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DE CHUCK PALAHNIUK
PALAHNIUK'S WORK
alejandragarciaguerrero@gmail.com
Fight Club (1996), Invisible Monsters (1999), Choke (2001) o Lullaby (2002) dan
identidad estable en el mundo cambiante del consumo. Ante esta situación, serán los
intensa reflexión que consigue, en muchos casos, desafiar las convenciones propias del
género y su performatividad.
Club (1996), Invisible Monsters (1999), Choke (2001) and Lullaby (2002) show signs of
the obstacles presented to the individual when it comes time to creating a stable identity
in the changing world of consumerism. In this situation, the female characters in the
works of Chuck Palahniuk, who usually embody the escape from these patterns, will be
an example of subversion of social schemes. Thus, by the often problematic and even
which achieves, in many cases; challenge the gender conventions and its performativity.
Las novelas de Chuck Palahniuk están llenas de personajes que intentan reafirmarse en
una identidad perdida como consecuencia de la epidemia de valor que tiene lugar en la
vaciamiento conceptual de los signos y las acciones, los individuos llevan a cabo la
que marcan las fronteras de una individualidad que acaba por absorber todas las normas
contra las que quiere rebelarse. Uno de esos constructos es, sin duda, el del género. Es
sentido, una tarea complicada, pues el proceso de asunción o abandono de las marcas
Want to talk third wave feminism; you could cite Ariel Levy and the idea that women
have internalized male oppression. Going to spring break at Fort Lauderdale, getting
drunk, and flashing your breasts isn’t an act of personal empowerment. It’s you, so
fashioned and programmed by the construct of patriarchal society that you no longer
know what’s best for yourself. A damsel too dumb to even know she’s in distress.
¿Cómo se presentan entonces estas marcas de la femineidad y qué papel cumplen frente
fronteras desde las mismas fronteras), la femineidad se nos presenta en estas obras
rechazo de esas marcas de la femineidad, por un lado, y a través de los retratos del
cuerpo femenino, por otro. Evidentemente, esta representación se mueve siempre en dos
direcciones, pues para que los rasgos puedan ser reinterpretados el Sujeto no se basta
consigo mismo, sino que necesita el reconocimiento de una sociedad que reproduce e
Para poder entender en qué sentido estos personajes reproducen, ponen en duda y/o
reinterpretan estas marcas femeninas, debemos pararnos a pensar qué relación establece
El género, al ser una de las etiquetas que define la esencia humana, es entendido como
carece de género. Como explica Judith Butler (2007), el momento en que un bebé se
humaniza es aquél en que se responde a la pregunta: “¿es niño o niña?” Sin embargo, el
rasgo esencial del individuo. Este tipo de actos son puramente discursivos y constituyen
no verbal, esto es, a través de la palabra y del cuerpo. Los actos performativos son
comunidad, la performatividad del género surge de “under and through the force of
prohibition and taboo” (Butler, 1993, p. 95) que establece la autenticidad apriorística de
primer lugar a partir del lenguaje que, construido también mediante tabúes, mantiene la
dicotomía masculino-femenino con todas sus etiquetas, yendo incluso más allá de las
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Butler toma el concepto “performatividad” de la lingüística, en concreto de la rama de la pragmática.
Quizá ayude, por tanto, a la comprensión de esta noción, la definición que esta disciplina da a los
llamados enunciados o actos performativos. El teórico que acuñó el término, John Langshaw Austin,
delimita en su clasificación el sentido de los actos performativos al identificarlos con aquéllos actos de
habla que, al ser enunciados por el emisor, no se limitan a describir un hecho, sino que lo realizan
implícitamente. El ejemplo más claro es, sin duda, el del verbo “prometer”, cuyo uso implica una
promesa para/con el interlocutor.
mismas. Chuck Palahniuk (1999) expresa a la perfección esta idea haciendo al lector
que “you’re safe because you’re so trapped inside your culture. Anything you can
conceive of is fine because you can conceive of it. You can’t imagine any way to
escape. There’s no way you can get out.” (p. 120). Evidentemente, como se refleja en
esta cita de Invisible Monsters, la desmitificación de toda esta serie de actos culturales y
ruptura tan radical con los mismos que con ella pone en riesgo su subjetividad y su
hiperbolizados por defecto y por exceso. Ante esta realidad, los personajes de las
una comunidad donde puedan reconocerse en la performatividad del resto para construir
sus propios actos. El caso más claro es el del narrador de Fight Club, miembro (aunque
impostor) del grupo de terapia para enfermos de cáncer testicular Remaining Men
Together, cuyo nombre, creo, resume la idea que acabo de explicar. El arrebato de
testosterona que expresa el nombre, como es evidente, encierra una parodia a esa
observa en muchas ocasiones en ésta y otras novelas de Chuck Palahniuk, no estoy del
todo de acuerdo con la opinión de muchos críticos que se han acercado a su obra
novela. Aún así, quiero destacar que me distancio de estas opiniones, en primer lugar,
puesto que se trata de una búsqueda de identidad bastante compleja, aparecen confusas
puede negar, como observamos en afirmaciones del tipo “what you see at fight club is a
generation of men raised by women” (Palahniuk, 1996, p. 49), que uno de los temas que
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Si hay una motivación transgresora que defina las novelas de Chuck Palahniuk, esa es, sin duda, la de la
parodia de los roles sociales. Es por ello que me parecen arriesgadas las afirmaciones de muchos de los
estudios que parten de las implicaturas del género para defender una supuesta recuperación de la
masculinidad o la femineidad tradicionales en estas obras.
El personaje de Marla Singer puede considerarse, por lo tanto, el motor de la novela,
puesto que funciona como catalizadora en el surgimiento de Tyler, pero también como
representación del hibridismo que ésta supone, lo cual la convierte, por un lado, en una
imagen distorsionada de Otredad y, por otro, en uno de los pocos personajes auténticos
de Palahniuk, junto con Brandy Alexander y Helen Hoover-Boyle, las otras portadoras
hibridismo, ¿en qué sentido Marla puede observarse como un Sujeto híbrido? ¿Cómo
La entrada de Marla en Remaining Men Together implica una redundancia del género
como consecuencia del simulacro3. Sólo esta idea llevada al extremo hace posible que el
papel del género sea desmitificado hasta el punto paródico de que sea visto como algo
que acerca su femineidad a le visqueux sartreano (1971), puesto que se convierte en una
extraña irreconocible, en un tipo de impostora que refleja los temores del narrador, que
comienza a imaginarla en todos los rincones, como una especie de plaga que le recuerda
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La representación crítica del simulacro que domina la sociedad de la información es uno de los leitmotiv
que caracterizan las novelas de Chuck Palahniuk. Tanto es así que la expresión “a copy of a copy of a
copy” obsesiona a los personajes protagonistas de todas sus novelas.
que el impostor es él, provocando el abandono de la actuación del narrador en el grupo,
pues imposibilita su llanto a partir de su mirada: “With her watching, I’m a liar. She’s a
fake. She’s the liar. (…) In this moment, Marla’s lie reflects my lie, and all I can see are
liminar entre lo masculino y lo femenino el que hace que sea posible la epifanía. Para
gótico.
ocasiones temas que representan un tabú y en los que se involucran personajes que se
sienten atrapados por las normas sociales (sólo hay que recordar todas las
interpretaciones en este sentido que se han llevado a cabo sobre Drácula o la criatura de
reconstrucción del poder. Es por ello que el monstruo, al ser reconocido como no-
humano, pone en riesgo las fronteras que constriñen el discurso de lo humano, para
quien el monstruo representa lo irrepresentable. Esta es la principal causa del terror que
provoca por ejemplo Drácula, cuyo cuerpo se presenta como irrepresentable por
ambiguo. La mirada del monstruo, sin embargo, suele ser profundamente humana
interactúan con él. Mediante un terror que, como ya explicara Edmund Burke (2014),
produce cierto sentimiento de “paz” (de ahí la contradicción en Marla, presentada como
terror, está asociado con el Mal: “Tyler thought it would be good to sleep out tonight.
Just in case. Just in case Marla goes out and finds a gun. Just in case Marla is still in the
Esta amenaza que convierte a Marla en montruosa se debe, sobre todo, a su condición
híbrida, de la que Tyler es consciente al indicar que su nombre podría ser también
momento de la obra como una sirena, imagen que me parece muy potente para explicar
perfección no tanto en su vestimenta o sus hábitos, que muestran la unión de los dos
géneros, sino, bajo mi punto de vista, en afirmaciones del tipo “she wanted to have
Tyler’s abortion” (Palahniuk, 1996, p. 88), a través de la cual se niega una “función”
quiere sentir la presencia de Tyler/el narrador en sí para poder acabar con ese vínculo.
Es lo más cerca, sin duda, que ningún personaje femenino de Palahniuk estará de la
identificación con el sentimiento materno, pues las madres que aparecen en sus obras,
de entre las que destaca especialmente Ida Mancini en Choke, están lejos incluso de esta
declaración de amor, por mucho que hayan decidido tener a sus hijos. La inversión de
del monstruo como criatura híbrida, tal y como explican Punter y Byron (2004) en The
Gothic. A través del hibridismo los sistemas de clasificación mediante los cuales las
transgresión, haciendo que sea necesario volver a pensar las fronteras y los conceptos de
El camino contrario frente a este hibridismo que cuestiona el valor de las fronteras
binarias lo sigue Shannon, narradora de Invisible Monsters, título sin duda revelador en
este aspecto, como veremos. Shannon McFarland, como su apellido (far land) indica,
la oposición binaria con la masculinidad. Sin embargo, esa oposición deja de funcionar
parte de todos los hombres que aparecen en la novela, por un lado; y por otro, Shannon
mediante el cuerpo hace que se vea la femineidad como una Otredad victimizada, y al
cuerpo femenino como receptáculo del deseo que hace peligrosa la supervivencia del
mismo: “Almost everything in my stocking is condoms (…). My only other gifts are a
rape whistle and a pocket-sized spray canister of Mace. (…) Sitting here Christmas
morning with all these gifts I need a penis to enjoy, everybody doesn’t know the half of
it.” (Palahniuk, 1999, 73). Más allá, el cuerpo se convierte en el discurso prioritario, si
identidad.
intensa en las últimas décadas, que hiperboliza los valores corporales y los convierte en
máscara absoluta para una identidad que nunca acaba de crearse en la sociedad de
consumo, donde “it’s all mirror, mirror on the wall because beauty is power the same
way money is power the same way a gun is power.” (Palahniuk, 1999, p.6). El espacio
comunicación, “que acaba con toda mirada, toda imagen, toda representación.”
es el primero de los sentidos que tiene el título de la novela, el de los monstruos creados
metáforas directas como la del jabón en Fight Club o los anuncios monstruosos de Num
Shannon decide romper con esa falsa identidad, como los personajes masculinos de
Fight Club, mediante la autodestrucción, que sirve como medio transgresor para poder
soy: “The truth is I was addicted to being beautiful, and that’s not something you just
walk away from. (…) There had to be some way to get ugly in a flash. I had to deal with
1999, p. 160).
hacer este análisis, examina este tipo de reacción por parte de los personajes como una
volvemos a encontrar la revelación del monstruo gótico (este es otro de los significados
del título), esta vez a partir de una corporeidad deconstruida y, por tanto, irreconocible.
abyección de Julia Kristeva. Kristeva (1980) concibe la abyección como aquello que ha
sido expulsado del cuerpo y que, por tanto, ya no forma parte de uno mismo,
convirtiéndose en Otro, en ajeno, en aquello que era y dejó de ser, “un poids de non-
sens qui n'a rien d'insignifiant et qui m'écrase” (p.10). En este sentido, podemos
abyección, pues a través de ella destruye la primera frontera de su yo, que no es otra que
capital social, acudiendo al concepto de Pierre Bourdieu (1998), creando sobre él toda
una serie de significantes transgresores que se incrementan, además, con el uso del velo,
genérica sigue anclada en los hábitos identitarios de Shannon, de modo que los actos de
transgresión que lleva a cabo mediante la abyección, pese a que encarnen de manera
sigue siendo un fetiche. Estos actos sólo serán superados, desde el cuerpo
Alexander.
Antes de esto, veamos de qué otras maneras Palahniuk utiliza lo abyecto como
transgresión de las fronteras culturales y genéricas. Quizá el caso más claro sea el de
Ostra ocupa el cuerpo de Helen para suicidarse comiéndose sus diamantes. Helen, sin
embargo, no muere porque ocupa antes el cuerpo del sargento. La oposición binaria, así,
desaparece sin suponer ningún tipo de drama para los personajes. De hecho, esta ruptura
se produce a través de la parodia de las nociones mismas de género: “‘You can’t love
me”, the cop says, Helen says in the cop’s grizzled voice, “because I’m a woman and I
have more power than you”. (…) The pistol trembling, the Sarge says, “I want you out
of here so I can beat off”. (Palahniuk, 2002, p.242). El segundo sentido en que se
mucho más importante, pues no hay un no-yo con un no más grande que el cadáver. El
enfermero Nash acaba matando mujeres con la canción sacrificial como arma para
después poder abusar de sus cuerpos inertes. El género se convierte aquí, por tanto, en el
he explicado hasta ahora, evitan la representación performativa del cuerpo mediante una
ruptura radical con el mismo, a través del hibridismo, o mediante su desaparición. Sin
logran ser independientes de los signos lanzados en la hiperrealidad. Porque sólo desde
la simulación misma llevada a cabo por la figura que participa igualmente del
dos sentidos: en primer lugar, parodia de las dos categorías y su poder destructivo en la
el de un cocktail y con el de una marca de ropa; y que está compuesto de parte femenina
(Brandy) y masculina (Alexander). Su cuerpo está completamente fabricado a imagen y
getting what you don’t want. Find value in what we’ve been taught is worthless. Find
good in what the world says is evil. I’m giving you my life because I want the whole
un/a transexual. Nos encontramos aquí, por tanto, con un cuerpo que la cultura
estigmatizaría con facilidad como consecuencia del terror al Otro que representa esta
hibridación absoluta (los nombres dados a los tres personajes travestidos que aparecen
en la obra así lo indican: Die-Rhea, Pie-Rhea y Gon-Rhea) aceptado sin problemas por
identidad, sino porque simplemente es el mayor error que podría cometer. Sólo a través
constante uso de la parodia pueden desaparecen por completo las categorías genéricas.
Para concluir, y volviendo a la cita de Snuff con la que comienza este artículo, podría
decirse que Palahniuk plantea varios modelos de femineidad que se acercan o se alejan,
mediante ambos), de los actos performativos del género, haciendo del género mismo en
el segundo caso una etiqueta difícilmente reconocible que pierde sus nociones
esenciales y que no puede funcionar con un criterio de autenticidad fijo. Sin embargo,
en todos los casos, la ruptura con esa frontera genérica es imposible debido a la
hipersimulación, donde uno de los motores esenciales es el cuerpo; y esa
hipersimulación del cuerpo lleva a un género por exceso que impide la identificación de
los Sujetos. Estos Sujetos acaban por reproducir esas marcas como productos, e incluso
sociedad?
Referencias
Seuil.
Gallimard.