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CAPÍTULO I

LOS AYMARAS

Los Aymaras.- Nada se sabe a ciencia cierta sobro la historia de los Aymaras, mucho menos de su
organización militar. Todas son conjeturas, tradiciones, leyendas e hipótesis sin fundamento
histórico.
De todo cuanto han escrito los historiadores, tan sólo puede resumirse lo siguiente:
Los Aymaras ocupaban una vasta extensión del suelo americano y abarcaban los territorios que hoy
comprenden el Ecuador, el Perú, Bolivia, parte de chile y la Argentina.
La aparición de los Incas, los Aymaras estaban divididos en varios núcleos como los charcas los
Parias, los Umasuyus los Pacajis, los Laricajas y otros. Hoy reducidos numéricamente, se hallan
diseminados en la meseta andina y ocupan en su mayor parte la hoya del Titicaca y los valles
circunvecinos.
Era en ese entonces una raza indómita, guerrera, fuerte, sobre sus costumbres y de una fortaleza
inquebrantable, por lo cual se ha llamado Raza de Bronce”.
Bajo el punto de vista militar, tenían nociones bastante avanzadas del arte de la guerra: conocían la
lanza, la honda, la Flecha, la makana y Hiui Sabian construir fortalezas, denominadas Pucaras, que
eran pequeñas colinas rodeadas desde su base por líneas concéntricas de piedras gruesas que las
dividían en zonas, y servían de asilo y de defensa, tal como las larissas de los pelasgos.

Vivían bajo la autoridad de los Mallcus (Jefe supremo) y los Jilacatas (Mayorales), bajo cuyo mando
sostuvieron guerras seculares entre los Kharis y luego los Sapallas, en forma cruda e incesante que
no terminó sino con la dominación Kheshua.

Tales guerras eran ocasionadas, ya por el dominio de los pastos para alimentar sus ganados, ya por
rivalidades de familia o ya por la conquista de provincias íntegras.
Empero, los Aymaras resistieron tenazmente a la invasión de los Incas, aunque cuando éstos hicieron
su aparición, se hallaban divididos en mezquinas disputas, pero cuando los vieron transmontar la
cordillera con grandes masas de ejércitos, se unieron para hacer frente a sus enemigos y sostuvieron
enconadas luchas; es decir, que para los Incas no fue tarea fácil la conquista de los Aymarás, porque
el sentimiento de independencia obró en el espíritu de éstos impulsándolos a resistir con heroísmo y
obstinación.

Así, los Umasuyus sostuvieron una valerosa campaña durante algún tiempo, hasta que terminó
adversamente para ellos en la sangrienta batalla de Huaychu. Los Pacajis, por su parte, se hicieron
fuertes defendiendo primero el paso del Desaguadero y Caquiaviri después, hasta que fueron
sometidos.
Luego los demás núcleos hicieron también tenaz resistencia, es decir que los Aymarás, después de
sangrientas guerras acabaron por someterse a la dominación de los Incas al cabo de los años, pero
sin perder sus costumbres, sin cambiar su idioma, sin abdicar de su religión, venerando siempre a su
Achachila, como la practican aún hoy confundida con el cristianismo en las vastas soledades de las
cordilleras del altiplano andino.

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CAPÍTULO II

LOS INCAS

Organización del Ejército. — Desde fines del siglo XI o principios del XII, más o menos por el año
1,100 de nuestra era, se inicia, en esta parte del continente americano, la dominación incaica con la
misteriosa aparición de Manco Cápac, el cual gobernó mediante la blandura y la persuasión.

Fue Sinchi Roca o Llokaej, inmediato sucesor de Manco Cápac, quien formó el primer ejército
incaico y construyó las primeras fortalezas, con objeto de extender su imperio, como en efecto lo
hizo, dividiéndolo después en cuatro partes llamadas Collasuyo la del Sur (hoy Bolivia); Cuntisuyo,
la del Oeste; Chinchasuyo la del Norte y Antisuyo la del Este. Es decir que el Imperio se extendía de
Norte a Sur desde el Ecuador hasta Tucumán, y de Oeste a Este desde el Pacífico hasta el río
Paraguay.
Todo indio era tributario del Imperio y tenía obligación de prestar su servicio personal en el ejército
por determinado tiempo.
Se calcula que el ejército permanente del Imperio incaico llegó hasta 200 mil hombres.
Su organización era casi similar a la del ejército romano, el cual, se componía de legiones, divididas
cada una en cohortes, éstas en manípulos, los que a su vez se dividían en centurias y éstas en
decurias.
Entre los Incas, también el ejército estaba compuesto por grupos de diez, comandados por el
Chuncacamayus, cincuenta por el Pichacamayus, cien por el Pachacamayus y mil por el
Huarancamayus; dos mil quinientos por un Apu, cinco mil se hallaban a órdenes del Hatun-apuplan-
tin; cada división superior tenía su jefe de trompetas el Unanchacamayus y otro de tambores el
Huancarcamayus.
Cada unidad tenía su bandera o estandarte imperial, la Huiphala, que ostentaba los siete colores del
arco iris.
El guerrero incaico se distinguía por su sobriedad admirable, por la resignación con que soportaba
las fatigas de largas y penosas marchas, por su subordinación, y por la tranquilidad con que moría en
su puesto.
El armamento. — Los Incas, como todos los pueblos de esa época, usaban armas primitivas y
empleaban la madera y la piedra para fabricarlas. Como no conocían la pólvora, todas ellas eran
contundentes, punzantes, cortantes y arrojadizas.
Como arma contundente estaba la makana (huacta-cama) construida de madera keñua; como
punzante una especie de lanza o pica de maderas fuertes denominadas chonta, churqui y turpina;
como cortantes el hacha o cuchillo de piedra.
Como arma arrojadiza empleaban las hondas para lanzar piedras a distancia, en cuyo manejo eran
diestrísimos, así como la flecha para lanzar dardos.
Las armas de los nobles eran de oro en la punta, de plata o de cobre, según la categoría del que las
usaba.
También empleaban a manera de artillería las galgas haciendo rodar enormes piedras desde las
alturas sobre los caminos y desfiladeros.
Como armas defensivas usaban cascos de madera llamados umachimas y ñahuichinas. También
utilizaban envolturas de telas de diferentes colores en la cabeza y una coraza de cobre, de algodón o
de madera.
Al contrario de los romanos no conocían el caballo; todo el ejército se reducía a infantería, y, como
los egipcios, estaba dividido en arqueros, honderos y piqueros.
Uniformes. — Llevaban los soldados trajes peculiares a su región o provincia, adornándose con una
especie de turbante. Los Jefes nobles usaban casco de plata o de cobre adornados con vistosas

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plumas. El calzado consistía en la ojota o huisko de cáñamo o cuero.
El Inca llevaba entre sus atavíos, encima del llauctu o diadema que ostentaba la imagen del sol, dos
hermosas plumas blanquinegras.
El vestuario era apropiado a los diferentes climas en que debía efectuarse la campaña. Así se
empleaban vestidos de lana en las regiones frías y de algodón en las cálidas.
El Comando. — El Jefe Supremo del ejército era el Inca, quien en ocasiones delegaba el mando en
sus hijos o en algún miembro de su familia que se hubiera distinguido por sus aptitudes guerreras.
A las inmediatas órdenes del Jefe del ejército se hallaban los ancianos guerreros (especie de
generales) cuyo número dependía de los efectivos empleados o de las operaciones que se llevaban a
cabo.
En general, los grados elevados de la jerarquía militar estaban reservados para los miembros de la
familia real.
La preparación de los que debían mandar el ejército era bastante severa y rígida. A este respecto, el
historiador Inca Garcilaso de la Vega, dice lo siguiente:
"Cada año o cada dos años admitían a los mozos Incas a la aprobación militar, los que debían ser de
16 años arriba. Metíanlos en una casa que para estos ejercicios tenían hecha en el barrio llamado
Collcampata (Cuzco). En esta casa había Incas viejos experimentados en paz y en guerra que eran
maestros de los novicios. Hacíanles ayunar 6 días un ayuno muy riguroso, porque no les daban más
de sendos puñados de zara cruda (especie de trigo;, y un jarro de agua simple, ni sal ni uchú (ají).
"No se permitía ayunar más de tres días este ayuno riguroso; empero doblábanselo a los noveles,
porque era aprobación y querían ver si eran hombres para sufrir cualquier sed o hambre que en la
guerra se les ofreciese. Al que en este ayuno se mostraba flaco y debilitado, o pedía más comida, lo
reprobaban y echaban del noviciado.
"Pasado el ayuno, habiéndolos confortado con alguna más vianda, los examinaban en la ligereza de
sus personas, para lo cual les hacían correr desde el cerro llamado Huanacauri hasta la fortaleza de
la misma ciudad, que debe haber casi legua y media; donde les tenían puesta una señal como pendón
o bandera, y el primero que llegaba quedaba elegido por capitán de los demás. También quedaba con
gran honra el segundo, el tercero y el cuarto, hasta el décimo; quedaban notados de infamia y
reprobados los que se desmayaban y desalentaban en la carrera.
"Otro día los dividían en dos números iguales; a los unos mandaban quedar en la fortaleza, y a los
otros salir fuera, y que pelearan unos contra otros; unos para ganar el fuerte, y otros por defenderlo.
Y habiendo combatido de esa manera todo el día, los trocaban al siguiente, que los que habían sido
defensores fueren ofensores, para que de todas maneras mostraran la agilidad y habilidad que en
ofender o defender las plazas fuertes les convenía tener.
"En estas peleas, aunque les templaban las armas para que fueren tan rigurosas como en las veras,
había muy buenas heridas, y algunas veces muertes, porque la codicia de la victoria los encendía
hasta matarse.
"Pasados estos ejercicios en común, los hacían luchar unos con otros los más iguales en edad, que
saltasen y tirasen una piedra chica o grande, una lanza o un dardo y cualquier otra arma arrojadiza.
Haciendo tirar al terreno con arcos y flechas para ver la destreza que tenían en la puntería y uso de
estas armas. También les hacían tirar a tira más tira para prueba de la fortaleza y el ejercicio de sus
brazos. Lo mismo les hacía hacer con las hondas, mandándoles tirar a puntería y a lo largo.
"Sin estas armas los examinaban en todas las demás que ellos usaban en la guerra, para ver la
destreza que en ellas tenían. Hacíanles velar en veces diez o doce noches, puestos como centinelas
para experimentar si eran hombres que resistían la fuerza del sueño; requeríanlos a sus horas
inciertas, y al que hallaban dormido reprobaban con grande ignominia, diciéndole que era niño para
recibir insignias militares de honra y majestad.
"Heríanles ásperamente con varas de mimbre y otros renuevos en los brazos y piernas para ver qué
semblante mostraban a los golpes; y si hacían sentimiento de dolor en el rostro o encogían los brazos

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o las piernas, los repudiaban, diciendo que quién no era para sufrir golpes de varas tan tiernas,
menos sufrirían los golpes y heridas de las armas duras de sus enemigos. Habían de estar como in-
sensibles.
"Otras veces los ponían a trechos en la calle, y en ella entraba un capitán, maestro de armas, con una
arma a manera de porra, que los indios llaman makana; otras veces con una pica, que llaman ohuqui,
y con cualquiera de estas armas jugaba diestrísimamente entre los noveles, y los pasaba por delante
de los ojos, como que se los quisiera sacar, o por las piernas como para quebrarlas; y si por desgracia
hacían algún semblante de terror con los ojos o retrayendo las piernas, los echaban de la aprobación,
diciendo que quien temía los ademanes de las armas que sabían que no les habían de herir, mucho
más temerían las de los enemigos, por lo cual convenía estar sin moverse, corno rocas combatidas
del mar y el viento.
"Habían de saber hacer de su mano todas las armas ofensivas que en la guerra hubiesen menester, a
lo menos las más comunes, y las que no tienen necesidad de herrería, como un arco y flecha, una
tiradora, que se podría llamar bohordo, porque se tira con asiento de palo, o de cordel; una honda de
cáñamo o esparto. De armas defensivas no usaron de ninguna, sino fueran rodelas a pavesas que
ellos llaman huallacana. Estas rodelas habían de saber hacer también de lo que pudiese haber.
Habían de saber hacer el calzado, que llaman usuta, que es de una suela de cuero, o de esparto, o de
cáñamo, que son a semejanza de los zapatos abiertos que los religiosos de San Francisco traen.
"Los noveles habían de saber hacer las armas y el calzado que en la guerra hubieren menester. Todo
lo cual les pedían para que en la necesidad de cualquier acaecimiento no se hallasen desamparados,
sino que tuviesen habilidad y maña para poderse valer por sí.
"Hacíanles un parlamento cada día uno de los capitanes y maestros de aquellas ceremonias; traíales
a la memoria la descendencia del sol, las hazañas hechas así en paz como en guerra por sus reyes
pasados y por otros famosos varones de la misma; sangre real. El ánimo y esfuerzo que debían tener
en las guerras para aumentar su imperio, la paciencia y el sufrimiento de los trabajos para mostrar su
ánimo y generosidad. La clemencia y piedad y mansedumbre con los pobres y súbditos. La rectitud
en la justicia, el no consentir que se hiciese agravio a nadie. La liberalidad y magnificencia para con
todos, como hijos que eran del sol. En suma, los persuadían a todo lo que su moral filosófica alcanzó
que convenía a gente que se preciaba ser divina y haber descendido del cielo.
"Todo el tiempo que reinaba el noviciado, que era de una luna nueva a otra, andaba el príncipe
vestido del más pobre y vil hábito hecho de andrajos.
"Hecho el examen, los calificaban y daban por dignos de las insignias del Inca, y los nombraban
verdaderos Incas hijos del sol. Luego venían las madres y hermanas de los donceles y les calzaban
usutas de esparto crudo, en testimonio de que habían hollado y pasado por la aspereza de los
ejercicios militares.
"Hecha esta ceremonia, daban aviso al rey, el cual venía acompañado de los más ancianos de su real
sangre, y puesto delante de los noveles les hacía una breve plática, diciéndoles que no se
contentasen con las insignias de caballero de la sangre real, sino que con ellas, usando de las
virtudes que sus antepasados habían tenido, se mostrasen verdaderos hijos del sol, a quien como a su
padre debían asemejar en el esplendor de sus obras.
"Pasada la plática, llegaban los noveles uno a uno ante el rey y puestos de rodillas recibían de su
mano la primera y principal insignia, que era el horadar las orejas, insignia real y de suprema alteza.
Horadábaselas el mismo Inca. Luego pasaba delante y se ponía en pie delante de otro Inca hermano
o tío del rey, el cual le descalzaba las usutas de esparto y le calzaba otras de lana, como los que el
rey y los demás Incas traían. Hecha esta ceremonia, entraba el novel en un cercado, donde otros In-
cas ancianos le ponían los pañetes, insignia de varón. Ponían en las cabezas, a los noveles, ramilletes
de dos flores: una que llaman cantuta y otra chihuayhua.
"Con esto acababan los Incas su fiesta solemne, llamada huaraca, de armar caballeros a sus noveles".
La Táctica. — Los Incas no conocían la estrategia, pero sí la táctica y combatían a semejanza de los

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egipcios, en masa, y empleando las armas tácticamente como éstos, aunque en la conquista del Anti-
suyo, vemos emplear cuatro columnas que marcharon hacia el mismo objetivo, por distintos
caminos, cada una a órdenes de un jefe. Por otra parte, una vez declarada la guerra, el monarca se
apresuraba a reunir a sus tropas para poder anticiparse a los movimientos del enemigo e impedir una
combinación con sus aliados, lo cual revela que tenían idea de la estrategia.
Aunque el historiador Cappa hace notar que los Incas "no conocían táctica alguna, sino que se
lanzaban en pelotones sobre el enemigo", Francisco de Jerez hace la siguiente relación del empleo
táctico en el ejército incaico: "En la delantera vienen hombres que tiran con hondas piedras guijeñas
lisas y hechas a mano, de hechura como de huevos; los honderos traen rodelas que ellos mismos ha-
cen de tablitas angostas; tras de éstos vienen otros con porras y hachas de armas; las porras son de
braza y media de largo, y tan gruesas como una lanza jineta; la porra que está al cabo engastonada es
de metal, tan grande como el puño, con cinco o seis puntas agudas tan gruesas cada punta como el
dedo pulgar; las hachas son del mismo tamaño y mayores; la cuchilla de metal de ancho de un
palmo, como alabarda; tras éstos vienen otros con lanzas pequeñas, arrojadizas como dardos; en la
retaguardia vienen piqueros con largas de 30 palmos; en el brazo izquierdo traen una manga con
mucho algodón sobre que juegan con la porra.
"Todos vienen repartidos en sus escuadras con sus banderas y capitanes que los mandan con
acierto".
En terrenos accidentados, empleaban una especie de orden abierto o disperso, y cuando el adversario
se hallaba en un desfiladero o quebrada, lo atacaban con hondas y dardos y hacían rodar grandes
pedrones (galgas).
Cuando acampaban, usaban — según Cieza de León — grandes tejidos de algodón, a manera de
toldos, empleando a veces nuestro sistema de acantonamiento — vivac, en los tampus (tambos).
Sistema de Comunicaciones. — Para comunicarse de un confín a otro del Imperio, los Incas usaban
el sistema de chasquis (mensajeros o estafetas), o también el humo durante el día y en las noches el
fuego. Estos dos últimos para anunciar la sublevación de una provincia, la presencia del enemigo u
otro acontecimiento de gravedad.
Veamos lo que dice a este respecto el ya citado historiador Garcilaso:
"Chasqui llamaban a los correos que había puestos por los caminos para llevar y traer con brevedad
los mandatos del rey.
Para lo cual tenían a cada cuarto de legua cuatro o seis indios mozos y ligeros, los cuales estaban en
dos chozas. Llevaban los recaudos por su vez, ya los de una choza, ya los de la otra; los unos
miraban a la una parte del camino, y los otros a la otra, para descubrir los mensajeros antes que
llegasen a ellos, y alistarse para tomar el recaudo para no perder tiempo alguno. Y para esto ponían
siempre las chozas en alto. Estaban a un cuarto de legua, porque decían que aquello era lo que un
indio podía correr con ligereza y aliento sin cansarse.
Llamáronles chasquis, que quiere decir trocar, o dar y tomar. El recaudo o mensaje que los chasquis
llevaban era de palabra. Las palabras eran muy pocas, y muy concertadas y corrientes, porque no se
trocasen y por ser muchas, no se olvidasen. El que venía con el mensaje daba voces llegando a la
vista de la choza, para que se apercibiere el que debía de ir; daba su recaudo, repitiéndole dos y tres
y cuatro veces, hasta que lo entendía el que lo debía llevar; y si no lo entendía, aguardaba a que
llegase y diese muy en forma su recaudo; y de esta manera pasaba de uno a otro hasta donde había
de llegar.
"Otros recaudos llevaban, no de palabras, sino por escrito, en ñudos dados en diferentes hilos de
diversos colores que iban puestos por su orden mas no siempre de una misma manera, sino unas
veces antepuesto el de un color al otro, y otras veces trocados al revés; y esta manera de recaudos
eran cifras, por las cuales se entendían el Inca y sus gobernadores, para lo que había de hacer, y los
ñudos y colores de los hilos significaban el número de gente, armas o vestidos, o bastimento, o
cualquier otra cosa que se hubiere de hacer, enviar o aprestar.

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"A estos hilos añudados llamaban los indios quipo.
"Cuando había prisa de mensajes, añadían correos, y ponían en cada posta ocho, diez y doce indios
chasquis.
"Tenían otra manera de dar aviso, y era haciendo ahumadas de día de uno en otro cerro, y llamaradas
de noche. Para lo cual tenían siempre los chasquis apercibido el fuego y los hachos, y velaban
perpetuamente de noche y de día, para estar apercibidos para cualquier suceso que se ofreciese.
"Esta manera de aviso por los fuegos era solamente cuando había algún levantamiento y rebelión de
reino o provincia, y hacíase para que el Inca lo supiese dentro de dos o tres horas cuando mucho
(aunque fuere de 500 ó 600 leguas de la corte), y mandase apercibir lo necesario"
Los caminos que conducían a las fronteras eran bien construidos, anchos y limpios; en los ríos había
puentes de madera o de piedra; en los ríos muy anchos se empleaban balsas.
Aprovisionamiento. — Los bienes y los productos de la tierra servían ante todo a las necesidades del
Estado y se dividían en tres partes: la del Sol, la del Inca y la de las Comunidades. Las del Inca
servían para alimentar a la familia real y al ejército.
La alimentación era sencilla y frugal: carne seca (charqui) de llama, maíz, papas, chuño, quínua,
yuca, plátanos y la infaltable coca.
Las armas, vestuario y aún víveres, se suministraban por los habitantes de cada región o teatro en el
que eran movilizadas las tropas, las mismas que eran alojadas en posadas llamadas Tampus, según
Cieza de León, donde podían pernoctar hasta 5 mil hombres.
Estos tambos o pósitos eran también inmensos graneros o almacenes para acumular víveres, armas,
y bastimentos para el paso de los ejércitos, y se hallaban ubica dos a distancias prudentes.
Llevaban estadísticas minuciosas de todos los elementos, así como de los hombres del ejército por
medio de los quipus.
La Fortificación. — Parece que el arte de la fortificación no fue desconocido por los Incas, según los
vestigios que aún quedan en todo lo que era el vasto Imperio incaico. Muy especialmente la capital,
Cuzco, se hallaba defendida por murallas y fortalezas sucesivas de piedra.
Según Urteaga, las fortificaciones estaban distribuí das en todos los puntos de paso obligado de los
ejércitos enemigos, ya sea en los cercos, en los desfiladeros o en sitios inaccesibles como en
Vilcanota, Pucará, Ayaviri, Sicua-ni, Sacsahuaman, Ollantay-tambo, Machopicho y otros, donde las
fortalezas eran de forma concéntrica.
De todo lo que acabamos de ver se desprende, pues, que los Incas poseían una admirable
organización militar, igual a la de los antiguos egipcios.
Algunas Campañas de los Incas. — Aunque los soberanos de este extinguido Imperio procuraban
dominar y someter a sus vecinos por la dulzura y la persuasión, tuvieron que apelar muchas veces a
la guerra, para extender sus dominios o para defenderse de las agresiones de las tribus vecinas.
Fue el Inca Mayta-Kapajh, quien realizó grandes conquistas llevando sus armas vencedoras y
pasando el Desaguadero por los pueblos de Caquiaviri, Caquingora y Huarina, los que se sometieron
después de obstinada y sangrienta resistencia. (Años 1186 a 1190).
"No sucedió lo mismo —dice el historiador Crespo--cuando se presentó en las cercanías de Huaicho,
donde para romper la barrera que le opusieron los de este pueblo que se habían reunido con los de
Chuquiago (La Paz) en número de 13 ó 14 mil combatientes, tuvo que librar un obstinado combate a
las orillas del río Huaicho.
"La disciplina y armas del ejército incaico determinaron el triunfo a su favor. En seguida Maita
Kapajh llevó sus conquistas por el Sur hasta Caracollo y Paria".
Hacia el año 1230, más o menos, el sucesor de Maita-Kapajh, Kapajh Yupanqui, reunió su ejército
en el Cuzco y fue a someter a las provincias de Yanahuara, Aymara y Umasuyos, que trataron de
resistirle, pero dándose cuenta de su impotencia concluyeron por sometérsele.
Algunos años más tarde, llevó su conquista hacia Tupac Catari, Cochabamba, Sipesipe, Sacaca y
Charcas.

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Concluida la conquista de los Charcas, Mizque, Choquechaca, encomendó a su hijo Yahuar-Huacac,
la conquista de los Antis, la que fue muy penosa debido a que hubo que luchar con la naturaleza en
las montañas de los Yungas.
En los primeros años del reinado de Yahuar-Huacac, cerca del año 1265, tuvo lugar el alzamiento de
los aymarás y de los charcas, siendo el más importante el encabezado por el Cacique Tintuyo de
Chuquiago (La Paz).
El Inca organizó un ejército de más o menos 13 mil hombres que los puso al mando de su hermano
Apu Maita.
A la aproximación del ejército imperial, el rebelde Tintuyo se fortificó en el cerro Ichar-Collu, en las
serranías de Chacaltaya a las tres leguas de Chuquiago (La Paz)
"Después de una reñida batalla entre ambos ejércitos, la victoria se pronunció por Apu Maita, quien,
usando de la clemencia que acostumbraban los Incas, perdonó a Tintuyo y sometió a los insurrectos
a la obediencia del Inca".
Luego fueron sometidas las provincias de Caranca, Llipi y Chichas.
Terminada esta expedición, se dirigió hacia Moyo-bamba y luchó contra las tribus salvajes.
El Inca Wiracocha, hijo del anterior, comenzó a reinar más o menos hacia el año 1290.
Este Inca resolvió llevar sus conquistas tanto por el Norte como por el Sur. Primeramente llevó su
ejército al Collasuyo y sometió varias tribus hasta los pueblos de Tu-cana (Tucumán).
Otro mandatario que engrandeció el Imperio, fue el Inca-Yupanqui, hacia el año 1372, más o menos.
Expedicionó primero con su ejército hasta el país de los Moxos por medio de embarcaciones que,
oportunamente fueron preparadas en el río Amarumayo (Madre de Dios). "De los 10 mil guerreros
que se embarcaron, sólo una décima parte pudo llegar a Moxos; pues no tardaron en experimentar
las penurias, enfermedades y padecimientos del trópico".
"No pudiendo reducir a las tropas errantes y a los indomables Chirihuanos, Yupanqui desistió de su
empresa y resolvió dirigirse al Sur para someter el valle de Chili. Con este objeto envió 10 mil
hombres al mando de Sinchi-roca, quien atravesando el inmenso desierto de Atacama, llegó a
conquistar Copayapa (Copiapó), Coquimbo y demás valles hasta el río Maulli (Maule)".
"Mas, al llegar al límite de los araucanos, se debilitó la fuerza por la bravura de los naturales, y los
invasores tuvieron que volver".
Tupak-Yupanqui, que gobernaba por el año 1451, tuvo que iniciar campaña contra los indómitos
habitantes del Chuquiago (La Paz), quienes al sublevarse, dieron muerte a los caciques y otras
autoridades constituidas por el Inca.
"Pero, habiendo sido vencidos en la batalla de Pucará, se sometieron nuevamente, obteniendo
perdón mediante el pago de tributos".
Después el Inca dirigió sus conquistas al Norte, donde los soberanos de Quito eran los rivales de los
hijos del Sol.
"La primera campaña que emprendió Yupanqui fue contra las hordas vecinas al Marañón, por el lado
del Oriente. Reunió su ejército en Cajamarca (Perú) y luego atravesando el caudaloso río sometió
primero a los Huacrachuneos y luego a los Chachapoyas, y así pudo el Inca extender su dominación
hasta Moyobamba.
Terminadas estas conquistas, se propuso sojuzgar a sus rivales de Quito, cuyos dominios se
extendían desde Cuenca hasta Pasto. "Reinaba en Quito el cacique Huallcopo, cuando llegó
Yupanqui a la provincia Alahuasi, donde los ejércitos de ambos monarcas trabaron un sangriento
combate, terminando con la derrota de los quiteños".
Alentado por el triunfo, avanzó hasta los confines de Mocha, pero allí la suerte le fue adversa; pues,
el general quiteño Calcuchima, lo derrotó obligándole a retroceder hasta Cuenca.
Con esta retirada, Yupanqui aplazó la conquista del reino de Quito.
Huayna-Kapajh, sucesor inmediato de Yupanqui, hacia el año 1500, se propuso reivindicar el honor
de sus armas empañadas con los quiteños. Para este fin, hizo los aprestos necesarios y equipó un

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ejército de 40 mil combatientes y marchó hasta Tiocaja.
Aquí tuvo lugar un sangriento combate en el que sufrieron grandes pérdidas los quiteños, viéndose
obligados a retirarse a Hatumtaqui, su principal plaza de armas.
Perseguidos por los cuzqueños se renovó la batalla y habiendo caído mortalmente herido el Jefe
quiteño Cachas, lo sustituyó su hija la princesa Pacha.
Huayna-Kapak, queriendo asegurar la conquista de Quito pacíficamente, tomó por mujer a la
princesa Pacha, heredera del trono, con lo cual dilató su Imperio hasta el río Angasmayu, último
límite septentrional (1511).
Antes de morir dividió el Imperio en dos partes; dejó el reino de Quito a su hijo Atahuallpa, habido
en la princesa Pacha, y el Cuzco a Huáscar, su legítimo heredero. Pronto estalló la guerra civil entre
ambos hermanos.
Huáscar equipó un fuerte ejército y lo puso al comando de uno de sus más valientes jefes, Yupanqui,
quien pudo derrotar a las huestes quiteñas tomando preso a su jefe, Atahuallpa, cuando éste iba a
refugiarse en la fortaleza de Tumebamba.
Empero, habiendo logrado fugar Atahuallpa, reunió un poderoso ejército y, dividiéndolo en tres
columnas a las órdenes de los valientes guerreros Calcuchima, Quizquiz y Rumiñahui, atacó por
segunda vez a las fuerzas cuzqueñas de su hermano Huáscar, obteniendo en la batalla de Ambato
una decisiva victoria, después de la cual emprendieron los vencedores una tenaz persecución hasta
las cercanías del Cuzco.
Como Huáscar no se había movido del Cuzco, se dio cuenta de la magnitud de la derrota, tan sólo
cuando le informaron que el ejército de su hermano se aproximaba a la capital, y es entonces que se
apresuró en reorganizar en pocos días el suyo poniendo en armas a todo el país.
Algunas semanas más tarde, ambas fuerzas se avistaban en la llanura de Quipaypan, donde se trabó
una sangrienta batalla, habiendo vencido la disciplina y el número de los quiteños. Huáscar fue
hecho prisionero y llevado por el guerrero Calcuchima a la fortaleza de Jauja, en tanto que otro de
los guerreros, Quizquiz, ocupaba con su ejército el Cuzco, y Atahuallpa se proclamaba soberano del
Imperio Tahuantinsuyo (1530).
Mientras tanto, Pizarro y sus hombres descubrían el poblado de Túmbez, primera población del
Imperio del Sol, cuyo ocaso se acercaba irremediablemente!

CAPÍTULO III

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PRIMERA PÁGINA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ

En septiembre de 1532, Pizarro iba en busca del Inca Atahuallpa acompañado de las siguientes
tropas:
Cien infantes armados con 20 ballestas, 3 fusiles de chispa, 35 lanzas, 32 espadas y 10 dagas, 68
jinetes armados de lanzas y de sables, 10 artilleros con 3 cañones (falconetes), haciendo un total
general de 178 hombres.
Uno de los exploradores (Soto), que había sido enviado para que observase el terreno y obtuviera
noticias de los indios, volvió acompañado de un mensajero que había despachado Atahuallpa
invitando a los españoles a visitarlo en su campamento de Cajamarca, mientras que otro indio
capturado por los conquistadores declaraba que el Inca trataba simplemente de atraerlos a su
fortaleza para destruirlos con sus 50 mil hombres.
No era juego de niños el aventurarse trepando por terribles pasos; los jinetes tenían que desmontar, y
aún así, con dificultad podían llevar sus a caballos y la artillería, que fue cargada a lomo, por
aquellas alturas. Angostos, senderos serpenteaban por debajo de salientes riscos con un ancho
suficiente para pasar por él a millares de pies de profundidad. Dominaban el paso dos importantes
fuertes de piedra, que estaban abandonados.
Si los hubiese ocupado el enemigo, estaban perdidos los españoles; pero Atahuallpa quiso dejarlos
penetrar en su trampa, en la confianza de que una vez dentro los aplastaría fácilmente.
Los españoles sufrieron mucho frío al doblar la cordillera para bajar a la vertiente oriental. Al
séptimo día avistaron Cajamarca, situada en un hermoso valle, y vieron como a una legua de
distancia de la población el campamento del Inca y de su ejército.
El día 15 de noviembre de 1532, entraron los españoles en la ciudad. Pizarro envió de inmediato a
Soto y a Hernando Pizarro con 35 jinetes al campo de Atahuallpa para pedirle una entrevista,
habiendo respondido éste que al siguiente día visitaría a los españoles.
Los indios, que nunca habían visto un caballo, quedaron atónitos al contemplar aquellos extranjeros
montados.
En la mañana del día 16, los españoles se levantaron al despuntar el alba. Entonces vieron
claramente que se habían metido en la trampa. Allí estaban acorralados, en la ciudad, 178 hombres,
y a poca distancia había innumerables millares de indios, que les habían cortado la retirada; porque
durante la noche Atahuallpa había situado una gran fuerza entre ellos y el paso por donde habían
entrado. Estaban, pues, en una situación desesperada.
Y como único medio de salvación, Pizarro resolvió aprisionar al Inca.
Para dar ese golpe táctico, fraccionó sus tropas así: La caballería, dividida en dos grupos, se ocultó
en dos espaciosos zaguanes que daban a la plaza. En un tercer zaguán se colocó la infantería, y
Pizarro, con 20 hombres, ocupó una posición ventajosa. La artillería se situó en lo alto de un
edificio. Atahuallpa se presentó acompañado de un séquito de varios miles de atléticos guerreros, en
apariencia desarmados, pero debajo de sus mantos llevaban ocultos arcos, machetes y mazas.
El Inca, en el deseo de examinar más de cerca a aquellos hombres extraños, se fue a ellos
sumamente confiado. Había llegado la hora. Atahuallpa podía dar el golpe en cualquier momento, y
si él era el primero en darlo, no había esperanza alguna para los españoles. Su única salvación estaba
en adelantársele y coger por sorpresa a los que querían sorprenderlos.
Pizarro hizo la señal convenida entre ellos, y los españoles cayeron sobre el infeliz monarca en la
forma que todos conocemos y que sería largo referir aquí; sólo diremos que encerrado bajo la
vigilancia de una fuerte guardia, Atahuallpa confesó después, "que los había dejado entrar en la
ciudad, sintiéndose seguro de la superioridad numérica de su ejército, con el fin de hacer esclavos a
los que mejor le cuadrase y dar muerte a los otros".
¡La ignorancia y desconocimiento del poder de las armas de fuego los había perdido! Los indios

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creyeron que en caso de luchar, ella sería únicamente al arma blanca, y en tal caso contaban con
inmensa superioridad numérica.
Experiencia y enseñanzas de este suceso. — La conquista del Perú vino a confirmar una vez más
que cuando un pueblo se halla dividido por disensiones internas, es fácil presa para la conquista de
otras razas, de otros pueblos y de sus vecinos próximos. Y esto se repitió tres siglos y medio después
con Bolivia, al ser invadida en Antofagasta, el Acre y Puerto Pacheco, aprovechando de sus guerras
civiles.
Pizarro, al llegar a San Mateo, cerca ya de Cajamarca, supo que entre los hijos de Huayna-Kapak,
había estallado una sangrienta guerra civil, y quiso aprovechar esta circunstancia. De ahí que
apresuró el movimiento de sus escasas tropas resuelto a obtener la victoria. Es seguro que a estar
con vida el astuto Huayna-Kapak, no habría ocurrido esto porque se habría guardado de cometer los
errores de su hijo Atahuallpa, quien, al tener conocimiento oportuno de la llegada de los españoles a
sus extensos dominios, no había tomado ninguna medida para oponer su ejército a aquéllos, debido
posiblemente a la guerra fratricida de que acababa de salir su Imperio.
Además, contra todo principio de previsión, confió demasiado en el número de su ejército y permitió
la entrada de los extranjeros hasta el sitio de su misma residencia, debido seguramente al
desconocimiento del poder de las armas de aquéllos. Pero aún contando con la enorme diferencia de
armas, pudo aplastar a los españoles con sus innumerables hordas de indios desde el primer día, si
acaso hubiera cerrado los pasos de las montañas y hubiera hecho esa guerra con que después
hostilizaron a los conquistadores. Al proceder así, habría retardado por muchos años más la
conquista, la que no habría sido tan fácil y nos abría costado mucha sangre y muchas vidas...
Lo que quiere decir que un puñado de hombres resueltos y audaces (en este caso 178), puede
siempre triunfar contra enemigos superiores en número pero sin espíritu combativo.
Estamos seguros que a no haber sido la guerra civil estallada entre ambos hermanos, éstos habrían
presentado un frente único a los intrusos que hubieran sido aniquilados en los ásperos vericuetos de
las montañas pagando así muy cara su audacia de profanar la tierra de los hijos del Sol.
Después de la muerte de Atahuallpa, quedó totalmente desorganizado el Imperio, y desde entonces
comienza la era Colonial que habría de perdurar por cerca de cuatro siglos, lapso durante el cual la
unión de europeos e indios dio nacimiento a la raza indo-europea o mestiza, raza que, heredando las
cualidades y los vicios de sus progenitores, tuvo gestos viriles y heroicos cuando se sintió tiranizada
y esclavizada por los peninsulares.

Ahí están los alzamientos de Alonso de Ibáñez desde 1617 en Potosí; de Antonio Gallardo en La
Paz, en 1661, de Alejo Calatayud en Cochabamba, en 1730; de los Catari y Amaru en 1780; de
Sebastián Pagador en Oruro, en 1781; y, así otros muchos, hasta la iniciación de la guerra libertaria
gestada en 1809.

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CAPÍTULO IV

CAMPAÑAS DE LA INDEPENDENCIA

Los Ejércitos Patriotas. — Las campañas de la Independencia cuentan con muchísimas acciones de
armas que son fecundas en experiencias y enseñanzas de orden militar. Empero, no vamos a hacer
aquí un estudio detallado y sucinto de todas aquellas acciones llevadas a cabo durante los 16 años de
luchas incesantes que ensangrentaron el Alto Perú desde Chacaltaya, en 1809, hasta Tumusla, último
combate efectuado en 1825
Vamos a concretarnos a estudiar tan sólo aquellas que ofrezcan mayores enseñanzas, ya que ese es el
plan y el objeto de esta obra. Para ello veamos antes a grandes rasgos el terreno en el que actuaron
los patriotas, las armas que usaron, la táctica empleada por ellos y cómo se aprovisionaron para
subsistir en el vasto territorio que fue el teatro de sus operaciones.
Las Armas. — Exceptuando a los Ejércitos Auxiliares argentinos que expedicionaron al Alto Perú,
podemos decir que la Infantería de los impropiamente llamados Ejércitos Patriotas, no contaba con
más armas que algunos fusiles anticuados de chispa, la mayor parte se reducía a escopetas, pistolas,
espadas, chuzos, hondas, makanas y látigos sujetos a grandes mangos de madera, con las que
lucharon frente a las aguerridas y bien armadas tropas españolas.
La Caballería, tenía por toda arma a guisa de lanzas, varas en cuyas puntas brillaban enormes
cuchillos solidamente amarrados a ellas con cuerda, algunos sables y enormes pistolas.
La Artillería, improvisada generalmente, no empleaba sino pequeños cañones de estaño fundidos por
los patriotas, que consistía en un tubo de 12 ó más pulgadas de largo, con un oído reforzado de
bronce para inflamar la pólvora por medio de un tizón ardiente o de una mecha, y que, sostenidos
con horquetas de madera, arrojaban proyectiles de dos onzas de peso a una distancia de 300 a 400
varas.
La Táctica empleada se reducía a la guerra de montoneras, a luchas campales y a las célebres
guerrillas, forma característica de pelear de los altoperuanos.
Las guerrillas, tan pronto como se afrontaban a la lucha y sorprendían al enemigo en los caminos o
en los campamentos, desaparecían en las sinuosidades o pliegues del terreno para luego surgir en
otros sitios brotando de los barrancos o de entre las breñas y los bosques; tan pronto se los veía en
las cumbres de las montañas como en las llanuras del altiplano o en la espesura de los bosques.
El Terreno en el que actuaban era de lo más variado: ora en las planicies de la puna, ya en las
quebradas de los valles o en las barrancas de los ríos; unas veces en las espesuras de las selvas, otras
en las cimas de las montañas haciendo rodar sobre los enemigos enormes pedrones. lo que hacía
exclamar a los peninsulares: "Contra hombres así no se pelea; la guerra en este país es eterna".
El Aprovisionamiento no consistía sino en un poco de maíz tostado, en patatas heladas (chuño), un
pedazo de charqui y algunos puñados de hojas de coca, que llevaban cargados en las espaldas o en el
morral revueltas con las balas y la pólvora.
Carecían de uniforme militar y no tenían más equipo que el vestido con el que salían de sus hogares
para ir a la guerra de la que casi nunca volvían.
Tales fueron los llamados Ejércitos Patriotas que hicieron las campañas libertarias durante 16 años,
desde 1809 hasta 1825.

BATALLA DE CHACALTAYA
(25 de Octubre de 1809)
Las Campañas de la Independencia se iniciaron en las alturas de Chacaltaya, proximidades de la
ciudad de La Paz, a raíz de la sublevación encabezada por don Pedro Domingo Murillo y los demás
protomártires de la independencia americana.

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Al tener conocimiento de los sucesos ocurridos en La Paz el 16 de julio de 1809, el Virrey Abascal
dispuso que el Brigadier José Manuel Goyeneche tomase las medidas del caso para aplastar ese
movimiento. Al mismo tiempo dispuso que el coronel Ramírez de Orosco se pusiera a órdenes de
Goyeneche, para lo que envió armas y municiones con más un batallón del Regimiento "Real de
Lima", que las tropas del Cuzco, Arequipa y Puno se concentraran en este último punto para formar
un cuerpo de ejército.

CROQUIS No 1

Goyeneche destacó de inmediato una columna compuesta de 100 infantes y 2 piezas de artillería a
lomo, a órdenes del coronel Piérola, para que se apoderase del puente del Desaguadero.
El 13 de octubre de 1809, Goyeneche cruzó dicho puente con todo su ejército, fuerte de 5 mil
hombres, encomendando la vanguardia al coronel Ramírez de Orosco.
Mientras tanto, los patriotas de La Paz habían organizado su ejército, poniéndolo a órdenes de don
Antonio Castro, en la siguiente forma:
Batallón "Veteranos", de 9 compañías, con un total de 720 hombres armados con fusiles de chispa,
muchos sin llave.
Escuadrón "Húzares", con 100 hombres armados únicamente con lanzas.
Dos baterías, con 180 hombres cada una, compuestas de 9 cañones y dos morteretes; los cañones
fueron fundidos por los patriotas.
Estas tropas que no sumaban más de 980 combatientes, aún no estaban completamente armadas,
muchos no tenían fusiles y a éstos les faltaba llaves. De los cañones algunos eran inútiles y los más
estaban desmontados.
Tan diminuto y mal armado ejército, salió de La Paz y fue a situarse en las alturas de Chacaltaya, al

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norte de la ciudad, punto estratégico que le proporcionaba buenas posiciones y fácil línea de retirada
a Yungas, pues tenía a su frente la vasta extensión de la pampa y a sus espaldas las serranías de la
cordillera y el camino que conduce a los Yungas.
El 24 de octubre, Goyeneche intimó rendición al comandante Castro, quien respondió que "no se
rendiría y que estaba dispuesto a batirse". En esta virtud, se presentó al siguiente día el ejército
realista; desplegó su infantería cubierta por líneas de tiradores y emplazó sus 12 cañones frente a las
posiciones patriotas, mientras su caballería ejecutaba un movimiento flanqueante.
Los patriotas abrieron fuego de artillería y comenzaron a combatir bizarramente; pero en esto el
coronel Ramírez inició un ataque sobre el flanco derecho mientras hacía lo propio el coronel Piérola
por la izquierda; de tal suerte que envueltas las tropas patriotas tuvieron que iniciar retirada en forma
desordenada cayendo prisioneras la mayor parte de ellas.
Tal fue la primera batalla librada entre los opresores realistas y los soldados de la libertad.
Enseñanzas y experiencias. — Esta acción de armas nos enseña que un pueblo o un ejército a pesar
de estar sostenido por fuerzas morales superiores, como las de independencia y libertad, no podrá
triunfar nunca al frente de tropas veteranas, ante la eficacia de las armas y ante las acertadas
disposiciones de un buen comando, aún favorecidas por el terreno, como en el caso presente. Una
superioridad numérica es siempre aplastante y acaba por vencer.
Por otra parte, sólo el ansia de sacudir el yugo opresor ha debido impulsar a los patriotas, mal
armados, sin disciplina, inferior en número y sin jefes educados en el arte de la guerra, para hacer
frente a todo un ejército veterano y cuatro veces superior en número y en armas. Pues la táctica
prescribe que cuando un ejército no está en condiciones de entablar una batalla, debe evitarla hasta
tener una superioridad por lo menos igual a la del enemigo.
Y en esta acción de armas, los patriotas salieron al encuentro del adversario resueltos a inmolar sus
vidas pero no a vencer, ya que no adoptaron plan determinado previendo el éxito o la derrota.
BATALLA DE COTAGAITA
(27 de Octubre de 1810)
Después de la revolución argentina del 25 de mayo de 1810, la Junta de Buenos Aires había resuelto
llevar sus armas a todas las provincias del Virreynato. En consecuencia, envió al Alto Perú una
división de tropas a las órdenes del general argentino Antonio Balcarce, y como representante de la
Junta al doctor Juan José Castelli.
Ejército argentino. —. La citada división estaba organizada como sigue:
Infantería:
Batallón 1°"Cazadores"

" 6°"Blandengues"
Caballería:
Regimiento Húsares
Escuadrón 1°
" 2°
Artillería:
Un obús y un cañón de 4 pulgadas.
Esta división, con un efectivo de 1.850 hombres, se internó en el Alto Perú, en tanto que
los realistas se aprestaban a la lucha y reunían sus huestes para oponerlas a la de los
patriotas.
Ejército Realista: Las tropas realistas, comandadas por el general José Córdova, eran las siguientes:
Infantería:
Batallón "Provisionales de Potosí".
"Veteranos de Borbón".
"Voluntarios del Rey".

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"Puno".
Caballería:
Regimiento "Dragones de Chichas".
" "Lanceros de Cinti".
Artillería:
Dos baterías y media, con 10 piezas.
Este ejército, con un efectivo de dos mil hombres, más o menos, se hallaba en Tupiza, pero cuando
Córdova supo la aproximación de Balcarce se retiró a Cotagaita, donde tenía construidas algunas
fortificaciones.

CROQUIS No 2

Una vez en este punto, Córdova recibió un refuerzo de 300 hombres veteranos que le llevó desde
Chuquisaca el general Nieto.
El terreno. — Magníficas eran las posiciones escogidas por el general realista para esperar a los
patriotas. Dichas posiciones dominaban los caminos al interior del país; tenían a su frente el río de
Cotagaita; su retaguardia estaba resguardada por una áspera serranía formada por cuatro colinas
dominantes en su centro donde los realistas emplazaron algunas piezas. Además, construyeron cinco
reductos. (Ver croquis No 2).
Despliegue de los realistas. — En los reductos de la derecha fueron situados los batallones
"Veteranos de Borbón" y "Voluntarios del Rey", al comando directo de Córdova. En los de la
izquierda, el Regimiento "Provisional de Potosí", en el centro fue concentrada la mayor parte de la
artillería, así como los "Dragones" y "Lanceros", desmontados. El Batallón "Puno", dividido en dos

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mitades, cubría los flancos.
La Batalla. — En la mañana del 27 de octubre, llegó el ejército argentino cerca a Cotagaita,
enviando luego un parlamentario que era portador de un pliego intimando rendición. Córdova se
negó a ello.
Es entonces que Balcarce dispuso el ataque a las posiciones realistas adelantando algunos tiradores y
emplazando frente a los reductos enemigos el obús y el cañón de que constaba su artillería. Iniciada
la batalla en esta forma, los realistas hicieron jugar su artillería, pero los patriotas no cedieron y
redoblaron sus ataques. Entonces Córdova dispuso que sus dos batallones salieran de las trincheras a
desalojarlos de unas alturas en las que se habían situado y desde donde renovaron sus ataques.
Después de rudo combate los independientes cedieron y atacaron la derecha enemiga, pero también
fueron rechazados. En el centro y la izquierda tuvieron que ceder al empuje de los batallones
realistas "Potosí" y "Puno" que, dejando las trincheras rechazaron a los patriotas, los que al cabo de
cuatro horas de batalla tuvieron que retirarse precipitadamente tomando el camino de Suipacha, sin
ser perseguidos por el enemigo.
Enseñanzas y experiencias. — La composición de ambos ejércitos era casi igual, a excepción de la
artillería, pues la real era superior a la patriota.
Las posiciones elegidas por Córdova estaban bien ubicadas, pero debería cubrirlas con mayor
número de tropas de reserva; la falta de ellas obligó a abandonar los reductos para rechazar al
enemigo, movimiento peligroso porque exponía a ser rotos dichos reductos. Empero, Córdova no se
concretó a una defensa pasiva, sino que tomó la ofensiva activa en el momento oportuno, lo cual
estuvo de acuerdo con los principios tácticos que indican que se debe tomar la ofensiva en todo
momento; sólo sí que ella debía ser efectuada por las reservas y no por los ocupantes de las
trincheras.
Pero el mayor error táctico cometido por el general realista estuvo en no haber dispuesto una
persecución enérgica, lo que permitió que los patriotas se retiraran sin ser molestados y fueran a
reorganizarse en Suipacha, donde obtuvieron después, como veremos luego, un esplendído triunfo.
En cuanto al general patriota, Balcarce, cometió el error de llevar el ataque principal en forma
frontal, pudiendo haberlo hecho por los flancos, que son los puntos más vulnerables, mucho más si
por el costado izquierdo tenía un camino que conducía a la retaguardia realista. Tal vez la falta de
exploración antes o durante la batalla no le permitió darse cuenta de tal ventaja.
BATALLA DE SUIPACHA (7 de Noviembre de 1810)
Tan sólo algunos días después de la victoria de Cotagaita, el general Córdova destacó dos columnas
de 150 hombres cada una en pos de los independientes, con la orden de detenerse en Tupiza.
Entre tanto, los patriotas se rehicieron en los poblados de Nazareno y Suipacha reforzándose con
200 hombres, armas, pólvora, municiones y dos piezas de artillería procedente de Jujuy.
Córdova dejó por fin Cotagaita y ocupó Tupiza, donde le dieron noticias falsas del estado y número
de los patriotas, en tanto que éstos se situaban, como decimos, entre Nazareno y Suipacha,
pueblecillos divididos por el río de este nombre, y situados a una legua de distancia el uno del otro.
(Ver croquis Nº 3).
El 7 de noviembre levantó el general Córdova su campamento de Tupiza con 800 hombres y 4
piezas de artillería, resuelto a presentar combate.
El terreno. — Suipacha se halla situado en la margen izquierda del río de su nombre, donde se
levantan altas barrancas y ribazos llenos de vegetación. Está cruzado en acequias para regar los
huertos o sembradíos que se extienden en todas direcciones. El terreno es ondulado, lleno de zanjas
y paredones.
La batalla. — A las once de la mañana de aquel día, se avistaron los ejércitos en las inmediaciones
de Suipacha desplegando ambos adversarios líneas de tiradores. Las tropas de Córdova tomaron
posiciones a la derecha y frente a la de los patriotas, en los ribazos y barrancas; adelantó parte de su
infantería, la que se parapetó en las acequias, desde donde rompió el fuego haciendo retroceder a los

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tiradores patriotas.
Entonces, Balcarce adelantó también 200 infantes y dos cañones, los que intervinieron en el
combate a órdenes del coronel Dorrego, quien después de media hora de lucha comenzó a retirarse
lentamente como si se batiera en retirada.

CROQUIS No 3

Fue entonces que Córdova, engañado por este moviniento, hizo tocar ataque; sus tropas
abandonaron las posiciones y cargaron denodadamente con todo el grueso.
Balcarce, que tenía la masa de su ejército oculta en una hondonada y esperaba este momento, cayó
repentinamente con ímpetu destrozando por completo a los realistas, que huyeron en desbandada
perseguidos por la caballería patriota que completó la victoria.
Los realistas dejaron toda su artillería, parques, armas y la caja, con más de 150 prisioneros, entre
éstos el general Córdova.

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Enseñanzas y experiencias. — La derrota del ejército realista no fue sino la consecuencia de no
haber sabido explotar la victoria de Cotagaita. Por otra parte, el general Córdova había cometido el
error de fraccionar su ejér3ito dejando la mayor parte en Cotagaita, lanzándose únicamente con 800
hombres y 4 piezas de artillería contra todo el ejército patriota que había sido reforzado.
Es de aplaudir el ardid de que se valió Balcarce para atraer a su adversario, ya que en la guerra hay
que emplear todos los recursos y astucia para engañar al enemigo. En cambio, es censurable la
conducta del general realista por no haber empleado ninguna clase de exploración antes del
combate, mucho más si el terreno se prestaba para sorpresas y emboscadas; al haberlo hecho así,
habría sido descubierto el grueso del ejército patriota oculto en la hondonada donde se había
colocado.
Además, Córdova, en lugar de haberse lanzado con la masa de su ejército sobre la infantería de
Dorrego, que se retiraba, debió perseguirla empleando únicamente su caballería, sin comprometer el
grueso, lo cual fue su perdición.
BATALLA DE AROMA
(14 de Noviembre de 1810)
Tan pronto como supo el pueblo de Cochabamba la revoluciones de La Paz y de Buenos Aires, se
pronunció en favor de la Independencia, acaudillado por el patriota Esteban Arce.
Oruro, a la noticia del pronunciamiento de Cochabamba, secundó también el movimiento,
encabezado por el patriota Tomás Barrón.
Las autoridades reales, trataron de sofocar este movimiento y fue entonces que Barrón pidió
refuerzos a Cochabamba, mientras el general realista, Ramírez, enviaba desde La Paz un
destacamento compuesto por 600 infantes y 200 dragones a caballo, bajo las órdenes del coronel
Francisco Piérola, con la misión de escarmentar a los sublevados de Cochabamba que se habían
apoderado de Oruro.
En efecto, los cochabambinos organizaron un ejército de más de mil hombres que, bajo el comando
de Arce se puso en marcha el 19 de octubre, arribando a Oruro (día 22 del mismo mes, donde fue
reforzado con dos compañías de infantería y dos piezas de artillería, organizadas por los patriotas de
Oruro.
El Ejército patriota, quedó organizado como sigue:
Infantería: 12 compañías de 78 plazas cada una.
Caballería: "Patricios de Caballería", 180 hombres.
Artillería: Diez piezas de estaño, con 40 hombres.
Tropas Auxiliares: 500 hombres llevados de Sacaba por el patriota José Rojas, más 174 indios
encargados de conducir los víveres y demás pertrechos de guerra.
Este ejército, de cerca de dos mil hombres, el primero organizado en el Alto Perú con elemento
criollo, "formaba un conjunto abigarrado de hombres que usaban grandes sombreros de lana o
monteras de cuero. Todos tenían el pantalón arremangado y calzaban tuertes ojotas de cuero”.
Los infantes iban mal armados, sólo algunos tenían fusiles o escopetas y otros chuzos, pero los más,
grandes makanas de palo, hondas y látigos sujetos a fuertes mangos de madera.
La caballería, por toda arma, tenía largas varas, en cuyas puntas brillaban enormes cuchillos
sólidamente amarrados a ellas con cuerdas; muy pocos sables.
El terreno. — La llanura de Aroma se extiende hasta el pueblo de Panduro, formando una
hondonaba cubierta de matorrales de tola. Está cruzada por un pequeño arroyo que bajando de las
colmas del Este, pasa por cerca de la antigua casa de posta. La llanura, después de extenderse
alguna distancia, empieza a elevarse otra vez insensiblemente, hasta el pueblo de Sicasica.
Por esta ondulación y bordeando el pie de las colinas bajas, avanzaban las tropas realistas cuando
fueron avistadas por los patriotas. (Ver croquis Nº4).
La Batalla. — Avistados ambos ejércitos en la llanura de Aroma, el jefe realista no se preocupó de
buscar posiciones, se concretó a hacer formar sus tropas en batalla alocándolas en línea para recibir

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al adversario con nutridas descargas, en tanto que la infantería de Arce avanzaba cubriéndose con los
telares a cada descarga enemiga, mientras la caballería patriota maniobraba tratando de cortar la
retirada por el flanco izquierdo.
La artillería independiente había a su vez emplazado sus cañones de estaño en unas pequeñas
elevaciones del terreno existentes en el costado derecho, escoltada por una fracción de caballería.
En pocos minutos el ejército del rey se vio asaltado por la infantería enemiga, que agazapándose
entre los matorrales, había avanzado como un alud, entablando luego una lucha desesperada. Pronto
fueron desarmados a palos los realistas que, sin poder volver a cargar sus armas, se vieron envueltos
por todas partes, hasta que después de más de una hora de lucha al arma blanca se vieron obligados
a emprender retirada sobre Sicasica, perseguidos por la caballería patriota, para luego replegarse
hasta Guaqui, donde estaba situado su cuartel general.

CROQUIS No 4

Enseñanzas y experiencias. — Bajo el punto de vista estratégico, el triunfo de Aroma tuvo


consecuencias trascendentales. Pues el plan del generalísimo Goyeneche, que se hallaba situado con
el grueso de su ejército en el Desaguadero, era el de avanzar hasta Oruro y Cochabamba para ahogar
toda idea libertaria de esos pueblos, pero con la derrota sufrida en Aroma fue desbaratado dicho plan
estratégico; lo que demuestra que una batalla victoriosa influye decisivamente en el resto de las
operaciones y en la suerte de un ejército y, por consiguiente, en el de una nación.
Por otra parte, este triunfo alentó a las demás provincias altoperuanas que se apresuraron a
proclamar la independencia, y facilitó el ingreso del primer Ejército Auxiliar argentino a órdenes de
Balcarce y de Castelli.
Bajo el punto de vista táctico, esta batalla nos enseña que un ejército pequeño puede siempre triunfar
cuando va con la resolución de vencer.
En cuanto al Jefe realista, sintiendo profundo desprecio por la horda desarmada que lo atacaba, no
había tratado de tomar ninguna medida táctica para iniciar el combate; sin buscar posiciones se
concretó a recibirla con descargas, faltando así a los preceptos tácticos que aconsejan atacar al

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enemigo en terreno llano y no permanecer inactivo.
BATALLA DE GUAQUI (20 de Junio de 1811)
Después del triunfo obtenido en Suipacha (noviembre de 1810), el Ejército Auxiliar argentino
continuó su avance hasta ocupar primero Potosí y Chuquisaca y luego Oruro para después situarse
en La Paz, desde donde pactó con el general realista Goyeneche, un armisticio por cuarenta días.
Una vez firmado el armisticio, Castelli, que como representante de la Junta de Buenos Aires
acompañaba a Balcarce, estableció su cuartel general en Guaqui. (Ver croquis Nº5).
Composición de los ejércitos. — El ejército patriota sumaba cerca de seis mil hombres agrupados
en cinco divisiones llamadas de la derecha, del centro, de la izquierda y la reserva.
La caballería se componía de 1.200 jinetes; la artillería contaba con 17 cañones. El comando del
ejército lo tenía el general Balcarce.

CROQUIS No 5

El ejército realista, que sumaba 6.500 hombres, estaba dividido en tres divisiones denominadas
también de la Derecha, de la Izquierda y del Centro.
Tenía Goyeneche su cuartel general en Zepita; sus divisiones estaban dislocadas entre este último
punto y los pueblos inmediatos. El puente del Desaguadero estaba defendido por un fuerte
destacamento de infantería y artillería, esta última emplazada en las alturas de Vila Vila.
El terreno. — Una cadena de alturas se dirige desde Vila Vila hacia el Sudeste cortando la planicie

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y formando dos valles limitados el uno por el lago Titicaca, al este, y el otro por el río Desaguadero,
al oeste. El primero se denomina Azafrán, y a su salida está el puerto de Guaqui a 37 kilómetros de
Vila Vila; el otro es el de Jesús de Machaca, pueblo situado al sudeste de Guaqui.
A diez kilómetros al oeste de este último punto, Guaqui, está la quebrada de Yuraicoragua, que
abarca una longitud de casi tres kilómetros y que une ambos valles.
Despliegue del Ejército patriota. — Guaqui, situado en el lugar más abierto del llano, era un punto
poco estratégico con relación al adversario; entregaba el dominio del rio Desaguadero al enemigo,
que podía avanzar cubriéndose con las alturas hasta posesionarse de la quebrada de Yuraicoragua y
atacar a los patriotas por el flanco.
Castelli y Balcarce, comprendiéndolo así, resolvieron cambiar la colocación de su ejército.
Librando algunas escaramuzas con pequeñas fracciones adelantadas del enemigo, pudieron ocupar
los siguientes puntos: La caballería se situó en el pueblo de Jesús de Machaca, luego en el Puente
Nuevo que fue construido rápidamente a 10 kilómetros aguas abajo del ocupado por Goyeneche;
dos divisiones acamparon a la entrada de Yuraicoragua, en la pampa de Jesús de Machaca; el resto
avanzó al Este al lado del lago.
Con tal fraccionamiento el ejército patriota quedó dividido, contra todo principio táctico.
La batalla. — A media noche del 19, antes de que se cumpliera el plazo del armisticio, el ejército
real pasó el Desaguadero, dividido en tres columnas de ataque: La División de la Derecha tomó la
pampa de Jesús de Machaca, y la de la Izquierda siguió por el Azafranal; la del Centro avanzó por
las alturas que divide ambas quebradas para auxiliar a cualquiera de las anteriores.
El objetivo de las tres columnas era ocupar la quebrada de Yuraicoragua e impedir la unión de los
cuerpos patriotas. En efecto, la columna de la izquierda a mando de Goyeneche marchó sobre
Guaqui, y la de la derecha sobre Jesús de Machaca. El movimiento fue combinado y ejecutado con
rapidez.
A las 8 de la mañana la columna de Goyeneche sorprendía a Balcarce, que apenas pudo hacer
formar a sus tropas y hacer funcionar su artillería cerca del lago, en tanto que la columna realista del
centro, reforzaba a Goyeneche flanqueando a los patriotas por la izquierda.
A pesar de todo, la resistencia de Balcarce fue enérgica pero no pudo contener el avance arrollador
del enemigo y tuvo que replegarse sobre Guaqui, de donde también fue desalojado abandonando 15
cañones con sus municiones.
La otra división patriota, acampada al otro lado de la quebrada, apenas pudo formarse en la pampa
de Jesús de Machaca, y cuando quiso ir en auxilio de Balcarce, fue rechazada con pérdida de dos
piezas de artillería y un batallón que fue destrozado.
Viendo los patriotas que nuevas tropas enemigas acudían en protección de los realistas, abandonaron
el campo salvando parte de su artillería. Los realistas, dueños de la situación, se disponían a
emprender la persecución, pero en esto la caballería patriota, que había sido destacada sobre el
Puente Nuevo, al oír el ruido del combate emprendió galope tomando campo traviesa sobre Jesús de
Machaca, y cayó repentinamente sobre los realistas.
La presencia de la caballería patriota en aquel momento fue oportuna: ella cortó el combate y la
persecución realista. Colocándose en una altura y haciendo fuego de artillería contuvo a los
vencedores, que tuvieron que replegarse sobre Guaqui. A su vez los patriotas tuvieron también que
replegarse el día 22 sobre Viacha y La Paz llevando algunos cañones que habían podido ser salvados
por la caballería de Balcarce.
Los Jefes patriotas tomaron la ruta de Chuquisaca sin saber nada de su ejército destruido. La
caballería, con parte de la artillería, se internó en los valles de Cochabamba juntamente con el
general Díaz Vélez, que había podido rehacer una división de 800 hombres.
Enseñanzas y experiencias. — Desde luego, la primera colocación del ejército patriota en Guaqui
era poco estratégica, en campo abierto, que dejaba al dominio enemigo todo el rio Desaguadero y las
alturas desde las cuales se domina el lago y el río, y por donde avanzó el ejército realista.

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En la segunda posición, Balcarce cometió el error de fraccionar su ejército contra todo principio que
prescribe que cuando hay probabilidades de chocar con el enemigo, el comandante debe reunir sus
tropas y atacar con toda la masa. En este caso, el ejército patriota fue débil en las dos partes, en la
pampa de Azafrani y en la de Jesús de Machaca.
Otro error de Balcarce fue destacar toda su caballería hacia el Puente Nuevo, descuidando
totalmente la exploración sobre Vila Vila; pues no había adoptado ninguna medida de seguridad en
esta dirección, facilitando así a que Goyeneche pudiera sorprender fácilmente a su ejército en el
campamento de Guaqui.
La conducta observada por la caballería patriota, constituye una gran enseñanza. Destacada a gran
distancia en misión independiente, oye el estampido del cañón, se dirige veloz al campo de batalla y
contiene a las tropas vencedoras paralizando la persecución a los derrotados. Esto demuestra que
una tropa enemiga destacada a un flanco, es siempre peligrosa. La caballería patriota cumplió pues
su misión, conforme a lo prescrito por la táctica, que indica que cuando una tropa alejada oye el
ruido de combate en el cuerpo principal, debe acudir a él por propia iniciativa, caso que fue
confirmado en Vilcapugio, como veremos más adelante.
En cuanto al Jefe realista, Goyeneche, no supo explotar su victoria aniquilando totalmente al
enemigo. Pues dejó que, tanto Díaz Vélez como el comandante Francisco Rivero, jefe de la
caballería patriota, reorganizaran algunas tropas y se retiraran tranquilos llevando más o menos unos
1.800 hombres y el resto de su artillería hasta Cochabamba, donde sobre esta base, pudieron
organizar otro ejército y librar la batalla de Amiraya dos meses después, es decir que Goyeneche
procedió contra el principio militar que dice: "La persecución debe ser ejecutada con rapidez,
impidiendo al enemigo su repliegue y reorganización; pues una persecución rápida da al vencedor
más ventaja que el triunfo mismo".
Goyeneche, decimos, en lugar de emprender esa persecución y ocupar con su ejército puntos
importantes del Alto Perú, como La Paz o Cochabamba, repasó el Desaguadero donde estuvo
inactivo hasta principios de agosto, casi dos meses; sólo cuando supo la nueva sublevación de
Cochabamba movilizó su ejército y se dirigió allí.
COMBATE DE NAZARENO
(12 de Enero de 1812)
El general patriota, Díaz Vélez, después de las derrotas sufridas en Guaqui y Amiraya
(Cochabamba), esta última en agosto de 1811, se retiró a la cabeza de 800 nombres y se internó en la
provincia de Salta.
El Gobierno de Buenos Aires había enviado al general Pueyrredón a reorganizar los restos del
ejército vencido en Guaqui, que lo puso en pie de 1.700 hombres, y cuando supo la nueva
insurrección de Cochabamba y con objeto de contener el avance del ejército realista del Sur, envió
como vanguardia un destacamento de las tres armas y fuerte de 800 hombres, al mando del general
Díaz Vélez, hasta el pueblo de Yavi.
Goyeneche, por su parte, había destacado una vanguardia de unos 1.600 hombres a mando del
coronel Picoaga, para que detuviese el avance del destacamento patriota.
Después de ligeros combates entre las fuerzas de Díaz Vélez y Picoaga, este último se situó cerca de
Suipacha, mientras su contendor pasaba a ocupar el caserío de Nazareno. (Ver croquis Nº 3).
El día 12 de enero de 1812, el general patriota resolvió atacar en sus posiciones a Picoaga, y
comenzó a vadear el río, que estaba crecido. Empero, la creciente del río arrastró a varios soldados e
Impidió el paso del resto del ejército patriota, y Díaz Vélez tuvo que retirarse a sus posiciones
dejando 170 soldados ahogados.
Seis días después, Picoaga había resuelto tomar la ofensiva, pero en esto había llegado al
campamento realista el general Pío Tristán, quien ordenó suspender el ataque hasta que llegase el
Batallón "Abancay", que venia de refuerzo.
Díaz Vélez, que tuvo conocimiento de lo que ocurría en el campo enemigo, y aprovechando la

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noche, emprendió retirada hasta Humahuaca, situado a 48 leguas de Nazareno.
Las disposiciones tomadas por Tristán obedecían a la rivalidad existente entre él y Picoaga, cuyo
prestigio comenzaba a eclipsar el de Tristán en el ejército realista; es decir que el uno hacía sombra
al otro. Esta circunstancia valió para la salvación de las fuerzas de Díaz Vélez, que
irremediablemente estaban pérdidas con los contrastes que habían sufrido días antes, lo que
quebrantó su moral. En su retirada habían abandonado heridos, enfermos y parte de su convoy.
Experiencias y enseñanzas. — La falta de unidad de acción es siempre un paso hacia la derrota.
Los desacuerdos, las rivalidades, las ambiciones personales y esa guerra mezquina y sorda que
estalla muchas veces durante una guerra entre los conductores de las grandes y aún pequeñas
unidades de un ejército, son siempre fatales y jamás dan la victoria: son desgraciadas para la patria.
En el caso presente, la rivalidad entre los jefes realistas, fue funesta para las armas del rey, y
ventajosa para los patriotas que, a no haber primado ese factor, uno de los más graves de la guerra,
habrían sido irremisiblemente perdidas.
Este caso se repitió también en nuestras últimas campañas.
BATALLA DE VILCAPUGIO
(1° de Octubre de 1813
En julio de 1813, había llegado al Alto Perú el segundo Ejército Auxiliar argentino, al comando del
general Manuel Belgrano.
En Potosí se le incorporaron contingentes de patriotas llegados desde Chuquisaca, Tarija y Chichas,
de tal suerte que cuando se dirigió en busca del ejército realista (septiembre), contaba con un ejército
de 3.500 hombres, fuera de una montonera de 2.000 hombres que había organizado el patriota
Cárdenas, y las tropas de caballería que organizaba en Cochabamba el coronel Cornelio Zelaya,
enviado allí para tal objeto con un escuadrón.
Composición de los Ejércitos. — El ejército realista, que contaba con 4.300 hombres, estaba
organizado en tres divisiones con las siguientes unidades:
Batallón "Cazadores".
"Centro".
"Partidarios".
"Provisional".
Regimiento "No 2" (2 batallones).
" "Granaderos del Cuzco".
Escuadrón Nº I.
No 2.
Nº 3.
Artillería 18 piezas (6 por división).

En cuanto a las tropas del general patriota Belgrano, estaban agrupadas en las siguientes unidades:

Regimiento “Cazadores” (2 batallones)


“ “Pardos y Morenos”.
“ Nº8.
Batallón Nº6.
Reg.Cab. Nº1.
“ “ Nº2.
Artillería 14 piezas
El terreno.- Belgrano salio de Potosí el día 5 de septiembre, y el 27 llegó a Vilcapugio donde
estableció su campamento.

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CROQUIS No 6
Es una planicie de cuatro kilómetros de ancho donde se alzan varios cerros y colinas casi aislados,
hacia el Este; una cadena de pequeñas serranías cierra por el Oeste y por cuyas faldas pasa el camino
por donde descendió el ejército realista. (Ver croquis No 6).
La batalla. — El patriota Cárdenas había sido enviado por Belgrano a Cochabamba para que
reclutase más gente, creyendo así poder reunir unos cinco mil hombres; mientras tanto, la idea de
Belgrano era no comprometer batalla.
Cárdenas había llegado al poblado de Pequereque, donde fue sorprendido por el coronel realista
Castro, quien con un escuadrón cayó sobre la escasa tropa que llevaba aquél, destrozándolo y
tomándole la correspondencia oficial del Jefe patriota donde le explicaba su plan y le impartía sus
instrucciones.
El general Joaquín Pezuela, que había reemplazado a Goyeneche en el comando del Ejército
Realista y el que se encontraba acampado en Condo-Condo con el Escuadrón Castro avanzado en
Ancacato observando el camino Oruro—Cochabamba, y en conocimiento del plan de Belgrano,
resolvió buscar la batalla antes de la incorporación del coronel Zelaya con su caballería.
El día 28 movió su ejército sobre Vilcapuglo, ordenando antes al coronel Castro, que se le
incorporase el día 1° de octubre en el campo de batalla.
El día 30 emprendió marcha con su ejército a las 12 del día, y al caer la tarde el Ejército real
coronaba las alturas próximas a Vilcapugio, sin ser notado por el de Belgrano que se ejercitaba en
hacer maniobras de despliegue en la vasta llanura. Pezuela, adelantándose a sus tropas, se situó en la
altura, desde donde observó las maniobras que
realizaban el enemigo, su número y las posiciones que ocupaba.
A las 12 de la noche continuó su marcha el ejército realista resuelto a entablar batalla a cualquier
hora, y al asomar el día, los centinelas patriotas fueron sorprendidos con la presencia del enemigo.
Avisado Belgrano de que el adversario estaba a la vista, se resistió a creer, pero cuando se convenció

23
de la realidad, mandó incendiar los pequeños caseríos de la posta, para a favor del humo, ocultando
su movimiento al enemigo, ocupar las posiciones que tenía elegidas.
La formación de batalla del ejército patriota, era la siguiente:
En el ala derecha: Regimiento "Cazadores"; centro; Regimiento "Pardos y Morenos"; ala
izquierda: Regimiento No 8. Todas estas unidades en columnas concentradas en línea. Cubría los
flancos la caballería, dividida en dos mitades. Constituía la reserva, a cincuenta metros de distancia,
el Regimiento N' 6. La artillería fue distribuida por
secciones en los intervalos de primera línea.
Los indios, que arrastraron la artillería a falta de acémilas, fueron a colocarse en las alturas.
Al descender al llano, el general Pezuela formó su línea de batalla en el orden siguiente:
Ala derecha: Batallón "Cazadores", Regimiento "Granaderos del Cuzco", un escuadrón de
caballería y 4 piezas de artillería. Centro: Regimiento N° 2. Batallón "Centro", un escuadrón de
caballería y 4 piezas de artillería. Izquierda: Batallones "Partidarios" y "Provisional", un escuadrón
de caballería y 4 piezas de artillería. El resto de las tropas constituyó la Reserva.
Formado el Ejército Real en columnas paralelas, marchó en este orden hasta colocarse frente al
ejército de Belgrano; entonces tomó la formación en batalla, poniéndose paralelo al enemigo.
Iniciada la acción, el ejército realista vióse obligado a batirse en retirada a eso de las tres de la tarde,
pero en esto un toque inoportuno de reunión en la retaguardia del ejército argentino, paralizó la
persecución de éste en toda línea y emprendió retirada sin causa justificada.
Es entonces que Pezuela, reuniendo sus fuerzas que no estaban totalmente derrotadas, vuelve a
contraatacar y obtiene la victoria valientemente secundado por la caballería del coronel Castro, que
cumpliendo la orden de su jefe se había presentado de improviso en el campo de batalla,
cargando contra los patriotas que al sentirse acuchillados por retaguardia abandonaron el campo
cuando eran ya vencedores, dejando 900 artillería, numerosos prisioneros, parques y bagajes.
En vano Belgrano, tomando el estandarte argentino trató de reunir su ejército con objeto de reiniciar
la batalla. Los que pudieron incorporársele no pasaron de 200, con una pieza de artillería, y con los
cuales emprendió la retirada sobre Macha, mientras que el general Díaz Velez tomaba rumbo a
Potosí para reunir a los dispersos que habían huido por esa ruta.
Experiencias y enseñar.- Es aplaudir el despliegue del ejército de Belgrano, al frente del enemigo
cubriéndose con el humo producido por el incendio de las casuchas de la posta; pues así pudo
ocultar sus movimientos al haber sido sorprendido por el adversario.
En cambio es de censurar 1º.- La ninguna vigilancia del campamento patriota, ya que la falta de
exploración de su caballería estando tan próximo el enemigo produjo la sorpresa de que fue objeto
en la mañana del 1º de octubre.
2° — El error de haber debilitado su escasa caballería que no pasaba de 500 hombres,
distribuyéndola sobre el frente y los flancos. La eficacia de esta arma en aquellos tiempos residía
en el choque con toda la masa es decir la carga al galope, lo que no ocurrió por haber estado
dividida. 3° — También fue un error fraccionar la artillería e intercalarla entre la línea de infantería
cuando pudo haberla emplazado en las alturas que tenia próximas el ejército patriota. 4° — Situó
sus reservas tan próximas a la línea de batalla, que estas se vieron incorporadas de hecho en la
primera línea “Las reservas – dice un principio táctico — no deben estar tan próximas a la línea de
combate, para no sufrir el fuego enemigo, ni tan lejanas, para poder intervenir oportunamente en la
acción ya sea reforzando la primera línea o ejecutando un movimiento envolvente".
Por último, si Belgrano no deseaba entablar batalla antes de la incorporación de Zelaya y de
Cárdenas, no debió acampar tan próximo al enemigo, su deber era buscar otro punto más alejado y
rehuir la batalla.
En cuanto al Ejército Real, es de aplaudir la resolución del general Pezuela al buscar la batalla antes
de que el enemigo se hiciese más fuerte con los refuerzos que debían llegarle, y, sobre todo, haber
sabido explotar la casual caída en su poder de los documentos tomados al patriota Cárdenas. Este

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episodio se repitió también 121 años más tarde, durante la guerra del Chaco, en la batalla del
Carmen.
También es de aplaudir al Jefe realista su observación personal en las alturas de Vilcapugio,
adelantándose
a sus tropas para examinar y darse cuenta del terreno y de la situación del enemigo. La observación
personal vale más que todas las informaciones de terceras personas y de la carta.
En cambio, es de censurar el haber dispuesto la marcha o avance de su ejército en formación
profunda al frente del enemigo y en una extensión de dos kilómetros y medio, exponiéndole a ser
envuelto por la caballería adversaria.
En cuanto al proceder del coronel Castro, que se presentó sorpresivamente por la retaguardia
patriota cuando ésta estaba ya victoriosa, confirma lo que expresamos al considerar la batalla de
Guaqui.
BATALLA DE AYOHUMA
(14 de Noviembre de 1813)
Después de la derrota de Vilcapugio, Belgrano tomó el camino de Chayanta con los restos de su
destrozado ejército. a fin de encontrar al coronel Zelaya en el trayecto, mientras el general Díaz
Vélez llegada a Potosí después de haber reunido unos 600 hombres dispersados en la acción de
Vilcapuglo.
El pueblo de Macha fue el punto elegido por Belgrano para reorganizar su ejército. Pues desde aquí
demandó a los pueblos altoperuanos el envío de hombres, de armas, de municiones, de caballos,
víveres y otros implementos con qué poder proseguir la campaña, en tanto que Díaz Vélez se le
incorporaba con 500 soldados armados y equipados, así como el coronel Zelaya con 30 jinetes. Con
estos aportes el ejército de Belgrano llegó a sumar un total de 3.400 hombres.
Entre tanto, el ejército realista sufría la falta de medios de movilidad, sin víveres y sin forraje en su
campamento de Condo Condo a donde habíase retirado después de su triunfo de Vilcapugio. Pero al
fin el 29 de octubre pudo levantar su campo llevando la impedimenta en 600 burros y llamas y la
artillería conducida a brazo de indios.
La marcha por la cordillera fue penosísima debido a las lluvias, nevadas y granizo, hasta que al fin
pudo llegar el día 22 de noviembre a los altos de Taquiri, donde hizo alto en vista de que el enemigo
había acampado también por su parte en las faldas de Ayohuma, como a dos leguas de distancia.
(Ver croquis Nº 7).
En este mismo día el general español reconoció las posiciones patriotas con el auxilio de un anteojo,
y dictó sus disposiciones para poder librar la batalla al siguiente día.
De otra parte, antes de que Belgrano moviese su ejército del pueblo de Macha, habían surgido serias
disensiones entre los jefes patriotas: los unos querían dar la batalla a todo trance y los otros opinaban
por la retirada ya sea a Potosí o a Oruro, hasta que Belgrano decidió la cuestión, diciendo: 'Yo
respondo a la nación con mi cabeza del éxito de la batalla". En la noche del 8 emprendió marcha
hasta el campo de Ayohuma, situado a tres leguas de Macha.

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CROQUIS No 7
El terreno. — La planicie de Ayohuma es una meseta formada por la montaña del mismo nombre, a
cuyo pie corre el río Ayohuma y paralelamente a él se prolonga una lomada larga y angosta
flanqueada por el referido río y el riacho de Salinas. Por el barranco del río principal pasa un camino
donde pueden ocultarse hasta unos 300 hombres, sin subir al llano.
Montículos y cerros de poca altura se alzan en toda la llanura cruzada por los caminos a Macha y
Potosí y algunos hondos barrancos que siguen la inclinación del terreno. Hacia a la parte del camino
a Potosí y como a mella legua de los montículos indicados, limitando la pampa al sud-oeste, se
alzan algunas lomas muy pedregosas a cuyo pie corre un riacho de poco caudal de agua.
Orden de batalla. — Ejército Patriota: Su derecha, apoyada en un cerro y cubierta con un
barranco, estaba formada por el Regimiento "Dragones" y los Batallones "Pardos y Morenos";
seguían en el centro los batallones N° 6 y N o 1; en la izquierda la caballería. La artillería se colocó
contra los batallones 1° y 6°. La reserva se componía de tropas colecticias, mal armadas; la
caballería, armada con picas y montada en mulos.
Este ejército constaba más o menos de 3.200 hombres, con 8 cañones de una y dos pulgadas, y de
poco alcance.
Ejército del Rey: el ala derecha estaba constituida por el Batallón "Cazadores", el Regimiento
"Granaderos del Cuzco" y el Escuadrón "Lanceros". En el centro formaban el Regimiento N° 2, el
Batallón "Centro" y un escuadrón de caballería. En la izquierda el Batallón "Partidarios" y un
escuadrón de caballería.
La artillería, con 18 piezas de calibre 4 y 5, se situó a retaguardia de las alas.
De cada unidad fueron destacados treinta hombres que se desplegaron en tiradores amagando la
derecha de los patriotas.
El ejército español se componía de 3.500 hombres, de los cuales tres mil eran de infantería,
trescientos de caballería y doscientos de artillería.
La batalla. — El ejército patriota se situó en medio de la pampa, dejando las colinas a espaldas de
su izquierda y dando frente al río y la cuesta, con lo que quedó cerrado el camino de Macha.
Para llegar a la línea patriota, el realista tenía que descender la angosta y escabrosa Cuesta Blanca,
pasar el río, salvar las lomadas, así como el barranco, que era el obstáculo más penoso. El general
realista se dio cuenta de la intención de Belgrano, quien, para envolverlo posiblemente por ambos
flancos, lo esperó en sus posiciones, revelando así su propósito.
El ejército real comenzó a descender la empinada el día 14 en la mañana; las tropas bajaban en
columna y los jinetes conduciendo a pie su caballo, la artillería bajaba cargada en mulos; de tal
suerte que no podía ser más comprometida la situación de los realistas, ya que desde el campo
patriota se distinguía perfectamente el descenso del ejército enemigo.
Un ataque en ése momento era la segura derrota del ejército del Rey. Cuando se dio cuenta de esto

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uno de los oficiales de Belgrano, le dijo: "Mi General, el enemigo ya va a pisar el llano, lancémonos
sobre él y obtendremos el triunfo; déme usted un escuadrón y le respondo de la victoria".
Belgrano, aferrado en su plan de combate, le contestó: "No se aflija mi Teniente, deje que bajen
todos para que no escape ninguno, el triunfo es nuestro".
Mientras tanto, el ejército real llegó al llano, atravesó el río y formó en columnas paralelas detrás de
las lomadas, ocultando así su movimiento a los patriotas. Estos, entre tanto, habían levantado un
altar en el centro del campamento y oían devotamente una misa de campaña, en tanto que Pezuela,
aprovechando de ese descuido, se corría a la izquierda y se presentaba amagando la derecha de los
patriotas, es decir por donde menos pensó Belgrano.
A las 10 de la mañana la artillería realista rompía un fuego intenso que duró media hora, el que fue
contestado apenas por los patriotas; pues Belgrano tuvo que hacer un cambio de frente retirando
rápidamente su derecha y adelantando su izquierda, con lo cual quedó frente a un barranco y sin
espacio para hacer maniobrar su caballería.
Los 18 cañones realistas abrían claros en los batallones patriotas, pero a pesar de ello resistieron
heroicamente hasta calar las bayonetas y avanzar sobre el enemigo; muy próximo rompió el fuego
con una certera precisión, que hizo pensar en la victoria, en tanto que la caballería se lanzaba lanza
en ristre sobre el vacilante adversario. Pero entonces el general realista concentró en su izquierda a
toda su caballería disponiendo que el citado flanco fuera reforzado por dos batallones y dos piezas
de artillería. La caballería patriota se estrelló contra esa masa sufriendo el fuego a metralla de los
cañones enemigos, mientras la infantería que asaltaba valientemente, fue detenida por una descarga
que sonó a sus espaldas; pues los flanqueadores realistas habían logrado situarse en la retaguardia
patriota protegidos por unas colmas. Este contratiempo desmoralizó a los infantes patriotas que
comenzaron a dispersarse arrastrando al resto de las tropas.
La batalla estaba perdida. Belgrano, desplegando como en Vilcapugio la bandera argentina, mandó
tocar reunión a media legua del campo de batalla logrando reunir unos 400 infantes y 80 jinetes, y
con ellos tomó la ruta a Potosí, a vista del enemigo que no hizo nada por iniciar la persecución.
Belgrano pudo después internarse hasta Jujuy llevando una diminuta división...
Experiencias y enseñanzas. — A pesar de la derrota sufrida en Vilcapugio, el Ejército Auxiliar
había podido reorganizarse merced al patriotismo de los pueblos altoperuanos, para luego iniciar una
ofensiva estratégica que fue desbaratada en Ayohuma a consecuencia de las malas disposiciones
tácticas adoptadas por el general Belgrano.
En efecto, ya en el campamento de Macha habían surgido graves disensiones entre los jefes
patriotas, disensiones que fueron aplacadas por Belgrano prometiéndoles la victoria que no la
obtuvo; lo cual confirma una vez más que cuando en el comando de un ejército no hay unidad de
pensamiento y de acción, no se puede esperar nunca el triunfo sobre el enemigo.
También el general patriota tuvo el error de confiar demasiado en las ventajas que creía tener la
posición que había elegido, descuidando por otra parte la colocación de tropas de observación o de
avanzada hacia el río y las barrancas, lo que motivó a que el enemigo resguardándose con ellas
hiciese un movimiento de mareo y se le presentara sorpresivamente por donde menos pensaba.
Aún más, al esperar al enemigo en sus posiciones la reveló su propósito de atraerlo hacia ellas para
luego envolverlo, de ahí que Pezuela, dándose perfecta cuenta de ello, varió su plan de ataque
haciéndolo de un modo distinto al que se había imaginado Belgrano.
El hecho de haberse entregado a oficios religiosos a la vista del adversario, cuando éste se
aproximaba en columnas paralelas, fue un error sin atenuantes para Belgrano, que no habría
cometido otro General en Jefe.
En suma, el Segundo Ejército Auxiliar argentino había sido destruido debido a la excesiva confianza
y a los errores tácticos cometidos por su General en Jefe.
BATALLA DE TARVITA
(Marzo de 1814)

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El comandante español Benito López, que guarnecía el pueblo La Laguna con cincuenta veteranos,
supo que en las inmediaciones de Tarvita merodeaba con sus montoneras el guerrillero Padilla, y
resolvió sorprenderlo y batirlo.
Para ello se puso en marcha el día 4 de marzo de 1814, pero el caudillo patriota al tener
conocimiento del avance de los españoles, resolvió adelantarse a la sorpresa y salió a su encuentro,
habiendo tenido lugar el choque en las inmediaciones del poblado de Tarvita. La lucha fue tenaz y
sangrienta, duró más de dos horas hasta que el Jefe español arrollado por los insurrectos, que lo
envolvieron por los flancos, tuvo que emprender una rápida retirada a la población, donde ocupó la
casa cural fortificándola inmediatamente formando sólidas aspilleras en las ventanas de un
espacioso granero.
A poco llegó Padilla con sus huestes, siendo recibido con fuego nutrido de parte de los españoles.
Trató de incendiar al granero, lo que no pudo realizar; entonces concibió una audaz idea que la puso
en práctica con magníficos resultados: Cogió una escalera y colocándola en un sitio apropiado, trepó
al techo, practicó un agujero en la cumbre e introdujo por él un cesto de ají ardiendo sujetándolo con
lazos mojados, de manera que quedó el cesto pendiente como una lámpara.
El humo producido por el ají, que es irrespirable, obligó a los españoles a salir del granero casi
asfixiado y cegado, cayendo todos ellos prisioneros de Padilla.
Pocos días después las avanzadas de Padilla tomaron una comunicación que desde Chuquisaca
dirigía el Sub delegado al comandante López, anunciándole su marcha con 110 hombres y
previniéndole que no diera combate en tanto que no se reuniera con él.
Al momento Padilla, cuya fuerza se armó con los fusiles y municiones de los prisioneros, se aprestó
para el combate, y salió al encuentro de sus nuevos enemigos el día 19, avistándolos a una legua del
pueblo.
Padilla cayó sobre ellos y arremetió con tal furor, que en pocos minutos los sitió y tomó prisioneros,
enviándolos a la Angostura donde los patriotas habían establecido su cuartel general.
Experiencias y enseñanzas. — Aunque el guerrillero Padilla no conocía el arte militar, procedió en
esta acción de armas con bastante lógica y, sobre todo, con iniciativa. Practicó el principio táctico de
tomar la ofensiva antes que el enemigo, al salir al encuentro de López; luego atacó rápido con sus
casi desarmadas tropas por ambas alas hasta
arrollar a su adversario.
Cuando los españoles se posesionaron de la casa cura!, practicó otro principio: el de sitiar al
enemigo por todos los medios, luego concibió la idea de obligarlo a abandonar su posición mediante
una estratagema ingeniosa que puede calificarse como la precursora del empleo de los gases
asfixiantes usados un siglo más tarde en la guerra mundial de 1914 -18.
Por último, al salir al encuentro de su nuevo adversario, vuelve a practicar el principio de tomar la
ofensiva en forma rápida, lo que le aseguró el triunfo.
COMBATE DE CARRETAS
(2 de Mayo de 1814)
El patriota Manuel Ascencio Padilla, en unión de otros guerrilleros, había conseguido reunir algunas
tropas, en su mayor parte montoneras, con las que, después de varias escaramuzas con los soldados
realistas, fue a situarse en el cerro llamado de las Carretas, en la serranía que corre entre los pueblos
de Tarabuco y Yamparáez, y la cual es bastante accidentada.
El general Pezuela, considerando que Padilla y sus montoneras constituían un peligro para la
tranquilidad de Chuquisaca y de toda aquella región, había decretado su exterminio, para lo que
dispuso que el coronel Sebastián Benavente saliera de Chuquisaca con su batallón y diera fin con
Padilla y sus montoneros.
El jefe patriota, después de librar pequeños combates, se convenció que tenía que habérselas con
350 infantes y 250 jinetes, es decir, un total de 600 hombres de línea bien armados y equipados, a
los cuales esperó posesionado en el cerro de las Carretas.

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Benavente se presentó el día 2 de mayo al pie de las posiciones elegidas por los patriotas, las que
eran inexpugnables debido a su situación topográfica, de tal suerte que nielado el combate, los
realistas tuvieron que sufrir una feroz acometida por medio de galgas, siendo aplastados son el rodar
de enormes pedrones y una lluvia de piedras lanzadas por las hondas de los patriotas. En vano
trataron le asaltar los peninsulares repetidas veces sin obtener resultado, viéndose obligados a
retirarse a su campamento.
En la noche recibió Padilla como refuerzo irnos 1.500 montoneros, y al siguiente día se renovó el
ataque como el anterior, sin resultado, y así durante seis días, hasta que al fin los realistas pudieron
descubrir, por revelaciones de un indio, un desfiladero o quebrada por donde comenzaron a trepar el
día 7 en la noche cayendo sorpresivamente en las trincheras patriotas, las que viéndose
completamente flanqueadas, con amenaza de su retaguardia, tuvieron que retirarse llevándose dos
falconetes y una espingarda.
Experiencias y enseñanzas. — El guerrillero Padilla, si bien no era militar de carrera, ignorante por
lo tanto de los preceptos de la táctica y de la estrategia, había descuidado cubrir sus flancos, muy
especialmente el desfiladero por el que se presentó el enemigo.
Esta experiencia confirma una vez más aquel principio que prescribe que en la guerra defensiva es
condición
indispensable asegurar con tropas adelantadas los puntos probables de acceso del adversario, mucho
más tratándose de quebradas, desfiladeros, sendas, caminos, etc., etc.
Era en las noches cuando Padilla debió redoblar su vigilancia colocando por lo menos centinelas a
distancia.
BATALLA DE LA FLORIDA
(25 de Mayo de 1814)
El coronel José Antonio de Arenales había organizado en el pueblo de Abapó (Santa Cruz) un
batallón de infantería de 700 plazas, con más una batería de artillería de 80 hombres que estaba
armada con cuatro cañones, dos de calibre 1 y dos de a 4.
El 12 de mayo se le unió el patriota coronel Warnes con un contingente de 300 hombres, que con los
de Arenales sumaron un total de 1.080 combatientes. Las fuerzas de Warnes estaban organizadas de
esta manera: Un batallón denominado "Pardos y Morenos" y un escuadrón de caballería a órdenes
del comandante José Manuel Mercado.
Entre tanto, el coronel realista Joaquín Blanco salió de Santa Cruz en busca de los patriotas con una
fuerza igual a la de éstos, aunque superior en armas, en organización y en disciplina, pues constaba
de 600 infantes, 500 jinetes y dos piezas de artillería de calibre 4. Los jinetes tenían lanzas, sables y
carabinas.

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CROQUIS No 8
El terreno. — Se hallaban los patriotas en el divortío aquarum de los ríos Pücomayo y Guapay,
desde donde marcharon apoyando uno de sus flancos en la cordillera y rompiendo por una inmensa
planicie cubierta de espesa selva, hasta que llegaron a un desfiladero, en cuya boca se posesionó el
comandante Mercado en observación con una fracción de su caballería, en tanto que el resto de sus
fuerzas llegaba al amanecer del día 25 al pueblecito denominado "La Florida", situado en las
márgenes del río Piray (no el de Santa Cruz), el cual, unido a otro de pocas aguas, toma el nombre
de río de La Florida. (Ver croquis Nº 8).
Fue este sitio, donde se levanta una barranca de más de dos metros de elevación y a cuyo pie corre el
río, el elegido por Arenales para esperar a su adversario. Además, por un lado se extiende una
llanura montuosa, y por derecha e izquierda bordean a la barranca dos cejas de bosque hasta
perderse en una planicie casi sin vegetación en cuyo
extremo está situado el mencionado pueblo de La Florida.
Colocación de las tropas patrióticas. — Arenales emplazó su artillería en la planicie escampada y
situó su caballería en los flancos de aquella. Construyó en la barranca una trinchera-abrigo, con
ramas y arena, y allí emboscó la infantería, formando una de sus alas.
La batalla. — A las 11 y 30 del referido día 25 de mayo, Mercado, librando pequeños combates
dilatorios en el desfiladero, se replegó sobre su línea principal atrayendo así al enemigo, el cual, al
descubrir la línea de los patriotas, desplegó su línea de batalla lanzando tiradores por ambos flancos,
mientras tronaban sus cañones y la infantería rompía un fuego vivo sobre el frente patriota.
La artillería de Arenales contestó a la enemiga tirando por sobre su oculta infantería, que permanecía
lista con sus armas preparadas, mientras la realista comenzaba a pasar el río. Fue entonces que a una
señal de Arenales hizo una descarga cerrada sobre los tiradores realistas y repentinamente se lanzó a
paso de carga envolviendo, rápidamente la izquierda enemiga y obligándola a iniciar una precipitada
retirada.
Al mismo tiempo cayó Warnes por el otro flanco infligiendo una nueva derrota al resto de los
realistas, cuya caballería fue desordenada y perseguida hasta el pueblo, juntamente con la infantería.
Fue aquí donde el jefe realista, Blanco, pudo rehacer la batalla en las calles del pueblo trabando un
rudo combate a sable, lanza y bayoneta. Pero a poco era muerto el valeroso jefe español

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ocasionando la derrota definitiva, pues sus tropas se dispersaron por todas partes.
Experiencias y enseñanzas. — Consecuente al principio militar de buscar un terreno en el que
pudiera actuar cada arma con regularidad, el coronel Arenales eligió el sitio apropiado y allí resolvió
librar la batalla, ya que tenía un campo despejado para hacer actuar su caballería y un barranco
extenso y profundo para ocultar su infantería por sobre la que podía disparar su artillería.
Estuvo acertado al disponer que el comandante Mercado ocupara la base del desfiladero por donde
tenía que atravesar el adversario. "El defensor — dice la Táctica — se colocará de manera de
dificultar el paso de las tropas enemigas por el desfiladero y oponiéndose a su despliegue". En el
presente caso. Mercado, con su reducido escuadrón, se colocó a la entrada del desfiladero, esperó la
aproximación del enemigo y retardó el avance de éste mediante combates dilatorios, dando así
tiempo a que el grueso elidiera un sitio apropiado y se alistara para la batalla.
El haber usado del recurso de la emboscada, estuvo acorde con el principio táctico que prescribe esta
clase de guerra. "La emboscada es una posición de carácter netamente pasivo, que se establece en un
punto por donde el enemigo debe pasar, para atacarlo en el momento favorable por sorpresa. La
configuración del terreno determinará
qué armas pueden emplearse con mayores probabilidades de éxito".
La infantería emboscada por Arenales, cumplió pues admirablemente su cometido o misión al haber
sorprendido al enemigo cuando éste pasaba el río confiando en el triunfo por la superioridad de sus
armas.
BATALLA DE VILOMA
(27 de Noviembre de 1815)
A principios de 1815, el Gobierno de Buenos Aires había acordado enviar al Alto Perú un tercer
ejército auxiliar de seis mil hombres, bajo el comando del general José Rondeau. cuya vanguardia
fue derrotada en el combate de Ventaimedia el 20 de octubre.

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CROQUIS No 9
En conocimiento de este suceso, el general Rondeau optó por retirarse a Cochabamba, mientras el
general realista, Pezuela, se apresuraba en tomar la ofensiva abandonando su campamento de
Sorasora el lo de noviembre para ponerse en marcha por el camino más directo sobre la capital
cochabambina.
Mientras tanto, se habían incorporado al ejército de Rondeau el coronel Arenales con mil hombres
del Regimiento N° 12, vencedor en La Florida, así como los guerrilleros Padilla, Camargo, Lanza y
oriundo, llevándole algunos contingentes irregulares.
Empero, el general argentino en lugar de utilizar este buen elemento, formando con él un cuerpo
especial comandado por sus caudillos, incorporó a los guerrilleros en los diferentes cuerpos de su
ejército y alejó a sus jefes en comisiones de poca significación.
El general Rondeau, que se retiraba sobre Cochabamba con un ejército falto de disciplina, donde las
rivalidades se suscitaron entre los principales jefes haciendo imposible toda combinación
estratégica, habría sido derrotado mucho antes si el ejército real no hubiera sido sorprendido en su
marcha por un temporal espantoso, es decir, una tempestad de nieve, que le obligó a retroceder hasta
Ventaimedia para no sacrificarse estérilmente.
Fue el 13 de noviembre en que Pezuela levantó su campo y tomando resueltamente la ofensiva,
emprendió marcha sobre Cochabamba por la ruta de Paria, Ventilla y Challa, hasta acampar el día
21 en la quebrada de Tapacari. El 24 continuó la marcha variando de dirección para evitar algunos
fuertes desfiladeros, y se presentó el día 26 en las alturas de Chacapaya, donde encontró algunas
partidas de patriotas. (Ver croquis N° 9).
Pezuela amagó la quebrada, pero encontrando muy rápidas pendientes para su artillería que iba
cargada a lomo, trasladó su ejército a las alturas de Viloma.
El terreno. — A 4 leguas de la ciudad de Cochabamba, en una de las quebradas de Viloma que
conducen a la llanura rodeada de colinas de suave pendiente, acampó el ejército independiente,
posición que Rondeau consideró erróneamente inexpugnable.
En cambio, Pezuela, descubrió con su movimiento las posiciones de su adversario y, comprendiendo
que el plan de éste era defender la quebrada, movió su ejército flanqueando las posiciones del
enemigo y desplegó su línea de batalla sobre el cauce del río.

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El llano estaba cubierto de sembradíos, acequias, paredones y huertos.
Composición de los ejércitos. — El Ejército Real estaba organizado como sigue:
Batallón "Cazadores del Rey".
"Partidarios".
"Castro".
"Del General".

Regimiento "Dragones".

Artillería, con 12 piezas (culebrinas de a 8 y obuses de 7).

El Ejército patriota estuvo constituido de la siguiente manera:


Batallón "Cazadores de la Patria".
Regimiento N° 1.
” N° 7.
” N° 9.
” N° 13 (Florida).
" "Dragones".
" "Granaderos de a Caballo".
Artillería, con 4 cañones largos de a 4; cuatro cortos de igual calibre; dos de a 2, y un obús de
a 7.
La batalla. — Pezuela hizo un movimiento de flanco y neutralizó la ventajosa posición de Rondeau,
quien se vio obligado a cambiar de frente apoyando su centro en unos huertos situados tras de
algunas barrancas del río, y sus flancos con escuadrones de caballería.
Rotos los fuegos por ambas partes, los patriotas fueron desalojados poco a poco de sus posiciones; la
artillería realista hizo estragos, en tanto que la infantería avanzó sobreponiéndose a la patriota que
resistió con tesón admirable; en esto algunos batallones realistas comenzaron a envolver la derecha e
izquierda independiente, con lo cual la batalla estaba perdida por parte de las tropas de Rondeau;
pues en el Regimiento N° 1 cundió el desorden, y el N° 9 fue totalmente aniquilado.
Las pérdidas de los patriotas fueron considerables entre muertos, heridos y prisioneros.
La batalla de Viloma fue la última que se libró en el Alto Perú con la concurrencia de los ejércitos
auxiliares del Río de la Plata; desde entonces empezó la lucha tenaz de los guerrilleros contra el
poder español.
Experiencias y enseñanzas. — Fue un error, debido a la falta de tacto militar en el general
Rondeau, el haber prescindido de la colaboración de los caudillos altoperuanos que tan
patrióticamente habían ido a engrosar las filas de su ejército con sus guerrilleros. La ayuda de tan
poderosos auxiliares habría sido decisiva para el general argentino, puesto que aquellos eran diestros
conocedores del terreno y astutos para las sorpresas y emboscadas.
Lanza, Padilla y sus compañeros se retiraron descontentos, ya que el anhelo de ellos era combatir al
lado de los soldados argentinos para mostrarles su pujanza y valor, 7 el general Rondeau atentó
contra aquel principio de no dispersar las fuerzas y más bien reunirías antes de la batalla. Pero el jefe
patriota dispersó a los que podían haber sido sus más valiosos colaboradores.
Aparte de esto, no supo aprovechar de esas huestes formadas por hombres que, si bien no eran
soldados veteranos e instruidos, estaban por lo menos resueltos a luchar lasta el último sacrificio por
el bien de la patria, y los distribuyó en los diferentes cuerpos de su ejército anulando así el espíritu
combativo de estos hombres que agrupados en una sola unidad habrían rendido mejor que
entremezclados con individuos desconocidos y ajenos para ellos.
Esta experiencia confirma aquel principio de no mezclar tropas de otras unidades, mucho menos
hombres de distintas nacionalidades.

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Por otra parte, Rondeau dejó libres los pasos y desfiladeros que conducen a Cochabamba, cuando
debía más bien cerrarlos para librar allí combates sucesivos aliado con las ventajas que le ofrecía el
terreno montañoso y quebrado. Fue aquí donde debían operar los guerrilleros que se hubieran
hallado en su elemento, haciendo esa guerra de emboscadas y sorpresas que taino molestaron a los
ejércitos realistas durante quince años.
Por último, quedó confirmada nuevamente aquella experiencia de que cuando reina entre los Jefes
de un ejército la rivalidad, se introduce la desmoralización en la tropa; y la derrota de Viloma se
debió en gran parte a ello; pues el historiador Paz, refiere que "al entrar los patriotas en la línea de
batalla, en el momento del peligro, era cuando se dejaba sentir esas rivalidades. Así andaba la
disciplina en los cuerpos del ejército de la patria".
BATALLA DE LA LAGUNA
(13 de Septiembre de 1816)
El general Juan Ramírez y Orozco, que reemplazó a Pezuela, se había propuesto exterminar al
peligroso patriota Padilla y a sus montoneras.
Para el efecto, dispuso que partiera de Chuquisaca una división de su ejército a las órdenes del
general Miguel Tacón, que debía operar junto con otra división desde Vallegrande al comando del
coronel Francisco Javier Aguilera. Ambos tenían como objetivo el pueblo de la Laguna donde
residía Padilla y sus huestes.
En los primeros días del mes de septiembre de 1816, partieron ambas tuerzas. Aguilera pasó el Rio
Grande y se dirigió a la Laguna por el camino del Pescado.
Los ejércitos. — La composición de las tropas reales era la siguiente:
División Tacón:
Batallón "Centro".. ........... ... ... ... 600 hombres
“ "El General".. ... …….. ... 500 “
" "Granaderos del Cuzco". 300 "
Escuadrón “La Laguna".. ... ......... ... 250 "
“ "Distinguidos" ........ .... 250 “
Sección "Artillería de Montaña" . . 100 “
Esta División sumaba un total de dos mil hombres, todos bien armados y equipados.
División Aguilera:
Batallón "Femando VII".. .. .. .. 600 hombres
"Talavera" ............ ….300 “
Escuadrones 1° y 2° de 150 jinetes cada uno.
Total: 1.200 plazas.
En cuanto a las tropas patriotas, no hay datos respecto a su organización, sólo se sabe que las únicas
unidades regularmente organizadas eran el Batallón "Leales", comandado por la esposa de Padilla,
doña Juana Azurduy, y el Escuadrón "Dragones", a las órdenes del patriota Ravelo. El resto, si bien
numeroso, no tenía más armas que
hondas y palos.
El terreno. — El pueblo de la Laguna (hoy ciudad Padilla), está recostado en las faldas de una
colina de suave pendiente, cuyo declive se prolonga hacia la llanura formando .ondulaciones más o
menos sensibles que dejan un amplio y despejado campo.
La batalla.— Padilla, en conocimiento de los planes de sus enemigos, destacó de inmediato sobre
los pueblos de Tarabuco y Yamparáez algunas partidas al mando de los guerrilleros Zarate, Miranda
y Sema, con la misión de obstaculizar por el mayor tiempo posible el avance de la División Tacón,
es decir, debían efectuar combates dilatorios.
Por otra parte, para asegurar su línea de retirada, ocupó el pueblo del Villar, distante 9 leguas de la
Laguna, con algunas montoneras y el Batallón "Leales", al comando de su esposa, doña Juana
Azurduy, la que se atrincheró ligeramente en la citada población.

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Tomadas estas primeras medidas. Padilla resolvió atacar primero a la División Aguilera, que era la
menos numerosa y la más próxima, antes de que ella se uniera con la de Tacón, que amenazaba por
Yamparáez. Es decir, su plan era batir en detalle a las dos divisiones.
El general realista, Tacón, emprendió marcha resueltamente destacando una vanguardia formada por
el Batallón "Centro", la que, penetrando sorpresivamente en Tarabuco, tomó prisionero a un
destacamento patriota cuyos componentes fueron fusilados en su totalidad, en tanto que Padilla y sus
jefes subalternos ponían en operación el siguiente plan táctico, al rayar el día 13 de septiembre:
Colocaron parte de sus tropas en línea de batalla cerrando el camino que va al Pescado, con la
infantería a la derecha y la caballería a la izquierda.
Pronto apareció la vanguardia de Aguilera, luego las demás tropas que desplegaron sobre su frente,
pero en este momento Padilla, cambiando o variando el plan acordado días antes, que era dejarlos
avanzar y envolverlos cuando debían ingresar a una pequeña quebrada, se lanzó sobre el enemigo
con más temeridad que prudencia y comprometió la batalla. El enemigo, sin desconcertarse cargó
con brío sobre los patriotas y, cesando el fuego, arremetió con el arma blanca.
Después de algunas horas de sangrienta lucha, al fin la infantería patriota, vencida por la
superioridad de la enemiga, tuvo que retirarse en derrota y en desorden por 1 camino del Villar,
protegida débilmente por la caballería que evitó su total aniquilamiento.
El Jefe realista ocupó la Laguna al cerrar la noche, en momentos en que también ingresaba la
división del general Tacón.
Con gran actividad y sin perder un minuto, el coronel Aguilera inició la persecución haciendo
montar a los soldados del "Talayera" a la grupa de los jinetes, con los que cayó a medio día del 14
sobre las tropas derrotadas en la Laguna y sobre las que defendían el Villar, iniciando después una
sangrienta lucha que terminó con una nueva derrota de los patriotas.
En la retirada rindió la vida el sin par guerrillero Padilla, quien durante ocho años fue el terror de los
realistas.
Enseñanzas y experiencias. — Esta batalla tiene varios puntos de enseñanza.
1° — Los combates de dilación y demostrativos, según el arte de la guerra, se los emplea ya sea para
ganar tiempo, ya para entretener al enemigo o retardar la marcha de éste; ya para asegurar el
despliegue del grueso o para proporcionar el tiempo necesario a las tropas que se retiran después de
un combate desgraciado.
Consecuente con estos principios. Padilla destacó albinas fracciones de tropas sobre Tarabuco y
Yamparáez a fin de que ellas retardaran en lo posible la marcha de la División Tacón. Empero,
parece que los jefes encargados le esta operación descuidaron la vigilancia, lo que ocasionó que
fueran sorprendidos en Tarabuco, sin haber cumplido su misión.
2° — El Jefe patriota estuvo acertado al asegurar su línea de retirada situando en el pueblo del Villar
al Batallón "Leales". Pues todo comandante de tropa que ha de combatir debe "guardar con esmero
su línea de operaciones y de retirada, y debe conservarla a todo trance prefiriendo todo sacrificio
antes que perderla".
Debido a esta medida táctica, pudo salvar parte de sus tropas retirándose hasta el Villar para luego
reiniciar el combate.
3° — Por último, Padilla estuvo acertado en su plan de batir en detalle a las divisiones enemigas que
manchaban sobre la Laguna, saliendo primeramente al encuentro del adversario más próximo como
era la División Olañeta.
Así, cumplió con aquel principio de impedir a todo trance la conjunción de los adversarios que
marchaban sobre un mismo objetivo, cual era el pueblo de la Laguna.
Empero, atentó contra el principio de "no variar en el momento de la batalla el plan adoptado", ya
que esto trae siempre consecuencias graves. El haber cambiado imprudentemente el plan que había
concebido con sus jefes, produjo la derrota en sus huestes.
4° — En cuanto a las disposiciones tomadas por el coronel Aguilera después de su victoria, al haber

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ejercido una persecución inmediata haciendo acompañar a su caballería con soldados de infantería,
estuvo de acuerdo a las prescripciones tácticas y a las experiencias de la guerra. Con tal medida,
impidió que los patriotas se reorganizaran en el Villar y pudieron reiniciar la batalla en mejores
condiciones.
BATALLA DEL PARÍ
(21 de Noviembre de 1816)
Batidos los patriotas que acaudillaba Padilla en la zona de Chuquisaca, quedaban aún en la región de
Santa Cruz las temibles huestes del coronel Ignacio Warnes, a las que era preciso exterminar.
El coronel Aguilera fue el encargado de tal misión, para lo cual se situó en Vallegrande con objeto de
reorganizar su división, de la siguiente manera:
Batallón "FemandoVII" …….. .......500 hombres
" "Talayera" .. .. ................ 300 “
Escuadrón No 1 ...... ... ... ...... 250 jinetes
“ No 2 ...................... 250 “
Artillería, 2 piezas de a 4; ... ... ... 100 hombres
Total: 1,400 soldados bien organizados, equipados y armados.
El ejército de Warnes apenas constaba de mil hombres escasamente armados. "La infantería vestía
uniforme blanco con alamares rojos y un morrión de cuero. La caballería estaba armada de lanzas y
vestía de pies a la cabeza, de cuero curtido, semejante a la caballería de la Edad Media".
El terreno. — El campo del Pari es una extensa pradera que está próxima a los arrabales de la
ciudad de Santa Cruz; toma ese nombre de un pequeño arroyo formado de vertientes que corre de
Este a Oeste y va a unirse a las playas del Piray-.El camino que va a la sierra atraviesa este campo
en toda su longitud quedando el arroyo a la derecha en medio de una arboleda tropical. (Ver croquis
Nº 10).
La batalla. — La marcha de Aguilera a Santa Cruz fue cautelosa; había tomado todas las
precauciones del caso para no ser sentida, a tal punto que nadie se apercibió de su marcha, sino
cuando el día 21 de noviembre se aproximaba a las Horcas.
Sorprendido Warnes con la presencia del enemigo, se preparó a recibirlo colocando sus tropas a 600
metros del arroyo en el campo del Pari. Tendió su línea de batalla cerrando el camino y colocó sus
cañones emboscados en la ribera del arroyo emplazándolos en los islotes de monte.
Aguilera desplegó su línea paralela a la de Warnes, emboscando parte de ella en la orilla del bosque
del Pari y protegiendo sus alas con su caballería.
A las 11 de la mañana estaban los combatientes a tiro de arcabuz; avanzaron los unos contra los
otros. Las primeras que chocaron fueron las caballerías, la de Aguilera fue envuelta en el choque por
la de Wames y huyó en

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CROQUIS No 10
Completa dispersión perseguida por la patriota en varios kilómetros. El batallón realista
“Fernandinos”, conducido por el mismo Aguilera, rompió los fuegos con descargas cerradas, que
fueron contestadas por la infantería de Warnes que se hallaba tendida. En este momento se
precipitaron los "Talayeras" con audacia, en vista de lo cual Warnes
ordenó a sus infantes que calaran bayonetas y acometieran al enemigo. Wames, a caballo y sable en
mano, presidía el movimiento, después de arengar a sus hombres con estas palabras: "Soldados: A
vencer y a morir con gloria".
Iniciado el combate al arma blanca, pronto la vasta vega del Pari se convirtió en un campo de
gladiadores que duró seis horas. Los independientes llevaban la mejor parte cuando cayó Warnes
aplastado por su caballo, siendo ultimado a bayonetazos y con un tiro de pistola disparado por un
oficial realista.
Cuando la infantería patriota vio muerto a su heroico jefe, comenzó a abandonar el campo dejando
montones de cadáveres, en tanto que la caballería, que había destruido por completo a la realista,
volvía en la tarde al campo de batalla creyendo consumar la victoria, pero al encontrar a los infantes
en derrota se precipitó sobre los realistas, los cuales, formando cuadros, fusilaron a los gloriosos
jinetes de Warnes que no contaban más que con sus lanzas para la lucha; los sobrevivientes apenas
pudieron salvarse huyendo a los bosques...
En la tarde de ese día pudo entrar Aguilera en la ciudad de Santa Cruz con sólo 200 soldados,
después de haber conseguido su objetivo: exterminar a las huestes del temible patriota don Ignacio
Wames.

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Enseñanzas y experiencias. — La marcha del ejército realista sobre Santa Cruz, con la cautela con
que la ejecutó, estuvo encuadrada dentro de las prescripciones tácticas que prescriben que, cuando
se trate de sorprender al adversario, todos los movimientos de aproximación se los ejecutará con la
mayor reserva; que las órdenes para el caso se las impartirá momentos antes de realizarla tan sólo a
los jefes de unidad en la mayor reserva.
Es de presumir que el coronel Aguilera ha debido obrar así; de lo contrario, su marcha habría sido
conocida por el enemigo.
En cambio, la sorpresa de que fue víctima el coronel Warnes, denota que de su parte no hubo
ninguna medida de seguridad; pues en conocimiento de que partidas realistas merodeaban desde
Chuquisaca y Vallegrande, debió temer un ataque de tales direcciones. En consecuencia, su deber
era destacar tropas de observación (caballería) hacia las probables rutas de avance que emplearía el
enemigo. Dice un autor a este respecto, que "un militar puede disculparse de haber sido vencido,
porque el éxito de un combate depende de mil causas complejas; pero jamás podrá disculparse de
haber sido sorprendido, ya que las sorpresas sólo son posibles con militares descuidados".
Por otra parte, fue una imprudencia en Warnes el haber presidido o dirigido a su infantería, a
caballo, sable en mano; porque "un jefe no debe sacrificarse por sólo ostentar un necio valor",
mucho más si sabe que su ascendiente en la tropa es decisivo y que su desaparición sería fatal. Tal
ocurrió al haber caído víctima del adversario; cundió en sus tropas el pánico y la desmoralización, y
fue el principio de la derrota.

GUERRA DE LOS GUERRILLEROS


(1814—1825)
"La guerra de guerrillas — dice el coronel Julio Guerrero, — es la que hace el débil contra el fuerte.
La que suscitan los pueblos contra sus invasores. La primera cualidad del guerrillero es el odio al
adversario, la pasión con que lucha, su valor moral. La guerra de guerrillas no sólo es una táctica
insurreccional de un pueblo, sino también es un auxiliar valioso de la fuerza organizada.
"En la guerra de guerrillas es preciso, al contrario de la guerra regular, eludir la decisión por el
combate de gran estilo. Su finalidad es agotar, desgastar, aniquilar la moral del adversario".
Fue esta clase de guerra la única que pudo hacer el Alto Perú contra los poderosos ejércitos realistas
que al mando de jefes educados en las campañas napoleónicas en su mayor parte, trataron de ahogar
en sangre y destruir las montoneras que capitanearon durante 11 años aquellos 105 caudillos que
han inmortalizado sus nombres y que, relatar todos sus hechos memorables, sus heroísmos infinitos,
los sacrificios oscuros y las mil escenas aterradoras de esa época de la guerra emancipadora, es
materialmente imposible por la carencia de documentos.
Muchos de esos héroes dignos de memoria han sido olvidados, y tan sólo han quedado escritas las
hazañas de muy pocos.
Los guerrilleros de la Independencia eran hombres de talento y de audacia; estaban saturados de
patriotismo. “Con fortaleza para resistir y morir estoicamente en los campos de batalla y en los
suplicios y aún para triunfar algunas veces, las muchedumbres insurreccionadas del Alto Perú
ofrecen uno de los espectáculos más heroicos de la
revolución sudamericana. A pesar de tantos y tan severos contrastes, no se pasó un solo día sin que
se pelease y se muriese en esta alta región meridional". (J. M. Paz).
Los guerrilleros no empleaban formaciones rígidas, asechaban los momentos favorables y arrollaban
con ímpetu cuanto encontraban a su paso. En las espesas selvas y m los fragosos riscos, moraban
aquellos hombres temerarios durante el día, y cuando caían las sombras de la noche oíanse de
repente rumores extraños en las selvas o en las profundas quebradas o en las montañas; "cruzaban
las alturas jinetes fantásticos en ligeros corceles de cuyas herraduras brotaban chispas al chocar
contra los pedrones del suelo. Se percibía sigilosa marcha de tropas que avanzan; luego el sonido
desapacible de los pututos, disparos de fusil, y el japapeo y gritería infernal de las montoneras. Los

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realistas tomaban sus armas y pasaban la noche en vela, rendidos de fatiga".
Así tenemos al legendario guerrillero paceño don José Miguel Lanza, que con su Batallón
"Aguerridos" fue el terror de los realistas en La Paz, Oruro y Cochabamba hasta que se declaró la
independencia del Alto Perú; al intrépido don Vicente Camargo en la provincia Cinti a la cabeza de
sus 500 honderos que sembraba el pánico aplastado a los enemigos con sus galgas de piedras; al
heroico cura don Ildefonso de las Muñecas, en la provincia que hoy lleva su nombre y que a la
cabeza de su Batallón "Sagrado", fuerte de 400 hombres, hacía sus correrías apoderándose de toda la
parte oriental del lago Titicaca, hasta que cayó abrumado bajo el poder de las armas reales del
general Agustín Gamarra en la acción del Cololo (mayo de 1816); al temerario guerrillero don
Ignacio Warnes, Mercado y otros.
Ahí están los incansables patriotas que como don Cornelio Zelaya, Agustín Ravelo, Ramón Rojas,
Carlos Tavoada, Baltazar Cárdenas, el Moto Méndez, Betanzos, Chorolque. Arraya, Lira y muchos
otros, así como las heroínas Juana Azurduy, Juaristi Eguino, cuyos hechos brillará eternamente al
igual de aquellas hazañas realizadas en la antigüedad como en las Termopilas, Sagunto, Cartago,
Esparta y otras que sirven de ejemplo a la humanidad. Solo Padilla libró 72 acciones, y Lanza más
de medio centenar.
La independencia del Alto Perú se debe pues, en gran parte, a la acción decidida y heroica de los
guerrilleros, de entre los cuales sobrevivieron tan sólo nueve para tener la gloria de ver coronada la
obra de sus sacrificios.
El Alto Perú, que había sido el primero en empuñar las armas invocando la independencia, fue el
último en constituirse en nación libre y soberana por la voluntad de sus hijos, bajo la espada
protectora de los próceres de la emancipación sudamericana: Bolívar y Sucre.
Enseñanzas y experiencias. — La importancia militar de esta larga guerra, radica más que por sus
combates en la influencia decisiva que tuvo sobre las grandes operaciones militares que paralizaron
en varias ocasiones la actuación de los poderosos ejércitos realistas sobre las tropas regulares
patriotas en su afán de destruirlas totalmente. Pues fueron los guerrilleros que se encargaron de
fatigarlas, de entorpecer sus movimientos, de amenazar sus comunicaciones, de cortar .sus
aprovisionamientos, de obtener noticias rápidas sobre el adversario para comunicar a los ejércitos y
en fin, de retardar el avance de éste en las sinuosidades de las montañas y :en el fondo de los valles,
es decir, que el territorio, boliviano se presta con ventaja para esta clase de guerra irregular,
especialmente en sus fronteras del Sur y en las occidentales, debido a la topografía o rugosidad de su
suelo.
Este sería un teatro ideal para el empleo de montoneras o partidas armadas al comando de jefes
audaces, educados para ésta clase de guerra. Y como dice un autor: 'Hay que considerar que el país
donde prosperen las guerrillas debe tener caracteres especiales, pues deben apoyar al ejército y ser
apoyados, a su vez, por el pueblo, lo cual les da una fuerza incontrastable".
Nosotros tendremos que apelar a esta clase de lucha en nuestras cordilleras y serranías, de ahí que se
hace necesario no retardar por más tiempo esta clase de instrucción y entrenamiento. Tenemos el
elemento indio al que hay que educarlo en esta clase de actividades sin sacarlo de su medio, basadas
en una meditada reglamentación.
CAMPAÑA DE INTERMEDIOS
(Junio—Agosto de 1823)
Verificada la independencia del Perú, el Presidente peruano, general Riva Agüero, había resuelto
enviar una expedición libertadora al Alto Perú con objeto de desviar lacia este territorio la atención
del Virrey La Serna, y paralizar así las maniobras realistas sobre la capital Lima.
Al mismo tiempo había conseguido que el Libertador enviase una división a mando del mariscal
Sucre para que auxiliara dicha expedición, la que fue confiada al general Andrés Santa Cruz, quien
tenía como a Jefe de Estado Mayor al coronel Agustín Gamarra.
Santa Cruz se embarcó en el Callao en junio de 1823, comandando un ejército de 5,100 hombres de

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las tres armas. En Iquique desembarcó una pequeña fracción para que desde allí amagara Oruro,
luego volvió hasta Arica donde desembarcó una división a órdenes de Gamarra, y la que ocupó
Tacna. Con el resto, continuó Santa Cruz hasta Pacocha, desde donde envió otra fracción de su
ejército para que desembarcara en Islay y se dirigiera a la ciudad de Arequipa, en tanto que Santa
Cruz con otra división desembarcaba también en Pacocha el 20 de junio dirigiéndose luego a
Moquegua, desde donde destacó a una parte de su división a Torata, a 25 kilómetros de distancia.
Mientras tanto, la división del mariscal Sucre desembarcaba también en las costas de Arequipa y se
dirigía a esta ciudad. Mas, Santa Cruz, sin esperar la reunión de esta fuerza, emprendió sus
operaciones.
Por su parte, el Virrey había dispuesto que una división a las órdenes del general Gerónimo Valdez
marchara hacia el Cuzco, mientras que las tropas que se hallaban en Chichas bajo el mando del
general Olañeta, marchaban a Potosí. En Cochabamba y Vallegrande se encontraban otras fuerzas a
órdenes de los generales Marotó y Aguilera.
En tanto que los peninsulares concentraban así sus fuerzas, el general Santa Cruz resolvió iniciar las
operaciones invadiendo el Alto Perú. En esta virtud, ordenó que las divisiones acantonadas en
Moquegua y Tacna emprendieran marcha a fines de julio, después de más de un mes de inacción.
Gamarra llegó por la vía de Santiago de Machaca al pueblo de Viacha el 9 de agosto, y Santa Cruz
arribó a La Paz al siguiente día. Luego, al tener conocimiento de la aproximación de las tropas de
Olañeta sobre Ayoayo dispuso que Gamarra buscara contacto con ellas para obligarlas a retroceder
al Sur. Para tal objeto Gamarra fue reforzado con las siguientes unidades:

Batallón No 1. ... ... ... .... 776 hombres


" Nº 2. ................ 480 "
" Nº 6...... ... ... ... 630 "
Escuadrón "Lanceros" No 1. .... 135 "
"Lanceros" Nº 2. .... 140 “
Artillería 4 piezas... ... ... ... ..... 30 "
Total……………. .... ... ... .... 2,191 hombres
Además, se le enviaron 400 hombres de infantería y caballería, con más 600 guerrilleros del patriota
José Miguel Lanza, con lo cual la División Gamarra llegó a tener un efectivo de 3,191 hombres.
Al conocer Olañeta la operación que se planteaba contra él, se retiró sobre Potosí, en tanto que
Gamarra ocupaba Oruro sin intentar nada contra aquél.
Batalla de Zepita. — (Croquis W 11). — Mientras tanto, el Virrey La Serna había dispuesto la
concentración de las tropas reales para iniciar las operaciones. El general Valdez avanzó sobre Puno
y luego hacia el Desaguadero, al comando de una división organizada con las siguientes tropas:
Batallón "Partidarios"."Victoria".
" del 1er. Regimiento.
Regimiento 3° de "Granaderos".
Dos escuadrones de "Cazadores".
Artillería, 2 piezas.

Total: 2,300 hombres.


Por su parte, Santa Cruz, al saber el avance del enemigo, resolvió salir de La Paz al encuentro de
éste para impedirle que pasase el Desaguadero y también para cubrir la retaguardia que se hallaba en
Oruro.

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CROQUIS No 11

La División que comandaba Santa Cruz, estaba organizada de la siguiente manera:


Batallón 1° de la "Legión"…… .. .. .. 700 hombres
" Cazadores".. ……………….780 “
" Vencedores" ...................... 650 "
" Nº 4". ... ... .... …………...... 600 "
Escuadrón "Húsares" ... ... ... ……….... 140 “
Artillería 4 piezas ............................... 30 "
Total: …………………………………..... ... ... ... 2,900 hombres
El 24 de agosto, Santa Cruz se posesionó del puente del Desaguadero con algunas fracciones
adelantadas hacia Zepita.
El terreno. — "El camino de Zepita a Pomata sube cerca de 8 kilómetros del primer punto una fácil
pendiente y corona una cerrillada; este accidente tiene su mayor dimensión haciendo frente al
camino que viene de Zepita; a derecha e izquierda y detrás de este frente se hallan dos quebradillas.
La cerrillada sólo alcanza a 50 metros de elevación en el punto más alto; sus pendientes son suaves
y el suelo es de tierra firme, ligeramente pedregoso".
"Una lomada pendiente, pero de difícil acceso — dice el general Valdez, — era la posición escogida,
situada como a una legua y tres cuartos de Zepita, teniendo por delante un llano y en uno de sus
flancos alturas de consideración y el lago Titicaca".
"El enemigo — dice Santa Cruz — creyó poder aceptar el combate confiando más que con su mayor
número, con las muy fuertes posiciones que ocupó en las alturas de Chuachuani".
La batalla. — En la mañana del 25 de agosto, Santa Cruz, que disponía de toda su división reunida a
la que había hecho pasar el puente, emprendió el avance sobre Zepita precedido por una vanguardia
compuesta por el Batallón "Cazadores" y el 29 Escuadrón de "Húsares". Para asegurar la retirada

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quedó el puente custodiado por dos piezas de artillería y dos compañías.
AI chocar la vanguardia con las patrullas de Valdez, que se retiraba, se detuvo: entonces fue
reforzado con el tercer escuadrón del "Húsares", dos compañías del N» 4 y dos piezas de artillería.
Las tropas de Valdez abandonaron el pueblo de Zepita y tomando las alturas de Chuachuani,
iniciaron un violento tiroteo.
El ejército realista ocupó la altura con los batallones "Partidarios" y "Victoria" en la ladera sur del
cerro haciendo frente a Zepita; sus piezas de artillería las emplazó en el centro, la caballería formó
en una quebrada a la izquierda.
La línea patriota se colocó así:
Batallón II de la "Legión", a la derecha; Batallón No 4, al centro; Batallón "Cazadores", a la
izquierda. Detrás de la "Legión" el Batallón "Vencedores", como reserva; el tercer escuadrón del
"Húsares" en el ala derecha, y el segundo en el ala izquierda; ambos en escalón retrasado. La
Artillería en el centro de la línea.
Como el plan del Jefe realista era atraer a Santa Cruz lo más lejos posible de Gamarra, retrocediendo
de posición en posición, se mantuvo a la defensa. Empero, Santa Cruz, deseoso de definir la batalla,
simuló un ataque general y cuando se produjo el avance inició repentinamente la retirada con el
objeto de atraer al enemigo hacia el llano con algunas compañías del N o 4 a las que siguieron las del
"Vencedor", y luego la "Legión", haciendo creer al enemigo que los patriotas abandonaban el
combate presas de pánico.
Valdez se lanzó al contra-ataque haciendo descender a sus tropas, visto lo cual cargó la caballería
patriota decidiendo el triunfo. Cien muertos, 184 prisioneros, 240 fusiles, 52 caballos ensillados,
lanzas, carabinas y sables fueron los trofeos de los patriotas a la caída de la tarde.
Los vencedores permanecieron en el campo hasta la noche del día 25 en que volvieron al
Desaguadero, mientras Valdez se retiraba tranquilo hacia Pomata para luego reunirse con las tropas
que traía el Virrey, y cuya conjunción se realizó el día 28 de agosto.
A la noticia de esta reunión. Santa Cruz, dándose cuenta posiblemente recién del error que había
cometido separando su ejército en dos divisiones aisladas, decidió marchar hacia Oruro para buscar
a Gamarra, a quien ordenó avanzar a su encuentro.
Mientras se llevaban a cabo estas operaciones, el mariscal Sucre, que dejó el Callao el 20 de julio a
la cabeza de una división de tres mil hombres, ocupó Arequipa el 31, brindando su cooperación a
Santa Cruz, que no fue aceptada por éste.
En cuanto al Virrey, organizó su ejército de 4,500 hombres agrupándolos en dos divisiones
mandadas por los generales Carratalá y Villalobos, designando a Valdez Jefe le Estado Mayor.
Luego se puso en marcha sobre el Río Desaguadero que lo atravesó por el vado de Santiago de
Machaca y fue a situarse en Viacha; pero cuando supo que Santa Cruz se había retirado hacia Oruro,
emprendió una persecución rápida antes de que se uniera a Gamarra, lo que no alcanzó a conseguir,
la reunión se había efectuado e1 día 8 de septiembre en Panduro.
La Serna, el Virrey, llegó el día 11 frente a Panduro, cuando ya Santa Cruz y Gamarra habían
emprendido marcha a Oruro, luego a Sorasora, en tanto que el Virrey se unía también con la
División Olañeta.
En vista de este grave suceso. Santa Cruz volvió a Oruro, sin haber tratado antes de impedir esta
unión que se efectuó el día 14. Desde este momento. Santa Cruz hallóse, pues, frente a tropas
superiores, y emprendió veloz retirada hacia el Norte, seguido por el Virrey.
Ambos adversarios se avistaron al fin cerca de Ayo-ayo. El ejército real constaba con 6,500
hombres, y el de Santa Cruz con 6,000. Y fue en este punto donde el General patriota quiso
detenerse para combatir; pero, notando me su artillería se había extraviado, ordenó la prosecución de
la retirada, la que se convirtió en una fuga desordenada
hasta llegar al puerto de Ilo para ganar los barcos.
Durante la persecución, la caballería realista se apoderó de toda la artillería, de las cargas de

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municiones, de una imprenta y de dos mil prisioneros del ejército de Santa Cruz.
Mientras tanto, el mariscal Sucre había emprendido marcha desde Arequipa, hacia Puno con objeto
de atraer sobre sí algunas tropas realistas y de apoyar así las operaciones de Santa Cruz; pero cuando
llegó al pueblo de Apo, situado a 40 kilómetros de Arequipa, tuvo noticias de la llegada a Moquegua
de los primeros dispersos de los expedicionarios al Alto Perú y resolvió contramarchar puesto que
había desaparecido el grueso del ejército patriota y no era prudente presentar batalla a un enemigo
doble en efectivos.
Tal fue el resultado de la Campaña a los Intermedios, en la que las disposiciones militares adoptadas
por Santa Cruz no estuvieron de acuerdo al alto y ponderado prestigio de que gozaba en los círculos
militares de la América.
Enseñanzas y experiencias. — El envío del ejército de Santa Cruz por el Gobierno del Perú a
regiones tan alejadas del teatro real de operaciones a través de un largo camino, mal abastecido, con
el sólo objeto de llamar la
atención del ejército español que amenazaba Lima o bien para destruir el ejército realista del Alto
Perú. adolecía de un falso concepto estratégico, que fue criticado por el mariscal Sucre.
Esta fuerza debió ser utilizada con más provecho en batir a las tropas españolas más inmediatas y no
a las que se hallaban a cientos de leguas en el Alto Perú.
En cuanto a las operaciones mismas. Santa Cruz comenzó por dividir su ejército en distintas
columnas, sin ser fuerte en ningún punto, y con diferentes objetivos; pues Gamarra marchó a Oruro
y Santa Cruz a La Paz. Es decir, que el Jefe patriota no ajustó su plan al principio de la economía de
fuerzas.
Santa Cruz debió unir su ejército con el del mariscal Sucre, para presentarse fuerte y superior a los
realistas del Sur; pero ya que no lo hizo así, no debió fraccionar el suyo, debió operar con todas las
fuerzas reunidas para aplastar primero a Olañeta y luego, libre ya su retaguardia, defender el
Desaguadero, esperando las decisiones del mariscal Sucre.
Respecto a la batalla de Zepita, ella quedó indecisa, sin un resultado decisivo por no haber empleado
la persecución, prefiriendo replegarse al Desaguadero y permitiendo así que la División enemiga se
retirase tranquila para ir a reunirse con las tropas del Virrey, en Pomabamba, tres días después. Es
decir, que no consiguió la destrucción del adversario a pesar de haberle tomado prisioneros, armas y
bagajes.
Una vez reunido con la División Gamarra y con los refuerzos que le llevó el guerrillero Lanza, Santa
Cruz debió ir al encuentro de las tropas que llevaba el Virrey y batirlas antes de que éstas se unieran
con las de Olañeta, como ocurrió después. Prefirió emprender una precipitada retirada que luego se
convirtió en tuga desordenada.
En suma, el general realista Valdez cumplió su misión atrayendo al ejército patriota de La Paz
(División Santa Cruz) hasta Zepita, obligándole a aumentar su separación entre éste y el de
Gamarra. En cambio, Santa Cruz dislocó sus fuerzas en toda la campaña sin ser fuerte en ningún
momento; perdió la oportunidad de destruir a Valdez en Zepita y de batir en detalle a las fuerzas de
Olañeta y del Virrey.
El ejército de Santa Cruz quedó destruido. Lanza se separó de Gamarra y se retiró con mil hombres
a Cochabamba. La retirada de Santa Cruz fue desastrosa sembrando el camino de soldados y de
pertrechos de guerra, de tal suerte que de seis mil hombres, sólo llegaron a embarcarse unos 1,300 y
no arribaron a Lima sino mil.

BIBLIOGRAFÍA
Camacho, José María. — COMPENDIO DE HISTORIA DE BOLIVIA.
Dellepiani, Carlos. — HISTORIA MILITAR DEL PERÚ.
Guerrero, Julio C. — GUERRA DE GUERRILLAS.
Ramallo, Miguel. — LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA.

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Sánchez de Velasco. — MEMORIAS PARA LA HISTORIA DE BOLIVIA.
Vega Garcilaso de la. — LOS COMENTARIOS REALES.
Colección de diarios y revistas.

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SEGUNDA PARTE
(Campañas de la República)

PRIMERA INVASIÓN DEL BRASIL, 1825.

CAPÍTULO I
EL EJÉRCITO LIBERTADOR

Arribo del Ejército Libertador al Alto Perú. — Después de la aplastante victoria obtenida en
Ayacucho el 9 de diciembre de 1824 por el Ejército patriota que comandaba el mariscal Antonio
José de Sucre, el Libertador Bolívar había dispuesto que aquél invicto guerrero continuase la
campaña libertaria en el Alto Perú, donde aún quedaba una división del Ejército Realista bajo las
órdenes del general Pedro Olañeta, y la misma que contaba con un efectivo de más o menos 800
hombres-leales a Olañeta, que no quiso someterse a las condiciones de la capitulación firmada en
Ayacucho.
En este sentido, el mariscal Sucre continuó su avance hacia el Sur llevando consigo como Jefe de
Estado Mayor al general 0'Connor y a tres divisiones del ejército colombiano, cuyo total era de dos
mil hombres agrupados en las siguientes unidades:
Primera División:
Batallón "Bogotá".
"Voltígeros".
"Pichincha".
"Ayacucho".
Regimiento "Granaderos de Colombia".

Segunda División:
Batallón "19 de Línea".
“ 2° de Línea".
" Legión Peruana".
Regimiento Húsares de Junin
Tercera División:
Batallón "Rifles".
" "Vencedores".
“ "Vargas".
Regimiento "Húsares de Ayacucho".
El mariscal Sucre arribó a La Paz en enero de 1825, y desde aquí se dirigió a Potosí en busca de la
División Olañeta, que al saber el avance del ejército libertador se retiró al sur. Pero cuando Sucre
llegó a la Ciudad Única, tuvo conocimiento que el coronel Carlos Medinaceli había dado fin con las
ultimas tropas realistas en el combate de
Tumusla, librado el 2 de abril del referido año 1825.
Entonces el Mariscal, creyendo innecesario seguir adelante puesto que había desaparecido su
principal objetivo, como era el de batir a Olañeta, se dispuso a desocupar el Alto Perú, para cuyo
efecto dictó en la ciudad de Potosí el día 6 de abril una orden general disponiendo la vuelta del
Ejército Libertador al Bajo Perú, para emprender de allí su regreso a Colombia.
Empero, ante las vehementes solicitudes de los vecindarios de Potosí y Chuquisaca, pidiéndole que
permaneciese en el país con el ejército de su mando, el magnánimo Vencedor de Ayacucho,
haciéndose eco de ese clamor, resolvió continuar viaje a la antigua Charcas después de haber
dispuesto que sus divisiones fueran a guarnecer las ciudades de Chuquisaca, La Paz, Oruro, Potosí y
Cochabamba.

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CAPÍTULO II

CREACIÓN DE LA REPÚBLICA

La Asamblea Deliberante. — Reunida en Chuquisaca la primera Asamblea Deliberante en mérito de


la convocatoria de 9 de febrero de 1825 expedida por el mariscal Sucre, declaraba en su sesión del
día 6 de agosto, que las cuatro provincias altoperuanas se erigían en Estado libre y autónomo con la
denominación de República Bolívar, en homenaje al Libertador.
La nueva nacionalidad nacía, empero, enclavada en el centro del Continente Sudamericano con una
extensión territorial de cerca de dos millones y medio de kilómetros cuadrados, o más exactamente
2.343,769, ocupando por su extensión el tercer lugar entre las otras repúblicas.
Este vasto y dilatado territorio encerraba enormes riquezas como el guano y el salitre en las costas
del Pacífico, la goma y el caucho en los bosques del Acre, grandes selvas vírgenes en los llanos del
Beni, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija, riquísimos manantiales de petróleo en el Chaco y otros
puntos y, en fin, variedad de minerales a lo largo de sus cordilleras y serranías de La Paz, Oruro,
Cochabamba y Potosí.
Contaba con 400 kilómetros de costa sobre el Océano Pacífico y 520 sobre el río Paraguay, así como
en el Bermejo, el Acre y otros ríos navegables, es decir, que contaba con salidas sobre el Pacífico, el
Amazonas y el Plata.
Pero, por otra parte, su territorio estaba mal delimitado, su acceso al mar y a sus ríos navegables era
difícil, lo que obstaculizaba su rápido progreso al lado de vecinos geográficamente mejor situados,
mejor organizados y mejor gobernados.
Era pues de esperar que pronto se presentarían para Bolivia motivos de contienda con los países
limítrofes que pondrían sus miradas ambiciosas sobre las riquezas que atesoraba la nueva República.
Para defender ese vasto territorio y para garantizar su soberanía y su independencia, era necesario
crear un ejército; con tal propósito los padres de la Patria dispusieron la organización de una Fuerza
Armada Nacional, la que en muy poco tiempo tuvo que hacer frente a las primeras agresiones que
vinieron primero del lado del Brasil
y después del Perú, como veremos más adelante.

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CAPÍTULO III

ORGANIZACIÓN DEL EJÉRCITO NACIONAL

Organización del Ejército Nacional. — Al estudiar la historia militar de un país, es preciso


considerar los tres importantes elementos que intervienen en las guerras: el hombre, las armas y el
terreno.
De ahí que, antes de ingresar al estudio de las campañas de la República, consideremos primero
algunos aspectos sobre organización, doctrinas que sustentaban en esa época los Comandos, las
armas empleadas, la logística, el soldado, etc., etc., aunque no con la amplitud que se debiera
considerar estos puntos, en razón a la brevedad.
Declarada la independencia de las provincias altoperuanas y fundada la República de Bolivia, había
arribado a La Paz el Libertador a fines de agosto de 1825 para luego continuar hacia Chuquisaca.
La primera medida adoptada por Bolívar en lo referente a la organización del Ejército, fue su
decreto de 13 de diciembre de 1825 disponiendo la fundación del Colegio Militar para que allí se
educaran los primeros oficiales que debían constituir los cuadros del ejército a organizarse.
En enero de 1826 asumía la presidencia de Bolivia el mariscal Sucre, quien se interesó
preferentemente por la organización de la Fuerza Armada, y comenzó por dictar el decreto de 13 de
enero, declarando cuerpo de línea, con la denominación de Batallón de Infantería 1° de Bolivia, al
Batallón "Aguerridos", que a las órdenes del guerrillero José Miguel Lanza había luchado durante
quince años por abatir al poderío español,
En la misma forma organizó los demás batallones de infantería sobre la base de los legendarios
guerrilleros, de tal suerte que en el curso del año 1826 estuvieron constituidas las primeras unidades
que pronto debían reemplazar a las tropas colombianas que guarnecían las diferentes ciudades de la
República.
Mediante decreto de 21 de marzo de 1826 fue creada en cada batallón una escuela con objeto de
educar a los cabos y sargentos "que pudieran ponerse capaces para desempeñar preferentemente sus
obligaciones y aspirar, por lo tanto, a la dignidad de oficiales con la confianza de ser dignos de esta
clase".
Además, Sucre instruyó a los Comandantes de cuerpo para que "no ascendieran a dichos grados
mientras los postulantes no supieran leer, escribir y las primeras reglas de la aritmética y que los
existentes no ascendieran a otros grados sin antes llenar estos requisitos".
Con techa 1° de abril del mismo año, estableció una escala de haberes en los diferentes grados del
ejército, desde el de Capitán General hasta el de soldado, reglamentando además el pago de bagajes
"cuando se trate de trasladar de un punto a otro de la República cuerpos de tropas, así como
comisiones desempeñadas por individuos del ejército".
Por otra parte, presentó a la consideración del Congreso de 1826 la primera Ley Orgánica del
Ejército reconociendo la existencia en el país de una fuerza armada permanente compuesta del
ejército de línea y de una escuadra dependiente del Ministerio de Guerra y Marina, así como la
reglamentación de los grados, uniformes y divisas del ejército. Dicha Ley consta de 27 artículos y
fue sancionada el 1° de enero de 1827.
Según el Presupuesto de Guerra de este mismo año, el ejército activo se componía de los siguientes
efectivos:
Estado Mayor General; 3 jefes, 2 oficiales y 7 estafetas.
Cuerpo de Edecanes: 1 jefe, 2 oficiales y 7 estafetas.
Comandancia de Ingenieros: 1 jefe, 9 oficiales y 12 estafetas.
Estados Mayores Departamentales: 3 generales, 2 jefes, 12 oficiales y 30 estafetas.
Escuela Militar: 1 jefe, 3 oficiales y 16 cadetes.
Batallón 1° de Infantería: 2 jefes, 35 oficiales, 1 capellán, 1 pagador, 1 cirujano y 800 soldados (8

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compañías).
Batallón 2° de Infantería: 2 jefes, 35 oficiales, 1 capellán, 1 cirujano, 1 pagador y 803 soldados (8
compañías).
Dos Escuadrones de Caballería: 4 jefes, 32 oficiales, 1 cirujano, 1 capellán y 404 soldados.
Artillería: 3 jefes, 14 oficiales, 1 pagador, 1 cirujano y 205 soldados.
Como se ve por el cuadro anterior, el Ejército Nacional se inició con 3 generales, 19 jefes, 157
oficiales y 2,287 en tropa.
Además, el Presidente Sucre compró armas, municiones, pólvora, vestuario, equipo, etc., etc., y
procedió a reparar y edificar cuarteles en las capitales de departamento.
Un año más tarde, cuando el mariscal Sucre se ausentaba de Bolivia a raíz del atentado de que fue
objeto el 18 de abril de 1828, el Ejército había aumentado en sus efectivos, como se ve en el
Mensaje que dejó al Congreso antes de abandonar la capital:
"...Las tropas nacionales — dice — constaban en abril último de 2,300 infantes, 800 hombres de
caballería y 100 artilleros, todos regularmente vestidos y provistos de sus necesidades. Los
almacenes se hallaban suficientemente provistos de armas, municiones y pertrechos, incluso los
fusiles últimamente comprados; había 5,000 en los depósitos; es decir, descontados ya los que tenían
las tropas en sus manos. "Únicamente faltaban caballos en el ejército, que sólo tenía 600 propios;
pero los había abundantemente en
el país, prontos para cualquier urgencia, y con la facilidad de reemplazarlos con 500 que llegaron al
Gobierno en el mes de mayo por contratas en la Argentina, y otros 500 que están en Santa Cruz,
correspondientes al Estado.
"El Ejército Nacional estaba para recibir 1,000 reclutas que venían de los departamentos, y que no
pudieron enrolarse en las filas por falta de medios con qué sostenerlos, en razón de los gastos que
causaban las tropas auxiliares.
"Consolidada la unión y con esmero de los jefes, los cuadros del Ejército bastarán a suplirlo a 6,000
soldados que debe mantener la República sobre las armas, hasta hacerse respetar por los que no
reconocen otro derecho que el de la fuerza, y que la Nación puede sostener con sus rentas...".
Doctrina del Comando Boliviano. — Los jefes, como la oficialidad subalterna del flamante
Ejército Nacional, adquirieron el instinto profesional primero en los principios didácticos de los
ejércitos españoles de la época, basados en las doctrinas de Federico, y después en los campos de
batalla durante la épica guerra libertaria.
La instrucción y preparación militar estaban basados sobre los principios de la reglamentación
española, los mismos que rigieron en nuestro ejército hasta muy avanzado el siglo XIX, que
admitían los principios tácticos implantados por Federico el Grande, adoptados por las Ordenanzas
españolas en 1761, y que contemplaban la idea de la maniobra y del envolvimiento. La idea de la
sorpresa y el principio de la concentración de los esfuerzos en un punto dado.
Tales doctrinas fueron asimiladas por los oficiales criollos alistados en los ejércitos realistas y
transmitidos al ejército que había sido organizado al fundarse la República.
Por otra parte, fueron también los oficiales extranjeros que habíanse alistado en los ejércitos
patriotas que comandara Bolívar y después en el de la República y que habían tomado parte en las
campañas napoleónicas, que difundieron las doctrinas de Napoleón.
Resumiendo, podemos decir que la táctica empleada en el nuevo Ejército, participaba de las
tendencias militares reinantes en el siglo de Federico y de las que empleó más tarde Napoleón.
Los generales estaban imbuidos en tales principios o doctrinas, e instruían a sus tropas en
formaciones compactas adiestrándolas en las batallas de frente paralelos y luego el orden oblicuo.
La batalla tenía lugar primero frontalmente en que las tropas atacaban en orden cerrado y en
formaciones densas. Después ya se introdujo la doctrina del envolvimiento o el combate flanqueante
por una o ambas alas.
La infantería lanzaba primero a sus cazadores en orden abierto y avanzaba luego sobre el enemigo

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batiéndolo con sus fuegos hasta el choque, en filas compactas. Formaba en dos líneas, siendo la
segunda generalmente la reserva. La caballería combatía a caballo, también en masa; su fuerza
residía en la carga, es decir el choque, empleando el sable, la lanza y la pistola.
La artillería era generalmente intercalada en los claros de la infantería por piezas aisladas.
El soldado. — Era valiente hasta la temeridad; sobrio, de una resistencia inquebrantable para las
marchas Su alimentación consistía generalmente en patatas, maíz, chuño, charqui y coca.
Su uniforme constaba de una chaqueta, pantalón, morrión y abarcas. La tela era jerga de lana
fabricada en el país, de color rojo, verde, amarillo o gris, según el gusto de cada comandante de
unidad. Una sábana envuelta en la cintura y una toalla en el cuello completaban su vestuario en
campaña. Por todo equipo llevaba una mochila, un morral para llevar la munición y la coca, y un
jarro con su caramañola.
En cuanto a la instrucción del soldado en aquella época, estaba basada únicamente sobre los
principios de la reglamentación española, y consistía en movimientos en orden cerrado llamados
despejos, formaciones de los cuadros contra la caballería, y despliegues en guerrilla; ejercicios en
el manejo del arma y algunas prácticas de tiro al blanco. La instrucción se la daba a voz de mando,
con señas mediante la espada o al compás imaginario.
Reclutamiento. — Los elementos que formaban la clase de tropa en el Ejército estaban compuestos
en su mayoría por cholos o mestizos; el indio y el blanco entraban en un porcentaje mínimo.
El soldado era casi profesional, pues casi toda su vida la pasaba en los cuarteles; muchos de ellos
eran hijos de viejos sargentos o cabos y nacidos dentro los cuarteles, se enrolaban desde niños en las
bandas de música y llegaban hasta los más altos grados.
Cada distrito militar contribuía al ejército con el número de individuos que le correspondía por su
población.
El prefecto de cada Departamento hacía la distribución de los individuos que correspondía dar a
cada provincia, mediante sorteo de entre los individuos que tenían mayores aptitudes para el servicio
militar.
El que por suerte era destinado a las filas no podía excusarse del servicio, pero podía poner un
substituto en su lugar. Todos los que entraban al sorteo debían ser precisamente bolivianos nacidos
en el país; no se aceptaban extranjeros.
La edad pata el servicio era desde los 18 hasta los 35 años, y se admitían voluntarios siempre que
tuviesen o reuniesen las condiciones requeridas; éstos eran destinados al arma y al cuerpo que
elegían.
Aunque las Ordenanzas prescribían que "el servicio en el ejército permanente no durará más de 8
años para los de caballería, artillería y músicos, y 6 para los de infantería", se admitían
reenganchados por el tiempo de 12 a más años. Además, desde cabo 1° adelante no había tiempo de
servicio, podían continuar en las filas indefinidamente.
Los individuos de tropa que se retiraban después de haber cumplido 12 años de servicios, tenían
derecho al uso del uniforme, y los que eran inutilizados por heridas en acciones de guerra, gozaban
del sueldo de su clase como inválidos aunque no hubiesen cumplido su servicio.
Organización. — Declarado en campaña el Ejército, éste era distribuido en divisiones.
Las divisiones de caballería estaban constituidas por dos o tres brigadas; cada brigada de dos o tres
escuadrones o regimientos, o de un escuadrón y un regimiento.
Cada división de infantería se componía de dos o tres brigadas, cada brigada de dos o tres
batallones. Cada brigada era comandada por un general o un coronel.
La artillería era distribuida por partes a cada división de infantería, es decir por baterías; pero
cuando el general en jefe lo creía conveniente, formaba una sola brigada a las órdenes de un general
o un coronel.
De igual manera, los zapadores eran distribuidos en cada división o eran agregados íntegramente a
la brigada de artillería.

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Los estados divisionarios se organizaban con el personal de jefes y oficiales del Estado Mayor
General.
También se organizaban las divisiones de vanguardia con su respectivo estado mayor, y estaban
compuestas por todas las armas según las necesidades tácticas. Las comandaba un general o coronel.
Con proporción al efectivo del ejército de operaciones, se organizaban también de dos a seis
compañías de infantería, con la denominación de "Granaderos o Cazadores del General", las que
estaban a órdenes del Cuartel Maestre.
El principal objeto de estas compañías de granaderos era cubrir todas las guardias, hacer patrullaje,
escoltar convoyes, bagajes, etc., etc., desembarazando de este modo a las divisiones en las
atenciones de esta clase de servicios para no distraer mayores fuerzas.
El armamento. — Las tropas que combatieron en las campañas libradas desde la Independencia y
hasta Ingavi, estuvieron provistas de fusiles de avancarga, llamados también de chispa, y los que se
cargaban tiro por tiro mediante una baqueta.
Su manejo era complicado, exigiendo un tiempo largo para cada disparo, dos a tres por minuto. Eran
armas de ánima lisa, cuyo alcance apenas era de 250 metros. Para la puntería se usaba una "mira" o
guión simple sin alza puesta sobre la boca del fusil.
El rayado apareció tan sólo a partir del año 1854, así como la carga por la recámara y el uso de las
pólvoras progresivas y sin humo. Poco tiempo después se introdujo en los fusiles la llave de
percusión (fusil de pistón).
España adoptó en 1857 la carabina Minié, todavía de avancarga, la misma que usaron nuestras
tropas durante la guerra del Pacífico en 1879, así como el Remington usado por el Batallón
"Colorados" en la misma campaña.
En América aparecieron los fusiles de repetición hacia el año 1874, como el Spenser, el Winchester,
Colt, Lee y otros.
Dada la índole de la caballería de aquella época, ésta combatía a caballo y su eficacia consistía en la
fuerza del choque por medio de las históricas cargas; en consecuencia, estaba armada de largas y
puntiagudas lanzas y afilados sables curvos. También disponía de pistolas o de carabinas.
En cuanto a la artillería, empleaba cañones de a 4 y también de 1, 2 y 3 libras, cuyo alcance medio
era de 600 metros. El cañón era un tubo de ánima lisa que lanzaba bajas esféricas, por consiguiente
el efecto material era escaso debido a su poco alcance y penetración. De ahí que las distancias para
el combate eran reducidas. Cuando se introdujo el rayado su alcance llegó hasta los dos mil metros.
Su precisión era de tres a cinco tiros por minuto.
Tales eran las armas empleadas por nuestro ejército in sus primeros tiempos, y las que subsistieron
hasta comienzos del siglo actual.
Las marchas. — Hasta antes de la aparición del ferrocarril en Bolivia, las marchas a pie
constituyeron el único medio empleado por las tropas para llegar a las fronteras patrias o a los sitios
donde era necesaria su presencia.
De ahí que las tropas bolivianas descollaron en todo tiempo por su resistencia en las marchas, y de
las que se podía decir como los veteranos de Napoleón: que el emperador ganaba sus victorias por
las piernas, y no por los brazos de sus soldados.
Quiere decir ello que los Comandos de las distintas épocas, daban gran importancia al entrenamiento
del soldado en las marchas, ya que la conducción de la guerra era una continua separación y reunión
de las fuerzas. La separación para utilizar los caminos existentes y a las mayores facilidades para el
movimiento, abastecimientos y alojamiento, marchando por caminos separados, hasta el momento
en que era necesario reunir las tropas para batir con fuerzas superiores al enemigo.
Napoleón afirmaba: "El arte de la guerra consiste en la división para poder subsistir, y en la reunión
para poder combatir". Y Moltke decía: "Es preciso batir unidos, después de haber marchado
separados".
El sistema de las marchas de paz en el ejército boliviano consistía en marchar en largas columnas de

51
hileras abiertas siguiendo ambos lados del camino, forma en la que encía las distancias legua tras
legua, ora por las interminables pampas del altiplano, o ya trasmontando las altísimas cordilleras
andinas para internarse en las fragosas quebradas de los valles, sorteando caudalosos ríos o
venciendo las intrincadas marañas de los bosques, hasta llegar a las etapas marcadas por un
itinerario confeccionado por los comandos.
De esta suerte vencía grandes distancias haciendo jornadas de 40 a 60 kilómetros por día, según las
necesidades tácticas, como lo prueba la historia de nuestras guerras en las que los ejércitos hicieron
marchas sorprendentes, por sendas pedregosas llamadas caminos, por cuestas de ásperas pendientes,
azotados muchas veces por torrenciales lluvias o grandes tempestades de nieve O de granizo, o
soportando fríos intensos en invierno o los ardientes rayos de un sol abrasador.
En 1836 hizo el ejército de Santa Cruz el trayecto de Puno a Arequipa, por pésimos caminos en 12
días una distancia de más de 400 kilómetros, luchando con la intemperie y atravesando penosamente
una cordillera cubierta de nieve para luego combatir en Uchumayo.
El general Ballivián recorrió por malos caminos con sus tropas en 12 días la distancia de 650
kilómetros desde La Paz hasta Vitiche, o sea una marcha diaria de 54 kilómetros, donde derrotó las
fuerzas revolucionarias del Sur.
En la guerra del Pacífico, el general Daza salió de La Paz con 3,700 hombres el 17 de abril de 1879
y llegó a la una de la tarde del 27 del mismo mes al pueblo de Pachía; en diez días había recorrido
390 kilómetros sin un solo día de descanso, esto es 39 kilómetros por día.
En las campañas del Acre, las tropas bolivianas marcharon a pie desde La Paz hasta Puerto Acre,
venciendo dos mil kilómetros por en medio de cordilleras, serranías, bosques y caudalosos ríos.
Otro tanto podemos decir de los destacamentos que se trasladaron desde La Paz hasta Puerto Suárez
y Ballivián, en 1912, así como de las tropas que intervinieron en la campaña con el Paraguay.
Empero, debemos también confesar que desde la aparición del ferrocarril y de los vehículos
motorizados que hoy exige la guerra moderna para las rápidas concentraciones, ha disminuido
bastante la resistencia de nuestro soldado para las marchas, aunque es preciso también considerar
que debido a las modalidades de la vida moderna, a la deficiente alimentación de hoy y otros
factores, la raza misma ha degenerado un tanto, y nuestro soldado no es ya aquel hombre de otros
tiempos, fogueado en revoluciones sangrientas, frugal, resistente y valeroso como fueron nuestros
antepasados...
Bagajes. — Hasta febrero de 1843, regían en el Ejército las Ordenanzas españolas. Fue el Gran
Ballivián, quien redactó un nuevo Código Militar aboliendo las mencionadas ordenanzas en todas
sus partes, mediante decreto de 15 de febrero del referido año 43, Ordenanzas que rigieron en el
Ejército hasta fines del siglo anterior, con pocas modificaciones, y en las que se hizo la siguiente
reglamentación con respecto a la forma cómo se debía proceder en las marchas:

ESTADO QUE MANIFIESTA LOS BAGAJES QUE SON PERMITIDOS A UN EJERCITO


EN CAMPAÑA
Caballos Mulos
de silla de
carga

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El general en jefe y sus criados, sea:
el Presidente de la República, el capitán general u otro general 20 4
nombrada………………………… 20 4
El capitán general de Bolivia, sirviendo a órdenes del Presidente de la 12 3
República………………… 10 2
El mayor general, el jefe de estado mayor general y sus criados 8 2
respectivos……………………… 8 2
Los generales de división de caballería y sus
criados……………………………………………….
General de división de infantería y cuartel maestre general y sus criados 6 2
respectivos……………..
General de brigada mandando división de caballería, y
criados……………………………………. 4 1
General de brigada con mando de infantería o caballería; coroneles,
comandantes generales 3 1
de división; comandante general de artillería; los jefes de estados mayores 3 -
divisionarios que fuesen coroneles y los respectivos criados de éstos
………………………………………………...
Todo coronel efectivo con mando de cuerpo suelto empleado en los estados 3 -
mayores o edecán; 3 -
todo primer jefe de cuerpo; todo jefe de estado mayor divisionario, aunque no
sea coronel y 2 -
los criados respectivos 1 -
……………………………………………………………………………… - 1
Auditor general, vicario general, comisario general, cirujano mayor, proveedor - 1
general - 1
y sus respectivos criados
……………………………………………………………………………
Los segundos y terceros jefes de los cuerpos de caballería y sus criados
…………………………..
Todo jefe desde teniente coronel a sargento mayor inclusive, empleado en los
estados mayores
de segundos o terceros jefes de cuerpo, de edecanes, o en cualquier otro
servicio en el ejército y sus criados
………………………………………………………………………………..
Capitanes de caballería sirviendo en cuerpo, ayudantes de generales y adjuntos
a estado mayor…..
Todo capitán de infantería, subalterno de cualquier arma, cirujano, capellanes,
comisarios,
ordenadores y proveedores, para ellos y sus criados
………………………………………………
Cadetes de infantería
………………………………………………………………………………..
Cada batallón de infantería, regimientos de caballería o escuadrón suelto para
sus cajas mayoría…
Para el botiquín de cada cuerpo
……………………………………………………………………..
Para la maestranza de cada cuerpo
………………………………………………………………….

53
Cada división tenía los arrieros correspondientes con el número necesario de bestias de carga con
sus respectivos aparejos para cargar la artillería, las municiones, los víveres, la caja y toda la
impedimenta de la unidad, así como la ambulancia y los botiquines.
A falta de mulos se distribuían dos burros por cada uno de aquellos.
Todos los bagajes de carga mencionados, eran distribuidos por el cuartel maestre general de las
armas. Los animales de silla designados corrían por cuenta de los interesados, y sólo se les proveía
las raciones de forraje para la manutención durante la campaña.
Para alimentar a las bestias de carga, se distribuían raciones de forraje (cebada) que consistían en
una arroba de cebada en rama o en su defecto 8 libras de cebada en grano.
El aprovisionamiento (Logística). — El aprovisionamiento de las tropas en campaña se lo
realizaba mediante vivanderas, las que seguían a los ejércitos. Estas tomaban la delantera a las
tropas, y una vez que llegaban a la etapa señalada, preparaban el rancho con los víveres que eran
requisicionados de antemano por el oficial itinerario,
el cual marchaba con algunos días de anticipación. Esta tarea era secundada por los corregidores,
alcaldes, jilacatas y maestros de posta.
Según el artículo 24 del ya citado Código Militar, inmediatamente de ser declarado el ejército en
campaña, se establecían las provisiones en cada división de ejército, y se las distribuía diariamente
mientras duraba el estado de campaña, conforme al siguiente cuadro:

ESTADO QUE MANIFIESTA LAS RACIONES QUE SE

54
CONCEDEN A UN EJERCITO EN CAMPAÑA
Raciones
Al capitán general o general en jefe...... ................................................................................ 12
Los mayores generales... ... ... ... ........................................................................................... 8
Generales de división.. ... ... ... ... ........................................................................................... 6
Generales de brigada...... ... ... ............................................................................................... 5
Coroneles, auditor general, vicario general y comisario general... .... ... ... ... ... ... .............. 4
Todo teniente coronel, comandante, sargento mayor, cirujano y médico mayor,
Proveedor general, y comisarios ordenadores... ... ... ... ........................................................ 3
Todo oficial desde subteniente hasta capitán inclusive, cirujanos, capellanes
y todos los demás empleados en el ejército que no estén comprendidos en este Estado.... ... 2
Todo individuo de tropa y los cadetes, los criados de los generales, jefes
y oficiales, los arrieros contratados y los guías propiamente dichos......
"Cada ración se compondrá de una libra de carne, 10 onzas de pan y media libra de menestras en
papas, maíz, o lo que hubiere; pero si fuere arroz se darán sólo 4 onzas".
El pré o socorro de cada soldado era de veinte centavos diarios, con los que en tiempo de paz
atendía a su alimentación.
Como los soldados eran casi profesionales, vivían muchos de ellos, juntamente con los clases y
músicos, en los cuarteles en compañía de su mujer (rabona) y sus hijos, y eran aquéllas, las rabonas,
las que se encargaban de vender comidas a la tropa con los víveres suministrados por el comando de
la unidad, como se ve en los siguientes
artículos del Código:
"Con el real de descuento se ha de suministrar a cada plaza solamente la carne, menestras, aliños,
sal y leña, y el pan lo comprará el soldado, si le acomoda".
"Todo jefe de cuerpo o destacamento o partida dará rancho a la tropa que lleva a sus órdenes,
cuando las circunstancias lo exijan o no pueda por sí la tropa proveer a su subsistencia en algún
campamento o plaza, sea en tiempo de paz o guerra".
El soldado estaba obligado a llevar en la mochila dos camisas, dos pares de zapatos, uno de abarcas
y otro de alpargatas, el capote y una frazada, piedras de chispa, de reserva, cubre-llave,
desarmador, saca taco y agujeta. Además, un morral, una cantimplora, un jarro y el fusil enfundado.

Al ejército en campaña seguían, además, secciones sanitarias, capellanes, tribunales de justicia,


auditores y una Sección Histórica, adjunta al Estado Mayor General, la que tenía por misión
redactar la parte histórica de los principales acontecimientos políticos y militares de la campaña.
"La redacción de esta parte histórica — dice el Código, — es la más noble y la más hermosa, y se
anotará con exactitud sin olvidar los más pequeños detalles de los acontecimientos. El redactor
tendrá a la vista los diarios históricos de los estados mayores divisionarios y los del cuartel maestre
general.
"Por este medio tiene la posibilidad de hacer patentes las faltas, de indicar las acciones brillantes y
de citar al tribunal de la opinión y de la posteridad, a todos aquellos de quienes tiene que hablar.
"Todos los partes que habrá recibido sucesivamente y sobre los cuales ha debido hacer
observaciones, todo lo que pueda haber llegado a su noticia sobre los secretos del Estado, y sobre las
intenciones del general en jefe, finalmente todo lo que ha sabido u observado, son los datos que
tiene a su disposición.
"Pero a fin de que una obra de esta especie pueda obtener una celeridad durable, es preciso sin duda
que el asunto ofrezca algún interés y que cada suceso conserve en ella su carácter; que el lector siga
los pensamientos del general en jefe al mismo tiempo que los hechos; que le acompañe en la
concepción de sus planes y en la fluctuación de sus temores, esperanzas y determinaciones y en fin
que lo pasado lo ligue a lo presente y le haga tomar interés en lo venidero.

55
"Pero a fin de no omitir nada esencial, ni alterar ningún hecho y conservar a cada uno su verdadero
carácter,
conviene que los escriba a medida que se suceden, y cuando aún se tiene presentes todas las
circunstancias que les pertenecen.
"Su publicación sólo se verificará con aprobación del Gobierno, a lo menos hasta el tiempo en que
siendo dichas relaciones poco importantes para la política, pertenecen tan sólo a la historia".
Tal era la organización y forma en que estaba constituido el Ejército en los primeros tiempos de la
República, y que la hemos perfilado a grandes rasgos para dar al lector una idea sobre su
potencialidad combativa.

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CAPÍTULO IV

CAMPAÑAS DE LA REPÚBLICA
INVASIÓN DEL BRASIL
(28 de Marzo de 1825)

Dijimos en páginas anteriores que la rica y dilatada extensión territorial de Bolivia, sin límites
definidos, habría de despertar muy pronto la codicia de sus vecinos, los mismos que no vieron con
agrado la creación del Estado Boliviano.
En efecto, la primera agresión vino del lado del Brasil, aunque sin mayores consecuencias, en el
mismo año en que Bolivia nacía a la vida independiente. Pues en marzo de 1825, cuando el Alto
Perú iniciaba los primeros pasos por conseguir su autonomía, el Brasil por intermedio de sus
autoridades del Estado de Matogroso, había iniciado la invasión a la provincia boliviana de
Chiquitos destacando algunas fuerzas de su ejército al comando del oficial Araujo e Silva, las que a
nombre del Imperio del Brasil tomaron posesión de la nombrada provincia el día 28, en connivencia
con el gobernador altoperuano Sebastián Ramos y los oficiales Pantoja, León y Serrano, quienes
habían proclamado su anexión al Imperio firmando un acta por la cual entregaban la jurisdicción de
su mando al dominio del emperador de aquel país.
Establecida en aquella alejada región la soberanía imperial, Araujo e Silva comunicó tal hecho al
gobernador de Santa Cruz, don José Videla. Intimándole la entrega de toda la provincia.
Por otra parte, dirigió también una nota al mariscal Sucre previniéndole que se abstuviese de intentar
siquiera la recuperación de Chiquitos.
En conocimiento de tal suceso, el Mariscal dispuso que el gobernador de Santa Cruz organizara
algunas fuerzas para reforzarlas con el Batallón 29 de "Cazadores", que marchó de Inmediato al
comando del coronel Pedro Blanco para hacer frente a la invasión, y respondió a Silva en forma
enérgica y altiva manifestándole, entre otras cosas, lo siguiente:
".. .Prevengo al señor comandante de Santa Cruz que si usted no desocupa en el acto la provincia de
Chiquitos, marche contra usted, y no se contente con libertar nuestras fronteras, sino que penetre al
territorio que se nos declara enemigo, llevando la desolación, la muerte y el espanto para vengar
nuestra patria, y corresponder a la insolente nota y a la atroz guerra con que usted la ha amenazado".
"Reservo entre tanto el derecho para elevar los reclamos sobre este suceso al gobierno supremo del
Brasil".
Llegado que hubo el coronel Blanco con su batallón, tomó el mando de las fuerzas y emprendió
marcha hacia la capital de Chiquitos; pero a la aproximación de las tropas altoperuanas, los
invasores emprendieron retirada.
Ramos se internó con algunas fuerzas hasta Cordillera perseguido por un destacamento a órdenes
del capitán Agustín Saavedra, quien lo sorprendió en el punto denominado Arenalitos donde sostuvo
un pequeño combate en el que rindió la vida el traidor (Ramos).
En seguida los invasores se declararon en derrota y repasaron la frontera.
Tal fue el primer atentado del Brasil contra la integridad de Bolivia.

INVASIÓN PERUANA
(Mayo de 1828)

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Antecedentes. — Se aproximaba la fecha en qua debían reunirse los comicios populares conforme
al decreto expedido por el Presidente Sucre el 31 de diciembre de 1827. Tales comicios o juntas
debían elegir a los diputados para el congreso del siguiente año; con tal motivo se agita Dan las
pasiones en oposición al Gobierno.
Al mismo tiempo el general Agustín Gamarra, Prefecto del Cuzco y Jefe Supremo del ejército
peruano del Sur, aproximaba sus fuerzas a la frontera boliviana. Gobernaba en esos momentos en el
Perú el general José La Mar, quien había resuelto hacer guerra a Colombia por cuestiones
territoriales, es decir la posesión de los departamentos Jaén y Mainas; pero temía que Bolivia saliera
en defensa de Colombia una vez que estaba gobernada por el mariscal Sucre y estaba guarnecida por
tropas colombianas que aún no sé habían restituido a su patria.
Por otra parte, Gamarra había comenzado a anarquizar a los ciudadanos bolivianos entablando
correspondencia secreta con varios hombres públicos de este país sugiriéndoles que le llamasen en
socorro "para libertarlos de la opresión de los extranjeros".
Luego aproximó su ejército al Desaguadero en actitud hostil "para observar esta República",
manteniendo constante correspondencia epistolar con el coronel boliviano Pedro Blanco, Jefe de un
regimiento de caballería que residía en Tupiza, y el cual llamaba en sus cartas al general peruano
"para que librase al país de la opresión extranjera", sin reflexionar que Gamarra era también
enemigo de la existencia de la Republica.
En semejante estado de cosas se produjeron funestos acontecimientos del 18 de abril de 1828 en los
que fue herido el Presidente Sucre cuando trataba de sofocar a los amotinados de Chuquisica y que
los autores del nefando crimen, "aprovecharon tales circunstancias para escribir a Gamarra
rogándole se internase a la Republica con el ejército de su mando.
El Gran Mariscal, que había sido herido, dejo el gobierno de la Nación en manos del Consejo de
Ministros presidido por el general José Maria Perez de Urdininea a quien le delegó el mando directo
del ejercito por ser al mismo tiempo Ministro de Guerra y cuando supo del movimiento de Gamarra
hacia el Desaguadero reclamo el atentado, respondiéndole el general Peruano que venia a ponerse
entre la víctima y los asesinos .Mas Sucre en respuesta, le decía que deseaba ser sacrificado antes
de ver profanada la Nación boliviana.
El invasor, empero, disculpo su atentado diciendo que había sido llamado por los pueblos de Bolivia
La invasión. — El 1° de mayo de 1828 Gamarra cruzaba el Río Desaguadero, y el 2 ocupaba La
Paz, ante el asentimiento popular, con una división de cinco mil hombres agrupados en las
siguientes divisiones.
Batallón 1º del "Zepita
“ 2° del "Zepita
“ 1º del "Callao
“ 2º del "Callao
“ "Pichincha",
Regimiento "Húsares de Junín

"Gamarra, al invadir Bolivia, llevaba el fin de alejar del país a los colombianos para lo que estaba
de acuerdo con los elementos más distinguidos del gobierno y del ejército de Bolivia. Además, su
ambición le hizo concebir la formación de una nueva república agregando a Bolivia los
departamentos de Arequipa y el Cuzco para formar un gran estado que pensaba presidir" (Dellepiani.
— Historia Militar del Perú).
Las tropas con las que contaba el general Urdininea, eran las siguientes:
Ejército boliviano:
Batallón 1° de Bolivia"…………………….. .. 600 hombres

58
2° de Bolivia"……………………….. 450 “
3° de Bolivia".................................. 400 ”
Regimiento "Lanceros.. ................................. 150 “
Total: …………… ................................ 2,100 hombres
Ejército colombiano:
Batallón "Pichincha" (1 compañía)................... 80 hombres
Regimiento "Húsares de Ayacucho" ................ 150 "
"Granaderos de Colombia" ................................215 "
Total ............................................................... 445 hombres
De estas tropas, una compañía del "Ayacucho" se pasó íntegra al ejército de Gamarra; los
"Granaderos" eran restos que habían quedado de los sublevados en Cochabamba con Matute en
1826 y de los que se sublevaron en Chuquisaca el 18 de abril.
Los escuadrones estaban faltos de monturas y de caballos.
Mientras "los planes fraguados por Gamarra tendían a que las tropas bolivianas se defeccionaran
ante el invasor", el general Urdininea salía de Chuquisaca dando las órdenes necesarias para que
todas las unidades del ejército se concentraran en Oruro.
Las tropas que estaban en La Paz se reunieron en Sicasica a las órdenes de los generales León
Galindo, Jefe del Estado Mayor General, y Gregorio Fernández, Prefecto
de La Paz, y continuaron viaje hasta Caracollo para reunirse con el resto del ejército, el cual
esperaba al enemigo que había ocupado por su parte el pueblo de Sicasica.
El pequeño ejército boliviano había resuelto Ir en busca del adversario hasta Sicasica, para lo cual se
dispuso raciones de campaña para tres días, a fin de atacar al invasor en este punto. Pero en esto los
generales Galindo y Fernández recibieron orden de presentarse en Oruro ante el General en Jefe,
para allí celebrar un consejo de guerra y deliberar sobre -lo que se debía hacer.
En dicho consejo se resolvió replegar al ejército hasta Paria, donde se debía esperar al enemigo para
presentarle batalla. Ese mismo consejo dispuso que el general Francisco López de Quiroga marchara
con unos 800 hombres en persecución del coronel Pedro Blanco, que se habla defeccionado con su
regimiento en Tupiza en favor del invasor.
Blanco, que se hallaba a más de 70 leguas, ejecutó un movimiento de flanco y evitando el encuentro
con López logró unirse a una columna peruana que Gamarra había enviado hasta el pueblo de
Macha, en tanto que el resto del ejército enemigo estaba ya a 25 leguas de Oruro, en Sicasica.
De esta manera el ejército boliviano perdió 1,400 hombres que fueron distraídos del teatro de
operaciones: 600 de las tuerzas de Blanco y 800 que fueron a someterlos.
Mientras las tropas bolivianas se concentraban en Paria, fueron encajonados en Oruro mil quinientas
tercerolas y fusiles flamantes que se encontraban en la Fortaleza, para llevarlos a Cochabamba o a
Santa Cruz, en las mismas arrias que conducían víveres para el ejército.
El servicio era de rigurosa campaña en Paria, donde se leyó la siguiente proclama que el General en
Hete, Urdininea, lanzó con techa 17 de mayo:
"Paisanos: Un ejército invasor, más digno de odio que el de los españoles, ha profanado con sus
plantas sacrilegas el suelo en que hemos nacido. Este ejemplo de infamia sólo estaba reservado para
el Perú, que a pretexto de salvar la vida del Presidente y evitar la anarquía que amenazaba a Bolivia,
ha hecho repentinamente una invasión tártara.
"Paceños, cochabambinos, orureños, potosinos, cruceños, tarijeños y chuquisaqueños; los
sacrificios de diez y ocho años que hemos prestado a favor de nuestra causa, dicen hoy que nada
hemos hecho.
"Un yugo más horroroso que el de los mismos españoles amenaza a los bolivianos. ¿Y seremos fríos
espectadores de ultraje tan denigrante e inicuo? No. Ciudadanos: corramos a las armas; muertos
tendremos gloria; uncidos al carro del invasor injusto, infamia. El ejército boliviano que tengo el
honor de mandar, se prepara a la lid, para defender nuestros derechos sagrados; es superior al

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peruano en valor y virtudes. Yo lo conduciré a la victoria.
"Los colombianos a quienes debe nuestra tierra querida grandes sacrificios, como maestros en el
campo de Marte, también nos ayudarán a vencer.
"Al arma, paisanos, al arma!
"Cuartel general en Oruro, a 17 de mayo de 1828.— José María Pérez de Urdininea".
Mientras el pequeño ejército boliviano se hallaba acampado en Paria, "esperando con ansia el día de
la gloria que deseaba, a pesar de la defección del coronel Blanco", avanzó el general Gamarra hasta
Caracollo, distante 8 leguas de Paria. Desde aquel punto fue seduciendo a varios jefes, oficiales y
clases del ejército, halagando a unos y amenazando a otros.
"Hubo muchos misterios que es preciso callarlos — dice el historiador Sánchez de Velasco, testigo
de estos sucesos, — callemos sus nombres y corramos un velo sobre
semejantes horrores". Lo cierto es que la noche del 25 de mayo, un oficial Anzaldo, comprometido
con varios jefes, anticipó por su embriaguez la hora convenida para sublevar el Batallón 1° Sacó dos
compañías, las amunicionó, repartió dinero y mandó llamar al segundo jefe, mayor Montenegro,
conjurado igualmente con otros oficiales, sargentos y aún soldados.
Fue en este momento cuando el general Galindo, anoticiado de lo que pasaba, puso al resto del
ejército sobre
las armas y se dirigió al cuartel del Batallón 1° Su presencia restableció el orden, quedando presos
algunos de los autores de la sublevación fracasada, habiéndose pasado al enemigo 13 de los
conjurados.
Montenegro, Anzaldo y dos sargentos fueron ejecutados al siguiente día al frente del enemigo,
suceso que se puso en conocimiento del ejército, que había recibido con indignación la defección del
coronel Blanco y de los del Batallón 1°, medíante la siguiente proclama:
"Camaradas: Dos jefes han empañado el brillo de nuestro pabellón. El uno ingrato a las
consideraciones que se le prestaron, el otro traidor contra su patria misma; ambos pretendieron
ejecutar un motín y pusieron en la defección a los incautos de entre sus subalternos.
"Vuestra fidelidad y vuestro celo descubrieron sus maquinaciones. Unos han desaparecido del
ejército, llevando consigo la infamia y vuestra indignación. Otros han expiado su crimen a vuestra
vista, y el entusiasmo y la venganza estuvieron pintados en vuestro semblante.
"Camaradas: Condenad para siempre a la execración los nombres de González, Valdez, Núñez, Luna
y Castelú, y corresponded con vuestra fidelidad y vuestro valor a sus negras traiciones. Los cobardes
quisieron evitar un encuentro con los enemigos. Vosotros lo deseáis ardientemente. No se oiga pues
más entre vosotros que algún boliviano ha olvidado su deber. Mi conducta será inalterable, y
mientras yo me halle a la cabeza del ejército no permitiré que la impunidad corrompa su disciplina.
"Bravos auxiliares: Con vosotros y con los buenos bolivianos que me quedan, me basta para
vengar el honor de Bolivia y para imponer un eterno escarmiento a los invasores. Vosotros
defenderéis los derechos de una nación que lleva el nombre de aquel inmortal guerrero que os ha
ilustrado en cien combates.
"Cuartel general en Paria, a 25 de mayo de 1828. — José María Pérez de Urdininea".
Sorpresa de Ancohuyo. — A pesar de las intrigas se conservaba aún el espíritu militar y el valor es
la pequeña fuerza boliviana, sostenido por los meritorios Braun y Galindo, quienes propusieron al
General en Jefe realizar una sorpresa nocturna que desconcertase al invasor, idea que fue resistida en
un principio pero que después la aceptó, encomendando dicha operación al general Braun.
El plan consistía en sorprender y dispersar a la caballería peruana que se hallaba en el panteón de
Caracollo, para luego atacar a la infantería enemiga. Con tal objeto salió Braun en la noche del 30 de
mayo con 500 Granaderos de Colombia, conducido por un guía. Pero esa misma tarde, prevenido
con oportunidad Gamarra, había trasladado su campamento de Caracollo a la hacienda Ancohuyo,
situada a pocas leguas en dirección Paria.
Mientras tanto, el guía había equivocado de buena o mala fe el camino, y la casualidad lo llevó

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sobre el campamento de Gamarra que no esperaba tal ataque. Braun no vaciló y atacó a la
vanguardia enemiga que huyó despavorida poniendo en confusión a todo el resto del ejército
enemigo. Los caballos dispararon en todas direcciones sembrando entre los peruanos el
desconcierto, pues éstos, que acampaban en distintos sitios, se hacían fuego mutuamente.
Si al general Braun le hubiera sido permitido, como quería, llevar otros 500 Cazadores en ancas de
sus granaderos, era infalible tal vez la derrota del enemigo; pero le fue forzoso replegarse y regresar
antes del día a su campamento.
Tal fue la confusión en el enemigo, que fueron a dar hasta Tapacari algunos jinetes peruanos
creyéndose derrotados. Sólo la entereza del general Blas Cerdeña pudo contener a su ejército, pues
hasta el mismo general Gamarra había escapado a uña de caballo, habiéndolo hecho volver su
esposa mediante sus ayudantes.
"Hubiera terminado la campaña con aquella sorpresa — dice Sánchez de Velasco, — si a ella
hubiese asistido una compañía de Cazadores del ejército boliviano, mas esta medida no convino para
el triunfo de la perfidia combinada".
Sin embargo, al siguiente día el General en Jefe pasaba el siguiente informe:
"Cuartel general en Cauto, a 31 de mayo de 1828. — A. S. G. el Ministro del Interior.
"Señor Ministro: Ayer escribía a V. G. Comunicando todos los acontecimientos que habían tenido
lugar en la campaña, y hoy puedo ocuparme agradablemente de avisar a V. G. el feliz suceso que
anoche ha coronado nuestras armas.
"En consecuencia de las pretensiones temerarias del ejército peruano, de la conducta insidiosa que
ha observado violando todos los derechos, y de haber retenido en su poder el general Gamarra a un
oficial que le dirigí en parlamento cuando aún nos hallábamos en una comunicación no
interrumpida, dispuse un encuentro de caballería para la noche de ayer.
"Yo me hallaba acampado en Paria, y el ejército enemigo ocupaba Ancohuyo a cuatro leguas de mi
campo. A las 9 de la noche hice salir una columna de 500 caballos, al mando del temible Braun,
comandante general de la primera división, y yo mismo me puse en marcha con el resto del ejército
para apoyar la empresa.
"Llegó al campo enemigo a las 11 de la noche. Dejó su columna a corta distancia, y sólo cuatro
mitades batió •a lanza dos partidas avanzadas, y se introdujo en medio
del campamento sembrando en todo él la muerte y el espanto. La caballería fue dispersa; la
infantería se puso sobre las armas; los batallones hicieron descargas cerradas; pero a pesar de todo,
nuestros caballeros causaron una terrible mortandad en el ejército invasor, retirándose después a
reunirse a mi cuartel general.
"Los enemigos deben haber tenido más de 200 entre muertos y heridos, y mayor número de
dispersos. Nuestra pérdida sólo ha consistido en dos soldados heridos, a quienes he gratificado
liberalmente. Antes de tres días forzaré al enemigo a un combate general, en que me prometo
hacerle arrepentir de su injusticia; y entre tanto, señor Ministro, este ensayo de valor de parte de
nuestros bravos, servirá para espantar al enemigo y aseguramos un triunfo más completo.
"Dios guarde a V. G. — José María Pérez de Urdininea".
Por su parte, el Jefe del ejército invasor, Gamarra, informando al Ministro de Guerra de su patria,
decía:
"A las doce y media de la noche vino a cargarme toda la caballería comandada por el general
Braun, y los comandantes Acero y Barriga. La gran guardia lo advirtió oportunamente y fueron
recibidos con fuego que hicieron unas dos compañías que estaban situadas al tránsito y sin más que
esto fueron ahuyentadas, de manera que en su fuga me dejaron una porción de sables, tercerolas,
maletas, caballos, morriones, llevándose consigo 17 heridos.
"Yo he tenido dos muertos y cuatro heridos, y una pequeña dispersión de bestias que se han recogido
casi en su totalidad. El resultado es que han sido escarmentados".
Rehecho el ejército peruano, marchó sobre el pueblo de Paria, donde fue quemado el armamento que

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se había sacado de Oruro. "Descubrióse algunas maquinaciones y perfidias que debían producir una
catástrofe y un jefe pagó con la vida el crimen de traición que preparaba; muchos de ellos se
hallaban contaminados, mas no por eso decayó el ardor de la tropa que se brindaba al combate,
ejemplo que como el teniente coronel José Ballivián supieron ser firmes y leales a la Nación".
Retirada del ejército boliviano. — Acercóse a Paria el ejército invasor, y el ejército boliviano se
aprestó para la batalla, la que fue evitada por el enemigo que desviando su marcha tomó rumbo a
Oruro. Entonces el General en Jefe dispersó el ejército ordenando que la caballería colombiana
quedara para observar al enemigo, y que las tropas bolivianas se retirasen hacia Potosí.
Posesionado el general Gamarra de Oruro, trató de sorprender en Sorasora a la caballería
colombiana, pero quedó burlado, sólo cayeron en poder del adversario un jefe y el auditor de guerra,
habiéndose salvado el general Urdininea a medio vestir en un caballo sin montura.
Después de estos acontecimientos, el General en Jefe se marchó a Potosí, y Gamarra dividió su
ejército enviando la División Cerdeña a Cochabamba, mientras otras divisiones ocupaban La Paz,
Oruro y Potosí.
El general Braun, que se había retirado sobre la ciudad de La Paz con su caballería, pudo formar en
pocos días un batallón de infantería con voluntarios de la ciudad para cortar las comunicaciones del
Ejército peruano; pero en esos días se había firmado el ignominioso Tratado de Piquiza, y nada pudo
ya hacer...
El general López había dejado de perseguir al coronel Blanco, el cual se dirigió a Chuquisaca para
hostilizar al Presidente Sucre, en tanto que en Potosí se reunía un nuevo Consejo, compuesto por los
generales Urdininea, Velasco, López y los Ministros Infante y Aguirre, para acordar la capitulación
con el invasor.
Y es entonces que, al decir del tantas veces citado Sánchez de Velasco, "el general López no pudo
contener el sentimiento que le causaba la humillación de Bolivia sin haber probado la suerte de las
armas, ya que él deseaba hacer la guerra aun cuando sea con un puñado de hombres; mas no pudo
conseguirlo y la rabia con la desesperación le hicieron brotar un torrente de lágrimas en la misma
Junta. No hay que dudarlo, era boliviano de corazón, y no podía traicionar a la Patria, le parecía que
adhiriéndose a la
opinión de la Junta incurría en el crimen".
El 6 de julio de 1828 se firmó en el pueblo de Piquiza el tratado o capitulación, por medio del cual
se dispuso que en el término de 15 días desocuparía el territorio de la República el ejército
colombiano; que se convocaría al Congreso Constituyente para que aceptase la renuncia del
Presidente Sucre y nombrara un Gobierno provisorio hasta que una nueva Asamblea eligiera un
presidente constitucional; que el ejército peruano ocuparía Potosí hasta el día en que se reuniese el
Congreso Constituyente, debiendo mientras tanto ser sostenido con las rentas de Oruro y La Paz.
El general Gamarra emprendió luego marcha a Potosí, de donde pasó a Chuquisaca y allí
permaneció hasta septiembre en que, urgido por los sucesos con Colombia, desocupó la República
de Bolivia.
Experiencias y enseñanzas. — Bajo el punto de vista moral, la influencia perturbadora de Gamarra
fue funesta para el ejército nacional. Si bien en aquella época la nacionalidad boliviana no estaba
aún definida, ya que los militares y aún parte de los pueblos de ambas naciones se
prestaban recíprocas consideraciones, esto no atenúa el pecado de los jefes y oficiales que realizaron
las más tristes defecciones favoreciendo la invasión extranjera a su patria, y que la historia
anatematizará siempre.
Ellos sabían que, como militares, su deber era combatir al invasor; que estaban en campaña y, como
profesionales, sujetos a la obediencia, a la disciplina y a las órdenes de sus superiores. Es que a esos
oficiales les faltaba aquella educación del civismo, del patriotismo y del honor que retempla el alma
y el corazón, haciéndolos fuertes para resistir al vendaval de las intrigas, de las sugestiones y de las
atracciones que supo emplear el adversario.

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Bajo el aspecto militar, podemos hacer las siguientes observaciones:
1° — El General en Jefe, al asumir el comando, debió trazarse un plan de campaña para
desarrollarlo bajo su cuenta y riesgo, sin apelar a los funestos consejos de guerra, que generalmente
no resuelven nada y que sólo sirven para provocar discusiones estériles.
2º — No debió dividir su pequeño ejército (dispersión de fuerzas) destacando casi la mitad de su
efectivo en la persecución del coronel Blanco, que se había defeccionado con su regimiento a más
de 70 leguas del teatro de operaciones, y cuando el enemigo estaba tan sólo a poca distancia. Con
esta actitud debilitó su ejército contra todo principio táctico.
3° — En la sorpresa de Ancohuyo debió apoyar resueltamente con su infantería a la caballería de
Braun, ya que ésta no contaba sino con sables y lanzas, por consiguiente, no podía combatir por el
fuego contra las tropas enemigas. Pero el General en Jefe pretirió quedarse con todo su ejército en
medio camino, como dice él mismo en su informe.
4º — una vez que su ejército era diminuto, 2,500 hombres contra 5,000 del enemigo, débil por tanto
para cualquier acción, su deber era retirarse al Sur para engrosarlo o reforzarlo llamando a las filas
nuevos contingentes, armarlos con las armas que había destruido en Paria, instruirlos y substraerlos
de las influencias peruanas.
Con una retirada oportuna habría librado a su ejército del nefasto contacto del ejército peruano, lo
habría disciplinado convenientemente lejos de la perniciosa influencia de Gamarra, y no habría
tenido que lamentar quizás las defecciones ocurridas.
Una vez organizado, disciplinado y moralizado su ejército, recién pudo haber pensado en librar la
batalla decisiva.
Es que el General en Jefe obraba impulsado unas veces por el patriotismo, como lo prueban sus
proclamas y el ejemplar castigo a los conjurados, y otras por sugestiones de los enemigos del
Presidente Sucre; de ahí esas sus vacilaciones e irresoluciones imprimiendo a su conducta ese tinte
indefinido que no resolvía ningún problema político ni militar del país.
Tal comportamiento constituye, pues, una enseñanza y una experiencia afirmando los dictados del
Arte de la Guerra, que preconiza que un general en jefe debe poseer una buena orientación
estratégica y táctica, capaz de tomar decisiones rápidas y firmes, bien meditadas y ajustadas al
conjunto de un plan, y que debe estar dotado de la suficiente energía para mantener y hacer cumplir
sus decisiones.
5º — En cuanto al objetivo militar que trajo Gamarra al invadir Bolivia, todos los historiadores están
de acuerdo en decir que era únicamente el de destruir la política bolívarista que había implantado
Sucre en el país.
Efectivamente, este era el objetivo inmediato; pero había otro oculto y que Gamarra supo disimular
aplazándolo para más tarde: era el de destruir la nueva República o de segregarle por lo menos
algunos territorios importantes como los del departamento de La Paz.
Con un ejército victorioso sin haber librado una batalla, sin adversarios con quienes luchar, dueño
del país, Gamarra habría conquistado para su patria un objetivo positivo y no el romántico de librar
a los bolivianos de una dominación extranjera, si acaso su país no hubiese estado en esos momentos
amenazado por las armas colombianas en el Norte.
De ahí que el generalísimo peruano se hubiera dado por satisfecho con haber obtenido objetivos
secundarios como el de alejar de Bolivia al mariscal Sucre y colocar en el Gobierno a sus
partidarios. Conseguido esto, se marchó convencido de que su patria no tenía ya que temer ningún
peligro del Sur, y que era fácil la conquista de Bolivia, cosa que la aplazó para otra oportunidad...

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CAPÍTULO V

CAMPAÑAS DE LA CONFEDERACIÓN

División. — Históricamente consideradas las llamadas Campañas de la Confederación, se dividen


en tres períodos: El primero contra los ejércitos peruanos enemigos de la Confederación, el segundo
contra las tropas invasoras argentinas y el tercero contra las expediciones chilenas.
Procuraremos estudiar cada uno de ellos con la amplitud que nos sea posible.

PRIMER PERIODO
Situación política de Bolivia. — Desde que el Presidente Sucre abandonara Bolivia, había estallado
una enconada lucha entre los caudillos que ambicionaban reemplazar al inmaculado gobernante que
acababa de dejar el Poder.
Tras de Sucre asumió el mando provisoriamente el general Velasco, luego el flamante general
Blanco, por imposición de Gamarra, habiendo gobernado escasamente cinco días; pues fue
derribado por una revuelta de cuartel (primera revolución del ejército nacional) encabezada por los
coroneles Ballivián, Armaza y Vera, y luego asesinado en la mañana del 1° de enero de 1829.
A la muerte de Blanco siguió otro interinato de Velasco, quien llamó, por fin, al general Santa Cruz,
que figuraba en primer lugar en la terna dejada por el Presidente Sucre, para que de ella eligiera el
Congreso al que debía sucederle en el poder.
El general Santa Cruz, que a la sazón se encontraba en Chile como Ministro Diplomático del Perú,
salió de aquella República y llegó a La Paz el 19 de mayo de 1829. y el 24 inauguró su gobierno
prestando el juramento de ley ante el Prefecto del Departamento, general José Ballivián.
Santa Cruz supo dominar con mano enérgica los intentos revolucionarios, hasta que al fin la
República comenzó a gozar de una paz y tranquilidad perfectas bajo la
atinada y patriótica dirección del gran estadista y gobernante que completó su organización.
Pues Santa Cruz organizó las instituciones nacionales en todos los ramos, y pronto Bolivia se puso a
la altura de sus vecinos como país organizado y militarizado.
Situación política del Perú. — En cambio la República del Perú se debatía en medio de una aguda
anarquía política desde que el general Agustín Gamarra expulsara por medio de un movimiento
revolucionario al Presidente La Mar.
En 1833 Gamarra debía cumplir su período presidencial, y para reemplazarlo se convocó a
elecciones, lo que originó grandes complicaciones políticas, hasta que la Convención Nacional
reunida entonces acabó por nombrar presidente provisorio al general José Luis Orbegoso.
Gamarra, descontento con el nombramiento de aquél, proclamó a su candidato oficial, el general
Pedro Bermúdez, y disolvió la Convención. Orbegoso se encerró entonces en el Callao, donde se le
incorporó la Convención, de tal suerte que en esos momentos hubo dos gobiernos en el Perú: uno en
Lima (Gamarra) y otro en el Callao (Orbegoso).
Empero, el pueblo limeño comenzó a ser hostil a Gamarra, y éste se retiró a las sierras juntamente
con Bermúdez, donde contaba con el apoyo del general San Román, cuyas tropas estaban situadas
en Puno. Mas, Gamarra se vio bien pronto abandonado de los suyos, que se pasaron al bando de
Orbegoso el 24 de abril de 1834, acto que se ha llamado "el abrazo de Maquinhuayo", viéndose, por
tanto, obligado a salir del país para asilarse en Bolivia.
En noviembre del mismo año, Orbegoso se trasladaba a Arequipa, y aquí supo que el general
Salaverry, a quien había dejado en el Callao, se había sublevado en febrero de 1835 contra su
autoridad asumiendo el título de Jefe Supremo.
Para dominar este movimiento despachó Orbegoso al general Valle Riestra con una división, la
misma que se defeccionó en el puerto de Pisco y se puso a órdenes de Salaverry juntamente con otra
división del general Nieto, que también se había rebelado contra el Gobierno en marzo de 1835.

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Entonces Salaverry trató de marchar sobre Arequipa para destruir las pocas tropas con que contaba
el Presidente provisorio Orbegoso, pero en esto supo que había llegado al Cuzco el general Gamarra,
donde otra división orbegosista se le había plegado para secundar sus ambiciones de mando.
Tal era la situación política del Perú a mediados del año 1835, en la que jugaban papel principal tres
caudillos que se disputaban el poder: los generales Orbegoso, Gamarra y Salaverry.
Antecedentes de la Confederación Perú-Boliviana. — Cuando Santa Cruz desempeñaba en el
Perú la presidencia del Consejo de Estado (1826), había concebido el proyecto de llevar a cabo en
pequeño la idea del Libertador, que era unir las Repúblicas que había libertado su espada.
Santa Cruz quería hacer del Perú y Bolivia una sola nacionalidad, y con tal objeto había enviado
ante el Presidente Sucre el proyecto respectivo, sometido el cual a consideración del Congreso
boliviano, éste aceptó la idea a condición de que formase parte de la confederación la República de
Colombia. Como no fue aceptada esta modificación, quedaron suspendidas las negociaciones.
Sin embargo, Santa Cruz mantuvo firme sus propósitos de realizar tal confederación, y cuando
recibió en Chile la noticia de habérsele nombrado Presidente de Bolivia, creyó llegada la ocasión de
realizar sus miras. Con el fin de dejar en el Perú propagandistas en favor de la confederación, Santa
Cruz hizo su viaje por Arequipa, donde se detuvo para constituir en esta ciudad varios agentes que
defendiesen su proyecto.
Tales agentes manifestaron poco después en el Perú los inconvenientes que producía el estado
anárquico del país, los azares de la guerra con Colombia y los méritos de Santa Cruz, cuyo tino
político había engrandecido a Bolivia.
Cuando todo estaba preparado favorablemente, fueron reducidos a prisión los agentes principales, y
el Perú se apresuró a firmar la paz con Colombia. Al año siguiente, en 1830, el coronel Escobedo se
revolucionaba en el Cuzco proclamando la federación, movimiento que fue reprimido.
Era ésta la situación cuando Gamarra se asilaba en Bolivia, habiendo salvado la vida de la
persecución de los puneños, metiéndose a bordo del buque boliviano "El Tomasito" que bogaba en
el Titicaca, y que casualmente se hallaba frente a Puno.
Gamarra, que estaba confinado en Cochabamba, conspiraba abiertamente contra el gobierno de su
patria por conducto del general San Román, asilado también en La Paz. En conocimiento de estas
actividades, el Presidente Orbegoso se lo advirtió a Santa Cruz para que impidiese su regreso al
Perú, y es entonces que Gamarra recurrió a la fuga; pero capturado en Oruro, fue remitido a Sucre
donde se hallaba Santa Cruz.
Este quiso aprovechar de tal emergencia y se apresuró en ajustar con Gamarra un convenio secreto
para plantear la confederación. Gamarra se mostró más interesado que el mismo Santa Cruz para
realizar el proyecto, prometiéndole trabajar con todas sus tuerzas una vez que se restituyese al Perú.
Santa Cruz, que conocía el carácter artero de su camarada, fingió creerle, y facilitó su repatriación
proporcionándole todo recurso, incluso dinero, y comprometiéndose a sostener con tropas bolivianas
la realización del acuerdo y hacer a Gamarra jefe de uno de los estados que debían formar la
Confederación.
"De este modo, Santa Cruz tendría en el Perú dos colaboradores, pues había celebrado con Orbegoso
el mismo pacto. Si uno de estos caudillos sucumbía, el otro quedaba para la realización de su
proyecto".
"Había pues en el Perú una complicada división de partidos y no podía estar mejor preparado el
terreno para que Santa Cruz impusiese allí su dominación".
Intervención militar de Bolivia en el Perú. — El 20 de mayo de 1835, Gamarra pasaba el
Desaguadero y se dirigía al Cuzco. En Puno recibió la división del Coronel Lopera, que se había
pronunciado anteriormente a favor del general Salaverry. A su llegada al Cuzco se le unieron
también las tuerzas que estaban al mando del coronel Larenas. De este modo vióse Gamarra dueño
de dos divisiones para enfrentarse ya sea contra Salaverry, que continuaba en Lima, o contra
Orbegoso que se hallaba en Arequipa tratando de organizar algunas tropas para hacer frente a sus

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adversarios.
Cuando Orbegoso tuvo conocimiento de que Gamarra se encontraba en el Cuzco con dos divisiones
y que Salaverry se aprestaba por su parte para iniciar la guerra civil, no le quedó más recurso que
solicitar la intervención de Bolivia mediante un comisionado ante Santa Cruz, como el general
Anselmo Quiroz.
Dicho comisionado llegó a La Paz el 12 de junio, y el 15 firmaba un pacto en virtud del cual el
Gobierno de Bolivia debía enviar inmediatamente al Perú un ejército capaz de restablecer el orden.
En caso de que este ejército fuese a las órdenes del general Santa Cruz, él sería el General en Jefe de
los ejércitos de ambos estados. El Perú sufragaría todos los gastos que ocasionase la marcha del
ejército, etc.
Salaverry y Gamarra. — Mientras tanto, Gamarra, que había desistido de sus acuerdos con Santa
Cruz, se vio en una situación complicada al frente de tres adversarios: Orbegoso, Salaverry y Santa
Cruz. Comprendiendo que no podría operar ante fuerzas superiores de Santa Cruz y de Orbegoso, se
decidió por ofrecer sus servicios a su ahijado Salaverry, poniéndose incondicionalmente a sus
órdenes como jefe de las tropas del Sur (26 de julio).
Salaverry aceptó la oferta y le obligó replegarse a Lima evitando en lo posible todo encuentro con
las fuerzas enemigas. "Pero Gamarra, acatando la orden, decidió no cumplirla y operar aisladamente
pensando en que, si vencía, lograba sus fines y si era batido, impedía que Salaverry se reforzara con
sus elementos y afirmara su causa, cerrándole a él las puertas de la presidencia que ambicionaba".
Movilización del Ejército boliviano. — El pequeño ejército organizado por el Presidente Sucre
había quedado reducido a unos pocos cuadros mal armados y peor organizados, después de la
invasión peruana de 1828.
El Presidente Santa Cruz, tan luego como se 'hizo cargo del gobierno de Bolivia, se apresuró en
reorganizar el Ejército dictando decretos, órdenes, resoluciones, códigos, ordenanzas y reglamentos,
de tal suerte que en pocos años la Fuerza Armada estuvo en condiciones de entrar en campaña.
Es decir que a principios de 1834, Bolivia contaba con un ejército de 2,577 hombres agrupados en 4
batallones de infantería, 2 regimientos de caballería y 1 brigada de artillería.
Conforme al pacto firmado con el emisario de Orbegoso, Santa Cruz se apresuró en reforzar al
ejército llamando las guardias nacionales, con las que organizó nuevas unidades rápidamente, y al
siguiente día o sea el 16 de junio de 1835 partía de La Paz, como vanguardia, la Primera División a
órdenes del general Ramón Herrera.
La marcha de la División se efectuó por la ruta del Desaguadero, Zepita, Pomata, Juli, Acora y otros
puntos hasta llegar al puerto de Puno donde hizo alto en espera del general Santa Cruz y del resto
del ejército.
He aquí los efectivos que componían esta unidad:
Batallón Nº 1° de la "Guardia"……………………… .. ..658 hombres
“ No 5……………………………......................... 656 “
Regimiento "Lanceros del General" ……………………..... . 340 ”
Total: ………………………………………………... ... ... ... 1,664 hombres
A fines del mismo mes partía también Santa Cruz con la Segunda División, llevando como a Jefe de
Estado Mayor al general José Miguel de Velasco, habiendo llegado a Puno el día 29 de junio. Aquí
formó su Cuartel General cubriéndose con vanguardias adelantadas hacia Vilque.
La Segunda División estuvo organizada de la siguiente manera:
Batallón No 2. ... ................................... ... ... .... 554 hombres
“ No 3 "Constitucional" ………………….. 550 "
o
" N 5. …………………................ ...........555 "
" Nº 6. …………………........................... 587 “
Regimiento "Lanceros de la Guardia" ………………. 325 "
Artillería. ... ... ... ……………….. ... ... ... .................. 205 “

66
Total: ………………………………………..... .... ... ... 2,776 hombres

En conocimiento de la llegada de Santa Cruz, el general Orbegoso se dirigió a Vilque para


entrevistarse con aquél y tomar acuerdos para el desarrollo de las operaciones.
El 8 de julio se realizó la entrevista, determinando que Orbegoso enviara algunas tropas para
reforzar el ejército boliviano, y que con el resto y algunos reclutas de Arequipa, se dirigiese al Norte
para distraer a Salaverry.
En cumplimiento del acuerdo, Orbegoso volvió a Arequipa y envió una división a órdenes del
general Blas Cerdeña y el coronel Moran, la que llegó a Lampa el 22 de julio incorporándose a los
efectivos de Santa Cruz, desde cuyo momento las tropas del Protector (Santa Cruz) tomaron la
denominación de "Ejército Unido" .
La referida División Cerdeña estuvo constituida por las siguientes unidades:
Batallón "Ayacucho".
" "Libres de Arequipa".
Escuadrón "Húsares de Junin".
Artillería 4 piezas de montaña.
Esta División contaba con un efectivo de más o menos 1,000 hombres, con lo cual el Ejército Unido
sumaba un total de 5,440 combatientes.
Ejército de Gamarra. — Hemos visto que cuando el general Gamarra llegó al Cuzco, se vio
repentinamente al mando de dos divisiones con las cuales podía hacer frente a cualquiera de sus
contendores.
He aquí las unidades que componían su ejército:
División Lopera:
Batallón “Pichincha".
" "Defensores de Puno".
” "Paruro".
" "Quispicanchas".
Escuadrón "13 de Enero".
Artillería 2 piezas.

División Larenas:
Batallón 2° del "Pichincha".
“ "Victoria".
“ "Andahuaylas".
" "Granaderos".
" "Cazadores".
Escuadrón lo" y "2°".
Artillería 2 piezas.
Este ejército sumaba 4,000 hombres, que fue reforzado con 6,000 indios armados de cuchillos,
hondas y palos.
Plan de operaciones de Santa Cruz. — Tan luego que el Protector supo de los aprestos de Gamarra
y recibió el retuerzo de Orbegoso, resolvió emprender una ofensiva estratégica tomando la
iniciativa, y marchó en pos del adversario antes de que éste pudiera reunirse con el ejército de
Salaverry ya sea retirándose al Norte o llamándolo en su auxilio.
Pero antes, conmemorando el día de Bolivia, lanzó a sus tropas la siguiente proclama el 6 de agosto:
"El Presidente de Bolivia, Jefe Superior del Ejército Unido, al Ejército.
"Soldados: Vais a penetrar en el territorio del hermoso Departamento del Cuzco, y a visitar la ciudad
sagrada de los hijos del Sol. Grandes monumentos excitarán allí vuestra admiración, y os
conmoverán de un entusiasmo americano, llevando vuestros recuerdos más allá de trescientos años.

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"Sus habitantes son nuestros amigos y hermanos; debéis tratarlos con bondad y estimación.
Empezaréis a ejercer vuestra augusta misión, dándoles paz, protección y seguridad contra los
perturbadores de su reposo y los violadores de las leyes.
"Algunos días de privaciones y de fatigas, y algunas marchas forzadas pueden ser necesarias. Las
haremos con resignación y constancia. Si encontramos obstáculos a nuestra marcha, los superaremos
con entusiasmo; y si temerarios enemigos de la causa y del reposo de los pueblos osaren
presentársenos, los combatiremos y venceremos; todos los elementos están a nuestro favor, y no
puede dejar de vencer un ejército lleno de honor, de moral y de disciplina.
"Soldados: Muy grandes intereses dependen de vuestra conducta en esta jornada. Están en
espectación de ella todas las naciones de Sudamérica, especialmente vuestras familias y amigos, que
desean vuestro regreso después de haber asegurado el reposo de los pueblos que fiaron sus destinos
a vuestras armas.
"Peruanos: Vuestra gloria será inmensa, habiendo sido el fundamento sobre el que restablezca el
orden de vuestra Patria, y siempre se recordará vuestra lealtad, como la esperanza de vida en el
naufragio.
"Bolivianos: Muy pronto seréis el objeto de los elegios y de las bendiciones de los pueblos, muy
pronto regresaremos a abrazar a nuestras familias y amigos, habiendo merecido el honroso titulo de
Pacificadores del Perú.
"Cuartel general de Santa Rosa, a 6 de agosto de 1835. — Andrés Santa Cruz."
Al siguiente día se puso, pues, en marcha el ejército de Santa Cruz, precedido de una fuerte
vanguardia a órdenes de Braun y de Ballivián, siguiendo la ruta que pasa por los poblados de
Sicuani, Tinta, Urcos y otros puntos, acampando la noche del 12 en Sallumayo.
Mientras tanto Gamarra, que había permanecido inactivo en el Cuzco más de un mes, se puso
también en marcha al saber el avance de su contendor, siguiendo la ruta de Cunutambo, Huairapata,
Ocobamba, etc.
El terreno. — (Croquis Nº 9 12). — Desde el Desaguadero hacia el Norte, el terreno es más o
menos llano; levántanse poco a poco cadenas de colinas bajas que bordean el lago Titicaca hasta el
puerto de Puno, desde donde comienzan a elevarse gradualmente hasta entrar en la cordillera de
Sicuani, por cuyo pie sigue el camino al Cuzco.
En el punto denominado Yanacocha, donde se libró la batalla, se elevan algunas serranías de entre
las que sobresale un extenso cerro formando una especie de hemiciclo, limitado de Este a Oeste por
otros cerros escarpados y formando un abra por donde- pasa el camino, y en cuyo fondo se halla el
lago de Yanacocha.
El terreno es quebrado y difícil para las maniobras de caballería: pero en la cima cuenta una
extensión suficiente para el despliegue de la infantería y emplazamiento de la artillería.
Batalla de Yanacocha. — (Croquis No 12). — Las vanguardias de ambos ejércitos en marcha sobre
el camino Si cuani-Cuzco, -

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CROQUIS No 12
Entraron en contacto el día 13 de agosto. La vanguardia de Gamarra, al comando del coronel
Lopera, tomó posiciones en las alturas de Roncan, situadas a la entrada del hemiciclo, y allí se
desplegó para iniciar un combate dilatorio mientras el grueso de su ejército buscara posiciones.
Iniciado el ataque de la vanguardia boliviana, a órdenes de Ballivián, Lopera se vio obligado muy
pronto a replegarse al grueso del ejército de Gamarra, quien después de algunas vacilaciones pudo
situar sus tropas en el abra de Andaguallas.
Colocó a su ejército en una sola línea, apoyando su derecha (con tres batallones) en un cerro
escarpado, donde situó los seis mil indios para que se batieran desprendiendo galgas, ya que el
terreno era favorable. En el centro colocó cuatro batallones, los escuadrones de caballería y sus 4
piezas de artillería. En la izquierda, dos batallones que ocuparon los crestones de un cerro
escarpado.
Después de batir a la vanguardia enemiga, el ejército protectoral continuó avanzando hasta descubrir
las posiciones de Gamarra. Santa Cruz, antes de emprender el ataque, llamó a sus jefes de unidad
(Braun, Ballivián, Moran, Guilarte, Anglada y otros) y, señalando las posiciones enemigas, les dijo:
"Al que llegue primero a la cima del cerro, le otorgaré el grado de general".
Luego desplegó su ejército en dos líneas, colocando en su ala derecha un escuadrón de caballería,
las compañías de cazadores y la vanguardia (Bat. 1°) que comandaba Ballivián; el mando de esta ala
fue confiada al general Braun. En el centro estuvo la División Boliviana compuesta de los
batallones 2°, 3» y 4° de línea; el ala izquierda la constituía la División Moran, con el "Ayacucho" y
dos compañías del "Arequipa".
Colocó en segunda línea y detrás del centro el resto de la caballería con los batallones 5^ y 69
y dos compañías del "Arequipa", encargadas de asegurar la retaguardia.
La artillería quedó emplazada en unas elevaciones existentes en la retaguardia.
Mientras tanto eran las 10 de la mañana, hora en que Santa Cruz dio la orden de ataque en la
siguiente forma:
Braun debía acometer el ala izquierda enemiga para luego flanquearla o envolverla; Ballivián debía
atacar de frente y Moran amagar el ala derecha enemiga con dos compañías, una del "Arequipa" y
otra del "Ayacucho".

69
Ballivián, a la cabeza del 1º de línea, fue el primero en ascender con presteza la rápida pendiente,
mientras que hacía igual cosa por otro lado el coronel Aviles con el 3°, los que lograron apoderarse
de una pieza de artillería, en tanto que Moran,, que había atacado con ímpetu, rompía la derecha del
dispositivo de Gamarra.
Mientras tanto, el general Braun lograba flanquear el cerro y envolver el ala izquierda enemiga. Para
detener tal flanqueo Gamarra reforzó su ala con dos batallones que los sacó del centro. Entonces
Santa Cruz reforzó a su vez a Braun con dos batallones y dos compañías de reserva.
Los fuegos de la artillería de Santa Cruz, contribuyeron también al desconcierto del enemigo, que
influenciado por la fuga de los seis mil indios comenzó a retirarse ante el ataque combinado de
frente y de flanco. Sin embargo, la lucha continuaba en el abra donde el Batallón "Paruro" acometía
a la bayoneta hasta que al fin, después de hora y media de batalla, las tropas de Gamarra fueron
desalojadas y puestas en fuga.
Una parte se pasó al lado de Santa Cruz, mientras dos escuadrones de caballería lograron retirarse al
pueblo de Oropeza, donde fueron dispersados al día siguiente.
Gamarra dejó 915 prisioneros, entre ellos 78 jefes y oficiales, 5 piezas de artillería, 1,200 fusiles y
todo su parque. Los muertos de ambos contendientes llegaron a 1,500 y los heridos a más de 2,000.
Después de la derrota, Gamarra huyó a Lima, y al ser mal recibido por Salaverry, tuvo que exiliarse
en el Ecuador, en tanto que Santa Cruz entraba el siguiente día en la ciudad del Cuzco en medio de
las más calurosas ovaciones del pueblo.
El Protector había obtenido uno de sus primeros objetivos: destruir el ejército de Gamarra.
Experiencias y enseñanzas. — Las ambiciones y egoísmos de los caudillos fueron siempre funestas
para la suerte de los ejércitos, como se confirmó una vez más en Yanacocha.
Pues Gamarra, guiado por el egoísmo y la ambición prefirió sacrificar su ejército en los azares de
una batalla antes que entregarlo a su rival político y ahora aliado militar, con el propósito de que si
era vencido impediría que Salaverry se reforzara con sus elementos, y si triunfaba lograría sus fines
políticos. De esta suerte hizo destruir un ejército que habría sido útil para abatir al invasor Santa
Cruz; pues Salaverry habría llegado a tener un ejército de más o menos nueve mil hombres si acaso
se le hubiera unido Gamarra, con lo cual el triunfo de Socabaya era seguro.
Bajo el aspecto estratégico, Gamarra no supo aprovechar de la inferioridad numérica de cada uno de
sus adversarios, Orbegoso y Santa Cruz; estuvo inactivo en el Cuzco casi dos meses, tiempo que
debió aprovechar para batir en detalle primero a Orbegoso y después a Santa Cruz, antes de que
éstos conjuncionaran sus ejércitos; es decir, ya que había resuelto obrar de su cuenta y riesgo, debió
tomar la iniciativa u ofensiva aprovechando de su primera superioridad numérica sobre Santa Cruz.
al que debió
hostigar en las serranías de Sicuani.
En cambio el Protector, concordando con el principio de reunir las fuerzas para buscar la batalla
antes que el enemigo fuese superior numéricamente, esperó que se le reuniera la división peruana en
Lampa, y emprendió una ofensiva estratégica buscando la decisión para impedir la unión que
podrían realizar Gamarra y Salaverry; es decir, que Santa Cruz empleó la movilidad de su ejército en
una maniobra operativa estratégica.
Bajo el punto de vista táctico, Gamarra incurrió durante la batalla en el error de permanecer en la
defensa pasiva, contra todo principio que aconseja emplear en el primer momento esta defensiva a
condición de pasar inmediatamente a la ofensiva activa, lo que no realizó, ya que se aterró al terreno
y se limitó exclusivamente a defenderse embebiendo sus tropas, unas tras otras, en su ala amagada
sin tomar en ningún momento la ofensiva amenazando o atacando un ala o la retaguardia de su
adversario.
"Por brillante que sea una posición defensiva —dice Dellepiani,— no debe servir sino para
quebrantar el primer impulso del atacante, esperando el defensor que el adversario se desgaste para
recobrar la iniciativa".

70
En cuanto a Santa Cruz, éste procuró la ruptura táctica del frente enemigo, que la consiguió
atacando frontalmente y combinándola con un movimiento de flanco a cargo del general Braun.
En cambio, no debió mandar los refuerzos a su ala derecha; debió emplearlos para atacar al centro
del enemigo que quedó debilitado al haber sacado Gamarra dos batallones para reforzar su
izquierda.
Respecto a la persecución, no hubo necesidad de tal, puesto que todo el ejército adversario cayó en
poder de Santa Cruz, ya por haberse pasado a sus filas o ya por haber caído prisionero, pues sólo
salvaron dos escuadrones que fueron dispersados al siguiente día en el pueblo de Oropeza.
Resumiendo, según el general Camacho, la derrota .de Gamarra en Yanacocha, se debe:
1° — A que Gamarra permitió que Orbegoso recibiera el auxilio del ejército boliviano.
2º — A que una vez cometido este primer error, que agrandó al ejército de Orbegoso, debió
hacer él otro tanto, bien pidiendo refuerzos a Salaverry o yendo a reunirse con él.
3° — A la defensiva pasiva a que se redujo durante la batalla.
Operaciones del Ejército de Salaverry. — Tan luego como el general Felipe Santiago Salaverry supo
que había sido destruido el ejército de Gamarra, resolvió operar contra Santa Cruz.
Para el efecto, se apresuró en trasladar su ejército al Sud, el cual estaba organizado en la siguiente
forma:
Primera División:
Batallón 1° "Carabineros de la Guardia".
" 2º del mismo.
" "Cazadores de la Guardia".
" “Cazadores de Lima".
" “Victoria".
Artillería: 4 piezas.
Segunda División:
Batallón "Cazadores de Trujillo".
" "Cazadores de Amazonas".
" “Chiclayo".
Artillería: 4 piezas.
Primera Div. de Caballería:
Regimiento "Coraceros de Salaverry".
Escuadrón "Húsares de Junín",
Segunda Div. de Caballería:
Regimiento "Junín" (3 escuadrones).
Escuadrón "Granaderos de a Caballo".
" “Changay".
" “Cañete".
Como se ve, las tropas de Salaverry fueron divididas en dos divisiones de infantería y dos de
caballería, haciendo un total de más o menos cinco mil hombres. Los Cazadores de Trujillo,
Amazonas y escuadrones Changay y Cañete eran pequeñas tracciones que fueron distribuidas en
otras unidades.
Expedición a Cobija. — Salaverry comenzó por decretar "la guerra a muerte a Bolivia" antes de
dejar el Norte del Perú. Luego envió dos buques al puerto boliviano de Cobija, en el mes de
septiembre de 1835, conduciendo al Regimiento "Carabineros", fuerte de 400 hombres, bajo el
comando del coronel Quiroga, el cual desembarcó al sur de Cobija, puerto que estaba defendido por
80 policiales a las órdenes del coronel Gaspar Aramayo, que fue atacado días más tarde.
Después de algunas horas de combate, y sólo cuando vieron caer a su jefe, los defensores tuvieron
que capitular. Los atacantes permanecieron todo el mes de septiembre, y se retiraron después de
destruir todo lo que había en el puerto, habiendo vuelto a su base de Pisco donde fueron recibidos en

71
triunfo por Salaverry y su ejército.
Acción de Ninabamba (9 de Noviembre. de 1835). — Mientras Salaverry movía su infantería por
mar y su caballería por tierra. Santa Cruz había destacado hacia el Norte una pequeña división de
800 hombres a órdenes del coronel Moran, con objeto de atraer al interior del país a las fuerzas de
Salaverry.
Como esta división se encontraba aislada de su grueso, Salaverry. trató de cortar su retirada y
coparla, pero Moran no cayó en la red y retrocedió oportunamente librando pequeños combates
dilatorios, burlando toda tentativa de envolvimiento y desgastando así a las tropas enemigas, hasta
que Santa Cruz, interesado por el buen éxito de esta operación, la reforzó con el Batallón "1° de
Bolivia" y otras unidades a órdenes de Braun.
Desanimado Salaverry en continuar con la persecución de Moran por las difíciles serranías del
departamento de Ayacucho, resolvió contramarchar y dirigirse sobre Arequipa donde debía buscar la
decisión final, y mientras él, con el resto de las tropas volvía a Pisco para reembarcarse, la División
Fernandini, que debía seguir hacia Vítor por tierra, destacó una vanguardia al comando del coronel
Porras, la que en su marcha fue perseguida por el Batallón 19 de Bolivia, hasta que en los llanos de
Ninabamba se trabó un encarnizado combate en el que el Batallón al. Mando del coronel Guilarte,
emprendió el temerario paso del Río Pampas haciendo retroceder al enemigo que tuvo que rendirse
en Cangallo.
Acción de Ananta (23 de Noviembre). — Salaverry había dispuesto la concentración total de su
ejército a lo largo del valle de Vítor, próximo a Arequipa.
Para asegurar el desembarco de sus tropas en Camaná, dispuso que el coronel Lerzundi se trasladara
con un batallón hacia el sur de Camaná y sembrara la alarma en los pueblos inmediatos asegurando
la posesión de los desembarcaderos.
Lerzundi, que después de algunas correrías fue reforzado con 600 hombres por el coronel Arrisueño,
entregó el mando de las tropas a este último, el cual se internó hasta el desembarcadero de Ananta,
punto que ya había sido ocupado por algunas tropas confederadas al mando del general Quiroz.
Trabóse entre ambas fuerzas un fuerte combate quedando victoriosas las tuerzas de Quiroz. De los
vencidos sólo salvaron los jefes y 20 hombres de tropa.
Combate de Gramadal (26 de Enero de 1836 >. — Santa Cruz había acompañado a Orbegoso
hasta Ayacucho, ciudad en la que éste último se puso a la cabeza de la División Moran, que operaba
en esa región; luego continuó viaje a la capital Lima donde ingresó el 6 de enero de 1836.
Mientras tanto, Santa Cruz volvía a Puno enviando un destacamento de 700 hombres al mando del
general Quiroz para que observase los movimientos del ejército de Salaverry. Quiroz se aproximó
hasta Yura, situado en las proximidades de Arequipa.
En tanto que Santa Cruz se situaba en Puno, lugar céntrico desde donde podía vigilar tanto el Perú
como Bolivia y donde había reunido su ejército para la nueva campaña, Salaverry se internaba
lentamente por el litoral y ocupaba la ciudad de Arequipa el 30 de diciembre de 1835, desde donde
destacó dos columnas a izando de los coroneles Vivanco y Ríos para que atacaran a Quiroz
concéntricamente; pero éste se replegó a Gramadal donde buscó posiciones para hacer frente a sus
adversarios.
Los salaverrinos continuaron su avance hasta chocar con el Destacamento Quiroz, al cual lo
atacaron fuertemente. Pero en esto se aproximó Santa Cruz con todo su ejército que marchaba de
Puno sobre Arequipa, y los atacantes se vieron obligados a suspender el ataque. Mas, Salaverry,
informado de esta circunstancia, acudió en persona con algunos refuerzos reiniciando el combate
con mayor violencia, pero la inminente llegada del grueso de Santa Cruz le obligó a retirarse
precipitadamente a su campamento de Challapampa, cerca de Arequipa, dejando el campo cubierto
de cadáveres.
Acción de Arequipa. — El 19 de enero de 1836, el Protector abandonó su campamento de Puno
llevando consigo los batallones 1°, 2°, 4°, 6°, "Cazadores", "Zepita" y "Arequipa". Tomando la ruta

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de Melopata, Pati, Chillagua, Misti, etc., y después de una marcha de doce días a través de una
cordillera nevada, llegó a Puquina para recoger a las tropas de Braun que se encontraban en este
lugar después de haberse retirado de Arequipa, y las que estaban constituidas por los regimientos
"Guías" y "Lanceros del General". De Puquina continuó sobre Arequipa después de aparecer, como
hemos visto, cerca de Gramadal, y entró en la ciudad el día 30 del mismo mes de enero.
Inmediatamente destacó Santa Cruz una división a órdenes del general Miller, a los pueblos de Islay,
Vítor y Tambo para cortar las comunicaciones de Salaverry con sus buques y su línea de retirada
para el caso de una victoria.
Miller tomó presos en Islay al general Valle, al coronel Montoya y al mayor Arabena.
Mientras tanto, Salaverry se retiraba de la población de Arequipa ocupando con su ejército la ribera
norte del río Chili que divide la ciudad, tratando de volar el único puente existente, cosa que fue
impedida por el pueblo y los Cazadores de la vanguardia del Ejército Unido.
Entonces Salaverry fortificó el puente con dos piezas de artillería y la infantería parapetada en toda
la banda iniciándose luego frecuentes combates y –escaramuzas que duraron tres días. El día 30 fue
herido Santa Cruz cuando trataba de adelantar personalmente una batería.
En la imposibilidad de forzar el puente, el Protector ordeno la construcción de un puente de madera
que le permitiese rodear por su izquierda a los defensores, lo cual obligo a éstos emprender retirada
sobre Uchumayo, en la noche del 3 de febrero.
combate de Uchumayo. — Batiéndose sin cesar en retaguardia de Salaverry y la vanguardia del
ejército federal, a órdenes de Ballivián, llegaron ambos adversarios al puente de Uchumayo.
La lucha se hizo tenaz por ambas partes. Ballivián, cuya misión era "atacar al enemigo donde quiera
que lo rase", se empeñó en forzar el puente que estaba poderosamente defendido por la artillería y
los fuegos de la infantería enemiga (3 mil hombres), desplegada entre las breñas y zanjas de la ribera
opuesta. La mañana del 4 de febrero, Ballivián atacó fuerte con el Batallón 1° de Bolivia y 20
flanqueadores, logrando apoderarse de la primera batería de la cabeza del puente , pero los fuegos
del adversario sobre ese desfilado cubierto causaron tal estrago en los atacantes, que rechazados
dejando sobre el puente 152 hombres fuera del combate y teniendo heridos más de 4 jefes, incluso
Ballivián, y más diez oficiales subalternos.
En esto llegó Santa Cruz con el resto del ejército y por dos veces el ataque ordenando mantenerse
hasta la noche para romper el contacto. En efecto, en cuanto las sombras cubrieron el campo de
batalla los confederados emprendieron la retirada dejando al coronel O'Connor a cargo de las tropas
de retaguardia, mientras el coronel Anglada con dos batallones pretendía pasar a la otra banda por un
puente de madera situado mas arriba, ejecutando un movimiento que no tuvo éxito.
Batalla de Socabaya (7 de febrero de 1836) (Croquis No 13) — Iniciada la retirada del ejército
protectoral Salaverry, después de haber intentado retira a Islay y reembarcarse en sus buques,
marchó a Congata y continuó a Tingo donde acampó en la noche del 6, mientras Santa Cruz había
ido a situarse en el pueblo de Huasacachi.
La mañana del 7 de febrero desembocó Salaverry por la quebrada de Tingo y marchó
precipitadamente hacia el campo de Paucarpata donde quiso posesionarse. Pero Santa Cruz, viendo
marchar al ejército adversario presentándole su flanco, resolvió sorprenderlo en su movimiento de la
manera más rápida.
A los pocos minutos de la orden dada, estaba el ejército en marcha para ganar las alturas de
Paucarpata a donde se acercaba el enemigo a marchas redobladas. Una legua de camino escabroso se
venció en 40 minutos, y el ejército de Salaverry no tuvo más remedio que sostenerse y tomar
posiciones forzadas en las alturas de Socabaya, porque ya le era difícil contramarchar o avanzar.
El terreno. — El campo de Socabaya es una loma continuada de subida insensible pero bastante
pedregosa, y "está muy lejos de ser una posición estratégica. Ella podría servir, a lo más, como
puesto de batería para proteger la acción de las masas que maniobrasen al pie".
La batalla. — Las tropas salaverrinas se dispusieron, pues, a la batalla desplegando sobre un morro

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6 batallones en una línea: A la derecha los "Cazadores de la Guardia" y "Cazadores de Lima"; al
centro el 1° y 2° batallones de "Carabineros"; y a la izquierda los batallones "Victoria" y
"Chiclayo".
En segunda línea, tras de las alas: el "Húsares de Junín" (2 escuadrones) detrás de la izquierda;
"Coraceros de Salaverry" (3 escuadrones) y uno de "Granaderos", detrás de la derecha.

CROQUIS No 13

Mientras tanto, el general Santa Cruz dirigía a sus tropas la siguiente arenga:
“Soldados: Allí teneís a los enemigos que habeís buscado a costa de tantas fatigas y de marchas las
más dificiles por valles, ríos y cordilleras, en la estación mas penosa. Su terquedad os lo presenta al
fin, para que vengueis tantos vitrales a la causa de la libertad y a la humanidad atormentada. Estos
son los que declararon contra vosotros la guerra a muerte. Vedlos y castigadlos".
Después Santa Cruz tomó el siguiente dispositivo en dos líneas:
En la derecha: Batallón 1° de la "Guardia", Batallón 3° de línea y Batallón "Zepita" reforzado por
tres compañías del "Arequipa", esta ala comandaba el general Ballivián. En la izquierda: Batallón
2° del "General" y el 4° de Línea, al comando de Anglada y O'Connor, respectivamente.
Detrás, como reserva de la izquierda, el Batallón 6° de Línea a órdenes del coronel Valdez; y toda la
caballería con el general Braun, en el centro.
Ambos adversarios cubrieron su primera línea desplegando guerrillas de cazadores que tomaron
contacto y rompieron los primeros fuegos.

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Iniciada la acción por los cazadores confederados, al mando del coronel Sagárnaga y el comandante
Buitrago a las 10 de la mañana. Santa Cruz emprendió el ataque sobre ambas alas enemigas.
Ballivián, que atacaba el ala izquierda peruana, se aproximó hasta los 50 metros de la línea enemiga,
distancia desde la cual rompió un fuego violento, al que siguió una lucha encarnizada durante un
cuarto de hora, hasta que dos columnas de Salaverry intentaron flanquearlo por la izquierda; pero
Ballivián con el 1°
de la "Guardia" y el "Zepita" les salió al encuentro, los detuvo y los arrojó a una quebrada
cargándolos con la bayoneta.
Sonreía ya la victoria al ejército confederal que atacaba por la derecha, por el centro y por la
izquierda haciendo retroceder a los batallones salaverrinos "Victoria" y "Chiclayo", cuando la
repentina aparición de la caballería enemiga, "Húsares de Junín", a órdenes del comandante
Lagomarcino, desbarató al "Zepita" y destruyó al 1° de la "Guardia" que quedó en el campo.
En tan crítica situación, se lanzó el general Braun con dos escuadrones del "Lanceros" cargando
violentamente hasta restablecer el combate en la derecha boliviana, pero la caballería salaverrina
reforzada con tres escuadrones del "Coraceros", rechazó a los lanceros de Braun, gracias a sus
corazas que inutilizaron las lanzas bolivianas, persiguiéndolos hasta la línea de las reservas.
Por otra parte, la infantería confederal se vio también obligada a retroceder debido a que Salaverry
para apoyar a su caballería lanzó a los batallones 1° y 2° de "Carabineros", del segundo escalón de la
izquierda, aunque fueron detenidos por el fuego del "Zepita" y por haber tropezado con unas zanjas
y paredones.
La derecha de Salaverry tenía también éxito rechazando a los batallones bolivianos 2° y 49; pero
Braun, que había rehecho sus escuadrones, y que marchaba por una quebrada en protección de la
derecha boliviana, pudo caer por sorpresa sobre el escuadrón peruano "Granaderos", y lo destrozó.
Es entonces que Salaverry tuvo que intervenir personalmente con el 2° de "Coraceros", cargando
enérgicamente contra la caballería de Braun obligándole a retroceder, atacando a las compañías de
Anglada y llegando a la retaguardia del dispositivo de Santa Cruz.
"Hasta ese momento, Salaverry era dueño de la situación y la victoria le favorecía". Pero sus
coraceros cometieron el error de retirarse prematuramente suspendiendo el combate, pues volvieron
rectamente a su puesto de partida sin sacar provecho de la ventaja que habían obtenido, "marchando
descuidados, entre las pircas de un callejón".
Fue entonces que Santa Cruz, poniéndose a la cabeza del Batallón 6° de Bolivia, que estaba de
reserva, ordenó romper fuego a boca de jarro sobre los coraceros, matando a medio escuadrón. Los
jinetes fueron presa del pánico y arrastraron en su huida al 39 de "Coraceros" que se desbandó.
Salaverry, lanza en mano, quiso contener la dispersión, pero a pesar de sus esfuerzos no pudo evitar
la retirada general de sus tropas. El 49 de "Coraceros", a órdenes de Mendiburo, se retiró sin haber
tomado parte en la acción.
"Braun, al ver el desorden de los salaverrinos, aprovechó la oportunidad para cargar con los jinetes
dispersos que pudo reunir, definiendo la derrota y explotando el éxito obtenido. Santa Cruz puso
orden en sus tropas y emprendió la persecución".
Eran las 11 de la mañana del 7 de febrero, cuando los salaverrinos huían en todas direcciones
dejando como prisioneros 220 jefes y oficiales, 1.000 soldados, toda su artillería, 5 estandartes,
parques, etc. Quedaron fuera de combate en el ejército salaverrino 600 muertos y 350 heridos; y en
el Ejército Unido 242 muertos y 188 heridos.
Días después, Salaverry fue capturado por la División Miller y conducido a Arequipa donde,
sometido a un consejo de guerra, fue fusilado juntamente con 8 jefes de su ejército.
La victoria se debió a la intervención oportuna del Batallón 6°, la última reserva, el cual disputó los
laureles a la caballería, como se ve por el siguiente parte del general Braun:
"Si nuestra infantería ha confirmado en esta ocasión su superioridad incuestionable, se debe a la
caballería enemiga el honor de haber disputado bizarramente el crédito que justamente ha merecido

75
la caballería boliviana. Los coraceros han acreditado un valor desesperado que los haría dignos de
defender una mejor causa".
Enseñanzas y experiencias. — Esta. segunda fase del primer período de la campaña confederal,
ofrece algunas enseñanzas.
Desde luego, al haber dispuesto el general Salaverry que fuera a unírsele el ejército de Gamarra,
estuvo acorde con los principios de la reunión de fuerzas, pues tenía que batir a dos adversarios
como eran Santa Cruz y Orbegoso, pero la inconcurrencia de su aliado debilitó sus fuerzas y
posiblemente hizo variar su plan.
Cuando supo que su desleal camarada había sido batido en Yanacocha, resolvió ir en busca de sus
adversarios removió su ejército conduciéndolo por mar y tierra, lo que significaba el
fraccionamiento de su ejército, impuesto posiblemente por las dificultades de aprovisionamiento y
escasas vías de acceso a Arequipa.
Empero, faltó a las reglas de la guerra al subdividir su ejército enviando destacamentos aislados a
Cobija y a las sierras de Ayacucho; es decir, atentó contra el principio de la economía de fuerzas. Su
objetivo principal debió ser el ejército del Sur que marchaba de Puno a Arequipa.
Por otra parte, perdió tiempo y fuerzas al perseguir infructuosamente a la División Morón,
aventurándose por serranías y cordilleras; pues el hecho mismo de que Santa Cruz se debilitaba
enviando fuerzas a Tingo, Ananta e Islay, debió haberle impulsado para buscarlo rápidamente.
Idéntico error fue el cometido por Santa Cruz al ha3er destacado la División Moran a zonas
distantes sin estar apoyada por otras tropas. Al no haber estado comandado esta división por un jefe
hábil y maniobrero como Morán, habría sido envuelta y obligada a capitular.
Igual cosa se puede decir de la División Quiroz en el Gramadal.
Salaverry comenzó sus operaciones con indecisión, lentitud y sin energía en la ejecución, haciendo
batir en detalle a los destacamentos que envió a Ninabamba, Ananta y Gramadal; en esta última,
faltó la exploración de parte de los jefes salaverrinos, puesto que Santa Cruz apareció cerca del
campo de batalla cuando menos lo esperaban, de ahí el fracaso de la operación.
En el campo de la táctica, el general Camacho hace las siguientes observaciones:
Salaverry tuvo suficiente tiempo para estudiar el trayecto de Arequipa a Puno, donde debía batir a
Santa Cruz aliándose con el terreno y la inclemencia del tiempo, antes de que llegara a las llanuras
de Arequipa.
Lo peor fue que apenas vio al pie del Misti las banderolas de la vanguardia boliviana, pasó de prisa a
la otra banda del río y se puso a la defensiva haciendo ver a su ejército que ya estaba derrotado. Si
pensó retirarse al considerar tai vez su inferioridad numérica, debió hacerlo dos o tres días antes para
poner 20 ó 30 leguas entre él y Santa Cruz, y no a su vista, como lo ejecutó.
Así colocado Salaverry, quiso buscar la decisión batiéndose no por medio, donde jamás se puede
obtener un resultado decisivo. Tal medida se toma para ganar tiempo y recibir refuerzos o como una
medida dilatoria para ejecutar alguna operación importante sobre los flancos o la retaguardia
contraria. Pero no hubo nada de esto.
Al retirarse Salaverry de Arequipa, iba a Islay y no a Socabaya, pero sabiendo que el general Miller
le había cortado esa retirada, desistió de su propósito. La presencia de Miller en Islay, con un ligero
destacamento no era razón para desistir de su empeño. A la cabeza de todo su ejército, Salaverry
habría podido aniquilar a ese destacamento y reembarcarse en sus buques que esperaban en el
puerto. Empero, prefirió volver sobre Arequipa, y en lugar de perseguir a Santa Cruz que se retiraba
sobre Huasacachi, opto por retirarse también hacia Socabaya presentando el flanco de su ejército".
Tales son las observaciones de Camacho.
Con respecto a la batalla de Socabaya, podemos anotar los siguientes puntos:
La mente de Salaverry era, posiblemente, no buscar la batalla; de ahí que trató de desprenderse del
adversario huyendo hacia Paucarpata, pero obligado a ello por el enemigo buscó posiciones poco
favorables para una defensiva.

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La táctica prescribe que un comandante no debe aceptar combate cuando el terreno no le sea
favorable, debiendo en tal caso evitarlo por medio de maniobras y retiradas bien ejecutadas. Y
Salaverry pudo buscar mejores posiciones o desprenderse de su adversario organizando una fuerte
retaguardia para que ésta detuviera al enemigo mediante combates dilatorios.
La caballería peruana intervino con todo éxito en la batalla, pero no supo explotar tal éxito; pues
hemos visto que después de haber llegado hasta la segunda línea enemiga, emprendió retirada sobre
su punto de partida. Su deber era, aprovechando del desconcierto en las tropas de Santa Cruz,
perseguirlas y batirlas totalmente, poner en dispersión a las reservas. De ahí que cuando se retiraba
tranquilamente fue sorprendida por las descargas del Batallón 6º de Bolivia, lo que ocasionó el
pánico en los húsares y en los coraceros de Salaverry.
En cambio el general Braun supo aprovechar de aquel momento psicológico de la batalla cargando
rápidamente con los pocos jinetes que había podido reunir después de haber sido dispersada su
caballería.
"Una emboscada puede desordenar a los soldados por un corto tiempo; pero, es fácil para una tropa
disciplinada volver al orden tan luego como la primera impresión ha pasado". Esto hizo Braun.
Las reservas de Santa Cruz habían sido empleadas casi en su totalidad, sólo había quedado el
Batallón 6°, cubierto en una zanja o depresión del terreno; y fue precisamente esta última reserva
que decidió la victoria de los confederados cuando ya el triunfo estuvo del lado de Salaverry. De esta
suerte quedó confirmado el principio táctico que prescribe no emplear todas las reservas desde un
comienzo, sino guardarlas o por lo menos reservar parte de ellas para hacer frente a situaciones
imprevistas en los últimos momentos de una batalla.
En suma, la derrota de Salaverry fue consecuencia de su poca versación en el arte de la guerra. La
guerra de posiciones lo atrajo, y no supo tomar la ofensiva táctica en todas las circunstancias que le
fueron favorables.

77
SEGUNDO PERIODO

Establecimiento de la Confederación.—Con los triunfos obtenidos por el Ejército Confederal en


Yanacocha y Socabaya, Santa Cruz había conseguido dos objetivos: el uno militar destruyendo a los
ejércitos de Gamarra y de Salaverry, y el otro político, que le permitió dar forma a su proyectada
confederación después de haber pacificado el Perú sometiéndolo a su voluntad, aunque para ello le
fue preciso verter la sangre de bolivianos y peruanos.
De acuerdo con el Presidente Orbegoso, fue expedido un decreto para que se reunieran dos
asambleas en el Perú, las mismas que funcionaron de marzo a agosto de 1836. Una se reunió en
Sicuani, y dispuso que los departamentos de Arequipa, Ayacucho, el Cuzco y Puno se constituirían
en Estado Sud Peruano. La otra Asamblea se reunió en Huara, y decretó la creación del Estado Nor
Peruano con los departamentos de Amazonas, Junín, Libertad y Lima.
En Bolivia se reunió también otra Asamblea en Tapacari, la cual dictó la ley de 18 de junio de 1836
aprobando los actos del Presidente Santa Cruz, a quien autorizó para que estableciera la
confederación de Bolivia con los Estados Nor y Sur Peruanos.
En octubre del mismo año, el general Santa Cruz Presidente de Bolivia, Pacificador del Perú y
Supremo Protector de los Estados Peruanos, expedía en Lima el respectivo decreto creando la
Confederación Perú-Boliviana, lo que fue comunicado a las potencias extranjeras, mediante circular
al cuerpo diplomático.
Campaña del Sud. — La creación de aquel poderoso Estado alarmó al Gobierno chileno, y éste
resolvió, en consecuencia, declarar la guerra a la Confederación.
Para realizar sus miras contaba con la influencia de los numerosos emigrados peruanos que se
hallaban en suelo chileno, entre ellos los militares Gamarra, La Fuente, Castilla, y otros muchos.
Además, había buscado la alianza del Ecuador y de la Argentina. El primero de estos países
permaneció neutral, no así la Argentina que, gobernada por el dictador Juan Manuel Rosas, se puso a
las armas para iniciar la guerra.
Santa Cruz se vio obligado a dejar el Perú en marzo de 1837 y volvió a Bolivia a la cabeza del
Ejército boliviano que había hecho la primera y gloriosa campaña confederal.
El Dictador Rosas declaró, pues, la guerra a Bolivia el 19 de mayo de 1837 aduciendo como
causales la protección concedida por Bolivia a los emigrados argentinos enemigos de Rosas, la
participación de Bolivia en la revolución proyectada contra el gobernador de Salta, y, por último,
alegando derechos a la provincia de Tarija.
Movilizó, en consecuencia, un ejército que posiblemente no pasó de dos mil hombres, aunque
algunos historiadores dicen que fueron cuatro mil, — no hay documento que detalle su efectivo, —
al comando del general Alejandro Heredia, al mismo tiempo que el general Gregorio Paz se
internaba en el Oran y ocupaba San Diego, retirándose días después.
Heredia se puso en marcha, resuelto a Invadir la frontera Sur de Bolivia que había quedado
desguarnecida debido a que el ejército se hallaba operando victoriosamente en el Perú.
La guerra había sido declarada directamente a Bolivia, lo cual constituía una grave amenaza para la
integridad nacional. De ahí que Santa Cruz, estadista de profunda visión, y aquilatando la gravedad
del caso recomendara la defensa del país a uno de sus más prestigiosos y preparados jefes como era
el general Felipe Braun, militar experimentado en la guerra desde la época de Bolívar, dinámico,
organizador y enérgico en la acción.
Braun, el jefe más capacitado en ese momento para dirigir independientemente una campana, fue
nombrado General en Jefe del Ejército del Sur, y se trasladó de inmediato a Tupiza llevando consigo
a los batallones 1°, 5° y 6° de línea, sobre cuya base organizó en su cuartel general de Tupiza un
pequeño ejército que no pasaba de 2.400 hombres, llamando a las filas a los valerosos chicheños y
tarijeños que se aprestaron con entusiasmo en el ejército de Braun, y el cual quedó organizado así:

78
Batallón 1º de la "Guardia" …………….. .. 530 hombres
“ 5º de Línea .................................. 500 “
“ 6º "Socabaya" .............................. 569 “
" 8º de "Nacionales" ……………. ... 400 “
Regimiento 4º "Guías de la Guardia" ……….... 150 "
“ 2º de "Nacionales" ……………....... 140 “
Total……………………………………………….. ... ... ... 2,289 hombres

Braun abandonó Tupiza a fines de agosto poniéndose en marcha, sobre la frontera argentina, en
tanto que la Asamblea Nacional dirigía al nuevo Ejército una ardiente proclama, de la cual copiamos
los párrafos siguientes:
"Soldados del Ejército: En país extraño dando la paz a dos naciones, habéis sido la admiración del
Continente. Siempre vencedores, jamás vencidos, fuisteis saludados; por el Pacificador del Perú,
como los más valientes y virtuosos. Ya no os queda qué merecer; pero cuando la Patria de los
Héroes es invadida, cuando se pretende eclipsar vuestras glorias, la Representación Nacional se
promete de vosotros nuevos prodigios de valor y fidelidad. Hijos predilectos de la Patria: vengadla y
arrojad a los enemigos de su independencia a ocultar su oprobio en las montañas de su origen.
"Soldados de la Guardia Nacional: Custodios de la Patria y de las leyes, vais a demostrar si sois
dignos del nombre que lleváis. Vuestros tesoros, vuestros hogares, vuestros templos son el botín
ofrecidos a los satélites del invasor. Vuestros padres, hijos y hermanos están condenados a la
esclavitud y degeneración. Vuestras esposas... pero no... Antes que pensar en tal ignominia, juremos
todos ser libres o sepultados entre las ruinas de la Patria, si no sabemos salvarla".
Acción de Santa Bárbara (13 de Septiembre de 1837). —Braun ocupó el poblado de La Quiaca, y
de aquí continuó siempre al Sur siguiendo la quebrada de Humahuaca, donde se produjo el día 13 de
septiembre el encuentro de la vanguardia boliviana con la argentina.
Ante la presencia del ejército de Braun, los argentinos ocuparon las alturas de Santa Bárbara
tratando de sostenerse aquí, pero el avance decidido de la vanguardia boliviana, que se empeñó en
un ligero combate para desalojarlos de sus posiciones, los obligó después de un cuarto de hora de
lucha a abandonarlas emprendiendo una precipitada retirada hasta las proximidades de Tucumán.
Tal retirada obedeció, probablemente a la superioridad numérica de los atacantes.
Braun continuó con la persecución hasta Chorrillos, cercanías de Jujuy, donde hizo alto esperando la
reacción del enemigo. Pero como éste no hizo su aparición en mucho tiempo, tuvo que retroceder
hasta la frontera y situarse en Yavi, próximo a La Quiaca, permaneciendo allí en actitud pasiva hasta
el mes de abril de 1838.
A mediados de dicho mes, llegaba el Presidente Santa Cruz al pueblo de Moraya, distante 9 leguas
de la frontera, y después de estudiar y apreciar la situación juntamente con el General en Jefe,
resolvió, en vista de la ninguna actividad del enemigo, expedir un decreto (18 de abril) declarando
que las unidades que habían sido organizadas con los voluntarios de Tarija y de Chichas fueran
disueltas, y que el Batallón 1º de la "Guardia" se restituyese al Norte.
En cumplimiento de tal decreto, el general Braun se retiró a Tupiza dejando en Iruya a la "Columna
del General", fuerte de 260 hombres, como fracción de observación y de seguridad. Además quedó
entre Cochinoca y Yavi el Batallón No 5, fuera de otra fracción en Talina.
Luego que Braun llegó a Tupiza, reorganizó su diminuto ejército, que había quedado reducido al
Batallón 6° "Socabaya" y al Regimiento 49 de Caballería "Guías de la Guardia", haciendo un total
de 1,219 hombres (incluso el 5º de infantería).
Empero, no tardó en reanudarse la guerra.
En efecto, el 28 de mayo, o sea un mes después de la retirada del general Braun y de su ejército, una
división enemiga de 900 hombres al comando del general Paz, se introducía por el Río Seco a la
quebrada de Acambuco y apresaba a una patrulla boliviana de 11 milicianos que había sido

79
destacada, a dicho punto. Luego continuó su avance el día 3 de junio por la pampa de las
"Trincheras", donde encontró a 60 milicianos a órdenes del comandante de Caraparí, Ildefonso
Cuéllar, quien se defeccionó haciendo causa común con los argentinos.
Combate de Iruya (11 de junio de 1838). — Veinte días más tarde, o sea el 11 de junio, otra
división argentina de 800 hombres a órdenes del general Heredia, atacaba tratando de sorprender a la
guarnición de Iruya. Pero el jefe de ella, coronel Timoteo Rafia avisado ya de la suerte de los de
Acambuco y de la presencia del enemigo en esas regiones, rechazó enérgicamente el ataque después
de 9 horas de combate, obligando a los .argentinos a retirarse dejando varios muertos, prisioneros,
armamento, etc., etc.
como se ve en el siguiente parte oficial:
"Viva la República! — Comandancia principal de Iruya, junio de 1838. — A S. S. el coronel Jefe
de Estado Mayor del Ejército del Sur
"Señor General Comandante en Jefe. — Son las dos de la tarde, momento en que me cabe el más
dulce placer de poner en conocimiento de S. S. Iltma. el General en Jefe, de que el honor de las
armas de la República ha quedado bien puesto escarmentando a un osado enemigo que pensando
obtener ventajas se atrevió temerario a insultar a la "Columna del General".
"A las 5 y media de la mañana se presentaron a nuestra vista, en el número de 500 infantes y 300 de
a caballo. Mandó dispersas unas guerrillas y el enemigo hizo otro tanto, habiéndose incontinenti
empeñado un fuerte ataque entre ambas partes con un fuego sostenido y obstinado hasta este
momento, en que nuestros bravos pusieron en fuga a los cobardes enemigos, que por todas partes
han emprendido una vergonzosa huida quedando completamente deshechos y dispersos, a los que se
les persigue.
"Los despojos del enemigo consisten en muchos caballos, armas, prisioneros y muertos, que el
detalle que oportunamente pase a S. S. dará un conocimiento positivo de las ocurrencias,
limitándome por ahora sólo a impartirle de que la "Columna", sus jefes y oficiales, correspondiendo
con la estimación que le merece a S. S. Iltma., el General en Jefe, lo mismo que el nombre que
llevan, han llenado muy dignamente su deber.
"Dios guarde a U. S. S. — S. C. J. — Timoteo Baña".
Batalla de Montenegro (24 de junio de 1838). — (Croquis No 14). — En conocimiento del avance
de la División Paz sobre Tarija, el general Braun movió de Tupiza sus pocas tropas enviándolas
apresuradamente mediante marchas forzadas hasta la ciudad de Tarija, donde pudo organizar
batallones de voluntarios sobre la base del Batallón "Méndez", acantonado en Concepción,
comandado por el coronel Eustaquio Méndez, y tomar informes y datos sobre el movimiento
enemigo.
Supo que la División Paz se había introducido el día 4 de junio hasta el valle San Luis (hoy Entre
Ríos). Braun movió su pequeña división que estaba constituida con las siguientes tropas:
Batallón 6° "Socabaya" …………... .. .. 300 hombres
“ "Méndez" .... ……………….... .200 “
“ "Nacionales" (2 Comp.) ………200 “
Regimiento "Coraceros" .. .. .. ……………………….. 300 “
Escuadrón "Dragones" .. .. .. . ……………………..... 80 “
“ “Itaú” ………………………....................... 50 “
Total .. .. .. ………………………………………….. 1,130 hombres
El 17 de junio avanzó hasta el pueblo de Santa Ana, el 18 continuó sobre Cartazo, donde se
dividen dos caminos que van a la frontera de San Luis: el uno directo pero poco transitado y
sumamente escabroso, el otro más abierto y trillado pero" más largo.
En este punto dispuso el General en Jefe que el coronel Dorado marchase con parte de la caballería
por el primer camino, aparentando la marcha de todo el ejército por aquella ruta y ocultando al
enemigo el verdadero plan de .operaciones.

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Al siguiente día 19, salió de Cartazo el general Braun con la infantería, el Escuadrón "Dragones" y
una mitad del "Coraceros", por los altos de San Francisco. Su plan era cortar la retirada del enemigo
si éste se hubiese puesto en marcha, o presentarle batalla si aún permanecía en el valle de San Luis.
La marcha fue penosa durante 12 leguas por una cuesta que era intransitable y bastante pendiente.
Cuando llegó a San Francisco, supo que el enemigo había desocupado San Luis el día 17 y que
avanzaba por San Diego y Narváez sobre Tarija.
El día 20 de junio, las tropas de Braun bajaban por el alto de San Francisco a tomar el camino real,
entre San Diego y Narváez, precedidas por una compañía de cazadores como vanguardia, y
capturaban 130 vacas y 17 caballos que llevaba el enemigo.
Antes de salir de San Francisco, Braun envió una columna compuesta de dos compañías del
Batallón "Socabaya" y una fracción del "Dragones" a órdenes del coronel Agreda, sobre San Luis,
donde capturó varios soldados enfermos del enemigo, un cirujano, un capitán y un subteniente,
después de lo cual fue a reunirse al grueso de la división después de una marcha de 12 leguas.
El día 21 el General en Jefe no pensó ya en otra cosa que en alcanzar al enemigo y entablar batalla.
Emprendió marcha al amanecer de este día, subió por la Cuesta Vieja y acampó al otro lado de las
cumbres en las llanuras de Junacas. Pero en la noche tuvo conocimiento que el enemigo se retiraba
al Bermejo por Santa Ana y Padcaya.
Es entonces que Braun emprendió marcha sin pérdida de tiempo al siguiente día por Santa Ana, y
después de caminar 13 leguas pudo llegar al valle de Concepción, de donde había salido el enemigo
hacía más de 30 horas.
Continuando marcha llegó el 23 a Padcaya a horas 11, y sin pérdida de tiempo organizó una
columna de 471 infantes, el Escuadrón "Coraceros", el Escuadrón "Dragones" y 25 jinetes del 4º
Regimiento de la Guardia Nacional, dejando el resto por no poder seguir adelante debido a su
agotamiento en las marchas anteriores; continuó avanzando a la una de la tarde. Llegado que hubo a
la cuesta de Huaillavillas a eso de las 6 de la tarde, recibió parte de que el enemigo había acampado
por la mañana en la Capilla del Condado, distante 8 leguas.
En vista de este parte, la columna continuó su marcha durante la noche por un camino penoso y
enmarañado, llegando a horas 7 de la mañana del día 24 a las orillas del Bermejo.
Mientras tanto, el enemigo había trasladado su campamento, durante la noche, a las alturas del
Espinillo o Montenegro.
El terreno. — Las serranías de Montenegro son bastante escarpadas, pedregosas y cubiertas de
espesa vegetación en las que moraban algunas tribus bárbaras.
Los desfiladeros que las rodean son tan estrechos que apenas se puede ascender con el frente de dos
hombres.
La batalla. — (Croquis No 14). — La compañía de cazadores del "Socabaya", que formaba la
vanguardia, comenzó a ascender con la orden de "arrollar cuanto encontrase", habiendo sido
recibida por el fuego enemigo que, parapetado en sus primeras posiciones, trató de impedir el
avance de los bolivianos.
Fue entonces que el general Braun dispuso el ataque en la siguiente forma: avanzaría el granaderos
del "Socabaya", a mando del coronel 0'Connor, con la misión de subir por lo más escarpado del
terreno para flanquear el ala derecha del enemigo, mientras los cazadores, una compañía del mismo
batallón y una mitad del 4° Regimiento de "Nacionales" atacarían frontalmente forzando un pequeño
paso o desfiladero.
Dispuesta así la operación, se inició el ataque. La compañía del Cazadores emprendió de nuevo su
ascensión despreciando el fuego enemigo; en unas casuchas sorprendió a unos 60 u 80 infantes, los
cuales se replegaron a la primera y fuerte posición de la infantería argentina.
La lucha continuó enérgicamente al arma blanca; en vano el enemigo hizo una tenaz resistencia,
pues los granaderos destinados a flanquear la derecha enemiga, habían llegado hasta la segunda
línea argentina con rapidez y bizarría, donde obtuvieron un segundo triunfo a pesar de la defensa

81
tenaz que hizo la infantería enemiga.

CROQUIS No 14

Desalojadas que fueron las tropas adversarias, recurrieron a su tercera línea con todos sus tiradores y
numerosa caballería. Pero nada pudo contener el arrojo de las tropas de Braun, que avanzaban
abriéndose paso por entre el fuego y la aspereza del terreno.
La cuarta y muchas otras posiciones sucesivas, en el curso de 5 leguas, fueron aún defendidas, y es
entonces que el coronel Agreda, al ver la superioridad numérica del enemigo, que con sus fuegos
certeros obstaculizaba el avance, vistió los cardos del monte con los kepis y los capotes de sus
soldados simulando tiradores, mientras él con un escuadrón hacía una evolución táctica para llegar a
la retaguardia enemiga.
Desde aquel momento fue completa la derrota del adversario; pues debilitada su defensa y tomada
su retaguardia no pensó más que en librar su salvación en una precipitada fuga.
"Nuestros guerreros — dice el coronel Agreda, Jefe de Estado Mayor, — aunque fatigados por el
fuerte trabajo, no dieron lugar al enemigo para pensar en otro recurso Colocados ya en las cumbres
del Montenegro, nos restaba otro esfuerzo para coronar la victoria: era necesario perseguir a los
fugitivos. Bajamos hasta las márgenes del Cuyambuyo.
"El campo destinado a las glorias de nuestras armas quedó cubierto de cadáveres enemigos, y casi
obstruido su paso con armamento de toda clase: monturas, mochilas, maletas, caballos y la mayor
parte de los elementos de guerra que trajeron los invasores.
"Se tomaron también un teniente coronel, 19 oficiales, 292 de tropa, un estandarte, 230 fusiles, 84
tercerolas, 65 lanzas, 25 corazas y 195 caballos, los más de ellos con monturas. Nuestra pérdida

82
consiste en 10 muertos y 15 heridos, todos de tropa".
He aquí, ahora, la proclama dirigida por el general Braun a los vencedores en Montenegro:
"Camaradas: Admirado estoy de vuestra constancia en superar las fatigas, aún más que del
asombroso arrojo
con que ayer os lanzasteis sobre el enemigo, forzando las formidables posiciones que ofrece a cada
paso la inmensa y casi inaccesible altura del Montenegro. Sin desmayar un instante, sólo con
vuestro ardiente valor en ocho días de marcha violenta, os he visto destrozar al furtivo y fugaz
invasor de vuestro sagrado suelo, venciendo los obstáculos con vuestro valor y mostrándoos
superiores a vosotros mismos con haber continuado ocho leguas más en su perseguimiento, después
de veinte que hicisteis sin interrupción hasta haber conseguido avistarlos.
"Los primeros guerreros del mundo admirarán en el curso de todos los siglos vuestros heroicos
sufrimientos, y ninguno dejará de envidiar los brillantes laureles con que la victoria ha coronado
vuestras armas en tan espléndida jornada.
"Compatriotas: La Providencia protectora de nuestra Patria, ha querido destinar el territorio de los
bárbaros para sepulcro de nuestros enemigos del SUD, a fin de que no quede sembrado el nuestro
con las semillas del desorden y de la injusticia. Sus despojos servirán en lo sucesivo de un muro
eterno a sus temerarias pretensiones; y los trofeos que habéis recogido sobre el campo, serán
monumentos perdurables de vuestra gloria.
"Vencedores en el Montenegro: Si la pertinacia impotente del enemigo necesita aún de más
lecciones que de la de ayer, y la que recibió hace pocos días en Iruya, marcharemos por segunda vez
hasta las mismas tolderías de los caudillos que la han suscitado, resueltos a exterminar el último
germen de su odiosidad implacable, ahogando ya en nuestros corazones los sentimientos de
generosidad y las desgracias del pueblo argentino.
"Camaradas: Un nuevo y glorioso título habéis adquirido a la gratitud de la Patria y de nuestro Gran
Capitán. Yo os saludo, pues, anticipadamente a su nombre, como a los vencedores en Montenegro,
que serán los objetos constantes del amor y de la admiración de su General. — (Fdo.) Felipe
Braun. — Cuartel General en Cuyambuyo, a 25 de junio de 1838".
Enseñanzas y experiencias. — La Invasión chilena al Perú y la de la Argentina a Bolivia, habría
sido una excelente diversión estratégica contra el Estado Confederal si acaso los gobiernos de ambas
naciones hubieran operado de acuerdo a un plan meditado para hacer coincidir las operaciones de
sus ejércitos en sus respectivos teatros de operaciones.
Mas no procedieron así, ya que cada Comando hizo la guerra aislada e inconexamente invadiendo el
uno (Blanco Encalada) el Sur del Perú, y el otro (Heredia) el Sur de Bolivia, sin ligar sus
movimientos a un plan estratégico, como es lo normal entre dos ejércitos aislados, lo que dio por
resultado la derrota del ejército argentino, y la capitulación en Paucarpata del ejército chileno, como
vemos más adelante.
En cuanto a la campaña con la Argentina, no es posible hacer consideraciones de mucho detalle por
la falta de fuentes precisas para tomar los elementos de juicio necesarios. Pues el único documento
que existe es el parte oficial suscrito por el Jefe del Estado Mayor General del Ejército del Sur,
coronel Sebastián Agreda, el cual a su vez adolece de muchos vacíos para poder hacer deducciones
de orden estratégico y táctico.
Sin embargo, podemos anotar las siguientes observaciones:
1º — Ante la inminente amenaza de invasión al territorio nacional. Santa Cruz dispone la rápida
organización de un pequeño ejército, con el cual el general Braun inicia una ofensiva estratégica
tomando la iniciativa al salir fuera del territorio patrio.
Pasa la frontera, invade territorio enemigo y choca con el ejército argentino en Humahuaca. Las
tropas enemigas, después de un breve combate, emprenden retirada en vista, posiblemente, de la
manifiesta superioridad del ejército boliviano fogueado en las campañas del Perú, y el prestigio
militar de que gozaba el general Braun.

83
Pues es de suponer que él Comando argentino optó por la retirada al apreciar rápidamente la
diferencia entre un ejército de moral levantada como era el boliviano en ese momento, y la de sus
tropas que eran colecticias, sin sólida instrucción militar.
2º — El general Braun, luego de internarse hasta las proximidades de Jujuy, opta a su vez por
replegar sus tropas en atención a que su línea de operaciones se alargaba demasiado y se alejaba
cada vez más de su base de Tupiza, exponiéndose a ser cortada su retirada.
Por eso su repliegue hasta Yavi, en la frontera, dejando tropas de observación en Iruya, estuvo
dentro la lógica militar y acorde con la situación.
3° — En cambio, la apreciación del Presidente Santa Cruz y del general Braun, en su entrevista de
Moraya, al considerar que la campaña había terminado, fue falsa, ya que el ejército enemigo no
había sido destruido; pues una guerra declarada termina o con el aniquilamiento del adversario o con
una capitulación, cosa que no había ocurrido.
Era pues necesario prever que el enemigo podría reaccionar e iniciar una nueva ofensiva con
mayores efectivos y elementos de guerra. Por consiguiente, la retirada hasta Tupiza y el
licenciamiento de algunas unidades fue una medida que acusa falta de previsión, como se comprobó
un mes más tarde.
4º — Se nota falta de fuentes de información (espías) por parte del ejército boliviano, ya que desde
la retirada de los argentinos en Humahuaca, se perdió el contacto y no se supo más de ellos ni de sus
actividades. En cambio, parece que el enemigo estaba al tanto de lo que pasaba en e1 campo
boliviano; pues tan luego como fueron licenciadas las guardias nacionales en Tupiza, se presentaron
dos divisiones en actitud ofensiva sobre Iruya, Acambuco y la frontera de Tarija.
Por otra parte, el Comando argentino actuó de acuerdo a los preceptos tácticos rehuyendo la batalla
en Humahuaca al considerarla seguramente desfavorable para él. Y luego de desprenderse de su
adversario esperó un momento favorable, como era la disminución de los efectivos bolivianos, para
reiniciar las operaciones.
5º — Una vez efectuada la segunda invasión argentina, su Comando cometió el error de dividir su
ejército buscando objetivos secundarios como eran las fracciones de Iruya y Acambuco, este último
punto con 11 milicianos, para luego introducirse en territorio enemigo sin procurar destruir al
ejército boliviano.
Lo lógico habría sido operar con las dos divisiones reunidas (divisiones Heredia y Paz), que
sumaban 1,700 hombres, cayendo sorpresivamente sobre Tupiza donde el general Braun contaba tan
sólo 1,219 combatientes. De haber procedido así la situación del Comando boliviano habría sido
comprometida y habría sido tal vez la derrota.
Pero la reacción argentina buscó tan sólo éxitos fáciles, sin resultados decisivos, y más bien
contraproducentes, puesto que ambas divisiones fueron batidas en detalle: la de Heredia en Iruya y
la de Paz en Montenegro.
Lo que nos demuestra que un ejército nunca debe ser fraccionado para la batalla y que más bien
debe reunir sus efectivos con objeto de ser siempre superior al enemigo (principio táctico).
6° — Es de aplaudir la celeridad con que procedieron Braun y sus jefes al reorganizar su pequeño
ejército para luego emprender las operaciones desde Tarija contra la División Paz que amagaba ya la
capital. Pero tal vez habría sido más práctico llevar la ofensiva no por Tarija sino por la vía de Yavi.
Santa Victoria y Toldos recogiendo las tropas de Raña y el Batallón 5», para luego caer a la
retaguardia de la División enemiga cuando ésta acampaba en San Luis, o Entre Ríos.
Respecto a la batalla de Montenegro, podemos hacer las siguientes consideraciones:
1º — El general Braun salió en busca del enemigo y comenzó fraccionando su ejército desde que
llegó a Cartazo mandando la Columna Dorado por un camino intransitable mientras él con el resto
tomaba la ruta de San Francisco, con el plan de cortar la retirada al enemigo o presentarle batalla.
No sabemos si la Columna Dorado se reincorporó al grueso, pero es de suponer que así lo hizo, en
tal caso la operación fue correcta, aunque sin haber conseguido su objetivo.

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2° — El día 20 vuelve a fraccionar su ejército enviando otra columna a órdenes del coronel Agreda,
sobre San Luis, no sabemos con qué misión, puesto que el enemigo había abandonado este punto
hacía ya tres días. Si en esta situación hubiera chocado con el adversario, se habría visto en
inferioridad numérica. Felizmente Agreda se le incorporó después de una marcha de 12 leguas; pero
con tal disposición se atentó contra el principio de la economía de fuerzas.
3º — La conducta del enemigo al retroceder hasta el Bermejo rehuyendo la batalla, obedeció
posiblemente a su inferioridad numérica, y prefirió ir a buscar posiciones favorables para compensar
su inferioridad. De otra manera no se explica esta retirada estando a las puertas de Tarija.
4° — Las marchas ejecutadas días antes, casi sin objeto, había agotado a las tropas de Braun, de ahí
que cuando el día 22 de junio llegó a Concepción y supo que el enemigo se había retirado el día
anterior de este punto, se vio obligado para perseguir al adversario a dejar casi la mitad de sus tropas
en Padcaya, utilizando tan sólo a los que podían soportar una marcha forzada para alcanzar al
enemigo, con lo cual sus efectivos fueron disminuidos considerablemente. Cuando se trata de una
persecución, no hay que reparar en las pérdidas, caiga quien caiga.
5° — La marcha emprendida en seguimiento del enemigo caminando día y noche, estuvo de acuerdo
a la situación; pues había que alcanzarlo costase lo qué costase antes de perder contacto con él.
6º — La elección de las posiciones en Montenegro en sentido de la profundidad (más de 5 leguas)
y no en una sola línea, como se acostumbraba, fue acertada por parte de los argentinos.
7º — El plan de ataque a dichas posiciones, por parte del Comando boliviano, disponiendo una
acción de frente y otra, la principal, por el flanco derecho enemigo, estuvo encuadrado dentro de los
principios tácticos que enuncian que nunca se debe atacar una posición frontalmente sino
evolucionando para combinar un ataque frontal con otro envolvente sobre el ala más débil del
enemigo.
8° — La evolución ejecutada por el coronel Agreda engañando al enemigo, favoreció el movimiento
envolvente y decidió la batalla en favor de las tropas bolivianas.
9º — con la derrota de las dos divisiones argentinas, el general Braun pudo conseguir el objetivo que
se la había encomendado: librar a Bolivia de la invasión extranjera y asegurar la existencia de la
Confederación.
Esto nos demuestra que sólo destruyendo al ejército adversario es posible conquistar cualquier clase
de objetivos: militares, políticos, geográficos, económicos, etc., etc.

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TERCER PERIODO

Antecedentes de la primera expedición chilena. — Dijimos anteriormente que el Gobierno de


Chile fue el más empeñado en declarar la guerra a la Confederación, debido a muchas causas de
orden político, económico y de influencia, basados en el recelo que inspiraba a sus dirigentes el
nuevo Estado Confederal, que lo consideraban como una amenaza a la integridad de Chile, aunque
no lo comprendía así el pueblo chileno.
El alma de los aprestos bélicos fue el Ministro Diego Portales, enemigo decidido de Santa Cruz y
del Protectorado.
Organizó una expedición militar, la que en vísperas de partir de los puertos chilenos se amotinó en
Quillota, encabezada por su Jefe de Estado Mayor, coronel Vidaurre, quien aducía para justificar su
actitud que la expedición estaba destinada al fracaso una vez que no contaba con efectivos
numerosos, que carecía de equipos, vestuario, municiones, caballos y, en fin, de otros recursos, y
que su poca disciplina le hacía inepto para combatir con las poderosas fuerzas del Protector.
Los amotinados prendieron al Ministro Portales y lo fusilaron al ser derrotados en el combate que
tuvieron que sostener contra las fuerzas enviadas por su gobierno para someterías.
Organización de la expedición. — Después de estos sucesos, el Presidente Prieto logró organizar y
embarcar un nuevo ejército a órdenes del Almirante Blanco Encalada, que zarpó de Valparaíso con
rumbo al Norte el 11 de septiembre de 1837.
Esta expedición, que fue denominada "Ejército Restaurador del Perú", estaba organizada con
elementos peruanos y chilenos en la siguiente forma:
División Peruana:
Primer Escuadrón de "Húsares de Junín".
Batallón "Cazadores".
“ No 2.
Esta división la comandaba el general peruano La Fuente, colaborado por Castilla, Vivanco, Lopera
y otros. Contaba con un efectivo reducido (cuadro) de 402 hombres, pero llevaba tres mil fusiles,
doscientos caballos y suficiente vestuario para dos mil hombres.
División Chilena:
Batallón "Portales".
“ "Valparaíso".
“ "Valdivia".
“ "Colchagua".
Artillería ligera, una compañia.
Además llevaba 70 jinetes y 160 cívicos.
El efectivo total de ambas divisiones ascendía a 2,810 hombres.
Operaciones del Ejército Chileno. — El convoy que conducía por mar la expedición chilena hizo
escala en Iquique y luego en Arica, a donde llegó el 25 de septiembre para después continuar al
Norte.
El 29 fondearon los barcos en Islay, punto en el que se ordenó el desembarque de las tropas. Para
acelerar el desembarco se dispuso que la caballería fuera desembarcada en Huata, Quillca y Ananta.
En Huata una de las goletas chocó con las rocas y se fue a pique, perdiéndose por consiguiente gran
cantidad de caballos, repuestos, calzados, vestuario, armas y herraduras.
El plan del almirante Blanco Encalada era introducirse a Arequipa al tener conocimiento que Santa
Cruz, en la creencia de que los chilenos se presentarían en el Norte del Perú, había reforzado
fuertemente la guarnición de Lima y que tenía la mayor parte de sus efectivos entre Jauja y
Ayacucho. Por otro lado, sabía que Santa Cruz había destacado parte de su ejército a la frontera
argentina.
De ahí que, calculando debilitadas las guarniciones del Sur del Perú, el Jefe chileno había decidido

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apoderarse de Arequipa donde creyó no encontrar gran resistencia, para luego trasladarse a Puno.
"El plan de Blanco basábase, además, en que si Santa Cruz llamaba las fuerzas que tenía en Bolivia
para llevarlas contra él, se vería obligado a abandonar la frontera argentina; creyó, asimismo, en la
posibilidad de reembarcarse y dirigirse al Norte del Perú si los confederados trasladaban sus fuerzas
de esta zona hacia el Sur".
También el general Blanco creía seguro el éxito del ejército argentino que debía atacar al mismo
tiempo que las tropas perú-chilenas de Arequipa, sin haber organizado enlace o comunicaciones
entre ambos ejércitos para operar de acuerdo y conjuntamente en ambos teatros de operaciones.
Una vez desembarcado el ejército de Blanco Encalada, emprendió marcha el 5 de octubre hacia
Arequipa destacando una vanguardia formada por el Batallón "Valdivia" y por 25 jinetes al mando
del general Castilla, la cual tuvo que combatir en el trayecto con partidas de montoneros.
Sufriendo toda clase de penalidades por la falta de recursos y la hostilidad de los habitantes, llegó el
ejército chileno a Challapampa el día 12, desde donde se dirigió a la ciudad, donde el general La
Fuente se proclamó Jefe Supremo de la República.
Mientras los chileno-peruanos atravesaban por situaciones difíciles, sufriendo hambre, desnudez,
cansancio y otras mil penurias, los confederados habían concentrado en los alrededores de Puquina
un ejército de cinco mil hombres, a órdenes directas de Santa Cruz, quien había destacado desde
Lima a la División Vigil para que cortase las comunicaciones del enemigo con su escuadra. Vigil
ocupó el puerto de Camaná.
La proximidad de ambos ejércitos, situados en Arequipa y Puquina, respectivamente, dio lugar a
escaramuzas sin importancia; pero la situación de los invasores se hacía cada vez más difícil ante la
inminencia de un ataque de su enemigo. Tampoco podían retirarse a sus barcos, y su repliegue, sin
elementos, y acosados en su retaguardia por la vanguardia confederal, era imposible.
Paucarpata. — Fue en esta situación que se produjo la inexplicable proposición de Santa Cruz para
entrar en conferencias de paz, después de haber hecho una demostración de fuerza el 14 y 15 de
noviembre.
El 17 se entrevistaron Santa Cruz y Blanco Encalada, ratificando el tratado, por medio del cual se
permitía reembarcarse al ejército invasor en sus buques con todas sus armas en el término de seis
días, y llevar consigo a los expedicionarios peruanos.
"Santa Cruz procedió con magnanimidad concediendo todo lo que pedía el rendido, para "demostrar
al mundo" su pacifismo, y para conquistar, con este generoso perdón, la buena voluntad de Chile".
Enseñanzas y experiencias. — Al desembarcar en el Sur el general Blanco Encalada, cayó en el
foco principal de la Confederación, ya que en toda la región existían núcleos fuertes del ejército
confederal que pudieron reunirse fácilmente para oponerse al invasor. Además, la proximidad de
Bolivia facilitaba la concentración de tropas con elementos de esta República.
Más le habría convenido desembarcar en el Norte, donde el ejército confederal no era tan poderoso.
Además, tenía siempre a la mano la costa para reembarcarse en cualquier momento, y los caminos
no eran tan difíciles y desprovistos, arenosos y pendientes como en la costa de Arequipa.
En cuanto al tratado o capitulación de Paucarpata, es indudable que Blanco Encalada consiguió un
gran objetivo: cual era evitar la destrucción de su ejército; pues hemos visto que el Protector había
reunido una fuerza considerable situándola en Puquina, próxima al enemigo para encerrarlo "como
en un corral de buitres".
En cambio. Santa Cruz, en lugar de hacer la guerra como en la guerra, se dejó llevar por esa
generosidad romántica que le indujo a perdonar al invasor por congraciarse con los chilenos, sin
darse cuenta que esa campaña era cuestión de vida o de muerte para la causa de la Confederación.
El Protector no tuvo la visión de otros momentos, y fue incapaz de comprender que el proceder de
Chile sería siempre hostil hasta destruir la Confederación, y dejó escapar un ejército al cual podía
haberlo rendido desde el general en jefe hasta el último tambor. Tal generosidad fue, quizás, única en
los anales la historia, y de la cual tuvo que arrepentirse muy pronto.

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Por último, ese acto de Santa Cruz, censurado por la Historia, que le privó de escarmentar al astuto
Invasor, no estuvo encuadrado a las reglas internacionales, ya que pactó con un general no
autorizado por su Gobierno para hacer esta clase de negociaciones, y en ellos no debió estipularse el
inmediato regreso de las tropas chilenas antes de que tal tratado fuese ratificado por el gobierno de
Chile.
En suma, este hecho histórico nos brinda la siguiente enseñanza; que en la guerra hay que proceder
como en la guerra, sin sentimentalismos románticos.
Desconocimiento del Tratado de Paucarpata. — En conocimiento del tratado firmado en
Paucarpata, el Gobierno de Chile alegó que el general Blanco Encalada se había extralimitado en sus
atribuciones. En consecuencia, lanzó un decreto el 24 de diciembre de 1837 declarando nulo el
Tratado y subsistente el estado de guerra con la Confederación.
Al mismo tiempo dispuso que recomenzaran las hostilidades y qua una parte de la escuadra hiciera
rumbo al Norte para hostilizar los puertos peruanos. Por otra parte, el general Gamarra se trasladó a
Chile
desde el Ecuador y ofreció sus servicios para guiar una nueva expedición, habiéndosele confiado por
parte del Gobierno chileno la dirección política y militar de la guerra.
Segunda expedición militar chilena. — Después de seis meses habían concluido los aprestos que
hiciera Chile para enviar una segunda expedición militar al territorio de la Confederación, bajo el
comando del general Manuel Bulnes.
En 6 de julio de 1838, fueron embarcados en 26 transportes y cuatro buques de guerra los cuerpos
que formaban el ejército expedicionario, haciendo un total de 5,400 hombres, fuera de 60 peruanos
emigrados, de los cuales 4 eran generales, jefes y oficiales. Asimismo, fueron embarcados 677
caballos y 50 mulos.
Esta expedición fue denominada también "Ejército Restaurador".Antes de darse a la vela, el
general chileno, Bulnes, Jefe de la expedición, dirigió a las tropas la siguiente proclama:
"Soldados: Largos años me ha tenido el Gobierno confiada la defensa de la frontera meridional de
la República, y hoy me obliga a trocar esas fatigas por el encargo de hacer la guerra a un ambicioso
que no profesa principios más estrictos de justicia que cualquiera de los Jefes Araucanos. El tratado
vergonzoso de Paucarpata es el que ha hecho necesario este segundo esfuerzo de la Nación Chilena.
Nuestros conciudadanos todos maldicen con razón ese ataque cruel hecho al honor de nuestra Patria;
pero en medio de las maldiciones universales, os confieso que una voz secreta me fuerza a
felicitarme y a felicitaros de un mal cuya reparación está confiada a vuestras armas. ¿No aparecerá
mil veces más grande y más gloriosa la República habiendo, tenido que agotar sus esfuerzos con una
constancia infatigable, que si hubiera realizado su política en la primera tentativa? Pues vosotros y
vuestro Jefe van a ser los fundadores de esa grandeza y de esa gloria.
"Restauradores: Los peruanos nos esperan para saludarnos con los gritos de libertad e
independencia en el momento que pisemos sus playas, porque saben que el engaño de Paucarpata no
ha sido mirado con más horror por ellos que por los ciudadanos y por los magistrados y por los
guerreros de Chile. Volemos a consumar la restauración; volemos a presentar al mundo una prueba
irrefragable del precio que damos a los derechos de la Patria y a las libertades de la América.
"Compañeros de armas: Digamos un adiós a las costas de Chile, y no volvamos a acordarnos ni de
nuestros hogares, ni de nuestros hijos, ni de nuestras esposas, sino para honrarlos con la vista de
nuestros laureles. Se nos manda aniquilar al usurpador del Perú y al enemigo de nuestra Patria, y
todo sentimiento que pugne con el desempeño fiel de nuestro ministerio es un crimen en nosotros.
Correspondamos religiosamente a la confianza de nuestros hermanos que sólo con vernos alejar del
suelo patrio consideran reparado el honor de Paucarpata; porque saben que ni Paucarpata ni ningún
otro lugar del Perú se hará memorable en esta campaña sino por haberse clavado en él sobre las
ruinas de la tiranía nuestros pabellones victoriosos, o por haber sido inundados con la sangre del
Ejército Restaurador. — M. Bulnes".

88
En el trayecto, Bulnes y Gamarra fueron informados por los coroneles Placencia y Mendiburo, de lo
siguiente: Que se encontraban en Lima los batallones confederados "Pichincha" y el N o 3, el
Regimiento "Lanceros" de Bolivia, el Escuadrón de "Policía", una columna de dos compañías de
"Cazadores" y la Brigada de Artillería, con los generales Orbegoso, Moran y otros; que en el Callao
se hallaban el Batallón Nº 4 y una Brigada de Marina, al mando de Miller, y en Pativilca los
batallones 1° y 2° de "Ayacucho" y el Regimiento de "Húsares". Que el total de las tuerzas
existentes en Lima era de 2.036 hombres; en el Callao 900 y en Pativilca 1,200; por todo, 4,136
combatientes.
Con estos datos se resolvió desembarcar en el puerto de Ancón para cortar la línea de operaciones
enemiga interponiéndose entre Lima y Pativilca. El desembarco se efectuó el 6 de agosto, en
momentos en que Orbegoso acaudillaba un movimiento para que el Estado Nor Peruano se separase
de la Confederación.
Gamarra, desoyendo el pedido que le hacía Orbegoso de no permitir el desembarco de tropas
chilenas en territorio peruano, dispuso que éstas se dirigieran a Copacabana, distante 25 kilómetros
al norte de Lima.
Batalla de la Portada de Guía. — Ante el avance de las tropas enemigas, Orbegoso tuvo que hacer
frente a ellas, para lo cual nombró como comandante de su ejército al general Nieto, quien fue a
situarse en la hacienda Chacra Cerro, frente a Copacabana y separado por el río Chillón
El ejército de Orbegoso contaba con 3,200 hombres distribuidos en las siguientes unidades:
Batallones 1º y 2° de "Ayacucho".
Batallón "Legión".
" No 4".
Escuadrón "Dragones de Policía"
“ "Húsares de Junín".
Artillería: 4 piezas de montaña.
Las tropas chilenas estaban organizadas en tres divisiones y una brigada de Caballería:
División de Vanguardia: A órdenes de los generales peruanos La Fuente y Castilla, y
constituido por todas las compañías de cazadores de todos los batallones.
Primera División: A órdenes del general chileno Cruz:
Batallón "Portales".
“ "Valparaíso".
“ "Colchagua".
" "Carampagne".
Artillería: 2 piezas.
Segunda División: A órdenes del general Gamarra y del coronel Godoy:
Batallón "Valdivia".
“ "Santiago".
" "Aconcagua".
Escuadrón "Carabineros de la Frontera".
Artillería: 2 piezas.

Brigada de Caballería:
Regimiento "Cazadores de a Caballo".
" "Lanceros".
A las 6 de la mañana del 17 de agosto, el ejército restaurador emprendió marcha desde Copacabana
dirigiéndose sobre Anapuquio, marchando de flanco, sin que el general Nieto intentara hostilizarlo a
pesar de su ventajosa posición en Chacra Cerro donde había elegido posiciones defensivas. Lo único
que hizo fue trasladar su ejército frente a Anapuquio.

89
Este comportamiento de Nieto dio a conocer a Gamarra (que comandaba el ejército), que debía
contar con el triunfo sobre un rival que no sabía aprovechar los momentos favorables que se
presentaban en la campaña.
El día 18, nuevamente los chilenos ejecutaron otro movimiento de flanco dirigiéndose en dirección
al Callao, sin que el ejército de Nieto se diera cuenta ni ejerciera persecución sobre la retaguardia de
aquéllos. Tan sólo a las 8 de la noche Nieto se retiró sobre el puente de Guía, donde tomó nuevas
posiciones defensivas.
Mientras tanto, el enemigo habíase situado entre el Callao y Lima, para luego atacar las posiciones
de su adversario.
El terreno. — El campo de batalla presentaba una planicie cortada en toda su extensión por tapias y
zanjas. Al norte estaba limitado por una línea de alturas escarpadas, y al Sud por las barrancas del
río Rimac. Por tanto, el Ejército Restaurador no podía ser envuelto.
La batalla. — La infantería de Nieto fue colocada en una sola línea. La caballería formó detrás del
centro. El puente fue ocupado por los "Dragones de Policía" y la artillería. La línea estaba cubierta
por las compañías de cazadores desplegadas.
Gamarra dispuso que la Primera División avanzara sobre la izquierda enemiga; que los batallones
"Colchagua" y "Carampagne" atacasen a la bayoneta; el primero por el centro y el segundo por el
flanco derecho, y que la Segunda División, en la que venía Gamarra, siguiese como reserva.
Empeñada la acción al medio día, los defensores resistieron con denuedo durante algunas horas. Su
caballería fue contenida en sus varias cargas, hasta que al fin al atardecer se retiró y se desbandó,
arrastrando consigo a las demás unidades que tuvieron que replegarse a Lima.
Las tropas chilenas ocuparon la capital a las 8 de la noche.
Combate de Matucana (18 de septiembre de 1838). — El general Otero, que permanecía con
algunas tropas confederadas entre Jauja y Tarma, supo que había sido ocupado el pueblo de
Matucana por dos compañías de cazadores de la "Legión Peruana" y la mitad del Batallón
"Santiago", haciendo un total de 280 hombres, bajo las órdenes del general peruano Torrico.
Otero resolvió atacarlas y se puso en marcha con las compañías de cazadores del "Pichincha" y
"Arequipa", peruanos, y del 3° y 4° de Bolivia, que hacían un total de 500 hombres.
Partió el 16 de septiembre y llegó a Matucana a medio día del 18, en momentos en que los
restauradores, conmemorando el aniversario de Chile, asistían a una misa de campaña en la plaza del
pueblo. Pero avisados por un vigía de que "una fuerte columna de infantería avanzaba a paso
redoblado sobre el pueblo", pudieron alistarse para el
combate.
Las compañías peruanas que ese día estaban de servicio y tenían sus armas cargadas, salieron a
contener al
enemigo, mientras el "Santiago" iba a atrincherarse en el cementerio como unidad de reserva. Pronto
fueron arrolladas las compañías peruanas de Torrico y tuvieron que ceder. Las tropas de Otero
comenzaban a sitiar la plaza, pero en esto fueron sorprendidas por el fuego del "Santiago",
desorganizándolas, en tanto que se reponían las compañías de la "Legión Peruana".
Pasado el primer momento, los defensores cargaron a la bayoneta a los de Otero, obligándoles a
emprender una retirada precipitada hacia las alturas desde las cuales se dirigieron a su cuartel de
Tarma.
Los vencedores quedaron celebrando su triunfo con vivas a Chile y al 18 de Septiembre.
Tal fue el combate de Matucana, que no influyó en el resto de las operaciones, y donde lucharon por
primera vez soldados bolivianos y chilenos. El triunfo de esta acción por parte de los restauradores,
se debió a la intervención oportuna de la reserva.
Operaciones estratégicas. — Mientras tanto, sabedor el Protector (Santa Cruz) del avance del
Ejército Restaurador sobre Lima, se puso en marcha a principios de octubre desde el Cuzco,
llevando consigo a las tropas que tenía escalonadas en la sierra, para tomar contacto con el invasor.

90
A fines de octubre llegó a Jauja, continuó por las serranías de Tarma para descender por la quebrada
de Huarochiri y llegar a Santa Eulalia, para luego continuar por Chosíca sobre la ciudad de Lima.
A la aproximación de Santa Cruz, y en vista de que el Ejército Restaurador podía quedar al centro de
dos adversarios; Orbegoso que se encontraba en las fortalezas del Callao con algunas tropas, y el
Ejército Protectora que se aproximaba, el general Gamarra reunió un consejo de guerra el 29 de
octubre en la noche para considerar si convendría presentarle batalla o si sería más oportuno
retirarse al Norte con todo el ejército o dividirlo para hacer una incursión por el Sur.
Después de larga discusión, resolvieron abandonar la capital y retirarse al Norte para atraer a Santa
Cruz a otra región más ventajosa. Por otra parte, había obligado a tomar esta determinación la
hostilidad de que era objeto el ejército chileno por parte del pueblo y lo insalubre de la ciudad, pues
más de mil soldados se hallaban en los hospitales atacados por diversas enfermedades.
A las 5 de la tarde del 8 de noviembre, el Ejército Unido o Restaurador abandonaba la ciudad de
Lima, protegido por una retaguardia formada por el Batallón "Valdivia" y el 2º escuadrón de
"Cazadores", a las órdenes del general peruano Castilla, y emprendía marcha por mar y tierra. Los
que debían embarcarse se dirigieron a Chorrillos,
y los otros a Asmapuquio-Copacabana-Ancón y Huacho, donde se reunieron para seguir por tierra.
Entre tanto. Santa Cruz ingresaba a la capital, dos días después o sea el 10, donde fue reforzado con
el Batallón "Ayacucho" y 8 piezas de artillería, que le envió Orbegoso desde el Callao.
Santa Cruz, que había sido recibido por el pueblo con frenéticos aplausos, no se preocupó de
perseguir o de impedir la retirada del enemigo, el cual ya se había embarcado el mismo día de su
llegada. Fue al siguiente día que el ejército confederal se movió sobre Ancón.
El Protector dejó, pues, escapar al enemigo. Pues si en lugar de detenerse en Lima hubiera ido en
seguimiento rápido de éste, lo habría encontrado fraccionado efectuando su embarque, operación
muy difícil en una retirada.
Parece, pues, que Santa Cruz con el deseo de conceder a los chilenos otra paz como la de
Paucarpata, no los buscó a fin de darse tiempo para proponerles arreglos pacíficos que luego
fracasaron.
Tan luego como las tropas chileno-peruanas se concentraron en Huacho, el general Gamarra
convocó a una nueva junta de guerra para fijar el plan de campaña que habría de seguirse.
A las 10 de la noche del 15 de noviembre, se reunían en su alojamiento los generales Cruz, Castilla,
Torrico y el coronel Placencia. Se acordó que no era posible la permanencia del ejército en Huacho;
que era urgente ocupar los departamentos de Huaylas y Trujíllo; que el Ejército Restaurador se
dirigiese a Huaraz y se acantonase en el callejón de Caraz; que se recluíase en Libertad. Cajamarca y
Huamachuco unos tres mil hombres; que estos tres mil hombres y dos mil que debían llegar de Chile
al puerto de Arica, operasen por Tacna sobre Bolivia para llamar la atención de Santa Cruz por ese
lado, etc., etc.
Conforme a dicho plan, se dieron las instrucciones necesarias para que el ejército se pusiese en
marcha. El general Torríco, con los batallones "Portales" y "Carampagne" y 50 lanceros, partió de
Pativilca por la vía de Ocros a Chíquián, como vanguardia Sur del grueso que marchaba desde
Huacho por Pativilca y Marca, transmontando las
Montanas Negras para caer sobre Recuay.
El general Vidal quedó en Huacho con cien hombres para vigilar los caminos de la costa y asegurar
el que había seguido el grueso del ejército, y el cual llegó a Guacho el 3 de diciembre de 1838.
Mientras tanto. Santa Cruz había dispuesto, el día 24 de noviembre, que se iniciaran las operaciones,
después del fracaso de las gestiones que entabló para obtener un arreglo con Chile.
El Ejército Confederal inició, pues, marcha desde Lima en dos columnas para reunirse en Chiquián,
precedido de una vanguardia a órdenes del general Moran, mientras Santa Cruz quedaba en la
Capital por algunos días.
Esta vanguardia desalojó el 18 de diciembre, en Chiquián, a la flanguardia de Gamarra, la cual se

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replegó sobre Recuay.
Santa Cruz llegó el día 24 a Chiquián, donde asumió el mando del ejército, y se internó al Callejón
en busca del enemigo que "parecía huir a su aproximación", alentado seguramente por las
declaraciones que hizo el capitán parlamentario Cipriano Palma, que había sido enviado por el '
general Torrico al campo de Santa Cruz, con el aparente
objeto de canjear prisioneros, pero en realidad para que averiguara el número de batallones que
había en Chiquián, qué jefes los comandaban y si el general Santa Cruz había llegado ya a aquel
punto. Además, el parlamentario había declarado que "sólo el honor militar los obligaba a continuar
la campaña y que en caso de batirse lo harían con desagrado y únicamente por cumplir su deber".
El 3 de enero, las tropas del Protector llegaron frente a Recuay, donde estaba el general Torrico
como retaguardia del grueso de su ejército y la que se replegó a Huarás, "excitando el ardor de Santa
Cruz que se lanzó a fondo tras del enemigo".
Combate de Buín (6 de enero de 1839). — (Croquis No 15). — El día 5 llegaban ambos
adversarios, uno en seguimiento del otro, a Carhuaz. El ejército de Gamarra desalojó el pueblo
apresuradamente a medio día del 6, para dirigirse a Yungay, distante 15 kilómetros, mientras Torneo
tomaba posiciones con los batallones "Carampagne" y "Valdivia" y el escuadrón "Lanceros" en la
ribera opuesta del Río Buín.
El terreno. — El Buin, afluente principal del Río Santa, estaba cruzado en ese tiempo por dos
puentes, uno a la salida de Carhuaz y otro, de piedra, 5 kilómetros aguas arriba. En la margen Norte
y a la salida del primer puente se elevan pequeñas colinas de pendiente suave dominadas por
elevados crestones de la cordillera que corre al noreste del río. Hacia el Sur corre el caudaloso Santa,
casi paralelo al camino.
Al sur del referido Buín, y casi junto al río, se alzan otras colinas también de suave pendiente, y por
entre las cuales pasa el camino principal que va de Carhuaz a Yungay.
Al Sudeste, antes de unirse con el Santa, hay un pequeño vado.
La acción. — El general Torrico habíase, pues, situado en la colina de la ribera opuesta, dominando
el puente; desplegó sus batallones en una línea y colocó su caballería detrás de su ala derecha.
La vanguardia protectora se situó en las colinas del Sur emplazando dos piezas junto a los
batallones. Iniciado el combate, los fuegos del enemigo, concentrados sobre el puente, paralizaron el
avance de la vanguardia de Santa Cruz, la cual atacó débilmente.

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CROQUIS No 15
Á las 5 de la tarde. Tónico fue reforzado con el Batallón "Portales", en momentos en que
comenzaban a agotársele las municiones, pero al atardecer cesaron los ruegos paralizándose el
combate.
Fue entonces que aprovechando de esta situación, cuando Torrico se desprendió de su adversario
iniciando la retirada sobre Yungay, a donde llegó a las 4 de la mañana , en tanto que Santa Cruz
quedaba en Carhuaz para dar descanso a sus tropas, sin haber intentado siquiera una débil
persecución sobre el enemigo.
Enseñanzas y experiencias. — En su segunda expedición, los chilenos tuvieron el acierto de elegir
como punto de desembarco las cercanías de Lima, ricas en toda clase de recursos, lo contrario de lo
que había ocurrido en las costas de Arequipa con la expedición Blanco Encalada.
Aquella región importante favorecía, pues, los movimientos del ejército y la conducción de las
operaciones atrayendo al enemigo al norte del Perú y alejándolo de sus bases del Cuzco, Arequipa y
Bolivia.
En la batalla de la Portada de Guía, hay que considerar los siguientes puntos:
1° — El general Nieto había establecido su defensa en Chacra Cerro, pero el enemigo rehusó la
batalla y se retiró sobre Anaspuquio, presentando durante el movimiento su flanco y retaguardia sin
ser molestado.
Es decir que el defensor, sugestionado por la defensiva, se quedó en sus posiciones y no pasó a la
ofensiva táctica despreciando la magnifica oportunidad que le brindaba su adversario para ello con
su movimiento de flanco.
2° — En Anaspuquio ocurre igual cosa; Nieto, lejos de maniobrar contra el flanco o la retaguardia
enemiga, se retira a la Portada de Guía a buscar nuevas posiciones defensivas.
Es que — como dice Dellepiani — "la defensa pasiva era entonces un método de guerra que se
practicaba corrientemente. En aquel tiempo los generales esperaban al enemigo sin tener en cuenta
que la potencia de un ejército no resulta sólo de la presencia en masa, sino del movimiento que se le
imprime".
3° — Durante el ataque a las posiciones del defensor (Nieto), los restauradores llevaron sus
esfuerzos principales sobre el ala izquierda enemiga, para evitar su retirada a Lima, combinándolos
con un ataque frontal y otro sobre el ala derecha (ataque frontal con desborde de alas) en forma
ofensiva para fijar al enemigo en su posición; en tanto que la caballería se desbordaba a las espaldas
del defensor, único medio de obtener la victoria.
Empero, hay que observar que, debido a que la División de reserva, a órdenes de Gamarra, se había
situado a gran distancia, no pudo intervenir decisivamente puesto que tuvo que perder tiempo en

93
aproximarse, dando lugar a que los orbegonistas se aferraran alrededor del puente. Con una
intervención más oportuna de dicha división habría caído todo el sistema defensivo tan pronto como
la caballería orbegonista abandonó el campo.
De esto se deduce que las reservas deben ser colocadas a distancias desde las que puedan intervenir
oportunamente, ya sea para reforzar el frente, para proteger un flanco amenazado o para consolidar
la victoria.
Por otra parte, Orbegoso se situó en una línea y sin reservas, formando en el puente una especie de
reducto, para lo que sustrajo de la lucha 3 piezas de artillería emplazándolas lejos del campo de
batalla.
En el combate de Matucana, se ve que la reserva jugó papel principal proporcionando al resto de las
tropas el tiempo necesario para que se repusiesen de la sorpresa. En cuanto a la evacuación de Lima
y su embarque por las tropas restauradoras, adoleció dicha operación de lentitud. Gamarra no debió
esperar la aproximación de Santa Cruz, sino abandonar la Capital dos o tres días antes, ya que una
retirada ante la presencia del enemigo es difícil, y, más aún, el embarque de tropas.
Si Santa Cruz hubiera obrado con un espíritu ofensivo, como lo exigía la situación del momento, la
operación de Gamarra habría fracasado al ser sorprendido en plena retirada y con su ejército
dividido entre Chorrillos y Ancón.
La lentitud calculada? del Protector en su marcha y la falta de tropas de reconocimiento con respecto
al enemigo, evidencian los errores estratégicos del general Santa Cruz. Pues conocía la topografía
del país, por lo tanto debió posesionarse de las alturas por las que pasa el camino a Copacabana, y
destacar desde allí tropas sobre la caleta de Ancón para impedir el embarco enemigo y obligarle a
presentar batalla.
También pudo dirigirse desde Tarma .o Santa Eulalia directamente a Ancón o Huacho para impedir
que el enemigo se retirara al Norte donde la causa confederal no tenía simpatizantes. Procediendo
así lo sitiaba en Lima o lo empujaba al Sur donde los chilenos y los restauradores eran aborrecidos y
mal vistos.
Al dejar que el enemigo practicara sus movimientos con calma y. comodidad, Santa Cruz perdió la
primera partida precursora de su derrota. Con respecto al combate de Buín, podemos anotar las
siguientes observaciones:
El Protector llegó a Carhuaz, y allí supo que marchaba a Yungay una división enemiga (División
Cruz) con cuatro batallones, es decir que a las cinco de la tarde no tenía al frente de todo su ejército
sino esta división a la que debía procurar batirla.
Para ello bien pudo forzar el puente de Buin a la bayoneta y arrollar a las tropas de Torrico para
luego continuar su avance, alcanzar a la División Cruz y batirla en detalle.
Santa Cruz no desplegó sus cazadores al frente; tampoco envió su caballería y parte de su infantería
por el vado de Mal Paso, procurando envolver el flanco derecho de Torrico. Además, pudo también
haber enviado durante la noche una fuerte columna sobre el flanco izquierdo enemigo por el puente
de piedra, que distaba sólo una legua, para tomar de flanco a los batallones que defendían el puente
principal de Buín.
Tampoco hizo ninguna demostración hostil durante la noche sobre las tropas enemigas que se
retiraban a Yungay cansadas y fatigadas, y a donde llegaron a las 4 de la mañana en forma
desarticulada.
Por último, su indecisión hizo que no se animara a atacar sucesivamente a las tropas restauradoras
que se alargaban en columna entre Carhuaz, Buín y Yungay, aprovechando de que un ejército en
retirada es presa fácil para batirlo. Y los restauradores marchaban en larga columna encajonados en
el valle, en franca retirada.
El combate de Buín y el repliegue pudo ser desastroso para el ejército de Bulnes (quien había
asumido el mando a indicación de Gamarra), si acaso Santa Cruz hubiese obrado con energía y
decisión.

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Pero hay un punto del cual se debe tomar nota y experiencia, y es el del espía que se presentó en
Chiquián como parlamentario: Santa Cruz se dejó influenciar, sin duda, por sus declaraciones, y
esperó que los oficiales y tropas peruanas se defeccionaran o por lo menos se batieran flojamente,
como había manifestado el parlamentario, lo cual no ocurrió.
Tales datos eran falsos, y esta experiencia demuestra que jamás se debe dar crédito a lo que dicen los
parlamentarios, desertores, prisioneros, etc., etc., ni mucho menos apoyarse en tales datos para
operaciones ulteriores.
Batalla de Yungay (20 de enero de 1839). — (Croquis No 16). — Después del combate de Buín, el
ejército de Bulnes llegó a San Miguel, donde se atrincheró el día 7 de enero tomando el siguiente
dispositivo con frente a Yungay:
El Batallón "Aconcagua" formó apoyando su derecha en el Río Santa, juntamente con dos piezas de
artillería, a su izquierda los batallones "Santiago" y "Carampagne"; en el centro, tras de la casa de
hacienda, fueron emplazadas cuatro piezas de montaña; en el ala izquierda, los batallones "Huaylas",
"Valparaíso" y "Valdivia", apoyando su izquierda en las alturas de la cordillera, donde fueron
emplazadas dos piezas de montaña. A retaguardia y al centro, tras de la casa, se colocaron ocultos
los batallones "Portales" y "Colchagua". La caballería se acantonó en los potreros cerca del pueblo
de Huaras, lista a intervenir. Además, había sido quemado el puente de Yungay.
En esta situación esperaba Bulnes al Ejército de la Confederación.

CROQUIS No 16

Empero, Santa Cruz, que no habla tomado ningún empeño para perseguir al enemigo, quedó en
Carhuaz, como hemos visto, para descansar.
Por fin el día 10 llegaron las avanzadas de Santa Cruz basta Manco, una legua antes de Yungay, en
tanto que Gamarra reunía el día 12 otra junta de guerra, en la que se consideró de que una vez que
Santa Cruz no había buscado el ejército en sus posiciones de San Miguel, no convenía quedar
inactivo; que el ejército mermaba a causa de las epidemias y llegaría a faltar víveres y forrajes.
Luego, fueron presentados dos proyectos: o marchar de frente hasta Manco y de allí caer sobre el
flanco derecho enemigo, o salir a su retaguardia por Recuay.
Mientras se llevaba a cabo este consejo, que no llegó a ninguna solución, las tropas de Santa Cruz
ocupaban a las 9 de la mañana del mismo día 10, el caserío de Yungay adelantando patrullas hasta el
Río Ancasch y la casa de hacienda de Punyán.
La situación para el ejército restaurador había variado.
El día 16, el Protector hizo algunos reconocimientos del terreno, mediante fuerzas de caballería y de

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infantería, retirándose luego sin dejar ningún puesto de observación.
Mientras tanto el 17, Gamarra reunía otro consejo de guerra para considerar nuevamente la
situación. En dicha reunión, y en conocimiento que la campaña de la Argentina contra Bolivia había
fracasado y que Santa Cruz podría trasladar el ejército del Sur como refuerzo, se resolvió que se
marchase de inmediato en busca del Ejército de la Confederación para atacarlo resueltamente en sus
posiciones de Yungay.
Con tal resolución había cambiado la situación estratégica de ambos contendores, es decir que el
perseguido debía convertirse en perseguidor. En efecto, el día 18, en el campamento chileno-
peruano hubo movimiento: Gamarra, Bulnes y el Jefe de Estado Mayor, coronel Placencia, se
adelantaban hasta una legua antes de Yungay para reconocer el terreno, la situación del enemigo y
ver la forma como se le atacaría.
Veamos, ahora, cuál era en ese momento la composición de ambos ejércitos contendores.
Composición de los ejércitos. — El total de las fuerzas de Santa Cruz (Ejército Confederado),
compuesto de
tropas bolivianas y peruanas, ascendía a 6,000 hombres organizados en dos divisiones:
División Herrera:
Batallón 1º de Bolivia.
“ 2º “ “
“ 3º " “
" 4º " "
" 5º " "
” 6º “ “
División Moran:
Batallón "Ayacucho".
" "Arequipa".
” "Centro".
” "Pichincha".
Brig. de Caballería: A órdenes del general Urdininea:
Regimiento "Lanceros".
" "Lanceros del General".
Artillería:

Ocho piezas de Montaña.


Dirigía las operaciones el general Santa Cruz, como General en Jefe, colaborado por el general
Anselmo Quiroz, como Jefe de Estado Mayor.
El Ejército Unido o Restaurador estaba organizado con elementos peruanos y chilenos, haciendo un
total de 5,335 hombres agrupados en tres divisiones:
División Eléspuru:
Batallón "Carampagne".
“ "Portales".
" "Cazadores del Perú".
Artillería: 2 piezas de Montaña.
División Vidal:
Batallón "Colchagua".
“ "Valparaíso".
“ "Huaylas".
Artillería: 6 piezas de Montaña.
Tercera División:
Batallón "Valdivia".

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” "Santiago".
" "Aconcagua".
La División de Vanguardia a órdenes del general Torrico, componían 4 compañías de Cazadores, al
mando del comandante Valenzuela; otras cuatro comandadas por el coronel Lopera, y un escuadrón
de Caballería.
Brigada de Caballería: A órdenes del general Castilla:
Regimiento "Cazadores de a Caballo".
Escuadrón "Lanceros".
" "Carabineros de la Frontera".
El terreno. — (Croquis Nº 16). — Yungay se halla situado a 96 leguas al norte de Lima. El campo
en el que tuvo lugar la batalla es una llanura de dos a tres leguas de ancho por doce a quince de
largo, y está limitado hacia el
Norte por la cordillera de los Andes, al Sur por el Río Santa y las Montañas Negras, al Este por el
caserío de Yungay y al Oeste por el de San Miguel.
Saliendo al oeste de Yungay se halla el torrente de Aneasen cuya orilla Oeste es de fuerte pendiente
y escarpada, su altura permite dominar la otra orilla y el campo del Este. Antes de su unión con el
Santa, existía un puente que los chilenos lo destruyeron y que fue reconstruido por Santa Cruz.
A poco menos de un kilómetro del Ancasch, al Oeste, se alza una llanura aislada, conocida con el
nombre de Pan de Azúcar, y más allá de ésta, siempre al Oeste, se levanta otra altura más elevada,
denominada Punyán.
Casi al pie del Pan de Azúcar y cerca del Santa, se encuentra la casa de hacienda de Punyán.
De Yungay partían dos caminos: uno, el principal, que pasaba por el puente, y otro, escarpado
(senda), que
pasaba vadeando el Ancasch antes de su unión con el Santa.
Además, Santa Cruz había hecho levantar una pirca de piedra sobre la orilla este del Ancasch, tras
de la que colocó su infantería.
Dispositivo de los ejércitos. — (Croquis No 16). — El Protector había situado sus tropas en la
siguiente forma: Cinco compañías de cazadores a órdenes del general Quiroz en el Pan de Azúcar.
Con el resto de su infantería
formó su línea de batalla a distancia de dos kilómetros de las posiciones anteriores, apoyando su
derecha, formada por los batallones 49 y 59 de Bolivia, en los cerros de la cordillera; la izquierda al
mando del general Moran, en el Río Santa; su reserva de infantería (cinco batallones) la situó así:
detrás del ala derecha tres batallones, y en el centro dos (3° de Bolivia y Centro).
Su caballería fue situada mucho más atrás, siempre tras de la derecha, quedando por consiguiente a
una enorme distancia de la primera línea. En cuanto a la artillería, fueron emplazadas 7 piezas en las
alturas o faldas de la cordillera, y una frente al puente sobre el camino principal.
El Ejército Restaurador se puso en marcha a horas 5 de la mañana del día 20 de enero de 1839,
desde su campamento de San Miguel, distante tres leguas de Yungay, hacia las posiciones de Santa
Cruz, adelantando al Batallón.
"Aconcagua" que tomó las alturas de la cordillera, situadas al flanco Izquierdo del ejército chileno
en marcha. La vanguardia, a órdenes de Torrico, estuvo organizada por ocho compañías de
cazadores y un escuadrón de caballería.
El grueso del ejército marchó en el orden siguiente: Primera, Segunda y Tercera Divisiones de
Infantería, con la artillería intercalada, Cerraba la columna los escuadrones de caballería.
La batalla. — A la altura de la casa de hacienda de Punyán, se reunió el ejército restaurador sin
responder a los fuegos que hacían las compañías situadas en el Pan de Azúcar. Tan luego como el
Batallón "Aconcagua" descendió de la cordillera por el Punyán, fueron enviadas a dicha altura dos
compañías bolivianas a mando del capitán Peña Santa Cruz, con el objeto de flanquear la izquierda
del enemigo. Fue aquí donde se entabló el primer combate con tres compañías de los batallones

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"Portales", "Valdivia" y
"Huaylas", las mismas que después de una reñida lucha pudieron recuperar dichas alturas.
Mientras tanto, la Primera División chilena marchaba sobre la casa de Punyán con objeto de
desalojar a fuerzas enemigas que se hubiesen emboscado allí, en tanto que el general Gamarra
verificaba reconocimientos de las posiciones santacrucistas, cuyo resultado fue un ataque
concéntrico a las compañías que ocupaban el Pan de Azúcar; para ello fueron desplegadas las
compañías de cazadores de los batallones "Valparaíso", "Carampagne", "Santiago" y "Cazadores del
Perú", que atacaron por la izquierda, por el centro y por la derecha.
Los defensores se batieron heroicamente durante algún tiempo hasta sucumbir casi en su totalidad
juntamente con el general Quiroz, sus jefes y sus oficiales; pues sólo así pudieron los restauradores
apoderarse de la nombrada posición de Pan de Azúcar a eso de las 11 de la mañana, con lo que había
terminado la primera fase de la batalla.
A partir de este momento, el Ejército unido Restaurador emprendió el ataque general sobre las
principales posiciones de Santa Cruz, desde la orilla opuesta del Rio Ancasch: "Un fuego redoblado
dio principio a esta escena sangrienta". El "Portales" atacó de frente contra el 4° de Bolivia,
adelantado de la línea principal; el "Cazadores del Perú" y medio batallón del "Huaylas",
comenzaron a flanquear la derecha crucista vadeando el Ancasch; el "Valparaíso", el "Carampagne",
el "Santiago" y la otra mitad del "Huaylas" llevaron su ataque sobre la izquierda de Santa Cruz,
apoyado por el fuego de dos piezas emplazadas sobre el camino principal y otras des en las faldas
del Pan de Azúcar,
Dos escuadrones del "Cazadores a Caballo" se colocaron sobre el mismo camino; el tercer
escuadrón del mismo, con los lanceros, carabineros y una pieza de artillería, seguía el movimiento
como reserva detrás del ala derecha a órdenes de Castilla.
Inmediatamente comenzó el fuego atronador en toda la línea, y ante el impetuoso ataque de los
restauradores cedió el 5 de infantería de la derecha confederada, pero, en cambio, fracasaron los
restauradores en el centro y la izquierda. Es entonces que los escuadrones chilenos, situados sobre el
camino principal, variaron a la derecha para restablecer el combate cargando sobre la izquierda de
Santa Cruz, pero tal carga ejecutada por una pendiente y un terreno cortado por zanjas y tapiales no
tuvo éxito, y los escuadrones fueron desordenados por el fuego contrario obligándolos a dispersarse
en dirección a su punto de partida seguidos por un escuadrón crucista.
"En esas circunstancias, cuando el ataque general de los restauradores había fracasado, el general
Bulnes impartió a todos los cuerpos la orden de retirada general; algunos de ellos comenzaron a
cumplir la orden. Al ser notado por el general Castilla el movimiento retrógrado, éste increpó a
Bulnes e hizo recomenzar la batalla que ya el comandante en jefe daba por perdida".
Con el escuadrón "Lanceros" y los batallones "Santiago" y parte del "Cazadores del Perú", se dirigió
(Castilla) a la extrema derecha, donde vadeó el Ancasch cerca de su desembocadura en el Santa,
para aparecer sobre el flanco izquierdo de la línea confederada, casi a espaldas de las tropas de la
División Moran. Este pudo, con el 69 de Bolivia, contener el ataque mientras pedía refuerzos a
Santa Cruz, el cual le envió al 1° y 29 de Bolivia, que había conservado como reserva.
Los bolivianos en un supremo esfuerzo de valor, se parapetaron tras de unos tapiales y cercos de
piedra para resistir con heroica desesperación el avance de los chileno- peruanos; pero sus esfuerzos
fueron ineficaces ante un brusco ataque de la caballería enemiga. El escuadrón "Escolta", pudo
contener momentáneamente, pero pronto fue arrollado.
A las 4 de la tarde, o sea después de cinco horas de sangrienta y porfiada batalla, todo estaba
perdido. La infantería del ejército protectoral, con excepción de los batallones 3° y 4° de Bolivia y
"Arequipa" del Perú, se condujo con flojedad, y las reservas se desbandaron arrastrando en su fuga
al Protector.
Quedaron en el campo de batalla, de parte del ejército de Santa Cruz, 2 generales y 2,400 soldados
muertos; cayeron prisioneros 3 generales, 9 coroneles, 155 oficiales y 2,000 soldados.

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Los restauradores perdieron 1 general, 2 jefes, 11 oficiales y 215 soldados muertos; heridos: 8
oficiales y 417 soldados.
El Protector, antes de consumada la derrota de su ejército, partió del campo de batalla y llegó a Lima
el 24 de enero. Aquí permaneció hasta el 28, fecha en que emprendió viaje a Arequipa a donde llegó
el 14 de febrero con la esperanza de organizar un nuevo ejército con las tropas que aún le quedaban
en el Norte, el Centro y en Bolivia, comandadas por Ballivián en Puno y Velasco en Tupiza.
Pero estos jefes, así como los seis mil hombres que llegó a reunir en Arequipa, entre soldados y
voluntarios, proclamaron la disolución de la Confederación. Velasco se había revolucionado en
Tupiza el 9 de febrero, y Ballivián en Puno el 17 del mismo.
Fue entonces que Santa Cruz, al ver consumada la caída de la Confederación, dimitió el mando el 20
de febrero y se trasladó a Islay, escoltado por el Batallón "Cuzco", donde se embarcó para Guayaquil
el 24 del mismo mes.
Tal fue la batalla de Yungay, con cuya derrota se derrumbó la Confederación Perú-Boliviana, cuyo
triunfo no fue exclusivo de las armas chilenas; pues debiose el éxito a los errores tácticos del
Protector, a la colaboración de fuerzas y jefes peruanos, a la acción disociadora de Ballivián y
Velasco encendiendo la guerra civil, y, por último, a la ausencia de los activos y valerosos generales
bolivianos como Braun, O'Connor, Ballivián y otros, que tanto habían colaborado en las pasadas
campañas.
Santa Cruz había tratado de elevar al Perú y a su patria a un alto grado de grandeza y de poderío
haciendo de ellas una Nación poderosa, pero que la traición y la deslealtad de los hombres echó por
tierra aquella bella concepción acusándole de ambicioso.
"La posteridad — decía Santa Cruz más tarde, — dirá si he merecido la aprobación Nacional, y si
durante mi Administración se organizó y se constituyó Bolivia haciendo entre los pueblos Hispano-
Americanos un papel honroso".
Y la posteridad dice ahora, a la distancia de un siglo, que Santa Cruz fue para el Perú y Bolivia un
Genio de profunda visión que, presintiendo horas desgraciadas para ambos pueblos, quiso unirlos
para formar con ellos un solo block, desde el Amazonas hasta el Bermejo.
La posteridad dice que al subsistir la Gran Confederación, sin el derrumbamiento de Yungay debido
a la traición de muchos malos bolivianos y peruanos, habría sido de incalculables beneficios para los
países confederados evitándose quizás los desastres del Pacífico y muchas otras desgracias que
asolaron durante un siglo a las patrias fundadas por las fulgurantes espadas de Sucre y de San
Martín.
A la distancia de un siglo, lejos ya de las pasiones que nublan todo juicio histórico cuando se trata de
juzgar los acontecimientos que se desarrollan en la vida de un pueblo, podemos ahora emitir juicios
sobre aquellos sucesos de la Confederación en los que el Ejército de Bolivia brilló conquistando las
páginas más puras de su historia, glorias que los hombres de aquel tiempo, los que iniciaron en el
Perú y en Bolivia la revolución Restauradora, no quisieron reconocerlas cegados por sus odios y
rencores, y las combatieron con gran apasionamiento y ofuscación.
Enseñanzas y experiencias. — Cuando llegó la segunda expedición chilena a las costas próximas a
Lima, el Protector debió darse cuenta que Chile era el último obstáculo que debía vencer para
imponer su voluntad. Por tanto, debió empeñarse con más diligencia, energía y decisión para
destruir este obstáculo. Pues el objetivo de Chile era destrozar la Confederación sin reparar ningún
medio.
Empero, prefirió, como en Paucarpata, entrar en arreglos pacíficos sin pensar que "un ejército que
abandona su país sufriendo las penalidades de una campaña, no llega frente a su objetivo para firmar
tratados y entrar en arreglos que no impliquen la obtención inmediata de la finalidad que pretende
alcanzar".
Esto, bajo el punto de vista político. En cuanto al aspecto estratégico, podemos anotar:
1º — Los Restauradores al desembarcar esta vez en el Norte del Perú, ocuparon un centro

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importante cortándolo del Sur, centro de las operaciones de las Confederados.
2° — Al apoderarse del Callejón de Huaylas, realizaron los primeros una retirada estratégica
rehuyendo la batalla decisiva porque no disponían de las tuerzas necesarias para ello. Además, 3l
terreno no era adecuado para que el ejército chileno pensara en emprender la ofensiva; tenía que
ganar tiempo mediante una defensiva estratégica hasta estar en condiciones de hacerlo. De ahí que
Gamarra hubiera buscado otro teatro de operaciones cerca de Trujillo, donde se organizaban nuevas
fuerzas.
3º — De una parte era necesario atraer al ejército confederado a un terreno que ofreciera facilidades
para el ataque o la defensa, y por otra convenía obligarlo a salir de las campiñas limeñas realizando
marchas y maniobras a fin de fatigarlo y desgastarlo atrayéndolo a un terreno accidentado y difícil.
4º — Cuando Santa Cruz avanzaba desde Lima con su ejército dividido, Gamarra pudo lanzarse a la
ofensiva batiendo una tras otra a las columnas confederadas.
5° — La colocación del Ejército Restaurador en San Miguel fue una espera estratégica "como la de
la araña en su tela", para atraer al adversario.
6° — "La constitución de las juntas de guerra, al decir del coronel Dellepiani, es un procedimiento
funesto ellas suprimen la voluntad única del jefe que debe poder ejercitar su capacidad sin limitación
alguna. En las juntas, donde las decisiones se someten al voto de los jefes que las forman, se adoptan
siempre los planes que proponen los pusilánimes y circunspectos, ya que las concepciones
luminosas y las resoluciones enérgicas corresponden a los menos o son patrimonio de lúcidos
cerebros que no todos poseen. Las decisiones adoptadas por mayoría, son opacas; las mentalidades
mediocres y los espíritus timoratos están siempre en mayor número en todas partes".
7° — Por otra parte, cuando Santa Cruz, después de su permanencia prolongada en Lima se decide a
marchar al encuentro de su adversario, inicia una ofensiva estratégica para luego terminar en el
puente de Buin al ser detenido por una débil retaguardia de Bulnes mediante un combate retardante,
lo que dio por resultado la inexplicable paralización de la persecución de Santa Cruz, cuyo espíritu
ofensivo había sido quebrantado.
Desde este momento el Protector se concreta a obrar defensivamente, es decir que la situación
estratégica había cambiado para ambos contendientes: Santa Cruz pierde la iniciativa en el ataque,
en cambio Gamarra, que se había mantenido a la defensiva hasta su llegada a San Miguel, recobra su
libertad de acción y se apresta aquí a la contraofensiva.
8° — Cuando Santa Cruz llegó a Yungay, a 15 kilómetros de San Miguel, no debió estacionarse en
aquel punto durante diez días, sino por el tiempo muy necesario, dos a tres días, para dar descanso a
su tropa, y luego lanzarse al ataque evitando así la reunión y descanso de las fuerzas enemigas y su
consiguiente reorganización.
Su inercia permitió que el ejército chileno, después de tomar aliento y de recibir refuerzos, tomara la
ofensiva.
En suma, la operación de Gamarra y de Bulnes en el Callejón, obedeció a una maniobra estratégica
para atraer a Santa Cruz en su interior, como la araña a la mosca.
En cuanto a la acción táctica de la batalla de Yungay, se puede hacer las siguientes consideraciones:
1° — Desde luego se echa de menos la falta de puestos de observación en el campo de los
confederados. Si hubieran destacado patrullas de caballería en dirección a San Miguel, no habrían
sido sorprendidos como ocurrió en su campamento de Yungay.
2º — Santa Cruz comenzó por dividir su ejército destacando una parte de sus fuerzas sobre el Pan de
Azúcar y el Punyán, situados a la banda opuesta del Ancasch a dos mil metros de distancia. Para los
fusiles de chispa y los cañones de ánima lisa de aquel tiempo, estaban dichas posiciones fuera de la
zona de fuego de su ejército. Le habría bastado destacar allí algunas posiciones de combate para que
éstas dieran aviso de la aproximación del enemigo, y luego retirarse sin empeñarse a fondo.
3º — EL parapeto que hizo levantar Santa Cruz para cubrir su línea, no tenía la altura suficiente con
respecto al enemigo que dominaba el terreno contrario. Tampoco hizo despejar el campo de tiro,

100
facilitando así el avance cubierto del enemigo hasta el borde del Aneasen.
4º — EI Protector descuidó su flanco izquierdo, que era la parte más débil de su línea y sin reservas;
pues fue por allí que el adversario pudo flanquearlo decidiendo el éxito del ataque. Por otra parte,
debido a la distancia considerable entre su línea y las reservas situadas a la derecha, así como su
caballería, no pudo acudir oportunamente, lo que dio lugar a que cinco escuadrones enemigos
pasaran el barranco en columna, formaran en línea y se alistaran para la carga sobre la infantería
confederada que defendía su referida ala izquierda.
5° — A estos errores se añade que el Protector empleó prematuramente sus reservas, de ahí que no
tuvo medios de resistencia que oponer cuando las colunmas enemigas pasaban el barranco, cerca del
río Santa.
6° — El resultado de la batalla habría sido tal vez favorable al Ejército Confederado, "si, como dice
el general Camacho, Santa Cruz, en lugar de formar su línea de defensa en la margen este del
Ancasch, la hubiera establecido en la del oeste, hubiera apoyado su derecha en el Pan de Azúcar y el
Punyán, guarnecidos, y su ala izquierda en el Santa, y si hubiera escalonado tras de dichas alturas
sus reservas y preparado entre ellas la defensa cubriendo su línea con trincheras-abrigo".
La posición que había elegido era defectuosa, pues tan sólo se distinguía desde allí la parte sur del
Pan de Azúcar; pero no la del norte, lo cual anuló su acción.
7° — Finalmente, hemos visto que cuando Bulnes vio que era ya difícil romper el frente de Santa
Cruz e impartía sus órdenes para que las tropas se retirasen dando por perdida la batalla, el general
Castilla había logrado salvar del desastre a los restauradores interviniendo oportunamente con su
caballería que estaba en el ala derecha.
Pues este general, dándose cuenta que aún era posible envolver el flanco enemigo, paralizó la
retirada y se lanzó con vigor desmoralizando a las pocas reservas santacrucinas, con lo cual pudo
obtener la más completa victoria.
Con esta acción táctica (contraofensiva) pudo comprobarse que nunca debe tenerse por perdida una
acción mientras haya fuerzas de qué disponer y un jefe de voluntad y decisión que sepa levantar la
moral de las tropas aún en los momentos mismos de la derrota.

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CAPÍTULO VI

CAMPAÑA DE 1841

Situación política de Bolivia. — Con la caída de Santa Cruz y el derrumbe de la Confederación


Perú-Boliviana a consecuencia de la derrota de Yungay, Bolivia había ingresado a un periodo de
anarquía política que duró hasta el año 1841.
Estaba en la misma situación caótica que el Perú entre los años 1830 y 35, es decir que la República
fue convulsionada con repetidos movimientos revolucionarios inspirados o dirigidos por caudillos
que ambicionaban apoderarse del mando invocando unos, como Velasco y Ballivián, la
Restauración, y otros, como Agreda, la Regeneración o sea el retomo de Santa Cruz al poder.
Después vemos alzarse a Ballivián, en junio de 1839, contra la Asamblea Constituyente que eligió a
Velasco, jefe de los restauradores, como Presidente de la República, disgustado por no haber sido
tomado en cuenta su nombre. La revolución la ejecutó apoderándose de los batallones 6°, 7º
"Carabineros" y 2° de Caballería, pero fue debelada.
Once meses después, en noviembre de 1840, se amotinaba en Oruro el Batallón "Legión" en favor
de Ballivián. Siete meses más tarde, en junio de 1841, estallaba en Cochabamba otra revolución
dirigida por el coronel Agreda, invocando la Regeneración y la vuelta de Santa Cruz al poder, a
consecuencia de la cual fue derrocado el Presidente Velasco.
El coronel Agreda se encargó del Poder Supremo mientras llegase el caudillo invocado (Santa Cruz)
que se encontraba en el Ecuador.
La Regeneración, que nació sin el concurso de la opinión uniforme del país, vino a complicar la
situación de la república, pues los levantamientos ocurridos en Potosí ,Sucre, Santa Cruz y Tarija,
conmovieron aún más al País, aunque fueron contenidos por Agreda. Pacificada momentáneamente
la República, fue nuevamente convulsionada con la insurrección del Batallón 5º, en septiembre de
1841, proclamando Presidente al general Ballivián. De tal suerte que la Regeneración duró tan sólo
tres meses.
Y así vemos que desde febrero de 1839, el Ejército de Bolivia se vio anarquizado y arrastrado por la
vorágine revolucionaria luchando en favor de distintos caudillos como Velasco, Ballivián, Santa
Cruz y otros, facilitando de este modo la invasión del ejército peruano que no tardó en producirse.
Antecedentes de la invasión. — Con la lucha política entablada entre Velasco y Ballivián, el
general peruano
Agustín Gamarra, que había asumido la presidencia del Perú en julio de 1840, vio que el partido de
Santa Cruz tenía mayor probabilidad de llegar al poder, y decidió intervenir en la política boliviana
en forma enérgica.
Pues desde enero de 1840 había solicitado autorizaron al Consejo de Estado de Lima para invadir
Bolivia, y con tal motivo se aproximó hasta Puno.
Ballivián llegó a La Paz el 27 de septiembre de 1841 y se invistió del Mando Supremo, con lo cual
había desaparecido el temor de que Santa Cruz asumiera nuevamente el gobierno de Bolivia. Así se
lo comunicó a Gamarra en una carta autógrafa, manifestándole por otra parte que su anhelo era
continuar cultivando con el gobierno del Perú las suenas relaciones que existía entre ambos países.
Gamarra, indiferente a estas pacíficas insinuaciones, no se detuvo en sus propósitos; su afán no era
sólo neutralizar a los santacrucinos sino separar el departamento de La Paz de la nacionalidad
boliviana para anexarlo al Perú, "con el que tenía los mismos vínculos raciales y políticos".
En consecuencia, movió su ejército desde Puno para Invadir Bolivia. Ante esta actitud, el Presidente
Ballivián, resolvió enviar una comisión cerca del general Gamarra, para presentarle "una protesta
contra la ocupación violenta leí territorio nacional, si despreciando los medios de conciliación,
insistía en su bárbaro designio".
Gamarra persistió en su propósito y continuó en su avance. Pues la desorganización y la anarquía en

102
que vivía Bolivia, hizo creer al general peruano que en los bolivianos estaba, como en 1828, ausente
el sentimiento de la nacionalidad, y se lanzó a su invasión aprovechándose de tan feliz contingencia.
Pero los bolivianos depusieron sus odios y rencores. El expresidente Velasco, que se encontraba en
el Sur, tuvo un rasgo de generosidad patriótica, no sólo renunciando a presidencia sino que envió a
Ballivián una división de más de 1,200 hombres, la mayor parte de caballería, que labia organizado
para enarbolar nuevamente el pendón revolucionario.
Además, le envió gran cantidad de fusiles de nuevo modelo, con sus respectivas municiones (fusiles
anoverianos de doble dotación llamada bala y balín). Este armamento, que había sido tomado por
Velasco en la frontera los emigrados argentinos que huían del tirano Rosas, fue enviado a Ballivián
con el coronel Carrasco a quien le dio el siguiente mensaje: "Diga usted al general Ballivián que yo
no seré el Orbegoso del Perú; que toda la fuerza de la República y sus recursos están a su
disposición para la defensa del país".
Velasco se retiró después a Yavi (Argentina) a fin de que su persona no inspirase recelos. Los
partidos políticos en que estaba dividida la República dieron también pruebas de patriotismo
aunándose bajo el común interés de la defensa nacional. Esto fue lo que salvó a Bolivia.
La invasión. — La Segunda invasión efectuada por el general Gamarra a Bolivia, no fue sino el
resultado de las luchas políticas en las que los caudillos engendraron odios y rencores destruyendo y
desviando al Ejército de su misión.
De ahí que Gamarra, el gratuito enemigo de Bolivia que especiaba desde Puno tales trastornos
políticos, halló propicia la ocasión de invadirlo y movió su ejército de seis mil hombres bien
armados y equipados el 14 de septiembre de 1841 tomando la ruta de Lampa, Pucará, Huancane y
Moho, hacia la población boliviana de Huaycho (hoy Puerto Acosta), a donde llegó el día 2 de
octubre, para luego continuar a Escoma, Carabuco, Ancoraimes, Achacachi Huarina, Pucarani, Laja
y La Paz, a donde ingresó el día 19, después de haber dirigido desde la frontera una proclama en la
que decía:
"Bolivianos: El magnánimo pueblo que me confió sus destinos y que está ligado al vuestro por las
simpatías más pronunciadas, me impone el deber de auxiliaros en el conflicto de los partidos que
dilaceran actualmente las entrañas de vuestra república; vuestros gemidos, vuestros clamorosos
acentos han traspasado de dolor el pecho de todo peruano; dejaros hecho la presa de la fracción
insensata que os subyuga, más que neutralidad vendría a ser una criminal indolencia...".
Ante la inevitable Invasión, Ballivián comenzó a organizar con actividad extraordinaria el ejército,
demandando al país contingentes de hombres, armas, dinero, caballos, etc., por medio de ardientes
proclamas.
Luego, al tener conocimiento del avance enemigo, se apresuró en desocupar la ciudad de La Paz el
día 4 de octubre con sólo el Batallón 5°, para seguir por los pueblos de Laja y Pucarani hasta
Huarina, en tanto que el resto del ejército y los guardias nacionales se concentraban en Sicasica.
En Laja lanzó un decreto el día 7 declarando la paria en peligro, llamando a las armas a todos los
bolivianos, desde la edad de 15 a 50 años; invitando a los particulares a poner a salvo sus intereses y
ganados; premiando a cuantos se distinguiesen en el servicio y defensa de la patria y, por último,
dando el término de 24 horas para que se presentasen los comprendidos en los llamamientos.
Expedido el anterior decreto, lanzó el siguiente manifiesto a la Nación:
"Bolivianos: El enemigo constante de Bolivia, el General Gamarra, sordo a la voz de la razón y de
justicia, inconsecuente a los mismos principios que ha proclamado, y haciendo alarde de su mala te
y perfidia, se ha introducido a marchas redobladas a nuestro suelo; suponiéndonos divididos y
debilitados por nuestras disensiones pasadas, ha creído que llegó el momento oportuno de
humillamos, imponernos la ley, desmembrar nuestro territorio y saciar su negro encono, sus
añejas pretensiones y cubrirnos de oprobio, de desolación y de duelo. Aparentando un hipócrita
deseo de sostener mi causa, cuando sabe bien que el Gobierno actual de Bolivia no necesita ni ha
exigido nunca e1 apoyo de bayonetas extranjeras, se ha quitado la máscara con que hasta aquí no

103
pudo encubrir sus malignas intenciones.
"Compatriotas: Las solemnes protestas del Gobierno y sus dirigentes y sinceras insinuaciones de
paz y armonía no han sido escuchadas: muy luego veréis lo invocando la amistad de algún otro
partido, porque su objeto es busca: pretextos para dividimos y despedazarnos. Pero ¿podrá ahora
alucinar a ningún boliviano? No, porque todos le conocéis bastante.
"Bolivianos: Solamente el General Gamarra es capaz de un atentado tan escandaloso: la
autorización que le otorgó el Consejo de Estado de su patria, para hacer la guerra los partidarios del
General Santa Cruz, ha cesado desde que terminó su objeto; él mismo lo tiene declarado de
antemano. No queda, pues, ninguna duda de que este hombre funesto, jamás tiene pudor de ser
malvado.
"Bolivianos todos: Unidos en torno del Gobierno: ayudándole a defender la patria y vuestros
intereses, y estar seguros de que el General Gamarra encontrará su tumbe en el suelo boliviano que
aborrece de corazón: que llegó el momento en que el Perú se liberte para siempre de este hombre
aciago que detesta y de que la gloria colme vuestros esfuerzos. — José Ballivián. — Cuartel General
en La Paz, 7 de octubre de 1841".
Operaciones estratégicas. — Al día siguiente 8 de octubre, reforzado ya Ballivián con nuevos
elementos de guerra, avanzó de Laja a Pucarani, desde donde dirigió a Gamarra, que se encontraba
en Achacachi, una comunicación privada, en contestación a otra de éste, del día anterior, no sólo
reprobando la invasión, sino rogándole en nombre de su amistad que retrocediera con su ejército
para evitar consecuencias que podían sobrevenir, caso de seguir adelante.
Como Gamarra no quiso escuchar nada, y en vista de lo diminuto y mal armado de su ejército,
Ballivián resolvió retirarse al interior de la República, y el día 10 levantó su campo de Pucarani y se
trasladó a San Roque de Ocomisto, al mismo tiempo que Gamarra avanzaba en la misma fecha hasta
Pucarani y campaba en la hacienda Huayrocondo.
El 11, Ballivián continuó su retirada hasta la Ventilla, con la seguridad de que el ejército de su
adversario no bajaba de siete mil hombres, debido a que el día 9 había sido apresado en Huarina
nada menos que el Jefe de Estado Mayor peruano, coronel Mendoza, y su ayudante, por una
avanzada enviada desde Pucarani a órdenes del comandante Juan José Pérez, Por los documentos y
listas de revista que llevaban estos primeros prisioneros se comprobó el efectivo del ejército
adversario.
De la Ventilla levantó Ballivián su campamento hasta Iñupampa y de allí siguió hasta Calamarca,
donde se situó durante algunos días, mientras que Gamarra, después le haber permitido que fueran
saqueados hasta los templos de Huarina y de Pucarani, continuaba avanzando por Sacadura hasta
Chonchocoro, punto situado entre Viacha La Paz, donde tuvo lugar una pequeña acción de armas,
orno veremos más adelante.
Ballivián dejó el pueblo de Calamarca el día 13 y fue a situarse en Ayoayo, donde se dedicó a
organizar su ejército con algunos contingentes, sumando apenas 1,500 hombres. Luego continuó
sobre Sicasica donde hizo alto en su retirada.
Mientras tanto, Gamarra, después de haber avanzado hasta Colpani el 18 de octubre en seguimiento
de Ballivián, contramarchó a La Paz al día siguiente, situando su ejército en las afueras de la ciudad
o sea en la planicie del Panteón.
Acción de Chonchocoro. — Cuando Gamarra llegó a Chonchocoro, destacó dos escuadrones bajo
las órdenes leí coronel Agustín Lerzundi, para que observara el ejército boliviano en Calamarca.
A su vez, Ballivián había dejado también a retaguardia una gruesa patrulla compuesta de doce
oficiales y ocho soldados al mando del comandante José Aguilar, para que vigilase los movimientos
del enemigo.
Fue entonces que Gamarra, informado de la proximidad de la patrulla, envió a Lerzundi a que la
capturara a todo trance; pero, Aguilar, que se encontraba en la Ventilla, comprendiendo que no
podría luchar contra dos escuadrones, emprendió la retirada por el mismo camino a Calamarca; y

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cuando la verificaba, se lanzó el enemigo sobre su débil fracción. Los bolivianos, viéndose
hostigados tan de cerca, hicieron frente por tres veces, conteniendo a sus perseguidores; "nada
menos que Aguilar y el teniente Castro, le llamaban a voces a Lerzundi, desafiándolo a combate
singular".
Después de un tiroteo nutrido cayeron prisioneros los oficiales bolivianos Guilarte, Talavera,
Irigoyen y Larrea, así como cuatro individuos de tropa, porque sus cabalgaduras se hallaban tan
cansadas que no podían dar un paso. El coronel Lerzundi no sólo rehusó el duelo, sino que, dando
media vuelta con sus escuadrones, se retiró precipitadamente hasta Chonchocoro, donde "se
felicitaron mutuamente por tan heroica hazaña, considerándola como señal inequívoca de futura
victoria; y tanto que Gamarra hizo especial recomendación de Lerzundi ante la consideración de su
ejército".
Combate de Mecapaca (22 de octubre de 1841). — A la aproximación del ejército peruano, el
Prefecto de La Paz había abandonado la ciudad para retirarse con algunos empleados públicos y
vecinos particulares al pueblo de Mecapaca, situado en el Río Abajo, a 30 kilómetros al sudeste de la
ciudad.
Cuando Gamarra, después de su llegada, supo que se habían refugiado en la referida localidad las
autoridades paceñas huyendo de la invasión, y en la creencia de que allí podía existir armamentos,
destacó al Batallón "Legión" y un escuadrón de caballería al mando del general San Román.
Ballivián, que había recibido aviso en Topoco, más allá de Ayoayo, del avance de tal destacamento
enemigo, envió a su vez cuatro compañías del Batallón 5º y una mitad del "Coraceros", al comando
del coronel Basilio Herréra, con orden expresa y terminante de que procurase tomarle la retaguardia,
cortarle la retirada y batirlo según la oportunidad; y en caso contrario dispersar sus fuerzas en
retirada si acaso los contrarios fuesen superiores a la suya para no comprometerse en una lucha
desigual.
En Amachuma supo Herrera que las fuerzas enemigas eran el doble que las suyas y que habían
sorprendido al Prefecto en Mecapaca. Pero olvidando las órdenes recibidas, se dirigió a sorprender
al enemigo. Herrera sufrió algunos contratiempos durante su marcha, y según una versión su demora
provino a que el ordenanza que llevaba su caballo de guerra (el Choco), se retrasó obligándole hacer
alto antes de su entrada en el pueblo. Además, Herrera cometió la torpeza de hacer tocar diana al
ingresar a Mecapaca, lo cual dio lugar a que la infantería peruana, alojada al final del pueblo, se
alistara para el combate, sin poder evitar el desastre que sufrió su caballería, la que fue batida y
dispersada, pues ésta se hallaba alojada en la entrada de la población.
Entre tanto, las tropas peruanas habían ido a situarse en las alturas de la hacienda Ahuir-Katu.
El terreno. — El pueblo de Mecapaca está situado en la margen izquierda del Río de La Paz, a 30
kilómetros de la ciudad, en la quebrada del Río Abajo, en cuyas orillas se levantan colinas pobladas
de bosque bajo, pero tupido, peñascos inaccesibles, cubiertos de arbustos espinosos que impedían la
vista desde la encajonada playa del río. Las avenidas han formado a derecha e izquierda de la
quebrada barrancas altas y cortadas casi a pique.
Herrera dio la orden de ataque, y comenzó el ascenso en desorden ante un fuego mortífero de
fusilería trepando por entre riscos y pedrones, luchando contra las malezas y deteniéndose cada cual
como podía para hacer fuego hacia la altura y continuar ascendiendo.
La lucha duró dos horas y cuarto y fue harto desigual; pues parapetados los peruanos detrás de los
árboles y matorrales, hacían fuego impunemente. Los bolivianos, en algunos momentos de
despecho, intentaron subir las barrancas, mas esto les era imposible, hasta que agotadas las
municiones, Herrera mandó tocar retirada, lo cual no oyeron los soldados, ya fuese por el estruendo
del combate o porque se habían alejado demasiado; por cuya consecuencia cayeron 21 prisioneros.
Además, experimentó la baja de tres oficiales y 68 hombres de tropa, entre muertos y heridos. A su
vez, los bolivianos tomaron también algunos prisioneros.
Por confesión de algunos jefes enemigos se supo después que éstos habían perdido en la refriega

105
todas las mochilas, la caballada, la mitad del armamento y más de tres cuartas partes de las fuerzas
destacadas sobre Mecapaca. El general San Román, creyéndose perdido al comenzar el combate,
tuvo que fugar a caballo en pelo hasta La Paz dejando sin comando a sus tropas.
Tres días después el Batallón 5° estuvo completamente organizado en Sicasica, y el general
Ballivián decía:
"Con soldados que se repliegan al ejército después de un desastre, se puede tener segura la
victoria".
Ofensiva del Ejército Boliviano. — Durante la permanencia de Ballivián en Sicasica, que fue de 25
días, se ocupó en organizar su ejército.
Para formar un nuevo batallón, hubo de sacar de cada unidad de infantería la 6a. compañía y con
ellas formó el Batallón "Vencedores" (alusión a la derrota de Mecapaca). El 3 de noviembre se le
incorporaron además de la división que le envió el general Velasco, el Batallón 12, de Oruro, y luego
la Columna "Ballivián", de Cochabamba, y los escuadrones "Coraceros", "Guias" y "Dragones" a las
órdenes del general José María Silva.
Luego se puso a instruir y disciplinar a sus tropas, y el 13 de noviembre, considerando a su ejército
en condiciones de tomar la ofensiva, se puso en marcha y avanzó hasta Ayoayo, donde se le
incorporó el Batallón 10 que llegó desde Potosí a marchas forzadas, el día 16.
Este mismo día el ejército se ponía en marcha sobre Calamarca. En momentos de partir, dirigió
Ballivián a su tropa la siguiente proclama:
"Soldados: Os vais a encontrar en la batalla más célebre que pueden ofrecer a la posteridad los
fastos de nuestra historia militar, porque de ella depende la gloria de la patria y sus progresos. En el
siglo de la libertad y de las luces, se va a presentar otra vez uno de aquellos bárbaros espectáculos de
la Edad Medía: un pueblo combatiendo por sus derechos contra un ejército de vándalos,
capitaneados por el General Gamarra, cuyo descrédito os es bien conocido y 10 es en toda la
América.
"Soldados: Vais a cumplir el deber más sagrado que el cielo y el honor parecen imponer a los
valientes: salvar la patria de la conquista, de la humillación y de la esclavitud. Cumplidlo, pues, y un
millón y medio de habitantes os llenarán de bendiciones. El mismo Perú se mostrará agradecido por
haberse libertado con vuestro dolor del viejo déspota que lo deshonra; y el mundo todo os
contemplará con admiración, porque la causa de la libertad es la causa de todas las naciones, y
porque la justicia tiene en su favor las simpatías y el voto de todos los pueblos.
"Camaradas: Pocos días de privaciones y de fatigas y algunos minutos de un valor decidido, van a
salvar a Bolivia y a presentarla respetable para siempre. Una Inmensa gloria coronará vuestros
esfuerzos y se eternizarán vuestros nombres en las edades venideras. Contemplad sobre la magnitud
de la obra que os está confiada y no vacilaréis ni un momento en arrojaros sobre los bárbaros
invasores, para desaparecerlos de nuestro suelo y para morir o vencer con vuestro General y
compañero. — José Ballivián. •— Cuartel General en marcha, a 16 de noviembre de 1841".
El 17, después de haber oído misa con todo su ejército en la plaza de Calamarca, marchó sobre
Iñupampa donde hizo alto.
Estaba a 10 kilómetros del enemigo.
Mientras tanto, el ejército de Gamarra permanecía en la planicie del Panteón de La Paz. Pero
pasados 15 días tuvo que evacuar la ciudad por haberse presentado una epidemia de disentería; pues
en aquellos 15 días el ejército peruano sufrió la baja de cerca de un millar de soldados en los
hospitales. A esto se sumaba también la constante hostilidad de las montoneras paceñas contra los
invasores que no podían alejarse de su campamento.
Comprendiendo Gamarra que de continuar así perdería su ejército sin combatir, resolvió trasladar su
campamento a Viacha. Pero antes pactó con Ballivián un armisticio de 25 días; pues si Gamarra
necesitaba reorganizar su ejército, a Ballivián le convenía con mayor razón esa tregua.
Gamarra se retiró a Viacha el 3 de noviembre, y aquí se atrincheró en los extramuros del pueblo con

106
frente a Calamarca por donde esperaba la aparición de su adversario.
En el cerro de Santa Bárbara, al N.O. de Viacha, emplazó su artillería contando con que esa altura
aislada en media pampa le permitía batir en todas direcciones para apoyar a su infantería.
Mientras ambos adversarios se alistaban para librar la memorable batalla de Ingavi, ocurrían en el
Norte los siguientes episodios.
Acciones de Huarina y Tiquina. — "Era el caso que en las provincias peruanas de Chucuito y
Huancané, se había formado otro cuerpo de infantería y un regimiento de caballería, comandados
por un coronel Montoya, que venia rápidamente a incorporarse al ejército de amarra, trayendo
provisiones de boca y vestuarios en cantidad considerable.
"Los nacionales de nuestras provincias de Omasuyos y Larecaja, que se habían armado y organizado
en montoneras para hostilizar por retaguardia al enemigo, a la noticia de la aproximación de
aquéllos a Huarina, se replegaron a las alturas y al amanecer del 16 de noviembre, cayeron sobre
ellos en Huarina, donde se libró un reñido combate de dos horas saliendo al fin derrotados por el
gobernador de Omasuyos, don Antonio Acosta y por un señor Aranda.
«Los derrotados en Huarina, no pudiendo seguir ya el camino a La Paz, tomaron la ruta de Tiquina,
donde les dieron alcance los nuestros al día siguiente y los derrotaron nuevamente, después de ligero
tiroteo. El resultado fue que los derrotados de Tiquina, no encontrando por dónde escapar mejor, se
embarcaron apresuradamente en grandes balsas de totora y cruzaron el estrecho no sin el peligro de
ahogarse por la precipitación, hasta ganar la orilla opuesta , un oficial peruano, que no alcanza a las
balsas que ya cruzaban velozmente, botó la montura y cabalgándose en pelo en su caballo, se lanzó
al agua y cruzo el mismo estrecho salvando muy apenas hasta incorporarse con los suyos y seguir
todos la retirada por Yunguyo a Pomata . (Aponte).
Movimientos tácticos de ambos adversarios. — (Croquis Nº 17). - Después de algunas horas de
descanso en Iñupampa. Ballivián puso a su ejército en marcha a horas 2 de la tarde del 17 en líneas
paralela apoyando sus flancos con la caballería. En este orden avanzo hasta ponerse a tres
kilómetros del enemigo, el cual desplegó su caballería creyendo que Ballivián se lanzaba al ataque
de sus posiciones, apoyando su ala derecha en el cerro de Santa Bárbara, donde ya hemos visto que
empleó su artillería y su infantería en los parapetos construida delante el pueblo.
Ballivián, que no tenía idea de atacar al enemigo en sus posiciones fortificadas, desdeñó las
demostraciones de Gamarra y siguió avanzando hasta Choquenaira, desde donde desvió hacia el
Este, dejando a su izquierda al enemigo. Se dice que este movimiento obedeció impedir la
incorporación del Batallón "Puno" que iba desde La Paz a incorporarse al ejército de Gamarra, lo
cual es inverosímil no es posible que Ballivián hubiera desviado su ofensiva principal para "dar caza
a un batallón con todo su ejercito.
Posiblemente el general Ballivián trató de sacar a su adversario de sus fortificaciones de Viacha, a
eso obedeció tal movimiento inclinándose a la derecha, con dirección a Umachua, que está a un
cuarto de legua del pueblo. Allí hizo alto esa tarde para vivaquear; colocó su ejército con frente al
enemigo apoyando su derecha en los pantanos allí existentes, después de haber hecho un
reconocimiento prolijo del terreno.
Como la línea de batalla de Gamarra estaba orientada al Sur, cuando vio que el enemigo se situaba
sobre su ala izquierda» dispuso el general peruano que durante la noche del 17 abandonaran sus
tropas la primera posición de Viacha, que quedaba inútil por la falsa maniobra de Ballivián, y que se
dirigiesen al Sudoeste para cortar a los bolivianos de su línea de Calamarca.
El ejército peruano se estableció, por consiguiente, en el caserío de Limani, con frente al Norte,
orientado hacia los pantanos de Viacha, donde hemos visto que Ballivian había apoyado su derecha.
Ambos ejércitos quedaron uno frente al otro; Gamarra con la espalda hacia Calamarca.
El terreno. — El sitio donde se libró la histórica batalla, es una llanura donde se pierde de vista el
horizonte, teniendo al Oeste la cadena de las colmas de las Letanías, el cerro de Pan de Azúcar y el
pueblo de Viacha muy cerca del cerro de Santa Barbara, y al Este las quebradas de La Paz y de

107
Achocalla.
Desde Umachua se extiende hacia el Sur un pantano hasta cerca de ingavi, en la longitud de una
legua. Este paniano, cubierto de pajonales, esta seco durante el invierno, pero apenas comienzan las
lluvias se reblandece el terreno y forma pantanos intransitables.
Poco después de haber anochecido (día 17) comenzó a caer abundante lluvia que se prolongó por
más de cinco horas, hasta media noche.
La pampa, en general, tiene una ligera pendiente ascendente hacia el Sud.
Composición de los ejércitos. — El Ejército Boliviano, después de haber concluido su
organización entre Sica-sica y Ayoayo, quedó constituido en la siguiente forma:
Infantería: J. 0. T.
Batallón 5º 4 31 480
“ 6º 3 33 464
“ 7° 3 30 432
“ 8º 3 33 458
“ 9º 3 27 436
" 10º. 2 18 287
" 12º. 4 35 481
Total ... ... ... .... 22 207 3.038

Caballería: J. 0. T.
Escuadrón "Coraceros" .. ... 3 15 114
“ “Coraceros" 2º .. ..'.. .. .. 3 13 112
“ "Coraceros" 3° .. .. .. .. .. 2 12 120
„ "Coraceros" 4° .. .. .. .. .. 3 22 116
“ "Guias" ...... ... ... ... ... 2 15 102
“ "Húsares" ... ... ... ... ... 3 14 111
Total ... ... ... ... 16 91 675

Artillería: J. 0. T.
Escuadrón "Volante", 6 piezas .... ... .. 2 11 69
Por el cuadro anterior se ve que el total de efectivos con que contaba el Ejército de Bolivia, era de
40 jefes, 309 oficiales y 3.782 en tropa.
Lo comandaba el general José Ballivián, siendo su Jefe de Estado Mayor, el general Manuel
Sagárnaga.
En cuanto al Ejército Peruano, contaba con los siguientes efectivos:
Infantería:
J. O. T.
Batallón "Ayacucho" ....................... 2 29 726
" Legión" ………................... 2 22 634
" Cuzco" ............................... 2 24 537
" Salaverry" …………............ 2 24 534
" Punyán" ............................ 2 26 614
" Puno" ................................ 2 24 699
" Yungay" ............................ 1 24 618
Total ... ………….... ... ...... 13 173 4.362
Caballería:
J. 0. T.
Escuadrón "Franco Tiradores" ....................... 2 13 224
“ "Cazadores" ............................. 2 10 143

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“ "Húsares de Junín" ........................ 2 14 158
“ "Coraceros" ............................ 3 12 164
" "Granaderos" .......................... 2 11 120
Total .............................. 11 60 809

J. O. T.
Artillería: 8 piezas …………………................. 1 13 94
El total general del Ejercitó del Perú, como se ve, era de 25 jefes, 246 oficiales y 5.265 en tropa.
Día antes de la batalla, el ejército peruano tenía como comandante en jefe al general Castilla, siendo
Gamarra el director de las operaciones; "pero, los jefes de los batallones estaban descontentos con
aquél y frente al enemigo se produjeron algunas quejas que tenían tendencias a degenerar en
rebelión. Gamarra anoticiado de esto, relevó a Castilla encargándole del mando de la caballería;
nombró al general San Román para el comando general de la infantería, y asumió personalmente el
cargo de general en jefe".
La batalla. — Amaneció el jueves 18 de noviembre de 1841. Desde la madrugada, el ejército
invasor estuvo en .pie, todo él vestido con uniforme de gala y saludó la aurora con descargas de
artillería y dianas, recibiendo igual contestación.

CROQUIS No 17

Gamarra hizo beber a sus soldados una taza de aguardiente mezclado con pólvora, diciéndoles
enfáticamente: "Camaradas, vamos a almorzar al ejército boliviano y a comer a la ciudad de La
Paz".
"Los batallones peruanos desplegados en línea se encontraban cubiertos a su frente por delgadas
guerrillas cuyo tiroteo se inició muy de mañana. Gamarra había repartido la caballería a la derecha e
izquierda de su línea, teniendo, además, en cada ala, una columna ligera de infantería, formada por
los cazadores de los cuerpos; la artillería fue intercalada entre las unidades de primera línea; como
reserva quedaron los batallones "Puno" y "Ayacucho", en segunda línea, detrás del centro,
permaneciendo con ellos
el comandante en jefe".
A las 9 de la mañana el general Gamarra emprendió un movimiento para desbordar el dispositivo de
Ballivián por la izquierda de éste. Los bolivianos esquivaron el desbordamiento cediendo el terreno
en esa ala, de tal suerte que su línea quedó formada entre los pantanos y la casa de hacienda de
Ingavi, tras de la cual se situó el Batallón 5°, habiendo quedado definitivamente formada la línea

109
boliviana en el siguiente orden:
Derecha: Escuadrón "Guías", dos piezas de artillería y los batallones 10 y 12. Centro: Batallones
6° y 8º. Izquierda: Batallón 5°, cuatro piezas de artillería y los escuadrones 19 y 4° de "Coraceros".
Reserva: Escuadrón "Húsares", batallones 7° y 99 y escuadrones 2° y 3° de "Coraceros".
"En uno de sus desplazamientos, Castilla ordenó al coronel Arróspide, jefe de los Coraceros, que
cargara para destruir las columnas bolivianas que en su repliegue presentaban el flanco. Pero, dado
el mal espíritu que reinaba en el ejército, este coronel se negó terminantemente a cumplir la orden".
Con objeto de tomar el flanco del ejército enemigo y obligarlo a avanzar más, Ballivián desplegó la
compañía de Cazadores del Batallón 8", cubriéndola con una mitad del "Huáscar, con orden de
retirarse poco a poco, Cuando la línea enemiga hizo su movimiento de aproximación atraída por los
cazadores, éstos se replegaron y el 8° avanzó a paso de carga.
De súbito, las nubes que cubrían aquella mañana el cielo, se despejaron presentándose el sol en
medio de un parhelio. Ballivián, aprovechando de tan feliz coincidencia, arengó a sus tropas:
"¡Soldados!:'El cielo ha desplegado, nuestra bandera; y nos anuncia la victoria: ¡A vencer!".
Y pocos momentos después cuando el enemigo atraído al terreno elegido se presentó a doscientos
metros Ballivián, comprendiendo que había llegado el momento decisivo, arengó a sus tropas con
esta sentenciosa y enfática proclama, que la historia de Bolivia ha grabado en sus páginas con letras
de oro:
"¡Soldados!: ¡A esos enemigos que tenéis al frente los veréis desaparecer como las nubes
cuando las bate el viento!
Ya en pleno combate, Gamarra con la obsesión de desbordar el ala izquierda boliviana, dedicó todo
el esfuerzo de sus tropas a buscar tal resultado haciendo avanzar y alargar su derecha; pero los
sucesivos avances de esta ala originaron cierto desorden en sus filas que Ballivián supo explotar,
ordenando que sus batallones se lanzaran ciegamente al ataque; al mismo tiempo que lanzó su
ataque frontal, alargó adelante su derecha amenazando a los peruanos con cortarles su línea de
retirada por el oeste, interponiéndose entre ellos y la dirección general del Desaguadero.
"En este momento de crisis, la caballería peruana que formaba en el ala Izquierda se separó hacia el
oeste para guardar la línea de retirada, que veía amenazada. abandonando su primitivo
emplazamiento. Este movimiento, inoportuno, tuvo consecuencias, pues San Román interpretando
mal la finalidad que tenía, sacó de la línea dos batallones y un escuadrón con los que abandonó el
campo encaminándose en dirección general de Viacha.
"Entonces los bolivianos, al ver esta disgregación da las tuerzas peruanas, redoblaron sus esfuerzos
y la caballería peruana de la izquierda, engañada a su vez por el movimiento del general San Román,
comenzó a abandonar el campo". (Dellepiani).
Mientras tanto, el general Gamarra, que se encontraba al centro de la línea de 'batalla contemplaba
nervioso él desarrollo de la lucha, y al ver el gran número de proyectiles que caían a su alrededor,
exclamaba. “he asistido a cien batallas, y jamás he visto una lluvia semejante de balas “ A poco
caía mortalmente herido por una bala y un balín.
Cuando los soldados de los batallones "Cuzco", "Punyán" y "Yungay" vieron caer a su jefe, se
dispersaron a las voces de "el Presidente ha muerto", en tanto que Castilla trataba de sostener la
batalla con los dispersos que reunía, pero también fue hecho prisionero. San Román, a su vez, se
retiraba al Desaguadero, cuyo puente cortó para evitar la persecución, impidiendo el paso del resto
de su ejército "que quedó dentro de una verdadera trampa", en número de 3.200 soldados, 150
oficiales, 24 jefes y un general.
Las pérdidas sufridas por ambas partes fueron:
Ejército boliviano: 6 jefes y oficiales muertos y 29 heridos; 208 soldados muertos y 432 heridos.
Ejército peruano: un general y 34 jefes y oficiales muertos y 15 heridos; 500 soldados muertos y
442 heridos.
Los trofeos tomados consistieron en 4 banderas, 8 piezas de artillería, 3.400 fusiles, 200 lanzas,

110
sables, municiones y cuanto contenía el tren militar del enemigo.
Concluida la batalla cerca de la una de la tarde, Ballivián destacó algunas tropas para que iniciaran
la persecución a los fugitivos que habían tomado la ruta del Desaguadero y de Achacachi, mientras
él redactaba el siguiente oficio que lo envió al Prefecto de La Paz, a horas 2 de la tarde:
"¡Gran victoria en los campos de Ingavi! •— Campo de batalla, al frente de Viacha, 18 de
noviembre de 1841, a horas dos de la tarde.
"A S. G. el Prefecto del Departamento de La Paz.— Señor: Acaba de cumplir el Ejército de mi
mando con el deber más sagrado que la naturaleza impuso al hombre: salvar a su patria de la
conquista, de la humillación y de la esclavitud; en cincuenta minutos de un ataque impetuoso, en
que se comprometieron tres armas a la vez, hicieron conocer los bolivianos que nacieron libres y que
la independencia de su patria no será jamás nunca arrebatada.
"A presencia de los dos gigantes del nuevo mundo: el Illimani y el Illampu, y sobre los llanos de la
ciudad de La Paz, ha tenido lugar a las doce del día la célebre batalla que acaba de poner a
disposición del Ejército boliviano a todos los generales, jefes y oficiales, tropa, cañones, armamento
y banderas que el invasor condujo al sagrado suelo boliviano.
"Ha quedado muerto en el campo de batalla el General Gamarra, él ha encontrado su sepulcro en
el suelo boliviano que insultó; sobre éste se colocará una pirámide que sirva de recuerdo a los
invasores que alguna vez pudieran intentar profanar la tierra sagrada del gran Bolívar.
"En tanto que se recogen los datos necesarios para remitir el detalle de la batalla, sírvase transmitir
este parte a todas las provincias de su departamento, haciendo que se publique por bando, para el
gozo general de todos los bolivianos. — Dios guarde a V. G. — José Ballivián".
Durante la tarde, los cuerpos del Ejército se ocuparon en abrir zanjas en todo- el llano de Ingavi,
dando sepultura a las víctimas de ambos ejércitos, después de cuya penosa tarea el Vencedor de
Ingavi expidió la siguiente proclama a las tropas, haciéndolas formar en cuadro sobre el campo de
batalla:
"Soldados: En mi proclama de 16 del corriente os dije "que pocos días de privaciones y algunos
minutos de valor decidido bastarían para salvar la República y presentarla respetable para siempre".
Cumplido mi pronóstico, y admirado vuestro valor; un ejército de seis mil invasores ya no existe; su
funesto caudillo muerde el polvo de la tierra que dos veces profanó; la columna que debe levantarse
sobre su sepulcro, anunciará a los siglos y a los enemigos del nombre boliviano, que no se insulta
impunemente al pueblo clásico de la libertad. La independencia de las naciones es la obra de los
siglos; vosotros habéis afianzado la de Bolivia, en cincuenta minutos de combate. Sois, pues, los
hijos primogénitos de la patria y los defensores de la causa más justa. La luz de la razón y la fuerza
del derecho sagrado de las naciones no pudieron patentizar al temerario invasor: reservado estaba el
brillo de vuestras armas hacerla resplandecer al mundo entero.
"Vencedores del 18, del día más grande que ha rayado sobre nuestro horizonte: yo os saludo a
nombre de la patria y con el entusiasmo de un compañero vuestro. — José Ballivián. — Cuartel
General en Ingavi, a 18 de noviembre de 1841".
AI siguiente día. 19. Ballivián púsose en marcha a la cabeza de su ejército en dirección de la ciudad
de La Paz.
Tal fue la célebre y gloriosa batalla de Ingavi, en la que rivalizaron los bolivianos por su denuedo,
desde el general en Jefe hasta el último tambor demostrando en esta vez que los hijos de Bolivia
habían resuelto morir antes que ver humillada a su patria como en el año 1828.
Invasión al Perú v Tratado de Puno. — El 31 de diciembre. Ballivián expidió un decreto
organizando su Gabinete y creando un Consejo de Gobierno, para luego el día 3 de enero de 1842
emprender marcha a la cabeza de un ejército de seis mil hombres con dirección al Perú, haciendo su
entrada triunfal en Puno el 7 del mismo mes.
Inmediatamente destacó una división sobre Moquegua, la cual tuvo que evacuar esta plaza antes de
un mes porque el clima diezmaba sus tilas; además, los pueblos del sur del Perú, no pudiendo

111
organizar un nuevo ejército, recurrieron al sistema de guerrillas, con las que hostilizaron bastante al
ejército boliviano.
Empero, Ballivián parecía que se adormecía en Puno, "en plácido reposo y grata indolencia
musulmana", al decir del historiador Aponte, aunque particularmente no cesaba de influir en el
sentido de la anexión de esos territorios a Bolivia, en forma de pronunciamientos espontáneos.
Entre tanto, el ejército comenzaba a impacientarse con aquella ociosa permanencia en Puno,
mientras en Bolivia comenzaban a conspirar los crucistas. sólo entonces Ballivián volvió a
mostrarse activo, pues se puso en marcha inmediata a La Paz el 22 de abril, reasumió el mando,
reorganizó su Gabinete y retomó a Puno el 31 de mayo.
Hasta esa fecha, ya el Perú había organizado nuevas fuerzas. Formó un ejército al cual lo distribuyó
entre el Norte y el Sur, este último en el Cuzco a órdenes del general La Fuente.
En esta situación. Chile, temiendo que Bolivia se engrandeciera con su triunfo, propuso mediar en el
conflicto, y envió a su representante con la instrucción reservada le oponerse a todo trance a que
Bolivia tratase de exigir territorios al Perú en ninguna forma; lo que habría importado en caso
de negativa, la ruptura de hostilidades con aquel país.
Ballivián, cuya situación era insostenible por razones de política interna, aceptó un Tratado, el cual
fue suscrito el 7 de junio de 1842, renunciando ambos países a toda reclamación por
indemnizaciones de guerra, a "protestarse paz y amistad inalterables, olvidando para siempre los
motivos que les obligaron a tomar las armas, y que el Gobierno de Bolivia retiraría su ejército del
territorio peruano a los ocho días del canje".
Restablecida la armonía del Perú y Bolivia mediante el "Tratado de Puno", regresó Ballivián a La
Paz y reasumió el mando el 16 de junio.
Tal fue la campaña de 1841, ganada brillantemente por Bolivia gracias al inquebrantable patriotismo
de los Bo1ivianos de aquellos heroicos tiempos, y, ante todo, a la capacidad profesional del general
Ballivián, el único hasta hoy, en el terreno militar, que supo demostrar no sólo sus dotes de estratega
y de organizador, sino también de psicólogo, tocando el alma de sus soldados como ocurrió en a1
momento mismo de la batalla aprovechando de la feliz coincidencia de la aparición de un parhelio;
pues conocedor de la psicología de sus hombres, les anuncia: "el cielo ha desplegado nuestra
bandera, vamos a vencer!".
Ballivián es el representante de la más pura gloria militar de Bolivia, y sin embargo no se la ha
honrado cono merece. En otro país ya le habrían erigido monumentos en todas las ciudades para
recordar a las generaciones al nombre de ese gran prócer que supo conquistar para su patria lauros
inmarcesibles y que supo asegurar su independencia e integridad territorial.
Experiencias y enseñanzas. — La campaña de Ingavi, efectuada en cuarenta días con el triunfo de
las armas bolivianas en momentos que en Bolivia predominaba la lucha política, el caudillaje militar
y la vorágine revolucionaria, fue una enseñanza de moral cívica que no se debe olvidar teniéndola
como un constante ejemplo. La unión de los ciudadanos, que olvidaron sus rencores políticos ante el
peligro común, fue uno de los factores decisivos en la victoria final.
En cambio, hemos visto que en el seno del ejercite invasor remaba la anarquía entre sus dirigentes,
no había cohesión entre los jefes; se había producido en el mismo día de la batalla la discordia
política entre unos y otros, le que hizo exclamar a Gamarra: "¿Será posible que los peruanos a
presencia ya del enemigo, hagan revolución en tierra extraña?; yo me dejaré matar".
Esta anarquía en los jefes que dirigían el ejercite peruano, fue, por tanto, el factor decisivo de su
derrota. En cuanto al aspecto estratégico, Gamarra, confía do posiblemente en que se repetirían los
sucesos del año 28, descuidó de hacer una invasión fulminante que habría destruido las débiles
fuerzas con que contaba Ballivián Se limitó a ocupar las provincias del norte de La Paz avanzando
lentamente, como si tratase de dar tiempo a que si adversario organizase sus tropas.
Un invasor debe ser audaz y acelerar sus planes para arrollar al defensor. Procediendo de esta
manera habría tenido la ventaja de la sorpresa estratégica. Pero su conducta vacilante dio lugar a que

112
Ballivián organizara si ejército y pasara después a la ofensiva imponiéndole si voluntad.
La sorpresa operativa-estratégica consiste en imprimir a la lucha una dirección general, un carácter
ofensivo ya que la sorpresa se logra con el secreto, la rapidez y la precisión. Nada de esto hizo
Gamarra.
La conducta de Ballivián fue contraria a la de su rival. A pesar de no contar sino con poquísimas
tropas, se apresuró en marchar ofensivamente abandonando la ciudad de La Paz, hasta situarse
próximo al enemigo, para luego retirarse al Sur. Pocos generales habrían procedido corno Ballivián
en abandonar una ciudad cuyo centro político y económico era importante. Otro, por amor a su
campamento y motivos sentimentales, se habría aferrado a defenderla tenazmente.
Con esta actitud, dio el general boliviano muestras de capacidad operativa y levantó la moral de sus
tropas.
Gamarra, en cambio, se limitó a apoderarse de un objetivo geográfico como La Paz, sin conseguir
con ello la decisión final, descuidando la destrucción del ejército adversario.
Aunque los peruanos emprendieron la ofensiva estratégica ocupando territorio enemigo, no supieron
explorarla, ya que después adoptaron la defensiva táctica permaneciendo inactivos primero en La
Paz durante 15 días y luego en sus atrincheramientos de Viacha.
El haber desprendido el Comando Boliviano al Destacamento Herrera sobre el pueblo de Mecapaca,
donde había marchado otro destacamento enemigo, para batirlo, era una medida lógica; pero su
ejecución no estuvo ajustada a los principios tácticos, por ninguno de los dos contendores:
Si bien el jefe peruano. San Román, había alojado a sus unidades con grandes distancias separando
su infantería de la caballería, para evitar sorpresas al conjunto, lo que le valió para no perder su
infantería, en cambio no había tenido la precaución de tomar ninguna medida de seguridad durante
su acantonamiento; pues no sólo carecía de puestos avanzados, sino aún de una simple patrulla que
resguardase la población.
La conducta del jefe boliviano, Herrera, es por de más censurable; su misión era sorprender al
destacamento enemigo, y no lo hizo así, por haber demorado su marcha esperando su caballo de
guerra. Pero es aún más censurable su conducta al ingresar al pueblo con toques de corneta, cuando
debió hacerlo con cautela, durante la noche o a la madrugada, para poder sorprender al enemigo,
dentro su acantonamiento.
En cuanto a la conducta de oficiales y soldados del Batallón 5°, constituye un ejemplo que habría
que recordarlo siempre. Pues no es frecuente que en una dispersión después de una derrota los
soldados volvieran al cuartel general de su ejército venciendo y extraviando caminos impracticables
durante vanos días de marcha, y teniendo la ciudad a poca distancia.
Es que aquellos oficiales y soldados, que habían jurado no abandonar jamás a sus superiores en
acción de guerra, tenían el concepto del deber y del patriotismo; por eso permanecieron fieles a su
bandera y se agruparon en torno a ella para ofrendarle su sangre y su vida.
Otra falta del general Gamarra, fue el haber ordenado la incorporación del Batallón "Puno", que
había quedado en la ciudad de La Paz, al grueso del ejército en Viacha. Si el general peruano hubiera
dispuesto que la citada unidad, manteniéndose oculta y a una distancia conveniente, cayese el día de
la batalla sorpresivamente por el flanco o la retaguardia boliviana, no habría tenido, tal vez, que
lamentar la derrota. Pues "un cuerpo destacado a retaguardia o flanco del enemigo, será siempre de
utilidad tres veces mayor que embebido en su ejército".
En cuanto a la batalla misma o sea en el campo táctico, podemos anotar las siguientes
observaciones:
La maniobra de Ballivián, al avanzar sobre las primeras posiciones de Gamarra desviando luego a la
derecha, tuvo por objete sacar a las tropas peruanas de sus atrincheramientos de Viacha para llevarlo
a otro terreno.
"Saber evitar un combate desventajoso con hábiles evoluciones es una victoria verdadera".
Gamarra, con su marcada insistencia de querer envolver el flanco izquierdo boliviano, reveló al

113
enemigo su intención desde un comienzo, de lo cual se dio cuenta Ballivián esquivando el golpe
mediante evoluciones de ala muy acertadas. De tales evoluciones, resultó que el ejército peruano dio
la espalda hacia Calamarca perdiendo su línea de retirada del Desaguadero, y el boliviano quedó
apoyado entre los pantanos de Ingavi, que anuló la acción de la caballería enemiga, y la casa de
hacienda, conforme al principio de que los flancos de un ejercito deben estar apoyados con
preferencia en obstáculos naturales, como ser ríos, lagos, pantanos, montanas, quebradas, etc., etc.
Por otra parte, el envolvimiento y el desbordamiento deben ejecutarse empeñándose a fondo,
haciendo que el adversario agote sus reservas, para luego caer sorpresivamente cuando este no lo
imagina.
El movimiento de la caballería peruana, en plena batalla, yendo a situarse a distancia para guardar la
retirada, sin orden expresa, tuvo resultados funestos; pues el resto del ejército, creyendo que se
trataba de una retirada general, comenzó a desordenarse y a dispersarse concluyendo con la derrota.
Y para terminar, es preciso acentuar que Ballivián no supo sacar ventajas de la victoria que había
obtenido y se conformó tan sólo con haber salvado el honor nacional y haber proclamado
románticamente de que la victoria no da derechos de conquista, lo que está en contradicción con los
principios de la guerra. Y es que, para ello, tuvo en cuenta la presión y la amenaza del representante
chileno oponiéndose a que se exigiera territorios al Perú.
¡Siempre Chile!

114
CAPÍTULO VII

CAMPAÑA CON CHILE

División de la campaña. — Para el estudio de la campaña con Chile, llamada también Guerra del
Pacífico, vamos a dividir los sucesos en cuatro etapas.
1º — Guerra entre Bolivia y Chile, con la ocupación de Antofagasta y el combate de Calama.
2º — Guerra entre Chile y el Perú, o sea las operaciones marítimas.
3º — Guerra entre Chile y los ejércitos de Bolivia y el Perú, desde la ocupación de Pisagua hasta la
batalla de Tacna.
4°— Guerra entre el Perú y Chile, desde la toma de Arica hasta la ocupación de Lima.
Empero, este estudio comprenderá tan sólo las tres primeras etapas.
Antecedentes. — A la fundación de la República de Bolivia, el límite del territorio boliviano en la
región de Atacama con la vecina República de Chile, era el Río Paposo en el 27° de latitud Sur. Al
Norte limitaba con el Perú en el Río Loa.
Atacama era un territorio casi despoblado, arenoso, carente de agua y totalmente alejado y
desvinculado de los centros de la República.
En 1825, el Presidente Bolívar comisionó al general Burdett O'Connor para que levantase una carta
topográfica de esa costa a fin de buscar un punto adecuado para fundar un puerto. O'Connor recorrió
el litoral desde el Loa, pasando por Cobija y Mejillones hasta el Paposo.
En el mismo año. Bolívar expidió un decreto fundando el puerto de Cobija con el nombre de Puerto
La Mar.
Años más tarde, el Presidente Santa Cruz separó Atacama de Potosí y creó el Departamento del
Litoral, cuya capital era Cobija.
Las riquezas que se explotaban en aquellas regiones en poca escala por aquellos tiempos, consistían
en la sal gema, el azufre y el cobre, pero hacia el año 1842 se descubrieron algunos yacimientos de
salitre en territorio boliviano y el huano en el Perú.
Al punto el Gobierno chileno organizó una comisión que fue enviada a explorar aquellos territorios,
la que se apoderó fácilmente de las guaneras de Mejillones aprovechando de la soledad y el
desamparo en que se hallaba esa zona.
Desde entonces quedó trazado para Chile el plan pacífico de invasión ya en forma disimulada o ya
cínico, mediante filibusterismos y la piratería. Familias famélicas de aventureros llegaban sin cesar a
Mejillones para hacer exploraciones clandestinas de huano, hasta que al fin la fragata "Chili" erigió
un fuerte en Angamos izando allí la bandera chilena en 1849. Los policías de Cobija pudieron
después demoler el fuerte y arriar la bandera, restableciendo la jurisdicción boliviana.
Pasaron así los años. En 1856 y 57 se descubrieron algunos minerales de plata, haciendo recrudecer
nuevamente el filibusterismo chileno, lo que provocó diversas reclamaciones bolivianas, a tal punto
que en 1863 el Presidente Achá pedía autorización al Congreso para declarar la cierra a Chile.
Empero, la guerra se alejó con motivo de la ocupación de las islas Chinchas por una escuadrilla
española, lo que dio lugar a la guerra del Perú y Chile con España, quedando olvidadas las
reclamaciones bolivianas.
Y así llegamos al año 1866 en que Melgarejo, halagado con lisonjas y dádivas de parte del Gobierno
chileno, acabó por ajustar con éste el oneroso tratado de 10 de agosto de dicho año 66 cediendo a
Chile la extensa zona comprendida entre los 23° y 25° de latitud Sur. Con este tratado Chile habla
avanzado desde el 27° al 23". es decir cuatro grados geográficos.
Años más tarde, en 1872, se corrigió el tratado celebrado con Melgarejo modificando en parte el de
1866 en sentido de que la línea divisoria entre Chile y Bolivia seguía siendo el paralelo 24°; pero
para entonces habían sido descubiertas las ricas minas de plata en Caracoles, a los 120 kilómetros de
la costa, despertando nuevamente la angustia de Chile.

115
Uno de los puntos de acceso desde el mar a Caracoles era la caleta denominada La Chimba, y en
ella se fundo la población de Antofagasta, que en 1878 contaba con ocho mil habitantes. También
con motivo de la explotaron de las salitreras del Toco, fue habilitado el puerto de Tocopilla.
El pleito sobre el litoral boliviano se agravaba de año en año a medida que se descubrían nuevas
riquezas en Atacama, y su pérdida era cuestión de tiempo. En igual situación estaba el Perú con sus
guaneras de Tarapacá.
Y es entonces que surgió el Tratado de Alianza defensiva, suscrito entre ambos países en Lima el 6
de febrero de 1873, y que contiene 11 artículos, en los cuales se estipula lo siguiente:
"Las altas partes contratantes se unen y se ligan para garantizar mutuamente su independencia, su
soberanía y la integridad de sus territorios respectivos: obligándose en los términos del presente
tratado a defenderse contra toda agresión exterior bien sea de otro u otros Estados independencia"
(Art. 1º).
"Las altas panes contratantes se obligan a suministrar a la que fuese ofendida o agredida, los medios
de defensa de que cada una juzgue poder disponer" (Art. 6º);
Este tratado fue suscrito por el Presidente Adolfo Ballivián, gran patriota, heredero de las glorias de
Ingavi que supo darse cuenta de que la guerra con Chile estaba ya planteada. Aún más, solicitó que
el Congreso le autorizara colocar un empréstito de dos millones de £., destinado a consolidar la
deuda interna y principalmente a la adquisición de uno o dos barcos de guerra para defender el
amenazado litoral boliviano. El Congreso sólo autorizó el empréstito de un millón (que no se llevó a
cabo) para cubrir la deuda interna, y desechó la compra de los barcos...Es que a los políticos, como
siempre, no les importa la suerte de la Patria...
Desde años atrás el salitre estaba explotado por la Casa Ossa y Puelma, la que después pasó sus
derechos a la "Compañía Anónima de Salitres de Antofagasta". Dicha Compañía había celebrado
con el Gobierno boliviano en 1873 un acuerdo por medio del cual quedaba la Compañía de
propietaria de los salares y eximida de todo impuesto fiscal y municipal por el espacio de 15 años,
acuerdo que para ser válido debía ser sometido a la aprobación legislativa de Bolivia, mientras tanto
quedó pendiente.
Al siguiente año, 1874, asumió el gobierno el doctor Frías, y se celebró un nuevo tratado de límites
con Chile. Por ese tratado quedó consagrada la pérdida territorial hasta el paralelo 24°. En la zona
comprendida entre este paralelo y el 23", quedaba subsistente la comunidad de los depósitos de
huano por el término de 25 años sin que Bolivia pudiera imponer ninguna contribución ni recargar
los existentes sobre los minerales que se explotasen.
Y así llegamos al año 1878, en que la Asamblea Constituyente consideró y aprobó el acuerdo
suscrito en 1.873 con la "Compañía Salitrera de Antofagasta", a condición de que dicha Compañía
pagara un impuesto de diez centavos por quintal de salitre que exportase. La Compañía se resistió a
pagar ese pequeño impuesto, y como en ella figuraban algunos accionistas políticos influyentes
chilenos, recurrió al Gobierno de aquel país.
Este reclamó airadamente, manifestando que si Bolivia persistía en tal impuesto, Chile declararía
nulo el tratado de límites de 1874. El Gobierno boliviano respondió manifestando que la transacción
celebrada con la Compañía un año antes que el tratado de límites, era un contrato de carácter
privado, y que en último caso se debía apelar a los tribunales ordinarios o al recurso arbitral para
resolver el litigio (20 de enero de 1879).
Mientras tanto, un buque de guerra chileno se presentaba en aguas de Antofagasta y habían partido
ya tropas militares del puerto de Caldera.
La guerra entre Chile y Bolivia estaba planteada.
Situación política y militar de Bolivia. — A la caída del Vencedor de Ingavi en 1847, surgieron
diversos caudillos militares y civiles que llevaron al país a la más enconada lucha política. La
República vivió envuelta en la vorágine de los cuartelazos y en la más honda anarquía política.
Tan pronto como surgían caudillos para encumbrarse en el poder, desaparecían a poco tiempo

116
arrastrados por la ola revolucionaria y surgían otros, que, por sostenerse en el solio presidencial,
empleaban todos los escasos recursos nacionales en recompensar a sus sostenedores civiles y
militares sin preocuparse en la defensa del país. De tal suerte que ninguna institución ni gobierno era
estable porque todo lo destruía el caudillaje y las ambiciones personales.
Treinta años de revoluciones habían destrozado el brillante ejército que organizara Ballivián para la
campaña de Ingavi, pues muy pronto su personal de oficiales y soldados se vio complicado en esa
lucha demagógica solicitada por cuanto caudillo trataba de encaramarse en el poder usando las
bayonetas y cañones que el pueblo adquiría para defender las fronteras de la patria...
De tal suerte que el ejército nunca pudo tener una organización estable ni definida; pues su
estabilidad y organización dependían del factor político antes que del científico militar, es decir de
las prescripciones tácticas como en todo ejército organizado para la guerra.
Embebidos en las luchas partidistas; los gobiernos y los conductores del Ejército, jamás se
preocuparon en organizar tácticamente y prepararlo para la guerra; lo mantenían desorganizado y
casi desarmado; sus conductores, lejos de estudiar los problemas de la guerra y prepararse para ella,
no se ocupaban sino de medrar, intrigar y conspirar. De ahí que Bolivia se hallaba inerme, indefensa,
sin planes estratégicos de guerra, sin caminos a las fronteras, sin líneas telegráficas, en una palabra,
sin organización militar.
Velasco, Belzu, Córdova, Linares, Achá, Melgarejo y Morales pasaron por las cumbres del poder
apuntalados por las bayonetas de los ejércitos que cada uno organizaba para su sostén, desviándolos
de su función única como es su preparación para la guerra. El único mandatario que con la visión del
patriota trató de dotar al país de barcos de guerra, fue el Presidente Adolfo Ballivián, pero que la
pasión política y el mal estado de su salud vinieron a malograr tan patriótico proyecto aunque, por lo
menos, pudo dejar el pacto de Alianza con el Perú.
Y así llegamos al año 1876, en que otro soldado audaz y desleal: Daza, llegó al solio presidencial
mediante el golpe de Estado que derrocó al doctor Frías. Luego de acallar las protestas del país por
tan pérfida traición, Daza organizó, como era la regla, su ejército, con los siguientes efectivos:

Batallón "Daza" 1° de la Guardia, con …………...... 565 hombres


“ "Sucre" 2° de la Guardia, con ................... 560 “

"Illimani" 39 de la Guardia, con. ……………540 “
Escuadrón "Bolívar"1º de Húsares, con ……………..…………. 250 “
" "Escolta" 19 de Coraceros, con………….. .. 70 “
Regimiento "Santa Cruz", con ........... ... ............................... ... 180 “
Total .......................................................................... ... ... .... 2.165 hombres
Este ejército estaba comandado por 18 generales, 135 coroneles, 84 tenientes coroneles, 97
comandantes, 120 sargentos mayores, 100 capitanes, 184 tenientes y 72 subtenientes.
En cambio, estaba casi desarmado, pues la única unidad armada con fusiles Remington era el
Batallón "Daza" (Colorados); los demás usaban anticuados fusiles de fulminante.
La caballería estaba armada con pesadas carabinas Remington, enormes sables curvos y lanzas.
La artillería contaba tan sólo con dos cañones de a 3 libras y con 4 piezas anticuadas de tambor,
llamadas ametralladoras.
En cuanto a la marina, Bolivia no poseía buque alguno.
Las municiones eran escasas, en los parques de guerra no había más armas; se carecía de equipos, de
uniformes y otros implementos de campaña.
Pero lo más grave era que el Estado Mayor organizado por Daza, no tenía plan alguno de campaña,
y las costas del Litoral estaban desguarnecidas. Las demás tronaras casi eran desconocidas...
Situación militar del Perú y de Chile. — El Ejército del Perú contaba en aquellos momentos con
cinco mil hombres; tres mil infantes, mil jinetes y mil artilleros.
Las armas consistían en fusiles de diferentes sistemas y calibres, con una dotación de un millón de

117
cartuchos. La artillería, organizada en un regimiento de campaña y otro de montaña, contaba con
pocas piezas anticuadas.
El ejército chileno estaba, en cambio, perfectamente organizado. Hacía veinte años que Chile había
comenzado a organizar e instruir a sus tropas de mar y tierra dotándoles de barcos y armas
modernas, equipo, vestuario y cuanto es menester a un ejército para entrar en campaña, en tanto que
su Estado Mayor General elaboraba planes estratégicos estudiando cuidadosamente las costas
peruanas y bolivianas para llevar la conquista que proyectara desde que se descubrieron las riquezas
de Atacama y Tarapacá.
De tal suerte que al estallar la guerra, su ejército de tierra componíase de cuatro mil hombres de las
tres armas los que fueron elevados rápidamente a trece mil soldados perfectamente instruidos.
El armamento de su infantería consistía principalmente en fusiles Comblaín con bayoneta; el de
caballería, en carabinas Winchester y Spencer, afilados sables y lanzas. La artillería contaba con 70
cañones de campaña y de montaña, sistema Krupp.
Además, Chile poseía en sus bien aprovisionados parques trece mil fusiles Comblaín, con tres
millones de cartuchos, fuera de varios miles de otros sistemas, como los Minié. Gras, Beaumont y
Kropatschek, con sus respectivas municiones. Pero todos estos sistemas estaban unificados en
cuanto al calibre, de modo que puede decirse que había uniformidad completa en el armamento.
El teatro de operaciones. — El escenario donde operaron los ejércitos adversarios, es una vasta
planicie arenosa que se extiende de Este a Oeste, desde el mar Pacífico hasta el pie de la cordillera
de los Andes, interrumpida por algunos cerros o elevaciones rocosas entre San Francisco y Pisagua.
Región desierta, sin agua y sin recursos en su mayor parte, tan sólo estaba poblada en los puntos
donde se explotaban los minerales y salitreras, de tal suerte que era difícil el sostenimiento de tropas
en los lugares no habitados.
A lo largo de la costa, que mide alrededor de dos mil kilómetros de longitud, desde el Paposo hasta
Arica, se hallan numerosos puertos y caletas siendo las principales Antofagasta, Mejillones, Cobija y
Tocopilla en territorio boliviano; Iquique, Pisagua, Vítor y Arica en territorio peruano.
En el interior, los puntos más poblados eran los minerales de Caracoles y el Toco, Calama, La Noria,
Pozo Almonte, El Porvenir, Tarapacá, Camarones, etc. Hacia el Sur corría entre la frontera chilena
boliviana, de Oeste a Este, el Río Paposo; en el centro, el río Loa, formando la frontera con el Perú y
Bolivia, y en el Norte las quebradas de Camarones y de Vítor.
El único ferrocarril que cruzaba aquellas llanuras secas y arenosas era el de Pisagua a Iquique; no
existía más camino de herradura hacia Bolivia que el de Cobija, Calama y Chiuchiu hacia Potosí.
El clima es ardiente y húmedo; en las noches generalmente cubre las costas una espesa niebla
(camanchaca), despejándose en el día para dar paso a los ardientes rayos solares.
Bolivia para hacerse presente en las costas del Pacífico en aquel tiempo, tenía que luchar primero
con los elementos físicos de su territorio. "La enorme distancia de sus centros poblados a su litoral;
lo desolado, lo inclemente, lo atroz del trayecto en el cual había que salvar cordilleras inmensas,
páramos inmensurables, regiones, en suma, desprovistas hasta de lo más necesario para un solo
hombre y con más razón para un ejército; regiones en las que el soldado, aún antes de hallarse frente
al enemigo, debía combatir con el frío, la nieve, el calor, el viento, con todas las inclemencias
naturales de su propia tierra".
El personal. — En lo que respecta a Bolivia, ya hemos visto que el ejército organizado por el
general Daza estaba comandado por un numeroso personal de jefes y oficiales, pero todos ellos, con
algunas excepciones, carecían de la suficiente preparación técnica o profesional. Eran militares
salidos de las luchas revolucionarias, improvisados en su mayor parte, y por lo tanto faltos de
capacidad para dirigir una guerra; no poseían sino los hábitos de la ruda disciplina de cuartel y el del
valor ciego, temerario, para lanzarse contra el enemigo.
El soldado, casi profesional, era aguerrido, sobrio y fogueado a la vida de campaña debido a las
frecuentes revoluciones. Valiente a toda prueba, era fácil de desmoralizarse. Incansable andarín, las

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fatigas de la guerra no significaban nada para él. Uniformado con bayeta de lana del país, una toalla
en el cuello, una sábana en la cintura y calzado con abarcas, podía soportar cualquier fatiga y todas
las penalidades de una guerra.
Servicio de logística. — (Véase el capítulo III, página 123).

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PRIMERA FASE

GUERRA ENTRE BOLIVIA Y CHILE

Ocupación de Antofagasta (14 de febrero de 1879). — Dijimos que en enero de 1879, había
fondeado frente al puerto de Antofagasta el barco de guerra chileno "Blanco Encalada".
Mientras tanto, en fecha 1° de febrero el Gobierno de Bolivia expedía un decreto por el cual se
rescindía el contrato con la "Compañía Salitrera", en cuyo conocimiento el Encargado de Negocios
de Chile dirigía al Gobierno una especie de ultimátum intimándole dar respuesta en el término de 48
horas sobre si aceptaba o no someter a arbitraje el conflicto con la Compañía.
El Gobierno de Bolivia, no respondió a la nota; y el día 12 del mismo mes. el diplomático chileno,
declarando roto el tratado de límites de 1874, pedía sus pasaportes, mientras que por otra parte
fondeaban dos barcos de guerra en aguas de Antofagasta el 14 de febrero, a las 6 de la mañana,
llevando 80 hombres de las tres armas, ocho cañones, mil fusiles Comblaín y cien mil cartuchos de
guerra.
Media hora después de haber anclado ambos barcos, el jefe de la expedición, coronel Emilio
Sotomayor, enviaba un parlamentario con una nota de intimación ante el Prefecto del Departamento
del Litoral, conminándole a desocupar el puerto ante las fuerzas chilenas y proclamando el derecho
de reivindicación.
Y mientras el Prefecto respondía protestando en nombre de Bolivia del incalificable atentado que se
realizaba sin previa declaratoria de guerra, el jefe chileno ordenaba el desembarco de sus tropas, con
las cuales se dirigió a la plaza del puerto.
Colocó en las esquinas sus cañones, mientras el populacho chileno sublevado en número de tres mil,
se entregaba al saco, tomaba el control de la policía apresando allí a 60 gendarmes, y se dirigía a la
Prefectura donde después de arrancar y despedazar el escudo boliviano izaba la bandera chilena, en
tanto que la oficialidad desembarcaba fusiles y municiones para armar a sus súbditos residentes en
toda la región.
Ante los hechos consumados y sin tropas para defenderse, las autoridades bolivianas y numerosas
familias resolvieron evacuar la plaza para alejarse de aquel pedazo querido de Bolivia.
Hasta el 21 de marzo los invasores habíanse apoderado sucesivamente de Mejillones, Cobija,
Tocopilla y otros puntos de la costa boliviana.
Combate de Calama (23 de marzo de l879).— (Croquis No 18). — Cuarenta días habían pasado
desde que el invasor se apoderara de Antofagasta, y sólo al tener conocimiento de que en Calama se
reunían los bolivianos para la resistencia, el coronel Sotomayor organizó un destacamento
compuesto de 600 soldados de línea, los que sumados al rotaje (chilenos que trabajaban en las
minas), componían un total de 1.400 hombres.
Dicho destacamento, al comando del coronel Sotomayor, estaba organizado así:
3 Compañías del 2° de Línea, al mando del coronel Ramírez.
1 Compañía de "Cazadores" del 4° de Línea.
120 "Cazadores de a Caballo".
8 Piezas de montaña.
50 Pontoneros.
Además, seguían al Destacamento 21 carros cargados con víveres, forraje y tablones para tender
puentes sobre el Río Loa.
Los defensores de Calama no pasaban de 135 civiles dirigidos por algunos oficiales a las órdenes de
don Ladislao Cabrera, armados con una colección de armas más dignas de un museo que de un
combate; pues había 88 fusiles anticuados, con 900 cápsulas, 15 escopetas, 31 lanzas, 10 espadas y
algunos revólveres.
El terreno. — La planicie de Calama ocupa una extensión de tres kilómetros cuadrados, más o

120
menos, cubierta de matorrales espesos, ya formando cercos, ya dispersos en todos sentidos. El Río
Loa la baña por el Sur, sirviéndole de defensa; de él salen canales de riego para el cultivo de alfalfa
y siembras de maíz, cuyo verdor rompe la agresiva aridez del desierto arenoso, desnudo y calcinado
por el sol.
El pueblo mismo está situado en una de las primeras mesetas de la cordillera andina y está rodeado
de serranías que lo preservan del viento helado de la altiplanicie. Se halla a 250 kilómetros al
noreste de Antofagasta y a 135 del mineral de Caracoles.
Calama, como posesión militar, es de gran importancia, prestándose ventajosamente para la guerra
de emboscadas. Los matorrales que la rodean tienen gran espesor y altura. Los únicos puntos para
atacarla con alguna ventaja, son: el camino de Chiuchiu al Este y el de Cobija y Tocopilla al Oeste.
El Destacamento chileno se había concentrado en el mineral de Caracoles.

CROQUIS No 18

Para el paso del río, existían los vados de Huayta Carvajal, Chinchurry y el puente del Topáter,
situado a pie de la colina del mismo nombre. Convergen en el pueblo los caminos de San Pedro de
Atacama, de Chiuchiu de Cobija, de Caracoles y de Quillagua.
En las márgenes del río crece una abundante y compacta vegetación de arbustos que se eleva a más
de un metro de altura, denominada chineares.
El combate. — Antes de continuar su avance desde Caracoles, el jefe chileno envió en la mañana
del 16 de marzo un parlamentario al campamento boliviano intimando la rendición de los defensores
"para evitar la efusión de sangre y una resistencia inútil", intimación a la que respondió Cabrera
manifestando que los bolivianos estaban resueltos a sacrificar la vida por la patria, pero jamás a
rendirse y que defenderían la integridad de Bolivia basta que no haya un solo hombre que pueda
tomar el arma para rechazar al invasor.
Ante la respuesta del Jefe boliviano, se puso en marcha el Destacamento enemigo con dirección a
Calama el día 20 de marzo, llegando tres días más tarde a tres kilómetros del Río Loa, en cuya

121
margen derecha se habían apostado los 135 defensores para defender los pasos del río y el puente de
Topáter, donde se situó el ciudadano Eduardo Abaroa con 12 rifleros.
A horas 8 de la mañana el enemigo tomaba posiciones en las colinas por las que baja el camino de
Caracoles, y desde donde desprendió algunas columnas con objeto de forzar el paso del río,
especialmente en el puente del Topáter. Una sección de 50 jinetes que había logrado franquear el
paso de Carvajal, fue batida totalmente obligándosela a repasar el río.
Mientras tanto, el enemigo había formado un semicírculo alrededor de Topáter donde Abaroa se
batía bizarramente hasta pasar por el puente hacia el campo enemigo, de tal suerte que generalizado
el combate, los chilenos fueron rechazados por más de tres veces. Es entonces que las tropas
adversarias iniciaron un fuego nutrido de su artillería, la que había sido emplazada en las faldas de la
colina Topáter.
Desde ese momento los tres puntos defendidos, Yaiquincha, Huayta y Topáter, se hicieron
impotentes para la defensa; pues pronto cedieron los pocos defensores de Huayta, en tanto que el
enemigo comenzaba a flanquear a los bolivianos pasando por el vado de Chiunchurri, situado aguas
abajo de Huayta. Media hora después el enemigo pasaba el Topáter, por sobre los despojos aun
calientes del inmortal Abaroa que había sido inmolado bella y heroicamente.
Batidos los defensores de Calama y sin más municiones, los sobrevivientes de tan heroica acción
tuvieron que retirarse sobre el poblado de Chiuchiu a 7 leguas al norte de Calama después de haber
infligido varias bajas al enemigo durante cuatro horas. Bajas chilenas 7 muertos en tropa y 6
heridos. Bolivianos, 20 muertos, 34 prisioneros, de ellos 10 oficiales.
Al mediar el día 23 de marzo de 1879, los chilenos eran dueños de la plaza de Calama, con lo cual
terminó virtualmente la primera etapa de la campaña, es decir la guerra entre Chile y Bolivia.
Enseñanzas y experiencias. — La fácil caída del puerto de Antofagasta y de la población de
Calama en poder de las fuerzas chilenas, no fue sino el resultado de lo más censurable imprevisión
del Gobierno de Bolivia y de su Estado Mayor General. Pues un elemental espíritu de conservación
y de deber patrio obligaba a enviar fuerte guarniciones militares a las costas amenazadas, tan luego
como las relaciones diplomáticas entre ambos países habíanse puesto tirantes.
Caracoles, Calama, Antofagasta, Cobija y otros puntos en los que no faltaban recursos, debían haber
sido ocupado militar y estratégicamente, con lo cual se habría evitado que el enemigo se apoderara
de todo el litoral boliviano con triunfos tan baratos.
Y es que los hombres que conducían el país y ejército en aquellas horas graves y desgraciadas, no
tenía el concepto del deber ni de la responsabilidad histórica para cumplir su misión como
conductores y guardianes de la integridad nacional. Pues por el temor de perder el poder. Daza
desoyó las insistentes solicitudes que el jefe del Batallón "Illimani", fuerte de 500 hombres, le
hacían a fines de enero de 1879 para ir a guarnecer Antofagasta.
En cuanto a la conducta del Comando enemigo, ella se mostró tardía en sus operaciones estratégicas
de invasor ; pues necesitó cerca de 40 días para llegar a Calama cuando debió apresurarse en
marchar sobre esta población inmediatamente de haber ocupado Antofagasta, ya que era un punto
importante para resguardar sus operaciones desde el interior de la costa.
En el campo táctico, fue un error de.chileno el haber empleado su caballería dura ataque inicial en
los pasos del río empeñándola un enemigo, aunque débil, listo para la defensa, de esta arma no
estaba allí, sino más lejos: en los caminos hacia Chiuchiu y Cobija sobre los que debió operar para
cortar la retirada de los defensores.
Era la artillería que debió operar o iniciar la acción batiendo los puntos ocupados por el enemigo,
mientras los pontoneros, tendiendo puentes sobre el Loa, debían facilitar el paso de su infantería
para que se lanzara al asalto contra los 135 defensores de Calama.
Es decir, que se había invertido el papel táctico de las armas empleando primero la caballería para
forzar los pasos, que fue tardíamente reforzada por la infantería, quedando la artillería sin acción
hasta el último momento.

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SEGUNDA FASE

GUERRA MARÍTIMA ENTRE PERÚ Y CHILE

Declaratoria de guerra al Perú. — Mientras se efectuaba la ocupación de Antofagasta y el


combate de Calama, el Gobierno del Perú, que había ofrecido su mediación amistosa en el conflicto
Boliviano chileno, recibió como respuesta de Chile la declaratoria de guerra el 5 de abril de 1879.En
consecuencia, fue decretado el casus foederis, conforme al pacto de alianza defensiva suscrito entre
Bolivia y el Perú en 1873.
Composición de las escuadras navales. — La marina peruana contaba en esos momentos con dos
blindados anticuados: el monitor "Huáscar" y la fragata "Independencia", la corbeta "Unión" y la
cañonera "Pilcomayo".
Bolivia no tenía un solo barco.
La escuadra chilena se componía de los buques blindados: "Cochrane" y "Blanco Encalada".
Cercetas:
"Chacabuco", "O'Higgins", "Esmeralda" y "Abtao". Cañoneras: "Magallanes" y "Covadonga".
Operaciones marítimas. — Declarada la guerra al Perú, la escuadra chilena inició sus operaciones
con el bloqueo de Iquique y el bombardeo de los puertos de Pisagua. Moliendo y Huanillos. El 16 de
mayo, la misma escuadra se dirigió al Callao dejando en Iquique a la "Esmeralda", a la "Covadonga"
y al transporte "La Mar".
En la misma fecha 16, salían del Callao el "Huáscar" y la "Independencia" conduciendo al
Presidente del Perú, general Mariano Prado, y escoltando tres barcos transportes que llevaban
tropas, armas, municiones y víveres, habiendo podido llegar al puerto de Arica el 20.
Combate de Iquique. — El 21 de mayo en la mañana se presentaron cerca de las naves chilenas
que bloqueaban Iquique, el "Huáscar" y la "Independencia" trabando un encarnizado combate. El
"Huáscar" se lanzó sobre la "Esmeralda" y la echó a pique, en tanto que la "Covadonga", perseguida
por la "Independencia", emprendía fuga pegándose cuanto podía a la costa, merced a su poco
calado, lo que ocasionó a que la "Independencia" chocara con las rocas y se hundiera. De tal suerte
que el barco chileno pudo llegar hasta Antofagasta.
Después de haber recogido a los náufragos de la "Independencia" y conducirlos a Iquique, el
"Huáscar" se dirigió al Callao, a reparar las averías que había sufrido en el combate.
Excursiones del "Huáscar" y su pérdida. — Esta nave peruana no permaneció inactiva. A veces
acompañada de la corbeta "Unión", muy a menudo sola, desempeñaba las funciones de una escuadra
sembrando terror en las costas chilenas. Convoyaba los transportes cargados de tropas, rompía el
bloqueo de Iquique (dos veces), apresaba al transporte enemigo "Rimac" que conducía a Antofagasta
a un regimiento de caballería, y atacaba, en fin, las baterías de este puerto silenciándolas. El 21 de
julio, acompañado de la "unión", atacó y destruyó a algunos barcos enemigos en Chañara, Huayco y
Carrizal, apresando a tres de ellos. Y así el "Huáscar", dirigido por el audaz capitán Miguel Grau, se
convirtió en poco tiempo en el terror de la escuadra chilena...
El 8 de octubre, el "Huáscar" y la "Unión", después de haber recorrido las costas de Chile, se
encontraron con toda la escuadra enemiga al frente del puerto de Mejillones. La "unión" pudo huir y
llegar hasta Arica, en tanto que el "Huáscar" era acosado por los barcos chilenos y se defendía
heroicamente, hasta que muerto el valeroso capitán Grau y sus demás jefes, inutilizados sus cañones
y diezmada su tripulación, los sobrevivientes trataron de incendiarlo y hundirlo; pero ocupada
rápidamente su cubierta por marinos chilenos, éstos detuvieron la sumersión, apagaron el incendio y
lo condujeron a Mejillones donde fue reparado de sus averías para luego ser incorporado a la
escuadra chilena.
Con la caída del "Huáscar", la guerra en el mar había terminado victoriosamente para Chile, cuyo
ejército terrestre debía iniciar de Inmediato el tercer período de la campaña.

124
TERCERA FASE

GUERRA ENTRE CHILE, PERÚ Y BOLIVIA

Movilización del ejército boliviano. — El Gobierno peruano había solicitado la inmediata marcha
del ejército boliviano a la ciudad de Tacna, manifestando al general Daza: "Vuele ejército, siendo
Bolivia únicamente responsable de todo resultado si en el acto no está usted en Tacna".
Mientras tanto había sido dictada en fecha 19 de abril una orden general, por la cual quedaba
organizado el Ejército en tres divisiones con los elementos movilizados. Tales divisiones fueron
organizadas de la siguiente manera:
I División Efectivos
(Villegas):
J. 0. T.
Batallón •"Daza" 19 de la Guardia .... 17 31 550
“ "Paucarpata" de La Paz .. .. 5 34 483
“ "Olañeta" 2° de Cazadores de
la Guardia ... ... ... ... ... 4 32 444
Regimiento "Bolívar" 1º de Húsares .... 6 23 248
'
Total .... .... 32 120 1.625
.
II División (Arguedas):
Efectivos ;
J. 0. T.
Batallón "Sucre" 2° de la Guardia .. 6 26 456
“ "Victoria" 1º de La Paz .. .. 9 28 498
“ "Dalence" 1° de Oruro .. .. 10 39 449
Regimiento "Santa Cruz" de Artillería... 5 20 150
Total ... 30 113 1.553
III División (Villamil):
Efectivos
J. 0. T.
Batallón "Illimani" 3º de Cazadores
de la Guardia ............ 8 30 499
“ "Independencia" 3º de Corocoro
4 30 400
” "Vengadores" 3º de Potosí., 4 36 504
Escuadrón "Escolta" 1º de Coraceros.. 3 3 62
Total ... ... ... ... 20 99 1.465

Legión Boliviana (Daza): Efectivos


J. O. T.
Escuadrón "Rifleros del Norte" (Murillo)....... .............. 3 21 223
“ "Libres del Sur" (Sucre y Potosí) ............... 6 34 22
Total………………… 9 55 447
El total general de estas divisiones era de 91 jefes, 387 oficiales y 4.090 soldados, con dos cañones
de ánima lisa.
Con la apremiante exigencia del Gobierno peruano, el Presidente Daza se vio obligado a salir

125
precipitadamente de La Paz con las divisiones que habían sido organizadas, y entre las que tan sólo
existían 2.165 soldados de línea; el resto estaba constituido por reclutas sin instrucción, sin armas y
sin equipos. Los soldados de caballería salieron montados en mulos.
A horas 10 de la mañana del 17 de abril de 1879, inició su marcha el Ejército seguido de una turba
de rabonas, en larga columna por hileras hasta Viacha, de donde continuó al Perú en jornadas de 8 a
10 leguas diarias, haciendo etapas en Cantuyo, Nazacara, San Andrés de Machaca, Santiago de
Machaca, etc., etc., hasta Pachía, donde descansó dos días, para luego hacer su entrada en la ciudad
de Tacna el día 30 de abril, después de haber recorrido 450 kilómetros.
Al transmontar la cordillera, a orillas del Río Mauri, el 23 de abril, el general Daza dirigió a sus
tropas la siguiente proclama:
"¡Soldados!: Habéis transmontado ya la frontera de vuestra patria y vais a pisar el suelo de la nación
hermana y aliada, la República del Perú. Si hasta aquí vuestra moralidad y disciplina, vuestra
obediencia y vuestra subordinación han sido ejemplares, os encargo que llevéis más adelante, si es
posible, la práctica de esas virtudes en la tierra que nos brinda la mano franca de nuestros aliados.
"Que sus personas os sean queridas con el amor de la fraternidad; que sus bienes os merezcan el más
religioso respeto. No olvidéis, camaradas, que si la gloria del soldado se cosecha en los campos de
batalla, la honra de un ejército sólo se consigue con la práctica de las virtudes. Tenéis que mostrar al
mundo que sois bravos en la pelea e invencibles en el combate, sois también honrados en la
campaña y morales en el vivac.
"Dos días más de abnegación y sufrimientos y estaréis al otro lado del Desierto para arrojaros en los
brazos de nuestros compañeros del ejército peruano, que os esperan para ayudaros a castigar con
mano severa los prevaricatos de un injusto invasor.
"La bandera tricolor heredada sin mancilla de nuestros abuelos, será tremolada también por nosotros
en el camino que conduce a la gloria, y los que la hicieron flamear desde el Illimaní al Chorolque,
desde el Illampu al Tunari y el Sajama, no se avergonzarán de nosotros, porque siguiendo sus
mismas huellas la conduciremos siempre triunfante.
"Que el genio de la victoria guíe vuestros pasos y que la mano de Dios os bendiga. Son los votos,
queridos compañeros, con que os saluda vuestro general y amigo.— H. Daza".
En Tacna, fue organizada la IV División con algunas unidades que fueron llegando desde Bolivia,
habiendo quedado constituida en la siguiente forma:
IV División (Alcoreza): Efectivos
J. O. T
Batallón "Aroma" 19 de Cochabamba 8 49 501
" "Viedma" 39 de Cochabamba
(Punata) ... ...... ... ... 8 32 360
" "Padilla" 49 de Cochabamba
(Tarata) .. ... ... ... .... . 6 14 299

Escuadrón "Junín" 3° de Coraceros …………… 3 14 80


" "Libertad" 4º de Coraceros………… 3 16 76
Total …………….. 28 146 1.316
Llegado a Tacna, el general Daza dio parte Presidente Peruano del arribo del Ejército de Bolivia
mediante
el siguiente telegrama: "Nueve mil (?) hombres (5.406) del ejército boliviano, mal vestidos, peor
armados, pero llenos de entusiasmo y valor, se hallan bajo mi comando, dispuestos a recibir sus
órdenes".
Despliegue de los ejércitos aliados. — Algunas semanas más tarde, "después de haber recibido en
Arica cada soldado de manos del general Daza un fusil Remington, el ejército fue distribuido a lo
largo de la costa, en la siguiente forma:

126
Ejército peruano: Efectivos
I División (Velarde): en Iquique.
Batallón "Cazadores del Cuzco" No 5 392 hombres
“ “Cazadores de la Guardia" Nº 7 363 “
“ "Artillería", 4 piezas.
II División (Suárez): en Molle, dos leguas al Sur de Iquique.
Batallón "Zepita" No 2 .... ………………………... ... ..... 618 hombres
“ "Dos de Mayo" ... …………………….... .... .... 409 “
III División (La Gotera): en La Noria y Pozo Almonte.
Batallón "Puno" No 6 .................................... ... ... ... ... 350 hombres
“ "Lima" Nº 8 .................................................... 391 “

La caballería, montada en burros, con los escuadrones "Húsares de Junín" y "Guías", en los valles
de Tarapacá con 96 hombres.
Ejército boliviano:
Las divisiones bolivianas fueron fraccionadas en la siguiente forma:
En Pisagua: batallones "Independencia" y "Victoria".
En Agua Santa: Batallones "Aroma" y "Vengadores".
En Pozo Almonte: Regimiento "Bolívar" 1º de Húsares.
En San Juan: Batallones "Paucarpata" y "Dalence".
En San Lorenzo: Batallón "Illimani".
En Patillos: Batallón "Olañeta".
Quedaron en la ciudad de Tacna, formando una División a órdenes del general Daza, las
siguientes unidades:
Batallón "Daza" 1° de la Guardia .... .. 550 hombres
"Sucre" 2° de la Guardia.. .... 500 “
"Aroma" 2º de Cochabamba ... 300 “
"Viedma"... ................ ………. 360 “
“Padilla" ................................. 299 “
Regimiento "Murillo" .................................. 220 “
"Libres del Sur" ………........... 227 “
" "Escolta" ......................... 100 “
"Cochabamba" .............. 160 “
Artillería "Santa Cruz" ................... 150 “
Total ... ... ... ... ………….. 2.866 hombres
Defensa de Pisagua (2 de Noviembre de 1879).— (Croquis N9 19). — El Comando chileno habla
mantenido sus tropas escalonadas en varios puertos del norte de Chile hasta Antofagasta sin poder
moverlas por temor a las correrías del "Huáscar", pero apenas sucumbió esta gloriosa nave peruana
comenzó a concentrarlas sobre Antofagasta y otros puntos para presentar batalla al ejército aliado
que, como hemos visto, se había escalonado entre Pisagua e Iquique.
Empero, las dificultades que oponía el desierto o planicie que se extiende desde el Loa hasta los
caseríos de la Noria con el nombre de pampa del Tumarugal, carente de agua y de todo otro recurso
para mover un numeroso ejército, le obligó a emplear la vía del mar una vez que había quedado
dueño absoluto de esta ruta y por consiguiente de elegir el punto de desembarco y la futura zona de
operaciones.
Este punto fue el puerto de Pisagua. Para tal objeto embarcó su ejército en Antofagasta, operación
que comenzó el día 26 de octubre y que concluyó el 28, empleando un convoy de 15 -transportes en
los que fueron embarcados 11.596 hombres de las tres armas, al comando del general Erasmo
Escala.

127
Este convoy zarpó el 29 con rumbo a Pisagua escoltado por los buques de guerra "Cochrane",
"O'Higgins", "Magallanes" y "Covadonga", y se presentó frente a Pisagua a las 4 de la madrugada
del 2 de noviembre, hora en que el General en Jefe hizo distribuir en cada barco una proclama, en la
que decía: "En pocos momentos más habréis pisado ya el suelo enemigo y con la primera victoria
habréis principiado a aplicarle el castigo merecido por la alevosía de su agresión" (!), etc., etc.
El terreno. — El puerto de Pisagua está situado en una pequeña bahía formada por dos penínsulas
que se internan en el mar, una en el Norte, sobre Pisagua Viejo, y otra en el Sur, denominadas "Punta
Pisagua" y "Punta de Fíchala", respectivamente. En cada una de ellas fue colocado días antes un
cañón, bautizándolas desde ese momento con las pomposas denominaciones de "Fuerte Norte" y
"Fuerte Sur".
Desde la orilla del mar se elevan hacia el interior varias alturas rocosas hasta una elevación de dos
mil pies. Apocos kilómetros al interior, está situado un pequeño caserío denominado "El Hospicio",
donde había sido ubicado el campamento de la guarnición.
De Pisagua parte un ferrocarril haciendo pronunciadas zetas o zig-zags, hasta el puerto de Iquique,
pasando por el pie del cerro de San Francisco. El terreno en toda la zona de Pisagua es sumamente
quebrado y arenoso.

CROQUIS No 19

128
El combate. — Pisagua se halla, como hemos visto, guarnecido desde el mes de junio por los
batallones "Victoria" e "Independencia", con un total de 900 hombres. Además, una pequeña
columna de 110 artilleros peruanos para el servicio de los dos cañones que constituían los fuertes.
Los batallones estaban comandados por los coroneles Juan Granier y Pedro P. Vargas,
respectivamente, y toda al Brigada por el general Pedro Villamil.
Diariamente se turnaban ambos batallones bajando al puerto para el servicio de vigilancia.
En esta situación se presentó la escuadra enemiga evolucionando para enfilar los cañones de sus
barcos de guerra con dirección al puerto, y ante cuya presencia se tocó generala en el campamento
aliado.
Pronto los defensores se ubicaron en el terraplén del ferrocarril, la orilla del mar, en las quiebras de
las rocas, tras de los caseríos y en otros sitios, resueltos a impedir el desembarco de los chilenos,
cuyas naves rompieron un fuego aterrador sobre los denominados "tuertes" desmontando en pocas
horas los dos cañones que fueron silenciados.
En aquellos cerros altísimos y escarpados repercutían con estrépito los estampidos y parecían
desplomarse sobre sus defensores, al mismo tiempo que los proyectiles, esparcían la muerte por
todas partes.
A las 10 y 30, el enemigo preparó el desembarco de sus hombres en 44 lanchónes que fueron los
primeros en arribar a la costa, y los que fueron rechazados por los infantes bolivianos del "Victoria"
que llegaron a lanzarse sobre ellos con el agua hasta la cintura, obligando a los lanchónes enemigos
a volver a sus buques. Repuesto el ene-migo, intentó un segundo desembarco y luego un tercero y
un cuarto por la parte del norte o Pisagua Viejo, donde fue rechazado también por los soldados del
"Independencia".
Todos los cañones de los barcos chilenos, así como las tropas que trataban de desembarcar,
redoblaron el fuego arrojando los primeros proyectiles incendiarios que provocaron el incendio del
puerto y de 50 quintales de salitre y otros tantos de carbón almacenados en la estación del
ferrocarril, lo que levantó una inmensa columna de humo que pronto cubrió el espacio.
A las 12, los soldados chilenos habían comenzado a ganar la playa, protegidos por la humareda, lo
que obligó a las tropas bolivianas a abandonar el campo dejando entre muertos, heridos y
prisioneros, 3 jefes, 21 oficiales y 665 soldados.
A las 3 de la tarde, los transportes chilenos comenzaron a desembarcar a las unidades que no habían
tomado parte en el combate, en tanto que el resto de los defensores se retiraba al caserío de Pozo
Almonte; marchaban cansados y vencidos por el número aplastante de sus enemigos, después de
haber conquistado una página gloriosa para la historia militar de su patria.
He aquí el efectivo de las tropas chilenas que habían desembarcado en Pisagua:
Efectivos J. O. T.
Regimiento 1° de Línea ... ... .... .............................. 3 41 1.200
“ 2° de Línea ............................................. 3 43 1.200
“ 3° de Línea ............................................. 3 45 1.200
“ 4º de Línea.............................................. 2 43 1.200
Batallón "Navales" .............. ................................... 2 24 650
“ "Valparaíso" ............................................. 2 13 659
“ "Bulnes" ................................................. 2 18 598
“ "Chacabuco" ........................................... 2 22 587
" "Coquimbo" ............................................ 2 21 500
“ “Pontoneros" ......................................... 3 19 289
Regimiento "Cazadores de a Caballo" . .................. 3 24 500
“ 2° de Artillería ................................... 6 44 750
“ “Artillería de Marina" ......................... 6 46 800

129
Brigada de "Zapadores" ... ............................ .... .... 2 6 400
Total ............ 43 430 11.123
Enseñanzas y experiencias. — El despliegue del ejército aliado en una extensión de más de 400
leguas, desde Pacocha hasta el Loa, revela que el Comando carecía de un plan o que ignoraba las
reglas de la estrategia; pues por defender pequeñas caletas y algunos puertos debilitó al ejército sin
ser fuerte en ningún punto, es decir que dispersando las tropas atentó contra el principio de la
economía de fuerzas.
Con tal despliegue le fue imposible reforzar o ir en auxilio de los que se batían en Pisagua, cuando
lo correcto habría sido tener concentrado a todo el ejército en puntos próximos unos de otros para
poder acudir oportunamente sirviéndose del ferrocarril que va desde Iquique hasta Pisagua.
De otra parte, el haber acumulado lo mejor de su ejército, tres mil soldados peruanos y cinco mil
bolivianos, en el sur de Tarapacá, hizo que aquél quedara aislado e impotente en medio de aquel
médano desierto al haber perdido el dominio del mar.
Respecto al plan estratégico chileno de ocupar Pisagua para interponerse entre los dos ejércitos
aliados, el de Tacna y el de Tarapacá, estuvo bien concebido pero tardío,
pues había transcurrido casi cinco meses de la declaratoria de guerra al Perú, y en este tiempo pudo
ocupar Arica que se hallaba desguarnecido hasta los primeros días de mayo en que llegaron las
tropas bolivianas sin armas en su mayor parte. De ahí el angustioso llamado del Director de la
Guerra, Presidente Prado, para que volase a Tacna el ejército de Daza.
Tomado Arica y con él Tacna, las tropas de Iquique quedaban cortadas del resto del Perú, y el
ejército boliviano no pudo armarse en Tacna como lo hizo.
Con la derrota de Pisagua, la situación del ejército aliado de Pozo Almonte y de Iquique se tornó
difícil. Tenía la escuadra enemiga frente a Iquique, en su ala derecha estaba el grueso del ejército
chileno y en su espalda el desierto.
En el campo táctico, los defensores de Pisagua cometieron el error de retirarse sin haber inutilizado
o destruido la línea del ferrocarril y dejando intactos los trenes y las destilerías de agua de que se
surtían las tropas, proporcionando así al enemigo elementos para sus operaciones posteriores, lo que
confirma que los oficiales y aún los jefes no tenían nociones del arte de la guerra.
Aún más, se dijo que durante el combate de Pisagua llegaron a faltar municiones; pero según el
Manifiesto del general Daza, ¿por qué el coronel Grandor hizo quemar en el Hospicio más de
100.000 cartuchos y los almacenes de víveres?
La jornada de Pisagua tiene, pues, escrita su página heroica junto a otra con faltas, errores y
vergüenzas...
Marcha del Ejército de Daza sobre Camarones. — La situación del ejército aliado en Tarapacá se
había hecho difícil, cortado como estaba de sus bases de operaciones, Anca y Tacna. No le quedaba
más recurso que combatir o capitular por falta de recursos.
Sólo entonces el Director de la Guerra, que se encontraba en Arica, comprendió el error de haber
diseminado el ejército a lo largo de la costa, y pensó en concentrarlo, para lo cual impartió las
órdenes del caso.
El día 8 de noviembre se reunían en Pozo Almonte las divisiones peruanas de Iquique y Molle,
después de varias órdenes y contraórdenes, así como las tropas bolivianas (División Villegas) de San
Lorenzo, Patillos, Pabellón de Pica y Chucamata, en tanto que el Director de la Guerra, llamaba al
general Daza para acordar un plan operativo, plan que a iniciativa de Daza consistía en hacer
converger los movimientos del ejército de Tacna con los del ejército de Iquique al comando del
general Buendía, para en un día señalado atacar y tomar al enemigo entre dos fuegos.
Para tal objeto el general Buendía debía concentrar su ejército en Pozo Almonte y esperar órdenes
en el sentido de operar de acuerdo con el general Daza, quien debía marchar con sus tropas hacia el
Sur. Tal combinación estratégica habría puesto al enemigo en situación difícil, como lo reconocieron
más tarde críticos chilenos, si acaso se la hubiera llevado adelante con vigor y celeridad, pero que

130
fracaso por falta de cohesión y unidad de acción, como vemos en seguida.
Mientras tanto, una división chilena de seis mil hombres (División Unióla), marchaba de Pisagua y
tomaba posiciones en las alturas de San Francisco o de Dolores.
El ejército con el que debía operar el general Daza, es el que anotamos en la página 274, con la
única diferencia de que parte de la "Legión Boliviana" quedó en Tacna a fin de no enlutar a toda
Bolivia", así como la Artillería boliviana, por falta de mulos.
El viaje hasta Arica se lo hizo en cuatro trenes expresos, los que llegaron el día 8 de noviembre. Allí
fueron amados los batallones "Viedma" y "Aroma", que habían viajado sin armas.
A horas 10,30 del día 11, el general Daza y su ejército se internaron en el desierto para atravesarlo
en sus 200 kilómetros desde Arica hasta Iquique, cortando por tres quebradas profundas: La primera
quebrada descendiendo de Arica, es la Vítor o Chanca, luego la de Camarones y por último la de
Chiza, que forman ambas dos gargantas profundas que parecen muros y que el viajero suele emplear
a bestia hasta dos horas en subir o descender.
La primera noche acampó el ejército a 6 leguas de Arica, en una altura medanosa, rendido de fatiga
y de sed, con más de 200 rezagados. El segundo día, en lugar de aprovechar el fresco de la noche
como es de costumbre en la región, continuó la marcha bajo el sol tropical hasta la quebrada de
Chanca, habiendo atravesado un arenal de 5 leguas. El 13 siguió su marcha en la misma forma,
durmiendo en un médano de la pampa, y el 14 por la noche llegó a la quebrada de Camarones,
distante 95 kilómetros de Arica.
"La marcha hasta Camarones — dice el general Daza en su Manifiesto, del que tomamos estos
datos, — fue demasiado fatigosa, tanto por el desierto como por la carencia de todo recurso, pues
que el Director de la Guerra, que labia dado órdenes terminantes para la provisión de agua y de
víveres, fue engañado; y el ejército que marchaba bajo mis órdenes soportaba con paciencia
admirable el descuido y abandono absoluto de los comisionados que no habían cumplido con su
deber. Baste decir que las cargas de municiones se hallaban abandonadas y dispersas por el descuido
de algunas gentes.
"Resuelto estaba a continuar hasta ponerme en contacto con el ejército del Sur, y sólo entonces
ordenar el descanso a la tropa. Pero el proveedor general, señor Melgar me observó que tendría que
demorar uno o dos días en Camarones hasta que él pudiese hacer conducir los víveres forraje que
tenía almacenados y que por falta de recurso no había transportado oportunamente. Además, se me
telegrafió desde Arica que no podía ser movilizada la Artillería por falta de mulos y que se estaba
haciendo lo posible para ello.
"Por esta circunstancia, di orden el día 15 para que el ejército descansara y preparase todo lo
concerniente a; marcha, hasta que se incorporase la Artillería.
"Este mismo día 15, se presentó el coronel Heliodoro Camacho en mi alojamiento, para
manifestarme en nombre de todos los jefes "que el ejército no subirá esa cuesta y señaló con la mano
hacia la parte sur por donde sigue camino de Camarones a Chiza.
"Convoqué en seguida a un consejo de oficiales superiores, y exigí que cada Jefe expresara lo que
pasaba, que había observado en la tropa y su franco parecer sin más ligero temor.
"Todos unánimemente opinaron porque el ejército regresase inmediatamente a fin de no dejar a
Bolivia sin representación y sin ejército; y era tal esa idea que el coronel Ignacio Zevallos indicó el
regreso hasta La Paz.
"Un golpe eléctrico no hubiera producido la conmoción que me produjo escuchar la unánime
opinión de 1os señores Jefes del Consejo. Era lógico, era natural y razonable escuchar el parecer de
los compañeros de gloria y de fatiga, y de suponer más acierto en muchos que en uno sol.
"¿No debía creer en los generales y jefes tan interesados en la gloria de la Patria como lo estaba yo
para poder dudar de la sinceridad de todos? ¿Podría concebir la idea de que se infamase a la Patria,
se perdiese la causa de dos naciones aliadas por sólo coronar una ambición personal y miserable?
"Así fue, que medio vacilante, confundido y aún avergonzado, les dije: "Supuesto que así lo pedís,

131
de regresar con el ejército, porque éste se desbandará y dará un paso vergonzoso que nos ruborizará
ante el aliado, regresad: pero yo, a pesar de que asumo esta responsabilidad, marcharé hasta
ponerme a la cabeza del ejército del sur y salvar así mi nombre".
"Todos me felicitaron y juraron asumir cualesquiera responsabilidad que resultase de esta decisión.
"Esta es la historia de la retirada de Camarones: la verdadera historia. Estupor me causa el pensar
que aquellos mismos hombres que acataron con vítores y música la resolución que acababan de
arrancarme con autoridad de un asunto resuelto en un Consejo de Guerra, fueran los mismos que
después hicieran un motivo de la obra de sus aspiraciones.
"La mano puesta sobre mi conciencia, con el pensamiento levantado a Dios, con la verdad del
cristiano y del soldado, declaro que han sido tales las cosas de Camarones interpelo a todos los
generales y jefes que concurrieron a ese memorable Consejo...".
Y es entonces que el general Daza telegrafió al Supremo Director de la Guerra, exponiéndole la
situación e informándole de que el ejército no podía continuar la marcha, y que él. Daza, continuaría
hasta incorporarse con el general Buendía, pidiéndole, además que suspendiese la orden de ataque al
enemigo hasta su incorporación, a lo cual respondió el Director:
"Mañana estaré en Agua Santa, donde probablemente se dará la batalla. Sea cual fuese el éxito del
combate ya que el ejército de Camarones no puede avanzar, creo conveniente si a usted le parece,
que comience a regresar a la mayor brevedad. — Prado".
El general Daza prosiguió su marcha con el Escuadrón "Coraceros" y 100 rifleros de la "Legión de
Honor", el día 17 hasta Chiza, de donde tuvo que volver debido a muchas circunstancias e
inconvenientes que serían largos narrar aquí.
Mientras tanto, el ejército había partido de Camarones a horas 5 de la tarde del día 16 de noviembre
con rumbo a Arica, a donde Ingresó al atardecer del 18 conducido por los jefes de unidad.
De esta manera falló el plan operativo acordado para atacar al enemigo que avanzaba desde Pisagua.
Dispersión de San Francisco. — 19 de noviembre de 1879 (Croquis ?20). Avance del Ejército
Aliado. Antes de los sucesos de Camarones, el Director de la Guerra había ordenado al general
Buendía, en sentido de que "dejando una división en Iquique, marchara con su ejército a reunirse
con el de Daza, evitando chocar con el enemigo, para juntos atacarlo y destrozarlo". Orden que fue
modificada más tarde anunciándole que no debía contar con el concurso del ejército de Daza y que
atacara y ejército chileno con sólo su ejército "cualquiera que fuese el resultado".
Inmediatamente el general Buendía reunió un Consejo de Guerra, después de cuyas deliberaciones
se acorde marchar en busca del adversario dejando la División Ríos en el puerto de Iquique.
En la tarde del 16 de noviembre partía el ejército de: general Buendía desde Pozo Almonte formado
en tres escalones de marcha, es decir en el orden siguiente:
Primer Escalón: IV División peruana (vanguardia a órdenes de Dávila); la VI División
exploradora, al comande de Ortiz; la I División boliviana a órdenes de Villegas; seis piezas de
artillería y dos escuadrones. Lo comandaba el general Bustamante.
Segundo Escalón: A órdenes del coronel Suárez, se componía de la I División peruana, Velarde; la
III boliviana, Villamil, y doce piezas de artillería.
Tercer Escalón: A órdenes del general Cáceres, formado por la II y III Divisiones peruanas, Cáceres
y Bolognesi.
El parque, víveres, forraje, etc., iba en 130 carretas y algunas docenas de burros.
La primera jornada se hizo hasta las salitreras de Punchuncara, distante 20 kilómetros; el 17 en la
noche ingresaron a las llanuras de Agua Santa y acamparon en Negreiros al amanecer; luego
continuaron sobre Canchones, donde pasaron el día 18, reanudando la marcha en la tarde.
Pero hacia la media noche, las divisiones equivocaron su itinerario marchando inciertamente, de tal
suerte que pronto reinó la más grande confusión en todo el ejército agravándose al haber ingresado a
un cortante calichal del que era difícil salir, pues soldados ni caballos podían andar por esos
puntiagudos calíchales.

132
En la imposibilidad de seguir, hicieron alto a las 2 de la madrugada, pero la situación se hizo
insostenible porque los soldados ni oficiales podían recostarse sobre los cortantes caliches. Si una
fracción del enemigo hubiese sorprendido en esta situación al ejército aliado, habría sido batido en
su totalidad.
De otra parte, "con motivo de la ruta que se debía seguir, se promovió una acalorada discusión entre
los jefes en la cual se exaltaron los ánimos y poco faltó para que se dieran de sablazos".
Al amanecer del siguiente día 19, el ejército aliado entró en las llanuras de Chinchigaray, donde tuvo
conocimiento de que el enemigo ocupaba las alturas de San Francisco y Dolores, dominando desde
ellas los caseríos de Sana Catalina y el Porvenir, puntos situados a 15 kilómetros [e San Francisco, y
a donde se dirigieron las divisiones aliadas.
Mientras tanto, veamos lo que pasaba en el campo enemigo.
Situación del ejército chileno. — El coronel Sotomayor, Comandante de] ejército enemigo, que se
habla dirigido dos días antes a la región de Dolores, fijose en la extensa llanura que se extiende
hacia el pie del cerro San Francisco y resolvió presentar batalla en dicha planicie.
En tal virtud, dictó sus órdenes disponiendo que el 4º de Línea ocupara el caserío de Santa Catalina
mientras llegara el resto del ejército, el cual marchaba murmurando contra aquellas erróneas
disposiciones; pues ante las observaciones de sus jefes que le aconsejaban la ocupación del cerro de
San Francisco y sus alrededores, excelentes como posición defensiva, manifestó que "saliendo de
improviso a los peruanos fatigados por su larga marcha, sería fácil empresa arrollarlos".
Empero, en la noche del 18 fueron capturados algunos arrieros que conducían la carga aliada y que
desorientados fueron a dar a Santa Catalina, los que declararon que el ejército enemigo campaba a
pocas cuadras de distancia. Con tal motivo, el General en Jefe varió de opinión o plan y comenzó a
atrincherarse en las faldas del cerro de San Francisco.
El terreno. — "Junto a Dolores — dice el historiador Vicuña Mackenna — empínase sobre la
llanura, de una manera más abrupta que pintoresca, una cerrillada. Su elevación máxima es de 800
pies (200 metros); pero su acceso es fácil en todas direcciones y en su cima ostenta una blanda
planicie, en parte de más de 200 metros de ámbito y cerca de una legua de longitud.
"Era aquella, por consiguiente, una admirable posición estratégica, porque domina la vista de
Jaspampa (donde estaba el resto del ejército chileno) y defendía a la vez los rieles, la aguada, la
llanura y, sobre todo, la retirada.
"En la cima del cerro de San Francisco, que este nombre más comúnmente lleva, podía no sólo
caber, sino maniobrar con cierto desahogo un ejército de diez mil hombres, y extenderse en línea
perfilando sus laderas, sea al sur, sea al norte, en todas las emergencias...

133
CROQUIS No 20

"La ocupación militar de aquel cerro y sus alrededores, equivalía, por consiguiente, como defensa, a
una verdadera fortaleza, a la cual no le faltaban ni bastiones, ni pozos, ni almenas".
En esta formidable fortaleza natural habíase situado, pues, el ejército chileno después de las
vacilaciones del coronel Sotomayor, entre salir al encuentro de los aliados en la llanura o mantenerse
a la defensiva sobre aquella posición que fue luego fortificada y artillada con 32 cañones, esperando
el ataque del ejército aliado.
Entre las alturas de Tres Clavos y Dolores, hay un abra donde está situado el pozo "Dolores", hasta
donde penetra "un ramal del ferrocarril Pisagua-Iquique, cuyas rieles pasan a 500 metros por el
flanco Este de dichas alturas. Además, junto a la línea férrea se encuentran los caseríos del Molino,
El Porvenir, Santa Catalina y las oficinas de San Francisco.
Hacia el Sur se extienden indefinidamente las inmensurables planicies de Chinchigaray, por donde
avanzaban las divisiones aliadas.

COMPOSICIÓN DE LOS EJÉRCITOS ADVERSARIOS


TROPAS ALIADAS
Primera línea y en ala derecha:
División Dávila: Efectivos
J. O. T.
Batallón "Puno" ................ 4 20 432
" "Lima" Nº 8 ............. 4 30 454

134
Total ............ 8 50 886

División Bustamante: Efectivos


J. O. T.
Batallón "Ayacucho" ................... 5 46 623
“ "Lima" Nº 3.................... 4 27 260
Columna "Pasco" ........................... . 2 17 170
Total…………. 11 90 1.056

División Villegas: Efectivos


J. O. T.
Batallón "Paucarpata" 2° de La Paz .. 5 31 420
“ "Dalence" 1° de Oruro ..... 5 45 495
" "Ilimani" 1º de Cazadores de
la Guardia .............. 5 34 500
"Olañeta" 2º de Cazadores de
la Guardia .............. 6 27 450
Total .......... 21 137 1.865

En el ala izquierda:
División Velarde: Efectivos
J. O. T.
Batallón "Cazadores del Cuzco" ..... 4 48 441
“ "Cazadores de la Guardia"... 4 26 418
Total ... ... .. 8 74 854

División Bolognesi: Efectivos


J. O. T.
Batallón "2º Ayacucho" ... ... .................. 3 28 321
" "Guardias de Arequipa" ........... 4 30 475
Total …. ... .. 7 58 796

División Villamil: Efectivos Efectivos


J. O. T.
Batallón "Aroma" 1° de Cochabamba. .................. 7 51 501
“ "Vengadores"3º de Potosí ..................... 6 32 489
“ "Victoria" de La Paz ... ....................... 6 32 498
“ “Colquechaca” ....................................... - - 150
Escuadrones “Bolivar” 1º de Húsares .................... 3 16 127

Total ........... 27 157 2.015

Segunda linea de Reserva:


División Cáceres: Efectivos
J. O. T.
Batallón "Zepita" .... ........................................ 4 31 600.
“ "Dos de Mayo".................................. 4 36 437
Total 8 67 1.037

135
El efectivo total del ejército aliado era pues de 90 jefes, 633 oficiales y 8.514 soldados, con más 18
piezas de artillería; de los cuales eran bolivianos 48 jefes, 294 oficiales y 3.880 soldados.
Los peruanos sumaban 42 jefes, 339 oficiales y 4.634 soldados.
Ejército Chileno:
Regimiento "Buín" 1° de Línea ..................... ............... 1.000
“ "4º de Línea" ........................................... 1.000
Batallón "Atacama" ... ................................................... 518
" "Coquimbo" ... ................................................... 477
“ "Navales" ... ... ............................................... 640
“ "Valparaíso" .................................................... 517
“ "3º de Línea" ................................................... 610
Batallón "Carballo” ..................... 520
“"Bulnes" .................................................................. 500
Cuerpo de Pontoneros ... ... ... ... ... ... . .. 400
Regimiento "Cazadores de a Caballo" ..... ... 560
" "Granaderos de a Caballo" ........ 470
" "Velásquez" de Artillería, con 32 piezas
de campaña y montaña . . .. 520
Escuadrón "Ametralladoras" ............................................. 78
Total ... ............................................. ... .... ... .... 7.910
La Acción. — (Croquis No 20). — Conforme al dispositivo que hemos marcado anteriormente para
el ejército aliado, continuó su avance por la pampa, dando frente al enemigo, hasta la oficina
salitrera de El Porvenir, sobrepasándola para apoderarse de un pozo de agua, una vez en posesión de
dicho pozo, la columna del ejército aliado se detuvo.
Hechos los reconocimientos por la caballería, se constató que la línea chilena ocupaba desde la cima
sudeste del cerro de San Francisco hasta la aguada de Dolores. En el cerro de Tres Clavos había sido
situada una batería de montaña (4 piezas) con frente al Este.
Luego, se procedió a horas 6 de la mañana, a distribuir la munición, 180 cartuchos por plaza, y a
verificar el despliegue para el avance adoptando la siguiente formación de batalla:
Ala derecha: IV División peruana, Dávila; VI División peruana, Bustamante; I División boliviana,
Villegas.
Ala Izquierda: I División peruana, Velarde; III División peruana, Bolognesi; III División boliviana,
Villamil.
Reserva: II División peruana, Cáceres.
Artillería; Fue distribuida entre el ala derecha, 6 piezas, y El Porvenir, detrás de la reserva, 12
piezas.
A pesar de las fatigas experimentadas en la marcha nocturna anterior, el ejército aliado avanzó
entusiasta por medir sus armas con el enemigo, pero cuando se encontraba en media altura, el
General en Jefe, Buendía, dio orden de hacer alto y pasar al descanso.
Este alto intempestivo en media pampa, que duró hasta las 3 de la tarde, a seis kilómetros del
enemigo, bajo un sol abrasador, con la tropa sedienta, no hizo otra cosa
que sembrar el desaliento en oficiales y soldados, agravado con la confirmación de que el ejército de
Daza no intervendría.
Es que en el Comando Aliado no había unidad de pensamiento ni de plan. Pues a hrs. 11 de la
mañana, el general Buendía reunía a los principales jefes, a fin de tomar acuerdos y dictar sus
órdenes para el ataque. En dicha reunión fue proyectado el siguiente plan de ataque: El centro de la
línea aliada debía atacar de frente la falda sur del cerro de San Francisco, para "amarrar al enemigo";
el Comandante en Jefe con los batallones "Lima" No 3, "Ayacucho", "Paucarpata" y "Dalence", un
regimiento de caballería y 6 piezas de artillería, atacaría a lo largo de la línea férrea para alcanzar y

136
apoderarse del pozo de Dolores. Por la izquierda del cerro de San Francisco (Oeste) atacaría el
coronel Suárez hasta ocupar la encañada de Dolores y reunirse con el Comandante en Jefe, La
reserva del coronel Cáceres debía seguir los movimientos de las tropas de Suárez.
Pero entonces el general Villamil y el Jefe del Estado Mayor, coronel Suárez, manifestaron que el
comprometer un combate en esos momentos en que la tropa estaba cansada era peligroso. Además,
que el efectivo del ejército era pequeño para atacar las posiciones enemigas, y que, finalmente, en
caso de triunfarse no se ganaría nada, puesto que el enemigo regresaría a Pisagua y los aliados se
verían obligados a continuar en el desierto.
Esta representación y la insistencia para que se postergara el momento del ataque en vista de la
extenuación de la tropa, hicieron que el general Buendía acordara retardar la ejecución de su plan
hasta el siguiente día.
De esta suerte, las órdenes impartidas eran también contradictorias, influyendo desfavorablemente
en la moral de oficiales y soldados.
Ante la determinación de hacer alto a la vista del enemigo, — dice el general Cáceres — provocó un
serio conflicto entre los jefes. Nos miramos estupefactos, no explicándonos el por qué de esta
decisión del mando, que censuraba duramente la mayor parte de los jefes, especialmente los
bolivianos. Llegados que hubimos a la presencia del Jefe del Estado Mayor, encontramos a éste
rodeado de varios jefes bolivianos que censuraban en alta voz las medidas dictadas por él y por el
General en Jefe. Al verme, Suárez se dirigió a mí y me dijo: "Vea usted lo que pasa y si así
podremos triunfar".
"Esperando que los ánimos se calmaran, resolvimos acercarnos hacia el cerro para observar las
posiciones enemigas, cuando llegó el coronel Dávila, quien comenzó a desatarse en improperios
contra el General en Jefe y el Jefe de Estado Mayor, concluyendo: "Con estos inútiles que nos
mandan, bien pueden llevarnos los diablos".
Por fin, Suárez había conseguido que se suspendiese el ataque, postergándolo para las primeras
horas del día siguiente. Fue entonces que el General en Jefe estableció su cuartel general en las casas
de El Porvenir, agrupando ese punto (ala derecha) las mejores unidades de ambos ejércitos, como
eran los batallones bolivianos "Illimani","Olañeta" y "Victoria" a órdenes del general Villegas; los
batallones peruanos "Lima" Nº 8, "Puno", "Zepita" y otros. Además, colocó en esa dirección 10
piezas de montaña.
La caballería fue escalonada al este de El Porvenir, habiendo tocado a los "Húsares" de Bolivia estar
en las fracciones adelantadas.
Resuelta la forma en la que se debía llevar el ataque el siguiente día, se dieron las órdenes necesarias
para que los diferentes cuerpos se ocuparan en recoger víveres y agua; para lo que se alejaron de sus
respectivos campamentos. Pero en esta situación se oyó un tiro de fusil disparado de un grupo de
soldados que se encontraban disputándose un chorro de agua en El Porvenir, disparo al cual contestó
Inmediatamente la artillería chilena aumentando mayormente la confusión que reinaba en el
campamento aliado.
Eran las 3 de la tarde del 19 de noviembre de 1879 cuando se generalizó el tiroteo de las fracciones
adelantadas y el tronar del cañón chileno que pronto fue contestado por las piezas peruanas del ala
derecha; los jefes se pusieron a obrar tal como se había acordado hacerlo al día siguiente.
Empeñada la batalla en una extensión de tres kilómetros y a distancias que variaban de mil a tres mil
metro del enemigo, en una forma tan intempestiva, el general boliviano Villegas atacó con su
primera brigada las batería enemigas (baterías Salvo) con los batallones "Illimani" "Olañeta" y
"Zepita" en columnas cerradas de ataque. Llegadas estas unidades al pie de la pendiente, quedaron
en ángulo muerto y les fue fácil escalar el flanco del cerro, pesar del violento fuego de las carabinas
de la artillería asaltada, en uno de cuyos cañones habíase cabalgado el corneta boliviano Mariano
Mamani, del Batallón "Dalence" tocaba llamada animando a sus compañeros.
Al mismo tiempo que Villegas iniciaba su ataque, el general Buendía había avanzado por las rieles

137
para apoderarse del pozo de Dolores, con los batallones "Paucarpata "Dalence" (bolivianos), "Lima"
No 3 y "Ayacucho" (peruanos).
Simultáneamente, el ala izquierda, mandada por Suarez, había emprendido el ataque por la planicie
orientando se al norte del cerro de San Francisco, para darse la mano con Buendía; pero las baterías
Urriola (chilenas), abrieron sorpresivamente fuego, desordenaron a los atacantes (batallones
bolivianos "Vengadores", "Aroma" y "Victoria"), que tuvieron que retroceder, en tanto que las tropas
de Buendía eran detenidas en las proximidades de las oficinas de San Francisco por las baterías
chilenas.
En este momento de crisis la caballería peruana "Husares de Junín", que permanecía al Este de El
Porvenír emprendió retirada a galope con dirección a Arica, mientras la infantería aliada retrocedía
también viéndose repentinamente entre dos fuegos, el del enemigo y el de los suyo que subían y que
en medio del polvo y del humo no podían distinguir, batiendo por consiguiente a sus compañeros al
creer que todo el que bajaba era un enemigo, lo cual introdujo en las filas aliadas un considerable
desorden que terminó con la dispersión de las tropas.
"Sólo los "Húsares de Bolivia", — al decir del historiador Vicuña Mackenna, — arengados por su
jefe, intentaron una carga, pero volvieron grupas a mitad de la carrera. ..
"Entre los fugitivos, iban en primera fila el general Bustamante y los tres jefes de cuerpo de la
División Exploradora: Zavala, Prado y Ortiz. Casi al mismo tiempo se retiraba del fuego sin disparar
un fusilazo, el coronel Velarde, con parte de la División del centro".
Mientras tanto, el general Cáceres, amargado con la derrota, había concentrado su división
negándose terminantemente a reforzar la división boliviana Villamil, que, bajo la metralla de las
baterías chilenas Salvo, Wood y Villarroel, trataba de flanquear el cerro en dirección de la encañada,
con el pretexto de que "no recibía órdenes sino de su general en jefe".
Batidas ambas alas aliadas, quedaron tan sólo en el campo los batallones "Illimani", "Dalence" y
"Zepita", que habían llegado a la cima del cerro capturando algunos cañones enemigos, mientras el
resto iniciaba la dispersión. "Los soldados, sin jefes y oficiales a quienes obedecer — dice el general
Camacho, — se vieron envueltos en una espantosa contusión, disparando todos sin acierto y en
retirada".
A las 5 de la tarde cesó casi por completo el fuego, y los batallones chilenos "Buín", "Navales",
"Coquimbo" y 4° de Línea, descendieron de las alturas avanzando hasta cerca de El Porvenir,
mientras que por el Oeste bajaban también los batallones "Bulnes" y 3º de Línea.
"La noche vino a finalizar aquel desorden sin ejemplo — refiere el general citado, — de la que
aprovecharon las tropas para dirigirse a Tarapacá o a Bolivia. Aquello no fue un combate ni
escaramuza siquiera, puesto que no había un plan a cuya consecución se dirigieran ese sacrificio fue,
por decirlo así, la demencia de un ejército tocado de frenesí o poseído de alcoholismo".
Los aliados, al dispersarse, dejaron en poder del enemigo 12 piezas de artillería, 48 albardones, 23
cajas de munición de artillería, dos mil fusiles, equipos, etc. Además de cerca de 500 muertos,
heridos y prisioneros.
El enemigo tuvo más de 200 heridos (9 oficiales) y 250 muertos (5 oficiales).
Enseñanzas y experiencias. — Hemos visto que el ejército aliado situado en Tarapacá, había
quedado aislado y cortado por el enemigo y que no le quedaba más recurso que capitular o librar una
batalla decisiva que resolviera la suerte de sus armas; de tal suerte que era un deber ineludible y de
alta moral para el general Prado, Supremo Director de la Guerra, trasladarse a la zona de
operaciones llevando todas las tuerzas disponibles para buscar la decisión definitiva por medio de
una batalla bien combinada y dirigida.
Empero, delegó esta delicada operación a un subalterno, el general Buendía, falto de carácter e
incapaz de adoptar ningún plan operativo. Su puesto estaba en Iquique o en Pozo Almonte y no en
Arica, donde contaba con cinco mil hombres, mucho más cuando supo que el ejército de su aliado
Daza no concurriría a la acción.

138
De esta suerte dejó que el general Buendía se batiera desastrosamente con inferioridad numérica,
teniendo más probabilidades de ser derrotado que de ser vencedor. En su alto puesto de Director de
la Guerra, debió obligar a Daza a que cumpliera el plan acordado, o en su defecto ordenarle que se
mantuviera en Camarones para adoptar otro plan.
Por último, podía haber ordenado al general Buendía, que en vista de su inferioridad numérica con
relación al enemigo, se retirase por Tarapacá y por el pie de la cordillera sin comprometer batalla
para obligar al adversario a abandonar las posiciones fortificadas de San Francisco, tal como
prescriben los principios tácticos al decir que "una batalla sólo se ha de librar cuando baya seguridad
de vencer o de salvar el honor sacrificándose". "Saber evitar un combate desventajoso con hábiles
maniobras, es una victoria verdadera".
De tal suerte, pues, que lo esencial en esta situación era obligar al enemigo a que abandonase sus
posiciones para buscar la batalla en un terreno favorable.
En cuanto a la conducta del general Buendía, General en Jefe del Ejército de Tarapacá, cuando
recibió la orden de atacar al enemigo sin el concurso del ejército de Daza, su deber era poner en
conocimiento del Director, la inferioridad numérica y moral de sus tropas por falta de recursos; pero
si a pesar de ello insistía (el Director), no le quedaba otro recurso que salvar su responsabilidad
dimitiendo el cargo, pero no aceptar, como lo hizo, con docilidad, tan descabellada orden.
En el aspecto táctico, faltó conservar el contacto con el enemigo (exploración) y el enlace entre los
jefes que debían operar (Buendía y Daza), para asegurar la coordinación de ambas tuerzas o sea la
necesidad de conocer a diario la situación de cada uno. Nada sabían los aliados de la situación del
enemigo, de su efectivo total desembarcado en Pisagua, ni de sus desplazamientos al interior a
pesar de contar para ello con los habitantes del lugar o la región.
Los chilenos tampoco vigilaron las fuerzas enemigas, ni enviaron reconocimientos para obtener
informaciones; pues el día de la acción de San Francisco supieron que avanzaban los aliados por
informes de un arriero peruano que al haberse desorientado en la noche fue a dar al caserío de El
Porvenir. No escalonaron sus tropas en el desierto; "las disposiciones dictadas hasta ese momento,
sólo fueron para vivir y no para guerrear".
"En la campaña de Tarapacá — apunta el historiador Dellepiani, — se han presentado las más
brillantes oportunidades para el empleo de la caballería, misiones de reconocimiento, contacto,
enlace, seguridad, persecución, completamente inexplotadas: en el lado peruano por carencia de
medios; en el chileno, por deficiencia técnica, no obstante la superioridad de sus elementos
materiales.
"La caballería pudo ser la encargada de informar, destruir los tramos ferroviarios, inutilizar los
pozos y sus bombas para extraer agua, destruir los telégrafos y en fin el mantenimiento estrecho del
contacto con el enemigo.
"La sorpresa estratégica que sufrieron los chilenos en San Francisco y las horas angustiosas que
pasaron sus tropas, momentáneamente inferiores en número son el justo castigo de su imprevisión.
"Ambos beligerantes maniobras pues en la mayor ceguedad y al azar con imperdonable imprevisión
y desconocimiento absoluto del rol de la caballería.
"El general Buendia y su jefe de Estado Mayor (coronel Suárez), no dirigieron el combate como
debían porque, para dar muestras de un inútil valor personal se pusieron a la cabeza de los ataques,
descuidando su papel de dirección y coordinación de las fuerzas.
Por otra parte, ya que el General Buendía decidido atacar al enemigo, debió comenzar por estudiar
las posiciones chilenas antes de ponerse a tiro de cañón por medio de fuertes patrullas de caballería
primero y después por fracciones de infantería, para descubrir el lado débil del enemigo. Luego
debió llamar a sus comandantes de división e impartir a cada uno una determinada misión
señalándole los principales sectores de ataque etc.,etc.
El Mando chileno, de su parte, obro con censurable plenitud después de la acción, al no haber
emprendido una rápida persecución contra tropa que huían desmoralizadas y derrotadas,

139
permitiendo así que estas fueran a reorganizarse al pueblo de Tarapacá.
En suma, el triste resultad o de la acción de San Francisco se debió a las siguientes causas:
a) A la mezcla y mala organización de ejércitos de distintas nacionalidades, que motivó la mas
grande anarquía entre oficiales y soldados.
b) haber procurado extinguir, ni de parte de los peruanos ni de los bolivianos, las antiguas
prevenciones nacionales entre unos y otros, lo cual dio lugar a frecuentes desavenencias desastrosas
para la alianza.
c) las erróneas medidas estratégicas y tácticas tomadas por el Comandante en Jefe. El ejército aliado
sale de Pozo Almonte para atravesar un desierto de 12 leguas, sin guías, sin plan ni conocimiento de
las posiciones enemigas. Llegado a las proximidades de éstas, oye un disparo de cañón, y entonces
los soldados de la vanguardia, entusiasmados con el olor de la pólvora, toman sus fusiles, y sin jefes
que los repriman, sin dirección ni orden y sólo con la locura del entusiasmo, avanzan hasta tomar
algunos cañones enemigos empeñándose, sin pensarlo, en un original combate. El resto del ejército,
toma atolondradamente sus armas y sin esperar órdenes, sin saber qué hacer, rompe los fuegos a
gran distancia y se produce una confusión espantosa, debido a la falta de jefes que no supieron
dirigir las fuerzas que comandaban por la desmoralización en que tenían a la tropa y por haberse
familiarizado con el soldado.
Así fue la corrupción, la falta de disciplina y el poco conocimiento de los deberes del oficial y del
soldado, lo que originó la dolorosa dispersión de un ejército de hombres acostumbrados al heroísmo,
cuya fama de valientes era proverbial. (Nos referimos al ejército boliviano).
d) A la no concurrencia del ejército del general Daza, lo cual causó profundo desaliento y depresión
en las tropas aliadas que comandaba el general Buendía.
Con respecto a la retirada de Camarones, hemos copiado en las páginas anteriores algunos párrafos
del Manifiesto del general Daza, documento suscrito en París el año 1881, muy poco conocido entre
nosotros. En dicho manifiesto se aclara algunos misterios y se muestra la inculpabilidad de Daza.
Pues pasada la guerra, todos sus enemigos personales y políticos le habían colgado el sambenito de
traidor publicando documentos acusatorios, tanto dentro como fuera del país, a través de los cuales
se le ha juzgado y se le ha acusado como traidor a la causa nacional.
La historia no ha debatido hasta hoy lo suficiente mente este capítulo de la guerra del Pacífico, ya
que todos los historiadores, fundándose en relatos de partes interesadas en desprestigiar al
desgraciado general Daza, han aceptado aquellos hechos como una traición consumada.
El general Daza, si bien fue un hombre desleal, un mal gobernante y un militar sin instrucción, no
pudo ser traidor a su patria. Fue un general desgraciado que se dejo arrastrar por las sugestiones de
los que le rodeaban, debído a su misma ignorancia, hasta consentir en la contramarcha de su ejército
sintiéndose quizás débil por la inmensidad misma de las responsabilidades con las que se le
amenazó.
Daza no fue sino un simple instrumento de maquinaciones perversas.
Batalla de Tarapacá, 27 de Noviembre de 1879. — (Croquis No 21). — Situación de los Aliados. —
Una parte del ejército aliado dispersado en San Francisco, habíase dirigido hacia el puerto de Arica
siguiendo la ruta de Tiliviche y Camarones, pero al haberse extraviado los guías obligó al general
Buendía a tomar la ruta de Tarapacá internándose en los arenales de Tamarugal, por cuyas pampa;
marchó el ejército favorecido por una espesa niebla, en tanto que otra parte se había dispersado
totalmente dirigiéndose unos a Bolivia y otros al interior del Perú abandonando definitivamente la
campaña.
La marcha fue bastante penosa debido a la falta de agua y víveres, lo que aumentó el sufrimiento
que oponía el desierto. En la tarde del 20 de noviembre, los aliados lle garon a Curañadonde
permanecieron hasta las 2 de la tarde del 21 en que volvieron a emprender marcha, acampando esa
noche en media pampa, para al siguiente día 22 arribar al villorrio de Tarapacá.

140

CROQUIS No 21
En este punto, pudo el general Buendía reorganizar sus tropas llamando a la División Ríos que,
como hemos visto, había quedado en Iquique, y la que se incorporó el día 26 por la tarde.
La persecución chilena. — El Comando enemigo, en la creencia de que la acción del día 19 era un
simple preludio de la batalla y que el ejército aliado volvería a atacar, adoptó sus medidas
reforzando sus posiciones durante la noche. Más, al notar al siguiente día que los aliados se habían
retirado definitivamente, no tomó ninguna disposición para iniciar la persecución, que la inició tan
sólo el día 24.
Para ello destacó un regimiento de 500 jinetes con la misión de explorar el desierto y tomar datos
sobre la ruta que había seguido el enemigo en su retirada. Al siguiente día 25 fue informado de que
los aliados se encontraban en el pueblo de Tarapacá, "en muy malas condiciones debido al
cansancio, al hambre y a la desmoralización, incapaces, por lo tanto, de oponer resistencia".
Inmediatamente, el Comando chileno destacó a la División Arteaga para que efectuase un ataque de
sorpresa contra las tropas que vivaqueaban en Tarapacá.
Fuerzas en presencia. — Las fuerzas aliadas que descansaban confiadas y tranquilas para continuar
marcha sobre Arica, fueron reorganizadas en la siguiente forma:

I División (Dávila): Efectivos


Tropa
Batallón "Cazadores del Cuzco" Nº5 . .. 310
“ "Puno" Nº6. ... ... ... ... ... 205
“ "Cazadores de la Guardia" Nº 7....... 366
“ "Lima" Nº8. ...................... ... ... ..... 215
Total ................ ... ... ... ... ... 1.096

141
II División (Cáceres):
Efectivos
Tropa
Batallón "Zepita" Nº 2. ..................... 303
“ "Dos de Mayo" ................... 311
Columna de Artilleros ... ... ... ................. 78
Total ..... .. .... 692
III División (Bolognesi):
Batallón "Ayacucho" Nº 2. ............ .... .... 301
" "Arequipa" ... ... ... ... ... .............. 229
Total……….. 530
IV División (Bedoya):
Batallón "Ayacucho" No 3. ... ... .. .. ....... 311
“ "Provisional de Lima" No 3. .. 356
Total ........ ... 667
V División (Ríos) Llegada de Iquique:
Batallón "Guías" No 3. ........................... 115
“ "Iquique" N. 1. (con tropa bo-
liviana) ... ... ... ... ... ... 300
Columna "Gendarmes de Iquique" (tropa
boliviana y peruana) ... ... .. 80
“ "Naval"' ............... ... ... .. .. .. .. 207
“ "Tarapacá" (tropa boliviana).. 258
“ "Loa" (oficiales y tropa boli-
viana) .................................... 325
“ "Nacionales de Pisagua" ..... 96
“ "Gendarmes de Arequipa" .... 80
“ "Castilla"......... ................. 40
Total ... ... ........ ... ... ... 1.501

El total general de estas divisiones que carecían de caballería y artillería era de 4.486 individuos de
tropa.
La división chilena que debía llevar a cabo el ataque sorpresivo sobre Tarapacá aprovechando del
descuido en el que se encontraba el enemigo en el fondo de la quebrada había sido fraccionada en la
siguiente forma:

I Destacamento (Santa Cruz): Efectivos


Tropa
Compañía del 2º de Línea........ ... ... . 150
Brigada de Zapadores ............. ... ... , 530
Artillería de Montaña, 4 piezas ....... , 100
Regimiento "Granaderos a Caballo"... 600
Total ........ ... ... ... 1.380
II Destacamento (Ramírez):
Siete compañías del 2° de Línea ... .. 1.050
Escuadrón "Cazadores" ... .... ..... ...... 200
Sección Artillería de Montaña, 2 piezas.. 50
Total ... ... ... . . 1.300
III Destacamento (Arteaga):

142
Batallón "Chacabuco" ... ... ... ......... .... 598
Regimiento "Artillería de Marina" ....... 530
Sección Artillería de Montaña, 2 piezas ........... 50
Total ... ... ... ... ... ...... 1.178

Efectivo general de la División: 3.858 combatientes.


El terreno. — El villorrio de Tarapacá está situado en el interior y al este de Pisagua, a los 130
kilómetros. Se halla ubicado en el fondo de una profunda quebrada y rodeado por cerros ásperos y
empinados, cuya vegetación es alimentada por un riachuelo.
En sUS alrededores se alzan los pequeños poblados de Pachica y Quillahuasa, al Norte; San Lorenzo,
al Sur; y Huarisiña al Sudoeste.
Así es que una pequeña fuerza enemiga posesionada de las cimas de dichas serranías, podía sin
mucho esfuerzo Impedir la salida de tropas que se situaron allí.
El combate. — En el fondo de esta quebrada permanecían los aliados haciendo sus preparativos de
retirada.
El general Buendía habla Impartido sus Instrucciones para que el ejército Iniciara la marcha por
escalones en dirección al puerto de Arica; con tal motivo las divisiones Davila y Herrera avanzaron
hasta Pachica, distante 15 kilómetros.
El resto del ejército debía continuar su marcha a Pachica a horas 5 de la mañana del día 27, lo que
no pudo efectuarse debido a que se atrasó la preparación del rancho
que fue distribuido a horas 9. Mientras tanto, la tropa permanecía en el más lamentable descuido,
con las armas en pabellones en las calles, en los patios y en los corredores
le las casas. No habla sido destacada ni una sola patrulla, ni un centinela, ni un corneta de
observación sobre la probable ruta que el invasor podía seguir.
En tanto, el Jefe chileno, coronel Arteaga, marchaba desde Negreiros con su división para
sorprender a los aliados. Cuando hubo llegado a los veinte kilómetros del pueblo, en la noche del 26
de noviembre, dispuso el ataque, en forma concéntrica, sobre la población de Tarapacá, siguiendo el
siguiente plan:
El Destacamento Ramírez, que llamaremos de la derecha, debía descender la quebrada, apoderarse
de Huarisaña y dirigirse siguiendo el curso del río hasta Tarapacá.
El Destacamento Arteaga o el del centro, debía atacar frontalmente por las alturas que dominan la
población desde el Oeste.
El Destacamento Santa Cruz o de la Izquierda, debía situarse cerca del paso de Quillahuasa para
cortar la retírada del enemigo por el camino de Arica y batir la quebrada desde las alturas.
Las tropas chilenas aparecieron a horas 10 de la mañana por el noroeste de Huarisina, desde donde
marchó.
Destacamento Santa Cruz a ocupar la posición que se 1e había indicado. Pocos momentos después
el 29 de Línea descendía el valle para ocupar Huarisina, mientras que el Destacamento Arteaga se
disponía a romper fuego sobre la
tranquilas tropas aliadas que preparaban su rancho par luego continuar marcha sobre Arica.
El Comando aliado supo que el enemigo coronaba las alturas, debido al aviso de una rabona que
había salido fuera de la población en busca de leña o de forraje, cuya noticia fue confirmada en
seguida por unos arrieros que acababan de llegar.
Mientras los chilenos trataban de envolver a los aliados, éstos pudieron tomar sus armas, organizarse
rápidamente y salir para ganar las alturas, donde fue sorprendido y asaltado el Destacamento Santa
Cruz en forma inesperada, iniciándose, en consecuencia, la batalla, tanto en el fondo de la quebrada,
como en la pampa y en las alturas.
Los batallones "Zepita" y "Dos de Mayo" y la Columna "Loa", fueron las primeras unidades que
subieron escalando rápidamente los cerros, mientras las demás rompían el fuego en la quebrada

143
generalizándose a poco el combate "en una serie de duelos a muerte" desde el fondo de río hasta la
pampa, a pesar de no contar los aliados ni con artillería ni con caballería.
La lucha fue sangrienta y tenaz, por ambas partes, de rante más de seis horas, compitiendo en
denuedo peruano y bolivianos; pues pronto la artillería enemiga cayó en poder de los aliados y su
caballería fue rechazada y puesta en fu-110111ga por los valerosos soldados de la Columna "Loa".
También su infantería fue desalojada de todas las posiciones que le proporcionaba el terreno, en las
que se sostenía tenazmente, pero cediendo siempre al empuje de los aliados. En el fondo de la
quebrada la lucha se hizo sangrienta y porfiada, pues los infantes chilenos fueron desalojados de sus
atrincheramientos ubicados entre las casas, canchónes, acequias, paredones y matorrales.
Por fin a eso de las 5 de la tarde, hora en que los atacantes viéndose arrollados y ante la noticia de
haber sido mortalmente herido el Jefe del 29 de Línea y haber caído en manos de los aliados el
estandarte del mismo regimiento (arrebatado por el soldado boliviano Pascual Mérida de la Columna
"Loa"), comenzaron a batirse en retirada; pero cuando notaron la presencia de la División de
Vanguardia (coronel Dávila), que había sido llamada antes de emprender el combate desde el pueblo
de Pachica, situado a 15 kilómetros, y en la creencia de que aquella fuerza era el Batallón
"Colorados" de Bolivia, por sus pantalones y morriones rojos, se dispersaron a dos simples
descargas que recibieron de éstos.
Perseguidos los chilenos hasta casi dos leguas de distancia por la infantería aliada, se procedió al
recojo de heridos y trofeos dejados por aquéllos, que consistió en la bandera del Regimiento 2° de
Línea, ocho cañones, muchas banderolas, gran cantidad de fusiles Comblaín y municiones, con los
que fue armada la Columna "Loa", en reemplazo de sus inservibles Chassepot, así como las demás
unidades de la V División.
Las pérdidas de los aliados llegaron a 200 muertos, de los cuales 43 pertenecían a la Columna
"Loa", y 336 heridos, entre ellos 29 oficiales.
Los chilenos tuvieron 3 jefes, 18 oficiales y más de 600 soldados muertos; 21 oficiales y 234
heridos, con más 61 prisioneros que fueron conducidos hasta Arica.
Tal fue el combate de Tarapacá, único triunfo alcanzado por las armas aliadas en toda la campaña,
brillo fugaz que vino a iluminar momentáneamente la noche trágica en que se debatían los ejércitos
de Bolivia y el Perú.
No concluiremos de narrar este hecho histórico sin antes hacer una aclaración histórica con respecto
a la contribución del ejército boliviano en esta acción de armas,
Las Columnas peruanas "Iquique", "Pisagua", "Tarapaca" y "Navales", de la V División, estaban
organizadas unas en su integridad y otras en su mayor parte con ciudadanos bolivianos que habían
emigrado de Bolivia para ir a trabajar en las salitreras del Perú, y que fueron enrolados en las citadas
unidades durante la guerra. Además, en el ejército que se retiró de San Francisco a Tarapacá, existían
más de mil trescientos soldados bolivianos.
La circunstancia de que aquellas unidades y soldados fueron sometidos bajo el comando peruano,
hizo olvidar a los historiadores del Perú de que también Bolivia contribuyó con la sangre de sus
hijos en la brillante acción de Tarapacá, y que por consiguiente se debe otorgar la gloria no sólo a los
peruanos sino también a los bolivianos.
Continuación de la retirada aliada. — Aunque el resultado fue satisfactorio en el campo táctico,
no modificó, empero, la situación estratégica del ejército aliado de Tarapacá, que estaba aislado y sin
probabilidades de ser reforzado; contaba con escasas municiones y carecía de caballería y de
artillería.
Por otra parte, como la misión de este diminuto ejército no era combatir con el enemigo sino
retirarse sobre Arica, el general Buendia resolvió proseguir su marcha sobre aquel puerto, librándose
así del desierto abrumador que
le rodeaba por todas partes y de un nuevo encuentro con el enemigo, que al producirse le habría sido
fatal, dado el estado desfavorable en el que se hallaba.

144
Después de haber enterrado los cañones, fusiles y municiones tomadas al enemigo, el ejército de
Buendia se dirigió a horas 12 de la noche del 27 hasta Pachica, 15 kilómetros. Luego siguió,
conduciendo los prisioneros chilenos, faldeando la cordillera de Mocha, Camina, Chaca, etc., hasta
Arica, haciendo un total de 600 kilómetros.
La marcha en retirada fue ejecutada durante veinte días con un sol abrasador; pues la fatiga agotaba
las fuerzas de los soldados que marchaban descalzos, la sed que experimentaban era intensa y los
víveres escasos; dormían sin suficiente abrigo con el frío intenso de las noches que paralizaba sus
miembros. Cuatrocientos soldados perecieron en esa marcha, y sólo el 18 de diciembre el ejército
de Buendía pudo llegar a Arica, después de haber vencido 120 leguas que hay desde Tarapacá hasta
aquel puerto.
A la llegada a Arica, el General en Jefe, general Juan Buendía y su Jefe de Estado Mayor, coronel
Belisario Suárez, fueron destituidos de sus cargos por el general Montero, y puestos en prisión
inmediata en las fortalezas del Morro, para ser juzgados por su conducta.
La Columna "Loa" fue incorporada al ejército boliviano en Tacna, el 23 de diciembre, en un estado
lastimoso, pero cubierta de gloria.
Enseñanzas y experiencias. — El combate de Tarapacá no fue un combate de encuentro, fue un
combate de sorpresa cuyo triunfo fue obra exclusiva del valor y la intrepidez individual de cada
soldado, y de la impericia del Mando chileno; pues es de censurar su inactividad al frente de un
adversario que se encontraba en un estado deplorable; esto debió inducirlo a ejecutar el ataque al
amanecer del 27, pero no a las 9 de la mañana de aquel día, lo que dio por resultado que los aliados
se alistaran a la defensa saliendo a la cima de las alturas. "Fue una suerte para el ejército de
Tarapacá, tener a su frente jefes tan flemáticos como los chilenos. Con otros habría sido destrozado
o caído prisionero todo él".
Además, el Comando chileno atentó contra el principio de la economía de fuerzas comprometiendo
desde el principio el total de sus efectivos sin tener después reservas para hacer frente a la División
que llegó desde Pachica.
Las disposiciones del coronel Arteaga para el ataque no estuvieron encuadradas a la reunión de
fuerzas, pues el papel que jugaron sus tres columnas no correspondió a la superioridad del material.
Dicho jefe debió efectuar el ataque con todas las tuerzas reunidas enviando elementos ligeros a la
boca de la quebrada para impedir que los aliados escalaran las pendientes.
El ataque llevado a cabo por las tres columnas independientes fue inconexo presentándose aisladas,
sucesivamente, en el campo de lucha; de ahí que fueran batidas en detalle.
La falta de exploración y de informaciones, hizo que los chilenos ignoraran que existían dos
divisiones adelanta das en Pachica, de las que seguramente se hubiera cubierto con pequeñas tropas
destacadas en esa dirección, mientras el grueso realizaba la operación principal.
En suma, si el plan de sorprender a los aliados hubiese sido llevado a su término con mayor energía,
habría producido el efecto que de él se esperaba, teniéndose en cuenta que en su favor existía la
fatiga del enemigo, su escaso material bélico y su ningún servicio de seguridad; es decir, que la
sorpresa fracasó debido al desconocimiento practico del terreno, a la poca habilidad del avance
durante el día y a la falta absoluta de reservas para los momentos decisivos.
Veamos ahora los errores del lado de los aliados.
Producido el desastre de San Francisco, el general Buendía había perdido la serenidad y lejos de
procurar reorganizar su ejército con los restos que aún habían quedado para conducirlo con orden en
su retirada, dispuso a media noche del 19 que las tropas se retirasen "en grupos sueltos a la
desbandada" con rumbo a Arica, mientras él en
compañía de algunos jefes se dirigía precipitadamente hasta Pachica. De ahí que después de tres
horas de marcha desde San Francisco, los jefes que conducían sus columnas, en lugar de marchar al
Noroeste lo hicieron al Sur, encontrándose nuevamente en Santa Catalina.... lo que motivó a que en
su desesperación, el coronel Castañón, ordenara desenganchar los cañones para dejarlos en la vía,

145
sin clavarios o inutilizarlos, "con los armones repletos de cartuchos".
Es aún más grave la responsabilidad del Estado Mayor, al haber acantonado sus cansadas tropas en
la profunda quebrada de Tarapacá sin tomar ninguna medida de seguridad que les preservara de una
sorpresa; pues no había destacado ningún puesto avanzado, ni una patrulla, ni un cometa de
observación que vigilara la ruta por donde podía hacer su aparición el enemigo.
Durante la batalla, el Comando aliado no tuvo en su mano la dirección general de ella, y la
explotación final del éxito alcanzado no pudo llevarse adelante; es decir, fue una derrota parcial del
enemigo de la cual no se pudo sacar todo el rendimiento preciso, esto es, el aniquilamiento total del
adversario, ya que faltó en el momento culminante las armas ligeras; la persecución fue a costa de la
infantería, sin el carácter decisivo.
Maniobras de la V División Boliviana. — En julio de1879 fue organizada en Cotagaita la V
División al comando del general Narciso Campero, con elementos que fueron reclutados en las
provincias de Lípez, Chichas y Tarija, para operar sobre la región de Calama y realizar una diversión
estratégica en esa dirección.
Dicha división fue organizada con los siguientes elementos:
V División (Campero): Efectivos
G. J. O. T.
Comandante de División: General Narciso Campero ... ... ... ... 1
Jefe de E. M. D.: general Claudio Acosta ................................. 1
Batallón "Bustillo" 1° de Potosí ............................................... 4 31 450
“ "Chorolque" 3° de Potosí ....................................... 3 37 500
“ "Tarija" 3° de la Guardia................................................ 3 27 400
“ "Ayacucho" ................................................................. 3 26 397
Escuadrón "Franco Tiradores" ...... ................................................... 3 3 70
“ "Méndez" .................................................................. 3 5 120
Total ... .... ... 2 19 129 1.937
Mientras tanto, a mediados de agosto se tuvo conocimiento de la aparición de fuerzas chilenas en la
región de Canchas Blancas, distante tres jornadas de Huanchaca.
Es entonces que la División se internó el 11 de octubre en el desierto, habiendo llegado el 20 del
mismo mes San Cristóbal de Lípez, de donde contramarchó a Tomave el 6 de noviembre,
estacionándose en este punto debido las condiciones lamentables de la tropa; pues la División
carecía de víveres, vestuario, de calzados, en una palabra, d
todo recurso.
Empero, subsanadas en algo estas deficiencias que anulaban a la División para acometer empresa
alguna de guerra, pudo marchar con dirección a Tarapacá el día 26 de noviembre, hasta situarse en
Salinas de García Mendoza después de haber recorrido 46 leguas.
En este punto se encontró con algunos dispersos de San Francisco y supo de aquel desastre y de la
ocupado total de Tarapacá por los chilenos, siendo por lo tanto innecesaria la marcha de la División,
a pesar de haber recibió orden de ir a reunirse con los ejércitos aliados para operar juntamente con
los ejércitos de Daza y de Buendía
Campero resolvió retroceder hasta Condo, a donde llegó a mediados de diciembre. Pocos días
después el general Daza le ordenaba marchar otra vez al Sur, es decir, en dirección Calama o por lo
menos hasta Canchas Blanca; "con objeto de cooperar a una maniobra estratégica ideada por Daza"
antes de su destitución.
En cumplimiento de tal orden, el general Campero movió su división el 25 de diciembre, siguiendo
la ruta de Jocori, Coroma, San Pedro de Opoco y Tomave, y cuando en este último punto, situado a
40 leguas de Condo, ultímba los preparativos para continuar su marcha sobre Calama, recibió una
nueva orden en la que se le indicaba dirigirse a la ciudad de Tacna por la vía de Oruro
Empero, las marchas y contramarchas que tuvo que ejecutar la División en cumplimiento de las

146
órdenes y contraórdenes que se le impartía, habían ocasionado la ruina de la recua que conducía las
municiones, los víveres, etc y la tropa misma carecía de vestuario, de equipo y hasta de abrigo.
Sin embargo, a pesar de tales circunstancias y de haber caminado cerca de un millar de kilómetros
en idas y reñidas, la División se puso en marcha sobre la ciudad de Oruro, resignada a recorrer otros
1.800 kilómetros, y a donde llegó en un estado lastimoso con los soldados semidesnudos y agotados
por los continuados viajes que tuvo que realizar pasando por la altísima Cordillera de los Frailes.
El estado de desorganización y de ruina en la que se encontraba la V División y los sucesos políticos
ocurridos fines de diciembre con la destitución de Daza, hicieron que esta División permaneciera
indefinidamente en Oruro.
Combate de Tambillos — 5 de diciembre de 1879. — Acabamos de ver que la V División
boliviana maniobraba en Corma indecisa por la región de los Lípez sin poder intervenir en forma
decisiva en la campaña.
En esta situación, el general Campero fue informado de que fracciones chilenas incursionaban en
territorio boliviano ejecutando reconocimientos militares desde la dirección de Calama y que
numerosos rebaños de vacunos y mulares pertenecientes al ejército enemigo pastaban en los campos
de Atacama.
Es entonces que Campero destacó al Escuadrón “Franco Tiradores", constituido por 70 hombres, al
mando leí coronel Rufino Carrasco, encomendándole la misión de vigilar aquella frontera y de
apoderarse de todo el ganado posible perteneciente al enemigo. El Escuadrón Carrasco salió de
Cotagaita el 20 de noviembre y llegó al amanecer del 3 de diciembre al pueblo de Chiuchiu, donde
depuso a .as autoridades chilenas sustituyéndolas con bolivianas y comenzó a incursionar en los
campos de Toldos, donde se apoderó de más de 300 cabezas de ganado vacuno, que las envió al
ejército de Tacna.
Luego, supo Carrasco que los chilenos solemnizaban en Calama los triunfos obtenidos por sus armas
en San francisco y resolvió sorprenderlos. Se puso en marcha inmediato con su escuadrón el día 4
del mismo mes (diciembre), pero durante su marcha se encontró con una patrulla enemiga, la cual,
después de un pequeño tiroteo, se retiró sobre Calama, donde informó de que "había sido atacada
por la V División boliviana".
Ante esta noticia, los chilenos se atrincheraron de inmediato en la convicción de que era realmente
la división boliviana que debía atacarlos, en tanto que el Escuadrón Carrasco variaba de ruta y
llegaba a San Bartolo el día 5, a horas 11 de la mañana, resuelto a atacar a otras tropas enemigas que
guarnecían San Pedro de Atacama. Pero Carrasco ignoraba que el Comando chileno de Calama
había dado aviso oportuno para que dichas tropas se alistaran para la defensa.
La unidad chilena que guarnecía Atacama era el Regimiento "Cazadores del Desierto", tuerte de 600
hombres y reforzado con una batería de artillería.
El día 5 a horas 12, Carrasco continuó su marcha dispuesto a entrar en combate con las tropas
enemigas que habían tornado posiciones en el desfiladero de Tambillos, situado a una legua y media
de Atacama. A las 5 de la tarde algunos jinetes adelantados del escuadrón chocaron con el enemigo,
inmediatamente Carrasco dispuso su plan de ataque y acometió á los chilenos de frente y por el ala
izquierda desde unas alturas que dominaban el desfiladero. El combate duró una hora, hasta que el
escuadrón Carrasco se lanzó al paso de carga obligando al enemigo a reararse en derrota dejando 21
prisioneros, varios heridos, 48 fusiles Winchester, 14 espadas, 40 caballos, monturas, correajes, etc.,
etc.
Terminado el combate, el Escuadrón Carrasco contramarchó y ocupó el pueblo de Atacama.
Restituyó allí a las autoridades bolivianas aunque momentáneamente, arrió la bandera chilena y se
preparó a resistir a las fuerzas enemigas que posiblemente serían enviadas desde Calama; pero tuvo
que retirarse al siguiente día en vista de su inferioridad numérica, hasta el poblado de Taconao,
desde donde el coronel Carrasco informó al Jefe Militar de Sud Lípez detallándole el combate y
pidiéndole, además, siquiera un refuerzo de 300 hombres con los que se comprometía reconquistar

147
Caracoles y Calama.
Carrasco esperó inútilmente el refuerzo solicitado; nadie le dio respuesta!
Algunas semanas más tarde, por fin llegó al campamento de aquellos héroes del desierto un correo
expreso
con la orden terminante de que el coronel Carrasco y sus 70 bravos iniciaran retirada hasta Potosí!!
Con el desaliento consiguiente tuvo que volver ese puñado de héroes tomando la ruta de Tapaquilcha
y Canchas Blancas hasta San Cristóbal de Lípez para continuar a Potosí, donde el valeroso y
glorioso Escuadrón fue disuelto por el general Nicanor Flores que desempeñaba el cargo de Jefe
Militar del Sur.
Mientras tanto, el Comando chileno movilizaba desde Antofagasta una división de las tres armas
para combatir con el Escuadrón "Franco Tiradores".
Enseñanzas y experiencias. — La organización de la V División boliviana obedecía a un plan
bastante bien concebido: primero para amagar por la frontera de Calama, mediante diversiones
estratégicas, con objeto de restar tropas al enemigo, y segundo para intervenir en la operación contra
el ejército chileno que desembarcando en Pisagua habíase posesionado de San Francisco.
Empero, los temores políticos que abrigara contra el general Campero el Presidente Daza, hicieron
que se anulara la acción de esta gran unidad llamada a jugar papel importante en la campaña,
haciéndola marchar y contramarchar sin permitir que llegase a su destino, es decir, reteniéndola
indecisa en los desiertos de Lipez, negándosele todo auxilio y los medios suficientes para su rápida
movilización.
Las conveniencias políticas y las rivalidades personales estalladas durante la guerra del Pacífico,
habían supeditado al interés nacional y al éxito militar de las operaciones de la campaña. Es decir
que no se le permitió a Campero jugar un rol de importancia ya sea ocupando con su división la
región de Calama, como era lógico o interviniendo estratégicamente en la operación planeada por el
Director de Guerra en la Campaña de Tarapacá, cuyo epílogo fue la dispersión de San Francisco,
para que su figura no se engrandeciera y adquiriese mayor relieve ante el ejército y la opinión
pública de Bolivia.

148
SUCESOS POLÍTICOS EN BOLIVIA

Destitución del Presidente Daza. — Profunda sensación había causado en el pueblo boliviano el
desastre sufrido por las armas aliadas en San Francisco.
Por otra parte, la retirada de Camarones, cuyas noticias llegaron desfiguradas a Bolivia, concitó el
odio del pueblo de La Paz contra el general Daza, que fue depuesto del mando supremo el 28 de
diciembre de 1879 para ser sustituido con el general Narciso Campero.
También en la ciudad de Tacna los altos jefes del ejército boliviano, encabezados por el coronel
Camacho, desconocieron la autoridad de Daza el 27 del mismo mes, eligiendo como Comandante
del Ejército en Campaña al nombrado coronel Camacho, suceso que fue puesto en conocimiento del
general peruano Lizardo Montero, que residía en Arica y que también había quedado al mando de
las fuerzas del Perú en ausencia del Director de la Guerra, general Prado, (que "había huido hasta
Lima" y que fue reemplazado por el doctor Nicolás Piérola), mediante el siguiente telegrama:
"El ejército boliviano ha desconocido la autoridad del general Daza y se pone a mis órdenes y yo a
las de V. S. para cumplir nuestro deber en defensa de la alianza. Sírvase V. S. transmitir este suceso a
S. E. el doctor Piérola ofreciéndole el homenaje de nuestros respetos. — Camacho".
El general Daza tuvo que emprender viaje a caballo desde Arica hasta Moliendo donde se embarcó
con rumbo a París.
Proclamación del general Campero. — Llegado que hubo el general Campero a Oruro a la cabeza
de la V División, se trasladó pocos días después a La Paz para asumir la presidencia provisoria de la
República el 19 de enero de 1880.
El nuevo Mandatario reorganizó la V División creando los batallones "Bustillo" ^ de
Potosí, "2° de Oruro" "Murillo" de La Paz y "Victoria"; y dispuso por orden general de 4 de marzo
que estas unidades marcharan de inmediato al teatro de la guerra bajo el comando del general Casto
Arguedas.
Motín del 12 de marzo de 1880. — Pero la elección de Campero para la presidencia había herido
las ambiciones de los coroneles Uladislao Silva y José María Guachalla. quienes sublevaron a los
batallones "Bustillo", "Oruro" y "Murillo", que estaban acantonados entre Viacha y Tiahuanacu.
El 12 de marzo atacaron los sublevados la ciudad de La Paz derrotando al "Victoria" y ocasionando
la fuga del Presidente Campero.
El coronel Silva se invistió del mando supremo, causando la indignación del pueblo de La Paz que
desconoció su autoridad, así como la de toda la opinión pública del país.
Silva, para conquistarse las simpatías del pueblo y del ejército en campaña, que también había
reprochado su actitud, resolvió enviar al teatro de operaciones a los batallones sublevados, pero
éstos al salir el Alto de La Paz se dispersaron el 18 de marzo.
A consecuencia de esta dispersión, el coronel Silva tuvo que huir a su vez, quedando de esta manera
restablecido el orden público y repuesto el general Campero en su alto cargo.
Los promotores del motín, que restaron tan apreciable contingente de 1,500 hombres al ejército en
campaña,
fueron declarados traidores a la patria.
En el Perú había sido también destinada a reforzar al ejército aliado de Tacha, la División Leiva,
fuerte de 3,50.0 hombres. Pero su marcha fue deliberadamente retardada por causas puramente
políticas/Desde fines de abril en que debió salir de Arequipa, sólo pudo llegar a Locumba el 30 de
mayo, cuatro días después de la batalla de Tacna.
Organización de refuerzos. — En su afán de reforzar al ejército de Tacna, el Presidente Campero
llamó desde Oruro a la V División y la reorganizó con los siguientes efectivos:

V División (Acosta): Efectivos

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J. O. T.
Batallón "Chorolque" 3° de Potosí ............... 3 21 350
“ "Tarija" 3° de la Guardia ........... 3 27 400
“ "Grau" ... ... ... .................................. 3 22 240
Escuadrón "Franco Tiradores" .. .......... 1 4 50
Total............................... 10 74 1.140
También en Potosí fue organizada otra división, la VI, que en reemplazo de la V, debía
guarnecer la frontera del Sur, amagada ya desde el año anterior por las fuerzas chilenas de Calama.
He aquí las unidades que la formaban:

VI División (Flores): Efectivos


J. O. T.
Batallón "Ayacucho" 29 de Potosí ...................... 2 24 397
“ "Reconquista" Nº 3........................ .... 3 17 400
“ "Calama" ........................................... 3 30 401
“ "Libertad" ........................................ 3 19 398
Escuadrón “Potosí” ............................................... 2 12 107
“ “Abaroa” ............................................ 3 11 138
Cuadro de Artillería ................................................. 2 5 10
Total ........................................................ 18 118 1,851

150
CAMPAÑA DEL NORTE O DE TACNA

Operaciones del ejército chileno. — Destruido el Ejército Aliado del Sur al comando del general
Buendía, quedaba aún el Ejército Aliado del Norte a las órdenes de los generales Camacho y
Montero, respectivamente.
Para batir a este ejército, el Mando chileno había dispuesto la concentración estratégica de sus tropas
en el Norte de Tacna, es decir, en la región del puerto de Ilo y la
quebrada de. Moquegua, con objeto de aislar al ejército enemigo de Tacna cortándolo de sus bases
del Perú.
Desde principios de marzo de 1880, el ejército chileno comenzó a poner en ejecución el plan de
marchar sobre Ilo sirviéndose de su numerosa escuadra, la cual desembarcó el día 10 una división
(División Muñoz) constituida por 5,000 hombres, entre ellos 800 jinetes y 18 cañones, y la que se
puso en marcha sobre la población de El Hospicio el mismo día.
Doce días más tarde, el 22, se llevaba a cabo la batalla de los Ángeles, entre la división peruana de
Gamarra y la chilena de Muñoz, favorable para las armas de esta última.
Después de esta acción se produjo algunos cambios o remociones en el ejército chileno, habiendo
sido destinado como General en Jefe el general Manuel Baquedano.
Mientras tanto, habían desembarcado en Ilo las divisiones chilenas I, III y IV, mandadas por los
coroneles
Amengual, Amunátegui y Barboza, respectivamente, las que se dirigieron al valle de Locumba,
separadamente, por distintas rutas, a partir del 8 de abril.
Hasta principios de mayo, el ejército chileno de primera línea pudo llegar al valle de Sama, en tanto
que su reserva asomaba también al teatro de operaciones en la zona Moquegua-Tacna.
Inacción de los Ejércitos aliados. — Con el refuerzo de la V División boliviana enviada por el
Presidente Campero, las tropas del Ejército de Bolivia quedaron agrupadas en cuatro divisiones,
como veremos más adelante, con un total de 5,137 hombres entre jefes, oficiales y tropa.
Distribuidas en la ciudad de Tacna y sus alrededores, comenzaron a llevar una vida monótona e
inactiva que era interrumpida momentáneamente con ejercicios de tiro o de guerrillas.
Se sucedían fiestas en honor del cuerpo de oficiales, de ambos ejércitos, en las que los jefes "no
tenían más preocupación que vestir sus elegantes uniformes para acudir a las manifestaciones".
"Peruanos y bolivianos rivalizaban en hacer derroche de lujo y buenas maneras". "Había casi a
diario retretas públicas, iluminaciones, banquetes".
Así transcurría el tiempo y el cansancio de la espera comenzaba a desesperar a las tropas que
permanecían inactivas. El enervamiento era general y comenzó la gente a desertar abandonando las
filas del honor.
Por otra parte, en los jefes y conductores peruanos había disparidad de ideas, antagonismos,
suspicacias y recelos. "Piérola, rival de Montero en sus luchas políticas, trataba de deprimir a éste
haciendo que no saliera triunfante con su ejército para que no le disputara el poder. Sólo así se
explica el no envío de los ocho mil hombres que debían salir de Lima, y sus órdenes reservadas para
que no llegara a incorporarse en Tacna la división organizada en Arequipa (División Leiva), de tres o
cuatro mil hombres".
"Temía Piérola que una vez vencedor de los chilenos en la inevitable batalla de Tacna, Montero se
rebelase contra él; y que, valiéndose del prestigio y del mayor ascendiente que la victoria le
procuraría sobre el pueblo, no le fuera difícil arrojarlo del solio dictatorial para ocupar su puesto.
"También entre los generales peruanos Montero y Canevaro, -existía rivalidades en empresas de
amor y en las que jugaba papel principal una chilena de 14 años de edad...".

Desacuerdos en el Comando Aliado. — Pero no eran éstas las únicas rivalidades que minaban a los
ejércitos aliados en Tacna, sino que aún existían otras más graves entre los jefes dirigentes de ambos

151
ejércitos, es decir entre el coronel Camacho y el general Montero, sobre una proyectada operación
estratégica para batir al enemigo, como veremos a continuación.
El coronel Camacho, provocando una junta de jefes el día 7 de abril, propuso que el ejército aliado,
en la imposibilidad de retirarse sobre Arequipa por la falta absoluta de medios, abandonara
resueltamente la ciudad de Tacna, "que militarmente hablando era una ratonera como Sedán".
Proposición que estaba fundamentada así:
a) Que era fundamental la defensa de Tacna, pero que Tacna no debía defenderse en Tacna mismo
sino en Sama, tanto para librar a la ciudad de los estragos de una batalla, cuanto para cortar ese
instinto del soldado que le lleva al caserío que tiene a la espalda en el momento del combate.
b) Que en Sama el ejército aliado estaría perpendicular a su línea de retirada, mientras que cerca de
Tacna lo estaba paralelo.
c) Que el terreno llano y en glasis descendente, de Sama a las serranías de Locumba, daba al
ejército aliado ventajas tácticas.
d) Que la falta de cobijas para la tropa (uno de los argumentos opuestos por Montero) era
superable, puesto que su permanencia allí (en Sama), sería corta, desde que se sabía que los
chilenos estaban ya en Locumba.
e) Que Arica tenía lo suficiente con la guarnición de sus baterías para su seguridad interna y Tacna
la suya con sus 60 soldados.
f) En fin, que no se concebía cómo un ejército como el chileno, con su enorme tren, pudiese pasar a
Tacna sin ser apercibido por aquél, o que se reembarcase en Ite para tomar Arica; mas, si sucedía
lo primero, deberían felicitarse de ello los aliados, porque le entregaba su línea de operaciones y
le daba la ventajosa ocasión de atacarlo.
Aceptado entusiastamente en un principio el plan de Camacho por el general Montero
(Director interino de la guerra), lo desechó luego, alegando varios motivos y al final dijo que tenía
instrucciones del Presidente Piérola, "para que no abandonara Tacna sin batalla".
Además, Montero sometió a la consideración de los jefes aliados otro plan, que consistía en
defender Tacna en los alrededores de la ciudad, fundándose en que permaneciendo en Tacna las
tropas quedarían cerca de los recursos que brinda esa región, sin necesidad de hacerlos transportar
adelante.
Su idea era también aprovechar la línea del ferrocarril para en caso de derrota hacer una última
resistencia en Arica, "quitándose él mismo toda línea de retirada".
Con el Plan Camacho estaban de acuerdo los jefes bolivianos, excepto el Jefe de Estado Mayor,
coronel Castro Pinto, quien participaba de las ideas de Montero; en cambio, los jefes peruanos eran
de la opinión de Montero, excepto el coronel Inclan que opinaba la defensa en el valle de Sama.
Divididas así las opiniones, según manifiesta el general Cáceres en sus "Memorias", "las relaciones
entre los manetos aliados se hacían cada vez más tirantes y estaban ya a punto de llegar a una
ruptura; pero salvó la crisis, felizmente, la oportuna llegada del general Campero, impidiendo a la
vez que Camacho marchara a Sama con sólo el ejército boliviano, como lo tenia resuelto".
En efecto, no habiendo llegado los aliados a ningún acuerdo, el coronel Camacho remitió al
Presidente Campero su plan de campana, haciendo éste anunciado su inmediato viaje a Tacna. El
Presidente boliviano se puso pues en camino el 14 de abril de 1880 acompañado del Ministro del
Perú en Solivia, y llegó a esa ciudad en la noche del 19, habiendo asumido, según el tratado de
alianza, la dirección suprema de la guerra.

El día 20 y los siguientes "transcurrieron con los besamanos, dianas y actos relativos a la recepción
del nuevo Director de la Guerra. Sólo al tercer día fue estudiado y considerado por los jefes
bolivianos y peruanos el Plan Camacho; pero también Campero quedó indeciso, no sabiendo si
permanecer en Tacna, que era el plan de Montero, o ir con el ejército a Sama, como pretendía
Camacho.

152
Al fin, el Director de la Guerra resolvió, en vista de que era tarde para ir a Sama, pues que este
punto había sido ya ocupado por el enemigo, defender Tacna en sus inmediaciones. Además, la
movilización del ejército era imposible por la falta de movilidad para llevar el agua, los víveres, las
municiones y el parque. De tal suerte que el ejército aliado estaba pues condenado a esperar al
enemigo sin poder buscarlo.
Sin embargo, el 2 de mayo salieron las tropas y emprendieron marcha al Norte avanzando sólo 8
kilómetros, hasta las alturas de Intiorco, sufriendo mil penurias por falta de agua y la escasez de
recursos, por lo cual tuvieron que volver el día 4 a Tacna.
Es entonces que Campero, resuelto a la defensiva pasiva, procedió a estudiar el terreno en el que
debería posesionarse el ejército, ya que tampoco era partidario de la defensa en el mismo valle de
Tacna.
Con respecto a la ocupación de Sama por el ejército aliado, el historiador chileno Benjamín
Vicuña Mackenna, dice: "El General en Jefe del Ejército chileno pensaba y procedía como un
sagaz rival de Camacho, por cuanto el general Baquedano manifestó siempre la mayor ansiedad
por posesionarse de esos puntos (Sama) estratégicos antes que el enemigo, persuadido de que
ganados por aquél, la campaña podía convertirse en un gran desastre".
Igual opinión tuvieron después varios historiadores peruanos.
La posición que eligió el general Campero fue la meseta de Intiorco, situada al norte de Tacna, a
donde comenzaron a salir nuevamente las tropas a partir del día 7, quedando definitivamente
instalada hasta el día 10.
Mientras tanto, el Comando chileno, conocedor del plan de Camacho para ocupar Sama, se había
apresurado en enviar allí su caballería y en disponer la rápida concentración de su ejército, el que
avanzaba de Locumba, por una parte, y por otra desembarcaba en la caleta Ite sobre el río Sama,
con lo cual la ocupación de ese punto por el ejército aliado era imposible.
La sorpresa de Quebrada Honda. — La caballería chilena comenzó a verificar exploraciones hacia
el Sur en los primeros días de mayo. El 10 llegó un escuadrón a las proximidades de Intiorco y se
retiró el 12 al constatar en esa región la presencia del ejército aliado.
En posesión de estos datos, el Comando chileno realizó el 22 un nuevo reconocimiento de fuerza
para apreciar el frente ocupado por el enemigo, su emplazamiento, dispositivo de las tropas y
medir el alcance máximo de ambas artillerías. Dicho reconocimiento lo realizó con 700 jinetes,
300 infantes "aneados" y dos piezas Krupp de campaña. Fácil le fue comprobar que el alcance de
los cañones chilenos era de 4 mil metros y que de las baterías aliadas, no llegaba a 3 mil.
Con pleno conocimiento de estas circunstancias, dispuso que sus tropas avanzaran desde Buena
Vista en dos jornadas, a partir del 25, recorriendo así 30 kilómetros para chocar con los
defensores de Tacna, en tanto que las divisiones peruana y boliviana se alternaban en el servicio
de puestos avanzados vigilando dirección Quebrada Honda.
A horas 9 de la mañana del 25, el ejército chileno abandonó su campamento de Sama y de Buena
Vista para concentrarse en Quebrada Honda a donde llegó al atardecer del mismo día, destacando
cada división, desplegada de inmediato, varios puestos avanzados con frente al Sur.
En este dispositivo, listo para tomar la formación de combate, permanecía el ejército adversario,
cuando una patrulla aliada pudo capturar 60 mulos cargados de 120 barriles con agua. Los
arrieros informaron a Campero que el ejército chileno, fuerte de 22,000 hombres, pernoctaba en
Quebrada Honda y que en la madrugada del siguiente día debía atacar al ejército aliado en sus
posiciones de Intiorco.
Aquí es preciso fijarse en una curiosa coincidencia con respecto a los arrieros, que refleja la falta
de servicio de seguridad y de exploración, tan descuidada por el Comando Aliado. Pues parece
que aquéllos (los arrieros) eran los magos del desierto o precursores de las batallas y que hacían
su aparición antes que los adversarios cruzaran sus armas. Así vemos que en San Francisco
fueron arrieros los que dieron aviso a los chilenos sobre la presencia de los aliados; arrieros

153
fueron los que en Tarapacá anunciaron a los aliados que fuerzas enemigas coronaban ya las
alturas; y ahora, son arrieros los que informan que el ejército chileno descansaba en Quebrada
Honda para al siguiente día iniciar la batalla.
El general Campero consultó a horas 8 de la noche a los jefes superiores sobre la conveniencia de
ejecutar una sorpresa en el campo enemigo de Quebrada Honda, atenta a la superioridad de Siete
en número y elementos.
Aceptada por algunos con entusiasmo la idea, sólo el jefe boliviano, Camacho, opuso la dificultad
de dar con el flanco o la retaguardia del enemigo; lo cual se le satisfizo indicándole que se
contaba con numerosos guías que conocían perfectamente el terreno.
En consecuencia, se dieron las órdenes del caso y el ejército fue fraccionado en tres columnas
para la realización de dicha marcha, las que estuvieron comandadas por Campero la de la
derecha, por Camacho la del centro, y por Montero la de la izquierda.
El terreno. — Entre los valles de Sama y del Caplina, a media distancia entre ambas, se encuentra
Quebrada Honda que tiene 500 a 600 metros de ancho por 10 de profundidad y que corre de Este
a Oeste. La distancia entre el campamento chileno y las posiciones aliadas era escasamente de 10
a 11 kilómetros.
Las alturas de Intiorco descienden suavemente hacia el Oeste y al Noroeste, ofreciendo un vasto
campo de tiro. Al alejarse de las cimas, el terreno forma ondulaciones de arena movediza
característica de los desiertos de las costas del Pacífico, y mide una extensión de más de 10
kilómetros de anchura. Está situado a 8 kilómetros al norte de la ciudad de Tacna.
La marcha nocturna. — "A horas 9 p. m. del 25 de mayo — dice don Daniel Ballivián, oficial
actor de este su ceso, — se nos ordenó romper pabellones, cargar mochilas y estar listos para
marchar al primer aviso, el que sólo vino a las 12 p. m.
"A esa hora abandonamos nuestro campamento y casi inmediatamente comenzó la célebre
peregrinación tan hábilmente concebida como mal ejecutada y que tan funesta, para la suerte y el
porvenir de las naciones aliadas.
"No habíamos avanzado dos kilómetros, cuando comprendimos que andábamos perdidos en ese
ondulado mar de arena. Aquello no era el avance resuelto de un ejército que marcha a su
objetivo, era el arrastre monótono y pesado de una muchedumbre impulsada por la fuerza
misteriosa del destino.
"Aunque la noche era de luna, los rayos de ésta no alcanzaban a atravesar la maldita
"camanchaca" que, cual inmenso sudario, envolvía a los diez mil soldados.
"Sobre este terreno movedizo y rugoso como la superficie de un mar encrespado por el viento,
marchamos a tientas, sin que nadie, ni con los guías que nos dirigían, supiera con fijeza dónde
estaba el enemigo que pretendíamos sorprender y dónde el campamento que acabamos de aban-
donar.
"De pronto se dio la voz de ¡Alto!, y se nos permitió sentarnos o acostarnos sobre la arena. No
sabíamos si se trataba de un descanso o del preludio de una retirada. Media hora después,
divisamos los resplandores de unas fogatas que ardían en un punto lejano a nuestra retaguardia.
Eran los emisarios del General en Jefe que habiendo dado con nuestro campamento, habían
encendido aquellas hogueras para que nos sirvieran de faro.
"Hacia ellas se nos ordenó, pues, dirigirnos a marchas forzadas e inmediatamente emprendimos
una retirada tan precipitada, como vacilante e incierta había sido nuestra marcha de avance.
"Junto con los primeros rayos de la aurora llegamos al campamento, y no habíamos acabado de
armar pabellones cuando tuvimos que romperlos de nuevo para tomar nuestras posiciones de
combate: el enemigo que venía pisándonos los talones, nos saludaba con la voz de su poderosa
e invencible artillería.
"El plan estratégico de nuestro General en Jefe había fracasado".
Batalla de Tacna o Alto de la Alianza — 26 de Mayo de 1880. — (Croquis N º 22).

154
Durante la fracasada marcha nocturna del 25 de mayo, las divisiones peruanas III y IV habían
podido penetrar hasta las avanzadas chilenas entablando combate y produciendo la consiguiente
alarma en el campamento enemigo.
Empero, dándose cuenta de que estaban aisladas y comprendiendo que el resto del ejército se había
extraviado, se replegaron bajo el fuego de los cañones enemigos, a horas 3 de la madrugada,
llegando a sus posiciones de Inti-orco a las 6 a. m.
Este cañoneo fue la señal para que el resto de las tropas aliadas, que también habían llegado al
mismo punto con la claridad indecisa del alba, se apresuraran a ocupar las posiciones que les habían
sido señaladas días antes.
Aunque ni oficiales ni soldados habían tenido tiempo para reponerse del insomnio siquiera con un
regular desayuno, los generales Campero y Montero recorrieron las filas dirigiendo arengas y
proclamas. Campero en las filas peruanas y Montero en las bolivianas.
El terreno. — El campo de Intiorco, bautizado con el nombre de "Alto de la Alianza" el 16 de
mayo, a iniciativa del general Juan José Pérez, se halla a 8 kilómetros al norte de la ciudad de
Tacna. Es una lomada con pendientes suaves en todos sentidos "formando un arco cuya conexidad
da frente al Norte", y se eleva sobre el nivel del suelo permitiendo batir a toda tropa que se ponga al
alcance de las armas.
Al Este y Oeste de la posición, existen dos depresiones poco profundas. Por la primera pasa el
camino de Sama a Tacna, y por la segunda es casi intransitable.
"El camino que une a Tacna con Buena Vista sale de la primera ciudad y llega, zigzagueando, al
centro de la lomada que ocupaban los aliados; después de vencer las alturas, sigue al Norte por en
medio de la pampa para alcanzar Quebrada Honda. Este camino fue el eje, perpendicular a la línea
de defensa, a lo largo del que se desarrolló la batalla.
"El suelo del "Alto" y el terreno que lo rodea es de arena, bastante profunda, que hace difícil la
marcha de la infantería e impide el pasaje de carros.

155

CROQUIS No 22
"Inmediatamente al oriente del Alto de la Alianza se hallan los contrafuertes de los Andes, siendo el
cerro In-tiorco prolongación de uno de ellos".
En el plano superior de la izquierda, el coronel Camacho colocó su primera línea tras de trincheras
abrigos, pero sin la precaución de mimetizarlas; pues habíase colocado saquillos de lona con arena
que constituían magníficos puntos de referencia por su color oscuro.
Más, el Director opinaba que los parapetos acobardaban a la tropa, y que mas convenía esperar a
cuerpo libre al enemigo, para acometerlo con decisión, al tenerlo a la vista.
Tal era la llamada posición de espera por los chilenos, en la que lucharon los aliados y donde faltaba
todo lo que constituye una posición defensiva.
Dispositivo de los aliados. — En tanto las tropas aliadas ocupa Dan sus posiciones, el cañoneo
enemigo proseguía sin interrupción alentando con sus estampidos el ardor bélico de Aliados y
Chilenos que pronto debían inmolarse por definir la suerte de tres naciones.
La primera línea quedó organizada en centro y dos alas, en una longitud lineal de algo más de dos
kilómetros, con la infantería boliviana y peruana mezclada entre sí por divisiones, en la que fue
intercalada la artillería y ametralladoras. La segunda línea quedó también constituida por las
reservas parciales con tropas de ambas naciones. La caballería fue colocada detrás de las alas.
El dispositivo general, contando de derecha a izquierda, quedó organizado en la siguiente forma:

Comando Superior
Supremo Director de la Guerra: general Narciso Campero.Jefe del E. M. del Ejército Unido: general
Juan José Pérez. Comandante del ala derecha: contralmirante Lizardo Montero.
Comandante del centro: coronel Miguel Castro Pinto.
Comandante del ala izquierda: coronel Eliodoro Camacho.
PRIMERA LINEA
Ala Derecha
Reducto:

156
6 cañones Krupp.
2 ametralladoras.
I División (peruana):
Batallón "Murillo" (boliviano).
"Lima" N"º 11.
"Cuzco".
VI División (peruana):
Batallón "Lima" Nº 21.
"Rimac".
Centro
Reducto:
1 cañón rayado. -
2 ametralladoras.

II División (boliviana):
Batallón "Loa" 3º
"Grau" 9º
"Chorolque" 8º
"Padilla" 6º
Reducto:
1 cañón rayado.
2 ametralladoras.
Ala Izquierda
III División (peruana):
Batallón "Pisagua".
"Arica".
II División (peruana):
Batallón "Misti"
"Zepita".
Reducto:
7 cañones de a 4.
2 Blackley de a 12.
SEGUNDA LINEA
Reserva del ala derecha
III División (boliviana):
Batallón "Nacionales" (peruano).
"Alianza" 19 (Colorados).
IV División (boliviana):
Batallón "Aroma" 49
"Zapadores".
"Nacionales" (peruano).
Reserva del Centro

V División (peruana):
Batallón "Arequipa".
"Ayacucho".
"Sama".
"Canevaro".

157
Reserva del ala Izquierda
V División (peruana):
Batallón "Huáscar"
"Victoria".
I División (boliviana):
Batallón "Viedma" 5º
"Tarija" 7º
"Sucre" 2º (Amarillos).
CABALLERÍA
Detrás del ala Derecha
Escuadrón "Húsares de Junín"
"Guías".
"Albarracín".
"Gendarmes".
Detrás del ala Izquierda
Escuadrón "Libres del Sur"
"Vanguardia"
"Escolta".
"Coraceros".
Respecto a los efectivos numéricos de los ejércitos aliados, tenemos estas cifras, incluso jefes,
oficiales y tropa:
Ejército Boliviana 5,137 hombres con 9 cañones.
Ejército Peruano 6,526 hombres con 14 cañones.
Total: 11,663 hombres con 23 cañones.
Plan de ataque chileno. — El Comandante en Jefe del Ejército reunió en Buena Vista a sus
comandantes de división para acordar el plan de ataque a las posiciones de los aliados en Intiorco.
El coronel Vergara propuso que se atacara envolviendo la derecha enemiga, para lo cual se
trasladaría todo el ejército al pueblo de Calaña, situado al este de Tacna, para atacar de flanco y
retaguardia a fin de hacer perder su posición a los aliados.
El coronel Velásquez opinó en sentido de que sólo una parte del ejército realizara el envolvimiento,
debiendo el resto fijar al adversario por medio de un ataque frontal.
Pero fue el general Baquedano quien resolvió en sentido de que el ataque debía ser frontal,
solución que fue afirmada el día 24 en otra reunión en que fueron impartidas las órdenes del caso
para que el ejército marchara reunido a Quebrada Honda el 25, para el 26 verificar el ataque "en
forma estrictamente frontal" llevando el centro de gravedad principal por la derecha y sobre la
izquierda aliada; que la caballería cubriría las alas del dispositivo, quedando afectada en gran parte
el ala izquierda del ataque; y, por último, que la artillería apoyaría el ataque de toda la línea.
Con estas instrucciones marchó el ejército sobre Quebrada Honda el día 25 de mayo.
El dispositivo general de avance contra las posiciones aliadas, era el siguiente:
En primera línea y en el ala derecha la I División, en la izquierda la II División; en segunda línea y
rebasando el ala izquierda de la I, la III División; la IV División rebasando la izquierda de la II; en
tercera línea y rebasando la derecha de la III, la División de Reserva.
He aquí las unidades que constituían las indicadas divisiones chilenas:
Comando Superior
General en Jefe: general Manuel Baquedano. Jefe de E. M. G.: coronel José E. Velásquez. Comandante
de la Caballería: coronel J. F. Vergara

PRIMERA LINEA

158
Ala Derecha
I División (Cnl. Santiago Amengual):
Batallón "Navales".
"Chillan".
Regimiento "Esmeralda".
"Valparaíso".
"Artillería".
Cuerpo de "Pontoneros".
Centro
II División (Tcnl. Francisco Barceló).
Regimiento 2º de Línea".
"Santiago".
“Atacama".
“Artillería".
Ala Izquierda
IV División (Cnl. Orizombo Barbosa):
Brigada de "Zapadores"
Regimiento "Lautaro".
2º de Artillería".
Batallón "Cazadores del Desierto".
SEGUNDA LINEA
Centro
III División (Cnl. José D. Amunátegui):
Batallón "Chacabuco"
"Coquimbo".
Regimiento "Artillería de Marina".

RESERVA GENERAL
Centro
División de Reserva (Cnl. Mauricio Muñoz):
Regimiento "Buín" 1º
3º de Línea".
4º de Línea".
"Carabineros"
Regimiento "Bulnes".
División de Caballería (Cnl. J. P. Vergara):
Regimiento "Cazadores de a Caballo"
"Granaderos de a Caballo".
El efectivo de este ejército, contando jefes, oficiales y tropa, era de 19,640 hombres, con 70
cañones. Por consiguiente, existía una superioridad numérica en su favor de 7,977 hombres y 47
piezas de artillería.
La batalla. — A horas 7 de la mañana del 26 de mayo de 1880, rompieron su marcha saliendo de
Quebrada Honda y siguiendo la pampa arenosa las divisiones chilenas, y una hora después, de 8 a
9, la artillería formaba su línea con 10 cañones y 2 ametralladoras comenzando a cañonear el ala
izquierda aliada.
Luego emplazaron sus 21 piezas las brigadas Fuentes 'y Frías para batir los reductos del centro y
derecha aliada, y mientras se realizaba el duelo de ambas artillerías, las divisiones de infantería se
aproximaban lentamente a sus objetivos hasta llegar a los dos mil metros de la línea aliada.
A las 11 cesó en parte el fuego de la artillería chilena y el Comando dio orden a la I y II Divisiones

159
para emprender el ataque, mientras que la III avanzaba ramificada con dos batallones en primera
línea y dos en segunda. La IV División, que se encontraba ya frente a la derecha aliada, a gran
distancia tras de las divisiones de primera línea, formado sus cuatro batallones en una sola línea,
cubierta por tres compañías adelantadas y desplegadas.
La División de Reserva, que se hallaba a dos mil metros tras de la III, formó en columna de
regimientos.
Rotos los fuegos de la infantería, los aliados pudieron en el primer momento quebrantar el
empuje chileno haciendo vacilar a las divisiones enemigas. Pero a poco el comandante del ala
izquierda, coronel Camacho, viéndose amenazado seriamente por la I División chilena, que des-
bordaba ya el ala, ordenó que la I División boliviana, de reserva, prolongara la izquierda de la
primera línea; como después no le quedaba disponible sino la caballería boliviana, pidió al
General en Jefe que le repusiera con otras tropas las reservas que había empeñado
prematuramente.
El centro de la línea aliada también se hallaba atacado, aunque con menos brío. Campero ordenó
que la V División peruana, reserva del centro, entrara en batalla, entre ésta y el ala izquierda y se
trasladó personalmente al ala derecha para pedirle a Montero, que no estaba aún amena zado, que
le cediera en beneficio de la izquierda algunos batallones de su reserva.
Los batallones "Alianza" (Colorados) y "Aroma", designados por Montero, se trasladaron en
seguida a la izquierda, donde los once batallones chilenos de la I y II divisiones se hallaban en
precipitado repliegue, y el coronel Camacho, creyendo que el momento era oportuno para ex-
plotar el desorden producido en las filas atacantes, se lanzaba fuera de sus parapetos con todas las
tropas que tenía a su cargo para perseguir a los fugitivos chilenos.
Con el "Colorados" y el "Aroma" en cabeza, Camacho descendió con sus divisiones el glasis de
arena de la posición, y, llegando al llano, emprendió con energía el avance. El coronel Castro
Pinto, jefe del centro, siguió también el movimiento de la izquierda con las tropas a su cargo que
abandonaron los parapetos con la mayor decisión.
En este avance los aliados fueron detenidos por el regimiento chileno "Granaderos a Caballo", que
se lanzó a la carga, siendo contenido por el "Colorados" formando cuadros. Camacho vid entonces
que no convenía profundizar más su contraataque y regresó a sus posiciones en momentos en que se
iniciaba la retirada del Batallón peruano "Victoria" ante la estupefacción general, dejando un extenso
claro en la línea de fuego.
Entonces el general Campero, en la imposibilidad de llenar ese vacío por falta de reservas y en un
momento de inquietud y desesperación, tomó un estandarte y exhortó a los dispersos a que le
siguieran para volver a ocupar sus puestos, "ora con amenazas, ora invocando el patriotismo y
asegurándoles que el enemigo estaba ya en derrota".
Pero todo fue inútil, la derrota estaba ya iniciada. Estéril había sido hasta ese momento la inmolación
de los Amarillos del "Sucre", que había perdido el 87,7% de sus efectivos y el valor espartano
desplegado por los legendarios "Colorados" derrotando a los batallones enemigos "Chillan",
"Valparaíso", "Esmeralda" y "Navales", y rechazando por cuatro veces las incontenibles cargas de la
caballería adversaria, formando sus irrompibles y célebres cuadros (1).
Era la 1 de la tarde cuando intervino la III División chilena avanzando contra las tropas de Camacho
y Castro Pinto que se encontraban aún en plena pampa combatiendo en retirada contra una
abrumadora superioridad numérica de los chilenos, y cuando llegaron a sus posiciones habiendo
gastado su dotación de municiones y sin refuerzos de ninguna clase, vieron cómo se producía en ese
momento el ataque contra la derecha de la línea, sin esperanza de mejoramiento.
En efecto, el ala derecha había quedado casi sin reservas para poder contrarrestar a la IV División
chilena que se lanzó al ataque contra la derecha aliada donde el general Montero había lanzado sus
últimas reservas: el Batallón "Lima" Nº 21 y los "Nacionales". De tal suerte que media
(1) Véase mayores detalles sobre esta batalla y en general sobre la campaña del Pacífico, en nuestra

160
obra intitulada: "El drama del Pacífico y la Tregua". hora después tuvo que retirarse cuando notó
que la izquierda había sido irremediablemente derrotada. .»
Eran las 3 de la tarde, cuando concluyó la batalla de Tacna o del Alto de la Allianza, en la que se
jugó la suerte de tres naciones, habiendo correspondido el triunfo al ejército conquistador y en la que
floreció el heroísmo de bolivianos y peruanos, señalándose muy particularmente los batallones
"Colorados", "Amarillos" y "Zepita", que rivalizaron en denuedo y en heroísmos admirables.
El campo en el que se libró aquel duelo gigantesco, quedó cubierto con los cadáveres y heridos de
2,129 bolivianos, 1,200 peruanos y 3,500 chilenos.
Mientras tanto "había cerrado la noche y durante ella sólo se escuchó el angustioso toque del corneta
Colorado llamando a sus compañeros, a semejanza de aquel célebre clarín de Canterac en la gloriosa
batalla de Ayacucho. Las chaquetas rojas y amarillas ensangrentadas cubren el campo desolado, en
tanto que allá lejos, haciendo contraste con el corneta rojo, se oye también el toque de degüello
lanzado por el clarín enemigo".
Retirada de los Aliados. — Al siguiente día de la batalla, el Comando chileno despachó s Calaña una
parte de su caballería para buscar dispersos. Pocos días después partieron numerosas fuerzas para
ejecutar una tardía persecución, en tanto que los aliados, remontando el valle del Caplina, habían
llegado ese mismo día 26 al pueblo de San Francisco, al este de Pachía.
En este lugar las tropas derrotadas se separaron por nacionalidades en una emocionante despedida.
Los peruanos siguieron por Torata hasta Arequipa a donde llegaron a comienzos de junio con 4
piezas de artillería, y los bolivianos por Yarapalca a La Paz llevando sólo 2 de sus nueve cañones
Krupp.
En Yarapalca, redactó el general Campero el parte oficial de la batalla y lo envió a la Convención
Nacional que se había reunido en La Paz, después de lo cual procedió a reunir a los jefes, oficiales y
soldados que llegaban aisladamente dirigiéndose a Bolivia. En compañía de los coroneles Ayoroa,
González, Revilla, Aramayo y otros, que fueron destacados en comisión a distintos puntos, pudo
reunir a los soldados dispersos, recoger el armamento y los dos cañones que habían sido salvados
de caer en poder del enemigo por los oficiales Octavio Paz, Juan González, Salustiano Barrón y
Octavio Rivadeneira.
Nombró jefe del Estado Mayor General al coronel Pedro Aramayo, y con los oficiales sueltos
pudo organizar un piquete de caballería. Además, con 600 soldados que había llegado a reunir,
organizó también algunos cuadros de batallones de infantería.
Con este pequeño saldo del ejército boliviano, Campero tomó la ruta de Bolivia abandonando las
playas del Pacífico, aquellas adoradas riberas donde el pendón boliviano plegado a la fuerza no
volverá a lucir sus colores. Llegó a La Paz el 10 de junio de 1880 al frente de sus tropas derro -
tadas y sufridas.
El 19 del mismo mes, Campero tomó la investidura presidencial, cuyo cargo le fue confiado por
la Convención Nacional, y se dedicó a la reconstrucción de la Patria mutilada y sangrante, sin
ambiciones personales, sin odios, sin exigir premios y preeminencias y sin hundir al país preten -
diendo darle una nueva "estructuración".

Enseñanzas y experiencias. — El reconocimiento de las posiciones aliadas desde el 22 de mayo,


estuvo bien planteado y mejor ejecutado por parte del Comando chileno, lo cual le dio enormes
ventajas permitiéndole lanzarse sobre seguro contra el dispositivo de sus adversarios.
El ataque chileno combinándolo con el ataque frontal y de flanco, estuvo de acuerdo a los
principios de la guerra, pues con el envolvimiento del ala izquierda enemiga o aliada cortóle su
línea de retirada a Arica evitando así que fuera a unirse con las tropas que defendían este puerto,
o que fuera reforzada por éstas.
Por otra parte, la inmovilidad de los aliados en sus posiciones, favoreció a que el Comando
chileno trazara un plan detallado con calma y meditación.

161
La caballería chilena se limitó a cubrir el ataque, desempeñando un rol simplemente auxiliar.
Ella debió operar prolongando el rodeo del frente para profundizarlo.
Su artillería fue empleada en todo el frente y dispersó la potencia de su fuego, en lugar de
haberla empleado en masa bajo un mando único.
Con respecto a las medidas estratégicas y tácticas tomadas por los aliados, se puede anotar las
siguientes consideraciones:
La lentitud con que procedió el general Campero a su llegada a Tacna para considerar el plan
expuesto por el coronel (Camacho, trajo como consecuencia la ocupación de Sama por el
enemigo haciendo fracasar el plan que, al haberse puesto en practica procurando vencer las
dificultades que ofrecía. Parece que Campero no le dio importancia y dejó pasar tres días, con
besamanos y banquetes, cuando lo lógico y militar era estudiar el plan inmediatamente de su
negada, rechazándolo o poniéndolo en ejecución rápidamente.
La idea del general Campero de caer por sorpresa sobre el vivac chileno en Quebrada Honda,
era inmejorable; pero para su buen éxito debía haberlo preparado con oportunidad tomando las
precauciones que requiere una marcha nocturna con todo un ejercito, operación difícil y
delicada, mucho más si se tenia al enemigo a pocos kilómetros de distancia, aunque en verdad su
fracaso se debió a haber sido concebida y ejecutada en pocas horas en vista de la situación que
había adoptado el enemigo al acampar esa noche en Quebrada Honda.
Esta operación, que constituye una gran experiencia, hace ver que una sorpresa nocturna no se
la realiza en forma improvisada, sin los elementos necesarios para ejecutarla, como ser: el
estudio del terreno, colocación de señales, adopción de guías diestros y misiones concretas a
cada unidad.
Con respecto a la ocupación de las posiciones y al dispositivo adoptado por los aliados, se puede
hacer notar que el principal error estuvo en desarticular las divisiones colocando sus batallones a
distancia unos de otros, rompiendo así los lazos tácticos. Parece que el general Campero al hacer
esta mezcla de combatientes bolivianos y peruanos, intercalando los batallones en diferentes puntos,
tenía más confianza en unos que en otros, lo que constituyó uno de los factores de la derrota.
Además, dispersó las reservas dividiéndolas en tres sectores, en lugar de haber formado una fuerza
numéricamente fuerte, para con ella mantener el equilibrio o centro de gravedad de la batalla
acudiendo en los momentos y en los puntos necesarios.
El dispositivo aliado era fuerte en las alas y débil en el centro. Parece que hubiera habido la idea de
envolver al atacante y de lanzarse sobre sus flancos, pero si tal no era la idea, las reservas, como ya
se dijo, debían haber sido agrupadas al centro. Con ello se hubiera evitado esos largos
desplazamientos desde la derecha hasta la izquierda para hacer intervenir a las reservas, tal como
ocurrió con los batallones "Colorados" y "Aroma".
Una vez elegido el terreno para librar allí la batalla decisiva, debió precederse a su preparación
tomando las medidas aconsejadas por la táctica para colocar un ejército en situación defensiva,
mucho más si no había la intención de pasar a la contraofensiva. Desde el 2 de mayo hasta el, día
26, hubo el suficiente tiempo para ejecutar todos los trabajos que en aquella época exigía la
fortificación. El coronel Camacho se concretó a última hora a colocar parapetos con saquillos de
arena sin haberlos mimetizado, lo cual constituyó excelentes puntos de referencia para el reglaje del
fuego enemigo.
Una vez reocupadas las posiciones en la mañana del 26 de mayo, el General en Jefe, en lugar de
dirigir arengas á las tropas, debió llamar a sus comandantes de división para impartirles sus
instrucciones concretando su misión, objetivos, etc., etc.
Otro error censurable, como ya hemos dicho, es el haber mezclado las unidades entre sí y, sobre todo,
los ejércitos de ambos países, tanto en la primera línea como en las reservas, cuando lo más lógico
era encomendar a cada ejército la defensa de un determinado sector independiente, subordinándolo a
las órdenes del Estado Mayor General Aliado.

162
El haber dispuesto el coronel Camacho a última hora el envolvimiento del ala derecha enemiga
desde una distancia tan sólo de 400 metros, fue otro error censurable Este movimiento se prepara
desde retaguardia y desde gran distancia con tropas de las reservas.
En esta batalla se quebrantó también los principios tácticos al haber sido empeñadas las reservas
prematuramente; de ahí que cuando se tuvo necesidad de ellas para llenar los claros, de sostener el
triunfo o de contener a los que se dispersaban, ya no se pudo contar con ellas, originándose, por
consiguiente, la derrota.
"La guerra del Pacífico — dice el historiador Dellepiani — deja importantes enseñanzas en lo que
se refiere a los procedimientos tácticos y a la aplicación más o menos exacta de los preceptos
estratégicos.
"La iniciativa de las operaciones correspondió a Chile durante toda la guerra. Conquistado el
dominio del mar, puso a las fuerzas de este país en las mejores condiciones pudiendo determinar
el punto y el momento en que convenía atacar, para lo que disponían de los elementos necesarios.
"Estas circunstancias favorables, dieron a las operaciones del Ejército de Chile un aire ofensivo
que, en realidad, no ejercitaron debidamente por impericia de su comando.
"Lanzado el Ejército chileno a la ofensiva estratégica, por el simple hecho de aparecer como
agresor, cobraba sobre sus adversarios cierto ascendiente que, tras de acrecentar sus ventajas
iniciales, daba fuerza moral desde el primero hasta el último hombre que lo formaba.
"Los aliados, en tanto, reaccionaron y se lanzaron a la vez a una ofensiva marítima sorprendiendo
a Chile. El estacionamiento de los chilenos en Antofagasta fue síntoma de la súbita postración moral
que sufrieron.
"El único inconveniente que sufre un ejército que toma la ofensiva estratégica es alejarse cada vez
más de sus centros de recursos y de la base de operaciones que lo abastecen. Las ofensivas
estratégicas chilenas fueron siempre realizadas a corto radio y contando con la base próxima que
formaba su escuadra.
"En la campaña de Tarapacá no se animaron a avanzar luego que pusieron el pie en el Litoral,
estableciéndose cerca de sus barcos como quien no quiere perder la oportunidad de retirarse; y, si
en Tacna avanzaron fue porque la impotencia del enemigo no les permitió ofrecer la batalla
defensiva que habían iniciado. Las ofensivas estratégicas fueron, pues, simplemente marítimas.
"La ofensiva estratégica debe continuarse lógicamente en la ofensiva táctica. Pero los chilenos no
emprendieron nunca la ofensiva táctica, sino cuando no pudieron tomar otra resolución y contando
con que el defensor, por la improvisación de efectivos, era generalmente bisoño. Además, los
chilenos no tuvieron que vencer ninguno de los inconvenientes inherentes a la ofensiva táctica
puesto que, cuando la emprendieron, fue con todas las ventajas de su parte.
"En cuanto a la defensiva estratégica y la defensiva táctica, los aliados se vieron condenados a la
defensiva más inocua. Algunas operaciones ofensivas limitadas al campo táctico, como San
Francisco, Tarapacá, como el contraataque de Camacho en Tacna, aclararon el sombrío cuadro
que, por imprevisión y miopía espiritual de los dirigentes, se debatieron los soldados; es decir que
practicaron la defensiva estratégica y táctica pasivas, por falta de organización, por falta de
elementos de lucha, por la imprevisión de tropas y comandos y por ausencia de servicios.
"La defensiva estratégica y táctica a la vez, da como resultado, en caso de ganarse la batalla, una
situación completamente indecisa y, en caso de perderse, origina la destrucción de las fuerzas y el
abandono del territorio; como ejemplo de la primera podría citarse San Francisco para los chilenos y
de la segunda Tacna para los aliados.
"La defensiva estratégica terminada por la ofensiva táctica, da como resultado, en caso de ganarse la
batalla, una victoria sobre el mismo campo sin resultado para el conjunto de la campaña o de la
guerra; tal sucedió para los aliados en la batalla de Tarapacá. En caso de perderse, le sucede la
retirada, con el objeto de volver a tomar la ofensiva táctica; esto ocurrió a los aliados en la batalla de
San Francisco.

163
"La instrucción técnica. — En la Guerra del Pacífico se nota, sobre todo del lado chileno, un afán
desmedido de los civiles por dirigir las operaciones de guerra. Esto originó no pocos fracasos con la
pérdida consiguiente de vidas, sacrificadas innecesariamente.
"Dos razones principales influyeron para que tal sucediera. La falta de cuadros preparados durante la
paz en los países beligerantes, obligó a improvisarlos en la movilización, distribuyendo los
comandos inferiores entre los jóvenes más cultos. Faltaron también jefes para las grandes unidades
y, en lugar de dar el mando a los militares de más alta jerarquía, o de cualquier grado, con tal de que
la experiencia en el servicio les hubiera enseñado algo de la profesión, se improvisaron altos jefes de
entre las personas que se distinguían en la política, que se creían aptas para comandar brigadas o
divisiones.
"Más grave aún fue la intromisión de políticos de elevado rango en la dirección general de las
operaciones, de las que tenían el más raro concepto, juzgando el transporte estratégico de las tropas
con criterio de agentes navieros y considerando la batalla como un mitin grandioso y sangriento.
"La tropa necesita recibir en tiempo de paz una sólida instrucción. La especialización de los
hombres de fila y la simplificación de los procedimientos de instrucción. Se debe tener presente que
el soldado no especialista puede ser improvisado; pero, nada más que el soldado, casi nunca el jefe
de sección y jamás el oficial superior, como sucedió en la guerra de que tratamos.
"En nuestro país (también en Bolivia) el hombre de fila necesita adiestramiento físico, instrucción
general y militar y, por consiguiente, no podrá llamársele a última hora.
"Los elementos de guerra. — Grave y triste fue la crisis que atravesaron los ejércitos aliados al
iniciarse la guerra; se había consumado el peor de los delitos que pueden cometer los hombres de
Estado: la imprevisión.
"Tal vez ésta sea la más palpable y conocida de las experiencias adquiridas en esta guerra y se debe
aprovechar la lección. (Bolivia no supo aprovecharla, como lo demostró en la guerra del Chaco).
"Finalmente, no debe olvidarse jamás que el fracaso de las fuerzas armadas, en plena lucha, no es
fácilmente remediable. Este representa el más duro golpe que puede recibir la nacionalidad y la
herida que produce no puede restañarse sino en largos años de triste convalecencia".
Tales son las magistrales consideraciones con las que termina el crítico militar peruano, coronel
Dellepiani, su importante estudio de la Campaña del Pacífico, a las que agregamos nosotros estas
otras:
1º — A la ninguna preparación militar de los ejércitos de Bolivia y del Perú para la guerra; pues que
la deficiencia en el comando fue manifiesta desde el comienzo de las operaciones bélicas, y a ello se
agregan los desacuerdos y rivalidades no sólo entre los jefes peruanos y bolivianos, sino en el seno
mismo de ambos ejércitos.
2º — Al haber mezclado los ejércitos de ambas nacionalidades poniéndose bajo un Comando mixto.
De esta manera se anuló la responsabilidad histórica y militar de cada uno de ellos.
El ejército peruano debió operar independientemente llevando su acción de Norte a Sur, y el
boliviano de Sur a Norte, defendiendo su propio territorio, combinando un plan de conjunto, para así
tomar al adversario en el centro de sus operaciones.
3º — A la falta de armas modernas en los ejércitos aliados, pues había de todo sistema y calibre,
desde el Chassepot hasta el Emans; los cañones eran anticuados y de poco alcance. Mientras que el
ejército chileno contaba con armas modernas superiores a las de los aliados en precisión y alcance.
4º — A la deficiente organización de los ejércitos del Perú y Bolivia, especialmente en el arma de
caballería, pues mientras el adversario contaba con más de 1,700 jinetes, aquellos sólo tenían
pequeños cuadros mal montados y peor armados.
5º — A la carencia total de movilidad para los transportes, y a la ninguna organización de los
servicios de etapas y abastecimientos.
6º — A la incalificable dispersión de algunos batallones bolivianos y peruanos en San Francisco; el
haber sido retenida la división de Arequipa fuerte de cuatro mil hombres y, por último, el haber sido

164
sustraídas del teatro de operaciones las tropas que se defeccionaron en el motín de Viacha el 12 de
marzo de 1880.
7º — Además de estos factores militares, Bolivia tuvo también que vencer la enorme distancia de sus
centros poblados para llegar al litoral; sus soldados tuvieron que salvar miles de kilómetros por
cordilleras y páramos desolados, desprovistos de los elementos necesarios, luchando con el frío, la
nieve y el calor sofocante de las costas.
8º — Finalmente, es preciso anotar que el Comando Aliado no supo dirigir a sus ejércitos en
ninguna de las fases de la guerra, es decir, ni en el ataque ni en la defensa. Pues en San Francisco
tocóle atacar una posición enemiga, y el resultado fue la dispersión. En Tacna le tocó mantenerse a
la defensiva, y el resultado fue la derrota.
BIBLIOGRAFÍA
Aguirre, Miguel. — "LIGERAS REMINISCENCIAS DE LA
CAMPAÑA DE LA ALIANZA".
Ballivián, Daniel. — "RECUERDOS DE UN SUBTENIENTE"
Cáceres, Andrés. — "LA GUERRA ENTRE EL PERÚ Y CHILE".
Caivano, Tomás. — "HISTORIA DE LA GUERRA DE AMÉRICA
ENTRE CHILE, EL PERÚ Y BOLIV1A".
Camacho, Eliodoro. — "EL ARTE MILITAR".
Da/a, Hilarión. — "MANIFIESTO".
Ddlepiani, Carlos. — "HISTORIA MILITAR DEL PERÚ".
Moreno Ahumada. — "LA GUERRA DEL PACIFICO".
Vicuña Mackenna, Benjamín. — "HISTORIA DE LA CAMPAÑA
DE TARAPACA".
Colección de Listas de Revista, desde 1879.

165
CAPÍTULO VIII

CAMPAÑAS DEL ACRE

División. — Las llamadas Campañas del Acre no ofrecen bajo el punto de vista militar grandes
enseñanzas ni en si sentido estratégico ni en el táctico, pues ellas no fueron sino simples guerras de
carácter colonial entre pequeños núcleos reclutados en las diversas ciudades de Bolivia y numerosas
montoneras de insurrectos acreanos. Por consiguiente, estas campañas carecen de grandes conceptos
estratégicos y de movimientos tácticos de gran envergadura. Ellas se redujeron a simples combates
defensivos por una parte y a tímidos ataques por otra.
Es bajo el aspecto moral que ellas nos brindan ejemplos de patriotismo, de abnegación, de disciplina
y de una voluntad asombrosa para sobrellevar y soportar las penalidades de la lucha, más que con el
enemigo con los elementos de la naturaleza.
Según se desarrollaron los sucesos acreanos, las Campañas del Acre se dividen en dos períodos bien
marcados: El primero comienza en mayo de 1899 con la intimación de las autoridades brasileñas de
Antimari para la desocupación de Puerto Alonso, y termina con la pacificación de ese territorio en
enero de 1901. El segundo empieza
con la segunda revolución acreana, en agosto de 1902, y termina con la firma del Modus Vivendi,
en abril de 1903.
Antecedentes. — De acuerdo con su política expansionista, el Brasil se resistió desde un comienzo
a reconocer los límites que Bolivia había heredado de la madre España al independizarse en 1825.
En consecuencia, el litigio fronterizo subsistió hasta el año 1867 en que durante la tiranía de
Melgarejo fue cedido al Brasil, mediante tratado suscrito en dicho año, los territorios comprendidos
entre la margen derecha del Río Paraguay, reglón de Matogroso, y la mitad del curso del Madera
hasta las cabeceras del Yavari, en la región del Acre y del Purús (paralelo 10° 20' de latitud Sur).
Empero, el descubrimiento de la goma elástica, denominada oro negro, en las selvas del Noreste y
su creciente demanda en los mercados europeos, hicieron que se encaminacen corrientes
inmigratorias desde el Estado brasileño de Ceará hasta los gomales bolivianos aprovechando de que
tales regiones eran casi desconocidas para los bolivianos debido a lo alejadas de los centros
poblados y a las mil penurias que había que vencer para llegar hasta aquellas privilegiadas regiones.
En cambio, los brasileños, que podían trasladarse fácilmente por las vías fluviales, comenzaron
desde 1878 a formar núcleos de poblaciones en las regiones gomeras de Bolivia, muy especialmente
a lo largo de los ríos, estableciendo numerosas barracas con numeroso personal; de tal suerte que,
según varios historiadores, en el lapso de veinte años se constituyeron en el Acre alrededor de veinte
mil habitantes entre portugueses, españoles y en su mayor parte brasileños.
En estas condiciones, tenían, pues, que imponer sus costumbres, idioma, moneda y aún leyes
brasileñas. Para contrarrestar en alguna forma esta conquista pacífica, es que el Presidente
Fernández Alonso había dispuesto la fundación de un puerto en las márgenes del Río Acre,
población que fue fundada por decreto de 3 de enero de 1899 en la margen Izquierda del referido río
con el nombre de "Puerto Alonso", por el señor José Paravicini, quien estableció una aduana para
controlar la exportación de la goma
cobrando los correspondientes impuestos, una policía con 25 hombres, un Juzgado de Partido y
trabajado muchas otras edificaciones para la casa delegacional, cuarteles y viviendas para
empleados.
El primer Delegado, señor Paravicini, mediante decreto expedido el 4 de enero de dicho año 99,
abrió a la navegación mercante de todos los países, los ríos Acre, Punís y Yacú.
El teatro de operaciones. — El territorio del Acre boliviano formaba un gran triángulo cuyo vértice
era las nacientes del Río Yavari, al Norte, y su base en el Río Acre, al Sur, siendo sus lados la
frontera del Brasil, al Este, y la del Perú al Oeste. (Croquis No 23).

166
La topografía del suelo en aquellas ubérrimas regiones es uniforme y plana, sin relieves altos que
interrumpan la uniformidad de los bosques milenarios y tupidos, donde se alzan elevados y añosos
árboles de diversas variedades y bajo cuya sombra crece una lujuriante vegetación constituida por
lianas, cactus, trepadoras y mil variedades que se
multiplican al infinito.
El suelo de esas praderas está cruzado por grandes y anchurosos ríos navegables en los que
desembocan infinidad de ríos menores y arroyos, cuyas orillas están pobladas por caimanes y
abundantes peces de diferentes especies.
En aquella época, y también como ahora, las únicas vías de comunicación constituían los ríos que
eran surcados por lanchas a vapor y de rueda, así como por infinidad de embarcaciones menores.
Por consiguiente, no había caminos para el acceso de tropas y, sí, únicamente angostas sendas
abiertas por los siringueros o picadores d e goma, que se perdían en la intrincada selva.
Son regiones endémicas, hoy en menor grado, donde las enfermedades revisten múltiples formas
como las fiebres- palúdicas "el - beriberi,-la "espundia-y-las disenterías- A las que, se suman las
picaduras de mosquitos de toda especie.

CROQUIS No 23

167
Nuestras tropas en su mayoría procedentes de la meseta andina, sufrían en la oscuridad de la selva y
tenían que luchar contra la naturaleza y los ardores de un clima tropical cuya temperatura húmeda
ascendía con frecuencia de 38º a 40º.
Con todo, las selvas del Acre .y del Noreste, de Bolivia son regiones riquísimas y de una belleza
única por los mil panoramas, que' presenta en sus .diferentes aspectos. La naturaleza virgen se
impone por su grandiosidad y es allí donde está el porvenir .de Bolivia.
Vías de concentración. —-(Croquis Nº 23). — El Estado Mayor General había fijado tres rutas
para, la marcha de los contingentes que debían trasladarse al teatro de operaciones con objeto de
pacificar aquella región del Acre.
Ellas fueron: De La Paz vía Sorata, atravesando la cordillera del Illampu para luego descender al
Río Mapiri y, al Alto Beni, hasta Riberalta; o la vía de Puerto Acosta por la cordillera de
Apolobamba y Colólo, siguiendo el camino; de Apolo hasta Rurrenabaque en el Alto Beni.
De Cochabamba, siguiendo la vía del Río Chapare después de atravesar la cordillera del Tunari en
Colomi, para luego .llegar al Mamoré hasta Guayaramerín y seguir por tierra o por agua hasta
Riberalta.
De Santa Cruz hasta el puerto de Cuatro Ojos, desde donde se navega,"el Piray y el Río Grande
hasta desembocar en el Mamoré.
Las rutas de La Paz y de Cochabamba arrancan de una altitud de 3,665 y 2,800 metros,
respectivamente (4 mil al atravesar el Illampu), para de allí descender a la región amazónica y llegar
al Acre que se halla a l00 sobre el nivel de nivel del mar.
La distancia a recorrer de La Paz a Puerto Alonso es de dos mil kilómetros aproximadamente.
Siguiendo por todas estas rutas, las expediciones bolivianas fueron a concentrarse a la barraca
"Mercedes", punto situado en la margen izquierda del Río Orthon, elegido por el Estado Mayor
General para dicha concentración.
En la época a que nos referimos, los caminos, hasta alcanzar los ríos navegables, eran angostos
senderos que con dificultad daban paso a las tropas con su equipo de campaña, zeteando por sobre
profundos precipicios. "Da idea de lo arriesgado de la travesía — dice el coronel Alaiza, — el hecho
de que el segundo destacamento del "Abaroa" en el trayecto de 250 kilómetros que median entre
Apolo y Rurrenabaque, perdió 43 mulos, que fueron cayendo en los precipicios".
Servicio de logística. — Las provisiones de municiones y de víveres eran transportadas a brazo por
los naturales de la región. De jefes a soldados estaban obligados a marchar a pie, llevando cada uno
sus correspondientes municiones, víveres y prendas de uso personal.
En los bosques y en el llano las tropas acampaban al aire libre, por la absoluta falta de alojamiento
bajo techo, que tan necesario era para evitar el sol abrasador durante el día y el ambiente húmedo y
penetrante durante la noche.

168
PRIMER PERIODO

El establecimiento de una aduana sobre el Río Acre, había herido los intereses de varios barraqueros
extranjeros que hasta entonces no pagaban ni un centavo al fisco boliviano por derechos de
exportación de los productos que salían al Brasil.
Fueron los capitalistas de los Estados del Para, Manaos y Amazonas, los que mayormente se
sintieron lastima dos con las medidas bolivianas, y comenzaron a conspirar secretamente empujando
a los barraqueros para que desconociendo la soberanía de Bolivia proclamasen la independencia del
Acre.
Y fue el 1º de mayo de 1899 cuando las autoridades brasileñas de Antimari, (pueblo situado próximo
a la frontera) intimaron al Delegado accidental, señor Moisés Santivañez, a que desocupase Puerto
Alonso, el cual fue asaltado al fin el 3 de mayo obligando al Delegado a retirarse con todos sus
empleados.
En fecha 15 de julio del mismo año, el aventurero, español Luis Galvez de Arias, secundado por
Domingo Carneiro, Joaquín Víctor da Silva, Utoff y otros, se proclamaba presidente provisorio del
nuevo "Estado Independiente del Acre", cuyo límite al Sur sería el Madre de Dios, y la capital
provisional el caserío "Caquetá", próximo a la frontera con Puerto Alonso.
Empero, en diciembre del mismo año, Galvez fue destituido y reemplazado en la presidencia del
nuevo Estado, por Antonio Soussa Braga.
Anoticiada la Junta de Gobierno que regía los destinos de Bolivia después de la sangrienta
revolución estallada en diciembre de 1898 y concluida en abril de 1899, envió el señor Pedro
Kramer para que restituyese con ayuda del Gobierno del Brasil, a las autoridades bolivianas de
Puerto Alonso. Pero habiendo fallecido Kramer, se hizo cargo de la expedición el señor Ladislao
Ibarra, quien arribó a Puerto Alonso el 19 de diciembre de 1899 sin ninguna resistencia de parte de
los revolucionarios.
Mas, la pasividad de los acréanos había sido aparente. El 12 de enero de 1900 atacaron el puerto en
número de 200 brasileños y después de un combate de media hora con los defensores, quedaron
dueños de dicho puerto. El señor Ibarra fue gravemente herido y sus compañeros apresados.
Concentración de tropas bolivianas. — Como semejante atentado a la soberanía de Bolivia no
podía quedar impune, y para pacificar y restablecer el orden en el Acre, a Junta de Gobierno había
resuelto enviar pequeños núcleos de tropas o contingentes reclutándolos tanto en las filas del ejército
como en los diversos pueblos de Bolivia
llamando voluntarios.
Fueron organizadas tres expediciones que partieron en diferentes fechas, habiendo salido de La Paz
la primera cargo del doctor Andrés S. Muñoz, nombrado Delegado del Gobierno en el Acre y el Alto
Purús, en octubre de 1899, siguiendo la ruta del Río Beni con el personal civil necesario y dos
cuadros de jefes y oficiales para formar algunas unidades con voluntarios en Cochabamba y en
Riberalta, al mismo tiempo que partía un piquete de 50 hombres del Regimiento "Abaroa" por
Cochabamba y el Mamoré.
Llegado que hubo a Riberalta el 14 de diciembre, el doctor Muñoz organizó durante algunos meses
con los voluntarios que había llevado y los que se presentaron en Villa Bella y las barracas
próximas, las fuerzas expedicionarias en la siguiente forma:
Efectivos
J. O. T. C.
Piquete "Abaroa" .... ... ... ... .. 1 12 101 —
Piquete "Cochabamba" ............ 2 5 51 1
Columna "16 de Julio" .............. 2 6 67 —
Columna "10 de Abril" ............ 2 8 75 —
Columna "Zapadores" .............. 2 3 30 —

169
Personal Civil ................. . — — — 19
Total ........... 9 34 324 20
Organizada así la expedición durante el mes de abril de 1900, emprendió marcha hacia Río Orthon
para ir a situarse a la barraca "Mercedes", mientras fuese posible obtener datos sobre la situación del
enemigo.
Por fin el 8 de agosto los expedicionarios se internaron en el bosque, y después de una penosa
travesía pasando por "Capatara" y "Riosinho", llegaron el 22 de septiembre a Puerto Alonso sin
encontrar aquí un solo habitante.
La segunda expedición fue encomendada al Vicepresidente de la República, señor Lucio Pérez
Velasco, quien, con el carácter de Delegado extraordinario, partió de Cochabamba por la vía del
Chapare-Mamoré el 4 de julio de 1900 a la cabeza de un piquete de 50 hombres de la Columna de
dicha ciudad, y de 25 civiles que componían el personal de la delegación, en tanto que salía también
de Santa Cruz otra columna de 50 hombres por la vía del Piray-Mamoré.
A mediados de agosto se incorporaba en Riberalta un segundo destacamento del Regimiento
"Abaroa" de 50 hombres, habiendo sido en este último punto refundidos" los destacamentos
"Cochabamba" y "Santa Cruz" para formar la Columna "Pérez Velasco", con el siguiente personal:
Efectivos
J. O. T. C.
Personal de la Delegación ........... 2 6 — 14
Piquete "Pérez Velasco" ........... 1 9 95 —
Total .......... 3 15 95 14
Estas fuerzas, que en total sumaban unas 130 personas, se embarcaron en el Madre de Dios hasta la
barraca "Genechiquía"; aquí abandonaron el río, cruzaron el bosque y llegaron a "Mercedes" el 26
de septiembre donde hicieron alto para esperar a la expedición Montes.
La tercera expedición estuvo constituida por elemento netamente militar a cargo del Ministro de
Guerra, coronel Ismael Montes, quien marchó en calidad de Comandante en Jefe de las fuerzas
pacificadoras, habiendo salido de La Faz el 4 de julio de 1900, siguiendo la ruta Sorata, Mapiri. Río
Beni, hasta la barraca "Etea". De este punto cruzó el bosque abriendo sendas hasta el Madre de Dios
para pasar por la barraca "Sena" y el Orthon hasta "Mercedes", venciendo una distancia de 40 leguas
de bosque, en cuya marcha a pie el Ministro, los jefes, oficiales y soldados tuvieron que cargar 50
libras de peso en las espaldas.
Dicha expedición estuvo constituida en la siguiente forma:
Efectivos
J. O. T. C.

Estado Mayor .................. 4 3 — —


Batallón "Independencia" 2º de Línea. 3 39 272 —
Total ......... 7 42 272 —
En "Mercedes" se reunieron las expediciones Montes y Pérez Velasco, habiendo quedado en
descanso de tan larga y penosa marcha el Batallón 2°, en tanto que ambos jefes partían con el resto
de las tropas en dirección a Río Acre, con objeto de informarse personalmente sobre la situación y
actividades de los insurgentes.
Dejando las tropas en "Vuelta de Empresa", continuaron solos hacia Puerto Alonso, pero con tan
mala suerte que fueron apresados por el enemigo, habiendo sido puestos en libertad pocos días
después.
El Comandante en Jefe vio que no era posible reunir todas las tropas en Puerto Acre, tanto por falta
de víveres como de alojamientos, y dispuso dejar el Piquete "Pérez Velasco" en "Vuelta de Empresa"
y ocupar "Riosinho" con el Batallón 2°. Con tal motivo volvió a "Mercedes" el 26 de octubre, y el
24 de noviembre salía a la cabeza del Batallón con rumbo a "Riosinho", haciendo la travesía siempre

170
a pie y cargando dos arrobas de peso. El día 1º de diciembre llegó a "Iquiry", desde donde
comenzaba la zona peligrosa, y el 6 llegó a "Riosinho".
Dispositivo de los beligerantes. — Con el arribo del Batallón 2º, el total de las fuerzas
pacificadoras ascendía a 836 hombres (con más 11 mujeres que marcharon en la primera
expedición), incluso jefes, oficiales, soldados y civiles, ocupando los siguientes puntos:

Riosinho con 300 hombres.


Humayta con 120 hombres (enfermos).
Puerto Alonso con 416 hombres.
Total: 836 hombres.
En cuanto a los revolucionarios, habíanse concentrado a lo largo del Río Acre en la forma que
sigue:

Capatará ... ... ... ... 200 hombres


Vuelta de Empresa ... . 600 “
Bagazo ... ... ... ... . 300 “
Fortaleza ... ... ... ... 200 “
Bon Destino .... .... .. 250 “
Caquetá ...... ... ... . 600 “
Total .... 2,150 hombres

Acción de Cuajeiro (6 de Diciembre de 1900). —El Delegado, señor Pérez Velasco, había resuelto
volver al interior del país para recobrar su quebrantada salud. Con tal motivo emprendió viaje a
bordo de la lancha "Iris", pero cuando llegó a la barraca "Boa Uniao", supo que en "Bagazo" habían
levantado también el estandarte separatista los brasileños Moreira, Silva, Monteiro y otros.
Entonces Pérez Velasco resolvió atacarlos y volvió a "Humaytá" en demanda de tropas. Seleccionó
700 hombres de los más sanos y con ellos se lanzó sobre los sediciosos. Llegó a la barraca "Colibrí"
y aquí dividió su gente en dos secciones: la una para que continuase viaje en la lancha hasta
"Bagazo", y la otra para que cruzando por tierra tomara el flanco de la misma barraca donde estaban
reunidos los sublevados.
Pocos momentos después la lancha fue atacada en el punto denominado "Cuajeiro", encallando a
causa de la poca profundidad del río. Mientras tanto, la fracción que había partido por tierra y que
extraviada en el bosque marchaba sin rumbo, se orientó al oír los tiros y pudo salir a la orilla
tomando al enemigo por retaguardia obligándolo a retirarse precipitadamente al cerrar ya la noche.
En la imposibilidad de seguir adelante, por la poca profundidad del no, el Delegado resolvió volver
con su tropa a "Humaytá", para luego seguir él a Puerto Alonso.
Esta pequeña escaramuza, primer hecho de armas con las tuerzas separatistas, fue el prólogo del
drama sangriento que se desarrolló en el escenario del Acre durante tres años.
Cómbate de Riosinho (12 de Diciembre de 1900). - Llegado que hubo el Batallón "Independencia"
a Riosinho, no permaneció inactivo. Desde el siguiente día se dedicó a establecer la defensa
abriendo zanjas o trincheras, talando el bosque en una extensión de cien a doscientos metros de
periferia y, en fin, adoptando las medidas necesarias para
no ser sorprendidos, ya que la barraca estaba casi rodeada de revolucionarios. (Croquis Nº 24)

171
CROQUIS Nº 24
El coronel Montes, para prevenirse de este peligro, había constituido puestos avanzados en torno del
campamento numerándolos del 1 al 8. A la madrugada del día 12 de diciembre, 500 revolucionarios
divididos en tres tracciones avanzaron desde "Empresa" en dirección a "Riosinho": la primera,
comandada por Alejandro da Silva, debía atacar desde el Este; la segunda, a órdenes de Silvestre
Monteiro, por el Norte; y la tercera, a cargo de Hipólito Moreira y Eduardo Bastos, debía subir por
el río y desembarcar por el Oeste. Todas estas columnas debían atacar concéntricamente a la misma
hora.
Pero la sorpresa les salió fallida debido a la vigilancia del centinela Maximiliano Paredes, que,
apostado en el 4º puesto, en dirección Norte del bosque, dio la alarma con algunos tiros de fusil
rindiendo después la vida heroicamente en el puesto del deber.
Los soldados del Batallón, que se disponían a tomar su desayuno, al oír los disparos corrieron a las
armas y ocuparon sus puestos iniciando el combate con las columnas enemigas que se presentaron
primero por el Norte, luego por el Este y por último desde la dirección del río.
Durante dos horas el combate tuvo sus intermitencias, pues el enemigo había logrado aproximarse
hasta los 100 metros de las trincheras, en tanto que la banda de música del Batallón animaba a los
suyos tocando aires nacionales.
Por fin los atacantes, al notar el número crecido de sus bajas, optaron por retirarse dejando en el
campo buena cantidad de armas y municiones.
El Batallón perdió un oficial, cuatro soldados y un civil.

172
Combate de Puerto Alonso (24 de Diciembre de 1909). — Mientras ocurrían estos sucesos en
"Riosinho", los Delegados Pérez Velasco y Muñoz, que se encontraban en Puerto Alonso, habían
reunido un consejo de guerra para estudiar la situación difícil qué se presentaba a la guarnición por
falta dé, víveres y otras razones.
Dicho consejo se reunió en la noche del 3 de diciembre en que el Jefe de Estado Mayor pintó la
situación como insostenible aconsejando, como única medida salvadora, emprender retirada para ir a
reunirse con el Batallón 2° en "Riosinho".
El teniente coronel Fernández Molina calificó tal proposición como vergonzosa, y comparándola
con la retirada de Camarones, dijo que "los muertos se extremecerían de coraje en sus sepulturas al
sentirse abandonados". El coronel Salazar manifestó que habiendo sido llamados a defender el
puerto, él se quedaría con su tropa.
Desechada la idea de retirada, los defensores de Puerto Alonso, reducidos a ración de hambre,
tuvieron que
resistir valerosamente los constantes ataques parciales con que el enemigo trataba de hostilizarlos
día y noche al tener conocimiento de que apenas sumaban un total de 217 soldados y 48 entre jefes,
oficiales,, empleados, comerciantes y mujeres. (Croquis No 25).
Mientras los defensores, totalmente aislados y sometidos a ración de hambre en el fondo de sus
trincheras llenas de barro y de lodo a causa de las torrenciales lluvias luchaban infatigablemente,
partía del campamento enemigo de "Caquetá" al amanecer del 24 de diciembre una fuerte columna
enemiga de 400 hombres llevando un cañón una ametralladora, bajo el comando de Rodrigo de
Carbalho y Gentil Norberto.
A la 1 de la tarde tomaba posiciones sigilosamente en la otra orilla del río a 80 metros de las líneas
bolivianas e iniciaba desde ese momento un nutrido fuego que fue contestado por los defensores, los
cuales ocupaban con los piquetes 1º y 2° del "Abaroa" las zanjas construidas sobre el borde del río;
parte de la Columna "Cochabamba" prolongaba la línea por la derecha; el resto de la misma
columna y la "Guardia Fluvial" las trincheras del centro, y la Columna "Pérez Velasco" defendía la
parte del Oeste.
Al cabo de una hora de combate y como los bolivianos no contaban con muchas municiones, se
ordenó cesar los fuegos, y sólo en momentos oportunos se hacía descargas cerradas a voz de mando,
las que pudieron silenciar e cañón y la ametralladora que habían sido emplazadas al centro de la
línea enemiga.
A eso de las 3 .de la tarde, al notar la salida de una columna boliviana en dirección Norte, el
enemigo, prejuzgando un movimiento envolvente, comenzó a retirarse precipitadamente dejando el
cañón, la ametralladora y varias armas cantidad de municiones y 20 muertos.
Los bolivianos tuvieron que lamentar la muerte de mayor Emilio Calderón; y. la herida de un
soldado.
Los derrotados fueron a concentrarse nuevamente en "Caquetá" para continuar el bloqueo.

173
CROQUIS Nº 25

Combate de Bagé (29 de Diciembre de 1900). — El día 29 de diciembre, el Comandante en Jefe


había resuelto tomar la ofensiva contra los insurgentes de "Vuelta de Empresa". Para ello salió de su
campamento de "Riosinho" a la cabeza del Batallón 29 dejando los enfermos y la banda de música
armados de carabinas para su defensa.
La marcha fue penosa debido a la copiosa lluvia caída ese día., lo que obligó a caminar con el agua
hasta la cintura a todo el personal que llegó a la barraca "Amapá" librando constantes tiroteos con el
enemigo que seguía la marcha del Batallón, oculta en el bosque.
Al siguiente día se reanudó el viaje sobre "Empresa" precedida de una pequeña vanguardia. La
formación que había adoptado la tropa para la marcha era la columna de hileras y de a uno, con la
instrucción de que en caso de ser sorprendida por el enemigo, los hombres de la derecha e izquierda
diesen el frente a los flancos tendiéndose en el
suelo para hacer fuego.

174
Marchando en esta forma, el Batallón llegó al caserío de "Bagé", donde el enemigo lo había
esperado parapetado tras de bolachas de goma, y en cuanto apareció fue recibido con una lluvia de
balas envolviéndolo por todas partes. El combate duró cerca de una hora, hasta que los
revolucionarios no pudiendo vencer a los bravos soldados del 2° de Línea, dejaron el campo
retirándose nuevamente a "Riosinho", mientras el Batallón tuvo que lamentar la muerte de un cabo y
la herida de un oficial.
Comprendiendo el coronel Montes que el enemigo podía asaltar el campamento de "Riosinho",
defendido, como hemos visto, tan sólo por los músicos y los enfermos, resolvió retroceder y llegó a
dicho punto a horas 12 de la noche del 31 de diciembre, después de 50 horas de tiroteo, combate,
fatigas y hambre.
Ruptura del bloqueo y pacificación del Acre. — Los triunfos obtenidos en "Riosinho", "Bagé" y
"Puerto Alonso", no había modificado en nada la triste situación de los defensores de este último
punto.
La situación se presentaba desesperante; pues practicado el inventario de los víveres existentes se
vio que solamente alcanzarían para ocho días, máximo sujetando a todos los habitantes a media
ración de charqui, arroz y fréjol mientras que por otra parte el temor de ser atacados nuevamente,
hacía que la gente permaneciera día y noche ocupando las zanjas llenas de lodo.
No era menos triste la situación angustiosa por la que atravesaba la tropa defensora de "Riosinho",
debido al agotamiento físico del soldado y por la inclemencia de la región; pues habíase apoderado
de casi toda ella la panofia, enfermedad nerviosa, debida a la falta de alimento, al mal clima y al
estado de excitación nerviosa.
Y mientras era ésta la situación para los bolivianos, cundía la desmoralización entre los dirigentes
separatistas que se inculpaban unos a otros por el desastre de las operaciones. El desaliento era
manifiesto entre los revolucionarios, así como el descontento entre los comerciantes cuyos vapores
habían sido retenidos en "Caquetá" para bloquear Puerto Alonso; pues comprendiendo éstos que los
bolivianos no abandonarían el Acre, y teniendo conocimiento del fracaso de los revolucionarios que
habían llegado dispersos hasta "Caquetá", decidieron romper el bloqueo en momentos en que los de
Puerto Alonso pensaban en la capitulación y los de "Riosinho" en la retirada al Orthon.
En la mañana del 29 de enero de 1901, las naves detenidas, entre las que estaba el vapor "Río
Affua", se encaminaban con rumbo a Puerto Alonso vivando a Bolivia, encabezados por el boliviano
Luis Donato Moreira, quien distribuyó a los defensores los víveres y vestuario que llevaba para la
Casa Suárez.
Así se salvaron del hambre les heroicos defensores de Puerto Alonso y de "Riosinho".
Además, el Comandante del "Río Affua" llevaba el encargo de los jefes revolucionarios de que
depondrían las armas siempre que el coronel Montes decretase amnistía general. Aceptada esta
condición por el Comandante en Jefe, los separatistas enviaron a "Riosinho" esta nota de rendición:
"Excelentísimos Señores Miembros de la Comisión nombrada para negociar la paz con el Gobierno
de Bolivia.
"Nos comprometemos mediante vosotros a deponer las armas, dando por finalizada la revolución del
Acre, reconociendo la soberanía de Bolivia en la región acrense en cima de la línea Cunha Gómez
(frontera con el Brasil).
"Podéis llevar esta nota de liberación al conocimiento del ciudadano Ministro de la Guerra de
Bolivia, que se halla actualmente en el lugar de "Riosinho". — Alejandro Gil. — Eduardo Bastos.
— Francisco Sotero. — Hipólito Moreira. — Juan Francisco Kasus".
El coronel Montes se trasladó a Puerto Alonso, donde organizó con los oficiales y soldados sanos
una sola columna con el nombre de "Defensores del Acre", a cargo del coronel Pedro Salazar.
Luego dispuso que el Batallón 2° volviera al interior por la vía de Riberalta, en tanto que él, en
compañía del Vicepresidente Pérez Velasco, tomaba la ruta del Amazonas con todos los enfermos.
De los 85 que se embarcaron en Puerto Alonso sólo llegaron 38 al cuartel general; 22 murieron en el

175
camino y 25 quedaron en diferentes puntos.
Así concluyó la primera campaña del Acre, en cuyo territorio quedó un puñado" de hombres
perdidos en la inmensidad de aquellos solitarios bosques, como centinelas avanzados listos a verter
su sangre en defensa de la patria que muy pronto se vería nuevamente amagada por el invasor.
Enseñanzas y experiencias. — Las luchas políticas y partidistas en las que se agitó el país desde
los albores de su independencia, tuvieron casi siempre como epílogo desmembraciones territoriales,
una vez que los vecinos se aprovecharon en todo tiempo de la anormalidad y desorganización en que
quedaba Bolivia después de cada guerra civil, para lanzarse sobre las zonas que codiciaban.
Así ocurrió con el Acre. Bolivia se debatía en 1899 en la sangrienta revolución federal, y el Brasil
supo sacar ventaja de ese estado anormal de su vecina empujando secretamente a los pobladores
acréanos a que proclamasen el separatismo.
Sobre la primera campaña acreana, podemos hacer las siguientes consideraciones:
1° — Para debelar esa insurrección, la Junta de Gobierno primero y el Presidente Pando después,
enviaron diminutas expediciones de voluntarios sin comprender que aquella revolución tenía el
carácter de una guerra internacional y que había que combatirla con decisión empleando un ejército
bien organizado y mejor pertrechado.
Es decir, que así como fueron movilizadas algunas expediciones aisladas, se pudo muy bien
concentrar tropas de línea y escalonarlas en puntos estratégicos, como se hizo con los voluntarios,
para iniciar luego con todas ellas (reunión de tropas) alguna operación táctica hasta destruir los
núcleos separatistas.
2° — En esta primera campaña predominó el espíritu defensivo, con dispersión de tropas, antes que
el ofensivo, aferrándose siempre al terreno sin perseguir la destrucción del adversario.
3º — Aunque el plan concebido por el general Pando de "formar columnas reducidas o ligeras
concentrándolas por diferentes rutas para luego en un momento determinado operar con una sólida
masa", era un plan acorde con las dificultades que imposibilitaron acudir con un solo y fuerte
ejército, en cambio esos elementos nunca llegaron a formar "un respetable número de tropas en el
Acre", debido a que estaban formadas con gente colecticia (menos el Batallón 2°) y luego porque
hubo dispersión de tuerzas dividiéndolas entre "Riosinho", "Empresa" y Puerto Alonso, sin ser
fuerte en ningún punto.
4º — El hecho de que el Comandante en Jefe y el Vicepresidente" hubieran emprendido viaje hasta
Puerto
Alonso, completamente solos, en territorio infestado por revolucionarios, dejando las tropas en
"Riosinho" y en "Empresa", para hacer indagaciones sobre el estado de la revolución, fue una
medida imprudente; pues olvidando que eran directores de la campaña se embarcaron en una
expedición peligrosa que debió encomendarse a otros jefes
El resultado fue que cayeron en poder de los revoltosos, y que por suerte fueron puestos en libertad a
los pocos días. Esto fue un error por parte de los jefes enemigos que no supieron sacar provecho de
la prisión de tan alta autoridades. Si acaso éstas hubieran sido definitivamente apresadas, habría
cundido la desmoralización entre los defensores y habría tal vez tenido consecuencias más
desastrosas para la campaña.
5° — Respecto a la conducción táctica de las tropas; ella se hace bastante difícil en territorios
cubiertos de se vas tupidas, y el método ideado por el General en Jefe modificando la táctica, estuvo
de acuerdo con la situación, tal como se desprende del informe elevado por el coronel Montes al
manifestar que:
"En el bosque es absolutamente imposible conducir sobre un mismo frente, una fila ni siquiera de
tres nombres. Es forzoso marchar en hilera, sin apartarse de la ser da que tampoco da para más; pero
semejante formación es demasiado peligrosa para avanzar sobre el enemigo y se presta a hacer
destruir a la tropa más sólida en una pequeña emboscada. Añádase a esto la circunstancia grave de
que en medio del monte, basta un segundo de confusión para perderlo todo por completo, a causa de

176
que, como el arbolado es tan espeso, en ese segundo puede desaparecer aún sin ánimo de huir,
cualquier número de gente, por crecido que sea, con sólo dar individualmente dos o tres pasos en
cualquier sentido. Entonces la tropa sale, por decirlo así, de la mano del que la manda y aun cuando
no se aparten gran cosa unos de otros, ni el jefe encuentra a la vista soldados a quienes mandar, ni
éstos hallan cerca de sí jefes a quién obedecer. Todo se vuelve un hacinamiento de hombres sin
organización y sin resistencia. Las unidades tácticas desaparecen para ser reemplazadas por un
conjunto informe de imposible dirección. En tal estado, a las balas enemigas coadyuva el pánico que
se apodera de los individuos para concluir de una vez.
"La táctica que no tuvo en cuenta ni aquel terreno ni aquella situación, no daba en sus formaciones
ordinarias los medios para vencer los inconvenientes enumerados. Entonces fue preciso idear un
orden simultáneo de marcha y de combate que, consultando ambas situaciones, hiciera de las dos
una misma; a priori, esto puede parecer una paradoja y por ende un absurdo militar; sin embargo, a
tal punto era ese orden indispensable que el táctico más inhábil y también el más experto habrían
concebido lo mismo, aleccionados por la observación del bosque y sus condiciones, observación que
de un modo general es la esencial base de todo movimiento en la guerra".

177
SEGUNDO PERIODO

Antecedentes de la segunda Campaña del Acre. — Debelada la primera insurrección separatista


del Acre en la forma que hemos visto, era ineludible ejercer soberanía en aquellas lejanas fronteras y
territorios, y como era poco menos que imposible poblarlos de inmediato con elementos nacionales
ni ejercer una administración directa en razón de su enorme distancia de los centros administrativos,
el Gobierno boliviano vio por conveniente entregar dicha administración a una compañía anónima
sometida a las leyes nacionales.
En esta virtud, fue celebrado el 11 de julio de 1901, un contrato de administración fiscal con "The
Bolivian Syndicate" de Nueva York. Por dicho contrato, que debía durar 30 años, el sindicato se
comprometía a organizar una compañía anónima en Europa o en América encargada de administrar
y recaudar las rentas públicas en el territorio limitado al Noroeste con el Brasil, al Oeste con el Perú
al Sur con el Río Abuná.
Dicho contrato consta de 11 artículos o cláusulas que sería largo insertar aquí, sólo diremos que éste
fue concedido a la Compañía Aramayo-Willinford, y el cual provocó grandes debates de oposición
en el Congreso boliviano.
Por su parte, el Brasil opuso una tenaz resistencia mediante reclamaciones diplomáticas hasta el
extremo de cerrar el tránsito libre al Amazonas, en tanto que el Gobernador del Estado de
Amazonas, Silverio Neri, instigaba a los acreanos para una segunda insurrección que no tardó en
producirse en el "Chapury".
La mañana del 6 de agosto de 1902, fue levantado nuevamente el estandarte de la revolución
separatista por Plácido de Castro, José Galdino de Asís y otros, quienes apresaron a las autoridades
bolivianas del Chapury y las confinaron al Río Yacú.
Esta vez los revolucionarios contaban con mayores elementos naturales y morales. Las fuerzas
separatistas habían sido divididas en dos fracciones. La más numerosa, que constaba de 600
hombres con Castro a la cabeza, ocupó "Vuelta de Empresa"; la segunda, a órdenes de Galdino de
Asís, se dirigió al Alto Acre para impedir el arribo de fuerzas bolivianas.
Situación de las tropas defensoras. — A raíz de la pacificación del Acre, hallábase en Puerto Alonso
la "Columna Defensores del Acre", reducida a un centenar de hombres en su totalidad enfermos,
bajo las órdenes del coronel Pedro Salazar.
Con objeto de reforzar a esta escasa guarnición, salió de La Paz el Batallón 3º fuerte de 3 jefes, 50
oficiales y 252 soldados, al comando del coronel Manuel Canseco, quien llegó a Puerto Alonso el
16 de septiembre de 1902.
Dos meses más tarde, en noviembre, llegaba también de "Capatará" el Batallón "Cochabamba"; con
110 hombres, 10 oficiales y 2 "jefes, a cargo del coronel Quintín Ruiz.
Relevados los defensores de Puerto de Alonso, que se pusieron en marcha al interior del país a las
órdenes del coronel Salazar, la guarnición quedo reducidaza 460 hombres que fueron mermados día
a día debido a las enfermedades de la región.
Capitulación de Vuelta de Empresa (16 de octubre de 1902).- El 3 de agosto del mismo año salía
de La Paz por la de Sorata y Mapiri, el coronel Rosendo Rojas a la cabeza de 3 jefes, 12 oficiales y
102 soldados, con objeto de relevar la diezmada guarnición del referido Puerto Alonso, sin
sospechar que había estallado la segunda revolución acreana.
Recién en “Palestina”, barraca situada sobre el rió Orthon, supo el coronel Rojas el estallido de la
insurrección; lejos ya de las poblaciones bolivianas le fue imposible reforzar su columna y no le
quedo otra cosa que continuar su marcha.
Mientras tanto, las fuerzas revolucionarias a ordenes de Castro y en número de 600, habían
establecido su cuartel general en la barraca”Libertad”, su propósito reaislar la guarnición de Puerto
Alonso privándola de toda recurso y comunicaciones e impedir la llegada de refuerzos.

178
Obedeciendo a este plan, Castro había escalonado sus fuerzas a lo largo del Rió Acre, entre
“Riosinho” y “Libertad”.
El 17 de septiembre, la fracción de vanguardia de la Columna Rojas, choco con una avanzada
enemiga de la que cayeron 5 hombres prisioneros; por ellos supo Rojas que en “Vuelta de Empresa”
no había sino 8 hombres y resolvió apoderarse de este punto. Continuo su marcha a las 12 de la
noche para caer al amanecer sobre el campamento enemigo, pero el viaje fue tan penosa que retardo
la marcha, en tanto que los revolucionarios aumentaban en número.
A las 5 a.m. llego la columna a “Morada Nova”, y a las 7.30 a las proximidades de “Vuelta de
Empresa”; desde este momento tomo las precauciones del caso hasta horas 8 en que el enemigo
rompió fuego; entonces la Columna Rojas se fracciono para avanzar con una mitad frontalmente y
con la otra por la izquierda.
Rotos los fuegos, el combate se generalizo durante una hora hasta que el enemigo tuvo que
desocupar la barraca dejando cerca de 40 muertos y 7 prisioneros, 37 fusiles, 4 mil cartuchos y
abundantes víveres. L Columna tuvo 2oficiales y 6 soldados muertos.
Obteniendo el triunfo sobre las tropas enemigas, Rojas trato de continuar viaje sobre Puerto Alonso,
pero le fue imposible; el adversario, inmensamente superior en número, ocupaba las márgenes del
río; entonces resolvió atrincherarse.
A partir este día, la Columna Rojas entro en un riguroso ser vicio de campaña resistiendo
heroicamente más de sesenta ataques enemigos efectuados en distintas horas del y de la noche,
evidenciándose la tenacidad de los unos y la resignación de los otros.
impresionado por tal derroche de valor; el jefe enemigo envió como parlamentario a un señor
Pinedo, natural de La Paz que habían caído prisionero día antes, para que este convenciera a los
defensores que habían deponer las armas y entregar la barraca. Pinedo manifestó que los brasileños
eran un número de 1,400; que contaban con dinamita y aún con granadas de mano y en fin, que era
una temeridad querer resistir por más tiempo.
Los defensores no se intimidaron por ello, pero al fin el debilitamiento físico triunfó sobre el puñado
de valientes, y el coronel Rojas, convencido de que todo sacrificio seria inútil, resolvió capitular, y
capítulo el 15 de octubre “para evitar el asesinato inútil de sus denodados compañeros, que habían
llenado sus deberes para con la patria, aún más allá de los limites del valor, sufrimientos y
abnegación”.
En la mañana del 16 de octubre de 1902, los legendarios defensores de “Vuelta de Empresa”,
entregaron sus armas y abandonaron el puerto con lágrimas en los ojos para dar paso al enemigo.
A su llegada a La paz, el coronel Rojas fue sometido a un consejo de guerra para que explicara su
conducta y las causales de la capitulación.
Los guerrilleros del Acre.- hemos dicho que el cabecilla revolucionario José Galindo de Asís
marinho se había dirigido al alto Acre con 250 hombres para ocupar y hostilizar las barracas
bolivianas de esta región.
Es entonces que los propietarios bolivianos se reunieron en”Bahia” (hoy Cobija) y organizaron una
columna con los escasos recursos de que podían disponer, para con ella iniciar la defensa de sus
hogares y el territorio nacional.
En el primer momento pudieron reclutar 80 hombres, los que mas tare llegaron a sumar 250, bajo la
denominación de “Columna Porvenir”, cuyos jefes eran los señores Simón Moreno, Luis D.
Moreira y Claudio Farfan.
Esta columna fue organizada en cuatro compañías, y la formaban hombres acostumbrados a la vida
de las selvas y conocedores de todos los secretos de la región. Estas tropas, de una actividad
inimitable, tan pronto estaban en el rió Tahuamanu como el Acre; sus condiciones de organización
les permitían hacer una guerra irregular de guerrillas o de movimiento, lo cual era una ventaja de
que carecían los hombres llegados del interior del país; es decir, que estos eran ineptos para la
persecución y la maniobra dentro del bosque.

179
Durante 11 meses la “Columna Porvenir” mantuvo en jaque a las fuerzas enemigas, y entre los
diversos triunfos que alcanzó, se pudo citar los combates de “Bahia” y de “Costa Rica”.
Combate de Bahia (10 de octubre de 1902).- El jefe de los insurrectos, Galdino Marinho, se
habían atrincherado con sus 250 hombres de la barraca “Bahia”.
La “Columna Porvenir”, que contaba con solo 10 oficiales y 80 soldados, resolvió atacarlo. A las 3
de la tarde del 10 de octubre se rompieron los primeros fuegos sitiando a la barraca enemiga; pero la
superioridad del enemigo no permitía efectuar ningún asalto.
Entonces que los sitiadores resolvieron incendiarla la barraca, y a la 1 de la tarde del 11 de octubre
eran dueños del campo después de haber derrotado al enemigo totalmente.
Combate de Costa Rica (7 de diciembre de 1902).- Otro de los jefes revolucionarios, el titulado
coronel Castro, después de algunas correrías en la región de Rió Abuná con 400 hombres, cruzo el
bosque y se dirigió a la barraca “Costa Rica”, sobre el rió Tahuamanu, donde se encontraba una
fracción de la “Columna Porvenir”, compuesta de 6 oficiales y 40 soldados al comando del capitana
Federico Román.
Al amanecer del 7 de diciembre la vanguardia de Castro, con 80 hombres, avanzaba por el camino
del “Chapury”. Entonces Román apostó a su gente a un costado del camino enviado sólo dos
hombres, que al divisar a la vanguardia enemiga dieron media vuelta y emprendieron fuga; que
atrajo al enemigo que comenzó a avanzar a la carrera en persecución de los fugitivos cuando llego a
la altura de los emboscados fue recibido con descargas y tuvo que retroceder a la desbanda.
Entonces se presento Castro con el resto de sus tropas, las que comenzaron a ejecutar un
movimiento envolvente, ante el cual las tropas de Roman tuvieron que replegarse y retirarse hacia el
“Porvenir”, dejando 9 muertos y 4 heridos; el enemigo tuvo 30 muertos y 6 heridos.
Después de ocupar “Costa Rica”, Castro, al verse hostilizado por los guerrilleros del Acre, se retiró y
fue atacar Puerto Alonso.
Mientras tanto, la heroica “columna Porvenir “continuaba sembrando el terror en las filas de los
revolucionarios.
Capitulación de Puerto Alonso ( 15 al 24 de enero de 1903).- El jefe de las fuerzas
revolucionarias, coronel Castro, después de la capitulación de “vuelta de Empresa”, había derrotado
en Santa rosa del Abuná a 50 voluntarios que iban de Riberalta a puerto Alonso, luego había
incendiado los puentes “mercedes” y el “Curichon” después sitio a 300 hombres entre “Rhin y el
Abuna, y luego, libre de enemigos, se dirigió con todas sus fuerzas, dos mil hombres, sobre Puerto
Alonso, cuya guarnición incluso jefes, oficiales y tropa, alcanzaba apenas a 239 hombres agrupados
en la siguiente forma:
efectivos
J. O. T.
Batallon 3º de linea………………………….. 3 14 80
“ Cochabamba……………………… 2 12 70
Columna 6 de agosto ……………………… 3 8 44
parque ……………………………………… 1 2 --

------------------------------------
9 36 194

Estos bravos vivían desde hacia ocho meses en completo aislamiento; no llegaban las fuerzas que
debían relevarlos, no se podían recibir ni un grano de víveres, ni una carta, ni un diario, ni un
proyectil….El enemigo había establecido una vigilancia rigurosa para interceptar todo recurso
A las 8.30 de la mañana del 15 de enero de 1903, tropas enemigas comenzaron el ataque por el
sector ocupado por el batallón “Cochabamba”, a poco internaron varios asaltos por el bosque, que
fueron rechazados. Entonces optaron por atrincherarse y avanzar a cubierto por medio de zanjas o

180
zapas hasta aproximarse a 40 Mts. de defensores, cuyo sistema defensivo esta constituido de la
siguiente manera (croquis No 25)
En el frente Oeste, hacia el bosque, el batallón “Cochabamba” una compañía del batallón 3º y una
sección de civiles, en la parte Este, sobre el río, fue emplazado el Cañón tomado al enemigo en la
campaña anterior y la Columna 6 de agosto , dividida entres secciones.
La lucha se hizo cada vez más encarnizada, los asaltos se sucedían a porfia, pero la resistencia era
también más heroica; luego venían días monótonos y tétricos en que ambos contenedores, en un
incesante cambio de fuegos, permanecían acechándose mutuamente, los bolivianos, sin dormir y sin
alimentos, rechazaban constantemente los asaltos del enemigo que se retiraba casi siempre sufriendo
grandes perdidas.
Desde la noche del 20 el enemigo comenzó a incendiar las casas próximas al bosque o al río
arrojando flechas incendiarias sobre el campamento bolivano. Entre tanto la munición se agotaba y
los víveres no quedaban sino pocos días (unas latas de conserva, arroz y frejol). Ante esta situación
era humanamente imposible sostenerse por mas tiempo y es entonces que el delegado señor Lino
Romero, después de oír la opinión de los jefes, tuvo que capitular en la mañana del 24 de enero de
1903.
Ese mismo día los prisioneros entregaron las armas y al siguiente se embarcaron con dirección a
Manaos.
Movilización parcial del ejército boliviano.- Con las derrotas sufridas por los bolivianos en Vuelta
De Empresa y en Puerto Alonso, la revolución separatista iba tomando mayor incremento, los
filibusteros habían invadido ya el Abuna el orthon y el madre de Dios.
Alarmada por otra parte la opinión publica de Bolivia, que pedía una intervención enérgica en el
Acre, el presidente Pando había resuelto movilizar algunas unidades del ejercito y ponerse a la
cabeza de ellas para iniciar una campaña verdaderamente militar. En consecuencia, se dispuso el
escalonamiento de víveres desde La paz hasta Riberalta, el alistamiento de embarcaciones de
diversas clases para navegar el Beni y en fin se dispuso el equipo y los medios de transporte
necesarios para la marcha de las tropas.
Fueron movilizados los batallones 1º y 5º de infantería de 300 hombres cada uno. El 19 de enero de
1903 salía el ministro de guerra, coronel Ismael Montes, a la cabeza del batallón 1º y el 26 del
mismo mes el presidente Pando, escoltado por el batallón 5º ,siguiendo ambas unidades la vía de los
ríos apiri y Beni iban en socorro de la guarnición de Puerto Alonso, cuando hacia días que había
capitulado…
El 31 llego el general Pando a Sorata; y por orden general de la misma flecha organizo su Estado
mayor en la siguiente forma:
Primera sección -----Sanidad militar.
Segunda sección --- Transportes.
Tercera sección … Comisiones.
Cuarta sección --- ordenes.
Quinta Sección ---- Sub-comisaría de guerra.
También se había dispuesto que marchase desde Santa Cruz una columna de cien hombres, y que en
el Beni fuera organizada otras igual.
Toda estas fuerzas, que debían concentrarse en Riberalta a ordenes de pando debían operar contra
los revolucionarios.
El 9 de febrero supo el general pando, en apiri, la rendición de Puerto Alonso, y a su llegada a
Riberalta tuvo conocimiento de haberse efectuado algunos movimientos políticos en La Paz
(siempre la política) lo que hizo variar su plan disponiendo que el Ministro Montes, con la mitad del
5º de infantería, volviera a la Paz, mientras el continuaría viaje a la cabeza del batallón 1º y dos
compañías del 5º, hasta el 19 de marzo habían sido concentradas en Riberalta todas las tropas, y
desde este punto resolvió el general pando iniciar las operaciones, disponiendo que la “Columna

181
Santa Cruz” se escalonará en el ríos madre de Dios; que el batallón 1º ocupara la barraca
“palestina”, donde se hallaba otra columna de 60 hombres de la Casa Suárez; que las compañías del
5º ocupasen Puerto Rico , sobre el rió Orión, el2 de abril, y que la columna Porvenir siguiese
operando en el Tahuamanu.
Movilización de tropas brasileñas.- Al conocer la marcha del presidente pando a la cabeza de
numerosas tropas el gobierno brasileño, que hasta entonces había prestado veladamente su ayuda a
los insurgentes, comenzó a intervenir francamente en el conflicto.
Como pretexto de su intervención, había enviado al gobierno de Bolivia con fecha 21 de enero un
cablegrama, por el cual consideraba el arrendamiento de la aduana del Acre”una monstruosidad
legal” declarando litigioso ese territorio hasta el paralelo 10º 20º, y noticiaba su resolución de
situar fuerzas de línea en los estados limítrofes de Matogrosso y amazonas.
En consecuencia, movilizo una división 4.000 hombres a ordenes del general Olimpio da Silveira,
que ocupo Puerto Alonso el 2 de abril de 1903, en tanto que el cabecilla placido de castro escalonaba
sus tropas en río Orión.
Con este hecho, la guerra que hasta entonces se había creído localizada entre los filibusteros
acreanos y las guarniciones bolivianas, iba a tornarse en una lucha
Internacional entre Bolivia y Brasil con todas las características de una guerra a fondo.
Combate de Puerto Rico (18 al 26 de abril de 1903).- Puerto rico es una de las tantas barracas
situada en la confluencia de los ríos Tahuamanu y Manuripe que reunidos forman el Orión,
constituyendo por consiguiente un punto estratégico para cubrir a la vez la línea del Orión y
defender el Tahuamanu y Manuripe.
El plan que había adoptado el general pando, era permanecer a la defensiva entre el Orión y
Manuripe destacando puestos avanzados sobre el Tahuamanu, mientras se concentraran todas sus
tropas en Puerto Rico para luego emprender la ofensiva entre la barraca “Bella Flor” y el alto
Tahuamanu.
Las Tropas bolivianas se hallaban distribuidas en el siguiente dispositivo:

En Palestina……………………..350 Hombres.
En Puerto rico……………………200 hombres.
En Puerto Cárdenas……………150 hombres.
En Manchester………………….200 hombres.

La columna Porvenir continuaba efectuando sus correrias y escaramuzas a lo largo del Tahuamanu.
Mientras los soldados del 5º abrían zanjas y establecían la defensa de Puerto rico, el enemigo, en
numero de 600 hombres, había tomado posiciones sigilosamente en la margen izquierda del Portón y
efectuó su primer ataque a horas 8 del día 18 de abril con 200 hombres tratando de cruzar el río por
los puestos laterales de Junín y Siringo, intento que no pudo realizar al ser descubierto por los
bolivianos.
Al fin del día 21 se presento el grueso de los revolucionarios con Castro a la cabeza, tratando de
envolver las posiciones de Puerto rico; pero Rechazados por defensores tuvieron que atrincherarse
iniciando desde ese día combates esporádicos de tiempo en tiempo.
El Modas Viven di y el Tratado de Petrópolis.- En esta situación se hallaban ambos adversarios,
cuando el general pando recibió una copia del Modas Viven di que había sido firmado el 21 de
marzo en La paz entre el Ministro Villazón y el representante brasileño Eduardo Lisboa, que vino a
poner termino a las hostilidades marcando el fin de una guerra iniciada desigualmente entre Bolivia
y los separatistas del Acre o mas propiamente a Republica del Brasil.
En esos momentos las tropas bolivianas sumaban un total de 1000 hombres distribuidos entre Puerto
rico y Palestina mientras el coronel Castro contaba con m600 pero tras de él estaba el general
Silveira con 4000 soldados de línea y el resultado para las armas bolivianas no era dudosa, de ahí

182
que se prefirió una derrota diplomática antes que un desastre militar.
El 17 de octubre de 1903 era firmado en Petrópolis entre los representantes de Bolivia, señores
Fernando Guachilla y Claudio Pinilla y los señores Baron de río Branco y Francisco de Asis Brasil,
un tratado definitivo por el cual Bolivia cedia al Brasil 187,836 Km. cuadrados de selva vírgenes y
ricas en goma y otros productos.
Enseñanzas y experiencias.- las acciones de armas que llevaron a cabo a la forma como
concluyeron las dos campañas del Acre, nos hacen ver que ellas no revistieron los caracteres de una
guerra de la que se pudiera sacar grandes experiencias y enseñanzas de orden militar.
Sin embargo podemos resumir las causas morales y materiales por las cuales Bolivia fue vencida y
las enseñanzas que ellas nos dejaron.
Bolivia perdió su valioso territorio del Acre debido al descuido de los gobiernos que no se
preocuparon de llevar por todo los medios posibles la influencia nacional hasta los confines del
Acre, para contrarrestar asi a las infiltraciones pacifistas que venia haciendo el Brasil desde
muchísimos años atrás.
Una vez iniciado la insurrección separatista, el gobierno obro con timidez, lentitud y sin ningún
criterio militar al enviar fuerzas diminutas y aisladas a tan larga distancia, cuando debió ser
enérgicamente sofocada dicha revolución desde sus orígenes.
Las operaciones posteriores adolecieron de falta de acción conjunta para destruir las montoneras
revolucionarias, es decir, que las expediciones llegaron aisladas, con intervalos de meses y fueron
batidas una a una por el enemigo; lo correcto hubiera sido escalonar fuertes tropas desde Riberalta
hasta Puerto Alonso inmediantemente que estalló el movimiento separatista. Por otra parte, la
superioridad del enemigo sobre las tropas bolivianas fue manifiesta no solo por su número sino
también por los recursos con que contaba. Además los sediciosos, nacidos en aquel medio, luchaban,
por decirlo así, en su propia casa, mientras que el soldado boliviano tuvo que desarrollar un esfuerzo
sobrehumano para vencer al clima enervador de aquellas regiones: Los Acreanos, conocedores de
los secretos del bosque y con gran instinto de orientación, podían sortear cualquier dificultad o
sustraerse a la persecución del enemigo, en tanto que sus contestadores Vivian perdidos en el bosque
o la selva.
A esto hay que añadir el enorme alejamiento del teatro de operaciones (dos mil kilómetros) y luego a
la ayuda moral y material del Brasil, país que concluyo interviniendo francamente en la contienda
decretando con ello la anexión del Acre a su soberanía.
Un dato que nos muestra claramente la doble lucha que tuvieron que emprender las pequeñas
fracciones bolivianas trasladadas a aquel teatro, es el porcentaje de sus bajas. Pues mientras estas
alcanzaron apenas a un centenar por herida de arma, los decesos a causa de las epidemias subieron a
un cincuenta por ciento de los efectivos.
Finalmente, estas campañas se caracterizan por los empleos de abnegación, de espíritu de sacrificio
y de patriotismo que supieron legar a las generaciones posteriores los hombres que intervinieron en
ellas, y es difícil colocar en los puestos de preferencia a cada actor en esas campañas, por que todos
supieron ser héroes dentro del rol que tuvieron que desempeñar para salvar si no la integridad por lo
menos el honor nacional: los jefes modificando las prescripciones tácticas paras poderlas aplicar de
acuerdo con las características de la región, los oficiales compartiendo con sus subordinados los mil
sufrimientos y privaciones a que estuvieron sujetos, los soldados y civiles, en fin, soportando
resignadamente las inclemencias del clima, las epidemias, la hostilidad de la vida en el bosque, el
hambre, la sed y otras mil privaciones y tormentos de esa guerra difícil y cruenta.
Los milenarios árboles del Acre, son pues mudos testigos de esas abnegaciones, de esos sacrificios y
de esos heroísmos que ojalá fueran imitados en el porvenir.

183
CAPÍTULO IX

CAMPAÑA DEL MANURIPE

Consecuencias del laudo Arbitral Argentino.- A la fundación de la republica, había quedado sin
definirse la frontera entre Bolivia y el Perú en la región occidental del territorio de Colonias del
Noroeste, hoy departamento Pando, la cual suscitaba frecuentes razonamientos entre ambos países.
De ahí que, con objeto de poner fin a ese largo diferendo fronterizo, había sido entregado el litigio
por ambas Republicas al Gobierno argentino para que este resolviera mediante un fallo justiciero la
soberanía de aquellos territorios estudiando los títulos y la documentación respectiva de cada país.
El 9 de julio de 1909, nuestras legaciones en Lima y en Buenos Aires comunicaban al Gobierno que
el laudo arbitral pronunciado por el presidente argentino, Figueroa Alcorta, en el litigio de límites
sustentando entre Bolivia y el Perú, era favorable a este último país cediéndole territorio no
comprendidos en el litigio. De tal suerte que fue grande la extensión popular que produjo no solo en
La paz sino también en toda la Republica la noticia de tan injusto fallo.
Se produjo grandes manifestaciones populares que fueron en aumento al saberse que Buenos Aires
había sido expulsado el Ministro boliviano doctor José Maria Escaliar, lo que motivo a que fuese
igualmente expulsado de La Paz el Ministro argentino, señor Fonseca, con lo cual la guerra entre
ambos países se hizo inminente a lo que motivo que fueran suspendidas los festejos que se
preparaban en La Paz para conmemorar el centenario de la revolución del 165 de julio de 1809.
El laudo argentino fue calificado con razón en el país de monstruoso y de imparcial por que
entregaba al Perú posesiones netamente bolivianas como eran el fortín “Abaroa” y las barracas
Illampu, San Lorenzo, palma Real, Chive y otros, es decir que de las 6432 leguas cuadradas de
territorio sometido a litigio el arbitro adjudico al Perú 3,322 leguas y a Bolivia 3,110, separando a
Bolivia poblaciones importantes situadas sobre los río Acre, Tahuamanu, Beyumano, maniripe,
Madre de Dios y Tambopata.
Estos antecedentes dieron lugar a que las relaciones diplomáticas con el Perú se pusieron
sumamente vidriosas dando origen a que este país reforzara inmediatamente sus guarniciones
situadas en la frontera boliviana, comportamiento contrario al de Bolivia que permaneció con su
clásica indiferencia confiada en la diplomacia sin tomar ninguna medida de seguridad en su frontera
Oeste.
El teatro de operaciones:_las regiones donde se desarrollaron los sucesos que vamos a narrar, se
hallan situadas en la frontera con el Perú y participan de las mismas características geográficas,
topográficas y climáticas del Acre.
Bosques tupidos y frondosos que se dilatan infinitamente en todas direcciones; anchurosos ríos
navegables que llevan sus aguas hacia el Madera para desembocar en el Amazonas, terreno
uniformemente plano, con ligeras ondulaciones, poblado por abundante fauna que comprende toda
la escala del reino animal.
Los ríos principales como el madre de dios, el manuripi y el Tahuamanu, que dan origen estos dos
últimos al Orión, constituyen una red grandiosa de vías fluviales en cuyas márgenes se levantan
infinidad de pequeños caseríos denominados” barracas” donde viven todos aquellos que se dedican a
la explotación de las riquezas que atesoran aquellas selvas milenarias.
Los denominados “Fortines”, como el chaco, no son propiamente tales, son agrupaciones de casas
donde cobijan las tropas en las diferentes guarniciones destacadas sobre puntos importantes para
mantener el orden y la soberanía nacional.
Las vías de comunicaciones constituían en aquellos tiempos y también en los actuales los grandes y
pequeños ríos mediante embarcaciones a vapor o a remo. Era y aun sigue siendo escasa la red
caminera a tan solo existen imperceptible sendas conocidas únicamente por los que viven en la
región.

184
Situación de las guarniciones bolivianas.- El fortín “heath” se hallaba ubicada en la
desembocadura del río de este nombre sobre el madre de Dios y contaba con una guarnición
compuesta por 1 jefe, 2 oficiales y 25 soldados.
El fortín “Abaroa”, situado en la margen derecha del Manuripe, junto a la desembocadura del río
Mejahuira, próximo a la frontera peruana, igual que el río Heath, estaba guarecido por 15 soldados
al mando del capitán Lino Echeverría.
En la población de Cobija, ubicada en la margen derecha del río Acre, existía una guarnición de 150
hombres con varios oficiales.
Por ultimo, en Riberalta, sobre la margen izquierda del Beni y frente a la desembocadura del Madre
de dios, contaba con algunos jefes, oficiales y más de un centenar de soldados.

Croquis No. 26

Antecedentes.- El 9 de junio de 1910 había sido apresado en “Abaroa” un contrabandista peruano y


21 del mismo mes se presentaba en el Fortín un señor Dulanto con 25 hombres reclamando la
libertad del preso. Mas, ante la negativa del capitán Echevarria, dulanto atacó el fortín en la noche
al grito de ¡Arriba muchachos! ¡Viva el Perú!, matando al cabo de guardia.
En el acto aparecieron después por todo lados grupos de indios campas y chamas, trabando furiosa
lucha con la guardia y el resto de la guarnición hasta que muerto Dualto, los atacantes tuvieron que
huir.
El capitán Echevarria, que había sido herido en un brazo, dio parte de todo lo ocurrido al jefe del
“Heath”, solicitándole al mismo tiempo que le enviase algunos refuerzos, por que se veía
amenazado por fuerzas peruanas concentradas en el arroyo mejahuira, y las que habían establecido
un riguroso sitio sobre el fortín boliviano, no permitiendo que ningún soldado se alejara más de lo
necesario sopena de ser victimado.
El jefe del “Heath”, que no contaba sino con muy pocos soldados y que también se hallaba en una
zona amenazada, se concreto a enviar una comisión a Riberalta, dando cuenta de lo ocurrido al
Delegado de Gobierno y pidiéndole mayor numero de tropas; mientras tanto, en vista de la situación

185
del capitán Echeverria en “Abaroa”, le remitió únicamente algo de ropa, y víveres con el teniente
Molina Oquendo, mientras tanto, en vistas de la actitud peruana, el Comandante del “Abaroa”,
comprendiendo el peligro en el que se hallaba y previendo otro alevoso ataque, declaro su
guarnición en campaña y comenzó a tomar sus medidas haciendo construir zanjas y poniendo el
fortín en estado de defensa; pues a partir de este día la guarnición boliviana se vio reducida a una
rigurosa ración de hambre, mal vestida y lo peor, aislada de todo recurso.
El día 22 de julio se presentaron 20 canoas en las que venían un capitán, dos oficiales y 180
soldados del 5 de infantería con dos ametralladoras del ejercito peruano, y se establecían en la
confluencia del Mejanhuira, “con objeto de pacificar la situación que se había producido entre la
guarnición boliviana y los caucheros peruanos, notándose desde ese día un intenso movimiento y
agitación en toda la zona.
días mas tarde, principios de agosto, aunque nada parecía turbar las buenas relaciones existentes
hasta entonces entre las guarniciones de ambos países, arribaron al “Heath” y Abaroa,
respectivamente, los oficiales peruanos Larra y Santibáñez, enviados por el Delegado peruano de
Tambopata, coronel Gonzáles, con un pliego intimatorio apara que fuesen desocupados ambos
fortines “en conformidad con los acuerdos estipulados entre los gobiernos de Bolivia y el Perú, y por
efecto del laudo Argentino”.
Tanto el jefe de Heath como el de Abaroa respondieron diciendo que no estaban dispuestos a
entregar sus fortines a y que antes pondrian en conocimiento de su Delegado la citada nota, para
cuya respuesta señalaron un plazo de 30 dias.
En efecto. ambos jefes remitieron el correspondiente parte al Delegado transcribiendo los oficios
intimatorios, dandole cuenta de lo ocurrido en el manuripe y haciendole ver que era de lo ocurrido
en el Manuripe y haciedole ver que era de urgencia enviar refuerzos a ambos fortines.mas, el
Delegado, sin dar respuesta, abandono Riberalta y se dirigio a Cobija, desde donde ordeno al
Comandante del “Heath” para que desocupase el fortín situandolo en otro punto proximo, y lo
entragara a los reclamantes. Al capitán Echevarria no se había enviado ninguna orden, mucho
menos los refuerzos pedidos en vista de la actitud del enemigo, ni víveres, ni vestuario para su tropa.
Pocos días después la guarnición boliviana desocupo el “heath” que fue ocupado por los peruanos de
inmediato denominándolo “Puerto pardo”.
Dos meses mas tarde, el 4 de septiembre, uno de los centinelas bolivianos de Abaroa vio que una
fracción peruana de diez hombres armados, cruzaba el bosque por la margen izquierda del río y se
situaba aguas abajo, posiblemente con la intención de cortar la retirada a los bolivianos.
Avisando de este suceso el capitán Echeverria, resolvió hacer un reconocimiento y tomando una
canoa, cruzo el río acompañado de cinco soldados, con los que pudo sorprender a los peruanos en
momentos en que exploraban en dirección la barraca”Illampu”. Estos emprendieron fuga dejando en
poder del oficial boliviano un cabo y seis soldados, que fueron desarmados y llevados al fortín.
Pocas horas después, se presentaba el sargento peruano Cela con un oficio para el capitán
Echeverria, que decía:

“EJERCITO DEL PERÚ.- Guarnición del Manuripe.- Señor Capitán lino Echeverría, jefe de la
guarnición boliviana.- presente.- señor:
“Tengo conocimiento de que ha tomado usted presos a siete de mis soldados, que iban en
exploración. Al respecto le diré que tengo ordenes de mi gobierno para recuperar de inmediato el
fortín que usted indebidamente ocupa; pues usted no debe ignorar que desde el laudo Argentino ese
fortín nos corresponde netamente y usted debe desocuparlo de inmediato, para locuaz le doy el
termino de 24 horas, que corren desde este momento, para lo que puedo facilitarle embarcaciones y
gente para su traslado al fortín “Illampu”. Pues caso contrario, me veré obligado a atacarlo con los
150 hombres que dispongo, y no respondo de las consecuencias; así mismo, pondrá usted en libertad
a los hombres que los ha tomado abusivamente.

186
“en espera de su inmediata respuesta, me suscribo de usted atento servidor.- capitán
Febres.- jefe de la guarnición peruana.
Echeverría, reunió a sus soldados, y después de leerles el anterior oficio, les dijo:
-“hijos, la patria nos ha enviado a estos lugares a defender su integridad territorial; ella nos ha
confiado las armas y nuestro jefes nos ha mandado aquí como centinelas avanzados para velar por
su seguridad; nosotros debemos cumplir el estrictamente con nuestro deber. Como ven ustedes, el
enemigo nos amenaza con número mayor de sus tropas, que en realidad diez contra uno, fuera de
que están bien municionados y provistos de ametralladoras. Nosotros estamos en malas condiciones;
pero eso no importa. La historia de nuestra patria nos enseña que desde la independencia los
bolivianos han luchado siempre uno contra tres; que jama san contado el número de sus enemigos.
Mientras dispongamos de ese poco de balas y existe uno solo de nosotros, debemos permanecer en
nuestro puesto de avanzada que la suerte nos ha señalado.
Decidme ahora, hijos: ¿nos retiramos del fortín o nos quedamos?”.
Los soldados, enardecidos por la sencilla proclama, contestaron con una sola voz.
-“¡nos quedamos, mi capitán!”.
Echeverría ordeno entonces:
-“¡A las trincheras; cada cual a ocupar sus puestos!”.
Luego llamo al sargento Sejas, y le dicto el siguiente oficio:
“Fortín Abaroa”.- Septiembre 4 de 1910.- señor capitán Febres, jefe de la guarnición Peruana.-
presente.- señor:
“obra en mi poder su oficio de fecha de hoy, en el que me dice usted que su gobierno lo ha mandado
a cargo de 150 hombres para ocupar este fortín.
“al respecto, cábeme manifestarle que también tengo instrucciones de mis superiores para
permanecer en el…..Ahora, cuanto a la cuestión delimites y arbitraje de laudo argentino, yo, como
militar, no puedo discutirlo pues para ello están nuestra chancillerías.
“respecto a dar libertad a sus 7 soldados que hallan en esta en calidad de prisioneros, no puedo
tampoco hacerlo, en tanto de no recibir ordenes para ello. Y en cuanto al termino que se sirve usted
concederme para la desocupación de este fortín, debo manifestarle que, como buen soldado,
permaneceré en mi puesto hasta agotar el ultimo cartucho. Puede usted atacarme el momento que
guste, que estoy dispuesto a recibirlo.
“Asimismo, agradezco a usted, pero no acepto del ofrecimiento que se sirve hacerme de facilitarme
embarcaciones para mi traslado. Ya veremos quien necesita de ellas.
“Sin otro particular, me suscribo de usted, atento S.S. – capitán Lino Echeverría”.
Despachado el oficio con el mismo sargento Cela, el capitán Echeverría recibió sus armas y recontó
sus municiones. Vio que varios de sus fusiles estaban en mal estado; la comunicación, en su
mayoría, estaba pasada por la humedad de la región; pero aun así resolvió rechazar al enemigo.
Combate de fortín “Abaroa” (5 de septiembre de 1910).- Aprovechando de una espesa fría bruma
que cubría el bosque y el río Manuripe aquella triste mañana del 5 de septiembre 1910, los peruanos
habían dispuesto el ataque al fortín “Abaroa”.
El enemigo compuesto por 150 soldados y numerosos indios Chamas y campas, comenzó a rodear el
fortín ocupado por Echeverría y sus 15 héroes, aproximándose hasta la distancia de 100 Mts, dada
la orden fuego, los peruanos retrocedieron dejando varios muertos en el campo.
Una hora después reaparecían por los contornos del fortín lanzado gritos y silbidos para atemorizar
a los defensores que, serenos y llenos de patriotismo, les obligaron a retroceder nuevamente. Pero al
fin a las 8 de mañana, iniciaron el ataque formal por un solo frente emplazando una ametralladora,
cuyo tiros eran ineficaces, en tanto que los defensores se concentraban en el frente atacado para
luego romper fuego sobre las masas asaltantes que habían logrado en volver casi el fortín. Mientras
los indios se aproximaban hasta muy cerca del campamento, fuerzas regulares y civiles de la
gendarmería peruana hacían su aparición iniciándose, por siguiente, un reñido combate que duro

187
varias horas.
A las 3 de la tarde y fuego boliviano disminuyo en intensidad por que comenzó a faltar municiones,
lo que alentó al enemigo que trato de asaltar el fortín. Es entonces que el capitán Echeverría, herido
gravemente, dispuso la salida de sus hombres y poniéndose la cabeza de ellos, arremetió al enemigo
a la bayoneta y a culatazos; pero nuevamente herido, tuvo que ser retirado a su habitación.
Los asaltantes invadieron por todas partes el fortín, tratando el jefe de los indios de arriar la bandera
boliviana que flameaba en un alto mástil; mas, el capitán Echeverría, que observaba esto desde su
habitación, tuvo aun fuerzas para empuñar su pistola y derivar al audaz cacique, lo cual enfureció a
los peruanos que ingresando al cuarto del valiente capitán boliviano lo victimaron a culatazos y a
machetazos, los defensores sobrevivientes, aprovechando de la confusión, lograron escapar rió
abajo, dejando en el campo cuatro soldados muertos, un herido y dos prisioneros divididos en dos
grupos por ambas márgenes del rió. Después de mil penurias durmieron sobre los árboles para no
caer en manos del enemigo o de las fieras, pidiendo llegar tan solo cinco de ellos a la primera
barraca “Dolores”.pues demás fueron hechos prisioneros en el trayecto y remitidos a Tambopata
juntamente con los anteriores.

Expedición boliviana a la barraca “Illampu”.- El delgado del gobierno había partido de Riberalta
el 6 de julio de 1910 habiendo llegado a Cobija el 27 del mismo mes, donde recibió el informe de
los sucesos acaecidos el 21 de junio en el Manuripe y en lugar de ir rápidamente en socorro del
capitán Echeverría con los soldados de la guarnición de Cobija prefirió remitir un oficio hasta
Riberalta ordenando que el teniente coronel Moisés Subirana jefe del Estado mayor Delegacional se
pusiese en marcha sobre “Abaroa” con 20 hombres y dos oficiales, oficio que lo recibió el indicado
jefe el 15 de septiembre cuando ya había sido consumado el sacrificio de la guarnición del citado
fortín.
Sin embargo Subirana se puso en viaje el día 17 en la lancha “Madre de Dios”, pero al siguiente día
encontrase con el delegado que bajaba en una montería con rumbo a Riberalta; este dispuso que la
expedición volviese al puerto.
El citado delegado había partido de cobija con la idea de visitar el nuevo fortín “heath” tomando la
ruta de “Filadelfia”, “san Silvestre” y “Florida”, situada esta ultima a 10 leguas de “San Silvestre”,
entre el Manuripe y el Madre de Dios. Llego a Florida el 10 de septiembre, y aquí recibió un oficio
del teniente Maximiliano Ortiz dándole cuenta de los sangrientos sucesos de Abaroa y pidiéndole
instrucciones para el caso de un avance del enemigo sobre Illampu. El delegado, luego de responder
que un plazo de dos días partiría el de Riberalta con 20 hombres y que Ortiz bajase a su encuentro
hasta “El Carmen”, emprendió una precipitada contramarcha hacia Riberalta, desoyendo los
consejos de su secretario, señor Nava, que le sugería la conveniencia de acudir en socorro del fortín
“Abaroa” recolectando un regular numero de hombres en las barracas de la región.
Hay que tener además en cuanta que el Delegado disponía de la guarnición próxima de cobija, de los
hombres que tenia Ortiz en “Dolores” y de 200 hombres armados que puso a su disposición el
administrador de la barraca” San Silvestre”.mas, no sabemos impulsando por que sentimiento, el
Delegado había desistido su visita al “Heath” y se alejo el día 12 hasta Riberalta.
Una ves en este puerto, organizo una expedición que la puso a ordenes directas del intendente, señor
Calvo Arana, en lugar de haberla encomendado a su jefe de Estado Mayor, a quien correspondía de
hecho el mando de dicha expedición, que zarpo en la lancha “Madre de Dios” a las 6 de la mañana
del 24 de septiembre. Ella estaba compuesta del siguiente personal:
Intendente, señor Calvo Arana.
Tcnl.J. de E.M. Moisés Subirana.
Mayor Primo Matos.
Capitán Arturo Núñez del Parado.
Capitán José Antequera.

188
Teniente José Manuel Oquendo.
30 soldados, mas 50 fusiles y 30 carabinas malincher, 6500 cartuchos, víveres y vestuario suficiente
para tres meses.
La expedición desembarco en la barraca “Camacho”, desde donde hizo la travesía hasta “El
Carmen”, ya que la lancha no pudo seguir adelante a causa de la bajante del rió. El día 7 de octubre
continuo viaje por vía fluvial en dos batelotes llegando a “Chive” el día 15, de donde continuo por
tierra hasta “San Silvestre” pasando por Florida y sufriendo el castigo de una implacable lluvia. El
23 prosiguió la marcha por tierra hasta la barraca Dolores, situada a cuatro leguas de Illampu.

Reconquista de la barraca “Illampu” (19 de noviembre de 1910).- Mientras tanto, los peruanos
habían ya ocupado esta barraca (Illampu) donde se atrincheraron fuertemente.
El día 26 de octubre paso el Intendente Calvo Arana, en compañía del capitán Nuñez del Prado, al
campamento enemigo, a objeto de conferenciar con el jefe peruano e intimarle la desocupación de la
barraca; éste pidió un plazo de veinte días para evacuarla, termino que le fue concedido sin tener en
cuenta que durante este tiempo el enemigo podía pedir refuerzos y tomar sus medidas para hacer
resistencia, como en efecto ocurrió, aunque por otra parte tal plazo dio tiempo a que llegase un
batallan que conducía víveres y municiones que habían sido olvidados en “Manchester”
imprudentemente.
Mientras tanto, el teniente coronel Subirana establecía el servicio de seguridad del campamento,
verificaba exploraciones, instruía a su tropa APRA el combate y levantaba un croquis de las
posiciones enemigas.
Cumplido el plazo estipulado, el Intendente Calvo Arana recibió un emisario portador de un pliego
en el que decía el jefe peruano solicitaba nuevamente un termino indefinido, esperando, sin duda, la
llegada de mayores refuerzos que venia de Tambopata. No conocemos la respuesta dad por el señor
Calvo Arana; solo diremos que a instancias del teniente coronel Subirana se decidió reconquistar
Illampu por medio de las armas.
En la noche del 15 de noviembre, día en que se cumplió el plazo fijado al enemigo, se reunió un
consejo con objeto de acordar la forma como debería llevarse a cabo el ataque, el cual fue fijado
para las 11:30 del 19 de noviembre. El coronel Subirana puso al siguiente día en consideración del
intendente un plano con la colocación de las fuerzas, explicándole la forma como con la colocación
de las fuerzas, explicándole la forma como debían avanzar estas y los puntos por los cuales se debía
verificar el asalto al campamento peruano.
Aprobado el plan, se tomaron las disposiciones del caso, y el 19 de noviembre, a horas 5 y 20 de la
mañana, salía de Dolores la expedición reconquistadora que había sido reforzada con 32 mozos,
haciendo un total de 61 hombres, en tanto que las fuerzas enemigas ascendían a 50 soldados y 15
mozos provistos de una ametralladora y abundantes municiones, El capitán Antequera remonto el río
Manuripe en una canoa con una sección formada por 3 soldados y 7 mozos veinte minutos antes de
la salida de la expedición, con objeto de iniciar el ataque por la margen opuesta cuando tomara su
rancho el enemigo (11:30).
El resto de la expedición llego a horas 8 a un primer arroyo, donde descanso diez minutos,
reanudando la marcha hasta horas 9 en que llego a un segundo arroyo (arroyo Illampu). En este
punto, Subirana comenzó a tomar sus medidas fraccionando sus hombres en tres secciones
comandadas por Nuñez del Prado, Matos y Oquendo respectivamente, a quienes impartió sus
instrucciones indicando la forma como debían desplegarse, los sectores por donde debían avanzar y
la misión y objeto que debía cumplir cada uno de ellos.
Iniciada nuevamente la marcha, una torrencial lluvia vino a dificultar el avance, razón por la cual
solo pudieron llegar frente a las posiciones enemigas a horas 12 y 15. Pero otra causa más grave y
censurable hizo fracasar la sorpresa proyectada: Uno de los jefes de sección, en estado embriaguez,
había comenzado a hacer disparos al aire vitoreado a Bolivia y alarmando así al enemigo, centinelas

189
se habían retirado bajo techo para guarnecerse de la lluvia, los peruanos ocuparon rápidamente sus
trincheras….
Empeñado así el combate, se desarrollo en medio de torrencial lluvia con gran encarnizamiento.
Como los fuegos del enemigo no eran muy certeros, los atacantes efectuaron un avance general
saltando por encima de los árboles tumbados en el suelo y atando casi concéntrica mente. En el
Avance cayo muerto el teniente Oquendo y poco después se inicio el asalto en momentos en que los
peruanos izaban bandera en señal de rendición. Era la una de la tarde, el combate había durado
cuarenta minutos.
El enemigo tuvo muertos: 2 oficiales, 1 civil y 2 soldados; heridos: 4 soldados; prisioneros 1
capitán, 2 oficiales y 17 soldados, los demás huyeron al finalizar el combate. Además, se le capturo
31 fusiles, una ametralladora Máxim, ocho mil cartuchos de guerra, una bandera, víveres,
herramientas y 7 canoas.
Los bolivianos lamentaron la muerte de un oficial y la herida de 2 soldados.
Recontestada la barraca y mientras los oficiales enemigos entregaron sus espadas, se mando arriar la
bandera peruana para izar el pabellón boliviano, en medio de las aclamaciones de los vencedores.
luego de algunos incidentes Calvo Arana ordeno la inmediata libertad de los prisioneros, olvidando
que los bolivianos que cayeron en el fortín Abaroa, habían sido remitidos presos a Tambopata…..
Desde ese día, el teniente coronel Subirana, con sus oficiales y soldados, vióse obligado a
permanecer arma al brazo, teniendo otro asalto del enemigo; pero algún tiempo después fue
informado de haberse efectuado amigables arreglos entre las chancillerías bolivianas y peruana y por
medio de las cuales Bolivia cedió al Perú 150.000 Km. cuadrados de territorio, restableciéndose así
la cordialidad entre ambos países.
El tratado definitivo establecía que la nueva frontera en esa región, entre Bolivia y el Perú, estaría
constituida por una línea geodésica que partiendo del Heath fuese en línea recta hasta encontrar el
punto denominado “Bolpebra” tripartita entre Bolivia, Perú y Brasil. (Croquis Nº 26)
Tal fue la campaña del Manuripe, muy poco conocida por la opinión publica, en la brillaron actos
heroicos y que fueron empañadas por la censurable conducta de alguno de sus combatientes.

Enseñanzas y experiencias.- las medidas tácticas adoptadas por el capitán Echeverría en fortín
Abaroa, estuvieron acordes con la situación creada después del ataque que efectuado por los
peruanos el 21 de junio; pero el haber rodeado el fortín con 6 puestos de centinela, no guardaba
relación con su reducido efectivo de 15 hombres, ya que el servicio se hizo bastante pesado; debió
economizar sus fuerzas colocando tan sólo uno o dos puestos para la vigilancia.
Por otra parte, cuando se ‘nició el combate decisivo el día 5 de septiembre, debió ordenar l
fusilamiento de los 6 soldados enemigos que habían caído presos; pues éstos huyeron aprovechando
de la confusión y sirvieron de guías al enemigo que asaltó el fortín.
Finalmente, la conducta del heroico Capitán, de permanecer en su nuestro y defenderlo hasta el
sacrificio con un puñado de hombres ante una aplastante superioridad numérica del enemigo, fue la
de un perfecto patriota, de un militar consciente de su misión, cuyo ejemplo honra en sumo grado las
paginas de la historia militar de Bolivia. Hasta hoy no se ha hecho la justicia que merece tal hazaña
comparable tan sólo con la de Abaroa en el Topáter.
El inexplicable proceder del Delegado de Gobierno, es por demás raro y extraño al no haber
dispuesto ninguna medida ni dictado ninguna orden para el Comandante del Fortín “Abaroa” en
sentido de que desocupase dicho fortín o que permaneciera en el, tal como lo había hecho para el
Jefe del “Heath”. Si no quiso que el capitán Echeverría evacuase el citado fortín, debió atender con
preferencia a su defensa destacando de inmediato un fuerte refuerzo que lo tenía a la mano en
Cobija, que estaba a cinco días de viaje a lo sumo hasta “Abaroa”. Pero prefirió trasladarse al lejano
Riberalta para desde allí enviar los refuerzos que le pedía con tanta insistencia el capitán Echeverría
manifestándole que se hallaba amenazado por fuerzas enemigas que iban concentrándose en las

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proximidades de la frontera.
Aún más, su alta investidura le obligaba a viajar de inmediato al teatro o zona de los
acontecimientos para poder tomar las medidas de carácter militar que requería la situación; cero
lejos de hacer esto abandonó mas bien la barraca “Florida” hasta donde había llegado en su
proyectada visita al “Heath”, para retroceder de prisa hasta Riberalta y en cuyo trayecto hizo volver
a la Expedición Subirana que ya se había puesto en marcha, perdiendo así lamentablemente el
tiempo y dando lugar a que el enemigo se posesionase de la barraca “Illampu” Una vez en Riberalta,
modificó la organización de di cha expedición y puso el comando de ella en manos de un civil en
lugar de haber encomendado esta misión al teniente coronel Subirana, a quien correspondía
lógicamente el comando de esas tropas, tanto por su carácter militar cuanto por ser el Jefe de Estado
Mayor Colonial; pero el Delegado, llevado por sus rencores personales y egoístas, supeditó el éxito
de una operación militar a estos sentimientos estrechos y ruines sin tomar en cuenta para nada el
interés nacional.
En cuanto al combate del “Illampu”, es vergonzosa la actitud asumida por uno de los comandantes
de Sección que hizo fracasar el ataque sorpresivo que se había inicia do y que habría tenido mayor
éxito al aprovechar de que los centinelas peruanos se habían retirado de sus observa torios para
guarecerse de la lluvia.
Por otra parte, la conducción de esta pequeña operación adoleció de falta de colaboración, tanto por
parte del Intendente Calvo Arana, cuanto por uno de los oficiales; éstos en lugar de cooperar al
triunfo de las armas, obstaculizaron más bien el desarrollo de la operación nada más que por hacer
guerra al teniente coronel Subirana. Y si el triunfo correspondió a los reconquistadores del
“Illampu”, fue debido únicamente al arrojo de los soldados y al esfuerzo del citado Jefe y de los
demás oficiales.

CAPÍTULO X

PROLEGÓMENOS DE LA GUERRA CON EL PARAGUAY

La voz de un patriota. — El general Juan J. Fernández, que desempeñó por algún tiempo el cargo
de Adjunto Militar en el Paraguay, fue el primero en dar la voz de alerta a nuestros gobiernos, en un
extenso y luminoso informe enviado en diciembre de 1925, dando cuenta de las actividades
paraguayas en el Chaco y naciendo sugerencias para la defensa de este territorio.
A continuación glosamos algunos párrafos de ese detallado informe, en la imposibilidad de
insertarlo en este capítulo por su demasiada extensión.
Refiriéndose al espionaje paraguayo intensificado desde aquellos años, manifestaba lo siguiente:
"El gobierno paraguayo no se descuida de destacar periódicamente comisiones a cargo de oficiales
del ejercito que realizan sus viajes en traje civil; no se despreocupa de enviar espías de nacionalidad

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rusa, alemana y de hijos del país, quienes han visitado Puerto Suárez, nuestros fortines sobre el
Pilcomayo, la Guarnición del Roboré y otras, donde los Comandantes de estos puestos militares les
dispensan periódicamente todo género de atenciones no sólo brindándoles hospitalidad sino también
mostrándoles el armamento de que disponemos. Algunos espías han llegado hasta Santa Cruz
donde váyanse presentado como agentes comerciales de casas de fábricas de instrumentos de óptica,
topográficos, etc.".
Luego, entrando en una serie de consideraciones de índole militar sobre planes de movilización,
servicio de etapas, etc., sugería y aconsejaba que estos puntos fuesen estudiados de acuerdo a un
plan de unión entre la política y la estrategia.
"En la confección de un "Plan de Movilización" así come en las disposiciones complementarias para
su ejecución — decía, — si bien existen principios generales que puedan servirnos de guía, no existe
fórmulas fijas. La mejor solución consistiría en idear medios prácticos y sencillos que aseguren el
paso ordenado del pie de paz al pie de guerra, dentro del menor tiempo posible.
"Por lo demás, hay que considerar seriamente las condiciones de nuestros ferrocarriles, la falta de un
servicio de comunicaciones, etc. Todo esto nos lleva a la conclusión de que nuestra movilización no
puede ser alemana, ni francesa, ni japonesa, sino netamente boliviana.
"Pero, para que el plan de campaña esté bien concebido, es menester que haya unión entre política y
estrategia, es decir, que Gobierno y Estado Mayor, aquél como conductor de la política, éste como
conocedor de la capacidad militar del país, deben marchar en el más íntimo acuerdo, porque la
política no debe aspirar a objetivos que las fuerzas armadas no son capaces de asegurarle.
"En este orden de cosas debemos ser prácticos. Si llegase el caso de una guerra y vamos a ella en
malas condiciones, no tan sólo perderíamos el objetivo de la guerra sino mucho más. Y agregúese a
esto la afrenta de la derrota".
En capítulo aparte, llamaba la atención del Estado Mayor General analizando los puntos principales
de la movilización paraguaya decretada a raíz de la revolución de 1922, manifestando que el total de
las fuerzas gubiernistas y revolucionarias alcanzó a 6,500 hombres de todas las arnas; que los
revolucionarios eran conducidos con el traje que vestían, dándoseles únicamente un fusil, una
frazada, m morral y un plato. El racionamiento consistía en un tro50 de carne, mandioca en vez de
pan, yerba mate y naranjas.
Más adelante describía los inconvenientes y dificúltales que el ejército boliviano tendría que vencer
en el caso le estallar la guerra.
"Debemos estar persuadidos — decía — de que tendríamos que actuar en un teatro de operaciones
lejano del corazón de la patria, lejano de la fuente de donde tendríamos que extraer nuestros
recursos. Las tropas tendrían que levar consigo todos los elementos para su sostenimiento, su fin,
tendríamos que luchar en una región a la que tarde legarían las tropas de retuerzo. A esta
circunstancia hay que agregar el hecho de que disponemos de pésimas y escasas vías de
comunicación hasta Calza, la falta de lugares habitados que imposibilita el abastecimiento de fuertes
tropas. Penetrando al Chaco, cercado de dificultades impuestas por la naturaleza de la región, la falta
de caminos y pisadas para atravesar esteros y selvas, enmarañadas, la falta le agua o el exceso de
agua, el calor, la humedad, todo ese cúmulo de obstáculos dificultarían las operaciones".
Refiriéndose a la parte técnica de la guerra, hacia ver la imposibilidad de aplicar estrictamente en el
Chaco las prescripciones de la táctica moderna, al decir:
"Los procedimientos de la Gran Guerra, no podrán aplicarse en el Chaco Boreal más que de un
modo imperfecto, pues la naturaleza del terreno, como la de toda región montañosa, no permite que
se sigan los métodos tradicionales. Además, la Táctica y sus procedimientos no son inamovibles, al
contrario, nunca se presentará un caso igual a otro. Esto hay que tomarlo en cuenta para no aferrarse
a modelos para todos los casos. En cada ocasión deciden en los procedimientos que se adopten, el
terreno y el fin que se persigue".
Además, llamaba la atención sobre el hecho de que el Paraguay no Irla solo en una guerra con

192
Bolivia, y transcribía las palabras pronunciadas por el ex-Ministro Plenipotenciario argentino en el
Paraguay, señor José María Cantilo, en una manifestación dada en su honor. Este dijo "En caso de
un conflicto entre el Paraguay y Bolivia, la Argentina está dispuesta a prestarle todo su concurso al
Paraguay porque no desea más tributarios en el río de 1ª Plata".
"No hay que perder de vista — decía Fernández que el Paraguay tiene grandes vinculaciones con la
República Argentina de la que se le puede considerar como una provincia, no siendo extraño que en
caso de un conflicto armado con Bolivia, aquélla llegará a prestarle su apoyo decidido con armas y
dinero".
También daba a conocer el ofrecimiento que hiciera la República de Chile en 1917 al señor
Fulgencio R. Moreno consistente no sólo en armas y dinero sino también en proporcionar Comando
para el caso de un conflicto armado con Bolivia.
Por último, Fernández terminaba manifestando que no existiendo entre Bolivia y Paraguay
relaciones comeréis les ni vinculaciones de consideración, el antagonismo entre ambos países era
profundo.
'Como es natural entre dos naciones que no tienen intimas relaciones de comercio, — decía — ni
están ligada por la tradición y la historia, como suponen algunos, simpatía popular no puede haber, y
el que estas líneas escribí asegura que no existe simpatía de ninguna clase, odio si.. "Como dato ahí
va este: Con motivo del aniversario del Paraguay y festejando la transmisión del Mando Supremo en
la persona del señor Egidio Ayala la Embajada Boliviana fue invitada a una función de gala en el
teatro Nacional. A media representación, dejaron caer de exprofeso a paico que ocupaba la
Embajada un volante en el que, entre otras cosas, se decía: Ni mas aquí ni mas allá del Parapetí,
ahí tenéis el lazo de fraternal simpatía de este pueblo hermano...".
Tal fue la voz de alarma que lanzara el general Fernández siete años antes de que estallara la guerra
entre Bolivia y Paraguay, intuyendo lo que debía ocurrir; voz que se perdió en el espacio de la
indiferencia. El legajo de sus informaciones fue seguramente a confundirse en el fondo le los
cajones ministeriales con otros legajos sin importancia.
Alemania en 1914 había sido derrotada por no haber sabido aplicar el testamento estratégico que le
dejara el general von Siften, y en el Chaco ocurrió algo análogo por no haberse oído y seguido las
advertencias que poco antes de morir diera el general Fernández, fallecido en Tartagal el 10 de
diciembre de 1927
Los sucesos de Fortín "Vanguardia" (5 de Diciembre de 1928). — Hasta el año 1925, la acción
de los gobiernos no se había dejado sentir en el Chaco a donde sólo habían llegado pequeños
núcleos militares que, con el nombre de guarniciones, se instalaban en sitios con agua o próximos a
las cañadas y el Pilcomayo, para hacer vida apacible en compañía de alguno que otro puestero que,
atraído por los grandes campos de pastoreo, se instalaba con sus ganados al amparo de las fuerzas
militares.
Mientras tanto, el Paraguay sujetaba su acción a un plan fijo trazado desde hacía cuarenta años, que
consistía en instalar fortines atendiendo a la misión estratégica que pudieran desempeñar en caso
dado; luego, los jefes de fortín destacaban exploradores que debían estudiar el terreno, tanto bajo el
punto de vista militar como en el de colonización, buscando aguadas o abriendo pozos, levantando
cartas y luego ubicando los sitios donde se podrían establecer nuevos fortines o puestos militares.
La proximidad al Chaco de su capital y ciudades principales y su fácil acceso por medio del río, le
permitían avanzar siempre hacia el Occidente abriendo caminos carreteros, instalando líneas
telegráficas, construyendo ferrocarriles, llevando colonizadores, etc., para luego después volver a
abarcar mayor territorio y continuar en la misma forma.
Y así fue cómo, desde comienzos de 1923, multiplico el número de sus fortines instalándolos
calculadamente hasta llegar a ponerse en contacto con los puestos bolivianos que comenzaron a ser
frecuentemente visitados por oficiales paraguayos disfrazados...
Así, en febrero de 1927, el teniente Adolfo Rojas Silva se introducía en el fortín boliviano

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"Sorpresa", siendo apresado, y pocos días después perdía la vida al tratar de huir.
En agosto del siguiente año, algunos, jefes bolivianos eran apresados por el oficial paraguayo
Ortigoza en las márgenes del Río Otuquis, cuando exploraban esa región para instalar un fortín,
cuyo epílogo fue la agresión paraguaya realizada en la mañana del 5 de diciembre de 1928 contra
fortín " Vanguardia”.
Esté Fortín había sido fundado el .5 de septiembre del referido año 28 a 25 kilómetros al sur de
"Vitriones" en la margen izquierda del Río Otuquis.
Su guarnición constaba de un capitán, dos oficiales y 50 soldados.
En la mañana del 5 de diciembre del referido año mientras la guarnición se hallaba aún en reposo, se
presentaba un jinete paraguayo llevando una intimación escrita que decía:
"Sabedores los paraguayos que ustedes han ocupado territorio nuestro, damos diez minutos de
término para que nos esperen con las armas en pabellones a cien metros al sur del cuartel; caso
contrario romperemos fuego. — Teniente Ortigoza".
Cuando el Comandante del Fortín se disponía a contestar a dicha intimación, se presentan tropas
enemigas en son de ataque sin detenerse a las voces de ¡alto! dadas por el centinela. Entonces el
Comandante, para intimidar a lo asaltantes, hace un disparo al aire, el cual es contestar con una
descarga de fusilería iniciándose luego un pequeño
combate entre los 50 soldados bolivianos y 300 infantes paraguayos, mientras un escuadrón de
caballería enemiga rodeaba el fortín tratando de cortar la retirada de los defensores. El combate
duró media hora, hasta que los asaltantes se apoderaron del fortín para luego incendiarlo. Los
defensores sobrevivientes tuvieron que retirarse hacia "Vitriones" dejando algunos muertos y 23
prisioneros, dos oficiales entre éstos.
Reacción de Bolivia. — Honda sensación causó en Bolivia la agresión paraguaya en pleno estado
de paz. El Ministro boliviano en Asunción había abandonado dicha capital en señal de protesta, y en
La Paz era expulsado el representante paraguayo, mientras el Estado Mayor General llamaba a las
reservas del ejército para movilizarlas.
Entre tanto, el Gobierno había dispuesto que las tropas que guarnecían los fortines del Chaco, se
apoderaran de los iguales paraguayos "Boquerón" y "Mariscal López", en represalia del ataque a
"Vanguardia". Para tal objeto," el Comando de la IV División había organizado dos columnas de
ataque: una a órdenes del teniente coronel Galleguillos que debía atacar "Boquerón", otra a órdenes
del capitán Calleja para que marchase sobre "Mariscal López".
Acción de "Boquerón" (14 de Diciembre de 1928). — La Columna Galleguillos, formada por 4
oficiales y 69 soldados, se puso en marcha desde Fortín "Arce" a la media noche del 13 de
diciembre con dirección al fortín paraguayo. A, los seis kilómetros inició su despliegue y a las 5 de
la mañana del 14 entró en combate con la guarnición enemiga durante hora y media, luego pasó al
asalto obligando a retirarse a los paraguayos que dejaron en el campo 4 soldados muertos, 2
banderas, 25 caballos y todo su parque. Los asaltantes sufrieron 3 muertos y 5 heridos.
Combate de "Mariscal López" (14 de Diciembre de 1928). — La Columna Calleja, compuesta de 2
oficiales y 54 en tropa, había partido a su vez de su base de "Cuatro Vientos" en la mañana del día
13 y sorprendía también con su ataque (el 14) a la guarnición paraguaya de "Mariscal López", la que
después de contestar con varias descargas de ametralladoras, durante 20 minutos, tuvo que
emprender retirada sobre "Rivarola" dejando 25 fusiles, una ametralladora y mucha munición.
Horas después Calleja recibía orden para abandonar el fortín conquistado, de tal suerte que sólo
"Boquerón" quedó en poder de las tropas bolivianas:
La guerra entre Bolivia y Paraguay se había hecho inminente, pero la intervención diplomática de
los países neutrales pudo aplacar el conflicto estableciendo "que Bolivia fue el país agredido y el
Paraguay el país agresor; que el incidente de "Vanguardia" precedió a los sucesos de "Boquerón" y
que el empleo de medios coactivos por parte del Paraguay determinó la reacción de Bolivia.
También dispuso que el Paraguay restaurara las construcciones de Fortín "Vanguardia" y que

194
Bolivia abandonase "Boquerón", después de lo cual quedaron reanudadas las relaciones
diplomáticas entre ambos países tal es el, resumen de estos acontecimientos que fueron los
verdaderos prolegómenos de la guerra con el Paraguay.
Experiencias dejadas por la movilización de 1928. — Como consecuencia de los sucesos de
"Vanguardia" y la inminencia de la guerra, el Estado Mayor General verificaba en fecha 9 de
diciembre el llamamiento de los reservistas pertenecientes a las jurisdicciones de las divisiones IV y
V, o sea Tarija y Santa Cruz, en todas sus categorías, así como los contingentes de los años 1926 y
27 para reforzar las divisiones que guarnecían las ciudades del interior del país (I. II y III).
En la zona de la V División (Santa Cruz) habían sido movilizados alrededor de 3,000 reservistas.
Casi todos los habitantes de aquel Departamento habían contribuido como pocos, con donativos
voluntarlos (ganado, víveres, equipo, etc.).
Empero, la falta oportuna de remisión de fondos, la carencia casi absoluta de movilidad, de armas,
de municiones, de vestuario y de equipo, y la mala conducción, había ocasionado a que los
reservistas llegaran al teatro de operaciones reducidos a una mínima parte, debido a las numerosas
deserciones, pues apenas llegaron a Puerto Suárez 900 hombres.
Por otra parte, las medidas coercitivas que había tomado el Comandante de la División, sembró gran
alarma en el pueblo y como consecuencia todos los arrieros, fleteros, etc., abandonaron la ciudad y
no hubo movilidad para la conducción de la carga (armas, municiones, víveres, vestuario).
Las unidades que guarnecían dicha frontera tampoco estaban en mejor situación. Los almacenes
estaban vacíos y no podía ser peor la desorganización de aquéllas. Además, habían sido
requisicionados sin método y sin reflexión animales y carros inservibles por los que hubo que
pagarse precios elevados; de tal suerte que cuando se requirió la acción bélica de la V División, la
tropa era escasa, no había movilidad, no se contaba con armas ni municiones y, en fin, al decir del
Comandante de dicha División, "no existía ningún apresto para una inmediata intervención con las
armas".
Dentro de la zona de la IV División (Tarija) habían sido movilizados también más de 3,000
reservistas que fueron a concentrarse en Villa Montes, especialmente los contingentes dúchenos que
llevaron sus respectivas cabalgaduras ensilladas.
Empero, el Jefe de reclutamiento había cometido el lamentable error de despojar a esos contingentes
de sus caballos para incorporarlos a las tropas que debían marchar a pie, lo que también ocasionó el
desaliento y el descontento de los reservistas, iniciándose, por consiguiente, un alarmante número de
deserciones.
La marcha de los destacamentos al Chaco fue penosa. La falta de conducción y la escasez de
alimentos causaron numerosas, deserciones.
Por otra parte, la convocatoria de los reservistas había sido realizada sin método y sin plan, lo cual
abultó los castos de la movilización, ya que aquéllos fueron llamados sin limitación de instruidos o
no instruidos y viajaron hasta Santa Cruz y Villa Montes, respectivamente, para luego volver a ser
licenciados éstos últimos (no instruidos).
"La requisición — dice el informe de un alto Jefe, ha sido una desgraciada calamidad nacional. Los
comisionados de verificarla han consumado expropiaciones delictuosas. Sembraron el pánico y el
odio en toda la jurisdicción divisional del Chaco...".
En el aspecto económico, hubo desorden en el manejo de fondos; la movilización costó 1, 249,374
pesos bolivianos
"Los fracasos sufridos en la movilización de 1928 dice el informe de la Comisión nombrada para
investiga estos sucesos, — vino a demostramos que la organización del ejército hasta aquel año no
había sido sino aparente puro fachadismo y relumbrón y que era menester reorganizarlo de
inmediato, no para exhibirlo en demostraciones callejeras sino para la guerra; que había que dotarle
de todos los servicios necesarios para emprender una campaña como ser: transportes,
comunicaciones, etapas, abastecimientos, etc., ya que la guerra con el Paraguay era inminente".

195
Pero, infelizmente, los conductores de la Nación del Ejército, no salieron de su prolongado
adormecimiento ni quisieron olvidar sus preocupaciones políticas a las que dedicaron toda su
atención. De ahí que cuando Bolivia fue sorprendida años más tarde por la guerra, se encontró con
que la organización de la defensa del Chaco era negativa.
Agresiones paraguayas. — La primera agresión paraguaya de hecho, fue llevada a cabo
aprovechando de que los bolivianos nos despedazábamos en una lucha intestina con la revolución
estallada en Sucre contra el Presidente Arce el 8 de septiembre de 1888.
El 10 de mayo del referido año, salía de Asunción bordo de la cañonera "Pirapó" una fuerza de 65
soldados con dos ametralladoras y cinco mil cartuchos de guerra, al comando del mayor Ángel
Jiménez, a tomar posesión militar de Fuerte Olimpo que permanecía desguarnecido.
El 13 de septiembre del mismo año desembarcaba también de la referida cañonera el nombrado. Jefe
a la cabeza de 20 hombres en Puerto Pacheco y apresaba a las autoridades bolivianas y a los pocos
policías que vigilaban la aduana, arriaba la tricolor de Solivia reemplazándola con la paraguaya en la
fachada del edificio destinado a las oficinas públicas; luego obligaba al señor Enrique Moscoso a
que arrancara personalmente el escudo boliviano, acto que se negó a ejecutar el patriota ofendido,
manifestando rotundamente: "Yo no arranco por nada el escudo boliviano; prefiero la muerte al pie
de mi pabellón antes que arrancarlo". Moscoso fue apresado y llevado hasta Asunción. Puerto
Pacheco había sido fundado el 16 de julio de 1885 en la desembocadura del Río Otuquis sobre el
Paraguay, en el sitio denominado "Bahía _ negra.
El 12 de octubre del referido año 88 salía de Asunción otra fuerza de 70 hombres, que fue reforzada
en Villa Hayes y en Concepción a 120 soldados para "tomar posesión militar definitiva de Puerto
Pacheco"
Desde entonces la actividad paraguaya en el Chaco, creció en proporción geométrica con relación a
la boliviana, en tanto que su diplomacia buscaba el camino de las dilaciones formulando
solemnemente de que "el litigio en que se hallaban comprometidos ambos países no sería resuelto
sino por medios pacíficos, salvo casos de legítima defensa".
En 1903, el Paraguay se apoderaba de Puesto “Galpón" y desde entonces sus provocaciones se
hicieron más frecuentes merodeando constantemente nuestros puestos militares, cuyo extracto o
síntesis es el siguiente.
En 1929, el Cónsul del Paraguay en Formosa, García, sobornaba a un enfermero del ejército
boliviano, Alberto Molina Mendieta, para que entregase en Asunción al Ministerio de Guerra, planos
de nuestros fortines, un informe detallado sobre la situación de ellos y una clave del Estado Mayor
General. Mendieta recibió después fondos del Gobierno para radicarse en Villa Montes y seguir
informando desde allí por medio del Cónsul García.
Descubierto el traidor, un consejo de guerra le sentenció a la pena de muerte, pero elevado el
proceso en revisión ante el Consejo Supremo de Guerra, éste modificó la sentencia con la pena de
seis años de prisión.
El 10 de enero de 1930, una patrulla paraguaya dispara contra el centinela Nº 1 del Fortín "Cuatro
Vientos" y se retira sobre "Mariscal López".
El 14 de enero del mismo 'año, un escuadrón de Caballería, desprendido de "Isla Poy", explora las
inmediaciones del puesto boliviano "Ramírez", y dos días después el mismo escuadrón ataca al
piquete Trujillo, en "Pozo Verde", causándole una baja.
El 5 de noviembre del referido año 30, otra patrulla paraguaya incendia el fortín boliviano
"Sorpresa Viejo", momentáneamente desocupado a causa de la inundación del Pilcomayo.
El 1º de julio de 1931, una patrulla paraguaya es sorprendida en trabajos de exploración sobre el
camino "Saavedra" "Cuatro Vientos", a cuatro kilómetros al sur del primero de estos fortines. El 8
del mismo mes, tropas paraguayas atacan el puesto boliviano "Yujra"; pues toda una sección
permaneció desplegada frente al puesto durante un día, haciendo fuego, hasta que fue repelida. El 10
del mismo, fracciones paraguayas desprendidas de "Boquerón", atacan a tropas bolivianas a un

196
kilómetro al este de "Yujra". El 6 de septiembre del referido año 1931, los paraguayos efectúan el
primer ataque al fortín boliviano "Agua Rica", causando dos bajas.
El 25 del mismo mes, 200 soldados paraguayos repiten un segundo ataque iniciando un combate que
duró ocho horas, al fin de las cuales fueron derrotados abandonando en el campo algunos muertos y
varias armas. El 8 de octubre del mismo año, un jefe boliviano en compañía de un cabo sale de
"Ramírez" hacia "Yujra" a pagar a la tropa. Extraviados en el bosque se aproximan a "Boquerón",
donde son recibidos a balazos. El jefe logra huir y es victimado el cabo. Las diferentes patrullas
bolivianas destacadas en su busca, son agredidas y tienen que replegarse con una baja.
El 2 de noviembre, una patrulla paraguaya ataca "Agua Rica", y es rechazada.
El 5 de enero de 1932, otra patrulla paraguaya, compuesta de un oficial y nueve soldados, se
presenta en el fortín boliviano "Loa" y después dé herir al centinela, huye precipitadamente.
El 18 del mismo mes, choque de patrullas en las inmediaciones de "Agua Rica".
El 28 del mismo, el capitán Ortigoza viaja del fortín Mariscal López" al fortín boliviano
"Saavedra", guiado por algunos espías. Desde cierto lugar manda a uno de ellos a1 fortín "Cuatro
Vientos", con orden de que a la mañana del siguiente día, llevase con engaños al Jefe del Fortín,
sobre el camino por donde debía pasar él (Ortigoza); pero el espía falla en su compromiso.
El 13 de marzo, a dos Kilómetros de "Agua Rica", un piquete boliviano recibe fuego de
ametralladoras enemigas y se ve obligado a retirarse sufriendo una baja.
Tales son las agresiones paraguayas. Ninguna de ellas Fueron casuales sino premeditadas, hasta que
al fin vino la guerra:
EL Paraguay había fundado a orillas del Gran Lago, en abril de 1932, el Fortín "Carlos Antonio
López", guardando absoluto silencio sobre esta nueva ocupación. El 15 de junio del mismo año, un
destacamento boliviano llegaba a grillas del mismo lago, y el 29 era atacado sorpresivamente por
tropas paraguayas, ataque que se repitió con mayores cementos el 15 de julio encendiendo así el
fuego bélico que solo a las dos naciones durante tres largos años causando la devastación y la
muerte en el vasto escenario chaqueño, desde las orillas del Pilcomayo hasta las márgenes del
Parapetí.

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CAPÍTULO XI

(Tesis presentada al Estado Mayor General en 1940)


CAMPAÑA DEL CHACO

División de la Campaña. — No es posible hacer historia imparcial mientras viven los actores que
lucharon en una guerra, ya sea por no comprometer reputaciones o porque hay la tendencia a
engrandecer o empequeñecer los hechos o sucesos desarrollados, para restar méritos o para agrandar
algunas figuras de segundo orden...
Serán, por eso, historiadores de las generaciones posteriores a la campaña del Chaco, los que narren
y formen juicio sin pasión, con serenidad, y analicen fríamente la conducta de los actores; pues que
la guerra con el Paraguay es de tal magnitud, que no es posible analizarla en toda su integridad sin
descorrer el misterioso velo que cubre sus grandezas y miserias.
Tan sólo con el objeto de completar el cuadro de las guerras internacionales sostenidas por Bolivia
hasta nuestros días, he bosquejado muy sintéticamente y sin citar deliberadamente nombre alguno,
las cuatro fases de la guerra con el Paraguay tomando de cada una de ellas las acciones de mayor
importancia.
La historia de esta campaña, militar e históricamente considerada, se divide en cuatro etapas o fases
bien definidas que corresponden a la destrucción y a la creación de cada uno de los ejércitos que
Bolivia tuvo que organizar para sostener tan cruenta guerra, la más sangrienta y larga de cuantas
registra su historia militar.
La primera fase corresponde o comienza desde la iniciación de las hostilidades con el ejército de
línea, hasta la retirada de "Arce", en octubre de 1932.
La segunda, desde la resistencia en "Kilómetro Siete" o "Campo Jordán", donde fue organizado el
segundo ejército, hasta la capitulación de "Campo Vía", en que fue destruido ese ejército, en
diciembre de 1933.
La tercera, desde la defensa de "Ballivián", organizando un tercer ejército, hasta la retirada de
"Picuiba", en diciembre de 1934.
La cuarta, desde la defensa de "Villa Montes" y el "Parapetí", con un cuarto ejército, hasta la
suspensión de las hostilidades, en junio de 1935.
El personal. — Para hacer la historia militar de esta campaña, es preciso que consideremos primero
el elemento hombre, luego las fuerzas empleadas, después el terreno, y por último el servicio de
logística.
Al iniciarse la guerra en julio de 1932, el Ejército contaba con un cuadro de oficiales egresados del
Colegio Militar, que no pasaba o llegaba al millar. Muchos altos jefes habían completado sus
conocimientos militares en escuelas extranjeras; el resto fue educado por la Misión Militar Alemana
llegada al país el 1911.
Empero, el Alto Mando carecía de una doctrina de guerra, no poseía planes estratégicos de
ninguna especie para la defensa nacional: su desenvolvimiento era rutinario. De tal suerte que una
vez estallado el conflicto bélico con el Paraguay, se vio en la imposibilidad de ceñir sus actos dentro
de un plan determinado que hubiera, sido elaborado de antemano en tiempo de paz como ocurre en
todos los ejércitos del mundo.
Una vez rotas las hostilidades, al haber iniciado por parte de Bolivia una ofensiva estratégica al
apoderarse de los fortines paraguayos adelantados ("Corrales", "Toledo" y "Boquerón"), el Estado
Mayor General cometió el grave error de llevar al frente de batalla a la casi totalidad de los oficiales
de línea, de tal suerte que en el curso de la campaña no pudo contar con nuevos elementos
preparados, puesto que una gran parte había caído en los campos de batalla o en poder del enemigo.
De ahí que más tarde se tuvo que improvisar oficiales de reserva, los que, a pesar de su patriotismo y
abnegación, no siempre dieron buenos resultados.

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Esta experiencia aconseja para el futuro educar e instruir mayor número de oficiales en tiempo de
paz, y no emplearlos en su casi totalidad al comenzar la guerra.
En cuanto al elemento clases, su número fue también deficiente; muy pronto se tuvo que
improvisarlo en plena campaña, y éstos no siempre cumplieron satisfactoriamente las delicadas
misiones que se les encomendaba, de tal suerte que faltó al oficial subalterno la importante
colaboración de aquéllos.
Respecto al soldado, indio en un porcentaje del 70% dio un magnífico rendimiento todo aquel que
había recibido instrucción militar de dos años; en cambio, los reclutas improvisados tuvieron fallas
en todo orden.
La guerra del Chaco se la hizo en su mayor parte con elemento indio; pues los blancos y los
mestizos entraron en escasa proporción. Esta experiencia indica que es un error licenciar al
conscripto antes que hubiera recibido una completa instrucción militar, y que en caso de
movilización se debe enrolar a todos los bolivianos aptos militarmente y sin excepciones
odiosas.
Un país puede estar poderosamente armado, con las armas más modernas, pero éstas no servirán
para nada si los hombres que las manejan no saben utilizarlas.
Las Armas. — Desde el año 1908, más o menos, Bolivia comenzó a armarse con los fusiles Máuser
calibre 7.65 y con cañones Schneider de montaña y de campaña. Pero fue desde los sucesos de
Fortín "Vanguardia", en 1928, en que el Gobierno vio la necesidad de renovar totalmente las armas
del ejército, adquiriéndolas en cantidad respetable de la Casa Vickers de Londres.
De tal suerte que al estallar la guerra en 1932, nuestro ejército contaba con fusiles modernos,
ametralladoras pesadas y livianas, algunos tanques, cañones de diferentes tipos. Tan sólo el mortero
nos fue desconocido en los primeros meses de la campaña.
La Infantería fue el alma de la guerra, ella soportó los más grandes sacrificios y las tareas más
penosas.
La Caballería intervino en los primeros meses con unidades montadas, pero pronto quedó a pie
debido a las dificultades que oponía el bosque y, sobre todo, a la falta de forraje y de agua para la
manutención del ganado; de
tal suerte tuvo que operar en el resto de la campaña como infantería.
La Artillería fue empleada tardíamente en su máxima potencia, pues se creyó en un comienzo que
ella no daría grandes rendimientos a causa de la tupidez del bosque. Su máximo empleo estuvo en la
defensa de "Villa Montes" Esta arma fue empleada generalmente en el fuego de hostigamiento.
Los Tanques o carros de asalto fracasaron totalmente.
Los Lanza-llamas, empleados en el segundo ataque a "Nanawa", tampoco dieron los resultados que
se esperaban.
La Aviación contaba con varios tipos de máquinas. Fue el arma decisiva en materia de exploración;
sin ella nuestro ejército habría operado en forma desorientada y a ciegas. Ella era la que descubría
los movimientos del enemigo, sus picadas secretas, las aguadas, etc., etc.
Empero, su empleo táctico por parte del Comando Superior no estuvo de acuerdo a su característica.
Ella fue utilizada para bombardear puestos y fortines de poca importancia, ametrallar a las tropas
enemigas que generalmente se sustraían de su eficacia escapando a los bosques. 5e la debió emplear
con preferencia en la destrucción sistemática del ferrocarril a Puerto Casado, en el bombardeo de
caminos carreteros, contra camiones y carretas que hacían el servicio de retaguardia del ejército
enemigo, así como sobre los puertos ubicados a lo largo del Río Paraguay, que fueron bombardeados
muy escasamente.
El Terreno. — El dilatado y vasto territorio del Chaco Boreal, mide más o menos unos 280,000
kilómetros cuadrados, cuyo marco constituye al Norte las serranías de San José o de Sunsas, al Este
el río Paraguay, al Sud el Pilcomayo y al Oeste las serranías de Aguarague y el Río Parapetí.
Es un plano inclinado desde la base de las serranías le Aguarague en dirección al Paraguay, y tiene la

199
forma de un gran triángulo cuyo vértice es la confluencia de los ríos Pilcomayo y Paraguay, siendo
su base el Parapetí y los bañados del Izozog hasta las serranías de Sunsas.
Se cree que durante la edad terciaria o glacial estaba cubierto por el mar, cuyas aguas fueron
retirándose en el transcurso de los siglos dejando sedimentos que dieron origen a la vegetación y
luego a la fauna chaqueña.
Actualmente es una vasta planicie arenosa cubierta le una vegetación uniforme, rala y espinosa, la
cual se vuelve más rica y lujuriante al aproximarse a los dos grandes ríos o en la proximidad de los
arroyos. En su interior está cruzado por numerosas sendas y caminos, así como por cañadas y
arroyos que en tiempo de lluvia se convierten en verdaderos ríos, y en tiempo seco en curiches o
pantanos donde se desarrollan millones de zancudos o mosquitos.
Hasta la parte central se extienden grandes campos cubiertos de pasto, salpicados por grupos de
árboles, grupos que se denominan "Islas". Luego vienen grandes extensiones arenosas y el desierto,
especialmente en la región central Norte, entre el Parapetí, "Picuiba" y "Camacho". El aspecto de la
selva es tétrico, sombrío, con una aridez uniforme. En tiempo de lluvias se convierte en un mar, en
tiempo seco en un yermo carente de agua donde todo germen de vida está amenazado de muerte.
El clima es seco y ardiente en verano, el termómetro llega a marcar muchas veces más de 40° a la
sombra; en cambio, en invierno, baja hasta 0° cuando sopla el viento del sur (surazo).
Tal es, en líneas generales, el Chaco Boreal. Considerémoslo ahora bajo el aspecto militar.
El terreno, como factor táctico y estratégico, supedita a la acción del hombre y de las armas. Es de
acuerdo a la configuración topográfica de un lugar o a su conformación geográfica, que se hacen
todos los planes de guerra, tanto para las pequeñas como para las grandes unidades.
A ello se debe que la preparación del terreno, su reconocimiento y su estudio, tengan una capital
importancia para el desarrollo posterior de los acontecimientos.
El hombre puede en cierto modo modificar algunas características del terreno mediante obras de
ingeniería, y es en tiempo de paz que el gobierno de un país y su comando militar deben preocuparse
por tales modificaciones construyendo puentes sobre los ríos, desviando el curso de las aguas,
talando bosques, edificando cuarteles en lugares estratégicos, aeródromos y fortificaciones y, en fin,
tratando de adaptar el terreno para garantizar el éxito y la buena conducción de las operaciones en
caso de guerra.
En el Chaco, la tupidez del bosque bajo y espinoso dificulta la maniobra táctica. Tampoco permite
los grandes movimientos de la caballería ni el tiro eficaz de la artillería.
Nuestros dirigentes durante la paz, se habían preocupado muy poco de tomar medidas militares en el
terreno chaqueño; faltaban caminos carreteros, puentes sobre el Pilcomayo a la entrada a Villa
Montes, líneas telegráficas, listas de aterrizaje, cuarteles amplios, etc., etc. Los impropiamente
llamados "Fortines", no eran sino pequeñas casuchas construidas con madera y barro para cobijar
de la intemperie a los soldados de las guarniciones o puestos militares; no tenían ningún valor
militar ni por su ubicación ni por su construcción.
Logística: Abastecimientos. — Este fue uno de los grandes problemas que tuvo que afrontar el
ejército en campaña. Los dirigentes civiles y militares, acostumbrados a surtirle de plazas argentinas,
no pensaron en que un día podía ser clausurada dicha frontera pretextando "neutralidad", y cuando
tal ocurrió en 1933, las tropas en campaña padecieron hambre; al material motorizado le faltó
lubricantes, la aviación no tuvo nafta, los camiones quedaron plantados a lo largo de los caminos por
falta de gasolina.
Sólo entonces se pensó en los propios productos y m abastecer al ejército mediante la organización
de Etapas, servicio desconocido hasta entonces y cuya desorganización influyó poderosamente en el
fracaso de la primera tase de la campaña.
Carecíamos de oficiales de administración, y nada teníamos organizado antes de la guerra,
ocurriendo el caso curioso que primero se rompieron las hostilidades con batallas y combates, para
luego recién pensar en organizar el servicio de abastecimientos.

200
Esta es una de las más importantes experiencias que es preciso tomarla en cuenta y no descuidarla
para lo futuro.
Servicio de Transportes. — Iniciada la guerra con censurable precipitación por parte del Gobierno,
Bolivia no contaba con ningún plan de transportes. En los primeros momentos del conflicto se tuvo
que apelar al sistema de requisicionamiento reclutando todo género de vehículos motorizados, de tal
suerte que fueron a dar al Chaco camiones y hasta automóviles gastados y de diferentes tipos y
tonelaje para rodar lentamente por los caminos arenosos fangosos, y pronto quedaron inutilizados a
lo largo de la rutas mostrando sus armazones de hierro como los cadáveres insepultos su osamenta
calcinada por el sol...Tampoco existía un servicio organizado que regulas el movimiento de
transportes, de tal suerte que en los primeros meses de la guerra se tuvo que lamentar fracasos de
toda índole debido a la imprevisión del tiempo de paz. Solo las imperiosas necesidades bélicas,
obligó a que fuera organizado el Servicio de Transportes en forma práctica estableciendo el sistema
de columnas, bajo la responsabilidad del jefe de cada una de ellas, y seleccionando el tipo de carro
según la característica de los caminos. Este servicio dependía de la dirección General-de Etapas,
creada en Villa Montes por exigencias de la guerra.
Fueron adquiridos en el curso de la campana camiones especiales con dispositivos adecuados para
resguarda al motor del polvo y de la arena de que están cubiertos lo caminos chaqueños; también,
como decimos, se unificó tipo y tonelaje para cada sector de los interminables caminos que llegan al
Chaco desde Villazón, Sucre y Santa Cruz
Para el transporte de víveres y municiones fue preciso emplear mulos y borricos. Pero el mejor
medio de transporte fue, sin duda, el trimotor, especialmente para la conducción de los enfermos y
heridos, su rapidez fue útil sima cuando se trato de municionar urgentemente a la tropas.
De todo esto se deduce que es durante la paz cuando se debe estudiar sin precipitaciones, la
organización de este importante servicio fijando el modelo que se debe adoptar en los vehículos
motorizados y según el terreno en que se ha de actuar; es preciso unificar los tipos para facilitar el
problema de los repuestos mediante estudios proligios sobre la cantidad de maquinas necesarias para
movilizar y mantener un ejército en campaña.
La Movilización. — Producidos los sucesos de "Laguna Chuquisaca", la guerra con el Paraguay
había quedado planteada. La Nación debía ponerse en armas, ya que las campañas modernas no las
hacen únicamente los ejércitos, sino las naciones con toda su potencialidad guerrera, económica y
política.
Para ello era menester iniciar una movilización general en todos sus aspectos. Pero el Gobierno,
apartándose de aquel Inmutable principio de que el país que movilice primero será el que tenga
probabilidades de vencer, se concretó en decretar tardíamente una movilización parcial para luego
paralizarla cuando las reservas y algunas unidades de línea marchaban al teatro de operaciones, en
tanto que en el Paraguay eran movilizadas todas las clases desde los 18 hasta los 40 años de edad;
es decir, que empleó la movilización general.
Aun más, Bolivia debía hacer la guerra a dos mil kilómetros de distancia de sus bases y tardar, en el
mejor de los casos, catorce días para llevar sus tropas hasta el Chaco, mientras que el Paraguay, a
trescientos kilómetros de distancia, sólo debía emplear tres días. Las tropas bolivianas debían
marchar primero en ferrocarril y luego a pie
o en camiones, en tanto que el soldado paraguayo utilizaba únicamente, la navegación; el ferrocarril
y el camión. Y sin tener en cuenta estos factores, nuestros dirigentes no se dieron prisa en la
movilización, dando lugar a que el adversario tomara la iniciativa a principios de septiembre de
1932 después de haber puesto en armas a todo el pueblo paraguayo.
Esta experiencia nos demostró una vez más, que la movilización debe efectuarse con la mayor
rapidez posible en su forma general, para lo cual es preciso prepararla en sus menores detalles
durante el tiempo de paz.
La Concentración es la reunión de un ejército en una zona determinada del territorio nacional para

201
operar en conformidad a un plan estratégico preparado de antemano fijando uno o varios objetivos;
puede ser la defensa de un país, la invasión a otro o ambos a la vez.
Como en los primeros meses de la guerra no había un plan determinado, lógicamente la
concentración de las pocas tropas que pudieron llegar al teatro de operaciones, se redujo a
agruparlas en los fortines Muñoz o Arce”, con objeto de reforzar a los 1,200 hombres de la IV
División que luchaban entre "Boquerón" y "Agua Rica".
En nuestro concepto, los dirigentes de la campaña debían haber concentrado al ejército en forma
escalonada, en vista de las dificultades que ofrecía el aprovisionamiento, desde Tupiza, Sucre y
Santa Cruz, hasta los puntos más próximos a la primera línea, para contar en todo momento con
reservas oportunas.
Pero ocurrió lo contrario; pues cuando se inició el ataque enemigo a "Boquerón", la IV División era
impotente con sus mil hombres para hacer frente a los ocho o diez mil paraguayos que cercaron el
citado fortín, ya que tenía que cubrir otros sectores. Los pocos destacamentos que llegaban "a
gotas", eran destruidos uno a uno por el enemigo al ser empleados a medida que iban llegando por
compañías, secciones y hasta escuadras.
Todo ello obedeció a los defectos de la movilización primero, y a no haber sido concentrado el
ejército durante la segunda quincena de julio y el mes de agosto de 1932, tal como aconseja el arte
de la guerra. Por otra parte, las escasas tropas movilizadas fueron detenidas en La Paz, Oruro, Tarija,
etc., hasta "Muñoz", en forma inactiva, por orden del Gobierno "para no complicar la situación
internacional". Después, cuando se quiso echar mano de ellas en momentos angustiosos, no había
movilidad; desde Villa Montes para adelante los camiones que conducían algunos destacamentos y
regimientos quedaron estancados por falta de gasolina y de repuestos, y los soldados tuvieron que
marchar a pie tardando muchas semanas para llegar al frente de batalla.
Tales fracasos en la primera fase de la guerra, nos demuestra que la movilización y la concentración
son las primeras operaciones decisivas que delinean el resultado de una campaña; que no es posible
hacer guerra con inferioridad numérica; que hay que reunir en la zona de lucha el mayor número
posible de hombres y de material para que sean utilizados conforme a la concepción "del General en
Jefe.
Desgraciadamente, en la guerra del Chaco se procedió a la inversa: Primero se atacaron los fortines
paraguayos "Corrales", "Toledo" y "Boquerón", sin haber salvado
todavía las dificultades de la movilización y de la concentración.
El Despliegue. — Una vez concluida la concentración viene el despliegue estratégico llevando el
número de tropas y material al punto o puntos designados por el General
en Jefe, según si se debe operar defensiva u ofensivamente.
Desde luego, en el Chaco se Inició la ofensiva estratégica sin el apoyo de la potencialidad total del
ejército. El enemigo reaccionó y ya no era posible hacer ningún despliegue estratégico; el Comando
se concretó entonces a dislocar sus escasas tropas entre "Boquerón" y "Yujra" para que fueran
destruidas sucesivamente en detalle.
El Objetivo. — En toda guerra, ya sea ofensiva o defensiva, es necesario contemplar el objetivo que
se desea alcanzar. En la ofensiva puede ser: la destrucción del adversario, la ocupación de territorio
enemigo (conquista), la ocupación de plazas fuertes, puentes, colinas, bosques, etc., etc. En la
defensiva, la defensa de estos mismos puntos, combinándola con la ofensiva táctica para destruir al
adversario.
En la campaña del Chaco, el objetivo boliviano era reconquistar el territorio invadido y llegar al río
Paraguay. Para ello se precisaba destruir primero al ejército enemigo mediante la ofensiva
estratégica.
Del lado paraguayo, su objetivo era reconquistar sus posiciones perdidas en el mes de julio
("Boquerón", "Toledo", "Corrales"), destruir al ejército boliviano y apoderarse de todo el Chaco.
Objetivo que fue ampliado más tarde con la invasión a Camiri y Santa Cruz.

202
Para la consecución del objetivo boliviano, era menester delinear un plan estratégico y operar según
él. En concepto nuestro habría convenido un envolvimiento de la derecha paraguaya con un ataque a
fondo en dirección “Puerto Casado”. Así el ejército se habría apoderado del ferrocarril Casado-Isla
Poy, principal línea de comunicaciones paraguaya, y habría aislado la parte norte del río (Puerto
Pacheco), consiguiendo con ello uno de los objetivos: llegar a un punto del citado río.
Pero para ello habría sido preciso llevar a cabo una ofensiva aplastante y definitiva con toda la
totalidad del ejército concentrado y orientado para tal fin. Mas, los di rectores de la campaña se
concretaron a defender, siguiendo las inspiraciones del Gobierno, el Fortín “Boquerón” conquistado
en julio para “vengar el ultraje inferido por el Paraguay a Bolivia”, sin medir las consecuencias y
estableciendo de hecho un frente dilatado de más o menos 300 kilómetros desde “Toledo” hasta
“Boquerón”, que fue ampliado después hasta “Nanawa” sin tener efectivos con qué cubrirlo.
La Guerra y la Política. — En la guerra la autoridad política debe actuar de acuerdo con la
autoridad militar, de la manera que más convenga a los intereses nacionales.
El Gobierno debe fijar al General en Jefe el objetivo que desea alcanzar con las operaciones
militares; puede suprimir a los jefes que se muestren incapaces, y nada más. Esta es la única forma
en que el Gobierno debe influir sobre las operaciones.
Una vez decidida o iniciada la guerra, es absoluta mente necesario que el General en Jefe quede en
libertad de conducirla como quiera, pero ha de ser retirado su comando silo ejecuta con poca energía
o con ineptitud.
Estallada la guerra, el General en Jefe, teniendo la confianza de la Nación, debe operar con toda
libertad de acción, sin ser coartado en sus decisiones, las que deben ser respetadas por el Gobierno
respaldándola más bien con su apoyo moral y elementos materiales.
No es interviniendo en las operaciones, sino mas bien persiguiendo paralelamente las operaciones
políticas, como el Gobierno contribuye al éxito final.
La diplomacia, he ahí el único campo de batalla de los Gobiernos.
Napoleón, en este sentido, decía: “Todo general en jefe que se encarga de ejecutar un plan que él
encuentra malo, es criminal; debe alegar, insistir, para que el plan sea cambiado; y, por último, dar
su dimisión antes que ser el instrumento de la ruina de los suyos”.
Estos enunciados fueron, por desgracia, quebranta• dos en la guerra con el Paraguay.

203
PRIMERA FASE

Iniciación de la Guerra. — El histórico “Gran Lago”, denominado “Pitiantuta” por los paraguayos
y “Laguna Chuquisaca” por los bolivianos, se halla situado a 160 kilómetros al noreste de Fortín
“Camacho”. Tiene una longitud de más o menos dos mil metros de Este a Oeste y una anchura de
mil metros de Norte a Sur. Se encuentra situado en medio de un extenso campo cubierto de pasto
forrajero, y se forma por la reunión de las aguas de lluvia de los alrededores. (Croquis N° 27).
Una pequeña fracción del ejército paraguayo había ocupado la margen oriental de dicha laguna a
principios del año 1932 instalando el Fortín “Carlos Antonio López”, que fue guarnecido por 45
hombres del Regimiento Toledo.
El 14 de junio del mismo año, un destacamento boliviano, compuesto por un jefe y 18 soldados,
llegaba también a la citada laguna y fundaba en la margen noreste el Fortín “Mariscal Santa Cruz”.
Pocos días después los bolivianos trataron de apresar a la guarnición paraguaya, provocando la
huida de los soldados hasta el Fortín “Martínez”.

204
CROQUIS N 27

Con los escasos refuerzos que continuaron llegando desde “Camacho”, el Jefe boliviano organizó un
destacamento de 170 hombres con 6 oficiales, los que se apresuraron a poner el fortín en estado de
defensa, construyendo algunas trincheras.
A horas 10 del día 29 de junio de 1932, los paraguayos iniciaron el primer ataque tratando de
reconquistar el fortín que habían abandonado, pero fueron rechazados.
El 15 de julio se presentó un nuevo destacamento paraguayo compuesto de 12 oficiales y 340
hombres arma dos de ametralladoras y morteros, con la misión de “re capturar por la fuerza a costa
de cualquier sacrificio “Pitiantuta”, ya que no había podido hacerlo el Destacamento Scarone el 29
de junio.
Iniciado el combate, los defensores lucharon denodadamente hasta el día 16 de julio por la tarde en
que, sor prendidos y desmoralizados los soldados bolivianos por los efectos morales que produjeron
los morteros, comenzaron a abandonar el campo sin orden expresa de su jefe, quien al verse
abandonado por sus tropas tuvo que retirarse en dirección a Fortín “Camacho”.
Tal fue, en síntesis, la primera acción de armas que tiñó con sangre boliviana las aguas de “Laguna
Chuquisaca”, y que constituye el Sarajevo de Bolivia y el Paraguay, origen de la larga y sangrienta
guerra de tres años que se llevó a cabo en el vasto escenario del Chaco Boreal.
Ofensiva boliviana. — Consumados los sucesos de “Laguna Chuquisaca”, el Presidente Salamanca
había ordenado directamente por su cuenta al Comando de la IV Di visión para que atacara y se
apoderara de los fortines paraguayos “Corrales”, “Toledo” y “Boquerón”.
Para dar cumplimiento a esta orden, el Comando di visionario había organizado tres destacamentos
de ataque:
Uno para que operase sobre “Corrales” — “Toledo”, otro sobre “Boquerón” y un tercero como
reserva. Tales destacamentos eran bastante diminutos, que alcanzaban apenas a 500 hombres, más o
menos.

El primero se apoderó fácilmente de “Corrales” el 27 de julio de 1932, luego continuó sobre


“Toledo” fortín que lo conquistó después de un fuerte combate el día 28. En esta acción ya se pudo
advertir fallas en la conducción de las pequeñas unidades y la falta de instrucción en el sol dado,
pues muchas bajas fueron ocasionadas por las propias tropas.
Conquistado “Toledo” (Croquis N° 28), el Destacamento continuó avanzando imprudentemente
hasta llegar a “Guajá”, Colonia Menonita. Decimos imprudentemente, si consideramos que el
Destacamento estaba aislado y no con taba con refuerzos o reservas. Pudo haber sido fácilmente
cortada su retirada y envuelto por el enemigo.
El segundo Destacamento, colaborado por la aviación, operó sobre “Boquerón” (Croquis N 28), el
cual cayó en poder de los bolivianos el 31 de julio después de librado sangriento combate. Aquí se
advirtió también las mismas fallas: la tropa ingresó al fortín sin orden ni concierto y sin tomar las
medidas que aconseja la prudencia. Hubo falta de exploración, fueron descuidadas las medidas de
seguridad a tomarse después del combate, lo que produjo funestas consecuencias: Una ametralladora
enemiga emplazada a 200 metros del fortín abrió fuego contra un grupo de soldados ocasionando
fuertes bajas, incluso el Comandante del Destacamento, que fue mortalmente herido.
Dicho Comandante, que había llegado días antes des de La Paz conduciendo al Regimiento 7 de
Infantería, fue designado por el Comando de la División para relevar al Jefe que debía atacar
“Boquerón”, quebrantando así una prescripción reglamentaria y táctica que prohíbe el cambio de
comandos sin causa justificada en vísperas o en momentos de una batalla.
De esta suerte, el nuevo Jefe, que no conocía el terreno, ni menos a sus oficiales y tropas, inició la

205
acción en forma desorientada.
Con las anteriores operaciones, que constituyeron una ruptura táctica del frente de cobertura
paraguayo, había

CROQUIS Nº 28

quedado tranco el paso hacia el Río Paraguay, pero desgraciadamente tales acciones no fueron
respaldadas por el resto del ejército, puesto que no habían ni siquiera pequeñas reservas para
afirmar la posesión de aquellos puntos importantes, y las tropas que realizaron tales primeras
operaciones de la campaña tuvieron que permanecer, arma al brazo, n los puntos conquistados,
esperando en vano al resto del 3jército y la conclusión de la batalla diplomática a que se había
entregado el Gobierno ordenando entre tanto la paralizacic5n de toda acción militar.
Se había perdido el primer impulso estratégico y táctico.
Mientras tanto, habíase ordenado desde La Paz la “suspensión temporal de nuevos ataques”, así
como la paralización de las tropas que marchaban para formar la VII División, las mismas que
habían llegado ya a Tupiza. Además, se había ordenado que “las que llegasen a Tarija quedaran allí”.
Contraofensiva paraguaya. — Así transcurrió el mes de agosto de 1932; mientras tanto el

206
Paraguay terminaba si movilización general y concentraba sus tropas en el sector “Casado” para
luego emprender la ofensiva sirviéndose del ferrocarril que se interna en el Chaco hasta cerca de
“Isla Poy”. (Croquis N 28).
En efecto, la mañana del 6 de septiembre, la van guardia del ejército enemigo se presentaba frente a
los puestos avanzados bolivianos de “Boquerón” obligándoles a replegarse al fortín, y en la
madrugada del día 9 la 1 Di visión paraguaya, compuesta de siete unidades de las tres armas, con 16
piezas de artillería, varios morteros e infinidad de ametralladoras, tomaba posiciones frente a los
defensores del fortín con los que inició una lucha porfiada, sangrienta y desigual durante veintitrés
días.
Los bolivianos, que apenas sumaban un total de 600 hombres, habíanse atrincherado en la periferia
del fortín, en tanto que los atacantes, que en el primer momento se presentaron en número de cinco
mil y que luego fueron re
forzados con la División de Hierro (II División), desplazaban sus movimientos envolventes hacia
“Yujra” hasta con seguir el total envolvimiento de las trincheras bolivianas. (Croquis N9 29).
Cortada la línea de retirada y controlado el camino “Yujra”-”Boquerón”, los defensores quedaron
totalmente aislados, y entonces comenzó el titánico drama cuyo epílogo fue la rendición o
capitulación incondicional de los sobrevivientes después de 23 días de cruentos sacrificios en que
lucharon con el hambre, la sed, la falta de -drogas y con el enemigo que los envolvió por todas
partes...

207
CROQUIS Nº 29

El 29 los paraguayos hablan reconquistado “Boquerón” apoderándose de algunos centenares de


prisioneros con todas ‘sus armas.
Fue la primera consecuencia o el primer fruto de haber iniciado la guerra sin preparación alguna y
en forma apresurada, así como de la desastrosa movilización
Repliegue del Ejército boliviano. — Con la recaptura de “Boquerón”, los paraguayos habían
efectuado una ruptura estratégica en el frente boliviano que ocasionó la evacuación de “Toledo”,
“Corrales”, “Fernández”, “Platanillos”, “Loa” y “Bolívar” a principios de octubre. El coman do
enemigo, dueño ahora de la iniciativa, podía operar ampliamente hasta destruir a su adversario. Pero
no quiso explotar su ventajosa situación y se detuvo para celebrar la caída de “Boquerón”
paralizando lastimosamente su ofensiva; pues una acción enérgica de persecución contra las tropas
bolivianas que, en un total de 1,780 hombres, se habían replegado al sector comprendido entre
“Castillo” y “Yujra”, habría sido fatal para éstos. (Croquis N. 28).
Por otra parte, como los bolivianos habían pasado a la defensiva, debido a su inferioridad numérica,
esperaban la llegada de los refuerzos que había ofrecido el Comando para poder iniciar la reacción.
Mas, como los ansiados refuerzos no llegaban, se concretaron a trabajar posiciones para poder
oponer una resistencia pasiva.
Después de seis días, al fin el enemigo volvió a tomar contacto con los defensores. Se iniciaron
fuertes combates, pero ante la superioridad numérica de los atacantes, aquéllos se vieron obligados a
ejecutar nuevos repliegues sucesivos hasta las proximidades de Fortín “Arce”. Aquí cundió la
desmoralización en dos batallones de reserva que habían llegado días antes y se produjo el desbande
de cerca tres mil hombres...
El día 22 de octubre, “Arce” cala en poder del ene migo y el 25 “Alihuatá” donde los paraguayos
hicieron alto paralizando nuevamente su ofensiva, en tanto que un millar de abnegados voluntarios
se retiraba penosamente hacia Fortín “Saavedra”. (Croquis N9 28).
Con la dispersión de tres regimientos y la caída de los mencionados fortines en poder del enemigo
había sido destruido el primer ejército boliviano; no quedaba sino una débil división, la Séptima, que
cubría más al Sur el sector comprendido entre “Agua Rica” y “Tinfunqué”.
Aquí quedó prácticamente concluida la primera fase de la campaña.
Enseñanzas y experiencias. — En “Laguna Chuquisa.ca” comenzó la primera sorpresa ocasionada
por el armamento paraguayo, es decir, el empleo del mortero. (Sorpresa del material). Esta arma era
totalmente desconocida en el ejército boliviano, y sus efectos morales sobre las tropas fueron
decisivos.
Por otra parte; en esta primera acción de armas se comprobó que el soldado poco instruido es fácil
presa del p pues una gran parte del destacamento que defendía “Mariscal Santa Cruz” estaba
constituido por reclutas recién incorporados a filas; de ahí su huída al sentir los efectos que producía
aquella arma desconocida.
El Gobierno boliviano había dado gran importancia a la defensa de “Boquerón”, guiado no por el
sentido militar, sino por el del amor propio; de ahí que había ordenado reiteradas veces “no
abandonar este fortín prefiriendo morir en su defensa antes que dar parte de retirada”.
Este falso concepto (amor propio) había obligado a sacrificar una buena parte de los escasos
efectivos y un re- guiar número del armamento con el que se inició la campaña. Pues una retirada o
repliegue ejecutado a tiempo habría salvado la vergonzosa calda de centenares de prisioneros, habría
pasado inadvertido como cualquier accidente desgraciado de la guerra sin la desastrosa influencia
que tuvo en la moral del resto de los combatientes y del pueblo.
De otra parte, la defensa de Boquerón fue una defensa pasiva; faltó la contraofensiva táctica, aunque

208
ésta se la realizó por repetidas veces desde el exterior alcanzando éxitos parciales que no influyeron
mayormente en las operaciones enemigas debidas a los escasos efectivos empleados para la ruptura
del cerco enemigo. Regimientos como el 14 de Infantería y el 6 de Caballería tuvieron que estar en
todas partes divididos en fracciones, siendo batidos en de talle.
Tal situación, volvemos a repetirlo, fue el resultado de la imprudente paralización de la movilización
y de la concentración; de no haber iniciado la guerra en forma enérgica, fulminante y total, sin
tanteos y sin vacilaciones.
Por último, ¿cuál era el objetivo militar que se perseguía defendiendo “Boquerón” tan
obstinadamente? Ninguno.
El Comando paraguayo al ton la iniciativa en los primeros días de septiembre de 1932, había
lanzado errónea mente todo el poder de su ejército sobre “Boquerón” don de se detuvo por más de
23 días para batir 600 hombres. Si bien su primer objetivo era recapturar este fortín, en cambio
descuidó la destrucción del ejército adversario que operaba desde “Arce” y “Yujra”. Le habría
bastado dejar una división frente a “Boquerón” y emprender con sus ocho mil hombres restantes una
enérgica ofensiva contra las tropas bolivianas que trataban de romper el cerco paraguayo. Así habría
podido desbordar para arrojarlas sobre el Pilcomayo aniquilándolas totalmente juntamente con la VI
División que operaba entre “Murguía” y “Agua Rica”.
Una vez capturado “Boquerón”, los paraguayos perdieron seis días al cabo de los cuales
emprendieron un tímido avance sobre “Yujra”, error que lo repitieron muy luego cuando los
bolivianos abandonaron “Arce” y “Alihuatá”. El Mando paraguayo estaba, seguramente, informado
del desbande boliviano y de su moral quebrantada, y un enemigo que se retira en estas condiciones
está práctica mente derrotado. Era el momento de iniciar, usando vehículos motorizados, una
implacable persecución, ya que ésta debe ser inmediata, rápida sin reparar en las propias pérdidas.
Si hubiera procedido así, habría conquistado, fácil mente los fortines “Saavedra” y “Muñoz” y la
orilla del Pilcomayo copando a la VII División boliviana, y, ante todo, habría ahorrado la sangre y la
vida de los millares de hombres que sacrificó más tarde para apoderarse de estos puntos.
En general, podemos puntualizar las siguientes observaciones a esta fase de la campaña:
Con la caída de “Boquerón”, “Arce” y “Alihuatá”, el ejército paraguayo había roto el frente
boliviano, ruptura que impuso al Comando adversario la necesidad de ordenar la evacuación de
otros fortines que habían quedado ex puestos a ser envueltos por el enemigo, una vez que no
contaban sino con escasísimas guarniciones sin esperanza de ser reforzados.
Es decir, que la situación estratégica boliviana había cambiado por completo; de la actitud ofensiva
adoptada en julio de 1932 había pasado a la defensiva pasiva.
En vista de estas circunstancias, se impuso la evacuación de los fortines “Rojas Silva” “Fernández”
“Platanillos”, punto este último que había sido ocupado por los bolivianos el 13 de septiembre y
que se halla situado a 110 kilómetros del Río Paraguay.
La guerra había, pues, ingresado a pleno territorio nacional; el ejército paraguayo mantenía ahora la
iniciativa, gran ventaja en la guerra, debido a que ella había sido iniciada por parte de Bolivia, a
sorbos, y en fracciones, tanto en el sentido táctico y estratégico, como en hombres y material,
anulando así la constitución táctica del Ejército.
SEGUNDA FASE
SUMARIO: Reacción del ejército boliviano. — Retoma de Platanillos — Ofensiva boliviana —
Primer ataque a Nanawa — Primer ataque a Fernández. — maniobra sobre Alihuatá. — Segundo
Ataque a Nanawa. — Rendición de Campo Vía. — Enseñanzas y experiencias.

Reacción del Ejército Boliviano. — Gracias a que el Comando paraguayo había paralizado su
ofensiva durante quince días, los restos del ejército boliviano habían podido desprenderse del
enemigo y reorganizarse haciendo alto en un extenso campo, libre de bosque, situado a siete
kilómetros al norte de Fortín “Saavedra”.

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Este sitio, que fue denominado “Kilómetro Siete”, y después “Campo Jordán”, tiene una extensión
de cinco kilómetros de Norte a Sur y cuarenta de Este a Oeste. Está salpicado de varias “islas”,
siendo la principal por su importancia estratégica, la denominada “Isla Cortada”, por cu yo centro
pasa el camino hacia “Alihuatá”. (Croquis N 30).
Mientras la VII División se mantenía defensivamente entre “Murguia”, “Agua Rica” y “Cuatro
Vientos”, se re organizaban en “Kilómetro Siete” los derrotados en “Arce”, formando la IV División
con los regimientos “Loa”, “Campero” y “Campos” y una batería de artillería, haciendo un total de
un mil ocho combatientes.
En pocos días pudieron construir ligeras trincheras en dos líneas, entre el campo y el bosque, cuya
extensión 1canzó a diez kilómetros, para resistir los ataques enemigos que se iniciaron desde el 5 de
noviembre, habiendo arreciado desde el 8 en que los paraguayos tratando de romper o envolver el
ala derecha boliviana, se lanzaron a fon do. Mas, rechazados en todos los ataques al haber recibido
los defensores unos mil hombres de refuerzo, se vieron obligados a buscar refugio en los
atrincheramientos y se atrincheraron en la ceja norte de “Kilómetro Siete”, en forma paralela a las
trincheras bolivianas. (Croquis N9 30).
A partir de ese momento se inició la guerra de trincheras con todas las características y modalidades
de la guerra europea de 1914, en que el invasor fue detenido en su avance; es decir, que Bolivia tuvo
también su Mame o su Piave. Empero, el Mame salvó a Francia y el Piave a Italia, pero “Campo
Jordán” no salvó a Bolivia
Las batallas más encarnizadas tuvieron lugar el 10 de noviembre y desde el 19 al 20 de diciembre en
que los paraguayos, tratando siempre de envolver una de las alas o de romper el dispositivo
boliviano frontalmente, efectuaron grandes ataques sin poder conseguir su objetivo, debido a la
tupidez del bosque y a la heroica resistencia de los defensores cuyo número había aumentado con la
llegada de refuerzos en tropa y en artillería.
Y así continuó la lucha durante cuatro meses, hasta que el Mando boliviano tomó la iniciativa
mediante una maniobra estratégica sobre el flanco derecho del dispositivo paraguayo, como veremos
más adelante.
Como ocurre siempre después de una crisis de guerra, el personal del Comando boliviano había sido
renovado, habiendo sido organizados dos Cuerpos de Ejército:
Uno para que operase en el sector “Saavedra” - “Agua Rica”,
y otro en el sector “Corrales” - “Toledo”.

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CROQUIS Nº 30

Retorna de “Platanillos”, — 13 de Diciembre de 1932.— (Croquis N9 28). — Mientras tanto, el


Comando paraguayo conocer traba grandes efectivos entre “Platanillos” y “Kilómetro Siete” para
operar sobre ambos frentes y converger posiblemente con sus dos líneas sobre “Ballivián”.
Es entonces que el Mando boliviano resolvió tomar la iniciativa con siete mil hombres que había
logrado agrupar entre “Ballivián” y “Saavedra”. Para ello organizó en el primero de estos puntos un
destacamento, el cual inició sus operaciones contra “Platanillos”, cuya reconquista se imponía para
asegurar el flanco izquierdo del Primer Cuerpo de Ejército, que estaba descubierto.
El ataque a esa posición enemiga se inició al amanecer del día 13 de diciembre atacando los flancos
de las posiciones paraguayas, con la intención de cortarles la retirada sobre “Fernández”. Pero las
fuerzas que atacaron el flanco derecho se habían dilatado en tal forma dentro del bosque, que fueron

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batidas y tuvieron que replegarse para reorganizarse y volver nuevamente al combate, el cual duró
cuatro horas y al fin de las cuales los bolivianos quedaron dueños del fortín.
Enseñanzas y experiencias. — La resistencia inicia da en “Kilómetro Siete”, dá la medida de cuánto
puede la firme resolución de vencer y lo decisivo que es el factor terreno. Mil hombres
desconcertados se habían detenido resueltos a morir o a triunfar, eligiendo un sitio adecuado para la
defensa.
Sin perder tiempo transformaron ese terreno construyendo trincheras que fueron rápidamente
reforzadas con los elementos que tenían a la mano, y tomaron las medidas tácticas del caso ubicando
su escasa Infantería en sitios estratégicos, así como su poca artillería, arma que comenzó a jugar
desde ese momento rol importante en el resto de la campaña.
En cuanto a la recaptura de “Platanillos”, podemos anotar las siguientes observaciones:
Este punto estaba defendido con obras de fortificación trabajadas por los paraguayos, y como todo
ataque frontal contra posiciones fuertes no tiene éxito, el Coman dante del Destacamento que atacó
el fortín había dispuesto que se lo realizara por los flancos verificando un envolvimiento táctico.
Para ello tomó su dispositivo de avance desde muy atrás, medida que estuvo acorde con las
prescripciones tácticas para esta clase de operaciones.
Empero, el envolvimiento del ala derecha paraguaya fue mal conducido y no tuvo éxito, ya que las
unidades que operaron en ese flanco fueron desplegadas antes de rebasar la línea enemiga, es decir
prematuramente. De ahí que el fuego del adversario les obligó a replegarse rápidamente hasta la
pista de aviación sin haber conseguido su objetivo que era cortar la retirada enemiga hacia
“Fernández”. La conducción de aquellas unidades debió realizarse sin llamar la atención del
enemigo hasta el flanco o retaguardia de éste para luego caer sorpresivamente contra las espaldas
paraguayas.
En el ataque envolvente es necesario tomar al adversario de flanco para obligarle a modificar su
dispositivo; pues, “no se obtendrá — dice la Táctica — resultados tan completos si, habiendo
carecido de amplitud la dirección de marcha, condujera al extremo del frente del adversario y de este
modo fuese arrastrado a un combate de frente; pues, de ser así, el adversario podría responder
rápidamente con movimientos simples de alargamiento de frente”.
Es lo que sucedió en la retoma de “Platanillos”.
Ofensiva Boliviana - con la recaptura del mencionado fortín había comenzado prácticamente la
ofensiva del ejército boliviano; pronto fueron reconquistados los fortines “Bolívar”, “Loa” y
“Corrales”, por las unidades que después constituyeron el II Cuerpo de Ejércitos o sea las divisiones
III y VIII.
Esta gran unidad (el II Cuerpo de Ejército) adoptó el siguiente dispositivo: La III División fue a
situarse frente al fortín paraguayo “Toledo”, la VIII entre “Platanillos” y “Fernández”, con objeto de
reconquistar este último punto; de tal suerte que el dispositivo general del Ejército boliviano quedó
establecido en un frente de más o me nos 300 kilómetros, cuya ala derecha era la zona de “Agua
Rica”, el centro “Campo Jordán” y “Platanillos”, y el ala izquierda la región de “Toledo”. (Croquis
N9 28).
Por su parte, el Comando paraguayo habíase visto obligado también a organizar otro cuerpo de
ejército en vista del avance de las tropas bolivianas en la región “Corrales” — “Toledo”, y creó el II
Cuerpo de Ejército para la defensa de esta zona.
En consecuencia, el dispositivo paraguayo quedó constituido paralelo al boliviano, teniendo su ala
derecha en “Toledo”, su centro en “Alihuatá” y su izquierda en “Nanawa”. (Croquis N9 28).
“Toledo” y “Nanawa” eran plazas fuertemente fortificadas que defendian las principales vías de
comunicación hacia el Río Paraguay, o sea el camino carretero Nanawa Concepción y la línea
ferrocarrilera Martínez-Puerto Casado.
Tal era la situación estratégica en la que estaban colocados ambos ejércitos contendientes al iniciarse
el año 1933. El nuevo Comando boliviano (General Kundt) había señalado como objetivos

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principales aquellos dos puntos extremos de la línea paraguaya, es decir, que el 1 Cuerpo debía
apoderarse de “Nanawa” y el II de “Toledo”.
Veamos cómo se desarrolló esa nueva fase de la con tienda y si se alcanzó tales objetivos.
Primer Ataque a Nanawa . — 20 de Enero de 1933.— (Croquis N 30). — Los paraguayos habían
verificado di versas obras de defensa alrededor de este fortín. Ellas contaban con extensas trincheras
mimetizadas, filas de alambradas y nidos de ametralladoras ubicadas estratégicamente en los
árboles pajonales o campos y en las “islas”. El punto denominado ‘”Abra Nanawa” y las “islas”
situadas al norte y sud del fortín estaban defendidos por Innumerables armas automáticas y artillería;
de tal suerte que “Nanawa” era inexpugnable con sus 12 kilómetros de fortificaciones que formaban
una especie de hemiciclo y dentro las cuales se hallaban alrededor de tres o cuatro mil hombres
abundantemente municionados.
Para atacar estas posiciones, el Comando Boliviano había organizado tres destacamentos de ataque,
los que debían operar: uno por el No, siguiendo la picada Ruck; otro por el sobre el “Abra”, y el
tercero por el Sur. Los del Norte y Sur debían envolver los flancos enemigos y cortar la retirada
paraguaya.
En la noche del 19 de enero se pusieron en marcha los tres destacamentos para iniciar el ataque al
siguiente día en que la IV División debía presionar fuertemente para “amarrar” al enemigo en
“Campo Jordán”. Los destacamentos del centro y del sur llegaron a sus objetivos en el tiempo
señalado, no así el del norte, cuya marcha fue penosa a causa de una torrencial lluvia que cayó
durante la noche y que dificultó el transporte de la artillería; el Destacamento había perdido la senda
y no pudo llegar oportunamente a su objetivo habiéndose retrasado en su avance casi por
veinticuatro horas.
Mientras tanto, los otros destacamentos iniciaron el ataque entablando una batalla sangrienta, y
porfiada por ambas partes. El Destacamento del centro había logrado forzar el “Abra”, mientras que
el del sur cortaba el camino “Nanawa” — “Suhín”, sin que hubiera sido quebrantada la resistencia
enemiga, ya que el destacamento del norte había retrasado su ataque en muchas horas, y sólo llegó a
actuar cuando los paraguayos habían dominado la batalla. Es decir, que al atardecer del día 20 de
enero de 1933, los ata cantes no pudieron alcanzar su objetivo o sea la ocupación de “Nanawa”, y se
concretaron a formar un semicírculo al rededor del fortín después de haber sufrido centenares de
bajas.
A partir de este día se inició también en este sector la guerra de trincheras, que duró varios meses,
con ataques y contraataques de uno y de otro lado.
Enseñanzas y experiencias. — En el sentido de la estrategia, el Mando boliviano había decidido
atacar “Nanawa”, precisamente el punto mejor defendido por los para guayos, el más fuerte e
inexpugnable. De tal suerte que fallado el ataque, dispuso que las tropas iniciaran el sitio de dicha
plaza sin contar con efectivos suficientes para ello y sacando tropas de otros sectores.
En suma, cometió el error de llevar a cabo una operación ofensiva sobre un fortín casi inexpugnable,
cuando aún no contaba con todo el material necesario para una operación de esta índole. Además, el
ataque fue en su mayor parte de orden frontal lo lógico habría sido efectuar una acción envolvente
por los flancos y las espaldas, pero para ello se requería tener una superioridad numérica que no la
había.
En el terreno táctico, podemos decir que en la preparación del ataque los destacamentos que debían
operar por los flancos debían haber iniciado el movimiento de envolvimiento desde muy atrás, ya
que tenían que recorrer mayor distancia que el que debía operar por el centro, o debían haber sido
concentrados directamente en los flancos del enemigo para iniciar sus operaciones de acuerdo con el
destacamento del centro.
El ataque se realizó en forma de asaltos sucesivos contra las posiciones enemigas, sin conseguir
ningún resultado satisfactorio; esta forma de ataque sólo produce pérdidas y desgaste de energías.
Primer ataque a Fortín Fernández”, — 20 de Enero de 1933. Al mismo tiempo que se combatía

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en “Nanawa”, la VII División boliviana iniciaba sus operaciones contra los atrincheramientos
paraguayos de Fortín “Fernández”.
Pues un mes más tarde de la recaptura de “Platanillos”, o sea el 16 de enero de 1933, las unidades
que componían la referida división emprendían su avance, y el día 20 atacaban las posiciones
enemigas adoptando el siguiente dispositivo: un regimiento operó por la derecha, otro frontalmente,
siguiendo el camino principal, y un tercero por la izquierda; todos ellos sin el respaldo de una
reserva, debido a que la División no había concluido su concentración para el ataque, y se había
visto obligada a cumplir la orden de atacar en forma rápida hasta el 20 de enero sin un plan
operativo tan solo por cooperar el ataque de “Nanawa”.
Iniciada la acción, pronto los atacantes perdieron el contacto, debido a la mala conducción de las
pequeñas unidades. De ahí que mientras el batallón que atacaba por la derecha combatía casi en las
inmediaciones del fortín, el del centro luchaba a gran distancia de aquél, casi en su retaguardia,
mientras que el de la izquierda, totalmente desvinculado de las demás unidades, asaltaba las
trincheras enemigas por el Norte. Las fuerzas de reserva no llegaban, y ante la superioridad
numérica y la enorme potencia del fuego adversario, los atacantes tuvieron que abandonar las
posiciones que habían conquistado sufriendo fuertes bajas, y dispersarse por los bosques.
Recién en la tarde del siguiente día pudieron llegar los regimientos restantes de la División, no
siquiera completos sino por fracciones, cuando ya las tropas atacantes habían sido batidas. Tampoco
la sección de Artillería asignada para esta operación pudo desarrollar toda la potencia de su fuego
porque a de las piezas había quedado inutilizada cuando se iniciaba el combate.
Fracasado este primer ataque, la VIII División tuvo que atrincherarse para defender “Platanillos”,
habiendo in tentado apoderarse de “Fernández” por tres veces consecutivas en el resto del año 33,
aunque sin resultado.
Enseñanzas y Experiencias — Fue un error en el Comando divisionario no haber proseguido. la
persecución cuando derrotó al enemigo en “Platanillos y haber paralizado su ofensiva dando lugar a
que los paraguayos tuvieran el tiempo suficiente para atrincherarse en las proximidades de
“Fernández”; pues tardó un mes para reanudar sus operaciones y cuando ejecutó el ataque en la
forma que hemos visto, era ya tarde.
Por otra parte, las experiencias recogidas en esta acción de di-mas confirman una vez más que no es
posible llevar a cabo ninguna operación sin antes haber trazado un plan determinado, haber
concentrado primero las fuerzas y, sobre todo sin contar con reservas. En esta acción faltó 1irección
operativa por parte del Comando, faltó conducción en el combate y el respectivo enlace entre las
unidades y el Mando divisionario.
En resumen, las tropas fueron empeñadas por fracciones como cuenta gotas, cuyo resultado fue el
casi envolvimiento de ellas por parte del enemigo con los refuerzos que recibía desde “Arce”
Batalla de “Toledo”— 26 de Febrero de 1933. — (Croquis N° 37). — Fracasada la operación sobre
“Nanawa” y en la imposibilidad de romper la línea o frente paraguayo en “Kilómetro Siete”, el
Comando Superior había resuelto llevar su ofensiva al extremo opuesto del frente enemigo atacando
su ala derecha en “Toledo”, cuya captura se la consideraba de fácil realización.
Para tal objeto dispuso que la III División, que había rechazado algunos contraataques enemigos en
el sector “Corrales” en los primeros días de enero de 1933, concentrase todas sus energías para
atacar o apoderarse de dicha plaza.
Con tal fin, la División comenzó a avanzar el 11 de febrero arrollando a algunas fracciones
adelantadas paraguayas y rompiendo la resistencia que opusieron éstas en Puesto “Betty”, hasta
llegar frente a “Toledo” donde el ene migo habíase atrincherado fuertemente.
La marcha para el ataque se realizó en tres columnas: derecha, centro e izquierda, con un total de
3.500 hombres. Las columnas llegaron al monte grande de “Toledo”, el de los montes chaqueños, y
desde el día 15 la van guardia comenzó a chocar con las fracciones adelantadas del enemigo. El día
25 fue bombardeado el fortín r diez aviones bolivianos habiendo sido derribada una de las

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maquinas. A las 5 de la mañana del siguiente día se inició un violento fuego de artillería por ambas
partes hasta horas 8 en que la infantería boliviana comenzó a saltar las posiciones paraguayas,
siendo rechazada en su primer intento. Durante la tarde se renovaron los ataques con igual resultado,
y las tropas tuvieron que reorganizarse en la noche para efectuar nuevos asaltos al subsiguiente día,
ya que la orden del Comando Superior era “atacar frontalmente hasta tomar el Fortín”,
Empero, estos y otros asaltos realizados en forma consecutiva, fueron también rechazados por más
que las tropas bolivianas hicieron derroche de un valor heroico. Todavía el día 27 fue reanudada la
lucha desde horas 15: tres veces asaltaron los bolivianos furiosamente, pero fueron re chazadas otras
tantas.
Entonces la situación se hizo ya difícil: se había perdido el contacto entre los regimientos y las
compañías; y si el enemigo se hubiera lanzado a un contraataque, difícil mente se lo habría podido
contener. Esto obligó al Coman do divisionario a ordenar el retiro o repliegue de la división hasta las
posiciones iniciales, donde los regimientos queda ron a la defensiva, iniciándose así la segunda fase
de la batalla de “Toledo”.
Es en esta situación que l Mando divisionario había recibido orden de enviar al Comando del
Cuerpo, que estaba situado en “Jayucubás”, un informe detallado de la situación general y la
distribución de las tropas, sectores que defendían, efectivo de la División, planos, etc., etc., que fue
ron enviados con el Secretario de la División.
Cuando salió dicho secretario portador de esos documentos, fue avisado telefónicamente desde el
Comando divisionario al Comando de Cuerpo, anunciándole la hora y el número del camión en el
que había partido; aviso imprudente que fue interceptado por una patrulla enemiga que había
logrado infiltrarse en el camino principal de retaguardia, y le fue fácil asaltar el camión y apoderarse
de tales documentos.
Mientras tanto, la División continuaba empeñada en violentos combates. Desde el día 11 de marzo
por la tarde el enemigo había comenzado a envolver el ala izquierda boliviana, mientras atacaba
frontalmente por la derecha, habiendo progresado hasta amenazar la retaguardia guiándose
seguramente por los planos que había capturado. Mas, esta difícil situación fue salvada merced a la
intervención enérgica del 17 de infantería que pudo desalojar a los paraguayos haciéndoles
retroceder.
Ante tan grave amenaza la División comenzó a des prenderse del adversario y a replegarse para
luego iniciar la retirada en la tarde del día 12 hasta Puesto “Betty”, situado entre “Corrales” y
“Toledo”, donde se atrincheró nueva mente.
El 1 Cuerpo tampoco había logrado la obtención del objetivo propuesto: apoderarse de la plaza de
“Toledo”.
Enseñanzas y experiencias. — “El ataque frontal — dice la Táctica —, es la forma más lenta, más
penosa y me nos fructuosa; se impone cuando ambos flancos del enemigo son inaccesibles”.
En el caro de “Toledo”, con atrincheramientos fuertes, no procedían los asaltos frontales que efectuó
la III Di visión; pues con ellos no hizo más que desgastarse sufriendo pérdidas considerables. Debió
buscar los flancos, que no eran inaccesibles, antes que estrellarse contra la potencia del fuego
enemigo, el ataque frontal exige superioridad numérica tanto en personal cuanto en material, de los
que carecía la División.
El ataque envolvente es el más ventajoso porque permite no solamente destruir las fuerzas del
adversario, sino también apoderarse de sus comunicaciones.
En cuanto al caso del envío de los documentos, fue una imprudencia dar aviso telefónico de su
remisión usan do el lenguaje corriente, ya que es siempre posible captar cualquier información hasta
unos diez kilómetros de distancia. A este respecto, dice la Táctica: “Para impedir que el enemigo se
informe de nuestras conversaciones telefónicas, hay que prohibir en las primeras trincheras hasta
diez kilómetros detrás del frente líneas a hilo único; también es preciso prohibir transmitir las
órdenes de operaciones por teléfono, mencionar los números de los regimientos, divisiones, etc., es

215
preciso emplear despachos telefónicos cifrados”.
No habiéndose tomado en cuenta estas prescripciones, las consecuencias fueron funestas y
ocasionaron la caída de tales documentos en poder del enemigo.
La conducta de ambos adversarios después de este suceso, es censurable. El Comando boliviano
debió pensar que el enemigo, en conocimiento exacto de la situación, podía haber atacado de
inmediato por el lado más débil o tratar de envolver a la División con su superioridad numérica
como ya lo intento aunque tardíamente. Su deber era disponer el rápido repliegue de las tropas a
otro sector, tal como lo hizo tres días mas tarde.
El Comando paraguayo, por su parte, incurrió en el error de no haber sabido aprovechar de tan
preciosos datos caídos en su poder en la mañana del 9 de marzo, ya que tan sólo el 11 por la tarde
arreció su ofensiva e intentó copar a la división boliviana. Si esta acción la hubiera realizado al
siguiente día de haberse apoderado de tales documentos, habría obtenido un magnifico triunfo.
La Maniobra sobre “Alihuatá”, — 11 al 13 de Marzo de 193 — Las ofensivas llevadas a cabo
sobre “Campo Jordán”, “Nanawa”, “.Fernández” y “Toledo”, habían Sido estériles; no tuvieron
resultado positivo alguno; tales ofensivas fueron negativas al no haberse obtenido los objetivos que
se buscaban.
Por otra parte, la ocupación de “Alihuatá” por los paraguayos, que lo habían convertido en base de
sus actividades contra “Campo Jordán”, constituía un peligro y una amenaza para el ala izquierda
del 1 Cuerpo del ejército boliviano.
De otro lado, los ataques frontales ejecutados hasta entonces en diversos frentes habían sido
negativos, debido a la gran potencia de fuego desarrollada por las armas paraguayas no había otro
medio para romper el dispositivo estratégico del adversario que la maniobra. Es entonces que el
Comando Superior había resuelto apelar a ella es decir a la guerra de movimiento, única forma de
vencer.
Para apoderarse de “Alihuata”, se tuvo que abrir una picada secreta de 80 kilómetros de extensión
partiendo del ala izquierda de Campo Jordán o sea de Puesto Sossa la, que, debía concluir en "Pozo
Charata", situado al oeste de Alihuata, en campo Charata
La unidad encargada de ejecutar tal maniobra fue la IX División, compuesta de tres regimientos de
infantería, un escuadrón de caballería (a pie) y una batería de artillería haciendo un total de 1500
hombres.
Estas tropas debían caer sorpresivamente sobre el fortín enemigo y cerrar los caminos que conducen
a “Gondra” y “Arce”.
Inmediatamente que la IX División había llegado a Charata, se iniciaron ataques demostrativos
contra Nanawa en campo Jordán y sobre Fernández para realizar así un reacción combinada en tanto
que el comando divisionario tomaba sus disposiciones para la consecución de su objetivo, que era
copar a las tropas paraguayas que defendían Alihuata, cerrando como hemos dicho los caminos a
Gondra y Arce.
Iniciando el movimiento de ataque el día 10 de marzo, las tropas llegaron a la inmediaciones del
fortín enemigo en la madrugada del siguiente día en que se procedió al bombardeo aéreo, mientras la
infantería apenas pudo iniciar el fuego a eso de las 5:00 de la tarde prolongándose el combate
durante la noche hasta las 2 de la madrugada del día 12, cuando recién la artillería pudo romper
fuego por haberse retrasado en su avance.
En el curso del combate nocturno los regimientos atacantes habían perdido el contacto entre sí y
extraviaron de sus objetivos (cerrar los caminos); tal fue la confusión que comenzaron a combatir
entre ellos durante la noche en medio de gran desorientación.
Después de perder más de 150 bajas, los regimientos pudieron, retirarse o replegarse a su punto de
partida para al siguiente día reiniciar el ataque contra las escasas tuerzas enemigas que habían
quedado en "Alihuatá", pues el grueso de ellas habíase retirado oportunamente por el camino a
"Gondra" aprovechando de la confusión que reinaba en las tropas bolivianas...

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En la mañana del día 13, al fin los atacantes pudieron apoderarse del Fortín, sin haber logrado el
objetivo principal, como era copar al enemigo y hacerle prisionero, es decir, destruir al adversario.
Empero, consecuencia de la captura de "Alihuatá", fue el retiro de las tropas paraguayas que
operaban en 'Campo Jordán", donde la IV División había iniciado un ataque enérgico sobre el ala
izquierda y centro enemigo hasta conseguir, el día 18 de marzo, obligarle a un repliegue general
hacia "Gondra", siguiendo el camino principal por el kilómetro 22. Es decir, que después de cuatro
meses, por ?in, se pudo poner término a la guerra de posiciones de 'Campo Jordán", merced a la
maniobra emprendida por la IX División boliviana, la que si bien no dio los frutos que se esperaba,
pudo al menos repercutir favorablemente haciendo que los paraguayos desocuparan la peligrosa
línea saliente en la que estaban colocados amenazando "Platanillos" y "Saavedra".
Enseñanzas y experiencias. — La maniobra estratégica emprendida sobre "Alihuatá", fue bien
meditada y combinada en su proyección con las tropas que operaban en 'Campo Jordán". Pues sus
resultados nos demostraron que sólo la guerra de movimiento es la única decisiva, y que la guerra de
posiciones no define la suerte de las armas; ella sólo sirve para prolongar la lucha indefinidamente.
Empero, la ejecución táctica de dicha maniobra no estuvo de acuerdo al plan concebido por el Alto
Comando; pues aparte de la ocupación del Fortín "Alihuatá", el objetivo principal era el de copar a
las unidades enemigas que lo guarnecían y cerrar el camino a "Gondra" y a "Campo Jordán", con
objeto de cortar la retirada de las tropas paraguayas que operaban en este último punto.
Para conseguir tal objetivo, la IX División debió atacar por sorpresa, no al atardecer sino a la
madrugada; pues en la forma como procedió, la sorpresa se convirtió en un ataque nocturno, y
sabemos que los ataques de noche solos más difíciles y con ellos no se obtienen ninguna decisión
importante.
Por otra parte, tal ataque nocturno trajo consigo le confusión, el desorden y la desorientación, y de
ellas aprovechó el enemigo para ponerse a salvo y cuidar su línea de retirada en "Campo Jordán".
Sin embargo, la IX División pudo haberse apoderado de los referidos caminos en los días
subsiguientes, lo que no lo hizo; y este error ocasionó a que los paraguayos que combatían en
"Campo Jordán", en número de 2,700 hombres, se replegasen por el kilómetro 22 hasta "Gondra", al
ser atacados por la IV División boliviana.
En suma, el triunfo no fue completo; pues si bien se consiguió uno de los objetivos: obligar a que el
enemigo desocupara el sector "Alihuatá" - "Kilómetro Siete", falló el principal: la destrucción de
este adversario, al haber fallado también la maniobra de la IX División boliviana.
Segundo ataque a "Nanawa". — 4 de Julio de 1933. — (Croquis No 30). — El marco estratégico
habíase modificado al mediar el año 1933. Pues en julio el frente paraguayo corría desde "Toledo"
(ala derecha), pasando por "Fernández" y "Gondra" (centro) hasta "Nanawa" (ala izquierda).
A su vez el frente boliviano abarcaba desde Puesto "Betty" (ala izquierda), "Platanillos" y "Gondra"
(centro), hasta "Agua Rica" (ala derecha).
Obsesionado el Comando Superior por apoderarse de "Nanawa", y ante la dificultad de hacerlo
directamente, trató primero de apoderarse de "Gondra", donde el Enemigo se había atrincherado
rápidamente; luego de "Rancho Ocho", "Bullo" y "Pirijayo", con objeto de cortar los caminos y los
puntos de apoyo de "Nanawa". En todos ellos se combatió obstinadamente pero sin resultado.
Es entonces que el Mando boliviano resolvió efectuar un ataque enérgico y decisivo sobre la citada
plaza de "Nanawa" que, como hemos visto, estaba defendida por grandes atrincheramientos
enemigos. Para ello resolvió emplear toda la potencia de las armas, y con tal fin comenzó a
concentrar gran cantidad de cañones de todo calibre, morteros, tanques, ametralladoras pesadas y
livianas, aviones, lanza-llamas, etc., etc. Fueron ejecutados desde el mes de marzo, algunos trabajos
secretos con objeto de minar la 'Isla Fortificada" situada en las proximidades del objetivo anhelado.
Las tropas, que habían sido concentradas desde díferentes sectores reforzando a las que sitiaban
"Nanawa" desde el mes de enero anterior, fueron agrupadas en tres Grupos de asalto: Norte, Centro
y Sur. Pero "Nanawa" .era el Verdún Paraguayo.

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En efecto, el ataque fue ejecutado en la madrugada del 4 de julio de 1933 con diez mil hombres, 20
piezas de diferentes calibres, un grupo de tanques, ocho lanza-llamas, centenares de ametralladoras,
morteros y millares de fusiles.
La batalla comenzó prácticamente a las 9 de la mañana atacando el centro y las alas de las
posiciones enemigas. Toda la artillería, con más 12 aviones, batían las trincheras enemigas,
mientras avanzaban los tanques, fulguraban los lanza-llamas y la infantería se lanzaba al asalto
consecutivamente, casi por olas. El enemigo sé defendía obstinadamente y pudo destruir uno de los
tanques y los lanza-llamas; la mina de la "Isla" había explotado sin producir grandes electos, de tal
suerte que a eso de las 13 horas comenzó a decrecer la encarnizada batalla.
A poco los paraguayos iniciaron varios contraataques, especialmente en el sector Norte, donde
habían perdido terreno; de ahí que al atardecer la palabra "Victoria" la tenían los paraguayos
después de haber sostenido durante nueve horas la batalla más sangrienta de la guerra del chaco.
¡ Nanawa" no había caído!
En el campo de batalla yacían 12 oficiales y más de dos mil soldados bolivianos sin vida.
Enseñanzas y experiencias. — En la histórica batalla de "Nanawa" el Comando boliviano había
sacrificado estérilmente a sus tropas lanzándolas frontalmente sobre posiciones fuertemente
defendidas por una enorme potencia de fuego, contra la oposición de muchos jefes que no
estuvieron de acuerdo en realizar tal acción en forma como se la había concebido, un General en
Jefe, si bien debe hacer prevalecer sus decisiones en todo momento, está obligado, empero, a
escuchar y reflexionar sobre las sugerencias y opiniones que le llevan sus subordinados, y no
mostrarse intransigente al creerse infalible; pues muchas veces las responsabilidades inherentes a su
alto cargo le hacen tomar determinaciones equivocadas o irrealizables.
Y en el segundo ataque a "Nanawa" el Comandante en Jefe se aferró a la idea de atacar este Fortín,
costara lo que costara, sin querer escuchar las sugestiones y reflexiones de varios jefes que le
mostraron la inconveniencia de realizar tal operación frontal contra los fuertes atrincheramientos
paraguayos, temiendo fundadamente que ella sería un fracaso.
Por otra parte, el mismo General en Jefe había distribuido su artillería fraccionándola en sectores y
anulando por consiguiente la potencia de fuego de esta arma, en lugar de haberla concentrado o
reunido en masa para así batir hasta romper un determinado sector de las fortificaciones paraguayas
abriendo una brecha para el paso de la infantería. En realidad, la forma cómo fue empleada la
artillería en esta acción de armas, fue totalmente equivocada, pues se dispersó el fuego en una zona
de varios kilómetros en la que no había adversario, y se dejó de batir los nidos de resistencia
enemigos.
Capitulación de "Campo Vía". — 15 de Óctubre al 12 le Diciembre de 1933. -— (Croquis 'No
30). — Recordemos que en la mañana del 13 de marzo, la ÍX División había ocupado "Alihuatá",
Hasta entonces el Comando boliviano labia librado sangrientas acciones de armas en forma
desarticulada: unas veces en el sector "Toledo", otras en "Gondra", luego en "Fernández" y por
último en "Nanawa", sin conseguir ninguno de los objetivos: apoderarse de tales puntos, ya qué las
tropas atacantes actuaron siempre no sólo en inferioridad numérica con relación al enemigo que
atacaban, sino también desprovistas de la potencia de fuego necesaria: escasez en material y en
municiones.
DE tal suerte que, fracasados todos estos intentos, habían quedado inmovilizados ambos cuerpos de
ejército bolivianos: el frente a "Nanawa", "Rancho Ocho", "Gondra", etc., y el II entre "Fernández"
y Puesto "Betty".
El 12 de mayo aún se intentó probar fortuna por el lado de "Arce", fortín que fue atacado
enérgicamente con unos 600 hombres, con la esperanza de romper el dispositivo paraguayo por ese
lado. Pero tal operación fue igualmente estéril y sin resultado.
Desde entonces la IX División boliviana se concretó a defender "Alihuatá" dislocando sus
regimientos entre "Siete Pozos", "Campo Grande" y camino a "Arce", en tanto que el resto del

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Ejército boliviano renunciaba tácitamente a la ofensiva y se concretaba a mantener las posiciones
alcanzadas hasta entonces; es decir, se encontraba inmovilizado frente a "Betty", "Fernández",
"Arce", "Gondra", "Rancho Ocho" y "Nanawa".
A mediados de octubre, las tropas paraguayas asumían la iniciativa en el sector "Alihuatá"
desplegando gran actividad mediante exploraciones de fuego para ubicar las alas de la IX División.
En septiembre copaban en "Campo Grande" a dos regimientos bolivianos capturando alrededor de
un mil prisioneros con todas sus armas; en "Siete Pozos" y frente "Arce" tampoco la situación era
ventajosa, debido a la completa falta de unidades de reserva.
Mientras tanto, los zapadores paraguayos habían comenzado a abrir picadas secretas sobre todo el
flanco izquierdo de la IX División, picadas que envolvían el sector "Alihuata", ante la indiferencia
del General en Jefe que no quería dar crédito a los partes de la aviación dados diariamente
informándole de las peligrosas actividades enemigas.
También en el Sur, sector "Nanawa", la VII División sufría un contraste apreciable: el enemigo se
apoderaba de unos 300 prisioneros del 16 de Infantería obligándole a ejecutar algunos repliegues.
Pero el Comandante en Jefe, aferrado al terreno, daba más importancia a la defensa de los llamados
"Fortines", que a destruir al ejército paraguayo mediante maniobras o la guerra de movimiento, sin
darse cuenta que la presión enemiga aumentaba constantemente durante el mes de noviembre, hasta
que al fin el adversario acabó por envolver a la IX División por el Norte, Oeste y el Sur, trasladando
tropas desde otros sectores. Sin embargo, el General en Jefe reiteraba la orden de: "Defender y de
sostenerse tenazmente en "Alihuata".
La situación para los defensores de este fortín se hizo desesperante; pues la escasez de refuerzos les
obligó el día 7 de diciembre a incendiar el fortín y retirarse por el Noreste, única salida dejada por el
enemigo en dirección "Gondra". Apenas la División abandonó "Alihuata", seguida de fracciones
enemigas, todas las unidades paraguayas que se hallaban sobre el camino principal, comenzaron a
correrse a lo largo de la ruta a "Saavedra" dejando tropas escalonadas hasta llegar al empalme con el
camino "Gondra", o sea el conocido kilómetro 22, mientras el resto del ejército paraguayo iniciaba
fuertes combates dilatorios en los demás sectores del I Cuerpo de Ejército boliviano "para
amarrarlo"; de tal suerte que era imposible retirar tropas
para auxiliar a las divisiones IV y IX que se habían reunido en "Campo Vía" y que estaban
totalmente cercadas por el enemigo, es decir que éste había cerrado las sendas y caminos de retirada
y en tan delicada situación el Comandante del I Cuerpo carecía de reservas para hacer frente a este
grave contratiempos, pues apenas pudo organizar con los enfermos y de servicios auxiliares un
destacamento de 400 hombres, que lo destinó a la defensa de Fortín "Saavedra".
Mientras tanto, el enemigo había comenzado a desbordar atacando con 26,700 hombres el flanco
derecho de la IV División, en "Gondra", para impedir que se retirase hacia el Sur, y formaba un
triángulo dentro del cual habían quedado encerradas las dos divisiones bolivianas (IV y IX), de tal
suerte que les fue imposible avanzar, retroceder, ni escurrirse por ninguno de los flancos.
Totalmente embotellados, no les quedaba otra cosa que procurarse paso rompiendo el cerco
paraguayo a sangre y fuego o internarse en el bosque siguiendo un rumbo determinado, cosa difícil
por la falta de agua. Intentaron realizar una débil ruptura atacando aisladamente en distintos frentes,
sin éxito, y es entonces que no les quedó otra cosa que capitular el día 11 de diciembre de 1933,
proporcionando al enemigo un triunfo barato y alrededor de ocho mil prisioneros con todas sus
armas, municiones y pertrechos de guerra.
¡Campo Vía fue el Sedán de Bolivia!
Pero no todo se había perdido. Pues al día siguiente lograron salir burlando la actividad paraguaya,
cerca de tres mil hombres totalmente agotados al haber roto el bosque marchando día y noche en
dirección "Kilómetro Siete" o "Campo Jordán".
Con esta capitulación fue destruido el segundo Ejército organizado por Bolivia para continuar la
guerra con el Paraguay; pues no quedó en el I Cuerpo de Ejército más que la VII División con 1,500

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hombres; el II Cuerpo no contaba sino con mil combatientes que, sumados con los que lograron salir
del cerco paraguayo, hacían apenas un total de cinco mil hombres mal armados y escasamente
municionados para hacer frente a más de treinta mil paraguayos engreídos con sus triunfos...
Así concluyó la segunda fase de la campaña del Chaco, no quedando mas saldo de ella que aquel
pequeño núcleo de hombres, con la moral quebrantada, abatidos por la derrota y agobiados por la
inclemencia del clima junto las penalidades de la campaña.
Bolivia debía organizar un nuevo ejército para detener al invasor, emprendiendo una tercera fase de
la guerra.
Enseñanzas y experiencias. — Durante las operaciones de la segunda fase, el Mando boliviano
había continuado como en la primera, sin un plan determinado de operaciones estratégicas, es decir,
sin un objetivo definido. Se concretó a defender el terreno o más propiamente los "fortines" sin
perseguir la destrucción del ejército paraguayo.
Por eso consideró suficientes los diez o quince mil hombres que había concentrado en el Chaco
durante el año 1933 para tenerlos diseminados en extensos frentes sin ser fuerte en ninguno.
Cuando lo más lógico era, si se quería aniquilar al enemigo, operar con esa masa buscando la
maniobra, tal como procedió el Mando paraguayo en su histórica maniobra de "Campo Vía", por
ejemplo.
La maniobra estratégica empleada por el Comando enemigo contra la IV y IX Divisiones bolivianas,
fue lo que la Táctica denominada "Ataque envolvente doble", que "es la forma más ventajosa porque
puede terminar con la destrucción total del enemigo; pero en cambio es también la más arriesgada.
Sólo debe adoptarse con una notable superioridad".
La situación de la IX División habíase tornado sumamente difícil y grave a fines de noviembre; no
contaba con refuerzos y le era imposible sostenerse en Alihuata. Entonces era lógico y prudente que
el Comando divisionario tomase una resolución definida y evacuase el Fortín bajo su
responsabilidad, antes de exponer a que sus tropas cayesen en poder del enemigo. Más vale tomar
una actitud buena o mala, pero tomarla, y no quedar indeciso en espera de las determinaciones del
Comando Supremo que, alejado del terreno, no siempre se da cuenta de la situación, mucho más si
ésta se agrava de momento a momento.
Si bien la misión de la División era defender "Alihuatá" a todo trance, no estaba obligado el
Comandante a una obediencia ciega; pues un Jefe con mando independiente puede, en vista de las
circunstancias, pedir la modificación en las determinaciones del superior, y en caso negativo asumir
la responsabilidad o por último dimitir el cargo.
Cuando las divisiones fueron ya cercadas por el enemigo, había que tomar una actitud decisiva y
heroica, mucho más si ellas contaban con más de ocho mil hombres fuertemente armados y
municionados. El cerco enemigo no era compacto, como un anillo de hierro, tan sólo estaban
ocupados los caminos y sendas; lo lógico habría sido hacer exploraciones o tanteos de fuego para
descubrir el lado débil del adversario, concentrar allí en un reducido sector o frente la potencia de
todas las armas y abrirse paso con ellas sacrificándose y sacrificando una parte para salvar el todo.
Así procedieron más tarde los paraguayos en "Cañada Cochabamba", en "Algodonal" y en otros
puntos.

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TERCERA FASE
Defensa de "Muñoz". — (Croquis Nº 31). — Consumada la capitulación de las divisiones
bolivianas IV y IX, al resto del ejército no le quedó otra cosa que replegarse apresuradamente
abandonando e incendiando los fortines "Agua Rica", "Murguía", "Cuatro Vientos", "Tinfunqué",
"Saavedra" y "Platanillos", después de haber inutilizado cuanto impedía la rapidez de su repliegue.
El general Kundt fue relevado de su alto cargo, y el nuevo Comandante en Jefe trasladó su sede a
"Ballivián", en tanto que las unidades de la VII División y los restos de la IV se atrincheraban en las
cercanías de "Muñoz", dando frente al Este, Norte y Sur para defender este Fortín. (Croquis Nº 31).
El II Cuerpo de Ejército defendía "Platanillos".
Esta era la situación del Ejército boliviano hasta el 19 de diciembre de 1933, cuando el Mando
Paraguayo, después de una débil persecución, había solicitado un inexplicable armisticio que el
Gobierno boliviano se apresuró en aceptar para dar tregua y reorganizar sus cansadas tropas.

CROQUIS Nº 31
Empero, dicho armisticio, que entró en vigencia a horas 24 del día 19 de diciembre, fue violado por
parte del Paraguay atacando sorpresivamente "Muñoz", lo que obligó a las escasas tropas, que no
pudieron sostener la defensa, a replegarse hasta "Magariños" juntamente con el II Cuerpo que lo
hizo hasta "La China", para luego continuar más tarde ambos cuerpos, primero sobre "Entre Ríos",
luego a "Campo Jurado" y, por último, sobre "Ballivián".
Acción de "La China". — 4 de Febrero de 1934. — (Croquis No 32). — Hemos dicho que a la
capitulación de "Campo Vía", el II Cuerpo de Ejército, reducido a la VIII División, se había
replegado desde "Platanillos" para ir a tomar posiciones en "La China".

221
Cubrió su primera línea con los regimientos 33 y 6°; colocó en segunda al Regimiento 8°; fue a
situarse en la "China Nueva" el Regimiento 4 de caballería (a pie). La División contaba también con
una batería de artillería y 5 morteros.
A las 18 horas del día 7 de enero de 1934, se produjo el primer contacto de patrullas y el enemigo
comenzó sus reconocimientos de fuerza. Hasta el día 15, el adversario continuó con sus acciones
demostrativas tratando de rebasar o envolver las alas de las fuerzas adelantadas de la División
boliviana que recibió como único refuerzo al Regimiento 1° de Infantería, mientras que el enemigo
continuó presionando fuertemente el ala izquierda hasta llegar a sobrepasarla; pues el 1° de febrero
había comenzado a ejecutar su consabido movimiento envolvente por el flanco izquierdo de la
División desplazándose por dentro del bosque,en profundidad, mediante una picada de 17
kilómetros de extensión.
El día 4 los paraguayos lograban salir sobre el camino de retaguardia de la División, próxima a
"China Nueva", donde estaba situado o posesionado el Reg. 4 de caballería (Ingavi). La artillería
paraguaya, que hasta entonces había permanecido inactiva, rompía un intenso fuego sobre las
trincheras de primera línea y su infantería atacaba simultáneamente el frente, los flancos y la
retaguardia de la División boliviana.

CROQUIS Nº 32
La situación, por consiguiente, se hizo difícil, ya que el enemigo, reforzado constantemente, operaba

222
en la retaguardia combatiendo con el Regimiento 4 de caballería en "China Nueva". Entonces el
Comando del II Cuerpo se vio obligado a dictar la orden de repliegue, para realizarlo mediante una
picada o senda que fue abierta apresuradamente en dirección Sudoeste.
Dicho repliegue se inició a horas 22 del día 4 en dos columnas: La del Norte en dirección
"Toborochi" y la del Sur a "Pozo Tortuga", en tanto que el 4 de caballería combatía fuertemente
deteniendo al enemigo.
El día 5 la División continuó la marcha, siempre abriendo sendas, en forma penosa, debido a la falta
de agua y al asfixiante calor; pero los hombres de la División, soportando resignadamente toda clase
de penurias, continuaron la retirada burlando la vigilancia de los paraguayos que llegaron a
combatir unos contra otros al creer que las tropas que se hallaban en el bosque eran enemigas...
Libre ya la División de la persecución enemiga, siguió hasta "Tezén", sin más novedad que 60
insolados, de los cuales fallecieron 20.
Tal fue la acción de "La China", cuya difícil situación fue salvada merced a la serenidad y la buena
conducción del Comando divisionario.
Enseñanzas y experiencias. — Esta acción de armas es el reverso de "Campo Vía". Aquí se
demostró que un hábil Comando puede siempre salvar de un envolvimiento enemigo sin perder la
serenidad y tomando disposiciones enérgicas y oportunas.
Esta maniobra feliz salvó al resto del Ejército de ser arrollado por el enemigo; pues destruida la VIII
División les habría sido fácil a los paraguayos lanzarse contra las otras divisiones del I Cuerpo de
Ejército, aniquiladas por los combates anteriores, y destruirías totalmente; con lo cual la campaña
habría quizás terminado desastrosamente para Bolivia.
Contraste de "Cañada Tarija". — 25 al 29 de Marzo de 1934. — (Croquis Nº 33). — En el
lejano sector de "Picuiba" había sido reorganizada como unidad independiente a IX División, con
cinco mil hombres, para vigilar el canino "Picuiba" - "Camacho"; y mientras las armas tronaban día
y noche frente a "Ballivián", ocurrían graves sucesos en aquel lejano sector a donde se había
trasladado momentáneamente el escenario de las operaciones durante el mes de marzo de 1934.
El Comando paraguayo había destacado desde "Camacho" una división de su ejército para que
amagase la zona de "Picuiba".
Por su parte, el Comando de la IX División boliviana había adelantado un destacamento de las tres
armas, son efectivo de 1,500 hombres, sobre "Cañada Tarija", situado sobre el camino
"Camacho"—"Picuiba", a más o menos unos cien kilómetros de este último punto.
El Jefe de dicho Destacamento había desprendido a su vez algunas fracciones adelantadas sobre
"Cañada La Paz", a diez kilómetros de distancia, mientras el resto organizaba su defensa en tres
líneas escalonadas en profundidad, colocando un batallón en primera línea y dos en segunda y
tercera, respectivamente. Establecida así la defensa, labia sido colocada (apilonada) toda la
munición (60 cajones) entre las dos primeras líneas de resistencia.
No tardó en presentarse el enemigo; pues el 20 de marzo su vanguardia chocaba con las fracciones
adelantadas del Destacamento obligándolas a replegarse a la línea principal, la que fue atacada
cuatro días después.
El enemigo comenzó a explorar por medio de su fuego las alas de la defensa, y una vez que halló el
flanco izquierdo de ella comenzó a atacar fuertemente en todo el frente con todas sus armas; luego,
mientras las automáticas y artillería batían el frente, su infantería se infiltraba profundamente por el
bosque logrando salir, repentinamente, a la retaguardia del batallón de segunda línea, causando la
consiguiente sorpresa y desconcierto en los defensores.

223
CROQUIS Nº 33
Es en esta situación que el Comandante del Destacamento dispuso que el tercer batallón y la
artillería contra atacasen al enemigo y rompiesen el cerco; pero desgraciadamente la tropa de esa
unidad no contaba más que con diez cartuchos por plaza, y pronto se vio sin municiones en tanto
que tres mil paraguayos, formando una gran tenaza, aprisionaban a los defensores de Cañada Tarija
que luchaban desigual y heroicamente; pero al fin tuvieron que sucumbir izando bandera de
rendición a horas 16 del día 27 de marzo para dispersarse o caer en poder del enemigo.
Los paraguayos, luego de apoderarse de 800 prisioneros y de la mayor parte del armamento y todas
las municiones, emprendieron una débil persecución hasta "'Gira cua" y se detuvieron aquí,
temerosos, sin duda, de internarse por una región desierta y sin agua.
Enseñanzas y experiencias. — La misión impartida por el Comando Superior al Jefe de la IX
División, era la de "vigilar el camino "Picuiba"—"Camacho"" sin comprometerse a una acción a
fondo en caso de avanzar el enemigo por aquella dirección".

224
Por tanto, fue una imprudencia y un error en el Comando de la División el haber desprendido al
Destacamento a , una enorme distancia, más de cien kilómetros, del grueso principal llevándolo a
una aventura desgraciada sin contar con refuerzos, es decir, que el Destacamento había Quedado
totalmente aislado. Ya que el Comandante de la División labia querido resguardarse destacando una
fuerte unidad debió situarla á lo más en "La Faye" o "Giracua" (Croquis Nº 33), pero no alejarla
hasta el punto de no poderla auxiliar oportunamente. La Táctica prescribe que las unidades deben ser
colocadas en tal forma que se sostengan unas a otras y que ninguna quede aislada o expuesta a ser
copada por el enemigo.
En cuanto al proceder del Comandante del Destacamento, estuvo de acuerdo a los principios de la
defensa el haber dislocado su unidad escalonada en el sentido de la profundidad; pero la experiencia
de dos años de guerra había enseñado que la manera de evitar sorpresas era abriendo picadas o
sendas de escape y de vigilancia, practicando patrullajes profundos y estableciendo puntos de
observación en los flancos. Nada de esto se había hecho en "Cañada Tarija".
Pero el más grave error estuvo en haber acumulado toda la munición encajonada en la primera línea
de defensa, cuando debió ser distribuida a la tropa por lo menos una mitad y el resto llevado a
retaguardia. La falta de previsión hizo que toda ella cayera en poder del enemigo y que las tropas de
retaguardia o de las líneas de atrás se vieran sin municiones en el momento decisivo y delicado de
romper el cerco paraguayo. Este error fue el que determinó la rendición de los defensores; pues al
contar con municiones, las tropas de retaguardia habrían conseguido probablemente rechazar al
enemigo.
Maniobra de "Cañada Cochabamba". — 14 al 24 de Mayo de 1934. — (Croquis Nº 34). — La
dislocación del Ejercito a principios de abril de 1934, era la siguiente: A lo largo de "Canana
Cochabamba" fue situado el II Cuerpo de ejército, vigilando el camino que va de "La China" a
"Villa Montes"; su ala derecha, que constituía la VIII División, estaba apoyada sobre el citado
camino; su ala izquierda o sea la III División, ocupó los puntos denominados "Campo Chorizo" y
"Campo Herraje", (Croquis No 34). El I Cuerpo de Ejército fue colocado al este de "Ballivián"
apoyando su ala derecha o sea la IV División en el Pilcomayo, y su ala izquierda, con la VII
División, en "Cañada de los Monos". Entre ambos Cuerpos quedó un claro sin cubrir de más o
menos 80 kilómetros.
Al iniciarse esta tercera fase de la guerra se tuvo que variar o modificar el sistema de
atrincheramiento usado hasta entonces, desechándose la línea rígida y continua

225
CROQUIS Nº 34
Para reemplazarla con el sistema de reductos aislados y escalonados que permitían hacer una
defensa eficaz por su escalonamiento en profundidad.
Desde el mes de abril, el enemigo había comenzado a efectuar tuertes exploraciones de fuego en el
sector del I Cuerpo de Ejército para ubicar la terminación de su flanco izquierdo, y cuando lo hubo
hallado inició la apertura secreta de sendas para desplazar por allí una o más divisiones, las que
debían salir sorpresivamente a las espaldas del I Cuerpo de Ejército aprovechando del inmenso claro
que había quedado entre las citadas grandes unidades del ejército boliviano (I y II Cuerpos).
El plan estratégico paraguayo se aclaró hacia el 1º de mayo, pues se tuvo evidencia que éste
consistía en lo siguiente: Amarrar en "Ballivián" al I Cuerpo de Ejército boliviano mediante fuertes
ataques, envolver a la VIII División sobre el camino a "Villa Montes" e irrumpir con el grueso de su
ejército por el claro existente, desde la dirección "H", copar íntegra a la VIII División para luego
caer sobre las espaldas del I Cuerpo desde dirección "Guachalla". (Croquis Nº 35).
Descubiertos los movimientos paraguayos por la aviación boliviana, el Comando Superior resolvió
efectuar una contramaniobra estratégica para desbaratar el golpe enemigo. Y con tal objeto
concentró al norte de "Guachalla' a la IX División, que se encontraba en el sector "Picuiba",
reforzándola con otras unidades, y con las cuales dicha División llegó a sumar un efectivo de diez a
doce mil hombres.

226
El plan era cortar la retirada de las fuerzas paraguayas que combatían con la VIII División. Para ello
avanzó la IX el día 19 dé mayo dividida en dos columnas: una por el noreste y otra por el este de
"Guachalla", las que debían caer a espaldas de las tropas enemigas. Este movimiento fue combinado
con otro que debía ejecutar la III División, desde el Norte.

CROQUIS Nº 35
Iniciada la maniobra, la Columna del Noreste lograba en la noche del 19 cortar el camino principal,
en tanto que el Comando paraguayo, al darse cuenta del peligro que le amenazaba, había dispuesto
que avanzara un batallón desde punto "H" y atacara a dicha columna; de tal suerte que mientras
dicho batallón chocaba con la columna Bolivia, a del Noreste, la que avanzaba por el Este, cortaba
también el camino copando totalmente al batallón enemigo.
Las tropas paraguayas quedaron cerradas en un cerco formado por las divisiones bolivianas III al
Norte, VIII al Oeste y IX, que debía cerrar el espacio del Este uniéndose con la III. Empero, la IX se
había concretado a cercar al batallón enemigo descuidando la fuerza principal, o sea la VII División
paraguaya, que comenzó a luchar desesperadamente por abrirse paso.
Cuando la situación se había hecho difícil para los cercados, éstos habían podido hallar un claro sin
cubrir entre la III y IX Divisiones bolivianas, y por donde pudieron poner a salvo casi todo su
material de artillería y replegar una gran parte de sus tropas librando furiosos combates con la III
División.

227
El resto de la División paraguaya, con más el Batallón cercado, tuvo que capitular en la tarde del 25
de mayo dejando en poder de las fuerzas bolivianas 65 oficiales, 1,365 soldados y parte de su
armamento.
Enseñanzas y experiencias. — El éxito obtenido en la maniobra de "Cañada Cochabamba", vino a
demostrar una vez más que sólo la guerra de movimiento, la maniobra, tiene resultados decisivos.
El Mando paraguayo había proyectado una gran maniobra estratégica de vasta envergadura que la
puso en ejecución aprovecharlo del claro descubierto existente entre el ala derecha del £ y la
Izquierda del I Cuerpo bolivianos, mediante la cual debía romper el dispositivo defensivo del
Ejército de Bolivia, que al tener éxito habría sido de fatales consecuencia, para los defensores de
"Ballivián".
De esto deduce que dejar claros o sectores descubiertos entre los flancos o alas de unidades
establecidas para la defensa, es siempre peligrosa, ya que el enemigo, como en el caso presente,
puede envolverlas o infiltrarse a la retaguardia para coparlas.
En cuanto a la maniobra táctica realizada por la IX División, fue ejecutada de acuerdo & las órdenes
o dispositivos que se le había impartido, pero no pudo llenar su cometido completo debido a que el
movimiento de las Columnas para copar a las Divisiones enemigas fue detenido por la presencia de
un batallón paraguayo, es decir, que se dejaron paralogizar con una pequeña unidad descuidando su
misión principal.
Esto constituye una enseñanza al mostrar que una pequeña unidad destacada a tiempo y bien
comandada, puede hacer fracasar el cometido principal de una unidad mayor paralizándola con sólo
su presencia, como ocurrió en el caso que anotamos. Al no haber sido la intervención oportuna de
dicho batallón, la VII División paraguaya habría sido copada íntegramente.
En resumen, con la oportuna contramaniobra planeada y realizada por el Comando boliviano, había
sido desbaratado el plan paraguayo, lo que constituyó un gran triunfo en el orden estratégico
después de dos años de guerra. Aquí es necesario recalcar una vez más que toda vez que nuestro
ejército apeló a la guerra de maniobra obtuvo siempre éxitos, como la efectuada sobre "Alihuatá", la
que acabamos de ver y las que realizó hasta finalizar la guerra.
Empero, en la maniobra que comentamos, el Comando Superior boliviano no supo explotar su éxito
hasta el final; pues una vez que había tomado la ofensiva debía continuarla hasta destruir a las
divisiones enemigas que trataron de realizar la maniobra envolvente; pero en lugar de ello volvió a
su estado, pasivo asumiendo nuevamente la defensiva en torno a "Ballivián".
Batallas de "El Condado". — 18 de junio y 8 de julio de 1934. — (Croquis Nº 36). — Con la
derrota sufrida en "Cañada Cochabamba", el Ejército paraguayo tardó algún tiempo en reiniciar su
ofensiva. Mientras tanto, el boliviano modificaba su dispositivo ofensivo cerrando el peligroso
sector, descubierto y formando una línea continuada de trincheras desde el Pilcomayo hasta "Cañada
Cochabamba' (CroquisNº 36).
Fue a mediados de junio cuando el enemigo comenzó a reaccionar iniciando una fuerte ofensiva con
tres Cuerpos dé Ejército, de los cuales uno operaba sobreseí ala derecha de "Ballivián", otro en el
centro, frente a "Cañada Chile", y un tercero sobre el ala izquierda del II Cuerpo, en la región del
"Lago Loa", con proyecciones de envolvimiento por el flanco descubierto.
El III Cuerpo paraguayo inició sus ataques en dirección "El Condado", el 18 de junio, logrando
romper la línea boliviana en una extensión de un kilómetro, debido que una de las compañías
situadas en aquel sector huyó ser sorprendida por los atacantes. Los paraguayos irrumpieron
plenamente, y lejos de proseguir su acción con un envolvimiento sobre las alas formadas detuvieron
su progresión al ser contraatacados por una débil reserva, formándose en consecuencia un bolsón del
cual fueron desalojados los atacantes más tarde con el envío de nuevas reservas.
La segunda batalla de "El Condado" se efectuó al amanecer del 8 de julio. Los paraguayos,
aprovechando de que algunas fracciones adelantadas bolivianas se habían retirado a los reductos por
el intenso frío, asaltaron las trincheras nuevamente en una extensión de cinco kilómetro avanzando

228
en esta vez hasta la tercera línea, donde fueron detenidos por los defensores hasta la tarde del día 10
en que grandes refuerzos bolivianos .contraatacaron trabando una lucha desesperada hasta
desalojarlos; pero los paraguayos volvieron a .contraatacar con todo el poder de sus armas
obligando a retroceder a los defensores, debido a la detección; de algunas compañías que habían
demostrado desde el principio tibieza y flojera en la defensa, sugestionadas por la influencia
comunista infiltrada en sus filas..
Mas la intervención oportuna dé nuevas reservas, cuando el adversario rompía ya las líneas
bolivianas salvó la situación.

CROQUIS Nº 36
Es entonces que los paraguayos tuvieron que atrincherarse en el sector conquistado, formando un
bolsón profundo y extenso, y desde entonces, o sea desde el 18 de julio, la lucha comenzó a
decrecer en intensidad dando por terminada la segunda batalla de “El Condado".
A partir de esa fecha las tropas paraguayas se estrellaron estérilmente contra los atrincheramientos
bolivianos atacándolos en distintas fechas y en diferentes puntos, unas veces en el sector “Lago
Loa”, luego en “Cañada Chile”, donde formo otro bolsón, y por ultimo en “Campo Santa Cruz”.
(Croquis N9 36).

229
Fue preciso que el Comando paraguayo ideara una nueva maniobra estratégica que le permitiera
apoderarse de “Ballivián”; y para tal objeto había concentrado el grueso de su ejercito frente al HI
Cuerpo boliviano que
operaba entre “Cañada Chile”, acciones que las estudiaremos mas adelante.
Enseñanzas y experiencias. — Se ve que después de la maniobra de cañada “Cochabamba”, el
comando boliviano había vuelto a la guerra defensiva cediendo nuevamente la iniciativa al
adversario, el cual comenzó a buscar los puntos débiles de la defensa para conseguir la ruptura
táctica; y cuando los hubo conseguido frente a Ballivián por dos veces, no pudo progresar debido a
su irresolución, timidez y vacilación en los ataques realizados a pesar de contar con superioridad
numérica.
“El ataque central o ruptura — dice la Táctica, — preparado en forma secreta y llevado por
sorpresa debe penetrar profundamente en el interior del enemigo, ensancharse, batir las reservas
que acudan presurosas y dar resultados tanto más serios cuanto mas vaya dirigido contra el pleno
centro del dispositivo adversario, lo que producirá una fuerte conmoción”.
Batalla de “Isopoirenda” y “Algodonal”.- 6 al 24 de Septiembre de 1934. - (Croquis Nº 37). -
El ejército Paraguayo golpeó en vano los sectores del I y II cuerpos bolivianos hasta mediados de
agosto de 1934, y en la imposibilidad de romper los reductos de la defensa, había iniciado una rápida
maniobra estratégica sobre el lejano sector de “Picuiba” con una división de 3,800 hombres,
mientras el Comando boliviano, confiado en que aquella zona “estaba defendida por la misma
naturaleza debido a la falta de agua”, había descuidado su defensa desde que retiró la IX División
guarneciéndola con efectivos reducidos, por dedicar toda la potencia militar a la defensa de
"Ballivián".

230
CROQUIS Nº 37
El 14 de agosto, la citada división enemiga atacaba sorpresivamente a los pocos defensores de
“Picuiba” y se apoderaba de este fortín, desde el cual continuó su avance sin encontrar casi
resistencia ocupando sucesivamente los fortines “Irindague”, “27 de Noviembre”, “Villazón”, “Algo-
donal”, “Pozo del Burro” e “Isopoirenda”, donde hizo alto para atacar “Carandaití”.
Las escasas tropas bolivianas se establecieron para la defensa en unas pequeñas colinas situadas al
norte de “Carandaití”, formando un destacamento que apenas contaba con mil hombres.
(Destacamento Carandaití).
Ante tan grave situación, que comprometía la suerte de “Villa Montes”, de “Camiri” y de
“Charagua”, el Comando Superior tuvo que reforzar rápidamente, llevando las mejores tropas del I
y II Cuerpos de Ejército, al destacamento sobre el cual se reorganizó más tarde el denominado
“Cuerpo de Caballería”, que fue destruido en “Picuiba” cuatro meses después.
Gracias a la valentía y decisión con la que luchó el referido Destacamento, el enemigo fue
contenido primero en su avance y luego desalojado definitivamente de las alturas de “Carandaití”,
hasta que el 5 de octubre el citado destacamento inició una contraofensiva táctica de envolvimiento
para copar a los atacantes.
Dicho movimiento lo realizó dividiendo las tropas en tres grupos de maniobra: uno para atacar
frontalmente sobre “Isopoirenda”, otro por el Sudeste y un tercero por el Noroeste, desde
“Ibamirendi”. Los paraguayos ofrecieron una tenaz resistencia, pero ante la amenaza de ser
envueltos tuvieron que replegarse sobre “Pozo del Burro” abandonando 7 cañones y muchas otras
armas. En este último punto ocurrió otro tanto, y el enemigo tuvo que retirarse sobre “Algodonal”,
donde se atrincheró sobre el camino principal (a caballo) en un frente de 6 kilómetros escalonado en
profundidad. (Croquis Nº 37).
El “Destacamento Carandaití” continuó sus operaciones desde el día 11 de septiembre, dividido en
dos columnas de ataque: una que operaba por el Norte con la misión de cortar el camino principal al
este de “Algodonal”, y otra por el Sur, la que debía efectuar igual operación hasta converger o
reunirse con la primera sobre el referido camino, impidiendo así la retirada del adversario y
envolviéndolo por ambos flancos.
La operación fue realizada abriendo primero a fuerza de hacha y de machete sendas de avance por
dentro el bosque, en una extensión de más o menos cuarenta kilómetros, y mediante la cual se
realizó el envolvimiento iniciándose el día 23 una furiosa batalla. Los paraguayos efectuaron tres
asaltos consecutivos, los que fueron rechazados sucesivamente por los bolivianos; y es entonces que,
en un supremo recurso, los sitiados resolvieron romper el cerco a costa de cualquier sacrificio:
concentraron toda la potencia de sus armas sobre un reducido frente de 200 metros; luego se
lanzaron al asalto, ola tras ola, hasta conseguir abrir un boquete por el cual lograron retirarse en
dirección "Villazón", perseguidos siempre por el Destacamento boliviano.
En los días posteriores, los paraguayos continuaron su repliegue por “Irindague”, donde sufrieron
grandes pérdidas, hasta que al fin fueron a situarse en “La Paye”, donde se atrincheraron
definitivamente con frente a “Picuiba”, punto en el que hicieron alto los bolivianos paralizando su
persecución.
Enseñanzas y experiencias.- Con las maniobras de “Isopoirenda” y de “Algodonal” el ejército
boliviano obtuvo éxito por tercera vez en sus operaciones mediante la guerra de movimiento. Y
aunque los triunfos alcanzados en sus últimas maniobras no tuvieron la magnitud que se esperaba,
comprobaron sin embargo que la maniobra siempre es decisiva en todo terreno.
En el aspecto táctico o sea en la ejecución del cerco, ella falló un tanto por la falta de reservas; pues
los bolivianos atacantes sumaban siete mil hombres mientras que los paraguayos contaban con 8,500
combatientes. Además, en plena maniobra el Comando Superior boliviano había llevado a otro
sector a uno de los regimientos que formaban el Destacamento, lo que motivó a que el cerco no

231
fuera completo y el enemigo no fuera destruido en su totalidad.
Sin embargo, se alcanzó uno de los objetivos, o sea defender “Carandaítí” y obligar al enemigo a
abandonar la zona que había conquistado mediante su ofensiva sorpresiva para envolver el flanco
izquierdo de todo el dispositivo del Ejército boliviano.
Las maniobras envolventes realizadas por el Destacamento, fueron acertadas y estuvieron de acuerdo
a los principios tácticos, aunque falló el éxito total debido, como decimos, a la escasez de efectivos,
ya que las tropas que cercan deben ser siempre superiores numéricamente a las tropas cercadas.
Contraste de “El Carmen”.- 13 al 22 de Noviembre de 1934.- (Croquis Nº 38).- Ante la
imposibilidad de conseguir la ruptura frontal en la defensa de “Ballivián”, el Comando paraguayo
había paralizado sus operaciones contra este objetivo dejando frente al I Cuerpo de Ejército bo-
liviano fuertes grupos de combate con abundantes armas automáticas, para luego concentrar el
grueso de su ejército en el sector del II Cuerpo boliviano que defendía la zona de “El Carmen”.
El plan paraguayo se mostró claro: Romper la defensa en uno de sus puntos débiles o ejecutar un
movimiento envolvente por el ala izquierda del II Cuerpo, aislar a éste y cortar la retirada del I
Cuerpo ocupando la región de “Guachilla” o de “Cururenda”.

Croquis Nº 38

CROQUIS Nº 38

232
El Comando Superior boliviano, ante el grave dilema que se presentaba de abandonar "Ballivián",
donde estaban inmóviles alrededor de 18 mil hombres (Divisiones IV, VII y IX) o caer en la red
tendida por el enemigo, resolvió iniciar el repliegue sobre “Guachilla”; pues en caso contrario se
exponía a perder no sólo la mitad del ejército sino la mayor parte del material bélico. En este
sentido, dictó la orden de repliegue en la noche del 15 de junio de 1934.
Pero entonces surgieron graves desacuerdos que no es del caso narrarlos aquí, sólo diremos que ni el
Jefe que defendía, ni el Capitán General aceptaban el abandono de “Ballivián”, de tal suerte que el
Comando tuvo que ceder y continuar defendiendo aquella plaza manteniendo inmóvil la mayor parte
del ejército aunque “dejando a salvo su responsabilidad ante el País y ante la Historia”.
Fue en esta situación que se produjo la ofensiva paraguaya sobre “Picuiba” y “Carandaítí”, entre
agosto y septiembre, lo que obligó al Comando Superior a estudiar otro plan estratégico que
consistía en ejecutar un movimiento envolvente sobre el ala derecha del dispositivo paraguayo desde
“Santa Fe” o el “Parapeto”.
Con tal objeto fue trasladado a este sector el II Cuerpo de Ejército, de tal suerte que el dislocamiento
estratégico del Ejército boliviano varió profundamente: Frente a “Ballivián” continuó el I Cuerpo de
Ejército, el II fue a situarse entre “Santa Fe” y “Huirapitindi”, mientras que el Cuerpo de Caballería
(antiguo Destacamento Carandaítí) permanecía en “Picuiba”.
En el sector de “El Carmen”, que había quedado desguarnecido con la salida del II Cuerpo, fue
organizada una nueva unidad o “Cuerpo de Reserva” que constaba de dos divisiones con un efectivo
de cerca de ocho mil hombres. De tal suerte que el total general del Ejército boliviano en esos
momentos pasaba de treinta mil combatientes.
Empero, con tales desplazamientos había vuelto a quedar entre el ala izquierda del I Cuerpo y la
derecha de la nueva unidad de Reserva, un claro o sector descubierto de seis kilómetros que fue
aprovechado por el adversario: pues éste, siguiendo su acostumbrada táctica, comenzó desde
principios de noviembre sus sondajes de fuego hasta descubrir les alas del Cuerpo de Reserva, de tal
suerte que una vez descubierto el claro o sector desguarnecido, inició desde el día 8 de noviembre
fuertes ataques en todo el frente de una de las divisiones.
En esta situación, algunas patrullas enemigas habían logrado infiltrarse a retaguardia de la línea de
defensa boliviana en “El Carmen”, asiento del Comando divisionario, y pudieron sorprender y dar
muerte el día 12 al Jefe de Estado Mayor de la División, en cuyo poder encontraron un plano o
croquis con la ubicación y distribución de los sectores de defensa, detalles numéricos de los
efectivos, etc.
Con estos datos, y aprovechando del claro existente, comenzaron los paraguayos a operar más
intensamente hasta que el día 14 salían cuatro regimientos paraguayos tras del puesto de Gomando
de “El Carmen” y cortaban las comunicaciones a retaguardia causando el consiguiente pánico en los
defensores, es decir que las unidades de una de las divisiones del Cuerpo de Reserva fueron copadas.
En socorro de la División cercada acudió la otra División trabando una sangrienta y porfiada lucha
con el enemigo, pero en vano: ella también fue cercada, y entonces las tropas bolivianas tuvieron que
dispersarse al haber caído sus comandantes en poder del enemigo; gran parte de las tropas cayeron
prisioneras y el resto pudo salvar del cerco por una picada o senda no ocupada por los paraguayos.
Con este impensado golpe, el adversario había logrado romper, al fin, las defensas de "Ballivián" y
dividir al Ejército boliviano el cual, en esta vez también, se libró de ser destruido totalmente debido
a la pesadez del avance paraguayo, a su falta de audacia y a no haber iniciado una aniquiladora
persecución.
Enseñanzas y experiencias.- La defensa pasiva en que se mantuvo a la casi totalidad del ejército
por defender "Ballivián", sitio que no tenía nada más que un valor político, le restó la actividad de la
maniobra. Pues con 18 mil hombres se pudo muy bien ejecutar una guerra de movimiento de gran
envergadura para destruir al adversario que en cierto momento era inferior numéricamente.
Se mantuvo, pues, a ese ejército armado e inmóvil, nada más que por el sentimentalismo de defender

233
una agrupación de casas sin valor, aferrándose suicidamente al terreno, en lugar de haber buscado la
decisión mediante una o varias maniobras.
Aún más, cuando el enemigo se había desplazado al Norte haciendo peligrar el dispositivo
boliviano, continuó en la mente del Capitán General y en la de algún alto Jefe la idea de aferrarse en
"Ballivián", aquél para evitar consecuencias desagradables en la retaguardia y éste por no empañar
su prestigio para futuras miras..., sin pensar que el enemigo estaba a dos pasos de destruir o copar a
los defensores de la plaza.
Por otra parte, fue un error en el Comando Superior haber trasladado irreflexivamente al II Cuerpo
de Ejército al sector del Parapetí sacándolo de la zona “Cañada Cochabamba” y “El Carmen”, para
ubicar en su lugar a una nueva unidad que desconocía el terreno. Era la División de Reserva la que
debió haber sido trasladada a “Santa Fe” y no el II Cuerpo, cuyo personal conocía palmo a palmo el
terreno así como las direcciones de mayor peligro; además, estaba en contacto con el I Cuerpo de
Ejército.
Esta errada disposición realizada con precipitación no hizo sino desgastar el material motorizado,
consumir gasolina, llamar la atención del enemigo y desmejorar el dispositivo de la defensa dejando
un claro o sector sin cubrir en el espacio de 6 kilómetros y por el cual se infiltraron precipitadamente
los paraguayos obteniendo luego el triunfo de “El Carmen”.
Por otra parte, tanto el Comando del Cuerpo como los de División, debieron haber modificado
inmediatamente la ubicación de sus tropas cuando cayó en poder del enemigo el plano de la defensa
a raíz de la muerte del Jefe de Estado Mayor Divisionario; pues este suceso ocurrió el día 12 de
noviembre y los regimientos enemigos comenzaron su maniobra el 14, es decir, que tuvieron dos días
para buscar nuevas posiciones o tomar alguna otra medida, con lo cual habría fallado la maniobra
paraguaya. Es decir, que dichos Comandos olvidaron las experiencias de “Toledo”.
Fue una suerte que el adversario no hubiera obrado con más audacia y rapidez; pues una vez roto el
sector “El Carmen” pudo muy bien lanzarse a la retaguardia de los defensores de “Ballivián”,
bastante debilitados por haber disminuido en sus efectivos, y destruirlos totalmente. Además, en
esos momentos la situación habíase agravado de tal manera que todo era confusión, los Comandos
se desorientaron y en los soldados dominaba el pánico; las tropas que abandonaron “Ballivián” se
replegaban lenta y penosamente a pie sobre “Cururenda”, y las que habían logrado evadirse de “El
Carmen” estaban, totalmente agotadas y desorganizadas. Tampoco en esos mementos el Comando
contaba con reservas.
Es decir, que el Mando paraguayo volvió a incurrir en los errores de “Boquerón”, de “Arce” y de
“Campo Vía” al no haber sabido intensificar su persecución, permitiendo así que las tropas
bolivianas se reorganizaran y formaran una nueva línea de resistencia entre el Pilcomayo y “Cañada
Vacas” para defender “Villa Montes”.
La Retirada de Picuiba.- 7 al 11 de Diciembre de 1934.- (Croquis Nº 39).- Destruido en parte el
Cuerpo de Reserva y desorganizado el I Cuerpo de Ejército con la precipitada retirada de
“Ballivián”, sólo quedaron como unidades organizadas el II Cuerpo de Ejército en el sector “Santa
Fe”, y el Cuerpo de Caballería cubriendo la zona de “Picuiba”.
Mientras tanto el Comando paraguayo, después de su afortunada ruptura táctica en "El Carmen",
había traslada do sus actividades estratégicas a la región de "Picuiba" enviando allí a su II Cuerpo
de Ejército, que constaba de diez' a doce mil hombres.

234
CROQUIS Nº 39

El Cuerpo de Caballería boliviano, que estaba escalonado entre “Picuiba” e “Irindague”, y que
había sido re forzado con la VII División de Infantería, era sin duda la mejor unidad equipada y
armada del Ejército hasta entonces en toda la campaña.
Desde el día 7 de diciembre de 1934, los paraguayos habían comenzado a mostrarse activos frente a
“Picuiba” atacando a las unidades adelantadas del Cuerpo de Caballería y cortando las comunicaciones
con la VII División, que estaba situada al sur de “Irindague”. Horas más tarde, una división enemiga
atacaba fuertemente en todo el frente y obligaba al Comando de Cuerpo boliviano a ordenar el re-
pliegue de las dos divisiones de caballería para que contraatacasen por el Sur y el Este al enemigo que
se había apoderado de los pozos de “Irindague”.
Empero, las mencionadas divisiones, en lugar de ejecutar tal contraataque, emprendieron una retirada
desordenada protegidas por un regimiento que pudo formar una débil retaguardia (velo), hasta llegar
“extenuadas y hambrientas” al “Cruce”, En este punto pudieron reunirse ambas divisiones para luego
continuar su desordenada retirada, que luego se convirtió en desbande, hasta el Fortín "27 de
Noviembre", punto al cual llegaron en penosas condiciones; pues se habían internado por un camino
arenoso y polvoriento, carente de agua, en una extensión de 57 kilómetros, por el cual marcharon

235
bajo un sol abrasador que causó gran cantidad de víctimas insoladas; muchos, en su desesperación,
apelaron al suicidio... La observación aérea, pudo comprobar el desastre de la retirada.
Mientras tanto, el enemigo, que se había apoderado de "Irindague" el día 8 de diciembre, perseguía a
las divisiones que huían dispersas por bosques y sendas arrojando armas y municiones, enloquecidas
por la sed y la fatiga, hasta que pudieron arribar a “27 de Noviembre” perdiendo el 50 por ciento de
sus efectivos y el 60 de sus armas. Los soldados que lograron salvar de la muerte y de la persecución
del enemigo estaban totalmente agotados e inutilizados para largo tiempo.
Pero el desastre habría sido mayor si el enemigo hubiera continuado con su persecución; mas, fue
detenido a pocos kilómetros de “27” por un regimiento de infantería que guarnecía este Fortín.
La derrota de tan valiosa unidad, como era el Cuerpo de Caballería, más que por el enemigo por la
naturaleza, el pánico y la mala conducción, fue completa.
Mientras tanto, la VII División de Infantería se replegaba penosamente sobre “Villazón”, a donde
llegó el día 10 de diciembre para luego continuar sobre “Algodonal” y “Carandaití”, bajo la presión
de las armas paraguayas que volvieron a aproximarse a “Villa Montes”.
Al finalizar el año 1934, el enemigo llegó en la región del Norte hasta las proximidades de
“Huirapitindi”; -mientras que en el Sur las tropas bolivianas se replegaron sobre “Palo Marcado”
después de haber sufrido un nuevo contraste en “Ibibobo”; es decir, que el ejército paraguayo se ha-
llaba ya a 60 kilómetros de “Villa Montes” y a 55 del Río Parapetí.
Militarmente considerado, el Chaco estaba perdido al haber sido destruido más del 50 por ciento del
Ejército boliviano, cuyos dirigentes se vieron envueltos en los sucesos políticos que culminaron con
el derrocamiento del Presidente Salamanca a causa del giro desgraciado que había tomado la guerra.
Con tales sucesos quedó cerrada la tercera fase de la Campaña del Chaco.
Enseñanzas y experiencias.- La Tercera Fase de la Guerra con el Paraguay se había iniciado en
momentos difíciles para Bolivia, cuando el enemigo atronaba en los llanos del Chaco con los
clarines de la victoria.
Pero en los bolivianos aún no había muerto el espíritu combativo, y el nuevo Comando surgido a
raíz de la capitulación en “Campo Vía”, pudo reorganizar tras infatigables esfuerzos un Tercer
Ejército para proseguir la campaña modificando su organización, sus métodos de combate y su
sistema defensivo.
Empero, dos fallas graves, que no habían podido ser modificadas, hicieron difícil la guerra,
esterilizando esfuerzos y anulando voluntades: Una era la falta de comandos subalternos, pues los
oficíales improvisados, por más que se comportaron con abnegación y espíritu de sacrificio, no
siempre tuvieron la eficacia de los profesionales; les faltaba el don de mando y la técnica de la
profesión. La otra falla, quizás más grave que la anterior, fue la ninguna unidad de acción y de plan
entre los conductores civiles y militares; pues muy pronto comenzó la desinteligencia y la falta de
armonía entre el Poder civil y el Mando militar, que luego degeneró en una perpetua beligerancia
entre ambos restando eficacia en la unidad que era necesario imprimir a la conducción de la guerra.
Faltó comprensión para dar un giro definido a la campaña en el sentido estratégico. Mientras la
acción civil se orientaba en el sentido de la defensa del terreno únicamente, el militar iba hacia la
ofensiva persiguiendo la destrucción del adversario, produciéndose, por consiguiente, los
inevitables rozamientos a causa de la disparidad de criterios operativos.
Debido a ello vino la inmovilidad del Ejército durante ocho meses en torno a “Ballivián”, plaza a la
que se le había asignado, como en el caso de “Boquerón”, un valor negativo de amor propio, sin
tenerse en cuenta que su valor militar estratégico era nulo. Un repliegue a fondo desde “Muñoz”
hasta las serranías de Aguarague, habría acortado la línea de operaciones y de comunicaciones
bolivianas y alargado la paraguaya con las consiguientes ventajas y desventajas para uno y otro
contendor. Así el nuevo Ejército habría quedado intacto con toda su potencialidad y material en las
magníficas posiciones estratégicas que ofrecen aquellas serranías; no habría sido batido en detalle,
ni habría sufrido la moral con los contrastes de “El Carmen”, de “Picuiba”, de “Ibibobo”,

236
“Capirenda” y otros, ni habría tenido que replegarse constantemente perdiendo armas y hombres,
de sector en sector, bajo la presión del enemigo, como lo hizo hasta llegar a las citadas serranías de
Aguarague.
Por otra parte, si no se quiso aceptar la idea del repliegue, entonces debiese elegir la guerra de maniobra, sin
aferrarse al terreno o a los fortines, combinando la defensiva con movimientos.
Respecto a la retirada de “Picuiba”, el desastre se debió exclusivamente a la falta de conducción. Lejos de
haber reaccionado ante la sorpresa enemiga, haciendo frente antes de que este progresara en su ataque sobre
“Irindague”, diose más bien, como informo más tarde el Comandante del cuerpo de caballería, el “sálvese
quien pueda”.
Y que después de haberse reunido en el “Cruce” ambas divisiones de Caballería, habían resuelto continuar la
retirada sobre el “27” rehuyendo la batalla en “Irindague”, debieron haber organizado una fuerte retaguardia
para ejecutarla protegida por ésta, no durante el día, causando la insolación de la tropa, sino al caer la tarde y
aprovechando del fresco de la noche. Así, habrían podido llegar en mejores condiciones sin lamentar el
desastre que censurará siempre la Historia.

237
CUARTA FASE

El Teatro de Operaciones.- Veamos a grandes rasgos la topografía del terreno en el cual actuaron los
ejércitos adversarios durante la última fase de la guerra. (Croquis Nº 40).
La defensa de los puntos que se consideraban vitales en esta parte del territorio nacional, fue facilitada
por el factor terreno, una vez que al Norte se alzaba las serranías de “Charagua” y al Sur la de
"Aguarague". Ambas serranías se levantan de la llanura hasta unos 600 y 800 metros de altura en forma
casi inaccesible por el Este para luego descender bruscamente hacia el Oeste.
Al Norte se levanta el paso de “Oquitas”, por donde desemboca el Parapetí en el llano; al centro corre el
pequeño riacho de “Cuevo” en una profunda quebrada que va de Este a Oeste, y al Sur está situado el
“Angosto de Villa Montes” por el cual sale el Pilcomayo sobre la planicie chaquena.

CROQUIS Nº 40
Estas serranías que dominan los llanos del Chaco cual centinelas avanzados de los Andes,
constituyen obstáculos formidables para el avance de un ejército desde la planicie chaqueña, pues el
paso de vehículos sólo es posible por algunas abras especiales debiendo el ejército invasor hacerlo a
caballo y llevando su impedimenta a lomo de bestia.
Existe un abra entre ambas serranías (“Charagua” y “Aguarague”) con una extensión de más o

238
menos 15 kilómetros, de los cuales 10 son planos, por donde pasa el camino “Boyuibe” – “Camiri”,
única por la cual puede aventurarse un ejército transportado en vehículos a motor. Basta, por
consiguiente, con establecer la defensa en la cima de los desfiladeros que dominan la quebrada para
detener o por lo menos dificultar el avance enemigo.
Y fue en tales serranías donde el Ejército boliviano, sintiéndose seguro y libre de las sorpresas
enemigas, como si estuviese en sus breñas altiplaníticas, donde pudo desarrollar recién su
acometividad guerrera: Ahora podía, desde aquellas alturas, distinguir y dominar al enemigo prepa-
rándole sus sorpresas y emboscadas.
Dislocación estratégica del Ejército Boliviano. - Ante la grave situación militar creada en el Chaco
a raíz de los desastres sufridos en “El Carmen” y “Picuiba”, había llegado la hora máxima de los
sacrificios, tal como lo pedía el nuevo Mandatario de la Nación al anunciar que el País debía
cumplir sin vacilaciones el deber que el momento imponía, de tal suerte que, al fin, se dispuso la
movilización general de todos los bolivianos hábiles con los cuales pudo ser organizado el Cuarto
Ejército, sobre la base de los anteriores, para defender no ya el Chaco, que estaba perdi do, sino la
zona petrolífera y Santa Cruz.
Mientras tanto, las tropas paraguayas habían reiniciado su ofensiva apoderándose el 4 de enero de
1935 de “Carandaití”, el día 11 de “Capirenda”, el 18 de “Santa Fe” y así sucesivamente de otros
puntos obligando al ejército boliviano a ejecutar nuevos repliegues, los que concluyeron en
definitiva cuando llegó en fecha 28 de enero a la línea “Villa Montes” - Serranías de “Aguarague” -
Serranía “Charagua” y Río Parapetí. Para defender la región del sur de “Villa Montes”, o sea la
margen derecha del Pilcomayo, desde “'San Antonio” hasta “D'Orbigny”, fue dislocada la IV División
de Infantería.
La enorme línea de defensa fue dividida en sectores: Sector Villa Montes, Sector Central y Sector
del Parapetí, en los que tomaron sus dispositivos de defensa el I y II Cuerpos de Ejército,
respectivamente. (Croquis Nº 40).
Hasta el 6 de febrero, el enemigo comenzó a tomar nuevamente contacto con las tropas bolivianas en
las serranías de "Camiri", habiendo librado la primera batalla en las alturas, de “Ñancorainza”, entre
el 7 y el 12, con resultados negativos para los atacantes.
Defensa de “Villa Montes”.- Batalla de “Higüiraru”.- 5 al 20 de Febrero de 1935.- (Croquis Nº
41).- Mientras el Comando boliviano organizaba la defensa de “Villa Montes”, el Mando paraguayo
planeaba un poderoso ataque a esta plaza, que la consideraba como un importante objetivo político-
militar.
Había dispuesto que el ataque fuese concéntrico y lento, y para ello avanzaron tres Cuerpos de
Ejército: uno por el Norte, otro por el Este y un tercero por el Sur, orillas del Pilcomayo. El del
Norte debía envolver el flanco izquierdo de los defensores, mientras los del Centro y Sur tenían la
misión de "amarrar frontalmente" a los mismos.
El 5 de febrero se desencadenó el ataque enemigo por el Norte, con la ocupación del pueblo de
“Tarairí”, en tanto que la columna del centro, después de sondear los puntos débiles de la defensa,
atacaba frontalmente en un ancho de dos kilómetros lanzando fuertes asaltos contra las posiciones
bolivianas que no permitieron la ruptura de su frente.
El día 11 continuó el centro de gravedad del ataque sobre el ala izquierda, donde los atacantes
fueron paralizados por la defensa enérgica y tenaz. Pero cinco días más tarde, en que los paraguayos
habían realizado nuevos reconocimientos de fuerza por medio de fuego de artillería y morteros
lograron romper la línea boliviana en el punto denominado “Higüiraru”, después de cincuenta
minutos de un sangriento combate y una fuerte concentración de artillería.

239
CROQUIS Nº 41
Aunque el enemigo había sido contenido en su irrupción, formándose una profunda brecha, tal
ruptura constituía un peligro para el conjunto de la defensa, y el Comando boliviano resolvió
contraatacar de inmediato.
Para ello acumuló algunas reservas y material, pero el día 20, apercibido sin duda el enemigo de
tales aprestos, inició un poderoso ataque desde el bolsón, que no tuvo ningún resultado; pues los
bolivianos contuvieron a los paraguayos en su intento de ampliar o de romper el bolsón en que
estaban posesionados.
Y así siguió el desarrollo de la batalla de “Villa Montes” en toda la extensión del campo atrincherado
con alternativas de intensidad y de calma, a distintas horas, por diferentes medios, en el día o en la
noche, siendo siempre rechazados los atacantes con pérdidas enormes en hombres y en material. De
ahí que, convencido el Comando paraguayo de la imposibilidad de apoderarse de la anhelada plaza
de “Villa Montes”, había decidido cambiar el centro de gravedad de su ofensiva desplazándola hacia
el Parapetí.
Pero antes, el 6 de marzo, se libró la batalla de “Carandaití”, punto por el cual las tropas paraguayas
trataron de abrirse paso hacia “Camiri” siguiendo la ruta del paso de “Lourdes” y “Salinas”. Los
atacantes fueron, empero, rechazados y sufrieron grandes pérdidas entre muertos y prisioneros.

240
“Villa Montes” no pudo ser conquistado a pesar de los treinta y cuatro asaltos consecutivos que
efectuaron los paraguayos; de tal suerte que aquella larga batalla, llena de intermitencias y
recrudecimientos, sólo concluyó con la firma del armisticio.
Enseñanzas y experiencias.- La lucha en “Villa Montes” se caracteriza por su tenaz defensa, en la que
se comprobó cuan decisivo es el factor terreno. Defendida su ala derecha por un obstáculo natural
como el Pilcomayo y su izquierda por las serranías de “Chimeo” y “Tarairí”, la defensa era
infranqueable. Además, a sus espaldas estaban las altas serranías del “Aguarague” desde donde la
artillería boliviana batía intensamente el campo enemigo, de tal suerte que las tropas atacantes se
veían obligadas a efectuar ataques frontales contra posiciones fuertemente fortificadas, forma en la
cual, generalmente, no se tiene éxito.
Para romper la línea, los paraguayos tuvieron que concentrar la potencia de sus armas sobre un
reducido frente, como es “Higüiraru”, donde consiguieron algún éxito, de acuerdo a los principios
tácticos; pero la oportuna intervención de las reservas bolivianas paralizaron la progresión de la
ruptura, demostrándose una vez más la importancia y la decisión que tiene el buen y oportuno
empleo de las reservas.
Defensa y caída de Charagua.- 4 al 17 de Abril de 1935.- (Croquis Nº 42).- No habiendo
conseguido su objetivo en "Villa Montes", el Comando paraguayo había decidido llevar la ofensiva
hacia el ala izquierda del dispositivo boliviano, como era el Parapetí.
Desde el 14 de marzo comenzó a atacar sobre las márgenes del citado río desde dirección “Yuqui”,
“Copére” e “Ibarenda”, contra los dispositivos defensivos del II Cuerpo de Ejército boliviano,
situados en la margen izquierda del Parapetí, desde “San Francisco” hasta “Barenda”, así como
sobre el camino “Tacunday” - "Charagua", haciendo retroceder a los defensores, debido a su
inmensa superioridad numérica.
Pero cuando arreció la ofensiva enemiga, fue a partir de los primeros días de abril, en que los
paraguayos pudieron cruzar el río y continuar empujando a los bolivianos, que trataban de oponer
fuerte resistencia en distintos puntos. Al fin, el día 12, se libró la batalla de “Copére”- “Carandaití” –
“Mosa”, favorable para el Invasor, lo que obligó a evacuar la población de "Charagua".

241
CROQUIS Nº 42
Pero fue al siguiente día (13 de abril) en que el enemigo comenzó a presionar en todo el frente del
dispositivo de la defensa, que no estaba en condiciones de oponer una fuerte resistencia, dada la
enorme extensión de su frente y la falta de reservas, lo que obligó a efectuar repliegues sucesivos para
acortar el frente de la defensa. Más, el día 15, tres fuertes columnas paraguayas iniciaron un enérgico
avance sobre “Charagua”: Una por “Copére” – “Charagua”, otra por el camino “Santa Fe”
–“Charagua”, y una tercera por “San Francisco” – “Charagua”, habiendo esta última conseguido
romper la línea boliviana en la región de “Machito”.
Ante la incontenible acción del enemigo, el Comando boliviano se vio obligado a ordenar el repliegue de
sus tropas al norte de la población de "Charagua", formando su línea defensiva sobre el camino a Santa
Cruz, a la altura de “Pitiri”. (Croquis Nº 42).
Al apoderarse de ese centro vital e importante para Bolivia, el Comando paraguayo había logrado su
objetivo: Ocupar el Parapetí, cortar el camino a Santa Cruz y dividir al ejército boliviano.
Ofensiva Boliviana.- Mientras el Mando paraguayo era dueño de la iniciativa atacando en diversos
puntos, el Comando Superior boliviano había resuelto llevar a cabo una gran maniobra estratégica de
doble envolvimiento, que consistía en cortar el camino “Boyuibe” – “Casa Alta” y romper la línea
enemiga en la “Quebrada de Cuevo”, operación que debía ser combinada con una ofensiva general,
tanto en “Villa Montes” cuanto en el Parapetí. (Croquis Nº 42).
La maniobra comenzó a ser desarrollada el 16 de abril en diversos puntos; al día siguiente era rota la
línea paraguaya al sur de la “Quebrada de Cuevo”, y las tropas bolivianas reconquistaban “La Penca”
y “Boyuibe” después de sangrienta y encarnizada batalla. El día 19 eran recapturados “Sipotindi” y
“Yohay”, de tal suerte que los paraguayos, viéndose amenazados, tuvieron que replegarse en una gran
extensión sobre “Carandaití” y las alturas de “Mandeyapecua”, punto este último que fue
reconquistado también por los bolivianos el día 21.
Hasta esa fecha la ofensiva del Ejército de Bolivia se había desarrollado admirablemente
consiguiendo el objetivo que se propuso: dividir o romper el dispositivo paraguayo. Conseguido ello,
la maniobra entró en su segunda fase, conforme a las directivas del Comando Superior, y la cual
consistía en que todas las unidades bolivianas continuasen presionando sobre el enemigo, de tal
suerte que las tropas paraguayas que habían quedado separadas al Norte fueran empujadas sobre el
Parapetí, donde el II Cuerpo boliviano se preparaba a tomar la ofensiva.
En el norte de “Carandaití”, fue cercada también la VIII División paraguaya, que se salvó de caer
íntegra debido a uno de sus desesperados contraataques; pues en su huida aún dejó encerrado un
batallón, pero éste efectuó un ataque tan potente que logró romper el cerco boliviano el día 26 de
abril, para luego retirarse en dirección “Casa Alta”, finalizando así la batalla de “Cambeití”.
Los días siguientes, fueron de limpieza y persecución a las tropas paraguayas que se retiraron sobre
el Parapetí.
Reconquista de Charagna.- 21 de Abril de 1935.- (Croquis Nº 42).- Mientras las unidades del I
Cuerpo de Ejército obtenían en el Sur los triunfos que hemos narrado muy sintéticamente, el II
Cuerpo de Ejército iniciaba su contraofensiva el día 20 de abril apoderándose del camino
“Carandaití” – “Mosa” mediante intensos combates. Pues el enemigo, al verse cortado e interceptado
sobre el citado camino, tuvo que desocupar la ciudad de "Charagua" el día 27 y continuar su r legue
en forma lenta pero sucesiva, bajo la presión de la armas bolivianas, hasta que al fin fueron
reconquistadas por éstas ambas márgenes del Parapetí después de porfiadas y sangrientas batallas.
Los paraguayos hicieron fuerte resistencia en “Santa Fe” primero y luego en “Pozo Blanco”, pero
ante la amenaza de un envolvimiento de la VII División boliviana que atacaba por el Sur, y el haber
sido casi copados por el Norte, donde tuvieron que emplear su acostumbrado sistema de
rompimiento, tuvieron que retirarse hasta “Huirapitindi”. Aquí se atrincheraron y sostuvieron
tenazmente hasta el día de la firma del armisticio.

242
Contraofensiva Paraguaya.- Mientras se gestaba en Buenos Aires las condiciones en las que
ambos contendores firmarían el armisticio o suspensión de hostilidades, los ejércitos de ambos
países trataban de ocupar la mayor extensión posible del territorio chaqueño.
Con tal fin, el Comando paraguayo había situado un Cuerpo de Ejército en “Carandaití”, y había
dislocado el resto de sus tropas para llevar a cabo un nuevo intento de ruptura del frente boliviano
que abarcaba desde “Huirapitindi” (ala izquierda), pasando por “Yohay”, “Mandeyapecua”,
“Ñancorainza” (centro), hasta “Camatindi” e “Irua” (ala derecha) frente a “Villa Montes”. (Croquis
Nº 40).
¿Cuál era el punto elegido sobre el que el Mando paraguayo debía golpear a fondo? ¿Villa Montes,
Camiri o el Parapetí?
Fue en "Mandeyapecua" donde el enemigo había reaccionado fuertemente. Desde el 5 de mayo
comenzó a atacar con una división contra los batallones bolivianos que defendían el camino a este
punto, habiendo logrado posesionarse de él. Desde aquella fecha la batalla se generalizó en todo el
frente, cuyo centro de gravedad vino a constituir la región de “Mandeyapecua” por ser éste un
punto estratégico importante.
El día 19 de mayo, los paraguayos efectuaron un último esfuerzo llevando un poderoso ataque
sobre “Mandeyapecua”, punto que lograron ocuparlo, y desde el cual obligaron a los bolivianos a
replegarse sobre “Boyuibe”, haciendo que la batalla se generalizara en todos los puntos, espe-
cialmente en la “Quebrada de Cuevo”, donde los paraguayos, efectuaron siete asaltos consecutivos
el día 25, mientras se combatía también con alguna Intensidad en la reglón de "Yohay" y de
"Yosapa".
La intensidad de la lucha fue decreciendo gradualmente en los días posteriores, ya que ambos
adversarios recurrieron a la guerra de trincheras, muy especialmente a lo largo del camino troncal
"Villa Montes" • "Santa Cruz", entre "Camatindi" y "La Penca", en una extensión de 80 kilómetros,
en tanto que el centro de gravedad de las operaciones se desplazaba a la región del "Roboré", donde
operaba el III Cuerpo de Ejército boliviano, que habia sido organizado para contener otra
amenazadora incursión paraguaya en esa reglón.
Enseñanzas y experiencias. — En el curso de la cuarta y última fase de la campaña, el Comando
boliviano había continuado con la defensiva, como no podía ser de otra manera, puesto que habia
que organizar un otro ejército (cuarto ejército) para contener la invasión enemiga a regiones vitales
del País. Pero esa defensa no fue la meramente pasiva como en las anteriores, aferrándose al terreno,
sino que el Comando pudo combinar la defensa con la maniobra ofensiva. Pues hasta entonces su
actividad se había orientado, como hemos visto, a la defensiva pasiva, exceptuando muy pocas
maniobras, debilitando el valor de las tropas y acrecentando en cambio la audacia del adversario.
Esta última fase se caracterizó, pues, por su misión defensiva y ofensiva al mismo tiempo, en
armonía con los principios de la guerra en que "el movimiento y el contraataque son las
características principales de la defensa".
Pero no hay que perder de vista que los éxitos alcanzados se debieron muy especialmente a las
condiciones favorables del terreno; pues en las acciones libradas hasta entonces, las tropas
bolivianas habían sido vencidas aparte de la iniciativa enemiga, por la naturaleza hostil y extraña de
los espinosos bosques y la uniformidad de la llanura chaqueña.
Respecto a la gran maniobra estratégica iniciada por el Ejército boliviano durante el mes de abril de
1935, ella tuvo caracteres decisivos al haber roto el dispositivo paraguayo dividiéndolo en dos
partes, y cuyo éxito repercutió en el Parapetí; pues la reconquista de Charagua, del "Izo-zog" y la
retirada enemiga del Parapetí hasta "Huirapitindi", no fue sino la consecuencia de la ruptura táctica
del frente paraguayo en "Boyuibe" y en "Mandeyapecua", lo que comprometió tanto los flancos
enemigos que habían sido originados por la ruptura, cuanto la retaguaria del advérsario en el
Parapetí.
De ahí que el Comando paraguayo, antes de ver amenazada y cortada la linea de retirada de sus

243
divisiones, prefirió abandonar la región de Charagua y las márgenes del citado Parapetí.
Combate de "Pozo del Tigre". — 4 al 1 de Junio de 935. — (Croquis No 43). — En agosto de 1934
cayó en poder del enemigo Fortín "Ingavi", a consecuencia del avance paraguayo por el lado de
Picuiba hasta el Fortín "27 de Noviembre".
"Ingavi", situado al sur de "Roboré", es un punto estratégico del que parten los caminos a "Santa Fe"
"Charagua", a "Ravelo" - "Puerto Suárez" y a "Aroma" - "Puerto Pacheco", de tal suerte que con la
ocupación de "Ingavi" hacía quedado amenazado no sólo "Roboré" sino también Santa Cruz y
Puerto Suárez.
En vista de estas consideraciones, el Comando Superior dispuso que la VI División del III Cuerpo
de Ejército iniciara las acciones demostrativas sobre "Ingavi", y que estuviese lista para iniciar una
operación destinada a recapturar dicho Fortín mediante una maniobra que le permitiera amenazar
"Aroma" o "27 de Diciembre" (ambos en poder del enemigo), según fuese el desarrollo de la
ofensiva que debía emprender el II Cuerpo de Ejército en la región del Parapetí.
El 30 de mayo, después de un combate de ocho horas, los bolivianos lograron apoderarse de "Pozo
del Tigre", situado a 9 kilómetros al norte de "Ingavi", para luego operar sobre este último punto, a
pesar de que los paraguayos, que habían sido rápidamente reforzados desde “Bahía Negra” o
“Puerto Pacheco”, asaltaron “Pozo del Tigre” al siguiente día, siendo totalmente rechazados.
La VI División estableció su defensa escalonada en profundidad ocupando con el Regimiento 14 de
Infantería “Pozo del Tigre” y situando al Regimiento 2 de caballería (a pie) a retaguardia a dos
kilómetros de distancia(croquis Nº43)

CROQUIS Nº 43

En esta situación habíase acordado poner en ejecución un curioso y extraño plan que consistía en
que el regimiento adelantado (el 14 de Infantería) se dejase envolver por el enemigo, mientras el

244
resto de la División debía ejecutar un contra-envolvimiento.
El 4 de junio el enemigo atacó violentamente desde dirección "Ingavi" y se produjo el deseado
envolvimiento paraguayo. Mas, pasaron tres días de constante batallar y no hubo tal contra
envolvimiento. El regimiento cercado comenzó a agotar sus municiones, sus víveres y agua, y
cuando no le quedaba nada de estos elementos, se vio obligado a burlar el cerco enemigo por una
angosta senda que había quedado libre hacia el Sudeste. De tal suerte que el día 6 en la tarde el
Regimiento 14 se puso en marcha rompiendo
el bosque, pero a los pocos kilómetros fue atacado por distintas direcciones y tuvo que dispersarse
perdiendo algo más de 150 prisioneros entre oficiales y tropa.
Con esta acción terminó la campaña con el Paraguay. Pues a horas 12 del día 14 de junio de 1935
cesaban los fuegos en todos los frentes, desde Villa Montes hasta Puerto Suárez, en virtud del
Protocolo que había sido suscrito en Buenos Aires en la madrugada del día 12 del citado mes.
Enseñanzas y experiencias. — Con un poco más de audacia y de resolución, bien pudo el Ejército
paraguayo dominar el Norte del Chaco hasta el "Roboré" y "Puerto Suárez", ya que el III Cuerpo de
Ejército boliviano sólo existía en cuadro, sin organización, carente de combatividad por falta de
medios y, por tanto, incapaz de oponer una seria resistencia.
En cuanto al curioso Plan, que debe ser único en la historia militar, ideada para destruir al
adversario que operaba contra "Pozo del Tigre", no fue desarrollado en su totalidad por la División,
lo que ocasionó la caída del 14 de Infantería. Cuando se traza un plan operativo cualquiera que él
sea, se lo debe hacer estudiando los medios con los que se cuenta para ejecutarlo y considerando si
es o no posible su realización, de tal suerte que una vez puesto en ejecución ya no sea posible
variarlo; se lo debe desarrollar sin vacilaciones y sin modificaciones de última hora, empleando
todos los esfuerzos y medios hasta alcanzar el éxito u objetivo anhelado.
En el caso que anotamos, el plan fue realizado a medías y faltó en el momento decisivo y grave la
colaboración y el apoyo del resto de la División. El resultado fue sacrificar estérilmente a toda una
unidad que fue destruida por el enemigo.
Conclusiones. — Hemos bosquejado a grandes rasgos la historia militar de la Campaña del Chaco
en sus cuatro fases, deduciendo de ellas algunas experiencias y enseñanzas sugeridas por nuestra
observación personal, y como conclusión podemos puntualizar, en general, las siguientes causas que
influyeron para la pérdida del Chaco.
1° — Los conductores, del País y del .Ejército, después de las campañas del Pacífico y del Acre, no
supieron aprovechar las enseñanzas que dejaron ellas, tanto en lo moral como en lo material.
Subsistieron las mismas fallas, los mismos errores e imprevisiones, así como las mismas
deficiencias y dificultades de las campañas anteriores.
Pero ya que nada se había hecho en los años inmediatos para corregir tales deficiencias, se debió
tener muy en cuenta las experiencias dejadas en la movilización de 1928; es a partir de esta fecha
que los dirigentes de la política y del Ejército debieron estudiar planes de movilización, de
organización y operativos, previendo una guerra con el Paraguay, país con el que se delineaba
claramente el estallido de un conflicto bélico inmediato.
Civiles y militares se dedicaron a la politiquería, a las revoluciones, mientras el Ejército carecía de
una organización eficiente que le permitiese desarrollar en el momento dado toda su potencialidad
combativa.
2º — Una vez estallada la guerra, hemos visto que la movilización se realizó en forma desarticulada,
sin criterio militar y sin plan, para luego paralizarla en momentos apremiantes, supeditando las
conveniencias de política interna e internacional a las de orden militar.
3º — La concentración fue Igualmente desastrosa, en realidad no la hubo, y con tal error se faltó a
uno de los fundamentales principios de la guerra, cuyos enunciados son:
a) Reunir todas las fuerzas que se tienen a disposición y emplearlas hasta su límite máximo de
resistencia.

245
b) Concentrar los propios medios de acción en la zona en que debe tener lugar el choque decisivo.
c) No perder nunca tiempo.
d) Aprovechar los primeros éxitos con la mayor energía.
Al iniciarse la campaña del Chaco, habíamos tomado la iniciativa obteniendo los primeros éxitos,
que no los supimos aprovechar.
4° — Ya hemos analizado el estado de desorganización en el que se inició la campaña en lo que se
refiere al servicio de logística (transportes, abastecimientos, etapas, etc.), cuyas consecuencias
confirmaron ésta sentencia de un escritor militar: "Desdichado del país que descuida su preparación
para la guerra, olvidando que la guerra tiene sus exigencias y sus necesidades"
Y tal fue la imprevisión en la campaña chaqueña, que ni siquiera se había construido un pequeño
puente sobre el Pilcomayo. Miles de miles de soldados y de material motorizado tuvieron que
utilizar en el Angosto de Villa Montes", durante la guerra, una frágil embarcación (Chalana) movida
a motor, con pérdida de tiempo y de muchas vidas. Si al enemigo, cuando llegó frente a "Villa
Montes", se le hubiese ocurrido destruir la chalana, el Ejército boliviano se habría visto totalmente
aislado y cortado de su principal base de operaciones.
5º — Desde el comienzo y durante la campaña, con pocas excepciones, el Comando se había
orientado siempre en el sentido de la estrategia defensiva, olvidando que "la garantía para el éxito de
una empresa bélica radica en la buena combinación del principio de la iniciativa".
A este respecto, dice la Táctica: "Para vencer hay que destruir al enemigo, es decir aniquilarlo. La
voluntad de destrucción debe inspirar al Jefe que combina, al soldado que ejecuta, al ingeniero que
trabaja. La magnitud de la victoria se mide por la cantidad de fuerzas adversarias destruidas o
capturadas, por la extensión del terreno conquistado y por la importancia de los recursos y
comunicaciones tomadas".
Tales condiciones se las consigue no con la defensiva pasiva, sino con la estrategia operativa, la
ofensiva, la maniobra y la guerra de movimiento.
6º — Las raíces principales para la pérdida del Chaco, radica también en los siguientes puntos;
a) La insuficiencia de preparación para la guerra.
b) La falsa confianza en la defensiva y, por lo mismo, en una estrategia absolutamente pasiva. La
defensa se justificó únicamente en el "Kilómetro Siete" y en "Villa Montes", donde el ejército en
campaña pudo ganar tiempo para reorganizarse.
c) Desconcierto de los Comandos arte la superioridad estratégica empleada por el Paraguay, así
como ante la presencia de un ejército superior en número y armado poderosamente con armas
desconocidas hasta entonces, como el mortero, y enormemente municionado.
d) Haber considerado al Ejército boliviano muy superior al paraguayo en su combatividad y en su
potencia guerrera.
e) Influencia absorbente del poder político en la dirección de la guerra.
A este respecto, dice un escritor militar: "La autoridad militar, y su función en la dirección de la
guerra, no puede de manera alguna estar supeditada por el poder político. Cuando esto ocurre el
desastre está a la vista.
La guerra como todas las cosas tiene sus leyes, sus principios. Vulnerar esas leyes y tales principios,
es sacar el carril del riel".
f) La dispersión o fraccionamiento de los planes en la conducción. Durante la campaña del Chaco
eran discutidos olvidando que el mando debe ser único y debe residir en su totalidad en el
Comandante del Ejército
g) Un General en Jefe ha de actuar como supremo director, y sus concepciones estratégicas no
pueden ser discutidas ni estar sujetadas a la censura del poder civil.
El país en guerra debe tener suficiente confianza en el Mando Militar. Mientras no se deje obrar con
independencia al Comandante en Jefe, mientras lo político no prescinda de la intromisión, las crisis
de la guerra siempre serán desastrosas, como nos lo enseña la historia.

246
Los sucesos que van realizándose en Europa, mientras escribimos estas líneas (1940), están
demostrando que la razón está de parte de lo que decimos. Francia, confiada en su línea Maginot, se
redujo a la estrategia defensiva aconsejada por los políticos, contra la opinión de varios de sus
generales. En cambio, el Alto Comando Alemán se va caracterizando porque nadie más que él,
estudia y dirige las operaciones. En el lado alemán hay unidad de doctrina y unidad de criterio. Hay
una sola voluntad que manda.
Por el lado francés, la guerra se ha planeado, estudiado y discutido fuera de la tienda de campaña de
su cuartel General. Ninguna iniciativa se ha podido llevar a la práctica sin que previamente fuera
discutida por los políticos aliados, y en estas condiciones tenia que reñir fatalmente la derrota.
Francia se ha visto vejada y humillada en su gran orgullo de nación militar.
Este ejemplo y nuestra campaña del Chaco, confirman que cuando un pueblo descuida su defensa en
tiempo de paz, está condenado a sucumbir irremediablemente.
h) Al constante espionaje, del lado paraguayo. Desde La Paz hasta "Muñoz", en los caminos, líneas
férreas, oficinas y comandos, los agentes paraguayos habíanse ubicado disimuladamente
transmitiendo cuanto detalle le será necesario. Especialmente durante el año 1933, el espionaje
enemigo fue fatal para Solivia al haber sido incrustados en el ejército elementos extranjeros sin
ninguna garantía. Esta dura experiencia ojalá sea tomada en cuenta para el futuro.
Seamos previsores, aprendamos las lecciones recibidas en el Chaco antes de que alguno de
nuestros vecinos, invocando la necesidad del "espacio vital", nos sorprenda con sus armas y nos
arrebate otro girón de la Patria.

247
CAPÍTULO XII

RESUMEN ANALÍTICO

Desde que los patriotas altoperuanos empuñaron las armas para abatir la pesada opresión del poderío
español, el Alto Perú se convirtió en un vasto campo de batalla durante 16 años, o sea desde 1809
hasta 1825.
El objetivo principal a cuya consecución convergieron todos los esfuerzos, los sacrificios y la sangre
derramada en tan inmenso escenario, no era otro que conseguir la destrucción de los poderosos
ejércitos del Rey de España para luego proclamar la libertad.
Y ese objetivo fue alcanzado ampliamente merced a la decisión con la que obraron los dirigentes o
caudillos que, sin reparar en la inferioridad numérica de sus huestes, en la pésima calidad de sus
armas y en su deficiente organización, supieron maniobrar adoptando un único plan
independientemente en distintos teatros y regiones, unidos espiritualmente por un ideal y anhelando
tan sólo la independencia de la Patria.
De tal suerte que, podemos afirmar que la emancipación del Alto Perú no fue obra exclusiva de los
ejércitos libertadores o auxiliares, ella se debió en gran parte a las acciones guerreras de los
Altoperuanos que supieron distraer estratégicamente y restar fuerzas a los peninsulares facilitando
así las operaciones de los ejércitos colombianos y argentinos en otros frentes o teatros de guerra.
Empero, así como el Alto Perú fue el primero en lanzar el grito de redención libertario al empuñar
las armas en 1809, fue el último en llegar a su objetivo, es decir, en constituirse en nación
independiente al abatir en Tumusla (abril de 1825) a los últimos restos que aún comandaba el
general realista Olañeta en Potosí, en tanto que sus hermanas Colombia, Perú, Chile y la Argentina,
habían ya organizándose en repúblicas.
Con todo, las campañas de la Independencia en el Alto Perú no fueron estériles; debido a ellas nació
Bolivia alumbrada por el brillo de las espadas que blandieron Murillo, Lanza, Padilla, Carnes. Arce,
Méndez, Bolívar y Sucre, así surgió una nueva Patria en el corazón de la América con 2:343.769
kilómetros cuadrados de territorio, y cuya enseña, ostentando los colores del iris, comenzó a flamear
desde 1825 en las cumbres del Potosí y del Illimani hasta las márgenes del Madera, del Paraguay,
del Bermejo y del Pacífico.
Empero, fundada la República, pronto se vio Invadida por tropas peruanas. Su diminuto ejército, que
aún no estaba bien organizado, era impotente para repeler la invasión. Pero el Invasor tuvo que
desocupar el territorio en vista de su conflicto con Nueva Granada o Colombia.
Siete años más tarde, en 1835, el ejército boliviano era solicitado para intervenir en la pacificación
del Perú y sobrevinieron las Campañas de la Confederación.
Los estandartes bolivianos tremolaron victoriosamente en las batallas de Yanacocha, Socabaya y
Montenegro, haciendo que el nombre de Bolivia fuera pronunciado con respeto en la América al
abatir a los ejércitos coligados del Perú, Chile y la Argentina, debido a la pujanza de sus hijos hasta
que al fin sucumbió vencido por su misma gloria en Yungay.
¿Y cuáles las ventajas o frutos cosechados por Bolivia? Ninguno. Fue únicamente un alarde
romántico de heroísmo.
En 1841 nuevamente el ejército del Perú realiza una segunda invasión a Bolivia. Se inicia la
campaña de Ingavi y en cuarenta días es derrotado el invasor. Ballivián, a la cabeza de sus valientes
tropas, ocupa el sur del Perú, y luego firma la paz en Puno.
En esta vez tampoco el triunfo de sus armas tuvo ventajas positivas para Bolivia. Es el primero y
único caso en toda la historia que el vencedor hubiese renunciado a la conquista.
Con esta campaña se cierra el Periodo Heroico de Bolivia.
Sobreviene un tiempo de calma como precursor de la tempestad. En 1879 vuelven a respirarse aires
de guerra, otra vez el clarín guerrero llama a los bolivianos para defender a la Patria amenazada:

248
Huestes chilenas invaden las costas bolivianas del Pacífico. La campaña se hace cruenta. Con
alternativas de derrotas y de victorias, los defensores luchan victoriosamente en Tarapacá y en
Tambillos, pero sobrevienen las adversidades de la derrota en Calama, San Francisco y Tacna.
Y aunque los hijos de Bolivia: blancos, mestizos, aymarás y quechuas, se inmolaron heroicamente,
no pudieron, empero, detener al invasor; y fue consumada la mutilación no sólo de 120,000
kilómetros cuadrados, sino de lo más caro y valioso que tiene una nación: su acceso al mar.
Pasaron después los años, casi un cuarto de siglo; nuevamente los hijos de Bolivia tuvieron que
empuñar el arma para defender sus milenarias selvas del Acre de la rapacidad encubierta que, con el
nombre de revolución separatista, consumara el Brasil apoderándose de las reglones más
septentrionales de Bolivia.
Guerra mucho más cruenta, penosa y llena de sacrificios que las anteriores debido a la enorme
distancia y a la falta de vías de comunicación. Y aunque en esa lucha desigual, con enemigos cinco
veces superiores, surgieron en el panorama histórico de la Patria las glorias de Riosinho, Amapá,
Bagé, Bahía, Puerto Acre, Vuelta de Empresa y Puerto Rico, junto a los nombres de Montes, Pando,
Rojas, Canseco, Muñoz, Romero, Paredes y cien más, nada pudo evitar la nueva mutilación de
191,000 kilómetros cuadrados de territorio y el franco acceso al Amazonas.
En 1910 el capitán Echeverría se inmola gloriosamente con un puñado de soldados anónimos en las
márgenes del Manuripe por defender otro pedazo del territorio patrio, cuyo epílogo fue la entrega al
Perú de 250,000 kilómetros cuadrados de las selvas del Yavari, Madre de Dios, Tambopata y
Manuripe
Veintidós años más tarde, en 1932, el soldado boliviano tuvo que descender de sus altas mesetas
andinas y de sus valles, recorriendo dos mil kilómetros de distancia, para ir a defender su heredad
territorial en las polvorientas selvas del Chaco.
Vencido unas veces, vencedor otras, en una sangrienta guerra de tres años, libra las batallas de
Boquerón, Kilómetro Siete, Toledo, Nanawa, Villa Montes y el Parapetí, y aparece en el cielo de la
Patria nueva constelación de héroes junto a millares de soldados anónimos que se inmolaron
cumpliendo el testamento de Sucre, prefiriendo la muerte por conservar la integridad nacional.
Pero la sangre de estos héroes no pudo fructificar, y Bolivia perdió 215,546 kilómetros cuadrados de
las llanuras chaqueñas privándole de su salida al Río Paraguay.
En suma, ningún país de Sudamérica derramó tan pródigamente la sangre de sus hijos como Bolivia
por defender su integridad, y ninguna nación americana vio reducida su heredad territorial a
menos de la mitad como nuestra infortunada Patria; pues hasta la techa ha perdido 1:247,284
kilómetros cuadrados de su territorio.
Copiamos ahora el siguiente resumen numérico de esas pérdidas a consecuencia de guerras
desgraciadas: (Ver croquis Nº 44).
El Litoral cedido a Chile ....................120,000 K2
El Acre cedido al Brasil ......................191,000 K2
El Chaco cedido al Paraguay…….......215.546 K2
Con respecto a las pérdidas territoriales en virtud de tratados diplomáticos, tenemos las cifras
siguientes:
Zona del Madera cedida al Brasil ....................................................... 251,000 K2
Zona del Matogroso cedida al Brasil..................................................... 49,000 K2
Zonas del Yavari, Manuripe y Madre de Dios cedidas al Perú ... ... ….250,000 K2
Zonas de la Punta de Atacama cedidas a la Argentina ... ... ... ... ... ..... 30.000 K2
Zonas de La Quiaca y Toldos cedidasa la Argentina ... ... ... ... ... ... ,.... 10,738 K2
Zona del Chaco Central cedida a la Argentina ... ... ... ... ... ... ... ... ... . 130.000 K2
BALANCE:
Superficie anterior de Bolivia: ...........................................2:343,769 K2
Territorios perdidos por derrotas militares .... .... 526,546 K2

249
Territorios cedidos por derrotas diplomáticas .., 720,738 K2
Superficie actual de Bolivia 1:096,485 K2
Total; 2:343,769 = 2:343,769 K 2
Dolorosas son las cifras confrontadas anteriormente, pero ante los hechos consumados no queda otra
cosa a las generaciones venideras que hacer profesión de patriotismo, pero de un patriotismo intenso
y sincero, para conservar el resto del patrimonio que nos legaron los fundadores de la República.
Es tiempo ya de revisar el pasado, de corregir los errores de más de un siglo y de hacer acción
efectiva para encauzar la reconstrucción nacional, sin ese patrioterismo callejero qué a nada
conduce. Es preciso trabajar intensamente en sentido de poder reeditar las glorias que otrora dieran
brillo a nuestras armas en los tiempos heroicos de Bolivia.
Y si las generaciones del futuro no reaccionan y continúan dejándose arrastrar por la vorágine
del materialismo que va matando todas las virtudes cívicas de la juventud, entonces la Patria
será nuevamente presa fácil de la codicia y su desaparición quedará decretada
irremisiblemente.

CROQUIS Nº 44
ANEXO

250
RESTAURACIÓN Y GUERRILLAS
(Resumen del libro "Soldados de Siempre")
Gral. Brig. Luis Fernando Sánchez Guzmán
El fenómeno de la Revolución Nacional fue el resultado directo de la Guerra del Chaco, y en su
gestación y realizaciones tuvieron activa participación los miembros del Ejército. Después de 17
años de preámbulo, en el cual los gobiernos de-David Toro (1936-1937), Germán Busch (1937-
1939), Gualberto Villarroel (1943-1946), y Froilán Calleja en la Guerra Civil de 1949, habían
trazado el sendero; la eclosión final se dio en 1952.Irónicamente, por circunstancias derivadas de
este último levantamiento que había sido pensado y planificado por militares; el Ejército acabó
siendo la principal víctima del proceso que había iniciado. Empero, poco a poco y merced a sus
enormes reservas morales, fue retomando su lugar en el contexto institucional del país. Los años
1956 y 1962 fueron claves en el devenir institucional, porque nacieron la Fuerza Aérea y la Fuerza
Fluvial y Lacustre, que hoy conforman las FF.AA. de la Nación. Finalmente, agotado el proceso
revolucionario a fines de 1964; Bolivia y sus instituciones, se encausaban internamente por otros
derroteros de índole democrática, cuando les cupo atravesar por una de sus más trágicas vicisitudes.
Hacia mediados de los años 60 la situación internacional se tomaba muy borrosa, considerando que
de la Segunda Guerra Mundial habían surgido dos superpotencias: la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS) y los Estados Unidos de América (EÜA), ambas con sus aliados. La
confrontación entre ellas se denominó Guerra Fría que tuvo como una de sus características el
patrocinio, por parte de los comunistas, de movimientos irregulares armados en los países del Tercer
Mundo, intentando imponer en ellos la dictadura del proletariado.
Cuba había caído bajo un régimen dictatorial marxista en 1959 y, una vez consolidada y asegurada
su revolución mediante el fracaso reaccionario en Bahía de Cochinos y la crisis de los misiles de
octubre de 1962; empezó a dedicarse a exportar la revolución marxista en el mundo. La posición
central de Bolivia en Sudamérica y su situación socioeconómica, hacían de nuestro país un objetivo
lógico y aparentemente fácil de obtener a corto plazo.
Hacia mediados de noviembre se alojaba en el hotel "La Paz" una bonita dama argentina que se
registró bajo el nombre de Laura Gutiérrez Bauer (nombre verdadero: Támara Bunker Bidé).
Especialmente entrenada en Alemania Oriental para establecerse en Bolivia, por órdenes directas del
Ministro Ernesto "Che "Guevara, su misión era establecer los cimientos de una futura plataforma
de expansión revolucionaria (no sabía ella, aun de que se trataba exactamente), para lo que tendría
primero buscar la manera de radicar de modo permanente en la sede, del gobierno. Su prioridad
sería, pues, relacionarse; mejor si era con personalidades políticas...
Reorganización institucional
Al hacerse cargo del gobierno merced a la revolución del 4 de Noviembre de 1964, el Gral.
Barrientos ratificó a Ovando como Comandante en Jefe de las FF.AA. quienes con todo y sus
diferencias, no tuvieron en los primeros tiempos de la restauración, discrepancias que evidencien
esta dicotomía en el pensar de ambos militares. Se abocaron a solucionar algunos asuntos
institucionales de urgencia. El 19 de diciembre se reincorporó a la totalidad de oficiales y cadetes
dados de baja por el gobierno del MNR, reconociéndoseles el grado inmediato superior; fueron 176
jefes y oficiales, más 350 cadetes, los beneficiados con la justiciera medida, de los cuales 50
permanecieron en la institución, continuando con la carrera.
Siendo enorme -y desconocido- el número de armas en poder de civiles y organismos paramilitares,
como consecuencia de los saqueos y entregas arbitrarias ocurridos en el período 1946-1964; el
nuevo gobierno puso en ejecución la "Operación Desarme" a los pocos días del triunfo de la
revolución, en la cual se pudo recuperar un número importante de armamento, pero de ninguna
manera mayoritario. Por esa causa se dispuso la intervención militar de la Policía el 4 de enero de
1965, la cual se realizó sin violencia, pero no sin resistencia por parte de muchos de sus miembros,
especialmente entre sus jefes. Otro gran problema había sido el tratamiento salarial al personal

251
profesional dé las FF.AA. Para remediarlo se dispuso el incremento del 70% en los haberes de jefes,
oficiales, clases y empleados civiles del ramo de Defensa. También se dispuso la reorganización de
las FF.AA, incrementando sus efectivos y ampliando la participación ciudadana mediante la Ley del
Servicio Nacional de Defensa que, aparte de limitar el Servicio Militar Obligatorio a sólo un año;
dispuso el Servicio Premilitar para estudiantes (tercer período).
Ante las primeras sublevaciones mineras la respuesta del gobierno fue contundente: mediante
llamado, se movilizó la categoría de 1964 juntando 5.000 hombres para controlar los disturbios que
se extendieron a todas las minas nacionalizadas.
Para asegurar el apoyo militar. Barrientos decidió compartir con Ovando el poder en calidad de
Copresidente, diarquía política única en nuestra historia republicana.
Bolivia es seleccionada
Por esos mismos días en La Habana, Ernesto "Che" Guevara a quien se suponía muerto o en el
África a donde se había dirigido a fines de 1964 pensando en revolucionar el continente negro; había
retornado subrepticiamente a Cuba. Luego de juntarse a 17 voluntarios expertos en guerrillas,
tuvieron una reunión con el Ministro de Ejército Raúl Castro; después de la cual se acuartelaron para
seguir un trimestre de entrenamiento riguroso, sin visitas ni conocimiento de nadie exceptuando al
mencionado ministro y Fidel, su hermano. Quería guardarse el secreto absoluto sobre la gran
aventura que sobrevendría.
En La Paz, la entrega de las insignias del mando a los vencedores de las elecciones, el 6 de agosto
de 1966, se realizó sin mayores complicaciones y siguiendo el ceremonial de estilo para esas
solemnes ocasiones. La parada militar del día siguiente en el viejo Stadium "Hernando Siles", ante
el flamante presidente constitucional, se llevó a cabo de manera brillante. La novedad desfiles de
los premilitares con uniforme verde y boina totalidad de las unidades mostraban su armamento y e
estilo americano. En la tribuna oficial, la hermosa y cautivante Laura Gutiérrez Bauer, ahora "de
Martínez" sonreía y departía coqueteando con todo nueva autoridad que pudiese ser de utilidad en
tiempos de relevo presidencial. Después de casarse había hecho "becar" a su marido a Hungría para
tener las manos -y alcoba- libres de interferencias. Cada cierto tiempo a viajes al interior y exterior,
orientados a asuntos turísticos. Merced a sus encantos había conseguido -o fabricado- toda la
documentación necesaria para ella y los personajes que, esporádicamente aparecían en el país;
empero comenzaba a pensar algo importante se preparaba, porque había colaborado a Roberto
Peredo en la compra de una enorme propiedad en la provincia Cordillera de Santa Cruz.
Últimamente le habían pedido preparar documentos y certificaciones para un uruguayo, al parecer,
muy importante.
El "Che", con pasaporte uruguayo, ingresó a Bolivia el 4 de noviembre de 1966 dirigiéndose de
inmediato al Chaco, donde lo esperaban algunos de sus hombres en un Campamento Central con
quienes esperarían
Al resto de los cubanos y la incorporación de voluntarios bolivianos y de otras nacionalidades".
Preparativos en Ñancahuazú El intenso tráfico de personas entre la Casa de Calamina, que había
sido construida por "Loro" (Jorge Vásquez Viaña), y el campamento central, provoco algo
impensado por los planificadores que fuesen confundidos con narcotraficantes por su vecino
Algarañaz, dueño de la hacienda vecina: "El Pincal” y sus peones. Desde octubre vino insinuándose
aquel para que le hicieran "partícipe del negocio", con la obvia negativa de sus interlocutores. Para
el año nuevo, el "Che" que había adoptado el codinome de "Ramón", se entrevistó con Mario
Monje, jefe del PCB de la línea moscovita, el cual le reclamó el liderazgo político y militar del
movimiento arguyendo que de lo contrario la guerrilla no tendría apoyo popular. "Ramón" se negó y
Monje acabó desahuciando el apoyo de su partido a la guerrilla. Después de otras tentativas de
Algarañaz, el 19 de enero llegó a la Casa de Calamina un policía, el Tte. Fernández,
policía de la Dirección de Investigación Provincial (DIP), quien pidió -también- participar en el
"negocio", ofreciendo a cambio protección policial.

252
Arribada la mayoría del contingente esperado consideró "Ramón" que era hora de probar a los
futuros combatientes, además de reconocer en profundidad el terreno en el que se desarrollarían las
acciones. Salió así la columna en su primer -y único- recorrido de instrucción el 1 de febrero, con
una duración prevista de 30 días. Dos bolivianos muertos (ahogados) y 45 días después, recién se les
volvería a ver en el Campamento Central. Hacia mediados de febrero llegó Tania al campamento
acompañada por tres visitantes: Regís Debray, intelectual francés; Ciro Bustos, activista argentino; y,
Andrew Roth, periodista inglés. Ese 5 de marzo empleados de YPFB avistaron y hasta
llegaron a conversar con "Loro" en Tatarenda, dando parte de inmediato a la gerencia. Informado de
ello en La Paz, el Cnl. Patino Ayoroa, gerente general de YPFB. Telefoneó a Barrientos el día 8
comunicándole lo acontecido. Siguiendo órdenes del Presidente, Ayoroa tuvo que viajar -ese mismo
día- a Camiri en el avión de la empresa, empleando luego dicha aeronave para un reconocimiento
aéreo, en el cual se avistó nuevamente a la columna guerrillera que retornaba de su periodo de
instrucción. Con tanto abundamiento de informaciones, era ya un hecho evidente: había un grupo
guerrillero en Bolivia y se pensó ingenuamente- que su objetivo se limitaría a misiones de
terrorismo y sabotaje.
Al día siguiente de la llegada de Ayoroa el Comando de la 4 a Div, puso en ejecución el Plan
"Sararenda", con miras a controlar los oleoductos e instalaciones de YPFB. Posteriormente se
sumaron las declaraciones de los dos sujetos capturados el 13 de marzo, los primeros desertores de
la guerrilla: "Daniel" (Pastor Barrera) y "Orlando" (Vicente Recabado). Sin presión alguna y al
primer requerimiento, los desertores lo contaron todo y a todos los que quisieron escucharles.
Ocurría esto cuando la columna guerrillera estaba llegando de su excursión.
A su retorno del viaje de 45 días la columna se había dividido en dos; arribando la vanguardia al
Campamento Central el 13 de marzo, mientras el "Che" con el resto, hacían lo propio cinco días
después. La sorpresa del "Ramón" fue grande cuando, junto a las "visitas", encontró a Tania en el
campamento, incumpliendo sus órdenes ya que él quería a toda costa evitar "quemarla", por la
importancia del trabajo de ella en La Paz. Prácticamente, el apoyo político y popular a la guerrilla
dependía de esa mujer y se encontraba en un lugar en el que -por ningún motivo- debía estar.
Lastimosamente para él y la guerrilla era ya tarde; el movimiento estaba destinado a comenzar
-anticipadamente- sus operaciones, careciendo de una estructura de apoyo en las ciudades, puesto
que Loyola Guzmán y otros que quedaron afuera se mostrarían incapaces de hacerlo.
Poco después habíase tenido un choque con los guerrilleros en la Casa de Calamina. Una patrulla
comandada por el TcnL Alberto Libera Cortéz fue resistida a bala por el "Loro" que mató a un
soldado para luego darse a la fuga, cayendo luego preso el guerrillero "Salustio" (Salustiano
Choque); otro que cantó todo, voluntaria y entusiastamente...
Inicio de la campaña
El 16 de marzo arribaron a la pista de Chorety tres aviones de la FAB, transportando a una
Compañía del CITE con los cuales, sumándolos a los magros efectivos instruidos de la División, se
montarían las operaciones subsiguientes. La nueva Orden de Operaciones del Comando de la 4º
Div.,se emitió el día 21 a las 15:00, organizando tres grupos de combate, denominados: 'Pineal",
"Lagunillas" y 'Taperillas", de acuerdo a los lugares donde actuarían. Al comandante del primero de
ellos se le asignó la siguiente misión: "Marchará con su grupo 30 Km. Norte río Ñancahuazú,
prosiguiendo dirección Oeste y Sud hasta alcanzar alturas serranía Incahuasi y tomar contacto con
fuerzas guerrilleras"
Dos días después, el 23 de marzo, el Grupo "Pincal" comandado por el My Hernán Plata,
prácticamente un civil porque había sido reincorporado al Ejército el año anterior; cayó en una
emboscada montada por los guerrilleros. El lugar era muy favorable para los tiradores guevaristas,
todos con excelente puntería y muy bien posicionados. Murió en la acción, combatiendo, el Sbtte.
Rubén Amézaga Faure. Antes habían caído el guía Epifanio Vargas que marchaba adelante y cinco
soldados. El resto, incluyendo a Plata; fueron hechos prisioneros para ser liberados después de ser

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interrogados y aleccionados por los "barbudos" (como empezaría a llamárseles) para unirse al
movimiento guerrillero, sin obtener éxito.
La noticia, que a esas alturas era ya "secreto a voces" en Camiri, se extendió -esta vez- como
reguero de pólvora por todo el país y el extranjero. La pregunta que todos se hacían era: "¿Quién
está al mando de los guerrilleros?"
Aprendiendo entre reveses
Tal y como previo el "Che" la reacción del Ejército fue inmediata y tácticamente repetitiva en sus
modalidades, haciéndola previsible y, por tanto, vulnerable en grado sumo. Había sido planeada a
fines de marzo pero ordenada el 7 de abril; la demora se debió a factores logísticos. Para sortear esa
amenaza con éxito, "Ramón" ordenó el abandono del Campamento Central debiendo enterrarse en
cuevas aledañas lodo lo sobrante: armas capturadas, libros, vestuario y medicinas, incluyendo sus
medicamentos contra el asma. Error fatal, del cual no tardó en arrepentirse. Luego se dirigieron al
norte sobre el mismo curso del río, donde prepararon sus emboscadas y esperaron.
El 10 de abril una patrulla de combate que se había adentrado por el no Ñancahuazü buscando a los
insurgentes fue atacada antes de llegar a la desembocadura del Iripití, con las bajas lamentables del
Tte. Luis Saavedra Arambel y 4 soldados muertos, mientras otros 7 resultaron prisioneros. Esta vez
las víctimas no cayeron en grupo sino combatiendo, aunque tan sólo haya sido parapetándose y
disparando sus armas al follaje. Los de la retaguardia se replegaron rápidamente para dar parte de
inmediato al My. Rubén Sánchez Valdivia quien decidió dirigirse en persona, con el resto dé la
Compañía "A", 54 hombres, para vengar a Saavedra y rescatar a los prisioneros. No sabía que los
barbudos habían previsto esa reacción y –en consecuencia- montado otra emboscada mucho más
poderosa, un kilómetro al sur de la primera, en la dirección prevista de aproximación de las fuerzas
regulares. El resultado fue otro combate desigual, en el que los experimentados y expertos tiradores
de "Ramón" hicieron tiro al blanco contra los soldados que, agazapados entre las piedras disparaban
a la selva, sin poder ver a su contrincante. Las bajas en este nuevo encuentro
Fueron de un oficial, el Tte. Jorge Ayala, el Sof. Raúl Cornejo y 5 soldados haciendo un total de 11
muertos en toda la jornada los guerrilleros tuvieron una baja muy importante: “Rubio” (Jesús Suárez
Gayol), ex viceministro de azúcar y comandante /prefecto) de una provincia cubana. El My. Rubén
Sánchez, fue hecho prisionero por los guerrilleros y liberado después de los procedimientos de rigor,
entre los que se excluía la violencia o el mal trato; es evidente que el “che” quería hacer buena la
letra – al menos de inicio – y proyectar una imagen benévola, a la inversa de lo que había hecho en
cuba.
Los reveces iniciales fueron muy fuertes y de gran trascendencia en la moral combativa de la tropa.
Estaba claro que la eficiencia operativa de la otrora “Brava” 4ª Div. , de tantas gloriasen la guerra
del Chaco, estaba en su mas bajo nivel. No solo en lo referente a la instrucción y equipamiento de
los soldados, sino también a la preparación de su Estado Mayor, que es el cerebro de toda operación.
A mas de eso la penuria en transporte y comunicaciones hacia muy dificultoso el comando y control
de las patrullas, en operaciones permanente móviles por otra parte, tampoco podía dejarse Camiri
sin Comando puesto que ahí están ala prensa y los organismos administrativos y políticos, era un
verdadero dilema.
A los pocos días de seguir la emergencia se doto a las tropas con uniforme chuflado, una verdadera
novedad para nuestro ejercito en la época; era de colores tan “especiales” que resaltaba las siluetas
dentro del follaje verde, en vez de mimetizarla s. Había también una falta casi total de equipos de
comunicaciones tácticas, medios de transporte y armamento automático. Todo eran necesidades.
Solo dos cosas se daban en abundancia: moral de lucha y espíritu de sacrificio en la oficialidad.
Entre las medidas mas positivas adoptadas en esos Díaz críticos debe destacarse al aislamiento
completo de la legión, al declara la zona militar. En realidad se trataba de un doble cerco, debido a
otro aspecto, no planificado: inexistencia de medicinas para el asma en todas las farmacias de
Camiri, Ipati, Gutiérrez, Abopó, Muyupampa, Lagunillas, Monteagudo, Samaipata, Charagua,

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Mataral, y Mairana; una verdad y genuino aislamiento farmacológico contra el más célebre enfermo
de asma del siglo XX.
Cambian las modalidades del Comando
Conciente de las falencias en el funcionamiento del Estado Mayor Divisionario, el Comando del
Ejército dispuso que el Cnl. Heliodoro Sánchez Gironda se haga cargo de la Jefatura de Estado
Mayor de la 4ª Div. Como primera medida, quizá la mas importante de nivel estratégico operacional
tomada en esa fase de la campaña; Sánchez traslado su EM. A lagunillas, como puesto de Comando
Adelantado (PCA) para tener una mejor vivencia y apreciación de los acontecimientos; quedando
Cnl. Rocha en Camiri para procurar los recursos lógicos, lidiar con la prensa y mantener el contacto
con el mando y el gobierno.
Teóricamente el Comando continuaba firmando la documentación; pero en la práctica, las decisiones
tácticas se tomarían en lagunillas. En cuanto al estado Mayor Divisionario éste, después de algunas
reestructuraciones fue reforzado con brillante jefes del Ejercito, quedando constituido al: Tcnl.
Humberto Cayoja Riart, J-I Tcnl. Hugo Echevarria Tardio, J-2; Tcnl. Víctor Castillo Suárez, J-3 y
Tcnl. Alberto Libera Cortés, J-$ su labor seria ardua en extrema, habida cuenta de las graves
falencias materiales y de personal con que se encontraba la División. Peor acontecía en lo referencia
al entrenamiento y doctrina de empleo. Abundan los ejemplos que demuestran la falta de
preparación castrense de esas épocas, para enfrentar operaciones de contraguerrilla poco a poco se
irían superando las deficiencias.
Después Iripiti “Ramón decidió sacar cuanto antes a sus visitas de la zona ya que la situación se
agravaría mucho en los días por venir y no quería llevar carga con él, además de ser vital el trabajo
de ello, en el exterior con esa intención abandonaron sus campamentos para dirigirse hacia el sur,
hacia Muyupampa, donde no se le esperaban los militares. Al pasar por Bella Vista ordeno a
“Joaquín” que estaba al mando de la retaguardia, quedarse en el lugar y esperar con lo retrasado, su
retorno, se separaron así en dos grupos, a causa de Tania no podía seguir el trajín de los demás, sus
años de high life en La Paz le habían arruinado el estado físico. Con ella se quedaron también los
miembros de la resaca”, como les denominaban despectivamente sus “compañeros”. Eran los
peones del “Che”, Bolivianos todos, despreciados por él y los otros cubanos pocos fraternos con sus
camarada de clase humilde.
Nunca mas se encontrara rían ambos grupos. El 19 de abril una patrullara guerrillera ingreso a
Muyupampa con el pretexto de reunir víveres y aliviar a la gente; en el ínterin dejaron a los
“visitantes” en el poblado para después retirarse nuevamente con dirección al norte No sabían que,
pisándoles los talones ,estaba el Tte. Néstor Ruiz, quien había organizado un equipo especial de
“caza guerrilleros” ocho personas en total, constituyéndose en una suerte de “guerrilleros de los
guerrilleros”, emulando las hazañas de su famoso antecesor, el My. Eulogio Ruiz Paz, temerario
satinador durante la Guerra del Chaco.
No pasaron muchas horas antes que los radios del país comunicaran al mundo la noticia: en el
poblado de Muyupampa había caído presos tres extranjeros: Regis Debray, Ciro Bustos y Andrew
Roth, lo cual era una prueba mas de la intromisión marxista extranjera, en Bolivia. Multitudinarias
manifestaciones se dieron en varias capitales incluyendo Camiri, donde la población llego a pedir
“la cabeza de los tres gringos “ la oportuna actuación de la Policía Militar, reforzada con tropas de
Chorety, evito que se llegue a excesos curiosamente con el tiempo – la fantasía de los cronistas de
toda laya, que pululaban en la ciudad .. ¡Transformaría estos eventos en “manifestaciones de apoyo a
los guerrilleros “!
El Ejército reacciona
Hacia fines de abril la intensidad y frecuencia de los patrullajes multiplicaron. La idea era vencer a
los guerrilleros por cansancio, lo que implicaba no darles tregua ni descanso, obviamente tampoco
lo habría para los oficiales, clases y soldados de la “Brava” 4ª Div. Que tuvieron que pasar
incontables padecimientos. El Estado Mayor Divisionario completo, desde lagunillas, llego a

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adelantarse –en ocasiones- junto con las patrullas de reconocimiento , caso de por si insólito y
corajudo; además de Valedero para explicar y atender el favorable estado anímico de las tropas, que
habían perdido el temor inicial despertado por los cubanos. Aunque aun en desventaja de
entrenamiento táctico en relación a aquellas, pronto se vieron los frutos de ese irán ofensivos, en el
combate de El Mesón (25 de abril) y tarepillas (27 de abril). En esta última ocasión cayo preso –
herido en una pierna- el “Loro” (jorge Vásquez Viaña), hombres valientes y verdaderamente
idealistas ; a quien elementos de inteligencia hicieron hablar mediante un ingenioso ardid: un
supuesto periodista se hizo pasar por agente cubano ante el preso, consiguiendo que éste le cuente
toda la situación de los guerrilleros. Se confirmo entonces, definidamente. La presencia del “Che”
Guevara a la cabeza de las guerrillas en Bolivia. Mientras, acotando a las declaraciones de Vasquez;
Debray relataba todo lo que podía sin necesidad de artimaña alguna. Igual hacia –ufano- en otra
habitación su cofrade ideológico, bustos quien dibujaba los croquis y planos de las instalaciones
guerrilleras, con todo entusiasmo. El 28 de abril llegaban al aeropuerto del trompillo 15 boinas
verdes del ejército de los EUA, para instruir un batallón especializado en contraguerrillas al norte de
Santa Cruz en la jurisdicción de la 8ª Div...
Nuevamente en Ñancahuazu los guerrilleros, después de ver el Campamento Central destruido y
verificar que sus principales cuevas no habían sido descubiertas, montaron otra emboscada en el
cual, el 8 de mayo, hallo la muerte el Sbtte. Henry Laredo Arce combatiendo bravamente.
Previniendo una pronta reacción, Guevara dispuso la salida de su gente hacia Gutiérrez, en procura
de noticias o rostros de “Joaquín “y sus combatientes, con los cuales no había podido encontrarse los
días pasados. De Gutiérrez la columna guerrillera siguió con dirección a la línea del ferrocarril,
trayecto en el cual, entre el 15 de mayo y 10 de junio, se libraron sendos combates en Platanal, el
Espino, Muchiri y cafetal, con bajas en ambos bandos. Las Patrullas Militares no daban tregua y el
agotamiento físico de los guerrilleros se sumaba la carencia de alimento. Estaba además, el asma,
que no dejaba en paz al líder e influía indirectamente en su capacidad de mando. El único contacto
que tenia con el exterior -ya que el transmisor de radio no funcionaba – era el radiorreceptor que
oían en sus escasísimos momentos de descanso. Por los radios comerciales se enteraron que Debray
seria juzgado por un consejo de
Guerra militar en la ciudad de Camiri; y que el apoyo propagandístico internacional, ha ambos
bandos, generaba una competencia que, esperaban el “Che”, acabaría proporcionándoles el apoyo
popular que tanto necesitaban. Pero no había rastros de ellos; hasta ese momento los campesinos,
supuestos beneficiarios de su movimiento lejos de apoyarle se habían puesto contra el. Delataban a
los barbudos en cuanto podían hacerlo, por mas dinero que se les pagase por sus pollos y cerdos.
Solo les quedaba esperar y aguantar, a cualquier precio.
Operación Cynthia
Diametralmente opuesta a las algideces de los guerrilleros era la situación en el otro bando, que
mejoraba por momentos la mayor parte de las tropas esperaban el combate no intentaban rehuirlo,
como al principio. Querían estrenar su nuevo armamento llegado de la Argentina e Israel (fusiles
FAL. Cal. 7.62 y ametralladora UZI cal. 9 mm. ) El 2 de junio los “cazaguerrilleros”del Tte. Ruiz
emboscó en Bella Vista al grupo de Joaquín causándole dos muertos “Marcos (Antonio Sánchez) y
Víctor (Casildo Condori) y un herido “Pedro”.
Poco después de la primera semana de junio el Alto Mando designo como nuevo Comandante de la
División, al Cnl Luis Reque Terán, Hombres dinámicos y de una personalidad más acentuada que la
de su predecesor. El cupo lidiar con la prensa mundial cuando mas incomoda se ponía la situación
por el inicio de del proceso a Debray y los demás. El en el campo operativo mantuvo el estilo de
trabajo con el Cnl. Sánchez y su estado Mayor, en su posición adelantada de Lagunillas había
captado cabalmente la situación estratégica defensiva en que estaban los guerrilleros y dispuso la
elaboración de plan “Cynthia” que fue emitido el 14 de junio. Los primeros resultados del plan
fueron prometedores : en el combate de Iquira 10 de julio se el provoco un muerto más al grupo de

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“Joaquín “ del cual, ocho días después, desertaron los “peones” bolivianos “Chingolo” (Hugo
Choque) y Eusebio” ( Eusebio Tapia), los dos restantes miembros de la despreciada “resaca” ambos
se convirtieron posteriormente en eficientes y leales guías del Ejercito en el desmantelamiento de
los otros campamentos guerrilleros el racismo de los compañeros socialistas caribeños, les costaría
muy caro.
Para apoyar el movimiento guerrillero estallaron convulsiones en las minas nacionalizadas que
degeneraron en actitudes de manifiesta sublevación, cuyo epicentro era el complejo minero Uncía –
Payaguá – Catavi; donde se llego inclusive a declarar “Territorio Libre” a esos centros mineros.
Como podía darse tal situación en un estado de derecho, máxime si el país vivía una emergencia de
magnitud en el sudeste; el gobierno constitucional reacciono con dures, produciendo una sangrienta
intervención la noche del 24 de junio. Aunque efímero, constituyo el único apoyo de cierta magnitud
en el interior del país que pudo conseguir el movimiento guerrillero de Ñancahuazu, en su corta
existencia. Para entonces, la desesperación causada por la enfermedad que le aquejaba había hecho
que el “Che” y su grupo se dirijan hacia el norte, con la intención de alcanzar la carretera
Cochabamba –Santa Cruz esperando encontrar en alguna de esas alejadas poblaciones el auxilio
necesario, amen de cubrir otras necesidades. En el recorrido, después de pasar el rió Grande y el
Rosita, se tendió una emboscada a los perseguidores el 26 de junio, en el lugar llamado Paria;
matando a 7 soldados, pero con la perdida de uno de sus miembros más esclarecidas “Tuma” (Rafael
Acosta). Fue el último revés de importancia que lograría propinar la guerrilla al Ejército.
Expedición a Samaipata
Hacia fines del mes de junio, el grupa del norte que se dirigía hacia Samaipata en busca de las
preciadas medicinas para “Ramón “; arribo a la carretera después de diez penosas jornadas de
marcha. Rápidamente una de ellas incursiono en el pueblo el 6 de junio, matando al centinela del
pequeño puesto militar, solo para enterarse que su esfuerzo había sido en vano. Nada pudieron
conseguir que pudiese paliar el padecimiento de su jefe, que a esta altura de los acontecimientos solo
podía movilizarse montado al lomo de bestia. El asma continúo haciendo estragos en la humanidad
del “Che” durante todo el viaje de retorno. Cuando se dirigía hacia el río Rosita un encuentro casual
con la compañía “Trinidad”, unidad que les había estado siguiendo las huellas desde el sur, al mando
del Cap. Faustino Rico Toro; les dio la muestra cabal de lo que les acontecería en adelante. El
combate de Morocos, el 30 de junio, fue un enfrentamiento entre igual y, como resultado murieron
dos de los guerrilleros veteranos a cambio de tres bajas mortales entre las tropas, pese a haber sido
éstas las sorprendidas.
Pero cuando el “che” cayo en cuenta, realmente de que su causa estaba perdí, fue cuando al
acercarse al rió Grande orillando el Rositas se enteró, a través de una patrulla que había enviado
antes al sur, que entro el 5 y el 12 de agosto los otros dos campamentos principales ( del “Oso” y los
“Monos”) además de las cuevas, había caído de manos del Ejercito con todas las vituallas, armas de
reserva, libros, y lo que era peor -el saldo de los medicamentos Fue, según el mismo confeso en su
diario “el golpe mas duro” recibido hasta entonces. Es obvió que no sabia Guevara lo que le
esperaba aún.
Se especula mucho sobre el ataque de locura momentáneo que ataco a Guevara a orillas del rió
Rosita. La desesperanza en la Victoria, las perdidas de sus camaradas y el asma, había hecho su
trabajo; completamente fuera de si ataco a puñaladas a su yegua, ante la mirada atonica de sus
seguidores ; a poco el ataque pasó disculpándose el hombre ante el grupo. Tampoco estaba en sus
cabales cuando decidió marchar hacia el oeste. Hacia zonas más templadas desprovistas de mucho
follaje y con mayor población (por tanto mas peligrosas, puesto que los campesinos tardaban mas en
recibir sus generosos pagos en dinero, que en denunciarles). En busca de nadie sabia que comenzó
su marcha la agotaba columna de andrajosos combatientes hacia su primera meta, el rió missicuri.
Después se enterarían la nueva quimera de su comandante: salir por Valle grande hacia el Chapare y
continuar de ahí hacia los Yungas de La Paz… ¡Para continuar combatiendo! ¿solución descabellada

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o suicido premeditado? Ni su diario, ni los escritos de sus hombres permiten captar indicios al
respecto, pero si los poemas seleccionados de Rubén Darío, Ramón Valle Inclinan y otros, que tanto
gustaba transcribir en un cuaderno y a veces recitar; aprovechando la ignorancia y calidez muchos
de sus rudos combatientes, quienes le escuchaban embelesados admirados las “habilidades literarias
“de su líder el “Che” soñaba, desde mucho antes, con una muerte gloriosa y en combate. La agonía
que pasaba y el fracaso evidente de su empresa le hacían acariciar (¿subconscientemente?) la idea.
Una de esas frías madrugadas, con los ojos saltados por el insomnio, la boca seca por la sed y la
garganta roja por los ataques -cada vez mas doloroso – del asma ; lo había decidido se metería a la
boca del lobo ya que de cualquier modo, saldría airoso: si conseguía salir de cerco hacia Valle
grande, continuaba la lucha ;si fracasaba y era hecho prisionero, había un juicio más soñado que el
de Debray y la lucha también continuaría si su vida acababa, como tanto había soñado, se
convertiría en modelo para fortalecer la revolución, lo que además de incentivar la lucha, le libraría
de ese tormento que era el asma.
Mientras el grupo del “Che” caminaba por la vera del rió Grande, evitando obviamente- ser
detectado por el Ejercito. El bando de “Joaquín” tenia un nuevo choque armado en Iñao con el
resultado de otro guerrillero muerto. Con similar estado de animo al de su célebre jefe “Joaquina “y
los guerrilleros de su grupo habían decidido marchar hacia el norte, hacia la casa del campesino
Honorato Rojas a orillas del rió Masicuri. Las dos bandas Iván actuar, entonces, al norte del rió
Grande que era jurisdicción de la 8ª Div. , la cual a la sazón estaba comandada por el Cnl. Joaquín
Centeno Anaya. Este Capacitado jefe militar al ser informado de la situación y circunstancias por las
que atravesaba el enemigo, además de sus posibles intenciones de huir hacia el occidente, puso en
ejecución el plan “ Parabano” mediante el cual asumía –su Gran Unidad – la responsabilidad
principal de la superaciones . la Brava” 4ª Div. Había cumplido – con creces – su misión: entregaba
a su vecina, la 8ª Div. Al enemigo dividen dos grupo, co0n efectivos muy reducidos, en condiciones
de ser abatido en cualquier combate, el grado extremo de acortamiento y con su lidera sin capacidad
de ejercitar plenamente el comando… también había transferido al mando de Zenteno, alguna de
sus unidades, como la compañía” Trinidad” de Rico Toro y la de Vargas Salinas, que recibían sus
ordenes desde Santa Cruz hacían ya barridos.
Fin de la Aventura.
Sin saberlo, ambos grupos de guerrilleros se dirigieron simultáneamente hacia la casa de Honorato
Rojas llegando a acampar e escasos 15 Kilómetros de distancia entre ellos pero el ansiado encuentro
no se dio. A cambio, sí, el grupo de “Joaquín” tubo otro tipo de encuentro el 30 de agosto y fue con
la compañía del Cap Mario Vargas Salinas, que estaba esperándole desde hacían varios meses en el
lugar : La emboscada había sido preparada en el vado de Puerto Mauricio ( erróneamente conocido
como Vado del Yeso) a ambas márgenes del rió; cayendo en ella todo el grupo de “Joaquin”
incluyendo a “ Tania” , un total de nueve cadáveres flotaron en el rió o cayeron en las orillas ese día,
salvándose solo uno: “Paco” ( José Castillo). La noticia, al ser difundida por las radios llego a iodos
del “Che” que al principio no quiso dar crédito pero- posteriormente- no le quedarla mas que
rendirse ante la evidencia, con las consecuencias anímicas que son de suponer.
Después de cruzar el rió la pesca los hombres del “Che” se encaminaron hacia la serranía que estaba
al poniente conforme avanzaban la gente de los villorrios iba informando – en cuanto podio, ya que
no había teléfono en la zona – a las autoridades y bestia al ejercito. La marcha había sido muy dura y
los guerrilleros parecían fantasmas. No dudaban ya que la causa estaba perdida aunque se rehusaba
admitirlo en publico, e incluso – algunos – dentro de si .Sus escritos , conocidos posteriormente, no
muestran con claridad indicios sobre ese derrumbe moral, quizás por que en el entrenamiento
intensivo que recibieron en Cuba les avían enseñado que- incluso- esos documentos intimas, como
son los diarios de campaña, debían ver redactados pensando en que odian caer en manos del
enemigo y hacerse publico en cualquier momento, convirtiéndose en propaganda positiva o
viceversa, para el movimiento . Después de pasar por la Higuera siguieron hacia Pucara, un caserío

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situado al norte camino a Valle grande. Antes de entrar a la villa, el “Che” envío a la vanguardia para
reconocer el terreno; era el 26 de septiembre. Una patrulla de combate del regimiento de asalta”
manchego” 12º de Infantería mas conocidos como rangers por el curso que – apenas 15 días ante-
habían terminado de hacer con los boinas verdes Norteamericanos les estaba esperando. El
“Bautismo “de fuego de esta unidad especializada en combate, antiguerilleros, fue exitoso. Como
consecuencia del choque murieron:”Coco” ( Roberto Peredo Leigue), “ Julio” ( Mario Gutiérrez
Ardaya ) y “miguel” ( Manuel Fernández ) ; irremplazables perdidas para la guerrilla el resto
incluyendo al jefe, huyer9onn – apenas – hacia el sur; retornando a la Higuera en cuyas cercanías
permanecieron escondidos varios días merced a las numerosas quebradas aledañas .
Finalmente y gracias a las informaciones de vecinos de la Higuera y campesinos de la; los rangers
de la 8º encontraron al grueso del grupo de “Ramón en la quebrada de el Yuro, la mañana del 8 de
octubre 1967, donde se desarrollo el breve combate que dio fin con el movimiento guerrillero.
Guevara nunca había sido cobarde, al contrario_; pero, cuando fue alcanzado por un proyectil y
sentido la proximidad de la muerte , tubo una debilidad y – humano al fin- pretendió entregarse a los
soldados, diciéndoles, entre gritos: “ ¡No disparen ¡ … No disparen, soy el “Che” .. Valgo mas vivo,
para ustedes, que muerto… No disparen”. Capturado por los soldados del Tte. Gary Prado Salmon,
el “Che2 fue llevado a la escuela de la Higuera para ser alimentado y atendido de sus heridas.
Permaneció esa noche completamente incomunicado liberándose Prado de custodia al hacerse con
tal responsabilidad el Comando del 8ª Div. Que esperaba órdenes de La Paz. De acuerdo a estas, que
llegaron a las pocas horas, el cerebre líder guerrillero fue ejecutado al día siguiente, por orden del
presidente barrieron con apoyo del Gral. Ovando. Ambos generales habían argumentado el por que,
ante algunos íntimos: “No queremos más juicios, como el de Debray; ni santuarios, como el de
Lenin”; motivos por el cual ordenaron también que – una vez concluida la exposición del cadáver-
personal seleccionado hiciese desparecer los restos, los demás cadáveres, en total de cuatro, fueron
enterrados en una fosa común al final de la pista de Valle grande En su postres en desmedro de las
de tipo convencional, la moral, espíritu de cuerpo y capacitación institucionales se fortificaron
notablemente permitieron – inclusive la transmisión de experiencia a otros ejercito de países vecino.
Pero es diferente el enfoque externo que se tiene de ambas campañas: si Ñancahuazu fue una
especie de “modelo” – si se quiere- de intromisiones extranjeras de todo tipo, especialmente de
cobertura periodística exterior, lo fue por el carisma previo de sus participantes cubanos. Teoponte –
en cambio- tuvo como protagonista solo a actores nacionales; por eso fue casi una campaña
desconocida y huérfana de cobertura periodística internacional durante y después de las operaciones.
Los verdaderos héroes los, oficiales y humildes y sacrificados soldados de la patrullas de
reconocimientos y combate ñeque participaron en ambas campañas no han sido olvidados por el
ejercito. Año tras año, en las diferentes fechas recordatorias, solemnes i9ncentivos acto que realizan
en todas las guarniciones militares y ellos, como remembranzas de sus sacrificios, se hinchan los
pechos uniformados para entonar un antiguo cántico militar recordándoles ellos y a quienes ya no
poder hacerlos el, el orgulloso sentir de la institución como un todo- por hacer sabido cumplir, como
siempre en la Historia patria con deber “ Yo tenías un camarada igual otro igual no encontrare “….
Conversación con sus captores, mientras fumaba un cigarrillo, el “Che” había manifestado su
misterio sobre el ejercito que se le opuso “Son buenos combatientes… Como nos han perseguido no
les importa la muerte sus jefes dirigen serenamente jamás pensé que el ejercito boliviano fuera tan
duro. “En cuanto a los que habían logrado huir los días 14 de octubre y 14 de noviembre, en los
encuentro de cajones
(A orillas del rió Mizque) y mataral murieron otros cinco .sobrevivientes, escapando finalmente
siete guerrilleros hacia Chile ,después de una odisea de cuatro meses ,por la ruta de
Cochabamba Oruro y Sabaya
Surgimiento del mito
La victoriosa campaña de nuestras tropas había durado tan solo seis meses (caso raro en el

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continente, considerando su tiempo de preparación, recursos invertidos y calidad de los actores
comprometidos); y por ello –muerto su líder, Guevara, junto a buena parte de la nomenclatura del
régimen castrista- los extremistas desataron una campaña internacional para negar o minimizar el
merito boliviano, atribuyendo su éxito a otros instancias, no nacionales. No quisieron… no podían
reconocer el estrepitoso fracaso que había sido causado por los grandes e imperdonables errores
estratégicos tanto, apreciativos oracionales, cometidos por enteres antes durante esa campaña; tanta
sangre derramada los patriotas bolivianos y valiosos ciudadanos cubanazos y cuyos esfuerzos
sacrificios y voluntada de entrega a su causa, bien podían haberse orientado por otro derrotero que
no fuese a emplear la violenta mamada en tierra extranjera para hacerse con el poder político.
Generaron en cambio, un grave percanse a la teoría del foquismo aunque no a la cabeza socialista
que propugnaba: el 8 de octubre supo el mundo de las guerrilleras marxista en América del Sur por
más que lograsen, arraigarse, desangrando indefinidamente a una nación estaban condenadas al
fracaso. Pero en cambio, nació el mito en el resto del mundo, mito que se fue transformando en
leyenda, especialmente entre la juventud.
Concluido los hechos, empezaron los negocios. El nombre y hazaña del “Che” se convirtió en
asuntos marketing; su imagen en stiker y sus dichos en slogan La metamorfosis de los periodistas
fue – empero- la más marcada De reporteros del mercado” se convirtieron primeros en exhibidores,
empezando a acopiarse unos a otros, cotejando sus notas igualando fechas, hechos. Nombres,
asegurando haber estado en los lugares, conducido a los protagonistas todo serán puesto de todos.
Cuanto más rápida la publicación, mejor: primicia manda. De inicio fueron los artículos, luego los
opúsculos en “separatas” de los diarios: vinieron luego los libros, docenas, centenares de ellos… al
final, casi todos derribaron historiadores, auto indicándose también la condición de “testigos
presénciales de los hechos”, casi protagonista. También sufrieron mutación sus posiciones políticas
personales; de “castigadores” de la guerrillera, se convirtieron en sus panegiristas a –
posterior….Hasta en admiradora” secretos” – aseguran- del “che” ese fuel primer milagro de “San
Ernesto de la higuera” como alguno de ellos se le ocurrió llamarlo, atribuyendo la iniciativa a los
campesinos del lugar . que ahora si acabaron creyendo eso. La Leyenda nació así y continua peor,
turismo y souvenir de por medio…
Muerte de Barrientos.
El año 1968 marco el surgimiento de la “generación de la flores” en el mundo occidental. En cuya
iconografía en “Che” Guevara (con boinas de Guerrillero) ocupaban la cúspide, .como símbolo
universal de rebelión juvenil. Hipéis , izquierdistas tercer mundo y vagabundeo; Vétales, canción
protesta Woodstock. y revolución; toda una mescolanza sociopolítica de posiciones contestarlas
interactuado en medio ese humaredas de marihuana y gases lacrimógenos conseguido en Paris los
estudiantes convulsionaban la capital y otros ciudades en el denominado mayo francés” en México ,
las tropas intervenían el campus universitaria con muchas muertes ; y , en los EUA, eran asesinados
Robert Kennedy y Martín Luther King_; todo un apogeo o clímax en esa Guerra Fría que contenían
superpotencias, con algunos lugares bastante calientes, como indochina . En Bolivia las posesiones
de algunos sectores juveniles serian también combatidas, mas, para eso, deberá pasar algún tiempo.
Entre tanto jugaba la juventud a la revolución de salón, apura canción protesta y “fiesta”
existencialistas, “pero en el ejército. No existió en la intención militar tal veraneo intelectual; y
debido a ello no. Pudo sustraerse por la polarizacion política sobrevino. Cerro filas de modo tan
marcado de todo tan formado un sentimiento tan absolutamente anticomunista. tan receloso de todo
lo que parecía subversivo que degenero en una especie de paranoia institucional cuyos frutos debería
al cabo de pocos años.
En el ámbito internacional de las FF. AA. ese año los postulo a COLMIL. y los otros institutos
militares de formación tuvieron como requisito de ingreso el bachillerato, importante paso para
otorgar el estatus profesional al personal de futuros oficiales aunque duraría tanto solo algunos
años, la modalidad tornarían después para ser adoptada definitivamente. Dos noticias ocuparon los

260
titulares de prensa durante el primer semestre de 1988 los famosos” rangers” que habían liquidado al
“Che”, amotinaron contra sus oficiales o por habérseles provocado de masiado la estadía en el
cuartel de Guabirá, en el marco de su servicio militar, obligando a Barrientos a transigir con ellos; y,
el visto bueno que se dio a los clases de la FF. AA.; previa solicitud para organizarse en una entidad
del tipo social, una especie de seguro denominado asociación Nacional de Suboficiales de clases
(ASCINALCLAS). Los resquemores que genero esta organización en sentido de poder convertirse
un sindicato mas, resultaron infundados y continua funcionando hasta la actualidad, con grandes
beneficios para sus socios. No ocupo – en cambio – espacios de prensa, la llegada del armamento
israelita SIG- 512 SIG- 710, quizás por no ser grande las la cantidad ; pero que institucionalmente
tuvo mucho significativo por que era la primera vez , desde los años 40 , que el estado comprara
armas ya que se había acostumbrado a esperar las donaciones de la ayuda MAP. El negocio con
Israel dio lugar a una serie de especulaciones negativas para el presidente; las cuales, si salieron en
la prensa y engrandes titulares sin duda, la noticia más comentada el resto del año - conocida a
principios de julio de 1968- fue la defección del ministro de Gobierno, Antonio Arguedas quien
huyo a Cuba después de haber enviado a Fidel Castro, meses atrás un microfilm del diario del
“Che”, causando un gran revuelo internacional con publicaciones discursos, acusaciones, etc., entre
Barrientos y su colega Fidel Castro. El que un “agente dormido “ de la KGB. Soviética, comunista
desde su adolescencia, haya escalado posiciones hasta llegar a ese rango y que fuera
desenmascarado por el sistema de inteligencia del Ejercito; causo serias discrepancias entre
Barrientos y Ovando segundado y por el Alto Mando Militar el impasse culmino provocando el
relevo del Gral. Juan J. Torrez, que se desempeñaba como JEMG. Al ponerse en posición hostil
contra la gente de Ovando parapetadas en el GCG de Miraflores, Barrientos intuyo que en poco
tiempo mas tendría serias discrepancias con ellos por lo que empezó a acariciar la idea de
proclamarse dictador al año siguiente.
La repatriación de los restos de Felipe Otto Braun, Gran Mariscal de Montenegro, distrajo la
atención de las autoridades y opinión publica durante el mes de marzo de 1969, que se complemento
con la asistencia de la semana del Mar. Nadie esperaba el accidente de aviación acaecido en arque el
domingo 27 de abril de ese año, en el cual perdió la vida el Gral. Rene Barrientos Ortuño junto a su
edecán y el piloto del helicóptero. Conocida su muerte primeramente en el Regimiento Escolta, se
adoptaron las disposiciones para no dejar ingresar al Palacio a nadie que no fuera el Vicepresidente
Siles Salinas, quien se encontraba en el campo; adonde se dirigió muna comitiva para comunicarle
la noticia. Por su parte, después de algunos devaneos y dudas en el GCG. Finalmente el mando
interino de las FF. AA. – ya que titular, Gral. Ovando se encontraba en los EUA. –opto por respaldar
la salida constitucional .Tomo posición así el Dr. Luís Adolfo Siles Salinas, como nuevo presidente
Constitucional de la Republica. Había muerto el Hombre que supo Catalizar los movimientos
sociales, capeando exitosamente la mas grave emergencia sufrida por el país en la época; el líder que
había logrado hipnotizar, si se quiere, a las mayorías campesinas, paralizando el dragón de la
demanda social que muy luego despertaría con todo su fuerza.
Las sequías de Barrientos en La Paz y su entierro en Cochabamba, fueron apoteósicos. Bolivia
entera la lloro y le extrañaría mucho más, a la vuelta de poco de mas de un año cuando los que le
sucedieron dejaron olvidadas en un rincón de sus agendas programáticas, las herramientas que
habían sido base de su poder político: su capacidad de acercamiento- natural-y sincero – a las
masas . Por ello nunca hasta hoy falta flores en la tumba cochabambina del General del pueblo “el
Pacto Militar – Campesino, verdadero secreto de su éxito y victorias políticas, no le sobrevivió
muchos tiempo.
Terrorismo Urbano.
A poco de la muerte del Gral. Barrientos, el clandestino Ejército de Liberación Nacional (ELN)
reorganizo y creyendo llegado el momento, decidió ejecutar en las ciudades bolivianas una masiva
campaña terrorista, encuadrado en la táctica revolucionaria de la guerrilla urbana. Su jefe: no

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pensaron los “elenos” (como se les denomina en el ámbito militar) que no serian sus camaradas los
únicos entender tan violenta iniciativa.
A partir de agosto de 1969 una serie de atentados terrorista empezaron a darse ene la sede de
gobierno y otras ciudades universidad medios de comunicación sedes sindicales, puentes hasta el
mismo Colegio Militar en dos oportunidades. Lo curioso de setos atentados es que – en su gran
mayoría –no causaban victimas humanas; parecía que los terroristas se aseguraban con anterioridad
que no hubiese gente en el momento de hacer detonar los explosivos; algo muy pero muy raro si se
tratase de marxistas. En los demás casos, en cambio especialmente en los asesinatos por “ajustes de
cuentas”, era clara al participación del ELN además que iban acompañados por la campaña de
prensa y panfleteria de rigor, la muerte de “Inti” Peredo, acaecida el 9 de septiembre en un
enfrentamiento con elementos de seguridad del Ministro de Gobierno, fue un duro golpe para el
extremismo pero sin que signifique, precisamente la terminación de la campaña.
El periodo constitucional acababa al año siguiente y, de acuerdo a los procedimientos, se había
convocado a elecciones generales para principio de 1970; el Gral. Ovando era ya el candidato oficial
del campesinado (lo que garantizo el triunfo) y de buena parte de la ciudadanía, con el beneplacitote
las FF. AA. Pero en ese idílico escenario electoral, había aparecido una nube: la candidatura del
Gral. Armando Escobar Uria, municipalista paceño muy querido por la población. Ovando no quiso
entonces. Pese a ser el favorito y con amplias posibilidades de triunfo tomo un decisión trágica para
la institución y el país: se apropio del poder político el 26 de septiembre de 1969 derrocando Siles
Salinas y, lo que era mas grave, interrumpiendo el proceso democrático. Intento Justificar el golpe
como un “Mandato del FF.AA. “que no era tal. El ya viejo general era un revolucionario genuino de
aquello que realmente cree que el fin justifica los medios, estaban lejos de dejarse llevar por
escrúpulos burgueses y- por tanto- no había miramientos con todo lo que se opusieron al logro de
sus objetivos. De inicio se propuso retomar la senda del nacionalismo revolucionario de Busch y
Villaroel, nombrando un gabinete considerado “progresista “(era el termino que se daba entonces a
todo lo que tenia tintes contestatarios, un snobismo muy de moda): Marcelo Quiroga Santa Cruz,
José Ortiz Mercado, Mariano Baptista Gumucio y otros connotados personajes en su mayoría
civiles. Los hechos no se dejaron esperar.
El primero de ellos fue nacionalización del transnacional norteamericano Gula Oil Company el 18
de octubre, acompañado con la derogación del código del Petróleo y a la Ley de seguridad del
Estado. Abundaron los pronunciamientos de apoyo por parte de las organizaciones de todo tipo,
generando para el gobierno bastante popularidad la cual iría mermando conforme al terrorismo, de
ambos extremos, se hacia mas audaz y alevoso. A fines de diciembre moría asesinado a balazos el
dirigente campesino Jorge Solís, por su empecinada fidalidad post mortem con Barrientos. Todo
parecía indicar el rumbo al cual se dirigías los gobiernos. A tiempo de comprometer de futuros
mercados para la producción de los hornos de fundición de estaño, se establecieron relaciones
diplomáticos con la URSS. Un verdadero sopapo a la política internacional de los EUA. La cúpula
gubernamental no Quero entender que eran eso, otros tiempos muy diferentes a aquellos de los 40 y
50. los años 70 eran tiempos de radicalismo, no de nacionalismo . El Gral. Torrez, durante una visita
oficial a la junta Interamericana de Defensa organismo internacional liderizado por los EUA y al
cual pertenecen la casi totalidad de instituciones militares del continente; realizo declaraciones que
complicaron más la situación del gobierno, en circunstancias en que el bloqueo economito de la
potencia del norte por la nacionalización de la Gulf, obstaculizaba su reconocimiento diplomático
por ese país.
No extraño entonces que a esa altura de los acontecimientos se considerara en la Casa Blanca a
Ovando como un verdadero peligro. Todo este complicado escenario iba provocando que la
corriente militar favorable a la inmediata constitucionalizacion del país crezca.
Pese a ello el terrorismo no quería dar tregua. En febrero del año siguiente comenzó otra ola de
atentados, siendo su primera victima el periodista Jaime Otero Calderos, por investigaciones que

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incomodaron a alguien; le siguieron los periódicos “Hoy” y “Ultima Hora” que denunciaron un
posible asesinato de Barrientos; en junio fue el turno de los esposos Catalán – Koeller, por
disidencias internas en el ELN; todo entre periódicos asalto a bancos y agencias de cambio de
dinero.
El marxismo se casa con la democracia cristiana.
Para complicar más el panorama del primer semestre de 1970, la violencia se extendió al interior de
la universidad. Una corriente que exigía apoyo militante para la corriente de “liberación nacional”
genero la denominada Devolución Universitaria; logrando desbordar al régimen académico
establecido al imponer –por la fuerza- una mayoritaria participación estudiantil en la toma de
decisiones, incluso en las referentes a elaboración de pensums en cada carrera y la selección y
evaluación de docente. De esa manera se condeno a la polinización absoluta a ese importante
establecimiento por algún tiempo. La corriente novedosa en la “U” era de corte foguista, seguidora
de la línea en que actuaba el ELN. Siendo sus componentes miembros de una fracción ascendida de
la democracia cristiana: el partido demócrata Cristiano Revolucionario. Casi todos los jóvenes eran
el resultado del pensar, sentir y actuar; de los centenares de sacerdotes “tercer mundista” que el
concilio Vaticano II y puebla había diseminado por América Latina. Oficiantes que comparaban al
“Che” con Cristo, maestro que aseguraba la necesidad de un marxismo cristiano, pensadores y
escritores de sotana que propalaban la urgencia de cambiar la sociedad por la fuerza.
En Bolivia los principales promotores de ese marxismo cristiano “ había surgido en la orden de la
compañía de Jesús; siendo los exalumnos de sus numeroso colegios, la cantera de la cual se nutrió
buena parte de la elite dirigencial del movimiento subversivo que evolucionaba .la implícita alianza
tradicional entre el clero y la milicia que –hasta esa época se había dado en nuestra sociedad por se
ambas instituciones idealista, seguidoras de símbolos y valores éticos y espirituales quedo rota
desde entonces. El materialismo (asunto temporales, le llaman que siempre es pragmático, logro
romper esa tan estrecha. De ese modo en los sermones dominicales de muchas iglesias, los feligreses
debieron acostumbrarse a escuchar palabra de odio, incitaciones abiertas a la violencia a la
venganza. Era peor en los radios y otros medios de comunicación social entre los tantos que poseía
el clero, donde no solo se sugerid; se llegaba al insulto. Se demandaba la rebelión abierta contra el
estado y el sistema. La doctrina cristiana que durante siglo se pudo sintetizar en dos frases “amar al
enemigo y darla otra mejilla ante la ofensa”; y la marxista que significaba: lucha de clases,
eliminación física de la burguesía; estaban compartiendo el mismo lecho. Era pues una increíble
contradicción doctrinaria que tendría pronto su clímax y desenlace, ya que aceite con agua hacen
una mezcla muy difícil su combinación es imposible. Quien ama de verdad, es seguro que no hade
poder ser un frió y eficiente asesino. Y eso precisamente – ocurrió en el segundo semestre de 1970.
Campaña de Teoponte.
Apenas tres años después de Ñancahuazu los preparativos para una nueva intentona guerrillera
estaban maduros. Con motivo del “primer festival de Teatro Revolucionario y Canción Protesta
“convocado por la Confederación Universitaria Boliviana (CUB) en Sucre, el 25 de mayo de 1970,
se reunieron los principales responsables del nuevo movimiento subversivo para hacer las
condiciones finales, a tiempo que hacia proliferar de rigor, en cuyos encabezamientos repetía la frase
“Volveremos a las montañas” lanzada por “Inti “(Guido Peredo) tiempo atrás, a casi dos meses de
ese evento, previa “reunión de despedida” en un departamento miraflorino, los hermanos Quiroga
Bonadona “Chato Peredo” y otros dirigentes acompañados por 70 jóvenes idealistas y entusiastas ;
eran despedidos de La Paz en acto solemne por autoridades educacionales. La ocasión lo ameritaba
pues se trataba de la partida – en camiones –“... Para su participación voluntaria en la campaña de
alfabetización en que el gobierno estaba empeñado”. Era el sábado 18 de julio de 1970.
Los supuestos alfabetizadotes viraron , al llegar a los Yungas , en entusiasta guerrilleros ;en su
mayor parte imbuidos de un sano sentimiento de justicia social, Uno de ellos “Benjo Cruz
(Benjamín Inda ), conocido cantante y compositor folklórico, se había despedido manifestando

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“Cambio mi guitarra por un fusil )” , que era tan bien el sentir de los más Dejaron atrás a sus
familias, estudios trabajos y tantas cosas que le enraizaba con el cómodo medio en que vivían ;
trocándolas por una suerte incierta. Estaban comandados por bolivianos pero, para desgracia suya,
de bolivianos tan inexpertos como irresponsables. En procura de su primer objetivo, aparecieron el
20 de julio en la región de Teoponte localidad minera situada al noroeste de Camiri tomando como
rehenes a dos técnicos alemanes que trabajaban en la braga de la South American Placers. Depuse de
inutilizar la maquinaria y destruir los equipos de radio, se ocuparon de requisar todo lo que pudiera
servirles, para luego lanzar un comunicado del ELN que traían redactado desde La Paz.
Consiguieron hacer distribuir en la ciudades, con el encabezamiento siguiente: “Volvimos a las
montañas “. En el documento a tiempo de manifestar los propósitos y manifestaciones de sus
actitudes demandaban liberación de varios presos políticos, la mayoría comprometidos con la
fracasada guerrilla de Ñancahuazu. El gobierno repuesto de su sorpresa, accedió a sus pedidos
liberando a los presos entre ellos a Loyola Guzmán. Embarcado en una aeronave viajaron hacia
Chile bajo la protección de la iglesia Católica cuyos miembros también divididos doctrinalmente
hicieron que tan noble papel institución jugara en la emergencia que empezaba un doble papel
protagónico el de atizador y bobero simultáneamente.
Las medidas posteriores del gobierno no se hicieron esperar, a tiempo de declarar zona militar a las
provincias Caupolican, Larecaja y Nor Yungas de La Paz se puso también en vigencia el Estado de
Sitio en todo el país . Complementariamente se movilizo a la 1ª Div. Del Ejercito al mando del Cnl.
Constantino Valencia Oblitas colaborándole como Jefe de Estado Mayor el Tcnl. Julio Herrera
Dorado y una brillante planta de jefes de sección. De las enseñanzas aprendidas en Ñancahuazu ,
salio oficialmente la primera consigna “prohibido el ingreso de periodistas a la Zona de
Operaciones” y de los mismos combatientes que acababan de ver como el gobierno había cedido
el chantaje extremista liberando –ante primer requerimiento – a los guerrilleros de Ñancahuazu y sus
cómplices; se pasaron como consigna particular la segunda: nada de prisioneros “. .De inicio la
agrupación de las tropas pertenecientes a las tres fuerzas adopto en nombre de: “Destacamento
Valencia“, en referencia a su comandante. Poco después de cambiaria a: “Destacamento Caranavi”.
El Ejército respondió como había aprendido a hacerlo a costa de mucha sangre de sus miembros, en
1967: con prontitud y contundencia. Primeramente se aisló la zona por completo; nadie podía
transitar en ella ni ingresar, sin autorización del Comando Divisionario. En el aspecto táctico se
aplico la modalidad que había permitido el éxito en Ñancahuazu: no dar tregua ni descanso al
enemigo. Había que ganar físicamente la campaña, como una competencia de maratón, con la
diferencia de que el perdedor, moría. otra experiencia aprendidas en las guerrillas del sudeste: no se
necesita mucha gente patrullando en la Zona de combate, máximo tres o cuatro patrullas actuando
simultáneamente, con los periodos de descanso y relevos necesario; el resto se dedicaría a aislar la
zona. Por ello no fueron muy elevados los efectivos movilizados: 324 en la zona de Combate y
otros 400 en el perímetro, casi todos perteneciente a la 1ª Div. y guarnición de La Paz, con algunos
refuerzos del CIOS. Rangers y paracaidista los guerrilleros en cambio, no tenían experiencia alguna,
buena parte ni siquiera había pisado el cuartel como premilitar, que era la modalidad en que las
clases medias de las ciudades solían cumplir este servicio. Peor como soldados regulares. No podían
entonces conocer de la fatigas, sed y esfuerzos de toda índole, que demanda un combate y que – de
alguna manera- se aprende a sobre llevar en el servicio regula.
Durante la agotadora marcha sin objetivo definido, los guerrilleros se dieron cuenta que había
requisado cosas en vano, por que se vieron obligados a abandonarlas a pocos días puesto que les
perjudicaba en su caminata, incluyendo armas y municiones que habían llevado por demás. Al
principio hicieron un intento de emboscar a una patrulla, causando una baja; pero después se
dividieron en grupos dispersos que solo intentarían escapar. Fue como una cacería. Sucumbieron
pronto, tanto por el eficiente accionar del Ejercito en los combates de Canura, Chúmate, Chocoro y
Quebrada Quevedo; como por inanición y su falta de preparación para este tipo de lucha. Las bajas

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totales de las unidades militares fueron de un suboficial, dos soldados y un guía civil. Los
guerrilleros, en cambio fueron casi aniquilados. Sin comida, medicina, ni municiones; los
sobrevivientes sufrieron indecibles padecimientos mientras huían de las ágiles patrullas que no les
daban cuartel. Escapaban de la muerte, que era ya lo único que podían hacer. Para fines de
septiembre los escasos sobrevivientes estaban a un “tris” de ser totalmente exterminados, cuando
acudió en su auxilio el humanitarismo de instituciones, prensa y familiares de algunos de ellos ;
llegando a conmover hasta al Alto Mando Militar. La capitulación final de la guerrilla se dio merced
a una nueva intervención mediadora de la Iglesia Católica, acabando para siempre, con las
esperanzas de implantar con éxito un focoguerrillero en Bolivia.
En menos de tres meses de campaña, había aniquilado otro foco guerrillero ; todo un record. El
ejercito se apuntaba una victoria mas contra el extremismo. Pero fue una victoria muy triste, porque
avía sido conseguido a costa de un grupo de idealista intoxicados por el discurso marxista; una playa
de de jóvenes intelectuales, bolivianos en su mayoría , que podían haber dado mucho al país.
Consecuencia inmediata
El fin de la guerrilla de Teoponte coincidió con el cambio de gobierno y ascensión al poder, después
de serias complicaciones institucionales y eolíticas, por parte del Gral. Juan José Torrez Gonzáles.
Este militar heredo los problemas de su antecesor en el cargo con agravantes especiales; el
desbordamiento que los sectores y actores populares pretendan hacer, e hicieron, durante su
gobierno, poniéndole entre la espada y la pared. Buena parte de ello se debió a lo que aconteció –o
dejo de acontecer- en Teoponte. Los actores reaparecerían después en el escenario nacional,
causando que la polarización política de la sociedad boliviana se acentúe más aún.
Institucionalmente, las campañas contraguerrilleras de Ñancahuazu y Teoponte enriquecieron la
experiencia del ejército, modificando en gran parte su doctrina y equipamiento, al punto que se llego
a la exageración de abocar casi toda la doctrina de planeamiento, instrucción y operaciones, a este
tipo de situaciones.

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