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Prefacio: por qué uso el verso.

Vas a notar que este texto es un poco extraño. Como si estuviese escrito
en verso.

La cuestión es que todo este libro ha sido dictado a mi teléfono.

Gracias a esto puedo escribir un libro al día si es necesario.

Es verdad que podría haber corregido todo el texto, justicarlo, etcétera.

Pero prefiero emplear ese tiempo en cosas más útiles.

Por ejemplo, escribir más libros.

Además, así quizás consiga acostumbrarte al verso y que leas poesía.


¿Piensas que leer poesía no es muy alfa?

Este libro te aclarará muchas cosas.


Historia de un primate
Érase una vez un primate que hace miles de años vagaba por la Tierra.

Ese primate quería lo que quieren todos los primates: que no lo matasen,
comer, dormir, y a ser posible reproducirse. Vaya, supervivencia…

Un día ese primate encontró un árbol. De las ramas del árbol colgaban
unos objetos redondeados y coloridos.

El primate con mucho esfuerzo escaló el árbol y agarró aquellos frutos.


Después se los llevó a la boca.

Y entonces su cerebro segregó dopamina.

Como el primate quería comer para no morir, al recibir comida su cerebro


repasó lo que había ocurrido anteriormente.

Y extrajo la conclusión de que comiendo aquellas cosas redondas de


colores obtendría esa recompensa.

Mira este huevo: esto es tu cerebro. Bueno no es exactamente igual…


pero tu cerebro tiene la consistencia de un huevo pasado por agua (más
acuoso que este, por cierto).

Y aunque no las puedas, ver tu cerebro está formado por miles de


millones de neuronas.
Esas neuronas es como si estuviesen cogidas de la mano, y se pueden
comunicar entre sí.

Los mensajes que utilizan se llaman neurotransmisores.

A partir de ese suceso, cada vez que el primate veía los objetos
redondeados y coloridos que colgaban de las ramas del árbol, un conjunto de
neuronas que estaban cogidas de la mano se activaban.

Y entonces el primate seguía el impulso de volver a hacer lo mismo: subir


al árbol y comerlos.

Todo aquello que para el primate era una recompensa, tenía su


correspondiente red de neuronas.

Cuanto mayor es la recompensa, más fuerte se toman de la mano esas


neuronas. Y más fuerte es el impulso que sentiría el primate para volverlas a
activar.

El mensaje que esas neuronas envían es la dopamina (en este caso y


simplificándolo mucho).

Si algún día quieres conocer a ese primate, mira a tu alrededor. Quizás no


veas muchos árboles con frutos redondos y coloridos colgando de sus ramas,
pero a cambio verás máquinas expendedoras, pantallas, escaparates, y todo
tipo de cosas que al primate le encantan.

De hecho, le gustan tanto que las neuronas de su cerebro están


constantemente activándose, enviándose mensajes, tomándose muy fuerte de
la mano.

El cerebro de este primate moderno es como un estadio de fútbol repleto


de gente.

Ese primate eres tú.


Preferencia temporal
La preferencia temporal es un concepto que popularizó Hans-Hermann
Hoppe, aunque no fue el primero en proponerlo.

De hecho, ni siquiera es popular.

Básicamente nos habla de la proporción entre el consumo y el ahorro en


una sociedad.

Si todos esos primates producen una determinada cantidad de comida,


puede que la consuman toda, o que guarden una parte.

Si la consumen toda, al día siguiente tendrán que volver a conseguirla.

Pero a un grupo de primates más listos se les ocurrió lo siguiente: si en


lugar de consumir toda la comida hacían el sacrificio de guardar una parte (o
el sacrificio de producir más comida en la que necesitaban en un día), de
repente tenían tiempo o recursos extra.

Y ese tiempo o recursos extra permitían trabajar en la creación de


herramientas y sistemas nuevos, con lo cual la productividad de ese grupo de
primates aumentaba.

Pero había un problema: si la comida estaba disponible, las neuronas en


los cerebros de los primates se agarran de la mano muy fuerte y se agitaban.

Ocurría lo mismo cuando los primates en lugar de producir recursos extra


pensaban en echarse una siesta.

Hacía falta algo para que aquellos primates fuesen capaces de


sacrificarse.

Hacía falta una recompensa mayor que aquella que tenían al alcance de su
mano.
¿Por qué algunos primates eran capaces de hacer este sacrificio y otros
no?

Yo creo que hay dos razones. La primera es que algunos de esos primates,
por el entorno en el que vivían, tenían que subir a árboles más altos.

Es decir, ya estaban acostumbrados a que las recompensas tenían cierto


nivel de esfuerzo requerido.

Si por algún motivo un primate se había acostumbrado a que las


recompensas no conllevasen ningún esfuerzo, en cuanto las cosas se ponían
difíciles no era capaz de hacer el sacrificio necesario.

La segunda es que algunos primates eran capaces de ver el futuro.

Es decir, eran capaces de visualizar en su mente el fruto de sus esfuerzos


con tanto realismo, que su cerebro pensaba que era verdad. Sus neuronas
enviaban otro mensaje que era más fuerte que el que había grabado.

Y como podían ver tan claramente que la recompensa en el futuro iba a


ser mayor que la del presente, hacían el sacrificio.
Síntomas de deficiencia del sistema de
dopamina
Ya hemos visto que cuando la distancia entre el esfuerzo y la recompensa
es muy corta, tus neuronas se vuelven vagas.

Y al contrario, cuanta más distancia hay, más fuertes se hacen.

Hay otro problema con este cerebro que es como un estadio de fútbol:

Y es que las neuronas, como se hablan tan fuerte y con tanta frecuencia,
se quedan afónicas.

Y entonces el primate moderno tiene una serie de síntomas negativos.

Para empezar, que está tan acostumbrado a tener altas recompensas con
poco esfuerzo y muchas veces seguidas, que es incapaz de disfrutar de todo
lo que no suponga algo así.

Es muy difícil motivar a este primate moderno. A veces ni siquiera las


hembras le motivan.

Esto también puede afectarle a los sentidos, por ejemplo: puede tener
problemas de oído, escuchar pitidos y ruidos constantemente (tinnitus o
acúfenos).

Este primate moderno se parece a los perros pequeños. Los perros


pequeños ladran constantemente porque son conscientes de que, en una pelea,
no tienen nada que hacer.

Pedro ladrador, poco mordedor.

Cuando un perro enorme se encuentra con uno de estos perros ladradores,


sencillamente lo mira con curiosidad. Porque no ven ningún peligro en él.

Pero las neuronas afónicas del primate moderno han gastado toda su
energía. Cualquier cosa que suponga un reto para el primate moderno es un
peligro, porque sus neuronas no van a ser capaces de reaccionar como
deberían.

Otra forma de decirlo es que el primate moderno es irritable e impaciente.

El cerebro del Primate moderno está tan estresado y ha perdido tanta


energía, que no quiere saber nada de otros primates que no conoce.

De hecho, si se encuentra con desconocidos, se pone nervioso. Evita


hablar con ellos.

Y si habla con ellos está tan nervioso, sus neuronas funcionan tan mal,
que se bloquea.

Además, puede que el sistema digestivo del primate tampoco funcione


muy bien. Porque hay otra comunidad de células que es capaz de hablar este
lenguaje de las neuronas. De hecho, ese lenguaje se habla en todo el cuerpo,
porque para eso el cerebro es el que manda.

Pero la comunidad de hablantes más grande de este idioma fuera del


cerebro, está en su aparato digestivo.

Por si fuera poco, este primate moderno tiene un estado de ánimo


depresivo, estrés y ansiedad.
Actividades dopaminérgicas
Ya hemos visto que la dopamina no es un enemigo, sino un idioma.

Y que el peligro consiste en provocar altos niveles de dopamina en


recorridos cortos, es decir, cuando hay poco espacio entre el esfuerzo y la
recompensa.

Hay una serie de actividades que quizás realices diariamente y que son las
que más cuadran con este esquema.

PMO: es decir, ver p**no, masturbarte, y terminar en un orgasmo. Tus


neuronas piensan que están consiguiendo el fin último de toda vida, que es
reproducirse a sí misma, cuando en realidad lo único que haces es estar con
los pantalones bajados en tu habitación, el cuello adelantado, y mirando unas
imágenes de otros hombres teniendo sexo con mujeres. ¿Cuál es el esfuerzo
que haces? Mover con una mano el ratón y con la otra lo que ya sabes.

Sexo: hay sociedades en las que el sexo es muy fácil de conseguir. O


posibilidades como la prostitución que lo hacen asequible, siempre que uno
quiera. Una novia que esté siempre dispuesta es otro ejemplo, o ser muy
atractivo y tener todas las parejas sexuales que uno quiera sin esforzarse.

El caso es que puedes ver que en estas últimas circunstancias, el esfuerzo


se reduce considerablemente. Obviamente hay más adictos al PMO que al
sexo, pero es porque el sexo generalmente es más difícil de conseguir. En
cualquier caso, entenderás que a tus neuronas también les gusta mucho esto.

Comida: hay tres cosas que a tus neuronas les gustan especialmente en la
comida: sal, grasa y azúcar. La sal tiene micronutrientes esenciales que hasta
hace poco era muy difícil conseguir concentrados. La grasa es el
macronutriente con más densidad energética. Y el azúcar es la forma más
rápida de obtener esta energía. De hecho la empiezas a digerir con tu saliva.

Videojuegos, televisión, etc: todas estas tecnologías hacen que tu cerebro


piense que se está enfrentando a retos y novedades. Pero igual que cuando
ves p****, en realidad solo estás tirado en tu sillón. La misma habilidad que
permitía a los primates ser capaces de visualizar recompensas grandes en el
futuro, permite que estos primates se engañen pensando que viven aquellos
que ven con los ojos.

Por cierto, no te ofendas porque hable alternamente del primate y de ti.

Internet y redes sociales: estas son sencillamente, una nueva generación


de tecnologías. Algunas de ellas, como el llamado teléfono inteligente, se
hace inteligente a tu costa: estaba diseñado para volverte un adicto. Las
aplicaciones de tu teléfono ganan dinero principalmente manteniéndote
conectado a ellas. Utilizan todo tipo de señales y estímulos para recompensar
a tu cerebro, como los comentarios, me gusta, corazones… también utilizan
la novedad como estímulo: por ejemplo, cuando vas deslizando la pantalla
para encontrar mensajes e imágenes nuevas.

Música: ¿recuerdas cuando he dicho que, por ejemplo, cuando ves una
serie, tu cerebro piensa que se está enfrentando retos y situaciones? La
música tiene un aspecto discursivo y otro somático. La música es una forma
de reprogramación mental. Las letras son instrumentos de transmisión de
determinados valores y visiones del mundo. La parte estrictamente musical lo
que hace es instalar una nueva corporalidad en tu cuerpo. Es como un nuevo
programa que se instala en él, que nos hace vivir nuestro cuerpo de forma
distinta. La música, centrándonos en lo que nos interesa, es generalmente otra
forma de estimulación, de recompensa inmediata. Una sinfonía de estructura
compleja al menos requiere cierto tipo de sacrificio intelectual; también otras
composiciones de otros géneros. Pero los primates modernos generalmente
emplean la música como estimulante, con sus canciones de 3 minutos.

Fantasías: ya sabes que el primate es capaz de imaginar. Esta capacidad la


puede emplear para ver un futuro mejor con la suficiente fuerza como para
inspirarle al sacrificio. Pero esa misma habilidad puede utilizarse como
recompensa. Es obvio que aparearse con una hembra supone una recompensa
mayor que mirar unos vídeos en Internet. Pero también requiere un mayor
sacrificio, incluso puede ser peligroso, al menos en ese mundo de altos
árboles donde vivía el primate antes, o para el cerebro herido que hemos
descrito. Si el primate logra imaginar una recompensa con el mínimo
realismo como para que le compense, esa recompensa imaginaria será mejor
para el que la recompensa real. Además, cuando se acostumbre a la
naturaleza y estructura de estas recompensas fantasiosas, la recompensas
reales ni siquiera le interesarán. Todas esas neuronas que estaban cogidas de
la mano esperando que les avisasen para activarse, se han cansado de esperar.
Se han soltado la mano. Ahora toda la dopamina se ha ido las neuronas que
se activaban con estas fantasías sexuales (en tu mente o en la pantalla). Estas
fantasías también pueden ser, por ejemplo, historias que leas en cierto tipo de
libros, series, películas, o simplemente cosas que desees y te imagines, y te
guste tanto imaginarlas que las usas para evadirte, en lugar de esforzarte por
hacerlas realidad.

Esta es una lista aproximada de aquellas actividades que más estimulan la


dopamina.

El resto del libro te convencerá de hacer una dieta de dopamina, es decir,


controlar la frecuencia y la intensidad con la que estimulas el sistema de
dopamina.

Cuando estés convencido, sencillamente ordena todas estas actividades


basándote en lo que haces cada día, de más a menos,y elabora un plan para
eliminarlas o limitarlas. Debe ser un plan progresivo. Si eliminas de repente
todas estas recompensas, tus neuronas van a pensar que estás en peligro de
muerte, y van a estimularse todas a la vez para pedirte esas recompensas.

Es lo que se llama síndrome de retiro.

Te recomiendo eliminar el PMO, los videojuegos, la televisión y las


fantasías, cuidar la dieta, y limitar al mínimo necesario el resto de cosas. En
cuanto al sexo, debe ser una recompensa al esfuerzo. Luego hablamos de
cómo tener novia te está acomodando.

Si te estás preguntando qué vas a hacer durante el día si te quitan todo


eso, te falta un poco de ambición.

Pero a lo largo del libro te daré ideas.


Cómo el estrés te impide cambiar
Vives en piloto automático. De los miles de pensamientos que tienes a
diario, el 90% ya los tuviste el día anterior. Esa enorme cantidad de
información genera un modelo del mundo que permite ver ciertas opciones
pero te hace ignorar otras.

Como siempre tienes ante ti las mismas opciones, siempre tomas las
mismas decisiones. Eso es lo que se llama un ‘comportamiento’. Y ese
comportamiento te lleva a los mismos resultados, como es lógico.

Cuando vemos el resultado de nuestras acciones en la realidad, nos


sentimos de una determinada manera, y por coherencia nuestros
pensamientos se adaptan a esa emoción.

Es un círculo vicioso, como ves. Así que tu presente es tu futuro.

Esto tiene cosas buenas. Como es un proceso automático, es más cómodo.


Pero tiene algo malo, y es que eso que llamamos tu personalidad no es más
que una completa red de esas neuronas que se toman de la mano. Y si
trabajan en piloto automático (lo que llamamos un ‘hábito’), significa que
determinados neurotransmisores están programados para viajar por esa ruta.

Por allí todo transcurre a gran velocidad. A tan alta velocidad que puedes
anticiparte a los estímulos. Igual que los perros de Pavlov salivaban sin ni
siquiera ver la comida, tu encuentras motivos para construir el mismo futuro
a partir del mismo pasado.

¿Por qué repites hoy los pensamientos de ayer? Porque ayer repetiste los
de anteayer. Pero si pudieras tener pensamientos nuevos, esos pensamientos
abrirían nuevas posibilidades, haciendo más probable que tomases otras
decisiones, con otros resultados, otras experiencias, y esas experiencias
quizás despertarían en ti otras emociones y pensamientos.

Y ese círculo ya no sería el mismo.


Antes hemos hablado de que en el cerebro hay miles de millones de
neuronas; pues bien, cada una tiene entre 1.000 y 100.000 conexiones con
las demás, llamadas sinapsis.

Cuando aprendes algo, creas sinapsis nuevas.

Cuando recuerdas algo, las mantienes.

Es lo que te decía de que las neuronas se dan la mano.

Las conexiones más fuertes y densas entre neuronas tendrán más influjo
sobre lo que pase en todo tu cuerpo.
Eric Kandel (premio Nobel) ha estudiado cómo estas conexiones se
reducen en tres semanas.

Cuando haces las cosas en la misma secuencia, todas esas neuronas se


conectan entre sí y van reforzando la densidad de sus sinapsis.

Piensa en tu cerebro como un mapa de carreteras. Habrá carreteras más


importantes, las autopistas, y otras secundarias. También viejos caminos de
montaña borrados por la flora salvaje.

Pues esa red de carreteras es el mapa físico de tu mente, es decir, tu mente


es lo que producen las conexiones de tus neuronas tal y como están
programadas ahora mismo.

Por eso es tan importante meditar. Cuando meditamos, sencillamente


observamos esa mente en funcionamiento. Como no hay acción, ciertas
neuronas se activan para animar la fiesta. Y como esas neuronas están
conectadas con otras en una secuencia que tú has creado con tus acciones, se
empiezan a activar los mismos circuitos.

Pero, como estás meditando, solo debes observar neutralmente lo que


ocurre en tu mente. Tu mente va a pedirte acción, va a intentar ejecutar tu
programación una y otra vez.

Pero tú solo vas a observar neutralmente sin juzgar.

Si le sigues el juego a tu mente, dejarás de meditar. Tu cerebro quiere


activar esos circuitos como siempre, no le gusta el cambio. Te hará pensar
que la meditación no funciona, que es absurdo, te hará dudar, te dirá que tu
cuerpo está incómodo…

Pero si logras superar este primer nivel de meditación, entonces habrás


hecho fuerte una nueva parte de tu mente. Fíjate en que has podido observar
neutralmente todos esos intentos de activarse de los circuitos que llevaban
funcionando igual meses o años.

Si mejoras lo suficiente, ¿te das cuenta del control que eso te da sobre tus
impulsos?

Espero que sí.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver esto exactamente con el estrés? Sí, meditar
reduce el estrés. Pero, ¿cómo me hace eso cambiar quien soy?

Antes hemos dicho que tus pensamientos crean tus opciones, tus opciones
tus decisiones, tus decisiones tus resultados… El conjunto de tus resultados
es la realidad en la que vives ahora. Tu realidad es como es porque tomaste
algunas decisiones en el pasado.

No TODA la realidad es eso, pero la parte en la que tú has tenido un


papel (la mayoría), sí.

Y en ese círculo vicioso, es tu realidad la que activa a esas primeras


neuronas que a su vez activan todo el circuito, toda la programación.

La realidad que has creado está creando tus pensamientos y vuelta a


empezar…

Vamos con el estrés. Existen tres tipos de estrés: físico (que llamaré
inflamación), químico (producido, por ejemplo, por toxinas o drogas), y
emocional o psicológico (cuando no dejas de pensar en lo mismo, o sientes
que la ansiedad se apodera de tu cuerpo).

Nuestro primate estaba programado para reaccionar rápidamente al estrés,


por lo que, cuando lo sentía, lo hacía por un período corto y luego volvía a la
normalidad. Durante ese breve momento, los recursos del cuerpo se
centraban en esa respuesta (luchar o huir), y luego se regulaban cuando el
peligro pasaba.

Pero hablando de ti de nuevo: cuando el estrés es producido por


pensamientos sobre el pasado y el futuro que además crean tu identidad
porque se disparan en piloto automático y se repiten diariamente… entonces
esa falta de recursos es la nueva normalidad.

Tus niveles de energía se reducen al mínimo porque tu cuerpo está


desviándola allí donde es necesaria, dada la situación de peligro en la que
cree que te encuentras.

Y luego te explicaré por qué un macho alfa es un hombre de alta energía,


y lo entenderás perfectamente siguiendo lo que te acabo de decir.

Entonces, si sabes algo sobre cómo funciona el cerebro, sabes que, si


anticipas algo, este se prepara. Igual que los perros de Pavlov. Igual que
cuando fantaseas, donde el cerebro te recompensa como si estuvieras
viviendo realmente lo que imaginas.

Y si recuerdas lo que he dicho de la meditación, cambiar tu programación


(una programación, por ejemplo, de macho beta) requiere algo similar.
Cuando meditas, de repente estás observando tus procesos mentales desde
una posición externa, y cuando lo haces ves que esta posición es más
poderosa que esos procesos automatizados.

Así, cuando eres capaz de experimentar un futuro desde una posición


superior a tu programación presente, puedes desactivarla. Porque la
anticipación de tu cerebro, que se querrá preparar para ese futuro, será más
fuerte que tu programación.

Y aquí viene la clave de todo: si a nivel fisiológico el estrés te pone en


modo defensivo, únicamente enfocado en el peligro que cree que existe a tu
alrededor, a nivel psicológico eso se manifiesta en pensamientos 100%
centrados en ese ambiente, es decir: no puedes escapar de ese momento ni de
tu identidad actual.
Por eso, quien tenga más dificultades y reticencias a la hora de meditar,
más lo necesita. Su cerebro no puede permitir ninguna desconexión del aquí-
y-ahora, porque cree que está en peligro. Y sin esa desconexión, no podemos
anticipar un futuro mejor porque no podemos vivenciarlo con más fuerza que
el presente que nos hemos programado.
Macho alfa = hombre de alta energía

Un cerebro dominado por las hormonas del estrés solo presta atención a
los posibles peligros. Está preparado para huir o para pelear. La huida se
produce a través de la disfunción eréctil o la eyaculación precoz, que
permiten terminar una relación sexual lo antes posible; también a través de la
ansiedad social, que te protege de los desconocidos, concebidos como un
potencial peligro. La pelea se produce por culpa de la irritabilidad y la
compulsión.

La respuesta de lucha-huida es como pisar el acelerador y el freno a la


vez. Hay tensión sin movimiento, falta energía. En modo supervivencia, las
funciones secundarias de nuestro cuerpo se ralentizan y cada sistema actúa de
forma egoísta. Las habilidades cognitivas se deterioran porque nuestro
cerebro no puede evitar enfocarse en lo que tiene delante.

Cuando una mujer detecta inconscientemente estos síntomas en un


hombre que se le acerca o se le queda mirando, podría pensar algo así: este es
un hombre vencido por las circunstancias. Un hombre alfa, al contrario,
vence a sus circunstancias. A veces una sola victoria o una sola derrota son
suficientes, y se activa un loop de feedback positivo o negativo: el recuerdo
de la victoria o de la derrota activan en nuestro cerebro los circuitos que
imprimieron, nuestro cuerpo vuelve al pasado y nos condenamos, por tanto, a
repetirlo.

Por este motivo, un hombre capaz de abordar a una mujer tiene mucho
ganado, ya que independientemente del resultado, ha dado lo que llamamos
‘señales honestas’ de ser un macho alfa; hay señales deshonestas, señales en
las que una mujer nunca puede confiar del todo; por ejemplo, el dinero. Un
hombre puede ir vestido con un traje lujoso, pero lo realmente importante a
nivel biológico es lo siguiente: ¿es capaz este hombre de conseguir recursos?
¿Es rico mentalmente? La valentía es una señal honesta porque no se puede
fingir.

La naturaleza de la energía femenina busca someterse a la energía


masculina. Son la fuerza, la determinación, el atrevimiento, la energía
implacable lo que la atrae. El términos físicos, la musculatura no es más que
la capacidad de activar la energía en forma de movimiento. La voz es una
proyección de la energía. Cuando la voz es obstruida por un cuerpo cerrado
en sí mismo en posición de protección, denota baja energía y no es atractiva;
una voz clara y potente es una voz enérgica. Las mujeres prestan atención al
hombre que habla en tono alto, ya que esto implica que no tiene miedo de
ofender y llamar la atención de nadie. Cuando un hombre sostiene su postura
con seguridad, demuestra la energía suficiente como para soportar la presión
de quienes le contradicen. Cuando un hombre da la razón por sistema a una
mujer, solo le está demostrando su debilidad. Las pruebas que
inconscientemente ponen las mujeres no son más que la forma en la que ellas
son capaces de medir si, al menos, tienes más energía que ella. Porque, si no
tienes más energía que ella, ¿de qué la puedes proteger?

La biología tiene una forma ciega, a veces injusta, de actuar. Guiados por
nuestras hormonas del estrés, el resto de posibilidades energéticas que
estarían a nuestra disposición, se desactivan. Es una fuerza en nuestro interior
que dice: ‘no estás preparado para enfrentarte al mundo’.

La energía se manifiesta en la acción en el mundo. Un hombre alfa por


definición deja su huella en el mundo, porque es el único que se atreve y el
único que tiene la energía necesaria. El mundo ya no es un peligro, sino un
abanico de posibilidades.

Por tanto, nuestros niveles de energía son los indicadores principales que
hemos de cuidar y registrar. El desempeño físico y mental, la confianza y
seguridad, niveles de descanso… todos estos son rasgos que nos dan
información sobre la salud de nuestros sistemas energéticos.
El cultivo de la salud no es más que un aspecto más del cuidado
energético, y no es extraño que soaring eagle enfoque su discurso en la
energía.

Una situación extrema es aquella de colapso, en que el sistema nervioso


resulta incapaz de activarse debido a la sobrecarga. Sobrevienen los síntomas
depresivos como una medida extrema del cerebro para obligarnos a reposar.

Hay, de hecho, una correlación entre el tipo de pensamientos que nos


sobrevienen y el estado de nuestro sistema nervioso. Al fin y al cabo, tiene
más sentido que los pensamientos tengan una función, y no que sean
resonancias arbitrarias. Los pensamientos negativos generalmente conducen a
la inacción, tratan de convencernos de que algo es peligroso, de que no tiene
sentido, o de que no somos capaces de conseguirlo. El objetivo no es más que
protegernos, pero esos pensamientos refuerzan el estado físico con el que se
relacionan.

Etimológicamente, se entiende que el macho alfa es aquel que, como la


primera letra del alfabeto, guía a los demás, marca el camino, lo cual requiere
más energía que seguir el camino trazado. Tiene sentido, porque aquel
hombre que debiera ser imitable, es el que ha sido más fuerte que sus
circunstancias. Conviene imitarle y seguir su camino pues sus resultados
hablan por sí mismos.

Por supuesto, este tipo de hombre es una minoría, y no puede ser de otra
manera. Pero, como hemos visto, dado que no se basa sino en una cuestión
energética, dentro de cada uno de nosotros existe ese potencial. Despertarlo o
no depende de nosotros.
Beta sigue a alfa
Por si no lo sabías, beta es la segunda letra del alfabeto griego. La
primera es alfa.

Eso significa que marca el camino.

Se podría decir que ser alfa significa tener cualidades de líder.

Para ser líder, en primer lugar hace falta ser capaz de ver el futuro. Sin
este tipo de personas, la metáfora del primate dejaría de ser una metáfora.
Estaríamos viviendo como monos. Alguien debe guiar al sacrificio.

Un alfa es un líder tenga o no seguidores. Hay personas que solo saben


ser líderes cuando la gente les sigue.

Por ejemplo, seguro que tienes un amigo, que no deja de proponerte que
hagáis cosas juntos. Pero cuando te niegas, es incapaz de hacerlas solo.

Es decir, tiene la iniciativa, pero es incapaz de seguirla con


determinación.

Una persona que intenta liderar pero que a mitad del camino se gira para
ver si le siguen, no es alfa. Porque desde el momento en que se gira para
mirar a los demás, ha dejado de ser el líder, porque está a la expectativa de la
reacción del grupo.

Si alguna vez has visto un rebaño o una bandada de pájaros, parece que
una fuerza misteriosa sincronice a todos los miembros del grupo. Esa fuerza
misteriosa es el miedo.

Cuando los científicos han analizado estos fenómenos naturales, se dan


cuenta de que en realidad todos los miembros del grupo intentan situarse en
el centro.

Y el resultado de todos esos intentos de buscar el centro es el movimiento


del grupo.

Luego hablaremos de la capacidad para sobreponerse al miedo.

Lo importante aquí es que, entre los humanos, esos movimientos son más
simbólicos que físicos. Es decir, intentamos situarnos en ese centro de
seguridad con nuestras opiniones y acciones.

Solemos repetir lo que hacen los demás, seguir el camino que marcan los
demás… solemos tener las opiniones e ideas que menos ofenden a los demás,
que más aprobación nos garanticen.

Y si no podemos conseguir su aprobación, podemos intentar conseguir su


atención. Ese es el caso de las personas que quieren ser provocadoras. Hacen
aquello que llama la atención de los demás porque sin esa atención no saben
qué hacer. Dicen aquello que provoca la reacción de los demás, porque eso es
un poco mejor que la indiferencia. Es decir: sigue necesitando los demás.

Creo que eres capaz de ver la diferencia que hay entre esto y el macho
alfa.

Lo que me interesa que veas es la relación directa que hay entre la


capacidad de sobreponerse al miedo y esta actitud de buscar la comodidad y
el camino más seguro.

Y que luego te hagas la siguiente pregunta: después de lo que has leído en


la primera parte, ¿cómo crees que será el cerebro de esa persona que busca la
seguridad del rebaño?

Exacto: es un cerebro sobreexplotado por la dopamina.


Alfa físico
La capacidad de sacrificio y la mejora constante se reflejan en un físico
atlético.

El Alfa forja su cuerpo como un ritual donde reproduce una y otra vez el
sacrificio al que somete su vida y sus acciones.

Su postura también es una manifestación de su poder. Básicamente, tu


cuerpo cuenta una historia.

Si es una historia de debilidad y derrota, cuerpo se verá con el cuerpo de


una persona que se prepara para perder.

Igual que el sistema eyaculatorio de un masturbador se prepara para


eyacular, no para disfrutar.

Si es una historia de victoria, ese hombre estará preparado para el


enfrentamiento. Me refiero principalmente a un enfrentamiento simbólico.
Porque si ese enfrentamiento le recuerda a sus victorias, entonces estará
esperando con ganas.

Hay mucho dicho sobre la postura, de hecho un mero cambio de postura


puedo aumentar tu testosterona temporalmente.

Te recomiendo iniciarte en la bioenergética.

Lo último que tengo que decir sobre el cuerpo tiene que ver con tu silla.
Cuando observas de perfil a un hombre que está sentado, ¿no te parece que
tiene forma de beta?

Cuando pasas mucho tiempo sentado, deja de llegar tanto oxígeno a tu


cerebro (lo que le faltaba a tus neuronas...).

Tu espalda se curva y tus hombros se encogen, que es la postura contraria


a la que quieres tener.
Tus piernas y tus glúteos se debilitan, y por eso es tan fácil detectar a una
persona que pasa mucho tiempo sentado cuando camina. Porque, además,
esta debilidad muscular produce defectos en toda la cadena que es tu costura.
Constantemente tienes que corregir con otros músculos y articulaciones.
Alfa intelectual
Ya hemos hablado de cómo los hombres gregarios buscan la opinión más
cómoda, como una forma simbólica de situarse en ese centro seguro. La
corrección política es otro ejemplo de esto. Significa adoptar la postura más
tolerante posible, no criticar nada, no juzgar a nadie… a la vez, se debe ser
intolerante: intolerante con cualquiera que no esté de acuerdo con esta
laxitud. Fíjate que esto es exactamente lo que caracteriza a un beta:

Es incapaz de tener valores propios, siempre debe tener una referencia,


alguien o algo en que fijarse para saber qué hacer.

Por eso, si algo o alguien le recuerda que está equivocado, o le critica,


hace como el perro ladrador.

Como es incapaz de lograr por sí mismo la seguridad de estar en lo cierto,


el único recurso que le queda es la fuerza del número. Los perros ladradores
se unen, y con su ladrido común crean un eco donde cualquiera que esté en
desacuerdo es silenciado.

Repito: este es el sistema político que crea(ría) una sociedad de betas.

Nada más que decir sobre este asunto.

Hablemos ya de poesía y de libros. En esto, y por simplificar las cosas,


distingo a tres grupos de lectores.

Del primer grupo ya he hablado: son aquellos que utilizan la literatura o


la ficción para recompensar a sus cerebros con fantasías compensatorias. Sea
novela erótica (ellas) o fantasía medieval (ellos).

El segundo grupo lo identificarás con los falsos alfa: son aquellos que
leen únicamente aquello que refuerza su opinión, o que leen ciertos libros
para hacer creer a los demás que son algo que no son. Yo llamo a esto 'el beta
con el libro de Heidegger bajo el brazo'.
La lectura solo es recomendable cuando te acerca a la verdad o te mejora
en algún sentido. Nunca debe ser una recompensa que obtengas sin esfuerzo.

La poesía puede servir para producirte emociones que eres incapaz de


conseguir en tu vida real aburrida.

O para estimular tu inteligencia, porque la poesía históricamente ha sido


empleada para decir cosas ocultándolas, o para estimular la inteligencia del
lector, o para desafiarlo… así que en realidad me da igual qué libros leas. La
cuestión es qué buscas con ello.

El Alfa intelectual, en definitiva, es capaz de tener sus propias ideas. Eso


incluye la posibilidad de dar la razón a alguien, siempre que dé argumentos
convincentes. Una persona incapaz de ceder o incapaz de aprender de los
demás está diciendo, básicamente, que es más lista que nadie. Es decir, una
fantasía compensatoria.

Pasar por varios años de gimnasio te vuelve humilde, no prepotente. Pasar


por varios años de lecturas produce el mismo efecto.
Las mujeres son un premio peligroso
Volvamos a hablar del primate moderno, aunque en realidad siempre
estamos hablando de él.

Bueno, mejor hablo directamente de ti.

En algún momento conociste a una chica. La chica te gustó. Y tú le


gustaste.

Pasó algo entre vosotros, y como no estabas acostumbrado a tener sexo,


te metiste en una relación, con la esperanza de que el sufrimiento y el
esfuerzo terminasen, y poder vivir tranquilo y cómodo con ella.

Podríamos hablar de cómo las mujeres fáciles lo son por inseguridad, y de


cómo acceden rápidamente al sexo porque es lo único de sí mismas que saben
que va a gustarte.

O de cómo una mujer promiscua acaba desestabilizada mentalmente


porque el sexo es la única forma de tener contacto íntimo con hombres, y en
busca de esa conexión va de hombre a otro sin encontrarla realmente...

Pero no me quiero desviar, así que sigamos con tu historia:

La vida con ella era tan buena que habrías hecho cualquier cosa por no
perderla. Y cuando empezaste a hacer tantas cosas por ella, ella empezó a
actuar distinto.

De hecho seguramente te dejó (aunque ella no te dijo que el motivo fuese


este).

Solo hay dos motivos por los que una mujer te dejará: no le das buen
sexo, o has dejado de ser un Alfa.

Las mujeres son un premio, pero cuando disfrutas de un premio durante


demasiado tiempo, te acomodas.
Y tu felicidad empieza a depender demasiado de esa comodidad. Como
esa comodidad te la da ella, la pones en un pedestal. Tienes miedo a perderla.

Como tienes miedo a perderla, lo haces todo por ella. Es decir, te pones
por debajo de ella.

El poder en una relación lo tiene quien sea más independiente.

Cuando tú la pones en un pedestal, eso la perturba a ella, porque si ella


está en tu pedestal tú no puedes estar en su pedestal. Y si tú no puedes estar
en su pedestal, significa que está perdiendo el tiempo.

Las mujeres son hipergámicas por naturaleza, es decir, buscan estar con el
hombre de mayor estatus, de mayor valor. Da igual que este valor se
manifieste en su atractivo físico, dinero, popularidad, talento, diversión,
poder…

Como de repente ya no está segura de estar con alguien de valor, empieza


a ponerte a prueba. Y cada vez que ella te pone a prueba, tú lo único que
haces es intentar satisfacerla. Con lo cual, aunque estés intentando ganártela,
la estás perdiendo...

Y entonces ella empieza a sentir rencor hacia ti, porque se da cuenta de


que ha perdido el tiempo contigo. Y cada vez que se enfada y tú le
demuestras que tiene razón, se enfada todavía más.

No importa si ella te dejó por otro, dijo que necesitaba un tiempo, dijo
que lo vuestro no funcionaba, que tenía que elegir entre tú y su carrera, entre
tú y su familia, entre tú y sus amigas… no importa porque la culpa fue tuya.
Dame esa patata caliente
Digo más: la culpa siempre es tuya. Aunque a mí me gusta más llamarla
"responsabilidad".

Deberías asumir toda la responsabilidad posible, tanto la tuya como la de


los demás.

Si miras a tu alrededor, todo el mundo se está pasando una patata caliente.

Podemos llamar a esta patata caliente 'estrés' o 'tensión'.

Si yo te paso una patata caliente y tú temes que te haga daño, la intentarás


pasar a otra persona.

Los hombres débiles se pasan las patatas calientes entre sí, a veces se las
pasan a las mujeres. Las mujeres también se pasan la patata caliente entre sí,
y a veces se las pasan a los niños.

Solo tienes que observar a las madres solteras con sus hijos en un
supermercado. Entenderás de qué te estoy hablando.

Este es el único motivo por el que las mujeres mueren a manos de los
hombres (más que de otras mujeres), y los niños mueren a manos de sus
madres (más que de sus padres).

Porque todo el mundo intenta pasar la patata caliente al más débil.

Es lo mismo que pasa en las empresas, donde cada vez que algo no va
bien, tu jefe lo paga contigo, y tú luego lo pagas con el subordinado, y al final
el último mono paga el plato. El último primate, si quieres.

Un hombre alfa tiene la energía y la fuerza de decir:

dame esa patata caliente.


No importa si me explota en la cara. Yo lo intentaré solucionar. No voy a
quedarme bloqueado por el miedo a que no salga bien.

Alguien tiene que hacer esto.

Y yo me ofrezco voluntario.
Permiso o perdón
Otra manera detectar socialmente a un beta es porque constantemente está
pidiendo perdón.

Está pidiendo perdón o dando explicaciones.

Relaciona esto con lo que he dicho antes acerca de cómo, en un rebaño


humano, el objetivo es no ofender a nadie.

Porque si ofendo a alguien corro peligro. Es decir, estoy subcomunicando


con mi comportamiento que estoy débil.

Eso no significa que nunca tengas que pedir perdón, ni que esté mal dar
explicaciones, ni que esté mal pedir permiso… significa que hay un momento
para todo, y que hay cosas que jamás se consiguen pidiendo permiso. Por eso
pedir consentimiento explícito para tener sexo es un absurdo, porque
precisamente el atrevimiento le dice a ella que tu energía es alta.

Es imposible trazar una línea exacta entre el permiso y el perdón.

Por eso, ante la duda, elige pedir perdón a pedir permiso. Y, ocurra lo que
ocurra, quédate con la patata caliente.
Pon más alfa en tu vida
Ya he dado algunas pistas acerca de lo que deberías hacer en tu día a día,
en lugar de todas esas cosas que vas a dejar de hacer con tu dieta de
dopamina.

Una debería ser un arte marcial o pesas. Debes esculpir tu cuerpo a base
de esfuerzo, de forma que la mayor parte de lo que te ocurra en tu día a día
sea un desafío menor que tu entrenamiento.

Eso sí, no cometas el error de entrenar demasiado. Tu entrenamiento


nunca debe ser más duro que tu capacidad de recuperación. Porque entonces
provocamos los mismos síntomas deficiencia de dopamina.

Tu sistema endocrino en este momento tiene una capacidad que no debes


rebasar. Poco a poco aumentarás la cantidad de trabajo que puedes hacer. Sé
inteligente.

Eso sí: inteligente no quiere decir vago.

Hay maneras objetivas de medir tu recuperación.

La que más me gusta es medir la fuerza del agarre. La opción más


asequible, es tener una báscula que puedas agarrar con tus manos cada
mañana y que puedas apretar. La fuerza que seas capaz de ejercer con tus
manos debería mejorar progresivamente.

Si al día siguiente de entrenar tu fuerza de agarre ha disminuido significa


que no te has recuperado. Al menos no debe disminuir.

También puedes comprar un dinamómetro como este, que está adaptado a


tal fin.

Siempre puedes confiar en tu intuición, pero esta puede fallarte. Querrás


compensar el tiempo perdido o racionalizarás tu pereza. Las dos son un error.
La meditación es otra actividad imprescindible. La meditación te permite
apagar aquellas zonas del cerebro que están hiperexcitadas, por culpa de las
hormonas del estrés que segregas cuando sobreestimulas tu sistema de
dopamina.

Es lo único que te liberará del hábito de ser tú mismo. Bueno, la otra


opción es cambiar radicalmente de ambiente, como cuando te mudas de
ciudad o país.

Creo que antes ya te he hablado suficiente sobre la meditación.

Otra cosa que deberías hacer es involucrarte en alguna actividad creativa.

Contrariamente a la opinión popular, el arte y la ciencia son como primos


hermanos. Arte y ciencia intentan encontrar y establecer leyes.

Sin embargo, las leyes de la ciencia explican la realidad. Las leyes del
arte explican la subjetividad.

Cuando vayas mejorando tu habilidad creativa, esta reflejará tu


subjetividad personal. Es una forma de conocerte y por tanto de reconocer tu
propio camino, tus propios valores.

Además fíjate en que la actividad artística sigue el patrón que nos


interesa: siempre conlleva un largo esfuerzo, siempre implica la habilidad de
visualizar un resultado futuro y de esforzarse hasta hacerlo realidad.

Por último, deberías convertirte en una persona social. Es recomendable,


sin embargo, hacerte fuerte en soledad primero.

Si no, utilizarás a las personas como medios, porque lo único que te


interesará de ellas será la aprobación.

Conforme tu sistema de dopamina vaya sanando, te sentirás más cómodo


con desconocidos.

Y conforme el esfuerzo haga crecer tu autoestima, todavía más.

Conocer personas nuevas será un placer, y además sentirás que les haces
un favor, que les aportas.

Esta es la mayor señal de autoestima: alguien que se quiere no tiene


miedo a mostrarse ante los demás tal y como es. De hecho lo está deseando,
porque lo que es bueno para él también lo es para los demás.

La falsa autoestima no puede soportar esta prueba.

Ahora te voy a dar la receta más sencilla para construir tu autoestima:

Cuando tu autoestima se basa en palabras, sentimientos, pensamientos…


será siempre débil.

Tu autoestima debe tomar forma concreta en el mundo. Puede ser en tu


cuerpo, en tu obra, en tus proyectos, en tus logros… Haz cosas. Ten
proyectos ambiciosos y comprométete a terminarlos. Eso te hará mejorar. Y
finalmente crearás algo de valor que dure por mucho tiempo.

Puede ser tu físico, un libro, una empresa, un récord. Puede ser el impacto
que hayas tenido en la vida de otra persona y que jamás va a olvidar.

Y cuando alguien, por cualquier motivo, ponga aprueba tu autoestima, tú


sonreirás, porque el impacto que has tenido en tu entorno es prueba más que
suficiente para ti.

Retomando el tema: eventualmente debes convertirte en una persona


social. Debes conocer a mucha gente de distintos grupos. Esto además te
ayuda a renovar tu autoimagen conforme vas mejorando. A veces somos
incapaces de adoptar una autoimagen nueva porque nos rodeamos de las
mismas personas que antes, y nos seguimos viendo a través de sus ojos.

Piensa que ser alfa equivale a ser la referencia.

Si tú conectas a grupos de personas distintos, si gracias a ti personas


desconocidas se conocen entre sí, si creas esa conexión, inmediatamente te
conviertes en la referencia.
Conclusión: beta quiere cambiar
(pero la muerte es el único camino)

Dado que pertenezco a muchos grupos de Facebook, donde intento


prestar mi ayuda a hombres que quieren abandonar el PMO, me he topado
con esto muchas veces.

Hay cientos de mensajes de hombres que quieren dejar de ser beta, que
preguntan cómo ser un macho alfa...

Y cuando leo estas consultas, no puedo evitar tener la sensación de que


este tipo de preguntas son un poco… beta.

Como ves, están reproduciendo con exactitud lo que he descrito antes:


mirar a los demás antes de actuar.

Ahora bien: hay una enorme diferencia entre ser dependiente del
liderazgo de otro y aprender de él.

Es decir: no es lo mismo tratar de imitar las virtudes de una persona que


admiramos (alfa) que pedir opinión a los demás para que nos digan cómo
actuar antes de hacerlo (beta).

De hecho, cuando reconoces la virtud en los demás y eso resuena dentro


de ti, significa que esa virtud en parte también es tuya.

El mensaje con el que quiero concluir este libro es el siguiente: no puedes


cambiar de beta a Alfa. El beta tiene que morir.

De nuevo, esta es una diferencia sutil pero crucial

Beta no puede cambiar a Alfa porque su deseo de ser Alfa está concebido
desde la estructura mental de un beta.

Cuando pensamos en términos de identidad, de ser algo, de etiquetas, en


realidad estamos reforzando nuestro ego, es decir, nuestro estado actual.

El único camino posible consiste en ejecutar ciegamente y no mirar atrás.

En el momento en que detengas el trabajo para preguntarte: "¿ya soy


alfa?", significará que la respuesta es "no".

Pero algún día, dentro de no sé cuánto tiempo, en una situación que eres
incapaz de imaginar ahora mismo, alguien actuará de determinada manera,
dirá algo… quizás sea un chico discutiendo con su novia, sin darse cuenta de
que reaccionar a sus provocaciones es lo peor que puede hacer…

quizás sea un joven perezoso que, a pesar de tener algunos proyectos,


algunos deberes, pasa las horas jugando videojuegos o viendo series…

No sé qué será, pero habrá algo que te hará pensar:

así era yo.

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