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pARTE ESPECIAL

DE LA RELACIÓN CONCURSAL ENTRE LOS


DELITOS DE ESTAFA Y FALSEDAD DOCUMENTAL
NUEVAS SOLUCIONES A UN VIEJO PROBLEMA)
María del Carmen García Cantizano
El tema del concurso ideal de delitos Doctora en Derecho
por la Universidad de Sevilla (España).
Profesora asociada del
departamento de derecho penal y procesal
en la dogmática penal es, en realidad, de la Universidad de Sevilla

el tema de todo el Derecho: la bús-


J. INTRODUCCIÓN 1

Situaciones tan comunes en el ámbito de la delincuen~


queda de la justicia. La correcta cia como el presentar un cheque falsificado en la vcntani~
lla de un banco para proceder a su cobro. o el alterar una
factura donde aparezca una deuda inferior y lograr así una
determinación del tipo penal aplica- prueba falsa, en el ámbito dogmático se convierten en uno
de los temas más complejos y difíciles de solucionar: la
ble a un caso concreto acarreará la relación concursa! entre el delito de estafa y el de falsedad
documental. Puede afirmarse sin temor a exagerar aquello
de que la realidad supera la ficción, ya que la forma en la
adecuada calificación del injusto, el que se prevé la cuestión concursa! en nuestro Código Pe~
naF se muestra claramente insuficiente para lograr deter~
minar cuál ha de ser la reacción sancionadora más satis~
adecuado grado del reproche, la factoria para tales hechos.)
A este estado de la cuestión ayuda también la defi~
ciente descripción típica del delito de falsedad documen~
correcta aplicación de la pena, en tal, donde la diferencia de tipos según la clase de docu~
mento alterada (ya sea documento público, oficial o
mercantil, ya documento privado) supone una aportación
otras palabras,
en nada útil si se quiere conseguir una respuesta racional
al problema concursa!. Y ello resulta bastante importante
la represiónjusta del mismo. sobre todo porque, si bien el delito de falsedad documen~
tal goza de plena autonomía, como así queda patente gra~
cias a la definición de su bien jurídico, no puede ocultar~
La autora trata este tema respecto de se, no obstante, el hecho de que constituye el medio más
recurrido y, en la mayoría de los casos, el más adecuado,
para obtener un lucro antijurídico, constitutivo del des va~
dos tipos penales cuya concurrencia lor de resultado propio de los delitos patrimoniales, es pe~
cialrnente de la estafa y apropiación indebida4 •
Hasta qué punto una figura queda absorbida por la
es muy frecuente y cuya perpetración otra o cuándo surge la necesidad de considerar la existen~
cia de ambas, son las cuestiones fundamentales que se plan~
tean en este tema, las cuales han encontrado di versas res~
lo es más aún. Realizado este análisis,
puestas tanto doctrinales como jurisprudenciales, en el
marco legal fijado por los art. 68 y 71 del anterior Código
propone los criterios interpretativos Penal, relativos al concurso de leyes y concurso ideal de
delitos, respectivamente, y que consideramos igualmente
reproducibles a la vista de lo dispuesto por los art. 8 y 77
utilizados por la doctrina y la juris- del recientemente aprobado nuevo Código Penal.
Objetivo de este trabajo será, por un lado, recoger y
sistematizar tales respuestas a la luz de la teoría del con~
prudencia española que, a su juicio, curso, y por otro, y en la medida de Jo posible, proponer
una solución, si no plenamente satisfactoria, al menos ade~
cuada a una concepción de las falsedades superadora de
deben servir para la discriminación
las viejas doctrinas clásicas donde eran consideradas como
simples medios de comisión de otros delitos' -sobre todo,
de cada uno de estostipos penales. patrimoniales-, cuya ejecución ya denotaba en sí misma

La relación concursa/ entre los delitos de estafa y falsedad documental DEREcho 6. SociEdAd
PENAL

una intencionalidad dirigida a la rigurosos en la aplicación del principio de legalidad, sólo


causación de un perjuicio, como cabe la posibilidad de exigir, desde el punto de vista de la
contrapartida de la ob tención del tipicidad, la intención de causar un perjuicio -o en su caso
correspondiente lucro''. de causarlo efec tivamente- en el ámbito de la falsifica-
Sin embargo, y para que el tra- ción de un documento privado, dato que puede JUStificar-
tamiento de este tema sea plena- se por la me nor repercu sión que en e l ámbito del tráfico
mente coherente, resulta necesario realizar, aunq ue sea muy jurídico goza esta clase de documento, el cual tiene efica-
brevemente, algunas consideraciones previ as sobre el de- cia jurídica plena inter partes". De ah í que la protección
lito de falsedad documental. del bien jurídico -la funcionalidad del documento- se haya
En cuan to a su bien jurídico protegido , se considera limitado en función de la mayor o menor repercusión que
que viene constituido por la funcionalidad del documen- tales documentos tienen e n el ámbito del tráfi co jurídico,
to en el ámbito del tráfico jurídico, dado que és te se con- y el lo se ha logrado exigiendo precisa mente un plus en el
vie rte e n uno de los ins trum entos más importantes, por des va lor de acción, como es la conc urrencia de una det e r-
no decir, e l único , en la constatación duradera de decla- minada intencionalidad en el sujeto.
raciones o manifestaciones de voluntad con eficacia jurí- Ello no ha sido ne cesario en e l ;ím hito de la falsifica-
dica, asumiendo el autor de di chas decl aracio nes plena ción de documentos públicos y mercantiles. La eficacia
respo nsabilid ad por las mi s mas 7 . A l asumir la funciona- jurídica reco nocida lega lmente a los primeros, y la ev i-
lidad del docu mento co mo bien jurídico protegido en la dente repercusión de los segu ndo s en el tráfico mercantil ,
falsedad documental se supera la traba repre sentada por superando la si mple re lación inter partes. justifica qu e,
la existencia de dife rentes tipos penales según la clase de desde un punto de vista de política criminal , la protección
documento , es decir, ya resulta imposible hablar de un penal de ambas clases de documentos no se vea cond icio-
bien jurídi co distinto según que se refiera a la fals edad nada a la prueba de un e le mento subje tivo del tipo'"; ra-
e n docum ento públi co, oficial o mercantil de los arl. 390 zó n por la cual el desval or de acci ón en el injusto de esto s
a 393'. o a la falsedad en documento privado del art. delitos difiere cuantitati va mente de l pre visto para el des-
395, -art. 306 en el a nterior C.P.-, en la que algunos crito en el art. 395 C.P. No obstante este hecho, no debe
autores han definido e l injusto típico como ataq ue contra ll evar a la conclusión de que son tipos que protegen bie-
la propiedad, sobre todo nes jurídicos diversos. Por
por incluir un e le mento otra pa rte. es aquí donde se
subjetivo de l tipo, el ánimo sitúa el principal punto con-
de causar un perjuicio, que 1licti vo en materia concur-
se ha identificado al ;ín imo sa! ya que esta di stinta de s-
de lucro ca rac terís ti co de cripción típi ca ha s ido e l
los delitos co ntra la propie- fundamento que ha acogido
dad, elemento que , por lo la juri sp rudenci a, y después
demás , no figura en ningu- la doctrina -asu mi e ndo sin
na de las otras mod alidades más el planteamiento juri s-
típicas falsarias''. prudencia! de esta cues-
Esta conc lusión reper- tión- , para dar una solución
c ute también en un a conc reta interpretación de los tipos dife rente segú n que el delito que concu rra sea e l de false -
penales acogidos en e l capítulo 11 del títu lo XVIII del dad en documento público o mercantil , - art. 390 y 392 del
libro 11 del Código Penal, los cuales se co nstituyen en nuevo Códi go Penal, anteri ores a rl. 302 y 303- . o en su
au téntic os tipos de resultado donde el desvalor de ac- caso, el de falsedad en documento privado -art. 395 ó .106
ción , es decir. la a lt e rac ión del documento , no result a del anterior c6digo. En el primer supues to se dice que exis-
su ficient e a la hora de cerrar el ámbito de la antij uricid ad tiría un concurso idea l de delitos entre la falsedad docu-
de la conducta, por c uanto ha de unirse al desvalor de mental y la estafa -en base a la diversid ad de bienes jurídi-
resultado representado por la lesión del bien jurídico pro- cos protegidos''-; en e l segund o, exis tiría un concurso
tegido en es tos delitos'". Tal des va lor de resultado per- leyes, dada la posibilidad de subsumir el hech o bajo cua l-
mite rechazar una particular concepción de las fal seda- quiera de los dos preceptos, el relativo a la falsedad -art.
des docum e ntales que las reducía a ser una form a 390 C.P.- o el de estafa -art. 24R C.P. '~o-.
particular de poner en peligro otros bienes jurídicos , por A continuación se procederá ha anal izar más detalla-
lo que se interpretaban siempre e n función de esa hipoté- damente las soluciones que pma todos los gustos han dado
tica y futura lesión de la propiedad , en la mayo ría de los el tribunal supremo y la doctrina sobre la relación concur-
casos, no si n antes , si n embargo , hablar de la seguridad sa ! e ntre falsedad docume ntal y estafa.
del tráfico o de la fe pública co mo intereses concretos
afectados por estos delitos". 11. LAS SOLUCIONES APORTADAS A UN VIEJO
Es por e llo que la idea del daño o del perjuicio siem- PROBLEMA: EL CONCURSO ENTRE FALSEDAD Y ESTAFA
pre ha caracterizado la estructura subjetiva del tipo de in-
Ya se ha puesto de manifiesto que la falsedad consti-
justo de las falsedade s documentales, a pesar de que, como
tuye. en el marco de la práctica criminal , un ínstntmen/Um
e lemento expresame nte del tipo , só lo tiene cabida en las
scele rís con el cual se garantiza -de una manera bastante
falsedades en docum ento privado. La jurisprudencia se ha
efectiva-la obtención il egítima de un determinado lucro ".
encargado de recondu cir lo qu e se denomina animus fal-
El hec ho qu e justifica esta circunsta nci a es doble: por un
sario a una intención de perjudicar concebida como el
lado, el empleo de un documento -falso-, con indepen-
móvil del falsificador, integrante del dolo con el que és te
dencia de la clase que sea, le sirve al sujeto para lograr un a
actúa 12 • Esta interpretación jurisprudencia! no ha servido
relativa confianza del tercero en la aparienci a de veraci-
nada más que para complicar, aún más si cabe, la comple-
dad de su contenido, lo cual le predi spone ya a determinar
ja problemática de las falsedades documentales. Siendo

M ·' I>EL CARMEN GARCÍA CANTIZA:>/0


su actuación en función de lo que se le presenta como cierto. ción de la norma, por cuanto estafa y dicha modalidad de
No cabe duda de que al cajero que se le presenta un che- falsedad se excluyen mutuamente, negándose la posibili-
que falso para cobrar, a priori no se plantea la posibilidad dad de una aplicación conjunta de ambos preceptos. En
de que está ante un engaño, lo mismo sucede si se presen- definitiva, se plantea un concurso de leyes, que automáti-
tan documentos falsos ante la administración que determi- camente se remite al art. g C.P. ex
nen, por ejemplo, el reconocimiento de una pensión. Se En toda esta cuestión ha jugado un papel decisivo la
juegaentodosestossupue~osconlaconfianzaque,deun doctrina de nuestro tribunal supremo, quien, sobre la base
modo casi instintivo, se deposita en el documento como del antiguo código penal, se ha encargado de fijar las ha-
institución jurídica. Por otro lado, la progresiva ses teóricas sobre las que se asienta la solución de este
"Jocumentarización" -por llamarla Je alguna forma- Jel problema. Esta jurisprudencia es ya constante y, además,
tráfico mercantil hace pdcticamente imposible concebir se ha convertido en la solución "oficial", asumida también
el establecimiento de relaciones jurídicas sin que haya un por la doctrina, la cual, en la gran mayoría de los casos, se
Jocumcnto Je por medio". Manifestación máxima de este ha limitado a reproducirla.
Jato lo constituyen los títulos valores donde el derecho Je El diferente planteamiento que se ofrece de la relación
crédito que incorporan va vinculaJo a la misma confec- concursa! entre estafa y falsedad, según que ésta recaiga
ción del Jocumento, el cual llega incluso a separarse de la sobre documento privado o no, obliga a seguir esta pauta
misma relación jurídica que le Ji o vida. adquiriendo plena en los siguientes apartados donde se expondrán de mane-
sustantividad jurídica. Esto es, aunque el título valor res- ra nu1s exhaustiva las líneas argumentales seguidas en el
ponde a una relación obligacional que le sirve de causa, análisis de esta cuestión.
este documento no se crea para rellejarla, sino que, en sí l. Del conflicto entre el delito de falsedad en
mismo, constituye una nueva obligación, superpuesta a la documento privado y el de estafa
ya existente, con efectos propios'". Cheques, letras de cam- Cuando se falsirica una factura causando un perjuicio
bio. pagarés son el instrumento principal de la mayoría de económico al acreedor, o cuando se altera un contrato de
cstafaJores que se aprovechan de tal circunstancia para compraventa y se obtiene de esta forma un lucro indebido,
lucrarse. En estos casos realmente resulta muy difícil fijar se afirma que tales supuestos, en la medida en que son
la frontera que Jcfinc hasta dónde llega la falsedaJ y co- susceptibles Je ser calificados de acuerdo al art. 395 C.P.
mienza 1a estafa'". como al art. 248 C.P., verán determinadas sus sanciones
Presupuesto Je este fenómeno es el conseguir el enga- penales en virtud de la regla contenida en el art. R C.P. Es
ño suficiente para que el tercero realice la correspondiente decir, tanto en el primer caso como en el segundo, concu-
disposición patrimonial. Con ello es evidente que ya se rren los mismos elementos que caracterizan la descripción
han superado los límites de la falsedad para llegar hasta el típica del delito de falsedad en Jocumento privado y el de
ámbito del Jclito de estafa. y todo ello es posible porque estafa dado que existe un engaüo -aunque sea obtenido
el cngaí1o es un elemento común a ambos tipos de injus- mediante la utilización de un documento privado falso-,
to'' . Lo relevante, no obstante, es que mientras en la false- un error que motiva a realizar una concreta disposición
dad el engaño se circunscribe a la alteración del documen- patrimonial y un perjuicio de índole económica.
to -o a la creación de uno falso 21 -, en la estafa puede venir Bajo la vigencia del anterior código penal, esta apa-
daJo de cualquier forma, lo importante es que sea sufi- rente coincidencia típica de ambos preceptos justificó la
ciente para provocar el error y, consiguientemente, el acto reiterada aplicación de lo dispuesto en el art. 68 C.P.'", lo
Je disposición patrimonial 21 . que, en la gran mayoría de los casos y en atención a la
Cuando la forma Jc conseguir el engaño en la estafa mayor pena prevista para el delito falsario, se solucionó
consiste en el empleo de un documento falso se dan ya calificando de acuerdo al art. 306 C.P.' 11 •
toJos los ingrcJientes necesarios para la aplicación de la Sin embargo, hasta aquí se ha expuesto lo que consti-
teoría del concurso. tuye una práctica jurisprudencia! reiterada, aparte de esca-
Sin embargo, lo único claro en tal supuesto es la exis- samente fundamentada" . Ello obliga a cuestionarse, en
tencia, al menos en apariencia, de una pluralidad de deli- primer lugar, si realmente lo que se plantea ante tales ca-
tos'", en este caso, el de falsedad documental y estafa; a sos da lugar a un concurso de leyes y, en segundo lugar, y
partir Jc aquí todo es confusión: hay quien entiende que partiendo de que la respuesta a este primer interrogante
existe unidad de acción en la medida en que el engaño que sea afirmativa, si es la fórmula general del art. 8 C.P. la
genera la falsedad es parte de la conducta típica de la esta- más adecuada para fijar la correspondiente sanción penal 1'.
fa'': en cambio, para otros esto justificaría precisamente l. l. El aparente concurso de leyes entre el art. 395
la existencia de una pluralidad de acciones en donde la y 248 C.P.
falsedad sería el mcJio necesario para realizar la estafa"'. Vayamos a la primera cuestión. Unánimemente se
Admitir cualquiera de estas posiciones supone, ya de en- acepta el hecho de que el concurso de leyes está excluido
trada. definirse sobre lo que se interprete como "unidad de del ámbito del concurso de delitos, centrándose su ori-
acción", para optar, posteriormente, por una modalidad gen en un problema ante todo de interpretación de la
determinaJa de concurso, bien concurso ideal, bien con- norma penal". El supuesto de hecho sobre el que tendrá
curso medial -salvando ahora la polémica entorno a la aplicación esta técnica exige, por lo tanto, la existencia
naturaleza jurídica de este tipo de concurso-. de una acción penalmente relevante; pero, por un lado,
Pero aquí no acaba la Jiscusión, ya que lo hasta ahora no significa que ésta haya de coincidir con un único acto
dicho sólo encuentra aplicación, según doctrina y juris- individual, contemplado desde un punto de vista pura-
prudencia mayoritaria, cuando los delitos concurrentes son mente naturalístico u ontológico. Y por otro lado, cada
los de estafa y falscdaJ en documento público, oficial o uno de esos actos puede a su vez constituir hechos típi-
mercantil". Si la falsedad recae sobre un documento pri- cos, objeto ya de desvaloración por otros preceptos pe-
vado, la perspectiva desde la que se analiza este supuesto nales1". El problema radica en que a esa acción -o "he-
cambia radicalmente, para desplazar la solución del ámbi- chos", según el art. 8 C.P.- le son aplicables,
to de la teoría del concurso al de una correcta interpreta-

La rdación concursa! en/re los delilos de es/ajá rfalsedad ducumenlal DEREcllo & SociEdAd
PENAL

apare ntemen te, varias disposicio- interpretar de esta forma tale s supuestos. se sanc ionaría
nes penales; o , visto desde ot ra una misma co nducta con penas di stint as4 1 .
perspectiva, ese hecho está com- Este dat o res ult a ciertame nte interesante por cuanto
prendido en varios tipos penales, siempre que con un mismo hec ho se ksioncn varios bie-
los cuales, se afirma, son incom- nes jurídicos no habrá porqué acudir obligato riamente a la
patibles en tre sí.l' solu ció n del concurso de delitos, ya que también puede
La razón de esa incompatibilidad -y que obliga a ele- tener relevancia el concurso de leyes''. Sin embargo, es
gir en tre ellos cuál sea el que contiene e l verdadero des- evidente que esta regla no tiene una ap li cación automáti-
va lo r del injusto del hech o- se halla e n la doble desvalo- ca, sino q ue dependerá de la forma concreta en la que se
ración del supuesto de hecho que parece haber realizad o presenten los hechos ; en ot ros términos , de la manera cómo
el legis lado r pena l, de tal forma que éste es contemplado se ejec ute el plan criminal de l aut or. contemplado desde el
por varias di sposicio nes y desde diferentes injustos"'. No punto de visto objetivo que supone la rea li zac ión de la
obs tant e, es ta c ircunst anc ia no deja de ser un a mera apa- conduc ta típi ca descrita en e l precepto penal, cuyo conte-
ri e ncia , producto, a veces, de una deficiente técnic a le- nido de injusto abarque e l supuesto ele hecho en cues ti ón.
gis lati va, pero que ha de superarse mediante una correc- E n atenció n a todo lo hasta aq uí ex puesto, la relación
ta interpretación de los tip os penales en colisión. Para que se susci ta entre los delitos acog idos en los art. 395 y
ello se han empleado much os criterios , sobre los que 248 C.P. no puede rccondu cirsc de una manera automáti-
exis te una relativa unanimid ad doctrinal", pero por en- ca al ám bito del concurso de leyes, como suele ser la prác-
cima de los tan recurrido s principios de especialidad", tica tradicional de nuestros tribun ales y como ha aceptado
subs idiaricdad, consunciónw o a lternati vidad 40 , necesa- la cas i unanimidad de la doctrina';, en relación con los
riamente ha de acudirsc al contenido del injusto de cada art. 306 y 528 del anterior código penal. La fa lta de iden-
tipo. dado que en él se encierra la concreta desvalora- tid ad de los bienes jurídicos protegidos e n cada uno de los
ció n del hec ho objeto de sanción penal, y sólo una ele las mencio nados preceptos no debe ser un dato a olv id<:tr en
di sposiciones en con tli cto se rá la que co ntenga con ma- esta cucsti ón 4'' , en tanto qu e. q ui en falsifica un documen-
yo r g rado de integrid ad e l injusto. to pri vado co n intención de ob tener un lucro. lesiona el
S i e l desva lor de todo patrimonio de la pe rsona per-
co mport am iento típico se en- judicada y la funcionalidad del
cierra en el contenido mate- documento. en cuanto institu-
rial de la antijuricidad, y éste ción jurídica, bienes que. por
tiene relación directa con la otro lado, son de diferente na-
lesión del bien jurídico pro- turalczajurídica. individual el
tegido41, resulta evidente que primero. y u ni versal el segun-
en orden a la solución del do .<' o lo que es lo mismo .
conc urso de leyes deberá te - di sponible e l primero. e indi s-
ner un papel rele va nte e l bien poniblc e l segundo por parte
o bienes jurídicos les io nados de l particular.
en el caso en cuestió n. Este Pe ro e ll o no es sufi cien te
criterio es el que en definiti- tampoco para rechazar ya la
va tiene aplicación cuando se afirma, po r ejemplo, que la existenc ia de un concurso de normas. Pensamos que la
cons um ac ión absorbe las formas imperfectas de ejecu- única vía posible de resol ver esta cues tión vendrá dada
ción, que la violación consume las agres iones sexuales o por un análisis detenido de los hechos y. sobre todo. por
que e l delito de peligro concreto es subsidiario del delito e l grado de vinculación que tenga la falsedad documen-
de resu lt ado. tal a los efectos de conseguir la d ispos ici6 n patrimonial
De la misma manera, también sirve cuando son distin- que realiza el engañado en la es t:11'a 4'. S i la falsedad en el
tos los bienes juríd icos lesio nados siempre que exista un a doc um en to pri vado -natura lme nt e acompa ñada de la in-
interdependen cia en la fo rm a de conseguir su efectiva le- te nción de causa r un perjuicio- se prese nt a co mo la t'mi -
sió n; por eje mplo, en el delito ele homi cidio no se duda ca posibilidad material de la q ue d ispo ne e l sujeto para
que se produce un a lesió n de la vida, en cuanto bien jurí- logra r ta l finalidad. la les ió n del bien jurídico pro tegido
dico protegido, pero tampoco es erróneo al'irmar que en la en este delito quedaría subsu mi do por el co nten ido del
ejec ución de dicho delito también puede resultar lesiona- desvalor ele acción del delito de es ta fa. ya que no sería
da la propiedad si se tom an en consideración los posibles · más que esa artimaña engañosa que el estafador requiere
daños que sobre la ropa de la víctima cause el disparo o la ¡¡ los efec tos de llevar a cnbo su finalidad última, la de
cuc hillada. A pesar de esta circ un stancia, ningún tribunal obtener un lucro injusto a costa del perjuicio patrimonial
castigaría al homicida por el delito de daño resultante. De de su víctima4 ''.
idéntica forma se solucionan los casos ele delito de robo La intención de causar un pe1juicio o el perjuicio. en
con fuerza en las cosas co n la circunsta ncia ele casa ha bi- sí, ya logrado , que exige e l tipo en el delito de falsedad
tada y de allanamiento de morada - art. 238 C.P.-. en documento privado se identifica con e l elemento sub-
Y ello ha de entenderse así porque la ejecución de j eti vo del tipo exigido e n la esta fa, es decir, co n el ánimo
determinados hechos, que segú n el contenido ele la volun- de lucro. Luego, en rea lidad, y llega ndo hasta las últimas
tad del sujeto van dirigidos a lesionar un bien jurídico con- consec uenci as ele esta afir mac ió n, no ll egarían a darse
creto, necesa riamente conll eva, de una manera subyacen- todos los e lemento s típi cos del art. 395 C.P. , si no sólo el
te, la lesión de otro bienjurídico' 2 . Desde es ta perspectiva, constitu ido por la falsifica ción slriclll sensu de un docu-
el tipo de injusto que contiene el desvalor de resultado mento privado, ya que lo qu e guía la volu ntad del sujeto
buscado por el sujeto absorbe ese otro des valor de resulta- no sería una genérica inlención de /!i't)udicar, sino de
do implícito en su conducta; lo cual, por otro lado, resulta obtener un concreto lu cro, y eso es propio de la estafa
co nsecuente con el principio non bis in idem, ya que de no de l art. 248 C.P..

M' DEL CARMEN G A RCÍA CAi':'fiZAI\0


No obstante, y para quienes esta idea no esté tan cla- cual concurre cuando, en virtud del sentido de la ley, sól
ra, en la medida en que vean en el ánimo de lucro de la entre en juego uno de los tipos en cuestión si resulta inapli
estafa el reverso de la intención de perjudicar de la false- cable el que se considera tipo principal''. Así pues, paree
dad en documento privado, se impone la necesidad de depender exclusivamente del criterio legal la determina
acudir a alguno de los criterios que tradicionalmente se ción del tipo principal y del subsidiario -o de recogida-
han señalado para dilucidar cuál es el precepto penal bajo hecho que, al estar previsto expresamente para concreto
el que se subsumen los hechos y, lo más importante, de- tipos penales, permite diferenciar entre una suhsidiariedal
terminar la sanción correspondiente. expresa y otra tácita"'. Como ejemplo de la primera mo
1.2. El principio de consunción como dalidad se cita el art. 229, 3., C.P., relativo al abandono dl
solución a esta cuestión menores, donde, para los supuestos en los que se hubicr~
También aquí ha supuesto un decisivo precedente la puesto en peligro la vida del niño, su salud, intcgridac
jurisprudencia del Tribunal Supremo quien, admitiendo física o libertad sexual, se prevé una concreta pena "sir
reiteradamente la existencia de un concurso de normas, perjuicio de castigar el hecho como corresponda si
acudía sistemáticamente al art. 68 del anterior C.P. -re- constituyere otro delito más grave". En cambio, dentro de
lativo al concurso de leyes-, como medio de resolución los casos de subsidiariedad tácita se comprende la rela-
del conrJicto'". Esta solución, la gran mayoría de las ve- ción entablada entre las formas de participación y la auto-
ces determinaba la aplicación del art. 306 sobre la califi- ría, las formas de ejecución y la consumación, así como la
cación de estafa, dado que en el mencionado artículo la establecida por los delitos de peligro concreto y los de
pena era de prisión menor, frente a la de arresto mayor resultado y los delitos imprudentes frente a los dolosos.
prevista en el art. 528 -salvando evidentemente la posi- En definitiva, cuando se afirma la relación de
ble concurrencia de las circunstancias del art. 529, que subsidiaricdad t<ícita entre dos tipos penales se pone de
agravaban la responsabilidad penal por la estafa. De esta manifiesto la existencia de una pluralidad de actos, los
manera se acudía a la vía más fácil de solventar esta cues- cuales están entrelazados en función del diverso nivel de
tión, que no por ello es la más correcta. ataque al bien jurídico que representan. A este respecto,
La discutida regla contenida en el art. 68 ha sido objeto tanto el tipo prcvalcntc como el subsidiario son concebi-
de análisis doctrinal sin que hasta la fecha se le haya dotado dos como dos especies pcrtcnccicntcs a un género común' 7 .
de un contenido más o menos preciso" ; a pesar de todo, la Por ello, se exige una cierta homogeneidad en los bienes
tónica general era de crítica y rechazo a la solución conteni- jurídicos protegidos por los tipos en cuestión, de donde el
da en tal precepto", a la cual debía de acudirse en caso de tipo principal se caracteriza por una ampliación en la pro-
imposibilidad de aplicar los criterios de especialidad, tección del bien jurídico, lo cual se traduce, a efectos prác-
suhsidiariedad y consunción como reglas generales para la ticos, en una sanción penal más grave que la prevista por
interpretación de las normas penales". Esta interpretación el tipo subsidiario.
doctrinal ha venido a obtener un efectivo respaldo legal en La falsedad en documento privado y la estafa tampoco
el nuevo art. ~C.P., donde i•t antigua regla del art. 68 queda mantienen este tipo de relación. Por supuesto, hay que re-
relegada a una norma de carácter subsidiario, aplicable sólo chazar la subsidiaricdad expresa, y la tácita resulta impo-
cu,l!ldo no .,c,t posible solucionar el conflicto de leyes acu- sible de aplicar en la medida en que ambos tipos penales
diendo a !m principios tradicionales que quedan taxativa- disponen de ámbitos propios de protección, sin que ten-
mente recogidos en el nuevo ccídigo Penal. gan que interferir uno en el otro. Además, en el análisis de
Por lo tanto, si el concurso de leyes surgido entre el los supuestos que aquí se están planteando, donde la fal;i-
delito de falsedad en documento privado y estafa encuen- ficación del documento privado se presenta como el único
tra su marco de solución en el precepto que determine medio viable para obtener el engaño necesario en la esta-
mayor pena. tal y como establece el art. 8, :L C.P.. ello fa, de mantenerse un punto de vista exclusivamente teleo-
sucederá súlo cuando se haya comprobado la imposibili- lógico", llevaría a considerarse como prcvalcnte en estos
dad de acudir a los principios generales ya mencionados casos el tipo de estafa, permaneciendo subsidiario el de
de especialidad, suhsidiaricdad y consunción. De ahí que falsedad en documento privado'').
sea obligado determinar cuál es la relación que se entabla A la vista de todo lo anterior, queda por analizar el
entre ambos preceptos. principio de consunción -art. 8, 3• C.P.- como último in-
Tradicionalmente se considera la existencia de una tento de dar una solución aceptable al concurso de leyes
relación de especialidad -an. 8, ¡• C.P.- cuando "uno de planteado entre los art. 395 y 248 C.P.. Entendiendo por
los tipos contiene en sí todos los elementos o característi- consunción la "absorción de un injusto por otro. El que
cas del otro y, además, algún elemento o característica absorbe recoge el injusto propio de aquel precepto adc-
adicional, que opera en sentido cspecializante'''". Presu- mús del correspondiente a la infracción que específicamente
puesto, no obstante, de esta relación, es la identidad de regula'''' 0 , cabría cuestionarse si, en realidad, no es ésta la
elementos constitutivos en ambos tipos, donde uno de ellos verdadera vía de solución de los casos en los que se falsi·
_¡uega como característica espccializantc respecto al otro. fica un documento privado como única forma de conse-
En los supuestos aquí analizados no puede admitirse que guir un lucro indebido. Y ello porque, en tales supuestos,
dicha identidad provenga de los bienes jurídicos protegi- la ejecución del delito de estafa conlleva, de manera inhe-
dos: ambos son tipos penales autónomos en hase a los dis- rente, la del delito de falsedad documental, de ahí que el
tintos bienes jurídicos que se pretenden garantizar pe- desvalor de acción característico de este delito venga for-
nalmente. Por otro lado, ni la falsedad contiene todas las mado, a su vc1., por el dcsvalor del injusto típico de las
características del tipo de estafa, ni viceversa: son simples falsedades, cuando éstas concurren en un documento pri-
formas de engaño destinadas a la lesión de intereses de vado. La realización de uno lleva aparejada necesariamente
muy distinta naturaleza. No hay, en este sentido, una rela- la del otro: la estafa consume a la falsedad"'.
ción de género a especie entre ambos tipos penales. Guarda un perfecto paralelismo este supuesto con el
Junto con el principio de especialidad, se suele tam- planteado por MlR PU1G" 2 , quien considera que el delito
bién mencionar el de suhsidiariedad -art. 8, 2" C.P.-, el de bigamia consume al de falsedades documentales en la

La relación concursa/ entre los delitos de estafa y falsedad documental DEREcho & SociEdAd
PENAL

medid a e n qu e éstas siempre de leyes e n base a los diferentes bie nes JUrídicos lesiona-
acompañan a la bigamia, pero so- dos: por una parte, la fe pública -o la seguridad del tráfi -
bre todo porque "rechazar la con- co jurídi co- , en cuanto bien jurídico protegi do en el de-
sunción y admitir el co ncurso de lito de falsedad e n documento público, oficial o mercantil;
delitos llevaría a la insatisfactoria por otra , el patrimonio como interés garantizado en el
consecuencia de que el delito de delito de estafa''~ .
bigamia normalm ente supondría, de hec ho, una pena más Éste es el principal argumento. -y prácticamente el
grave que la prevista para el mi smo"''' . Este resultado que, úni co-, que ha servido para justificar la aplicación del art.
como afirma QUINTERO OLIVARES''"' en relación a la 71 C.P.. Conviene antes de nada ana lizar la fund amenta-
tesis de MIR PUIG , podía ser insa tisfactorio co mo conse- ción de es te argumento.
cuencia de la elevada penalidad prevista para los delitos Rec alcando de nue vo el rechazo a la identificación del
falsarios en el anterior cód igo penal, resulta plenamente bien jurídico en el delito de falsedad documental con unos
aplicable en el marco punitivo fijado por el nu evo código conceptos tan vagos como eté reos de fe pública o seg uri -
que, desde este punto de vis ta , supera una visión est at ista dad dclt ní fico 70 • en necesari o poner también :Jc manifies-
Jc es tos delitos y ab re la línea de un a política criminal to que no hay un bien jurídico para cada uno de los tipos
Jiri gida a la prevención general de los mismos. descritos e n los art. 302 y ss. del ant e rior Código Penal, ni
Esta so lu c ión permite e ludir c ualqui e r tipo de privi- en los art. 3<JO y ss. del actual, conc lu sió n a la que. sin
legio a qui en, para obtener un lucro, falsifica un docu- embargo, llev an necesariamente los argumentos utilit"ados
ment o privado, frente a aq uél que, con la misma inte n- por la jurisprudencia e n la resolución de estos con llictos
ci6n, hace uso de otro conc ur sa les 7 1 . La au -
mecanismo de engaño, sencia en los an. 3lJO y
no constitutivo. a su 302 C.P. Jc un elemen-
vez , de otro ilícito pe- to subjetivo de l tip o
nal. Por otro lado , es t<Í concretado en una in -
en la misma lín ea ya tenc ión de cau sar un
trazada por e l propio perjuicio , prese nte , no
Tribunal Supremo obstante, en el art. 395
quien la asumía de ma- C.P. -fa lsific ació n de
nera particularizada documento pri vado- no
c uando concurrían el obedece a un d istinto
delito de estafa previs- co ntenido de la antiju-
to en el art. .:'i31 , 2" del ri ci dad material en cad a
ant erior C. P. y el de fal- uno de es to s tipo s de
sedad document a l'''. injusto 72 . Con indepen-
También se acudía a dencia Jc cu:t l sea su
este mismo criteri o en contenido, el bien jurí-
los sup uestos de abuso dico es el mismo; la úni-
de firma en bl anco , ca di fc re ncia, desde el
donde un a vez más se punto de vista del con-
estimaba que la estafa consumía a la falsedad cuando me- tenido del injusto, radica en e l mayor o menor grado de
diaba engaño en la obten ción de la firm a''''. En todo s es- protección con que e l legisl ad or quiere garantit.arlo, he-
tos casos, a l tribunal no le impo rtaba , no obstante, la di- cho que se traduce en un dife re nte des va lor de acción. e n
feren c ia de penalidades -1mís grave en el delit o de tanto qu e el desvalor de resu ltado -esto es, la lcsi6n Jel
falsedad- , donde normalmente, resultaba privil eg iado el bien jurídico protegido- permanece idéntico.
estafador que falsificaba un do cumento. Por lo tant o, es falso que hay a que recu rrirsc al con-
2. Del conflicto entre el delito de falsedad en curso de ideal de delit os cuando, por ejemplo, se presen-
documento público, oficial y mercantil y el ta al cobro una letra de cambio donde se ha imitado la
delito de estafa firma del aceptante, o se altera el va lor de una finca en
Diferente planteamiento disfrutan estos casos en nues- una escritura pública para consegui r así un préstamo. por
tra jurisprudencia. La di stinta tipifica ción de la qu e goza la única razón de que se han lesion ad o dos bienes jurídi-
cos difere ntes. Es to ta mbi é n sucede si lo a lt e rado result a
el delito de fa lsed ad do cumental cuando recae sobre un
ser un a factura, presentada a l cobro mediante domicilia-
documento no encuadrablc en la categoría de privado es
el argumento principal sobre el que fund a menta el Tribu- ció n bancaria. o un a nómina , como garantía para la ob-
tención del présta mo. Y, sin e mbargo , aquí se afirma con
nal Suprem o la exi stenci a de un concurso id eal de delitos
rotund id ad que sólo hay un delito, bien el de falsed ad,
siempre que dicha falsedad vaya aco mpa ñada de la causa-
ción de un perjuicio económico'' 7 . La determinación de la bien el de estafa, según resu lte de la aplicación de las
reglas del con curso de leyes. ¿Qué circunstancia puede
pena correspondiente al res ponsable de tales hechos se
logra r que la soluci ón sea tan di spa r, cuando en rea lidad
hacía de acuerdo a la regla estab lecida en el art. 71 del
se demuestra que la única diferencia estriba en la clase
anterior C.P."', sin que el Alto Tribunal se plantee mayo-
de docume nto elegida por el s ujeto para logra r su propó-
res dudas respecto a su calificación conforme al primero
de los dos supuestos de hecho que en él se contenían- "un sito defraudato rio? Ev identemente no res ult a serio e l
hec ho de que la pena pueda depender de un dato tan alea-
so lo hecho constituya dos o más delitos"- o al segundo
-"uno de ellos sea medio necesario para cometer otro"-. to rio en la práct ica como ése.
Pero a esta conclusión no llega e l tribun al sólo por Est o sirve para poner de manifiesto dos ideas impor-
una simple co mp aración de tip os, sino que va más allá, tantes: en primer lugar, no todos los casos de con lli cto
rechaza ndo ex presamente la ex iste nci a de un concurso entre un delito de fals edad document al conte nido en el art.

M ·' OEL CARMEN GARCÍA CANTIZAl'iO


395 C.P. y d de estafa son solucionables por la técnica del juicio económico se constituye en el esquema de actua-
concurso de leyes; y, en segundo lugar, es cierto que entre ción de la mayoría de los estafadores que operan en el
los delitos de falsedad documental recogidos en los art. ámbito de cualquier relación económica. Aquí, la falsifi-
390 y 392 C.P. se plantea un problema concursa! cuando cación del documento puede operar de dos maneras dife-
acontece un pe1juicio económico, pero ello no significa rentes: bien como punto central donde se fundamente el
necesariamente l.JLie éste sea "ideal". engaño constitutivo de la estafa, hecho que tendría lugar,
Respecto a la primera idea, ya se ha indicado con an- por ejemplo, en la falsificación de una letra de camhio, o
terioridad que sólo en aquellos supuestos en los que la de un cheque, donde precisamente es la alteración de es-
utilización del documento privado falso se presente como tos documentos lo que permite al estafador obtener su vcn-
el único mecanismo viable para la obtención del perjuicio t<tja patrimonial a través de su descuento bancario o de su
ilícito, podrá admitirse la presencia de un contlicto apa- presentación al cobro; o bien, como un punto de apoyo
rente de leyes, donde la estafa consume a la falsedad, en la del engaño, en donde el documento falso no serviría más
medida en que aquí ésta no es más que el "engaño bastan- que para corroborar o "sustentar" la puesta en escena mon-
te" al que alude el art. 24l:\ C.P.; pero a esta solución obli- tada por el estafador, tal como sucede en las estafas de
gan los principios de legalidad y del non his in idem ya crédito, en la estafa procesal. donde se aportan como prueba
4uc en realidad el desvalor 4uc conlleva la obtención del documentos falsificados, en las estafas inmobiliarias, me-
lucro en la estafa, coincidente con el perjuicio exigido en diante la presentación de una documentación ficticia res-
el tipo de falsedad en documento privado, encuentra sufi- pecto a la legalidad de la urbanización o de las condicio-
ciente respuesta punitiva en el ámbito de la estafa. Casti- nes de construcción del inmueble.
gar además por el delito de falsedad -aunque sea con la Aunque pueda parecer sutil, sin embargo, el sentido
regla de asperación del art. 77 C.P.- sería desvalorar dos de la falsificación es distinto en cada uno de estos supues-
veces una misma y única conducta. Fuera de estos casos, tos, porque no actúa de igual forma respecto a la consecu-
es decir, cuando el documento privado falso sea un ele- ción del engaño y del respectivo pe!]uicio patrimonial. En
mento más de los que componen toda la parafernalia de la el primer caso, falsificación documental y estafa quedan
puesta en escena del estafador a fin de conseguir el enga- confundidas en un mismo hecho desde el mismo momen-
llO, no resulta de recibo esta solución, entre otras impor- to en que parte del hecho integrante del delito de estafa -el
tantes rawnes. por el hecho de que la lesión del bien jurí- engaño- se identifica totalmente con el presupuesto de la
dico "pati·imonio" no conlleva en sí misma la del bien acción típica de otro delito. el de falsedad documental-la
JUrídico "funcionalidad del documento". No se justifica, presentación del documento falso. En cambio, esa unidad
por lo tanto, una solución distinta a la prevista tradicional- de hecho no concurre con tanta claridad en el segundo
mente para los casos de concurrencia entre la estafa y una grupo de casos en los que el engaño perseguido por el
falsedad en otra clase de documento, que no sea privado. sujeto se ha conseguido, entre otras causas, mediante el
Sólo resta determinar con claridad si en estos casos empleo de un documento falso. hecho de por sí constituti-
hay un sólo "hecho" o varios. en definitiva, si hay unidad vo de dcliton. Pero lo importante aquí es que tal circuns-
o pluralidad de acción. tancia depende del caso concreto y, sobre todo. del plan
Sohre esta cuestitin se han vertido muy diferentes opi- criminal; en definitiva, la falsedad documental no es más
niones las cuales tenían su fundamento en el mismo art. que un delito-medio, entre otros posibles, elegido para eje-
71 del anterior C.P., tradicionalmente referido al concurso cutar un delito-fin. la estafa.
ideal delitos~', y que se reproduce en su totalidad en el art. No obstante. y como dato común a ambas posibilida-
77 del actual Código. En el mencionado precepto se ha- des, es preciso tener en cuenta que el engaño en el úmhito
yan dos supuestos de hecho bien diferenciados pero a los de la estafa ha de ser capaz de generar un error en la perso-
que. no obstante. se les concede un mismo tratamiento na que ha de realizar la disposición patrimonial. El error
penJJ7~: el primero de ellos se concreta en la existencia de es, pues, el elemento que permite imputar objetivamente
un solo hecho constitutivo de dos o más delitos, identifi- el resultado -perjuicio- a la conducta típica -engaño-;
cado como la esencia del concurso ideal de delitos. dentro de este esquema la falsedad documental debe de
El segundo presenta müs complicaciones. Su presupues- situarse en un momento anterior a la provocación del error.
to parte de dos delitos vinculados entre sí por una relación si se quiere admitir como parte del cngaí'io en la estafa, de
medial; la reJ"crcncia expresa ella el"ccliva existencia de dos tal manera que si tal circunstancia no se diera. esto cs. el
delitos, por un lado, y su equiparación al anterior supuesto, sujeto frente al cual actúa el estafador ya ha incurrido en
por otro, provocan serias dudas en orden a su naturaleza el error, y por lo tanto, está dispuesto a efectuar la disposi-
jurídica, identificada a la del concurso ideal por parte de la ción patrimonial, la falsedad documental automáticamen-
doctrina penal más antigua, pero actualmente interpretada te quedaría excluida del núcleo de la conducta típica en la
conforme al concurso real de delitos por la mayoría de los estafa. Esto tiene lugar, por ejemplo, en el caso del cajero
autores 75 . Este hecho tampoco encuentra su debido reflejo del banco que, dejándose impresionar por la presencia y
en el ámbito jurisprudencia! donde se mantiene una confu- los comentarios del estafador, procede a abonarle el che-
sa doctrina entorno al concurso medial, definido unas veces que que éste le presenta, sin advertir la falsificación de la
como ideal y otras como real 7''. firma; o en el de los adquirientes de un supuesto aparta-
Dentro de esta compleja situación se ubica la proble- mento, a los que, una vez que efectúan la entrega de la
mática planteada en torno a la relación concursa! entre fal- entrada inicial del precio, reciben a cambio una documen-
sedad documental y estafa; podría afirmarse, incluso. que tación falsa respecto a la cuenta bancaria en la que se ha
dicha relación se convierte en el ejemplo paradigmático depositado tal importe. La falsedad no es, desde este pun-
donde tiene su re11ejo toda esta ardua cuestión dogmáti- to de vista, parte del engaño, ni tampoco un mecanismo de
ca77. En efecto, la falsificación de un documento, su pos- ayuda para conseguirlo, sino un elemento ajeno que con-
terior utilización, a raíz de lo cual se produce un engaño tribuye a afianzar el error ya obtenido.
en un tercero, quien, incurriendo en error, realiza una de- Con esto se pone de relevancia que no resulta del todo
terminada disposición patrimonial, que le ocasiona un per- indiferente al tema concursa! el momento concreto en el

Lo relación conc11rsal entre los delitos de estafa y falsedad documental


PENAL

que se produce el error, consecuen- Quizás pueda objetarse a esta interpretación que , e n
cia del e ngaño, porque de ello va rea lid ad , y desde un punto de vista naturalísti co, se ejecu-
a depender que en la ejecución de tan varios actos, los cuales constituyen. a su ve1., el conte-
la estafa disfrute de algún papel la nido de otros tantos tipo s penales: esto es, por un lado, se
falsedad documental. Pe ro un he- sitúa la fal sificación del documento - art. 390, 392 ó 395-,
cho es indudable: si el error ya se su ut ilización -art. 393 ó 396-, y por otro, se encuentra la
produjo, y en ello la falsedad no tuvo relevancia algun a, estafa -art. 248-. Tendría lugar lo que la doctrin a alemana
necesariamente habrá que admitir un concurso real de de- conoce como unidad jurídica de acción con stituida por
litos, sancionado co nforme a la regla del art. 73 C.P. -art. va ri os tipos unidos entre sí e n forma de abra1.adera, donde
69 en el a nterior C.P.-. "la relación del concurso ideal puede proceder de que dos
Result a necesario centrarse más detenid amente en e l acciones en si mismas independientes se hall en a su vez
es tudio de cada uno de estos supuestos. en concurso ideal con un a tercera , de modo que sólo coin-
2.1. Supuestos de identidad parcial entre estafa y cidan en ese punto""' . En el supuesto planteado. la utili-
falsedad documental zación del documento ac tuaría de abrawdcra respecto a
En el primer grupo de casos se afirma la existencia de los tipos de falsedad y es tilfa. Sin embargo, y sin rechazar
un concurso ideal de delitos, pero llegar a tal conclusión es la conclusi ón a la que se llega, que, en definitiva, es admi-
consecuencia de una concreta concepción de la teoría del tir el concurso ideal de delitos , es preciso rechaza r tal plan-
concurso, que concibe a la "unidad de hecho' ' co mo unid ad teamiento por varias ramnes: en primer lugar. porque la
de acción típica, contemplada desde la perspectiva que ofrece falsedad de uso tipificad a en los arl. 393 y 396 ti ene como
la descripción de las co nductas co nte nidas e n los tipos pe- presupuesto büsico, según doctrina mayoritaria, la no co-
nales en cuestión, donde el resu ltado carece de eficacia rea l incidencia del sujeto ac ti vo co n el de los delitos de fal se-
a la hora de admitir el dad strictu sensu. ello
concurso 7'1 y en donde lo significa que su aplica-
verdaderame nte decisivo ció n ser<í posible en tan-
es la necesidad de proce- to y e n cuanto qu icn
der a una desvaloración haga uso del documento
conjunta del hecho en su falso no hay a tenido in -
globalidad , considerado tervención alguna en la
como única forma posi- fals ificaci ó n de éste"'.
ble de atender a la lesi ón De ahí que en tre ambo s
o puesta en peligro de los tipos se plantea en reali-
varios bienes jurídi cos dad un concurso de le-
afectados' 0 . yes a resol ver por el prin-
En definitiva, el con- cipio de suhsidiariedad.
curso ideal presu pone un Con ello se rec haza
hecho unitario"', suscep- ta mbién la consideración
tible de ser descompues- del uso del documento
to en varios tipos pena- como un acto posterior
les , qu e di sfruta n de la impune' 7 : si la ca ract e-
autonomía ofrecida por la rística fundamental de
protección de los respectivos bie nes jurídicos garantizados estos actos co nsiste en su carácter típico e independiente
en cada uno. Así. por eje mplo, sucede en las les iones inferi- del acto prin cipa l, pero cuyo des valor. no obstante , se con-
das a una autoridad o en la prese nt ac ión de un c heq ue falsi- sidera completamente subsumido por e l de éste, porqu e
ficado para su cobro. En estos casos la finalidad que guía al di c ho acto no represen ta una mayor lesión del bien jurídi-
sujeto, en definitiva, e l plan del autor, sirve también para co protegido, en el <ímbito de la falsificación documen-
dotar de un sen tido unitario a su actuación y, en opinión de tal''; las ll amadas fals edades de uso son efectivamente ti-
la mayoría de los autores, es uno de los datos que sirve para pos diferentes pero cuya ap licación es posible siem pre que
justificar la existencia de una acción unitari a' 1 . no haya una identificación entre el sujeto autor de la fal se-
Es por e llo posibl e hablar de una unidad de acción en dad y el de la utilización del documcnto' 9 . Es por ello que
todos aquellos casos en los qu e la falsificación del docu- este tipo penal es aplicable sólo cuando no proceda san-
mento es, tanto desde el punto de vista del plan delictivo , cionar la conducta conforme a uno de los tipos de falsifi -
co mo desde la perspectiva ex-post que ofrece el análi sis cación en sentido estricto.
de los hechos efectivamente re alizad os, la cond ucta enga- En segundo lugar, y como consec uencia de lo anterior.
ñosa, parle de la conducta típica del delito de estafa, com- porque c~ando es el propio falsificador quien hace uso del
plementada naturalmente por la di sposición patrimonial docu mento, al no ser dicho acto constitutivo de otro ilícito
del sujeto pasivo, la causación de un perjuicio y la inten- penal, su naturaleza coincide con la de un acto de agota-
ción de lucro del sujeto activo. Aquí la identidad entre miento del delito de fal sedad dado que la misma conducta
dicha conducta típica de fal sifi cación y la del engaño re- típ ica de fal sificación ex ige un elemento subjetivo del tipo
querido en la estafa, es total, a pesar de la identidad par- concretado en la intención de utili1.ar el doc umento; conce-
cial existen te entre los tipos delictivos en cuestión' 1 , lo bir de otra manera el acto de uso del documento sería ir
cual no excluye esa unidad típic a de acción, pero tampoco contra la mi sma naturaleza del delito falsario'". Está claro
elimina la pluralidad de delitos por cuanto es necesario, si que nadie fal si fíca un documento para guardarlo en el baúl
se quiere va lorar totalmente el efec tivo alcance de dicho de los recuerdos, dicha conduc ta es absol utamente atípica.
hecho, atentatorio tanto de la funcionalidad del docum en- Por todo es to, el uso del docum e nto no sirve de ahra-
to. en cuanto delito de falsificación documental , como del zade ra a los tipos de falsedad y es tafa. La falsificación
patrimonio, e n cuanto delito de estafa"4 . del documento y su posterior uso , a raí1. de lo c ual se

M• m i L CARMEN GARCÍA CANTIZAI\0


produce un petjuicio patrimonial sigue sien-
do una únic a acc ión, la cual es susceptible de
descomposición en dos conductas típicas, de
donde una de ellas se identifica parcialmente
co n uno de los e leme nto s típicos que compo-
nen, a su vez. la conducta desc rita en otro tipo
penal distinto"' .
Queremos tambi é n poner de manifiesto
cómo en la práctica la falsifica ción de determi-
nado tipo de documento, especialmente aquellos que, como E n el centro de toda esta pol émica se sitúa la rel ac ión
los títulos valores, incorpo ran en sí mi smos el reconoci- concursa! entre la falsedad y la estafa, a la cual se ha recurri-
miento de una determinad a deuda, <~ en a a la rel ación jurídi- do a modo de ejemplo indistintamente tanto del concurso
ca de la que haya podido surgir, difícilmente será objeto de ideal, al ati rm arse que hay unidad de acción por identidad
un úni co delito de fal si fica ció n, comprendido en el art. 392, parcial de las acciones típic as 11x1 , como del co ncurso
ya qu e su c;¡ rácter eminentemente eco nómico normalmente real-medial, cuando se considera que un delito -el de false-
traerá co mo consec uenc ia la lesión de un patrimonio <~c no , dad- sirve como in strumento para la ejecución del otro -la
lo que indudablemente nos rec onduce al delito de estafa. en esta fa-, luego hay una pluralidad de acciones"". Pero, en
el 4ue su ejecución mediante este tipo de documento se con- realidad, el nú cleo de esta cues tión no co nsiste en diferen-
templ a ex presamente como un tipo agravado en el art. 250, tes interpretaciones de un mi smo caso, si no, más bien, en la
3" C.P91 . Es aqu í donde adquiere sentido la aplicación del existenci a de su puestos diferentes donde es posible admitir
primer inciso de l arl. 77 C. P.'" , pero qui zás este hec ho de- cada un a de estas soluciones. En definitiva, si se considera
biera gozar de una mejor solución, la cual podría venir por que toda relación concursa! es necesaria analizarla desde
un a ti pi fic ac ión distinta de estos delitos falsari os, donde ya una perspectiva ex-post 1112 , una vez que se ha ejecutado el
se tuvi era en cuenta la naturaleza jurídico-económica tan hec ho, cabe perfectamen te admitir que en tre la estafa y la
pec uli ar de esta clase de documentos'". falsedad puede constituirse tanto un supuesto de concurso
2.2. Supuestos de concurso medial entre estafa y ideal como de concurso medi al; la solución última depen-
falsedad derá del análisis particularizado de cada caso 101 .
Aunque a efectos de determinación de la pena carezca Para reforzar esta afirm ación no basta más que acudir
de impo rtancia, difiere de los casos anteriores la naturaleza al co ntenido con el qu e se dota a la exigencia de qu e un
dogmütica del supuesto contenido en el segundo in ciso del delito "sea medio necesa rio'' para realizar el otro. Ya se ha
an. 77 C.P.; también, de manera di stint a deben de manifestado que es esta relación de necesidad el funda-
interpretarse los supuestos en los que la fal sificación del mento del privilegio punitivo frente al resto de los supues-
documento no es como tal el en gaño constitutivo de la esta- tos de concurso real. De ahí que adqui era relevancia es pe-
fa. sino un complemento o parte del mecanismo ideado por cial la determinaci ón de cuándo cabe admitir dich a relación.
el SUJeto para lograr la disposi ción patrim oni al de su vícti- La doctrina, a este respecto, es unánime al destaca r 4ue
ma. A este respecto, es merecedora de crítica la jurispru- esa " nec esidad" ha de comprobarse en el caso concreto""' ,
dencia del Tribunal Supremo qu e, dejándose llevar por una dependiendo, por lo tanto, de los hech os particul ares don-
visión formal de las falsedades, concedía un mismo trata- de se verifique qu e un delito no podría haberse co metido
miento a supuestos diferentes, calificándolos todo s, indi s- si n la concurrenci a del otro. No se puede estar en des-
tintamente, como casos de concurso ideal de delitos, ya sea acuerdo con dicha interpretac ión . Pero, aún más , la ex is-
del primer o segundo inciso del art. 71 , 1"del anterior C.P."5 . tencia de determinadas figuras deli ctiv as caracteri zadas por
La doctrina actual , prácticamente con carácter mayori- constituirse en delitos instrumentales a los efectos de la
tario , ha superado ya las vi ejas interpretacio nes que sobre el ejecución de otros, -donde, sin duda las falsedades , en
ll amado concurso medial realizaron los clás icos%. Éstos se cualquiera de sus modalidades, documentales o persona-
en frent aron ante el dilem a que suponía un mi smo régimen les, son e l ejemplo más característico-, no ti ene porqué
de det erminaci ón de la pena para supuestos donde clara- suponer siempre la a firm ación de una concurrencia medial
mente se apreciaba un concurso ideal, y para otros caracte- de delitos 105 , simpl emente por el hecho de que, graci as a
ri zados por la realización de varios delitos, unidos entre sí la identidad parcial entre los tipos e n cuesti ón, en la prác-
por el hilo conductor que re presenta una relación med io-fin, tica uno de esos delitos aparezca como el medio más idó-
razón que justilicaba una única pena'l7. Así llegaban a la neo para la consecución del otro""'.
conclusión de que bajo esta modalidad se hallaban todos Ante tales circunstancias , debe reclamarse la mi sma
aq uell os casos en los que un hecho delictivo formaba parte, solución que se daría cuando el delito-medio carece nor-
a su vez, de otro más amplio, donde precisa mente tanto esta malmente de esa naturaleza instrumental ; pién sese, por
identid ad - que también hacía factible reconocer una uni- ejemplo, en el allanamiento de mo rada como medio para
dad de hec ho- como el vínculo teleológico característi co realizar una violación, o en la den un cia falsa para lograr
de los delitos concurrentes, permitía calificarlos tambi én una detención ilega l. Los supuestos pueden ser tan vari a-
como constitutivos de un concurso ideal de delitos'" . En la dos como la mism a práctica deli ctiva, es labor del juzga-
actualidad una más correcta interpretación de cada uno de dor establecer si en estos casos efectivamente uno de es to s
Jos incisos del art. 77 C.P. lleva a concluir que , en realidad, delitos era el med io necesa rio para lo grar el otro, de tal
el concurso medial no es más que un supuesto de concurso man era que sin la concurrencia del primero (delito-medio),
real, do nde el legislador ha estimado conveniente conceder el segundo de lito (delito-fin) en dicho supuesto concreto
un trato penal mús benévolo, que el acogido en el art. 73 no se hubiera reali zado. Cu ando no sea posible afirmar
C. P. para otras mod alidades de concurso real, a aquellas esta relación, habrá qu e concluir considerando que exis-
situaciones donde, hallándose una pluralidad de actos de- ten vari os delitos en concurso real 1117 •
li cti vos, éstos se encuentran unidos entre sí por un a deter- En la cuestión que nos ocupa habrá que tener en cuen-
minada conexión tclcológica'-'J. ta que no sie mpre que exista una falsedad documental, va

La relació11 collcursal entre los delitos de estafa y falsedad documental


PENAL

a ir seguida de una estafa, o vice- solidar el engaño en la estaL1. siempre hahrá un con-
versa10x. Las estafas inmobilia- curso real de delitos, cuya pena dependerá de si el de-
rias"" o los casos de estafa de eré- lito de fi1bedad documental presenta un car:íctcr in-
di to 110 se caracterizan. de,Je el dispensahlc u no a los efectos de ejecutar la estafa.
punto de vista ofrecido por su di- Esto es, si es un delito necesario se aplicará lo dis-
námica ejecutiva, por venir refor- puest , ·n el art. 77 C.P., y si no es así. corresponderá
zado el engaño gracias al empleo de documentación falsa, determinar la pena según lo estahlecido en los art. 73
en tanto que posibilita un mayor grado de credibilidad al y 76 C.P..
estafador 111 . Aquí plásticamente se utiliza un engaño para No obstante, esta regla tendrü sentido siempre que el
lograr otro, todo ello ejecutado evidentemente en hase a error motivado por el eng,u1o. en el que interviene la
un mismo plan criminal, pero no por eso con unidad de falsedad documental, se haya producido con posterio-
acción. De ahí deriva la diferente naturaleza de estos ca- ridad. Cuando el error es anterior al empleo del docu-
sos frente a los anteriores donde se podía afirmar que el mento falso, hahrü que admitir un concurso real de
engaño fálsario era el engaño estaf!ulor, amhm identifi- delitos entre la estafa y la falsedad.
cados plenamente en unidad de hecho. Cuando la estafa El uso del documento falso no puede considerarse
hubiera podido ejecutarse sin necesidad de la falsedad do- como un acto postenor impune. Este hecho queda
cumental. carece de sentido admitir la aplicación dt.:! art. suhsumido por lct misma falsedad al ser un acto de
77, .-.egundo inciso, C.P. puesto que el supuesto de hecho agotamiento de e.-.te delito. Sólo tendrá sentido la apli-
que determina su ámbito de vigencia sencillamente no cación de este tipo cuando el sujeto que usa el docu-
existe -no hay un delito medio ncce.wrio para cometer mento no ha tenido participaci<Ín en la falsedad. En
otro-: procederá, en cambio, sancionar conforme a la re- hase a esto. el tipo de utilizaci<Ín de documento falso
gla más gravosa del concurso real de los art. 7J y 76 C.P., y el de falsedad de documento dan lugar a un concur-
ya que el sujeto ha ejecutado una pluralidad de hechos so de leyes a solventarse por el principio de
constitutivos de varios delitos. suhsidiariedad.

111. CoNCLUSIONES NOTAS

Los delitos de falsedad documental, en cualquiera de Como ·~s sabido, recientemente se ha a pro hado en Es-
sus diferentes tipos, y estafa se constituyen en figuras pañél un nuevo Código Penal (ley orgánica 10/199).
delictivas autónomas e independientes, desde el mo- de 23 de Noviemhre. del Código Penal. ROEn":::>~ l.
mento en que sus respectivos tipos de injusto contie- de 24 de Novicmhre de 1995). Originariamente este
nen un desvalor propio referido a la lesión del hien artículo fue concebido y rcdact;¡Jo durante la vigencia
Jurídico protegido en cada uno de ellos. Este dat<J de he del C6digo ahora derugado, pero consider,uno., que la
ser considerado de vital importancia a la hora de dilu- situaci(,n en torno a este tema en nada ha camhiado
cidar la soluciún lnéÍs correcta para los casos de coli- sustancialmente. por lo que mantenemos íntegro el
si<Ín entre amhas figuras. texto original. añadiendo. eso sí. L1s oportunas rclc-
Por esta circunstancia, no puede ofrecerse una respues- rencias al que ya es nuestro nuevo Código Penal.
ta al prohlema concursa! a priori y de carácter general, 2 El concurso de delitos encuentra su solución legal en
ya que, ante todo, deherá tenerse presente la forma el art. 77 C.P., mientras que el concurso de leyes la
concreta en la que se pre,entan los hechos objeto de tiene en el art. ~C.P.. Desde un punto de vista siste-
enjuiciamiento. siendo el plan del autor y la descrip- mático, el legislador ha querido superar Lis trahas que
ci<Ín típica de estos delitos los criterios que, junto con representahan los art. 6~, 69 y 71 de nuestro antenor
la lesión del hien jurídico, dehen determinar la admi- Código Penal, donde se acogían, respectivamente, el
sión de un concursn de leyes o de d.:litos. concurso de normas, y el concurso de delitos, tanto en
Cuando la falsificación de un documento privado se su vertiente de concurso real como ideal. este último
presente como el único medio factihle para lograr el especialmente previsto en el art. 71 C.P.. i\ este rc.,-
perjuicio patrimonial, característico en el delito de es- pectu, véase, l!lll·todos, MUÑOZ CONDE. C1ARCÍ;\
tafa, éste absorhe el des valor del injusto del delito fal- ARAN, Derecho penal. Parte general. EJ. Tirant lo
sario, porque la intención de lucro de la estafa consu- blanch, Valencia, 1993, p:1g. 405 y ss. Excepción a este
me el é1nimo de causar un perjuicio exigido en el art. tratamiento generalizado la constituye 8;\CIGALU-
395 C.P.. Esta solución será viahle en tanto que no PO. Principios de derecho penal. Parte general. Ed.
suponga una pena privilegiada para el autor de la esta- AkaL 2a ed., Madrid, 1990. p:1g. 274-275 y :::>77, para
fa y de la falsificación. quien el art. 6~ C.P. se rcfierL' al concurso ideal de
Fuera de estos casos, la necesidad de garantizar los delitus, mientras que el art. 71 C.P. acoge el supuesto
hienes jurídicos que resultan lesionados mediante es- de consunción como forma de solucionar el nmcurso
tas conduelas inclinad la solución a favor Jel concur- aparente dt.: leyes. Con la regulación que presenta el
so de delitos, el cual será ideal o real (incluyendo en nuevo código, quedan perfectamente deslindados 1m
este grupo aqiJellos CC1'iOS de concurso medial) en fun- casos del llamado concurso de normas -o. tamhién de
ción del vínculo teleológico que una la ejecución de la leyes-, que pasan a ser tratados como un problema de
falsedad respectv de la estafa. Cuando el documento interpretaci<Ín de la nurma penal, frente al concurso
se presente como el objeto subre el que recae el enga- de delitos que, de manera terminante, se incluye en el
ño propio de la estafa, cahrá entender que estamos ante ámbitu de dctenninación de la pena.
un concurso de ideal de delitos, dada la identidad que 3 A este respect,J no puede olvidarse la polémica sus-
se produce con el engaño falsario, circunstancia que citada entorno a la naturaleza jurídica del concurso.
tiene lugar en unidad de acción. En cambio, si la false- Respecto del llamado concurso de leyes no existe
dad no es más que un punio de apoyo para lograr con- duda en considerarlo como un prohlema de interpre-

M' DEL CARMEN GARCÍA CANT!ZA:-10


tación de la norma penal, en donde la posible con- 1935, pág. 37-38; GROIZARD, El Código Penal de
fluencia de varios tipos penales a la hora de calificar 1870 concordado y comentado, tomo JJI, Ed. Suceso-
un hecho no deja de ser sólo aparente puesto que res de J. A. García, 2" ed., Madrid, 1911, pág. 771.
únicamente una de las disposiciones en pugna será la 7 GARCÍA CANTIZANO, Falsedades documentales,
a pi icahlc al caso. De ahí que el concurso de leyes sea Op. cit., pág. 129 y ss.
tratado doctrinal mente en el úmhito de la interpreta- 8 Estos preceptos sustituyen a los anteriores art. 302 a
ción de la ley penal. En este sentido. véase RODRÍ- -'05 del anterior Código Penal, pero lejos de represen-
GUEZ DEVESA, Derecho penal español. Parte >.rc- tar una total ruptura con la tradicional tipificación de
neral, Ed. Dykinson, 14a ed., Madrid, 1990, pág. 194 estos delitos, es necesario advertir que, salvo alguna
y ss.; BUSTOS RAMÍREZ, Manual de derecho pe- que otra innovación -por otro lado, insignificante- el
nal. Parte general, Ed. A riel, Y ed., Barcelona, 1989, legislador se limita a simplificar la larga lista de su-
pág. 80-S 1; ANTON ONECA, Derecho penal, Ed. puestos que contenía el art. 302, reduciéndola de una
Akal, 2' ed., Madrid, 1986, pág. 488; CORO DEL manera totalmente arhitraria y asistemática, no apor-
ROSAL, VIVES ANTON, Derecho penal. Parte ge- tando nada nuevo, y, müs hien, reproduciendo los mis-
neral, Ed. Tirant lo hlanch, 3' ed., Valencia, 1990. mos problemas que ya planteahan los art. 302 y ss. del
pág. !_13 y ss.; QUINTERO OLIVARES, Introduc- anterior C.P.
ción al derecho penal. Parte general, Ed. Barcanova. 9 A este respecto, CASAS BARQUERO, El delito de
Barcelona, 19S 1, p6g. 280; MUÑOZCONDE, GAR- falsedad en documento privado, Ed. Bosch, Barcelo-
CÍA ARAN, Derecho penal. Parte general. Op. cit., na, pág. 42 y ss.; QUINTERO OLIVARES, Sohre la
pág. 405; SANZ MORAN, El concurso de delitos. falsedad en documento privado, en Revista jurídica
Aspectos de política legislativa, Ed. Universidad de de Catalui'ía. n" 1, 1976, pág. 56.
Valladolid, Valladolid, 1986, pág. 19 l. De distinta 1O Se asume en este tema la definición que sobre el des-
naturaleDt se presenta el concurso de delitos, el cual, mlor de resultudo ofrece HUERTA TOCJLDO, So-
en la actualidad se encardina en el ámhito de la de- ore el contenido de la antijuricidad, Ed. Tecnos, Ma-
tcrminación de la pena, a diferencia de su tratamien- drid, 1984, pág. 24, quien indica que "desvalor de
to dogm~ítico cl~ísico en donde el concurso se estu- res u! tado no debe identificarse con desaprohacirín del
diaha. sin aparente JUstificación, como último tema resultado externo sino con desaprobación de la lesi6n
dentro de la teoría general del delito y antes de las o puesta en peligro del bien jurídico derivada de la
consecuencias jurídicas del mismo. Este camhio de conducta típica".
perspectiva constituye un avance importante en esta 11 En este marco hay que situar aquella visión del delito
materia la cual por fin encuentra una uhicación más de falsedad que o analiza como delito pluriofensi vo
acorde con su regulación legal. Véase a este respec- propugnada por ANTOLISEI, Manualc di Diritto
to, QUINTERO OLIVARES, Derecho penal. Parte penale, parte speciale, Tomo 11, Dott. A. Giuffré
general, Ed. Marcial Pons, 2" ed. reeditada, Madrid, Editore, 9' ed. (a cura di Luigi Conti), Milano, 1986,
1992, pág. Cl35; MUÑOZCONDE. GARCÍA ARAN, pág. 572 y ss., quien, empleando como criterio de de-
o.u.c., pág. 406; QUINTANO RIPOLLES, Comen- limitación de la falsedad relevante penal mente el cri-
tarios al Códi<>o Penal, Ed. Revista de derecho pri- terio del daño o del peligro de que éste se produzca,
vado, Madrid, 1966, püg. 374. No obstante, CORO considera que el delito de falso encierra su estructura
DEL ROSAL. VIVES ANTON, o.u.c., pág. 591, si- cuando, además de constatarse la ofensa del bien jurí-
túan la teoría del concurso dentro de las formas de dico tutelado expresamente, tiene lugar sucesivamen-
aparición del delito, indicando que "estudia las rela- te la ofensa de otro bien, que es puesto, al menos, en
ciones entre la valoración jurídica y su objeto desde peligro al afectarse con la falsedad la integridad del
el punto de vista de la unidad y de la pluralidad". medio de prueba, el documento. En esta misma línea,
4 RODRÍGUEZ RAMOS, Rcllexiones sobre el delito BOSCIA, Delia falsitá in atti. Esposizione sistcmatica
de falsedad en documento mercantil, en Poder Judi- della Giurisprudenza. Dizionario degli atti pubblici e
cial, 2' época, n" 11, 1<JR8, pág. 108-1 09; GARCÍA privati, Donato Editore, Bari, 1972, pág. 9; DE
CANTIZANO, Falsedades documentales, Ed. Tirant MARSICO, JI dolo nei reati di falsitá in atti, en Scritti
lo hlanch. Valencia, 1994, pág. 271-272; BENEYTEZ giuridici in memoria di Eduardo Massari, Casa Editr.
MERINO, Bien jurídico protegido. Concepto de do- Dott. Eugenio Jovcne, Napoli, 1938, pág. 440-441;
cumento. El documento público. Las conductas falsa- CARRARA, Programa, Op. cit., * 3719, pág. 355;
rias del art. 302 del C.P., en BENEYTEZ MERINO, MAGGIORE, Derecho penal, parte especial, Vol. 111,
MARTÍNEZ-PEREDA RODRÍGUEZ, LUZON traducción de la 4' ed. de José J. Ortego Torres, Ed.
CUESTA, SOTO NIETO, VARGAS CABRERA, Las Temis, Bogotá, 1972, pág. 562.
falsedades documentales. Lihro homenaje a Enrique 12 Nuestra jurisprudencia introduce el elemento del daño
Ruiz Vadillo, Ed. Comares, Granada, 1994, pág. 75. a través de la misma definición de la conducta falsa-
5 Paradigma de esta concepción de las falsedades es la ria, la cual es identificada con la alteración de un ele-
postura mantenida por VON LISZT, Lehrbuch des mento esencial del documento, pero relacionando el
deutschen S trafrcchts, 21/22 Auflagc, Walter de concepto de esencialidad con la potencialidad del oh-
Gruytcr Verlag, Bcrlín/Lcipzig, 1919, pág. 512-513. jeto alterado para causar un daño o perjuicio a los in-
6 Ésta es la posición mantenida por los clásicos italianos, tereses de terceros. Tal sucede en las SSTS 21.4.1980,
asumida posteriormente por los españoles. Véase a este 4.4.1984, 6.3.19R6, 30.5.1986, 24.4.1987, 25.11.1987,
respecto, CARRARA, Programa de derecho criminal, 7.11 .1989. Tampoco faltan sentencias donde expresa-
parte especial, Vol. VIl, Tomo 9, traducción de José J. mente se afirma el carácter patrimonial del perjuicio,
Ortega Torres y Jorge Guerrero, Ed. Temis/Depalma, 4' tales como 21.4.1980, 30.5.1986. Como resumen de
ed., Rogotú/Ruenos Aires, 1977, § 3680, pág. 31-' y ss.; toda esta complicada y poco clara elahoración juris-
C ARNELUTTI, Teoría del falso, Ed. Ccdam, Padova, prudencia! puede transcribirse la STS 30.5.1986: "Bajo

La relacián mncur.1al en m' los delitos de estafá y falsedad documental DEREcho 6. SociEdAd
PENAL

la rúbrica general "De las false- 1988, pág. 186. afirma que, precisamente durante la
dades" el Código Penal prevé y vigencia del Código Penal de 1932 era éste uno de los
sanciona en el título III del libro argumentos que se ofrecían para admitir la existencia
Il, una variada gama de actuacio- de un único delito de falsedad y, gracias a ello, darle
nes cuya finalidad radica en alte- un sentido lógico al art. 323 contenido en dicho Códi-
rar la verdad con el resultado de go, relativo a un supuesto especial de falsedad lucrati-
una falsa apariencia, reprochando penalmente y en va, donde se establecía que "cuando sea estimable el
abstracto como falsedad, el cambio, modificación o lucro que hubieren reportado o se hubieren propuesto
sustitución voluntaria de formas genéricas de actos los reos de falsificación penados en este título, se les
que hayan de mostrar su eficacia en el ámbito del impondrá una multa del tanto al triplo del lucro".
Derecho, lo que la sección 1" del capítulo IV de aquel 22 Véase a este respecto GARCÍA CANTIZANO, False-
título, en marco más concreto regula como falsifica- dades documentales, Op. cit., pág. 268 y ss.
ción de documentos ... cuando ésta altera material o 23 En el mismo sentido, BAJO FERNÁNDEZ, El delito
ideológicamente la verdad en documento de aquella de estafa, en Comentarios a la legislación penal, Tomo
naturaleza mediante la mutación de su esencia, V, Vol. 2°, La reforma del Código Penal de 1983, Ed.
genuinidad o certeza de la prueba preconstituida, in- Edersa, Madrid, 1985. pág. 1166, quien alude a la doc-
virtiendo sus extremos trascendentes, con variación trina de la mise en scene francesa a la hora de definir
de la eficacia que debían desarrollar dentro de la se- el alcance del engaño como elemento del tipo de in-
guridad del tráfico jurídico o económico al que van justo en la estafa. A este respecto, ANTON ONEC A,
dirigidos. aunque con tal actividad no se persiga lu- Estafa, en Nueva enciclopedia jurídica, tomo IX, 1958,
cro, porque la incriminación se determina por el gra- pág. 61, en referencia al antiguo Código Penal fran-
ve quebranto del interés público y las garantías de cés, indica "la mentira no es, pues, un delito, porque
veracidad que estos documentos han de poseer en el no se debe creer fácilmente en la palabra de otro; lo
campo de las relaciones colectivas, presumiéndose que la ley proscribe es una maquinación, esto es, la
que la alteración es esencial cuando los cambios de combinación de hechos, el arreglo de estratagemas, la
verdad realizados intencionalmente van destinados organización de ardides, en una palabra, una mise en
a la causación de un daíio o fraude patrimonial". scene que tiene por fin dar crédito a la mentira y está
13 RODRÍGUEZ RAMOS, Reflexiones ... , Op. cit., destinada a engañar a terceros". Véase también, VA-
pág. 110. LLE MUÑIZ, El delito de estafa. Delimitación
14 RODRÍGUEZ RAMOS, o.u.c., pág. 11 O. jurídico-penal con el fraude civil, Ed. Bosch, Barcelo-
15 En este sentido se manifiesta una copiosa jurispru- na. 1987, pág. 142 y ss.
dencia, entre las que se pueden citar: SSTS 21.5.1980, 24 Esta afirmación es necesaria tomarla con todas las re-
22.9.1980, 24.9.1980, 29.12.1980, 17.2.1981, servas, por cuanto lo único que se pretende poner de
23.5.1981, 5.11.1981, 12.2.1982, 10.5.1982, manifiesto es la concurrencia, en los supuestos men-
27. 9.1982, 31.1. 1983, 3.4.1984, 2.1.1986, 21.1.1986, cionados, de todos los elementos que forman parte de
27.1.1986, 6.2.1986, 24.4.1987, 1.7.1987, la estructura típica de ambos delitos. Esto es, la altera-
22.10.1987, 14.3.1988, 7.7.1989, 20.9.1989, ción de un documento destinado a producir efectos
17.10.1989. jurídicos en el tráfico, en lo que a falsedad se refiere, y
16 V éanse entre otras SSTS 4. 2. 1982, 26.9 .1983, el engaño, seguido de error y disposición patrimonial,
15.10.1984, 10.6.1986, 30.9.1986, 3.7.1987, en lo tocante a estafa. Con ello no se quiere anticipar
12.11.1987, 24.3.1988, 20.7.1988, 5.7.1989, ninguna conclusión, ya que de tomarse en sentido es-
14.11.1989, 14.12.1989. tricto la expresión "pluralidad de delitos", excluiría
17 RODRÍGUEZ RAMOS, Reflexiones ... , Op. cit., como posible fórmula de solución la del concurso de
pág. 108; ROMEO CASABONA, Poder informático leyes donde, por definición, el contenido de injusto
y seguridad jurídica. La función tutelar del derecho del hecho es abarcado íntegramente por una única in-
penal ante las nuevas tecnologías de la información, fracción penal, excluyendo la aplicación de otros pre-
Ed. Fundesco, Madrid, 1988, pág. 83; GARCÍA CAN- ceptos que sólo de una manera aparente entrarían en
TIZANO, Falsedades documentales, Op. cit., pág. 34. colisión. En este sentido, JESCHECK, Tratado de de-
18 GARCÍA CANTIZANO, o.u.c., pág. 34-35. recho penal. Parte general, Vol. 1°, traducción y adi-
19 A este respecto resulta interesante lo dispuesto en el ciones de derecho español por Santiago Mir Puig y
art. 1170 del Código Civil: "La entrega de pagarés a la Francisco Muñoz Conde, Ed. Bosch, Barcelona, 1981,
orden, o letras de cambio u otros documentos mercan- pág. 670; SANZ MORAN, El concurso de delitos, Op.
tiles, sólo producirá los efectos del pago cuando hu- cit., 1986, pág. 119.
biesen sido realizados, o cuando por culpa del acree- 25 STS 24.4. 1987. Por todos, véase ANTON ONECA,
dor se hubiesen perjudicado". Derecho penal, Op. cit., pág. 491.
20 Esto se pone de manifiesto en la STS 2.3.1984 citada 26 Así por ejemplo, SSTS 23.4.1981, 5.11.1981. Véase a
por VILA MAYO, Consideraciones acerca del enga- este respecto, MIR PUIG, Derecho penal. Parte gene-
ño en la estafa, en La ley, 3, 1984, pág. 967. Véase ral, Ed. PPU, 3• ed., Barcelona, 1990, pág. 731.
también, LUZON CUESTA, Las falsedades en docu- 27 SSTS 10.6.1986, 24.9.1980, 29.12.1980, 12.2.1982,
mentos mercantiles. de identidad y certificados, en 10.5.1982, 27.9.1982, 31.1.1983, 3.4.1984, 27.1.1986.
Libro homenaje a Enrique Ruiz Vadillo, Op. cit., 28 Tradicionalmente, nuestros tribunales acudían al art.
pág. 132 y ss., quien realiza una exhaustiva relación 68 del anterior código penal, por lo que este conflicto
de casos en los que se procede a la alteración de docu- se solucionaba mediante la aplicación del precepto que
mentos mercantiles de esta naturaleza. preveía mayor pena en el caso concreto. Pueden verse
21 PUIG PEÑA, Derecho penal. Parte especial, Tomo Il, a este respecto, SSTS 21.11.1984, 3.7.1987, 24.3.1988,
Mateu Cromo Artes Gráficas S.A., Madrid, 7" ed., 21.3.1989, 22.4.1989, 14.11.1989.

M' DEL CARMEN GARCÍA CANTIZANO


29 El art. 6H del anterior C.P. establecía lo siguiente: "Los perspectiva ex-post: "Por ello también es más adecua-
hechos susceptibles de ser calificados con arreglo a dos do el término hecho, que refleja algo ya acabado, que
o más preceptos de este código, lo serán por aquél que el de acción, que quizás pone más el acento en lo que
aplique mayor sanción al delito o falta cometidos." se está haciendo, denota más la actividad", !bid,
30 SSTS 3.7.1987, 24.3.1988, 14.11.1989, 14.12.1989, pág. 618.
22.4.1989, 22.11.1990. 35 MEZGER, o.u.c., pág. 379-380; QUINTANO
31 A modo de ejemplo, sirve la STS 24.3.1988 donde se RIPOLLES, Comentarios al Código Penal, Op. cit.,
afirma: "La importancia que el perjuicio de tercero, o pág. 374; RODRÍGUEZ DEVESA, Derecho penal
el ánimo de causárselo, cobra en esta falsedad, y su español. Parte general, Ed. Dykinson, ecl., Madrid,
estrecha conexión con el ánimo de lucro, han servido 1992, pág. 195: ANTON ONECA, Derecho penal,
para que la jurisprudencia haya optado, de forma de- Op. cit., pág. 494; FERRER SAMA, Comentarios al
cidida por rechazar el concurso medial de la falsedad Código Penal, cd. Sucesores de Nogués, 1' ed., Mur-
en relación con la estafa, prefiriendo acudir a dicho cia, 1948, pág. 282; PUIG PEÑA, Concurso de leyes
conflicto aparente ele normas y condenar tan solo de penales, en Nue\'a enciclopedia jurídica, tomo IV,
acuerdo con la infracción más gravemente penada". 1952, pág. 844: CÓRDOBA RODA, Comentarios al
32 El art. X C.P. establece lo siguiente: "Los hechos sus- Código Penal, tomo I, ed. Ariel, 1' ed., Barcelona,
ceptibles de ser calificados con arreglo a dos o más 1978, pág. 328.
preceptos ele este Código, y no comprendidos en los 36 Resume esta idea JESCHECK, Tratado, Op. cit.,
artículos 73 a 77, se castigarán observando las siguien- pág. 670, quien indica: "La idea básica común de este
tes reglas: grupo consiste en que el contenido del injusto y de la
• El precepto especial se aplicará con preferencia al ge- culpabilidad de una acción punible puede determinarse
neral. ya exhaustivamente conforme a una de las leyes pena-
• El precepto subsidiario se aplicará sólo en defecto del les que entran en consideración, por lo que desaparece
principal, ya se declare expresamente dicha subsidia- toda necesidad ulterior de pena''. Véase también, BA-
ricdad, ya sea ésta tácitamente deducible. CIGALUPO, Principios de derecho penal. Parte gene-
• El precepto penal más amplio o complejo absorberá a ral, Op. cit., pág. 274; QUINTERO OLIVARES, Dere-
los que castiguen las infracciones consumidas en aquél. cho penal. Parte general, Op. cit., pág. 644; COBO DEL
• En defecto de los criterios anteriores, el precepto pe- ROSAL, VIVES ANTON, Derecho penal. Parte gene-
nal más grave excluirá los que castiguen el hecho con ral, Op. cit., nota 4, pág. 603; BUSTOS RAMÍREZ,
pena menor." Manual ele derecho penal. Parte general, Op. cit.,
33 En este sentido, BUSTOS RAMÍREZ, Manual de de- pág. 80-81; SANZ MORAN, El concurso de delitos,
recho penal. Parte general, Op. cit., pág. 80-81; SANZ Op. cit., pág. 191; MIR PUIG, Derecho penal. Parte
MORAN, El concurso ele delitos, Op. cit., pág. 191. general, Op. cit., pág. 736; PEÑARANDA RAMOS,
Más concretamente, MUÑOZ CONDE, GARCÍA Concurso de leyes, error y participación en el delito,
ARAN, Derecho penal. Parte general, Op. cit., Ed. Civitas, Madrid, 1991, pág. 184.
pág. 414, señalan que es un problema de determina- 37 Sobre esta cuestión no hay tanta unanimidad como
ción del precepto penal aplicable. pudiera pensarse. Ésta existe respecto a la eficacia del
34 En realidad, y siguiendo a MEZGER, Tratado de de- principio de especialidad como máximo exponente en
recho penal, traducción de la 2• ed. alemana (1933) y la solución del concurso de leyes, a pesar de la tesis de
notas de derecho español por J. A. Rodríguez Muñoz, CÓRDOBA RODA, Comentarios al Código Penal, Op.
tomo 11, Ed. Revista de derecho privado, Madrid, 1935, cit., pág. 332, quien aglutina bajo el criterio de
pág. 379, tanto el concurso de leyes como el de deli- subsidiariedad todas las categorías citadas tradicional-
tos parlen de un mismo presupuesto común: la exis- mente por la doctrina, al indicar que "las varias figu-
tencia de una unidad de acción, entendida como "va- ras legales en las que el hecho es subsumible, entran
rios tipos jurídico-penales". El concepto de unidad de en concurso de leyes, en cuanto es suficiente una de
acrión ha sido objeto de especial tratamiento por par- ellas para la plena valoraciónjurídieo-penal de la con-
te de la doctrina alemana, la cual se ha visto obligada ducta, porque es voluntad de la ley el que los restantes
a ello quizás por la concreta regulación que de la cues- preceptos sólo tengan aplicación para el caso de que
tión concursa! ofrece su Código Penal. No obstante, aquél no la pueda tener". En cambio, para QUINTE-
ha sido asumida por la doctrina española quien ha in- RO OLIVARES, o.u.c., pág. 646, los conflictos ele
tentado trasplantar tales conclusiones a nuestro siste- normas se resumen en los principios de especialidad y
ma mediante una interpretación del término "hecho", consunción. Más restrictivos son COBO DEL ROSAL,
utilizado por el legislador español, equiparándolo al VIVES ANTON, o.u.c., pág. 133, quienes afirman que
de "acción", empleado por el alemán; lo cual, se ha "el llamado concurso de leyes penales, o concurso
puesto en duda recientemente por JOSHI JUBERT, aparente, o conflicto aparente de leyes penales se li-
Unidad de hecho y concurso medial de delitos, en mita al análisis particularizado del modo de operar del
Anuario de derecho penal y ciencias penales, 1992 principio de especialidad, en el sentido de la teoría
(45), pág. 617-618, quien, comparando los preceptos general del Derecho (esto es, en sentido valorativo)",
español y alemán relativos al tema concursa!, pone de para luego, y a pesar de todo, realizar un estudio sin-
manifiesto la diferente terminología utilizada por cada gular de los principios clásicos. Por su parte, BUS-
uno de ellos, además de considerar que el empleo del TOS RAMÍREZ, o.u.c., pág. 81, reduce los principios
término "hecho" resulta más adecuado a la teoría del de resolución del concurso de leyes a dos, el de espe-
concurso en la medida en que el contenido de este tema cialidad y el de consunción.
está formado por sucesos ya acontecidos que exigen 38 A este respecto merece una especial mención la obra
un análisis, no del injusto -"en donde la perspectiva de PEÑARANDA RAMOS, Concurso de leyes, error
ex-ante resulta ser la más idónea"-, sino desde una y participación en el delito, Op. cit., pág. 35 y ss.,

La relación concursa/ entre los delitos de estafa y falsedad documental


PENAL

donde analiza la configuración de 42 Aquí puede tener aplicación la tesis de QUINTANO


este principio desde la óptica que RIPOLLES, Comentarios al Código Penal, Op. cit.,
le ofrece la existencia de una re- pág. 374, cuando afirma. comentando el art. 6~ C.P.:
lación de interferencia y exclusión "El concurso de leyes de este artículo no ha de con-
entre los tipos delictivos en coli- fundirse en modo alguno con el real o ideal de infrac-
sión. A partir de aquí desarrolla ciones. de los que tratan los sucesivos. Para que el
toda una teoría bastante coherente con este plantea- normativo tenga efectividad al amparo del precepto
miento que le permite resolver los complejos casos de que ahora se trata, será condición csencialísima la
de participación en delitos especiales impropios, ne- de que los delitos de que fuere susceptible de califica-
gando el cadcter absoluto del principio de unidad ción el hecho incriminado sean incompatibles entre sí
del título de imputación. Véase también la recensión por homogeneidad de naturaleza, y, sobre todo, por
a esta obra realizada por GIMBERNAT ORDEIG, unidad inseparable del bien jurídico lesionado".
Concurso de leyes, error y participación en el delito. 43 A este respecto, resulta especialmente interesante lo
(A propósito del libro del mismo título del profesor manifestado por QUINTERO OLIVARES, Derecho
Enrique Peñaranda), en Anuario de derecho penal r penal. Parte general, Op. cit., pág. 644, cuando afirma
cimcias penales, 1992 (45), pág. 833 y ss., quien que ··¡o importante, para comprender porqué solamente
rechaza el punto de partida de PEÑARANDA RA- es posible apreciar una infracción. radica en que la
MOS al entender inexistente la relación género a es- norma aplicada, al recoger la plenitud del injusto co-
pecie que media entre los art. 407 y los demás delitos metido, da lugar a que cualquier otra sanción. impues-
contra la vida, grupo de casos en torno a los cuales se ta en nombre de otra norma. suponga una violación
suscita toda esta polémica. del principio "non bis in idem", toda vez que un mis-
3lJ Véase a este respecto, MUÑOZ CONDE, GARCÍA mo hecho sería castigado dos veces". Véase también
ARAN, Derecho penal. Parte general, Op. cit., JESCHECK, Tratado, Op. cit.. p~íg. 671.
pág. 414-415; PUIG PENA, Concurso de leyes pe- 44 Desde este punto de vista, estamos de acuerdo con
nales, Op. cit., pág. ~45-~4lJ; COBO DEL ROSAL, MEZGER, Tratado, Op. cit.. púg. 37lJ-3~0. cuando
VIVES ANTON, Derecho penal. Parte general, Op. indica que la diferencia entre el concurso ideal de de-
cit., púg. 134-137; MIR PUIG, Derecho penal. Parte litos y el concurso de leyes "estriba en el hecho de que
general, Op. cit.. pág. 73~-741; RODRÍGUEZ en el concurso ideal las distintas leyes penales son
DEVESA. Derecho penal español, Op. cit., pág. llJ6 compatibles entre sí, no se excluyen recíprocamente,
y ss.; A N TON ONECA, Derecho penal, O p. cit., mientras que en el concurso de leyes aparecen en tal
pág. 4lJ5-4lJ7; SANZ MORAN. El concurso de deli- relación que una de las leyes penales desplaza y ex-
tos, Op. cit., pág. 122-127; JESCHECK, Tratado, Op. cluye de antemano a la otra". En esta misma línea pa-
cit., pág. 672 y ss.; CUELLO CONTRERAS, La fron- rece encontrarse también SANZ MORAN, El concur-
tera entre el concurso de leyes y el concurso ideal de so de delitos, Op. cit., pág. 113.
delitos: la función de la normativa concursa! (11), en 45 Véase, por todas, STS 22.ll.llJlJO. En la doctrina.
Anuario de derecho penal y ciencias penales, llJ7l) entre otros, SOTO NIETO. Las falsedades en el do-
(32), pág. 468; PEÑARANDA RAMOS, Concurso cumento privado, en Libro homenaje a Enriyue Ruiz
de leyes. error y participación en el delito, Op. cit., Vadillo, Op. cit., pág. llJO y ss.; PUIG PEÑA, Dere-
pág. ll:-:5-1 ~6. cho penal. Parte especial. Op. cit., pág. 1~7; ROMEO
40 Según PUIG PEÑA, o.u.c., pág. 84R, "es aquel que CASABONA, Poder informático y seguridad jurídi-
interviene autorizando al juzgador para que en el caso ca, Op. cit., p<íg. ~4.
de que dos normas penales disciplinen el mismo he- 46 En este mismo sentido, QUINTERO OLIVARES.
cho con igual valoración punitiva de los acontecimien- Sobre las falsedad en documento privado, Op. cit..
tos, pueda aquél aplicar indistintamente cualquiera de pág. 57; CASAS BARQUERO, El delito de falsedad
estas normas a su elección". Véase también, SANZ en documento privado, Op. cit., pág. 422.
MORAN, o.u.c., pág. 126-127 y llJ4; CUELLO CON- 47 Véase GARCÍA CANTIZANO, Falsedades documen-
TRERAS, o.u.c., pág. 46lJ. Este principio ha sido ob- tales, Op. cit., pág. 55 y ss.
jeto de numerosas críticas basadas ante todo en su va- 4~ Evidentemente ésta será la única solución posible
guedad y en la regla de determinación de la pena cuando la propia falsedad venga incluida como ele-
contenida en el art. 68 C.P., que algunos autores han mento del tipo de otra conducta dc!"raudatoria. tal
identificado como la consagración legal del mismo. como sucede, por eJemplo. en la llamada estafa do-
Esta es la línea interpretativa seguida por MUÑOZ cumental contenida en el art. 532, 2" del anterior C.P..
CONDE, GARCÍA ARAN, o.u.c., pág. 415-416; situación que se agrava aún más en el nuevo Código
RODRÍGUEZ DEVESA, o.u.c., pág. 202; ANTON donde, además de mantener esta figura en el art. 251,
ONECA, o.u.c., péíg. 496. Especialmente crítico con 3", se prevé como modalidad agravada del delito de
el criterio de la alternatividad se muestra CÓRDOBA estafa el realizarla mediante cheque, pagaré. letra de
RODA, Comentarios al Código Penal, Op. cit., cambio en blanco o negocio cambiario ficticio -art.
pág. 330. En cambio, BUSTOS RAMÍREZ, Manual 250, 3°. En este mismo sentido, BAJO FERNÁN-
de derecho penal. Parte general, Op. cit., pág. 81, en- DEZ, PÉREZ MANZANO, en BAJO FERNÁNDEZ.
tiende que el principio de alternatividad no es más que PÉREZ MANZANO, SUÁREZ GONZÁLEZ, Ma-
una expresión del de consunción, "se da cuando una nual de derecho penal (Parte especial). Delitos patri-
misma situación parece abarcada por diversos puntos moniales y económicos, ed. Centro de Estudios Ra-
de vista (valorativos), pero en que una excluye a la món Areces, 2a ed., Madrid, llJ93, pág. 2lJO:
otra". QUINTERO OLIVARES, Derecho penal. Parte ge-
41 En este sentido, HUERTA TOCILDO, Sobre el conte- neral, Op. cit., pág. 635; el mismo, con más detalle.
nido de la antijuricidad, Op. cit., pág. 64 y ss. o.u.c., pág. 62.

DEREcllo & SociEdAd M·' DEL CARMEN GARCÍA CANTIZA:'>O


-19 En este mismo sentido, CASAS BARQUERO, o.u.c., que el ordenamiento jurídico le atribuye. La subsidia-
p~íg. 422. riedad relativa no es subsidiariedad en sentido estricto
50 No obstante, en algunas sentencias se menciona ex- y propio, porque el tipo prevalente y el desplazado no
presamente el principio de especialidad, aum¡ue se han de pertenecer a un género común".
acaba sancionando conforme al art. 68 C.P. Así lo ha- 57 CORO DEL ROSAL, VIVES ANTON. o.u.c ..
cen, por ejemplo. SSTS 4.2.1982, 15.10.1984, pág. 135.
20.7.1988. 58 A este respecto, SANZ MORAN. El concurso de deli-
51 Alejándose de la opinión tradicional, BACIGALUPO, tos. Op. cit.. púg. 124. indica: "En los supuestos de
Principios de derecho penal. Parte especial, Op. cit., subsidiariedad tácita. la existencia de tal relaci(Ín se
pág. 274-275, con sillera que el art. 68 C.P. en realidaJ determinará por vía interpretativa. atendiendo a los ti-
se refiere al concurso iJeal de delitos. Por su parte, pos en abstracto concurrentes. Pero aquí el análisis no
PUIG PEÑA, Concurso de leyes penales, Op. cit., operad en vía exclusivamente lógica. como ocurría
púg. 850. entiende que en el mencionado precepto se en el caso de la especialidad, sino primordialmente
acoge un principio especial de resolución del conflic- telcollÍgica. Por regla general se tratará de hipótesis
to de leyes que denomina como "principio de mayor de pluralidad de acción en sentido natural".
gravedad punitiva". COBO DEL ROSAL, VIVES 59 Esta solución a la luz de nuestro anterior códip:o penal
ANTON, Derecho penal. Parte general, Op. cit., implicaba una profunda y grave contradicción. por
p;íg. 138, ven en él un supuesto de subsiJiariedad (o cuanto. desde el punto de vista de la mayor gravedad
consurKión) relativa o impropia, según su particular de la pena, donde se refleja la prevalencia de un tipo
terminología: lo cual es objeto de crítica por parte de sobre otro, debería considerarse principal el tipo de
BUSTOS RAMÍREZ. Manual de derecho penal. Par- falsedad en documento privado, castigado con una pena
te general, Op. cit., pág. 81, considerando como con- de prisión menor. y subsidiario el de estafa, para el
tenido del artículo la regla de consunción propiamen- que había prevista una pena de arresto mayor. Situa-
te como tal. Más conilictiva resulta ser la interpretación ción que era fruto de la elevada sanción con la que las
de RODRÍCliEZ DEVESA. Derecho penal español. falsedades documentales, en general, estaban castiga-
Parte general, Op. cit., pág. 202, dado que tras afirmar das, sin guardar una lógica proporcionalidad con el
expresamente que en el art. 68 C.P. está contenida la resto de los delitos contenidos en el código. En la ac-
relación Je subsidiariedad expresa. admite su aplica- tualidad. esta situación cambia por cuanto se rebaja
ción ··en los casos de alternatividad tan discutidos, en sustancialmente la pena en las falsedades en documento
los que está plenamente JUstificado que admitiendo el privado (prisión de seis meses a dos años), que que-
propio legislador la posibilidad de defectos técnicos dan de esta forma sancionadas con penas inferiores a
de tal índole. dé una rep:la para resolverlos. ya que en las previstas para el delito de estafa (prisión de seis
ellos se trata precisamente de un mismo hecho que meses a cuatro años, para el tipo b;ísico. que se eleva
constituye el presupuesto de dos penas diferentes den- considerablemente en el caso de los tipos agravados.
tro del mismo ordenamiento jurídico". Frente a esto, pudiendo llegar incluso a ser de prisión de cuatro a
QUINTERO OLIVARES. Derecho penal. Parte gene- ocho años y multa de doce a veinticuatro meses).
Iill, Op. cit., pág. 651, opina que es la relación de 60 QUINTERO OLIVARES. Derecho penal. P:trle gene-
subsidiariedad t<ícita la contenida en tal artículo. ral. Op. cit., pág. 648.
ANTON ONECA. Derecho penal. Op. cit., pág. 406, 61 También admiten la consuncilín BAJO FERNÁNDEZ.
h~1bla de ;dternatividad, al igual que MUÑOZ CON- Pf:REZ MANZANO. Manual de derecho penal. Op.
DE. CJARCÍA ARAN. Derecho penal. Parte general, cit., p;íg. 290, aunque considera de aplicación el art.
Op. cit., pág. 41Cl: y SANZ MORAN. El concurso de 6X CP. cuando la falsedad sea sancionable con mayor
delitos. Op. cit., pág. 194. pena que la estafa. A esta soluci6n se llegó también en
52 En este mismo sentido ya se manifestó QUINTANO la STS 19.12.1991. en un caso de estafa y falsedad en
RIPOLLES. Comentarios al Código Penal, Op. cit., un cheque, la cual al considerarse inocua por el Tribu-
pág. 374. quien. de una manera bastante crítica, afir- nal, quedó absorbida en la estafa.
ma que "la regla del artículo 68 debe ser cuidadosa- 62 MIR PLJIG, Derecho penal. Parte general. Op. cit.,
mente reservada a casos de indubitada duplicidad le- p;íg. 740.
gal. esto es, a corregir defectos de la técnica legislativa, 63 MIR PUIG. o.u.c, p~íg. 741.
no a ahorrar tareas de inexcusable dogmática. como 64 QUINTERO OLIVARES. o.u.c., pág. 650.
tantas veces sucede". 65 SSTS 22.5.1987, 12.11.1987. 5.2.1990. Véase. CÓR-
53 De idéntica opinión, MUÑOZ CONDE. GARCÍA DOBA RODA. Comentarios al Código Penal, Op. cit ..
ARAN. o.u.c., páp:. 415-416; CORO DEL ROSAL. pág. 334; DE VICENTE REMESAL. Alzamiento de
VIVES ANTON. o.u.c .. pág. 13S; SANZ MORAN, bienes, otorgamiento de contrato simulado y falsedad
O.U.C., pág. JlJ4. en documento público: delimitación y cuestiones con-
54 SANZ MORAN. o.u.c .. pág. 122. cursalcs. (Comentario a la STS de 14.7.1989), La ley,
55 SANZ MORAN. o.u.c., pág. 123. 3. 1990, pág. 8.
56 Sólo habla de una subsidiariedad (y consunción) re/ati- 66 SSTS 23.4.1983, 26.9.1983. 30.9.19tl6, 5.7.1989,
¡·a o impmpia COBO DEL ROSAL. VIVES ANTON, 14.7.1989. 3.12.1990. 18.2.1991. Sobre esta cuestión,
Derecho penal. Parte general, Op. cit., pág. 137-138. véase, ANTON ONECA, Estafa, Op. cit., pág. 79-81:
en los siguientes términos: "Se habla de subsidiariedad BAJO FERNÁNDEZ, Abuso de firma en blanco, en
relativa cuando una norma sólo debe ser aplicada en Comentarios a la legislación penal, Tomo V, Vol. 2",
defecto de otra más grave. En tales casos es presupues- La reforma del Código Penal de 1983, Ed. Edersa,
to indispensable del desplazamiento de la norma más Madrid, 1985, pág. 1231; BAJO FERNÁNDEZ, PÉ-
benigna que la que incrimina más gravemente el presu- REZ MANZANO, Manual de derecho penal, Op. cit.,
puesto contemple totalmente el des valor y el reproche pág. 318-319.

La relación concursa/ entre los delitos de estafa y falsedad documental


PENAL

67 Así se afirma en STS Civitas, Madrid, 1990, pág. 121 a 122; MUÑOZ CON-
10.6.1986: "cuando la falsifica- DE, GARCÍA ARAN, o.u.c., pág. 479 a 481; MIR
ción de documentos públicos, ofi- PUlG, Derecho penal. Parte general, Op. cit., pág. 732
ciales o de comercio, es medio a 734; CÓRDOBA RODA, Comentarios al Código
para perpetrar estafa, como las in- Penal, Op. cit., pág. 370-374.
fracciones no requieren, para su 75 La opinión dominante encuentra en la especial rela-
perfección, defraudación alguna o prop6sito de ción teleológica que une a ambos delitos la justifica-
causarla, se produce un "plus" de antijuricidad que ción necesaria para dotar a estos casos de auténtico
debe sancionarse por la vía del concurso ideal regu- concurso real de delitos de un cierto privilegio en la
lado en el art. 71 C.P.". En la misma línea, SSTS determinación de la pena, al aplicarle el mismo siste-
22.9.1980, 24.9.1980, 10.5.1982, 27.9.1982, ma de sancionatorio previsto en el concurso ideal. Así
31.1.1983, 3.4.1984, 3.7.1987. se manifiestan, expresamente, MUÑOZ CONDE,
68 Este artículo disponía lo siguiente: "Las disposiciones GARCÍA ARAN, o.u.c., pág. 409; COBO DEL RO-
del artículo anterior no son aplicables en el caso de SAL, VIVES ANTON, Derecho penal. Parte general,
que un solo hecho constituya dos o más delitos o cuan- Op. cit., pág. 594; SANZ MORAN, El concurso de
do uno de ellos sea medio necesario para cometer otro. delitos, Op. cit., pág. 217; JOSHI JUBERT, Unidad
En estos casos se impondrá la pena correspondiente al de hecho y concurso medial de delitos, O p. cit.,
delito más grave en su grado máximo, hasta el límite pág. 632; GUINARTE CABADA, El concurso medial
que represente la suma de las que pudieran imponer- de delitos, Revista de estudios penales v criminológi-
se, penando separadamente los delitos. Cuando la pena cos, Tomo XIII, 1988-1989, pág. 163-164.
así computada exceda de este límite, se sancionarán 76 SSTS 17.2.1981, 23.5.1981, 12.2.1982, 10.6.1986.
los delitos por separado." 6.7.1988, 20.9.1989.
69 En este sentido STS 31.1.1983 dice: "a efectos de pu- 77 Muestra de ello son, MlR PUIG, o.u.c., pág. 731,
nibilidad, el art. 71 C.P. puede ser tenido en cuenta, quien alude a la relación entre falsedad documental y
pues el delito de falsedad ataca la fe pública con los estafa como ejemplo de figuras donde una de ellas es
efectos en el tráfico jurídico, y la estafa lesiona al pa- parte integrante de la otra, supuesto tratado tanto
trimonio económico ajeno de titulares dominicales". como concurso ideal como medial de delitos; en cam-
Véase también, SSTS 29.12.1980, 26.9.1983, bio, SANZ MORAN,El concurso de delitos, Op. cit.,
2.1.1986, 14.3.1988, 20.9.1989. pág. 214, cita este mismo caso en el ámbito del con-
70 Ver supra. curso ideal; por su parte, MUÑOZ CONDE, GAR-
71 Véase a este respecto, GARCÍA CANTlZANO, Fal- CÍA ARAN, Derecho penal. Parte general, Op. cit.,
sedades documentales, Op. cit., pág. 84-85. pág. 409, recurre a estos supuestos como ejemplos
72 A este respecto, destaca la crítica de QUINTERO de concurso medial.
OLIVARES, Sobre la falsedad en documento priva- 78 En realidad es perfectamente aplicable aquí la afirma-
do, Op. cit .. pág. 56, a la solución que, tanto la juris- ción de GUINARTE CABADA, El concurso medial
prudencia como la doctrina han ofrecido a estos pro- de delitos, Op. cit., pág. 162, quien considera en rela-
blemas, la cual, en su opinión, parte del presupuesto ción a la diferente construcción de los supuestos de
erróneo de considerar el patrimonio como bien jurídi- concurso de delitos, que "el correcto enfoque de la
co protegido en la falsedad en documento privado, cuestión planteada, y su consiguiente solución, requiere
afirmando a continuación: "Ya antes dije que la inten- tener presente que es la unidad de hecho o pluralidad
ción de "mediatamente" lograr menoscabar el patri- de hechos la piedra de toque que permite discernir las
monio de un tercero estaba también presente, pero eso dos especies del concurso de delitos".
no equivale a que el ataque antijurídico se dirija sim- 79 El plasmar aquí toda la complejidad que encierra el
ple y únicamente contra el patrimonio, en cuyo caso el tema de la determinación de la unidad de acción y su
art. 306 no habría más que extender la tutela que a contenido es una tarea que desborda los límites de
ciertos bienes dispensa ya el Código Penal, en el de- este trabajo. Sobre el concepto de unidad de acción,
trimento de un ámbito propio y autónomo de disvalor véase, MIR PUIG, Derecho penal. Parte general, O p.
de irrenunciable necesidad". cit., pág. 724, quien lo engloba dentro de lo que de-
73 Véase por todos, MUÑOZ CONDE, GARCÍA ARAN, nomina como "contexto situacional y motivacional
Derecho penal. Parte general, Op. cit., pág. 407 y ss. unitario según la valoración usual"; JESCHECK,
En contra de esta opinión generalizada, BACIGALU- Tratado, Op. cit., pág. 649; MEZGER, Tratado, Op.
PO, Principios de derecho penal. Parte general, Op. cit., pág. 366-367; SANZ MORAN, El concurso de
cit., pág. 277, quien considera acogido en dicho pre- delitos, Op. cit., pág. 112-113; BACIGALUPO, Prin-
cepto el principio de consunción; RODRÍGUEZ cipios de derecho penal. Parte general, O p. cit.,
DEVESA, Derecho penal español, Op. cit., pág. 854, pág. 278-280. Por otro lado, en la definición de lo
considera que en él se recogen unas reglas de aplica- que sea unidad -jurídica- de acción se dota también
ción de la pena para el caso en que el sujeto haya co- de relevancia al plan del autor, con el cual los hechos
metido dos o más delitos o faltas. efectivamente ejecutados por éste adquieren una uni-
74 En este artículo se contiene lo que la doctrina denomi- dad resolutiva, representativa de una única voluntad
na como principio de exasperación o asperación, cas- contraria al ordenamiento jurídico. En este sentido,
tigándose, en principio, de acuerdo a la pena corres- MUÑOZ CONDE, GARCÍA ARAN, Derecho penal.
pondiente al delito más grave, agravada en su grado Parte general, Op. cit., pág. 406, quien se refiere es-
máximo, con el límite que representa la suma de cada pecíficamente al factor final que representa la volun-
una de las penas por separado. Sobre esta cuestión tad que rige los actos realizados por el autor de los
véase, MAPELLI CAFFARENA, TERRADILLOS hechos; BUSTOS RAMÍREZ, Manual de derecho
BASOCO, Las consecuencias jurídicas del delito, ed. penal. Parte general, Op. cit., pág. 300; MAURACH.

MA DEL CARMEN GARCÍA CANTIZANO


Tratado, Op. cit., pág. 419. Hasta m¡uí la unanimi- re coincidencia del tipo objetivo"; MAURACH, o.u.c.,
dad es prácticamente total; el problema se plantea pág. 448-449; MUÑOZ CONDE, GARCÍA ARAN,
cuando dentro de la definición de la conducta típica o.u.c., pág. 406-407; JESCHECK, o.u.c., pág. 649.
corresponde dar un papel al resultado. Mientras que 83 De esta misma opinión, SANZ MORAN, El concurso
para la mayoría de autores los resultados producidos de delitos, Op. cit., pág. 154, quien manifiesta expre-
en el marco de esa unidad de resolución ejecutiva samente lo siguiente: "Así pues, las hipótesis de coin-
carecen de importancia a los efectos de determinar la cidencia parcial entre los procesos ejecutivos que es-
existencia o no de una unidad de acción. Así opinan tán en la base de los tipos concurrentes, y aquí entraría
JESCHECK, o.u.c, pág. 658; MEZGER, o.u.c., el controvertido problema de la relación concursa! entre
pág. 361; MAURACH, o.u.c., pág. 422; MUÑOZ la falsificación de documento público y estafa, son
CONDE, GARCÍA ARAN, o.u.c, pág. 409; BUSTOS perfectamente conceptuables como casos de concurso
RAMÍREZ, o.u.c., pág. 300; SANZ MORAN, El ideal de delitos del inciso 1o del art. 71 C.P. (un hecho
concurso de delitos, Op. cit., pág. 148. En cambio constituye dos o más delitos)".
una minoría considera que el número de hechos va 84 Constituye objeto de discusión en la doctrina el trata-
en relación directa con el número de resultados típi- miento, dentro del ámbito de la teoría del concurso,
cos producidos, con independencia de que ello su- que merecen aquellos casos en los sólo hay una iden-
ponga la lesión de uno o varios bienes jurídicos. Así tidad parcial entre los tipos concurrentes. Por un lado,
se manifiestan MIR PUIG, o.u.c, pág. 723; JOSHI se sitúan aquellos autores que admiten el concurso ideal
JUBERT, Unidad de hecho y concurso medial de de- en tales casos; por otro, se encuentran aquellos que,
litos. Op. cit. pág. 631; GUINARTE CABADA, El distinguiendo según que uno de Jos tipos absorba a
concurso medial de delitos. Op. cit. pág. 163-164. otro o existan. a su vez, elementos no comunes entre
80 En este mismo sentido, QUINTERO OLIVARES, ambos, admiten el concurso ideal sólo en el primer
Derecho penal. Parte general, Op. cit, pág. 636, quien supuesto. Partidarios de la primera posición son
afirma que "Jm concursos de delitos son, por consi- MAURACH, Iratado, Op. cit., pág. 448 y ss.;
guiente, casos de concurrencia de tipos penales reali- JESCHECK, Tratado, Op. cit., púg. 658-660; SANZ
zauos sin que ninguno excluya a otro, con diferentes MORAN, o.u.c., pág. 152-1 54; En cambio mantienen
normas penales violadas y diversidad de bienes jurídi- la segunda postura COBO DEL ROSAL, VIVES
cos lesionados". De la misma opinión, BUSTOS ANTON, Derecho penal. Parte general, Op. cit.,
RAMÍREZ, o.u.c., pág. 302. A este respecto, véase pág. 594, para quienes, cuando junto a elementos di-
también, MEZGER, Tratado, Op. cit., pág. 374; ferenciales, existen también otros comunes, se rompe
MAURACH, Tratado, Op. cit, pág. 449; asumiendo la unidad de hecho característica del concurw ideal;
esta misma posición, COBO DEL ROSAL, VIVES JOSHI JUBERT, Unidad de hecho y concurso medial
ANTON, Derecho penal. Parte general, Op. cit., de delitos, Op. cit., pág. 632; CÓRDOBA RODA,
pág. 503; JESCHECK. Tratado, Op. cit., pág. 657; Comentarios al Código Penal, Op. cit., pág. 358-359;
CÓRDOBA RODA, Comentarios al Código Penal, Op. GUINARTE CABADA, El concurso medial de deli-
cit. pág. 351; SANZ MORAN, El concurso de deli- tos, Op. cit., pág. 163-164.
tos, Op. cit, pág. 143. 85 JESCHECK, o.u.c., pág. 660, quien, continuando con
81 Esta expresión es empleada en el sentido de sustrato esta definición, admite la aplicación del ~ 52 StGB
total di' la mloraciún jurídica, asumiéndose, a este "siempre que el tipo mediador en el concurso ideal
respecto, la interpretación dada por COBO DEL RO- equivalga aproximadamente en contenido del injus-
SAL, VIVES ANTON, o.u.c., púg. 502, quienes in- to a esos otros delitos independientes en sí mismos".
dican que "la mención del "hecho" como eje de la Véase también, MEZGER, Iratado, Op. cit.,
configuraci6n del concurso efectuada por el código pág. 366-367; MAURACH, Iratado, Op. cit.,
es inobjctivablc, pues la referencia al total sustrato pág. 451; SANZ MORAN, o.u.c., pág. 152-153;
de la valoración jurídica no puede sustituirse, si no CUELLO CONTRERAS, La frontera entre el con-
es con desventaja, cuando se trata de perfilar la exis- curso de leyes y el concurso ideal de delitos: la fun-
tencia de una pluralidad de infracciones, por una re- ción de la normativa concursa! (11), Op. cit., pág. 466.
ferencia parcial". 86 Véase, GARCÍA CANTIZANO, Falsedades documen-
82 SANZ MORAN, o.u.c., pág. 148, quien alude expre- tales, Op. cit., pág. 320-321; PEÑARANDA RAMOS,
samente a la "unidad del acto de manifestación de Concurso de leyes, error y participación en el delito,
voluntad"; por su parte, CÓRDOBA RODA, o.u.c., Op. cit., pág. 60-62.
pág. 351, al definir el término "hecho" lo equipara a 87 Se debe a HONIG el primer análisis dogmático sobre
la actuación o manifestación di' la voluntad, suscep- la problemática suscitada por los llamados actos
tible de integrar el presupuesto de un tipo penal. No copenados antaioms y posteriores impunl's. A partir
obstante, se considera que la existencia de un plan de él se discute tanto en el ámbito de la doctrina ale-
unitario en el autor no es suficiente aún para hablar mana como española su naturaleza; no obstante, la
de un único hecho, debiéndose combinar a su vez mayoría de los autores se inclinan a favor de conside-
con el criterio objetivo que ofrece el cumplimiento rar la existencia de un aparente concurso de leyes, siem-
de varios tipos penales por parte del comportamiento pre y cuando dichos actos supongan un ataque progre-
del autor. Expresamente se manifiesta en este sentido, sivo al mismo bien jurídico protegido por el acto
MEZGER, o.u.c., pág. 368. De la misma opinión, principal, y no aumenten el des valor de resultado oca-
MUÑOZ CONDE, GARCÍA ARAN, Derecho penal. sionando con éste. Desde esta perspectiva, tales actos
Parte general, Op. cit., pág. 409; BACIGALUPO, Prin- quedarían consumidos (principio de consunción) por
cipios de derecho penal. Parte general, Op. cit., el acto principal que en sí mismo condensa ya todo el
pág. 285, considera que esa "unidad de acción no se injusto del hecho. Véase, MEZGER, Tratado, Op. cit.,
satisface con la identidad del tipo subjetivo; se requic- pág. 387, quien, sin embargo, no adopta una postura

La relación concursa/ entrl' los delitos di' l'stafa y falsedad documental


PENAL

clara al respecto, dejando la solu- 91 De esta misma opinión, JESCHECK, Tratado, Op.
ción de estos casos a la forma de cit., pág. 659; MEZGER, Tratado, Op. cit.,
presentarse éstos en la práctica; pág. 366-367. En contra, RODRÍGUEZ MUÑOZ,
JESCHECK, Tratado, Op, cit., en sus notas a MEZGER, o.u.c., pág. 367, donde afir-
pág, 674, quien habla de consun- ma: "Con arreglo a nuestro Código Penal, el ejem-
ción siempre que "la acción típica plo del texto no es utilizable desde el momento que
que subsiga al delito y únicamente pretenda asegurar, el art. 303 no comprende la falsificación y el uso del
aprovechar o materializar la ganancia obtenida por el *
documento falsificado, como el 267 del código de
primer hecho ... y el daño no se amplía cualitativamente Alemania, sino sólo la falsificación. No hay, por tan-
por encima del ya ocasionado"; MAURACH, Trata- to, un elemento común a los dos artículos (303: fal-
do, O p. cit., pág. 468-470. En nuestra doctrina adquiere sificación; 528: estafa)".
especial importancia esta cuestión sobre todo a la hora 92 Como también pone de manifiesto, RODRÍGUEZ
de solventar aquellos casos en los que, tras consumar- RAMOS, Retlexiones sobre el delito de falsedad en
se un delito contra la vida, se procede a la inhumación documento mercantil, Op. cit., pág. 109.
ilegal -art. 339 C.P.- del cuerpo de la víctima. A este 93 RODRÍGUEZ RAMOS, o.u.c., pág. 113, es parti-
respecto, véase MUÑOZ CONDE, GARCÍA ARAN, dario, en cambio, de castigar por delito de estafa
Derecho penal. Parte general, Op. cit., pág. 415, quien siempre que el documento falsificado sea un docu-
afirma en estos casos la existencia de un concurso de mento mercantil. pero no encuadrable dentro de los
delitos, dado los diferentes bienes jurídicos puestos títulos valores.
en juego; de otro parecer, no obstante, se manifiesta 94 En el mismo sentido se manifiesta, QUERALT Jl-
MUÑOZ CONDE, Derecho penal. Parte especial, Op. MÉNEZ, Derecho penal. Parte especial. Op. cit.,
cit., pág. 59 y 60, donde sí se inclina expresamente a pág. 370 y 386.
favor del concurso de leyes; se inclina por la absor- 95 SSTS 12.2.1982, 10.5.19R2,27.9.1982,31.1.1983,
ción, BUSTOS RAMÍREZ, Manual de derecho pe- 3.4.1984, 15.10.1984, 2.1.1986, 21.1.1986.
nal. Parte general, Op. cit., pág. 81; MlR PUIG, Dere- 27.1.1986, 6.2.1986, 1.7.1987.
cho penal. Parte general. Op. cit., pág. 741, a favor de 96 Véase, por todos. JOSHI JUBERT. Unidad de hecho
la aplicación del principio de consunción en tales su- y concurso medial de delitos. Op. cit., pág. 632.
puestos; COBO DEL ROSAL, VIVES ANTON, De- 97 Véase CÓRDOBA RODA, Comentarios al Código
recho penal. Parte general, Op. cit., pág. 136, quien Penal, Op. cit., púg. 361; GUINARTE CABADA.Ii[
en referencia a la relación entre el delito de infantici- concurso medial de delitos, Op. cit., pág. 159.
dio -art. 41 O C.P.- y el de inhumaciones ilegales en- 98 En este sentido, ANTON ONECA, Derecho penal.
tiende incluido en el castigo del primero los actos pro- Op. cit., pág. 491; CUELLO CALON, Tratado de
pios de segundo en cuanto que "la valoración del móvil derecho penal, Op. cit., pág. 635: PLJIG PEÑA, Con-
de ocultar la deshonra ha de referirse, pues, no sola- curso de delitos. Op. cit., púg. 842.
mente, al acto de dar muerte al recién nacido, sino tam- 99 Así lo entienden también las SSTS 'i.ll.l981.
bién al eventual enterramiento antirreglamentario ul- 6.7 .1988, 20. 9.1989. En este mismo sentido. SANZ
terior"; asumiendo esta tesis, PEÑARANDA RAMOS, MORAN, El concurso de delitos. O p. cit., pág. 217:
Concurso de leyes, error y participación en el delito, MIR PLJIG, Derecho penal. Parte general, Op. cit..
Op. cit., pág. 49-51; COBO DEL ROSAL, pág. 732; JOSHI JLJBERT, O.Ll.C., pág. 632:
CARBONELL MATEU, Derecho penal. Parte espe- MUÑOZ CONDE, GARCÍA ARAN. Derecho pe-
cial, Op. cit., pág. 534; RODRÍGUEZ DEVESA, De- nal. Parte general, Op. cit., pág. 409: COBO DEL
recho penal español. Parte especial, Op. cit., pág. 62. ROSAL, VIVES ANTON, Derecho penal. Parte
88 A este respecto, PEÑARANDA RAMOS, Concurso general. Op. cit., pág. 'i94.
de leyes. error y participación en el delito, Op. cit., 100 También pone de manifiesto esta circunstancia. MIR
pág. 46-49, rechaza la existencia de una relación de PUIG, o.u.c., pág. 731. A favor del concurso ideal en
interferencia entre el tipo de falsedad y el de uso del estos casos expresamente, SANZ MORAN. o.u.c ..
documento falso, en la medida en que concibe dicha pág. 154; GUINARTE CABADA,El concurso medial,
relación como "una "conexión lógica parcial" entre Op. cit., pág. 163-164: CAMARGO HERNÁNDEZ,
las clases de acciones que cumplen sus respectivos Falsificación de documentos públicos, en Anuario de
presupuestos típicos, de modo tal que existan com- derecho penal y ciencias penales 1957 ( 10), pág. 527.
portamientos que únicamente realizan el tipo de uno 1O1 DEL ROSAL, De la relación concursa] entre falsi-
de los preceptos en cuestión, comportamientos que sólo ficación y estafa, en Anuario de derecho penal r
resultan subsumibles en el del otro y comportamien- ciencias penales 1949 (2), pág. 291; BUSTOS
tos que pueden ser subsumidos en ambos". RAMÍREZ, Manual de derecho penal. Parte espe-
89 SSTS 23.3.1983, 6.3.1987, 2.2.1989. A este respecto, cial, Op. cit.. púg. 348; ORTS BERENGUER. De-
afirma MAURACH, Tratado, Op. cit., pág. 468: "Un recho penal. Parte especial, Op. cit., pág. 253, aun-
co-penado acto posterior sólo puede ser apreciado que no se manifiesta expresamente sobre la
cuando el autor (o partícipe) comete por sí mismo el naturaleza real del concurso medial que puede for-
hecho principal o participa en él. De los supuestos mar la falsedad con otros delitos; FERRER SAMA.
posibles de acto impune posterior, deben separarse los Comentarios al Código Penal, Op. cit., pág. 332:
casos en los que, tras la construcción del tipo, el pri- ROMEO CASABONA, Poder informático y segu-
mer autor no puede ser considerado como posterior ridad jurídica, Op. cit., pág. 84.
autor por la razón de que el segundo acto es, por su 102 En este mismo sentido, JOSHI JUBERT, Unidad de
esencia, delito conectado al acto de "otro"". hecho y concurso medial de delitos, Op. cit., pág. 618.
90 De manera más extensa, véase GARCÍA CANTIZA- 103 Aquí tiene plena aplicación la afirmado por MUÑOZ
NO, Falsedades documentales, Op. cit., pág. 322 y ss. CONDE, GARCÍA ARAN, Derecho penal. Parte ge-

DEREcho & SociEdAd M' DEL CARMEN GARCÍA CA;\/TIZA:>iO


neral, Op. cit., pág. 409, cuando indican que "en de- sito finalista, de lucrarse con la defraudación perse-
finitiva, más que un problema teórico, de si hay o no guida".
unidad de acción, de lo que se trata es de una cues- I 08 De manera similar se manifiesta QUERALT JIMÉ-
tión práctica de si se debe tratar con un procedimien- NEZ, Derecho penal. Parte especial, Op. cit.,
to (el del concurso ideal) u otro (el del concurso real). pág. 386, respecto a la relación entre el delito de fal-
Lógicamente, cuando la conexión entre los diversos sedad en documento privado y el de estafa.
delitos es tan íntima que si faltase uno de ellos, no se 109 Véase a este respecto el interesante supuesto anali-
hubiese cometido el otro, se debe considerar todo el zado por MUÑOZ CONDE, Aspectos jurídico~
complejo delictivo como una unidad delictiva y no nales de la no devolución de las cantidades entre-
como dos delitos distintos". gadas a cuenta para la construcción de viviendas,
104 Véase, entre otros, MUÑOZ CONDE, GARCÍA en Estudios de derecho penal y criminología, 1989,
ARAN. o.u.c .. pág. 409-410; CÓRDOBA RODA, p<Íg. 125 y SS.
Comentarios al Código Penal, Op. cit., pág. 362; MIR 11 O Véase, MUÑOZCONDE, Falsedad y estafa mediante
PUIG, Derecho penal. Parte general, Op. cit., abuso de crédito e instrumentos crediticios, Ponen-
pág. 732; BUSTOS RAMÍREZ, Manual de derecho cia presentada al curso del plan estatal defónnación
penal. Parte general, Op. cit., pág. 302-303; de jueces y magistrados sobre falsedades y dejiwt-
GUINARTE CABADA, El concurso medial de deli- daciones celebrado en Madrid los días 24, 25 y 26
tos, O p. cit., p;íg. 192; SANZ MORAN, El concurso de abril de 1995 en la sede de la vocalía de forma-
de delitos, Op. cit., pág. 219. ción del consejo del Poder Judicial.
105 De la misma opinión, GUINARTE CABADA, 1 11 Obsérvese que aquí estamos ante supuestos con una
o.u.c., pág. 192, cuando afirma que: "la exigencia estructura diferente a la presentada, por ejemplo,
de medio necesario ha de tener la virtualidad de en el fraude de subvenciones a la hacienda pública
excluir de la más benévola regla del art. 71, 2 no -art. 308 C.P.- donde sí tiene sentido afirmar la
s(Jio aquellos supuestos en los que el delito relación medial entre este delito y el de falsedad
pretendidamente "medio" fuese objetiva y concre- documental, dado que el soporte documental se
tamente dispensable o superfluo, sino también a- convierte en el único medio imprescindible para la
quellos otros en los que se hubiese producido un obtención de la subvención, tanto en lo relativo a
exceso consciente en la lesión de bienes jurídicos su solicitud, como en lo referente a la documenta-
que fuera precisa, en el caso concreto, para alcan- ción aportada para corroborar la ausencia o concu-
l.ar el delito-fin; exceso sin el cual, por tanto, el rrencia de las condiciones precisas para la subven-
delito-medio hubiese sido igualmente idóneo como ción. Véase a este respecto, ARROYO ZAPATERO,
instrumento para la comisión del delito-fin". En re- Delitos contra la hacienda pública en materia de
ferencia expresa a la Ldsedad documental y la esta- subvenciones, Ed. Ministerio de Justicia, Madrid,
fa, mantiene esta opinión, CASAS BARQUERO, 1987, pág. 135-136. ID&SI
El delito de falsedad en documento privado, Op.
cit., pág. 422; GONZÁLEZ-CUÉLLAR GARCÍA,
La falsedad en documento público, en Anales de la
Academia matritense del notariado, torno XXIX,
pág. 3~7-388.
106 A este respecto, CÓRDOBA RODA, Comentarios
al Código Penal, Op. cit., pág. 366, afirma: "existe
un grupo de casos que resulta incluible tanto en uno
como en otro de dichos dos presupuestos del art. 71.
Ello ocurrirá, ... , siempre que un delito, en su totali-
dad, forme parte integrante de otro a cuya ejecución
sirve como instrumento". Véase también, MUÑOZ
CONDE, GARCÍA ARAN, Derecho penal. Parte
general, Op. cit., pág. 409; JOSHIJUBERT, Unidad
de hecho y concurso medial de delitos, O p. cit.,
pág. 635: GUINARTE CABADA, o.u.c., pág. 179.
107 A este respecto, merece ser citada la STS 19.6.1986,
donde se afirma: "La concurrencia de falsedad y es-
tafa requiere la condena por ambos delitos al no ser
incompatibles, ni subsidiarios, uno de otro, en con-
curso real conforme al art. 69 del mentado Código,
aunque uno sea medio necesario para la comisión
del segundo, y esto, porque no se ejecutan con un
sólo acto, sino que la actividad criminal se desarro-
lla a través de diversas infracciones independientes
y sucesivas. sin constituir fases parciales y comple-
mentarias de un solo hecho, sino que los actos de
falsificación tuvieron naturaleza, tipicidad y penali-
dad individual consumada y distinta de los que inte-
graron la estafa, y consecuentemente han de ser esti-
mados y sancionados por sí mismos, aunque los
recurrentes obraran con el único designio, o propó-

La relación concursal entre los delitos de estafa y falsedad documental

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