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Capítulo I

La historia comienza en un pueblo


de ayacucho llamado San Pedro de Lahuaymarca. Un
día de fiesta en que el pueblo está reunido en su
plaza principal, un hombre viejo llamado Andrés,
sube las gradas que llevan a la iglesia y desde esta
parte alta de la plaza, toma la palabra y con voz
sonora maldice a sus dos hijos
llamados Fermín y Bruno Aragón de Peralta. Los
acusa públicamente de haberle robados sus tierras.
Don Fermín; que es el mayor; es un gamonal malo y
creído. Don Bruno el menor, parece mejor persona,
pero la gente del pueblo, lo acusa de violar a
la Gertrudes, una doméstica de la casa y haberla
hecho parir un feto con cerdas. Don Andrés su padre,
anuncia desde el atrio que se va a suicidar y todo lo
que está en su casa se los deja a los indios, y
caballeros pobres. Efectivamente: cumpliendo su
palabra se va a su casa, se envenena y muere. Todas
sus pertenencias se las llevaron los indios.
Don Fermín tiene una mina en la zona y quiere
explotarla, para ello necesita los indios que tiene su
hermano. Don Bruno acepta dárselos, pero pone
como condición, que lo deje en paz viviendo en
su chacra y sus huertos, da la impresión de que se
odian, veremos más adelante.
Capítulo II
Don Bruno es dueño de la hacienda “La Providencia”
y de todos los indios que viven en sus tierras. Manda
a Nemesio Carhuamayo; su primer mandón o
capataz; a llamar a todos los indios que vivían en las
partes altas de sus tierras llamadas Moyas, para que
se reúnan en el patio de su casa. Al día siguiente
temprano, llegaron 500 jefes de familia al patio de
la casa de Don Bruno y en esta reunión les indica: que
tienen que hacer mita en la mina de su
hermano Fermín, quince días de cada
mes, turnándose de 200 en 200. En ésta
reunión, Nemesio Carhuamayo el capataz, le pide al
patrón permiso para vender comida a los colonos
de Paraybamba, porque se estaban muriendo de
hambre. Don Bruno luego de escucharlo, ordena a
Olivas su segundo mandón, que azote
a Nemesio Carhuamayo por haber hecho el pedido.
Olivas cumple la orden del patrón y lo azota
bañándolo en sangre. Ante este hecho todos los
indios se arrodillan y le piden perdón a Don Bruno; al
que lo consideran hijo de Dios, señor de sus tierras y
dueño de sus vidas; Don Bruno acepta perdonar,
patea al azotador y autoriza que vendan los
alimentos a los colonos. Don Fermín Aragón de
Peralta, es dueño de la mina llamada Aparcora y
comenzará a trabajarla el lunes siguiente. En sus
planes está la desaparición de las tierras de su
hermano Bruno, porque para el funcionamiento de la
mina, requerirá de éstas tierras. Don Fermín tiene un
capataz llamado Rendón Wilka, que es un indio
refinado. Este indio Rendón Wilka cuando era niño,
estudió en la escuela del pueblo y fue azotado sin
razón por el gobernador, el varayoc y los padres de
los niños blancos. Luego de tres años, viajó a Lima
donde estuvo 8 años y vuelve al pueblo de San Pedro
de Lahuaymarca justo cuando muere Don
Andrés Aragón de Peralta que ya conocimos.
San Pedro de Lahuaymarca tuvo su época de
esplendor cuando las minas de la zona producían
bastante, pero esa bonanza terminó cuando las minas
se serraron. Los caballeros del pueblo se
empobrecieron y comenzaron a vender su platería,
luego sus tierras y el que compraba era Don Andrés
de Aragón y Peralta. El pueblo se empobreció y
los Aragón y Peralta se enriquecieron. Luego el gran
señor Don Andrés Aragón y Peralta, comenzó a beber
en exceso y se volvió un borracho, los hijos se
pelearon entre ellos y la madre también comenzó a
beber decepcionada de su familia.
Capítulo III
Hernán Cabrejos Seminario, es un ingeniero jefe de
la mina de Aparcora, que es de Fermín Aragón y
Peralta, pero éste ingeniero es un agente encubierto
del consorcio
internacional Wisher- Buzart. Cabrejos tiene como
objetivo, hacer todo lo necesario para que
Don Fermín fracase en su intento de explotar la mina
solo, además quiere que haga el trabajo sucio de
despojar a su hermano Bruno de sus tierras y someter
a la indiada del pueblo, para que trabajen en la
mina. Don Fermín y su esposa llamada Matilde,
saben de las intenciones de éste ingeniero, porque
Don Fermín que es más astuto, lee sus cartas, tanto
las que recibe como las que envía a Lima, en
complicidad con el jefe del correo del pueblo de San
Pedro. Don Fermín conversa con su esposa, le habla
de sus planes de cómo utilizar a la gente y como
arruinará a su hermano Bruno, le comenta que su
hermano debe morir, porque será un obstáculo para
la explotación de la mina. El
ingeniero Cabrejos busca a Rendón Wilka, que es el
hombre de confianza de Don Fermín, trata de
embriagarlo con la finalidad de saber cuáles son sus
planes y le plantea asociarse con él para arruinar a
Don Fermín, pero el cholo Rendón no acepta,
entonces el ingeniero lo bota amenazándolo para que
no hable lo conversado. Luego Cabrejos se va al
pueblo y en este recorrido descubre que su
chofer, Gregorio, está enamorado de una dama del
pueblo llamada Asunta la Torre; de regreso, en el
campamento, convence a Gregorio y lo hace su
aliado para boicotear todo el trabajo de la mina, se
lo compra con 3,000 soles y la promesa de ayudarlo
en su proyecto con Asunta la Torre.
Capítulo IV
Y comienza el trabajo en la mina de Don Fermín, han
llegado 500 indios de Don Bruno, cumpliendo sus
órdenes no han hablado con nadie, este primer día
de trabajo no tuvo ningún incidente que resaltar.
Don bruno llega a la casa de su hermano Fermín y
pide hablar con Rendón Wilka que es el capataz de la
mina, le recomienda que cuide a sus indios. Esa
noche Doña Matilde tiene una pesadilla, despierta a
su marido y le dice: que mate a su hermano Bruno,
Don Fermín le dice que todo se hará a su tiempo. El
ingeniero Cabrejos con el fin de boicotear el trabajo
en la mina, le ordena a su cómplice Gregorio que
ingrese a la mina en la madrugada antes que los
demás, para que asuste a los indios dando aullidos en
el interior de la mina que es de socavón; lo hace
y efectivamente se asustan algunos; pero en ese
momento hay una explosión de dinamita al interior
de la mina y Gregorio, es alcanzado por la explosión
y muere despedazado. Llega Don Fermín y comienza
a investigar para saber quién es el que produjo los
aullidos y murió, el primer sospechoso de éste hecho,
es el ingeniero Cabrejos. Rendón Wilka sabe con
toda seguridad, que el ingeniero es el responsable.
Capítulo V
Los vecinos del pueblo se reúnen en la plaza para un
cabildo presidido por el alcalde, en esta reunión; la
señora Adelaida que es muy respetada en el pueblo;
les pide a los propietarios que no vendan más tierras
a Don Fermín, porque las usará para la mina; y
denuncia, que entre los asistentes a este cabildo, hay
vecinos que reciben dinero del ingeniero Cabrejos,
que quiere entregar la mina a un consorcio de
gringos. Asunta la Torre, que está participando de
esta reunión, en ese momento recibe un papel en el
que le indican que Cabrejos ha matado
a Gregorio su pretendiente. Mientras tanto en la
casa de la mina, se reúnen Don Fermín, el
ingeniero Cabrejos y Rendón Wilka, en presencia de
los dos, Rendón Wilka acusa al ingeniero de la
muerte de Gregorio al interior de la mina, indica que
lo vio salir de la casa del ingeniero e ingresar a la
mina muy temprano donde murió despedazado.
Don Fermín escucha, luego conversa en privado
con Cabrejos, sobre su función como agente
encubierto y Cabrejos le informa que el consorcio
comprará el 80% de la mina y le darán el 20% a
Don Fermín, que la suerte ya está echada, solo tiene
que aceptar, porque nadie le dará dinero para
explotar la mina. Don Fermín indica que podría
conseguir 10 millones, pero se necesitan 30 millones
para explotar la mina industrialmente, además
necesitarán todas las tierras de su hermano y del
pueblo, que ya acordaron no venderle.
Don Fermín ordena Nemesio Carhuamayo capataz de
su hermano, que baje al pueblo y le cuente a
Don Bruno lo sucedido en la mina, Don Bruno lo
recibe y manda llamar a Rendón Wilka para que le dé
su versión de los hechos, Rendón Wilka le cuenta
todo lo que sabe y vio.
Capítulo VI
Don Bruno recibe la visita de tres señores que vienen
a reclamarle, por haber permitido comerciar
alimentos a sus indios con los comuneros
de Paraybamba, porque de acuerdo a sus
costumbres, los indios solo debían comprar o vender
a sus propietarios o dueños, que en este caso era
Don Bruno y que ese hecho los estaba perjudicando.
Don Bruno los escucha y les responde que cada señor
es libre de ordenar lo que quiera y que no hará nada
para cambiar las cosas. Los visitantes se sienten
ofendidos y lo amenazan con una guerra entre
hacendados; ante esto, Don Bruno los bota de su
hacienda y les indica que los Aragón de Peralta no les
tienen miedo y que hagan lo que quieran. Las
personas que visitaron a Don Bruno son:
Don Adalberto Cisneros, un cholo que se hizo rico
comprando haciendas y explotando a los indios, pero
que ante los señores de alta alcurnia sigue siendo
solo un indio rico. Aquiles Monteagudo y Ganosa, es
un joven hijo de hacendado que vive más en
Europa despilfarrando su dinero, ha regresado para
vender sus dos haciendas, se las ofrece al
indio Cisneros, él quiere pagar 800,000 soles por las
dos haciendas, y las va a comprar porque de esa
manera, va a rodear la hacienda La Providencia que
es de Don Bruno. Don Lucas es otro caballero rico de
la zona que hace dinero en sus haciendas explotando
a los indios, no les paga jornales, y cuando le
reclaman los azotan y castigan. Estos tres señores
conversan sobre la situación de Don Bruno y su
hermano Don Fermín, conversan sobre Cabrejos,
saben que es un agente del consorcio, y están seguros
que Don Fermín será millonario, aunque solo le den
el 20% de la mina que es de oro y plata, saben que
Don Bruno perderá su hacienda y tierras porque en
todo este lugar se instalará parte de la mina. Luego
de este incidente aparece la Vicenta, que es una
mestiza amante de Don Bruno, está esperando un
hijo para él, parece quererla; pero en ese instante
aparece otra india llamada Felisa, que era una
amante anterior y por celos agrede a la Vicenta con
un cuchillo, logra herirla en el pecho, Don Bruno en
ese instante le dispara y la mata.
Capítulo VII
La madre de don Fermín y don Bruno ha fallecido, al
entierro no acudió ningún vecino del pueblo de San
Pedro de Lahuaymarca, solo asistió la Srta. Asunta la
Torre. La enterraron los indios con Rendón wilka a la
cabeza. Después del entierro, Don Fermín le indica a
su hermano Bruno, que el terreno que su padre Don
Andrés le dejó al indio Anto, se lo cambiará por otro
terreno, Anto se opone al cambio y no le demuestra
miedo a Don Fermín, quien lo apunta con su
revólver amenazándolo, Anto resiste. Ante este
hecho de valor, Don Fermín lo felicita y le regala dos
vacas como un gesto de buena voluntad, pero esta
actitud no es sincera, es solo un ardid para ganárselo
como aliado en su lucha contra Cabrejos y el
consorcio. Con el mismo fin visita a Asunta la Torre,
a quien le agradece el haber asistido al entierro de
su madre y le regala un brillante. La
Señorita Asunta lo recibe con satisfacción, porque
cree que es un acto sincero. Luego
don Fermín regresa a la casa de la mina y en el
trayecto conversa con su esposa Matilde, le explica
con mucha claridad cuál es su situación en la mina,
sabe quiénes son sus amigos y sus enemigos, sabe
cómo usarlos para su beneficio. Su esposa le indica,
que quiere irse a Lima para no ver lo que pasará en
la mina más adelante.
Capítulo VIII
El ingeniero Cabrejos fue despedido de la mina y se
va con la esperanza de volver más adelante con el
consorcio. Esa misma mañana, Don Fermín se entera
que la hacienda Parquiña de Aquiles Monteagudo,
fue comprada por Don Adalberto Cisneros “el cholo”
y decide ir a visitarlo a su nueva hacienda, en la
reunión don Fermín le plantea hacerlo socio de la
mina con un aporte de diez millones de soles y le
ofrece el 40% de acciones de la mina.
El cholo Cisneros le dice que él no invierte en minas,
que ya no tiene dinero y que no necesita más de lo
que tiene. Don Fermín se levanta y se
va menospreciando al cholo por su falta de visión
para los negocios. Entre tanto, en la Providencia,
Don Bruno decide ir a Paraybamba a visitar a los
comuneros, llega a la comunidad, los reúne en
cabildo en la plaza principal, eligen el nuevo alcalde
y a sus regidores, porque en este lugar no había
autoridad desde hace 20 años. La gente no tenía ni
para alimentarse, a tal extremo que las madres
mataban a sus niños al nacer. Y toda esta pobreza se
debía a que Don Adalberto Cisneros, el cholo, les
había quitado todas sus tierras y no tenían donde
sembrar. Por eso, Don Bruno autorizó a sus indios
venderles alimentos y ayudarlos. En esta oportunidad
les ofreció regalarles cien sacos de semillas para que
siembren en tierras de Don Bruno, a cambio, por
cada diez sacos de cosecha, a él le den uno y además
les regala tres mil soles, para que realicen su fiesta
patronal como un pueblo organizado. En ese
momento, estando en la plaza, ven que
Don Adalberto Cisneros ”el cholo” se acerca al
pueblo, se preparan para recibirlo, llega Cisneros y
se encuentra que ya hay un alcalde y regidores que
no había hace veinte años, junto a ellos estaba
Don Bruno. Cisneros no saluda al alcalde ni a los
regidores, a Don Bruno sí, pero de mala gana. El
nuevo alcalde inmediatamente ordena a sus
comuneros, azotar a Cisneros, lo agarran, desnudan,
lo pasean por las calles y así desnudo lo botan del
pueblo, a su mula la vuelan con
dinamita despedazándola, esto motiva el llanto
de Cisneros quien se va amenazándolos con volver
para matarlos. Don Bruno regresa a su hacienda
habiéndose ganado el cariño de los indios, quienes lo
nombran padrino de Paraybamba
Capitulo IX
En la mina llegó el momento esperado, encontraron
la veta del metal que buscaban. Don Fermín les
indica que viajará a Lima para tratar de formar una
sociedad con capitales peruanos para explotar la
mina, porque el consorcio extranjero quiere la mina,
se ha comprado a todas las autoridades y
Don Fermín ya no tiene más capital, está casi
quebrado. Mientras tanto, Don Bruno visita al
subprefecto de la provincia para hablar sobre lo
acontecido en Paraybamba, el subprefecto ordena
que lo detengan, pero al final se acobarda y lo deja
libre. Don Fermín en Lima se aloja en el Crillón, su
esposa le dice que quiere quedarse en Lima, él
accede y le compra una residencia digna de
los Aragón de Peralta, luego se encuentra con su
abogado y el ingeniero Cabrejos, le informan que el
consorcio solo le dará el 20% de las acciones de la
mina y le reembolsarán todo lo gastado hasta ahora,
acepta y firma, piensa que no volverá a la mina.
Entre tanto en Paraybamba, el alcalde y sus
regidores son detenidos por siete policías que fueron
a buscarlos por orden del subprefecto, por el
maltrato dado a Don Adalberto Cisneros, señor
de Parquiña, también detienen a un indio
llamado Davicho Colla, que fue el que voló con
dinamita a la mula del señor Cisneros. En la
Providencia, Don Bruno nombra como su albacea a
Rendón wilka, para que en su ausencia proteja a su
mujer, a su hijo y administre su hacienda, hasta que
su hijo crezca. Presiente que va hacer apresado,
ahora que viajará a la capital de la provincia. Pero
no lo apresaron, llegó a la subprefectura, encontró
reunidos a diferentes señores, al subprefecto,
a Cisneros y en la antesala a todos los alcaldes
indígenas que se reúnen en apoyo del alcalde
de Paraybamba y sus regidores. En esta reunión
discuten, Cisneros acusa a Don Bruno. Don Bruno da
sus razones. Cisneros quiere venganza, pero al final
no logra nada y se va amenazando a Don Bruno.
Mientras tanto, en la plaza principal hubo un
incidente entre los policías que llevaban detenido al
alcalde de Paraybamba y muchas mujeres que los
rodearon. La policía dispara contra ellas, muere una
y quedan heridas cuatro, el teniente que dirigía,
recibe una piedra en el ojo y se lo revientan. Entre
tanto, en su casa señorial de la capital de la
Provincia, Don Bruno recibe la visita de los seis
alcaldes de los Ayllus grandes y estos le
entregan simbólicamente el corazón de la gente de
los seis ayllus, porque se identifican plenamente con
él. Mientras que en Parquiña, Cisneros en su casa,
despide a Pedraza, que era
su administrador increpándole de ser un traidor.
Capitulo X
En Lima se reunió el directorio de la Whisher, la
empresa que explotará la mina de Aparcora. El
presidente del directorio informa que el
ingeniero Cabrejos, ha sido nombrado gerente de le
mina con un excelente sueldo, igualmente informa
que el ministro ya dio la resolución para usar las
aguas del río San Pedro en la mina.
A Fermín Aragón le han dado un porcentaje de
acciones y le han cancelado todo lo que ha gastado
en la etapa inicial, pero queda fuera del manejo de
la mina. El ingeniero Cabrejos conversa con el
presidente del directorio, le reclama no haberle
permitido comprar acciones de la mina y también
conversan de los problemas que encontraron en la
mina con los indígenas. Don Fermín al verse
despojado del manejo de la mina y con dinero en la
mano, decide invertir en pesca. Su cuñado, hermano
de su esposa lo convence para invertir siete millones
de soles en crear nuevas fábricas de harina de
pescado y enlatados, revisan los libros de una fábrica
en Supe y Don Fermín queda satisfecho y decide
invertir, pero será su cuñado quien supervisará el
negocio de la pesca. Don Fermín decide volver a su
tierra San Pedro, comprar más tierras para agrandar
su hacienda, modernizarla con maquinaria, ganado
importado y tiene dinero para hacerlo. Luego,
Don Fermín es visitado en su residencia en Lima, por
un grupo de sanpedrinos, quienes temen por su
pueblo, presumen que la presencia de la mina va a
crear problemas; Don Fermín les regala diez mil soles
para que defiendan al pueblo, luego cuando esta
gente se reúne, es apresada por la policía,
Don Fermín habla con un senador para ayudar a los
detenidos, sin éxito, termina discutiendo con el
senador, quien lo amenaza con llevarlo a la cárcel.
Capitulo XI
El pueblo de San Pedro se reúne en cabildo con todos
sus alcaldes para discutir la expropiación de la
hacienda La Esmeralda, acuerdan morir defendiendo
su tierra, piden que el alcalde viaje a la capital de la
provincia para reunirse con el subprefecto y
enterarse de la verdad. Mientras tanto, comienza a
llegar maquinaria en cantidad para explotar la mina.
El alcalde en el camino, se encuentra con el juez, el
subprefecto y dos camiones llenos de policías, que
están yendo al pueblo de San Pedro para hacer
cumplir el decreto de expropiación. El subprefecto
menosprecia al alcalde y sigue de largo. Entre tanto
la Srta. Asunta de la Torre visita al ingeniero
Cabrejos, que ya estaba instalado en la casa de la
mina que antes ocupaba Don Fermín, lo hace llamar
con el mayordomo y cuando esta frente a él, saca un
revolver y le dispara en el pecho, lo remata en la
cabeza y llorando le dice: “que lo mata por vender
su pueblo a la mina y por matar a Gregorio su
prometido”. En el pueblo de San Pedro, la gente
nuevamente se reúne en cabildo, decepcionados e
impotentes, acuerdan abandonar el pueblo, irse a
vivir a Lima, pero antes lo quemarán todo y
comienzan por la iglesia que arde hasta desplomarse.
En la mina, el subprefecto brinda un trago con el
ingeniero Velasco, nuevo jefe de la mina en
reemplazo del ingeniero Cabrejos. Por el éxito de
haber logrado expulsar a la población de San Pedro
hacia Lima, con el saldo de un solo cholo muerto;
mientras, el juez que llegó junto con el subprefecto,
lleva a Asunta la Torre a la capital de la provincia,
para encerrarla en la cárcel por haber matado a
Cabrejos. En la mina comienza la explotación, llegan
más de mil quinientos indios para trabajar por un
jornal mínimo. El ingeniero Velasco, recibe la visita
de los jefes de los indios que trabajan en la mina,
quienes reclaman por mejores sueldos, mejores
condiciones de trabajo para los indios. El ingeniero
Velasco se molesta por el reclamo, los acusa de
comunistas y los manda presos a la capital de la
provincia.
Capitulo XII
Don Bruno llega a la plaza de San Pedro y encuentra
la iglesia quemada, llora de pena y le ordena a
Rendón Wilca que doble las campanas, Rendón toca
las campanas, aparece el alcalde La Torre, Doña
Adelaida, los alcaldes indígenas y los regidores,
realizan una reunión y acuerdan reconstruir la iglesia
con la ayuda de Don Bruno, Don Fermín que ya llegó,
trayendo gran cantidad de ganado importado,
semillas, etc, y con la ayuda de todos, los indios
vendrán a vivir en las casas abandonadas y el pueblo
volverá a nacer. Estando en esa reunión, anuncian
que llegará el cholo Cisneros, acompañado de cuatro
personas, buscando a Don Bruno para matarlo. Pero
primero va a la mina, allí conoce al subprefecto y le
cuenta que desea matar a Don Bruno. El subprefecto
se ofrece para matarlo a cambio de dinero, se
emborrachan sin llegar a ningún acuerdo, en ese
momento llega una orden de Lima para detener y
destituir al subprefecto por sus antecedentes
penales, inmediatamente es detenido por un
teniente y dos policías por orden del Gobierno. Don
Bruno entre tanto, recibe la visita del ingeniero
Jorge Hidalgo que renunció a la mina, por no estar
de acuerdo con la explotación de los indios y el
maltrato que dan al pueblo de San Pedro. Lo busca
para pedirle trabajo, éste a su vez le indica, que
busque a su hermano Fermín, que está contratando
ingenieros jóvenes para trabajar en su hacienda.
Efectivamente, Don Fermín lo tomó inmediatamente
y se quedó a trabajar en esta hacienda llamada “La
Esperanza” que era propiedad de Don Fermín.
Mientras, al pueblo de San Pedro llegaron más de tres
mil indios para llevarse al santo patrón del pueblo y
a la virgen a su capilla de Paraybamba, hasta que
reconstruyan la iglesia de San Pedro, se los llevaron
en procesión. En la mina, cumpliendo con la orden
de expropiación de la hacienda La Esmeralda, las
máquinas buldózer grandes comienzan aplanar la
pampa, pero en esa pampa, vivía Anto, un empleado
de Don Andrés padre de Bruno y Fermín a quien le
regalaron esas tierras para que viva y siembre con su
familia. El ingeniero Velasco le dice a Anto, que le
daría 10,000 mil soles por su casa, porque tienen que
demolerla. Anto no acepta el trato, los mineros
avanzan con dos buldózer grandes a la vez para
demoler la casa; Anto reacciona y de un balazo mata
a uno de los capataces y cuando las maquinas
tumbaban su casa, se tira contra ellos con veinte
cartuchos de dinamita en la mano y vuelan en
pedazos los maquinistas y las maquinas. Éste hecho
le sirvió a Velasco para ser felicitado por la empresa
y lo ascendieron a jefe de la mina con mejores
condiciones. Don Bruno y todos se enteran de lo que
ha pasado con Anto, él se echa la culpa de todo, cree
que por haberle dado los indios a su hermano, es
causante de que la Whisher haya llegado a la mina
con todas las desgracias que ha traído, está decidido
a luchar. Encomienda a su hijo y a su mujer Vicenta
a Rendón Wilka, coge sus armas y se despide de su
mujer, se va acompañado de un indio. Don Bruno se
dirige a la hacienda de Don Lucas, que en ese
momento discutía con su jefe de hacienda, para no
pagarle diez años de sueldo que le debía, en ese
instante llego Don Bruno y delante de sus indios
desnutridos y harapientos, le da un balazo a Don
Lucas y lo mata indicando que él actúa en nombre de
Dios, todos los indios lo quieren, le agradecen y se
quedan de dueños de la hacienda. Don Bruno se
despide y se encamina a la hacienda La Esperanza de
su hermano Fermín, llega y encuentra a su hermano
Fermín en compañía del ingeniero Hidalgo. Le
incrimina a Fermín que él es culpable de todo, lo
acusa de vender la mina, el pueblo, de todas las
muertes, saca su revólver, Don Fermín corre, pero
los balazos lo tumban y cae. Las tres balas le
quebraron las piernas, Don Bruno, llora
desconsoladamente pidiendo al ingeniero Hidalgo,
que lo lleve a la cárcel, le informa que ha matado
también a Don Lucas.
Capitulo XIII
Don Fermín es operado en la mina, le sacan tres
balas, luego lo llevan a Lima en avión, sanará sin
problemas, pero Don Bruno ya está preso en la cárcel
de la provincia. Mientras en la Providencia, Rendón
Wilka se informa de lo sucedido a Don Bruno, convoca
a los indios y les habla que la hacienda es de ellos a
partir de ahora, que trabajarán para ellos y para el
niño patrón, todos los indios están organizados, cada
diez indios hay un jefe, en todas las haciendas se
preparan para la lucha. Rendón Wilka les pide que no
corran ante las balas, que no podrán matarlos a todos
y que el final ganarán. Vicenta y su hijo se irán a
esconderse a Lahuaymarca, porque la policía vendrá
a buscarlos y efectivamente, llegó, con un capitán al
mando y veinte policías buscando a Rendón Wilka, lo
encuentran y lo fusilan en el patio junto a dos indios
más. El gobierno envió más tropas a San Pedro para
apaciguar y liquidar a los comunistas.

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