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Roma[editar]

Artículo principal: Indumentaria en la Antigua Roma

Indumentaria romana, ilustración de Costumes of All Nations (1882)

En Roma se usaba igualmente la lana, el lino y la seda, a veces entremezclados. La


prenda más antigua era el subligaculum, un taparrabos alrededor de los riñones. En época
republicana surgió la subúcula, una túnica que podía ser de dos tipos: dalmática, con
mangas, o colobium, sin mangas. Encima llevaban una toga, una capa semielíptica
drapeada según la ocupación: estrecha para los filósofos, ceñida para los guerreros, con
una banda púrpura para sacerdotes y magistrados. El vestido femenino se componía de
taparrabos y strophium —antecedente del sujetador—, sobre el que iban dos túnicas,
la subúcula, larga hasta los pies y sin mangas, y el supparum, túnica corta semejante al
quitón griego, que podía sustituirse por la stola, túnica de mangas cortas, o la palla, un
paño rectangular sujeto al hombro por fíbulas. Encima podían llevar un manto
llamado pallium que, colocado sobre la cabeza, significaba viudez.32 Los colores preferidos
eran rojo, amarillo y azul.33 En época imperial se llevó también una túnica larga hasta los
tobillos llamada caracalla. También, tras el contacto con tribus germánicas, empezaron a
llevar pantalones (braccae), sobre todo en el ejército.34
Toga romana

La toga, elaborada generalmente de lana, podía medir seis metros de largo por dos de
ancho. Se enrollaba en torno al cuerpo, para lo que hacía falta una gran habilidad, aunque
en las clases altas era una tarea que hacían los esclavos. Una variante, la toga candida,
era totalmente de color blanco y la empleaban los políticos que se presentaban a algún
cargo, de donde deriva el término «candidato».35 En tonos oscuros (toga pulla) era para el
luto. La toga morada y bordada en oro (toga picta) era usada por los emperadores.36
Como en Grecia, en Roma las prendas se confeccionaban de paño tejido, lo que requería
mucha mano de obra, por lo que dichas prendas se consideraban demasiado valiosas para
recortarlas o entallarlas: por ello, se llevaban superpuestas al cuerpo, bien doblándolas o
bien plegándolas, frunciéndolas o, en menor medida, cosiéndolas alrededor del cuerpo.
Durante la República, la confección la solían hacer las mujeres o esclavos, en el ámbito
doméstico, pero en época imperial el oficio se profesionalizó y llevar prendas de
elaboración propia se consideraba vulgar.37
Las principales piezas de calzado romano eran la sandalia (solea) y el calceus, un zapato
cerrado a la altura del tobillo.38 Para el mal tiempo usaban borceguíes o unas botas
cerradas llamadas gallicae.39 Aunque generalmente no se cubrían la cabeza, a veces
llevaban un gorro sin ala llamado pileus y, en ocasiones, usaban el gorro frigio; también
usaban una capucha llamada cuculus, bien como prenda independiente o unida al manto. 33
Los romanos usaban numerosos complementos, como guantes, abanicos, sombrillas y
bastones.38
Los romanos solían llevar el pelo corto y afeitarse. Las mujeres llevaban peinados más
complicados, sobre todo en época imperial, cuando se puso de moda un peinado en forma
de cono llamado tutulus. Era corriente teñirse el pelo de rubio y, en ocasiones, usaban
pelucas y postizos. Por otro lado, era corriente cubrirse la cabeza con un velo. También
usaban tiaras, diademas, collares, pendientes, brazaletes y tobilleras. 40

Íberos[editar]
Artículo principal: Indumentaria ibera

En la península ibérica, los íberos lograron un alto grado de especialización en labores


textiles, cuya belleza y calidad fue admirada por Estrabón. Se confeccionaban prendas de
lana, lino y esparto, que solían ser teñidas y adornadas. Polibio reseñó en sus obras la
riqueza de los mantos turdetanos, elaborados en lino y teñidos de púrpura. Los hombres
vestían túnica y manto, drapeados al estilo griego. Las mujeres llevaban dos túnicas
superpuestas, así como un manto sobre los hombros, a veces cruzado oblicuamente bajo
un brazo; en ocasiones, también llevaban un velo sobre la cabeza. Estas prendas solían
estar adornadas con flecos o cenefas y se ceñían con cinturones, broches y fíbulas. En el
peinado femenino destacan los complejos tocados que se aprecian en las esculturas
denominadas «damas», formados por cofias o diademas de las que colgaban joyas y
abalorios, o bien mitras cónicas sobre las que se colocaba el velo. En ocasiones, llevaban
unos rodetes sobre las orejas, como se aprecia en la Dama de Elche.41

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