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Skyla Madi - Serie Consumed 02 - Too Consumed
Skyla Madi - Serie Consumed 02 - Too Consumed
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CRÉDITOS
MODERADORA
nElshIA
Traductoras
Agus901 Mir
Akanet Mokona
Axcia Nelly Vanessa
cereziito24 nElshIA
Eli25 Niki26
laurence15 Pachi15
Likeyp Rihano
Malu_12 Shari Bo
Mere sofia1809
3
Vettina
Correctoras
AriannysG gissyk
Bibliotecaria70 Nony_mo
flor212 Osma♡
Pachi15
Recopilación y Revisión
Pachi15
Diseño
Otravaga
ÍNDICE
SINOPSIS 14
1 15
2 16
3 17
4 18
5 19
6 20
7 21
8 22 4
9 23
10 24
11 EPILOGO
12 PRÓXIMO LIBRO
13 SOBRE LA AUTORA
Sinopsis
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1
Seth
A menos de una semana para las Vegas
Ella salta delante de mí, sus pechos elevándose un poco más alto cada vez
que se empuja fuera del suelo. Resulta que, Olivia es muy competitiva. Jackson
había apostado cien dólares a que no podía darme un golpe. Decidida a
demostrarle que se equivocaba, se coloca un par de guantes y sube al ring de
boxeo conmigo. Sus maravillosos ojos verdes se encienden hacia mí desde debajo
de sus espesas pestañas oscuras y sonríe alegremente antes de saltar hacia mí.
Rápidamente, doy un paso fuera del camino y toco su hombro. Ella se arroja hacia
mí y su cabello oscuro sigue su ejemplo, dando vueltas a su alrededor de manera
sexy antes de deslizarse a través de la parte superior de sus pechos. Arrastro mi
mirada de sus pechos a su cara. La expresión traviesa de Olivia, ahora, se 6
convirtió en frustración. Realmente pensó que esto iba a ser fácil... Jackson y Darryl
ríen en el banquillo, molestándola aún más.
—Me subestimaste. —Me río de ella, haciéndola sonreír de nuevo.
Dios, amo hacerla sonreír.
Se lanza hacia mí de nuevo, y la eludo, como la última vez y mantengo mis
puños en alto a pesar de que no tengo la intención de utilizarlos en ella.
—¿Estás huyendo de mí, Seth? —bromea, tratando de conseguir una
reacción de mí—. ¿Tienes miedo de que te lastime?
No puedo detener la risa que retumba en mi pecho.
—Estoy aterrorizado.
Arquea una ceja.
—Estoy aterrorizado de que te lastimes intentando lastimarme.
Olivia niega, entrecerrando los ojos. Se lanza hacia delante, enviando un
puño hacia mi sección media, pero muevo mis caderas hacia atrás y el puño no
conecta. Ahora me tiene en el pie de atrás y sonríe mientras salta hacia adelante.
Oigo a Jackson jurar por lo bajo, pero no estoy sudando. Él no va a perder un
centavo contra Olivia y si no tiene cuidado, va a hacerme venir con toda su fuerza
en el segundo en que estemos fuera de este ring. Envuelvo mis brazos alrededor
de ella, sujetándola de lado y sonrío hacia ella mientras su pequeño cuerpo lucha
contra mí.
Siento a mi polla sacudirse y trato de calmarme, manteniendo mis ojos en su
cara y no en los montículos voluptuosos que presionan firmemente contra mi
pecho. No sé cómo lo hace, pero cuando estoy con ella es como si fuera un
adolescente fuera de control que nunca antes ha tenido sexo con una chica.
—Esto no es justo —gruñe, dejando caer su cabeza contra mi pecho y
relajando su cuerpo.
Jackson tira de las gruesas cuerdas del ring, gritando y animando mientras
entierro mi nariz en su cabello y beso su cabeza.
—Tal vez, la próxima vez —le digo, dejándola ir.
—Tal vez. —Da un paso atrás y sostiene sus guantes hacia mí—. ¿Puedes
ayudarme a salir de esto?
Esas siete palabras incitan algo salvaje dentro de mí, y no tengo ni idea de
por qué. Todo se reduce al hecho de que ha pasado un tiempo desde que tuvimos
sexo, gracias a Darryl y sus reglas. No creo que pueda aguantar un minuto más
sin poner mis manos sobre ella... o en ella.
Deslizo mi lengua por mi labio inferior para humedecerlo y Olivia observa 7
de cerca. La repentina tonalidad rosada en sus mejillas no se me pasa de largo y sé
que ella me desea tanto como yo la deseo. Estiro la cinta en mis manos y las
desenvuelvo con facilidad mientras Jackson y Darryl dejan la sección de boxeo y
entran en la sala de entrenamiento, listos para iniciar el resto de mi sesión de
entrenamiento. Por el momento, no voy a entrar ahí. Estoy llevando a mi chica a
la ducha y voy a cuidar de ella. Miro a O y engancha su mirada con la mía
mientras saco sus guantes, liberando sus manos. Muerde su labio inferior con sus
dientes y se acerca unas pulgadas, mirándome a través de sus pestañas oscuras.
Está prácticamente rogándome que la tome.
Agarro su mano y la llevo hacia el borde del ring. Estiro las cuerdas,
abriéndolas, lo que le permite deslizarse a través de ellas con facilidad y la sigo de
cerca.
—Seth, ¿a dónde vas? —me llama Darryl después que le sonría por encima
de mi hombro.
—Estaré fuera un minuto.
Él jura por lo bajo.
—Puse reglas para ayudarte a ti, no a mí.
Olivia mira por encima del hombro a mí y yo asiento para que siga
caminando.
A pesar de la protesta de Darryl, la sigo a las duchas femeninas. En el
interior, entramos en una cabina y lo bloqueamos detrás de nosotros. Cuando
estamos solos en el gimnasio, nos bañamos en el abierto, pero cuando hay otras
personas alrededor nos duchamos en una de las cabinas, incluso si es solo Jackson
y Darryl quienes están afuera. Eso es lo que más me gusta de Olivia. Se respeta a
sí misma y a mí. Las chicas que tenía normalmente alrededor eran generalmente
rápidas en mostrar sus tetas a cualquiera que pasaba, pero no mi Olivia.
Ella es la primera en arrojar su ropa y observo de cerca cómo se saca su
sujetador deportivo sobre su cabeza, dejando al descubierto sus duros pezones
rosados. Necesito de toda mi fuerza para permanecer apoyado contra la pared y
no descender con avidez sobre ella, tomándola con fuerza, atrayendo sus picos en
mi boca. Mi mirada va desde sus pechos a sus caderas mientras sus dedos se
enroscan alrededor de sus diminutos shorts negros. Observo como los arrastra
por sus largas piernas. Mi mirada revolotea sobre su cuerpo, sin saber en qué
concentrarse primero. Disfruto de todo, cada uno de sus poros, cada uno de los
folículos de su cabello y pecas. Es mío.
Alcanza el grifo de agua fría y enciende la ducha. Todo su cuerpo se tensa
mientras se encuentra justo debajo de la corriente fría.
—¿Vas a tomar una ducha fría? —le pregunto, incapaz de contener una
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risita.
Se estremece, dejando a las corrientes frías correr por su cuerpo y haciendo
arder mi sangre.
—Bueno, sí, ¿de qué otra manera voy a aguantar el resto del día?
Piel de gallina erupciona sobre la superficie de su piel, convirtiendo a sus
pezones en guijarros. Listo para unirme a ella, bajo de un jalón mis pantalones e
inmediatamente veo sus ojos descendiendo por mi longitud. Estoy tan duro que
todo me duele, pero no trato de ocultárselo. Sus ojos atrapan a los míos cuando
alcanza el soporte de la ducha y le da un codazo, volviéndola al grado extra frío.
No tiene sentido para mí tener una ducha ahora, cuando salga voy a tener
que empezar la otra mitad del entrenamiento, pero quiero complacerla,
satisfacerla, antes de que se vaya de aquí hoy. A paso lento me acerco a ella e
incluso por encima del ruido de la ducha oigo el aliento en su garganta. Tiembla
ligeramente cuando llego a su alrededor, colocando poco a poco la ducha en
caliente y más caliente, hasta que el vapor comienza a llenar la cabina a nuestro
alrededor. La deseo caliente y nerviosa. Quiero que me suplique que la folle y
hacerla venir. Me apoyo muy cerca, presionando cada centímetro de mi cuerpo
contra el suyo hasta que presiona su espalda firmemente contra el cemento frío.
Bajo mi boca a su cuello, lamiéndola lentamente.
—Por favor, Seth —gime en mi oído.
Jodido infierno.
De nuevo la miro a los ojos y descanso mi frente contra la suya. Corrientes
de agua sobre nuestras cabezas se deslizan por la piel y fluyen fuera de los
ángulos de nuestras caras. Sus iris verdes me queman desde debajo de sus
pestañas oscuras y me están pidiendo que la devore mientras sus manos se
deslizan por las crestas de mis brazos y sobre mis hombros antes de parar
alrededor de mi cuello. Lentamente, mueve su boca hacia la mía y cuando me
presiona contra sus labios flexibles y rosados, lo pierdo. Necesito tenerla y no hay
reglas que vayan a detenerme. Fuerzo mi lengua entre sus labios y
voluntariamente abre su boca. Arrastra sus dedos por mi cabello, apretándome
con más fuerza contra ella y deslizo mis manos por la curva de sus caderas,
agarrando su culo desnudo. Gime en mi boca mientras engancha un delicioso
muslo alrededor de mi cadera. Mi pene presiona ansiosamente contra su coño
caliente y resbaladizo y ahora no hay manera de que me detenga.
—Hazlo —jadea contra mis labios, flexionando sus caderas hacia mí—. Por
favor, hazlo.
―¿Lo quieres? —le pregunto, sonriendo—. ¿Me quieres sentir dentro de ti?
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—Sí —respira, capturando mi labio entre sus dientes—. Ahora.
Me agacho y me posiciono justo donde quiero estar y entro despacio,
sabiendo que si voy demasiado rápido todo esto habrá terminado antes de que
comience. Se siente tan bien, más allá del bien y un bajo gutural gemido se libera
de mi garganta. Siento que las paredes de su coño suave aprietan la punta de mi
polla y esta late en respuesta. Ha pasado demasiado tiempo desde que la he
tomado.
—¿Seth? —Una voz profunda familiar hace eco por toda la habitación y
Olivia libera mi labio mientras su cuerpo se pone rígido.
Cierro los ojos por un momento, rogándole a Dios, o quien coño este
escuchando, que haga desaparecer a Darryl.
—Hay un promotor de la MMAC aquí. Quiere hablar con el dueño y el
gerente del gimnasio sobre la publicidad —llama Darryl por encima del rugido de
la ducha y Olivia se muerde el labio inferior conteniendo una risita mientras una
tonalidad rosa destella a través de sus mejillas—. Así que ustedes dos animales
tienen que ponerse algo de ropa y salir aquí.
Con una exhalación fuerte alcanzo el grifo, girando el de agua caliente fuera
y sumergiéndonos a ambos en agua fría. El agua se conecta con mi cuerpo, y
Olivia y yo saltamos, presionándonos a nosotros mismos con más fuerza contra lo
demás mientras el agua lleva nuestra caliente sesión por el desagüe, llevando mi
erección con ella. Bueno, fue divertido mientras duró. Una amplia sonrisa se extiende
sobre los labios de Olivia y sus manos se disparan para cubrirla mientras risitas
brotan de ella. Supongo que vamos a tener que esperar.
***
***
27
3
Seth
DE: OLIVIA. HORA: 8:00 a.m.
Hecho. En mi camino a casa para ayudar a mamá. Te llamaré más
tarde.
Te quiero. xx
***
Abro los ojos y miro soñoliento alrededor de mi habitación. En medio de
vueltas en la cama, no pude dormir mucho. Ayer por la noche y casi todas las
noches, estuve plagado de imágenes de Olivia que me disuadieron de su sueño.
Para gran alegría de mi cerebro, esta noche en mis sueños, estaba desnuda,
desesperada y rogando por mí. Cuando me fui de su casa ayer, no podía quitarme
la mirada de ella en esa pequeña camisa y diminutos pantalones cortos por no
mencionar el hecho de que no llevaba ropa interior. Ahí voy, torturándome a mí
mismo de nuevo.
Me quejo, tirando de mis mantas. No me he sentido tan nervioso desde la
noche en que ella quería que la tome en su sofá y me negué. Balanceo mis piernas
sobre el borde de la cama y me empujo, pasando mis manos sobre mi cara. Doy
un paseo hacia el cuarto de baño porque la única cosa que va a ayudar a la
cuestión de “abombamiento” que tengo en mis pantalones es una ducha fría.
Dejo caer mis pantalones y abro la puerta de la ducha. Enciendo el grifo de
agua fría, dando un paso fuera del camino de la corriente fría. A medida que el
agua fría se estrella contra las baldosas del suelo y las salpicaduras en mi piel,
decido que un poco de calor no estaría de más... o al menos yo pensaba que no lo
haría. Mientras más caliente el agua se volvía, más duro me puse, y mientras más
duro me puse, más apretado me pongo.
Alcanzo el gel de baño y aprieto en grandes cantidades hacia mi mano.
Ignoro mi polla que se adentra con tanta ansiedad frente a mí y empiezo hacer 31
espuma de jabón por cada centímetro de mi cuerpo, dejando a propósito mi
longitud para el final. Cuando no tengo ninguna otra opción, excepto lavarla, rizo
mi mano alrededor del eje, lavando tan rápidamente como puedo sin causarme
demasiado dolor. Casi me salí con la mía también, hasta que mi dedo índice se
desliza sobre la cabeza más sensible, el envío de un perno abrumador de la
excitación a través de mí. Sin pensarlo dos veces, me agarro la punta de mi polla y
apretó firmemente. Un suspiro pesado deja mis labios y siento que mis ojos se
convierten en un medio con tapa. Empiezo despacio, casi en un paso embromador
y descanso mi mano libre pesadamente contra el cristal.
—Mierda... —me quejo, mi voz apenas un susurro.
Sé que no debería molestarme y sé muy bien que si voy más rápido que no
hay manera que vaya a parar. Imágenes de Olivia vienen en mi mente mientras
mis manos suben y bajan por mi pene, aumentando la velocidad. Casi de
inmediato me afilo al borde de orgasmo, pero antes de que caiga otra vez, arranco
mi mano, apretando los ojos cerrados mientras mis pelotas amenazan con
explotar. No puedo romper la regla de Darryl... y si voy a romperla, no voy a
perderlo solo masturbándose en mi ducha. No cuando tengo Olivia, quien me
quiere tan desesperadamente como yo la quiero.
Familiares pensamientos inmorales de Olivia filtran a través de mi mente al
pensar en su nombre. Pienso en lo de ayer y lo mucho que me quería en el baño y
lo cerca que estuve de llenarla por completo. Mi mano se retuerce hacia mi polla,
pero antes de tocar, muerdo la bala y pego con la mano el agua caliente del grifo,
empapándome a mí mismo en agua fría. Aprieto los dientes contra la temperatura
de congelación y cuando estoy seguro de que mi erección no va a volver, cierro el
agua y salgo de la ducha. Cojo una toalla y rápidamente seco mi cuerpo antes de
envolverlo en las caderas.
Mi piel está todavía húmeda cuando me marcho a través de mi habitación y
me pongo una camiseta blanca y un par de pantalones cortos, tirando la toalla a
un lado. Echo un vistazo por encima del hombro hacia el reloj en la pared. Mierda.
¿Cuánto tiempo estuve ahí?
Estoy llegando tarde y no creo que pueda manejar los tablones de cinco
minutos como un castigo hoy. Darryl me hace hacerlos siempre que llego tarde y
no importa quién seas, duelen condenadamente. Me deslizo en un par de
calcetines de tobillo y arranco fuera de la habitación.
Camino por mi cocina, moviéndome a la nevera y reclamando un yogur
desde el interior. Paso el banco, llego a través y agarro una barra de granola y
nueces de la cesta de frutas. No me gusta entrenar con el estómago vacío. Arranco
la tapa del yogur y lo bebo, vertiendo el yogur griego en mi garganta. La 32
nutricionista de la MMAC asignada le daría un ataque si supiera lo poco de
comida que estoy consumiendo esta mañana y el hecho de que todavía tengo que
tomar uno de sus batidos de proteínas.
Cuando llego a la puerta principal, me deslizo en mis zapatos, camino a otro
lado, y cierro la puerta detrás de mí.
El camino al gimnasio pasa rápidamente y me estaciono torpemente en un
espacio. Estoy seguro de que mis ruedas se han pasado un poco de lado de la
línea, pero no me molesto rectificarlo, no mientras estoy ocupado mirando el
cartel gigante de mí atornillado en la parte superior del gimnasio. Es mucho más
grande de lo que esperaba...
Esto es real.
Esto está sucediendo.
Mierda.
Exhalo y cierro los ojos. Soy un luchador pro MMAC con enormes vallas
publicitarias de mí mismo extendido por toda América... Me lo merezco. Luché
mi culo para que esto suceda, así que, ¿por qué todo este deporte de repente se
siente tan nuevo para mí? Abro los ojos y miro la valla. Nunca he sido el tipo de
persona que se ama a sí mismo, a pesar de lo que otros puedan decir acerca de mí,
y mirando a mi imagen, en topless con mis puños, todo grabado y sucio, me hace
temblar. No quiero volver a hacer una sesión de fotos de nuevo. Nunca me he
sentido más femenina en mi vida que ese día. Una sesión es más que suficiente.
Ellos mejor reutilizan esa misma foto durante el resto de mi carrera.
Me deslizo del coche y cierro la puerta, presionando los botones sobre mis
llaves para cerrarlo. Voy hacia el gimnasio, todavía cansado, incluso después de
mi ducha. Odio saltarme el desayuno. Necesito carne, necesito huevos y necesito
un millón de otras cosas para mantenerme corriendo todo el día. Dejo de pensar
en lo que siento ahora, tendré suerte de llegar al almuerzo.
Al acercarme a la puerta, me doy cuenta de tres hombres vestidos con
monos de colores brillantes instalando nuestro nuevo sistema de seguridad y
cámaras. Olivia luchó un poco sobre las cámaras. Ella insistió en que eran
innecesarios, y lo eran, hasta que la tienda de comestibles en el camino fue
robada.
Extiendo la mano para empujar la puerta del gimnasio abierto, pero un
zumbido en mi bolsillo me obliga a retirar mi mano y recupero mi celular de mi
bolsillo. El nombre de Jackson aparece en la pantalla y pienso en contestarla. Sin
duda, va a morderme el culo porque estoy atrasado. Golpeo a responder y lo llevo
a mi oído.
—Estoy aquí —le digo. 33
—Hola, hombre. —Jackson se aclara la garganta, haciendo caso omiso de mi
saludo—. No voy a llegar al gimnasio hoy. Selena y yo tuvimos une pelea porque
casi le doy un puñetazo a su padre en la boca.
Una risa retumba en mi pecho.
—¿Casi le diste un puñetazo a su padre?
Gruñe.
—Deberías conocer el tipo de mierda. Es un hombre de mierda y la trata
como una mierda. No es de extrañar que ella tenga tantos problemas.
No hago comentarios. Nunca he pasado tiempo a solas con Selena. No sé si
ella tiene alguna profunda cuestión el infierno, ni siquiera conozco su color
favorito. Sin embargo, sé que le gusta sentirse bonita y beber mucho.
—De todos modos, hermano, ¿estás listo para ayudarme a mudarme?
—Uh… —Mierda. Me olvidé que le pregunté a Jackson si quería mudarse
tres semanas atrás. He estado tan ocupado que se me olvidó.
—Sí —miento, fingiendo que no me olvidé—. Todo listo.
—Genial. Voy a buscar a Selena. Ella se ha escapado y no contesta su
teléfono. Hablo contigo más tarde.
Cuelga y deslizo mi teléfono en mi bolsillo. No tengo ni idea de cómo
Jackson y Selena van a funcionar si ya le quiere pegar a su padre. Pensándolo
bien, no puedo creer que Jackson incluso accedió a reunirse con su padre. Tal vez
está convirtiendo tan atado como aparentemente yo lo estoy. Mis pensamientos
van a Rick, el padre de Olivia. Le gustaba, pero no fue así al principio. Aunque
parecía todo feliz delante de Olivia, cuando ella se marchó me miró, exigiendo
“mantén tus ojos en la cara y no... en todas partes”. Una vez le dije a Rick que no iba a
hacerle daño y él decidió creerme, las cosas estaban bien. Él era el único con quien
hablé acerca de casarme con Olivia... Nunca había estado tan asustado o ansioso
en mi vida, pero me dio su bendición y eso es todo lo que importa.
Empujo a través de las puertas y entro al gimnasio. El extraño olor que
generalmente noto primero está enmascarado por almendra o lavanda una
especie de aroma femenino. Olivia ha estado tratando “de refrescar” el gimnasio
durante semanas y este olor definitivamente no funciona para mí. Exploro la
habitación. En el rincón más alejado del ring de boxeo, Darryl está tomando una
llamada telefónica, y no parece demasiado contento, mis compañeros de pelea
están estirando en la colchoneta junto a él. Lo tienen fácil hoy. No creo que lo
tenga en mí para golpear a alguien. Echo un vistazo alrededor del resto del
gimnasio, dos hombres regordetes pasean perezosamente sobre las cintas de
correr y una mujer se va con fuerza hacia fuera en la elíptica. Frunzo el ceño,
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confundido por qué Olivia no está aquí. Quiero verla antes del entrenamiento...
Me siento estúpido solo pensando que, no somos inseparables... Es que... no sé.
Supongo que eso es lo que se siente estar enamorado. Necesitas ver a esa persona
cada día, cada segundo. Si no lo haces, sientes una especie de vacío... un poco
incompleto.
Maldito Jesucristo ¡Escúchate! Sueno como un maricón... pero es la verdad. Me
siento incompleto... o por lo menos lo hago hasta que mi mirada se posa sobre un
par de muslos desnudos que fluyen sin cesar con diminutos pantalones cortos
negros mientras se inclina sobre una máquina de remo. Es ella y estoy dispuesto a
apostar mi sueldo pro temporada completa sobre el mismo. La he visto desde este
ángulo demasiados tiempos gloriosos para no estar seguro.
De repente contento con cómo mi mañana está resultando, me dirijo más
cerca, mis ojos están enfocándose en el pequeño espacio entre sus muslos. Una y
otra vez tengo que recordarme a mí mismo que estamos en público. Mis dedos se
crispan, desesperados por actuar en su propio acuerdo entre sus piernas y muslos.
En su lugar, descanso mi mano en la parte baja de su espalda. Su piel es suave y
caliente debajo de mi palma y siento su cuerpo ponerse rígido mientras gira
lentamente su cabeza. Cuando hace contacto visual conmigo, sus ojos verdes
brillan y se endereza antes de lanzar sus brazos alrededor de mi cuello.
—¡Me has asustado! —dice, apretándose contra mí.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y se aparta, pero no la dejó ir.
—¿Has visto el cartel?
Pongo mi frente sobre la suya.
—Lo hice…. ¿No tienen más pequeños?
Frunce el ceño y se ríe.
—Estoy segura que tienen, pero ordené el más grande.
—Por supuesto que sí.
Sus labios se rizan en una sonrisa satisfecha burlona.
—¿Está avergonzado, Sr. Marc?
—¿Parezco avergonzado? Lo siento, iba por humilde.
—No tienes nada de qué avergonzarte. —Se encoge de hombros—. Creo que
es sexy.
—Bueno, creo que los pantalones son sexy y considero inadecuado para el
lugar de trabajo. —Pone los ojos en blanco y las palmas de mis manos encuentran
su camino por la espalda, deteniéndose en su culo firme—. Tu culo es un peligro.
Se ríe de mí, cogiendo su labio inferior entre sus dientes mientras sus manos 35
agarran mis manos, arrastrándolos hasta descansar sobre sus caderas.
—Hay momentos y lugares para todo.
—Estoy de acuerdo. —Bajo mi boca a su oído y la siento tensarse en mi
contra—. Nunca lo he hecho en un gimnasio.
—Seth, la gente está mirando.
Mis labios se tuercen hacia arriba en el sonido de su voz sin aliento.
—Déjalos.
Me retiro, deslizando mis manos por el contorno de su cuerpo perfecto,
antes de deslizarlos al lado de su cuello. Sus ojos son pesados, sus labios
rechonchos separados para dejar salir un aliento lento, controlado y se nota
ligeramente sus dientes, tan impecables y blancos.
—¿Olivia?
Una voz masculina ronca me llama la atención a la puerta y veo con cautela
ya que un tipo alto, delgado y sobreexcitado mira hacia nosotros. Siento la mirada
de arrastre de Olivia de mi cara a la suya y ella da un paso atrás. Dejo caer mis
manos a mis costados y observo con curiosidad mientras él tira de Olivia en un
abrazo. No es un abrazo sórdido, en cambio se asemeja a la clase de abrazo que
un hermano daría una hermana, pero el brillo en sus ojos es inquietante.
—Brad, este es mi novio, Seth. Seth, este es Brad. Es un amigo de mi
hermano —dice a toda prisa, después le pone al corriente y el da sus condolencias
por Rick.
Brad chasquea los dedos por la parte frontal de su cabello de cobre antes de
extender la misma mano hacia mí. Echo un vistazo a él brevemente antes de
poner mi mano en la suya.
—¿Tú eres el chico del cartel en el frente?
Lucho el impulso de encogerme, tomando mi mano hacia atrás. Debería estar
orgulloso de ello, no avergonzado.
—Sí.
—Genial, hermano, eso es admirable. ¿Qué tan duro golpeas?
Me encojo de hombros.
—Entra en el ring y te mostraré.
Brad ríe nerviosamente y pasa a mi lado, apoyando una mano en mi brazo.
—Paso, gracias. Quizá la próxima vez —dice Brad.
Analizo su rostro mientras vuelve su atención a Olivia, mirándome
torpemente un par de pocas veces, gruesas cejas pobladas, nariz delgada y ojos de 36
color verde amarillo brillante... sus rasgos felinos me desconciertan.
—De todos modos, estoy explorando para un nuevo gimnasio y pensé que
iba a entrar aquí y darle una oportunidad. Me gusta el ambiente y la gente. —
Chasquea sus cejas hacia Olivia—. Tal vez me quedaré por aquí.
Cruzo los brazos y Olivia se inclina hacia mí, riendo como si dijo algo
gracioso. No he oído nada remotamente divertido venir de sus finos labios. ¿Me
estoy perdiendo algún tipo de broma personal?
—Ven, te mostraré el gimnasio. —Olivia engancha su codo alrededor del de
Brad y me mira por encima del hombro—. Voy a hablar contigo pronto —dice,
con la voz rota con una risita—. Llegas tarde y Darryl está molesto.
Observo mientras camina con Brad alrededor del gimnasio, riendo y
ruborizándose cuando señala equipos y puertas. De vez en cuando, sus ojos
revolotean a mí antes de volver a su conversación. Me molesta más de lo que
debería. Nunca he sentido celos antes de que empezara a interesarme por Olivia.
No me pongo celoso. Soy el tipo de persona independiente, que golpea y
renuncia… o al menos yo solía ser. No me gusta la forma en que los celos me
afectan. Odio la cólera suscita el hecho de que me dan ganas de tirar Olivia en el
suelo y tomarla delante de todo el mundo solo para hacer una declaración.
Exhalo. Sueno como un maldito psicópata... y lo soy cuando se trata de ella.
—Seth —grita Darryl. Desliza su teléfono en el bolsillo—. Llegas tarde.
¡Camisa, guantes, vamos!
De mala gana, me voy hacia el ring de boxeo y tiro mi camisa sobre mi
cabeza. Mantengo mi cabeza hacia abajo y me concentro en envolver mis manos
correctamente en lugar de ver obsesivamente a Olivia y Brad alrededor del
gimnasio.
Darryl trae mis guantes y casco. Tomo mis guantes, pero ignoro el otro
elemento en la mano.
—No estas con aficionados más, Seth, tienes que llevar tu equipo. No puedes
permitirte el lujo de salir lastimado en el entrenamiento. Por no hablar de que
tienes entrevistas y conferencias de prensa que vienen.
—No quiero el casco. Él no me va a tocar.
Darryl deja caer el casco con un suspiro.
—Eres demasiado arrogante para tu propio bien.
No puedo evitar la sonrisa en mis labios. Me gusta Darryl, sobre todo
porque me recuerda a mi padre. Bueno, la comparación no es exacta. Hay una
gran diferencia entre mi papá y Darryl. Darryl me dice lo orgulloso que está de mí
en una base regular. Papá, sin embargo, solo lo ha dicho dos veces. Una vez,
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cuando tenía seis años y me fui al dentista por primera vez y la segunda vez en su
lecho de muerte “Estoy orgulloso de tu determinación, pero no estoy orgulloso de tus
decisiones”. He tomado algunas decisiones bastante malas. Antes de que mamá se
fuera de las pistas, bebía demasiado, me divertí demasiado y me acosté con
demasiadas chicas. No tengo razones para ello. Al crecer, mi vida en el hogar era
perfecta, bueno, casi perfecta.
Maddi, mi hermana, era la “niña de oro”. Mis padres hicieron lo imposible
para ella. Maddi siempre había querido ser abogada como mamá y mis padres
(siendo demasiado en exceso) la nutrían tanto como pudieran. Cuando me
preguntaron qué quería ser, mi respuesta siempre era diferente. Una semana era
un piloto de carreras. El siguiente, combatiente de una jaula. Demonios, incluso
creo que les dije que quería ser un jefe de la mafia en un punto. Mi punto es que
nunca fui tratado igual a mi hermana. Cuando le dije a papá acerca de mis planes
para ser un luchador profesional de MMA, no quería hasta que me fui en un largo
discurso acerca de la disciplina y determinación. Cuando vio lo serio y
apasionado que era, aceptó ser parte de ella. Estudió mucho y arduamente el arte
de la MMA y acabó conociendo más que yo, enseñándome cosas que no sabía.
Rápidamente, papá y yo nos volvimos cercanos y era como que los últimos
diecisiete años de nuestra relación tensa no existían.
Me encantó. Me encantó verle sonreírme, con los ojos brillantes de orgullo.
Lamentablemente, nuestra relación fácil fue de corta duración. El ser cirujano y
tener que lidiar con la muerte con regularidad, mi padre asistió a sesiones de
terapia habitual. Una noche, me invitó a ir con él. Quería que viera lo que tenía
que lidiar, lo decidido y apasionado que estaba por su trabajo, teniendo en cuenta
que nunca habló sobre el trabajo fuera de sus sesiones de terapia.
—Es muy estresante —decía siempre cuando le preguntaba.
La oficina estaba cerca de hora de cierre... y papá y yo estábamos sentados
en la sala de espera. No había recepcionista, aparentemente típico para ese
momento de la noche, así que me envió a buscar Mason. Di un paseo alrededor de
la práctica antes de entrar en su oficina. No me arrepiento de muchas cosas en mi
vida, porque en el momento que las hice, quería exactamente hacerlas, pero me
arrepiento de los acontecimientos que siguieron.
Los acontecimientos que siguieron al entrar en el despacho de Mason
destruyeron cualquier relación que había construido con mi padre. No culpo a la
esposa de Mason, a pesar de que debería haber sido un poco más respetuosa con
su matrimonio, solo me culpo a mí mismo. Era joven, cachondo, y estúpido. Tan
jodidamente estúpido.
Mis pulmones se queman cuando no puedo respirar y me encorvo, soplando
aire de mis mejillas. ¿Qué carajos? Me enderezo y mi compañero, Dave, me mira.
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Parece casi asustado que me tocó. Joder, sabe por qué, es al menos tres veces mi
tamaño.
—Buen golpe —gimo, pasando mis manos sobre mi cara.
Tengo que despertar.
—Prestes atención —dice Darryl desde la barrera—. Mantén tus manos en
alto.
Cierro a mis puños y aflojo mi postura. Él no va a conseguir otro golpe en
mí. Eso te lo garantizo.
49
4
Olivia
Me detengo junto a la pequeña tienda de comestibles cerca del gimnasio y
me siento en mi coche durante unos largos segundos porque no tenía ni idea de lo
que Seth tendría en su nevera... comprar más de lo mismo tendría sentido. Con un
profundo suspiro, abro la puerta, arrastrándome del asiento, y la cierro detrás de
mí. Estoy feliz de estar aquí por mi cuenta. La última vez que fui a una tienda de
comestibles con Seth y su nutricionista, Mina, te juro que casi tengo una crisis
nerviosa. Las miradas que recibía de ella, cada vez que sugería algo no “orgánico”
eran ridículas. Parece que la dieta de un luchador es muy estricta. ¿Sabías que hay
diferentes tipos de hidratos de carbono y de grasas? Yo no. Afortunadamente, a
Selena no le importaba si algo era orgánico o cultivado exclusivamente con
productos químicos. Ella no era de las personas que se preocupaban por lo que
metía en su cuerpo y, sin embargo, su cuerpo seguía siendo perfecto.
50
Mis pensamientos de alimentos saludables y cuerpos perfectos me distraen
hasta que estoy de pie frente a la sección Deli de la tienda.
―Veintinueve ―dice una mujer en voz alta, llamando mi atención y miro
hacia abajo, al número de mi mano.
Oh, esa soy yo. Doy un paso hacia adelante, le entrego el boleto, y ordeno
unos muslos de pollo y unas costillas de cordero. Todo está cubierto por una
gruesa capa de salsa barbacoa ahumada y me hace la boca agua. Mi boca no es la
única cosa necesitada con humedad... Todavía no soy capaz de librarme de la manera
caliente que sentí cuando la boca de Seth envolvía mi pezón... su lengua se deslizaba
con la presión perfecta sobre mi pico duro, enviando una gran cantidad de hormigueo
electrificado entre mis piernas...
―¿Olivia?
Mis ojos se disparan abiertos. Todavía estoy en la tienda, de pie al lado de la
sección del congelador con una pequeña cesta llena de artículos... artículos que no
recuerdo haber cogido porque estaba demasiado atrapada en la forma en que Seth
me manejaba. Y cuando él me tiró del cabello con tanta firmeza, Oh mi Di…
―¿Olivia? ―dice de nuevo la voz familiar.
Giro alrededor sobre mis talones y reconozco de inmediato el rostro juvenil
de Blade y sus ojos brillantes. Una gruesa sensación de incomodidad retuerce mi
estómago y estoy casi segura de que es odio. Creo que estoy enojada de solo
mirarlo...
―¿Blade?
Se ajusta su negra camiseta y da un paso adelante tirando de mí y de la cesta
que interfería entre nuestros cuerpo.
―¿Cómo estás? ―pregunta cuando me libera.
No he visto a Blade desde el funeral de mi padre. Él estaba tan inusualmente
calmado sobre Seth y yo estando enamorados.
―Estoy bien, gracias. ¿Cómo estás tú?
Realmente no me importa como esté, no como antes de conocer a Seth. Sólo
le pregunto por cortesía y porque no quería hacer una escena.
―Estoy bien. ―Sus ojos me beben, mirando mis pantalones cortos negros,
de cerca―. Te ves bien.
Cambio mi cesta, dejándola caer sutilmente ocultando mis piernas desnudas.
Blade me ha visto desnuda demasiadas veces para sentirme insegura frente a él,
pero no quiero que me mire de esa manera nunca más. No soy suya. Sólo hay un
par de ojos que deseo deslizándose sobre mi piel y son de color marrón, con 51
hermosos ríos de miel dorado, no azules.
―¿Cómo está Seth? ¿Todavía te está tratando bien?
Puedo oír la esperanza en su voz y eso me hace sentir descontenta. ¿Cómo se
atreve?
―Como una princesa ―le contesto, forzando una sonrisa falsa solo para
llegar a él.
Blade se acerca unas pulgadas y doy un paso hacia atrás hasta que la piel de
mis hombros presiona contra el frío vidrio de la nevera.
Baja la voz, sonriendo incómodamente.
―He estado pensando mucho en ti últimamente... Te echo de menos.
Aprieta la mano contra el cristal al lado de mi cabeza y si me yo empujo más
fuerte en la nevera, voy a traspasarla.
―Blade, no.
―No estoy haciendo nada, sólo quiero hablar. ―Su sentencia termina con
una pequeña exhalación y recojo aroma a vodka... o algo parecido.
―¿Estás borracho? ―Él no parecía borracho. Sus ojos estaban alerta y su piel
libre de sudor pegajoso.
―Tomé un poco, pero no estoy borracho.
Doy un paso de distancia.
― Adiós. ―Él se desliza en frente de mí.
―Sólo quiero hablar, Olly.
Aprieto los dientes. Odio ese apodo.
―No tenemos nada de qué hablar. En lo que a mí respecta, somos
desconocidos.
Sus cejas se levantan y da un paso hacia atrás, pasándose la mano por la
cara. No tengo que preguntar para saber que lo he cabreado.
―¿Extraños? Estuvimos juntos durante seis años, éramos lo primero para el
otro, y conocimos a la familia del otro, ¿pero ahora somos desconocidos? ¿Qué
diablos te pasó?
―No soy yo, nunca he sido yo. Fuiste tú. Te hiciste esto a ti mismo, y noticia
de última hora, he seguido adelante. Amo a alguien más. Si me ves caminando
por ahí, no me hables. Somos desconocidos ahora, no por mí, y no es incluso a
causa de Seth. Es por tu culpa.
Empujo más allá de él, pero antes de tomar distancia, me dirijo a él.
―A la luz de todo esto, sin embargo, creo que tengo que darte las gracias... 52
―¿Por qué? ―gruñe, con la cabeza rompiendo en mi dirección.
―Si no fuera por ti, yo nunca habría tenido la oportunidad de conocer a
Seth... así que gracias.
Estrecha sus ojos azules en mí y el miedo que solían provocarme deja de
existir. Le he vencido y ya no me afecta. Mi sistema es inmune a él.
―Eres tan agradable ―dice inexpresivo, casi gruñendo.
Me giro de nuevo y marcho hacia la caja sin comprobar dos veces el
contenido de mi cesta. No debería estar tan enojado. Él sabe cómo va el dicho, “la
tratas bien o alguien más lo hará”, y eso es exactamente lo que pasó.
***
***
Las casas son borrosas a mí alrededor, mientras hecho un vistazo por encima
de mi antebrazo y por la ventana. No presto atención a cualquiera de ellas, o al
menos no lo hago hasta que las casas familiares en la calle de Seth giran en mi
visión. Ha pasado un tiempo desde que estuve en la casa de Seth y la idea de estar
tan junto a él con una cama cercana es emocionante. Seth exigió que tomásemos
su coche y dejásemos el mío en el gimnasio. Independientemente de mi protesta,
hice lo que él quería. Ya sabes, lo de siempre.
A medida que nos deslizamos a la calzada de Seth, veo en el frente a un
enorme camión en movimiento.
―¿Él ya está aquí? ―Estoy haciendo un mohín. Pensé que Seth y yo
podríamos tener un tiempo a solas antes de que apareciera nadie. ¿Sabes lo
frustrante que es tener a alguien como Seth a tu alrededor todo el tiempo pero no
poder tocarlo? Todo lo que quiero hacer es tocarlo, infierno, incluso lamerlo, pero
no puedo, no ayer, no hoy, y probablemente no mañana, tampoco.
―Eso parece. ―Seth me mira de reojo y se ríe entre dientes―. Está bien,
tenemos toda la eternidad para hacer otras cosas.
Siento que mis ojos se amplían una fracción mientras un inquebrantable
Seth explora el camino delante de nosotros. ¿Acaso siquiera sabe lo que dijo?
Eternidad.
Él quiere estar conmigo para siempre... Me encanta Seth y realmente no
puedo imaginar mi vida sin él, y él me ama también, Dios sabe que él lo dice
bastante, pero no sabía que en realidad estuviese pensando en un para siempre...
¿Él es incluso capaz de un para siempre?
Seth apaga el motor y se desliza del auto. Está a mi lado antes de que
consiga abrir mi puerta y me lanza una sonrisa de confianza, pero un poco
cansado. Eso es lo que más me gusta de Seth. Él es un caballero, bueno, casi. Es el
tipo de caballero que te abre las puertas y luego te da una palmada firmemente en
el culo al pasar, con una sonrisa de disculpa plasmada en su rostro. 57
Me deslizo del coche y él cierra la puerta detrás de mí. Los dedos de Seth se
entrelazan con los míos y me tira a su lado todo el camino hasta la puerta
principal. Gira el mango y entramos en la casa. Cajas bordean el pasillo y llenan la
sala de estar. Me detengo cuando escucho una risa venir de atrás de una torre alta
de cartón.
―Llegué temprano, hermano ―dice en voz alta Jackson―. Moví todas las
cajas por mí mismo... y, uh, podrías querer darnos unos minutos.
Inclino mi cabeza para mirar alrededor de una caja, pero no puedo localizar
su posición exacta. Cuando escucho un gemido silencioso, me enderezó de golpe.
Oh. Necesitan unos minutos porque están haciendo eso.
―Eso es genial. Voy a tomar una ducha, de todos modos. ―Con un
encogimiento de hombros, Seth me jala dentro de la cocina, por las escaleras, y a
su habitación. Me siento mejor, una vez dentro. La última cosa que quiero ver son
las partes de Selena o Jackson. ¿No tienen algo de vergüenza? Primero mi sofá y ahora
esto... Dios mío. Nunca tendría sexo en cualquier lugar que haya una oportunidad
de que me atrapen. De ninguna manera en el infierno.
―Así que tienes eso para mirar hacia adelante ahora ―le digo.
Seth pasea dentro del baño y lo sigo. Me apoyo en la viga de madera de la
puerta cuando llego a ella.
―No es nada nuevo. Jackson y yo hemos vivido juntos antes... la mierda que
he visto. ―Seth niega con la cabeza antes de que tire de su camiseta blanca por
encima. Mi mirada se mueve rápidamente sobre su duro pecho, siguiendo el
fuerte flujo de músculos hasta su forma 'V'. Espero que sus manos se enrollen en
sus pantalones cortos y tiren de ellos hacia abajo, pero cuando no lo hacen, miro
de nuevo a su cara.
―¿Qué has visto? ―pregunto, fingiendo que no estaba comiéndomelo con
los ojos.
―¿Selena no ha dicho nada?
Estoy realmente empezando a pensar quien es su mejor amiga aquí. ¿Por
qué Seth sabe todo y yo estoy aprendiendo cosas de segunda mano a través de él?
Niego con la cabeza.
―Jackson es una persona muy... difícil de complacer. ―Frunzo el ceño y
Seth continúa―. Sexualmente.
―Oh.
―Sí, él está en ciertas cosas. El sexo público, tener el control, juguetes.
―¿Juguetes? 58
—Él los llama los juguetes, yo los llamo las armas de tortura.
Siento mi cara estrujarse.
―¿Y Selena... a ella le gusta ese tipo de cosas?
Observo mientras Seth abre la puerta de la ducha y gira rápidamente el
agua. Cuando él da un paso atrás, sus dedos se enroscan alrededor de sus
pantalones cortos y los empuja hacia debajo de sus piernas. Mis ojos se mueven
sobre él, admirando cada línea, cada forma y cada sombra. Ser tan perfecto
debería ser ilegal y ¿el castigo? Cincuenta latigazos de lengua a cada perfecto
montículo de músculos... ¿Qué diablos está mal conmigo? Renuentemente, arrastro
mis ojos de nuevo a su cara.
―No lo sé, no le he preguntado personalmente, no me importa acerca de su
vida sexual. Estoy, sin embargo, extremadamente interesado en la nuestra. ―Sus
labios se tuercen―. ¿Estás uniéndote a mí o solo vas a seguir fingiendo que no me
estás malditamente follándome con los ojos?
Mi boca se abre y una ráfaga de aire ofendido cae.
―No estoy follándote con los ojos, estoy admirando tu físico. De nada.
Pone los ojos y se para más cerca. Sin querer contengo la respiración
mientras su dedo índice se engancha en el cuello de mi camiseta y me tira dentro
del baño, cerrando y bloqueando la puerta detrás de mí. Trago fuerte mientras sus
manos ásperas se deslizan debajo de mi camiseta y suben por el contorno de mi
cuerpo. Levanto mis manos para ayudarle a conseguir mi camiseta fuera mientras
el cuarto se llena rápidamente con vapor.
Sus manos ásperas rozan a través de la piel a lo largo de mi cintura y
enganchan mi sostén.
―La regla de ver pero no tocar ya no se aplica a nosotros. ―Él sonríe.
―Así parece.
Siento mi sujetador aflojarse y mis senos se vuelve más pesado mientras mis
pechos se soportan a sí mismos. Saco mi sujetador por mis brazos y lo dejo caer al
suelo, mientras los dedos de Seth serpentean en mi cabellera para soltar mis
cabellos de su lazo. Cuando ha terminado, deslizo mis pantalones cortos a lo largo
de mis piernas y salgo de ellos. Miro a Seth y sus ojos se oscurecen. Un bochorno
barre a través de mí, encendiendo un fuego debajo de mi piel. Pulsa y se
intensifica, ardiendo sin descanso y se niega a asentarse. No quiero que se
detenga y hay solo una sola cosa que puede detener el incendio desgarrándome y
está justo en frente de mí.
Seth abre la puerta de la ducha para mí y me deslizo dentro,
inmediatamente sumergiéndome en la corriente caliente. Doy un paso fuera del
camino cuando Seth entra para que pueda tener algo de agua. Observo mientras
59
inclina su cabeza hacia abajo, dejando que la corriente se estrelle en su cabeza y
hombros y fluya a lo largo de su cuerpo glorioso.
―¿Puedo tener algo de jabón? ―pregunta.
Agarro la botella de gel de baño colocada en el estante superior y se la
extiendo. Él no la toma.
―Pon un poco en tus manos.
Haciendo lo que él dice, aprieto una gran cantidad en mi mano y regreso la
botella a su lugar. Seth se para fuera del agua, con los ojos todavía cerrados
mientras pequeñas gotas corren a través de sus párpados. Sin decir una palabra,
me acerco a él, cubriendo su pecho con una fina capa de jabón. No puedo oír su
respiración pesada bajo el choque del flujo de agua, pero puedo ver sus labios
entreabiertos, y bajo mis manos su pecho moviéndose a un ritmo lento y
profundo. Masajeo su gran y amplio pecho con las yemas de mis dedos antes de
aplanar la palma de mi mano y moverme más bajo hacia su seductor estómago.
Atrapo la esquina de mi labio inferior entre mis dientes mientras trazo los surcos
poco profundos entre cada músculo y mi cuerpo se vuelve más caliente cada
segundo que mi piel permanece en la suya.
―He echado de menos tus manos... ―murmura mientras se desploma sobre
sí mismo, completamente relajado bajo mi tacto.
Mis manos siguen deambulando sobre él, arrastrándose entre elevaciones de
músculos y hasta sus largos brazos. No estoy segura de cuánto tiempo lo lavo...
minutos.
Horas.
Días.
Quién sabe. Lo que sí sé, sin embargo, es que me siento completamente en
paz aquí con él.
Gotas de agua se deslizan sobre su boca y brillan como cristales, mientras
reflejan la luz. Las gotas se arrastran juntas, continuando su viaje por su barbilla,
y serpentean a través de su garganta, más allá de sus clavículas... Tengo que poner
mi boca en esas clavículas.
―Dime, Olivia... ―La forma en que habla envía vibraciones a través de mi
torrente sanguíneo y directamente entre las piernas. Miro su cara, él me está
observando de cerca―. ¿Te tocaste a ti misma cuando no podías tenerme?
Nunca dejo que mi vista vacilé de la suya y espero pacientemente a que
sonría, o lo que sea para decirme que está bromeando. No ocurre nada. Sus ojos
permanecen en los míos, a la espera de una respuesta honesta. Ignoro su gran
60
amigo apuntando hacia mí y me centró exclusivamente en su cara.
―Sí. ―O al menos lo intenté. Nunca llegué muy lejos, porque quería que él
me tocara. Traté de imaginar mis manos como las suyas, pero simplemente no
eran lo suficientemente gruesas... o lo suficientemente ásperas. Sus labios se
curvan ligeramente y da un paso adelante.
―Eres traviesa. ―Él se ríe oscuramente―. Muéstrame.
Trago fuerte.
―¿Mostrarte qué? ―pregunto, haciéndome la tonta.
Sé exactamente lo que quiere que le muestre, solo estoy comprándome más
tiempo para aclarar mi mente.
―Muéstrame cómo te tocas cuando estás pensando en mí.
Doy un paso hacia atrás y las mejillas de mi trasero desnudo se presionan
contra el cristal.
―No puedo.
Tocarme a mí misma es algo que sólo he hecho en privado y compartir eso
con alguien más parece... extraño. Él se mueve lentamente más cerca y agarra mi
muñeca. Jadeó mientras empuja mi mano entre mis muslos y mueve lentamente
mis dedos contra mi carne suave, bajo su guía. Casi al instante, me doy cuenta del
aumento en mi respiración y mi excitación calibrando la punta sobre el borde.
Seth trae su boca a la mía y su aliento cálido se estrella con mi cara.
―Quiero que tú lo hagas ―le digo mientras deslizo mi mano de la suya,
haciendo que sus duros dedos se presionen firmemente contra mi clítoris.
Es exactamente lo que quiero, rugoso y grueso. La simple idea de sus dedos
tocándome causa que mi aliento se desestabilice y mis rodillas casi se doblen.
Presiono las palmas de las manos contra el vidrio, manteniendo mis ojos en Seth.
Él se inclina cerca, y flexionó mis caderas contra su mano.
―No voy a frotarte ―afirma―. Pero voy a probarte.
Su lengua se mueve rápidamente y corre a través de la base del lóbulo de mi
oreja antes de trazar sensualmente a lo largo de mi mandíbula. Mi sangre arde
mientras mi piel entera se eriza. Pongo mi cabeza hacia un lado, dándole más piel
que lamer mientras él se desliza, mordiendo y chupando. Su fuerte brazo rodea
mi cintura mientras su boca se desplaza sobre mi clavícula, por mi pecho, y sobre
uno de mis pezones. Trato de cavar mis dedos en el cristal, pero terminan
curvándose en mis puños en cambio, mientras mi cabeza cae hacia atrás. Mi
pecho es pesado, lleno de vapor, pero no es la única razón por la que estoy
respirando tan profundamente.
61
Rastrillo mis dientes sobre mi labio inferior mientras su mano se desliza
suavemente entre mis piernas, rozando lentamente. Mantener mis caderas quietas
es imposible, pero me las arreglo para balancearlas a un ritmo lento, casi
inexistente. He querido que me toque por tanto tiempo y ahora que está
sucediendo, no quiero que termine, no todavía. Cierro los ojos mientras su boca
me acaricia por encima del ombligo, a través de mi cadera y hasta mi muslo. Un
ligero gemido se desliza de mis labios mientras su mano se curva alrededor de mi
rodilla y la engancha sobre su hombro. Abro los ojos y miro hacia abajo. Él está
mirando con pasión hacia mí, sus ojos reducidos a la mitad en ranuras lujuriosas.
Seth abre su boca y mis ojos se hacen más pesados mientras él sensualmente
desliza su lengua directamente sobre mi centro.
―Ohhh... ―me quejo, dejando caer mi cabeza hacia atrás contra el cristal―.
Seth...
La sensación áspera de su vello facial me hace cosquillas en todas partes,
obligando a la sensación a construirse rápidamente. Mis dedos se deslizan a
través de mis propias caderas y dentro de su cabello, instándolo más duro en mí.
Sus dientes se mueven a mi clítoris, mordiendo y pellizcando. Tiró de su cabello
un poco demasiado rudo, haciéndole gemir y lo siento vibrar en cada centímetro
de mi cuerpo excitado. Deslizando una mano de su cabello, la guío entre mis
muslos y siento el borde de sus labios presionado ansiosamente contra mi piel
suave. Mueve su boca ligeramente, permitiéndome sentir su lengua apuntalarse
dentro y fuera de mí.
―Santa mierda... ―me quejo de nuevo.
Mis piernas empiezan a temblar cuando mi orgasmo se construye
rápidamente, y mientras está a punto de golpear sobre el borde, Seth se desliza
desde debajo de mi pierna y agarra mi mano, forzando nuestros dedos sobre mi
clítoris. Él presiona todo su cuerpo contra el mío, forzando la espalda con fuerza
contra el cristal. Su boca se estrella contra la mía, absorbiendo todos mis jadeos
mientras nuestros dedos frotan rápidamente mi carne sensible, enviando ondas
eléctricas de placer a través de mí. Me sacudo hacia adelante, los gemidos
sonando dentro de mi pecho mientras saboreo mi propia excitación en la lengua
de Seth. Su boca no remite hasta que mis piernas tiemblan incontrolablemente y
mis gemidos se han reducido a profundas respiraciones lentas. Él succiona mi
labio inferior entre los suyos y desliza sus manos por mis costados y alrededor de
mi espalda, tirando fuertemente contra él.
―Te vas a frotar tú misma para mí la próxima vez.
Nunca he visto a Seth tan exigente sexualmente antes y es emocionante.
Estoy lista para venirme otra vez. Asiento con la cabeza, presionando mi boca en 62
la suya saboreándome por segunda vez.
Él se aparta y planta un beso suave en mi nariz.
―Vamos a salir y ayudar a Jackson a desempaquetar.
―Espera. ¿Qué hay de ti? ―Hago un gesto a su evidente excitación y él
sonríe, alejándose de mí y bajo el chorro de la ducha antes de apagar el agua
caliente. Sus músculos se tensan mientras el agua fría corre por encima de su
cuerpo, llevando su erección con ella.
―¿No quieres tener relaciones sexuales? ―pregunto, confundida y
decepcionada.
Quiero tener sexo con él. Ahora.
―Quiero tener sexo, pero no en la ducha y no cuando hay gente en la planta
baja. Cuando te tome de nuevo, quiero que seas libre para ser tan ruidosa como
quieras, y confía en mí, cuando llegue ese momento, serás ruidosa.
Apaga la ducha y lo sigo. Mientras nos detenemos sobre la alfombra de
baño, me entrega una toalla y la froto sobre mi cuerpo, secando cada gota y
envolviéndola alrededor de mi pecho.
Me apoyo en la ducha y veo a Seth secarse con la toalla. Él corre la toalla por
su brazo y sobre su negro tatuaje, un tatuaje que aún no tengo ninguna idea de lo
que representa, pero seguro que es hermoso. No es tribal, eso lo sé con seguridad,
pero los remolinos y patrones te llevan a creer que lo es. Mientras más de cerca lo
miro, más afilados y enojados parecen los patrones, pero a medida que pasan por
encima del hombro, las curvas se vuelven más sutiles y tranquilas. Mi mirada se
reduce al que corre a través de su cadera. “Si puedes lograrlo a través de la noche, hay
un día más brillante”.
Recuerdo la primera vez que lo vi. Fue la primera vez que vi a Seth pelear y
ganar.
―¿Cuándo conseguiste ese? ―pregunto de la nada.
Seth mira hacia abajo y luego se vuelve a arrastrar la toalla por su cabello.
―Cuando tenía dieciséis años.
Lo miré boquiabierta.
―¿Dieciséis?
―Sí. Pasé por un pequeño período oscuro... ―Él se ríe―. Y pensé que era
genial.
63
Cambio mi peso sobre la otra pierna.
―¿Te arrepientes?
―No. Nunca conseguiría un tatuaje que iba a terminar lamentando. Todos
ellos significan algo para mí.
―¿Todos ellos? ¿Incluso ese? ―pregunto, señalando con la cabeza hacia su
hombro.
Él mira su hombro.
―Sobre todo ese.
Arqueo una ceja y él suspira mientras envuelve la toalla en sus caderas.
―Probablemente vas a pensar que es estúpido.
―Esta tatuado en tu piel por lo que obviamente significa mucho para ti y no
voy a pensar que algo que significa tanto es estúpido.
―Comencé mi tatuaje del hombro cuando tenía diecisiete años. ―Él señala
su bíceps superior y no hago ningún comentario sobre lo absurdo que es que
adolescente menor de edad se haga un tatuaje―. Un día, mi padre y yo tuvimos
una gran pelea acerca de la responsabilidad, o la falta de ella. Me enfurecí y
siendo el idiota rencoroso que soy, fui y conseguí un tatuaje. Al principio,
realmente no significaba nada, solo un montón de líneas de enojo... Me sentaría en
la silla sin decir una palabra y el hombre tatuaría algo en mí, siguiendo
estrictamente mi silencio. ―Su dedo sigue el tatuaje hasta en su hombro―. Con el
tiempo, empezamos a hablar y comencé a abrirme a él acerca de mi padre y como
él no se sorprendía de cualquier decisión que he tomado, incluso si era una buena.
El chico del tatuaje, Declan, era jodidamente brillante. Me ayudó a atravesar un
montón de cosas.
Mi mirada sigue el dedo de Seth mientras traza su tatuaje y luego lo veo. Lo
del bíceps es un pájaro... solo sentado con las alas en sus lados, no se puede ver
claramente, está hecho de formas y remolinos, no líneas concretas. Mientras el
tatuaje progresa, hay otra ave que se extiende por encima del hombro y en el
pecho, las alas extendidas y lleno de confianza. Ahora que los veo, no puedo dejar
de verlos. Son tan claros como el día y no puedo creer que no los haya visto antes.
―Cuando mi papá murió, tenía el tatuaje terminado. ―Su dedo acaricia el
pájaro confiado―. Puede ser que sea una cosa de mierda que decir, pero creo que
soy una persona más feliz por ello.
Él me da una sonrisa tensa y deja caer sus manos para ajustar su toalla.
―No puedo creer que no me diera cuenta que las aves antes de... ―le digo,
cambiando de tema. Sé cómo a Seth no le gusta quedarse en temas sobre su padre
por mucho tiempo, no sin enojarse, de todos modos. 64
―Eso es todo el punto. Sé que están ahí y lo que significan, pero para todos
los demás, solo soy un idiota con un tatuaje tribal. Justo como a mí me gusta.
Me río, paseando cerca.
―Tienes un montón de secretos ocultos, ¿no es así?
―Experiencias, sí. Secretos, no.
Sus brazos me rodean y el aroma fresco y limpio de su piel se filtra por mis
fosas nasales. Presiono mi lengua contra el paladar de mi boca para evitar
lamerlo.
―Vamos. Vamos a ayudar a Jackson y luego a comer.
***
***
***
***
—¡Rueda sobre él, aléjate de sus piernas! —ordena Darryl y sigo sus
instrucciones, rodando mis caderas y saliendo de la sumisión de Jackson. Me
empujo fuera, mi pecho quemando con fuerza. Procedente principalmente del
boxeo, mi trabajo de campo no es demasiado grandioso y necesita mucho de mí
cuando estoy abajo. Mi objetivo principal en cualquier pelea es mantenerme de
pie, ser rápido y nunca darle la espalda al oponente. Entiendo que una vez que
estás en el suelo es difícil defenderte cuando están en la parte superior y recibes
un puñetazo en la cara, pero la última cosa que debes hacer es rodar y darle la
espalda. Los estrangulamientos de brazos en posición de pie apestaban
malditamente y tuve que golpear ligeramente hacia fuera como una perra en 78
cuestión de segundos. Por desgracia para mí, mi primer rival era el campeón
mundial de lucha libre, Junior Moset, conocido por su juego de tierra asesino y
sumisiones duras en el centro.
—Bien —exhala Darryl, poniendo su cronómetro abajo y pisando la
colchoneta.
Transformamos una de las salas de entrenamiento en una habitación privada
para mí, con mis propias jaulas y esteras de entrenamiento. El MMAC tenía
problemas con la forma en que me entrenaban y preferían que siguiera algunos de
sus métodos, esteras, cuerdas, guantes, todo.
—Ahora te voy a mostrar cómo prevenir un estrangulamientos en posición
de pie —dice, sentado en la estera. Asiente hacia Jackson y este se desliza detrás
de Darryl—. La mayoría de las estrangulaciones en pie vendrán desde detrás.
Se mueve hacia atrás y Jackson envuelve sus piernas alrededor de la cintura
de Darryl, tratando de retenerlo en el pecho.
—Lo que no queremos es que tu oponente te conecte sus manos, ya que no
pasará mucho tiempo para que envuelva el brazo alrededor de tu cuello. Mientras
una mano trata de ir sobre el hombro y la otra debajo del brazo opuesto, empuja
los hombros hacia arriba y mantén la cabeza abajo. Después, agarra la de la parte
superior y reprime la segunda para que no tenga movilidad. Cuando lo hagas,
muévete a un lado con un gancho inferior y pon la parte posterior de su cabeza en
el suelo.
Observo mientras Darryl juega con Jackson.
—A medida que esto sucede, le sueltas el brazo y se lo retuerces hasta que
sus hombros y caderas estén firmes en el suelo. A medida que te zafas y todo
buen luchador hará eso, tu oponente tratará de rodar a la parte superior. Cuando
lo haga… —Darryl se deslizó desde debajo de su oponente, estableciendo un
medio protector—. Ve por un medio protector o por un protector completo,
mantenlo lejos con las piernas, y trabaja en conseguir levantarte de nuevo sobre
tus pies.
Darryl salta sobre sus pies.
—Pruébalo.
Me dejo caer a una posición sentada sobre la estera mientras Jackson
envuelve sus piernas alrededor de mi cintura. A medida que sus manos entran en
torno para ahogarme por detrás, agarro su brazo, haciéndole una abrazadera
abajo y conduciéndome a mí mismo a un lado. Sigo las órdenes de Darryl paso a
paso hasta que estoy sobre mi espalda y mantengo a mi oponente lejos con mis
pies.
79
—Genial —grita Darryl—. Uno poco más de técnicas y espero que podamos
perfeccionar el trabajo de piso antes de la pelea.
Me levanto sobre mis pies y Darryl me da una palmada en la espalda
cuando Jackson me entrega una botella de agua. Me sonríe, una sonrisa sincera, y
supongo que él y Selena lo hicieron anoche. Se habían ido antes de que yo me
levantara esta mañana. Me paseo a las ventanas y aprieto el botón para poder ver
hacia fuera del gimnasio. Estamos muy bien hoy, especialmente tan temprano en
la mañana. Las clases ya comenzaron, tenemos boxeadores, corredores, ciclistas y
remeros, todos haciendo lo suyo. Es bueno ver que el gimnasio de Rick próspera
sin él. Estaría muy orgulloso si estuviera aquí con nosotros ahora. El sentimiento
de felicidad elevada que tengo en la boca del estómago cae al momento en que lo
veo dar un paso a través de la puerta. Mi mirada recorre su calva cabeza y cara de
mala muerte.
—¿Qué diablos? —juro, dejando caer mi botella de agua al suelo y abriendo
mi puerta.
Oigo a Jackson y a Darryl maldecir y decir mi nombre, pero no me detengo.
De ninguna manera puedo ignorar a ese pedazo de mierda caminando alrededor
de mi gimnasio.
—¡Don! —le grito, llamando la atención de unos asistentes de gimnasia.
Él y sus dos chicos se vuelven ligeramente y todos me sonríen. Aprieto los
puños. Puedo tomarlos a todos, en estos momentos.
—Bien, bien, Sr. Peleador Profesional. Cuánto tiempo sin verte. —Aprieto
los dientes junto con el sonido de la voz de Don.
—Seth, no lo hagas —me dice Jackson—. Deja que otra persona lo enfrente.
No le hago caso. Don es mi problema, no el de alguien más. Se dirige a las
escaleras de la oficina también y no hay forma de que lo deje a tres metros de
Olivia. Marcho directo a él, deslizándome entre él y las escaleras. Todo mi cuerpo
se tensa y está listo para ir. Don se ve igual con su cabeza calva y un rostro
anguloso con una mandíbula de cristal. Lo sé porque casi se la destrozo la última
vez que peleamos. Estuve a punto de romperle el brazo, también.
—Pensé en venir y echar un vistazo al gimnasio que prepara a mi luchador
favorito en Portland. —Su sonrisa se ensancha—. Esa es una linda cartelera
poderosa la que tienes fuera, también.
Jackson se ríe.
—¿Linda cartelera? Jesucristo.
80
La expresión divertida de Don no decae.
—¿Qué quieres, Don? —interviene Darryl, pero no quito mis ojos del idiota
calvo delante de mí.
—Quiero hablar con la gerente. Mis amigos y yo estamos buscando un
nuevo lugar para entrenar. —Se vuelve hacia sus amigos—. ¿Cuál era su nombre?
Cara bonita, grande ojos verdes y un estante asesino... —Mira de nuevo a mí con
un clic de sus dedos—. Olivia, sí, eso es todo. Es la gerente, ¿no?
Empiezo a ir adelante, pero Jackson se desliza delante de mí, apenas
presionando sus manos contra mi pecho.
—No lo hagas.
—Trabajaste muy duro, Seth —añade Darryl.
Don se endereza su camiseta gris y sonríe con ironía.
—¿No es linda?
Intenta dar un paso a mí alrededor, pero mis brazos se disparan y empujo
hacia atrás. Con un gruñido se lanza hacia adelante, pero Darryl lo agarra, lo que
le obliga a dar unos pocos pasos hacia atrás, hacia sus amigos. Los talones de
Jackson están cavados en el suelo, con los hombros presionados contra mí
mientras lucha para mantenerme detrás de Don.
—¿Seth? —Oigo su voz antes de ver sus ojos verdes asomarse hacia mí
desde alrededor de mi cintura—. ¿Qué está pasando?
Jackson da unos pasos, sabiendo que nunca quitaría a Olivia para llegar a
Don. Echo un vistazo hacia ella y hay una expresión de preocupación en su rostro.
—Ahí está la chica a la que quería ver —se ríe Don, lamiéndose los labios.
Darryl da un paso atrás, pero mantiene su posición entre Don y yo. La cara
de Olivia se cae y alza las cejas juntas. Poco a poco, se da la vuelta y cuando lo ve,
tiene los hombros cuadrados.
—¿Qué estás haciendo aquí?
Él da un paso más y Darryl no se mueve.
—Vine a explorar un nuevo gimnasio. Buen comité de bienvenida el que
tienes aquí. ¿Tratas a todos los potenciales clientes así?
—No eres bienvenido aquí.
Doy un paso más cerca de ella, presionando mi frente contra su espalda y
plantando mi mano en su cadera como apoyo.
Don asiente despacio, claramente enojado. ¿Qué esperaba? ¿Pensó que en
serio le abriríamos nuestras puertas? 81
—Ya veo cómo es.
—Fuera de aquí, Don —demanda Darryl, doblando los dedos a los lados.
Don se pasa la mano por la calva.
—Está bien. —Mira a Olivia directamente a los ojos—. Hablaré contigo
cuando tus perros no estén alrededor.
Doy un paso alrededor de Olivia, mi pecho retumba de ira. No sé lo que
pasó después. Hay un montón de gente gritando y agarrándome y todo lo que
veo es la cara de Don a través de una neblina roja. Hay demasiadas manos sobre
mí para contarlas y sé que más personas llegaron para impedir que rompa a Don
en mil pedazos. Don está indeciso ante el gimnasio, cruzo como una exhalación,
haciendo caso omiso de todas las miradas de miedo. Me dirijo directamente a mi
sala de entrenamiento, oyendo unas pequeñas pisadas golpear el suelo detrás de
mí. Él me saca de quicio y odio saber que me merezco todo esto. Todo lo que está
haciéndome a mí y a Olivia es mi culpa. Ni siquiera puedo recordar el nombre de
su novia... que es lo que realmente está mal. Siempre le echaba la culpa de lo
ocurrido. Siempre me decía a mí mismo que fue ella la que le fue infiel, no yo, lo
cual es verdadero, en cierto modo. Quiero decir, estoy seguro como la mierda que
no la forcé a tener sexo conmigo. Les puedo asegurar que decidió eso sola. Me
siento como una mierda por eso ahora, porque no puedo evitar preguntarme si la
chica que tomé de Don era su Olivia. ¿Y si era con la que quería pasar el resto de
su vida, pero resultó serle infiel? No voy a llamarla puta ni cualquiera porque,
bueno, ¿qué dice eso de mí? No fue culpa suya, no del todo.
De todos modos, al diablo con eso. Don me ha hecho demasiada mierda para
que sienta pena por él ahora, sin embargo y cada vez que veo su cara, no puedo
dejar de pensar en sus intenciones con Olivia. Moriría antes de dejar su
desconcertante mirada descansar en su perfección ¡y tiene el maldito carácter de
mostrarse aquí para hablar con ella!
Agarro una bolsa de cincuenta kilos de boxeo del piso y la tiro, necesitando
desesperadamente algo para que me lleve al borde. Quiero pelear y quiero pelear
ahora. Me paseo por la habitación, ni una vez mirando a Olivia, quien se aleja de
la puerta y se abre camino lentamente hacia mí.
Siento su tensión rodar fuera en olas y cuando por fin levanto mis ojos a su
cara, puedo ver que está tratando desesperadamente de ocultarlo. Mi corazón late
más rápidamente en mi pecho, enviando mi adrenalina y mi ira a través de mis
venas. Hay dolor allí también, un dolor que está tratando desesperadamente de
cortar el aire a mis pulmones. Respiro rápida y profundamente por la nariz para
evitar realmente desmayarme.
—Estaba tan cerca de tirar todo por la borda —le digo—. Un golpe es todo lo 82
que hubiera tomado y estaba dispuesto a hacerlo. —Niego—. ¿Por qué me
afectará tan fácilmente?
—Don es irritante... hace que todos quieran darle una patada, es
simplemente lo que es.
No puedo evitar la contracción que tira de mis labios.
—Pensé que si le ganaba, se iría.
—Es una cucaracha. Nunca va a desaparecer —dice Darryl, rascándose la
parte superior de su oscuro cabello. No me di cuenta que estaba detrás de
Olivia—. Probablemente estará justo detrás de ti por el resto de tu vida y tienes
que lidiar con eso, no con los puños, sino con tu cerebro.
Jackson eslinga casualmente su brazo alrededor de un muñeco y dice:
—Tienes lo que quiere y no va a parar hasta estar más alto que tú, el
problema es que nunca estará más alto que tú.
—¿Qué quieres que haga?
Olivia se encoge de hombros, su cabello largo y oscuro se expande aún más
sobre sus hombros.
—Es muy sencillo. No le hagas caso y vete. A una persona como Don no le
gusta ser ignorado. Anhela la emoción de la atención. No se la des.
El dolor en mi pecho se embota, disminuyendo mi enojo también. No creo
haber tenido mucho apoyo en mi vida. Se siente bien.
—Está bien. —Respiro—. Estoy en los pros ahora... tengo que pensar en mi
carrera.
Darryl aplaude, por lo que el cronómetro en torno a su cuello se sacude.
—Ahora que estás ordenado, tenemos que hacer el entrenamiento. Ataques,
entremos en ellos.
***
***
***
107
8
Olivia
A menos de cuatro días para Las Vegas
***
***
Dejo el gimnasio enfurruñada. La cosa buena sobre ser tu propio jefe es que
puedes irte cuando quieras. Aunque no creo que Seth lo aprecie mucho, o quizás
estará aliviado que me haya ido.
Estaciono en la entrada de mi mamá y apago mi auto. Me quedo por un
momento, pensando sobre Seth y como está actuando. Estar molesto conmigo
porque fui a sus espaldas y me negué a disculparme es una cosa, es casi
inofensivo, pero herir físicamente a alguien más para vengarse de mí no está bien
y ahora tengo una nueva razón para estar enojada.
Salgo de mi auto y entro a través de la pequeña, puerta de estacas blancas.
Debajo de mis pies, las piedras crujen y rechinan juntas. Me gusta el sonido. Me
recuerda a casa… a papá. Saco mi llave de mi bolsillo trasero y desbloqueo la
puerta. Incluso si es la casa de mamá, odiaría despertarla si está tomando la siesta.
Cuando la puerta del frente se abre y entro, ella se mueve en el sofá, pasando un
pañuelo por su cara. Rápidamente cierro la puerta tras de mí y camino hacia ella.
—Lo siento —solloza—. No esperaba que estuvieras en casa tan temprano.
Me dejo caer en el sofá junto a ella, atrayéndola a mí. Descansa contra mí,
dando golpecitos en su cara roja con un pañuelo. Seguido la veo llorar… y nunca
se vuelve más fácil. A propósito evado el video hecho en casa reproduciéndose en
la televisión y escucho a Chase y a mi cantar en el fondo.
—¡Feliz cumpleaños querido papi, feliz cumpleaños a ti! 113
Su joven risa llena mis oídos y mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas.
Nunca pensé escucharlo de nuevo, y es un sonido maravilloso, pero aún es
demasiado pronto para mí. No estoy lista para escucharlo, no cuando solo he sido
capaz de soportar mirar fotos de él. Trago y mi pecho hipa al presionar mi lengua
a mi paladar.
—Lo siento —mamá se disculpa, apagando la televisión—. Pensé que estaría
bien verlo para este momento.
—Papá murió, nunca va a estar bien… y eso está bien.
Ella envuelve un brazo alrededor de mí y se siente huesuda. Mamá ha
perdido mucho peso desde el funeral de papá. Nunca ha sido una chica grande,
pero seguro como el infierno que no ha sido tan pequeña como ahora. La sostengo
por un rato más. Pienso que casi se ha quedado dormida y antes de que yo me
duerma, soy despertada cuando mamá se mueve lejos de mí.
—¿Estás hambrienta? Tengo burritos de pollo en el refrigerador.
Sofocando un bostezo, niego con la cabeza.
—No pude dormir mucho anoche, así que probablemente voy a echarme
una siesta rápida.
Sus ojos se ensanchan.
—Seth, es cierto. Lo siento mucho, cariño. Lo olvidé por completo. ¿Cómo
está él? ¿Está bien?
Lamo mi labio inferior para evitar una sonrisa. Para alguien que parece ser
tan indiferente con él, está muy preocupada.
—Él está bien... más que bien. Todavía es tan cabrón como siempre.
—¿Qué pasó?
No quiero entrar en detalles con mamá, así que le doy la versión más simple,
la versión más rápida que puedo.
—Seth tiene una larga historia con otro luchador y anoche volvió a darle una
paliza en el culo. —Pongo mis ojos en blanco involuntariamente y mi madre
frunce el ceño.
—¿No estás feliz?
—Estoy feliz de que Seth esté bien... después de que lo vi anoche y se quedó
dormido, fui a ver al otro.
—¿El que hirió a Seth?
Asiento.
114
—Le dije que teníamos el asunto en la cámara, él perdió la razón, y cuando
volví donde Seth, él estaba enojado y discutimos y luego fuimos a dormir.
Cuando nos despertamos, estábamos todavía enfadados y lo hemos estado toda la
mañana.
Ella pellizca el lóbulo de su oreja y la hermosa perla entre sus dedos pulgar e
índice.
—¿No te disculpaste?
—¿Pedir disculpas? Mamá, me llamó egoísta.
—Lo dejaste mientras dormía para ir y ver al tipo que lo hirió… eso no es ser
exactamente desinteresada. ¿Por qué lo hiciste?
Me muevo en mi asiento.
—Porque... —Mi voz suena quejumbrosa y juvenil, y lo odio—. Don es un
idiota y quería hacerle daño como él hirió a Seth.
—No pensaste que quizás a Seth le habría gustado ser el que derribara a
Daniel…
—Don —le corrijo.
—Claro... estoy segura de que a Seth le habría gustado ser el que derribara el
mundo de Don… siendo tan arrogante y engreído como es él. —Mamá reprimió
una sonrisa—. Odio decirlo, cariño, pero tú eres quien debe disculparse.
Mi madre del lado de Seth, ¿quién lo hubiera pensado? Me hundo más abajo
en el sofá, al instante me siento como una idiota.
—¿Cómo sabes cuando tienes razón y ellos no?
Ella ríe, golpeando mi brazo.
—Oh, cariño. Lección número uno sobre los hombres, siempre piensan que
tienen la razón... especialmente los tipos luchadores. ¿Quieres salir adelante? No
importan los pequeños detalles. Déjalos pensar que ellos tienen razón. Como tu
padre, Seth te va a decir cosas hirientes en un momento u otro, nadie es perfecto.
Incluso los buenos tienen sus momentos, pero al final del día, si pueden hacerte
sentir amada más allá de cualquier otra cosa, si te muestran cuánto significas para
ellos, entonces las otras cosas son sólo piedras diferentes en un pavimento liso.
Asiento. Nunca pensé mamá pudiera darme alguna vez un consejo con el
que estaría de acuerdo. Ella ha crecido mucho desde la muerte de papá. No sé
cómo explicarlo. Tenemos conversación sin discutir, conversaciones reales en toda
su extensión. No puedo recordar la última vez que hemos estado tan cerca.
Voy a ver a Seth a la hora de almuerzo y le pediré disculpas por quitarle la
satisfacción de ver a Don derrumbado. No puedo devolverle eso, pero espero que 115
la disculpa sea suficiente. Mamá deja el sofá y entra en la cocina, permitiéndome
recostarme y estirarme. Mis ojos comienzan a pesar y bostezo incontables veces
antes de finalmente dormirme.
***
Tres fuertes golpes tocan a la puerta y mis ojos se abren de golpe. Es casi de
noche, la sala de estar es dos tonos más oscura. Me fuerzo a dejar el sofá y
levantarme adormilada sobre mis pies. Mi estómago gruñe y se revuelve porque
no he comido hoy. En lugar de darme hambre, eso me quita la mera idea de
comida.
Hay otro golpe contra la madera y arrastro lentamente los pies hacia allá.
Toco ligeramente la luz para encenderla y abro la puerta. Al otro lado de la reja
está Seth en una camisa blanca que se aferra firmemente a su pecho y brazos. Mi
ritmo cardíaco se dispara al instante. No por miedo o intimidación, sino por puro
e inmoral deseo, y la idea de tener que pedirle disculpas. Él va a hacerlo tan
doloroso como sea posible.
—Estás feliz de verme, no lo niegues. —Baja la mirada a mis pechos—. O por
lo menos tus pezones lo están.
Ignorando mi menos que impresionada expresión, abre la reja y la sostiene
al mismo tiempo que me mira como si fuera la cosa más divertida del planeta.
—¿Has estado dormida todo este tiempo?
Me encojo de hombros.
—Anoche no pude dormir mucho.
Pero por supuesto él sabe eso.
La divertida expresión de Seth desaparece, volviéndose seria.
—No discutiremos por un segundo más, Olivia. —Su voz es imponente,
como ordenándome que pare de estar enojada con él—. Todo lo que tienes que
haces es decirme que estoy...
—Estás en lo cierto —lo interrumpo—. No debería haber ido donde Don, o
por lo menos, debería haberte dicho. —Avanzo—. Y tú no deberías haber herido a
ese chico para vengarte de mí. Eso fue cruel. Prométeme que no harás eso de
nuevo.
Él niega con la cabeza.
—No puedo prometerte eso. 116
—Seth…
Él se inclina un centímetro hacia adelante.
—No voy a prometerte algo que no puedo mantener. Puedo prometerte que
siempre estaré aquí para ti o que nunca te seré infiel, pero no puedo prometerte
que no te heriré en otras formas. Es lo que hago, es lo que soy. Tengo salidas
extrañas y así es cómo trato las cosas.
Me abrazo a mí misma mientras el aire frío roza mi piel.
—Pero todas esas personas que no te hacen nada.
—Ellos firmaron un contrato en el que se comprometen a ser mi bolsa de
boxeo como sea y de la manera que yo quiera. Si a ellos no les gusta, siempre
pueden irse.
El hecho de que sea tan descuidado me sobrepasa y francamente, eso
aumenta mis niveles de frustración.
—Sabes quién soy. Yo he sido más que honesto contigo desde el principio.
No cambiaré, no ahora. Nunca.
—No quiero cambiarte.
—Entonces ¿qué quieres? ¿Qué puedo decir… o hacer… o darte para hacerte
feliz?
No quiero decirle qué me hará feliz. Quiero que él lo sepa automáticamente,
lo cual tiene que ser la cosa más estúpida que alguna vez he pensado porque aún
no sé lo que quiero… lo quiero a él. Quiero que seamos felices y no actuemos
como niños.
—No quiero pelear contigo. Tú ganas.
Su rostro se suaviza de una manera que me hace quererlo apretar.
—Me encanta ganar... ¿así que por qué me siento como una mierda ahora?
—Él avanza y juguetonamente traza mi brazo con su dedo índice—. Tal vez son
los enorme ojitos que me estás poniendo.
Mis labios se curvan en una sonrisa.
—¿Esto te hace sentir mal? —pregunto, sacudiendo mis pestañas.
Seth se ríe una vez.
—Sí, en realidad lo hace.
Doy un paso a un lado y Seth cruza el umbral y entra a la casa. Antes de que
anochezca, cierro todas las cortinas y reviso todas las habitaciones. Extraño.
Mamá no está aquí. Paseo por la cocina donde Seth casualmente se sienta sobre el
mostrador, bebiendo un vaso grande de agua fresca. 117
—Tu mamá dejó una nota. —Esconde su sonrisa demasiado confiada tras el
cristal mientras toma otro trago.
Una elegante letra se extendía pegada en la nevera, hay un mensaje de
mamá.
Olivia,
Estaré fuera hasta tarde esta noche. Yendo a una cena crucero
con tu tía Kate, ¿recuerdas?
Nos vemos mañana por la mañana.
PD: ¿Quién te mordió? No importa.
Siento vergüenza, deslizando mis dedos bajo mi camisa de algodón y sobre
la carne donde Seth hundió sus dientes anoche.
—Bueno, esa tiene que ser la nota más rara que he recibido.
Seth se ríe, escabulléndose del mostrador y viniendo detrás de mí. Siento el
duro frente de su cuerpo raspando débilmente sobre mi espalda y mi respiración
se traba mientras sus dedos se curvan alrededor de las puntas de mi cabello y lo
jala al otro lado de mi hombro. Saca mis dedos de la mordida y casi de inmediato,
los labios de Seth sensualmente acarician ésta.
—Siento haberte mordido —murmura profundamente, enviando escalofríos
descendiendo en cascada por mi espina dorsal. Hay algo en su voz ronca y baja
que consigue persuadirme siempre. En. Todo. Momento.
—No te disculpes. —Respiro, mis dedos temblando al tocarlo—. Me gusta.
Y me gustó. Sin mentir. El escalofrío de energía que sus dientes enviaron a
través de mí mientras ambos llegamos fue intoxicante y algo que lo dejaría hacer
una y otra vez.
—Esto es mucho mejor. —Suspiro, relajándome contra él—. No me gusta
pelear contigo.
Él sonríe contra mi piel.
—A mí tampoco, pero no me arrepiento.
—¿No? 118
—No. Aprendí un montón de cosas nuevas sobre ti.
Me doy la vuelta.
—¿Cómo qué?
—Eres apasionada. Terca y te gusta cuando te follo duro.
Casi me ahogo, sintiendo el calor de mis mejillas inmediatamente.
—No lo hago.
Mi aliento se traba mientras viene a mí, una mano sujeta mis muñecas y
rápidamente la otra toma un puñado de mi culo. Él me golpea duro contra la
nevera y corrientes eléctricas fluyen a través de mí, agrupándose en los lugares
más sensibles mientras él sujeta mis brazos por encima de mi cabeza.
Vergonzosamente, mi respiración se acelera y mi ropa interior se moja.
—Te lo dije —dice.
Él no sonríe… no hay victoria en su expresión, sólo oscuridad… dulce y
excitante, oscuridad y yo quiero todo eso para mí. Para siempre.
Su boca encuentra mi cuello y lo succiona y muelo mis caderas contra él con
urgencia. Lo puedo sentir duro contra sus vaqueros y presionar con impaciencia
en mí. Estoy lista para que él me arranque la ropa y me tome en el mesón ahora...
o por lo menos lo estoy hasta que su teléfono suena.
Él lo saca de su bolsillo trasero y lo desliza sobre el mesón, todo sin quitar su
boca de mí. Estoy más que feliz por ignorarlo. Quiero toda su atención en mí,
donde importe. Conecto mi dedo sobre el dobladillo de sus pantalones vaqueros y
casi desabrocho el botón cuando su teléfono suena otra vez. Él se aleja con un
gemido frustrado también, y manteniendo mis brazos fijados por encima de mí,
toma su teléfono. Cuando lee la pantalla duda por un momento.
—California —murmura entre dientes, respondiendo y poniéndoselo en la
oreja—. ¿Hola? Sí. ¿Visitas? —Hace una pausa mientras la persona le habla en la
otra línea—. ¿Cómo está ella? —Una pausa más larga—. Está bien. Allí estaré
pasado mañana.
Él cuelga y libera mis muñecas. Lo espero para hablar mientras él amontona
sus dedos a través de su cabello y expulsa una exhalación de sus labios.
—Vamos a California.
—¿Nosotros? ¿Cómo tú y yo?
Él arquea una ceja.
—No, la nevera y yo… por supuesto, tú y yo.
Pongo mis ojos en blanco alegremente a su sarcasmo.
119
—¿Qué hay acerca del gimnasio? ¿Quién va...?
Él me silencia con un dedo contra mis labios, y trae su teléfono de vuelta en
su oreja. Lo golpeo para alejarlo, y él sonríe, acercando sus dedos en el bolsillo de
mi pantalón mezclilla y tirándome más cerca. Me río una vez mientras me alejo de
él y escapo de su control.
—Jackson, soy yo… todo está bien. Necesito que me reserves dos pasajes a
California para mañana por la tarde. Sí, y después cuida el gimnasio durante unos
días… —Seth frunce el ceño—. Porque me voy a California. —Se ríe—. Gracias.
Sonrío. Me alegro de que estén en buenos términos. Golpea su teléfono
contra la palma de su mano.
—Jackson tiene el gimnasio y Selena probablemente ayudará.
—¿Y qué hay de tu entrenamiento?
Seth se inclina contra el mostrador de la cocina cruzando las piernas en los
tobillos.
—No voy a poder resolver eso por teléfono. —Él gime—. Tengo que irme.
Mis entrañas se desinflan.
—¿Irte? No puedes irte. Acabábamos… estaba… ¿En serio?
Se ríe, dejando el mostrador y me rodea en sus brazos.
—Te compensaré, te lo prometo. Cuando estemos en California, voy a hacer
lo que quieras que te haga.
La idea de ir a California a ver a la madre Seth de repente se vuelve
tolerable.
—Trato, pero tú harás tu mejor desempeño.
Su mano se desliza bajo la tela de mi camisa y alrededor de la parte baja de
mi espalda.
—¿No lo hago siempre?
Sonrío. Seguro que lo hace.
Seth planta un rápido beso en mis labios y se va sigilosamente de la casa,
abriendo y cerrando la puerta tras él. Caigo en el sofá con un suspiro pesado. La
idea de volver a ver a Vanessa me pone nerviosa... La última vez que la vi, Seth la
llevaba desmayada desde la estación de policía. Ha tenido mejores momentos,
estoy segura, y espero que ella esté mejor, por su bien. Creo que a él le haría bien
tener a su madre de vuelta.
120
9
Seth
Hablarle a Darryl sobre saltarse el entrenamiento por un par de días es algo
que tenía que hacerse en persona. No iba a gustarle eso, pero la verdad es, que
estoy jodidamente adolorido. Mi cuerpo duele, mis costillas duelen, mi rostro
duele y tengo un constante dolor de cabeza que está volviéndome loco.
Dormir.
No puedo esperar a meterme en la cama y dormir. Desafortunadamente,
Darryl vive en el otro lado de la ciudad y tengo que aventurarme a ir a través de
más de un millar de semáforos, lo que significa que voy a estar conduciendo por
al menos cuarenta minutos de ida y vuelta, sin mencionar la larga, larga
conversación que voy a tener con Darryl tras mi anuncio.
Me detengo afuera de la bonita casa familiar de Darryl. Es pequeña, pero
desprende una vibración amorosa. No se siente fría o emite una sensación 121
desagradable como mi casa lo hace o las otras en las que crecí. Mis padres apenas
se encontraban en casa, las cenas siempre eran frías en vez de frescas, dejando la
cocina con un sentimiento de vacío. No había calor alguno de una comida recién
hecha flotando en el aire… eso no importa ahora, supongo. No me importaba
realmente, era todo lo que conocía.
Cuando llegué de sorpresa en la cena de la familia de Olivia hace meses,
antes de que Rick muriera, supe que me había perdido tantas cosas, pero que mis
hijos nunca tendrían que hacerlo. Eso puedo garantizarlo.
Niego, ignorando esos pensamientos. Solo tengo veinticuatro años. Sin
necesidad de niños aún, no hasta que haya logrado todo lo que necesito. No
quiero ser un luchador cuando tenga niños. No quiero arrastrar a Olivia a eventos
y fiestas cuando ella esté embarazada. Sonrío ante el pensamiento de un pequeño
y redondo vientre sobresaliendo de sus playeras. Un golpe en mi ventana me
fuerza a dejar los pensamientos demasiados hogareños de mi cabeza. Estoy
comenzando a preguntarme quién es la mujer en esta relación… Darryl se aleja
de mi puerta mientras la abro y trato muy duro de no reír de su pijama “el mejor
papá del mundo” y fallo.
—Ja Ja —dijo con cara seria—. Es divertidísimo.
Él cambia su camisa, tirando de ella más alrededor de sus hombros.
—Cuando tengas niños, verás cuánta fuerza se requiere para realmente usar
los regalos que tus hijos te compran y luego me estaré riendo de ti.
La comisura de sus labios se elevó en una sonrisa y sé que lo disfruta más de
lo que pretende.
—De todos modos, nunca visitas mi casa, no desde que casi dormiste con
Olivia y tú mamá fue hospitalizada por intoxicación con alcohol.
Balanceo mis piernas sobre el borde de mi silla y de paso descanso mis pies.
Recuerdo aquella noche. Que durante semanas Olivia y yo no pudimos tener
sexo, recordé una y otra vez aquella noche, torturándome a mí mismo. Si hubiera
sabido que todas las cosas que dije iban a terminar siendo una pérdida de aire
caliente, la habría tomado en ese mismo momento y sé que habría sido la victoria
más dulce de mi vida, si el hospital no hubiera llamado por tercera vez esa
semana, eso es.
—Así que, ¿qué pasa?
No soy de los que se andan con rodeos, así que le digo.
—Me tomaré un par de días de descanso del entrenamiento.
Junta sus cejas y me preparo a mí mismo para el discurso que seguro
continuara. Sorprendentemente, relaja sus cejas de vuelta a su curva natural. 122
—Bien.
—¿Bien?
—Seguro. —Se encoge de hombros, cruzando sus brazos sobre su pecho—.
Necesitas tiempo para recuperarte y si te mantienes yendo tan duro como lo
hiciste hoy, eso tomara mucho tiempo. —Hizo una pausa—. ¿Tú y Olivia aún
siguen discutiendo?
Niego.
—No, hicimos las pases. Iremos a California mañana para ver a mamá.
Las cejas de Darryl se acercaron en el centro de su frente de nuevo.
—¿Estás seguro de que esto es una buena idea tan cerca de una lucha? Ya
sabes cómo es tu madre. Apenas has estado ansioso desde que ella se fue.
—No voy a excluirla, Darryl. Solo la veré para ver si ha progresado. —Y
porque cada mañana que me despierto y ella no está en la casa, me siento como el
idiota más grande del mundo. Apoyo, eso es todo lo que necesita, pero no tengo
tiempo para cuidar de ella y de mí, no ahora que estoy dentro de la liga
internacional. Cuando la temporada termine, contemplaré firmar su liberación—.
Y quiero que mamá y Olivia pasen algo de tiempo juntas.
—¿Tu mamá ha conocido ya a Olivia?
Asiento, casi avergonzándome por el recuerdo. Mamá había estado borracha
en ambas ocasiones, llamando a Olivia por el nombre de otra chica.
—Dudo que ella lo recuerde, pero sí.
—Siempre y cuando descanses, no veo problemas con que vayas a
California. Nosotros nos iremos a las Vegas en dos días, y mañana temprano
tenemos un encuentro con las autoridades y la MMAC para discutir sobre
demandar a Don y…
—No quiero demandarlo.
Él se acerca a mí.
—¿No quieres demandarlo?
—No quiero su dinero. Lo quiero fuera de la lucha… para siempre. No
quiero que tenga las bolas para mirar un guante nunca más.
Darryl frota su frente con la punta de sus dedos.
—No van a aceptar eso, han tenido sus ojos en Don desde hace un tiempo. Él
es un buen luchador, Seth, uno del que la compañía puede beneficiarse.
No hay refutación y no daré el brazo a torcer.
123
—Don nunca luchará en el MMAC otra vez y no toleraré nada menos.
—¿Y si no te dan lo que quieres?
Cambio mi peso.
—Fuimos atacados fuera de nuestro gimnasio, sin provocación ni
conocimiento. Me darán exactamente lo que pido.
Darryl niega.
—Aún no has tenido tu primera pelea y ya estás amenazando a tus
empleadores.
Sonrío.
—¿Qué puedo decir? Soy de ese tipo.
—Eso es seguro.
Mi teléfono vibra con un mensaje de texto y lo saco de mi bolsillo para
echarle un vistazo.
DE: JACKSON. HORA: 8:00 p.m.
Vuelos reservados. Te vas pasado mañana a las 5 a.m.
Tú decides.
125
***
129
10
Olivia
Mi coche rueda hasta detenerse frente a la casa de Seth. Afortunadamente, ni
el coche de Jackson ni el de Selena se encuentran en la parte delantera y estoy
esperando que se hayan ido a otro lugar para pasar la noche. Seth me lo ha
contado todo sobre su precioso plan para nosotros, cena en la piscina, el vino y un
baño. Estoy emocionada. Mi sangre fluye rápidamente a través de mis venas,
haciendo que mi cabeza gire como si ya hubiera ingerido alcohol. No he traído
nada para nadar, lo hice a propósito, también. Nunca he nadado desnuda en mi
vida, incluso cuando Selena insistía en que era genial y rutinariamente lo hacía en
su piscina. Para mí, estar desnuda en una piscina no era algo en lo que estuviera
interesada, es decir, no hasta ahora. Me deslizo desde el coche y me acerco a la
puerta principal. Tiro del dobladillo de mi vestido, odiando haber optado por
usar algo tan corto y saltarme la ropa interior. Apenas llegaba a mitad del muslo y
sentía el tejido suelto, que fluía por mi trasero. El vestido era de un bonito azul 130
real y de corte bajo, exponiendo los lados de mis pechos. Había comprado el
vestido hacia dos días. Poco tiempo atrás, Seth y yo habíamos ido de compras.
Realmente le gustaba el vestido, pero insistió en que era demasiado “revelador”.
Volví al día siguiente y lo compré, con la esperanza de que hubiera un momento
aislado, en el que lo pudiera usar para él. Decidí usar mi cabello recogido en un
moño desordenado esta noche, también. Si hay una cosa que odio de las piscinas,
es lo que hace el cloro en el cabello. Hace que se quede todo seco y viscoso, no es
sexy, en absoluto.
Abro la puerta y entro. Un delicioso olor se filtra a través de mi nariz y mi
boca instintivamente se hace agua. Lo que él está cocinando, huele increíble. No
presto atención a la iluminación tenue mientras hago mi camino hacia la cocina.
Mis piernas no van a las órdenes de mi cerebro, sino de mi estómago. Quiere
llenarse con el delicioso aroma de la albahaca y el tomate.
Cuando entro en la cocina, está limpia, sólo el calor de una comida recién
cocinada permanece en el aire. Exploro el cuarto y espero unos segundos. No veo
a Seth. Cuando estoy a punto de pasar hacia la sala para sentarme y esperarle, me
doy cuenta de que la puerta de atrás está abierta y yo instintivamente me dirijo
hacia ella. Escucho sonidos de porcelana y cubertería chocando y una maldición
saliendo de sus labios. Está preparando la cena, en el patio de la piscina. Mi
corazón palpita. Nunca esperé que Seth fueran de los tipos que cocinaban. Quiero
decir, es obvio que tiene que hacer comidas locas para mantener su nutrición,
pero ¿Cocinar para dos? No puede ser algo que haya hecho antes. Sigo los
peldaños hasta la puerta y miro a través de los barrotes. La mera visión de él,
manda mi latido al cielo, vaqueros sueltos y una camiseta ajustada, mi favorita.
Me gusta la forma en que se extiende sobre la espalda, mostrando todas las líneas
de sus músculos. Ajusta el enorme plato de pasta, desplaza una silla y mueve una
copa de vino. Da un paso atrás y pone sus manos en la cadera, analizándolo. Con
un frustrado “bah “cambia la taza de nuevo a su posición original y empuja la
segunda gran silla, lejos. Cuando el asiente con aprobación, abro la puerta y
chirria. Poco a poco, él mira por encima del hombro, con sus ojos puestos
inmediatamente en mis piernas.
―No mires... ―Sus labios tiemblan mientras reconoce el vestido.
Comestible.
Siento que mi piel arde bajo su intensa mirada y si no fuera por mi
estómago gruñendo, me hubiera saltado la comida he ido directamente hacia el
postre.
―Tú cocinaste. ―Sonrío―. Huele increíble.
Los labios de Seth se enroscan en una sonrisa orgullosa y gira su cuerpo
hacia mí. 131
―Hice un tazón gigante de pasta para que podamos compartir.
Él me mira como si tuviera que decir algo y yo reprimo una carcajada.
―Está bien.
―¿Está bien? Pensé que estarías un poco más emocionada que eso.
Me rasco la cabeza.
―¿Sobre un plato de pasta?
Se ríe y el sonido es tan áspero que envía piel de gallina ondulando en la
superficie de mi piel. No hay palabras para describir la forma en que la risa de
alguien te eleva más alto que las nubes y no, la risa de Seth Rogen no cuenta, no
importa cuán glorioso es y no importa cuántas veces lo configuré como tono de
notificación y texto solo para escucharlo una y otra vez. Yo no hice eso... está bien
lo hice, pero sólo fue mi tono de mensaje durante dos días antes de darme cuenta
de que había cruzado la línea de “sano“ y peligrosamente divertido a estar en el
borde de “loca de mierda”.
Es extraño cómo mi cuerpo reacciona a él. Ayer por la noche, después de que
enviase a Seth una foto mía recién salida de la ducha, él se acercó y pasó la noche
conmigo. No tuvimos sexo... pero le hice pasar la mayor parte de la noche con su
rostro entre mis piernas. Una y otra y otra vez que me hizo venir... Pensé que
estaría fuera de orgasmos durante unos días, pero al verlo ahora, riéndose y
tratando de ser romántico, me humedezco. Me puedo sentir, resbaladiza y
húmeda entre mis muslos.
―Has visto la dama y el vagabundo, ¿no? ―me pregunta.
―Por supuesto.
―Bueno, a las chicas les encanta la dama y el vagabundo. ―Estaba casi
orgulloso de sí mismo.
Me río una vez en su referencia a icónica película, famosa por el “beso de la
pasta”.
―¿Quién lo dice?
―Selena la estaba viendo cuando llegué a casa esta tarde. Ella dijo que la
habían visto un millón de veces.
― Sí ―estoy de acuerdo—. Cuando teníamos doce.
Seth rueda los ojos y se pone en el asiento.
―¿Quieres compartir un plato de pasta conmigo o no?
―Me encantaría. ―Yo camino hacia la silla vacía y cuando estoy a punto de 132
caer en ella, Seth chasquea la lengua de una forma desaprobatoria—. Ese no es tu
asiento.
Hago una pausa medio sentada.
―¿Dónde me siento?
Sus gruesos dedos despreocupadamente tocan su rodilla.
―Justo aquí.
Levanto una ceja.
―Espera, ¿quién es el vagabundo aquí? No creo que una dama se siente en
las rodillas de un hombre en la mesa para cenar.
Sus ojos estallan, al parecer disfrutando de las bromas.
―Siéntate en mi rodilla antes de que te incline sobre ella.
Cumplo porque sé que él es un hombre de palabra. Me deslizo sobre sus
rodillas y me aprieta contra su pecho, avanzando la mesa de cristal cerca de
nosotros. Aspiro sutilmente mientras su olor me envuelve. Es ese olor fresco y
limpio de la ducha, el tipo de olor que se filtra a través de la nariz y se rezaga en
la parte posterior de la garganta, encendiendo mi sangre. Tragas saliva en un
intento de saciar las ganas de lamer la carne de la que emana el olor, sólo que no
puedes. Nada apaga el deseo, no hasta que la piel se vuelve resbaladiza con tu
saliva mientras deslizas tu lengua sobre ella muy suavemente.
Él gira su tenedor en el delicioso caos de la pasta y la salsa antes de traerla a
mis labios. Abro la boca y él lo pone. Echo un vistazo hacia atrás a él y sus ojos
están fijos en mi boca. Ellos observan fielmente mis labios envolverse alrededor
de la comida y cogerlo del tenedor.
―¿Estás lista para California mañana?
Asiento con la cabeza, masticando la comida.
―¿Tú?
―Sí. ―Hace girar el tenedor en la pasta, para coger un bocado para sí
mismo.
Miro a mi alrededor al patio de la piscina. Realmente es hermoso. Las luces
están todas encendidas, dando a la piscina un hermoso brillo prohibido. Ahora
mismo, me siento como si estuviera en alguna parte de la selva, cerca de un lugar
oculto al margen de cualquier otra persona. Las rocas que albergan las luces
parecen reales. El agua azul parece que es brillante, y hay un coro de chirridos de
los grillos que hacen que todo sea mucho más creíble.
No terminamos la pasta, lo que hace feliz a Seth. Resulta que él es un gran
fan de los alimentos recalentados, yo no. Es fresco o nada. Cuando él toma las 133
sobras para ponerlas en la cocina, levanto el vestido por encima de mi cabeza y
desengancho el sujetador. Cuando vuelva, estaré desnuda y esperando para
entrar en la piscina. Al abrir la puerta, se detiene bruscamente, con los ojos
completamente pegados a mi cuerpo desnudo. Muerdo una sonrisa mientras su
mirada se oscurece y se saca su camiseta en un solo movimiento fluido. Todos sus
duros músculos y tatuajes, están expuestos a mí y me esfuerzo por no
desmayarme en la piscina. Sin decir una palabra, él acecha hacia mí su intención
clara atravesando sus ojos y no se detiene hasta que su cálido torso se pega firme
contra el mío, enviando excitación al rojo vivo a cada punta de mi cuerpo cabeza,
dedos de los pies, los dedos lo que sea, está ahí. Mi cuerpo zumba con sus ojos
permaneciendo fijos en los míos, mientras sus gruesos dedos descienden por mi
estómago antes de deslizarse en mi humedad. Su brazo libre me rodea, tirando de
mí con fuerza contra él, y él baja su boca a mi oreja.
―Estas tan jodidamente mojada ―gruñe, tocándome con firmeza.
Su voz, grave y ronca, vibra a través de mi cuerpo y casi tiemblo. Gimo de
acuerdo y se ríe misteriosamente entre dientes. El sonido envía una excitación
más fuerte, pura y no igualada por ningún otro sentimiento, disparando a través
de mi sistema.
―No deberíamos estar haciendo esto afuera ―le digo, aunque no tengo
ninguna intención de parar.
Esta vez tiemblo, mientras su boca se mueve a mi oído y acaricia el borde
con sus gruesos labios.
―Debemos y lo haremos.
El primer golpe de sus dedos me hace gemir. Es ruidoso, bajo e
increíblemente descarado. Es un sonido que no debería hacerlo fuera, pero mi
atención al factor de poder ser vista o escuchada, de repente está por debajo de
cero.
Liberándome de su influencia, doy un paso hacia atrás, haciendo mi camino
por las escaleras de la piscina. El agua arremolinándose en mis tobillos y luego en
mis espinillas. Me muevo hacia atrás, manteniendo el contacto visual con la bestia
que espera al margen, mirándome de cerca, como si fuera su próxima comida.
Cuando me llega el agua sobre mis hombros me detengo, esperando que Seth
haga su siguiente movimiento. Hay una pequeña sonrisa en la comisura de sus
labios mientras se saca su correa y la arroja a un lado. Cojo mi labio entre mis
dientes mientras suelta el botón de sus vaqueros y arrastra hacia abajo la
cremallera. Me hundo más en el agua, hasta el cuello- hasta que mi respiración
difícil hace que la superficie se rice.
134
En un movimiento rápido, Seth está desnudo, todo él es un espectáculo, y le
gusta. Rápidamente y con un propósito absoluto, él hace su descenso hacia el
agua, apenas inmutándose por la temperatura fría. Cuando esta profundo hasta
los hombros y a una corta distancia de mí, mi cuerpo se calienta y el agua no es
suficiente para enfriarme. Estoy segura de que si Seth no pone sus manos sobre
mí en este momento, voy a explosionar.
Cuando por fin me alcanza, me doy cuenta de que he hecho todo mi camino
hacia la pared y ahora mi espalda está presionada con fuerza contra los cantos
rodados. Seth reduce su altura para estar al nivel de mis ojos y sus manos se
agarran el borde de la piscina, a cada lado de mi cabeza.
El resplandor de la piscina oscurece su rostro y arrastro mi mirada sobre su
cabello negro azabache, ojos oscuros, el corte curándose en su mejilla y,
finalmente, al conjunto de sus labios, llenos a sólo unos dolorosos pocos
centímetros lejos de mí. Por suerte, decide cerrar la distancia y llevar su boca a la
mía. Sorprendentemente, el beso es a un ritmo mucho más lento de lo que yo
esperaba, es sensual y aviva las llamas pequeñas dentro de mí. Sin romper el beso,
sus manos bajan desde el borde de la piscina y se deslizan sobre mi nuca. Tan
pronto como tocan mi carne, comienzan su descenso sobre mis hombros, por mis
brazos, y el círculo de mi cintura. Me acerco más a él, disfrutando de la sensación
de estar desnudos, con sus manos ásperas sobre mi piel expuesta. Incluso en la
sedosa agua, sus manos se sienten ásperas y vigorizantes.
Un pequeño temblor rueda por mi espina dorsal y siento sus labios temblar,
antes de que el tire la cabeza hacia atrás para mirarme.
―Me encanta la forma en como reaccionas a mí. ―Muy lentamente, las
manos que sostienen mi cintura se deslizan más arriba otra vez, hasta que su dedo
pulgar roza el oleaje de mi pecho.
―¿Sí?
Él asiente con la cabeza una vez, sonriendo con su hermosa sonrisa.
―Sí.
Seth se inclina más a mí, trayendo sus magníficos labios justo a mi oído.
Escucho atentamente y gime su propio nombre, imitándome, y una sacudida de
vergüenza me atraviesa. Empujándolo hacia atrás.
―Seth ―chillo, sintiendo mi cara calentarse―. ¡No!
Puedo verlo en su cara la forma en que su expresión juguetona me mira con
lascivia, le encanta la reacción que le estoy dando.
―Oh, Seth —dice con su mejor voz 'Olivia’—. Me encanta esa mierda. Hazlo
de nuevo. 135
―Seth ―Trato muy duro para que suene amenazante y no divertido con su
burla, pero simplemente no funciona.
―Eres el mejor que he tenido nunca ―continúa, aumentando su ego al alto
cielo—. Más duro. Más rápido.
Él sabe que es el mejor que he tenido y le encanta. Me lanzo hacia delante,
envolviendo mis brazos alrededor de su cuello y lo tira contra mí.
―Tienes que parar antes de que te ahogue.
―¿No te gusta oír lo sexy que suenas? ―Sus manos viajan a mi espalda y
me levanta, obligándome a envolver mis piernas alrededor de sus caderas.
―No es sexy, al menos no cuando me imitáis a mí, en ese tono horrible.
―¿Tono horrible? Soy tan bueno en hacerme pasar por ti, que hasta me di
una erección.
Casi me ahogo con una risa y trato de empujarme fuera de él, sólo que me
aprieta con más fuerza contra él y no puedo escapar.
―Eres una obra de arte, ¿lo sabías? No sueno nada así. Tu…
Sus gloriosos labios me cortan y mis ojos se cierran revoloteando por
instinto. Tan típico movimiento de Seth, pensando que puede hacerme callar con
su boca. Yo le mostraré…
En un minuto...
Cuando su boca deje de sentirse tan condenadamente increíble.
Mi cerebro quiere disputar a Seth, para pelear con él por ser tan
impertinente, pero mis partes femeninas quieren otras cosas y saben exactamente
cómo silenciar mi cerebro.
Mis manos azotan a través de su cabello, siguiendo las órdenes de mis
hormonas en lugar de mi cerebro. Se deslizan sobre sus fuertes hombros, los
músculos definidos de su espalda y sus brazos sólidos. Me besa en el cuello y
continúa su ruta familiar por mi clavícula Me encanta cuando besa mi clavícula.
En la cúspide de mis muslos, puedo sentir su longitud esperando pacientemente
para conseguir el espectáculo en la carretera. En cualquier momento... No creo
que pueda resistir durante mucho más tiempo.
Pongo mi cabeza a un lado y veo el resplandor del agua en las marcas
oscuras de tatuajes de Seth. Mis brazos rodean su cuello de nuevo, y lo mantengo
cerca de mí. Debajo, siento que él se alinea y no más de un segundo más tarde, se
empuja a sí mismo dentro de mí. Yo grito en shock eufórico mientras mi cuerpo se
anima con las sensaciones eróticas. A pesar que de que sabía lo que iba a venir, se
me había olvidado la sensación indescriptible que viene cuando soy llenada
completamente por él. Mantiene su boca en mi cuello mientras me agarra el culo,
136
tirando nuestras caderas lo más cerca posible.
Es tan profundo, que golpea todos los acordes de mis profundidades,
provocando estallidos de calor explotando por todo mi cuerpo.
―Maldito... infierno... ―respira contra mi piel antes de colgar la cabeza
hacia atrás.
Lo observo, totalmente hipnotizada por sus labios entreabiertos y su
musculoso pecho que palpita con su tensa respiración.
Una ola de lujuria me golpea con la fuerza de un tsunami y sin pensarlo me
inclino hacia delante y presiono mi boca abierta en su cuello. Lamo su piel y
siento su garganta vibrar debajo de mi lengua.
―Muérdeme ―rechina Seth y no lo dudó. Ni por un segundo.
Le muerdo en el cuello y el gruñido que entra en erupción desde Seth, envía
calor rodando a través de mis venas, en ráfagas constantes. Mis músculos se
encogen y grito en su hombro mientras mi estómago se aprieta en ondas
conocidas, y juro por Dios que luces blancas ciegan mis ojos.
Cuando vuelvo, me doy cuenta de que estoy presionada contra el borde de
la piscina. Libero a Seth, inclinándome hacia atrás y descanso los codos en los
bordes oscuros del hormigón. Tiene mis caderas y lo miro, mientras el agua
revolotea sobre nuestros cuerpos mientras el empuja dentro de mí. Sus ojos
oscuros están en mis senos antes de ir sobre mi cara.
Él medio sonríe, medio atrapa el labio entre los dientes.
―Tan sexy.
Seth pone su cuerpo más cerca del mío y mi espalda roza contra las rocas
con cada golpe, enviando nuevas oleadas de lujuria a través de mí. Comienza a
gemir y jura por lo bajo cada segundo cuando empuja. Puedo decir por su cara y
sus movimientos erráticos que él está cerca.
―Joder, nena ―Seth se apodera de mi hombro, tirándome fuera del borde
de la piscina y derecha en él. Logro una fuerte entrada de aire antes de que él
golpee su boca sobre la mía y el momento en que nuestras lenguas se apresuran a
entrelazarse, gime con dureza, aplastándome. Sus caderas se mueven a un ritmo
inestable, sus dedos se clavan bruscamente en mi carne. Escucho sus gruñidos
ablandarse y finalmente se extinguen a gemidos aliviados y suspiros saciados.
Como mis propias ondas de felicidad comienzan a desvanecerse, la sola idea de
acurrucarme con Seth en la cama suena como una idea increíble.
Su boca se desliza de la mía y acaricia mi cuello, besándolo suavemente.
Cuando su agarre en mí se afloja, me deslizo lejos de él, plantando los pies en el
suelo de la piscina. Trato de pasarlo, para salir del agua y recoger mi vestido, pero
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antes de llegar a ninguna parte, me agarra del codo y me tira de nuevo cerca de él.
Sus labios se separan, sortea mi mirada, y los aprieta en el pensamiento.
―¿Estás bien? ―le pregunto, confundida.
―Sí, yo sólo… ―Casi sonríe, pero detrás de la sonrisa veo la frustración―.
Eso puede esperar.
Siento que mis cejas se unen.
―¿Estás seguro?
Parecía bastante en conflicto un segundo atrás, pero ahora todo rastro de ello
se ha ido.
―Positivo.
Me libera y me detengo por unos segundos antes de continuar mi camino
hacia las escaleras.
Cuando salgo del agua, el aire caliente esta repentinamente fresco y no
deseado. Echo un vistazo por encima del hombro a Seth. Está completamente
sumergido bajo el agua y en el tiempo que tarda en resurgir, ya he deslizado mi
cuerpo en el vestido. Se adhiere a la piel húmeda mientras me inclino
perezosamente contra la cerca con las manos metidas con fuerza debajo de mis
axilas, en un esfuerzo por entrar en calor.
Parpadeo un par de veces con el fin de mantenerme despierta. Mis ojos
amenazan con cerrarse y lo único que los mantiene abiertos es la masa imponente
de músculos que se eleva desde la piscina. Juro que mi mundo va a cámara lenta
mientras lo veo deslizar sus dedos por el cabello, haciendo que se vea todo
despeinado y sexy. Eso no es todo lo que me llama la atención. Mis ojos recorren
su perfecta forma, como lo hicieron la primera vez que puse los ojos en él. Mi boca
se seca y quiero pasar mis labios sobre su húmeda garganta. Soy consciente que
de pronto un extraño calor abrasador me traspasa la parte trasera de mi cuello y
una corriente eléctrica hormiguea en mi cuello como nunca antes he conocido.
Sonrío. Es agradable ver que nada ha cambiado. No creo que nunca me
acostumbre a su perfección sin adulterar.
―Sigue mirándome así y te llevaré a la segunda ronda.
Me empujo fuera de la cerca y lamo mi labio inferior. Me siento fría y
entumecida. Realmente espero no estar azul.
―Tenemos que levantarnos temprano mañana, ¿recuerdas?
Se encoge de hombros.
―Si lo perdemos, reservaremos otro vuelo. ―Sonríe con una sonrisa
arrogante—. Estoy seguro de que valdrá la pena. 138
Me agacho, recuperando la camisa de Seth del suelo y se la arrojó.
—Nunca he estado en un avión antes y estoy emocionada, así que, si tú me
haces perderlo, voy a matarte.
Termina con la camisa y alcanza sus pantalones vaqueros, mete una pierna
después de la otra. Los jala hacia arriba y los abotona bajo en sus caderas. Cuando
termina, extiende su mano hacia mí y la tomó. Mi piel se calienta en la suya y no
puedo esperar a llegar arriba y tener el calor de todo su cuerpo irradiando hacia
mí.
En la habitación de Seth, tiro el vestido en el cuarto de baño y rápidamente
paso una toalla sobre mi cuerpo, secando todas las pequeñas gotas de agua que
me están helando hasta mis huesos.
Dejo caer la toalla y camino de regreso hacia la habitación, deteniéndome a
medio camino de la cama. Mis ojos se abren una fracción cuando se colocan sobre
Seth y toda su gloriosa humedad recostada casualmente en la cama.
—Estás mojado.
Mojado es un poco exagerado. El aire casi lo había secado por completo
antes de entrar en la casa, a excepción de una pequeña salpicadura de gotas sobre
su pecho y brazos.
Me lanza otra de esas sonrisas.
—Creo que esa es mi línea.
Trato de no sonreír, pero estoy segura de que el torpe puchero en mis labios,
mientras niego con la cabeza, ya había mostrado de hecho lo que yo quiero.
Seth se ríe mientras enrolla las sábanas hasta sus caderas desnudas.
—Entra aquí.
Voy corriendo rápidamente hacia el interruptor de la luz y lo apago antes de
sumergirme en la cama. Los brazos de Seth me circundan, inmediatamente me
arrastro hacia él y mi pecho palpita.
Me gusta esto.
Me gusta la forma en que estamos conectados. Cuando estábamos peleados
y acostados en la cama, ignorándonos el uno al otro, me sentía vacía y nunca
quiero sentirme así de nuevo. Con Blade, me quedaba dormida sola y enojada
más veces de las que puedo contar... eso no es una relación. Lo que teníamos era
una rutina incómoda de la que no podíamos sacudirnos y voy a estar condenada
si dejo que otra relación se vaya por ese camino. Cuando estoy en la cama con
Seth, quiero tocarlo, sentir su piel contra la mía. Quiero sentirme abrumada por el
amor, tan abrumada que me agote y me quede dormida en sus brazos. Eso es una
139
relación. Eso es amor.
Seth entierra su cara en mi cabello húmedo y me besa.
—Te amo —susurra y hace que mi corazón tartamudee.
Tan tonto como suena, olvido que él me ama. Es difícil de creer que alguien
que camina alrededor atrayendo tanto la atención con su sutil engreimiento,
músculos duros, y tatuajes, alguna vez dejaría que alguien como yo lo pusiera de
rodillas, y no nos engañemos, yo lo hago ponerse de rodillas. Lo pongo de
rodillas, con fuerza.
Me muevo hacia atrás, presionando mi cuerpo con más fuerza contra el
suyo.
—Yo también te amo.
En el silencio que sigue, pienso en nuestro viaje a California. Nunca he
estado en un avión antes, siempre he querido ir en uno, pero lo creas o no, yo era
una trabajadora muy dedicada antes de que Seth llegara. Nunca tomé un día libre
por nada. No sé lo que pasó... Seth caminó hacia mi vida y mi revolvió mi
cableado interno. Desde entonces, no he sido la misma y estoy de acuerdo con
eso. Cuando te encuentras con alguien que hace que todo tu cuerpo zumbe con
sólo una curva de sus labios, no puedes escapar de esto. Te sientes atraído por
esto, olvidando todo lo que se supone que te importa. Seth se convirtió en mi sol y
gravité alrededor de él, aun lo hago, y como el sol, todavía hay mucho que
aprender acerca de Seth. Ya sé que es grande y hermoso, pero también sé que es
ardiente e impredecible. En California, creo que voy a estar viendo mucho más
del vehemente y negativo Seth. Siempre está de mal humor cuando se trata de su
madre, o al menos lo estaba cuando lo conocí. Siempre estaba en el gimnasio,
golpeando sus frustraciones.
Su madre, Vanessa, es una mujer muy difícil de leer. Sólo la he visto una vez
y en ambas ocasiones estaba demasiado borracha, confundiéndome y
frustrándome con sus violentos cambios de humor, por no mencionar el hecho de
que ella me llama por el nombre de una chica diferente cada vez que la veo. Una
sensación nerviosa retuerce mi estómago. Vanessa va a estar molesta de que Seth
la hubiera alejado... ¿Tal vez yo pueda retirarme y visitarla? No. No puedo hacer
eso. Seth va a necesitar mi apoyo y es por eso que voy...
Por él.
La necesidad de dormir se desvanece y me encuentro bien despierta mucho
tiempo después de que la respiración de Seth se nivela y mi cuerpo soporta el
peso de su brazo. Su respiración es lenta y pesada, sonando totalmente en paz.
Desearía que el repentino ataque de náuseas ansiosas se fuera para así poder 140
dormir. La última cosa que quiero es verme como una mierda visitando a la
mamá de Seth mañana. Quiero gustarle, que piense que soy digna de su hijo.
Diablos, yo incluso voy a ir tan lejos como para decir que quiero que esté
orgullosa de Seth por encontrar a una chica como yo. No soy una presumida, pero
comparándome con Cassie (la chica que dormía con Seth antes que yo), soy un
premio. Claro que ella era ardiente, pero es apenas la clase de chica que puedes
traerle a casa a tu mamá, no, a menos que quieras ser acusado de contratar una
cita de un servicio caro de acompañantes.
Seth suspira adormilado, sacándome de mis pensamientos, y sofoco un
bostezo mientras el sueño me reclama lentamente. Me muevo hacia adelante, con
la esperanza de rodar sobre mi estómago, pero la mano de Seth lo aprieta,
manteniéndome en mi sitio. Sonrío. Incluso en su sueño él tiene que tenerme
cerca.
Me gustaría que me pidiera casarme con él ya. Sé que eso es lo que ha estado
tratando de hacer las últimas semanas. La única pregunta que pone a un chico
nervioso. Seth no tiene control. Dice lo que quiere, cuando quiere y me parece
lindo que tenga miedo de mi respuesta. No sé por qué, seguramente él sabe que
va a ser sí, ¡un millón de veces sí! Estoy impaciente. Yo quiero que sea todo mío.
Quiero su apellido, que lo lleven sus hijos, tú nómbralo, yo lo quiero.
Y todo lo que tiene que hacer es preguntar.
***
***
A menos de dos días para Las Vegas
***
***
Una vez que pasamos la recepción y ellos nos registran más de un par de
veces para asegurarse de que no estamos tratando de pasar de contrabando nada,
una enfermera nos lleva hasta las amplias salas y a través de lujosas áreas de
descanso. Todo parece ser de un blanco brillante adornado con dorado. Todo el
trabajo en piedra es de mármol y las luces son bajos candelabros de cristal. Este
lugar es más como un hotel seis estrellas que un centro de recuperación de
alcohólicos. La enfermera da vuelta a una esquina y seguimos. Los uniformes de
aquí no son batas de médicos en varios colores de azul, sino más atuendo de
oficina, ajustados vestidos de negocios y lujosos tacones demasiado altos. Por
desgracia, yo encajo bien aquí.
La enfermera se detiene ante una puerta y de repente un tornado de nervios
barre a través de mí. Odio no saber lo que hay al otro lado de la puerta. Esto
puede girar en ambos sentidos. O esto va a hacer que este viaje valga la pena o va
a ser una completa pérdida de tiempo.
145
La bonita enfermera rubia se vuelve hacia nosotros.
—Atención, ella tiene un poco de mal humor esta mañana.
Genial. Lamo mis labios en un intento para humedecer la sequedad nerviosa
que se ha apoderado de ellos, no ayuda. Con un gesto amable, nos deja solos en la
puerta. Me muevo más cerca de Seth, permitiendo que mi dedo se deslice sobre el
dorso de su muñeca.
—Voy a esperar aquí por ti. —Me aparto de él, sintiéndome un poco aliviada
de que no tenga que ir allí con Vanesa, casi me evado de esto también, hasta que
la mano dura, fuerte de Seth envuelve la mía y me jala de nuevo hacia él.
—Te quiero conmigo —dice él en voz baja mientras me aplasta contra su
pecho. Es bajo y agresivo, golpeando todos los acordes correctos—. No me hagas
enfrentarla solo.
—Seth, ella es tu mad…
—Yo no te lo estoy pidiendo, O. Te necesito en la habitación conmigo.
Su cara... ni siquiera puedo soportarlo. Es dulce y exigente todo a la vez.
¿Cómo puede mi cerebro competir contra mi corazón? Mi cerebro sabe que es
mejor para Vanesa, y para mí misma, si no estoy ahí contaminando su
reencuentro, pero mi corazón sabe que debo estar ahí para apoyar a Seth,
independientemente de cuan incómoda me sienta.
Asiento con la cabeza en acuerdo y él me sostiene más cerca por un poco
más de tiempo. Tiempo y espacio se alejan mientras me sostiene con su mirada. El
edificio podría estar en llamas en este momento, las alarmas podrían estar a todo
volumen, los aspersores volando y no tendría ninguna idea. Estaría
completamente ajena a todo lo que no sea Seth. Sus manos circundan mi cintura y
mi vista cae a sus labios mientras él los baja a los míos. Siento su respiración en mi
rostro mientras dolorosamente elimina la distancia entre nuestras bocas. Mis
labios están separados para el momento en que su mirada baja a la mía y antes de
que se sellen con fuerza, su cuerpo se pone rígido y él vuelve su cabeza, alejando
sus labios pulposos de mí. Parpadeo rápidamente, sintiendo como si hubiera
acabado de salir de algún control mental, loco y lleno de lujuria. Yo estaba
demasiado consumida por Seth para oír la puerta de Vanessa abrirse y cuando
giro mi cabeza, me encuentro con los ojos oscuros, color café expreso, que
pertenecen a una madre enojada.
Seth cambia su peso y me apartó de él, enderezando mi camisa y falda.
Siento que mi cara se enciende y me aclaro la garganta. No hay rastro de
vergüenza en las facciones de Seth y me pregunto, si a él realmente le importa que
146
fuéramos sorprendidos por su madre fuera de su puerta.
Hay un largo silencio y mi mirada vacila entre los dos. Ellos se miran entre sí
en algún silencioso enfrentamiento, por lo menos ahora sé de dónde lo sacó. El
silencio no duró mucho, y es rápidamente roto cuando la mano de Vanessa se
dispara y abofetea a Seth a través de la cara. Jadeo y mis manos vuelan hasta
cubrir mi boca. Él apenas se ve afectado por la bofetada y sigue observando a su
madre. El pelo se eriza sobre la superficie de mi cuerpo y todo mi sistema se
inunda con sorpresa e ira.
¿Qué carajos?
11
Seth
Mi cara pica, pero he sido golpeado por cosas diez veces más grandes y más
fuertes que la 120 libras de mi madre. No me importa, no es como si no me lo
mereciera. La había alejado de su sueño y la envié al otro lado del país para la
rehabilitación. Yo también estaría enfadado.
—¿Estás bromeando? —chilla Olivia, caminando hacia delante. Levanto una
mano, presionándola firmemente contra su estómago. Lo último que quiero es
una pelea entre mi madre y mi novia, mamá es alta y tiene alcance por su parte,
pero no subestimes a la fiereza de Olivia. La chica puede lanzar un golpe cruel,
también.
—Es tu hijo —continua O y siento su estómago apretarse debajo de mi
mano.
—Olivia... 147
—Y yo soy su madre —interrumpe mamá. Ella golpea su largo cabello hacia
detrás de su hombro y endereza su blusa azul—. Y aun así me ha enviado a
California contra mi voluntad, pateando y gritando.
A pesar de los enfadados gestos que contorsionan su cara, ella parece
saludable. Su piel está libre de ese sudor inducido por el alcohol y sus ojos están
abiertos y en alerta. Realmente es una mujer maravillosa y no aguanto el golpe
contra ella.
—Te ves bien, mamá —le digo, incapaz de esconder mi sonrisa.
Puedo sentir la mirada confusa de Olivia ardiendo. No creo que ella incluso
me comprenda. Soy impredecible, el mejor tipo de impredecible. Las lágrimas
anegan los ojos de mamá y sé que ella ya me ha perdonado por echarla de aquí.
—¡Oh, Sethy! —solloza antes de lanzarse hacia delante y abrazarme con sus
brazos alrededor de mi cuello. Le devuelvo el abrazo. No sé cuánto tiempo nos
abrazamos, pero es agradable. Con un abrazo, todas las aprehensiones y nervios
que tenía por su llegada se han ido. Han sido reemplazadas por sentimientos de
felicidad. Quizás funcionó esta vez y ella está mejor. Quizás puedo llevarla a casa.
Mamá se aparta cuando Olivia habla.
—Te esperaré en el vestíbulo cuando estés listo. —Veo sus labios
ligeramente haciendo un mohín, aún está un poco enfadada y es bonito que ella se
molestara por protegerme.
Asiento hacia ella y se gira alrededor de sus talones antes de dirigirse de
vuelta por el camino que llegamos.
—Veo que trajiste a Nata...
Miro a mamá y frunzo el ceño. ¿Por qué no puede recordar su nombre? No
es difícil. Es el único nombre que quiero que recuerde y ella ni siquiera puede
hacer eso.
—¿Sara... Jane?
Aguantando mi frustración.
—Olivia.
—Olivia, cierto. Aún está alrededor, ya veo. —Mamá se gira alrededor y
entra en su habitación.
La sigo y cierro la puerta detrás de mí. La habitación de mamá está
inmaculada, definitivamente vale la pena el dinero que suelto para esto.
—Debe ser buena en la cama para que la mantengas alrededor tanto tiempo.
Las otras chicas que venían a casa entraban y salían en el mismo día.
Olivia es buena en la cama, genial en la cama, pero ese no es el por qué la 148
mantengo alrededor. Me apoyo contra la pared y doblo mis brazos sobre mi
pecho cuando mamá deja caer una dura mirada al sillón.
—Ella está alrededor porque la quiero.
Las cejas de mamá se elevan y saca una pequeña bola de relleno de sus
negros rizos.
—¿Tú? ¿Enamorado? Vamos, Seth, ambos sabemos que eso no es cierto. El
amor no está en ti.
Me encojo de hombros.
—Ahora lo está.
He estado un largo camino en un muy corto periodo de tiempo que mi
madre ni siquiera sabría quién soy ahora y eso es por una chica. Mi chica.
—Voy a casarme con ella.
Sus labios se retuercen hacia arriba.
—Suenas seguro.
—Lo estoy.
Ella comienza a buscar en sus uñas, un hábito que realmente llega debajo de
mi piel.
—Estás muy confiado, ¿por qué no se lo has preguntado aún?
Aprieto mis dientes, frustrado. Es la misma maldita pregunta que me he
estado haciendo cada noche antes de dormir. Los labios de mamá se vuelven a
retorcer en una completa sonrisa.
—¿Quieres casarte con ella? ¿Necesitas mi bendición?
Sacudo mi cabeza.
—No necesito la bendición de nadie. Solo te estoy informando de mi plan.
—¿Y niños? La última vez que te oí nunca quisiste niños. ¿Eso ha cambiado?
—Sí, quiero niños. Tres... todos chicos —se lo digo sin dudar.
¿Cuándo demonios decidí eso? Los niños solían ser una zona a dónde “no
ir”, pero, ¿ahora sé cuántos quiero y el sexo que quiero que sean? Si no soy
cuidadoso, estaré escribiendo nombres de bebés en una libreta al final de la
semana. Escalofriante.
—No puedes elegir su sexo, Seth. ¿Por qué no quieres una niña?
—Karma, ese es el por qué.
Mamá ríe y el sonido es un ruido bienvenido a mis oídos. Ha pasado mucho 149
tiempo desde que oí su risa con hipo liberada.
—De todas formas, tenemos tiempo limitado. Cuéntamelo todo. ¿Cómo fue
tu torneo?
—Gané —respondo—. Estoy en los profesionales ahora.
Ella se mueve hacia delante en su asiento, excitada y eso me hace sentir todo
cariñoso y una mierda por dentro.
—¡Eso es genial! Sabía que podías hacerlo. ¿Cómo está Maddi?
¿Cómo está Maddi? Debería haber asumido que una conversación sobre mi
éxito desataría uno sobre los suyos.
—No lo sé —digo inexpresivo. Y no lo sabía. He estado ignorando sus
llamadas desde que se trasladó a Las Vegas—. No hemos hablado desde que la
golpeaste.
Mamá se encoge por el recuerdo y se echa hacia atrás en su silla.
Inmediatamente me siento mal. No debería haber sacado el tema. Fue hace años.
Antes de trasladarnos a Portland, mamá vino a casa bastante borracha y Maddi y
yo estábamos viendo una película. En esa escena, no era inusual para mamá
permitirse alcohol después del trabajo y nosotros no se lo reprochábamos,
considerando que papá se había ido. Maddi le habló a mamá sobre sus planes
para abandonar la carrera de Derecho e irse a Las Vegas con el cretino de su
novio, Kye y mamá perdió su mierda. Tiró cosas, maldijo, juró y lloró, fue a través
de las habituales desmesurando emociones de borracha antes de insolentarse y
atacar a Maddi. Sabía que mamá había cruzado la línea, pero la dejé golpear a
Maddi repetidamente con la esperanza de que Maddi volvería a sus sentidos,
infiernos, yo quería golpearla. No me gusta Kye. No me gusta la manera en la que
mira a mi hermana, o la manera en la que la toca. Llena su cabeza con esperanzas
y sueños, y si por algún condenado milagro, su banda consigue mejorar, no
quería que Maddi se convirtiera en algo secundario para él. Ella tiene que ser la
primera, siempre. No quiero nada excepto lo mejor para mi hermana pequeña. Él
la follará y sé que lo hará... porque es como yo. La diferencia es que yo follé antes
de conocer a la chica de mis sueños. He experimentado todo. Él no y cuando las
mujeres empiecen a tirarse hacia él... me preocupa que mi hermana salga herida.
De todas formas, volviendo al tema. No debería haberme sentado y dejar
que mamá golpeara a Maddi. Debería haber hecho alguna condenada cosa.
—Fue hace mucho tiempo —murmura mamá—. No era yo misma.
Doy un paso más cerca.
—Pero lo eres ahora y pareces estar bien. Déjame llevarte a casa.
Una repentina lágrima sale desde los ojos de mamá y cae a lo largo de su
mejilla. Ella la limpia.
150
—No estoy lista para ir.
Bueno, no me esperaba eso. Me agacho despacio, poniéndome al nivel de sus
ojos. ¿La he oído correctamente?
—Aquí es dónde necesito estar ahora mismo. Estoy demasiado cerca de
patear el hábito. Quiero ir a casa, pero todo en lo que pienso ahora mismo es en ir
a un bar para un Cosmo. Quiero ponerme mejor, Sethy, y tengo que estar aquí
para hacerlo.
Ella mete un mechón de cabello negro detrás de su oreja.
—Estoy bien físicamente, pero mentalmente, estoy drenada. No puedo
volver al mundo real aún. Todavía no.
Quiero que venga a casa, pero no voy a presionarla. Si ella siente que
necesita más tiempo, entonces eso es exactamente lo que le daré durante tanto
tiempo como quiera.
—Puedes tener más tiempo, pero en el segundo que realmente creas que
estás lista para ir a casa, llámame y estaré en el primer vuelo, pese a dónde esté en
el mundo.
Mamá levanta una mano y acuna mi cara.
—Oh, mi niño. —Aspira por la nariz y parpadea las lágrimas—. Lamento
que tuvieras que cuidar de mí. Has hecho mucho por mí... yo soy la madre, no tú,
y aún refuerzas el plato y me mantienes avanzando.
Oír que admite todo lo que he hecho me golpea directamente en el corazón.
Hace que todo lo que he hecho valga la pena. Hace que todo el estrés, todas las
noches sin dormir y los miedos que he sufrido valieran la pena.
Su labio inferior tiembla y quiero retroceder. Ver a tu madre llorar es lo peor
en el mundo. Eso te hace sentir pequeño e indefenso, como un niño.
—Ahora que he pasado la etapa oscura en la que estaba, puedo admitir para
mí misma y para ti que quise morir. Antes de dormir todas las noches, rezaba
para morir. Suplicaba a Dios para que no me dejara despertar, sabiendo que
tendría que repetirlo una y otra vez, caminar sola, conducir al trabajo sola, comer
sola, todas esas cosas que estaba tan acostumbra de hacer con tu padre, tenía que
hacerlas sola y eso me afectó.
Ella se inclinó hacia delante, plantando un rápido beso en mi frente.
—Nunca quiero sentir eso otra vez. Nunca quiero que mis hijos me vean así
otra vez. Ahora estoy mejor, no perfecta, pero mejor. 151
Realmente nunca he tenido una conversación profunda y significativa con
mamá. No así, de todas formas. Ella deja caer sus manos de mi cara y le sonrío.
—Nunca has estado sola y nunca lo estarás.
Un pitido distractor sobre la P.A. nos saca de nuestra conversación y mamá
se limpia su cara rosa con el dorso de su mano, y aspira por la nariz con tristeza...
no, felicidad, quizás ambas.
—Atención invitados, la hora de visita se está acabando ahora. Por favor
digan sus despedidas. Son más que bienvenidos a volver en cuatro horas cuando
las horas de visita empiecen de nuevo. Gracias.
Me pongo de pies y recorro mis dedos brevemente a través de mi cabello.
—¿Cuánto tiempo vas a estar en California? —pregunta mamá,
levantándose del sofá.
—Hasta mañana por la mañana. Llevaré a Olivia a la playa esta tarde, pero
volveré y te visitaré en su lugar.
Ella se burla y me golpea alejándome.
—No seas tonto. Lleva a la chica a la playa. California es demasiado
maravillosa para estar metido dentro.
—Pero...
—Nada de peros. —Sus largos, delgados brazos me rodean cuando me
empuja para un abrazo y su olor familiar me envuelve—. Llévala a la playa.
Estaré bien.
Después de un rápido adiós, cierro su puerta detrás de mí y tomo una
profunda inhalación. Cuando exhalo, me siento diferente, renovado. Mamá está
bien. Por primera vez en mucho tiempo, no está jugando con mi mente y estoy
completamente liberado cuando pienso en ella. Han pasado muchos años desde
que me sentí de esa manera y desde que conozco a Olivia, los viejos capítulos de
mi historia se han cerrado uno por uno, Mason, mamá, todas las chicas casuales e,
incluso, Don. Desde aquí, nuevos capítulos serán escritos y presentarán a Olivia
en cada simple frase de cada simple párrafo. Sin ella en mi historia no puede
avanzar y no puede estar completo. La amo. Ella es lo único bueno que me he
permitido tener desde que dejé a papá meterse en mi cabeza, y hasta ahora, todo
bien. Quizás soy bueno. Si no lo fuera, ¿por qué infiernos me darían a Olivia? No
pondrían a alguien tan inocente como ella en un camino dañino.
Quizás papá estaba equivocado conmigo.
152
12
Olivia
Miro las hermosas chicas con vestidos glamorosos que prácticamente se
deslizan por el restaurante. Las envidio a ellas y a su piel de porcelana. Envidio la
forma en que se mecen con fluidos movimientos, movimientos tan elegantes,
haciendo que el movimiento de las flores con el viento queden en vergüenza.
Definitivamente me siento como que estoy abajo en la escala atractiva esta noche,
especialmente con la leve quemadura de sol que recibí después de estar en la
playa con Seth todo el día. Por qué me dejó dormir en el medio de una playa
californiana al medio del día, está más allá de mí. Aparentemente, lucía
“demasiado cómoda” para despertarme. Me sonríe desde el otro lado de la mesa
y ruedo mis ojos hacia él. No me importa lo cómoda que parecía, no me siento
cómoda ya, mi piel pica un poco y estoy cansada como el infierno.
El vestido negro ajustado con escote profundo que he decidido ponerme
153
esta noche puede hacerme parecer más delgada, pero no hace nada para
disminuir el tono rosado en mi piel.
—¿Asumo que has estado en California antes? —digo, deslizando un
pedazo de ravioli en mi boca.
Seth ha sido más que atento aquí en California. Él sabe a qué playas ir,
cuales restaurantes hacen la mejor carne y todavía no he tenido que sacar mi
billetera para pagar por cualquier cosa, lo cual es muy extraño para mí. Con
Blade, yo pagaba por casi todo. No me gusta depender de la gente, me hace sentir
incómoda. Depender de otra persona no es natural para mí, pero Seth no tiene
ningún problema con deslizar su tarjeta en cualquier lugar que vayamos.
—Jackson y yo solíamos venir aquí cada verano durante un par de años.
Me sonríe antes de tomar un largo sorbo de su agua helada. Admiro la
forma en que su camisa formal negra se estrecha alrededor de sus gruesos brazos
mientras baja el cristal de la mesa.
—¿Difícilmente una visita inocente, supongo?
Sus ojos estallan, dejándolos caer brevemente a mi pecho antes de
arrastrarlos de vuelta a mi cara. Curva sus labios en una sonrisa pícara.
—¿Cualquier cosa que hago es inocente?
Maravillada por mis mejillas ardientes y la rapidez con que las hizo arder,
respondo:
—Nunca.
Me sostiene en su mirada y de repente tengo la boca seca. Trago saliva y sus
ojos oscuros caen a mi garganta. La forma en que me mira fijamente, como si
quisiera llevarme ahora mismo, envía una gran cantidad de calor a través de mi
cuerpo y late en todas partes. Corro rápidamente la lengua por mis labios para
humedecerlos. Tengo que hacer algo, cualquier cosa, para saciar mi deseo por él y
para contenerme a mí misma de no saltar sobre la mesa y correr mi boca sobre él.
Mira a mis labios con tanta ferocidad, la intensidad erótica antes de que
finalmente me mire a los ojos.
—Vamos a salir de aquí.
No hay pregunta en sus palabras. Quiere salir de aquí, ahora. Dejo caer el
tenedor contra mi tazón con una adherencia, asiento con la cabeza. ¿Quién
necesita la cena cuando el postre me espera? Seth se apresura a ponerse en pie a
toda prisa, sacando dinero de su bolsillo de atrás y dejándolo caer sobre la mesa.
Mientras empujo mi asiento hacia atrás, una hermosa chica alta, en un bello traje
rojo viene graciosamente hacia nuestra mesa. Sus ojos están sobre mí primero y 154
miro hacia Seth, quién me miraba con un brillo de cuestionamiento en sus ojos.
Arqueo una ceja. Es extraño que piense que ella está aquí por mí, yo no he hecho
ningún amigo en California y Selena es mi única amiga verdadera, chica, de todos
modos. Le doy un “Ella no es mía” sacudida de la cabeza y miro de nuevo a la
chica, que ha cerrado la distancia entre ella y la mesa. Una vez que está aquí, su
mirada se desplaza a Seth y ya no soy digna de su atención. Asimilo su vestido
rojo ajustado. Se adhiere a las curvas sutiles de su cuerpo y no me gusta que se
vea tan jodidamente bien en ella.
—¡Seth! —vitorea ella, dando un paso hacia adelante y envuelve sus brazos
alrededor de su cuello—. ¡No puedo creerlo, ha pasado tanto tiempo!
Observo, con curiosidad, mientras su cuerpo se pone rígido y coloca una
mano en la parte baja de su espalda, devolviendo el abrazo, más o menos. Cuando
ella se aleja, parece casi frustrado.
—¿No me digas que no te acuerdas de mí?
Me mira con una expresión facial de fusión molesto-preocupado. Hay una
burbuja en mi pecho... ¿Celos? Creo que sí. Estoy molesta, pero no quiero que lo
sepa. Frustración surge en medio de mis costillas y me siento de nuevo en mi silla.
Me olvidé de que Seth tiene una miríada de damas seguidoras, recuerdo las que
vinieron por él en el gimnasio con claridad.
—No, lo siento.
Ella cambia el peso, plantando firmemente una cuidada mano en su cadera.
—¿Jesse? Nosotros estuvimos en la fiesta de la playa de Newport del año
pasado. —La forma en que ella dice “estuvimos” me enferma. Realmente espero
que deje de restarle importancia mis sentimientos, de todos modos, ¿qué edad
tiene?
—¿Cuántos años tienes? —dejo escapar, inclinándome hacia delante en mi
silla.
Seth mira de golpe hacia mí, advertencia clara en sus ojos. No estoy
insinuando a Seth voluntariamente tener relaciones sexuales con alguien por
debajo del límite legal, pero no hay forma de esta chica sea mayor de diecisiete.
—Veintiséis.
Aprieto los dientes para evitar que mi boca caiga abierta. ¿Veintiséis? ¿Cómo
es más vieja que Seth y yo? Su cara es como una muñeca y tiene una masa de rizos
dorados que se atan en un moño elegante. Tiene pómulos altos y enormes ojos
azules. Diecisiete. Lo juro por Dios que es diecisiete.
—De todos modos —exhala ella, volviendo su atención a Seth—. ¿Hasta
cuándo vas a estar en California?
155
—No mucho... —Él mira de reojo—. Tal vez deberíamos hablar de esto en
otro lugar.
La sonrisa de labios rojos que se extiende sobre su cara me pone enferma.
Mientas camina hacia él, éste se vuelve hacia mí.
—Ya vuelvo. Quédate aquí.
Estoy mirándolo con furia, puedo sentirlo. Con una mandíbula apretada,
Seth vira y sigue a la chica a alguna parte. Cuando desaparecen de la vista, me
desplomo sobre mí misma.
Golpeo mis dedos a lo largo del mantel blanco por lo que se siente como mi
cuarta hora. Saco mi teléfono de mi bolso. Solo ha pasado once minutos. Suspiro,
lo dejo caer de nuevo en el interior, colocando mi bolsa sobre la mesa. ¿Qué
demonios es esto? Vamos de cenar en un momento y a punto de ir a casa y
desgarrarnos el uno con el otro. Y en el próximo, se va con una chica con la que ha
jodido y estoy sola en la mesa. Eso no está bien, ¿no? Mierda. No sé. ¡No sé lo que
es aceptable y lo que no lo es! ¿Por qué no pudo decirle que se fuera? ¿Por qué no
podía decirle que nos íbamos? ¿Por qué estoy tan enojada? Puedo sentirlo
envenenando mi estado de ánimo.
En cuanto pasan estos pensamientos, Seth aparece de nuevo en el borde de
la mesa.
—¿Lista para irnos?
Sin decir una palabra, agarro mi bolso y me levanto. Mantengo mis ojos en el
suelo a medida que dejamos el restaurante. Cuando llegamos al coche, abre la
puerta para mí y subo. Cuando se desliza en el asiento del conductor y cierra la
puerta, mi cerebro envía palabras para salir por mi boca antes de obtener la
aprobación de mi lengua.
—¿Tuviste sexo con ella la última vez que estuviste aquí? —Estoy orgullosa
de la indiferencia en la voz.
—Sí. —No hay un segundo de vacilación por su parte, y no sé si debo estar
inquietada u orgullosa por su honestidad—. ¿Estás molesta?
Me planteo la pregunta, rastrillando mis dientes sobre mi labio inferior con
nerviosismo.
—No sé... ¿Es que siempre va a ser así?
No responde y lo tomo como un gran y gordo sí.
—Olivia, te dije que esta parte de mi vida fue complicada. No es complicada
con drama y oscuros secretos. Es complicada con las muchachas y sus parejas que
quieren patear mi culo. Quiero decirte que no pasará de nuevo, pero eso sería una
mentira. —Exhala—. No soy bueno... y no tengo ninguna historia de fondo
emocional que te hará simpatizar con mi comportamiento. Me gusta el sexo,
156
amor-sexo, me encanta la forma en que se siente. Simple y llanamente. Soy malo,
te dije eso antes... y todavía me querías.
Tiene razón, lo sé, pero las cosas eran diferentes antes de que me enamorara
de él. En aquel entonces, solo quería divertirme. Solo quería devolvérselo a Blade,
pero ahora, quiero estar con Seth para el resto de mi vida. Quiero estar orgullosa
de él... No quiero sentirme enferma cada vez que una chica habla con él porque
han jodido. No es una sensación agradable.
—No quiero pelear, solo llévanos a casa —le digo, mi espalda apoyada en el
reposacabezas y cerrando los ojos contra el dolor de cabeza que amenaza con
venir. Sé que va a tratar de resolver esto antes de dormir y espero que podamos.
No quiero que nuestro tiempo sea arruinado debido a esto.
Me gustaría decir que estoy feliz con mis propios pensamientos, pero en este
momento, mis pensamientos apestan. Sigo imaginándolos teniendo sexo... su
cabello oro que fluye por todas partes, sus fuertes manos agarrando sus caderas
mientras se mete dentro de ella.
Abro los ojos, desesperada por escapar de las visiones mentales.
—Disfruta el silencio mientras puedas —refunfuña—. Debido a que apenas
lleguemos vamos a hablar.
Miro por la ventana mientras el temor me llena el estómago. Las
conversaciones con Seth son siempre intensas... él no cree en el mal humor y hacer
caso omiso de la cuestión. Se enfrenta a las cosas de frente y no se detiene hasta
que se tome una conclusión. No sé si me gusta ese enfoque... o absolutamente lo
detesto. De cualquier manera, iba a suceder.
157
13
Seth
Ella se deja caer sobre la cama y comienza a quitarse los zapatos, mientras
me apoyo contra la pared con los brazos cruzados firmemente sobre mi pecho.
Observo mientras tira de los grandes aros de sus orejas y uno después el otro, los
arroja a la mesita caoba. Ella está preparándose para la cama, pero no hay manera
en el infierno de que vaya a dejarla ir a dormir aún, no hasta que derrumbe cada
pensamiento que tiene y le asegure que ella es todo lo que quiero. Voy a reponer
el amor que haya perdido conmigo esta noche y algo más, no voy a tomar nada
menos que ciento cincuenta por ciento.
—Dime las dos pequeñas palabras que te dije en Boston.
Ella niega con la cabeza. Sé que no quiere entrar en esto ahora, pero le daré
opción.
—Seth… 158
—Dime —exijo, dando un paso adelante—. Quiero escucharte decirlo.
—Te amo —murmura.
Bastante fácil.
—Ahora pregúntame a cuántas chicas se las he dicho, aparte de ti.
Olivia suspira, su actitud de repente irradia de ella en olas.
—No quiero…
—Pregúntame. —Mi voz sale mucho más agresiva de lo que pretendía, pero
la asusta lo suficiente como para responderme.
—¿A cuántas? —espeta.
—Ninguna.
Ella me mira y la vista de su rostro es casi suficiente para hacerme fallar y
olvidar toda la situación.
—Pero eso ya lo sabías, entonces ¿por qué estás molesta?
Ella mira hacia abajo, a sus manos.
—Porque…
—¿Por qué una chica con la que tuve sexo en el pasado se acercó a nosotros
en la cena? ¿Por qué la acompañé lejos de la mesa porque me di cuenta de lo
mucho que te estaba molestando? —Descruzo mis brazos—. No podía dar dos
mierdas sobre esa chica y me duele que pienses que significa algo para mí. —
Rápidamente paso mis dedos por mi cabello. Necesito que crea que la chica no era…
no es nada para mí—. Ella era tan extraña para mí como lo fue para ti.
Me acerco a la cama y me dejo caer de rodillas delante de ella. Su cuerpo está
tenso, a la espera de que yo haga algo. Deslizo mis manos por sus lisas
pantorrillas hasta los lados de sus muslos. Sus magníficos ojos verdes se fijan en
los míos y la intensidad de ello hace que mi corazón se acelere.
—¿Qué más puedo decir? ¿Tuve sexo con esa chica? Sí, dos veces, pero te
puedo decir con un cien por ciento de honestidad que ni siquiera recuerdo cómo
fue… Ya no me acuerdo de mi vida sexual antes de ti. No lo hago. Tú eres mi
resolución, O. Tú eres la persona con la que estoy aquí… la persona con la que
elijo estar aquí. —La agarro, acercándola más a mí—. Te amo. Joder, te amo más
de lo que nunca sabrás y sé que esta noche te hice daño, pero te juro por Dios que
pasaré el resto de mi vida compensándote.
Sus ojos se mueven rápidamente entre los míos mientras absorbe lo que dije.
—Ni siquiera puedo decirte su nombre —añado, con sinceridad—. Pero
puedo decirte tu nombre. —Siento mis labios sacudirse—. Puedo decirte tu color
favorito, comida favorita, libro favorito y tu marca favorita de perfume. Puedo
159
descargar tu canción favorita en este momento y no tener que pensar dos veces en
ella. Sé que te gustaría que nunca hubiera conocido a ninguna otra persona. —Me
acerco unos centímetros, llevando mi cara a la de ella—. Si pudiera volver atrás y
cambiar las cosas, lo haría, sin dudar. Pero no puedo. Por lo tanto, todo lo que
estoy pidiendo es que confíes en mí. Nunca podría ni te haría daño de esa
manera. Nunca. Eres buena y te mereces algo bueno. Sé que estoy lejos de eso,
pero lo que soy es todo lo que tengo para ofrecerte. Si me quieres, tendrás todo:
mis problemas, mis pasiones, mi pasado, todo.
No necesito una respuesta de ella para saber que está contenta con lo que he
dicho y obtengo la reacción que quiero al sentir las yemas de sus dedos subiendo
por mis brazos.
Olivia es la clase de persona que se cierra cada vez que está molesta. No
tocará o hablará. Ella prefiere la soledad, revolcarse en sus propios pensamientos.
Al diablo con eso. La idea de dejarla sola durante un segundo cuando está
molesta me mata y es aún peor cuando sé que soy el que la puso molesta en
primer lugar. No hay filtro en mi boca o mis acciones. Lo hago y veo los químicos
reaccionar. Es un experimento científico, la verdad.
Los dedos de O se enroscan alrededor de mi cuello y me tira sobre la cama.
De buen gusto la sigo, dejando de lado sacarme los zapatos. Su cuerpo suave y
sensual se amolda perfectamente al mío, y me encanta lo suave y femenina que es.
Bajo mi boca a la de ella y puedo sentir su aliento rápido y nervioso en mi cara,
pero antes de que la toque le digo:
—Malditamente te amo, con todo lo que tengo... y no voy a tomar nada
menos de ti.
—Y yo también te amo.
Paso la mano sobre la parte superior de su cabeza, alisando los mechones
oscuros mientras la miro a los ojos.
—Dime cuánto me amas.
Quiero oírlo. Quiero que ella use metáforas ridículas y líneas débiles. Lo
necesito. Tengo que estar tranquilo porque jodidamente no la perderé, no esta
noche.
Su mirada se mueve nerviosamente sobre mi cara.
—No puedo...
Siento que mis cejas se juntan.
—¿Por qué? 160
—Porque no hay palabras que describan lo que siento por ti. —Ella traga
fuerte—. Puedo decirte que te amo hasta la luna ida y vuelta, pero en lo que a mí
concierne, no es suficiente. Puedo decirte que te amo hasta otro universo ida y
vuelta y la distancia aún no es suficiente para describir lo que siento. Te amo. Te
amo más que cualquier palabra, cualquier objeto, cualquier emoción y cualquier
medida de distancia que esta vida pueda representar alguna vez.
Los grandes ojos verdes de Olivia siguen fijos en los míos y ella se aclara la
garganta.
—Reaccioné exageradamente... —La esquina de su deliciosa boca se tuerce—
. Tal vez, pero es solo porque te amo y eres mío.
Estoy de acuerdo.
—Soy tuyo.
Líneas abren camino a través de su la cara de otra manera suave, como si
quisiera sacar algo fuera de su pecho.
—No quiero que otras chicas te toquen.
Ella atrapa su regordete labio inferior entre los dientes y lo libera,
iluminando mi cuerpo como un maldito árbol de Navidad. Olivia siempre ha sido
indiferente cuando se trata de chicas hasta ahora, y el pensamiento de ella
reclamándome hace que mi cuerpo se encienda con fiera pasión. Ella engancha su
muslo sobre mi cadera, apretándome contra ella.
—No me gusta oír tu nombre en los labios de otras chicas. —Sus dedos
serpentean alrededor de mi cuello y lleva mi cabeza más cerca hasta que sus
labios acarician mi oído—. Tu nombre saliendo en jadeos de excitación debe solo
caer de mis labios y los labios de tus espectadores, no de chicas al azar en
restaurantes.
Su tono es agresivo y posesivo, un tono que nunca pensé que iba a oír venir
de mi dulce “hago lo que me dicen” Olivia. Quiero desabrochar mi camisa para
poder respirar un poco mejor, pero tengo que esperar y ver, esperar a lo que ella
va a decir a continuación. Sus ojos se estrechan.
—No desaparecerás con otra chica nunca más. Incluso si estoy llorando y mi
pecho está hipando con sollozos, no me dejarás, maldición.
Abro la boca para estar de acuerdo con todo lo que quiera, pero ella da un
tirón de mi cuello, deteniendo la formación de mis palabras y tirando de mis
labios con fuerza contra los suyos. Sus manos empujan con fuerza contra mi
pecho y dejo que me gire sobre mi espalda. Ella está a horcadas sobre mí, su
cálido centro cerniéndose directamente sobre mi longitud que presiona con fuerza
contra mis pantalones. Puedo sentir su calor irradiando a través de la tela, 161
provocándome. Su lengua se desliza contra la mía y este beso no es como nuestros
besos habituales, la clase de besos donde yo lidero. Ella me está reclamando,
diciéndome exactamente cómo van a ir las cosas y no puedo estar más atento.
Demonios, estoy de acuerdo en cualquier cosa que quiera que haga si eso significa
que ella tomará control de mí así todo el tiempo.
Su mano corre por mi estómago antes de deslizarse entre nuestros cuerpos y
presionar su palma derecha contra mi pene duro.
—Podría hacer que te olvides donde estás… olvides tu nombre y te olvides
de ella con un golpe de mi lengua. —Su dedo se contrae nerviosamente contra mi
pene y yo sutilmente flexiono las caderas contra su mano. Ella nunca ha puesto su
boca en mi pene antes. He pensado en eso un millón de veces y he querido que lo
hiciera, pero nunca he presionado—. Pero me gustaría mucho más que te sientes y
te cocines a fuego lento, culpándola por no conseguir nada esta noche.
Olivia se desliza fuera de mí y yo de repente me apoyo sobre mis codos. Mi
cabeza gira mientras el oxígeno inunda mis pulmones, descuidando mi cerebro.
Sus dedos se arrastran hacia arriba por un lado de su cuerpo antes de curvarse
alrededor de la cremallera y arrastrarla hacia abajo a lo largo de la longitud de su
torso. Cuando la cremallera se acerca el final, el vestido cae de ella, quedando en
un charco junto a sus altos tacones cristalinos. Las palabras me fallan ante la vista
de ella y toda su maldita perfección desnuda cuando mis ojos se arrastran por su
cara bonita, sobre sus delgados hombros y se detiene en sus perfectos pechos
redondos. Miro fijamente durante unos segundos mientras ella se queda allí
parada, dejándome admirar su forma completa. Mi mirada finalmente deja sus
pechos antes de hacer su descenso hacia su ombligo suave y hacia la hendidura
desnuda entre la brecha en sus muslos. Jodido. Jesucristo. Cierro mis ojos por un
instante en un intento de evitar un accidente prematuro. Ella no tiene que tocarme
y estoy listo para correrme. Quiero que se acaricie mientras me toco y quiero que
ella lo haga con esos tacones. Ella se gira y camina hacia el cuarto de baño. Yo me
siento de golpe. ¿A dónde se cree que va?
Ella se vuelve hacia mí, protegiendo su cuerpo con la puerta del baño.
—Voy a ducharme y luego me voy a la cama.
¿A la cama? ¿Ahora? ¿Después de que me llevó al borde? No lo creo. Me
lanzo fuera de la cama, listo para unirme a ella en la ducha, pero ella niega con la
cabeza, deteniéndome en mi camino de guerra al éxtasis.
—No.
—¿No? —No puedo creerlo. ¿Cuándo me ha dicho que no a mí? ¿Es posible
fruncir el ceño con una sonrisa? Estoy bastante seguro de eso es lo que estoy
haciendo—. Eres sádica.
162
Con un movimiento de sus cejas, ella cierra la puerta del baño, dejándome
solo en el dormitorio. Miro los paneles color chocolate de la puerta, mis dedos
pican de ganas por alargar la mano y girar la manija dorada de la puerta. Si no la
hubiera cabreado esta noche, tiraría la puerta debajo de una patada y le mostraría
exactamente quién está en control aquí, pero ya que ya soy el malo, voy a dejarlo.
La lastimé, así que puede tener el control de la noche y solo por esta vez. Suspiro,
girando sobre mis talones y saliendo del dormitorio. Va a ser una larga puta
noche.
***
Tiro mis zapatos detrás del sofá y troto por las escaleras. He estado fuera en
el balcón en el aire salado y caliente por más de cuarenta minutos. Solo planeaba
estar aquí, mientras Olivia estaba en la ducha, pero me puse a pensar y no pude
parar. Esta noche no debería haber ocurrido. Nunca había estado avergonzado de
mi pasado. Nunca me había parado a reflexionar en todas las decisiones que he
hecho, o al menos no lo había hecho hasta que empezaron a volver para
morderme en el culo una detrás de la otra. Sabía que volverían a mí, así es como
funciona el karma, pero en el momento no me importó. Las diversas emociones
que parpadean sobre su cara cuando algo como esto pasa, tristeza, disgusto, celos,
todas ellas, retuercen mi estómago en nudos y me siento indigno de ella. Papá
siempre me decía que destruyo todas las cosas buenas que obtengo. ¿Estaba
destruyendo a Olivia? Si esto sigue ocurriendo, ¿la cambiará? ¿Le importaré
menos?
Tengo que casarme con ella para que no pueda dejarme... no estoy tratando
de atraparla, solo quiero la prueba de que ella va a estar a mi lado para siempre,
que ella quiere ser parte de mi existencia.
Olivia es la única cosa que sé que mi papá hubiera aprobado. Él no estaba
allí para mí y cuando pienso en él, la palabra amor no surge exactamente en mi
mente... pero aun así quería que él esté orgulloso de mí. ¿Qué hijo no quiere hacer
orgulloso a su padre?
Abro la puerta del dormitorio y mis ojos escanean la habitación en
penumbra. No sé lo que esperaba encontrar... ¿una Olivia desnuda y cachonda, tal
vez? Ella ha atenuado las luces y las luces tenues siempre son una buena señal.
Cierro la puerta tras de mí y cuando hace clic, oigo las sábanas alterarse. En
medio de la masa de sábanas y almohadas azul Francia, veo un pequeño pie
asomándose sobre el borde de la cama y me sonrío a mí mismo. Ella realmente se 163
fue a dormir. Me puso en mi lugar y luego se durmió sin decir nada más...
extrañamente, estoy orgulloso de ella.
Su obstinación es lo que me atrajo en primer lugar, supongo. Sabe cuándo
contestarme y cuándo rendirse. Es como si tuviera un radar para cuando tengo
que ser puesto en mi lugar y cuando tengo que estar en control, claro, ella ha
mezclado los dos un par de veces, pero por lo general, da en el clavo.
Botón tras botón, desabrocho mi camisa y la tiro al suelo. Dejo caer mis
pantalones y los reemplazo con un par de pantalones flojos de mi maleta que está
en torpemente esparcida por la habitación. Cuando me arrastro a través de la
cama, su olor limpio y fresco me golpea como una tonelada de ladrillos y me doy
cuenta de que me he congelado en mi lugar. Su olor fluye a través de mí y cierro
los ojos mientras se filtra por todos mis poros y prende fuego mi sangre.
Obligándome a moverme de nuevo, retiro las sábanas de mi lado y me deslizo
dentro. Olivia me está haciendo frente, con la mano escondida adorablemente
bajo la barbilla y su cuerpo vestido con un fino camisón color gris que está
levantado sobre sus caderas, exponiendo el más diminuto par de bragas de encaje
blanco que he visto en mi vida. En la penumbra, no puedo decir el tono exacto de
su piel, pero sé es todo de un ligero tono rosado. Sonrío, recordando los cuarenta
minutos que me acosté junto a ella en la playa. Tenía mis gafas de sol puestas, por
lo que para los transeúntes, los dos estábamos durmiendo, pero en realidad, yo la
estaba observando. Memorizando cada centímetro de piel expuesta, creando
mapas en mi cabeza… mapas que planeo seguir con mis labios.
Me pongo más cerca de ella, manteniendo mis ojos en su cara pacífica. Sin
pensarlo, mi mano se acerca y paso las yemas de los dedos sobre la cara externa
de su muslo y sobre el fino material blanco de su ropa interior. Las puntas de mis
dedos parecen calentarse cuando nuestra piel se conecta y continúo mi ascenso,
deslizando mis yemas sobre su cadera. Sus labios se abren y expulsa una
bocanada de aire caliente, enviando un escalofrío de placer a través de mi cuerpo
que obliga a mi cabello a pararse en sus extremos cuando piel de gallina hace
erupción sobre mi piel. No puedo evitar imaginar el sonido justo junto a mi oído
mientras le doy placer. Arrastro mi dedo sobre el borde de su cadera y sobre su
estómago. Con otro suspiro, ella rueda sobre su espalda. Espero un poco, no
queriendo despertarla, y cuando estoy seguro de que no lo hará, dejo que mis
dedos vaguen. En poco tiempo estoy acariciando el dobladillo de su ropa interior.
A pesar de estar sobre su espalda, ella todavía me está enfrentando y puedo oír
sus pesadas respiraciones de anticipación. Incluso en su sueño ella quiere que la
toque. Sé que debería simplemente abandonarla y dejarla dormir, pero la
atracción que ella tiene en mí es imparable. Deslizo mis dedos sobre la parte
exterior de sus bragas de encaje, evitando su punto dulce, para acariciar el interior
de sus muslos. La oigo contener el aliento en la garganta cuando el borde de mi 164
dedo roza su centro y ella minuciosamente empuja sus caderas. Su pierna se
acerca un poco cuando las separa abriéndolas un poco. Mantengo mis ojos en su
cara y sus labios entreabiertos mientras deslizo la punta de mi dedo bajo el borde
de su ropa interior. Su piel es suave e increíblemente delicada y mientras deslizo
mi dedo entre sus pliegues húmedos, ella gime y envía electricidad que crepita a
través de mi cuerpo. Ella extiende sus piernas aún más amplias y empujo mi dedo
índice dentro. Sus paredes se contraen a mi alrededor, casi enviándome sobre el
borde y mi pene ni siquiera la ha tocado aún. Olvídense de tocar, estoy todo
dispuesto a saborear. Me empujo sobre ella, teniendo especial cuidado de no
despertarla. Me bajo hasta que mi cara está directamente entre sus muslos y justo
sobre el tarro de miel que tan desesperadamente quiero probar. Su dulce aroma
me abruma, enviando mis sentidos en un frenesí. Mi pene duele por clavarse
fuertemente contra el colchón y muevo mis caderas para aliviar un poco la
presión.
Tiro de sus bragas a un lado y admiro su perfección en la tenue luz antes de
tocarla con mi lengua. Tan pronto como mi lengua toca su piel caliente, ella inhala
fuertemente, sus caderas se flexionan contra mi boca y fuerzan a mi lengua más
fuerte contra su clítoris. Giro mi lengua lentamente al principio, y su espalda
comienza a arquearse mientras su respiración se vuelve lo suficientemente pesada
para que yo la escuche. El sonido me estimula y lamo más rápido y más fuerte,
hasta que ella está gimiendo y agarrando las sábanas. El calor al rojo vivo se abre
paso a través de mis venas y quiero follar su dulce coño… pero no puedo. Esto se
trata de compensarla y con mucho gusto me voy a dar un serio caso de bolas
azules si esto significa hacerla feliz.
Detengo los remolinos de mi lengua contra su delicioso manojo de nervios y
trazo mi lengua hasta su centro y sobre su agujero. Olivia se estremece cuando mi
lengua envía sensaciones a través de su cuerpo dormido. Escucho tensarse las
sábanas por el tirón de sus manos cuando tira de ellas y cambio de nuevo a
masajear su clítoris. Un involuntario gemido se libera de mi garganta mientras
froto la palma de mi mano por el interior de su muslo antes de dejar caer la punta
de mi dedo dentro de ella. Olivia suelta las sábanas y levanto la vista para ver que
se ha levantado su camisa y expuesto sus senos mientras se busca a tientas a sí
misma, pellizcando y rodando sus pezones entre sus dedos.
Maldito.
Infierno.
Muevo mi dedo dentro y fuera, lentamente al principio, hasta que sus manos
se caen de sus tetas y rastrillan mi cabello, instando a mis labios con más fuerza
contra su cuerpo mientras sus piernas se enganchan sobre mis hombros. Miro
hacia ella y la veo todavía en un estado de sueño. Dejo caer mi atención a lo que 165
estoy haciendo, concentrándome en conseguirla exactamente donde yo quiero
que esté.
—Mmmm...
Mis ojos vuelan de nuevo a la cara de Olivia y se traban con sus grandes ojos
verdes. Incluso en la tenue luz, puedo ver sus mejillas sonrojadas por su
excitación. Su cuerpo se sacude bajo el empuje de mi dedo y los rápidos e
irregulares latigazos de mi lengua. Sé que ella ama mis dedos, así que agrego otro
y el efecto de ello hace que balancee de sus caderas contra mí.
—Sí —jadea, cerrando los ojos—. Oh, joder sí.
Siento sus paredes comenzando a apretarse mientras ella se acerca al
orgasmo. La sensación de ello me tiene follándola con el dedo más fuerte y más
rápido. Si se vuelve más apretada, no voy a ser capaz de mover mis dedos en
absoluto. Curvo mis dedos hacia arriba y las piernas de Olivia se acercan más,
amenazando con aplastar mi cabeza entre sus muslos. Casi sonrío al pensar en
hacerla correrse y capturar su clítoris entre mis dientes, mordiéndolo suavemente.
—Seth —gime, mientras su pecho sube y baja rápidamente—. No te
detengas…
No voy a hacerlo. Cuando deslizo un tercer dedo, las caderas de Olivia se
mueven hacia arriba mientras fuertes gemidos salen de sus labios.
—¡Oh! ¡Oh, Dios, mierda!
Sus muslos aplastan mi cabeza, pero no es suficiente como para evitar que la
martille con mis dedos.
—¡Sí! ¡Ohhh! ¡Seth! —Sus paredes hacen espasmos alrededor de mis dedos y
su coño hace un sonido de derretimiento mientras se deslizan dentro y fuera.
Jugos dulces gotean de ella, cubriendo mi dedo y mi lengua. Su cuerpo se retuerce
mientras los efectos de su orgasmo desaparecen, dejando todo en un aturdimiento
hipersensible. Quito mis dedos y paso mi lengua por encima de su punto dulce
una vez más, haciendo que su cuerpo tiemble y su pecho jadee con una risita
satisfecha.
Deslizo mi cuerpo por encima de ella, presionando mi dureza en su núcleo
blando y ella aprieta mis caderas entre sus muslos. La excitación hace erupción en
las profundidades de sus ojos mientras le beso la punta de la nariz y ruedo fuera
de ella. Cierro los ojos por un instante, esperando que la palpitante presión en mis
pantalones desaparezca. Olivia suspira, rodando su cuerpo lentamente hacia mí y
metiéndose en mi costado. Sus dedos se arrastran por mi pecho a lo largo de mi
estómago antes de bailar sobre el dobladillo. Sigo estando duro, todavía con
ganas de sumergirme en su interior, pero no lo haré. No esta noche.
166
Quiero estar dentro de ella, pero creo que ser desinteresado y darle algo sin
recibir nada a cambio es el mejor movimiento que puedo hacer esta noche, en
términos de nuestra relación. Ella necesita saber que no es todo sobre sexo
conmigo. La amo más que el sexo, y no tener relaciones sexuales con ella esta
noche le demostrará (esperemos) que soy capaz de dar sin tomar nada a cambio.
La pongo justo encima de mí, colocando mi barbilla en la parte superior de su
cabello húmedo con perfume a fresas.
Cuando su mano se desliza por debajo de la cintura de mis pantalones y
acaricia la punta de mi pene, agarro su muñeca y tiro de ella. Siento su sonrisa
contra mi piel e imagino sus labios perfectos curvándose vívidamente en mi
cabeza. Tan hermosa.
—¿No quieres?
—Oh, sí quiero. —Presiono la palma de su mano contra el duro bulto en mis
pantalones y aprieto los dientes contra el impulso de hacerla acariciarlo—. Pero
no voy a hacerlo. No esta noche.
Sus dedos se crispan contra mí y cierro los ojos, tragando la masa de saliva
que inunda mi boca mientras el sabor de Olivia persiste.
—No esta noche —le digo de nuevo, más como un recordatorio para mí
mismo que para Olivia.
Bosteza, tirando la mano hacia atrás, colocándola alrededor de mi cintura.
—Quién sabe, tal vez te despertaré con una agradable sorpresa.
Me río una vez.
—No lo hagas. Cuando lo hagas, quiero estar muy despierto de principio a
fin con las luces tan brillantes como puedan estar. No quiero perderme ni un
segundo de ello.
Ella se ríe somnolienta, acurrucándose más cerca.
—¿Quieres filmarlo, también?
—¿Puedo? —pregunto, un poco demasiado entusiasmado lo que debería
haber estado.
Olivia aplasta mi pecho.
—Estaba siendo sarcástica. No, no puedes filmarlo.
—Ya veremos.
Me la imagino poniendo los ojos en blanco y le aprieto un poco más fuerte.
—Buenas noches. 167
—Lo son ahora.
Me duermo poco después con el amor de mi vida en mis brazos y el sabor
más dulce en el mundo en mi lengua.
14
Olivia
A menos de un día para las Vegas
***
***
179
15
Seth
Me recuesto contra el auto, mis manos llenando mis vaqueros mientras
espero a Olivia. Portland es sorprendentemente frío a las cuatro y media de la
mañana. Aparentemente, Darryl reservó el vuelo más temprano que pudo. Él
siempre quiere hacer lo máximo de cada día y no quiere pasar la mayor parte
sentado en un avión. Según mis cálculos, tomaremos el avión a las cinco y
estaremos en Nevada a las once de la mañana. Nada mal, pero sigue siendo
mucho maldito tiempo para mí. Preferiría manejar los cuatro mil quinientos
kilómetros y evitar caer desde el cielo. He tenido suerte hasta este momento,
¿pero que tanto puedo bailar con la muerte? Uno de estos días, ella y el karma
podrían decidir que están cansados de mi mierda y me dejaran caer en picado al
océano.
Salto de las imágenes de una caída y una ardiente muerte por el sonido de la
180
puerta del frente de Olivia abrirse y la mosquitera golpeando contra el muro de
ladrillo. Verla inmediatamente relaja algo de mi duda y salgo del carro y camino
pasando la cerca para agarrar su maleta. Ella luce adorable en su chaqueta blanca
con capucha y pantalones negros. Olivia sonríe de manera somnolienta y no
puedo evitar sonreírle de regreso. Ella es muy linda como para no sonreírle,
incluso cuando está molesta.
—Buenos días —me saluda, haciendo que mi corazón se sienta todo
estúpido y tibio.
—Buenos días —contesto, tomando su maleta y poniéndola detrás de mí.
Olvidando el equipaje, agarro la chaqueta de Olivia y tiro de ella hacia mí.
Su rostro adormilado despierta en el instante en que presiono mi cuerpo contra el
suyo. No sé porque siempre la atraigo hacia mí… pero se siente mejor cuando la
estoy tocando. Siento paz, como si todo estuviera bien. Sus ojos verdes estudian
mi rostro, mirando fijamente. Quiero besarla. Voy a besarla. Bajo mi boca hacia la
de ella, presionando escasamente mis labios contra los suyos. Me detengo por un
momento, escuchando su rápida respiración. Adoro la forma en que la afecto y sé
que si deslizo mi mano dentro de sus pantalones, estará húmeda y lista para mí,
siempre lo está. Mientras presionó mis labios más duro contra los de ella, su
mamá, Sandra, se detiene detrás de ella sosteniendo una maleta larga y negra.
—No olvides tu vestido, Olivia. Buenas, Seth.
Olivia se aleja de mí, como si hubiese sido un plato caliente en el que colocó
sus manos sin prestar atención. Sonrío, divertido por su reacción. Olivia recibe el
vestido y me mira brevemente, sus rosadas mejillas resplandeciendo antes que
llevara el vestido al auto. Un incómodo silencio llena el aire entre Sandra y yo. Sé
que Sandra no es exactamente mi fan número uno, pero sé que le agrado lo
suficiente como para estar con su hija.
—Le pediré que se case conmigo —le digo rápidamente a Sandra, sin
bobadas.
Sus delgadas, cejas marrones casi se elevan hasta el nacimiento de su cabello,
pero trata de enfrentar mi anuncio como si no fuese la gran cosa.
—¿Ahora mismo?
—Sí, mientras estamos en las Vegas. Y me la llevaré de esta casa a la mía.
La esquina del labio de Sandra se retuerce, sus fangosos, ojos verdes
estrechándose sobre mí.
—Tengo la sensación de que no me estás pidiendo permiso.
Sacudo mi cabeza.
—No, señora. Estoy diciendo las cosas como van a suceder. 181
Ella cruza los brazos. Se ve tan pequeña en su bata de flores.
—Estás extremadamente confiado en que Olivia dirá sí.
—Lo estoy —digo y mi estómago se revuelve por la mentira. No sé porque
siento tanto recelo por su respuesta. Ella me ama. Me lo dice casi todos los días,
pero ella también es caprichosa e impredecible. Hay una posibilidad de que diga
no o aún no y mi misión en las Vegas es alejar esas posibilidades. Cuando soy
optimista ella hace lo que sea por mí, se lo pediré y no será de la forma
tradicional. No. Se lo pediré en la forma “Seth” así que de ninguna maldita
manera lo olvidará.
—Bueno, tienes mi aprobación… aun si no la quieres.
Sus palabras me atrapan fuera de guardia y estoy repentinamente
congelado, incapaz de hablar. ¿Acaba de darme permiso? ¿Sandra James, acaba
de darle su bendición a Seth Marc? Combato el deseo de pellizcarme para ver si es
un sueño.
—Gracias.
Ella mueve su mano hacia mí y yo se la agarro, atrayéndola a un abrazo. En
lugar de golpearme lejos como esperaba, ella se ríe entre dientes y da palmaditas
rápidas en mi espalda. Cuando la dejo ir, se aleja, cubre sus ojos con sus manos y
me da la espalda.
—Buen viaje. Mantén a mi bebé a salvo.
Antes que pueda responder, ella entra a la casa y cierra la puerta. Yo agarro
la maleta y me dirijo al auto, Olivia tiene la puerta abierta y ambas, ella y Selena,
están mirándome fijamente, sus ojos saliéndose de sus cráneos.
—¿Qué? —pregunto mientras abro la cerca y la atravieso.
—Nada —responden al unísono.
Me acercó a la parte trasera del auto y coloco la última maleta dentro. Las
maletas de Olivia y Selena ocupan casi todo el espacio, dejando apenas el espacio
suficiente para las de los demás.
Afortunadamente, Jackson está en la silla delantera y Selena esta atrás. Juro
por Dios que si tengo que escuchar otra sesión de besos o gemidos voy a
quebrarme. Subo al asiento trasero y Olivia inmediatamente se acurruca junto a
mí. No la había visto desde la última vez que la llamé. He estado tan ocupado
poniendo en orden el gimnasio para nuestro viaje y tratando con los abogados
que no he tenido tiempo para prestarle atención.
En el lado bueno, mis abogados me dijeron que la MMAC está revisando los
detalles del acuerdo. Se niegan a dejar ir a Don, quieren arrastrarlo a algún punto 182
y este pequeño… predicamento es lo único que los detiene.
Darryl maneja hacia el aeropuerto. Envuelvo mi brazo alrededor del hombro
de Olivia, acercándola. Quiero tocarla, olerla. Necesito algo y todo de ella, para
compensar su ausencia.
—Me sorprendes —balbucea Olivia, su voz sólo lo suficientemente fuerte
como para que yo la escuche por sobre la música. Miro hacia ella, capturando los
nítidos ángulos de su rostro y sus amables ojos y sus jugosos, suaves labios.
—¿Yo?
Ella asiente sin darme una explicación y no la presiono. Puedo sobrevivir sin
esas palabras. Sus ojos no dejan los míos y sigo mirándola, esperando que desvíe
su mirada. En vez de eso, siento un crecimiento eléctrico empezando en mi pecho
e irradiando hacia el sur. Repentinamente, todo mi entorno se desvanece y ella
tiene toda mi atención. Deslizo mi dedo arriba por su cuello y pasando por su
mejilla hasta su labio inferior. Sus labios se separan, su lengua emerge, y veo
como lame la punta de mi dedo, tan suave y húmeda. No puedo evitar
preguntarme como se sentiría esa lengua contra otras partes de mi anatomía y me
muevo suavemente en mi silla, deseando que mis vaqueros se sientan menos…
apretados. Mi boca se siente seca y si fuésemos solo nosotros, me habría desviado
a la cuneta y habría humedecido mis labios con el sabor de ella. Habría
humedecido cada centímetro de tela en el auto con su deliciosa humedad.
Resbalo mi dedo de su boca, pero mantengo mi mirada clavada en sus
labios. Ella endereza su espalda, trayendo su boca más cerca de la mía y me besa.
Es lento y tranquilo, no siendo notados por los otros tres. Mis ojos se cierran y
corro la parte de atrás de mi dedo por su mandíbula. Luego, me derrumbo bajo
mis deseos y sujeto su mandíbula, forzando su boca más duro contra la mía.
Siento su aliento ser aspirado por sus pulmones y juro que puedo oír su corazón
saltarse un latido y su coño volverse resbaladizo con necesidad.
—Tranquilos. —Oigo a Selena reír entre dientes—. Mi maquillaje no es a
prueba de agua.
Olivia se aleja de mí y descansa contra mi hombro. Oigo a Jackson reír en el
asiento delantero y veo a Darryl de perfil mientras sonríe.
—Tampoco mi teléfono.
Silencio cae en el auto por una fracción de segundo antes que sea roto por
nuestra risa, todos reímos y pronto, estamos yendo a conversaciones sobre las
Vegas y sobre lo que haremos allí. Darryl es el primero en intervenir.
—Nosotros estaremos disponibles cinco horas al día, cada día,
anticipándonos a la pelea. Serán dos horas en la mañana, cuatro a.m. a seis a.m., 183
Una hora durante el día, once a.m. a doce a.m., y luego cuatro p.m. a seis p.m. —
Se aclara la garganta—. Fuera de ese tiempo, son libres de hacer lo que quieran,
excepto todas esas cosas que tienen prohibidas como beber, o hacer alguna
estupidez que los ponga en riesgo.
—Los Club de desnudistas no son malos para ti. —Jackson alza la voz y
siento que Olivia se pone rígida contra mí.
Rastrillo mis dientes sobre su labio inferior, recordándole la última vez que
estuvimos en un club de desnudistas. Fue un estúpido movimiento de mi parte.
Olivia quería estar en casa, pero yo era el conductor designado y al obligué a
venir con nosotros. Todos tomamos algunas malas decisiones esa noche y Olivia
sufrió la consecuencia de todas ellas.
—Nada de clubs de desnudistas —ordena Olivia—. No saldré con
desnudistas de nuevo. Hubo suficientes disturbios la primera vez.
Jackson aúlla de la risa y lo oigo palmear sus muslos.
—Jesucristo, eso fue tan divertido. Cada vez que recuerdo tu rostro cuando
ella te besó, me río. Eras un como conejito encandilado.
—Sí. Ja. Ja. Ríete.
Acaricio el brazo de Olivia con mi pulgar mientras Selena habla.
—Siempre he querido ir a un club de desnudistas en las Vegas. Tenemos que
hacerlo.
—Ir a las Vegas y no visitar un club de desnudistas es como ir a Paris y no
molestarse en ir a la Torre Eiffel. ¿Cuál es la idea? —alza la voz Jackson.
Selena está de acuerdo.
—Nadie los detiene de ir, pero no esperen que los siga a todas partes —
declara Olivia, bostezando.
El auto se llena con charla animada sobre todas las posibilidades en las
Vegas y todo lo que puedo pensar es abrazarme con OIivia en mi tiempo libre. Al
diablo los casinos. Al diablo los clubs desnudistas. Quiero recostarme en una
cama con mi chica y disfrutar cada segundo que pueda porque entre más se
acerca mi primera pelea profesional, sé que me pondré más perturbado. Estaré
dos semanas fuera y ya estoy ansioso… mi primera pelea profesional… en las
Vegas, Nevada, en el MGM Grand frente a miles de espectadores mientras soy
trasmitido por las cadenas de deportes. Necesito mi cabeza en el juego, no en los
senos de alguna desnudista o en una máquina de póker.
No estoy en las Vegas por placer. Es solo por negocios y así me comportaré.
184
***
Manejamos por Las Vegas Boulevard, pero aún estoy muy nervioso por el
viaje en avión como para realmente apreciarlo. Descanso mi cabeza contra el
apoyacabezas mientras Olivia y Selena sacan la cabeza por el techo corredizo de la
limo como pequeños cachorros. Casi sonrío. Estaba igual la primera vez que viajé
en limo. Hace calor en Nevada y el techo corredizo no permite al aire
acondicionado trabajar a su potencia completa.
—¡Cerrando el techo! —llama Darryl a través de la ventana de enfrente,
como si leyera mi mente.
Darryl decidió que manejaría la limo, no confiando en nadie más para
transportar a su preciosa carga por los alrededores. Aquí hay un hecho
desconocido de Darryl, él tiene una licencia para manejar un autobús, un auto,
una limosina y un camión. Cuántos de ellos caen en la misma categoría de
licencia, no tengo idea, pero sigue siendo impresionante.
Selena y Olivia se dejan caer, acomodándose cómodamente en sus asientos
con restos de risas sacudiendo sus cuerpos. Sus caras están enrojecidas con el
calor de afuera y tan pronto como el techo se cierra, siento el aire frío acariciar mi
piel.
Miro a Olivia deslizarse a través de los asientos de cuero directo hacia mí.
Mis ojos revolotean por su linda blusa azul cielo. Se aferra a su delgada cintura y
caderas, exponiendo una pequeña porción de su escote. La tela es delgada y sé
que puedo arruinarla fácilmente con mis dientes. Ella se quitó su chaqueta hace
bastante tiempo y tuve el placer de cargarla alrededor conmigo.
Durante el día, Vegas es aun sorprendentemente concurrida, llena con los
turistas que quieren evitar la vida nocturna de Vegas. No los culpo. La vida
nocturna de Vegas puede ser bastante salvaje. Todos están buscando hacer su
propia historia de Hangover 1 y para disfrutar los placeres más oscuros de la
ciudad.
Lentamente hacemos nuestro camino por Las Vegas Boulevard y muy
pronto llegamos al MGM Grand. Los otros no desperdician el tiempo en trepar
con entusiasmo desde el auto, pero espero un poco para reunir mis pensamientos.
Olivia también espera, mirándome curiosamente.
—Llegaste a Las Vegas —me dice y la miro.
Se mete un mechón de su largo cabello chocolate detrás de su oreja y sus
labios se curvan en un amago de sonrisa.
185
—Estoy orgullosa de ti.
Sus largos y suaves dedos se deslizan sobre la parte de atrás de mi mano que
yace distraídamente en mi regazo. No sé porque me siento tan fuera de ello. Mi
pecho duele y el aire cálido me hace más difícil respirar. Este es el comienzo de mi
nueva vida, la vida que realmente nunca esperé tener. La hice a través de trabajo
duro y dedicación…. así que ¿porque de repente me siento como si no fuera lo
suficientemente fuerte para estar aquí? El sentimiento de mi inminente fracaso
está pesando sobre mí y no puedo sacármelo y no he sido capaz de hacerlo desde
que me dormí anoche. Supongo que siempre esperé que esto se cayera a pedazos.
Cada cosa buena que consigo nunca funciona y estoy cauteloso de porque esto me
sigue pasando.
—Eres peso muerto —la voz de papá suena en mi mente.
Recuerdo reírme de él.
—No soy peso muerto. Soy un jodido globo, un puto avión volando y nunca voy a
caer.
1
Hangover: Película de un grupo de amigos que va a Las Vegas.
—Los globos quizás vuelen alto, pero después de un cierto límite explotan y los
aviones a veces tienen que aterrizar. Los dos tienen sus necesidades y limitaciones, igual
que tú. Podrías haber dicho un pájaro, ellos no necesitan mucho sustento y no vuelan tan
alto, pero tenías que ir y ponerte cientos y cientos de metros sobre todos los demás. Eso
dice mucho de ti, de tu personalidad y de tu temperamento. Siempre tienes que ser el
número uno. Siempre pones lo que quieres y necesitas antes que todo lo demás, y siempre
tienes que tener el control… Siento lastima por ti, Seth.
Trago. ¿Lo habría matado decir que está orgulloso de mí en forma normal?
Mierda, él ni siquiera necesitaba decirme que estaba orgulloso de mi, en realidad
disciplinarme y darme un consejo sobre lo que hacer y sobre lo que no, habría
sido suficiente. Si, lo jodí mucho con la escuela y las chicas. Si, dejé la escuela y me
negué a tener un trabajo normal. Probablemente bebí mucho y empecé muchas
peleas, pero solo era un niño. ¿No es lo que los niños hacen?
Este año no ha hecho nada más que inflarme… ¿Por qué aún no he
explotado? ¿Por qué no he aterrizado por combustible? Me estoy acercando
peligrosamente al sol con ningún signo de explosión. Mi combustible está en
líneas rojas, pero mis motores están funcionando muy bien con los gases.
—Y estoy seguro de que tú papa está orgulloso de ti también —agrega
Olivia con una sonrisa.
Y luego me golpea. Aún no he explotado o estrellado y quemado por ella.
Me ha estado manteniendo alto. Si no fuera por ella, hubiera caído en mi primera
pelea en el torneo amateur contra Frederick Kennedy, estaba a punto de arrojar la 186
toalla, pero me ayudó. Vino a mi habitación y me tocó. No tenía que hacerlo. No
hice nada más que tratarla como la mierda, solo buscaba conseguir algo de ella.
Me dejó entrar… vio algo en mí y me dejó entrar en su vida. La otra noche
Jackson me preguntó porque la elijo a ella, pero la pregunta real es, ¿Por qué ella
me elige a mí? ¿Por qué se arriesga conmigo? No es la afortunada aquí, yo lo soy,
y cuento mis bendiciones cada jodido día. Olivia es la soga atada a mi globo. No
he explotado porque ella no me ha dejado .Olivia es mi abastecimiento de
combustible, siguiéndome mientras me remonto sobre las nubes. Llena mi
combustible una pequeña porción a la vez, así no me llevo por delante a mí
mismo. Me mantiene conectado a tierra y es por eso que la amo.
Olivia no sabe de la tensa relación con mi papá, al menos no enteramente, y
realmente no es un asunto suficientemente grande para compartirlo con ella.
—Ya no me importa eso —replico, deslizando mis brazos alrededor de su
cintura y llevándola más cerca de mí.
—¿No?
Niego.
—Solo lo que tú piensas de mí importa.
—¿Eso es verdad?
Asiento, deslizando mi mano debajo de su camiseta y acariciando su espalda
baja. Solo el toque es suficiente para aliviar los nervios en mi estómago.
—¿Y qué piensas de mí?
Ella frunce los labios en un pensamiento y está a punto de hablar, cuando el
cabello claro de Jackson y sus ojos verdes se asoman a la puerta y se pega al auto
—¿Ustedes dos vienen?
—Cinco minutos —demando—. Cierra la puerta.
Con un gesto rápido, cierra la puerta.
—¿Podemos hacer esto más tarde? Estamos reteniendo a todos.
Niego ligeramente.
—Ahora está bien.
—Está bien —deja caer su mirada y mueve nerviosa mi camiseta—. Pienso
que eres insaciable, intenso, agresivo, difícil de leer, y terco.
Noticias Viejas. Incluso yo sé eso.
—Pero también pienso que eres confiable, determinado, trabajador,
apuesto…
—Bueno en la cama —la interrumpo. Sintiéndome de repente juguetón—. 187
Asombroso con mis manos, pero mejor con mi boca y tengo una buena medida de
pe…
—Ego —interviene, sus mejillas enrojecidas—. Si, tu ego es enorme.
—¿Es así como lo estamos llamando ahora? Es un extraño sobrenombre
pero creo que puedo hacerlo funcionar.
Golpea mi pecho y agarro sus brazos, fijándolos en sus costados. Se revuelve
contra mí tratando de soltarse. Apenas estoy usando fuerza para sostenerla y
encuentro extremadamente divertido (y un poco excitante) que pelee tan duro
contra mí.
—Tu amas mi ego —me rio, tiro de ella así que su pecho se roza con el mío y
sus labios están a pulgadas de los míos—. Tú amas la forma en la que se siente mi
ego.
Inclino la cabeza hacia adelante y jadea mientras succiono su labio inferior
en mi boca. Lo dejo ir.
—Si te gusta la forma en que sabe esta por ser visto.
Miro su cara mientras sus labios se aprietan en una línea seria.
—Mantén este agarre en mí y te garantizo que tu ego no verá la parte de
afuera de tus pantalones en todo el viaje.
Arqueo una ceja, pero su cara no titubea y la suelto. Ni un segundo después,
estrella sus labios contra los míos. Olivia separa sus muslos y los desliza sobre los
míos mientras rastrilla los dedos a través de mi cabello. Me toma enteramente por
sorpresa. Estoy completamente aturdido, mi cerebro y mi cuerpo fuera de
sincronización, mientras se dispersan desesperados por ponerse al día con el otro.
Mientras su lengua masajea brutalmente la mía, mis manos suben y agarran su
culo, empujándola duro contra mí. Con una respiración brusca, empuja sus
caderas contra mí y gimo en su boca. Por suerte, las ventanas son de vidrio negro
y nadie puede ver hacia adentro. Solo mis ojos verán a mi chica cuando se pone
así, caliente y dominante. Creo que tener sus manos en mí es exactamente lo que
necesito para mitigar los pensamientos negativos. Mi cabeza nada con su sabor y
la sensación de ella contra mí. Solo ella tiene el poder de consumirme, de
erradicar todo el tren del pensamiento racional. Incluso un roce ocasional de su
mano contra mi piel es suficiente para enviar un shock de calor a través de mi
sistema
Olivia se aleja una pulgada y nuestro aliento choca. Miro su cara. Sus ojos
están achicados en rendijas lujuriosas, sus labios hinchados de nuestro beso. Las
olas de energía entre nosotros tiene a mi corazón golpeando y toma toda mi
fuerza de voluntad no tragar duro. 188
—Prometo que amaré cada segundo que tenga para probarte.
Se inclina hacia adelante y en un movimiento dolorosamente lindo, me besa
suavemente antes de deslizarse fuera de mí y salir del auto.
Exhalo, tirando su chaqueta en mi regazo para ocultar la erección que está
tratando de forzar su camino a través de la cremallera y me doy unos minutos
para componerme antes de deslizarme del auto. El aire caliente y pegajoso se
aferra a mí y no puedo esperar para entrar y salir del calor del desierto.
Los vallet toman las llaves de Darryl mientras que los botones sacan
nuestras maletas de la parte de atrás.
—¡Vegas, bebé! —aclama Jackson, colgando un brazo sobre mi hombro.
Lo empujo con el codo y el retrocede.
—No hagamos de este una repetición de nuestro primer viaje a Las Vegas.
Mantengámoslo como la última vez, lindo y tranquilo.
Él se burla.
—Tuviste resaca cuando vinimos aquí.
Él se está refiriendo al momento en el que él y yo vinimos a Las Vegas por
mi cumpleaños veintiuno. Ruedo mis ojos hacia él.
—Es por esa primera vez que ya no bebo.
Jackson es el único que conozco que usa camiseta con una chaqueta formal.
Seguro, luce bien, pero no lo hace menos raro.
—Tú eres la única persona en el mundo que estaría molesto por lo que
hiciste. —Niega—. Yo no. ¡Eso fue jodidamente increíble!
Mi mirada se dirige nerviosamente hacia Olivia, quien parece estar en una
profunda conversación con Selena del león de oro gigante en frente. No quiero
que sepa lo que hice hace años en Vegas. Me pone enfermo con solo pensar en
eso.
—No menciones eso nunca más —ordeno, mi voz mucho más agresiva de lo
que pretendía.
Jackson levanta sus manos, sonriendo maliciosamente.
—Relájate. No le diré. Tu secreto está a salvo conmigo.
El guiña y me pone un poco nervioso. Realmente no es un secreto. No es que
quiera esconderlo, solo no me gusta que me lo recuerden. Tenía solo veintiún
años en ese momento y era estúpido. Jackson y yo nos pusimos un poco salvajes.
Las Vegas era el último lugar y cuando bebo, tiendo a estar un poco fuera de
control, en todos los sentidos del término. Me metí en una pelea afuera del local
de strippers, rompí la nariz del tipo en dos lugares y tuve sexo con tres chicas al
189
mismo tiempo. Mi estómago se agita mientras mi cerebro se levanta y apaga todos
los recuerdos de mí jodiendo con ellas. Me estremezco. Nunca he estado más
disgustado conmigo mismo. No era que me arrepintiera o preocupaba de mis
decisiones porque en ese punto, en ese momento, era exactamente lo que quería…
pero esa noche me dejó sintiéndome tan estúpido, tan bajo y patético como mi
papá siempre insinuó. Cuando bebo, me pongo incontrolable, enojado, caliente e
imparable. No es algo de lo que estoy orgulloso y es algo que tiendo a evitar. No
me gusta esa parte de mí. No me gusta que el alcohol traiga una versión más
amplificada de mí y mi inhabilidad de controlarme fue parte de la razón por la
cual siempre rechazo el alcohol alrededor de Olivia. Si ella piensa que soy
insaciable y agresivo ahora, no ha visto nada hasta que tenga mi parte justa de
alcohol. La segunda vez que vi a Olivia, en la parte de atrás de Lux en Portland,
salí esa noche solo con la idea de beber y joderla fuera de mi mente… pero luego
la vi bailando con Selena y se plantó. Dejé de beber después de media cerveza con
la noción de que si bebía más, no la trataría como la buena chica que es. No habría
parado hasta tener a Olivia en el baño, en el pasillo, o en la jodida pista de baile,
no me importaba.
Olivia sin embargo es el polo opuesto. Cuando bebe, es toda linda y
burbujeante, con hipo y todo.
—Vamos a instalarnos, damas y caballeros —anuncia Darryl, deslizando una
camisa rosa que dice “Vayamos de fiesta” encima de su camiseta negra.
—Esta es nuestra casa por las próximas tres semanas. Estoy sin niños y otras
responsabilidades relacionadas con padres —me mira—. Bueno, casi.
Me rio. Darryl es conocido por las fiestas salvajes. Ama la cerveza, alcohol, y
bailar. Indudablemente el querrá ir a algún club de strippers o dos mientras
estemos aquí, y el llamará a su esposa, Janie, justo en la mitad de ello. Ese es el
tipo de relación que Darryl y Janie comparten. Janie no tiene problema con Darryl
divirtiéndose con los chicos. De hecho, ella lo siguió una o dos veces. Los dedos
de Olivia se enlazan con los míos. No me di cuenta que dejó a Selena y se acercó a
mí. Los aprieto gentilmente y siento sus dedos flexionarse de vuelta.
—¡Mira! —Selena chilla, apuntando hacia la carretera—. Te tienen en
televisión.
Sigo la dirección de su brazo flaco apuntando y me veo en la televisión LED
en la calle. Escaneo mi rostro severo y piel aceitada. No creo que nunca me
acostumbre a verme tan… público. Estar “ahí afuera” solo lo hará más
vergonzoso si pierdo. Miro a mi oponente, Junio Moset, en el lado apuesto de la
pantalla, con quien pelearé en el MGM Grand Garden Arena.
Es un poco más pequeño que yo… en nada intimidante… entonces ¿por qué 190
de repente estoy dudando de mí mismo? No merezco esto y voy a joderlo. Empiezo a
sobre pensar cosas, todo se siente mal. Olivia libera mi mano y sus dedos viajan al
norte antes de envolverse alrededor de mi codo y empujar mi brazo en su pecho.
Olivia no me toca la cara o me sostiene como usualmente hace cuando me siento
en el borde. Esos momentos son para nosotros y no me gusta compartir mis
problemas con todos los demás, incluso con Darryl y Jackson. Si realmente me
concentro, estoy seguro de que puedo sentir su corazón latiendo contra mí y el
solo pensamiento es suficiente para mitigar mi tensión.
—Todos podemos gozar de la perfección de Seth más tarde. —Olivia ríe—.
Quiero ver mi habitación.
—Ya que ustedes chicos estarán ocupados todo el tiempo, quizás Olivia y yo
deberíamos compartir la habitación —sugiere Selena, tirando su largo cabello
rubio sobre su hombro.
Como el jodido infierno. Jackson y yo empezamos a protestar al mismo tiempo,
forzando a Selena a tomar un ligero paso hacia atrás.
—No creo que sea una mala idea —empieza Olivia y la corto.
—Te quedaras conmigo.
Vegas es una ciudad grande no es el tipo de lugar en el que quiero a Olivia
caminando alrededor sin mí, especialmente bajo la influencia de Selena quien,
enfrentémoslo, no es la persona más inteligente en el mundo o inocente. Cuando
conocí a Olivia, ella estaba bebiendo cerveza en un restaurante de carne en la
mañana, en un club y buscando a tientas en un estacionamiento por Selena. No lo
permitiré. De ninguna jodida manera.
Los ojos verdes de Selena se entrecierran hacia mí.
—Jesucristo, es solo una sugerencia. Nadie está quitándote a tu precioso
lejos de ti.
A mi lado, Olivia se ríe y cuando miro abajo hacia ella, se encoge de
hombros y muerde su labio. Estoy contento de que encuentre esto tan divertido,
pero yo no. Necesito que nuestro tiempo en Vegas terminé sin ningún problema.
Todo lo que he planeado para Vegas, todo se resume en la gran pregunta
que le haré. Todo. No puedo correr ningún riesgo.
Darryl suspira.
—Sigan peleando y Olivia y Selena compartirán una habitación conmigo.
Apéguense al plan original. Selena y Jackson, Seth y Olivia, y yo conmigo.
¿Felices?
Todos asienten y se giran para entrar al hotel. Echo un vistazo por encima de
mi hombro y miro por última vez al cartel.
191
Puedo hacer esto.
16
Olivia
A menos de seis días de las Vegas
El aire está cargado como una tormenta eléctrica. Casi puedo saborearlo, así
como puedo sentirlo. ¿Qué trago es este? El ocho. Tal vez el siete. Me lo tomo de un
trago y aprieto los ojos cerrados contra el sabor a regaliz que quema en la parte
posterior de mi garganta. Hay música a todo volumen en rápidos y resonantes
ritmos. Estoy muy por encima de mi límite y mi cerebro está demasiado difuso
para registrar la música, pero puedo sentirla hacer vibrar el taburete de metal en
el que estoy sentada mientras zumba a través de mi cuerpo.
No sé en qué casino estoy. Donde quiera que sea, es ruidoso, lleno de gente
y bailarinas exóticas en diminutas jaulas y cajas de vidrio. Me encanta el ambiente
y la forma en que el entusiasmo y la anticipación cuelgan pesadamente en el aire.
—¿Quieres otro? —Seth grita en mi oído y le miró por encima de mi
hombro.
Ha tomado tantos tragos como yo, pero parece poco afectado por el alcohol,
a diferencia de mí. Mi vista se balancea y veo a dos de él antes de que se fundan
de nuevo en uno. Si sólo hubiera dos de él... las cosas que haría... Me sonríe, divertido,
y me doy cuenta de que no he respondido a su pregunta. Abro la boca, pero me
interrumpe.
—Tal vez no. —Su mano caliente envuelve mi codo—. Vamos.
Me aferro a él mientras me dirige hacia Darryl, que está sentado en un sofá
que parece de color rosa púrpura, o tal vez es rosado. Demonios, podría ser rojo
por lo que sé. Mis ojos no son exactamente mi fuente más fiable en este momento
y la iluminación oscura hace que sea un poco más difícil. Mi cabeza se balancea y
mis ojos pesados amenazan con cerrarse por lo que me siento en un pequeño
sillón compacto, mientras que Seth se une a Darryl en el sofá.
Darryl desliza un vaso hacia mí.
—Para ti.
La idea de tomar otro trago mientras que el último perdura tan recién en la
parte posterior de mi garganta me da náuseas, pero no puedo parar ahora. Seth se
recuesta en el sofá, con los brazos extendidos sobre la parte posterior. Me mira
durante unos segundos antes de asentir. Tal vez no me veo tan borracha por aquí
como lo hacía en el bar. Sin dudarlo, me tomo la bebida y sorprendentemente no
quema mi garganta. Regreso el vaso a la mesa y dejo que mi cabeza ruede a un
lado para descansarla contra la tela de terciopelo. Me siento con sueño, mis ojos
pesados por los efectos del alcohol. Dormir sería genial en este momento, pero en
199
lo que tiene que ver con todos los demás, la experiencia en Las Vegas no ha hecho
más que empezar. Todavía tenemos grandes vasos de los cuales beber, casinos en
los cuales tirar el dinero, y taxis que tomar a un lugar cualquiera. Ellos sienten
que combinar todas sus experiencias en una enorme experiencia es necesario,
pero estoy lista para ir a casa, no es que alguna vez admitiría eso. Yo quería esto.
Todos están bebiendo debido a mí, incluso Seth y Selena. Tengo que pasar por
esto. Soy mujer de veintitrés años bebiendo alcohol porque se siente mal de que
sus amigos lo estén haciendo, ¿cuán patética sueno? Creo que lo principal es que
me siento mucho mejor ahora que estoy muy bien bajo la influencia.
De la nada Jackson y Selena se pasean hasta nuestra mesa con más bebidas,
todas en vasos de un solo trago, algunos con cuñas de limón y un salero. Selena
pone un trago en la mesa de madera delante de mí y el pensamiento de beberlo
me pone enferma. Me mira con entusiasmo, disfrutando cada segundo de mi
embriaguez. Sin estar dispuesta a fallar, me obligo a ir hacia adelante y me estiro
para alcanzar la pequeña copa de poción adormecedora de mente, que hace girar
la cabeza y que induce nauseas. Antes de que mi dedo llegue a unos centímetros
de la copa, Seth se inclina hacia adelante, toma el trago para él y me compra un
par de segundos más de consciencia. Le ofrezco una pequeña sonrisa y me la
devuelve.
—La última parada de la experiencia de Las Vegas, El Spearmint Rhino.
Pasaremos el resto de la noche allí y luego caminamos de vuelta al MGM.
—¿El Spearmint Rhino? —pregunto, sin estar segura de si mi voz está
saliendo en un balbuceo o si me lo estoy imaginando.
—¡Es sólo el más grande club de striptease de Las Vegas, muy posiblemente
del mundo!
Nunca me he sentido tan fuera de onda. Paso mis dedos por mi cabello en
un intento de despertarme.
—Ese es difícilmente un nombre atractivo para un club de striptease...
—No. —Seth se entromete, reclinándose en su asiento—. Sin clubes de
striptease.
Selena se pavonea hacia mí y poco a poco se deja caer en mi regazo. Apoyo
la cabeza contra la de ella y miro mientras Jackson cruza sus brazos sobre su
pecho.
—Olivia quiere la experiencia de Las Vegas. ¿Qué es Las Vegas sin un viaje
al Spearmint Rhino?
Juro que si oigo las palabras "La experiencia de Las Vegas” una vez más voy a
vomitar. 200
Seth se ríe una vez.
—No estás en posición de decirme lo que ella quiere, Jackson.
Hay una pequeña sonrisa en los labios de Seth, pero sus ojos están
completamente muertos. Tanto Selena como yo gemimos al mismo tiempo,
rodando nuestros ojos. Aquí vamos.
—Podemos ir —me entrometo, atrayendo las miradas conmocionadas de
todos, incluso la de Seth—. No vale la pena la discusión. Dije que haría todo y si ir
a un club de striptease está incluido, entonces lo haré, pero juro por Dios que si
una stripper me toca, estoy fuera de allí.
No sé por qué los clubes de striptease y las strippers me asustan. No es nada
contra ellas o su profesión… creo que es bastante valiente levantarse y bailar para
hombres de mala muerte, aunque yo nunca lo haría.
Nunca. No me gusta que la última stripper invadiera mi espacio personal por
dinero. La stripper en Boston nunca me preguntó si estaba bien que me tocara o
me besara. Ella tomó el dinero e hizo lo que le dijeron sin mi aprobación.
Tampoco soy una homofóbica. No me estremezco alejándome de las lesbianas en
la calle o las trato diferente debido a sus preferencias, pero si una fuera a besarme,
me asustaría, porque eso no es lo mío. No beso chicas para impresionar a los
chicos. No miro a mujeres, sin importa qué tan caliente sean, y pienso hombre, la
besaría. Simplemente no va conmigo.
Ellos tres, Jackson, Selena y Darryl, están entusiasmados con mi voluntad de
ir al Mintyfresh Rhino, o cómo demonios lo llamó. Seth, sin embargo, me observa
desde debajo de sus cejas, sus ojos oscuros e interrogantes.
—¡Nos encontraremos afuera! —chilla Selena y se van, todos ellos, me dejan
a solas con Seth y su estado de ánimo menos que feliz.
No quiero estar atrapada sola esperando a que hable. Sé que él odia eso, así
que, en un movimiento rápido y sorprendentemente sobrio, me uno a él en el
sofá.
Nos miramos el uno al otro por unos segundos, midiendo el estado de
ánimo del otro. Él se mueve primero, inclinándose hacia adelante para llevar su
boca hacia mi oído. Mi mirada sigue sus labios carnosos y entreabiertos hasta el
lado de mi cara.
—No tenemos que ir. Si quieres dejarlo todo, te llevaré a casa ahora mismo.
—Su voz cerca de mi oído provoca escalofríos agradables se apresuren a través de
mí.
Niego con la cabeza.
—Pero los otros… 201
—Olvídate de ellos. Irán contigo o sin ti. Dime ahora si está dispuesta a
hacerlo. Si es así, me callaré la boca y seguiré asegurándome de que estás
teniendo un buen momento. Si no es así, iremos a casa.
Reflexiono por un rato. Me está dando una salida de todo este escenario,
pero no sé si quiero tomarla.
—Pero si me voy a casa... tendré que caminar con estos zapatos de tacón y
mis pies me están matando.
Sonríe.
—Yo te llevaré.
—¿Me llevarás? ¿Sabes lo lejos que estamos de… espera, ¿dónde estamos?
Los rasgos de Seth se enderezan y él mira alrededor el club en busca de una
señal o algo que nos diga dónde demonios estamos. Echo un vistazo a la mesa,
hay algunos portavasos, pero todos están rasgados o tan mojados que la escritura
es ilegible. Creo que él tampoco sabe dónde estamos.
—Vamos —le digo, poniéndome de pie.
Me balanceo vacilante por un momento y Seth se estira, envolviendo un
brazo alrededor de mi cintura. Él me estabiliza tirando de mí hacia abajo y sobre
su regazo, a ras contra su pecho. Incluso en el club puedo oler su colonia, es
jodidamente sexy, la que demonios sea. Nunca la he olido antes de ahora y es
embriagadora. Me envuelve y me parece que hace que los pelos de mi cuerpo se
levanten. Por otra parte, podría ser el alcohol o el aire acondicionado soplando
directamente hacia la parte de atrás de mi cuello. Siendo la romántica que soy,
voy a reducirlo a su olor.
—¿Nueva colonia? —le pregunto en voz alta.
Asiente y una sonrisa emocionada tira de sus labios.
—La compré ayer. ¿Te gusta?
—Segu… es geni… sí —tartamudeo mi respuesta. Exhalo y asiento en su
lugar... cuán carismático de mí parte. Los ojos de Seth destellan ante mi respuesta y
hago una nota mental para llenar la bañera con su perfume cuando regresemos y
sumergirme en ella.
Me aclaro la garganta.
—¿Al Pepper Albino?
Seth se ríe a carcajadas, dejando caer la cabeza hacia mi hombro y mi cuerpo
tiembla mientras se ríe sobre mí. ¿Dije algo gracioso?
—¿Qué?
202
—¿La Pepper Albino? —Se ríe, apartándose de mí.
En la tenue luz, veo el destello de felicidad en sus ojos y quiero saber que le
hizo tan feliz para poder hacerlo de nuevo. Y otra vez. Y otra vez y… bueno, te
haces una idea.
—¿Qué demonios, O? ¿De dónde sacaste ese nombre?
—¿Qué? —Me encojo de hombros—. Eso es lo que él dijo.
—El Spearmint Rhino, es lo que dijo.
Lo miro por un rato. ¿El Spearmint Rhino? ¿Es eso correcto? No suena correcto.
—Oh. —Es lo único que logro decir. Ahora me siento como una idiota.
Mi pecho hipa mientras al azar dejo salir una carcajada y rápidamente
levanto mi mano para cubrirme la boca.
—Por siempre llamaré a ese lugar el Pepper Albino.
Trato de darle un golpe, pero retrocede y se las arregla para evitarlo. Agarra
mis manos, tirando de mí de nuevo hacia él.
—Y creo que te mantendré borracha —dice, besando mi nariz.
—¿Por qué es eso?
—Porque eres graciosa y no piensas.
Arqueo mi ceja hacia él.
—Vaya. Sólo tú puedes decirle a alguien que es tonto y hacerlo sonar como
un cumplido.
Me pone sus ojos marrones en blanco.
—Eso no es lo que quise decir. Cuando estás borracha, no hay ruedas
dentadas en tus ojos mientras tratas de descifrar tu próximo movimiento. Haces y
dices cosas justo desde la parte superior de tu cabeza y eso me encanta. Deberías
hacerlo más a menudo.
Sonrío.
—Mira, eso no va a funcionar. No podemos tener a las dos personas en esta
relación tirando las prevenciones al aire. Alguien tiene que ser el responsable.
Se muerde el labio inferior y luego rastrilla sus dientes sobre él.
—Eso es cierto, pero por esta noche, ambos vamos a ser imprudentes y
estúpidos.
—¿Imprudentes y estúpidos? Me gusta. ¿Deberíamos añadir "locos" y
"emocionantes" a la lista ya que estamos en ello? —Sugiero, acercando poco a
poco mi rostro al suyo y ubicando mi cuerpo encendido por la excitación.
Él asiente. 203
—Y dramáticos y apasionados.
—Fácil, ahora. No hagas promesas que no puedas cumplir...
—Nunca he roto una promesa en mi vida y no voy empezar esta noche.
Agarra los tragos y me entrega uno antes de que él vuelque el suyo por su
garganta. Siguiendo su ejemplo, me tomo de un trago el mío y aprieto los dientes
para soportar el sabor mientras tiro mi vaso en el sofá. Seth me agarra la cara y
aplasta su boca contra la mía. Tequila inunda mis papilas gustativas y jadeo en su
boca mientras su lengua fuerza más del sabor dentro de mi boca. Aparece una
lima de la nada y mi mirada pesada cae a su boca mientras su lengua húmeda sale
de entre sus labios. Lame la lima lentamente y la lleva a mi boca. Lo observo,
aturdida, mientras la frota a lo largo de mi labio inferior. Separo mis labios y lo
chupo en mi boca, ahora él es el que me observa con una mirada pesada llena de
lujuria. Muerdo y el jugo amargo inunda mi boca, mezclándose con mi saliva.
Sigo mirándole mientras agarra el salero y abre la tapa, hundiendo su dedo
mojado de lima en él. Dirige su dedo a mi boca, mientras recupera la lima con la
otra mano. Frota la punta de su dedo salado a lo largo de mi labio inferior y tomo
todo su dedo en mi boca, chupando la sal de él. Me aseguro de girar mi lengua
para conseguir cada grano. No es una coincidencia que él haya querido que chupe
la sal de su dedo. Sé que está sonsacándome para ver si sé lo que estoy haciendo
cuando se trata de "otros" actos sexuales. No he tomado a Seth en mi boca aún, y
sé que está curioso por experimentarlo conmigo. Probablemente piensa que estoy
evitándolo porque no lo he hecho antes. Lo he hecho antes y diría que soy
bastante buena en ello. Cada vez que lo he hecho, he recibido la respuesta
adecuada, pero no lo he hecho con Seth porque, bueno, en comparación con
Blade, su pene es mucho más grande. Como, bastante más grande. Estoy nerviosa,
o al menos lo estaba hasta que me bebí una copiosa cantidad de tragos y él puso
su dedo en mi boca con esa mirada sexy en sus ojos. Bajo la influencia del alcohol,
no estoy nerviosa. Puedo hacerlo esta noche… lo haré esta noche.
***
***
***
212
17
Seth
Mis nudillos latían y la piel amenazaba con dividirse mientras golpeaba la
bolsa por última vez a mano desnuda. ¿Cómo pude haber sido tan estúpido? Se
supone que debo protegerla, cuidar de ella, y sin embargo he ignorado sus
llamadas durante los últimos diez meses y olvidé responder cualquiera de sus
mensajes de voz. Sudor abriga mi cuerpo y me agacho para recuperar mi camisa
del suelo. La paso por mi cara y la parte posterior de mi cuello. ¿Dónde diablos está
Kye? Y, ¿por qué está dejando que mi hermanita se roce desnuda contra postes? La
imagen de su cuerpo desnudo bombardea mi mente y retrocedo. ¿Cómo pude dejar
que esto suceda? Mi hermanita... bailando desnuda por dinero. Aprieto los dientes y me
empujó a mí mismo al máximo. Ella no pondrá otro maldito dedo del pie en un
club de striptease, no si puedo impedirlo.
Me doy la vuelta, listo para ir de regreso a la habitación, pero me detengo en
213
seco por una Olivia desmayada. La visión de su cuerpo cansado casi me pone de
rodillas. ¿Me siguió hasta aquí? ¿Cuánto tiempo hace que está ahí, en ese banco duro?
Me recuerdo rompiendo todas las cosas posibles en el piso de arriba y
recuerdo que ella se inclinaba contra la pared. Nunca lo admitiría, pero pude ver
el miedo absoluto en sus ojos, como si estuviera asustada de que pudiera irme
sobre ella como un perro salvaje. A veces reacciono de forma exagerada y rompo
cosas... y la idea de que me haya visto tan loco me mata. No quiero que me tema,
o tema hacerme enojar. Ella debe sentirse segura, siempre y yo nunca le haría
daño físicamente. Es tan pequeña en comparación a mí... es curioso cómo alguien
tan pequeño me puede incapacitar por completo.
Me acerco a la forma dormida de Olivia con las ganas de despertarla y
decirle que la culpa está carcomiéndome. Quería aclarar esto antes de que se
quedara dormida. Todo lo que necesitaba era un poco más de tiempo. Cuando me
pongo así... todo ansioso y loco, no puedo hablar. La sola idea de tratar de
explicarme o incluso escuchar a la gente tratando de explicarme cosas a mí
mientras estoy tan exaltado es indignante. Necesito que me dejen con mis
pensamientos y espacio para trabajar a través de ello solo. Si no lo hago, diré y
haré estupideces por las que me arrepentiré cuando esté tranquilo. Verla toda
agotada y sola me pone ansioso y contemplo despertarla solo para que me mire
con sus ojos verdes, sé que entonces la presión en mi pecho se disipará.
Por la mañana, se lo diré todo. Por mucho que me mate incluso pensarlo, le
diré a Olivia que mi hermana es al parecer una stripper en el Spearmint
Rhino. Ella lo entenderá.
Lanzo mi camiseta por encima de mi hombro y me agacho, recogiendo a
Olivia en mis brazos. Ella apenas pesa lo mismo que un trapo. No hay manera de
que se despierte, bebió mucho esta noche ¿y a qué estaba jugando Jackson? Él nunca,
nunca, dejaba que nada se metiera conmigo antes, nunca. Está acostumbrado a la
gente que presiona para obtener información sobre mi vida personal y nunca ha
dejado escapar nada, ni una vez, pero la única vez que necesitaba que mantuviera
la boca cerrada, habla.
¿Y si lo arruinó todo para mí y O? Olivia no es el tipo de chica normal. Ella es
confusa. Es una gran bolsa de emociones y trucos. Cualquier cosa que diga o haga
puede provocar una reacción diferente cada vez. Esta vez, estuvo bien con eso, lo
cual fue cien por ciento inesperado teniendo en cuenta su reacción a la chica en el
restaurante. Si se hubiera decidido a dar la vuelta e irse, no sé qué hubiera
hecho. Pero ella se encogió de hombros como si no fuera gran cosa y no sé si debo
sentirme mal o aliviado.
Sé que Selena ve a Olivia como débil porque ella se inclina a mi favor con
cada comando, pero eso no es debilidad. Olivia es cualquier cosa menos 214
débil. Claro, ella se quedó con su idiota ex por una cantidad ridícula de tiempo
después de que él la engañó en varias ocasiones, pero eso no es debilidad,
tampoco. Eso es malditamente fuerte. Yo no podría mirar constantemente el
rostro de alguien que me traicionó.
No es su culpa. Olivia es una romántica. Ella ve el amor en todo el mundo y
lo enciende en los que se molestan en conocerla. Piensa que la gente puede
cambiar, incluso si le muestran un millón de veces que no lo harán. Creo que por
eso ella puede ser tan frívola a veces. No sabe con qué enojarse y qué debe dejar
pasar.
Blade ha hecho un muy buen trabajo en formarla para desviar sus emociones
en cosas al azar. Cosas que deberían molestarla no lo hacen y cosas que no
importan la asustan. Es como si sus emociones fueran de nada a mucho y ella no
supiera cómo expresarlas. Trata desesperadamente de darle a cada uno todo lo
que necesita, por lo que no se da cuenta cuando las personas la están ayudando y
cuándo las personas están atacándola.
Suspiro, sumerjo mis labios hacia la cabeza húmeda de Olivia y la beso. Con
suerte, siempre estaré por aquí para ayudarla. Tanto por un momento perfecto en
Las Vegas para borrar todas sus dudas de casarse conmigo. Es apenas el primer
día y ya he hecho un gran lío.
La aprieto con más fuerza contra mi pecho y miro hacia su rostro. No quiero
que el mañana venga porque tengo miedo de mirarla a la cara cuando se
despierte. ¿Qué pasa si he dejado pasar demasiado tiempo y el daño ya está
hecho?
***
***
255
21
Seth
Noche de pelea: Seth Marc vs Junior
Moset
***
El frío cemento del suelo del pasillo provoca un hormigueo en mis pies
mientras marcho por el corredor. Mis manos se aprietan en puños, los aflojan y
luego los aprietan de nuevo mientras muevo de un lado a otro la punta de mis
pies un par de veces. Cuando me detengo detrás de unas puertas dobles y
después de leer el lema del MMAC: “Se fuerte. Se inteligente. Se grande”. Inclino mi
cabeza hacia el techo con los ojos cerrados y suelto un largo y lento suspiro. En
ambos oídos, Darryl y Jackson están hablándome, dándome palabras de aliento y
consejos útiles, pero luego no les escucho. Mi mente está en otra parte, me centro
en los cuadriláteros y la multitud. En poco tiempo, el bajo de la canción de
entrada de Seth comienza a salir a través del sistema de sonido y la puerta delante
de mí se abre. Doblo los músculos de mis hombros a los muslos y salgo del
corredor inclinándome hacia la multitud haciendo mi mejor esfuerzo para parecer
tan confiado como siempre.
La gente se aferra a mí y les ignoro, concentrándome solo en el cuadrilátero
que me acerco vacío. Paso la lengua por mi protector para sentir de forma segura
su lugar y como la adrenalina sacude mi cuerpo y hierve mi sangre, enviándolo a 258
la velocidad de la luz a través de mis venas. Me encanta esto. Mis nervios están
electrificados, como si estuviera sentado en el borde de una severa tormenta,
rogando por no ser golpeado por los relámpagos que golpean el suelo a mi lado.
Al acercarme a los escalones del cuadrilátero, un miembro del personal del
MMAC comprueba mis guantes y protector bucal mientras Darryl llega alrededor
mío y abre la cremallera de mi sudadera con capucha color negro. Me encojo de
hombros agachándome y obligándome a ir por las escaleras al cuadrilátero. El
rugido de la multitud es tan fuerte que es ensordecedor y estoy absolutamente
anonadado por la cantidad de gente que ha venido a verme a mí y Junior pelear.
Ni en un millón de años me hubiera pensado que la gente inundaría la arena para
verme pelear. Paso mis dedos desnudos atreves del cuadrilátero de
vinilo, haciendo una vuelta al ring. Cuando pongo mis manos en una parte del
cuadrilátero, me detengo por un momento. Vuelvo la cabeza hacia la izquierda y
de inmediato encuentro a Olivia en la multitud. Está en la parte de enfrente,
sentada muy bien con sus piernas cruzadas y los dedos en su boca mientras
muerde nerviosamente sus uñas. Ella se centra en el suelo cuando Selena le habla
al oído, pero cuando mira por debajo de sus gruesas y largas pestañas y me ve
mirándole mientras toco el lugar donde folle con ella hace dos semanas los dedos
caen de su boca y no hay duda en mi mente sus mejillas se están calentando.
Flashback me siguen, perfectos y rosados pezones, brillante cabello, un coño
mojado con labios hinchados. Tengo casi decidido correr a todos de la arena y
arrastrarla aquí.
Me da una mirada de advertencia, como si pensara que alguien aquí sabe lo
que hicimos y sonrió… nadie sabrá nunca lo que hicimos. Ella se mete el dedo de
nuevo en su boca y veo su anillo de compromiso brillar bajo las luces, el anillo que
le compré, el que me llevo seis horas elegir. Con que facilidad se me olvidó que no
somos más novia y novio, le prometí el resto de mi vida a ella… y ella me
prometió la suya a cambio. Y pensar que todo sucedió justo bajo mis pies.
Continúo con mi círculo en el ring hasta que estoy de vuelta en mi esquina.
Normalmente me gusta mostrarme un poco a la multitud, pero esta noche quiero
que vean que hablo en serio.
Una canción desconocida explota en los altavoces y la multitud se vuelve
loca, una vez más. Una punzada de anticipación cursa atreves de mí y vuelvo la
cabeza para ver a Junior Moset trotando por la pasarela con una amplia sonrisa en
su rostro. Está acostumbrado a esto. Este es su mundo en el que estoy entrando y
no me gusta que le dé una ventaja sobre mí. Junior entra al ring y hace su vuelta
antes de entrar al lado opuesto del ring.
—Recuerda, trata de mantenerte en pie. Evita ir al suelo si te puedes ir por
un K.O. Es tu mejor opción —dice Jackson mientras el locutor habla,
introduciendo al árbitro y los luchadores. 259
Parece extremadamente confiado en mí, pero lo que no sabe, es que es más
fácil decirlo que hacerlo. Es casi imposible mantener a un luchador de pie durante
la mayor parte de la pelea. Cuando las cosas se ponen demasiado rápidas, van por
derribar. Cuando llegan en picada, se van para el derribo. Demonios incluso van
por el derribo si golpean con éxito. No voy a ser capaz de mantener esa posición
por mucho tiempo… y espero que mi pelea en el suelo sea lo suficientemente
buena para evitar cualquier ataque devastador.
Junior y yo nos observamos el uno al otro desde lados opuestos del
cuadrilátero y cuando el árbitro, Marty Quim, camina en el interior, el ruido de la
audiencia disminuye. Junior se agacha un poco, sus fosas nasales se ensanchan
mientras respira con dificultad. Controlando la forma en que sus puños se
aprietan cuando se levanta hacia delante con su cuerpo y el conocimiento me
cubre. Sé el objetivo de cada músculo de mi cuerpo y posiciono cada uno
preparándome para lo que está por venir. Este es mi elemento, también me
recuerdo a mí mismo. Este es mi show.
Mi vida.
Mi pasión.
Y no voy a perder esta mierda.
—¿Junior, estás listo? —grita Quim y Junior chasquea engreídamente,
levantándome una ceja oscura.
—¡Sí!
—Seth, ¿estás listo?
Asiento, entrecerrando mis ojos a Junior. Es un buen tipo, pero esta noche él
es el único que se interpone entre mí y el respeto que merezco… eso lo hace mi
enemigo. Suena la campana y nos empujan fuera de nuestros rincones y nos
reunimos en el centro a tocar guantes. Tan pronto como nos damos nuestro toque
de manos, dejamos caer nuestras posturas y nos cuadramos.
Poderosos sentimientos me envuelven y no pierdo el tiempo en arremeter.
Nunca estuvo en nuestro plan de trabajo lanzar golpes de poder de buenas a
primeras, pero quería medir el tiempo de reacción de Junior, porque una vez que
encuentre mi fluir, él será un maldito fracaso. Toma un par de pasos rápidos hacia
atrás mientras mis puños llueven sobre él. Trae sus manos para cubrirse el rostro,
pero no sirve de nada. Dejo caer bajo y cierro mis nudillos en las costillas,
escuchándole forzar el aire en sus pulmones. Con cada golpe aterrizando, me
siento a mí mismo volviéndome más y más relajado, ya no más ansioso. Y debido
a eso, me encuentro dando movimientos más rápidos, con más confianza. Junior
no es rival para mis golpes. Él también lo sabe, y mete mis piernas para evitar mis 260
golpes. Me expando, envolviendo mis brazos alrededor de él y empujándole lejos
de mí. Doy un paso hacia atrás mientras, salta sobre sí mismo y lleva sus manos
atrás para proteger su rostro. La frente de Junior esta fruncida y sé que él no
esperaba que fuera tan agresivo. Regla número uno, nunca me subestimes. Nunca
subestimes mis debilidades porque cuando las utilizo para alimentar mis puntos
fuertes, es mejor mirar hacia otro lado. Junior viene rápido con golpes en el
estómago. Dejo caer mis manos para proteger mi estómago, las dos manos, un
error de novato y me golpea la boca. Un dolor punzante en mi labio (el mismo
lugar exacto que esta sanando de la paliza de Don) y me gusta la sangre. Junior
retrocede cuando escupo sangre en la lona.
—Golpe de suerte —gruño, con lo que mis puños los pongo asegurándome y
avanzo hacia él. Así su impaciencia está terminada, Junior comienza a golpearme
otra vez desde la derecha. Dejo que me de dos golpes y finge un tercero que
viene. Cambia su ángulo, como esperaba y me voy a la derecha, golpeando a
Junior otra vez, dos veces, no, tres veces en las costillas. Junior lo intuye y lo
agarro del cuello, subiendo mi rodilla y la conduzco directamente a su pecho.
Oigo que la muchedumbre se vuelve loca y sé que el paso rápido de la pelea los
vuelve dementes. Engancha su brazo alrededor de la rodilla y se retuerce,
haciendo que me dirija a un ángulo incómodo y caigo a la lona con una
explosión. Libero mi tobillo y rodo rápido me nuevo de un tirón a mí mismo
sobre los talones de mis pies cuando el puño de Junior vuela hacia mi rostro. En el
último momento, giro pero no es lo suficientemente rápido y el clip de los
nudillos de Junior dan en el lateral de mi cabeza, envía un timbre alto a través de
mi oído. Me tomo unos pasos hacia atrás para despejar mi cabeza y Junior no
pierde ni un segundo y se lanza hacia mí casi al instante. Agarra mis piernas y me
lleva hacia abajo. Lucho contra él, casi no llego a ninguna parte. Es un bastardo
pesado, eso es seguro.
—¡No te dejes atrapar! —oigo el grito de Darryl—. ¡Cuida tus brazos!
Aprieto mis manos y le agarro con fuerza, Junior hace su mejor esfuerzo
para separarlos y envolverse alrededor de uno de ellos. Mueve su cuerpo sobre el
mío, consiguiendo montarme y atrapando mis brazos bajo su peso. Gruño
mientras giro mis caderas en un intento de sacármelo de encima, pero fallo. Estoy
en posición plena de guardia, envuelvo mis piernas alrededor de él para evitar
que se ponga de pie. De alguna manera, el pasa mi guardia y se levanta. Todo mi
cuerpo se tensa cuando veo levantar su codo antes de caer hacia abajo en mi
pecho. Un gemido se libera de mi garganta mientras lo hace una y otra vez,
acercándose a mi rostro. Separo mis manos y empujo contra su pecho. Mi pecho
duele por la fuerza de su codo estrellándose contra él y aprieto los dientes en
guardia. El copia mis movimientos, empujando hacia abajo a mi pecho.
261
—¡No, Seth! —escucho a Jackson gritar y siento a Junior sobre mí. ¡Oh
mierda! Su pierna se balancea sobre mi rostro mientras retuerce su cuerpo.
¡Mierda! Agarra mi brazo y cae con él hacia atrás, enderezando el brazo hasta que
doblo en su dirección opuesta. Aprieto la mandíbula mientras el dolor se dispara
hasta el antebrazo y en el codo. Junior hala más duro y me hace gruñir en voz
alta.
—¡Aguanta! ¡Tres! —escucho a Darryl gritar—. ¡Dos!
Un segundo más tarde, los golpes de campana y la presión disminuye.
Junior me deja ir y trota hasta su esquina. ¿Qué mierda? Parpadeo un par de veces,
todavía tendido en el suelo, aturdido. Casi se me adelantó. Sacudo la cabeza y me
levanto sobre mis pies. Sacudo y aprieto mi codo. Se siente magullado y
tenso… casi me tuvo por un puto maldito brazo.
—Estas bien —dice Darryl cuando caigo en mi taburete—. La próxima vez
prueba con el suyo.
Darryl y Jackson están sobre mi rostro. Trato de concentrarme en lo que
están diciendo, pero mi corazón late con fuerza en mis oídos. Eso estuvo
jodidamente cerca. Casi me tenía y me hubiera tenido si la campana no hubiera sonado.
—Agua —demando y Jackson me la da.
Chupo el agua hasta llenar mi boca y hago gárgaras en mi boca seca antes de
tragarla. Darryl detalla nuestro plan de pelea con detalles, pero eso es demasiado
tratar de escucharle, miro por encima de mi hombro y la busco. Los grandes ojos
verdes de Oliva se asoman a través de los huecos de los dedos. Su cabello largo,
chocolate oscuro, está desaliñado, como si estuviera dirigiendo sus dedos atreves
de él, incluso con las manos protegiendo la mayor parte de su rostro puedo decir
que está preocupada por mí y tengo que cambiar eso. La próxima ronda es mía.
No voy a perder. Hoy no.
262
22
Olivia
Inhalo una bocanada de aire pero no grito como quiero. Cada célula en mi
cuerpo presiona contra mi piel, instándome fuera de mi silla y en dirección a él.
Cada átomo que me compone exige que proteja a mi prometido… y todavía
permanezco en mi asiento, silenciosa y obsesionada, mirando cada espasmo de
sus músculos, contracción de sus labios, y cada tirón de su mandíbula mientras
Junior endereza su brazo. Estoy en el borde de mi silla, absorbiendo toda la
energía y ansiedad dentro de la enorme área en mi pequeño cuerpo. Yo habría
mascado mis uñas si no las hubiera ya mordido hasta el hueso. Vamos, Seth, golpea.
No me importa si él pierde, pero me preocupa que resulte herido. Veo el codo de
Seth comenzar a doblarse en la otra dirección y el dolor en su cara envía una
afilada flecha de pánico a mi pecho. Sudor nervioso empieza a gotear en mi piel y
yo paso los dedos a través de mi cabello. Presencio exactamente cuatro segundos
más del dolor de Seth antes de que pueda seguir con esto y protejo mi cara con 263
mis manos.
La campana suena y yo miro a través de mis dedos.
—¡Santo infierno! —Selena se ríe con nerviosismo, prácticamente rebotando
en su silla—. ¡Eso estuvo como un demonio de cerca!
Ella sacude su escuálido hombro cerca del mío y doy un tirón hacia el lado,
ignorándola. Jackson tiene un taburete en la esquina de Seth antes de que la
campana detenga su molesto repique, pero Seth permanece en el piso, aturdido.
Como si no pudiera creer que aún esté en la pelea. Él se sacude y se pone de pie, y
se mueve hacia su equipo antes de dejarse caer en su banquillo. Mientras Darryl
habla, Jackson verifica su cuerpo y le pasa una botella de agua. Seth toma un
rápido trago del agua y me ojea sobre su hombro. Me acaloro bajo su mirada y no
puedo precisar lo que está pensando exactamente. Jackson arroja una bolsa de
hielo bajo sus hombros y Seth apenas se encoge de dolor. Echo una ojeada al
equipo de Junior y ellos parecen realmente felices con su primer round… no hay
duda en mi mente de que ellos lo ganaron. Seth necesita finalizar esto antes de
que vaya a los jueces. Él ya ha perdido un round.
Los banquillos son apartados y los compañeros de equipo dejan el
cuadrilátero.
Ring.
El round dos comienza.
La expectación cruje a través de mí, poniendo mi sangre en llamas. Apoyo
mis codos en mis rodillas y presiono la punta de mis dedos en mi frente.
Ellos rodean viéndose, esperando por una grieta. Junior es el primero en
romper y se lanza en contra con una dura patada. Seth agarra su tobillo y lo hace
perder su balance, halando su pierna más allá de su torso y luego lanzándolo
hacia adelante, dándole un puñetazo directo en la nariz. Sangre sale a borbotones
casi instantáneamente y de repente me siento bajo el clima. El temor se arremolina
en mi estómago, mezclándose con las náuseas y me hundo en mí misma. ¿Por qué
me hago esto?
Junior limpia su nariz con la parte posterior de su guante, pero nunca deja
caer su mano. Él se balancea hacia Seth, pero él esquiva y arremete hacia Junior.
Él sujeta su cuello con su mano izquierda y comienza a repartir una serie de
devastadores puñetazos hacia el estómago de Junior. Junior intenta traer sus
rodillas para proteger su torso, pero falla y Seth lo hace retroceder hasta que está
presionado contra la jaula. Las cejas de Seth están recogidas, sus labios separados
de una forma agresiva, exponiendo su blanco protector bucal. Mis ojos comienzan
a escocer y me están gritando que parpadee, pero no lo hago. No quiero perderme
un segundo de esta pelea.
264
Con un segundo aire, Junior cae bajo y se apresura hacia Seth con venganza.
Sus gruesos brazos tatuados se envuelven alrededor de las piernas de Seth y los
dos golpean la lona con una bofetada. Hay un frenesí de puños y piernas antes de
que Seth ruede rápidamente, llegando a descansar en lo alto de Junior. Este
bloquea su cabeza cuando Seth comienza una dura lluvia de puñetazos y codazos
sobre él.
El referee se acerca, listo para terminar la pelea a favor de Seth por el
resultado de un TKO 2 en cualquier momento. Jackson y Darryl le gritan
indicaciones e instándolo para continuar. La multitud es tan ruidosa que no
puedo descifrar sus palabras exactas, pero cuando miro a la esquina de Junior,
veo una mirada de pánico en los ojos de su equipo. Ellos no esperan que un
experimentado luchador como Junior Moset pierda contra un aficionado como
Seth. Casi sonrío. Ellos estaban equivocados al subestimar a mi hombre. Seth es
feroz y rápido, como un tren. Cuando él alcanza máxima velocidad es imparable
2
knockout técnico, expresión que significa 'fuera de combate'. Se dice en boxeo cuando uno de
los contendientes deja sin conocimiento o sin posibilidad de seguir peleando al otro.
y tú mejor sales del camino. Con terrorífica velocidad, él golpea a Junior una y
otra y otra vez.
Cuando Junior bloquea su cara, Seth deja caer sus puños en su estómago. Él
lo golpea con salvaje abandono, sin mostrar delicadeza, ni ritmo en sus golpes. Él
quiere ganar y lo quiere hacer en el más arrasador modo posible. Tirito, mirando
lejos de Seth mientras domina a Junior. No creo que Junior vaya a tener mucho de
una cara después de esto. El pecho de Seth sube y cae rápidamente, como si
estuviera corriendo una maratón y media. Está rociado con la sangre de su
oponente y miro cómo el carmesí salpica reluciente bajo las brillantes luces. Seth
retrocede su brazo y Junior se rehúsa a bloquearlo, él yace ahí respirando
pesadamente, esperando que el referee termine eso. Antes de que él golpee a
Junior una última vez, sus ojos se mueven rápidamente hacia mí y mi corazón
golpea fuerte contra mis costillas. Sus oscuros ojos se detienen en mí, esperando
que yo haga algo. Noto que estoy sacudiendo mi cabeza hacia él… porque
entiendo qué es lo que quiere. Él me está pidiendo permiso para golpear a Junior
una vez más, un indefenso, herido Junior, y sacudo mi cabeza porque eso está
mal. Él ya se ha rendido. Con un ligero asentimiento, Seth balancea una pierna
sobre la cabeza de Junior, atrapa su brazo y cae hacia atrás.
Junior no golpea al principio, pero cuando Seth mueve rápidamente su
cadera, Junior abofetea la lona tan dura que los espectadores de atrás
probablemente pueden oír.
El referee termina la pelea y la multitud enloquece con vítores y alaridos. 265
Selena indudablemente chilla lo más alto y me hala hacia mis pies. Sus brazos me
rodean y ella me sacude de lado a lado. No puedo hacer mucho con mis brazos
forzados hacia abajo contra mis costados, así que miro atrás hacia el cuadrilátero.
Este está repentinamente lleno con la prensa, compañeros de equipo y reporteros.
No puedo ver a Seth en absoluto y probablemente no lo haré por un rato.
—Vamos a esperarlos atrás en los vestidores —Selena sonríe, enganchando
su brazo alrededor del mío y arrastrándome de mi fila.
La dejo guiarme porque mi cuerpo todavía está en shock. Qué revoloteo
alrededor… apuesto a que todos pensaron que Junior iba a tomar este. Por no
hablar de Seth… y la mirada en su cara cuando estaba dominando por completo a
Junior. Hambre pura. Él quería ganar, y lo hizo. Ciertamente lo hizo.
***
279
24
Olivia
Cuatro semanas. He estado en Las Vegas cuatro semanas y aún siento como
si solo he estado aquí un par de días. Todo ha ido muy rápido, es como que
parpadeé y días enteros han desaparecido. Nada grande ha sucedido a lo largo de
las cuatro semanas, además de Seth proponiéndome y ganando su primera pelea
profesional. Esta pelea, la de esta noche con Don, es la primera vez en la historia
MMAC que un luchador profesional de MMA peleará con un luchador amateur
en una arena de esta escala. Mandalay Bay... Echo un vistazo alrededor de la gran
arena. Tiene la capacidad para doce mil personas y estoy segura que todos los
asientos están tomados para ver la revancha entre los dos rivales. El aire está
cargado de expectación. Puedo oír las risas y risas de los espectadores en mi fila.
Está crepitando a lo largo de los asientos y vibrando por mi cuerpo. No estoy
emocionado, no como todos los demás. Hay una oleada de calor que pulsa a
través de mí con cada ataque de náuseas y mi pecho se aprieta con ansiedad. 280
Selena pega una bolsa de papas bajo mis narices y retrocedo lejos con un
movimiento de mi cabeza. La idea de comer en estos momentos revuelve mi
estómago ya violento. La silla de al lado me sacude mientras un hombre grande se
deja caer a sí mismo junto a mí. Nunca lo había visto antes, pero está vistiendo
una camisa de color negro que dice “DON” y decido, con bastante rapidez, que
no me gusta. Cualquiera que proceda de alguien como Don es un idiota. Miro
hacia mi propia camisa y sonrió. Estoy feliz de que llevo mi camisa “SETH”. No la
he usado desde su primera pelea en Portland, Maine y pensé que le gustaría verla
en mi otra vez. Podría aliviar algo de su ansiedad, teniendo en cuenta que no
podía verlo antes de esta pelea.
Darryl quiere a Seth tenso y en el borde para esta pelea. No me preguntes
por qué, no tengo ni idea. Ninguno de ellos comparte ninguno de sus
pensamientos acerca de las peleas conmigo, no es que me importaba, hasta esta
noche. Seth refutó a Darryl, negándose a abandonar su vestuario hasta que entré,
pero Darryl todavía me despidió. Sabe que Seth no renunciará a enfrentarse con
Don Russell y él quería “volver a la vieja escuela”, teniendo a Seth relajándose con
bolsas de boxeo y cuerdas de saltar... con el fin de calentar antes de la pelea. Si eso
tiene sentido... que en realidad no tiene mucho sentido para mí, pero me fui con
ello, de cualquier forma. Estoy fuera mientras los locutores están hablando, pero
al segundo un golpe familiarizado empieza a jugar, mi cuerpo me obliga a
sintonizar de regreso.
Mi sangre burbujea y pulsa a través de mi cuerpo al ritmo de la música y
sutilmente aprieto juntas mis manos sudorosas. Con impaciencia escaneo la
multitud, esperando que aparezca Seth y cada segundo que se reproduce su
canción y no veo su figura feroz arrasando aquí, más de mi emoción se funde en
la preocupación. Entonces, oigo el rugido de la multitud cuando todo el mundo
salta a sus pies, enviando a mis nervios a tambalearse y mi corazón latiendo con
fuerza. Aquí viene.
Los vítores crecen más cerca, cuanto más se acerca a la plataforma y no lo
puedo ver por encima de los cuerpos sacudiéndose y gritando sobre los otros
espectadores. Veo la parte superior de su sudadera negra primero, y como él
dobla en la esquina, todo su cuerpo glorioso está a la vista. Su boquilla obliga a
sus labios a sobresalir, dándole una ventaja más oscura, que no necesita.
Sus ojos escanean sobre mi fila y mis labios se separan como que
respiraciones pesadas se me escapan. Cuando su mirada cae sobre mí, dejo de
respirar.
Con una contracción de sus labios, desvía su mirada de mí y encoge sus
hombros fuera de su sudadera. Jackson la lanza por encima de su propio hombro
y le da una palmada en la espalda mientras salta por las escaleras y en la jaula. 281
Mis pulmones duelen y libero el aliento que estaba conteniendo mientras Seth
hace su círculo habitual en el anillo, rebotando en la punta de los dedos de sus
pies y moviendo sus muñecas. No hay engreimiento en sus movimientos, se
mueve con un propósito absoluto. Esta noche no es un juego. Esta noche es la
oportunidad de Seth para eliminar a Don de su vida, de nuestra vida.
La música de Seth se corta y el locutor dice en voz alta el peso del Don,
alcance y altura antes de arrastrar su nombre. Una canción de metal fuerte explota
a través de los altavoces y me estremezco. Tanto ira y odio tiene este chico. Niego
con la cabeza. La multitud chilla y aplaude, pero la intensidad de la misma no es
como lo fue con Seth. El público respeta a Seth. La mayoría de ellos siguen su
carrera y fueron testigos de que venció a su oponente con experiencia hace dos
semanas. Don muy deprisa da vuelta en la esquina, en topless y con ganas. Está
decidido a recuperar todo lo que Seth tomó de él. Los ojos de Don se mueve
rápidamente hacia mí y me frunce el ceño mientras me guiña un ojo, fruncir los
labios hacia mí por encima de su boquilla.
―Maldito infierno ―Selena se ríe entre dientes―. Ese tipo tiene deseos de
morir.
Seth ve que Don me mira y veo sus dedos apretando a sus costados. Roda
su cuello sobre sus hombros y mientras Don salta por las escaleras y en el anillo,
Seth da un paso adelante, consiguiendo estar justo en su cara. Mi corazón se
acelera cuando parte del público se vuelve loco, alimentando la relación ya tensa
entre los dos luchadores. El árbitro está sobre ellos de inmediato, pidiéndoles que
vuelvan a sus esquinas. A medida que se separan, la multitud suspira una amarga
decepción.
―Damas y caballeros, hay mucha animosidad en la jaula esta noche,
¿pueden sentirlo?
La multitud estalla con vítores y aplausos. No pueden esperar un segundo
más para que empiece la lucha. Quieren derramamiento de sangre y lo quieren
ahora. El equipo de cámaras y el locutor salen de la jaula y me empiezo a masticar
mis uñas. Ojalá papá estuviera aquí ahora... sabría que decirme para facilitarme
esta lucha. Necesito que me asegures que Seth va a ganar. Necesito ver la emoción
en su rostro cuando la campana golpee y Seth dé el primer golpe.
―Don tiene a este ―murmura el gran hombre a mi lado. Giro mi cabeza
para mirarlo y él me sonríe.
―Si piensas así.
Sus brillantes ojos azules brillan. 282
―Lo sé.
Rodo mis ojos y regresó mi atención de nuevo a la jaula. Realmente espero
que Seth gane ahora, así puedo frotarlo en el rostro del extraño y gordo.
El árbitro llama a los dos luchadores en el centro del anillo. Cada árbitro es
diferente. Algunos prefieren que toquen los guantes antes de que suene la
campana, otros prefieren que los toquen después de que suene la campana. De
cualquier manera, la lucha no puede comenzar hasta que toquen guantes.
Don y Seth se reúnen en el centro. Veo los labios del árbitro moverse, sin
duda, diciéndoles que se toquen con los guantes. Ninguno de los dos se mueve.
Hay una guerra silenciosa pasando entre ellos y la multitud observa en silencio...
esperando la guerra a punto de estallar.
Juro que puedo oír el rápido latido del corazón de cada espectador, incluido
el mío, y un crepitar de emoción fluye sobre nosotros mientras Don extiende su
mano primero. Seth golpea a su manera y una ingesta aguda unánime de aire se
oyó por todo el estadio. El árbitro da pasos entre ellos, enviándolos de vuelta a
sus esquinas. Señala a cada uno y asienten con su cabeza. Entonces, suena el
timbre y mi visión vacila con el repique. Doy un suspiro largo y lento y cierro los
ojos en un intento de calmarme a mí misma. Olly, relájate. Es sólo una pelea, me
digo a mí misma, fingiendo que es la voz de papá. Nadie se va a morir.
El pensamiento me hace sentir mejor y abro mis ojos para ver a Seth
llegando rápidamente, agachándose y esquivando oscilaciones de Don y
puñetazos cada vez que puede. Con cada puño que se conecta, la multitud jadea y
vitorea. Mordisqueo mi labio inferior, contando los segundos de la ronda. Don
lanza un puñetazo en contra, va a dar un golpe rápido izquierda y para sorpresa
de todos, Seth esquiva el golpe, respondiendo con un puñetazo de izquierda,
seguido de un gancho rápido derecho a la mandíbula de Don. Se puede decir que
Seth está en el juego de todos sus movimientos planificados y precisos. Es casi
como si supiera los movimientos de Don con antelación. Seth está dominando
absolutamente esta ronda, y a pesar de lo mucho que no me gusta ver a la gente
luchar... sé que voy a disfrutar viendo a Don caer.
Golpe tras golpe que intercambian, ninguno de ellos parece cansado de
golpear al otro. A dos minutos de haber comenzado el round, cuando tanto Don y
Seth están sangrando, Don se lanza y cae sobre Seth y los dos se convierten en un
pantano de carne mientras que giran alrededor, tratando de conseguir la caída del
otro. Siento que mis manos se deslizan por mi cuello y sobre mi boca, ya que cada
uno lucha por dominar al otro. A medida que la ronda llega a su fin, Seth toma la
delantera. Se sienta a horcajadas sobre Don, empujando hacia abajo su pecho. Seth
deja caer un codazo en su cara y jadeo, sintiendo que la sangre que drena de mi
283
cara como la propia sangre de Don brotando de sus ojos. Odio a Don, todo el
mundo lo sabe, pero todavía no puedo disfrutar de verlo sufrir así. No está bien.
Hundo mis dientes en mi labio inferior y tiemblo mientras Seth deja caer otro, y
otro, partiendo la frente ancha de Don. Hay mucha sangre, pero el árbitro no
suspende la pelea.
Siento a Selena apoyarse en mí.
―Voy al baño y probablemente me perderé el resto de la pelea, así que te
encontraré en el vestuario después de que Seth gané. ―Asiento con mi cabeza,
evitando mirar en su dirección. Me guiña un ojo y el gran hombre a mi lado se ríe
entre dientes. Me asomo astutamente hacia él, pero no da ninguna indicación de
que escuchó lo que dijo Selena, así que dirijo mi atención a la pelea. Seth lo tiene
capturado, el rostro de Don es casi púrpura, pero se niega a rendirse. Seth ahoga a
Don duramente con su propio brazo y la multitud se vuelve loca, animando y
rogando que mate a Don. Rebotan mis piernas y golpeando mis dedos contra mis
pantalones vaqueros. Es la única manera en que puedo expresar mi ansiedad y
emoción sin saltar arriba y abajo y en realidad viéndome como que apoyo el
deporte violento.
Veo la resolución de Don finalmente ceder y sus dedos contraerse hacia el
brazo de Seth. ¡Eso es! Mi corazón levita en mi pecho, se cierne peligrosamente
cerca de mi garganta y amenazando con volar hacia arriba y afuera. Seth se
merece esto. Se merece esta victoria sobre Don. Mientras me muevo en mi asiento,
siento la presión inconfundible de una gran mano que se desliza sobre la parte
superior de mi muslo. Me levanto de un salto y lejos del hombre a mi lado.
―¿Qué… ―Él sigue, agarrándose a mí y estirándome hacia él. Él sujeta mis
brazos a mis costados y me abraza contra su cuerpo. Lucho contra él sin llegar a
ninguna parte. Nadie interviene para ayudarme y me doy cuenta de que es
porque nos vemos como una pareja abrazándose. ¿Qué demonios?
―¡Déjame ir! ―grito, pero nadie me oye a través del rugido de la multitud.
Miro a Darryl y a Jackson, pero están demasiados consumidos en la pelea
para que me hagan caso. ¿Está esto sucediendo en serio? Maldita sea, Selena. Ojalá
nunca haya ido al baño. Fuera de pánico, miró a Seth y me sobresalto cuando veo
sus ojos en mí. Mi corazón late en mi pecho mientras él deja ir el brazo de Don.
—¡No! —Grito, al máximo con mis pulmones por primera vez en la
historia—. ¿Qué estás haciendo? ¡Obtén la llave y luego ayúdame!
Sin un segundo para recobrar el aliento, Don brinca para ponerse de pie y
toma Seth abajo. Hay un agarre de los brazos y las piernas antes de que Don
enderece el brazo de Seth afuera.
—¡No! —Toda la gente está gritando ahora conmigo y todo lo que puedo 284
sentir es la risa vibrante del idiota que me sostiene. Lágrimas en mis ojos mientras
la cara de Seth se vuelve tensa y su codo empieza a doblarse en la dirección
opuesta. Él no va a tocar a golpear. Prefiere que Don le rompa el brazo que
someterse a él y admitir que Don es más fuerte. Don es la persona más débil que
jamás he conocido. Él es astuto, arrogante y gilipollas... Sabía que Seth lo
golpearía... planeó esto. Lo planeó para distraer a Seth, sabiendo que nunca
podría superarlo. Y funcionó... lo peor de todo, la mierda funcionó.
***
Seth
Tengo su brazo alrededor de su cuello. Nada es más vergonzoso que
asfixiarse a sí mismo en una pelea. Todo esto se está grabando y espero que lo
persiga por el resto de su vida.
—Tu chica. —Se ríe Don, su voz apenas audible.
Le frunzo el ceño y estiró su brazo más fuerte. Trata de reírse y utiliza su
mano libre para señalar algo fuera de la jaula. Por curiosidad, miro hacia arriba.
A través de la jaula de metal negro la veo. Mi sangre empieza a hervir por la
forma en que la enorme bestia la sostiene. Lo reconozco de inmediato como uno
de los grandes tipos que saltó sobre mí fuera de mi gimnasio hace un tiempo. Veo
sus nudillos blancos y dedos mientras presiona en su carne. Es un hombre muerto.
De la nada, mi espalda golpea contra la lona mientras Don se lanza a sí mismo
contra mí. Trato de luchar contra él y salir de debajo de él. No se trata más de la
lucha. No quiero patear a la mierda de Don, al menos, no tanto como quiero
matar al hombre con mi mujer. Don envuelve una pierna por encima de mi pecho
y da un tirón en mi brazo, enderezándolo hacia fuera sobre sus caderas y tirando
hacia abajo. Dolor dispara desde mi codo, que irradia a través de mi cuerpo y me
hace temblar. Mierda. ¡Joder! ¡Él tiene mi brazo bloqueado, un jodido brazo bloqueado!
No voy a rendirme.
No ante Don-jodido-Russell.
Inclinó mi cabeza y miró a través de los cables de la jaula. El color ha
desaparecido de la cara de Olivia e incluso desde aquí puedo ver las lágrimas
brotando de sus ojos.
Está llamándome, pero no puedo oírla bajo la protesta de la multitud. Siento
dos chasquidos en mi codo y me estremezco mientras Don endereza aún más. Mi 285
corazón se cierra de golpe en mis pulmones y todo mi cuerpo se tensa, luchando
contra la fuerza de Don. No aparto mis ojos de Olivia, que está pidiendo
desesperadamente que me rinda. No puedo.
No puedo rendirme...
Estoy dispuesto a dejar que me rompa mi brazo.
Entonces, veo la única cosa que nunca quiero volver a ver el flash sobre el
rostro-la decepción de Olivia. Mi corazón se sumerge, se desinfla en la nada como
se revuelve el estómago. No puedo creer que esté a punto de hacer esto. No puedo creer
que esté a punto de hacer lo que me dije que nunca haría. Aprieto los dientes en contra
de mi orgullo y sin pensarlo dos veces me pego mi mano hacia abajo sobre la lona.
La campana suena.
Se alivia la presión en mi brazo.
...Y he perdido la lucha con Don Russell.
Don... jodido... Russell.
Don salta y empuja mis brazos en el aire.
No hay tiempo para dejar que el sentimiento de fracaso se asiente antes de
brincar a mis pies y empujar más allá de una multitud tratando de hacer mi
camino en la jaula para fotos y entrevistas.
—¡Don planeó toda esta maldita cosa para arriba! —Chasqueo a Darryl
mientras le paso.
Mis ojos están puestos en él, el hombre que tiene mi chica firmemente en sus
manos. Empujo pasado un par de tipos con cámaras en la parte inferior de la
escalera, empujando a uno un poco demasiado duro y haciéndolo caer de culo.
Desde mi periferia, veo a Jackson hablando conmigo, gritándome, pero no me
detengo. El bruto la deja ir cuando me acerco y él inteligentemente se esconde
detrás de Olivia, sabiendo que son dos pequeñas filas para que llegue a él por
hacerle daño.
—¿Vas a poner tus manos sobre mi chica? —gritaba y algunas personas
sentadas huían de sus asientos. Olivia corrió adelante y plantó sus manos en mi
estómago en un esfuerzo por detenerme, pero continuamos caminando hacia él
forcejeando.
—Seth, no lo hagas. No vale la pena, no lo hagas —ruega, las lágrimas aún
frescas en sus ojos.
Más de la multitud huye, con miedo a salir herido en el fuego cruzado.
El tipo grande da un paso atrás mientras guardias de seguridad lo rodean
para protegerlo de mí. Ellos nos circundan, empujándonos hacia atrás y hacia las 286
habitaciones. Olivia se aferra a mí mientras empujo contra los guardias, pero hay
demasiados de ellos. Mientras me asomo sobre uno de sus hombros veo a Jackson
oscilar duro y conectar con la cara del bruto imbécil. Se cae duro y Jackson es
aplastado bajo los cadáveres de dos grandes guardias de seguridad. A través de
los altavoces, oigo a Matt Somers introducir a Don como un nuevo competidor en
el MMAC. Después de eso, todo lo que veo es de color rojo.
Los guardias de seguridad nos lanzan en mi vestuario y cierran la puerta.
Todo mi equipo vibra discutiendo sobre la lucha y la forma en que el árbitro
debería haber suspendido cuando estaba rompiendo a Don con mis codos. No
importa. No importa que Don me tendiera una trampa. Yo jodidamente perdí. Por
primera vez en mi vida, he perdido una maldita pelea y fue ante Don Russell. Mis
pensamientos se hunden en mi estómago como una piedra y gruñó mientras
Olivia corta mis guantes. Cuando mis manos están libres, me empujo desde el
banquillo, agarró la silla más cercana, y la tiro al otro lado de la habitación. Todo
el equipo se queda en silencio y cerca de mí oigo a Olivia tragar.
—¡Fuera! —Exijo, porque no quiero ninguna mirada de simpatía de ellos.
Me siento lo bastante mierda. Abren la puerta y los guardias de seguridad les
dejan salir. Olivia no los sigue, a pesar de que quería que lo haga.
—Si vas a mirarme de esa manera, puede irte, también —le digo, sintiendo
mis ojos entrecerrados.
Ella aparta su mirada, dejándola caer al suelo y jugueteando nerviosamente
con sus dedos.
—No fue tu culpa, jugó contigo —me dice, cada vez más cerca.
—Aún perdí. Sin importar nada, me distraje y perdí la pelea. Ahora, él está
en la misma liga que yo. Ahora, lo veré en todas partes y él me mirará con esa
cara de suficiencia y sólo puedo... ¡ughhh! —Azotó y golpeo la pared de ladrillo.
Dolor crepita a través de mi mano y me gusta. Toma la presión de mi pecho.
***
Olivia
287
—Está bien —le digo, mi garganta cada vez cargada de emoción mientras
golpea la pared de ladrillo de nuevo. Me estremezco cuando mi mano duele en
simpatía. Él azota alrededor y dar un paso de vuelta defensivo.
—¡No está bien! —grita, patea una silla de plástico perdida al otro lado del
cuarto. Salto, ya que choca contra el muro de hormigón y una bofetada fuerte
resuena a nuestro alrededor—. ¿Qué de toda esta situación está bien? ¿Estás bien
con que Don esté en el MMAC? —Da un paso más cerca, sus ojos arden
violentamente y sacudo mi cabeza—. ¿Estás bien con él respirándome en la nuca
en los eventos sólo para fastidiarme? —Seth agarra mis brazos y me jala hacia él.
Niego con mi cabeza de nuevo—. ¿Estás bien con él tocándote sólo para conseguir
superarme?
Trago saliva mientras mis rodillas tiemblan.
—No.
—Entonces explícame, ¿qué parte de esto está bien?
Parpadeo rápidamente mientras una lágrima caliente rueda por mi mejilla.
—Nada de eso.
Él me deja ir y confirma mis palabras.
—Nada de eso. Así que no me digas que mierda está bien. No soy un niño.
No necesito estar tranquilo con mentiras.
Él llega a su sudadera en el banquillo y se encoge de hombros colocándosela.
Se dirige a la salida, agarra una gorra con el logotipo MMAC en él fuera del
gancho y abre la puerta. Los guardias de seguridad se arquean ante el aspecto de
Seth.
—¿A dónde vas? —le grito.
—Fuera. —Cierra la puerta, dejándome sola en la habitación. Me quedo
mirando la puerta blanca, confundida y dolida. Mi pecho está apretado y siento
como que estoy usando un corsé cuatro tallas más pequeñas. ¿Me culpa? ¿Es mi
culpa? La puerta se balancea abierta mientras me hundo hasta arrodillarme en el
suelo. Darryl y Selena entran interior. Al instante, Selena se mueve a mi lado y
coloca un reconfortante brazo alrededor de mi hombro. Envuelvo mis brazos
alrededor de su cintura y lloró libremente en su hombro.
—¿O? —murmura compasivamente.
Dejo caer mi cabeza mientras las lágrimas fluyen con más fuerza.
—Iré a buscarlo —murmura Darryl, cerrando la puerta.
—No fue mi intención... —lloro y Selena se acerca—. No fue mi culpa.
—Lo sé, cariño. Seth simplemente enloqueció. Estará bien una vez que todo 288
esto se desvanezca.
Niego con mi cabeza. No vio sus ojos, no vio lo oscuro que estaba. No había
amor en su cara, sólo odio puro. Ella me mece lentamente mientras mis lágrimas
oscurecidas por el rímel caen sobre su lindo vestido blanco.
—Vamos a llevarte a casa y cuando Seth regrese, él estará más tranquilo y
los dos pueden hablar.
Me asomo hacia ella, sintiéndome como un niño pequeño.
—¿Eso crees?
Sonríe, pero aún puedo ver su incertidumbre.
—Sí.
Selena me arrastra a mis pies y uso la parte inferior de mi camiseta negra
para limpiar mi cara. Ella mantiene un reconfortante brazo alrededor de mí
mientras me acompaña desde la habitación. Tan pronto como estamos en el
pasillo, la gente tiene sus micrófonos y cámaras en mi cara. Las luces se van fuera,
las preguntas están siendo arrojadas a mí y un bulto abrumador fuerza su camino
en mi garganta.
—Váyanse a la mierda, buitres —gruñe Selena, empujándome a través de la
multitud ruidosa.
Me pregunto si Seth tuvo que lidiar con ellos a su salida o si sólo los perdió.
Todos parecen estar ilesos, por lo que se puede suponer que tuvieron la suerte de
evitarlo.
Selena me lleva a casa y luego se dirige de nuevo a la arena para encontrar a
Jackson. Nadie lo ha visto desde que golpeó al tipo que me agarró y no sabemos si
está detenido en una sala de seguridad en algún lugar o en la cárcel, podría estar
en cualquier lugar.
Recorro el pasillo fuera de nuestra habitación por una eternidad y cada vez
que el ascensor suena apagado, la anticipación y el temor caen sobre mí, sólo para
ser reemplazado por la absoluta decepción. Recibo un mensaje de Selena diciendo
que Jackson está bien y que está de vuelta en su habitación. Dos abajo y dos arriba.
Después de mi segunda hora caminando de un lado para el otro, vuelvo a entrar
en nuestra habitación y tomo una ducha. Hago todo con un aturdimiento
distraído, desnudarme, lavarme y subirme en la fría cama, todo ello, lo hago sin
ningún conocimiento real. Lo único que pienso es en Seth y lo que está haciendo,
y Don y lo que hizo. No ganó el derecho a estar en el MMAC, lo robó. Oigo la
puerta de abajo cerrarse y estoy tirando lejos de mis pensamientos. Mi corazón se
rompe a través de mis pulmones y cierra de golpe en mis costillas mientras arrojó
las mantas hacia atrás y me deslizo fuera de la cama. Me colocó mi camisa Seth de
vuelta y me dirijo escaleras abajo. Las luces están apagadas, está oscuro, y si no 289
fuera por las luces de neón brillantes de Las Vegas que brillan a través de la
ventana, no habría sido capaz de ver una maldita cosa, incluyendo a Seth, que se
ha dejado caer sobre el sofá. Camino hacia él y mis ojos se concentran en su pecho,
que sube y baja a su pantalón de uniforme y mi cuerpo casi se hunde de alivio.
—Perdí, O. —Suspira, apoyando los codos en sus rodillas—. Lo siento.
¿Lo siente? Me dejo caer de rodillas delante de él y recorro con mis manos sus
muslos.
—No tienes nada por lo que disculparte.
Oigo su respiración convertirse irregular y mi cuerpo se tensa. ¿Está
llorando? No lo puedo decir. Si lo está, está haciendo un buen trabajo para
ocultármelo.
—Quería ganar con tantas ganas... pero me jodió.
—Oye —dije con más agresividad en esta ocasión—. No hiciste nada malo.
Estabas perfecto. Don jugó contigo.
—Y yo le deje... Dejé que jugara conmigo.
Oigo Seth sorber y alejarse de mí, apoyando su cabeza en el respaldo del
sofá. Está llorando... y no tiene que ocultármelo, no voy a reprochárselo. En mi
mundo, sólo los hombres reales lloran. Se pellizca el puente de su nariz y se aclara
la garganta y obligándose a sí mismo a detenerse.
—No quiero seguir con esto. Peleando, quiero decir. He terminado.
—Terminaste, ¿así de fácil?
No responde.
—Le ganaste a Don meses atrás, ¿renunció él? Venciste al campeón mundial
de lucha libre Júnior Moset hace dos semanas, ¿crees que renunció? —Todavía
nada—. No, él tiene planeado luchar contra otro oponente en dos semanas. Así
que perdiste, gran cosa. Mostraste a todos que eres un ser humano, y ganar no
destaca tanto como lo hace remontarse. ¿Crees que la gente estará hablando
acerca de cómo perdió Seth Marc? No, van a estar hablando como remonto Don
Russell, su venganza, y cuando asistas a la conferencia de prensa mañana por la
mañana, le prometerás una remontada épica. Prometerás a tus fans que les
ofrecerás la cabeza de Don en una bandeja jodida de plata, no los vas a defraudar
rindiéndote porque se hizo muy difícil.
Me mira.
—¿Es eso lo que quieres que haga? ¿Vengarme de él?
—Quiero más que venganza, Seth. Quiero humillarlo. Quiero que lo golpees
tan mal que tenga un tic nervioso cada vez que vea una jaula. 290
Seth asiente lentamente, dejando que mis palabras penetren.
—Entonces eso es exactamente lo que voy a hacer.
***
291
Epilogo
Seth
—¿Vas a estar quieto? —me regaña mamá, haciéndole un nudo a mi corbata
azul y asegurándose de que esté de la manera correcta bajo mi cuello y mi
chaleco.
—¿Qué quieres que haga? —me quejo—. Estoy nervioso.
Soy más que capaz de vestirme solo, pero dejé que mamá lo haga, sabiendo
que la hace sentir bien el mimarme, como una verdadera madre haría.
—Te vas a casar con el amor de tu vida. Deberías estar emocionado, no
nervioso.
Llega a mí alrededor y tira de la chaqueta del perchero. Mamá la mantiene
abierta para mí y deslizo mis brazos en ella, ajustándola sobre mis hombros.
—¿Qué, no puedo estar ambas cosas? —pregunto y ella suaviza las palmas
de sus manos sobre mis hombros y rueda sus ojos. Ajusto mi chaqueta,
asegurándome de que está cómodamente en mí mientras ella alcanza el 292
boutonniere de una flor blanca y la engancha en mi solapa.
—¿Por qué tengo que llevar flores? No soy la novia.
Desde el sofá a mi lado, Jackson se ríe.
—Te has quejado tanto esta mañana que realmente estoy cuestionando
quién exactamente es la novia hoy.
Ahora es mi turno de rodar los ojos.
—Hilarante.
—La llevas para que coincida con las de ella, y no es solo una flor, es una flor
de orquídea phalaenopsis, y da la casualidad de ser la flor preferida de la madre
de Olivia así que ten cuidado con lo que dices sobre esto a su alrededor. Esa mujer
puede ser muy…
—Intensa —le respondo.
—Controladora —añade Jackson y ambos reímos.
—¿Estamos hablando de la madre de Olivia? —pregunta Maddi, entrando
en la habitación y cerrando la puerta detrás de ella. ¿Cómo sabía que estábamos
hablando de la madre de Olivia? Borra eso, es bueno que ella pudiera venir. No la
he visto desde que le di el dinero para dejar de ser una stripper, dos meses atrás.
Nunca recibí una confirmación para la boda de su parte, ni siquiera un texto para
decir felicitaciones.
—Estás viva —digo inexpresivo.
—Sí, lo siento, como que desaparecí de la faz de la tierra por un tiempo. Ya
estoy de vuelta ahora, sin embargo. No pensaste que me perdería tu boda,
¿verdad?
—En realidad, lo hice.
—No tengas miedo, hermano. —Ella se ríe, agarrando un puñado de su
vestido largo, de color rosa y caminando hacia el sofá—. No me lo perdería por
nada del mundo. —Se deja caer al lado de Jackson—. No todos los días se puede
ser testigo de lo imposible.
Jackson se ríe y estrecho mis ojos hacia ellos.
—Basta, ustedes dos. Este es el gran día de Seth y debemos apoyarlo en lo
que sea posible. —Mamá acaba de fijar la orquídea y da un paso hacia atrás. Su
largo vestido rojo se balancea alrededor de sus pies y las lágrimas se acumulan en
sus ojos mientras junta las manos sobre su pecho—. Perfecto. —Ella me sonríe—.
Te ves tan guapo.
—Hermoso —resopla Jackson, empujando a mi hermana—. Apenas puedo
contenerme. 293
Los ignoro a ellos y a sus risitas. Llaman a la puerta y Darryl asoma su
cabeza dentro.
—Todos los invitados están aquí y Olivia está lista. ¿Y ustedes?
Otro ataque de nerviosismo retuerce mi estómago, pero asiento con la
cabeza a pesar de ello. Él empuja la puerta abierta más ampliamente y salgo a
través de ella. Me paseo con entusiasmo por un pasillo y por una puerta pequeña,
entrando a la sala principal de la gran iglesia. Una vivida charla estalla por mi
entrada y me siguen de cerca mamá y Maddi. Ellas toman sus asientos en la
primera fila y se dan la mano la una a la otra como si nunca hubieran tenido un
desacuerdo en sus vidas. Es agradable de ver. Es agradable ver a mi familia con
una apariencia de amor y normalidad después de la locura de la muerte de papá.
Jackson y Darryl van a venir con el cortejo nupcial. Olivia y yo elegimos dos
personas cada uno para estar aquí con nosotros y pensamos que nos gustaría
elegir a las personas que han estado con nosotros desde el principio, Selena,
Darryl y Jackson. Sé que nos deja desigual, así que hice algo reservado para
nivelarlo. El color que Olivia eligió para que lleven las damas de honor y los
padrinos de boda es un muy buen color gris perla disuelto por un color azul
marino oscuro. Así que conseguí que un sastre haga un esmoquin del mismo
material que el vestido de dama de honor de Selena. Y entonces me puse en
contacto con el hermano de Olivia, Chase. Sorprendentemente, estaba más que
feliz de ser una de las damas de honor de Olivia. Ella no sabe lo que hice y por lo
que a ella concierne, su hermano está demasiado ocupado como para volver a
casa para nuestra boda. No puedo esperar a ver su cara y espero que Selena capte
todo en cámara como le pedí.
Un segundo después, el piano comienza a tocar, cortando mis pensamientos.
La boda está comenzando... mi boda está comenzando. Mis palmas se vuelven
resbaladizas por el sudor y froto mis dedos contra ellas, mis ojos nunca dejando
las puertas abiertas en la parte trasera de la sala. Selena se acerca a la puerta con
su hermoso vestido y espera que tanto Darryl y como Jackson tomen sus codos.
Sonrío, sabiendo muy bien que mi plan ha funcionado. Chase está aquí y va
a llevar a su hermana por el pasillo porque Rick no está aquí para hacerlo. Y ella
que estaba pensando que iba a tener que caminar sola. Si Chase no podía hacerlo,
yo malditamente iba a acompañarla y entregarla a mí mismo por mi cuenta.
Sonrío de nuevo en mi propia ridiculez. Solo quiero hacerla feliz.
Dos niñas en abultados vestidos blancos salen de la puerta, mientras Selena,
Jackson y Darryl llegan al altar y se unen a mí en la parte superior de las escaleras.
Las niñas adorables (hijas del primo de Olivia) llenan el pasillo con hermosas
flores blancas, grises y azules. Las veo solo por un par de segundos antes de que 294
mis ojos revoloteen de nuevo a las puertas dobles. Ella es la siguiente. Ya viene.
No sé cómo sucedió esto. No sé cómo llegué a ser el que está en el altar,
esperando a la chica de mis sueños... todo lo que sé es que ella me quiere. Ella me
va a querer para siempre. Olivia me hace feliz de estar vivo, como que puedo
hacer cualquier cosa. Las emociones brotan en mi garganta y trago duro y sacudo
mis hombros para librarme de ellas.
—Tranquilo, muchacho grande. —Jackson se ríe entre dientes—. Ella va a
venir.
Entonces, veo la fina tela blanca sobre el borde de la puerta y un segundo
más tarde, ahí está. Mi novia.
Dejo de respirar cuando el aire escapa de mis pulmones en la visión de ella
en ese hermoso y apretado vestido blanco. Se adhiere a las curvas de su cuerpo,
antes de llamear en la parte inferior, dejando un largo rastro de tela detrás de ella.
Mi mirada se prolonga hasta el resto de su cuerpo y en su rostro, que está oculto
por un velo blanco y fino. En su brazo, su hermano orgulloso está de pie con el
rostro severo y sus ojos verdes fijos en el altar delante de él. Oigo sollozos y
exclamaciones y murmullos bajos que provienen de nuestros familiares, pero no
me atrevo a dejar que mis ojos vacilen de la perfección paseando hacia mí. Ahora
todo lo que quiero es verle la cara. Quiero ver sus emociones, ver si está tan
emocionada como yo.
Una pequeña eternidad después, está delante de mí con su hermano, un
perro de protección a su lado.
—Es tuya ahora —me dice Chase—. Pero yo siempre voy a estar mirando
por encima de mi hombro. Trátala bien, como una princesa.
Niego con la cabeza. No como una princesa.
—Como una reina.
Los labios de Chase tiran en una amplia sonrisa y pone su mano en la mía. Él
da a Olivia un beso en la mejilla y luego se baja para estar detrás de Selena,
poniéndose a un lado del cortejo nupcial. Olivia aprieta mi mano con fuerza, con
entusiasmo, entrelazando sus cálidos dedos sudorosos con los míos. El sacerdote
comienza a hablar y siento que Olivia se vuelve un poco inquieta a mi lado.
Cuando me asomo, la oigo susurrar “a la mierda” en voz baja y retira el velo
sobre su cabeza y se lanza hacia mí, aplastando su boca con la mía. Los invitados
animan y aplauden, aullando y gritando y riéndose de la repentina urgencia de
Olivia por besarme. Detrás de mí, oigo a Darryl y Jackson y gemir y susurrar
“Jesucristo” bajo sus respiraciones. No tengo mucho tiempo para registrar el beso,
todavía estoy atrapado en la visión repentina de su hermoso rostro. Cuando mi
cuerpo comienza a reaccionar a su boca, envuelvo mis brazos alrededor de su
295
cintura y tiro de ella con más fuerza hacia mí.
Cuando ella se aleja, susurra:
—Muchas gracias, has hecho mi día.
Tiene los ojos húmedos de lágrimas y su voz parece inestable. Sonrío hacia
ella y pongo el velo de vuelta sobre su rostro.
—No hay de qué. Ahora vamos a casarnos ya.
Ella se ríe hacia mí, se encuentra de nuevo en su lugar y se disculpa con el
reverendo.
El reverendo se aclara la garganta.
—Vamos a intentarlo de nuevo. Como Olivia y Seth toman sus votos hoy,
tenemos el privilegio de presenciar el amor gozoso de una nueva familia, una
familia que se nutre y se nutre a través de la devoción de dos individuos
separados que crecen juntos a través de los lazos comunes de amor. Que su
matrimonio les traiga la paz, alegría, comodidad y bienestar que se conoce en los
corazones de los hijos de Dios.
Me desconcentro de sus palabras y miró a Olivia. A través de la fina tela,
puedo distinguir sus labios mientras ella sonríe ampliamente al reverendo. Su
felicidad está vertiendo de ella en oleadas, solo superada por la mía.
—El amar realmente a otra persona es estar dispuesto a aceptar tanto sus
puntos fuertes como sus puntos débiles, con medidas iguales de comprensión y
respeto.
La ceremonia en sí es tradicional y no muy larga en absoluto. Recitamos
después del reverendo donde prometemos e intercambiamos anillos. Nunca he
llevado un anillo antes, pero la banda de oro que ahora adorna mi dedo no se
siente fuera de lugar o ajeno en absoluto. Se siente bien, como si fuera una parte
de mi piel.
—Seth, ¿aceptas a Olivia para ser tu legítima esposa, tu pareja en la vida y tu
único y verdadero amor? ¿Aprecias su amistad y prometes amarla hoy, mañana y
para siempre? ¿Prometes confortarla, honrarla y mantenerla en la salud y en la
enfermedad, permaneciendo fiel a ella, siempre y cuando la muerte no los separe?
No tengo que pensar. Él solo me hizo la pregunta más fácil que he oído en mi vida.
—Sí, acepto.
—Olivia, ¿aceptas a este hombre para ser su legítimo esposo? ¿Prometes
amarlo, confortarlo, honrarlo y mantenerlo en la enfermedad y en la salud,
permaneciendo fiel a él, siempre y cuando la muerte no los separe?
—Sí, acepto. 296
—Entonces, por el poder investido en mí, los declaro marido y mujer.
Puedes besar a la novia.
Extiendo mi mano y levanto el velo de la cara de Olivia, exponiendo el único
rizo de cabello oscuro que se apoya contra su pecho. Tiro de ella hacia mí y la
beso con todo lo que tengo. Vierto todo mi amor, mi emoción y nerviosismo en el
beso, y siento que el aire deja mis pulmones. Todo en mi vida me ha llevado a este
momento... el momento en que yo reclamo mi único y verdadero amor como mi
esposa delante de todos nuestros amigos y familiares.
Y no cambiaría nada.
***
Forever Consumed
Forever CoNsumed
Esto es todo.
Mi venganza.
Con Olivia a su lado, Seth Marc se empuja más a sus límites y lucha por mantener a
su oponente, Don Russell, fuera de su cabeza mientras que pelean una última vez.
SOBRE LA AUTORA
Skyla Madi nació en la pequeña
ciudad de Port Maquarie, Nueva Gales
del Sur en 1993. Pasó la mitad de su vida
creciendo en Wauchope, un pueblo rural
próspero en el corazón de Hastings River
Valley antes de dar el salto a la ajetreada
ciudad de Brisbane.
Cuando esta joven escritora
australiana no está cambiando pañales,
viendo dibujos animados, cocinar para su
esposo o haciendo otras cosas de madre y
esposa está trabajando activamente en su
escritura y en la mejora de sus habilidades
de escritura.
Skyla ama leer tanto como ama
escribir y desde que descubrió que
YA/NA/Romance Paranormal/Fantasía Urbana son sus géneros favoritos, se ha
embarcado en su propio viaje de escritura y está actualmente contratada con
Limitless Publishing. 301
TWITTER:
https://twitter.com/Skyla_Madi
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