Este puede llevar a un consumo más alto de aceite y en consecuencia a un
depósito manifiestamente superior de aceite carbonizado o residuos de aceite en el motor, así como en el sistema de aspiración y de escape. La aparición incrementada de residuos tiene una repercusión negativa en el comportamiento funcional y en el tiempo de vida del motor. En general aumentan con ello las tareas de mantenimiento. Además, el motor se enfría con un servicio a baja carga, por lo que el combustible se quema parcialmente y como consecuencia se puede producir un humo blanco con emisiones elevadas de hidrocarburos. Debido a la baja temperatura del combustible aumenta el porcentaje de combustible sin quemar en el aceite. Estos problemas se deben a que los aros de pistón, el pistón y el cilindro no se dilatan lo suficiente para asegurar el buen sellado y como consecuencia el aceite sube y es expulsado a través de las válvulas de escape. Como consecuencia, el gasoil pasa hacia el cárter degradando la calidad y propiedades del lubricante. El uso frecuente y continuado de los grupos electrógenos con cargas de energía de menos del 30% del valor máximo de energía puede producir las siguientes fallas a lo largo del tiempo:
1. Aumento de humo en el escape
2. Presencia de trazas de combustible en el aceite del motor 3. Desgaste excesivo del turbocompresor 4. Fugas de aceite en el cuerpo del turbocompresor 5. Aumento de la presión en la caja de engranajes y el cárter 6. Depósito excesivo de residuos de carbón en las superficies de las válvulas, asientos de válvulas, pistones y colector de escape 7. Endurecimiento de las superficies de los revestimientos de cilindros