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¿QUIÉNES ERAN REALMENTE LOS CUERVOS QUE ALIMENTABAN AL PROFETA

ELÍAS?

En cuanto al profeta Elías, está dicho que: "Entonces la palabra del Dios Eterno vino a él
diciendo: ... sucederá que beberás del arroyo, y Yo he mandado a los cuervos (“arovin”) que te
sustenten allí."(1 Melajim / 1ro. Reyes 17:2-4), 5 Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová;
pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 6 Y los cuervos le traían pan
y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo. 7 Pasados algunos días, se
secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra. (1 Reyes 17:5-7 - (RVR1960).

Lo que está traducido como cuervos, en el original dice: “ain-resh-bet-iud-mem”, que es el


equivalente a “AROVIM = “Comerciantes arabes y madianitas de Tez oscura” (Arov, Arob ). Los
madianitas eran descendientes de Abraham provenientes de la unión con su segunda esposa de
nombre Cetura (Génesis 25:1-2) y que llegaron a mezclarse racialmente con la descendencia de
Ismael (árabes puros) y posteriormente con los árabes del sur de Arabia.

En efecto, Arovim = Comerciantes (ver similar en Ezequiel 27:9), viajaban continuamente por esa
región, llevando mercaderías de una ciudad a otra. Traficaban con oro, plata, telas y piedras
preciosas. No era extraño que pudieran incurrir en actividades ilegales (asalto y robo) contra otros
caminantes o comerciantes. Se dice que secretamente le pagaban tributos e impuestos al rey Acab y
a su esposa Jezabel, para no ser estorbados o molestados por ellos. A su vez el rey les proveía a ellos
de todos los alimentos que se servían en el palacio del rey y, desde luego, constituían su alimento
para el camino que diariamente recorrían desde su región hasta las ciudades en las cuales
comerciaban.

Estas personas reconocieron en Elías a un hombre de Dios, y además lo sabían injustamente


perseguido por las autoridades civiles del país, por lo cual le administraban refugio y alimento. Sus
facciones anatómicas, piel oscura y su cabello negro azabache, así como su vestimenta también
oscura que servía para protegerlos del inclemente sol del desierto, los mostraba como un conjunto
de personas de negro, como si estuvieran de luto permanente y siguiendo o acompañando un corte
fúnebre en los tiempos actuales. Otras tribus o naciones no encontraron mejor forma de referirse a
ellos que llamándolos “cuervos” (aplicación de la metonimia). Es apoyo de ello, el libro de Cantares
5:11 nos dice: “Su cabeza como oro finísimo; Sus cabellos crespos, negros como el cuervo”.

El problema y la confusión viene porque la palabra “Cuervo” referente al ave de rapiña se escribe
parecida (“Orvim”). Sin embargo, era imposible, tanto desde el punto de vista biológico como
desde punto de vista religioso y bíblico, que el Padre utilizara a un animal considerado inmundo
para alimentar a un profeta de especial comunión (“Vive Dios en cuya presencia estoy”).

Es más, el Profeta Elías habría preferido morir de hambre antes que consumir algo que hubiera
estado en contacto directo con un animal considerado inmundo y abominable (los judíos son
escrupulosamente complicados en cuanto a las cuestiones alimenticias). Recordemos:
Deuteronomio 14 (RVR1960) “Hijos sois de Jehová vuestro Dios; […]2 Porque eres pueblo santo a
Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único(B) de entre todos los
pueblos que están sobre la tierra. 3 Nada abominable comerás. […]12 Y estas son de las que no
podréis comer: el águila, el quebrantahuesos, el azor, 13 el gallinazo, el milano según su especie, 14
todo cuervo según su especie”. Por tanto era una ave no limpia, además de abominable (Levítico
11:15).

Por otro lado, dado los hábitos alimenticios de los cuervos, lo más probable es que los alimentos
hubieran sido devorados por los propios animales. Debe recordarse que los cuervos comen de todo,
son omnívoros: hortalizas, frutas, legumbres, mamíferos (ratas, conejos, ratones, musarañas),
además, peces, batracios, pájaros, culebras, lagartijas. Incluso la placenta del ganado es muy
apreciada por el cuervo y son capaces de rematar, con su fuerte pico, a los animales enfermos que
encuentran por el campo.

No cuestionamos ni dudamos de la soberanía de Dios y su poder infinito para hacer que las cosas se
sujeten a su voluntad. Prueba de ello es el asna de Balaam que cuestionó - extraordinariamente - el
proceder de su amo. Sin embargo, dentro de la Hermenéutica Bíblica nos encontramos con la Ley
de la No Contradicción y la Ley del Contexto, a partir de cuya aplicación se nos conduce,
indudablemente, a la interpretación que hemos propuesto. Por tanto, entre dos posibles
interpretaciones tenemos que inclinarnos por la más probable y coherente con el texto bíblico.
Desde luego cada persona es libre, hasta cierto punto, de considerar aquella que mejor se ajusta a su
parecer.

Estudio Bíblico del Dr. Gabriel Elías Paulino

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