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*. El presente trabajo parte del artículo del profesor Joaquín Herrera Flores. «Colonia-
lismo y violencia. Bases para una reflexión pos-colonial desde los derechos humanos».
Revista Crítica de Ciências Sociais, 75 (octubre 2006), 21-4.
*. Profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Granada y profesor
del curso «Democracia y derechos humanos en contextos no Occidentales» del Máster
Interuniversitario en Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos, Instituto
de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada.
1. HERRERA FLORES, Joaquín (2006) «Colonialismo y violencia. Bases para una
reflexión pos-colonial desde los derechos humanos». Revista Crítica de Ciências Sociais,
75, pp. 21-40.
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3. YASSIN, Al-Sayyid (2001) «Back to the 19th century». Al-Ahram Weekly (20-
26/09/2001)
democracia y blacklash neocolonialista... 357
En relación con los valores y los procedimientos desde los que los
árabes han tratado de construir y gestionar un modelo propio de moderni-
dad, tanto en el caso del análisis conceptual e ideológico de los derechos
humanos como en el de la democracia, podemos constatar dos líneas
fundamentales de pensamiento dentro del amplio espectro ideológico
árabe contemporáneo, las cuales se diferencian desde el punto de vista
epistemológico como desde el punto de vista metodológico, y tienen su
reflejo en los procesos sociales y políticos vividos por los ciudadanos
árabes en el último siglo. Ambas líneas tienen una estrecha relación con
el primer periodo colonial en el mundo árabe, que se remonta al siglo
XIX, pues es el contacto con la colonización el punto de inflexión para
el histórico desarrollo ideológico y político árabe desde finales del siglo
XIX y a lo largo del siglo XX. La primera de dichas líneas estaría cons-
tituida por el pensamiento de influencia europea que, a grandes rasgos,
podemos identificar con el pensamiento liberal, caracterizado por la
aspiración a una sociedad poscolonial perfecta, reflejada en unos deter-
minados corpus jurídicos y constitucionales en los que los conceptos de
«libertad», «igualdad», «justicia» o «dignidad» traídos por el colonizador,
serían la garantía del desarrollo y del progreso humano y científico de
las sociedades árabes. Por otra parte, la segunda línea de pensamiento
fundamental en este sentido surgiría precisamente como reacción a la línea
liberal, identificada como un proceso ideológico exógeno e impuesto y,
por tanto, identificado con el colonizador y ajeno a los valores culturales
y a los principios morales de la cultura árabe y el islam. Esta segunda
línea puede identificarse con el movimiento salafí, en el ámbito religioso
y político, y con la nahda árabe en el ámbito literario y cultural.
Los pensadores políticos árabes contemporáneos han tenido que hacer
frente a esta dicotomía a lo largo de todo el siglo XX y lo transcurrido
del XXI, de manera que la mayoría de sus conceptuaciones y análisis
responden a esta doble filiación conceptual. En el mundo árabe contem-
poráneo, especialmente a partir de mediados del siglo XX, las ideologías
consideradas endógenas, procedentes de una relectura de la salafiyya,
constituyeron la base de los movimientos políticos e ideológicos impe-
rantes en las sociedades árabes, fundamentalmente el nacionalismo árabe
en sus diferentes vertientes y el islam político, mientras que muchos
de sus regímenes se sustentaron sobre la base jurídica del pensamiento
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12. AL-FAQĪ, Mustafà (2009) Al-‘Arab min fiqh al-mu’āmara ilà fiqh al-hurriyyāt. El
Cairo, Dār al-Šurūq, p. 179.
13. Op. cit., p. 183.
democracia y blacklash neocolonialista... 363
De esta manera, tanto las sociedades árabes como sus intelectuales son
conscientes de esta doble circunstancia de difícil combinación, a saber,
por una parte la cada vez mayor presencia e influencia de los medios
de comunicación árabes que operan en espacios geográficos y sociales
para-estatales y que, más allá de sus propias lógicas de interés presentan
una amplia panoplia de realidades sociopolíticas al ciudadano medio
árabe, junto al creciente acceso a las nuevas tecnologías y especialmente
a Internet, fenómeno creciente e imparable que puede ser considerado
como un factor democratizador o, al menos, de participación ciudadana y
en algunos casos de actuación política, así como un medio, como afirma
al-Sayyid Yasīn, de creación y desarrollo identitario; 14 por otra parte, la
debilidad, cuando no inoperancia e incluso inexistencia de procesos ver-
daderamente democratizadores en el área árabe, y ello debido a factores
relacionados con el papel de las élites políticas y económicas estatales
y su querencia a mantenerse en el poder por encima de todo, de forma
que la concesión de espacios de verdadera libertad a la ciudadanía se
produce de forma forzada y cuando es inevitable por razones de presión
política, como puede constatarse en los procesos de luchas sociales en los
últimos años en algunos países árabes. En este sentido, no cabe duda de
que los aliados exteriores del neocolonialismo juegan asimismo un papel
importante, como es claramente observable en el caso de países como
Marruecos, Argelia, Túnez o Egipto, por poner sólo unos ejemplos, en los
que la alianza con las potencias occidentales, fundamentalmente Francia
y Estados Unidos permite a éstos contar con aliados fuertes en una zona
geoestratégica de primer orden, además de beneficiarse económicamente
de ducha relación de alianza, mientras que permite a los estados árabes
y a sus élites gobernantes mantener un férreo control sobre la política
estatal, bien de forma más o menos sutil, manteniendo ciertos niveles de
pluripartidismo, como en la «autocracia liberalizada» de Marruecos,15 o
bien manteniendo en la práctica un régimen de partido casi único, como
en el caso del Hizb al-Watanī al-Dīmuqrātī (Partido Nacional Democrá-
tico, PND) de Egipto. El hecho de contar con sociedades cada vez más
conscientes e informadas, lo cual constituye un elemento inevitable en
la dinámica tecnológica actual, es observado por algunos pensadores e
intelectuales árabes como una oportunidad para alcanzar mayores cotas
de libertades y para desarrollar procesos reales de democratización que
vengan no tanto de las élites políticas sino de la propia ciudadanía. En
cualquier caso, es evidente que el deseo democratizador de las sociedades
árabes cuenta con elementos no sólo políticos o materiales en contra,
sino también simbólicos, pues nuevamente el backlash neocolonialista
difundido en Occidente, cuyo objetivo es el mantenimiento del statu quo
mencionado, incide en la incapacidad de los árabes de desarrollar una
auténtica democracia por motivos meramente culturales y religiosos, en
un discurso simplista que tiene un eco fenomenal en Occidente, como
certeramente denuncia el profesor Herrera Flores:16
que dicho progreso o atraso sea el resultado de una raíz cultural pro-
funda que no se puede cambiar. Al mismo tiempo, no es aceptable que
ningún estado, hoy, deje de cumplir sus obligaciones de incorporarse
en la marcha y en la acción con toda fuerza y empeño para asegurar
las prácticas democráticas.
18. «Tous ces intellectuels de tous les pays qui se sont unis pour combattre l’indifférence
ou la xénophobie, pour rappeler au respect de la complexité du monde en dénouant les
confusions, délibérément entretenues par certains, ont soudain découvert que tous leurs
efforts pouvaient être détruits (…).L’intellectuel négatif a rempli sa mission : qui voudra
se dire solidaire des égorgeurs, des violeurs et des assassins, — surtout quand il s’agit
de gens que l’on désigne, sans autre attendu historique, comme des « fous de l’islam »,
enveloppés sous le nom honni d’islamisme, condensé de tous les fanatismes orientaux, bien
fait pour donner au mépris raciste l’alibi indiscutable de la légitimité éthique et laïque?».
BOURDIEU, Pierre (1998) L’intellectuel negatif. Contre-Feux, Liber-Raisons d’Agir, pp.
105-107.
19. HERRERA FLORES, Joaquín (2006), p. 30.
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los pensadores árabes más críticos, que deben moverse en un universo hostil
tanto dentro como fuera del mundo árabe ante el progresivo acuartelamiento
de las posturas ideológicas. De esta forma, no sólo existiría un colonialismo
externo, lo cual es evidente, sino también, como afirma el pensador sirio
Burhān Galiyūn (n. 1945), un colonialismo interno (al-isti‘mār al-dājilī)
que impide el desarrollo y la liberación de las sociedades árabes de sus
propios males atávicos, como son las estructuras políticas autoritarias, el
patriarcado o la burocratización que no han hecho más que incrementarse
desde las independencias. En ese sentido, Galiyūn considera que:20
20. GALIYŪN, Burhān (2006) Bayyān min aŷl al-dīmuqrātiyya. Casablanca-Beirut, Al-
Markaz al-taqāfī l-‘Arabī, 5ª ed., p. 7.
*. N. E. Confrontar con los casos de profundización democrática en contextos locales
descritos en el capítulo 17 de este mismo volumen BARRAGÁN, Vicente, ROMERO, Rafael
y SANZ, José María. Distribución del poder político en Joaquín Herrera. Aportaciones
para un proceso democrático en la ciudad de Sevilla.
democracia y blacklash neocolonialista... 367
4. EL ISLAM POLÍTICO COMO PARADIGMA ANTI-
NEOCOLONIALISTA
tencia a sus propias disfunciones que para darles una solución realista
y equitativa. No parece que criminalizar la introspección crítica sea la
mejor solución para evitar la confrontación causada por los desequili-
brios del orden mundial.
En este sentido, tanto dentro como fuera del mundo árabe, la fuerza
del discurso en torno a la democracia, que, como se ha visto, no es ajeno
a la dinámica conceptual de los colonialismos externo e interno, hace
que el propio concepto sea utilizado de manera interesada por las dife-
rentes tendencias ideológicas, lo cual es asimismo en muchos casos un
recurso legitimador y una expresión de la lucha por el poder ideológico
de los diferentes actores políticos e ideológicos en el mundo árabe. De
la misma forma, los diferentes sistemas autoritarios del mundo árabe
sostienen su legitimidad política en un discurso securitario mediante el
que, ante la supuesta y constante amenaza del surgimiento o desarrollo
de los movimientos islamistas, retroalimentan el discurso del backlash
neocolonialista, actuando de esa forma como el otro dialéctico necesario
del discurso neocolonialista.
Desde el nacimiento histórico del islam político en 1928 con la fundación
de al-Ijwān al-Muslimūn (Hermanos Musulmanes) por parte del egipcio
›asan al-Bannā´ (1906-1949), han sido numerosas las aproximaciones
analíticas que han tratado de clasificar y analizar sus diferentes manifes-
taciones y opciones ideológicas, destacando en cada caso determinados
conceptos como el de huwiyya (identidad) o ‘unf (violencia).22 En todo
caso, los objetivos principales del islam político, desde la ideología y la
práctica asociativa y política de los Hermanos hasta la actualidad, se han
situado en el ámbito de la educación y la intervención social, pasando
luego, como etapa necesaria desde el punto de vista epistemológico y
metodológico, a la acción política activa y militante, generalmente de
oposición más o menos contestataria y vehemente contra los regímenes
árabes en el poder. Sin embargo, desde los discursos oficiales internos y
externos de las élites gobernantes en el marco del neocolonialismo, se ha
destacado de manera sin duda excesiva el papel de la llamada «tendencia
23. Ibid.
24. BURGAT, François (1998) El islamismo cara a cara. Barcelona, Bellaterra, pp. 33-
44.
25. Cfr. el amplio análisis que en este sentido realiza MARTÍN MUÑOZ, Gema (1999)
El Estado árabe: crisis de legitimidad y contestación islamista. Barcelona, Bellaterra.
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26. Cfr. AL-‘ALAWĪ, Sa‘īd Binsa‘īd (1999) «Al-Islām al-siyāsī zāhira hadīta wa lā yantamī
ilà zaman al-islām al-awwal». En ‘Alī al-‘Umaym (ed.) Al-‘Ilmāniyya wa-l-mumāna‘a al-
islāmiyya. Londres, Dār al-Sāqī, pp. 39-46.
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simplemente como una identidad, a pesar de que éste sea uno de los
elementos más evidentes e influyentes de su teoría.
En este sentido, la búsqueda de las raíces se convierte en un primer
paso hacia la modernidad, hacia una modernidad que consideran usurpada
por la influencia negativa del neocolonialismo cultural de Occidente.27
Así, en palabras de Burhān Gāliyūn, el islam político es:28
27. A‘RĀB, Ibrāhīm (1999) Al-Islām al-siyāsī wa-l-hadāta. Casablanca, Afrīqiyā al-Šarq,
pp. 11-19.
28. GHALIOUN, Burhan (1997) «El islamismo como identidad política o la relación del
mundo musulmán con la modernidad». Afers Internacionals, 36, 5, pp. 59-76.
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29. Cfr. AL-‘UMARĪ, Akram Diya (1990) Al-Muŷtama‘ al-madanī fī ‘ahd al-nubuwwa.
Medina, Al-Ŷami‘a al-Islāmiyya.
30. Cfr. PÉREZ BELTRÁN, Carmelo (1998) «Regulaciones pacíficas de género en el
Corán». En MUÑOZ, Francisco A. y MOLINA RUEDA, Beatriz (eds). Cosmovisiones
de paz en el Mediterráneo antiguo y medieval. Granada, Universidad de Granada, pp.
291- 334.
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31. AL-GANNŪŠĪ, Rāšid (2010) «Harakat al-Nahda fī l-siyāq al-tārījī li-l-mašrū‘ al-
islāhī», on-line: www.nahdha.info/arabe/Sections-artid-53.html (septiembre 2010).
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