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DEL OCIO

BERTAND RUSSELL

ELOGIO DE LA OCIOSIDAD*

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omo casi toda mi generación, fui educado en el espíritu del refrán liLa
ociosidad es la madre de todos los vicios". Niño profundamente
virtuoso, creí todo cuanto me dijeron, y adquirí una conciencia que
me ha hecho trabajar intensamente hasta el momento actual. Pero,
aunque mi conciencia haya controlado mis actos, mis opiniones han
experimentado una revolución. Creo que se ha trabajado demasiado en el mundo,
que la creencia de que el trabajo es una virtud ha causado enormes daños y que 10
que hay que predicar en los países industriales modernos es algo completamente
distinto de 10 que siempre se ha predicado. Todo el mundo conoce la historia del
viajero que vio en Nápoles doce mendigos tumbados al sol (era antes de la época de
Mussolini) y ofreció una lira al más perezoso de todos. Once de ellos se levantaron
de un salto para reclamarla, así que se la dio al duodécimo. Aquel viajero hacía 10
correcto. Pero en los países que no disfrutan del sol mediterráneo, la ociosidad es más
difícil y para promoverla se requeriría una gran propaganda. Espero que, después
de leer las páginas que siguen, los dirigentes de la Asociación Cristiana de Jóvenes
emprendan una campaña para inducir a los jóvenes a no hacer nada. Si es así, no
habré vivido en vano.
Antes de presentar mis propios argumentos en favor de la pereza, tengo que
refutar uno que no puedo aceptar. Cada vez que alguien que ya dispone de 10
suficiente para vivir se propone ocuparse en alguna clase de trabajo diario, como la
enseñanza o la mecanografía, se le dice, a él o a ella, que tal conducta lleva a quitar
el pan de la boca a otras personas, y que, por tanto, es inicua. Si este argumento fuese
válido, bastaría con que todos nos mantuviésemos inactivos para tener la boca llena
de pan. Lo que olvida la gente que dice tales cosas es que un hombre suele gastar 10
que gana, y al gastar genera empleo. Al gastar sus ingresos, un hombre pone tanto
pan en las bocas de los demás como les quita al ganar. El verdadero malvado, desde
este punto de vista, es el hombre que ahorra. Si se limita a meter sus ahorros en un
calcetín, como el proverbial campesino francés, es obvio que no genera empleo. Si
invierte sus ahorros, la cuestión es menos obvia, y se plantean diferentes casos.

* Ensayo escrito en 1932. Tomado de Elogio de la ociocidad y otros ensayos. Traducción: María Helena Rius. Edhasa, Barcelona,
1986. Publicado inicialmenl en Harper's Magazine.

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Una de las cosas que con más les para tranvías en un lugar don- condiciones de hacer que otros pa-
frecuencia se hacen con los aho- de los tranvías resultan innecesa- guen por el privilegio de que les
rros es prestarlos a algún gobier- rios, habrá desviado un conside- consienta existir y trabajar. Estos
no. En vista del hecho de que el rable volumen de trabajo por terratenientes son gentes ociosas,
grueso del gasto público de la ma- caminos en los que no dará placer y por ello cabría esperar que yo los
yor parte de los gobiernos civiliza- a nadie. Sin embargo, cuando se elogiara. Desgraciadamente, su
dos consiste en el pago de deudas empobrezca por el fracaso de su ociosidad solamente resulta posi-
de guerras pasadas o en la prepa- inversión, se le considerará vícti- ble gracias a la laboriosidad de
ración de guerras futuras, el hom- ma de una desgracia inmerecida, otros; en efecto, su deseo de cómo-
bre que presta su dinero a un go- en tanto que al alegre derrocha- da ociosidad es la fuente histórica
bierno se halla en la misma situa- dor, que gastó su dinero filantró- de todo el evangelio del trabajo. Lo
ción que el malvado de Shakes- picamente, se le despreciará como último que podrían desear es que
peare que alquila asesinos. El re- persona alocada y frívola. otros siguieran su ejemplo.
sultado estricto de los hábitos de Nada de esto pasa de lo pre- Desde el comienzo de la civi-
ahorro del hombre es el incremen- liminar. Quiero decir, con toda se- lización hasta la revolución indus-
to de las fuerzas armadas del esta- riedad, que la fe en las virtudes del trial, un hombre podía, por lo ge-
do al que presta sus economías. TRABAJO está haciendo mucho da- neral, producir, trabajando dura-
Resulta evidente que sería mejor ño en el mundo moderno y que el mente, poco más de lo imprescin-
que gastara el dinero, aun cuando camino hacia la felicidad y la pros- dible para su propia subsistencia y
lo gastara en bebida o en juego. peridad pasa por una reducción la de su familia, aun cuando su
Pero -se me dirá- el caso es organizada de aquél. mujer trabajara al menos tan dura-
absol utamente distinto cuando los Ante todo, ¿qué es el trabajo? mente como él, y sus hijos agrega-
ahorros se invierten en empresas Hay dos clases de trabajo; la pri- ran su trabajo tan pronto como te-
industriales. Cuando tales empre- mera: modificar la disposición de nían la edad necesaria para ello. El
sas tienen éxito y producen algo la materia en, o cerca de, la super- pequeño excedente sobre lo estric-
útil, se puede admitir. En nuestros ficie de la tierra, en relación con tamente necesario no se dejaba en
días, sin embargo, nadie negará otra materia dada; la segunda: manos de los que lo producían,
que la mayoría de las empresas mandar a otros que lo hagan. La sino que se lo apropiaban los gue-
fracasan. Esto significa que una primera clase de trabajo es desa- rreros y los sacerdotes. En tiempos
gran cantidad de trabajo humano, gradable y está mal pagada; la se- de hambruna no había excedente;
que hubiera podido dedicarse a gunda es agradable y muy bien los guerreros y los sacerdotes, sin
producir algo susceptible de ser pagada. La segunda clase es sus- embargo, seguían reservándose
disfrutado, se consumió en la fa- ceptible de extenderse indefinida- tanto como en otros tiempos, con
bricación de máquinas que, una mente: no solamente están los que el resultado de que muchos de los
vez construidas, permanecen pa- dan órdenes, sino también los que trabajadores morían de hambre.
radas y no benefician a nadie. Por dan consejos acerca de qué órde- Este sistema perduró en Rusia has-
ende, el hombre que invierte sus nes deben darse. Por lo general,
ahorros en un negocio que quie- ta 19171, y todavía perdura en
dos grupos organizados de hom- Oriente; en Inglaterra, a pesar de
bra, perjudica a los demás tanto bres dan simultáneamente dos cla-
como a sí mismo. Si gasta su dine- la Revolución Industrial, se man-
ses opuestas de consejos; esto se tuvo en plenitud durante las gue-
ro -digamos- en dar fiestas a sus llama política. Para esta clase de
amigos, éstos se divertirán -cabe rras napoleónicas y hasta hace cien
trabajo no se requiere el conoci- años, cuando la nueva clase de los
esperarlo-, al tiempo en que se be- miento de los temas acerca de los
neficien todos aquellos con quie- industriales ganó poder. En Nor-
cuales ha de darse consejo, sino el teamérica, el sistema terminó con
nes gastó su dinero, como el carni- conocimiento del arte de hablar y
cero, el panadero y el la revolución, excepto en el Sur,
escribir persuasivamente, es decir, donde sobrevivió hasta la guerra
contrabandista de alcohol. Pero si del arte de la propaganda.
lo gasta -digamos- en tender rie- civil. Un sistema que duró tanto y
En Europa, aunque no en que terminó tan recientemente ha
Norteamérica, hay una tercera cla- dejado, como es natural, una hue-
se de hombres, más respetada que
cualquiera de las clases de trabaja- 1, Desde entonces los miembros del partido comunista
dores. Hay hombres que, merced han heredado este privilegio de los guerreros y sacer-
dotes,
a la propiedad de la tierra, están en

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lla profunda en los pensamientos es cierto; los atenien-


y las opiniones de los hombres. ses propietarios de
Buena parte de lo que damos por esclavos, por ejem-
sentado acerca de la conveniencia plo, empleaban par-
del trabajo procede de este siste- te de su tiempo libre
ma, y, al ser preindustrial, no está en hacer una contri-
adaptado al mundo moderno. La bución permanente
técnica moderna ha hecho posible a la civilización, que
que el ocio, dentro de ciertos lími- hubiera sido imposi-
tes, no sea la prerrogativa de clases ble bajo un sistema
privilegiadas poco numerosas, si- económico justo. El
no un derecho equi ta tivamente re- tiempo libre es esen-
partido en toda la comunidad. La cial para la civiliza-
moral del trabajo es la moral de los ción, y, en épocas pa-
esclavos, y el mundo moderno no sadas, sólo el trabajo
tiene necesidad de esclavitud. de los más hacía po-
Es evidente que, en las comu- sible el tiempo libre
nidades primitivas, los campesi- de los menos. Pero el
nos, de haber podido decidir, no trabajo era valioso,
hubieran entregado el escaso exce- no porque el trabajo
dente con que subsistían los gue- en sí fuera bueno, si-
rreros y los sacerdotes, sino que no porque el ocio es
hubiesen producido menos o con- bueno. Ycon la técni-
sumido más. Al principio, era la ca moderna sería po-
fuerza lo que los obligaba a produ- sible distribuir justa-
cir y entregar el excedente. Gra- mente el ocio, sin
dualmente, sin embargo, resultó menoscabo para la
posible inducir a muchos de ellos civilización.
Pero esto, desde luego, hubiese si-
a aceptar una ética según la cual La técnica moderna ha hecho
posible reducir enormemente la do imposible; un hombre no pue-
era su deber trabajar intensamen- de comerse una rebanada de pan
te, aunque parte de su trabajo fue- cantidad de trabajo requerida para
asegurar lo imprescindible para la que todavía no existe. La guerra
ra a sostener a otros, que permane-
vida de todos. Esto se hizo eviden- demostró de modo concluyente
cían ociosos. Por este medio, la
te durante la guerra. En aquel que la organización científica de la
compulsión requerida se fue redu-
tiempo, todos los hombres de las producción permite mantener las
ciendo y los gastos de gobierno
fuerzas armadas, todos los hom- poblaciones modernas en un con-
disminuyeron. En nuestros días, el
bres y todas las mujeres ocupados siderable bienestar con sólo una
noventa y nueve por ciento de los
asalariados británicos se sentirían en la fabricación de municiones, pequeña parte de la capacidad de
realmente impresionados si se les todos los hombres y todas las mu- trabajo del mundo entero. Si la or-
dijera que el rey no debe tener in- jeres ocupados en espiar, en hacer ganización científica, que se había
gresos mayores que los de un tra- propaganda bélica o en las oficinas concebido para liberar hombres
bajador. El concepto de deber, en del gobierno relacionadas con la que lucharan y fabricaran muni-
términos históricos, ha sido un guerra, fueron apartados de las ciones, se hubiera mantenido al fi-
medio utilizado por los poseedo- ocupaciones productivas. A pesar nalizar la guerra, y se hubiesen re-
res del poder para inducir a los de ello, el nivel general de bienes- ducido a cuatro las horas de
demás a vivir para el interés de sus tar físico entre los asalariados no trabajo, todo hubiera ido bien. En
amos más que para su propio inte- especializados de las naciones lugar de ello, fue restaurado el an-
rés. Por supuesto, los poseedores aliadas fue más alto que antes y tiguo caos; aquellos cuyo trabajo
del poder ocultan este hecho aún que después. La significación de se necesitaba se vieron obligados a
ante sí mismos, y se las arreglan este hecho fue encubierta por las trabajar largas horas, y al resto se
para creer que sus intereses son finanzas: los préstamos hacían le dejó morir de hambre por falta
idénticos a los más grandes intere- aparecer las cosas como si el futuro de empleo. ¿Por qué? Porque el
ses de la humanidad. A veces esto estuviera alimentando al presente. trabajo es un deber, y un hombre

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felicidad universal. ¿Puede imagi-


narse algo más insensato?
La idea de que el pobre deba
disponer de tiempo libre siempre
ha sido escandalosa para los ricos.
En Inglaterra, a principios del si-
no debe recibir salarios proporcio- glo XIX, la jornada normal de tra- tidad de trabajo; por ejemplo, to-
nados a lo que ha producido, sino bajo de un hombre era de quince dos aquellos que heredan dinero y
proporcionados a su virtud, de- horas; los niños hacían la misma todos aquellos que se casan por
mostrada por su laboriosidad. jornada algunas veces, y por lo ge- dinero. No creo que el hecho de
Esta es la moral del estado neral, trabajaban doce horas al día. que se consienta a éstos permane-
esclavista, aplicada en circunstan- Cuando los entremetidos apunta- cer ociosos sea casi tan perjudicial
cias completamente distintas de ron que quizá tal cantidad de ho- como el hecho de que se espere de
aquellas en las que surgió. No es ras fuese excesiva, les dijeron que los asalariados que trabajen en ex-
de extrañar que el resultado haya el trabajo aleja a los adultos de la ceso o que mueran de hambre.
sido desastroso. Tomemos un bebida y a los niños del mal. Cuan- Si el asalariado ordinario tra-
ejemplo. Supongamos que, en un do yo era niño, poco después de bajase cuatro horas al día, alcanza-
momento determinado, cierto nú- que los trabajadores urbanos hu- ría para todos y no habría paro
mero de personas trabaja en la ma- bieran adquirido el voto, fueron -dando por supuesta cierta muy
nufactura de alfileres. Trabajando establecidas por la ley ciertas fies- moderada cantidad de organiza-
-digamos- ocho horas por día, ha- tas públicas, con gran indignación ción sensata-o Esta idea escandali-
cen tantos alfileres como el mundo de las clases altas. Recuerdo haber za a los ricos porque están conven-
necesita. Alguien inventa un inge- oído a una anciana duquesa decir: cidos de que el pobre no sabría
nio con el cual el mismo número "¿Para qué quieren las fiestas los como emplear tanto tiempo libre.
de personas puede hacer dos veces pobres? Deberían trabajar". Hoy, En Norteamérica, los hombres
el número de alfileres que hacía las gentes son menos francas, pero suelen trabajar largas horas, aun
antes. Pero el mundo no necesita el sentimiento persiste, y es la cuando ya estén bien situados; es-
duplicar ese número de alfileres: fuente de gran parte de nuestra tos hombres, naturalmente, se in-
los alfileres son ya tan baratos, que confusión económica. dignan ante la idea del tiempo li-
difícilmente pudiera venderse al- Consideremos por un mo- bre de los asalariados, excepto
guno más a un precio inferior. En mento francamente, sin supersti- bajo la forma del inflexible castigo
un mundo sensato, todos los im- ción, la ética del trabajo. Todo ser del paro; en realidad, les disgusta
plicados en la fabricación de alfile- humano, necesariamente, consu- el ocio aun para sus hijos. Y, lo que
res pasarían a trabajar cuatro ho- me en el curso de su vida cierto es bastante extraño, mientras de-
ras en lugar de ocho, y todo lo volumen del producto del trabajo sean que sus hijos trabajen tanto
demás continuaría como antes. Pe- humano. Aceptando, cosa que po- que no les quede tiempo para civi-
ro en el mundo real esto se juzga- demos hacer, que el trabajo es, en lizarse, no les importa que sus mu-
ría desmoralizador. Los hombres conjunto, desagradable, resulta in- jeres y sus hijas no tengan ningún
aún trabajan ocho horas; hay de- justo que un hombre consuma más trabajo en absoluto. La esnob ad-
masiados alfileres; algunos patro- de lo que produce. Por supuesto, miración por la inutilidad, que en
nos quiebran, y la mitad de los puede prestar algún servicio en lu- una sociedad aristocrática abarca
hombres anteriormente emplea- gar de producir artículos de con- a los dos sexos, queda, en una plu-
dos en la fabricación de alfileres sumo, como en el caso de un mé- tocracia, limitada a las mujeres;
son despedidos y quedan sin tra- dico, por ejemplo; pero algo ha de ello, sin embargo, no la pone en
bajo. Al final, hay tanto tiempo li- aportar a cambio de su manuten- situación más acorde con el senti-
bre como en el otro plan, pero la ción y alojamiento. En esta medi- do común.
mitad de los hombres están abso- da, el deber de trabajar ha de ser El sabio empleo del tiempo
lutamente ociosos, mientras la admitido; pero solamente en esta libre -hemos de admitirlo- es un
otra mitad sigue trabajando dema- medida. producto de la civilización y de la
siado. De este modo, queda asegu- No insistiré en el hecho de educación. Un hombre que ha tra-
rado que el inevitable tiempo libre que, en todas las sociedades mo- bajado largas horas durante toda
produzca miseria por todas par- dernas, aparte de la URSS, mucha su vida se aburrirá si queda súbi-
tes, en lugar de ser una fuente de gente elude aun esta mínima can- tamente ocioso. Pero sin una can-

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tidad considerable de tiempo li- apetecible de la virtud, pero no lo minoría de la población, muchos
bre, un hombre se ve privado de que les habían dicho acerca de la de cuyos componentes no trabajan
muchas de las mejores cosas. Y ya inutilidad del poder político. Una en absoluto. Por ausencia de todo
no hay razón alguna para que el cosa similar ha ocurrido en Rusia control centralizado de la produc-
grueso de la gente haya de sufrir por lo que se refiere al trabajo ma- ción, fabricarnos m ul titud de cosas
tal privación; solamente un necio nual. Durante siglos, los ricos y sus que no hacen falta. Mantenernos
ascetismo, generalmente vicario, mercenarios han escrito en elogio ocioso un alto porcentaje de la po-
nos lleva a seguir insistiendo en del trabajo honrado, han alabado la blación trabajadora, ya que pode-
trabajar en cantidades excesivas, vida sencilla, han profesado una rnos pasarnos sin su trabajo ha-
ahora que ya no es necesario. religión que enseña que es mucho ciendo trabajar en exceso a los
En el nuevo credo dominante más probable que vayan al cielo demás. Cuando todos estos méto-
en el gobierno de Rusia, así corno los pobres que los ricos y, en gene- dos demuestran ser inadecuados,
hay mucho muy diferente de la ral, han tratado de hacer creer a los tenernos una guerra: mandarnos a
tradicional enseñanza de Occiden- trabajadores manuales que hay un cierto número de personas a
te, hay algunas cosas que no han cierta especial nobleza en modifi- fabricar explosivos de alta poten-
cambiado en absoluto. La actitud car la situación de la materia en el cia y a otro número determinado a
de las clases gobernantes, y espe- espacio, tal y corno los hombres hacerlos estallar, corno si fuéra-
cialmente de aquellas que dirigen trataron de hacer creer a las muje- mos niños que acabáramos de des-
la propaganda educativa respecto res que obtendrían cierta especial cubrir los fuegos artificiales. Con
del terna de la dignidad del traba- nobleza de su esclavitud sexual. una combinación de todos estos
jo, es casi exactamente la misma En Rusia, todas estas enseñanzas dispositivos nos las arreglarnos,
que las clases gobernantes de todo acerca de la excelencia del trabajo aunque con dificultad, para man-
el mundo han predicado siempre manual han sido tornadas en serio, tener viva la noción de que el hom-
a los llamados pobres honrados. La- con el resultado de que el trabaja- bre medio debe realizar una gran
boriosidad, sobriedad, buena vo- dor manual se ve más honrado que cantidad de duro trabajo manual.
luntad para trabajar largas horas a nadie. Se hacen lo que, en esencia, En Rusia, debido a una ma-
cambio de lejanas ventajas, inclu- son llamamientos a la resurrección yor justicia económica y al control
sive sumisión a la autoridad, todo de la fe, pero no con los antiguos centralizado de la producción, el
reaparece; por añadidura, la auto- propósitos: se hacen para asegurar problema tiene que resolverse de
ridad todavía representa la volun- los trabajadores de choque necesa- forma distinta. La solución racio-
tad del Soberano del Universo. rios para tareas especiales. El tra- nal sería, tan pronto corno se pu-
Quien, sin embargo, recibe ahora bajo manual es el ideal que se pro- diera asegurar las necesidades pri-
un nuevo nombre: materialismo pone a los jóvenes, y es la base de marias y las comodidades ele-
dialéctico. toda enseñanza ética. mentales para todos, reducir las
La victoria del proletariado En la actualidad, posible- horas de trabajo gradualmente,
en Rusia tiene algunos puntos en mente, todo ello sea para bien. Un dejando que una votación popular
común con la victoria de las femi- país grande, lleno de recursos na- decidiera, en cada nivel, la prefe-
nistas en algunos otros países. Du- turales, espera el desarrollo, y ha rencia por más ocio o por más bie-
rante siglos, los hombres han ad- de desarrollarse haciendo un uso nes. Pero, habiendo enseñado la
mitido la superior santidad de las muy escaso del crédito. En tales suprema virtud del trabajo inten-
mujeres, y han consolado a las mu- circunstancias, el trabajo duro es so, es difícil ver cómo pueden as-
jeres de su inferioridad afirmando necesario, y cabe suponer que re- pirar las autoridades a un paraíso
que la santidad es más deseable portará una gran recompensa. Pe- en el que haya mucho tiempo libre
que el poder. Al final, las feminis- ro ¿qué sucederá cuando se alcan- y poco trabajo. Parece más proba
tas decidieron tener las dos cosas, ce el punto en que todo el mundo ble que encuentren continuamen-
ya que las precursoras de entre pueda vivir cómodamente sin tra- te nuevos proyectos en nombre de
ellas creían todo lo que los hom- bajar largas horas? los cuales la ociosidad presente ha-
bres les habían dicho acerca de lo En occidente tenernos varias ya de sacrificarse a la productivi-
maneras de tratar este problema.
No aspiramos a la justicia econó-
mica; de modo que una gran pro-
porción del producto total va a pa-
rar a manos de una pequeña

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trabajo físico porque me hace sen-


tir que estoy dando cumplimiento
a la más noble de las tareas del
hombre y porque me gusta pensar
en 10 mucho que el hombre puede
transformar su planeta. Es cierto
dad futura. Recientemente he leí- mento que ellos os han suministra-
que mi cuerpo exige períodos de
do acerca de un ingenioso plan do, no sois más que unos frívolos,
descanso, que tengo que pasar 10
propuesto por ingenieros rusos a menos que comáis tan sólo para
mejor posible, pero nunca soy tan
para hacer que el mar Blanco y las obtener energías para vuestro tra-
feliz corno cuando llega la mañana bajo. En un sentido amplio, se sos-
costas septentrionales de Siberia
y puedo volver a la labor de la que
se calienten, construyendo un di- tiene que ganar dinero es bueno y
procede mi contento", Nunca he
que a 10 largo del mar de Kara. Un gastarlo es malo. Teniendo en
oído decir estas cosas a los trabaja- cuenta que son dos aspectos de
proyecto admirable, pero capaz de
dores, una misma transacción, esto es ab-
posponer el bienestar proletario
por toda una generación, tiempo Consideran el trabajo corno surdo; del mismo modo podría-
durante el cual la nobleza del tra- debe ser considerado, corno un mos sostener que las llaves son
bajo sería proclamada en los cam- medio necesario para ganarse el buenas, pero que los ojos de las
pos helados y entre las tormentas sustento, y, sea cual fuere la felici- cerraduras son malos. Cualquiera
de nieve del océano Artico. Esto, si dad que puedan disfrutar,la obtie- que sea el mérito que pueda haber
sucede, será el resultado de consi- nen en sus horas de ocio. en la producción de bienes, debe
derar la virtud del trabajo intenso Podra decirse que, en tanto derivarse enteramente de la venta-
corno un fin en sí misma, más que que un poco de ocio es agradable, ja que se obtenga consumiéndolos.
corno un medio para alcanzar un los hombres no sabrían corno lle- El individuo, en nuestra sociedad,
estado de cosas en el cual tal traba- nar sus días si solamente trabaja- trabaja por un beneficio, pero el
jo ya no fuera necesario. ran cuatro horas de las veinticua- propósito social de su trabajo radi-
El hecho es que mover mate- tro. En la medida en que ello es ca en el consumo de 10 que él pro-
ria de un lado a otro, aunque en cierto en el mundo moderno, es duce. Este divorcio entre los pro-
cierta medida es necesario para una condena de nuestra civiliza- pósitos individuales y los sociales
nuestra existencia, no es, bajo nin- ción; no hubiese sido cierto en nin- respecto de la producción es 10 que
gún concepto, uno de los fines de gún período anterior. Antes había hace que a los hombres les resulte
la vida humana. Si 10 fuera, ten- una capacidad para la alegría y los tan difícil pensar con claridad en
dríamos que considerar a cual- juegos que hasta cierto punto ha un mundo en el que la obtención
quier bracero superior a Shakes- sido inhibida por el culto a la efi- de beneficios es el incentivo de la
peare. Hemos sido llevados a ciencia. El hombre moderno pien- industria. Pensarnos demasiado
conclusiones erradas en esta cues- sa que todo debería hacerse por en la producción y demasiado po-
tión por dos causas. Una es la ne- alguna razón determinada, y nun- co en el consumo. Corno conse-
cesidad de tener contentos a los ca por sí mismo. Las personas se- cuencia de ello, concedernos de-
pobres, que ha impulsado a los rias, por ejemplo, critican conti- masiado poca importancia al goce
ricos, durante miles de años, a pre- nuamente el hábito de ir al cine, y ya la felicidad sencilla, y no juzga-
dicar la dignidad del trabajo, aun- nos dicen que induce a los jóvenes rnos la producción por el placer
que teniendo buen cuidado de al delito. Pero todo el trabajo nece- que da al consumidor.
mantenerse indignos a este res- sario para construir un cine es res- Cuando propongo que las
pecto. La otra es el nuevo placer petable, porque es trabajo y por- horas de trabajo sean reducidas a
del mecanismo, que nos hace de- que produce beneficios econó- cuatro, no intento decir que todo el
leitarnos en los cambios asombro- micos. La noción de que las activi- tiempo restante deba necesaria-
samente inteligentes que pode- dades deseables son aquellas que mente malgastarse en puras frivo-
rnos producir en la superficie de la producen beneficio económico 10 lidades. Quiero decir que cuatro
tierra. Ninguno de esos motivos ha puesto todo patas arriba. El car- horas de trabajo al día deberían
tiene gran atractivo para el que de nicero que os provee de carne y el dar derecho a un hombre a los ar-
verdad trabaja. Si le preguntáis panadero que os provee de pan tículos de primera necesidad y a
cuál es la que considera la mejor son merecedores de elogio, por- las comodidades elementales en la
parte de su vida, no es probable que están ganando dinero; pero vida, y que el resto de su tiempo
que os responda: "Me agrada el cuando vosotros disfrutáis del ali- debería ser de él para emplearlo

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como creyera conveniente. Es una clase ociosa, la humanidad nunca sin morirse de hambre, no importa
parte esencial de cualquier sistema hubiese salido de la barbarie. lo maravillosos que puedan ser
social de tal especie el que la edu- El sistema de una clase ociosa sus cuadros. Los escritores jóvenes
cación vaya más allá del punto que hereditaria sin obligaciones era, no se verán forzados a llamar la
generalmente alcanza en la actua- sin embargo, extraordinariamente atención por medio de sensaciona-
lidad y se proponga, en parte, des- ruinoso. No se había enseñado a les chapucerías, hechas con miras
pertar aficiones que capaciten al ninguno de los miembros de esta a obtener la independencia econó-
hombre para usar con inteligencia clase a ser laborioso, y la clase, en mica que se necesita para las obras
su tiempo libre. No pienso espe- conjunto, no era excepcionalmente monumentales, y para las cuales,
cialmente en la clase de cosas que inteligente. Esta clase podía pro- cuando por fin llega la oportuni-
pudieran considerarse pedantes. ducir un Darwin, pero contra él dad, habrán perdido el gusto y la
Las danzas campesinas han muer- habrían de señalarse decenas de capacidad. Los hombres que en su
to, excepto en remotas regiones ru- millares de hidalgos rurales que trabajo profesional se interesen
rales, pero los impulsos que die- jamás pensaron en nada más inte- por algún aspecto de la economía
ron lugar a que se las cultivara ligente que la caza del zorro y el o de la administración, serán capa-
deben existir todavía en la natura- castigo de los cazadores furtivos. ces de desarrollar sus ideas sin el
Actualmente, se supone que las distanciamiento académico, que
leza humana. Los placeres de las
universidades proporcionan, de suele hacer aparecer carentes de
poblaciones urbanas han llegado a
un modo más sistemático, lo que realismo las obras de los econo-
ser en su mayoría pasivos: ver pe-
la clase ociosa proporcionaba acci- mistas universitarios. Los médicos
lículas, presenciar partidos de fút-
dentalmente y como un subpro- tendrán tiempo de prender acerca
bol, escuchar la radio, y así sucesi-
ducto. Esto representa un gran de los progresos de la medicina;
vamente. Ello resulta del hecho de
adelanto, pero tiene ciertos incon- los maestros no lucharán desespe-
que sus energías activas se consu-
venientes. La vida de universidad radamente para enseñar por méto-
men completamente en el trabajo;
es, en defini tiva, tan diferente de la dos rutinarios cosas que aprendie-
si tuvieran más tiempo libre, vol- ron en su juventud, y cuya false-
verían a divertirse con juegos en vida en el mundo, que las personas
que viven en un ambiente acadé- dad puede haber sido demostrada
los que hubieran de tomar parte en el intervalo.
activa. mico tienden a desconocer las
preocupaciones y los problemas Sobre todo, habrá felicidad y
Enel pasado, había unaredu- alegría de vivir, en lugar de ner-
cida clase ociosa y una más nume- de los hombres y las mujeres co-
rrientes; por añadidura, sus me- vios gastados, cansancio y dispep-
rosa clase trabajadora. La clase sia. El trabajo exigido bastará para
dios de expresión sueles ser tales,
ociosa disfrutaba de ventajas que hacer del ocio algo delicioso, pero
que privan a sus opiniones de la
no se fundaban en la justicia social; no para producir agotamiento.
influencia que debieran tener so-
esto la hacía necesariamente opre- Puesto que los hombres no estarán
bre el público en general. Otra des-
siva, limitaba sus simpatías y la cansados en su tiempo libre, no
ventaja es que en las universida-
obligaba a inventar teorías que jus- querrán solamente distracciones
des los estudios están
tificasen sus privilegios. Estos he- pasivas e insípidas. Es probable
organizados, y es probable que el
chos disminuían grandemente su que al menos un uno por ciento
hombre al que se le ocurre alguna
mérito, pero, a pesar de estos in- dedique el tiempo que no le consu-
línea de investigación original se
convenientes, contribuyó a casi to- ma su trabajo profesional a tareas
sienta desanimado. Las institucio-
do lo que llamamos civilización. de algún interés público, y, puesto
nes académicas, por tanto, si bien
Cultivó las artes, descubrió las que no dependerá de tales tareas
son útiles, no son guardianes ade-
ciencias; escribió los libros, inven- para ganarse la vida, su originali-
cuados de los intereses de la civili-
tó las filosofías y refinó las relacio- dad no se verá estorbada y no ha-
zación en un mundo donde todos
nes sociales. Aun la liberación de brá necesidad de conformarse a las
los que quedan fuera de sus muros
los oprimidos ha sido, general- normas establecidas por los viejos
están demasiado ocupados para
mente, iniciada desde arriba. Sin la eruditos. Pero no solamente en es-
atender a propósitos no utilitarios.
En un mundo donde nadie
sea obligado a trabajar más de cua-
tro horas al día, toda persona con
curiosidad científica podrá satisfa-
cerla, y todo pintor podrá pintar

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REVISTA
COLOMBIANA
DE PSICOLOGIA
DEL OCIO

tos casos excepcionales se mani- que más necesita el mundo, y el nición para otros. Hasta aquí, he-
festarán las ventajas del ocio. Los buen carácter es la consecuencia mos sido tan activos como 10 éra-
hombres y las mujeres corrientes, de la tranquilidad y la seguridad, mos antes de que hubiese máqui-
al tener la oportunidad de una vi- nade una vida de ardua lucha. Los nas; en esto, hemos sido unos
da feliz, llegarán a ser más bonda- métodos de producción modernos necios, pero no hay razón para se-
dosos y menos inoportunos, y me- nos han dado la posibilidad de la guir siendo necios para siempre '1'
nos inclinados a mirar a los demás paz y la seguridad para todos; he-
con suspicacia. La afición a la gue- mos elegido, en vez de esto, el ex-
rra desaparecerá, en parte por la ceso de trabajo para unos y la ina-
razón que antecede yen parte por-
que supone un largo y duro traba-
jo para todos. El buen carácter es,
de todas las cualidades morales, la

El país de la Cucaña, Pierre Brueghel el Viejo. (1567). Munich, Pinacoteca.

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No. 3 AÑO MCMXCIV
U. NACIONAL DE COLOMBIA
BOGOTA,D.C.

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