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centri ugados

Primer encuentro de literatura periférica

Ediciones 5Liliputienses
centri ugados
Primer encuentro de literatura periférica
Mercado de Abastos de Plasencia
13, 14 y 15 de marzo de 2015

Ediciones 5 Liliputienses
Isla de San Borondón, abril de 2015
Asociación Cultural Ediciones Liliputienses
Isla de San Borondón, España
Intenta la cuadratura del círculo: José María Cumbreño
elblogliliputiense@gmail.com
elblogliliputiense.blogspot.com
Depósito Legal: CC-000111-2015
Edición no venal
Impresión: Estugraf
Para Ángel Campos Pámpano, in memoriam.
PALABRAS PRELIMINARES

Entre el 13 y el 15 de marzo de 2015 se celebró en


Plasencia un encuentro de editores y escritores
independientes. El nombre, Centrifugados, fue idea de
la poeta malacitana Isabel Bono y creo que definía
muy bien lo que pretendía ser: la demostración de que
la periferia es un espacio en el que pueden confluir
maneras muy diferentes de entender la creación
literaria.
Meses y meses de trabajo se resolvieron en un fin de
semana mágico. Porque no sólo los invitados
estuvieron espléndidos, sino que además acudieron
muchas personas relacionadas con el mundo del arte
que consiguieron crear un ambiente como pocas veces
hemos tenido en una región tan alejada de todo como
ésta.
No quiero que se me olvide dar las gracias al Ayunta-
miento de Plasencia, a la Universidad de Extremadura,
a Estugraf Impresores y, sobre todo, a Juan Ramón
Santos y Julio Pérez. Plasencia debe estar muy
orgullosa de tenerlos al frente de la cultura de la
ciudad.
Este libro aspira a recoger parte de lo que allí pudo
respirarse durante esos días.

José María Cumbreño

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P R O G R A M A

VIERNES 13 DE MARZO

17:00 horas. Inauguración del encuentro. Apertura de


la feria de editoriales independientes

17:30 horas. Concierto de Le Parody.

18:40 horas. Perdidos. Un lugar para encontrar. Retrato


de la generación perdida de la literatura española. Por
Demian Ortiz y Pablo Cerezal.

19:45 horas. Mesa redonda. La edición de poesía en


España. Modera Álvaro Valverde. Intervienen Ferran
Fernández (Luces de Gálibo), Pepo Paz (Bartleby) y
Javier Sánchez Menéndez (La Isla de Siltolá).

21:15 horas. Cierre de la feria de editoriales


independientes.

22:45. La Puerta de Tannhäuser. Lecturas de Héctor


Hernández Montecinos, Javier Pérez Walias, Manuela
Temporelli, Ferran Fernández y Felipe Zapico.

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SÁBADO 14 DE MARZO

10:00 horas. Apertura de la feria de editoriales indepen-


dientes.

10:30 horas. Taller de elaboración de libros cartoneros


dirigido por Sandra Carvajal, de la editorial Ultramari-
na.

11:00 horas. Poetas sin prelavado: Elena Román.

12:00 horas. Límites y transferencias entre el lenguaje


cinematográfico y el literario. Una charla con el
escritor y director de cine David Yáñez.

13:00 horas. Poetas sin prelavado: Irene Gruss.

14:00 horas. Cierre de la feria de editoriales indepen-


dientes.

10
17:00 horas. Apertura de la feria de editoriales indepen-
dientes.

17:30 horas. Taller de tuneo de libros dirigido por el


poeta Luis Felipe Comendador, de la editorial LF
Ediciones.

18:00 horas. El poeta y su editor. Una conversación


entre Juan Carlos Mestre y Emilio Torné. Modera Jordi
Doce.

19:30 horas. Mesa redonda. La edición de narrativa en


España. Modera Gonzalo Hidalgo Bayal. Intervienen
Miguel Casasola (Ártese quien pueda), Carlos Rod (La
Uña Rota) y Marino González Montero (De la luna
libros).

21:00 horas. Cierre de la feria de editoriales


independientes.

22:45. La Puerta de Tannhäuser. Lecturas de Jesús Ge,


Silvia Terrón, David Trashumante, Ángel Manuel
Gómez Espada y Manuel del Barrio Donaire.

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DOMINGO 15 DE MARZO

10:00 horas. Apertura de la feria de editoriales indepen-


dientes.

10:30 horas. Taller de escultura en libros dirigido por la


artista María Chocarro.

11:00 Poetas sin prelavado: Miriam Reyes.

12:00 horas. Presentación de la Antología 2013-2014


del Taller de la Poesía y del Relato de la Red Regional
de Talleres Literarios (AUPEX-AEEX-Gobierno de
Extremadura)

12:45 horas. Poetas sin prelavado: Carmen Camacho.

14:00 horas. Cierre de la feria de editoriales indepen-


dientes y clausura del encuentro.

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PRENDAS DELICADAS
Cisco Bellabestia

Todos mis textos tienen almax


digestión asistida
digresión provocada
y lugares comunes donde duendes y ojos azules copulan
y bajo el disfraz de Robocop hay humano.

Todos mis textos tienen almax e ibuprofeno


dan dolores de cabeza
y cabecean dolorosamente
gastan pilas alkalinas que se oxidan en cal blanca
la misma que forma estalactitas en subterráneos y
cloacas
del mismo color que destinta el papel.

Todos mis textos ven la tele


abrazan el mando a distancia
frotan channel más y channel menos
vol más y vol menos
y circundan el mismo botón rojo que apaga y enciende
las falsas ventanas.

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Carmen Camacho

LA POSMODERNA

Mi musa moderna
enarca la pierna,
se cimbra, se ondula,
se comba, se achula,
con el ringorrango
rítmico del tango
y recoge la falda detrás.

RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN

Llevo toda la vida sin masticar, embuchando sin


morder el desgaste de las cosas. Soy incapaz de hacer
algo más si me entran ganas de emprenderla a
traganta-das; inmediatamente palidezco del mareo y
entonces voy, y al engullir, noto como si me subiera a
lo más alto del monte Helicón y agitara los brazos así,
eufórica de instante. Rápida. Luego vuelvo a mis cosas,
desconcen-trada, desconcertada, desalquilada.
Enfadada, insatisfe-cha, insaciable.
Degluto el rastro de cualquier cosa que
encuentre a mi paso: sombras tiradas en las aceras,
restos mortales de los hijos que Cronos devora, alas de
mosca, cartas rotas, botones, altillos de armario, tapas

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de yogur, currículos que voy encontrando en la basura,
pellejitos de altramuz. Sin descanso trago billetes de
vuelta usados, besos sin lengua, compresas de mar,
trozos de temario, brozas de consejo. Lo socarrado de
las paellas, el olvido del mundo, tildes diacríticas, la
tizne de los cacharros que no friego. Pero solo un poco,
un poco minúsculo, un micropoco. Porque tengo por
glotis un trozo de pan tierno mojado en yema de huevo,
no sé tragar profundidades. Tal vez sea ese el motivo de
mi afición al vaso chato, a las liras chiquitas.
Padecer tragaderas y tenerlas tan pequeñas
crispa la moral más que cualquier otro vicio, por muy
lascivo que este sea. Aquí no hay lujuria de ménade
que valga, habrá, yo qué sé, ansiedad, prisa, ojos
abiertos, hipertensión, falta de redondeles.
Ya he probado con todos los propósitos de
enmienda. Una pena. De nada servirán estos parches
de campo, los paseos a lomos de mi centauro, el equipo
de psicólogas, las flexiones de lengua. Remedio no hay.
Deshabituarme implicaría quemar a llama azul esta
casa con todos sus retales,
conmigo dentro.
Llevo mal de esta situación que el polvo no
tenga colores. Y me lo tengo que comer, como el cocido
sin sal de la abuela, como un pezón sin henna, como un
domingo entre cuatro paredes sin decorar.

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Con todo, sigo en lucha. Desde hace unos meses
Dioscórides, mi doctor —una eminencia— me
recomien-da tomar cada semana infusiones de azafrán,
juntar los pies al vivir, regresar, y me receta a mala
letra el alivio a mi garganta:

POETAS

(masticables)

Pierde el tiempo y gano ganglios: siempre me


acabo tragando a algún rapsoda, que luego se me repite
y me recita dentro, en alta voz. Ando atronada.

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LIMPIEZA MUNICIPAL

Tiembla contigo este universo


de roca y mar soñando.

RAÚL QUINTO

Pasa lento al caer la tarde, removiendo la arena


prometida, el operario de la limpieza municipal, y con
su máquina gigante arrastra colillas, platos de plástico,
tapaderas de yogur, cáscaras de maná, latas y
botellines; clínex cagados, monedas, la sandalia del
pescador, las astillas que revientan al fuego de los
espetos, los entrañables bolsillos de las camisas baratas
donde los apóstoles guardan su paquetico winston.
Bolas de bingo, las pelotas de jugar a las palas, el paso
que perdió la más torpe del aeróbic-playa. El sabor
amargo de los aceites bronceadores, dátiles podridos de
la Palma del Bien y del Mal, pestañas waterproof,
plumas de gaviota o arcángel, naipes marcados y la
popular lágrima que cayó en la arena, reducida a esas
horas a grano de sal. El tintineo del carrillo de los
helados, la bandera azul, el guantazo matriarcal que
esquivó un querubín, el pregón de las almendras, el
éxito del verano, palabras que desecha la gente cuando
escribe mensajes de móvil. El cartel de Prohibido el

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paso. Propiedad privada. Las mesas del chiringuito
Miguel, dos biquinis tendidos en el balcón del
apartamento 12-L y la pancarta que se desprendió de la
avioneta haciendo caer sobre una blanca hurí todo el
peso de Rebajas en Almacenes Mérida. Urbanizaciones
costeras, la autovía del Medite-rráneo, un pelirrojo
borracho de Friburgo, el Algarrobi-co, Tokio, el
senado, la Banca Vaticana, el Costa Concordia. Todos
los sillones de mando que, inquietan-tes, aparecen en
las películas vueltos de espaldas, y que el Hombre
Invisible coloca cada tarde bajo su sombrilla sixtina
para remojarse los pies en la orillita del mar.

Amanece. Las farolas del paseo marítimo


apuran la última oscurana. El operario de la limpieza
municipal regresa caminando a casa. Posa con sigilo las
llaves sobre el taquillón. Mientras moja la madalena en
la leche fría comienza a escuchar los sonidos gástricos
de los pisos vecinos: bajantes, cisternas, despertadores,
crujidos de parqué. Y se mete en la cama. Suspira,
resignado. Mañana, al caer la tarde, Adán, Eva, Caín,
Set, Jared, Enoc, Matusalén, Lamec, Noé y los cuñados
y las nueras y todos sus bastardos habrán vuelto un día
más a expulsar el Paraíso.

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Pablo Cerezal

Me han nacido un puñado de páginas, un regato de


frases, un brote de momentos y un atardecer de
amigos…

CENTRIFUGADOS ha desordenado el detergente de


los sentimientos para exponer una colada de latido y
fulgor al sol extremeño.

A vosotros, compañeros y amigos, os dedico estas


páginas aún inéditas deseando que puedan formar
parte del siguiente centrifugado al que decidáis regalar
vuestros abrazos… ¡gracias!

FRAGMENTO DE BREVE HISTORIA DEL CIRCO

Amaneces al invierno feroz de este mundo despejando


las dudas de un anochecer incauto, y tu voz desgarra
los fulgores de estrellas que no se atreven a brillar para
no asustar al cielo.

El hospital despereza el sudor de heridas y lamentos de


un día perdido entre vendajes, sondas, goteos y suturas
que no quieren decir su nombre. Y tú describes tu
presencia con la metáfora quieta del llanto primero.
Yo, aletargado por el cínico festival de luces de la sala
de partos, asisto a tu nacimiento.

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Surges de un naufragio de vísceras como pétalos de
rosas que nunca germinaron espinas, reclamando tu
pequeño espacio en un mundo que se precia de regalar
a cada uno el suyo. Tu madre te regala el punzón
incierto de un dolor de siglos con el que tú decides hacer
celofanes de regalo y pajaritas de tiempo.

Afuera, los voceros del apocalipsis continúan su prédica


huérfana de esperanza y podrida de futuros que no
llegan. Yo, dentro, embadurnado de la asepsia azul
cobalto del paritorio, asisto al apocalipsis de vida y
milagro de tu nacimiento, hijo, mientras tu madre se
desmadeja en arrumacos de lágrima y
desvanecimientos de emoción que nadie ya, salvo tú,
podrá reverdecer en el pasto breve de las pupilas.

Nos has nacido, hijo. Lo has logrado. Has estrechado


tu osamenta de río para verterte en el caudal de miedo
y ternura de nuestras vidas, aquí afuera, donde la luz,
hoy, es milagro que abreva en tus labios de beso y
latido.

Y ya no somos más una mujer y un hombre. Porque, al


rugir la alarma benévola de tu llanto, hemos acudido
prestos al incendio de una nueva vida.

Nos has nacido, Munay, hijo, ya digo.

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Miguel Casasola

ORIGEN III

Un hombre solo con la soledad a cuestas


qué puede ser sino un hombre que aspira
a ser un hombre
y enfrenta las horas todas las horas como un tarro de
sal
sal un tarro de sal a punto de volcarse en el centro de
la
boca
porque hay sed de vida
y así surgen también esos pétalos azules que pretenden
ser
evocadores y libres como puro viento
borrar la herrumbre provocada y
el hastío hastío hastío
hastío de ser igual y lo mismo el día y la noche
y obtener una y otra vez sólo el tarro de sal respirar sal
comer sal
y luego tanto pétalo azul que es autoengaño azul azul
azul como el aire al que se aspira
como el viento al que se aspira
como el hombre que no se es
calmar el hueco
la sed

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Manuel del Barrio Donaire

PAROXETINA

La primera vez que tomé paroxetina fue en 2005.


Me la recetó el médico de cabecera después de llorar en
la consulta.
La tomé durante 6 meses.
Me recuperé rápido, el sol volvió a salir,
regresé a las clases de literatura,
dejé a mi novia por otra.

La segunda vez que tomé paroxetina fue en 2009.


Estuve tomándola un año entero.
Fui a un psicoterapeuta,
empecé a correr todos los días,
me alimenté de forma equilibrada.
Mi novia me dejó por otro.

Ahora he vuelto a tomarla.


No sé cuándo podré dejarlo.
Voy al psicólogo todas las semanas,
voy al psiquiatra cada 2 meses
para que evalúe mi tratamiento y mi estado mental.

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Según mi psiquiatra la cosa va para largo.

La cosa va para largo porque la vida es larga y es


jodida
y psicosomatizo cosas chungas
y lloro en la consulta del psicólogo
y no puedo dormir
y me obsesiono con mi cuerpo
y me observo en el espejo por si tengo algo.

Busco lunares, puntitos, molestias internas,


cáncer, sida, hepatitis, taquicardias, amagos de infarto.

No sé qué estoy haciendo aquí,


soy joven, soy listo, estoy bueno.

¿Qué mierdas me pasa doctor?

No tienes nada, dice el médico. Estás bien.

¿Que estoy bien?


Una mierda estoy bien.
Llevo meses sin encontrar la solución,
sin poder levantarme de la cama,
sin leer a Don DeLillo.

¿Has tenido relaciones sexuales de riesgo?

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¿Te refieres a si he follado sin condón?
Sí, he follado sin condón,
he follado mucho sin condón.
Pero yo no follo con cualquiera ¿vale?
suelen ser amigas, o amigas de amigas,
gente de bien,
chicas decentes que tardan varios días en responder al
mail,
o que te dicen por wassap que no pueden quedar.
Para mí eso es tan efectivo como un análisis.
Procuro tener relaciones serias,
chicas con estudios, con móviles de última generación,
chicas que leen a Murakami y adoran el cine de
Godard.

¿Te gusta Godard?

En realidad no. No me gusta Godard.

¿Te cuesta conciliar el sueño?

Sí, me cuesta dormir, no puedo dormir tranquilo,


no puedo estar tranquilo,
juego a la Play para no pensar,
dejo de ir a clase de Teoría de la Literatura y me quedo
en casa,

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intento engañar al cuerpo con pastillas y recetas,
pero nada.

El cuerpo es listo.

El cuerpo es un cabrón.

El cuerpo es inteligente.

El cuerpo tiene diplomas,


sabe interpretar los gráficos,
guarda el equilibrio,
nos avisa cuando algo no va bien.

El cuerpo habla y nosotros lo escuchamos.

El cuerpo tiembla,
el cuerpo se nos cae, se atasca,
el cuerpo dice estoy hasta la polla de esta vida
y nosotros nos apuntamos a clases de yoga,
salimos a correr, reducimos grasas,
trabajamos menos, compramos libros de autoayuda,
el cuerpo se calienta, se infecta, se inflama,
se queja antes de saber que estamos mal,
espera su turno en las tiendas de ropa,
bebe Coca-Cola, pregunta si hay descuento,
chirría, escuece, pica, le salen manchas, granos,

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hongos, fístulas, quistes, bultitos, ronchas, sarpullidos.

Pero yo sigo aquí.

Lavo las sábanas, barro el suelo, me afeito.

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Jordi Doce

PIEDRA

a Juan Soros

Vine para estar cerca de la piedra

–la piedra que aguarda en cualquier camino,


anónima y fiel,
que vio durar soles, planetas, prodigios
remotos,
que sufrió el castigo de vientos volubles
y fue deshojándose, menguando sencillamente,
descuidando sus confines
por los siglos de los siglos,
balbuciendo en sueños con la boca llena

–la piedra que estaba dentro de sí misma,


luchando por aflorar

–la piedra que poco a poco se convirtió en grumo,


en grano,
en polvo de escoria que el aire se lleva lejos
y desciende aquí, donde no hay camino,
vistiendo mis ropas y hablando en mi nombre.

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Ferran Fernández

Un poema del libro en preparación Cruel fandango

MI AMOR ERA SÓLIDO Y DURO


como un bloque de granito

en medio del salón


lucía majestuoso y firme
señalado para la eternidad

me pasaba horas contemplándolo


y una felicidad inagotable me brotaba
por todos los poros de la piel

a veces veía en su interior una hermosa figura


y me imaginaba esculpiéndola
para que ella también me mirase

no sé cómo ni cuándo me puse manos a la obra

cada día la pulía


hasta que conseguí
la versión más extremadamente frágil
y bella del amor

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ahora tengo miedo
de mirar fijamente
esa delicada transparencia
no sea que una brisa
de mi pensamiento
la derribe
y la haga añicos

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Jesús Ge

DIJE DIEGO

Miente quien diga que hemos hecho recortes en educación


Esperanza Aguirre

El número de alumnos por clase no aumenta, se flexibiliza


Jose Ignacio Wert

DIEGO DIJE DONDE DIJE DIGO

DIEGO DIJE DONDE DIJE DIGO

DIEGO DIJE DONDE DIJE DIGO

DIGO LO QUE DIJE DIJE DONDE DIJE DIEGO


DIEGO

DIGO LO QUE DIJE DIJE DONDE DIJE DIEGO


DIEGO

DIGO LO QUE DIJE DIJE DONDE DIJE DIEGO


DIEGO

¿DÓNDE DIJO DIEGO?

¿DÓNDE DIJO DIEGO?

¿DÓNDE DIJO DIEGO?

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¡DONDE DIJO EL HIJO!

¿DÓNDE DIJO EL HIJO?

¿DÓNDE DIJO EL HIJO?

DON DIEGO

-DON DIEGO DIGO- -DON DIEGO HIJO-

DIJO AL HIJO DÓNDE DEJÓ EL HIGO

¡¡¿DÓNDE DEJÓ EL HIGO??!!

DONDE DIJE DIEGO DONDE DIGO DIGO

DONDE DIJE DIEGO DONDE DIGO DIGO

DONDE DIJE DIEGO DONDE DIGO DIGO

DONDE DIGO HIGO NO DIJE DIGO DIJE


DIEGO

DIJE
DIEGO

DIJE DIEGO

DONDE DIJE DIEGO DIJE CIEGO

DONDE DIGO CIEGO DIGO LUEGO

DONDE LUEGO DIGO, DIGO MUERO

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MUERO LUEGO / LUEGO MUERO

LUEGO MUERO / MUERO LUEGO

MUERO LUEGO / LUEGO MUERO DIJE DIEGO

DONDE DIJE DIGO, DONDE DIJE DIGO,

DONDE DIJE DIGO, DONDE DIEGO DIJE

DONDE DIJE NIEGO LA NEGOCIACIÓN

DONDE DIJE NIEGO LA NEGOCIACIÓN

DONDE DIJE NIEGO LA NEGOCIACIÓN

DIGO AGUA DONDE DIJE FUEGO

DIGO AHORA DONDE DIJE LUEGO

DIGO CUEVA DONDE DIJE SUELO

NIEGO LO QUE DIJE LUEGO NO LO DIJE

DONDE DIJE LUEGO DIGO


DIEGO

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DIGO LO QUE NIEGO LUEGO NO LO DIGO

DONDE DIJE DIGO NIEGO


DIJE

NIEGO LO QUE NIEGO LUEGO NO LO NIEGO

DONDE NIEGO DIJE DIGO


LUEGO

DIJE LO QUE DIJE LUEGO NO LO NIEGO

DONDE DIJE DIEGO DIGO


LUEGO

DIGO LO QUE NIEGO LUEGO NO LO LUEGO

DONDE DIJE DIJE NIEGO


NIEGO

NIEGO LO QUE NIEGO

NIEGO LO QUE NIEGO

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NIEGO LO QUE NIEGO LUEGO NO LO NIEGO

LUEGO NO LO NIEGO

NO LO NIEGO

NO LO NIEGO

NO LO NIEGO

NO LO NIEGO

DONDE NIEGO DIJE DIGO


LUEGO

DONDE DIJE DIGO, DONDE DIJE DIGO,

DONDE DIJE DIGO, DONDE DIEGO DIJE

NI DIGO DIGO NI DIJE DIJE NI DIEGO


DIEGO

NI DIGO NI DIJE NI DIEGO!!

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Ángel Manuel Gómez Espada

SOLILOQUIO DE UN JOVEN
VOTANTE DE LA DEMOCRACIA

A veces me pregunto si no estaríamos mejor bajo el


gobierno de DarthVader.

Él infundía respeto y daba miedo, pero no tenía la


sonrisa permanente de la hiena.

No ejecutaba las hipotecas de los inocentes.

Si ideaba algo, era para darle un uso determinado y


bien definido.

Como la Estrella de la Muerte, por ejemplo.

Y no para abandonarlo como a un Resort o a una


autopista de peaje tras haberse llenado las alforjas de la
capa con comisiones millonarias.

Sus seguidores le temían, sí.

Pero al menos sabían de qué palo iba.

No como estos.

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Que da lo mismo que le bailes el agua o les des coba que
le tires un zapato en una rueda de prensa.

Ni se les inmuta la sonrisa cínica.

Él, al menos, nunca habló de democracias ni de salvar a


nadie.

Iba a lo suyo.

Conquistaba planetas.

Según corriera el viento, los colonizaba o los destruía.

Si estabas con él, sobrevivías.

Si te ponías contra él, eras destruido por la Fuerza.

Pero no te prometía nada y luego te dejaba tirado en la


cuneta.

No te engatusaba para acompañarle en la victoria y


luego te quitaba el trabajo y la morfina.

De hacerlo, al menos te daba la oportunidad de


defenderte con una espada láser.

No como estas hienas, que esperan pacientemente a


que termines de desangrarte para rebuscar entre los
restos de tus fauces.

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Pero es una pena: DarthVader no se presenta en estas
elecciones.

Tenemos que conformarnos con lo que tenemos.

Pero algún día.

Y entonces.

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Marino González Montero

EL ESPACIO QUE OCUPAN LAS PALABRAS

Viven en casas solas

desocupadas.

Si pasas por su calle las verás

en los balcones llenas

de geranios.

Se insinúan y te invitan

a subir.

Cuando arriba

entre vergüenza y pudicia

avanzas por el pasillo y nunca

hay nadie.

La casa toda a oscuras y oyes

algo parecido a un ruido. Será

en la cocina no será. Viene

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como un vaho que sale de los cuartos:

Allí la calidez de sus carnes níveas exhala

el murmullo de otras veces. Se escucha

su conversación crepitar

levísimamente

los pies desnudos

pisando

frágiles hojas secas de parra. Su sonrisa

te hace un hueco en la cama y entras

tú también

desnudo

en su hablar

de nalgas. Las caricias son

los prolegómenos del miedo. El juego

con ellas un desvarío. El clímax

se hace tarde y

te esperan hace rato en casa. Las prisas

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te traicionan

te vistes

con su ropa y ya en la calle

o luego en casa nadie se da cuenta

que eres otro

otra tu voz la que te hace

la pregunta:

la eterna pregunta del pánico

por no hallar respuesta a por qué

demonios sabes que aquí

se acaba el poema.

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Irene Gruss

MOVIMIENTO

Una mujer sola frente al mar


es más majestuosa que él.
Puede pasar una gaviota
augurando la muerte
o puede caer el sol humedeciendo
las lonas de las carpas
hasta apagarlas,
pero una mujer
frente al mar
mece su soledad como una dueña
y no se estremece.
La luz
del mar tiene la importancia
y el movimiento de su ánimo, de su alma.
El viento suena alrededor
de la mujer
y la despierta:
ahora se trata de la playa sin luz, una mujer,
el sol caído, el sonido del mar,
carpas levantadas,
el viento que lo da vuelta
todo.

43
Gonzalo Hidalgo Bayal

EL ÚLTIMO CABALLERO DE LA CRUZ INVERTIDA

Cuando empezaron a sufrir las consecuencias del asedio,


los nobles se reunieron en torno al emperador para
deliberar. Tras varios días de discusiones, enviaron un
mensajero en busca del último caballero de la cruz
invertida con órdenes estrictas de encontrarlo allá donde
estuviere, ponderar el duro trance por el que atravesaban
y reclamar humildemente su ayuda. El mensajero, en
efecto, al cabo de mucho tiempo, lo encontró y le pintó
un panorama ciertamente desolador. El caballero pudo
así contemplar en la imaginación cómo los niños morían
de hambre, cómo las mujeres, víctimas de la demencia,
gritaban en las ventanas, cómo los hombres languidecían
sin fuerzas y aturdidos por las calles desiertas de la
fortaleza. Tan vivamente, de hecho, dibujó el mensajero
las penalidades del imperio que el caballero, cargado de
pesadumbre, decidió ponerse en camino cuanto antes. De
este modo empezó el regreso a la ciudad, un regreso, por
cierto, tan lento y tan difícil como nunca se ha conocido
en nuestro pueblo. No sólo anduvieron largo tiempo por
numerosos caminos interminables, vieron morir de
agotamiento a los caballos y padecieron todas las
asperezas del viaje, sino que, además, en ningún mo-

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mento superaron la certeza de la desorientación.
Entretanto, el rigor del asedio se hizo insoportable, sobre
todo cuando se acabó la provisión de agua y el charco
más infecto y hediondo originaba entre ellos continuas
peleas, de fatales consecuencias. Los nobles, entonces, se
reunieron de nuevo con el emperador y estuvieron de
acuerdo en que, a causa de la tardanza del caballero y
ante la gravedad de los acontecimientos, se hacía de todo
punto necesario, si no querían morir de hambre y de sed
o, lo que aún era peor, sucumbir a los primeros brotes de
la peste, adoptar con urgencia algunas medidas
suplementarias. Opinaron algunos que la mejor solución,
si no la única, era la rendición definitiva, pero otros,
firmes defensores de la grandeza del imperio y
conscientes de que entregarse al enemigo significaría con
toda seguridad el principio de la propia extinción,
preferían afrontar los peligros del hambre, la sed, la peste
e incluso, como resultado de todo ello, la muerte, antes
que arriesgarse a perder la dignidad del pueblo. De
pronto, sin embargo, cuando todavía estaban en tan
controvertidas deliberaciones, un centinela entró en la
sala del trono y anunció que el enemigo había levantado
el campamento. Todos corrieron hacia las murallas y
vieron con asombro cómo, efectivamente, el enemigo no
sólo daba por finalizado el asedio sino que se alejaba a
marchas forzadas. Al parecer, según nos dijeron más
tarde, comoquiera que ellos habían sufrido años atrás un

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azote mortal en el que habían perecido dos tercios de la
población (de hecho, nos habían atacado para reconstruir
su soberanía), apenas tuvieron conocimiento de los
primeros brotes de peste, decidieron, sin más
contemplaciones, poner tierra de por medio. Los
funcionarios del emperador hicieron correr enseguida el
agua por todos los acueductos de la fortaleza y los
centinelas recogieron del campamento enemigo los
abundantes alimentos y provisiones que, con la
precipitación de la huida, habían éstos abandonado. Así
pues, la primera noche tras el asedio fue una celebración
intensa y exaltada de la libertad y la alegría. Y fue
entonces, casualmente, con el pueblo embriagado y
entregado a la euforia del desenlace, cuando el último
caballero de la cruz invertida llegó a la ciudad. Ninguno
de nosotros lo vio, ciertamente, por lo que bien pudiera
haber ocurrido que en realidad no llegara nunca y se
perdiera para siempre en pos del camino de regreso, pero,
en verdad, por lo que contaron algunos, llegó aquella
noche, en compañía del mensajero. Pasó ante la multitud
sin que nadie, absolutamente nadie, lo reconociera. El
mensajero lo condujo hasta el emperador, pero un
sirviente le impidió la entrada en el palacio. Cuando
exigió que lo anunciaran, el mismo sirviente se escabulló
por una de las numerosas puertas del palacio, se demoró
por los corredores infinitos y regresó al fin con la nueva
de que el emperador, después de haber sufrido tanto, no

46
deseaba ser molestado por nadie, menos aún cuando,
según parece, se resarcía del dolor contemplando una
pelea de grillos. El caballero insistió en la necesidad de
ver al emperador, subrayando incluso la singular
circunstancia de que era él, en persona, el último
caballero de la cruz invertida, quien solicitaba la
entrevista, y otro sirviente se perdió por las recónditas
dependencias palaciegas para volver mucho después, casi
al amanecer, diciendo que el emperador no deseaba ver a
nadie, ni siquiera al caballero, porque, según las propias
palabras imperiales, el pueblo estaba libre y no
necesitaba ya, por tanto, caballeros. Ante la injusta y
arbitraria negativa del emperador, el caballero,
realmente abatido, se despidió del mensajero y
desapareció. Se instaló en la orilla del mar, no muy lejos
de la fortaleza, y llevó una vida austera, dedicada
íntegramente a dos únicos pensamientos. Por una parte,
rememoraba con amargura aquella afrenta en que,
además de no haber sido personalmente reconocido, se
habían ignorado sus fatigas. Por otra parte, esperaba
que, antes o después, como ocurría cada cierto tiempo
desde el principio del mundo, otro enemigo sitiara la
ciudad y al emperador no le quedara más remedio que
admitir su equivocación y enviara nuevamente a
buscarlo. El último caballero de la cruz invertida no
dudaba que ocurriría así y alimentaba su amor propio
pensando que, cuando aquello, efectivamente, tuviera

47
lugar, diría que no al emperador y nunca más regresaría
a la ciudad. Pero lo cierto es que pasaron los años y ya
nunca lo llamaron.

(De El cerco oblicuo)

48
Víctor Manuel Jiménez Andrada

BINOMIO CAUSA-EFECTO

“Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o


movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a
cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él.”
Primera ley de Newton.

Alicia me dice que para escribir un poema tiene que


llevar dos copas de más.

Dos copas de más son las marcas que quedan en el


asfalto cuando se frena en el límite, y ahí es donde
brotan sus versos.

Sus versos son endecasílabos mirados a través de una


niebla espesa en una madrugada de diciembre.

Distingue en sus palabras el norte de todas las brújulas


y ahora espera que me confiese seguidor de la doctrina.

—Si me tomo una de esas solo esbozaré disparates —


le respondo.

49
Me mira con lástima (o con asco). Tal vez piensa que
así nunca aportaré algo digno al anaquel de los
inmortales.

He oído hablar de sus famosos banquetes de hongos


(alucinógenos, por supuesto) para visitar a la Reina de
Corazones.

Eso explicaría tantas maravillas en un solo país.

50
Víctor Martín Iglesias

Everything I love is on the table


The National

Para llegar aquí partimos, este momento


en que levanto el lápiz del papel y me detengo
pensando sin querer en estos versos,
los pasos que a esta zona me han traído.

Desconozco coordenadas y parámetros,


así que no podré pedir ayuda
y sé que, si me pierdo,
nadie me echará nunca de menos:
no se extrañan las palabras nunca escritas,
las que quedan en el alma del grafito,
en el ser agarrotado de unas teclas
que no quieren ser pulsadas por mis dedos.

Buscaron siempre otros, me doy cuenta,


y miro hacia mis manos indefensas,
esas que tanto placer me dieron
y tanto se empeñaron siempre en dar.

51
Las que ensucian el papel son las que quedan,
las que tejen la maroma que me tiene
esperando, terco y necio, en este puerto.

Las que muestran a las claras mi bandera


si decides que hoy también me quedo en tierra.

Para llegar aquí no hubo camino,


no hubo planes o estrategias. No hubo nada.
Aquí está mi lapicero, con su peso
evitando que la mesa eche a volar,
consignando los sonidos de una noche
que se acerca, cansada ya de tanto día.

Hoy comí en el campus, saludé y me saludaron.


Hablé con Carlos, Andrés subía la escalera,
dejé en la biblioteca algunos libros.

Y a su hora como dice mi contrato di mis clases,


expliqué a los estudiantes el futuro:
qué sencillo conjugarlo y qué complejo
saber lo que nos tiene reservado.

52
II

Habito una de esas


urbanizaciones que las inmobiliarias
suelen colocar en sus vitrinas:
edificios de cartón pluma,
árboles de policarbonato y carreteras de vinilo.

Instalaciones deportivas, zonas verdes,


un centro comercial y carril bici.

Amplias avenidas en las que ser feliz o aparcar el coche.

Aquí el azar no existe, ha sido confinado


a cuadrículas perfectas.
Doblegado a escuadra y cartabón
por la voluntad de los hombres.

Una calle de ida, otra de vuelta.

Tras la vitrina, las personas son de plástico.


Seres inertes, pintados a mano, que fingen ir a algún
sitio,
pasear de la mano, ser felices en las amplias avenidas
o aparcar el coche.

53
Libertad es disfrutar de los mejores materiales,
cocina equipada, garaje y trastero.

Zonas para el ocio y el descanso.

Un lugar en el que alicatar el futuro hasta el techo.


Un lugar en el que tal vez, por fin,
empezar a reunir a la manada.

54
Juan Carlos Mestre

POEMA DEL LEJANO

El que desterrado por la pobreza


vive sin corazón en lo lejano,
y a nada atiende como suyo
y es lóbrego y cansado bajo el cielo.
El que sale vencido de su casa
y lo arrastra la gente en su murmullo
y transcurre vacío por la calle
y se sienta delante de una máquina.
El doloroso de razón frente a la vida
que muere en la esperanza y no regresa.
A este que nadie ha despedido
y toma el tren un día hacia la aurora.
Nadie lo sabrá, su historia es triste
como un mar que nadie ha descubierto.
No ha querido mirar la primavera,
trabaja por volver, brotar un día
como el árbol florecido que en su huerto
daba sombra y destino a la mañana.
Pensaréis que el cielo habrá de perdonarlo,
pensaréis que el amor,
ciudad y pájaros y torres
sonará de nuevo campanas en sus ojos.

55
Pero él, que perdido en lo lejano
fue escombro de alameda, ha muerto.
No lo lloréis,
junto a aquel leño oscuro
brotaba un manantial honrado.

56
Elías Moro

HIPÓLITO

Estábamos de él hasta la coronilla, por decirlo finamen-


te. El Liberto, que no era precisamente el más cerril de
todos nosotros pero tampoco el más templao que se
diga, subía el tono de la expresión hasta el “Nos tienes
hasta los güevos, Hipólito”, improperio que pugnaba
duramente con el “Me cago en tus muertos tos y no te
cobro ni la mano de obra, Poli”, que le espetaba el
Dimas a la menor ocasión. Y es que el Hipólito,
también conocido por “El Académico”, era un plasta
del carajo, una mosca cojonera, un redicho tocapelotas
que en cuanto podía, y viniese o no a cuento, que eso a
él se la traía floja, tomaba la palabra y empezaba a
soltar ristras de coletillas que si bien al principio tenían
su gracia (-“Hombre, “Académico”, que finolis vienes
hoy. ¿Has tenío sesión?” -nos choteábamos en la cua-
drilla cuando empezaba con la murga sin sospechar la
subsiguiente y dañina andanada verbal en respuesta a
nuestra inocente ironía), pronto nos ponía los nervios a
punto de ebullición: Verá usted… Por consiguiente… En
esas estamos… Lo sé de buena tinta… No obstante lo
dicho por usía… Yo opino de que… Tirandillo… Apaga

57
y vámonos… Qué le vamos a hacer… En esta actual
coyuntura que sufrimos en suelo patrio…
Lindezas de este calibre, disparadas una tras otra
durante sus aterradoras e incansables peroratas diarias,
habían cimentado a modo la fama del Hipólito y
espantado de su lado para siempre a los tertulianos
menos conspicuos y tenaces. ¡Pero cuánto daño y
estragos, madre mía de mi alma, han causado las
coletillas verbales y la oratoria mal entendida!
Los que teníamos la pesada condena de ser sus amigos
desde siempre -el hacerse pajillas en corro, el mear en
grupo a ver quién llega más lejos o la tiene más grande,
el haber rondado a las mismas mozas con iguales y
miserables resultados crea lazos inexplicables reñidos
con el más elemental sentido común- no teníamos más
remedio que aguantar el chaparrón que nos caía un día
tras otro sin privarnos, eso sí, que lo cortés no quita lo
moctezuma, como decía aquel, de ponerle a caldo a la
menor ocasión y en su misma cara. Pero el tío, que
tenía más conchas que un galápago y unos arrestos
fuera de lo normal, se defendía bravamente de nuestros
ataques con la munición más dañina de su artillería.
Una de sus réplicas preferidas ante nuestros insultos, y
que nos agriaba la bilis hasta casi el encabronamiento,
era esta:

58
-Tales invectivas se me antojan desmesuradas, mente-
catos. O bien: -Sois más simples que el mecanismo de
un botijo: no tenéis estilo ni para el denuesto. Cuando
no esta otra perla, gran reserva, de su inagotable
cosecha: -Naufragan por mi ebúrnea epidermis, cual
esquifes caducos en la galerna, indoctos gañanes,
iletrados soplagaitas, bachilleres en suspenso eterno,
vuestros fútiles, obtusos, hueros vocablos.
Ahí sí que estábamos a esto de llegar a las manos a las
bravas. Cuando empezaba de semejante guisa era como
si nos hubiera mentao a la madre. Y es que la capaci-
dad de aguante, como todo en la vida, a ver, también
tiene un límite. En cierta ocasión particularmente
enconada tuvimos que sujetar entre todos al Anacleto
que, absolutamente fuera de sí, echando espumarajos
verdes por las comisuras -era mucho de masticar hinojo
el Anacleto- y los ojos inyectados en sangre y casi
vueltos por la rabia, tiraba de la de Albacete con ánimo
de hacer carne picada con la papada del Poli o filetearle
los higadillos. Hasta ese punto nos ponía algunas veces
el “Académico” de los cojones.
Así que la mañana en que apareció en medio de la plaza
dentro de un saco de arpillera de los de guardar el trigo,
con las manos atadas a la espalda, una mordaza en la
boca, molido a palos a base de bien (“Como pa
ablandar un pulpo”, que dijo un gracioso), a punto de

59
congelación y un letrero en el cuello que rezaba “¿Te
vas a callar de una puta vez, Académico?”, un sólido
muro de silencio, cual omertá siciliana y mafiosa, cual
secreto de elección papal, cual conspiración política o
financiera… se impuso en el pueblo, y los responsables
de la fechoría, o de la hazaña, según como se mire o se
entienda, que cada uno es libre pa pensar lo que quiera,
estaría bueno, nunca fueron descubiertos a pesar de las
pesquisas (tampoco demasiado intensas, las cosas como
son, no vayas a creer que se rompieron los cuernos en la
investigación, que a ellos también les tenía la cabeza
modorra con tanto eufemismo y disparate) del sargento
Bermúdez y sus muchachos de verde.
Si hasta hubo quien sugirió que había que darles un
premio a los autores del escarmiento, dedicarles una
calle, una fuente, una plazuela, una rotonda, un
colegio… No sé, algo lucido y vistoso; más que nada
para agradecer el descanso de los paisanos. Que no se
diga que en este pueblo no somos gente agradecía y de
bien.

(Del libro inédito Paisanaje)

60
Demian Ortiz

Recuerdo como si el bálsamo del tiempo no me


hubiese afectado. Cuando hace ya más de veinte años
jugaba a los pies de las estanterías del estudio de mi
padre. Aquellas majestuosas estanterías pobladas por
los libros de los grandes de la fotografía. Y es que
nunca un puñado de disparos llenó tantas bellas
páginas de la Historia: Cartier-Bresson, Ansel Adams,
Robert Capa, Nadar, Man Ray, Eugene Smith y
tantos otros. Sus obras armadas bajo distintas suertes
de encuaderna-dos, coronaban junto a la enciclopedia
de Kodak de la fotografía, y otros tantos libros de
diversas técnicas fotográficas y métodos de revelado
de la época.

Con ellos comencé a viajar, a sentir, a pensar, a


observar la belleza y la crueldad a partes iguales. Y,
casi sin darme cuenta, a formar mi vida en torno a la
fotografía. Como profesional, pero también (y sobre
todo) como persona. Buscando para cada nuevo
disparo un acontecimiento marcado y viceversa.
Estableciendo ese breve pero eterno nexo de vida
entre el fotógrafo y el retratado. Preguntándome por
las historias de las personas que viven en las imágenes
de mi memoria, y tratando de formular nuevas
preguntas a otros espectadores.

61
Así fue como –mientras comenzaba a publicar en
distintos medios, con la estela del ya casi desahuciado
blanco y negro– inicié mi proyecto fotográfico
Perdidos. Un lugar para encontrar. En él decidí
retratar en un ambiente descontextualizado de la
rutina de creación habitual a un nutrido grupo de
escritores. Ocultos para el público en general, pero
fundamentales en la literatura de vanguardia de los
últimos veinte años en nuestro país. Situando a cada
uno de ellos en un lugar en el que poder perderse, pero
también encontrarse. Lugares para mostrarse a sí
mismos (y a los demás), su realidad… o su ficción.

Al avanzar en la realización del mismo, Perdidos. Un


lugar para encontrar ha ido creciendo hasta
convertirse en la génesis de un futuro largometraje
documental. Comencé a establecer las diferentes
conexiones e influencias de los distintos autores, y de
cómo se enfrentan unidos a los molinos de viento del
anonimato que los aguarda. Así nació la necesidad de
realizar una crónica documental sobre las
experiencias vitales de una generación de escritores
que permanece totalmente invisible en las repisas de
las librerías de nuestro país. Buscando nuevos
disparos que fusilen perjuicios y conciencias.

62
Víctor Peña Dacosta

ADAPTACIÓN AL MIEDO

Acostumbrarse a las molestias diarias,


a que se mueran los abuelos.

Hacerse a la idea de que envejecen


los padres y maduran los amigos.

Andar un rato por las tardes.

Verse de pronto envuelto en un debate


sobre hasta cuándo es mejor dar el pecho.
Tener una teoría al respecto.

Apuntarse a cursos de idiomas


o al gimnasio, y actualizar los blogs
al menos una vez a la semana.

Hacer la cama siempre al levantarse


y fregar antes de que se acumule:
hacerse fuerte en la rutina.

Ser un hombre a la hora de hacer colas:


no dejar que se cuelen las marujas
ni nos venza el desaliento.

63
Medir la vida en estados de Facebook
y la aceptación social en “me gustas”.

Abrir un plazo fijo a un interés


razonable y defender que conviene
una reforma fiscal moderada.

Seguir los partidos sin pegar voces.

Hacerse chequeos de vez en cuando,


que total no cuesta nada. Enterarse
de cuáles son los mejores productos
para mantener limpia la piscina.

Irse de vacaciones con los suegros.

Atender cuando oyes “señor”


por la calle. Aprender a hacerse el nudo
de la corbata y a arreglar los enchufes.

Entender por qué sube la hipoteca.

Asumir que es cada vez más difícil


cumplir el sueño de hacer un trío.

64
Gastar mucho menos dinero en libros,
reducir el tiempo de siesta.

Hablar en las reuniones de vecinos.

Aprovechar los descuentos del súper,


preferir los conciertos en teatros,
elegir cortinas de seda blancas
que combinen con la mesa camilla,
buscar porno duro gratis, cervezas
negras y ginebras de marca, vinos
con un ligero regusto a manzana
de nombre extranjero. Decir que es suave
pero con mucho cuerpo. Fijarse
en cómo va resbalando la lágrima.

Usar reloj.

Adaptarse, como todos, al miedo.


Amortiguarlo con pastillas.

Apagar el despertador antes de que suene.

Ponerse camisa para ir a trabajar.

65
Javier Pérez Walias

RESURRECCIÓN DE LOS SERES VIVOS

el guardián de los pinceles de agua el de la mano


tendida el de la bicicleta con una volandera de
colores el que puso una polilla de luz blanca en los
labios de las estrellas
este al que algunos señalaron con el afecto encendido de
los matamoscas este dijo a las criaturas
imperdibles a las rebecas de angora a las pelerinas
a los guanacos
que el veneno del tiempo es inexorable como una lengua
de cascabel que la locomotora enloquecida del
tiempo es inexorable que el silencio es una
inmensa vejiga de asno que destila muerte
inexorable que la mordedura lenta de los días los
meses los quinquenios es inexorable
como lo es el cansancio
que es inexorable lo sencillamente inexorable
comenzaron a resucitar las mariposas de los libros y las
libélulas en las manos limpias y los caracoles y los
cangrejos de luz
acudió la luz a la Plaza del Ángel con toda la sal del
mundo las aguamarinas de los fondos marinos se
convirtieron en riachuelos de tinta en los picos
encendidos de los mirlos y de felicidad saltaron
por los aires todas las alarmas de los botones de

66
colores estallaron de gozo todas las cremalleras de
los monos todos los corchetes de los escotes de las
señoras se abrieron todos los escaparates
quebraron todas las funerarias
desde hace mucho tiempo —desde hace una pequeña
eternidad— oigo en el interior de mi cabeza un
martilleo manso un acordeón manso que respira
en medio de la melancolía
el hijo del acordeón visitó la noche visitó las tinieblas
descendió al vasto silencio de los acordeones
mudos e insufló el aliento a los caballitos de mar
a los manatíes y a los fuelles de la asfixia
arrebol
para este que llega en nombre de la respiración y
guarda una caja de mixtos en su cartera de aire
para encender la lluvia.

67
Mario Quintana

En la estrecha oquedad que deja la escalera no cabe un


ascensor
Pero sí el vértigo de los pozos.
La mayoría de vosotros no os asustáis al asomar el
gañote a un pozo
Porque no tenéis pozo al que asomarlo.
La problemática nace dentro de una oquedad interior
donde no cabe la solución
De una máquina.
Alguna vez ha habido que liberar un buitre del vientre
de un caballo aún no muerto
Que estaba comiendo.
***

Para los que tendemos a un enamoramiento sin


condiciones
nos convendría haber sabido que el sedal acomete
contra
el vuelo
como contra la caída.
Demasiado sedal se ofrece al vuelo.
Demasiado sedal puede acabar en caída.
Acostumbrarnos a pender de un hilo es acostumbrarnos
a depender de quien sujeta.

68
Miriam Reyes

Este puede ser un buen lugar para esconder


la vida que nunca tendremos.
No llegaremos más lejos ni más cerca

aquí
donde yo tengo el control de lo que sucede
y no cabe la decepción.
Un espacio que puede expandirse o plegarse
como una tela elástica o el universo
que puede ser por igual hatillo o vestido
como la diferencia entre la palma de tu mano abierta y
un puño.

-Cuando te miro se me enredan hebras en los tobillos-.

Puedo levantarme y cerrar esa puerta


o quedarme donde estoy y pedirte que la cierres.

69
Javier Sánchez Menéndez

SEGUNDA INCLINACIÓN

Amar siempre se escribe con hache intercalada.


Debe ponerla en medio, entre la i y la o.
No es bueno complicarse.
Total si son tres días y hemos gastado cinco,
para qué desatar lo imprevisible.

Recuerde, amar, lo mismo que estipendio,


debe escribirse así, con hache.
Y debe dar igual que usted sea peluquera,
cajera o cocinera. Amarse por minutos
no concibe de fraudes, ni siquiera de oficios vespertinos.

De día nos pela el alma y de noche la tibia.


Segunda inclinación, o misión, o concierto.

Tengo malas las cartas. Esta partida sobra.


No dio nunca lo mismo ser letra o alfabeto.
No me conviene hablar, hablar no me conviene.
Aunque debo decir, si es usted quien escucha,
que amar se escribe siempre con hache intercalada.

70
Manuela Temporelli

EN LA PLAZA

El ganado se tumba en el sesteo a rumiar sus heridas


balan incrédulos al brillo del cuchillo que viene a
desangrarles.
La codicia domina este remanso.
Hoy, otra vez, hay sal y fuego; sangre y lluvia en las
ciudades.

Dónde estará ese dios que debe proteger a los incautos.


Y, dónde el hombre que hace de la Ley
la fórmula perfecta de lo justo.

Levántate, alza tu voz al mundo, pero no olvides


que pueden acallarla los mismos que te animan.

71
EL DERRUMBE

La torpeza se enreda en los ijares


y desbarata el túnel
de tal forma que quedan sepultados
topos, lombrices y un erizo
que equivocó el camino ante el derrumbe.
Los demás se salvaron,
pero quedaron mudos.
Desde entonces, el túnel sólo sirve
para enterrar cabezas de caballos.

72
Silvia Terrón

EL CARBONO-14 DATÓ LA FECHA


DE LA FRASE, PERO NO SU SIGNIFICADO

Los días deberían terminar en cortes


para pasar de uno a otro
limpiamente, zambullidos
de piscina en piscina.

Sólo delatan las gotas


que no alcanzaron a secarse,
son pastores sin rebaño.

El tiempo de ayer
nada tiene que hacer,
se tumba al sol
y se evapora.

No existen antecedentes.

O el preludio, o la fuga;
hay que elegir: perseguirse
o convertirse en espejo.

La araña en la maleta
en otro hemisferio será Colón,

73
una ruptura biológica.

Todos los insectos


aprenderán a tejer,
descubrirán que no todos hacen,
que lo que creyeron agua
no era más que polvo.

La confusión
era un compendio de gestos
que se ignoran,
como la manzana y la bolsa,
la botella y la copa.

Repite, si consigues
aislar un instante.

Antes de la fotografía
los caballos al galope
eran una sábana de patas.

El ojo, tan lento


para buscar el mundo
lo lee en el diccionario.

Sin hacer hay que sentarse.


El pie cerrado a medias

74
crea problemas
de pisar sin conseguirlo
tanta hierba que se escapa,
tanto asfalto en los tropiezos.

Nombra un país
y ya lo habremos conquistado.
La gramática no opone resistencia.

Pero el cuerpo
siempre a medio hacer,
camino de una forma que no llega,
se pervierte y se sublima
a cada instante:
cabezazos de tiempo
abriendo cuña en la materia.

La palabra
es el isótopo
más volátil.

Demos gracias a los fósiles,


decidieron por nosotros.

Pero el billete
lleva más lejos.

75
De la improvisación
los músicos destilan
hojas de calendario.

El centrifugado
es cuestión de simetría,
sólo en el giro
se aprende a deshacer.

Que lo que no ha sido se sepa,


que tenga cabida en la historia
igual que la conquista,
parejo a la derrota.

Que cuando despertemos


en territorio enemigo
la melodía nos salve.

Que la hora punta


de las palabras
nos encuentre
lejos del eco,
libres de fotocopias
y con el sujeto
bien provisto de su imán.

76
David Trashumante

EL RAYO

Si no fuera cobarde, si, más fuerte,


en un rayo pudiera por la boca
expulsar este miedo de la muerte.

Antonio Gamoneda

Si por la boca
Si por la boca pudiera
Si por la boca pudiera pronunciar
Si por la boca pudiera pronunciar esa palabra.

Mejor si la escribo con la rapidez de su significado:


"el rayo"

Si __ ____ que no cesa


le rajase a la guadaña su mortaja
si a La Parca mal ____ la parta
y por la boca no muriera el pez si por
la boca que boquea y boquea se ahogase
el decir de otras palabras como se ahoga
el retumbar lejano en el aire de los truenos
sin nubes que los llueva sobre la lengua
y su cementerio de lo dicho.

77
Si por la boca fuera
si por la boca saliera un gran sapo eléctrico,
si callase después mi boca
si apretara sus dientes veteados como el mármol
de las lápidas, si, salivados, como gajos de fruta
no se oxidasen los labios con cada sílaba,
si por la boca el grajo, si la tormenta
se arremolinara sobre el paladar seco,
si de las papilas lava ardiente y la garganta tronco
hueco
que atravesara __ ____, si las encías,
finalmente, fueran calcinadas por __ ____
antes de cerrar mis ojos con el dolor
cuarteado de todas las sequías.

Si por la boca
Si por la boca pudiera
Si por la boca pudiera fulminar a la muerte
con solo nombrar __ ____ .
Si me atreviera.

78
Álvaro Valverde

MANOS ALBAS, 7

En memoria de Fernando T. Pérez González,


editor

No es sencillo sentarse cada día


en la butaca que ocupaste tú.
Sobre la mesa, la carpeta negra
donde anotabas los originales.

Levanto la cabeza. En la ventana,


la mirada se pierde en el vacío.
Veo el mundo pasar con la conciencia
de que todo claudica ante la muerte.

En la pared, el cuadro que elegiste


para rememorar otros recuerdos:
un paisaje extremeño de dehesas
que a su modo recrea el infinito.

Enfrente están los libros que editaste


con minuciosidad y con paciencia;
sobrios, sencillos, elegantes, limpios,
cargados de verdad y de belleza.

79
Pero me faltas tú, mi buen amigo,
y tu conversación, y tus silencios;
esa forma de estar que era también
tu manera de ser: el pensamiento.

Mérida, noviembre de 2005


Plasencia, marzo de 2015

Nota: No creo que pueda aportar nada mejor a este libro


conmemorativo del primer encuentro placentino de
Centrifugados, en el que uno moderó una mesa redonda sobre
la edición de poesía en España, que un poema inédito
dedicado al que fuera ejemplar director de la Editora
Regional de Extremadura durante una fructífera década.

80
David Yáñez

EL NIÑO SE HACE HOMBRE


CUANDO SE TRAICIONA A SÍ MISMO (I)

De niño
mi padre me enseñó
nunca enredes tus brazos con los hilos
de la cometa.
Los zorros, me decía mi abuelo,
se arrancan la pata a mordiscos
cuando caen en una trampa.
Aún así, me quedé a verla escapar de mí.
Quería un recuerdo atado a mis muñecas
ella, mientras se ponía aquel vestido
tan corto
y enseñaba sus bonitas piernas a otro hombre.

Me dice que sabe cómo cuidarla


cuando nos vemos.
No sé qué podré enseñar al que venga
tras de mí.

81
EL NIÑO SE HACE HOMBRE
CUANDO SE TRAICIONA A SÍ MISMO (II)

De niño
mi padre me enseñó
que cuando no puedas
controlar la cometa
tendrás que cortar la cuerda
y dejarla ir.
Podrás recogerla cuando se estrelle
repararla
y volver a empezar.
Ella, sin embargo, ya raramente llama,
salvo para preguntar por cartas extraviadas
o alguna factura
quizás todo aquello
que me enseño mi padre
era una mentira.

82
Felipe Zapico

TONTO ÚTIL

Siempre señalando a tanto


tonto útil
sin darme cuenta de que yo también lo era.
Lo he sido cada
vez que he agitado las manos sobre mi cabeza
en señal de aplauso y aprobación
y lo he sido
cada vez que he recorrido
las calles gritando
sí se puede
no nos representan
no hay pan para tanto chorizo
o cualquiera de aquellos eslóganes
que creí espontáneos
arrebatadores
pero estaban diseñados con la máquina
de consignas
al igual que cuando repartían
rotuladores
para escribir
la revolución no será televisada
mientras

83
redactaban los guiones de las
tertulias, los programas, las entrevistas
tan vistas
y lo he sido al creer en
la espontaneidad de la algarada
sin ver que todo era
un experimento de académicos
empoderados
y
de mueca torcida
he sido un tonto útil
como otros miles y miles
hoy
lo tengo claro
al recitar una lista de candidatos
a no sé qué
y confirmar mis sospechas
de forma demoledora
en esto también
todo estaba atado
y
bien
a
t
a
d
o.

84
ROPA BLANCA Y
ROPA DE COLOR
Catálogo esteriotípico de caballeros centrifugados,
serie de Brigitte Chinchilla.

87
88
89
90
91
92
Nuestro estupendo público

Marino González Montero

93
Brigitte Chinchilla

94
Felipe Zapico

95
David Trashumante

96
Miriam Reyes

97
Juan Carlos Mestre

98
Javier Pérez Walias y Manuela Temporelli

Héctor Hernández Montecinos y Javier Pérez Walias

99
Carmen Camacho

Juan Carlos Mestre y Javier Pérez Walias

100
José María Cumbreño

101
Luis Felipe Comendador en el taller de tuneo de libros

El público en La Puerta de Tannhäuser

102
Ferran Fernández

103
Micro a la espera de poetas en La Puerta de Tannhäuser

104
Jordi Doce, Juan Carlos Mestre y Emilio Torné

Mercado de Abastos de Plasencia, el lugar del crimen.

105
Antonio Gómez y Manuela Martínez.

Taller de escultura en libros

106
Antonio Gómez, Manuela Martínez
y Luis Felipe Comendador

107
L

Le Parody

108
Gonçalo Ivo

Poema desechable

109
Carmen Camacho

Carlos Rod y Brigitte Chinchilla

110
Mario Quintana

Carlos Rod y Brigitte Chinchilla

111
Irene Gruss

Daniel Castillo y Sandra Carvajal

112
Matías Escalera

Taller de tuneo de libros de Luis Felipe Comendador

113
Mónica Vacas y Daniel Castillo

Mesa de la editorial Luces de Gálibo

114
Le Parody

115
María José Molina

Luis Felipe Comendador

116
David Trashumante

117
Gonçalo Ivo e Imanol Bértolo

Interior del Mercado de Abastos de Plasencia

118
Víctor Manuel Jiménez Andrada

Javier Sánchez Menéndez, Álvaro Valverde,


Ferran Fernández y Pepo Paz.

119
Brigitte Chinchilla

Mario Quintana, Víctor Peña Dacosta,


Ángel Manuel Gómez Espada y Silvia Terrón.

120
Carmen Hernández Zurbano

121
Elena Román

122
Ángel Manuel Gómez Espada, Silvia Terrón
y José María Cumbreño.

123
David Yáñez

Elena Román

124
Manuel del Barrio Donaire, Miriam Reyes,
Ángel Manuel Gómez Espada y Elena Román.

Gonzalo Hidalgo Bayal, Carlos Rod, Miguel Casasola


y Marino González Montero.

125
Roberto de la Fuente en el expositor de Estugraf

126
127
ÍNDICE

Palabras preliminares, 7

Programa, 9

Prendas delicadas, 13

Cisco Bellabestia (15), Carmen Camacho (16), Pablo


Cerezal (21), Miguel Casasola (23), Manuel del Barrio
Donaire (24), Jordi Doce (29), Jesús Ge (32), Ángel Manuel
Gómez Espada (37), Marino González Montero (40), Irene
Gruss (43), Gonzalo Hidalgo Bayal (44), Víctor Manuel
Jiménez Andrada (49), Víctor Martín Iglesias (51), Juan
Carlos Mestre (55), Elías Moro (57), Demian Ortiz (61),
Víctor Peña Dacosta (63), Javier Pérez Walias (66), Mario
Quintana (68), Miriam Reyes (69), Javier Sánchez
Menéndez (70), Manuela Temporelli (71), Silvia Terrón (73),
David Trashumante (77), Álvaro Valverde (79), David
Yáñez (81), Felipe Zapico (83).

Ropa blanca y ropa de color, 85

Catálogo esteriotípico de caballeros centrifugados,


serie de Brigitte Chinchilla, 87
Fotografías de Juan José de la Rosa, 93 - 105
Fotografías de Manuela Martínez, 106 -107
Fotografías de Pepo Paz, 108 - 118
Fotografías de Sonia Marques
y Ángel Manuel Gómez Espada, 119 - 125
Fotografía de Teresa Guzmán, 125
Logotipo de Brigitte Chinchilla, 127
Este libro ha sido donado por Estugraf

estugraf.es

comercial@estugraf.es

Teléfono: 682 345 619


Este libro se centrifugó
en los talleres microscópicos
de Ediciones Liliputienses
el 17 de abril de 2015,
octavo cumpleaños de Irene.
Entre el 13 y el 15 de marzo de 2015 se celebró en
Plasencia la primera edición de Centrifugados, un
encuentro de literatura independiente que pretendía
reunir durante un fin de semana a algunos de los mejo-
res editores y escritores de la lengua española. Sin
embargo, lo que allí pasó superó todas las expectativas,
ya que al talento de las personas que integraban el
programa enseguida se unió una camaradería y una
complicidad que muy pocas veces se dan en un acto de
este tipo. Ojalá este libro consiga retener el aire que
pudo respirarse en aquel mercado de abastos.

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