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Octubre 2020
AGRADECIMIENTOS
A Rosa López que supo sostener mis preguntas y mis búsquedas, nos
siempre fáciles, sin las cuales no habría sido posible este trabajo.
2
“…cada uno de nosotros actúa como un artista o un escritor que construye
Catherine Millet1
1
Millet, C., Celos: la otra vida de Catherine M., Barcelona, Anagrama, Panorama de
Narrativas, 2010, pág. 7.
3
ÍNDICE
FEMENINA…………………………………………………………………………………………………6
I.- Lo perdido……………………………………………………………………………………………52
II.- Lo obsceno………………………………………………………………………………………….58
III.- Lo prohibido………………………………………………………………………………………64
FÁLICO…………………………………………………………………………………………………..116
SEXUALIDAD FEMENINA…………………………………………………………………………126
4
4.3.- EL FANTASMA MASTURBATORIO EN LA POSICIÓN FEMENINA……….138
6.- CONCLUSIONES……………………………………………………………………………..…216
7.- BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………………..226
5
1.-INTRODUCCIÓN: ENSANCHANDO EL DECIR SOBRE LA SEXUALIDAD
FEMENINA
Desde el inicio del psicoanálisis con Freud, quien pronto consideró que la
algo que de alguna manera “se produce” para cada parlêtre a partir de las
sus primerísimos escritos, las dificultades de los sujetos para saber hacer
buena gana las noticias sobre su vida sexual, por todos los medios procuran
2
Freud, S., “La sexualidad en la etiología de la neurosis”, Obras completas, volumen III,
Buenos Aires, Amorrortu editores, 1991, págs. 251-276 y “Mis tesis sobre el papel de la
sexualidad en la etiología de la neurosis”, Obras Completas, volumen VII, Buenos Aires,
Amorrortu editores, 1992, págs. 259-272.
6
muestran con franqueza su sexualidad, sino que gastan una espesa bata
los otros.(…) Por desdicha, tampoco los médicos gozan de ningún privilegio
al sujeto.
no se sabe con qué pie bailar a propósito de lo que es verdad (…) Cuando
3
Freud, S., “Cinco conferencias sobre psicoanálisis”, Obras completas, volumen XI, Buenos
Aires, Amorrortu editores, 1992, pág. 36-37.
4
Lacan, J., “Lugar, origen y fin de mi enseñanza”, Mi enseñanza, Buenos Aires, Paidós,
2007, pág. 35-37.
5
Lacan, J., “Televisión”, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, pág. 557.
7
sentido de la palabra maldición como castigo, condena y como lo que se
dice mal.
inaccesible que hará corresponder con el campo del goce.6 Esta vacuola en
del goce sexual con la expectativa de obtener un saber que le oriente. Por
que cada sujeto mantiene con su cuerpo sexuado”.7 Pero también nos
encontramos, por otro lado, con un empuje al decir que ilumine cierto
dos fuerzas e invita a los sujetos a hablar para poder obtener un saber
6
Lacan, J., El Seminario, libro 16: De un Otro al otro, Buenos Aires, Paidós, 2008, pág. 206-
207.
7
Leguil, C., “La fabrique du corps fémenin, de Lacan a Catherine Millet”, La cause du désir,
nº 89, Revue de L’École de la Cause freudienne, mars 2015, Navarin éditeur, Paris, pág.39.
Todas las traducciones al castellano de los textos en francés son propias.
8
hacer con el goce que habita su cuerpo sexuado. Y como consecuencia de
sexualidad humana. Por supuesto, no sin poder elidir ese punto ciego de lo
todo, por los diferentes efectos que la castración tenía para hombres y
atravesado todos los estratos psicológicos y llegado, con el deseo del pene
su actividad”.8
8
Freud, S., “Análisis terminable e interminable”, Obras Completas, volumen XXIII, Buenos
Aires, Amorrortu editores, 1991, pág. 253.
9
del lado femenino de la existencia, en especial con la elaboración de las
verdad, que Lacan, insatisfecho con lo poco que podía llegar a decirse de
Era el año 1973, han pasado más de cuatro décadas, y en estos años,
9
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aún, Buenos Aires, Paidós, 2008, pág. 73.
10
Ibid., pág. 73.
11
Ibid., pág. 95.
10
Catherine Millet, nacida en 1948, es una crítica de arte francesa, fundadora
2001; Celos. La otra vida de Catherine M. (traducción muy libre del título
Sus libros son un testimonio excepcional sobre cómo lo sexual toma forma
de cuerpo hablante.
“es” de una vez por todas. Si bien existen importantes núcleos de fijeza que
sujeto.
11
Si los testimonios de Catherine Millet sirven para enseñarnos acerca de la
torno al paradigma compartido desde finales del siglo XIX que pretende
deseo sexual, goce sexual y vida en común. Para Catherine Millet, tanto por
nunca tuvo hijos. Las consecuencias de esta separación han sido radicales
posible embarazo.
En La vida sexual de Catherine M., nuestra autora nos indica que “se
12
Millet, C., Celos. La otra vida de Catherine M., op. cit., pág. 48.
12
En Jour de souffrance escribe, en cambio, sobre el goce que atraviesa a un
cuerpo que sufre del encuentro con la no relación sexual dentro del vínculo
con la pareja del amor y cómo su sexualidad se ve afectada por ello; cómo
Por último, en Une enfance de rêve, Millet relata su infancia, nos descubre
entonces, como producto del análisis que, sin embargo, la autora nos da a
13
había que abandonar o no el análisis… (…) Por fin, un día moví la cabeza y
traumático que atraviesa su vida de ser sexuado habitado por el goce y por
Para ello nos planteamos, no tanto hacer un estudio del caso “Catherine
modo en que Freud pudo hacer con los escritos de Schreber o con la obra
13
Ibid., pág. 208.
14
Leguil, C., L’être et le genre: Homme/Femme aprés Lacan, Paris, PUF, 2015, pág. 184.
14
de Leonardo da Vinci, o como Lacan hizo a partir del estudio de la vida y la
obra de Joyce, dejarnos enseñar por lo que Catherine Millet nos muestra
determinada por el sexo biológico del parlêtre en cuestión, sino que tiene
que ver con la posición que éste tome respecto a los elementos en juego
15
2.- LAS HUELLAS DEL TROUMATISME EN LA SEXUALIDAD
Los testimonios fueron escritos en este orden: primero, Millet nos habla de
ella creía ser “experta”, y, por último, escribe sobre los detalles de su
infancia que dejaron en ella un rastro. Podríamos pensar que lo hace justo
sexualidad adulta.
15
Freud, S., “Proyecto de psicología para neurólogos”, Obras completas, volumen I,
Buenos Aires, Amorrortu editores, 1992, págs. 400- 403.
16
Emma, dos momentos de esta temporalidad, el segundo de los cuales será
en la relación con el Otro (en tanto que Otro del lenguaje y en tanto que
la medida en que “lo sexual que falta” (sexual en tanto que índice del “hay
pubertad, tal como nos muestra Freud, momento en el que se conjuga para
16
Lacan, J., El Seminario, libro 21: Los non-dupes errent, clase del 11 de junio de 1974,
inédito.
17
ya de unos recursos simbólicos e imaginarios de los que en la infancia se
relación con el Otro, “lo sexual que faltaba”, que empuja sin cesar a la
marcas que dejan las lecturas realizadas y que permite un punto de cierre.
este proceso. Así, dirá Lacan, en el seminario 11: “El trauma es concebido
17
Lacan, J., El Seminario, libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis,
Buenos Aires, Paidós, 2007, pág. 63.
18
mecanismo, si bien esto sería tema de otra investigación). Eso sí, es un
esfuerzo que no se da sin las dificultades que conlleva una ambición de tal
El tercer momento del trauma podría entenderse, por tanto, como una
de ello hasta convertirlo en surcos por los que circulará el goce del sujeto
18
Freud, S., “Carta 69 a Fliess” (1897), Obras completas, volumen I, Buenos Aires,
Amorrortu editores, 1992, págs. 301-302 y “Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la
etiología de la neurosis” (1905), Obras Completas, volumen VII, Buenos Aires, Amorrortu
editores, 1992, págs. 265 y ss.
19
defensiva que logra establecer ciertos cauces para el flujo del goce y, por
ese medio, consigue una satisfacción sustitutiva. Pero, por otro lado,
momento inaugural.
parlêtre, trop-matisme.
que sufre ese primer embate de goce (LOM) y jugando con el significante
quetieneunkuerpo y notiene más Keuno”, “un LOM que tiene antes que
19
Lacan, J., El Seminario, libro 21: Los non-dupes errent, clase del 19 de febrero de 1974,
inédito.
20
Lacan, J., “Joyce el Síntoma”, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, pág. 591.
20
de modos de canalizar el goce, uno de los cuales corresponde a la
sexualidad.
en la medida que permiten ilustrar alguna de las vías por las que el trauma
I.- “La primera vez que fui al mar, mis padres no pudieron resistirse.
encontrado ante mis ojos sin casas, sin árboles, sin ni siquiera hierba, sin
de Riva- Bella, con sus charcas y sus surcos de agua. Llegamos con la marea
que mi madre tomó por decepción ya que oí que decía con voz queda:
“¡Ella cree que es así el mar!”. ¿Pero no era más bien ella la que estaba
21
mirada. (…) El comentario me desconcertó. ¿Puede ser que me sintiera en
acuerdo con el mundo; lo toma tal y como se le ofrece. (…) Para mí estaba
bien que el mar fuera ese lienzo inmenso de arena sin color en el
colmaba?”.21
Este recuerdo nos muestra el agujero que viene a marcar lo que no pudo
sujeto y Otro que hace que la falta en el Otro, Ⱥ, hiciera acto de presencia,
hace más que enfatizar, aparece la ruptura del “no hay relación”. Algo faltó
21
Millet, C., Une enfance de rêve, Paris, Flammarion, 2014, págs. 20-22. Todas las citas de
Une enfance de rêve son traducciones propias del francés.
22
plantó la satisfacción pulsional que la acompañará toda su vida, “la
pulsión escópica toma un lugar preferente para vehiculizar una de las vías
desde la infancia y que sin cesar desdobla mi conciencia, relevo del ojo
Este ejemplo nos permite ver como la pulsión, la satisfacción pulsional por
medio del objeto es un amarre para el palêtre ante el agujero del “no hay”.
troumatisme.
22
Ver apartado 4.1.- El goce sexual por medio de los objetos pulsionales, pág. 105 y
siguientes.
23
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 192.
24
Jurado, M. C., Entrevista a Catherine Millet, 27 de octubre de 2015, disponible en:
http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=195183.
23
II.- Ante el suicidio de Marilyn Monroe, Catherine Millet nos cuenta la
madre] aparece de improviso en la sala y exclama: «¡Y bien, hay una puta
comprendido bien repite: «He dicho: hay una puta [putain] menos». En
en la joven Catherine:
como que ella la enunciase, sin que nadie, por ejemplo, hubiera solicitado
25
“Esa debe de acostarse con todos” en Millet, C., La vida sexual de Catherine M.,
Barcelona, Anagrama Compactos, 2016, pág. 39; Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 22, y
Millet, C., Une…, op.cit., págs. 278-279.
26
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 280.
27
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 22.
24
«¡Pff… fue de nuevo a reunirse con esa zorra [pouffiase]!», yo comprendía
los que el sujeto construye el sentido sexual a partir del exceso troumático
primordial.
de deseo del padre al que pone palabras la abuela por medio del
acuesta con todos”, pieza clave de su sexualidad dentro del orden fálico.
III.- “La llegada de Simone [la madre] a esa casa donde yo me sentía bien,
porque Martine, sus hermanas y sus padres eran gente divertida y cálida
28
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 81.
29
Ver punto II. Lo obsceno del apartado 3.1.- El borde de la vacuola en pág. 50 y ss.
30
Ver punto 4.3.- El fantasma masturbatorio en versión femenina en pág. 125 y ss
25
de que mi madre hablara con estas personas que la acogían, que
convertía, de esta manera, en una burguesa más, pero, por otra parte, su
presencia era una intrusión en un lugar donde yo hacía, yo sola, «mi vida
voz baja, en la que se reconocía que ella misma se sentía censurable por las
territorio que me estaba reservado, se reforzaba con una falta todavía más
grave que quizás explicaba las otras sin saber de qué se trataba.(…) Los días
gousse que no fuera la que ya conocía por las ciencias naturales («vaina»),
efecto, había observado que, cuando veía fotografías de mujeres sin ropa
26
en las revistas, se me producía una excitación de la misma naturaleza que
normal”.31
pequeña niña tenía al mirar las fotografías de mujeres sin ropa en las
muy bien, por el contrario, cuándo gusto a una mujer, sin que por ello haya
31
Millet, C., Une enfance…, op. cit., págs. 102-104.
27
contrariar las reglas del juego”.32 Interesante índice de su represión cuando
nos confiesa que es más perspicaz con las señales de deseo de las mujeres
que de los hombres cuando se dirigen hacia ella, todo ello para que la
del terror en el cuerpo que quedó grabada en su memoria ante una de esas
esta elaboración introdujo primero una escisión, una cosa son las
32
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 54-55.
33
Millet, C., Une enfance…, op. cit, pág. 88.
34
Ibid., pág. 91.
28
discusiones y el que cada miembro de la pareja lleve su vida por su lado, y
otra cosa es la violencia real entre ellos: “Si yo hablaba de buena gana de
traumático de la violencia real en juego tuvo que ser tratado de otro modo.
abstracciones, mientras que los golpes los veía y en ocasiones recogía los
contragolpes”.36 El no saber de las vidas que hacían sus padres, cada uno
Clotilde Leguil en uno de sus trabajos sobre Catherine Millet: “Sus padres
Una marca distintiva que Millet busca elevar, sublimar, incluso idealizar, en
el trabajo de lectura que realiza après coup sobre su “vida sexual libre”:
“Está claro que si yo tuve esa vida sexual tan libre fue porque nunca estuve
techo, pero con una vida amorosa y sexual por separado, lo que creaba
35
Ibid., pág. 88.
36
Ibid., pág. 89.
37
Leguil, C., L’être et le genre: Homme/ Femme après Lacan, op. cit., pág. 179.
29
padres discutir y hasta pegarse, lo que me hacía sufrir, como todo niño
vida...”.38
que alardeaba, un “saber”, sobre la existencia del que hacía uso en el patio
del recreo”.40
violencia física real de su madre sobre ella como algo que la marcara
aunque dice que tenía la mano ligera,41 en lo que respecta a ella se trataba
38
Jurado, M. C., Entrevista a Catherine Millet, 27 de octubre de 2015, disponible en:
http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=195183
39
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 86.
40
Millet, C., Celos, op. cit., pag. 182.
41
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 41.
42
Ibid., pág. 87.
30
“No había tenido tiempo de meter mi llave en la cerradura, cuando la
bofetadas cayó sobre mi cabeza. Me daba con las dos manos, de cualquier
Nada es más difícil de imaginar que el dolor, y a nadie le gusta hacerlo, así
levantar la cabeza la vi, a ella [su madre], que retrocedía en el pasillo. Tenía
trauma, será sexual y tramada por el argumento edípico: “Si Louis [su
manera que un historiador del arte que para comprender una imagen se
deja llevar por otras imágenes que relaciona, (…) habría visto que la joven
superficie posible a la paliza era casi la misma que la que él se llevó a Italia,
casi treinta años antes a unas vacaciones de amor (…). Las dos, madre e
responder al instinto que guía a los seres humanos, una vez que llegan a la
43
Ibid., págs. 40-41.
31
pubertad, para buscar el marco particular, ideal y secreto para sus
descubrimientos sexuales”.44
pantorrillas”.46
44
Ibid., pág. 42.
45
Ibid., pág. 88.
46
Ibid., pág. 166.
47
Ibid., pág. 167.
48
Freud, S., “«Pegan a un niño». Contribución al conocimiento de la génesis de las
perversiones sexuales”, Obras Completas, volumen XVII, Buenos Aires, Amorrortu
editores, 1992, pág. 184 y ss.
32
Entre medias en su trabajo de elaboración de la violencia real que sufrió de
comenzaba a tramar entre los chicos y las chicas me daba miedo, aunque
por supuesto no lo sabía. (…) (H)abía uno [un juego] que consistía pura y
por la negación: “Puede ser que los chicos tuvieran segundas intenciones
hecho, en otro libro, en La vida sexual de Catherine M., incluso asociará sus
posterior, como veremos más adelante: “Lo que contaba, de lo que estaba
orgullosa, era de haber puesto yo las reglas de este juego, que se consolidó
49
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 193.
50
Ibid., pág. 194.
51
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 42-43.
52
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 194.
33
Quizás no es mucho aventurar que en el gusto por hallar su cuerpo
los vestigios de ese goce que se inscribió a partir de las prematuras palizas
sexualidad de cada ser hablante vienen a ser una suerte de cicatriz del
53
Lacan, J., El seminario, libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis,
op. cit., pág. 30.
34
Veamos algunas condiciones del trauma originario que empujan al ser
sexual:
se repite, como podían ser las palizas del hermano a Catherine o las peleas
entendiendo que este Otro implica, como venimos diciendo, el Otro del
hermano); como palabra excesiva sin sentido pero cargada del goce del
Otro que conmociona sin que pueda ser insertado por el sujeto su
madre.
54
Ibid., pág. 62
35
3) Este encuentro con la falta en el Otro, con el Ⱥ, se traduce en un exceso
menos que “todo el andar del sujeto”: “El Ding como Fremde, extranjero e
se encuentra con una falta de recursos ante ello, aspecto que fue muy
positivo… Cada vez que uno tiene esta perspectiva olvida que el trauma de
55
Lacan, J., El seminario, libro 7: La ética del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 2007, pág.
171.
56
Ibid., pág. 68.
57
Freud, S., “Manuscrito E: ¿Cómo se genera la angustia?”, Obras completas, volumen I,
Buenos Aires, Amorrortu editores, 1992, págs. 228-234.
36
lalengua sobre el cuerpo no es un significante que se agarra, es más bien el
Hilflosigkeit freudiana, calificada por Lacan como “más primitiva que todo.
creacionista, vinculada con ese elemento estructural que hace que, desde
del trauma.
58
Laurent, É., III Coloquio de la Orientación Lacaniana, Buenos Aires, Grama Ediciones,
2013, págs. 40-41.
59
Lacan, J., El Seminario, libro 6: El deseo y su interpretación, Buenos Aires, Paidós, 2014,
pág. 472.
60
Lacan, J., El Seminario, libro 7: La ética del psicoanálisis, op. cit., pág. 257
37
6) Estas soluciones tienen una lectura “sexual”, puesto que en el agujero
traumático inicial, no solo está en juego la tachadura del Otro en tanto que
otro del lenguaje, sino que también están presentes el goce en el propio
cuerpo y el goce del Otro significativo como cuerpo vivo, sin que entre ellos
declina como “no hay relación sexual” y parte del poder creacionista del
lo real. Allí donde no hay relación sexual eso produce troumatisme. Uno
61
Lacan, J., El Seminario, libro 11: Los cuatro conceptos del psicoanálisis, op. cit., pág. 71:
“Yo también he visto, con mis propios ojos, abiertos por la adivinación materna, al niño,
traumatizado de que me fuera a pesar del llamado que precozmente había esbozado con
la voz, y que luego volvió a repetir por meses enteros; lo vi, aun mucho después, cuando
lo tomaba en brazos, apoyar su cabeza en mi hombro para hundirse en el sueño, que era
lo único que podía volverle a dar acceso al significante viviente que era yo desde la fecha
del trauma”.
62
Lacan, J., El Seminario, libro 21: Les non-dupes errent, clase 19 de febrero de 1974,
inédito.
38
traumática originaria. Un permanente esfuerzo porque “allí donde ello es,
alrededor del núcleo traumático con efectos de goce, que Lacan nombrará
como el Uno. Este Uno, será causa, por un lado, de una reinterpretación
constante de un mismo goce con una misma interpretación, sino que, por
63
Lacan, J., El seminario, libro 11: Los cuatro conceptos del psicoanálisis, op.cit., págs. 52-
53.
64
Miller, J.- A., “Más allá del Pase”, clase del curso de la Orientación lacaniana El Uno solo
del 4 de mayo de 2011, Freudiana, nº 69, Revista de la Comunidad de Cataluña de la ELP,
septiembre/diciembre 2013, versión digital.
39
repetitiva a la manera del fort-da, en la que, por este efecto de clinamen,
creciente del circuito, singular para cada ser hablante. Por esta doble faz de
encuentro del Uno iterativo, pero también nos abre a todas las creaciones
40
3.- HACERSE UNA SEXUALIDAD
tampoco deja de ser cierto que, dado que la “formación” de una sexualidad
para el ser hablante siempre ese campo de minas donde se mueve con
dificultad.
“formación del inconsciente” se puede ver bien el añadido que hace Lacan
el Une-bevue.65
En el seminario 11, Lacan introduce “entre la causa y lo que ella afecta, (…)
lo que cojea”66. Se trata aquí del inconsciente que “nos muestra la hiancia
65
Lacan, J., El Seminario, libro 24: L’insu que sait de l’une-bevue s’aile à mourre, inédito.
66
Lacan, J., El seminario, libro 11: Los cuatro conceptos del psicoanálisis, op.cit., pág. 30.
67
Ibid., pág. 30.
41
troumatismo) y lo que ella afecta (el ser de goce del parlêtre) se introduce
poder llegar a ser vista (vue) solo puede circunscrita desde el error, desde
de cada ser hablante hay un saber sobre el goce que en gran parte se le
hasta dónde llegan los efectos de lalengua por el hecho de que presenta
68
Ibid., pág. 30.
69
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aún, op. cit., pág. 167.
70
Ibid., pág. 167.
42
Estos afectos son enigmáticos, y por ende nuestra propia sexualidad según
presencia de lalengua en tanto que articula cosas de saber que van mucho
más allá de lo que el ser que habla soporta de saber enunciado”.71 Por ello,
hacer con los efectos de lalengua sobre el cuerpo, mucho más de lo “que
una forma a parte del goce desregulado de todo cuerpo hablante, producto
que van dejando su surco, susceptible de ser convertido en una vía de goce
Catherine Millet.
circular.
71
Ibid., pág. 167.
72
Ibid., pág. 167.
43
el de la formación de una sexualidad. ¿Cómo entendemos entonces que la
esperaba; está el cuerpo afectado por ello, y hay un objeto del que el
73
Laurent, É., El reverso de la biopolítica, Buenos Aires, Grama ediciones, 2016, pág. 136
referencia al curso de orientación lacaniana de Jacques Alain Miller Silet (1994-1995),
clase del 29 de marzo de 1995.
44
de saber sobre lalengua”.74 Y en quinto lugar, en el propio desarrollo del
con los efectos del troumatisme (por ejemplo, Freud nombra ocasiones en
las que el pequeño niño repite solo la primera parte del juego, lanzando un
recuperación del objeto acompañado del “Da”,75 o bien más adelante tira
agente, objeto y Otro (en el juego del fort-da, el niño ocupa originalmente
el lugar de agente, pero luego hay una variación en el que él mismo se hace
más adelante, Freud nos pone como ejemplo los juegos en los que el niño
se coloca en el lugar de un adulto que impone a otro niño las prácticas que
elementos que ocupan los distintos lugares de agente, objeto y Otro, con
efectos en el cuerpo.
74
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aún, op. cit., pág. 167.
75
Freud, S., “Más allá del principio el placer”, Obras Completas, volumen XVIII, Buenos
Aires, Amorrortu editores, 1992, pág. 15.
76
Ibid., pág. 16.
77
Ibid., pág. 15.
78
Ibid., págs. 16- 17.
45
Las brújulas freudiana y lacaniana nos permiten entender cómo este juego
troumatismo.
para regularlo.
cómo todos estos elementos del juego del fort- da están en acción,
impregnados, eso sí, por el sentido sexual, es decir, por aquellos aspectos
que, de una manera u otra, están asociados con aquello que señaliza lo
hacerse ser objeto para el otro; para que exista una sexualidad es
necesario que haya constitución del sujeto y una separación entre sujeto,
46
objeto y Otro (en los casos como en el autismo o determinadas psicosis en
obtener algún tipo de satisfacción; una vez formada la sexualidad hay toda
básicos con los que repetir una y otra vez la operación de encauzar el goce.
muerte. Pero Lacan hace una sustitución en el seminario 20 que nos parece
actividad que “no puede ser considerada sino como una atenuación de la
79
pena y ciertamente no como placer”. Lacan nos señala también que
79
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aún, op. cit., pág. 77.
47
como veremos más adelante, pero lo que nos interesa subrayar en este
fort-da nos permite discriminar los aspectos que están involucrados en esta
“actividad”, sustituta del principio del placer para Lacan. De este modo,
hablante podrá con mayor o menor logro hacerse con el agujero del
con esa brecha en la que el cuerpo goza sin poder hacerse con ello, con esa
siempre afectado por esa hiancia que llamamos inconsciente. Los seres
Lacan hará con ello un juego de palabras Sa vie sexulle= Ça visse exuelle80
para nombrar este ajuste singular de cada ser hablante con lo sexual, para
80
Lacan, J., “Lugar, origen y fin de mi enseñanza”, Mi enseñanza, op. cit., pág. 31.
48
indicar que algo “se atornilla” (ça visse) en la vida sexual de cada ser
hablante.
seminario 16, donde Lacan, partiendo del das Ding del seminario 7, nos
sería allí demasiado intenso”,81 que designa como “el campo del goce, goce
cuerpo”.82 De este campo, nos dirá “que constituye, en suma, lo que nos
es más cercano sin dejar de sernos exterior”,83 añadiendo que: “Habría que
81
Lacan, J., El Seminario, libro 16: De un Otro al otro, op. cit, pág. 206.
82
Ibid., pág. 206.
83
Ibid., pág. 206.
84
Ibid., pág. 206.
49
continuará diciendo: “si no fuera por la configuración de vacuola, de
agujero propio del goce, que es algo insoportable para lo que está reglado
85
Ibid., pág. 210.
86
Lacan, J., El Seminario, libro 7: La ética del psicoanálisis, op. cit., pág. 149.
50
En el interior de la vacuola, Lacan sitúa a, como coagulo de goce singular y
propio de cada uno (“es lo que cosquillea en el interior de das Ding”87), que
que se tiene acceso por medio de los orificios del cuerpo de parlêtre, un
ubica la lógica del fort-da, y que tomará forma a través de los objetos
como nos dirá Lacan, da una forma particular al Otro fallido del
87
Lacan, J., El Seminario, libro 16: De un Otro al otro, op. cit., pág. 213.
51
Hasta este momento, esta formalización del borde de la vacuola, de a y de
I.- LO PERDIDO
separación del sujeto respecto a este otro significativo (la encarnación del
88
Freud, S., “Inhibición, síntoma y angustia”, Obras Completas, volumen XX, Buenos Aires,
Amorrortu editores, 1992, pág. 128 y ss.
52
distintas separaciones con la consecuente constitución de distintos objetos
relación directa con el objeto; y esta formación lleva consigo un afecto del
cuando el niño está solo, cuando está en la oscuridad y cuando halla a una
persona ajena en lugar de la que le es familiar (la madre). Estos tres casos
53
persona amada (añorada)”.89 La interpretación del agujero de estas
perdida.
interpretado como una falla en la relación que le une a aquel que encarna
al Otro primordial en cada una de las escenas, la madre en tres de ellas (en
la falla estructural del “no hay relación” entre Uno y Otro. “Decepción”
89
Ibid., pág. 129.
54
existencia del sujeto es transformada en una cuestión de amor: la
acción del sujeto, para erigir la mirada como objeto causa de deseo en el
caso de Catherine Millet o para inventar el juego del fort-da en el caso del
nieto de Freud.
por cuanto la pérdida del objeto se asocia con la globalidad del Otro en
de la hiancia en cuestión.
90
Lacan, J., El Seminario, libro 16: De un Otro al otro, op. cit., pág. 207.
91
Ibid., pág. 207.
92
Ibid., pág. 116.
55
cuerpo y goce, se inscribe como “pérdida” por la incidencia de un
de Catherine ante el primer encuentro con el mar de su hija (“¡Ella cree que
dejan una huella, una marca en el ser de goce de la niña que introduce la
sepamos que ha sido perdido más que por estos nuevos hallazgos”. 95
que funda al ser hablante, la vida erótica del sujeto puede ordenarse
experiencia, hasta la pasión del juego, para ver que la pérdida no carece de
93
Ibid., pág. 111.
94
Millet, C., Une enfance…, op. cit., págs. 21.
95
Lacan, J., El Seminario, libro 7: La ética del psicoanálisis, op. cit., pág. 147.
56
relación con la manera en que funcionamos como deseo”.96 El deseo en
Hay efectos en el cuerpo que no se dominan y que tienen que ver con los
cuando tienen que lidiar con la realidad que se les resiste. Yo, sin embargo,
96
Lacan, J., El Seminario, libro 16: De un Otro al otro, op. cit., pág. 116.
57
reaccionaba con un modo de pasividad que me hacía deslizarme por la
“descubrí que era una mujer bastante pasiva, sin más objetivos que
esta pasividad en relación directa con los efectos del impacto de los
primeros troumatismos, una de las formas del goce fuera de las lindes que
II.- LO OBSCENO
97
Millet, C, Une enfance…, op. cit., pág. 30.
98
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 34-35.
58
aquello de lo que no está permitido hablar”.99 La palabra que utiliza en
posible otra traducción que nos parece más afinada, “obsceno”. “Lo sexual
“abuso”, un “mal trato” gozoso del Otro sobre el sujeto. Se produce este
pregunta cómo, sin saber qué significaba gousse, sabía que se trataba de
99
Freud, S., “Conferencia 20ª: La vida sexual de los seres humanos”, Obras Completas,
volumen XVI, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1991, pág. 277.
100
Lacan, J., El Seminario, libro 16: De un Otro al otro, op. cit., pág. 207.
59
desvelaba el goce de la madre y de la abuela en situaciones en las que el
involucrado en el goce del Otro, y por ello se imagina como posible causa
Lacan sitúa aquí la génesis del goce masoquista cuando el sujeto asume la
esfuerzo por constituir al Otro como campo solo articulado (…), el sujeto
101
Ibid., pág. 123.
102
Brousse, M.-H., Millet, C., “Conversation exceptionelle avec Catherine Millet au Wiels”,
Quarto nº 103, janvier 2013, pág. 69.
60
Lacan hace un juego de palabras en Joyce el síntoma, y habla de
(beau)- al revés- olleb (eaub); scène- escena), aunque según esta lógica,
original, “ello-ob-escena”.
con el objeto que no logra ser velado por las buenas formas. Y es que el
goce del Otro y la tentación que supone para el sujeto encontrar un lugar
sujeto será envolverlos con los ropajes, tan poco beau, del fantasma
“permanente”, “continuo”, “fijo”) por el goce del Otro que localizó en sus
tener que ver con ser el objeto causa de ese goce. Y así lo escudriñará para
103
Lacan, J., “Joyce el Síntoma", Otros escritos, op. cit., pág. 591.
61
encontrar sus claves allí donde aparezcan. Con estas claves tejerá el borde
sexual de la vacuola.
al goce del Otro para hacer con ellas una construcción que le permita, a la
vez, hacer uso de ellas para su goce sexual y alejarse del goce del Otro del
momento del trauma. Los padres y hermanos son a menudo estos Otros
significativos en los que se desvela por primera vez el goce del Otro para el
parlêtre de forma que es fácil que aparezcan los colores edípicos a la hora
familiares.
Millet. Nos relata primero: “Una conversación con mi madre provocó otro
había tenido siete amantes en su vida. «Siete», dijo, mirándome, «no son
Era la primera vez que oía expresar de viva voz que una mujer podía haber
examinaba una y otra vez la cuestión de tener varios maridos: “¿Una mujer
otro? En este último caso, ¿cuánto tiempo debía estar casada con uno
104
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 43-44.
62
antes de poder cambiarlo? ¿Cuántos era «razonable» que tuviese: unos
cuantos, unos cinco o seis, o bien un número mucho más grande, incluso
(pouffiase).106 Dos significantes que sintetizan para Millet el goce del padre
y su causa.
¿Qué eran siete, comparados con una cuenta nunca saldada?”,108 la cuenta
105
Ibid., pág. 10.
106
Millet, C., Une enfance…, op. cit., págs. 81 y 84.
107
Lacan, J., El Seminario, libro 16: De un Otro al otro, op. cit., pág. 116.
108
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 44.
63
en su sexualidad introduce literalmente un paréntesis para decirnos:
sutilmente se han inmiscuido los signos del goce de los Otros significativos
III.- LO PROHIBIDO
“indecente” al que se puede acceder, pero del que “no está permitido”
hablar.
109
Ibid., pág. 175.
110
Freud, S., “Conferencia 20ª: La vida sexual de los seres humanos”, op. cit., pág. 277.
111
Lacan, J., El Seminario, libro 16: De un Otro al otro, op. cit., pág. 206.
64
realiza la interpretación como “prohibido” o como “no permitido” sobre el
hablar de él. La clave está en el verbo “poder” que, según los idiomas, sirve
puede porque no está permitido, porque está prohibido. Al hacer pasar por
lenguaje (de hablarlo) se abre una vía factible a través de la cual recuperar
prohibición. Lacan dirá: “es porque man darf nicht, no se puede [en el
sentido de que no está permitido], por lo que man kann, de todas formas
112
Lacan, J., El Seminario, libro 10: La angustia, Buenos Aires, Paidós, 2008, pág. 86.
65
así al sustituto sexualizado del goce primordial. El fantasma masturbatorio
prohibido que puede ser trasgredida para acceder a algo de ese goce que
“no se puede” por ser imposible. Esta demarcación artificial que puede ser
juego con los partenaires sustitutivos del Otro primordial. Quedarán así
sobre el goce recaerá sobre su realización tanto como sobre su decir y otro
quedará del lado de la parte del goce que se puede tener, pero sobre la
Se podría argumentar que hoy en día todo se puede decir sobre lo sexual,
saber sexual se aborda mediante la prohibición que puede pesar sobre este
saber. (…) Esta prohibición se ejerce afectando a cierto allí, el lugar donde
66
eso habla, donde eso se confiesa, donde eso confiesa estar preocupado por
físico, su casa familiar: “Al saber que nací en una familia de cinco miembros
asociado el amor físico con la conquista del espacio. Así que la primera vez
que huí de aquel lugar fue la primera vez que follé”.115 Y para sostener este
eclecticismo de mi vida sexual salvo a mis padres. (De niña, cuando “la
noche de bodas” no era más que una fórmula vaga, sólo pensar que mi
113
Lacan, J., El Seminario, libro 16: De un Otro al otro, op. cit., pág. 189.
114
Lacan, J., El Seminario, libro 18: De un discurso que no fuera del semblante, Buenos
Aires, Paidós, 2009, pág. 139.
115
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 142.
116
Ibid., pág. 75.
67
homenaje de fidelidad a la prohibición paterna sellada por la paliza que el
familiar, en cambio, toda transgresión era posible para nuestra autora: “me
con la ley? (…) Es la misma cosa (…) El deseo y la ley, no son sino una y la
117
Ibid., pág. 175.
118
Ibid., pág. 175.
68
misma barrera que nos cierra el acceso a la Cosa. Volens, nolens, deseando
prohibido por la vía del decir de la madre, en tanto que Otro primordial. En
A pesar de ello, una noche, Simone, de muy mal humor, masculló algo así
como: «¡Es que no vas a parar ya, especie de pequeña viciosa!». Esta fue su
tanto más tenaz cuanto que su razón de ser no estaba muy clara”.120
Otro primordial.
alrededor de las diferentes declinaciones del goce que hemos ido haciendo
119
Lacan, J., El Seminario, libro 7: La ética del psicoanálisis, op. cit., pág. 93.
120
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 209.
69
- Hay un primer troumatismo, un encuentro con un vacío de significación
goce inaugural.
- Una primera formalización de este goce que tiene que ver con la
situamos el goce pulsional por la mediación del objeto y en relación con los
bordes de los orificios corporales, pero también otra parte del goce que
goce, al circuito alrededor del objeto y a la relación con el Otro. Por medio
70
fálico, en la que se acabará articulando en el fantasma la relación
goce que ha podido ser delimitado por el borde de la vacuola, pero que no
más propia de la sexualidad femenina. De hecho dirá Lacan: “El enigma que
femenino, todos los enigmas que aparecen –no se sabe por qué- cuando se
venimos hablando.
tachadura que bien podemos enlazar con La, y en sus avatares de relación
con un significante del agujero del Otro, S (Ⱥ), que no está formalizado
como a.
121
Lacan, J., El seminario, libro 16: De un Otro al otro, op. cit., pág. 211.
122
Ibid., pág. 210-211.
71
3.2.- TENER UN CUERPO SEXUAL
llegar a “tener” un cuerpo sexual y sexuado es condición sine qua non para
este momento del final de la infancia, Millet nos dirá que su cuerpo se
reducía “a dos puntos fijos sin comunicación entre ellos: la zona invisible y
123
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 210.
72
donde albergaba, de una manera relativamente circunscrita, un placer tan
oculto como la porquería misma, y la figura, no tanto por cierto la que veía
cuando la pequeña Catherine inicia una actividad que consistía, nos dirá,
punto de anclaje alrededor del que ordenar la relación sexual con el otro
la persona del actor, que al beso que intercambiaba con su pareja en Los
pantalla del cine me reveló una onda nítida que me atravesó por entero,
124
Ibid., pág. 210.
125
Ibid., págs. 160- 161.
126
Ibid., pág. 207.
73
tan eficaz como un escáner que me hubiera ofrecido una imagen sintética
del otro sexo: “la revelación en el cine de Colliure me había dado acceso a
efecto. Este efecto perdurará durante mucho tiempo, mucho más allá de
los primeros coqueteos con los chicos a los que besé en la boca”.128
enfance de rêve hasta llegar al punto de poder afirmar que el sujeto “tiene”
que más bien cada una de ellas sigue teniendo su incidencia en la futura
127
Ibid., pág. 210.
128
Ibid., pág. 209.
129
Lacan, J., “Joyce el Síntoma”, Otros escritos, op. cit., pág. 592.
74
En este “tener” un cuerpo, podemos tomar los dos niveles que diferencia
donde no hay yo ni sujeto, de ahí que Lacan llegue a decir: “LOM tiene un
Laurent dirá: “Es una atribución que precede a todo haber y que es
definida como anterior al estadio del espejo, antes de la relación del sujeto
con la vista”.132 Y un segundo tiempo del “tener”, en el que “yo” (je) puedo
“pensar” el cuerpo como mío, porque tengo “una forma” que identifico
130
Laurent, É., El reverso de la biopolítica, op. cit., pág. 108.
131
Lacan, J., “Joyce el Síntoma”, Otros escritos, op.cit., pág. 592.
132
Laurent, É., El reverso de la biopolítica, op. cit., págs. 108-109.
133
Ibid., pág. 108.
134
Lacan, J., El Seminario, libro 1: Los escritos técnicos de Freud, Buenos Aires, Paidós,
1995, pág. 178.
75
determinado de la historia del sujeto [el estadio del espejo], a partir del
producción del sujeto. Tampoco hay separación entre cuerpo y goce, por
también a la voz que envuelve o a las manos del Otro que manipulan el
establece para el niño una continuidad con el cuerpo del Otro y una
claramente definido, y los órganos son solo suyos. Como expresa Laurent,
135
Ibid., pág. 178.
136
Guéguen, P.-G., “Radiofonía: Preguntas I y II”, El Psicoanálisis, Revista de la ELP, nº 34,
noviembre 2019, pág. 238: “es la acción del significante sobre el cuerpo el que hace el
cuerpo, si no, solo es una bola de goce”.
137
Lacan, J., El Seminario, libro 10: La angustia, op. cit., pág. 181.
76
desde la perspectiva del lactante es una atribución de cuerpo que precede
como, por ejemplo, cuando nos dice: “entré en la vida sexual adulta como,
una masa molida, pronto acostada en la cama y volteada, sin más reacción
frenética, olvidar que tus carnes puedan poseer una forma específica”.139
sujeto. La inevitable exposición del cuerpo bola de goce a los embates del
138
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 19.
139
Ibid., pág. 225.
77
La diferenciación primera que ha de producirse es entre el cuerpo propio y
del Otro del cuerpo bola de goce se interpone una barrera que ha de ser
otro cuerpo y cuyos contactos mutuos cada vez se reducen a menos partes
de los cuerpos.
conjunto cuerpo propio con el conjunto cuerpo del Otro obliga al sujeto del
en la reunión uno de los elementos entrañe que sea cual fuere la elección,
140
Ibid., págs. 209- 210.
78
de todas formas”.141 Lacan habla de “factor letal”142 asociado a esta
pierde “el cuerpo del Otro”. Además como “el cuerpo del Otro” es el que
que se capta en la escisión que hay para todo ser hablante entre sujeto y
cuerpo.
Si elige “el cuerpo del Otro”, es aquí también seguro que la apropiación de
su cuerpo queda perdida. Como bien dice Lacan, la elección consiste sólo
premisas que Éric Laurent indica como necesarias para que se dé el paso
del primer “tener” el cuerpo al segundo “tener” del cuerpo, que haya
141
Lacan, J., El Seminario, libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales…, op. cit., pág.
219.
142
Ibid., págs. 219-220.
79
puede darnos alguna pista de lo que ocurre en el autismo y en la psicosis
cuando afirmamos con toda propiedad que en estos casos hay un ser
sentido de poder “hacer algo con él”, lo que conlleva hacer posibles todos
perspectiva de poder hacer algo con él. Millet dirá: “El relato despieza los
mucho más que una suerte de utensilio articulado que llevamos con
143
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 216.
144
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 210.
80
luego en la sexualidad adulta constituida, cuando se hace uso del cuerpo
- “la figura, no tanto (…) la que veía en el espejo como aquella que había
Esto dos puntos fijos indican el progresivo troceamiento del cuerpo propio
145
Brousse, M.- H., “Conversation exceptionelle avec Catherine Millet au Wiels”, op. cit.,
pags. 69-70.
146
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 210.
147
Ibid., pág. 210.
81
Por un lado, se produce el acotamiento del goce pulsional en los bordes
que han mantenido el contacto entre el cuerpo propio y el cuerpo del Otro,
zonas erógenas en contacto con el objeto que venía del Otro. En el caso de
sexualidad adulta.
efecto sujeto sobre el propio cuerpo: cabeza, ojos, manos, piernas, tripa,
Una vez diferenciado el propio cuerpo del cuerpo del Otro será, pues,
quedó fuera y una articulación entre los trozos que la palabra, la mirada y
del goce troumático pueda entrar en relación con el Otro vía la pulsión en
“figura” del cuerpo que permite unificar los trozos separados por el
lenguaje.
82
Catherine Millet titulará uno de los apartados de su relato La vida sexual de
Catherine M., “El cuerpo desguazado”: “Si cada cual dibujase su cuerpo al
“Cuando era muy pequeña me piropeaban por mis ojos grandes; llamaba la
atención su color castaño oscuro. Luego crecí, mis ojos adquirieron menos
enfance de rêve, nos relatará con más detalle el efecto sobre la imagen de
148
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 205-206.
149
Ibid., pág. 206.
83
hace surgir el sujeto de su significación. Pero solo funciona como
cuerpo de la pequeña Catherine que era sobre todo unos grandes ojos
a la mayor parte de los bebés que nacen con los ojos azules, yo había
nacido, cosa excepcional, con los ojos negros. Durante todo el tiempo de la
cabeza iba a crecer como el resto y que un día mis ojos ya no parecerían
tan grandes”.151
150
Lacan, J., El seminario, libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis,
op. cit., pág. 215.
151
Millet, C., Une enfance…, op. cit., págs. 211-212.
84
desgarbado de los adolescentes y se quejan de su humor gruñón, harían
cuerpo y goce sexualizado a medida que avanza la infancia del sujeto hasta
Bien distinta es la marca del Otro que queda sobre el cuerpo de Millet en
relación con sus pechos. “Un día, el abuelo [de unos amigos], enfermo,
pasando la mano por debajo de la blusa, rozó los pechos que apenas
sentiría mucho placer cuando me acariciasen así «las tetas». (…) Por
me sentía orgullosa. (…) Por eso, aunque trastornada por un gesto para el
152
Ibid., págs. 211-212.
85
hacia aquel hombre postrado, y a quien apreciaba. (…) Me zafé
establecer más relación que la mera contigüidad: “Que mi pecho sea más
linfático, ¿se debe a que le han dispensado una menor atención?; que no
detiene aunque solo sea durante medio segundo, ahí donde supongo, por
cuando aquel primer examen por parte del abuelo”.155 Así podemos ver
Tanto los ojos negros admirados por la madre, como los incipientes pechos
con un efecto muy distinto para el cuerpo sexual de Catherine adulta. Bien
153
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 211- 212.
154
Ibid., pág. 210.
155
Ibid., págs. 212-213.
156
Ibid., pág. 206.
86
sobre sus ojos acompañó a Catherine durante un buen período de su
sexualidad por la boca y por el culo; sin embargo, la inhibición recayó sobre
pechos podemos ver cómo estas partes del cuerpo quedan mortificadas
157
Lacan, J., El Seminario, libro 11: Los cuatro conceptos…, op. cit., pág. 226.
87
Otro le ofrecía verse representado, y, como resultado de ello, efectos de
sucede así a toda carne. Solo de aquellas [partes] que el signo marca al
negativizarlas, se elevan, desde este cuerpo del que se separan, las nubes,
aguas superiores del goce que caerán sobre nuevas partes del cuerpo,
localizar en estas partes del cuerpo los anclajes del reenganche entre
158
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 210.
159
Lacan, J., “Radiofonía”, Otros escritos, op. cit., pág. 432.
88
III.- LA SEXUALIZACIÓN DEL CUERPO
ayudarnos a entender cómo se podrá pasar del cisma entre cuerpo y goce
El corte entre cuerpo propio y cuerpo del Otro ha dejado al sujeto con un
Otro no puede responder. Bien es verdad que será precisamente este corte
relación erótica con otros cuerpos distintos del cuerpo del Otro primordial,
Sin este corte entre ambos no es posible llegar a tener una sexualidad.
la separación es que “El vel vuelve a aparecer como velle [querer]”,160 que
pasar al registro del deseo, del “querer” (velle). Es lo que nos muestra
sujeto pone en juego su deseo en relación con ese plus de goce y con el
160
Lacan, J., “Posición del inconsciente”, Escritos 2, México, Siglo XXI editores, 2003, pág.
822.
89
Para Lacan la operación de la separación surge de la superposición de dos
Otro: “En los intervalo del discurso del Otro surge en la experiencia del
niño, algo que se puede detectar en ellos radicalmente- me dice eso, pero
¿qué quiere?”.161
Por otro lado, en las partes no tocada por el significante del Otro,
permanece esa carne viva no separada del cuerpo con la que el niño se
tal forma que puede llegar a procurárselo a sí mismo. Catherine Millet nos
que descubrió para darse un “placer único”162 al frotarse una contra otra la
juego en esta actividad como “esta parte del cuerpo que existe solo por la
161
Lacan, J., El Seminario, libro 11: Los cuatro conceptos…, op. cit., pág. 222.
162
Millet, C., Une enfance…, op. cit., págs. 160-161.
90
sensación y que no la vemos”,163 una parte del cuerpo en la que queda el
inadvertencia”.165
medida en que efectúa la juntura del deseo del sujeto con el deseo del
Otro (…), pasa por lo siguiente: no hay una respuesta directa”. 166
163
Ibid., pág. 163.
164
Ibid., pág. 165.
165
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 208-209.
166
Lacan, J., El Seminario, libro 11: Los cuatro conceptos…, op. cit., págs. 222-223.
91
Lacan inventa aquí el mito de la laminilla para dar cuenta de esta
disposición misma del sujeto para cubrir él mismo la falta del Otro, que
debe hacer como hombre o como mujer, el ser humano lo tiene que
aprender por entero del Otro. (…) Que la pulsión, la pulsión parcial, sea lo
que allí lo orienta, que solo la pulsión parcial represente en el psiquismo las
en el psiquismo por una relación del sujeto que se deduce de algo que no
nítida”170 que la atravesó por entero, que, como añade Millet, tuvo un
efecto real de ofrecer una nueva versión del cuerpo, que es lo que hemos
venido a llamar “el cuerpo sexual”, un cuerpo afectado por ese juego entre
167
Ibid., (sem 11), págs. 212-213.
168
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 207.
169
Ibid., pág. 207.
170
Ibid., pág. 210.
92
las faltas del sujeto y del Otro, en el que el cuerpo queda marcado por la
pulsión viva del goce oral y del sostén imaginario del cuerpo sexual de
cuerpo femenino.
sujeto “tiene” un cuerpo sexual. Un cuerpo que por partes está mortificado
para reencontrarse con el goce perdido. Millet nombra estas dos versiones
como si dispusiera de dos cuerpos. Uno es el que habito o más bien el que
93
mi cuerpo relacional, en el que me importa relativamente poco que yo
“me” reconozca o no. (…) Cada uno de los que me arrancan un pequeño
límites físicos en la apropiación que los demás hacen de mí, y la de ver que
imaginaria del cuerpo, por un lado, está el cuerpo que curo, que engordo,
que sudo, cuerpo habitáculo, y, por otro, está el cuerpo sexual, el cuerpo
171
Millet, C., Celos, op. cit., págs. 51-52.
172
Lacan, J., El seminario, libro, 23: El sinthome, Buenos Aires, Paidós, 2006, pág. 64.
94
femenino. Aunque para ello antes será necesario recorrer los avatares de la
sexuación femenina.
Este cuerpo constituido como algo que se tiene y que ha sido sexualizado
modos de goce sexual se van multiplicando más allá del coito, esta
“¿Por qué no habría tres o más?”.173 De hecho, como nos dirá Lacan en el
173
Lacan, J., El Seminario, libro 16: De un Otro al otro”, op. cit., pág. 203.
174
Lacan, J., El Seminario, 19: …o peor”, Buenos Aires, Paidós, 2012, pág. 38.
95
releer los planteamientos ya clásicos de Freud y de Lacan sobre la
que al menos hay dos formas de sexuación que darán curso a dos
tres aspectos distintos (uno, los efectos del encuentro con las primeras
para alcanzar una identidad sexual con que inscribirse en la sexualidad) que
96
sus relatos y es calificada por ella misma de “tardía «escena primitiva»”.175
besito nimio, pero ella tenía los párpados bajados y los riñones
escena en este libro. Por un lado, el rechazo ante la visión del goce sexual
del piso. Yo llegaba por el pasillo que conducía a las habitaciones, les vi
madre estaba de espaldas, pero si cierro los ojos para recordar la escena es
175
Millet, C, La vida sexual…, op. cit., pág. 145.
176
Ibid., págs. 145-146.
177
Ibid., pág. 146.
178
Ibid., pág. 146.
179
Ibid., pág. 146.
97
su rostro el que veo, con aquella blandura [amollisement] incierta de las
amorosas. Me disgustó pero ya no sabría decir con exactitud por qué: dudo
porque ya estaba admitido que cada uno tenía «su vida aparte», tal como
oía decir, y no ignoraba que mi padre, a su vez, tenía una incluso más
madre con su amante hace explícita su posición sexuada del lado femenino
gesto del Otro (el beso)? El significante amollisement hace de puente entre
ambos goces.
180
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 198.
98
Como un detalle no menos significativo aparece la limitación de la
interpretación por vía de la traición del padre para poder entender lo que
ante el goce, que, por un lado, hace uso de los instrumentos que el orden
fálico le ofrece, pero que, por otro lado, se desarrolla por fuera de estos.
constata por la acción del Otro ser objeto causa de su deseo sexual, objeto
99
escena sexual. Mientras que en el lado femenino, es más probable que
cuerpo ante las escenas exteriores es más difusa y lo que resulta más
Vemos muy bien ejemplificadas las dos tipos de encuentros en los casos de
Freud: los varones como Juanito, el hombre de los lobos o el hombre de las
“seductor”. Tanto en una como en otra posición tiene lugar una conmoción
traumática, por una parte, porque los recursos del sujeto se quedan cortos,
sexualidad adulta.
eróticas que viví como tal”,181 dirá. En ella se une el efecto de erizamiento
de los pezones y la perturbación del gesto del anciano para el cual “aún no
objeto de deseo, mediador del goce del Otro, llegando a formar parte del
181
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 211.
182
Ibid., pág. 211.
100
entramado de la construcción de su sexualidad en posición femenina: “De
goce protomasturbatorio.
posición del sexo difiere en cuanto al objeto, (…) con toda la distancia que
Otro.
como algo que tiene en su interior la angustia, que separa el deseo del
183
Ibid., pág. 211.
184
Lacan, J., “Ideas directivas para un congreso de sexualidad femenina”, Escritos 2,
México, Siglo XXI editores, pág. 711.
185
Lacan, J., El Seminario, libro 10: La angustia, op. cit., págs. 345- 346.
101
“Ella se tienta tentando al Otro. (…) Es el deseo del Otro lo que le interesa.
(…). Para la mujer, el deseo del Otro es el medio para que su goce tenga un
el deseo del Otro, del que ella no sabe bien a fin de cuentas, qué es lo que
cubre”.186
signos del deseo del Otro es mucho mayor que la que se dirige a los signos
que clínica, del propio Lacan de que en la posición femenina “la ausencia
186
Ibid., págs. 207-208.
187
Millet, C, La vida sexual…, op. cit., pág. 227.
102
bien tolerada”.188 Nuestra autora da testimonio de la importancia de la
amabilidad, afán de gustar, curiosidad, otras razones que no tenían que ver
goce, pero como indica la cita de Lacan del seminario 10, para que el
otra parte estará orientada por la relación que se abre con el Otro en tanto
doble del beso donde se pone en juego el goce sexual ligado tanto al
188
Lacan, J., “La significación del falo” en Escritos 2, México, Siglo XXI, 2003, pág. 674.
189
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 47.
103
En la reinterpretación que hace Lacan del mito edípico freudiano, el primer
intervención del Nombre del Padre dando lugar al significante fálico (Φ)
decirse que ella sea función del falo”.193 Por otro lado, al pasar Lacan
190
Lacan, J., “La significación del falo”, Escritos 2, op. cit., pág. 669-670.
191
Lacan, J., “De una cuestión preliminar a todo tratamiento de la psicosis”, Escritos 2,
México, Siglo XXI editores, 2003, pág. 539.
192
Lacan, J., El Seminario, libro 18: De un discurso que no fuera del semblante, op. cit, pág.
136.
193
Ibid., pág. 145.
104
plantea en La significación del falo194 a ser “el punto pivote, el centro de
especificando aún más en el seminario 19: “Lo que expreso mediante esta
para el parlêtre en cuestión como para su Otro, nos encontramos con las
Ante las preguntas acerca de qué goza el Otro y de qué gozo yo que se
105
tomar una posición en la sexuación, hay dos modalidades lógicas de
fálico.
La primera de ellas que llamamos masculina entiende que todo lo que allí
una excepción para la que la función fálica sí lo cubre todo y, por tanto, el
y de dominio del goce; pero que, por otro lado, no le queda otra alternativa
que ser tocada por esa parte del goce que no es conquistada por la función
fálica: “En cierto nivel, (…) no existe otra cosa que Φ de x tachado, ese
sexo anatómico del parlêtre. Del lado masculino tenemos una relación
199
Lacan, J., El seminario, libro 19:… o peor, op. cit., pág. 21.
200
Ibid., pág. 102.
201
Ibid., pág. 102.
106
necesaria con la función fálica y de lado femenino una relación
contingente.202
goce del Otro desde la posición masculina quedará coagulada, como indica
alrededor del objeto (a) y en relación con el significante fálico (Φ), pero se
dará también la duplicidad de toda una parte del goce que girará en torno
fantasma”, 206 tal como indica Neus Carbonell tomando las expresiones de
202
Ibid., pág. 102.
203
Lacan, J., El seminario, libro 20: Aún, op. cit., pág. 89.
204
Ibid., pág. 89.
205
Lacan, J., “Ideas directivas…”, Escritos 2, op. cit., pág. 714.
206
Ibid., op. cit., pág. 712.
207
Carbonell, N., “Análisis terminable e interminable: de la castración al goce y retorno”
publicado en el blog de la ELP el 29 de noviembre de 2019 disponible en:
https://elp.org.es/analisis-terminable-e-interminable-de-la-castracion-al-goce-y-retorno/
107
que recurrir como fetiche, queda abierta la pregunta por el goce femenino
y la interpretación del impacto que tal escena causó en ella como mera
traición al padre) muestra, como una parte de ella sí se coloca dentro del
orden fálico a la hora de interpretar la escena, pero otra parte deja abierta
c) Las dos hebras anteriores están al servicio de la función de nudo que, tal
necesario para hacerse con una identidad sexual con la que jugar el juego
208
Lacan, J., “La significación del falo”, Escritos 2, op. cit., pág. 665.
108
homologación social en lo que al género se refiere. Este consentimiento,
Es algo propio del ser hablante subrayar las diferencias entre las al menos
semblantes de algún modo también nos constituyen, como nos dice Lacan
mujer es así hecho de los restos que lo han marcado, de esas frases, de
esas emociones, de esos traumas que han hecho eco del significante
tratar de hablar de esos rastros que no se dejan descifrar, sino que, por el
209
Lacan, J., “Ideas directivas…”, Escritos 2, op. cit., pág. 707.
210
Leguil, C., “La fabrique du corps féminin, de Lacan a Catherine Millet”, op. cit., pág. 43.
109
ejemplo, es clásico en la estructura histérica el uso del semblante femenino
Dado que la posición masculina en tanto que posición lógica para tratar de
“ordenar y dominar” el goce es la que ofrece la cultura, es fácil que para los
daba para ella esta doble identificación: “Yo podía usar maneras viriles o
jugar a la mujercita, lo que estaba en juego era más bien la influencia que
podía ejercer sobre mis camaradas. Tenía un género versátil. Basculaba por
llevando una vida austera en sus tierras, dedicando todos sus días a leer y a
211
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 185.
212
Ibid., pág. 180.
213
Ibid., pág. 181.
214
Ibid., pág. 182.
110
femeninos es tanto mayor cuanto más falla la posición inconsciente
femenina.
“haber puesto yo las reglas de este juego” cuando “yo era el único
refiere eran en relación al cuidado del pelo, al tipo de ropa interior o a los
vestidos que debía llevar, es decir, en relación con los artificios útiles para
Catherine Millet nos muestra el largo trayecto que hay entre el cuerpo
215
Ibid., pág. 194.
216
Millet, C., La vida sexual …, op. cit., pág. 50.
217
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 223.
111
semblantes femeninos ofrecidos por el Otro materno para conseguirlo:
“He olvidado a partir de qué fecha y por qué razón había dejado de llevar
ropa interior (siendo así que mi madre me obligaba a llevar , desde los
quince años para conseguir una falda trapecio, llamada falda twist, verde y
una camisa con volantes de muselina de nylon rosa”220 para ser capaz de
218
Ibid., pág. 223.
219
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 13.
220
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 225.
221
Ibid., pág. 225.
222
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 196.
112
felicidad sexual que yo había sido incapaz de obtener”;223 mientras que,
no conocer trabas”.224 Nos plantea así el clásico callejón sin salida que la
con el estrago, como veremos más adelante, verdadera “roca del análisis”
como sabemos que para él fue; una envidia que es más bien desesperación
beso de su madre, que resultan ser ahora los del despacho del analista,
donde este está dentro con una mujer: “Tengo una duda sobre la identidad
223
Ibid., pág. 196.
224
Ibid., pág. 196.
225
Freud, S., “Análisis terminable e interminable”, Obras Completas, volumen XXIII, op.
cit., pág. 253.
113
misma o un morphing entre las dos, como ocurre continuamente en los
lectura de El arrebato de Lol V. Stein. Esta lectura, sin que la propia Millet
pueda dar cuenta de las razones por las que así sucedió, provoca la
siguiente por parte del doctor M.: «Lo que la ha salvado a usted es haber
visto a su madre en los brazos de otro hombre». (…) Yo, una vez más, no
supe qué hacer con ella [esta frase] (…). Pero quizás bastaba con saber que
estaba «salvada», sin saber exactamente de qué, ni por qué era esta visión
Podemos entender que hasta ese momento Catherine Millet, como tantas
con la locura tal como nos relata en distintos episodios de Une enfance de
rêve, y subrayado por el hecho de que falleció al tirarse por una ventana)
226
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 197.
227
Ibid., pág. 197.
228
Ibid., pág. 220.
114
quedó anudado para ella a un significante fálico: el deseo de un hombre
que elige Lacan en Radiofonía para reconocer los distintos medios por los
229
Freud, S., “Tres ensayos de teoría sexual”, Obras completas, volumen VII, Buenos Aires,
Amorrortu editores, 1992, pág. 173-174: “En esto el niño no se comporta diversamente de
la mujer ordinaria, no cultivada, en quien se conserva idéntica disposición perverso
polimorfa”.
230
Lacan, J., “Radiofonía”, Otros escritos, op. cit., pág. 432.
115
4.- LA SEXUALIDAD FEMENINA DENTRO DEL ORDENAMIENTO OBJETUAL-
FÁLICO
coagulación de goce que el seminario 16, Lacan identifica con a. Por otro
lado, argumentamos que queda todo un resto de goce dentro del borde de
en a.
efectos era que este a resultaba ligado a los orificios del cuerpo en los que
del lado del Otro. Puntualizábamos también que parte de ese goce era
116
objeto y Otro a la vez que urdían tramas sexualizadas de la relación entre
ellos.
a armar una escena con su relato correspondiente por medio del fantasma
anterior.
EN LA POSICIÓN FEMENINA
con el Otro, permite dar una primera forma al goce troumático. Como
117
decantación de los objetos pulsionales en tanto que intermediarios a
escópica e invocante. Lacan nos dirá que: “Lo que une a todos los objetos a
La fijación del parlêtre a los objetos pulsionales tiene que ver no sólo con la
satisfacción de la que son un medio, sino con el hecho de que las distintas
sujeto en el lugar Otro” 232 y sirven para representarlo. Por ello, hablamos
del sujeto en el lugar del Otro dio lugar a la fijación al objeto pulsional
231
Lacan, J., El Seminario, libro 10: La Angustia, op. cit., pág. 263.
232
Ibid., pág. 317.
118
conjunta esperada entre madre e hija ante la presencia del mar, no había
escribirá: “Si esta visión está tan perdurablemente inscrita en mí, ¿no es
que ella leyó decepción el hilo de contacto que permaneció entre sujeto y
intercambio a menudo se hace por la mirada, más que por las palabras a
233
Millet, C., Une enfance…, op. cit., págs. 20-22. Ver análisis más detallado en la página 18
y ss. de este mismo trabajo.
234
Lacan, J., “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo”, Escritos 2, op. cit., pág. 796.
235
Brousse, M.-H., “Conversation exceptionelle avec Catherine Millet au Wiels”, op. cit,,
pág. 70.
236
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 74.
119
escópica e invocante se instalan para Millet como “eco en el cuerpo de un
vehiculizada por los objetos pulsionales. Una primera partición nos hace
relación del sujeto con el objeto; y, por otro lado, una satisfacción en la
que se pone en juego la relación con el Otro, en tanto que tenedor del
pulsional asexual (como puede ser comer, fumar, hablar, mirar, etc…) de
del goce pulsional es que esté en juego la relación con el Otro como
para el sujeto algún tipo de signo que le permita suponer que en el circuito
vuelta más para que el goce pulsional quede sexualizado tiene que ver con
237
Lacan, J., El seminario, libro 23: El sinthome”, op. cit., pág. 18.
238
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 210.
120
goce pulsional sexual en el que convivirán tanto la satisfacción autista
siendo, por tanto, esa relación con el Otro una condición imprescindible en
partenaire (“Por la época de estas crisis caí en la cuenta de hasta qué punto
239
Millet, C., Celos…, op. cit., Pág. 165.
240
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 162.
241
Ibid., pág. 204.
121
momentos “palabras de niña glotona”.242 Pero, por otro lado, es necesario
además que aparezca para ella el signo del goce del Otro que permita
como vehículo del objeto que el goce del Otro necesita. Así nos dirá que
otro”.243
del goce del Otro: “más allá de cualquier vestigio del estadio oral, y antes
de la osadía con que se ejecuta el acto que se cree anormal, hay una oscura
misma”.245
quizás de una forma más compleja. Nuestra autora insiste a lo largo de sus
hasta el punto de que este goce autoerótico debe ser en parte cegado para
242
Ibid., pág. 204
243
Ibid., pág. 162.
244
Ibid., pág. 201.
245
Ibid., pág. 202.
122
poder entrar en relación con el Otro en la sexualidad tal como su posición
femenina la empuja (“a pesar que las imágenes ocupan un lugar dominante
acto sexual, por el contrario, me ciego”246). Pero también es cierto que tal
veremos más adelante, lo que apunta al arraigo primitivo del goce escópico
246
Ibid., pág. 185.
247
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 161.
248
Ibid., pág. 194.
123
Jacques, donde yo iba a ocupar mi sitio del modo que sus demás
249
Ibid., pág. 192.
250
Ibid., pág. 195.
251
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 192.
124
En el seminario 10, Lacan apunta una explicación al respecto. Como
antes que con el sujeto que lo porta, y las mujeres intentan manejarse con
pluma de pavo que le hace cosquillas al vientre de una hermosa mujer que
252
Lacan, J., El Seminario, libro 10: La Angustia, op. cit., págs. 195-196.
253
Ibid., págs. 207-208.
254
Lacan, J., El Seminario, libro16: De un Otro al otro, op. cit., pág. 190.
255
Lacan, J., El Seminario, libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis,
op. cit., pág. 177.
125
4.2.- TENER/SER/PARECER Y MÁS ALLÁ: LA RELACIÓN CON EL FALO EN LA
SEXUALIDAD FEMENINA
de la función del falo, como hemos visto. Para Lacan es claro que la función
del falo viene a suplir lo que hay de imposible en la relación sexual entre
cada uno de los partenaires con el falo y logrando colonizar así un parte del
apartado 3.3.-, la distinta relación con la función fálica se juega para dar
alrededor del valor “falo”, de ahí que desde Freud se hable de la primacía
del falo a la hora de explicar la diferencia entre los sexos. A partir de este
axioma, se plantea que cada parlêtre tiene una relación específica con el
falo que definirá su posición sexuada del lado masculino o del lado
de la obra de Lacan alrededor del falo excede a este trabajo, por ello nos
Ciertamente una de las facetas de la vida sexual femenina tiene que ver
126
tratamos aquí de la sexualidad propiamente dicha, excluiremos la
a, por medio del modelo óptico, -ϕ, en tanto falo imaginario viene a
del cuerpo del parlêtre. De ello nos dirá Lacan: “Les indica a ustedes que
aquí se perfila una relación con la reserva libidinal, o sea, con algo que no
remanente del goce originario, a, queda a disposición del parlêtre para ser
256
Lacan, J., El seminario, libro 10: La Angustia, op. cit., pág. 55.
127
polarizadas por la diferencia sexual, por un lado, el investimiento fálico de
femenina y, por otro lado, la imagen del cuerpo valorizada por ser el
seminario 10, Lacan da como fórmula del deseo masculino Φ (a), y como
257
Lacan, J., “Observación sobre el informe de Daniel Lagache: «Psicoanálisis y estructura
de la personalidad»”, Escritos 2, México, Siglo XXI editores, 2003, pág. 662.
128
Estas sencillas fórmulas también nos permiten ver algo fundamental en la
(Φ), de lado femenino lo fálico queda del lado de la variable (ϕ). Lacan
está la función del Ⱥ. Esto tiene como consecuencia para Lacan que “(l)a
primordial para el hombre y que ella de alguna manera tiene que hacer de
objeto fálico o apuntalar lo fálico en él. Doble relación que fue bien ubicada
En relación a ser el falo en este mismo texto, Lacan señala una paradoja
asume su papel de “ser”/ “parecer” el falo: “Es por lo que no es por lo que
258
Lacan, J., El seminario, libro 10: La Angustia, op. cit., pág. 219.
259
Ibid., pág. 200.
260
Ibid., pág. 200.
261
Lacan, J., “La significación del falo”, Escritos 2, op. cit., pág. 674.
129
pretende ser deseada a la vez que amada”262 y por ello, puede rechazar
con una persona y la consumación del acto sexual, resulta algo superior a
comportamiento recatado que cuando aquel primer examen por parte del
abuelo. Por este mismo motivo nadie encontrará en mi ropero vestidos con
dirá literalmente, sí que aceptará con placer durante años ser el cuerpo
sentía totalmente a mis anchas para desplazarme por el campo del visor;
262
Ibid., pág. 674.
263
Ibid., pág. 674.
264
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 70.
265
Ibid., págs. 212-213.
130
dentro de él me sentía protegida”.266 Podríamos interpretar que el amor
artículo El fetichismo planteó que “el modelo normal del fetiche es el pene
produce para la posición femenina cuando nos dice Millet: “Me encanta
castración que sabe que ella misma porta. Pero si bien el falo imaginario en
266
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 194.
267
Freud, S., “El fetichismo”, Obras completas, volumen XXI, Buenos Aires, Amorrortu
editores, 1992, pág. 152.
268
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 216.
131
el significante mediante el que Catherine Millet apunta a ese algo más que
femenina son dos cosas; por un lado, poder funcionar como “significante
significante del deseo del sujeto que lo porta hacia ella. Al convertirse en
significante del deseo, ella puede pensarse como causa de ese deseo lo
que hacen discurso de las voracidades con las que se tapona la inexistencia
enganche del pene erecto en tanto que significante del deseo: “La
269
Lacan, J., El Seminario, libro 5: Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Paidós,
2007, pág. 382. “[E]l falo… es un significante. Que sea un significante es lo único que nos
permite concebir y articular las diversas funciones que adquiere en los distintos niveles del
encuentro intersexual. Un significante, no basta con decir que es un significante. ¿Cuál? Es
el significante del deseo.”
270
Lacan, J., “El atolondradicho”, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, pág. 480.
271
Ibid. (“El atolondradicho”), pág. 480.
272
Millet, C., la vida sexual…, op. cit., pág. 68.
273
Lacan, J., “La significación del falo”, Escritos 2, op. cit., pág. 674.
132
divididos tanto del lado hombre como del lado mujer y lo que se encuentra
gustaba mucho atrapar al vuelo una polla con la boca y deslizar mis labios
sobre ella mientras otra se acercaba a reclamar su ración por el otro lado,
en mi cuello tenso”.275
castración, con su propio agujero. Por ello, dice Lacan que hay cierto
que nunca pueda perderlo, lo cual sustenta el mito de Don Juan desde la
274
Lacan, J., “El atolondradicho”, Otros escritos, op. cit., pág. 480.
275
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 23-24.
276
Lacan, J., “Ideas directivas…”, Escritos 2, op. cit., pág. 712.
277
Lacan, J., El Seminario, libro 10: La angustia, op. cit., pág. 219.
278
Ibid., pág. 219.
133
“siempre maravillada de que esté tan duro, como un objeto inerte, no
relación con el falo sin la distorsión del sujeto que lo porta, remite a un
agujero aún más insoportable que el que implica el encuentro con el signo
Catherine Millet: “La primera vez que me serví del artilugio gocé al
279
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 53.
280
Ibid., págs. 100-101.
134
sujeto que porta el falo y que este sea signo de su deseo es fundamental
c) Lacan no fue muy amigo de la analogía tan querida por Freud entre pene
de “soporte” del goce fálico masturbatorio, goce que Lacan llega a calificar
Pero también es verdad que algo separa al clítoris del pene en su función
fálica que hace que la relación del sujeto de cada sexo con su órgano
Millet: “la práctica del onanismo consistió al principio para mí, y durante
contra otro los labios de la vulva. No es que ignorase su existencia, sino que
281
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aún, op. cit., págs. 98- 99.
282
Lacan, J., “La significación del falo”, Escritos 2, op. cit., pág. 666.
283
Freud, S., “Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica”, Obras
completas, volumen XIX, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1991, pág. 270.
135
de guiar en la exploración de su cuerpo. He mirado mi sexo acuclillada
tan bien como la “antena peniana” sobre todo cuando media un partenaire
que tenía que sentir durante la cópula los mismos espasmos que los que
284
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 246.
285
Ibid., pág. 247.
136
sensación pura”.286 Hablaremos más delante de este segundo tipo de goce
identificaciones personológicas”.287
distintas declinaciones del falo que hemos visto desde posición femenina
sino que las distintas versiones del falo funcionan también como armazón
de lo que llama Lacan “ese íncubo ideal desde donde una receptividad de
286
Ibid.,, págs. 247- 248.
287
Lacan, J., “Ideas directivas…”, Escritos 2, op. cit., pág. 705.
288
Ibid., op. cit., pág. 712.
137
4.3.- EL FANTASMA MASTURBATORIO EN LA POSICIÓN FEMENINA
masturbación. Parte del goce troumático logra ser captado por este relato
que da forma al fantasma del que Miller nos dirá que “es un aparato
289
Freud, S., “«Pegan a un niño»…”, op. cit., págs. 177- 200.
290
Miller, J.-A., Del síntoma al fantasma. Y retorno, Buenos Aires, Paidós, 2018, pág. 20.
291
Lacan, J., El Seminario, libro 6: El deseo…, op. cit., pág. 462.
138
mismo en su desaparición”.292 Esto ocurre para Catherine Millet en el
ella se contenta con pasar de los brazos de uno a los brazos de otro. (…) Yo
no imaginaba nada más que frotamiento entre los cuerpos que no llegaba
294
ni a ser caricias”, “tocamientos” que hacían puente con el encuentro
que el sujeto deja de ser agente externo del juego, como en el fort-da, para
duermevela entremezclado con lo que antes solo era una conversación con
del $ y del Ⱥ que ha sido generado por el hecho ser hablantes. Frente a la
pregunta del deseo (¿Qué le falta al Otro? ¿Qué quiere el Otro? ¿Qué me
cae tanto sobre el sujeto como sobre el Otro como consecuencia del
292
Ibid., pág. 462.
293
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 161.
294
Ibid., pág. 161.
139
atravesamiento del lenguaje, se urde la respuesta del goce entramada en la
goce (a), que ha podido ser delimitado y sexualizado a partir del goce
símbolo del que Lacan dirá en el seminario 11, que “es un borde, un borde
limitación del Otro, Ⱥ, para que pueda operar una y otra vez el intercambio
295
Miller, J.-A., Introducción al método psicoanalítico, Buenos Aires, Paidós, 1997, pág,
104.
296
Lacan, J., El Seminario, libro 11: Los cuatro conceptos del psicoanálisis, op. cit., pág. 217
140
sujeto por su reconocimiento en el plus de goce que el fantasma le ha
rebelión a las marcas de goce que al sujeto le ha tocado vivir. Estas marcas
de goce son edípicas, en tanto que dicha vida erótica infantil se vive
Catherine se había fijado por estar sola con un grupo de chicos a la salida
propiedad que ahora podemos aislar. Hay aquí como una reducción
297
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 39, Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 22 y
Millet, C., Une enfance…, op. cit., págs. 278-279.
141
―pero una carga no revelada, sin constituir, no asumida por el sujeto― de
implicado”.298
Esta frase del fantasma masturbatorio condensa los elementos en los que,
con la que su padre tenía relaciones fuera del matrimonio,300 y con la parte
tantos”.301
pére-version que transmite el Otro primigenio, la versión del goce fálico del
298
Lacan, J., El Seminario, libro 4: Las relaciones de objeto, Buenos Aires, Paidós, 2007,
pág. 121.
299
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 280 y Millet, C., Celos…, op. cit., op. cit., pág. 22.
300
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 81.
301
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 43-44.
142
Esta es la sorprendente capacidad de esta pequeña creación de los sujetos
la escena fantasmática.
- En ese “elevarse”, se realiza una “producción” que sirve para “dar forma”
302
Lacan, J., El Seminario, libro 6: El deseo…, op. cit., pág. 536.
303
Ibid., pág. 536.
143
ausencia de un saber preestablecido sobre el modo de relacionarse
sexualmente.
Para que pueda darse este efecto de creación del fantasma masturbatorio
goce del Otro; y, por momentos, puede también identificarse con ese Otro
en falta que acecha al sujeto-objeto para gozar de él. Y eso sin olvidar que
del Otro, y creer ver allí un objeto”,304 un objeto que imagina que puede
colmar el agujero en el Otro, al modo del perverso. Lacan nos dirá que el
que nos permite calificar como tal el fantasma masturbatorio del neurótico
304
Ibid., pág. 467.
305
Ibid., pág. 504.
144
fantasma “a tapar el agujero en el Otro”.306 En términos más clásicos del
Otro.
Tal como nos explica Lacan en el seminario 10307 hay dos tonalidades del
“reverso” hecho de goce. No hay falta en el envés del Otro, sino goce.
mismo (…) como puro objeto, fetiche negro”.308 De manera que el Otro
aparece lleno por el goce que el sujeto sádico ha logrado extraer de él, lo
que moviliza el goce sexual del sujeto sádico. Por otro lado, en tanto que
encarna el objeto- fetiche negro que supone que falta en el Otro adquiere
esta manera por la vía de ser el objeto que tapona el Deseo del Otro
306
Lacan, J., El seminario, libro 16: De un Otro…, op. cit., pág. 230
307
Lacan, J., El seminario, libro 10: La angustia, págs. 117-120 y págs. 178-180.
308
Ibid., pág. 119.
309
Ibid., pág. 120, nota 1: Déjet: neologismo que alude a déjection (deyección) y a jeter
(arrojar).
145
sexual de producir un Otro con su falta taponada de goce. Tanto en la
prioriza la relación con el deseo del Otro frente a la relación con el objeto.
objeto que encuentra en su partenaire y busca suturar la barra del Otro por
146
partenaire que consienta a su modalidad fantasmática. Pero para el
cierto que el que busco en solitario. (…) Esbozo mi historia. (…) (F)ricciono
presencia del partenaire no hace más que avivar. Tomamos las palabras de
310
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 242- 244.
147
sentimientos contradictorios, como son el miedo a cansar a mi compañero,
renunciar”.311 Podríamos decir que ante los signos de la presencia del Otro,
no excluye el sexo que me imagino. (…) ¿Es posible que se conjuguen ahí
dos deleites, en suma tan distintos, uno que se percibe claramente, (…) y el
c) A partir del interés de la posición femenina por ese Otro dividido por el
territorio del goce fuera del ordenamiento fálico del que hablaremos en el
próximo capítulo.
311
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 83.
312
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 244-245.
148
c.1) En la primera opción, el parlêtre en posición femenina elige alojarse en
del lado del objeto causa del deseo y vehículo del goce es estar del lado del
“homenaje al ser”,314 nos dirá Lacan. Ocupar el lugar de objeto causa del
la vía de esa empresa del encuentro con la mujer (…) no puede sino
disposición del Otro, y ser tratada, por tanto, como tal. Por ello, para no ser
sentido como un abuso por parte del sujeto femenino ella buscará verse
313
Lacan, J., El Seminario, libro 6: El deseo…, op. cit., pág. 500.
314
Ibid., pág. 500.
315
Millet, C. Celos…, op. cit., pág. 38.
316
Lacan, J., El Seminario, libro 10: La angustia, op. cit., pág. 195.
149
como “el objeto precioso que quiere sustraerse, pero que quiere también
encarnar, en la medida que aparece como deseante de algo que ella tiene
deseo del Otro que el fantasma del partenaire le ofrece, para que se dé
por las extensiones del goce en la lógica del no-todo gracias a la llave que
oferta que hace el Otro para explorar ese territorio otro de la sexualidad
hombres, y la única idea que tenía de mí misma en esta materia era que,
317
Laurent, É, “El lugar de Radiofonía en la enseñanza de Lacan”, El Psicoanálisis, Revista
de la ELP, nº 34, octubre 2019, pág. 212.
318
Ibid., pág. 219.
319
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aun, op. cit., pág. 97.
150
traba moral, me había adaptado de buena gana a las costumbres de mis
compañeros”.320
explicar eso que busca en la relación sexual, y que no se mide con el rasero
de la regla objetual-fálica.
partenaires en los que pudo explorar las dimensiones de ese goce Otro.
d) Sin embargo, algo distinto ocurre cuando acierta “con el hombre que le
321
hable según su fantasma fundamental, el de ella”, según Lacan,
320
Millet, C., La vida sexual…, op. cit, pág. 12.
151
entonces se dará la “satisfacción verdadera – fálica”,322 y de ello la mujer
“extrae efecto de amor a veces, de deseo siempre”,323 sin que eso pueda
asegurar que la relación sea “escrita, o sea ratificada en lo real”. 324 En este
que Jacques me encomienda casa tan bien con mis propios fantasmas que
que desnuda”325 y añadirá que la causa de la intensidad del deseo que eso
imágenes volátiles”.326
La importancia que tiene en este caso poder ser alojada en el fantasma del
partenaire se vuelve más crucial, si cabe. Por ello, cuando Catherine Millet
321
Lacan, J., Decolaje o despegue de la Escuela, clase 11 de marzo de 1980, en:
https://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intEdicio
n=1&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=159&intIdiomaArticulo=1&intPublicacion=10.
322
Ibid.
323
Ibid.
324
Ibid.
325
Millet, C., La vida sexual…, pág. 254.
326
Ibid., pág. 254.
152
sustracción en libretas y la correspondencia de Jacques. (…) Mi orgasmo se
fantasma del neurótico “si lo fastidiamos, él pueda, así como así, dejar caer
fantasma”.328
dejado de ser en mis ensueños el centro de los retozos, ya solo era una
protege del sufrimiento del estrago, pero si logra falicizar parte del goce
327
Ibid., págs. 85-86.
328
Lacan, J., El seminario, libro 6: El deseo…, op. cit., pág. 433.
329
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 85.
153
desalojada de su lugar de objeto a, el fantasma mantiene para Catherine
Millet su estructura básica de uso del plus de goce para suturar la falta en
tanto, librado a una de las manifestaciones del goce más allá de dicho
154
5.- LA SEXUALIDAD FEMENINA POR FUERA DEL ORDENAMIENTO
ha repetido que acerca de ella nada se puede decir? Es un hecho que desde
suceden.
que el objeto a implica y que es la condición sine qua non para que el
formas de despliegue del goce que entran dentro del ámbito del llamado
goce femenino.
experiencia del goce en los autismos y en las psicosis), pero es un goce que
155
borde-membrana se produce la ósmosis, es decir, el transporte selectivo
Una bella metáfora de esa relación con lo Otro que caracteriza los vaivenes
laminilla (…) la relación del sujeto viviente con lo que pierde por tener que
pasar por el ciclo sexual para reproducirse”.330 Pasar por el ciclo sexual
goce como cuerpo hablante sexuado, para así poder relacionarse con el
Otro. Todo ello hace a una pérdida que se representa en esa laminilla que
es la libido, en tanto que órgano del deseo. Según Lacan, la libido solo
puede ser “representada” por “todas las formas enumerables del objeto
330
Lacan, J., El Seminario, libro 11: Los cuatro conceptos…, op. cit., págs. 206-207.
331
Ibid., pág. 205.
332
Lacan, J., “Posición del inconsciente”, Escritos 2, op. cit., pág. 826.
156
condicionándolo, por estar enchufado directamente en lo real”. 333 Sin su
ello se apunta el camino de otro tipo de concepción del cuerpo que no está
cuerpo vivo en el que hay lindes para el goce, pero que no se adecúan a las
que imponen el recorte de las zonas erógenas y de sus objetos ni a los que
ordena la función fálica: “La libido es esa laminilla que desliza el ser del
organismo hasta su verdadero límite, que va más allá que el del cuerpo”.334
implica una radical apertura al Otro con su agujero. Pero si Lacan no pone
333
Ibid., pág. 826.
334
Ibid., pág. 827.
157
en sus fórmulas de la sexuación Ⱥ, sino S (Ⱥ) es porque a pesar de todo está
entorno de goce.
del grafo del deseo, precisamente en dialéctica con la demanda ($<>D) que
en este campo.
En este texto Lacan nos dirá que S (Ⱥ) es “el significante por el cual todos
identificación como sujeto) con S (Ⱥ), no fuese suplemento del goce fálico,
sino más bien previo al dicho goce. Reversión quizás atrevida de la tesis
lacaniana.
Más adelante en el texto Lacan nos dirá que este significante “es como tal
335
Lacan, J., “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo”, Escritos 2, op. cit., págs. 796-
798.
336
Ibid., pág. 799.
158
un nombre propio es pronunciado. Su enunciado se iguala a su
Lacan lo deduce como √-1, un número que existe pero que no podemos
imaginario, y gracias a ello podemos operar con él. Lacan afirmará es “lo
terminar diciendo que “se llama el Goce, y es aquello cuya falta haría vano
operativo.
En el seminario 10 Lacan dirá que la relación del cuerpo vivo con el Otro
campo del goce que no puede ser ordenado por el objeto ni por la función
fálica.
A partir del seminario 18, Lacan irá situando esta relación con S (Ⱥ) del lado
“La mujer tiene relación con el significante de ese Otro, en tanto que, como
Otro, este nunca deja de ser Otro”. Es acerca de los efectos de goce en el
cuerpo de la relación con el significante del Otro que no deja de ser Otro de
337
Ibid., pág. 799.
338
Ibid., pág. 799.
339
Ibid., pág. 800.
340
Ibid., pág. 800.
341
Lacan, J., El Seminario, libro 10: La angustia, op. cit., pág. 149.
159
lo que hablamos en la sexualidad por fuera del ordenamiento fálico-
en el S (Ⱥ).
objeto (fálico o no) y las limitaciones del significante fálico para designar
hacia el Otro en busca de una orientación que siempre fracasa. Por ello, no
es un goce nombrable de una vez por todas, es un “goce al que cada uno
congreso sobre sexualidad femenina. Allí Lacan parte del “interdicto”, “la
342
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aún, op. cit., pág. 91.
343
Lacan, J., “Ideas directivas…”, Escritos 2, op. cit., págs. 706- 707.
160
que considera que es un modo de “alojar en él la inquietud de los
inviolada”345 que rodea al goce vaginal. Continúa Lacan lamentado que las
considerar que la relación del goce vaginal con el goce anal que plantea
goce vaginal se coloca el más discernible goce anal. Esto le lleva a concluir a
Lacan en ese congreso sobre sexualidad femenina que “se está lejos de
348
hacer pesar sobre nosotros la amenaza de la suerte de Tiresias”,
castigado por Hera por revelar el secreto del goce de las mujeres al
Sabemos que la vagina existe y que es una parte esencial en el coito, y del
goce sexual femenino, sin embargo, las sombras no dejan de caer sobre la
que se puede decir de este Otro goce que no se deja medir por el lenguaje,
ni es imaginarizable.
344
Ibid., pág. 706.
345
Ibid., pág. 706.
346
Andreas-Salomé, L., "Anal y sexual" (1916), El narcisismo como doble dirección,
Barcelona, Tusquets, 1982.
347
Freud, S., “Sobre las trasposiciones de la pulsión, en particular del erotismo
anal”, Obras completas, volumen XVII, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1992, pág. 123 y
nota de 1920 agregada en Freud, S., “Tres ensayos sobre teoría sexual”, Obras completas,
volumen VII, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1992, pág. 170.
348
Lacan, J., “Ideas directivas…”, Escritos 2, op. cit., pág. 707.
161
fácilmente imaginarizable, la vagina está sumida en el “des-conocimiento”:
una ausencia donde en el otro lado hay un símbolo muy prevalente”. 349
guión. La vagina se puede “conocer”, pero la ignorancia cae sobre ella una
conocimiento”.
represión de esa experiencia primordial del órgano vaginal, sino que más
349
Lacan, J., El Seminario, libro 3: Las Psicosis, Barcelona, Paidós, 2009, pág. 251.
350
Müller, J., “Una contribución al problema del desarrollo libidinal de la fase genital de las
niñas”, El Caldero de la Escuela, 52, Revista de la Escuela de Orientación Lacaniana, junio
1997.
351
Horney, K., “La negación de la vagina”, Psicología femenina, Madrid, Alianza editorial,
1986, págs. 168- 184.
352
Lacan, J., El Seminario, libro 4: Las relaciones de objeto, op. cit., pág. 99.
353
Ibid., pág. 98.
162
La dialéctica de la diferencia binaria entre los signos, propia del lenguaje,
localiza es la función de la castración, del “no hay”, del “no se tiene” que
instituye la lógica binaria. Desde este modo, “la necesidad real vinculada
femenina en el que nos hallamos y del que tendremos que ver las
lugar, finalmente más moluscoso que otra cosa”356, dirá Lacan), por ello,
354
Ibid., pág. 144.
355
Lacan, J., “Lituratierra”, Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, pág. 25.
356
Lacan, J., El seminario, libro 3: Las psicosis, op.cit., pág. 450.
163
sostenemos que se encuentra allí una experiencia del cuerpo que se escapa
Por esta peculiar relación del órgano vaginal con la estructura del lenguaje,
Lacan en 1960. Es más, podríamos afirmar que el reto de hablar del goce
decisión del sujeto, tal como muestra Catherine Millet cuando ante el
357
Ibid., pág. 252.
164
me metí en el interior de mis entrañas, que siempre me he representado
Por otro lado, esta dificultad estructural para dar cuenta de todo aquello
que tiene que ver con la experiencia del órgano vaginal es la que alimenta
dice nada al hombre, a no ser por intermedio del goce del cuerpo”.360
formas de goce.
modo o de otro sobre ellas. Es difícil para las mujeres ubicar la vagina, no
358
Millet, C., Une enfance…, op. cit., págs. 271-272.
359
Freud, S., “La cabeza de la medusa”, Obras completas, volumen XVIII, Buenos Aires,
Amorrortu editores, 1992, pág. 270.
360
Lacan, J., El seminario, libro 20: Aún, op. cit., pág. 15.
165
permite discernir el orificio vaginal, tal como le ocurrió a nuestra autora
que afirma que “no sabía distinguir entre el conducto por el que salía la
acompañar a las alusiones a esta parte del cuerpo femenino que desde el
higiene, tomé conciencia de que la cavidad que se abría allí en mí podía ser
bastante profunda”.363
poseía en alguna parte, en una región que no podía ver y que todavía no
había imaginado, una abertura, una cavidad tan flexible y tan profunda que
361
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 143.
362
Ibid., pág. 143.
363
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 233.
166
la prolongación de carne que hacía que un chico fuese un chico, y que yo
Es reseñable que Lacan ponga como punto de partida para que esta
La madre que habla con las amigas, el médico que orienta a la púber, el
Millet nos confía así acerca de uno de sus encuentros: “Si apenas notaba la
364
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 142.
365
Lacan, J., “Ideas directivas…”, Escritos 2, op. cit., pág. 712.
366
Ibid., pág. 712.
367
Ibid., pág. 712.
368
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 15.
167
grado”369 , “la perentoria necesidad de que te llenen”,370 “una inmensa
energía muscular ahí, en ese sitio del que sólo tengo una imagen imprecisa,
de nuestra autora.
¿Cuál es el misterioso mecanismo que hace que una parte del cuerpo se
genitalidad dirá: “¿Qué significa esto para alguien que ha aprendido, ya sea
369
Ibid., pág. 242.
370
Ibid., pág. 238.
371
Ibid., pág. 202.
372
Lacan, J., El Seminario, libro 10: La angustia, op. cit., pág. 83.
373
Ibid., pág. 83.
374
Ibid., pág. 84.
168
su identificación y su delimitación están siempre pendientes, en
En cierta manera, se podría decir que la vagina sólo existe en la medida que
más me gusta revivir es el que procura un sexo que se desliza de este modo
llenado”376).
375
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 26.
376
Ibid., pág. 24.
169
excitación y la satisfacción recortadas del placer clitoridiano. Una
satisfacción, por otro lado, siempre dependiente del objeto que penetre en
cuerpo lleno por el sexo del otro, el mío no tiene la misma elasticidad?
tuve con un amigo una de esas conversaciones íntimas que han sido
se reconocía que una mujer había gozado. «¿Es cuando tiene espasmos?
parecer una imbécil, respondí que sí. Para mis adentros me dije: «Así que
170
de una preocupación tardó años, largos años, en desembocar en esa
arrebatador o bienhechor”.378
Catherine Millet dará cuenta de ello también: “Si cierro los ojos veo ese
agujero.
Esta topología tórica del cuerpo nos permite responder a la pregunta que
377
Ibid., pág. 245.
378
Miller, D., “El a-todo femenino”, El orden simbólico en el siglo XXI. No es más lo que era,
¿qué consecuencias para la cura?, Buenos Aires, Grama ediciones, 2012, pág. 226.
379
Millet, C., La vida sexual...,op. cit., pág. 237.
171
succión se perciba en la otra extremidad del cuerpo que la opresión de los
energía muscular ahí, en ese sitio del que solo tengo una imagen imprecisa,
nuestra autora nos dirá que no es narrable (“El placer solitario es narrable,
hay relámpago. Hay más bien la instalación lenta de una molicie [mollesse]
de sensación pura”.383
cuerpo de la visión del beso de una pareja en la pantalla del cine, momento
que marcará para nuestra autora el anudamiento que hace posible pasar
380
Ibid., pág. 202.
381
Ibid., pág. 247.
382
Ibid., pág. 247.
383
Ibid., pág. 247- 248.
172
del goce masturbatorio autoerótico al germen de la sexualidad en relación
misma, debido en menor medida a la persona del actor, que al beso que
pero si cierro los ojos para recordar la escena es su rostro el que veo, con
escansiones de las que dijimos que las más primitivas no eran superadas
384
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 207.
385
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 198.
386
Laurent, É., El reverso de la biopolítica, op. cit, pág. 108.
173
hay un yo y no hay un sujeto, se trataba de “una atribución que precede a
todo haber y que es definida como anterior al estadio del espejo, antes de
Siguiendo al Lacan de los años 70, Laurent rescata una cita de una
su trabajo para que el parlêtre pueda sos-tener el esquivo primer tener del
ninguna idea. Cree que es yo [moi]. Cada uno cree que es él. Es un agujero.
Ese primer tener del cuerpo es producto de “una operación de impacto del
390
decir”, pero también de una operación de puro impacto con el cuerpo
cuerpo. De ahí que la mediación del encuentro con otro cuerpo sea
solitario.
387
Ibid., págs. 108-109.
388
Ibid., pág. 108.
389
Lacan, J., “El fenómeno lacaniano”, Lacaniana nº 16, Revista de la Escuela de
Orientación Lacaniana, Buenos Aires, Grama, 2014, pág. 15. Citado en Laurent, É., El
reverso de la biopolítica, op. cit., pág. 105.
390
Laurent, É., El reverso de la biopolítica, op. cit., pág. 109.
174
Desde la lógica del todo fálico, la adhesión a los productos del estadio del
una fijeza que no encontramos desde la lógica del no todo fálico, fijeza que
será que desde la posición femenina, al ser mucho más flexible la relación
que no hay “yo”, no hay “sujeto”, no hay “haber” y que precede a “la
primer tener del cuerpo, (un goce que como dice Éric Laurent es siempre
tiranía del “hacer algo con él” propia del segundo momento del tener un
391
Laurent, É., “El lugar de Radiofonía en la enseñanza de Lacan”, op. cit., pág. 206.
175
hombre dándole su significante en el falo”.392 Más que del “hacer algo” con
cuerpo”.393
En esta experiencia de goce, no solo no hay yo, tampoco hay sujeto. No hay
En otras palabras, no temo ser vista por sorpresa, porque mi cuerpo forma
parte de la misma trama que el polvo en el aire y que los demás cuerpos
392
Lacan, J., “Ideas directivas…”, Escritos 2, op. cit., pág. 714.
393
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 48.
176
fundidos con él dentro de un contínuum. No puedo, por tanto, concebir
Por otro lado, no hay sujeto porque, como dice Lacan, en este momento no
hay significante que pueda hacer de signo del sujeto395 y así nos hallamos
recuerdo del encuentro con determinado goce sexual del que habla
que fuera una abstracción, que fuera un número que tendiera a infinito de
una amplia distancia nos asegura) con la de hablar en público ante una
394
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 112.
395
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aún, op. cit., págs. 171-172.
396
Brousse, M.-H., “Conversation exceptionelle avec Catherine Millet au Wiels”, op. cit.,
pág. 71.
397
“«Sur la sexualité». Rencontre avec Pascal Quignard et Catherine Millet”, L’en-je
lacanien, nº 9, 2007/2, pág. 206.
177
audiencia anónima sumida en la oscuridad, a la que “no se ve” bien.398
experiencia de un goce que, nos dirá Éric Laurent, “se inscribe en una serie
hablar en público ante una audencia que no se ve, es desde luego porque
cuerpo real del Otro, como adelantábamos. Éric Laurent destaca que “el
después de un circuito que pasa por el Otro, que incluye al Otro”.402 Si bien
398
Ibid., pág. 206.
399
Laurent, É., El reverso de la biopolítica, op. cit., pág. 17.
400
Ibid., pág. 17.
401
Lacan, J., El seminario, libro 11: Los cuatro conceptos…, op. cit., pág. 89.
402
Laurent, É., “El lugar de Radiofonía en la enseñanza de Lacan”, op. cit., pág. 207.
178
Otro a sus significantes, y así dirá que el goce “parte del cuerpo y vuelve a
para sí misma”.404 El cuerpo real del Otro se vuelve el punto fijo sobre el
momento del tener un cuerpo. Clotilde Leguil dirá en uno de los trabajos
goce que “no solamente reverbera, resuena en el cuerpo, sino que también
179
próximo capítulo. Hay algo demasiado brutal en la desnudez de este goce
una masa molida, (…) sin más reacción que la de una bola de masa de pan.
de mis ojos que flotan en una superficie de mi cuerpo derretido, tengo que
insistencia repitamos que se trata de un goce que no puede ser dicho. Esta
407
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 225-226.
408
Ibid., pág. 242.
180
mientras que la conciencia permanece en un estadio de
adormilamiento”.409
de la experiencia.
consistencia imaginaria del cuerpo del yo. Queda pues a cargo del parlêtre,
181
vacío”.411 Apuntando con esta descripción al cuerpo- agujero que señalaba
aquí la endeblez de ese primer tener del cuerpo que nos dirá Laurent, “no
por la borda, pero ese todo se reduce a esto: el cuerpo que he entregado
semejante?”418
411
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 248.
412
Ibid., pág. 249.
413
Laurent, É., El reverso de la biopolítica, op. cit., pág. 108.
414
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 249.
415
Ibid., pág. 249.
416
Ibid., pág. 249.
417
Ibid., pág. 250.
418
Ibid., pág. 250.
182
separación entre ambos llevará al éxtasis de la experiencia erótica y a la
mujer, signo de una ilusión, en la medida que sabemos que no existe tal
del seminario 20, para la posición masculina este sello tiene que ver con la
419
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 207.
420
Ibid., pág. 207.
183
nítida que me atravesó por entero”,421 pero que a diferencia del goce
identificación para su ser femenino, La; del otro lado, un representante del
conduce a un sujeto a sentir en qué su ser depende del deseo del Otro, el
cual viene a dar un sustento a eso que precisamente nunca puede ser
un partenaire Otro cuyo deseo no esté limitado por el falo, sino que puede
421
Ibid., pág. 210.
422
Leguil, C., L’être et le genre: Homme/Femme aprés Lacan, op. cit., págs. 175-176.
184
encuentra estos signos en: “me agarra del brazo”, “me aprieta contra él”,
orden simbólico ni por lo imaginario. Por ello, más que de fusión con el
imposible, la certeza de amar y ser amado por un Otro ajeno a una misma,
relación con un Otro realmente Otro, pero que sin embargo tiene un lugar
para alojarla. Es una ilusión, pero que se vive con certeza. Que en la lectura
423
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 94-95.
424
Lacan, J., El Seminario, libro 10: La Angustia, op. cit., pág. 220.
185
carencia en ser del Otro que es llamado a colmarla: “Lo que de este modo
tachadura de su ser femenino con el vacío del deseo del Otro en el que ella
425
Lacan, J., “La dirección de la cura y los principios de su poder”, Escritos 2, México, Siglo
XXI editores, 2003, pág. 607.
426
Laurent, É., “El lugar de Radiofonía en la enseñanza de Lacan”, op. cit., pág. 218.
427
Lacan, J., “Homenaje a Marguerite Duras, por el arrobamiento de Lol V. Stein”, Otros
escritos, op. cit., pág. 210
428
Brousse, M.- H., “Saber hacer femenino con la relación. Las tres R: astucia, estrago y
arrebato” intervención del 12 de junio de 2010 en la Jornada del Campo Freudiano en
Atenas “Formas de la sexualidad femenina” disponible en:
http://mujeres.jornadaselp.com/lazoamp/saber-hacer-femenino-con-la-relacion-las-tres-
r-astucia-estrago-y-arrebato/
186
Es lo contrario a la demanda de amor clásica de la vida amorosa femenina
ser femenino, La, y que, por ello, no preserva el vacío necesario para que
Además es necesario que esté preservado el vacío necesario del Otro, S (Ⱥ).
Por ello, Dios es una figura del Otro que se presta muy bien al goce de la
Dios, como lo que tiene de soporte al goce femenino”, 429 al menos soporte
Millet.
Dios y sus ensoñaciones acerca de los chicos, los hombres, las posibles
parejas pronto ligadas al goce sexual: “Había establecido con Dios una
de los platos y de los vasos de agua que le hacía llegar por medio del
429
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aun, op. cit., pág. 93.
187
poblar de maridos e hijos mi vida futura”.430 Con ingenuidad infantil
aparece para Millet una falta en el Otro y una falta en ella, que, en este
primer momento, intenta tratar con la lógica fálica-objetal del objeto oral
aquel al que poder dirigirse “sin que nadie lo supiera”,435 aquel que era
elevaban desde la tierra hacia Él”,436 aquel con el que tener un diálogo
desde “lo más secreto de mis pensamientos”,437 aquel que daba fuerza a
sus deseos por reconocer en ellos su sinceridad, que permitía que “una
voltereta de una ola que te coge y te deja pronto”,438 incluso cuando “sus
430
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 10-11.
431
Ibid., pág. 10.
432
Ibid., pág. 11.
433
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 31.
434
Ibid., pág. 31.
435
Ibid., pág. 31.
436
Ibid., pág. 31.
437
Ibid., pág. 31.
438
Ibid., pág. 32.
439
Ibid., pág. 31.
188
“bienaventuradas abrumadas por sus penas”,440 “una pobre, otra enferma,
relación con Dios y de cómo soportar sus penas, y porque apuntaban a “la
promesa de una vida extraordinaria, de una vida que merecía ser contada
hablado “que consistía en masajear la una contra la otra las dos pequeñas
protuberancias de carne blanda entre las piernas”, 444 hasta alcanzar “un
placer único”445 que la hacía afirmar: “Nunca había oído hablar de algo que
189
Coinciden y se entremezclan en el origen, dos modos de vehiculizar el goce
dos certezas [la del placer carnal y la de la conversación con Dios] eran una:
La relación con Dios y con los hombres en tanto pareja formaban parte de
En las cercanías de la pubertad, con doce años, el dilema ante estas dos
modalidades de respuesta se volvió más acuciante para ella: “yo quería ser
religiosa, «casarme con Dios» (…), pero también deseaba tener maridos e
hasta que, tres o cuatro años más tarde, la escritura de un diario íntimo y el
447
Ibid., pág. 160.
448
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 11 y Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 238.
190
hecho de estar enamorada le permitió resolver el problema por sí misma.
relación con Dios, como los propios místicos dan cuenta de ello, ni en la
449
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 239.
450
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 34.
451
Millet, Celos…, op. cit., págs. 29-30.
191
relación erótica sexualizada, como nos mostrará nuestra autora. La
nuestra autora hace el descubrimiento: “mi placer no era nunca tan vivo
como el de la primera vez, no que hacía el amor con alguien, sino que nos
efímera, incluso ilusoria, pero con unos efectos muy reales en el cuerpo
empecé a esperar que esa apretura lejana en una zona indefinida del bajo
452
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 91.
453
Ibid., pág. 94.
454
Ibid., pág. 183.
455
Ibid., pág. 94.
192
prosecución de la relaciones”.456 Sin embargo, el arrebato desaparece
de La con S (Ⱥ).
El hecho de que el encuentro que se produce sea entre dos vacíos pone la
femenina. Así Lacan localizará en este vacío compartido la causa del deseo
puede decir, causa sui, en efecto lo que da bajo la forma de lo que no tiene
sexual femenina.
Catherine Millet hallará que en las relaciones en las que se daba “el tiempo
experiencia erótica aún sin que haya ningún tipo de encuentro.459 Tal es la
456
Ibid., pág. 95.
457
Lacan, J., El Seminario, libro 14: La lógica del fantasma, inédito, clase 12, 1 de marzo de
1967.
458
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 95.
459
Ibid., pág. 95.
460
Lacan, J., “La significación del falo”, Escritos 2, op. cit., pág. 658.
193
escandaloso”.461 En una relación de Catherine Millet en la que
una espera alimentada de este modo eran tan ricos, tan llenos de
las “primeras veces” que era “tanto placer como sorpresa sofocante”466 y le
incluso inconvenientes.
461
Ibid., pág. 658.
462
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 96.
463
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 58.
464
Ibid., pág. 58.
465
Ibid., pág. 58.
466
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 96.
467
Ibid., pág. 96.
468
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 58
469
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 99.
194
adhiere a su molde”, 470 odio como pasión del ser que tapona el vacío que
posición femenina, que queda librada al agujero que abre el La. Millet dirá:
“En aquel preciso instante no era más que una partícula en suspenso, a la
espera de identificación”.471
tenido arrebatos de celos con los hombres con los que he compartido mi
470
Ibid., pág. 99.
471
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 133.
472
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 84.
195
Millet logra poner nombre a lo que le ocurre cuando se ve desalojada del
lugar que pensaba ocupar en la falta del Otro por la vía del amor. Pero la
propia autora entendía que esto que llamaba “celos” era de otra
naturaleza. “Crisis” será el otro significante que usará para referirse a este
momento. Si bien las crisis desencadenadas en las dos ocasiones que las
padeció (con Claude y con Jacques, que es la que relata con más detalle en
relación que ambos mantenían con otras mujeres, para Millet resultaba
libertad sexual de sus parejas era una práctica que no le suscitaba mayores
473
Ibid. op. cit., pág. 84.
474
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 68.
475
Ibid., pág. 68.
476
Lacan, J., “El atolondradicho”, Otros escritos, op. cit., pág. 490.
477
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aún, op. cit., pág. 44.
196
permitirá a La sostenerse en la suposición de la pareja que forma con ese
muchos otros: “nunca diré que reconocí a Jacques entre mil; no, más bien
hacía falta conocer a mil para saber que con él se trataba de una relación
una “vida vivida por él, sin mí”481 catapulta a La a un estado sin límites.
478
Millet, C., Celos…, op. cit., págs. 11-12.
479
Ibid., pág. 69.
480
Ibid., págs. 69-70.
481
Ibid., pág. 124.
197
El estrago que se da en la relación de pareja tiene como antecedente el
más allá de determinadas respuestas ante el agujero que abre para ambas
Freud deja de lado algo que sabe captar Lacan, que el estrago que aparece
que, de la madre, la hija “parece esperar como mujer más sustancia que de
Pero en la madre no puede encontrar otra cosa más que el mismo agujero
(ser madre, ser mujer-falo, colocar los logros fálicos como brújula…) en
caso de que se sitúe en posición masculina. Tanto una posición como otra
482
Freud, S., “Algunas consecuencias psíquicas de la diferencias sexual anatómica”, Obras
completas, volumen XIX, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1992, págs. 259-276; “Sobre la
sexualidad femenina”, Obras completas, volumen XXI, Buenos Aires, Amorrortu editores,
1992, págs. 223-244, y “Conferencia 33ª: La feminidad”, Obras completas, volumen XXII,
Buenos Aires, Amorrortu editores, 1991, págs. 104-125.
483
Freud, S., “La sexualidad femenina”, op. cit., pág. 231 y “33ª Conferencia: La
feminidad”, op. cit, pág. 117.
484
Lacan, J. “El atolondradicho”, Otros escritos, op. cit., pág. 489.
198
no hacen más que elevar al cuadrado la indigencia de los medios
encuentran. Con ello el campo queda abierto para que esta indigencia sea
mal leída como signos del rechazo del Otro en vez de como imposibilidad
Freud también supo ver cómo el “marido”, sobre todo el primero, llegaba a
“No había temblado de aquella manera, de la cabeza a los pies, desde que
es para la mujer todo lo que les guste, a saber, una aflicción, peor que
485
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 169.
486
Lacan, J., El Seminario, libro 23: El sinthome, op. cit., pág. 99.
199
Jacques-Alain Miller pone en palabras las asoladoras consecuencias del
estrago: “¿Qué quiere decir estar estragado? Quiere decir estar devastado.
sin límite, lo que Lacan llama el todo fuera del universo, el todo que no se
hay entre la mujer y su partenaire son brutales. Millet nos dirá: “Me
recorría el cuerpo una ola glacial y seca (…), la sangre se retira de golpe de
las venas (…), mi vientre, que me parecía que también necesitaba vaciarse
(…) Si los miembros temblaban era porque ya no había un flujo que los
487
Miller, J.- A., El partenaire-síntoma, Buenos Aires, Paidós, 2008, pág. 297.
488
Millet, C., Celos…, op. cit., págs. 105-106.
489
Ibid., pág. 71.
490
Ibid., pág. 71.
491
Ibid., pág. 107.
200
No es menor la aniquilación subjetiva que desencadena el estrago. Nuestra
El S (Ⱥ), significante que encarna la pareja para La, sirve de grapa para
entre el primer “tener” del cuerpo y el segundo “tener” del cuerpo, donde
no hay envoltura del cuerpo y no hay yo. Donde habita la locura, que no
crisis, de que no se podía entender “en el sentido más fuerte, sino más
492
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 82.
493
Ibid., pág. 82.
494
Ibid., pág. 82.
495
Ibid., pág. 83.
496
Millet, C., Celos…, op. cit., pág. 71.
201
o temerario, y simplemente porque a él mismo le enloquecía verme en
partenaire “la confronta con una desposesión inédita de su ser, (…) con la
sostendrá. La mujer en estrago busca una y otra vez el detalle que desata el
otro lugar, en un lugar donde imagina que ocurren las mieles del encuentro
detalle que desencadena ese exceso de goce: “No me pasó inadvertido que
mínimo recodo de la vida del Otro con tal de poder volver a poner en
497
Ibid., pág. 160.
498
Leguil, C., L’être et le genre…, op. cit., págs. 167-168.
499
Ibid., pág. 173.
500
Millet, C., Celos…, op. cit., págs. 153-154.
501
Ibid., págs. 108- 109.
202
misma está ejerciendo sobre la intimidad de Jacques impulsada por su
adivinar la causa”.502
desesperada para que el Otro vuelva a ligarse a ella para darla un lugar,
cuenta de ello hacen que el desencadenamiento del goce loco del estrago
502
Ibid., págs. 129- 130.
203
esté asegurado. Así Millet dirá “porque necesitaba absolutamente recobrar
del estrago.
saltan su turno sin que nadie se diera cuenta, salvo ella misma: “No he
me causó haber sido excluida del juego y borrada del campo de atención
retozos, ya solo era una espectadora. Si participaba era para ser excluida
503
Ibid., pág. 128.
504
Ibid., pág. 92.
204
de enseguida”.505 En el nuevo circuito de goce, el trabajo es activo por
parte del parlêtre, Millet hablará del “delirio que me conducía a excluirme
circunscribir el goce desparramado del estrago. Una envidia, que más allá
encuentro entre sujeto y Otro y de la relación entre los sexos: “Esa otra
vida de Jacques que yo soñaba era un edén donde parecía que él hallaba su
placer sin reservas, sin culpabilidad ni rencor, sin que ninguna instancia
completo, al que ella no le falta. Por otro lado, instituye un Otro que tiene
lo que a ella le falta, así en otro momento dirá Millet: “Yo envidiaba a
Jacques por gozar sin reservas su paraíso sexual. (…) Atribuía a Jacques
505
Ibid., pág. 85.
506
Ibid., pág. 140.
507
Ibid., págs. 90-91.
508
Ibid., pág. 126.
205
unos conocimientos de la felicidad sexual que yo había sido incapaz de
obtener”.509
La y S (Ⱥ) queda bien ilustrada en el efecto que tenían las postales que
plexo solar hasta la cavidad vaginal. (…) su efecto era tan vivo como si
Esta crisis estragante llevó a Catherine Millet por segunda vez a la consulta
la crisis con Claude, la otra pareja en la que nuestra autora reconoce haber
509
Ibid., pág. 196.
510
Ibid., pág. 142.
206
punto sino iniciar el trabajo de escritura testimonial que hemos venido
511
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 99.
512
Freud, S., “Conferencia 33ª: La feminidad”, op. cit., pág. 117.
513
Freud, S., “La sexualidad femenina”, op. cit., pág. 231.
207
frigidez, cuando plantea que la identificación imaginaria con la phallus-girl,
514
Lacan, J., “Ideas directivas…”, Escritos 2, op. cit., pág. 712.
515
Ibid., pág. 712.
516
Ibid., pág. 712.
208
podemos entender la afirmación de Lacan en La significación del falo
experiencia de amor que como tal (…) la priva de lo que da [el falo], y un
experiencia del amor exige estar privada del falo, como porque el falo en el
cadenas que anudan deseo y goce a la dialéctica objetal- fálica y, por ello,
517
Lacan, J., La significación del falo, Escritos 2, op. cit., pág. 674.
209
secundario”.518 En este reconocimiento de “su persona completa”,
como vemos, puede conllevar con ello que el placer sexual quede en
Este interés de La por todo aquello que sucede en el Otro tendrá como
segundo plano: “he prestado una gran atención a mis compañeros, (…)
Lacan sabe captar bien esta indefinición de La en busca de ser a través del
Otro, cuando en Televisión, la dibuja con los trazos de una locura no-toda,
518
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 227. La cursiva es mía.
519
Ibid., págs. 220-221.
210
de un carácter acomodaticio y de una disposición a hacer todo tipo de
a que “no hay Otro del Otro”520 con lo cual el S (Ⱥ) al que se dirige La
finalmente no apunta nada más que a un vacío: “Es incluso por eso [porque
no hay Otro del Otro] por lo que no son todas, es decir, no locas-del-todo/
punto de que no hay límites a las concesiones que cada una hace a un
Esta desorientación de La por todo aquello que viene del Otro es, como
sexual, tal como la propia Catherine Millet nos confiesa: “He tardado
hasta el punto de confundirme con el otro para, al final de una muda, tras
520
Lacan, J., “Televisión”, Otros escritos, op. cit., pág. 566.
521
Ibid., pág. 566.
211
otro cuerpo, esta vez tan capaz de recibir como de dar. Entretanto,
tiene un cuerpo que no funciona para el placer, como nos dice nuestra
el seminario 20 acerca de que “hay un goce suyo del cual quizá nada sabe
ella misma (…) el goce al que uno llama como puede”523 y que le lleva a
aventurar que “si la mujer simplemente sintiese este goce, sin saber nada
las relaciones sexuales Catherine Millet podrá afirmar: “Durante gran parte
leerse como una barrera frente a un goce con el que no se sabe cómo
522
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 221.
523
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aún, op. cit., págs. 90-91.
524
Ibid., págs. 90-91.
525
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., pág. 242.
212
encontrado en su infancia, que no lograba ser bien delimitado por medio
protofantasma] por difuso que fuese, alcanzaba tal intensidad que de golpe
un buen rato sin atreverme a moverme, la mano rígida, rehén entre los
placer tan fuerte que me convirtió en una estatua de sal y por un minuto o
dos fue mejor hundirse en una noche psíquica? Era necesario dejar que las
velara hasta el día siguiente, y dejar que el espectáculo solo tuviera lugar a
una hora fija de la tarde. Nunca había oído hablar de algo que se pareciera
a este placer”.526
526
Millet, C., Une enfance…, op. cit., pág. 162.
527
Lacan, J., El Seminario, libro 19: …o peor, Buenos Aires, Paidós, 2012, pág. 118.
528
Ibid., pág. 119.
213
directivas para un congreso sobre sexualidad femenina al tratar la cuestión
“narcisismo del ego” como causa de frigidez, le ponemos un pero. Más allá
seminario 19: “Se percibió que había cosas que existen en el sentido de
529
Lacan, J., “Ideas directivas…”, op. cit., pág. 712.
530
Freud, S., “Introducción al narcisismo”, Obras completas, volumen XIV, Buenos Aires,
Amorrortu editores, 1992, págs. 85-86.
214
articulación de un discurso. Eso es lo real”. 531 La se ausenta de todos los
ritual. No compartir los gustos del otro, no resentirme por ello y cumplir,
531
Lacan, J., El Seminario, libro 19: …o peor, op. cit., pág. 117.
532
Millet, C., La vida sexual…, op. cit., págs. 229-230.
533
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aún, op. cit., pág. 89.
534
Ibid., pág. 89.
215
6.- CONCLUSIONES
Una doble condena se cierne sobre los seres que hablan, por un lado, no
Por otro lado, se dio mi encuentro con los textos de Catherine Millet en los
con una limpieza casi quirúrgica, diseccionando con gran sensibilidad una
216
argumentar su sustento teóricamente a partir de las enseñanzas de Freud y
Lacan.
que supusieron.
535
Brousse, M.H., “Conversation excepcionelle avec C.M. en Wiels”, op. cit., pág. 66.
217
En la misma entrevista, Catherine Millet hablará del motor de su escritura:
“decir las cosas que no habían sido jamás dichas o en todo caso que no
obscenidad, que permite acceder por medio del lenguaje a una infinidad de
tarea: no había tiempo para pasar por los símbolos o las metáforas”.537
Además a pesar del afán de decir “lo que no había sido dicho”, sostenido
en una ingenua creencia de que ella sabía un poco más de la cuestión que
otros539 (creencia que cae precisamente con la experiencia del “no hay
536
Ibid., pág. 66.
537
Millet, C., “¿Existe la mujer?”, discurso completo de Catherine Millet en el Festival
Internacional de Literatura de Buenos Aires (FILBA) 10 de octubre de 2018, disponible en:
https://www.pagina12.com.ar/147964-existe-la-mujer
538
Brousse, M.H., “Conversation excepcionelle avec C.M. en Wiels”, op. cit., pág. 67.
539
Ibid., pág. 66.
218
que, como nuestra autora manifiesta en otra entrevista: “En la sexualidad,
forma directa. (…) Desde hace ya más de un siglo, las mujeres se empeñan
en hacer surgir la parte oculta de esta historia. (…) son sobre todo mujeres,
claro, las que se encargaron de decir o mostrar cómo era de verdad esa
literatura”.542
Catherine Millet tal como Lacan nos invita a seguir a los artistas para
540
Ibid., pág. 67.
541
Ibid., pág. 67.
542
Millet, C., “¿Existe la mujer?”, op.cit.
219
materia, el artista siempre le precede, y que no tiene por qué hacerse
armas: subelementos más para enumerar el goce que para hacerlo entrar
543
Lacan, J., “Homenaje a Marguerite Duras, por el arrobamiento de Lol V. Stein”, Otros
escritos, op. cit., pág. 211.
544
Lacan, J., “Radiofonía”, Otros escritos, op. cit., pág. 432. La cursiva es mía.
220
goce se engachaban al cuerpo, tomé como orientación el cuadro sintético
producto del efecto del lenguaje sobre el cuerpo que aparecen en dicho
con los que hemos ido analizando y discerniendo a lo largo de este trabajo
que son distintos modos en los que el lenguaje afecta al cuerpo vivo para
con los aparatos de goce” y añade: “Otra fórmula más que les propongo,
goce no hay otro que el lenguaje. Así se apareja el goce para el ser que
545
Lacan, J., El Seminario, libro 20: Aún, op. cit., pág. 69.
221
considerados tanto efectos del lenguaje sobre el cuerpo vivo como
“aparatos de goce” por medio de los cuales “se apareja el goce para el ser
estudiado.
sobre todo, a intentar mostrar de qué está hecho ese “entre” del que habla
relación con el Otro frente la elección de la relación con el objeto, bien sea
partir de las marcas primigenias del encuentro del parlêtre con el Otro en
tanto que cuerpo y lenguaje que pasaba también, por la formación de los
posición femenina.
546
Lacan, J., El seminario, libro 19: …o peor, op. cit., pág. 118.
222
La temporalidad misma de la escritura de los testimonios de Millet, en
del estrago y, por último, los rastros de su infancia), orientó este trabajo
sexualidad que nos parecía que no habían sido abordados por la teoría
del goce fuera del orden fálico sino, que ha concernido sobre la posibilidad
fálico, así como sobre las vías para poder entender algunas condiciones de
su constitución y su manejo.
547
Lacan, J., “Joyce, el síntoma”, Otros escritos, op. cit., pág. 595.
223
ser síntoma de otro cuerpo, pero también como el parlêtre en posición
transgénero. Son estos algunos aspectos sobre los que sería de interés
seguir investigando y sobre los que creemos que así todo nuestro trabajo
través de lo que puede ser escrito del goce sexual podemos realizar un
224
Finalmente, como no puede ser de otro modo, queda abierto el camino
que tal Lacan nos indica en relación con lo sexual hay un agujero en el
548
Lacan, J. El Seminario, libro 20: Aún, op. cit., pág. 146.
225
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