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En la expansión de los contagios y muertes de por causa del coronavirus no hay solamente responsabilidad gubernamental, sino también de los propios gobernados que han dejado de cumplir con las recomendaciones sanitarias
En la expansión de los contagios y muertes de por causa del coronavirus no hay solamente responsabilidad gubernamental, sino también de los propios gobernados que han dejado de cumplir con las recomendaciones sanitarias
En la expansión de los contagios y muertes de por causa del coronavirus no hay solamente responsabilidad gubernamental, sino también de los propios gobernados que han dejado de cumplir con las recomendaciones sanitarias
A poco más de un año que comenzó la pandemia de la enfermedad infecciosa del
coronavirus 2019 (COVID- 19, por sus siglas en inglés) las consecuencias que se han tenido en los diferentes países han sido diferentes, en ello ha influido el tipo de gobierno y las reacciones de los gobernantes y también de los gobernados´; así como las formas de interacción social y religiosa. El número de contagiados y muertos ha tenido mucho que ver las acciones de los gobierno pero también de los gobernados. Para los países de corte autoritario, entre ellos China, sólo bastó una orden para mantener a la gente en sus casas, aunque inicialmente el manejo permitió la expansión. En cambio en otros países democráticos, salvo Nueva Zelanda, la posibilidad de mantener En los países democráticos ha tenido una mayor incidencia de muertos y contagios, precisamente debido a la libertad con la que cuentan los ciudadanos para moverse, aun cuando en algunas partes fue considerado como un problema de salud pública y aplicaron sanciones a quienes no acataron las recomendaciones de salud para contener los contagios. Solamente tres o cuatro países fueron paradigmáticos por la respuesta de los gobiernos ante el COVID- 19, la Gran Bretaña, Estados Unidos, Brasil y México, en donde los gobernantes, a saber el primer ministro británico Boris Johnson; los presidentes estadounidense Donald Trum, brasileño Jair Bolsanaro y mexicano Andrés Manuel López Obrador, respondieron más a sus creencias que a la ciencia sobre las formas de atención ante la pandemia. La pandemia del coronavirus, que se trató de la primera enfermedad global del siglo, tuvo resultados multifactoriales y respuestas diversas; pero también que no sólo se difundió información maliciosa, con teorías de las conspiraciones y complots, a las que incluso las redes sociales como Facebook y Twitter hicieron esfuerzos por limitar, pero en lo que se confirmaba la veracidad de una información esta era compartida; la red social y de comunicación menos limitada fue la de WhatsApp. Frente a la desinformación maliciosa, se añadió la malinformación por cuestiones políticas derivadas de las creencias. En México, el subsecretario Hugo López- Gatell excusó al presidente López Obrador de ser portador de contagios y de ser inmune a estos; mientras que el Ejecutivo mostraba su medalla de detente en una mañanera. A más de un año muchas malas decisiones se han tomado desde el gobierno, algunas equivocadas y otras tardías; otras pésimas estrategias. Sin embargo, esta tercera ola de contagios con otra variante del coronavirus, conocida como Delta (hay otras variantes más), ha incrementado el número de casos más y el de fallecimientos en las últimas semanas. ¿A quién corresponde la irresponsabilidad de los incrementos? ¿Al gobierno? ¿A qué gobierno? ¿federal? ¿estatal? ¿municipal? Los colores partidistas de los gobiernos han cambiado y la responsabilidad por acciones y omisiones es diversas. Efectivamente, como se ha dicho los gobiernos han tenido una respuesta confusa, errónea y equívoca, ponderando otro tipo de factores, como es la economía, entre otras cosas. Pero ¿y la población? La población responde a sus propios intereses, y sin duda alguna muchos también han contribuido con el alza de los contagios por su comportamiento, en el que no haber un gobierno autoritario que los obligue a respetar las medidas han hecho lo que han querido. El gobierno se ha visto rebasado en su capacidad hospitalaria para la atención de los enfermos, pero tampoco esto ha sido impedimento para que quienes no han sido contagiados decidan adoptar medidas preventivas. Ni el número de muertes ni de infecciones han sido motivo de contención. Aun a estas alturas en que se han perdido familiares o amistades cercanas producto del coronavirus ha servido para que la población, una buena parte de ella, sirva para contenerse y cuidarse. Seguramente esperan con ansias el día en que les toque a ellos.
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