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Florentino Ariza no entendía cómo una soltera sin pasado podía ser tan sabia en asuntos de

hombres, ni cómo podía manejar su dulce cuerpo de marsopa con tanta ligereza y tanta
ternura como si se moviera por debajo del agua. Ella se defendía diciendo que el amor, antes
que nada, era un talento natural. Decía: “O se nace sabiendo o no se sabe nunca”. Florentino
Ariza se retorcía de celos regresivos pensando que tal vez ella fuera más paseada de lo que
fingía, pero tenía que tragárselos enteros, porque también él le decía, como les dijo a todas,
que ella había sido su única amante. Entre otras muchas cosas que le gustaban menos, tuvo
que resignarse a tener en la cama al gato enfurecido, al que Sara Noriega le embotaba las
garras para que no los despedazara a zarpazos mientras hacían el amor.

Sin embargo, casi tanto como retozar en la cama hasta el agotamiento, a ella le gustaba
consagrar las fatigas del amor al culto de la poesía. No sólo tenía una memoria asombrosa para
los versos sentimentales de su tiempo, cuyas novedades se vendían en folletos callejeros de a
dos centavos, sino que clavaba con alfileres en las paredes los poemas que más le gustaban,
para leerlos de viva voz a cualquier hora. Había hecho una versión en endecasílabos pares de
los textos de Urbanidad e Instrucción Cívica, como los que se usaban para la ortografía, pero
no pudo conseguir la aprobación oficial. Era tal su arrebato declamatorio que a veces seguía
recitando a gritos mientras hacía el amor, y Florentino Ariza tenía que ponerle el chupón en la
boca a viva fuerza, como se hacía con los niños para que dejaran de llorar.

En la plenitud de sus relaciones, Florentino Ariza se había preguntado cuál de los dos estados
sería el amor, el de la cama turbulenta o el de las tardes apacibles de los domingos, y Sara
Noriega lo tranquilizó con el argumento sencillo de que todo lo que hicieran desnudos era
amor. Dijo: “Amor del alma de la cintura para arriba y amor del cuerpo de la cintura para
abajo”. Esta definición le pareció buena a Sara Noriega para un poema sobre el amor dividido,
que escribieron a cuatro manos, y que ella presentó en los quintos Juegos Florales, convencida
de que nadie había participado hasta entonces con un poema tan original. Pero volvió a
perder.

Estaba furibunda mientras Florentino Ariza la acompañaba a su casa. Por algo que no sabía
explicar, tenía la convicción de que la maniobra había sido urdida contra ella por Fermina Daza,
para no premiar su poema. Florentino Ariza no le prestó atención. Estaba de un humor
sombrío desde la entrega de los premios
1.- no entendía cómo una soltera sin pasado podía ser tan sabia en asuntos de hombres.
(dudativa)

2.- Ella se defendía diciendo que el amor, antes que nada, era un talento natural (enunciativa-
afirmativa)

3.- se retorcía de celos regresivos pensando que tal vez ella fuera más paseada de lo que fingía
(enunciativa –afirmativa)

4.- , tuvo que resignarse a tener en la cama al gato enfurecido(desiderativa)

5.- Sara Noriega le embotaba las garras para que no los despedazara a zarpazos mientras
hacían el amor (reflexiva)

6.- a ella le gustaba consagrar las fatigas del amor al culto de la poesía ( desidertiva)

7.- No sólo tenía una memoria asombrosa para los versos sentimentales de su
tiempo(enunciativa)

8.- clavaba con alfileres en las paredes los poemas que más le gustaban, para leerlos de viva
voz a cualquier hora (enunciativa)

9.- . Había hecho una versión en endecasílabos pares de los textos de Urbanidad e Instrucción
Cívica(enunciativas)

10.- Era tal su arrebato declamatorio que a veces seguía recitando a gritos mientras hacía el
amor (enunciativas)

11.- Florentino Ariza tenía que ponerle el chupón en la boca a viva fuerza, como se hacía con
los niños para que dejaran de llorar (enunciativa)

12.- , Florentino Ariza se había preguntado cuál de los dos estados sería el amor (dudativa)

13.- lo tranquilizó con el argumento sencillo de que todo lo que hicieran desnudos era amor
(afirmativa)

14.- Esta definición le pareció buena a Sara Noriega para un poema sobre el amor dividido
(pasiva)

15.- , convencida de que nadie había participado hasta entonces con un poema tan original
(enunciativa –afirmativa)

16.- Estaba furibunda mientras Florentino Ariza la acompañaba a su casa (enunciativas)

17.- , tenía la convicción de que la maniobra había sido urdida contra ella por Fermina
Daza(enunciativa-afirmativa )

18.- Estaba de un humor sombrío desde la entrega de los premios (enunciativa)

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