de ayacucho llamado San Pedro de Lahuaymarca. Un día de fiesta en que el pueblo está reunido en su plaza principal, un hombre viejo llamado Andrés, sube las gradas que llevan a la iglesia y desde esta parte alta de la plaza, toma la palabra y con voz sonora maldice a sus dos hijos llamados Fermín y Bruno Aragón de Peralta. Los acusa públicamente de haberle robados sus tierras. Don Fermín; que es el mayor; es un gamonal malo y creído. Don Bruno el menor, parece mejor persona, pero la gente del pueblo, lo acusa de violar a la Gertrudes, una doméstica de la casa y haberla hecho parir un feto con cerdas. Don Andrés su padre, anuncia desde el atrio que se va a suicidar y todo lo que está en su casa se los deja a los indios, y caballeros pobres. Efectivamente: cumpliendo su palabra se va a su casa, se envenena y muere. Todas sus pertenencias se las llevaron los indios. Don Fermín tiene una mina en la zona y quiere explotarla, para ello necesita los indios que tiene su hermano. Don Bruno acepta dárselos, pero pone como condición, que lo deje en paz viviendo en su chacra y sus huertos, da la impresión de que se odian, veremos más adelante. Capítulo II Don Bruno es dueño de la hacienda “La Providencia” y de todos los indios que viven en sus tierras. Manda a Nemesio Carhuamayo; su primer mandón o capataz; a llamar a todos los indios que vivían en las partes altas de sus tierras llamadas Moyas, para que se reúnan en el patio de su casa. Al día siguiente temprano, llegaron 500 jefes de familia al patio de la casa de Don Bruno y en esta reunión les indica: que tienen que hacer mita en la mina de su hermano Fermín, quince días de cada mes, turnándose de 200 en 200. En ésta reunión, Nemesio Carhuamayo el capataz, le pide al patrón permiso para vender comida a los colonos de Paraybamba, porque se estaban muriendo de hambre. Don Bruno luego de escucharlo, ordena a Olivas su segundo mandón, que azote a Nemesio Carhuamayo por haber hecho el pedido. Olivas cumple la orden del patrón y lo azota bañándolo en sangre. Ante este hecho todos los indios se arrodillan y le piden perdón a Don Bruno; al que lo consideran hijo de Dios, señor de sus tierras y dueño de sus vidas; Don Bruno acepta perdonar, patea al azotador y autoriza que vendan los alimentos a los colonos. Don Fermín Aragón de Peralta, es dueño de la mina llamada Aparcora y comenzará a trabajarla el lunes siguiente. En sus planes está la desaparición de las tierras de su hermano Bruno, porque para el funcionamiento de la mina, requerirá de éstas tierras. Don Fermín tiene un capataz llamado Rendón Wilka, que es un indio refinado. Este indio Rendón Wilka cuando era niño, estudió en la escuela del pueblo y fue azotado sin razón por el gobernador, el varayoc y los padres de los niños blancos. Luego de tres años, viajó a Lima donde estuvo 8 años y vuelve al pueblo de San Pedro de Lahuaymarca justo cuando muere Don Andrés Aragón de Peralta que ya conocimos. San Pedro de Lahuaymarca tuvo su época de esplendor cuando las minas de la zona producían bastante, pero esa bonanza terminó cuando las minas se serraron. Los caballeros del pueblo se empobrecieron y comenzaron a vender su platería, luego sus tierras y el que compraba era Don Andrés de Aragón y Peralta. El pueblo se empobreció y los Aragón y Peralta se enriquecieron. Luego el gran señor Don Andrés Aragón y Peralta, comenzó a beber en exceso y se volvió un borracho, los hijos se pelearon entre ellos y la madre también comenzó a beber decepcionada de su familia. Capítulo III Hernán Cabrejos Seminario, es un ingeniero jefe de la mina de Aparcora, que es de Fermín Aragón y Peralta, pero éste ingeniero es un agente encubierto del consorcio internacional Wisher- Buzart. Cabrejos tiene como objetivo, hacer todo lo necesario para que Don Fermín fracase en su intento de explotar la mina solo, además quiere que haga el trabajo sucio de despojar a su hermano Bruno de sus tierras y someter a la indiada del pueblo, para que trabajen en la mina. Don Fermín y su esposa llamada Matilde, saben de las intenciones de éste ingeniero, porque Don Fermín que es más astuto, lee sus cartas, tanto las que recibe como las que envía a Lima, en complicidad con el jefe del correo del pueblo de San Pedro. Don Fermín conversa con su esposa, le habla de sus planes de cómo utilizar a la gente y como arruinará a su hermano Bruno, le comenta que su hermano debe morir, porque será un obstáculo para la explotación de la mina. El ingeniero Cabrejos busca a Rendón Wilka, que es el hombre de confianza de Don Fermín, trata de embriagarlo con la finalidad de saber cuáles son sus planes y le plantea asociarse con él para arruinar a Don Fermín, pero el cholo Rendón no acepta, entonces el ingeniero lo bota amenazándolo para que no hable lo conversado. Luego Cabrejos se va al pueblo y en este recorrido descubre que su chofer, Gregorio, está enamorado de una dama del pueblo llamada Asunta la Torre; de regreso, en el campamento, convence a Gregorio y lo hace su aliado para boicotear todo el trabajo de la mina, se lo compra con 3,000 soles y la promesa de ayudarlo en su proyecto con Asunta la Torre. Capítulo IV Y comienza el trabajo en la mina de Don Fermín, han llegado 500 indios de Don Bruno, cumpliendo sus órdenes no han hablado con nadie, este primer día de trabajo no tuvo ningún incidente que resaltar. Don bruno llega a la casa de su hermano Fermín y pide hablar con Rendón Wilka que es el capataz de la mina, le recomienda que cuide a sus indios. Esa noche Doña Matilde tiene una pesadilla, despierta a su marido y le dice: que mate a su hermano Bruno, Don Fermín le dice que todo se hará a su tiempo. El ingeniero Cabrejos con el fin de boicotear el trabajo en la mina, le ordena a su cómplice Gregorio que ingrese a la mina en la madrugada antes que los demás, para que asuste a los indios dando aullidos en el interior de la mina que es de socavón; lo hace y efectivamente se asustan algunos; pero en ese momento hay una explosión de dinamita al interior de la mina y Gregorio, es alcanzado por la explosión y muere despedazado. Llega Don Fermín y comienza a investigar para saber quién es el que produjo los aullidos y murió, el primer sospechoso de éste hecho, es el ingeniero Cabrejos. Rendón Wilka sabe con toda seguridad, que el ingeniero es el responsable. Capítulo V Los vecinos del pueblo se reúnen en la plaza para un cabildo presidido por el alcalde, en esta reunión; la señora Adelaida que es muy respetada en el pueblo; les pide a los propietarios que no vendan más tierras a Don Fermín, porque las usará para la mina; y denuncia, que entre los asistentes a este cabildo, hay vecinos que reciben dinero del ingeniero Cabrejos, que quiere entregar la mina a un consorcio de gringos. Asunta la Torre, que está participando de esta reunión, en ese momento recibe un papel en el que le indican que Cabrejos ha matado a Gregorio su pretendiente. Mientras tanto en la casa de la mina, se reúnen Don Fermín, el ingeniero Cabrejos y Rendón Wilka, en presencia de los dos, Rendón Wilka acusa al ingeniero de la muerte de Gregorio al interior de la mina, indica que lo vio salir de la casa del ingeniero e ingresar a la mina muy temprano donde murió despedazado. Don Fermín escucha, luego conversa en privado con Cabrejos, sobre su función como agente encubierto y Cabrejos le informa que el consorcio comprará el 80% de la mina y le darán el 20% a Don Fermín, que la suerte ya está echada, solo tiene que aceptar, porque nadie le dará dinero para explotar la mina. Don Fermín indica que podría conseguir 10 millones, pero se necesitan 30 millones para explotar la mina industrialmente, además necesitarán todas las tierras de su hermano y del pueblo, que ya acordaron no venderle. Don Fermín ordena Nemesio Carhuamayo capataz de su hermano, que baje al pueblo y le cuente a Don Bruno lo sucedido en la mina, Don Bruno lo recibe y manda llamar a Rendón Wilka para que le dé su versión de los hechos, Rendón Wilka le cuenta todo lo que sabe y vio. Capítulo VI Don Bruno recibe la visita de tres señores que vienen a reclamarle, por haber permitido comerciar alimentos a sus indios con los comuneros de Paraybamba, porque de acuerdo a sus costumbres, los indios solo debían comprar o vender a sus propietarios o dueños, que en este caso era Don Bruno y que ese hecho los estaba perjudicando. Don Bruno los escucha y les responde que cada señor es libre de ordenar lo que quiera y que no hará nada para cambiar las cosas. Los visitantes se sienten ofendidos y lo amenazan con una guerra entre hacendados; ante esto, Don Bruno los bota de su hacienda y les indica que los Aragón de Peralta no les tienen miedo y que hagan lo que quieran. Las personas que visitaron a Don Bruno son: Don Adalberto Cisneros, un cholo que se hizo rico comprando haciendas y explotando a los indios, pero que ante los señores de alta alcurnia sigue siendo solo un indio rico. Aquiles Monteagudo y Ganosa, es un joven hijo de hacendado que vive más en Europa despilfarrando su dinero, ha regresado para vender sus dos haciendas, se las ofrece al indio Cisneros, él quiere pagar 800,000 soles por las dos haciendas, y las va a comprar porque de esa manera, va a rodear la hacienda La Providencia que es de Don Bruno. Don Lucas es otro caballero rico de la zona que hace dinero en sus haciendas explotando a los indios, no les paga jornales, y cuando le reclaman los azotan y castigan. Estos tres señores conversan sobre la situación de Don Bruno y su hermano Don Fermín, conversan sobre Cabrejos, saben que es un agente del consorcio, y están seguros que Don Fermín será millonario, aunque solo le den el 20% de la mina que es de oro y plata, saben que Don Bruno perderá su hacienda y tierras porque en todo este lugar se instalará parte de la mina. Luego de este incidente aparece la Vicenta, que es una mestiza amante de Don Bruno, está esperando un hijo para él, parece quererla; pero en ese instante aparece otra india llamada Felisa, que era una amante anterior y por celos agrede a la Vicenta con un cuchillo, logra herirla en el pecho, Don Bruno en ese instante le dispara y la mata. Capítulo VII La madre de don Fermín y don Bruno ha fallecido, al entierro no acudió ningún vecino del pueblo de San Pedro de Lahuaymarca, solo asistió la Srta. Asunta la Torre. La enterraron los indios con Rendón wilka a la cabeza. Después del entierro, Don Fermín le indica a su hermano Bruno, que el terreno que su padre Don Andrés le dejó al indio Anto, se lo cambiará por otro terreno, Anto se opone al cambio y no le demuestra miedo a Don Fermín, quien lo apunta con su revólver amenazándolo, Anto resiste. Ante este hecho de valor, Don Fermín lo felicita y le regala dos vacas como un gesto de buena voluntad, pero esta actitud no es sincera, es solo un ardid para ganárselo como aliado en su lucha contra Cabrejos y el consorcio. Con el mismo fin visita a Asunta la Torre, a quien le agradece el haber asistido al entierro de su madre y le regala un brillante. La Señorita Asunta lo recibe con satisfacción, porque cree que es un acto sincero. Luego don Fermín regresa a la casa de la mina y en el trayecto conversa con su esposa Matilde, le explica con mucha claridad cuál es su situación en la mina, sabe quiénes son sus amigos y sus enemigos, sabe cómo usarlos para su beneficio. Su esposa le indica, que quiere irse a Lima para no ver lo que pasará en la mina más adelante. Capítulo VIII El ingeniero Cabrejos fue despedido de la mina y se va con la esperanza de volver más adelante con el consorcio. Esa misma mañana, Don Fermín se entera que la hacienda Parquiña de Aquiles Monteagudo, fue comprada por Don Adalberto Cisneros “el cholo” y decide ir a visitarlo a su nueva hacienda, en la reunión don Fermín le plantea hacerlo socio de la mina con un aporte de diez millones de soles y le ofrece el 40% de acciones de la mina. El cholo Cisneros le dice que él no invierte en minas, que ya no tiene dinero y que no necesita más de lo que tiene. Don Fermín se levanta y se va menospreciando al cholo por su falta de visión para los negocios. Entre tanto, en la Providencia, Don Bruno decide ir a Paraybamba a visitar a los comuneros, llega a la comunidad, los reúne en cabildo en la plaza principal, eligen el nuevo alcalde y a sus regidores, porque en este lugar no había autoridad desde hace 20 años. La gente no tenía ni para alimentarse, a tal extremo que las madres mataban a sus niños al nacer. Y toda esta pobreza se debía a que Don Adalberto Cisneros, el cholo, les había quitado todas sus tierras y no tenían donde sembrar. Por eso, Don Bruno autorizó a sus indios venderles alimentos y ayudarlos. En esta oportunidad les ofreció regalarles cien sacos de semillas para que siembren en tierras de Don Bruno, a cambio, por cada diez sacos de cosecha, a él le den uno y además les regala tres mil soles, para que realicen su fiesta patronal como un pueblo organizado. En ese momento, estando en la plaza, ven que Don Adalberto Cisneros ”el cholo” se acerca al pueblo, se preparan para recibirlo, llega Cisneros y se encuentra que ya hay un alcalde y regidores que no había hace veinte años, junto a ellos estaba Don Bruno. Cisneros no saluda al alcalde ni a los regidores, a Don Bruno sí, pero de mala gana. El nuevo alcalde inmediatamente ordena a sus comuneros, azotar a Cisneros, lo agarran, desnudan, lo pasean por las calles y así desnudo lo botan del pueblo, a su mula la vuelan con dinamita despedazándola, esto motiva el llanto de Cisneros quien se va amenazándolos con volver para matarlos. Don Bruno regresa a su hacienda habiéndose ganado el cariño de los indios, quienes lo nombran padrino de Paraybamba Capitulo IX En la mina llegó el momento esperado, encontraron la veta del metal que buscaban. Don Fermín les indica que viajará a Lima para tratar de formar una sociedad con capitales peruanos para explotar la mina, porque el consorcio extranjero quiere la mina, se ha comprado a todas las autoridades y Don Fermín ya no tiene más capital, está casi quebrado. Mientras tanto, Don Bruno visita al subprefecto de la provincia para hablar sobre lo acontecido en Paraybamba, el subprefecto ordena que lo detengan, pero al final se acobarda y lo deja libre. Don Fermín en Lima se aloja en el Crillón, su esposa le dice que quiere quedarse en Lima, él accede y le compra una residencia digna de los Aragón de Peralta, luego se encuentra con su abogado y el ingeniero Cabrejos, le informan que el consorcio solo le dará el 20% de las acciones de la mina y le reembolsarán todo lo gastado hasta ahora, acepta y firma, piensa que no volverá a la mina. Entre tanto en Paraybamba, el alcalde y sus regidores son detenidos por siete policías que fueron a buscarlos por orden del subprefecto, por el maltrato dado a Don Adalberto Cisneros, señor de Parquiña, también detienen a un indio llamado Davicho Colla, que fue el que voló con dinamita a la mula del señor Cisneros. En la Providencia, Don Bruno nombra como su albacea a Rendón wilka, para que en su ausencia proteja a su mujer, a su hijo y administre su hacienda, hasta que su hijo crezca. Presiente que va hacer apresado, ahora que viajará a la capital de la provincia. Pero no lo apresaron, llegó a la subprefectura, encontró reunidos a diferentes señores, al subprefecto, a Cisneros y en la antesala a todos los alcaldes indígenas que se reúnen en apoyo del alcalde de Paraybamba y sus regidores. En esta reunión discuten, Cisneros acusa a Don Bruno. Don Bruno da sus razones. Cisneros quiere venganza, pero al final no logra nada y se va amenazando a Don Bruno. Mientras tanto, en la plaza principal hubo un incidente entre los policías que llevaban detenido al alcalde de Paraybamba y muchas mujeres que los rodearon. La policía dispara contra ellas, muere una y quedan heridas cuatro, el teniente que dirigía, recibe una piedra en el ojo y se lo revientan. Entre tanto, en su casa señorial de la capital de la Provincia, Don Bruno recibe la visita de los seis alcaldes de los Ayllus grandes y estos le entregan simbólicamente el corazón de la gente de los seis ayllus, porque se identifican plenamente con él. Mientras que en Parquiña, Cisneros en su casa, despide a Pedraza, que era su administrador increpándole de ser un traidor. Capitulo X En Lima se reunió el directorio de la Whisher, la empresa que explotará la mina de Aparcora. El presidente del directorio informa que el ingeniero Cabrejos, ha sido nombrado gerente de le mina con un excelente sueldo, igualmente informa que el ministro ya dio la resolución para usar las aguas del río San Pedro en la mina. A Fermín Aragón le han dado un porcentaje de acciones y le han cancelado todo lo que ha gastado en la etapa inicial, pero queda fuera del manejo de la mina. El ingeniero Cabrejos conversa con el presidente del directorio, le reclama no haberle permitido comprar acciones de la mina y también conversan de los problemas que encontraron en la mina con los indígenas. Don Fermín al verse despojado del manejo de la mina y con dinero en la mano, decide invertir en pesca. Su cuñado, hermano de su esposa lo convence para invertir siete millones de soles en crear nuevas fábricas de harina de pescado y enlatados, revisan los libros de una fábrica en Supe y Don Fermín queda satisfecho y decide invertir, pero será su cuñado quien supervisará el negocio de la pesca. Don Fermín decide volver a su tierra San Pedro, comprar más tierras para agrandar su hacienda, modernizarla con maquinaria, ganado importado y tiene dinero para hacerlo. Luego, Don Fermín es visitado en su residencia en Lima, por un grupo de sanpedrinos, quienes temen por su pueblo, presumen que la presencia de la mina va a crear problemas; Don Fermín les regala diez mil soles para que defiendan al pueblo, luego cuando esta gente se reúne, es apresada por la policía, Don Fermín habla con un senador para ayudar a los detenidos, sin éxito, termina discutiendo con el senador, quien lo amenaza con llevarlo a la cárcel. Capitulo XI El pueblo de San Pedro se reúne en cabildo con todos sus alcaldes para discutir la expropiación de la hacienda La Esmeralda, acuerdan morir defendiendo su tierra, piden que el alcalde viaje a la capital de la provincia para reunirse con el subprefecto y enterarse de la verdad. Mientras tanto, comienza a llegar maquinaria en cantidad para explotar la mina. El alcalde en el camino, se encuentra con el juez, el subprefecto y dos camiones llenos de policías, que están yendo al pueblo de San Pedro para hacer cumplir el decreto de expropiación. El subprefecto menosprecia al alcalde y sigue de largo. Entre tanto la Srta. Asunta de la Torre visita al ingeniero Cabrejos, que ya estaba instalado en la casa de la mina que antes ocupaba Don Fermín, lo hace llamar con el mayordomo y cuando esta frente a él, saca un revolver y le dispara en el pecho, lo remata en la cabeza y llorando le dice: “que lo mata por vender su pueblo a la mina y por matar a Gregorio su prometido”. En el pueblo de San Pedro, la gente nuevamente se reúne en cabildo, decepcionados e impotentes, acuerdan abandonar el pueblo, irse a vivir a Lima, pero antes lo quemarán todo y comienzan por la iglesia que arde hasta desplomarse. En la mina, el subprefecto brinda un trago con el ingeniero Velasco, nuevo jefe de la mina en reemplazo del ingeniero Cabrejos. Por el éxito de haber logrado expulsar a la población de San Pedro hacia Lima, con el saldo de un solo cholo muerto; mientras, el juez que llegó junto con el subprefecto, lleva a Asunta la Torre a la capital de la provincia, para encerrarla en la cárcel por haber matado a Cabrejos. En la mina comienza la explotación, llegan más de mil quinientos indios para trabajar por un jornal mínimo. El ingeniero Velasco, recibe la visita de los jefes de los indios que trabajan en la mina, quienes reclaman por mejores sueldos, mejores condiciones de trabajo para los indios. El ingeniero Velasco se molesta por el reclamo, los acusa de comunistas y los manda presos a la capital de la provincia. Capitulo XII Don Bruno llega a la plaza de San Pedro y encuentra la iglesia quemada, llora de pena y le ordena a Rendón Wilca que doble las campanas, Rendón toca las campanas, aparece el alcalde La Torre, Doña Adelaida, los alcaldes indígenas y los regidores, realizan una reunión y acuerdan reconstruir la iglesia con la ayuda de Don Bruno, Don Fermín que ya llegó, trayendo gran cantidad de ganado importado, semillas, etc, y con la ayuda de todos, los indios vendrán a vivir en las casas abandonadas y el pueblo volverá a nacer. Estando en esa reunión, anuncian que llegará el cholo Cisneros, acompañado de cuatro personas, buscando a Don Bruno para matarlo. Pero primero va a la mina, allí conoce al subprefecto y le cuenta que desea matar a Don Bruno. El subprefecto se ofrece para matarlo a cambio de dinero, se emborrachan sin llegar a ningún acuerdo, en ese momento llega una orden de Lima para detener y destituir al subprefecto por sus antecedentes penales, inmediatamente es detenido por un teniente y dos policías por orden del Gobierno. Don Bruno entre tanto, recibe la visita del ingeniero Jorge Hidalgo que renunció a la mina, por no estar de acuerdo con la explotación de los indios y el maltrato que dan al pueblo de San Pedro. Lo busca para pedirle trabajo, éste a su vez le indica, que busque a su hermano Fermín, que está contratando ingenieros jóvenes para trabajar en su hacienda. Efectivamente, Don Fermín lo tomó inmediatamente y se quedó a trabajar en esta hacienda llamada “La Esperanza” que era propiedad de Don Fermín. Mientras, al pueblo de San Pedro llegaron más de tres mil indios para llevarse al santo patrón del pueblo y a la virgen a su capilla de Paraybamba, hasta que reconstruyan la iglesia de San Pedro, se los llevaron en procesión. En la mina, cumpliendo con la orden de expropiación de la hacienda La Esmeralda, las máquinas buldózer grandes comienzan aplanar la pampa, pero en esa pampa, vivía Anto, un empleado de Don Andrés padre de Bruno y Fermín a quien le regalaron esas tierras para que viva y siembre con su familia. El ingeniero Velasco le dice a Anto, que le daría 10,000 mil soles por su casa, porque tienen que demolerla. Anto no acepta el trato, los mineros avanzan con dos buldózer grandes a la vez para demoler la casa; Anto reacciona y de un balazo mata a uno de los capataces y cuando las maquinas tumbaban su casa, se tira contra ellos con veinte cartuchos de dinamita en la mano y vuelan en pedazos los maquinistas y las maquinas. Éste hecho le sirvió a Velasco para ser felicitado por la empresa y lo ascendieron a jefe de la mina con mejores condiciones. Don Bruno y todos se enteran de lo que ha pasado con Anto, él se echa la culpa de todo, cree que por haberle dado los indios a su hermano, es causante de que la Whisher haya llegado a la mina con todas las desgracias que ha traído, está decidido a luchar. Encomienda a su hijo y a su mujer Vicenta a Rendón Wilka, coge sus armas y se despide de su mujer, se va acompañado de un indio. Don Bruno se dirige a la hacienda de Don Lucas, que en ese momento discutía con su jefe de hacienda, para no pagarle diez años de sueldo que le debía, en ese instante llego Don Bruno y delante de sus indios desnutridos y harapientos, le da un balazo a Don Lucas y lo mata indicando que él actúa en nombre de Dios, todos los indios lo quieren, le agradecen y se quedan de dueños de la hacienda. Don Bruno se despide y se encamina a la hacienda La Esperanza de su hermano Fermín, llega y encuentra a su hermano Fermín en compañía del ingeniero Hidalgo. Le incrimina a Fermín que él es culpable de todo, lo acusa de vender la mina, el pueblo, de todas las muertes, saca su revólver, Don Fermín corre, pero los balazos lo tumban y cae. Las tres balas le quebraron las piernas, Don Bruno, llora desconsoladamente pidiendo al ingeniero Hidalgo, que lo lleve a la cárcel, le informa que ha matado también a Don Lucas. Capitulo XIII Don Fermín es operado en la mina, le sacan tres balas, luego lo llevan a Lima en avión, sanará sin problemas, pero Don Bruno ya está preso en la cárcel de la provincia. Mientras en la Providencia, Rendón Wilka se informa de lo sucedido a Don Bruno, convoca a los indios y les habla que la hacienda es de ellos a partir de ahora, que trabajarán para ellos y para el niño patrón, todos los indios están organizados, cada diez indios hay un jefe, en todas las haciendas se preparan para la lucha. Rendón Wilka les pide que no corran ante las balas, que no podrán matarlos a todos y que el final ganarán. Vicenta y su hijo se irán a esconderse a Lahuaymarca, porque la policía vendrá a buscarlos y efectivamente, llegó, con un capitán al mando y veinte policías buscando a Rendón Wilka, lo encuentran y lo fusilan en el patio junto a dos indios más. El gobierno envió más tropas a San Pedro para apaciguar y liquidar a los comunistas.