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Jorge Jiménez

Geocentrismo y heliocentrismo en la antigua Grecia

Summary: In the IVth century B. e., we hubiera sido posible sin que la astronomía experi-
find in Greece, for the first time, an astronomy mentara un cierto avance, especialmente en cuan-
conception leaning toward a definite scientific to a la observación de los movimientos de la Luna
status. We will see, in the fol/owing paper, how, y el Sol se refiere.
within the framework of that conspicuous scienti- Varias son las civilizaciones que inician una
fic elaboration, the most fertile astronomic actividad astronómica sistemática, cuyos resulta-
modelsfor the history of science take shape, that dos empíricos se han conservado hasta nuestros
is, the geocentric-geostatic model and the helio- días. Está bien documentada la labor astronómica
centric model. de las culturas maya, china, hindú, egipcia y
mesopotámica. De especial importancia para el
Resumen: En la Grecia del siglo IV A. e. presente estudio son los desarrollos que en esta
se formula por vez primera una concepción de la materia lograron los griegos.
astronomia tendiente a adquirir un status cientt- Mesopotamia es, con seguridad, el pueblo
fico definido. Veremos, en el siguiente articulo, que desarrolla más tempranamente una actividad
cómo, en el marco de esa esclarecida elabora- astronómica; especialmente Babilonia. La astro-
ción cienufica se generan los modelos astron á- nomía mesopotámica estaba ligada a la astrología.
micos más fértiles para la historia de las ideas La religión babilónica tenía un carácter funda-
cienilficas, a saber, el modelo geocéntrico-geos- mentalmente astral. Así se puede deducir de obras
tático y el modelo heliocéntrico. tales como la serie titulada Enuma Anu Enlil, la
cual, en sus 70 tablillas contenía unos siete mil
presagios astrológicos l.

1. La Grecia clásica Esto es importante contrastarIo con el


rumbo que tomará la astronomía en Grecia.
Los orígenes de la astronomía se remontan a Mientras que para los mesopotámicos la astrono-
tiempos muy antiguos. Se considera que las pri- mía estaba en función de la astrología y la agricul-
meras relaciones del hombre con los astros son de tura - lo que la hacía esotérica y pragmática -,
carácter idolátrico, ritual, mágico, propiciatorio; para los griegos se convertirá en una ciencia, con
dando lugar a la invención de una riquísima mito- una base empírica bien definida y con la inven-
logía que acompaña a muchos pueblos importan- ción de modelos cosmográficos de singular
tes desde la antigüedad más remota. En el neolíti- importancia. Esto no quiere decir que en Grecia
co, con la invención de la agricultura, el hombre no hubiera astrología. Sabemos por muchas fuentes
va a establecer vínculos más estrechos con los que sí la hubo 2. Lo peculiar del desarrollo de la
fenómenos astronómicos. Es en este momento astronomía griega es que logra diferenciarse de la
cuando abandona su precaria posición parasitaria astrología, por un lado, e independizarsede las exi-
y oportunista, en tanto recolector y cazador, para gencias de la agricultura, por el otro, para adquirir
iniciar un proceso que le exigirá planificar y pro- así su propia identidad. En La República, Platón
nosticar; todo lo cual requería de una mayor y (-428, -347), define la astronomía en los siguien-
más precisa racionalización del tiempo. Y esto no tes términos: "... practicaremos la astronomía del

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXX (72),173-185,1992


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mismo modo que la geometría, valiéndonos de ejemplo, el Sol en un año y Júpiter en doce) y era
problemas, y dejaremos las cosas del cielo, si es de carácter cíclico. La trayectoria en mención,
que queremos tornarle de inútil en útil, por técnicamente denominada eclíptica, se podía reco-
medio de un verdadero trato con la astronomía, nocer debido a que el fondo estrellado, es decir,
aquello que de inteligente hay por naturaleza en las constelaciones zodiacales iban cambiando a lo
el alma ... "3. largo del año, dándoles un telón de fondo diferen-
También es importante destacar su creciente te a los astros principales. Cabe destacar el hecho
desapego de los problemas cosmogónicos, y su de que este fenómeno presenta un movimiento
subordinación metodológica y sistemática, más contrario al anterior. Ahí tiene su origen el nom-
bien, a la fecunda cosmología griega. En efecto, bre de planetas, ya que en griego TIAav1)T11s sig-
cuando la astronomía está en función de las expli- nifica errante o vagabundo.
caciones cosmogónicas más antiguas, su conteni- Hecho N!I 3. Movimiento retrógrado de los
do es predominantemente mítico. Mientras que, planetas. Los astrónomos griegos habían adverti-
como sucede en Grecia, cuando se supedita a una do que las órbitas de los planetas no conservaban
ciencia superior, a saber la cosmología, la astro- la misma dirección, ya que en ciertos períodos del
nomía se conforma de acuerdo con exigencias año estos cuerpos se detenían, retrocedían y luego
formales y empíricas de carácter científico. volvían a tomar su rumbo, formando una especie
Veamos en detalle los pormenores del pro- de bucles o lazos en sus órbitas contra el fondo
ceso por el cual la astronomía adquiere un defini- estrellado.
do rango científico en el singular desarrollo filo- Hecho N2 4. Cambio de brillo y tamaño de
sófico-cosmológico griego. los astros. Los observadores griegos habían nota-
do que los astros, especialmente los planetas
Venus y Marte, presentaban variaciones importan-
1.1 Fundamentos astronómicos y tes en su brillo y tamaño. (Ver Figura N2 1)
cosmológicos Hecho N2 5. Agrupación de Venus,
Mercurio y el Sol. Otra de las observaciones CfU-
Los hallazgos empíricos de los astrónomos ciales de la astronomía griega, consistió en esta-
griegos constituyen la base sobre la cual se desa- blecer que estos tres astros formaban una agrupa-
rrollarán los más importantes modelos y teorías ción cercana entre ellos, ya que siempre se les
astronómicas, desde la antigüedad clásica hasta el observaba juntos, tanto en los OrtOScomo en los
Renacimiento europeo. ocasos heliacales.
La base empírica de la ciencia astronómica
griega presenta un carácter sistemático bien definí-
do, circunscribiendo la especulación astronómica
en tomo a los siguientes hechos fundamentales:
Hecho N2 1. Movimiento diario de los cie-
los de este a oeste. Este movimiento se establece a
ect ()OOO() ()
Figura' NI' 1. VariacIOnes de tamaño del planeta Venus. Se indi-
partir del registro del movimiento del Sol en el can además las fases que presenta: al centro Venus lleno, hacia
cielo diurno y del movimiento de las estrellas, la los lados los cuanos, hasta llegar a Venus nuevo. Debe desta-
carse que este tipo de observaciones sólo fueron posibles a
Luna y los planetas en el cielo nocturno. Las partir del uso del telescopio por parte de Galileo en el siglo
estrellas se mueven como conjunto, como una XVD. Lo que vieron los astrónomos griegos eran cambios de
esfera estrellada, manteniendo entre ellas distan- brillo y tamaño.
cias invariables, por lo cual al conjunto se le
denominó esfera de las estrellas fijas.
Hecho N!I 2. Movimiento anual de los astros La definición de esta base empírica es el
mayores. Los griegos se percataron de que el Sol producto de la acumulación de conocimientos y
y los planetas tenían un segundo movimiento, a observaciones astronómicas realizada durante
saber, un movimiento de oeste a este, a lo largo de varios siglos, no sólo por parte de los griegos,
una franja en los cielos, a la cual denominaron sino también por otras civilizaciones.
zodíaco (del griego <:wStaKós: figuras zoomorfas En el siglo -IV la astronomía griega va a
de las constelaciones). Este movimiento se com- adoptar algunos principios de carácter axiomático,
pletaba durante un cierto período de tiempo (por que conformarán el paradigma teórico de toda la
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especulación astronómica posterior. Este paradig- caos y el cosmos, en tanto polaridades que expli-
ma se regirá por dos axiomas fundamentales, a can la génesis del mundo. Esta dualidad cosmo-
saber: gónica alcanzará su expresión cosmológica en la
Axioma NQ 1. Principio de regularidad, dualidad del mundo sublunar y el mundo supralu-
también conocido como la regla del movimiento nar. Ciertamente, la cosmología aristotélica, la
absoluto, el cual postula que el movimiento circu- más acabada y comprensiva expresión del pensa-
lar y uniforme en tomo a un centro invariable, es miento griego, postula la existencia de un cosmos
la clave para entender el mecanismo del movi- que es finito y cerrado, rígidamente estructurado
miento de los astros. En otras palabras, que las con arreglo a una jerarquía de estratos de materias
rectas concebidas como radios del giro de los pla- elementales, distinguiendo esas dos regiones prin-
netas o de los círculos que sostienen a los plane- cipales mencionadas, el mundo sublunar y el
tas, cubren, en todos los casos y sin excepción, mundo supralunar, no sólo en función de su posi-
ángulos iguales en tiempos iguales respecto del ción estructural en el cosmos, sino, más aún, por
centro de cada uno de los movimientos circulares. su diferente naturaleza. Aristóteles (-384,-322)
Axioma N° 2. Heterogeneidad del cosmos. incorpora esta idea, cuyo origen se remonta a las
El cosmos está dividido en dos regiones cualitati- especulaciones cosmológicas de los itálicos.
vamente diferentes, a saber, el mundo sublunar y Filolao (siglo V), particularmente, es quien sugie-
el mundo supralunar. re esa concepción s.
El primer axioma tiene un carácter astronó- Debe también a los pitagóricos la cosmolo-
mico-geométrico, y expresa el especial significa- gía griega, el concepto de que la Tierra, los astros
do estético que tenía para los griegos la figura cir- y el cosmos tienen forma esférica y que los astros
cular y esférica. Asimismo denota el papel que son transportados por esferas que giran en tomo a
desempeñaban la armonía, la proporcionalidad y un centro. Este centro no lo ocupa la Tierra, tal
la regularidad de los movimientos celestes para como lo sostendrán Platón y Aristóteles, sino un
entender la diferente naturaleza del empíreo. De fuego central, denominado Hestia 6.
forma tal que el orden y el ritmo del cosmos res- La región sublunar es el reino de la necesi-
ponderán a una especie de euritmia cinemática y dad, de la generación y la corrupción. Está com-
estructural. El movimiento circular es la forma puesta por los cuatro elementos sistematizados
perfecta del movimiento y a la vez es el movi- por Filolao y Empédocles (-490, -435) 1, Yocupan
miento natural de los astros. Tiene sus origen este su lugar natural en razón de su gravedad o ligere-
axioma en la formulación que plantea Platón, en za, de forma tal que la tierra ocupa el centro por
la mejor tradición pitagórica, cuando - según ser la más grave, la sigue el agua que también es
Sosígenes, citado por Eudemo de Rodas - pregun- grave pero en menor medida; y ocupan las capas
ta: "¿Qué movimientos regulares y ordenados hay externas el aire y el fuego ya que son los elemen-
que suponer para salvar las apariencias observa- tos ligeros y volátiles. La región sublunar es,
das en el movimiento de los planetas?'" En otras pues, donde reina la imperfección, lo cual signifi-
palabras, frente a la irregularidad que presentan ca que las cosas propias de esa zona tienen
los planetas en su errar por los cielos, qué modelo comienzo y fin, que son perecederas, y que los
que utilice convenientemente movimientos regu- elementos se combinan, a raíz de los movimien-
lares y ordenados, es decir circulares, será capaz tos violentos, para formar así todas las cosas. La
de dar cuenta de esas apariencias. Se convierte Tierra ocupa el centro estático del cosmos, ya que
este principio, entonces, en una exigencia siste- a su alrededor giran todos los demás astros, a
mática a la cual deberá ceñirse todo astrónomo saber: la Luna, el Sol, Venus, Mercurio, Marte,
que pretenda dar una explicación de la cinemática Júpiter, Satumo y la esfera de las estrellas fijas,
de los astros o, al menos, forjar un modelo racio- que constituye la esfera exterior del cosmos.
nal de los caprichosos movimientos que aparecían Además Aristóteles hace coincidir el centro de la
en los cielos. Tierra con el centro del cosmos.
El segundo axioma pertenece a una ciencia La región supralunar, en cambio, es la
más amplia y de mayor jerarquía en la tradición región del cosmos en donde impera la perfección;
griega: la cosmología, En efecto, la cosmología esta perfección crece en forma escalonada a partir
griega empieza su lenta formación con los filóso- de la esfera de la Luna, de manera tal que la esfe-
fos jónicos, que ya presentan la distinción entre el ra estrellada es la más perfecta, ya que recibe su
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movimiento directamente del motor inmóvil, arti- Aristóteles, durante una primera etapa en la
cio metafísico que Aristóteles empleó en el libro Grecia clásica; luego, en el período helenístico,
A de La Metafísica para satisfacer su exigencia sobresalen especialmente Hiparco y Ptolomeo.
conceptual de que nada puede moverse por sí Los presocráticos esbozaron una serie de
mismo 8. Esta región está constituida por un quin- ideas astronómicas que pretendían explicar el
to elemento denominado éter \ cuya sutil natura- orden y cinemática de los cielos. No llegaron a
leza consiste en trasladarse de forma circular eter- establecer modelos astronómicos definidos, sino
namente. El giro circular y eterno es el movimien- algunas intuiciones, la mayoría de ellas expuestas
to natural de los astros ya que es el movimiento en forma de fragmentos o de poemas mítico-cos-
idéntico a sí mismo. Esta región es inmutable; mológicos, que luego fueron retornadas y desarro-
ningún cambio cualitativo o sustancial es posible lladas por pensadores más sistemáticos y compre-
allí, siendo inconcebible la generación y corrup- hensivos.
ción de elemento alguno. Los astros, perfectos y Los cosmólogos jónicos pusieron de relieve
pulidísimos, debido a que están compuestos por la el hecho Nº 1 de los cielos, o sea el de la rotación
mencionada quintaesencia, son transportados por diaria de los astros y de la esfera estrellada, plas-
las esferas cristalinas que giran en torno a la mando la idea de que giraban en torno a una
Tierra, cuyo centro coincide con el centro geomé- Tierra plana '0. Parménides de Elea (siglo -V) 11
trico del cosmos, como ya hemos mencionado parece ser el primero en pensar en un modelo de
anteriormente. esferas concéntricas que transportan a los astros
en tomo a la Tierra, la cual "permanece en reposo
porque su tendencia a caer en una dirección no es
1.2 Modelo geocéntrico-geostático más fuerte que su tendencia a caer en otra" 12.
Empédocles concibe un universo finito y
A partir del siglo -N se definen en Grecia esférico. La esfera estrellada es sólida y cristalina,
dos líneas de desarrollo: una de ellas llevará al y gira en tomo a la Tierra. Sin embargo, lo más
geocentrismo-geostatismo de Hiparco de Nicea (- llamativo de su discurso es que da cuenta del
161, -127) Y Ptolomeo (100, 168); la otra, al helio- hecho NI! 3, el cual se empieza a convertir en un
centrismo de Aristarco de Samos (-310, -230), elemento crecientemente problemático 13. En ver-
pasando también por la formulación de un modelo dad, el movimiento anór oJ de los planetas

.mixto atribuido a Heráclides de Ponto (-388, - (hecho N° 3) perturba notoriamente la apacible


312), al cual nos referiremos más adelante. armonía del movimiento diario del Sol y la esfera
La cosmología aristotélica, la cual ya estrellada (hecho NI! 1).
hemos expuesto en sus rasgos principales, se Posiblemente, si no se hubiera descubierto
ligará sistemáticamente a la astronomía ptole- este fenómeno, los modelos astronómicos se
maica y ejercerá una profunda influencia duran- habrían estancado en un nivel muy rudimentario,
te la Edad Media y el Renacimiento europeo, considerando solamente el notorio hecho N° 1.
luego de ser introducida al continente por parte Según Norwood Russel Hanson, con la percata-
de los traductores y polígrafo s de las obras grie- ción de este hecho empieza verdaderamente la
gas conservadas por la ciencia árabe. En efecto, historia de la teoría planetaria, es decir, el astróno-
la revolución astronómica que culmina en el mo debe intentar conciliar los hechos NI! 1, 2 y 3 e
siglo XVII tuvo que vérselas seriamente con una inscribirlos en el marco teórico del axioma N° 1
concepción del mundo cuyos cimientos descan- (el Principio de regularidad) 14.
saban en la cosmología aristotélica y la astrono- Platón en el libro X de La República, por
mía ptolemaica. medio de una narración mítica, el conocido mito de
A continuación expondremos los hitos fun- Er el Armenio, expone su modelo de los cielos ",
damentales en el proceso de desarrollo del mode- En su interpretación del orden y mecánica del
lo geocéntrico-geostático, cuyo máximo exponen- cosmos asume una posición ortodoxa en relación
te será el astrónomo alejandrino Claudio con la exigencia planteada por el axioma N2 1. En
Ptolomeo. consecuencia, Platón presenta un cosmos esférico
La línea que conduce al modelo astronómi- que rota uniformemente sobre su eje en dirección
co ptolemaico cuenta entre sus más destacados este-oeste (hecho NI! 1). Los siete planetas que
exponentes a Platón, Eudoxo, Calipo y conforman el cosmos rotan lentamente con direc-
GEOCENTRISMO y HELIOCENTRISMO 177

ción oeste-este (hecho NI! 2). Los planetas giran mática del cosmos en tanto totalidad, en tanto sis-
alrededor de la Tierra transportados por esferas tema. En términos empíricos, también encontraba
concéntricas y encajadas en el eje cósmico. Su otras limitaciones; por ejemplo, respecto de la
decidida interpretación ortodoxa del axioma NI! 1 representación de los movimientos de Saturno,
impide que explique los fenómenos registrados Júpiter y Mercurio, el esquema de Eudoxo podía
por el hecho NI! 3 (el movimiento retrógrado de dar razón de ellos solamente en longitud. Venus le
los planetas). Platón conoce los movimientos era más problemático y definitivamente Marte
caprichosos de los planetas, sin embargo en su escapaba al intento de explicar su intrincada órbi-
modelo están subordinados a los hechos NI! 1 Y NI! ta 17.
216
• Los aportes de Calipo se limitan a una
Eudoxo de Cnido (-406, -355), además de ampliación y complicación del esquema eudoxia-
su brillante labor como matemático, contribuye no; aumenta el número de esferas para algunos
con el primer modelo astronómico que toma en planetas a fin de mejorar la correspondencia entre
cuenta a cabalidad los hechos NI! 1, 2 y 3. el fenómeno observado y el modelo de explica-
Inaugura también la tradición instrumentalista ción geométrico.
que, a diferencia de la posición ortodoxa profesa- Aristóteles, en consonancia con la sistemati-
da por Platón, considera que el movimiento pla- zación que realiza de la cosmología griega, asume
netario aparente se debe explicar mediante la el modelo eudoxiano de las esferas homocéntricas
combinación de movimientos circulares y unifor- y lo adapta a las siguientes exigencias teóricas: (a)
mes , y no como lo describe el axioma NI! 1, a el modelo astronómico debe convertirse en un sis-
saber, que esos movimientos planetarios son sim- tema que explique el orden y cinemática del cos-
ple y llanamente circulares y uniformes, descar- mos en tanto totalidad, superando la fragmenta-
tando cualquier construcción ulterior. En conse- ción de la versión original; (b) tal modelo astronó-
cuencia, el instrumentalismo presenta una exigen- mico dejará de ser simplemente un expediente de
cia ontológica menor, ya que abre la posibilidad cálculo, un artificio geométrico para "salvar las
de que se acepten una pluralidad de construccio- apariencias" de los movimientos planetarios, y
nes teóricas, siempre y cuando satisfagan el deberá convertirse en un mecanismo real, con una
movimiento aparente de los planetas, es decir, clara connotación ontológica; en consecuencia,
"salven las apariencias". Eudoxo, por tanto, cons- Aristóteles afirmará la existencia material de las
truye un artificio astronómico conocido como el esferas cristalinas que transportan a los astros alre-
de las esferas homocéntricas, el cual consiste en dedor de la Tierra; también establecerá que el cos-
las diversas combinaciones de esferas en movi- mos debe responder al fundamento dinámico de
miento, hasta en un número de cuatro por planeta, que todo móvil tiene un motor, de que nada puede
para simular el movimiento anómalo planetario ser automovido, ni siquiera la esfera de las estre-
junto con el movimiento diario (hechos NI! 1, 2 Y llas fijas, por lo cual postula la existencia del
3). Sin embargo, el esquema eudoxiano se mues- motor inmóvil, situado más allá de la esfera estre-
tra incapaz de dar cuenta del hecho NI! 4; o sea, llada, es decir, fuera del cosmos, y que como veía-
no puede explicar el que algunos planetas, espe- mos anteriormente, no es más que un artilugio
cialmente Venus y Marte, presenten importantes metafísico para fundamentar su física no inercial.
variaciones en su brillo y tamaño aparente. Lo Se sigue, de esta concepción, la exigencia de que
mismo respecto de la Luna: el que unas veces el movimiento deberá ser directo y constante, ya
sucedieran eclipses totales y otras eclipses anula- que el cosmos aristotélico, en tanto plenum, no
res, hacía sospechar que los astros no se encontra- admite la acción a distancia.
ban a una distancia igual de la Tierra. Por ello De esta forma, Aristóteles realiza una rein-
este esquema, que como hemos dicho plantea un terpretación del modelo eudoxiano desde su pers-
modelo de esferas geocéntricas y equidistantes pectiva de físico, lo cual para él significaba des-
respecto de la Tierra, no disponía de artificio pojarlo de su estatus matemático, o sea, abstracto,
alguno para explicar ese fenómeno. Otra de las ideal, y darle una connotación realista.
limitaciones principales es que el modelo eudo- La solución que da Aristóteles consiste en
xiano no es sistemático, es decir, trata los movi- añadir más esferas al modelo original, del forma tal
mientos planetarios separadamente de los demás, que de 26, que poseía la versión eudoxiana, y 33
sin posibilidad de establecer representación cine- en la de Calipo, pasa a tener 55 con Aristóteles 18.
178 JORGE JIMENEZ

De todo esto podemos colegir que el trabajo EN


I
de Aristóteles en este campo específico, al igual
I
que en buena parte de su obra, consiste en una I


I
gran síntesis y en una reformulación de las ideas I
de sus antecesores, en el nuevo marco de su filo- I
I
sofía natural. No obstante la cuidadosa recons- I
trucción del modelo homocéntrico, e independien- --------fT------ - EP
IT
temente de algunos errores conceptuales 19, el I
I
modelo aristotélico arrastrará por lo menos una de I
las limitaciones básicas de la formulación eudo- I
I
xiana, a saber, Aristóteles tampoco puede dar I
I
cuenta del Hecho N2 4: su modelo concéntrico
SI
impide conocer la variación del brillo y tamaño de
los astros. Más aún, este fenómeno es virtualmen- ÓrlJiIo M>Io, (oclfptica)
te descartado ya que previamente su cosmología
ha postulado la inmutabilidad de los cielos (axio-
ma N2 2). Este es, entonces, uno de los fenómenos
I
----- --------
/....-~----
que seguirá ocupando a los astrónomos griegos y \
,~
que impulsará a un nuevo estadio de desarrollo a
la teoría planetaria en su formulación geocéntrica-
geostática. sr '--- - EP

Dos fenómenos más estimularán a los astró-


nomos a la consecución de los artificios geométri- Figura N" 2. Los puntos de intersección entre la órbita solar y
co-matemáticos que caracterizan a esta fase, a el ecuador celeste son los Equinoccios de Primavera (EP) y de
saber: Otoño (EO). Los puntos de máxima separación son los solsti-
Hecho N2 6. Precesión de los equinoccios. Se cios de Verano (SV) y de Invierno (SO. La TIerra ocupa el
punto central.
le atribuye a Hiparco el descubrimiento de este
fenómeno, el cual en términos simples se puede
describir de este modo: La órbita solar (desde el
punto de vista geocéntrico) interseca al plano del sumamente problemático para la astronomía de la
ecuador celeste en dos puntos conocidos como época. Y esto en razón de que, o bien (a) el movi-
Equinoccio de Primavera (EP) y Equinoccio de miento de las órbitas no era circular; o (b) el tiem-
Otoño (EO), a partir de los cuales dan inicio las po de recorrido de las órbitas no era uniforme. No
correspondientes estaciones. Por medio de la obstante, a este razonamiento no fue al que llega-
observación directa se pudo establecer que el tiem- ron los astrónomos alejandrinos. Por el contrario,
po empleado por el Sol para recorrer los 180 gra- el cuestionarniento básico fue: ¿qué clase de com-
dos comprendidos entre EP y EO es menor que el binación de movimientos circulares y uniformes
tiempo en que cubre los otros 180 grados, o sea la puede dar cuenta de los fenómenos aparentes de
distancia orbital entre EO y EP. (Ver figura N2 2) los astros?
Hecho N2 7. Anomalías de la órbita de la La respuesta a esta interrogante fue la teoría
Luna. En tiempos de Ptolomeo ya se registraban de los epiciclos, deferentes y excéntricas. El emi-
diversas anomalías de la órbita lunar, producto de nente matemático griego, Apolonio (siglo -I1I,
una observación más detallada de sus intrincadas aprox. -250, -200), además de su famoso tratado
variaciones 20. sobre las curvas cónicas, conoció los llamados
Estos dos nuevos fenómenos, conjuntamente epiciclos mayores y las excéntricas con centro
con el hecho N2 4, o sea el de la variación en el bri- móvil (Ver figura N2 3)22.
llo y tamaño de los astros 21, podrían haber puesto Hiparco adoptó los aportes geométricos de
en crisis el axioma Nº l. Sin embargo, la genera- Apolonio y además ideó nuevos diseños y combi-
ción de astrónomos alejandrinos seguía dominada naciones, tales como los epiciclos menores y las
por la premisa de que el movimiento de los astros excéntricas de centro fijo (Ver figura Nº 4). Todo
debía ser de carácter circular y uniforme. El descu- lo cual empleó, demostrando así su extraordinaria
brimiento de estos hechos, ciertamente, debió ser genialidad, para construir una teoría geométrico-
GEOCENTRISMO y HELIOCENTRISMO 179

....---
Itacia •• •••
(D)

)
(b)
(o 1
(.,
(o)
HJlCIA EL ESTE

(<1
Figura NO 3. <a) Epiciclo mayor: el punto P gira sobre el círcu-
lo menor denominado epiciclo, cuyo centro está ubicado en un 2

punto de la circunferencia mayor, conocida como deferente,


cuyo centro es la T (la Tierra). (b) Excmtrica móvil: consiste
en una excéntrica, sobre la cual gira p, cuyo centro está en una Figura NO S. (a) Este es el esquema básico del epiciclo defe-
deferente E, la cual gira alrededor de T (la' Tierra). rente. (b) Esta es la curva denominada epicicloide, resultante
del giro del planeta P en el esquema anterior. (c) Representa
una retrogradación planetaria típica vista desde la Tierra; para
su cabal comprensión confróntese con el diagrama (b), 1,2,3,
p
4 se corresponden .

Ea
.~
OT
E:P
dos en la figura NO3, los cuales son considerados
equivalentes, siguiendo la mejor tradición instru-
mentalista. Sin embargo, se debe mencionar que
(bJ Hiparco prefería el esquema (a), el del epiciclo
menor, debido a que era el que guardaba más fideli-
Figura NO 4. (a) Epiciclos menores. Transporta al punto P dad con el principio de regularidad (axioma NO1).
alrededor de T, en una órbita excéntrica, haciendo que desde
T se vea que P emplea más tiempo para recorrer el arco EP-
Es importante destacar que Hiparco fue un
EO, que para volver de EO a EP. (b) Excéntrica de centro fijo. destacado matemático, por lo que se inscribe
Consiste en un círculo desplazado, o bien cuyo centro no es T. dentro de la línea trazada por Eudoxo y no por
y de la distancia T-E dependerá el cálculo de la trayectoria de Aristóteles. Esto es más evidente cuando repara-
P. Empleando diversos valores para la distancia T-E junto a un mos en que su modelo es una especie de meca-
sistema compuesto por uno o varios epiciclos, quedarán expli-
cadas otras irregularidades de los planetas D. nismo geométrico matemático cuya preocupa-
ción central es la de dar cuenta de los fenómenos
matemática capaz de dar cuenta con éxito de los aparentes de los astros, y por medio de una extra-
fenómenos celestes. polación matemática, lograr predicciones efica-
Examinemos brevemente la forma en que el ces de los asuntos astronómicos de mayor rele-
mecanismo geométrico compuesto por epiciclos y vancia, en función de las fechas religiosas, el
excéntricas puede dar cuenta de los hechos astro- ajuste del calendario, la agricultura y la navega-
nómicos más relevantes (hechos N° 3, 4, 6 Y7). ción ". No le interesa a Hiparco, por tanto, afir-
El fenómeno del cambio de brillo y tamaño mar la existencia física de los epiciclos, deferen-
de los planetas podía representarse por medio del tes y excéntricas, tal y como lo hubiera hecho
movimiento del planeta P (ver Figura NO5), giran- Aristóteles; sino que, y al tenor de toda su gene-
do en el epiciclo E, el cual a su vez gira en el defe- ración ~, busca la fonnalización de ese modelo
rente D, conservando la TIerra T su posición central geométrico-matemático, en un afán eminente-
y estática El tipo de curva que se genera con este mente descriptivo y predictivo. En otras palabras,
mecanismo geométrico, la epicicloide, representa Hiparco, y más adelante Ptolomeo, coronarán la
los sucesivos acercamientos y alejamientos del pla- tradición instrumentalista de esta etapa del desa-
neta, así como los caprichosos bucles que se descri- rrollo astronómico, iniciada, como ya hemos
ben en la retrogradaciónplanetaria (hecho N° 3). señalado, por el célebre Eudoxo.
La precesión de los equinoccios, hecho N° 6, A Ptolomeo lo separan de Hiparco 260 años
la explica Hiparco con los dos esquemas reproduci- aproximadamente. Su labor ha. sido comparada
180 JORGE JIMENEZ

con la que realizó Euclides en el campo de la geo-


metría. En efecto, la obra principal de Ptolomeo,
Megale Mathematique Syntaxis 26, a la cual los
árabes llamaron Almagesto, consiste en un magis-
tral compendio del conocimiento astronómico ale-
jandrino y, en particular, la conclusión de la teoría
planetaria iniciada por Hiparco. Conservó la teo-
ría del Sol de Hiparco, demostrando como aquel,
la equivalencia del epiciclo menor y la excéntrica
de centro fijo.
El Alrnagesto constituye la culminación del
proceso de consolidación del modelo astronómico
geocéntrico-geostático. Citemos a continuación
los fundamentos cosmológicos que Ptolomeo
establece al principio de esta obra:
1. Que el cielo tiene forma esférica y se mueve
como una esfera.
2. Que la Tierra, por su figura tomada en la
totalidad de sus partes, es sensiblemente un
esferoide.
3. Que está en medio de todo el cielo, como un
centro. Figura NI' 6. Modelo geométrico ptolemaico, compuesto por el
epicíclo, la deferente y el punto ecuante, ideado para la des-
4. Que por su tamaño y distancia a la esfera de cripción de los movimientos planetarios.
las estrellas fijas, sólo es un punto.
5. Que,no tiene rotación ni traslación 27.

Es interesante destacar que de estos cinco miento del Sol y la Luna, de las estrellas y los pla-
principios sólo uno se refiere al cosmos, el resto netas. O sea que encontramos el mismo afán prag-
versan sobre la Tierra, y no hay ninguno que mático que privaba en Hiparco.
recoja el planteamiento tradicional acerca del El aporte sustancial que hace Ptolomeo a
orden de los astros en esferas concéntricas, con la la astronomía consiste en la invención del punc-
Tierra en el centro. Tampoco se menciona que tum aequans (punto ecuante). Ptolomeo concibe
esos astros deberán moverse con movimiento este punto para intentar salvar la uniformidad
uniforme. No obstante, los esfuerzos de del movimiento planetario y perfeccionar el
Ptolomeo, al igual que Hiparco, estarán encami- mecanismo predictivo. De acuerdo con Hanson,
nados a salvar este último punto, pese a lo pro- el punto ecuante se empieza a usar a partir de la
blemático que se toma en su modelo. Lo escueto necesidad de racionalizar el hecho NI!7, o sea el
de este planteamiento cosmológico se explica en que registra las anomalías orbitales de la Luna 28.
razón de que Ptolomeo no está ocupado en fundar Sin embargo este mecanismo es absolutamente
una cosmología, debido a que ya dispone de la artificioso e infundado y, paradójicamente, su
cosmología aristotélica, la cual adopta, sin repa- formulación viola el mismo principio que se
rar en las diferencias que pueda tener con su pro- proponía restablecer, convirtiéndose en el talón
pia concepción astronómica. Ahora bien, es nece- de aquiles del modelo ptolemaico. El punto
sario indicar que, en los párrafos que anteceden a ecuante permite que el planeta se mueva en su
los cinco principios señalados, Ptolomeo realiza epiciclo a velocidades no uniformes y salva
diversas consideraciones cosmológicas que, sin arbitrariamente la uniformidad del movimiento
embargo, siguen inscritas dentro de la concepción a partir del ángulo constante que genera la trasla-
aristotélica. ción del epiciclo cuando se observa desde el
Lo que se propone Ptolomeo es exponer los punto ecuante. (Ver figura NI!6)
diferentes hechos astronómicos, fundamentalmen- En otras palabras, el centro del epiciclo de
te la relación de la Tierra y los astros, el movi- la Luna se mueve regularmente en torno al
GEOCENTRISMO y HELIOCENTRISMO 181

punto ecuante y no en torno al centro de su que culmina en Ptolomeo y, por otro, al heliocen-
deferente, con lo que Ptolomeo acaba por trans- trismo, el cual se ha atribuido a Aristarco de
formar el axioma NI! 1 de la astronomía c.ásica Samos.
en un principio totalmente distinto, según el En el presente apartado vamos a indicar
cual n... un astro (o centro del epiciclo) ha de que,
moverse sobre un círculo, pero ha de hacerlo (a) el heliocentrismo, incompatible con la
uniformemente en torno a ALGUN otro punto cosmología aristotélica, se inscribe en la línea
que no tiene por qué ser el centro del círculo cosmológica que se inicia con la escuela pitagóri-
sobre el que se mueven 29. ea y con las propuestas físico-cosmológicas de los
Debe tomarse en cuenta el siguiente detalle atomistas en el siglo -V; cosmologías que, como
técnico: el punto ecuante no es un punto fijo, sino bien es sabido, estuvieron relegadas a desempeñar
que el astrónomo calculista lo determina a conve- un papel secundario en el desarrollo de la ciencia
niencia, de forma tal que, desde el punto elegido, griega.
el movimiento del epiciclo que transporta al pla- (b) El heliocentrismo en Grecia, en conse-
neta resulte regular y uniforme. cuencia, fue un planteamiento marginal y no ejer-
Con lo cual queda claro el carácter ficciona- ció influencia directa en el desarrollo de la inves-
lista de la astronomía ptolemaica. No interesa la tigación astronómica.
realidad física de tal punto, no es posible señalar- Paralelamente al sólido desarrollo de la cos-
lo en el espacio; el astrónomo lo pone a voluntad; mología aristotélica, en Grecia se gestaron con-
interesa tan sólo que el cálculo de la órbita coinci- cepciones cosmológicas divergentes e incluso
da con las apariencias a fin de perfeccionar la incompatibles, que no ejercieron la poderosa
capacidad predictiva del modelo geométrico- influencia del Estagirita, pese a haber contenido
matemático. ingeniosas intuiciones, muchas de ellas de gran
Por otro lado, y éste será uno de los princi- similitud con la cosmología contemporánea. La
pales argumentos copernicanos, el recurso a este causa de esta marginalidad la podemos encontrar,
punto ecuante ha desvirtuado la connotación esté- fundamentalmente, en el divorcio de sus principa-
tica que tenía el principio de regularidad (axioma les conceptos respecto del sentido común, cuyo
NI! 1) en su forma inicial, trastornando la simpli- peso era determinante en una época que no había
cidad y elegancia del postulado con un afán mera- podido extender la penetración de los sentidos del
mente pragmático: el de salvar las apariencias. hombre ni en el microcosmos ni en el macrocos-
Sin embargo, es a todas luces evidente que Ptolo- mos, por lo que terminaban imponiéndose las
meo estaba dispuesto a pagar este precio, ya que intuiciones más razonables de acuerdo con las
la herramienta geométrica que poseía era capaz óptimas observaciones al alcance de la época.
de describir y calcular las órbitas más intrincadas lO, Con la aparición de los pitagóricos y de los
lo cual permitió lidiar con la Luna, cuya órbita atomistas en el siglo -V, se empieza a conformar
aun en nuestros días se resiste a una completa una tradición físico-cosmológica a la cual, desde
descripción, y con la mayoría de los planetas, el punto de vista sistemático, se le puede adscribir
obteniendo cálculos de considerable precisión la imagen heliocéntrica del universo.
para la época. En este sentido es bien conocida la posición
Todo esto. pese a la heterodoxia en materia geodinamista y pirocéntrica adoptada por Filolao.
doctrinal, llevó a la consagración de Ptolomeo Según el testimonio de Simplicio, Filolao, pitagóri-
como el gran astrónomo de la antigüedad, y con él, co connotado de mediados del siglo -V, concebiría a
al modelo geocéntrico-geostático, cuya vigencia se
extendió por toda Europa, después de haber pasado "La Tierra. moviéndose como uno de los astros e: 'roo al
por Arabia, hasta finales del renacimiento cuando centro, (la cual) produce el día y la noche, según la ;.»sicion
qu« se halla respecto al Sol ... Y dicen que el fuego central
fue finalmente destronado por el heliocentrismo. (Bestia - alw de Zeus), es la potencia demiúrgica, que desde
el centro, vivifica toda la Tierra y calienta su frigidez ...
Efectivamente, la parte dirigida al Sol, produce el día; la
1.3 Modelo heliocéntrico noche en cambio, es engendrada por la parte dirigida hacia el
cono de su sombra" ",
Señalábamos al inicio de la sección anterior
que, a partir del siglo -IV se bifurca la astronomía Aristóteles agrega el motivo que guía a esta
griega, dando origen, por un lado al geocentrismo reordenación del cosmos:
182 JORGE IIMENEZ

"También a muchos otros (los pitagóricos) les parecía que no liocéntrica de Heráclides y la heliocéntrica de
es necesario atribuir a la Tierra la posición central, conjetu- Aristarco, con lo cual no queremos decir que los
rando esta creencia no de los fenómenos, sino más bien de
los razonamientos. Pues creen que le corresponde al cuerpo
pitagóricos y atomistas postularan un modelo
más excelente ocupar el lugar más excelente; y que el fuego es astronómico de tipo heliocéntrico. Nuestro inte-
más excelente que la tierra ... " " (el subrayado es nuestro) rés es el de ubicar las fuentes filosóficas hipoté-
ticas que pudieron conformar el marco cosmoló-
De todo esto nos interesa destacar que gico en el cual es sistemáticamente posible inter-
Filolao, pretar el fundamento de la concepción heliocén-
(a) convierte a la Tierra en un astro más, trica del cosmos.
con movimiento de traslación en torno al fuego Revisemos a continuación algunos detalles
central y de rotación sobre su propio eje, despla- respecto de las particularidades de ambas intuicio-
zándola de su posición de centro inmóvil del uni- nes astronómicas.
verso. El antecesor inmediato de Aristarco fue
(b) Ante la objeción que se le formulaba al Heráclides de Ponto (-388, -315 aprox.).
movimiento de traslación terrestre, sugiere la Heráclides perteneció a la Academia platónica y
inconmensurabilidad del universo: si las estrellas escribió sobre astronomía y geometría, aunque
no presentaban una paralaje apreciable, ello se muy poco de ello se conserva. Tiene el mérito de
debía no a la inmovilidad de la Tierra, sino a que haber sido· el primer astrónomo, después de
a
la esfera estrellada se encuentra una distancia Filolao y posiblemente bajo su influencia, en
inconmensurable, al grado que la órbita de la sugerir un orden diferente del cosmos y una tesis
Tierra resulta insignificante respecto de la distan- a favor del movimiento terrestre. En particular, da
cia inmensa de las estrellas 33. una explicación alternativa al hecho NI! 1 de los
(e) La idea de un fuego central pudo haber- cielos y es tal vez el primero en considerar con
se constituido en una persuasiva sugerencia para seriedad el hecho NI!5.
que pensadores de una mentalidad más astronómi- Con respecto del hecho NI! 1, Heráclides
ea y menos mística asumieran el modelo helio- puntualizó que se observaría el mismo fenómeno,
céntrico del cosmos. o sea la rotación de la esfera estrellada cada 24
Por su parte, los atomistas Leucipo y horas, si la Tierra girara sobre su eje de oeste a
Dem6crito coadyuvaron a la conformación de esta este una vez al día. Además, se le atribuye la for-
imagen cosmológica con la formulación de .los mulación de un sistema mixto, precursor del
siguientes conceptos, heliocentrismo. Es así como, tomando en cuenta
(a) el concepto de espacio en tanto vacío e el hecho NI! 5, a saber, que Venus y Mercurio
infinito adquiere un carácter isotTópico, es decir, acompañan al Sol y que no se alejan de él más de
carente de espacios cualitativamente privilegia- 47 grados y 27 grados respectivamente en las
dos, jerárquicamente definidos, como en el caso máximas elongaciones, presenta, entonces, un
del cosmos aristotélico. modelo astronómico en el cual estos planetas
(b) La infinita multiplicidad de mundos, giran alrededor del Sol, y el Sol junto con el resto
formados aleatoriamente por los átomos que se de los planetas exteriores gira alrededor de la
mueven libremente en el vacío, posibilita conce- Tierra, la cual ocupa el centro del cosmos.
bir a la Tierra como un astro más entre tantos Estamos, en consecuencia, ante un sistema híbri-
otros. Sabemos que los atomistas postularon un do, del cual se ha dicho que fue el prototipo que
modelo geocéntrico del cosmos, pero nos parece adoptó Tycho Brahe en el siglo XVI.
que tal imagen no es coherente con estos plantea- En resumen, Heráclides presenta,
mientos físicos. Por el contrario, es de esperar que (a) un sistema que combina geocentrismo
de una concepción de un espacio isotTópicoe infi- con heliocentrismo; o sea un sistema de transición
nito se derive un modelo en el cual la Tierra no al heliocentrismo clásico;
ocupa un lugar privilegiado del cosmos, y se (b) la Tierra: posee un movimiento rotacio-
mueva libremente en el espacio al igual que los nal, pero no traslacional, ya que ocupa el centro
otros astros 34. del cosmos.
Este es, a nuestro entender, el marco cos- Aristarco de Samos (-320, -250), del cual se
mológico en que se puede inscribir, desde una dice que fue discípulo de Estratón de Lampsacos
perspectiva sistemática, la concepción semihe- (fl. -220) Ycontemporáneo de Arquímedes (-287,
GEOCENTRlSMO y HELIOCENTRISMO 183

-212), que tuvo una orientación pitagérica", y que (a) incompatibilidad manifiesta con la cos-
fue brillante matemático y geómetra, fue además mología aristotélica, que a la sazón era la domi-
el primer astrónomo en plantear un modelo de nante;
tipo heliocéntrico. Esta reordenación del cosmos (b) ausencia de una paralaje estelar visible,
la describió en su obra desaparecida, Hipótesis consecuencia necesaria que se desprende si se
Gráficas. Sin embargo se conservan algunos testi- afirma el movimiento de traslación celeste, como
monios que nos dan la seguridad de que Aristarco ya mencionamos anteriormente;
es el autor de esta teoría, Destacan entre ellos las (e) para responder a la objeción (b), se
aseveraciones de Arquímedes. En su obra El are - argumentaba que el universo era tan grande en
nario, nos dice, relación con la órbita de la Tierra, que una tal
paralaje no se podía registrar. Este argumento
"Aristarco de Samos publicó ciertas hipótesis de cuyos concebía, entonces, un universo de un tamaño
fundamentos resulta que el Universo sería mucho mayor por-
descomunal, para la imagen que se tenía en aque-
que supone que las estrellas fijas y el Sol están inmóviles, que
la Tierra gira alrededor de éste como centro y que la magnitud llos tiempos;
de la esfera de aquellas es tal que la circunferencia del círculo (d) el geodinamismo chocaba irremedia-
que supone descrito por la Tierra es a la distancia a las estre- blemente con el sentido común, ya que si la
llas fijas como el centro de la esfera es a la superficie ... " )6 Tierra estuviese en movimiento, todas las cosas
que reposan apaciblemente sobre su superficie
serían despedidas violentamente hacia el espacio
Es común acuerdo entre los historiadores de exterior. O tal movimiento generada una agita-
la ciencia 37 señalar que, tanto el sistema mixto de ción constante en el aire capaz de arrastrar a
Heráclides como el heliocéntrico de Aristarco, todos los objetos sobre la Tierra. Cosa ajena a la
desempeñaron un papel insignificante dentro del experiencia. Todo lo contrario, la experiencia
contexto de la ciencia griega. Prácticamente nadie diaria producía la sensación de que la Tierra
se hizo eco de estos modelos astronómicos, con la yacía quieta, estacionaria en el centro de la
heroica excepción de Seleuco (siglo -11),astróno- bóveda celeste;
mo caldeo, el cual, según Plutarco (48, 122), asu- (e) si el modelo de Aristarco proponía la
mió esta doctrina no como mera hipótesis sino traslación de la Tierra sobre una órbita circular
que la afirmé como verdad 38. Esto es un elemento alrededor del Sol, se veía en la imposibilidad de
llamativo, ya que pareciera sugerir que Aristarco explicar el hecho NQ6. Sin embargo, no nos es
planteaba su sistema desde el punto de vista pura- posible fundamentar esto último debido a la ya
mente instrumentalista, en tanto hipótesis de cál- señalada ausencia de sus obras astronómicas;
culo, lo que no nos es posible determinar con cer- (f) parece que Aristarco no se empeñó en
teza, debido a la ausencia de los textos originales desarrollar el contenido matemático que pudiese
del autor. Esta posibilidad podría verse favorecida haber convertido su modelo en una herramienta
por el hecho señalado de que esta época tiene, con poder predictivo. Por lo menos, no se conser-
como rasgo distintivo, una especial predilección va ningún testimonio que indique lo contrario 39.
por el instrumentalismo, como lo hacíamos ver en De tal manera que un sistema con todos los
la sección anterior. Sin embargo, creemos que la inconvenientes y limitaciones señaladas se veía
propuesta de Aristarco es de un rango superior: seriamente imposibilitado de alcanzar la acepta-
posee consecuencias cosmológicas que la hacen ción de un sector importante de los astrónomos
traspasar el estrecho umbral del mero expediente griegos. Condiciones objetivas insoslayables pro-
calculístico. No pareciera sensato trastocar por piciaron que el primer capítulo de heliocentrismo
completo el orden del cosmos para efectos de en la Grecia antigua, ocupara una posición efíme-
mejorar la predicción de los fenómenos celestes, ra y marginal. Debieron pasar muchos siglos para
más aún cuando no encontramos un testimonio que Copémico, tomando el heliocentrismo donde
que indique una matematización del heliocentris- lo dejó Aristarco, desarrollara su contenido mate-
mo de Aristarco. mático-geométrico, otorgándole así un estatus
Mencionemos las razones que justifican el científico radicalmente diferente del que cumplió
rechazo y marginalidad del heliocentrismo en la en la temprana formulación del connotado astró-
antigua Grecia: nomo de Samos.
184 JOROE JIMENEZ

Notas Bacca, Juan David. Op. cit., pp. 67 Y 103. Fragmento N° 12 de


Filolao. Poema 1.1 de Empédocles. .
10. Mondolfo, Rodolfo. Op. cit., p. 34.
1. Mosterín, Jesús. Historia de la Filosofla. Vol. 1.
11.. Los ~gmentos 10.1, 10.5, 11.1, 12.1 del poema
Alianza Editorial. Madrid, 1983, p. 130.
2. Benjamín Farrington , citando a Martin P. Nilsson, de Parmémdes sugieren una imagen del cosmos en la que los
astros están inscritos en anillos o esferas. Ver Parménides.
sostiene que la "astrología que consiste en la preparación de
Sobre la Naturaleza. Traducción, Introducción y Paráfrasis de
horóscopos Y que liga la suene de los individuos a los astros ...
Constantino Láscaris. Revista de Filosofía de la Universidad
'parece haber sido un producto de la ciencia alejandrina, y
de Costa Rica. Vol. xm. Núm. 36, pp. 30, 31, 32.
haber si~o desconocida en Egipto antes de que los griegos
macedoníos gobernaran el país". Véase Farrington, Benjamín. 12. Hanson, N. R. Op. cit., p. 34.
13. Ver Poema de Empédocles en García Bacca, O p .
Ciencia Griega. learia Editorial. Barcelona, 1979, p. 12.
cit. Fragmentos 1.17, 1.18, 1.26, 1.27, 1.28. Y Hanson, N. R.
Además, el tratado doctrinal más famoso de astrología el
Op. cit., p. 37.
"Tetrabilia", se le atribuye a Ptolomeo. '
14. Hanson, N. R. Op. cit., p. 36.
3. Platón. La República. Traductores: José Manuel
15. Platón, Op. cit., p. 170 Y ss.
Pabón y Manuel Fernández Galeano. Vol. 3, Libro VII.
16. Hanson, N. R. Op. cit., p. 51.
Clásicos Políticos. Centro de Estudios Constitucionales.
17. Ver: Hanson, N. R. Op. cit., p. 55 ss. Kuhn, Th.
Madrid, 1981, p. 30.
Op. cit., p. 93. Tatón, R. Op. cit., p. 265 ss.
4. Consultar: Coronado, Luis Guillerme. En torno a
18. Para una exposición detallada de los pormenores
la Revolución Astronómica. Comentario al Commentarilus de
de la astronomía aristotélica ver Hanson, N. R. Op. cit., p. 77
Copernico. Rev. de Filosofía de la Universidad de Costa Rica,
ss. Y Kuhn, Th. Op. cit., p. 116 ss.
XXIX (69), 23-33, 1991.
19. Hanson, N. R. Op. cit., pp. 92-93.
Tatón, René. Historia General de las Ciencias.
20. Hanson, N. R. Op. cit., p. 147 ss.
Traductor: Manuel Sacristán. Vol. l. Ediciones Destino.
21. Ver Figura N° 1.
Barcelona, 1971, p. 265.
22. Kuhn, Th. Op. cit., p. 108.
. Hanson, Norwood Russel. Constelaciones y
23. Ibid, p. 106.
Conjeturas. Traductor: Carlos Solís. Alianza Universidad.
24. Hanson, N. R. Op. cit., p. 113.
Madrid, 1978.
25. Es importante destacar que en la época de Hiparco
Kuhn, Thomas. La revolución copernicana. Traductor:
la ciencia alejandrina estaba dominada por figuras muy rele-
Doménec Bergadá. Ariel. Barcelona, 1985, p. 89.
vantes en el campo empírico de la astronomía. Científicos de
5. Tatón, René. Op. cit., p. 243.
~a talla de Eratóstenes, Posidonio y Arquímedes, realizaron
6. Ibid.
unportantes estimaciones de las distancias y tamaños planeta-
También en Mondolfo, Rodolfo. El pensamiento anti-
rios, de la dimensión del globo terrestre, tablas estelares, etc.,
guo. Traductor: Segundo A. Tri. Vol. 1. Editorial Losada.
empleando ingeniosos métodos de cálculo geométrico-mate-
Buenos Aires, 1974, pp. 68-69.
mático. Ello va a caracterizar a esta época como predominan-
7. En los fragmentos Sobre la Naturaleza, de Filolao,
temente empirista y pragmática, frente a las grandes elabora-
leemos:
ciones metafísicas y cosmológicas de la Grecia clásica.
1.2. Cinco son los cuerpos de la Esfera: los que se
26. Originalmente, la obra de Ptolomeo fue titulada
encuentran dentro de la esfera son Fuego, Agua, TIerra, Aire;
Mathematique Syntaxis; posteriormente, y en razón de la
el quinto es el remolque de la esfera.
En el poema de Empédocles se dice: •.... de todas las influencia que .ejerció entre los astrónomos de su tiempo, se le
agregó el término Megale.
cosas cuatro son las raíces: Fuego, Agua, Tierra y la altura
inmensa del éter .," Más adelante la Syntaxis Mathematique se difundió
entre los astrónomos árabes y ejerció perdurable influencia en
Véase Los Presocráticos. Traducción y notas de Juan
la ~storia de la astronomía. Cuando la obra se introdujo al
David Oarcía Bacca. Fondo de Cultura Económica de México.
continente, durante la edad media, se popularizó con el nom-
1984, pp. 67 Y 302.
bre árabe "Almagesto", que significa "el más grande".
8. Aristóteles expuso, a lo largo de su obra, tres teorías
27. Ptolomeo. El Almagesto. 1. 11. En Vera, Francisco.
al respecto. En una primera etapa, y muy infIuenciado por E I
Cientificos Griegos. Traductor: Antonio Ranz Romanillos.
Timeo, de Platén, planteó que las esferas celestes son animales
Vol. 2. Aguilar. Madrid, 1970.
divinos vivos, dotados de voluntad e inteligencia, y que se
28. Hanson, N. R. Op. cit., p. 148 ss.
mueven eternamente a sí mismos. En un segundo momento,
29. Ibid., p. 155.
expuso la teoría del motor inmóvil, la cual hemos citado en el
30. Ibid., p. 117 ss.
texto principal. Y en su tercera fase, es decir la que correspon-
31. Mondolfo, Rodolfo. Op. cit., p. 68. Lo agregado
de a la obra Del Cielo, propone una tesis de carácter mecani-
entre paréntesis y el subrayado es nuestro.
cista, a saber, que los eternos movimientos circulares de las
esferas celestes son naturales y dependen del material, el éter, 32. Ibid., p. 69.
que por naturaleza adopta el movimiento circular. Entonces ya 33. Ver Kuhn, Thomas. Op. cit., p. 72.
34. Rodolfo Mondolfo menciona que uno de los
no hace falta ni la teoría de los animales divinos, ni la del
aportes de importancia de Filolao fue el de establecer el con-
mo!,>r.inmóvil. Véase Mosterín, Op. cit. Vol 4, p.p. 237-238.
cepto de infinitud del universo •.... frente a la objeción que se
Es unportante agregar que, no obstante esta aclaración sobre la
le puso: que suponiendo que la tierra cumpliera una revolución
evolución del pensamiento aristotélico, el concepto que perdu-
en tomo al fuego central debía resultar un aspecto bien distinto
rará y el de mayor influencia en la escolástica será el del motor
del cielo estrellado al contemplarlo desde puntos diametral-
inmóvil.
9. al9np, es decir aerodinámico. Los primeros en acu- mente opuestos de la órbita celeste." A esta objeción como
ñar este término fueron Filolao y Empédocles. Véase García aparece en Aristóteles, De Coelo, 293, respondían los pitagóri-
GEOCENTRISMO y HELIOCENTRISMO 185

cos que "al no estar la tierra en el centro, sinó distante de todo Mosterín, Jesús. Op. cit. Vol. 5, p. 153 ss.
un hemisferio, no puede impedirse que los fenómenos se pre- 38. Koyré, Alexandre. Op. cit., p. 79. .
seritencomo se nos presentarfan a nosotros, que no estamos en 39. Fred Hoyle, haciendo uso de los números comple-
el centro de la tierra, aunque la tierra estuviese en el centro del jos, demuestra la equivalencia cinemática de que la Tierra sea
cosmos, pues ni aun en tal caso produce un efecto evidente el la que est~ fija y los cielos en movimiento, o viceversa.
medio diámetro del que distamos del centro ..." Mondolfo, Demuestra además, el camino racional que pudo haber segui-
Rodolfo. Op. cit., pp. 69-70. do hipolfticamente Aristarco para llegar a la formulación del
Es necesario destacar que Mondolfo usa aquí el térmi- sistema beliocéntríco, Con -la misma rigurosidad hace ver la
no infinito por el de inconmensurable, lo cual no nos parece superioridad aplastante del modelo ptolemaico en el campo
apropiado ya que si la distancia a las estrellas no es mensura- del cálculo matemático, frente a la debilidad del sistema de
ble eso no significa que sea infinita. Aristarco. Véase Hoyle, Fred. De Stonehenge a la
35. Ibid., Loc. cit. Cosmologia Contemporánea. Nicolás Copérnico. Traductor:
36: Arquímedes, El arenario. En Vera, Francisco. Luis González. Alianza Editorial. Madrid, 1986, p. 125 ss.
Op. cit., p. 205.
37. Ver:
Abetti, Giorggio. Historia de la Astronomia,
Traductor: Alejandro Rossi. Fondo de Cultura Económica.
México, 1983, p. 62.
Crombie, A. C. Historia de la Ciencia: De San
Agustfn a Galileo. Traductor: José Bemia. Vol. 1. Alianza Jorge Jiménez
Universidad. Madrid. 1974, p.p. 86-87. Farrington, B. Op. cit., Escuela de Filosofía
p. 203. Hanson, N. R. Op. cit., p. 107 ss. Universidad de Costa Rica
Koyré, Alexandre. Estudios de Historia del 2060 Ciudad Universitaria
Pensamiento Ciemlfico. Traductor: Encarnación Pérez Sedeño Rodrigo Facio
y Eduardo Bustos. Siglo XXI Editores. M~xico, 1984. Costa Rica

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