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FANATISMO RELIGIOSO

• El fanatismo es la conducta que enarbola una persona que defiende


con tenacidad desmedida sus creencias u opiniones y/o que se
entusiasma o preocupa ciegamente por algo.
• Supone una adhesión incondicional a una causa, un apasionamiento
que implica un comportamiento, en ocasiones, violento e irracional. El
fanático está convencido de que su idea es la mejor y la única válida,
por lo que menosprecia las opiniones de los demás.
• De esta manera, se podría determinar que el fanatismo se sustenta o
identifica por cinco principales señas de identidad: el deseo de
imponer sus propias ideas, el despreciar a quienes son diferentes, el
basarse en una serie de conceptos que son incuestionables, el tener
una visión “cuadriculada” de las cosas pues todo es blanco o negro, y
finalmente el carecer por competo de todo espíritu crítico.
• La falta de racionalidad puede llegar a tal extremo que, por el
fanatismo, una persona mate a otra. Cuando el fanatismo llega al
poder político, suele desarrollar todo un sistema para la imposición de
sus creencias, castigando a los opositores con la cárcel o incluso la
muerte.
• Para llegar al extremo del fanatismo, la persona debe contar con una
estructura psicológica apropiada para ello; sin embargo, el objeto del
cual la persona se vuelve fanático debe tener ciertas características
particulares, de hecho no es posible ser fanático de una obra de arte
o de una innovación tecnológica. El fanatismo requiere de una
doctrina o institución con la que se sienta totalmente identificado,
que trascienda el plano meramente individual, que penetre en la
totalidad de su esencia y sienta que ésta última gira en torno a lo que
adscribe. Se suele utilizar la expresión filosófica clásica: “como si
detentara la llave del mundo” para describir este sentimiento. Por
eso, los fanatismos suelen ser religiosos y políticos, principalmente.
• El punto de partida es este. Pero lo que termina gestionando
interiormente un cuadro futuro de fanatismo, no es en si mismo que
la persona busque un refugio en el amor de Dios pues eso es
totalmente adecuado y cierto, sino que la persona al sentirse
identificada con un grupo natural llamado “iglesia, parroquia,
feligreses, grupo de catequistas, grupo del ministerio, coro de la
iglesia, o miembros del grupo o movimiento de su elección”, su
sentido de valoración y pertenencia comienza a estar exagerado lo
que ocasiona que maximice e idealice al grupo de personas creyentes
al cual se haya afiliado.

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