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Ediciones 5Liliputienses
centri ugados
Primer encuentro de literatura periférica
Mercado de Abastos de Plasencia
13, 14 y 15 de marzo de 2015
Ediciones 5 Liliputienses
Isla de San Borondón, abril de 2015
Asociación Cultural Ediciones Liliputienses
Isla de San Borondón, España
Intenta la cuadratura del círculo: José María Cumbreño
elblogliliputiense@gmail.com
elblogliliputiense.blogspot.com
Depósito Legal: CC-000111-2015
Edición no venal
Impresión: Estugraf
Para Ángel Campos Pámpano, in memoriam.
PALABRAS PRELIMINARES
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P R O G R A M A
VIERNES 13 DE MARZO
9
SÁBADO 14 DE MARZO
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17:00 horas. Apertura de la feria de editoriales indepen-
dientes.
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DOMINGO 15 DE MARZO
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PRENDAS DELICADAS
Cisco Bellabestia
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Carmen Camacho
LA POSMODERNA
Mi musa moderna
enarca la pierna,
se cimbra, se ondula,
se comba, se achula,
con el ringorrango
rítmico del tango
y recoge la falda detrás.
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de yogur, currículos que voy encontrando en la basura,
pellejitos de altramuz. Sin descanso trago billetes de
vuelta usados, besos sin lengua, compresas de mar,
trozos de temario, brozas de consejo. Lo socarrado de
las paellas, el olvido del mundo, tildes diacríticas, la
tizne de los cacharros que no friego. Pero solo un poco,
un poco minúsculo, un micropoco. Porque tengo por
glotis un trozo de pan tierno mojado en yema de huevo,
no sé tragar profundidades. Tal vez sea ese el motivo de
mi afición al vaso chato, a las liras chiquitas.
Padecer tragaderas y tenerlas tan pequeñas
crispa la moral más que cualquier otro vicio, por muy
lascivo que este sea. Aquí no hay lujuria de ménade
que valga, habrá, yo qué sé, ansiedad, prisa, ojos
abiertos, hipertensión, falta de redondeles.
Ya he probado con todos los propósitos de
enmienda. Una pena. De nada servirán estos parches
de campo, los paseos a lomos de mi centauro, el equipo
de psicólogas, las flexiones de lengua. Remedio no hay.
Deshabituarme implicaría quemar a llama azul esta
casa con todos sus retales,
conmigo dentro.
Llevo mal de esta situación que el polvo no
tenga colores. Y me lo tengo que comer, como el cocido
sin sal de la abuela, como un pezón sin henna, como un
domingo entre cuatro paredes sin decorar.
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Con todo, sigo en lucha. Desde hace unos meses
Dioscórides, mi doctor —una eminencia— me
recomien-da tomar cada semana infusiones de azafrán,
juntar los pies al vivir, regresar, y me receta a mala
letra el alivio a mi garganta:
POETAS
(masticables)
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LIMPIEZA MUNICIPAL
RAÚL QUINTO
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paso. Propiedad privada. Las mesas del chiringuito
Miguel, dos biquinis tendidos en el balcón del
apartamento 12-L y la pancarta que se desprendió de la
avioneta haciendo caer sobre una blanca hurí todo el
peso de Rebajas en Almacenes Mérida. Urbanizaciones
costeras, la autovía del Medite-rráneo, un pelirrojo
borracho de Friburgo, el Algarrobi-co, Tokio, el
senado, la Banca Vaticana, el Costa Concordia. Todos
los sillones de mando que, inquietan-tes, aparecen en
las películas vueltos de espaldas, y que el Hombre
Invisible coloca cada tarde bajo su sombrilla sixtina
para remojarse los pies en la orillita del mar.
20
Pablo Cerezal
21
Surges de un naufragio de vísceras como pétalos de
rosas que nunca germinaron espinas, reclamando tu
pequeño espacio en un mundo que se precia de regalar
a cada uno el suyo. Tu madre te regala el punzón
incierto de un dolor de siglos con el que tú decides hacer
celofanes de regalo y pajaritas de tiempo.
22
Miguel Casasola
ORIGEN III
23
Manuel del Barrio Donaire
PAROXETINA
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Según mi psiquiatra la cosa va para largo.
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¿Te refieres a si he follado sin condón?
Sí, he follado sin condón,
he follado mucho sin condón.
Pero yo no follo con cualquiera ¿vale?
suelen ser amigas, o amigas de amigas,
gente de bien,
chicas decentes que tardan varios días en responder al
mail,
o que te dicen por wassap que no pueden quedar.
Para mí eso es tan efectivo como un análisis.
Procuro tener relaciones serias,
chicas con estudios, con móviles de última generación,
chicas que leen a Murakami y adoran el cine de
Godard.
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intento engañar al cuerpo con pastillas y recetas,
pero nada.
El cuerpo es listo.
El cuerpo es un cabrón.
El cuerpo es inteligente.
El cuerpo tiembla,
el cuerpo se nos cae, se atasca,
el cuerpo dice estoy hasta la polla de esta vida
y nosotros nos apuntamos a clases de yoga,
salimos a correr, reducimos grasas,
trabajamos menos, compramos libros de autoayuda,
el cuerpo se calienta, se infecta, se inflama,
se queja antes de saber que estamos mal,
espera su turno en las tiendas de ropa,
bebe Coca-Cola, pregunta si hay descuento,
chirría, escuece, pica, le salen manchas, granos,
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hongos, fístulas, quistes, bultitos, ronchas, sarpullidos.
28
Jordi Doce
PIEDRA
a Juan Soros
29
Ferran Fernández
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ahora tengo miedo
de mirar fijamente
esa delicada transparencia
no sea que una brisa
de mi pensamiento
la derribe
y la haga añicos
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Jesús Ge
DIJE DIEGO
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¡DONDE DIJO EL HIJO!
DON DIEGO
DIJE
DIEGO
DIJE DIEGO
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MUERO LUEGO / LUEGO MUERO
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DIGO LO QUE NIEGO LUEGO NO LO DIGO
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NIEGO LO QUE NIEGO LUEGO NO LO NIEGO
LUEGO NO LO NIEGO
NO LO NIEGO
NO LO NIEGO
NO LO NIEGO
NO LO NIEGO
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Ángel Manuel Gómez Espada
SOLILOQUIO DE UN JOVEN
VOTANTE DE LA DEMOCRACIA
No como estos.
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Que da lo mismo que le bailes el agua o les des coba que
le tires un zapato en una rueda de prensa.
Iba a lo suyo.
Conquistaba planetas.
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Pero es una pena: DarthVader no se presenta en estas
elecciones.
Y entonces.
39
Marino González Montero
desocupadas.
de geranios.
Se insinúan y te invitan
a subir.
Cuando arriba
hay nadie.
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como un vaho que sale de los cuartos:
su conversación crepitar
levísimamente
pisando
tú también
desnudo
en su hablar
se hace tarde y
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te traicionan
te vistes
la pregunta:
se acaba el poema.
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Irene Gruss
MOVIMIENTO
43
Gonzalo Hidalgo Bayal
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mento superaron la certeza de la desorientación.
Entretanto, el rigor del asedio se hizo insoportable, sobre
todo cuando se acabó la provisión de agua y el charco
más infecto y hediondo originaba entre ellos continuas
peleas, de fatales consecuencias. Los nobles, entonces, se
reunieron de nuevo con el emperador y estuvieron de
acuerdo en que, a causa de la tardanza del caballero y
ante la gravedad de los acontecimientos, se hacía de todo
punto necesario, si no querían morir de hambre y de sed
o, lo que aún era peor, sucumbir a los primeros brotes de
la peste, adoptar con urgencia algunas medidas
suplementarias. Opinaron algunos que la mejor solución,
si no la única, era la rendición definitiva, pero otros,
firmes defensores de la grandeza del imperio y
conscientes de que entregarse al enemigo significaría con
toda seguridad el principio de la propia extinción,
preferían afrontar los peligros del hambre, la sed, la peste
e incluso, como resultado de todo ello, la muerte, antes
que arriesgarse a perder la dignidad del pueblo. De
pronto, sin embargo, cuando todavía estaban en tan
controvertidas deliberaciones, un centinela entró en la
sala del trono y anunció que el enemigo había levantado
el campamento. Todos corrieron hacia las murallas y
vieron con asombro cómo, efectivamente, el enemigo no
sólo daba por finalizado el asedio sino que se alejaba a
marchas forzadas. Al parecer, según nos dijeron más
tarde, comoquiera que ellos habían sufrido años atrás un
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azote mortal en el que habían perecido dos tercios de la
población (de hecho, nos habían atacado para reconstruir
su soberanía), apenas tuvieron conocimiento de los
primeros brotes de peste, decidieron, sin más
contemplaciones, poner tierra de por medio. Los
funcionarios del emperador hicieron correr enseguida el
agua por todos los acueductos de la fortaleza y los
centinelas recogieron del campamento enemigo los
abundantes alimentos y provisiones que, con la
precipitación de la huida, habían éstos abandonado. Así
pues, la primera noche tras el asedio fue una celebración
intensa y exaltada de la libertad y la alegría. Y fue
entonces, casualmente, con el pueblo embriagado y
entregado a la euforia del desenlace, cuando el último
caballero de la cruz invertida llegó a la ciudad. Ninguno
de nosotros lo vio, ciertamente, por lo que bien pudiera
haber ocurrido que en realidad no llegara nunca y se
perdiera para siempre en pos del camino de regreso, pero,
en verdad, por lo que contaron algunos, llegó aquella
noche, en compañía del mensajero. Pasó ante la multitud
sin que nadie, absolutamente nadie, lo reconociera. El
mensajero lo condujo hasta el emperador, pero un
sirviente le impidió la entrada en el palacio. Cuando
exigió que lo anunciaran, el mismo sirviente se escabulló
por una de las numerosas puertas del palacio, se demoró
por los corredores infinitos y regresó al fin con la nueva
de que el emperador, después de haber sufrido tanto, no
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deseaba ser molestado por nadie, menos aún cuando,
según parece, se resarcía del dolor contemplando una
pelea de grillos. El caballero insistió en la necesidad de
ver al emperador, subrayando incluso la singular
circunstancia de que era él, en persona, el último
caballero de la cruz invertida, quien solicitaba la
entrevista, y otro sirviente se perdió por las recónditas
dependencias palaciegas para volver mucho después, casi
al amanecer, diciendo que el emperador no deseaba ver a
nadie, ni siquiera al caballero, porque, según las propias
palabras imperiales, el pueblo estaba libre y no
necesitaba ya, por tanto, caballeros. Ante la injusta y
arbitraria negativa del emperador, el caballero,
realmente abatido, se despidió del mensajero y
desapareció. Se instaló en la orilla del mar, no muy lejos
de la fortaleza, y llevó una vida austera, dedicada
íntegramente a dos únicos pensamientos. Por una parte,
rememoraba con amargura aquella afrenta en que,
además de no haber sido personalmente reconocido, se
habían ignorado sus fatigas. Por otra parte, esperaba
que, antes o después, como ocurría cada cierto tiempo
desde el principio del mundo, otro enemigo sitiara la
ciudad y al emperador no le quedara más remedio que
admitir su equivocación y enviara nuevamente a
buscarlo. El último caballero de la cruz invertida no
dudaba que ocurriría así y alimentaba su amor propio
pensando que, cuando aquello, efectivamente, tuviera
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lugar, diría que no al emperador y nunca más regresaría
a la ciudad. Pero lo cierto es que pasaron los años y ya
nunca lo llamaron.
48
Víctor Manuel Jiménez Andrada
BINOMIO CAUSA-EFECTO
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Me mira con lástima (o con asco). Tal vez piensa que
así nunca aportaré algo digno al anaquel de los
inmortales.
50
Víctor Martín Iglesias
51
Las que ensucian el papel son las que quedan,
las que tejen la maroma que me tiene
esperando, terco y necio, en este puerto.
52
II
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Libertad es disfrutar de los mejores materiales,
cocina equipada, garaje y trastero.
54
Juan Carlos Mestre
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Pero él, que perdido en lo lejano
fue escombro de alameda, ha muerto.
No lo lloréis,
junto a aquel leño oscuro
brotaba un manantial honrado.
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Elías Moro
HIPÓLITO
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y vámonos… Qué le vamos a hacer… En esta actual
coyuntura que sufrimos en suelo patrio…
Lindezas de este calibre, disparadas una tras otra
durante sus aterradoras e incansables peroratas diarias,
habían cimentado a modo la fama del Hipólito y
espantado de su lado para siempre a los tertulianos
menos conspicuos y tenaces. ¡Pero cuánto daño y
estragos, madre mía de mi alma, han causado las
coletillas verbales y la oratoria mal entendida!
Los que teníamos la pesada condena de ser sus amigos
desde siempre -el hacerse pajillas en corro, el mear en
grupo a ver quién llega más lejos o la tiene más grande,
el haber rondado a las mismas mozas con iguales y
miserables resultados crea lazos inexplicables reñidos
con el más elemental sentido común- no teníamos más
remedio que aguantar el chaparrón que nos caía un día
tras otro sin privarnos, eso sí, que lo cortés no quita lo
moctezuma, como decía aquel, de ponerle a caldo a la
menor ocasión y en su misma cara. Pero el tío, que
tenía más conchas que un galápago y unos arrestos
fuera de lo normal, se defendía bravamente de nuestros
ataques con la munición más dañina de su artillería.
Una de sus réplicas preferidas ante nuestros insultos, y
que nos agriaba la bilis hasta casi el encabronamiento,
era esta:
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-Tales invectivas se me antojan desmesuradas, mente-
catos. O bien: -Sois más simples que el mecanismo de
un botijo: no tenéis estilo ni para el denuesto. Cuando
no esta otra perla, gran reserva, de su inagotable
cosecha: -Naufragan por mi ebúrnea epidermis, cual
esquifes caducos en la galerna, indoctos gañanes,
iletrados soplagaitas, bachilleres en suspenso eterno,
vuestros fútiles, obtusos, hueros vocablos.
Ahí sí que estábamos a esto de llegar a las manos a las
bravas. Cuando empezaba de semejante guisa era como
si nos hubiera mentao a la madre. Y es que la capaci-
dad de aguante, como todo en la vida, a ver, también
tiene un límite. En cierta ocasión particularmente
enconada tuvimos que sujetar entre todos al Anacleto
que, absolutamente fuera de sí, echando espumarajos
verdes por las comisuras -era mucho de masticar hinojo
el Anacleto- y los ojos inyectados en sangre y casi
vueltos por la rabia, tiraba de la de Albacete con ánimo
de hacer carne picada con la papada del Poli o filetearle
los higadillos. Hasta ese punto nos ponía algunas veces
el “Académico” de los cojones.
Así que la mañana en que apareció en medio de la plaza
dentro de un saco de arpillera de los de guardar el trigo,
con las manos atadas a la espalda, una mordaza en la
boca, molido a palos a base de bien (“Como pa
ablandar un pulpo”, que dijo un gracioso), a punto de
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congelación y un letrero en el cuello que rezaba “¿Te
vas a callar de una puta vez, Académico?”, un sólido
muro de silencio, cual omertá siciliana y mafiosa, cual
secreto de elección papal, cual conspiración política o
financiera… se impuso en el pueblo, y los responsables
de la fechoría, o de la hazaña, según como se mire o se
entienda, que cada uno es libre pa pensar lo que quiera,
estaría bueno, nunca fueron descubiertos a pesar de las
pesquisas (tampoco demasiado intensas, las cosas como
son, no vayas a creer que se rompieron los cuernos en la
investigación, que a ellos también les tenía la cabeza
modorra con tanto eufemismo y disparate) del sargento
Bermúdez y sus muchachos de verde.
Si hasta hubo quien sugirió que había que darles un
premio a los autores del escarmiento, dedicarles una
calle, una fuente, una plazuela, una rotonda, un
colegio… No sé, algo lucido y vistoso; más que nada
para agradecer el descanso de los paisanos. Que no se
diga que en este pueblo no somos gente agradecía y de
bien.
60
Demian Ortiz
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Así fue como –mientras comenzaba a publicar en
distintos medios, con la estela del ya casi desahuciado
blanco y negro– inicié mi proyecto fotográfico
Perdidos. Un lugar para encontrar. En él decidí
retratar en un ambiente descontextualizado de la
rutina de creación habitual a un nutrido grupo de
escritores. Ocultos para el público en general, pero
fundamentales en la literatura de vanguardia de los
últimos veinte años en nuestro país. Situando a cada
uno de ellos en un lugar en el que poder perderse, pero
también encontrarse. Lugares para mostrarse a sí
mismos (y a los demás), su realidad… o su ficción.
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Víctor Peña Dacosta
ADAPTACIÓN AL MIEDO
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Medir la vida en estados de Facebook
y la aceptación social en “me gustas”.
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Gastar mucho menos dinero en libros,
reducir el tiempo de siesta.
Usar reloj.
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Javier Pérez Walias
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colores estallaron de gozo todas las cremalleras de
los monos todos los corchetes de los escotes de las
señoras se abrieron todos los escaparates
quebraron todas las funerarias
desde hace mucho tiempo —desde hace una pequeña
eternidad— oigo en el interior de mi cabeza un
martilleo manso un acordeón manso que respira
en medio de la melancolía
el hijo del acordeón visitó la noche visitó las tinieblas
descendió al vasto silencio de los acordeones
mudos e insufló el aliento a los caballitos de mar
a los manatíes y a los fuelles de la asfixia
arrebol
para este que llega en nombre de la respiración y
guarda una caja de mixtos en su cartera de aire
para encender la lluvia.
67
Mario Quintana
68
Miriam Reyes
aquí
donde yo tengo el control de lo que sucede
y no cabe la decepción.
Un espacio que puede expandirse o plegarse
como una tela elástica o el universo
que puede ser por igual hatillo o vestido
como la diferencia entre la palma de tu mano abierta y
un puño.
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Javier Sánchez Menéndez
SEGUNDA INCLINACIÓN
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Manuela Temporelli
EN LA PLAZA
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EL DERRUMBE
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Silvia Terrón
El tiempo de ayer
nada tiene que hacer,
se tumba al sol
y se evapora.
No existen antecedentes.
O el preludio, o la fuga;
hay que elegir: perseguirse
o convertirse en espejo.
La araña en la maleta
en otro hemisferio será Colón,
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una ruptura biológica.
La confusión
era un compendio de gestos
que se ignoran,
como la manzana y la bolsa,
la botella y la copa.
Repite, si consigues
aislar un instante.
Antes de la fotografía
los caballos al galope
eran una sábana de patas.
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crea problemas
de pisar sin conseguirlo
tanta hierba que se escapa,
tanto asfalto en los tropiezos.
Nombra un país
y ya lo habremos conquistado.
La gramática no opone resistencia.
Pero el cuerpo
siempre a medio hacer,
camino de una forma que no llega,
se pervierte y se sublima
a cada instante:
cabezazos de tiempo
abriendo cuña en la materia.
La palabra
es el isótopo
más volátil.
Pero el billete
lleva más lejos.
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De la improvisación
los músicos destilan
hojas de calendario.
El centrifugado
es cuestión de simetría,
sólo en el giro
se aprende a deshacer.
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David Trashumante
EL RAYO
Antonio Gamoneda
Si por la boca
Si por la boca pudiera
Si por la boca pudiera pronunciar
Si por la boca pudiera pronunciar esa palabra.
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Si por la boca fuera
si por la boca saliera un gran sapo eléctrico,
si callase después mi boca
si apretara sus dientes veteados como el mármol
de las lápidas, si, salivados, como gajos de fruta
no se oxidasen los labios con cada sílaba,
si por la boca el grajo, si la tormenta
se arremolinara sobre el paladar seco,
si de las papilas lava ardiente y la garganta tronco
hueco
que atravesara __ ____, si las encías,
finalmente, fueran calcinadas por __ ____
antes de cerrar mis ojos con el dolor
cuarteado de todas las sequías.
Si por la boca
Si por la boca pudiera
Si por la boca pudiera fulminar a la muerte
con solo nombrar __ ____ .
Si me atreviera.
78
Álvaro Valverde
MANOS ALBAS, 7
79
Pero me faltas tú, mi buen amigo,
y tu conversación, y tus silencios;
esa forma de estar que era también
tu manera de ser: el pensamiento.
80
David Yáñez
De niño
mi padre me enseñó
nunca enredes tus brazos con los hilos
de la cometa.
Los zorros, me decía mi abuelo,
se arrancan la pata a mordiscos
cuando caen en una trampa.
Aún así, me quedé a verla escapar de mí.
Quería un recuerdo atado a mis muñecas
ella, mientras se ponía aquel vestido
tan corto
y enseñaba sus bonitas piernas a otro hombre.
81
EL NIÑO SE HACE HOMBRE
CUANDO SE TRAICIONA A SÍ MISMO (II)
De niño
mi padre me enseñó
que cuando no puedas
controlar la cometa
tendrás que cortar la cuerda
y dejarla ir.
Podrás recogerla cuando se estrelle
repararla
y volver a empezar.
Ella, sin embargo, ya raramente llama,
salvo para preguntar por cartas extraviadas
o alguna factura
quizás todo aquello
que me enseño mi padre
era una mentira.
82
Felipe Zapico
TONTO ÚTIL
83
redactaban los guiones de las
tertulias, los programas, las entrevistas
tan vistas
y lo he sido al creer en
la espontaneidad de la algarada
sin ver que todo era
un experimento de académicos
empoderados
y
de mueca torcida
he sido un tonto útil
como otros miles y miles
hoy
lo tengo claro
al recitar una lista de candidatos
a no sé qué
y confirmar mis sospechas
de forma demoledora
en esto también
todo estaba atado
y
bien
a
t
a
d
o.
84
ROPA BLANCA Y
ROPA DE COLOR
Catálogo esteriotípico de caballeros centrifugados,
serie de Brigitte Chinchilla.
87
88
89
90
91
92
Nuestro estupendo público
93
Brigitte Chinchilla
94
Felipe Zapico
95
David Trashumante
96
Miriam Reyes
97
Juan Carlos Mestre
98
Javier Pérez Walias y Manuela Temporelli
99
Carmen Camacho
100
José María Cumbreño
101
Luis Felipe Comendador en el taller de tuneo de libros
102
Ferran Fernández
103
Micro a la espera de poetas en La Puerta de Tannhäuser
104
Jordi Doce, Juan Carlos Mestre y Emilio Torné
105
Antonio Gómez y Manuela Martínez.
106
Antonio Gómez, Manuela Martínez
y Luis Felipe Comendador
107
L
Le Parody
108
Gonçalo Ivo
Poema desechable
109
Carmen Camacho
110
Mario Quintana
111
Irene Gruss
112
Matías Escalera
113
Mónica Vacas y Daniel Castillo
114
Le Parody
115
María José Molina
116
David Trashumante
117
Gonçalo Ivo e Imanol Bértolo
118
Víctor Manuel Jiménez Andrada
119
Brigitte Chinchilla
120
Carmen Hernández Zurbano
121
Elena Román
122
Ángel Manuel Gómez Espada, Silvia Terrón
y José María Cumbreño.
123
David Yáñez
Elena Román
124
Manuel del Barrio Donaire, Miriam Reyes,
Ángel Manuel Gómez Espada y Elena Román.
125
Roberto de la Fuente en el expositor de Estugraf
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127
ÍNDICE
Palabras preliminares, 7
Programa, 9
Prendas delicadas, 13
estugraf.es
comercial@estugraf.es