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de los chicos
Su convivencia con las pantallas les da más velocidad, en detrimento del razonamiento y el autocontrol.
Desde bebés conviven con las pantallas. Deslizan sus dedos sobre ellas y se mueven en ese mundo virtual incluso antes
de poder hablar. La Generación Z -los chicos nacidos desde finales de los '90, principios de 2000 hasta hoy- crecen a la
par de la evolución de los videojuegos, las computadoras y los celulares. En lo que al cerebro respecta, esa
“hiperconexión” les otorga más aptitudes en lo referido a la velocidad y los automatismos, en detrimento del
razonamiento y el autocontrol, explica el profesor de Psicología Olivier Houdé.
En diálogo con la agencia AFP, Houdé, que es director del laboratorio de Psicología del Desarrollo y Educación Infantil de
la Universidad de La Sorbona y autor del libro “Aprender a resistir”, habla de la necesidad de ofrecerles a las nuevas
generaciones una educación adaptada a esas mutaciones derivadas de su relación con la tecnología.
- Permite, por ejemplo, evitar decisiones absurdas, a veces de manera colectiva, en una empresa. Permite también
resistir, en nuestras democracias, a las creencias erróneas: las teorías del complot, por ejemplo, o estereotipos muy
anclados. Y la resistencia cognitiva es también un factor de tolerancia. Permite la inteligencia interpersonal, es decir, la
capacidad de callar su propio punto de vista para favorecer el del otro. Cuando los atentados de París llevan a hablar de
“desradicalización”, de lo que se trata es de esa resistencia cognitiva. Educar el cerebro es enseñarle a resistir a su
propia sinrazón. Un verdadero desafío para las ciencias cognitivas y para la sociedad actual