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LA FORMACIÓN DE NUEVAS PALABRAS (SUFIJOS Y PREFIJOS) Y LOS

PRÉSTAMOS: DOS PROCEDIMIENTOS PARA ENRIQUECER LAS


LENGUAS

Prof. Teresa Jiménez Calvente

(Apuntes para la asignatura “Historia de las palabras del español”)

I. PARTE I: LA FORMACIÓN DE PALABRAS EN LATÍN (Y EN OTRAS


LENGUAS): LA EVOLUCIÓN DEL LÉXICO.

EL latín se ha definido en multitud de ocasiones como una “lengua de palabras”. Se


trata, además, de una lengua flexiva, donde cada palabra lleva en sí misma la
información léxica, gramatical y sintáctica. Por ello, cuando leemos un texto en latín,
nos puede llamar la atención la ausencia de dos tipos de palabras muy usuales para
nosotros: los artículos y las preposiciones (éstas, aunque existen en latín, tienen un uso
menos extendido).

En clase se ha hecho un breve repaso sobre la evolución de la flexión nominal y la


flexión verbal desde el latín al castellano. Pueden consultarse los libros de:

Menéndez Pidal, Ramón, Manual de gramática histórica española, Madrid, Espasa


Calpe, 1977, pp. 203-338.

Serbat, Guy, Les structures du latin, París, Picard, 1986.

Conceptos claves para entender la evolución:

- Tendencia analítica.

- Influencia de la analogía

- Tendencia a diferenciar o impedir la ambigüedad provocada por las homonimias (Tu


es, ille est, adopción de tu eris del futuro).

La evolución de la lengua y del léxico

Las lenguas precisan una continua renovación de su léxico para hacer frente a las
nuevas realidades y necesidades expresivas. Para la incorporación o creación de nuevas
palabras se siguen dos cauces 1) la creación de nuevas palabras gracias a los
procedimientos morfológicos propios de esa lengua (composición, modificación y
derivación y 2) los préstamos (tomar palabras de otra lengua).

Los procedimientos morfológicos de creación de palabras.

Las lenguas pueden crear palabras mediante los procedimientos morfológicos de


composición, modificación y derivación. En el caso del latín, suele recurrir básicamente
a los dos últimos. La composición de palabras es en esta lengua poco frecuente, aunque
existen términos de este tipo como agricultura o aquaeductus.

La modificación se refiere a cuando un sufijo o un prefijo delimitan el significado del


término de partida, sin cambiar la categoría de la palabra.

La derivación se da cuando un sufijo produce un cambio de categoría (son los sufijos


que permiten formar verbos a partir de sustantivos o sustantivos y adjetivos a partir de
los verbos).

La evolución semántica de los términos.

Al abordar el estudio del léxico no hay que olvidar la evolución semántica de los
términos o vocablos. Como dicen los expertos, las palabras pierden, con el uso, sus
valores primarios y desarrollan nuevas acepciones o significados secundarios. Incluso
puede ocurrir que la palabra quede anticuada o en desuso. Al hablar, por tanto, de la
historia de las palabras no podemos olvidar los procedimientos metafóricos mediante
los cuales las palabras renuevan su significación.

La semántica cognitiva ha ofrecido importantes logros a la hora de estudiar el léxico y


sus usos más expresivos. Johnson y Lakoff expusieron la teoría de las metáforas de la
vida cotidiana, que sirven para expresar nuestra experiencia de las realidades abstractas
por medio de palabras propias de las realidades concretas. Este es uno de los principales
motores de creación de las lenguas. Nuestra manera de expresar y representarnos a
nosotros mismos los conceptos abstractos es de dos maneras: o bien orientamos el
concepto en un espacio imaginario o lo materizalizamos y convertimos en una entidad.
El primer caso da lugar a las metáforas orientacionales; el segundo, a las metáforas
ontológicas (el amor es fuego, luego me quemo, se apaga la llama; me abraso; estoy
tibio; ella es fría, etc…)

Otra fuente de renovación del léxico tiene que ver con la adopción de palabras y
términos que proceden de las lenguas específicas, científicas o técnicas. En todas las
épocas, hay palabras de estos lenguajes “especiales” que pasan al caudal común de la
lengua. Este aspecto tan importante no va a ser tratado en clase. Sin embargo, os
recomiendo que echéis una ojeada al libro de Gloria Clavería Nadal, Historia del léxico:
perspectivas de investigación, Madrid-Fráncfort, 2012 (el libro está disponible en
versión electrónica a través de la página web de la Biblioteca de la UAH).

Los procedimientos de modificación y derivación en latín (y, subsidiariamente en


español)

Vamos a ver a continuación el valor de algunos sufijos y prefijos latinos que, una vez
naturalizados en el castellano, siguen siendo productivos.

Para completar este tema es fundamental el libro de David Pharies, Diccionario


etimológico de los sufijos españoles y de otros elementos finales, Madrid: Gredos, 2002.
1. Algunos sufijos latinos

A) Sufijos verbales.

- sco (infinitivo –escere; en castellano –ecer): es un sufijo que añade un valor


“incoativo/frecuentativo”. Este es uno de los más productivos en latín vulgar y, de
hecho, en las lenguas romances encontramos verbos modificados con este sufijo que
han sustituido al verbo simple o radical: pereo “estar perdido, estar muerto”/ peresco
(infitivo *perescere). Pareo “aparecer, dejarse ver”, que ha sido sustituido por la forma
modificada y tardía *parescere, “parecer”.

Otros verbos castellanos que llevan este sufijo son “amanecer”, “permanecer” (el
término latino sería permaneo), “esclarecer” (el término simple en latín es claresco:
“hacerse claro” / clareo: “ser claro, brillar”) [según Corominas, “clarear” es un término
surgido en el siglo XVII, pero en Juan de Mena tenemos “clarecer”], floreo y floresco.

Este sufijo presenta por lo tanto dos valores: 1) verbos heredados del latín cuyo valor
incoativo se ha perdido (permanecer). 2) verbos formados con ese sufijo ya en
castellano y que poseen un claro valor incoativo (palidecer, amanecer).

Estos verbos se oponen a las expresiones estar muerto/perecer; estar o ser


viejo/envejecer. En latín la oposición se presenta de manera común entre verbos en -eo
(infinitivo –ere) y sco (infinitivo –escere). Mientras el verbo con el sufijo –sco significa
que la acción verbal se inicia, el verbo terminado en –eo (segunda conjugación) indica
el proceso verbal cumplido: claresco---clareo; floresco---floreo.

Otras formas verbales son: entorpecer (torpesco en latín); encanecer (canesco);


robustecer (aquí el proceso parte del adjetivo: robustus (“de roble”; “sólido”) y del
sustantivo robur (“roble”). Es un término muy nuevo, la primera aparición data de
1604. En castellano existió “robrar y roblar”; en el siglo XV aparece “corroborar”;

Agradecer (relacionado con “grado”, procedente de gratus).

- to/ so (infinitivo castellano en –tar, -sar), - ito (daría un infinitvo –itare, en


castellano -tar o- itar): sufijo con valor “frecuentativo o conativo”: capio “coger” /
capto “tratar de coger”; dico/ dicto “decir reiteradamente”; ago “llevar, empujar”/ agito
“agitar”; dormio/ dormito “dormitar, dormir un cierto periodo de tiempo”. Para formar
estos verbos se suele partir no del tema de presente del verbo, sino del tema de supino:
Cano/cantare; iacio/iactare. Tendo, con un participio tensum y el verbo frecuentativo
tensare. Pendo, supino pensum y el frecuentativo-conativo, pensare. A partir del
adjetivo verbal (-tus, -ta, -tum) se forma un denominativo en –are (los verbos de la
primera conjugación suelen ser denominativos formados muchos de ellos a partir de los
sustantivos de la primera declinación).
- fico (ficare, procedente de facio “hacer”). En realidad, son verbos compuestos
de un elemento verbal y otro nominal (bien un nombre o un adjetivo). Se les llama
“verbos factitivos” (causar o hacer que se produzca una acción): solidificar, edificar,
rectificar, especificar. (vid. Olivia Claire Cockburn, “Los sufijos verbales –ficare e –
izare (-issare, -idiare) y su propagación en español”, en Emilio Casanova Herrero y
Cesáreo Calvo Rigual, coords., Actas del XXVI Congreso Internacional de Lingüística y
de Filología Románicas, 2013, págs. 505-512). Este sufijo está relacionado con el
sufijo nominal fex (artifex, artificis) y con el sufijo adjetival –ficus (maléfico, benéfico).
Este tipo de verbos se hizo muy frecuente a partir del latín tardío y sobre todo en el latín
cristiano. El sufijo tiene dos desarrollos en español: -ficare e iguar (averiguar-
verificar; apaciguar-pacificar; atestiguar-testificar; santiguar-santificar).

-izare procede del latín cristiano y responde a los abundantes verbos griegos con
el sufijo ζεîν (baptizare). El sufijo griego se adaptó al latín de tres maneras: - izare, -
issare, - idiare que evoluciona en español a –ear.

En el verbo latino se observa una clara tendencia a que cada conjugación se especialice
en un tipo de verbos. Los verbos de la 1ª y 4ª conjugación comprenden
fundamentalmente verbos denominativos (formados a partir de los nombres: de donum
donare; de fuga fugare; de nomen nominare y, por supuesto, nombrar). Los verbos de
la 2ª conjugación suelen formarse a partir de un sufijo –e(i)o con valor “causativo”
(moneo) o con el sufijo –ē (verbos de estado) como habeo o iaceo (castellano “yacer”
procedente de iacere).

Pertenecen a la 3ª conjugación los verbos modificados con el sufijo –sco (-escere, que
en español vemos como –ecer).

Sobre estos verbos, se recomienda leer el artículo de

B) Sufijos nominales y adjetivales (buscadlos en el diccionario de D.


Pharies).

- osus >> -oso

- bilis >> -ble

- tio, tionis>> -ción, -zón

- mentum/ -men >> -mento, -men

- tor, -dor, -or

- culus, a, um, -ulus (diminutivos)


2. Los prefijos que afectan a los verbos latinos: los preverbios.

Los prefijos pueden determinar a los verbos, sustantivos y adjetivos. Son muy
productivos los prefijos que modifican a los verbos. En este caso se llaman preverbios.

¿Qué le ocurre a una palabra desde el punto de vista formal cuando se le añade un
prefijo o preverbio? En latín la anteposición de este tipo de morfemas produjo ciertos
cambios fonéticos.

a) Apofonía: cambio del timbre vocálico. La vocal de la sílaba inicial en sílaba abierta
suele cambiar a i:

cado (“caer”) ---- in + cado= incido (castellano: incidente, incidir).

teneo (“tener”) ---- cum> con + teneo = contineo (castellano: continencia, incontinencia,
pero contener y contención).

En sílaba trabada, el cambio más habitual es a /e/:

facio (“hacer)--- per+facio = perficio, pero también en el caso del participio perfectum.

b) Contracción o monoptongación de diptongos:

con + claudo= concludo (castellano, concluir, concluso).

c) Asimilación consonántica. Se da cuando se encuentran dos consonantes.

cedo (“marchar, ir”) → ad + cedo= accedo (castellano, acceder).

El significado aportado por los principales preverbios latinos.

En principio, se piensa que el valor de los principales preverbios era de naturaleza


adverbial. En realidad, los preverbios eran antiguos adverbios, muchos de ellos de
origen indoeuropeo, antepuestos a un verbo. Su valor principal era espacial, pero, una
vez se gramaticalizan, adquieren ciertos valores abstractos o nocionales, muchas veces
relacionados con la expresión del aspecto. En algún momento se unieron a ellos y los
modifican. Encontramos que esos preverbios coinciden con algunas preposiciones,
derivadas estas también de esos mismo antiguos adverbios. La diferencia estriba en que
los adverbios antepuestos a nombres dieron origen a las preposiciones; antepuestos a
verbos dieron origen a los preverbios. Los valores locales pueden rastrearse sobre todo
en los preverbios disilábicos; así, se ve bien en ante, circum, contra, intro, retro, subter
y super (no así en inter o praeter de los que no se constata ningún uso adverbial). Hay,
pues, una relación clara entre los preverbios, las preposiciones y los adverbios.

Pottier señala que los empleos de cualquier preposición o preverbio están relacionados
con tres ámbitos significativos: el espacial, temporal y nocional.
La representación espacial y temporal están estrechamente relacionadas (se trata del eje
espacio/ tiempo). El valor nocional es un desarrollo posterior y adquiere una gama de
significaciones muy variadas. Por poner un ejemplo en castellano, entre-

1) espacial: entrecruzar, entretejer, entremezclar.

2) temporal: entretener, entretiempo.

3) nocional: 1) “grado intermedio de una acción”: entreabrir, entrever.

2) “reciprocidad”: entrevistarse, entrechocar.

Desde luego, se piensa que en todas estas partículas el valor espacio-temporal es


primario y dicho valor se puede representar gráficamente. La representación del espacio
y del tiempo son dos nociones esenciales en la comunicación, pues los hablantes han de
señalar en qué lugar se sitúan las cosas a las que se refieren. Por lo demás, el conjunto
total de este tipo de partículas conforma un sistema, una estructura, en la que pueden
adivinarse diferentes oposiciones.

No hay que olvidar tampoco que los preverbios monosilábicos son los más antiguos y
los más productivos; los disilábicos son los más recientes y con una productividad
mucho menor. A partir del periodo postclásico y, sobre todo, en latín tardío los
preverbios disilábicos experimentaron un fuerte auge, en razón de su mayor volumen
fónico, y se propagó el fenómeno de la supercomposición (que también afecta a las
preposiciones –desde, conmigo-).

A la hora de estudiar, por tanto, los valores de los preverbios, vamos a ver en primer
lugar su significado (espacio-temporal) básico. Luego habrá que atender, entre los
valores nocionales, a los importantísimos valores aspectuales: ingresivo, progresivo,
resultativo o intensivo. Todo ello está en estrecha relación con el contenido léxico del

verbo base:

- Los verbos de movimiento se suelen modificar en un sentido espacial lativo


(dirección).

- Los de permanencia, en un sentido espacial locativo (lugar en donde, ubi).

- Los de acción, en un sentido aspectual (modifican el accidente verbal del aspecto que
indica en qué punto de su desarrollo se encuentra la acción expresada por el verbo).

- Los de sentimiento, en un sentido aspectual intensivo.

Los principales preverbios latinos.

Nueva Gramática de la Lengua Española (p. 665 § 10.1.g):

Muchos prefijos heredados han dejado de ser transparentes en la estructura


morfológica del español, como sucede con los prefijos latinos ad- en
admirar, circu(m)- en circuito, e(x)- en evaporar u ob- en obligar. El valor
que estos prefijos aportan a la base a la que modifican era, sin duda,
identificable por los hablantes de latín (al igual que los hispanohablantes
reconocen el significado de im- en im-posible), pero ha dejado de serlo en la
actualidad, por lo que no se analizan como prefijos del español.

2.1 Los preverbios lativos: sentido horizontal, dirección frontal.

AB-

1. Alejamiento de un límite exterior, ausencia: abeo, absum. “Privar, quitar”: absolvo.

2. Valor nocional de carácter intensivo: abundo (“desbordar” y, de aquí, “abundar” /


undo (“ondear”); abnego “negar rotundamente”. También se actualiza el valor nocional
“resultativo”: Utor (“usar”), abutor (“consumir por completo”, “hacer mal uso” y, de
ahí, “abusar”).

3. En ocasiones, al igual que otros prefijos con valor separativo, sirve para formar un
antónimo o negar la base léxica: abdicare “decir que no”/ dicare “anunciar”.

4. En muchos compuestos con ab- predomina la noción de “quitar”, “eliminar”

Formas en español: absentismo, absolver, abstenerse, abstraer* // abortar,* abjurar,


abnegar (“renunciar voluntariamente a los propios deseos”).

Abominar (“ominari”). Ab

AD

1. Función sémica adlativa, acercamiento, proximidad, presencia: adsum, adeo, addo,


apporto; aggredior.

2. En muchas ocasiones, tiene también un valor intensivo (muchos verbos castellanos


han sustituido el verbo simple latino por su compuesto con ad-) y, más en concreto, un
valor “ingresivo” o “incoativo”. En muchos casos se combina con el sufijo –sco (-ecer
en castellano): aclamar; atardecer, amanecer, arrepentirse (frente a “repentirse” de
repaenitere).

3. Valor sémico de adición: anotar, adscribir, admitir, adherir.

Formas en español: asistir, amonestar, aceptar (viene de accepto, frecuentativo del


verbo accipio [compuesto de ad+ capio]), adyacente, adjunto, adornar, acceder, acercar,
acrecentar (accresco, intensificación de un valor incoativo, sufijo -sco. El verbo se
forma a partir del participio de presente accrescentem) / adolesco / (olesco)
“desarrollarse” relacionado con alo, alere, alui, altum o alitum. Tenía un participio
pasivo alumnus).
EX

1. Función sémica ablativa “desde el interior”: exeo, exit (“salir”). Puede tener el valor
de elevación (ebullire, emerger/sumergir, que es un antónimo del anterior.)

2. Creación del antónimo o negación de la base léxica: explico/ plico


“desplegar/plegar”.

3. En muchas ocasiones, los verbos modificados con el prefijo “ex” adquieren un valor
aspectual resultativo, como se ve en la forma efecto (de efficio), o el latín emorior
(“morirse del todo”)

Formas en castellano: extraer, expeler, expirar, expedir (proviene en latín de ex y pes,


pedis “pie”); existir (ex y sisto: levantarse, surgir), educar, erigir, evadir frente a vado,
que significa “caminar, exultante, proviene de exultar (lat. exsultare, compuesto de
salio, salui, saltum).

IN-

Al igual que ocurre con la preposición correspondiente, in- puede tener dos sentidos:
uno adlativo (con indicación de movimiento: quo) y otro locativo (ubi: donde).

1. “Penetración”, “introducción”: ineo (“entrar”); insero (sembrar en, injertar), includo


(in-claudo). En ocasiones tiene un sentido de hostilidad: invado (castellano, invadir).

2. Función locativa, “dentro de”: insum (“estar dentro”), incubo (estar acostado sobre).
Informar (“dar forma en el ánimo”, “describir”.)

3. Un valor nocional importante es el ingresivo (acción en el inicio de su desarrollo):


incipio (“empezar”), incoar, iniciar, comenzar (procedente de cum + initiare [que a su
vez procede de initium, donde se distingue también el prefijo in- y la raíz del verbo ire,
itum).

* También hay en latín un in- con valor privativo: inhabilitar, infiel, inadmisible.

PRAE-

Función sémica posicional “por delante” con cierta noción de inmediatez o de ser el
primero, de estar a la cabeza. En este sentido se opone a SUB-, que significaría lo
inmediatamente detrás (sucesor, sucesión). En latín praeeo significa ir delante.
Praesideo (de donde viene “presidente”). ¿Qué significan preceder (< praecedo)?
2. Desde un punto de vista temporal, significa “antes” (prioridad de tiempo).: praevenio,
praesentio, praeparo. En español tenemos predecir, prejuzgar, preaviso, prevenir,
presentir, etc.

3. Desde un punto de vista nocional, “mucho” e incluso puede indicar una comparación
“más”: preferir (praefero), prevalecer (praevalescere)

En el DLE se dice de pre- “1. pref. Indica anterioridad local o temporal, prioridad o
encarecimiento. Prefijar, prehistoria, prepósito, preclaro”.

“Preocupar”. Lo primero que llama la atención es su tardía incorporación al castellano,


pues la primera aparición se documenta en 1703. Obsérvese que está compuesto a su
vez de prae- y ob-, prefijos que modifican al verbo capio (coger y caber). En el propio
diccionario, “ocupar” se define como “1. Tomar posesión o apoderarse de un territorio,
de un lugar, de un edificio, etc., invadiéndolo o instalándose en él. 2. Obtener, gozar un
empleo, actividad o mayorazgo”. En latín occupare “tomar posesión, ocupar antes que
otros, anticiparse”.

Las distintas acepciones son las siguientes:

1) Ocupar antes o anticipadamente.

2) Prevenir a alguien en la adquisición de algo.

3) Dicho de algo que va a ocurrir: producir intranquilidad.

4) Dicho de una cosa: interesar a alguien de modo que le sea difícil admitir o pensar en
otra cosa.

5) pron.: Estar interesado o encaprichado a favor o en contra de una persona, opinión o


de otra cosa

2.2. Prefijos adlativos, sentido horizontal o dirección frontal y “enfrentados” o “a


favor”

OB-

Es un prefijo presente en español, donde no es productivo y se reconoce con dificultad.


Se da mucho en cultismos. No aparece en el DLE, donde apareció hasta 1970.
1. Función adlativa “enfrentamiento”: oponer, obstáculo, oclusión. Officio
(“ponerse delante”).
2.

Hay cuatro prefijos que en latín significan delante que se oponen entre sí:

Ante- “delante en oposición a post, que significa detrás”.

Prae- delante en oposición a sub-, que significa a continuación. Prae- es el elemento


constitutivo de palabras como presidente (“que se sienta delante”), presuponer, presumir
(que proviene de praesumo (“tomar antes”, “tomar por adelantado”, y de ahí arrogarse
una función.

Ob-, que se opone a pro- (adelante y a favor)

Buscar la etimología de: obedecer

PRO-

1. Función adlativa “a favor”: proponer, prometer, progresión, proferir, promover, pro-

2. Función locativa “delante”: prosum (“favorecer”). Prostituo (“mostrar delante”).

3. Si atendemos al valor direccional “hacia delante”, pro- también se opone a re-, que
significa “hacia atrás”.

4. Desde un punto de vista aspectual, tiene el valor de “progresión” o de acción


considerada en su propio desarrollo. Este valor ya lo describe un gramático antiguo,
Diomedes, que percibe en pro- dos valores: uno espacial, “hacia delante” (en latín
porro) y otro aspectual, valor progresivo: “continuar haciendo algo”.

Palabras que poseen este prefijo serían en español: Providendia versus prudencia,
proveer, prospección, proferir, etc.

RE- (relacionado con el adverbio propio retro-): volver hacia atrás a partir de un límite
dado

1. Función espacial “hacia atrás”: recesión. Respicio (“mirar hacia atrás”), retirar,
repeler, referir (llevar al punto de partida); reducir (conducir al punto de partida).
Reflujo, restituir, restablecer, restaurar.

2. Función iterativa: repetir, reiterar, remachar, rematar, retener.


3. Dado que el prefijo significa “echar para atrás”, también adquiere el valor de “quitar”
o “apartar” (remover, repeler, relegar).

2.3. Los preverbios lativos en sentido vertical o dirección de arriba abajo o


viceversa

DE- (es uno de los preverbios más productivos a lo largo de toda la latinidad con unos
300 verbos modificados). De- terminó desplazando a otros preverbios. Lo mismo
ocurrió con la preposición de. La preposición y el preverbio ocuparon el lugar que le
correspondía a ab- e incluso a ex.

1. Función ablativa de “arriba abajo”. Con el tiempo este prefijo asumió el valor propio
de AB- y pasó a significar 1.1.“separación”, “lejanía”. Detener (detineo: mantener
alejado). De acuerdo con esta función ablativa, también puede significar “quitar”,
“privar”, “faltar”: desum (faltar); deformo (“quitar la forma”), delinquo “caer en falta,
delinquir”. Decrecer. Déficit (faltar).

2. Valor nocional de carácter aspectual (semejante a EX) con valor resultativo: debellare
“acabar la guerra”.

3. Como en otros casos puede también intensificar el significado de la base léxica:


deamare “amar apasionadamente”. Deprecar (deprecor): “suplicar con insistencia”.

A partir de aquí se forma el adverbio deorsum, en castellano “yuso” (abajo).

Formas en castellano: describir, decaer, deducir, declinar, demoler, derruir, destruir,


decapar, decapitar.

DE + EX sirve en castellano para formar antónimos: cubrir/descubrir; velar/desvelar;


montar/desmontar; aparecer/desaparece; aprobar/desaprobar.

Formación de adverbios: dentro, debajo, delante, detrás.

Adentro, adelante, atrás.

SUB- (Tiene diferentes valores en latín en función de a qué otro prefijo se oponga: de-,
prae-).

1. Función adlativa y vertical opuesta a de-: “hacia arriba”: subeo (da en castellano
‘subir’). Sopesar (so- proviene, claro está, de sub-). El adverbio correspondiente,
sursum (el sursum corda) que da lugar a suso (arriba) (susodicho).

2. “Sustitución” o “suplir”, derivado del valor anterior: suceder, sustituir, suponer


(poner en el lugar de). En este sentido es perfectamente opuesto a de- (que tenía el valor
de “quitar”): “suficiente” frente a “deficiente”. Suministrar, subvención.
3. Cuando se pierde la noción de verticalidad y se opone a prae-, pasa a tener el valor de
“detrás de”: subsiguiente, subdirector,

4. “A escondidas”: sustraer, subrepticio.

5. Valor locativo “debajo”: someter, soterrar, soportar.

Hay que tener en cuenta que el prefijo tiene dos formar distintas en español: la forma
partrimonial es “so”, la forma culta sub- que es actualmente muy productivo para
indicar “debajo de “.

2.4. Prefijos referidos a la concentración y dispersión a partir de un punto.

COM-

Es uno de los preverbios más fecundos (hay hasta 500 verbos latinos modificados en
con este preverbio).

1. Valor “sociativo”, de “convergencia, reunión”: conducir, coloquio, conjurar (unirse


en un juramento), concurrir, conformar (“dar forma”), convenire (reunirse, acudir; por
ejemplo se ve en el sustantivo “convención”).

2. Valor aspectual resultativo y puntual (acción concluida y terminada): conseguir,


constituo “determinar, decidir”, convinco (“dejar derrotado”). Convenire (“llegar a un
acuerdo).

3. A resultas de todo ello, también puede tener un valor de refuerzo de la base léxica:
conminar (frente a minari, “amenazar” en latín), complaceo “complacer” (frente a
placeo, “placer, agradar”).

DIS-

1. Valor “disociativo”: disgregar, dispersar, distraer. Digero (digerir, “separar”) frente a


congero (“juntar”: congestión).

2. Elemento para crear un antónimo a partir del valor ablativo o de separación:


disculpar, dimitir, discordar (discordia), disentir.

2.5. Prefijos que marcan el recorrido en el espacio y el tiempo.

PER-

1. Valor espacial “prosecutivo”, “por donde”, con la idea de una duración o tiempo en
realizar el recorrido. Permitto (“dejar pasar por algún sitio”); perseguir.

2. Valor nocional de duración: permanecer, perdurar, persistir, percutir (per + quatio).


3. Valor nocional de “destrucción” con un significado peyorativo: pereo (castellano
perecer); perdo, perverto (pervertir), perjurar, perjudicar.

TRANS-

1. Valor espacial “traslativo” “de un sitio a otro”: traduco (“traducir”)

2. Valor nocional durativo: transcurro frente a curro.

(En castellano encontramos el prefijo de dos maneras: 1) tras y 2) trans. El primero sería
la forma esperable; la segunda forma indica que el préstamo es más reciente: trastrocar,
trastornar, pero transportar)

(La preposición “tras” existe en castellano: “después de”, “a continuación”. También


tenemos el adverbio “detrás” < de + trans).

2.6. Otros prefijos:

INTER-

1. Función “posicional” espacial: entre (entremeter, pero también entrometer). Es fácil


que desarrolle un valor nocional de carácter intensivo o de duración (entretener).

INTRA (preposición de acusativo, “dentro de”) / INTRO- (también existe un


adverbio latino que es intro: “dentro”).

1. Función sémica de “penetración”. Es poco usual en latín. Ha sido recuperado por el


lenguaje científico y crea neologismos (introspección, introvertido). Intravenoso,
intranet, intramuros, intrahistoria.

CONTRA- (también existe la forma adverbial y la preposición contra +


acusativo)/ CONTRO (controversia)

Es muy habitual en castellano: contradecir, contraponer, contraventana.

RETRO-

Hacia atrás: retroceder, retrotraer.

EXTRA-/¿EXTRO-?

Extra- significa “fuera de” Aparece para formar adjetivos con este valor de ir al otro
lado: extramuros, extrajudicial. Puede formar también algunos verbos como
extralimitarse, aunque no es muy usual que extra- modifique verbos.

También sirve como intensificador, para marcar el grado máximo: extraordinario,


extragrande, extraplano.
Puede tener también un uso adjetival (Aceite extra o gasto extra –donde equivale a
extraordinario-). Puede funcionar incluso como sustantivo: He realizado un extra.

Hace unos años existió una controversia entre quienes defendía que el adjetivo contrario
a introvertido debía ser extravertido. Por lo general se aducen argumentos etimológicos
y se apuesta por la forma extravertido; sin embargo, hay quien duda de esa palabra y
prefiere decir extrovertido (así lo defienden algunos latinistas que consideran que era
común que existiesen dobletes del tipo intro- [con valor adlativo] e intra- [con valor
locativo]. De todos modos la cuestión no está zanjada (os incluyo aquí las reflexiones
del lingüista Leonardo Gómez Torrego, quien apuesta por extravertido):

LENGUA

¿Extrovertido o extravertido?

Reflexiones de Leonardo Gómez Torrego

La RAE ha registrado por primera vez en su diccionario de 1992 las palabras


extrovertido y extroversión?

Las formas correctas siempre fueron extravertido y extraversión, pues estas palabras se
forman con el prefijo extra-, que en latín era una preposición. Como no había en latín
una forma extro-, las palabras extrovertido y extroversión se consideraban incorrectas.
No obstante, estas palabras empezaron a usarse con fuerza no sólo en la lengua hablada
sino también en la lengua escrita, sobre todo en la de la prensa. Y ya se sabe que cuando
una forma, por muy antietimológica que sea, penetra en el nivel culto la RAE debe
acogerla en su seno, lo que ha hecho en estos casos.

La razón por la que triunfaron las palabras extrovertido y extroversión es analógica. En


efecto, en latín existían tanto la preposición intra- (antónima de extra-) que dio palabras
prefijadas castellanas del tipo intravenoso, intraocular, intramuros, como el
adverbio intro con el que se formaron las palabras introspección, introspectivo y las que
ahora nos interesan: introvertido e introversión. Como estas palabras son las antónimas
de extravertido y extraversión, éstas se contagiaron de aquellas y adoptaron la forma
prefijal con -o a pesar de que en latín nunca existió un adverbio*extro. Quede claro,
pues, que la RAE registra en el diccionario de 1992 tanto las formas con -
o (extrovertido y extroversión) como las formas con -a (extravertido y extraversión), si
bien da preferencia a estas últimas, sin duda porque son las que se ajustan a la
etimología; pero en el uso están más extendidas las formas antietimológicas. Por tanto,
podemos decir, sin cometer error, que una persona es extrovertida o extravertida, o que
manifiesta extroversión o extraversión, pero deberíamos esforzarnos por usar las formas
preferidas por la RAE: las etimológicas. Obsérvese que no decimos *extroordinario,
ni *extroplano, ni *extrolimitado, sino extraordinario, extraplano y extralimitado. En
todas ellas, el prefijo esextra- y no *extro-.
Otro dato a favor de “extravertido” nos lo ofrece su origen, según explica el Trésor de
la langue française:

Étymol. et Hist. 1921 psychol. (C. G. JUNG, Types psychol., pp. 445-446 ds FOULQ.-ST-
JEAN). Empr. à l'all. extravertiert« id. » (1921, C. G. JUNG, Psychologische Typen, 8eéd.,
p. 138); cf. aussi en angl. en 1916 le part. passé extraverted type et le subst. an
extravert ds trad. Jung's Coll. Papers Anal. Psychol., pp. 348-349 ds NED
Suppl.2Var. extro- sous l'infl. de introverti.

PARTE II: LOS PRÉSTAMOS

Con frecuencia las lenguas “importan” palabras que proceden de otras lenguas extrañas
(en ocasiones, la importación de un objeto trae consigo la adopción de su nombre de
origen). Así, en el caso concreto del español, podemos hablar de anglicismos,
italianismo, galicismos, etc. Un caso especial es el de los cultismos, palabras que
penetran a la lengua no por la vía oral sino por la vía culta y, más en concreto, por
medio de la escritura.

En el ámbito de las lenguas romances, el prestigio de las lenguas griega y latina ha


hecho que los hablantes y escritores recurran a esas lenguas de cultura para adoptar o
incorporar nuevos vocablos. En el ámbito de los términos cultos, los hay que han sido
tomados directamente del latín, sin intervenciones fonéticas (latinismos crudos). Los
hay que se han introducido adaptándolos de una manera superficial (latinismo). En otras
ocasiones, incluso, se han adoptado lexemas o morfemas a partir de los cuales podemos
formar palabras nuevas (neologismos). Este segundo procedimiento es muy habitual en
los lenguajes científicos o técnicos que recurren de continuo al latín (y al griego) para la
formación de nuevos vocablos: déficit, hábitat, superávit, virus (observad, a este
respecto, el anglicismo “viral”, que tanto éxito tiene referido a las redes sociales),
auditórium, currículum, etc.

En la actualidad, la mayor parte de los préstamos proceden del inglés y se observa una
tendencia clara en la adopción de esas voces sin ningún tipo de adaptación (anglicismos
crudos).

Anglicismos relacionados con internet:

Online: conectado, en línea, en directo.

Banner: anuncio.

Newsletter: boletín informativo. boletín digital o electrónico.

Home: página de inicio o portada.

Anglicismos en la televisión:

http://www.fundeu.es/recomendacion/extranjerismos-television-reality-show-share/
http://enlalunadebabel.com/tag/anglicismos/

El caso contrario: españolismos en inglés.

http://blog.lengua-e.com/2009/palabras-espanolas-en-ingles/

Al hablar de los préstamos, encontramos dos formas de aclimatarlos:

a) La palabra se toma prestada y se realiza una pequeña adaptación fonética de


la misma (fútbol, yogur, líder < leader, pádel, váter (<wáter < del inglés: water closet).
En estos casos, se habla de préstamo adaptado. Si hablamos de latinismos (entendidos
como cultismos), también encontramos ejemplo de ello a lo largo de nuestra historia
literaria (Berceo utiliza “persecutor”, “gémito”, “rapina” o “pecunia”, por poner solo
algunos ejemplos.

También cabe la posibilidad dejarla tal cual y, en ese caso, hemos de escribirla en
cursiva o itálica; también es posible ponerla entre comillas. La RAE lanzó la propuesta
de escribir “pirsin” para lo que frecuentemente leemos y escribimos como piercing. Os
recomiendo leer el siguiente artículo de prensa publicado por Javier Rodríguez Marcos
y que encontraréis entre los enlaces que ofrece la página de la Fundéu (Fundación del
Español Urgente): http://www.fundeu.es/noticia/guisqui-no-gusto-gustara-pirsin-3176/

Por otro lado, debemos atender también a los llamados “híbridos inadecuados”
(http://www.fundeu.es/recomendacion/ranking-casting/): ránking, cámping, márketing
que presentan una grafía que no se corresponde con el inglés (porque esta lengua no
lleva tilde) ni cumplen con las normas propuestas por la RAE (Diccionario
panhispánico de dudas, que apuesta por parquin, márquetin).

Otro fenómeno distinto es el de los pseudoanglicismos o palabras que creemos que son
inglesas y no lo son, o palabras que han adquirido en nuestra lengua un significado que
no tenían en la lengua original.

“puenting”; sillón-ball; tupper (táper) cuando en inglés es tupperware (“tuppersex”);


“after hours”, cuando en ocasiones oímos “voy a un after”; “top” con el valor de prenda
corta para la parte superior del cuerpo; “happy end” (por happy ending); zapping (e
incluso hemos creado ‘zapear’).

Bibliografía: Félix Rodríguez, “Pseudoanglicismos en español actual: revisión crítica y


tratamiento lexicográfico”. Revista Española de Lingüística, (2013), 43 (1): 123-170.

b) Otro procedimiento muy eficaz para la incorporación de voces extranjeras es


el calco.

Según el Diccionario de la Real Academia (DRAE), un “calco semántico” es:

Calco semántico
1. m. Ling. Adopción de un significado extranjero para una palabra ya existente en una
lengua; p. ej., ratón, en su acepción 'aparato manual conectado a una computadora', es
calco semántico del inglés mouse.

Pero podemos ser mucho más precisos y hablar de dos formas distintas de “calco”.

El CALCO LÉXICO O CALCO DE TRADUCCIÓN: Adopción del contenido


semántico de una palabra (generalmente compuesta) o expresión extranjera, traduciendo
su significado mediante unidades lingüísticas propias de la lengua de recepción. Se
suele imitar la morfología del modelo, p. ej. banco de datos es un calco del inglés data
bank. Otro ejemplo de calco semántico sería sustituir Reality Show por “programa de
telerrealidad”, etc.

Son calcos de traducción:

A) Calcos literales

basketball baloncesto

unemployment desempleo

self-service autoservicio

skyscraper rascacielos

coastguard guardacostas

greenhouse effect efecto invernadero

light year año luz

weekend fin de semana

comida rápida < fast food

“Jardín de infancia” < Kindergarten

“Coche bomba” < Car bomb

“Los sin techo” < homless

“Librepensador” <Freethinker

B) Calcos aproximativos

Palabra original traducción literal Calco asimétrico


iron curtain ‘cortina de hierro’ telón de acero

count-down ‘cuenta abajo’ cuenta-atrás

gold rush ‘carrera del oro’ fiebre del oro

headhunter ‘cazacabezas’ cazatalentos

En alemán, por ejemplo, son calcos de este tipo palabras como:

Fernsehen (Fern- ‘lejos’ + sehen ‘ver’, que traduce una palabra que en origen es un
híbrido entre griego y latín:

“Televisión” < Gr. Téle- + Lat. visio, visionis

CALCO SEMÁNTICO, gracias al cual transferimos los significados de un término


extranjero y lo incorporamos a una palabra de nuestra propia lengua con lo que
ampliamos o enriquecemos su alcance léxico. Esto ocurre, por ejemplo, con el uso
incorrecto de “doméstico” para indicar “interior o nacional”. Así, en los aeropuertos, se
habla de “vuelos domésticos” para indicar que se realizan dentro de las fronteras de un
país. En realidad, “doméstico” en castellano solo hace referencia a lo que ocurre dentro
del hogar o casa (domus en latín). En este sentido se puede hablar de “falsos amigos”.

En la actualidad, estos ejemplos de este tipo de calcos proceden de términos ingleses. El


fenómeno afecta, por supuesto, a palabras que proceden de otras lenguas (en los Siglos
de Oro fueron frecuentes los calcos semánticos a partir de palabras que procedían del
latín y, en poesía, del italiano).

- Casual (en español significa algo que sucede por casualidad). En inglés tiene un valor
de “despreocupado, indiferente”: “Ropa casual”, “Hablar en un tono casual”.

- “Requerimientos” en lugar de “requisitos”.

Fray Luis de León, “Oda a la vida retirada”

Ténganse su tesoro
los que de un flaco leño se confían

En definitiva, tenemos:

Préstamos, falsos anglicismos (pseudoanglicismos), híbridos y calcos (que pueden ser


calcos de traducción o simplemente calcos semánticos).
Bibliografía sucinta:

- Beltrán, José A., Introducción a la Morfología Latina, Zaragoza: Universidad de


Zaragoza, 1999.

- García Hernández, Benjamín, Semántica estructural y lexemática del verbo, Reus:


Avesta, 1980.

- Monteil, Pierre, Élements de phonétique et de morphologie du latin, París: Fernand


Nathan, 1970.

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