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F Finchelstein Del fascismo al populismo en la historia

PROLOGO

“La identificación de los neofascistas y populistas de extrema derecha con ciertos movimientos del pasado ha
reformulado el legado dictatorial del fascismo en distintas épocas democráticas y es central para la comprensión de las
conexiones entre el pasado y el presente” p. 5

“la cuestión del fascismo y el poder forma parte del presente. Nuestro nuevo siglo se caracteriza por la crisis, la
xenofobia y el populismo” // “Descartadas las desorbitadas metáforas de Múnich y Weimar, el fascismo a cuyo retorno
estamos asistiendo no es el que alguna vez existió” p. 7

Fascismo y populismo: “ambos términos se contraponen al liberalismo, ambos implican una condena moral del orden de
cosas de la democracia liberal y ambos representan una reacción masiva que líderes fuertes promueven en nombre del
pueblo contra élites y políticos tradicionales” p. 8

“como resultado de la derrota del fascismo, el populismo intentaba reformar y modular el legado fascista en clave
democrática” p. 9

“Esta transformación de conceptos en imágenes es una dimensión clave de la versión populista de un rasgo fascista
similar, largo tiempo atrás observada por Walter Benjamin: concretamente, la estetización de la política. Ese énfasis en
la política como espectáculo acompaña al populismo siempre que pasa de movimiento de oposición a régimen” p. 13

INTRODUCCIÓN

Pensando el fascismo y el populismo en función del pasado

“El fascismo idealiza y pone en práctica formas crudas de violencia política” p. 20

“Fascismo es un término que tiene la inquietante capacidad de absorber cualquier acontecimiento nuevo y oscurecer su
sentido y su historia.” p. 21

“para Roger Griffin, un reputado historiador de los estudios fascistas, «se puede ser un asqueroso macho chauvinista
racista xenófobo y aun así no ser fascista” p. 26

“No se puede entender el presente aislado de sus múltiples genealogías, y el fascismo y el racismo forman claramente
parte de ellas. El fascismo no es sólo un fantasma borroso del pasado, sino también una ideología histórica alguna vez
derrotada que tiene claras repercusiones populistas y neofascistas en la actualidad” // “concepción histórica que hace
del fascismo un universo político ambulante y viajero, un nacionalismo radical afectado y hasta cierto punto
transnacionales constituido por patrones” p. 28

“En términos históricos, el fascismo puede definirse como una ideología global con movimientos y regímenes nacionales.
Fue un fenómeno transnacional tanto dentro como fuera de Europa. Formación contrarrevolucionaria moderna, fue
ultranacionalista, antiliberal y antimarxista” p. 29

“Los fascistas de todo el mundo concebían la violencia política como la fuente del poder político. Contra la idea liberal y
comunista de que el poder era el resultado del monopolio estatal de la violencia, los fascistas equipararon el poder con
el ejercicio de la violencia política, no con su supresión. Creían que desatando la violencia creaban e incrementaban su
poder.” p. 30

“el fascismo proponía la dictadura, una idea mítica de líder, una versión socialnacionalista del capitalismo y una idea
radical de enemigo como fundamentos de la política moderna” // “la tercera vía entre liberalismo y socialismo y la idea
de un enemigo que debe ser en frentado con la guerra total, muestran continuidades claras con las formas derechistas
de prepopulismo que precedieron al fascismo” p. 31
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¿QUÉ ES EL FASCISMO EN LA HISTORIA?

Hitler y Mussolini “compartían la creencia más extendida de que el mundo tal como lo conocían estaba en crisis” p. 47

“El fascismo proponía ante todo una forma radical de subjetividad política” p. 51

“La matriz fascista se componía de binarismos tradicionales como «nosotros versus ellos» o «civilización versus
barbarie» y el pueblo contra sus enemigos, entre otros.” p. 52

“Esta dictadura del pueblo, con su voluntad de crear un hombre nuevo y un nuevo orden mundial, dependía de su otro
dialéctico, los enemigos existenciales, el antipueblo.” p. 53

“En la ideología fascista, la violencia y la agresión eran consideradas las mejores expresiones del poder” p. 54

“El fascismo era esencialmente revolucionario porque creaba un orden político nuevo, pero era menos revolucionario en
su relación con el capitalismo. De hecho, nunca lo amenazó. Los fascistas querían reformar el capitalismo en función de
un nacionalismo que le arrebatara la reforma social a la izquierda. Proponían gobernar la sociedad con el apoyo de las
masas populares, pero sin poner seriamente en cuestión «los privilegios sociales y económicos conservadores y la
dominación política»” p. 55

raíces causales: evidentemente esa dicotomía matriz del “nosotros” vs “otros” se había visto alimentada y en último
término exacerbada por las ideas nacionalistas de fines de siglo XIX y que, lejos de menguar, con la Primera Guerra se
afianzaron como elemento característico del fenómeno de masas previo a la Segunda Guerra. Pero además de lo
anterior, se le viene a sumar la novedad de la eficacia de los medios de comunicación (como la radio) y la propaganda
política como herramientas de expansión de estas ideas y sentimientos.

“el legado italiano del fascismo de Mussolini: un país dividido y una lucha casi apocalíptica que exigía medios
radicalmente violentos” // “La violencia definía la práctica fascista. En otras palabras, no hay fascismo sin violencia
política. No hay fascismo real sin un enemigo del pueblo total, existencial” p. 83

los fascismos convertían sus acciones y discursos de violencia (como acción política) como una consecuencia de una
“fuerza ética”, redentora, que los justificaba pp. 86-87

la ideología fascista “implicaba una negación de la realidad, una forma ideológica de desconectarse de ella que la
modificaba, que incluso creaba una nueva realidad y una nueva definición de lo posible en la política ideológica” p. 90;
de ahí el valor de observar el contexto global actual en el que surgen postulados completamente contrarios a la ciencia y
el sentido común y son creídos y defendidos, por ejemplo el terraplanismo o los movimientos antivacunas, que genera
un estado de cosas donde la denominada posverdad pareciera hacerse lugar en el plano de las reglas del juego de la
civilización occidental. Que el fenómeno de la posverdad aparezca (o reaparezca) en el escenario en parte se debe al
auge de las redes sociales, que esparce información como nunca antes en la historia (y tal vez tenga efectos en las masas
–debido a las lógicas de personalizar de los logaritmos- que vayan más allá de simplemente ser el medio, el vehículo de
la información, es decir, tal vez sea capaz de convencer y/o aislar las posibilidades de percibir la realidad con una mínima
coherencia)

“el fascismo nació de la democracia” // “Los fascistas solían participar del juego democrático, pero en modo alguno eran
democráticos. En realidad, lo que querían explícitamente era destruir la democracia.” p. 81

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