo a los campesinos por la pérdida de cultivo y de sus ingresos. Lo que repercute en
la calidad de vida de la clase trabajadora y su familia; ya que son estos los que sufren los
aumentos en los precios de la canasta básica en productos que fueron afectados por este
problema. El cual se podría solventar con una mejor distribución del agua o con la
planificación de proyectos establecidos, que tomen medidas contra este tipo de
situaciones, mientras luchamos por erradicar este problema de raíz.
Contaminación hídrica por grandes empresas: La calidad del agua en El Salvador es un
problema que se ha venido agravando en los últimos años y por ende constituye uno de
los mayores desafíos socioeconómicos en el país. El Salvador posee no menos de 59
cuerpos de agua mayores de 5 hectáreas, además de 360 ríos que surgen de estos. Es
entendido entonces que en el país existe una gran cantidad de recurso hídrico, con el
único problema que todos estos están contaminados de desechos domésticos,
industriales, agroindustriales, agrícola, etc. producto de malas prácticas y malas técnicas.
Trayendo como efecto altos índices de enfermedades que afectan principalmente a la
población infantil, los cuales son generalmente de origen hídrico como la diarrea y
parasitismo intestinal. Según estudios oficiales proporcionados por el MARN se estimó
que en El Salvador casi 12,000 niños  mueren cada año de enfermedades diarreicas
evitables, ocasionadas por diferentes factores entre estos: ingerir agua contaminada,
malas condiciones de higiene, consumo de alimentos contaminados, entre otros.
Todos estos problemas, la contaminación y las sequias son situaciones que afectan
principalmente a la familia del trabajador explotado, dado que sus condiciones
económicas no se prestan para tener medidas que apaleen estos problemas. Vemos hoy
en día, la mayoría de municipios entre estos principalmente la zona de Soyapango,
Apopa, Ciudad Delgado, entre otros, pasan sin agua por días, los cuales traen limitantes
en su desenvolvimiento diario, generado por la alta extracción de agua que tenían algunas
empresas en este municipio.
Otro problema fundamental es la falta de alcantarillado en varios sectores del país, un
problema que trae como consecuencia que los pobladores de esas zonas extraigan su
agua de uso diario de pozos que generalmente tienen un grado moderado de
contaminación. Aguas que pasan sin un filtro a ser usadas en sus alimentos, así como
para ser ingeridas directamente, provocando que sea en estos lugares donde hay un
número más alto de niños y personas enfermas.
El Salvador cuenta con una principal fuente hídrica: El Rio lempa, el cual atraviesa 162
municipios de nuestro país (de 262 que son en total), es importante recalcar que es donde
vive casi el 70 % de la población, estos se proveen agua para uso agropecuario,
pesquero, domestico, industrial y este último es el que genera casi el 50 % de la energía a
nivel nacional.
En su recorrido, el río recibe diferentes tipos de sustancias que a lo largo del tiempo han
causado un alto grado de contaminación como las aguas negras, desechos de vertederos
de basura a cielo abierto, residuos tóxicos del procesamiento de café y químicos usados
en la agricultura sin que los gobiernos hayan tomado cartas en el asunto. Tanto el
gobierno de nuestro país como los gobiernos de Honduras y Guatemala (pues la cuenca
del río proviene de estos dos países centroamericanos). Con una particularidad
proveniente de estos países, que tienen activos proyectos de minería metálica que
perjudica en mayor medida a este río. A partir de esto debemos entender que la lucha no
puede ser aislada sino, debe estar relacionada entre todos los países, y bien direccionada
para podernos liberar del efecto contaminante de estas prácticas industriales.
Resulta imprescindible mencionar que esta crisis es llamada una “crisis anunciada” ya
que, esta situación ya se había planteado desde principios de siglo, por diferentes
entidades, en la que se estimó que El Salvador en 2015 empezaría una fase de crisis
hídrica.
Pero de qué sirve hacer este tipo de estudios, si nadie, ni tan siquiera el gobierno tomará
las medidas necesarias para prevenir y enfrentar este tipo de problemas, ya que los
intereses que se respetan son los de los grandes industriales y agroindustriales
nacionales y transnacionales, así nunca se le tomará la importancia que merecen estas
problemáticas, mientras ellos sigan siendo beneficiados y no sea un problema que afecte
a su capa privilegiada. Nos dan a demostrar entonces que tanto el gobierno como los
empresarios son incapaces de tomar decisiones que sean en beneficio de toda la clase
trabajadora.
A pesar que hay diferentes acciones o movimientos que buscan defender el derecho
humano al agua, estas se ven limitadas bajo el sistema capitalista. Esto solo puede ser
conseguido bajo medidas de una economía planificada donde las empresas estén bajo la
dirección de los trabajadores, en la que todos tengan una igualdad de condiciones y
oportunidades, ya que está más que demostrado que el burgués tiene las condiciones
económicas para pagar por aguas que estén libre de estos problemas pero el trabajador
tiene que sufrir las consecuencias de las malas prácticas y técnicas de las empresas, así
como de la mala distribución de agua o sufriendo enfermedades relacionadas con esta
problemática.
En una sociedad socialista se podría fácilmente; gracias a la administración por parte de
los trabajadores de los grandes medios de producción; utilizar un alto porcentaje para
proyectos sociales que desarrollen métodos y técnicas que mejoren esta situación, con un
buen control de los desperdicios, un mejor uso del reciclaje, con una producción que
estará bajo la supervisión de comisiones que se creen específicamente para la prevención
o solución de estos problemas en las diferentes áreas, así como también el mejor trato a
los desechos domésticos por entes especializados. Ya que, por un largo tiempo es
necesario dedicarnos a la recuperación del recurso hídrico, de la mano con la creación de
leyes reguladoras que sean monitoreadas constantemente por los trabajadores para su
realización. Además de la creación de leyes que busquen solventar estas problemáticas,
donde se establezca que sea un derecho humano que sea de igual acceso para todos.

Minería metálica
Resulta muy importante hablar de las consecuencias que trae la minería metálica
tomando como ejemplo el impacto que hubiera tenido en El Salvador si no se hubieran
aprobado los 11 artículos en que establecían que no se puede desarrollar exploración ni
explotación minera en el país. Ésta ya se aprobó y se ve como una gran victoria de parte
de la clase trabajadora y el pueblo salvadoreño que desde hace años viene luchando por
esto.
Sin embargo, este problema ha tenido lugar en muchos otros países de la región, entre
estos, Guatemala y Honduras que por el Río Lempa están conectados, trayéndole
repercusiones de igual manera a El Salvador. Hasta el momento la ley, no contiene un
carácter constitucional, lo cual la hace vulnerable a cambios en el futuro, o sea, puede ser
modificada o derogada si así se quisiera. Debemos hacer  el llamado a todos los
trabajadores y pobladores, a seguir la lucha por que sea una ley constitucional, como
siguiente paso, así como a unir el movimiento con otros países para que también
establezcan estas leyes. Con esta idea se pretende explicar las consecuencias que tiene
la minería metálica para el medio ambiente y principalmente direccionado en El Salvador.
En los últimos años, el sistema capitalista impulsado por la necesidad de acumular
ganancias para los intereses de un pequeño grupo, ha devastado los recursos naturales
de tal manera que pone en riesgo el desarrollo social y económico, afectando la salud de
los trabajadores, quienes no son los únicos, pero si los más afectados ante las diferentes
crisis medio ambientales que han ido surgiendo a través del tiempo, por culpa de la
explotación exuberante de los recursos naturales, realizadas por empresas nacionales y
trasnacionales. Tal es el caso de la minería, impulsada por el aumento en la demanda de
metales por los países industrializados, y por el aumento de los precios de estas materias,
los cuales son permitidos por la escasez de mecanismos regulatorios efectivos
mayormente en los países “en vías de desarrollo”, es importante mencionar que el 70 %
de los proyectos mineros están ubicados en países con altos índices de pobreza.
El Salvador también puede verse afectado tras el litigio que llevaba más de 10 años
enfrentando el Gobierno de la Republica contra la empresa Ocean Gold, que en 2013
adquirió a Pacific Rim, la cual obtuvo los permisos de exploración de la mina El Dorado en
San Isidro, Cabañas, para el periodo presidencial de Francisco Flores; proceso que
empezó en el 2002 amparado por El Tratado de Libre Comercio y respaldado por el
Capítulo 15 de la Ley de Inversiones de El Salvador,  ley que casualmente se aprobó en
este mismo periodo. En 2009 con el gobierno de Funes se cancelaron los permisos para
la explotación de la mina, a consecuencia de esto está demandó 250 millones de dólares
al Estado como indemnización. Pero el 14 de octubre del 2016 esta demanda falló a favor
del Estado Salvadoreño, luego de una ardua investigación sobre las consecuencias del
proyecto a nivel social y medio ambiental y una imparable lucha por parte organizaciones
que están en contra de la intervención de la empresa, una lucha que costó la vida de
cuatro activistas –reconocidos- ambientalistas.
Los resultados de la demanda antes mencionada establecen que la empresa Ocean Gold
deberá pagar $8 millones como retribución ante los gastos en los que el Estado incurrió
por la misma, que fue lo establecido por el Centro Internacional para el Arreglo de
Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), del Banco Mundial (BM). Aun cuando el
gobierno salvadoreño gastó no menos de 12 millones defendiéndose de esta demanda,
dinero que pudo haber sido destinado para proyectos sociales.
El tipo de explotación y contaminación que traen las minas a cielo abierto, de permitirse,
fue catalogado coloquialmente como “suicidio colectivo”, por las diferentes consecuencias
que no solo afectará a los pueblos aledaños a la mina en particular, sino a todo El
Salvador en general; por su ubicación cercana al Río lempa, el cual es, como antes se
mencionaba una de las principales fuentes de agua para el territorio salvadoreño. Hablar
de explotación minera, también es hablar de la crisis hídrica (con la que el país ya estuvo
lidiando) ante la desigual distribución y acceso al agua; junto a la contaminación y saqueo
de ríos, lagos, mantos acuíferos y hasta océanos que dicha explotación traerá por el tipo
de técnicas que utiliza la extracción de minerales: una variedad de químicos y otras
sustancias altamente tóxicas en las que se incluyen el mercurio, el cianuro de sodio, ácido
sulfúrico y acido hídrico. Los explosivos que se usan en la etapa de extracción también
dejan residuos de nitrato y amonio, que no son nada beneficiosos para el medio ambiente,
fauna y mucho menos para los seres humanos. Porque esta clase de minería ha
demostrado que deja estragos en la naturaleza: la destrucción de bosques, daño en el
suelo, contaminación de aire con polvo, metales y químicos tóxicos; y por sus altos
consumo de agua deja una gran contaminación en los mantos acuíferos.
Ante esto, a principios del 2017, el arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis
Escobar, junto con representantes de Cáritas de El Salvador, sacerdotes de la
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), presentaron formalmente el
proyecto de “Ley de Prohibición de la Minería Metálica en El Salvador” basándose en los
peligros que la explotación minera presentaría al país. Luego de una ardua revisión fueron
aprobados los 11 artículos que defendían al país de la intervención minera.
Aun cuando esta lucha fue relativamente ganada por el pueblo salvadoreño es necesario
que este siga defendiendo su ecosistema y su propio desarrollo, ejerciendo la mayor
presión a través de una lucha férrea para alcanzar no sólo la aprobación de esta ley, sino
porque se vuelva una ley constitucional, primeramente, la cual podrá garantizar de la
mejor manera la prohibición de la intervención que la empresa minera insiste tan
arduamente desde el 2002, así como también luchar por la creación de mecanismos de
control popular para que dicha ley sea cumplida y respetada. Y articular la lucha que se
está tratando de ganar hace más de 10 años: la lucha por el agua, por la implementación
de leyes que tengan como producto una mejor distribución y calidad del agua para todos
por igual. Así como también la unión de las luchas con los países del triángulo norte
(Guatemala, Honduras y El Salvador) para que esta sea una ley en común.

Algunas reivindicaciones medio ambientales


El Bloque Popular Juvenil es una organización de trabajadores e hijos de trabajadores,
donde su fin es la lucha por el socialismo bajo los lineamientos Karl Marx y Frederich
Engels, y con las enseñanzas prácticas de Vladimir Lenin y León Trotsky.
Organízate y lucha con los militantes del Bloque Popular Juvenil, sección salvadoreña de
la Corriente Marxista Internacional por las siguientes reivindicaciones medioambientales:

La creación de leyes que planteen alternativas de tratamiento de los desechos, para


que estos no dañen la salud de la población salvadoreña ni afecten al medio
ambiente; que plantee la prohibición de la explotación minera como ley irrevocable, y
el control para erradicar la deforestación excesiva de la masa boscosa del país.
Creación de órganos de control populares que velen por el cumplimiento de estas
leyes, compuestos por representantes de trabajadores sindicalizados, no
sindicalizados, y representación estatal.
La expropiación de las empresas industriales que explotan el recurso hídrico, y la
nacionalización de las entidades autónomas que lo distribuyen, para ponerlas a
funcionar en manos de comités de trabajadores, que contemplen un tercio de los
trabajadores sindicalizados, un tercio de los trabajadores no sindicalizados, y un tercio
de representación estatal. Para planificar la distribución, acceso y uso adecuado del
agua en beneficio de toda la clase trabajadora.
La expropiación de las empresas industriales que explotan la minería en nuestros
países latinoamericanos, y ponerlas bajo control obrero para que se exploten los
recursos naturales de manera planificada y sobre la base de las necesidades más
inmediatas de los trabajadores y su desarrollo humano.
Lanzamiento, a través de los comités mencionados arriba, de planes de
procesamiento de los recursos naturales contaminados para recuperarlos y
conservarlos, con el fin de extraer lo necesario para la mayoría de nuestros
habitantes. Mejora de las técnicas de extracción minera para no dañar el medio
ambiente ni la salud de la población. Sustitución de los métodos arcaicos que eviten la
utilización de químicos que desgasten el medio ambiente y causen repercusiones
incorregibles a la naturaleza y a nuestra población.
Confiscación de las tierras ociosas, y de las que están en manos de los oligarcas
terratenientes del país; confiscación de sus ganancias para invertirlas en la creación
de planes de tecnificación agrícola bien dotados y subsidiados por el Estado para la
reactivación del agro, para garantizar la soberanía alimentaria, – ¡cultivos sin
transgénicos! -, sistemas de riego sin pesticidas nocivos para la salud de la población
y los suelos, y la rotación de cultivos en las tierras disponibles y fértiles del país.
La nacionalización y/o expropiación de las empresas constructoras que talan a diestra
y siniestra nuestros bosques, para que funciones bajo la administración de comités de
trabajadores, y lleven a cabo planes de construcción de viviendas teniendo en cuenta
una buena utilización del espacio y los recursos para evitar la deforestación excesiva.
Creación de planes de reforestación en las tierras fértiles. ¡Retribución a la naturaleza
de los recursos utilizados por nosotros!
Expropiación de las viviendas vacías, propiedad de las muchas personas jurídicas que
ya ostentan una o más, con el fin que se cree un comité de trabajadores –compuesto
por representantes de trabajadores sindicalizados, no sindicalizados, y representación
estatal- que gestione la reducción del costo de ocupación, reformando la Ley
Inquilinaria para que sean accesibles para las masas trabajadoras. Que el alquiler no
sobrepase el 10 % del salario mínimo. Esto dotaría de viviendas a aquellas familias
que viven sobrepobladas en apartamentos pequeños o casas reducidas.
Inversión del excedente que todas las empresas que dañan al medio ambiente
generen bajo control obrero, para la creación y mejoramiento de las carreras
educativas dedicadas al tratamiento de los suelos, los cultivos, la agroindustria, etc.,
con el fin de perfeccionar la relación entre los recursos naturales y las necesidades de
la mayoría de la población.
Si estás de acuerdo con nuestros planteamientos, únete y lucha con nosotros por la
transformación socialista de la sociedad. Única alternativa para salir de la crisis
medioambiental en la que el capitalismo nos ha hundido. Contáctanos al 22218004 y
visítanos  en Facebook: https://www.facebook.com/Bloquepopularjuvenil/.

¡Luchar por el medioambiente es luchar contra el


capitalismo!
[1] Según definición consensuada: La escorrentía agrícola es el agua proveniente de los
campos agrícolas por causa de la lluvia, la nieve derretida o el riego. A medida que
avanza la escorrentía, recoge y transporta contaminantes como provenientes de la
erosión del suelo, operaciones de alimentación de animales, pastoreo, labranza,
desechos de origen animal y aplicación de pesticidas, agua de riego y fertilizantes, que
pueden depositarse en estanques, lagos, aguas costeras y fuentes subterráneas de agua
potable.

También podría gustarte