Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Brenna
Brenna
[81]
82 Jorge Brenna Becerril
El espacio
2
Michel Foucault, “De los espacios otros” (“Des espaces autres”), conferencia dictada en
el Cercle des études architecturals, 14 de marzo de 1967, publicada en Architecture, Mouvement,
Continuité, núm. 5, octubre de 1984. Traducida por Pablo Blitstein y Tadeo Lima.
3
María Inés García Canal, “Foucault, filósofo del espacio”, Versión. Estudios de Comunicación
y Política, núm. 9, “Comunicación e interacción: política del espacio”, UAM-Xochimilco,
México, abril, 1999, pp. 43-68.
4
No hay más que pensar en la relevancia que para la teoría política cobró desde
el Renacimiento (Maquiavelo) la reflexión en torno a la reconfiguración de las unidades
políticas territoriales (principados, repúblicas, ciudades-Estado, etcétera) en el horizonte de
la conformación de una unidad espacio-territorial homogénea y cohesionada como espacio
de poder concentrado.
84 Jorge Brenna Becerril
entre espacio de ocio y espacio de trabajo; siendo todas animadas todavía por
una sorda sacralización.5
Para Michel Foucault el espacio será siempre “spacio vivido”, una espacialidad
creada socialmente. Y esta idea de experiencia implica espacio y tiempo; es la
forma en que los fenómenos son pensados, sentidos, vividos, actuados por sujetos
arraigados a un suelo, en un momento histórico dado. La experiencia será
siempre singular y colectiva, compartida por los sujetos que experimentan un
espacio y un tiempo. Espacio y experiencia se constituyen en unidad. Foucault
dibuja espacios, los pone en relación y tensión, construye paisajes: del espacio del
sueño al de la enfermedad mental, para elaborar el espacio de la locura y de su
experiencia; del espacio del cuerpo y la mirada al del lenguaje y el pensamiento;
del espacio del poder al del arte de la existencia, el placer y la amistad.
El espacio social
5
Michel Foucault, “De los espacios otros” (“Des espaces autres”), op. cit.
6
María Inés García Canal, “Foucault, filósofo del espacio”, op. cit.
7
Idem.
Espacio y territorio: una mirada sociológica 85
8
Espacio-metáfora de un sistema económico que borra fronteras y desestructura territorios,
pero que también es amplitud atravesada a escala mundial por múltiples movimientos
humanos. En esta dimensión podemos contener como problema, por ejemplo, las migraciones,
en tanto acto de circular que combina espacio/tiempo. Las relaciones entre estas dos variables
permiten aprehender las etapas constitutivas de las trayectorias migratorias, el soporte brindado
por las redes, las referencias conferidas por las diásporas, y también develar la naturaleza de
los territorios circulatorios así creados, productores de valores económicos, éticos y culturales
específicos; por otra parte, la condición de nómada ostentada por el migrante lo sitúa en un
lugar privilegiado en cuanto a la creación de nuevas expresiones culturales y nuevas lógicas
sociales, es decir, en un protagonista clave del cambio. Danielle Provansal (coord.), Espacio y
territorio: miradas antropológicas, op. cit.
9
G. Simmel (1927), “El espacio y la sociedad”, Sociología, tomo 2, Estudio sobre las
formas de socialización, Biblioteca de la Revista de Occidente, 1977.
86 Jorge Brenna Becerril
No existe ningún espacio general, cada parte del espacio se puede decir que es,
en cierto modo, única. Y esto sucede, para Simmel, en virtud de que “cuando
un organismo social se confunde con una determinada extensión territorial
o se hace solidario de ella, adquiere un carácter único y exclusivo, difícil de
10
Ma. José Devillard, “El sistema de medida en una población agropecuaria o cómo los
usos cambian el sentido de los términos”, en Danielle Provansall (coord.), Espacio y territorio:
miradas antropológicas, op. cit.
11
Margarita Olvera Serrano, “Espacio, modernidad, individualización. El legado
simmeliano”, en Olga Sabido (coord.), Georg Simmel. Una revisión contemporánea, UAM-
Azcapotzalco/Anthropos, México, 2007, pp. 69-70.
12
Idem.
Espacio y territorio: una mirada sociológica 87
alcanzar de otro modo”.13 Existirían otros casos, sin embargo, en los cuales
“pueden ocupar el mismo espacio muchas asociaciones de la misma índole
porque son, por decirlo así, mutuamente permeables: como no tienen ninguna
relación íntima con el espacio, no puede haber entre ellas colisiones espaciales”.
Para Simmel el más puro caso del primer tipo lo constituye el Estado: “la
asociación que el Estado crea entre los individuos [...] está de tal modo ligada al
territorio, que no cabe pensar la existencia de otro Estado en el mismo suelo”.14
Existe un gradiente en los organismos sociales respecto a su vinculación con
el espacio, pues “la relación en que se halla el grupo con su territorio, la
proximidad o alejamiento, la exclusividad o pluralidad es la razón y símbolo
de su estructura”.15
13
Ibid., p. 78.
14
Idem.
15
G. Simmel, “El espacio y la sociedad”, op. cit.
16
Margarita Olvera Serrano, “Espacio, modernidad, individualización...”, op. cit.
17
Otto F. Bollnow, Hombre y espacio, Labor Editorial, Barcelona, 1969.
18
Idem.
88 Jorge Brenna Becerril
a) su exclusividad;
b) su capacidad de diferenciación en segmentos limitados para fines prácticos,
susceptibles de ser significados de manera unitaria;
c) su capacidad de fijar localmente las interacciones;
d) su capacidad de ordenar socio-psicológicamente las relaciones en términos
de la cercanía o distancia; y
e) su cualidad de referente para la movilidad humana.
Espacio y territorio: una mirada sociológica 89
Espacio… territorio/territorialización
19
G. Giménez, “Territorio, cultura e identidades. La región sociocultural”, en Rocío
Rosales (coord.), Globalización y regiones en México, UNAM/Porrúa, México.
20
Ibid., p. 91.
Espacio y territorio: una mirada sociológica 91
Con esta definición queda claro el origen del territorio en la tensión sociedad-
naturaleza, haciendo énfasis en su carácter espacial se realza la dimensión cultural
como el hilo que ata los diferentes elementos y el carácter intersubjetivo del
fenómeno como su aspecto esencial: el territorio es una obra humana... un espacio
apropiado.
Visto así, el territorio es objeto de operaciones simbólicas y es una especie
de pantalla (Screen) sobre la que los actores sociales (individuales o colectivos)
proyectan sus concepciones del mundo. Por eso el territorio puede ser
considerado como un área geopolíticamente estratégica, como circunscripción
político-administrativa, etcétera; pero también como paisaje, como objeto de
apego afectivo, como tierra natal, como lugar de inscripción de un pasado
histórico y de una memoria colectiva, en fin, como “geosímbolo”.21
Toda sociedad tiene territorio. De hecho, tiene por lo general varios territorios,
una multitud de ellos: para habitar, para trabajar, para recrearse e incluso
soñar; espacios vividos y acontecidos; células locales y redes ramificadas. En
sus acepciones culturales más contemporáneas, primero hace patente las
dimensiones subjetiva e inter-subjetiva que median y participan en la relación
sociedad-naturaleza, constitutivas de lo territorial.
El territorio tiene también una existencia mental por medio de las múltiples
representaciones, significados y valores que las personas elaboran respecto de los
puntos, recorridos y áreas. La tiene igualmente, en este caso como elaboración
inter-subjetiva –colectiva– de apropiación, por medio de los comportamientos
sociales e individuales que median las relaciones sociedad-naturaleza; normas
y códigos que se suponen “útiles” a la reproducción (nuevamente aparece la
supervivencia, una relación pasiva) tanto de la sociedad como del medio natural
en el que se desenvuelve. También existe mental, subjetiva y culturalmente
como imagen; imaginario, también podría decirse, en donde la política, como
dimensión del dominio y construcción del bien común, contribuye a la elaboración
del futuro, de lo que será.
21
Joel Bonnemaison, La géographie culturelle, Editions du CTHS, París, 2000, p. 55, citado
por Gilberto Giménez, “La frontera norte como representación y referente cultural en
México”, Cultura y Representaciones Sociales, año 2, núm. 3, septiembre, IIS-UNAM, México,
2007. “El geosímbolo es un marcador espacial, un signo en el espacio que refleja y forja
una identidad [...] Los geosímbolos marcan el territorio con símbolos que arraigan las
iconologías en los espacios-lugares. Delimitan el territorio, lo animan, le confieren sentido
y lo estructuran”.
92 Jorge Brenna Becerril
Tipos de apropiación
Tipos de territorio
22
G. Giménez, op. cit., pp. 115-116 (verificar el año de la obra: sólo hay 1996 y 2007).
23
Gilberto Giménez, “Territorio y cultura”, op. cit.
24
Pedro Geiger, “Des-territorializaqiio e espacializaqiio”, en Territorio: Globalizacao e
Fragmentacao, Editora Hucitec, Sao Paulo, 1996, pp. 233-246.
Espacio y territorio: una mirada sociológica 93
Global/local
Territorio/territorialidad
25
M. Santos, La naturaleza del espacio. Técnica y tiempo. Razón y emoción, Ariel, España, 2000.
26
Gustavo Montañez et al., Geografía y ambiente: enfoques y perspectivas, Ediciones Universidad
de la Sabana, Santafé de Bogotá, 1997.
94 Jorge Brenna Becerril
La territorialidad en acción
imaginada del siglo XIX”, Frontera Norte, vol. 19, núm. 38, julio-diciembre, 2007, pp. 37-61.
Espacio y territorio: una mirada sociológica 95
28
Idem.
96 Jorge Brenna Becerril
29
Frederick J. Turner, La frontera en la historia americana, Universidad Autónoma de Centro
América, San José, 1986.
30
James Fenimore Cooper será por excelencia el escritor de la frontera, y en sus
novelas asistimos al enfrentamiento entre la vida libre y salvaje y el avance inexorable de
la civilización, con sus leyes y rígidas costumbres. Cooper nos ofrece el prototipo de héroe
de la frontera en Leatherstocking (Natty Bumpoo, la figura central de una serie de novelas);
así, en The Deerslayer (1841) asistimos a su época juvenil; en The Last of the Mohicans (1826)
a su madurez; en The Pathfinder (1840) a sus relaciones amorosas, y en The Pioneer (1823)
y The Prairie (1827) a su vejez y muerte (Cfr. Ramón Sainero Sánchez, “El fin del sueño
americano”, Epos. Revista de filología, núm. 1, UNED, Madrid, 1984.
Espacio y territorio: una mirada sociológica 97
Territorios imaginarios
31
Cornelius Castoriadis, La institución imaginaria de la sociedad, Tusquets, Barcelona, 1975.
100 Jorge Brenna Becerril
• Un centralismo económico.
• Una escasa representación del poder, lo que supone dispersión política.
• Identidades diversas, debido al alto nivel migratorio de los pobladores, que
van enfrentando y agregando sus identidades, adaptándolas al medio e
institucionalizándolas lentamente.
• Una ciudadanía pasiva que tiende hacia la autonomía respecto al poder político
y que se moviliza en función de motivaciones de carácter socioeconómico.
• De manera espontánea se va incurriendo en una coexistencia pluralista,
comunitaria y hasta cierto punto “igualitaria”, que va abriendo paso
lentamente a una experiencia ciudadana anti-centralista, no monolítica y
civilizada, en abierta imitación pragmática de algunos valores y prácticas
sociales del país vecino, que ha centrifugado, precisamente, la dinámica
económica y hasta cultural.
Conclusiones
32
Gilberto Giménez, “La frontera norte como representación y referente...”, op. cit.
102 Jorge Brenna Becerril
Bibliografía