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Sabiduría de lo alto

(1 Reyes 3:16-28)

Propósito:
Demostrar la necesidad de buscar sabiduría en Dios y en su Palabra para tomar decisiones
acertadas.

Introducción:
Todos los días tomamos decisiones, muchas son sencillas y no requieren mucha
reflexión, por ejemplo: irse a dormir temprano, completar una tarea de la escuela,
desayunar bien para irse a trabajar, etc. Otras decisiones son mucho más complejas y tienen
impacto para toda la vida, por ejemplo: con quién nos vamos a casar, qué carrera vamos a
estudiar, un negocio que vamos a emprender, un viaje fuera del país, etc. No son cuestiones
que deban decidirse rápidamente.
Ahora que somos cristianos sabemos que nuestra vida le pertenece a Jesús y que él
siempre quiere lo mejor para nosotros. Esa es la razón por la que cuando vamos a tomar una
decisión necesitamos ir a él en busca de ayuda. Muchas personas han ignorado a Cristo en
sus decisiones dañándose a sí mismos y a otros.
En nuestra lectura de hoy veremos al rey Salomón tomando una decisión muy
difícil, se trata de dos madres que se pelean por un niño recién nacido. ¿Qué hará el rey en
este caso? Pues bien, hizo uso de la sabiduría de Dios, y nosotros deberíamos hacer lo
mismo.

I. UNA SITUACION VERDADERAMENTE DIFICIL (1 R. 3:16-22).

El rey Salomón subió al trono después de la muerte de su padre, el rey David; la


Biblia nos dice que Dios le favoreció dándole sabiduría sobrenatural, más que a cualquier
otra persona. Ahora, esa sabiduría será puesta a prueba al tener que decidir sobre la vida de
un niño recién nacido.
Un par de mujeres vivían en la misma casa y ambas dieron a luz con tres días de
diferencia. Una de ellas accidentalmente mató a su bebé al acostarse encima de él y para
evitar ser señalada, hizo un intercambio de bebés con la otra mujer mientras dormía. Al
comparecer delante del rey Salomón, ambas se pelean afirmando ser la madre legítima del
bebé vivo. ¿Cómo saber cuál era la verdadera madre del niño? En otras palabras ¿cómo
saber cuál de estas dos mujeres decía la verdad?
Situaciones difíciles tendremos que enfrentar y será necesario tomar decisiones, por
ejemplo: someternos a un largo tratamiento médico, cambiar de empleo, emprender un
nuevo negocio, distanciarse de una amistad que nos perjudica, con quién nos debemos
casar, afiliarnos a un partido político, en qué ministerio nos debemos involucrar, etc. Todas
estas situaciones demandarán que busquemos la sabiduría de Dios antes de actuar.
El rey Salomón tomó una decisión muy difícil. Pidió a uno de sus soldados que
trajera su espada para partir por mitad al bebé. Inmediatamente la madre del niño se
conmovió y prefirió que lo entregaran a la otra mujer antes que ver muerto a su hijo.
Para el rey fue evidente que ella era la madre y decidió entregárselo. A esta
capacidad para discernir y juzgar correctamente se le llama SABIDURIA. La Biblia dice
acerca de la sabiduría de Salomón:

Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque
vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar (1 R. 3:28).

II. LA SABIDURIA DE DIOS ESTA DISPONIBLE

No debe extrañarnos que Dios le haya dado tanta sabiduría al rey Salomón, Dios es
la fuente de sabiduría y la ha derramado en Jesucristo. El profeta Isaías anunció acerca de
Jesús:

Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará
sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de
consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. (Is 11:1, 2).

Lo maravilloso de todo esto es que ese mismo Espíritu que está en Cristo nos ha
sido dado a todos los hijos de Dios, es importante que entendamos esto: DIOS DESEA
QUE SUS HIJOS SEAMOS LLENOS DE SU SABIDURIA. Para ello, el Señor nos ha
dado recursos poderosos para que tomemos excelentes decisiones.

En primer lugar, nos ha dado su Palabra. Cuando la meditamos continuamente, el


Espíritu Santo nos capacita para juzgar correctamente y tomar decisiones inteligentes. Ella
misma dice:

Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. (Sal 1:2-3).

En segundo lugar, pedimos sabiduría de lo alto cuando no sabemos qué hacer. No


importa en qué circunstancias nos encontremos, Dios está listo para capacitarnos:

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos


abundantemente y sin reproche, y le será dada. (Santiago 1:5)

Conclusión

En general, las razones de nuestros fracasos matrimoniales, familiares, espirituales,


económicos, etc., se deben a nuestras malas decisiones. Esto no debe volvernos a ocurrir,
una mala decisión siempre tendrá un mal resultado. ¿Qué problemas tenemos ahora? ¿Qué
decisiones debemos tomar? No dudemos en abrir nuestras Biblias y doblar nuestras rodillas
delante de Aquél que es más sabio de lo que fue Salomón.
Muchas decisiones nos esperan en nuestro camino, al usar la sabiduría de Dios
tendremos excelentes resultados y veremos con gran alegría cómo Dios obra
poderosamente.

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