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REVISTA JURÍDICA DEL PERÚ

EL DOLO EVENTUAL
Su inferencia a través del “catálogo de
indicadores externos”

Eduardo La delimitación entre el dolo eventual y la imprudencia cons-


León Alva* ciente constituye aún uno de los temas de mayor discusión a
nivel doctrinario. Al respecto, el autor señala que el dolo puede
inferirse tomando en cuenta los elementos del mundo sensible
circundante a la realización del hecho, esto es, considerando
tanto los actos coetáneos que acompañan a la acción como los
precedentes y subsiguientes, para lo cual los denominados “ca-
tálogos de indicadores externos” juegan un rol esencial.

I. INTRODUCCIÓN REFERENCIAS LEGALES:


La cuestión de cómo se ha de determinar y cómo • Código Penal: arts.VII del T.P y 12.
se ha de delimitar el dolo eventual frente a la
imprudencia (consciente) no solo posee una ex-
traordinaria importancia práctica, sino que es
representa como posible la realización del tipo,
considerada también “una de las cuestiones más
la actuación dolosa revelaría, frente a la impru-
difíciles y discutidas del Derecho Penal”1.
dente, un plus de gravedad del ilícito2 materiali-
Por otro lado, a pesar de que en el plano pura- zado en una voluntad más intensa de realizar el
mente teórico la diferenciación entre conducta hecho típico, mientras que otro sector doctrinal,
dolosa y culposa puede parecer nítida, en la reali- originariamente minoritario, comenzó a negarle
dad se presentan numerosos casos en los que de- relevancia al elemento volitivo a la hora de califi-
terminar si el autor realizó el hecho con “cono- car un comportamiento como doloso.
cimiento y voluntad” no resulta tan sencillo.
La adscripción a una de estas dos opciones no es,
Tradicionalmente, la doctrina mayoritaria ha desde luego, una cuestión baladí, pues los dife-
entendido que, si bien el dolo eventual tiene en rentes conceptos de dolo conducen a consecuen-
común con la culpa consciente que el autor se cias claramente divergentes en dos ámbitos que

* Abogado del Estudio Loli & Portocarrero Abogados. Candidato a Magíster en la Especialización de Derecho Penal por la Universi-
dad de Sevilla, España. Miembro del Instituto de Ciencia Procesal Penal (INCIPP).
1 Al respecto, parte de la doctrina sostiene que el dolo –como manifestación del principio de responsabilidad subjetiva– cumple una
función reductora de la responsabilidad penal en la medida que añade a la exigencia externa del comportamiento un elemento
subjetivo que fija los alcances y límites hasta donde una persona debe responder, evitando la consagración del versari in re illicita.
Ver en este sentido: García Cavero, P.; Derecho Penal Económico. Parte General, 2da. edición, Lima, 2007, págs. 473-474.
2 Zugaldía Espinar, J.; La demarcación entre el dolo y la culpa, en Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales, Madrid, 1986, págs.
396-397.

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aparecen indisolublemente unidos: el político-cri- lo mismo, que haya estado de acuerdo con dicho
minal y el estrictamente dogmático3. De este resultado.
modo, si se parte de una concepción “dualista”
La segunda de las teorías tradicionales que se-
en la que se mantenga en cierta medida los com-
rán objeto de nuestro análisis es la teoría del
ponentes tradicionalmente adjudicados al dolo
sentimiento o de la indeferencia defendida por
(eso es conocimiento y voluntad), será posible
Engisch. En síntesis, esta teoría busca la dife-
diferenciar las dos categorías clásicas de impru-
rencia entre dolo e imprudencia en un determi-
dencia (consciente e inconsciente) como conduc-
nado grado de desconsideración y admite el dolo
tas ajenas al ámbito propio de la conducta dolo-
eventual cuando el autor haya sido indiferente
sa, circunscribir este y afirmar el carácter excep-
a la realización del tipo.
cional de la punición de la culpa. En cambio, si
se acoge una concepción “monista”, que conciba Por su parte, las teorías cognitivas –teoría de la
el dolo como puro conocimiento, la distinción representación y teoría de la probabilidad–, par-
entre imprudencia consciente e inconsciente per- ten por sostener que todos los elementos que con-
derá buena parte de su sentido, en la medida en forman el tipo objetivo han de ser abarcados por
que la primera categoría se integraría dentro del el conocimiento del sujeto para poder afirmar
contenido del dolo eventual, quedando como úni- la concurrencia del dolo. Como tendremos oca-
ca modalidad posible de comisión culposa incons- sión de comprobar, lo que caracteriza unitariamente
ciente. La consecuencia político-criminal de esta a las teorías cognitivas es su rechazo de plano a
segunda opción es evidente: comportamientos que cualquier alusión a la necesidad de un elemento de
tradicionalmente se han calificado, y en su caso carácter volitivo en la definición del dolo eventual4.
penado, como imprudentes deberían ser conside-
Vamos a ocuparnos, en primer lugar, de las deno-
rados como dolosos.
minadas teorías volitivas y de su crítica para pa-
sar, en segundo término, a la exposición de las
II. LAS TEORÍAS TRADICIONALES
ACERCA DEL DOLO EVENTUAL
teorías denominadas teorías cognitivas, así como
a su crítica.
Las teorías volitivas tradicionales intentan la deli-
mitación entre dolo eventual e imprudencia cons-
ciente a través de un momento volitivo afirmando 1. Las denominadas teorías “voliti-
el dolo eventual cuando el autor no solo se repre- vas” del dolo eventual
senta la posibilidad de realización del tipo sino que, a) La teoría del consentimiento
además, asiente interiormente su realización, es de-
Según esta teoría, para afirmar la concurrencia de
cir, aprueba la producción del resultado o lo acepta.
dolo, el sujeto debe haber consentido en la pro-
La más extendida y admitida de estas teorías vo- ducción del resultado5. Esta teoría entiende por
litivas, tanto por la jurisprudencia como por la consentir lo siguiente: El sujeto, que ha previsto
doctrina, es la teoría del consentimiento que, la producción del resultado como probable, lo
además, de la previsión del resultado, exige que aprueba. El sujeto, al consentir el resultado, está
el sujeto, desde un punto de vista interno, haya de acuerdo en su producción este, o por decirlo
consentido en la producción de este o, lo que es de alguna manera, es de “su agrado”.

3 La doctrina es unánime en reconocer que entre dolo eventual y culpa consciente hay una tenue línea demarcatoria difícilmente
perceptible, situación que no es compatible con los profundos desniveles de punibilidad. Ver en este sentido: Silva Sánchez J.;
Observaciones sobre el conocimiento “eventual” de la Antijuricidad. Consideraciones sobre la Teoría del Delito. Anuario de Derecho
Penal y Ciencias Penales, Tomo. 40, 1987, págs. 647-664.
4 En este sentido Herzberg, citado por Díaz Pita, M.; El dolo eventual, Valencia, 1994, pág. 70.
5 Gracia Martín, L.; Comentarios al Código Penal. Parte Especial, TI, Valencia, 1997, pág. 64.

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Desde nuestra perspectiva, esta teoría debe ser de Derecho, defensor de determinados bienes ju-
rechazada6. En efecto, es necesario precisar que, rídicos, la respuesta ha de ser rotundamente ne-
cuando el sujeto aprueba directamente la pro- gativa: como hemos dicho, la situación emocio-
ducción de un resultado, la mayoría de las veces nal del sujeto respecto al resultado no es una cues-
concurre ya una intención, de modo que esta con- tión que interese al Derecho Penal9.
cepción no deja apenas nada para el dolo even- A pesar de las objeciones y críticas que acabamos
tual7. En segundo lugar, si partimos de un Dere- de exponer, la teoría del consentimiento sigue sien-
cho Penal cuya tarea principal sea la protección de do aceptada tanto por la jurisprudencia como por
bienes jurídicos, la postura emocional del sujeto la doctrina. En efecto, la mayoría de los autores
ante un ataque a estos, es cuestión que no interesa son partidarios de dicha tesis. Así, por ejemplo,
a dicho ordenamiento. La misión del Derecho Pe- encontramos entre ellos a Jiménez de Asúa10, Cue-
nal, como es sabido, es defender a dichos bienes llo Calón11, Antón Oneca12, Córdova Roda13, Díaz
jurídicos de ataques intolerables, pero no valorar Palos14, Muñoz Conde15, Quintano Ripollés16.
o desvalorar las posturas internas de los sujetos
que llevan a cabo tales ataques8. Las claras deficiencias de esta teoría, no obstan-
te, la aceptación mayoritaria por casi todos los
Esta teoría, además, no formula ningún criterio autores españoles, son expuestas por Gimbernat
plausible que justifique la mayor responsabilidad de esta manera: “la dificultad del grupo de casos
del sujeto. El sujeto que actúa dolosamente se hace que se examinan dentro del marco del problema
acreedor, frente a aquel que lo hace imprudente- del dolo eventual reside en que, por una parte, no
mente, de una pena de mayor gravedad por ser aquel aparece clara la voluntad del autor respecto
más culpable. Pero, ¿se puede basar esta mayor del resultado; y en que, no obstante y por otra
responsabilidad y esta más grave respuesta del or- parte, parece que en muchos casos un castigo por
denamiento jurídico en la actitud interna del su- imprudencia es insuficiente, que lo que el autor
jeto respecto a la producción del resultado? Evi- ha merecido es ser castigado por delito doloso. Si
dentemente, en un Estado Social y Democrático ante esta “incómoda” situación, una teoría consigue

6 Ampliamente Feijóo Sánchez, B.; La distinción entre dolo e imprudencia en los delitos de resultado lesivo. Sobre la Normativización
del dolo, en Revista de Ciencias Penales y Criminología, Nº 65, 1998, pág. 293.
7 Ver en este sentido: Jescheck, H.; Tratado de Derecho Penal. Parte General, Traducción de Olmedo Cardenete, 5ta. edición,
Granada, 2002, pág. 324. El mencionado autor precisa lo siguiente: En contra de esta teoría habla la circunstancia de que en un
hipotético dolo directo se restringe excesivamente este elemento subjetivo a través de la interpretación del dolo eventual.
8 Roxin, C.; Derecho Penal. Parte General. La estructura de la teoría del delito. Trad. de Luzón Peña, García Conlledo y Vicente
Remesal, Madrid, 1997, pág. 431. Por su parte, Gimbernat Ordeig, E.; Acerca del dolo eventual, en Estudios de Derecho Penal,
2da. edición, Madrid, 1991, pág. 240 y ss.; sostiene: “la teoría del consentimiento tiene como presupuesto que el juez se plantee por
el sujeto activo lo que este nunca se planteo [considerar como cierto lo que solo le pareció probable] y que conteste por ese sujeto
lo que este nunca se contestó a la cuestión por él nunca planteada”.
9 Roxin, C.; Derecho Penal. Parte General, ob. cit., pág. 431.
10 Quien refiere: “Hay dolus eventualis cuando el sujeto se representa la posibilidad de un resultado que no desea, pero cuya produc-
ción consiente, en última instancia, corriendo el riesgo de causarlo con tal de obtener el efecto que quiere ante todo”. Jiménez de
Asúa, L.; Tratado de Derecho Penal, TV, 1963, Buenos Aires, pág. 585.
11 Véase: Cuello Calón, J.; Derecho Penal. Parte General, 15 edición, adaptada y puesta al día por Camargo, Barcelona, 1968, pág. 420.
12 Antón Oneca, J.; Derecho Penal, Parte General, Madrid, 1949, pág. 202.
13 Córdova Roda, J.; Comentarios al Código Penal, TI, Barcelona, 1972, pág. 222.
14 El dolo eventual es dolo antes que eventual. El agente ha debido representarse esa posibilidad del resultado y consentirlo de algún
modo en el mismo. Así: Díaz Palos, F.; Dolo penal, Barcelona, 1886, pág. 97.
15 “Es preferible la teoría de la voluntad, porque, en última instancia, todo el problema del dolo desemboca a la larga en la demostra-
ción de querer el resultado, siendo insuficiente la simple representación de su probable producción”. Muñoz Conde, F.; Teoría
general del delito, 2da. edición, Valencia 1989, pág. 65
16 Quintano Ripollés, A.; Curso de Derecho Penal, TI, Madrid, 1963, pág. 280 y ss.

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demostrarnos que el autor, en realidad, ha queri- a efecto de determinar la concurrencia o no del


do el resultado, ha consentido en él, que estaba dolo eventual20.
de acuerdo con su producción, entonces lo me-
Desde nuestra perspectiva, no podemos obviar dos
nos que se puede decir de esta teoría es que es
grandes inconvenientes que esta teoría presenta.
fascinante”17.
En primer lugar, si aceptamos la indiferencia
Las dificultades que hemos detectado en ella hacen, absoluta como paradigma delimitador entre las
sin embargo, que esta fascinación, que despierta a figuras del dolo eventual y la imprudencia cons-
primera vista, desaparezca. ciente, utilizando como medio de constatación la
indiferencia del sujeto, es innegable que persis-
b) La teoría del sentimiento o de la indiferencia
te un grave peligro, que es el posible enjuicia-
La teoría de la indiferencia desarrollada por En- miento de la personalidad del sujeto en cuestión
gisch aparece ligada en su formulación a la inter- para la imputación de su acción a título de dolo.
pretación más estricta de la teoría del consenti-
En segundo lugar, la teoría de Engisch sobre el
miento. Según esta teoría, hay dolo eventual cuan-
dolo eventual solo tendría cabida en el marco de
do el sujeto o bien aprueba positivamente las po-
una ética del sentimiento. En efecto, la falta de
sibles consecuencias concomitantes de su acción
afectación emocional hacia un bien jurídico, que
que pueden resultar lesivas para un bien jurídico
constituye, en definitiva la indiferencia hacia este,
protegido, o bien acepta dichas consecuencias con
solo podría aceptarse como base de una más gra-
total indiferencia. Por el contrario, no podremos
ve responsabilidad si consideramos que el des-
afirmar la concurrencia del dolo eventual cuando
precio hacia un bien jurídico en una concreta si-
el sujeto no desea las consecuencias concomi-
tuación representa un fallo decisivo, desde un
tantes y, por tanto, espera que no se materialicen18.
punto de vista social y moral, de un individuo.
La teoría de la indiferencia de Engisch ha sido y Contra esta afirmación se eleva el hecho de que
es, en la dogmática penal, el blanco preferido de el desprecio hacia un bien jurídico en una deter-
todas las críticas. A ella se la ha objetado, por minada situación puede depender de muchas co-
ejemplo, que la indiferencia demostrada por el sas, algunas de ellas incluso casuales, con lo cual,
sujeto ante los bienes jurídicos protegidos no pue- el desprecio o la indiferencia se muestra como
de ser un dato decisivo para delimitar los casos una base demasiado débil en la que apoyar una
de dolo eventual de los supuestos de impruden- más grave responsabilidad21.
cia consciente, puesto que los sujetos que actúan
imprudentemente también demuestran esta indife-
2. Las denominadas teorías “cogni-
rencia19; que esta teoría solo es plausible en el marco tivas” del dolo eventual
de una teoría de la culpabilidad por el carácter,
a) La teoría de la representación
por lo demás, los detractores de esta teoría aseve-
ran que resulta incorrecto basarse en situaciones La teoría de la representación constituye el polo
emocionales de un sujeto frente a bienes jurídicos contrario de todas las formas de expresión de las

17 Gimbernat Ordeig, E.; Acerca del dolo eventual, ob. cit., pág. 240 y ss.
18 Roxin, C., Derecho Penal. Parte General, ob. cit., págs. 432-433.
19 En este sentido Frisch, citado por Díaz Pita, M.; El dolo eventual, ob. cit., pág. 170.
20 Roxin, C., Derecho Penal. Parte General, ob. cit., págs. 432-433, el referido autor precisa: Hay que advertir sin embargo, que para
el referido autor, lleva razón esta doctrina en cuanto que indeferencia es un indicio seguro de que el sujeto se ha resignado
al resultado y por tanto ha actuado dolosamente.
21 Hassemer, W.; Los elementos característicos del dolo. Traducción de Díaz Pita. Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales,
1990. pág. 918 y ss.

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teorías volitivas. Esta teoría, sitúa la frontera en- La esencia de la teoría de la probabilidad radica
tre el dolo eventual y la imprudencia consciente en la representación que el sujeto tenga de la pro-
en un momento de carácter estrictamente inte- babilidad de producción del resultado. Así, se
lectual, rechazando al mismo tiempo la exigibili- dice: “determinar si el sujeto se representa la rea-
dad de un elemento volitivo, que queda reserva- lización prohibida del tipo como posible depen-
do para las otras dos formas de aparición del dolo, derá de si dicho sujeto se la representa como pro-
es decir, el dolo directo de primer grado y el dolo bable o no”25. Es decir, la base para la imputa-
directo de segundo grado. ción a título de dolo de la realización de un resul-
tado lesivo para un bien jurídico y prohibido por
El pilar teórico sobre el que se erige esta teoría lo el ordenamiento penal la encontramos en una re-
constituyen dos ideas básicas: 1) La mera represen- presentación, de exclusivo carácter intelectivo, del
tación, por parte del agente, de la posibilidad de que sujeto respecto del grado de probabilidad de di-
su acción es adecuada para producir el resultado lesi- cha producción. Estamos pues ante un concepto
vo es suficiente para afirmar el dolo; y, 2) La confian- subjetivo de probabilidad. Es el sujeto agente el
za de dicho sujeto en que el resultado, a pesar de su que debe elaborar el juicio de probabilidad de
acción, no se producirá equivale a la negación de la producción del resultado. Este juicio de proba-
representación y, por tanto, excluye el dolo22 23. bilidad se construye, por tanto, en la mente del
La línea divisoria entre las acciones dolosas y las sujeto, siendo indiferente el modo en el que
culposas, por tanto, hay que buscarlas en un plano aquel lo alcanza. En efecto, “resulta indiferen-
estrictamente intelectivo. Es la previsión, meramen- te si el sujeto llega o no a este juicio basándose
te intelectual, del sujeto sobre la producción segu- en expectativas razonables, en una represión
ra o posible del resultado la que nos dará la clave inconsciente de ciertos datos de la realidad o
en otras razones de carácter psicológico”26.
para realizar una imputación dolosa. Si el sujeto,
por el contrario, yerra sobre la seguridad o posibi- Pero, ¿qué debe entenderse por “producción
lidad de producción del resultado o si ni siquiera probable del resultado”? La definición que del
se lo plantea, será merecedor de la sanción previs- término “probabilidad” nos ofrece esta teoría es,
ta para la comisión imprudente de un delito24. desde luego, poco afortunada. La tan denostada
definición reza así: “Probable es más que posible
b) La teoría de la probabilidad pero menos que preponderantemente probable”27.
La más conocida variante de la teoría de la repre- Desde nuestra perspectiva, esta última definición
sentación la encontramos en la llamada teoría de nos priva de un criterio seguro que nos permita
la probabilidad. una imputación correcta del resultado28.

22 Roxin, C., Derecho Penal. Parte General, ob. cit., págs. 433-434.
23 Para explicar esta teoría Schmidhauser propone el siguiente ejemplo: Un sujeto, para cobrar la suma por la cual está asegurada su
casa, le prende fuego; en su interior se encontraba X, que muere por asfixia a causa de los gases provocados por la combustión de
los muebles y enseres de la casa. En este caso, cabe formularse la siguiente interrogante: ¿Cuándo podremos imputar la muerte de
X al sujeto agente a título doloso y cuándo como imprudentemente cometida? Schmidhauser, propone al respecto que, en esta
situación, se da homicidio doloso cuando el sujeto previó como segura o como posible la producción de la muerte del ocupante de
la casa (…). Si el sujeto no previó la producción del resultado muerte de X, bien porque pensó erróneamente que de algún modo se
salvaría, bien porque no estimó en absoluto que alguien se encontrara en ese momento en la casa, estaríamos, a decir de Schmi-
dhauser, ante un homicidio imprudente. Así, Schmidhauser, citado por Díaz Pita, M.; El dolo eventual, ob. cit., pág. 85.
24 En palabras de Schmidhauser: “la diferenciación entre dolo e imprudencia equivale a la diferenciación entre conocimiento y desco-
nocimiento. El dolo se interpreta, pues, como conocimiento de los elementos del tipo, mientras que la imprudencia significa desco-
nocimiento de la situación típica. Así, Schmidhauser, citado por Díaz Pita, M; El dolo eventual, ob.cit, p. 85.
25 Mayer, H. citado por Díaz Pita, M.; El dolo eventual, ob. cit., pág. 85.
26 Mayer, H. citado por Díaz Pita, M.; El dolo eventual, ob. cit., pág. 85.
27 Mayer, H. citado por Díaz Pita, M.; El dolo eventual, ob. cit., pág. 85.
28 Para alguna doctrina esta teoría no ofrece al juzgador una pauta objetiva de concreción que posibilite una distinción entre dolo y
culpa que aporte una solución adecuada desde el punto de vista práctico. La teoría de la probabilidad opera con datos ficticios en
la medida en que los seres humanos no toman decisiones cotidianas sobre la base de un cálculo matemático de probabilidades.
Ver en este sentido: Eser, Albin - Burkharot, Bjorn; Derecho Penal. Cuestiones fundamentales de la Teoría del Delito sobre la base
de casos de sentencias; 7/19, Madrid, 1995, pág. 166.

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Por otro lado, hay que reparar en un hecho esen- formuló contra la teoría de la representación pro-
cial: Esta teoría nos lleva a plantearnos dos jui- cede de Engisch quien refiere: “La teoría de la
cios sobre la probabilidad de producción del representación solo puede fundamentar de un
resultado: en primer lugar aquel juicio llevado a modo plausible una más elevada responsabilidad
cabo por el sujeto cuya base, conforme a lo seña- del sujeto que actúa dolosamente, definiendo el
lado, es indiferente, puesto que puede obedecer dolo como conocimiento por parte del sujeto, si
tanto a estimaciones razonables del sujeto como interpretamos dicha teoría como una teoría de la
a represiones inconscientes de determinados da- motivación. La representación del sujeto como tal
tos de la realidad. Es, pues, a la larga, un juicio no constituye la esencia del dolo; antes bien, esta
subjetivo realizado por cada individuo según esencia la constituye el hecho de que un indivi-
sus características y capacidades particulares; a duo hace caso omiso de una motivación de la que
través de este juicio, el sujeto debe llegar a la dispone de modo específico para actuar de forma
conclusión de que la producción del resultado apa- distinta a como, de hecho, lo hace”30.
rece, según los partidarios de esta teoría, como
más que posible pero menos que preponderan- Es decir, las teorías cognitivas señalan el conoci-
temente probable. miento de que dispone el sujeto en el momento
de la acción respecto a la eventual producción del
En segundo lugar, nos encontramos con el juicio resultado como el punto de referencia al que ate-
de valor de este que deberá realizar el aplicador nernos para basar la más grave penalidad de los
del Derecho, un juicio de valor que deberá de delitos dolosos frente a los imprudentes31.
estar basado en las circunstancias del hecho que
sean susceptibles de ser probadas. “Lo que hay Resulta totalmente claro que en una sociedad
que examinar, por tanto, es si el sujeto construyó como la nuestra, en la que múltiples formas de
esta representación de la probabilidad desde un actuaciones, que puedan suponer un riesgo para
punto de vista subjetivo, una representación que, los bienes jurídicos protegidos, no solo están per-
racionalmente, debería haber tenido”29. Para el mitidas sino que, en parte, son actuaciones que se
aplicador del Derecho se trata, pues, no de inves- esperan de los individuos, la mera representa-
tigar el grado objetivo de probabilidad de que el ción de la posibilidad de que las circunstan-
resultado se materialice, sino de comprobar, de la cias constitutivas de un injusto penal se reali-
mano de hechos objetivos y susceptibles de prue- cen no fundamenta una responsabilidad más
ba, si el sujeto, desde un punto de vista estricta- grave. En resumen, las representaciones de la
mente subjetivo, se representó dicha materializa- posibilidad de producción de los elementos cons-
ción del resultado como probable, entendido como titutivos de un injusto penal constituyen un fenó-
probable la definición más arriba transcrita. meno demasiado frecuente y demasiado cotidia-
no como para ser la esencia del dolo eventual.
c) Crítica a las teorías cognitivas
La mera representación de la posible producción
La exposición de las principales y más tradicio-
de un resultado no justifica, pues, desde un punto
nales teorías que cifran el punto de delimitación
de vista político criminal, la imposición a un su-
entre el dolo eventual y la imprudencia conscien-
jeto de la pena más grave prevista para el dolo.
te en un momento de estricto carácter cognitivo
nos llevan a una serie de reflexiones en torno a Por lo demás, situar la frontera entre el dolo even-
estas; en este sentido, la principal crítica que se tual e imprudencia consciente de forma exclusiva

29 Díaz Pita, M.; El dolo eventual, ob. cit., pág. 90.


30 Díaz Pita, M.; El dolo eventual, ob. cit., pág. 95.
31 Ibídem, pág. 95.

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en el hecho de que el sujeto se plantea la posibili- En contra de los argumentos psicologistas de la


dad de que el resultado se materialice no resuelve sentencia penal, ha de subrayarse, que la mera
con claridad suficiente los grupos de casos más representación de un resultado como proba-
conflictivos. De hecho, como vamos a ver con un ble no aporta nada a la diferenciación entre
ejemplo propuesto por Roxin, un mismo estado dolo eventual y culpa consciente porque am-
cognitivo puede ser calificado, siguiendo las teo- bos conceptos tienen en común precisamente
rías cognitivas, de dos modos diferentes. la representación del resultado. Por lo demás,
como ya se adelantó, resulta claro que en una so-
Supongamos de manera hipotética que alguien
ciedad como la nuestra, las múltiples formas de
dispara a gran distancia sabiendo que, con su dis-
paro, puede alcanzar, con un 10% de posibilida- actuaciones, que pueden suponer un riesgo para
des, a X. En el caso de que, efectivamente, X re- los bienes jurídicos protegidos, no solo están per-
sulte herido o muerto, el que ha disparado deberá mitidas, sino que, en parte, son actuaciones que
ser castigado con la pena correspondiente al ho- se esperan de los individuos. El alto grado de com-
micidio doloso. En la misma situación, si el suje- plejidad de los contactos sociales en las socieda-
to pretende derribar a un animal, aun habiendo des modernas da cabida a todo tipo de representa-
reconocido ese 10% de posibilidad de alcanzar a ción; sin embargo, por ello no se castiga directa-
X, pero sin tomarla, en serio, la calificación ade- mente a las personas como autores de delitos dolo-
cuada sería la de imprudencia32. sos cuando una parte de sus representaciones co-
incide con el resultado.
Un caso de la jurisprudencia penal reciente sirve
para ilustrar mejor la corriente psicologista entre Por lo demás, hay que precisar, que en el caso “Uto-
dolo eventual y culpa consciente. Nos referimos pía” existen datos objetivos configuradores que
al denominado caso “Utopía”33, en el que el em- determinan que el acusado obró con negligencia al
presario responsable de la organización de la fiesta haber adoptado defectuosamente medidas de ase-
fue condenado por homicidio doloso y lesiones guramiento, por tanto, nos encontramos ante un
dolosas a la pena de 15 años de prisión, toda vez caso de un homicidio culposo. Para ello, resulta
que el juez de la causa consideró que aquel obró necesario hacer hincapié en las reflexiones hechas
con dolo eventual. El criterio aplicado fue justa- por parte de la doctrina alemana. Así, Jakobs, pre-
mente que el actuante se presentó como probable cisa: “(…) quien pone en juego su vida, su cuer-
el incendio, y eso bastó para imponer tan drástica po o su propiedad, así como su libertad (…) de-
sanción. El argumento central de la sentencia fue muestra su incompetencia y se comporta, en con-
el siguiente: “es admisible la tesis que el acusado secuencia; de forma descuidada, pero no indife-
se representó el resultado típico y lesiones gra- rente”35. Por lo demás, desde el punto de vista
ves, y que a pesar de ello dentro de la teoría de la estrictamente objetivo, se tiene que la adminis-
probabilidad, asumió el riesgo probable y adoptó tración de una discoteca tiene el sentido social de
la continuación de su accionar, mediante la reali- obtener un ingreso económico mediante su fun-
zación del hecho”34. cionamiento y no de exponer el patrimonio de la

32 Roxin, C.; Derecho Penal. Parte General, ob. cit., pág. 434.
33 Como se sabe, el caso es el siguiente: En la madrugada del 20 de julio de 2002 se produjo un incendio en la denominada Discoteca
Utopía, la cual se encontraba ubicada en la zona comercial del Jockey Plaza. Como consecuencia de este incendio fallecieron un
total de 20 personas y otras más resultaron heridas. Las investigaciones realizadas determinaron que el incendio se originó cuando
en el marco de una fiesta denominada “Zoo”, que consistía en un espectáculo con animales de circo y uso de fuego, uno de los
procesados realizó una serie de malabares con fuego justo al borde de la cabina del discjockey. En este contexto una llamarada de
fuego alcanzó al techo del local que, por estar revestida de un material inflamable, provocó un incendio en la referida discoteca, con
los lamentables resultados de muerte descritos (Considerando Décimo Séptimo - Resolución del 21 de noviembre del 2004; Expe-
diente Nº 306-2004 - Primera Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel).
34 Fundamento Séptimo de la Sentencia, pág.24.

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PENAL Y PROCESAL PENAL

empresa a unas pérdidas que traigan consigo su resultado, en tanto, que las teorías cognitivas ci-
ruina. El dato externo del propio perjuicio des- fran la presencia del dolo eventual en la valora-
carta la posibilidad de que el imputado haya obra- ción que el sujeto hace del previsible desarrollo
do con dolo eventual36 37. de los hechos. Al respecto, el interrogante que in-
mediatamente surge es si la actitud del sujeto fren-
te al resultado responde a la cuestión de la más
III. EL ELEMENTO VOLITIVO DEL
DOLO COMO DECISIÓN
grave penalidad del dolo, es decir, si el legislador
justifica el distinto tratamiento otorgado a hechos
a) La tesis de Roxin
dolosos y hechos culposos sobre la base de la ac-
A lo largo del desarrollo de la Doctrina Penal, no titud interna del sujeto frente a la posibilidad de
encontramos ningún intento de superación de la que el resultado se produzca. La orientación de
tradicional concepción del dolo como “conoci- nuestro Derecho Penal hacia la protección de bie-
miento y voluntad de realización de los elemen- nes jurídicos resulta un argumento en contra de
tos del tipo”. Hemos podido observar en epígra- dicha explicación. En efecto, “la principal misión
fes anteriores, que dicha concepción solo ha sido del Derecho Penal no consiste en impedir que al-
fuente de problemas y de interpretaciones contra- guien lleve a cabo la lesión de un bien jurídico
puestas que no han conducido a ningún resultado protegido como consecuencia de una actitud in-
satisfactorio. Roxin emprendió esta tarea, susti- terna reprobable; antes bien, lo que hay que im-
tuyendo la fórmula basada en el conocimiento y pedir es que esta lesión no se produzca bajo nin-
la voluntad del sujeto por una nueva caracteriza- gún concepto”39. Es decir, el Derecho Penal pre-
ción del dolo, común a las tres formas de este: el tende proteger determinados bienes jurídicos, de
dolo es entendido por Roxin como la “realización cuya inmunidad depende, en gran medida, el
del plan de sujeto”. Un resultado podrá ser valo- mantenimiento de la convivencia en una socie-
rado como dolosamente producido cuando dicho dad de ataques intolerables, sea cual sea la acti-
resultado, valorado objetivamente, cumple exac- tud interna del sujeto causante de la lesión de uno
tamente el plan del sujeto38. de estos bienes jurídicos.

Previo a plantear su teoría acerca de la “realiza- En este sentido, realización del plan del sujeto y
ción del plan del sujeto” Roxin realiza un análi- decisión en contra del bien jurídico constituyen
los pilares de la definición propuesta por Roxin.
sis negativo de las teorías tradicionales, tanto vo-
litivas como cognitivas. Conforme a lo señalado, Teniendo en cuenta lo expuesto, podemos llegar
las teorías volitivas (teoría del consentimiento y a señalar que una diferencia fundamental que se-
teoría de la indiferencia), cifran la presencia del para los hechos dolosos de los imprudentes ra-
dolo eventual en una actitud del sujeto frente al dica en la comprobación de si el sujeto (siendo

35 Así: Jakobs, G.; Indiferencia como dolo indirecto, Traducción de Pérez del Valle, en Dogmática y ley penal, Libro Homenaje a
Enrique Bacigalupo, Madrid, 2004, pág. 355.
36 Ver en este sentido, dentro de la doctrina nacional a: Caro Jhon, J.; Imputación Subjetiva; pág. 09 en http://www.unifr.ch/ddp1/
derechopenal/articulos/pdf/04noviembre06/carojohn_imputsubj.pdf.
37 Dicha sentencia también señala que la vulneración de normas de cuidado (no adoptar las medidas de seguridad necesarias para el
funcionamiento de la discoteca) de la mano de saber que existía una probabilidad de producirse un incendio es suficiente para
reconocer la presencia del dolo eventual en un homicidio. La sentencia omite reconocer que el contenido del elemento subjetivo del
delito imprudente no es otro que actuar plenamente consciente en la vulneración de la norma de cuidado, pero ese nivel de
consciencia no abarca el resultado, pues en el dolo eventual el sujeto abarca el resultado en su comportamiento típico, es decir, se
conforma con la elevada producción del resultado, pero su comportamiento va dirigido a la producción del resultado muerte,
y no –como en el caso del homicidio imprudente– tan solo a la infracción de las normas de cuidado, aun cuando sea consciente
del peligro del comportamiento.
38 Roxin, C.; Derecho Penal. Parte General, ob. cit., pág. 425.
39 De este modo: Díaz Pita, M.; El dolo eventual, ob. cit., pág. 180.

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REVISTA JURÍDICA DEL PERÚ

indiferente sus emociones, sus actitudes internas demás alternativas del comportamiento, llegamos
y sus deseos) se ha decidido o no por la realiza- a la postura de la decisión.
ción de un tipo penal. Una decisión de este tipo,
Conforme precisa Díaz Pita, la decisión tiene
a favor o en contra de aquellos bienes y valores
como ventaja, frente a la voluntad o el querer, el
protegidos por una amenaza penal siempre se da
ser un concepto neutral con el que no se entran en
cuando el sujeto se plantea, ante la posibilidad de
valoraciones sobre la actitud de aprobación o re-
la producción de un resultado lesivo, abstenerse
chazo del sujeto sobre su propia acción41. Lo que
de actuar o seguir adelante. Si en esta situación,
importa es saber si el sujeto, consciente de la si-
el sujeto renuncia a su plan, la norma jurídico
tuación de riesgo en su globalidad, incluyendo las
penal habría alcanzado su objetivo y el bien jurí-
demás alternativas de comportamiento, eligió o
dico por ella protegido estará a salvo. Si, por el
no el camino que suponía la integridad de los bie-
contrario, el sujeto decide seguir adelante con su
nes jurídicos protegidos. Debemos reiterar al res-
plan y dado el hecho de que no podrá evitar el
pecto, que las actitudes y motivaciones persona-
resultado lesivo, dicho sujeto se habrá decidido a
les no deben de influir en este juicio de imputa-
través de su acción en contra del bien jurídico
ción para nada, pues al Derecho Penal correspon-
protegido40.
de la defensa de los bienes jurídicos frente a ata-
En primer lugar, como presupuesto ineludible de ques intolerables, sin entrar con ello a valorar la
la toma de decisión, aparece la correcta aprehen- razón que mueve al sujeto a cometer este hecho.
sión de la situación global.
Cuando hablamos de la situación global, parti- IV. NORMATIVISMO “COGNITIVO” Y
mos siempre de aquella situación que se caracte- NORMATIVISMO “VOLITIVO”
riza por ofrecer una serie de alternativas de El concepto psicológico tradicional de dolo está
comportamiento al sujeto en cuestión. Este, por sometido a dos grandes objeciones: a) Desde el
su parte, debe haber aprehendido correctamente to- punto de vista político criminal resulta sumamente
das y cada una de ellas, y debe de haberlas valo- dudoso y cuestionable que la diferencia entre dolo
rado correctamente en todo su significado. Una eventual y culpa consciente pueda descansar en
de las alternativas viene a coincidir con el plan de un puro dato psíquico libre de valoraciones nor-
acción trazado por el sujeto. Este plan de acción mativas, tanto en lo que atañe a los alcances de la
puede tener como objetivo prioritario la destruc- responsabilidad penal como a la cuantía de dicha
ción del bien jurídico o puede aparecer como con- amenaza, b) Desde el punto de vista estructural
secuencia indirecta de la puesta en marcha del es discutible si el elemento volitivo del dolo se
plan preconcebido. encuentra presente en todas las formas de dolo42.
Las opciones del sujeto son pues, como ya se ade- Si estimáramos, como hace alguna parte de la
lantó: Seguir adelante con su plan o abstenerse doctrina, que el dolo se basa en el conocimiento
de actuar. del riesgo típicamente relevante y en una infor-
En este punto, es decir, cuando el sujeto ha apre- mación suficiente de que se están realizando los
hendido toda la situación y es consciente de que elementos del tipo su contenido no puede estar
su acción puede conducir a la lesión de un bien dado, como se indicó, por criterios emocionales
jurídico protegido y es consciente también de las o psicológicos de distinta factura.

40 Aquel sujeto que incluye dentro de su plan la posible realización de un tipo penal sin que esta lo lleve a renunciar a su acción, estará
decidiéndose conscientemente en contra del bien jurídico protegido por el tipo penal afectado. Roxin, C.; Derecho Penal. Parte
General, ob.cit, p. 425.
41 Díaz Pita, M.; El dolo eventual, ob. cit., pág. 300.
42 Schunemann, B.; De un concepto filológico a un concepto tipológico de dolo; en Temas Actuales y Permanentes del Derecho Penal
después del Milenio, Madrid, 2002, pág. 100.

242
PENAL Y PROCESAL PENAL

Sin embargo, ello no quiere decir que la cons- ejemplo, Claus Roxin ha señalado que: “el concep-
trucción del delito doloso deba darse a partir de to de decisión debería juzgarse, como todos los con-
presunciones o la búsqueda de criterios que es- ceptos jurídicos, no como un desnudo dato psíqui-
tandaricen o que sometan las conductas a peli- co, sino siguiendo parámetros normativos”48.
grosas e institucionales generalizaciones que agu-
Sin duda, un concepto normativo de dolo es el
dizan la tendencia represiva del sistema penal43. propuesto por Feijóo Sánchez, quien señala: “el
Ello, empero, no implica de modo alguno desco- dolo y la imprudencia no son conceptos ontoló-
nocer que la normativización del dolo –como de gicos o psicológicos, sino conceptos normativos,
las categorías jurídicas– ayuda sustancialmente a que deben ser determinados por la ciencia dog-
su demostración procesal44. mática y la jurisprudencia mediante la interpreta-
La imputación del dolo depende de criterios nor- ción del Derecho Positivo”, agrega “el delito dolo-
mativos con los que se valora el proceso interno so; al igual que el imprudente tiene su fundamento
o subjetivo que ha sucedido en una persona indi- en la infracción de un deber como concreción de la
vidual. Dicha normativización no implica, desde norma de conducta(…)”49. Para este autor el dolo
nuestra perspectiva, el desprecio, la renuncia o el es “conocimiento de las circunstancias fácticas del
olvido de los datos psicológicos u ontológicos45. hecho”. En el caso de delitos de resultado basta, a
decir del mencionado autor, que el dolo “(…) abar-
La imputación jurídico penal se basa siempre en que intelectualmente el riesgo que permite expli-
una valoración que no está sometida sin más y de car el posterior resultado o el riesgo idóneo, ade-
manera mecánica a los datos y elementos ontoló- cuado o suficiente para producir el resultado”50.
gicos aunque se debe reconocer que estos operan
como límite. Conocimiento y error son hechos Hay que destacar, asimismo, que dentro de la
psíquicos que suponen el sustrato de la imputa- denominada “normativización” del dolo han sur-
ción, pero no determinan ni obligan la decisión gido en Alemania una serie de doctrinas que pre-
valorativa sobre estos46. tenden determinar la existencia del dolo eventual
a partir de los conceptos de “peligro” y “riesgo”.
La normativización del dolo no se produce exclusi-
vamente desde la perspectiva cognitiva, sino tam-
bién desde el punto de vista de las teorías de la vo- 1. El Concepto de peligro
luntad, llegándose a hablar de normativismo voliti- Cuando en Derecho Penal hablamos de peligro,
vo frente a un normativismo cognitivo47. Así, por lo hacemos siempre refiriéndonos al riesgo y a la

43 Fiandaca, G.- Musco, E.; Diritto penale, Bologna, 1997, pág. 317.
44 Volk, K.; Concepto y prueba de los elementos subjetivos; en Revista Peruana de Doctrina y Jurisprudencia penales, Nº 3, Lima,
2002, pág. 423.
45 Ampliamente; Feijóo Sánchez, B.; La distinción entre dolo e imprudencia en los delitos de resultado lesivo. Sobre la Normativiza-
ción del dolo, ob.cit., pág. 285, nota 38; Schunemann, B.; De un concepto filológico a un concepto tipológico de dolo, ob.cit, pág.
100 quien señala que: “el concepto de dolo debería ser reconstruido como concepto tipológico que aúne tanto elementos objetivos
como subjetivos y que, de este modo, deba ser redefinido en una síntesis de normativismo y pensamiento lógico-objetivo”.
46 Feijóo Sánchez, B.; La distinción entre el dolo e imprudencia en los delitos de resultado lesivo, ob. cit., pág. 354.
47 Por todos; Roxin, C.; Problemas actuales de Dogmática Penal; 1ra. edición, Lima, 2004, pág. 90 y ss.
48 Roxin, C; Derecho Penal. Parte General, Ob. cit, p. 429.
49 Feijóo Sánchez, B.; La distinción entre Dolo e imprudencia en los delitos de resultado lesivo, ob. cit., pág. 269.
50 Feijóo Sánchez, B.; La distinción entre dolo e imprudencia en los delitos de resultado lesivo. ob. cit., pág. 277 y ss.

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REVISTA JURÍDICA DEL PERÚ

amenaza de lesión para un bien jurídico protegi- y de la concepción de la norma penal como norma
do por nuestro ordenamiento penal51. de determinación. Para dichas concepciones, el
dolo consiste, en esencia, en el conocimiento de
Conforme nos precisa Corcoy Bidasolo, el peli-
los elementos del injusto típico. Este conocimien-
gro para un bien jurídico como presupuesto obje-
to, por tanto, no abarca ni el curso causal ni el re-
tivo del deber de cuidado, dentro de los delitos
imprudentes, se configura como un peligro pe- sultado. Lo único cognoscible ex ante, perspectiva
nalmente relevante; concepto que “se obtendrá a que preside toda formulación de esta tesis, es el
través de un juicio cuya base será el peligro obje- peligro para el bien jurídico, pues este peligro
tivo –probabilidad objetiva - limitado por la pro- está ya presente en el momento de la acción. El
babilidad subjetiva –cognocibilidad– y el criterio peligro en sí o la condición peligrosa del compor-
de riesgo permitido”52. tamiento, como defiende Frisch54, constituye así,
el objeto adecuado del conocimiento en el dolo.
Conforme a la perspectiva descrita anteriormente
y ya dentro de los delitos dolosos, existe un sec- Para los defensores de esta teoría, la relevancia nor-
tor de la doctrina alemana encabezada por Frisch mativa del peligro, que junto al carácter de concreto
que convierte el peligro en el objeto adecuado ha de concurrir en la configuración de este para el
del dolo. En este sentido se dice: “en el dolus even- bien jurídico amenazado, equivale a la tolerancia o
tualis el sujeto reconoce el peligro que represen- no del mismo por el ordenamiento jurídico-penal.
ta la acción para un bien jurídico determinado. Sin embargo, que el peligro no sea tolerado no su-
Desde esta perspectiva, un comportamiento es pe- pone siempre la relevancia de la conducta que lo
ligroso cuando, desde el punto de vista del sujeto origina para el Derecho Penal. En efecto, en una
agente, las circunstancias del caso concreto son sociedad como lo nuestra, plagada de acciones
reconocidas por este como peligrosas”53. arriesgadas a diario, pueden aparecer como tolera-
Este punto de partida, defendido, entre otros auto- das las creaciones de peligro para determinados
res alemanes, por Frisch y, en la doctrina española, bienes jurídicos, a pesar de su tipificación, por cir-
por Mir Puig, es congruente con la concepción del cunstancias de necesidad, de oportunidad o de pro-
injusto derivada de la función preventiva de la pena vecho que en esa determinada acción concurren55.

51 El concepto de peligro ha sido objeto de análisis de varias teorías: La teoría subjetiva del peligro, la teoría general u objetiva, la
teoría abstracta o subjetiva y, por último, la teoría objetiva-subjetiva. Para la teoría subjetiva, el peligro se define como: “la causa-
ción o la no aclarada no causación de la lesión de un bien jurídico”. Para la teoría objetiva o general, la peligrosidad no viene
referida a una acción individualizada, sino que es el resultado de la comparación y el análisis de muchas acciones que, de forma
general, resultan peligrosas para un bien jurídico. Partiendo de esta premisa, el peligro se entiende como “la posibilidad objetiva de
un resultado lesivo, es decir, la probabilidad generalmente válida de su producción”. Por su parte, la teoría abstracta del peligro
parte de una declaración del legislador de determinadas conductas como abstractamente peligrosas y, por lo tanto, de una presun-
ción legal iuris et de iure de peligrosidad. Por último, la teoría objetiva- subjetiva se configura como una síntesis de las dos anterio-
res: esta tesis “considera que el peligro es una prognosis ex ante en la que solo se pueden utilizar las circunstancias y los conoci-
mientos de experiencia existentes en el momento del peligro potencial; con lo cual se discute solamente si el espectador objetivo
con los conocimientos del autor tiene que estar dotado como el hombre medio o como un experto. En la moderna teoría de los
delitos imprudentes, respecto al peligro como presupuesto objetivo del deber de cuidado que el sujeto debe observar, se distingue,
a partir de las tesis que acabamos de exponer sucintamente, entre peligro como juicio y peligro como situación. El peligro como
situación se caracteriza ex ante por la probabilidad de lesión de un bien jurídico. El concepto de peligro, por tanto, se formula como
“probabilidad de lesión de un bien jurídico”. Ver en este sentido: Corcoy Bidasolo, M.; El delito imprudente. Criterios de imputación
del resultado, Barcelona, 1989, pág. 195.
52 Respecto a esta clasificación ver: Corcoy Bidasolo, M.; El delito imprudente, ob. cit., pág. 200.
53 Ver en este sentido: Frisch, citado por: Mir Puig, S.; Derecho Penal. Parte General, 7ma. edición, Buenos Aires, 2005, págs. 268-269.
54 Ver en este sentido: Frisch, citado por Díaz Pita, M.; El dolo eventual, ob. cit., pág. 125 y ss. De esta misma opinión: Morales Cauti,
J.; La normativización de la imputación subjetiva. El conocimiento como elemento fundamentador; en Libro de Ponencias del XVII
Congreso Latinoamericano –IX Iberoamericano– I Nacional de Derecho Penal y Criminología, Lima, 2005, pág. 345.
55 En una sociedad como la nuestra, acciones de alto riesgo, como pueda ser la operación de un enfermo a vida o muerte se conside-
ran acciones lógicamente peligrosas, pero en ningún momento desvaloradas ni mucho menos merecedoras de una sanción penal.
En este sentido: Muñoz Conde, F.; Teoría general del delito; ob. cit., pág. 51 y ss.

244
PENAL Y PROCESAL PENAL

De ello se deriva que riesgo no tolerado y riesgo si el autor no hubiera tomado en serio el peligro y
previsto en el tipo objetivo de una norma penal haya confiado en un desenlace feliz.
no coinciden necesariamente. Para Frisch, los ca-
Según esta teoría, el peligro será tal, cuando las
sos en que riesgos típicos no constituyen su-
circunstancias que rodean a la acción indican la
puestos de riesgo normativamente relevante
alta probabilidad de producción del resultado le-
son los siguientes:
sivo y cuando estas circunstancias son reconoci-
a) Aquellos supuestos en los que la acción apa- das y valoradas como peligrosas por parte del su-
rece como peligrosa, pero al mismo tiempo, jeto agente desde una perspectiva ex ante57.
supone una reducción del riesgo para el bien
Contra esta teoría –denominada del peligro del
jurídico amenazado “a posteriori”.
dolo– habría que replicar lo siguiente: En primer
b) Aquellos casos en los que el sujeto reconoce lugar, resulta necesario precisar, que el carácter
la peligrosidad abstracta de su acción, pero no peligroso del comportamiento o el peligro con-
las circunstancias concretas que caracterizan creto implícito de una determinada acción pue-
dicha acción como portadora de un riesgo para den ser, objeto tanto del conocimiento del dolo
un bien jurídico. como en la imprudencia. Se hace preciso, por tan-
to, encontrar un criterio cualitativo capaz de cali-
c) Aquellos casos en los que el riesgo para el bien
ficar una acción arriesgada como merecedora de
jurídico es tolerado por el ordenamiento jurí-
la penalidad en los delitos dolosos, pues no hay
dico por estar cubierto, por ejemplo, por una
que olvidar que los defensores de esta tesis des-
causa de justificación.
echan de modo rotundo la necesidad de un ele-
d) Aquellos casos en los que el sujeto es conscien- mento volitivo en la constitución del dolo. Si
te de que su acción, partiendo de las escalas rele- ambas figuras, dolo e imprudencia, se caracteri-
vantes de riesgo, no implica peligro alguno. zan por el hecho de que un sujeto se encuentra en
una situación en la que la acción por él empren-
Por lo demás, dentro de los autores alemanes que
dida conlleva un peligro concreto y normativa-
también han adoptado la denominada teoría del
mente relevante para un bien jurídico y en ningu-
“peligro del dolo” encontramos a Ingeborg Pup-
na de ellas aparece un elemento adicional como
pe, quien nos precisa: “(…) mientras que la im-
sería el elemento volitivo, es obvio que la línea
prudencia consciente o inconsciente se puede des-
divisoria entre dolo eventual e imprudencia cons-
cribir plásticamente como “negligencia o ligere-
ciente quedará diluida.
za” o “falta de atención contraria al deber”, actúa
con dolo eventual quien establece un “peligro ca- En segundo lugar, una definición de este tipo en
lificado”56 de que se produzca el resultado, se una sociedad como la nuestra resulta, no obstan-
habla en estos casos de un denominado “peligro te, poco operativa. En efecto, es innegable que la
de dolo”. Para esta autora un peligro de dolo es(…) mayoría de las acciones que a diario emprende-
aquel que solamente colocaría un autor razo- mos resultan más o menos peligrosas, implican
nable cuando se conforme con la producción un riesgo mayor o menor para la integridad de los
del resultado, lo haga suyo. Desde esta perspec- bienes jurídicamente protegidos. Y estas accio-
tiva, la conducta del autor tiene que suponer una nes no son solo peligrosas desde un punto de vis-
estrategia idónea para la realización del resultado ta abstracto: también muchas de ellas pueden ca-
de tal manera que existe dolus eventualis, incluso lificarse como concretamente peligrosas para un

56 Mir Puig, S.; Derecho Penal. Parte General, ob. cit. págs. 268-269.
57 Ibídem, págs. 269 y 270.

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REVISTA JURÍDICA DEL PERÚ

bien jurídico. La peligrosidad concreta es, por Hassemer y Schunemann, así como por la juris-
tanto, presupuesto necesario, pero no suficiente prudencia del Tribunal Supremo alemán. Así, a
para calificar una acción como peligrosa desde efectos de determinar la concurrencia del dolo
un punto de vista penal. eventual Hassemer propaga una teoría de indica-
dores que permite comprender el contenido de
Por lo demás, es totalmente claro que como bien culpabilidad mayor del dolo. Y es que mediante
indica Roxin, con esta teoría, quedan fuera de estos indicadores, explica Hassemer, se puede lle-
consideración “los mecanismos irracionales de gar a dos conclusiones: a) Se puede comprender
asimilación del autor condicionados constitucio- por qué la peligrosidad objetiva de una situación
nal o situacionalmente”. Lo decisivo es, enton- no implica la correspondiente representación del
ces, el parámetro normativo y no la postura sub- actor cuando hayan indicadores a favor de una
jetiva del autor individual58. percepción reducida, y, b) Se puede comprender
Desde esta perspectiva, la doctrina de peligro del por qué la representación correcta del actor acer-
dolo solamente emplea para la delimitación un ca de la peligrosidad de la situación no funda-
único elemento de los hechos: la magnitud reco- menta el dolo cuando hayan indicadores de una
nocida de la peligrosidad, magnitud que se so- motivación que diverge del caso normal59.
mete a la valoración de un juzgador razonable. En esta misma línea Schunemann concibe el dolo
Adelantando nuestra postura, hemos de precisar como un “concepto de typus”, el cual “reúne tan-
que compartimos las consecuencias a las que lle- to elementos objetivos como subjetivos”. Para este
ga la teoría de la “decisión”, ya que esta, toma autor los fenómenos de la conciencia son en reali-
como base para determinar la concurrencia del dolo dad, valoraciones cortadas de hechos globales; a
eventual a todo el curso de los acontecimientos saber, de la situación total del hecho, que reúne
planteando la cuestión si, al sopesar a todas componentes objetivos y subjetivos, y de la psique
las circunstancias del caso particular, la con- del autor60. Schunemann menciona las “caracterís-
ticas particulares del typus del dolo” (o sea, los indi-
ducta del autor puede ser interpretada de tal
cadores en el sentido de Hassemer), lo que jugaría
manera que el actor se ha decidido en contra
un papel importante, junto a la estimación del peli-
del bien jurídico protegido, o si resulta plausi-
gro, en la estimación de la conducta como dolosa61.
ble admitir que ha confiado en un desenlace
feliz. En ello, y como resulta obvio, juegan un Esta línea de pensamiento aceptada por los auto-
papel importante los elementos síquicos, incluso res citados ha sido recepcionada por el Tribunal
más allá de la estimación del peligro. Si, por ejem- Federal alemán en innumerables pronunciamien-
plo, mediante declaraciones de testigos, se pudiera tos. Ello es de verse en una sentencia citada por
probar que el autor había calculado consciente- Roxin. El caso era el siguiente:
mente el resultado, entonces, coinciden el dato
El inculpado era un padre cariñoso y sensible y
psíquico y la evaluación normativa en cuanto a
rechazaba los castigos corporales como método
que debe admitirse un dolus eventualis. En caso
educativo cuando se trataba de sus dos hijos pe-
contrario, tiene que extraerse de toda conducta
queños, también había cuidado en varias oportu-
del autor, el si puede imputársele el dolo en el
nidades y de la misma manera al hijo de su novia,
sentido de una decisión a favor de una posible
Sven, que tenía un año de edad. También en la
lesión del bien jurídico.
noche en que ocurrieron los hechos, había cuidado
Es necesario precisar que esta teoría que adop- a Sven, pero entonces enojado por los gritos del
tamos ha sido recepcionada por autores como niño le había golpeado varias veces en la cabeza y

58 Roxin, C.; Problemas actuales de dogmática Penal, ob. cit., pág. 92 y ss.
59 Hassemer, W.; Los elementos característicos del dolo, ob. cit., pág. 918 y ss.
60 Ver en este sentido: Schunemann, B.; De un concepto filológico a un concepto tipológico de dolo, ob. cit., pág. 100.
61 Ver en este sentido: Schunemann, B.; De un concepto filológico a un concepto tipológico de dolo, ob. cit., pág. 100.

246
PENAL Y PROCESAL PENAL

después le había dado de comer plátano. Cuando Desde nuestra perspectiva, es digno de resaltar el
aparentemente Sven se puso a gritar otra vez, el procedimiento que practica el Tribunal Federal
inculpado, que tenía la formación de karateca, alemán a efecto de determinar la concurrencia del
había “golpeado fuertemente una vez con el bor- dolus eventualis; este procedimiento, conforme a
de de la mano contra la parte posterior del cráneo lo señalado, consiste en deducir la postura del
y la sien” del niño. El niño murió debido a este autor hacia el bien jurídico tutelado partiendo
golpe. Los “intentos torpes de reanimación” que de una “panorama global de todas las circuns-
realizó el inculpado no tuvieron éxito. tancias objetivas y subjetivas del hecho”63.
La interrogante que surge es: ¿Si el resultado pro-
ducido puede ser enjuiciado como un caso de V. NUESTRA POSTURA
homicidio con dolus eventualis o un homicidio El examen y análisis de las teorías tradicionales
imprudente grave y consciente? De acuerdo con en torno a la delimitación del dolo eventual –teo-
Roxin, aquí tendría que admitirse, de acuerdo con ría del consentimiento, teoría de la indiferencia,
la teoría del peligro de dolo un caso de homici- teoría de la probabilidad, etc.–, nos lleva a la con-
dio con dolo eventual. Por el contrario, el Tribu- clusión de que ninguna de ellas responde satis-
nal Federal alemán tiende a admitir solamente un factoriamente al problema crucial de esta cues-
homicidio imprudente. Al respecto, el Tribunal tión: si unas desvirtúan el elemento volitivo has-
Federal, sienta el siguiente precedente: “Con el ta hacerlo irreconocible, para así poder encajar
conocimiento de la peligrosidad de la conducta los casos de dolo eventual en el concepto global
todavía no se ha dicho que el autor también haya del dolo; las otras, por el contrario, eliminan di-
aceptado la producción del resultado, que se haya cho elemento, haciendo imposible una teoría uni-
conformado interiormente con él”. En contra de taria que justifique un tratamiento igual para to-
esta suposición arguye el Tribunal con numero- das las formas de aparición del dolo.
sas circunstancias personales y situacionales: que
el inculpado “nunca antes había mostrado simila- Así, llegamos a la conclusión de que la mejor for-
res acciones violentas y que, en lo fundamental, ma de afrontar el problema es partir de la razón
también se había comportado cuidadosamente con por la que se incrimina con más dureza al dolo
Sven”; la “excitación efectiva” del inculpado; las frente a la imprudencia (en lugar de investigar
anteriores atenciones adecuadas a Sven, incluso elementos ontológicos de cada forma de imputa-
en la misma noche de los hechos; la alimentación ción), aspirar a una teoría unitaria del dolo (en
con el plátano llevada a cabo en el intermedio entre vez de definir por separado el dolo directo y dolo
los dos actos de maltrato; y finalmente; los inten- eventual), construir un concepto basado en ele-
tos de reanimación62. mentos tanto cognitivos como volitivos pero sin

62 En otro caso decidido por el Tribunal Federal, una gestante que había sido sorprendida por los dolores del parto había decidido
“traer al mundo… al niño sin ayuda de terceros”. Así ocurrió: Debido a la debilidad como consecuencia del parto, la madre pudo
ocuparse del niño recién diez minutos más tarde. Pero en ese momento el niño ya se había asfixiado. Fueron inútiles los intentos de
la madre de obtener alguna señal de vida del niño. Si se hubiera traído oportunamente a los asistentes especializados, el niño
hubiera quedado con vida. Ya unos años antes, la madre había dado a luz, sin ayuda médica, y había criado un hijo extramatrimo-
nial.
El Tribunal Federal considera que en este supuesto nos encontramos ante la existencia de una imprudencia consciente. El Tribunal
considera que en este supuesto la madre ha confiado en un desenlace feliz porque ella, después de todo, tras haber recupe-
rado sus fuerzas se había preocupado por el niño y porque ya había tenido y criado otro niño extramatrimonial que había
nacido sin ayuda médica.
63 Alguna doctrina propone la determinación del dolo eventual, a partir de las denominadas máximas de la experiencia, así es de verse
a: Pérez del Valle, C.; Dolo y error: Reflexiones sobre la prueba en el proceso penal; en Estudios sobre la independencia judicial y el
proceso penal, Lima, 2005, pág. 149, según este autor: “Las máximas de la experiencia no son una presunción –incondicionada
o no– de que en determinado tipo de comportamiento concurre siempre dolo, sino que requieren un desarrollo razonado en la
resolución judicial en relación al caso concreto, de modo que al dato genérico o probable añade el específico o cierto”.

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acudir con ello a la relación intencional entre Al respecto, debemos traer a colación dos intere-
sujeto y resultado. De este modo alcanzamos una santes sentencias expedidas por el Tribunal Su-
redefinición de dolo, para todas sus formas de apa- premo español en las que se redacta un catálogo
rición, como decisión contraria al bien jurídico. exhaustivo de indicadores para el caso concre-
to, los que, a nuestro criterio, facilitan la imputa-
Llegados a este punto, surge una interrogante cru-
ción a título de dolo.
cial: ¿de qué nos sirve una teoría si su aplicación
en la práctica no nos conduce a resultados satis- Así, es de verse en la STS del 5 de diciembre de
factorios? Para responder a esta interrogante, no 2007. En el caso enjuiciado, la acusada dispara
debemos olvidar que, respecto a la denominada contra su vecino, excitada tras las discusiones
“teoría del dolo” y su relación con la jurispruden- habidas con él, causándole lesiones. El Tribunal
cia, ya Hassemer nos adelantaba lo siguiente: “No Supremo desestima la calificación de homicidio
es casual que la teoría del dolo puede aprender frustrado, aceptando la de lesiones consumadas,
mucho de la jurisprudencia: aquel que debe apli- por no poder constatar la presencia de dolo de
car las fórmulas del dolo a las peculiaridades del matar. Para llegar a esta conclusión, el Tribunal
caso concreto, capta ante sus límites que aquel Supremo acude a una serie de indicios externos,
que elucubra sobre ellos y está en mejor posición que cataloga del siguiente modo:
de hallar la salida correcta en los casos en que sea
necesario una correcta decisión y aplicación de “(…) Ingredientes indudablemente transidos de
dichos conceptos”64. relatividad en su individual o aislada conside-
ración, como exponente de una entidad psí-
Efectivamente, la mejor fuente de conocimientos quica, pero expresivos en su conjunta y entra-
y el mejor campo de experimentación para com- mada consideración. A tal efecto, suelen seña-
probar la operatividad de una teoría es la reali- larse como dignas de consideración: a) Las
dad. Y, obviamente, la jurisprudencia se manifiesta relaciones que ligasen a autor y víctima; b)
como un suministro casi inagotable de casos con- Personalidad de agresor y agredido; c) Actitu-
cretos sobre los que poder reflejar los conceptos des o incidentes observados o acaecidos en
que defendemos como más adecuados. momentos precedentes al hecho, particular-
De la comprensión del dolo como concepto “dis- mente si mediaron actos provocativos, palabras
positivo” se deriva la necesidad de deducirlo de insultantes, amenazas de males que se anuncian,
hechos externos o indicadores65. Es decir, dado tono fugaz o episódico de las mismas o porfía
su carácter subjetivo, su constatación empírica se y repetición en sus pronunciamientos; d) Ma-
hace imposible para el jurista. La única vía de nifestaciones de los intervinientes durante la
averiguación que resta es por tanto, la vía in- contienda y del agente causante tras la perpe-
directa de la imputación en base a elementos tración de la acción criminal; e) Clases, di-
externos a los que sí se puede tener acceso. Es- mensiones y características del arma emplea-
tos hechos objetivos, a los que podemos llamar da y su idoneidad para matar o lesionar; f)
indicadores, aparecen en cada caso concreto, sin Lugar y zona del cuerpo hacia donde se diri-
poder establecer a priori un catálogo general uni- gió la acción ofensiva, con apreciación de su
versalmente válido66. voluntariedad y de su carácter más o menos

64 Hassemer, W.; Los elementos característicos del dolo, ob. cit.; pág. 918 y ss.
65 Gracia Martín, L.; Comentarios al Código Penal. Parte Especial, ob. cit., pág. 67; Canestrari, S.; La estructura del dolo eventual. La
distinción entre dolo y culpa consciente frente a la nueva fenomenología del riesgo. Revista Peruana de Doctrina y Jurisprudencias
Penales, Nº 4, Lima, 2004, pág. 86.
66 “Los elementos externos caracterizadores de dolo solo pueden ser aquí estructuralmente esbozados. Su catálogo es tan amplio
como las posibles configuraciones futuras de casos. El que sean elegidos y formulados correctamente, es decir, presentado las
características de observabilidad, relevancia dispositiva y plenitud, no se puede garantizar con un catálogo cerrado de indicadores
(…); Hassemer, W.; Los elementos característicos del dolo, ob.cit., pág. 928 y ss.

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PENAL Y PROCESAL PENAL

vital; g) Insistencia o reiteración de los actos de la acción a título de dolo, derivada de la de-
atacantes; h) Conducta posterior observada por ducción de este a través de aquellos:
el infractor, ya procurando atender a la víctima, “(…) y en el supuesto contemplado en las ac-
ya desentendiéndose del alcance de sus actos y tuaciones son datos indicativos del dolo even-
alejándose del lugar en que se protagonizaron, tual las características del arma empleada –cu-
en inequívoca actitud de huida, persuadido de chillo en punta y buen filo–, la zona vital del
la gravedad y trascendencia de aquellos”. cuerpo –cuello– donde se dirigió, la proximi-
Sobre la base de esta serie de indicadores, el Tri- dad del agresor a la víctima– sentados ambos
bunal llega a la siguiente conclusión; en el sillón– la violencia que se imprimió al
golpe –arteria carótida y esófago– y se unen para
“Cuarto fundamento de Derecho.- (…) la in- completar el juicio del Tribunal una circunstan-
tención de la agresora no fue más lejos de cau- cia anterior –las recientes amenazas de muerte a
sar unas lesiones al perjudicado, excitada tras la esposa y a una hija que formaban grupo afec-
las discusiones habidas con el mismo, a causa tivo con la víctima– y un hecho posterior como
de los perros, causándole un daño físico pero fue la insensible actitud ante la gravísima lesión
nunca la muerte. Se apoya en datos y circuns- del hijo –siguió en el sillón mientras era auxilia-
tancias tales como que, contando con un arma, do por su madre, hermana y un vecino–”68.
escopeta de caza de cuyo manejo se hallaba La postura del Tribunal Supremo, en lo referente al
impuesta, y con munición, cartucho de postas, dolo eventual, puede resumirse, por tanto, en la crea-
de gran peligrosidad por la efectividad de sus ción de un catálogo de indicadores para el caso
impactos, y hallándose a corta distancia, unos concreto, es decir, utilización de hechos externos que
diez metros, de haber sido su intención causar sí son accesibles de forma directa, tanto anteriores
la muerte de Joaquín, le hubiese sido fácil con- como coetáneos y posteriores al hecho enjuiciado.
seguirlo. Para el juzgador de instancia la falta
de “animus necandi” se corrobora si se tiene De todo lo expuesto, hemos de concluir en lo
en cuenta que la procesada disparó teniendo siguiente: El dolo por escapar a una pura apre-
el arma en sentido horizontal, sin apuntar al hensión intelectual solo puede inferirse atendien-
do a los elementos del mundo sensible circun-
cuerpo o zona vital del afectado, haciéndolo
dante a la realización del hecho, esto es, no solo a
de forma inconcreta aun consciente de que le
los actos coetáneos que acompañaron a la acción,
podría lastimar. (…) El razonamiento de la sen-
sino a los precedentes y subsiguientes, como es-
tencia no es ilógico ni absurdo, ni atenta a las
timables referencias capaces de desentrañar la ap-
normas de la experiencia”67.
titud psicológica del infractor, para ello, y como
Del mismo tenor, encontramos en la Sentencia del ya hemos adelantado, juegan un papel esencial
Tribunal Supremo del 11 de diciembre del 2007, los denominados “catálogos de indicadores”69, los
el recurso por parte del Tribunal a un catálogo de que se deducen de los hechos externos al evento
indicadores externos como base para la imputación criminal materia de enjuiciamiento.

67 Sentencia Nº 431-2007, http://www.tse/ /penal/pdf/05diciembre07/Vid/2078189. En este mismo sentido, la Corte Suprema de Jus-
ticia en la Ejecutoria Suprema recaída en el R.N. 724 –2005 del 19 de mayo de 2005 ha señalado que: “los hechos internos como
el dolo y demás elementos subjetivos se infieren a partir de indicadores externos, en este caso de las palabras proferidas
por el agente” .
68 Sentencia Nº 804-2007, http://www.tse/ /penal/pdf/11diciembre07/Vid/2018184.
69 Hassemer, W.; Los elementos característicos del dolo, ob. cit., pág. 912 y ss.

TOMO 87 / MAYO 2008 249

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