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Violencia sexual en conflictos

armados: cuando el cuerpo de las


mujeres es el campo de batalla
11 julio, 2018

1. La violencia sexual en contexto de conflicto


armado
Los conflictos armados en todo el mundo afectan especialmente a las mujeres y
las niñas debido a su vulnerabilidad social, jurídica y de género, que en un
contexto machista tornan sus cuerpos en un campo de batalla. En ello, opera la
lógica patriarcal del «cuerpo violable» de las mujeres por hombres que tienen
mayor poder, y en un contexto de guerra se suma otro elemento: el uso de la
violación sexual de las mujeres como mecanismo de tortura, agresión e invasión.
Esto ocurrió en el Perú y actualmente viene ocurriendo en diferentes partes del
mundo donde, en medio de guerras civiles, se torturan y violan a las mujeres y
niñas. Entre los principales puntos de conflicto podemos destacar:
Siria
Yermen
Afganistan
República Democrática del Congo
República Sudán del Sur
República Centroafricana

Las víctimas son mujeres civiles y los agresores hombres de ambos bandos del
conflicto, incluyendo a aquellos agentes que deberían de brindar protección y
ayuda humanitaria.

La Naciones Unidas reconocen este escenario de violencia hacia las mujeres y


señalan que:

“A menudo las partes en un conflicto violan a las mujeres, y en ocasiones


utilizan las violaciones sistemáticas de las mujeres como una táctica de guerra.
Otras formas de violencia contra las mujeres cometidas en los conflictos
armados comprenden los asesinatos, la esclavitud sexual, el embarazo forzado y
la esterilización forzada”. (Naciones Unidas, 2000)

Durante situaciones de conflicto armado o de guerra se incrementa la violencia


contra las mujeres y las niñas y en especial la de tipo sexual. La más cercana
manifestación de esta violencia ocurrió en el conflicto armado interno ocurrido
en el Perú entre los años 1980 y 2000, en el que los hombres agresores fueron
tanto integrantes de los grupos subversivos como agentes del Estado, quienes
cometieron actos de violencia sexual y abuso contra mujeres (fundamentalmente
violaciones sexuales, embarazos forzados y abortos forzados) durante las
incursiones en las zonas de emergencia así como durante las detenciones y los
interrogatorios. Los varones, aunque en menor medida, también fueron sometidos
a violaciones sexuales y diversas formas de ultraje sexual en los interrogatorios.

En los conflictos se amplifica la dominación masculina por parte de los actores


armados y se reafirma la subordinación femenina de la población civil que no
forma parte del conflicto

En 1998, durante su 42° período de sesiones, la Comisión de la Condición


Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas examinó la cuestión de la
mujer y los conflictos armados, y planteó un conjunto de recomendaciones a los
gobiernos y a la comunidad internacional como la adopción de medidas para
garantizar la justicia con perspectiva de género, atender las necesidades y
preocupaciones de las mujeres refugiadas y las desplazadas, y aumentar la
participación de la mujer en el mantenimiento y la consolidación de la paz.
(Naciones Unidas, 2000)

El artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional reconoce como


crímenes de lesa humanidad la “violación, esclavitud sexual, prostitución forzada,
embarazo forzado, esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia
sexual de gravedad comparable” (art. 7, 1.g). Así también, incorpora la categoría
género, que define de la siguiente manera: “se entenderá que el término “género”
se refiere a los dos sexos, masculino y femenino, en el contexto de la sociedad”.
(Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, 2002, pág. 6)

2. Lo que ocurrió en el Perú


Las mujeres peruanas fueron víctimas de violencia sexual durante el conflicto
armado. El informe de la Comisión de la Verdad y reconciliación señala que la
violencia armada en el Perú ocurrida en los años 1980-2000 afectó de manera
diferenciada a varones y mujeres, diferencia que ha estado mediada por las
distintas posiciones sociales, étnicas y los roles de género asignados; es así que
las mujeres y niñas andinas fueron de asesinadas, obligadas al trabajo doméstico,
labores de guardias de seguridad, forzadas a uniones no deseadas y sometidas a
abusos sexuales por parte del grupo terrorista de un lado. (CVR, 2013, pág 45). Y
de otro, fueron víctimas de violación sexual como forma de tortura por parte de
los grupos militares.

Hechos de violación sexual precedieron el reclutamiento de jóvenes en PCP-SL:


“… los senderistas llevaban a las mujeres jóvenes al parque llamado
Ushlalatuco, donde las violaban y las preparaban física y militarmente, también
las adiestraban para realizar saqueos de animales e incluso aprendieron a
manejar con facilidad las armas, para que cometan sus incursiones […]”. Las
jóvenes que sufrieron estos hechos en ese momento tenían 16 años (testimonio
51). En otros casos, las mujeres eran secuestradas de sus casas y obligadas a
acompañar a los subversivos en sus viajes. Una declarante cuenta cómo su hija
fue secuestrada y obligada a permanecer con los senderistas por tres meses.
Cuando pudo escaparse, estaba embarazada producto de una violación sexual
(Testimonio 52). (Informe CVR pág 283).

De acuerdo a la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) se entiende por


violación sexual como toda situación donde el autor ha invadido el cuerpo de una
persona mediante una conducta que haya ocasionado la penetración, por
insignificante que fuera, de cualquier parte del cuerpo de la víctima o del autor
con un órgano sexual o del orificio anal o vaginal de la víctima con un objeto y
otra parte del cuerpo. Dicha invasión debió darse por la fuerza, mediante la
amenaza de la fuerza o mediante coacción, como la causada por el temor a la
violencia, la intimidación, la detención, la opresión psicológica o el abuso del
poder contra esa u otra persona o aprovechando un entorno de coacción o que
haya realizado contra una persona incapaz de dar su libre consentimiento. Se
considera además una trasgresión grave del derecho humanitario (CVR, 2013,
pág. 265)

Narda Henriquez señala que las violaciones de los derechos de las mujeres en el
conflicto armado se dieron en un contexto de ausencia de instituciones de
protección lo que aseguró la permisividad y la impunidad frente a las diversas
formas de violencia, entre las que destacan la violencia sexual, que incluía desde
el asedio, hasta la mutilación y la violación sexual; práctica que fue generalizada
en las mujeres y tolerada entre los diversos sectores del conflicto y vista como
una falta menor. Inclusive las propias mujeres frente a la pérdida o desaparición
de sus seres queridos y la necesidad de continuar cuidando a la familia que
quedaba, restaron atención a la violencia que sufrieron en carne
propia. (Henríquez, 2004).

Por su parte, el informe de la CVR señala que esta violencia sexual fue vista
como un daño colateral o un efecto secundario de los conflictos armados y no
como una violación de derechos humanos, con lo cual estos hechos no solo no han
sido denunciados, sino que además se los han visto como normales o cotidiano,
enmarcado en un contexto amplio de violencia y discriminación contra la mujer
(CVR, 2013).

3. Perfil de las mujeres afectadas en el Perú


Las mujeres afectadas fueron provenientes de los sectores de menores recursos
de la población, campesinas quechua hablantes. Aunque según la base de datos
de la CVR, la mayor parte de las víctimas de violación sexual tenían entre 11 y 30
años de edad, estos hechos afectaron a niñas, mujeres jóvenes, adultas y ancianas
en general.

En el gráfico 1 del informe de la CVR se aprecia en los delitos de violación sexual


en el conflicto armado, las víctimas fueron selectivamente mujeres, es decir que
constituyó una violencia basada en el género, puesto que es expresión de un
estereotipo de género que considera a las mujeres como objetos sexuales.

Gráfico 2
En el gráfico 2 se aprecia que el grupo de las afectadas fueron niñas,
adolescentes y mujeres jóvenes. Conviene destacar la especial vulnerabilidad de
las niñas y adolescentes a los abusos sexuales.

Gráfico 3
Así mismo, estas mujeres provienen de diferentes zonas del Perú, siendo
Ayacucho el departamento con el mayor número de casos registrados por la CVR,
seguido de Huancavelica y Apurimac, es decir la zona de la sierra sur del Perú. El
periodo en el que se dio el mayor número de casos es el de 1984-1990 que
coincide con la ocurrencia más crítica en materia de violaciones de derechos
humanos en el país.

4. El Plan Integral de Reparaciones


En respuesta a las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y las Políticas
del Acuerdo Nacional, el Estado peruano, mediante los Decretos Supremos Nº
062-2004-PCM y 047-2005-PCM y la Ley de Reparaciones 28592, creó el Plan
Integral de Reparaciones (PIR) como el instrumento principal para implementar la
política orientada a la reparación de la víctimas y poblaciones afectadas por el
conflicto armado interno.

Como parte de la política del Estado el PIR comprende los siguientes programas:
programa de restitución de derechos ciudadanos; programa de reparaciones en
educación; programa de reparaciones en salud; programa de reparaciones
colectivas; programa de reparaciones simbólicas; programa de promoción y
facilitación al acceso habitacional; y programa de reparaciones económicas.

El artículo 31° de la Ley Nº28592 estipula que los beneficiarios del Programa de
Reparaciones Simbólicas están constituidas por todas las víctimas del proceso de
violencia, tanto individuales como colectivas; entendiéndose que según la misma
Ley, artículo 3°, son consideradas víctimas las personas o grupos de personas que
hayan sufrido actos u omisiones que violan normas de los Derechos Humanos,
tales como desaparición forzada, secuestro, ejecución extrajudicial, asesinato,
desplazamiento forzoso, detención arbitraria, reclutamiento forzado, tortura,
violación sexual o muerte, así como a los familiares de las personas muertas y
desaparecidas durante mayo de 1980 a noviembre de 2000; debidamente
acreditadas en el Registro Único de Víctimas – RUV.

La violencia sexual en el conflicto armado deja secuelas en las mujeres afectadas,


sus familiar y la comunidad que pueden manifestarse en una mayor tolerancia de
la violencia hacia las mujeres. Diversos actos de tortura presenciados o
experimentados en la guerra interna pueden extrapolarse a la vida social y
familiar con manifestaciones exacerbadas y crueles. Le corresponde al Estado
sancionar a los agentes de la violencia y promover un cambio cultural en la
sociedad que toleró estos actos.

5.Recursos
Lineamientos generales del programa de reparaciones simbólicas
Portal web con el Informe Final de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación (CVR)
Capitulo 1.5 : Violencia Sexual – Informe Final de la Comisión de la
Verdad y Reconciliación (CVR)

Ver capítulo 1.5 Violencia sexual contra la mujer

6. Fuentes
Comisión de la Verdad y Reconciliación. (9 de julio de 2018). Portal web
del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Obtenido de
http://www.cverdad.org.pe/ifinal/
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. (2002). Portal Web de
las Naciones Unidas. Recuperado el 9 de julio de 2018, de
http://www.un.org/spanish/law/icc/statute/spanish/rome_statute(s).pdf
Henríquez, N. (7 de Octubre de 2004). Portal web diario La Republica.
Recuperado el 10 de julio de 2018, de Cotidianidad y violencia sexual en
el conflicto armado:
https://larepublica.pe/politica/318218-cotidianidad-y-violencia-sexual-en-el
-conflicto-armado
Naciones Unidas. (2000). La mujer y los conflictos armados. Recuperado
el 10 de julio de 2018, de Nota N° «Examen y evaluación de la aplicación
de la Plataforma de Acción de Beijing: informe del Secretario General»
(E/CN.6/2000/PC/2).:
http://www.csj.gob.sv/genero/images/PDF/La%20mujer%20y%20los%20co
nflictos%20armados.pdf

Créditos de fotografía: Exhibición : “Yuyanapaq. Para recordar”


Elaborado por: Teresa Viviano Llave/ Corrección de estilo Susana Zapata.

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