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1. DIAGNÓSTICO.
Estamos viviendo un momento político y social histórico en Chile, donde se ha quebrado el
consenso y la legitimidad neoliberal. En todo el país, vecinas, vecinos, jóvenes, trabajadoras
y trabajadores, se han alzado para exigir un nuevo modelo político, económico y social, que
genere mayor justicia, dignidad y bienestar. Si bien el actual periodo de movilizaciones
comenzó con el movimiento por la evasión colectiva del pasaje en Santiago, debido al
aumento de $30 en la tarifa del Metro, tras la enorme represión policial y la negativa
categórica del gobierno de Sebastián Piñera a dar pie atrás en el alza, la consigna paso a ser:
“No son 30 pesos, son 30 años”, expresando así el malestar generalizado ante un modelo
basado en el endeudamiento, el despojo, la explotación y la desigualdad. Este malestar que
se vivía de forma individual o familiar, se expresa hoy colectivamente a través de un enorme
movimiento nacional de protesta popular, de Arica a Punta Arenas, de cordillera a mar. Este
es, por tanto, un momento de enorme oportunidad política para resolver las necesidades y
anhelos de la gran mayoría de chilenas y chilenos. El malestar generalizado ha ido escalando
en profundidad y grados de violencia. Esta es una sensación generalizada y alimentada por
la prensa sensacionalista que infunde el miedo en la población. La instauración de un Estado
de Emergencia y toque de queda, ha sido poner bencina en esta llama que comenzaba a
arder. Los sectores mas empobrecidos han aprovechado el momento y las fuerzas policiales
se han hecho parte activa del problema, promoviendo muchas veces las condiciones para
el saqueo y la violencia… Ha surgido el temor en vecinas y vecinos de todas las edades y
empatizamos con ese temor. Pero al mismo tiempo empalizamos y nos entusiasmamos con
un movimiento popular más amplio, más transversal, territorial y participativo, que le ha
vuelto a dar dignidad a Chile. De las movilizaciones espontaneas por el alza de los pasajes
se ha a una organización conciente de las necesidades y anhelos para hacer un mejor país.
A la juventud, que una vez más a iniciado un proceso de democratización y empoderamiento
social, se han sumado sindicatos portuarios, de profesoras y profesores, gremios de la salud,
trabajadoras y trabajadores, movimiento NO+AFP, movimiento feminista, socioambiental,
mapuche, entre muchos otros. El pueblo chileno de manera transversal está aburrido de los
abusos. Chile despertó de los malos gobiernos no sólo de la derecha sino también de la
Concertación y de la Nueva Mayoría. Chile despertó de la apatía neoliberal. El gobierno y el
oficialismo han apostado a la represión y criminalización, renunciando a hacer política,
renunciando a la democracia, al extremo de imponer un Estado de Excepción
Constitucional, sacando a los militares a las calles y clausurando la democracia. La estrategia
de la trama autoritaria entre Gobierno, policía, investigaciones y militares, ha sido generar
un shock social para dividir al pueblo trabajador, producir temor y desconfianza.
Indudablemente, entre la desconfianza, inseguridad y temor, sectores sociales han salido a
la calle produciendo robos, saqueos e incendios. Pero igualmente indudable ha sido que ha
habido efectivos policiales y militares que se han infiltrado para iniciar dichos saqueos e
incendios y además han dejado actuar el descontrol. Los objetivos: seguir justificando el
Estado de Excepción Constitucional, los enormes niveles de represión y deslegitimar el
movimiento popular. Pero ante esto, no hay que perder el rumbo de la movilización popular.
Por eso debemos estar con las vecinas y vecinos, comerciantes, ferias libres, conversar y
organizar las poblaciones y barrios, explicar la actual situación nacional, los anhelos del
movimiento popular, organizar el acceso a los bienes y servicios, proteger a la comunidad.
Debemos estar con el pueblo trabajador. Resistir la doctrina del shock implementada desde
el gobierno central. El principal responsable del actual clima de descontrol es el Gobierno,
es su responsabilidad que el Estado no esté funcionando, ni la seguridad, los bancos, la
política, el comercio, la educación. Como organizaciones sociales y políticas, no podemos
marginar a la gente de nuestros espacios y diagnósticos. Tenemos que tener una amplitud
social. Nuestro pueblo no sólo son los que se movilizan, con valentía y entusiasmo, sino
también los que tienen miedo. Las organizaciones vecinales tienen harto que decir y
debemos escucharlas. Los valores individualistas, consumistas, de competencia, instalados
por el modelo neoliberal, hay que cambiarlos a través de organización, paciencia, dialogo,
acciones y protección comunitaria. No hay que dejar caer a la gente ni en el descontrol ni
en la desesperanza. Hay que pensar en el futuro de forma colectiva, lo inmediato así como
el horizonte que queremos construir. En este escenario político tenso, intenso y cambiante,
nuestro referente social y político es Unidad Social, donde se reúnen la Central Unitaria de
Trabajadores, Coordinadora no más AFP, Asociación Nacional Empleados Fiscales ANEF,
CONFUSAM, FENPRUSS, Confederación Coordinadora de Sindicatos del comercio y servicios
financieros, FEDASAP, Confederación bancaria, CONFEDEPRUS, Sindicato Interempresa
Líder SIL, Colegio de Profesores, FENATS Nacional, CONES, CONFECH , Chile mejor sin TLC,
Cumbre de los pueblos, FECH y FENAPO. Necesitamos generosidad política y amplia unidad.
Los 5 puntos de Unidad Social son las ideas que nos unen. La salida de la crisis debe ser
responder estos puntos:
1. La inmediata derogación del estado de emergencia y el retorno de los militares a sus
cuarteles;
2. Que las y los parlamentarios del Senado y la Cámara de Diputados inicien desde este
momento una huelga legislativa y, en consecuencia, mientras dure el estado de emergencia,
no se trámite ningún Proyecto de Ley ni ratificación de Tratados Internacionales;
3. El retiro de todos los Proyectos de Ley que conculcan libertades y derechos sociales,
económicos y culturales del pueblo chileno, como los de Pensiones, Reforma Tributaria,
Educación Inicial, Ley del Sence y la no aprobación del TPP, entre otros;
4. La definición e implementación de un paquete de medidas económicas urgentes en
materia de derechos sociales para el pueblo trabajador de Chile, en torno a los temas
contenidos en nuestra declaración fundacional de Unidad Social;
5. La convocatoria inmediata de una Asamblea Nacional Constituyente, conformada por un
amplio y mayoritario arco de representantes sociales, para que elabore una nueva
Constitución, que abra paso a un nuevo modelo de sociedad incluyente y ponga fin al
modelo neoliberal en crisis terminal. Por último, Unidad Social representa a los
movimientos sociales, a las y los trabajadores, estudiantes, pensionados, mujeres de Chile.
22 de agosto de 2019.