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Ortodoxa Psicoterapia I, II Instrucción terapéutica

patrística
Psicoterapia Ortodoxa
por Jristos

Ortodoxa Psicoterapia I, II
Instrucción terapéutica patrística

Ierotheo Vlajos, Metropolita de Nafpaktos-Lepanto

Se sugiere leer primero el MINILÉXICO: http://www.logosortodoxo.com/minilexico/

(Libro aceptado y aprobado oficialmente por la SANTA IGLESIA CATÓLICA APOSTÓLICA


ORTODOXA, traducido en más de 15 idiomas hasta en Chino y se enseña por muchas Universidades
del mundo sobre todo en los ramos de Psiquiatría y Psicología…)

CAPÍTULO 1

La Ortodoxia como ciencia terapéutica


1. Qué es el Cristianismo

2. Θεολογία (zeología), la teología como ciencia terapéutica

3. Qué es la terapia

4. El método de terapia – Instrucción terapéutica

CAPÍTULO 2

El Ortodoxo terapeuta
1. Condiciones para el ascenso de sacerdotes-terapeutas.

El valor del sacerdocio

Llamamiento y ordenación de los Apóstoles.

Condición básica para la ordenación.


Los tres grados del sacerdocio o santidad.
2. “Reanimar el carisma”

Atributos básicos de los terapeutas – sacerdotes


3. La santidad espiritual

4. La búsqueda de terapeutas.

Prólogo del Santo Monasterio

Con alegría especial y gran honor nuestro Santo Monasterio procede a la tercera edición del libro del
sabio Archimandrita Ierotheos Vlajos, con el título “Ortodoxa Psicoterapia”.

Tal como el mismo título expresa se trata de un libro que se ocupa principalmente para la terapia de la
psique del hombre, según la enseñanza de los Santos Padres de nuestra Iglesia que vivieron la vida
ascética y se convirtieron en terapeutas experimentados del laós (pueblo) de Dios. El padre Ierotheos
viviendo dentro en el mundo y como padre espiritual que es, diagnosticó que la enfermedad más seria de
nuestra época es la enfermedad de la psique, los llamados problemas psicológicos. Ha distinguido que
todos éstos son problemas principalmente de los loyismí, del oscurecimiento del nus y del corazón sucio
no sanado. Él mismo, al haber gozado de las obras de ellos, ha registrado los pazos del caído hombre y
nos ha ofrecido la instrucción terapéutica de cada uno, de manera que el lector pueda ver como en un
espejo la enfermedad de sí mismo. Para buscar médico terapeuta (yérontas) y continuar en la terapia de
su psique, su nus y su corazón, llegando a la zeoría (contemplación espiritual, visión) de Dios y la divina
comunión.

Creemos firmemente que este libro ayudará al hombre contemporáneo que está infectándose literalmente
de problemas psíquicos, ansiedad, inseguridad, desequilibrio, vacío… sin salida y en vez de otra terapia
o pseudoterapia recurrirá y se refugiará al hospital-albergue, que es la Iglesia, donde encontrará al Señor
y sus terapeutas, los antiguos con sus admirables textos eclesiásticos y los contemporáneos. Ellos como
portadores de la Tradición Ortodoxa pueden dar a cada uno particularmente los fármacos adecuados, la
dosis necesaria y en el preciso tiempo. Además, el Señor dijo: “Venid a mí todos los cansados,
deprimidos y cargados psíquicamente y yo os daré descanso y alivio psíquico y espiritual” (Mt 11, 28),
como también, Él mismo dio poder a Sus Apóstoles curar “…toda enfermedad y dolencia” (Mt 10,1).
Para nuestro Monasterio será una gran bendición si algunas personas encuentran el camino hacia el Arca
de la sanación y salvación, que es la Iglesia y quisieran incorporarse en el santo y bendecido Cuerpo de
Cristo, y los que ya se encuentran en ella ayudarse, catartizarse y purificarse de manera que se
conviertan en sus dignos miembros, “el divino y santo laós de Dios”.

Para la re-edición de este libro, como para la edición de tantos más, debemos un gran agradecimiento al
nuestro Excelentísimo Metropolita de Tebas y Livadiá, Señor Jerónimo, (actualmente Patriarca de
Grecia), el cual como obispo ortodoxo auténtico ama la Tradición de nuestra Iglesia, nos dio su
bendición con mucho gusto; nos tiene acogidos con mucho cariño y agapi y se ocupa para el
florecimiento y el resurgimiento del monaquismo de su Metrópolis. Suplicamos al Señor que le
mantenga “sano, saludable y honesto vigilando el logos de su verdad”.

Y al Santo y Trinitario Dios, el que inspiró y condujo esta composición y edición, que sea la gloria, la
potencia, la honra y la veneración por los siglos de los siglos. Amén.

Santo Monasterio para mujeres Nacimiento de la Zeotocos.

Prólogo del escritor.

El hombre actual cansado (psíquicamente), desilusionado y decepcionado por varios problemas que le
torturan busca un descanso, una reanimación de su psique. Esencialmente, busca terapia de su psique,
porque allí principalmente siente el problema. Vive estando aplastado por un peso y una opresión
psíquica, depresión. Por eso en nuestros días las interpretaciones psiquiátricas circulan mucho.
Principalmente se divulga mucho la psicoterapia. Mientras que hasta ahora estas cosas eran casi
desconocidas, en la época actual han tomado una tremenda propagación y muchas personas acuden y se
refugian en psicoterapeutas para encontrar consuelos, descanso y alivio psíquico. Porque el hombre
contemporáneo repito, siente que tiene necesidad de terapia.

Junto con la concienciación de esta necesidad básica, compruebo diariamente que el Cristianismo y
principalmente la Ortodoxia que guardó la esencia del Cristianismo, dispone de mucha “psicoterapia”, o
más bien, la Ortodoxia es una ciencia terapéutica. Todos los medios que usa y su misma finalidad es
sanar al hombre y conducirlo a Dios. Porque para que lleguemos a la comunión con Dios y encontrar el
bienaventurado y feliz estado de la zéosis o glorificación antes debemos de sanarnos. Por eso, más allá
de cualquier otra interpretación, la Ortodoxia es principalmente ciencia e instrucción terapéutica. Se
distingue claramente de los demás métodos psiquiátricos porque es Θεανθρωποκεντρική
(Zeanzropokentrikí, Dioshumanocéntrica) y no ανθρωποκεντρική (anzropokentrikí, humanocéntrica),
además, esto no lo hace con métodos humanos sino con la ayuda y energía de la divina Jaris (Gracia
increada), esencialmente también con la sinergia (colaboración) de la voluntad divina y la humana.

He querido recalcar algunas verdades en este libro. Quiero mostrar la esencia del Cristianismo Ortodoxo
y añadir aún el método que utiliza para conseguir esta terapia. El fin básico mío es ayudar al hombre
contemporáneo a vivir su terapia dentro en la Iglesia Ortodoxa, tal como nosotros también luchamos
para conseguirlo. Conozco que todos estamos enfermos y buscamos al Médico. La Iglesia Ortodoxa es el
albergue y la clínica en el cual cada enfermo y dolido puede sanarse.

Si este libro llega a ser la causa que algunos hombres puedan dirigirse hacia la Iglesia Ortodoxa y sus
enseñanzas para que consigan sus terapias, alabaré a Dios que me dio la iluminación y la fuerza para
terminar esta difícil empresa y Le rogaré que sea misericordioso para mí por la cantidad de mis
enfermedades.

Escribía en Édesa el 30 de septiembre del 1985,

memoria de san Gregorio Mártir el iluminador,

Obispo de Gran Armenia.

Archimandrita Ierózeos Vlajos.

Introducción

Considero que mi obligación es dar unas explicaciones que son indispensables para el estudio y
comprensión de los capítulos que siguen.

El título del libro es “Ortodoxa Psicoterapia” porque presenta la enseñanza de los santos Padres para la
terapia de la psique. Conozco que el término psicoterapia es casi contemporáneo y se usa por muchos
psiquiatras para presentar el método que siguen para que se sanen los neuróticos. Pero como muchos
psiquiatras no conocen la enseñanza de la Iglesia Ortodoxa o mejor dicho, no quieren utilizarla, y como
la antropología de ellos es muy distinta de la antropología y la sotiriología (terapia y salvación) de los
santos Padres, por eso, aunque he utilizado el término “psicoterapia” no utilizando sus opiniones. Me era
muy fácil en algunos temas exponer también sus opiniones de las cuales unas están de acuerdo con la
enseñanza de los Padres y otras son contrarias y hacer las observaciones correspondientes pero no lo
quise. He creído que es mejor escuchar la enseñanza de la Iglesia Ortodoxa mediante los santos Padres
sin otras mezclas. Por eso en la palabra “psicoterapia” se antepuso la palabra “ortodoxa”, es decir”
“Ortodoxa Psicoterapia” que se podría también formular como “instrucción terapéutica ortodoxa”.

Se han puesto muchas enseñanzas de los santos Padres junto con sus citaciones para garantizar el
desarrollo. Conozco muy bien que los textos que tienen cantidad de citaciones no se hacen agradables
para la lectura. Pero he preferido este método que es más seguro, en vez de hacer este estudio de fácil
lectura, puesto que no ayudaría eficazmente al lector. Desgraciadamente muchos libros hoy se leen
emocionalmente, por eso no he querido escribir de esta manera sobre este tema crucial de nuestra época.

Se han utilizado muchos Padres durante el desarrollo de este tema. Principalmente los llamados nípticos
sin dejar naturalmente de lado los llamados sociales. Digo los llamados nípticos y sociales porque creo
que en esencia no existe esta distinción. En la teología ortodoxa los llamados nípticos son sociales por
excelencia y los llamados sociales son principalmente nípticos. Por el ejemplo los tres Jerarcas, san Juan
Crisóstomo, san Basilio el Magno y san Gregorio el Teólogo vivieron la nipsis, la ascesis, purificaron
sus nus y así pastorearon al laós, pueblo de Dios. Creo firmemente que la sociabilidad de los santos es
dimensión de la nipsis.

En las obras de los Tres Jerarcas existe mucha enseñanza níptica. Utilicé más los Padres de la “Filocalía
de los Nípticos” porque tiene bastante material y como éste texto es antología de textos de la teología
mística o de apocálipsis-revelación, “constituye el reflejo de gran inspiración de la santificada vida
ascética de personalidades de divinos Padres a los que ha iluminado en abundancia el Santísimo e
Iluminador Espíritu” (Filocalía t.1º, prólogo de los editores).

De acuerdo con los editores helenos de la Filocalía, después del cese de las disputas hisijastas del siglo
14, fue necesaria una recolección de las principales obras de los Padres sobre la vida hisijasta y la
oración noerá o del corazón. Escriben característicamente: “Según todas las demostraciones la colección
se hizo de las bibliotecas de la Santa Montaña de Athos, empezando desde 1350 hacia delante por
Monjes Aghioritas de altísimo nivel espiritual. Este período coincide con el cese de las famosas disputas
hisijastas y concretamente con la Sinódica celebración festejada, dando la razón y justicia a los Padres
Aghioritas. Entonces se hizo necesaria una codificación de la enseñanza de los Santos Padres de la
Ortodoxia oriental sobre la áskisis (ascesis, ejercicio) Hisijasta y la oración noerá o del corazón, las
cuales habían sido el blanco de los ataques del racionalismo social del Romanocatolicismo, es decir, del
papismo y su proyectado calumniador, el llamado Barlaam monje de Calabria y después Obispo del
Vaticano” (Filocalía tomo 1º pag10-11).

La elaboración definitiva de los textos de la Filocalía se hizo por el antes Obispo de Corinto san Macario
Notarás y san Nicodemo el aghiorita y así la “Filocalía toma las dimensiones sinódicas y de una manera
la aparición y presentación de la Teología Mística de la Ortodoxa Iglesia de Oriente… (idem pág.11)”.
Por esta causa con el fin de describir y presentar la enseñanza de la Iglesia Ortodoxa para la enfermedad
de la psique, del nus, del corazón y de los loyismí, se han utilizado principalmente los textos de la
Filocalía de los Padres. Pero no hemos omitido donde hacía falta recurrir en textos de otros grandes
Padres tales como San Gregorio el Teólogo, San Gregorio Palamás (principalmente su majestuosa obra
“sobre los santos hisijastas”), del divino Crisóstomo, de Basilio el Grande, de san Simeón el Nuevo
Teólogo etc.

Es verdad que no se desarrolla en un capítulo aparte el Misterio del Santo Bautizo y de la divina
Efjaristía y eso no por omisión. En muchos puntos se recalca el gran valor de la vida mistiríaca
(sacramental) de nuestra Iglesia Ortodoxa. Pero para el santo Bautismo Ortodoxo no se ha hecho un
capítulo separado porque sé que me dirijo a personas que ya están bautizadas puesto que condiciono su
necesidad. Además, el misterio de la divina Efjaristía es el centro de la vida espiritual y mistiríaca de la
Iglesia Ortodoxa. La divina Comunión/Efjaristía es aquella que discierne la ascética de la Iglesia
Ortodoxa de cualquier otra “ascética”. La considero muy necesaria para la vida espiritual del hombre y
para su sanación y salvación. Sin embargo, para que uno se haga digno de comulgar el Cuerpo y Sangre
de Cristo antes hace falta preparación relativa. Porque la divina comunión, según las súplicas litúrgicas,
para aquellos que se han preparado es luz que ilumina y para los que no están preparados es fuego que
los quema. El Apóstol Pablo dice: “Por eso aquel que come del pan o bebe del cáliz del Señor
indignamente será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, que se examine cada uno a sí
mismo, y entonces coma del pan y beba del cáliz. Porque el que come y bebe sin discernir que se trata
del cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación. Por eso muchos de vosotros estáis enfermos y
débiles, y bastantes mueren” (1Cor 11, 27-30).

Vivimos en una época que se habla mucho de la eclesiología, la efjaristología y la esjatología. No


estamos en contra de esto. Creemos que son elementos indispensables para la vida espiritual. Pero la
Iglesia, la divina Efjaristía y la esjatología conectan estrechamente con la vida ascética. Creo firmemente
que se debe dar prioridad en el tema de la vida ascética que es el camino de preparación para la divina
Comunión. Como se pone de lado este aspecto, por eso se hizo necesario recalcar especialmente en estos
textos. La divina comunión ayuda a la terapia, si se sigue toda la demás instrucción religiosa, que es la
base de la ascesis ortodoxa.

Hoy se habla mucho de problemas psicológicos. Creo que los llamados problemas psicológicos son
principalmente problemas que provienen de los loyismí, oscurecimiento del nus y del corazón sucio, no
purificado. El corazón no purificado, tal como lo describen los santos Padres, el tétrico y tenebroso nus,
más los sucios loyismí son aquellos que crean los llamados problemas psicológicos. Cuando el hombre
está terapiado interiormente, cuando descubre el espacio de su corazón, cuando está purificada, sanada la
parte noerá (espiritual) de la psique y está liberada la parte logística/racional de la misma, entonces no
tiene problemas psicológicos. Vive la bienaventurada, feliz e imperturbable paz de Cristo. Se dice todo
esto con la precaución de la enfermedad del cuerpo a causa del cansancio, agotamiento, debilitamiento y
desgaste somático.

El primer capítulo con el título: “La Ortodoxia como ciencia terapéutica” se puede considerar como el
resumen de todo el libro. Realmente en este punto se han incluido los puntos más centrales de todos los
capítulos. También confieso que el tercer capítulo con el título: “Ortodoxa psicoterapia” en algunos
puntos es difícil. No podría evitarlo porque tendría que analizar los términos psique, nus, kardía
(corazón), lógica y encontrar la relación y la diferencia entre ellos.

Quizá se podría escribir un séptimo capítulo con el título “La oración noerá o del corazón como método
de la terapia”. Pero como en todos los capítulos había puntos que recalcaban el valor y la necesidad de la
oración, principalmente en el capítulo sobre la hisijía como método de terapia y, además, como existen
excelentes libros que describen el método y el valor de la noerá oración, por eso he preferido no incluir
este capítulo a pesar de mi pensamiento inicial. Sugiero el estudio de otros libros sobre la oración noerá
o del corazón que circulan en nuestra tierra.

Rogaría no solamente se leyera este libro sino que se estudie. Quizá haga falta que se lea por segunda y
tercera vez, principalmente que se estudie con el propósito de aplicar. Los santos Padres de los cuales su
enseñanza se presenta aquí que ilumine tanto a mí, como a los lectores de manera que avancemos al
camino de la terapia y salvación de nuestras psiques.

Verdaderamente ruego a Dios que rectifique mis posibles errores y si existen que no hagan daño a las
psiques de los lectores, porque estos capítulos se han escrito para beneficiar y no para perjudicar, como
también ruego a los lectores que si descubren este tipo de errores que nos lo comuniquen para
rectificarlos. (Lo mismo el traductor, ruego que me comuniquen posibles fallos de traducción en
castellano).

Terminando me gustaría desde esta posición agradecer todos los que me han ayudado para esta edición.
El posible beneficio que venga se deberá también a ellos. “El Señor que conceda a ellos según su
corazón”.

Archimandrita Ierotheos Vlajos.

CAPÍTULO 1

La Ortodoxia como ciencia terapéutica


1. Qué es el Cristianismo

2. Θεολογία (zeología), la teología como ciencia terapéutica

3. Qué es la terapia

4. El método de terapia – Instrucción terapéutica

La Ortodoxia como ciencia terapéutica

Se han formulado muchas zeoría  s sobre el Cristianismo y muchas respuestas se han dado sobre lo qué
es y cuál es su misión dentro en el mundo. La mayoría no son verdaderas. A continuación analizaremos
más ampliamente que el Cristianismo y principalmente la Ortodoxia es una ciencia terapéutica, también
describiremos que es terapia y como se consigue.

 
1. Qué es el Cristianismo

Muchos interpretando el carácter del Cristianismo, formulan la opinión de que el Cristianismo es


filosofía o una religión dentro de tantas conocidas desde la antigüedad. Es cierto que el Cristianismo no
es filosofía con el sentido que domina actualmente. La filosofía dispone de sistema encefálico (cerebral)
que la mayoría de las veces no tiene relación con la vida. Principalmente la diferencia del Cristianismo
de la filosofía se ve en este punto que la segunda es meditación humana, en cambio el Cristianismo es
apocálipsis-revelación de Dios. No es anakálipsis-descubrimiento del hombre sino apocálipsis-
revelación del Mismo Dios al hombre. Las verdades del Cristianismo eran imposibles de encontrarlas la
lógica humana. Allí donde el logos (razón) humano estaba débil vino el Θεανθρώπινος Λόγος
(Zeanzrópinos, Divino-humano Logos) o mejor dicho el Θεάνθρωπος (Zeánzropos Dios-Hombre) Cristo
el Logos de Dios. Las verdades del Cristianismo la lógica o razón humana le eran imposibles
encontrarlas. Esta apocálipsis de Dios se formuló con los términos filosóficos de aquella época, pero otra
vez se tiene que subrayar que no es filosofía. La prenda del Zeantrópino (Divino-humano) Logos está
tomada de la filosofía de aquella época.

El divino Crisóstomo interpretando lo de Isaías: “Mirad que el Soberano Señor Sabaoz restará del
soberano de Judea y de Jerusalén el poder del mismo y al juez y el profeta y también al filósofo
intelectual…”, y observa que restará del filósofo intelectual, el cual al tener mucha prudencia cuando
piensa e imagina habla de las cosas futuras a causa de la experiencia de las cosas que el mismo tiene.
Porque una cosa es la filosofía intelectual y otra la profecía. Porque aquel que habla inspirado por el
Espíritu Santo, no ofrece nada suyo. Pero el filósofo tomando como causa de los que ya son
acontecimientos y excita su propia sabiduría y ve muchas de las cosas futuras, tal como es natural al
hombre que es sabio en prevenir las cosas futuras. Pero hay gran diferencia entre la sabiduría humana y
la divina Jaris (Gracia energía increada).

Entonces una cosa es la meditación (filosofía) y otra la profecía, es decir, el logos del Profeta que
teologiza. La primera es operación humana y la segunda es apocálipsis-revelación del Santísimo
Espíritu.

En las obras patrísticas y principalmente de san Máximo el Confesor, se habla sobre la filosofía como
principio de la vida espiritual. Pero se debe de observar que con el término ¡filosofía práctica”, el santo
da a entender la catarsis del corazón de los pazos, que realmente es el primer estadio del camino de la
psique hacia Dios.

Además, el Cristianismo ortodoxo no se puede considerar como una religión con el sentido que se
presenta hoy la religión. Por regla general hoy se considera que Dios habita en los cielos y desde allí
gobierna la historia humana, es duramente exigente, pide satisfacción por el hombre que está caído en la
tierra dentro en su enfermedad y debilidad. Entre Dios y el hombre existe una pared que les separa. Esto
se tiene que superar y en esto ayuda muy eficazmente la religión. Para este propósito se utilizan varias
ceremonias de culto.
Según otro aspecto, el hombre se siente débil dentro en el universo y tiene la necesidad de crear y
desarrollar un Dios potente, el Cual le estará ayudando en su debilidad. De acuerdo con esta zeoría   no
crea Dios al hombre sino el hombre a Dios. Además, religión no se entiende como relación del hombre
con el Absoluto Dios, es decir, “la relación del yo hacia el Absoluto Tú”. También se considera la
religión como un medio para engañar el pueblo con el traslado de las esperanzas en la vida futura. De
esta manera con la religión como medio presionan al pueblo con fuerzas potentes.

Pero el Cristianismo es algo más que estas interpretaciones y zeoría s, por eso no se puede encerrar el
significado y definición de religión como generalmente se da en las llamadas religiones “naturales”.
Dios no es el Absoluto Tú, sino Hipostasis-Prósopon Persona viviente que tiene comunión orgánica con
el hombre. Además, el Cristianismo Ortodoxo no traslada simplemente el problema al futuro, ni espera
el goce del reinado de la Realeza increada de los Cielos después de la historia y del fin del tiempo. El
futuro del Cristianismo Ortodoxo se vive en el presente y la Realeza increada de Dios empieza desde
esta vida. La Realeza de Dios según la interpretación patrística ortodoxa es la energía increada Jaris de
Dios Trinitario, la zeoría contemplación espiritual, expectación de la increada Luz.

Nosotros los Ortodoxos no esperamos el fin de la historia y del tiempo, sino que con la vida en Cristo
caminamos hacia el fin de la historia y así vivimos las cosas que tratan de las que ocurrirán después de la
Segunda Parusía Presencia. San Simeón el Nuevo Teólogo dice que aquel que vio la Luz increada y se
ha unido con Dios no espera la Segunda Parusía del Señor sino que la vive. Así en la enseñanza
Ortodoxa no existe exposición lineal sobre el tiempo sino cíclica y encrucijada. Es decir, lo eterno se
apodera de nosotros en cada momento crónico. Por eso el pasado, el presente y el futuro esencialmente
se viven en una unidad inquebrantable. Es el llamado tiempo condensado.

Por eso la Ortodoxia no se puede considerar como el “opio del pueblo” exactamente porque no traslada
el problema. Ofrece vida, metamorfosea, convierte la vida biológica y santifica y metamorfosea las
sociedades. La Ortodoxia allí donde se vive correctamente y funciona divino-espiritualmente es una
sociedad de comunión de Dios y de los hombres, de celestes y terrenales, de los vivos y de los que han
dormido (fallecido). Dentro en esta comunidad se resuelven verdaderamente todos los problemas que
aparecen en nuestra vida.

Pero como entre los miembros de la Iglesia existen enfermos y principiantes espiritualmente, es posible
que algunos vean al Cristianismo Ortodoxo como una religión tal como hemos expresado anteriormente.
Además, la vida espiritual es un camino dinámico. Empieza con el Bautismo que es la catarsis del “como
a imagen” y continúa con la vida ascética (ejercicio espiritual) para llegar el hombre al “como a
semejanza”, es decir, la comunión, unión con Dios. De todos modos se debe aclarar que aún cuando
hablamos para el Cristianismo como religión se debe de hacer dentro de unas indispensables
presuposiciones y condiciones.

La primera es que el Cristianismo ortodoxo es principalmente Iglesia. Iglesia quiere decir Cuerpo de
Cristo. Existen muchos pasajes en el Nuevo Testamento en los cuales se habla de que el Cristianismo
ortodoxo es Iglesia. Nos basta el logos de Cristo “tú eres Pedro y sobre esta confesión de fe
inquebrantable como esta roca edificaré mi Iglesia…” (Mt 16,18), y por un lado, en los logos del
Apóstol Pablo a los Colosenses: “Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia…” (Col. 1´18) y por
otro lado, al logos hacia su discípulo Timoteo “… para que conozcas como debes de vivir y comportarte
en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad” (1 Tim 3,15).
Esto significa que Cristo no habita simplemente en los Cielos y desde allí dirige la historia y la vida de
los hombres, sino que está unido con nosotros. Tomó naturaleza humana, la glorificó o la unió con Dios
y así en Cristo la naturaleza humana glorificada se encuentra a la derecha del Padre. Así Cristo es
nuestra vida y nosotros somos miembros de Cristo.

La segunda condición es que la finalidad del Cristiano ortodoxo es conseguir el bienaventurado y feliz
estado de la zéosis o glorificación. La zéosis y lo “como a semejanza” se identifican. Pero para que uno
pueda llegar al como semejanza que es la zeoría expectación de Dios y esta expectación, visión no se
convierta en fuego abrasador quemándole, sino luz que le vivificará, se requiere antes la catarsis
(limpieza, purificación). Esta catarsis y terapia es obra de la Iglesia. Cuando el Cristiano participa al
culto sin sufrir la vivificadora catarsis (además, estas manifestaciones ceremoniales aspiran a la catarsis
de la persona), entonces no vive realmente dentro en el lugar de la Iglesia. Cristianismo sin catarsis es
utopía. Así pues, mediante la catarsis y sobre todo cuando nos cuidamos de nuestra terapia, podemos
hablar sobre religión, además de acuerdo con san Santiago: “Si alguno se cree religioso y piadoso entre
vosotros, y no refrena su lengua, se engaña a sí mismo y a su corazón, y su religiosidad es vana no vale
para nada. La práctica religiosa y piedad pura y sin mancha delante de Dios y Padre consiste en visitar a
los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y en guardarse de los vicios del mundo” (Snt 1, 26-27).
Se ve claramente en este pasaje que religioso es aquel que doma su lengua y no engaña su corazón, sino
que lo purifica de aquellas cosas que se encuentran dentro de este. Aún, religión es el que uno tenga
interés por los dolidos y principalmente mantenerse a sí mismo en catarsis purificado de las cosas
mundanas. Aquel que se cuida de su catarsis es religioso y pertenece a la religión.
Esta abstención nos da el derecho de sostener y afirmar que el Cristianismo ortodoxo no es filosofía ni
religión con el sentido que se califican las religiones “naturales”, sino que principalmente es terapia. Es
terapia del hombre de sus pazos para llegar a continuación a la comunión y unión con Dios.

El Señor en la parábola del buen Samaritano nos indicó algunas verdades. El buen Samaritano
inmediatamente al ver al hombre en manos de los atracadores que le dejaron herido y medio muerto “…
se compadeció de él, se acercó, le vendó las heridas echando en ellas aceite y vino; le montó en su
cabalgadura llevándole a un albergue y cuidó de él”, (Lc 10, 33-34). Cristo sanó al hombre herido y le
condujo al albergue, es decir, al Hospital que es la Iglesia. Aquí se presenta Cristo como médico que
sana las enfermedades del hombre y la Iglesia como Hospital general.

Es muy característico que el divino Crisóstomo analizando esta parábola, presenta las verdades que
hemos presentado anteriormente. El hombre por engaño “desde el régimen político celeste bajó al
régimen engañoso del diablo” y “se somete a los atracadores, es decir, al diablo y sus fuerzas”. Las
heridas que sufrió son varios pecados, tal como dice David: “Por mi insensatez han crecido en mi rostro
las heridas y las llagas pudriéndose”. Porque cada pecado produce heridas y llagas. Samaritano es el
mismo Cristo, el Cual bajó del Cielo a la tierra para sanar al herido hombre. Usó el vino y el aceite para
las heridas, es decir, “mezclando Espíritu divino con la sangre vivificó al hombre”. Según otra
interpretación “el aceite introduce al logos consolador, el vino rocía y provoca recogimiento, la
enseñanza reúne la esparcida diania (mente). Le puso a su propio caballo, es decir “tomando la sarx
(cuerpo y carne) sobre sus propios hombros de la deidad y subió al Padre en los cielos”. A continuación
el buen Samaritano, es decir, Cristo, condujo al hombre “al albergue grande, amplio y majestuoso, en
esta misma Iglesia universal”. Le entregó al responsable del albergue que es el Apóstol Pablo y “a cada
Iglesia mediante el Apóstol Pablo a los sacerdotes, maestros y funcionarios” diciendo, “ocúpate del laós
de las Naciones, el cual te lo he entregado dentro en la Iglesia”. Porque los hombres se enferman y están
heridos por sus pecados, sánales dándoles los logos proféticos y las enseñanzas evangélicas, haciéndoles
saludables mediante las instrucciones, doctrinas, consejos, ruegos y consuelos del Antiguo y del Nuevo
Testamento…”.   Así según el divino Crisóstomo, Pablo es aquel que sostiene las Iglesias de Dios “y
sanando todos los hombres mediante sus enseñanzas espirituales del nus, repartiendo las adecuadas para
cada uno…” 2. (P.G. 62,755-757).

En esta interpretación del divino Crisóstomo, se ve claramente que la Iglesia es el Hospital que sana a
los enfermos del pecado y los obispos-sacerdotes, tal como el Apóstol Pablo, son los terapeutas del laós-
pueblo.
Estas verdades se ven también en muchos puntos del Nuevo Testamento. El Señor decía que “… no
tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos” (Mt 9,12). También Cristo como médico de
nuestras psiques y cuerpos sanaba cada enfermedad de la psique y del cuerpo. “…curando todas las
enfermedades, dolencias y males del pueblo… Le traían todos los aquejados de diversas
enfermedades, que tenían dolencias, depresiones, sufrimientos y tormentos, los endemoniados,
lunáticos y paralíticos” (Mt 4, 23-24). El Apóstol Pablo conoce bien que la conciencia de los hombres
se enferma, principalmente de la gente simple (1Cor 8,12). También se refiere en la Apocalipsis que el
Evangelista Juan ha visto un río de agua que emanaba del trono de Dios y del cordero: “Después me
mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que procedía del trono de la
jaris de Dios y del Cordero. En medio de la plaza de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el
árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol son
destinadas para la terapia de los hombres de las naciones” (Apoc 22, 1-2).

Así la obra de la Iglesia es terapéutica. Aspira a sanar las enfermedades de los hombres y principalmente
las psíquicas que les torturan. Esta es la enseñanza básica del Nuevo Testamento y los Padres de la
Iglesia. A continuación de este capítulo, como también en otros muchos, se expondrán muchos pasajes
de los Padres que revelan esta verdad.

De todos modos volviendo en este punto, recalco que debemos de ver la necesidad de la Iglesia. Al
profesor de Universidad y padre Romanidis le debemos mucha gratitud porque en sus obras insiste
mucho en esta realidad. Presenta en nuestra época esta verdad olvidada. Tengo la convicción que el
mencionado profesor estudió muy bien a los Padres Nípticos, y principalmente las obras que están
contenidas en la Filocalía, por eso captó bien el verdadero significado del Cristianismo Ortodoxo. Creo
que en este punto se encuentra la gran contribución del padre Romanidis. Porque en esta época que el
Cristianismo se presenta como filosofía o racionalismo estéril (teología encefálica) o como una cultura y
tradición del pueblo (costumbres, y pietismos laicos), él presenta esta enseñanza sobre ciencia
terapéutica e instrucción.

Dice concretamente. “La fe en Cristo si uno no pasa por la sanación en Cristo de ningún modo es fe. Se
trata exactamente de la misma contrariedad que presenta un enfermo que teniendo mucha confianza a su
médico no aplica nunca la instrucción que aquel le recomienda. Para una correcta consideración de esta
terapia en relación con el mundo en general, se debe de apuntar que: si el Judaísmo profético y su
sucesor el Cristianismo hubiesen aparecido por primera vez en el siglo veinte, seguramente se hubiesen
calificado, no como religiones, sino como ciencias médicas, parientes de la psiquiatría con amplísimas
repercusiones en la sociedad, debidas al éxito de sanar en varios grados la enfermedad del
funcionamiento parcial de la personalidad. De ninguna manera se podrían tomar como religiones que
con distintas formas mágicas y cultos prometen huida del supuesto mundo de la materia y del mal o la
hipocresía en un supuesto mundo espiritual de seguridad y éxito” (3. P. Romanidis: “Jesús Cristo la
vida del mundo”, págs 28-29).

En otra obra el mismo Profesor insiste sobre esta verdad: “En su naturaleza la Tradición Patrística no es
filosofía social, ni un sistema ético, moral, tampoco un dogmatismo religioso, sino instrucción
terapéutica. En este punto se parece mucho con la medicina, principalmente con la psiquiatría. La noerá
(del nus) energía de la psique que ora noeramente (espiritualmente) sin cesar en el corazón, que es un
órgano fisiológico que todos lo tienen y necesita terapia. Ni la filosofía ni ninguna de las conocidas
ciencias positivas o sociales pueden sanar este órgano. Sólo la instrucción níptica o ascética de los
Padres conduce en la terapia de este órgano… Por eso el no terapiado ni siquiera conoce la existencia de
este órgano”. 4. (P: Romanidis: Padres Románicos de la Iglesia. T. 1 pág 22-23).

Así dentro en la Iglesia nos distinguimos en personas enfermas que pasan por la instrucción terapéutica y
en hombres (los santos) que se han sanado. “… para los Padres, los hombres no se separan en morales e
inmorales o buenos y malos a base de los cánones éticos. Esta separación es superficial. En el fondo se
distingue la humanidad en hombres enfermos psíquicamente, en los que se están sanando y en los
sanados… Todos los que no están en el estado de iluminación están enfermos psíquicamente. No es sólo
la buena voluntad, la buena decisión, la acción ética y la dedicación a la Tradición Patrística que hace al
ortodoxo, sino la catarsis, la iluminación y la zéosis o glorificación. Los estadios de esta terapia son la
finalidad de la vida mistiríaca (sacramental) de la Iglesia Ortodoxa, tal como lo testifican los textos
litúrgicos” (5. Idem pag. 27).

 
2. Θεολογία (zeología), la teología como ciencia terapéutica

De todo lo que se ha dicho hasta aquí se ve claramente que el Cristianismo Ortodoxo es una ciencia que
sana, es decir, es un método psicoterapéutico e instrucción. Lo mismo debemos de decir también para la
teología. No es filosofía sino principalmente instrucción terapéutica. La ortodoxa teología muestra
claramente que es el fruto de una terapia y el camino que la muestra. De todos modos sólo los que se han
terapiado y consiguieron la comunión con Dios son teólogos y sólo ellos pueden indicar a los Cristianos
el verdadero camino para llegar al “lugar” de la terapia. Entonces la teología es fruto y método de
terapia.
Aquí hace falta de extendernos un poco para ver más claro estas verdades. Expondremos la enseñanza de
los santos Padres en relación con la teología y los teólogos.

Creo que uno debe de empezar de san Gregorio el Teólogo al cual no por casualidad la Iglesia le dio el
sobrenombre de Teólogo. Al principio de sus espléndidos logos teológicos escribe que no todo hombre
puede teologizar y hablar sobre Dios, porque el que uno hable sobre Dios no es una cosa barata y de
personas con mentalidad materialista y terrenal”. Esto no es trabajo para todos, sino de los que están
probados y experimentados en la vida espiritual y de los que han llegado a la zéosis o glorificación.
Antes de ellos están los que han catartizado purificado, limpiado su psique y cuerpo o por lo menos han
hecho una catarsis normal.” Sólo aquellos que pasaron por la praxis a la zeoría contemplación espiritual
pueden hablar sobre Dios. ¿Cuándo se consigue esto? “Cuando cesamos de las preocupaciones
terrenales, de los conflictos y de las suciedades de las tentaciones exteriores, y cuando la parte
hegemónica, es decir, el nus de la psique, no está rabiando o confundido por malas conductas y
engaños”. Por eso el Santo nos sugiere que “realmente el hombre bebe liberarse de las preocupaciones
terrenales y conocer a Dios” 6. (San Gregorio el Teólogo, E.P.E t.4º, 14).

San Nilos el Asceta conecta la teología con la plegaria, especialmente con la oración noerá o del
corazón. Sabemos bien por la enseñanza de los santos Padres que aquel que consiguió el carisma de la
oración del corazón, se ha introducido en los primeros estadios de la zeoría de Dios. Esta también es un
tipo, una variedad de zeoría. Por eso los que oran noeramente (espiritualmente con el nus al corazón)
adquieren la comunión con Dios y esta comunión es gnosis, conocimiento de Dios por el hombre. Dice
pues, san Nilos el Asceta: “Sí, eres teólogo orarás verdaderamente, y sí oras de verdad eres realmente
teólogo” 7. (Filocalía, t.1º c.61).

San Juan el Sinaíta o el Klímaco en muchos puntos de su gozosa obra que se llama “Klímax”, (escalera)
presenta la verdadera teología. “El fin de la catarsis es cuestión de la teología. Aquel que ha unido
totalmente sus sentidos con Dios se instruye místicamente de Él, si no se ha conseguido esto, entonces es
difícil y peligroso que hable sobre Dios”. Aquel que no conoció a Dios existencialmente, éste “se
expresa intelectual y reflexivamente”. 9. (Logos 30,13). Desde luego según la enseñanza patrística, el
que uno hable sobre Dios por meditación es muy malo y peligroso, porque conduce la persona al engaño.
El mismo santo conoce la manera que se desarrolla en nuestro interior “la teología de los demonios”. En
los vanagloriados corazones que anteriormente no se han catartizado,  limpiado y purificado por la
energía increada del Espíritu Santo, los sucios demonios “… apenas que empiezan a estudiar la Santa
Escritura les revelan sus interpretaciones”. 10. (Logos 26b,36). Por eso aquel que tiene un pazos es
“peligroso tocar la teología”. 10. (Logos 27,9).

Los santos sufrían y pasaban por “las experiencias divinas no intelectualizando” y como dicen los Padres
no teologizaban aristotélicamente, es decir, con la diania (mente, intelecto, cerebro), sino pescadamente
(por atracción sin privar la libertad), es decir, atraían por la energía increada del Espíritu Santo. Si antes
no se hace la catarsis no se limpia ni se purifica el hombre de los pazos y principalmente de la fantasía,
es incapaz, incompetente e impotente para dialogar y hablar sobre Dios, puesto que “el nus imaginando
con la fantasía es impotente para la teología”. Los santos han vivido una “teología escrita por el
espíritu”.

La misma enseñanza se encuentra en las obras de san Máximo el Confesor. Cuando el hombre vive la
“filosofía práctica” que es metania y catarsis de los pazos, “avanza en prudencia y sano juicio”. Cuando
vive en zeoría entonces prospera en “increada gnosis, conocimiento de Dios”. En el primer caso puede
discernir entre la virtud y la maldad. En el segundo el de la zeoría contemplación espiritual “conduce al
participante a los logos somáticos (corpóreos) e incorpóreos”. A continuación progresa “… y entonces se
hace digno de la Jaris increada para teologizar, pasando con las alas de la agapi por todo lo que se ha
dicho, y viene en zeoría y examina – a medida de la posibilidad del nus humano- el logos sobre las
cualidades de Dios con la ayuda del Espíritu”. 12. (Filocalía tomo 2º pág.17, logos 26). La teología, es
decir, la gnosis (increada) sobre Dios se mistagoyiza se instruye místicamente en aquel que llegó a
la zeoría contemplación espiritual, expectación de la luz increada. En otro punto el mismo Padre dice
que aquel que incesantemente se ocupa y trata sobre sus interiores “no sólo tiene sano juicio y es
tolerante y bondadoso y tiene conducta humilde sana y serena, sino que “contempla, teologiza y ora” 13.
(Filocalía tomo 2º pág.47, logos 64). En este punto la teología también conecta y se une con la zeoría y
la oración.

Debemos de subrayar que la teología que no es resultado de la catarsis, es decir, de la praxis, es


demoníaca. Según san Máximo el Confesor la gnosis sin praxis es teología de los demonios. 14, (P.G
91, 601 C).

San Thalasio encontrándose en la misma perspectiva escribe que cuando el nus del hombre empieza por
la fe “termina en la teología que está más allá de cada nus y la definen como fe sostenida y visión de las
cosas invisibles” 15, (Filocalía 2º tomo pág.227, 13). La teología es superior y está más allá de la lógica,
es apocálipsis-revelación de Dios al hombre y los Padres la definen como zeoría. Aquí la teología es
principalmente zeoría de Dios, es decir, contemplación, expectación, avistamiento de Dios. En otro
punto el mismo santo escribe que “de la verdadera agapi nace la gnosis. Esta la sucede el ésjaton
(último) deseo. Esto es la Jaris de la teología” 16, (Filocalía 2º tomo pág.226, 62).

En la enseñanza de san Diádoco de Fótica, la teología se presenta como el mayor carisma que ofrece al
hombre el Santísimo Espíritu. “Todos los carismas de Dios son muy buenos y capaces de suministrar
cualquier bondad. Pero ningún otro enciende y mueve al corazón a la bondad de Dios, como la teología”.
Porque la teología como nacimiento de la jaris increada de Dios “sobre todo hace muchos regalos a la
psique” 17 (Filocalía, San Diadoco de Fótica v.67).

Según el logos de Apóstol Pablo, el Espíritu Santo da a un hombre el carisma de la gnosis y a otro el de
la sofía sabiduría. (2Cor 12,8). Y san Diádoco de Fótica dice que la gnosis junta al hombre con Dios
pero no mueve la psique para logos de las cosas. Existen monjes que aman la hisijía y se iluminan por la
jaris de Dios, “pero no llegan en logos divinos”. La sofía, sabiduría es de los regalos más escasos que se
dan por Dios al hombre para aquel que tiene expresión y nus receptivo y abierto con espacio para caber.
Por eso la gnosis de Dios “trae mucha oración, hisijía y perfecta despreocupación, en cambio la
sabiduría la produce el continuo estudio de los logos de Dios que se hace sin vanagloria y sobre todo por
la Jaris increada de Dios, (18. Idem). El carisma de teología es la energía (increada) del Paráclitos y a la
vez sinergia (colaboración con la energía de la voluntad) del hombre, puesto que el Espíritu Santo no da
la gnosis de los misterios “cuando no tenemos la fuerza que por su naturaleza busca e investiga la
gnosis”, (19. San Máximo el Confesor, Filocalía t2, v.16)

En la enseñanza de san Gregorio Palamás los teólogos son principalmente zeoptes-visionarios de Dios y


la teología es la zeoría contemplación espiritual. “Porque existe el conocimiento de Dios y la gnosis de
los dogmas sobre Dios, es decir, la zeoría, la cual llamamos teología…”, (20.  San Gregorio Palamás,
Ε.Π.Ε. tomo 2º pág.182). Aquel que sin tener gnosis y experiencia de los temas de la fe enseña sobre
estos, “aquel que se sostiene en sus propios loyismí y quiere demostrar con la lógica humana el bien, que
está más allá de cada lógica, es evidente que baja al último escalón de la idiotez y la locura…”, (21. San
Gregorio Palamás, Ε.Π.Ε. tomo 1 pag 422). Existen aún casos sobre hombres que sin tener obras, es
decir, sin haber sufrido y pasado por la catarsis hayan encontrado y escuchado hombres santos pero
después “meditando, intelectualizando y pensando por sí mismos” rechazan a la vez al mismo santo y
por el enaltecimiento e inflamiento de su mente, intelecto y su nus se engañan. (22 idem antes)

Todo esto nos indica que la teología es principalmente fruto de la terapia del hombre y no una ciencia
intelectual. Sólo el que ha hecho lacatarsis, el purificado o el que por lo menos está en un estado de
catarsis puede mistagoyizarse (iniciarse, instruirse místicamente) en los inefables misterios y en la
grandes verdades, recibir la apocálipsis-revelación y a continuación transferirlas al laós-pueblo. Para la
teología es indispensable la terapia y a continuación sanar a otros. Por eso en la Tradición Patrística
Ortodoxa el teólogo se conecta y se identifica con el padre espiritual que es por excelencia el teólogo, es
decir, aquel que padece y experimenta las realidades divinas y así puede conducir inconfundiblemente
sus discípulos espirituales.

El padre Ioanis Romanidis escribe característicamente: “El teólogo Ortodoxo por excelencia es el
conocedor directamente de algunas de las energías (increadas) de Dios por el centelleo, lucimiento o más
a ellas por la expectación, avistamiento, o conoce indirectamente las energías (increadas) de Dios
mediante los profetas, apóstoles y los santos, o mediante la Santa Escritura, los textos de los Santos
Padres y las decisiones y cánones de los Sínodos Ecuménicos y Locales. Teólogo es aquel que por la
directa e indirecta gnosis (conocimiento increado) y zeoría conoce claramente sin duda a discernir entre
energías increadas) de Dios y energías creadas de las creaciones y particularmente de las acciones del
diablo y de los demonios. Sin el carisma del discernimiento de espíritus no puede uno probar los
espíritus y ver qué energía y operación es del Espíritu Santo o del diablo y los demonios.

Entonces teólogo y padre espiritual es la misma cosa. El meditador mental e intelectual en su búsqueda
de comprensión de los dogmas de la fe, poniendo como principio su diania (mente, intelecto, cerebro) y
su nus, como el prototipo de la tradición Francolatina es claro que no sólo no es padre espiritual ni si
quiera se puede llamar teólogo. La teología no es una ciencia abstracta o práctica como en la lógica, las
matemáticas, la astronomía o química etc., sino todo lo contrario, tiene un carácter polémico como en la
estrategia bélica y en la medicina; la primera se ocupa de la defensa y el ataque contra los enemigos por
el perfeccionamiento somático y estratégico en la utilización de las armas, fortificaciones y planes
defensivos y atacantes. La segunda con la guerra contra las enfermedades psíquicas y somáticas por la
salud y los medios de la apocatástasis (restablecimiento) de la salud.

El teólogo que ignora los métodos del enemigo y el perfeccionamiento continuo en Cristo, no puede
luchar sólo él mismo contra el enemigo para su perfeccionamiento y tampoco está en situación de
conducir y sanar a otros. Es como un general que nunca practicó, ni luchó y nunca estudió la estrategia
bélica, sino que es el que se cuidó solamente en su bella y gloriosa apariencia de los lujosos uniformes
en los banquetes, reuniones y eventos. Es como si apareciese el carnicero como quirurgo y que tenga un
sitio como médico sin conocer ni las causas de las enfermedades, ni la manera de sanarlas y tampoco el
estado de salud al que debe restablecer al enfermo”. (P. Romanidis, Teología dogmática de la Ortodoxa
Iglesia Católica de Oriente, pág.85-86).
 
3. Qué es la terapia

Puesto que hemos hablado que el Cristianismo Ortodoxo y la teología es principalmente y en concreto
ciencia terapéutica, ahora debemos de escribir un poco sobre lo qué es la terapia. De qué nos cura la
Ortodoxia con su teología y su culto. Esto es imprescindible aclarar a continuación.

Terapia de la psique significa principalmente terapia y liberación del nus. La naturaleza del hombre se
enfermó por su caída de Dios. Esta enfermedad es principalmente cautiverio y caída del hombre de Dios,
la pérdida de la divina Jaris (Gracia increada) con consecuencia la destrucción, narcotización,
oscurecimiento y muerte del nus. Exactamente podemos sostener que la caída del hombre o la situación
del pecado heredado es: 1) el fracaso de la fuerza noerá (energía espiritual humana del nus) en funcionar
correctamente o aunque sea funcionar 2) su confusión con las funciones del enkéfalos (cerebro, mente,
intelecto) y generalmente con el cuerpo, 3) por consecuencia su esclavitud en la ansiedad, angustia y
condiciones del ambiente. Cada persona adquiere la experiencia de la caída de su propia fuerza noerá del
nus en varios grados mientras se expone en ambientes donde no funciona o sub-funciona la fuerza
noerá… Resultado del mal funcionamiento de la fuerza noerá del nus son las malas relaciones del
hombre con Dios y con los hombres entre sí, y la utilización tanto de Dios como del caído hombre para
la garantía de su seguridad y felicidad personal.

Esta pérdida de la Jaris increada de Dios narcotizó y mortificó al nus del hombre, toda la naturaleza
enfermó y transmitió esta enfermedad también a los progenitores. Así comprendemos la herencia del
pecado en la enseñanza Ortodoxa. Los Padres en el pasaje del Apóstol Pablo “porque, como por la
desobediencia de un sólo hombre nos hemos convertido en pecadores todos…” (Rom 5,19), lo
interpretan no judicialmente sino… médicamente, es decir, que se ha enfermado la naturaleza humana.
San Cirilo de Alejandría interpreta: “Como la naturaleza por Adán ha caído al pecado y resbaló en la
corrupción, desde aquí se introdujo dentro en la naturaleza del cuerpo placeres carnales y suciedades.
Así nació dentro de los miembros humanos la ley salvaje. Entonces se ha enfermado la naturaleza
humana a causa del pecado por la desobediencia del uno, es decir, de Adán. De esta manera la mayoría
de los hombres se han convertido en pecadores, no porque han desobedecido el pecado junto con Adán,
porque entonces no existían, sino porque co-participan de la naturaleza de Adán, la cual se ha
esclavizado a la ley del pecado… Mediante la naturaleza de Adán se ha enfermado la naturaleza humana
y mediante la desobediencia vino la corrupción; así de esta manera se introdujeron en la naturaleza los
pazos (25. P G 74, 788-789).  En otro punto el mismo santo Padre usa como ejemplo la raíz. La muerte
en todo el género humano ha venido de Adán, “tal como cuando una planta se enferma en la raíz, el
resultado es que se marchiten también sus plantas” (26. P G 74, 785).

San Gregorio Palamás dice característicamente que: “El nus disertado y separado de Dios se convierte y
se hace demoníaco o bestial y disertando de los límites de la naturaleza desea las cosas de los demás…”
27.

Con la “ceremonia de la divina génesis”, es decir, del Santo Bautismo, el nus del hombre se ilumina y se
libera de la esclavitud del pecado y del diablo y se une con Dios. Por eso el Bautismo se llama también
iluminación. Pero desde entonces, a causa del pecado, ocurre otra vez el oscurecimiento, la narcotización
y la necrosis del nus. En las obras patrísticas se ve claramente que en cada pecado y pazos se mortifica el
nus del hombre.

San Juan el Sinaíta escribe que los astutos malos demonios pretenden y luchan para el oscurecimiento de
la parte noerá (espiritual y lógica) de nuestra psique. Particularmente el demonio de la lujuria al
oscurecer al hegemónico nus de la psique, incita a los hombres hacer aquellas cosas que sólo los
insensatos las hacen, (28, Climax Logos 15,78).

En otro capítulo describiremos claramente que es el nus del hombre. Pero insistimos más en el tema del
oscurecimiento. San Máximo el Confesor nos enseña que tal como el cuerpo tiene su mundo de las
cosas, también el nus tiene su mundo de conceptos y nociones y tal como el cuerpo se prostituye con el
cuerpo de la mujer, lo mismo también el nus se prostituye con la noción de mujer por la fantasía del
mismo cuerpo, (29 Filocalía 2º tomo, v.53). Esto es la caída y el oscurantismo del nus.

En otro lugar el mismo Santo nos enseña que tal como el cuerpo peca mediante las cosas y para su
pedagogía tiene las virtudes somáticas, así también el nus peca por las nociones apasionadas y lo mismo
para su pedagogía tiene las virtudes psíquicas (30, Filocalía 2º tomo, v.64).  Esta verdad revela que la
caída del nus crea y desarrolla confusión en todo el organismo espiritual, crea la ansiedad o fatiga,
alteración, perturbación, y generalmente convierte y hace al ser humano vivir la caída con toda su
tragedia. Así muchos problemas que nos azotan provienen de esta enfermedad interior. Por eso los
psicoterapeutas no pueden ayudar mucho, puesto que solo Cristo es aquel que puede resucitar al nus
mortificado o narcotizado por sus pazos.

Aún, san Máximo intentando definir con más claridad lo qué es la suciedad y en consecuencia la caída
del nus, escribe que la suciedad del nus la representan cuatro cosas: Primera la falsa gnosis. Segunda la
ignorancia de algo de las generales, me refiero lo relacionado con el nus humano. Tercera, el de tener
loyismí compulsivos apasionantes con pazos. Cuarta, dar consentimiento al pecado, (31. Idem antes)

Se requiere pues terapia del nus que los Padres llaman vivificación o catarsis del nus.

Sobre la catarsis del nus y del corazón se habla mucho en la enseñanza del Señor y los santos Apóstoles.
El Señor refiriéndose a los Fariseos de su época que se cuidaban de la catarsis, limpieza exterior y
abandonaban la interior dice: “Fariseo ciego limpia primero el interior del vaso y del plato, para que
también por fuera queden limpios” (Mt 23,26). El Apóstol Pedro en el Sínodo apostólico en Jerusalén
afrontando el problema de los Cristianos de las naciones si antes debían de hacer la circuncisión y
cumplir la ley del Antiguo Testamento dijo: “Y Dios, conocedor de los corazones, dio testimonio a favor
de ellos, dándoles el Espíritu Santo, igual que a nosotros; y no ha hecho diferencia alguna entre ellos y
nosotros, haciendo la catarsis y purificando sus corazones con la fe” (He, 15,8-9). El Apóstolos Pablo en
la carta a los Corintios sugiere que: “hagamos la catarsis y purifiquémonos de cualquier mancha del
cuerpo y del espíritu, realizando nuestra consagración en el temor de Dios” (2 Cor 7,1). La sangre de
Cristo “nos hace la catarsis y purifica nuestra conciencia de las obras muertas…” (Heb 9,14). El mismo
Apóstol nos certifica también escribiendo a su discípulo Timoteo que tenemos el misterio de la fe “en
conciencia limpia, purificada” (1Tim 3,9). Además, el mismo Apóstol Pedro conoce bien que la agapi
(amor incondicional) entre nosotros es fruto del corazón catartizado purificado, limpio y por eso sugiere
que: “desde el corazón purificado amaos intensamente” (1Ped 1,22).

Entonces es indispensable la catarsis del nus y del corazón. Escribimos nus (atención fina y energía) y
corazón (esencia) aunque conocemos que estos dos en la teología patrística se interconectan y se
entrelazan. Pero sobre esto volveremos hablar en otro capítulo.

San Máximo el Confesor separa estos dos estadios de la vida espiritual en tres, que son: la filosofía
práctica, la zeoría natural y la teología mística en sentido ortodoxo. Según un investigador estudioso
del santo “la ascética del san Máximo, es decir, la enseñanza sobre apropiación de la sanación y
salvación personal se divide en tres partes básicas: I) la filosofía práctica, praxis, II) la zeoría natural o
simplemente zeoría y III) la teología mística o simplemente teología. La primera sana y purifica al
hombre de los pazos y le adorna mediante las virtudes; la segunda le ilumina su nus mediante la
verdadera gnosis; y la tercera corona al hombre mediante la sublime experiencia mística, la cual el santo
Padre llama éxtasis  (Dios se extiende sobre el hombre). Estas tres partes constituyen las etapas básicas
sobre el camino de la sanación y salvación personal del hombre, (32, Artemio Rantovasilevits, El
misterio de la sanación y salvación según San Máximo el Confesor, Atenas 1975, pág.122).
Es cierto que debemos de apuntar que muchos Padres distinguen la vida espiritual en estos tres estadios
que son por un lado la filosofía práctica que es la catarsis del corazón, por otro la zeoría natural que es la
iluminación y el tercero la comunión mística con Dios mediante la zeoría, contemplación o expectación
de la luz increada.

De acuerdo con otra división que se presenta en las obras patrísticas, la vida espiritual se separa en
praxis y zeoría. Está claro que no se trata de otra división contraria a la anterior, sino que es la misma
cosa. Porque de todos modos la praxis precede la zeoría (expectación) de Dios. “Porque la praxis es la
causante de la zeoría”, (33, San Gregorio el teólogo, PG 36, 412). Más detalladamente, la praxis es el
ayuno del cuerpo y la vigilia. “Praxis de la boca es la psalmodía, la oración y el silencio que es más
precioso del hablar”, (34, Elías el Presbítero Filocalía tomo 2 v.4). Pág. 38 “Zeoría es la contemplación
espiritual del nus, el sorprenderse, y comprender todas las cosas porque se han creado y las que se harán,
y zeoría es la visión del nus…” (35 Isaak el Sirio: Las obras encontradas.  Salónica 1977, pág.384).

Por supuesto, según la didascalía-enseñanza de san Máximo la zeoría no es independiente de la praxis.


“No existe praxis segura sin zeoría  ni verdadera zeoría   sin praxis. Porque es necesario que sea la praxis
lógica y la zeoría   práctica experimentada”. Sobre todo el santo sostiene que “para los que tienen
estudios la zeoría precede de la praxis, para los de menos estudios la praxis precede de la zeoría  ”. Pero
en los dos casos el fin es bondadoso, llegan al mismo resultado que es la catarsis, la sanación y la
salvación del hombre, (36 PG 90, 6.1433-1437).

Es cierto que cuando decimos catarsis de la psique principalmente entendemos exculpación y liberación
de los pazos, (37, San Thalasio, Filocalía tomo 2 v.78)  y para expresarnos mejor, es metamorfosis,
conversión de los pazos. Más allá de esto, catarsis es también el “uniforme recogimiento” del ser
humano que concluye a la iluminación, esplendor del nus. Es pues, no solo negativa sino también
positiva. Cualidad característica de la psique sanada y purificada es “logos en abundancia, celo sin
maldad y eros (amor ardiente) incesante al Señor de la doxa-gloria, (38. San Diadoco de Fótica,
c.19). Al contrario, si nuestro logos tiene envidia, nuestro celo maldad y el eros a Dios no es incesante,
significa que aún no se ha sanado y purificado.

El nus es el “como a imagen”. Esto “como a imagen” lo hemos manchado por el pecado y ahora se debe
de limpiar y purificar. Por eso el abad Dorotheo recomienda: “Hagamos nuestra icona (imagen) pura y
limpia tal como la hemos recibido…” .  (39, Abad Doroteo, Filocalía 12, pág.582). Se exige pues
esfuerzo y amargura insoportable hasta terminar la catarsis,  sanar y purificar el nus y hacerle amigo de
la atención y de la pureza con la ayuda de la simplicidad, el cuidado y muy sin enojarse, (40. San Juan el
Sinaíta, Clímax logos A-17). Si el hombre lucha contra el energizado y operativo pecado y guerrea hacia
los apasionados y compulsivos loyismí, entonces se convierte en humilde, se quebranta y lucha, “ y por
la aflicción de las luchas se sana, se limpia y se purifica poco a poco y retorna al por o según
naturaleza” (41 Abad Dorozeo, mismo que antes pág.528).

Pero a pesar del esfuerzo del hombre si no baja el Santísimo Espíritu no se puede sanar, purificar y
vivificar al muerto nus, porque “la catarsis del nus solamente por el Espíritu Santo es posible”, (42. San
Diádoco de Fótica, v.28).

De todos modos cuando con la sinergia de la divina energía increada y la voluntad, el nus se ha sanado y
purificado, entonces se ilumina, puesto que “donde hay catarsis allí hay el alumbramiento”, (43, San
Gregorio el Teólogo, ver San Nicodemo el Aghiorita, el camino de la fiesta). Y después de la catarsis,
cuando el hombre vigila su nus para no mancharse por el pecado, entonces el nus puede llamarse
“fototokos” “nacedor o generador de la luz”, “reluciente”, “luminiscente” y “portador de fuego”, (44.
Hisiquio el Presbítero, para Theódulos, Filocalía 1 tomo pág168).

Brevemente podemos sostener que la terapia del hombre es en realidad la catarsis del nus, del corazón,
del como imagen y el restablecimiento del nus en su primitiva belleza creada y algo más, la comunión
del hombre con Dios. Cuando se convierte y se hace templo del Espíritu Santo, entonces decimos que se
ha conseguido la terapia y los sanados son los santos de Dios.

 
4. El método de terapia – Instrucción terapéutica

Puesto que hasta ahora hemos visto qué es el Cristianismo Ortodoxo, quién es el carácter de la teología
ortodoxa y qué es la terapia, vamos a ver ahora el método de la instrucción terapéutica que es el método
de la piedad y devoción ortodoxa. Si hasta aquí hemos localizado el problema, ahora debemos a avanzar
a medida de lo posible también en el registro de los métodos por los cuales se consigue la catarsis del
corazón, es decir, la terapia. Porque no tiene sentido el registro de altas situaciones sino avanzamos en la
concienciación y aplicación de ellas.

Como se consigue la terapia de la psique

Primero debemos de recalcar la fe ortodoxa, la correcta. Nosotros los ortodoxos damos un gran valor y
significado en la protección de la fe, exactamente porque conocemos que por la alteración de la fe se
altera automáticamente la terapia. Hemos recalcado anteriormente que la teología se debe interpretar
principalmente como medicina. La medicina también tiene en cuenta al hombre sano, entonces intenta
con distintos métodos terapéuticos conducir al enfermo allí. Lo mismo podemos decir también para la
teología. Teología ortodoxa es la enseñanza de la Iglesia Ortodoxa sobre la salud espiritual y a la vez el
camino que debemos de seguir los enfermos para sanarnos. Por eso los Ortodoxos damos un gran énfasis
e importancia en la protección de los dogmas no sólo porque tenemos miedo la perturbación de una
enseñanza, sino porque se pierde la posibilidad de la terapia y, por consiguiente, la sotiría redención,
sanación y salvación. Además, el conflicto entre San Gregorio Palamás y Barlaam (papista) no se hizo
tanto sobre el tipo del dogma, sino sobre la cimentación metodológica de Barlaam que se apoyó sobre la
metafísica, la gnoseología metafísica y la razón, en cambio Palamás sobre la comprobación y
averiguación empírica, por experiencia y las consecuencias demostrativas de ellas” (P. Romanidis,
Padres Romanos de la Iglesia, pág.18).

Además, para la terapia de la psique es indispensable el sentido de enfermedad. Cuando un enfermo no


conoce su enfermedad no puede recurrir al médico. El autoconocimiento es el primer escalón de la
terapia. San Máximo el Confesor enseña que aquel que conoce la enfermedad de la naturaleza humana,
éste “ha probado la fuerza y energía divina por experiencia” y con la fuerza de Dios unas cosas las ha
conseguido y otras aspira a conseguirlas”, (46. Filocalía tomo 2º v.39). San Pedro el Damasceno
describiendo el gran valor que tiene la oración nocturna, dice que la praxis ética se consigue cuando el
hombre estudia las obras del día y las caídas que ha tenido “en la confusión del día… para que tome
conciencia mediante la hisijía serenidad y silencio de la noche y así poder estar en luto por las cosas que
ha pecado”, (47. Filocalía tomo 3º, pág.154). Sólo cuando nos conocemos a nosotros mismos podemos
estar en luto por nosotros.

Es un hecho y no cabe ninguna duda que la mayoría de los Cristianos hoy ignoran su estado espiritual.
Estamos muertos por nuestras faltas leves y no sólo no lo percibimos, sino que tenemos la conciencia de
que estamos plenos de los regalos del Santísimo Espíritu adornados de virtudes. Desgraciadamente esta
autosuficiencia que nos carcome, destruye toda la obra de sanación y salvación. ¿Cómo puede hablar
Cristo a un hombre que se autojusticia, autojustifica y se exculpa a sí mismo? Desgraciadamente
parecemos a los Fariseos de la época del Señor que no sentían la necesidad del médico. Como puede
desarrollarse el gran carisma de la metania y del luto en un corazón que no siente su desierto; entonces
no se puede desarrollar la vida interior.
Junto con el sentido de enfermedad se debe de unir también el autoconocimiento propio, es decir, el gran
carisma de la autocrítica o autocondena. Esto muestra que hay humildad, puesto que “la autocrítica
consiste en la continua humildad de la psique”, (48. San Gregorio Palamás Filocalía tomo 4º pág108).
Esta autoanálisis, autocrítica y autocondena es un peso espiritual, el cual puesto en la psique “presiona y
destruye trayendo el vino de la salvación que deleita al corazón del hombre, es decir, nuestro hombre
interior. Este vino es el recogimiento”.  La autocrítica y autocondena con el luto que lo caracteriza, co-
consterna los pazos y llena la psique de bienaventurada alegría, (49. San Gregorio Palamás Filocalía
tomo 4º, pág.109). Por eso debemos continuamente autoanalizarnos, autocriticarnos y autocondenarnos
“de manera que con el desprecio voluntario alejar los pecados involuntarios”, (50. San Juan el Sinaíta,
Klímax, logos 25,51).

Pero no sólo basta el sentido y conciencia de enfermedad. Sin falta se requiere también médico
terapeuta. Este terapeuta es el sacerdote o el guía espiritual. Primero se sana él de sus propias
enfermedades o por lo menos lucha para sanarse y después sana también a sus discípulos espirituales.
Hemos dicho anteriormente que el padre espiritual tiene que ser teólogo y viceversa. En este caso se
aplica el logos “médico sánate a ti mismo” (Lc 4,23). Aquel que ha pasado por los métodos del diablo,
puede conducir correctamente sus discípulos espirituales. Aquel que conoció el gran tesoro que se llama
salud espiritual puede ayudar a los demás a sanarse. Aquel que ha encontrado su nus puede también a
ayudar a los demás a encontrar el suyo. “Médico es el nus que se ha sanado a sí mismo y el que se ha
sanado sana a los demás”, (51. San Zalasio, Filocalía tomo 2º v.44).

Muchos cristianos contemporáneos consideran a los sacerdotes como funcionarios del Altísimo y
empleados eclesiásticos que les ayudan en los trabajos burocráticos, a celebrar varios Misterios cuando
los necesitan o celebrar la divina Liturgia y así ellos podrán… satisfacer sus necesidades psíquicas o …
cumplir un deber tradicional. ¡Los consideran como magos que hacen magias! Pero conocemos que la
Jaris (energía increada) de Dios no se transmite mágicamente ni mecánicamente sino por los misterios.
Es cierto que el incompetente sacerdote celebra el Misterio pero no puede sanar. Porque una cosa es la
absolución de los pecados y otra la terapia. La mayoría de los Cristianos se contentan en una típica
confesión y seguimiento de la Divina Liturgia, aún más, en una comunión de los inmaculados Misterios
y nada más. No avanzan en la terapia de la psique. Pero los sacerdotes y los Padres espirituales no
celebran solamente Misterios sino que sanan a las personas. Conocen por supuesto e indican a sus
discípulos espirituales la manera de la terapia de los pazos. Les muestran como pueden liberarse del
aprisionamiento y como el nus se puede liberarse de la esclavitud.
Así consideran la paternidad espiritual los Padres. El pastor es también médico. “Médico es aquel que ha
adquirido inmunidad somática y psíquica y no necesita ningún fármaco para su salud”, (52, San Juan el
Sinaíta, Klímax 4º logos hacia Pimín).

“Consiga tu también querido cataplasmas, líquidos medicinales, cuchillas de afeitar, colirios, esponjas,
interventores de venas, termómetros, pomadas, hipnóticos, navaja, ventas y eso que se llama anafsía (es
decir, no tener mareo y asco por el olor de las heridas). ¿Si no disponemos de estos como ejercitaremos
nuestra ciencia? No hay otra manera. Porque no con palabras sino con intervenciones prácticas
benefician los médicos a los enfermos y reciben sus recompensas.

Cataplasma es la terapia de los pazos que se ven exteriormente, es decir, los somáticos. Líquido
medicinal es la terapia de los pazos esotéricos (interiores) y el vaciamiento de la suciedad interior que no
se ve. Cuchilla de afeitar es la humillación que muerde pero purifica, limpia la pudrición del presumir y
del engreimiento.

Colirio es la catarsis del ojo psíquico, el cual se ha enturbiado y empañado por la ira.

Colirio es la reprimenda que amarga pero después de un rato terapia, sana.

Interventor de venas es el breve vaciamiento de la suciedad y la fetidez. También la intensa y rápida


intervención para la salvación de los enfermos.

Esponja es la terapia después del vaciamiento e intervención de las venas y el refrescamiento del
enfermo por el médico con palabras dulces, serenas y blandas. Calentador térmico es el canon y la
reprimenda que se da por el médico con amor para un tiempo al arrepentido. Pomada es el alivio después
de la cauterización que se ofrece al enfermo para una causa u otro pequeño consuelo.

Hipnótico es el que llevemos el peso de la obediencia y con ella regalarle el descanso y sueño al no
sueño y ceguera divina de manera que vea bien los bienes que tiene. Vendaje es la fijación hasta la
muerte y atar fuertemente con la paciencia los paralizados y languidecidos por la vanagloria.

Por último la cuchilla es la medida y la decisión para cortar la parte que se mortificó psíquicamente y así
que no pueda transmitir también al resto su propia avería.

Bienaventurada y admirable la anafsía (no asco) es para los médicos y para los Higúmenos (Guía del
Monasterio) la apazia (sin pazos). Porque por un lado los primeros mientras no sienten mareo y asco sin
cansancio emprenderán la terapia de cada fetidez. Por otro lado los segundos cada psique mortificada o
narcotizada podrán resucitarla”. (53. San Juan el Sinaíta, Klímax 4º logos hacia el Pimena).
El padre Ioanis Romanidis escribe: “La repetición victoriosa de la experiencia de la confirmación, que
en la medicina y en la ciencia Patrística es también la terapia, es la verdad de cada ciencia. Tal como es
tonto decir médico alguien que no sana y no conoce sanar, así de absurdo es considerar teólogo a uno
que no está por lo menos en el estado de iluminación y zéosis, que no conoce lo que estos son y cómo
llega uno a estos estados y por consecuencia no sana”, (54. P. Romanidis. Padres Romanos de la Iglesia
pág.18-19).

También el mismo escribe: “Se supone que los terapeutas por excelencia que conducen a los enfermos
en los estadios son los obispos y los presbíteros, que para los primeros predominó la procedencia del
monaquismo. Pero hoy después de un siglo y medio de propaganda neohelénica catastrófica contra el
hisijasmo, este tipo de clérigos son pocos. Los monjes hisijastas también. Los hisijastas tal como los
describe san Dionisio el Areopagita casi han desaparecido” (P. Romanidis, igual que antes).

El terapeuta sacerdote sugiere a sus discípulos espirituales también un método ortodoxo que es el
método de la ortodoxa piedad y devoción. Por eso a continuación giraremos sobre este punto. Describir
el método que debe seguir el enfermo por la conducción de su padre espiritual para llegar a la sanación
espiritual.

Principalmente queremos localizar la ascesis, práctica. “La intensa ascesis con contención y agapi,
paciencia e hisijía mata los pazos que se encuentran a nuestro interior”, (56. San Thalasio Filocalía tomo
2º v.8). San Nikitas Stizatos discípulo de san Simeón el Nuevo Teólogo, describe esta ascesis. El hombre
tiene cinco sentidos y por eso también son cinco las ascesis, vigilia, estudio, la monologa oración,
engratia (autodominio, autocontención y abstinencia) e hisijía. El practicante deberá de unir los sentidos
con estas cinco ascesis. Es decir, la visión con la vigilia, el oído con el estudio, el olfato con la bendición
(la monologa oración), el sabor con la engratia y el tacto con la hisijía. Cuando haya conseguido esta
unión entonces “rápidamente sana y purifica el nus de su propia psique y afinado por ellos se constituye
en perspicaz y apazís (sin pazos), (57. Filocalía 4º tomo, v.21).

Sinópticamente podemos decir que la ascesis-áskisis es la aplicación de la ley de Dios y el cumplimiento


de Sus mandamientos. El esfuerzo que hacemos para someter nuestra voluntad a la de Dios y que sea
alterada por la divina, esto se llama áskisis ascesis. Además, conocemos bien por nuestros santos Padres
que el Evangelio es “mandatos de sanación y salvación”. Lo que existe dentro en la Escritura es
mandamiento de Dios que se debe de aplicar y cumplir por los hombres que buscan su sanación y
salvación. En las bienaventuranzas (Mt 5,1-12) esto se ve claramente.
Lo “bienaventurados los pobres de espíritu humano” es mandamiento del Señor para vivir nuestra
pobreza, es decir, sentir nuestra miseria. Lo de “bienaventurados los que están en luto” es mandamiento
del Señor para llorar por nuestros pazos, que para nuestra devastación los tenemos en nuestro interior.
Lo de “bienaventurados los hambrientos y sedientos de justicia” es mandamiento del Señor para que
tengamos hambre y sed por la comunión con Dios. Lo de “bienaventurados los catartizados, sanados y
purificados del corazón” es mandamiento de Cristo para hacer la catarsis del corazón. Cuando dice:
“bienaventurados o felices”, es como si dijera haceos pobres en pecados, estar en luto, sedientos de
justicia etc.

Así el mandamiento de Cristo es la oración incesante, la celebración de la Divina Liturgia, la nipsis, es


decir, la vigilancia del nus, la pureza, limpieza o catarsis del corazón etc. “La ley es santa y el
mandamiento santo, justo y bondadoso” (Rom 7,12). Juan el Evangelista el discípulo de la agapi (amor,
energía increada) subraya a los Cristianos: “Y en esto sabemos que le conocemos: si aplicamos y
cumplimos sus mandamientos. El que dice que le ha conocido y no cumple sus mandamientos es un
mentiroso y la verdad no está en él, pero el que aplica y  cumple sus logos verdaderamente en él se ha
perfeccionado la agapi de Dios, en esto conocemos que estamos en él” (1Jn 2,3-5). El mismo
Evangelista subraya auténticamente: “porque esta es la agapi de Dios, la aplicación y el cumplimiento de
sus mandamientos” (1Jn 5,3).

“La finalidad jerárquica espiritual para nosotros es, a la medida de lo posible, asimilación y unión con
Dios. Esta asimilación y unión tal como enseñan las divinas Escrituras la conseguimos sólo con la agapi
y la aplicación de los divinos mandamientos”, según san Dionisio el Areopagita, (58. P.G. 3, 592 A). San
Gregorio Palamás enseña que la gnosis de los seres la trae el trabajo de las virtudes. Preguntando cuál es
el fin del trabajo para las virtudes escribe: “La unión y asimilación hacia Dios”, 59. (E.Π.E Gregorio
Palamás tomo 2º pág.556). El trabajo de las virtudes conecta con el trabajo de los mandamientos. Aún el
santo hisijasta cita que la agapi a Dios “nace sólo por el trabajo sagrado de los mandamientos divinos”,
60. (E.Π.E Gregorio Palamás tomo 2º pág.562).

A continuación me gustaría citar algunos logos de los Padres que presentan el valor de los
mandamientos de Dios.

La finalidad de los mandamientos del Salvador se encuentra en la liberación del nus de la incontinencia,
la dureza y el odio, 61. (San Máximo el Confesor Filocalía 2º tomo v.56).
Los mandamientos de Dios “son superiores de todos los tesoros del mundo”. Aquel que los adquiere, “en
su interior encuentra a Dios”, 62. (Isaac el Sirio pág.20).

“De la vigilancia, la aplicación y el cumplimiento de los mandamientos de Dios nace la apázia (sin
pazos) y la apázia de la psique mantiene la gnosis-conocimiento”, (63. San Zalasio, Filocalía 2º tomo
v.25).

La obediencia al mandamiento de Dios “es  resurrección de muertos”, (64. igual que antes v.48).

San Gregorio el Sinaíta describiendo las dos maneras básicas que se encuentra la energía increada del
Espíritu que hemos recibido místicamente durante el Santo Bautismo, considera el trabajo de los
mandamientos una de ellas. “En cuanto trabajamos los mandamientos tanto se manifiesta y resplandece
sobre nosotros la brillantez, el resplandor de su luz”, (65. Filocalía 4 tomo pág.67, 3).

Todas estas nos revelan lo indispensable que es la ascesis para la des-narcotización, resurrección y
terapia de la psique y esta ascesis tal como hemos citado, es principalmente la vigilancia y cumplimiento
de los mandamientos del Cristo Salvador y Médico de nuestros cuerpos y psiques.

Los mandamientos básicos que tratan del trabajo sobre nuestra sanación espiritual tal como decimos en
los troparios que psalmodeamos son: ayuno, vigilia y oración.

Si la caridad sana nuestra parte irascible (emocional) de la psique y la oración purifica al nus, el ayuno
marchita el deseo o anhelo, (66. San Máximo, Filocalía tomo 2º v.79) y así la psique entera sanada se
ofrece a Dios. También el ayuno hace humilde al cuerpo, “la falta de pan, seca el cuerpo del
monje”, (67. Abad Theodoros, Yerontikón pág. 42). “Cuando el cuerpo está pesado por muchas comidas,
convierte al nus débil, lento, perezoso, miedoso y cobarde; en cambio cuando flaquea por la gran
engratia, inspira a la parte contemplativa de la psique tristeza y evita hablar. Debemos  regular las
comidas según el estado del cuerpo, de manera que cuando está saludable sea domado convenientemente
y cuando está enfermo sea atendido con mesura. Porque el luchador no debe debilitar el cuerpo, sino que
tenga la necesaria resistencia para la lucha, de manera que los esfuerzos corporales contribuyan
convenientemente a la catarsis de la psique” (68. San Diadoco de Fótica, Filocalía v.45).

San Juan el Sinaita hablando sobe el ayuno dice característicamente: “El ayuno es forzar la naturaleza y
circuncisión del placer de la garganta, amputación del fuego carnal, corte de los astutos malos loyismí,
liberación de los sueños contaminados, pureza de oración, iluminación de la psique, guardia del nus,
disolución de la corrupción, puerta de compunción o recogimiento, contrición alegre, freno de la
charlatanería, causa de hisijía, vigilante de la obediencia, causante de la apazia, absolución de los
pecados, puerta y gozo del paraíso”, (69. Klimax, logos14,31).

Todo esto que cita san Juan el de la Escalera, por un lado indica la extensión del ayuno y por otro revela
los frutos que trae para la psique luchadora. Por eso todos los santos amaron el ayuno. Es muy
importante citar que cuando una persona empieza a convertirse por la metania también empieza sólo por
su cuenta a ayunar, cosa que indica que el ayuno co-camina con la oración y la metania.

Es cierto que el ayuno es el medio y no la finalidad, “es la herramienta para los que quieren adquirir
la sofrosini– conducta sana, serena y humilde del nus y la mente” (70. San Diádojo de Fótica v.47), pero
sin ella es imposible al hombre vencer los pazos y llegar a la apázia (sin pazos). Por eso el santo de la
Escalera es claro. Tal como los Hebreos se liberaron del Faraón y vivieron la Pascua, puesto que
comieron hierbas amargas y ázimos, así nosotros también nos liberaremos del imaginable Faraón con el
ayuno y la humildad: “¡No te engañes! No te liberarás de la esclavitud del Faraón ni verás la Pascua
superior, si continuamente no saboreas las amarguras y los ázimos. Amarguras son el esfuerzo y castigo
por el ayuno, y ázimos son la conducta y virtud sin enaltecimiento”, (71. Escalera, logos 14,29).

Es imprescindible cumplir los ayunos que ha determinado la Iglesia y luchar para no satisfacer al
extremo las apetencias de la carne.

Aparte del ayuno otro método de terapia es la vigilia. La vigilia también es un método ascético de terapia
de la cual se catartiza, se limpia y se purifica el hombre y se sana de los pazos. El Señor nos ha
enseñado el tipo de oración durante la noche. El Mismo pasaba noches enteras en la montaña.
“Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo” (Mt
14,23).

Los santos Padres probaron en sus propias vidas el efecto benéfico de la vigilia. San Isaac el Sirio
escribe: el monje que permanece en la vigilia con discernimiento del nus, a este no lo veas como carnal.
Porque esta obra es del orden angélico. La psique que se esfuerza y aguanta en las vigilias, tiene ojos
querúbicos y está tocando y contemplando siempre la zeoría celeste, (72. Mismo que antes pág 123).

San Juan el Sinaíta presenta el tipo de monje desvelado y vigilante con toda su fineza discernida y los
beneficios de la vigilia: “El ojo que está en vigilia ha catartizado, purificado su nus, en cambio la
abundancia del sueño embota la psique. El monje desvelado es enemigo de la lujuria, en cambio el
dormilón es su marido. La vigilia apaga el fuego de la carne, libera de la suciedad de los sueños, trae
lágrimas a los ojos, hace blando el corazón, vigila y proviene de los loyismí, crisol de comidas, doma de
los pazos, freno de la lengua y alejamiento de las fantasías indecentes. El monje que vela es un pescador
de loyismí, pensamientos en la serenidad de la noche capaz de examinarlos y juzgarlos”, (73. Escalera
logos 19,2 y 4).

Junto con la vigilia co-caminante es también la oración. Este es el método por excelencia que sana las
enfermedades de la psique. Porque por la oración viene mucha energía en la psique del hombre. Pero
para la oración del corazón o noerá y el método que usamos para la liberación del nus y la zeoría de Dios
nos referiremos en otro capítulo con título “La hisijía como método de terapia” y eso porque lo
consideramos como medio interesantísimo para la sanación y salvación del hombre.

También existen otros medios terapéuticos para la sanación de cada pazos de la psique. Pero para estos
nos referiremos detalladamente en los próximos capítulos con el título “Ortodoxa patología”.

Quizá, se observa que todos estos medios terapéuticos, que son colirios que sanan al ojo del corazón (ver
Apocalipsis 3,18), se pueden vivir solamente por los monjes. Esto en absoluto no es cierto. Todos
podemos, aún nosotros también que vivimos en el mundo, vivir los mandamientos de Cristo. La oración,
la metania, el luto, el recogimiento, el ayuno, la vigilia etc., son mandamientos de Cristo y significa que
todos pueden vivirlos. Cristo no dijo cosas que son imposibles para los hombres. San Gregorio Palamás
hablando sobre la catarsis y pureza del corazón recalca que: “también los que están en matrimonio
pueden conseguir esta pureza pero con más dificultad”, (74. Filocalía pág. 97, 6.20-22). De todos modos
pueden desarrollar esa vida evangélica con sus respectivas adaptaciones.

Además, mientras exista obispo y la Divina Liturgia significa que la sanación y salvación son posibles.
Porque existe y funciona la Iglesia. También para cada hombre es análoga la adaptación a los
mandamientos de Cristo. En la escritura patrística tenemos casos de este tipo. Los Padres que los
mismos se han sanado y han adquirido el carisma del discernimiento, aconsejan a cada hombre a
encontrar su camino que es esencialmente camino de la Tradición Ortodoxa.

San Juan el de la Escalera es característico en este tema. Comenta que ha visto a un médico imbécil
agotando a un enfermo destruido y lo único que le había provocado fue desesperación. A la vez vio otro,
que era un genio de médico espiritual, a operar con agotamientos un corazón muy inflado y vaciarlo de
todos los fétidos. También dice que vio al mismo enfermo una vez sanar una mancha con el fármaco de
la obediencia y otra sanar al ojo de su enferma psique con la hisijía y el silencio, (75. san Juan el
Sinaíta, Escalera logos 26 v.21)  Aquí se ve claramente que el mismo enfermo necesita unas veces
obediencia y otras veces hisijía y silencio. Los fármacos adecuados se deben de dar al tiempo adecuado.
El mismo santo como quía espiritual con discernimiento escribe que el fármaco bueno para un hombre
puede ser veneno para otro. Además, el mismo contenido del fármaco unas veces es bueno si se da al
tiempo debido y otras puede ser veneno si se da fuera del tiempo, para el mismo enfermo, (76. Escalera,
logos 26,20).

Por eso recalcamos otra vez que es indispensable y necesario terapeuta ortodoxo (médico-guía espiritual)
preparar y adaptar el fármaco y dar la adecuada instrucción terapéutica.

Me gustaría a continuación referir algunos logos de santos Yérontas del Gerontikón en los cuales se ve
claramente que existe variedad de ascesis y gran posibilidad de adaptación.

Alguien preguntó a san Antonio “¿qué debo de vigilar para agradecer a Dios?” El Yérontas le contestó:
Donde vayas ten ante tus ojos a Dios y cualquier cosa que haces y dices tener testigo de las Escrituras y
en cualquier lugar que te sientas no te desplaces rápido. Guarda estos tres y te salvarás, (77. 
Gerontikón, pág.1,3)

Otro Padre preguntó al abad Nisceroo ¿cuál es la buena obra que debo hacer? Y le contestó: “No todas
las obras son iguales; La escritura dice que Abraham era filóxeno (hospitalario, acogedor) y Dios estaba
con él; Elías amaba la hisijía y Dios estaba con él; David era humilde y Dios estaba con él; aquello que
consideres que quiere la psique es para Dios esto haz y vigila tu corazón”, (78. Gerontikón pág.80,2).

José de Thebas dice que: “Tres cosas son honestas delante de Dios. La primera es cuando uno está
enfermo y acepta con gratitud la enfermedad, la segunda es cuando hace obras limpias ante el Señor y la
tercera es cuando se somete a un padre espiritual y destituye todas sus voluntades. El último tiene
premio mayor. A mí me gusta la primera el de la enfermedad”, (79. Gerontikón, pág.57).

También el abad Pimín dice: si se encuentran tres hombres al mimo lugar y uno hace bien la hisijía, el
otro estando enfermo agradece a Dios y el tercero sirve con loyismós puro, limpio, los tres son de un
sólo trabajo, (80. Gerontikón, pág 88,29).

De todos estos ejemplos se ve que la lucha de los hombres es común, pero la manera de cada uno
distinta. Todos deben de cumplir al logos de Dios y Sus mandamientos, todos deben ocuparse de la
catarsis y pureza de su corazón adonde estén y aunque estén trabajando. Para eso existe variedad de
adaptación que verifica el padre espiritual.

Cierto es que se puede considerar como falta sino establecemos también la Divina Comunión/Efjaristía.
Se debe de recalcar debidamente que consideramos la Divina Efjaristía, la Comunión del Cuerpo y
Sangre de Cristo como indispensable para el hombre. Esto el Señor ha recalcado epigramáticamente “si
no coméis la sarx (cuerpo, carne) del hijo del hombre y bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros”
(Jn. 6,53). Pero es conocido que de la divina Comunión precede la catarsis y la preparación. Si no se
antepone esta terapia sobre la cual se habla aquí, entonces la toma del Cuerpo y Sangre de Cristo se
convierte “en krima  y katákrima” (pena y maldición). No se puede entender eclesiología y esjatología
sin instrucción terapéutica. Así no rebajamos la Divina Efjaristía, sino que con el valor de la ascesis y la
terapia, se realza el gran regalo de la divina Efjaristía. Además, la finalidad de los escritos es
principalmente que se revele el camino exacto que resulta al Altar, de manera que la divina Comunión se
haga luz y vida.

Con este poco creo que se ha manifestado claramente que el Cristianismo Ortodoxo es una ciencia
terapéutica. Sana al hombre enfermo. Esta enfermedad se concreta en el nus. La Iglesia Ortodoxa con su
enseñanza, el culto, la ascesis, los Misterios, libera al nus y le constituye en templo del Espíritu Santo.
Esta instrucción terapéutica se aplicó y se certificó por todos los santos. El único camino que conduce a
Dios. Creo que la pérdida de la Tradición se ve principalmente en la pérdida del método terapéutico y en
la pérdida de terapeutas reales auténticos. La vuelta a la Tradición Ortodoxa es esencialmente la vuelta
en estas dos bases.

CAPÍTULO 2

El Ortodoxo terapeuta
1. Condiciones para el ascenso de sacerdotes-terapeutas.

El valor del sacerdocio

Llamamiento y ordenación de los Apóstoles.

Condición básica para la ordenación.

Los tres grados del sacerdocio o santidad.


2. “Reanimar el carisma”

Atributos básicos de los terapeutas – sacerdotes


3. La santidad espiritual

4. La búsqueda de terapeutas.
 

El Ortodoxo terapeuta

Hasta ahora hemos localizado la verdad que el Cristianismo Ortodoxo es principalmente medicina-
ciencia terapéutica. Pretende la sanación espiritual del hombre. Pero tal como en el justo ejercicio de la
ciencia médica se requiere la existencia de buen médico científico, lo mismo ocurre también con la
ciencia terapéutica espiritual. Este es el obispo y el sacerdote.

Tal como hemos observado anteriormente, los hombres hoy sienten al sacerdote como liturgo,
funcionario para poder comulgar los inmaculados Misterios. Le sienten como el mandado por Dios,
como sirviente y diácono de Dios para que confiesen sus pecados y se alivien espiritualmente. Como el
diácono de Dios que se le invita a orar a Dios con el propósito de que sean bendecidos sus trabajos etc.
Es cierto que uno no puede negar que el sacerdote también hace este tipo de trabajo. Pero por costumbre
se observa que el laós-pueblo considera al sacerdote (cura) más bien como… mago (y que se me perdone
esta expresión). ¡Porque cuando vemos la vida de culto fuera de la terapia, entonces más bien es magia!!

No obstante para hacerlo muy claro repetimos que el sacerdote principalmente es médico espiritual que
terapia, sana las enfermedades de los hombres. El culto y los Misterios se deben de adherir dentro en el
método terapéutico e instrucción.

Sacerdote como confesor es principalmente terapeuta. El misterio de la confesión no se agota con una
simple típica absolución, por ejemplo como el tipo occidental, como si fuera un Dios enfadado y se
requiere una expiación. Es algo más. Se adhiere dentro en la instrucción terapéutica. Existen muchos
cristianos que se confiesan por muchos años pero no se sanan de sus enfermedades espirituales. En esto
contribuye el desconocimiento y la ignorancia tanto del laós-pueblo como de los pastores.

El obispo, el sacerdote o el confesor, son soberanos del laós que le conducen desde Egipto a la tierra
prometida como otros Moisés. Esta conducción requiere esfuerzo, trabajo, esmero, privación y agonía.
Es principalmente supervisión terapéutica. Los santos Padres insisten mucho en esta verdad. Como
ejemplo utilizaremos a san Juan el Klimax o de la Escalera, quien recomienda que los que queremos
marchar de Egipto y de Faraón necesitamos intermediario a “Dios y con Dios”, el cual encontrándose
entre praxis y zeoría estará rogando a Dios “para que los conducidos pasemos el mar de los pazos y
echar al Amalik de los pazos”. A continuación el santo teoforo (portador de la luz) divulga que aquellos
que se basaron y se confiaron en sus propias fuerzas sosteniendo que no necesitan ningún guía, se han
engañado, (1. San Juan el Klimax, Logos1,14). Además del Antiguo Testamento conocemos lo que
sufrió Moisés conduciendo a este duro pueblo.

Este guía espiritual Moisés es médico. Además, todos estamos enfermos y necesitamos la terapia y el
médico.

San Simeón el Nuevo Teólogo hablando para los monjes, presenta claramente esta verdad. Los
Monasterios tal como conocemos de la Tradición Ortodoxa son principalmente Hospitales. Podría
sostener mejor que son escuelas de medicina. Como enfermos nos sanamos y a continuación aprendemos
la manera y el método de la terapia. Por eso la antigua Iglesia tomaba de los Monasterios, que son
escuelas médicas, los sacerdotes para colocarlos al lugar de Obispo.

Así hablando el santo, no duda en decir que “somos todos pobres y enfermos…” A continuación dice el
santo que, todos nosotros que nos encontramos en las celdas estamos heridos y padecemos de varias
enfermedades, por eso no hacemos otra cosa que clamar día y noche al médico de nuestras psiques y
cuerpos a sanar nuestros corazones heridos y darnos la salud espiritual. Escribe el santo: “Pero no sólo
los pobres y los desnudos sino también los heridos, como estamos poseídos de varias enfermedades y
nos encontramos lastimosos estirados en la cama y nos encontramos dentro en las habitaciones de
distintos hospitales, albergues, geriátricos y en nuestros monasterios, clamamos, lloramos, lamentamos,
llamamos e imploramos a este médico mismo de las psiques y cuerpos, de manera que cuando venga
sane nuestros corazones heridos, dándonos la salud de nuestras psiques las cuales se encuentran en la
cama del pecado y de la muerte; Porque todos los hombres hemos pecado y necesitamos la misericordia
y la divina Jaris increada de Dios, según el divino Apóstol; Es decir, los que han tomado conciencia del
dolor de los pazos y de las heridas. Como también existen algunos que se comportan como locos sin que
conozcan nada sobre su enfermedad o porque están poseídos de algún pazos (2. S C 129, 174).

Hemos expuesto todo este texto porque se ve claramente la misión del monaquismo y de la Iglesia como
el trabajo de los pastores. Principalmente es obra terapéutica. Estamos enfermos en la cama del pecado y
de la muerte (espiritual). Los que no sienten esta verdad están locos. Los cristianos que no permanecen
en la Iglesia para sanarse o sienten que están saludables están locos.

El  sacerdote según el mismo Padre (san Simeón el nuevo Teólogo) es el médico. Viene uno al “médico
espiritual enfermo, carcomido por los pazos, alterado y perturbado su nus…”, (3. S C 129, 140). El
“médico científico, filántropo y agradable, comprende profundamente la enfermedad del hermano, la
inflamación del pazos, el hongo, ve al enfermo como se ha convertido en un muerto total. Y a
continuación describe la manera de llegada del paciente y el modo de terapia por el médico espiritual y
científico, (4. S C .129, pág.140-142).

Hemos mencionado anteriormente las dos iconas-imágenes básicas que caracterizan la obra del pastor.
Que es el Moisés que conduce sus discípulos espirituales y a la vez es el médico científico y caritativo.
Estas dos cualidades las contiene en un poema san Simeón describiendo su personal sanación por su
padre espiritual su personal Moisés. Adapta en su vida el camino del pueblo de Israel y la conducción
por el Moisés. Escribe:

“Porque bajó y me encontró esclavo y desalojado

y dijo ven hijo mío para conducirte hacia Dios “

Pidió de su propio Moisés que le asegure si puede hacer un trabajo de este tipo.

“Me ha traído más cerca, me abrazó

y otra vez me besó con beso divino

él mismo ha perfumado con fragancia de inmortalidad.

Creí y amé en seguirle

Y deseé de hacerme esclavo sólo en él…

Me aguantó la mano yendo delante de mí

Y así empezamos a recorrer el camino”

Después de un largo camino durante el cual logró san Simeón, mediante las intercesiones de su padre
espiritual, a enfrentar y liberarse de la esclavitud de los pazos, ruega a su yérontas:

“Señor, dijo, vamos no me separaré de ti,

no desobedeceré tu mandamiento y lo cumpliré en todo” (5. S C 172 86-92)

Pero para que uno sea terapeuta ortodoxo y pueda sanar las enfermedades de sus hijos espirituales, antes
debe él mismo haberse terapiado lo máximo posible. Que esté en medio de praxis y zeoría. ¿Cómo
puede uno sanar si antes no se ha terapiado o por lo menos no ha saboreado el principio de la terapia?
Por eso san Simeón acusa aquellos que son pnevmatikós-padres o guías espirituales sin antes haber
recibido el Espíritu Santo o aquellos que tienen prisa en aceptar como confesión loyismí ajenos, es decir,
quieren ser rápidamente guías espirituales, y se atreven a hacerse higúmenos (Abad) y gobernantes y
quieren pastorear el pueblo del Señor, haciéndose Metropolitas y obispos, utilizando muchos métodos
descaradamente, sin antes haber visto al novio dentro en la habitación nupcial y sin que ellos se hayan
convertido en “hijos de la luz e hijos del día” (6. S.C. 129, 116-118).

San Gregorio el Teólogo escribe aquel clásico: “Catartízate, límpiate y sánate primero y luego sana,
limpia y purifica a otros; hazte sabio y luego habla de sabiduría; hazte luz y luego ilumina; toca a Dios y
conducirás a otros: santifícate y santificarás…”, (7. Sobre sacerdocio logos 33).

En sus famosos logos sobre Santidad y Sacerdocio san Crisóstomo a quien se le llama científico del
sacerdocio, justificando su negación de ser obispo escribe que, conoce su pequeña y enferma psique,
como también lo grande y difícil que es pastorear al laós-pueblo, (8. Sobre Sacerdocio, pág.96).

En su conversación con san Basilio el Grande pide que no dude en nada de lo dicho, es decir, puesto que
ama a Cristo tiene miedo no vaya ser que Le enfurezca por tomar un servicio espiritual. Puesto que “la
enfermedad de mi psique me hace inútil para este menester”, (9. Mismo antes, pág.66). A causa de su
gran pureza y claridad de sus loyismí y las emociones, tenía el sentimiento que la enfermedad de su
psique le hace inútil para ese gran servicio. Porque realmente como comprobaremos más abajo, los
pazos no curados no dejan al sacerdote ayudar a la terapia de sus discípulos espirituales.

Si antes el terapeuta no se ha sanado, es un hombre que vive “como los animales en el campo”… y “si
tomen este tipo de hombres que viven como los animales en el campo, gobiernan los hombres igual que
los animales”, (10. Mismo que antes pág.120).

Todas estas cosas que se han referido antes, manifiestan la gran verdad: que los sacerdotes que quieren
sanar las enfermedades del laós-pueblo deben los mismos antes haberse terapiado de estas enfermedades
o por lo menos que hayan empezado a sanarse de las enfermedades y aún más sentir el valor y la
capacidad de la terapia.

En estos niveles se integrarán también los siguientes. Tenemos que dar la certeza de que no estamos
dispuestos de tratar o negociar sobre el sacerdocio, santidad y los sacerdotes. No tenemos como fin el
desarrollar el valor y la grandeza del sacerdocio sino ver de este lado este gran y responsable axioma. Es
decir, que es ciencia terapéutica y que sana principalmente las enfermedades de los hombres. En algunos
puntos se verá que recalcamos el valor del sacerdocio y lo hacemos únicamente para ver lo que aquí
queremos recalcar.
 
1. Condiciones para el ascenso de sacerdotes-terapeutas.

La terapia de los Cristianos enfermos la desarrolla y trabaja el Santísimo Espíritu y generalmente la Jaris
(energía increada) del Santo Dios Trinitario. El sacerdote es el servidor de esta terapia. Toda la
organización de la Iglesia es Θεανθρώπινα Zeanzrópina Divino-humana. Además, la Jaris de Dios
trabaja místicamente (secretamente) al sacerdote y él conoce por su experiencia esta energía mística de
la Jaris de Dios.

El valor del sacerdocio

El sacerdocio tiene un grandísimo valor. El divino Crisóstomo escribe que: “el Sacerdocio se celebra en
la tierra pero tiene como orden las órdenes celestes”, puesto que no lo ha fundado hombre, ni ángel,
tampoco arcángel u otra fuerza creada, sino “el mismo Paráclitos”, (11.San Juan Crisóstomo: Logos
sobre el sacerdocio, pág.84).

El “culto al respetuoso y digno sacerdocio” es superior de cada psalmodía y oración y diferente de todos
los demás oficios, tanta la diferencia como el sol de las estrellas. Esto porque con el misterio de la divina
Efjaristía sacrificamos al mismo Unigénito que se ha degollado para nuestros pecados, (12. San
Theógnostos, Filocalía t2 v.72). Cuando uno utiliza bien y con conciencia clara sir remordimientos “el
divino y respetuoso oficio de la terrible solemnidad” que se ofrece, se convierte desde aquí en beneficio
más que “cualquier otro trabajo espiritual y zeoría”, (13. Idem antes v.71).

El valor del sacerdocio, el cual tiene la posibilidad de sacrificar la ternera cebona, se debe
principalmente en que ayuda al hombre a llegar desde el “como imagen” al “como semejanza”,
conducirlo a la zéosis, que es realmente la terapia del hombre o mejor dicho, revela la terapia del
hombre.

Los Padres comparando el sacerdocio con muchas otras obras, lo consideran el mayor, porque las demás
autoridades ayudan al hombre a resolver las cosas terrenales, en cambio el sacerdocio conduce a la
zéosis. Por eso el “Sacerdocio es superior al reinado terrenal, puesto que se ocupa de las cosas y
realidades divinas y el reinado terrenal se ocupa de las cosas terrenales”, (14. Isidoro Pilusiotis, t 1 pág.
222).
Ciertamente hemos recalcado que el sacerdocio de los pastores es principalmente sacerdocio de Cristo.
Los sacerdotes llevan esta Jaris encima de ellos y por eso tienen también el vigor de perdonar y sanar los
pecados de las personas.

Hasta aquí estas pocas palabras sobre el valor del sacerdocio puesto que no es nuestro propósito de
recalcar aquí el gran valor de este trabajo.

Llamamiento y ordenación de los Apóstoles.

El Señor llama a los adecuados para esta obra y les entrega Su sacerdocio. Así los primeros obispos son
los Apóstoles. El Señor les llamó al axioma apostólico y les tenía tres años a Su lado, a continuación les
entregó el Santísimo Espíritu para que puedan perdonar los pecados y les mandó a predicar en todas las
naciones y guiar a todos los hombres. Les hizo pescadores y predicadores del Evangelio. Esta elección y
misión es la que les hizo Apóstoles. No tenemos testificación en la Santa Escritura si el Señor utilizó un
oficio especial para la transmisión del servicio sacerdotal a los Apóstoles. Pero podemos observar que
“el Señor siendo Él el fundador de los misterios no estaba obliga o comprometido por estos, sino que
podía producir cualquier resultado por una simple expresión de Su voluntad”. (15. P. Trempelas.
Dogmática, t3, pág. 293). De todos modos el hecho del llamamiento de los doce Apóstoles por Cristo,
Su aparición en ellos, el carisma de absolver los pecados y la venida del Paráclitos el día del Pentecostés,
les hizo pastores del laós-pueblo de Dios.

En concreto, tenemos el caso del Apóstol Pablo quien no era discípulo de Cristo mientras vivía Él. Pero
aquel también fue llamado al axioma apostólico. Él mismo se considera a sí mismo Apóstol (enviado) de
Jesús Cristo: “Pablo apóstol de Jesús Cristo por mandato de Dios, nuestro Salvador y del Señor Jesús
Cristo…” (1 Tim 1,1). Cierto que en otra parte escribe: “Sin embargo, pienso que en nada soy inferior de
los grandes apóstoles” (2Cor 11,5). En otro punto escribe: “Y doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor
quien me ha dado fortaleza y confianza poniéndome a este servicio…” (1 Tim 1,12). Tiene la certeza
que es testigo de la Resurrección de Cristo, porque ha visto al resucitado Cristo cuando viajaba hacia
Damasco. Por eso describiendo las apariciones de Cristo, se atreve a insistir “el último de todos, como
(un aborto) a uno que nace antes de tiempo, también se me apareció a mí” (1Cor 15,8). Se incluye a sí
mismo con los testigos de la Resurrección.

La aparición de Cristo al Apóstol Pablo y su llamada al axioma apostólico es ordenación en Apóstol.


Cristo dio también en él Su sacerdocio.
El profesor de universidad y padre Romanidis escribe: “En el Apóstol Pablo los Profetas de la parroquia
(1Cor 14,29) junto con los Apóstoles (1Cor15,5-8) son aquellos que llegaron a la zéosis, es decir, a la
expectación o avistamiento de Cristo, en la doxa-gloria increada de la Santa Trinidad. Esto recalca
claramente Pablo cuando escribe sobre el misterio de Cristo que “esta verdad era un misterio en otras
épocas y generaciones, y no se dio a conocer a los hombres tal como se reveló ahora por apocálipsis-
revelación en los santos apóstoles y en los Cristianos profetas mediante el Espíritu” (Ef 3,5). Dentro de
este marco se debe de interpretar el lema introductorio de la enumeración de los miembros del cuerpo de
Cristo “…si se glorifica un miembro gozan juntamente todos los miembros” (1Cor 12,26). Es decir, el
miembro glorificado es el que llegó a la zéosis (unión con Dios por la energía increada) y por Dios se ha
convertido profeta. Por eso en la enumeración de los miembros de Cristo, Pablo empieza con los
apóstoles y profetas al principio de la cumbre y acaba en los que tienen “géneros o variedades de
lenguas” (1Cor 12,28), que eran las variedades del culto noeró (espiritual de corazón) y lógico (Ef 5,19-
20). El que profetiza según Pablo es el que interpreta el Antiguo Testamento -porque el Nuevo aún no
existía- con base la experiencia de la oración noerá o de corazón que se llama “géneros o variedades de
lenguas”, en cambio el Profeta es el que ha llegado a la zéosis. Es exactamente el discernimiento
posterior patrístico entre teologizante y teólogo. Todos desde el Apóstol hasta el que profetiza y el que
interpreta tenían “género o variedad de lenguas”, es decir, los distintos cultos noerós (espirituales
humanos) del Espíritu Santo en el corazón y por ello son zeóklitos (dios-llamados) miembros del cuerpo
de Cristo y templos del Espíritu Santo. Se distinguen entre zeóklitos y particulares (1Cor 14,16), que son
los que aún no han recibido el carisma de la visita del Espíritu Santo orando incesantemente en sus
corazones y por consecuencia aún no se habían convertido en templos del Espíritu Santo. Se ve que
estaban bautizados por agua en absolución de los pecados pero no bautizados en Espíritu, es decir,
Crismados. Quizá el misterio de la crismación se hacía con la certeza de la llegada del Espíritu Santo del
que ora y por eso en latín se llama “confirmatio”.

De todos modos los deificados Apóstoles y Profetas, más los iluminados maestros, las potencias, los
carismas de terapias, percepciones, gobernaciones, variedades de lenguas o “varias oraciones de
corazón” (1Cor 12,28), se ve que constituían el clero crismado y el sacerdocio real tal como se ve en la
ceremonia de la Santa Mirra. Los particulares, tal como testifican los Padres, eran los laicos. Y “… así
puso Dios en la Iglesia” (1Cor 12,28) significa claramente la visita del Espíritu Santo con la zéosis de
apóstoles y profetas e iluminación del resto y no sólo con praxis ceremonial”, (16. Padre Romanidis:
Padres Romanos de la Iglesia, pág.27-28).
 

Condición básica para la ordenación.

Es cierto que los Apóstoles transmitieron esta santidad o sacerdocio de Cristo con un Misterio concreto,
el llamado Misterio del Sacerdocio y la Iglesia arregló las condiciones adecuadas a fin de tomar uno esta
gran Jaris y ejercer este supremo ministerio.

Una ordenación de este tipo es la de los diáconos en la primera Iglesia de Jerusalén. Después de elegir a
los siete diáconos, dice el libro de los Hechos, “los cuales presentaron ante los Apóstoles, quienes
orando les impusieron las manos” (He 6,6). Aquí tenemos colocación de las manos y oración. San
Crisóstomo analizando este versículo escribe que: “Porque no dice, el cómo, sino simplemente que se
han ordenado por la oración; Porque esto es la ordenación. La mano se pone sobre el hombre y el resto
todo lo hace Dios…” (17. P.G 60, 116).

Lo que sí se debe de señalar en este caso es que se escogieron de la multitud de los Cristianos de la
primera Iglesia. Disponían de algunos atributos. La cualidad básica era que tenían el Espíritu Santo.
Respecto a la elección de Esteban dicen los Hechos de los Apóstoles que “…eligieron a Esteben hombre
pleno de fe y Espíritu Santo…” (He 6,5). Así no recibió al momento de su ordenación el Espíritu Santo
sino que tenía la Jaris (energía increada) del Espíritu Santo.

San Crisóstomo interpretando, observa que tenía la Jaris increada del Santísimo Espíritu desde “el
baño”, desde el santo Bautismo. “No basta solamente esta Jaris sino que se necesita la jaris de
ordenación que se hizo como añadidura del Espíritu”  (18. P G 60,119). También observa que Esteban
recibió más Jaris que los demás diáconos a pesar de que la ordenación fue común (18. P G 60,119). Esta
Jaris de más que recibió del Santísimo Espíritu se debe a la mayor catarsis, limpieza del Esteban y la
existencia del Espíritu Santo en su interior.

Esto sin duda indica que, los aspirantes para recibir este gran ministerio del sacerdocio no esperan
simplemente recibir el Espíritu Santo el día de su ordenación, sino que antes deben de tener el Espíritu
Santo.

La Iglesia tiene mucho cuidado en este punto. Lo vemos también en las epístolas del Apóstol Pablo, las
llamadas pastorales. El gran Apóstol escribe a Timoteo: “recordándome la fe sin hipocresía que hay en
ti, la cual arraigó primero al corazón de tu abuela Loida y en tu madre Efniki, y estoy seguro que
también habita en tu corazón” (2Tim 1,5). Sabemos bien que la fe no es enseñanza abstracta, sino
“comprensión y visión de corazón”, es la vida del Espíritu Santo dentro en nuestra psique.

A su discípulo Timoteo al que ordenó el mismo como obispo escribe: “No descuides el divino carisma
que existe en tu interior y se te ha dado con la imposición de manos en tu cabeza por el cuerpo de los
presbíteros, después de la elección que se nos condujo por apocálipsis-revelación profética” (1Tim.
4,14). Y en otra parte escribe: “esta es la recomendación que te hago, hijo mío Timoteo, conforme a las
profecías hechas sobre ti anteriormente, apoyado en ellas libra el buen combate” (1Tim 1,18). San
Theofílaktos interpreta que. “El axioma del sacerdocio, la enseñanza y la protección del laós-pueblo, por
ser grande y alto, es necesario aquel que tiene intención de recibirlo que esté votado de Dios; la jaris
increada de este como también de los antiguos sacerdotes y Prelados se hacía por divinas profecías, es
decir, por el Espíritu Santo”, (20. San Nikódemo el Ayiorita: Interpretación a las Epístolas, tomo 3, pág.
95).

Se requiere mucha preparación y muchas condiciones sobre el ascenso de sacerdotes y obispos para este
gran axioma. El Apóstol Pablo incita “el que fuere irreprensible…” (Tito 1,6) que sea llamado para
hacer de presbítero y obispo. Por eso sugiere “que no sea neófitos o recién convertido” (1Tim 3,6). No
sea neófitos porque debe tener experiencia espiritual antes haber realizado el axioma real con el santo
Bautismo y se haya catarizado, sanado y purificado como veremos más abajo y después avanzar hacia la
ordenación.

San Juan el Crisóstomo desde luego escribe que debe tener más atención y fuerza espiritual que los
mismos ermitaños. Porque si los ermitaños, “que están liberados de todas las cosas de la ciudad y del
ágora con todo que conlleva esto”, no se sienten seguros, el sacerdote necesita mucha más fuerza y
violencia para ejercer su axioma de modo que pueda “salvarse de cualquier infección de la psique y
mantener sin prejuicio la belleza espiritual”. Por eso certifica que los sacerdotes que están en el mundo
necesitan más catarsis, limpieza, purificación que los monjes, (21. Idem antes p 118)

Este tema de protección de la pureza del sacerdocio nos ocuparemos en otro párrafo. Aquí queremos
recalcar más las cualidades que debe de tener el Cristiano para ordenarse sacerdote. Porque si el mismo
no se ha sanado ¿cómo podrá sanar los pacientes y enfermos espiritualmente?

La preparación para el sacerdocio es de las tesis dominantes en las obras del San Simeón el Nuevo
Teólogo. El que no se ha desprendido del mundo y no se ha hecho digno de recibir el Santo Espíritu, tal
como los divinos Apóstoles, el que no ha pasado por la catarsis y la iluminación y no se ha hecho digno
“de la zeoría de la inefable luz, que no acepte sacerdocio y protección de psiques, ni siquiera lo
atreva” (22. S C 196, 294-296).

La misma enseñanza se encuentra también en San Theógnostos. Dice que el sacerdote “si no se ha
crismado por el Espíritu Santo para ser mediador entre Dios y los hombres que no se atreva arriesgarse a
celebrar la divina y santísima ceremonia”, (23. Filocalía t2, v.14), dando a entender la Divina Efjaristía.

Cuando se aproximaba la ordenación, los Padres se iban al desierto a las montañas, tal como vemos en la
vida y enseñanza de san Gregorio el Teólogo. Escribiendo en su obra “confesional de la ida al Ponto” y
justificando este acto, dice que uno no puede encargarse de pastorear el rebaño lógico, si antes el mismo
“no se ha convertido en templo del Dios vivo y teniendo como habitáculo a Cristo en espíritu”, si no ha
superado en “obra y zeoría” todas las nominaciones y fuerzas de Cristo, si no ha aprendido la “sabiduría
de Dios que está escondida en el misterio”, y si es un niño aún “alimentándose de leche”, (24. Obras de
San Gregorio el Teólogo, tomo 1, pág.192-194).

Es cierto que los Santos Padres no ignoran la realidad de que muchos se ordenan sin tener realmente
estos atributos, sin antes haberse catartizado purificado y terapiado. Por eso muchas ordenaciones “no se
hacen por la divina Jaris increada, sino por estudios humanos”, (25. San Crisóstomo: Sobre el
sacerdocio, pág.150). Es conocida la frase de San Crisóstomo que Dios no ordena a todos pero energiza
y opera por todos, (26. P G 62,610).

Los tres grados del sacerdocio o santidad.

Del estudio de las fuentes y principalmente por el estudio de las obras patrísticas, se ve claramente que
los grados de santidad o sacerdocio, diácono, presbítero y obispo conectan estrechamente con los tres
grados básicos de la vida espiritual que es catarsis, iluminación y zéosis o glorificación. Esto indica que
cuando más se van sanando, más suben en la escalera sacerdotal de la divina Jaris y bendición. Por lo
menos así lo enseñan los Padres. Es necesario que desarrollemos más este punto hablando sobre la Jaris
terapéutica del sacerdocio.

Hemos recalcado en otro capítulo anterior que la vida se divide en tres estadios que son: la catarsis, la
iluminación y la zéosis. Esta división la encontramos en muchos Padres, pero en cada uno tiene
nombres distintos. Por ejemplo: San Nikitas Stizatos dice que tres son las clases de los hombres que
progresan en las ascensiones perfeccionadoras, “la catártica o purificadora, la iluminadora y la mística
que es la perfeccionadora”. La catártica purificadora es de los principiantes, la iluminadora de los
medianos y la mística de los perfeccionados. Subiendo mediante estas tres clases o estadios, el Ortodoxo
Cristiano crece en la edad de Cristo. La energía catártica es la fusión de la carne, la huida de cada
pecado que excita el pazos, el arrepentimiento, las lágrimas etc. La iluminadora que es la primera apázia
(sin pazos), su cualidad es la gnosis de los seres, la contemplación de los logos (causas) de la creación y
la participación del Espíritu Santo. Su trabajo es “la catarsis del nus… la apocálipsis-revelación en el
corazón de los ojos noerós (espirituales)… y la apocálipsis-revelación de los misterios de la Realeza
increada de los Cielos”. Y “el estadio o la clase mística y perfeccionadora” mistagoyiza (instruye
místicamente) “los apócrifos misterios de Dios, le completa por “la participación consubstancial del
Espíritu” y le demuestra como “Teólogo sabio, instrumento de la gran Iglesia”, (27. Filocalía tomo 3
pág. 335-337), etc.

El hombre viviendo dentro en la Iglesia y ayudado por la divina Jaris (energía


increada) catartiza purifica primero la parte pasional de la psique y a continuación se ilumina el nus y
asciende a la teología mística que es la bienaventurada zéosis o glorificación.

Estos tres estadios en la teología de san Máximo el Confesor se expresan como “filosofía práctica” que
es la catarsis (positiva y negativa), “zeoría natural” (iluminación del nus) y “teología mística” (zéosis).
Los santos Padres de la Iglesia separados de todas las existencias creadas se elevan a la zeoría de Dios y
la zeoría llega al elevadísimo grado “en la epistimi ciencia mística o instrucción mística”, la cual se
llama “gnosis inolvidable (e increada)”, (29. Artemio Rantosavlievits: El misterio de la sanación y
salvación según san Máximo el Confesor, pag.175).

Así los santos Padres viviendo la zeoría expectación, visión espiritual de Dios, son verdaderos Teólogos
o más bien la verdadera teología porque la teología emana de toda sus existencias.

Teólogo fue el Gran Moisés, el cual según san Máximo el Confesor, mientras hizo su tienda de campaña
fuera del atavío, “es decir, desarrollando su opinión, razón y su diania (mente, intelecto) fuera de las
cosas visibles, empezó a venerar y rezar a Dios”. Teólogos se convirtieron también los tres Alumnos
destacados encima del Monte Tabor que fueron dignos de ver la increada Luz de la deidad de los tres
soles. Teólogo también fue el gran Pablo, el cual subió hasta el tercer cielo y explica san Máximo que
los tres cielos corresponden a los tres grados de la elevación mística del hombre, es decir, la filosofía
práctica, la zeoría natural y la instrucción mística o trascendental. (29. Artemio Rantosavlievits: El
misterio de la sanación y salvación según san Máximo el Confesor, pág.171-172).
Se ha hecho esta presentación de la enseñanza patrística para así avanzar en las correlaciones hacia el
tema que nos ocupa en este capítulo. El mismo Padre (San Máximo) conecta los tres estadios de la vida
espiritual con los tres del sacerdocio. Escribe: “Aquel que prepara su nus hacia las luchas sagradas y
expulsa de sí mismo los apasionados loyismí, es correspondiente a diácono. Aquel que ilumina su nus
con la gnosis de los seres (existencias) y hace desaparecer la falsa gnosis es correspondiente a presbítero.
Y aquel que perfecciona su nus ungiéndole con mirra santa de la gnosis y la veneración a la Santa
Trinidad es correspondiente a obispo, (30. Filocalía t.2, v.21).

En vez de otra interpretación expondremos la que hace san Nicodemo el Aghiorita, puesto que esta es la
base de la Iglesia, que un santo interpreta a otro santo y mediante los santos se expresa la experiencia de
la Iglesia. Escribe pues, san Nicodemo: “El teoforo (portador de la luz de Dios) Máximo, quiere que el
diácono haga lo mismo, o sea, que catartice limpie, sane y purifique a los demás de los pazos y de los
malos loyismí mediante la ética; el Sacerdote que ilumine a los demás mediante los logos de
la zeoría natural de los seres (existencias); y el Obispo que perfeccione a los demás mediante los logos
de la teología… que el obispo no debe ser solamente filósofo ético y natural, es decir, contemplativo
(zeoriticós) sino también teólogo, siendo superior del diácono y del Presbítero”. (31. San Nicodemo el
Ayiorita: Manual de consejos, pág.154).

Se debe de apuntar que la conexión de los tres grados del sacerdocio con los tres grados o estadios de a
vida espiritual, está referida en los escritos de san Dionisio el Areopagita en los que se ve la tradición de
la Iglesia. Y si se considera que estos escritos presentan el orden de la Iglesia de los primeros siglos, se
ve claramente que estos tres estadios de la vida espiritual corresponden a los tres grados del sacerdocio.
Quiero ocuparme de este tema para que se vea esta conexión.

Es conocido que en el capítulo “Sobre Jerarquía eclesiástica” de san Dionisio el Areopagita, se describen
los tres estadios de la vida espiritual llamados: catarsis, iluminación y perfeccionamiento o zéosis. El
perfeccionamiento equivale a la zéosis. Así se llaman: “el primer orden de los jerarcas se dice
perfeccionador y ceremonial, el segundo el de los sacerdotes iluminador y portador de luz y el tercero el
de los diáconos catártico purificador y discernidor”, (32. P G 3, 506-508). La obra de los Clérigos es
ceremonial, pero paralelamente santificadora y perfeccionadora, puesto que los misterios amplían y
hacen crecer espiritualmente al hombre. Es decir, los cultos divinos no se hacen típicamente, sino
que catartizan sanan, purifican, iluminan y perfeccionan (deifican) al hombre.

Así el trabajo de los diáconos, de los presbíteros y de los jerarcas conecta con la maduración espiritual
de los Cristianos Ortodoxos. En concreto: Durante el oficio del santo Bautismo, tal como expone san
Dionisio el Areopagita, creemos que expresa el orden de los primeros siglos de la Iglesia, los diáconos
liberan de la ropa a la persona que se lleva al Bautismo y esto manifiesta su lugar dentro en la Iglesia que
es catártico sanador y purificador, los sacerdotes crisman el cuerpo del hombre y esto manifiesta que su
lugar dentro en la Iglesia es iluminador y los obispos perfeccionan a los hombres con el bautismo y esto
indica que su lugar dentro en la Iglesia es perfeccionador, (33. PG 3, 396 par 6 y 7). La orden jerárquica
divina que perfecciona a los Cristianos Ortodoxos es aquella que contiene plena y exclusivamente las
praxis e instruye interpretativamente las ciencias de los sagrados misterios y enseña las correspondientes
sagradas costumbres y fuerzas. La orden de los sacerdotes instruye a los instruidos a las divinas visiones,
expectaciones o contemplaciones, pero aquellos que desean la ciencia de las aplicaciones divinas que
han visto, los envía al jerarca. Esto significa que el sacerdote con la bendición del obispo ilumina a los
Cristianos, pero manda al obispo aquellos que desean el perfeccionamiento, porque es el más adecuado
para este trabajo. Y la orden de los diáconos, antes de que se conduzcan hacia los sacerdotes,
“catartiza purifica a los aspirantes, convirtiéndoles puros y preparados para la celebración de la divina
comunión”, (34. P G 3, 505-506 pár 6-7).

Es muy importante, según san Dionisio el Areopagita, que los jerarcas no sólo perfeccionen sino que
iluminan, catarticen sanen y purifican al laós pueblo, los sacerdotes además de que iluminan conocen
también catartizar sanar y purificar, en cambio los diáconos sólo conocen catartizar limpiar y purificar.
Es imposible que los inferiores salten hacer trabajos superiores, (35. P G 3, 505-508, 7). Entonces, el
trabajo de cada orden dentro en la Iglesia es estricto. Cada orden tiene su propia ciencia y gnosis de la
vida espiritual. Creo que se debe de poner un versículo característico del santo que resume toda esta
enseñanza sobre el trabajo de las tres órdenes. “La decoración de los oficiantes con su primera fuerza
mediante los oficios purifica a los no instruidos. Con la mediana, la instrucción iluminante. Y la última y
extrema de las fuerzas divino-jerárquicas acaba a los partícipes de la divina luz a la gnosis perfecta de
los resplandecimientos que han recibido”, (36. P G 3, 504 párr. 3)

Estudiando toda la enseñanza de san Dionisio el Areopagita, podemos resumir que cada orden de la
santidad o sacerdocio tiene su análoga vida espiritual. Catarsis, iluminación y perfeccionamiento (zéosis,
glorificación) se conectan estrechamente con los tres grados del sacerdocio, es decir, diácono, sacerdote
y obispo correspondientemente. Así el diácono puesto que tiene el trabajo de catartizar limpiar y
purificar los pazos del laós del Señor, entonces condición indispensable para ordenarse es que se
encuentre en el estadio de la catarsis, es decir, vivir la filosofía práctica. El presbítero puesto que su
trabajo es iluminar a los demás, para ordenarse de acuerdo con las enseñanzas de los Padres, debe de
encontrarse en el estadio de iluminación de su nus que es un grado de zeoría, es decir, tener incesante
memoria de Dios mediante la oración noerá o del corazón y contemplar los logos (causas) de los seres en
toda la creación y la Santa Escritura. El obispo puesto que su principal trabajo es perfeccionar al laós
mediante los logos de la teología, debe de estar viviendo la teología mística y la comunión con Dios.
Que se encuentre en el baile de los Profetas que tienen relación estrecha con Dios, se ungen de las
divinas e instruyen místicamente el logos de la verdad al laós.

La manera por la cual se ordenan el diácono, el presbítero y el obispo, muestra también el estado
espiritual del receptor de las energías increadas y el trabajo de cada orden. No se ordenan
independientemente de su estado espiritual, ¿porque como pueden ayudar al laós si no tienen experiencia
espiritual del oficio que tratan de ejercer? (37. P G 3, 509-516 y 504-505).

Especialmente el obispo que transmite la Jaris (energía increada) a los Cristianos para que se conviertan
en verdaderos diáconos y sacerdotes, está “movido por Dios en todas las aplicaciones jerárquicas divinas
y santificantes”, (38. P G 3, 512 pár.5). El mismo Moisés sobre todo no condujo ni a su hermano Aarón
“en el perfeccionamiento jerárquico,” “hasta que no fue inducido por Dios y como oficiante el mismo
Dios, aplicó y ofició la divina jerarquización y el perfeccionamiento de ella”, (39. P G 3, 512 pár.5).

Por eso especialmente el obispo, según san Dionisio el Areopagita que expresa la tradición de la Iglesia,
es el científico de la vida espiritual, el visionario de Dios, el que adquirió experiencia personal de la
zéosis. Por eso “lo primero y último de la divina orden de los jerarcas es el de las divinas visiones”, (40.
P G 3, 505 pár. 5). El jerarca es el fruto de la zéosis, es decir, el mismo, por la Jaris increada, consiguió
la zéosis y ayuda al Cristiano al camino para su zéosis por la Jaris. “Y que cada jerarca según su esencia,
analogía y orden, el mismo puede instruirse en los divinos misterios y deificarse y también transmitir a
los subordinados la zéosis que se realiza en él por Dios, según el merecimiento de cada uno” (41. PG 3,
372 pár. 2). Aquel que llama a uno jerarca, expresa “un hombre deificado, santo y científico, al cual está
perfeccionada toda la gnosis divina jerárquica y se le reconoce claramente toda su jerarquía”, (42. PG 3,
37 pár. 3) Así el jerarca como fruto de la catarsis y la iluminación es el divinizado hombre el cual ha
llegado al perfeccionamiento (zéosis) y entonces está dirigido personalmente por Dios. Este es la “boca
de la verdad” y el que está sentado “en tipo y lugar” de Cristo.

No podemos evitar la tentación de presentar un versículo característico de san Dionisio el Areopagita de


acuerdo con el cual los rayos divinizadores pasan a los más zeómorfos (los de forma divina, deificados),
los cuales como transparentes son adecuados para la transmisión y participación de la Luz. Los que ven
a Dios tienen el trabajo de mostrar a los sacerdotes “abundantemente y en simetría… las divinas visiones
que se manifestaron en ellos”. También en iniciar en los principios divinos es trabajo de los que se han
iniciado místicamente y bien todos los misterios de su jerarquía y con perfecta gnosis y ciencia
adquirieron la fuerza de instrucción”, (44. P G 3, 504-505 pár.4). Esto significa que sólo después del
perfeccionamiento personal uno puede ascender en lugar superior y esto lo tiene el deificado portador de
Dios, el que ha conocido por experiencia a Dios.

Estas eran las verdaderas cualidades de los cristianos para que ascendiesen a la santidad o sacerdocio.
Debían de pasar estos tres estadios para asegurarse y certificarse si se han terapiado y pueden sanar al
laós del Señor. De estos exactamente se ve que el obispo, el presbítero y el diácono no son sólo personas
litúrgicas destinadas a celebrar los Misterios, sino que son médicos espirituales que ayudan al laós hacer
su catarsis, purificarse, a divinizarse y progresar hacia la comunión y unión con Dios. También san
Simeón el Nuevo Teólogo escribe que puede avanzar el hombre a oficiar “en corazón puro con la
conciencia limpia y con la Santa e inmaculada Trinidad” si ha visto a Cristo y recibió el Espíritu y si ha
subido al Padre mediante estos dos”, (45. S C 174, 98-100).

De esta manera la entrada en el sacerdocio es claramente llamada de Dios. Y esta llamada exactamente
no es en un sentido abstracto, porque el aspirante está llamado por Dios a servir el pueblo del Señor, sino
que es certeza por su propia metamorfosis (transformación) que puede pastorear al laós y por supuesto
pastoreo del laós es principalmente terapia del laós. Porque sin terapia no puede el hombre llegar a Dios,
ver a Dios y con esta visión convertirse luz que le ilumina y no fuego que le estará quemando. “Y si
estás llamado, has entrado en la Jaris sobrenatural de la divina santidad o sacerdocio…” (46. San
Theógnostos, Filocalía t.2º, c-51). Si el hombre no siente esta llamada superior, es decir, si no se ha
sanado, entonces “el yugo es pesado, porque está basado más allá de su fuerza” (47. San Theógnostos
Filocalía t.2º, c-52).

Repetidas veces se habla sobre la parádosis (entrega y tradición divina) y la sucesión apostólica,


además, se sobreentiende que esto era sucesión de ordenaciones. Cierto es que uno no puede negar
también esta realidad. Pero al mismo tiempo no puede dudar el hecho que la sucesión apostólica no era
simplemente una serie de ordenaciones, sino parádosis tradición de toda la vida de la Iglesia. Los
Apóstoles y después los Padres no transmitían solamente la Jaris de la santidad o sacerdocio, sino que
transmitían a Cristo y toda la vida de Cristo. Parían o generaban. Por eso el obispo tenía y tiene el
carisma de la verdad. El profesor y padre Romanidis observa que: “El cimiento de la parádosis y
sucesión apostólica no era la imposición de manos, sino esta transmisión acompañada de generación en
generación de la parádosis de la terapia, de la iluminación y de la zéosis. El Sínodo parroquial y el
provincial se organizaron para la unidad de los verdaderos terapeutas, para la exclusión del clero a los
curanderos o matasanos, pseudo-profetas que simulaban tener carismas y la protección del rebaño de los
curanderos, matasanos herejes. La parte más importante era la elección yel  examen del candidato” (48.
Padres Romanos de la Iglesia, pág. 28-29). VER  http://www.logosortodoxo.com/teologia-
ortodoxa/santa-tradicion-de-la-una-santa-iglesia-catolica-apostolica-ortodoxa/

Esta era la base de la Iglesia. Principalmente para la elección de obispo había un principio básico, el que
se escogiera de las órdenes monásticas, porque el monaquismo es escuela médica de donde pueden salir
los científicos médicos capaces de sanar las enfermedades de los hombres.

El obispo de Doklía Kálistos Wear escribe que uno de los 20 principales monasterios del Santo Monte
Athos (quizás se sobreentiende la Mellísti o Gran Laura), solamente este ha dado 26 Patriarcas y 146
Obispos. Esto da una idea de la importancia de la Santa Montaña en la Iglesia Ortodoxa” (49. Periódico:
Testificación Ortodoxa, nº 15 septiembre 1985, pág 12).

También san Nicodemo el Aghiorita al preámbulo de su libro “Consejos espirituales” presentando esta
santa parádosi y costumbre de la Iglesia, escribe: “¡Ay, qué siglos de oro y dichosos durante los cuales
gobernaba en la Santa Iglesia de Cristo una excelente y bella costumbre, el que se eligiesen de la
humilde legión de los Monjes, todos aquellos que tratarían después de subir a los tronos superiores del
sacerdocio y ocuparse del cuidado de psiques, (excepto pocos casos que de laicos han subido en la
presidencia del laós)! También este tipo de costumbre eclesiástica se cita en los escritos del sínodo en la
Santa Sofía, donde el obispo de Cesaria y el de Calcedonia dijeron al observador del papa Juan, esto: En
Oriente si uno no es monje no se hace obispo o patriarca” (50. San Nicodemo el Aghiorita. Consejos
espirituales, pág.15).

Ciertamente que en toda la historia de la Iglesia, las cosas no fueron tan de color de rosas. Hubo casos
que esta verdad se perdía y entonces el laós se encontraba a la oscuridad de la ignorancia. No conocían
que existe terapia y cómo se hacía, no existían hombres para enseñar la forma de la terapia. Ya en el
siglo cuarto, Isidoro el Pilusiotis presenta la diferencia de los antiguos pastores. Escribe que los pastores
de entonces morían por sus ovejas, ahora ellos mismos matan las ovejas. A continuación escribe
característicamente: “Antiguamente los virtuosos y prudentes se ordenaban sacerdotes y obispos, pero
ahora se hacen y ofician los avariciosos. Entonces los virtuosos evitaban a ordenarse sintiendo la
grandeza del poder, pero ahora se ordenan los que corren en tomar los axiomas con hedonismos,
placeres. Entonces los ordenados por su libre voluntad eran insolventes (materialmente liberados,
desapegados, pobres), pero ahora están los que quieren ganar mucho dinero por su codicia. Entonces se
ordenaban los que tenía delante de sus ojos el divino juicio, pero ahora se ordenan los que ni siquiera en
su cabeza pasa esto. Entonces se ordenaban los que sufrían por los demás, pero ahora se ordenan los que
están preparados a hacer sufrir y atormentar a los demás. No es necesario decir muchas palabras, creo
que el axioma ha recaído y de santidad se ha convertido en tiranía. Se ha convertido de humildad en
orgullo, de ayuno en hedonismo, de economía en despilfarro; Porque de cuidadores buenos para el
pueblo caen al despotismo, porque no pretenden gobernar como cuidadores del pueblo, sino abusan del
poder, (51. San Nicodemo el Aghiorita: Interpretación  en las Epístolas 3º t, Pág.112-113).

El Profesor y Padre Romanidis que ha tratado de este tema sobre la pérdida de esta Tradición Ortodoxa
escribe: “Pero con el paso del tiempo no se encontraban siempre y en todas partes deificados e
iluminados para le elección y ordenación de obispos y sacerdotes. Y si existían no los querrían los
electores. Muchas veces se preferían los simples buenos y éticos pero sin que tengan adquirida la
instrucción terapéutica de iluminación y zéosis. Es decir, aparecen obispos que en la época anterior
serían simples laicos, puesto que no tenían el Espíritu Santo orando sin cesar dentro de sus corazones.
Así explica las cosas San Simeón el Nuevo Teólogo.

San Simeón el Nuevo Teólogo provocó una revolución sobre esta situación que he descrito, con el
resultado de devolver en el centro de la Ortodoxia la misión terapéutica de la Iglesia y tomar la Jerarquía
otra vez el hisijasmo Patrístico, tal como prevé san Dionisio el Areopagita. Por el mando del Hisijasmo
patrístico la Iglesia y la etnia helénica sobrevivieron después de la disolución del Imperio, porque la
instrucción terapéutica que hemos descrito ha dado la fortaleza para aguantar los duros años de dominio
Árabe, Franco y Turco…

Como deificados y terapeutas, es decir, los profetas, eran como equipos de médicos del hospital, donde
entre ellos uno se elegía como presidente sin que esto significara algún tipo de desigualdad. Lo mismo
ocurrió con los Apóstoles entre los cuales Pedro era el primero aunque en las asambleas de los Apóstoles
en Jerusalén primer presidente fue Santiago como obispo de la Iglesia local.

Cuando ya aparecen parroquias sin deificados o deificado, es decir, los profetas según el Apóstol Pablo,
entonces la Iglesia afrontó el problema si era correcto que se ordenasen como obispos sin haber sido
deificados, sino que estuviesen sobre todo en estado de iluminación. Frente a esta falta, la Iglesia prefirió
ordenar presbíteros como supervisores de las asambleas parroquiales. Así adquirieron los obispos
responsabilidad de inspector frente a los interventores presbíteros, como médicos de centros de salud con
cabecera los enfermeros. Puesto que el sínodo no encontraba bastantes médicos para inspeccionar en
todos los centros médicos, designó enfermeros a los presbíteros. El de llamar médico al enfermero, es
decir, obispo al no deificado, estaría fuera de la realidad y conduciría a la disolución de la obra
terapéutica de la Iglesia.

Pero con el paso del tiempo aparecen obispos y presbíteros que ni siquiera estaban iluminados. Así se
provocó la revolución de San Simeón el Nuevo Teólogo y la ocupación de las jerarquías por los
hisijastas, principalmente desde la época de san Gregorio Palamás.

La salvación de la instrucción terapéutica hasta la época post-apostólica, hasta la aparición de la


Frangosini (de los Francos), de la Zarista (de los Zares) y de la Neohelénica Ortodoxía, esta
concentración y tradición apostólica se ha realizado al monaquismo. Es decir, el método de la
instrucción terapéutica de iluminación y zéosis se traspasó de la parroquia mundana, donde se había
debilitado, a las parroquias monásticas. Simultáneamente la Metrópolis y los obispados se convirtieron
en monasterios. Por eso la Santa Sofía por la tradición laica se llamaba también Mega Monasterio. El
monaquismo se hizo como una clase de escuela médica, donde estudiaban la terapéutica apostólica los
candidatos a obispos. Paralelamente el trabajo de cada parroquia mundana era de imitar la parroquia
monástica a medida de lo posible. Esto, porque la iluminación y la zéosis eran indispensables para la
terapia de todos los hombres, puesto que todos tienen obscurecidos sus nus. Desde el aspecto dogmático
no hay ninguna diferencia entre parroquia mundana y monástica en lo que respecta a los misterios y la
necesidad de terapia. La diferencia consiste en la cantidad y calidad del éxito de la terapia” (52. Padre
Juan Romanidis: Padres Romanos, pág.29-31).

 
2. “Reanimar el carisma”

Se ha mostrado hasta ahora que el sacerdocio es un gran carisma que se da en aquellos que se han
sanado de los pazos y se ponen al lugar del médico para la terapia de los pazos del laós-pueblo.

Pero el médico necesita una continua renovación, de otra forma no puede sanar con los nuevos métodos
las enfermedades humanas. La misma cosa, por decirlo de una forma, ocurre también con los sacerdotes.
Se necesita atención vigilante y gran lucha para que mantengan este carisma de sacerdocio. El sacerdote
trae en su interior el sacerdocio de Cristo y debe mantenerlo sin mancha. Esto tiene un significado
profundo.

Hay sacerdotes que se han catartizado sanado y purificado, entonces pueden celebrar y oficiar los
Misterios con la Jaris increada de Dios. Exteriormente tienen libre sacerdocio porque no tienen ninguna
amonestación de la Iglesia. Pero el sacerdocio de ellos no tiene fuerza porque lo han manchado con sus
vidas. Pueden santificar los regalos, pero los mismos no pueden santificarse de ellos, tal como dice san
Nicolás Kavásilas.

¿Dónde se ve esta debilidad espiritual? Principalmente se ve en que no pueden sanar y no conocen hacer
terapia. Pero el que uno celebre los Misterios es de la Jaris de Dios que se da por el Misterio del
sacerdocio. Pero sanar las enfermedades de los hombres es de la Jaris de Dios que se da en aquel hombre
que valoriza la Jaris del Bautismo y valoriza el carisma real. Así se explica porque muchos sacerdotes no
conocen y no pueden sanar los pazos de los hombres, porque no conocen el método que deben aplicar.
No tienen idea que es el corazón y el nus, como se captura el nus y como se mortifica, se narcotiza el
corazón. Muchas veces consideran que estas enseñanzas están referidas sólo para los monjes. Así
separan la enseñanza de Cristo y de los Padres en monacal y mundana. Pero este tipo de distinción no
existe en la enseñanza de nuestra Iglesia Ortodoxa. A continuación nos gustaría exponer el tema de la
enseñanza de la Iglesia por los Santos Apóstoles y los Padres sobre el tema de que el sacerdote tiene que
valorizar el carisma del sacerdocio, reanimar el carisma que recibió durante el Misterio del sacerdocio,
porque de otra manera no puede sanar las enfermedades espirituales de los hombres.

Atributos básicos de los terapeutas – sacerdotes

El Apóstol Pablo a su alumno Timoteo: “No descuides el carisma que has recibido…” (1Tim 4,14). Esta
exhortación es análoga de la que hacía a los Cristianos: “Siendo, pues, colaboradores, os exhortamos a
no recibir en vano la Jaris de Dios” (2Cor 6,1) y la confirmación del mismo Apóstol “…la jaris de Dios
que ha nacido en mi no ha resultado vana…” (1Cor 15,10). Al Apóstol Pablo también pide a Timoteo:
“Por eso te recomiendo que reanimes la Jaris de Dios, que te fue conferida por mi por la imposición de
mis manos” (2Tim 1,6).

En las llamadas epístolas pastorales, el Apóstol Pablo a menudo se refiere a este tema. El obispo y
generalmente todo clérigo, debe con su lucha guardar el carisma del sacerdocio y trabajar dignamente a
Dios y a los hombres y guardar el depósito

De la cantidad de versículos que existen, nos gustaría poner algunos característicos: “… ejercítate hacia
la piedad”  (1Tim 4,7). “…serás buen discípulo de Cristo Jesús alimentándote tu espíritu con los logos
de la fe y la buena enseñanza que has seguido” (1Tim 4,6). “…debes ser, más bien, ejemplo para los
creyentes, en el modo de hablar, en el comportamiento, en el amor, en la fe, en la honestidad” (1Tim
4,12). Ruega a Timoteo mantener el mandamiento “…inmaculado, sin mancha y sin reproche hasta la
manifestación de nuestro Señor Jesús Cristo” (1Tim 6,14). Le incita a que guarde la parádosis-tradición,
transmisión: “Guarda este preciado depósito con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en nosotros”
(2Tim 1,14). Esta conservación de la tradición se debe de hacer con el Espíritu Santo que habita al
interior de Timoteo. Le incita a tener nipsis, es decir, atención y cuidado estando en vela continua, para
corresponder a la gran llamada de Dios: “Pero tú estate siempre en nipsis, soporta con paciencia los
sufrimientos, haz trabajo de Evangelista, desempeña y cumple bien con tu trabajo que te ha sido dado
por la Iglesia” (2Tim 4,5).

En la enseñanza patrística se refieren todos los atributos esenciales que deben adornar al sacerdote para
poder corresponder a su gran obra y alta llamada. A continuación intentaremos hacer una elección de la
enseñanza patrística, principalmente de san Juan el Crisóstomo y de san Theógnostos. La instrucción de
estos dos padres expresa la enseñanza de la Santa Iglesia Ortodoxa.

Según san Theógnostos, el sacerdote no debe de informarse sólo de las tradiciones humanas sino tener a
su interior, mística y secretamente la Jaris de Dios, (53. Filocalía t.2º, v.18). El axioma y la vestimenta
de la psique es brillante, si el sacerdote por su catarsis brilla también al interior de su psique, (54.
Filocalía t.2º, v.56). Por eso el sacerdote debe de guardar este divino regalo “como la pupila de su ojo” y
mantener el honor inmaculado, (55. Filocalía, t.2º, v.50).

Estas cosas revelan que se exige gran nipsis y sobriedad de parte del sacerdote y ésta nipsis requiere
mucho dolor. La Divina Liturgia se debe de celebrar por el sacerdote, primero para él mismo
“esforzándose y vigilando su nipsis y sobriedad”, (56. Filocalía t.2ª, v.60).

También San Juan el Crisóstomo insiste en esta continua conservación de la santificadora Jaris
sacerdotal (energía increada). Dice que el sacerdote debe de ser sobrio y perspicaz “estando con muchos
ojos viendo en todas partes”, (57. San Juan Crisóstomo: Sobre sacerdocio). Ser semejante a los de
múltiples ojos de los Querubín, adorando puramente al Señor de las potencias. Debe de estar vallado por
todas partes “con estudio perseverante y continua vigilancia de la  nipsis y de la sobriedad de su vida”
para no lesionarse, (58. Mismo pág 110-112). Según el divino Crisóstomo, tal como el fuego necesita
leña así también “la jaris necesita de la buena gana para que esté siempre reanimada”. De nosotros
depende si se apaga o se enciende este carisma. El carisma de la “protección de la Iglesia” se apaga “por
la acedia, desgana, negligencia, desánimo y pesadez” y se despierta por “por la nipsis y atención”, (59. P
G 62, 603).
La nipsis es indispensable para mantenerse uno mismo catartizado purificado y así permanecer en la
jaris y bendición sacerdotal. La respetuosa santidad o sacerdocio según san Theógnostos: “Requiere
orden angélico y catarsis, a continuación más precaución y prudencia que antes”, (60. Filocalía, t.2º,
v.49). Debe el santificado en el sacerdocio, según San Crisóstomo, estar tan purificado como si estuviese
entre fuerzas celestes, (61. Mismo antes, pág.84). La psique del sacerdote, según el mismo Padre, debe
de ser más limpia que los rayos “para que el Espíritu divino no le abandone nunca desierto”, (62. Idem,
pág.200).

La metania es otro atributo indispensable para el sacerdote. Blanquearse como la nieve por “ríos de
lágrimas” y a continuación con conciencia purificada, tocar “el santo de los santos o altar de los
altares”, (63. San Theógnostos, Filocalía t.2, v.18).

La pureza, claridad del sacerdote debe de brillar e irradiar a los Cristianos. El sacerdote se debe
de catarizar purificar de los pazos “especialmente el de la lujuria y del resentimiento, tampoco tener la
fina fantasía”, (64. Idem, v.17). Muchos Padres insisten en que estos dos pazos, lujuria y resentimiento
deben de encontrarse lejos del sacerdote, porque de otra manera no energiza, no opera la Jaris de Dios
para la terapia de sus enfermos hijos espirituales. Entonces, tal como hemos dicho, el sacerdocio padece,
sufre. A sí mismo se debe de tener “puesto en la mortificación de los pazos y las hedonés placeres
carnales” (65. Idem, v.13). Además, según el Abad Dorotheo “sacro es todo lo que está dedicado al
sacrificio de Dios, supón como la oveja, la ternera o cualquier otra cosa parecida”, (66. Filocalía pág.
590). Debe de estar íntegramente dedicado y ofrecido a Dios.

El Evangelio que describe el camino del luchador Cristiano para llegar a la comunión de Dios, debe de
aplicarse primero de su diácono, es decir, el ordenado. La ascética de la Iglesia que describimos en este
libro debe de ser conocida por los pastores de la Iglesia. Cuando decimos que debe ser conocida, no
entendemos que se debe saber por leer libros, es decir, que sea conocida intelectualmente, sino que sea
su vivencia y experiencia. Porque lo que pasa dentro del corazón, esto es lo que ayuda a los fieles
Cristianos. Uno ofrece su sangre para que se alimente el otro. Se trocea, se sacia y llena a los hombres.

Pero más allá de la catarsis y de la metania, de la nipsis y de la atención, el ordenado debe estar pleno de
todas las jaris del Espíritu Santo, de todas las virtudes. La virtud básica es la santa humildad que según
san Isaac el Sirio, es prenda de la deidad, puesto que Cristo para sanar y salvar al hombre se humilló a sí
mismo, tal como dice Apóstol Pablo. Además, la divina Efjaristía que oficia el sacerdote, nos indica esta
humildad de Cristo. Con la divina Efjaristía tenemos la posibilidad de introducirnos en la santa humildad
y de adquirir la moral, conducta y costumbre de espíritu de sacrificio. Por eso, con la celebración de la
divina Liturgia no buscamos simplemente que se convierta el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de
Cristo, sino adquirir la conducta y ética de Cristo y esto es la humildad. Buscamos en introducirnos
dentro en el espíritu de la divina Efjaristía que es la kénosis, vaciamiento.

Dentro de esta perspectiva san Theógnostos pide: “Hazte humilde como el cordero al matadero,
creyendo de verdad que todos los demás son superiores a ti”  (67. Filocalía t.2º, v.70). Sobre todo el
mismo Padre sugiere que: “Conoces de qué altura y en qué fondo cayó el Lucifer por la soberbia. Esto
que no te pase a ti, imaginándote grandes cosas sobre ti, sino que te consideres como tierra y ceniza (Gén
18,27), basura y llorar continuamente…”, (68. Filocalía t.2, v.16). El servicio divino debe de estar
pasando “por miedo, temor” y de esta manera hacer con rectitud el logos ortodoxo de la verdad,
elaborando su sanación y salvación, (69. Idem pag 265 v.53). Pero los santos Padres conocen también la
realidad existente. Tampoco ignoran la existencia de muchos sacerdotes indignos que sin disponer de
estas cualidades esenciales se atreven a diaconizar los Santos Misterios. El sacerdocio, según san Juan el
Crisóstomo, no cubre los pazos del hombre sino que los evidencia y los revela. Tal como el fuego prueba
las materias metálicas, “así también tortura las psiques de los hombres del clero. Y si es iracundo, con
poca fe, ambicioso, vanaglorioso, arrogante o cualquier otra cosa, rápidamente se revelan todos sus
defectos y le desnudan. No sólo le desnudan sino que se hacen más fuertes y peores”, (70. San Juan el
Crisóstomo, idem antes pag 216)

San Juan el Sinaita comenta casos que ha visto yérontas santos que los demonios se estaban burlando de
ellos, (71. San Juan el Sinaita: Escalera, logos  14 v.7).

Los Padres no dudan en manifestarnos hasta el castigo de los sacerdotes inmerecidos, éstos que vienen a
este gran ministerio sin la adecuada prueba, preparación y vida. Eso porque en vez de sanar a las psiques
del rebaño, las escandalizan y las enferman.

San Isidoro el Pilusiotis escribe: “No juguemos con las cosas divinas”, (72. San Nicodemo el Aghiorita:
Interpretación a las Epístolas t3, pag 113).

San Juan el Crisóstomo dice que, esta misma santidad nos acusará si no la ejercemos correctamente, (73.
Idem antes pag 98)

Según San Theógnostos, el sacerdote incorregible quien voluntariamente no se aparta de la divina


celebración cae “en  manos y en la ira implacable del Dios vivo…”, (74. Filocalía t2 v.54 Salva la
información de que a “muchos que oficiaban indignamente les apresó la muerte repentina y les entregó
en los justos castigos de allí”, (75. Idem v.20).
Tiene en cuenta dos ejemplos de sacerdotes indignos con resultados distintos. Uno exteriormente parecía
justo en los hombres y a pesar de eso, era “interiormente lascivo, lujurioso y sucio” y mientras decía el
himno querúbico “ninguno axios-digno” “inmediatamente apareció muerto”, (76. Idem v.21). Otro
sacerdote había caído al pazos de la lujuria y por eso enfermó de una enfermedad terrible e incurable.
Aunque utilizó todos los medios no se sanaba sino que empeoraba.  Cuando volvió en sí mismo y tomó
contacto consciente que está muriendo, porque celebra la divina Liturgia indignamente, enseguida con
juramento paró de oficiarla más. Enseguida se sanó de manera que no le había quedado ni una señal de
su enfermedad, (77. Idem v.55)

Hemos insistido un poco en este punto, aunque parezca que estábamos fuera del tema que nos ocupa,
porque queríamos principalmente recalcar que el sacerdocio es una diaconía pastoral al pueblo. El
sacerdote y el obispo tienen este gran honor de servir al laós-pueblo. Servicio al pueblo principalmente
es la terapia. Además, la Iglesia no existe simplemente para hacer obra social y servir las necesidades
sociales de los hombres, sino conducirles a la sanación y salvación de la psique. Este trabajo necesita
muchas cualidades. Es necesario que dentro del sacerdote habite la jaris, energía increada de Dios. No
debe simplemente celebrar los Misterios sino que se santifique por ellos de manera que el santificado,
santifique con su existencia a los hombres. Este trabajo es altísimo, por eso san Crisóstomo pronuncia:
“No creo que existen muchos entre los curas que se van a salvar, sino que la mayoría de estos perderán
sus psiques; y la causa es que para salvarse se necesita tener una psique y corazón grande, (78. P G 0,
39)

 
3. La santidad espiritual

Ya hemos descrito el pensamiento de que el sacerdote ejecuta doble trabajo. Uno es la celebración de los
divinos Misterios y el otro, la terapia de los hombres de manera que vengan dignamente a tomar parte de
los inmaculados Misterios. También hemos apuntado que existen muchos sacerdotes que exteriormente
tiene impecable el sacerdocio, pero esencialmente han manchado la santidad, y esto se ve por el hecho
que no pueden sanar. Celebran los Misterios y se santifican los regalos a través de ellos, pero no pueden
sanar a los hombres y salvar sus propias psiques.

Por otro lado, existen laicos y monjes que no tienen el sacerdocio de misterios, pero pueden sanar a los
hombres porque tienen santidad espiritual. Exactamente en este punto queremos insistir un poco.
Con el santo Bautismo ortodoxamente y el intento de cumplir los mandamientos de Cristo, todos los
Cristianos vestimos a Cristo y de esta manera participamos del axioma Real, Profético y Sacerdotal de
Cristo.

En los textos del Nuevo Testamento se salva esta enseñanza. San Juan el Evangelista en su Apocalipsis
1, 5-6  escribe: “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, [5 Y de Jesús Cristo que
es el testigo y mártir absoluto y ha resucitado primero de los muertos y se hizo el inicio de la
resurrección de todos los fieles para la nueva vida. Él es el eterno Soberano y Señor de todos los reyes
de la tierra. Él que nos ama, y nos lavó y nos sanó de nuestros pecados con su sangre por su sacrificio
cruciforme,] 6 y nos ha dado a conocer su propia realeza (increada) espiritual y nos hizo reyes y
sacerdotes para Dios, su Padre…” (Apoc. 1, 5-6). El Apóstol Pedro dice: “Vosotros sois linaje escogido,
sacerdocio real, pueblo de su propiedad…” (1Ped 2,9). Y Apóstol Pablo a los Cristianos de Roma
escribe: “Hermanos os ruego, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como
sacrificio vivo, consagrado y agradable a Dios que debe ser vuestro culto lógico” (Rom 12,1).

Esta enseñanza la encontramos también en muchos Padres, es decir, cada persona es sacerdote de Cristo
en el sentido que hemos determinado anteriormente y desarrollaremos más abajo. San Juan el
Crisóstomo hablando sobre Abraham, le presenta también como sacerdote, ¿porque donde hay fuego,
altar y cuchillo “qué dudas sobre la santidad?” El sacrificio de Abraham era doble. Ofreció su hijo
unigénito y la oveja “sobre todo, más que nada su propia opinión”. Con la sangre de la oveja santificó su
mano derecha y con el sacrificio de su hijo (que ya había decidido hacer) santificó su psique. “Así se
ordenó en sacerdote con sangre del unigénito y sacrificio de oveja”. Exactamente después de esto san
Crisóstomo incita a sus oyentes que: “Así también tú hazte rey, sacerdote y profeta mientras has recibido
el Santo Bautismo. Te convertirás en rey, si tiras abajo todas las malas astutas praxis y si matas los
pecados; y te convertirás en sacerdote, si antes te has ofrecido a ti mismo a Dios, y si mientras has
sacrificado el cuerpo y te has matado a ti mismo”, (79. Idem 61, 417).

Todos los creyentes bautizados al nombre de la Santa Trinidad y viviendo según la voluntad del Santo
Dios Trinitario, son sacerdotes y tienen santidad espiritual. Preferimos el término santidad o sacerdocio
espiritual en vez de otros como el sacerdocio general o laico, porque pueden esta santidad tenerla los
clérigos y los laicos y aún no la tienen todos los bautizados, sino los que se han convertido en habitáculo,
residencia del Santo Dios Trinitario. La santidad espiritual la tienen aquellos fieles que tienen la oración
noerá o del corazón y principalmente aquellos que han llegado a tal grado de Jaris de manera que oran
por todo el mundo. Este es el oficio espiritual por el universo. Las oraciones de estos hombres que se
sacrifican por todos, aguantan el universo y sanan a los hombres. Porque con la oración se convierten en
exorcistas, echan los demonios que dominan las sociedades humanas. Esto es la gran obra de los
incesantes orantes por todo el mundo.

San Gregorio el Sinaita ha escrito sobre esta santidad espiritual que es a la vez el pedestal esencial del
sacerdocio mistiríaco. Porque tal como hemos escrito, aquellos fieles que se sanaban y adquirían la
oración noerá o del corazón se elegían también para tomar la especial Jaris de Santidad o Sacerdocio.
Según san Gregorio la oración del corazón es “oficio místico del nus”. Escribe característicamente:
“principio de la oración del corazón o noerá es la energía, es decir, la fuerza catártica, purificadora del
espíritu y el oficio místico del nus”, (80. Filocalía, t 4, v.111”. Aquel que adquiere el carisma de la
oración del corazón o noerá, siente la energía de la Jaris en su interior, la cual se convierte purificadora,
iluminadora y mística. Esto es la santidad o sacerdocio interior y la divina Liturgia interior.

Los que llegan a este estado son sacerdotes. Altar es el corazón que se energiza y opera por el Espíritu
sin loyismí. Como dice el mismo Santo: “Altar verdadero –además, antes de la vida futura- es el corazón
que se ha liberado de los loyismí y recibe la energía del Espíritu. Porque todo allí se celebra y se dice
espiritualmente”, (81. Filocalía t4, v. 7).

En este versículo del santo Padre se nos presta la ocasión de decir que la santidad espiritual es aquella
que pasará al otro siglo, a la Realeza increada de los Cielos. Recalcamos la verdad de que la santidad
mistiríaca o sacramental es para el laós-pueblo, para servir las necesidades del laós, en cambio la
santidad espiritual es aquella que continuará funcionando al Altar celeste en la vida futura. Los que
tienen esta santidad espiritual constituyen “el verdadero sacerdocio” que empieza desde aquí hacia la
vivencia futura. Dentro en este sacerdocio puede haber de todas las categorías de personas, naturalmente
también las mujeres. Por eso que no tiene gran importancia para la Tradición Ortodoxa que las mujeres
no pueden recibir el sacerdocio mistiríaco, sacramental pero tienen la posibilidad de convertirse y
hacerse el “verdadero sacerdocio”.

En otra parte el Mismo san Gregorio el Sinaita es muy claro: “Durante la renovación por el bautismo, se
crisman en verdaderos sacerdotes y reyes, como tipo, tal como los antiguos”. Los sacerdotes del Antiguo
Testamento  eran “tipos, modelos… de nuestra verdad” y a pesar de eso “nuestra realeza y altar” no es
“de la misma manera y especie”, (82. Filocalía idem antes v.133)

Cuando el nus del hombre se descubra y cuando se libere de su prisión y reciba la energía del Santísimo
Espíritu, se convierte y se hace “altar espiritual”, entonces dentro en el altar de su psique oficia
místicamente y participa como en noviazgo del cordero de Dios. Come, a este altar espiritual, el cordero
de Dios dentro en el altar espiritual de su psique y a la vez se convierte como el cordero. Así entendemos
bien que cuando en nuestro interior energiza y opera la oración del corazón, entonces se hace una divina
Liturgia incesante que alimenta toda nuestra existencia. Escribe san Gregorio el Sinaita: “La noerá
energía del nus es el oficio divino espiritual. Como nuncio antes del futuro goce que supera toda
comprensión, este oficio divino se celebra por el nus quien sacrifica místicamente el Cordero de Dios al
altar de la psique y participa en él. El que uno coma el Cordero de Dios en el altar espiritual de la psique,
no es sólo que Le entienda o que participe en Él, sino que se haga semejante a Él en la futura vida.
Porque aquí gozamos de los logos de los misterios, pero las cosas y realidades de los misterios tenemos
esperanza que vamos a disfrutarlas allí”, (83. Idem v.112)

También el mismo santo escribe que la Realeza increada de los Cielos parece como tienda hecha de Dios
“tal como aquella de la ley Mosáica o de Moisés  y tendrá dos separaciones o tiendas durante el siglo
futuro. En la primera entrarán los que son sacerdotes de la Jaris increada. En la segunda que es espiritual,
entrarán sólo los que han llegado al gnofos (luz que supera toda luz) de la teología y han funcionado
tríadicamente –con nus, logos y espíritu- como perfectos oficiantes, teniendo como oficiante delante de
la Trinidad al primer Jerarca Jesús, en la tienda que ha montado el mismo Cristo donde entraban y
recibían más ricamente Sus esplendores”, (84. Idem antes v.43)

Entonces los que han conseguido el carisma de la teología, tal como hemos desarrollado antes, es decir,
los que después de la zeoría natural entraron al divino gnofos (Luz que transciende toda luz), estos son
sacerdotes de Dios y constituyen esto que es el verdadero sacerdocio espiritual y pueden sanar a los
enfermos.

San Nikitas Stizatos enseña que si algún sacerdote, diácono o monje participa de la divina Jaris con
todas las condiciones que describen los santos Padres, “éste es obispo verdadero”, aunque no se ha
oficiado u ordenado por los hombres como obispo y sacerdote. Al contrario el que no está iniciado en
esta vida espiritual es “falso-obispo aunque a pesar de la ordenación que ha hecho, es arrogante y
orgulloso por el axioma, poniendo por encima de todos a sí mismo y enorgulleciéndose frente a los
demás, (85. Georgios Manchzaridis: Obras Palámicas, pág.279-280).

Quizá puede que no se escuche bien esta frase que nos hemos referido, el que los que constituyen el
sacerdocio espiritual pueden sanar enfermos. Pero la enseñanza de San Simeón el Nuevo teólogo en este
punto es muy apocalíptica (reveladora).
Creemos que san Simeón desarrolló esta enseñanza, primero, para recalcar que el Misterio de santidad
no transmite mágicamente el poder de absolución o perdón de los pecados a los hombres, si el hombre
no tiene la santidad espiritual interior. Segundo, para presentar la situación desastrosa que se encontraba
el clero de su época. Tercero, para subrayar el valor de la santidad espiritual que es la oración del
corazón y la zeoría de Dios que desgraciadamente entonces como hoy se deja de lado. Y cuarto es
porque él mismo tenía experiencia personal del tema en el aspecto que su Yérontas que no se había
ordenado por el prelado, tenía la jaris del Espíritu Santo y la potencialidad de perdonar a los pecados. A
pesar de eso su Yérontas, san Simeón el Devoto, no dejaba de lado el Misterio del Sacerdocio.

Cuando decimos absolución de los pecados, se debe de entender principalmente como terapia de los
pazos. Así vemos claramente hoy que los monjes que están jaritificados o poseídos de la jaris, sin tener
la santidad mistiríaca o sacramental nos sanan. Siendo realmente perspicaces, perciben y se dan cuenta
del problema que nos tortura y nos dan fármacos y maneras de terapia y así nos sanamos de lo que nos
pasaba interiormente. La existencia de estos santos hombres es el consuelo del laós-pueblo.

 
4. La búsqueda de terapeutas.

Ahora venimos a la cuarta unidad de este capítulo que es la búsqueda de los terapeutas. Después de
concienciar la enfermedad espiritual como también el gran valor de los sacerdotes-terapeutas debemos
de buscarlos para liberarnos de las úlceras de nuestra psique. Realmente hace falta mucha lucha para que
se encuentren estos verdaderos conductores del laós que son los médicos de nuestros cuerpos y psiques,
puesto que muchas enfermedades somáticas, físicas se deben a las espirituales.

San Gregorio Palamás en “el Evangelio del Nuevo Domingo” sugiere que: Cada cristiano después de la
Iglesia durante el domingo, pida con diligencia alguien que esté imitando a los Apóstoles, los cuales se
encontraban dentro en el desván después de la Crucifixión de Cristo y “permanece más tiempo encerrado
anhelando comunicarse con el Señor en hisijía con oración y psalmodía o de cualquier otra actirud”. Que
se acerque, pues, en la casa de aquel con fe “como si entrase en un lugar celeste que en su interior tiene
la fuerza deificadora o divinizadora del Espíritu” y se acerque al inclino permaneciendo junto a él y le
pregunte “sobre Dios y las realidades divinas” aprendiendo con humildad e invocando su oración.
Entonces, dice el Santo, conozco bien que vendrá en él invisiblemente Cristo “y ofrecerá la paz dentro
en la parte lógica de su psique, aumentará la fe y dará más fuerza al apoyo y esfuerzo y a su tiempo le
clasificará junto con sus escogidos en la realeza increada de los cielos, (89. San Gregorio Palamás, tomo
9º, pág.512-514).
Es necesaria la búsqueda de este tipo de padre espiritual. En este punto es digno de ver lo que dice san
Simeón el Nuevo Teólogo. Que ruegues, dice, a Dios que te indique a un hombre “el adecuado para tu
instrucción”, al que tú debes hacer obediencia. Debemos de hacer obediencia a este que nos ha indicado
Dios secretamente o se nos ha mostrado mediante otro y “respetarle como al mismo Cristo”, (90. S C
104, pág.334).

Al padre espiritual que está sin pazos y nos lo ha indicado Dios a nosotros, debemos de tener la misma
confianza y agapi (amor incondicional) que tiene el enfermo a su médico, esperando de él su sanación y
terapia. Más bien tenemos que tener más agapi, cuando se tiene en cuenta la diferencia entre psique y
cuerpo. En el pnevmaticós-guía espiritual se encuentra el Mismo Cristo. Es la boca de Dios.

A continuación san Simeón adapta la actitud de los Apóstoles hacia Cristo con la actitud que debemos de
tener nosotros con el padre espiritual, porque así vendrá la terapia de nuestra psique. Tal como los
Apóstoles han seguido a Cristo, así debemos hacer también nosotros. Cuando deshonran y desprecian al
pnevmaticós no debemos de abandonarle.

Es muy característico que al padre espiritual, al terapeuta le pone en el lugar de Cristo.

San Simeón utiliza también un modo de oración con la cual debemos orar para encontrar guía espiritual
adecuado que nos ofrecerá la sanación espiritual.

“Señor, que no quieres la muerte del pecador y quieres que vuelva a vivir, Tu que has bajado para esta
causa sobre la tierra, para resucitar a los que están muertos por el pecado y ellos quieren verte a Ti, que
eres la luz verdadera, a la medida que es posible para el hombre ver esta luz, mándame un hombre
espiritual que te conoce bien, para que le sirva y obedezca como si fueras Tú. Y cuando me haya
sometido con todas mis fuerzas a él y mientras haciendo la voluntad tuya, haciendo obediencia a éste
yérontas, agradecerte a Ti el único Dios y yo el pecador hacerme digno de convertirme en miembro de tu
Realeza increada, (92. S C 129, 186-188).

Si el Cristiano ora de esta manera, entonces Dios le manifestará a este guía espiritual para que se cuide
de las enfermedades y de las heridas de su psique.

Cierto es que uno no puede obviar que este tipo de terapeutas como en la época de san Simeón como hoy
también es difícil de encontrar. “Porque hoy es raro y difícil encontrar pastores que pastoreen bien y
“psicoterapien”, sanen psiques lógicas”, (93. idem pag 104, 346).
En resumidas cuentas se debe de decir que es necesario que busquemos y pidamos este tipo de médicos
científicos, terapeutas y aún hasta enfermeros para que nos psicoterapiemos, sanemos espiritualmente.
No existe otra manera de terapia. Dios es el verdadero terapeuta, “psiquiatra” nuestro, pero también los
amigos de Cristo, los santos en los cuales habita el Mismo Dios Trinitario. Amín… sigue el capítulo 3 el
más importante

Traducción  Χρῆστος Χρυσούλας (Jristos Jrisulas) 1-9-2020  www.logosortodoxo.com 

Ortodoxa Psicoterapia III Instrucción terapéutica


patrística
Psicoterapia Ortodoxa
por Jristos

Ortodoxa Psicoterapia III


Instrucción terapéutica patrística

Ierotheo Vlajos, Metropolita de Nafpaktos-Lepanto

3.1 La psique

Qué es la psique

Enfermedad y necrosis de la psique

Terapia de la psique

3.2 Relación entre psique, nus, corazón y diania (mente, intelecto o lógica).

Nus y psique

Nus y Corazón

Nus y diania (mente, intelecto, cerebro)

Nus y atención

 
3.3  Sobre nus, corazón y loyismí

a) Nus νους

La vida natural del nus

La enfermedad del nus

Terapia del nus

b) Corazón καρδιά

Qué es corazón

Calificaciones del corazón

Enfermedad del corazón

Terapia del corazón

c) Lógica y loyismí

I La lógica

II Loyismí

Qué son los loyismí.

La causa de los loyismí.

Los resultados de los loyismí.

La terapia y sanación de los loyismí.

Se sugiere leer primero el MINILÉXICO: http://www.logosortodoxo.com/minilexico/

(Libro aceptado y aprobado oficialmente por la SANTA IGLESIA CATÓLICA APOSTÓLICA


ORTODOXA, traducido en más de 15 idiomas hasta en Chino y se enseña por muchas Universidades
del mundo sobre todo en los ramos de Psiquiatria y Psicología…)

CAPÍTULO  III
Ortodoxa Psicoterapia

3.1 La psique

Qué es la psique

Enfermedad y necrosis de la psique

Terapia de la psique

Desarrollando el tema de la psicoterapia ortodoxa, debemos ver en este capítulo, primero qué es la
psique y cómo se sana; segundo cuál es la relación entre el “como imagen”, psique, nus, corazón
y diania (mente, intelecto o cerebro; y tercero cómo se sana el nus, el corazón y la diania (los loyismí).
Estos temas yo creo que son muy interesantes e imprescindibles para la gnosis de la catarsis interior y la
terapia de la psique, pero también para la obtención de este divino trabajo.

 
1. La Psique

Qué es la psique

La palabra psique “es de las más difíciles en la Biblia y en las escrituras cristianas”1. (Cristos Yanarás,
abecedario de la fe). La psique en la Santa Escritura y en la escritura patrística es polisémica. Manifiesta
muchas cosas. Tal como apunta el profesor Cristos Yanarás: «Los 70 traductores del Antiguo
Testamento tradujeron en helénico con la palabra psique la hebrea “nephech” que es un término de
múltiples significados. Psique se llama cada ente vivo, cada animal, pero por regla general en la
Escritura se trata del hombre; expresa la manera por la que es manifestada la vida en el hombre. No se
refiere sólo a una parte de la existencia humana -la espiritual en antítesis de la material-, sino que
significa el hombre entero como viva hipóstasis (base substancial o subsistencial) unitaria. La psique no
habita simplemente al cuerpo, sino que es expresada con el cuerpo, y que éste también, igual que el
corazón, corresponde a nuestro yo, de la manera o modo que realizamos la vida. Psique es un hombre, es
alguien…»2. «La psique no es la causa de la vida, sino principalmente la portadora de la vida»3.

Psique es la vida que existe en cada creación, como las plantas y los animales, es también la vida que
existe en el hombre y es también cada hombre que tiene vida, y psique también es la vida expresada a
través del elemento espiritual de nuestra existencia, es este mismo elemento espiritual de nuestra
existencia. La psique, como es un término de múltiples significados, por eso en muchos puntos las cosas
no están clarificadas.

A continuación intentaremos dar algunas extensiones del término psique desde los textos del Nuevo
Testamento y de los Santos Padres de la Iglesia.

La psique como vida es utilizada por el Señor y los Santos Apóstoles.  El Ángel del Señor dijo a José el
protector de la Santísima Zeotokos: “Levántate y recoge al niño y a su madre y camina hacia la tierra de
Israel porque han muerto los que piden la psique del niño” (Mt 2,20). El Señor describiéndose a Sí
Mismo como Buen Pastor, dice: “Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor expone su psique por las
ovejas…” (Jn 10,11). También el Apóstol Pablo escribiendo para Priscila y Akila dice: “…los cuales
expusieron su cabeza por mi psique” (Rom 16,4). Y en estos tres casos el término expresa la vida.

La psique es utilizada, como hemos dicho antes, para expresar el elemento espiritual de nuestra
existencia. Nos referiremos algunos  versículos hagiográficos para sostener este aspecto. El Señor dijo a
sus discípulos: “No temáis a los que matan el cuerpo porque la psique no pueden matarla; temed más
bien a Dios que puede mandar al infierno la psique y el cuerpo” (Mt 10,28). Los hombres no pueden
asesinar la psique, en cambio el diablo puede hacerlo, en el sentido de que la psique si no tiene el
Espíritu Santo está muerta. El Diablo es espíritu muerto (espiritualmente), porque no participa de Dios y
transmite la mortificación (espiritual) también a aquellos que se conectan y se unen con él. Es entidad
viva, pero no existe según Dios. El Señor en la parábola del rico insensato presenta a Dios diciéndole al
rico: “rico insensato, esta noche te reclamarán tu psique; ¿todo esto que has acumulado para quién será?”
(Lc 12,20). (La exclamación “te reclamarán” en plural, se refiere a los demonios que rodean la psique
durante la salida de su cuerpo y su muerte física, según los Padres).

La diferencia entre la psique, como elemento espiritual de la existencia del hombre, que es por
naturaleza mortal, pero por la Jaris (gracia, energía increada) inmortal, y de la vida se ve también por
una otra enseñanza de Cristo: “Porque todo el que quiera salvar su psique, la perderá; y todo el que
pierda su psique por causa de mí, la hallará” (Mt 16,25). En un caso con el término “psique” el Señor da
a entender el elemento espiritual de nuestra existencia y en el otro caso significa la vida. El Apóstol
Pablo desea a los Tesalonicenses: “Que el Dios de la paz os santifique plenamente y todo vuestro ser,
espíritu, psique y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesús Cristo” (1 Tes
5, 23). Aquí no se trata de la llamada composición tríadica del hombre, sino que con el término espíritu
da a entender la Jaris increada de Dios que recibe la psique, el carisma. En todo caso aquí lo que
queremos identificar es el discernimiento entre psique y cuerpo. Además, el Evangelista Juan es su libro
del Apocalipsis escribe: “… vi debajo del altar las psiques de los que habían degollado por causa del
logos de Dios y habían mantenido el testimonio del cordero (Cristo)” (Ap 6,9). El cuerpo fue degollado,
pero la psique se encuentra cerca de Dios y desde luego conversa con el Dios, como se refiere a
continuación el Evangelista.

Aún la palabra psique es utilizada para expresar al hombre entero. El Apóstol Pablo sugiere. “Toda
psique que se someta a las autoridades que están en el poder…” (Rom 13,1).

Con este pequeño análisis creo que se hace claro lo trascendental que es el término psique dentro de la
Santa Escritura. Con este término se entiende también el hombre entero y el elemento espiritual de su
existencia y la vida que existe al hombre, a las plantas y a los animales, en todas aquellas que participan
de la vivificadora energía increada de Dios. San Gregorio Palamás hablando sobre la increada Luz, la
que nace en la psique teofora (portadora de la luz divina) “por el alojado Dios”, dice que esto es la
energía increada de Dios y no la esencia increada de Dios, y tal como se llama Luz la esencia, así se
llama Luz también la energía. Lo mismo sucede también con la psique. Psique se llama también la vida
espiritual y la biológica, pero sabemos bien que una cosa es la vida espiritual y otra la biológica: «tal
como por la psique se hace la vida en el cuerpo empsiquizado (animado, vivificado y contenido por la
psique), así llamamos psique también la misma vida, pero conocemos que la vida es algo distinto que la
psique que existe en nuestro interior y proporciona vida, así también en el interior de la psique teofora se
hace la luz increada por el residente Dios»4.

Hemos localizado este versículo del santo para que se vea que los Padres conocen bien que el término
psique es atribuido a la vez al elemento espiritual de nuestra existencia, como también en la misma vida
y, además, que hay gran diferencia entre la primera y la segunda. Esto lo veremos mejor más abajo,
cuando analicemos la diferencia entre la psique de los animales y la del hombre.

Intentando dar una definición de la psique en su sentido espiritual, como el elemento espiritual de
nuestra existencia, nos referiremos a San Juan el Damasceno el cual dice que la psique es viva, simple,
incorpórea, invisible por los ojos del cuerpo, lógica y noerá (espiritual humana), sin forma, mientras que
utiliza el cuerpo como instrumento que le da vida, independiente, voluntariosa y energética o dinámica,
es decir,  creada y alterable por su voluntad,

«La psique, pues, es usía-esencia o sustancia viva, simple. Incorpórea. Invisible por su fisis-natura a los
ojos físicos, lógica y noerá, sin forma y utiliza como órgano suyo el cuerpo y lo proporciona la vida, el
crecimiento y el nacimiento… es independiente, voluntaria y energética u operativa, alterable, (es decir,
se altera por su voluntad) porque es creada, ya que todas estas cosas las ha recibido naturalmente por la
jaris (energía increada) de su creador de la que tomó también sus ser por naturaleza»5.

La psique es creada por su Soberano simple y buena6 .

Casi la misma definición que San Juan el Damasceno dice San Gregorio de Niza quien precede del
primero: “La psique es sustancia creada, viva, espiritual, transmisora de la vida al cuerpo orgánico, es
sensible, intuitiva y sensitiva, mientras dura la vida en el cuerpo. La psique introduce la fuerza
vivificadora en el organismo somático o físico para la energía operativa de los sentidos”. Esto significa
que el cuerpo se mueve por la fuerza y energía de la psique7.

San Gregorio Palamás interpretando el versículo de San Pablo “se ha creado el primer hombre en psique
viva viviente” (1 Cor 15,45), dice que psique viva significa «siempre viva, inmortal y lógica; en efecto,
inmortal es lógica, y no sólo esto sino también plena de jaris; porque, así es la verdadera psique viva» 8.

Se dice que la psique es inmortal. Sabemos bien que este concepto de inmortalidad de la psique no es de
procedencia Cristiana, pero los Cristianos la aceptaron con algunas condiciones imprescindibles. El
profesor Ioanis Zisiulas escribe al respeto: “La idea de la inmortalidad de la psique, aunque no es de
procedencia cristiana, pasó en la tradición de nuestra Iglesia empapando también nuestra misma
himnografía. Nadie la puede negar, sin encontrarse fuera del clima del mismo culto de la Iglesia…

La Iglesia no aceptó esta idea Platónica sin condiciones y premisas. Estas condiciones contienen, entre
otras cosas, tres cosas fundamentales. Una es que las psiques no son eternas sino creadas. La otra es que
de ninguna manera se debe de identificar con el hombre, la psique del hombre no es el hombre. Una cosa
es la psique y otra el hombre, el cual es entidad psicosomática. Tercera, la más importante es que la
inmortalidad del hombre no se sostiene en la inmortalidad de la psique sino en la resurrección de Cristo
y en la futura resurrección de los cuerpos”9.

Hemos recalcado anteriormente que la psique del hombre por la Jaris increada es inmortal y no por
naturaleza y aún se debe de recalcar que en la Tradición Patrística Ortodoxa la inmortalidad del hombre
no es la vida de la psique más allá del sepulcro, sino la superación de la muerte con la energía increada
Jaris de Cristo. La vida en Cristo es aquella que hace al hombre inmortal, porque sin la vida en Cristo
existe la necrosis, puesto que la energía increada Jaris de Dios da vida en la psique.
Puesto que hemos dado algunos elementos que constituyen el término de la psique, debemos de avanzar
un poco en el tema de la creación de la psique. La psique es creada, puesto que fue formada por Dios.
Nuestra fuente básica es la apocálipsis (revelación) que ha sido dada a Moisés: “Y creó Dios al hombre
de polvo de tierra y sopló en su cara aliento de vida y se hizo en psique viva o viviente”(Gén 2,7). Este
versículo nos describe la creación de la psique del hombre. San Juan el Crisóstomo interpretando este
versículo, dice que es necesario para uno ver las cosas dichas con los ojos de la fe y lo que se dice “sea
dicho con mucha condescendencia y para nuestra enfermedad”10. Lo de «Dios ha creado y soplado no es
digno de decirlo sobre el Dios; pero para nosotros y para nuestra debilidad y enfermedad así las describe
estas cosas la santa Escritura, condescendiendo a nosotros de manera que siendo dignos de esta
condescendencia poder subir y alcanzar a aquella altura»10. La manera o modo por el que ha creado Dios
el cuerpo y lo hizo en psique viva, como describe la Divina Escritura, es condescendiente. Se describe
así para nuestra enfermedad.

San Juan el Damasceno escribe que lo que se dice sobre Dios, es simbólicamente a través del pazos-
pasión humano, pero tienen un significado más elevado, puesto que lo divino es simple y sin forma
definida. Y como la Escritura dice que el Dios sopló a la cara del hombre, veremos la interpretación,
sobre la boca de Dios, que hace san Juan el Damasceno: «Boca y habla significa esto que indica su
voluntad, ya que en nosotros con la boca y el habla son señalados los conceptos del corazón”»11. Cierto
es que una cosa es la boca y otra el soplo, pero lo cito como indicativo, puesto que existe una relación y
conexo.

Generalmente, tal como dice san Juan el Damasceno, todas las cosas que somáticamente o
corporalmente se han descrito sobre Dios, aparte de las cosas que se ha dicho sobre la encarnación del
Logos, “tienen algún concepto y significado escondido, puesto que mediante las cosas y realidades que
son válidas para el hombre, nos enseña las que están por encima de nosotros 12.

Por lo tanto, la psique igual que el cuerpo, es creación o formación de Dios.13.

San Juan el Crisóstomo, interpretando este soplo de Dios, dice que “este logos no sólo es plena
ignorancia, sino también es absurdo, está fuera de lugar”,  de que el soplo a Adán es la psique y que la
psique fue transmitida al cuerpo por la esencia de Dios. Si esto fuera verdadero, entonces la psique no
sería sabia en unos y en otros tonta e imprudente, ni en unos psique justa y en otros injusta. La esencia
de Dios no se divide, ni se altera sino que es inalterable. Por tanto, el soplo  de Dios fue energía increada
del divino Espíritu Santo”. Tal como Cristo dijo “tomad o recibid divino Espíritu” (que no es el Espíritu
Santo o Paráclitos Persona sino la jaris la energía increada), así también “el soplo divino oído
humanamente, es Espíritu divino y adorado”. Según el santo, la psique no es un trozo de Dios sino
energía del Espíritu Santo que ha creado y formado la psique, sin que Éste se haga psique. La psique es
producida por el Espíritu, pero no se hizo el Espíritu psique, sino que ha creado la psique. Porque el
Espíritu Santo como creador participa en la creación del cuerpo y de la psique. En efecto, de el Padre por
el Hijo en Espíritu Santo con la divina dinami potencia y energía increada crea la criatura” 14.

Un otro punto importante que sostienen los Padres es que no tenemos existencia del cuerpo sin la psique
ni existencia de la psique sin cuerpo. Inmediatamente cuando apenas Dios crea al cuerpo forma también
la psique. San Anastasio el Sinaita escribe: “porque la psique no es ni se crea antes que el cuerpo y
tampoco el cuerpo antes que la psique” 15. San Juan el Damasceno rechazando a Orígenes,
epigramáticamente sostiene que “a la vez con el soma (cuerpo) es creada también la psique no uno
primero y después el otro”16. La psique y el cuerpo son creados simultáneamente.

San Juan el Sinaíta: “La psique no se es creada antes que el cuerpo, ni el cuerpo antes que ella, sino los
dos a la vez17.

El hombre está creado como imagen de Dios. Cierto es que el “como imagen” no se refiere al cuerpo
sino principalmente a la psique. En el hombre, el “como imagen”, es más fuerte que el de los ángeles,
porque, tal como veremos, la psique del hombre vivifica el conjuntado cuerpo. Generalmente podemos
decir que la psique es “como imagen” de Dios. Y tal como Dios es trinitario, Nus, Logos y Espíritu así
también la psique del hombre tiene tres fuerzas nus, logos y espíritu18. En toda la naturaleza hay figuras,
formas o tipos figurativos de la Santa Trinidad19, pero principalmente esto se ve al hombre. El “como
imagen” del hombre es más fuerte que el “como imagen” de los ángeles.  San Gregorio Palamás
hablando sobre el Bautismo de Cristo en el río Jordán y explicando el por qué de las razones “del
formado y reformado hombre se manifiesta el misterio de la Santa Trinidad”, escribe que esto se hizo no
sólo porque el hombre es el único mistis (instructor de los misterios) y adorador terrenal de la Santa
Trinidad, sino también el único que es “como imagen” de ella. Los animales sensibles e insensatos
tienen sólo espíritu vivificador, y esto no subsiste de por sí mismos, y tampoco tienen nus y logos. Los
ángeles y arcángeles tienen nus y logos porque son noerós (espirituales) y lógicos, pero no tienen
espíritu vivificador porque no tienen soma (cuerpo) que sea vivificado por el espíritu. Así que, como el
hombre tiene nus, logos y espíritu vivificador, puesto que vivifica el conjuntado cuerpo, es el único
“como imagen-icona” de la trihipostasiada naturaleza (de tres bases subsistenciales o substanciales)20.

La misma enseñanza desarrolla san Gregorio Palamás en sus capítulos físicos y teológicos. Tal como el
Dios Trinitario es Nus, Logos y Espíritu lo mismo también el hombre. El espíritu que vivifica el cuerpo
es “el eros noerós (amor espiritual)” que tiene su existencia del nus y pertenece también al logos;  y está
en el nus y en el logos y contiene también a los dos 21. La naturaleza noerá y lógica de los ángeles
aunque tiene nus, logos y espíritu, a pesar de eso “no tienen este espíritu como vivificante”22. Tal como
hemos señalado anteriormente, el “como imagen” se refiere principalmente a la psique, pero como el
cuerpo se vivifica por el espíritu, por eso el “como imagen” del hombre es más vigoroso que el de los
ángeles.

San Gregorio ve la diferencia entre “como imagen” del hombre y de los ángeles desde un otro punto. Es
conocida su enseñanza que en Dios hay ουσία (usía, esencia, sustancia) y energía increadas, las cuales se
contraen y se juntan ente sí separadamente y se dividen o disciernen conjuntamente. Este es el misterio
de la indivisible división o discernimiento de esencia y energía. La esencia increada de Dios no es
participativa por el hombre, en cambio las energías increadas de Dios si son participativas. Y como el
hombre es como imagen de Dios, por eso en esta enseñanza sobre esencia y energía, la pasó también a la
psique. Así también la psique se divide o discierne inseparablemente en esencia y energía.
(Discernimiento clarísimo E=M.C2, quitando el C2  la velocidad de la luz tenemos energía igual a
esencia o sustancia, discernimiento sin división, moneda con dos caras).

El Santo comparando la psique de los animales con la de los hombres, dice que los animales tienen la
psique según y por energía y no como esencia. La psique de cada uno de los animales irracionales es la
vida del cuerpo que le empsiquiza (vivifica, anima). No tienen la vida como o por esencia sino como o
por energía, porque ella existe en relación con otro y no de sí misma. Por eso la psique de los animales
como solo tiene energía muere junto con el cuerpo. Al contrario la psique del hombre “no tiene solo
energía sino también esencia, como viva de sí misma”. Por eso cuando es disuelto el cuerpo ella no se
disuelve con éste, sino que permanece inmortal. “La psique lógica y noerá es compuesta, por su energía
que antes nos hemos referido, pero como se manifiesta sobre otra cosa (el cuerpo) no puede crear
composición; la composición se crea por la esencia de la psique con alguna de las cualidades opuestas
anteriormente referidas, es decir, de la virtud y de la maldad”23.

San Máximo el Confesor en su enseñanza cita que son tres, las dinamis fuerzas y energías de la psique:
1) la nutritiva 2) la fantasiosa, imaginativa y furiosa, impetuosa y 3) la logística y comprensiva. De la
fuerza nutritiva participan las plantas. De la nutritiva y la fantasiosa e furiosa participan los animales y
de la logística y comprensiva junto con las otras dos participan los hombres24. Esto indica el gran valor
del hombre en relación con los animales irracionales. También lo dicho anteriormente indica claramente
también la diferencia del hombre con los ángeles. Por eso el Cristo humanizado tomó cuerpo humano y
no forma de ángel, se hizo Θεάνθρωπος (Zeánzropos, Dios y hombre) y no Θεάγγελος (zeánguelos, Dios
y ángel).

De lo que se ha dicho, se nos da la capacidad de ver la división de la psique. No trataremos de


desarrollar el tema en su máxima extensión, sino que presentaremos las cosas imprescindibles y
necesarias que tienen relación sobre el tema de este estudio.

San Juan el Damasceno dice que la psique es lógica y noerá (espiritual humana). Ha dado Dios “la
psique lógica y noerá por su propio soplo”25. Es la enseñanza básica de los Santos Padres de que el nus y
la lógica son dos energías paralelas de la psique.

San Gregorio Palamás refiriéndose en que la psique es como imagen de la Santa Trinidad y escribiendo
que la Santa Trinidad es Nus, Logos y Espíritu, dice que la psique creada por Dios a Su imagen es noerá,
lógica y espiritual. Por eso debe guardar este orden, dedicándose enteramente a Dios; vaya viendo sólo a
Dios, adornándose con la continua memoria, la zeoría contemplación y la ardiente agapi hacia Él26.

La psique mediante los pazos y los pecados se va disgregando y esparciendo, por eso necesita estar
conjuntándose, unificándose y ofreciéndose a Dios. Esta unificación se consigue de muchas maneras,
principalmente con la aplicación de la enseñanza del logos de Cristo. Theolepto Metropolita de
Filadelfia principalmente recalca el valor de la oración. “Y la oración pura, genuina y lúcida adjuntada
con el nus, el logos y el espíritu, con el logos implora al divino nombre, con el nus aborda firmemente
sin ensueños o fantasías al suplicado Dios, en cambio con el espíritu atrae el regocijo, la humildad y la
agapi; y así alaba la sin principio ni fin Trinidad, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, el Dios uno27.
Con el logos mencionamos continuamente el nombre de Cristo, con el nus nos fijamos atentamente sin
ensueños o fantasías y con el espíritu nos sobrecogemos con devoción, humildad y agapi.

De esta manera se unen las tres fuerzas de la psique y se ofrecen a la Santa Trinidad. Así es conseguida
la terapia de la psique, que en otro punto emprenderemos un desarrollo mayor. La digresión de las
fuerzas de la psique supone enfermedad y la unificación terapia.

San Nikitas Srizatos divide la psique en tres partes, pero insiste principalmente en las dos, la parte lógica
o logística y la pasional. La parte lógica o lo logístico es invisible e inconexa con los sentidos, estando
como dentro y fuera de ellos. Diciendo logistico, creo que el santo da a entender el nus del hombre. Más
abajo haremos un discernimiento entre lógica y nus, pero aquí debemos de recalcar que el nus tiene
relación con Dios, en el nus se apocalipta-revela el Dios y la lógica como energía, formula, describe y
expresa las experiencias del nus. La parte pasional de la psique queda muy fragmentada en los sentidos y
en los pazos. Se llama pasional o padeciente “porque queda sujeto y partido en los pazos”28.

San Gregorio el Sinaíta analizando las fuerzas de la psique, describiendo lo que domina exactamente en
cada fuerza, dice que: en la lógica o logística se energizan y operan los loyismí, en la irascible (o
emocional) los pazos brutales, en la anhelante el apetito bestial y en la noerá las formaciones fantasiosas
o imaginarias y en el intelectual o mental los conceptos y significados.” 29.

El mismo Santo cita que: “Cuando Dios por Su inspiración vivificadora ha creado la psique como lógica
y noerá, no la hizo con deseo e ira bestial, sino que la puso la fuerza de deseo y a la vez el valor,
fortaleza para seducir, atraer amorosamente“ 30. Con la creación de la psique “no se ha co-creado con ella
la insensata ira y el paranoico deseo perverso” 31; estos vinieron como resultado del pecado.

No desarrollaremos más sobre la división de la psique porque lo relativo a ella está descrito en el
capítulo sobre los pazos. Aquí, hizo falta escribir algunas cosas para la división, porque se habla
especialmente sobre la psique.

De cualquier modo existe una relación y conexión de la psique respecto al cuerpo. ¿Pero qué es esta
relación y en qué grado existe? Es un tema que lo afrontaremos en este punto.

El hombre está constituido de cuerpo y psique. Cada elemento no constituye por sí sólo al hombre. San
Justino el filósofo y mártir dice que la psique por sí misma no es el hombre, sino que se dice: la psique
del hombre. Como también el cuerpo no se llama hombre sino el cuerpo del hombre. La unión de estos
dos se llama άνθρωπος ánzropos ser humano u hombre; y el Dios  ha llamado en vida y resurrección al
hombre, no una parte, sino el hombre entero con la psique y el cuerpo32.

La psique, tal como hemos dicho, se ha formado junto con el cuerpo. Y aún el embrión en la concepción
es empsiquitizado (se crea la psique). Junto con la concepción es creada y se desarrollada la psique, a
medida que crece el cuerpo también son manifestadas a la vez las energías de la psique 33.

Existe discernimiento claro entre la psique y el cuerpo “no es la psique soma (cuerpo físico) sino
incorpórea” 34. A pesar de esto no es posible encontrar, existir y llamarse el cuerpo o la psique inconexos
e independientes el uno con el otro. Porque la relación es inamovible 35.

Los antiguos filósofos creían que la psique se encuentra en una parte concreta del cuerpo y que el cuerpo
es la cárcel de la psique y su salvación es la liberación del cuerpo. Los santos Padres enseñan que la
psique está en todo el cuerpo. San Gregorio Palamás dice que los ángeles y la psique son entes,
existencias incorpóreas, “no están en un lugar y tampoco en todas partes”. La psique conteniendo el
cuerpo con el cual se ha constituido “está en todo el cuerpo, pero no como en un lugar, ni está como
contenida en este, sino que conjunta, contiene y vivifica el cuerpo, teniendo también esto, el “como
imagen de Dios” 36.

El mismo santo, teniendo en cuenta que existen hombres, son los helenizantes, los cuales colocan la
psique al cerebro como en una acrópolis (punto extremo de la ciudad) y otros, los Judaizantes, la ponen
en el interior del corazón como auténtico vehículo, dice que nosotros conocemos exactamente que lo
logístico o lógico se encuentra en el corazón no como en un envase, puesto que es incorpóreo ni fuera
del corazón, puesto que está conjuntado. El corazón del hombre es el órgano hegemónico según san
Gregorio, es el trono de la Jaris (gracia, energía increada). Allí se encuentra el nus y todos los loyismí de
la psique. El Santo insiste que esta enseñanza la hemos recibido del mismo Cristo, el Cual es el creador
del hombre. Recuerda el logos de Cristo: “No lo introducido de la boca ensucia al hombre; sino lo que
sale de la boca eso es lo que ensucia al hombre” (Mt 15,11), como también el logos del Señor “del
corazón salen reflexiones, malos pensamientos…” (Mt 15,19). El santo expone también el logos de san
Macario que “el corazón conduce hegemónicamente el órgano completo y la Jaris ocupa el corazón
entero, reinando en todos los loyismí y las partes; porque allí está el nus y todos los loyismí de la
psique”. Por eso el propósito fundamental de la terapia, según el santo, es el nus que mediante los
sentidos está esparcido fuera, retornarlo de afuera al interior del corazón, que es el banco o almacén de
los loyismí y el primer órgano logístico carnal” 37.

Volveremos a este tema, pero lo que principalmente queremos subrayar según la enseñanza de los santos
Padres es que la psique utiliza como órgano, instrumento el corazón y es el que dirige al cuerpo. Tiene
una cohesión con el cuerpo, no es algo ajeno a este. Nemesios el Emesis enseña que la psique «es
incorpórea, intangible y no se puede describir en un lugar, toda mediante todo el cuerpo y con su luz
procede progresando y no hay parte que no esté totalmente iluminado de ella y que ella no esté entera. A
pesar de esto, “la psique unida al cuerpo permanece totalmente inconfundible” 38.

La psique energiza, opera y dirige todo el cuerpo y todos los miembros del cuerpo. Es la enseñanza de la
Iglesia Ortodoxa de que el Dios dirige personalmente el mundo sin medios creados, sino con Su energía
increada. Así como el Dios energiza y opera en la naturaleza, de la misma manera “la psique también
energiza y opera a los miembros del cuerpo y mueve cada uno según su propia energía y operación”39.
Por consiguiente, tal como el trabajo de Dios es gobernar el mundo, “así también el trabajo de la psique
es gobernar el cuerpo”40.
San Gregorio Palamás, que trabajó y trató mucho sobre este tema de la relación de la psique y el cuerpo,
dice que ocurre lo mismo con la psique y con Dios. La psique tiene en su interior unitariamente “todas
las dinamis fuerzas y energías providentes del cuerpo.” Aún cuando son dañadas algunas partes del
cuerpo, cuando se ciegan los ojos y se hacen sordos los oídos, la psique no tiene menos dinamis fuerzas
providentes del cuerpo. La psique no es las dinamis fuerzas y energías provisoras sino que las posee. A
pesar de la existencia en su interior de las dinamis providentes, es “una, simple, no compuesta ni
multiplicada o compuesta”41.

Es muy característico que en este pasaje, lo que le ocurre la psique en relación con el cuerpo, enlaza con
la relación de Dios con toda la creación. Dios dirige el mundo con todas con Sus fuerzas y energías
providentes. Dios las tenía antes de la creación del cosmos. Aún es polidinámico (multipotente) y
pantodínamo (omnipotente) y lo unificado y simple de Dios no es desplazado a causa de
las dinamis fuerzas y energías increadas que existen en Él42. Esto indica claramente que la psique es
“como imagen de Dios”. Y lo que ocurre a Dios, en proporción ocurre también en la psique del hombre.

San Gregorio de Niza dice que la psique es inmaterial e incorpórea «opera y se mueve con su propia
natura también y a través de los órganos corporales manifiesta sus propios movimientos»43. El mismo
san Gregorio de Nicea, dice epigramáticamente que la psique no es detenida por el cuerpo sino ella es la
que lo retiene. No se encuentra dentro del cuerpo como en un envase o saco, sino más bien el cuerpo está
dentro de ella.  La psique cabe por todo el cuerpo «no hay parte que no sea iluminado de ella y no esté
presente completamente»44.

La conclusión general en lo referente a la psique con el cuerpo es que ella se encuentra dentro de todo el
cuerpo, no hay parte del cuerpo humano en el cual no se encuentra la psique y que el corazón es la
primera caja logística de la psique y allí se encuentra el centro de la psique no como en un envase, sino
como órgano, instrumento que dirige todo el cuerpo y que la psique, mientras es discernida del cuerpo, a
pesar de eso, conecta y enlaza estrechamente con este.

Todas estas cosas las hemos dicho porque conectan y enlazan estrechamente con el tema que
desarrollamos en este estudio. Porque no podemos percibir y entender la caída y la enfermedad de la
psique, si ignoramos qué es la psique  y cómo es enlazada y conectada con el cuerpo.

Enfermedad y necrosis de la psique.


En la Iglesia muy a menudo hablamos sobre la caída del hombre y la muerte que vino como resultado de
la caída. Precedió la muerte espiritual y a continuación la somática (física del cuerpo). La psique perdió
la Jaris energía increada de Dios, el nus cesó de tener relación con Dios y se obscureció. Esta
mortificación transmitió la necrosis en el cuerpo también. Según san Gregorio el Sinaíta, el cuerpo del
hombre se había creado incorruptible “el cual también resucitará” y la psique se había creado sin pazos.
Y como, por el entretejimiento y transmisión de los dos, había un enlace o una unión cohesiva entre el
cuerpo y la psique, por eso se corrompieron los dos, “y la psique tomó la cualidad de los pazos, o más
bien de los demonios; y el cuerpo se asimiló con las bestias irracionales, y por la influencia de esta
situación caída y por el dominio de la corrupción”. Puesto que se corrompieron la psique y el cuerpo, “se
han constituido en una bestia, irracional y tonta, a causa de la ira y el deseo”. Así el hombre tal como
dice la Escritura “se ha hecho semejante a las bestias en maneras y formas”45. La psique con la caída se
llenó de pazos y se asemejó a los animales. El hombre se vistió las prendas de piel de la corrupción y de
la mortandad y se asemejó con los animales irracionales.

Esta enfermedad, cadena y bloqueo, suciedad y narcosis de la psique, está descrita maravillosamente en
las obras patrísticas. Cada pecado es repetición del pecado de Adán y con cada pecado probamos el
oscurecimiento y la necrosis de la psique caída. Veamos más analíticamente a estos estados decaídos y
caóticos de la psique.

Cuando el hombre deja libres los sentidos y a través de ellos el nus es esparcido fuera del corazón,
entonces viene la cadena o bloqueo de la psique. “La fragmentación, disolución de los sentidos se
convierte en cadena y bloqueo de la psique”. Este bloqueo equivale a oscurecimiento u oscurantismo. Y
cuando Cristo retroceda de la psique y ella es ocupada por el oscurecimiento de los pazos, entonces “las
bestias espirituales la esparcen”46. La psique cae y es introducida en oscuridad impenetrable y los
demonios energizan y operan en ella. El hombre se encuentra en la noche sin luna.

Esto constituye también la enfermedad de la psique. San Thalasio nos dice que la enfermedad de la
psique es el hábito hacia la maldad, en cambio la muerte es el pecado en energía y acción47.
Enfermándose la psique es conducida poco a poco a la muerte (espiritual).

La enfermedad de la psique es en realidad suciedad de la psique. La suciedad de la psique es el no


funcionar por naturalidad. De este estado son creados dentro del nus los apasionados, indecentes y
maliciosos loyismí (pensamientos, reflexiones, meditaciones, fantasías)48. Psique sucia, enferma, no
purgada, ni sanada, sin catarsis, según el mismo San Máximo es una psique que está llena de loyismí,
deseos indecentes, enojos, resentimientos y odios49.
San Hesiquio el Presbítero describe la manera que enferma la psique y finalmente se muere. En cambio
la psique ha sido creada por Dios, simple y buena, pero cuando es agradada con los estímulos y efectos
del diablo y “engañada corre de mal en peor” y de esta manera mezcla mediante las fantasías sus
propios loyismí con el estímulo y efecto del demonio. A continuación, “al consentir, entonces realiza
también con el cuerpo aquel pecado que había visto con su nus y  mente, con el resultado de su propia
condenación”50.

San Gregorio Palamás presentando versículos de la Escritura, como los del Apóstol Pablo: “aún cuando
estábamos éticamente muertos por nuestras faltas y deslices, nos vivificó espiritualmente con la vida de
Cristo…” (Ef 2,5), del Evangelista Juan: “es el pecado que lleva a la muerte…” (1 Jn 5,16) y el logos de
Cristo sobre su alumno “… y deja que los muertos entierren a sus muertos” (Mt 8,22), dice que aunque
la psique es inmortal por la Jaris, a pesar de esto “al estar en una dispersión, en una entrega y derroche
de sí misma por los placeres (o hedonismo), esta psique mientras está viva (porque en su esencia es
inmortal), está muerta”. Así interpreta el logos del Apóstol Pablo: “pero la viuda que derrocha y vive de
los placeres, aunque parezca que vive, está muerta espiritualmente” (1 Tim 5,6). La psique aunque esté
viva, a pesar de esto, si no tiene la verdadera vida que es la Jaris (energía increada) de Dios, está
muerta51. Los padres ancestros del género humano, como voluntariamente han alejado de sí mismos
la zeoría contemplación espiritual y la memoria de Dios e infringieron Su mandamiento y se aliaron con
el espíritu muerto de Satanás, fueron desnudados de las prendas celestes, vivificantes y resplandecientes,
y se convirtieron –ojalá que así no sea de nosotros- ellos también como el Satanás, oscurecidos y
muertos sobre el espíritu52. Así ocurre siempre. Cuando el hombre conecta con el satanás y hace sus
propias voluntades, entonces su psique se mortifica, en efecto, el satanás no sólo es un espíritu muerto
sino que mortifica a los que se acercan y lo palpan53.

Cuando la psique no actúa por naturalidad está muerta. «Cuando no tiene nada sano, aunque parezca que
vive, está muerta… Por ejemplo, cuando yo no me cuido sobre la virtud, sino que transgredo, arrebato y
hago cosas fuera de la ley, ¿cómo puedo decir que tengo psique? ¿Si acaso por qué caminas? Pero esto
también es atributo de los insensatos animales. O quizás, ¿por qué comes y bebes? pero esto también es
una característica de las bestias. ¿O quizás, porque estás de pie con dos patas?, esto más bien muestra
que eres una bestia con forma humana»54.

En la enseñanza del Apóstol Pablo, el hombre muerto (espiritualmente) se llama “carnal” o “psíquico”.
En la epístola a los Corintios escribe que “el hombre psíquico (de espíritu mundano) no acepta y no
recibe las cosas del Espíritu de Dios…” (1 Cor 2,14). También escribe que: “porque aún sois carnales;
pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y como seres humanos
andáis con espíritu humano, mundano?” (1 Cor. 3,3). Según el profesor y Padre Romanidis, los términos
“psíquico”, “sarkikós, carnal”  y “camináis como seres humanos” tienen el mismo significado55.

En otros puntos de su estudio escribe que “hombre carnal y el psíquico es el ser humano entero con
cuerpo y psique, el cual es privado de la energía incorruptible e increada del Espíritu Santo” 56. “Cuando
el hombre no sigue al Espíritu, es privado de la vivificadora energía increada de Dios, convirtiéndose en
psíquico”57.

Terapia de la psique

Toda la tradición de la Iglesia Ortodoxa consiste en sanar y vivificar la psique muerta (espiritualmente)
por el pecado. En este punto radica la terapia de la psique (psicoterapia) y en esto contribuyen todos los
Misterios y toda la vida ascética de la Iglesia. El que ignora esta realidad no puede sentir la atmósfera o
el ambiente de la Tradición Ortodoxa. Veremos a continuación qué es esta salud y vivificación de la
psique y algunos tropos o métodos para su consecución y también cómo funciona una psique saludable y
viva.

La salud de la psique es la apazia (sin pazos) y la gnosis espiritual58. Psique perfecta es la que se ha


reconvertido y adquirido las virtudes59. Psique perfecta es aquella que “su fuerza pasional se ha vuelto
totalmente hacia Dios”60. Psique purgada, pura y sanada es la que “ama a Dios”61. Psique sanada y pura
es la que se ha liberado de los pazos y bajo la divina agapi (amor incondicional y energía increada) goza
y deleita incesantemente62.

Los santos Padres describen algunas maneras por las cueles la psique es resucitada, vivificada y sanada.
La tristeza por o según Dios, es decir, la metania rebate y anula la hidoní, el placer, voluptuosidad, “la
refutación de la hidoní trae la resurrección de la psique”63. San Antonio el gran terapeuta de Dios decía
que debemos limpiar, purgar y sanar la diania (mente, intelecto). “Seamos limpios, puros y lúcidos en
la diania (mente, intelecto). Yo creo que, cuando ella está purificada y sanada en cada una de sus partes
y es estable según naturaleza y puede hacerse perspicaz, clarividente y capaz de ver más y de más lejos
los demonios, ya que tiene al Señor que la abre los ojos (espirituales)64. Es decir, el Santo terapeuta de la
psique, nos sugiere que purguemos y purifiquemos la diania. Está comprobado que cuando uno retiene
su nus limpio de loyismí y de distintas imágenes, entonces puede mantener limpia, pura y sana su psique.
San Theolepto, Metropolita de Filadelfia, enseña: “Cuando expulsas y anulas las distracciones exteriores
y abandonas los loyismí interiores, entonces el nus se eleva en trabajos y logos del espíritu”. El intento
de mantener el nus limpio y liberarse de la cantidad de distracciones, trae como resultado el poder ver en
nuestro interior el nus y cómo funciona, el cual antes estaba muerto y por tanto invisible. Por eso otra
vez san Theolepto pide que: “Dejad, pues, las compañías exteriores y ocupaos con los loyismí interiores
hasta encontrar el lugar de la casa y la oración pura y lúcida, donde habita el Cristo”65. El corazón como
veremos en otro punto, es la casa donde habita el Dios. Solamente descubriremos a Dios, cuando
luchamos para vivir de forma hisijasta y cuando luchamos contra los loyismí que dominan nuestro
interior. Tiene gran valor la limpieza, purgación o catarsis del nus. Este método es sencillo, pero conciso
y produce gran beneficio a la psique del hombre, puesto que le convierte en templo del Espíritu Santo.

La psique es sanada, cuando se aleja de la relación por las cosas peores y se apega con agapi a las
divinas, superiores y trascendentales66.

San Gregorio Palamás interpretando toda la Tradición de la Iglesia Ortodoxa dice que, con la infracción
y el pecado hemos perdido el “como semejanza”, pero el “como imagen” no lo hemos perdido.
Precisamente como no hemos perdido el “como imagen”, por eso podemos hacer resucitar la psique.
Liberada la psique de su relación de las cosas peores (las sensibles) y apegada por la agapi hacia el Dios
y las cosas más bondadosas y sometida a esto por las obras y las formas de las virtudes, “es iluminada
por Él y se va embelleciendo, mientras mejora y obedece los mandamientos-logos, las voluntades y las
intervenciones de Él, por las que recibe y disfruta la verdadera vida eterna”67. La psique cuando obedece
la ley de Dios, poco a poco se hace saludable, se va iluminando y disfruta de la vida eterna.

San Nikitas Stizatos a excepción del método práctico que se puede sanar la psique, nos propone también
otro método, el contemplativo. Allí donde existe eros (amor ardiente) a Dios, trabajo espiritual y
participación a la luz inefable e increada “allí está la paz de las fuerzas de la psique, la catarsis del nus y
el alojamiento de la Santa Trinidad”68. Por eso, además del intento de mantener nuestro nus limpio y
sano, hace falta también que nos acostumbremos al trabajo espiritual del nus y la oración noerá o del
corazón y adquirir agapi, eros hacia Dios, porque allí donde habita este eros, se consigue la paz de las
fuerzas de la psique y la limpieza, sanación del nus.

En otro capítulo de este estudio describimos más detallado que la psique es terapiada o sanada, cuando
se mueve por naturalidad y allí presentamos cuál es el movimiento natural de cada parte de la psique.
Aquí como hablamos sobre la terapia de la psique epigramáticamente recalcamos algunas realidades.
San Gregorio Palamás escribe que, luchamos para desarraigar del cuerpo la ley del pecado e introducir y
establecer en el interior del cuerpo la atención y vigilancia del nus, y después ordenamos y establecemos
las leyes adecuadas en cada fuerza de la psique y en los miembros del cuerpo. En los sentidos
establecemos la engratia (autodominio, continencia). En la parte pasional de la psique la agapi (amor).
La parte logística la mejoramos expulsando todo lo que impide la diania su elevación a Dios y esto lo
llamamos nipsis (sobriedad o vigilancia sobria). Cuando uno con la engratia haya purgado, limpiado el
cuerpo, la ira y el deseo con la divina agapi y presenta a Dios su nus expiado por la oración, entonces
“adquiere y ve, contempla la anunciada Jaris (energía increada) de los katartizados purificados y sanados
del corazón”69.

San Máximo el Confesor, encontrándose en la Tradición Ortodoxa, exhorta: “La parte irascible de la
psique dómala con la agapi y la parte anhelante de ella con la engratia (continencia, autodominio); la
parte logística dale alas con la oración y la luz del nus no se oscurecerá nunca”70.

La terapia de la psique enferma, la vivificación del mortificado nus y la catarsis del corazón sucio, no se
consigue con consejos, ni con fármacos o psicofármacos, sino con el ejercicio o ascesis del método
terapéutico de nuestra Iglesia Ortodoxa, con la engratia (continencia, autodominio), la agapi, la oración
y la conservación del nus de los ataques del Satanás mediante los loyismí. Por eso creemos que la
Ortodoxa Παράδοση (parádosi  Tradición y Entrega Santa) tiene un gran valor e importancia para
nuestra época, porque es la única que puede liberar al hombre, “psicoterapiarlo” y sanarlo de la angustia,
de la ansiedad, de la inseguridad y de la depresión que provienen de la muerte (espiritual) de la psique.

1)  Cristos Yanarás, abecedario de la fe. 2) San Simeón pág. 334 3) San Simeón pág. 334 4) Obras de
San Gregorio Palamás t.2º pág.198. 5) San Juan Damasceno: Edición sobre la fe Ortodoxa correcta. 6)
San Hisiquio el Presbítero, Filocalía t. 1º, v.43. 7) P G 46, 29. 8) San Gregorio Palamás, t.1, pág.85 9)
Sínaxis, ejemplar 6, pág. 82-82. 10) P G, t. 53, 102-105. 11) San Juan el Damasceno, idem pag 74 12)
San Juan el Damasceno, idem pag 76 13 San Hisijio, Filocalía t.1º pág.171. 14) San Nicaodemoe el
AGhiorita, Eortodromio, pág 73. 15) P. G 89, 724 16) Igual antes, pág.150 17) San Juan Sinaíta:
Escalera logos 26. 18) San Gregorio Palamás Filocalía, t 4, v 36-37.

19) Amfiloqui Rántovits, “el Misterio de la Santa Trinidad” pág38. 20) Homilías de san Gregorio
Palamás pág.248-249). 21) Filocalía t 4, pag 147, v.39 22) Filocalía t 4, v 38. 23) San Gregorio
Palamás, Filocalía t 4, v 30, 31, 32, 33. 24) Filocalía t 2, v 32. 25) Igual antes pág. 150-152 26)
Filocalía t.4º,v. 40. 27)  Idem pág 10 28) Filocalía, t 3, v 9. 29) Filocalía t 4, pág 39, v.63 30) Idem
v.82. 31) Idem v. 81. 32) Justino: Sobre resurrección, 229-230. 33) San Juan el Sinaíta: Escalera
pág.136. 34) San Gregorio el Teólogo, P G 10,1141. 35) San Máximo el Confesor, Estudios filosóficos y
teológicos, pág. 222. 36) Filocalía, t 4, v 61. 37)  San Gregorio Palamás, tomo 2º, pág 124-126. 38) P
G 40, 597 y 600. 39) San Gregorio el Sinaíta, Filocalía t.4º, v.81. 40) San Thalasio, Filocalía, t 2, v 31.
41) Gregorio Palamás, tomo 2º. 42) Mismo antes. 43) P G 46, 29 44) Idem 45,217. 45) Filocalía t 4,
pag 43, v.82. 46) Theolepto de Filadelfia, Filocalía t 4 pág. 6. 47) Filocalía, t 2, v 89. 48) San Máximo
el Confesor, Filocalía t 2, v 35. 49) igual, t 2 v 14. 50) Filocalía, t 1, v 43. 51)  Filocalía, t. 4, v. 45. 52)
Igual, v. 46. 53)  Igual v. 46. 54) San Crisóstomo PG 61, 439. 55)  El pecado original, pág. 131. 56)
Igual, pág 130. 57) Igual, pág. 131. 58) San Thalasio, Filocalía, t 2, v2. 59) Mismo, v 54. 60) San
Máximo el Confesor, Filocalía t 2, pág 40. 61) San Thalasio, Filocalía t 2, v 79. 62) San Máximo el
Confesor t2, v.34. 63) San Thalasio, Filocalía t 2, v 79. 64) San Hisiquio Filocalía t.1 pág 169 v.179.
65) Filocalía t 4, pág. 6. 66) San Gregorio Palamás, Filocalía t 4, v 39. 67) Filocalía t 4, v 39. 68)
Filocalía t 4, pág. 298.  69) San Gregorio Palamás t 2, pág.122  70) Filocalía t 2, pag 49, v. 80.

Psicoterapia Ortodoxa III

3.2 Relación entre psique, nus, corazón y diania (mente, intelecto o lógica).

En los textos de la Santa Escritura y de los Santos Padres hay una mezcla, pero también un
discernimiento entre los términos psique, nus, corazón y diania. El que estudia y goza de los escritos de
los Santos Padres y del Nuevo Testamento el primer problema que encontrará es esta mezcla entre estos
conceptos y términos. Verá que estos términos se enlazan. Este tema me ocupaba por muchos años e
intentaba encontrar una solución. Estudiando en relación la bibliografía verificaba la debilidad de los
intérpretes, a excepción de algunos, en determinar la relación y discernimiento de estos términos. Por
eso en este párrafo intentaremos a separar los términos e intentaremos a describir los marcos dentro en
los cuales se mueve cada término.

Hasta ahora hemos desarrollado que la psique del hombre es el como a imagen y como la psique vivifica
el soma (cuerpo) cohesivo o adjuntado, por eso el como a imagen del hombre es más potente que el
como a imagen de los ángeles. Como la psique se encuentra en el interior de todo el cuerpo, por eso se
puede considerar como imagen también el hombre entero y aún este mismo cuerpo. Es característico el
tropario de San Juan el Damasceno que se psalmodea en el oficio de salida del difunto. “Lamento y me
duele cuando comprendo la muerte y veo en el sepulcro yaciendo el “como imagen” de Dios, nuestra
belleza creada, estando sin forma ni gloria”.

Está claro que en este tropario el como a imagen se refiere al cuerpo que está en el sepulcro.

Nus y psique

En los textos del Nuevo Testamento y de los Santos Padres la psique se identifica con el nus. Los
términos nus y psique de enlazan. San Juan el Damasceno, por supuesto, escribe que el nus es la parte
más clara de la psique, es el ojo de ella:

71 “…tal y como en el cuerpo existe el ojo, así también, según el santo, el nus es el ojo de la psique”
(San Juan el Damasceno: Edición de la fe exacta Ortodoxa, pág. 152).

San Gregorio Palamás utiliza el término nus con dos significados. Nus es incluso la psique entera, el
como imagen, y nus también es una dinami potencia y energía de la psique tal como hemos explicado en
otro párrafo. Porque tal como el Dios Trinitario es Nus, Logos y Espíritu así también la psique tiene nus,
logos y espíritu. Según el santo hagiortita el nus se identifica con la psique pero también es una dinami
fuerza, energía de la psique. Me referiré en un versículo característico en el cual existen estos conceptos.
Después de la creación del hombre, escribe el santo haghiorita, “los ángeles entonces veían con sus ojos
la psique del hombre articulada y conjuntada en sentido, sentimiento y cuerpo y veían aun otro dios
sobre la tierra no simplemente creado. A causa de la divina bondad, nus y cuerpo el mismo, pero a causa
de la grandiosa bondad metamorfoseado por la jaris gracia-energía increada) de Dios, de modo que el
mismo sea sarx-cuerpo, nus y espíritu, y la psique tener el “como a imagen y semejanza” totalmente
como esencia unificada en nus, logos y espíritu”. (72. San Gregorio Palamás t.1º, pág.196).

En este texto se ven las siguientes cosas. Al principio se habla para la psique que está unida con el
cuerpo y los sentidos. Un poco más abajo se enlazan los términos psique y nus. En vez de la psique
utiliza el término nus, “nus y cuerpo”. A continuación utiliza la división sarx (cuerpo), nus y espíritu el
cual espíritu es la Jaris (energía increada) del Espíritu Santo, puesto que Dios no ha creado al hombre
solo de psique y cuerpo, “sino que le ha hecho también pleno de jarisy no sólo esto sino la psique con la
divina jaris. Porque ella es realmente lapsique vivificada o viva” (Id. Pág 196)

Después de esto escribe que la psique es como imagen y semejanza de Dios “la psique tiene totalmente
unificada y uniforme la esencia en nus, logos y espíritu”.
Se ve pues claramente que en este texto que la psique es como imagen de Dios y el nus unas veces se
identifica con la psique y otras es considerado como una dinami potencia y energía de la psique que es
su ojo como dice san Juan el Damasceno.

La identificación nus y psique se ve claramente también en otro pasaje de san Gregorio Palamás. Escribe
en uno de sus capítulos: “Porque esto lo de cómo imagen no se refiere al cuerpo, sino a la naturaleza del
nus del cual no hay otra naturaleza mejor que la de él” 74. (Filoc. t.4º, v.27).

La psique del hombre como a imagen de Dios es trinitaria. Es nus, logos y espíritu. Puesto que nus en su
significado general se identifica con la psique, significa que el nus tiene tres dinamis fuerzas o energías.
Mientras que el nus es una de las fuerzas o energías de la psique, a la vez es también toda la psique. Un
pasaje característico de san Gregorio Palamás es “cuando lo unificado uno del nus se hace o adviene en
trinitario permaneciendo uno unificado, entonces se une con la principiante Divina Trinidad y Mónada-
Unidad… Sin embargo lo unificado o unitario del nus se convierte en tres permaneciendo unificado por
su giro hacia si mismo y por simismo a la elevación hacia Dios” (75. Idem v.2). Así la psique “es una
cosa multi-dinámica” (76. v.3) de la cual una dinami es el nus, pero a pesar de esto también toda la
psique con sus tres dinamis es y se llama nus.

Vimos anteriormente que el como a imagen se refiere por los Padres a la psique. Pero a la vez se dice
que el como a imagen se refiere también al nus. “Este como imagen no tiene lugar en el cuerpo sino que
es la naturaleza del nus” (77. idem v.27).

Puesto que Dios tiene esencia y energía y la psique, que es como imagen de Dios, tiene esencia y
energía. Pero como hemos visto que, el nus también se identifica con la psique y puesto que nus y psique
son términos que se enlazan, por eso el nus también tiene esencia y energía.

San Gregorio Palamás con todo su discernimiento y sabiduría analiza esta realidad. Esencia de la psique
es el corazón y energía de la psique es “la resultante y constituyente de los loyismí y los conceptos”. Por
lo tanto, el nus tiene esencia y energía. Por eso con el término nus unas veces entendemos esencia y otras
veces energía. Escribe  característicamente el santo: “Nus se llama la energía resultante por los loyismí,
conceptos y significados. Nus también es la dinamis operante, la que en la Escritura se llama también
corazón”. (78. idem v.3). Como en la época de san Gregorio sus contemporáneos le acusaban cuando
hablaba del regreso del nus al corazón, el santo escribe: “porque ignoran que una cosa es la esencia del
nus y otra la energía. 79. (San Gregorio Palamás t.2º, pág.128).

 
Nus y Corazón

Nus se llama también la esencia de la psique, es decir, el corazón. En muchos pasajes de la Santa
Escritura y de los santos Padres hay esta identificación entre nus y corazón puesto que estos términos se
enlazan entre sí. El Señor bienaveturiza, bendice a los purgados, purificados y sanados del corazón:
“bienaventurados los puros de corazón porque ellos contemplarán a Dios” (Mt 5,8). En el corazón se
apocalipta=revela Dios y allí el hombre Le conoce. El Apóstol Pablo escribe que allí se hace la
iluminación de Dios. “… el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento
de la doxa-gloria increada de Dios en la faz-persona de Jesús Cristo” (2 Cor 4,6). El mismo Apóstol
desea y bendice: “17 para que el Dios de nuestro Señor Jesús Cristo, el Padre de la doxa-gloria
(increada), os dé espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo o reconocerlo. También pido en
mis oraciones para que el Dios de nuestro Señor Jesús Cristo y Padre os dé doxa-gloria (increada) os
dé espíritu (carisma, jaris energía increada) de sabiduría y de apocalipsis-revelación de las verdades
divinas, para que (seáis iluminados) y recibáis, a medida de lo posible, conocimiento o gnosis precisa
de él y de su divina voluntad.

18 Lluminando los ojos de vuestro corazón, para que vosotros sepáis y conozcáis cuál es la esperanza a
que él os ha llamado, y cuál la riqueza de la doxa-gloria de la herencia (dada por él) en los
santos. También ruego a Dios que os conceda iluminación a los ojos de vuestro corazón (o psique),
para que podáis conocer cuáles son los bienes esperados, por los que Dios nos ha llamado a disfrutar, y
cuál es la riqueza de la doxa-gloria, la que Dios antes de la creación del mundo ha decidido dar como
herencia a los santos (cristianos)” (Ef 1,17-18).

El corazón recibe la apocálipsis-revelación del conocimiento de Dios. En otro punto el corazón se


sustituye por el nus. El Señor después Su Resurrección encontrándose entre Sus Discípulos, “les abrió el
nus transmitiéndoles luz increada para que entendiesen las Escrituras” (Lc 24,45). Como el hombre con
la apertura de los ojos del corazón y con la catarsis del corazón conoce a Dios, por eso “abrir el nus” se
identifica con “abrir el corazón”. También, “bienaventurados y felices los purgados, purificados y
sanados del corazón porque ellos contemplarán a Dios” (Mt 5,8), creo que conecta con el pasaje
apostólico “…metamorfoseados, transformaos con la renovación de vuestro nus…” (Rom.12,2).

Por tanto, en este punto el nus se llama corazón también y los dos términos se enlazan. San Máximo el
Confesor interpretando el logos de Cristo «sin embargo, dar limosna de lo que tenéis, entonces todo será
limpio y puro» (Lc 11,41), dice: “porque no os ocuparéis ya de las cosas concernientes al cuerpo, sino
que vuestro fin será estar purgando y sanando vuestro nus de la suciedad y del odio, al cual nus, el Señor
lo llama corazón. Porque el odio y la suciedad al manchar el nus, no le dejan ver a Cristo que habita en
el interior por la jaris (gracia, energía increada) del santo Bautismo” 80. (Filocalía t.2, c. 4 v.73). Nus,
pues, se llama también la esencia de la psique, es decir, el corazón. Con este sentido el nus y el corazón
se identifican puesto que en ell nus reside el Cristo.

Nus y diania (mente, intelecto, cerebro)

Pero nus se dice también su energía, la que está formada en loyismí y conceptos. San Pablo dice:
“Porque si con el carisma de la lengua rezo a Dios, mi espíritu ora y el nus se queda sin fruto. ¿Qué se
debe hacer en este caso? Oraré con el espíritu y con el nus también, psalmodiaré con el espíritu y con el
nus también” (1 Cor 14, 14-15). En este pasaje el espíritu es el carisma de la glosolaliá. Y el nus es la
diania (mente, intelecto). Por tanto aquí el nus es identificado con la diania o la lógica. Con este sentido
y significado hay muchos pasajes en la Santa Escritura.

Más allá de todo esto,  San Máximo el Confesor calificando la lógica o logos y el corazón como el
centro de nuestra existencia con el cual adquirimos la gnosis de Dios, como nus, presenta también la
diferencia de la energía de cada función. “El nus que ha logrado la catarsis, está purgado y sanado y ve
correctamente las cosas. El logos bien ejercitado contempla y expresa correctamente las cosas
contempladas” (81. Idem)

El nus (corazón) es aquel que ve con claridad las cosas y por eso debe ser catartizado (purgado y
sanado); y el logos (lógica), es la que formula y expresa las cosas vistas. Con este pasaje llegamos a la
conclusión que para que alguien llegue a ser Padre de la Iglesia no sólo debe tener el nus purgado,
sanado y lúcido sino también la expresión, es decir, tener ejercitado el logos para expresar estas
realidades sobrenaturales a medida de lo posible.

Nus y atención

Otros Padres con el nus definen la atención que es más fina que la diania-mente intelecto. (82. San
Gregorio Palamás, tomo 2º pág. 132).  San Teolepto de Filadelfia conecta el nus con la atención, el
logos con la imploración y el espíritu con el estado de dilatación del corazón, el recogimiento y la agapi.
Cuando funcionan de esta manera las dinamis fuerzas y energías de la psique, entonces “todo el hombre
interior funciona en el Señor”. Pero es posible que la diania exprese las oraciones de la bendición pero el
nus (la más fina atención) no acompañe y se extravíe con distintos conceptos y resbale de la gnosis de
Dios. “Muchas veces mientras la diania dice las palabras de la oración, el nus no la acompaña ni se fija
hacia Dios, con el cual se hace una conversación durante la oración, sino que se extravía por varios
pensamientos sin darse cuenta. Así la diana (con el logos) dice por costumbre las palabras, pero el nus se
aleja de la gnosis-conocimiento de Dios. Por eso entonces parece que la psique no entiende, ni tiene
disposición y ganas, porque el nus se esparce en algunas fantasías e imaginaciones y se ocupa de
aquellas cosas que le engañan y el que está orando no asiste delante a Él que proporciona el consuelo,
¿entonces cómo se va a endulzar la psique? Cómo gozará y deleitará el corazón que hace como si orase,
como hipócrita cuando ora? “Deleitará el corazón a los que buscan y piden al Señor” (Sal 104,3) (83.
San Zeolepto de Filadelfia, Filocalía t.4º, pág.149)

Por tanto, este nus no es sólo los loyismí sino la más fina atención y debe regresar al corazón, a la
esencia de la psique que se encuentra como órgano o instrumento, dentro en el órgano carnal puesto que
órgano carnal del corazón “es la caja de lo logístico de la psique y el primer órgano logístico”.

Así que el nus que se dispersa por los sentidos hacia fuera, debemos de concentrarlo y hacerlo regresar
“hacia al corazón mismo que es la caja de los loyismí”. 84. (San Gregorio Palamás t.2º, pág. 126)

El tema del nus aún no lo hemos agotado, simplemente en este párrafo hemos querido separar de una
manera los términos nus, corazón, psique y localizar la relación entre ellos y la diferencia. Volveremos
en estos conceptos más abajo cuando el logos-tratado sobre el nus, el corazón y los loyismí lo habremos
desarrollado más extensamente.

Sinópticamente en este párrafo queremos subrayar que el término nus es de múltiples significados en la
escritura patrística. El nus se identifica con la psique y a la vez es también una energía de la psique. Tal
como la psique así también el nus es como a imagen de Dios. Tal como la psique se divide en esencia y
energía el nus también se divide en esencia y energía. Tal como en Dios la esencia y la energía se
separan o disciernen indivisiblemente, lo mismo se hace con el nus. Por esta razón en otros puntos los
Padres nus califican la esencia, es decir, el corazón, entonces en este caso el nus se identifica con el
corazón y en otros puntos nus califican también la energía, los conceptos y los pensamientos y la más
fina atención que se esparce fuera por los sentidos, entonces hace falta que retorne al corazón.
Principalmente por regla general los Padres nus califican el corazón y la psique, sin que excluyan la otra
denominación que nos hemos referido anteriormente.
Estamos perdiendo (por no decir la hemos perdido) nuestra tradición y por eso muchos de nosotros
identificamos a la vez el nus con la lógica, la razón. No sospechamos en absoluto que aparte de la lógica
(razón) existe otra fuerza que tiene un valor superior que es el nus (energía), o sea, el corazón (esencia).
Toda la cultura es cultura sobre la pérdida del corazón. Y algo que el hombre no tiene en su interior no
lo puede percibir, conceptuar y comprender. El corazón (como esencia) se mortifica, el nus (como
energía) se oscurece y se embriaga por la energía lógica y por eso no podemos percibir y comprender la
presencia de ellos. Para el hombre que tiene en su interior el Espíritu Santo, para el que se encuentra en
apocálipsis-revelación no son necesarias muchas aclaraciones porque él conoce por su experiencia la
existencia del corazón y del nus.

Psicoterapia Ortodoxa III parte

3.3  Sobre nus, corazón y loyismí

 
1. Nus νους

La vida natural del nus

La enfermedad del nus

Terapia del nus

 
1. Corazón καρδιά

Qué es corazón

Calificaciones del corazón

Enfermedad del corazón

Terapia del corazón

 
1. Lógica y loyismí

I La lógica
II Loyismí

Qué son los loyismí.

La causa de los loyismí.

Los resultados de los loyismí.

La terapia y sanación de los loyismí.

3.3 Sobre nus, corazón y loyismí

Todo lo que hemos dicho hasta aquí es introductorio para que vayamos entrando  en el análisis e
interpretación de la vida interior de la psique. La enfermedad y la terapia de la psique, es principalmente
enfermedad y terapia del nus, del corazón y de los loyismí. Sobre este tema girarán los próximos
capítulos. Estudiaremos por separado el nus, el corazón y los loyismí. Creo que este análisis ayudará a la
endoscopia de nuestro interior.

 
1. Nus νους

La vida natural del nus

La enfermedad del nus

Terapia del nus

Ya hemos recalcado que el término nus es de varios significados en las obras de los santos Padres de la
Iglesia. Unas veces se identifica con la psique y otras es una energía de la psique, el ojo de ella y otras es
la atención que es más fina que la diania (cerebro, mente, intelecto). En este párrafo estudiando la
enfermedad y la terapia del nus le consideraremos como el ojo (espiritual) de la psique. Con el término
nus daremos a entender principalmente la dinami potencia y energía de la psique (85  idem san Gregorio
Palamás pag 124), como también la parte más limpia, pura de la psique, que según san Juan el
Damasceno es el ojo de la psique (86 idem pag 152,) igual que es el ojo para el cuerpo, lo mismo es el
nus para la psique y es la parte más limpia.
Este ojo de la psique, que se llama nus y opera a través de los sentidos, es lo que se mancha, se
contamina, se enferma y necesita terapia. Tal como el ojo del cuerpo cuando enferma se oscurece todo el
cuerpo, de la misma manera cuando enferma el ojo de la psique que es el nus entonces se oscurece toda
la psique del hombre. Esto daba a entender el Señor cuando decía “si la luz que hay en ti es tu propia
oscuridad ¿cuánta será tu oscuridad” (Mt 6,23). El nus saliendo del corazón y alejándose de Dios
enferma y muere, entonces de esta manera se mortifica toda la psique también. Esto lo veremos más
detalladamente a continuación.

La vida natural del nus.

Los santos Padres determinan claramente la vida natural del nus. Según san Nikitas Stizatos:
“Nus apazís sin pazos, impasibilidad es el Dios, está por encima de toda apazia impasibilidad y de todo;
es luz, fuente de luz bondadosa, sabiduría, logos y gnosis; también dador de gnosis, logos y
sabiduría” 87  (Filocalía, v.1 pág.326). Y también el hombre, como imagen de Dios, tiene nus sin pazos,
cuando este se encuentra en su estado natural y no se mueve más allá de su propio valor y su propia
naturaleza. Por eso el nus del hombre desea y busca unirse con Dios “de donde tenía y tiene su
principio” y acude con sus cualidades o atributos naturales hacia Él y “desea imitar su filantropía y
sencillez”. Tal como el Nus-Padre genera (hace nacer) al Logos, el Cual (Logos) genera, reconstruye y
renueva a los hombres, así también el nus de la psique genera (hace nacer) al logos y “como en otros
cielos genera, reconstruye y renueva a las psiques de semejantes hombres y las hace firmes, estéreos por
la paciencia en practicar las virtudes”. Además el nus mediante el logos no solo reconstruye las psiques
de los demás hombres sino que las revivifica por el espíritu de su boca. Así el nus del hombre que se
mueve hacia Dios reconstruye y reforma las psiques y reconstruye y reforma las otras psiques  e
imitando a Él “se ve él también como creador de la creación espiritual y del gran mundo” y escucha
claramente desde el cielo (88  Id v.12): “El que convierte y hace digno al indigno, se hará como mi boca”
( Jer 15,19). Se ve claramente en este pasaje de san Nikitas Stizatos que, cuando el nus se mueve
naturalmente hacia Dios y se une con Él, se convierte y se hace también él por la Jaris (energía increada)
lo que es por naturaleza el Nus Celeste.

La unión de nus y Dios es parada y a la vez movimiento, puesto que el perfeccionamiento es


interminable. San Máximo en sus obras habla de continuo movimiento y parada y estable movimiento.
El hombre permaneciendo en Dios se mueve continuamente. Lo mismo escribe san Nikitas Stizatos
sobre el nus, “… todos estos nus en este primer nus tienen su parada fija y el movimiento interminable”.
Esto ocurre al nus que está catartizado, purgado, purificado, limpio y no obcecado, pero no al sucio, no
sanado, ni purgado. (89Id. v.28). El nus unido con el Primer Nus se convierte y se hace bondadoso y
sabio. “Sabio y bondadoso por naturaleza sólo es Dios; pero se hace el nus también por participación, si
estudia y se instruye”. (90San Zalasios, Filocalía t. 2º, v. 37).

Describiendo el estado natural del nus, estamos obligados a determinar claramente cuál es el movimiento
del nus por naturaleza, por sobre-naturaleza y por contranatura o antinatural. San Marcos el Asceta
describe estos tres movimientos del nus. Tres son los lugares comprensivos que se introduce el nus por
el metabolismo 1) por naturaleza, 2) por sobrenaturaleza y 3) por contranatura. Cuando el nus entra en el
funcionamiento natural entonces encuentra el sí mismo como causante de los astutos malos y perversos
loyismí, conoce las causas de los pazos y confiesa a Dios los pecados. Cuando se introduce en el
funcionamiento antinatural olvida la justicia de Dios y pelea con los hombres considerando que los
demás le son injustos. Cuando se introduce al sobrenatural encuentra los frutos del Espíritu
Santo 91. (Filocalía t.1º v.9). Esto significa que cuando el nus se evade de Dios y pelea con los hombres,
está en el estado antinatural, en cambio cuando conoce la causa de sus pazos y encuentra los  frutos del
Espíritu Santo vive el estado natural y el sobrenatural respectivamente. La vida del Espíritu Santo es
aquella que manifiesta el estado natural del nus y describe su camino natural. Cuando el hombre
persevera en mantener su nus en el movimiento natural y el valor del logos, entonces permanece limpio
de la materia y “se adorna de agapi, simpatía, apacibilidad, humildad y serenidad de su y se sobreilumina
por los resplandecimientos del Espíritu Santo” 92 (San Nikitas Stizatos, Filocalía, 3ª v.13).

Según San Máximo el Confesor, el nus opera y funciona por naturaleza cuando tiene dominados los
pazos, cuando contempla los logos de los seres y cuando camina hacia Dios, 93 (Filocalía t.2º
v.55). También los Santos Padres recalcan la realidad de que el nus se transforma por y en cada concepto
de las cosas que recibe. Considerando los conceptos de las cosas espiritualmente “se transforma según
cada percepción diversa que recibe”. Pero cuando se une con Dios entonces se convierte y se hace sin
forma ni figura, 94 (San Máximo, Filocalía pág.40, v.96). Por eso tiene gran importancia que el nus
aprenda a recibir espiritualmente los conceptos de las cosas, porque de otra manera no vive su natural
estado y entonces se altera automáticamente también la psique. Porque cuando se mancha y enferma una
energía de la psique, entonces se alteran y enferman todas las demás fuerzas puesto que “por la una se
comunican todas en lo uniforme de la psique” 95 (San Gregorio Palamás, Filocalía, t.4º, v.3).

El nus es el que determina todo el estado de la psique puesto que es el abastecedor de la psique. Nuestro
nus está entre medio de dos cosas, entre la virtud y la maldad, entre el ángel y el demonio, que cada
parte energiza y opera las cosas que le interesan. El nus conectado con la libertad, tiene la fuerza de
seguir uno de los dos o rechazar uno de los dos. “El nus tiene la independencia, el poder y la fuerza de
seguir lo que quiere o rechazarlo” 96  (San Máximo, Filocalía, pág.39 v.91). El nus es el que parte y
divide la psique. Primero padece él y a continuación arrastra la psique entera “…la psique dividida va a
donde el nus la dirige, es decir, en alguna cosa según el pazos humano” 97 (San Nikitas Srizatos,
Filocalía). “Es cualidad característica del nus que en cualquier cosa que permanece, allí se amplía y a
continuación hacia esta cosa emprende su deseo y agapi (amor). Esto se puede hacer sea por propias
cosas divinas y espirituales, sea por las cosas y los pazos de la carne” 98 (San Máximo el Confesor,
Filocalía t.2º, v.60).   El pazos de la agapi (amor) del nus en las cosas materiales es condenable, en
cambio el pazos de la agapi que le ata con las divinas realidades y cosas es elogiable y
admirable“99(Idem). Por eso la ascética ortodoxa da mucha importancia al camino y al movimiento del
nus. Porque cuando el nus se vuelve y se fija a la idea de las cosas materiales, entonces enferma y a
continuación traspasa la enfermedad en todas las fuerzas de la psique.

Generalmente para el movimiento del nus podemos sostener que es por naturaleza, por sobrenaturaleza y
por contranatura, antinatural. El nus con la libertad que dispone camina según su propio deseo y según el
camino que sigue y el lugar que permanece se altera y después altera la psique positivamente o
negativamente. “Los hombres tienen el nus a Jesús o al pecado o a los hombres” 100 (Abad Elías,
Yerontikón pág.37). Esto creemos que se verá más claro en los capítulos siguientes que se hablará sobre
la enfermedad y la psico-terapia, sanación del nus.

San Gregorio de Niza enseña que “…el nus no está contenido ni permanece sólo en una parte de
nosotros, sino que en está en todo y a través de todo…  Pero la comunión y conexión del nus con el
cuerpo tiene una cohesión incomprensible e inefable, porque ni está dentro, (ya que lo incorpóreo no está
retenido en el cuerpo), ni tampoco por afuera (porque las cosas incorpóreas no contienen nada), sino que
el nus tocando la naturaleza de una manera incomprensible e inexplicable está unido con ella, sin que
esté asentado dentro en ella ni que la rodee 101 (P G 44, 177, B-C).

San Gregorio Palamás exponiendo el pasaje de san Macario donde enseña que el nus y todos los loyismí
de la psique se encuentran dentro del corazón como en un órgano (instrumento) y el pasaje de san
Gregorio de Niza que enseña que el nus como incorpóreo no está dentro en el cuerpo, escribe que estos
dos pasajes no son contrarios sino que conducen a una unidad. San Macario y San Gregorio de Niza
tenían distintas presuposiciones en sus antropologías, es decir, con otro significado dice san Macario que
el nus está dentro en el cuerpo y con otro sentido y significado san Gregorio dice que está fuera del
cuerpo. Tal como aquel que sostiene que Dios como incorpóreo no se encuentra en un lugar definido no
está en contradicción con aquel que sostiene que el Logos de Dios una vez se encontró en la matriz
impecable y virgen de la Zeotokos, lo mismo se hace en estos pasajes de los Padres en relación con el
nus. El nus del hombre como incorpóreo está fuera del cuerpo pero también dentro en el cuerpo
utilizando indiscutiblemente el corazón como primer órgano, 102 (Obras de San Gregorio Palamás, t.2º,
pág. 406). Hemos explicado en otro párrafo que el nus tiene esencia y energía y como esencia se
encuentra dentro en el corazón, en cambio como energía está en los loyismí y así sale del cuerpo concibe
y detiene el concepto y significado de las cosas. En su estado natural el nus se introduce en el corazón, la
energía en la esencia y así se eleva hacia el Dios. Este es el movimiento cíclico del nus por el cual
hablaremos más tarde.

El nus, como a icona-imagen de Dios tiene vida sólo cuando se une con Dios y se hace sabio y bueno.
Esta es la vida del nus. El Apóstol Pablo escribe: “Porque ¿quién conoció el nus del Señor de modo que
pueda instruirle? Nosotros tenemos el nus y el pensamiento de Cristo” (1Cor. 2,16). El estado natural del
nus es unirse con el nus de Cristo. Entonces se alumbra, se ilumina. La vida real del nus es cuando la
parte logística de la psique con conceptos divinos dirige hacia Dios himnos y gratitud, además, con el
continuo recuerdo se apega en Él, 103 (Idem pág. 396). Narcosis y mortificación del nus es su alejamiento
de Dios mientras que su vida es la comunión y la unión junto con Él. La vida del nus según san Máximo
es la iluminación de la gnosis (conocimiento) y como esta iluminación nace de la agapi (amor) hacia
Dios por eso no existe nada mayor que la agapi a Dios 104  (Filocalía, t.2º Pág.4).

Tal como el cuerpo para vivir tiene necesidad de alimento, también la psique tiene necesidad de la
virtud, así también la oración espiritual es alimento del nus 105 (San Nilos el asceta, Filocalía t.1º, v.91).

La oración suministra al nus y le vivifica. Cuando el nus se mueve hacia Dios y se junta con Él es
saludable y vivificado. En éste estado recibe la paráklisis (consuelo, súplica) de Dios. En Dios el nus
adquiere la salud y el sentido, sentimiento este sentido es “el sabor exacto de las cosas
discernidas” 106 (San Diádojo de Fótica, Filocalía t.1º v.30).  Es indispensable en la vida espiritual que el
nus tenga vida de manera que pueda discernir las energías y los consuelos de Dios de las energías del
diablo. En el nus saludable que se ocupa continuamente de las divinas realidades “también la parte
pasional se ha convertido en arma divina”107   (San Zalasio, Filocalía t.1ª, v.49). Entonces toda la psique
está saludable. El nus es un arma que arrastra la psique hacia Dios o hacia al diablo y las obras del
pecado. De todos modos el nus cuando es saludable es informado de Dios. Es claro el mandamiento del
Apóstol Pablo que es válido para el nus limpio, claro, vivificado y lúcido: “Sobre esto cada uno que se
informe por la conciencia de su propio nus” (Rom 14,5).

Aunque el nus es una dinami (potencia y energía) de la psique con el significado que le damos en este
párrafo, a pesar de eso tiene otras fuerzas y energías. San Nikitas Stizatos en la Filocalía t.1, v.12,
comenta: “Cuatro son las fuerzas de la psique: 1)prudencia, 2)perspicacia (o fineza del nus),
3)percepción y 4)destreza (o habilidad)”. Por tanto se debe unirlas estas cuatro fuerzas del nus con las
cuatro virtudes generales, o sea, la prudencia del nus con la sensatez (sofrosini) de la psique, la
perspicacia con la serenidad, la percepción con la justicia y la destreza o habilidad con la fortaleza. Así
se crea “una arma candente y celeste” que afronta los tres pazos, avaricia (filaryiría, codicia, amor al
dinero), voluptuosidad (filidonía, hedonismo) y ambición (filodoxía, amigo de la gloria) 108 (Filocalía
t.4º v.12).

Es cierto que estas divisiones del nus son inconcebibles e incomprensibles por nosotros, pero los Santos
Padres con la lucha personal que hicieron y la iluminación por el Espíritu Santo, separaron, discernieron
y escribieron estas dinamis fuerzas y energías y conocieron toda la composición psíquica (psicosíntesis,
psicosomática) interior del hombre. El hombre viviendo en apocálipsis-revelación, iluminándose por la
energía increada del Santísimo Espíritu conoce todas las profundidades de la psique y todas las fuerzas
del nus que para el hombre que está alejado de la Χάρις (Jaris energía increada) son desconocidas e
incomprensibles. Además, el hombre alejado de Dios se hace y está perdido, oscurecido y descocido.

Todo esto en que nos hemos referido, indica el estado natural del nus, tal como funciona al hombre
natural, normal, al hombre de Dios. “Trabajo del nus es que no consienta ningún loyismós que critique y
condene a escondidas al prójimo” 109  (Filokalía San Zalasio t.1º. v.38). El nus en su estado natural
rechaza los loyismí que provienen del diablo y generalmente rechaza todo loyismós que es contrario de
la agapi (amor incondicional). Además, se va constituyendo más perfecto cuando se va enriqueciendo de
la gnosis (increada) de Dios. “Nus perfecto es aquel que adquirió como cualidad la gnosis
(increada)”110  (Filokalía San Zalasio t.1. v.54). Esta gnosis es la misma gnosis de Dios y de las
creaciones de manera muy supra-conocida, dice san Máximo el Confesor (Filokalía pag.40 v.8).

Enfermedad del nus

El nus con la caída se oscureció, se anestesió y se enfermó. Dejó de ser perfecto. Esto mismo se hace
cada vez que el hombre comete el pecado.
La primea batalla del diablo se hace con el nus. Los demonios pretenden a esclavizarlo, entonces a
continuación el hombre viene al consentimiento, estimulación y al pecado. San Máximo enseña que los
demonios teniendo como causa, motivo los pazos que existen en la psique, estos promueven y estimulan
los malignos, apasionados y compulsivos loyismí, por los cuales atacan al nus, le coaccionan y le
chantajean para llegar al consentimiento del pecado. Se hace una batalla grande para que el nus sea
aprisionado y atraído al apasionado y patético loyismós. Cuando el nus está vencido “le conducen en el
pecado por la diania (mente, cerebro) y estando perdida, enseguida llevan prisionero el nus en la
acción”. Pero el mal no queda hasta allí. Ya que los demonios, una vez con los apasionados y maliciosos
loyismí han aislado el corazón se retiran, mientras tanto queda en el nus el ídolo (falsa imagen o
fantasía) del pecado. San Máximo refiriéndose al logos del Señor “cuando veáis el abominable ídolo
desolador… estar en lugar santo” (Mt 24,15), dice que el naós-templo de Dios es el nus del hombre, en
el cual mientras los demonios le hayan devastado por los apasionados y maliciosos loyismí, “el ídolo
toma el sitio del pecado” (Filocalía, t.2º, v. 31).

Esta es la enfermedad del nus. No sólo queda aprisionado sino que enferma también, puesto que
permanece el ídolo (fantasía) del pecado, el cual es una herida continua y la causa de un nuevo pecado.
En este estado decimos que el nus está preso por el diablo y los pazos, y “el nus detenido por los pazos
piensa también lo que no es debido”. Esto lo manifiestan los logos (dichos, ideas) y las obras 113  (San
Zalasio, Filocalía t.2º, v.4). Aquello que dice y hace el hombre manifiesta la salud o la enfermedad del
nus. Por eso, los que tienen el carisma del discernimiento por los movimientos exteriores y de las
palabras, dichos de cada persona distinguen el estado de su nus. La relación del nus hacia lo sensible “le
convierte en esclavo de los placeres carnales” (San Zalasio, Filocalía t.2º, v.55). Entonces el nus en vez
de girar dirigiéndose hacia Dios y unirse con Él, gira y se une con las cosas sensibles, por eso se
convierte en esclavo. En esta esclavitud de aprisionamiento consiste la enfermedad del nus. Y
naturalmente esta enfermedad provoca y causa la muerte del nus.

A continuación describiremos pasajes patrísticos que manifiestan el estado y las cualidades de la


enfermedad del nus.

La Santa Escritura habla para el nus pervertido, el nus del cuerpo, carne. Algunos versículos que enseñan
la enfermedad del nus los pondremos aquí. “…de hombres que tienen pervertido y obcecado su nus y
están privados de la verdad…  (1ªTim. 6,5). Aquellos que se oponen a la verdad “son hombres que están
corrompidos en su nus…” (2ª Tim. 3,8). El Apóstol Pablo refiriéndose a un hereje de su época dice que
es “… presumido e hinchado por su nus carnal” (Col 2,18). En este versículo se ve claramente, cuando el
hombre es carnal, está privado de la energía increada del Espíritu Santo, tal como es referido en la
teología del Apóstol Pablo, “tiene nus carnal”. En otra parte el nus del hombre que está alejado de Dios
es “inexperto y depravado” (Rom 1,28). También el Apóstol Pablo no quiere que caminen tal como los
gentiles “en la vanidad de los falsos pensamientos y vanas ideas de su nus” (Ef.4,17).

Y los Santos Padres, igual que san Zalasio, hablan de removimiento y enloquecimiento del nus por la
parte de la gnosis, cuando la parte pasional de la psique se ha movido más allá de las
virtudes. 115  (Filocalía t.2 pag 214 v. 56).

La enfermedad del nus se califica también con la palabra “obscurecimiento”. El nus como imagen de
Dios es luminoso. Pero cuando se aleja de Dios además de perder su estado natural también se oscurece
y se ennegrece. San Hisiquio el Presbítero enseña que los ocho loyismí generales del mal dentro de los
cuales existe cada loyismós, vienen en la puerta del corazón. Y cuando encuentran el nus descuidado se
introducen al corazón uno detrás del otro en el momento preciso y cada uno deja allí “contaminación y
sabor de loyismí repugnantes y sucios, y  una vez oscurecido el nus, excita al cuerpo, empujándolo a
cometer actos repugnantes e indebidos 116  (Filocalía t.1º v.177).  El nus por los muchos loyismí se
obscurece. En otro pasaje el mismo santo enseña que cuando el hombre pasa la vida en el pecado, a la
prodiguez y al derroche insaciable, “oscurece su nus”116, (Idem. V.69). Por eso por la enseñanza patrística
se aconseja que vigilemos los loyismí “para que no se obscurezca el nus y vea otras cosas por
otras”118  (San Zalasio, Filocalía, t.2º, v.76).

Así podemos hablar de ceguera del nus y la incapacidad de ver, contemplar las cosas claramente. Y
cuando el nus se oscurece entonces no tiene limpios y abiertos los pasillos hacia su prójimo. Todo se
infecta y se oscurece con terribles e impactantes consecuencias para nuestras vidas. Los conceptos
perversos oscurecen y destruyen al nus tal como las nubes esconden el sol 119 (San Juan el Sinaíta:
Climax, v.14). El nus se oscurece y se queda sin frutos cuando habla logos mundanos o cuando acepta
estos logos  en su diania (mente, intelecto, cerebro) y conversa con ellos o cuando el cuerpo junto con su
nus se ocupa para las cosas sensibles. Entonces inmediatamente pierde el calor, el recogimiento, la
participación y la devoción en Dios y la gnosis. Por eso “cuanto más vigilamos el nus nos iluminamos y
cuando no le vigilamos nos obscurecemos”120, (San Hisijio el Presbítero, Filocalía, t.1º, pág.160).

El oscurecimiento del nus se llama también ceguera, puesto que es ceguera real del nus. Y el nus se
ciega por los tres pazos siguientes: la avaricia, la vanagloria y el hedonismo o voluptuosidad121, (San
Marcos el Asceta, Filocalía, t.1, v.91).  Porque la ignorancia del nus terrenal  que está profundamente
tétrico y nublado, según San Nikitas Stizatos “cubre los ojos de la psique y la convierte oscura y tétrica,
porque está cubierta de profunda nube tenebrosa que la impide ver las realidades divinas y las humanas,
de modo que no pueda fijarse a los resplandecimientos de la divina luz (increada) o disfrutar de las cosas
que ojos no las han visto y oído no ha escuchado y hombre no ha pensado y concebido, las que ha
preparado Dios para los que le aman (1Cor 2,9)” 122  (Filocalía, t.2º, v.87). El nus y en general la psique
es impotente fijarse a Dios e iluminarse y eso constituye la enfermedad y la muerte (espiritual) del
hombre. En este estado y situación el hombre no puede encontrar la verdad. San Basilio el Grande
enseña que tal como cuando el ojo se mueve continuamente izquierda derecha y arriba abajo no puede
ver con claridad el objeto, lo mismo ocurre también con el nus que es el ojo de la psique. Cuando se
esparce ocupándose de muchas preocupaciones y cosas es imposible que encuentre la verdad.123 (Obras
de San Basilio, t.1º, pág.61, 14).

Otro estado enfermizo del nus es la depravación, obcecación, depresión e insensibilidad, dice san Juan el
Sinaita 124, (Escalera pág. 60, v. 14). Cuando vienen los demonios en la psique y rodean la luz del nus,
entonces no hay nipsis, discernimiento, reconocimiento y vergüenza, sino “obcecación, insensibilidad,
ceguera y no discernimiento” 125(Idem pág.125, v.7).

El nus enfermo está cautivo y preso. “Los perversos pazos son ataduras para el nus que le mantienen
atado en las cosas sensibles” 126  (S. Zalasio, Filocalía, t.2º, c.3, v.41). San Máximo el Confesor nos dice
que “tal como un pájaro que está atado de su pie no puede volar por mucho que lo intenta vuelve en la
tierra, lo mismo también el nus que aún no ha conseguido la apázia (sin pazos, impasibilidad, sobriedad)
y vuela hacia las cosas celestes, cae atraído por los pazos hacia la tierra”  127  (Filocalía t,2º, 1ª.C,
v.85). El nus por mucho que intente a volar hacia la gnosis de las realidades celestes no puede si antes no
se ha liberado de sus distintos pazos. Los pazos le bloquean y le retienen preso en la tierra. El nus
también se infla y se engorda por los distintos pazos y no puede orar lúcidamente y claramente a
Dios 128 (S. Nilos el Asceta, Filocalía v.51).

El nus obcecado es como una nube sin lluvia que se engaña, puesto que está rodeado por los espíritus de
la vanagloria y del orgullo  129  (San Zalasio, Filocalía v.26).

El nus que enferma por el pazos de la vanagloria se autoengaña, ya que intenta con planos, figuras y
formas a describir lo divino, 130 (S. Nilo el Asceta, Filocalía t.1. v.96).

San Hisijio el Presbítero describe también la manera por la que se hace preso el nus. Si es inexperto y se
conduce sin la nipsis, entonces enseguida se mezcla apasionadamente con lo imaginado en él, es decir,
con lo que le trae la fantasía y a continuación conversa y da respuestas. De esta forma “se mezclan
nuestros loyismí con la fantasía demoníaca” y a medida que se multiplica la fantasía tanto padece el
nus”131, (Filocalía t.1º pág. 163).

Además de los estados anteriores de enfermedad del nus existe también la contaminación o infección. El
Apóstol Pablo dice: “Todo es puro para los limpios; pero para los contaminados y los que no tienen fe
nada es puro, porque tienen contaminado su nus y su conciencia” (Tit 1,15). La contaminación del nus
no proviene sólo de un gran pecado mortal sino también de un pequeño logos que sale de la boca:
“muchas veces el nus se contamina por una palabra o dicho descuidado”, pero esto ocurre
principalmente en aquel que saboreó la gracia y la energía de la oración, 132 (San Juan el Sinaíta:
Climax, v.51).

San Juan el Sinaíta o Clímaco nos habla sobre el pararipismós (ataque repentino inesperado) del nus que
sin que medie el tiempo, el logos o la imagen presenta con más agudeza el pazos al hombre. Con un
movimiento simple se presenta el pazos dentro en la psique del hombre, (Idem, 63). Se ve como el nus se
aprisiona con un mínimo movimiento sin que antes haya prevenido loyismós grande y compuesto.

Por tanto, la enfermedad del nus, con todo lo que antes nos hemos referido, es la corrupción, el
oscurecimiento, la ceguera, la obcecación, la depresión, la obligación, el aprisionamiento, el parapismós
(ataque repentino) y la afección o contaminación. Cada cosa que desvía al nus de su movimiento natural
es enfermedad de la cual consecuencia es la muerte o necrosis del nus. En este estado todo el hombre
está enfermo, infectado, narcotizado, anestesiado y muerto.

Terapia del nus

Una enseñanza e instrucción ortodoxa condiciona principalmente la parte noerá (del nus) de la psique.
Puesto que cuando se oscurece el nus, se contamina también la psique, esto quiere decir que la terapia,
“psicoterapia” del nus tiene como consecuencia terapia, psicoterapia para el hombre entero. En el tema
de la terapia, psicoterapia del nus girará ahora nuestro logos.

Para concretar el tema nos limitaremos en dos puntos básicos. Uno es cómo se consigue la terapia del
nus y el otro cuáles son los resultados de la psicoterapia del nus.

En principio debemos examinar las maneras, modos o formas por las que se consigue la psico-terapia del
nus
Enseñanza básica de nuestros santos es que la psico-terapia del nus se consigue con la atención y
vigilancia del nus que se llama nipsis. La vigilancia del nus “es la torre por donde uno ve los logos
(razones, causas) y el objetivo de cada virtud, 134 (san Hisijio el Presbítero, Filocalía t.1º v.76). La
vigilancia del nus se ha llamado “resplandecedora, iluminadora y portadora de fuego” que es superior a
muchas virtudes. La vigilancia del nus es aquella que con la fuerza de Cristo puede a los hombres de
pecadores, incapacitados, profanados, imprudentes e injustos transformarlos en justos, útiles, limpios,
santos y prudentes. Más allá que todo esto, la vigilancia del nus puede hacer a los hombres “contemplar
místicamente y teologizar” 135  (S. Hisijio el Presbítero. Filocalía t.1º pág. 161).  De la vigilancia y
atención el nus se limpia, se sana, se santifica y se hace capaz de teologizar. El hombre según Filoteo el
Sinaíta tiene que ser vigilante exacto y atento de su nus. Cuando ve un loyismós tiene que contradecirlo
enseguida e implorar inmediatamente a Cristo. “Y el dulce Jesús, mientras estás todavía hablando, te
dirá: “He aquí estoy, para socorrerte” (Is 58,9). Y tú, una vez que con la oración se hayan calmado todos
los enemigos, de nuevo vigila y cuida tu nus” 136  (Filocalía, t.2º, v.26).

Pero la vigilancia del nus no es solamente la atención de los loyismí, es decir, el intento para que no
entren los loyismí y aprisionen al nus, sino que es trabajo diverso. Como los loyismí vienen tomando
forma a causa de los pazos, por eso el principio de la vigilancia del nus es la abstinencia de comidas y
bebidas, negación y abstención de todo tipo de loyismí como también la hisijía del corazón”  137(San
Hisijio el Presbítero, Filocalía t.1º, v.165, pág.167).  La vigilancia del nus combina con la nipsis y con la
oración de Jesús Cristo porque “un barco no puede viajar sin agua; y la vigilancia y protección del nus
no progresará sin nipsis, humildad y oración de Jesús” 138  (San Hisijio el Presbítero, Filocalía t.1º, v-
168, pág.167). Eso significa que la atención del nus sin el esfuerzo para que uno se libere de los pazos y
sin el intento de adquirir las virtudes no puede llegar al fin.

Mas la psico-terapia del mortificado (narcotizado) nus se hace con el valor y el coraje. Los santos Padres
recalcan mucho la importancia del valor para la vida espiritual. “El valiente atleta (espiritual) no se agota
ni se desanima ni aún en el caso que haya reverenciado al diablo sino que tiene esperanza en Dios.
Psique valiente resucita al nus muerto” 139  (San Juan el Sinaita: Escalerapág. 81, v.7). “El caballo
experto se precalienta y así avanzando aumenta la velocidad en el camino. El camino es la himnología,
alabanza y el caballo es la valentía” 140 (Idem, v.57). Sólo la valentía anima al hombre a resucitar su nus
drogado y mortificado por el pecado.

Pero el nus del hombre necesita dedicarse a muchos trabajos. Es decir, se requiere cumplimiento de
todos los mandamientos-logos de Cristo a fin de resucitar. Porque si por la negación de los
mandamientos viene la muerte, por el cumplimiento de ellos vendrá la resurrección y vivificación del
mortificado (narcotizado) nus. Se requiere concepción de la agapi hacia Dios, memoria de Dios,
memoria de la Realeza increada, memoria de celo de los santos Mártires, memoria del mismo Dios
presente, memoria de las divinas energías y potencias espirituales, recuerdo de salida de esta vida,
memoria de respuesta, decisión y condena 141  (Idem pág. 60, v.17). La hisijía (serenidad y paz), la
oración, la agapi y la contención o autodominio son un vehículo de cuatro ruedas que conducen el nus en
los cielos, 142  (San Zalasio, Filocalía t.2º, v.24). El nus se ilumina cuando el hombre no descuida la
práctica espiritual en la vida. 143(San Zalasio, Filocalía t.2º, v.58).

San Nikitas Stizatos, discípulo de san Simeón el Nuevo Teólogo, teniendo la misma tradición
recomienda que “el camino rápido para la virtud es el silencio en la entrada de los labios, el cierre de los
ojos y de los oídos” (Filocalía t.4º, v.26). Esta hisijía de los sentidos, mientras haya cerrado las entradas,
ayuda al nus a verse claramente y distinguir los movimientos. Así el nus se convierte “tal y como
gobierna el soberano estando entre conceptos juzgando y separando los superiores loyismí de los
inferiores” y unos los acepta como buenos y los guarda en almacenes espirituales de los cuales se
alimenta, se fortalece y se hace pleno de luz y otros los rechaza y abandona “al fondo del olvido,
alejándose de sus amarguras”, 144  (Filocalía, t.2º, v.80).

Este versículo es digno de observación. Se ve claramente que el nus que se libera de la esclavitud por las
cosas sensibles mediante el silencio de los labios y la inactividad de los estímulos exteriores, se hace
regulador de la psique. No deja que entren al llamado subconsciente, al fondo de su corazón, al fondo de
la psique los sucios y satánicos loyismí. En el fondo de la psique se introducen los buenos loyismí que
alimentan y vivifican al hombre. Así todos los conceptos y los trabajos del hombre del cual el loyismós
es el soberano conductor son limpios, puros y claros.

San Máximo el confesor exhorta al luchador a domar lo irascible de la psique con la agapi, marchitar lo
anhelante con la contención y dar alas a lo logístico con la oración, “así la luz del nus no se oscurecerá
nunca”, 145  (Filocalía t.2º, v.80). Es una petición básica de los Padres que se debe al principio del trabajo
interior espiritual, que consiste en la terapia del nus, que le mantengamos limpio. Esto por supuesto que
se debe continuar después también. San Juan el Sinaita pide: “Retenga en el cuerpo al incontenible e
impetuoso nus que está esparcido por ahí… clava tu nus en la madera de la psique como otra cruz… tapa
y encierra en el cuidado de sí mismo al nus curioso… coloca severos vigilantes en la puerta de tu
corazón…” 146  (Climax, pág. 37-38, v.31). Pero este trabajo se debe combinar con el esfuerzo del hombre
para guardar en su vida los derechos de Dios. Se debe subrayar que de distinta manera se subordina el
nus práctico y de otra el nus contemplativo. Según la edad espiritual que se encuentra el hombre, existe
también el trabajo de atención y vigilancia del nus. El práctico puede subordinar fácilmente el nus en la
oración y el contemplativo la oración en el nus 147  (Elías el Presbítero, Filocalía t.2º, v.9)

Con este trabajo se consigue la psico-terapia del nus que se llama en el lenguaje de los
Padres catarsis (limpieza, purificación, purgación). El nus que está manchado y contaminado por las
energías de los pazos se debe purgar, catartizar. Este trabajo de la catarsis es energía y acción del
Espíritu Santo. “28- Sólo el Espíritu Santo puede hacer la catarsis, (sanación, terapia) del nus. Porque si
no entra dentro de la casa el más fuerte que el ladrón para reducir las cosas robadas y atar al ladrón (Lc
11,21-22), el botín no será liberado. Se debe, pues, por todos los medios y especialmente con la paz de la
psique, que el Espíritu Santo repose, para mantener el candil de la gnosis espiritual siempre encendido
dentro de nosotros. Cuando esto resplandece incesantemente dentro de los fondos de la psique, entonces
dentro del nus no sólo llegan a ser evidentes y claros aquellos ataques y accesos de los demonios, sino
también que se debilitan bastante y al ser inspeccionados, salen a la luz por aquella luz divina y gloriosa.
Por eso el Apóstol dice: “No apaguéis el Espíritu”, es decir: no entristecer la bondad del Espíritu Santo,
con malas obras o malos loyismí, para que no seáis privados de Su luz (increada) victoriosa e invencible.
Porque el Eterno y Vivificante Espíritu no se apaga, sino que Su tristeza, es decir, Su alejamiento, deja al
nus del hombre triste y sin la divina gnosis increada” 148  (San Diadoco de Fótica, Filocalía t.1º pág.
295, v.28).

San Nikitas Stizatos describe la manera de la catarsis del nus. Tal como tenemos cinco sentidos así
también tenemos cinco ejercicios correspondientes. Los cinco ejercicios son: vigilia, estudio, oración,
contención e hisijía. Es necesario para uno unir la visión con la vigilia, el oído con el estudio, el olfato
con la oración, el sabor con la contención o abstención, y el tacto con la hisijía. De esta manera el nus
rápidamente se purga y se purifica, se afina y se convierte sin pazos-impasible, lúcido y
perspicaz, 149  (Filocalía, t.3º, pág. 295, v.21).

San Hisijio el Presbítero da mayor importancia en la oración de Jesús, porque ella purga, purifica y
limpia al nus de los sucios loyismí. Cuando uno enferma por comidas enfermizas de mal estado, toma el
fármaco adecuado y las desecha. Lo mismo se hace con la oración de Jesús en relación con el nus
manchado. “…así también el nus, cuando recibe loyismí malignos y los acepta, de inmediato siente su
amargura, entonces se cura fácilmente mediante la oración de Jesús invocada desde lo más profundo de
su corazón, rechazándolos completamente; porque el aprendizaje con la ayuda de Dios y con la
experiencia que nos viene de este aprendizaje, permiten a los que tienen nipsis conocer y comprender
sobre este tema” 150  (Filocalía, v-188 pág.171,).

Entonces el tema de la catarsis del nus no es simplemente el hallazgo de los loyismí que se han
introducido en el interior de él, sino la expulsión de ellos que no se hace con pensamientos lógicos y
varios análisis sino sólo por la oración de Jesús o del corazón. Cuando decimos oración o bendición,
entendemos la energía del Espíritu Santo que viene con la memoria de Cristo dentro en el corazón. Es
cierto que san Gregorio Palamás recalca que la energía del nus que está compuesta de loyismí, se purga
y se purifica rápidamente “para los que se ocupan minuciosamente en la oración y en concreto en la
monóloga oración de Jesús”. Cuando el hombre se dedica en el trabajo de la oración, la energía del nus
se prico-terapia, se purifica y se sana. Cesan los loyismí pero no está limpia toda la psique. La fuerza,
potencia que nace la energía no puede purgarse y purificarse si no se limpian “todas las demás fuerzas”.
Se debe de purificar las demás fuerzas  con la contención, la agapi etc., porque de otra manera el hombre
se engaña si cree que se ha purgado y purificado, 151(Filocalía, t.4º, pág.133, v.3). En esta catarsis
coopera mucho la contención del sueño, es decir, la vigilia: “ojo en vigilia, purificó al nus” 152  (S. Juan
Sinaita: Climax, pág.103, v.2).

Si la ignorancia del nus que es obcecación profunda que cubre la visión de la psique y la hace oscura y
embotada para comprender las cosas divinas y humanas, la metania la sana, la hace psico-terapiada.
Aquí podemos ver el gran valor de la metania. Por eso san Nikitas Stizatos que describe el
oscurecimiento del nus, nos presenta también la sanación del nus mediante la metania. “Y estas
realidades apocaliptadas-reveladas por la metania en los ojos (psíquicos), entonces ve claramente,
escucha con gnosis-conocimiento y entiende con prudencia.  Al mismo tiempo adquiere la gnosis de
Dios y a continuación “mediante logos de sabiduría de Dios narra a todos los admirables bienes de
Dios” 153(Filocalía t.3º, pág. 330, v.87). La metania que se completa con el profundo luto (espiritual) y
conecta con la confesión es la que descubre los ojos de la psique, los cuales ven las grandezas de Dios.

En los escritos de los santos Padres se habla mucho para el regreso del nus al corazón, es decir, del
regreso de la energía a la sustancia o esencia. Es clásico el pasaje de san Basilio el Grande que está en su
carta hacia su amigo San Gregorio. “Y el nus cuando no está ocupándose por los sentidos sobre la cosas
exteriores y esparcido sobre el mundo, vuelve en sí mismo, y por sí mismo sube hacia el concepto y
comprensión de Dios; y rodeado y sobreiluminado de aquella belleza hasta se olvida de su propia
naturaleza, no le importa la comida ni de las cosas que le rodean se atrae, pasa de la ocupación terrenal y
toda la ocupación y atención de sí mismo la dirige y conduce hacia la adquisición de los bienes
eternos” 154(Obras de san Basilio t.1º, pág. 64).

He citado todo este pasaje porque es muy expresivo y fue utilizado por san Gregorio Palamás durante su
conflicto con Barlaam (racionalista filósofo latino). Dice san Basilio que el nus que no se esparce hacia
fuera y no se dispersa por los sentidos en el mundo, regresa a sí mismo y por sí mismo sube al concepto
y significado de Dios. A continuación siendo sobreiluminado e ilustrado por la belleza no se interesa
para las cosas terrenales y olvida hasta su propia naturaleza.

El regreso del nus de su dispersión al corazón, es decir, el regreso de la energía a la sustancia o esencia,
es psico-terapia del nus. El nus encuentra allí su verdadero sitio. A su regreso, primero encuentra el
corazón carnal y a continuación el corazón metafísico o espiritual. “Introduciéndose (el atleta espiritual,
el asceta) mediante el nus al corazón, primero al corazón carnal, empieza a penetrar en aquellas
profundidades suyas donde ya no está la carne. Encuentra el corazón profundo, el corazón espiritual o
metafísico y en su interior ve que la existencia de toda la humanidad no es para él algo ajeno y
desconocido sino que está indivisiblemente unida, enlazada y conectada con su propia existencia
personal” 155(San Siluán el Athonita, pág. 47-48). Este regreso del nus al corazón en realidad es la
reunificación del nus, es decir, la unión del nus y del corazón. Certificación de esta unión son las
lágrimas de corazón o contrición y el sentimiento de la dulce agapi (amor) de Dios. “Las lágrimas de
contrición y la dilatación del corazón durante la oración es la demostración fidedigna de que el nus se ha
unido con el corazón y la presente oración encontró su primer lugar, el primer escalón de ascensión, de
su elevación hacia Dios. Mirad porque la contrición o dilatación del corazón se aprecia tanto por todos
los ascetas” 156(Idem. Pág. 152). Introducido el nus al corazón se despoja de toda imagen y fantasía no
sólo sensible sino también de toda imaginable o espiritual 157(idem, pág. 152). Se cierran las entradas del
corazón a todo ajeno y entonces “la psique se introduce al gnofos (luz que transciende toda luz) que es
una orden particular y después se hace merecedora de inefable complacencia delante de Dios en nus
limpio, claro, puro y lúcido” 158(idem. Pág. 146).

Hablando sobre el regreso del nus al corazón, es decir, de la energía del nus a la esencia, debemos de
hablar para los tres movimientos del nus tal como los describe san Dionisio el Areopagita. Según san
Dionisio existen tres movimientos de la psique y del nus. El primero es el cíclico, “que es la
reunificación e  introducción uniforme desde afuera de las fuerzas y energías espirituales de la psique”.
Durante este movimiento la psique primero regresa en sí mismo y reunifica todas sus fuerzas y de esta
manera asciende hacia el infinito y al sin principio ni fin Dios que es más que todas las existencias o
entes. Este camino es inconfundible, no da la posibilidad que el nus se engañe y así concentrado
asciende hacia Dios. El nus se libera de cada creado, expulsa toda noción de la creación, cada fantasía y
se une con el corazón por la metania (metanús giro del nus) y allí  se revela Dios, puesto que ya se ha
hecho la unión del nus con Dios. Este movimiento es el movimiento de la llamada teología apofática (si
lo que no es).

El segundo movimiento es el directo cuando la psique del hombre “ve las cosas exteriores con los
sentidos o con sus imágenes, representaciones o símbolos y se eleva por las zeorías-contemplaciones
unidas, sencillas y simples”. Esta es la llamada natural zeoría-contemplación espiritual o teología
catafática (si a lo que es) que ve a Dios en la naturaleza, y por la contemplación de la naturaleza se eleva
a Dios. Es un método que es susceptible a engaño, porque muchos hombres acostumbrados a ver
directamente las creaciones de Dios se confunden y llegan a alabar más las creaciones que al Creador.

El tercer movimiento es el llamado espiral, que es la combinación de los dos movimientos anteriores.

Los santos Padres dan prioridad al primer movimiento que se llama cíclico porque hace un círculo.
Regresa el nus al corazón y a través del corazón se eleva a la zeoría-contemplación espiritual de Dios.
Así evita el engaño 159(San Dionisio el Areopagita, sobre Nombres Divinos PG 3, 704-705). Este
movimiento cíclico se consigue con la oración noerá o del corazón por la cual el atleta lucha “para
regresar al nus (energía) no con movimiento directo sino con el cíclico que es inconfundible e
inequívoco” 160(Obras de S .G. Palamás t.2º, pág. 134).

Por tanto, el regreso se consigue por la oración de Jesús, la llamada oración monóloga noerá o del
corazón, cuando el nus está limpio de cada loyismós y concepto, entonces ora a Dios sin distraerse. Por
eso san Nilos el Asceta bienaventuriza y bendice aquel nus que ora sin ensoñaciones e inmaterialmente a
Dios. “Bienaventurado el nus, quien en tiempo de oración consiguió la falta total de figuras, formas y
fantasías. Bienaventurado el nus que orando sin distracciones, consigue continuamente más anhelo hacia
Dios. Bienaventurado el nus que en el tiempo de oración se hace inmaterial y libre de todo.
Bienaventurado el nus que durante la oración consiguió insensibilidad total para todas las
cosas”, 161(Filocalía t.1º, v.117,118,119,120).

Puesto que ya hemos visto las maneras y modos por los cuales se consigue la psico-terapia del nus, a
continuación veremos los resultados de la terapia. Es decir, veremos por las obras de los santos Padres
qué se hace y qué sucede con el nus después o durante su terapia “psico-terapia”.
Uno de sus primeros frutos es la apázia (sin pazos, impasibilidad). Nus apazís (sin pazos) es “el que se
ha mantenido a sí mismo por encima de los pazos, y por encima de la tristeza y de la alegría”.
Encontrándose en este estado, cuando vienen las tristezas se alegra y cuando vienen las alegrías se
contiene de manera que no salga de la medida ideal,  163(San Nikitas Stizatos, Filocalía, t.3º, v.22). Esta
apázia es la mortificación vivificadora del Señor que se hace con la energía (increada) del Espíritu
Santo, 163(Idem. v.20). Cuando el nus se libera de los estímulos e irritaciones exteriores y se purga y se
limpia de las infecciones del pecado, entonces ve más claras las cosas. Ve todas las triquiñuelas y
maquinaciones de astuto maligno, aún hasta el momento que se prepara para la guerra. Conoce con
certeza todas sus astucias malignas. “Ve por analogía las astucias malignas de los enemigos” 164(San
Marcos el Asceta, Filocalía t.1º, pág.106). El nus apazís-sin pazos “ve finamente los conceptos cuando
está despierto, incluso durante los sueños” 165(San Zalasio, Filocalía t.2º, v.54). La conciencia como está
limpia, lúcida y clarísima no se molesta por los apasionados loyismí durante el tiempo que está
durmiendo, cuando la diania está inactiva.

Junto con la apázia está unida estrechamente también la catarsis. “El nus limpio, puro y lúcido es el que
se ha separado de la ignorancia y está iluminándose por la luz divina” 166(San Máximo el Confesor,
Filocalía t.2º, v.33). Es importante la catarsis del nus porque de esta manera el hombre adquiere la
gnosis de Dios. Al nus limpio unas veces le enseña Dios, otras las divinas dinamis (potencias) y a veces
“la zeoría-contemplación espiritual de la naturaleza de las cosas” 167(Idem. v.23). El nus limpio y lúcido,
según san Máximo, se encuentra en los conceptos finos de las cosas o en la natural contemplación de las
visibles e invisibles o en la luz de la Santa Trinidad. 168(Idem. v.27). Comprende entonces las Escrituras.
“Entonces les abrió el nus para que comprendieran las escrituras” (Lc. 24,45).

Según san Máximo el Confesor hay una atracción del nus limpio y de la gnosis. “La gnosis de Dios atrae
hacia ella al nus por naturalidad mediante la agapi” 169(Idem. v.32). Al nus limpio le encuentra el Espíritu
Santo y “cuando el Espíritu Santo encuentra el nus que se ha desnudado de los pazos, le mistagogiza,
instruye místicamente analógicamente sobre todas las cosas que esperábamos y anhelábamos” 170(San
Zalasio, Filocalía, t.2º, v.75). Así el hombre se constituye en Teólogo. Porque la teología no la ofrece la
gnosis humana y el estudio sino la energía (increada) del Espíritu Santo que está reposando en el corazón
limpio, puro y lúcido. El nus que se ha katartizado purgado y purificado “se ha convertido claro como el
cielo y la psique se hace y se llena de conceptos resplandecientes, teniendo el sol de la justicia
resplandeciendo en sí mismo e irradia enviando al mundo rayos de teología alegre” 171(san Nikitas
Stizatos, Filocalía t.3º, v.67).  Por eso el Abad Sisóis en la pregunta del Abad Amós si debía estudiando
la Escritura componer discurso de manera que lo tenga preparado en caso que fuera preguntado,
contestó: “No es necesario; más bien de la lucidez y pureza de tu nus, si la has adquirido, te vendrá el
hablar y el estar despreocupado”  172(Geronticón, pág.112, v.17).

La verdadera teología no es fruto de concentración de materia sino de manifestación del Espíritu Santo.
Cuando el nus del hombre está purificado y lúcido, entonces se ilumina, y si el hombre dispone de
cabida, capacidad, es decir, de sabiduría, entonces el hombre puede teologizar. Por eso decimos que la
vida entera y el cuerpo del hombre son teología. El hombre purgado y purificado se convierte
enteramente una teología. Ciertamente algunas veces los Santos Padres utilizaban a Padres anteriores
que ellos no porque los mismos no tenían experiencia sino para certificar esta experiencia sobre todo en
épocas que había personas que la negaban.

Mediante la catarsis del nus se consigue también el verdadero conocimiento de nosotros mismos. El
filósofo Barlaam sostenía que la santidad y el perfeccionamiento es imposible que se encuentren “sin
división, silogismo y análisis”, por eso aconsejaba para aquel que quiere adquirir la perfección y la
santidad que es necesario de ser enseñado de “los métodos divisionarios, silogísticos y analíticos”. Pero
San Gregorio Palamás rechaza este aspecto que es herejía de los Estoicos y de los Pitagóricos. Nosotros
los Cristianos, enseña San Gregorio, no consideramos verdadera esta gnosis que se encuentra con
discursos y silogismos sino “la que se demuestra por vida, experiencia y obras y que sólo es verdadera
sino también segura e inalterable”. A continuación dice que no puede uno conocerse a sí mismo con
métodos de división, análisis y silogismos si no ha constituido su nus sin mancha ni maldades astutas por
su laboriosa y constante metania e intensa ascesis. El que no ha hecho la catarsis de su nus y no lo ha
hecho inmancable y puro no podrá adquirir gnosis-conocimiento de su pobreza que es útil al principio
del conocimiento de sí mismo, 173(Obras de San Gregorio Palamás t.2 pág.178).

Este versículo es muy importante. Porque muchos hoy en día enseñan que el hombre puede llegar a la
gnosis de sí mismo por el autoanálisis y psicoanálisis. Pero esto es un engaño y puede conducir al
hombre en horrorosos resultados. Cuando uno se autoanaliza entonces lo más posible es que llegue a la
esquizofrenia. El método ascético es sencillo. De las maneras que hemos descrito anteriormente, es
decir, con la catarsis (purgación y purificación), la vigilancia del nus y su regreso al corazón mediante la
metania y la oración del corazón y el cumplimiento de los mandamientos-logos de Cristo, perseguimos a
liberarle el nus de las imágenes, fantasías y del aprisionamiento de las cosas sensibles y así regresando a
su corazón ver su devastado desierto. El conocimiento de nosotros mismos se hace por la energía
increada del Espíritu Santo. Sólo cuando la Jaris energía increada de Dios con nuestro trabajo haya
iluminado la psique, conoceremos con cada detalle a nuestro ser con exactitud. Por eso la psico-terapia
de nuestro nus revela la existencia de los pazos, entonces, iluminados por Espíritu Santo y
fortaleciéndonos de Éste, podremos luchar contra estos.

El nus cuando se haya terapiado “psicoterapiado” permanece inimaginable (sin fantasías) y sin pazos
carnales, es decir, limpio, luciente, puro y libre de fantasías y superior de cualquier ilusión
carnal, 174(San Diádoco de Fótica v.49).

Otro fruto de la terapia del nus es la libertad. Antes estaba aprisionado, ahora se está liberando y “hacía
las realidades celestes va caminando con alegría y gozo” 175(Elías el Presbítero. Filocalía t.2º, v.
113). Liberado de los pazos, haga lo que haga se considera como un regalo puro de Dios, 176(Elías el
Presbítero. Filocalía t.2º, v. 10).

Cuando el nus sea liberado de los pazos que constituyen su necrosis, se despierta y se levanta. Así se
habla para la resurrección del nus. San Nikitas Stizatos adapta el milagro de la resurrección del Lázaro
con la resurrección (despertar espiritual) del nus muerto. Tal como Lázaro murió, así también el nus
muere por el pecado y se entierra. Tal como el Cristo viene de Bizania para resucitar a Lázaro, así viene
al nus muerto para resucitarlo de la corrupción de los pazos. Y tal y como las hermanas de Lázaro, Marta
y María fueron al encuentro de Él llorando y lamentando, así “la justicia es la vida con privaciones y la
ascesis trabajo- espiritual, en cambio la prudencia es el trabajo del nus y la zeoría-contemplación
espiritual”.

Esta comparación entre los dos milagros, la resurrección de Lázaro y la resurrección del nus mortificado,
la encontramos también en muchos troparios de la himnografía ortodoxa. En un tropario del Jueves antes
del Domingo de Ramos en el orzros-maitines, se ve que la praxis es María y la zeoría-contemplación
espiritual es la Marta, por las cuales se suplica a Cristo a resucitar nuestro nus muerto. El nus se
encuentra muerto en la tumba y no tiene energía vital vivificante, por eso estamos exhortados a mandar a
Cristo la Marta y la María, es decir, las praxis para resucitarle. El nus del continente (nus resucitado) se
hace templo del Espíritu Santo y el nus del glotón, avaricioso por la comida, la gula, se hace templo de
cuervos” 180  (san Talasio Filocalía T.2 v. 55)

En este estado el nus limpio y puro se ilumina y sufre el rapto, 181 (San Nikita Stizatos Filocalía v.18.)  Se
encanta y es atraído por la zeoría contemplación espiritual y habla con el Señor. Ciertamente los Padres
cuando hablan para el rapto y la éxtasis del nus no dan a entender que el nus sale del cuerpo, tal como se
hacía con la Pitonisa de Delfos, sino que se libera de la conducta mundana y carnal y se ofrece a Dios,
mientras que no pierde el sentido, percepción y sensación del mundo. Aquel que tiene oración incesante
vive la éxtasis del nus. Esto se llama rapto y es una especie de zeoría contemplación espiritual o
avistamiento de Dios.

El nus purificado se ilumina. En este punto consideramos que es indispensable referirnos a esta luz y
particularmente a la luz del nus, porque se habla en las obras patrísticas.

San Diádoco de Fótica se refiere a esta luz del nus. En uno de sus capítulos, como conocedor de la
teología mística dice: «40- Uno no debe dudar que, cuando el nus comienza a recibir continuamente la
energía (increada) de la luz divina, se hace todo transparente, de modo que él mismo vea
abundantemente la riqueza de su propia luz. Esto sucede cuando la potencia de la energía de la psique ha
vencido los pazos y domina sobre ellos. Pero cada figura que se manifiesta al nus, sea como luz, sea
como fuego, proviene de la mala astucia del enemigo; tal como claramente nos enseña san Pablo: “…que
el diablo se metamorfosea, transforma en ángel de luz”, (2ªCor 11,14). Uno no debe emprender la vida
ascética con una esperanza de este tipo de ensueños, no vaya ser que el satanás encuentre la psique lista
para arrastrarla. Nuestra pretensión sólo debe ser amar a Dios con todo sentido, sentimiento y fuerza del
corazón y con la psique entera (la parte logística, la irascible o emocional y la anhelante-voluntad) y con
cada información interior, es decir, “…con todo el corazón, con toda nuestra diania y con la psique
entera, (Mat 22,37)”. Porque aquel que por la jaris (energía increada) de Dios energiza y opera a este
grado, aun cuando vive en este mundo, se encuentra alejado del mundo», 182  (Filocalía t.1
v.40). También en otro punto dice: “Aquellos que estudian sin cesar este santo y glorioso Nombre en la
profundidad de su corazón, ellos algunas veces pueden ver también la luz de su propio nus” 183  (Idem
v.59).

Esta enseñanza de San Diádojo de Fótica la adoptan también los Santos Cálistos e Ignacio los
Xanzópuli, (Filocalía tomo 5).

San Nilos el asceta enseña que: “75. Cuando venga el Ángel de Dios, sólo con su logos, cesa esta
energía demoníaca y mueve la luz del nus de manera que se energice y opere sin engaño” 185 (Filocalía
t.1 v.7)

El nus es como a imagen de Dios. Puesto que Dios es Luz el nus también tiene luz. En este sentido dicen
los Santos que el hombre puede ver la luz de su nus. Pero esto ocurre al hombre natural, en cambio en el
hombre caído su nus se oscurece y se cubre por los pazos. Pero cuando se ha liberado de los pazos y se
ha iluminado de Dios, entonces puede el hombre durante la oración ver la luz de su nus.
San Gregorio Palamás en muchos puntos de su obra “sobre los santos hisijastas” se refiere sobre este
tema. Presentando varios logos de los Santos resulta: “entiendes, oh hombre, que el nus liberado de los
pazos, se ve a sí mismo como luz y durante la oración también es rodeado e iluminado por la divina luz
increada”186 (Obras de san Gregorio Palamás, EPE, t.2 pág.164).  Es cierto que “el nus viéndose a si
mismo se ve como luz” 187 (idem pag 168), pero continua el Santo diciendo que “así es toda naturaleza
espiritual del nus catartizada purgada y purificada, no lleva la capa de la maldad”. Cuando no lleva la
capa de la maldad, del mal, entonces “se ve como luz noerá-espiritual” 188 (idem pag 168). Pero esta
visión de la luz del nus se hace por la acción y energía increada del Espíritu Santo. “El nus una vez que
se haya purificado e iluminado y haya alcanzado con claridad y certeza a la participación de la Jaris
increada de Dios, por supuesto que se hace partícipe también de otras expectaciones místicas
sobrenaturales, y viéndose a sí mismo, es cierto que se ve como otro, pero no en otro y no sólo ve
simplemente su propia imagen-icona, sino su metamorfoseada imagen-icona por la jaris energía increada
de Dios…” 189 (idem pag 364)

Con esta enseñanza del santo se ve claramente que el nus purgado y purificado no ve su propia imagen,
sino la brillantez de la formada Jaris de Dios en su icona-imagen. Los Santos ven metamorfoseados de
doxa-gloria en doxa-gloria esta icona-imagen. Tal como la visión sensible no puede ser vista si no está
iluminada por la luz exterior, así también el nus no puede ver con su sentido noeró (espiritual) sino le
sobre-ilumina la Luz divina” 191  (Idem 168).

Sinópticamente podemos decir que según la enseñanza de San Gregorio Palamás, el nus por un lado es
luz como a imagen de Dios, pero por otro lado se oscurece por los pazos. Sólo cuando ilumine la Luz
divina y el nus se ha purificado, entonces puede ver no solamente su propia luz sino el esplendor que se
forma en su icona-imagen por la energía de la Jaris increada de Dios. Porque esta misma visión del
sentido por sí misma no puede ayudar en nada al hombre sin la luz sensible. Lo mismo sucede con la
visión de la divina Luz increada dentro en el nus del hombre. Toda esta enseñanza la desarrolló el Santo
porque el Filósofo Barlaam sostenía que por la gnosis humana, por la elaboración del pensamiento
humano uno puede ver a Dios y adquirir gnosis de Dios. Pero esto es totalmente equivocado.

El archimandrita Sofronio en su obra “El Yérontas Sofronio” escribe en relación sobre esta luz natural
del nus: “llegando «hasta la consumación de la luz por la oscuridad» (Job 26,10), el hombre contempla
su belleza noerá (espiritual) que muchos la han calificado como Deidad. La luz que se ve es luz pero no
aquella Luz, la Verdadera, en la cual no hay ninguna oscuridad sino la luz natural del nus del hombre
creado como a imagen de Dios.
Esta luz del nus, supera en valor cualquier otra gnosis empírica y con certeza se puede llamar skotos
(oscuridad, tiniebla), porque es el vacío del despojo, y Dios no está en esta. Quizá en este caso en vez de
cualquier otro conviene recordar los logos del Señor: «Vigila no vaya ser que la luz propia tuya sea tu
oscuridad» (Lc 11,35). Realmente la primera catástrofe cósmica prehistórica, la caída del Lucifer, del
hijo matinal hecho príncipe de la oscuridad, de las tinieblas, ha sido resultado de auto-contemplación
amorosa de su belleza, zeoría-contemplación que resultó a la autozéosis o autoglorificación” 192  (San
Siluan el Athonita pag 162-163).  El mismo, en otro punto escribe en relación con esta luz natural que es
el gnofos (nube oscura) del despojamiento: «Si queremos poner una definición de este “lugar” espiritual
de este gnofos, podemos decir que se encuentra en las fronteras de la contemplación de la luz increada.
Pero cuando el trabajo de la oración noerá o de Jesús se celebra sin metania profunda y hacía la
absolución de Dios, entonces la psique desnuda de todas las representaciones puede permanecer por
tiempo indeterminable en este gnofos sin ver a Dios, porque en este mismo gnofos Dios no se presenta,
no aparece.

El hombre permaneciendo en la ley del despojamiento de cualquier cosa visible y concebible, el nus
prueba un original regocijo, gusto y alivio, y entonces si gira hacia sí mismo puede sentirse a semejanza
de alguna luz; pero esta luz no es la luz increada de la Deidad, sino una peculiaridad natural del nus
creado como a imagen del Primer Nus, es decir, de Dios.

Como salida más allá de los límites del tiempo, esta contemplación es posible que acerque al nus hacia
una intuición o percepción de dimensión intemporal y hace al hombre poseedor de nueva gnosis. Pero
¡ay! en aquel que ésta sabiduría la toma como gnosis-conocimiento de Dios verdadero, y esta zeoría-
contemplación la toma como participación en la divina existencia. ¡Ay!, porque en este caso el gnofos
del despojamiento estando sobre los límites de la verdadera visión divina resulta en impenetrable
cubierta de la Deidad y pared medianera separando de Dios más que los brutos y materiales pazos, o el
oscurecimiento por sugestiones demoníacas, como también el oscurecimiento por la pérdida de la Jaris o
el abandono por parte de ella. ¡Ay!, porque se trataría de un engaño, una equivocación. En el gnofos del
despojamiento aún no está Dios. Dios se revela en la luz y como Luz e introduce al hombre la luz sin
crepúsculo (increada) de la profunda existencia de Dios» 193 (Idem pag 189-190).

Es imposible en nosotros hacer una comparación entre los textos de San Gregorio Palamás y el
Archimandrita Sofronio sobre la relación de la luz del nus porque no tenemos la relativa experiencia.
Mientras que exteriormente parece que hay deferencias, a pesar de eso creemos que es más bien una
diferencia léctica, de dicción, verbal. Creemos inconmoviblemente que los dos Padres tienen experiencia
de estas situaciones y expresan en un aspecto distinto estas experiencias. Tenemos la sensación, sin ser
absolutamente seguros, que el Padre Sofronio se refiere más a la lógica (mente, intelecto) por la cual el
hombre se auto-deifica y se auto-enamora. Por eso sostiene epigramáticamente que este gnofos de
despojamiento constituye “una impenetrable cubierta, capa de la Deidad y pared medianera” que separa
más al hombre de Dios que los pazos, el oscurecimiento de los ataques demoníacos y el abandono de
Dios. En realidad esta luz del nus es gnofos y oscuridad y en este punto concuerda totalmente con San
Gregorio Palamás, igual que concuerda absolutamente también con la enseñanza de san Gregorio que
la zeoría-contemplación de Dios es energía pura de Dios al hombre. “…la zeoría-contemplación de la
Divina Luz Increada es imposible, excepto sí uno se encuentra en estado de iluminación por la Jaris
increada, situación por la que la praxis de la zeoría-contemplación espiritual de por sí misma es sobre
todo comunión y unión con el Dios Vivo, participación de la Vida Divina” 184 (Idem pag
188). Personalmente no podemos encontrar diferencias entre estos dos testigos presentes. Simplemente
se expresan de distintas palabras teniendo en cuenta que tienen que refutar distintas comprensiones y
percepciones heréticas.

De todos modos es un hecho que cuando el nus del hombre se hace uno con el espíritu del Señor, “así
grandiosamente ve las realidades espirituales” 195 (San Gregorio Palamás, EPE tomo 2 pag 186). La
apázia (sin pazos) del nus le conduce a la contemplación de los seres, 196  (San Talasio, Filocalía t.2 v-
20).  El nus que se ha liberado de los pazos, se hace de forma luminosa, ya que se sobreilumina
incesantemente por las zeorías-contemplaciones espirituales de los seres 197  (Idem v-50).

El nus psico-terapiado, sanado se hace digno también de la zeoría-contemplación de Dios. Naturalmente


no ve la esencia increada de Dios sino Su energía increada. Los Santos cuando ven la Luz mientras se
unen con Dios ven la prenda de sus zéosis, “del nus glorificado”. El nus se glorifica y se llena de doxa-
gloria de la divina Jaris, 198 (San Gregorio Palamás, EPE tomo 2 pag 158). Así el nus se glorifica.

Entonces se desarrolla dentro del nus el placer (hidoní) espiritual, porque “el nus abriéndose totalmente
sobre la zeoría-contemplación de las realidades espirituales, difícilmente se desapega del placer de estas
realidades” 199 (San Talasio, Filocalía t.2 v-46). El nus que permanece estando unido con Dios con
oración y agapi, se hace sabio, fuerte, magnánimo, tolerante, filántropo y misericordioso y generalmente 
en pocas palabras “lleva en sí mismo todas las divinas cualidades”, mientras que el nus cuando se va
alejándose de Dios “se convierte demoníaco, hedonista o bestial peleándose por estas con los
hombres”  200  (San Maximo el Confesor Filocalía t.2, 1.v-52, pag 68).
Consecuencia de la terapia del nus es también la terapia, curación del cuerpo. Naturalmente cuando
decimos que el cuerpo se sana no entendemos que se libera de las enfermedades, aunque esto hasta
cierto punto se puede conseguir. Decimos hasta cierto punto, porque muchas enfermedades,
principalmente de naturaleza neurótica, se producen por la necrosis del nus, pero esencialmente se libera
de los pazos somáticos del cuerpo. San Máximo dice: “Cuando veas que tu nus se ocupa con justicia y
piadosamente de los conceptos del mundo, sabrás que también tu cuerpo permanece puro y sin
pecado” 201  (Filocalía t.2 3.v-52 pag 83). El nus que obedece a las divinas realidades mantiene el cuerpo
también limpio de los llamados pazos somáticos. Primero el nus es receptivo de la arras de los futuros
bienes y después se eleva hacia al primer nus y santificado este, también se va transformando más divino
su cuerpo conjuntado”,  es decir, transforma el cuerpo que está conjuntado con él y así se prepara
también a saborear las realidades del siglo futuro”. Ya que el cuerpo también saboreará los bienes
eternos, entonces es imprescindible que el cuerpo que se prepare desde esta vida, 202 ((San Gregorio
Palamás, EPE tomo 2 pag 220).

Todos los Santos que viven este tipo de vida siguen el mismo método de terapia y catarsis del nus y así
adquieren la misma enseñanza.

Creemos que los Santos no tienen aspectos particulares y distinta colocación dogmática. Ya que tienen la
misma experiencia, tienen la misma enseñanza. Si en algunos puntos nosotros vemos diferencia, esto es
porque interpretamos sus enseñanzas con presuposiciones equivocadas. Si intentamos ver la expresión
distinta de cada Santo, puesto que, aunque todos tienen la gnosis de Dios, a pesar de esto, no tienen la
misma sabiduría; si intentamos descubrir el sentido real de cada palabra, no encontraremos enseñanzas
distintas. En realidad nosotros somos fragmentarios, incompletos e inexpertos en temas espirituales,
separados de la tradición viva de la Iglesia Ortodoxa, por eso vemos diferencias en los Santos Padres.

El Apóstol Pablo escribe: “…que seáis constituidos en armonía en un mismo nus y en una misma
opinión” (1Cor 1,10). Los santos comparten las mismas cosas y realidades. Y San Gregorio Palamás
recalca que la experiencia y la gnosis sobrenatural (increada) es común en todos los que han creído en
Cristo, 203  (Idem pag 558).

Todo lo que se ha dicho manifiesta que el nus recibiendo la energía de los pazos enferma, se mortifica y
se narcotiza perdiendo su estado natural y necesita terapia “psicoterapia”. El método ortodoxo de la
ascética describe todas las maneras y modos de terapia “psicoterapia”. del nus. Esta terapia es
indispensable, porque el nus se purga, se purifica y conoce a Dios, adquiere gnosis increada de Dios y
esta gnosis increada constituye la sotiría redención, sanación y salvación del hombre.
 

 
1. b) El corazón

Qué es corazón

Calificaciones del corazón

Enfermedad del corazón

Terapia del corazón

Una de nuestras peticiones básicas hacia Dios es adquirir la sotiría redención, sanación y salvación. “Por
la paz superior, la sanación y la salvación de nuestras psiques pedimos al Señor”. También
muchos troparios (cantos) terminan con la frase “interceda para que se sanen y salven nuestras psiques”.

La sotiría redención, sanación y salvación (y psicoterapia) de la psique no es despojarnos de una cosa,


sino vestirnos a Cristo, no es un estado negativo sino positivo, básicamente es comunión y unión con
Cristo. Esta comunión se hace principalmente en el corazón. Por eso la adquisición de la sotiría sanación
y salvación principalmente es encontrar el corazón. Cuando por Dios nos hayamos hecho dignos y
merecedores a encontrar el corazón, entonces andamos el camino de la sotiría sanación y salvación. Es
característico el logos del Abad Pambó: “Sí tienes y conocer corazón te puedes sanar y salvar” 204. El que
uno tenga corazón significa que uno encuentre su corazón (centro psicosomático) y de allí dentro le
guiará y dirigirá el mismo Dios.

San Marco el Asceta, interpretando el logos del Señor “la realeza (estado con la energía increada) de
Dios está en nuestro interior” (Luc 17,21), dice que: “Es necesario tener la Jaris (energía increada) del
Espíritu Santo energizando, operando en el corazón y así entrar proporcionalmente al reinado de la
Realeza increada de Dios” 205. Por eso muchos Padres consideran indispensable el hallazgo del corazón
dentro en el cual energiza y opera la increada Jaris de Dios, porque entonces el Cristiano tiene como
maestro a Dios y es dirigido con seguridad por el Espíritu Santo.

Qué es el corazón
Cuando la Santa Escritura y los Santos Padres hablan sobre el corazón dan a entender el corazón
metafísico o espiritual. Es decir, el corazón por una parte como órgano carnal y por otra como centro de
nuestra existencia dentro en el cual se hace la comunión y unión con Dios. En un punto se encuentran los
dos conceptos del corazón, pero a la vez se diferencian. Esto lo veremos más detalladamente en los
siguientes párrafos.

Primero analizaremos los conceptos sobre el corazón espiritual o metafísico. Es bastante difícil dar una
definición sobre el corazón espiritual, porque “el corazón verdaderamente es un abismo difícil de
concebir” 206. Particularmente al hombre carnal, materialista que está poseído de la razón y está viviendo
la zófosis-obcecación, oscuridad de la vida después de la caída, es imposible este conocimiento sobre el
corazón espiritual. Por eso no se puede encontrar ninguna definición o termino quien podrá describir esta
realidad que vive el hombre espiritual. Sólo calificaciones características e imágenes puede uno
formular.

El hombre espiritual que vive con la oración “conoce que su corazón no es sólo un órgano físico o el
órgano de la vida psíquica, sino que es algo metafísico (más allá de lo físico), y no se subordina en un
término capaz de tocar a Dios, la fuente de toda existencia” 207. El corazón es aquel espacio donde se
desarrolla toda la vida espiritual y que opera, energiza la energía increada de Dios. Este “corazón
profundo” en muchos es desconocido y no solo por los otros, sino también por el mismo hombre. Porque
la Jaris-Gracia energía increada trabaja místicamente la sotiría sanación y salvación del hombre dentro
en su corazón. Es característico lo que dice el Archimandrita Sofronio: «El campo de la lucha espiritual
para cada uno de nosotros más que nada es nuestro corazón. Y aquel que ama a introducirse en su
corazón, comprende el logos del profeta David que dice: “se acercará el hombre, y su corazón profundo”
(Sal. 63,7).

La auténtica vida en Cristo fluye allí en la profundidad del corazón, escondida no sólo de los ojos ajenos
sino también en su plenitud por el mismo hombre. Aquel que ha entrado en este nuncio místico, sin duda
ha probado una sorpresa inefable frente al misterio de su existencia. Aquel que con diania-mente
(intelecto) catartizada purificada y lúcida se ha entregado a la observación intensiva de su corazón
profundo, éste comprende que es imposible observar y seguir en todo la fluidez de la vida, aunque fuera
por un largo espacio del tiempo. Éste se da cuenta de lo difícil que es captar el camino de la vida
espiritual del corazón y el fondo en el que se introduce en contacto consciente con aquel Ser, donde ya
no existen caminos ni vías» 208.
El Apóstol Pedro llama el corazón, “el hombre escondido del corazón (1Ped 3,4). Realmente es el campo
aquel que se santifica Dios: “santificad al Señor el único Dios en vuestros corazones…” (1Ped 3,15).
Dentro en nuestros corazones amanece la Jaris increada de Dios: “… hasta que alboree el día y el lucero
de la mañana salga en vuestros corazones” (2Ped 1,19). A pesar de la unión del corazón del hombre con
Dios, el corazón permanece “el pequeño” y Dios “el mayor”. “…mayor es Dios que nuestro corazón…”
(1Jn 3,20).

Se han referido estos puntos no para presentar las calificaciones características de la Santa Escritura y de
los Santos Padres, cosa que haremos en un otro párrafo, pero para darnos cuenta que en muchos puntos
del Nuevo Testamento y los Santos Padres se refieren y hablan sobre el corazón.

En otra parte hemos localizado el hecho que el nus es principalmente el ojo de la psique. También hemos
apuntado que en muchos pasajes de los Santos Padres el nus se conecta con el corazón. Realmente el
corazón se identifica con el nus. San Máximo el Confesor es característico “… al nus hazle la catarsis
cuando vienen el odio y la insensibilidad (dureza), al cual nus el Señor le llama corazón” 209. El nus es el
ojo de la psique y el corazón es el centro de la existencia del ser humano, es el centro del mundo
espiritual, pero parece ser que estos dos se conectan entre sí. Es muy importante decir que San Gregorio
Palamás mientras habla sobre la catarsis, limpieza, pureza y lucidez del corazón a continuación analiza
detalladamente  al nus y su catarsis, su pureza y claridad, 210.

Ciertamente tenemos que recordarnos lo que dijimos en el párrafo anterior, el que los Padres llaman nus
también la esencia de la psique que se encuentra en el corazón y también la energía de la psique que
consiste de los loyismí. “También nus se llama la energía que se constituye de los loyismí y los
conceptos. Nus también es la fuerza que opera, energiza, la cual por la Escritura se llama corazón” 211.
San Nikiforos el Monasta analizando y describiendo la atención, dice que unos de los Padres la atención
la calificaron como vigilancia del nus y otros guardia del corazón, otros nipsis (vigilancia de la
sobriedad) y otros hisijía noerá (serenidad y paz del nus). “Con todo esto expresan uno y lo mismo, tal
como decimos pan, barra, bocado, o bollo”, 212. Por lo tanto, según San Nikiforos el Monasta, si decimos
vigilancia del nus o guardia del corazón es la misma cosa. Esto significa que en la teología patrística el
nus conecta y se identifica con el corazón. Por eso lo que hemos escrito anteriormente sobre el nus es
válido también para el corazón, pero aquí hablaremos más sobre el corazón.

La conexión entre nus y corazón se ve también en la enseñanza de San Diádoco de Fótica. El Santo
enseña que desde el momento del bautismo la Jaris increada de Dios “se esconde en el fondo del nus”,
escondiendo a la vez su presencia en el sentido y sentimiento del nus. Cuando el hombre empieza amar a
Dios con toda su intención, entonces con el sentido del nus transmite parte de sus bondades a la psique.
Pero cuando haya esparcido toda la riqueza material, “entonces encuentra el lugar en el cual está
escondida la jaris increada de Dios” 213. En otro capítulo el Santo dice que la Jaris, energía increada, con
el Santo Bautismo habita en el fondo de la psique, es decir, en el nus. Cuando ardientemente nos
recordamos de Dios, entonces “desde este fondo del corazón sentimos a Dios” 214. En estos pasajes aquí
vemos la conexión entre nus, psique y corazón.

Como en la época de San Diádoco dominaba la idea herética de los Masalianos, sosteniendo que al
mismo espacio de la psique coexiste la Jaris increada de Dios y satanás. El mismo Santo separa las cosas
por el conocimiento de la Santa Escritura y por el sentido del nus. El Santo recalca que: “76- Algunos
creyeron que la jaris y el pecado, es decir, el Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño, juntos se
esconden en el nus de los bautizados. Por eso dicen que uno sugiere al nus las cosas buenas y el otro
inmediatamente las opuestas. Pero yo, a partir de la Sagradas Escrituras y de mi sentido espiritual del
nus, he comprendido que antes del santo bautismo, la jaris promueve la psique hacia el bien desde fuera,
en cambio el Satanás se anida en las entrañas de la psique intentando tapar y obstruir todas las salidas
hacia el bien. Desde el momento del bautismo el diablo está echado fuera y la jaris (increada) se
introduce dentro de la psique. Por eso, tal como antes del bautismo en la psique había dominado el
engaño, así, después del bautismo domina la verdad. Sin embargo, también después del bautismo el
satanás opera contra la psique como anteriormente, e incluso peor, y con más frecuencia. Pero no es
verdad que coexiste con la jaris -así no es- sino que nubla al nus con la dulzura de los placeres o del
hedonismo, a causa de la flojera o sopor del cuerpo. Esto sucede por la concesión de Dios, con el
propósito que pasando de la tempestad y del fuego de la prueba, entonces el hombre si quiere, llega al
gozo del bien. Tal como dice la Escritura: “Hemos pasado por agua y fuego, y nos condujiste en lugar de
recreo y placer” (Sal 65,12) 215.

Antes del bautizo en el fondo del corazón se encuentra el satanás y la Jaris exteriormente incita la psique
hacia el bien, pero después del Santo Bautismo sale el satanás de la psique y se introduce la divina Jaris.
Por tanto, no coexisten en la misma parte la Jaris y el satanás. La divina Jaris mediante el sentido del nus
regocija el cuerpo con inefable deleite, en cambio los demonios aprisionan la psique forzándola
mediante los sentidos del cuerpo, principalmente cuando encuentran al hombre con desgana y pereza
para la lucha espiritual, 216.

La Jaris de Dios, que se encuentra dentro en el fondo del corazón espiritual, después del Bautismo
cuando actuamos según nuestros deseos e ilusiones de la carne, se cubre de los pazos, entonces el
esfuerzo del hombre está en descubrir esta Jaris mediante la vida ascética-práctica en Jaris. Es decir, el
esfuerzo que trata de expulsar la nubosidad que cubre el corazón. Puesto que según San Diádoco de
Fótica mediante el Santo Bautismo se expulsa el satanás del corazón: “84- Dice el Señor en sus
evangelios que el fuerte no puede ser expulsado de su casa si mientras le despojas de sus bienes no le
encadenas y le expulsas fuera. ¿Cómo, pues, puede aquel que con tanta vergüenza fue expulsado,
regresar a entrar y cohabitar con el dueño que está reposando en su casa? En efecto, ningún rey,
habiendo apresado algún tirano que va contra él, pensará alguna vez estar junto con él dentro en su
palacio; sino más bien, le degollará, o le entregará a su ejército para que sea castigado brutalmente y sea
ejecutado penosamente” 217.

Esta enseñanza de San Diádoco se ha puesto aquí en este punto para que sea claro que con el Santo
Bautismo la increada Jaris de Dios se introduce en el corazón profundo, en el profundísimo corazón
espiritual. Cuando este corazón se cubre de los pazos entonces hacemos un gran esfuerzo para
descubrirlo.

San Theóliptos de Filadelfia enseña que el corazón, es decir, el nus se revela cuando el hombre ha vivido
el método hisijasta. “Cuando anules las distracciones y preocupaciones exteriores y abandones los
loyismí interiores, entonces se estimula el nus para obras y logos del Espíritu” 218 Y nos exhorta para que
paremos las relaciones y las habladurías y luchemos contra los loyismí interiores hasta que encontremos
el lugar de la oración pura que es la casa en la que habita Cristo 219 .

Por este pasaje se ve que el corazón es el lugar el cual se descubre por la en Jaris ascesis-práctica
espiritual y en el que se manifiesta el Cristo. Esto lo conoce el hombre que hace la catarsis, se purga y se
limpia de los pazos y todas las obras del pecado. Para el hombre post caída que vive lejos de Dios, el
corazón está cubierto, está totalmente desconocido, el hombre no conoce que existe. En cambio para el
hombre que vive según y para Dios el corazón es conocido, es realidad.

Esta enseñanza nos conduce al punto de vista que la apocálipsis-revelación del corazón en realidad es
una apocálipsis-revelación de la persona/hipóstasis del hombre. Cuando el hombre con la en Jaris ascesis
descubre el corazón dentro del cual se apocalipta-revela y reina el Cristo, entonces se hace persona,
puesto que la persona es principalmente el “como a semejanza” (de Cristo). Así que la apocálipsis-
revelación del corazón es una apocálipsis-revelación de la persona-hipóstasis.

No tenemos intención en este punto de desarrollar la ontología de la persona-hipostasis, tal como se


presenta en la enseñanza de los santos Padres de la Iglesia. Se han escrito valiosos estudios sobre este
tema. Creemos que de acuerdo con la enseñanza de los Santos Padres el “como a imagen” es en potencia
el “como semejanza” y el “como semejanza” es en energía “como a imagen”. De la misma manera el
hombre creado por Dios y renacido por el santo Bautismo de la Iglesia Ortodoxa es persona-hipóstasis.
Pero cuando por la lucha personal y principalmente con la Jaris increada de Dios llega al como
semejanza, entonces es en energía persona. Por eso sostenemos que ontológicamente todos los hombres
son personas-hipóstasis, incluso el mismo diablo también, pero sotiriológicamente (salvíficamente) no
todos somos personas, puesto que no hemos llegado todos al como semejanza. Sin desconsiderar la
ascética de la persona, en este punto recalcamos especialmente la ascética sobre la persona, la cual se
desconsidera y se deja de lado por los teólogos contemporáneos.

Es característico en este punto lo que dice el archimandrita Sofronio: “En el divino Ser la Hipóstasis
consiste el principio profundísimo del Ser. En el ser humano igualmente la hipóstasis es el elemento
básico esencial. La persona-hipóstasis es “el hombre escondido del corazón, que tiene como ornamento
el espíritu incorruptible, apacible y en hisijía, el cual ante Dios tiene un gran valor y es un lujo (1Ped
3,4), es el núcleo más precioso de toda la existencia humana que se manifiesta en la capacidad del
hombre para autoconocimiento y autodisposición, en que contiene energía creadora y en que tiene
capacidad de gnosis-conocimiento no sólo del mundo visible sino también de Dios y las realidades
divinas. El hombre ardiendo por la agapi siente el sí mismo unido con su amado Dios. Dentro de esta
unión conoce a Dios y así agapi y gnosis se funden en una praxis única”, 220.

Persona-hipóstasis es “el hombre escondido del corazón”. Sólo esto uno puede formular y describir
como persona-hipóstasis, porque no se puede formular y definir con términos científicos, puesto que es
una comunión y unión mística, secreta con Cristo. Tal y como sobre la Iglesia uno no puede dar una
definición, sino sólo que es el Cuerpo de Cristo, lo mismo ocurre también con la persona humana, el
corazón, dentro del cual se hace la comunión y unión mística de Dios con el hombre. “El conocimiento-
gnosis científico y filosófico se puede formular y definir, pero la persona está más allá de toda
definición, y entonces es imposible de conocerse desde afuera al no ser que lo mismo se revele-
apocalipte. Puesto que es Dios Místico-Secreto así también el ser humano tiene profundidades místicas,
secretas. No es ni el principio ni fin de su existencia. Dios es el A Alfa y el Ω Omega y no el hombre. La
divina cualidad del hombre estriba en la forma de su existencia. El “como a semejanza” de su existencia
es el que hablan las Divinas Escrituras” 221. Por tanto, ya que la persona no se define, entonces no se
define el corazón que es la persona.
La persona es una realidad que nace por la Jaris energía increada de Dios. “…la persona nace de arriba y
por eso no está sujeto en las leyes de la Naturaleza. La persona supera los límites terrenales y se mueve
en otras esferas. No se puede traducir. Es uno y único”, 222. Como persona es el corazón, por eso
podemos decir que el corazón renace de arriba. No es un estado natural. Sólo por la Jaris increada de
Dios uno puede discernir el espacio del corazón.

Este renacimiento de la persona en realidad es revelación-apocálipsis. “La persona es un renacimiento de


arriba. Una flor exquisita que se desarrolla en nuestro interior: la hipóstasis-persona. Tal como la
Realeza increada de Dios, también la persona “no viene por observación” (Luc 17,20). El proceso con
que el espíritu humano se introduce al espacio de la divina eternidad es distinto en cada uno de
nosotros”, 223. Así pues la persona, igual que el corazón también nace de arriba.

El corazón es el espacio donde se revela Dios como agapi y Luz increada. “El Dios se apocalipta-revela
principalmente mediante el corazón, como Agapi y Luz increada. Dentro en esta Luz el hombre
contempla los mandamientos del Evangelio como reflejo en la tierra de la Eternidad Celeste y la Doxa-
Gloria de Cristo como hijo unigénito del Padre, la doxa-gloria increada, la que vieron los discípulos en el
monte Tabor. La revelación/apocálipsis personal establece la apocalipsis/revelación general del Nuevo
Testamento propia casa espiritual”, 224.

Se ha dicho todo esto para que sea concebible y entendido que, cuando el hombre descubre el corazón
entonces se hace principalmente persona. También se dijo para que sea claro y entendido que el corazón
es aquel espacio que con la en Jaris ascesis-práctica se apocalipta-revela el Dios. Allí el hombre percibe
y siente la Luz increada de Dios y allí se inunda de la agapi de Dios y la agapi hacia Dios. El hombre
adquiere el sentido y sentimiento del corazón pero toda la vida que hay allí dentro es imposible que se
haga percibida y entendida.

Este corazón espiritual se encuentra dentro en el corazón carnal como un órgano según los Santos
Padres. Hemos dicho las cosas necesarias cuando estudiábamos la posición en la que se encuentran la
psique y el nus. Lo mismo es válido también sobre el corazón espiritual. San Gregorio Palamás
refiriéndose al logos del Señor: “Porque desde el corazón salen los malos pensamientos, los homicidios,
los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias e insultos” (Mat 15,19)
y también al logos de San Macario: “el corazón reina en todo el órgano y cuando opera la Jaris increada
en las partes del corazón, reina sobre los loyismí y sobre los miembros; porque allí está el nus y todos los
loyismí de la psique”, y escribe que “nuestro corazón es la caja de lo logístico (de la psique) y el primer
órgano logístico carnal” 225.
El mismo santo para sostener la enseñanza que en el corazón, el órgano carnal, existe un corazón
espiritual, se refiere al logos del Apóstol Pablo: “Nuestra carta sois vosotros, escrita en nuestros
corazones, conocida y leída por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida
por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en
tablas de carne del corazón” (2Cor 3, 2-3) y también en la enseñanza de San Máximo el Confesor:
“cuando Dios viene en esta tierra del corazón le hace digno de escribir las letras el Dios por el Espíritu,
igual que las tablas de Moisés” 226.

Cuando el nus por su dispersión afuera regresa, entonces primero encuentra su corazón natural y a
continuación se introduce en el corazón espiritual, en el profundo corazón. Esta es la experiencia común
de los que se ocupan con la oración de Jesús y ejercen el trabajo sagrado de la práctica del regreso del
nus al corazón. “Por la pura y lúcida oración del corazón o noerá el asceta se enseña de los grandes
misterios del Espíritu. Introduciéndose mediante el nus primero en el corazón carnal empieza a penetrar
en aquellas profundidades de corazón donde ya no es carne. Encuentra el “profundo” corazón, el
espiritual, el metafísico y en su interior ve que la existencia de la humanidad no es una cosa ajena y
extranjera, sino que está inseparablemente conectada con su existencia personal,” 227. Por consiguiente,
el atleta de este método hisijasta puede distinguir claramente el corazón espiritual y el carnal. Siente la
existencia y la energía también de los dos corazones. Al principio el nus encuentra el corazón carnal y
después revela-apocalipta también el espiritual y puede sentir a la vez los movimientos de los dos
corazones. Entonces en este caso no existe confusión.

San Nicodemo el Agiorita establecido orgánicamente dentro en la Tradición Ortodoxa, comenta que el
corazón carnal es el centro natural, contranatural y sobrenatural, 228. Es centro natural porque el corazón
ante todos los miembros del cuerpo humano es el primero que se crea, según lo dicho por San Basilio el
Grande: “En el nacimiento de los animales el corazón es el primero que nace y se crea en la naturaleza
que será constituida la vida futura del animal” 229.

Es centro contranatural porque desde allí provienen todos los pazos y los blasfemos loyismí. Cierto que
esto se debe de interpretar de acuerdo con las cosas dichas anteriormente, el que después del Santo
Bautismo la increada Jaris de Dios se encuentra en el centro del corazón en cambio el diablo (y sus
energías) actúa por fuera. El Apóstol Pedro dijo al Ananías: “Ananías ¿cómo es que satanás se posesionó
de tu corazón para que quisieses engañar el Espíritu Santo…? (Hec 5,3). El satanás se introdujo al
corazón de Judas: “Y cuando cenaban, el diablo ya se había puesto al corazón de Judas el Iscariote, hijo
de Simón, para que le entregase” (Jn. 13,2).  También es conocida la enseñanza del Señor que “desde el
corazón salen reflexiones, malos pensamientos, homicidios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y
blasfemias” (Mat 15,19). El corazón, además, es el centro sobrenatural porque allí energiza y opera la
Jaris energía increada de Cristo. El Apóstol Pablo dice: “Y como prueba que sois hijos, Dios ha
mandado en vuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¿Abba, el Padre! (Gal 4,6). En otra
parte también escribe: “…la agapi de Dios ha sido derramada en nuestros corazones…” (Rom 5,5). San
Thalasio escribe que el corazón bondadoso trae conceptos y pensamientos bondadosos, porque los
recuerdos del corazón son análogos con su tesoro 230.

El que desde el corazón provienen buenos y malos loyismí no quiere decir que existe a la vez en el
mismo lugar la Jaris y el satanás. “El corazón lleva en sí mismo buenos y malos loyismí” pero los malos
loyismí y conceptos no nacen de su naturaleza sino de la memoria del mal. La mayoría de los malignos
astutos loyismí el corazón los toma y los capta por la amargura de los demonios. En todo caso nosotros
sentimos que provienen del corazón, 231. San Diádoco recalca aún que la Jaris de Dios con el Santo
Bautismo se esconde de sí misma “aceptando la disposición de la psique”. Cuando el hombre cumple los
mandamientos de Cristo y tiene memoria incesante de Su nombre, entonces el fuego de la divina Jaris se
mueve también en los sentidos exteriores del corazón y abrasa “las cizañas de la tierra humana”. La brisa
del Espíritu Santo en este estado apaga las flechas del diablo en el sentido exterior del hombre y,
además, apaga también las flechas encendidas que están en el aire”, 232.

Por consiguiente, dentro en el corazón se hace la mayor guerra. Cuando allí venza el Cristo y pierda el
diablo, viene la paz interior y exterior. Por eso el trabajo principal del atleta es “entrar por sí mismo en
su corazón y haga la guerra contra satanás y odiarle”, 233. El corazón que es el centro natural,
contranatural y sobrenatural es la fuente de la vida espiritual y carnal, pero puede convertirse y hacerse
también fuente de la muerte espiritual.

Calificaciones características del corazón

Con todo lo que hemos escrito se hace claro que no se puede dar una definición exacta del corazón
espiritual, en cambio, se puede decir que corazón es este lugar que con la en Jaris ascesis se apocalipta-
revela y habita el Mismo Dios. Este espacio es percibido y concebido por el que está ingresado orgánica
y esencialmente dentro en la Tradición Ortodoxa.
Los Santos Padres que vivieron esta realidad han dado algunas características e imágenes de esta vida. A
continuación intentaremos ver estas definiciones y características que muestran más claramente el
corazón y el papel que juega en toda la vida espiritual.

El corazón es el lugar donde habita Dios. “Y que Cristo habite en vuestros corazones por la fe” (Ef.
3,17). “La agapi de Dios ha sido derramada en nuestros corazones por el Espíritu Santo dado en
nosotros” (Rom 5,5). Tal como del carbón nace la llama “así también Dios habita en nuestro corazón por
el santo Bautismo”. Y sí encuentra el aire de nuestra diania-mente, intelecto limpio de aires astutos
malignos y si está vigilada por el nus, “entonces se enciende nuestra parte intelectual hacia
la zeoría contemplación espiritual, como la llama de la vela”, 234. Como allí habita Dios por eso allí
existen todos los apócrifos, secretos “tesoros de la sabiduría y de la gnosis-conocimiento. Se revelan en
el corazón según la catarsis de cada uno, que se consigue por los mandamientos” 235. Dentro en el espejo
psíquico “se marca y se fotografía luminosamente Jesús Cristo, la sabiduría y dinami (potencia y
energía) de Dios Padre”. Dentro en el corazón debemos de buscar la Realeza increada de Dios y sí
limpiamos el ojo del nus, allí realmente encontraremos la Realeza increada de Dios, la semilla, la perla,
la levadura y muchas más. Dentro en el corazón encontraremos la deidad. “La Realeza increada de Dios
está en nuestro interior” (17,21), y con esto ha manifestado que su deidad (increada) permanece y habita
dentro del corazón, 236.

Quedando dentro en el corazón el Dios enseña y escribe los dogmas y Su ley. Entonces el corazón es
aquel espacio que se escriben los mandamientos de Dios. El  Apóstol Pablo certifica que: “Ellos
muestran que llevan la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia…” (Rom 2,15).
Dentro en el corazón, Dios “escribe sus propias leyes”, 237. Allí el hombre conoce “los logos, pero
después de la trascendencia ve de alguna manera también a Dios” 238. Dios encontrándose y descansando
en el corazón “lo hace digno de escribir Sus letras mediante el Espíritu” 239.

Así los Santos teniendo a Dios dentro en su corazón y haciéndose dignos de la inscripción de la ley de
Dios, adquieren nus de Cristo, de acuerdo con el logos del Apóstol “nosotros tenemos nus de Cristo”
(1ªCor. 2,16). El nus de Cristo que adquieren los santos no se crea en nosotros por privación de la
potencia y energía noerá (espiritual) que tenemos, ni “como complemento de nuestro nus”, ni tampoco
“viene en nuestro nus según su esencia e hipóstasis, sino por la divina cualidad o energía da esplendor y
conduce la energía que es la misma que la suya. Es decir, la potencia de nuestra energía de nuestro nus
sin perderse se abrillanta por la energía increada de Cristo. El “tenemos nus de Cristo”, digo yo (san
Máximo) que nus de Cristo tiene aquel que concibe igual que Cristo y mediante todo concibe a
Cristo“240.

El hombre piensa de acuerdo con la voluntad de Dios y tiene memoria incesante de Dios. Esto se hace
también con el deseo. Continuamente desea lo que quiere Dios y desea insaciablemente a Él. San Pedro
el Damasceno se refiere al logos de San Basilio el Grande que cuando Dios encuentra el corazón del
hombre limpio de cosas y enseñanzas mundanas, entonces “como título no escrito escribe sus propios
dogmas” 241. Así en este estado se habla para “la conciencia dogmática”. El hombre conoce por su
experiencia los dogmas de la Iglesia, puesto que tiene la vida de Dios dentro a su corazón. Es necesario
que luchemos para hacer habitar el Cristo dentro en nuestros corazones porque entonces este Mismo
Dios “nos enseña a aplicar y cumplir sir error sus leyes y sus logos” 242.

El corazón es el hades a quien desciende Cristo y libera la psique del hombre. Tal como bajó al hades y
liberó las psiques de los justos, así Cristo desciende al hades que se llama fondo del corazón. San
Macario enseña que cuando escuchamos que el Señor, una vez bajando al hades, liberó las psiques, no
debemos creer que esto es ajeno de lo que ahora se hace. El sepulcro, la tumba es el corazón. “El Señor
viene llamando las psiques que están en el hades, es decir, al fondo del corazón”, y después por el
diálogo con la muerte, “levanta la piedra grande y pesada y entonces abre la tumba que está encerrada la
psique y resucita al verdadero muerto y libera la psique que está encerrada en la profunda oscuridad” 243.

Corazón es el tierra donde se siembra por el Señor la semilla de la mostaza. Según San Máximo el
Confesor, “la semilla de mostaza es el Señor, según la fe sembrada en espíritu en los corazones de los
receptivos” 244.

El corazón es el templo y el altar o sacrificadero, aquel lugar donde se glorifica y se santifica el Señor.
El Apóstol Pedro sugiere: “Al Señor que es el único Dios glorificad como santo en vuestros
corazones…” (1Ped 3,15). Todas las cosas visibles según San Macario son sombras de las escondidas.
El templo visible es tipo del templo del corazón. El sacerdote que celebra los santos Misterios es el tipo
“del verdadero sacerdote de la Jaris de Cristo” 245. Dentro en este templo espiritual que es el fondo del
corazón se hace liturgia perpetua en el renacido hombre: “Recitando entre vosotros psalmos, himnos y
cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor con el corazón teniendo allí contacto consciente con
las frases que se cantan” (Ef. 5,19). El corazón que no tiene loyismí y se energiza, se activa por el
Espíritu Santo es “clero, altar o santuario también antes de la vivencia futura” 246.  El corazón es templo
y sacrificadero/altar. San Juan el Sinaíta enseña que una cosa es “inspeccionar (obispar) a menudo el
corazón y otra cosa es inspeccionarse (obisparse) en el corazón”, es decir, hacer deberes de obispo. En el
primer caso el nus es el señor, el soberano y en el segundo es sacerdote que ofrece sacrificios lógicos, 247.

El corazón es también el hisopo donde se encuentra el fuego 248. Es esto que sentían los dos Discípulos
caminando hacia Emaús en el momento que les hablaba Cristo: “Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía
nuestro corazón mientras en el camino nos hablaba y explicaba las Escrituras? (Luc 24, 32). El corazón
es “la sala de recepción del Señor”, 249.

El corazón es el utensilio que contiene el aceite, es decir, la energía increada de la divina Jaris. Según
San Macario el Egipcio “las cinco vírgenes que permanecieron despiertas y que tomaron el ajeno de su
naturaleza aceite en sus utensilios del corazón, -este aceite es la Jaris increada del Espíritu-, pudieron
entrar con el Novio a la habitación nupcial” 250. Así que el corazón es el utensilio que el hombre prudente
guarda la Jaris increada del Espíritu Santo y de esta manera se introduce en la habitación nupcial para
disfrutar, deleitar y gozar con las bodas del novio.

El corazón es el campo-agrós dentro del cual está escondido el tesoro que el hombre cuando lo
encontrará, va y vende todo para comprarlo, 251.

El corazón es la icona-imagen del Nuevo Testamento o mejor dicho el Nuevo Testamento es el tipo de
la pureza del corazón y de la vigilancia del nus252. El Antiguo Testamento es la icona-imagen de la
ascesis-práctica somática exterior y sensible, “el Antiguo Testamento es la icona-imagen de la ascesis
externa y sensible del cuerpo; el Santo Evangelio, el Nuevo Testamento, es la icona-imagen de la
atención, o mejor dicho, de la pureza y de la claridad del corazón” 253.

El corazón es el cielo. “Donde existe la humildad y el recuerdo, la memoria de Dios hecha por la nipsis y
la atención, y por la oración continua dirigida contra los demonios, allí por supuesto está el “lugar de
Dios”, es decir, el cielo del corazón, donde la falange de los demonios temen acercarse, porque en este
lugar habita Dios” 254.

En el corazón se hace el arras-compromiso del Espíritu: “Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha
dado las arras del Espíritu en nuestros corazones” (2Cor 1,22).

El corazón es las placas sobre las que se escribe la epístola/carta de Dios. “Nuestra epístola que certifica
quienes somos, sois vosotros, epístola escrita en nuestros corazones… Esta epístola no se ha escrito con
tinta sino por la jaris increada del Espíritu Santo del Dios vivo; No en tablas de piedra sino en tablas de
corazones carnales” (2Cor 3, 2-3.)
El corazón es el lugar que brilla la Luz increada de Dios. “…el que iluminó en nuestros corazones y
mediante nuestro se transmita la iluminación que proviene de la gnosis de la doxa-gloria increada de
Dios, que fue apocaliptada-revelada en la persona de Jesús Cristo” (2Cor. 4,6).

Dentro en el corazón se certifica la adopción y allí se escucha claramente la voz de Dios: “Y como
prueba que sois hijos, Dios ha mandado a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¿Abba, el
Padre!” (Gal 4,6.) Puesto que allí reposa Dios y allí habla con el hombre. Allí se escucha limpiamente
con claridad el logos de Dios.

En el corazón limpio, puro existen también los ojos con los que ve los misterios, secretos de Dios. “Para
que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria increada, os dé espíritu de sabiduría y de
apocálipsis-revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro corazón, para que sepáis
cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria increada” (Ef 1,17-18).

En el corazón predomina la paz de Dios: “y la paz de Dios reine en vuestros corazones…” (Col. 3,15).

“El corazón es la guitarra, cuerdas son los sentidos, la diania es la tecla que mediante la lógica del
intelecto mueve permanentemente la tecla que es la memoria de Dios, y de esta viene en la psique un
placer inexpresable y se reflejan los divinos esplendores en el nus limpio, puro y lúcido” 255.

El corazón es la fuente por la que con la oración y el calor sale el agua “desde el espíritu vivificador” 256.

El corazón es nuestro hombre interior, 257.

Estas y muchas más imágenes, definiciones y calificaciones características utilizan los Apóstoles y los
Santos Padres para presentar y expresar el corazón. Sinópticamente podemos decir que es “nuestro
hombre interior”, el lugar aquel donde se apocalipta-revela y habita Dios mediante la en Jaris ascesis,
práctica. Es el templo espiritual que se celebra la divina Liturgia perpetua y se ofrece alabanza perpetua
hacia Dios. Este lugar el desconocido para muchos y conocido por los Santos vivifica al hombre.

La enfermedad del corazón

En toda la tradición bíblico-patrística es conocido que el corazón del hombre cuando deja de aplicar y
cumplir la voluntad de Dios y hace la voluntad del diablo, se enferma y se mortifica. Se habla para la
enfermedad, la depravación, la suciedad y la mortificación/necrosis espiritual del corazón. En este
párrafo veremos algunas manifestaciones del corazón enfermo.
El diablo se introduce en el corazón del hombre y le aprisiona. “Y cuando cenaban, como el diablo ya se
había metido en el corazón de Judas el Iscariote, hijo de Simón, para que le entregase” (Jn 13, 2). Es
cierto que precedió un aprisionamiento de su nus desde mucho tiempo. Tal como es imposible introducir
en un tubo a la vez el agua y el fuego, así es imposible introducirse el pecado en el corazón, “si antes no
pica la puerta del corazón un ataque o asalto astuto maligno mediante la fantasía” 258. La fantasía es la
que conduce el ataque del diablo. En el hombre post caída la fantasía es más fina que la diania mente
intelecto y más espesa que el nus, es el principio del mal. Por eso los Santos Padres sugieren que uno
debe vigilar la fantasía limpia o más bien vivir de esta manera que no se energice, active la fantasía,
mortificar la parte fantasiosa. Sólo cuando esto se mortifique en el hombre mediante la gran metania y
mucho luto entonces puede teologizar.

En las obras de los Padres se habla sobre la pérdida del corazón. Esto se entiende en el sentido que en el
corazón no opera la Jaris increada de Cristo, sino que de centro sobrenatural se hace en centro
contranatural. La pérdida del corazón es la pérdida de la sotiría sanación y salvación.

Una de las enfermedades del corazón es la ignorancia y el olvido. El corazón al haber perdido la Jaris
de Dios está como nublado, en una nube oscura y en una cubierta o en un velo. Es esto que se observa en
los Judíos y en los heréticos. Leen la Escritura pero les es incomprensible porque su corazón está
cubierto. “Y aún hasta hoy el día, cuando se lea Moisés, un velo está puesto sobre el corazón de ellos”
(2Cor 3,15.) Mediante el corazón uno adquiere la certeza de Dios, allí en el corazón se apocalipta-revela,
habla e interpreta Su logos. Cuando el corazón está cubierto, entonces el hombre se encuentra en
profunda oscuridad. Y un corazón que es ignorante es hades (oscuro, infierno, no ve). “Porque Hades es
la ignorancia o desconocimiento, ya que los dos no se ven, están oscuros. Pérdida es el olvido, porque
hemos perdido algo que teníamos” 259.

La enfermedad del corazón es la dureza y la depravación. Puesto que no recibe la Jaris energía
increada de Dios que altera todo, permanece en la dureza. “Hombres duros e incircuncisos de corazón y
oídos…”, dijo a los Judíos el Protomártir Esteban (He 7, 51). Esta dureza es aquella que atesora ira, a
causa de la cual se condenará el hombre. “Según la dureza y la no metania impenitencia de tu corazón,
estás atesorando para ti ira para el día de la ira y de la apocálipsis-revelación del justo juicio de Dios”
(Rom 2,5). Los hombres serán juzgados por la dureza del corazón. El corazón duro es la puerta de hierro
que introduce a la ciudad. Si la puerta está cerrada, no deja al hombre entrar en la ciudad. En cambio en
el corazón arrepentido, quebrantado  y privado de cosas, automáticamente se abrirá, tal como pasó con
Pedro, 260. Tenemos el deber de no crear condiciones que endurecen, oscurecen y ofuscan el corazón.
“No endurezcan a vuestros corazones, como cuando ocurrió en la rebelión,  en el día de la tentación en
el desierto” (Heb 3,8), El corazón duro es insensible y depravado también. El Señor muchas veces
encontró este tipo de corazones depravados. Después del milagro de los cinco panes y de la tempestad
“el corazón de ellos estaba embotado, endurecido” (Mc 6,52). En otro versículo el Señor dijo: “Aún
tenéis encallecido y endurecido vuestro corazón” (Mc 8,17). Teniendo el Señor frente Suyo a los
hombres que Le observaban si iba a sanar en sábado, “entonces, mirándoles enojado y apenado por la
dureza y el embotamiento de sus corazones…” sanó al que tenía el brazo disecado (Mc 3,5.)

La enfermedad del corazón es también la suciedad. Cuando el corazón pierde la Jaris energía increada
de Dios y energizan u operan sobre él los malignos demonios, es normal que el corazón esté sucio.
Según Nikitas Stizatos la suciedad del corazón no es sólo que el hombre tenga pensamientos y conceptos
sucios, sino que se ensalce también por sus conquistas, se infle por sus virtudes y se cree grande, es
decir, enorgullecerse por la sabiduría y el conocimiento sobre Dios y acusar de indolentes y negligentes
a sus hermanos. Esto se ve muy claro en la parábola del Fariseo y del Publicano, 261. Todo deseo o
ilusión que se hace dentro del corazón aunque exteriormente no se ejecuta, es suciedad y adulterio. El
Señor certificó que “… todo el que mira una mujer para codiciarla, desearla, ya ha cometido adulterio en
su corazón” (Mt 5,28). Pero cualquier otro deseo que no es carnal en el sentido fino del término y es
contrario a la voluntad de Dios es contaminación, infección del corazón, por tanto, es enfermedad.
Entonces el corazón enferma.

También el corazón imprudente, insensato está enfermo. Los idólatras que alaban las creaciones más
que al Creador, “…se ha oscurecido el corazón insensato e imprudente de ellos” (Rom 1,21).

Enfermedad del corazón es también la falta de rectitud. Es decir, el corazón que hace las voluntades del
maligno no es recto, puesto que la rectitud del corazón sólo en el estado natural es posible, es decir,
cuando es casa, morada de Dios. El Apóstol Pedro al Mago Simón que querría adquirir la Jaris energía
increada con dinero, le dijo categóricamente: “… porque tu corazón no es recto delante de Dios” (He
8,21).

Enfermedad del corazón es también la rudeza. Los pazos que se encuentran en el corazón constituyen la
rudeza y esta rudeza se manifiesta también exteriormente. Por tanto, dentro en la Tradición Ortodoxa se
habla continuamente para la nobleza, no tanto de la exterior, sino más para la interior. El corazón debe
ser sencillo y fino. Un hombre con el corazón sencillo es también exteriormente noble. Entonces existe
la nobleza exterior que no proviene por la nobleza del corazón o más bien es claramente opuesta con
rudeza existente del corazón y existe la nobleza exterior que es consecuencia y reflejo de la sinceridad
interior.

El Archimandrita Sofronio escribiendo sobre el Yérontas Siluán dice: “En la relación bajo diversas
situaciones con el Yérontas hasta el hombre más perspicaz y detallado no podía observar al Yérontas
movimientos rudos del corazón, como: antipatía, descuido, desprecio, fingimiento y otros parecidos.
Realmente era un hombre amable, como puede ser sólo el Cristiano” 262. Es decir, cuando hay
fingimiento, hipocresía, ironía, antipatía es seguro que el corazón está enfermo, puesto que está en
movimientos rudos.

Aún enfermedad del corazón es la φιληδονία filhidonía (amor al placer, hedonismo) interior. La


hidoní-placer del corazón en vez de estar girada hacia la agapi (amor) a Dios regocijando y deleitando de
ella, se gira y se contenta por las cosas carnales que no le gustan a Dios. Un corazón hedonista-
voluptuoso es la cárcel de la psique, principalmente en el momento de la salida de la psique del cuerpo.
Según San Marcos el Asceta “el corazón hedonista-voluptuoso se convierte en cárcel y cadena de la
psique en la hora de la muerte; en cambio el corazón amable y diligente es una puerta abierta” 263. Los
pazos de la psique mientras existe el cuerpo se satisfacen. Pero cuando la psique es liberada del cuerpo
no podrá satisfacerse, puesto que las cosas materiales desaparecerán. Por eso estos pazos y
principalmente el hedonismo de la psique no encontrando satisfacción, ahogarán la psique. Estos son
los telónios (aduaneros) por los que se habla en las obras patrísticas. Por eso el corazón hedonista es la
cárcel y la cadena de la psique en el tiempo de la salida.

La psique  enferma y muerta transmite la enfermedad y la mortificación/necrosis en toda la existencia


psicosomática. Las cosas que piensa y desea el hombre están muertas. Por eso el Abad Doroteo dice que
mientras estamos con pazos no debemos creer nada del corazón. Porque un canon que está torcido hace
también torcidas las cosas rectas, 264. San Marcos el Asceta aconseja que: “Antes de retractar los males
no obedezcas a tu corazón” 265.

El corazón enfermo debe sanarse. Sí este no se sana todo el organismo del hombre enferma.

La terapia del corazón

El fin más alto del hombre es adquirir conocimiento de Dios, porque esto es su sotiría redención,
sanación y salvación. Naturalmente cuando hablamos de conocimiento-gnosis de Dios no nos referimos
al cerebral, intelectual, sino “la κοινωνία kinonía comunión en existencia”, es decir, la gnosis de Dios
que es la comunión y unión del hombre con Dios. Donde se consigue esta comunión allí
hay sotiría redención, sanación y salvación. Pero esta comunión se hace en el fondo del corazón. Allí se
encuentra el Dios con el hombre y allí le transmite Su conocimiento y allí el hombre adquiere el sentido
de Su existencia. Para adquirir esta comunión y visión de Dios, se requiere la catarsis del corazón. El
Señor lo afirmó: “Bienaventurados los que se han hecho la catarsis del corazón porque ellos
contemplarán a Dios” (Mt 5,8). El corazón que ha enfermado y mortificado es necesario purgarse,
limpiarse y sanarse para ofrecer al hombre el conocimiento de Dios. El corazón limpio, puro es el órgano
gnóstico, el de la gnosiología ortodoxa.

A continuación nos ocuparemos como se psico-terapia, se sana el corazón.

Como primer fármaco terapéutico diremos la metania (introspección, arrepentimiento, conversión y


confesión, metanús giro del nus, ver http://www.logosortodoxo.com/12-lexis-apocalipticas/ 8.
ΜΕΤΑΝΟΙΑ-METANIA). El corazón debe volver en la metania y alcanzar al estado natural. Si la vida
del pecado le ha conducido en estado contranatural, la vida en metania le devolverá en su estado correcto
y le dará la vida. San Juan el Clímaco hablando sobre la metania da definiciones exactas: “Metania es un
modo de renovar el santo Bautismo. Metania es acordar con Dios una nueva vida. Metania es el hombre
que compra humildad. Metania es repudio perpetuo de todo consuelo corporal. Metanoon-penitente es
aquel que permanentemente se autocritica y se está juzgando su loyismós y, el cual tiene un corazón
descuidado de sí mismo por el continuo cuidado de satisfacer a Dios. Metania es hija de la esperanza y
destierro de la desesperación. Penitente es el reo que está libre de confusión por la esperanza que tiene
en Dios. Metania es reconciliación con el Señor… Metania es catarsis purgación, purificación y
limpieza de la conciencia…” 266. En otro punto el mismo Santo dice que los que después del Bautismo
se han infectado, es necesario que se purguen, se purifiquen y limpien la pisa por el incesante fuego del
corazón y por el aceite de la caridad, 267. La caridad de Dios y el fuego del corazón sanan, “psico-
terapian” al hombre de su enfermedad.

En cuanto la metania es más profunda tanto más se aumenta el quebrantamiento del corazón. El


corazón que vive la metania propiamente dicho se quebranta. El profeta David dice: “El sacrificio que
Dios quiere es espíritu y corazón quebrantado y corazón que se ha hecho humilde Dios no lo agota ni lo
desprecia” (Sal 50,19). En un corazón quebrantado el Dios reposa. Los que caminan hacia al Rey para
pedir absolución de sus deudas “ruegan con gran contrición” 268. Según San Nikitas Stizatos la verdad no
se caracteriza en personas, en figuras, en formas y en palabras, ni tampoco en estos descansa Dios, sino
que, tanto la verdad como Dios, descansan “en corazones quebrantados, en espíritus humildes y en
psiques que se han iluminado por el conocimiento-gnosis de Dios”, 269.

Hablando sobre el quebrantamiento del corazón debemos de describir cómo se quebranta el corazón y
qué es este quebrantamiento o contrición. San Marcos el Asceta empezando con la frase de que es
imposible para el hombre librarse de la maldad sin el quebrantamiento del corazón, define qué es lo que
exactamente le quebranta: “Les digo que el corazón lo quebranta la contención tripartita: de dormir, de
comer y del confort del cuerpo”, 270. Cuando el hombre intenta contenerse en el sueño, en la comida y del
confort corporal es ayudado el quebrantamiento del corazón. El confort del cuerpo produce el
hedonismo, el cual recibe los astutos malignos loyismí. El quebrantamiento produce también “cuando
uno permanece en el aislamiento con conocimiento y silencio” 271. San Marcos el Asceta volviendo sobre
este tema recalca que la vigilia, la oración y la paciencia de los luchadores son útiles para el
quebrantamiento del corazón 272. El cansancio corporal y la privación de cosas necesarias crean un dolor
al corazón que es benéfico y salvador para el hombre. San Filoteo el Sinaita dice que mientras nos
ocupamos para la humildad del corazón a causa de su ensalzamiento, recalca las maneras que podemos
conseguir este trabajo. El corazón lo quebranta y lo hace humilde el recuerdo de la antigua vida, es decir,
la vida del Adán antes de la caída y el recuerdo de todos los pecados desde la vida de joven, excepto
naturalmente los pazos carnales, porque el recuerdo de ellos es dañino para nosotros. Del recuerdo de
estos pecados nacen las lágrimas y mueve el corazón al agradecimiento de Dios con todo el corazón,
como también la incesante y clarividente memoria de la muerte que nace el luto por Dios. También
hacen humilde la psique la memoria de los padecimientos del Señor Jesús y las grandes beneficencias de
Dios a nosotros, 273. El hombre carnal, es decir, el que se encuentra alejado de Dios se distingue por su
dureza y rudeza del corazón. El hombre de Dios que recibe el Santo Espíritu se distingue por la finura de
su corazón. Puesto que una vez haya hecho la catarsis de los pazos y el quebrantamiento, entonces el
corazón se ablanda, se sensibiliza y se hace amable.

Los Santos Padres describen también el dañino y perjudicial quebrantamiento. Según San Marcos el
Asceta existe el quebrantamiento bueno y el malo. El primero es regular y benéfico y conduce al
recogimiento, dilatación del corazón y el segundo es perjudicial y conduce a la reprensión del
corazón, 274. El quebrantamiento bueno se hace dentro de un espíritu de recogimiento y en un ambiente
de oración. Es decir, el corazón quebrantado ora incesantemente a Dios. No se desencanta, sino que tiene
esperanza en la gran agapi y filantropía de Dios. Se distingue pues por la esperanza. San Simeón el
Nuevo Teólogo como médico espiritual experimentado, conoce que mucho quebrantamiento y fuera de
tiempo “oscurece y pervierte la diania-mente”, hace desaparecer de la psique la oración pura, el
recogimiento y la dilatación del corazón  y crea dolor al corazón con el resultado de crear dureza,
depravación y ofuscación infinita. Mediante estas formas los demonios traen la desesperación, depresión
y ofuscación, 275. Así pues un quebrantamiento que no se hace dentro en el recogimiento y en oración,
oscurece más al hombre y es el clima adecuado para que el diablo introduzca la depresión y la
desesperación. El auténtico quebrantamiento que no es perjudicial para el corazón, repetimos, se
distingue por la existencia de la oración, del recogimiento y la esperanza en Dios.

El quebrantamiento del corazón que se hace con la oración trae muchísimos resultados. Un anónimo
hisijasta presenta las ventajas de este método sanador y salvador:

“1. Quebrántate tu corazón para quebrantarse la fuerza del satanás con el perfeccionamiento del
corazón…
7. Tal como el hombre tiene miedo a coger con la mano un hierro candente, así también el
satanás tiene miedo al quebrantamiento del corazón. Porque el quebrantamiento del
corazón quebranta totalmente el poder de su mala astucia.

8. En el corazón acomodado y no quebrantado, una vez que aparezca la fantasía del diablo, la
acepta, se formaliza y se configura profundamente la idea de la fantasía, pero en el corazón
quebrantado no tiene espacio ninguna fantasía.

9. Donde hay quebrantamiento del corazón allí huye toda astucia satánica y se quema toda
energía demoníaca.

10. Quebranta tu corazón con la oración del corazón o noerá o de Jesús para quebrantar el
pecado de tu corazón…

11. El diablo vio un corazón muy herido por el quebrantamiento de la oración del corazón y se
acordó inmediatamente de las heridas que padeció el Cristo para el hombre, por eso se
aterrorizó y se acobardó.

12. Por tanto, querido mío, que quebrantes al diablo por el quebrantamiento de tu corazón para
así introducirte triunfador en la alegría de tu Señor.

13. Quebranta tu corazón por la oración del corazón o de Jesús para quedar destruido en
innumerables pedazos tu engañador satanás, 276.
Para interpretar y comprender un poco el quebrantamiento del corazón debemos de hablar sobre el dolor
del corazón. Empezando diremos que como dolor del corazón damos a entender principalmente del
dolor del corazón espiritual. Este se duele, se fatiga y se angustia. Pero esto, cuando proviene de la Jaris
de Dios no tiene consecuencias trágicas sobre el corazón espiritual. Es decir, mientras que el corazón
espiritual se quebranta, se aflige y sufre por la alegre-pena (jarmolipi) viviendo la metania, por otra parte
el corazón carnal, a pesar de esto, continúa su proceso natural, no sufre ninguna consecuencia y en la
mayoría de los casos incluso los cardiólogos no pueden detectar la enfermedad, exactamente porque el
corazón carnal, por el dolor del corazón recibido, no está enfermo.

Es necesario el dolor del corazón porque hasta la más dura vida ascética sin este dolor es falsa e
inútil, 277. Y por supuesto para que exista este dolor del corazón que es tan necesario para la vida
espiritual no tiene que haber saciedad de comidas para el cuerpo. Porque, como dice San Marcos el
Asceta, tal y como la oveja no se aparea con el lobo para reproducción, de la misma manera el dolor del
corazón no se junta con la saciedad de comer “en el nacimiento de virtudes”, 278. Por el dolor del corazón
se engendran y se conciben todas las virtudes. La vida cristiana fuera de este dolor es falsa.

El dolor del corazón es indispensable para la “psicoterapia” y sotiría sanación y salvación. Debemos de


conocer que el camino seguro de la ascesis y con ello la prosperidad es la aflicción y el sufrimiento, es
decir, el sentimiento de nuestra vergonzosa pecaminosidad, cuando con llanto y luto nos arrodillamos
delante de Jesús como la mujer pecadora se arrodilló sobre Sus pies en la casa del Simón el leproso en
Bitszania, la que escuchó por sí mismo que se dispensaron sus pecados. El insensible y endurecido del
corazón no trae frutos, porque tal como dice San Isaac el Sirio “oración sin dolor se considera de Dios
como aborto”. La fatiga, el sufrimiento del corazón y el dolor corporal revelan la jaris increada del
Espíritu Santo, la que se ofrece a cada creyente durante el Santo Bautismo, la cual por nuestra
negligencia a no cumplir los mandamientos de Dios se entierra por nuestros pazos, pero por la
inexpresable magnanimidad de Dios de desentierra y resucita otra vez cuando volvemos en la metania.

No te retires frente al gran cansancio a causa de esta angustia, para que no seas condenado por no traer
frutos y escuches: “¡quitarle el talento!” Todo ejercicio tanto corporal como psíquico-espiritual que no es
acompañado con dolor y cansancio no trae fruta: “La Realeza de los Cielos se fuerza y los que la fuerzan
la arrebatan” (Mt 11,12). Son muchos aquellos que por muchos años insensiblemente se han esforzado y
se esfuerzan, pero a causa de su endurecimiento están ajenos de la catarsis, depuración, limpieza y de la
pureza y están sin la participación del Espíritu Santo, como negadores del sufrimiento y del cansancio de
la ascesis/práctica espiritual.
Los que están en negligencia e indiferencia, quizá piensen que se cansan mucho, según su opinión, por
sus obras, pero recogen poca fruta a causa de su trabajo sin esfuerzo. Según el Profeta, sí no
quebrantamos los riñones, y no escapamos de los cansancios del ayuno y no instalamos en nuestro
corazón el sentimiento de fatiga, sufrimiento y quebrantamiento por nuestros mal olientes y vergonzosos
pecados y nuestros sentimientos y conceptos sucios, y sí no probamos los dolores como el del parto de la
mujer, es imposible el nacimiento del espíritu salvador de nuestro corazón en la tierra, tal como está
escrito: “Mediante muchas angustias entraremos en la Realeza increada de los Cielos” (He 11,22), 279.

Este dolor en el corazón espiritual que lo siente también el corazón carnal sin que le pase nada, cuando
se hace de acuerdo con lo que recalca la Tradición Ortodoxa es indispensable para la sanación y
salvación, porque ayuda a que se concentren todas las fuerzas de la psique. El nus fácilmente se fija en el
corazón y regresa en este. Este dolor que produce, por decirlo de una manera, una herida muchas veces
conecta con el lamento. El hombre se disuelve en llanto en combinación con el clamor. Esto se llama
lamento. Y conocemos perfectamente por las obras de nuestros santos Padres que esta herida que
contribuye a la sotiría sanación y salvación, es percibida más que la herida del cuerpo. El hombre que
vive el quebrantamiento del corazón sufre y le duele más que el cuerpo herido. Pero tal como veremos a
continuación, el quebrantamiento es una hedoní (placer) inexpresable.

Teófanes el recluso escribe característicamente sobre esta herida que crea la fatiga metafísica:
“Interesaos y poner atención en esto para que el nus se concentre en el corazón y no en el cerebro, para
que se encuentre allí dentro trabajando la oración con el corazón, no solamente durante y en la posición
de oración sino cualquier momento. Esforzaos y cansaos hasta que se crea en el corazón una especie de
herida (espiritual). Este trabajo hecho persistente, rápidamente lo conseguirá. No tiene importancia que
se llama herida, pero en su esencia es fatiga, aflicción y sufrimiento. Esta herida y dolor no es físico que
desespera y amenaza la vida, sino herida por y bajo el eros-amor ardiente del corazón y la agapi
embriagadora mediante la unión de la psique metanoizada-arrepentida por este abrazo divino, como en
el hijo pródigo.. Es dolor misericordioso y goce insaciable, zeoría-contemplación mística inexpresable,
es enlace inseparable con Dios, es deseo de marchar de la presente vida y es diálogo erótico con Dios.
Esta herida, al principio reúne todas las fuerzas de la psique en este dolor agapítico-amoroso y Dios
viendo la diligencia y el deseo, concede y da lo que se ha pedido. Entonces dentro del corazón pasarán
alteraciones especiales, estados y situaciones de divino orden” 280. San Juan el Sinaita ofrece un
testimonio, que es posible que sea experiencia suya, de que en algunos era tan grande este dolor
metafísico, tanto dolía el corazón, de modo que sensiblemente por el corazón herido y por la boca salió
sangre 281.

Resultado de este dolor es también el derramamiento de las lágrimas. El Señor bendijo a los que están en
luto: “Bienaventurados los que están en luto” (Mat 5,4). Así el luto por Dios y las lágrimas que
provienen de esto es un mandamiento de Cristo. Las lágrimas son una forma de vida. Puesto que la
metania y el luto son una manera de vivir, lo mismo ocurre con las lágrimas que se derraman del
corazón metanoizado arrepentido y quebrantado.

Hablando sobre las lágrimas, debemos de apuntar que existen lágrimas del corazón interiores y existen
lágrimas exteriores del cuerpo. El corazón muchas veces llora y se baña por un río de lágrimas. El atleta
de la vida espiritual que vive el espíritu de la Tradición Ortodoxa muchas veces capta el corazón
llorando. La mayoría de las veces estas lágrimas se exteriorizan y algunas son místicas. Vamos a ver
ahora el valor de las lágrimas.

Los Santos incitan al Cristiano a llorar, porque dentro en este clima el corazón se purga y se purifica y
adquiere la sensibilidad espiritual, expulsa la dureza, el embotamiento y la insensibilidad. San Isaac el
Sirio sugiere: “Pinta tus mejillas por el llanto o las lágrimas de tus ojos…”282. Aún el mismo Santo nos
incita a que roguemos a María y a Marta que nos enseñen “voces de luto” 283. San Nilo el asceta enseña
que oremos primero de todo para la adquisición de las lágrimas, 284. También para la consecución de
cada petición debemos utilizar las lágrimas, 285.

El valor de las lágrimas es muy grande. Los Santos Padres que vivieron esta realidad son muy
característicos. Las lágrimas son bautismo. “Mayor que el Bautismo después del bautizo se ha
constituido la fuente de las lágrimas… ” 286 Las lágrimas por llorar son señal de hombre renacido. Según
el Abad Pimén: “El llorar es el camino que nos ha entregado la Escritura y nuestros Padres diciendo:
llorad porque no hay otro camino más que este” 287. Es una forma de vida, tal como dijimos antes. Es
imposible conocernos a nosotros mismos sin las lágrimas. Es decir, si no hemos comprendido nuestra
pecaminosidad (enfermedad espiritual), que es indicio de la venida de la divina  Jaris increada en nuestro
interior, si adquirimos el carisma del autoconocimiento, autojuicio y autocondenam entonces
automáticamente empezamos a llorar. Porque “nadie debe dejar muerto a su propio sí mismo y salir a
llorar a otro muerto” 288. Las lágrimas en el hombre son señal que Cristo “ha tocado tus ojos y ha sanado
la ceguera espiritual de tu nus”289. Las lágrimas abren los ojos de la psique. Son necesarias aún, porque,
según la enseñanza de san Arsenio, el hombre alguna vez seguro que llorará. El que llora aquí en la tierra
por su voluntad, éste no llorará en la otra vida. Al contrario aquel que no llora aquí  “eternamente llorará
allí” 290.

San Simeón el Nuevo Teólogo quien junto con lo demás se puede calificar como el teólogo de las
lágrimas, dice que las lágrimas son señal de vida. Tal como los bebés cuando salen del vientre de su
madre lloran y esto es la señal de vida, así ocurre también con el nacimiento espiritual. Las lágrimas son
el elemento del hombre renacido. Si el bebé no llora, manifiesta que no vive. Entonces, según San
Simeón el Nuevo Teólogo “la naturaleza trae consigo junto con el luto las lágrimas” 291. El Santo lo
decía esto porque en su época muchos insistían que no tienen la misma naturaleza, entonces no pueden
llorar todos. Pero esto no es correcto.

Y concluye el Santo que, tal como la comida y la bebida son necesarias para el cuerpo, tanto necesarias
son las lágrimas para la psique. Aquel que no llora diariamente y cada hora “enferma su psique y se
pierde” 292. Cuando el hombre haya adquirido la predisposición y voluntad para el bien, el estudio, la
paciencia, la humildad y la agapi hacia Dios, entonces “se convertirá… en fuente de lágrimas de la
psique que actualmente está dura como la piedra” 293. En concreto salvaguarda la información, la que
también encontró en la Santa Escritura, de que algunos hombres bautizados mayores y regocijados por el
Espíritu Santo lloraron y lagrimearon “no lágrimas por dolor y sufrimiento, sino por acción y energía del
Espíritu Santo y esta donación es viva y más dulce que la miel, vaciándose de los ojos sin dolor ” 294.

Todo esto indica que, por un lado, las lágrimas son necesarias para la vida espiritual y por otro lado, son
una forma de vida, son estos que alimentan la vida y que se distinguen en muchos tipos. En este último
quiero dirigir mi atención a continuación.

San Nikitas Stizatos discípulo de San Simeón el Nuevo Teólogo, enseña que unas lágrimas son las que
provienen de la metania y otras las lágrimas que provienen del divino regocijo, del corazón dilatado
divinamente. Las primeras se parecen al río que se desborda y arrastra todas fortificaciones del pecado;
las segundas son como lluvia fina sobre el campo y como la nieve encima de la hierba “alimentan la
espiga de la gnosis-conocimiento y la hacen fructífera y abundante” 295. El mismo recalca que por el
sabor de las lágrimas viene en el sentido noeró (espiritual) del corazón a veces amargura y dolor y a
veces deleite y goce. Es decir, las lágrimas de la metania crean amargura y dolor, en cambio las lágrimas
del corazón purificado que adquirió la libertad de los pazos son lágrimas de placer y dulzura inefable, 296.
Lo mismo ocurre casi entre las lágrimas del temor divino y del divino eros (amor ardiente), 297.
Muchos son los resultados de las lágrimas. Estas purifican el corazón del hombre por la suciedad de los
pecados y a continuación lo iluminan. Los Padres enseñan que cuando el diablo viene a la psique del
hombre, arroja varias imágenes y después se aleja dejando el ídolo-reflejo del pecado en el corazón. Con
las lágrimas se limpia este reflejo-ídolo. Se lava el espacio del corazón del hombre y se va la nube
oscura que cubría el corazón. Por lo tanto, por las lágrimas se consigue la catarsis de los pecados.

El Abad Pimén dice que, el que quiere liberarse de los pecados con el llanto lo conseguirá, 298. En otro
punto el mismo santo nos dice que lloremos frente a la bondad de Dios con mucho esfuerzo hasta que
haga misericordia para nosotros, 299. Por eso donde existe luto allí no hay chismorreo, maledicencia o
crítica maligna, 300. Realmente está comprobado por la experiencia que adquirimos dentro en la Iglesia
que, tal como el agua borra las letras, así la lágrima puede eliminar los errores y los pecados, 301. Con las
lágrimas viene el Santísimo Espíritu, habita en nuestros corazones purificándonos y lavándonos de la
suciedad por la maldad, 302.

Las lágrimas además de depurar la psique también la iluminan. En realidad la Jaris increada de Dios que
viene mediante la metania, abrillanta y santifica el corazón del hombre. El abismo del luto, es decir, el
gran luto, ve la súplica. Con las lágrimas se consigue la catarsis, la pureza y lucidez del corazón. El
corazón sanado y purificado recibe el esplendor. “El esplendor es la inenarrable energía increada,
concebida desconocidamente y vista invisiblemente. Con el luto viene la paráclisis-súplica de acuerdo
con la bienaventuranza de Cristo. Esta súplica es el refresco de la dolorosa psique 303. San Nikitas
Stizatos enseña que uno no puede adquirir la medida posible de asimilación hacia Dios, sí antes no
limpia con las lágrimas ardientes el barro que existe en su interior y no aplica y cumple los
mandamientos-logos de Cristo. De esta manera expulsa la deformación 304, y se hace capaz de disfrutar
de la doxa-gloria increada de Dios.

Es cierto que los Padres señalan y avisan también sobre las lágrimas del engaño. Es posible que algunas
lágrimas se energicen y operen por el diablo. Cuando el hombre llora y a continuación se ensalza
entonces se engaña. Por eso la petición de los Padres es que no nos enorgullezcamos si tenemos lágrimas
en la oración. “No te ensalces si derramas lágrimas en tu oración” 305. Uno no debe jactarse y creer que
está por encima de muchos. El propósito y finalidad de las lágrimas es limpiar el barro de los pazos.
Cuando olvidamos el propósito de las lágrimas y nos ensalzamos, entonces es posible que nos volvamos
locos: “Muchos que lloraban lágrimas por sus pecados, se olvidaron de la finalidad de las lágrimas, se
enorgullecieron, se extraviaron y se convirtieron en maniáticos” 306.
Son muchos los tipos de lágrimas. Las emocionales, las egoístas, las del satanás, las de Dios etc. Pero
nosotros debemos de seguir luchando e incluso hasta estas lágrimas emocionales debemos ir
transformándolas. La sugerencia de los Padres de la Iglesia es que lloremos. Si el llorar tiene elementos
de egoísmo, entonces con girar la atención hacia nosotros mismos y hacia nuestros pecados con
autocrítica y auto-condena, con parar de hacer diálogo con los demás y con hacer diálogo con Dios,
viendo nuestra miseria, se puede transformar y contribuir a la sotiría sanación y salvación.

Creo que la terrible situación que se encuentran muchos hombres se debe a que nos hemos alejado del
lloro, no lloramos. Por eso cuando estamos cargados de varias dificultades, cuando los nervios están
tensos y cuando toda nuestra atmósfera está en estado desastroso, entonces con nuestro loyismós de
autoanálisis e introspección debemos pretender a llorar. Si hacemos un intento, entonces también Dios
mandará Su Jaris y las lágrimas se harán forma de vida y así se irá purgando, purificando y sanando el
corazón de los pazos.

La metania, el luto, el quebrantamiento y las lágrimas conectan estrechamente con el fuego que nace
dentro del corazón. La metania se hace perceptible por el fuego que enciende el Espíritu Santo en el
corazón del hombre. El Señor dando a entender este fuego que prende en el corazón dijo: “He venido
poner fuego sobre la tierra y qué digo ya está encendido” (Lc 12,49). Con la aproximación de Cristo al
corazón, a causa de nuestros pazos, tal como analizaremos a continuación, el corazón se está ardiendo.
Es este ardor que sintieron los Discípulos caminando hacia Emaús: “Y se decían el uno al otro: ¿No
ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las
Escrituras?” (Lc 24,32).

Este fuego cuando haya quemado los pazos del corazón, se vive como luz. El Apóstol Pablo teniendo
esta experiencia escribía: “hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y
manifestará las intenciones de los corazones” (1Cor 4,5). El Apóstol Pedro expresa la misma experiencia
cuando escribe: “…hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”
(2Ped 1,19).  El corazón vive la Jaris increada de Dios primero como fuego que quema el pecado y los
pazos y después, cuando se queman los pazos, vive la Jaris increada de Dios como luz que ilumina todo
nuestro hombre interior.

Esta enseñanza en la que primero se vive la Jaris increada de Dios como fuego y después como luz, se
analiza por San Juan el Sinaíta, el escritor de la Escalera. Dice el Santo que el fuego hiper-celeste
cuando entra en el corazón a unos los arde por estar faltos de catarsis y a otros los ilumina “a la medida
de su perfeccionamiento”.
Esto mismo se llama también “fuego consumador e iluminador”. Por eso unos salieron de la oración
como si saliesen de un horno candente, sintiéndose un vaciamiento de la suciedad; y otros cuando acaba
la oración sienten como si saliesen iluminados por la luz increada y vestidos con la prenda de la
humildad y del deleite”, 307. Este fuego que siente el corazón del hombre, la siente muchas veces también
su cuerpo. Así el hombre siente y cree que se encuentra dentro en el infierno y se quema por sus llamas.
Esto es importante y salvífico, sanador y redentor. Porque una metania de este tipo sana “psico-terapia”
la psique. Sabemos muy bien que cuanto mayor es la metania tanto más efectiva resulta ser la “psico-
terapia”, sanación. Cuando más se vive y se experimenta este fuego de la metania, tanto más se crean las
condiciones para la visión de la increada Luz.

Nuestro Dios según el Apóstol Pablo es fuego consumidor (Heb 12,29). Todo nuestro esfuerzo dice San
Juan el Clímaco es hasta que se introduzca en nuestro santuario, es decir, en el corazón el fuego de Dios.
Este Dios que es fuego que quema todo 308.

La metania es obra y tiempo de la Jaris-Gracia (energía increada), pero debemos nosotros también
ayudar para que venga la verdadera metania, es decir, el fuego de Dios en nuestro corazón. Además, toda
la vida ascética es sinergia de la voluntad divina y la humana. Los Padres enseñan que nos limpiamos de
los pazos “por los sufrimientos voluntarios” o “por irrupciones involuntarias”. Voluntarios sufrimientos
son el luto según Dios, es decir, metania y sentimiento del fuego de la metania. Involuntarias irrupciones
son varias pruebas de nuestra vida. “Si preceden los voluntarios, no vienen los involuntarios” 309. Por eso
tenemos que luchar para que se desarrolle en nuestro interior la metania, el fuego de Dios de manera que
nos liberemos de las irrupciones involuntarias. Este fuego de la metania y el calor que proviene de esto
debemos de mantenerlos siempre dentro en nuestro corazón. El diablo teme al monje que pasa la vida
con luto y así no se atreve a acercarse. Por eso fiel y prudente es aquel que ha mantenido su propio fuego
o calor sin apagarlo, y hasta el momento de su salida de esta vida añadir cada día fuego en el fuego, calor
en el calor, anhelo en el anhelo y disposición en la disposición” 310.

La oración pura nace del corazón en aquel que existe este fuego. Por eso una de las peticiones de nuestro
corazón será, por un lado, que venga este fuego para quemar nuestros pecados y pazos, y por otro lado,
para darnos la oración pura. “Y el fuego que ha entrado en el corazón, resucitó la oración” y esto tiene
como resultado que se introduzca en la cámara superior de nuestra psique el fuego del Espíritu Santo 311.
Por eso el pedido es claro. Mientras dure el fuego de la  Jaris y el agua de las lágrimas no debemos parar
la oración, 312.
Este bendito fuego que se enciende dentro en nuestro corazón con la venida de la energía increada Jaris
en combinación con la metania y las lágrimas, es el que produce nuestro renacimiento espiritual. Con la
ayuda de este fuego se metamorfosea todo nuestro estado interior y cambian muchas expresiones de
nuestro cuerpo. Teófanes el recluso escribe: “Cuando vuestro corazón se calienta por el divino calor,
entonces empieza esencialmente vuestra metamorfosis interior, el renacimiento. Aquel pequeño fuego
quemará los pazos de nuestro interior o en otras palabras, todo se espiritualizará. Hasta que aparezca este
bendito fuego, el iluminador y santificante, la espiritualización no se realiza por mucho que
intensifiquemos nuestros esfuerzos.

Así que a partir de ahora el fin y propósito es la adquisición de este fuego. He aquí la dirección. Pero
debéis saber que este bendito fuego no aparece si los pazos de la psique permanecen, a pesar de que no
están operativos sobre el hombre. Los pazos son como la humedad de la leña. Las maderas húmedas no
se queman. Hace falta a añadir astillas secas. Las astillas secas, quemándose, secan la humedad y a
medida del secamiento de las leñas húmedas estas se van prendiendo fuego hasta que las últimas
quemarse totalmente.

Por tanto, nuestras leñas son todos los esfuerzos e intentos de nuestra psique y todos los ejercicios de
nuestro cuerpo. Todo el estado interior del hombre si no se cuida a sí mismo y no lucha tal como se
debe, está remojado por humedad, es decir, de nuestros pazos. Puesto que aún nuestros pazos no se han
expulsado fuera, estos resisten en la inflamación del fuego espiritual. Los pazos se introducen en la
psique y al cuerpo y se apoderan del nuestro espíritu mismo, de la conciencia y de nuestra libertad y así
dominan totalmente sobre el hombre. Como los pazos se adhieren con los demonios, mediante los pazos
los demonios predominan en el hombre, quien se auto-engaña creyéndose supuestamente como que se
autodomina y es dueño de sí mismo. De estas cadenas la psique del hombre en principio se escapa
mediante la divina  Jaris energía increada. Nuestra psique, cubierta plenamente de la energía increada
Jaris bajo el temor a Dios, suspende toda relación con los pazos y los demonios; entonces haciéndose la
metania sobre las cosas pasadas, toma una decisión estable, de manera que a partir de ahora en el futuro
agradar a Dios solamente y vivir el resto de su vida para Él y sólo para Él, caminando en Sus
mandamientos” 313.

El mismo san Juan el Clímaco escribe sobre este bendito fuego: “Se enciende, según el abad Barnasufio,
el fuego que en el tiempo el Señor vino a encender el mundo y dentro de este fuego empiezan a
quemarse todos los pazos contranaturales del hombre; igual que cuando se ha provocado el fuego con
tiempo de práctica y en este ponéis las leñas, se encenderá el fuego y quemándose provocarán el relativo
ruido y humo, hasta que se quemen totalmente todas la leñas. Pero cuando el fuego haya traspasado en
las leñas y están hechas carbón, entonces todas brillan con resplandor agradable sin humo y sin ruido. Lo
mismo exactamente ocurre también en el interior del espíritu del hombre.

El fuego se ha encendido y comienza el abrasamiento de los pazos. Qué cantidad de ruido y humo se
produce, ¡esto lo conocen los que lo han sufrido! Pero una vez que se haya abrasado todo, el ruido y el
humo se suspenden y en el interior sólo predomina luz. Por tanto, este estado es exactamente estado de
limpieza, pureza. El camino de llegar hasta aquí no es nada fácil. Está ya claro que los que han recibido
el fuego de la comunión afirmativa por el Señor, hace falta esfuerzo, lucha y esmero, no descanso. Pero
el esfuerzo ya es dulce y fructífero, puesto que el Señor es misericordioso y omnipotente, en cambio
hasta ahora este camino era amargo, duro y poco fructífero por no decir nulo totalmente” 314.

Cuanto el bendito fuego abrasa los pazos, tanto más se vive como Luz que ilumina al corazón. San
Hisijio el Presbítero enseña que, tal como cuando el hombre está expuesto al sol es imposible que no se
ilumine la faz, lo mismo ocurre también con el corazón. “El que siempre se gira y se asoma hacia al aire
del espacio del corazón no puede no ser iluminado” 315. El corazón mientras recibe las imágenes, las
formas y las fantasías de los espíritus malignos es natural que nazcan y se generen loyismí iluminantes.
El carbón genera la llama. Mucho más Dios que habita, por el Santo Bautizo en el corazón, “enciende la
parte intelectual-mental por la zeoría-contemplación espiritual”, por supuesto que si encuentra el aire de
nuestra diania limpia de vientos malignos y si se mantiene en la vigilancia del nus 316. El corazón
liberado de las fantasías “engendrará pensamientos y conceptos divinos, místicos y exultantes”317. El
corazón se convierte en instrumento del Espíritu Santo y adquiere el conocimiento de Dios. Todos los
pensamientos, energías y actitudes del hombre que tiene el corazón liberado de los pazos son teológicos.
El hombre entero es una teología. La teología emana por el logos y el silencio, por la acción y la hisijía.
Dentro en el corazón depurado y limpio que es “el cielo cardíaco, el lugar de Dios” 318, ilumina el sol de
la justicia.

Antes hemos hablado para el fuego que se introduce en el corazón en  el “santuario de Dios”. La
existencia del fuego crea el calor en el corazón y en el cuerpo. Además, una energía del fuego es la
calorífica. San Diádoco de Fótica es expresivo de este calor que se crea en el corazón. Dice que cuando
la psique adquiere la gnosis-conocimiento de sí mismo, entonces emana de sí mismo un divino calor
regocijante. Este calor fácilmente se debilita. Pero el calor que proviene del Espíritu Santo es apacible y
continuo. No se esparce fuera del corazón pero por este “al hombre entero es poseído de una agapi
infinita, increada… y le deleita de gozo y alegría”. El primer calor es natural, en cambio el segundo es
calor espiritual319. El calor que emana como de una fuente es aquel que reúne y concentra el nus del
hombre y así se hace la oración pura. El atleta de esta práctica noerá (ejercicio espiritual) debe de
conocer que el calor espiritual no viene por la derecha ni por la izquierda o por arriba, sino que brota por
el espíritu vivificador en el corazón como fuente propia de agua“. Este calor existe dentro en el corazón.
“Y sólo debes anhelar y desear encontrar tu corazón y adquirirás el calor manteniendo tu nus siempre sin
fantasías y desnudo de loyismí y conceptos”320.

Es importante esta aparición del calor en nuestro corazón, porque así se concentrarán todas las fuerzas de
la psique y allí se hará la oración sin distracción. Teófanes el Recluso enseña que: “Este calor es obra de
la Jaris de Dios sin excepción alguna, y está destinado por supuesto para todos generalmente. Es decir,
este calor aviene al hombre que está orando y aparece en una cierta medida de pureza de toda la
estructura ética del hombre. Apenas se encienda y opere en el corazón este estado de calor y lleva cierto
tiempo, entonces se intercepta y se frena el hervor de las fantasías y de las meditaciones. Entonces en la
psique  ocurre algo semejante a la mujer con hemorragia: “…se le acercó por detrás y tocó el borde de su
manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre” (Lc  8,44). En este estado nuestra oración se
constituye más o menos incesante. Entonces tenemos en nuestro interior la oración de Jesús. ¡Por tanto,
este es el límite o frontera que puede llegar la oración, la que trabaja el hombre por sí mismo! Creo que
hasta aquí lo comprendéis todo.

A continuación se da la oración como requisito de la energía increada Jaris y no es como esta que trabaja
el hombre por sí mismo. Sobreviene espíritu suplicante y os atrae en la profundidad del corazón. En este
caso la psique es poseída por dinami (potencia y energía) divina y superior y permanece gratificamente
dentro de Ella, puesto que continúa la energía del espíritu suplicante. Conozco dos grados de esta clase
de divina energía. En el primero grado la psique reflexiona en todo lo que se está energizando, operando
y tiene conciencia de sí mismo y de su situación, puede conversar y conducirse a sí mismo, además que
si lo desea, puede cambiar este estado. Creo que esto también ha sido comprendido por vosotros.

Pero en los Santos principalmente en San Isaac el Sirio, se refiere también a este segundo grado de esta
oración entregada de lo alto. Esta oración, la cual llama como éxtasis-extensión divina o zeoría-
contemplación espiritual visible, se considera superior que la oración anterior 321.

Tal como se ha referido anteriormente San Diádoco es posible que se encienda un ardor natural. Es
decir, existen dos tipos de ardores, el natural y el sobrenatural. Para este tema como para los resultados
del ardor sobrenatural nos escribe otra vez Teófanes el Recluso: “El verdadero ardor es regalo de Dios.
Pero existe un ardor natural que es fruto de nuestros esfuerzos personales y de nuestras libres
disposiciones e intenciones. Se distancian entre sí como el cielo de la tierra. Cuál poseéis vosotros, aún
no se ve, se verá más tarde. Escribís que os habéis cansado por vuestros loyismí y no os podéis
concentrar ante Dios. Esto significa que el ardor no es de Dios sino nuestro, el natural.

El primer fruto del ardor de Dios es la paz y la concentración de los loyismí en un punto y la dirección
de ellos establemente hacia Dios. Aquí ocurre lo mismo que con la mujer de la hemorragia: en la cual
“paró el derramamiento de la sangre”. Aquí se reduce y se detiene el flujo de los indebidos loyismí.
¿Qué debemos de hacer pues? Teniendo el ardor natural no tenéis dar importancia especial sino que lo
consideréis como preámbulo del ardor esperada de Dios. Después que os aflijáis por la falta de la divina
energía increada en vuestros corazones y con dolor suplicar al Señor incesantemente de esta manera:
¡Compadécete de mí, ten misericordia de mí! ¡No me niegues de Tu persona! ¡Que se encienda la luz de
Tu persona en mí! Para esto fortalecen las privaciones corporales de comida, dormir, etc. Encargar este
asunto entero en manos de Dios” 322.

Además, tenemos que apuntar aquí, igual que en muchos más temas, que el diablo es posible que
provoque un ardor en el corazón para desviar del hombre la atención a Dios. Cuando el referido ardor
desvía la atención a Dios y la oración deja de ser pura y lúcida, de esta manera se convierte en motivo
para que el hombre sea exaltado, entonces es señal que es satánica. El atleta bueno y prudente no se
auto-elogia, porque no deja que se vaya el nus por el sentido del pecado, la vivencia, experiencia de la
metania y la memoria insaciable de Dios dentro en profunda humildad.

De todos modos el ardor del corazón se transmite también al cuerpo. San Gregorio Palamás
enfrentándose en la oposición de Barlaam de que en la oración no participa el cuerpo y que se debe de
mortificar la parte pasional de la psique, dice que esto no es enseñanza patrística y ortodoxa. No sólo la
psique recibe el nuncio o arras de los bienes futuros sino también el cuerpo, 323. El renacimiento de la
psique supone también el renacimiento del cuerpo. El luto no se comete sólo en la psique,  sino que
“mediante ella sobre el cuerpo y mediante este pasa al sentido y sentimiento”, 324. La Jaris-Gracia energía
increada de Dios que se encuentra en la psique, traspasa también al cuerpo. Utiliza argumentos de la
Escritura, en el caso de Moisés a quien se iluminó su rostro y del Esteban a quien su cara se hizo como
cara de ángel, 325.

Esto se hace también con el ardor de la psique que traspasa al cuerpo. Durante la oración perseverante,
cuando se encienda la vela espiritual y el nus eleva el dolor mediante la zeoría-contemplación espiritual
en llama alta, entonces “también el cuerpo paradójicamente se dilata y se sobrecalienta; los que ven a
este hombre sienten que sale como de fuego de un horno” 326. Además, también el sudor de Cristo enseña
el ardor sensible que viene al cuerpo y es “sólo por la oración persistente y extensa hacia Dios” 327.

Es tan indispensable este ardor para la vida espiritual de manera que San Juan el Clímaco sugiere que si
perdemos este bienaventurado y muy amado ardor que busquemos detalladamente a encontrar la causa
por la que se marchó “y hacía esta causa tenemos que dirigir todo el esfuerzo y la lucha”, 328.

La existencia de la Jaris increada dentro en el corazón se manifiesta también con el sobresalto del
corazón. Esto es señal de salud del corazón. San Gregorio Palamás teniendo en cuenta a San Basilio el
Grande  y San Atanasio el Grande, dice que el sobresalto del corazón es señal de la Jaris increada y el
corazón salta por el entusiasmo de la agapi del bien, 329. Así que el corazón sobresalta moviéndose para
el encuentro del Señor cuando vendrá en nubes. Desde ahora se prepara para el recibimiento del Rey
celeste.

De estas maneras el corazón se purifica, se limpia y se sana del lodo creado por el pecado. Los pazos se
metamorfosean. En vez de servir al diablo y las obras del pecado, sirven al Señor. Así se purifica y se
sana el corazón del hombre y se prepara para la visión, contemplación de Dios. A continuación veremos
esta catarsis del corazón y los resultados que ofrecen al hombre.

El Señor dijo: “Bienaventurados los que han hecho la catarsis del corazón, porque ellos contemplarán a
Dios” (Mt 5,8). San Santiago sugiere: “purificad vuestros corazones hombres de doble psique o cara”
(Sant 4,8). Y el Apóstol Pedro nos pide: “amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1Ped
1,22).

El corazón puro ve a Dios y “los tesoros que están en su interior” 331. Ve a Dios el cual es “el punto
extremo y fin de los bienes” 332. La ascesis exterior, el ejercicio del cuerpo es la icona-imagen del
Antiguo Testamento, en cambio la pureza del corazón es la icona-imagen del Evangelio del Nuevo
Testamento. El ayuno, la contención, el autodominio, la vigilia, el estar de pie y todos los demás
ejercicios somáticos son buenos porque tranquilizan la parte pasional del cuerpo de la energía del
pecado. Es instrucción de nuestro hombre exterior y vigilante de los pecados activos. A la vez es
vigilante también de los pecados por la diania mente o intelecto. Pero “el Antiguo Testamento no
perfeccionaba ni completaba al hombre interior en su piedad hacia Dios, como dice el Apóstol: “la ley
no ha perfeccionado nunca a nadie” (Heb 7, 19), solamente impedía los pecados muy groseros; aunque
uno corte del corazón los loyismí y recuerdos malignos –que es un precepto del Evangelio- es superior y
contribuye más para la catarsis, limpieza y pureza de la psique que prohibir a uno el arrancar el ojo o el
diente del prójimo. En lo relativo a la virtud y la ascesis del cuerpo, me refiero al ayuno, la temperancia,
el dormir en el suelo, el estar de pie sin moverse, el velar… todas estas cosas que conciernen al cuerpo y
aplacan el pecado en obra y tranquilizan la parte pasional del cuerpo, -como lo he dicho para el Antiguo
Testamento-, son todas cosas buenas. Ya que todas estas cosas son la pedagogía del hombre exterior y la
vigilancia de los pecados que se efectúan con el cuerpo, pero también nos resguardan y nos impiden de
los pecados de la diania (mente, intelecto), como por ejemplo, con la ayuda de Dios, pueden liberarnos
de la envidia, de la ira, etc. 113. La pureza del corazón, es decir, la vigilancia y la protección del nus, cuyo
tipo es el Nuevo Testamento, si es protegido por nosotros como es debido, erradica del corazón todos
nuestros males, pazos y vicios, y en su lugar introduce la alegría, la buena esperanza, la compunción, el
luto, las lágrimas, el conocimiento preciso de nosotros mismos y de nuestros pecados, el recuerdo de la
muerte, la verdadera humildad y la agapi infinita (amor desinteresado, energía increada) para el Dios y
para los hombres, y el eros divino (amor ardiente) dentro del corazón” 333.

Los Santos Padres sin dejar de lado los ejercicios exteriores que por supuesto son instructivos, dan
mucha importancia a la limpieza interior, a la pureza del corazón. Los ejercicios exteriores preparan el
campo para desarrollarse la lucha interior. Si el hombre permanece en los ejercicios exteriores y no
progresa interiormente también entonces vive el período del Antiguo Testamento. El esfuerzo por la
catarsis del corazón consiste en expulsar las nubes de la mala astucia del aire del corazón pera poder ver
el sol de la justicia, a Cristo “y en esta medida podremos recibir y ver de alguna manera en el nus el
alumbramiento de los logos de Su majestuosidad” 334.

¿Pero qué es el corazón puro? ¿Cuál corazón está puro? San Simeón el Nuevo Teólogo describe el
corazón puro. Dice que el corazón puro es aquel que no se perturba ni se molesta por ningún pazos
biológico ni entiende ninguna mala astucia y tiene en su interior sólo la memoria de Dios con
inseparable eros-amor ardiente, 335. Corazón puro es aquel que es arrebatado y “ve los nuncios o arras de
los bienes prometidos a los santos y estos bienes eternos que se proporcionan y caben en la naturaleza
humana” 336.

Y también otros Padres hablan sobre el corazón puro. Corazón puro es aquel que no tiene ningún
movimiento natural y en el cual Dios escribe Sus leyes como en un diploma 337. Corazón puro es aquel
que no deja para nada los loyismí que se introduzcan en la psique 338. Corazón puro es aquel que el
corazón no le acusa por negligencia o aceptación de opinión contraria en violar y transgredir el
mandamiento de Dios, 339. Pureza del corazón existe cuando el hombre lucha para no criticar y condenar
para nada la prostituta, los pecadores y los perversos, sino que los ve todos con ojo puro y claro, 340.
¿Cómo se consigue la pureza del corazón que en realidad es la psico-terapia de los pazos? San Gregorio
Palamás analizando la enseñanza teológica de que la energía de la psique está en los loyismí y la esencia
de la psique se encuentra en el corazón, dice que la energía de los loyismí del nus se purifica fácilmente
por la monóloga oración. Pero en este caso que no se crea uno que se ha limpiado totalmente si no se han
limpiado y purificado también las otras fuerzas de la psique, si no se ha purificado la esencia del nus que
se encuentra en el corazón. Si el hombre piensa así se engaña.

Cuando el hombre ve la suciedad del corazón, entonces junto con la oración tiene que utilizar también
todas las demás fuerzas. Con la praxis limpia lo práctico, con la gnosis lo gnóstico, con la oración lo
contemplativo y así mediante esto “llega a la perfecta, verdadera y estable pureza del corazón y del nus”.
Por eso se requiere la praxis, el ejercicio persistente, la zeoría-contemplación y la oración en zeoría (o
contemplativa) 342. Según San Simeón el Nuevo Teólogo, la pureza del corazón no la efectúan sólo un
mandamiento sino todos. Tampoco se puede purificar el corazón si no energiza y opera el Espíritu Santo.
Tal como el herrero utiliza herramientas y fuego porque sin esto no puede fabricar nada, así también el
hombre “para hacer todo necesita como instrumentos las virtudes, y sin la presencia del fuego espiritual
queda in-energizado e inoperativo y no puede limpiar la suciedad del espacio de la psique” 343.

El Abad Pimín recalca especialmente la energía del logos de Dios. Tal como el agua que corre poco a
poco agujerea la piedra, así también el logos de Dios es blando pero el corazón está duro. “El hombre
escuchando muchas veces el logos de Dios se abre su corazón al temor a Dios” 344.

Los Santos Padres recalcan mucho la potencia de la energía de la oración y en concreto la oración
monóloga de Jesús o del corazón. Por la oración se limpia y se purifica el hombre por la sinergia del
Espíritu Santo. San Hisijio el Presbítero dice que es imposible que el hombre pueda limpiar su corazón y
echar los apasionados y apegados conceptos y los enemigos espirituales del corazón “sin la imploración
frecuente de Jesús Cristo” 345. La imploración del nombre de Jesús crea alegría y serenidad en el aire del
corazón, pero la perfecta catarsis del corazón se consigue con la dinami fuerza de Cristo: “Causante de la
catarsis total del corazón es Jesús Cristo el Hijo de Dios y Dios, el causante y creador de todos los
bienes” 346. Muchos Padres recalcan mucho el valor de la oración para la metamorfosis de los pazos y la
catarsis del corazón 347.

En concreto, San Gregorio el Sinaíta dice que “existen dos tropos, modos y maneras de unión o mejor
una doble entrada de la oración de corazón o noerá que el espíritu activa y opera en el corazón”. Es
decir, existen dos modos de oración noerá-espiritual y unión del nus y corazón. “Primero el nus se
encuentra en el corazón antes de la oración adhiriéndose, uniéndose al Señor, (1Cor 6,17) (contacto
consciente en el corazón con el nombre Señor Jesús…) según la Escritura; y el segundo es que la energía
de la oración, mientras se mueve progresivamente en un fuego gozoso, atrae el nus y lo liga y
compromete a la invocación del Señor Jesús y a la unión con Él. Porque aunque el espíritu opera en cada
uno como le place (1Cor 12,11), tal como dice el Apóstol, a pesar de esto, a veces en algunos una forma
precede la otra, con los tropos, modos o formas que antes nos hemos referido. Y otras veces la energía
opera en el corazón, mientras se van reduciendo los pazos con la continua invocación de Jesús Cristo y
reaparece el divino calor, “porque nuestro Dios es fuego abrasador”, que abrasa los pazos,  dice la
Escritura (Heb 12,29 Deut 4,24). A veces, el Espíritu atrae el nus hacía sí mismo, delimitándole en la
profundidad de su corazón y le impide de sus acostumbrados rodeos e idas y venidas por ahí fuera…” 348.
En todo caso es un hecho que cuando se ha hecho la catarsis del corazón, entonces allí se hace una
perpetua Liturgia (oficio) y se dirigen himnos hacia Dios. Vale esto que dice el Apóstol Pablo:
“hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor
en vuestros corazones” (Ef 5,19). Esta oración es la mejor recibida de Dios.

Es cierto que cuando el corazón ha hecho la catarsis, entonces el hombre no debe enorgullecerse, porque
ninguna de las cosas creadas es más pura y limpia que las incorpóreas, es decir, los ángeles, y a pesar de
eso el Lucifer (eosforos) por la exaltación se endemonió, se hizo diablo y sucio y “el enaltecimiento de
él se considera por Dios como suciedad”349. Así la pureza del corazón es una cosa muy fina y se consigue
con gran esfuerzo, principalmente con la ayuda y la energía increada de Dios. Corazón sucio sin catarsis,
aunque sea por loyismís orgullosos, está ciego.

Los resultados de la catarsis y la lucidez del corazón son muchos. Enumeraremos sólo algunos de estos.

Aquel que lucha para mantener la catarsis pureza y lucidez del corazón tiene como maestro al Mismo
Cristo, el legislador del corazón, quien le enseña místicamente Su voluntad 350.

El corazón puro vive la llamada hisijía cordial, del corazón 351. Vive la paz de Dios. “Y la paz de Dios
gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo” (Col 3,15).
Vence la cobardía, las fobias y los falsos miedos. “El que ha hecho la catarsis del corazón éste ha
vencido el miedo y la cobardía” 352. Este no tiene miedo nada ni siquiera la muerte. Porque el miedo a la
muerte es consecuencia de la suciedad del corazón. Se libera de los demoníacos loyismí, logos y
obras 353. Adquiere el silencio interior del corazón y la hisijía serenidad de todo loyismós 354. Se hace el
corazón “del Espíritu Santo… ampliado todo cabida” y allí ve claramente como reflejo o en espejo a
Dios 355. Expulsa la tristeza que crean las preocupaciones somáticas del cuerpo y se abre, cosa que es la
esperanza hacia Dios. “Amplitud del corazón es esperanza en Dios. Lo que le entristece es preocupación
corporal” 356. El hombre que tiene el corazón purificado su cara es alegre, su lengua melódica en súplicas
y su forma de hablar dulcísima357. El corazón purificado está liberado de la fantasía no peca. “Es
imposible que entre el pecado en el corazón purificado, si antes no golpea en la puerta del corazón,
mediante la fantasía del maligno ataque” 358.

La catarsis del corazón y de los resultados que hemos expuesto antes, se muestra qué es la psico-terapia,
sanación del corazón. Se expulsa la enfermedad que son los pazos. El corazón se hace sano, está
saludable. Pero los Padres aconsejan que antes, durante y después de la catarsis de parte nuestra se
requiere mucha atención y vigilancia. Se necesita una continua nipsis y vigilancia del corazón. Se
requiere que estemos atentos al corazón, porque si este se hiere, se seca todo el cuerpo, tal como cuando
golpeamos el corazón del árbol todo el árbol se seca 359.

Isaías el anacoreta sugiere que investiguemos diariamente y entender el corazón y rechazar toda mala
astucia y vileza. “Investígate a ti mismo delante de Dios con gran atención y mira en tu corazón cuál de
los pazos se encuentra dentro en él y arrójalo lejos de tu corazón, para que no se te haga la causa de tu
condena. Por tanto, hermano, estate en alerta y vigilancia de tu corazón para poder afrontar tus
enemigos, porque es muy astuta y de muchos tipos la maldad de ellos” 360.

Se necesita esta atención aún cuando el hombre es muy pecador. Porque cuando abandone los pecados y
regrese a Dios, entonces “la metania le renace y le hace todo nuevo” 361. “En todas partes la divina
Escritura nueva y antigua habla sobre la vigilancia del corazón” 362. Y en este tipo de versículos se
refiere. “Aquel que trata e investiga siempre dentro de su corazón, se aleja de las cosas que se llaman
cosas bellas de la vida. Porque, mientras vive espiritualmente, no puede conocer los deseos de la carne.
(Gal 5,16). Este hombre circula dentro de la fortaleza del castillo de las virtudes, teniendo como
guardianes las mismas virtudes que vigilan la ciudad de la pureza. Por eso permanecen ineficaces las
maquinaciones de los demonios contra él, aunque las flechas del eros carnal lleguen hasta las puertas de
la naturaleza, es decir, los sentidos físicos” 363.

Más allá del intento de mantener nuestro nus claro, puro y lúcido, nuestro objetivo es rechazar los
loyismí y las fantasías para mantener el corazón puro, se requiere también contención y autodominio de
la lengua y de la panza. Porque muchas charlas y comidas son las que con sus exhalaciones infectan
primero el nus y después el corazón, puesto que el nus es el suministrador del corazón. Un hermano
preguntó al abad Tizóis ¿cómo vigilaré mi corazón? El anciano sabio le contestó: “¡cómo vamos a
proteger nuestro corazón, si tenemos abierta la lengua y la panza!” 364.
Creo que de todo esto se ha hecho claro que para hacer vida cristiana concienciada y conseguir
nuestra sotiría redención, sanación y salvación, debemos encontrar el espacio del corazón. Un asceta en
las preguntas por varias personas contestaba: Pregunta tu corazón. ¿Qué te dice tu corazón? Y tal como
hemos desarrollado y analizado aquí, el corazón no es simplemente las emociones sino el espacio donde
se apocalipta-revela Dios por la en Jaris ascesis, ejercicio o práctica espiritual.

Debemos de adquirir su sentido, sentimiento del corazón. En este punto se dirige toda la ascesis en
Cristo. Y una vez encontramos el corazón, tenemos que hacer todo esfuerzo para sanarse de sus
enfermedades espirituales. Todos estamos enfermos del corazón (cardiópatas espiritualmente). El
encuentro del corazón y su terapia o psicoterapia es la sotiría redención, sanación y salvación esencial.

[204] Geronticon, ed. Papadimitriou, pp. 102, v-10 [205] Filocalía I, p. 119, v-149. [206] st. Makarios,
Filocalía III, pp. 205, . 1-2 [207] Archim. Sofronio: El Yérontas Silouan, p. 241 [208] idem p. 12 [209]
Filocalía II, p. 48, v-73 [210] Filocalía IV, p. 132-133 [211] idem133, c’ [212] idem pag 26, f. 12-15 
[213]Filocalía, san Diadoco de Fótica v-77 [214] idem v-70  [215] idem v-76. [216] idem v-79 [217]
idem v-84 [218] Filocalía IV, p. 6, . 9-11 [219] idem 29-31 [220] Archimandrita Sofronio, Su vida es
mía, Londres, pp. 44 [221] idem pag 43 [222]idem pag. 43 [223] idem pag 42 [224] idem pag 44 [225]
Gregorio Palamás obras EPE tomo 2o, pp. 124-126  [226] idem pag 236 [227] Archim. Sofronio: El
Yérontas Silouan, pag. 47-48 [228] Manual Consultivo, ed. Schinas, Volos 1969, pp. 109-113 [229]
idem p.110 [230] Filocalía II, p. 209,  v-85 [231] san Diadoco de Fótica, Fiocalía, v-83. [232] idem
190-191 [233] Ag. Makarios Grand, Filocalía IV, p. 24, . 6, 8-10 [234] San Hisijio, Filocalía I, p. 157,
v-104 [235] ag. Máximo, Filocalía II, p. 48, 80 [236] Philotheou Sinaitou, Filocalía II, p. 282, v-23′
[237] ag. Máximo, Filocalía II, p. 85, v-81 [238] idem v-80 [239] idem v-80  [ 240] idem v-83  [241]
Petros Damascenos, Filocalía III, p. 68, 6. 29-33  [242] Abat Philimonos Filocalía II, p. 246, 6. 10-19
[243] Filocalía III, p. 219, rv-116  [244] Filocalía II, p. 71, v-11 [245] Filocalía III, p. 217, v-113 
[246] ag. Gregorio Sinaita, Filocalía IV, p. 31, v-7  [247] san Juan, Sinaita: Climax, p. 163, 52  [248]
idem v-7  [249] Theofanos el Recluso, por Ger. Clement Mount Athos, 1978, p. 141 [250] Filocalía III,
p. 197, v-65  [251] san Máximo, Filocalía II, pp. 48, v-71 [252] San Hisijio, Filocalía I, p. 158, 113 
[253] idem 112  [254] Philotheou Sinaita, Filocalía II, p. 275, v-4 [255] Patriarca Kallistos, Filocalía
IV, p. 296, v-3  [256] san Gregorio Sinaita, Filocalía IV, p. 86-87 [257] san Gregorio Palamás,
Filocalía IV, pp. 109 [258]san Hisijio, Filocalía I, p. 148, v-55  [259] san Marco el asceta, Filocalía I,
p. 100, v-62  [260] idem v-27 [261] Nikita Stizatos, Filocalía III, p. 284, v-48 [262] Archim. Sofronio:
El Yérontas Siluán el AThonita, pág. 53 [263] Filocalía I, p. 97, 20  [264] Abad Dorotheo, Filocalía
tomo 2, p. 644, v,2 [265] Filocalía I, p. 106, v-177  [266] san Juan Sinaita: Climax, p. 51, b’ [267]
idem p.9 v-65  [268] idem p.161 v-26 [269] Filocalía III, p. 305, v-32  [270] Filocalía I, p. 124,  [271]
san Gregorio Sinaita, Filocalía IV, p. 49, v-104  [272] Filocalía I, p. 97, v-19  [273] Filocalía II, p.
277, v-13 [274] Filocalía I, p. 97, v.18 [275] Filocalía III, p. 244, v. 46 [276] Anonymous Hisicasta:
Theoría Níptica, ed. Kypseli, Salónica 1977, pp. 171-74 [277] San Juan el Sinaita Climax, pp. 69, v.64
[278] Filocalía I, p. 125, 117 [279] Ejercicio espiritual 83-84 [280] Idem 87-88 [281] San Juan el
Sinaita, Climax, p.69, v.66 [282] Isaac el Sirio:L”Los Ascéticos encontrados” ed. Rigopoulou,
Tesalónica 1977, pp. 10 [283] Idem. [284] Filocalía I, p. 177, v.5 [285] San Nilo, Filocalía I, pp. 177,
v.6 [286] San Juan el Sinaita Escalerap. 63, v.8 [287] Gerontikón, ed. Papadimitriou, p. 96, [288] san
Nicodemo el Aghiorita: Libro de Varnasufio y Juan, ed. Rigopoulou, Tesalónica 1974, p. 185 [289] san
Marcos el Asceta, Filocalía I, pp. 97, v.15 [290] Gerontikón, ed. Papadimitriou, p. 11, v.41[291] S C
113, 184 [292]idem p. 184 [293] idem p. 180 [294] idem p. 182 [295] Filocalía III, p. 289, v.70 [296]
Filocalía III, p. 289, 69 [297] Kallistou e Ignacio Xanthopoulou, Filocalía IV, p. 255, 58 [298]
Gerontikón, ed. Papadimitriou, pp. 96, [299] idem pag 96,[300] San Juan el Sinaita Escalerap. 77,
v.12l [301] Idem pag148, v.35 [302] San Isaac el Sirio, idem pag 10, [303] San Juan el Sinaita, Climax,
p. 68, v.53 [304] Filocalía III, p. 334, v.34 [305] San Marcos el Asceta Filocalía I. p. 97, v.15 [306]
SanNilo, Filocalía I, p. 177, v.7,8 [ 307] San Juan el Sinaita, Climax, p. 163, v.2 [308] J. San Juan el
Sinaita, Climax: idem pag 12, v.9 [309] san Nikita Stizatos, Filocalía III, p. 300,  v.9 [310] San Juan el
Sinaita Climax, p. 20, v.48 [311] Idem 162, 47 [312] Idem 163, v.51[31 3] Ejercicio Espiritual, idem
pag 97-98 [314] Idem p.78-70 [315] Filocalía pag 17, v.98 [316] san Hisiquio el Presbítero, Filocalía
t,1 v.94 [317] idem v.156  [318] Filotheo Sinaita, Filocalía II, p. 275, v.4 [319] San Diadoco de Fótica:
Los Cien…idem v.74 [320] san Gregorio Sinaita, Filocalía IV, p. 86-87 [321] Ejercicio Espiritual p, 48
[322] idem pag 89-90 [323] San Gregorio Palamas, Obras tomo 2, p. 220 [324] idem218 [325]
idem214-216 [326] idem216 [327] idem216 [328] San Juan el Sinaita, Escalerap. 17, v.23 [329] San
Gregorio Palamas, Obras tomo 2, p. 152 [330] idem p.216 [331] San Máximo, Filocalía II, p. 48, v.72
[332] idem 85, v.80. [333] San Hisijio el Presbítero, Filocalía I, p. 158, v.112,113 [334] Filoteo
Sinaita, Filocalía II, p. 276, v.8 [335] S C 51, p. 89, v,32 [336] idem pag 90, v.35 [337] san Máximo,
Filocalía II, p. 85, v.81 [338] San Hisijio el Presbítero Filocalía I, p. 171, pv.203. [339] San Teodoro,
Filocalía I, p. 320, v.7. [340] san Makarios de Egipto, por Metropolita Dionisio de Trikis: El
monaquismo ortodoxo oriental, p. 724 [341] idem [342] Filocalía IV, p. 133, v.3 [343] S C 51, p. 88-89,
v.29. [344] Gerontikón, ed. Papadimitriou, p. 101, v.182. [345] Filocalía I., p. 145, v. 28 [346] San
Hisijio el Presbítero, Filocalía I, p. 155 v.91 [347] San Hisijio el Presbítero, Filocalía I, v.170, v.184, y
kailisto e Ignacio Xanzopuli Filocalia, v.75 [348] Filocalía IV, p. 71, v.1 [349] San Filoteo Sinaita,
Filocalía II, p. 277, v.11 [350] San Hisijio el Presbítero, Filocalía I, p. 170, v.186 [351] Idem p 156,
v.100 [352] San Simeón el Nuevo Teólogo, Filocalía III, p. 245, v.50 [353] San Hisijio el Presbítero,
Filocalía I, p. 159, v.122 [354] San Hisijio el Presbítero p 143, v.70 [355] Abat Filimonos, Filocalía II,
p. 249, v. 35 [356] San Marcos el Asceta, Filocalía I, p 116, v.114 [357] Nikita Stizatos, Filocalía, v.33
[358] San Hisijio el Presbítero, Filocalía I, v. 45[ 359] idem v.78 [360] Filocalía v.34, 31[361] idem
v.22 [362] idem v. 23 [363] San Diadoco de Fótica: Los Cien… idem anterior v.7 [364] Gerontikón, ed.
Papadimitriou, p. 122, v.3.

c) Lógica y loyismí

I La lógica

II)Los loyismí

Qué son los loyismí

La causa de los loyismí

Los resultados de los loyismí

Terapia de los loyismí

El papel principal en la enfermedad de la psique y en la terapia lo representan la lógica y los loyismí.


Allí se hace el ataque del maligno y los loyismí simples (pensamientos) se hacen compuestos y a
continuación se atrapa el deseo que conduce al hombre a la realización del pecado. Por eso un método de
terapia ortodoxa debe ver el tema de los loyismí y el significado de la lógica. Exactamente por esta razón
examinaremos ahora por un lado, la lógica y por otro lado, los loyismí para ver cómo se consigue la
terapia “psicoterapia” de nuestra psique. (También ver: http://www.logosortodoxo.com/san-gregorio-
palamas/el-uso-de-la-noera-energia-y-de-la-energia-logica-del-hombre-segun-san-gregorio-palamas/ )

I La lógica

Ya anteriormente hemos dicho que la psique del hombre creada por Dios es lógica y noerá (espiritual).
San Thalasio escribe que el Dios Creador creó la lógica y la esencia noerá de tal forma que sea receptora
de todo y de Su gnosis, y el sentido y las cosas las produjo para que sirvan a ella, la psique 365. Mientras
que los ángeles tienen lógica y nus, los hombres tienen lógica, nus y sentido (sentimiento), puesto que el
hombre es una micrografía del universo y un resumen de toda la creación. Entonces con el nus y la
lógica el hombre conoce a Dios. La energía lógica de la psique no se identifica con la noerá energía. No
se identifican entre sí. Una cosa es el trabajo de la lógica (mente, cerebro, intelecto) y otra el trabajo del
nus, tal como veremos a continuación.

Hablando sobre la psique  hemos visto que está creada como a imagen de Dios. Y como el Dios es
Tríadico, Nus, Logos y Espíritu, lo mismo sucede también respecto a la psique, tiene nus, logos y
espíritu. El que la psique tenga nus, logos y espíritu se dice con unas  condiciones.

Primera condición, según la enseñanza de San Gregorio Palamás, es que la representación del hombre
sobre el misterio Tríadico se entiende en el sentido de que la Triadología no es “antropomorfa”, sino
antropología “tríadomorfa” (de forma trinitaria), es decir, que no se interpreta el Dios Tríadico a partir
del hombre, sino el hombre en base a Dios Tríadico, 366. Esta interpretación no es simplemente
psicológica y humana sino apocalíptica (por revelación). Esto significa que sólo cuando el hombre se
encuentra en apocálipsis-revelación, tal como la han vivido todos los santos, puede percibir y entender
esta realidad.

Segunda condición es que se entienda que el hombre tiene nus, logos y pnevma (aliento, espíritu), según
el modo tríadico de existencia, pero el nus, el logos y el espíritu del hombre no son hipóstasis (bases
esenciales, subsistenciales), tal como ocurre en las personas-hipostasis de la Santa Trinidad, sino
energías de la psique. Por lo tanto, estos tres, nus, logos y pnevma (aliento, espíritu) son inseparables
entre sí, pero no tienen carácter hipostático 367”.

El nus es el ojo de la psique, al que algunos padres le llaman corazón. El logos es “innato del nus, como
la gnosis es siempre coexistente en él” 368. Tal como el Logos Cristo es aquel que apocalipta-revela la
voluntad del Nus, es decir, del Padre, así también el logos del hombre es aquel que apocalipta-revela las
cosas que percibe, siente, vive y experimenta  el nus. Y tal como uno no puede comprender logos
sin pnevma (aliento, espíritu), así también en el hombre el logos está conectado con el pnevma 369. Y tal y
como el Espíritu que es hipóstasis particular, es eros (amor ardiente) inefable del Padre hacia este
inefable Logos nacido” 370, así también el espíritu en el hombre es la fuerza del impulso del nus que se
prolonga temporalmente y necesita de los mismos espacios de tiempo y de lo inacabado avanza a lo
terminado 371.
Se han dicho estas cosas para que se vea cuál es la tesis, posición del logos dentro en la psique del
hombre y cuál es su valor. El logos es aquel que expresa la experiencia y la vida del nus y por eso se
hace en pnevma (aliento, espíritu).

En muchos Padres, como en San Máximo el Confesor, el logos se llama también logistikón/racional de


la psique. El logos en el hombre es innato y oral. Se dice interiormente pero se expresa también
exteriormente. Silencio exterior no significa inexistencia interior del logos. Pero después del estudio de
la obras Patrísticas uno puede sostener con alguna reserva que el logos es innato y oral y está unido al
nus, en cambio la lógica que conecta con la diania (mente, cerebro, intelecto) es el órgano (instrumento)
aquel por el que se expresa el logos. Así puede uno sostener que existe una fina, sutil diferencia entre el
logos y la lógica como también entre logos y diania.

San Thalasio enseña que “cualidad de la lógica o lo lógico/racional es someterse al logos correcto” 372. El
hombre lógico debe someterse al logos recto. La diania (mente, intelecto) según San Gregorio Palamás
no es el ojo de la psique. El nus es el ojo de la psique, en cambio la diania hace comprensibles,
conceptuales las cosas y realidades sensibles y espirituales. Escribe característicamente: la diania no es
la que conoce los tesoros celestes, cosa que la hace el nus del hombre. La diania (mente, intelecto,
cerebro) conceptúa las cosas que empíricamente vive el nus del hombre. En el nus se revela Dios y
la diania describe esta experiencia con frases, oraciones lógicas373.

Se dice generalmente que el hombre es un ser lógico y eso en el sentido que tiene lógica y piensa. Pero
en la teología patrística hombre lógico no es aquel que tiene simplemente la lógica o el logos oral, sino
aquel que mediante el logos y la lógica busca a encontrar a Dios y unirse con Él 374. Aquel que hace la
catarsis de su nus dentro en el cual se apocalipta-revela Dios y a continuación por el logos y la diania
expresa esta experiencia interior este es hombre lógico. Fuera de esta colocación el hombre es a-logos
(ilógico, irracional) y no se diferencia de los animales. Cierto que tiene lógica y logos pero como no
conecta con Dios está muerto. La psique  muerta (espiritualmente) muestra también la muerte, necrosis
(espiritual) del logos.

Al hombre antes de la caída así le funcionaba el logos. Es decir, el nus percibía y sentía a Dios y el


logos expresaba las experiencias del nus. “Porque nus purificado, claro y limpio ve las cosas claras y
correctas. Y el logos ejercitado trae delante suyo las realidades que ha visto; y el oído puro, limpio las
acepta” 375. De acuerdo con la teología de san Thalasio en la que antes hemos mencionado, la cualidad
particular de lo lógico-racional del hombre es someterse al logos recto y calmar e instruir al cuerpo a la
sumisión, en cambio la hibris (insulto, acción insensata, antinatural) en el hombre lógico es someterse al
a-logo (ilógico, animal, insensato, irracional), es decir, someterse al cuerpo y “al cuidado en hacer sus
deseos indecentes e impuros”. También trabajo maligno astuto de la psique lógica es abandonar al
creador y hacer culto al cuerpo, 376. En el hombre primitivo, el de antes de la caída, el nus tenía relación
con Dios y el logos expresaba esta experiencia y vida con la ayuda de la diania (mente, intelecto), de
aquel instrumento particular del cuerpo.

Pero después de la caída se consumó la mortificación de la psique, que tuvo como consecuencia la


debilidad del funcionamiento natural de todo el mundo interior de la psique y que sufriesen anomalías
todas las funciones interiores. El nus del hombre se obscureció y se cubrió de pazos y fue abordado de
una oscuridad impenetrable. El logos no pudiendo expresar las experiencias del nus se identificó con la
diania o la ratio (razón). Así la lógica, lo lógico/racional se elevó más arriba del nus, dominando así al
hombre post-caída. Esto en realidad es la enfermedad del logos y de la lógica (ratio, racionalismo). La
lógica hipertrófica se subió a una posición superior que el nus y se ha cautivado por el logos. La lógica
hipertrófica se sobrealimenta y se convierte en fuente de gran anomalía en el organismo espiritual. Allí
especialmente se reciben maniáticamente ataques fuertes del orgullo, de arrogancia y de todas las
energías del egoísmo que son la fuente de la anomalía. Es muy característico lo que se refiere el
Archimandrita Sofronio sobre los movimientos de lo lógico/racional al hombre post-caída y la anomalía
que crea en el organismo espiritual entero. Cito el párrafo entero porque es muy expresivo:

«Las guerras espirituales son de varias formas y modos, pero la guerra contra la soberbia, el orgullo es la
más profunda y dura. La soberbia (orgullo) es enemiga de la ley de Dios. Pervierte el orden Divino de
los seres, en todas partes trae disgregación y muerte. También aparece en el nivel de la carne, pero
principalmente se maniata sobre el nivel intelectual y espiritual. Instalándose esta soberbia/orgullo en la
primera posición, lleva una lucha por dominar todo, teniendo como cabeza visible conductora la lógica o
lo lógico (Ratio).

La lógica proyecta sus propios argumentos y rechaza como ilógicos/irracionales los mandamientos de
Cristo y sobre todo el que dice “no juzgues, no critiques y condenes, para que no seas juzgado y
condenado” (Mat 7,1). Dice que la capacidad de juicio constituye una virtud distinguida del hombre, en
esta capacidad está contenida la superioridad frente a todo el mundo y gracias a esta el hombre puede
dominar en todo.

Para mostrar su superioridad en su ser, muestra sus descubrimientos y su cultura. Trae multitud de
demostraciones, aparentemente grandes y fuertes, las cuales supuestamente indican por su experiencia
histórica, que sólo en la lógica pertenece el derecho de decisión, el derecho de composición y
acreditación de la verdad. El logos se autoproclama regulador del ser.

Lo lógico/irracional, siendo impersonal, según las leyes de su funcionamiento, es no ser según la


esencia, sino que es una de las manifestaciones de la hipóstasis (subsistencia, substancia) humana, una
de las energías y en este caso se le da el lugar capital en la existencia espiritual del hombre y
gradualmente resulta hasta el punto de luchar ya contra su fuente, es decir, contra su principio
“hipostático/substancial”.

Subiendo, tal como se imagina, hasta puntos altísimos y bajando hasta abismos ésjatos (fondos extremos
bajos) como cree, la lógica o lo lógico intenta acariciar y tocar los límites del ser para dar en todo su
particular “definición” lógica. Pero al no conseguir este propósito y finalidad cae agotado y decide: “no
existe Dios”.

Continuando esta guerra por dominar, después con mucho atrevimiento en esto y con nostalgia, dice:

“¿Si existe Dios, cómo es posible demostrar que este Dios no soy yo?” (Esta frase pertenece a una
persona célebre el cual siguió por este camino).

No llegando a los límites del ser cósmico y restituyendo en sí mismo este infinito, se eleva a un
orgulloso ensalzamiento y concluye: “He investigado todo y no he encontrado en ninguna parte algo
mayor que yo, entonces yo soy Dios”.

Y realmente, el nus-lógica, cuando sobre él se concentra la existencia humana del hombre, reina y
domina en su propia esfera abstracta tanto, que no encuentra algo superior a este y termina por la
aceptación en él del principio divino.

Esto constituye el ésjato (extremo, último) límite de la fantasía intelectual y a la vez el ésjato fondo de


caída y oscuridad» 377.

Todos los hombres sabios fuera de Dios no pueden tener lógica y logos depurados, claros y lúcidos. Sólo
los Santos son lógicos por naturaleza. San Gregorio el Sinaíta localiza esta realidad: “Por naturaleza
lógicos sólo se hicieron los santos y los vimos. Nadie de los sabios en palabras tuvo lógica clara, porque
la corrompieron desde el principio por los loyismí” 378.

Para ver la diferencia de la lógica al hombre post-caída y lo que crea en todo nuestro organismo
espiritual, examinaremos tres niveles en los que se introduce la lógica caída.
Primero en nuestras relaciones con Dios. Mientras que el nus era aquel que adquiría la experiencia de
Dios, ahora este trabajo intenta hacerlo la lógica-logos, la razón/ratio. Así la lógica intenta crear
argumentos para demostrar la existencia de Dios y esto naturalmente no puede satisfacerse
absolutamente. Porque el único argumento para la existencia de Dios es la experiencia del
nus catartizado purgado, limpio, puro y claro. Por eso la lógica en su intento en avanzar sola al camino
de la teognosía (conocimiento de Dios) fracasa, porque no encuentra para nada a Dios o crea una imagen
equivocada sobre Él. Así se crearon entre los tiempos distintas corrientes de teorías filosóficas sobre
Dios y varias religiones. Las herejías que agitaron la Iglesia se deben en esta arrogante exaltación de la
lógica. Por eso se recalca por los Padres que no teologizan aristotélicamente, es decir, con la lógica sino
atractivamente (en forma de pesca), es decir, por la experiencia, después de la catarsis interior y de la
apocálipsis-revelación del nus.

Es característico en este punto el dialogo que se hizo entre San Gregorio Palamás y el filósofo
(occidental, Papista) Barlaam. Este segundo, (Barlaam) sostenía que lo lógico/racional del hombre es el
único valedero de recibir la gnosis (conocimiento) de Dios. Esto es el elemento más noble de la
existencia del hombre. A continuación insistía que lo que veían los Profetas en el Antiguo Testamento y
los Apóstoles encima del monte Tabor era un símbolo, por eso los filósofos tenían gnosis más auténtica
que los Profetas y los Apóstoles. La contemplación de la Luz increada es “inferior a nuestra
comprensión y concepción”, así decía Barlaam. Contestando San Gregorio Palamás enseña que
la zeoría contemplación espiritual de los Santos no se hace ni es exteriormente, sino interiormente por la
metamorfosis interior y la catarsis. Entonces la luz no es simplemente símbolo exterior y material, sino
símbolo natural, es decir, energía y operación de la Jaris increada. La Luz increada no es un espectro y
símbolo que se hace y se deshace, entonces no es “energía y operación inferior que la comprensión y
concepción”, sino “inefable, increada, perpetua, inconmensurable, extraordinaria, invisible, infinita e
ilimitada. Invisible por los Ángeles y los hombres, belleza arquetipo e inalterable, doxa-gloria increada
de Dios y de Cristo y del Espíritu, rayo de deidad…”379. En la opinión del Barlaam de que la Luz
increada es “inferior a nuestra comprensión y concepción”, escribe: ¿“inferior a nuestra comprensión y
concepción, oh cielo y tierra y todo estos que ven y contemplan la luz de la divina increada Realeza, la
belleza del futuro siglo, la doxa de la divina naturaleza?” 380. La Luz increada es la doxa-gloria de la
divina naturaleza y la belleza del futuro siglo.

La mentalidad del Barlaam de elevar la filosofía por encima de la terapia por la zeoptía-visión divina,
cosa que obligó a San Gregorio a llamarle no visionario divino sino filósofo charlatán, es mentalidad de
todos los heréticos que querían sustituir la apocálipsis-revelación por la filosofía, y
la zeoría contemplación espiritual de Dios por la gnosis que proviene por el pensamiento lógico
hipertrófico. Realmente cuando la lógica domina al hombre, entonces le conduce a varias teorías
heréticas. Creo que en este punto se ve la diferencia de los filósofos y los teólogos. Los primeros
filosofan, meditan sobre Dios y los segundos después de haber hecho la catarsis de su nus contemplan a
Dios. Los filósofos tienen oscurecido su nus y todo lo interpretan unilateralmente con la lógica, la razón,
en cambio los Padres, los verdaderos teólogos adquieren experiencia de Dios con el nus, entonces la
lógica es servidora del nus en expresar las frases u oraciones de esta experiencia interior.

El camino de la teognosía (conocimiento de Dios) en la teología patrística es distinto que el camino de


los filósofos. El verdadero conocimiento de Dios se basa en la humildad: “bienaventurados los pobres de
espíritu porque de ellos es la realeza increada de los cielos” (Mt 5,3), en la catarsis del corazón:
“bienaventurados los que han hecho la catarsis y están puros del corazón, porque ellos contemplarán a
Dios” (Mt 5,8), y en la aplicación y el cumplimiento de los mandamientos de Cristo: “Todo aquel que
incumple y no permanece en la enseñanza de Cristo, éste no tiene al padre ni tampoco al hijo” (2Jn 9);
también se sostiene en la agapi: “si uno ama a Dios éste será conocido por Él” (1Cor 8,3). Con la
sabiduría humana, es decir, con la riqueza de la diania (mente, intelecto) y con la lógica uno no puede
conocer a Dios. La sabiduría de Dios “ninguno de los soberanos de este mundo conoció, porque si la
hubieran conocido no hubieran crucificado al Señor de la doxa-gloria increada” (1 Cor 2,8). Realmente
“el hombre psíquico (mundano) no acepta ni recibe las cosas del Espíritu” (1Cor 2,14).

Segundo, en las relaciones con nosotros mismos, es decir, en el autoconocimiento. Muchos influidos por
el autoconocimiento pitagórico, intentan con la lógica investigarse a sí mismos y adquirir el
autoconocimiento de sí mismos. Pero, según San Gregorio Palamás, esto es una herejía de los filósofos
Pitagóricos y de los Estoicos. Cuando el hombre intenta con la lógica investigarse a sí mismo, entonces
puede caer y resultar rápidamente a una esquizofrenia (frenos rotos, que son el nus y la diania). Porque
atribuirá en otras causas la existencia de sus problemas interiores y así caerá en la melancolía, en la
depresión y en la ansiedad. El método de instrucción de la psicoterapia ortodoxa y del autoconocimiento
ortodoxo consiste en constituir al nus humilde sin vanidad, sin orgullo  y sin malicia astuta, no con
métodos silogísticos, analíticos y divisorios, sino con persistente metania y asiduo ejercicio espiritual
(ascesis) sintonizado, tal como dice San Gregorio Palamás que hemos desarrollado aquí y en otra
parte, 381. Así adquirimos conocimiento de nuestro mundo interior no por la lógica sino por la nipsis, la
catarsis del nus, por la ascesis y por la metania. El hombre en su esfuerzo de conservar y salvaguardar su
nus limpio, lúcido y puro conoce sus problemas interiores y descubre los pazos que dominan a su
interior.

Tercero, en sus relaciones con los demás. La exaltación de la lógica se ve también por la manera que nos
acercamos a nuestros semejantes. Generalmente por costumbre los psiquiatras observan el pensamiento
de los enfermos y se introducen en este, en la mente, para poder discernir sus enfermedades. Así se
utiliza mucha lógica, la cual puede conducir a resultados equivocados. Esto extendido a las relaciones
interpersonales conduce a sus catástrofes, destrucciones, en el desarrollo de los pazos, al juicio y
condena, la crítica mala, que todo esto no gusta a Dios. Nuestro comportamiento con nuestros
semejantes no se caracteriza por la lógica sino por la agapi (amor incondicional, desinteresado).
Evitamos a juzgar a los demás y a catalogarlos en varios caracteres y formas. En concreto, intentamos
hacer lo contrario de lo que nos dicta la lógica humana. Intentamos estar posesionados de plena agapi,
tolerancia y magnanimidad hacia el hermano y no ver el pecado y los movimientos errantes de nuestro
hermano (sino los propios nuestros).

Los cristianos deben, según San Macario el Egipcio, a luchar “para no juzgar y no condenar a nadie, ni
la prostituta o los errantes, sino que los veamos todos con buena voluntad sencilla y con el ojo limpio y
puro…”. Bebemos de hacer vida de tal manera que si alguna persona padece de una enfermedad
somática, física, que no podamos juzgarla y condenarla 382.

Además, como padres espirituales estamos frente a los hombres hipostáticamente. Es decir, nos
desvestimos cualquier imagen, característica, calificación e idea y oramos para que Dios nos revele el
problema real del hombre e iluminarnos para dar la instrucción terapéutica adecuada para él. Nos
interesa cada hombre personalmente. De esta manera evitamos a enjuiciar psíquicamente al hombre
enfermo, evitamos a clasificarlo en categorías e intentamos ofrecerle la verdadera instrucción terapéutica
personal. Esto significa que estamos ante los confesados hipostáticamente.

Con las cosas que se han dicho se hace claro que el hombre caído está poseído por el estado y dominio
de la lógica, tanto en sus relaciones con Dios, como con sus relaciones con el prójimo y aún en el intento
de verse a sí mismo. La logicocracia (dominio del racionalismo) que es la base de la cultura occidental,
es el cimiento de toda anomalía exterior e interior. Viviendo dentro en la Iglesia Ortodoxa intentamos a
restablecer las cosas. Nuestra meta es doble. Luchamos, por una parte, para reducir el poder de la lógica
y por otra parte, luchamos para descubrir nuestro nus. Puesto que en el hombre post caída el nus se
encuentra en una profunda oscuridad y la lógica constituye la única fuente de nuestra existencia, esto
revela que para llegar al estado anterior de la caída y conducirnos a la vida natural se debe invertir los
términos y las condiciones, es decir, tanto el nus como la lógica se deben poner en su sitio natural, tal
como hemos descrito anteriormente. O sea que, la lógica se debe limitar, para así desarrollarse el nus y el
logos nazca del nus iluminado y a continuación la lógica (mente, intelecto, logos) formular el
conocimiento-gnosis del nus en palabras, en frases y oraciones.

En el limitar de la lógica el papel importante lo representa la obediencia a la voluntad de Dios.


Luchamos para no tener confianza en nuestra inteligencia y en nuestra opinión que es consecuencia de la
lógica. El abad Doroteo dice que “en cualquier cosa que me haya sucedido nunca quise tratarla con mi
conducta e inteligencia humana, sino que reduzco y empequeñezco mi fuerza, me siento impotente ante
todo y lo dejo todo en manos de Dios “ 383. Evitamos de tener confianza en nuestra inteligencia y
coherencia. Sobre todo el mismo santo dedica un capítulo entero con el título “Sobre el no tener
confianza en nuestra propia inteligencia” 384. El diablo cuando encuentra al hombre una voluntad y un
derecho “mediante este le domina y le derriba” 385. Paralelamente se requiere que hagamos obediencia
sin distinción a la voluntad de Dios, tal como se expresa en la Santa Escritura y en las obras de los santos
Padres de la Iglesia. La lógica por supuesto que se revolucionará y estará protestando, pero será
necesario someterla a la voluntad de Dios. Y  cómo es posible que no conozcamos la voluntad de Dios
en tantos y muchos pequeños detalles de nuestra vida diaria, por eso se requiere obediencia al padre
espiritual que nos conducirá en nuestro camino espiritual. Según el abad Doroteo, “nadie es más
miserable y fácil de conquistar que los que no tienen algún conductor, guía espiritual que les guíe en el
camino de Dios” 386. Así que la desobediencia es muerte (espiritual), en cambio obediencia es vida.

Son características las cosas que escribe san Juan el Clímaco sobre la obediencia: “3. La obediencia es
un perfecto renunciamiento a la propia psique que se expresa claramente por medio del cuerpo;
obediencia es la negación de los miembros del cuerpo, practicada con fervor y voluntad. Obediencia es
obra sin examen previo, muerte voluntaria, vida sin curiosidad, puerto seguro, excusa delante de Dios,
menosprecio del temor a la muerte, navegación sin miedo, camino que durmiendo se pasa. Obediencia es
sepulcro de la propia voluntad y resurrección de la humildad. Aquel que en verdad es obediente, en nada
resiste, en nada discute lo que le mandan, porque el que está muerto no discierne ni emite juicios sobre
lo que es bueno o parece malo… porque la obediencia es no confiar en tus buenas obras hasta el fin de tu
vida… Aquel que santamente mortificará su psique de este modo, dará razón de sí a Dios 387.

La obediencia es la mortificación de la propia voluntad, no para llegar el hombre en la mortificación del


pazos, sino para su metamorfosis. La obediencia que se hace de la manera que indica la Iglesia no
contribuye en la destrucción de la lógica sino en su terapia y su colocación en su posición natural.
Entonces es vida. La larga experiencia de la Iglesia tiene demostraciones que el que puede hacer
obediencia este puede sanarse de enfermedades psíquicas interiores y puede metamorfosear, transformar
todo su mundo interior. La obediencia es el medio de progreso del hombre.

Simultáneamente con la limitación de la lógica intentamos por la metania y la vida ascética de la Iglesia
a limpiar, depurar nuestro nus de manera que sea iluminado por la energía increada de Dios. Esto se
consigue por la nipsis, por la oración y principalmente por la llamada oración noerá o del corazón y con
toda la vida práctica y contemplativa. Con todas las maneras que describe la santa Parádosi-Tradición*
Ortodoxa, el nus se llena de Jaris, se vivifica y se eleva a su sitio y a continuación se llena de Jaris
también la lógica. De esta manera la lógica se convierte en servidora del nus jarificado-agraciado  y el
hombre vuelve en su estado natural. *(ver http://www.logosortodoxo.com/teologia-ortodoxa/santa-
tradicion-de-la-una-santa-iglesia-catolica-apostolica-ortodoxa/)

La lógica cuando no está sometida al nus jarificado (con gracia divina), está enferma y crea muchísimas
anomalías en nuestra vida, pero cuando se subyuga y se somete al nus, entonces está sana y natural. A
este propósito y finalidad pone en mira la instrucción psico-terapéutica ascética-práctica de la Iglesia
Ortodoxa.

II Los loyismí

En la parte logística/racional de la psique operan los llamados loyismí, los cuales excitan su parte
anhelante y cautivan al nus del hombre con el resultado que se realice el pecado. El desarrollo del
pecado empieza por los loyismí. Por eso, aquel que quiere hacer la catarsis de su mundo interior,
liberarse del pecado y liberarse el nus del cautiverio, debe de prestar atención en la parte logística de la
psique que es influenciada por los loyismí. Así que en este párrafo intentaremos de analizar qué son los
loyismí, simples y compuestos, cuáles son las causas que los provocan, cuáles son los resultados que
crean en nuestro organismo espiritual y finalmente cuáles son los métodos de psico-terapia, sanación de
los loyismí. El tema es muy decisivo, porque por el afrontamiento de los loyismí depende la vida
espiritual o la muerte espiritual. Además, tal como veremos a continuación, también muchas anomalías
físicas, somáticas y enfermedades provienen de los indomables loyismí.

Qué son los loyismí


Cuando los Santos Padres Ortodoxos hablan de loyismí no dan a entender simplemente los
pensamientos, sino las imágenes, fantasías y representaciones bajo las cuales existen también cada vez
los correspondientes pensamientos. Las imágenes junto con los pensamientos se llaman loyismí. “Las
imágenes en unos casos llevan carácter más bien visible y en otras principalmente conceptual y más
frecuente mixtas. Puesto que las imágenes visibles atraen detrás de sí uno u otros pensamientos, los
ascetas todas las imágenes y fantasías las llaman loyismí 388. Los distintos pensamientos diabólicos
utilizan como vehículo  unas veces llevando percepciones, sensaciones al nus y otras veces movilizan la
fantasía y la memoria dividida y atacan afectando al hombre con el propósito de conseguir su
aprisionamiento.

Según San Hisijio, todos los hombres ignoran que los loyismí no son otra cosa más que “fantasías de
cosas sensibles y mundanas” 389. Tal como se ve por este texto, el principal papel lo juega la fantasía en
la fabricación de la imagen en nuestro interior. Así uno puede decir que los loyismí son pintores que
pintan en la parte logística/racional de la psique varias imágenes y representaciones y la  mayoría de las
veces son recuerdos del pasado. Un hermano que estaba guerreado y atacado por los recuerdos del
pasado, decía sobre esto: “los antiguos y nuevos pintores son mis loyismí, los recuerdos me perturban
presentándome imágenes-ídolos de mujeres 390.

Todas las cosas tienen sus logos (causas, conceptos) por los que hablan y comunican con el hombre.
Según San Gregorio el Sinaíta, la Santa Escritura llama loyismí también estos logos (causas, conceptos)
de las cosas. Los logos (causas, conceptos) de las cosas se llaman comprensiones, concepciones y
viceversa. El movimiento de ellos “de por sí mismos es inmaterial, sin embargo toman forma por las
cosas y se transforman; y así lo que se ha movido por su manifestación es reconocido y dicho 391. Los
logos (conceptos, causas) de las cosas se utilizan por el diablo, por eso también se pueden llamar logos y
precursores de los pazos de los demonios, igual que los logos y las concepciones son precursores de las
praxis 392. El mismo Santo califica los loyismí o más bien el ataque de los loyismí como inundación de
olas o como “corriente de río”, que con el consentimiento del pecado se transforma en inundación que
cubre el corazón 393.

Hablando sobre los loyismí e intentando a localizar qué son exactamente, creo que debemos a referirnos
en la división de los loyismí que hace San Máximo el Confesor. Según el Santo, unos de los loyismí son
simples y otros compuestos. Loyismí simples son apazís (impasivos, sin pazos), son los que no conectan
con el pazos, en cambio los compuestos son los pasionales, en pazos, es decir, los “que están unidos con
el pazos y la concepción, comprensión. Por ejemplo, sobre el oro, vino en el nus de uno un loyismós
pasional sobre el oro, él sintió el impulso de robarlo y así cometió el pecado por el nus…” 394 La
memoria de una cosa cuando se mezcla con el pazos hace al loyismós pasional y compuesto. Creo que
en este punto es bueno describir la distinción entre la cosa u objeto, la concepción y el pazos, tal como lo
describe san Máximo. Una cosa es el oro, la mujer, el hombre etc. Concepción, comprensión es la
memoria fina de los anteriores, es decir, del oro, de la mujer, del hombre. Concepto pasional es el
loyismós compuesto constituido de pazos y concepción. Por eso debemos de luchar en separar el pazos
de la concepción de forma que el loyismós permanezca simple. Pero esta separación se hace con la agapi
espiritual (amor desinteresado, incondicional) y con la contención o autodominio.

Los loyismí pasionales irritan la parte anhelante de la psique o inquietan y perturban la parte irascible y
la parte logística/racional 396.

Evagrio el Póntico recalca que existen loyismí que dividen y otros que se dividen. Los malignos astutos
dividen los bondadosos, pero también los malignos son divididos por los bondadosos. Se refiere a un
ejemplo. El loyismós de la filoxenía-hospitalidad por la doxa-gloria del Padre se divide por el maligno
astuto, que presenta al loyismós de la filoxenía para la doxa-gloria humana (vanagloria), agradar a los
hombres. También el loyismós de la filoxenía-hospitalidad por agradar a los hombres (vanagloria) se
divide por el superior loyismós bondadoso que nos obliga a acoger en filoxenía para doxa-gloria del
Señor y para la virtud 397. Entonces un loyismós puede empezar como malo pero con nuestro esfuerzo y
la inspiración del Espíritu Santo convertirse en bueno y viceversa. Pero esto lo veremos más
detalladamente en otro punto donde hablaremos para la terapia de los loyismí. En todo caso aquí vemos
que existen loyismí que se dividen y otros que dividen, loyismí buenos y loyismí malignos astutos.

La causa de los loyismí

Lo que se ha escrito sobre los loyismí también nos revela las causas por las que provienen. Según San
Gregorio el Sinaíta el principio y la causa de los loyismí es “la uniforme memoria simple, dividida por la
infracción del hombre” 398. Antes de la infracción la memoria del hombre era simple, es decir, no tenía
ningún pazos y giraba enteramente hacia Dios. Todas las fuerzas de la psique tenían como centro a Dios.
Inmediatamente después de la infracción esta memoria uniforme se dividió. San Thalasio enseña que tres
son las causas por las que vienen los loyismí: el sentido (sentimiento, sensación), la memoria y el
temperamento del cuerpo. Los peores son los loyismí que provienen de la memoria 399.

 
Creo que el punto de salida para poder ver más clara la causa por la que se provocan y provienen los
loyismí, es un versículo de San Isaak el Sirio. El santo enseña que el movimiento de los loyismí en el
hombre se hace por cuatro causas. Primero, por la voluntad natural de la carne, del cuerpo; segundo, por
la fantasía de los sentidos (sensaciones) de las cosas de este mundo por las que escucha y ve; tercero, por
las premoniciones y la declinación de la psique a lo que tiene y piensa en el nus y mente; cuarto, por las
ofensas y ataques de los demonios que nos guerrean en todos los pazos. Por esta razón el hombre
mientras permanece en esta vida no puede estar sin loyismí y mientras esté en esta vida tendrá la guerra
de la carne, cuerpo” 400.

La causa fundamental de los loyismí es la guerra del diablo. La mayoría de los loyismí son diabólicos. El
propósito del diablo es conducir al hombre en energía y acción (en praxis) al pecado, o por
la diania (mente, intelecto, cerebro). Además al mismo Cristo también le combatió, naturalmente sin
conseguir nada. Los demonios que siempre buscan nuestra psique, mediante los pasionales y malignos
loyismí intentan llevarla en el pecado por la diania o en energía y acción 401. Cuando el hombre piensa el
mal, entonces peca por la diania, en cambio cuando hace la voluntad del diablo y satisface su deseo,
entonces peca en energía y acción (en praxis). La ejecución del pecado se llama por energía y acción
(praxis u operación). Los demonios siembran continuamente loyismí para aprisionar el nus. Los Santos
conocen “las siembras de los demonios” y analógicamente dan consejos al hombre 408.

Los loyismí, según San Gregorio el Sinaíta, son logos de los demonios y percusores de los pazos.
Precede el loyismós y sigue la ejecución del pecado 403.

Según Elías el Presbítero los demonios guerrean nuestra psique primero mediante los loyismí y no por
las cosas. De las cosas causa es el oído y la visión, pero de los loyismí la causa es la costumbre, el hábito
y los demonios 404.

Los demonios siembran continuamente sucios e indecentes loyismí. Cada pazos tiene su correspondiente
demonio, por eso San Juan el Sinaíta recalca que los indecentes y sucios loyismí en el corazón vienen
por el demonio estafador y pérfido del corazón 405. La mala astucia de los demonios en esta guerra es
muy grande y sólo los santos que tienen el nus puro, sanado y lúcido y el carisma perspicaz que pueden
discernir la mala astucia de ellos. Así San Juan el Sinaíta escribe que una vez observó al demonio de la
vanagloria hacer un doble trabajo. En un hermano sembró los loyismí de la vanagloria y en otro al
mismo momento reveló estos loyismí, de manera que se felicite y se crea como providente y así caer al
pecado y al pazos de la vanagloria 406. Por eso la guerra del diablo contra nosotros, mediante los loyismí,
es más penosa y peor que la guerra por las cosas 407.
Pero la mayoría de las veces el diablo toma como pretexto de los pazos que existen en nuestra psique,
para lanzar la guerra adecuada de los loyismí. El diablo conoce los pazos existentes en nuestra psique y
en estos puntos irrita la psique, “tomando estos motivos los demonios mueven en nosotros los pasionales
y malignos loyismí 408. Y como el pazos fundamental por el que nacen los otros pazos es
la filaftía (excesivo amor a sí mismo y al cuerpo, egolatría), por eso por el pazos de la filaftía nacen los
tres loyismí generales del deseo 409. El corazón del hombre cuando es hedonista, es decir, cuando fluye
hacia el pazos de la voluptuosidad, se hace motivo y causa de malos loyismí: “Del corazón hedonista,
voluptuoso, nacen y brotan loyismí y logos mortales, viles y pestosos 410. Como existen loyismí
involuntarios y voluntarios, es decir, loyismí que vienen sin que nosotros los provoquemos y loyismí que
vienen por nuestra voluntad – porque los involuntarios emanan por el pecado efectuado, en cambio los
voluntarios por la independencia de la voluntad- por eso podemos decir que los loyismí voluntarios son
causantes de los involuntarios 412. La causa de los loyismí son los pazos y la causa de los pazos son las
praxis de cada pecado 412.

Generalmente podemos decir que los loyismí los provenientes de los demonios cautivan el nus y le
conducen en la ejecución del pecado en diania o en energía y praxis-acción, el cual pecado cuando se
repite muchas veces y el organismo adquiere costumbre, hábito, entonces se hace pazos. Después de los
pazos que de una manera son heridas de la psique, vienen los correspondientes loyismí. Se hace lo
mismo con lo que se hace con las heridas del cuerpo. Por alguna causa el cuerpo es herido y a
continuación la herida produce irritación, entonces se mantiene y aumenta más el problema.

El Señor en muchos puntos de Su enseñanza se refiere que los loyismí provienen desde el interior del
corazón. “Porque desde el corazón salen loyismí, reflexiones y pensamientos malignos astutos, los
homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mt
15,19). El evangelista Lucas relata que se introdujo el dia-loyismós-meditación “sobre quién de ellos
sería el mayor y más”. “Y Jesús viendo el dia-logismós-meditación en los corazones de ellos, tomó a un
niño y lo puso junto a sí” (Lc 9, 4-,47). Cuando el Señor, después de la Resurrección, apareció a Sus
Discípulos dijo: “¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos dia-logismí-meditaciones?
(Lc 24,39). Todos estos pasajes muestran que los loyismí vienen desde el interior del corazón del
hombre. Cierto que el nus primero es atacado por el loyismós, pero como dentro en el corazón operan
los pazos, mediante los cuales el diablo toma el motivo para mover sus propios loyismí, por eso se dice
que salen desde el interior del corazón los loyismí.
San Diádojo de Fótica enseña en relación. El corazón produce loyismí buenos y malos, pero no por su
naturaleza genera malos loyismí, sino por la memoria del mal, de aquel primer pecado que cometió y
que condujo a la costumbre, al hábito. La mayoría de los loyismí los percibe el corazón por la maldad de
los demonios. Pero nosotros sentimos que los loyismí provienen desde el interior del corazón. El nus del
hombre como tiene un sentido finísimo de energía, por eso se apropia de los loyismí que siembran los
astutos malignos espíritus.

Lo mismo ocurre también con el cuerpo. Como la carne ama en jactarse por el engaño y como no hay
una unión coordinada entre la psique y el cuerpo, por eso también los loyismí que se siembran por los
demonios en la psique parece que vengan del corazón 413. El nus es el administrador del corazón. Lo que
tiene, lo traspasa al corazón, sea bueno o malo. Como generalmente somos inexpertos en este deporte y
como se hace rápidamente este traspaso, por eso nosotros sentimos que los loyismí se generan por el
corazón.

Además del diablo y los pazos, loyismí genera también la materia de las cosas. Pero, como enseña san
Gregorio el Sinaíta, la materia de las cosas genera loyismí simples, en cambio el ataque demoníaco
genera malignos astutos loyismí. Por esta razón la materia no es mala, sino que malo es nuestro
indecente deseo interior, nuestros pazos existentes y el ataque por parte de los demonios. Tal como el
molino que se mueve por las aguas no puede parar el movimiento y lo que le metamos trigo o cizaña
aquello molerá, lo mismo ocurre también con la diania (mente, intelecto, cerebro). Se mueve
continuamente. De nosotros depende en darle la diania estudio espiritual o trabajo carnal. Por eso cuando
nos ocupamos de las preocupaciones mundanas y de las cosas carnales y cuando nos entregamos en
habladurías vanas y falsas, entonces “exceden en nosotros los malvados loyismí” 415. Por consiguiente,
no es malo el uso y la existencia del mundo, sino nuestra disposición y nuestra voluntad independiente.

Ciertamente que además de los astutos malos loyismí, existen los loyismí bondadosos, los provenientes
de Dios. ¿Cómo podemos discernir estos loyismí? Mientras seamos novatos en la vida espiritual
debemos de preguntar experimentados padres espirituales y sobre todo aquellos que tienen el carisma del
discernimiento de espíritus. En todo caso una enseñanza general es que, cuando el loyismós nos somete
algo y se crea en nuestro interior alegría, esto es una señal de que proviene de Dios. Los loyismí del
diablo están llenos de turbación, inquietud y tristeza. San Barnasufio enseña que: “Cuando el loyismós te
dicta y te somete hacer algo sobre esta voluntad y encuentras en esta cosa mucha alegría y tristeza que
resiste, sepas que es de Dios… Los loyismí de los demonios en principio son turbados, inquietantes y
llenos de tristeza y a escondidas sutilmente atraen hacia atrás; se visten de piel de cordero, es decir, te
someten en loyismí buenos de justicia pero interiormente son lobos rapaces” 416.

Se debe de observar que un loyismós es posible que produzca alegría pero que esta alegría sea producida
por la vanagloria y el hedonismo del corazón. Por eso el discernimiento de los loyismí lo hace aquel que
ha saboreado la Jaris energía increada del Espíritu Santo y se ha hecho la catarsis de los pazos que se
encuentran en la psique. Los que no tienen esta experiencia deben de ir visitando padres espirituales
experimentados, porque el diablo susurra y nos dicta loyismí de justicia, mientras que él es injusto.

Puesto que hemos localizado qué son los loyismí y las causas que los producen, debemos ver en resumen
las especies o tipos de loyismí. Existen loyismí a proporción análoga con los pazos. Cuantos pazos
existen tantos son también los loyismí. San Casiano el Romano los divide en ocho y analiza
detalladamente los ocho loyismí de la maldad, que son: “gula, lujuria /fornicación, avaricia, ira,
tristeza/depresión, acedia (negligencia o pereza espiritual), vanagloria y orgullo” 417.

San Thalasio dice que existen tres loyismí básicos: la gula, la vanagloria y la avaricia, por los que siguen
todos los loyismí pasionales malignos y compulsivos 418. Estos tres loyismí corresponden en tres grandes
pazos generales: la filhidonía (amor al placer, hedonismo), filodoxía (amor a la doxa-gloria, ambición) y
la filaryiría (avaricia, codicia, amor en bienes materiales y el dinero) en estos pazos se refieren las
tentaciones de Cristo. Debemos de tener en cuenta y recordar un gran loyismós indecente y asqueroso es
el de la blasfemia (insulto). San Juan el Sinaíta como conocía la mala astucia y dureza de los loyismí de
la blasfemia, también cómo asalta principalmente a los luchadores de la vida espiritual, dedica un
capítulo entero para describirlos y presentar las maneras por las que podemos liberarnos de estos
loyismí. Escribe que el loyismós de la blasfemia proviene del orgullo, de la soberbia. Ataca al hombre
hasta en estas asambleas de alabanza y aún durante el tiempo de preparación para Divina Comunión o
Efjaristía. Ataca afectando al nus y le desagrega de los logos, conceptos de la oración. En el momento de
la oración, estos pensamientos impuros e incalificables nos asaltan y muchos los hace parar de la oración
y otros muchos los alejó de los Misterios, en otros hombres por medio del disgusto y la tristeza destruyó
sus cuerpos. Aconseja san Juan que no nos consideremos a nosotros mismos causantes de los loyismí de
la blasfemia. Son logos del diablo para alejarnos de Dios y de Su Iglesia 419.

Pero los loyismí son el principio de la guerra del diablo contra nosotros. El loyismós que se siembra por
el diablo está bajo un desarrollo hasta que se cometa el pecado y resultar en pazos. Por eso a
continuación intentaremos ver de la experiencia de los santos Padres sobre este desarrollo de los loyismí.
San Máximo el Confesor enseña que, los loyismí que toman el motivo por los pazos que están sujetos en
la psique, atacan y guerrean al nus y le extorsionan a venir al consentimiento del pecado. Cuando en esta
guerra el nus queda vencido, “le conducen al pecado en diania, y vencida y perdida la diania entonces
conducen al nus cautivo en la praxis”. Después de la praxis los demonios, que han devastado la psique
por los loyismí, retroceden, pero queda dentro en el nus el ídolo (imagen, fetiche) del pecado420, por el
que el Señor dice: “cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora…el que lee, entienda” (Mt
24,15). Así los loyismí capturan al nus y le conducen cautivo al pecado. Y el ídolo del pecado, si no se
va por la persistente y continua metania (y la monologa oración de Jesús o del corazón), se convierte en
fuente de anomalías en el organismo espiritual.

En líneas generales este es el desarrollo del loyismós. Pero es bueno poner algunos detalles más de este
camino, tal como nos los describen los Santos Padres.

El loyismós introducido en la parte logística/racional de la psique pretende cautivar al nus. Hacia esta
finalidad persigue en provocar la hidoni (placer) del pazos que se encuentra dentro de la psique. Este
estadio se llama tentación y uno puede sostener que no es pecado 421. “La propuesta hidoní (placer)
pasional atrae la atención del nus” 422. Si el hombre no separa el nus de la hidoní (placer), entonces
aparece la simpatía, la cordialidad y empezando con esta conversación favorable y agradable, continúa la
combinación llegando al consentimiento. La hidoní (placer) aumentándose, captura todo el nus, incluso
la misma voluntad. Así el hombre se vuelve en impotente a resistir y rechazar. A continuación se realiza
el pecado. Cuando las capturas se repiten, entonces se crea la costumbre, el hábito del pazos, “entonces
todas las fuerzas naturales del hombre empiezan a trabajar en este pazos” 423. Tiene mucha importancia
la existencia y amplificación de la hidoní (placer) para la realización de la captura, del aprisionamiento y
de la energía operativa del pazos. Por eso los Padres aconsejan la mortificación en lo posible de
la hidoní (placer) o mejor su metamorfosis o conversión, puesto que captura al nus del hombre. El abad
Doroteo dice que, cuando en la psique van amaneciendo los pasionales y malignos loyismí, entonces
amanecen los pazos 424.

San Hisijio el Presbítero escribe sobre la mezcla y unión de los loyismí de la psique por el ataque, asalto
del demonio mediante la fantasía: “…la psique mezcla con sus loyismí la fantasía del endemoniado
ataque, asalto” y así llega el consentimiento y la praxis, obra 425.

La fantasía representa un papel muy importante, especialmente en los casos que el objeto o la persona
están lejos de nosotros. Pero cuando por los sentidos se ve también la persona o el objeto, es decir,
cuando se une con los sentidos, entonces la fantasía también engrandece y embellece más las cosas para
capturar al nus y traerle al consentimiento. Bajo este prisma podemos decir que los pasionales loyismí
turban y confunden al nus y le llenan de sucios ídolos y le llevan “a la precipitación y violencia y sin
querer a la operación del pecado 426.

Se ve que la libertad del hombre consiente la proposición por parte del loyismós demoníaco, no sólo en
aquel momento que recibe la tentación, sino también anteriormente, cuando con el consentimiento de la
libertad del hombre se oscurece el ojo y el oído de la psique. Tal y como enseña Filoteo el Sinaíta, “la
causa de que el hombre vea con disposición de adulterio, se debe a que los ojos interiores han mirado
con disposición adúltera y se han oscurecido; y también por querer escuchar tonterías y torpezas, tiene
como causa el que las orejas (oídos) psíquicas escuchan lo que nos susurran los indecentes demonios en
nuestro interior” 427. Uno se altera interiormente, se adultera el ojo del corazón y a continuación se
alteran también los sentidos exteriores. Por eso también la lucha del hombre debe de hacerse primero en
el interior.

También cuando uno retiene loyismí en su interior y los trabaja y los curte, entonces se desarrolla
la hidoní (placer) y el nus viene en el consentimiento y en la praxis. “Tal y como los huevos de la gallina
cuando están en la basura se vivifican, así también los loyismí al no verlos, se vivifican y avanzan hacia
las obras” 428.

Todo lo que se ha expuesto muestra claramente también los resultados de los loyismí que se curten y se
hacen crónicos, y los resultados vamos a presentarlos a continuación.

Los resultados de los loyismí

Cuando un loyismós se hace crónico en nuestro interior, entonces nos constituimos esclavos del pazos.
“El loyismós cuando se va haciendo crónico en el hombre, manifiesta que tiene amor pasional-
emocional hacia la cosa” 429. Este amor pasional-emocional es al apego del hombre en las cosas creadas
y el deseo de realizar y adquirir sólo estas. Cuando el nus se suelta del alimento celeste, de la memoria
de las cosas celestes, entonces se ofrece continuamente a las cosas sensibles y creadas del mundo. Esto
se llama apego pasional o amor pasional-emocional. Allí le conduce el loyismós que es crónico en su
interior.

El hombre se hace incontinente, impetuoso e impulsivo. No puede auto-dominarse y contenerse. “El que
se alimenta de loyismí no es continente ni auto-dominante” 430.
Tal como nos hemos referido, aquel que deja sin molestar al loyismós que trabaja en su interior y no le
combate, se conduce a su la realización. “El pecado por y en la diania el que no lo contradice ni lo
combate, entonces ejecuta y comete el pecado corporalmente” 431.

Aún el loyismós cuando se hace crónico y no es combatido, sino que se realiza, entonces se fortifica el
pazos y se hace poderoso, con la consecuencia que le ataque cada vez más, y más le aflige y le
angustia432.

Los loyismí nos pudren y nos destrozan creando problemas también en las relaciones interpersonales.
“…por nuestros loyismí nos estamos pudriendo y entre nosotros nos vamos destruyendo unos a
otros…” 433. Los loyismí manchan e infectan nuestra psique, 434, la amargan y la envenenan. “Este arte y
artimaña del maligno astuto junto con sus flechas envenena toda la psique” 435.

“Aquel que queda capturado por los loyismí se ciega y mientras ve las energías y operaciones del
pecado, a pesar de eso, no puede ver las causas de estos” 436. Por la aceptación de los loyismí, el diablo
toma dominio sobre el hombre y puede conducirle también hasta el mismo suicidio, puesto que no puede
resistir a la potencia y la energía del diablo.

El sucio loyismós infierna la psique  437, es decir, tira por el suelo la psique del hombre.

Los loyismí irritan la parte anhelante de la psique y perturban su parte irascible como también la parte
logística, “y a causa de esto el nus se debilita hacia la zeoría-contemplación espiritual y su
transcendencia fuera del mundo por la oración” 438. Esto significa que el ojo de la psique enferma y no
puede ver la zeoría-contemplación espiritual y sentir la transcendencia de la oración, por tanto el hombre
sin Dios se convierte en muerto (espiritualmente, como cadáver andante).

Aquel que siente el continuo ruido de los loyismí y se inflaman los hipogastrios (debajo de la región
umbilical) del cuerpo, muestra que se encuentra lejano de la fragancia del Espíritu 439.

La franqueza, sinceridad hacia Dios se pierde, cuando el nus se hace co-conversador con los malignos
astutos y sucios loyismí, entonces “cae de la franqueza, sinceridad hacia Dios” 440. Dios no puede tener
comunión con el hombre que su nus se contamina continuamente con malignos sucios y astutos loyismí.
Especialmente Dios se repugna de aquel que se presenta en la oración y acepta loyismí sucios,
exactamente tal como es repugnante aquel que se presenta delante del rey terrenal y el rey se repugna y
gira su cara del que dialoga con sus enemigos 441.
El hombre teniendo sucios loyismí no sólo pierde la franqueza con Dios y el perfume del Espíritu Santo,
sino que se separa totalmente de Dios. “Porque los impuros loyismí separan al hombre de Dios”. El Dios
en el hombre que está contenido de malignos astutos loyismí no apocalipta-revela Sus misterios. En
concreto el abad Doroteo es muy claro diciendo que “a un sólo loyismós si el hombre lo acepta y lo
consiente, le puede separar de Dios” 443.

Como los loyismí separan al hombre de Dios, por eso, como consecuencia de estos, también se crean
otras anomalías somáticas-corporales. La ansiedad, la angustia, la inseguridad y las enfermedades
somáticas o físicas tienen la causa en los loyismí. Esto lo han concienciado aún hasta los médicos, por
eso nos piden que no pensemos, ni nos angustiemos, tampoco nos entristezcamos. Un loyismós puede
dejar al hombre con insomnio, sin dormir toda la noche. Por eso decimos que los loyismí perturban al
hombre y rompen hasta los nervios. El abad Teódoro decía: “viene un loyismós y me perturba…” 444.

Los resultados de los malignos loyismí realmente son terribles. En gran resumen los hemos localizado,
mientras que podríamos exponeros aún más versículos patrísticos. Hemos intentado exponer las
anomalías generales que crean en nuestro organismo psicosomático. Pero un método psicoterapéutico
debe de describir también los modos y maneras de la psico-terapia, sanación de los malos y demoníacos
loyismí. Exactamente en este tema vamos ahora.

Terapia de los loyismí

Tal como en todas las enfermedades psíquicas y somáticas existe instrucción preventiva y después de la
enfermedad instrucción terapéutica, lo mismo también en el tema de los loyismí. Veremos estos dos
casos.

La instrucción preventiva consiste en el esfuerzo que el loyismós no se introduzca en nuestro interior y


capture a nuestro nus. En esto contribuye la nipsis, la atención, la hisijía y la supresión de los malos
loyismí. El Apóstol Pablo pide a su discípulo Timoteo que tenga continua nipsis: “tú estate en nipsis en y
por todo” (2Tim 4,5). En las obras patrísticas se hace un gran análisis de esta lucha.

La nipsis se llama también vigilancia de los loyismí. San Juan el Sinaíta enseña que una cosa es la
vigilancia de los loyismí y otra la atención y vigilancia del nus. La atención y vigilancia del nus es más
alta que la vigilancia de los loyismí 445. Esto se dice en el sentido que hemos determinado en los
capítulos anteriores que el nus es el ojo de la psique, el corazón, en cambio el loyismós es esto que
funciona en la diania (mente, intelecto) del hombre. Una cosa es el esfuerzo de mantener limpia, pura y
lúcida la diania del hombre y otra cosa es mantener al nus lúcido, limpio y puro, es decir, el corazón.
Pero se necesita la pureza de los loyismí, porque es imposible que uno le sea puro y limpio el hombre
interior, si tiene loyismí malignos astutos 446. El mandamiento patrístico es que concentremos nuestro nus
(la energía de la psique en su esencia) vigilar los loyismí y combatir a los pasionales, malignos: “Recoja
tu nus y vigila los loyismí, y los que encuentres pasionales, maliciosos combata contra ellos 447. Es
indispensable prestar atención a los loyismí, las meditaciones, los recuerdos y los significados,
concepciones de ellos 448. Sobre todo, en esta lucha para poder mantener el nus limpio, puro y tener
memoria incesante de Dios, se requiere expulsar también a los buenos loyismí, porque también con los
buenos loyismí se acostumbra el nus poco a poco alejarse de Dios.

San Siluán el Athonita enseñaba que “los santos fueron enseñados en la guerra contra al enemigo.
Conocían que los enemigos actúan atractivamente y tentativamente mediante los loyismí, y por eso en
toda su vida no aceptaban los loyismí. El loyismós al principio aparece como bueno, pero después separa
el nus de la oración y después empieza a liar los pensamientos. Por eso es necesario negar
inmediatamente todo loyismós aunque parezca bueno en nosotros y tener el nus limpio, puro y lúcido en
Dios 449. No debemos de tener ningún loyismós sensato, bendito ni insensato en el corazón 450. Debemos
de vigilar y proteger el ojo de la psique de todo loyismós, tal como el ojo del cuerpo lo protegemos de
cualquier objeto prejudicial.

Cuando el hombre se acostumbra en esta lucha sagrada de rechazo y despojo de todos los loyismí,
entonces el nus saborea la bondad del Señor y adquiere la catarsis de manera que pueda discernir los
loyismí y “deben mantener sus dianias siempre serenas e imperturbables, para que el nus pueda discernir
los loyismí que le atraviesan; y los buenos que el Dios envía, colocarlos en los depósitos de la memoria;
en cambio los malos y demoníacos rechazarlos” 451.

Esta nipsis de la psique y vigilancia de los loyismí, se llama noerá hisijía. Por eso la enseñanza
Ortodoxa no es simplemente la hisijía (quietud, serenidad) de las excitaciones exteriores (es esto
también principio de la hisijía, principalmente a los novatos), pero principalmente es la hisijía del
corazón. San Thalasio pide que: “asegura los sentidos por la hisijía y juzga los loyismí que vienen al
corazón” 452. Según San Juan el Sinaíta la hisijía del cuerpo es la disciplina y el estado apacible de las
conductas del carácter y de los sentimientos; la hisijía de la psique es la ciencia y disciplina de los
loyismí y un espíritu inviolable”. El amigo de la hisijía es “aquel cuyo loyismós, siempre despierto, se
mantiene con valor e intransigencia en la puerta del corazón para destruir o rechazar los pensamientos
que sobrevienen” 453. Cuando el hombre se ha hecho crónico en esta lucha y particularmente cuando el
nus se ha quedado encantado y mayéutico por la Realeza increada de Dios, entonces quedan abolidos
todos los loyismí, tal como se esconden las estrellas por el sol naciente 454.

Además de la nipsis y la noerá hisijía, una otra forma preventiva para que el nus no se irrite es
evitar, esquivar de las causas que provocan los loyismí. San Máximo el Confesor da un ejemplo como
debemos luchar para mantener la pureza del corazón: “3.20 Todos los loyismí malignos e indecentes,
excitan la parte anhelante de la psique, o bien perturban la parte irascible o la lógica. Y de esto sucede
que el nus se quede debilitado hacia la zeoría contemplación espiritual y salir fuera de sí en la oración.
Por eso el practicante cristiano o monje y sobre todo el hisijasta, debe vigilar con exactitud sus loyismí,
para conocer sus causas y cortarlas. Y las conoce de la siguiente manera: la parte anhelante de la psique
la excitan los recuerdos pasionales de las mujeres, y las causas son el abuso de comidas y bebidas y la
continua y sin razón compañía con mujeres. Los antídotos para estos recuerdos son el hambre, la sed, la
vigilia, la huida y olvido del mundo. Por otro lado, la parte anhelante de la psique la perturban los
recuerdos pasionales de aquellos que nos han entristecido, resentimientos y la causa es el amor al placer,
la vanagloria y el amor a las cosas materiales. En efecto, para estas cosas se entristece el hombre
pasional, porque ha sido privado de alguna cosa o porque no la ha conseguido. Estos recuerdos se
eliminan por el desprecio de estas mismas cosas, por la agapi a Dios” 455.

También para liberarse el hombre de los loyismí tiene que luchar contra los pazos, puesto que de ellos
los demonios toman el motivo para sembrar los adecuados loyismí. San Máximo aconseja: “3.13 Si
quieres vencer los malos astutos loyismí, cuídate de los pazos y fácilmente los expulsarás de tu nus. En
el caso de la fornicación o lujuria, por ejemplo, haz ayuno y vigilia, esfuérzate en permanecer contigo
mismo. En el caso de la ira y de la tristeza o pena, debes despreciar la gloria y el deshonor de los
hombres y las cosas materiales. En el caso del resentimiento, orar por aquel que te ha afligido, y así
quedas liberado y redimido” 456.

Otra lucha más es recortar el pazos del hedonismo del corazón 457, puesto que los loyismí pretenden a
ensalzar la hidoní (placer) y atraer el nus. Junto con el hedonismo del corazón es necesario para uno
luchar también contra el hedonismo del cuerpo. El atleta espiritual de esta lucha interior, cada cosa que
provoca hedonismo corporal y comodidad corporal tiene que expulsarla. Porque si el hombre se rinde al
pazos del hedonismo del cuerpo “se obliga forzosamente, a ser conducido por la violencia en los Asirios
y trabajar para Nabucodonosor” 458. Sí uno en el tema del hedonismo no se hace a sí mismo muy severo
y fuerte no podrá adquirir o guardar su libertad interior.
Tal como hemos apuntado un poquito antes, es necesario evitar las cosas y las personas que nos
provocan los loyismí. Un asceta a la pregunta de un hermano de que estaban atacando mucho los
recuerdos de las mujeres del pasado, contestó: “Los muertos no los tengas miedo, pero de los vivos
aléjate y más bien extiéndete y métete a la oración”459. Es cierto que no se aconseja evitar a todos los
hombres. Esto lo pueden hacer algunos que buscan la perfecta catarsis de modo que puedan entregarse
enteramente a Dios; pero debemos de evitar las personas aquellas que nos provocan tentación, no tanto
porque son malos, sino porque nosotros estamos enfermos interiormente y propensos a la enfermedad.
Cuando el hombre tiene como principio observar y vigilar su nus y cuidar de las cosas, los objetos y las
personas, entonces puede aprender en qué cosa tiene el pazos, 460.

El temor a Dios ayuda mucho en nuestra liberación de la guerra de los loyismí. El temor a Dios es un
carisma que lo da Dios al hombre. Aquel que recibe este carisma todo el día lucha para no hacer algo
que no agrada a Dios o más bien, no sólo lucha simplemente, sino que el fuego del temor a Dios funde
todo loyismós que viene. Si no existe este carismático temor, por lo menos que luchemos nosotros
mismos por crear el sentido y sentimiento de la presencia de Dios y del futuro juicio. Tal como se funde
la vela por el fuego, así se funde “por el temor a Dios el sucio loyismós” 461.

El temor a Dios es el pastor aquel que conduce las ovejas, es decir, los loyismí. Sin el temor, sin el
pastor, los loyismí se encuentran en confusión 462.

Paralelamente con esto, la manera de terapia es el esfuerzo y la vida ascética-ejercicio espiritual. El


ayuno, la vigilia y la oración ayudan al nus a no ser capturado por los venideros loyismí. “Funde y agota
tu cuerpo el ayuno y la vigilia y así expulsas al verdugo loyismós del hedonismo” 463 “Someta y agota el
cuerpo con ejercicio y ayuno, y muy rápidamente te liberarás  de los loyismí que provocan las
impresiones pasionales y malignas” 464. San Macario el Asceta enseña que si queremos no estar afectados
por los loyismí malignos astutos, debemos aceptar el agotamiento de la psique y el sufrimiento de la
carne. Y esto se tiene que hacer no pocas veces, “sino en todo tiempo, en todo lugar y para toda cosa” 465.

Todas estas realidades que se han referido, se pueden utilizar como prevención para que el hombre no
enferme por los loyismí, pero si se enferma, también son necesarias como método de psico-terapia,
sanación de ellos. Pero vamos a ver más detalladamente cómo podemos sanar, psicoterapiar la psique
que recibió el efecto de los loyismí.

En principio no hace falta turbación para nada. La pretensión de los demonios es crear turbación al


hombre y entonces en la confusión intervenir más enérgicamente en la psique y capturarla. Por eso San
Máximo enseña: “Lleva valientemente las ondas de los loyismí sobre todo los loyismí de la depresión
(tristeza) y de la acedia (desgana, pereza espiritual)” 466. El afrontamiento de los loyismí con valentía es
el segundo martirio. El no perturbarnos cuando recibimos los ataques de los satánicos loyismí, se
aconseja por todos los Padres Santos. San Barnasufio pide que: “Si se introduce un loyismós no te
perturbes, sino comprende lo que quiere hacer y contra actúa implorando al Señor”. Lo malo no es que
entre el ladrón en la casa sino que lo malo es que se lleve de lo que se encuentra en ella 467.

Algunos dejan al loyismós que se introduzca en el nus y al corazón para dialogar con él y vencerle por la
fuerza y energía de Cristo. Esto lo hacen algunos que tienen en abundancia la Χάρις Jaris (gracia energía
increada) de Cristo y quieren venir en lucha y combate con el diablo cara a cara para agotarle. Pero esto
no es posible que se pueda hacer por la mayoría de los Cristianos que son débiles para esta lucha
dolorosa y peligrosa. Así que la mayoría debemos de despreciar, no hacer caso a los loyismí.

Se debe decir que mientras el hombre es novato en los temas espirituales, percibe con más retraso la
entrada del loyismós. Normalmente aquellos que se han ejercitado y practicado en este deporte
espiritual, perciben al loyismós antes de entrar en la parte logística/racional de la psique y aún cuando se
prepara para combatir al atleta. Algunos sienten el loyismós cuando se hace la combinación o cuando ya
ha sido consentido o cuando se encuentra al borde de la praxis, incluso aún después de la ejecución del
pecado. “El inexperto espiritualmente se encuentra normalmente con el contiguo loyismós pecaminoso,
cuando el último indispensablemente ha pasado las primeras fases de su desarrollo y cuando ya ha
adquirido cierta fuerza y aún más, cuando toca el peligro de la ejecución en obra del pecado” 468. De
todos modos en cualquier parte que lo encuentre debe combatirlo enseguida a. Y mientras tanto se
entrena en este deporte divino, tanto más será percibiendo el loyismós en los primeros estadios de su
desarrollo.

La mejor manera más que el diálogo es el desprecio y el corte de los loyismí. El Archimandrita Sofronio
presenta la enseñanza de San Siluán sobre el método para el mejor enfrentamiento y la guerra de los
loyismí: “Decía el Yérontas Siluán, que en el camino de los Santos Padres podemos ver las distintas
maneras y modos de guerra contra el loyismós, pero la mejor manera es que uno de ninguna manera
entre en conversación, diálogo con este mismo loyismós.

Si el nus empieza a conversar, dialogar con el loyismós, encontrará su continuo desarrollo, y arrastrado,
se separará de la memoria de Dios; y esto exactamente es el fin de los demonios. Así con la
conversación, diálogo con el loyismós el nus no saldrá limpio sino perturbado.
El eremita Esteban, el que crió con sus manos un leopardo (Escalera, Logos 7), antes de su fin, por la
costumbre de contradecir a los loyismí, cayó en conflicto con ellos y por eso se encontró combatiendo
hacia los adversarios demonios.

San Marcos el Ateniense, el que se ejercitó al monte de Tracia, a causa de que antes de su salida de esta
vida consolaba su psique contando sus esfuerzos ascéticos y se detuvo en el aire por una hora; pero esto
de una hora, significa había el peligro de permanecer así para siempre…

Otros Padres eran más prudentes en la lucha espiritual” 469.

Así no es seguro, sobre todo al principio de la vida espiritual dejar que entren los loyismí al corazón:
“por eso no es seguro dejar entrar los loyismí en nuestro corazón, antes que el nus adquiera gran
experiencia de la guerra, sobre todo al principio nuestra psique goza todavía de los asaltos y efectos
demoníacos, porque encuentra placer en ellos y los sigue. Sin embargo, es necesario sólo tomar
conciencia, conocerlos y eliminarlos al instante, al surgir el asalto” 470. El desprecio del loyismós es una
un método y manera buena, sobre todo para los inexpertos y principiantes en esta lucha.

No entrar en diálogo con el loyismós, debemos negar hacer lo que nos dice y de esta manera se debilita
el mismo pazos también y “así poco a poco luchando y ayudados por Dios se va deshaciendo también
este mismo pazos” 471. Esto se llama oposición al loyismós.

Alguien dijo al abad Pimín: “Abad, tengo muchos loyismí y estoy en peligro por ellos”. El yérontas le
condujo fuera y le dijo: “extienda tu pecho y detenga los vientos”. En la respuesta del hermano de que es
imposible a detenerlos, el abad Pimín le respondió: “Si esto no puedes hacerlo, tampoco puedes impedir
que vengan los loyismí; pero lo tuyo es oponerte a ellos” 472. Así pues, tal y como es difícil de detener y
atrapar los vientos, tanto más difícil es impedir a los loyismí que vengan en nosotros.

Es necesaria la oposición a ellos. Esta oposición consiste por un lado el total desprecio, y por otro lado,
en no hacer lo que nos piden. “Si no los hacemos caso y no los hacemos corporal-somáticamente, en el
tiempo se pudren y desaparecen” 473. Tal como una serpiente o un escorpión si uno lo cierra en un
recipiente, allí dentro con el paso del tiempo muere, “así también los malignos loyismí, floreciendo por
los demonios, mediante la paciencia desaparecen” 474.

El abad Agazon cuando un loyismós le conducía a juzgar, criticar y condenar, decía: “Agazon tú no
debes hacer eso” y así tranquilizaba el loyismós, 475. También el abad Teódoros y el abad Lukio
cincuenta años se burlaban y se reían de los loyismí. Al loyismós que les dictaba que marchasen del
lugar del ejercicio-ascesis le decían: “después de este invierno nos marchamos de aquí”. Y cuando venía
el verano decían: “después de este verano nos marchamos de aquí”. Así hacían todo el tiempo y se
burlaban de los demonios 476. El cambio del tiempo de satisfacer al loyismós nos ayuda a liberarnos de
este.

Otra manera de terapia es la lucha para que los loyismí no se hagan crónicos. La lucha consiste en que el
loyismós fino, sutil, no mueva el pazos y que al loyismós pasional, maligno no llegue al consentimiento
y se realice. “Las dos maneras o modos no dejan hacerse crónicos los loyismí” 477. Porque del loyismós
que se hace crónico nacerán otros y creará muchos problemas al mundo interior y sin darnos cuenta
capturará al nus.

También al loyismós simple no debemos dejar que se haga compuesto o pasional, sino que al loyismós
compuesto debemos de transformarlo en simple. El loyismós compuesto se constituye de pazos y
concepción. Debemos con la agapi espiritual y la continencia separar el pazos de la concepción y
entonces el loyismós se hace simple 478.

Como el loyismós es exaltación de la hidoní (placer), la que a continuación capturará al nus, por eso se
debe desviar y acortar el nus de la propuesta hedónica, 479. San Máximo enseña que  no tenemos que ser
matadores sólo de los pazos somáticos sino también de los pasionales loyismí de la psique 480.

Además de cortar y despreciar a los loyismí también es necesario el acoso y expulsión de ellos, y eso se
hace principalmente por la oración en contacto consciente con Dios. San Gregorio el Sinaíta enseña que
el principiante inexperto no puede expulsar al loyismós sino lo hace Dios. Los fuertes pueden combatir
con los loyismí y echarlos, pero ellos también lo hacen con la ayuda de Dios. “Tú, por eso, cuando van
viniendo los loyismí, implora al Señor frecuentemente y persistentemente y se marcharán;  porque
llevando el calor o el fuego que proviene de la oración, entonces se marchan como si fueran quemados
por fuego” 481. Con la oración se pronuncia el nombre de Jesús que es el látigo para el diablo y con la
presencia de la divina Jaris increada se crea al calor cordial, del corazón. Estas operaciones queman los
loyismí y los expulsan del nus. El que no tiene la energía y acción de la oración, pues que imite a
Moisés, levantando las manos y con su vista al cielo entonces los loyismí los expulsa el Mismo Dios 481ª.
Tal como se disuelve el humo en el aire, así se disuelven los loyismí por la imploración del Nombre de
Cristo 482.
No podemos liberarnos de los demoníacos loyismí con la ayuda de los loyismí humanos. Debemos de
abandonar cualquier loyismós aunque seamos prudentes, y que dejemos toda nuestra esperanza a Dios
diciendo, “Señor como Tú quieres y conoces economiza sobre esta cosa…” 483

Este versículo es importante porque muchos en el tiempo de la tentación persiguen afrontarla con la
lógica humana. Por muy fuerte que sea la lógica no puede ser más fuerte que el loyismós diabólico.
Porque en la lucha contra el loyismós, en realidad combatimos al diablo y no un simple loyismós.

La bendita oración que se hace por la nipsis limpia y purifica la diania de cualquier fantasía de astutos
malignos loyismí y así la diania conoce la causa de los enemigos e incluso la gran ganancia y beneficio
de la oración y de la nipsis 484. Con la oración el atleta de la vida espiritual conoce claramente al
loyismós entero y hace inimaginablemente una anatomía del loyismós y de esta manera sin haber
cometido el pecado conoce las consecuencias del loyismós. Por eso por regla general los ascetas-
practicantes que se han ejercitado en este deporte espiritual que no dejan a introducirse el loyismós en su
interior, conocen muy bien la vida del pecado y del pecador, sin haber tenido experiencia personal
propia.

Si la semilla del enemigo es el fuego, la esperanza en Dios, por la oración, es el agua que le apaga, 485. El
abad Juan Kolovós dice: “Me siento en mi kelia-celda y contemplo los malignos astutos loyismí sobre
mí y cuando no puedo con ellos recurro a Dios mediante la oración y así me salvo del enemigo 486.

La manera eficaz de liberarse de los loyismí es compartirlos a un padre guía-espiritual con experiencia.
San Casiano el Romano dice que una serpiente cuando sale de un agujero oscuro a la luz busca a
esconderse y desaparecer, así “también los malignos loyismí, cuando los decimos y compartimos
mediante la perfecta confesión, entonces buscan marcharse del hombre” 487. No hay otra cosa más que
perjudica tanto a los monjes y a los cristianos y alegra a los demonios que cuando los hombres esconden
los loyismí a los padres espirituales 488. Así se tuerce toda la vida espiritual y el hombre se convierte en
juego en las manos del diablo, quien puede hacer lo que quiere. Por eso San Casiano enseña que no se
puede encontrar otro camino de sotiría redención, sanación y salvación más que compartamos nuestros
loyismí a los padres espirituales, a los más distinguidos que tiene el don del discernimiento y por ellos
nos adecuemos hacia la virtud y no seguir nuestro loyismós y nuestro juicio 489. Aquel que no cuenta los
loyismí a su padre espiritual no se sana: “Porque el que se calla y no comenta sus loyismí a su padre
espiritual permanece insanable, enfermo” 490. Por eso el loyismós que se hace crónico debemos de
contarlo a nuestro padre espiritual que tiene la responsabilidad de nuestra sotiría redención, sanación y
salvación. “Al loyismós que se alarga en tu interior y te guerrea, cuéntalo a tu Abad y mediante Dios te
sanará” 491. Cuando decimos loyismós crónico nos referimos aquel que con la contradicción, el desprecio
y la oración no se marcha, sino que continúa combatiéndonos, como también el loyismós pasional,
patético que está unido con el pazos.

San Juan el Sinaíta se refiere al caso de un monje que encontró un cenobio (monasterio de vida en
comunidad) que tenía una libreta colgada en su cinturón y apuntaba cada día sus loyismí para
contárselos a su Yérontas-anciano sabio 492.

El yérontas con discernimiento puede ser que sea analfabeto para el mundo y no conozca la sapiencia
mundana, pero conoce la sofía (sabiduría) de Dios. El abad Arsenio para sus loyismí acostumbraba
preguntar a Yérontas con discernimiento pero que fuera rudo, analfabeto y sin estudios. Por eso un
hermano le preguntó: ¿Abad Arsenio cómo es que tú que conoces la enseñanza Helena y la Romana
preguntas para tus loyismí a este rudo sin estudios? El Arsenio contestó: “La ciencia instructiva Helénica
y Romana la he aprendido, pero el alfabeto de este rudo analfabeto no lo he aprendido aún” 493.

Cuando el hombre haya aprendido abrirse a Dios mediante su padre espiritual y presentar todas sus
heridas que le crean los loyismí y sus propios loyismí y a la vez obedece a su consejo, éste se libera de
todo, de cualquier tipo y se apacigua interiormente y conoce qué significa la paz de Cristo.

Junto con el compartimiento al padre espiritual le pedimos también su bendición y oración. San
Crisóstomo refiriéndose al logos de Cristo hacia los Apóstoles, cuando entran en una casa que deseen y
den la paz, dice que muchas veces sin que nadie nos moleste tenemos la guerra del loyismós, nos
alteramos y se revolucionan los deseos astutos malignos. Este combate lo anula el logos de los santos, es
decir, la bendición de los Santos y esto trae mucha serenidad y calma en nuestro interior. “Porque una
vez que habló aquel santo Yérontas entonces inmediatamente todo recuerdo demoníaco y loyismós
absurdo se largó de nuestra psique” 494.

Tal como hemos recalcado en otro sitio, podemos líbranos de los loyismí, cuando cultivamos las
distintas virtudes. La engratia (contención, autodominio) y la agapi nos liberan de los pasionales
loyismí 495. Con detener uno la ira y el deseo se libera rápidamente de los loyismí 496. También coopera
mucho la vigilia: “Monje despierto en vigilia es pescador de loyismí en la serenidad y la paz de la noche,
así puede con facilidad a comprenderlos, y así se endurece y se hace fuerte contra ellos” 497.

La lectura de la ley de Dios y las vidas de los Santos recortan y suprimen los loyismí. Porque los relatos
de los Apóstoles y de los Padres, como también sus vidas, tienen mucha fuerza de energía y pacifican y
serenan la psique.
Una otra manera es crear buenos loyismí. Es cierto que antes hemos observado que debemos de
suprimir todo loyismós aunque fuera bueno, principalmente durante el tiempo de oración. Pero en otros
tiempos y en concreto cuando nos encontramos al principio de la vida espiritual podemos cultivar
buenos loyismí. Pero es necesario ir con mucha atención de manera que no les cultivemos con la
fantasía, porque de esta manera desarrollamos una espiritualidad demoníaca. “Estudia y practica en
cultivar buenos loyismí para que los encuentres allí” 498. Recibir y aceptar todas las cosas con buen
loyismós. Aunque todas las cosas sean feas, nosotros debemos aceptar las cosas con loyismós normal,
bueno y llano y entonces Dios derriba e invierte las anomalías de las cosas” 499. Aún, debemos
metamorfosear, convertir los malos loyismí en buenos.

Una de las mejores maneras de terapia y liberación de los loyismí es tener nuestro nus al hades
quemándose de las llamas del Hades. El santo Yérontas Siluán enseñaba: “San Macario el Grande
atravesando ya del espacio aéreo no había dejado de humillarse y cuando de lejos le llamaban los
demonios diciéndole, Macario se nos has escapado, respondió: aún no. Así respondió, porque estaba
acostumbrado a mantener su nus en el hades, infierno y realmente así se escapó de los demonios.

San Pimín el Grande, enseñado por la larga experiencia dice que el peor y más peligroso enemigo es el
orgullo, la soberbia y se forzó a sí mismo en toda su vida para “arrebatar” la humildad de Cristo, por eso
decía a sus discípulos: “En el lugar donde se encuentra el satanás allí me pongo”. Pero conociendo que
en las profundidades de su psique cuanto bondadoso y misericordioso es el Señor, tenía la esperanza
fuerte y grande que le salvará.

Así el que uno se tenga a sí mismo al infierno es la mejor manera de mantener el nus limpio, purgado y
purificado de cada loyismós pasional, patético e indecente” 500.

El que el hombre mantenga su nus al Hades y que se inflamen todos los loyismí por las llamas del
Hades, es un estado y situación que se inspira dentro de la metania y sobre todo metania grande y
ardiente que es regalo de la Χάρις Jaris increada de Χριστός (Jristós) Cristo. Si esto no existe, por lo
menos que tenga el hombre en su memoria el pensamiento de su llegada a la muerte y su condena al
Hades. Este mismo pensamiento es capaz de hacer la catarsis (purgarse y purificarse) al hombre y
librarse de la tiranía y de la opresión de los loyismí.

Cuando el hombre con todo este método ascético se haya liberado de la tiranía y opresión de los loyismí
y el nus (energía) y el corazón (esencia) se han catartizado purgado, purificado y sanado, entonces se
colma de la energía increada del Espíritu Santo y vive la verdadera psico-terapia, sanación de la psique.
La psique se libera de todas las heridas y se convierte en Naós-Templo del Santo Dios Trinitario. El
hombre se convierte verdadero sacerdote de la  Χάρις Jaris increada de Dios y pre-saborea los bienes del
reinado de la Realeza increada de los Cielos. Éste es el hombre verdadero y natural, el por la Χάρις Jaris
increada θεάνθρωπος (zeánzropos) dios-hombre.

sigue

CAPÍTULO IV LA ORTODOXA PATOLOGÍA que próximamente si CristoDios quiere lo


tenemostraducudi falta un repaso 

Traducción  Χρῆστος Χρυσούλας (Jristos Jrisulas)   www.logosortodoxo.com 

-365 Filocalía pag 223 v.13. -366 Amfiloquio Rándovits: El misterio de la Santa Trinidad según san
Gregorio Palamás, casa de estudios Patrísticod, Tesalónica 1973, pag 47. -367 idem pag 50. -368 idem
pag 50 -369 San Gregorio Palamás, Filocalía pag 145 t.4 v.36. -370 idem pag 145, t.4 v.36. -371 idem
pag 145, t.4 v.36. -372 Filocalía t.2 pag 211, v.5. -373  Obras de san Gregorio Palamás. EPE t.2, pag
222. -374 San Teógnosto, Filocalía t.2, pag 211, v.5,6,7. -377 Archimandrita Sofronio: El Yérontas
Siluán el AThonita, pag 166-167. -378 Filocalía t.4 pag 31 v.2. -379 idem pag 191. -380 Obras de san
Gregorio Palamás EPE t.2 pag 608. -381 idem pag 178. -382 Metropolita de Triki y Stagón: El
Monaquismo Oriental Ortodoxo, Atenas 1969, pag 724.      

-383 Abad Dorotheo en la Filocalía de los níp ticos y ascéticos, ediciones “san Gregorio Palamás,
Tesalónica 1981, tomo 12, pag 646,11. -384 idem pag 360. -385 idem pag 362. -386 idem pag 360-362.
-387 San Juan el Sinaita: Escalerapag 28-29, v.3-6 -388 Archimandrita Sofronio: El Yérontas Siluán,
pag 136. -389 Filocalía t1, v.154.  -390 Gerontikón, ediciones papadimitriu, pag 61. -391 Filocalía t4,
v. 66. -392 idem  v.64. -393 idem v. 64 -394 Filocalía t2 pag 25, v.84. -395 idem v.42,43. -396 San
Máximo, Filocalía t2, pag 30, v.20. -397 Filocalía t1 pag 47-48. -398 Filocalía t4, v.60. -399 Filocalía
t2, v.46. -400 San Isaak el Sirio: Los ejercicios ascéticos, ediciones Rigopoulu Tesalónica 1977, pag
319. -401 San Máximo el Confesor, Filocalía t2, v.20. -402 Gerontikón, ediciones Pappadimitriu, pag 6
v.11. -403 San Gregorio el Sinaita, Filocalía t4, v.67. -404 Filocalía t2, pag 290. V.18. -405 San Juan el
Sinaita, Climax, pag 97, v.82. -406 idem pag 106 v.16. -407 san Máximo el Confesor, Filocalia 13, pag
13, v.21. -408 idem pag 18,, v.31. -409 san Thalasio, Filocalía t2, pag 221, v.87. -410 san Marcos el
Asceta, Filocalía t1 pag 106, v.162. -411 idem pag 122, v.120. -412 san Gregorio el Sinaita, Filocalía
t4, pag 39, v.62. -413 san Diadoco de Fótica: los cien capítulos… Filocalía t1, v.83. -414 Filocalía, pag
40, v.68. -415 san Casiano el Romanos, Filocalía t1, pag84, v.6, 24.30. -416 san Nicodemo el
Aghiorita: Libro sobre san Barnasufio y Juan, pag 60-61, v.6 -417 Filocalía t1, pag 1, v.7-9. -418
Filocalía t2, pag 221, 88. -419 san Juan el Sinaita, Escalerapag 112-113. -420 Filocalía t2, pag 18,
v.31. -421 Arcimandrita Sofronio: El Yérontas Siluan, pag 136 -422 idem. -423 idem pag 13-137.
-424Abad Dorotheo iden anterior pag 528-530. -425 Filocalía t1, pag 148, v.43. -426 Abad Dorotheo
iden anterior pag 524. -427 Filocalía t2, pag 285, v.33. -428 San Juan el Sinaita, Climax, pag 146, v.12
-429 san Marcos el Asceta, Filocalía t1, pag 115. v.89. -430 idem antes pag 112, v.40 -431 Geronticón,
ediciones Papadimitriu, pag 61. -432 Abad Dorotheo, idem antes pag 624-626. -435 San Hisiquio el
Oresbítero, Filocalía t1, pag 148, v.44. -436 san Marcos el Asceta, Filocalía, t1, pag 10, v.168.  -437
san Thalasio, Filocalía t1, pag 210, v.2. -438 san Máximo el Confesor, Filocalía t2, pag 8, v.50.
-439san Nikita Stizatos, Filocalía pag 28, v.57 -440 san Máximo el Confesor, Filocalía t2, v.50. -441
san Juan el Sinaita, Climax, pag 13, v.54. -442 Gerontikón, ediciones Papadimitriu, pag 82-83. V.1.
-443 Abad Dorotheo idem antes pag 514-516. -444 Gerontikón, ediciones Papadimitriu , pag 42. -445
san Juan el Sinaita, Escalerapag 132, v.50. -446 san Filoteo el Sinaita, Filocalía t2, pag 207, 45. -448
Geronticón, ediciones Papadimitriu, pag 37, v.4. -449 Archimandrita Sofrono. El Yerontas Siluán, pag
169. -450 san Hisiquio el Presbítero, Filocalía, t1, pag 149, v.49. -451 San Diádoco de Fótica,
Filocalía t1, v.26 -452 Filocalía t2, pag 308, v.22. -453 san Juan el Sinaita: Escalera, pag 10, v.2 454 
san Elías el Presbítero, Filocalía t2, àg 308, v.13. -457 san Marcos el Asceta, Filocalía t1, pag 106,
v.162. -455 Filocalía t2, pag 30, v.20. -458 Abad Dorotheo, idem antes, pag 524. -459 Geronticón,
ediciones Papadimitriu, pag 61. -460san Máximo el Confesor, Filocalía t2, v.77. -461 san Thalasio,
Filocalía t2, v.26. -462 san Elías el Presbítero, Filocalía t2, pag 313, v.126. -463 san Thalasio,
Filocalía t2, pag 206, v.25 -464 san Thalasio, Filocalía t2, pag 224, v.17. -465 Filocalía t1, pag 124
v.97. -466 Filocalía t2, v.2. -467 san Nicodemo el Aghiorita: Libro de san Barnasufio y Juan, idem
antes pag 223. -468 Archimandrita Sofronio: El Yérontas Sofronio, pag 137. -469 idem antes pag 64-65.
-470 san Hisiquio el Presbítero, Filocalía t1, pag 148, v.44. -471 Abad Dorotheo idem antes pag 626.
-472 Geronticón ediciones Papadimitríu pag 88, v.28. -473 idem antes pag 87, v.20. -474 idem anes pag
87, v.21. -475 idem antes pag 13, v.18. -476 idem antes pag 33, v.43. -477 san Máximo el Confesor,
Filocalía t2, pag39, v.87. -478 idem antes pag 33, v.43. -479 Archimandrita Sofronio: El Yérontas
Sofronio, pag 136. -480 Filocalía t2, pag 89, v.27. -481 Filocalía t4, pag 81. -481ª idem antes. -482 san
Hisiquio el Presbítero, Filocalía t1, pag 1, v.28. -483 Abad Dorotheo idem antes pag 632. -484 san
Hisiquio el Presbítero, Filocalía t1, v.154 -485 Abad Pimín Geronticón ediciones Papadimitríu pag 98,
v.146. -486 Geronticón ediciones Papadimitríu pag 45, v.12. -487 Filocalía t1, v. 143. -488 idem antes
pa 89, v.6 etc. -489 idem antes pag 92, v., 12-16. -490 san Nicodemo el Aghiorita: Libro de san
Barnasufio y Juan, idem antes pag 178. -491 idem antes pag 97, v.143. -492 san Juan el Sinaita:
Escalera pag 193, v.4. -493 Geronticón ediciones Papadimitríu pag 5, v. 6. -494 PG51, 334. –san
Thalasio, Filocalía t2, pag 206, v. 14. -496 idem antes pag 20, v. 17. -497 san Juan el Sinaita: Escalera
pag 103, v.4. -498 idem antes pag 20, v.17. -499 san Marcos le Asceta, Filocalía t1, pág 10, v.159. -500
Archimandrita Sofronio: El Yérontas Sofronio, pag 65.

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