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CRÉDITOS
MODERADORA
nElshIA

Traductoras
Agus901 Mir
Akanet Mokona
Axcia Nelly Vanessa
cereziito24 nElshIA
Eli25 Niki26
laurence15 Pachi15
Likeyp Rihano
Malu_12 Shari Bo
Mere sofia1809
3
Vettina

Correctoras
AriannysG gissyk
Bibliotecaria70 Nony_mo
flor212 Osma♡
Pachi15

Recopilación y Revisión
Pachi15

Diseño
Otravaga
ÍNDICE

SINOPSIS 14
1 15
2 16
3 17
4 18
5 19
6 20
7 21
8 22 4

9 23
10 24
11 EPILOGO
12 PRÓXIMO LIBRO
13 SOBRE LA AUTORA
Sinopsis

Olivia hizo lo imposible. Domesticó al arrogante Casanova, Seth Marc,


convirtiéndolo en el Romeo de una sola mujer.
Con la primera pelea profesional de Seth aproximándose, ella hace todo lo
posible para mantenerlo enfocado y motivado... incluso si eso significa contener el
sexo con él.
Mientras las tensiones sexuales aumentan, también lo hacen las
discrepancias que la pareja creía enterradas, poniendo presión extra en la vida de
ambos, romántica y profesionalmente.
Anclada en el centro de la acción, Olivia lucha por aire mientras choca de
bruces con el mundo de Seth.

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Seth
A menos de una semana para las Vegas

Ella salta delante de mí, sus pechos elevándose un poco más alto cada vez
que se empuja fuera del suelo. Resulta que, Olivia es muy competitiva. Jackson
había apostado cien dólares a que no podía darme un golpe. Decidida a
demostrarle que se equivocaba, se coloca un par de guantes y sube al ring de
boxeo conmigo. Sus maravillosos ojos verdes se encienden hacia mí desde debajo
de sus espesas pestañas oscuras y sonríe alegremente antes de saltar hacia mí.
Rápidamente, doy un paso fuera del camino y toco su hombro. Ella se arroja hacia
mí y su cabello oscuro sigue su ejemplo, dando vueltas a su alrededor de manera
sexy antes de deslizarse a través de la parte superior de sus pechos. Arrastro mi
mirada de sus pechos a su cara. La expresión traviesa de Olivia, ahora, se 6
convirtió en frustración. Realmente pensó que esto iba a ser fácil... Jackson y Darryl
ríen en el banquillo, molestándola aún más.
—Me subestimaste. —Me río de ella, haciéndola sonreír de nuevo.
Dios, amo hacerla sonreír.
Se lanza hacia mí de nuevo, y la eludo, como la última vez y mantengo mis
puños en alto a pesar de que no tengo la intención de utilizarlos en ella.
—¿Estás huyendo de mí, Seth? —bromea, tratando de conseguir una
reacción de mí—. ¿Tienes miedo de que te lastime?
No puedo detener la risa que retumba en mi pecho.
—Estoy aterrorizado.
Arquea una ceja.
—Estoy aterrorizado de que te lastimes intentando lastimarme.
Olivia niega, entrecerrando los ojos. Se lanza hacia delante, enviando un
puño hacia mi sección media, pero muevo mis caderas hacia atrás y el puño no
conecta. Ahora me tiene en el pie de atrás y sonríe mientras salta hacia adelante.
Oigo a Jackson jurar por lo bajo, pero no estoy sudando. Él no va a perder un
centavo contra Olivia y si no tiene cuidado, va a hacerme venir con toda su fuerza
en el segundo en que estemos fuera de este ring. Envuelvo mis brazos alrededor
de ella, sujetándola de lado y sonrío hacia ella mientras su pequeño cuerpo lucha
contra mí.
Siento a mi polla sacudirse y trato de calmarme, manteniendo mis ojos en su
cara y no en los montículos voluptuosos que presionan firmemente contra mi
pecho. No sé cómo lo hace, pero cuando estoy con ella es como si fuera un
adolescente fuera de control que nunca antes ha tenido sexo con una chica.
—Esto no es justo —gruñe, dejando caer su cabeza contra mi pecho y
relajando su cuerpo.
Jackson tira de las gruesas cuerdas del ring, gritando y animando mientras
entierro mi nariz en su cabello y beso su cabeza.
—Tal vez, la próxima vez —le digo, dejándola ir.
—Tal vez. —Da un paso atrás y sostiene sus guantes hacia mí—. ¿Puedes
ayudarme a salir de esto?
Esas siete palabras incitan algo salvaje dentro de mí, y no tengo ni idea de
por qué. Todo se reduce al hecho de que ha pasado un tiempo desde que tuvimos
sexo, gracias a Darryl y sus reglas. No creo que pueda aguantar un minuto más
sin poner mis manos sobre ella... o en ella.
Deslizo mi lengua por mi labio inferior para humedecerlo y Olivia observa 7
de cerca. La repentina tonalidad rosada en sus mejillas no se me pasa de largo y sé
que ella me desea tanto como yo la deseo. Estiro la cinta en mis manos y las
desenvuelvo con facilidad mientras Jackson y Darryl dejan la sección de boxeo y
entran en la sala de entrenamiento, listos para iniciar el resto de mi sesión de
entrenamiento. Por el momento, no voy a entrar ahí. Estoy llevando a mi chica a
la ducha y voy a cuidar de ella. Miro a O y engancha su mirada con la mía
mientras saco sus guantes, liberando sus manos. Muerde su labio inferior con sus
dientes y se acerca unas pulgadas, mirándome a través de sus pestañas oscuras.
Está prácticamente rogándome que la tome.
Agarro su mano y la llevo hacia el borde del ring. Estiro las cuerdas,
abriéndolas, lo que le permite deslizarse a través de ellas con facilidad y la sigo de
cerca.
—Seth, ¿a dónde vas? —me llama Darryl después que le sonría por encima
de mi hombro.
—Estaré fuera un minuto.
Él jura por lo bajo.
—Puse reglas para ayudarte a ti, no a mí.
Olivia mira por encima del hombro a mí y yo asiento para que siga
caminando.
A pesar de la protesta de Darryl, la sigo a las duchas femeninas. En el
interior, entramos en una cabina y lo bloqueamos detrás de nosotros. Cuando
estamos solos en el gimnasio, nos bañamos en el abierto, pero cuando hay otras
personas alrededor nos duchamos en una de las cabinas, incluso si es solo Jackson
y Darryl quienes están afuera. Eso es lo que más me gusta de Olivia. Se respeta a
sí misma y a mí. Las chicas que tenía normalmente alrededor eran generalmente
rápidas en mostrar sus tetas a cualquiera que pasaba, pero no mi Olivia.
Ella es la primera en arrojar su ropa y observo de cerca cómo se saca su
sujetador deportivo sobre su cabeza, dejando al descubierto sus duros pezones
rosados. Necesito de toda mi fuerza para permanecer apoyado contra la pared y
no descender con avidez sobre ella, tomándola con fuerza, atrayendo sus picos en
mi boca. Mi mirada va desde sus pechos a sus caderas mientras sus dedos se
enroscan alrededor de sus diminutos shorts negros. Observo como los arrastra
por sus largas piernas. Mi mirada revolotea sobre su cuerpo, sin saber en qué
concentrarse primero. Disfruto de todo, cada uno de sus poros, cada uno de los
folículos de su cabello y pecas. Es mío.
Alcanza el grifo de agua fría y enciende la ducha. Todo su cuerpo se tensa
mientras se encuentra justo debajo de la corriente fría.
—¿Vas a tomar una ducha fría? —le pregunto, incapaz de contener una
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risita.
Se estremece, dejando a las corrientes frías correr por su cuerpo y haciendo
arder mi sangre.
—Bueno, sí, ¿de qué otra manera voy a aguantar el resto del día?
Piel de gallina erupciona sobre la superficie de su piel, convirtiendo a sus
pezones en guijarros. Listo para unirme a ella, bajo de un jalón mis pantalones e
inmediatamente veo sus ojos descendiendo por mi longitud. Estoy tan duro que
todo me duele, pero no trato de ocultárselo. Sus ojos atrapan a los míos cuando
alcanza el soporte de la ducha y le da un codazo, volviéndola al grado extra frío.
No tiene sentido para mí tener una ducha ahora, cuando salga voy a tener
que empezar la otra mitad del entrenamiento, pero quiero complacerla,
satisfacerla, antes de que se vaya de aquí hoy. A paso lento me acerco a ella e
incluso por encima del ruido de la ducha oigo el aliento en su garganta. Tiembla
ligeramente cuando llego a su alrededor, colocando poco a poco la ducha en
caliente y más caliente, hasta que el vapor comienza a llenar la cabina a nuestro
alrededor. La deseo caliente y nerviosa. Quiero que me suplique que la folle y
hacerla venir. Me apoyo muy cerca, presionando cada centímetro de mi cuerpo
contra el suyo hasta que presiona su espalda firmemente contra el cemento frío.
Bajo mi boca a su cuello, lamiéndola lentamente.
—Por favor, Seth —gime en mi oído.
Jodido infierno.
De nuevo la miro a los ojos y descanso mi frente contra la suya. Corrientes
de agua sobre nuestras cabezas se deslizan por la piel y fluyen fuera de los
ángulos de nuestras caras. Sus iris verdes me queman desde debajo de sus
pestañas oscuras y me están pidiendo que la devore mientras sus manos se
deslizan por las crestas de mis brazos y sobre mis hombros antes de parar
alrededor de mi cuello. Lentamente, mueve su boca hacia la mía y cuando me
presiona contra sus labios flexibles y rosados, lo pierdo. Necesito tenerla y no hay
reglas que vayan a detenerme. Fuerzo mi lengua entre sus labios y
voluntariamente abre su boca. Arrastra sus dedos por mi cabello, apretándome
con más fuerza contra ella y deslizo mis manos por la curva de sus caderas,
agarrando su culo desnudo. Gime en mi boca mientras engancha un delicioso
muslo alrededor de mi cadera. Mi pene presiona ansiosamente contra su coño
caliente y resbaladizo y ahora no hay manera de que me detenga.
—Hazlo —jadea contra mis labios, flexionando sus caderas hacia mí—. Por
favor, hazlo.
―¿Lo quieres? —le pregunto, sonriendo—. ¿Me quieres sentir dentro de ti?
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—Sí —respira, capturando mi labio entre sus dientes—. Ahora.
Me agacho y me posiciono justo donde quiero estar y entro despacio,
sabiendo que si voy demasiado rápido todo esto habrá terminado antes de que
comience. Se siente tan bien, más allá del bien y un bajo gutural gemido se libera
de mi garganta. Siento que las paredes de su coño suave aprietan la punta de mi
polla y esta late en respuesta. Ha pasado demasiado tiempo desde que la he
tomado.
—¿Seth? —Una voz profunda familiar hace eco por toda la habitación y
Olivia libera mi labio mientras su cuerpo se pone rígido.
Cierro los ojos por un momento, rogándole a Dios, o quien coño este
escuchando, que haga desaparecer a Darryl.
—Hay un promotor de la MMAC aquí. Quiere hablar con el dueño y el
gerente del gimnasio sobre la publicidad —llama Darryl por encima del rugido de
la ducha y Olivia se muerde el labio inferior conteniendo una risita mientras una
tonalidad rosa destella a través de sus mejillas—. Así que ustedes dos animales
tienen que ponerse algo de ropa y salir aquí.
Con una exhalación fuerte alcanzo el grifo, girando el de agua caliente fuera
y sumergiéndonos a ambos en agua fría. El agua se conecta con mi cuerpo, y
Olivia y yo saltamos, presionándonos a nosotros mismos con más fuerza contra lo
demás mientras el agua lleva nuestra caliente sesión por el desagüe, llevando mi
erección con ella. Bueno, fue divertido mientras duró. Una amplia sonrisa se extiende
sobre los labios de Olivia y sus manos se disparan para cubrirla mientras risitas
brotan de ella. Supongo que vamos a tener que esperar.

***

Salimos de la sala de duchas, nuestros dedos fuertemente entrelazados, y


cuando entramos en la habitación principal, Darryl nos da rápidamente un
movimiento de cabeza una vez más. Los dedos de Olivia aprietan los míos y le
doy una mirada. Me mira brevemente, parpadeando una sonrisa avergonzada e
inquieta. En respuesta, le doy mi mejor sonrisa de “no hicimos nada malo” y ella
asiente levemente. A la mierda Darryl por hacerla sentir tan incómoda.
—¿Seth Marc?
Mi mirada cae sobre el tipo alto en traje que me llamó por mi nombre.
Rápidamente se mueve hacia nosotros, dándole a Olivia una doble mirada que me
hace apretar mi mandíbula. Me recuerda a Mason, ojos azules, cabello de oro y
claramente interesado en mi chica. El hombre extiende su mano hacia mí y de 10
mala gana me desprendo de Olivia para saludarlo.
—Soy Mike Sullivan. Es bueno conocerte por fin, Seth.
Cuando termina conmigo, se mueve hacia Olivia.
—Usted debe ser la señorita James —la saluda, tirando de su mano en la
suya y dándole un saludo largo y lento.
Mis ojos chasquean a Darryl, quién está dándome una clara advertencia con
sus ojos y le frunzo el ceño. Necesita relajarse. No voy a hacerle daño a este tipo
por estrechar la mano de Olivia, pero si la mira así de nuevo, no puedo ofrecer
ninguna garantía.
—Es un placer conocerte —dice, soltando su mano—. Quería hablar con
ustedes acerca de tu campaña publicitaria. Ahora, sé que este gimnasio es el
gimnasio oficial de Seth Marc, pero el MMAC quiere que todo el mundo lo sepa.
Afuera, en la camioneta tengo una valla publicitaria, dos banderas, seis esculturas
fotográficas de tamaño natural y cientos de volantes. Todo lo que necesito de
ustedes dos es una firma y empezaremos a arreglarlo todo hoy.
—No creo que Seth necesite grandes imágenes de sí mismo por todas partes.
—Jackson sonríe disimuladamente, paseando a través de la sala de
entrenamiento.
A mi lado, Olivia se ríe una vez.
—Jackson está en lo correcto —dice, entrelazando sus dedos con los míos de
nuevo—. El ego de Seth es lo suficientemente grande.
Ruedo mis ojos mientras todo el mundo se ríe a mi costa. No tengo un ego
grande. Solo soy confiado. Sé lo que quiero y cómo conseguirlo, eso es todo.
Demándenme. Mike le da a Olivia un portapapeles y un bolígrafo, y ella lo firma.
Hago lo mismo, y Mike sale del gimnasio para decirles a los chicos que traigan los
materiales.
Olivia se vuelve hacia mí.
—Tengo que ir a ayudar a mamá con algunas cosas de la casa, pero, ¿te veo
mañana?
Parece casi decepcionada y sonrió. Ella odia dejarme por noches enteras a la
vez, pero tomamos la decisión de no dormir en las casas de los otros... maldito
Darryl.
—Por supuesto.
Ella mira de reojo a Darryl y luego a mí antes de acercarse y darme un beso
en la mejilla. Mis ojos se estrechan mientras se aleja. ¿Qué coño ha sido eso? Si no
estoy viéndola hasta mañana no hay manera de que este saliendo con un maldito
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beso como ese. Si voy a estar lejos, necesito un beso que me mantendrá saciado.
Arranco hacia ella, mis dedos envolviendo su diminuto codo y forzándola hacia
mí. No tuvo tiempo de reaccionar antes de que cerrara mi boca contra la de ella.
Al instante, se derrite en mi contra, pasando sus manos alrededor de mi cuello y
en la base de mí cabello. Lamo su labio y con una pequeña sonrisa, abre su boca
para mí. La sangre se eleva a mi cabeza mientras su lengua se desliza contra la
mía, masajeándome con confianza, como si nadie estuviera mirando. Teniendo en
cuenta que la gente está de hecho viendo, me aparto manteniendo el más pequeño
contacto con su labio inferior y me inclino en su oído.
—Si me necesitas más adelante, llámame.
Sus manos se deslizan por mi cuello y sobre mi pecho antes de deslizarse
arriba y abajo de mis brazos. Su toque me electriza... las cosas que haría en este
momento si nadie estuviese mirando.
—Siempre te necesito —responde, su voz apenas un susurro—. Pero
estamos haciendo esto por Darryl.
Besa mi mejilla y se aparta de mí. Pongo mis manos en mis caderas y
desvergonzadamente observo su espalda, su culo y sus piernas mientras se aleja.
Ella es mía... y ni siquiera puedo tenerla.
Mike regresa a través de la puerta, mientras Olivia sale y mira por encima
del hombro a su culo un segundo de más. Nunca he sido celoso antes, pero no
hay duda en mi mente de que la rabia posesiva torciendo en el fondo de mi pecho
es exactamente eso. Doy un paso hacia adelante, pero la voz de Darryl me detiene
en seco.
—No lo hagas Seth.
Mike se acerca a mí, ajeno a mi postura agresiva y aprieto mi mandíbula.
Hay una pequeña sonrisa en sus labios y quiero rompérsela a través de su cráneo.
Me lo imagino golpeándolo un poco, hasta que él esté llorando y suplicando que
lo deje en paz. Y entonces le pegaré un poco más.
—¿Te gusta boxear, Mike? —le pregunto, mis dedos doblándose
involuntariamente a mis costados.
A mi lado, oigo Jackson reír y jurar por lo bajo.
Mike mira torpemente alrededor del gimnasio y su nuez de Adán se mueve
de arriba hacia abajo mientras traga saliva.
—Sí, claro. Cuando tengo tiempo.
Mis labios se contraen mientras me da la respuesta exacta que quiero.
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—¿Quieres entrenar conmigo?
—Seth —me advierte Darryl de nuevo, pero finjo que no lo escucho. No hay
nada malo en un poco de combate amistoso, ¿verdad?
Mike mira su reloj.
—Umm, creo que tenemos un poco de tiempo.
Giro sobre mis talones y camino a través del ring, intentando con todas mis
fuerzas no parecer demasiado ansioso por boxear al desgraciado en el suelo.
—Seth, tienes aún medio entrenamiento que hacer y ya lo hemos discutido
hoy —dice Darryl, siguiéndome de cerca.
Lo ignoro de nuevo. Él no me va a hablar de esto. Solo le voy a pegar dos
veces: una por las dos veces que miro a Olivia justo en frente de mí y una vez por
estar descaradamente mirando su culo, de nuevo justo en frente de mí.
Mike arroja su chaqueta y Jackson le ayuda con un par de guantes. Agarro
mis guantes y me deslizo en ellos mientras Darryl se inclina hacia mí.
—Seth, estás desperdiciando energía. A quién le importa si miró a tu chica,
ella es hermosa, eso va a pasar —dice, en voz baja, así Mike no escucha.
—Lo sé —le respondo—. Pero si alguien va a ver a mi chica mientras estoy
sosteniendo su mano y él puede ver claramente que es mía, entonces hay
consecuencias. —Para mí, la falta de respeto no viene más claramente.
—¿Te escuchas a ti mismo? Suenas como un loco.
Me río. A veces me pregunto si Darryl me conoce en lo absoluto.
—Estoy loco, Darryl. Ahora, o me dejas golpear a este tipo o me voy a casa
con Olivia a romper tu por seis veces seguidas.
Sus gruesas y oscuras cejas se levantan hasta su línea del cabello.
—¿Seis veces? ¿De verdad, Seth? —Darryl pellizca su nariz fina—. Eres un
pedazo de trabajo, ¿lo sabías?
—Lo amas. —Sonrío, deslizándome en el ring.
—Dos golpes. Eso es todo.
Asiento con la cabeza y él me entrega mi equipo de la cabeza, pero no lo
tomo. Este chico no conseguirá un golpe en mí.
—Viste tu equipo —demanda Darryl, pero niego con la cabeza.
Me encojo de hombros.
—No lo necesito. 13
Jura en voz baja, dejando caer al frente de su cabeza el protector de la boca
antes alejarse. Pobre Darryl, siempre está poniéndose al día con mi mierda. Llevo
mi atención hacia el ring y veo como Jackson mantiene abiertas las cuerdas
mientras que Mike sube. Él viste su equipo completo y sonrío porque
definitivamente va a necesitarlo. Coloco mis puños hacia arriba y él hace lo
mismo. Nunca he visto a un oponente menos intimidante en mi vida.
Con pasos lentos, cada vez me acerco más a él y analizó su rostro. Sus ojos
azules se estrechan en mí, decididos a conseguir por lo menos un golpe. De
repente, me lanzo hacia adelante, atrapándolo con la guardia baja y cerrando el
puño enguantado en su estómago. Aire sale de sus pulmones y se encorva con un
fuerte gruñido. Doy un paso hacia atrás, dándole tiempo para recuperar el aliento.
Su cara se pone roja mientras lucha por volver a llenar sus pulmones de aire y
sonrío. De hecho, jodidamente sonrío ante su dolor. Jackson está en la línea de
banda riéndose y golpeando el ring con las palmas de sus manos. A Jackson le
encanta esto porque él haría exactamente lo mismo por Selena, infiernos, Jackson
habría perforado los dientes de Mike a través de su cabeza si sus ojos se
detuvieran en el rostro de su chica un segundo de más. Él es protector, al límite
del control y eso no es solo en general, pero cuando se trata de sexo lo es también.
He visto su dormitorio, las correas y cadenas extrañas y látigos... asusta a la
mierda fuera de mí. Estoy a favor de tomar el control en el dormitorio y conseguir
lo que quiero, pero Jackson... él lo necesita. Si él no está en control, no puede
manejar la situación y no lo puede terminar.
Mike endereza su postura y trae sus puños de nuevo a su cara.
—No me lo esperaba... —se queja.
Ese fue el punto. Sonrío, tambaleándome hacia delante de nuevo. Golpeo mi
puño y se conecta con el lado de su cara. Con un gruñido, su cabeza se lanza a un
lado y él se cae de culo. Bueno... eso fue más rápido de lo que esperaba. Me saco mis
guantes y los lanzo a través del ring. A pesar de mi disgusto con Mike, extiendo
mi mano y lo ayudo a ponerse de pie. No soy un completo idiota. Se encoge,
sacudiendo la cabeza y llevándose las manos a su estómago.
—Creo que esta es la razón por la que estoy en el lado promotor de la
MMAC —bromea con una risita nerviosa.
—Sí. —Suelto su mano y me giro hacia él. Por un segundo, me gustaría que
sea un luchador. Entonces podría ir en contra de él y lo castigaría con todo mi
potencial. Tiene suerte de que lo golpeé con mis guantes puestos.
Me deslizo del ring, dejando a Mike recoger su orgullo roto en paz. Entonces
necesita volver al trabajo para que pueda terminar rápidamente y obtener el
infierno fuera de mi gimnasio. No puedo prometer que no seré tan duro con él la 14
próxima vez.
2
Olivia
A menos de seis días para las Vegas

Palmeo mis dedos a lo largo de mi brazo, esperando a que suene mi alarma.


He estado despierta por un tiempo, y si soy honesta, no creo que anoche haya
dormido mucho. Desde el gimnasio con Seth (más específicamente, las duchas),
mi cerebro y mi cuerpo han estado conspirando contra mí. Mi cerebro se niega a
dar algún pensamiento racional o respuesta, lo único en lo que he conseguido
pensar es el duro cuerpo de Seth y el duro... todo lo demás. En cuanto a mi
cuerpo, no puedo mantenerme quieta. Constantemente me muevo y me retuerzo,
trabajando con los pensamientos menos íntegros que se le ocurren a mi cerebro.
Mi alarma suena con su pitido molesto, me doy la vuelta y golpeo el botón para
que deje de sonar. 15
¿Las chicas pueden tener bolas azules? Pongo los ojos en blanco a mí misma,
allí voy de nuevo. Con un resoplido, me siento y empujo la manta fuera de mis
piernas. Paso mis dedos por mi cabello y luego por encima de mi cara. Seth me
dijo que lo llamara si lo necesitaba (y vaya que lo necesito), pero no puedo, por el
bien de Darryl. Darryl quiere una última oportunidad para entrenar a Seth a su
manera antes de que los funcionarios de la MMAC comiencen a dictar la manera
en que él debe entrenar a Seth. No quiero ser quien tome eso de él. Además, son
solo tres semanas más hasta su pelea, luego Seth y yo podremos hacer lo que sea
que queramos el uno con el otro. Oh, las interminables posibilidades. Vívidamente en
mi mente, recorro su pecho con mi lengua, sintiendo todos sus músculos
temblando debajo de mi boca. Un suave golpe suena en la puerta de mi
dormitorio, sorprendiéndome de mis pensamientos. Sacudo mi cabeza. Apenas
logré dos segundos antes de comenzar a pensar en él de nuevo. Me deslizo de la cama y
estirando mis manos hacia el techo, arqueo mi espalda como un gato.
—Adelante —bostezo, dejando caer mis brazos y tirando de mi pequeña
camiseta hacia abajo.
No hace nada para realmente cubrir mi ombligo y si levanto mis brazos un
poco más alto, estoy segura que la parte inferior de mis pechos se asomaría. La
cara de mamá se asoma alrededor del borde de la puerta y me sonríe cálidamente.
—Hice el desayuno.
Cuando termina su oración, el delicioso olor de la mantequilla y pan tostado
se filtra en mis fosas nasales, haciendo que mi estómago gruña. Sonrío hacia ella.
—No tenías que hacer eso.
Mamá está volviendo poco a poco a ser ella misma. Después de la
inesperada muerte de mi padre hace ocho semanas, las cosas se pusieron bastante
agitadas con mamá. Con cada día que pasaba comenzó a romperse, solo una
astilla por vez, hasta que se rompió emocionalmente. Por ella, me mudé de nuevo.
La idea de que estuviera sola en la casa familiar con todas las fotos y los recuerdos
de su difunto marido me aplastó. No todo es desinteresado, mudarme de nuevo
también ayudó a Seth a mantener sus manos fuera de mí, a pesar de que ha
habido más de una ocasión en la que él se impuso en mí con mi madre en la
habitación de al lado.
—Voy a hacer mi cama y saldré.
Con un gesto rápido, ella cierra la puerta. Tiro de mi cabello sobre un
hombro y toco mi dedo índice en mi cadera desnuda mientras miro alrededor de
la habitación. Tal vez hoy es el día en que saque todas mis cosas fuera de sus
cajas. Todos mis grandes artículos, como mi nevera, cama y sofás están 16
actualmente en un cobertizo de almacenamiento en algún lugar, pero todo lo
demás está embalado en cajas, apiladas en esta habitación. No hay espacio para
nada y no tengo ni idea de por dónde comenzar. Exhalo y me encojo de hombros.
Me encargaré de las cajas mañana, pienso por quinto día consecutivo.
Salgo de mi habitación, disfrutando de sentir las frías baldosas sobre la base
de mis pies calientes cuando entro en el comedor y caigo en una silla. Mamá
definitivamente se salió por la borda esta mañana: ensalada de frutas, yogur,
tostadas con mantequilla derretida, panqueques y diversos cereales.
—¿Esperas compañía? —pregunto, alcanzando un plato.
—No, pero imaginé que podíamos tomarnos un tiempo y conversar, ya
sabes, como solíamos hacerlo cuando eras más joven.
Aunque tengo cosas que hacer, tomo unas cucharadas de ensalada de frutas
para ponerlas en mi plato de todos modos.
—Me parece bien.
Una amplia sonrisa se curva en sus labios, toma dos trozos de pan tostado
con mantequilla y los coloca en su plato.
—Así que, ¿cómo van las cosas con el gimnasio?
Casi me estremezco. Mamá nunca habla sobre el gimnasio, de hecho cada
vez que Seth y yo hablamos sobre ello, ella sale de la habitación.
—Bien —digo con cautela—. Están poniendo los carteles sobre Seth hoy.
—¿Y cómo van las cosas con él?
Pongo un trozo de manzana dulce y jugosa en mi boca.
—Genial. Está entrenando para su primera pelea profesional en Las Vegas.
Cuando termino mi oración, hay un golpe en la puerta delantera y mamá se
levanta.
—Espero que sea el hombre de la entrega con el nuevo juego de cortinas que
pedí en línea. Tenían que venir hace dos días.
Desaparece alrededor de la esquina y la escucho abrir la puerta principal. La
profunda voz que retumba en la casa y se pega a mí como el aire húmedo en una
calurosa noche de verano, definitivamente no es la voz de un hombre de entrega,
sino la voz del hombre que me ha mantenido sexualmente frustrada durante las
últimas semanas. Mamá regresa a la cocina y estoy lo suficientemente segura que
Seth viene detrás de ella. Abruptamente cierro los labios alrededor de un trozo de
mango para evitar jadear en voz alta. Él todavía tiene ese efecto en mí... Seth tiene
una de esas caras que hacen que tu corazón tartamudee y se pare antes de coger
velocidad a un ritmo errático. Su mirada cae sobre mí y luego sobre mi pequeña
camisa. Voltea el fino palillo sobre su labio inferior antes de que se curve en una
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sonrisa torcida y yo sutilmente cruzo los brazos sobre mi pecho cuando mis
pezones se endurecen. De repente, me siento muy expuesta en mi corta parte
superior y minúsculos pantalones cortos de raso.
—Mira quien se nos ha unido para desayunar —dice mamá inexpresiva.
Ella nunca está feliz con las apariciones aleatorias de Seth, incluso cuando le
trae flores los sábados.
—No te preocupes por ella —le digo, riendo—. Simplemente está molesta
porque no eres un par de cortinas.
Seth se ríe mientras se sienta en el asiento de al lado.
—¿Tienes hambre, Seth? —pregunta mamá—. He hecho comida más que
suficiente.
Los ojos de Seth escanean la mesa y sé que está luchando contra la tentación
de responder con comentario obvio y listillo. En lugar de antagonizar a mi mamá
tan temprano en la mañana, Seth se quita el palillo de dientes y dice:
—Un poco más de fruta no hará daño.
Deslizo mi plato hacia Seth y agarro otro, llenándolo de frutas para mí. La
tetera suena en la cocina y mamá nos da la espalda para preparar café. En el
momento en que su espalda se volvió, siento la áspera mano de Seth en el interior
de mi muslo deslizándose más y más alto hasta que las puntas de sus dedos
acarician mi centro caliente. Candente excitación explota a través de mí y casi me
ahogo con mi mango. Mamá mira por encima del hombro, pero Seth no quita su
mano mientras se lleva un vaso de agua a la boca y lo oigo reír en voz baja en su
vaso.
—Mastica tu fruta, Olivia —me dice ella, volviéndose a su café.
El dedo de Seth se curva alrededor del borde de mis pantalones cortos y se
detiene bruscamente cuando se da cuenta de que no estoy usando ropa interior. Él
baja su vaso.
Mierda.
Las cajas en mi habitación han bloqueado el cajón de mi ropa interior y usé
mi último par limpio disponible ayer. A decir verdad, cuando me decidí a saltar la
ropa interior anoche después de mi ducha, no esperaba que Seth apareciera en el
desayuno y tratara de acariciarme mientras mi madre estuviera de espaldas. Echo
un vistazo de reojo a Seth y él está mirándome, sus ojos están apretados en
ranuras lujuriosas. Su lengua sale para humedecer su labio inferior y me
encuentro mirándola, observándola de cerca. Si tan solo pudiera sentir esa lengua
entre mis piernas durante cinco minutos…
—¿Cuáles son tus planes para hoy? —me pregunta, sus ojos queman.
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Miro sus ojos. Mierda. No pensaba ver a Seth hoy hasta más tarde, así que
hice planes para ir a la oficina de Mason para recoger mi último cheque de pago
de meses atrás.
—Uh... —Dejo caer la vista a mi plato y tomo una cucharada de fruta
llevándola a mi boca. Seth luce cansado mientras mastico y trago, ganado más
tiempo—. Planeaba ir a la oficina de Mason para recoger alguna de mis cosas —le
digo como si no fuera gran cosa.
Seth frunce el ceño, sacando su mano de mí y me siento extrañamente
desnuda sin sus dedos allí.
—¿Alguna de tus cosas?
Trago saliva, esperando que eso no traicione la sensación de ansiedad que
tengo dentro.
—Sí, he estado ignorándolo por las últimas ocho semanas, como tú querías
que lo hiciera, pero necesito mi último cheque de pago y hay una foto de mi papá
que tenía en mi escritorio, la cual me gustaría tener de vuelta.
Mamá mira por encima de su hombro hacia nosotros, escuchando.
Realmente no quiero tener esta conversación a su alrededor. Sé cómo se siente
Seth en relación a Mason. Hemos tenido esta discusión un millón de veces antes y
de acuerdo con él, no le preocupa que yo vaya a dormir con Mason, le preocupa
que Mason vaya a dormir conmigo… como si eso tuviera algún sentido. Deslizo
mi silla hacia atrás.
—Voy a vestirme, mamá y luego volveré a comer algo más.
Me deslizo pasando a Seth y cuando camino por el pasillo, oigo su silla
raspar contra el suelo. Aprieto los ojos, cerrándolos brevemente. Aquí vamos. Entro
en mi habitación y Seth me sigue de cerca, cerrando la puerta detrás de él.
Camino directamente hacia mis cajones, saco un par de jeans y una camiseta
mientras él empuja mis cajas a un lado y busca en el lío de telas, ropa interior y un
sujetador.
Espero pacientemente mientras empuja pasando todas mis hermosuras de
encaje y finalmente, me lanza una prenda de algodón negro. Trato de no sonreír
ante el hecho de que eligió el par menos revelador de la ropa interior que poseo.
Maldito Seth.
Se inclina contra la pared, con la pierna doblada en la rodilla, observa cómo
me abrocho el sujetador alrededor de mi estómago y me saco mi camisa por
encima de la cabeza. Rápidamente subo el sujetador y deslizo mis brazos debajo
de las correas, ajustándolo de tal manera que se sienta cómodo.
19
—¿Quieres que vaya contigo? —pregunta.
—No, Seth, no es necesario que vengas conmigo. Darryl se molestará si
llegas tarde al entrenamiento.
Cruza los brazos.
—¿Y si Mason quiere que vuelvas y trabajes para él?
Deslizo mis pantalones hacia abajo, ignorando la forma en que los ojos de
Seth me miran.
—Le voy a decir que no gracias, ya tengo un trabajo y me permite mirar todo
el día a cierto hombre sexy y sudoroso con el que estoy particularmente
encariñada.
Sus labios se contraen y se empuja fuera de la pared, dando unos pasos para
acercarse a mí. Siento que mi interior ondula con cada paso y todo mi cuerpo se
tensa. ¡Solo quiero que me toque, por el amor de Cristo! ¿¡Es mucho pedir!?
—Eso suena como un buen trabajo. —Sonríe, deslizando sus manos sobre mi
nuca.
—El mejor —le digo, presionando mis labios contra los suyos.
Gruñe, deslizando una mano por mi cuello, por debajo de mi ombligo y en
mi ropa interior. Mi respiración sube cuando sus ásperos dedos presionan contra
mi calor y al instante, mi ropa interior nueva está empapada. Él se retira, con sus
ojos ardiendo en mí.
—¿Cuáles son las probabilidades de que tu madre entre mientras me
encargo de ti?
Vaya, vaya, hay un Dios después de todo.
Hay un suave toque de nudillos en la puerta y Seth exhala, quitando su
mano y dando un paso atrás. Cálmense chicas, falsa alarma. No hay un Dios.
—Olivia, también hice batidos —dice la voz de mamá a través de la madera.
¿Batidos? ¿Ahora? Me ahogo con una risa mientras me pongo una nueva camiseta
por encima de la cabeza.
—¡Gracias, mamá!
Dios, ella puede ser tan inoportuna a veces. Empujo mis piernas en mis
pantalones vaqueros, tiro de ellos hacia arriba y los abotono. Alcanzo un lazo para
el cabello fuera de mi armario y recojo mi cabello en un moño desordenado
mientras paso más allá de Seth y salgo de la habitación. Seth me sigue, demasiado
cerca para que yo pueda pensar con claridad, cuando nos sentamos de nuevo en
nuestros asientos, se inclina y me besa la mejilla. No quiero sonreír, pero no
puedo evitarlo y termino con una sonrisa de oreja a oreja como el maldito gato de 20
Cheshire. Mamá nos observa con curiosidad desde el otro lado de la mesa.
—¿Así que entiendo que ustedes dos todavía están bien?
Seth se ríe, lanzando un brazo por encima de mi hombro.
—No se vea tan acongojada, Sra. James. No voy a ninguna parte.
Mamá da sorbos a su café, estrechando sus ojos hacia él sobre el borde de la
taza. Mamá actúa toda “malhumorada” y “difícil de complacer” cuando se trata
de Seth, pero en el fondo lo ama. Tiene que hacerlo... porque papá lo hacía.
—Está bien —suspiro, después de veinte minutos de comer en silencio—.
Tengo que ir a la oficina de Mason y recoger algunas cosas. Cuando vuelva,
podemos trabajar en el jardín, si quieres.
Mamá asiente con entusiasmo y una sonrisa curva sus labios.
—Eso sería maravilloso. Compré unas petunias rosadas y van a lucir
hermosas en el jardín delantero.
Papá siempre quiso poner petunias rosadas en el jardín delantero, pero
mamá odiaba la idea de que el color rosa chocara con los amarillos. Ahora que él
se ha ido, ella quiere poner el color rosa en la parte delantera... tal vez es para
honrar su memoria, o tal vez porque se siente culpable. De cualquier manera, me
alegra que la idea de ponerlas en el jardín delantero la haga feliz. Empujo hacia
fuera mi silla y Seth sigue mi ejemplo.
—Te acompaño a tu auto —dice, no me ofrece.
—Claro.
Me deslizo en un par de sandalias junto a la puerta y saco las llaves de mi
auto del gancho. Seth tiene la puerta abierta para mí y salgo al patio. El aire de la
mañana es refrescante y el bajo sol dorado calienta mi piel, mientras que la fría
brisa lo roza.
—No tienes que ir, ya sabes. Yo podría ir por ti después del entrenamiento.
Me río una vez ante Seth destruyendo su cerebro para sugerir algo que me
detenga de ir allí.
—Sí, puedo ver eso terminando bien.
Sus dedos se enlazan con los míos y caminamos de la mano por el crujiente
camino de guijarros. La tensión irradia fuera de él en ondas, puedo verlo en la
forma en que camina y sentirlo en el agarre extra duro que tiene en mi mano.
—Mira, Seth, sé cómo te sientes sobre Mason, pero necesitas relajarte. Estaré
allí cinco minutos como mucho.
Sus ojos buscan en los míos y después de un largo par de segundos, inhala 21
una respiración profunda, expulsándola por su nariz.
—Bien, pero llámame cuando hayas terminado. Tal vez podamos almorzar.
—¿Qué pasa con Darryl y el entrenamiento?
Darryl tiene a Seth entrenando tres veces al día casi todos los días ahora. Eso
deja poco tiempo para que pasemos juntos, eso es probablemente parte del
enfermo plan de Darryl, también.
Se encoge de hombros.
—No te preocupes por eso, lo arreglaré.
Me estiro y planto un beso rápido en sus labios. Antes de que me aleje, sus
dedos se clavan inesperadamente en la parte baja de mi espalda y me tira con
fuerza contra él. Su boca cae a mi cuello y tira de la piel entre sus gruesos labios,
chupando fuerte y obteniendo un gemido involuntario de mí. La piel comienza a
picar, entonces me doy cuenta y me apartó bruscamente. Seth me suelta con una
sonrisa divertida en sus labios y doy un par de pasos hacia atrás.
—¿Me estás tomando el pelo? —jadeo, apretando mi cuello.
Se pasa la lengua por su labio inferior, como si yo fuera la cosa más deliciosa
que ha probado nunca.
—¿Qué?
—¿Qué? —me burlo, haciéndolo sonreírme. Es una de esas sonrisas de “haré
lo que jodidamente quiera y no podrás hacer nada al respecto”. Es el tipo de
sonrisas que penetra la tela y lame justo donde tus muslos se encuentran, es por
causa de esa sonrisa que no puedo estar enojada con él por querer dejar su marca
allí donde Mason la verá.
—Eres un animal —protesto, sin estar segura de cómo reaccionar frente a él
y a su flagrante posesividad.
—Gracias.
Lo fulmino con la mirada, pero es una mirada confusa que lucha contra una
sonrisa.
—No era un cumplido.
Levanta una ceja.
—No estoy de acuerdo.
Me doy la vuelta sobre mis talones, empujo a través de la puerta lateral y
hacia la calzada. Seth se inclina en contra de la pequeña puerta blanca y me mira
mientras entro en mi auto, me abrocho en el cinturón de seguridad y lo enciendo.
Antes de poner marcha atrás e irme, bajo mi ventanilla. 22
—¿Vas al gimnasio ahora? —pregunto por curiosidad.
Si necesito algo de él más tarde, será más fácil para mí si sé dónde está.
Sonríe, pasándose los dedos por el cabello.
—Lo haré dentro de un rato. Pensaba quedarme por aquí y molestar a tu
mamá por un rato más.
Pongo los ojos en blanco y niego.
—Hasta luego.
Retrocedo por el camino de entrada y saludo con la mano una vez, antes de
girar en la esquina y alejarme.

***

Se siente raro conducir a la oficina de Mason. Ha pasado un largo tiempo


desde que he estado en cualquier lugar cerca de ella. A propósito la he evitado
por miedo a encontrarme con él. Terminamos las cosas en malos términos... y
teniendo en cuenta que todavía estoy haciendo las cosas que nos hicieron pelear
en primer lugar, no creo que esto vaya a ser fácil. Estaciono en el frente, feliz de
que hay un espacio disponible. Reviso mi cuello en el espejo retrovisor y suspiro
de alivio cuando veo la mordedura desvaneciéndose. Me tomo unos momentos
para agrupar mis pensamientos. No sé por qué me siento tan nerviosa… entonces,
tal vez no son nervios... tal vez es culpa. Me siento culpable porque era una
empleada de mierda. Era una gran empleada antes de que cierto alguien llegara.
Llegaba al trabajo en el momento adecuado y nunca faltaba... entonces conocí a
Seth y mi mundo se volvió al revés. Dejé que me consumiera, lo dejé hacerse
cargo de todos los aspectos de mi vida y me encantó. Me encanta la forma en que
me hace sentir... tomar una oportunidad con él valía más para mí que trabajar de
nueve a cinco.
Dejo caer mi cabeza hacia atrás contra el apoya cabeza y tomo dos
respiraciones profundas. Bien podría acabar de una vez y terminar con esto.
Desabrocho el cinturón y salgo del auto. Diez minutos, me digo. Diez minutos y
luego me voy de aquí.
—¿Olivia? —La voz de Mason suena a través de mis oídos y me giro de
manera abrupta, casi cayendo contra mi auto. No estoy preparada para esto.
Está a punto de entrar en su oficina con un pequeño café en la mano y agito
la mano tímidamente hacia él. Fuerzo mi piernas una delante de la otra, me las
arreglo para caminar alrededor de mi auto y dar un paso a la acera. No puedo 23
decir que esperaba que estuviera fuera y solo tuviera que hacerle frente a su
recepcionista... la mierda sucede, supongo.
—Hola, Mason... vine a recoger algunas de mis cosas —le digo, con
nerviosismo tirando del dobladillo de mi camiseta.
Se ve bien en su traje gris claro con una corbata azul brillante, abrochado
hasta el último botón. Sonríe y creo que es tanto genuino como obligado, si eso es
siquiera posible.
—Claro, entra.
Mis sandalias abofetean el hormigón mientras lo sigo a su oficina. Mi mirada
se arrastra sobre el familiar entorno antes de pararse en mi viejo escritorio. Una
incómoda punzada de nostalgia me atraviesa y cierro mis manos en puños
ansiosos. Tal vez sí echo de menos trabajar aquí...
—Fae, ella es Olivia. Es tu predecesora —le informa Mason con una sonrisa
juguetona.
Miro a la chica pequeña detrás del escritorio. Fae es el nombre adecuado
para su apariencia. Es pequeña, con cabello dorado y una pequeña nariz
puntiaguda… como Campanita. Ella me mira a través de su corto flequillo.
—No te preocupes —le digo, frotando mis palmas húmedas en mis
pantalones vaqueros—. Si llegas a tiempo o te presentas siquiera, entonces ya lo
está haciendo mejor que yo.
Coloca un mechón suelto sobre su oreja tímidamente y se ríe, claramente
nerviosa sobre mi repentina llegada.
—¿Algún paciente? —le pregunta Mason y Fae niega.
—No hasta dentro de media hora.
Mason me hace señas para que lo siga a su oficina y le sonrío a Fae antes de
deslizarme en la habitación y cerrar la puerta detrás de mí. Sin mirar a Mason, me
dejo caer en el asiento frente a su escritorio. Por suerte, él se sienta en su silla
detrás de la mesa y no en el borde de su escritorio, como lo hacía antes.
—¿Cómo has estado? —pregunta, sin hacer contacto visual y me pregunto si
realmente le importa.
Entrelazo mis dedos, no lo suficiente relajada para inclinarme hacia atrás en
la silla.
—Bien, he estado bien. ¿Y tú?
Se encoge de hombros. 24
—Estoy bien.
Un incómodo silencio llena la habitación y lo observo hasta que finalmente
levanta sus ojos azules de su escritorio a mi cara.
—¿Cómo está tu mamá?
Me estremezco por dentro ante la conversación poco natural desarrollándose
entre nosotros, pero me fuerzo en atravesarla, esperando que termine en que yo
obtenga mis cosas y me vaya.
—Está mejor ahora que me he mudado de nuevo con ella.
—Oh, bien.
Se inclina hacia atrás en su silla, arrastrando los dedos por su cabello.
—Lamento lo de tu padre... cuando lo leí en el periódico, no podía creerlo.
—Gracias, fue una conmoción... pero estamos lidiando con ello.
Él asiente.
—¿Y Seth? Están ustedes todavía…
—Sí, Seth y yo estamos todavía muy... juntos.
Mason niega ligeramente y yo frunzo el ceño. ¿Por qué piensa que vine aquí?
¿Para rogar por mi trabajo de vuelta? ¿Para decirle que estaba equivocada y que debería
haberlo elegido a él por encima de Seth?
—Solo vine a recoger mis cosas, Mason.
—¿Y eso es todo? ¿Ninguna disculpa? ¿Nada? Has estado evitando mis
llamadas por las últimas ocho semanas, pero me da la sensación de que no tiene
nada que ver contigo.
Exhalo. Tiene razón. Mason no me hizo nada a mí. Yo fui quien le hizo daño.
—Lo siento, he estado ocupada administrando el gimnasio y sabes cómo se
siente Seth sobre ti... yo…
—Seth no es más que un playboy con exceso de confianza, Olivia. No le
tengo miedo. No puede decirte con quién puedes y no puedes hablar. Pude haber
sido tu jefe, pero también era tu amigo, soy tu amigo.
Saco mi labio inferior de entre mis dientes. Mason no puede ser mi amigo.
No puedo vernos exactamente yendo a tomar un café o juntos de compras, al
menos no sin poner en peligro mi relación con Seth. Mason también tiene, tenía,
sentimientos románticos hacia mí, haciendo cualquier tipo de relación con él,
inalcanzable. Tenía que cerrar este capítulo de mi vida. Para seguir adelante con
Seth, Mason y mi antigua vida se tienen que ir.
—Mason, siento haber elegido a Seth sobre mi trabajo, siento haberte
25
abandonado y a este consultorio, pero hasta ahora esa decisión me ha llevado a
donde estoy ahora... y me gusta donde estoy.
La decepción aparece en todo su rostro y me frustra. ¿Por qué nunca puede
hacer las cosas fáciles para mí? ¿Qué más quiere que diga?
—Odio ver que te hagas esto —admite, enviando afiladas flechas de
frustración justo a la boca de mi estómago—. Tu relación con Seth es una bomba
de tiempo. Tú lo sabes, yo lo sé… todos lo saben. Estás perdiendo tu tiempo.
Me río.
—¿Qué estoy perdiendo el tiempo con Seth? No. Estoy perdiendo mi tiempo
aquí contigo. Cada milésima de segundo que estoy con él es tiempo bien gastado.
Él me hace feliz, Mason, lo más feliz que alguien me ha hecho alguna vez. ¿Eso no
te importa? Dices ser mi amigo pero solo tomas tu propia felicidad en
consideración, no la mía. Sé exactamente qué tipo de persona es Seth. Sé lo que ha
hecho y cómo es él, pero eso no me hace quererlo menos.
Mason se pellizca el puente de la nariz brevemente antes de empujarse de su
silla. Se vuelve y abre el armario de arriba de su cabeza. Alcanzando el interior,
saca una pequeña caja verde y cierra la puerta. Antes de entregármela, golpea sus
dedos en el lado de la misma, como si quisiera decir algo más. Decidiéndose
contra ello, sus cejas se arrugan y desliza la caja sobre su escritorio.
—Aquí están tus cosas. La foto de tu padre, algunos de tus recibos, tu
cheque de pago y un brillo de labios.
Agarro la caja y me paro. Doy un paso hacia la puerta y la voz de Mason
detiene mis pasos.
—Voy a estar esperando a que me digas que tengo razón y lo harás, con el
tiempo.
Giro la cabeza para darle una mirada de muerte. Sus ojos son claros, casi de
disculpas y lo fulmino con la mirada.
—No contengas la respiración.
Salgo hecha una furia dando los últimos pasos hacia la puerta y la abro. Sin
mirar en dirección a Fae, me marcho de la oficina y salgo a la calle. Esquivo una
vieja mujer empujando una cesta de compras y desbloqueo mi auto antes de
dejarme caer en el asiento del conductor y dar un portazo.
—¡Estúpido! —grito, golpeando el volante con la palma de mi mano.
¿Cómo se supone que voy a tener una perspectiva positiva en mi relación
cuando todo el mundo es tan condenadamente negativo? Todo lo que quiero es
que alguien sea feliz por mí, como lo era papá o lo es Selena. No puedo darle a
todos lo que quieren. No puedo dejar a todos contentos así que, ¿qué diablos se
26
supone que debo hacer? ¿Cómo puedo ser feliz cuando la gente se niega a
dejarme serlo? Arrastro una lenta inhalación a través de mi nariz y la expulso a la
misma velocidad. Saco el teléfono de mi bolsillo y decido saltarme la llamada
telefónica a Seth. Si descubre que Mason me disgustó, probablemente vendrá aquí
y Dios sabe qué, así que le envío un texto en su lugar.

PARA: SETH. HORA: 08:00 a.m.


Hecho. En mi camino a casa para ayudar a mamá. Te llamaré más
tarde.
Te quiero. xx

Dejo caer mi teléfono en un soporte para vasos y pongo las llaves en el


contacto. Cuando me alejo de mi antiguo lugar de trabajo, no puedo evitar sentir
un poco de alivio bajo la enorme pila de preocupación y culpa. He cerrado
oficialmente el capítulo “Mason” de mi vida... está terminado. Nunca más tendré
que ver sus ojos juzgándome o escuchar sus comentarios no deseados. Cerrar ese
capítulo en mi vida fue sorprendentemente fácil... tal vez es porque sé que cada
nuevo capítulo que empiece de aquí en adelante traerá nuevas oportunidades,
nuevos recuerdos, nuevos finales, y con suerte, todos ellos contarán con Seth.

27
3
Seth
DE: OLIVIA. HORA: 8:00 a.m.
Hecho. En mi camino a casa para ayudar a mamá. Te llamaré más
tarde.
Te quiero. xx

—Maldito Mason —gruño, deslizando mi teléfono en el bolsillo trasero de


mis vaqueros.
Me apoyo en mi coche y mantengo mis ojos fijos en el hormigón oscurecido
a mis pies cuando Jackson pasa a mi lado.
—¿Qué pasa? —pregunta, apoyado en el coche a mi lado.
—Mason —le dijo, negándome a mirarlo a los ojos. 28
Aunque Olivia nunca ha dicho que Mason le ha molestado en su mensaje de
texto, sé que lo hizo.
Mason tenía la costumbre de atraer problemas. Jackson se pone rígido a mi
lado.
—¿Qué hizo?
—No lo sé. —Me estremezco. Jesús-maldito-Cristo. Sueno como un idiota. Me
pongo las llaves en mi bolsillo y me empujo fuera del coche. Debería ir a verla,
mierda, voy a ir a verlo a él.
Jackson me agarra el brazo, su agarre es duro y fuerte.
—No seas un idiota. —Se ríe disimuladamente, leyendo mi mente—. Ni
siquiera sabes si ha hecho algo.
—No tengo que, Mason es un idiota.
Jackson me libera y sus ojos disminuyen cucando él se ríe.
—Mírate todo herido y protector. Nunca pensé que vería el día.
Pongo los ojos en blanco mientras cruza las piernas y chasquea sus cejas
sugestivamente en mí.
—Parece que no miras más para alquilar, mi amigo, pero miras para
comprar.
Cruzo los brazos sobre el pecho, olvidando que quiero entrar en mi coche y
conducir a Mason.
—¿Y qué si lo estoy?
No le he dicho a Jackson sobre mis planes pedir a Olivia casarse conmigo... o
que ya le he comprado un anillo. Se lo diré al final, cuando sepa cuándo voy a
preguntarle. No puedo correr el riesgo de él contándole a Selena, ella no puede
mantener la boca cerrada, incluso si le pagaras.
Jackson dirige sus palmas en mí.
—Sin faltar el respeto, hombre. Nunca pensé que vería el día.
—Sí, bueno, las cosas cambian.
—Por lo que parece.
No me molesto señalando que él y Selena también parecen estar volviéndose
muy serio. Mi suposición es que él no le ha mostrado como es él realmente o ella
es tan retorcida como lo es él. No culpo a Jackson por ser como es. Después de los
años de la niñez y adolescencia que ha tenido, me sorprende que haya estado con
Selena durante tanto tiempo. Su primera relación real era malditamente poco 29
saludable. Pobre chico solo tenía dieciséis años y la mujer veintitrés. Ella estaba en
alguna mierda oscura sexualmente y él se lo comió todo, pensando que era como
funcionaban las cosas. Si le dijo a Selena toda la mierda que ha pasado, no puedo
ver la relación que dure más de tres meses. He luchado contra la tentación de
preguntarle si le ha mostrado a Selena cualquiera de sus... juguetes, pero
entrometerse en la vida sexual de Jackson es algo que prefiero evitar.
—Déjalo ir, hermano —dice Jackson, interrumpiendo el hilo de mis
pensamientos. Toma mi reflexión de su pasado sobre los pensamientos de Olivia
y de Mason—. Llámala, hazla sentirse mejor y olvida el resto.
Frunzo el ceño. ¿Estoy realmente recibiendo consejos de relación de Jackson? ¿El
mismo tipo que ha tenido tantas relaciones serias como yo? ¿Cómo diablos paso eso?
Supongo que no es demasiado traído por los pelos. Me ha estado entrenando en
las mujeres desde el instituto y ahora que lo pienso… quizás eso es una mala idea
teniendo en cuenta sus relaciones de todo consistirá en una sola noche y abuso
consensual, sexual.
La idea de atar Olivia y dárselo me éxito, pero nunca lo haría con la mitad de
mierda que usa Jackson.
—Llámala y luego vístete. El entrenamiento comienza en diez.
Me da una palmada en la espalda, da un paseo lejos de mí y recupero mi
teléfono de mi bolsillo, marco el número de Olivia inmediatamente.
Suena durante un tiempo antes de que ella responda.
—Hey.
Su voz es feliz y alta, pero oigo el modo que esto cae sobre la última sílaba.
—Hey tú también. —Me aclaro la garganta, tratando de encontrar la
pregunta correcta sin que parezca que estoy pidiendo información de ella—.
¿Cómo te fue? —Pillado.
Ella suspira, haciendo una pausa durante unos segundos.
—Empezó bien... pero conoces a Mason y como se siente acerca de ti.
El pensamiento me hace sonreír.
—Lo hago. ¿Estás bien?
—Sorprendentemente, sí. —Ella se ríe nerviosamente—. Hacia adelante y
hacia arriba, ¿no?
—Así es. —Meto mi mano libre en el bolsillo delantero de mis jeans.
—Acabo de llegar a casa y mamá está vestida y lista para el jardín, así que
tengo que ir, ¿pero voy a verte más tarde? ¿Vamos a ir a almorzar?
Sonrío, feliz de que ella no me va a mandar a pasear a causa de Mason. 30
—Por supuesto.
—Bueno, hasta luego.
Ella cuelga, dejándome sonriendo a mi propio reflejo en las ventanas del
gimnasio. No puedo esperar para el almuerzo. No puedo esperar a ver su piel
lechosa y regordeta, labios rosados. Verla es lo que espero más de mi día. La
mayoría de las personas esperan a sus programas de televisión favoritos o de sus
comidas favoritas, no yo. Espero con interés a la misma hora todas las mañanas
cuando me paso a través de las puertas del gimnasio y sé que la veré. Espero
poder ver a su hermoso rostro y amplia sonrisa cuando me ve, explorando el
espacio por ella. La amo, y es la sensación más dulce del mundo. Deslizo mi
teléfono en mi bolsillo, abro la puerta de nuevo a mi coche, y saco mi bolsa de
deporte. El entrenamiento va a prolongarse porque estoy desesperado por la hora
del almuerzo para rodar alrededor. Quiero verla... Tengo que verla.

***
Abro los ojos y miro soñoliento alrededor de mi habitación. En medio de
vueltas en la cama, no pude dormir mucho. Ayer por la noche y casi todas las
noches, estuve plagado de imágenes de Olivia que me disuadieron de su sueño.
Para gran alegría de mi cerebro, esta noche en mis sueños, estaba desnuda,
desesperada y rogando por mí. Cuando me fui de su casa ayer, no podía quitarme
la mirada de ella en esa pequeña camisa y diminutos pantalones cortos por no
mencionar el hecho de que no llevaba ropa interior. Ahí voy, torturándome a mí
mismo de nuevo.
Me quejo, tirando de mis mantas. No me he sentido tan nervioso desde la
noche en que ella quería que la tome en su sofá y me negué. Balanceo mis piernas
sobre el borde de la cama y me empujo, pasando mis manos sobre mi cara. Doy
un paseo hacia el cuarto de baño porque la única cosa que va a ayudar a la
cuestión de “abombamiento” que tengo en mis pantalones es una ducha fría.
Dejo caer mis pantalones y abro la puerta de la ducha. Enciendo el grifo de
agua fría, dando un paso fuera del camino de la corriente fría. A medida que el
agua fría se estrella contra las baldosas del suelo y las salpicaduras en mi piel,
decido que un poco de calor no estaría de más... o al menos yo pensaba que no lo
haría. Mientras más caliente el agua se volvía, más duro me puse, y mientras más
duro me puse, más apretado me pongo.
Alcanzo el gel de baño y aprieto en grandes cantidades hacia mi mano.
Ignoro mi polla que se adentra con tanta ansiedad frente a mí y empiezo hacer 31
espuma de jabón por cada centímetro de mi cuerpo, dejando a propósito mi
longitud para el final. Cuando no tengo ninguna otra opción, excepto lavarla, rizo
mi mano alrededor del eje, lavando tan rápidamente como puedo sin causarme
demasiado dolor. Casi me salí con la mía también, hasta que mi dedo índice se
desliza sobre la cabeza más sensible, el envío de un perno abrumador de la
excitación a través de mí. Sin pensarlo dos veces, me agarro la punta de mi polla y
apretó firmemente. Un suspiro pesado deja mis labios y siento que mis ojos se
convierten en un medio con tapa. Empiezo despacio, casi en un paso embromador
y descanso mi mano libre pesadamente contra el cristal.
—Mierda... —me quejo, mi voz apenas un susurro.
Sé que no debería molestarme y sé muy bien que si voy más rápido que no
hay manera que vaya a parar. Imágenes de Olivia vienen en mi mente mientras
mis manos suben y bajan por mi pene, aumentando la velocidad. Casi de
inmediato me afilo al borde de orgasmo, pero antes de que caiga otra vez, arranco
mi mano, apretando los ojos cerrados mientras mis pelotas amenazan con
explotar. No puedo romper la regla de Darryl... y si voy a romperla, no voy a
perderlo solo masturbándose en mi ducha. No cuando tengo Olivia, quien me
quiere tan desesperadamente como yo la quiero.
Familiares pensamientos inmorales de Olivia filtran a través de mi mente al
pensar en su nombre. Pienso en lo de ayer y lo mucho que me quería en el baño y
lo cerca que estuve de llenarla por completo. Mi mano se retuerce hacia mi polla,
pero antes de tocar, muerdo la bala y pego con la mano el agua caliente del grifo,
empapándome a mí mismo en agua fría. Aprieto los dientes contra la temperatura
de congelación y cuando estoy seguro de que mi erección no va a volver, cierro el
agua y salgo de la ducha. Cojo una toalla y rápidamente seco mi cuerpo antes de
envolverlo en las caderas.
Mi piel está todavía húmeda cuando me marcho a través de mi habitación y
me pongo una camiseta blanca y un par de pantalones cortos, tirando la toalla a
un lado. Echo un vistazo por encima del hombro hacia el reloj en la pared. Mierda.
¿Cuánto tiempo estuve ahí?
Estoy llegando tarde y no creo que pueda manejar los tablones de cinco
minutos como un castigo hoy. Darryl me hace hacerlos siempre que llego tarde y
no importa quién seas, duelen condenadamente. Me deslizo en un par de
calcetines de tobillo y arranco fuera de la habitación.
Camino por mi cocina, moviéndome a la nevera y reclamando un yogur
desde el interior. Paso el banco, llego a través y agarro una barra de granola y
nueces de la cesta de frutas. No me gusta entrenar con el estómago vacío. Arranco
la tapa del yogur y lo bebo, vertiendo el yogur griego en mi garganta. La 32
nutricionista de la MMAC asignada le daría un ataque si supiera lo poco de
comida que estoy consumiendo esta mañana y el hecho de que todavía tengo que
tomar uno de sus batidos de proteínas.
Cuando llego a la puerta principal, me deslizo en mis zapatos, camino a otro
lado, y cierro la puerta detrás de mí.
El camino al gimnasio pasa rápidamente y me estaciono torpemente en un
espacio. Estoy seguro de que mis ruedas se han pasado un poco de lado de la
línea, pero no me molesto rectificarlo, no mientras estoy ocupado mirando el
cartel gigante de mí atornillado en la parte superior del gimnasio. Es mucho más
grande de lo que esperaba...
Esto es real.
Esto está sucediendo.
Mierda.
Exhalo y cierro los ojos. Soy un luchador pro MMAC con enormes vallas
publicitarias de mí mismo extendido por toda América... Me lo merezco. Luché
mi culo para que esto suceda, así que, ¿por qué todo este deporte de repente se
siente tan nuevo para mí? Abro los ojos y miro la valla. Nunca he sido el tipo de
persona que se ama a sí mismo, a pesar de lo que otros puedan decir acerca de mí,
y mirando a mi imagen, en topless con mis puños, todo grabado y sucio, me hace
temblar. No quiero volver a hacer una sesión de fotos de nuevo. Nunca me he
sentido más femenina en mi vida que ese día. Una sesión es más que suficiente.
Ellos mejor reutilizan esa misma foto durante el resto de mi carrera.
Me deslizo del coche y cierro la puerta, presionando los botones sobre mis
llaves para cerrarlo. Voy hacia el gimnasio, todavía cansado, incluso después de
mi ducha. Odio saltarme el desayuno. Necesito carne, necesito huevos y necesito
un millón de otras cosas para mantenerme corriendo todo el día. Dejo de pensar
en lo que siento ahora, tendré suerte de llegar al almuerzo.
Al acercarme a la puerta, me doy cuenta de tres hombres vestidos con
monos de colores brillantes instalando nuestro nuevo sistema de seguridad y
cámaras. Olivia luchó un poco sobre las cámaras. Ella insistió en que eran
innecesarios, y lo eran, hasta que la tienda de comestibles en el camino fue
robada.
Extiendo la mano para empujar la puerta del gimnasio abierto, pero un
zumbido en mi bolsillo me obliga a retirar mi mano y recupero mi celular de mi
bolsillo. El nombre de Jackson aparece en la pantalla y pienso en contestarla. Sin
duda, va a morderme el culo porque estoy atrasado. Golpeo a responder y lo llevo
a mi oído.
—Estoy aquí —le digo. 33
—Hola, hombre. —Jackson se aclara la garganta, haciendo caso omiso de mi
saludo—. No voy a llegar al gimnasio hoy. Selena y yo tuvimos une pelea porque
casi le doy un puñetazo a su padre en la boca.
Una risa retumba en mi pecho.
—¿Casi le diste un puñetazo a su padre?
Gruñe.
—Deberías conocer el tipo de mierda. Es un hombre de mierda y la trata
como una mierda. No es de extrañar que ella tenga tantos problemas.
No hago comentarios. Nunca he pasado tiempo a solas con Selena. No sé si
ella tiene alguna profunda cuestión el infierno, ni siquiera conozco su color
favorito. Sin embargo, sé que le gusta sentirse bonita y beber mucho.
—De todos modos, hermano, ¿estás listo para ayudarme a mudarme?
—Uh… —Mierda. Me olvidé que le pregunté a Jackson si quería mudarse
tres semanas atrás. He estado tan ocupado que se me olvidó.
—Sí —miento, fingiendo que no me olvidé—. Todo listo.
—Genial. Voy a buscar a Selena. Ella se ha escapado y no contesta su
teléfono. Hablo contigo más tarde.
Cuelga y deslizo mi teléfono en mi bolsillo. No tengo ni idea de cómo
Jackson y Selena van a funcionar si ya le quiere pegar a su padre. Pensándolo
bien, no puedo creer que Jackson incluso accedió a reunirse con su padre. Tal vez
está convirtiendo tan atado como aparentemente yo lo estoy. Mis pensamientos
van a Rick, el padre de Olivia. Le gustaba, pero no fue así al principio. Aunque
parecía todo feliz delante de Olivia, cuando ella se marchó me miró, exigiendo
“mantén tus ojos en la cara y no... en todas partes”. Una vez le dije a Rick que no iba a
hacerle daño y él decidió creerme, las cosas estaban bien. Él era el único con quien
hablé acerca de casarme con Olivia... Nunca había estado tan asustado o ansioso
en mi vida, pero me dio su bendición y eso es todo lo que importa.
Empujo a través de las puertas y entro al gimnasio. El extraño olor que
generalmente noto primero está enmascarado por almendra o lavanda una
especie de aroma femenino. Olivia ha estado tratando “de refrescar” el gimnasio
durante semanas y este olor definitivamente no funciona para mí. Exploro la
habitación. En el rincón más alejado del ring de boxeo, Darryl está tomando una
llamada telefónica, y no parece demasiado contento, mis compañeros de pelea
están estirando en la colchoneta junto a él. Lo tienen fácil hoy. No creo que lo
tenga en mí para golpear a alguien. Echo un vistazo alrededor del resto del
gimnasio, dos hombres regordetes pasean perezosamente sobre las cintas de
correr y una mujer se va con fuerza hacia fuera en la elíptica. Frunzo el ceño,
34
confundido por qué Olivia no está aquí. Quiero verla antes del entrenamiento...
Me siento estúpido solo pensando que, no somos inseparables... Es que... no sé.
Supongo que eso es lo que se siente estar enamorado. Necesitas ver a esa persona
cada día, cada segundo. Si no lo haces, sientes una especie de vacío... un poco
incompleto.
Maldito Jesucristo ¡Escúchate! Sueno como un maricón... pero es la verdad. Me
siento incompleto... o por lo menos lo hago hasta que mi mirada se posa sobre un
par de muslos desnudos que fluyen sin cesar con diminutos pantalones cortos
negros mientras se inclina sobre una máquina de remo. Es ella y estoy dispuesto a
apostar mi sueldo pro temporada completa sobre el mismo. La he visto desde este
ángulo demasiados tiempos gloriosos para no estar seguro.
De repente contento con cómo mi mañana está resultando, me dirijo más
cerca, mis ojos están enfocándose en el pequeño espacio entre sus muslos. Una y
otra vez tengo que recordarme a mí mismo que estamos en público. Mis dedos se
crispan, desesperados por actuar en su propio acuerdo entre sus piernas y muslos.
En su lugar, descanso mi mano en la parte baja de su espalda. Su piel es suave y
caliente debajo de mi palma y siento su cuerpo ponerse rígido mientras gira
lentamente su cabeza. Cuando hace contacto visual conmigo, sus ojos verdes
brillan y se endereza antes de lanzar sus brazos alrededor de mi cuello.
—¡Me has asustado! —dice, apretándose contra mí.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y se aparta, pero no la dejó ir.
—¿Has visto el cartel?
Pongo mi frente sobre la suya.
—Lo hice…. ¿No tienen más pequeños?
Frunce el ceño y se ríe.
—Estoy segura que tienen, pero ordené el más grande.
—Por supuesto que sí.
Sus labios se rizan en una sonrisa satisfecha burlona.
—¿Está avergonzado, Sr. Marc?
—¿Parezco avergonzado? Lo siento, iba por humilde.
—No tienes nada de qué avergonzarte. —Se encoge de hombros—. Creo que
es sexy.
—Bueno, creo que los pantalones son sexy y considero inadecuado para el
lugar de trabajo. —Pone los ojos en blanco y las palmas de mis manos encuentran
su camino por la espalda, deteniéndose en su culo firme—. Tu culo es un peligro.
Se ríe de mí, cogiendo su labio inferior entre sus dientes mientras sus manos 35
agarran mis manos, arrastrándolos hasta descansar sobre sus caderas.
—Hay momentos y lugares para todo.
—Estoy de acuerdo. —Bajo mi boca a su oído y la siento tensarse en mi
contra—. Nunca lo he hecho en un gimnasio.
—Seth, la gente está mirando.
Mis labios se tuercen hacia arriba en el sonido de su voz sin aliento.
—Déjalos.
Me retiro, deslizando mis manos por el contorno de su cuerpo perfecto,
antes de deslizarlos al lado de su cuello. Sus ojos son pesados, sus labios
rechonchos separados para dejar salir un aliento lento, controlado y se nota
ligeramente sus dientes, tan impecables y blancos.
—¿Olivia?
Una voz masculina ronca me llama la atención a la puerta y veo con cautela
ya que un tipo alto, delgado y sobreexcitado mira hacia nosotros. Siento la mirada
de arrastre de Olivia de mi cara a la suya y ella da un paso atrás. Dejo caer mis
manos a mis costados y observo con curiosidad mientras él tira de Olivia en un
abrazo. No es un abrazo sórdido, en cambio se asemeja a la clase de abrazo que
un hermano daría una hermana, pero el brillo en sus ojos es inquietante.
—Brad, este es mi novio, Seth. Seth, este es Brad. Es un amigo de mi
hermano —dice a toda prisa, después le pone al corriente y el da sus condolencias
por Rick.
Brad chasquea los dedos por la parte frontal de su cabello de cobre antes de
extender la misma mano hacia mí. Echo un vistazo a él brevemente antes de
poner mi mano en la suya.
—¿Tú eres el chico del cartel en el frente?
Lucho el impulso de encogerme, tomando mi mano hacia atrás. Debería estar
orgulloso de ello, no avergonzado.
—Sí.
—Genial, hermano, eso es admirable. ¿Qué tan duro golpeas?
Me encojo de hombros.
—Entra en el ring y te mostraré.
Brad ríe nerviosamente y pasa a mi lado, apoyando una mano en mi brazo.
—Paso, gracias. Quizá la próxima vez —dice Brad.
Analizo su rostro mientras vuelve su atención a Olivia, mirándome
torpemente un par de pocas veces, gruesas cejas pobladas, nariz delgada y ojos de 36
color verde amarillo brillante... sus rasgos felinos me desconciertan.
—De todos modos, estoy explorando para un nuevo gimnasio y pensé que
iba a entrar aquí y darle una oportunidad. Me gusta el ambiente y la gente. —
Chasquea sus cejas hacia Olivia—. Tal vez me quedaré por aquí.
Cruzo los brazos y Olivia se inclina hacia mí, riendo como si dijo algo
gracioso. No he oído nada remotamente divertido venir de sus finos labios. ¿Me
estoy perdiendo algún tipo de broma personal?
—Ven, te mostraré el gimnasio. —Olivia engancha su codo alrededor del de
Brad y me mira por encima del hombro—. Voy a hablar contigo pronto —dice,
con la voz rota con una risita—. Llegas tarde y Darryl está molesto.
Observo mientras camina con Brad alrededor del gimnasio, riendo y
ruborizándose cuando señala equipos y puertas. De vez en cuando, sus ojos
revolotean a mí antes de volver a su conversación. Me molesta más de lo que
debería. Nunca he sentido celos antes de que empezara a interesarme por Olivia.
No me pongo celoso. Soy el tipo de persona independiente, que golpea y
renuncia… o al menos yo solía ser. No me gusta la forma en que los celos me
afectan. Odio la cólera suscita el hecho de que me dan ganas de tirar Olivia en el
suelo y tomarla delante de todo el mundo solo para hacer una declaración.
Exhalo. Sueno como un maldito psicópata... y lo soy cuando se trata de ella.
—Seth —grita Darryl. Desliza su teléfono en el bolsillo—. Llegas tarde.
¡Camisa, guantes, vamos!
De mala gana, me voy hacia el ring de boxeo y tiro mi camisa sobre mi
cabeza. Mantengo mi cabeza hacia abajo y me concentro en envolver mis manos
correctamente en lugar de ver obsesivamente a Olivia y Brad alrededor del
gimnasio.
Darryl trae mis guantes y casco. Tomo mis guantes, pero ignoro el otro
elemento en la mano.
—No estas con aficionados más, Seth, tienes que llevar tu equipo. No puedes
permitirte el lujo de salir lastimado en el entrenamiento. Por no hablar de que
tienes entrevistas y conferencias de prensa que vienen.
—No quiero el casco. Él no me va a tocar.
Darryl deja caer el casco con un suspiro.
—Eres demasiado arrogante para tu propio bien.
No puedo evitar la sonrisa en mis labios. Me gusta Darryl, sobre todo
porque me recuerda a mi padre. Bueno, la comparación no es exacta. Hay una
gran diferencia entre mi papá y Darryl. Darryl me dice lo orgulloso que está de mí
en una base regular. Papá, sin embargo, solo lo ha dicho dos veces. Una vez,
37
cuando tenía seis años y me fui al dentista por primera vez y la segunda vez en su
lecho de muerte “Estoy orgulloso de tu determinación, pero no estoy orgulloso de tus
decisiones”. He tomado algunas decisiones bastante malas. Antes de que mamá se
fuera de las pistas, bebía demasiado, me divertí demasiado y me acosté con
demasiadas chicas. No tengo razones para ello. Al crecer, mi vida en el hogar era
perfecta, bueno, casi perfecta.
Maddi, mi hermana, era la “niña de oro”. Mis padres hicieron lo imposible
para ella. Maddi siempre había querido ser abogada como mamá y mis padres
(siendo demasiado en exceso) la nutrían tanto como pudieran. Cuando me
preguntaron qué quería ser, mi respuesta siempre era diferente. Una semana era
un piloto de carreras. El siguiente, combatiente de una jaula. Demonios, incluso
creo que les dije que quería ser un jefe de la mafia en un punto. Mi punto es que
nunca fui tratado igual a mi hermana. Cuando le dije a papá acerca de mis planes
para ser un luchador profesional de MMA, no quería hasta que me fui en un largo
discurso acerca de la disciplina y determinación. Cuando vio lo serio y
apasionado que era, aceptó ser parte de ella. Estudió mucho y arduamente el arte
de la MMA y acabó conociendo más que yo, enseñándome cosas que no sabía.
Rápidamente, papá y yo nos volvimos cercanos y era como que los últimos
diecisiete años de nuestra relación tensa no existían.
Me encantó. Me encantó verle sonreírme, con los ojos brillantes de orgullo.
Lamentablemente, nuestra relación fácil fue de corta duración. El ser cirujano y
tener que lidiar con la muerte con regularidad, mi padre asistió a sesiones de
terapia habitual. Una noche, me invitó a ir con él. Quería que viera lo que tenía
que lidiar, lo decidido y apasionado que estaba por su trabajo, teniendo en cuenta
que nunca habló sobre el trabajo fuera de sus sesiones de terapia.
—Es muy estresante —decía siempre cuando le preguntaba.
La oficina estaba cerca de hora de cierre... y papá y yo estábamos sentados
en la sala de espera. No había recepcionista, aparentemente típico para ese
momento de la noche, así que me envió a buscar Mason. Di un paseo alrededor de
la práctica antes de entrar en su oficina. No me arrepiento de muchas cosas en mi
vida, porque en el momento que las hice, quería exactamente hacerlas, pero me
arrepiento de los acontecimientos que siguieron.
Los acontecimientos que siguieron al entrar en el despacho de Mason
destruyeron cualquier relación que había construido con mi padre. No culpo a la
esposa de Mason, a pesar de que debería haber sido un poco más respetuosa con
su matrimonio, solo me culpo a mí mismo. Era joven, cachondo, y estúpido. Tan
jodidamente estúpido.
Mis pulmones se queman cuando no puedo respirar y me encorvo, soplando
aire de mis mejillas. ¿Qué carajos? Me enderezo y mi compañero, Dave, me mira.
38
Parece casi asustado que me tocó. Joder, sabe por qué, es al menos tres veces mi
tamaño.
—Buen golpe —gimo, pasando mis manos sobre mi cara.
Tengo que despertar.
—Prestes atención —dice Darryl desde la barrera—. Mantén tus manos en
alto.
Cierro a mis puños y aflojo mi postura. Él no va a conseguir otro golpe en
mí. Eso te lo garantizo.

—Hola extraño —ronronea, dando un paso más cerca—. ¿Buscando el Dr.


Peterson?
Miro la mujer delante de mí en un vestido rojo, muy apretado y el más grande par de
tacones que nunca he visto. Si había una foto al lado de la esposa trofeo en diccionario.com,
sería una foto de ella. Arrastra su largo cabello rubio sobre un hombro, sus caderas
meciéndose mientras se pasea hacia mí. Hay una curva en la esquina de sus labios, una
confidente curva como si supiera lo que va a pasar antes de que yo abra la boca.
—Mason está afuera ahora mismo y se saltó la cena con su esposa de nuevo.
No hablo con ella, solo veo como pone una mala cara con sarcasmo.
—Así que puedes imaginar lo cabreada y... —Su mirada se prolonga a lo largo de mi
cuerpo antes de regresar a mi cara. Casi no reconozco mi polla en mis pantalones—. E
insatisfecha que estoy.
Trago saliva mientras pone sus manos contra mi pecho y se desliza hacia abajo hasta
que los rizos del dedo acarician el dobladillo de mis pantalones vaqueros.
—Aunque joven, te ves como si me puedes satisfacer...
En silencio me pregunta por mi nombre.
—Seth —le digo.
Sonríe, el tipo de sonrisa que debería haberme enviado corriendo. Sonríe con una
sonrisa amplia y con hambre de lobo que tira de mis nervios... entre muchas otras cosas.
—Seth... —dice en un susurro ronco. Su aliento huele el alcohol y sé que debo irme...
pero no lo hago. Chupa mi labio inferior entre los suyos y mantengo los ojos abiertos,
encerrado en su iris negro mientras abre el botón de mis jeans—. Es un nombre sexy.
Mis nervios se disparan ante la idea de papá caminando por la puerta de un
momento a otro y agarro sus pequeñas muñecas en mis manos.
—No lo hagas. 39
Frunce el ceño.
—¿No? —Sus ojos estallan—. Dices no, pero sé que no es en serio.
Besa mi barbilla, antes de caer lentamente sobre sus rodillas. Miro hacia abajo
mientras me mira a través de sus ojos entrecerrados y libera mi polla de mis vaqueros.
—¿Te gustas sentirte bien, Seth? Porque voy a hacer que te sientas muy bien y
luego me vas devolver el favor.
Sé que no debería hacerlo. Sé que está mal y más allá jodido, pero es demasiado difícil
alejarse. Me imagino que, si hago esto rápidamente y luego vuelvo con mi papá no pasa
nada.
Sus labios me envuelven, cubriendo mi piel desnuda, saliva húmeda. Un gemido
escapa de mi garganta y los dedos cavan en mis piernas mientras me lleva todo el camino
hasta la parte posterior de su garganta.
Aprieto los dientes contra un escalofrío amenazando con superar y tomar un puñado
de su cabello suave, obligándola a moverse más rápido y más duro. Gime, casi me envía
sobre el borde, pero no he terminado. No hasta hacerla sentir tanto como ella me hace
sentir. Todos los pensamientos racionales se vuelan por la ventana en el momento en que
su lengua caliente se envuelve alrededor de la punta y un hambre oscura se libera dentro
de mí.
La obligo a ponerse de pie. Arrastra el dedo índice a lo largo de su labio inferior y
agarro sus caderas mientras ella envuelve sus brazos alrededor de mi cuello. La empujo
hacia atrás, pasando por los sofás y voy directamente al escritorio de Mason. A medida que
se desliza sobre la mesa, la tiro hacia atrás y alcanzo la billetera en el bolsillo de atrás.
Mientras que ella tira su patética excusa de ropa interior por sus piernas, encuentro el
condón y deslizo la billetera en el bolsillo. No pierdo el tiempo en rasgar el papel de
aluminio y lo ruedo sobre mi erección. En cuestión de segundos, estoy entre sus muslos y
empujo mi camino dentro de ella. No hay pensamientos, nada que me traerá de vuelta a
mis sentidos, de todos modos. Evito besar su boca por respeto a su matrimonio, casi gimo.
Que considerado de mi parte.
Me alivia saber que no le importa que evite los labios. No está buscando romance o
pasión... una cogida rápida para vengarse de su marido es todo lo que quiere. La esposa de
Mason vuelve a caer, acostada sobre la mesa, con los ojos cerrados. Aprieto mis manos en
sus caderas, tirando de ella hacia mí con cada embestida.
—Oh mierda, sí —gime y siento su apriete a mi alrededor.
Hundo mis dientes en mi labio inferior, tratando de contener mis propios gemidos de
placer cuando envuelve sus piernas alrededor de mis caderas, apretándome más cerca.
Siento que mi liberación va ganando impulso y llego más cerca mientras ella excava sus
dedos en la madera, convirtiéndolos blanco.
40
—Más rápido, mierda —grita y sus piernas comienzan a temblar.
Su respiración rápida se convierte en gritos de asombro para el aire. La presión sobre
mi polla me envía sobre el borde y me inclino sobre ella, mis manos se ponen blancos y sin
derramamiento de sangre bajo la presión mientras mis rodillas amenazan con colapsar. Me
siento pulsar dentro de ella cuando me libero y aprieto los dientes para no gritar.
Joder.
Tomo unas cuantas respiraciones lentas y profundas. Casi de inmediato, siento un
desgraciado enfermo arrepentimiento trepar por mi estómago y aferrándose a todos mis
órganos vitales. ¿Qué he hecho?
Me deslizo el condón y lo coloco en la basura. Paso mis dedos por mi cabello, la
mujer de Mason se inclina por su ropa interior y sigo con su ejemplo, abotono mis jeans.
La suerte quiso que, antes de obtener el botón terminado, la puerta se abra y me congele.
—Cariño, este es…
Santa mierda. Mierda.
Las palabras de Mason se cortan mientras que ve lo que está pasando. Su mujer
acaba de ajustar su tanga rojo y tira hacia abajo su vestido, que cubre las marcas rojas de
mis dedos.
—¿Seth? —No hay duda de la repugnancia completa en la voz de mi padre y me
estremezco—. ¿Qué diablos está pasando?
—Te diré lo que está pasando —dice la mujer mientras agarra su bolso—. Seth aquí
me estaba mostrando un buen momento… un gran tiempo. Esta es la última vez que me
descuidas, Mason. Quiero el divorcio.
Mete la mano en su bolso y recupera un paquete de cigarrillos. Arranca uno, lo pone
entre sus labios y lo enciende con un diamante de mal gusto más ligero. Con un guiño
sensual en mi dirección, dice:
—Gracias, guapo. —Y entonces se abre paso entre papá y su marido, ex-marido.
Mason se dirige hacia mí, veo en las profundidades azules de sus ojos que me odia y no voy
a pelear con él. Voy a dejar que me puñetazo en la cara. Porque el infierno sabe que me lo
merezco, pero antes de que me llegue, papá se sumerge entre nosotros.
—Ve detrás de tu esposa, Mason. Yo me encargo de Seth.
Frunzo el ceño, sabiendo que todo la mierda mental que papá puede decirme será un
millón de veces peor que lo que Mason alguna vez podría hacer para mí físicamente.
Mason azota alrededor sobre sus talones y sale de su oficina, gritando detrás de su
esposa.
—Papá, no es mi…
41
Mis palabras son cortadas por una bofetada dura hacia mi mejilla y sacudo la cabeza
hacia un lado. Siento que mis orificios nasales se abren y aprieto la mandíbula contra el
impulso de golpearlo de nuevo cuando me dirijo lentamente hacia él.
—No es mi culpa —casi le gruño.
—No es tu culpa ¿Ella te ha atado y te ha obligado a poner tu polla dentro de ella?
Aprieto los dientes.
—No.
—No, no lo hizo. Es tu culpa, tanto como lo es de ella. —Se pellizca el puente de la
nariz—. Pensé que cambiaste, Seth, pero eres todavía el mismo sin vergüenza que eras
hace meses y he terminado contigo.
La mirada en el rostro de mi padre, la mirada de puro resentimiento y la desilusión
se filtra a través de mis poros, fluye a través de mi torrente sanguíneo y penetra en mi
corazón. En los últimos meses había trabajado tan duro para hacer que se sienta
orgulloso... solo para destruirlo.
***

Dolor destellos a través de mi boca mientras mis labios se aplastaron contra


los dientes y se separan.
Mierda. Me desconcentré de nuevo
—¡Seth! ¿Qué carajos estás haciendo? —La voz de Darryl me atraviesa y me
lamo mi labio. Sangre. Joder, odio el sabor de la sangre. Me lanzo hacia adelante,
golpeando mi mano enguantada en el estómago de Dave. Se encorva y agarro su
cabeza, conduciendo mi rodilla a su cara. Con un gruñido, cae sobre sus manos y
rodillas. Tan pronto como termino, Darryl se lanza al ruedo, agarrando el
cronómetro para que deje de pivotar alrededor de su cuello. Presiono mi guante
contra mi labio y miro. No hay demasiada sangre, gracias a Dios, lo que significa
que no hay demasiado daño... espero.
—¿Estás despierto? Estas tan desorientado como una prostituta enganchada
a la heroína.
—Estoy despierto —le digo, rodando la cabeza de lado a lado—. Es que no
dormí mucho anoche.
—¿Por qué? ¿Estás enfermo?
—No.
Pone sus manos en las caderas. 42
—¿Entonces por qué no has dormido anoche?
En vez de decirle el retroceso de decepcionar a mi padre, le digo.
—Esto me está matando, Darryl. No puedo pasar meses sin sexo. No estoy
en la liga amateur más. Mis peleas no son una o dos semanas después... son meses
de diferencia y no puedo manejarlo.
Sorprendentemente, Darryl se ríe.
—¿No puedes dormir porque estás caliente? ¿Estás dejando que tus
compañeros de batalla consigan pasar tu guardia porque quieres coger a tu novia?
—Pellizca el puente de la nariz (una reacción típica de Darryl) y exhala—. Si tener
sexo va a mantenerte en la cima de tu juego y en alerta, entonces está bien, hazlo.
Pero si vuelves mañana y no me das el doscientos por ciento, voy a patearte el
culo ¿entendido?
Pongo los ojos en blanco. Bueno de Darryl en lo que hace y sin duda conoce
su camino alrededor de una jaula, pero él nunca me pudo vencer.
—¿Entendido?
—Sí, lo tengo.
—Bien. —Se aparta de mí para hacer frente a los demás luchadores de
reserva—. Siguiente.
Como mi próximo luchador prepara sus guantes, exploro el gimnasio para
ver Olivia. La descubro apoyada contra una puerta de la sala de entrenamiento.
Sus largos y delgados dedos alcanzan y aprietan su cola de caballo.
Es perfecta.
Vuelvo a pensar en mi reciente retroceso y aprieto los dientes cuando una
punzada de culpa aplasta mi estómago. El hecho que Olivia toque lo que
demasiadas otras muchachas han tocado me pone enfermo. Debería ser especial
para ella... como es especial para mí. Si pudiera volver a hacer todo de nuevo,
hubiera esperado por ella, porque nadie me hace sentir tan bien como ella lo hace.
Olivia no me hace sentir sucio, como yo lo hice cuando estaba con otras chicas.
Cuando tenemos sexo, ella no me hace sentir como que estoy haciendo algo mal y
eso es lo que me atrajo de ella. Me hace sentir bien, me hace sentir como una
mejor persona, la persona que debería haber sido por mi padre. La veo reír y
bromear con Brad, e incluso desde aquí puedo ver el rubor de color rosa que le
quema sus mejillas. Brad agarra sus hombros y tira de ella hacia él antes que me
mire.
Oh diablos no.
Me saco mis guantes y los coloco en el piso, y el suelo tiembla con cada paso 43
que doy.
—¿Qué demonios estás haciendo? Ponte tus guantes de nuevo —exige
Darryl.
—Tengo cosas más importantes que hacer —le digo, y no rompo mi contacto
visual sobre Brad y Olivia.
—Más cosas importantes… Seth...
No le hago caso mientras me deslizo entre las cuerdas y el suelo. Brad retrae
los brazos de Olivia y se ve incómodo. Cuando ella gira y me ve venir por ella,
niega hacia mí, como si estuviera a segundos de reaccionar exageradamente.
—Seth, ¿qué estas… ¡ah! —La agarro y la levanto, lanzándola por encima de
mi hombro—. Déjame en el suelo. Brad, dame un segundo. Seth, para.
No me detengo. Sigo llevándola hasta que estamos en su oficina. Me
desplazo a través del cuarto y la dejo en su silla de oficina, agarrándola con los
brazos para que no se desplace.
—¿Te sientes mejor ahora? —se ríe y me siento nervioso. ¿Es gracioso?
—Él no viene aquí, O. Dile que estamos llenos —exijo con un tono tan
oscuro que no puede confundirla con una pregunta.
Sus suaves manos se deslizan por mis brazos, suavizando mi ventaja
frustrada.
—¿No confías en mí?
Miro en sus hermosos ojos verdes, inquebrantable.
—Confío en ti, es con todos los demás que no me fío.
—Seth... —suspira, pasándose una mano por la cara, derrotada—. Brad es
gay. No está interesado en mí, él está interesado en ti.
Frunzo el ceño y sus manos se levantan a la boca mientras su cuerpo vibra
con la risa. ¿Gay? No... He visto y conocido a un montón de chicos gays. Todos
ellos tenían la misma… confianza, exagerados y femeninos. Brad tiene una voz
ronca, no camina divertido. Dejo caer a mis rodillas, manteniendo las manos en
los apoyabrazos.
—Te ves en shock.
—Lo estoy. No parece gay…
—¿Qué quieres decir con que no se ve gay? Los gays no son todos iguales.
Pero estoy seguro de que lo son. He visto tantos y todas sus personalidades
han sido tan indistinguibles como el último.
Pongo mis manos en mis caderas y me hundo en el suelo delante de ella. 44
—Ahora me siento como un idiota...
Olivia se desliza más y desliza sus manos alrededor de mi cuello. Sus ojos
verdes estallan hacia mí desde debajo de sus pestañas oscuras y las comisuras de
sus labios.
—Bueno, es una buena cosa que está interesado en pollas, ¿no es así?
No me dan ganas de reír, pero me comienzo a reír todos modos. Deslizo mis
manos debajo de ella, tirándola fuera de la silla y la pongo en mi regazo. Ella se
moldea perfectamente a mí y mi cuerpo es todo menos inmune a sus pechos
cubiertos que presionan contra mi pecho.
—¿Por qué no me lo has dicho antes? —pido, bajando mi boca a la suya.
—He estado esperando para decirte desde el momento en que Brad se acercó
y parecía que querías matarlo.
Desliga su lengua y nota el corte en mi labio inferior. Se encoge, sus ojos
pasando por alto con simpatía.
—¿Te duele?
—No más.
Mis manos serpentean debajo de su camiseta apretada y la piel caliente de su
espalda mientras sus propios dedos rozan la parte de atrás de mi cuello antes de
caer en mi cabello. Pone sus caderas hacia delante, deslizándose más sobre mí y
mi respiración se profundiza. Todo mi cuerpo se tensa y se aprieta mientras
exhorta a su boca en la mía, presionando ligeramente mí corte mientras sumerge
su lengua dentro, provocándome un gemido.
—Darryl me dio la luz verde… —le digo, tirándola hacia atrás y apoyando
mi frente contra la suya—. Dime que tengo que parar o te voy a tomar ahora
mismo.
Sus párpados se caen minuciosamente y ella se inclina cerca, sus labios
rozando mi oreja.
—Hagas lo que hagas —respira—. No te detengas.
Saco mis manos de su camisa y las entierro en su cabello, más o menos
tirando de ella hacia atrás. Corta su respiración y nuestros ojos se conectan. Mi
sangre quema mientras sus iris flamean, enviando de mi cuerpo un zumbido
antes de que aplaste a su boca en la mía. Dejo caer un brazo y lo envuelvo
alrededor de su cintura, instándola a la espalda. En un movimiento fluido,
engancha una pierna alrededor de mi cadera y me presiono justo entre sus
muslos. Gime y flexiona su cadera en la mía. El movimiento es casi suficiente para
hacerme entrar en sus pantalones. Le tiro la camiseta y tiro el sujetador hacia
abajo por lo que sus montículos voluptuosos fluyen sobre las copas inútiles.
45
Chupo un pezón duro en mi boca y levanta sus caderas. Hundo mis dedos
alrededor del dobladillo de sus pantalones cortos y se la chupo en un profundo
suspiro. Puedo sentir el calor que irradiaba de ella y quiero estar en ella
profundamente hasta que pierda el sentido de donde está, hasta que no pueda
pensar con claridad.
Toc. Toc.
—¿Estás jodidamente bromeando? —me quejo con la boca llena de pechos.
La libero y gime, decepcionada. Levanto la vista hacia su rostro. Tiene los
ojos cerrados, tratando de recobrar la compostura. Traga saliva antes de abrir los
ojos parpadeando ante mí. ¿Qué tan difícil es tener cinco segundos malditos para
mí mismo?
—¿Qué? —digo, incapaz de ocultar mi frustración
—Cuando dije que puedes tener relaciones sexuales, no me refería a ahora
—grita Darryl, su voz vibrante por la puerta y matando el calor entre las piernas
de Olivia—. ¡Sal de ahí! Todavía tienes una sesión de entrenamiento completo
para pasar, por no hablar de los tablones de cinco minutos por llegar tarde.
Con un suspiro, Olivia se desplaza debajo de mí y oculta sus pezones
rosados detrás de su sostén blanco.
—Voy a estar en un minuto —digo, empujándome a mí mismo fuera de ella.
Le pongo su camiseta, cubriendo su estómago. Ahora por fin tengo la luz
verde, quiero pasar cada minuto del día con ella. No solo tener sexo, sino volver a
conectar de otra manera y sabiendo que puedo alcanzarla y tocarla sin tener que
preocuparme si trabajo estará mal. He decidido que no se queda con su madre
esta noche, no hay manera. La quiero conmigo, en mi casa y en mi cama.
Completamente solos.
¡MIERDA!
Suspiro y me incorporo. Rastrillo mis dedos por mi cabello, haciendo una
nota mental para conseguir un corte de cabello.
—Probablemente debería mencionar que Jackson se muda conmigo.
Sus ojos se abren y se empuja a sí misma.
—¿Cuándo?
—Hoy, y estaba pensando que podríamos hacer una barbacoa, solo tú, yo,
Selena y Jackson —mentí. No estaba pensando en eso. Acabo de crear una razón
para que aceptara en venir esta noche antes de que su madre tenga la
oportunidad de ocuparla para la cena.
Olivia se sienta y se aprieta la cola de caballo, con una leve sonrisa. 46
—¿Te sientes bien?
—Por encima de la cintura, estoy bien, ¿por qué?
Sus labios tiemblan.
—No parece que es tu estilo. Esperaba que sugieras una orgía antes de una
cita doble.
—En primer lugar, no tengo un estilo y no es una cita doble. Está a un par de
amigos pasando el rato y comiendo un montón de mierda de la comida... —
Engancho mi dedo bajo el dobladillo de sus pantalones cortos y la tiro hacia mí.
Sus manos vuelan para arriba y presionan contra mi pecho para detenerse de
cerrarse de golpe en mi cuerpo. Sonrío al imaginarla desnuda, clavando sus uñas
en mi piel desnuda—. Para aumentar la resistencia de una noche de insomnio —
termino.
Ella da un paso atrás y me quita el dedo de sus pantalones cortos mientras se
pasa la mano por la cara.
—Mierda, no puedo.
El globo del entusiasmo indecente en mi pecho se desinfla.
—¿No puedes?
—No, le prometí a mamá que hablaríamos vía Skype con Chase esta noche.
—¿A qué hora?
—Ocho de la tarde
—Ven a cenar a las seis y luego puedes hablar con Chase después.
Reflexiona por un momento, tirando de la comisura de su labio entre sus
dientes.
—Está bien, ¿es necesario que consiga algo? ¿Qué vamos a comer?
—No tienes que hacer nada, tengo un montón de carne.
Olivia parpadea un par de veces antes de coger su mochila azul que se sienta
en el escritorio.
—Voy a ir a recoger algo de comida por Selena. Solo come cordero, pollo o
carnes que han sido procesados suficientes veces que realmente cuentan como
una sustancia química. —Pone los ojos en blanco e imita la voz de Selena—.
Cuanto más grande es el animal, más grande es la hinchazón.
Lo que sea que eso significa. Unos golpes suenan en la puerta y caminamos
hacia ella antes de abrirlo.
—Solo estábamos hablando —dice Olivia, cambiando su peso y cruzando los 47
brazos.
Los ojos de Darryl caen en su pierna y siguen. Sonrío ampliamente cuando
veo a la mitad de sus pantalones cortos empujando hacia su muslo.
—Al parecer —dice inexpresivamente.
Olivia mira hacia abajo y de repente se aplana sus pantalones cortos.
—De todos modos, tengo el MMAC respirando en mi cuello. No están
contentos con sus tiempos y están muy cerca de reemplazarme con algún sumo
encima de gorila que sabe más acerca de los suplementos que de técnicas.
Me encojo de hombros en un intento de salir sin ser molestado, pero por
dentro, lo siento por Darryl. Lo he jodido mucho desde que conocí a Olivia.
Cuando Darryl y yo empezamos a trabajar, lo contraté solo para molestar a
mi padre, pero nos hicimos cercarnos y ahora no se me ocurriría reemplazarlo. Sin
dudarlo, dejó su vida en Seattle y dejó a su esposa y sus tres hijos para ir a
Portland conmigo. Creyó en mí, cree en mí, y no sé lo que haría o dónde estaría
sin él.
Olivia pasa por mi lado, plantando un beso rápido en la mejilla.
—Hasta pronto.
Vemos como se redondea la esquina y desaparece escaleras abajo.
—Me voy a casar con ella —le digo en voz alta, sin ningún pensamiento o
advertencia.
Los labios de Darryl se rizan en una amplia, orgullosa sonrisa e ilumina sus
rasgos oscuros.
—Bien, serías estúpido si no.
Asiento en acuerdo sutilmente y me apoyo contra el marco de la puerta.
Darryl me analiza por un segundo antes de hablar.
—Sabes, las reglas no sexo no es solo para ayudar a tus niveles de
rendimiento, sino también para ayudar a tu relación.
Frunzo el ceño, confuso.
—Vamos, todo el mundo sabe qué clase de persona eres. Con esta regla, te
das tiempo para explorar otros aspectos de tu relación. El amor no solo se expresa
a través de palabras o sexo. Se comunica a través de acciones altruistas, acciones
tan fáciles como escuchar tu charla sobre tu día o lavarse el cabello. El amor no se
trata de estar juntos y tener sexo. Se trata de permanecer juntos y crecer juntos,
para toda la vida —ríe Darryl—. Eso probablemente te entrará por un oído y
saldrá por el otro, sin embargo, ¿no?
Niego. Es un consejo como el que va a ayudarme a lo largo de esta relación. 48
—No, creo que voy a aferrarme a ese consejo.
Se frota la parte posterior de su cuello y aparta la mirada, feliz, pero
incómodo. Ninguno de los dos hablamos conversaciones como ésta.
—Vamos, tenemos entrenamiento por hacer.
Antes de que él se aleje, lo detengo.
—Gracias —digo, cruzando los brazos—. Por aguantar toda mi mierda. Sé
que soy difícil de manejar y sé que puedo ser un idiota, así que gracias por tratar
con ello mejor de como papá lo hizo.
Los ojos de Darryl se oscurecieron.
—Con todo respeto, tu padre era un idiota. Eras solo un chico que tomó
malas decisiones, pero un chico, no obstante. Si hubiera pasado más tiempo
mostrándotelo en lugar de decírtelo, tal vez las cosas habrían sido diferentes.
—Tal vez, pero no cambiaría nada.
Tuve una relación de amor-odio con mi papá predominantemente, pero él
seguía siendo mi padre, algo que no creo que él podría manejar en cualquier
etapa de mi vida. Olivia, sin embargo, sabía exactamente qué tipo de persona que
era cuando nos conocimos, Dios sabe que se le dije un millón de veces, pero ella
aún me quería. Me gusta estar cerca de ella, ella me tranquiliza. Estar en el torneo
amateur fue estresante, más allá estresante. Antes de cada combate, las palabras
de papá sonarían a través de mi mente.
“¿Cuando has tenido éxito en cualquier cosa en la vida? ¿Alguna vez? Eres
dedicado, claro, pero también un estúpido. Siempre lo haces a tu propia manera y esta...
Cosa de pelear no es diferente. Voy a ver tus peleas, pero solo para ver cómo te arruinas a ti
mismo. Siempre lo haces.”
Cada vez que peleé en la competición amateur, era una situación de “ganar
o morir”. Era ganar o demostrar que mi padre tenía razón y me negaba a admitir
que era el perdedor que él creía que era. No hay una sumisión en el mundo que
me puede obligar a rendirme. Si me haces una llave, es mejor estar preparado
para romperme un hueso o matarme, porque no me rendiré. Llámame terco, sé
que lo soy. Llámame competitivo o en mal estado, soy esas cosas también, pero lo
que no soy, es débil. Nunca voy a renunciar a nada de lo que quiera y ahora que
estoy a favor, las apuesta son más altas, las peleas, más malas. Hay mucha más
tensión en mi mente y mi cuerpo que nunca antes, pero estoy listo.
Creo.

49
4
Olivia
Me detengo junto a la pequeña tienda de comestibles cerca del gimnasio y
me siento en mi coche durante unos largos segundos porque no tenía ni idea de lo
que Seth tendría en su nevera... comprar más de lo mismo tendría sentido. Con un
profundo suspiro, abro la puerta, arrastrándome del asiento, y la cierro detrás de
mí. Estoy feliz de estar aquí por mi cuenta. La última vez que fui a una tienda de
comestibles con Seth y su nutricionista, Mina, te juro que casi tengo una crisis
nerviosa. Las miradas que recibía de ella, cada vez que sugería algo no “orgánico”
eran ridículas. Parece que la dieta de un luchador es muy estricta. ¿Sabías que hay
diferentes tipos de hidratos de carbono y de grasas? Yo no. Afortunadamente, a
Selena no le importaba si algo era orgánico o cultivado exclusivamente con
productos químicos. Ella no era de las personas que se preocupaban por lo que
metía en su cuerpo y, sin embargo, su cuerpo seguía siendo perfecto.
50
Mis pensamientos de alimentos saludables y cuerpos perfectos me distraen
hasta que estoy de pie frente a la sección Deli de la tienda.
―Veintinueve ―dice una mujer en voz alta, llamando mi atención y miro
hacia abajo, al número de mi mano.
Oh, esa soy yo. Doy un paso hacia adelante, le entrego el boleto, y ordeno
unos muslos de pollo y unas costillas de cordero. Todo está cubierto por una
gruesa capa de salsa barbacoa ahumada y me hace la boca agua. Mi boca no es la
única cosa necesitada con humedad... Todavía no soy capaz de librarme de la manera
caliente que sentí cuando la boca de Seth envolvía mi pezón... su lengua se deslizaba
con la presión perfecta sobre mi pico duro, enviando una gran cantidad de hormigueo
electrificado entre mis piernas...
―¿Olivia?
Mis ojos se disparan abiertos. Todavía estoy en la tienda, de pie al lado de la
sección del congelador con una pequeña cesta llena de artículos... artículos que no
recuerdo haber cogido porque estaba demasiado atrapada en la forma en que Seth
me manejaba. Y cuando él me tiró del cabello con tanta firmeza, Oh mi Di…
―¿Olivia? ―dice de nuevo la voz familiar.
Giro alrededor sobre mis talones y reconozco de inmediato el rostro juvenil
de Blade y sus ojos brillantes. Una gruesa sensación de incomodidad retuerce mi
estómago y estoy casi segura de que es odio. Creo que estoy enojada de solo
mirarlo...
―¿Blade?
Se ajusta su negra camiseta y da un paso adelante tirando de mí y de la cesta
que interfería entre nuestros cuerpo.
―¿Cómo estás? ―pregunta cuando me libera.
No he visto a Blade desde el funeral de mi padre. Él estaba tan inusualmente
calmado sobre Seth y yo estando enamorados.
―Estoy bien, gracias. ¿Cómo estás tú?
Realmente no me importa como esté, no como antes de conocer a Seth. Sólo
le pregunto por cortesía y porque no quería hacer una escena.
―Estoy bien. ―Sus ojos me beben, mirando mis pantalones cortos negros,
de cerca―. Te ves bien.
Cambio mi cesta, dejándola caer sutilmente ocultando mis piernas desnudas.
Blade me ha visto desnuda demasiadas veces para sentirme insegura frente a él,
pero no quiero que me mire de esa manera nunca más. No soy suya. Sólo hay un
par de ojos que deseo deslizándose sobre mi piel y son de color marrón, con 51
hermosos ríos de miel dorado, no azules.
―¿Cómo está Seth? ¿Todavía te está tratando bien?
Puedo oír la esperanza en su voz y eso me hace sentir descontenta. ¿Cómo se
atreve?
―Como una princesa ―le contesto, forzando una sonrisa falsa solo para
llegar a él.
Blade se acerca unas pulgadas y doy un paso hacia atrás hasta que la piel de
mis hombros presiona contra el frío vidrio de la nevera.
Baja la voz, sonriendo incómodamente.
―He estado pensando mucho en ti últimamente... Te echo de menos.
Aprieta la mano contra el cristal al lado de mi cabeza y si me yo empujo más
fuerte en la nevera, voy a traspasarla.
―Blade, no.
―No estoy haciendo nada, sólo quiero hablar. ―Su sentencia termina con
una pequeña exhalación y recojo aroma a vodka... o algo parecido.
―¿Estás borracho? ―Él no parecía borracho. Sus ojos estaban alerta y su piel
libre de sudor pegajoso.
―Tomé un poco, pero no estoy borracho.
Doy un paso de distancia.
― Adiós. ―Él se desliza en frente de mí.
―Sólo quiero hablar, Olly.
Aprieto los dientes. Odio ese apodo.
―No tenemos nada de qué hablar. En lo que a mí respecta, somos
desconocidos.
Sus cejas se levantan y da un paso hacia atrás, pasándose la mano por la
cara. No tengo que preguntar para saber que lo he cabreado.
―¿Extraños? Estuvimos juntos durante seis años, éramos lo primero para el
otro, y conocimos a la familia del otro, ¿pero ahora somos desconocidos? ¿Qué
diablos te pasó?
―No soy yo, nunca he sido yo. Fuiste tú. Te hiciste esto a ti mismo, y noticia
de última hora, he seguido adelante. Amo a alguien más. Si me ves caminando
por ahí, no me hables. Somos desconocidos ahora, no por mí, y no es incluso a
causa de Seth. Es por tu culpa.
Empujo más allá de él, pero antes de tomar distancia, me dirijo a él.
―A la luz de todo esto, sin embargo, creo que tengo que darte las gracias... 52
―¿Por qué? ―gruñe, con la cabeza rompiendo en mi dirección.
―Si no fuera por ti, yo nunca habría tenido la oportunidad de conocer a
Seth... así que gracias.
Estrecha sus ojos azules en mí y el miedo que solían provocarme deja de
existir. Le he vencido y ya no me afecta. Mi sistema es inmune a él.
―Eres tan agradable ―dice inexpresivo, casi gruñendo.
Me giro de nuevo y marcho hacia la caja sin comprobar dos veces el
contenido de mi cesta. No debería estar tan enojado. Él sabe cómo va el dicho, “la
tratas bien o alguien más lo hará”, y eso es exactamente lo que pasó.

***

Dejo la comida en el coche y entro en el gimnasio. Finalmente, puedo


respirar más fácil. No esperaba ver a Blade de nuevo... pero ahora que lo he
hecho, puedo decir que los sentimientos habían desaparecido por completo.
Inexistentes. En realidad, me alegro de haberme encontrado con Blade. Siento que
finalmente se cerró el capítulo “Blade“ de mi vida. Primero Mason, ahora Blade.
Los estoy borrando de mi vida solo para hacer más espacio para Seth.
Saco el teléfono de mi bolsillo y miro la hora. Estuve en la tienda por poco
más de una hora. El gimnasio esta todavía relativamente limpio y tranquilo, así
que paseo hacia la sala de entrenamiento, con la esperanza de sustituir la cara de
Blade, que se mueve en el frente de mi mente, con la de Seth.
Empujo la puerta y mi mirada inmediatamente busca a Seth. Él está cara al
suelo, sosteniéndose a sí mismo en los codos y las puntas de sus pies. ¿Abordaje?
¿Esgrima? No... ¡Tablaje! Sí, eso es como se llama. Tablaje. Lo intenté una vez y
apenas lo hice durante ocho segundos.
Camino hacia Darryl, que está sentado cómodamente en una silla al lado de
Seth. Él me mira y sonríe, mostrando sus dientes blancos.
―¿Cuál es su tiempo? ―pregunto.
―Once minutos hasta el momento, tiene que durar cuatro más.
Darryl cruza las piernas y coloca el cronómetro en su muslo gris vestido de
chándal. Doy un paso más cerca de Seth, mirando sus músculos temblar mientras
lucha por mantenerse arriba. Oigo su respiración salir en respiraciones
controladas y manteniendo la cabeza gacha, ignorando mí presencia.
Normalmente, estoy de acuerdo con Seth de centrarse más en la sesión de 53
entrenamiento que en mí, pero después de ver a Blade, quiero tocar a Seth. Quiero
hablar con él y reír con él, quiero hacer algo para librarme del recuerdo de mi
exnovio.
―Cambia a tablaje alto ―ordena Darryl, y con una pequeña exhalación, Seth
se empuja a sí mismo fuera de los codos y en las palmas de sus manos,
manteniéndose arriba. Seth mantiene la cabeza recta, sin mirar a nada más que la
pared del fondo. Le rodeo hasta que me paro frente a él, bloqueándole el contacto
visual con la pared. Él levanta la vista a mi cara y sus labios se rizan en una
sonrisa de infarto. El deseo de estar cerca de él me abruma y me siento antes de
deslizarme directamente debajo de su cuerpo grande.
―Aquí vamos ―oigo a Darryl suspirar en voz baja, pero lo ignoro, centrada
solo en los iris de color marrón que brillan con amor a mí.
Seth observa mi rostro mientras paso la punta de mis dedos a través de los
músculos duros como una roca de sus brazos. Las masas duras recubiertas por
una fina capa de sudor tiemblan y mis ojos se levantan de sus brazos a su cara.
―Sabes, cuando te imaginaba debajo de mí por primera vez en semanas,
esto no era exactamente lo que tenía en mente ―dice, con la voz tensa.
Oigo la silla de Darryl rasguñar un par de veces en el suelo mientras él se
aleja de nosotros, dándonos la privacidad que necesitamos desesperadamente. Me
río, girando la cabeza para apartar la mirada de él. Se baja y planta un beso en la
mejilla, enviando mariposas calientes a través de mi estómago. Me muerdo el
labio inferior con más risitas mientras sus labios juguetonamente viajan hacia mi
mandíbula y cuello.
―Seth, tablaje alto ―manda Darryl y Seth exhala, enderezando sus brazos.
Giro la cabeza para mirarlo. Incluso durante las sesiones de entrenamiento
se ve increíble. Su piel no se vuelve de color rosa como la mía cuando estoy
sobrecargada de trabajo, la suya brilla y los ríos de color oro en sus ojos, se
vuelven de un hermoso color dorado como el sol. Es tan perfecto que quiero darle
una patada o apretarle hasta que reviente. No por odio, sino por amor, puro, sin
fin, amor emocionante.
―Tres minutos más y vamos a ir a mi casa para ayudar a Jackson.
―¿Selena estará allí también? ―Ha pasado tanto tiempo desde que la he
visto. Ha estado tomando clases de introducción en todo, porque resultó que ser
un agente de policía no era para ella. En su primer día de clase, se puso a mirar las
armas de fuego y descubrió que no le gustan los ruidos fuertes. Mentalmente
ruedo mis ojos cada vez que pienso en ello. En el lado positivo, desde que está con
Jackson, sus hábitos de beber y fumar se han reducido a la mitad. Nada te hace
sentir más como un alcohólico que cuando Selena declina una copa de ti. No sé
cómo lo hizo. He tratado de conseguir que Selena bebiera menos desde la escuela 54
secundaria, pero ella era muy terca. Después de un tiempo, me di por vencida.
Ella es dueña de sí misma, y aunque no me gusta que haga algo que la lastime, no
soy su madre. Ella puede hacer lo que quiera y lo único que puedo hacer es
ofrecer un buen consejo desde un lateral.
―No sé... ―respondió Seth―. Si Jackson la encuentra y se arreglan,
probablemente.
―Espera. ¿La encuentra? ¿Qué ha pasado y por qué ella no me ha llamado?
―Probablemente esté demasiado enojada para hablar con nadie.
No, eso no puede ser. Selena siempre me ha llamado cuando algo en su vida
no ha ido a su manera. Me ha llamado llorando porque pateó su dedo. Me llamó
llorando porque su Nana murió y me llamó llorando porque la fotografía de su
licencia de conducir le hacía “verse como un hombre”. Mi punto es que ella
siempre me llama. Saco mi teléfono de mi bolsillo y marco el número de Selena,
llevándolo a mi oído. Después de cuatro tonos, ella responde.
―Hola.
Frunzo el ceño, ella parece estar bien. Mantengo mis ojos en el pecho de
Seth, pero soy ajena al cuerpo de roca dura flotando por encima de mí.
―Sel, ¿estás bien?
Ella suspira.
―Ahora lo estoy... He tenido una mañana muy larga.
―Ábrete conmigo, eso te hace sentir mejor.
―Jackson conoció a papá.
Fruncí el ceño.
―¿Y qué pasó?
―Ya sabes cómo es papá y lo mucho que espera de mí. Jackson no pudo
manejarle y acuso a mi padre de ser un jodido controlador. ―Selena se ríe una
vez―. Qué hilarante viniendo de él.
Ahora estoy confundida. ¿Jackson controlador? Hay tanto que Selena,
obviamente, ha descuidado de decirme... y me duele. En cuanto a su padre, es un
hombre estricto, pero nunca he visto que intente procesar y controlar a Selena. Por
otra parte, se niega a decir mucho sobre su padre y él apenas está en casa. Lo he
visto con facilidad solo veinte veces desde que conozco a Selena. No puede ser tan
malo si ella aún vive allí y se niega a mudarse. No sé, no puedo darle consejos
acerca de un problema que nunca ha compartido conmigo.
―¿Estarás en lo de Seth hoy? Jackson se muda y vamos a hacer una 55
barbacoa.
―Sí, voy a estar allí.
―Bueno, podemos hablar entonces. Te echo de menos...
Selena se ríe.
―Nos vimos hace dos semanas, pero si te hace sentir mejor, te echo de
menos.
Ruedo los ojos.
―Hasta luego, imbécil.
―¡Te quiero!
Cuelgo y deslizo mi teléfono en mi bolsillo.
―¿Ella viene? ―pregunta Seth.
―Al parecer.
Sus labios gruesos se rizan.
―¿Te dijo que Jackson casi golpeó a su padre?
Siento que mis cejas se levantan en mi línea del cabello.
―No.
Él asiente con la cabeza.
―Sí, lo hizo.
―¿Por qué?
―Según Jackson, su padre es un idiota. Jackson no es alguien que pierda el
control fácilmente, por lo que su padre debe haber dicho algo realmente malo
para cabrearlo.
Mis cejas se arrastran juntas. Nunca he visto a Jackson como un tipo
agresivo, al menos, no como Seth. Seth puede cambiar su estado de ánimo en un
abrir y cerrar de ojos y el brillo de odio que aparece en sus ojos cada vez que la
mirada de alguien permanece demasiado tiempo en mi dirección es
desconcertante... así como emocionante.
―Nunca esperé algo así de Jackson.
―Él es impredecible, eso es seguro.
―¡Tiempo! ―dice Darryl desde lejos.
Oigo crujir su silla y luego la puerta de cristal se abre y se cierra, dejándonos
a Seth y a mi solos. Los ojos de Seth revolotean entre mis ojos y mi boca de una
manera que hace que mi corazón se agite y se apriete mi estómago. Él se baja,
doblando los brazos por los codos. 56
―Tengo comida en el coche ―murmuro mientras sus labios rozan los míos,
sabiendo que si le dejo besarme, no podremos detenernos.
Sonrío mientras se mueve a través de mi cara y besa la parte superior de mi
cabeza.
―Entonces deberíamos irnos.

***

Las casas son borrosas a mí alrededor, mientras hecho un vistazo por encima
de mi antebrazo y por la ventana. No presto atención a cualquiera de ellas, o al
menos no lo hago hasta que las casas familiares en la calle de Seth giran en mi
visión. Ha pasado un tiempo desde que estuve en la casa de Seth y la idea de estar
tan junto a él con una cama cercana es emocionante. Seth exigió que tomásemos
su coche y dejásemos el mío en el gimnasio. Independientemente de mi protesta,
hice lo que él quería. Ya sabes, lo de siempre.
A medida que nos deslizamos a la calzada de Seth, veo en el frente a un
enorme camión en movimiento.
―¿Él ya está aquí? ―Estoy haciendo un mohín. Pensé que Seth y yo
podríamos tener un tiempo a solas antes de que apareciera nadie. ¿Sabes lo
frustrante que es tener a alguien como Seth a tu alrededor todo el tiempo pero no
poder tocarlo? Todo lo que quiero hacer es tocarlo, infierno, incluso lamerlo, pero
no puedo, no ayer, no hoy, y probablemente no mañana, tampoco.
―Eso parece. ―Seth me mira de reojo y se ríe entre dientes―. Está bien,
tenemos toda la eternidad para hacer otras cosas.
Siento que mis ojos se amplían una fracción mientras un inquebrantable
Seth explora el camino delante de nosotros. ¿Acaso siquiera sabe lo que dijo?
Eternidad.
Él quiere estar conmigo para siempre... Me encanta Seth y realmente no
puedo imaginar mi vida sin él, y él me ama también, Dios sabe que él lo dice
bastante, pero no sabía que en realidad estuviese pensando en un para siempre...
¿Él es incluso capaz de un para siempre?
Seth apaga el motor y se desliza del auto. Está a mi lado antes de que
consiga abrir mi puerta y me lanza una sonrisa de confianza, pero un poco
cansado. Eso es lo que más me gusta de Seth. Él es un caballero, bueno, casi. Es el
tipo de caballero que te abre las puertas y luego te da una palmada firmemente en
el culo al pasar, con una sonrisa de disculpa plasmada en su rostro. 57
Me deslizo del coche y él cierra la puerta detrás de mí. Los dedos de Seth se
entrelazan con los míos y me tira a su lado todo el camino hasta la puerta
principal. Gira el mango y entramos en la casa. Cajas bordean el pasillo y llenan la
sala de estar. Me detengo cuando escucho una risa venir de atrás de una torre alta
de cartón.
―Llegué temprano, hermano ―dice en voz alta Jackson―. Moví todas las
cajas por mí mismo... y, uh, podrías querer darnos unos minutos.
Inclino mi cabeza para mirar alrededor de una caja, pero no puedo localizar
su posición exacta. Cuando escucho un gemido silencioso, me enderezó de golpe.
Oh. Necesitan unos minutos porque están haciendo eso.
―Eso es genial. Voy a tomar una ducha, de todos modos. ―Con un
encogimiento de hombros, Seth me jala dentro de la cocina, por las escaleras, y a
su habitación. Me siento mejor, una vez dentro. La última cosa que quiero ver son
las partes de Selena o Jackson. ¿No tienen algo de vergüenza? Primero mi sofá y ahora
esto... Dios mío. Nunca tendría sexo en cualquier lugar que haya una oportunidad
de que me atrapen. De ninguna manera en el infierno.
―Así que tienes eso para mirar hacia adelante ahora ―le digo.
Seth pasea dentro del baño y lo sigo. Me apoyo en la viga de madera de la
puerta cuando llego a ella.
―No es nada nuevo. Jackson y yo hemos vivido juntos antes... la mierda que
he visto. ―Seth niega con la cabeza antes de que tire de su camiseta blanca por
encima. Mi mirada se mueve rápidamente sobre su duro pecho, siguiendo el
fuerte flujo de músculos hasta su forma 'V'. Espero que sus manos se enrollen en
sus pantalones cortos y tiren de ellos hacia abajo, pero cuando no lo hacen, miro
de nuevo a su cara.
―¿Qué has visto? ―pregunto, fingiendo que no estaba comiéndomelo con
los ojos.
―¿Selena no ha dicho nada?
Estoy realmente empezando a pensar quien es su mejor amiga aquí. ¿Por
qué Seth sabe todo y yo estoy aprendiendo cosas de segunda mano a través de él?
Niego con la cabeza.
―Jackson es una persona muy... difícil de complacer. ―Frunzo el ceño y
Seth continúa―. Sexualmente.
―Oh.
―Sí, él está en ciertas cosas. El sexo público, tener el control, juguetes.
―¿Juguetes? 58
—Él los llama los juguetes, yo los llamo las armas de tortura.
Siento mi cara estrujarse.
―¿Y Selena... a ella le gusta ese tipo de cosas?
Observo mientras Seth abre la puerta de la ducha y gira rápidamente el
agua. Cuando él da un paso atrás, sus dedos se enroscan alrededor de sus
pantalones cortos y los empuja hacia debajo de sus piernas. Mis ojos se mueven
sobre él, admirando cada línea, cada forma y cada sombra. Ser tan perfecto
debería ser ilegal y ¿el castigo? Cincuenta latigazos de lengua a cada perfecto
montículo de músculos... ¿Qué diablos está mal conmigo? Renuentemente, arrastro
mis ojos de nuevo a su cara.
―No lo sé, no le he preguntado personalmente, no me importa acerca de su
vida sexual. Estoy, sin embargo, extremadamente interesado en la nuestra. ―Sus
labios se tuercen―. ¿Estás uniéndote a mí o solo vas a seguir fingiendo que no me
estás malditamente follándome con los ojos?
Mi boca se abre y una ráfaga de aire ofendido cae.
―No estoy follándote con los ojos, estoy admirando tu físico. De nada.
Pone los ojos y se para más cerca. Sin querer contengo la respiración
mientras su dedo índice se engancha en el cuello de mi camiseta y me tira dentro
del baño, cerrando y bloqueando la puerta detrás de mí. Trago fuerte mientras sus
manos ásperas se deslizan debajo de mi camiseta y suben por el contorno de mi
cuerpo. Levanto mis manos para ayudarle a conseguir mi camiseta fuera mientras
el cuarto se llena rápidamente con vapor.
Sus manos ásperas rozan a través de la piel a lo largo de mi cintura y
enganchan mi sostén.
―La regla de ver pero no tocar ya no se aplica a nosotros. ―Él sonríe.
―Así parece.
Siento mi sujetador aflojarse y mis senos se vuelve más pesado mientras mis
pechos se soportan a sí mismos. Saco mi sujetador por mis brazos y lo dejo caer al
suelo, mientras los dedos de Seth serpentean en mi cabellera para soltar mis
cabellos de su lazo. Cuando ha terminado, deslizo mis pantalones cortos a lo largo
de mis piernas y salgo de ellos. Miro a Seth y sus ojos se oscurecen. Un bochorno
barre a través de mí, encendiendo un fuego debajo de mi piel. Pulsa y se
intensifica, ardiendo sin descanso y se niega a asentarse. No quiero que se
detenga y hay solo una sola cosa que puede detener el incendio desgarrándome y
está justo en frente de mí.
Seth abre la puerta de la ducha para mí y me deslizo dentro,
inmediatamente sumergiéndome en la corriente caliente. Doy un paso fuera del
camino cuando Seth entra para que pueda tener algo de agua. Observo mientras
59
inclina su cabeza hacia abajo, dejando que la corriente se estrelle en su cabeza y
hombros y fluya a lo largo de su cuerpo glorioso.
―¿Puedo tener algo de jabón? ―pregunta.
Agarro la botella de gel de baño colocada en el estante superior y se la
extiendo. Él no la toma.
―Pon un poco en tus manos.
Haciendo lo que él dice, aprieto una gran cantidad en mi mano y regreso la
botella a su lugar. Seth se para fuera del agua, con los ojos todavía cerrados
mientras pequeñas gotas corren a través de sus párpados. Sin decir una palabra,
me acerco a él, cubriendo su pecho con una fina capa de jabón. No puedo oír su
respiración pesada bajo el choque del flujo de agua, pero puedo ver sus labios
entreabiertos, y bajo mis manos su pecho moviéndose a un ritmo lento y
profundo. Masajeo su gran y amplio pecho con las yemas de mis dedos antes de
aplanar la palma de mi mano y moverme más bajo hacia su seductor estómago.
Atrapo la esquina de mi labio inferior entre mis dientes mientras trazo los surcos
poco profundos entre cada músculo y mi cuerpo se vuelve más caliente cada
segundo que mi piel permanece en la suya.
―He echado de menos tus manos... ―murmura mientras se desploma sobre
sí mismo, completamente relajado bajo mi tacto.
Mis manos siguen deambulando sobre él, arrastrándose entre elevaciones de
músculos y hasta sus largos brazos. No estoy segura de cuánto tiempo lo lavo...
minutos.
Horas.
Días.
Quién sabe. Lo que sí sé, sin embargo, es que me siento completamente en
paz aquí con él.
Gotas de agua se deslizan sobre su boca y brillan como cristales, mientras
reflejan la luz. Las gotas se arrastran juntas, continuando su viaje por su barbilla,
y serpentean a través de su garganta, más allá de sus clavículas... Tengo que poner
mi boca en esas clavículas.
―Dime, Olivia... ―La forma en que habla envía vibraciones a través de mi
torrente sanguíneo y directamente entre las piernas. Miro su cara, él me está
observando de cerca―. ¿Te tocaste a ti misma cuando no podías tenerme?
Nunca dejo que mi vista vacilé de la suya y espero pacientemente a que
sonría, o lo que sea para decirme que está bromeando. No ocurre nada. Sus ojos
permanecen en los míos, a la espera de una respuesta honesta. Ignoro su gran
60
amigo apuntando hacia mí y me centró exclusivamente en su cara.
―Sí. ―O al menos lo intenté. Nunca llegué muy lejos, porque quería que él
me tocara. Traté de imaginar mis manos como las suyas, pero simplemente no
eran lo suficientemente gruesas... o lo suficientemente ásperas. Sus labios se
curvan ligeramente y da un paso adelante.
―Eres traviesa. ―Él se ríe oscuramente―. Muéstrame.
Trago fuerte.
―¿Mostrarte qué? ―pregunto, haciéndome la tonta.
Sé exactamente lo que quiere que le muestre, solo estoy comprándome más
tiempo para aclarar mi mente.
―Muéstrame cómo te tocas cuando estás pensando en mí.
Doy un paso hacia atrás y las mejillas de mi trasero desnudo se presionan
contra el cristal.
―No puedo.
Tocarme a mí misma es algo que sólo he hecho en privado y compartir eso
con alguien más parece... extraño. Él se mueve lentamente más cerca y agarra mi
muñeca. Jadeó mientras empuja mi mano entre mis muslos y mueve lentamente
mis dedos contra mi carne suave, bajo su guía. Casi al instante, me doy cuenta del
aumento en mi respiración y mi excitación calibrando la punta sobre el borde.
Seth trae su boca a la mía y su aliento cálido se estrella con mi cara.
―Quiero que tú lo hagas ―le digo mientras deslizo mi mano de la suya,
haciendo que sus duros dedos se presionen firmemente contra mi clítoris.
Es exactamente lo que quiero, rugoso y grueso. La simple idea de sus dedos
tocándome causa que mi aliento se desestabilice y mis rodillas casi se doblen.
Presiono las palmas de las manos contra el vidrio, manteniendo mis ojos en Seth.
Él se inclina cerca, y flexionó mis caderas contra su mano.
―No voy a frotarte ―afirma―. Pero voy a probarte.
Su lengua se mueve rápidamente y corre a través de la base del lóbulo de mi
oreja antes de trazar sensualmente a lo largo de mi mandíbula. Mi sangre arde
mientras mi piel entera se eriza. Pongo mi cabeza hacia un lado, dándole más piel
que lamer mientras él se desliza, mordiendo y chupando. Su fuerte brazo rodea
mi cintura mientras su boca se desplaza sobre mi clavícula, por mi pecho, y sobre
uno de mis pezones. Trato de cavar mis dedos en el cristal, pero terminan
curvándose en mis puños en cambio, mientras mi cabeza cae hacia atrás. Mi
pecho es pesado, lleno de vapor, pero no es la única razón por la que estoy
respirando tan profundamente.
61
Rastrillo mis dientes sobre mi labio inferior mientras su mano se desliza
suavemente entre mis piernas, rozando lentamente. Mantener mis caderas quietas
es imposible, pero me las arreglo para balancearlas a un ritmo lento, casi
inexistente. He querido que me toque por tanto tiempo y ahora que está
sucediendo, no quiero que termine, no todavía. Cierro los ojos mientras su boca
me acaricia por encima del ombligo, a través de mi cadera y hasta mi muslo. Un
ligero gemido se desliza de mis labios mientras su mano se curva alrededor de mi
rodilla y la engancha sobre su hombro. Abro los ojos y miro hacia abajo. Él está
mirando con pasión hacia mí, sus ojos reducidos a la mitad en ranuras lujuriosas.
Seth abre su boca y mis ojos se hacen más pesados mientras él sensualmente
desliza su lengua directamente sobre mi centro.
―Ohhh... ―me quejo, dejando caer mi cabeza hacia atrás contra el cristal―.
Seth...
La sensación áspera de su vello facial me hace cosquillas en todas partes,
obligando a la sensación a construirse rápidamente. Mis dedos se deslizan a
través de mis propias caderas y dentro de su cabello, instándolo más duro en mí.
Sus dientes se mueven a mi clítoris, mordiendo y pellizcando. Tiró de su cabello
un poco demasiado rudo, haciéndole gemir y lo siento vibrar en cada centímetro
de mi cuerpo excitado. Deslizando una mano de su cabello, la guío entre mis
muslos y siento el borde de sus labios presionado ansiosamente contra mi piel
suave. Mueve su boca ligeramente, permitiéndome sentir su lengua apuntalarse
dentro y fuera de mí.
―Santa mierda... ―me quejo de nuevo.
Mis piernas empiezan a temblar cuando mi orgasmo se construye
rápidamente, y mientras está a punto de golpear sobre el borde, Seth se desliza
desde debajo de mi pierna y agarra mi mano, forzando nuestros dedos sobre mi
clítoris. Él presiona todo su cuerpo contra el mío, forzando la espalda con fuerza
contra el cristal. Su boca se estrella contra la mía, absorbiendo todos mis jadeos
mientras nuestros dedos frotan rápidamente mi carne sensible, enviando ondas
eléctricas de placer a través de mí. Me sacudo hacia adelante, los gemidos
sonando dentro de mi pecho mientras saboreo mi propia excitación en la lengua
de Seth. Su boca no remite hasta que mis piernas tiemblan incontrolablemente y
mis gemidos se han reducido a profundas respiraciones lentas. Él succiona mi
labio inferior entre los suyos y desliza sus manos por mis costados y alrededor de
mi espalda, tirando fuertemente contra él.
―Te vas a frotar tú misma para mí la próxima vez.
Nunca he visto a Seth tan exigente sexualmente antes y es emocionante.
Estoy lista para venirme otra vez. Asiento con la cabeza, presionando mi boca en 62
la suya saboreándome por segunda vez.
Él se aparta y planta un beso suave en mi nariz.
―Vamos a salir y ayudar a Jackson a desempaquetar.
―Espera. ¿Qué hay de ti? ―Hago un gesto a su evidente excitación y él
sonríe, alejándose de mí y bajo el chorro de la ducha antes de apagar el agua
caliente. Sus músculos se tensan mientras el agua fría corre por encima de su
cuerpo, llevando su erección con ella.
―¿No quieres tener relaciones sexuales? ―pregunto, confundida y
decepcionada.
Quiero tener sexo con él. Ahora.
―Quiero tener sexo, pero no en la ducha y no cuando hay gente en la planta
baja. Cuando te tome de nuevo, quiero que seas libre para ser tan ruidosa como
quieras, y confía en mí, cuando llegue ese momento, serás ruidosa.
Apaga la ducha y lo sigo. Mientras nos detenemos sobre la alfombra de
baño, me entrega una toalla y la froto sobre mi cuerpo, secando cada gota y
envolviéndola alrededor de mi pecho.
Me apoyo en la ducha y veo a Seth secarse con la toalla. Él corre la toalla por
su brazo y sobre su negro tatuaje, un tatuaje que aún no tengo ninguna idea de lo
que representa, pero seguro que es hermoso. No es tribal, eso lo sé con seguridad,
pero los remolinos y patrones te llevan a creer que lo es. Mientras más de cerca lo
miro, más afilados y enojados parecen los patrones, pero a medida que pasan por
encima del hombro, las curvas se vuelven más sutiles y tranquilas. Mi mirada se
reduce al que corre a través de su cadera. “Si puedes lograrlo a través de la noche, hay
un día más brillante”.
Recuerdo la primera vez que lo vi. Fue la primera vez que vi a Seth pelear y
ganar.
―¿Cuándo conseguiste ese? ―pregunto de la nada.
Seth mira hacia abajo y luego se vuelve a arrastrar la toalla por su cabello.
―Cuando tenía dieciséis años.
Lo miré boquiabierta.
―¿Dieciséis?
―Sí. Pasé por un pequeño período oscuro... ―Él se ríe―. Y pensé que era
genial.
63
Cambio mi peso sobre la otra pierna.
―¿Te arrepientes?
―No. Nunca conseguiría un tatuaje que iba a terminar lamentando. Todos
ellos significan algo para mí.
―¿Todos ellos? ¿Incluso ese? ―pregunto, señalando con la cabeza hacia su
hombro.
Él mira su hombro.
―Sobre todo ese.
Arqueo una ceja y él suspira mientras envuelve la toalla en sus caderas.
―Probablemente vas a pensar que es estúpido.
―Esta tatuado en tu piel por lo que obviamente significa mucho para ti y no
voy a pensar que algo que significa tanto es estúpido.
―Comencé mi tatuaje del hombro cuando tenía diecisiete años. ―Él señala
su bíceps superior y no hago ningún comentario sobre lo absurdo que es que
adolescente menor de edad se haga un tatuaje―. Un día, mi padre y yo tuvimos
una gran pelea acerca de la responsabilidad, o la falta de ella. Me enfurecí y
siendo el idiota rencoroso que soy, fui y conseguí un tatuaje. Al principio,
realmente no significaba nada, solo un montón de líneas de enojo... Me sentaría en
la silla sin decir una palabra y el hombre tatuaría algo en mí, siguiendo
estrictamente mi silencio. ―Su dedo sigue el tatuaje hasta en su hombro―. Con el
tiempo, empezamos a hablar y comencé a abrirme a él acerca de mi padre y como
él no se sorprendía de cualquier decisión que he tomado, incluso si era una buena.
El chico del tatuaje, Declan, era jodidamente brillante. Me ayudó a atravesar un
montón de cosas.
Mi mirada sigue el dedo de Seth mientras traza su tatuaje y luego lo veo. Lo
del bíceps es un pájaro... solo sentado con las alas en sus lados, no se puede ver
claramente, está hecho de formas y remolinos, no líneas concretas. Mientras el
tatuaje progresa, hay otra ave que se extiende por encima del hombro y en el
pecho, las alas extendidas y lleno de confianza. Ahora que los veo, no puedo dejar
de verlos. Son tan claros como el día y no puedo creer que no los haya visto antes.
―Cuando mi papá murió, tenía el tatuaje terminado. ―Su dedo acaricia el
pájaro confiado―. Puede ser que sea una cosa de mierda que decir, pero creo que
soy una persona más feliz por ello.
Él me da una sonrisa tensa y deja caer sus manos para ajustar su toalla.
―No puedo creer que no me diera cuenta que las aves antes de... ―le digo,
cambiando de tema. Sé cómo a Seth no le gusta quedarse en temas sobre su padre
por mucho tiempo, no sin enojarse, de todos modos. 64
―Eso es todo el punto. Sé que están ahí y lo que significan, pero para todos
los demás, solo soy un idiota con un tatuaje tribal. Justo como a mí me gusta.
Me río, paseando cerca.
―Tienes un montón de secretos ocultos, ¿no es así?
―Experiencias, sí. Secretos, no.
Sus brazos me rodean y el aroma fresco y limpio de su piel se filtra por mis
fosas nasales. Presiono mi lengua contra el paladar de mi boca para evitar
lamerlo.
―Vamos. Vamos a ayudar a Jackson y luego a comer.

***

Una sola, caliente lagrima rueda abajo por mi mejilla y la limpio,


parpadeando rápidamente. ¿Por qué duele tanto?
—Estúpidas cebollas —sollozo, cortando en cubos la última porción.
Cuando termino, dejo caer el cuchillo y doy golpecitos en mis ojos con mi
blusa. Rápidamente saco las cebollas y las dejo caer con el resto de la ensalada
antes de lanzarlo todo junto. Tomo el tazón, un par de pinzas, y una pequeña
botella de aderezo francés antes de salir por la puerta trasera y al pórtico trasero
de Seth. Es una plataforma de concreto baja y espaciosa rodeada por pequeños
arbustos de olor dulce y largas columnas de concreto. Su patio trasero es grande,
lleno con pequeños arboles de fruta y enormes macetas terracota. Arriba en la
colina en la parte trasera de su gran casa de la piscina con una gran piscina de
natación para emparejar.
Ayudar a Jackson con sus cajas tomó horas, pero casi está instalado ahora.
Me encontré con unas cajas que se negó a dejarme abrir por mi propia “inocencia”
lo cual Seth y Selena encontraron gracioso. Por supuesto, eso llevo a Jackson y
Seth traer a colación el club de desnudistas y cómo había reaccionado cuando
Vivian, la desnudista, se había movido contra mí y chupado mi labio en su boca.
Selena protestó el hecho de que nunca había ido a un club de desnudistas con ella,
pero creo que la convencí que legítimamente no tenía idea a dónde íbamos.
Afortunadamente, nadie menciono el incidente con Don y creo que todos los
involucrados lo apreciaron.
Miro alrededor del patio trasero. El bajo sol recostado cubría todo en una luz
dorada que hace a mi estómago revolotear. A veces, son las cosas simples las que
te quitan la respiración. Seth está en verdad viviendo la vida aquí y me siento mal 65
que tenga que dejar su lugar para visitarme en la casa de mis padres.
Coloco la ensalada en el medio de la mesa y me dejo caer en la silla al otro
lado de Selena. Aparentemente, Seth tiene que sentarse a la cabeza de la mesa,
justo como papá hacía en la nuestra. Se siente realmente bien… como que estoy en
casa. Jackson ignora la ensalada y se lanza directo a su filete, haciendo un gran
espectáculo.
—Hombre, ¡estos filetes son asesinos!
Selena frunce el ceño hacia él con una pequeña sonrisa en la esquina de sus
labios. Aún no he hablado realmente con ella. No hemos tenido tiempo a solas,
pero viéndola esta tarde, diría que ella es cien por ciento feliz con Jackson y él
parece feliz con ella. Trato de imaginarlo enojado y controlador, pero no puedo.
Es demasiado relajado y joven para ser tan… difícil. La única cosa extraña sobre
ellos era que aun afirmaban que eran solo amigos cuando pensé que estaban
planeando en salir después del torneo aficionado de Seth.
—Te prometo, es legítimamente la mejor cosa que has comido alguna vez —
gruñe Jackson, chupando su dedo.
Sujeto mi copa de vino tinto y la llevo a mis labios, tomando un sorbo. La
risa del pecho de Seth atrae la atención de todos y se apoya hacia atrás en su silla,
completamente relajado mientras arrastra un dedo índice a lo largo de su labio
inferior. Sus ojos oscuros se mueven hacia mí y su boca se curva en una arrogante
sonrisa, sin remordimientos.
—No sé sobre eso —dice él.
Vino se atrapa en mi garganta y me ahogo, chisporroteando como una
idiota.
—¡Oh vamos, ustedes dos! —gruñe Selena—. Estamos comiendo la cena.
Jackson se ríe, lanzando su cabeza hacia atrás y exponiendo una boca llena
de comida. Siento mis mejillas arder. Me alegra que alguien esté encontrando esto
gracioso. Seth levanta su vaso de agua hacia mí antes de tomar un bocado y le
frunzo el ceño, pero a él no le importa. Dice y hace lo que quiere. No hay censura
para él… y tal vez es por eso que me gusta. Es impredecible, emocionante. Mi
ceño fruncido rápidamente se convierte en una sonrisa y muerdo mi labio
mientras sirvo ensalada en mi plato y la mezclo con mi pollo asado. No puedo
enojarme sobre eso, supongo. Fue un cumplido, un cumplido travieso que
prefiero que no repita, pero uno sin embargo.
—Relájate, Selena. —Seth se ríe, sentándose hacia adelante en su asiento—.
Mis palabras no tienen nada sobre lo que tú y Jackson estaban haciendo en el
suelo de la sala de estar cuando llegamos aquí.
66
—Quizás no, pero después de la ducha que tú y Olivia tomaron, diría que
estamos a mano. —Jackson se metió en la conversación con un movimiento de sus
cejas.
Genial. Ellos lo escucharon. Pongo abajo mi copa y llevo ensalada a mi boca,
haciendo cualquier cosa para prevenir ser arrastrada dentro de la conversación.
Selena se ríe, sonriendo ampliamente hacia mí y de repente estoy tratando de no
sonreír.
—¿Qué quieres que diga? —le pregunto a través de comida masticada—.
¿Lo siento?
Ella me muestra sus palmas, reteniendo una sonrisa.
—Nada.
Después de eso, la conversación de la cena fluyo de sucia a más sucia. Todos
ellos están hablando sobre cosas que han visto en películas o clubes de
desnudistas, no todas atractivas o sexis tampoco. Aquí un hecho interesante que
aprendí, la posición sexual favorita de Jackson es “estilo perrito”. Resulta que
realmente le gusta dar palmadas en el trasero y tirar del cabello. Selena se ríe todo
el tiempo, estando de acuerdo con lo que él dijo. Seth, aun así, se niega a declarar
su favorita, afirmando que es fácil de complacer y que todas funcionan bien. Me
niego a agregar cualquier preferencia personal a la conversación. Selena conoce
casi todo sobre mí y me alegra que no haya divulgado ninguno de mis gustos y
disgustos en la mesa de comedor.
Cuando Selena y Jackson se giran hacia el otro para una rápida sesión de
besos, Seth se inclina cerca de mí.
—Han estado bebiendo desde temprano esta tarde, solo sigue la corriente.
¿Bebiendo desde esta tarde? Ahí está la Selena que conozco y am… estoy
acostumbrada. Apuñalo la última pieza de pollo con mi tenedor y lo pongo en mi
boca antes de dejar caer el tenedor de vuelta a mi plato y empujándolo a un lado.
Mi estómago es pesado y contemplo desabrochar mis pantalones cortos para
hacer más espacio para mi comida de bebé.
Tan pronto como termino, Seth y Jackson se levantan de la mesa y juntan los
platos, dejándonos a Selena a mí solas. Ella salta de su silla y hace un gesto para
que la siga dentro del patio trasero. Me deslizo de mi silla y la sigo. No es hasta
que la sigo pasando de la casa de la piscina, dentro del patio de la piscina y ella
saca un cigarrillo de su sostén que me doy cuenta que ha venido todo el camino
aquí fuera para fumar un cigarrillo.
Enciende su cigarrillo e inhala profundamente. Exhala el humo con un
suspiro relajado y me mira. Siento mi ceja arquearse y acusar.
67
—A Jackson no le gusta cuando fumo —dice con una pequeña sonrisa.
—¿Entonces te escondes de él?
—No me escondo… bien, sí, me escondo. Es difícil de tratar y preferiría no
frustrarlo.
¿Soy la única que no sabe quién es Jackson?
—¿Él casi golpeó a tu papá? —pregunto de la nada.
Ella sacude su cabeza, casi decepcionada.
—Sí… fue tan jodido. Él no entiende como es papá. Sabes cómo es él, es un
idiota, es estricto y espera mucho de mí.
—Sí, pero a ti nunca te importo realmente en lo que él quería que te
convirtieras.
Ella se encoge de hombros, balanceándose ligeramente.
—Quizás está entendiéndose ahora. Estoy cumpliendo veinticuatro malditos
años y aun actúo como si tuviera diecisiete. Quiero crecer ahora y pienso que
estoy lista, pero no sé qué quiero. No sé si quiero seguir viviendo con papá.
Quiero viajar. No estoy segura de si quiero estar con Jackson a largo plazo… solo
no lo sé —recita de un tirón sus oraciones en orden al azar, pero me las arreglo
para mantener el ritmo. Tener conversaciones con Selena sobre crecer es algo que
nunca pensé que compartiría con ella. Hasta recientemente, ella estaba
completamente feliz con su vida despreocupada. ¿Qué ha cambiado?
—¿No sabes si quieres estar con Jackson?
Arrastra una inhalación a través de su cigarro, haciendo que la brasa roja al
final se queme brillantemente.
—Él en verdad me gusta —exhala—. Pero no es la clase de chico de a largo
plazo…. Y no es como que yo sea la única con la que ha tenido sexo las semanas
pasadas.
—¿Qué? Te engañ…
—No es engañar, O. No estamos juntos y al momento sucede, estaba ahí
también, pero se sintió diferente.
Me estremezco. Por supuesto que estaba refiriéndose a un trío. Me muerdo
la lengua y le pregunto si se refiere a algo diferente. No quiero escuchar los
detalles sucios de su vida sexual, pero soy su mejor amiga y necesita sacar las
cosas, lo que significa tengo que tomar la responsabilidad.
—Normalmente, cuando hago esa clase de cosas estoy bien con eso… pero la
otra semana, cuando sucedió me sentí… casi asqueada.
—¿Fue la otra chica?
68
—No, la otra chica era casi perfecta, prácticamente un diez.
—¿Entonces cuál es el problema?
Selena se encoge de hombros.
—Creo que estaba celosa… no quería compartirlo.
—¡Awww! —chillo, envolviendo mis manos en puños como un niño
emocionado—. ¡Te gusta él! Como, gustar-gustarte.
Ella niega con su cabeza de nuevo, como si no estuviera feliz por eso.
—No quiero que me guste…
Corre una mano sobre su cara y doy un paso más cerca de ella, ya no
importándome sobre el humo de cigarro que me envuelve.
—¿Por qué no? ¿Qué sucedió?
—Él es demasiado… —escucho su voz temblar y ella aclara su garganta—.
Él es difícil, O. Ni siquiera puedo comenzar a explicártelo. No le darás sentido.
—Inténtalo.
Sopla aire fuera de sus mejillas.
—Es muy demandante, siempre necesitando cosas hechas de cierta manera y
con el sexo, necesita duro y rápido, dolor y placer, toda esa mierda. Esta dañado,
tan malditamente dañado, y sé que no debería molestarme con él, pero no puedo
alejarme.
—Si no eres feliz, entonces vete.
—Soy feliz, estoy más que feliz con él, pero no es la clase de chico que estés
destinada a enamorarte. Él es el que te follas una o dos veces y luego sigues
adelante. No es con quien sientas cabeza.
—¿Y qué si no lo es? Deberías al menos intentar comunicar tus sentimientos
con él.
Selena se ríe una vez.
—Eres linda, pero Jackson no es Seth. Él no es cabrón con los chicos y luego
lindo y adorable tras puertas cerradas con su chica. Jackson es duro de la cabeza a
los pies y no traería nada profundo y significativo con él. No quiero asustarlo.
Abro mi boca para decirle que tome un clavado, pero una puerta
balanceándose me interrumpe. Selena deja caer su cigarrillo y lo pisa mientras
mueve su cabello alrededor de sus hombros. De su bolsillo trasero saca una
pequeña botella espray de menta para la boca y lo rocía en su lengua. La observo,
curiosamente mientras corre su lengua sobre sus dientes y cambia su peso a su
otra pierna como si estuviéramos contemplando entrar en la piscina. 69
—Iba a sugerir ver una película, pero nadar desnudos suena mucho más
divertido —anuncia Jackson, tirando su ajustada camisa sobre su cabeza y
exponiendo su estómago ondeado. Selena se ríe, tirando de su propia blusa. Esta
luciendo un poco más suave estos días, más curvilínea. Es increíble lo que unos
kilos extra pueden hacer para tu atractivo sexual. Su cuerpo esta curvilíneo y
Jackson lo aprecia, también. Incluso en el leve brillo de la luz de la piscina puedo
ver como sus ojos con avidez beben sus características mientras ella desliza su
pequeña falda negra abajo por sus piernas.
—Mantén la ropa interior —suplico cuando el dedo de Jackson se curva
alrededor de la ropa interior de Selena y tira de ella más cerca de él—. Por mi
bien.
De repente, luces brillantes dentro de las rocas rodeando el borde de la
piscina se enciende y ya no tengo que depender de la escasa luz en el fondo de la
piscina como mi principal fuente de luz. Miro alrededor del patio, pensando en
todas las características que me perdí en la oscuridad. La piscina es estándar,
forma de gomita rodeada con rocas oscuras, dando el efecto perfecto de “laguna”.
Mi mirada sigue la piscina desde las escaleras de la casa de la piscina, a través del
agua, sobre el spa y en una hermosa, amplia tumbona debajo de un hermoso
como toldo de roca oscura.
Jackson y Selena pasean de la mano hacia los escalones y se sumergen en el
agua. Se ríen y hablan en susurro mientras me siento en el borde, sumergiendo los
pies en el agua fresco.
—Lograste hacerlos mantener sus ropas. Bien hecho. —Seth se ríe,
sentándose junto a mí y sumergiendo sus piernas en el agua.
Selena se ríe mientras Jackson tira de ella hacia él. Miro justo a tiempo para
ver su lengua salir y lamer su labio inferior.
Me río.
—Tengo el sentimiento de que no va a durar mucho.
El tobillo de Seth se engancha alrededor del mío y miro abajo a nuestras
piernas. Me gusta Seth en pantalones cortos. Me gusta ver la definición de sus
pantorrillas, tan gruesas y perfectamente formadas.
Miro de vuelta a Selena y Jackson. Para mí, son la pareja perfecta. Ambos
hermosos, ambos divertidos y despreocupados… observo cuando la boca de
Jackson se hunde en la garganta de Selena y ella jadea, hace un gesto de dolor... y
ambos sin vergüenza de tener una audiencia. No pensé nada de eso hasta que la ropa
interior negra de Selena flota cerca de Seth y yo.
—Hora de irse —me quejo, sacando mis pies del agua.
70
Con una risa cansada, Seth se levanta y me sigue. Camina cercanamente
detrás de mí al volar del patio de la piscina y regresar al área de barbacoa. Tomo
mi teléfono y reviso la hora. Siete y cuarto.
—Probablemente debería irme ahora… —le digo con un pequeño mohín.
Quiero quedarme con él, para finalmente dormir en sus brazos otra vez,
pero no puedo. No esta noche. Con un pequeño asentimiento, Seth va dentro de la
casa y recupera las llaves de su auto de la banca. Lo sigo a través de la casa,
pisando sobre cajas vacías y periódicos apretujados, antes de finalmente salir por
la puerta frontal. Mientras caminamos por el camino, Seth entrelaza sus deseos a
través de los míos.
—¿Te quedaras conmigo mañana en la noche?
No puedo evitar sonreírle. Como si necesitara una invitación.
—Absolutamente.
Nos acercamos a su Range Rover blanca y abre la puerta para mí.
—Siempre un caballero —digo, deslizándome en mi asiento.
—Un caballero, ¿dices?
—De pies a cabeza.
Sus labios se curvan en su sonrisa característica.
—Tendremos que cambiar eso.
Él cierra mi puerta y rodea el auto, subiendo detrás del asiento del
conductor.
—¿Por qué quieres cambiar eso? —le pregunto por curiosidad. Ser un
caballero es una cosa buena.
—No me va, soy todo menos caballeroso.
—No estoy de acuerdo. Eres muy cuidadoso… —pienso sobre mis palabras
—… cuando quieres serlo.
—Sí, bueno, no le digas a nadie. Golpeo caras para vivir, recuerdas. —Me
sonríe y enciende el auto—. Ser gentil no hace mucho para ayudar mi factor de
intimidación.
Va en reversa fuera de la entrada y observo su cara. El pequeño tirón feliz en
sus labios hace a mi corazón revolotear. Creo que lo hago tan feliz con mi
presencia.
Yo.
Olivia.
71
La chica que se rehusaba a dejar su larga relación de mierda con su novio
infiel, la chica cuya experiencia sexual se reduce a dos, la chica quien ignoró sus
responsabilidades de trabajo en el momento que alguien atractivo mostró interés
en ella, y la chica quien es demasiado simple cuando se pone contra la apariencia
de Seth y su personalidad extrovertida. Extrañamente, él me ve como igual…
como si fuera tan intensa y atractiva como lo es él.
—No me dijiste cuál es tu posición sexual favorita, por cierto —dice él,
humedeciendo su labio inferior con su lengua.
—Me gustan todas.
—¿Todas? ¿No tienes una favorita específica?
Me encogí de hombros.
—Tú no la tienes.
—Lo hago, pero seguro como el demonio que no iba a compartirla con
Selena y Jackson.
Cruzo mis brazos.
—Bien, entonces, ¿cuál es?
Él me mira de lado y luego de vuelta al camino.
—¿Quieres saber?
—Sí.
—¿Realmente quieres saber?
Golpeo mis palmas en mis piernas, impaciente con su tortura.
—¡Seth, vamos!
—Contigo, es el misionero.
Una risa fuerza su camino arriba por mi garganta y cubro mi cara con mis
manos.
—¿El misionero?
—Sí, el misionero. —Parece casi ofendido—. ¿Qué está mal con eso?
Acomodo mi cabello detrás de un oído y tiro mis manos lejos de mi cara.
—Nada está mal con eso. Solo asumí que tendrías una favorita que sería un
poco más… sucia.
—No me tomes a mal, me gusta las otras casi tanto, pero contigo el
misionero es mi favorito. Me gusta estar cerca de ti.
Mi pecho deja de moverse con las risas cuando una expresión casi tímida
cruza los rasgos de Seth. 72
—Me gusta estar cerca de tus labios… me gusta sentir tu aliento en mi cara o
en mi oído y me gusta cuando tus manos se deslizan sobre mis brazos y hombros.
Me mira de nuevo, conteniendo una sonrisa.
—Como sea, ese es mi razonamiento. ¿Cuál es tú favorita?
Fruncí mis labios contemplando decirle o no. No quiero porque mi posición
no es la misma que la suya y no hay manera que pueda elaborar una razón tan
dulce como esa. La verdad es, la posición que más me gusta es puramente por
razones primitivas. Me gusta tener a Seth debajo de mí y entre mis piernas. Me
gusta tomar control de él por un cambio.
—Todas las de arriba.
Se ríe una vez y golpea el volante.
—Sabía que no ibas a decirme, ¡soy tan incauto! Supongo que vamos a tener
que hacerlas todas.
—¿Todas?
Aprieto mis muslos más fuerte ante el pensamiento.
Él asiente.
—Decidiré cuál te vuelve más loca.
Ruedo mis ojos.
—Por supuesto que convertirías esto en un reto.
—Demonios, sí, y puede que sea mi reto favorito, incluso.

***

El auto rueda a un alto frente a mi casa y me quedo en mi asiento un poco


más antes de desabrochar mi cinturón. Odio dejar a Seth y odio dormir sin él.
—No te preocupes por tu auto. Lo recogeré mañana en la mañana y lo traeré
de vuelta antes de que comiences el trabajo.
Sonreí, recordando que mi trabajo es manejar el viejo gimnasio de mi padre
con mi actual novio luchador profesional. Mi vida era tan diferente hace unos
meses atrás… quien pensaría que estaría aquí ahora.
—No tienes que. Puedo tomar el autobús al gimnasio o caminar.
—A la mierda con eso. Tu auto estará aquí esperando por ti cuando estés
lista para irte.
Asentí, no queriendo molestar al señor mandón. Me inclino sobre la consola 73
del centro y lo beso en los labios.
—Gracias.
Me besa de vuelta.
—Te veré en la mañana. Dile a tu hermano que dije hola.
—Lo haré. —Tomo mi mochila del suelo entre mis pies y salgo del auto.
Antes de cerrar la puerta, giro hacia Seth y digo—: Es sentarme en ti, por cierto.
Él arquea una ceja.
—¿Hm?
Casualmente deslizo mi mochila sobre mi hombro.
—Mi posición favorita… es sentarme en ti.
Sus labios se abren cuando cierro la puerta y camino en la acera. Sin mirar
atrás, abro la puerta, camino por el sendero, y entro a la casa. Mi cuerpo zumba
ante el pensamiento de frustrarlo sexualmente, y si eso no va a mantenerlo
levantado esta noche, entonces no sé qué lo hará.
5
Seth
Santo puto infierno. Tengo casi decidido darle la vuelta a mi coche, patear la
puerta y obligarla a montarme... no puedo imaginar a su madre o a su hermano
apreciando mucho eso, sin embargo. Sonrío para mis adentros.
Qué pequeña descarada sexy. Lo hizo a propósito, también, sin duda
porque elegí no tener sexo en la ducha esta noche que, por cierto, era una decisión
difícil como la mierda, sobre todo después de que ya tenía su sabor en mi lengua.
No evitaba tener sexo, solo porque quería hacer temblar su mundo sin degradarla
delante de Jackson y Selena que, seamos sinceros, adoraban atormentarla cada
vez que podían. Tampoco tenía sexo porque quería demostrarle que estaba más
que feliz de cuidar de ella sin querer nada a cambio... amar a una chica y esa
mierda, ¿no?
Me gusta estar cerca de tus labios... Me gusta sentir tu aliento en mi cara o en mi
74
oído y me gusta cuando tus manos se deslizan sobre mis brazos y hombros.
Pensar que todo el tiempo estaba pensando románticamente, el tren de
pensamiento de Olivia era todo lo contrario al mío, travieso. Nunca tuve la
intención de decirle eso a ella. Simplemente fluía tan fácil de mí, sin pensar y no
era la primera vez en el día que había dicho algo que nunca intenté. Le dije esta
tarde que tendríamos todo el tiempo del mundo para hacer otras cosas. ¿En qué
demonios estaba pensando? Olivia y yo realmente no habíamos hablado sobre el
futuro. Estoy seguro de que quiero casarme y estar con ella para siempre, pero sé
que no espera eso de mí y no quiero ser demasiado intenso. ¿Volveré a tener las
bolas para pedirle lo que quiero? ¿Volveré a tener las bolas para pedirle que se
case conmigo? Había estado cerca a pedírselo un millón de veces, pero me había
acobardado en el último minuto. Ese no soy yo. Soy muy adelantado. Digo lo que
quiero e ignoro las consecuencias, pero no puedo atrapar esto. Tiene que ser
perfecto. Tiene que ser todo lo que siempre ha querido. Cuando diga “para
siempre”, sentir sus ojos en mí, analizándome. Quería mirarla, leer su expresión,
pero no fingiré que no tengo miedo de ver su descontento. Sentí la incredulidad
en su postura. Fue una corazonada incierta, como si no estuviera segura de si soy
de verdad o no.
Lo soy.
Nunca he estado más seguro de nada en mi vida. Necesito a Olivia. Necesito
que se ponga el anillo que le dé, que lleve mi apellido, y viva en la casa que
compré para nosotros y nuestra familia, si tenemos una. No se lo he pedido
todavía, porque tengo miedo. ¿Qué tal si dice que no? ¿Qué pasa si esta relación
es solo una diversión temporal? No puedo soportarlo. No puedo aceptar un no
por respuesta y no lo haré. Estar sin ella no es una opción. Paso la mano por mi
cara. Ahí voy a sonar como un asesino serial de mierda de nuevo. No puedo evitarlo, sin
embargo. En mi mente es ella o nada.

***

Abro la puerta con cautela, sin saber en lo que me estoy metiendo.


Conociendo a Jackson, empezaría en la piscina y terminaría en algún lugar entre
la cocina y la puerta principal, haciendo Dios sabe qué. Me deslizo dentro y cierro
la puerta detrás de mí. La casa está en silencio. No hay gemidos, ni gritos, está en
silencio, como si todo el mundo estuviera en la cama. Con un suspiro de alivio,
tiro mis zapatos y me pellizco el puente de la nariz, con la esperanza de quitar
algo de mi cansancio hasta que me meto en la cama. 75
—Hola hombre, estás de vuelta.
Me detengo en seco, giro lentamente la cabeza hacia mi sala de estar. Jackson
está sentado en el sofá sin camisa, pero con los pantalones puestos gracias a Dios,
y una cerveza fría en la mano. Exploro la sala de estar, en busca de Selena. Espero
unos segundos antes de responder, esperando que salga de alguna parte. No lo
hace.
—Está durmiendo —dice Jackson, sorbiendo su cerveza.
Me doy cuenta de la forma en que Jackson aprieta la mandíbula, lo que
nunca es una buena señal. No me había ido más de una hora, pero supongo que
es un montón de tiempo para que follen y peleen.
Me paseo a la sala de estar y me dejo caer en el sillón, cruzando las piernas
en los tobillos. Nunca le pregunto a Jackson lo que pasó. Por lo general, espero
hasta que encuentra las palabras adecuadas.
—Creo que la cagué...
No digo nada, todavía no.
—Ella llamó de nuevo.
Mi pecho se aprieta y me siento delante de mi silla.
—¿Amelia?
Asiente, dando otro gran sorbo a su cerveza.
—No me había llamado en meses, no desde que me mudé a Portland... no
estaba esperando que me llamara nunca más.
—¿Qué quería?
—No lo sé. Le dije a Selena que comprobara mi teléfono, pensando que eras
tú, y me preguntó quién era Amelia.
Niega.
—No podía decírselo, Seth. No quiero que sepa quién es Amelia... lo que
hizo, lo que yo hice.
Asiento. Amelia fue el primer amor de Jackson. La mujer que, literalmente,
lo masticó y lo escupió de vuelta. Era una verdadera pieza de trabajo, una puta
controladora y sádica que amaba nada más que follar las mentes de la gente.
Sentimientos, amor y sexo... eran su gran juego.
—Siempre con tus juegos —me burlé, cruzando los brazos.
—Deberías haber visto la cara de Selena... —Jackson se pasó una mano por el
cabello.
76
—¿Se fue a la cama inmediatamente después de eso?
—Sí...
Fruncí el ceño.
—¿Y no has subido todavía?
Niega, sus ojos se agitan a su móvil. Hijo de puta. Está esperando que Amelia
le devuelva la llamada. ¡Joder no! Nunca hablará con él de nuevo, no si tengo algo
que ver con eso. Me lanzo fuera de mi sillón, agarro el teléfono de Jackson y lo
tiro, enviándolo a chocar contra mi pared y a caer en pedazos en la alfombra.
—Vete a la mierda, Jacks. ¿Qué haces sentado aquí y esperando a que te
devuelva la llamada? ¿No te acuerdas en qué estado estabas la última vez que
dejaste que hundiera sus garras en ti?
Yo sí. Lo recuerdo claramente. Estaba jodido en todo, en drogas, alcohol y
con un viaje al hospital mental en el borde, así de jodido estaba. De ninguna
manera iba a dejar que pasara por esa mierda de nuevo.
Jackson apenas movió un párpado mientras lo levantaba.
—Baja la maldita cerveza y lleva tu trasero arriba antes de hacer más daño.
Jackson no podría admitirlo, nunca (y no puedo creer que yo lo admita),
pero Selena es buena para él. Se parecen mucho de una manera y ciertamente
puede tomar mucha de su mierda. Pensé que Jackson había superado a Amelia, a
la mujer basura mayor que arruinó sus años de adolescencia.
Obviamente no.
No puedo decir lo que pasó entre ellos precisamente, porque no lo sé.
Jackson se niega a decirle a alguien la historia completa.
—No quiero ir allí.
—¿Por qué?
—Porque no puedo mirarla a la cara, no puedo explicarle lo que pasó.
—Entonces no lo hagas, pero no te sientes aquí dejándola sola toda la noche
arriba con sus propios pensamientos. Ya sabes cómo son las chicas, con sobre
pensar demasiado las cosas.
Deja caer su cabeza.
—Mírame —le exijo, mi voz sale mucho más agresiva de lo que realmente
siento. Duda, antes de arrastrar su verde mirada a la mía—. La primera vez que
conociste a Selena te dije que te alejaras porque no quería que tus jodidos
problemas arruinaran mis posibilidades con Olivia y de alguna manera, me da la
sensación de que si no vas arriba en este momento harás precisamente eso. Puede 77
que tengas diversión y Selena podría no significar mucho para ti, pero Olivia
significa el mundo para mí y no voy a dejar que lo arruines.
Aprieta los dientes antes de mover la fila superior de su labio inferior.
—Te equivocas.
—¿Qué?
—Selena significa mucho para mí...
Siento que mi cara se endereza por la sorpresa. No hay mucho más que me
pueda sorprender, lo he visto todo... pero esto no lo vi venir.
—Entonces pruébalo.
Con un profundo suspiro, Jackson se pone en pie y se bebe de nuevo el resto
de su cerveza. Me da la botella vacía a mí y la tomo.
—Me debes un teléfono.
—Con mucho gusto.
No me muevo hasta que desaparece por la cocina. Cuando se va, me paseo
del salón a la cocina. Dejo caer la botella de cerveza vacía en la papelera y doy un
golpecito a luces antes de deambular por las escaleras en la oscuridad. Cuando
llego a la cima, escucho murmullos de conversación procedentes de su habitación.
Espero que se lo diga y espero que ella lo tome bien sea cual sea “eso”, y si no se
lo dice, espero que un día me revele su historia, si no es a mí, por lo menos a una
persona a quien ama.

***

A menos de cinco días de Las Vegas

—¡Rueda sobre él, aléjate de sus piernas! —ordena Darryl y sigo sus
instrucciones, rodando mis caderas y saliendo de la sumisión de Jackson. Me
empujo fuera, mi pecho quemando con fuerza. Procedente principalmente del
boxeo, mi trabajo de campo no es demasiado grandioso y necesita mucho de mí
cuando estoy abajo. Mi objetivo principal en cualquier pelea es mantenerme de
pie, ser rápido y nunca darle la espalda al oponente. Entiendo que una vez que
estás en el suelo es difícil defenderte cuando están en la parte superior y recibes
un puñetazo en la cara, pero la última cosa que debes hacer es rodar y darle la
espalda. Los estrangulamientos de brazos en posición de pie apestaban
malditamente y tuve que golpear ligeramente hacia fuera como una perra en 78
cuestión de segundos. Por desgracia para mí, mi primer rival era el campeón
mundial de lucha libre, Junior Moset, conocido por su juego de tierra asesino y
sumisiones duras en el centro.
—Bien —exhala Darryl, poniendo su cronómetro abajo y pisando la
colchoneta.
Transformamos una de las salas de entrenamiento en una habitación privada
para mí, con mis propias jaulas y esteras de entrenamiento. El MMAC tenía
problemas con la forma en que me entrenaban y preferían que siguiera algunos de
sus métodos, esteras, cuerdas, guantes, todo.
—Ahora te voy a mostrar cómo prevenir un estrangulamientos en posición
de pie —dice, sentado en la estera. Asiente hacia Jackson y este se desliza detrás
de Darryl—. La mayoría de las estrangulaciones en pie vendrán desde detrás.
Se mueve hacia atrás y Jackson envuelve sus piernas alrededor de la cintura
de Darryl, tratando de retenerlo en el pecho.
—Lo que no queremos es que tu oponente te conecte sus manos, ya que no
pasará mucho tiempo para que envuelva el brazo alrededor de tu cuello. Mientras
una mano trata de ir sobre el hombro y la otra debajo del brazo opuesto, empuja
los hombros hacia arriba y mantén la cabeza abajo. Después, agarra la de la parte
superior y reprime la segunda para que no tenga movilidad. Cuando lo hagas,
muévete a un lado con un gancho inferior y pon la parte posterior de su cabeza en
el suelo.
Observo mientras Darryl juega con Jackson.
—A medida que esto sucede, le sueltas el brazo y se lo retuerces hasta que
sus hombros y caderas estén firmes en el suelo. A medida que te zafas y todo
buen luchador hará eso, tu oponente tratará de rodar a la parte superior. Cuando
lo haga… —Darryl se deslizó desde debajo de su oponente, estableciendo un
medio protector—. Ve por un medio protector o por un protector completo,
mantenlo lejos con las piernas, y trabaja en conseguir levantarte de nuevo sobre
tus pies.
Darryl salta sobre sus pies.
—Pruébalo.
Me dejo caer a una posición sentada sobre la estera mientras Jackson
envuelve sus piernas alrededor de mi cintura. A medida que sus manos entran en
torno para ahogarme por detrás, agarro su brazo, haciéndole una abrazadera
abajo y conduciéndome a mí mismo a un lado. Sigo las órdenes de Darryl paso a
paso hasta que estoy sobre mi espalda y mantengo a mi oponente lejos con mis
pies.
79
—Genial —grita Darryl—. Uno poco más de técnicas y espero que podamos
perfeccionar el trabajo de piso antes de la pelea.
Me levanto sobre mis pies y Darryl me da una palmada en la espalda
cuando Jackson me entrega una botella de agua. Me sonríe, una sonrisa sincera, y
supongo que él y Selena lo hicieron anoche. Se habían ido antes de que yo me
levantara esta mañana. Me paseo a las ventanas y aprieto el botón para poder ver
hacia fuera del gimnasio. Estamos muy bien hoy, especialmente tan temprano en
la mañana. Las clases ya comenzaron, tenemos boxeadores, corredores, ciclistas y
remeros, todos haciendo lo suyo. Es bueno ver que el gimnasio de Rick próspera
sin él. Estaría muy orgulloso si estuviera aquí con nosotros ahora. El sentimiento
de felicidad elevada que tengo en la boca del estómago cae al momento en que lo
veo dar un paso a través de la puerta. Mi mirada recorre su calva cabeza y cara de
mala muerte.
—¿Qué diablos? —juro, dejando caer mi botella de agua al suelo y abriendo
mi puerta.
Oigo a Jackson y a Darryl maldecir y decir mi nombre, pero no me detengo.
De ninguna manera puedo ignorar a ese pedazo de mierda caminando alrededor
de mi gimnasio.
—¡Don! —le grito, llamando la atención de unos asistentes de gimnasia.
Él y sus dos chicos se vuelven ligeramente y todos me sonríen. Aprieto los
puños. Puedo tomarlos a todos, en estos momentos.
—Bien, bien, Sr. Peleador Profesional. Cuánto tiempo sin verte. —Aprieto
los dientes junto con el sonido de la voz de Don.
—Seth, no lo hagas —me dice Jackson—. Deja que otra persona lo enfrente.
No le hago caso. Don es mi problema, no el de alguien más. Se dirige a las
escaleras de la oficina también y no hay forma de que lo deje a tres metros de
Olivia. Marcho directo a él, deslizándome entre él y las escaleras. Todo mi cuerpo
se tensa y está listo para ir. Don se ve igual con su cabeza calva y un rostro
anguloso con una mandíbula de cristal. Lo sé porque casi se la destrozo la última
vez que peleamos. Estuve a punto de romperle el brazo, también.
—Pensé en venir y echar un vistazo al gimnasio que prepara a mi luchador
favorito en Portland. —Su sonrisa se ensancha—. Esa es una linda cartelera
poderosa la que tienes fuera, también.
Jackson se ríe.
—¿Linda cartelera? Jesucristo.
80
La expresión divertida de Don no decae.
—¿Qué quieres, Don? —interviene Darryl, pero no quito mis ojos del idiota
calvo delante de mí.
—Quiero hablar con la gerente. Mis amigos y yo estamos buscando un
nuevo lugar para entrenar. —Se vuelve hacia sus amigos—. ¿Cuál era su nombre?
Cara bonita, grande ojos verdes y un estante asesino... —Mira de nuevo a mí con
un clic de sus dedos—. Olivia, sí, eso es todo. Es la gerente, ¿no?
Empiezo a ir adelante, pero Jackson se desliza delante de mí, apenas
presionando sus manos contra mi pecho.
—No lo hagas.
—Trabajaste muy duro, Seth —añade Darryl.
Don se endereza su camiseta gris y sonríe con ironía.
—¿No es linda?
Intenta dar un paso a mí alrededor, pero mis brazos se disparan y empujo
hacia atrás. Con un gruñido se lanza hacia adelante, pero Darryl lo agarra, lo que
le obliga a dar unos pocos pasos hacia atrás, hacia sus amigos. Los talones de
Jackson están cavados en el suelo, con los hombros presionados contra mí
mientras lucha para mantenerme detrás de Don.
—¿Seth? —Oigo su voz antes de ver sus ojos verdes asomarse hacia mí
desde alrededor de mi cintura—. ¿Qué está pasando?
Jackson da unos pasos, sabiendo que nunca quitaría a Olivia para llegar a
Don. Echo un vistazo hacia ella y hay una expresión de preocupación en su rostro.
—Ahí está la chica a la que quería ver —se ríe Don, lamiéndose los labios.
Darryl da un paso atrás, pero mantiene su posición entre Don y yo. La cara
de Olivia se cae y alza las cejas juntas. Poco a poco, se da la vuelta y cuando lo ve,
tiene los hombros cuadrados.
—¿Qué estás haciendo aquí?
Él da un paso más y Darryl no se mueve.
—Vine a explorar un nuevo gimnasio. Buen comité de bienvenida el que
tienes aquí. ¿Tratas a todos los potenciales clientes así?
—No eres bienvenido aquí.
Doy un paso más cerca de ella, presionando mi frente contra su espalda y
plantando mi mano en su cadera como apoyo.
Don asiente despacio, claramente enojado. ¿Qué esperaba? ¿Pensó que en
serio le abriríamos nuestras puertas? 81
—Ya veo cómo es.
—Fuera de aquí, Don —demanda Darryl, doblando los dedos a los lados.
Don se pasa la mano por la calva.
—Está bien. —Mira a Olivia directamente a los ojos—. Hablaré contigo
cuando tus perros no estén alrededor.
Doy un paso alrededor de Olivia, mi pecho retumba de ira. No sé lo que
pasó después. Hay un montón de gente gritando y agarrándome y todo lo que
veo es la cara de Don a través de una neblina roja. Hay demasiadas manos sobre
mí para contarlas y sé que más personas llegaron para impedir que rompa a Don
en mil pedazos. Don está indeciso ante el gimnasio, cruzo como una exhalación,
haciendo caso omiso de todas las miradas de miedo. Me dirijo directamente a mi
sala de entrenamiento, oyendo unas pequeñas pisadas golpear el suelo detrás de
mí. Él me saca de quicio y odio saber que me merezco todo esto. Todo lo que está
haciéndome a mí y a Olivia es mi culpa. Ni siquiera puedo recordar el nombre de
su novia... que es lo que realmente está mal. Siempre le echaba la culpa de lo
ocurrido. Siempre me decía a mí mismo que fue ella la que le fue infiel, no yo, lo
cual es verdadero, en cierto modo. Quiero decir, estoy seguro como la mierda que
no la forcé a tener sexo conmigo. Les puedo asegurar que decidió eso sola. Me
siento como una mierda por eso ahora, porque no puedo evitar preguntarme si la
chica que tomé de Don era su Olivia. ¿Y si era con la que quería pasar el resto de
su vida, pero resultó serle infiel? No voy a llamarla puta ni cualquiera porque,
bueno, ¿qué dice eso de mí? No fue culpa suya, no del todo.
De todos modos, al diablo con eso. Don me ha hecho demasiada mierda para
que sienta pena por él ahora, sin embargo y cada vez que veo su cara, no puedo
dejar de pensar en sus intenciones con Olivia. Moriría antes de dejar su
desconcertante mirada descansar en su perfección ¡y tiene el maldito carácter de
mostrarse aquí para hablar con ella!
Agarro una bolsa de cincuenta kilos de boxeo del piso y la tiro, necesitando
desesperadamente algo para que me lleve al borde. Quiero pelear y quiero pelear
ahora. Me paseo por la habitación, ni una vez mirando a Olivia, quien se aleja de
la puerta y se abre camino lentamente hacia mí.
Siento su tensión rodar fuera en olas y cuando por fin levanto mis ojos a su
cara, puedo ver que está tratando desesperadamente de ocultarlo. Mi corazón late
más rápidamente en mi pecho, enviando mi adrenalina y mi ira a través de mis
venas. Hay dolor allí también, un dolor que está tratando desesperadamente de
cortar el aire a mis pulmones. Respiro rápida y profundamente por la nariz para
evitar realmente desmayarme.
—Estaba tan cerca de tirar todo por la borda —le digo—. Un golpe es todo lo 82
que hubiera tomado y estaba dispuesto a hacerlo. —Niego—. ¿Por qué me
afectará tan fácilmente?
—Don es irritante... hace que todos quieran darle una patada, es
simplemente lo que es.
No puedo evitar la contracción que tira de mis labios.
—Pensé que si le ganaba, se iría.
—Es una cucaracha. Nunca va a desaparecer —dice Darryl, rascándose la
parte superior de su oscuro cabello. No me di cuenta que estaba detrás de
Olivia—. Probablemente estará justo detrás de ti por el resto de tu vida y tienes
que lidiar con eso, no con los puños, sino con tu cerebro.
Jackson eslinga casualmente su brazo alrededor de un muñeco y dice:
—Tienes lo que quiere y no va a parar hasta estar más alto que tú, el
problema es que nunca estará más alto que tú.
—¿Qué quieres que haga?
Olivia se encoge de hombros, su cabello largo y oscuro se expande aún más
sobre sus hombros.
—Es muy sencillo. No le hagas caso y vete. A una persona como Don no le
gusta ser ignorado. Anhela la emoción de la atención. No se la des.
El dolor en mi pecho se embota, disminuyendo mi enojo también. No creo
haber tenido mucho apoyo en mi vida. Se siente bien.
—Está bien. —Respiro—. Estoy en los pros ahora... tengo que pensar en mi
carrera.
Darryl aplaude, por lo que el cronómetro en torno a su cuello se sacude.
—Ahora que estás ordenado, tenemos que hacer el entrenamiento. Ataques,
entremos en ellos.

***

Después de ver a Don, el entrenamiento pasó volando y Darryl pareció estar


impresionado con mi concentración “agresiva”. Ayudó el imaginar la cabeza de
Don en el cuerpo de Jackson, aunque no creo que Jackson lo apreciara mucho.
Especialmente cuando lo golpeé muy duro y le abrí el labio. Olivia vio todo el
entrenamiento de piso, pero huyó de la habitación una vez que lo llevamos en la
jaula. 83
Más tarde, volvió para decirme que se iba a casa y que me vería en mi casa
esta noche. La acompañé a su coche solo para estar seguro, a pesar de que me dijo
que era innecesario.
—¿Listo para irnos? —pregunta Darryl, apagando las luces de la sala de
entrenamiento y sacándome de mis pensamientos de esta tarde.
Es tarde, el sol apenas está lo suficientemente alto como para producir la
iluminación adecuada. Todo lo que quiero es ir a casa, tomar una ducha, y pasar
el resto de la noche en la cama con Olivia.
—Sí. —Agarro mi camisa y tiro de ella por encima de mi cabeza.
Mis brazos se sienten débiles. Pasamos todo el día en el gimnasio trabajando
en la mejora de las técnicas y lo único que quiero es descansar.
Damos un paseo por la sala y le damos a la zona principal una mirada por
encima antes de deslizarnos por la puerta con llave detrás de nosotros.
—Mañana a las 06 a.m.
Asiento.
—Lo tengo.
Pesco mis llaves del bolsillo y de la nada un puño me da duro en mi riñón,
lanzándome hacia adelante.
—Qué caraj… —gruño mientras otros golpes de puño me dan al lado de mi
mejilla, haciendo que mi cerebro ruede en mi cabeza. En defensa, me lanzo hacia
delante, bajando un brazo y golpeando a alguien en las costillas. Antes de que
pueda lanzar otro, un puño conecta con mi boca y me comienza a arder mientras
un viejo corte da contra mis dientes. Brazos gruesos se apoderan de los míos,
tirando de mí y levantándome para mirar al hombre frente a mí. Mis ojos buscan
sobre una cabeza calva y ojos de color verde oscuro.
—Hijo de puta —gruñe. Su brazo se ajusta y cierra de golpe en mis costillas,
forzando mi aire hacia fuera—. ¿Crees que me puedes faltar el respeto?
Otro golpe a las costillas me hace encorvar de dolor. Mierda. Duele respirar.
Don agarra un puñado de mi cabello y escupo sangre hacia él. Qué diablos, está
atacando en el estacionamiento de forma inesperada.
—Hey, Seth, mañan… —Sigo mis ojos a Don mientras se azota alrededor
para ver a Darryl allí de pie. Las llaves del coche de Darryl se estrellan en el
concreto y toda emoción sale de su cara. Tiene una mirada fría en sus ojos, como
si estuviera sin sangre. Empieza a ir hacia Don y cuando lo alcanza, Don lanza un
gancho de derecha que hace que Darryl se mueva antes de que su puño conecte
con la mandíbula de Don. Don tropieza bajo la fuerza del golpe de Darryl,
aturdido con que un hombre de esa edad pueda mecerlo con un puñetazo. De
84
repente, me suelto y no pierdo nada de tiempo yendo hacia adelante para ayudar
a Darryl. Los amigos de Don lo empujan fuera del camino, ocultando al hombre
detrás de su espalda y van con mano dura sobre Darryl y yo.
Darryl se sostiene, defendiéndose de dos chicos que tomo al final. Es lento
comparado conmigo, e incluso con el dolor punzante en mi pecho, doy un
puñetazo de un millón a uno. Agarro su cabeza y la arrastro hacia abajo antes de
cerrar mi rodilla en su nariz. Siento sangre caliente, pegajosa filtrarse por mi
pierna y dejo que el chico se vaya mientras tropieza hacia atrás apretándose el
rostro. Darryl está acurrucado en el suelo junto a mí mientras dos hombres lo
patean con toda la fuerza que tienen. Me pongo en marcha hacia ellos, pero Don
se une a la pelea de nuevo, saliendo de la nada y se empuja a sí mismo hacia mí.
Tropiezo hacia atrás mientras agarra el cuello de mi camisa y se columpia. Solo
consigo agarrarlo mientras se quita la camisa y ofrece otro fuerte golpe en mis
costillas. Me brota el dolor y mis rodillas se doblan. Caigo al suelo, gimiendo y
apretándome los lados.
—Aprende a tener puto respeto —gruñe antes de silbarle a sus perros e irse
fuera.
Gimiendo, me arrastro sobre mis pies, sosteniendo mis costillas. No vi esa
venir y estoy demasiado herido para estar enojado en este momento, pero
mañana, cuando mi cerebro no esté hinchado contra de mi cráneo, será un
hombre muerto. Observo mientras Darryl se jala poniéndose de pie, con el rostro
ya con moretones.
—¿Estás bien? —le pregunto, escupiendo sangre sobre el concreto.
—No te preocupes por mí. —Tose y hace una mueca, apretando su
estómago—. Yo no soy el que tiene una entrevista la semana que viene, mira el
tamaño del corte en tu labio.
Paso mi lengua, sintiendo el dolor de inmediato. Darryl se estira y comienza
a tocarme, asegurándose de que nada esté roto y por suerte, nada se siente roto.
Esos bastardos débiles no podían incluso hacer un trabajo decente.
—Él va a mald…
—No hagas nada, Seth. —Darryl exhala, pasando sus manos por su cara.
Todo dolor se drena de mi cuerpo.
—No hablas en serio.
—Tenemos que enfrentar esto profesionalmente, con la policía y todo. No
puedes arriesgarte a perder tu carrera por esto. 85
—¿Qué pasa si hubiera estado con Olivia esta noche? ¿Y si ella salía
lastimada en vez de ti?
Sus cejas se arrugan.
—Eres mi principal preocupación, no ella.
—Al diablo con eso —digo.
Estoy demasiado cansado y demasiado maltratado para esta mierda.
Dejando caer mi mirada, meto mis manos en el bolsillo, con rabia hurgando por
las llaves. Cuando las consigo, me vuelvo de Darryl y voy como una tormenta a
mi coche.
Haciendo una mueca, me deslizo dentro y cierro la puerta antes de encender
mi coche y alejarme. Los dolores de mi cuerpo se desvanecen mientras trato de
pensar en algo que decirle a Olivia. No quiero que venga esta noche. No quiero
que me vea así.
6
Olivia
—¡Vamos! —se ríe Chase, inclinando la cabeza hacia atrás—. No es tan malo.
Sostengo la foto de él a los catorce más cerca de la computadora y apunto a
su horrible corte mohicano.
—¡Míralo! ¿Cómo puedes mirar eso y creer que se ve bien?
Chase ríe de nuevo, esta vez pasando una mano por su cara cansada.
Nuestra sesión de Skype con Chase terminó temprano ayer por la noche
porque fue llamado a servicio a último minuto, así que reprogramamos para esta
noche. Sonrío, mirando a mi hermano. El corte de cabello se adapta a su fuerte
cara mucho mejor que su corte mohicano.
—¿Cómo está Seth? —pregunta, genuinamente interesado.
—Bien. —Muerdo una sonrisa—. Me quedaré en su casa esta noche. 86
Su rostro se arruga y chasquea su mano hacia mí.
—No quiero saber.
Al crecer, mi hermano y yo nos contábamos todo. A pesar de que teníamos
nuestros propios amigos en la escuela, siempre nos gustaba volver a casa y pasar
el rato uno con el otro, compartiendo chismes sobre los otros chicos. Continuamos
compartiendo secretos e información hasta que ambos nos convertimos en
sexualmente activos... después de eso, se puso muy incómodo, sobre todo cuando
Chase empezó a dormir con algunas de mis amigas.
En el bolsillo oculto en mi vestido, mi teléfono suena. Sé que es Seth o
Darryl. Están cerrando el gimnasio temprano esta noche y me dijeron que
llamarían para dejarme saber cuándo esté todo cerrado. Deslizo el teléfono de mi
bolsillo y miro la pantalla “Darryl”, como lo había pensado.
Tomando la llamada como un “todo bien”, lo dejo sonar, sabiendo que no es
nada importante.
—¿Es Seth? ¿Te tienes que ir?
Niego con la cabeza.
—No, es el entrenador de Seth, Darryl. Dijo que me llamaría cuando el
gimnasio esté cerrado.
—Bien. ¿Cómo le está yendo al gimnasio, de todos modos?
Sonrío ampliamente.
—Va muy bien, en realidad. Hemos triplicado nuestras inscripciones.
Mi teléfono vibra de nuevo, llamando mi atención y frunzo el ceño.
—Dame un segundo. —Agarro mi teléfono.
—¿Darryl?
—Olivia... —suspira en un tono que envía pavor en espiral a la boca de mi
estómago—. Me dirijo a casa de Seth ahora... creo que deberías encontrarme allí.
Estoy mirando la parte superior del escritorio y veo nada más que la cara de
Seth.
—Oli… —Mamá sale de la cocina y la silencio con un destello de mi palma.
—¿Está todo bien? —pregunto lentamente, preguntándome qué demonios
podría haber sucedido en el gimnasio.
—No, en realidad no. —Pieza por pieza, recita lo que Don les había hecho.
Mamá y Chase me miran y puedo ver sus bocas moviéndose mientras hacen
preguntas, pero no puedo oírlos. Al final, mis manos tiemblan y mi visión se pone 87
vidriosa sobre una neblina roja. ¿Don los atacó en el estacionamiento? ¿Seth está
herido?
—Estoy en camino.
Cuelgo y salto de mi silla, pasando mis dedos por mi cabello.
—¿O? —pregunta Chase, con el rostro duro—. ¿Qué está pasando?
—Uh. —Niego con la cabeza, incapaz de repetir lo que Darryl me dijo.
—¿Liv? —dice, usando su apodo para mí. Ha pasado tanto tiempo desde
que lo he oído que se aclara de inmediato mi cabeza. O, Olly, Liv, a veces es difícil
mantenerse al corriente.
—Seth está herido.
Mamá jadea, alzando sus dedos para tapar sus labios.
—Me tengo que ir.
Deslizo mi teléfono en mi bolsillo y corro a la cocina, agarrando mis llaves
del gancho.
—Te llamo más tarde —le digo a mamá sin mirar por encima de mi
hombro—. A ti también, Chase.
Cierro la puerta de un golpe detrás de mí y mi corazón comienza a correr,
cuando capto todo. Miro mi teléfono. ¿Por qué no me ha llamado?
Prácticamente salto en mi auto y acelero, yendo muy por encima de la
velocidad límite. En el portavasos mi teléfono zumba y a pesar de los riesgos, lo
agarro y leo el mensaje.

DE: SETH. HORA: 7:08 PM


Iré a la cama temprano esta noche. Cansado. Lo siento.

Dejo caer mi teléfono y presiono más fuerte el acelerador. Sacudo mi cabeza,


molesta que él no mencionara que está herido en su vago mensaje de texto. Sé que
no quiere verme, pero no daré la vuelta, no cuando sé que está lastimado.

***

Llego a la casa de Seth en tiempo record. Su coche está ahí y también el de


Darryl y el de Jackson. Aparco en un pequeño ángulo hacia adelante y apenas
espero a salir antes de apagar el auto. Sin querer, cierro mi puerta de un golpe y
88
mi corazón late con más fuerza. La ansiedad ataca mi pecho porque sé que él no
quiere verme en este momento y solo puedo imaginar lo duro que hiere su
orgullo. Mis palmas comienzan a sudar y las froto, orando porque a lo que estoy a
punto de entrar no sea algo más que un labio reventado.
Saco la idea de mi mente. Si fuera yo, él nunca se iría de mi lado. La perilla
redonda de la puerta encaja perfectamente en la palma de mi mano y giro el
mango lentamente antes de entrar en el pasillo. Jackson está sobre mí en un
instante. Su cabello está desaliñado y juro que puedo sentir la tensión que irradia
de él en intensas explosiones.
—Aviso, él está de muy mal humor en estos momentos. Lo hemos
comprobado. No hay huesos rotos o costillas fracturadas, pero está un poco
magullado.
Me deslizo pasando a Jackson con un movimiento de cabeza, ignorando
tanto a Selena como a Darryl que están sentados en el sofá, mirando a la nada.
Miro a Seth. Él mantiene su mirada fija en el suelo frente a él, sin mirarme ni una
vez, aunque yo sé que sabe que estoy aquí. Mi corazón se hincha en mi pecho
mientras exploro su cuerpo. Veo pequeñas gotas en su piel de una ducha reciente
y a pesar de que está adolorido... todavía siento el deseo familiar que inunda mi
sistema. Ese deseo rápidamente se amolda a la ira cuando mis ojos se apoyan en
sus costillas magulladas.
—¿Pueden dejarnos solos por un minuto? —pregunto, sin quitarle los ojos
de encima a Seth.
Él levanta la cabeza y sus ojos oscuros se mueven rápidamente a mi cara.
Desde este ángulo, puedo ver el corte en su pómulo y el de su labio que se ha
reabierto.
Cuando escucho que se cierra la puerta corredera de atrás, doy un paso
hacia adelante, sin dejar caer el contacto visual con él.
—¿Estás bien? —pregunto, en primer lugar.
Su mandíbula se aprieta.
—Creo que los dos sabemos que he tenido días mejores.
Ignoro su actitud. No puedo estar resentida con él, sentiría lo mismo si
estuviera en sus zapatos. Intentando un enfoque diferente, doy un paso más cerca
y tomo su mano en la mía. Tiro de ella y él se pone de pie, apretando los dientes
para soportar el dolor de los moretones. Lo llevo, a través la cocina por las
escaleras y a su habitación. Quiero privacidad. Quiero hablar con él y cuidar de
él... porque es mío para que lo cuide.
Cierro la puerta y espero hasta que Seth se ha sentado en la cama. Apago la
89
luz y me saco los zapatos antes de deslizarme en la cama junto a él. Por instinto,
me acerco a él, deslizando la palma de mi mano abierta por su cuerpo húmedo y
duro. El fresco aroma de la piel lavada me llena y me deslizo más cerca,
necesitando desesperadamente consolarlo. Cuando mi mano pasa por el borde de
su caja torácica se estremece y retiro mi mano hacia atrás, apretando mis dientes
contra un nuevo ataque de ira. Después de unos segundos, lo toco de nuevo,
evitando a propósito sus tiernas costillas.
Paso la mano sobre su pecho y él agarra mi muñeca, tirando de ella hasta su
boca, besando la punta de mis dedos. Siento las hinchazones irregulares en su
labio y mi pecho casi se constriñe.
—¿No te defendiste? —le pregunto cuando él suelta mi mano y yo continúo
deslizándola sobre su estómago.
—Por supuesto que me defendí —gruñe y envía vibraciones por mis brazos
y por el resto de mi cuerpo—. No importa. Me atraparon con la guardia baja.
Frunzo el ceño, tratando de imaginar cómo sucedió todo. Noté que Darryl
lucía un poco golpeado cuando entré, también. ¿Don los atacó a ambos? Estoy tan
enojada que las palabras ni siquiera pueden empezar a describirlo.
—¿Cómo pudo Don hacer una cosa así?
Seth se mofa.
—Ha pasado bastante tiempo, O. Me sorprende que no pasara antes. Estas
son las consecuencias de ser un idiota.
—Idiota o no, no te mereces ser golpeado. Él tiene que pagar por lo que hizo.
Tenemos que vengarnos de alguna manera.
Seth se mueve sobre la cama, girando su cuerpo hacia mí.
—Él va a pagar por lo que hizo, pero va a pagar legalmente, no físicamente.
Oigo el tono escéptico en su voz y sé que quiere que fuera al revés, pero no
hay manera de que Darryl o Jackson dejen que Seth tenga su venganza sobre Don.
Los grandes brazos de Seth me rodean y tira de mí hacia él, sosteniéndome
ligeramente contra su cuerpo. Cierro mis ojos por un instante mientras su pulgar
acaricia mi hombro.
—¿Por qué no me llamaste?
Siento su cuerpo tensarse y deja escapar una exhalación lenta.
—Porque no quería que me vieras así... así no es como debería lucir un
hombre, todo ensangrentado y con moretones. —Niega con la cabeza—. Debería 90
haber salido victorioso, si no por mí, entonces por lo menos para ti.
—No pienso nada menos de ti. En mis ojos, sigues siendo increíble, más allá
de increíble. Te amo. Debiste llamarme en lugar de mentir a través un mensaje de
texto.
—No te mentí.
—No tenías que hacerlo. Eres culpable por omisión.
Su pecho se llena de aire y lo expulsa con un suspiro de derrota.
—Tienes razón. Debería haberte llamado.
Satisfecha, me aparto de él y rueda sobre su espalda. Apoyo la cabeza en mi
mano y no digo una palabra más mientras mis dedos se arrastran sobre su torso,
sintiendo cada línea y cada músculo. Su piel es suave y lisa, y mis dedos se
deslizan sobre la superficie con facilidad, como si estuviera recubierta en aceite de
bebé. Me molesta saber que Seth no puede vengarse de Don, pero yo puedo. No
puedo vengarme de él físicamente, por supuesto. No hay manera de que pueda
enfrentarme cara a cara con Don, incluso en un buen día, pero no tengo que poner
un dedo sobre él para ponerlo de rodillas. Darryl sabe que recientemente hemos
instalado cámaras en los alrededores de nuestro gimnasio. Sé que él va a usarlos
contra Don legalmente, pero quiero ser yo quien se lo diga. Quiero ver el corazón
de Don romperse y ver como todo por lo que ha trabajado tan duro se convierte
en un sueño inalcanzable.
No sé cuánto tiempo esperé para que la respiración de Seth se hiciera pareja,
pero finalmente lo hace y con la luz tenue filtrándose a través de la puerta del
baño, puedo ver su cara. Es la imagen perfecta de la calma. Arrastro las puntas de
mis dedos de su pecho hasta los oblicuos. Mis dedos se deslizan sobre las
impresiones y surcos y siento sus músculos contraerse brevemente antes de
relajarse completamente bajo mi toque. Envía un calor aturullado a través de mi
cuerpo y no puedo contenerme. Deslizo mi dedo a lo largo de la banda de sus
pantalones cortos, metiendo la punta de mi dedo índice bajo la tela. Un profundo
gemido dormido cae de los labios de Seth y envía una corriente eléctrica a través
de mí, encendiendo mi piel desde la cabeza hasta los dedos del pie. El deseo de
deslizar mi mano dentro o llevarlo a mi boca mientras duerme es fuerte… tan
fuerte que no me doy cuenta que le estoy clavando mis dedos en su piel para
detenerme de ir más allá. Seth suspira, moviendo su cuerpo en mi dirección. Oh,
mierda. Deslizo mi mano lejos de él y me alejo antes de que él pueda fijarme por
debajo de su gran cuerpo. Créanme, no hay nada que quiera más en este
momento que ser clavada entre Seth y un cómodo colchón, pero tengo venganza
para repartir.
91
Sé que cuando Seth se entere de lo que estoy a punto de hacer que él va a
ponerse como loco, pero espero que vea que lo hice por él... bueno, algo así.
También lo estoy haciendo por mí. Nada me hará más feliz que saber que Don
nunca estará en los mismos círculos que Seth y yo. Él necesita que le derriben los
humos y yo estaré feliz de ser la persona que lo haga.
Me deslizo fuera de la cama y camino de puntillas a mis zapatos,
poniéndomelos uno por uno. Me enderezo y no pierdo el tiempo en abrir la
puerta y correr desde la habitación. Tan pronto como cierro la puerta detrás de
mí, la adrenalina se enciende a través de mi sistema, bombeando fuerte y rápido y
aumentando los latidos de mi corazón a un nivel superior. No sé mucho sobre el
patrón de sueño de Seth así que tengo que salir de aquí antes de que él se dé
cuenta que me he ido. Acelero al caminar a través de la casa y hacia fuera en el
patio trasero. Jackson, Darryl y Selena están pasando el rato en área de la
barbacoa, sin decir una palabra.
—¿Dónde está Don, Darryl? —exijo, colocando mis manos firmemente sobre
las caderas.
Darryl frunce el ceño confundido. Entonces, sus ojos se abren y él salta de su
silla.
—¿Estás loca? —exige en un susurro—. ¿Irás a ver a Don?
Niego con la cabeza.
—No voy a ir a verlo. Voy a acabar con él.
Él da un paso más cerca.
—No quieres hacer eso, Olivia. Seth se volverá loco y saldrá a buscarte.
—¿Dónde está? —le pregunto, haciendo hincapié en mis palabras.
—Estás loca si piensas que voy a enviarte a Don sola.
—Iré con ella —ofrece Jackson, empujándose fuera de una silla al lado de
Selena.
—Jackson, viste lo que le hicieron a Seth. No vas a ir —protesta Selena.
Jackson no le hace caso, fijando sus ojos sobre Darryl. Con una exhalación
frustrada, Selena saca un cigarrillo de su bolsillo y lo enciende, inhalando
profundamente. Los ojos de Jackson se mueven, enfocándose en ella. Los ojos
verdes de Selena se asientan en su rostro, casi como si lo estuviera desafiando. Sin
dudarlo, él da un tirón al cigarrillo de sus labios antes de aplastarlo bajo su la
zapatilla deportiva. Selena pone los ojos en blanco, expulsando el humo antes de
mirarme. Supongo que ella no estaba bromeando cuando dijo que Jackson odia que ella
fume. 92
Hay una advertencia en los ojos de Jackson antes de que los vuelva a Darryl.
—Sé dónde está. Vamos, O.
Jackson me agarra del brazo y tira de mí hacia adelante, pero Darryl se para
delante de nosotros, bloqueándonos la puerta.
—Si Seth se despierta y encuentra que te has ido, va a bajar aquí buscándote.
¿Qué esperas que le diga?
Me encojo de hombros.
—Dile la verdad. No le ocultaré nada.
Darryl se ríe una vez, pasando sus manos por la cara y pellizcando el puente
de su nariz.
—¿Decirle la verdad? ¿Estás loca? Si le digo la verdad, lo único que se
interpone entre él, tú y Don soy yo, y no sé si lo has notado o no, pero ya he sido
tratado como un maldito saco de boxeo hoy.
Suspirando, doy un paso más cerca de Darryl.
—Puedes irte a casa. No tienes que tener ninguna participación en esto.
Parpadea hacia mí.
—Por favor, Darryl, muévete. Tengo que hacer esto.
Exhala, sacudiendo la cabeza.
—Él va a estar en su gimnasio en Weir Road. Tiene un programa de
entrenamiento nocturno los martes.
Antes de poder decirle gracias ya he pasado junto a él y nos dirigimos la
puerta con Jackson escoltándome.

***

Conduzco rápido, notando ocasionalmente que Jackson limpia las palmas de


sus manos sobre sus pantalones vaqueros de vez en cuando.
—¿Tienes miedo de Don? —le pregunto, agarrando fuerte el volante con mi
propio miedo.
Él resopla, como si hubiera dicho algo ridículo.
—Don no podría provocarme miedo, incluso si midiera unos treinta metros
de alto y quince de ancho.
Mis cejas se arrugan. 93
—Seth, sin embargo. —Niega con la cabeza—. Es una situación
completamente diferente.
Muerdo mi labio inferior. He visto a Seth enojado antes, pero no lo he visto
tan enojado como lo pondrá esto sin duda. Extrañamente, sin embargo, no me
siento mal por ello, y si salgo bien de esto, entonces ningún daño será hecho.
—Puedo llevarte de vuelta... no es demasiado tarde.
—No. Quiero ver la cara de suficiencia de Don cayendo cuando se lo digas.
Me arriesgaré a cabrear a Seth por eso.
Aprieto el volante de nuevo.
—¿De verdad crees que va a volverse loco?
—Oh sí, él va a explotar.
Nerviosa, quito una mano del volante y deslizo el dedo índice en mi boca y
comienzo a masticar mi uña.
—Tal vez debería dormir en casa de Selena esta noche... después de esto me
puedo imaginar que no voy a ser muy bienvenido —piensa él en voz alta.
Ansiosa por cambiar el tema sobre Seth volviéndose loco, pregunto:
—Hablando de ti y Selena, ¿cuál es el problema?
Él contraargumento al instante:
—¿Qué te dijo?
—Nada, esa es la cuestión... por lo general me dice todo, pero últimamente,
nada. Estoy tratando de decidir si es porque ella está muy feliz o muy infeliz.
Jackson se pasa los dedos por su cabello.
—Tal vez sea porque las dos son adultas ahora y no necesitan compartir
cada chisme como un par de adolescentes risueñas.
Lo miro de reojo.
—Lo siento. —Exhala—. Le he contado cosas a Selena sobre mí que
preferiría que ella nunca repitiera, incluso a ti.
¿Me pregunto qué es tan malo a cerca del pasado de Jackson que lo ha
dañado tanto? Seth afirmaba que su propia vida era complicada, pero aparte de
un padre muerto, una madre borracha, y una hermana que había huido a Las
Vegas con su novio aspirante a estrella de rock, su vida no es tan mala.
—Había una chica... —lo provoco, mis ojos giran hacia él. Lo veo tenso.
—No, era una mujer. “Chica” implica que había algún tipo de
vulnerabilidad o inocencia en ella.
94
Hay una gran cantidad de emoción en su tono, no amor o deseo, sino odio...
asco. Él traga saliva, como si tratara de deshacerse de un mal gusto.
—¿Era ella…?
—Mira, eres genial y todo, pero no quiero discutir sobre lo que pasé con esa
puta. Ni siquiera le he contado a Seth toda la historia y hemos sido amigos por
siempre. —Flexiona sus dedos—. Me prometí que mantendría mis manos para mí
mismo cuando vea a Don esta noche, pero no puedo si tú vas a tratar de entrar en
mi cabeza. En cuanto a Selena, si fuera infeliz, se iría.
“Si fuera infeliz, se iría”. Eso es verdad. He conocido a Selena lo suficiente
como para saber que no hace nada que no quiere.
—El tercer edificio a la derecha —murmura Jackson, haciendo que mi
corazón se dispare en mi garganta.
De pronto, esto se siente como una mala idea. Imágenes de Seth se filtran en
mi mente con sus costillas descoloridas y el labio reventado... es suficiente para
aclarar mi cabeza y permitirme agrupar mis pensamientos.
Don hirió a Seth.
Don va a continuar a lastimando a Seth hasta que tome todo de él.
Golpeo el pie en el freno y el auto se sacude al detenerse, enviando a Jackson
y a mí hacia adelante antes de que los cinturones de seguridad nos atrapen.
—¿Qué demonios? —gruñe Jackson.
Sin dudarlo, desengancho mi cinturón de seguridad y tanteo para conseguir
mis llaves del encendido. La ira toma curso a través de mí cuando pienso en Don
y cómo él está usándome como un peón en su juego para conseguir vengarse de
Seth. Sigo moviéndome erráticamente, sabiendo que si me detengo ahora, mi ira
se desvanecerá. Tengo que actuar cuando todavía está caliente.
—Vamos —le gruño a Jackson mientras me disparo fuera del auto.
Sin cerrar la puerta, voy hecha una furia a través de la pequeña zona de
estacionamiento y hacia el moderno gimnasio frente a mí. Jackson camina a mi
lado.
—Nada de peleas —aclaro.
Él está de acuerdo:
—Nada de peleas.
Golpeo las manos en las puertas de cristal, empujándolas para abrirlas y
pasar. Ignoro las miradas de los asistentes del gimnasio de última hora y entro en
el salón principal. Me empeño en escanear la habitación en busca de un idiota alto
y calvo. Cuando lo veo parado junto al cuadrilátero charlando y riendo con un 95
tipo enorme que tiene un ojo hinchado fresco, me vuelvo loca. En el interior, una
presión comienza a construirse en el estómago antes de extenderse y llenar mi
pecho. Quiero gritar y llorar. Quiero patearlo hasta que no se pueda mover... pero
no puedo hacer nada de eso. Eso es lo que él quiere... y nunca le daré la
satisfacción de conseguir lo que desea.
En lugar de rabiar y acometer contra él para matarlo con mis garras, lleno mi
cara con una amplia sonrisa y camino casualmente hacia ellos. El hombre tipo
Hulk golpea a Don en el hombro y hace un movimiento con la cabeza en mi
dirección. Cuando la mirada fangosa de Don cae sobre mí, mi piel se siente como
si un balde de crías de araña hubiera sido vertido sobre cada centímetro de mi
cuerpo.
—Olivia —ronronea, dejando un mal gusto en la parte posterior de mi
garganta—. Qué agradable sorpresa.
Él sonríe, volviendo su atención a Jackson.
—Veo que trajiste solo uno de tus perros. ¿Los otros no se sentían bien para
el viaje?
Doy un paso hacia adelante, queriendo desesperadamente abofetearlo o
escupirle, pero el dedo de Jackson se engancha alrededor de la fina correa de mi
vestido y tira de mí hacia atrás. Dejo escapar una respiración lenta y constante.
—Algo así —le respondo sin rodeos—. Dime, ¿cuál es el próximo evento que
tienes?
Se encoge de hombros.
—Tengo una pelea programada.
Sonrío.
—No es en Las Vegas, sin embargo, ¿no?
Una corriente eléctrica fluye a través de mí cuando se desvanece la sonrisa
de Don y solo así soy adicta a hacerle daño.
—No preocupes tu cabecita sobre mí. Voy a llegar a Las Vegas un día y voy
a pasar por tu chico para llegar allí.
Meto mis manos en los bolsillos de mi vestido.
—Mira, ahí es donde te equivocas. Seth se asegurará de que nunca luches de
nuevo.
Don se ríe y mira sobre su hombro a su amigo, quien también sucede que
encuentra hilarante lo que dije.
—Odio tener que decirte esto, cariño, pero la única manera que Seth va a
detenerme de luchar es si me rompe mis dos piernas. 96
Me encojo de hombros.
—O si tiene pruebas de que lo lastimaste a él y a su entrenador y las lleva al
MMAC.
Don cruza los brazos sobre su pecho en un intento de lucir intimidante.
Analizo su rostro, observando emociones familiares parpadeando sobre él. La
incredulidad se muestra primero, seguida por el miedo, luego frustración antes de
que sus labios finalmente se encrespen hacia arriba en una sonrisa satisfecha.
—Buen intento, pero no me puedes asustar.
Jackson suelta mi vestido y lo tomo como una indicación para ir a matar.
Doy un paso adelante.
—No estoy tratando de asustarte, Don. Todo lo que tú y tus amigos hicieron
fue capturado en cámara.
Su sonrisa de suficiencia se tambalea, enderezándose en una línea impasible.
—Estás mintiendo, maldita —gruñe.
Niego con la cabeza, sonriendo siempre tan ligeramente.
—Me temo que no.
Don me observa de cerca por unos pocos segundos y cuando se da cuenta
que no estoy jodiendo, sus ojos se vuelven brillantes con diversas emociones.
Puedo decir que su cerebro está confundido, inseguro de qué sentimiento quiere
que el resto del cuerpo sienta primero. Sé que no debería estar disfrutando esto
como todo lo estoy haciendo, pero no puedo evitarlo y la excitante y adictiva
sensación de ver a Don débil, me incita.
—Búscate una nueva carrera, porque esta está terminada para ti.
Es como mover un interruptor de un tirón, un segundo él es oscuro y
melancólico y al siguiente, es brillante y vivo, dándole puñetazos al enorme tipo
detrás de él y haciéndolo poner de rodillas. La fuerza detrás del golpe me sacude
de nuevo a mis sentidos. Santa. Mierda.
Vuelve los ojos oscuros a mí.
—Si él usa esas filmaciones juro por Dios que lo mato.
Trago saliva, dando algunos pequeños pasos hacia atrás y no es hasta que la
mano de Jackson se planta firmemente en mi espalda que me detengo.
—Tú te has hecho tu propia cama. Duerme en ella.
Los brazos de Don se disparan y me agarra de los antebrazos, apretándome
con fuerza innecesaria. Jadeo y aprieto los dientes contra no cerrar los ojos. No 97
pareceré débil frente a él.
—Suéltala, imbécil —demanda Jackson, manteniendo su mano en mi
espalda para reconfirmar.
Don no le hace caso, su oscura mirada verde permanece solamente en mi
cara.
—Te estoy advirtiendo —casi susurra—. ¡No jodas conmigo! —El resto de su
oración sale en un poderoso rugido y es tan fuerte que mi cabeza da vueltas con
un leve caso de trauma de guerra. Él me empuja hacia atrás y no tropiezo porque
la mano de Jackson me estabiliza. Jackson se lanza hacia adelante, dando un paso
delante de mí. Puedo sentir el pánico creciendo en mi pecho ante la idea de Don y
Jackson entrando en una pelea en estos momentos. Agarro el brazo de Jackson y
lo tiro hacia atrás.
—Nada de peleas —le grito y me echa una mirada por encima del hombro,
claramente frustrado porque yo todavía quiero este encuentro libre de puños. Ya
no interesado en nosotros, Don destroza todo el gimnasio, dando puñetazos y
tirando cosas como si no existiéramos.
—Vámonos —exige Jackson, tomando mi codo y tirando de mí hacia la
salida. La gente nos mira como si fuéramos criminales, mientras que otros se
agachan como si fuéramos a matarlos y cuando pasamos a una madre y a su niño
de no más de doce años, me detengo. La madre agarra a su hijo y lo tira hacia ella.
—Si la usan —grita Don pero nosotros no miramos por encima de nuestros
hombros—. Si la usan, maldita sea… ¡cuídense!
—Lo siento —murmuro antes de que Jackson me empuje fuera del gimnasio.
Aspiro el aire fresco, llenando mis pulmones al punto máximo y mis manos
comienzan a temblar. Las flexiono y agito un par de veces en un intento de
conseguir que se detengan, pero no funciona. Saco las llaves del auto de mi
bolsillo y se las entrego a Jackson, que está tan tranquilo como el ojo de una
tormenta.
—¿Puedes conducir?
Él asiente, toma las llaves, y se dirige al auto.
Lo sigo y subo al asiento del pasajero. Él me conduce de nuevo a la casa de
Seth, ninguno de los dos dice una palabra sobre lo que pasó esta noche. Uso las
yemas de mis dedos para masajear mis sienes, con la esperanza de ganar algo de
compostura. Mi corazón se acelera, no por lo que hice, sino porque sé que Seth
estará levantado y esperándome cuando llegue a casa. No sé lo va a hacer, o lo
que él va a decir, pero sí sé que lo que hice esta noche me satisfizo y no voy a
pedir disculpas por ello. 98
7
Seth
Con un gemido, ruedo por mi estómago, costillas doloridas y sobre mi
espalda. Dormir sin duda va a ser horrible los próximos días. Paso mis manos
sobre el colchón en busca del calor de Olivia.
Nada.
Poco a poco, abro los ojos y me estiro aún más, sintiendo solo la cama fría.
—¿Olivia? —me quejo, mi voz ronca por el sueño.
Nada.
¿Qué demonios? Me empujo hacia arriba en una posición sentada ignorando
el dolor en mi pecho y el dolor de cabeza palpitante detrás de mis ojos. Me deslizo
fuera de la cama y vacilo incómodamente de pie antes de que poco a poco haga
mi camino para salir de la habitación. En la parte de abajo, las luces están 99
encendidas y puedo oír voces hablando en voz baja y cautelosa. Camino por la
cocina y en la sala de estar, frunzo el ceño mientras mi mirada se posa sobre
Selena y Darryl. Los ojos de Selena se ensanchan y aparta rápidamente su mirada
antes de ajustar su vestido y moverse incómodamente al sofá. Miro a Darryl y él
analiza los moretones al principio, antes de que sus ojos revoloteen hacia los míos.
—¿Dónde está Olivia? —exijo y juro que veo a Selena inmutarse por el
rabillo de mi ojo.
—Está fuera —responde Darryl.
Selena se levanta sobre sus pies, apartando mi mirada mientras ella camina
alrededor del sofá antes de trotar al patio trasero. Las campanas de alarma
empiezan a sonar mientras cierra la puerta detrás de ella.
Me apoyo en la pared.
—¿A dónde se fue?
—Ella y Jackson... —Se aclara la garganta y se frota la parte posterior de su
cuello—... fueron a ver a Don.
Golpeo la pared tan poderosamente mientras la ira ruge a través de mí, por
lo que mi garganta se enrosca con fuerza alrededor de mis palabras. Seguramente
me escuché mal.
—¿Qué has dicho?
—Fue a ver a Don...
Mi mandíbula toma medidas drásticas y aprieto los dientes juntos. Dejo
escapar una exhalación lenta, tratando de no dar la vuelta por completo a la
mierda.
—¿Y la dejaste ir?
—No tenía otra opción. Estaba en contra de Olivia y Jackson.
—¿Y dejaste que se la llevara? —Estoy gritando ahora, incapaz de mantener
la calma—. ¿Me estás jodiendo? ¿Cuánto tiempo han estado fuera?
Giro sobre mis talones y me dirijo a la cocina, en busca de mis llaves. Tengo
que ir a por ella. Darryl se acerca detrás de mí.
—No pierdas tu tiempo buscando las llaves. Jackson las tomó para que no
pudieras seguirles.
—¡Qué carajos! —Necesitando tomar mi enojo en algo, agarro el frutero de la
banca y lo tiro a través de la cocina. Una opresión familiar vence mi pecho y mi
respiración se profundiza. Puedo sentir pánico creciente dentro de mí, pero no
puedo calmarme. No hasta que vea Olivia. Olivia... ¿por qué diablos iba a ir a 100
buscar a Don? ¿Está loca?
—Seth, cálmate.
Me río una vez.
—¿Calmarme? ¿Quieres que me calme? Mírame. Estoy jodidamente
magullado y golpeado por ese imbécil y me despierto para descubrir que mi
novia se ha ido a hacerle una visita. Claro, voy a calmarme cuando ella esté aquí
sana y a salvo conmigo. Es mejor que esperes por tu bien que no haya un maldito
rasguño en ella.
—¿Sabes qué? No necesito esta mierda. Estoy adolorido también y tengo una
familia con la que tengo que pasar tiempo antes de tener que levantarme
temprano para entrenar a tu maldito culo ingrato de nuevo.
Darryl se da la vuelta y sale disparado de la habitación. Unos segundos más
tarde, escucho la puerta del frente cerrarse de golpe. Un gruñido de lágrimas
viene de mi pecho y agarro el borde del banco, apretándolo tan fuerte como
puedo. No puedo simplemente sentarme y esperar, tengo que hacer algo,
cualquier cosa. Libero el banco de mi agarre, me dirijo a la cocina y me marcho
por las escaleras. Enciendo la luz de mi dormitorio y me dirijo directamente a la
bolsa de boxeo colgando en medio de mi habitación. Un dolor nauseabundo de
calambres proviene de mi estómago y quiero vomitar... lanzando los guantes
colgantes al suelo, columpio mis puños en la bolsa, apretando la mandíbula
contra el dolor cada vez que conecto. Si no golpeo o follo hasta que esté agotado,
no hay forma de que me deshaga de la ansiedad. Permanezco golpeando hasta
que me pierdo por completo en mi mente y me preocupa que si no me calmo lo
suficiente antes de que Olivia logre venir (si es que logra venir) voy a decir y
hacer algo realmente estúpido.
Cuando mis brazos se niegan a conectar con toda la fuerza que me
propongo, paro de golpear. Cuarenta minutos me quedé aquí golpeando este saco
y aún no llega Olivia. Aprieto mis ojos con fuerza y ruedo la cabeza de lado a
lado. Voy a darme una ducha y si ella no ha vuelto para entonces, voy a caminar,
joder, voy a correr hacia ella.
Después de lavar mi cuerpo, inclino mi cabeza contra las baldosas, con la
esperanza de que en un momento a otro vaya a venir a través de esa puerta.
Cuando oigo el clic de la puerta del baño cerrarse, alivio corre sobre todo mi
cuerpo. El alivio se desvanece tan rápido cuando me acuerdo por qué me siento
tan mierda en primer lugar. Olivia me dejó mientras estaba durmiendo para ir a
ver a mi enemigo...
Cierro la ducha y me quedo de pie durante un poco más de tiempo, dejando
que el exceso de agua corra fuera de mí. Cuando he terminado, salgo y ella 101
inmediatamente me entrega una toalla. Sin mirarla, agarro la toalla y seco mi
rostro. No tengo ni idea de lo que voy a decir todavía y estoy ganando tiempo,
tratando de detenerme a mí mismo de decir algo estúpido. Dejo caer la toalla y
me la envuelvo bajo en las caderas y por último, le miro y ella casi se estremece.
Sus dedos juegan con los pequeños botones negros que corren por la parte
delantera de su vestido.
—Don te hirió y a Darryl. Tenía que hacer algo —dice sin mirarme.
—¿Así que pensaste en ir y manejarlo sin mí?
Ella asiente.
—Sí.
Aprieto mis dientes y duele un poco. Estoy haciendo demasiado de eso esta
noche.
—¿Sabes lo preocupado que he estado?
—Pensé que estabas durmiendo. —Baja la voz—. Soy capaz de manejarlo.
Casi me río y me frunce el ceño, ya no intimidada. ¿Piensa que es capaz de
manejarlo ella misma contra un luchador que nada le gustaría más para vengarse
de mí? Sí, malditamente correcto.
—¿Cuánto pesas, sesenta kilos? Podría levantar todo el peso de tu cuerpo
sobre mi maldito dedo gordo, sin embargo, aquí estás, caminando por ahí como
que no puedes ser tocada.
Sus cejas delgadas y bien formadas se levantaron.
—Don te hirió.
—¡Sí! —grito—. Él me hirió. Déjame lidiar con él.
Da un paso hacia mí y cava su dedo índice flaco en mi pecho.
—No puedes controlarme, Seth.
—¿No puedo controlarte? ¿Crees que esto es acerca de controlarte?
—¿No es así?
Me pellizco el puente de mi nariz, tratando por millonésima vez
controlarme... y fallo.
—¡Esto se trata de ti! —le grito y ella da un paso hacia atrás defensivo,
tragando saliva—. ¡Desde que te conocí, hace cosas estúpidas que te ponen en
peligro! ¡No tienes ninguna consideración por nadie, eres egoísta!
—¿Soy egoísta? —se burla—. ¡Estoy lejos de ser egoísta!
102
Se aparta de mí e intenta dejar el cuarto de baño, pero le agarro por el codo y
tiro de ella hacia atrás, cerrando la puerta.
—Aún no he terminado —le advierto, sosteniéndola con fuerza contra mí.
—Bueno, yo sí.
Intenta tirar su pequeño cuerpo lejos de mí y no le lleva a ninguna parte. No
hay manera de que la deje ir. Todavía no. Dejo caer mi mano y agarro sus caderas,
levantándola y colocándola sobre el mostrador. Me deslizo entre sus piernas y
anclo sus caderas para que no pueda escapar.
Sus ojos estallan de ira y se revuelve algo perverso dentro de mí.
—Te lo advierto, déjame ir.
Casi sonrío.
—¿Qué vas a hacer, Olivia? —Dice que puede cuidarse sola y quiero que me
lo muestre. Lucha contra mí y no pasa nada—. No puedes hacer nada para
ayudarte a ti misma y es por eso que me necesitas. Estamos juntos. Nosotros
tenemos que tomar decisiones juntos. ¿No es eso lo que una relación es? Quiero
decir, mierda, tú eres la que está en la relación, así que dime ¿por qué soy yo el
que da el consejo?
—Seth, deja que me vaya.
Le aprieto más fuerte.
—No.
Ella arrastra sus caderas hacia delante bruscamente, tratando de salirse de la
barra. Agarro sus piernas y tiro de sus caderas hacia adelante, forzando a sus
muslos para envolverse firmemente alrededor de mí. Ella se queda sin aliento y
aprieta su mano contra mi pecho mojado, arqueando la espalda en un intento de
inclinarse lejos de mí.
—No voy a dejarte ir hasta que me digas que tengo la razón. Sabes que la
tengo.
Endereza su espalda, por lo que su delicioso cuerpo está más cerca del mío y
consigue estar frente a mi rostro.
—No.
Tan jodidamente terca.
Su cálido aliento me acaricia la cara y miro sus perfectos labios. Me tambaleo
hacia adelante, golpeando mi boca contra la suya. Sus manos se deslizan
inmediatamente alrededor de mi cuello, presionándome con más fuerza contra
ella. Llego debajo de su vestido y más o menos tiro de sus bragas a un lado. Ella 103
corta su respiración contra mi boca, arrastrando mi labio inferior entre sus labios.
Puedo verlo en su cara, está enojada, pero no puede posiblemente estar tan
cabreada como yo lo estoy.
Agarro la tela de su vestido y la abro, enviando los botones a dispersarse
junto con mis pensamientos y la exposición de su cuerpo contra mí.
—Qué caraj… —Ato mis dedos en su cabello y fuerzo que su boca vuelva a
la mía. Sus tobillos se cierran alrededor mío, acercándome más, tan cerca que
puedo sentir el calor que irradia de ella.
—Dime que tengo la razón —exijo contra su boca.
Ella muerde mi labio hinchado, no dando una mierda de dolor.
—No.
Sus respiraciones rápidas y superficiales golpean mi piel mientras baja su
boca a mi cuello y me lame la carne limpia. Siento sus manos agarrar mi toalla y
un segundo después cae al suelo. El aire frío se aferra a mi piel, estimulándome
más cerca de ella. Sus labios chupan y cortan mi cuello mientras sus dedos se
envuelven alrededor de mi longitud extremadamente dura. Ella le guía hacia su
apertura justo donde me quiere. Siento su humedad en la punta de mi pene y no
puedo pararme a mí mismo. Me quejo, empujando profundo y duro. Olivia grita,
el envío de la excitación al rojo vivo a través de mi cuerpo, obligándome a ir duro
y rápido. Miro su cara. Sus ojos están cerrados y su boca está abierta mientras me
agarra fuertemente. Tiro hacia abajo sus caderas, obligándole a moverse contra
mí.
—Te voy a follar hasta que me digas que tengo razón —le digo, dejando caer
mi boca a su clavícula.
Paso mis manos por su espalda antes de que los enrosque en la base de su
cabello. Jalo fuerte, inclinando su cabeza hacia atrás y ella gime en voz alta mi
nombre fuerte en sus labios. ¿Quién hubiera pensado que mi dulce Olivia le gusta
duro? Arrastro mis labios sobre su clavícula y por su cuello. Cada vez que me
muevo dentro de ella, me acerco más y más a su liberación. Puedo sentir su
endurecimiento a mí alrededor y está haciendo que sea más difícil aguantar.
Arranco su sujetador hacia abajo, dejando que sus tetas se derramen sobre su
cuerpo y tomo una en mi boca. Presiona su pecho profundamente en mi boca a la
vez que clava sus uñas en mi carne.
Me alejo.
—Malditamente te encanta eso, ¿verdad?
Ella rastrilla sus dientes sobre su labio inferior, sacudiendo la cabeza.
—No, solo estoy complaciéndote. 104
Sonrío un poco antes de salir y empujar todo el camino de vuelta hacia
adentro. Ella inhala fuertemente y me aprieta más cerca. La quito de la encimera,
agarrando su trasero en grandes puñados y ruedo sobre mis talones, apoyando
con fuerza contra la pared del baño. La gravedad le obliga a liquidar por
completo en mi longitud y aprieto la mandíbula mientras mi cuerpo vibra con
una intensa energía sexual. Olivia se inclina hacia atrás, mostrando sus perfectos
pechos que rebotan cada vez que mis caderas chocan con las de ella. Mis fantasías
de Olivia nunca hacen justicia. Su cuerpo suave y flexible es la perfección desde
los mechones de su cabello chocolate en su cabeza hasta los malditos calientes
sonidos que hace mientras me meto en ella. Me aparto y me deslizo fuera. Ella
gime, cerrando los ojos brevemente y me muerdo el interior de mi labio para
reprimir una sonrisa. Está frustrada, aunque nunca lo admitirá. Con una
respiración temblorosa, me empujo a mí mismo de nuevo en ella.
—Seth. —Su grito hace eco en todo el cuarto de baño, rebotando en las
baldosas y golpeándome justo en el punto dulce.
Gimo, dejando caer mi boca a su cuello mientras su mano se extiende y gira
la manija de la puerta.
—Cama ¡Ahora! —exige ella en un jadeo ronco.
La aplasto contra mí, tirando de ella fuera de la pared y hacia fuera al
dormitorio. Rastrilla sus dedos por mi cabello, tirando de él con dureza y
obligando a mi boca ir a la suya. A la mierda la cama. La quiero en el sofá. Mis
piernas se mueven rápidamente y la bajo sobre la tela blanca. Sus ojos se ajustan a
los míos y sé que va a protestar. Antes de que tenga la oportunidad, le agarro de
la cintura y doy un tirón a su alrededor. Ella descansa sobre el respaldo del sofá y
me mira por encima del hombro con una mirada incierta... la vista por sí sola es
suficiente para hacer que me corra. Me arrodillo en el borde del sofá, alineándome
a mí mismo exactamente donde quiero estar. Agarro su cadera con una mano y su
culo con la otra, apretando con la presión suficiente para hacerle saber que no voy
a ser suave. Ella comenzó esto. Si lo quiere duro, va a tenerlo duro. Voy a follar
duro hasta que se corra y esté pidiendo que la perdone. Es una mujer pequeña,
pero no es como si estuviera hecha de cristal. Entro en ella con un empuje duro y
ella grita a la vez. Observo sus reacciones cada vez que mi punta alcanza el punto
máximo, disfrutando de la manera en que garra el sofá mientras su cuerpo se
tambalea por el impacto. Sus dedos se clavan en el tejido, en un esfuerzo para
mantenerse estable. No hay pausas cuando me levanto y empujo de nuevo hacia
delante, enviándome a mí mismo todo el camino hasta la empuñadura.
—Más —gime, moliéndose hacia atrás de mí—. Más duro.
Con un gruñido, empujo más rápido y más duro. Cada vez que tiro hacia
atrás, ella se empuja a sí misma de nuevo en mí y siento sus músculos 105
agarrándome con más fuerza. Mientras más firme recibe, más me viene, bueno,
me vengo. Aprieto mis dientes y deslizo mi mano de su cadera y alrededor de su
estómago antes de deslizar las puntas de mis dedos entre sus piernas y en los
pliegues de su dulce coño.
—Oh Dios —ella gime, su cuerpo acelerando en sus movimientos.
Siento que sus piernas comienzan a temblar y sé que está cerca. Mientras la
rodeo, empujo más y más hasta que no puede respirar, hasta que está tratando de
arrastrarse lejos de mí. Un empuje más y me tiene apretando fuertemente y
fundida conmigo en su interior. El sonido de su ser arrebatado en éxtasis con mi
nombre un gemido ronco en sus labios es suficiente para que me envíe sobre el
borde y me hundo sobre ella, presionando mi cuerpo contra su espalda y hundo
inconscientemente mis dientes en su hombro mientras una liberación de gran
alcance viene de mí.
Descansamos en un montón de almohadas en el sofá hasta que uno de
nosotros tiene la energía suficiente para moverse. Cuando mi excitación
desaparece, el dolor en mi cuerpo vuelve con toda su fuerza. Mierda. Debería
haber ido un poco más suave. Sin decir una palabra, Olivia se desliza desde
debajo de mí y corre hacia el baño, cerrando la puerta con un pequeño golpe
detrás de ella. Supongo que todavía está cabreada porque le llamé a egoísta.
Entiendo, fue un poco duro y no creo que sea egoísta, no como yo lo soy, de todos
modos. Ella ha hecho un montón de cosas altruistas para mí, dejando de lado su
trabajo, por ejemplo. Pero cuando le llamé egoísta, me refería en términos de sus
decisiones. No piensa en cómo sus decisiones afectan a alguien más, involucrarse
conmigo afectaba a Mason y a su madre. Ir a cenar con Brent me afectó, ir a ver a
Don me afectó. No piensa y eso es lo único que me molesta sobre todo lo demás.
Tengo todo el derecho de estar enojado, no ella.
Me empujo fuera del sofá y voy a mi armario, no queriendo ducharme por
tercera vez esta noche. Agarro un par de pantalones de chándal y los deslizo antes
de ir a la cama y subir. Me acuesto de espaldas, la elección de la posición menos
dolorosa para la mejor oportunidad de conseguir un poco de sueño. Unos
minutos más tarde, Olivia sale del baño, con el cabello húmedo y pegado a su piel
limpia. Ayudándose a sí misma, saca una camiseta sin mangas de mi armario y
un par de pantalones de chándal negros, a juego con el mío. Sus ojos van hacia mí
mientras tira de la parte superior blanca sobre su cabeza y cubre sus pechos
desnudos. Mi mirada cae sobre su hombro, donde le había mordido ella. Está un
poco rojo, no corté su piel, pero pude magullarla.
—¿Te he hecho daño? —le pregunto, tratando de mantener un tono distante
en mi voz.
—No. 106
Su respuesta es corta y contundente, no puedo evitar una pequeña sonrisa.
No puede estar enfadada conmigo para siempre y ya le he perdonado. Diablos,
mi corazón le perdonó en el momento en que entró en el baño, pero mi polla se
negó. Quería castigarle, hacerle gritar... logró lo que quería y ahora sé que tengo
que pedir disculpas por llamarla egoísta, pero mi maldito orgullo no me lo
permite. No puedo. Si me disculpo, significa que no voy a hacerlo de nuevo y no
puedo garantizarlo. No puedo garantizar que no voy a decirlo de nuevo o decir
algo aún peor la próxima vez porque eso es lo que hago. Según mi padre, tomo
todo lo bueno que tengo y lo destruyo. No merezco lo bueno. No merezco nada
porque no aprecio nada. Algunas palabras paternales, inspiradores ahí.
Olivia se va a la puerta con un dominio frustrado en sus caderas. Ella
chasquea al apagar la luz, sumiendo la habitación en una oscuridad total. Espero
unos segundos antes de que siento el colchón hundirse ligeramente. Sé que está
de espaldas a mí y por instinto, me acerco a ella. Antes de que la toque, tiro
rápidamente mi mano. Todo lo que quiero de ella es un “lo siento por haberme
ido sin decir nada”. ¿Es tan difícil decirlo?
Espero un tiempo muy largo... solo esperando a que ella suspire y se
disculpe.
Nada.
Y no es hasta que ella murmura a alguien para que limpie su máquina y gira
en mi dirección en que me doy cuenta que no voy a conseguir una, por lo menos,
no mientras ella está durmiendo, de todos modos.
Permitiéndome una última sensación de su piel antes de quedarme
dormido, deslizo mi mano debajo de la camisa y llevo la palma de mi mano por el
costado de su cintura y por la subida de su cadera. Un suspiro de alivio se le
escapa y su cuerpo se relaja aún más mientras cae más profundamente en el
sueño. Saco mi mano hacia atrás y las pongo sobre mi cabeza, tapándome los ojos.
¿Por qué somos los dos tan jodidamente tercos?

107
8
Olivia
A menos de cuatro días para Las Vegas

Me estiro, extendiendo mis piernas y arqueando mi espalda antes abrir mis


ojos. Cuando parpadean para abrirse, tomo mis alrededores y al gigante
durmiendo junto a mí. Él tiene un brazo colgado sobre su cara y puedo ver el
corte de su labio inferior. Temor rueda a través de mi mientras recuerdo la noche
anterior. No fue un sueño.
Asombroso.
Observo a Seth por un rato más, tratando de encontrar la manera correcta de
disculparme. Sé que soy la que se equivocó. Sé que debería haberle dicho mis
planes y definitivamente no debí ignorarlo hasta quedarme dormida anoche, pero
lo que dijo me lastimo. No soy egoísta… no puedo serlo, no con él. He renunciado
108
a tanto por él. Lo escogí sobre mi trabajo. Escogí trabajar en el gimnasio sobre mi
escritura. No he abierto un documento de Word desde que nos juntamos. No
tengo tiempo. Entre mamá, Seth, y el gimnasio, no puedo hacer cosas que quiero
hacer, pero soy feliz con eso. ¿Es eso egoísta? ¿Es estar ahí para él egoísta?
Rechino mis dientes.
No.
Seth se mueve, moviendo su brazo y rodando sobre su lado. Su rostro se
contrae en dolor antes de arreglarse. Mis músculos se relajan de un calambre que
no sabía tenia. La idea de Seth despertándose y que esté tan enojado como estaba
anoche me aterra. La oscura, mirada asesina en sus ojos cuando salió de la ducha
anoche es algo que nunca quiero ver de nuevo. El sexo fue bueno sin embargo, no
puedo quejarme sobre eso. No anticipé que sucediera, pero estaba tan enojado e
intenso y quería que lo sacara conmigo, que me castigara por dejarlo. Alcanzo y
corro la punta de mi dedo sobre el dorso de su mano, la misma mano que me
sujetó tan fuerte anoche mientras me follaba duro y rápido, enviando cantidades
sin fin de corrientes eléctricas pulsando a través de mí. Tiro de mi mano y aprieto
mis muslos juntos y me estremezco por la sensibilidad. Estoy un poco dolorida,
anoche fue… apasionado, por decir lo menos.
Suspiro. Seth está acostumbrado a tener lo que quiere y sé que espera que yo
ceda y me disculpe primero… pero necesito que sepa que no aceptaré que me
hable de esa manera. Soy su igual, no una niña, incluso si mis acciones dicen otra
cosa.
Dejo la cama y me estremezco ante el dolor en los músculos entre mis
piernas. Hoy no va a ser cómodo, eso es seguro. Camino de puntas desde la
habitación abajo por las escaleras. Sorprendentemente, Selena está aquí comiendo
desayuno en la encimera. Cuando llegamos a casa anoche, Selena y Jackson se
fueron para quedarse en casa de ella… ¿habían regresado? ¿Nos habían
escuchado a Seth y a mí anoche?
—Buenos días. —Selena sonríe tensamente, lamiendo su cuchara—. ¿Cómo
fue?
Paso mis manos sobre mi cara y me apoyo en la barra de desayuno
—Discutimos. —Y tuvimos sexo épico—. No hemos hablado realmente desde
entonces…
—Sí, Jackson demandó que volviéramos esta mañana para que pudieras
hablar con Seth. —Mueve su cabeza hacia el patio trasero—. Ha estado sentado
ahí por más de una hora ahora.
Miro afuera de la puerta de vidrio y veo a Jackson sentado ahí en la silla, su 109
rostro cansado y preocupado.
—Él no durmió anoche —agrega ella.
—Pobre chico… es mi culpa.
Escucho pesados pasos viniendo abajo por las escaleras y mi cuerpo entero
se pone rígido. Seth va a ignorarnos, lo cual puedo manejar, o va a perder la
cabeza y patear a Jackson.
No me giro para verlo cuando entra en la cocina y Selena deja caer su
mirada en el tazón.
—Buenos días, Selena —dice él fríamente y puedo escuchar la puerta del
refrigerador abrirse.
—Uh —murmura ella, confundida—. Buenos días.
Frunzo el ceño, mirando sobre mi hombro y observo mientras él saca una
pequeña botella de lecha del refrigerador. La abre y toma un largo sorbo. Cuando
lo pone de vuelta, sus ojos se mueven a los míos.
—Veo que despertarme sin ti se está volviendo una rutina.
Mis ojos se entrecierran en él y Selena se mueve incómodamente en su
asiento. Él espera por una respuesta, observándome sin arrepentimiento. No está
en lo más mínimo incómodo sobre discutir frente a otras personas. Dándome
cuenta que no tengo respuesta para él, camina pasándome, pasando una mano
sobre su pecho y a través de su ya desarreglado cabello cuando camina fuera y
cierra la puerta detrás de él.
—Bueno, eso fue incómodo —murmura Selena y muerde su labio inferior
cuando la fulmino con la mirada.
Observamos mientras Jackson se levanta de su silla. Sus labios se mueven
rápido mientras le explica lo de anoche a Seth. Con cada palabra, los rasgos de
Seth se oscurecen más y sus manos se lanzan, sujetando a Jackson por el collar y
tirando hacia él. Selena y yo jadeamos, temiendo que una pelea esté por
comenzar. ¿Cómo demonios vamos a detener eso? Jackson permanece calmado y
neutral, no asustado, ni preocupado, nada. Es como si hubiera pasado por esto un
millón de veces. Seth deja a Jack y regresa dentro de la casa. Selena aleja la mirada
otra vez, pretendiendo que no estaba mirando la interacción entre los dos chicos.
Yo no alejo la mirada. Cuando la mirada oscura de Seth se posa sobre mí, miro de
vuelta, tristemente, poniéndome un poco acalorada por la intensidad en su cara.
Marcha pasándome, manteniendo contacto visual hasta que me pasa y se dirige
escaleras arriba. Cuando se ha ido pongo una cara amarga.
—Vaya, realmente hay una brecha entre ustedes ahora.
Suspiro. 110
—No tienes idea.
—¿Por qué no hablas con él?
—Porque terminara en una discusión. Quiere que me disculpe…
Ella arquea una ceja.
—Pues hazlo. Es tu culpa.
Ofendida exhalo una ráfaga de aire de mis mejillas
—Por Dios, ¿en serio? No me voy a disculpar primero. Me llamó egoísta.
Concedido, cuando lo digo en voz alta suena infantil y estúpido y la mirada
en la cara de Selena me dice que no estoy lejos de la verdad.
—No me puedo disculpar primero. No con Seth.
Ella no entiende como es. Él crece con poder, ama conseguir exactamente lo
que quiere. Es por eso que me sonrió anoche antes de que apagara las luces. Lo
espera de mí, pero no lo obtendrá hasta que estemos en terreno igual, hasta que
me comprometa en una conversación amorosa.
Me da otra de esas miradas de “eres una tonta” y me giro lejos de ella.
—¿Tienes ropa aquí? Necesito tomar algo prestado —digo sobre mi hombro.
—Si, en una bolsa en el piso de Jackson —responde cuando estoy a medio
camino por las escaleras—. Discúlpate, O, es tu culpa.
Ruedo mis ojos y termino de subir las escaleras. Me escabullo en la
habitación de Jackson y encuentro la maleta morado brillante de Selena abierta en
el piso. Afortunadamente, Selena ha estado usando pantalones y shorts más
seguido con Jackson, entonces cuando termino de pasar a través de su ropa,
fácilmente encuentro un par de pantalones y una blusa ligera de algodón para
usar en el trabajo. Llevo la ropa a habitación de Seth y afortunadamente para mí,
él está en la ducha. Me cambio, logrando solo tirar la blusa sobre mi cabeza antes
de que entre en la habitación. Peleo duro contra la urgencia de dejar a mis ojos
vagar por su cuerpo. Quiero. Quiero empujarlo en el sofá y lamerlo por todas
partes, probando la piel limpia en mi lengua mientras enlaza sus dedos en mi
cabello, tirando de mi cuero cabelludo hasta que arda.
—¿Olivia? —su ruda voz me trae de vuelta la atención y me doy cuenta que
estoy mirando.
¡Maldita sea!
—¿Qué? —mi voz sale mucho más frustrada de lo que esperaba y me siento
como una idiota.
—¿Estas lista? —asimilo su cuerpo completamente vestido, avergonzada 111
porque me distraje por completo pensando sobre las cosas que le haría.
—Sip, vamos. —Giro sobre mis talones y salgo de la habitación.
En el auto, ninguno habla. Es estúpido, de verdad. No estamos enojados ya,
pero empezamos una guerra que queremos que termine el otro. Seth sabe que soy
competitiva, como sé que él es competitivo, y solo puedo ver este juego
terminando mal, pero no me puedo tragar mi orgullo.
Aún no.

***

Me encojo lejos de la ventana de la sala de entrenamiento cuando Seth


golpea su puño demasiado duro en las costillas de su compañero. Veo su piel
ondear y sus costillas doblarse, reaccionando a la fuerza de Seth. El chico cae a sus
rodillas y Darryl golpea en la jaula, lanzando su sujetapapeles a través de la
habitación. Rechinando mis dientes, abro la puerta de la sala de entrenamiento.
Seth sabe que debe mantener las ventanas oscurecidas mientras está entrenando,
no quiero verlo, no a menos que tenga que.
—¡Estas lesionado! —grita Darryl—. Si continuas yendo a fuerza completa,
va a tardar más en curar, ¿entiendes?
En el lateral, Jackson sacude su cabeza hacia mí, advirtiéndome, pero voy de
todos modos.
—¿Lo tomarías despacio? —demando, acercándome al ring y cruzo mis
brazos.
Seth gira su cuerpo cubierto de sudor en mi dirección, haciendo que mi
respiración se acelere al instante. Su pecho se mueve rápido y sus ojos son
oscuros, como carbón fresco.
—No puedo continuar contratando compañeros de entrenamiento porque
rompes a los viejos. ¡Son humanos, no juguetes!
Me observa por un rato, sus ojos intensos nunca cediendo, antes de girarse.
Cuando su compañero recupera el aliento y se levanta, se enfrentan de nuevo.
Para impulsar mi punto, me quedo arraigada en mi lugar y los observo rodear al
otro. El chico se lanza hacia adelante y Seth lo esquiva, conduciendo su puño dos
veces en el costado de su compañero y el otro directo a su cara. Mis adentros se
tensan, enviando olas de miedo doblándose a través de mí.
Como un árbol cortado de la base, se balancea minuciosamente antes de caer
al suelo con un ruido sordo. Seth casualmente gira para mirarme y trago las 112
náuseas que siento en el fondo de mi estómago cuando se acerca al borde de la
jaula. Se agacha, acercándose a nivel de mis ojos tanto como puede.
—Cuando estés lista, voy a necesitar a uno nuevo, y si no es mucho que pedir,
consígueme uno que en verdad pueda tomar un golpe.
Y solo así soy transportada a la primera vez que conocí a Seth. ¡Que
malcriado, idiota agresivo! Olvidé completamente que enorme idiota puede ser.
—Hazlo tú mismo.
Salgo furiosa de la sala de entrenamiento, golpeando el botón para oscurecer
las ventanas antes de salir. No miro sobre mi hombro, incluso cuando lo escucho
decir mi nombre. Quizás nuestro juego ha ido demasiado lejos. Nos estamos
empujando el uno al otro ahora, profundizando un desacuerdo que pudo ser
resuelto antes de que despertáramos esta mañana, y a menos que esto termine
hoy, quien sabe que va a suceder con nosotros a largo plazo.

***
Dejo el gimnasio enfurruñada. La cosa buena sobre ser tu propio jefe es que
puedes irte cuando quieras. Aunque no creo que Seth lo aprecie mucho, o quizás
estará aliviado que me haya ido.
Estaciono en la entrada de mi mamá y apago mi auto. Me quedo por un
momento, pensando sobre Seth y como está actuando. Estar molesto conmigo
porque fui a sus espaldas y me negué a disculparme es una cosa, es casi
inofensivo, pero herir físicamente a alguien más para vengarse de mí no está bien
y ahora tengo una nueva razón para estar enojada.
Salgo de mi auto y entro a través de la pequeña, puerta de estacas blancas.
Debajo de mis pies, las piedras crujen y rechinan juntas. Me gusta el sonido. Me
recuerda a casa… a papá. Saco mi llave de mi bolsillo trasero y desbloqueo la
puerta. Incluso si es la casa de mamá, odiaría despertarla si está tomando la siesta.
Cuando la puerta del frente se abre y entro, ella se mueve en el sofá, pasando un
pañuelo por su cara. Rápidamente cierro la puerta tras de mí y camino hacia ella.
—Lo siento —solloza—. No esperaba que estuvieras en casa tan temprano.
Me dejo caer en el sofá junto a ella, atrayéndola a mí. Descansa contra mí,
dando golpecitos en su cara roja con un pañuelo. Seguido la veo llorar… y nunca
se vuelve más fácil. A propósito evado el video hecho en casa reproduciéndose en
la televisión y escucho a Chase y a mi cantar en el fondo.
—¡Feliz cumpleaños querido papi, feliz cumpleaños a ti! 113
Su joven risa llena mis oídos y mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas.
Nunca pensé escucharlo de nuevo, y es un sonido maravilloso, pero aún es
demasiado pronto para mí. No estoy lista para escucharlo, no cuando solo he sido
capaz de soportar mirar fotos de él. Trago y mi pecho hipa al presionar mi lengua
a mi paladar.
—Lo siento —mamá se disculpa, apagando la televisión—. Pensé que estaría
bien verlo para este momento.
—Papá murió, nunca va a estar bien… y eso está bien.
Ella envuelve un brazo alrededor de mí y se siente huesuda. Mamá ha
perdido mucho peso desde el funeral de papá. Nunca ha sido una chica grande,
pero seguro como el infierno que no ha sido tan pequeña como ahora. La sostengo
por un rato más. Pienso que casi se ha quedado dormida y antes de que yo me
duerma, soy despertada cuando mamá se mueve lejos de mí.
—¿Estás hambrienta? Tengo burritos de pollo en el refrigerador.
Sofocando un bostezo, niego con la cabeza.
—No pude dormir mucho anoche, así que probablemente voy a echarme
una siesta rápida.
Sus ojos se ensanchan.
—Seth, es cierto. Lo siento mucho, cariño. Lo olvidé por completo. ¿Cómo
está él? ¿Está bien?
Lamo mi labio inferior para evitar una sonrisa. Para alguien que parece ser
tan indiferente con él, está muy preocupada.
—Él está bien... más que bien. Todavía es tan cabrón como siempre.
—¿Qué pasó?
No quiero entrar en detalles con mamá, así que le doy la versión más simple,
la versión más rápida que puedo.
—Seth tiene una larga historia con otro luchador y anoche volvió a darle una
paliza en el culo. —Pongo mis ojos en blanco involuntariamente y mi madre
frunce el ceño.
—¿No estás feliz?
—Estoy feliz de que Seth esté bien... después de que lo vi anoche y se quedó
dormido, fui a ver al otro.
—¿El que hirió a Seth?
Asiento.
114
—Le dije que teníamos el asunto en la cámara, él perdió la razón, y cuando
volví donde Seth, él estaba enojado y discutimos y luego fuimos a dormir.
Cuando nos despertamos, estábamos todavía enfadados y lo hemos estado toda la
mañana.
Ella pellizca el lóbulo de su oreja y la hermosa perla entre sus dedos pulgar e
índice.
—¿No te disculpaste?
—¿Pedir disculpas? Mamá, me llamó egoísta.
—Lo dejaste mientras dormía para ir y ver al tipo que lo hirió… eso no es ser
exactamente desinteresada. ¿Por qué lo hiciste?
Me muevo en mi asiento.
—Porque... —Mi voz suena quejumbrosa y juvenil, y lo odio—. Don es un
idiota y quería hacerle daño como él hirió a Seth.
—No pensaste que quizás a Seth le habría gustado ser el que derribara a
Daniel…
—Don —le corrijo.
—Claro... estoy segura de que a Seth le habría gustado ser el que derribara el
mundo de Don… siendo tan arrogante y engreído como es él. —Mamá reprimió
una sonrisa—. Odio decirlo, cariño, pero tú eres quien debe disculparse.
Mi madre del lado de Seth, ¿quién lo hubiera pensado? Me hundo más abajo
en el sofá, al instante me siento como una idiota.
—¿Cómo sabes cuando tienes razón y ellos no?
Ella ríe, golpeando mi brazo.
—Oh, cariño. Lección número uno sobre los hombres, siempre piensan que
tienen la razón... especialmente los tipos luchadores. ¿Quieres salir adelante? No
importan los pequeños detalles. Déjalos pensar que ellos tienen razón. Como tu
padre, Seth te va a decir cosas hirientes en un momento u otro, nadie es perfecto.
Incluso los buenos tienen sus momentos, pero al final del día, si pueden hacerte
sentir amada más allá de cualquier otra cosa, si te muestran cuánto significas para
ellos, entonces las otras cosas son sólo piedras diferentes en un pavimento liso.
Asiento. Nunca pensé mamá pudiera darme alguna vez un consejo con el
que estaría de acuerdo. Ella ha crecido mucho desde la muerte de papá. No sé
cómo explicarlo. Tenemos conversación sin discutir, conversaciones reales en toda
su extensión. No puedo recordar la última vez que hemos estado tan cerca.
Voy a ver a Seth a la hora de almuerzo y le pediré disculpas por quitarle la
satisfacción de ver a Don derrumbado. No puedo devolverle eso, pero espero que 115
la disculpa sea suficiente. Mamá deja el sofá y entra en la cocina, permitiéndome
recostarme y estirarme. Mis ojos comienzan a pesar y bostezo incontables veces
antes de finalmente dormirme.

***

Tres fuertes golpes tocan a la puerta y mis ojos se abren de golpe. Es casi de
noche, la sala de estar es dos tonos más oscura. Me fuerzo a dejar el sofá y
levantarme adormilada sobre mis pies. Mi estómago gruñe y se revuelve porque
no he comido hoy. En lugar de darme hambre, eso me quita la mera idea de
comida.
Hay otro golpe contra la madera y arrastro lentamente los pies hacia allá.
Toco ligeramente la luz para encenderla y abro la puerta. Al otro lado de la reja
está Seth en una camisa blanca que se aferra firmemente a su pecho y brazos. Mi
ritmo cardíaco se dispara al instante. No por miedo o intimidación, sino por puro
e inmoral deseo, y la idea de tener que pedirle disculpas. Él va a hacerlo tan
doloroso como sea posible.
—Estás feliz de verme, no lo niegues. —Baja la mirada a mis pechos—. O por
lo menos tus pezones lo están.
Ignorando mi menos que impresionada expresión, abre la reja y la sostiene
al mismo tiempo que me mira como si fuera la cosa más divertida del planeta.
—¿Has estado dormida todo este tiempo?
Me encojo de hombros.
—Anoche no pude dormir mucho.
Pero por supuesto él sabe eso.
La divertida expresión de Seth desaparece, volviéndose seria.
—No discutiremos por un segundo más, Olivia. —Su voz es imponente,
como ordenándome que pare de estar enojada con él—. Todo lo que tienes que
haces es decirme que estoy...
—Estás en lo cierto —lo interrumpo—. No debería haber ido donde Don, o
por lo menos, debería haberte dicho. —Avanzo—. Y tú no deberías haber herido a
ese chico para vengarte de mí. Eso fue cruel. Prométeme que no harás eso de
nuevo.
Él niega con la cabeza.
—No puedo prometerte eso. 116
—Seth…
Él se inclina un centímetro hacia adelante.
—No voy a prometerte algo que no puedo mantener. Puedo prometerte que
siempre estaré aquí para ti o que nunca te seré infiel, pero no puedo prometerte
que no te heriré en otras formas. Es lo que hago, es lo que soy. Tengo salidas
extrañas y así es cómo trato las cosas.
Me abrazo a mí misma mientras el aire frío roza mi piel.
—Pero todas esas personas que no te hacen nada.
—Ellos firmaron un contrato en el que se comprometen a ser mi bolsa de
boxeo como sea y de la manera que yo quiera. Si a ellos no les gusta, siempre
pueden irse.
El hecho de que sea tan descuidado me sobrepasa y francamente, eso
aumenta mis niveles de frustración.
—Sabes quién soy. Yo he sido más que honesto contigo desde el principio.
No cambiaré, no ahora. Nunca.
—No quiero cambiarte.
—Entonces ¿qué quieres? ¿Qué puedo decir… o hacer… o darte para hacerte
feliz?
No quiero decirle qué me hará feliz. Quiero que él lo sepa automáticamente,
lo cual tiene que ser la cosa más estúpida que alguna vez he pensado porque aún
no sé lo que quiero… lo quiero a él. Quiero que seamos felices y no actuemos
como niños.
—No quiero pelear contigo. Tú ganas.
Su rostro se suaviza de una manera que me hace quererlo apretar.
—Me encanta ganar... ¿así que por qué me siento como una mierda ahora?
—Él avanza y juguetonamente traza mi brazo con su dedo índice—. Tal vez son
los enorme ojitos que me estás poniendo.
Mis labios se curvan en una sonrisa.
—¿Esto te hace sentir mal? —pregunto, sacudiendo mis pestañas.
Seth se ríe una vez.
—Sí, en realidad lo hace.
Doy un paso a un lado y Seth cruza el umbral y entra a la casa. Antes de que
anochezca, cierro todas las cortinas y reviso todas las habitaciones. Extraño.
Mamá no está aquí. Paseo por la cocina donde Seth casualmente se sienta sobre el
mostrador, bebiendo un vaso grande de agua fresca. 117
—Tu mamá dejó una nota. —Esconde su sonrisa demasiado confiada tras el
cristal mientras toma otro trago.
Una elegante letra se extendía pegada en la nevera, hay un mensaje de
mamá.

Olivia,
Estaré fuera hasta tarde esta noche. Yendo a una cena crucero
con tu tía Kate, ¿recuerdas?
Nos vemos mañana por la mañana.
PD: ¿Quién te mordió? No importa.
Siento vergüenza, deslizando mis dedos bajo mi camisa de algodón y sobre
la carne donde Seth hundió sus dientes anoche.
—Bueno, esa tiene que ser la nota más rara que he recibido.
Seth se ríe, escabulléndose del mostrador y viniendo detrás de mí. Siento el
duro frente de su cuerpo raspando débilmente sobre mi espalda y mi respiración
se traba mientras sus dedos se curvan alrededor de las puntas de mi cabello y lo
jala al otro lado de mi hombro. Saca mis dedos de la mordida y casi de inmediato,
los labios de Seth sensualmente acarician ésta.
—Siento haberte mordido —murmura profundamente, enviando escalofríos
descendiendo en cascada por mi espina dorsal. Hay algo en su voz ronca y baja
que consigue persuadirme siempre. En. Todo. Momento.
—No te disculpes. —Respiro, mis dedos temblando al tocarlo—. Me gusta.
Y me gustó. Sin mentir. El escalofrío de energía que sus dientes enviaron a
través de mí mientras ambos llegamos fue intoxicante y algo que lo dejaría hacer
una y otra vez.
—Esto es mucho mejor. —Suspiro, relajándome contra él—. No me gusta
pelear contigo.
Él sonríe contra mi piel.
—A mí tampoco, pero no me arrepiento.
—¿No? 118
—No. Aprendí un montón de cosas nuevas sobre ti.
Me doy la vuelta.
—¿Cómo qué?
—Eres apasionada. Terca y te gusta cuando te follo duro.
Casi me ahogo, sintiendo el calor de mis mejillas inmediatamente.
—No lo hago.
Mi aliento se traba mientras viene a mí, una mano sujeta mis muñecas y
rápidamente la otra toma un puñado de mi culo. Él me golpea duro contra la
nevera y corrientes eléctricas fluyen a través de mí, agrupándose en los lugares
más sensibles mientras él sujeta mis brazos por encima de mi cabeza.
Vergonzosamente, mi respiración se acelera y mi ropa interior se moja.
—Te lo dije —dice.
Él no sonríe… no hay victoria en su expresión, sólo oscuridad… dulce y
excitante, oscuridad y yo quiero todo eso para mí. Para siempre.
Su boca encuentra mi cuello y lo succiona y muelo mis caderas contra él con
urgencia. Lo puedo sentir duro contra sus vaqueros y presionar con impaciencia
en mí. Estoy lista para que él me arranque la ropa y me tome en el mesón ahora...
o por lo menos lo estoy hasta que su teléfono suena.
Él lo saca de su bolsillo trasero y lo desliza sobre el mesón, todo sin quitar su
boca de mí. Estoy más que feliz por ignorarlo. Quiero toda su atención en mí,
donde importe. Conecto mi dedo sobre el dobladillo de sus pantalones vaqueros y
casi desabrocho el botón cuando su teléfono suena otra vez. Él se aleja con un
gemido frustrado también, y manteniendo mis brazos fijados por encima de mí,
toma su teléfono. Cuando lee la pantalla duda por un momento.
—California —murmura entre dientes, respondiendo y poniéndoselo en la
oreja—. ¿Hola? Sí. ¿Visitas? —Hace una pausa mientras la persona le habla en la
otra línea—. ¿Cómo está ella? —Una pausa más larga—. Está bien. Allí estaré
pasado mañana.
Él cuelga y libera mis muñecas. Lo espero para hablar mientras él amontona
sus dedos a través de su cabello y expulsa una exhalación de sus labios.
—Vamos a California.
—¿Nosotros? ¿Cómo tú y yo?
Él arquea una ceja.
—No, la nevera y yo… por supuesto, tú y yo.
Pongo mis ojos en blanco alegremente a su sarcasmo.
119
—¿Qué hay acerca del gimnasio? ¿Quién va...?
Él me silencia con un dedo contra mis labios, y trae su teléfono de vuelta en
su oreja. Lo golpeo para alejarlo, y él sonríe, acercando sus dedos en el bolsillo de
mi pantalón mezclilla y tirándome más cerca. Me río una vez mientras me alejo de
él y escapo de su control.
—Jackson, soy yo… todo está bien. Necesito que me reserves dos pasajes a
California para mañana por la tarde. Sí, y después cuida el gimnasio durante unos
días… —Seth frunce el ceño—. Porque me voy a California. —Se ríe—. Gracias.
Sonrío. Me alegro de que estén en buenos términos. Golpea su teléfono
contra la palma de su mano.
—Jackson tiene el gimnasio y Selena probablemente ayudará.
—¿Y qué hay de tu entrenamiento?
Seth se inclina contra el mostrador de la cocina cruzando las piernas en los
tobillos.
—No voy a poder resolver eso por teléfono. —Él gime—. Tengo que irme.
Mis entrañas se desinflan.
—¿Irte? No puedes irte. Acabábamos… estaba… ¿En serio?
Se ríe, dejando el mostrador y me rodea en sus brazos.
—Te compensaré, te lo prometo. Cuando estemos en California, voy a hacer
lo que quieras que te haga.
La idea de ir a California a ver a la madre Seth de repente se vuelve
tolerable.
—Trato, pero tú harás tu mejor desempeño.
Su mano se desliza bajo la tela de mi camisa y alrededor de la parte baja de
mi espalda.
—¿No lo hago siempre?
Sonrío. Seguro que lo hace.
Seth planta un rápido beso en mis labios y se va sigilosamente de la casa,
abriendo y cerrando la puerta tras él. Caigo en el sofá con un suspiro pesado. La
idea de volver a ver a Vanessa me pone nerviosa... La última vez que la vi, Seth la
llevaba desmayada desde la estación de policía. Ha tenido mejores momentos,
estoy segura, y espero que ella esté mejor, por su bien. Creo que a él le haría bien
tener a su madre de vuelta.

120
9
Seth
Hablarle a Darryl sobre saltarse el entrenamiento por un par de días es algo
que tenía que hacerse en persona. No iba a gustarle eso, pero la verdad es, que
estoy jodidamente adolorido. Mi cuerpo duele, mis costillas duelen, mi rostro
duele y tengo un constante dolor de cabeza que está volviéndome loco.
Dormir.
No puedo esperar a meterme en la cama y dormir. Desafortunadamente,
Darryl vive en el otro lado de la ciudad y tengo que aventurarme a ir a través de
más de un millar de semáforos, lo que significa que voy a estar conduciendo por
al menos cuarenta minutos de ida y vuelta, sin mencionar la larga, larga
conversación que voy a tener con Darryl tras mi anuncio.
Me detengo afuera de la bonita casa familiar de Darryl. Es pequeña, pero
desprende una vibración amorosa. No se siente fría o emite una sensación 121
desagradable como mi casa lo hace o las otras en las que crecí. Mis padres apenas
se encontraban en casa, las cenas siempre eran frías en vez de frescas, dejando la
cocina con un sentimiento de vacío. No había calor alguno de una comida recién
hecha flotando en el aire… eso no importa ahora, supongo. No me importaba
realmente, era todo lo que conocía.
Cuando llegué de sorpresa en la cena de la familia de Olivia hace meses,
antes de que Rick muriera, supe que me había perdido tantas cosas, pero que mis
hijos nunca tendrían que hacerlo. Eso puedo garantizarlo.
Niego, ignorando esos pensamientos. Solo tengo veinticuatro años. Sin
necesidad de niños aún, no hasta que haya logrado todo lo que necesito. No
quiero ser un luchador cuando tenga niños. No quiero arrastrar a Olivia a eventos
y fiestas cuando ella esté embarazada. Sonrío ante el pensamiento de un pequeño
y redondo vientre sobresaliendo de sus playeras. Un golpe en mi ventana me
fuerza a dejar los pensamientos demasiados hogareños de mi cabeza. Estoy
comenzando a preguntarme quién es la mujer en esta relación… Darryl se aleja
de mi puerta mientras la abro y trato muy duro de no reír de su pijama “el mejor
papá del mundo” y fallo.
—Ja Ja —dijo con cara seria—. Es divertidísimo.
Él cambia su camisa, tirando de ella más alrededor de sus hombros.
—Cuando tengas niños, verás cuánta fuerza se requiere para realmente usar
los regalos que tus hijos te compran y luego me estaré riendo de ti.
La comisura de sus labios se elevó en una sonrisa y sé que lo disfruta más de
lo que pretende.
—De todos modos, nunca visitas mi casa, no desde que casi dormiste con
Olivia y tú mamá fue hospitalizada por intoxicación con alcohol.
Balanceo mis piernas sobre el borde de mi silla y de paso descanso mis pies.
Recuerdo aquella noche. Que durante semanas Olivia y yo no pudimos tener
sexo, recordé una y otra vez aquella noche, torturándome a mí mismo. Si hubiera
sabido que todas las cosas que dije iban a terminar siendo una pérdida de aire
caliente, la habría tomado en ese mismo momento y sé que habría sido la victoria
más dulce de mi vida, si el hospital no hubiera llamado por tercera vez esa
semana, eso es.
—Así que, ¿qué pasa?
No soy de los que se andan con rodeos, así que le digo.
—Me tomaré un par de días de descanso del entrenamiento.
Junta sus cejas y me preparo a mí mismo para el discurso que seguro
continuara. Sorprendentemente, relaja sus cejas de vuelta a su curva natural. 122
—Bien.
—¿Bien?
—Seguro. —Se encoge de hombros, cruzando sus brazos sobre su pecho—.
Necesitas tiempo para recuperarte y si te mantienes yendo tan duro como lo
hiciste hoy, eso tomara mucho tiempo. —Hizo una pausa—. ¿Tú y Olivia aún
siguen discutiendo?
Niego.
—No, hicimos las pases. Iremos a California mañana para ver a mamá.
Las cejas de Darryl se acercaron en el centro de su frente de nuevo.
—¿Estás seguro de que esto es una buena idea tan cerca de una lucha? Ya
sabes cómo es tu madre. Apenas has estado ansioso desde que ella se fue.
—No voy a excluirla, Darryl. Solo la veré para ver si ha progresado. —Y
porque cada mañana que me despierto y ella no está en la casa, me siento como el
idiota más grande del mundo. Apoyo, eso es todo lo que necesita, pero no tengo
tiempo para cuidar de ella y de mí, no ahora que estoy dentro de la liga
internacional. Cuando la temporada termine, contemplaré firmar su liberación—.
Y quiero que mamá y Olivia pasen algo de tiempo juntas.
—¿Tu mamá ha conocido ya a Olivia?
Asiento, casi avergonzándome por el recuerdo. Mamá había estado borracha
en ambas ocasiones, llamando a Olivia por el nombre de otra chica.
—Dudo que ella lo recuerde, pero sí.
—Siempre y cuando descanses, no veo problemas con que vayas a
California. Nosotros nos iremos a las Vegas en dos días, y mañana temprano
tenemos un encuentro con las autoridades y la MMAC para discutir sobre
demandar a Don y…
—No quiero demandarlo.
Él se acerca a mí.
—¿No quieres demandarlo?
—No quiero su dinero. Lo quiero fuera de la lucha… para siempre. No
quiero que tenga las bolas para mirar un guante nunca más.
Darryl frota su frente con la punta de sus dedos.
—No van a aceptar eso, han tenido sus ojos en Don desde hace un tiempo. Él
es un buen luchador, Seth, uno del que la compañía puede beneficiarse.
No hay refutación y no daré el brazo a torcer.
123
—Don nunca luchará en el MMAC otra vez y no toleraré nada menos.
—¿Y si no te dan lo que quieres?
Cambio mi peso.
—Fuimos atacados fuera de nuestro gimnasio, sin provocación ni
conocimiento. Me darán exactamente lo que pido.
Darryl niega.
—Aún no has tenido tu primera pelea y ya estás amenazando a tus
empleadores.
Sonrío.
—¿Qué puedo decir? Soy de ese tipo.
—Eso es seguro.
Mi teléfono vibra con un mensaje de texto y lo saco de mi bolsillo para
echarle un vistazo.
DE: JACKSON. HORA: 8:00 p.m.
Vuelos reservados. Te vas pasado mañana a las 5 a.m.

Deslizo mi teléfono en mi bolsillo.


—¿A qué hora es el encuentro?
—9 a.m.
—Está bien. Te veré ahí.
Extiende su mano hacia mí, y pongo la mía en la suya. Sus largos dedos se
cierran en los míos en un firme agarre y me tira hacia delante, envolviéndome en
un abrazo alrededor de mi hombro.
—Te veo mañana. —Me suelta—. Quién sabe, quizás encontrarás el
momento correcto para proponerte a Olivia en California.
Me enderezo en mi silla y agarro la puerta.
—Quizás.
El solo pensamiento envía una sensación pavor retorciéndose a través de mi
estómago. Me estoy volviendo loco sobre una pregunta que estoy seguro ella dirá
que sí. Una pregunta… eso es todo. Es extraño cómo una cosa tan pequeña como
una conversación puede tenerme paralizado con miedo. Cierro mi puerta y
enciendo mi auto. Hablar con Darryl no me llevó tanto tiempo como esperaba.
Puedo decir que necesita un descanso, parece cansado y un día o dos deberían ser 124
suficiente tiempo para refrescar su cuerpo y mente. No tomé las cosas con calma
con él hoy, especialmente después de anoche y aún no me he disculpado por
conseguir fastidiarlo, pero no tengo que hacerlo. No aceptará una disculpa. Lo
vuelven incómodo. Prefiere perdonar sinceramente sin intercambios. Eso solo
cómo es él.
Contemplo regresar a casa de Olivia. Sabiendo que su madre está fuera hasta
Dios sabe cuándo, es tentador… sostener a Olivia es muy tentador, pero necesito
dormir y nunca conseguiría mi muy necesitado sueño en una cama con alguien
como ella, no hasta que agotara cada entrada y cada posición.
Me retiro de la calle de Darryl, inseguro hacia dónde ir. Giro a la derecha, en
la dirección de la casa de Olivia. Ignorando la señal “no textear y manejar”,
recupero mi teléfono de mi bolsillo y le envío un mensaje.

PARA: OLIVIA. HORA: 8:11 p.m.


¿Vas a casa o voy a la tuya?
Un par de minutos más tarde, contesta. Y qué respuesta es. Pondría la
imagen que me acababa de enviar como mi fondo de pantalla, pero tal perfección
es solo para mí. Hay un título también:

Tú decides.

En la imagen, su cabello oscuro está mojado y cubre su pecho reluciente,


apenas asentándose por encima de sus maravillosos y rosados pezones. Quiero
ver su mitad inferior, quiero ver al agua brillando por otras partes de su cuerpo.
Partes que lamería repetidas veces sin dudar. Esa es mi idea de cielo. Ahora, me
alegro de que diera la vuelta a la derecha en vez de a la izquierda hacia mi casa.
Bajando rutinariamente mi mirada fija a mi teléfono, texteo de vuelta.

PARA: OLIVIA. HORA: 8:18 p.m.


En camino. No te atrevas a moverte.

Dejo caer mi teléfono en el centro de la consola y presiono un poco más


fuerte el acelerador. No creo que pueda conseguir llegar lo suficientemente
rápido.

125
***

A menos de tres días de Las Vegas


Entro en el gimnasio con Darryl pisándome los talones.
—No puedo creer que estés retrasado… incluso después que te dije que
teníamos un encuentro esta semana.
Oigo el enojo en sus pasos y estoy distraído. No estoy tan retrasado, veinte
minutos, más o menos unos pocos. Él me sigue hasta arriba, más allá de la oficina
y dentro de la sala de reuniones, la única habitación en todo este edificio en donde
no he estado.
Una larga y barnizada mesa de madera llena con grandes (y sin duda
cómodas) sillas. Es muy corporativo comparada con la vieja escuela diseñada
fuera de esta habitación. Mis ojos descienden sobre el hombre y la mujer sentados
delante de mí. No parecen molestos de que esté retrasado. Entonces otra vez, con
sus “trajes” realmente nunca puedes asegurarlo. Tienen perfectas caras
imperturbables.
Darryl camina hacia mí y dentro de la habitación.
—Caballeros… —Se aclara su garganta—… y señorita.
La mujer de cabello acaramelado con los grandes ojos whiskey asiente hacia
él, agradeciendo su corrección. Mientras Darryl se vuelve hacia ellos, los ojos de
ella giran rápidamente hacia mí y conozco esa mirada. Sus ojos están brillantes,
sus mejillas ligeramente sonrojadas. Lujuria. La he visto millones de veces y en
realidad no hay nada más claro que esto. Pienso que es atractiva. Me gusta la
forma en que su cabello está recogido en un moño suelto y me gusta su ajustado
vestido de negocios, pero la mirada en su rostro no hace que mi estómago se
apriete.
No quiero a los ojos de color whiskey mirando hacia mí desde debajo de sus
parpados flojos y excitados. Quiero verde… quiero largo cabello chocolate y
pechos alegres y naturales. Olivia. La quiero a ella, a nadie más.
—¿En qué situación estamos en la decisión? —pregunto.
Darryl camina hacia el costado y me dejo caer en la silla a la cabeza de la
mesa.
—Bien, hemos llegado a un acuerdo con los abogados de Don.
Thomas, el mejor abogado de MMAC responde:
126
—Están dispuestos a pagar una considerable suma de dinero para detener la
intensificación de esto.
Me siento adelante en mi silla, descansando mis codos en la mesa.
—No quiero su dinero.
Thomas frunce sus oscuras y gruesas cejas.
—Tu entrenador nos dijo…
Darryl suspira, interrumpiéndolo y sentándose en una silla libre.
—Olvida lo que dije. Seth tiene su propia idea en cuanto al resultado de este
caso.
Thomas sabe exactamente lo que quiero y la tensión en su cara me dice que
él no quiere ir por ese camino.
—¿Qué es lo que quieres, Seth? —pregunta la mujer, deslizando el extremo
de su pluma en sus labios.
Ella sabe lo que está haciendo y estoy seguro que muchos otros han caído
por toda esa vibración de “gatita sexy”. Mierda. Yo habría caído hace meses atrás.
—No quiero un solo centavo de él. Quiero que se vaya. No más
competiciones, no más entrenamientos y no más luchas.
Thomas baja sus gafas hasta el puente de su nariz y fuera de su cara, antes
de concentrar sus profundos ojos azules en mí.
—Con todo respecto, Sr. Marc…
—Seth —lo corrijo. Sr. Marc suena raro.
—Seth, lo siento. La MMAC está necesitando buenos boxeadores. El señor
Russel es nuestra segunda opción… segunda después de ti. Él es un recurso que
nos gustaría poseer cuando él esté ganando.
—¿Quieren a alguien como él para representar a la MMAC? Mírame a la
cara. —Me paro y me saco la camisa, exponiendo mis costillas oscurecidas—.
Miren mis costillas. No es un luchador. Es un cobarde.
El joven hombre junto a Thomas se mueve en su asiento y se inclina más
cerca para murmurar algo en su oído. Cuando se aleja, Thomas aclara su
garganta.
—Entiendo que hubo un incidente en Boston durante el torneo amateur...
¿Tú golpeaste al señor Russell en la cara?
No dejo que mis ojos titubeen para él. ¿Cómo sabe eso? Pensaba que las
cintas habían desaparecido. Vuelvo a sentarme en mi asiento.
—Vas a tener que refrescar mi memoria. 127
Mientras Thomas baja su mirada, robo un vistazo hacia Darryl, cuyo rostro
está inmovilizado en mí. Parece tan sorprendido.
—Los abogados del señor Russell nos han informado que lo atacaste a él y a
su amiga en el club de los caballeros de Polaris en Boston.
¿Amiga? Pienso por un momento y no es hasta que Darryl se ríe una vez
bajo su aliento que me doy cuenta de que está hablando de Olivia.
—¿Amiga? ¿Así es como la llamó? —Niego—. Don acosaba sexualmente a
mi chica. No lo ataqué sin razón. La protegía.
—Independientemente de lo que era para ti…
—Es —interrumpo.
—¿Eh?
—Es —digo otra vez—. Lo que es para mí. Ella aún es mía.
Lo digo con muchísima más posesión de lo que me propongo.
—Mi error —responde, preocupado de que haya excedido un límite—.
Independientemente de lo que es para ti, has roto las reglas y él decidió hacer
vista gorda de eso. Los abogados de Don y MMAC están pidiendo que hagas lo
mismo y te están ofreciendo una cantidad considerable de dinero para ello.
Hago un chasquido.
—Rendirme y dejar que Don Russell me patee el trasero no es algo que
estoy dispuesto a hacer.
No daré el brazo a torcer. Nunca en un millón de años miraré al débil a los
ojos otra vez. Aprenderá el maldito miedo. Thomas y los abogados MMAC me
miran con entusiasmo. Disfrutan de la rivalidad, pero no los quiero formulando
alguna idea acerca de una revancha. No merece estar en el mismo ring que yo.
Exhalando, Thomas cierra su carpeta.
—Tendremos que hacer otra audiencia con sus abogados. Tienes derechos y
no queremos quitártelos, pero piensa en ello. Tener a Don en la MMAC te
beneficiará inmensamente.
No le contesto. Creo que he dicho bastante y estoy harto de repetirlo.
Se van de la habitación, uno tras otro hasta que no queda nadie excepto
Darryl y yo.
—Él tiene razón —anuncia Darryl tras unos segundos largos, inclinándose
hacia adelante sobre sus codos—. Tener a Don en la MMAC será bueno para tu
carrera. Los espectadores aman a los rivales… les emociona.
—Mis rivales no comienzan y terminan con Don. He cabreado a un montón 128
de gente… enojo a Junior Moset todo el tiempo.
Él se encoge de hombros.
—Eso no es rivalidad. Es un poco de bromas arrogantes. Que yo sepa, no has
dormido con su novia. Nadie te odia como Don te odia. —Darryl se ríe en voz
alta, haciéndome sonreír—. Y él te odia tanto.
Me muevo en mi asiento.
—Se tiene que ir. Quiero humillarlo… romperlo en pedacitos.
—Y el ring es el lugar perfecto para hacerlo. Ahora estás en la liga
profesional. Cada una de las peleas en las que estás será transmitida a millones de
espectadores. Has vencido a Don antes. Hazlo otra vez. Hacerlo una y otra vez
hasta que te ruegue que lo dejes en paz.
Me inclino en mi silla. Tenía razón en cuanto a ellos siendo agradables.
—Tú no entiendes. No se trata de pegarle más. Lo he hecho. Se trata de
cerrar capítulos viejos y avanzar. No quiero a Don en la MMAC porque estoy en
el MMAC, lo que significa que Olivia lo verá con frecuencia. Ella sabe por qué
Don me odia y no quiero que salga lastimada por algo que hice antes de
conocerla.
—¿Así que esto es sobre Olivia?
Empiezo a asentir, pero cambio de opinión y comienzo a negar.
—Se trata de avanzar. He cambiado y no quiero estar asociado con la
persona que solía ser.
Darryl suspira.
—No te van a dar lo que quieres. Lo sabes, ¿no?
Lo sé y lo odio.
—Llamaré a mis abogados y que llamen a la MMAC. Necesitan que les
recuerden las reglas. Don está fuera.

129
10
Olivia
Mi coche rueda hasta detenerse frente a la casa de Seth. Afortunadamente, ni
el coche de Jackson ni el de Selena se encuentran en la parte delantera y estoy
esperando que se hayan ido a otro lugar para pasar la noche. Seth me lo ha
contado todo sobre su precioso plan para nosotros, cena en la piscina, el vino y un
baño. Estoy emocionada. Mi sangre fluye rápidamente a través de mis venas,
haciendo que mi cabeza gire como si ya hubiera ingerido alcohol. No he traído
nada para nadar, lo hice a propósito, también. Nunca he nadado desnuda en mi
vida, incluso cuando Selena insistía en que era genial y rutinariamente lo hacía en
su piscina. Para mí, estar desnuda en una piscina no era algo en lo que estuviera
interesada, es decir, no hasta ahora. Me deslizo desde el coche y me acerco a la
puerta principal. Tiro del dobladillo de mi vestido, odiando haber optado por
usar algo tan corto y saltarme la ropa interior. Apenas llegaba a mitad del muslo y
sentía el tejido suelto, que fluía por mi trasero. El vestido era de un bonito azul 130
real y de corte bajo, exponiendo los lados de mis pechos. Había comprado el
vestido hacia dos días. Poco tiempo atrás, Seth y yo habíamos ido de compras.
Realmente le gustaba el vestido, pero insistió en que era demasiado “revelador”.
Volví al día siguiente y lo compré, con la esperanza de que hubiera un momento
aislado, en el que lo pudiera usar para él. Decidí usar mi cabello recogido en un
moño desordenado esta noche, también. Si hay una cosa que odio de las piscinas,
es lo que hace el cloro en el cabello. Hace que se quede todo seco y viscoso, no es
sexy, en absoluto.
Abro la puerta y entro. Un delicioso olor se filtra a través de mi nariz y mi
boca instintivamente se hace agua. Lo que él está cocinando, huele increíble. No
presto atención a la iluminación tenue mientras hago mi camino hacia la cocina.
Mis piernas no van a las órdenes de mi cerebro, sino de mi estómago. Quiere
llenarse con el delicioso aroma de la albahaca y el tomate.
Cuando entro en la cocina, está limpia, sólo el calor de una comida recién
cocinada permanece en el aire. Exploro el cuarto y espero unos segundos. No veo
a Seth. Cuando estoy a punto de pasar hacia la sala para sentarme y esperarle, me
doy cuenta de que la puerta de atrás está abierta y yo instintivamente me dirijo
hacia ella. Escucho sonidos de porcelana y cubertería chocando y una maldición
saliendo de sus labios. Está preparando la cena, en el patio de la piscina. Mi
corazón palpita. Nunca esperé que Seth fueran de los tipos que cocinaban. Quiero
decir, es obvio que tiene que hacer comidas locas para mantener su nutrición,
pero ¿Cocinar para dos? No puede ser algo que haya hecho antes. Sigo los
peldaños hasta la puerta y miro a través de los barrotes. La mera visión de él,
manda mi latido al cielo, vaqueros sueltos y una camiseta ajustada, mi favorita.
Me gusta la forma en que se extiende sobre la espalda, mostrando todas las líneas
de sus músculos. Ajusta el enorme plato de pasta, desplaza una silla y mueve una
copa de vino. Da un paso atrás y pone sus manos en la cadera, analizándolo. Con
un frustrado “bah “cambia la taza de nuevo a su posición original y empuja la
segunda gran silla, lejos. Cuando el asiente con aprobación, abro la puerta y
chirria. Poco a poco, él mira por encima del hombro, con sus ojos puestos
inmediatamente en mis piernas.
―No mires... ―Sus labios tiemblan mientras reconoce el vestido.
Comestible.
Siento que mi piel arde bajo su intensa mirada y si no fuera por mi
estómago gruñendo, me hubiera saltado la comida he ido directamente hacia el
postre.
―Tú cocinaste. ―Sonrío―. Huele increíble.
Los labios de Seth se enroscan en una sonrisa orgullosa y gira su cuerpo
hacia mí. 131
―Hice un tazón gigante de pasta para que podamos compartir.
Él me mira como si tuviera que decir algo y yo reprimo una carcajada.
―Está bien.
―¿Está bien? Pensé que estarías un poco más emocionada que eso.
Me rasco la cabeza.
―¿Sobre un plato de pasta?
Se ríe y el sonido es tan áspero que envía piel de gallina ondulando en la
superficie de mi piel. No hay palabras para describir la forma en que la risa de
alguien te eleva más alto que las nubes y no, la risa de Seth Rogen no cuenta, no
importa cuán glorioso es y no importa cuántas veces lo configuré como tono de
notificación y texto solo para escucharlo una y otra vez. Yo no hice eso... está bien
lo hice, pero sólo fue mi tono de mensaje durante dos días antes de darme cuenta
de que había cruzado la línea de “sano“ y peligrosamente divertido a estar en el
borde de “loca de mierda”.
Es extraño cómo mi cuerpo reacciona a él. Ayer por la noche, después de que
enviase a Seth una foto mía recién salida de la ducha, él se acercó y pasó la noche
conmigo. No tuvimos sexo... pero le hice pasar la mayor parte de la noche con su
rostro entre mis piernas. Una y otra y otra vez que me hizo venir... Pensé que
estaría fuera de orgasmos durante unos días, pero al verlo ahora, riéndose y
tratando de ser romántico, me humedezco. Me puedo sentir, resbaladiza y
húmeda entre mis muslos.
―Has visto la dama y el vagabundo, ¿no? ―me pregunta.
―Por supuesto.
―Bueno, a las chicas les encanta la dama y el vagabundo. ―Estaba casi
orgulloso de sí mismo.
Me río una vez en su referencia a icónica película, famosa por el “beso de la
pasta”.
―¿Quién lo dice?
―Selena la estaba viendo cuando llegué a casa esta tarde. Ella dijo que la
habían visto un millón de veces.
― Sí ―estoy de acuerdo—. Cuando teníamos doce.
Seth rueda los ojos y se pone en el asiento.
―¿Quieres compartir un plato de pasta conmigo o no?
―Me encantaría. ―Yo camino hacia la silla vacía y cuando estoy a punto de 132
caer en ella, Seth chasquea la lengua de una forma desaprobatoria—. Ese no es tu
asiento.
Hago una pausa medio sentada.
―¿Dónde me siento?
Sus gruesos dedos despreocupadamente tocan su rodilla.
―Justo aquí.
Levanto una ceja.
―Espera, ¿quién es el vagabundo aquí? No creo que una dama se siente en
las rodillas de un hombre en la mesa para cenar.
Sus ojos estallan, al parecer disfrutando de las bromas.
―Siéntate en mi rodilla antes de que te incline sobre ella.
Cumplo porque sé que él es un hombre de palabra. Me deslizo sobre sus
rodillas y me aprieta contra su pecho, avanzando la mesa de cristal cerca de
nosotros. Aspiro sutilmente mientras su olor me envuelve. Es ese olor fresco y
limpio de la ducha, el tipo de olor que se filtra a través de la nariz y se rezaga en
la parte posterior de la garganta, encendiendo mi sangre. Tragas saliva en un
intento de saciar las ganas de lamer la carne de la que emana el olor, sólo que no
puedes. Nada apaga el deseo, no hasta que la piel se vuelve resbaladiza con tu
saliva mientras deslizas tu lengua sobre ella muy suavemente.
Él gira su tenedor en el delicioso caos de la pasta y la salsa antes de traerla a
mis labios. Abro la boca y él lo pone. Echo un vistazo hacia atrás a él y sus ojos
están fijos en mi boca. Ellos observan fielmente mis labios envolverse alrededor
de la comida y cogerlo del tenedor.
―¿Estás lista para California mañana?
Asiento con la cabeza, masticando la comida.
―¿Tú?
―Sí. ―Hace girar el tenedor en la pasta, para coger un bocado para sí
mismo.
Miro a mi alrededor al patio de la piscina. Realmente es hermoso. Las luces
están todas encendidas, dando a la piscina un hermoso brillo prohibido. Ahora
mismo, me siento como si estuviera en alguna parte de la selva, cerca de un lugar
oculto al margen de cualquier otra persona. Las rocas que albergan las luces
parecen reales. El agua azul parece que es brillante, y hay un coro de chirridos de
los grillos que hacen que todo sea mucho más creíble.
No terminamos la pasta, lo que hace feliz a Seth. Resulta que él es un gran
fan de los alimentos recalentados, yo no. Es fresco o nada. Cuando él toma las 133
sobras para ponerlas en la cocina, levanto el vestido por encima de mi cabeza y
desengancho el sujetador. Cuando vuelva, estaré desnuda y esperando para
entrar en la piscina. Al abrir la puerta, se detiene bruscamente, con los ojos
completamente pegados a mi cuerpo desnudo. Muerdo una sonrisa mientras su
mirada se oscurece y se saca su camiseta en un solo movimiento fluido. Todos sus
duros músculos y tatuajes, están expuestos a mí y me esfuerzo por no
desmayarme en la piscina. Sin decir una palabra, él acecha hacia mí su intención
clara atravesando sus ojos y no se detiene hasta que su cálido torso se pega firme
contra el mío, enviando excitación al rojo vivo a cada punta de mi cuerpo cabeza,
dedos de los pies, los dedos lo que sea, está ahí. Mi cuerpo zumba con sus ojos
permaneciendo fijos en los míos, mientras sus gruesos dedos descienden por mi
estómago antes de deslizarse en mi humedad. Su brazo libre me rodea, tirando de
mí con fuerza contra él, y él baja su boca a mi oreja.
―Estas tan jodidamente mojada ―gruñe, tocándome con firmeza.
Su voz, grave y ronca, vibra a través de mi cuerpo y casi tiemblo. Gimo de
acuerdo y se ríe misteriosamente entre dientes. El sonido envía una excitación
más fuerte, pura y no igualada por ningún otro sentimiento, disparando a través
de mi sistema.
―No deberíamos estar haciendo esto afuera ―le digo, aunque no tengo
ninguna intención de parar.
Esta vez tiemblo, mientras su boca se mueve a mi oído y acaricia el borde
con sus gruesos labios.
―Debemos y lo haremos.
El primer golpe de sus dedos me hace gemir. Es ruidoso, bajo e
increíblemente descarado. Es un sonido que no debería hacerlo fuera, pero mi
atención al factor de poder ser vista o escuchada, de repente está por debajo de
cero.
Liberándome de su influencia, doy un paso hacia atrás, haciendo mi camino
por las escaleras de la piscina. El agua arremolinándose en mis tobillos y luego en
mis espinillas. Me muevo hacia atrás, manteniendo el contacto visual con la bestia
que espera al margen, mirándome de cerca, como si fuera su próxima comida.
Cuando me llega el agua sobre mis hombros me detengo, esperando que Seth
haga su siguiente movimiento. Hay una pequeña sonrisa en la comisura de sus
labios mientras se saca su correa y la arroja a un lado. Cojo mi labio entre mis
dientes mientras suelta el botón de sus vaqueros y arrastra hacia abajo la
cremallera. Me hundo más en el agua, hasta el cuello- hasta que mi respiración
difícil hace que la superficie se rice.
134
En un movimiento rápido, Seth está desnudo, todo él es un espectáculo, y le
gusta. Rápidamente y con un propósito absoluto, él hace su descenso hacia el
agua, apenas inmutándose por la temperatura fría. Cuando esta profundo hasta
los hombros y a una corta distancia de mí, mi cuerpo se calienta y el agua no es
suficiente para enfriarme. Estoy segura de que si Seth no pone sus manos sobre
mí en este momento, voy a explosionar.
Cuando por fin me alcanza, me doy cuenta de que he hecho todo mi camino
hacia la pared y ahora mi espalda está presionada con fuerza contra los cantos
rodados. Seth reduce su altura para estar al nivel de mis ojos y sus manos se
agarran el borde de la piscina, a cada lado de mi cabeza.
El resplandor de la piscina oscurece su rostro y arrastro mi mirada sobre su
cabello negro azabache, ojos oscuros, el corte curándose en su mejilla y,
finalmente, al conjunto de sus labios, llenos a sólo unos dolorosos pocos
centímetros lejos de mí. Por suerte, decide cerrar la distancia y llevar su boca a la
mía. Sorprendentemente, el beso es a un ritmo mucho más lento de lo que yo
esperaba, es sensual y aviva las llamas pequeñas dentro de mí. Sin romper el beso,
sus manos bajan desde el borde de la piscina y se deslizan sobre mi nuca. Tan
pronto como tocan mi carne, comienzan su descenso sobre mis hombros, por mis
brazos, y el círculo de mi cintura. Me acerco más a él, disfrutando de la sensación
de estar desnudos, con sus manos ásperas sobre mi piel expuesta. Incluso en la
sedosa agua, sus manos se sienten ásperas y vigorizantes.
Un pequeño temblor rueda por mi espina dorsal y siento sus labios temblar,
antes de que el tire la cabeza hacia atrás para mirarme.
―Me encanta la forma en como reaccionas a mí. ―Muy lentamente, las
manos que sostienen mi cintura se deslizan más arriba otra vez, hasta que su dedo
pulgar roza el oleaje de mi pecho.
―¿Sí?
Él asiente con la cabeza una vez, sonriendo con su hermosa sonrisa.
―Sí.
Seth se inclina más a mí, trayendo sus magníficos labios justo a mi oído.
Escucho atentamente y gime su propio nombre, imitándome, y una sacudida de
vergüenza me atraviesa. Empujándolo hacia atrás.
―Seth ―chillo, sintiendo mi cara calentarse―. ¡No!
Puedo verlo en su cara la forma en que su expresión juguetona me mira con
lascivia, le encanta la reacción que le estoy dando.
―Oh, Seth —dice con su mejor voz 'Olivia’—. Me encanta esa mierda. Hazlo
de nuevo. 135
―Seth ―Trato muy duro para que suene amenazante y no divertido con su
burla, pero simplemente no funciona.
―Eres el mejor que he tenido nunca ―continúa, aumentando su ego al alto
cielo—. Más duro. Más rápido.
Él sabe que es el mejor que he tenido y le encanta. Me lanzo hacia delante,
envolviendo mis brazos alrededor de su cuello y lo tira contra mí.
―Tienes que parar antes de que te ahogue.
―¿No te gusta oír lo sexy que suenas? ―Sus manos viajan a mi espalda y
me levanta, obligándome a envolver mis piernas alrededor de sus caderas.
―No es sexy, al menos no cuando me imitáis a mí, en ese tono horrible.
―¿Tono horrible? Soy tan bueno en hacerme pasar por ti, que hasta me di
una erección.
Casi me ahogo con una risa y trato de empujarme fuera de él, sólo que me
aprieta con más fuerza contra él y no puedo escapar.
―Eres una obra de arte, ¿lo sabías? No sueno nada así. Tu…
Sus gloriosos labios me cortan y mis ojos se cierran revoloteando por
instinto. Tan típico movimiento de Seth, pensando que puede hacerme callar con
su boca. Yo le mostraré…
En un minuto...
Cuando su boca deje de sentirse tan condenadamente increíble.
Mi cerebro quiere disputar a Seth, para pelear con él por ser tan
impertinente, pero mis partes femeninas quieren otras cosas y saben exactamente
cómo silenciar mi cerebro.
Mis manos azotan a través de su cabello, siguiendo las órdenes de mis
hormonas en lugar de mi cerebro. Se deslizan sobre sus fuertes hombros, los
músculos definidos de su espalda y sus brazos sólidos. Me besa en el cuello y
continúa su ruta familiar por mi clavícula Me encanta cuando besa mi clavícula.
En la cúspide de mis muslos, puedo sentir su longitud esperando pacientemente
para conseguir el espectáculo en la carretera. En cualquier momento... No creo
que pueda resistir durante mucho más tiempo.
Pongo mi cabeza a un lado y veo el resplandor del agua en las marcas
oscuras de tatuajes de Seth. Mis brazos rodean su cuello de nuevo, y lo mantengo
cerca de mí. Debajo, siento que él se alinea y no más de un segundo más tarde, se
empuja a sí mismo dentro de mí. Yo grito en shock eufórico mientras mi cuerpo se
anima con las sensaciones eróticas. A pesar que de que sabía lo que iba a venir, se
me había olvidado la sensación indescriptible que viene cuando soy llenada
completamente por él. Mantiene su boca en mi cuello mientras me agarra el culo,
136
tirando nuestras caderas lo más cerca posible.
Es tan profundo, que golpea todos los acordes de mis profundidades,
provocando estallidos de calor explotando por todo mi cuerpo.
―Maldito... infierno... ―respira contra mi piel antes de colgar la cabeza
hacia atrás.
Lo observo, totalmente hipnotizada por sus labios entreabiertos y su
musculoso pecho que palpita con su tensa respiración.
Una ola de lujuria me golpea con la fuerza de un tsunami y sin pensarlo me
inclino hacia delante y presiono mi boca abierta en su cuello. Lamo su piel y
siento su garganta vibrar debajo de mi lengua.
―Muérdeme ―rechina Seth y no lo dudó. Ni por un segundo.
Le muerdo en el cuello y el gruñido que entra en erupción desde Seth, envía
calor rodando a través de mis venas, en ráfagas constantes. Mis músculos se
encogen y grito en su hombro mientras mi estómago se aprieta en ondas
conocidas, y juro por Dios que luces blancas ciegan mis ojos.
Cuando vuelvo, me doy cuenta de que estoy presionada contra el borde de
la piscina. Libero a Seth, inclinándome hacia atrás y descanso los codos en los
bordes oscuros del hormigón. Tiene mis caderas y lo miro, mientras el agua
revolotea sobre nuestros cuerpos mientras el empuja dentro de mí. Sus ojos
oscuros están en mis senos antes de ir sobre mi cara.
Él medio sonríe, medio atrapa el labio entre los dientes.
―Tan sexy.
Seth pone su cuerpo más cerca del mío y mi espalda roza contra las rocas
con cada golpe, enviando nuevas oleadas de lujuria a través de mí. Comienza a
gemir y jura por lo bajo cada segundo cuando empuja. Puedo decir por su cara y
sus movimientos erráticos que él está cerca.
―Joder, nena ―Seth se apodera de mi hombro, tirándome fuera del borde
de la piscina y derecha en él. Logro una fuerte entrada de aire antes de que él
golpee su boca sobre la mía y el momento en que nuestras lenguas se apresuran a
entrelazarse, gime con dureza, aplastándome. Sus caderas se mueven a un ritmo
inestable, sus dedos se clavan bruscamente en mi carne. Escucho sus gruñidos
ablandarse y finalmente se extinguen a gemidos aliviados y suspiros saciados.
Como mis propias ondas de felicidad comienzan a desvanecerse, la sola idea de
acurrucarme con Seth en la cama suena como una idea increíble.
Su boca se desliza de la mía y acaricia mi cuello, besándolo suavemente.
Cuando su agarre en mí se afloja, me deslizo lejos de él, plantando los pies en el
suelo de la piscina. Trato de pasarlo, para salir del agua y recoger mi vestido, pero
137
antes de llegar a ninguna parte, me agarra del codo y me tira de nuevo cerca de él.
Sus labios se separan, sortea mi mirada, y los aprieta en el pensamiento.
―¿Estás bien? ―le pregunto, confundida.
―Sí, yo sólo… ―Casi sonríe, pero detrás de la sonrisa veo la frustración―.
Eso puede esperar.
Siento que mis cejas se unen.
―¿Estás seguro?
Parecía bastante en conflicto un segundo atrás, pero ahora todo rastro de ello
se ha ido.
―Positivo.
Me libera y me detengo por unos segundos antes de continuar mi camino
hacia las escaleras.
Cuando salgo del agua, el aire caliente esta repentinamente fresco y no
deseado. Echo un vistazo por encima del hombro a Seth. Está completamente
sumergido bajo el agua y en el tiempo que tarda en resurgir, ya he deslizado mi
cuerpo en el vestido. Se adhiere a la piel húmeda mientras me inclino
perezosamente contra la cerca con las manos metidas con fuerza debajo de mis
axilas, en un esfuerzo por entrar en calor.
Parpadeo un par de veces con el fin de mantenerme despierta. Mis ojos
amenazan con cerrarse y lo único que los mantiene abiertos es la masa imponente
de músculos que se eleva desde la piscina. Juro que mi mundo va a cámara lenta
mientras lo veo deslizar sus dedos por el cabello, haciendo que se vea todo
despeinado y sexy. Eso no es todo lo que me llama la atención. Mis ojos recorren
su perfecta forma, como lo hicieron la primera vez que puse los ojos en él. Mi boca
se seca y quiero pasar mis labios sobre su húmeda garganta. Soy consciente que
de pronto un extraño calor abrasador me traspasa la parte trasera de mi cuello y
una corriente eléctrica hormiguea en mi cuello como nunca antes he conocido.
Sonrío. Es agradable ver que nada ha cambiado. No creo que nunca me
acostumbre a su perfección sin adulterar.
―Sigue mirándome así y te llevaré a la segunda ronda.
Me empujo fuera de la cerca y lamo mi labio inferior. Me siento fría y
entumecida. Realmente espero no estar azul.
―Tenemos que levantarnos temprano mañana, ¿recuerdas?
Se encoge de hombros.
―Si lo perdemos, reservaremos otro vuelo. ―Sonríe con una sonrisa
arrogante—. Estoy seguro de que valdrá la pena. 138
Me agacho, recuperando la camisa de Seth del suelo y se la arrojó.
—Nunca he estado en un avión antes y estoy emocionada, así que, si tú me
haces perderlo, voy a matarte.
Termina con la camisa y alcanza sus pantalones vaqueros, mete una pierna
después de la otra. Los jala hacia arriba y los abotona bajo en sus caderas. Cuando
termina, extiende su mano hacia mí y la tomó. Mi piel se calienta en la suya y no
puedo esperar a llegar arriba y tener el calor de todo su cuerpo irradiando hacia
mí.
En la habitación de Seth, tiro el vestido en el cuarto de baño y rápidamente
paso una toalla sobre mi cuerpo, secando todas las pequeñas gotas de agua que
me están helando hasta mis huesos.
Dejo caer la toalla y camino de regreso hacia la habitación, deteniéndome a
medio camino de la cama. Mis ojos se abren una fracción cuando se colocan sobre
Seth y toda su gloriosa humedad recostada casualmente en la cama.
—Estás mojado.
Mojado es un poco exagerado. El aire casi lo había secado por completo
antes de entrar en la casa, a excepción de una pequeña salpicadura de gotas sobre
su pecho y brazos.
Me lanza otra de esas sonrisas.
—Creo que esa es mi línea.
Trato de no sonreír, pero estoy segura de que el torpe puchero en mis labios,
mientras niego con la cabeza, ya había mostrado de hecho lo que yo quiero.
Seth se ríe mientras enrolla las sábanas hasta sus caderas desnudas.
—Entra aquí.
Voy corriendo rápidamente hacia el interruptor de la luz y lo apago antes de
sumergirme en la cama. Los brazos de Seth me circundan, inmediatamente me
arrastro hacia él y mi pecho palpita.
Me gusta esto.
Me gusta la forma en que estamos conectados. Cuando estábamos peleados
y acostados en la cama, ignorándonos el uno al otro, me sentía vacía y nunca
quiero sentirme así de nuevo. Con Blade, me quedaba dormida sola y enojada
más veces de las que puedo contar... eso no es una relación. Lo que teníamos era
una rutina incómoda de la que no podíamos sacudirnos y voy a estar condenada
si dejo que otra relación se vaya por ese camino. Cuando estoy en la cama con
Seth, quiero tocarlo, sentir su piel contra la mía. Quiero sentirme abrumada por el
amor, tan abrumada que me agote y me quede dormida en sus brazos. Eso es una
139
relación. Eso es amor.
Seth entierra su cara en mi cabello húmedo y me besa.
—Te amo —susurra y hace que mi corazón tartamudee.
Tan tonto como suena, olvido que él me ama. Es difícil de creer que alguien
que camina alrededor atrayendo tanto la atención con su sutil engreimiento,
músculos duros, y tatuajes, alguna vez dejaría que alguien como yo lo pusiera de
rodillas, y no nos engañemos, yo lo hago ponerse de rodillas. Lo pongo de
rodillas, con fuerza.
Me muevo hacia atrás, presionando mi cuerpo con más fuerza contra el
suyo.
—Yo también te amo.
En el silencio que sigue, pienso en nuestro viaje a California. Nunca he
estado en un avión antes, siempre he querido ir en uno, pero lo creas o no, yo era
una trabajadora muy dedicada antes de que Seth llegara. Nunca tomé un día libre
por nada. No sé lo que pasó... Seth caminó hacia mi vida y mi revolvió mi
cableado interno. Desde entonces, no he sido la misma y estoy de acuerdo con
eso. Cuando te encuentras con alguien que hace que todo tu cuerpo zumbe con
sólo una curva de sus labios, no puedes escapar de esto. Te sientes atraído por
esto, olvidando todo lo que se supone que te importa. Seth se convirtió en mi sol y
gravité alrededor de él, aun lo hago, y como el sol, todavía hay mucho que
aprender acerca de Seth. Ya sé que es grande y hermoso, pero también sé que es
ardiente e impredecible. En California, creo que voy a estar viendo mucho más
del vehemente y negativo Seth. Siempre está de mal humor cuando se trata de su
madre, o al menos lo estaba cuando lo conocí. Siempre estaba en el gimnasio,
golpeando sus frustraciones.
Su madre, Vanessa, es una mujer muy difícil de leer. Sólo la he visto una vez
y en ambas ocasiones estaba demasiado borracha, confundiéndome y
frustrándome con sus violentos cambios de humor, por no mencionar el hecho de
que ella me llama por el nombre de una chica diferente cada vez que la veo. Una
sensación nerviosa retuerce mi estómago. Vanessa va a estar molesta de que Seth
la hubiera alejado... ¿Tal vez yo pueda retirarme y visitarla? No. No puedo hacer
eso. Seth va a necesitar mi apoyo y es por eso que voy...
Por él.
La necesidad de dormir se desvanece y me encuentro bien despierta mucho
tiempo después de que la respiración de Seth se nivela y mi cuerpo soporta el
peso de su brazo. Su respiración es lenta y pesada, sonando totalmente en paz.
Desearía que el repentino ataque de náuseas ansiosas se fuera para así poder 140
dormir. La última cosa que quiero es verme como una mierda visitando a la
mamá de Seth mañana. Quiero gustarle, que piense que soy digna de su hijo.
Diablos, yo incluso voy a ir tan lejos como para decir que quiero que esté
orgullosa de Seth por encontrar a una chica como yo. No soy una presumida, pero
comparándome con Cassie (la chica que dormía con Seth antes que yo), soy un
premio. Claro que ella era ardiente, pero es apenas la clase de chica que puedes
traerle a casa a tu mamá, no, a menos que quieras ser acusado de contratar una
cita de un servicio caro de acompañantes.
Seth suspira adormilado, sacándome de mis pensamientos, y sofoco un
bostezo mientras el sueño me reclama lentamente. Me muevo hacia adelante, con
la esperanza de rodar sobre mi estómago, pero la mano de Seth lo aprieta,
manteniéndome en mi sitio. Sonrío. Incluso en su sueño él tiene que tenerme
cerca.
Me gustaría que me pidiera casarme con él ya. Sé que eso es lo que ha estado
tratando de hacer las últimas semanas. La única pregunta que pone a un chico
nervioso. Seth no tiene control. Dice lo que quiere, cuando quiere y me parece
lindo que tenga miedo de mi respuesta. No sé por qué, seguramente él sabe que
va a ser sí, ¡un millón de veces sí! Estoy impaciente. Yo quiero que sea todo mío.
Quiero su apellido, que lo lleven sus hijos, tú nómbralo, yo lo quiero.
Y todo lo que tiene que hacer es preguntar.

***

Me inclino perezosamente contra su coche y bostezo mientras Seth paga el


metro. Al parecer, puedes dejar tu coche en el aeropuerto, ¿quién lo sabía? Yo
nunca lo haría, no en estos días, de todos modos. Seth, sin embargo, no tiene
problemas dejando su coche. No tiene por qué, sin embargo. Jackson se ofreció a
dejarnos y recogernos, pero Seth insistió en que lo hagamos solos. No es de
extrañar, nunca ha sido una persona de querer ayuda.
Después de que paga, entramos en el aeropuerto, cumplimos con todas las
obligaciones aburridas, que consumen mucho tiempo, como esperar en la fila y
registrarnos, tan bien como esperar una hora y media antes de que podamos
abordar el gigantesco avión. Mientras me siento en el avión a la espera de
despegar, mi pulso se acelera. Se aceleró cuando llegamos al aeropuerto, aceleró
aún más cuando tuvimos nuestros necesarios documentos de identidad
verificados y estaba golpeando violentamente contra mis costillas.
Embarcábamos en el avión. A pesar de todo, Seth me frotó la espalda baja y
me dio pequeños apretones de tranquilidad y esto ayudó un poco.
141
Volar a otro estado es agotador, el empacar, la mañana temprano, el
conducir, la espera, todo es demasiado. A mi lado, Seth se desplaza más cerca,
poniendo su mano sobre la mía.
—Relájate —me dice, dándome una sonrisa ladeada ligeramente—. No
puede haber dos desastrosos ansiosos en el avión.
Estudio su rostro y el lento ascenso y descenso de su pecho. No traicionó
ningún signo de la ansiedad que al parecer él siente por dentro.
—¿No te gusta volar?
—Dios, no. Preferiría tener ambos pies firmemente plantados en el suelo,
pero a veces, tenemos que hacer cosas que odiamos. —Su sonrisa se ensancha—.
Y esta es una de esas cosas.
Una azafata alta y desgarbada, con hermoso cabello castaño, nos pasa
inadvertidamente y se desplaza hacia una pequeña habitación en la parte
delantera del avión.
—Trata de no enloquecer o ellos te tiran del avión.
Me apoyo en él, susurrando.
—¿Qué? ¿Ellos me sacarán? ¿Así de fácil?
Seth está disfrutando de esto. La expresión divertida en su rostro lo dice y él
se lame los labios para ocultar una sonrisa.
—Sí, así que compórtate.
Me relajo de nuevo en mi asiento y trato de comportarme indiferente y fría,
pero no puedo dejar de golpetear la punta de mis dedos a lo largo del dobladillo
de mi falda, de vez en cuando tocando mi muslo desnudo. Seth eligió mi atuendo
para hoy, una apretada, falda de negocios negra y una blusa de seda de color rosa
claro con un cuello con volantes. Planeaba guardar este traje para la cena si
salíamos, pero Seth no podía esperar tanto tiempo para verme en él y exigió que
lo usara hoy. Yo sería más feliz en un par de pantalones de chándal y una
camiseta normal. ¿No es eso lo que la gente usa en los aviones? ¿Ropa cómoda?
Tomo una inhalación profunda y estiro la mano para abrir la ventana. Aún
no estamos en el cielo, pero me imagino que si me enfrento al miedo en mi cabeza
y veo nuestro ascenso, entonces voy a estar lista para el vuelo. Antes de que mis
dedos se enrosquen alrededor de la manija de la persiana, Seth se lanza a través,
agarrando mi muñeca. Yo jadeo mientras aleja mi mano de esta.
—Cálmate, temeraria. —Se ríe—. Puedes desear conquistar tus miedos, pero
estoy bien escondiendo el mío. —Me deja ir—. Por favor, no abras la persiana.
¿Estoy tratando de ocultar una sonrisa escéptica? Creo que lo estoy. 142
—¿Estás así de asustado? Estoy segura de que es hermoso.
Asiente con la cabeza, sin vergüenza.
—Sí, estoy así de asustado. Vamos a estar muy, muy alto, a decenas de miles
de metros, y no me importa lo bonito que es, es un espectáculo que nunca quiero
ver.
Estoy con ganas de abrir las persianas ahora. Quiero ver las nubes... mis
pensamientos de las mullidas nubes blancas son interrumpidos por la voz del
piloto. Apenas presto atención a lo que está diciendo. Todo en lo que puedo
concentrarme es en el errático pulso de mi corazón. A los pocos minutos y una
docena de anuncios de seguridad más tarde, estamos corriendo por la pista y
oficialmente en nuestro camino a California.

***
A menos de dos días para Las Vegas

Mi cuerpo está cargado de emoción y un sentido de auto-realización


mientras nos alejamos del aeropuerto en una camioneta alquilada por Seth. ¡Me
monté en un avión por primera vez! No me importa lo infantil que sueno, fue
increíble y cuando Seth se fue al baño, incluso me asomé por la ventana.
Plano. Sereno. Surreal.
Esas son las únicas palabras que tengo para describir lo que vi. Quiero verlo
de nuevo y quiero tomar fotos de esto, para recordar exactamente lo perfecto que
era. Bajo el tapasol y reviso mi cabello en el espejo, no está mal teniendo en cuenta
que estuve aplastándolo contra el reposa-cabezas de una silla por un par de horas.
Miro de reojo a Seth, sus ojos centrados en la carretera y me doy cuenta de
que sus manos sueltan y agarran el volante, una y otra vez.
—¿Nervioso? —le pregunto, poniendo una mano en su muslo revestido de
vaquero.
Deja caer su mano del volante y toma mi mano en la suya. Extrañamente, el
gesto envía un millón y un revoloteos por mi brazo y directamente a mi pecho.
—No lo sé. —Humedece sus labios y mantiene su mirada en el parabrisas
delantero—. Esto puede ir muy bien en verdad... o puede ser una mierda total. 143
—¿Si va bien? —pregunto en voz alta.
—La llevaremos a casa con nosotros.
—¿Y si es una mierda?
Reflexiona por un segundo y su mandíbula se aprieta imperceptiblemente.
—Ella se queda.
Analizo su rostro. No le gusta esa idea y puedo decir que está en conflicto.
Quiere traer a su madre a casa, pero no hasta que ella esté mejor y yo ruego por su
bien que lo esté.

***

El instituto no es nada como lo que imaginé. Me imaginé un cubo frío,


blanco, como edificio, no me esperaba un balneario en la playa. Conducimos por
un camino largo y recto, bordeado con hermosas palmeras y arbustos. Yo bajo mi
ventana y el coche se inunda con el olor de flores diferentes. Qué lugar encantador.
El esquema de color de los edificios, los marrones y los carboncillos,
contrastan bien con el cielo azul y la arena casi blanca, no es nada como la prisión
sin brillo que preveíamos. Contemplo soltar una broma acerca de convertirme en
un alcohólico sólo para quedar atrapada en un lugar como este, pero decido no
hacerlo. En un sentido es demasiado pronto para hacer bromas como esa.
Aspiro el aroma fresco de la sal del mar y esta hace cosquillas en la parte
posterior de mi garganta. Me encanta estar aquí. Nosotros ya no estamos en Kansas,
Toto. California se siente a mundos de distancia de Portland, Maine.
Estoy paralizada de asombro ante la serenidad de la institución, desde el
camino de entrada al estacionamiento, todo esto me sorprende y no es hasta que
siento los labios llenos de Seth presionados rápidamente contra mi mejilla, que me
doy cuenta de que hemos parado. Cuando lo miro, me sonríe, pero es una sonrisa
falsa que asumo se supone que me haga sentir mejor. Sus ojos son oscuros,
nublados, y los hermosos ríos de oro son apenas distinguibles.
Sin decir una palabra, me deslizo de mi asiento y cierro la puerta. Mientras
nos rodeamos la parte trasera del coche, Seth mete las manos en sus bolsillos. Yo
lo estudio de cerca mientras él respira profundamente, preparándose para el
reencuentro con su madre. Su camisa azul cielo se estrecha alrededor de su pecho
con cada inhalación y me acerco a él, pasando mis brazos por las duras aristas de
sus bíceps y hacia su nuca. Suelta aire de sus mejillas.
—Me siento estúpido.
Yo frunzo el ceño.
144
—¿Por qué te sientes estúpido?
Encoge sus anchos hombros.
—Porque estoy nervioso... —Sus párpados caen una fracción y por alguna
razón, su repentina vulnerabilidad perfora mi corazón—. Hay una sensación de
malestar en la boca de mi estómago y siento ganas de vomitar.
En este momento, veo un vislumbre de lo que Seth podría haber parecido
como un niño, con toda su inocencia aún intacta, grandes, brillantes ojos
marrones, labios rectos, y un pequeño surco de preocupación entre las cejas.
Adorable.
—No te sientas estúpido —le digo, incapaz de ocultar una sonrisa.
Bajo mis brazos y engancho uno alrededor del suyo. Poco a poco, lo acerco
más a la puerta principal.
—Tú tienes todo el derecho a estar nervioso y si termina en una buena nota
o una mala nota, todo esto se acabará pronto. Entonces, los dos podemos
sentarnos y estar de mal humor o podemos ir a la playa, lo que quieras hacer, lo
haremos.
Asiente con la cabeza y el movimiento me mantiene ligada a su infancia.
Tan jodidamente adorable.

***

Una vez que pasamos la recepción y ellos nos registran más de un par de
veces para asegurarse de que no estamos tratando de pasar de contrabando nada,
una enfermera nos lleva hasta las amplias salas y a través de lujosas áreas de
descanso. Todo parece ser de un blanco brillante adornado con dorado. Todo el
trabajo en piedra es de mármol y las luces son bajos candelabros de cristal. Este
lugar es más como un hotel seis estrellas que un centro de recuperación de
alcohólicos. La enfermera da vuelta a una esquina y seguimos. Los uniformes de
aquí no son batas de médicos en varios colores de azul, sino más atuendo de
oficina, ajustados vestidos de negocios y lujosos tacones demasiado altos. Por
desgracia, yo encajo bien aquí.
La enfermera se detiene ante una puerta y de repente un tornado de nervios
barre a través de mí. Odio no saber lo que hay al otro lado de la puerta. Esto
puede girar en ambos sentidos. O esto va a hacer que este viaje valga la pena o va
a ser una completa pérdida de tiempo.
145
La bonita enfermera rubia se vuelve hacia nosotros.
—Atención, ella tiene un poco de mal humor esta mañana.
Genial. Lamo mis labios en un intento para humedecer la sequedad nerviosa
que se ha apoderado de ellos, no ayuda. Con un gesto amable, nos deja solos en la
puerta. Me muevo más cerca de Seth, permitiendo que mi dedo se deslice sobre el
dorso de su muñeca.
—Voy a esperar aquí por ti. —Me aparto de él, sintiéndome un poco aliviada
de que no tenga que ir allí con Vanesa, casi me evado de esto también, hasta que
la mano dura, fuerte de Seth envuelve la mía y me jala de nuevo hacia él.
—Te quiero conmigo —dice él en voz baja mientras me aplasta contra su
pecho. Es bajo y agresivo, golpeando todos los acordes correctos—. No me hagas
enfrentarla solo.
—Seth, ella es tu mad…
—Yo no te lo estoy pidiendo, O. Te necesito en la habitación conmigo.
Su cara... ni siquiera puedo soportarlo. Es dulce y exigente todo a la vez.
¿Cómo puede mi cerebro competir contra mi corazón? Mi cerebro sabe que es
mejor para Vanesa, y para mí misma, si no estoy ahí contaminando su
reencuentro, pero mi corazón sabe que debo estar ahí para apoyar a Seth,
independientemente de cuan incómoda me sienta.
Asiento con la cabeza en acuerdo y él me sostiene más cerca por un poco
más de tiempo. Tiempo y espacio se alejan mientras me sostiene con su mirada. El
edificio podría estar en llamas en este momento, las alarmas podrían estar a todo
volumen, los aspersores volando y no tendría ninguna idea. Estaría
completamente ajena a todo lo que no sea Seth. Sus manos circundan mi cintura y
mi vista cae a sus labios mientras él los baja a los míos. Siento su respiración en mi
rostro mientras dolorosamente elimina la distancia entre nuestras bocas. Mis
labios están separados para el momento en que su mirada baja a la mía y antes de
que se sellen con fuerza, su cuerpo se pone rígido y él vuelve su cabeza, alejando
sus labios pulposos de mí. Parpadeo rápidamente, sintiendo como si hubiera
acabado de salir de algún control mental, loco y lleno de lujuria. Yo estaba
demasiado consumida por Seth para oír la puerta de Vanessa abrirse y cuando
giro mi cabeza, me encuentro con los ojos oscuros, color café expreso, que
pertenecen a una madre enojada.
Seth cambia su peso y me apartó de él, enderezando mi camisa y falda.
Siento que mi cara se enciende y me aclaro la garganta. No hay rastro de
vergüenza en las facciones de Seth y me pregunto, si a él realmente le importa que
146
fuéramos sorprendidos por su madre fuera de su puerta.
Hay un largo silencio y mi mirada vacila entre los dos. Ellos se miran entre sí
en algún silencioso enfrentamiento, por lo menos ahora sé de dónde lo sacó. El
silencio no duró mucho, y es rápidamente roto cuando la mano de Vanessa se
dispara y abofetea a Seth a través de la cara. Jadeo y mis manos vuelan hasta
cubrir mi boca. Él apenas se ve afectado por la bofetada y sigue observando a su
madre. El pelo se eriza sobre la superficie de mi cuerpo y todo mi sistema se
inunda con sorpresa e ira.
¿Qué carajos?
11
Seth
Mi cara pica, pero he sido golpeado por cosas diez veces más grandes y más
fuertes que la 120 libras de mi madre. No me importa, no es como si no me lo
mereciera. La había alejado de su sueño y la envié al otro lado del país para la
rehabilitación. Yo también estaría enfadado.
—¿Estás bromeando? —chilla Olivia, caminando hacia delante. Levanto una
mano, presionándola firmemente contra su estómago. Lo último que quiero es
una pelea entre mi madre y mi novia, mamá es alta y tiene alcance por su parte,
pero no subestimes a la fiereza de Olivia. La chica puede lanzar un golpe cruel,
también.
—Es tu hijo —continua O y siento su estómago apretarse debajo de mi
mano.
—Olivia... 147
—Y yo soy su madre —interrumpe mamá. Ella golpea su largo cabello hacia
detrás de su hombro y endereza su blusa azul—. Y aun así me ha enviado a
California contra mi voluntad, pateando y gritando.
A pesar de los enfadados gestos que contorsionan su cara, ella parece
saludable. Su piel está libre de ese sudor inducido por el alcohol y sus ojos están
abiertos y en alerta. Realmente es una mujer maravillosa y no aguanto el golpe
contra ella.
—Te ves bien, mamá —le digo, incapaz de esconder mi sonrisa.
Puedo sentir la mirada confusa de Olivia ardiendo. No creo que ella incluso
me comprenda. Soy impredecible, el mejor tipo de impredecible. Las lágrimas
anegan los ojos de mamá y sé que ella ya me ha perdonado por echarla de aquí.
—¡Oh, Sethy! —solloza antes de lanzarse hacia delante y abrazarme con sus
brazos alrededor de mi cuello. Le devuelvo el abrazo. No sé cuánto tiempo nos
abrazamos, pero es agradable. Con un abrazo, todas las aprehensiones y nervios
que tenía por su llegada se han ido. Han sido reemplazadas por sentimientos de
felicidad. Quizás funcionó esta vez y ella está mejor. Quizás puedo llevarla a casa.
Mamá se aparta cuando Olivia habla.
—Te esperaré en el vestíbulo cuando estés listo. —Veo sus labios
ligeramente haciendo un mohín, aún está un poco enfadada y es bonito que ella se
molestara por protegerme.
Asiento hacia ella y se gira alrededor de sus talones antes de dirigirse de
vuelta por el camino que llegamos.
—Veo que trajiste a Nata...
Miro a mamá y frunzo el ceño. ¿Por qué no puede recordar su nombre? No
es difícil. Es el único nombre que quiero que recuerde y ella ni siquiera puede
hacer eso.
—¿Sara... Jane?
Aguantando mi frustración.
—Olivia.
—Olivia, cierto. Aún está alrededor, ya veo. —Mamá se gira alrededor y
entra en su habitación.
La sigo y cierro la puerta detrás de mí. La habitación de mamá está
inmaculada, definitivamente vale la pena el dinero que suelto para esto.
—Debe ser buena en la cama para que la mantengas alrededor tanto tiempo.
Las otras chicas que venían a casa entraban y salían en el mismo día.
Olivia es buena en la cama, genial en la cama, pero ese no es el por qué la 148
mantengo alrededor. Me apoyo contra la pared y doblo mis brazos sobre mi
pecho cuando mamá deja caer una dura mirada al sillón.
—Ella está alrededor porque la quiero.
Las cejas de mamá se elevan y saca una pequeña bola de relleno de sus
negros rizos.
—¿Tú? ¿Enamorado? Vamos, Seth, ambos sabemos que eso no es cierto. El
amor no está en ti.
Me encojo de hombros.
—Ahora lo está.
He estado un largo camino en un muy corto periodo de tiempo que mi
madre ni siquiera sabría quién soy ahora y eso es por una chica. Mi chica.
—Voy a casarme con ella.
Sus labios se retuercen hacia arriba.
—Suenas seguro.
—Lo estoy.
Ella comienza a buscar en sus uñas, un hábito que realmente llega debajo de
mi piel.
—Estás muy confiado, ¿por qué no se lo has preguntado aún?
Aprieto mis dientes, frustrado. Es la misma maldita pregunta que me he
estado haciendo cada noche antes de dormir. Los labios de mamá se vuelven a
retorcer en una completa sonrisa.
—¿Quieres casarte con ella? ¿Necesitas mi bendición?
Sacudo mi cabeza.
—No necesito la bendición de nadie. Solo te estoy informando de mi plan.
—¿Y niños? La última vez que te oí nunca quisiste niños. ¿Eso ha cambiado?
—Sí, quiero niños. Tres... todos chicos —se lo digo sin dudar.
¿Cuándo demonios decidí eso? Los niños solían ser una zona a dónde “no
ir”, pero, ¿ahora sé cuántos quiero y el sexo que quiero que sean? Si no soy
cuidadoso, estaré escribiendo nombres de bebés en una libreta al final de la
semana. Escalofriante.
—No puedes elegir su sexo, Seth. ¿Por qué no quieres una niña?
—Karma, ese es el por qué.
Mamá ríe y el sonido es un ruido bienvenido a mis oídos. Ha pasado mucho 149
tiempo desde que oí su risa con hipo liberada.
—De todas formas, tenemos tiempo limitado. Cuéntamelo todo. ¿Cómo fue
tu torneo?
—Gané —respondo—. Estoy en los profesionales ahora.
Ella se mueve hacia delante en su asiento, excitada y eso me hace sentir todo
cariñoso y una mierda por dentro.
—¡Eso es genial! Sabía que podías hacerlo. ¿Cómo está Maddi?
¿Cómo está Maddi? Debería haber asumido que una conversación sobre mi
éxito desataría uno sobre los suyos.
—No lo sé —digo inexpresivo. Y no lo sabía. He estado ignorando sus
llamadas desde que se trasladó a Las Vegas—. No hemos hablado desde que la
golpeaste.
Mamá se encoge por el recuerdo y se echa hacia atrás en su silla.
Inmediatamente me siento mal. No debería haber sacado el tema. Fue hace años.
Antes de trasladarnos a Portland, mamá vino a casa bastante borracha y Maddi y
yo estábamos viendo una película. En esa escena, no era inusual para mamá
permitirse alcohol después del trabajo y nosotros no se lo reprochábamos,
considerando que papá se había ido. Maddi le habló a mamá sobre sus planes
para abandonar la carrera de Derecho e irse a Las Vegas con el cretino de su
novio, Kye y mamá perdió su mierda. Tiró cosas, maldijo, juró y lloró, fue a través
de las habituales desmesurando emociones de borracha antes de insolentarse y
atacar a Maddi. Sabía que mamá había cruzado la línea, pero la dejé golpear a
Maddi repetidamente con la esperanza de que Maddi volvería a sus sentidos,
infiernos, yo quería golpearla. No me gusta Kye. No me gusta la manera en la que
mira a mi hermana, o la manera en la que la toca. Llena su cabeza con esperanzas
y sueños, y si por algún condenado milagro, su banda consigue mejorar, no
quería que Maddi se convirtiera en algo secundario para él. Ella tiene que ser la
primera, siempre. No quiero nada excepto lo mejor para mi hermana pequeña. Él
la follará y sé que lo hará... porque es como yo. La diferencia es que yo follé antes
de conocer a la chica de mis sueños. He experimentado todo. Él no y cuando las
mujeres empiecen a tirarse hacia él... me preocupa que mi hermana salga herida.
De todas formas, volviendo al tema. No debería haberme sentado y dejar
que mamá golpeara a Maddi. Debería haber hecho alguna condenada cosa.
—Fue hace mucho tiempo —murmura mamá—. No era yo misma.
Doy un paso más cerca.
—Pero lo eres ahora y pareces estar bien. Déjame llevarte a casa.
Una repentina lágrima sale desde los ojos de mamá y cae a lo largo de su
mejilla. Ella la limpia.
150
—No estoy lista para ir.
Bueno, no me esperaba eso. Me agacho despacio, poniéndome al nivel de sus
ojos. ¿La he oído correctamente?
—Aquí es dónde necesito estar ahora mismo. Estoy demasiado cerca de
patear el hábito. Quiero ir a casa, pero todo en lo que pienso ahora mismo es en ir
a un bar para un Cosmo. Quiero ponerme mejor, Sethy, y tengo que estar aquí
para hacerlo.
Ella mete un mechón de cabello negro detrás de su oreja.
—Estoy bien físicamente, pero mentalmente, estoy drenada. No puedo
volver al mundo real aún. Todavía no.
Quiero que venga a casa, pero no voy a presionarla. Si ella siente que
necesita más tiempo, entonces eso es exactamente lo que le daré durante tanto
tiempo como quiera.
—Puedes tener más tiempo, pero en el segundo que realmente creas que
estás lista para ir a casa, llámame y estaré en el primer vuelo, pese a dónde esté en
el mundo.
Mamá levanta una mano y acuna mi cara.
—Oh, mi niño. —Aspira por la nariz y parpadea las lágrimas—. Lamento
que tuvieras que cuidar de mí. Has hecho mucho por mí... yo soy la madre, no tú,
y aún refuerzas el plato y me mantienes avanzando.
Oír que admite todo lo que he hecho me golpea directamente en el corazón.
Hace que todo lo que he hecho valga la pena. Hace que todo el estrés, todas las
noches sin dormir y los miedos que he sufrido valieran la pena.
Su labio inferior tiembla y quiero retroceder. Ver a tu madre llorar es lo peor
en el mundo. Eso te hace sentir pequeño e indefenso, como un niño.
—Ahora que he pasado la etapa oscura en la que estaba, puedo admitir para
mí misma y para ti que quise morir. Antes de dormir todas las noches, rezaba
para morir. Suplicaba a Dios para que no me dejara despertar, sabiendo que
tendría que repetirlo una y otra vez, caminar sola, conducir al trabajo sola, comer
sola, todas esas cosas que estaba tan acostumbra de hacer con tu padre, tenía que
hacerlas sola y eso me afectó.
Ella se inclinó hacia delante, plantando un rápido beso en mi frente.
—Nunca quiero sentir eso otra vez. Nunca quiero que mis hijos me vean así
otra vez. Ahora estoy mejor, no perfecta, pero mejor. 151
Realmente nunca he tenido una conversación profunda y significativa con
mamá. No así, de todas formas. Ella deja caer sus manos de mi cara y le sonrío.
—Nunca has estado sola y nunca lo estarás.
Un pitido distractor sobre la P.A. nos saca de nuestra conversación y mamá
se limpia su cara rosa con el dorso de su mano, y aspira por la nariz con tristeza...
no, felicidad, quizás ambas.
—Atención invitados, la hora de visita se está acabando ahora. Por favor
digan sus despedidas. Son más que bienvenidos a volver en cuatro horas cuando
las horas de visita empiecen de nuevo. Gracias.
Me pongo de pies y recorro mis dedos brevemente a través de mi cabello.
—¿Cuánto tiempo vas a estar en California? —pregunta mamá,
levantándose del sofá.
—Hasta mañana por la mañana. Llevaré a Olivia a la playa esta tarde, pero
volveré y te visitaré en su lugar.
Ella se burla y me golpea alejándome.
—No seas tonto. Lleva a la chica a la playa. California es demasiado
maravillosa para estar metido dentro.
—Pero...
—Nada de peros. —Sus largos, delgados brazos me rodean cuando me
empuja para un abrazo y su olor familiar me envuelve—. Llévala a la playa.
Estaré bien.
Después de un rápido adiós, cierro su puerta detrás de mí y tomo una
profunda inhalación. Cuando exhalo, me siento diferente, renovado. Mamá está
bien. Por primera vez en mucho tiempo, no está jugando con mi mente y estoy
completamente liberado cuando pienso en ella. Han pasado muchos años desde
que me sentí de esa manera y desde que conozco a Olivia, los viejos capítulos de
mi historia se han cerrado uno por uno, Mason, mamá, todas las chicas casuales e,
incluso, Don. Desde aquí, nuevos capítulos serán escritos y presentarán a Olivia
en cada simple frase de cada simple párrafo. Sin ella en mi historia no puede
avanzar y no puede estar completo. La amo. Ella es lo único bueno que me he
permitido tener desde que dejé a papá meterse en mi cabeza, y hasta ahora, todo
bien. Quizás soy bueno. Si no lo fuera, ¿por qué infiernos me darían a Olivia? No
pondrían a alguien tan inocente como ella en un camino dañino.
Quizás papá estaba equivocado conmigo.

152
12
Olivia
Miro las hermosas chicas con vestidos glamorosos que prácticamente se
deslizan por el restaurante. Las envidio a ellas y a su piel de porcelana. Envidio la
forma en que se mecen con fluidos movimientos, movimientos tan elegantes,
haciendo que el movimiento de las flores con el viento queden en vergüenza.
Definitivamente me siento como que estoy abajo en la escala atractiva esta noche,
especialmente con la leve quemadura de sol que recibí después de estar en la
playa con Seth todo el día. Por qué me dejó dormir en el medio de una playa
californiana al medio del día, está más allá de mí. Aparentemente, lucía
“demasiado cómoda” para despertarme. Me sonríe desde el otro lado de la mesa
y ruedo mis ojos hacia él. No me importa lo cómoda que parecía, no me siento
cómoda ya, mi piel pica un poco y estoy cansada como el infierno.
El vestido negro ajustado con escote profundo que he decidido ponerme
153
esta noche puede hacerme parecer más delgada, pero no hace nada para
disminuir el tono rosado en mi piel.
—¿Asumo que has estado en California antes? —digo, deslizando un
pedazo de ravioli en mi boca.
Seth ha sido más que atento aquí en California. Él sabe a qué playas ir,
cuales restaurantes hacen la mejor carne y todavía no he tenido que sacar mi
billetera para pagar por cualquier cosa, lo cual es muy extraño para mí. Con
Blade, yo pagaba por casi todo. No me gusta depender de la gente, me hace sentir
incómoda. Depender de otra persona no es natural para mí, pero Seth no tiene
ningún problema con deslizar su tarjeta en cualquier lugar que vayamos.
—Jackson y yo solíamos venir aquí cada verano durante un par de años.
Me sonríe antes de tomar un largo sorbo de su agua helada. Admiro la
forma en que su camisa formal negra se estrecha alrededor de sus gruesos brazos
mientras baja el cristal de la mesa.
—¿Difícilmente una visita inocente, supongo?
Sus ojos estallan, dejándolos caer brevemente a mi pecho antes de
arrastrarlos de vuelta a mi cara. Curva sus labios en una sonrisa pícara.
—¿Cualquier cosa que hago es inocente?
Maravillada por mis mejillas ardientes y la rapidez con que las hizo arder,
respondo:
—Nunca.
Me sostiene en su mirada y de repente tengo la boca seca. Trago saliva y sus
ojos oscuros caen a mi garganta. La forma en que me mira fijamente, como si
quisiera llevarme ahora mismo, envía una gran cantidad de calor a través de mi
cuerpo y late en todas partes. Corro rápidamente la lengua por mis labios para
humedecerlos. Tengo que hacer algo, cualquier cosa, para saciar mi deseo por él y
para contenerme a mí misma de no saltar sobre la mesa y correr mi boca sobre él.
Mira a mis labios con tanta ferocidad, la intensidad erótica antes de que
finalmente me mire a los ojos.
—Vamos a salir de aquí.
No hay pregunta en sus palabras. Quiere salir de aquí, ahora. Dejo caer el
tenedor contra mi tazón con una adherencia, asiento con la cabeza. ¿Quién
necesita la cena cuando el postre me espera? Seth se apresura a ponerse en pie a
toda prisa, sacando dinero de su bolsillo de atrás y dejándolo caer sobre la mesa.
Mientras empujo mi asiento hacia atrás, una hermosa chica alta, en un bello traje
rojo viene graciosamente hacia nuestra mesa. Sus ojos están sobre mí primero y 154
miro hacia Seth, quién me miraba con un brillo de cuestionamiento en sus ojos.
Arqueo una ceja. Es extraño que piense que ella está aquí por mí, yo no he hecho
ningún amigo en California y Selena es mi única amiga verdadera, chica, de todos
modos. Le doy un “Ella no es mía” sacudida de la cabeza y miro de nuevo a la
chica, que ha cerrado la distancia entre ella y la mesa. Una vez que está aquí, su
mirada se desplaza a Seth y ya no soy digna de su atención. Asimilo su vestido
rojo ajustado. Se adhiere a las curvas sutiles de su cuerpo y no me gusta que se
vea tan jodidamente bien en ella.
—¡Seth! —vitorea ella, dando un paso hacia adelante y envuelve sus brazos
alrededor de su cuello—. ¡No puedo creerlo, ha pasado tanto tiempo!
Observo, con curiosidad, mientras su cuerpo se pone rígido y coloca una
mano en la parte baja de su espalda, devolviendo el abrazo, más o menos. Cuando
ella se aleja, parece casi frustrado.
—¿No me digas que no te acuerdas de mí?
Me mira con una expresión facial de fusión molesto-preocupado. Hay una
burbuja en mi pecho... ¿Celos? Creo que sí. Estoy molesta, pero no quiero que lo
sepa. Frustración surge en medio de mis costillas y me siento de nuevo en mi silla.
Me olvidé de que Seth tiene una miríada de damas seguidoras, recuerdo las que
vinieron por él en el gimnasio con claridad.
—No, lo siento.
Ella cambia el peso, plantando firmemente una cuidada mano en su cadera.
—¿Jesse? Nosotros estuvimos en la fiesta de la playa de Newport del año
pasado. —La forma en que ella dice “estuvimos” me enferma. Realmente espero
que deje de restarle importancia mis sentimientos, de todos modos, ¿qué edad
tiene?
—¿Cuántos años tienes? —dejo escapar, inclinándome hacia delante en mi
silla.
Seth mira de golpe hacia mí, advertencia clara en sus ojos. No estoy
insinuando a Seth voluntariamente tener relaciones sexuales con alguien por
debajo del límite legal, pero no hay forma de esta chica sea mayor de diecisiete.
—Veintiséis.
Aprieto los dientes para evitar que mi boca caiga abierta. ¿Veintiséis? ¿Cómo
es más vieja que Seth y yo? Su cara es como una muñeca y tiene una masa de rizos
dorados que se atan en un moño elegante. Tiene pómulos altos y enormes ojos
azules. Diecisiete. Lo juro por Dios que es diecisiete.
—De todos modos —exhala ella, volviendo su atención a Seth—. ¿Hasta
cuándo vas a estar en California?
155
—No mucho... —Él mira de reojo—. Tal vez deberíamos hablar de esto en
otro lugar.
La sonrisa de labios rojos que se extiende sobre su cara me pone enferma.
Mientas camina hacia él, éste se vuelve hacia mí.
—Ya vuelvo. Quédate aquí.
Estoy mirándolo con furia, puedo sentirlo. Con una mandíbula apretada,
Seth vira y sigue a la chica a alguna parte. Cuando desaparecen de la vista, me
desplomo sobre mí misma.
Golpeo mis dedos a lo largo del mantel blanco por lo que se siente como mi
cuarta hora. Saco mi teléfono de mi bolso. Solo ha pasado once minutos. Suspiro,
lo dejo caer de nuevo en el interior, colocando mi bolsa sobre la mesa. ¿Qué
demonios es esto? Vamos de cenar en un momento y a punto de ir a casa y
desgarrarnos el uno con el otro. Y en el próximo, se va con una chica con la que ha
jodido y estoy sola en la mesa. Eso no está bien, ¿no? Mierda. No sé. ¡No sé lo que
es aceptable y lo que no lo es! ¿Por qué no pudo decirle que se fuera? ¿Por qué no
podía decirle que nos íbamos? ¿Por qué estoy tan enojada? Puedo sentirlo
envenenando mi estado de ánimo.
En cuanto pasan estos pensamientos, Seth aparece de nuevo en el borde de
la mesa.
—¿Lista para irnos?
Sin decir una palabra, agarro mi bolso y me levanto. Mantengo mis ojos en el
suelo a medida que dejamos el restaurante. Cuando llegamos al coche, abre la
puerta para mí y subo. Cuando se desliza en el asiento del conductor y cierra la
puerta, mi cerebro envía palabras para salir por mi boca antes de obtener la
aprobación de mi lengua.
—¿Tuviste sexo con ella la última vez que estuviste aquí? —Estoy orgullosa
de la indiferencia en la voz.
—Sí. —No hay un segundo de vacilación por su parte, y no sé si debo estar
inquietada u orgullosa por su honestidad—. ¿Estás molesta?
Me planteo la pregunta, rastrillando mis dientes sobre mi labio inferior con
nerviosismo.
—No sé... ¿Es que siempre va a ser así?
No responde y lo tomo como un gran y gordo sí.
—Olivia, te dije que esta parte de mi vida fue complicada. No es complicada
con drama y oscuros secretos. Es complicada con las muchachas y sus parejas que
quieren patear mi culo. Quiero decirte que no pasará de nuevo, pero eso sería una
mentira. —Exhala—. No soy bueno... y no tengo ninguna historia de fondo
emocional que te hará simpatizar con mi comportamiento. Me gusta el sexo,
156
amor-sexo, me encanta la forma en que se siente. Simple y llanamente. Soy malo,
te dije eso antes... y todavía me querías.
Tiene razón, lo sé, pero las cosas eran diferentes antes de que me enamorara
de él. En aquel entonces, solo quería divertirme. Solo quería devolvérselo a Blade,
pero ahora, quiero estar con Seth para el resto de mi vida. Quiero estar orgullosa
de él... No quiero sentirme enferma cada vez que una chica habla con él porque
han jodido. No es una sensación agradable.
—No quiero pelear, solo llévanos a casa —le digo, mi espalda apoyada en el
reposacabezas y cerrando los ojos contra el dolor de cabeza que amenaza con
venir. Sé que va a tratar de resolver esto antes de dormir y espero que podamos.
No quiero que nuestro tiempo sea arruinado debido a esto.
Me gustaría decir que estoy feliz con mis propios pensamientos, pero en este
momento, mis pensamientos apestan. Sigo imaginándolos teniendo sexo... su
cabello oro que fluye por todas partes, sus fuertes manos agarrando sus caderas
mientras se mete dentro de ella.
Abro los ojos, desesperada por escapar de las visiones mentales.
—Disfruta el silencio mientras puedas —refunfuña—. Debido a que apenas
lleguemos vamos a hablar.
Miro por la ventana mientras el temor me llena el estómago. Las
conversaciones con Seth son siempre intensas... él no cree en el mal humor y hacer
caso omiso de la cuestión. Se enfrenta a las cosas de frente y no se detiene hasta
que se tome una conclusión. No sé si me gusta ese enfoque... o absolutamente lo
detesto. De cualquier manera, iba a suceder.

157
13
Seth
Ella se deja caer sobre la cama y comienza a quitarse los zapatos, mientras
me apoyo contra la pared con los brazos cruzados firmemente sobre mi pecho.
Observo mientras tira de los grandes aros de sus orejas y uno después el otro, los
arroja a la mesita caoba. Ella está preparándose para la cama, pero no hay manera
en el infierno de que vaya a dejarla ir a dormir aún, no hasta que derrumbe cada
pensamiento que tiene y le asegure que ella es todo lo que quiero. Voy a reponer
el amor que haya perdido conmigo esta noche y algo más, no voy a tomar nada
menos que ciento cincuenta por ciento.
—Dime las dos pequeñas palabras que te dije en Boston.
Ella niega con la cabeza. Sé que no quiere entrar en esto ahora, pero le daré
opción.
—Seth… 158
—Dime —exijo, dando un paso adelante—. Quiero escucharte decirlo.
—Te amo —murmura.
Bastante fácil.
—Ahora pregúntame a cuántas chicas se las he dicho, aparte de ti.
Olivia suspira, su actitud de repente irradia de ella en olas.
—No quiero…
—Pregúntame. —Mi voz sale mucho más agresiva de lo que pretendía, pero
la asusta lo suficiente como para responderme.
—¿A cuántas? —espeta.
—Ninguna.
Ella me mira y la vista de su rostro es casi suficiente para hacerme fallar y
olvidar toda la situación.
—Pero eso ya lo sabías, entonces ¿por qué estás molesta?
Ella mira hacia abajo, a sus manos.
—Porque…
—¿Por qué una chica con la que tuve sexo en el pasado se acercó a nosotros
en la cena? ¿Por qué la acompañé lejos de la mesa porque me di cuenta de lo
mucho que te estaba molestando? —Descruzo mis brazos—. No podía dar dos
mierdas sobre esa chica y me duele que pienses que significa algo para mí. —
Rápidamente paso mis dedos por mi cabello. Necesito que crea que la chica no era…
no es nada para mí—. Ella era tan extraña para mí como lo fue para ti.
Me acerco a la cama y me dejo caer de rodillas delante de ella. Su cuerpo está
tenso, a la espera de que yo haga algo. Deslizo mis manos por sus lisas
pantorrillas hasta los lados de sus muslos. Sus magníficos ojos verdes se fijan en
los míos y la intensidad de ello hace que mi corazón se acelere.
—¿Qué más puedo decir? ¿Tuve sexo con esa chica? Sí, dos veces, pero te
puedo decir con un cien por ciento de honestidad que ni siquiera recuerdo cómo
fue… Ya no me acuerdo de mi vida sexual antes de ti. No lo hago. Tú eres mi
resolución, O. Tú eres la persona con la que estoy aquí… la persona con la que
elijo estar aquí. —La agarro, acercándola más a mí—. Te amo. Joder, te amo más
de lo que nunca sabrás y sé que esta noche te hice daño, pero te juro por Dios que
pasaré el resto de mi vida compensándote.
Sus ojos se mueven rápidamente entre los míos mientras absorbe lo que dije.
—Ni siquiera puedo decirte su nombre —añado, con sinceridad—. Pero
puedo decirte tu nombre. —Siento mis labios sacudirse—. Puedo decirte tu color
favorito, comida favorita, libro favorito y tu marca favorita de perfume. Puedo
159
descargar tu canción favorita en este momento y no tener que pensar dos veces en
ella. Sé que te gustaría que nunca hubiera conocido a ninguna otra persona. —Me
acerco unos centímetros, llevando mi cara a la de ella—. Si pudiera volver atrás y
cambiar las cosas, lo haría, sin dudar. Pero no puedo. Por lo tanto, todo lo que
estoy pidiendo es que confíes en mí. Nunca podría ni te haría daño de esa
manera. Nunca. Eres buena y te mereces algo bueno. Sé que estoy lejos de eso,
pero lo que soy es todo lo que tengo para ofrecerte. Si me quieres, tendrás todo:
mis problemas, mis pasiones, mi pasado, todo.
No necesito una respuesta de ella para saber que está contenta con lo que he
dicho y obtengo la reacción que quiero al sentir las yemas de sus dedos subiendo
por mis brazos.
Olivia es la clase de persona que se cierra cada vez que está molesta. No
tocará o hablará. Ella prefiere la soledad, revolcarse en sus propios pensamientos.
Al diablo con eso. La idea de dejarla sola durante un segundo cuando está
molesta me mata y es aún peor cuando sé que soy el que la puso molesta en
primer lugar. No hay filtro en mi boca o mis acciones. Lo hago y veo los químicos
reaccionar. Es un experimento científico, la verdad.
Los dedos de O se enroscan alrededor de mi cuello y me tira sobre la cama.
De buen gusto la sigo, dejando de lado sacarme los zapatos. Su cuerpo suave y
sensual se amolda perfectamente al mío, y me encanta lo suave y femenina que es.
Bajo mi boca a la de ella y puedo sentir su aliento rápido y nervioso en mi cara,
pero antes de que la toque le digo:
—Malditamente te amo, con todo lo que tengo... y no voy a tomar nada
menos de ti.
—Y yo también te amo.
Paso la mano sobre la parte superior de su cabeza, alisando los mechones
oscuros mientras la miro a los ojos.
—Dime cuánto me amas.
Quiero oírlo. Quiero que ella use metáforas ridículas y líneas débiles. Lo
necesito. Tengo que estar tranquilo porque jodidamente no la perderé, no esta
noche.
Su mirada se mueve nerviosamente sobre mi cara.
—No puedo...
Siento que mis cejas se juntan.
—¿Por qué? 160
—Porque no hay palabras que describan lo que siento por ti. —Ella traga
fuerte—. Puedo decirte que te amo hasta la luna ida y vuelta, pero en lo que a mí
concierne, no es suficiente. Puedo decirte que te amo hasta otro universo ida y
vuelta y la distancia aún no es suficiente para describir lo que siento. Te amo. Te
amo más que cualquier palabra, cualquier objeto, cualquier emoción y cualquier
medida de distancia que esta vida pueda representar alguna vez.
Los grandes ojos verdes de Olivia siguen fijos en los míos y ella se aclara la
garganta.
—Reaccioné exageradamente... —La esquina de su deliciosa boca se tuerce—
. Tal vez, pero es solo porque te amo y eres mío.
Estoy de acuerdo.
—Soy tuyo.
Líneas abren camino a través de su la cara de otra manera suave, como si
quisiera sacar algo fuera de su pecho.
—No quiero que otras chicas te toquen.
Ella atrapa su regordete labio inferior entre los dientes y lo libera,
iluminando mi cuerpo como un maldito árbol de Navidad. Olivia siempre ha sido
indiferente cuando se trata de chicas hasta ahora, y el pensamiento de ella
reclamándome hace que mi cuerpo se encienda con fiera pasión. Ella engancha su
muslo sobre mi cadera, apretándome contra ella.
—No me gusta oír tu nombre en los labios de otras chicas. —Sus dedos
serpentean alrededor de mi cuello y lleva mi cabeza más cerca hasta que sus
labios acarician mi oído—. Tu nombre saliendo en jadeos de excitación debe solo
caer de mis labios y los labios de tus espectadores, no de chicas al azar en
restaurantes.
Su tono es agresivo y posesivo, un tono que nunca pensé que iba a oír venir
de mi dulce “hago lo que me dicen” Olivia. Quiero desabrochar mi camisa para
poder respirar un poco mejor, pero tengo que esperar y ver, esperar a lo que ella
va a decir a continuación. Sus ojos se estrechan.
—No desaparecerás con otra chica nunca más. Incluso si estoy llorando y mi
pecho está hipando con sollozos, no me dejarás, maldición.
Abro la boca para estar de acuerdo con todo lo que quiera, pero ella da un
tirón de mi cuello, deteniendo la formación de mis palabras y tirando de mis
labios con fuerza contra los suyos. Sus manos empujan con fuerza contra mi
pecho y dejo que me gire sobre mi espalda. Ella está a horcadas sobre mí, su
cálido centro cerniéndose directamente sobre mi longitud que presiona con fuerza
contra mis pantalones. Puedo sentir su calor irradiando a través de la tela, 161
provocándome. Su lengua se desliza contra la mía y este beso no es como nuestros
besos habituales, la clase de besos donde yo lidero. Ella me está reclamando,
diciéndome exactamente cómo van a ir las cosas y no puedo estar más atento.
Demonios, estoy de acuerdo en cualquier cosa que quiera que haga si eso significa
que ella tomará control de mí así todo el tiempo.
Su mano corre por mi estómago antes de deslizarse entre nuestros cuerpos y
presionar su palma derecha contra mi pene duro.
—Podría hacer que te olvides donde estás… olvides tu nombre y te olvides
de ella con un golpe de mi lengua. —Su dedo se contrae nerviosamente contra mi
pene y yo sutilmente flexiono las caderas contra su mano. Ella nunca ha puesto su
boca en mi pene antes. He pensado en eso un millón de veces y he querido que lo
hiciera, pero nunca he presionado—. Pero me gustaría mucho más que te sientes y
te cocines a fuego lento, culpándola por no conseguir nada esta noche.
Olivia se desliza fuera de mí y yo de repente me apoyo sobre mis codos. Mi
cabeza gira mientras el oxígeno inunda mis pulmones, descuidando mi cerebro.
Sus dedos se arrastran hacia arriba por un lado de su cuerpo antes de curvarse
alrededor de la cremallera y arrastrarla hacia abajo a lo largo de la longitud de su
torso. Cuando la cremallera se acerca el final, el vestido cae de ella, quedando en
un charco junto a sus altos tacones cristalinos. Las palabras me fallan ante la vista
de ella y toda su maldita perfección desnuda cuando mis ojos se arrastran por su
cara bonita, sobre sus delgados hombros y se detiene en sus perfectos pechos
redondos. Miro fijamente durante unos segundos mientras ella se queda allí
parada, dejándome admirar su forma completa. Mi mirada finalmente deja sus
pechos antes de hacer su descenso hacia su ombligo suave y hacia la hendidura
desnuda entre la brecha en sus muslos. Jodido. Jesucristo. Cierro mis ojos por un
instante en un intento de evitar un accidente prematuro. Ella no tiene que tocarme
y estoy listo para correrme. Quiero que se acaricie mientras me toco y quiero que
ella lo haga con esos tacones. Ella se gira y camina hacia el cuarto de baño. Yo me
siento de golpe. ¿A dónde se cree que va?
Ella se vuelve hacia mí, protegiendo su cuerpo con la puerta del baño.
—Voy a ducharme y luego me voy a la cama.
¿A la cama? ¿Ahora? ¿Después de que me llevó al borde? No lo creo. Me
lanzo fuera de la cama, listo para unirme a ella en la ducha, pero ella niega con la
cabeza, deteniéndome en mi camino de guerra al éxtasis.
—No.
—¿No? —No puedo creerlo. ¿Cuándo me ha dicho que no a mí? ¿Es posible
fruncir el ceño con una sonrisa? Estoy bastante seguro de eso es lo que estoy
haciendo—. Eres sádica.
162
Con un movimiento de sus cejas, ella cierra la puerta del baño, dejándome
solo en el dormitorio. Miro los paneles color chocolate de la puerta, mis dedos
pican de ganas por alargar la mano y girar la manija dorada de la puerta. Si no la
hubiera cabreado esta noche, tiraría la puerta debajo de una patada y le mostraría
exactamente quién está en control aquí, pero ya que ya soy el malo, voy a dejarlo.
La lastimé, así que puede tener el control de la noche y solo por esta vez. Suspiro,
girando sobre mis talones y saliendo del dormitorio. Va a ser una larga puta
noche.

***

Tiro mis zapatos detrás del sofá y troto por las escaleras. He estado fuera en
el balcón en el aire salado y caliente por más de cuarenta minutos. Solo planeaba
estar aquí, mientras Olivia estaba en la ducha, pero me puse a pensar y no pude
parar. Esta noche no debería haber ocurrido. Nunca había estado avergonzado de
mi pasado. Nunca me había parado a reflexionar en todas las decisiones que he
hecho, o al menos no lo había hecho hasta que empezaron a volver para
morderme en el culo una detrás de la otra. Sabía que volverían a mí, así es como
funciona el karma, pero en el momento no me importó. Las diversas emociones
que parpadean sobre su cara cuando algo como esto pasa, tristeza, disgusto, celos,
todas ellas, retuercen mi estómago en nudos y me siento indigno de ella. Papá
siempre me decía que destruyo todas las cosas buenas que obtengo. ¿Estaba
destruyendo a Olivia? Si esto sigue ocurriendo, ¿la cambiará? ¿Le importaré
menos?
Tengo que casarme con ella para que no pueda dejarme... no estoy tratando
de atraparla, solo quiero la prueba de que ella va a estar a mi lado para siempre,
que ella quiere ser parte de mi existencia.
Olivia es la única cosa que sé que mi papá hubiera aprobado. Él no estaba
allí para mí y cuando pienso en él, la palabra amor no surge exactamente en mi
mente... pero aun así quería que él esté orgulloso de mí. ¿Qué hijo no quiere hacer
orgulloso a su padre?
Abro la puerta del dormitorio y mis ojos escanean la habitación en
penumbra. No sé lo que esperaba encontrar... ¿una Olivia desnuda y cachonda, tal
vez? Ella ha atenuado las luces y las luces tenues siempre son una buena señal.
Cierro la puerta tras de mí y cuando hace clic, oigo las sábanas alterarse. En
medio de la masa de sábanas y almohadas azul Francia, veo un pequeño pie
asomándose sobre el borde de la cama y me sonrío a mí mismo. Ella realmente se 163
fue a dormir. Me puso en mi lugar y luego se durmió sin decir nada más...
extrañamente, estoy orgulloso de ella.
Su obstinación es lo que me atrajo en primer lugar, supongo. Sabe cuándo
contestarme y cuándo rendirse. Es como si tuviera un radar para cuando tengo
que ser puesto en mi lugar y cuando tengo que estar en control, claro, ella ha
mezclado los dos un par de veces, pero por lo general, da en el clavo.
Botón tras botón, desabrocho mi camisa y la tiro al suelo. Dejo caer mis
pantalones y los reemplazo con un par de pantalones flojos de mi maleta que está
en torpemente esparcida por la habitación. Cuando me arrastro a través de la
cama, su olor limpio y fresco me golpea como una tonelada de ladrillos y me doy
cuenta de que me he congelado en mi lugar. Su olor fluye a través de mí y cierro
los ojos mientras se filtra por todos mis poros y prende fuego mi sangre.
Obligándome a moverme de nuevo, retiro las sábanas de mi lado y me deslizo
dentro. Olivia me está haciendo frente, con la mano escondida adorablemente
bajo la barbilla y su cuerpo vestido con un fino camisón color gris que está
levantado sobre sus caderas, exponiendo el más diminuto par de bragas de encaje
blanco que he visto en mi vida. En la penumbra, no puedo decir el tono exacto de
su piel, pero sé es todo de un ligero tono rosado. Sonrío, recordando los cuarenta
minutos que me acosté junto a ella en la playa. Tenía mis gafas de sol puestas, por
lo que para los transeúntes, los dos estábamos durmiendo, pero en realidad, yo la
estaba observando. Memorizando cada centímetro de piel expuesta, creando
mapas en mi cabeza… mapas que planeo seguir con mis labios.
Me pongo más cerca de ella, manteniendo mis ojos en su cara pacífica. Sin
pensarlo, mi mano se acerca y paso las yemas de los dedos sobre la cara externa
de su muslo y sobre el fino material blanco de su ropa interior. Las puntas de mis
dedos parecen calentarse cuando nuestra piel se conecta y continúo mi ascenso,
deslizando mis yemas sobre su cadera. Sus labios se abren y expulsa una
bocanada de aire caliente, enviando un escalofrío de placer a través de mi cuerpo
que obliga a mi cabello a pararse en sus extremos cuando piel de gallina hace
erupción sobre mi piel. No puedo evitar imaginar el sonido justo junto a mi oído
mientras le doy placer. Arrastro mi dedo sobre el borde de su cadera y sobre su
estómago. Con otro suspiro, ella rueda sobre su espalda. Espero un poco, no
queriendo despertarla, y cuando estoy seguro de que no lo hará, dejo que mis
dedos vaguen. En poco tiempo estoy acariciando el dobladillo de su ropa interior.
A pesar de estar sobre su espalda, ella todavía me está enfrentando y puedo oír
sus pesadas respiraciones de anticipación. Incluso en su sueño ella quiere que la
toque. Sé que debería simplemente abandonarla y dejarla dormir, pero la
atracción que ella tiene en mí es imparable. Deslizo mis dedos sobre la parte
exterior de sus bragas de encaje, evitando su punto dulce, para acariciar el interior
de sus muslos. La oigo contener el aliento en la garganta cuando el borde de mi 164
dedo roza su centro y ella minuciosamente empuja sus caderas. Su pierna se
acerca un poco cuando las separa abriéndolas un poco. Mantengo mis ojos en su
cara y sus labios entreabiertos mientras deslizo la punta de mi dedo bajo el borde
de su ropa interior. Su piel es suave e increíblemente delicada y mientras deslizo
mi dedo entre sus pliegues húmedos, ella gime y envía electricidad que crepita a
través de mi cuerpo. Ella extiende sus piernas aún más amplias y empujo mi dedo
índice dentro. Sus paredes se contraen a mi alrededor, casi enviándome sobre el
borde y mi pene ni siquiera la ha tocado aún. Olvídense de tocar, estoy todo
dispuesto a saborear. Me empujo sobre ella, teniendo especial cuidado de no
despertarla. Me bajo hasta que mi cara está directamente entre sus muslos y justo
sobre el tarro de miel que tan desesperadamente quiero probar. Su dulce aroma
me abruma, enviando mis sentidos en un frenesí. Mi pene duele por clavarse
fuertemente contra el colchón y muevo mis caderas para aliviar un poco la
presión.
Tiro de sus bragas a un lado y admiro su perfección en la tenue luz antes de
tocarla con mi lengua. Tan pronto como mi lengua toca su piel caliente, ella inhala
fuertemente, sus caderas se flexionan contra mi boca y fuerzan a mi lengua más
fuerte contra su clítoris. Giro mi lengua lentamente al principio, y su espalda
comienza a arquearse mientras su respiración se vuelve lo suficientemente pesada
para que yo la escuche. El sonido me estimula y lamo más rápido y más fuerte,
hasta que ella está gimiendo y agarrando las sábanas. El calor al rojo vivo se abre
paso a través de mis venas y quiero follar su dulce coño… pero no puedo. Esto se
trata de compensarla y con mucho gusto me voy a dar un serio caso de bolas
azules si esto significa hacerla feliz.
Detengo los remolinos de mi lengua contra su delicioso manojo de nervios y
trazo mi lengua hasta su centro y sobre su agujero. Olivia se estremece cuando mi
lengua envía sensaciones a través de su cuerpo dormido. Escucho tensarse las
sábanas por el tirón de sus manos cuando tira de ellas y cambio de nuevo a
masajear su clítoris. Un involuntario gemido se libera de mi garganta mientras
froto la palma de mi mano por el interior de su muslo antes de dejar caer la punta
de mi dedo dentro de ella. Olivia suelta las sábanas y levanto la vista para ver que
se ha levantado su camisa y expuesto sus senos mientras se busca a tientas a sí
misma, pellizcando y rodando sus pezones entre sus dedos.
Maldito.
Infierno.
Muevo mi dedo dentro y fuera, lentamente al principio, hasta que sus manos
se caen de sus tetas y rastrillan mi cabello, instando a mis labios con más fuerza
contra su cuerpo mientras sus piernas se enganchan sobre mis hombros. Miro
hacia ella y la veo todavía en un estado de sueño. Dejo caer mi atención a lo que 165
estoy haciendo, concentrándome en conseguirla exactamente donde yo quiero
que esté.
—Mmmm...
Mis ojos vuelan de nuevo a la cara de Olivia y se traban con sus grandes ojos
verdes. Incluso en la tenue luz, puedo ver sus mejillas sonrojadas por su
excitación. Su cuerpo se sacude bajo el empuje de mi dedo y los rápidos e
irregulares latigazos de mi lengua. Sé que ella ama mis dedos, así que agrego otro
y el efecto de ello hace que balancee de sus caderas contra mí.
—Sí —jadea, cerrando los ojos—. Oh, joder sí.
Siento sus paredes comenzando a apretarse mientras ella se acerca al
orgasmo. La sensación de ello me tiene follándola con el dedo más fuerte y más
rápido. Si se vuelve más apretada, no voy a ser capaz de mover mis dedos en
absoluto. Curvo mis dedos hacia arriba y las piernas de Olivia se acercan más,
amenazando con aplastar mi cabeza entre sus muslos. Casi sonrío al pensar en
hacerla correrse y capturar su clítoris entre mis dientes, mordiéndolo suavemente.
—Seth —gime, mientras su pecho sube y baja rápidamente—. No te
detengas…
No voy a hacerlo. Cuando deslizo un tercer dedo, las caderas de Olivia se
mueven hacia arriba mientras fuertes gemidos salen de sus labios.
—¡Oh! ¡Oh, Dios, mierda!
Sus muslos aplastan mi cabeza, pero no es suficiente como para evitar que la
martille con mis dedos.
—¡Sí! ¡Ohhh! ¡Seth! —Sus paredes hacen espasmos alrededor de mis dedos y
su coño hace un sonido de derretimiento mientras se deslizan dentro y fuera.
Jugos dulces gotean de ella, cubriendo mi dedo y mi lengua. Su cuerpo se retuerce
mientras los efectos de su orgasmo desaparecen, dejando todo en un aturdimiento
hipersensible. Quito mis dedos y paso mi lengua por encima de su punto dulce
una vez más, haciendo que su cuerpo tiemble y su pecho jadee con una risita
satisfecha.
Deslizo mi cuerpo por encima de ella, presionando mi dureza en su núcleo
blando y ella aprieta mis caderas entre sus muslos. La excitación hace erupción en
las profundidades de sus ojos mientras le beso la punta de la nariz y ruedo fuera
de ella. Cierro los ojos por un instante, esperando que la palpitante presión en mis
pantalones desaparezca. Olivia suspira, rodando su cuerpo lentamente hacia mí y
metiéndose en mi costado. Sus dedos se arrastran por mi pecho a lo largo de mi
estómago antes de bailar sobre el dobladillo. Sigo estando duro, todavía con
ganas de sumergirme en su interior, pero no lo haré. No esta noche.
166
Quiero estar dentro de ella, pero creo que ser desinteresado y darle algo sin
recibir nada a cambio es el mejor movimiento que puedo hacer esta noche, en
términos de nuestra relación. Ella necesita saber que no es todo sobre sexo
conmigo. La amo más que el sexo, y no tener relaciones sexuales con ella esta
noche le demostrará (esperemos) que soy capaz de dar sin tomar nada a cambio.
La pongo justo encima de mí, colocando mi barbilla en la parte superior de su
cabello húmedo con perfume a fresas.
Cuando su mano se desliza por debajo de la cintura de mis pantalones y
acaricia la punta de mi pene, agarro su muñeca y tiro de ella. Siento su sonrisa
contra mi piel e imagino sus labios perfectos curvándose vívidamente en mi
cabeza. Tan hermosa.
—¿No quieres?
—Oh, sí quiero. —Presiono la palma de su mano contra el duro bulto en mis
pantalones y aprieto los dientes contra el impulso de hacerla acariciarlo—. Pero
no voy a hacerlo. No esta noche.
Sus dedos se crispan contra mí y cierro los ojos, tragando la masa de saliva
que inunda mi boca mientras el sabor de Olivia persiste.
—No esta noche —le digo de nuevo, más como un recordatorio para mí
mismo que para Olivia.
Bosteza, tirando la mano hacia atrás, colocándola alrededor de mi cintura.
—Quién sabe, tal vez te despertaré con una agradable sorpresa.
Me río una vez.
—No lo hagas. Cuando lo hagas, quiero estar muy despierto de principio a
fin con las luces tan brillantes como puedan estar. No quiero perderme ni un
segundo de ello.
Ella se ríe somnolienta, acurrucándose más cerca.
—¿Quieres filmarlo, también?
—¿Puedo? —pregunto, un poco demasiado entusiasmado lo que debería
haber estado.
Olivia aplasta mi pecho.
—Estaba siendo sarcástica. No, no puedes filmarlo.
—Ya veremos.
Me la imagino poniendo los ojos en blanco y le aprieto un poco más fuerte.
—Buenas noches. 167
—Lo son ahora.
Me duermo poco después con el amor de mi vida en mis brazos y el sabor
más dulce en el mundo en mi lengua.
14
Olivia
A menos de un día para las Vegas

Estaba sola en el camino de regreso a Portland, o al menos podría muy bien


haberlo estado. Seth durmió todo el camino después de tomar una pastilla para
dormir o dos porque se sentía especialmente preocupado por el viaje en avión con
todas las nubes oscuras juntándose.
Tuve que conducir hasta el aeropuerto y tratar de mantenerlo despierto
hasta que subimos en el avión. No es fácil soportar el peso de su gran cuerpo, te
diré eso. Al final, lo tenía apoyado contra un poste mientras leía estúpidos, chistes
no graciosos y artículos de una revista de Humor Masculino que encontré en una
mesa cercana. La cantidad de miradas extrañas que recibimos era ridícula y Seth,
me río una vez en voz baja mientras la sonrisa adormilada de Seth llena mi mente, 168
es un bobo a veces. Fue divertido tratar de verle elaborar oraciones completas. No
se dio cuenta de lo que pasaba a su alrededor muchas veces e ignoró a tanta gente
que estaba preocupada de que no fueran a dejarnos subir en el avión. Finalmente,
lo hicieron y Seth estaba fuera de combate antes de que el piloto se hubiera
dirigido a los pasajeros. Tuve que abrocharle el cinturón de seguridad e inventar
una historia a la preocupada azafata acerca de que estaba indispuesto, quien creo
que quería despertar a Seth sólo para poder hablar con él. Todo era... divertido,
por decir lo menos. En el lado positivo, un Seth dormido significaba que podía
tener mi persiana abierta y ver cómo nos elevamos a través de las nubes.
Afortunadamente, el auto de Seth todavía estaba allí cuando volvimos a
Portland, y yo era la afortunada conductora designada de nuevo.
—¿Cuál es el plan para el resto del día? —Seth bosteza, todavía cansado.
Le miro de reojo mientras tira de su sudadera negra sobre su cabeza y se
apoya contra la ventana. No sé por qué está usando una sudadera con capucha. El
tiempo en Portland es cálido y pegajoso, es un clima contra sudaderas con
capucha, la verdad.
—No tenemos ningún plan.
—Bien. Creo que podría dormir mientras se pasan los efectos del
medicamento.
Le echo un vistazo de nuevo.
—Son sólo las nueve de la mañana y ¿quieres pasar todo el día en la cama?
¿Estoy asumiendo que tampoco es la clase divertida de “todo el día en la cama”?
—Puedo hacer que sea divertido. —Juro que lo oigo sonreír—. Después de
unas horas de descanso.
Hago pucheros. Tal vez pueda leer mientras Seth duerme, eso podría ser
divertido. No he leído en mucho tiempo y me he estado muriendo por terminar
mi última novela romántica histórica, Maldición de Amor.
Estaciono en el camino de entrada de Seth y me deslizo fuera del asiento del
conductor. Me encanta conducir el auto de Seth, en las raras ocasiones que se me
permite conducirlo, es decir. Es grande en comparación con mi Mazda 6 azul
ubicado fuera de la casa de Seth, pero me encanta mucho más.
Bloqueo el auto y le entrego las llaves cuando camina alrededor del auto
para encontrarme al otro lado. Echo un vistazo por la calle tranquila, por suerte,
Jackson no está aquí, Seth y yo podemos tener algo de paz y tranquilidad absoluta
para relajarnos después de nuestro viaje. Antes de que caminemos hacia su casa,
Seth comprueba su buzón de correo y saca dos cartas blancas. Una, la mete de
nuevo, pero la otra, la abre. 169
—Al parecer, tenemos una cena para ir en Las Vegas. De vestimenta formal.
—Me mira, quitándose la capucha de la cabeza y dejando al descubierto su oscuro
cabello desordenado—. No me gusta la vestimenta formal.
—¿Vestimenta formal? —le pregunto, haciendo caso omiso de su queja. Me
devano los sesos, tratando desesperadamente de recordar si tengo un vestido
remotamente lo suficientemente bueno para un evento así. Mierda.
—Nos vamos a Las Vegas mañana —le digo—. Voy a tener que ir de
compras para conseguir un vestido hoy.
—¿Hoy? ¿No puedes ir mañana?
Niego con la cabeza.
—Necesito la mayor cantidad de tiempo que pueda conseguir. Tiene que ser
perfecto.
Ya estoy alejándome de Seth hacia mi auto y marcando el número de Selena
en mi cabeza.
—Espera, al menos toma mi tarjeta. —Él estira su mano hacia su bolsillo
trasero y siento mis ojos volverse como platos.
Me horroriza que haya buscado en su billetera por mí. Ha gastado suficiente
dinero este fin de semana, paseos en avión, hoteles, comidas, autos, no puedo
entender que gaste un centavo más en mí. Me meto las manos en los bolsillos de
mis pantalones vaqueros mientras saca la tarjeta negro y dorada de su billetera,
extendiéndola hacia mí.
—No voy a tomar eso.
Niega con la cabeza, como diciendo que estoy siendo estúpida. —¿Por qué?
No quiero que gastes tu dinero en un vestido que sólo vas a usar una vez.
—No voy a tomar tu tarjeta. Soy una chica grande, puedo cuidar de mí
misma.
Da un paso hacia adelante. Yo doy un paso atrás y él exhala.
—No de nuevo, Olivia. Toma la tarjeta.
Giro sobre mis talones y desbloqueo mi auto con mi llave de repuesto.
Gracias a Dios la puse en mi bolsillo trasero antes de salir de California.
—Te veré más tarde.
Me agacho mientras abro la puerta. Tan pronto como me agaché, me vuelvo
a levantar, encontrándome de frente con la desaprobación de Seth.
—Gracias por California. Te amo. 170
Me sumerjo en mi coche, lo pongo en marcha por primera vez en unos pocos
días, y conduzco a Annie’s Formal Wear. Es la única tienda de ropa que sé que sin
duda tendrá algo impresionante para mí. Veo los vestidos en la ventana cada vez
que paso conduciendo en mi camino al trabajo por la mañana. Marco el número
de Selena y me llevo el teléfono al oído.
—¡Hola, tú! ¿Has vuelto? —responde.
—Sí, nos vemos en Annie´s Formal Wear en quince minutos. Necesitamos
vestidos para una cena formal en Las Vegas.
—Jackson y yo ya organizamos algo para eso, pero te veré allí, de todos
modos. No quiero que elijas un vestido que habría aprobado en los años noventa.
Pongo los ojos en blanco.
—Quince minutos o voy de compras sin ti.
Dejo caer mi teléfono en un soporte de vaso y acelero hacia la tienda de ropa.
No puedo contener mi emoción. Genera burbujas en mi pecho y aprieto más mis
manos alrededor del volante. Olvídate de los clubes y los pequeños vestidos
ajustados. Vestidos elegantes y cenas formales son lo que me gusta. En esos
eventos vale la pena perder una noche y necesito encontrar el vestido perfecto, el
tipo de vestido que sorprenderá completamente a Seth y que tendrá a todos en la
cena comiendo de la palma de su mano.

***

Me encuentro con Selena en la tienda abierta las 24 horas al otro lado de la


calle desde la tienda de ropa. Le doy una mirada a su ajustado vestido negro y
tacones altos dorados y miro hacia mis pantalones vaqueros y camiseta. Al menos
no me veo como una prostituta.
—¿Cuánto? —le pregunto, acercándome a ella con una amplia sonrisa.
Ella me devuelve la sonrisa y sus ojos verdes brillantes destellan hacia mí.
—Gratis para ti, cariño.
Envuelvo mis brazos alrededor de su estructura delgada, tirando de ella con
fuerza contra mí. Ha pasado mucho tiempo desde que he salido con ella, sólo
nosotras dos. —No significa nada cuando se lo estás dando a todo el mundo de
forma gratuita, de todos modos.
Me aprieta y el dulce olor de su perfume me envuelve. —Oye, sólo estoy
tratando de hacerte sentir mejor contigo misma. 171
Le alejo con un golpe y se ríe, dejando al descubierto sus dientes perfectos.
—Antes de ir al otro lado de la calle, quiero conseguir algunos aperitivos.
—¿Aperitivos? Vamos a comprar un vestido, no a ver una película.
—Oye, si voy a estar sentada por un rato viéndote probarte vestidos que
probablemente no aprobaría, voy a necesitar todo el sustento que pueda
conseguir.
Con una exhalación fuerte, le sigo a la tienda de 24 horas. Caminamos
alrededor de la tienda y de vez en cuando, atrapo a Selena mirándome como si
realmente quisiera decirme algo.
—¿Tengo algo en la cara? —le pregunto, frotando mis mejillas.
—No.
—¿Entonces por qué me estás mirando? Es incómodo.
Deja de caminar mientras miro pequeños paquetes de Tylenol. Hay un
pequeño latido en la parte posterior de mi cráneo y sé que va a expandirse en un
dolor de cabeza por completo dentro de la próxima hora o dos.
—No te lo puedo decir. —Se queja, frustrada consigo misma.
Arrastro mis ojos desde la caja de Tylenol hacia su cara.
—¿Por qué no puedes…
—¡Está bien, está bien! —Suspira—. Dejé que Jackson me hiciera algo.
Meto el Tylenol bajo mi brazo mientras me ahogo con una risa.
—Caray, ni siquiera termine mi pregunta y estás lista para contarlo todo.
Recuérdame ya no contarte mis secretos. Apenas en esta cosa de interrogatorio.
Ella golpea mi brazo y cruza los brazos sobre su pecho.
—Nunca repetiría tus secretos.
Estrecho mis ojos.
—Por lo menos no los realmente importantes. —Selena aclara con un
asentimiento satisfecho de su cabeza.
—Todos son importantes, es por eso que son secretos.
—Creo que definitivamente hay diferentes grados de secretos. Por
ejemplo…
—Olvídate de los ejemplos —exijo, jalando el Tylenol de debajo de mi brazo
y dándoselo a ella—. Sólo dime lo que quieres decirme.
Ella se sonroja.
—No sé si debería decirlo. No quiero que pienses que soy rara. 172
Resoplo, distraídamente recogiendo una caja pequeña y leyendo la parte de
atrás. Tan pronto como leo la primera frase “Ribbed aumenta el placer de ella”, le
doy la vuelta a la caja y leo la parte delantera antes de meterla de nuevo en el
estante. Siento correr la sangre a mis mejillas mientras Selena se ríe con su risa, ya
sabes, el tipo de risa con la cabeza hacia atrás y la boca bien abierta, la misma risa
que también atrae atención no deseada. Me muevo de forma errática y termino
tumbando toda una fila de preservativos del estante. Olvidando el lío, agarro el
brazo de Selena y la arrastro lejos. Cuando rodeamos la esquina, se encoge de
hombros fuera de mi alcance.
—Relájate, tienes la edad suficiente para comprar condones. —Sus ojos se
ensanchan con excitación. Conozco esa mirada. Es la misma mirada que pone
cuando está lista para el chisme—. Dime, ¿qué tamaño utiliza Seth?
—¿Por qué estás tan obsesionada con mi vida sexual y qué tamaño de
condón usa mi novio? —le susurro mientras una mujer de edad avanzada se
pasea pasándonos.
Le doy una sonrisa amable, una que ella regresa con gracia. Gracias a Dios, no
me oyó.
—Porque soy curiosa. Quiero saber. Me gusta el sexo y me gusta hablar de
sexo, y ahora que por fin tienes un novio que no me importaría imaginar
desnudo, quiero saber todos los detalles. —Damos un paseo por otro pasillo, otro
pasillo de la tienda, y Selena agarra un paquete largo y delgado de Twizzlers—.
Entonces, ¿de qué tamaño?
—No lo sé —murmuro, evitando su cara—. Nosotros no los usamos.
Los Twizzlers caen al suelo y me quedo mirándolos antes de mirar a la cara
aterrorizada de Selena. Uno pensaría que acaba de ver un fantasma.
—¿Estás malditamente jugando conmigo? ¿Comienzas a tener relaciones
sexuales con un tipo caliente y tiras toda precaución al viento? ¿Sabes que viene
de relaciones sexuales sin protección? Putos bebés, llorando, haciendo popo,
comiendo, bebés. No necesariamente en ese orden y, a veces todo a la vez.
Me río de ella, porque no hay nada más que hacer. Típico de Selena,
armando un escándalo.
—No te rías, O. Hablo en serio. No tomé esa mierda de sexo sin protección a
la ligera, ¿incluso escuchaste lo que dije? Bebés. B. E. B. É. S. Jode eso.
Selena nunca ha sido una persona de bebés, pero yo sí. Siempre he querido
niños, demonios, incluso esperaba tener al menos uno para la edad de veintitrés.
—Estoy protegiéndome —le digo, recogiendo sus dulces. Los toma de mis
173
manos y los pone en el estante. Al parecer, ha perdido el apetito.
—Sí, y detectores de humo en las casas realmente evitan incendios —afirma
sarcásticamente—. Para el momento en que has despertado por una alarma de
humo, ya es demasiado tarde. El fuego se ha iniciado y el humo ya está llenando
la casa. No confíes en la píldora. Dobla tu protección, mierda, triplica la
protección. No cometas errores.
Pongo los ojos en blanco y avanzo por el pasillo.
—De todos modos —exhalo—. ¿Qué dejaste que Jackson te hiciera?
Con un resoplido, deja caer la conversación sobre Seth y yo teniendo sexo
sin protección.
—Bueno, déjame empezar diciendo que no tengo miedo de probar ninguna
cosa y soy bastante dispuesta para cualquier cosa.
¿Dispuesta? ¿Qué demonios significa eso? Pongo los ojos en blanco y Selena
se burla.
—No me juzgues, O. Nací para ser impresionante, no perfecta. —Ella
continúa con su historia—. A Jackson le gustan algunas cosas raras y anoche...
dejé que me amarrara.
Dejo de caminar.
—¿Dejaste que te amarrara?
La anciana que nos pasó antes camina junto a nosotras de nuevo, esta vez
escuchando mi mini estallido. Le doy mi mejor sonrisa de "realmente espero que
no escuchara eso” y ella nos frunce el ceño a Selena y a mí antes de sacudir la
cabeza y lentamente pasearse lejos.
—¿Por qué dejarías que te ate? Eres un ser humano, por el amor de Cristo,
no un animal —le digo en un susurro ronco.
—Porque me gusta y me prometió que no me lastimaría.
—Es curioso, eso es lo que le dijo el asesino en serie a su víctima en el último
episodio de Ley y el Orden que vi.
Ella parpadea hacia mí.
—Es una serie de televi… no importa, la chica fue encontrada en un cubo de
basura. Mi punto es... —le digo—. Está bien, así que en realidad no tengo un
punto. Puedes hacer lo que se te dé la gana con tu cuerpo.
—Sé que puedo, y lo hago, pero la cosa es... que no se detiene en amarrar.
Me gustaría poder decirte, O, pero le prometí que no diría nada. Le tomó mucho 174
tiempo abrirse conmigo sexualmente y no quiero que se lo repitas a nadie.
—¿A quién se lo voy a decir? ¿A mi madre? —Me río una vez—. Tú eres mi
única amiga.
—Está bien, está bien. No te contaré todo, solo te diré que le gusta el sexo en
público.
Eso ya lo sabía.
—Y le gusta hacerme daño.
Fruncí el ceño.
—Solo cuando tenemos sexo, no es nada exagerado. No me deja moratones o
me corta o algo por el estilo. —¿Se supone que eso me haga sentir mejor?—. Le gusta
darme palmadas en el trasero... muy duro y a veces con cosas como cinturones o
látigos. Le gusta morderme y pellizcarme, así como tirar de mi cabello…
—Espera... —le interrumpo—. ¿Simplemente dejaste que te haga esas cosas?
Se encoge de hombros.
—Lo necesita. Él no puede... terminar, a menos que algo inusual esté
ocurriendo y quiero ser la persona que le ayude.
—Lo que necesita es ayuda profesional.
Las cejas de Selena se juntan y sus labios se endurecen en una línea
impasible.
—Él no necesita ayuda profesional, Olivia. Necesita a alguien que le
entienda.
Ups. No quería ofender a nadie, pero Jackson definitivamente tiene algunos
problemas profundamente arraigados.
—¿Puedes hacer eso, sin embargo? —le pregunto directamente—. ¿Y qué
pasa si quiere cosas que no puedes darle? ¿Qué pasa si trazas una línea y él quiere
cruzarla?
Ella visiblemente piensa en mi pregunta.
—No lo sé...
—Si te gusta cuando Jackson te hace todas estas cosas, entonces está bien,
más poder para ti. Todo lo que estoy diciendo es que hables con él antes de
abandonarte completamente a ello porque sus problemas probablemente son más
profundos y más oscuros de lo que te está mostrando.
Selena abre su boca para protestar, pero le muestro la palma de mi mano.
—Sé que a él no le gusta hablar, pero te estás comprometiendo por él. Haz 175
que se comprometa por ti.
Piensa por un segundo, antes de asentir lentamente.
Suspiro, esperando que ella hable con Jackson. No quiero que se aproveche
del alma despreocupada de Selena, sobre todo ahora que se está enamorando de
él.
—Ahora, vamos a encontrar un vestido.

***

Apenas estamos en la tienda por cinco minutos antes de que mi mirada


caiga sobre un impresionante vestido de color púrpura profundo. Fluye hacia el
suelo y tiene dos tirantes finos cubiertos en exquisitos patrones de cuentas que
bajan y rodean la cintura. Por debajo de la cintura con cuentas, hay una delgada
franja de encaje morado que expondrá una tira delgada de piel antes de que el
patrón de cuentas comience de nuevo.
Este.
Este es el vestido que usaré para la cena de Seth. Es sexy. Es elegante y es
perfecto.
—¡Eso es increíble! —murmura Selena. Extiende la mano y lo quita del
estante—. Pruébatelo.
Lo empuja hacia mis manos y la suave tela de satén se desliza entre mis
dedos. Sí, este es sin duda el vestido que voy a usar.
—No necesito probármelo. Lo quiero.
Selena me mira con la misma mirada que Seth me dio después de que
rechacé usar su tarjeta. Su mirada no me altera como la de Seth lo hace, sin
embargo.
—Tienes que probarte el vestido, para asegurarte de que te queda bien.
—Me quedará bien —le digo, abrazando el vestido más cerca de mí.
Agarra mi hombro, sus huesudos dedos se clavan en mí mientras me hace
girar, empujándome en dirección a los vestuarios.
En el interior, las habitaciones son espaciosas. Tan espaciosas que incluso
hay un sofá para sentarte y ver a tus amigas vestirse. Eso no es raro en absoluto. Por
supuesto, Selena tiene que sentarse y verme mientras me cambio. Una vez que me
pongo el vestido, me siento diferente, y con el riesgo de sonar como una
perdedora total y absoluta, me siento como una princesa. El vestido expone una 176
porción apropiada de mis pechos y se aferra a mi cintura y caderas antes de fluir
suavemente por mis piernas en un flujo interminable de perfección púrpura.
—A Seth realmente le gustará este. —Sonrío, girando para mirar a la parte
de atrás. La parte trasera del vestido elegantemente expone mi espalda.
—Le gustará. Quién sabe, a lo mejor le gustará lo suficiente para arrancarlo
de tu cuerpo.
Mis ojos se mueven hacia ella y siento que mis mejillas se ponen rojas. Seth
tiene la costumbre de romper todas mis cosas bonitas.
—Sin comentarios.
Selena vuelve a caer en el sofá en derrota.
—Vamos. ¡No eres divertida! Y que lo digas. Dime algo sobre Seth y sexo.
Apuesto a que es bueno, ¿cierto?
La dueña de la tienda se asoma torpemente alrededor de la puerta y Selena
le sonríe como si nada estuviera mal. La dama le regresa la sonrisa a Selena con
una mirada, como si fuéramos indignas de estar en su tienda, antes de resoplar
una vez al acechar alejándose. Selena pone los ojos en blanco y sigue hablando,
sin vergüenza.
—¿Por lo menos dime una cosa que te hace que te gusta?
Procedo a bajar la cremallera del vestido.
—No, Sel, no te voy a decir nada. Se lo repetirás a Jackson y a cualquier otro
que escuche, probablemente incluso a mi madre.
—No lo haré, lo prometo.
Niego con la cabeza y Selena intenta un enfoque diferente. Un enfoque que
sabe va a obtener una reacción de mi parte.
—¿Te gusta cuando te besa el cuello? —Doy un paso alejándome del espejo
para que no pueda ver mi sonrisa emergente en el reflejo—. ¿Tal vez te gusta
cuando sus fuertes manos recorren tu cuerpo, agarrándote en todos los lugares
correctos?
—Selena —le advierto. Sus palabras me hacen quedarme sin aliento
mientras me imagino vívidamente en mi cabeza todas las cosas que dice.
—O tal vez te gusta cuando gime tu nombre... —Ella gime mi nombre en su
mejor voz de “Seth” y agarro el vestido esmeralda que cuelga en el estante. Echo
un vistazo por encima de mi hombro y me sonríe con malicia mientras mi cara se
calienta—. ¿Cuando él te toma rudamente desde atrás?
Me doy la vuelta y le tiro el vestido y ella se ríe locamente, haciendo una 177
bola con la tela.
—¡Eres una chica tan sucia, O! Por debajo de ese rostro inocente hay una
bestia sexual, ¿cierto?
Quiero estar enojada con ella por ser tan sin censura, pero no puedo. Ella
tiene una de esas caras, como la de Seth, que uno simplemente no puede obligarse
a odiar. Mientras se ríe como un idiota, me quito el vestido y me vuelvo a poner
mis sencillos pantalones vaqueros azules y camiseta blanca.
—Compraré este vestido. Ahora, salgamos rápidamente de aquí antes de
que me avergüences más.
Troto desde el vestidor y pago mi vestido, a la vez que Selena se ríe a mis
espaldas. No puede parar. Ama atormentarme, siempre lo ha hecho, y la dueña
de la tienda no aprecia que impulsivamente me ría, una vez o dos mientras
registra mis compras en la caja registradora. Creo que hasta escupí en ella un par
de veces. Estúpida Selena, es como en el instituto de nuevo. Ya sabes, ¿cuando
estás tratando desesperadamente de no reírte, pero terminas cacareando como
una psicópata? Sí, este es uno de esos momentos y cuando me entrega mi recibo,
no puedo salir de allí lo suficientemente rápido.
Después de la tienda de ropa, Selena fue a ver a Jackson y yo me fui a casa.
Me imagino que tendré un tiempo más fácil tratando de evitar mostrarle mi
vestido a Seth si no lo veo de inmediato. Curiosamente, mamá no está en casa, así
que voy directamente a mi habitación y cuelgo mi vestido en mi armario. Las
cajas todavía se acumulan en el suelo, junto con una cantidad ridícula de ropa.
Sucia o limpia, no tengo ni idea. Mi teléfono suena y sé que es Seth porque
programé su canción de entrada como su tono de llamada personal mientras
estábamos en California. Lo saco de mi bolsillo y lo llevo a mi oído, cerrando mi
armario e inclinándome contra él.
—¿Hola?
Me bosteza su hola. ¿En serio? ¿Estuvo durmiendo todo el tiempo que
estuve fuera? De alguna manera, estuve fuera por casi tres horas.
—¿Has dormido bien?
—Lo habría hecho si estuvieras aquí. —Suspira—. Dormí bien. ¿Qué estás
haciendo?
Me encanta cuando su voz es toda ronca por el sueño.
—Acabo de llegar a casa y guardar mi vestido. Probablemente voy a
comenzar a empacar para Las Vegas.
—Divertido —dice inexpresivamente y sonrío. Seth odia empacar más que
yo, y sé que no empacará lo suyo hasta una hora antes de que nos vayamos—. Me
dirijo al gimnasio. Darryl llamó y quiere hacer una pequeña sesión de 178
entrenamiento esta tarde.
—Ten cuidado. ¿Cómo te sientes? En realidad no cuidé muy bien de ti en
California...
—Estuviste perfecta en California y estoy bien. Casi no siento nada.
Le creo. El tiempo que pasamos en California fue tanto relajante como
liberador, no tuvimos sexo y Seth no se metió en ninguna pelea, por lo que su
cuerpo tuvo una buena oportunidad de recuperarse. Sé que no va a sanar
milagrosamente durante la noche, pero estará perfecto para el momento en que
sea su pelea en un poco más de dos semanas. Todos nos vamos para Las Vegas en
dos días, Selena, Jackson, Darryl, Seth y yo, además de cualquier personal que la
MMAC haya asignado para Seth. Desde las 12 a.m. del día de nuestra partida a
Las Vegas serán exactamente t-menos dos semanas hasta la primera pelea
profesional de debut de Seth. Él parece emocionado por ello, pero me hubiera
gustado que me expresara sus sentimientos, no la mierda arrogante que usa para
cubrir su preocupación. Seth tiene confianza en sus habilidades, pero también sé
que duda de sí mismo más que cualquier persona que conozco. No es que él
alguna vez lo admitiría.
—¿Te veré hoy? —pregunta, sacándome de mis pensamientos.
—Puedes verme en cualquier momento que quieras. Iba a empacar, pero si
me necesitas en el gimnasio, estaré allí.
—No, creo que puedo manejar... solo. —Él se ríe una vez en voz baja—. Haz
tus maletas y te llamaré más tarde.
—Está bien.
—Te amo. —Sus dos pequeñas palabras me hacen sonreír ampliamente y
giro mi cuerpo, para así no ver mi sonrisa cursi en el espejo de mi tocador.
—Te amo, también.
Él permanece en la línea por unos segundos más antes de suspirar y colgar.
No sé lo que pasa por su cabeza a veces. Lanzo mi teléfono en mi cama y pongo
mis manos en mis caderas. No tengo que sacar mi maleta desde ningún rincón
oculto, ya está abierta en el suelo de mi habitación. Doy un paso hacia ella,
levantando mis pies más alto de lo normal para que las ropas delicadas no se
envuelvan alrededor de los dedos de mis pies y me hagan tropezar. Me arrodillo
junto a la maleta y paso las palmas de mis manos por mis muslos, dejando salir
una exhalación pesada. Por último, extiendo la mano y empiezo a clasificar a
través de la ropa mientras empaco para la aventura más grande de mi vida.

179
15
Seth
Me recuesto contra el auto, mis manos llenando mis vaqueros mientras
espero a Olivia. Portland es sorprendentemente frío a las cuatro y media de la
mañana. Aparentemente, Darryl reservó el vuelo más temprano que pudo. Él
siempre quiere hacer lo máximo de cada día y no quiere pasar la mayor parte
sentado en un avión. Según mis cálculos, tomaremos el avión a las cinco y
estaremos en Nevada a las once de la mañana. Nada mal, pero sigue siendo
mucho maldito tiempo para mí. Preferiría manejar los cuatro mil quinientos
kilómetros y evitar caer desde el cielo. He tenido suerte hasta este momento,
¿pero que tanto puedo bailar con la muerte? Uno de estos días, ella y el karma
podrían decidir que están cansados de mi mierda y me dejaran caer en picado al
océano.
Salto de las imágenes de una caída y una ardiente muerte por el sonido de la
180
puerta del frente de Olivia abrirse y la mosquitera golpeando contra el muro de
ladrillo. Verla inmediatamente relaja algo de mi duda y salgo del carro y camino
pasando la cerca para agarrar su maleta. Ella luce adorable en su chaqueta blanca
con capucha y pantalones negros. Olivia sonríe de manera somnolienta y no
puedo evitar sonreírle de regreso. Ella es muy linda como para no sonreírle,
incluso cuando está molesta.
—Buenos días —me saluda, haciendo que mi corazón se sienta todo
estúpido y tibio.
—Buenos días —contesto, tomando su maleta y poniéndola detrás de mí.
Olvidando el equipaje, agarro la chaqueta de Olivia y tiro de ella hacia mí.
Su rostro adormilado despierta en el instante en que presiono mi cuerpo contra el
suyo. No sé porque siempre la atraigo hacia mí… pero se siente mejor cuando la
estoy tocando. Siento paz, como si todo estuviera bien. Sus ojos verdes estudian
mi rostro, mirando fijamente. Quiero besarla. Voy a besarla. Bajo mi boca hacia la
de ella, presionando escasamente mis labios contra los suyos. Me detengo por un
momento, escuchando su rápida respiración. Adoro la forma en que la afecto y sé
que si deslizo mi mano dentro de sus pantalones, estará húmeda y lista para mí,
siempre lo está. Mientras presionó mis labios más duro contra los de ella, su
mamá, Sandra, se detiene detrás de ella sosteniendo una maleta larga y negra.
—No olvides tu vestido, Olivia. Buenas, Seth.
Olivia se aleja de mí, como si hubiese sido un plato caliente en el que colocó
sus manos sin prestar atención. Sonrío, divertido por su reacción. Olivia recibe el
vestido y me mira brevemente, sus rosadas mejillas resplandeciendo antes que
llevara el vestido al auto. Un incómodo silencio llena el aire entre Sandra y yo. Sé
que Sandra no es exactamente mi fan número uno, pero sé que le agrado lo
suficiente como para estar con su hija.
—Le pediré que se case conmigo —le digo rápidamente a Sandra, sin
bobadas.
Sus delgadas, cejas marrones casi se elevan hasta el nacimiento de su cabello,
pero trata de enfrentar mi anuncio como si no fuese la gran cosa.
—¿Ahora mismo?
—Sí, mientras estamos en las Vegas. Y me la llevaré de esta casa a la mía.
La esquina del labio de Sandra se retuerce, sus fangosos, ojos verdes
estrechándose sobre mí.
—Tengo la sensación de que no me estás pidiendo permiso.
Sacudo mi cabeza.
—No, señora. Estoy diciendo las cosas como van a suceder. 181
Ella cruza los brazos. Se ve tan pequeña en su bata de flores.
—Estás extremadamente confiado en que Olivia dirá sí.
—Lo estoy —digo y mi estómago se revuelve por la mentira. No sé porque
siento tanto recelo por su respuesta. Ella me ama. Me lo dice casi todos los días,
pero ella también es caprichosa e impredecible. Hay una posibilidad de que diga
no o aún no y mi misión en las Vegas es alejar esas posibilidades. Cuando soy
optimista ella hace lo que sea por mí, se lo pediré y no será de la forma
tradicional. No. Se lo pediré en la forma “Seth” así que de ninguna maldita
manera lo olvidará.
—Bueno, tienes mi aprobación… aun si no la quieres.
Sus palabras me atrapan fuera de guardia y estoy repentinamente
congelado, incapaz de hablar. ¿Acaba de darme permiso? ¿Sandra James, acaba
de darle su bendición a Seth Marc? Combato el deseo de pellizcarme para ver si es
un sueño.
—Gracias.
Ella mueve su mano hacia mí y yo se la agarro, atrayéndola a un abrazo. En
lugar de golpearme lejos como esperaba, ella se ríe entre dientes y da palmaditas
rápidas en mi espalda. Cuando la dejo ir, se aleja, cubre sus ojos con sus manos y
me da la espalda.
—Buen viaje. Mantén a mi bebé a salvo.
Antes que pueda responder, ella entra a la casa y cierra la puerta. Yo agarro
la maleta y me dirijo al auto, Olivia tiene la puerta abierta y ambas, ella y Selena,
están mirándome fijamente, sus ojos saliéndose de sus cráneos.
—¿Qué? —pregunto mientras abro la cerca y la atravieso.
—Nada —responden al unísono.
Me acercó a la parte trasera del auto y coloco la última maleta dentro. Las
maletas de Olivia y Selena ocupan casi todo el espacio, dejando apenas el espacio
suficiente para las de los demás.
Afortunadamente, Jackson está en la silla delantera y Selena esta atrás. Juro
por Dios que si tengo que escuchar otra sesión de besos o gemidos voy a
quebrarme. Subo al asiento trasero y Olivia inmediatamente se acurruca junto a
mí. No la había visto desde la última vez que la llamé. He estado tan ocupado
poniendo en orden el gimnasio para nuestro viaje y tratando con los abogados
que no he tenido tiempo para prestarle atención.
En el lado bueno, mis abogados me dijeron que la MMAC está revisando los
detalles del acuerdo. Se niegan a dejar ir a Don, quieren arrastrarlo a algún punto 182
y este pequeño… predicamento es lo único que los detiene.
Darryl maneja hacia el aeropuerto. Envuelvo mi brazo alrededor del hombro
de Olivia, acercándola. Quiero tocarla, olerla. Necesito algo y todo de ella, para
compensar su ausencia.
—Me sorprendes —balbucea Olivia, su voz sólo lo suficientemente fuerte
como para que yo la escuche por sobre la música. Miro hacia ella, capturando los
nítidos ángulos de su rostro y sus amables ojos y sus jugosos, suaves labios.
—¿Yo?
Ella asiente sin darme una explicación y no la presiono. Puedo sobrevivir sin
esas palabras. Sus ojos no dejan los míos y sigo mirándola, esperando que desvíe
su mirada. En vez de eso, siento un crecimiento eléctrico empezando en mi pecho
e irradiando hacia el sur. Repentinamente, todo mi entorno se desvanece y ella
tiene toda mi atención. Deslizo mi dedo arriba por su cuello y pasando por su
mejilla hasta su labio inferior. Sus labios se separan, su lengua emerge, y veo
como lame la punta de mi dedo, tan suave y húmeda. No puedo evitar
preguntarme como se sentiría esa lengua contra otras partes de mi anatomía y me
muevo suavemente en mi silla, deseando que mis vaqueros se sientan menos…
apretados. Mi boca se siente seca y si fuésemos solo nosotros, me habría desviado
a la cuneta y habría humedecido mis labios con el sabor de ella. Habría
humedecido cada centímetro de tela en el auto con su deliciosa humedad.
Resbalo mi dedo de su boca, pero mantengo mi mirada clavada en sus
labios. Ella endereza su espalda, trayendo su boca más cerca de la mía y me besa.
Es lento y tranquilo, no siendo notados por los otros tres. Mis ojos se cierran y
corro la parte de atrás de mi dedo por su mandíbula. Luego, me derrumbo bajo
mis deseos y sujeto su mandíbula, forzando su boca más duro contra la mía.
Siento su aliento ser aspirado por sus pulmones y juro que puedo oír su corazón
saltarse un latido y su coño volverse resbaladizo con necesidad.
—Tranquilos. —Oigo a Selena reír entre dientes—. Mi maquillaje no es a
prueba de agua.
Olivia se aleja de mí y descansa contra mi hombro. Oigo a Jackson reír en el
asiento delantero y veo a Darryl de perfil mientras sonríe.
—Tampoco mi teléfono.
Silencio cae en el auto por una fracción de segundo antes que sea roto por
nuestra risa, todos reímos y pronto, estamos yendo a conversaciones sobre las
Vegas y sobre lo que haremos allí. Darryl es el primero en intervenir.
—Nosotros estaremos disponibles cinco horas al día, cada día,
anticipándonos a la pelea. Serán dos horas en la mañana, cuatro a.m. a seis a.m., 183
Una hora durante el día, once a.m. a doce a.m., y luego cuatro p.m. a seis p.m. —
Se aclara la garganta—. Fuera de ese tiempo, son libres de hacer lo que quieran,
excepto todas esas cosas que tienen prohibidas como beber, o hacer alguna
estupidez que los ponga en riesgo.
—Los Club de desnudistas no son malos para ti. —Jackson alza la voz y
siento que Olivia se pone rígida contra mí.
Rastrillo mis dientes sobre su labio inferior, recordándole la última vez que
estuvimos en un club de desnudistas. Fue un estúpido movimiento de mi parte.
Olivia quería estar en casa, pero yo era el conductor designado y al obligué a
venir con nosotros. Todos tomamos algunas malas decisiones esa noche y Olivia
sufrió la consecuencia de todas ellas.
—Nada de clubs de desnudistas —ordena Olivia—. No saldré con
desnudistas de nuevo. Hubo suficientes disturbios la primera vez.
Jackson aúlla de la risa y lo oigo palmear sus muslos.
—Jesucristo, eso fue tan divertido. Cada vez que recuerdo tu rostro cuando
ella te besó, me río. Eras un como conejito encandilado.
—Sí. Ja. Ja. Ríete.
Acaricio el brazo de Olivia con mi pulgar mientras Selena habla.
—Siempre he querido ir a un club de desnudistas en las Vegas. Tenemos que
hacerlo.
—Ir a las Vegas y no visitar un club de desnudistas es como ir a Paris y no
molestarse en ir a la Torre Eiffel. ¿Cuál es la idea? —alza la voz Jackson.
Selena está de acuerdo.
—Nadie los detiene de ir, pero no esperen que los siga a todas partes —
declara Olivia, bostezando.
El auto se llena con charla animada sobre todas las posibilidades en las
Vegas y todo lo que puedo pensar es abrazarme con OIivia en mi tiempo libre. Al
diablo los casinos. Al diablo los clubs desnudistas. Quiero recostarme en una
cama con mi chica y disfrutar cada segundo que pueda porque entre más se
acerca mi primera pelea profesional, sé que me pondré más perturbado. Estaré
dos semanas fuera y ya estoy ansioso… mi primera pelea profesional… en las
Vegas, Nevada, en el MGM Grand frente a miles de espectadores mientras soy
trasmitido por las cadenas de deportes. Necesito mi cabeza en el juego, no en los
senos de alguna desnudista o en una máquina de póker.
No estoy en las Vegas por placer. Es solo por negocios y así me comportaré.

184
***

Manejamos por Las Vegas Boulevard, pero aún estoy muy nervioso por el
viaje en avión como para realmente apreciarlo. Descanso mi cabeza contra el
apoyacabezas mientras Olivia y Selena sacan la cabeza por el techo corredizo de la
limo como pequeños cachorros. Casi sonrío. Estaba igual la primera vez que viajé
en limo. Hace calor en Nevada y el techo corredizo no permite al aire
acondicionado trabajar a su potencia completa.
—¡Cerrando el techo! —llama Darryl a través de la ventana de enfrente,
como si leyera mi mente.
Darryl decidió que manejaría la limo, no confiando en nadie más para
transportar a su preciosa carga por los alrededores. Aquí hay un hecho
desconocido de Darryl, él tiene una licencia para manejar un autobús, un auto,
una limosina y un camión. Cuántos de ellos caen en la misma categoría de
licencia, no tengo idea, pero sigue siendo impresionante.
Selena y Olivia se dejan caer, acomodándose cómodamente en sus asientos
con restos de risas sacudiendo sus cuerpos. Sus caras están enrojecidas con el
calor de afuera y tan pronto como el techo se cierra, siento el aire frío acariciar mi
piel.
Miro a Olivia deslizarse a través de los asientos de cuero directo hacia mí.
Mis ojos revolotean por su linda blusa azul cielo. Se aferra a su delgada cintura y
caderas, exponiendo una pequeña porción de su escote. La tela es delgada y sé
que puedo arruinarla fácilmente con mis dientes. Ella se quitó su chaqueta hace
bastante tiempo y tuve el placer de cargarla alrededor conmigo.
Durante el día, Vegas es aun sorprendentemente concurrida, llena con los
turistas que quieren evitar la vida nocturna de Vegas. No los culpo. La vida
nocturna de Vegas puede ser bastante salvaje. Todos están buscando hacer su
propia historia de Hangover 1 y para disfrutar los placeres más oscuros de la
ciudad.
Lentamente hacemos nuestro camino por Las Vegas Boulevard y muy
pronto llegamos al MGM Grand. Los otros no desperdician el tiempo en trepar
con entusiasmo desde el auto, pero espero un poco para reunir mis pensamientos.
Olivia también espera, mirándome curiosamente.
—Llegaste a Las Vegas —me dice y la miro.
Se mete un mechón de su largo cabello chocolate detrás de su oreja y sus
labios se curvan en un amago de sonrisa.
185
—Estoy orgullosa de ti.
Sus largos y suaves dedos se deslizan sobre la parte de atrás de mi mano que
yace distraídamente en mi regazo. No sé porque me siento tan fuera de ello. Mi
pecho duele y el aire cálido me hace más difícil respirar. Este es el comienzo de mi
nueva vida, la vida que realmente nunca esperé tener. La hice a través de trabajo
duro y dedicación…. así que ¿porque de repente me siento como si no fuera lo
suficientemente fuerte para estar aquí? El sentimiento de mi inminente fracaso
está pesando sobre mí y no puedo sacármelo y no he sido capaz de hacerlo desde
que me dormí anoche. Supongo que siempre esperé que esto se cayera a pedazos.
Cada cosa buena que consigo nunca funciona y estoy cauteloso de porque esto me
sigue pasando.
—Eres peso muerto —la voz de papá suena en mi mente.
Recuerdo reírme de él.
—No soy peso muerto. Soy un jodido globo, un puto avión volando y nunca voy a
caer.

1
Hangover: Película de un grupo de amigos que va a Las Vegas.
—Los globos quizás vuelen alto, pero después de un cierto límite explotan y los
aviones a veces tienen que aterrizar. Los dos tienen sus necesidades y limitaciones, igual
que tú. Podrías haber dicho un pájaro, ellos no necesitan mucho sustento y no vuelan tan
alto, pero tenías que ir y ponerte cientos y cientos de metros sobre todos los demás. Eso
dice mucho de ti, de tu personalidad y de tu temperamento. Siempre tienes que ser el
número uno. Siempre pones lo que quieres y necesitas antes que todo lo demás, y siempre
tienes que tener el control… Siento lastima por ti, Seth.
Trago. ¿Lo habría matado decir que está orgulloso de mí en forma normal?
Mierda, él ni siquiera necesitaba decirme que estaba orgulloso de mi, en realidad
disciplinarme y darme un consejo sobre lo que hacer y sobre lo que no, habría
sido suficiente. Si, lo jodí mucho con la escuela y las chicas. Si, dejé la escuela y me
negué a tener un trabajo normal. Probablemente bebí mucho y empecé muchas
peleas, pero solo era un niño. ¿No es lo que los niños hacen?
Este año no ha hecho nada más que inflarme… ¿Por qué aún no he
explotado? ¿Por qué no he aterrizado por combustible? Me estoy acercando
peligrosamente al sol con ningún signo de explosión. Mi combustible está en
líneas rojas, pero mis motores están funcionando muy bien con los gases.
—Y estoy seguro de que tú papa está orgulloso de ti también —agrega
Olivia con una sonrisa.
Y luego me golpea. Aún no he explotado o estrellado y quemado por ella.
Me ha estado manteniendo alto. Si no fuera por ella, hubiera caído en mi primera
pelea en el torneo amateur contra Frederick Kennedy, estaba a punto de arrojar la 186
toalla, pero me ayudó. Vino a mi habitación y me tocó. No tenía que hacerlo. No
hice nada más que tratarla como la mierda, solo buscaba conseguir algo de ella.
Me dejó entrar… vio algo en mí y me dejó entrar en su vida. La otra noche
Jackson me preguntó porque la elijo a ella, pero la pregunta real es, ¿Por qué ella
me elige a mí? ¿Por qué se arriesga conmigo? No es la afortunada aquí, yo lo soy,
y cuento mis bendiciones cada jodido día. Olivia es la soga atada a mi globo. No
he explotado porque ella no me ha dejado .Olivia es mi abastecimiento de
combustible, siguiéndome mientras me remonto sobre las nubes. Llena mi
combustible una pequeña porción a la vez, así no me llevo por delante a mí
mismo. Me mantiene conectado a tierra y es por eso que la amo.
Olivia no sabe de la tensa relación con mi papá, al menos no enteramente, y
realmente no es un asunto suficientemente grande para compartirlo con ella.
—Ya no me importa eso —replico, deslizando mis brazos alrededor de su
cintura y llevándola más cerca de mí.
—¿No?
Niego.
—Solo lo que tú piensas de mí importa.
—¿Eso es verdad?
Asiento, deslizando mi mano debajo de su camiseta y acariciando su espalda
baja. Solo el toque es suficiente para aliviar los nervios en mi estómago.
—¿Y qué piensas de mí?
Ella frunce los labios en un pensamiento y está a punto de hablar, cuando el
cabello claro de Jackson y sus ojos verdes se asoman a la puerta y se pega al auto
—¿Ustedes dos vienen?
—Cinco minutos —demando—. Cierra la puerta.
Con un gesto rápido, cierra la puerta.
—¿Podemos hacer esto más tarde? Estamos reteniendo a todos.
Niego ligeramente.
—Ahora está bien.
—Está bien —deja caer su mirada y mueve nerviosa mi camiseta—. Pienso
que eres insaciable, intenso, agresivo, difícil de leer, y terco.
Noticias Viejas. Incluso yo sé eso.
—Pero también pienso que eres confiable, determinado, trabajador,
apuesto…
—Bueno en la cama —la interrumpo. Sintiéndome de repente juguetón—. 187
Asombroso con mis manos, pero mejor con mi boca y tengo una buena medida de
pe…
—Ego —interviene, sus mejillas enrojecidas—. Si, tu ego es enorme.
—¿Es así como lo estamos llamando ahora? Es un extraño sobrenombre
pero creo que puedo hacerlo funcionar.
Golpea mi pecho y agarro sus brazos, fijándolos en sus costados. Se revuelve
contra mí tratando de soltarse. Apenas estoy usando fuerza para sostenerla y
encuentro extremadamente divertido (y un poco excitante) que pelee tan duro
contra mí.
—Tu amas mi ego —me rio, tiro de ella así que su pecho se roza con el mío y
sus labios están a pulgadas de los míos—. Tú amas la forma en la que se siente mi
ego.
Inclino la cabeza hacia adelante y jadea mientras succiono su labio inferior
en mi boca. Lo dejo ir.
—Si te gusta la forma en que sabe esta por ser visto.
Miro su cara mientras sus labios se aprietan en una línea seria.
—Mantén este agarre en mí y te garantizo que tu ego no verá la parte de
afuera de tus pantalones en todo el viaje.
Arqueo una ceja, pero su cara no titubea y la suelto. Ni un segundo después,
estrella sus labios contra los míos. Olivia separa sus muslos y los desliza sobre los
míos mientras rastrilla los dedos a través de mi cabello. Me toma enteramente por
sorpresa. Estoy completamente aturdido, mi cerebro y mi cuerpo fuera de
sincronización, mientras se dispersan desesperados por ponerse al día con el otro.
Mientras su lengua masajea brutalmente la mía, mis manos suben y agarran su
culo, empujándola duro contra mí. Con una respiración brusca, empuja sus
caderas contra mí y gimo en su boca. Por suerte, las ventanas son de vidrio negro
y nadie puede ver hacia adentro. Solo mis ojos verán a mi chica cuando se pone
así, caliente y dominante. Creo que tener sus manos en mí es exactamente lo que
necesito para mitigar los pensamientos negativos. Mi cabeza nada con su sabor y
la sensación de ella contra mí. Solo ella tiene el poder de consumirme, de
erradicar todo el tren del pensamiento racional. Incluso un roce ocasional de su
mano contra mi piel es suficiente para enviar un shock de calor a través de mi
sistema
Olivia se aleja una pulgada y nuestro aliento choca. Miro su cara. Sus ojos
están achicados en rendijas lujuriosas, sus labios hinchados de nuestro beso. Las
olas de energía entre nosotros tiene a mi corazón golpeando y toma toda mi
fuerza de voluntad no tragar duro. 188
—Prometo que amaré cada segundo que tenga para probarte.
Se inclina hacia adelante y en un movimiento dolorosamente lindo, me besa
suavemente antes de deslizarse fuera de mí y salir del auto.
Exhalo, tirando su chaqueta en mi regazo para ocultar la erección que está
tratando de forzar su camino a través de la cremallera y me doy unos minutos
para componerme antes de deslizarme del auto. El aire caliente y pegajoso se
aferra a mí y no puedo esperar para entrar y salir del calor del desierto.
Los vallet toman las llaves de Darryl mientras que los botones sacan
nuestras maletas de la parte de atrás.
—¡Vegas, bebé! —aclama Jackson, colgando un brazo sobre mi hombro.
Lo empujo con el codo y el retrocede.
—No hagamos de este una repetición de nuestro primer viaje a Las Vegas.
Mantengámoslo como la última vez, lindo y tranquilo.
Él se burla.
—Tuviste resaca cuando vinimos aquí.
Él se está refiriendo al momento en el que él y yo vinimos a Las Vegas por
mi cumpleaños veintiuno. Ruedo mis ojos hacia él.
—Es por esa primera vez que ya no bebo.
Jackson es el único que conozco que usa camiseta con una chaqueta formal.
Seguro, luce bien, pero no lo hace menos raro.
—Tú eres la única persona en el mundo que estaría molesto por lo que
hiciste. —Niega—. Yo no. ¡Eso fue jodidamente increíble!
Mi mirada se dirige nerviosamente hacia Olivia, quien parece estar en una
profunda conversación con Selena del león de oro gigante en frente. No quiero
que sepa lo que hice hace años en Vegas. Me pone enfermo con solo pensar en
eso.
—No menciones eso nunca más —ordeno, mi voz mucho más agresiva de lo
que pretendía.
Jackson levanta sus manos, sonriendo maliciosamente.
—Relájate. No le diré. Tu secreto está a salvo conmigo.
El guiña y me pone un poco nervioso. Realmente no es un secreto. No es que
quiera esconderlo, solo no me gusta que me lo recuerden. Tenía solo veintiún
años en ese momento y era estúpido. Jackson y yo nos pusimos un poco salvajes.
Las Vegas era el último lugar y cuando bebo, tiendo a estar un poco fuera de
control, en todos los sentidos del término. Me metí en una pelea afuera del local
de strippers, rompí la nariz del tipo en dos lugares y tuve sexo con tres chicas al
189
mismo tiempo. Mi estómago se agita mientras mi cerebro se levanta y apaga todos
los recuerdos de mí jodiendo con ellas. Me estremezco. Nunca he estado más
disgustado conmigo mismo. No era que me arrepintiera o preocupaba de mis
decisiones porque en ese punto, en ese momento, era exactamente lo que quería…
pero esa noche me dejó sintiéndome tan estúpido, tan bajo y patético como mi
papá siempre insinuó. Cuando bebo, me pongo incontrolable, enojado, caliente e
imparable. No es algo de lo que estoy orgulloso y es algo que tiendo a evitar. No
me gusta esa parte de mí. No me gusta que el alcohol traiga una versión más
amplificada de mí y mi inhabilidad de controlarme fue parte de la razón por la
cual siempre rechazo el alcohol alrededor de Olivia. Si ella piensa que soy
insaciable y agresivo ahora, no ha visto nada hasta que tenga mi parte justa de
alcohol. La segunda vez que vi a Olivia, en la parte de atrás de Lux en Portland,
salí esa noche solo con la idea de beber y joderla fuera de mi mente… pero luego
la vi bailando con Selena y se plantó. Dejé de beber después de media cerveza con
la noción de que si bebía más, no la trataría como la buena chica que es. No habría
parado hasta tener a Olivia en el baño, en el pasillo, o en la jodida pista de baile,
no me importaba.
Olivia sin embargo es el polo opuesto. Cuando bebe, es toda linda y
burbujeante, con hipo y todo.
—Vamos a instalarnos, damas y caballeros —anuncia Darryl, deslizando una
camisa rosa que dice “Vayamos de fiesta” encima de su camiseta negra.
—Esta es nuestra casa por las próximas tres semanas. Estoy sin niños y otras
responsabilidades relacionadas con padres —me mira—. Bueno, casi.
Me rio. Darryl es conocido por las fiestas salvajes. Ama la cerveza, alcohol, y
bailar. Indudablemente el querrá ir a algún club de strippers o dos mientras
estemos aquí, y el llamará a su esposa, Janie, justo en la mitad de ello. Ese es el
tipo de relación que Darryl y Janie comparten. Janie no tiene problema con Darryl
divirtiéndose con los chicos. De hecho, ella lo siguió una o dos veces. Los dedos
de Olivia se enlazan con los míos. No me di cuenta que dejó a Selena y se acercó a
mí. Los aprieto gentilmente y siento sus dedos flexionarse de vuelta.
—¡Mira! —Selena chilla, apuntando hacia la carretera—. Te tienen en
televisión.
Sigo la dirección de su brazo flaco apuntando y me veo en la televisión LED
en la calle. Escaneo mi rostro severo y piel aceitada. No creo que nunca me
acostumbre a verme tan… público. Estar “ahí afuera” solo lo hará más
vergonzoso si pierdo. Miro a mi oponente, Junio Moset, en el lado apuesto de la
pantalla, con quien pelearé en el MGM Grand Garden Arena.
Es un poco más pequeño que yo… en nada intimidante… entonces ¿por qué 190
de repente estoy dudando de mí mismo? No merezco esto y voy a joderlo. Empiezo a
sobre pensar cosas, todo se siente mal. Olivia libera mi mano y sus dedos viajan al
norte antes de envolverse alrededor de mi codo y empujar mi brazo en su pecho.
Olivia no me toca la cara o me sostiene como usualmente hace cuando me siento
en el borde. Esos momentos son para nosotros y no me gusta compartir mis
problemas con todos los demás, incluso con Darryl y Jackson. Si realmente me
concentro, estoy seguro de que puedo sentir su corazón latiendo contra mí y el
solo pensamiento es suficiente para mitigar mi tensión.
—Todos podemos gozar de la perfección de Seth más tarde. —Olivia ríe—.
Quiero ver mi habitación.
—Ya que ustedes chicos estarán ocupados todo el tiempo, quizás Olivia y yo
deberíamos compartir la habitación —sugiere Selena, tirando su largo cabello
rubio sobre su hombro.
Como el jodido infierno. Jackson y yo empezamos a protestar al mismo tiempo,
forzando a Selena a tomar un ligero paso hacia atrás.
—No creo que sea una mala idea —empieza Olivia y la corto.
—Te quedaras conmigo.
Vegas es una ciudad grande no es el tipo de lugar en el que quiero a Olivia
caminando alrededor sin mí, especialmente bajo la influencia de Selena quien,
enfrentémoslo, no es la persona más inteligente en el mundo o inocente. Cuando
conocí a Olivia, ella estaba bebiendo cerveza en un restaurante de carne en la
mañana, en un club y buscando a tientas en un estacionamiento por Selena. No lo
permitiré. De ninguna jodida manera.
Los ojos verdes de Selena se entrecierran hacia mí.
—Jesucristo, es solo una sugerencia. Nadie está quitándote a tu precioso
lejos de ti.
A mi lado, Olivia se ríe y cuando miro abajo hacia ella, se encoge de
hombros y muerde su labio. Estoy contento de que encuentre esto tan divertido,
pero yo no. Necesito que nuestro tiempo en Vegas terminé sin ningún problema.
Todo lo que he planeado para Vegas, todo se resume en la gran pregunta
que le haré. Todo. No puedo correr ningún riesgo.
Darryl suspira.
—Sigan peleando y Olivia y Selena compartirán una habitación conmigo.
Apéguense al plan original. Selena y Jackson, Seth y Olivia, y yo conmigo.
¿Felices?
Todos asienten y se giran para entrar al hotel. Echo un vistazo por encima de
mi hombro y miro por última vez al cartel.
191
Puedo hacer esto.
16
Olivia
A menos de seis días de las Vegas

Todavía no puedo superar la pura extravagancia de nuestra habitación.


Incluso con Jackson, Darryl y Selena aquí, la suite Skyline Terrace todavía se
siente grande y vacía. La suite de 2 pisos es fácilmente de 780 metros cuadrados y
está llena con un montón de muebles elegantes. Por qué pago una suite tan
grande para solo 2 de nosotros más allá de mí, todos nosotros 5 podemos encajar
aquí fácilmente.
Dejo caer mis tacones de aguja negros en los azulejos del baño y ajusto mi
vestido ceñido. Selena lo trajo para mí para que lo use después de que ella se negó
a dejar que me vaya al hotel con el vestido color ciruela que había elegido
originalmente. Éste es agradable, si no fuera un poco revelador. 192
Paso de lado delante del espejo de cuerpo entero justo fuera del baño y en el
dormitorio principal. Ajusto la parte delantera del vestido para evitar que mi
pezón se caiga antes de analizar el resto de mi equipo. El dobladillo en la base del
vestido se detiene a mitad del muslo y se curva un poco más alto en el medio,
dejando al descubierto una gran parte de mis piernas. Me doy la vuelta y mi
espalda está completamente expuesta, todo el vestido se mantiene unido por unos
finos tirantes unidos a un anillo de metal en el medio de la espalda. Este vestido
es el epítome de los vestidos atractivos de club... y totalmente no es mi estilo.
La puerta de la habitación azota abierta y Seth se acerca. Lo miro,
esperándole para que me vea, pero aparentemente piensa que esta solo aquí
arriba. Me apoyo contra la pared y le miro a él y su deliciosa espalda desnuda
caminando alrededor de la habitación, aparentemente buscando una camiseta.
Tiró sus ropas por toda la cama cuando llegamos y yo las puse en el armario. Bien
podemos instalarnos, este será nuestro hogar por 3 semanas.
Se detiene y se rasca la parte posterior de su cabeza. Sonrío y reprimo una
risita. Mirar a alguien tan hermoso como él estar tan genuinamente perplejo es
divertido y alerta al corazón.
—Están en el armario —le digo con una risita.
Se ajusta para estar de frente a mí y su expresión pasa de sorprendido a…
algo más. Conozco esa mirada. He estado en el extremo receptor de la misma
desde hace meses, deseo. Puro deseo. La mirada en sus ojos hace que los latidos
de mi corazón se incrementen, pero sigo para inclinarme fríamente contra la
pared, como si no me estuviera afectando. El inhala y sus músculos se contraen,
relajándolos al exhalar.
—¿Qué paso con el otro vestido? ¿El violeta?
Quiero decirle la diferencia entre violeta y ciruela, pero ¿sabes qué? Es un
hombre, nunca lo entenderá. Lavanda, ciruela, malva, para ellos todo es violeta.
—Cambie de opinión. —No le digo que es de Selena. Todavía tiene
algunos… problemas con sus decisiones—. No te gusta este.
Cabecea lentamente.
—Y sería un idiota si te dejara salir de la habitación.
Doy un paso hacia adelante, sintiéndome bastante atrevida. No sé lo que es,
pero últimamente me gusta desafiar a Seth y resulta que, con la fuerza suficiente,
se derrite como la masilla en las manos. Es un lindo cambio. Siempre es el único
para ordenarme alrededor y moldearme como quiera, pero ahora soy yo. Me
pregunto si se da cuenta de que él se inclina a mis necesidades. Me pregunto si se
da cuenta de que está un infierno mucho más enamorado de mí de lo que piensa.
¿Cómo lo llamo Jackson? Coño azotado. Eso es. Seth es un coño azotado, por mí. 193
Me paro junto a él, sonriendo. No es una de mis usuales sonrisas. Puedo
sentirlo. Es traviesa, atrevida.
—¿Vas a detenerme?
Sus ojos se afinan y el desafío viene con fuerza y claridad. Probándole,
procedo a pasar por delante de él y apenas hago un paso por delante de su cuerpo
antes de que su mano se dispare, plantándose en mi estómago. El calor de su
mano hace que los músculos de mi estómago se aprieten. Le miro y sus ojos
oscuros están en los míos. Me atraen hacia abajo a enfrentarle y vuelvo mi cuerpo
hacia él, completamente hipnotizada por su intensidad.
—No te voy a detener —me dice—. Pero me voy a asegurar de
recordarte exactamente con quien estas y exactamente con quien te vas a casa.
Como si pudiera olvidarlo. Viene hacia mí, agarrando mis caderas y
obligándome a girarme. La parte de atrás de mis piernas golpean una mesa y me
coloca sobre esta. Dejo caer mis manos a la superficie para estabilizarme a mí
misma mientras Seth aplasta su boca contra la mía. Calidez y placer barre a través
de mí, mientras una de sus manos descansa sobre la mesa detrás de mí, la otra
mano pesada saca mi vestido hasta mis caderas y se desliza directamente en mi
ropa interior sin siquiera un por favor. Él ni siquiera revisa si estoy lista o no
porque sabe que lo estoy, siempre estoy lista para él y desliza un dedo dentro de
mí. Hundo mis dientes en mi labio inferior, mientras un escalofrío cae por mi
espina dorsal. Un escalofrío de calor, placer pecaminoso tararea mi piel y
desplazo mis caderas hacia adelante, con ganas de estar más cerca de él mientras
mi paciencia saca lo mejor de mí. Estoy tan increíblemente húmeda y su dedo se
desliza con facilidad dentro y fuera de mí.
Levanto mis manos, colocándolas sobre sus duros bíceps y le siento temblar
de lujuria. Él se encorva sobre mí con una exhalación áspera, añadiendo un
segundo dedo y obligándome a doblarme con él, arqueando mi espalda.
Sus dedos se deslizan dentro y salen rápidamente ahora, con el propósito y
la intención. Baja su boca a mi oído y me estremezco, rodando mis caderas en su
mano.
—Toda la noche vas a sentir mis dedos dentro de ti.
Él curva sus dedos, rozando mi punto dulce, y aprieto sus brazos, jadeando
sin vergüenza en su hombro. Bombea sus dedos más y más rápido, presionando
en mí desde el interior. Mi mente queda en blanco y mi cuerpo se sacude mientras
calor explota dentro de mí, dejándome sin aliento y flácida.
Seth saca sus dedos y los lleva a mi rostro antes de arrastrar uno por encima
de mi labio inferior.
194
—Durante toda la noche vas a recordar lo duro que hice que te corrieras y
vas a estar ansiosa por llegar a casa para que yo pueda hacértelo todo otra vez. —
La forma en que llega a las tres últimas palabras me humedece inmediatamente—
. Cuando volvamos a casa, voy a golpear dentro de ti con tanta fuerza, que
sentirás como si te fueras a romper.
—¿Quieres romperme?
Sus abrasadores ojos me dejaron en llamas.
—Como jodida porcelana. Voy a recostarte en la cama, separar tus piernas, y
joderte tan a fondo que la única palabra que recordaras mañana será mi nombre.
Recupero mi aliento.
—Así de épico, ¿huh?
—No tienes ni idea.
Besa mi nariz y deambula hacia el armario. Observo, tratando de recuperar
la compostura mientras saca una camisa de la mesilla de noche. Cuando está
contento, se da la vuelta y se pasea hacia la puerta.
—Salgamos de aquí
Me deslizo fuera de la mesa y camino perezosamente detrás de Seth
mientras tira una bonita camiseta de color azul claro encima de su cabeza. ¿Eso es
todo lo que le toma para vestirse? Yo pasó cuarenta minutos haciendo mi cabello
y maquillaje. Pasa la mano por su cabello, lanza una camisa, y dice haber
terminado, y de alguna manera todavía se ve perfecto, como si hubiera pasado
una hora acicalándose. Si pudiera ser así de simple con todo lo que hago.
Un silbido fuerte perfora mi oído y me estremezco, rompiendo la mirada a
Selena.
—Sabía que ese vestido se vería increíble en ti.
Tomo un vistazo de su traje y de repente me siento un poco mal vestida.
Nunca, nunca, nunca en mi vida había visto a Selena vestida y lista para un club
en nada más que tejidos de fábrica a medida. Sin embargo, aquí estoy, en un
vestido corto y ella vestida de punta en blanco con clase en un par de pantalones
negros ajustados, tacones altos negros y una hermosa, camisa perlada de satén
con acentuado escote.
—Selena… —le pregunto cautelosamente, bajando el resto de las escaleras y
hacia la cocina—. ¿Dónde estamos?
Ella arquea una ceja y me mira con curiosidad.
—Las Vegas.
En el fondo en algún lugar escucho la risita de Darryl.
195
—¿Y cuántos vestidos posees específicamente para Las Vegas?
Selena chasquea sus largos rizos rubios por encima del hombro, y ¿no se
aliso el cabello? ¿Qué demonios? ¿El infierno en realidad se ha congelado? La miro,
todavía en estado de shock cuando entra en la cocina. En el mostrador hay tres
vasos de chupito ya confeccionados, llenos de desconocidos y, sin duda, potentes
espíritus. Agarra uno y me lo da a mí. Lo miro por un segundo antes de tomarlo
de ella.
—Necesitas relajarte. Tengo 3 semanas para usar vestidos cachondos. —Ella
me guiña—. Tú saldrás 2 veces como máximo, entonces puedes usar este lindo
vestido esta noche y el estúpido ciruela la próxima vez.
Siento a Seth moverse detrás de mí. Se inclina sobre el mostrador a mi lado.
—Y yo aquí pensando que Olivia era una adulta capaz de tomar sus propias
decisiones.
Jesucristo. Tomo mi bebida de un trago y doy una palmada sobre el
mostrador, apretando los dientes contra el ardiente alcohol.
—Está bien. Voy a usar el vestido, —le sonrío a Selena— pero solo porque
conozco que te matara verme en uno mientras tú estás atascada en unos
pantalones. —Empujo el vaso vacío, acercándoselo a ella—. Tu turno.
Ella se sonroja en un tono rosado que nunca había visto adornar sus mejillas
antes mientras llena su vaso.
—Ya estoy llena por esta noche, —me informa, arrastrando el vaso de vuelta.
Seth y yo nos miramos entre nosotros y se ve igual de desconcertado que yo.
Selena nunca se llena. Cuando se trata de alcohol, su estómago es un pozo sin
fondo.
Desde detrás de mí, Jackson se abalanza y envuelve sus labios llenos
alrededor del vaso, depositándolo en su garganta. Echo un vistazo a Seth de
nuevo y se encoge de hombros con una pequeña sonrisa en los labios.
Tengo el presentimiento de que Jackson tiene un montón de cosas para hacer
con la conducta de Selena esta noche. Estoy feliz de que le está ayudando a dejar
de fumar y beber, pero espero que no le esté presionando demasiado. Soy su
mejor amiga y no pude siquiera lograr que me escuchara sobre los riesgos de
ingerir demasiado alcohol. Siempre ha sido una persona asertiva con su propia
personalidad en su propio derecho, y nadie ha sido capaz de decirle algo
diferente… hasta ahora. No me mal interpretéis, no creo que Selena no esté
bebiendo. Solo espero que sea su decisión y no la de Jackson.
Jackson desliza el vaso restante a través del mostrador para Seth. Sin vacilar, 196
lo empuja hacia la derecha de nuevo. Realmente nunca descubrí por qué Seth
decide no beber... mis suposiciones siempre comienzan y terminan con su madre,
pero no creo que esa sea toda la historia. Veo el intercambio en silencio de
miradas entre Jackson y Seth. Jackson parece estar pasando el momento de su
vida mientras muerde una sonrisa de regreso. Seth, de todas maneras, trata de
mantener su fachada calmada, pero incluso yo puedo ver la advertencia en sus
ojos. Sea lo que sea que está pasando, me está haciendo sentir incomoda.
Mi estado de ánimo repentinamente se amortigua y salir se siente como que
va a ser más una tarea que una aventura. No veo el punto de salir fuera si sólo
Jackson y yo vamos a beber, y Darryl también, donde diablos sea que esté. No
puedo ocultar mi puchero.
—Vosotros chicos estuvieseis todos antes en Las Vegas. Lo hicisteis todo,
pero yo no. Quiero locura, dramatismo y excitación. Quiero música fuerte, juegos
de azar y bebidas alcohólicas fuertes con nombres sexuales estúpidos… Quiero la
experiencia de Las Vegas.
Que en realidad es estúpido. Odio salir, lo he odiado desde que puedo
recordarlo, pero estoy en Las Vegas y no evitas los clubes en Las Vegas. ¿Estoy
siendo egoísta? No puedo decirlo.
Con una exhalación, Seth llega al vaso y lo golpea hacia atrás con tal
facilidad que uno pensaría que está disparando agua.
—Quieres la experiencia de Las Vegas entonces te la daré a tu propio riesgo
—me dice, deslizando el vaso a la mitad de la barra de mármol.
Jackson aplaude antes de verternos otra ronda de bebidas y Darryl se desliza
en la cocina de la sala de estar tan pronto como oye la tapa desenroscarse y se une
a nosotros en la isla.
—¿Mi propio riesgo? —me pregunto en voz alta.
Él asiente.
—Sip. ¿Quieres locura, dramatismo, y excitación? Es tuya, pero solo te la
daré hasta que termine mi próximo trago de vuelta. Una vez que beba mi trago,
estás en la montaña rusa de Las Vegas, su barra de seguridad está bloqueada, y
no conseguirás bajar... —Sonríe y acaricia el dobladillo de mi vestido—. A menos
que sea por mí, por supuesto.
Siento inundadas de calor mis mejillas. Seth va a decir cualquier cosa delante
de cualquiera y, a veces, admiro su audacia. Otras veces, quiero atascar mis
manos en su boca para impedirle hablar. Dejo caer mi vista a sus dedos y observo
cómo se encrespan alrededor de la pequeña copa. Parece casi como una muñeca 197
en su mano grande. Sigo a la copa hasta el final de sus labios. Traba sus ojos
marrones con los míos y parece casi emocionado, como si osara dejarle beber. Seth
comienza a verter el líquido en su boca antes de inclinar todo el asunto por su
garganta. Traga saliva y mi pulso comienza su rápido ascenso, de normal a toda
marcha. Mierda. ¿En qué me he metido?
—¡Oh sí! —Jackson vitorea, vertiendo un trago y entregándoselo a Serena—.
Estamos dentro para comportarnos esta noche, señoritas y caballeros. ¡Seth está
aquí y está listo para la acción!
Seth pone los ojos en blanco.
—Salgamos de aquí.
Jackson nos desliza un tiro entero a cada uno y lo tomamos. Por desgracia,
soy la única que retrocede ante el sabor. Es entonces que me doy cuenta de que
soy apenas capaz de aguantar con estos chicos, incluso Seth, quien parece estar
más familiarizado con el sabor del alcohol que yo, lo que realmente despierta mi
curiosidad.
—Bloqueado y cargado. ¡Vamos a volar el techo de esta perra! —grita
Darryl, ajustándose el botón negro hasta arriba de la camisa. Parece que ha estado
bebiendo antes de tiempo y es probablemente un poco demasiado por encima del
límite para conducir en los alrededores.
—¿Quién va a conducir?
Selena se ríe sobre su hombro de mí mientras enfoco la puerta.
—Estamos en Las Vegas Boulevard con Luxor, Bellagio, Mirage…
—Está bien, lo capto. ¿Entonces qué?
—Entonces, iremos caminando a todos lados esta noche. Querías la
experiencia Las Vegas y eso significa que tienes que tropezar borracho en todos
los lugares a los que vayas o coger un taxi.
Miro a Seth y se encoje de hombros.
—¿Caminaron a todos lados cuando estuvieron en Las Vegas?
Todos asintieron, incluso Darryl.
—¿Y los casinos? ¿Son lo que te hacen creer en la TV? —pregunto mientras
llegamos en frente de la puerta.
—Ellos son todo lo que viste y más —dice Darry, mirándome por sobre su
hombro—. Las luces. Los sonidos. La energía pulsante —sonríe—. No te
preocupes, amarás cada segundo de esto, eso puedo garantizártelo.
198
***

El aire está cargado como una tormenta eléctrica. Casi puedo saborearlo, así
como puedo sentirlo. ¿Qué trago es este? El ocho. Tal vez el siete. Me lo tomo de un
trago y aprieto los ojos cerrados contra el sabor a regaliz que quema en la parte
posterior de mi garganta. Hay música a todo volumen en rápidos y resonantes
ritmos. Estoy muy por encima de mi límite y mi cerebro está demasiado difuso
para registrar la música, pero puedo sentirla hacer vibrar el taburete de metal en
el que estoy sentada mientras zumba a través de mi cuerpo.
No sé en qué casino estoy. Donde quiera que sea, es ruidoso, lleno de gente
y bailarinas exóticas en diminutas jaulas y cajas de vidrio. Me encanta el ambiente
y la forma en que el entusiasmo y la anticipación cuelgan pesadamente en el aire.
—¿Quieres otro? —Seth grita en mi oído y le miró por encima de mi
hombro.
Ha tomado tantos tragos como yo, pero parece poco afectado por el alcohol,
a diferencia de mí. Mi vista se balancea y veo a dos de él antes de que se fundan
de nuevo en uno. Si sólo hubiera dos de él... las cosas que haría... Me sonríe, divertido,
y me doy cuenta de que no he respondido a su pregunta. Abro la boca, pero me
interrumpe.
—Tal vez no. —Su mano caliente envuelve mi codo—. Vamos.
Me aferro a él mientras me dirige hacia Darryl, que está sentado en un sofá
que parece de color rosa púrpura, o tal vez es rosado. Demonios, podría ser rojo
por lo que sé. Mis ojos no son exactamente mi fuente más fiable en este momento
y la iluminación oscura hace que sea un poco más difícil. Mi cabeza se balancea y
mis ojos pesados amenazan con cerrarse por lo que me siento en un pequeño
sillón compacto, mientras que Seth se une a Darryl en el sofá.
Darryl desliza un vaso hacia mí.
—Para ti.
La idea de tomar otro trago mientras que el último perdura tan recién en la
parte posterior de mi garganta me da náuseas, pero no puedo parar ahora. Seth se
recuesta en el sofá, con los brazos extendidos sobre la parte posterior. Me mira
durante unos segundos antes de asentir. Tal vez no me veo tan borracha por aquí
como lo hacía en el bar. Sin dudarlo, me tomo la bebida y sorprendentemente no
quema mi garganta. Regreso el vaso a la mesa y dejo que mi cabeza ruede a un
lado para descansarla contra la tela de terciopelo. Me siento con sueño, mis ojos
pesados por los efectos del alcohol. Dormir sería genial en este momento, pero en
199
lo que tiene que ver con todos los demás, la experiencia en Las Vegas no ha hecho
más que empezar. Todavía tenemos grandes vasos de los cuales beber, casinos en
los cuales tirar el dinero, y taxis que tomar a un lugar cualquiera. Ellos sienten
que combinar todas sus experiencias en una enorme experiencia es necesario,
pero estoy lista para ir a casa, no es que alguna vez admitiría eso. Yo quería esto.
Todos están bebiendo debido a mí, incluso Seth y Selena. Tengo que pasar por
esto. Soy mujer de veintitrés años bebiendo alcohol porque se siente mal de que
sus amigos lo estén haciendo, ¿cuán patética sueno? Creo que lo principal es que
me siento mucho mejor ahora que estoy muy bien bajo la influencia.
De la nada Jackson y Selena se pasean hasta nuestra mesa con más bebidas,
todas en vasos de un solo trago, algunos con cuñas de limón y un salero. Selena
pone un trago en la mesa de madera delante de mí y el pensamiento de beberlo
me pone enferma. Me mira con entusiasmo, disfrutando cada segundo de mi
embriaguez. Sin estar dispuesta a fallar, me obligo a ir hacia adelante y me estiro
para alcanzar la pequeña copa de poción adormecedora de mente, que hace girar
la cabeza y que induce nauseas. Antes de que mi dedo llegue a unos centímetros
de la copa, Seth se inclina hacia adelante, toma el trago para él y me compra un
par de segundos más de consciencia. Le ofrezco una pequeña sonrisa y me la
devuelve.
—La última parada de la experiencia de Las Vegas, El Spearmint Rhino.
Pasaremos el resto de la noche allí y luego caminamos de vuelta al MGM.
—¿El Spearmint Rhino? —pregunto, sin estar segura de si mi voz está
saliendo en un balbuceo o si me lo estoy imaginando.
—¡Es sólo el más grande club de striptease de Las Vegas, muy posiblemente
del mundo!
Nunca me he sentido tan fuera de onda. Paso mis dedos por mi cabello en
un intento de despertarme.
—Ese es difícilmente un nombre atractivo para un club de striptease...
—No. —Seth se entromete, reclinándose en su asiento—. Sin clubes de
striptease.
Selena se pavonea hacia mí y poco a poco se deja caer en mi regazo. Apoyo
la cabeza contra la de ella y miro mientras Jackson cruza sus brazos sobre su
pecho.
—Olivia quiere la experiencia de Las Vegas. ¿Qué es Las Vegas sin un viaje
al Spearmint Rhino?
Juro que si oigo las palabras "La experiencia de Las Vegas” una vez más voy a
vomitar. 200
Seth se ríe una vez.
—No estás en posición de decirme lo que ella quiere, Jackson.
Hay una pequeña sonrisa en los labios de Seth, pero sus ojos están
completamente muertos. Tanto Selena como yo gemimos al mismo tiempo,
rodando nuestros ojos. Aquí vamos.
—Podemos ir —me entrometo, atrayendo las miradas conmocionadas de
todos, incluso la de Seth—. No vale la pena la discusión. Dije que haría todo y si ir
a un club de striptease está incluido, entonces lo haré, pero juro por Dios que si
una stripper me toca, estoy fuera de allí.
No sé por qué los clubes de striptease y las strippers me asustan. No es nada
contra ellas o su profesión… creo que es bastante valiente levantarse y bailar para
hombres de mala muerte, aunque yo nunca lo haría.
Nunca. No me gusta que la última stripper invadiera mi espacio personal por
dinero. La stripper en Boston nunca me preguntó si estaba bien que me tocara o
me besara. Ella tomó el dinero e hizo lo que le dijeron sin mi aprobación.
Tampoco soy una homofóbica. No me estremezco alejándome de las lesbianas en
la calle o las trato diferente debido a sus preferencias, pero si una fuera a besarme,
me asustaría, porque eso no es lo mío. No beso chicas para impresionar a los
chicos. No miro a mujeres, sin importa qué tan caliente sean, y pienso hombre, la
besaría. Simplemente no va conmigo.
Ellos tres, Jackson, Selena y Darryl, están entusiasmados con mi voluntad de
ir al Mintyfresh Rhino, o cómo demonios lo llamó. Seth, sin embargo, me observa
desde debajo de sus cejas, sus ojos oscuros e interrogantes.
—¡Nos encontraremos afuera! —chilla Selena y se van, todos ellos, me dejan
a solas con Seth y su estado de ánimo menos que feliz.
No quiero estar atrapada sola esperando a que hable. Sé que él odia eso, así
que, en un movimiento rápido y sorprendentemente sobrio, me uno a él en el
sofá.
Nos miramos el uno al otro por unos segundos, midiendo el estado de
ánimo del otro. Él se mueve primero, inclinándose hacia adelante para llevar su
boca hacia mi oído. Mi mirada sigue sus labios carnosos y entreabiertos hasta el
lado de mi cara.
—No tenemos que ir. Si quieres dejarlo todo, te llevaré a casa ahora mismo.
—Su voz cerca de mi oído provoca escalofríos agradables se apresuren a través de
mí.
Niego con la cabeza.
—Pero los otros… 201
—Olvídate de ellos. Irán contigo o sin ti. Dime ahora si está dispuesta a
hacerlo. Si es así, me callaré la boca y seguiré asegurándome de que estás
teniendo un buen momento. Si no es así, iremos a casa.
Reflexiono por un rato. Me está dando una salida de todo este escenario,
pero no sé si quiero tomarla.
—Pero si me voy a casa... tendré que caminar con estos zapatos de tacón y
mis pies me están matando.
Sonríe.
—Yo te llevaré.
—¿Me llevarás? ¿Sabes lo lejos que estamos de… espera, ¿dónde estamos?
Los rasgos de Seth se enderezan y él mira alrededor el club en busca de una
señal o algo que nos diga dónde demonios estamos. Echo un vistazo a la mesa,
hay algunos portavasos, pero todos están rasgados o tan mojados que la escritura
es ilegible. Creo que él tampoco sabe dónde estamos.
—Vamos —le digo, poniéndome de pie.
Me balanceo vacilante por un momento y Seth se estira, envolviendo un
brazo alrededor de mi cintura. Él me estabiliza tirando de mí hacia abajo y sobre
su regazo, a ras contra su pecho. Incluso en el club puedo oler su colonia, es
jodidamente sexy, la que demonios sea. Nunca la he olido antes de ahora y es
embriagadora. Me envuelve y me parece que hace que los pelos de mi cuerpo se
levanten. Por otra parte, podría ser el alcohol o el aire acondicionado soplando
directamente hacia la parte de atrás de mi cuello. Siendo la romántica que soy,
voy a reducirlo a su olor.
—¿Nueva colonia? —le pregunto en voz alta.
Asiente y una sonrisa emocionada tira de sus labios.
—La compré ayer. ¿Te gusta?
—Segu… es geni… sí —tartamudeo mi respuesta. Exhalo y asiento en su
lugar... cuán carismático de mí parte. Los ojos de Seth destellan ante mi respuesta y
hago una nota mental para llenar la bañera con su perfume cuando regresemos y
sumergirme en ella.
Me aclaro la garganta.
—¿Al Pepper Albino?
Seth se ríe a carcajadas, dejando caer la cabeza hacia mi hombro y mi cuerpo
tiembla mientras se ríe sobre mí. ¿Dije algo gracioso?
—¿Qué?
202
—¿La Pepper Albino? —Se ríe, apartándose de mí.
En la tenue luz, veo el destello de felicidad en sus ojos y quiero saber que le
hizo tan feliz para poder hacerlo de nuevo. Y otra vez. Y otra vez y… bueno, te
haces una idea.
—¿Qué demonios, O? ¿De dónde sacaste ese nombre?
—¿Qué? —Me encojo de hombros—. Eso es lo que él dijo.
—El Spearmint Rhino, es lo que dijo.
Lo miro por un rato. ¿El Spearmint Rhino? ¿Es eso correcto? No suena correcto.
—Oh. —Es lo único que logro decir. Ahora me siento como una idiota.
Mi pecho hipa mientras al azar dejo salir una carcajada y rápidamente
levanto mi mano para cubrirme la boca.
—Por siempre llamaré a ese lugar el Pepper Albino.
Trato de darle un golpe, pero retrocede y se las arregla para evitarlo. Agarra
mis manos, tirando de mí de nuevo hacia él.
—Y creo que te mantendré borracha —dice, besando mi nariz.
—¿Por qué es eso?
—Porque eres graciosa y no piensas.
Arqueo mi ceja hacia él.
—Vaya. Sólo tú puedes decirle a alguien que es tonto y hacerlo sonar como
un cumplido.
Me pone sus ojos marrones en blanco.
—Eso no es lo que quise decir. Cuando estás borracha, no hay ruedas
dentadas en tus ojos mientras tratas de descifrar tu próximo movimiento. Haces y
dices cosas justo desde la parte superior de tu cabeza y eso me encanta. Deberías
hacerlo más a menudo.
Sonrío.
—Mira, eso no va a funcionar. No podemos tener a las dos personas en esta
relación tirando las prevenciones al aire. Alguien tiene que ser el responsable.
Se muerde el labio inferior y luego rastrilla sus dientes sobre él.
—Eso es cierto, pero por esta noche, ambos vamos a ser imprudentes y
estúpidos.
—¿Imprudentes y estúpidos? Me gusta. ¿Deberíamos añadir "locos" y
"emocionantes" a la lista ya que estamos en ello? —Sugiero, acercando poco a
poco mi rostro al suyo y ubicando mi cuerpo encendido por la excitación.
Él asiente. 203
—Y dramáticos y apasionados.
—Fácil, ahora. No hagas promesas que no puedas cumplir...
—Nunca he roto una promesa en mi vida y no voy empezar esta noche.
Agarra los tragos y me entrega uno antes de que él vuelque el suyo por su
garganta. Siguiendo su ejemplo, me tomo de un trago el mío y aprieto los dientes
para soportar el sabor mientras tiro mi vaso en el sofá. Seth me agarra la cara y
aplasta su boca contra la mía. Tequila inunda mis papilas gustativas y jadeo en su
boca mientras su lengua fuerza más del sabor dentro de mi boca. Aparece una
lima de la nada y mi mirada pesada cae a su boca mientras su lengua húmeda sale
de entre sus labios. Lame la lima lentamente y la lleva a mi boca. Lo observo,
aturdida, mientras la frota a lo largo de mi labio inferior. Separo mis labios y lo
chupo en mi boca, ahora él es el que me observa con una mirada pesada llena de
lujuria. Muerdo y el jugo amargo inunda mi boca, mezclándose con mi saliva.
Sigo mirándole mientras agarra el salero y abre la tapa, hundiendo su dedo
mojado de lima en él. Dirige su dedo a mi boca, mientras recupera la lima con la
otra mano. Frota la punta de su dedo salado a lo largo de mi labio inferior y tomo
todo su dedo en mi boca, chupando la sal de él. Me aseguro de girar mi lengua
para conseguir cada grano. No es una coincidencia que él haya querido que chupe
la sal de su dedo. Sé que está sonsacándome para ver si sé lo que estoy haciendo
cuando se trata de "otros" actos sexuales. No he tomado a Seth en mi boca aún, y
sé que está curioso por experimentarlo conmigo. Probablemente piensa que estoy
evitándolo porque no lo he hecho antes. Lo he hecho antes y diría que soy
bastante buena en ello. Cada vez que lo he hecho, he recibido la respuesta
adecuada, pero no lo he hecho con Seth porque, bueno, en comparación con
Blade, su pene es mucho más grande. Como, bastante más grande. Estoy nerviosa,
o al menos lo estaba hasta que me bebí una copiosa cantidad de tragos y él puso
su dedo en mi boca con esa mirada sexy en sus ojos. Bajo la influencia del alcohol,
no estoy nerviosa. Puedo hacerlo esta noche… lo haré esta noche.

***

La mano de Selena se mueve incontrolablemente en la mía, ella apenas


puede contener su emoción al entrar en el Spearmint Rhino. Ama los clubes, pero
le encantan los clubes de stripteases aún más. Según ella, los hombres te dejan
sola en los clubes de stripteases y se centran más en los pechos desnudos ya
provistos en lugar de tratar de liberar los tuyos de tu vestido.
En el interior, el club está decorado con una gran cantidad de negros y 204
dorados, todo parecía seguir ese código de color estricto. A diferencia del Polaris
en Boston, el Spearmint Rhino extrañamente ofrece un ambiente más casero, lo
cual es probablemente la cosa más extraña que alguna vez he pensado en mi vida.
En este club, no me siento sucia. La chica pelirroja que hace lo propio en el
estrecho escenario no está totalmente desnuda y eso me hace sentir mejor...
aunque todavía puedo ver sus pechos falsos, duros y oscuros pezones erectos.
Siento que Seth coloca su mano baja en mi espalda.
—Una palabra y nos iremos, ¿de acuerdo? —me dice, su aliento acariciando
mi oreja. Asiento. Una palabra y me puedo ir a casa, eso es todo lo que se necesita.
Relajándome, inhalo profundamente, absorbiendo el aroma de whisky y Coca-
Cola.
Seguimos a Jackson hacia un pequeño grupo de sillas negras en la esquina
más alejada de la habitación.
—Aquí estamos, agradable y aislado para los ojos tímidos de Olivia, pero no
demasiado lejos para que el resto de nosotros disfrute del espectáculo.
Sonrío, sabiendo muy bien que Jackson está metiéndose conmigo y mi
timidez por estar en un club de striptease. No me importa, estoy contenta de que
él fuera lo suficientemente considerado para no conseguirnos asientos justo
debajo del escenario. Sin sentarse, Darryl se va y nos trae de vuelta una ronda de
bebidas. Ya estoy teniendo dificultades para mantener los ojos abiertos y evitando
que las líneas definidas se desenfoquen en otra. Y estoy tratando bastante de
ignorar la presión que siento en la parte delantera de mi frente, detrás de mi ceño.
Traigo la copa de vino que él coloca frente a mí hacia mi nariz, es vino tinto de
algún tipo. Me tomo un trago y este baja suavemente, no ardiendo como los
tragos que he estado tomando toda la noche, y la sensación de tener algo tan
afrutado y suave deslizándose por mi garganta es refrescante. Después de que se
reciben las bebidas, hablamos de la próxima pelea. Seth no parece tan dispuesto a
unirse a la conversación y yo sé que es porque está nervioso. No sé lo que pasa
con él, por lo general es tan seguro que bordea la obsesión, pero cuando se trata
de pelear puede ser tan reservado, como que piensa que no es lo suficientemente
bueno. Me salgo de mi silla y voy directo a su regazo. Me entrega su bebida y sus
labios se curvan en una sonrisa encantadora mientras envuelve sus brazos a mi
alrededor.
— Sabes que, una hermosa chica está sentada en mi regazo y ni siquiera tuve
que pagar por ello.
Me río.
—¿No eres afortunado? 205
—Extremadamente afortunado. —Sus dedos bailan alrededor de mi muslo,
jugueteando con el borde de mi vestido.
Me inclino para besarle, pero un tipo en un traje muy bonito con tres chicas
en el brazo se pasea por delante de nosotros en una nube de risitas y susurros,
distrayéndome.
—Eso me resulta familiar. —Desliza Jackson, arrastrando mi atención y la
copa a sus labios.
Debajo de mí, siento el cuerpo de Seth ponerse rígido y bajo la mirada hacia
él. Toma su copa de mis manos y toma un sorbo incómodo, sin apartar los ojos de
Jackson.
—¿Familiar? —pregunta Selena con curiosidad—. ¿Has tenido tres mujeres?
¿A la vez?
—No yo, no tengo suficiente energía para entretener a tres mujeres. —Sus
ojos parpadean hacia Seth y luego su sonrisa de suficiencia se desvanece cuando
se da cuenta de lo que pasa.
¿Quiere decir Seth? ¿Seth ha tenido a tres mujeres a la vez? Echo un vistazo a
Seth de nuevo, cuyos ojos ya no están en Jackson, sino en mí. Él está tenso, como
si estuviera esperando que me asuste. Débilmente, en el fondo mezclado con
música sensual y animada charla, oigo a Selena iniciar una nueva conversación,
en un intento de olvidar la última. Espera... ¿Por qué está Seth tan preocupado?
¿Cuándo lo hizo con tres mujeres? ¿La última vez que estuvo en Las Vegas?
¿Cuándo él estaba luchando Don?
—¿Tres? —escupo, sintiendo mis propios ojos abrirse como platos. Echo un
vistazo de nuevo al resto del grupo. Están involucrados en una conversación
nueva, ignorándonos a Seth y a mí. Pasan unos segundos y los tres se levantan de
sus asientos y se pasean hacia la barra.
Seth se encoge, sacudiendo la cabeza.
—Eso no fue agradable... él no debería haber dicho nad…
—¿Cuándo? ¿La última vez que estuviste en Las Vegas?
Frunce el ceño, pareciendo casi agitado.
—No, yo estaba contigo la última vez que estuve en Las Vegas. Lo hice
cuando estaba aquí en mi vigésimo primer cumpleaños.
La voz de Seth disminuye unos decibelios y dejo escapar un suspiro que no
sabía que estaba conteniendo. No sé por qué estaba esperando que me dijera que
lo hizo cuando estábamos juntos... Estoy acostumbrada a ello, supongo. ¿Cuán
patético suena eso? 206
¿Está avergonzado? No, no puede ser. ¿Seth Marc avergonzado de algo que
ha hecho? Ahora lo he visto todo.
—¿Te acuerdas de ellas? —le pregunto, nunca perdiendo el contacto visual.
—No.
—¿Te acuerdas de mí?
Pregunta con trampa. Sé que lo hace, pero quiero oírselo decir. Quiero que
me diga lo hermosa que soy en comparación con ellas. Quiero que me diga que
soy la única con la que alguna vez quiere estar. Todas las chicas quieren eso
cuando hacen este tipo de preguntas. Buscamos elogios y confianza. Ninguna
chica va a admitirlo, pero es la verdad. Siempre queremos que nos digan lo
mucho mejor que somos que la última chica. Siempre. Incluso cuando somos
comparadas con nuestras mejores amigas, queremos ser puestas arriba. Las
chicas, pueden ser criaturas vanas.
El rostro de Seth no decae ante mi pregunta, sus intensos ojos todavía me
penetran con el mismo brillo oscuro.
—Cada cima y depresión, cada cicatriz, cada jodida peca.
—Entonces... —digo, lentamente— no tenemos ningún problema.
Él me mira con atención, tratando de descifrar si estoy jugando con él o no.
¿Quién soy yo para sostener lo que hizo antes de conocerme en su contra? Sé que
soy culpable de ello, sobre todo después de mi pequeño arrebato en California,
pero desde entonces me he dado cuenta que cuando conoces a alguien nuevo, se
trata de empezar de nuevo. No puedes tomar el pasado de alguien y lanzarlo en
su rostro. Se llama pasado por una razón.
—Cuando bebo me pongo un poco fuera de control. Me enojo y me excito y
no puedo parar... —Confiesa con una pequeña mueca en su rostro.
Aquí estoy yo pensando que está traumatizado lo suficiente por su madre
como para no beber, pero es porque es un borracho agresivo, cachondo y a él no
le gusta. Qué inesperado...
—¿Y se lo hiciste a todas tres?
Él asiente.
—A las tres.
Siento que mi coño late ante la idea. Claro, estoy celosa, y sí, hay una masa
de nauseabundas mariposas arremolinándose en mi estómago al pensar en él
tocándolas como me toca, pero debajo de todo eso, hay deseo... deseo de ver este
otro lado de él, de experimentar este otro lado. Traigo la bebida más cerca de él,
levantándola hacia su boca.
207
—¿Todavía quieres que beba? —pregunta Seth con curiosidad—. Más y creo
que voy a estar en camino de superar mi límite de seguridad.
Empujo el vaso un poco.
—Sólo si prometes poner todo tu enojo y pasión en mí y no en tres mujeres
extrañas.
Sus cejas se arquean con incredulidad antes de poner un ceño decidido.
Arrebata la copa de mi mano y la traga en unos rápidos segundos. Se inclina
sobre mí, su cuerpo casi aplastándome cuando pone su vaso sobre la mesa.
Cuando se aleja, arrojo mis brazos alrededor de su cuello y fuerzo mis labios
contra los suyos. Normalmente no soy dada a las demostraciones públicas de
afecto, pero hay suficientes tetas desnudas en esta sala para desviar la atención a
una pareja besándose en la esquina trasera de la sala.
Seth se aleja mientras los altavoces anuncian a una nueva bailarina y sus ojos
se dirigen al escenario. Después de unos segundos, siento que todo su cuerpo se
pone rígido y arrastro mi mirada de sus labios a sus ojos. La chispa colorida de
lujuria, ida; reemplazada por rabia oscura. En un movimiento rápido, se sale de
debajo de mí, poniéndome rápidamente de espaldas en el sofá. ¿Qué demonios?
A lo lejos, oigo el sonido de un taburete de metal chocando con el costado de
la barra y esto me obliga a salir de mi estupor confundido, cuando Darryl pasa
justo por mi sofá y detrás de Seth, con Jackson a remolque.
Me levanto sobre mis codos antes de sentarme y balancear mis piernas por el
borde del sofá. Miro a Seth abrirse paso entre las sillas, hombres de negocios
encaprichados y solteros ruidosos para llegar al escenario. La chica solitaria en el
escenario, hacia la que él parece estarse dirigiendo, es ajena a su acercamiento,
Jackson y Darryl son incapaces de alcanzarle antes de que salte sobre el escenario
de un solo salto.
—¿Qué diablos está pasando? —exige Selena mientras ella cae en el asiento
de al lado mío.
Las dos miramos a Seth agarrar a la chica en el escenario. Ella se ve
genuinamente aterrorizada al verle y desesperadamente intenta cubrir sus pechos
y la pequeña tanga de tiras azul claro.
—¿Qué mierda, O? —Selena respira, agarrando mi muñeca.
No hablo mientras observo a Seth y a la chica gritarse silenciosamente el uno
al otro. En el momento en que Jackson y Darryl llegan al escenario, los porteros ya
están allí, tratando de contener a Seth, pero él es demasiado poderoso para ellos.
Cuando los empuja, ellos tropiezan varios metros hacia atrás antes de encontrar 208
su equilibrio de nuevo. La chica intenta huir a través de las puertas por las que
vino, pero agarra su muñeca, obligándola a quedarse con él. Su largo cabello
negro azota alrededor y su rostro está enrojecido tanto por la vergüenza como por
la ira. No puedo ver todos los mínimos detalles desde aquí, pero no me gusta que
ella sea tan bonita.
—¿Quién es esa? ¿Sabes quién es?
Una vez más ignoro a Selena, desconsoladamente inmersa en la escena
delante de mí. Seguramente me estoy imaginando esto. Quien sea esta chica, a
Seth no le gusta que se desnude en frente de toda esta gente, y la forma en que la
maneja con tanta agresividad y posesión pone nudos en mi estómago. Desde los
oscuros rincones del club, seis guardias de seguridad marchan al escenario e
inmovilizan a Seth. Ellos se devuelven, arrastrando a un Seth cabreado desde el
escenario mientras la chica desaparece detrás de las puertas del personal. Salto del
sofá y me dirijo a las puertas mientras Seth es forzado a salir del club.
Fuera, Darryl tiene a Seth contra la pared, tratando de calmarle, y Jackson
está en la acera, llamando a un taxi. Todo está sucediendo tan rápido y mi cerebro
mareado no puede procesarlo todo. Mi cabeza gira como resultado de todo el
alcohol y la escena que acaba de suceder ante mí. No puede ser lo que creo que
es... No hemos estado en Las Vegas el tiempo suficiente para que él encuentre a
alguien más... ¿no?
Un taxi se detiene casi de inmediato y es blanco, completamente diferente a
los amarillos que tenemos en Portland, no que eso sea una pieza importante de
información en este momento. Seth empuja a un lado a Darryl y veo como se
dirige furiosamente hacia el taxi. Él jala la manilla abriendo la puerta y se vuelve
hacia mí.
—Entra.
Doy un paso hacia adelante y entonces me detengo.
—Seth…
—Jesús-maldito-Cristo, —espeta él—. ¡Dije que entres!
Echo un vistazo por encima de mi hombro a Selena y ella cruza los brazos
apretados sobre su pecho.
—Olivia, no tienes que ir con él, —me dice, escupiendo la palabra “él” como
si esta llenara su boca con un mal sabor.
—Mantente fuera de esto, Selena —exige Jackson y Selena abre la boca, a
punto de protestar.
—Está bien —le digo, orgullosa de cuan estable sale mi voz—. Te llamaré
más tarde. 209
Miro hacia atrás a Seth y no recibo ningún indicio de calidez o simpatía por
lo que acabo de presenciar, lo que demonios fuera eso. Confiando en Seth, me
acerco a él, con la esperanza de que me va a dar algún tipo de explicación sensata
dentro del taxi. Me agacho y subo al taxi y me sigue, cerrando la puerta con
fuerza tras de sí. Después de que gruñe la dirección del hotel al conductor del
taxi, no se mueve, ni siquiera trata de explicar lo que acaba de suceder y no sé si
debo ser la que inicie la conversación.
El taxista persa me sonríe por el espejo retrovisor y decido que arrastrarle
hacia esto no es una buena idea. Puedo oír la alta y rápida respiración de Seth,
pero no hago nada para consolarle. Me siento con mi postura recta y miro las
luces pasar rápido. Mantengo mis manos en mi regazo, entrelazadas para luchar
contra el impulso de tocarle.
Seth baja la ventana, dejando entrar más aire fresco y puedo escuchar sus
dedos tocando a un ritmo desigual en contra de sus vaqueros mientras se vuelve
más y más ansioso.
Me estremezco cuando por fin habla.
—Ya sé lo jodido que probablemente parecía para ti, pero lo explicaré todo...
una vez que llegue a un acuerdo con esto.
Asiento sin mirarle. Espero que me lo explique pronto, porque me temo que
estoy a punto de romper a llorar en cualquier momento. Mientras las brillantes
luces del boulevard de Las Vegas comienzan a pasar rápido, me muerdo el labio
inferior y hago la misma pregunta que Selena me estaba preguntando antes.
¿Quién coño era esa y qué coño acaba de pasar?

***

Me apoyo contra la pared en la base de las escaleras hacia nuestra


habitación, mi cuerpo rígido y en estado de alerta mientras Seth pierde la calma.
Agarra un pequeño candelabro redondo y lo arroja duro contra la pared. El lindo
vidrio rojo y plata se rompe en pequeños pedazos en el suelo y desvió mi mirada
mientras él agarra un taburete de la barra y lo lanza contra la hermosa mesa de
café de cristal. El miedo se catapulta a través de mi cuerpo y se aferra a mi
estómago mientras me estremezco por la sonoridad. Nota mental: Si alguna vez
vivimos juntos, evitar comprar algo de cerámica, vidrio o cualquier otra cosa que pueda
destruir. Lamentablemente, estoy teniendo un caso grave de déjà vu de Boston.
Sólo que ahora es sobre una chica al azar en un club de striptease en lugar de Don.
El da vuelta sobre sus talones, sus ojos oscuros estrechándose sobre mí. 210
—Vete a la cama —gruñe y casi brinco—. No quiero que me veas así.
—No —le respondo, presionándome más duro contra la pared por apoyo y
para evitar encogerme lejos de su oscura y agresiva mirada—. No voy a ninguna
parte.
Quiero odiarle justo ahora. Quiero darle una bofetada e insultarle e irme...
pero me dijo que me amaba. Me ha dicho una y otra vez que nunca me lastimaría
de esa manera y si bien esta noche me hace sentir muy traicionada, sé que hay
más en esto. La falta de comunicación es un asesino y no voy a dejar que esta
relación caiga víctima de esta.
Su pecho se eleva y cae en jadeos rápidos y sus labios se separan cuando su
aliento es expulsado rápidamente de sus pulmones antes de que él lo absorba de
nuevo.
—¿Solo vas a verme enloquecer y darte otra razón para quererme menos?
Siento que mis rasgos se tuercen.
—¿Quererte menos? ¿Cómo puedo amarte menos? —Doy un paso hacia
adelante—. No funciona de esa manera. Te quiero por completo o no te quiero en
absoluto. No hay un medio.
—¿Y tú me amas ahora?
Aprieto los labios. Sí. Sí, lo amo ahora. Sí, lo amo después de la escena que
presencié en el club de striptease, pero él no está en condiciones de hacerme
preguntas, no mientras todavía tengo que recibir una explicación.
—Cuando estés listo para darme una explicación, voy a estar lista para darte
la respuesta.
Sé que debería estar echando humo. Sé que debería ser la que lance objetos y
exigir respuestas, pero a veces una chica sólo necesita dar un paso atrás y que le
digan qué hacer. Una chica debería tener momentos fuertes, donde es feroz y
controlada y, a veces, una chica debe tener momentos de debilidad, dónde es
vulnerable y quiere llorar y que sólo le digan que todo va a estar bien. Este es un
momento de debilidad para mí. Tal vez no quiero una explicación... tal vez tengo
miedo de lo que va a decir. Tan pronto como él me construye con sus dulces
labios, sé que puede enviarme a estrellarme en cualquier segundo.
No le gusta mi respuesta. Puedo ver el pánico asentándose en sus ojos y
cuando estoy a punto de romperme, para decirle lo mucho que lo amo, sale
apresurado de la habitación, cerrando la puerta con un golpe fuerte detrás de él.
Me inclino contra la pared y cierro los ojos. ¿Cómo diablos voy a hacer frente a
esto? Ni siquiera quiero tratar con esto ahora mismo. Estoy borracha, una rara clase
211
de entrada y salida de sobriedad de borracho, pero aun así, mi cerebro está
adormecido. Todo lo que quiero es dormir y un poco de agua fresca y fría... pero
primero, tengo que encontrar a mi luchador enfadado.

***

No sé por cuánto tiempo me paseo por el hotel antes de localizar a Seth en el


gimnasio. Soy tan estúpida. El gimnasio debería haber sido el primer lugar que
comprobara. Oigo los puños de Seth antes de verle. Mi corazón late más fuerte
cada vez que sus puños golpean en la bolsa, bombeando sangre caliente y
nerviosa a través de mis venas en un tiempo récord.
Me paseo más allá de una larga línea de caminadoras y más allá de las
bolsas en la esquina más alejada de la estación de pesas. Efectivamente, ahí está.
Tiene su espalda desnuda hacia mí y no oye mi aproximación, lo cual está bien
para mí. Me deslizo en un banco cercano y veo su bien formada espalda cuando
los músculos se tensan y flexionan mientras trabaja sus nudillos en la bolsa. Veo
su cuerpo ondulando cada vez que hace contacto y el sonido de él expulsando
aire me tranquiliza. Se relaja con cada golpe, su cuerpo volviéndose cada vez más
cansado. En algún momento, se dará cuenta de que está deteniéndose y entonces
va a retomarlo una vez más, a veces aumentando su potencia y velocidad.
Después de una hora entera observándole, me acuesto en el banquillo. Mi
columna duele por encorvarla y mis ojos se ponen más pesados con cada segundo
que pasa. Mis ojos se tambalean entre la alerta y el sueño, a veces cayendo sobre el
borde y permitiéndome tomar una micro-siesta. Me despierto a mí misma porque
no quiero dormirme. No quiero lidiar con esto mañana. Quiero que se
acabe ahora. Voy a sentarme, así no me quedo dormida. Los dedos de mis pies se
retuercen ante la idea, pero mi cuerpo se niega a cumplir. Me doy unos minutos
para reunir energía, pero después del sexto intento de luchar contra el sueño,
sucumbo a este, dejando que esta situación se quede hasta mañana.

212
17
Seth
Mis nudillos latían y la piel amenazaba con dividirse mientras golpeaba la
bolsa por última vez a mano desnuda. ¿Cómo pude haber sido tan estúpido? Se
supone que debo protegerla, cuidar de ella, y sin embargo he ignorado sus
llamadas durante los últimos diez meses y olvidé responder cualquiera de sus
mensajes de voz. Sudor abriga mi cuerpo y me agacho para recuperar mi camisa
del suelo. La paso por mi cara y la parte posterior de mi cuello. ¿Dónde diablos está
Kye? Y, ¿por qué está dejando que mi hermanita se roce desnuda contra postes? La
imagen de su cuerpo desnudo bombardea mi mente y retrocedo. ¿Cómo pude dejar
que esto suceda? Mi hermanita... bailando desnuda por dinero. Aprieto los dientes y me
empujó a mí mismo al máximo. Ella no pondrá otro maldito dedo del pie en un
club de striptease, no si puedo impedirlo.
Me doy la vuelta, listo para ir de regreso a la habitación, pero me detengo en
213
seco por una Olivia desmayada. La visión de su cuerpo cansado casi me pone de
rodillas. ¿Me siguió hasta aquí? ¿Cuánto tiempo hace que está ahí, en ese banco duro?
Me recuerdo rompiendo todas las cosas posibles en el piso de arriba y
recuerdo que ella se inclinaba contra la pared. Nunca lo admitiría, pero pude ver
el miedo absoluto en sus ojos, como si estuviera asustada de que pudiera irme
sobre ella como un perro salvaje. A veces reacciono de forma exagerada y rompo
cosas... y la idea de que me haya visto tan loco me mata. No quiero que me tema,
o tema hacerme enojar. Ella debe sentirse segura, siempre y yo nunca le haría
daño físicamente. Es tan pequeña en comparación a mí... es curioso cómo alguien
tan pequeño me puede incapacitar por completo.
Me acerco a la forma dormida de Olivia con las ganas de despertarla y
decirle que la culpa está carcomiéndome. Quería aclarar esto antes de que se
quedara dormida. Todo lo que necesitaba era un poco más de tiempo. Cuando me
pongo así... todo ansioso y loco, no puedo hablar. La sola idea de tratar de
explicarme o incluso escuchar a la gente tratando de explicarme cosas a mí
mientras estoy tan exaltado es indignante. Necesito que me dejen con mis
pensamientos y espacio para trabajar a través de ello solo. Si no lo hago, diré y
haré estupideces por las que me arrepentiré cuando esté tranquilo. Verla toda
agotada y sola me pone ansioso y contemplo despertarla solo para que me mire
con sus ojos verdes, sé que entonces la presión en mi pecho se disipará.
Por la mañana, se lo diré todo. Por mucho que me mate incluso pensarlo, le
diré a Olivia que mi hermana es al parecer una stripper en el Spearmint
Rhino. Ella lo entenderá.
Lanzo mi camiseta por encima de mi hombro y me agacho, recogiendo a
Olivia en mis brazos. Ella apenas pesa lo mismo que un trapo. No hay manera de
que se despierte, bebió mucho esta noche ¿y a qué estaba jugando Jackson? Él nunca,
nunca, dejaba que nada se metiera conmigo antes, nunca. Está acostumbrado a la
gente que presiona para obtener información sobre mi vida personal y nunca ha
dejado escapar nada, ni una vez, pero la única vez que necesitaba que mantuviera
la boca cerrada, habla.
¿Y si lo arruinó todo para mí y O? Olivia no es el tipo de chica normal. Ella es
confusa. Es una gran bolsa de emociones y trucos. Cualquier cosa que diga o haga
puede provocar una reacción diferente cada vez. Esta vez, estuvo bien con eso, lo
cual fue cien por ciento inesperado teniendo en cuenta su reacción a la chica en el
restaurante. Si se hubiera decidido a dar la vuelta e irse, no sé qué hubiera
hecho. Pero ella se encogió de hombros como si no fuera gran cosa y no sé si debo
sentirme mal o aliviado.
Sé que Selena ve a Olivia como débil porque ella se inclina a mi favor con
cada comando, pero eso no es debilidad. Olivia es cualquier cosa menos 214
débil. Claro, ella se quedó con su idiota ex por una cantidad ridícula de tiempo
después de que él la engañó en varias ocasiones, pero eso no es debilidad,
tampoco. Eso es malditamente fuerte. Yo no podría mirar constantemente el
rostro de alguien que me traicionó.
No es su culpa. Olivia es una romántica. Ella ve el amor en todo el mundo y
lo enciende en los que se molestan en conocerla. Piensa que la gente puede
cambiar, incluso si le muestran un millón de veces que no lo harán. Creo que por
eso ella puede ser tan frívola a veces. No sabe con qué enojarse y qué debe dejar
pasar.
Blade ha hecho un muy buen trabajo en formarla para desviar sus emociones
en cosas al azar. Cosas que deberían molestarla no lo hacen y cosas que no
importan la asustan. Es como si sus emociones fueran de nada a mucho y ella no
supiera cómo expresarlas. Trata desesperadamente de darle a cada uno todo lo
que necesita, por lo que no se da cuenta cuando las personas la están ayudando y
cuándo las personas están atacándola.
Suspiro, sumerjo mis labios hacia la cabeza húmeda de Olivia y la beso. Con
suerte, siempre estaré por aquí para ayudarla. Tanto por un momento perfecto en
Las Vegas para borrar todas sus dudas de casarse conmigo. Es apenas el primer
día y ya he hecho un gran lío.
La aprieto con más fuerza contra mi pecho y miro hacia su rostro. No quiero
que el mañana venga porque tengo miedo de mirarla a la cara cuando se
despierte. ¿Qué pasa si he dejado pasar demasiado tiempo y el daño ya está
hecho?

***

Me duelen los brazos para el momento en que pongo a Olivia de vuelta en la


habitación. Los números que brillan intensamente azules en la mesa de noche
significan que son las dos de la mañana, pero no puedo dormir. No puedo dormir
sabiendo que mi hermana pequeña está todavía fuera de casa en esta ciudad
jodida. No sé dónde está Kye, pero cuando lo vea, es hombre muerto.
Me tiendo en el lado derecho de la cama. Normalmente, ese es mi lado de la
cama, pero desde que he empezado a dormir con Olivia, he optado por la
izquierda, porque a ella también le gusta el lado derecho. Pongo una sábana sobre
ella y se pone sobre su costado. Si hago caso omiso del leve surco entre sus cejas,
se ve tranquila. 215
Me alejo de la cama y dejo la habitación. Dejo caer la camiseta en las
escaleras y me siento con una exhalación fuerte. Sé que debería estar tratando de
dormir un poco ahora, teniendo en cuenta que tengo una cena de gala esta noche
(técnicamente), pero no puedo dormir, no después de esta noche, y
definitivamente no después de ver a mi hermana desnuda bailando en un
tubo. Tengo que volver a por ella. Ninguna hermana mía bailará por dinero, y lo
que me molesta más es que todo esto es por mi culpa. No hice caso de sus
llamadas y me negué a devolvérselas porque soy demasiado terco para mi propio
bien. He estado tan atrapado en la forma en que mi vida iba que no me importaba
saber cómo iba la de Maddi.
Busco mi camisa y la paso sobre mi cabeza. Está un poco arrugada y
húmeda, pero va a tener que funcionar. Hago palanca con la baranda para
impulsarme sobre mis pies y andar el resto de la escalera. Cuando llego a la
puerta, la abro y al instante mi estómago se hunde en sí mismo, con ira y
alivio. Ella está vestida, por lo menos, en una camiseta suelta y un par de jeans
ajustados negros. Mis ojos se centran en un pequeño rastro de pájaros de tinta que
parecen estar paseando a lo largo de su clavícula.
—No los mires de esa manera —se burla Maddi, empujándose más allá de
mí y dentro de la habitación—. Son muy cariñosas.
Lucho con el impulso de burlarme de ella mientras cierro la puerta y doy la
vuelta, inclinando la espalda contra ella. La observo mientras mete las manos en
el bolsillo trasero de sus vaqueros y se pasea por la sala principal, evaluando todo
el daño con una sonrisa divertida en los labios.
—Sigues rompiendo cosas cuando estás molesto, ya veo.
—Deja la mierda, Maddi —digo bruscamente—. ¿Qué demonios?
Ella mete un lado de su largo cabello negro detrás de su oreja, a la vez que
sus ojos marrones me miran.
—¿Ahora quieres hablar? ¿Tengo que aparecer sin anunciarme para que me
hables? —Niego—. Diez meses. Durante diez meses, te he estado llamando para
pedirte ayuda, pero no me prestaste atención.
Me empujo fuera de la puerta.
—He estado ocupado, mira dónde estás parada. Me llevó un montón de
tiempo, dinero y esfuerzo llegar aquí.
Maddi se estremece, sus ojos se estrechan en ranuras acusadoras.
—No daría una mierda aún si estuviera de pie en el palacio de la reina en
estos momentos. Los elementos materiales que tienes no significan nada para mí.
—Ella se pasea hacia la cocina—. ¿No podías incluso prescindir de un segundo 216
para tu hermana? Familia... ¿alguna vez has oído hablar de esa maldita palabra?
Se apoya en la blanca isla de cocina cuadrada y arranca una uva de su
racimo antes de hacerla estallar en su boca.
—Conozco esa palabra mejor que tú. Me dejaste solo para hacerle frente a
mamá aun cuando sabías que ella y yo teníamos una relación difícil.
Maddi sonríe. Ella malditamente me sonríe.
—¿Y cómo va eso para ti?
—¿Cómo va eso? Está en un centro de rehabilitación en California. Eso es lo
que está pasando.
Su postura se pone rígida.
—¿Y no pensaste en llamarme y decirme eso?
—No querías tener nada que ver con ella después de que te golpeó. ¿Por qué
iba a llamarte? ¿Así podrías decirme que no te importa?
—¡Por supuesto que me importa! Ella sigue siendo mi madre.
Me encojo de hombros y ella rueda los ojos por mi actitud. ¿Por qué siempre
me hace sentir como un niño? Dios sabe que discutimos como niños. De todos
modos, repasar esto no tiene sentido, no va a cambiar nada. No hará que mamá
salga de la rehabilitación o se arreglé mágicamente el problema de Maddi.
—¿Dónde diablos está Kye? —le pregunto—. Quiero verlo.
Y así, veo que el color se escapa de su cara. Incluso su pintalabios color rojo
brillante disminuye su tonalidad.
—No sé dónde está.
Está mintiendo. Puedo decirlo por la forma en que aparta la mirada y sus
párpados aletean.
—No juegues conmigo, Maddison. Voy a salir y buscarlo en cada bar de
mierda en esta ciudad hasta que lo encuentre.
Ella no se mueve y dejo pasar unos segundos. Cuando sé que no va a
decirme, me muevo hacia la puerta. No estoy jodiendo. Cuando digo que voy a
hacer algo, lo hago. Punto. A medida que mis dedos se enroscan alrededor del
frío metal de la manija de la puerta, ella se rompe.
—¡Para!
Poco a poco, casi triunfalmente, me doy la vuelta. Ella comienza a
descascarar nerviosamente su esmalte de uñas rojo.
—Kye no sabe que me desnudo por dinero. 217
—¿Qué? —Mi voz sale en una fuerte explosión, por lo que Maddi salta y sin
duda, despierto a Olivia—. ¿Él no lo sabe? ¿Quién te lleva y te recoge del
trabajo? ¿Quién te protege?
—Lo hago todo yo misma, ya no soy una niña. Tengo veintiuno.
Oírla decirlo de esa forma suena todo menos maduro. No la veo como de
veintiuno. La veo como la niña con la que crecí. En mi mente, ella no bebe o tiene
tatuajes o sexo. Se supone que es la niña buena...
Santa.
Jodida.
Mierda.
¿Me he convertido en el niño bueno?
—¿Por qué? —Respiro, pasando mis manos sobre mi cara—. De todo lo que
podrías ser, ¿por qué estríper?
Se encoge de hombros.
—Es caro en Las Vegas. Los precios turísticos son ridículos y bien, tengo el
cuerpo para ello.
Le frunzo el ceño.
—Es solo temporal —añade—. Hasta que Kye y su banda ascienda.
—Sí... no hay manera de que confíe en que ese idiota sin talento te ayude a
salir de esta situación. —Me giro sobre mis talones y marcho por las escaleras,
haciendo caso omiso de mi hermana, que llama por detrás. Puedo arreglar esto...
todo lo que tengo que hacer es encontrar mi maldita chequera.
Busqué alrededor en mi maleta, por debajo unos cuantos pares de
calcetines. Cuando me doy la vuelta, mi mirada roza la cama y veo el rostro
cansado de Olivia parpadeando ante mí. No puedo evitar sonreír. Me gusta verla
aturdida, es lindo. Ella abre la boca para decir algo, pero la interrumpo.
—Si me das diez minutos, volveré con la respuesta a cualquier pregunta que
quieras hacerme.
Salgo de la sala antes de que ella responda. Quiero cumplir mi promesa en
diez minutos. Olivia me ha esperado lo suficiente esta noche y todavía no tiene
idea de quién es Maddi para mí. La última vez que la vio, yo estaba en el
escenario en Spearmint Rhino tratando de sacar a una chica de él y luego me
negué a hablar con ella... hombre, ¿voy para el premio del idiota del año o qué?
En la planta baja, Maddi todavía pega un atracón a las uvas y me ignora
mientras los pela de su piel. Los viejos hábitos nunca mueren. Separo la pluma de mi 218
chequera y echo el librito contra la superficie de la mesa. Le daré treinta mil
dólares. Eso debería mantenerla fuera de los clubes durante un par de semanas y
cuando se acabe, le daré más y más y más hasta que ella se dé cuenta de que Kye
y su estúpido sueño no van a ninguna parte y abandone su perdedor culo.
—¿Qué estás haciendo? —me pregunta Maddi con curiosidad cuando
escribo las decenas de miles de dólares.
—¿Qué te parece que estoy haciendo? Te voy a dar dinero.
—No es por eso que vine aquí.
Ignoro el tono ofendido en su voz.
—Tal vez no, pero ya que lo hiciste, no te irás de aquí hasta que retires el
dinero y me prometas que dejarás de desnudarte.
—¿Y si no tomo el dinero?
Maddi. Sacudo la cabeza, ella siempre malentiende mis demandas por
preguntas como Olivia.
—Toma el dinero, deja de desnudarte y no voy a decirle a Kye sobre tu lapso
temporal de juicio.
Rasgo el papel del libro y lo doblo una vez, luego dos veces, antes de que lo
extienda hacia ella. No lo toma de mi mano, solo me mira.
—¿Me estás chantajeando seriamente para que tome tu dinero?
—Si lo tomas, no voy a tener que hacerlo.
Sus ojos marrones se quedan trabados en los míos durante unos largos
segundos antes de que ella expulse una exhalación y tome el dinero. Tan pronto
como el dinero sale de mis dedos, se quita un peso de mis hombros.
—Sabía que vendrías por mí... con el tiempo. Siempre lo haces.
Asiento.
—No más silencio entre nosotros. Quiero que sepas que puedes ponerte en
contacto conmigo cuando quieras y no quedarte relegada a un lado.
Siento su movimiento de cabeza contra mí mientras me da unas palmaditas
en la espalda. Me doy cuenta de que sus ojos marrones están nadando en lágrimas
cuando se aleja y tercamente las limpia. Es bonito. Me gusta ayudar a mi hermana
pequeña cuando no estoy siendo un idiota total y haciendo caso omiso de ella, es decir.
—¿Quieres ir a buscar algo de comer? Hay un buen lugar de pizza a unas
cuantas calles de distancia de aquí.
Paso los dedos por mi cabello y miro al reloj. Tres minutos es todo lo que 219
tengo hasta regresar con Olivia y tener que explicárselo todo. No quiero que
espere un segundo más de lo que tenga que hacerlo.
—Tengo que ir al piso de arriba...
La cara bonita de Maddi se contorsiona hasta encogerse, como si le hubiera
dado demasiada información.
—Lo siento, debería haber sabido que tendrías compañía.
—No es esa clase de compañía.
Ella sonríe, tirando de una uva del montón y pelándola entre sus largas
uñas.
—Siempre es ese tipo de compañía cuando se trata de ti.
—No esta vez —le respondo y hasta sonrío un poco—. Ella es diferente.
Inclina la cabeza hacia un lado, como un perrito adorable.
—¿Mi hermano mayor finalmente va a establecerse? ¡Quiero conocerla! —
Deja caer los restos de su uva, rebota delante de mí y va hacia las escaleras, pero
engancho su pequeño brazo y la tiro de vuelta antes de que haga algún progreso
real. Olivia no sabe de Maddi. Solo sabe que es una estríper y tener esa misma
chica corriendo por las escaleras para decir “hola” no va a ayudar a nadie.
—Puedes conocerla cuando ya no esté en la caseta del perro por tratar de
sacar a una estríper de un escenario.
Maddi frunce el ceño.
—¿Ella no sabe que yo soy tu hermana?
—Todavía no, pero voy a decirle en… —Echo un vistazo al reloj—. Cuarenta
segundos. —Muestra sus palmas hacia mí, dando un paso hacia atrás.
—Entonces déjame abrazarte de nuevo. —Sus labios se rizan en una sonrisa
de adoración—. Me alegra que te encontraras conmigo esta noche. Es bueno
limpiar el aire.
Le sonrío y ella camina por delante de mí.
—¿A dónde vas? —pregunto—. Es tarde, quédate en el sofá esta noche.
Ella niega con la cabeza, sin ralentizar su ritmo hacia la puerta.
—No puedo —dice Maddi sobre su hombro mientras abre la puerta—
. Tengo que encontrarme con Kye a las tres a.m. Te quiero, hermano.
Ella sale y cierra tras de sí y me deja con siete segundos de margen. Sin
pensarlo dos veces, me arranco mi camisa sobre mi cabeza y trepo por las
escaleras. Las subo en un, dos no, tres pasos a la vez y me detengo de golpe antes
de llegar a la puerta. Me tomo un segundo para mí, trago saliva y dejo caer mi 220
camisa al suelo. En el bolsillo de atrás, siento que mi teléfono vibra. Ha vibrando
toda la noche. Darryl sabe que no debe aparecer aquí esta noche. Él sabe que
Olivia es la única persona con la que quiero estar en este momento y cuando
duermo, mi teléfono queda sin contestar, él sabrá que estoy bien porque estoy con
ella.
La puerta cruje un poco cuando la abro y me deslizo a través de ella,
encerrándonos en una habitación oscura.
—¿O? —susurro, casi tropezando con un montón de ropa al azar mientras
hago mi camino hacia la cama—. ¿Estás despierta?
—Yo... creo que sí —bosteza y oigo las sábanas de la cama removerse antes
de un grito ahogado y finalmente, una exhalación de alivio—. Mierda —respira—
. Casi me caí de la cama.
Me río entre dientes.
—Espera, ya voy.
Me inclino hacia adelante con los brazos extendidos, en busca de la cama
gigante. Mis dedos rozan el colchón y me empujó hacia adelante hasta que las
palmas de mis manos están firmemente plantadas. Enderezo mi postura y
jugueteo con mis botones, incapaz de sacarme mis vaqueros lo suficientemente
rápido.
Cuando los bajo a mis pies, los pateo hacia algún lugar y me deslizo en la
cama. Por mi parte, la tela se mantiene fresca y virgen, pero cuando me deslizo
debajo de las mantas y voy hacia Olivia, es cálido y acogedor. Extiendo la mano y
toco la piel desnuda de su estómago. Se ha quitado su vestido y el pensamiento
de ella yaciendo junto a mí en su ropa interior me tiene duro y listo. Mi sangre se
acumula en el único lugar que sabe hacerlo cuando está cerca y la presión
duele. Me pongo sobre mi costado, enganchando una pierna por encima de la
manta y escondiendo mi polla dura. Ella se retuerce hacia delante, empujando su
cabeza en el hueco entre mi cuello y hombro, ajena a lo duro que estoy tratando
de mantener una parte bastante ansiosa de mi anatomía lejos de él.
—Dijiste que ibas a decirme todo.
Asiento, besando su oreja.
—Lo hice.
—Entonces, por favor empieza... tú eres el único que puede quitar la
sensación de malestar de mi estómago... o empeorarla.
Mi pobre chica. Ha estado tan preocupada todo este tiempo. Tengo que hacer
que se sienta mejor. Necesita saber que es la única mujer que amo, la única mujer
que he amado y la única que alguna vez amaré. 221
—Realmente desearía que esta noche no hubiera sido así... quería que te
divirtieras.
—Y me divertí —replica—. Hasta que llegamos al club de estriptís. Creo que
voy a permanecer lejos de ellos a partir de ahora. Solo parecen arruinar mi noche,
no mejorarla.
Ya veo que no hay punto decirlo despacio, directamente por ello entonces.
—La chica era mi hermana.
—¿En el club de striptease? —La incredulidad en su voz es evidente—
. ¿Tu hermana?
—Sí. Maddi... resulta que ella es una estríper en el Spearmint Rhino. —
Exhalo—. Acaba de salir aquí... le di dinero, con la esperanza de que nunca se
quite la ropa por dinero de nuevo.
Olivia se aleja de mí y puedo sentirla tratando de descifrar mi expresión en
la oscuridad. Cuando se da cuenta de que está demasiado oscuro para ver algo,
sus manos vuelan a mi cintura y se presiona contra mí.
—Pensé que…
—No importa lo que hayas pensado —le digo. No quiero escuchar lo poco
que piensa de mi lealtad hacia ella y no creo que pueda manejar el oír esas
palabras dudosas de su parte en cualquier etapa de nuestra relación. Los niveles
de confianza de Olivia son naturalmente bajos y supongo que no la culpo. Todos
sabemos que Blade era un imbécil, con un nombre idiota para arrancar y si tengo
que pasar el resto de mi vida ganando su confianza a causa de él, ya tengo que ir
empezando. Me gustan los retos y me encantará la expresión de su cara cuando
esté en mi lecho de muerte y ella vea que le he sido fiel cada segundo de nuestra
relación—. Lo que importa es que está resuelto ahora y estoy aquí contigo.
—¿Voy a conocerla? —pregunta O, su voz un poco vacilante. Quiero decirle
lo cerca que llegó de conocerla, pero decido no hacerlo.
Me encojo de hombros.
—Tarde o temprano.
—¿Es ella algo como tú?
¿Es Maddi como yo? Es dura y con demasiada actitud para su propio
bien. Tiene exceso de confianza hasta el punto de ser locamente egoísta y ella…
—Ella es un infierno de parecida a mí —me río, dándome cuenta de lo
similares que somos.
—Entonces creo que vamos a llevarnos muy bien.
222
Sonrío al pensar en Maddi y Olivia teniendo “tiempo de chicas”, haciendo
cosas de chicas como ir de compras y cualquier otra cosa que hagan las mujeres
cuando pasan el rato juntas. Conociendo a Maddi, será con mimosas y juegos de
béisbol o algún festival de música hippie. Olivia tendrá sus esfuerzos cortados
mientras intenta mantenerse al día con mi hermana. Ella está llena de vida, nunca
rechaza una oportunidad y nunca toma un respiro. Creo que Olivia apreciará mi
estilo de vida mucho más después de experimentar el de Maddi.
Cambio el peso de mi cuerpo hacia delante, descansando contra Olivia.
—Lo siento por asustarte... y por no hablar contigo. —Tuerzo la punta de mi
dedo índice en su cabello, haciendo que los extremos se envuelvan alrededor de
mí—. No estoy acostumbrado a expresarme... sería más fácil para mí, pero a veces
no puedo. —No sé por qué. No tengo una razón para ser como soy... no todo el
mundo tiene una historia de fondo horrible. ¿Necesito una? ¿Necesito tener un
pasado horrible de oscuridad para ser como soy? ¿Por qué soy así si crecí
bien? No tengo ni puta idea, pero lo que sí sé es romper cosas, maldecir, follar,
dar puñetazos, todo eso me ayuda. Me ayuda cuando estoy enojado, triste,
ansioso y deprimido. ¿Eso me hace un psicópata, porque no viví un pasado
torcido? Mierda. No tengo ni idea.
—No está bien —murmura—. No es sano y deja demasiado margen para la
falta de comunicación. Si me hubiera ido esta noche…
Me estremezco por dentro al pensarlo.
—… Porque no hablabas conmigo... ¿qué hubiera pasado entre
nosotros? ¿No te parece que una situación como esa infligiría demasiado daño en
nuestra relación?
—Pero no me dejaste —le digo, mi voz toma un borde oscuro y frío, a
propósito, para hacer un punto. Ella no puede irse, no la dejaré—. ¿Por qué?
—Es muy sencillo, te amo, pero eso no significa que sea invencible a las cosas
hirientes que haces. Y es porque te amo que estas cosas me duelen más de lo
debido.
Desenredo mi dedo de su cabello y lo arrastro por su espalda y hasta la parte
baja de su tibia.
—La última cosa que quiero hacer es hacerte daño, pero hay ciertas formas
en que manejo las cosas —confieso—. Cuando estoy enojado, necesito tiempo y
espacio. Tengo que sacarlo de mi sistema.
—Entonces sácalas de otra manera, no sé, besándome o algo que no sea lo
que haces ahora, cualquier cosa.
223
—Besar no va a funcionar —le digo—. Necesito algo rápido, sacar la
ansiedad y la ira de mi sistema.
Olivia se aleja de mí.
—¿Besarme no va a funcionar?
—No. —Y realmente no creo que llegue a hacerlo. Estoy tan acostumbrado a
hacerlo a mi manera, es demasiado tarde para intentar algo nuevo.
Sus cálidas manos femeninas se deslizan hasta mi estómago desnudo y mis
músculos se contraen cuando sus delicados dedos descansan sobre mi pecho.
—Pero cuando te toco, ¿te sientes mejor?
Un zumbido tranquilizador y fresco se funde a través de mis venas calientes
bajo sus dedos.
—Sí, pero eso es cuando me siento ansioso, no excepcionalmente cabreado.
—Vamos a intentarlo.
—Olivia, no va a…
—Seth —responde ella, imitando mi tono—. Hazlo.
—Pero no va a fu…
—Hazlo.
Ella está pinchando mis niveles de frustración y sé que lo está haciendo a
propósito. Es terriblemente engreído de su parte pensar que sus labios son la
respuesta a todo, pero si quiere que la bese, entonces está bien, voy a besarla con
todo lo que tengo.
Mis dedos caen de su espalda antes de enterrarse en su cabello. Aprieto mis
manos y ella jadea por el dolor mientras tiro su cabeza hacia atrás y ruedo mi
cuerpo por encima suyo, asegurándome de que me sienta en todas partes. La
aprieto con fuerza contra el colchón, uno de mis muslos descansando firmemente
entre sus piernas y contra su dulce y cálido lugar. Mi boca se demora a menos de
una pulgada de la suya y su respiración golpea mi cara de una manera rápida,
ansiosa.
—¿Crees que tus labios me pueden ayudar? —pregunto.
Hace pucheros, sus labios como malvaviscos rizándose.
—Sé que pueden.
Aplasto mis labios en los suyos y su boca se abre de buen grado por debajo
de la mía. Tan pronto como su lengua se desliza contra la mía y envuelve sus
manos alrededor de mi cuello, me he perdido. Voy a la deriva de mi intención
original... que estoy seguro de que era para demostrarle que estaba equivocada.
Sin embargo, aquí estoy, completamente cautivado por su sabor y la sensación. 224
Quizá tenga razón. No debería alejarla cuando estoy enojado. Debería tirar de ella
más cerca y dejar que me calme.
Trazo la curva de su pequeño cuerpo suave con la mano antes de agarrar su
muslo y engancharlo por encima de mi cadera. Olvido el hecho de que estaba
escondiendo mi erección de ella y me presiono descaradamente, haciéndole saber
exactamente lo mucho que la deseo.
—Fácil... —Olivia se ríe contra mi boca, presionando sus manos firmemente
contra mi pecho. Rastrillo mis dientes sobre su labio inferior y lo libero—
. Tenemos una cena a la que ir esta noche y dormir es una opción más viable que
el sexo.
Tiene razón. Ya es mañana y estoy más allá de cansado... Quiero dormir,
pero a ella la quiero más.
—Puedo asegurarte que vamos a terminar esto mañana por la noche. —Dejo
caer mi boca a su cuello, lamiendo sus carnes y obteniendo un medio gemido
medio risita de su parte.
Se empuja contra mí, obligándome a alejarme de su cuerpo. Olivia se ríe una
vez en voz baja.
—Te estoy diciendo que te bajes y vayas a dormir, no preguntándotelo.
Empujo de vuelta. Soy incapaz de ver su rostro en la oscuridad, pero estoy
seguro de que escucho su sonrisa. Pequeña descarada. Ruedo lejos de ella y sobre
mi espalda. Al instante, se derrite contra mi costado, pasando un brazo por
encima de mi cintura. La atraigo más cerca, pero todavía se siente como si
estuviera muy lejos.
—¿Cómo está el sabor de tu propia medicina? —Ella se ríe, terminando con
un rápido bostezo soñoliento.
—Amargo, como esa mierda sabor cereza con la que eras alimentado a la
fuerza cuando eras un niño.
Ella se ríe y vibra en mi caja torácica, también haciéndome sonreír. Olivia
tiene la más divertida, más linda, más extraña risa que he oído nunca. Está a
medio camino entre una risa y una carcajada real, y la mayoría de las veces,
parece un poco nerviosa. Me encanta y el sonido es adictivo.
Pronto, la habitación queda en silencio y siento que su brazo se vuelve más
pesado mientras cae profundamente en su sueño. Mis ojos están pesados mientras
la sigo rápidamente.
Esta noche, vamos a asistir a una cena formal en el salón de actos. No tiene
ningún fin que no sea dar la mano y conocer a otros luchadores, pero estoy 225
emocionado (y un poco nervioso) por la bienvenida oficial en la comunidad
profesional. La cena de esta noche no se trata solo de mí, tampoco. Se trata de
Darryl y Jackson.
Después de esta noche, van a ser reconocidos formalmente como legítimos
entrenadores y miembros del equipo de la MMAC, algo que sé que ambos han
estado esperando. Se lo merecen.
La pesada respiración de Olivia se filtra a través de mis oídos y erradica mis
pensamientos. Me adormece y me desplazo más cerca de ella, absorbiendo el
calor de su piel suave.
Nunca ignoraré a Olivia de nuevo. Voy a hacer mi mejor esfuerzo para compartir
mis emociones con ella, me digo a mí mismo antes de caer sobre el borde del
sueño. Ya le he dicho que la amo, ¿cuán difícil puede ser el resto?
18
Olivia
La puerta del baño cruje mientras Seth apoya su peso contra ella.
—Vamos a llegar tarde. —Suspira, tamborileando sus dedos contra la
madera en un ritmo rápidamente lindo.
Ruedo los ojos y ajusto las correas de color púrpura con cuentas. ¿Cómo es
que ya está vestido? Apenas he estado aquí cinco minutos. Y la cena es en la
planta baja, en la sala de actos de la arena. Saco mi teléfono del mostrador y
compruebo el tiempo. ¡Oh! Resulta que he estado aquí más de cuarenta minutos.
No es mi culpa que me esté moviendo en cámara lenta. Seth y yo fuimos a la cama
en algún momento de esta mañana y solo se despertó hace dos horas. Yo no tomo
café tampoco, por lo que ser un ser humano normal en la cena de esta noche es
cada vez menos realista a cada minuto. Dormimos durante mucho tiempo en la
tarde y cuando revisamos nuestros teléfonos, estaban llenos de mensajes y 226
llamadas perdidas desde el resto de la tripulación. Seth tenía un montón de
llamadas de cosas que hacer una vez que se despertó y yo respondí a una
infinidad de mensajes de texto exigentes de Selena. Ahora, nos estamos
preparando para la cena. Nervios mastican su camino a través del revestimiento
de mi estómago ante la idea de estar allí del brazo de Seth. Es por eso que
necesitaba el vestido perfecto, así no me veo tan fuera de lugar junto a su más allá
hermoso rostro.
Aliso mis manos sobre la tela de satén contra mis muslos. El vestido es
perfecto, por decir lo menos, y mi cabello largo color chocolate lo he acurrucado
en ondas sutiles y añadí un toque extra de elegancia. Me recuerda a una barra de
chocolate Cadbury. Giro una vez, con cuidado de no pisar mi tobillo en estos
ridículamente altos tacones y cuando estoy seguro de que he terminado, puedo
desbloquear la puerta del baño, encontrándome con Seth, vestido con su traje
negro. La tela es nítida y lineal, siguiendo el mismo tono de su cabello negro
como el azabache. Se da la vuelta y visiblemente veo el aire cuando es expulsado
de sus pulmones. Sus cejas se levantan y sus labios se separan, la reacción exacta
que esperaba. Olvidándome de mí, asimilo toda su forma. La camisa blanca
debajo de su chaqueta negro se aferra a su pecho y simplemente sé que hay un
cuerpo asesino escondido debajo de ella. Corro con nerviosismo las puntas de mis
dedos a lo largo de mi cuello. Me siento como si estuviera usando un collar y de
repente me asfixia. Él me mira... no hay palabras. En el traje, se ve travieso. Al
igual que está listo para ser indecente, cosas malas en un abrir y cerrar de ojos, y
se esconden detrás de su traje elegante.
—Ahora me siento mal —dice, finalmente hablando y rastrillando los dedos
por su cabello.
Instintivamente, paso hacia adelante, presionando mis manos contra su
pecho y debajo de su lazo negro.
—¿Por qué?
Él llega a mi pecho y mantiene un solo grueso dedo por debajo de la correa
de cuentas. Evita mis ojos, y milagrosamente, sale como indiferente.
—Debido a que gastaste dinero en un vestido que solo voy a destruir. —Sus
ojos de golpe van desde mi pecho a mis ojos para medir mi reacción—. Pero te
prometo que voy a hacer que valga la pena cada dólar que gastaste.
Ya le había dado un beso de despedida al vestido. Sus manos ásperas, su
lengua húmeda y su duro cuerpo se sienten mejor en mi piel de lo que cualquier
tela jamás podría, incluso una tan cara como esta.
Llaman a la puerta y mi aliento se atrapa en la garganta. Nuestros amigos
tienen una sincronización impecable. Supongo que aparezcan es una buena cosa. 227
Cinco segundos más y me habría roto el vestido yo misma.
—¿Lista? —Sonríe, extendiendo su codo para mí.
—Hagámoslo.
Me lleva fuera de la habitación, bajó las escaleras, y otra vez a la puerta
principal. Él no pierde el tiempo abriendo la puerta y exponiendo a nuestros
amigos glamorosos. Selena le echa un vistazo a mi vestido y se lanza hacia
delante, tirando de mí en sus brazos.
—¡Oh Dios mío, oh! —chilla—. Te ves increíble.
El vestido de seda negro de Selena tiene Las Vegas escrito por todas partes.
Ella me suelta y se ajusta a uno de sus pequeños pendientes de perlas. Su cabello
dorado está atado en un elegante moño en la parte superior de su cabeza con
mechones estratégicos que se derraman. Admiro su vestido, que es un cuello top
con un escote. Se adhiere a su cintura y se va fuera de la falda. Desde la mitad del
muslo hasta el piso, hay una enorme hendidura, dejando al descubierto la mayor
parte de su bronceada, delgada pierna.
—Wow, mírate, la Sra. Angelina Jolie —digo, dando un paso atrás.
Creo que Selena incluso parecería increíble en una bolsa de plástico con
dibujos de tartán. Se ve elegante, pero al mismo tiempo casual, y me pregunto si
ella pasó la mitad de tiempo que yo use preparándome. ¿A quién estoy
engañando? Probablemente ella pasó todo el día preparándose para la cena.
—Así que, ¿esa chica era la hermana de Seth? —me susurra Selena cuando
Darryl y Jackson tiran de Seth a un lado y lo regañan en silencio por la noche
anterior.
Asiento con la cabeza y jugueteo con la fina pulsera de plata en la muñeca.
—Sí, Maddi. ¿Te lo dijo Jackson?
—Síp. Apuesto a que nunca lo vio venir.
Me río una vez.
—¿Has visto su reacción? Por supuesto que no lo vio venir.
Ella se inclina unos centímetros más cerca de mí.
—Darryl tenía un limpiador viniendo hoy y limpio todos los vidrios. —Miro
por encima de mi hombro. Toda la destrucción se ha ido. No hay rastro de lo que
pasó anoche, cuando Seth y yo llegamos a casa—. ¿Estás bien?
—Estoy bien. ¿Cómo sabe Darryl que él rompió las cosas?
Se encoge de hombros.
—Él sabe cómo es Seth.
228
Jesús. ¿Con qué frecuencia tiende a romper cosas?
—Hay una cuenta grande que Seth tiene que pagar cuando nos vayamos de
aquí, sin embargo. El hotel no está impresionado e incluso se contactaron con la
MMAC. Darryl se disculpó en nombre de Seth desde anoche.
Niego con la cabeza. Supongo que eso es lo que Darryl y Jackson están
hablando con Seth. Lo miro, tiene el más leve indicio de una sonrisa en los labios
y Darryl lo observa con exasperación. No hay manera a través de Seth. Me encuentro
a mí misma sonriéndole. Él hace lo que quiere y no se explica ante nadie, excepto
a mí. Soy su excepción y supongo que en el fondo, me encanta discutir con él. Me
gusta irritarlo y verlo convertirse en agresivo y exigente. Por supuesto, no es el
hobby del que estoy más orgullosa, pero sin duda es uno que me entusiasma
sobre todos los demás. Con un gesto rápido de la cabeza, Seth pasa a Darryl y
Jackson, centrando su mirada en mí.
Debo estar todavía sonriéndole porque inclina su cabeza muy ligeramente,
sus ojos queman un exceso de confianza. Siento una piscina de calor en mis
mejillas e inundaciones en la parte posterior de mi garganta antes de establecerse
en lugares al azar, enviando olas de sofocos a través de mí. No me gusta que me
atrape mirándolo. Él nunca me deja superar la vergüenza. Afortunadamente, no
dice una palabra delante de los demás. No podría soportarlo si empezaban a
señalarlo, también.
Sé que miro a Seth mucho, pero ¡dame un descanso! Él es un poco difícil de
ignorar y yo soy solo humana. No puedo ser considerada responsable de las
decisiones que mis hormonas hacen mientras ellos tienen mi cerebro a punta de
pistola.
Selena, Darryl y Jackson están de pie en la habitación y una vez más, Seth
extiende el codo para mí.
—¿Estás lista, nena? —me pregunta con voz ronca.
No tomo el codo de inmediato y no contesto porque esto no es sobre mí. Esto
se trata de él. Solo estoy aquí para el apoyo moral.
—¿Estás tú listo? Porque esto es todo, todo por lo que has trabajado tan
duro, ha llevado a este momento.
Sus ojos nunca dejan los míos mientras reflexiona sobre mis palabras.
—Esta noche cambiará nuestras vidas. Necesito saber si estás lista para eso.
Si no lo estás, cierro la puerta ahora mismo y podemos volver a la cama. Pero si
estás lista... —Él mira hacia abajo al codo extendido—. Iremos.
Deslizo mis dedos alrededor de su gran brazo, sintiendo todo antes de
conectar el codo en torno al suyo.
229
—Estoy lista. —Exhalo con una respiración constante.
Él sonríe ampliamente.
—Yo también.
19
Seth
La sala está inmaculada y a mi lado escucho a Olivia contener la respiración.
Tomo nota de todas las cosas en las que sus ojos permanecen más de cinco
segundos, los candelabros de cristal con forma de gota de agua, los grandes
ventanales y los bordes dorados de una pintura de algún paisaje. Todas esas cosas
las iba a encontrar y a ponerlas en nuestra casa. Quiero ver su sonrisa y oírla
contener la respiración cada vez que entre a nuestra casa. Rápidamente noto que
tampoco soy el único mirando a Olivia. Hay un montón de mujeres aquí vestidas
más provocativas y radicales que Olivia; y sin embargo, todas las miradas
indiscretas de los hombres están sobre ella. Cada ojo en esta habitación está sobre
ella, devorando cada depresión y curva de su cuerpo, pero ella no les presta
atención. Me mira y siento la tensión abandonando mis hombros una vez que
nuestros ojos se encuentran. Bajo mi codo y agarro su cintura, guiándola con mi
mano fuera del centro del salón antes de arremeter contra alguien que no debería. 230
Selena y Jackson inmediatamente desaparecen y Darryl va a hacer sus
rondas, presentándose a todas las personas “correctas”, personas que podrían
ayudar a mi carrera profesional con sus conocimientos, habilidades, e
interminable cantidad de dinero. No necesito nada de eso, pero Darryl piensa que
siempre es bueno tener contactos.
"Nunca sabes cuando las cosas se pondrán feas y si lo hacen, es bueno para ti tener
personas poderosas detrás de ti". Darryl siempre dice eso y quizás tenga razón.
Una mujer, sosteniendo una gran bandeja con copas de vino, se detuvo en
frente de nosotros, Olivia y yo nos alejamos, sintiendo los efectos de la noche
pasada, técnicamente, de esta mañana. Hay una razón por la que evito el alcohol...
la resaca. El peso de mi cerebro contra el frente de mi cráneo duele.
Mis ojos se mueven hacia un traje gris claro, empujando en el mar de trajes
negros y vestidos coloridos. Reconozco al hombre alto y gordito al instante.
Matthew Somer, el CEO de la MMAC. Lo está haciendo muy bien para alguien
tan joven, cuarenta y tres quizás. Se pasa rápidamente los dedos por su cabello
negro/gris y se acerca a nosotros. Olivia se desliza un poco de mi agarre, pero
aprieto mi mano y la sostengo contra mí. No la quiero caminando al rededor sin
mí.
—¡Seth! —saluda Matt, aplaudiendo dos veces antes de extender su mano
hacia mí—. Es bueno verte, hombre.
—A ti también —le digo. Solo me encontré con Matt una vez y fue cuando
estábamos firmando mi contrato de seis cifras de la MMAC. Sus ojos pasan sobre
mí hacia Olivia.
—Soy Matt —dice, con una sonrisa amplia y lobuna, haciendo su piel
arrugarse alrededor de sus ojos.
Olivia sonríe de regreso, tan amigable y hermosa como siempre.
—Olivia —le dice mientras extiende su mano hacia ella.
—Olivia, es agradable conocerte. —Se aclara su garganta y sacude sus
manos brevemente—. ¿Te importaría si Seth y yo tenemos una rápida discusión
privada?
Bajo mi mano, siento su cuerpo ceder con alivio, pero nunca lo muestra en
su cara.
—No hay problema. —Se gira hacia mí—. Encuéntrame luego.
Asiento y toma toda mi fuerza sacar mis dedos de su cómoda posición en su
cadera. Matt observa a Olivia alejarse, disfrutando sin reparos el modo en que
mueve sus caderas al irse. 231
Sacude su cabeza y se gira de nuevo a mí. Afortunadamente para él, otra
bandeja con copas de vino pasa y agarro una para mantener mis manos ocupadas
y evitando que arremetan contra él.
—Las mujeres de este deporte te vuelven loco. Jodidas nueve y diez, lo juro.
Como si supiera algo de nueve y diez. Para él, nueve y diez eran las chicas que
todos habían tenido, las chicas que todos querían. Esas no eran nueve y diez, un
diez es una chica que se respeta, que no arruina su cuerpo con vanidades y una
interminable cantidad de penes.
—Ella era mi mujer antes de que me hiciera profesional —le digo, evitando
el contacto visual. Llevo el vaso a mis labios y le doy un trago. No puedo creer
que este bebiendo jodido vino para evitar golpear a mi jefe. Odio el vino. Odio el
vino, y todavía dejo en líquido afrutado permanecer por unos segundos en mi
lengua antes de tragarlo
—¿Querías una discusión privada? —lo apuro, deseoso de deshacerme de él,
deshacerme del vino y encontrar a Olivia.
Me sonríe y su mirada llamea hacia mí.
—Vaya, tú realmente eres el no-tan-sutil idiota arrogante del que todos me
han estado advirtiendo.
Me encojo de hombros. Por lo menos va directo al punto. Puedo admirar eso.
—Los soy.
—Autoproclamado, ya veo.
Le sonrió.
—Si el zapato te queda, ¿por qué no usarlo?
—Me gustas —dice Matt, ajustándose los puños de su traje—. Y es porque
me gustas que estoy eligiendo no sacar el tema de que destrozaste tu habitación
del hotel anoche. —Cruza sus brazos—. Eres un luchador, estás lleno de
testosterona, energía e ira, lo entiendo.
Cambia su peso, inclinándose más cerca de mí.
—Pero si reflejas algo negativo de este deporte o mi compañía, te acabare tan
rápido como te hice ¿Entiendes?
Acerco la copa de vino a mis labios para ocultar una sonrisa. Ya había
molestado al jefe y todavía ni siquiera había empezado a trabajar. Sorbo el líquido
asqueroso y lo trago. En todo el tiempo la mirada de Matt nunca deja la mía.
—Entiendo.
—Bien. —Se da vuelta y luego regresa—. Oh, a propósito, si quiero que
pelees con Don, pelearas con Don. Soy el que hace las reglas de este juego. Las creé 232
y puedo cambiarlas. —Se frota los dedos juntos, haciendo el gesto de todo el
dinero que podría hacer con nosotros—. Piensa dos veces antes de ir contra la
MMAC. Don puede fácilmente terminar en la cima, tu no.
Mis dedos se apretaron alrededor del cuello de la copa de vino mientras
Matt se aleja antes de perderse con las otras personas. Ni un segundo después,
dejo mi copa de vino en una mesa cercana llena de todo tipo de basura decorativa.
Tengo que encontrar a Olivia y afortunadamente para mí, es la única usando un
vivido color violeta. Camino con las manos metidas en los bolsillos para no
agitarme.
Me estoy sintiendo un poco ansioso y no sé si es por las palabras de Matt o
porque planeo proponerle matrimonio a Olivia esta noche. No sé cuántas veces
planeé preguntarle... Perdí la cuenta.
Después de estar buscándola por media ahora, me rindo y me apoyo contra
una mesa amplia al lado de una pareja discutiendo. Me desconecto, desinteresado
de sus problemas. Dejo que mis ojos escaneen la habitación, miro la amplia y larga
escalera y a lo largo de las paredes, pero todavía no puedo verla.
Cuando estoy por rendirme y empezar a socializar, un gran grupo de
hombres en trajes negros salen del camino y mis ojos se sientes atraídos por una
tela color violeta como una polilla a la luz. Los dejo vagar subiendo por sus
piernas, sobre las curvas de su cuerpo, y sobre un lado de su cara ¿Cómo alguien
luce perfecta de todos los ángulos? Por supuesto si solo pudiera manejar algo tan
exorbitante. La veo a ella y a los dos hombres con los que habla.
Me descubre viéndola con su vista periférica y gira ligeramente la cabeza
para mirarme. Un rubor nervioso aparece en sus mejillas y parece casi asustada.
Mierda. ¿Soy así de malo? ¿Soy algo más que un idiota celoso? Las respuestas a esas
preguntas, las conozco, pero seguro como el infierno que no voy a admitirlas.
Camino hacia ella, orgulloso de la forma en la que me mantengo frío, en mi
acercamiento, me detengo al lado de Olivia, abruptamente engancha su codo
alrededor de mi brazo. La yema de sus dedos contra mi brazo en un gesto
calmante... ¿No estoy haciendo suficientemente bien el trabajo de mantenerme calmado?
—Este es mi novio Seth —dice, presentándome con ellos.
Novio. Novio no es suficiente para mí. Parece infantil, de secundaria. Quiero
que se refieran a mí como su prometido, mejor aún, quiero ser llamado su esposo,
así los otros sabrán que me ha dado todo a mí y no hay chance en el infierno para
que ellos se acerquen.
Me miran con atención y uno, el que está usando un traje color canela y tiene
cabello rubio y ojos azules para combinar, parece intimidado, pero el otro, el que
tiene rasgos afilados y la cabeza rapada, parece casi territorial. Me mira de arriba
233
a abajo como si pudiera vencerme, sin sudar. No pelearía con ninguno de los dos.
Ambos parecían apenas de veintiuno.
—¿Por cuánto tiempo han estado saliendo?
Su grueso acento tejano viene fuerte y claro... e irrita la mierda fuera de mí.
—¿Qué te importa eso? —demando, cada vez más cerca.
Olivia súbitamente codea mis costillas, pero apenas lo siento.
—Un par de meses —le dice.
—Eso no es mucho tiempo —afirma, sus ojos quemando sugestivamente
hacia ella.
—Tienes razón, no es mucho tiempo. Indudablemente más corto de lo que
pasaras en el hospital si sigues con tu mierda poco sutil.
No sé por qué me irrita tanto. Puede ser la forma en la que está su cabello o
la forma en la que sus labios se tuercen cuando habla, o quizás (solo para añadir
locura), es la forma en la que le está hablando a mi chica en frente de mí. Su amigo
rubio, el más inteligente, le murmura a su amigo que se calme, pero lo ignora. El
idiota.
—¿Crees que puedes ponerme en el hospital?
Sonrió porque sé que puedo ponerlo en el hospital.
—Jesucristo —le dice O, tirando de mí brazo—. No lo desafíes.
No me muevo, a pesar de que debería. Solo no he terminado aquí. Puedo ver
en su cara cuanto quiere a Olivia, cuan desesperadamente quiere impresionarla y
yo quiero eso afuera de él. Sin quitar mis ojos, agarro la cintura de Olivia y la
empujo contra mí.
—¿Quieres pelear contra mí por mi chica? —pregunto, entrecerrando mis
ojos hacia él. No dice nada, solo me mira mientras yo continuo—. Veras, a Olivia
le gustan los hombres, no los chicos. —Envuelvo mi mano alrededor se su cadera,
sintiendo las sutiles curvas de su cuerpo—. Tus manos son pequeñas e inexpertas.
Siento lastima por cada chica que alguna vez ha estado contigo y extrañamente te
ha dado la confianza de siquiera parpadear hacia una mujer como esta. Mis
manos, sin embargo… —Siento mis labios curvarse diabólicamente. Sé que no
debería decir esto—. Son experimentadas. Ellas la han hecho venirse más veces que
las que cuestionan tu orientación sexual, la cual, a juzgar por tu vestimenta,
asumo que son muchas. Vete y regresa cuando sepas tratar a Olivia como una
mujer verdadera.
—O mejor aún —gruñe Oliva, alejándose de mí—. No regreses. 234
Se aleja y no la sigo de inmediato. Quiero, pero quiero ver a estos idiotas irse
primero. Con la mirada más sucia que jamás recibí en mi vida, los dos imbéciles
se giran y desaparecen.
Bien.
—Como siempre, haces amigos donde quiera que vayas —exhala Darryl
detrás de mí.
Se está volviendo bastante bueno en mirarme desde el fondo sin mi
conocimiento y le doy una sonrisa satisfecha sobre mi hombro.
—Mejor voy y la alcanzo antes de que se vaya.
Mi sonrisa cae. Mierda. Ahora tengo que encontrar a Olivia y disculparme
por ser un idiota. Es como un círculo vicioso, pero no puedo evitarlo, ¿cuántas
veces usare esa excusa? Sin embargo, es verdad. Veo a alguien que la quiere y
siento la necesidad de aplastar su alma. La idea de una imagen mental de Olivia
en sus cerebros me enoja. No puedo explicarlo... y sé que es loco, y puramente
egoísta que actúe de ese modo, pero nunca me sentí del modo que me hace sentir.
Nunca tuve el estómago revuelto, el pecho flotando de amor antes y ahora que la
tengo, no puedo dejarla ir. No lo haré.
La veo empujando su camino a través de la multitud de gente y voy detrás,
atrapándola en poco tiempo. Extiendo la mano hacia ella, agarrando su pequeña y
frágil muñeca forzándola a detenerse y darse vuelta. Sus mejillas tienen un color
rosa, si es con vergüenza o enojo no tengo idea.
—Te dije que dejaras de usarme contra la gente después de lo que hiciste con
Mason —susurra duramente, evitando la atención.
—Lo sé.
—¿Entonces por qué lo hiciste?
No creo que ella o alguien más alguna vez entiendan que no tengo razones
para nada de lo que hago. Lo hago. Eso es todo.
—Porque el tipo era un imbécil.
—Seth...
—Déjame mostrarte algo.
Frunce el ceño.
—¿Qué? ¿Ahora?
Asiento mientras que la excitación comienza una pileta dentro de mí.
Aprieto los dientes contra una sonrisa que está en mis labios. Ahora es el
momento perfecto para dar rienda suelta a lo que quiero hacerle. 235
—¿Esto va a compensar lo que acabas de hacer?
—Lo prometo.
Estudia mi cara por unos pocos segundos y me pregunto si puede leer mis
pensamientos. La estoy llevando al Jardín Arena donde pelearé con Junior Moset
y la voy a dejar en la jaula... y luego voy a pedirle que sea mi esposa.
20
Olivia
Él me lleva lejos de la gala y el nerviosismo reemplaza mi frustración
anterior. ¿Tenemos siquiera permitido venir aquí?
—¿A dónde vamos ? —le pregunto en voz alta mientras me escolta hasta un
pasillo, con su mano en la parte baja de mi espalda.
—Ya verás. —Es todo lo que dice mientras me mira de reojo.
En ese rápido vistazo, lo veo. Vi sus ojos parpadeando con entusiasmo
indecente y el calor se propaga a través de mis órganos. El brillo salvaje en sus
ojos no se me pasó de largo y mientras me empuja a través de unas puertas dobles
de servicios, lo sigo por detrás. Después de unos pasos estoy repentinamente de
pie en la Jardín Arena mirando hacia abajo a la jaula intimidante. Mi pecho se
contrae y agarro la barandilla de metal negro por apoyo. No he estado en un
estadio en unos meses y estar de vuelta me aterroriza y electrifica. 236
Seth se aclara la garganta y llevo mi atención hacia él. Su mano está
extendida y sus ojos reflejan claramente las emociones positivas que siente.
—¿Vamos a ir allá abajo? —pregunto, dando un paso.
Él no dice nada, solo asiente. La iluminación débil apenas se filtra fuera de
las sillas de plástico y pensar que en dos semanas este lugar va a estar tan
brillante como el día y lleno de miles y miles de personas gritando me
desconcierta.
Seth camina con resolución, tirando de mí a lo largo de su espalda mientras
me guía a través de las filas de asientos y bajando las escaleras de hormigón.
Cuanto más me acerco a la jaula, más grande luce y mientras más grande luce,
más capacidad de comprensión de lo que Seth hace se instala. Estoy con un
luchador... ¿Cómo demonios sucedió esto y qué demonios me pasa? No me gusta
pelear y nunca lo he hecho, así que ¿cómo diablos me enamoré de un luchador?
La alta jaula se cierne sobre mí, distrayéndome de mis pensamientos. Me
quedo boquiabierta ante la estructura monstruosa. Nunca he estado tan cerca de
una jaula antes, una jaula real, quiero decir. He visto a Seth entrenando un
montón de veces, pero no me intimidaba como éste lo hace.
Seth se aleja de mí, subiendo los pequeños pasos antes de abrir la puerta de
la jaula. Él me sonríe con esos hermosos malditos labios y dice:
—Después de ti.
Hace un gesto para que entrara a la jaula con un golpe suave de la mano.
—¿Yo? —Casi miro por encima de mi hombro—. ¿Tengo permitido entrar
ahí?
—Podemos hacer lo que queramos. ¿Quién lo va a saber?
La forma en que lo dice con tal promesa, tiene haciendo mi estómago
volteretas y voy hacia adelante. Cuando la punta de mi zapato golpea el paso
inferior del ring, me detengo y lo miro a los ojos.
—¿Asustada? —me pregunta.
—¿Debería estarlo?
Sus iris brillan hacia mí y su boca se riza en una sonrisa arrogante.
—Por supuesto.
Mi cuerpo reacciona a lo dijo, no, no debería tener miedo. Es como si me
tuviera bajo algún tipo de hechizo. Subo las escaleras y lentamente hacia adelante
hasta que estoy de pie firmemente en el piso de vinilo. El suelo no rebota o se
hunde por debajo de mi peso. ¿Qué tan fuerte se golpean estos chicos entre sí para 237
hacer que rebote tanto? Hago un círculo completo, disfrutando de la vista desde este
lugar. ¿Qué tan increíble sería ver el escenario lleno de gente desde donde estoy
parada? Incluso ahora, cuando somos solo Seth y yo, la adrenalina fluye por mis
venas como fuego rápido, haciendo girar mi cabeza. Rodeo el ring lentamente,
dejando que mis dedos se deslicen a través de las cuerdas de vinilo. Al otro lado,
me quedo sin aliento. No porque este cansada, sino porque me siento abrumada
por el tamaño de todo. Descanso contra la jaula, dejando que el frío metal enfríe
mi piel ardiente. Arrastro mis ojos por todo el ring antes de establecerme en el
rostro de Seth.
—Veo por qué te gusta estar en este lado del alambre —me digo a mi misma
en voz alta, sintiendo una descarga fluir a través de mí mientras él se empuja a sí
mismo fuera de la puerta de la jaula—. Es increíble desde aquí.
La puerta se cierra detrás de él con un golpe de luz y veo como engancha un
dedo alrededor de su corbata negra, aflojándolo. Trago saliva y sutilmente aprieto
mis muslos juntos mientras una vibración familiarizada comienza, la vibración
que solo Seth puede despertar. Solo él puede provocar estos sentimientos con un acto
dolorosamente normal. Expulso una respiración pesada lentamente mientras se
pasea hacia mí. No hay duda de la forma en que camina, él me quiere y me quiere
ahora.
Seth se detiene una vez que su duro cuerpo roza el mía y su mano se
envuelve alrededor de mi muñeca, sujetándola por encima de mi cabeza. Estando
a un pie de él, siento mi cuerpo cobrando vida, zumbando mientras pura energía
sexual comienza a hacerse cargo. Nuestros ojos permanecen fijos mientras se saca
la corbata del cuello de su camisa formal blanca. La suave seda de la corbata se
desliza sobre mi piel y frunzo el ceño. ¿Qué está haciendo? La tela se clava en mi
muñeca y me sacudo hacia adelante, rebotando en su enorme torso y termino al
ras contra la jaula de nuevo.
—Seth —jadeo, tirando de mi muñeca, sin llegar a ninguna parte—. ¿Qué
estás haciendo?
Él trabaja el tejido alrededor de los alambres de la jaula, haciéndome caso
omiso. Todo el tiempo lo veo, presa del pánico por lo que está pasando, él tiene
un travieso resplandor ardiente en sus ojos.
Cuando termina de atarme con éxito a la jaula, él pasa sus dedos ásperos en
mi antebrazo sensible, enviando calor produciendo un hormigueo a través de mi
cuerpo. Solo puedo distinguir sus rasgos bajo el resplandor de las luces de
seguridad y las señales de salida, mientras sus manos se deslizan sobre la nuca de
mi cuello y choca sus labios con los míos. Mi cuerpo se derrite mientras él me
presiona con fuerza contra el alambre y todo está bien y divertido hasta que sus
dedos se deslizan a través de mi cintura, agarrando la cremallera de mi vestido. 238
Me alejo de él, sin aliento.
La cremallera comienza su descenso muy lento y mis nervios aumentan. Me
estremezco lejos de su mano en un intento de conseguir que se detuviera.
—Relájate —me regaña—. Ya estoy tratando fuertemente de no arrancarte el
vestido.
—Alguien nos verá...
Se detuvo y me miró, con sus ojos luciendo entumecidos.
—¿Piensas que te pondría en un show para que otra persona a vea? No. Tú
eres toda mía.
Usando mi mano libre, la aprieto entre nosotros y busco desatar su corbata,
pero me detengo cuando arranca mi mano. Me retuerzo mientras él la presiona
contra la jaula encima de mi cabeza, justo al lado de la otra y su otra mano libre se
desliza en mi vestido, sujetando mi cadera desnuda.
—¿Por qué aquí? ¿Por qué no puedes esperar hasta que lleguemos a casa?
Baja su cabeza, acercando sus labios a mi oído. Su aliento golpea mi cara y es
como el fuego lamiendo mis nervios, elevándose y quemando mis entrañas.
—¿Por qué esperar? —respira, su mano apretándose alrededor de mi
cadera—. Lucho aquí y quiero follar aquí.
No tengo tiempo para reaccionar o incluso fruncir el ceño, antes de que su
boca reclame la mía por segunda vez. Me estremezco cuando su mano áspera roza
mi piel desnuda. Él tira de mi vestido hacia abajo y terminó como un desastre
morado a mis pies. Besándome más duro de lo que nunca me han besado antes,
sus manos recorren mi cuerpo, con dureza agarrando y apretando todo y
provocando gemidos de mí todo el tiempo.
No puedo decir que alguna vez me imaginé atada a un ring de la MMA en
mi ropa interior... pero eso es lo que pasa con Seth. Si quiere algo, lo consigue, y lo
consigue de la manera que lo desee.
Sus dedos se enroscan alrededor de mi ropa interior y los engancha,
rompiendo el tejido frágil, dejándome desnuda. Demasiado consumida en su boca,
me toma un tiempo registrar lo que está haciendo... hasta que el encaje de mi ropa
interior se estrecha alrededor de la muñeca por encima de mi cabeza.
Él captura mi labio entre los dientes y me estremezco mientras que él los
rastrilla antes de dar un paso atrás. Sus ojos se deleitan en mis pechos, lo
suficiente para que mis mejillas se quemen en el escrutinio que él me admira, sin
dar ninguna indicación de si esto es de su agrado o no. Seth da un paso,
acercándose de nuevo y llega a mí alrededor, desenganchando el sujetador sin
239
tirantes. Siento que mis ojos se abren mientras las copas caen a mis pies,
aterrizando en la parte superior de la tela.
Trato y cruzo mis piernas, pero el aprieta una mano entre ellos, riéndose
entre dientes profundamente.
—No lo creo. No te tenté todo el camino hasta aquí y te até al ring solo para
que te alejes de mí.
—Seth…
—O, quiero que tomes todos esos pensamientos nerviosos que están
deslizándose alrededor de tu cabeza y quiero que los olvide. Nunca haría nada
para lastimarte. Nunca haría nada para humillarte... —Sus labios tiemblan—...
Intencionalmente. Todo lo que quiero es hacerte sentir bien.
Él quita sus manos de mis muslos, sale de su chaqueta y lo arroja a un lado
como si no valiera un centavo.
—Quiero que te sientas especial, como si fueras la única chica con la quiero
estar.
Mantengo mis ojos en los suyos mientras sus dedos se enroscan alrededor de
sus botones, uno por uno, dejando al descubierto su seductor cuerpo pieza por
pieza. Estoy fascinada por la visión. Cada músculo de su cuerpo perfecto es obvio
y esculpido para completar la perfección.
—No gritas para mí cuando estoy luchando, pero vas gritar por mí ahora. —
Acaricia su dedo por mi labio inferior y luego lo empuja hacia dentro. Examina su
dedo en mi boca antes de arrebatarlo de nuevo, agarra mi mandíbula y se
abalanza sobre mí, asegurándome con una respiración pesada. Su lengua me
prueba con una pasión agresiva que tiene a mi cuerpo ardiendo. Puedo oír
nuestro aliento chocando entre sí y jadeando con fuerza cuando él se retira sin
ningún aviso. Él apoya su frente contra la mía—. Y voy a reproducir de nuevo tus
gritos una y otra vez en mi cabeza cada segundo que este en este ring dentro de
dos semanas.
Asiento de acuerdo con impaciencia, pero no sé si estar petrificada o
eufórica. Se encoge fuera de su camisa, dejando al descubierto todos sus músculos
de corte limpio y patea la tela a un lado, sin importarle si se arruga. Él no me da
mucho tiempo para admirar su topless en un buen par de pantalones. Sus manos
se disparan y agarran mis caderas desnudas mientras se desciende sobre mí,
bajando su cabeza para aspirar con dureza mi cuello. Con fervor, me presiono
contra él, incapaz de tener suficiente. La áspera mano de Seth se desliza por mi
ombligo y entre mis piernas. Me estremezco mientras un gruñido rueda por su
pecho como un trueno y arrastra sus labios a mi oído.
240
—Estas tan jodidamente mojada. —Chupa el lóbulo de mi oreja entre sus
labios y lo libera—. No quieres estarlo, pero estás realmente excitada por esto, ¿no
es así?
Él me acaricia y envía una descarga de placer a través de mi cuerpo,
haciendo que mis rodillas se debiliten. Muerdo mi labio inferior a través de mis
dientes y sacudo la cabeza, negándome a jugar en sus manos de inmediato a pesar
de que mi corazón late sangre caliente a través de mis venas.
—Vas a tener que hacerlo mejor que eso, cariño —le digo, no en lo más
mínimo poco avergonzada de que mi voz es baja y sin aliento.
Sus ojos estallan. Él sabe que me tiene derritiéndome como mantequilla,
pero él juega de lo largo, sin duda, ansioso por ver cuánto tiempo puedo evitar
dejarme ir. Sus dedos se deslizan de mí y una punzada de decepción cursa a
través de mi cuerpo... o al menos lo hace hasta que escucho la cremallera de sus
pantalones. Antes de que tenga tiempo para ver si caen o no, con sus manos
apretándose alrededor de mis caderas, de repente estoy siendo empujado hacia
arriba. Él me levanta, obligándome a envolver mis piernas alrededor de él
mientras él empuja sus caderas hacia las mías, empujándose contra mí. Seth
sonríe mientras presiona su erección desnuda deliberadamente en el ápice de mis
muslos, y me retuerzo mientras mi aliento se escapa en una ráfaga aguda. Su
expresión se vuelve depredadora, oscura y hambrienta.
—Te he visto pavonearte alrededor en tu vestido mientras que otros te
miraban. —Él toma uno de mis pechos y mi cima se presiona contra la palma de
su mano.
Lo aprieto con más fuerza, lo que la obliga incluso a estar más cerca de mí
En respuesta, él pasa su lengua lentamente sobre mi labio inferior.
—He visto a otros hombres coquetear contigo y follándote con los ojos. —
Deja caer una mano para colocarla justo donde yo quiero que este—. Tú estás aquí
conmigo ahora, sin embargo —habla con voz baja, influyendo una fracción y
enviando un placer candente través de mi núcleo—. Y todo lo que quiero es que
me lo digas.
Él no empuja más mientras espera que lo diga, sea lo que sea. Doblo mis
caderas, lo que lo obliga a ir más profundo, pero él se retira, manteniéndome
desesperada y con ganas.
—Seth... —me quejo.
Hormigueos frío, espera, hormigueos caliente bailan por la superficie de mi
piel mientras empuja un poco más profundo luego se mueve hacia afuera.
—Estabas enojada conmigo arriba —dice él, su aliento sonando
terriblemente inestable para alguien que tiene la intención de tener el control. Casi 241
sonrío.
—Lo estaba.
—Nunca fue mi intención humillarte, pero tuve que dejarles saber a esos
imbéciles que tú eres mía.
Siento que mis cejas se fruncieron.
—Sé que soy tuya. Eso es todo lo que debería importar.
Niega.
—Durante el tiempo que estás conmigo, me aseguraré de que todo el mundo
lo sepa. Quien te hable, te toque o mire sabrá que eres mía y voy a hacer y decir un
sin fin de estupideces para lograrlo.
—¿Por qué?
Se mueve dentro de mí y quiero desesperadamente agarrar sus hombros
contra el estremecimiento que rueda a través de mí.
—Porque te amo y nunca he amado a nadie antes... No quiero que nadie más
sienta lo que me haces sentir. Te lo dije cuando nos conocimos que soy
malditamente egoísta y malcriado y no estaba bromeando. Quiero que cada una
de tus sonrisas, cada risa, cada lágrima, cada maldita cosa, todo ello, lo quiero y lo
quiero todo para mí.
Mi corazón se hincha por sus palabras, aunque no lo he elegantemente
manifestado, quiero darle todo de mí. Y le daré todo de mí. Quiero romper a
través de estas restricciones y deslizar mis manos sobre sus hombros y su cuello
para tranquilizarlo.
—Soy tuya y solo tuya. Las sonrisas que les doy a todos los demás no son
como las sonrisas que te doy. Para ellos, sonrío por cortesía. Para ti, sonrío por
amor, algo que solo tú me haces sentir.
Sus rasgos se suavizan y veo su lengua deslizarse rápidamente por encima
de su labio inferior.
—¿Por qué me amas?
Miro a sus ojos chocolates-miel y pienso en mi respuesta. Después de unos
largos segundos, me doy cuenta que no tengo uno y niego.
—No tengo una respuesta... y tal vez eso es lo que es el amor.
Sus cejas se arrugan.
—Explícate.
—Bueno, tal vez el amor es enigmático por una razón. Piensa en ello, todas
las grandes cosas en este mundo son indescriptibles, porque no hay palabras que 242
puedan retratarlas con precisión. —Él sonríe y lo imito—. En resumen,
inexpresable más allá de las palabras es mi respuesta para ti.
Su frente cae suavemente contra la mía.
—No te merezco... No debería atarte a la intemperie y no debería estar
tratándote como si fueras algo más excepto buena.
Me encojo de hombros, mi mirada cae sobre sus labios. No quiero que
detenga esto. Se siente bien. Todo lo que quiero es Seth en mí, a mí alrededor,
dentro de mí, no puedo conseguir suficiente de él.
—Incluso lo bueno puede ser un poco malvado a veces.
Su boca se levanta hacia arriba en un ángulo adorable.
—Eso no tiene sentido.
—No tiene por qué, ahora cállate y termina lo que empezaste.
—No creo que entiendes cómo funciona esto. —Se muerde una sonrisa
arrogante—. Tú eres la atada... lo que significa, que no estás en condiciones de
darme órdenes.
Con un golpe de mis cejas, giro mis caderas sobre él y él gruñe
profundamente en su pecho, agarrando mis caderas. Podría estar cansada, pero
aún tenía energía. Hundo mis dientes en mi labio inferior mientras Seth golpea
todo el camino a mi interior, haciéndome tomarlo por completo en una profunda
embestida. Cuando me llena, el aire sale silbando de mis pulmones y pica cuando
me olvido de respirar. Sus manos me aprietan cuando gime mi nombre. Con cada
embestida su longitud llena mi núcleo caliente completamente y mi cuerpo
indefenso se retuerce contra el alambre cuando grito de éxtasis. Mis entusiastas
gemidos incitan a Seth más incesantemente y golpea dentro de mí con una fuerza
sorprendente, hormigueando por mi columna.
—Estás aquí conmigo—murmura en una sexy voz ronca y no estoy segura si
es para mí o para él mismo—. Porque eres condenadamente mía.
Me muerdo el labio severamente y gimo mi aceptación. Mi cabeza gira y
momentáneamente, estoy preocupada de que todo esto sea un sueño, que voy a
despertar y a encontrar que no está ocurriendo, pero cuando arrastro mis ojos
hacia los suyos y veo sus abrasadores ojos y su sexy sonrisa, sé que no hay
manera de que esté soñando. Esto es real. Él se siente real... y condenadamente
alucinante.
—Libérame.
Quiero envolver mis dedos en su oscuro cabello. Quiero recorrer mis manos
sobre su duro cuerpo y sentir sus músculos temblando por mí.
—¿Quieres tocarme?
243
Asiento.
—Desesperadamente.
En un instante él levanta su mano y se las arregla para liberar mis manos.
Está claro que eso de atarnos no funciona para nosotros. Necesitamos sentirnos
mutuamente con nuestras manos cada vez que tenemos sexo, explorándonos y
tocándonos mutuamente como si fuese la primera vez una y otra vez.
Inmediatamente, sumerjo mis dedos en su cabello y gime cuando entrelazo
mis dedos tensamente a través de sus mechones. Su lengua se zambulle en mi
boca, asumiendo todo el control. Estoy segura que tendré marcas en mi espalda
por la jaula, pero no me importa, no ahora mismo, de todas formas.
Los movimientos de Seth se aceleran a un frenético paso y puedo oírle
gruñir y refunfuñar bajo su pecho, suplicándome su liberación cuando continua
haciéndome el amor. Estoy cerca y comienzo a tirar de su cabello cuando subo
más alto a mi cima. Estoy cayendo interminablemente, esperando a que algo
explote dentro de mí, pero no quiero llegar aún. Quiero quedarme aquí en el
borde de la euforia con él. Seth agarra la base de mis muslos, empujando en largos
y rápidos golpes.
—Sí—siseo, cerrando mis tobillos.
Mi boca y mi cerebro están desconectados el uno del otro. Mi cerebro sabe
callarse, pero mi boca insiste en suplicar por más. Cuando estoy jadeando por
aire, su boca se desliza por mi cuello y lo muerde, succionando fieramente. Él
libera la piel instantáneamente, dándose cuenta de que un mordisco de amor no
es lo más clásico para mostrar en un evento como este y recorre su lengua sobre el
punto que succionó. Mis manos lo acarician y mi boca mordisquea y lame cada
sección de carne expuesta disponible para mí.
—Dime... —gime él en mi oído—. Dime cuanto te gusta esto.
—Quiero que me tomes fuerte contra la jaula.
Él gime, profundo y ronco, y vibra en cada parte sensitiva de mi cuerpo,
aumentando mi placer diez veces. Mi cuerpo se contrae cuando las sensaciones
empiezan a aumentar en mí, forzándome a jadear fuerte y pesadamente. Voy a
venirme... Intento aguantar, esperando prolongar esta sensación y este momento,
pero tan pronto como Seth desciende entre nosotros y golpea un áspero, duro y
espeso dedo sobre mi sensitivo bulto de nervios, todo está perdido. Estoy girando
en un espiral sin fin, flotando sobre mi cuerpo. Él está jurando bajo su respiración
cuando mis músculos se contraen casi dolorosamente a su alrededor y le estoy
ordeñando más y más profundo dentro mí.
244
—¡Seth! —Agarro sus hombros cuando la fricción de sus golpes en mí se
convierten en demasiado.
—Mejor que grites condenadamente para mí —dice con voz ronca,
frotándome más fuerte, golpeando más profundo. Muerde mi labio inferior y la
sensación de su lengua, el mordisco de sus dientes, el calor de su respiración, la
fricción de sus dedos, todo es demasiado y oscuros rollos se despliegan en mi
estómago, azotando salvajemente dentro de mí, destrozando mi autocontrol y
fragmentándome. Hundo mis uñas en la tensa carne de sus hombros y grito
cuando ola tras ola del orgasmo más intenso de mi vida desgarra a través de todo
mi cuerpo, causando a mis músculos contraerse y mi respiración flaquea. Las
caderas de Seth se conducen más fuerte y más rápido cuando me sobrepongo a la
explosión, sus ojos nunca dejan los míos.
—Joder sí... oh... —gruñe, presionando su frente contra la mía. Nuestras
respiraciones discuten en un pesado jadeo y nuestros labios apenas se rozan. Sus
embestidas se hacen rápidas e inestables, sus ojos medio cerrados y llenos de
lujuria. Ni un segundo después, él fuerza su lengua en mi boca y absorbo todos
sus gemidos en la punta de mi lengua cuando la calidez se extiende a través de mi
útero. Mucho después de que lo siento ablandarse, continúa besándome. Sus
labios se mueven despacio contra los míos en un ritmo relajado cuando su lengua
me lame y saborea. Me siento derretida en él y soporta la mayoría de mi peso.
Con un pequeño mordisco en mi labio inferior, se aleja.
—Eso estuvo muy bien. —Él sonríe y es una sonrisa mona y perezosa que
hace que mi corazón se acelera rápido contra mis costillas.
Él se aleja de mí y el fresco y frío aire se adhiere a mi piel en su ausencia.
Alcanzo mi vestido, pero su voz me detiene.
—Aún no.
Me congelo y retrocedo para levantarme. La excitación burbujea por el
pensamiento de hacer lo que acabamos de hacer otra vez, pero cuando Seth
comienza a ponerse sus propias ropas, realmente estoy confusa. Observo,
apoyada pensativamente contra el alambre, el alambre que probablemente se
marcó en la carne de mi espalda, también.
Cuando se pone la chaqueta sobre sus hombros, se acerca con una amplia
sonrisa.
—¿Qué? —pregunto.
—Eres alucinante. —Él ríe, golpea mi pezón con su dedo índice y se pone de
punta por atención.
—¿No puedes decirme eso cuando esté vestida?
245
—Puedo, pero es lo que voy a decirte después de que quiera que estés
desnuda.
Frunzo el ceño.
—¿Por qué?
—Porque quiero recordar esto. Cuando pienses cambiar este momento de la
vida, quiero que tengas mi nombre por todo él.
Seth cae ante mí, ¡sobre una rodilla! Mi corazón para y tartamudea,
amenazando con explosionar y matarme allí mismo. Cuando continua latiendo,
bombea la sangre a través de mis venas a un paso demasiado rápido para que el
resto de mi cuerpo se acomode y mi cabeza gire. No te asustes. Esto posiblemente no
puede ser lo que crees que es.
Él me mira a través de sus espesas y oscuras pestañas.
Oh, mierda.
Sin apartar sus ojos de los míos, él alcanza la chaqueta y saca una
maravillosa caja de terciopelo verde. Me congelo. Es exactamente lo que creo que es.
Él abre la caja y expone el más maravilloso anillo que he visto nunca. Oro.
Esmeraldas. Diamantes. Todas las piedras preciosas están arregladas encima de la
banda de oro en una exposición de elegancia que quita la respiración.
Oh, mierda.
—Si no hago esto ahora, sé que me arrepentiré después. Estoy aquí en mi
lugar favorito, con mi persona favorita, desnuda, podría añadir, y no puedo
pensar en un momento más perfecto aparte de ahora mismo para preguntarte lo
que me ha estado matando para preguntarte.
Intento hablar, pero solo patéticas ráfagas de aire salen.
—Antes de preguntarte, quiero que sepas que sé que soy una persona difícil.
Sé que soy inmaduro y un millón de otras cosas y quiero en este segundo decirte
gracias por quedarte conmigo y gracias a Dios, o a quién sea, cada día por hacerte
tan masoquista como yo. —Giro mis ojos hacia él. Difícilmente soy masoquista—.
Sé que mucha gente de la que dependes están más que de acuerdo en estar ahí
para ti y apoyarte, pero nadie puede cuidarte o preocuparse de ti como yo, O. Ni
tu madre, ni tu hermano, ni siquiera tú, al menos, no como yo puedo y no como
quiero hacerlo.
Él se acerca unas pulgadas, sus ojos brillantes y suplicantes.
—Quiero ser el único que te cuide y se preocupe por ti. Quiero que mi
apellido sea el único con el que firmes. Quiero ser la persona a la que puedas
llamar cuando necesites ayuda o consejo. Quiero ser el amor de tu vida, tu razón
para vivir y tu mejor amigo. Lo que estoy pidiendo, O, es que me des la 246
oportunidad de cuidarte, de darte todo lo que siempre has querido y todo lo que
siempre te has merecido. Quiero casarme contigo. Quiero que tengas mi apellido
y lleves a mis hijos. Quiero que compremos una casa juntos, para estar juntos.
Guau. Estas son muchas cosas para querer... mi boca se abre, todavía
completamente sorprendida por lo que poco a poco se abre ante mí. Cierro mi
boca y aprieto mis dedos contra mi húmeda palma para dejar de temblar. Me
siento enferma... pero es ese tipo de enferma nerviosa/excitada. El tiempo
desacelera y mi mirada cae en sus labios cuando la pregunta cae de sus labios.
—¿Te casarías conmigo?
—¿Me estás pidiendo que me case contigo cuando estoy desnuda en una
jaula y tú estás completamente vestido? —Me ahogo, completamente evitando el
punto para comprarme más tiempo. He estado esperando a que esto ocurriera...
pero ahora que ha ocurrido, soy un ciervo delante de los faros de un coche.
Él sonríe con malicia.
—Así es exactamente como lo imaginé, pero no es la respuesta que quiero de
ti.
Cierto. Golpeo mi lengua sobre mi labio inferior para esparcir la sequedad.
—Sí —le digo, incapaz de esconder mi repentina sonrisa que agrieta mi
cara—. Por supuesto que es un sí.
La sonrisa que sale disparada en la cara de Seth es como ninguna otra y en
un movimiento fluido él saca el anillo de la caja, toma mi mano en la suya y
desliza el anillo. Sin perder un latido, se lanza hacia mí, barriendo en sus brazos y
presionándome fuerte contra la jaula otra vez. Nos besamos. Nos besamos otra
vez. Nos besamos una y otra vez, incapaces de expresar nuestra felicidad en
palabras. Cuando era joven y soñaba con mi compromiso, definitivamente no
imaginé que estaría desnuda en una jaula con un luchador. Me imaginaba nieve
cayendo del cielo, caballos blancos, rosas rojas, todo el paquete surrealista. Pero
esto es mucho mejor. Esto es real y perfecto. Todo esto tiene el nombre de Seth y
nunca lo olvidaré, nunca.

***

Cuando volvemos a la función, es difícil mantener mis ojos en los azulejos


delante de mí y no en el anillo que abraza mi dedo. Mis rodillas se tambalean
debajo de mí cuando mi cuerpo aún vacila por los efectos de después del sexo
funde mentes y la excitación de lo que vino después. Me siento diferente, como
una persona completamente nueva. Siempre supe que querría estar con Seth para 247
siempre, pero ahora la sensación es segura, tan sólida como una piedra. Descanso
la mayoría de mi peso contra él. Mi prometido. Mi futuro marido.
No puedo dejar de sonreír y miro a Seth. Tan casual, él es la imagen perfecta
de la tranquilidad, pero sé que está tan excitado como yo. Puedo decirlo por la
manera en la que su pulgar se frota ansiosamente sobre mis dedos. Cuando
caminamos a través de la multitud y los diferentes pares de ojos paran y me
miran, noto que los dedos de Seth no me aprietan posesivamente. Eso dice mucho
sobre nuestra “nueva” relación ya. Él sabe que soy suya ahora. Sabe que quiero
pasar el resto de mi vida con él. No apretarme me da la confianza de que él está
de acuerdo en crecer como persona y que confía en mí. Caminar con Seth es como
caminar con una pistola cargada a veces. Nunca sabes cuándo se siente
particularmente agresivo o territorial y nunca sabes cuándo va a apagarse.
Seth es el tipo de persona que necesita que le muestren amor para sentirse
amado. Podemos sentarnos solos en una habitación después de una película o del
sexo y él se sentirá no amado a menos que me esté tocando o yo le esté tocando a
él. No hablamos muchos sobre él o su infancia. Él prefiere vivir en el ahora y
evitar sacar a la luz viejos recuerdos, pero sé (por las pequeñas conversaciones
que hemos tenido) que su pobreza y su necesidad de confirmación surge del
abandono de su padre. Por eso, Seth necesita constante afecto. Necesita ser
alabado, lo ansía. Actúa como si fuera intocable y su confianza es un balón
demasiado fuerte para explotar con una afilada aguja, pero en el fondo creo que él
solo es tan inseguro como el resto de nosotros.
Seth es celoso, imponente y un poco demasiado orgulloso, pero está bien
conmigo. Él solo es un humano y un ser humano significa que eres vulnerable,
que tienes debilidades e imperfecciones. Esa es la belleza. El ser humano se trata
de cometer errores y aprender de ellos... o no, si quieres hacerlo. Hay demasiada
presión para ser perfecto estos días, ¿y sabes qué? La gente es imperfecta. La
gente es irritante, estúpida y ruda a veces, pero está bien. Está bien porque el
noventa por ciento de las veces no te afecta directamente o te sumerge
molestándote y envenenándote o puedes mandarlo a largarse. No lo sé, quizás
solo estoy intentando defender el comportamiento de Seth, infiernos, quizás estoy
intentando defender mi propio comportamiento. Mis decisiones no siempre han
sonado bien, pero son mis decisiones y soy la única que tiene que vivir con ellas,
nadie más.
Seth me escolta a través de algunas puertas dobles más y entramos en otra
sala de funciones. Enormes mesas redondas llenan la sala, decoradas con una
maravillosa escultura de hielo centrada en el medio. Olvida el cisne. Esos tipos
quieren guantes de boxeo y puños en medio de sus mesas para añadir elegancia a
su celebración.
248
Estamos sentados en una mesa con gente que ni siquiera conocemos, bueno,
gente que yo no conozco. Seth parece conocer a todos y ha luchado y golpeado al
menos a tres de los cinco luchadores en nuestra mesa. Los coordinadores de este
evento han roto a todos en sus ocupaciones, luchadores con luchadores,
entrenadores con entrenadores, y así sucesivamente. En nuestra mesa y
directamente enfrente nuestra, se sienta el campeón del mundo de lucha libre y el
oponente de Seth, Moset Junior. Su relación es un infierno mucho más domada
que la de Seth y Don, e incluso sonríen y se lanzan bromas entre ellos cuando sus
conversaciones cruzan caminos. No importa cuán amistosa sea la conversación,
sin embargo, está claro que ambos luchadores creen que van a ganar. Junior es
muy parecido a Seth, en talla y es difícil creer que alguien de su tamaño puede ser
tan eficiente en el suelo. En cualquier caso de su impresionante historial, Seth no
está intimidado por él y Junior no está intimidado por la espectacular historia
invicta de Seth. Eso lo hará una interesante pelea, estoy segura.
Junior es guapo, piel color caramelo claro y brillantes ojos locos, del color de
la miel dorada. Él tiene un montón de desaliñado cabello color chocolate (dos
tonos más claro que el mío), que sobresale en una variedad de puntas estilizadas.
Esto le cuadra a su divertida y confiada personalidad.
—Seth, tú sabes que Junior ha derrotado a sus últimos dos oponentes con un
estrangulamiento de brazos en posición de pie —dice un tipo que no conozco o
reconozco, empujando a Junior con su codo.
Miro de reojo a Seth, quien se encoge de hombros y sonríe.
—Estoy al tanto.
—¿No te molesta?
Júnior sonríe y apoya los codos sobre la mesa, masticando un frijol cocido al
vapor. Él disfruta atormentando a Seth y lo entiendo. Es nuevo, él no ha peleado
para mantenerse todavía, pero cuando peleen en dos semanas, sé que es Seth
quien va a llegar a la cima. Seth también lo sabe y es por eso que está jugando
casualmente sus juegos.
—Nada me molesta.
—Tiene que haber algo que te moleste. —Júnior suelta unas risitas—. Las
arañas me molestan.
Seth deja caer su tenedor contra el plato.
—Está bien, la espera ansiosa entre peleas me molesta. No tener relaciones
sexuales durante largos períodos de tiempo me molesta, y sabiendo que voy a
noquearte en el primer asalto y no dar a los espectadores un buen espectáculo me 249
molesta.
La mesa estalla con silbidos y comentarios “encendidos”. Ruedo los ojos. No
tengo ni idea de cómo me he aguantado esto durante los últimos cuarenta
minutos y no creo que pueda aguantar otro segundo. Las otras chicas que se
sientan alrededor de la mesa con sus peleadores están disfrutando de las bromas
inmensamente, pero yo lo considero un espectáculo inútil de plumas. Cada
hombre soltero en esta mesa cree que es el último “macho alfa”, lo que lleva a
algunas conversaciones en voz muy alta, sin sentido y desafíos.
Seth se inclina hacia mí, sacándome de mis pensamientos.
—Los relámpagos me molestan, también —susurra con un guiño.
—¿Los relámpagos? ¿Cómo la cosa que viene de las nubes durante una
tormenta?
Él asiente con la cabeza, acercando su vaso de agua a los labios y tomando
un sorbo.
—Eso me asusta —dice cuando lo baja de nuevo.
Lo miro, mis ojos tan abiertos como platos. Cómo alguien de su tamaño tiene
miedo de algo, mucho menos de un rayo, está más allá de mí. Puse la servilleta en
mi boca y oculto mi risa. Seth devuelve la sonrisa, satisfecho consigo mismo por
compartir esta nueva pieza de información conmigo.
—Las arañas son bastante terroríficas —le dice Seth a Junior, volviendo a la
conversación en la mesa—... Para las chicas.
Le doy un golpe a Seth con mi codo y él se ríe, recogiendo su pescado con el
tenedor. La mesa ruge con la risa y Junior se encoge de hombros como si no fuera
gran cosa. Él es muy humilde, sin importarle lo que Seth le dice y decido que me
gusta Junior, lo que hará que ver la lucha de Seth y Junior un poco más difícil.
—¿Una chica? —se ríe Júnior—. No deberías haberme etiquetado como eso,
ahora va a ser endemoniadamente mucho más embarazoso para ti cuando patee
tu culo.
Seth abre la boca para responder con otro comentario, sin duda, grosero y
sabelotodo, pero una voz masculina por los altavoces lo detiene.
—Buenas noches, damas y caballeros, y bienvenidos a nuestra primera cena
oficial de la MMAC de esta temporada.
Los aplausos estallan en la habitación y nos volvemos en nuestras sillas al
escenario detrás de nosotros. Ante el micrófono está el CEO de la MMAC,
Matthew Somers. Matthew parece un tipo bastante bueno.
—Esta temporada va a ser una experiencia memorable. En el descanso, 250
hemos contratado a algunos nuevos luchadores: Darren Shane, Rashad Moens,
Hayne Gains, y un campeón amateur, Seth Marc.
La multitud sigue en otra ronda de aplausos y en la distancia oigo silbar y
aupar, una voz femenina que suena muy parecido a Selena. Me aguanto una
sonrisa, suponiendo que ella ha bebido demasiado vino.
—Todos estos nuevos combatientes irán en contra de nuestros profesionales
experimentados en un momento u otro, lo de siempre, pero…
La forma en que lo dice me pone nerviosa por alguna extraña razón.
—Esta temporada, vamos a hacer algo que nunca hemos hecho antes. Vamos
a darle a un aficionado una oportunidad de unirse a la MMAC. —Él levanta un
dedo—. Un lance. Una pelea. Todos hemos visto el bombo en el Internet sobre
Seth Marc. Todos sabemos de lo que él es capaz, de lo que puede aportar a este
deporte.
Miro a Seth y su mandíbula se aprieta de manera imperceptible.
—En esta sala, tenemos a un hombre capaz de atraer la mayor revancha que
este deporte haya visto jamás. ¿Quieren saber cuántos visitantes por la pelea del
campeonato de aficionados entre Don Russell y Seth Marc consiguió en la
Internet? Quinientos cincuenta y siete millones.
Matt levanta dos dedos.
—Dos semanas después de su pelea con Junior Moset, el Sr. Seth Marc va a
ir contra un peleador prometedor en el Mandalay Bay Event Arena. Uno que
sacamos de las mismas calles que Seth, uno que quiere estar aquí tanto como
cualquiera de ustedes. —Matt se ríe, sonriéndole a Seth como el lobo traidor que
es—. Uno que odia a Seth más que a nadie en el planeta.
Mi boca se cae, seguida por los movimientos de mi estómago. Seguramente
él no quiere decir…
—Don Russell.
La habitación crepita con anticipación y se vivifica con la charla. Miro de
reojo a Seth para calibrar su reacción. Sus ojos están centrados en Matt y sus labios
están sosteniendo una pequeña sonrisa. Mirándolo ahora, pensarías que no está
en lo más mínimo asombrado por el anuncio... pero lo conozco, y no hay duda de
que en el fondo él está furioso.
—Si Seth gana, Don Russell nunca tendrá la oportunidad de unirse a la
MMAC. Si Don gana, consigue un puesto en la MMAC y una oportunidad por el
título de campeón del mundo como todos los demás. Dos semanas a partir de
ahora, Junior, trata de no lastimarlo demasiado. Lo necesito —se ríe Matthew y
pone el micrófono en su soporte antes de girar sobre sus talones y pasear por el 251
escenario con una gran sonrisa en su cara de tonto. Que víbora. Matt hizo esta
convocatoria pública, a sabiendas de que Seth nunca dará marcha atrás y con el
riesgo de humillarse. Él sabe que Seth es terco y orgulloso... sabe que haciéndolo
de esta manera Seth no puede decir que no. Manipuló a Seth hacia la pelea.
Seth se da la vuelta en su asiento y empuja su plato de comida a un lado,
apoyando los codos en la mesa.
—Don Russell —se burla Junior—. El tipo es un chiste. Por qué Matt lo
quiere en la MMAC está más allá de mí. Parásitos de mierda.
La mitad de la tabla masculla su acuerdo.
—¿Podemos irnos a casa? —le pregunto a Seth, lo suficientemente alto para
que la mesa escuche.
Sé que él no quiere estar aquí, puedo verlo en su cara, sin importar lo mucho
que está tratando de ocultarlo. Conociéndolo, él no quiere ser visto como que está
huyendo de la cena directamente después del anuncio.
—¿Irnos a casa?
Asiento rápidamente, empujándolo. Él cae en la cuenta, el alivio inundando
sus rasgos.
—¿Sueño de belleza? —balbucea el hombre extraño a mi lado—. Tú no
necesitas sueño de belleza, amor.
Me río nerviosamente, levantándome y empujando mi silla hacia atrás con
las piernas. Le echo un vistazo a Seth, quién está mirando al tipo fijamente. No
necesito a un desgraciado borracho haciendo saltar a Seth en estos momentos.
—¿Seth?
Él aparta su atención del tipo, que ya ha desplazado su interés de nuevo a su
cita. Seth asiente, dice su adiós al resto de la mesa y cargo con la culpa de nuestra
partida repentina.
Pasamos mesa tras mesa, sin poder evitar las felicitaciones por la revancha, y
cuando la puerta está a solo unos metros de distancia, Darryl y Jackson aparecen
frente a nosotros.
—Ahora no, Darryl —gruñe Seth entre dientes.
—He llamado a tus abogados, ellos van a…
Seth los empuja pasando, arrastrándome detrás de él.
—Cancélalos.
—¿Cancelarlos? —pregunta Jackson—. Seth, tú…
Seth se voltea de golpe y doy un rápido paso atrás en defensa, hasta que mi 252
brazo está estirado y forzado en el codo, pero él no me deja ir. Unos pocos
transeúntes se mueven rápidamente lejos de la escena que se desarrolla ante ellos.
—No puedo volver atrás ahora. Él lo anunció, en frente de todos. Maldición,
voy a destruir a Don y todos los demás que la MMAC me lance. Que se jodan
todos ellos.
Ellos intercambian miradas por unos segundos antes de que Darryl recupere
su teléfono del bolsillo y marque un número. Seth me jala cerca de nuevo, dejando
ir mi mano y envolviendo un brazo alrededor de mi cintura. Me aleja de Darryl y
Jackson, y nos dirigimos fuera.
No nos decimos ni una palabra el uno al otro, pero él me mantiene sostenida
firmemente contra su costado subiendo las escaleras, a través de pasillos y en los
ascensores, todo el camino hasta la habitación del hotel. Él me deja ir para
desbloquear la puerta y la abre. Mi corazón golpetea en mi pecho como un
martillo de neumático para concreto y tengo miedo de entrar y estar a solas con él.
No creo que pueda soportar otra noche como la noche anterior.
—Por favor, ve adentro —murmura él, pellizcando el puente de su nariz.
Su voz no es áspera o de mando, parece triste, quebrado. Entro y no miro
atrás. Camino tan rápido como mis tacones me dejan subir al piso de arriba y
hacia la ducha. Cuando salgo toda fresca y revivida, vestida con pantalones de
chándal y una camiseta sin mangas, bajo las escaleras. Las luces son tenues y las
luces de neón brillantes de Las Vegas se hacen evidentes, ya que se filtran a través
de la gran ventana. Dudo en el último escalón cuando veo a Seth sentado en el
sofá con su cabeza entre las manos. Está a espalda de mí, las depresiones están
oscurecidas por las sombras de la luz ausente. Tragando mi incertidumbre, bajo el
último escalón y me muevo hacia el sofá que Seth ha arrastrado hasta la ventana.
Mientras me acerco más a él, mi vista capta todas las gotitas de agua en la
superficie de su piel. Él utilizó la ducha de la planta baja para evitarme y lo que
tenga que decir acerca de la revancha con Don. No estoy herida. Necesita espacio
y respeto eso.
Antes de que diera un paso para rodear el brazo del sofá, dudé y por puro
nerviosismo, me aclaro la garganta. Él levanta la cabeza de sus manos y mira por
encima de su hombro a mí.
—Puedo irme… —murmuro con inquietud, cambiando mi peso.
Seth mueve su cabeza, haciendo un gesto para que me uniera a él y no
puedo moverme lo suficientemente rápido. Se desliza al otro lado del sofá para
hacerme espacio y cuando me siento, me agarra, tirando de mí hacia él y con un
movimiento de sus caderas, me voltea, presionando mi espalda firmemente en el
sofá. Desliza su cuerpo entre mis piernas y mis músculos se tensan, mientras deja 253
caer una parte pesada de su peso encima de mí. Sus labios carnosos presionan
contra los míos y ellos se funden en un ritmo lento. Cuando se separa, pregunto:
—¿Estás molesto?
Los brillantes rosas y amarillos afuera se reflejan en sus ojos oscuros.
—Sí.
—Tú puedes ir al gimnasio, no tienes que quedarte conmigo.
Niega con la cabeza.
—Cuando mire hacia atrás a la noche en que me declaré a mi esposa, no
quiero recordarla así. Quiero que seamos felices y cariñosos por ahora... el resto
puede esperar hasta mañana.
Deslizo mis dedos sobre sus hombros y abajo por sus brazos, saboreando la
sensación de su cálida piel bajo mis dedos. Cuando mis manos suben a su cuello,
veo mi anillo brillar en la luz y mi aliento se corta. Qué fácil es olvidar lo felices
que fuimos esta noche antes de que Matthew Somers y la mención de Don Russell
lo destruyera. Seth me pidió que me casara con él y le dije que sí... Dije que sí.
—Solo podemos yacer aquí en silencio y apreciar la compañía del otro —
añade él con un suave suspiro.
Seth descansa su cabeza en mi pecho y observa los coches conduciendo por
el bulevar. Su pulgar se desliza atrás y adelante sobre mi cadera, enviando pulsos
de energía placentera a través de mi estómago. Dejo que mis dedos se mueven
suavemente por encima de su hombro, arriba a su cuello y en su cabello. Puedo
sentir que sus músculos están tensos y alerta. Sé que él está comportándose
tranquilo y contenido por mi bien, para demostrarme que puede cambiar, pero no
quiero que él cambie si esto significa revolcarse en su propia ira y envenenándose
a sí mismo con el estrés de adentro hacia afuera.
Flexiono mis caderas y Seth se eleva por encima de mí.
—Tal vez deberías acostarte en el extremo —le sugiero—. Puedo ver el
titular de la noticia ahora: “Peleador cae dormido y aplasta a su prometida bajo el peso
de su cuerpo”.
Con una sonrisa de infarto, cambiamos posiciones y Seth yace sobre su
espalda con las manos metidas debajo de su cabeza. Vaya. Si obtuviera un dólar
por cada músculo perfecto que veo en la parte superior de su cuerpo por sí solo
sería rica o Seth sería rico... porque le pagaría para dejarme lamerlas. Deslizo mis
piernas sobre sus caderas y sin vergüenza paso mis manos sobre su estómago,
sintiendo cada depresión y temblor. Echo un vistazo a su boca y él me sonríe. Es
una sonrisa genuina, una que hace que todo mi interior se sienta ligero y feliz.
Corro las palmas de mis manos sobre su pecho y hacia sus hombros, ya no más 254
mirando su cara. Me concentro en relajarlo y hacerlo sentir mejor acerca de esta
noche. Puedo sentir sus intensos ojos en mí, observándome mientras continúo
acariciándolo.
—Tus manos se sienten bien —murmura casi adormilado.
—¿Esto te hace sentir mejor?
Bajo mis dedos, sus músculos se relajan un poco.
—Mucho mejor. Me gusta cuando cuidas de mí.
Me inclino hacia delante y planto un suave beso en su tetilla, ganando un
pequeño murmullo de aprobación. Si voy a ser su esposa, tengo que aprender
cómo cuidar de él adecuadamente. Necesito dar un paso adelante y cuidar de él,
de la forma en que merece ser cuidado.
—Voy a cuidar de ti para siempre —le susurro.
Seth no dice nada a cambio. No estoy segura de sí siquiera lo escuchó y eso
está bien. Nunca lo dije para obtener una respuesta. Lo dije porque lo quise decir
y eso alivia la sobrecogedora burbuja de emoción en mi pecho.
Después de un largo rato, mis dedos están adormecidos y hormigueantes, y
no estoy segura de donde termina su carne y empieza la mía. Me acuesto sobre él
ahora y me levanto y bajo una fracción de una pulgada cada vez que respira. Hace
cuarenta minutos, Seth me quitó la camisa y vio mis pechos mientras lo
masajeaba. Fue emocionante, por decir lo menos y la necesidad de convencerlo
para tener sexo conmigo era casi insoportable, pero me contuve y mantuve la
calma. Solo. Si él no hubiera caído dormido, estoy segura de que mi resistencia se
habría derrumbado. Siempre lo hace cuando está cerca. Con una última caricia,
lenta y patética a sus antebrazos, mis manos se dan por vencidas y me derrumbo
sobre su piel. Mis párpados están pesados, como que ellos tienen pequeños pesos
atados a mis pestañas. Los dejo cerrarse y me acurruco aún más cerca hacia mi
durmiente Seth.
Comenzando mañana, él va a sumergirse en las intensas sesiones de
entrenamiento diario y tener poco o ningún tiempo para mí. Afortunadamente,
Selena está aquí y no voy a estar totalmente sola... pero a pesar de su presencia,
sin embargo, sé que las dos próximas peleas de Seth van a permanecer sobre mí
como una nube oscura. Sé que Seth puede vencer a Junior, pero estoy preocupada
de que sus emociones vayan a superarlo cuando se enfrente a Don. Si Seth pierde
con Don, esto lo romperá. Sacudo el pensamiento de mi cabeza. Seth no va a
perder. Es el centro brillante de mi universo... intocable. Infalible. Él no puede
perder.

255
21
Seth
Noche de pelea: Seth Marc vs Junior
Moset

Una silla plástica golpea la pared de cemento y me trajo a mis sentidos.


Ondas de ansiedad atraviesan mi cuerpo y aprieto los puños, ya que se apoyan en
mi pecho y me amenazan con asfixiarme. ¿Dónde está? Mande a Darryl a la
habitación del hotel media hora antes de encontrarla. Olivia quería esperar hasta
el último minuto para venir. Estas cosas de la lucha todavía le ponen nerviosa y
trato con todas mis fuerzas de respetar eso, pero sin ella aquí conmigo ahora no
creo que pueda hacerlo a través de mi calentamiento. Quiero ver sus calmantes
ojos verdes mirándome, con toda calma y preocupación. 256
Doblo mis dedos y los contemplo desnudos. Se pegan a partir del material
grueso y vuelvo la palma de la mano hacia abajo para evaluar los guantes. En la
parte superior de mi guante derecho, sobre la almohadilla de los nudillos, se lee
“MMAC” en grandes letras blancas. Lo hice. Estoy aquí, listo para mi debut
profesional… Esta pelea, gane o pierda, será recordada por el resto de mi carrera.
Las primeras peleas siempre lo son.
Ser inmortalizado como un aficionado perdedor en mi primera pelea
profesional no es la única cosa que comerá de mí la multitud, también. Decenas
de miles de espectadores todos sentados y esperando la pelea principal. Junior es
el favorito del público, algo que conozco desde hace semanas. Su record
profesional es de nueve a uno, perdiendo solo por descalificación en su primera
pelea por el acercamiento repetido al cuadrilátero para mayor soporte. Mi record
profesional es cero tanto en victorias como en derrotas. Ellos no se preocupan por
mi record de aficionado o que he tenido veintidós peleas oficiales y no he perdido
ni una sola. Lo que cuenta es el ahora. Tengo que ganar esta pelea, y solo necesito
tener la cabeza clara y en el juego. Un error y Junior puede tenerme un brazo
bloqueado o una llave de candado o incluso una guillotina. He visto sus peleas.
Sabe exactamente como bloquear los movimientos hacia abajo y salir de ello va
tomar más que toda la energía que tenga.
La puerta se abre, obteniendo mi atención. El resto del equipo se desvanece
y mi vista se centra únicamente en mi mujer. Cuando su mirada se posa en mí, la
ansiedad en mi pecho disminuye permitiéndome un suspiro de alivio. Incluso en
este entonces no podía determinar lo mucho que me relaja ella… Tal vez es
porque ella siempre está tan nerviosa que me obligo a mí mismo hacer algo para
que se sienta mejor. Mi equipo se filtra desde la habitación y cierra la puerta
detrás de ellos. Hemos hecho esto las suficientes veces ya que saben que nos han
de dejar en paz cuando viene a verme. No puedo exponer mis pensamientos ante
todo el equipo de que soy débil. Solo a ella le he permitido ver ese lado de mí.
Preparo mis manos en el banco a cada lado de mis muslos abiertos mientras da un
paso entre ellos y coloca su mano sobre mi hombro y la otra sobre el cuello. Se ve
absolutamente impresionante con un pantalón negro con clase y un suéter blanco
con estilo. No hay mini faldas. No hay vestido de tubo ajustado. Perfecto.
Un murmullo relajante vibra en sus dedos y se arrastra sobre mi piel antes
de filtrarse por mis poros. Sin querer, traigo mis labios a los suyos y me detengo a
mí mismo antes de presionarlos. Su respiración se acelera antes de que ella lo
expulse nerviosamente en mi rostro.
—Gracias por estar aquí —murmuro, mirando profundamente en sus ojos—.
No podría hacerlo sin ti.
—Lo estabas haciendo muy bien antes de que llegara. 257
No, no lo estaba. Estaba dispuesto a tirar la toalla, a renunciar a la lucha.
Darryl lo sabía y Jackson también lo sabía. Pero cuando conocí a Olivia, su pasión
y su lucha encendió una chispa en mí que pensé que hace mucho se había ido.
Ella me inspira… Y pienso que es por eso que tengo que verla antes de una
pelea… Porque me da la motivación que necesito.
—No tienes ni idea —digo, embroma empujando su nariz con la mía.
Sus dedos serpentean alrededor de la parte de atrás de mi cuello y se unen
entre sí mientras saca su frente más duro contra la de ella.
—Vas a ganar —dijo ella—. No vas a ganar por mí, o Darryl, o el MMAC.
Vas a ganar por ti mismo, ya que has recorrido los duros entrenamientos para
llegar aquí.
Aquí viene otra vez, siempre sabe decir las cosas correctas.
—¿Y si no quiero ganar? —le pregunto, en broma.
—Entonces es mejor perder con una sonrisa en el rostro.
Me reí entre dientes. A la mierda esto. No voy a perder ante nadie, mi orgullo
no me lo permite.

***

El frío cemento del suelo del pasillo provoca un hormigueo en mis pies
mientras marcho por el corredor. Mis manos se aprietan en puños, los aflojan y
luego los aprietan de nuevo mientras muevo de un lado a otro la punta de mis
pies un par de veces. Cuando me detengo detrás de unas puertas dobles y
después de leer el lema del MMAC: “Se fuerte. Se inteligente. Se grande”. Inclino mi
cabeza hacia el techo con los ojos cerrados y suelto un largo y lento suspiro. En
ambos oídos, Darryl y Jackson están hablándome, dándome palabras de aliento y
consejos útiles, pero luego no les escucho. Mi mente está en otra parte, me centro
en los cuadriláteros y la multitud. En poco tiempo, el bajo de la canción de
entrada de Seth comienza a salir a través del sistema de sonido y la puerta delante
de mí se abre. Doblo los músculos de mis hombros a los muslos y salgo del
corredor inclinándome hacia la multitud haciendo mi mejor esfuerzo para parecer
tan confiado como siempre.
La gente se aferra a mí y les ignoro, concentrándome solo en el cuadrilátero
que me acerco vacío. Paso la lengua por mi protector para sentir de forma segura
su lugar y como la adrenalina sacude mi cuerpo y hierve mi sangre, enviándolo a 258
la velocidad de la luz a través de mis venas. Me encanta esto. Mis nervios están
electrificados, como si estuviera sentado en el borde de una severa tormenta,
rogando por no ser golpeado por los relámpagos que golpean el suelo a mi lado.
Al acercarme a los escalones del cuadrilátero, un miembro del personal del
MMAC comprueba mis guantes y protector bucal mientras Darryl llega alrededor
mío y abre la cremallera de mi sudadera con capucha color negro. Me encojo de
hombros agachándome y obligándome a ir por las escaleras al cuadrilátero. El
rugido de la multitud es tan fuerte que es ensordecedor y estoy absolutamente
anonadado por la cantidad de gente que ha venido a verme a mí y Junior pelear.
Ni en un millón de años me hubiera pensado que la gente inundaría la arena para
verme pelear. Paso mis dedos desnudos atreves del cuadrilátero de
vinilo, haciendo una vuelta al ring. Cuando pongo mis manos en una parte del
cuadrilátero, me detengo por un momento. Vuelvo la cabeza hacia la izquierda y
de inmediato encuentro a Olivia en la multitud. Está en la parte de enfrente,
sentada muy bien con sus piernas cruzadas y los dedos en su boca mientras
muerde nerviosamente sus uñas. Ella se centra en el suelo cuando Selena le habla
al oído, pero cuando mira por debajo de sus gruesas y largas pestañas y me ve
mirándole mientras toco el lugar donde folle con ella hace dos semanas los dedos
caen de su boca y no hay duda en mi mente sus mejillas se están calentando.
Flashback me siguen, perfectos y rosados pezones, brillante cabello, un coño
mojado con labios hinchados. Tengo casi decidido correr a todos de la arena y
arrastrarla aquí.
Me da una mirada de advertencia, como si pensara que alguien aquí sabe lo
que hicimos y sonrió… nadie sabrá nunca lo que hicimos. Ella se mete el dedo de
nuevo en su boca y veo su anillo de compromiso brillar bajo las luces, el anillo que
le compré, el que me llevo seis horas elegir. Con que facilidad se me olvidó que no
somos más novia y novio, le prometí el resto de mi vida a ella… y ella me
prometió la suya a cambio. Y pensar que todo sucedió justo bajo mis pies.
Continúo con mi círculo en el ring hasta que estoy de vuelta en mi esquina.
Normalmente me gusta mostrarme un poco a la multitud, pero esta noche quiero
que vean que hablo en serio.
Una canción desconocida explota en los altavoces y la multitud se vuelve
loca, una vez más. Una punzada de anticipación cursa atreves de mí y vuelvo la
cabeza para ver a Junior Moset trotando por la pasarela con una amplia sonrisa en
su rostro. Está acostumbrado a esto. Este es su mundo en el que estoy entrando y
no me gusta que le dé una ventaja sobre mí. Junior entra al ring y hace su vuelta
antes de entrar al lado opuesto del ring.
—Recuerda, trata de mantenerte en pie. Evita ir al suelo si te puedes ir por
un K.O. Es tu mejor opción —dice Jackson mientras el locutor habla,
introduciendo al árbitro y los luchadores. 259
Parece extremadamente confiado en mí, pero lo que no sabe, es que es más
fácil decirlo que hacerlo. Es casi imposible mantener a un luchador de pie durante
la mayor parte de la pelea. Cuando las cosas se ponen demasiado rápidas, van por
derribar. Cuando llegan en picada, se van para el derribo. Demonios incluso van
por el derribo si golpean con éxito. No voy a ser capaz de mantener esa posición
por mucho tiempo… y espero que mi pelea en el suelo sea lo suficientemente
buena para evitar cualquier ataque devastador.
Junior y yo nos observamos el uno al otro desde lados opuestos del
cuadrilátero y cuando el árbitro, Marty Quim, camina en el interior, el ruido de la
audiencia disminuye. Junior se agacha un poco, sus fosas nasales se ensanchan
mientras respira con dificultad. Controlando la forma en que sus puños se
aprietan cuando se levanta hacia delante con su cuerpo y el conocimiento me
cubre. Sé el objetivo de cada músculo de mi cuerpo y posiciono cada uno
preparándome para lo que está por venir. Este es mi elemento, también me
recuerdo a mí mismo. Este es mi show.
Mi vida.
Mi pasión.
Y no voy a perder esta mierda.
—¿Junior, estás listo? —grita Quim y Junior chasquea engreídamente,
levantándome una ceja oscura.
—¡Sí!
—Seth, ¿estás listo?
Asiento, entrecerrando mis ojos a Junior. Es un buen tipo, pero esta noche él
es el único que se interpone entre mí y el respeto que merezco… eso lo hace mi
enemigo. Suena la campana y nos empujan fuera de nuestros rincones y nos
reunimos en el centro a tocar guantes. Tan pronto como nos damos nuestro toque
de manos, dejamos caer nuestras posturas y nos cuadramos.
Poderosos sentimientos me envuelven y no pierdo el tiempo en arremeter.
Nunca estuvo en nuestro plan de trabajo lanzar golpes de poder de buenas a
primeras, pero quería medir el tiempo de reacción de Junior, porque una vez que
encuentre mi fluir, él será un maldito fracaso. Toma un par de pasos rápidos hacia
atrás mientras mis puños llueven sobre él. Trae sus manos para cubrirse el rostro,
pero no sirve de nada. Dejo caer bajo y cierro mis nudillos en las costillas,
escuchándole forzar el aire en sus pulmones. Con cada golpe aterrizando, me
siento a mí mismo volviéndome más y más relajado, ya no más ansioso. Y debido
a eso, me encuentro dando movimientos más rápidos, con más confianza. Junior
no es rival para mis golpes. Él también lo sabe, y mete mis piernas para evitar mis 260
golpes. Me expando, envolviendo mis brazos alrededor de él y empujándole lejos
de mí. Doy un paso hacia atrás mientras, salta sobre sí mismo y lleva sus manos
atrás para proteger su rostro. La frente de Junior esta fruncida y sé que él no
esperaba que fuera tan agresivo. Regla número uno, nunca me subestimes. Nunca
subestimes mis debilidades porque cuando las utilizo para alimentar mis puntos
fuertes, es mejor mirar hacia otro lado. Junior viene rápido con golpes en el
estómago. Dejo caer mis manos para proteger mi estómago, las dos manos, un
error de novato y me golpea la boca. Un dolor punzante en mi labio (el mismo
lugar exacto que esta sanando de la paliza de Don) y me gusta la sangre. Junior
retrocede cuando escupo sangre en la lona.
—Golpe de suerte —gruño, con lo que mis puños los pongo asegurándome y
avanzo hacia él. Así su impaciencia está terminada, Junior comienza a golpearme
otra vez desde la derecha. Dejo que me de dos golpes y finge un tercero que
viene. Cambia su ángulo, como esperaba y me voy a la derecha, golpeando a
Junior otra vez, dos veces, no, tres veces en las costillas. Junior lo intuye y lo
agarro del cuello, subiendo mi rodilla y la conduzco directamente a su pecho.
Oigo que la muchedumbre se vuelve loca y sé que el paso rápido de la pelea los
vuelve dementes. Engancha su brazo alrededor de la rodilla y se retuerce,
haciendo que me dirija a un ángulo incómodo y caigo a la lona con una
explosión. Libero mi tobillo y rodo rápido me nuevo de un tirón a mí mismo
sobre los talones de mis pies cuando el puño de Junior vuela hacia mi rostro. En el
último momento, giro pero no es lo suficientemente rápido y el clip de los
nudillos de Junior dan en el lateral de mi cabeza, envía un timbre alto a través de
mi oído. Me tomo unos pasos hacia atrás para despejar mi cabeza y Junior no
pierde ni un segundo y se lanza hacia mí casi al instante. Agarra mis piernas y me
lleva hacia abajo. Lucho contra él, casi no llego a ninguna parte. Es un bastardo
pesado, eso es seguro.
—¡No te dejes atrapar! —oigo el grito de Darryl—. ¡Cuida tus brazos!
Aprieto mis manos y le agarro con fuerza, Junior hace su mejor esfuerzo
para separarlos y envolverse alrededor de uno de ellos. Mueve su cuerpo sobre el
mío, consiguiendo montarme y atrapando mis brazos bajo su peso. Gruño
mientras giro mis caderas en un intento de sacármelo de encima, pero fallo. Estoy
en posición plena de guardia, envuelvo mis piernas alrededor de él para evitar
que se ponga de pie. De alguna manera, el pasa mi guardia y se levanta. Todo mi
cuerpo se tensa cuando veo levantar su codo antes de caer hacia abajo en mi
pecho. Un gemido se libera de mi garganta mientras lo hace una y otra vez,
acercándose a mi rostro. Separo mis manos y empujo contra su pecho. Mi pecho
duele por la fuerza de su codo estrellándose contra él y aprieto los dientes en
guardia. El copia mis movimientos, empujando hacia abajo a mi pecho.
261
—¡No, Seth! —escucho a Jackson gritar y siento a Junior sobre mí. ¡Oh
mierda! Su pierna se balancea sobre mi rostro mientras retuerce su cuerpo.
¡Mierda! Agarra mi brazo y cae con él hacia atrás, enderezando el brazo hasta que
doblo en su dirección opuesta. Aprieto la mandíbula mientras el dolor se dispara
hasta el antebrazo y en el codo. Junior hala más duro y me hace gruñir en voz
alta.
—¡Aguanta! ¡Tres! —escucho a Darryl gritar—. ¡Dos!
Un segundo más tarde, los golpes de campana y la presión disminuye.
Junior me deja ir y trota hasta su esquina. ¿Qué mierda? Parpadeo un par de veces,
todavía tendido en el suelo, aturdido. Casi se me adelantó. Sacudo la cabeza y me
levanto sobre mis pies. Sacudo y aprieto mi codo. Se siente magullado y
tenso… casi me tuvo por un puto maldito brazo.
—Estas bien —dice Darryl cuando caigo en mi taburete—. La próxima vez
prueba con el suyo.
Darryl y Jackson están sobre mi rostro. Trato de concentrarme en lo que
están diciendo, pero mi corazón late con fuerza en mis oídos. Eso estuvo
jodidamente cerca. Casi me tenía y me hubiera tenido si la campana no hubiera sonado.
—Agua —demando y Jackson me la da.
Chupo el agua hasta llenar mi boca y hago gárgaras en mi boca seca antes de
tragarla. Darryl detalla nuestro plan de pelea con detalles, pero eso es demasiado
tratar de escucharle, miro por encima de mi hombro y la busco. Los grandes ojos
verdes de Oliva se asoman a través de los huecos de los dedos. Su cabello largo,
chocolate oscuro, está desaliñado, como si estuviera dirigiendo sus dedos atreves
de él, incluso con las manos protegiendo la mayor parte de su rostro puedo decir
que está preocupada por mí y tengo que cambiar eso. La próxima ronda es mía.
No voy a perder. Hoy no.

262
22
Olivia
Inhalo una bocanada de aire pero no grito como quiero. Cada célula en mi
cuerpo presiona contra mi piel, instándome fuera de mi silla y en dirección a él.
Cada átomo que me compone exige que proteja a mi prometido… y todavía
permanezco en mi asiento, silenciosa y obsesionada, mirando cada espasmo de
sus músculos, contracción de sus labios, y cada tirón de su mandíbula mientras
Junior endereza su brazo. Estoy en el borde de mi silla, absorbiendo toda la
energía y ansiedad dentro de la enorme área en mi pequeño cuerpo. Yo habría
mascado mis uñas si no las hubiera ya mordido hasta el hueso. Vamos, Seth, golpea.
No me importa si él pierde, pero me preocupa que resulte herido. Veo el codo de
Seth comenzar a doblarse en la otra dirección y el dolor en su cara envía una
afilada flecha de pánico a mi pecho. Sudor nervioso empieza a gotear en mi piel y
yo paso los dedos a través de mi cabello. Presencio exactamente cuatro segundos
más del dolor de Seth antes de que pueda seguir con esto y protejo mi cara con 263
mis manos.
La campana suena y yo miro a través de mis dedos.
—¡Santo infierno! —Selena se ríe con nerviosismo, prácticamente rebotando
en su silla—. ¡Eso estuvo como un demonio de cerca!
Ella sacude su escuálido hombro cerca del mío y doy un tirón hacia el lado,
ignorándola. Jackson tiene un taburete en la esquina de Seth antes de que la
campana detenga su molesto repique, pero Seth permanece en el piso, aturdido.
Como si no pudiera creer que aún esté en la pelea. Él se sacude y se pone de pie, y
se mueve hacia su equipo antes de dejarse caer en su banquillo. Mientras Darryl
habla, Jackson verifica su cuerpo y le pasa una botella de agua. Seth toma un
rápido trago del agua y me ojea sobre su hombro. Me acaloro bajo su mirada y no
puedo precisar lo que está pensando exactamente. Jackson arroja una bolsa de
hielo bajo sus hombros y Seth apenas se encoge de dolor. Echo una ojeada al
equipo de Junior y ellos parecen realmente felices con su primer round… no hay
duda en mi mente de que ellos lo ganaron. Seth necesita finalizar esto antes de
que vaya a los jueces. Él ya ha perdido un round.
Los banquillos son apartados y los compañeros de equipo dejan el
cuadrilátero.
Ring.
El round dos comienza.
La expectación cruje a través de mí, poniendo mi sangre en llamas. Apoyo
mis codos en mis rodillas y presiono la punta de mis dedos en mi frente.
Ellos rodean viéndose, esperando por una grieta. Junior es el primero en
romper y se lanza en contra con una dura patada. Seth agarra su tobillo y lo hace
perder su balance, halando su pierna más allá de su torso y luego lanzándolo
hacia adelante, dándole un puñetazo directo en la nariz. Sangre sale a borbotones
casi instantáneamente y de repente me siento bajo el clima. El temor se arremolina
en mi estómago, mezclándose con las náuseas y me hundo en mí misma. ¿Por qué
me hago esto?
Junior limpia su nariz con la parte posterior de su guante, pero nunca deja
caer su mano. Él se balancea hacia Seth, pero él esquiva y arremete hacia Junior.
Él sujeta su cuello con su mano izquierda y comienza a repartir una serie de
devastadores puñetazos hacia el estómago de Junior. Junior intenta traer sus
rodillas para proteger su torso, pero falla y Seth lo hace retroceder hasta que está
presionado contra la jaula. Las cejas de Seth están recogidas, sus labios separados
de una forma agresiva, exponiendo su blanco protector bucal. Mis ojos comienzan
a escocer y me están gritando que parpadee, pero no lo hago. No quiero perderme
un segundo de esta pelea.
264
Con un segundo aire, Junior cae bajo y se apresura hacia Seth con venganza.
Sus gruesos brazos tatuados se envuelven alrededor de las piernas de Seth y los
dos golpean la lona con una bofetada. Hay un frenesí de puños y piernas antes de
que Seth ruede rápidamente, llegando a descansar en lo alto de Junior. Este
bloquea su cabeza cuando Seth comienza una dura lluvia de puñetazos y codazos
sobre él.
El referee se acerca, listo para terminar la pelea a favor de Seth por el
resultado de un TKO 2 en cualquier momento. Jackson y Darryl le gritan
indicaciones e instándolo para continuar. La multitud es tan ruidosa que no
puedo descifrar sus palabras exactas, pero cuando miro a la esquina de Junior,
veo una mirada de pánico en los ojos de su equipo. Ellos no esperan que un
experimentado luchador como Junior Moset pierda contra un aficionado como
Seth. Casi sonrío. Ellos estaban equivocados al subestimar a mi hombre. Seth es
feroz y rápido, como un tren. Cuando él alcanza máxima velocidad es imparable

2
knockout técnico, expresión que significa 'fuera de combate'. Se dice en boxeo cuando uno de
los contendientes deja sin conocimiento o sin posibilidad de seguir peleando al otro.
y tú mejor sales del camino. Con terrorífica velocidad, él golpea a Junior una y
otra y otra vez.
Cuando Junior bloquea su cara, Seth deja caer sus puños en su estómago. Él
lo golpea con salvaje abandono, sin mostrar delicadeza, ni ritmo en sus golpes. Él
quiere ganar y lo quiere hacer en el más arrasador modo posible. Tirito, mirando
lejos de Seth mientras domina a Junior. No creo que Junior vaya a tener mucho de
una cara después de esto. El pecho de Seth sube y cae rápidamente, como si
estuviera corriendo una maratón y media. Está rociado con la sangre de su
oponente y miro cómo el carmesí salpica reluciente bajo las brillantes luces. Seth
retrocede su brazo y Junior se rehúsa a bloquearlo, él yace ahí respirando
pesadamente, esperando que el referee termine eso. Antes de que él golpee a
Junior una última vez, sus ojos se mueven rápidamente hacia mí y mi corazón
golpea fuerte contra mis costillas. Sus oscuros ojos se detienen en mí, esperando
que yo haga algo. Noto que estoy sacudiendo mi cabeza hacia él… porque
entiendo qué es lo que quiere. Él me está pidiendo permiso para golpear a Junior
una vez más, un indefenso, herido Junior, y sacudo mi cabeza porque eso está
mal. Él ya se ha rendido. Con un ligero asentimiento, Seth balancea una pierna
sobre la cabeza de Junior, atrapa su brazo y cae hacia atrás.
Junior no golpea al principio, pero cuando Seth mueve rápidamente su
cadera, Junior abofetea la lona tan dura que los espectadores de atrás
probablemente pueden oír.
El referee termina la pelea y la multitud enloquece con vítores y alaridos. 265
Selena indudablemente chilla lo más alto y me hala hacia mis pies. Sus brazos me
rodean y ella me sacude de lado a lado. No puedo hacer mucho con mis brazos
forzados hacia abajo contra mis costados, así que miro atrás hacia el cuadrilátero.
Este está repentinamente lleno con la prensa, compañeros de equipo y reporteros.
No puedo ver a Seth en absoluto y probablemente no lo haré por un rato.
—Vamos a esperarlos atrás en los vestidores —Selena sonríe, enganchando
su brazo alrededor del mío y arrastrándome de mi fila.
La dejo guiarme porque mi cuerpo todavía está en shock. Qué revoloteo
alrededor… apuesto a que todos pensaron que Junior iba a tomar este. Por no
hablar de Seth… y la mirada en su cara cuando estaba dominando por completo a
Junior. Hambre pura. Él quería ganar, y lo hizo. Ciertamente lo hizo.

***

Selena y yo saltamos cuando la puerta de la habitación se balancea abierta y


se estrella contra la pared de hormigón. Hurras y vítores llenan la, de otra
manera, silenciosa habitación mientras montones de gente se atiborran hasta
rebosar. Selena me deja en el segundo en que Jackson se hace presente, pero yo
decido permanecer en la parte de atrás en el sofá. Estoy sentada sobre mis manos
para detener la excitada, ansiosa energía que todavía fluye a través de mí. ¿Me
acostumbraré alguna vez a este estilo de vida? No me gusta sentirme así, como si
estuviera en el borde de un ataque de pánico, pero en el séptimo cielo también.
—Gané. —Su áspera, cansada voz me golpea y se adhiere a mi piel. Como
resultado, piel de gallina se forma. Elevo la vista hacia él desde la parte inferior de
mis pestañas y descaradamente dejo que mis ojos se arrastren hasta su delgada
cintura y anchos hombros, incluso cubiertos con la sangre de alguien más, causa
un charco líquido entre mis piernas.
—Lo vi. —No puedo evitar la sonrisa que tira en la esquina de mis labios.
—¿Te gustó?
Frunzo el ceño. Mi agitado cuerpo me dice que asienta, pero mi sobre
afectado cerebro me dice que sacuda mi cabeza.
—Él empezó a sangrar…
Seth mira abajo a su cuerpo manchado con sangre.
—Creo que sé eso mejor que nadie.
—¿Te gustó? —pregunto, escurriéndome a través del sofá, sutilmente
invitándolo a sentarse.
266
Él cae en el sofá y sus manos sin guantes llegan a mí. Sujetan mi suéter y me
tiran cerca de su húmedo cuerpo. Sujeto sus rígidos antebrazos para estabilizarme
mientras mi cuerpo presiona contra él. Sangre de su piel empapa la tela blanca,
pero estoy muy cautivada por su crudo poder para preocuparme. Trago saliva
mientras mi mirada se posa en su labio partido.
—¿Te doy la respuesta que quieres o te digo la verdad?
—Siempre la verdad.
Mis ojos se encierran en sus labios y los sigo todo el camino hasta mi mejilla
antes de que desaparezcan en mi cabello, justo por mi oreja.
—Joder, me encantó.
El retumbo de su pecho vibra por mi espalda y en mi interior, amenazando
con sacudirme hasta los cimientos.
—¿Por qué? —susurro hacia él.
—Sentir que alguien se quiebra bajo tu control es adictivo, dominar a
alguien que desesperadamente quiere vencerte es apasionante, y destruir a
alguien que piensa que es mejor que tú es satisfactorio.
Lucho contra el deseo de rodar mis ojos. ¿Todo esto, todo lo que él pone por
medio, es solo para probar que es el mejor en lo que hace? ¿Alguna vez entenderé
la lógica masculina?
—¿Haces todo esto para ser el número uno?
Se encoge de hombros.
—Bueno, seguro como el infierno no me voy a conformar con ser el segundo
mejor.
—¡Whoooo! —Jackson grita, interrumpiéndonos—. Iremos a la ciudad esta
noche, damas y caballeros. ¿Les interesa?
Prácticamente retrocedo ante sus palabras. De ninguna manera en el infierno
iré afuera esta noche. He terminado con los clubs y el alcohol, definitivamente.
Bueno, he terminado con los clubs, de cualquier forma. Alcohol, puedo hacerlo
unas pocas veces más.
Como en mi boda.
¡Mi boda!
Frunzo mis labios contra los “chillidos” en voz alta. Salto, saliendo
completamente de mis pensamientos de mi posible vestido de boda cuando Seth
golpea su mano en mi muslo y me aprieta.
—¿Qué?
—¿Quieres ir afuera? 267
Sacudo mi cabeza.
—He tenido más que suficiente… emoción —sus ojos destellan—, por una
noche.
Seth levanta la vista hacia Jackson.
—Lo siento, hombre. Iremos directamente a casa.
Jackson pestañea unas pocas veces. Y luego unas pocas veces más.
—Entiendo que ella quiera estar en casa, pero no hay forma en el infierno en
que deje que tú te quedes en casa.
Selena sacude su cabeza hacia mí, todo mientras sonríe como “soy el más
interesante espécimen en el planeta”.
—Tu ganaste tu primera pelea profesional, hombre. Ven conmigo esta
noche, diviértete un poco y mañana volveremos a entrenar.
Doy un empujón a la rodilla de Seth con la mía.
—Ve, diviértete. Yo todavía voy a estar ahí cuando llegues a casa.
Sus ojos café vagan sobre mí y veo ruedas dentadas en sus ojos cuando
decide su próximo movimiento. En el fondo, secretamente estoy esperando que él
tome la oferta de Jackson. Finalizar el libro que estoy leyendo y obtener una noche
de sueño completo es justo lo que ordenó el doctor.
—Está bien —exhala Seth—. Iré contigo.
—¡Genial! —Jackson gira alrededor sobre su talón y se zambulle en la locura
de los emocionados compañeros de equipo y sobre el otro lado de Darryl. Selena
se deja caer en el sofá a mi lado.
—¿Estás segura de que no quieres salir?
Sacudo mi cabeza.
—Necesito dormir.
Ella hace pucheros.
—No iremos a ningún club de striptease.
—Clubs de striptease o no clubs de striptease, yo quiero tomar una ducha,
leer mi libro e ir a la cama.
Selena rueda sus ojos y se inclina sobre sus codos.
—Escogiste a una persona dura de verdad, Seth.
Seth hace una cálida sonrisa, obteniendo una en retorno de mí. Y de la nada,
tira hacia adelante, plantando sus labios en los míos. Envuelvo mis brazos
alrededor de su cuello sin pensar y lo presiono más fuerte contra mí. Detrás de 268
mí, Selena hace un quejido y siento presión al elevarme sobre la silla.
—Ustedes dos son sucios.
Sonrío, no solo porque eso es extremadamente suntuoso viniendo de ella,
sino porque nosotros somos sucios y no hay nadie más en el mundo con quien
preferiría ser sucia. Solo Seth. Solo el hombre que me ayudó a poner un fin a mi
relación sin salida, que me respaldó durante la repentina muerte de mi padre, y
me llevó más alto de que lo que cualquier cohete jamás podría. Lo amo y a cada
sucia demostración de afecto en público que me da, y si eso significa que soy
sucia… entonces nunca, jamás quiero ser limpia.
23
Seth
Llevo mi cuarto vaso de Whiskey con Coca-Cola a mis labios. Juro que cada
trago no descansa en mi estómago, pero si en mis párpados haciéndolos más
pesados. Estoy en el sobrecargado bar, lejos de la pelea de Jackson y Selena.
Ahora sé cómo se sienten cuando ataco a Olivia en frente de ellos. Todavía, no
voy a detenerme. Beso a Olivia cuando sea jodidamente que quiera besarla y
supongo que para Jackson es lo mismo.
Una ruidosa risa explota de mi mesa y miro por encima de mi hombro.
Darryl se mueve en su silla, y tira del botón de su remera, como si estuviera
tratando de aflojarlo. Se está divirtiendo y es tanto su noche como la de Jackson y
mía.
Me doy vuelta en la barra y mi cabeza gira un poco. Sonrió. No me había
sentido así de bien en un tiempo y los tres shots que tomé antes de mi whiskey 269
están empezando a asentarse. Este whiskey tenía que ser definitivamente el
último.
Camino hacia la mesa, sosteniendo mi bebida baja. A unos tres metros de
distancia, me detengo en mi camino por una mujer bajita y mis ojos van
automáticamente a sus enormes tetas falsas que sobresalen de su vestido tubo rojo
apretado.
—Oye, tú —ronronea—, ¿me recuerdas?
Joder, sabe quién soy, pero nunca la había visto antes. Levanto la mirada a sus
labios color cereza brillantes, y finalmente a un par de ojos azules brillantes
enmascarados por el exceso de maquillaje. Sus pequeñas manos recorren mi
pecho y abajo por mis bíceps, sintiéndome todo lo que puede.
Normalmente, (y con normalmente me refiero a antes de Olivia) habría
llevado a esta chica a casa, no soy un idiota, ella es adorable en la manera falsa.
Desafortunadamente para ella, sólo hay un par de muslos en los que me gustaría
meterme esta noche y todas las noches por el resto de mi vida.
—Me estaba preguntando cuándo iba a encontrarme contigo otra vez —dice,
apretándome como medida adicional.
—Uh... ―Río nerviosamente—. Mira Samantha...
Sus cejas se arrugan hacia abajo.
—Nicole.
Mierda.
—Nicole... —Todavía no suena ninguna campana—. Correcto. Escucha. Sólo
estoy aquí por un trago con mis amigos.
Sus manos se deslizan por la parte de atrás de mis brazos y bajan por mi
pecho antes de enroscarse en el borde de mis jeans. La miro por un momento,
tratando de vincular su cara con su nombre... No puedo. En su lugar, me distraigo
con la forma en la que luce. Hubo un tiempo en el que estuve dentro de todo ese
asunto de lucir como una "estrella porno". No puedo decir que fue hace mucho.
Su dedo índice va demasiado bajo, agarro su muñeca con mi mano libre y la
muevo fuera de mi cuerpo. Incluso con la débil luz del club, veo sus ojos llamear.
Le gusta el desafío.
Nicole se encoge fuera de mi alcance y se acerca unos centímetros
haciéndome sentir más frustrado que excitado. Estoy tratando de ser una mejor
persona por Olivia, en términos de mi promiscuidad, y justo ahora siento como
que estoy haciendo algo equivocado. Es un sentimiento que hace girar mi
estómago, lo odio y esta mujer está poniendo a prueba mi paciencia.
270
—Estoy segura de que tu equipo puede esperar... ven conmigo. No tomará
mucho de tu tiempo. Déjame cuidar de ti.
Nicole arrastra sus dientes sobre su labio inferior y suspiro. No en rendición,
pero sí de aburrimiento. He tenido chicas de todo tipo y formas, más de las que
estoy dispuesta a admitir, y esta chica es atractiva, pero no voy a arriesgar mi
relación con Olivia por ella. Seamos sinceros por un segundo, ¿cuán buena es esta
chica en la cama si ni siquiera puedo recordar su nombre o su cara?
—Gracias, pero tengo una chica en casa que se ocupa de todas mis
necesidades. —Con una sonrisa apretada, intento dar un paso para alejarme, pero
va a un lado y me bloquea. Aprieto más fuerte mi vaso y expulso una rafa de aire
por mi nariz.
—Créeme, puedo hacerte olvidar todo sobre ella.
Las palabras de Nicole hacen eco en mi interior y entrecierro mis ojos hacia
ella. No hay duda que su sobre-usada boca puede darme un buen rato.
Probablemente pueda chupar bien mi pene y tenerme viniéndome en minutos,
pero no lo quiero. No la quiero a ella, Nicole me toca otra vez. Sus largas uñas
acarician lentamente un botón en mi camisa gris acero.
—¿Qué dices?
En realidad no quiere saber lo que tengo que decir. Aprieto mis dientes
contra una copiosa cantidad de nombres malos y palabras hirientes.
—Digo que pruebes suerte en otro lado, cariño.
Se para más cerca, su cuerpo casi presionándose con el mío. El distintivo
olor del cigarrillo siendo enmascarado por un costoso perfume de fresas y mi
nariz se arruga.
—Lo siento, cariño. Estoy en busca de un diez esta noche, nada menos.
Y aquí estaba yo pensando que sólo los hombres puntuaban a las mujeres en la escala
del uno al diez. Bajo mi cabeza a su oído mientras mi aliento soplaba sobre su piel,
le oigo contener el aliento.
—No, gracias.
Sus manos caen de mí y finalmente soy capaz de pasarla. No me atrevo a
mirar por encima de mi hombro por miedo a invitarla a mi espacio personal otra
vez. Me voy hacia la mesa y me dejo car en mi asiento vacío. Darryl y el resto del
equipo se han ido, dejándome solo con Selena y Jackson.
—¿Quién era esa? —pregunta Selena.
La miro y ella está tratando muy duro de mantenerse calmada, pero podía 271
ver el enojo en su postura. Sus brazos están cruzados apretadamente sobre su
pecho, cubriendo el corte que dejaba a la vista la mayor parte de sus pechos.
Estoy seguro que si esto fuera una caricatura, ella tendría uno de esos
pequeños garabatos de exasperación en su frente. Sonrió con ese pensamiento.
—Nadie. —No estoy compartiendo mierda con Selena. Ella habla
demasiado y Olivia no necesita escuchar sobre esto. No porque haya hecho nada
malo, sino porque lo que pasó en el pasado (si pasó en el pasado) necesita
quedarse en el pasado. No puedo afirmar o negar si tuve sexo con esa chica. No
recuerdo su cara y sé que me hace parecer un idiota total, créanme, me siento
como uno, pero es lo que es. No tomaré toda la culpa por ser el idiota que las usa.
Ellas me dejaron usarlas y en la mayoría de las ocasiones ellas se acercaron a mí
por sexo. Yo meramente tomo lo que me es ofrecido. Demándame.
—No lucía como nadie para mí. Ustedes dos parecían muy cómodos.
Jackson gime.
—Selena, déjalo ir. No hizo nada malo.
Por supuesto, ignora la advertencia de Jackson.
—Y ella sigue mirándote desde la barra.
Llevo el vaso a mis labios y tomo un largo trago. Selena se agita más con
cada segundo en el que no respondo. Cuando está totalmente tensa, bajo mi vaso
y hablo.
—Es un país libre. Puede mirarme todo lo que quiera, siempre y cuando no
toque. Estoy seguro de que a Olivia no le importaría. —Ubico mi vaso en la
mesa—. Como dijo Jackson, no hice nada malo. Rechacé una invitación para tener
sexo, todavía me estás mirando como si hubiese tenido un rapidito en el baño.
—No te estoy mirando como nada. Solo estoy preocupada por…
—No lo estés —interrumpo, dejando que mi frustración saque lo mejor de
mí—. Déjame preocuparme por Olivia. La cuido mejor de lo que tú nunca has
hecho.
Sus ojos se agrandan y toma la ofensa bufando. Pone su cuerpo hacia
Jackson, esperando que la defienda, es su lugar, el mira hacia ella y se encoge de
hombros.
Con otro resoplido, Selena tira su cabello rubio rizado sobre su hombro y se
sienta de nuevo en su asiento, cruzando sus piernas tan apretadas como sus
brazos. Jackson se inclina hacia delante en su asiento, apoyando su codo en sus
rodillas cubiertas con un jeans y su miserable mirada borracha rueda hacia mí.
—¿A la barra?
Asiento, esperando una excusa para alejarme de la mirada enojada de
272
Selena. Toma un largo, duro trago de su cerveza antes de sacar su teléfono. La
contemplo demandarle saber que está haciendo, pero lo dejo ir. No he hecho nada
malo esta noche y sobreactuar solo me hará parecer culpable. De la única cosa que
soy culpable es de nunca querer ver a Olivia lastimada o dudando de mi
fidelidad.
Me empujo de mi silla, abandonando mi bebida actual. En la barra, Jackson
me alcanza otra cerveza y vacilo un segundo antes de tomarla y llevarla a mis
labios. Sé que debería parar. Cuanto más bebo más arremeto… y Selena ya agotó
mi paciencia esta noche. Tengo tantas cosas reprimidas dentro de mí que le quiero
decir, de las que quiero culpar, y no creo que Olivia y Jackson apreciaran que lo
dejara salir. No creo que haya una buena manera de llamar a alguien un desastre…
Sonrío en mi botella de cerveza antes de tomar un largo trago. No puedo
sacar mi cabeza de Selena. Ella es esta mujer fuera de control que no tiene metas
en la vida y sólo aspira a arrastrar personas con ella. Supongo que tiene que tener
otro lado que nadie ve ¿Por qué Jackson seguiría alrededor si no? Conozco como
un hecho que le gustaban las cosas fáciles, chicas sumisas que pueden romperse
fácilmente y cumplir todos sus caprichos, Selena no parece ese tipo de persona.
Ella es muy perra y terca para ir con la mierda de Jackson. De nuevo, ¿quién sabe
quiénes son Jackson y Selena en realidad?
Los dos parecen tener mucha mierda escondida que se guardan. Jackson con
la perra, puta de su ex y Selena con su padre, o lo que sea, su historia sigue
pareciendo un misterio para mí.
—No te preocupes por Selena —me dice—. Sabes cómo es con Olivia. —
Jackson rueda sus ojos y tira del cuello azul de su camisa.
—Para alguien que dice ser tan protectora con Olivia, seguro la pone en
algunas situaciones de mierda.
Toma un trago de su cerveza.
—Sí, pero Selena es su mejor amiga. Tienen permitido hacer mierda estúpida
y tomar malas decisiones. Joder, nosotros lo hicimos, aún lo hacemos
—Pero Olivia es…
—Humana. Sé que la amas y que te casarás con ella y toda esa mierda loca,
pero sigue siendo humana. Es curiosa, e impulsiva y a veces tomará malas
decisiones, pero tiene una historia con Selena. Crecieron juntas y son mejores
amigas. No menosprecies a Selena porque la ves como una amenaza.
¿Una amenaza? No veo a Selena como una amenaza, ¿verdad? No. Selena no
es una amenaza… sólo es un problema. Nunca hice nada para forzar a Selena y a O a
separarse, pero Selena necesita darse cuenta que no voy a dar un paso al costado
y dejarla forzar a Olivia a situaciones estúpidas, y también necesita darse cuenta
273
que no soy como Blade. Aprecio lo que tengo. Sé que Olivia es una en un millón y
no voy a joder eso, ni siquiera por todas las mujeres de labios rojos y de pechos
grandes en el mundo. Cambiar alguien que amas por alguien por quien sientes
lujuria es como cambiar una ensalada de pollo por una bolsa de papas fritas.
Seguro, saben bien mientras las estás comiendo, pero cuando terminas, te sientes
enfermo y todavía tienes hambre. Mientras tanto, el tipo con la ensalada de pollo
está satisfecho, se siente bien y está alimentando su cuerpo con nutrientes reales.
Blade tomó ese pollo y lo cambió por una bolsa de papas fritas porque es un
idiota. Ahora, tengo la ensalada y no la cambiaré por nada, papas fritas, tortas,
chocolate u otra cosa. Si sólo Selena parara de tratar de convencerse de que estoy
buscando papas fritas.
Golpeo mi tercera, ¿cuarta cerveza?
—Segunda —digo en voz alta en un extraño tipo de tono líquido—. Ahora
recuerdo. Esta es mi segunda cerveza.
Jackson se ríe mientras mi cabeza rueda violentamente.
—Cinco. Tomaste cinco cervezas, compañero.
Cualquiera de las dos cosas estoy escuchando cosas, o Jackson arrastra las
palabras, también. Jooooder. Necesito ir a casa. Selena aparece al lado de Jackson y
pasa un brazo alrededor de su cintura. Él apoya todo su peso en ella y ella gruñe
por el peso.
—Son siete cervezas cada uno. Hora de irse.
Selena se tambalea con Jackson por todo el club. Miro alrededor… el club se
ha atenuado y sólo quedan un puñado de personas que ensucian el ambiente en
vez de multitudes.
Sigo desde atrás a los otros, orgulloso de cuan derecho estoy caminando. En
frente de Selena y Jackson, Darryl está siendo cargado por otro compañero de
equipo, Aaron, nuestro chico de las toallas. Comparado con ellos, debo lucir
sobrio y cuando pienso en ello, no estoy tan borracho, sólo un poco achispado.
Mi atención se va hacia la izquierda cuando dos brazos rodean los míos. Bajo
la mirada, sólo para ver a Nicole, colgando de mi brazo.
—¿Te vas tan pronto, cariño?
Siento mi cuerpo hundirse ¿Cómo no vi esto venir? Esperaba que se hubiera
dio hace horas.
—¿En cuál lugar, en el mío o en el tuyo?
Libero mis brazos de los suyos y dejo de caminar. Estoy muy cansado para
esta mierda ahora. Mis ojos están pesados, apenas puedo mantenerlos abiertos y
mi cabeza esta peligrosamente cerca de caerse de mi cuello.
274
—Estoy yendo a casa con mi prometida, solo.
Ella sonríe. No voy a salir de esto ¿verdad?
—Seth Marc, casándose. Cuando nos conocimos, ni siquiera me preguntaste
mi nombre y ahora te estás casando. —Sacude su cabeza y suspira—. Qué irónico.
De cualquier modo, casi es la mañana vivo en la próxima calle. Ve a casa con la
otra mujer en la mañana. No tiene que saberlo.
En frente de nosotros, Selena se da vuelta, dejando a Jackson para que
mantenga el equilibrio él solo.
—¿No lo escuchaste? Dijo que tiene una prometida —el gruñido en la voz de
Selena despierta a Jackson y lo pone alerta. Sobrio agarra apretadamente su
muñeca. Selena, aparentemente, no es el tipo de chica “hablemos” y estoy muy
cansado para romper una pelea de gatas.
Nicole sonríe.
—Lo dices como si significara algo en Las Vegas. —Vuelve su mirada hacia
mí—. Ultima oportunidad, bebé, ven a casa conmigo.
Selena da un paso a delante con un gruñido, pero Jackson la tira para atrás.
—Selena, para —ordena y ella para sus movimientos, pero sus ojos nunca
dejan la cara de Nicole.
Tengo que lidiar con esto, no Selena. Le di a esta mujer chances para que no
se fuera herida, pero ahora tengo que tomar el asunto en mis propias manos. Si
ella quiere una respuesta directa, cortante y brutal tendrá una.
—No quiero ir a casa contigo —le digo—. Te estoy mirando y no recuerdo
una maltita cosa de ti. Seguro, podría ir a casa contigo ahora, tener sexo e irme,
pero te garantizo que me olvidaré de ti otra vez para el almuerzo mañana. —Sus
labios se separan y entorna los ojos hacia mí con una fea mueca—. Prefiero ir a
casa con la chica que amo. Una chica que podría estar parada en una habitación
negra y todavía sería capaz de besar cada peca de su cuerpo en su posición exacta
de memoria. —Cambia su postura y escucho a Selena reírse entre dientes—. Eres
olvidable porque eres como todas las demás y la chica con la que voy a casa, no lo
es.
No esperé por una respuesta o una reacción, me alejo, pasando a Selena y
Jackson y terminando afuera en el frío aire desierto. El guardia golpea mi espalda
en mi camino hacia afuera y murmura palabras de felicitaciones que no escucho.
Sólo quiero ir a casa. He hablado con suficientes personas y hecho suficientes
entrevistas por un día. Sin mencionar todas las entrevistas y charlas en programas
que tengo que hacer en dos semanas siguientes en los días previos a mí pelea con
Don. Selena sale por la puerta detrás de mí, chillando como un cerdo bebe. Me 275
encojo, la veo mientras corre hacia mí y lanza sus brazos alrededor de mi cuello.
—Te creo. —Se ríe, apretándome.
Le acaricio la espalda y frunzo el ceño hacia Jackson, quien está sonriendo
ampliamente caminando fuera del club.
Me suelta y retrocede.
—Creo que realmente amas a Olivia y todas las dudas que tenía se fueron.
—Bien, ahora puedo respirar un poco más fácil porque todo este asunto del
casamiento dependía puramente de lo que pensaras. —Trato de mantener mi cara
seria, pero fallo y sonrío. Selena rueda sus ojos.
—Gracias —le digo—. Ahora vamos a casa.
Justo a tiempo, un taxi se detienes y Aaron arrastra el pesado cuerpo lleno
de alcohol de Darryl hacia él. Abro la puerta luego Aaron lo pone dentro y sube
detrás de él. No sé cómo, pero los cuatro nos las arreglamos para entrar en el taxi
y creo que me quedo contra el hombro de Selena… la siguiente cosa que recuerdo
es ella golpeando torpemente mi cabeza con la mano torcida y mirándome como
si se debería estar haciendo algo.
—Abre la puerta —dice—. La otra está rota
Miro a Aaron, quien sostiene a Darryl tan lejos de él como puede. Darryl
está acurrucado contra la puerta del fondo con su boca abierta mientras babea
sobre su propio hombro. Clásico. Me rio mientras que Jackson busca en los
bolsillos de sus jeans su teléfono. Pone la cámara y saca una foto de Darryl.
—Estoy guardando esto para después —se burla Jackson, haciendo un
acercamiento con la cámara a la cara de Darryl.
Abro la puerta y prácticamente me caigo del auto. Me levanto y no espero a
los otros mientras tropiezo por la sala de la MGM y me meto en un ascensor. No
presto atención a lo que me rodea. Mi cerebro aplastado para absorber algún
detalle y luego de veinte minutos, finalmente llego a mi puerta. Alcanzo mi
bolsillo trasero y la única cosa que tocan mis dedos es el tejido del bolsillo. Está
vacío. Mierda. Dejé mi tarjeta llave dentro en la mesa de café. Golpeo mi cabeza
suavemente contra la puerta… ¿Qué demonios voy a hacer? No planeé despertar
a Olivia cuando regrese a casa e incluso iba a dormir en el sillón.
La madera suena con mi cabeza un par de veces más mientras la golpeo
silenciosamente contra la madera. Minutos después, cuando miro alrededor del
pasillo por un lugar cómodo para dormir, la puerta de nuestra habitación se abre.
Mis ojos se arrastran hasta sus piernas desnudas, sobre un camisón rosa casi
transparente y se asientan en sus dos pezones apenas cubiertos por la, tela
276
también transparente. La visión penetra en mis ojos y atraviesa mi interior,
directo a entre mis piernas. Y quiero sacarle el camisón con los dientes.
—¿Seth? ¿Dónde está tu tarjeta? —Bosteza, ronca por el sueño.
Fuerzo a mis ojos a ir a su cara y ella saca un mechón de su cabello color
chocolate de su mejilla.
—No quería despertarte.
Tartamudeo. Casi jodidamente tartamudeo a mi futura esposa porque está
usando un babydoll transparente ¿Qué tengo, dieciséis?
—¿No quisiste despertarme? Estabas golpeando bastante fuerte.
¿Lo estaba? Quizás estaba más ebrio de lo que pensaba. Olvidándome de
todas las palabras que caían de sus labios y golpeaban duro, me lanzo hacia ella y
la meto devuelta a la habitación. Pateo la puerta cerrándola mientras mis brazos
se envuelvan alrededor de su cintura y la arrastro hacia mí. Tengo su cara en mis
manos y empujo su boca a la mía. El sabor de su boca lleva a mi pene a un
doloroso punto de confinamiento en mis jeans.
Envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, aferrándose a su querida vida
mientras que mi boca se amolda a la suya. Su toque envía un camino de fuego a
través de mí mientras que separa sus labios y nuestras lenguas se apresuran a
encontrarse. Tan abruptamente como lo empecé, rompo el beso, sosteniendo el
aturdido rostro de Olivia a centímetros del mío, perforándola con la mirada.
—Móntame. —Respiro, desesperado por sentir su calor engulléndome—.
Hazme tuyo.
—Ya eres mío. —Señala y sacudo mi cabeza.
Quiero que me reclame tan duro que las otras mujeres puedan olerla en mí.
—Tienes que probarlo una y otra vez por el resto de nuestras vidas. Quiero
que me lo recuerdes. Cada vez que lo olvide, reclámame otra vez, justo como hare
contigo.
Traga profundamente, respira lentamente y los segundos comienzan a
sentirse como pequeñas eternidades. Sin una respuesta, lentamente, se alza en las
puntas de sus pies y captura mis labios. Un fuerte gemido vine desde lo profundo
de mi garganta, y mis manos la tocan en todos lados a la vez, rompiendo los
botones de su delicado babydoll, liberando sus pechos de la tela, levantando el
vestido por sus caderas y desgarrando la frágil ropa interior de su cuerpo.
¿Cuánta ropa interior tengo que atravesar antes de que entienda? Quizás debería poner
un cartel, “Esta casa es un lugar libre de ropa interior”.
Olivia abre mi camisa de un tirón, desgarrando los botones de la mía a 277
cambio. Los pesados botones caen al piso con pequeños “plops” mientras que sus
dedos rozan ligeramente la piel caliente de mi estómago, mis caderas, y luego
hábilmente desabrocha mi cinturón, y baja mi cremallera.
Mi boca se une a mis manos en la tarea de tocar cada centímetro de su piel y
violentos estremecimientos sacuden su cuerpo. Mi boca está en su cuello, sus
labios, en sus párpados en un latido de corazón, agarro sus codos y la arrastro
conmigo, hasta que mis piernas golpean el sillón y caigo en el asiento,
arrastrándola abajo hacia mi regazo.
Olivia se sienta a horcajadas, sus cálidos y fuertes muslos encima de los míos
mientras nuestros besos se vuelven salvajes y contundentes. Mis manos se
sumergen en sus pechos, la sensación de su piel suave y lechosa causa una ligera
capa de piel de gallina sobre mí. Arrastro besos bajando por su garganta para
alcanzar sus pechos. Sobre mí, puedo sentir la suavidad sedosa y caliente de su
centro rozar mi eje. La punta de mi pene esta húmeda con líquido pre-seminal y
Olivia se levanta ligeramente, maniobrando su centro sobre mi dura erección.
Mientras el calor de sus pliegues alcanza mi ansiosa punta, nuestros movimientos
frenéticos se detienen y nos congelemos, ambos atrapados en la mirada del otro.
Me mira diferente de cómo me mira siempre… no hay ninguna mirada suave de
ella, sólo la excitación feroz de su lujuria llena de tapas revelada y yo seguramente
la estoy imitando.
Mis manos alcanzan sus caderas y empujo duramente hacia arriba, forzando
a Olivia a bajar. Ella deja salir un gemido estrangulado y cubro la cima de su
cabeza, cerrando mi boca sobre la suya para tragar los sonidos de placer que está
haciendo.
Ella se siente increíble, tan apretada y lista para mí, que tengo que tener
cuidado de no venirme en este momento.
—Móntame —demando, quedándome quieto y dejándola tomar el control.
Jadea y su respiración es caliente mientras que rosa mi mandíbula. Sus
paredes palpitan y se aprietan alrededor de mí.
—Joder —gimo, dejando mi cabeza rodar hacia atrás contra el sillón—.
Apriétame otra vez
Sus piernas cierran a mí alrededor mientras aprieta su vagina, se eleva y cae
sobre mí.
Aprieta, relaja, aprieta, relaja. Calor se enrolla en mi estómago y rueda por mi
estómago en olas sincronizadas. Aprieto más fuerte sus caderas, ella sabe cómo
llevarme al borde, cómo usar su cuerpo para hacerme venir por ella, y se hace
mejor cada vez que tenemos sexo. Olivia comienza a perder su ritmo, mientras
que sus paredes se aprietan y se acerca al orgasmo. Lo amo. Amo tener el poder 278
de hacerla perder el control.
—¿Te vas a venir? —pregunto y ella muerde su labio inferior, asintiendo
profusamente.
—Tan jodidamente duro —dice con voz apretada.
La empujo fuera de mí, recostándola en el sillón. Sus piernas rodean mi
cintura y se empuja en sus codos para estar más cerca de mi boca. Su humedad
moja mi pene, la deslizo adentro y afuera con facilidad. Olivia emite un alto
gemido desde la base de su garganta y contra mis labios antes de caer contra el
sillón, arqueando su espalda.
—Seth. —Su respiración se corta en alerta—. Seth… Seth. —Mi nombre sale
pesado y ni un segundo después, su vagina sujeta mi grueso pene. Bombeo más
duro y rápido mientras todo dentro de mí se tensa. La presión en mi ingle se
construye a niveles absurdos, mi cabeza se llena con ruido blanco y navego por el
borde, gimiendo y llenándola con líquido pegajoso y caliente. Mis brazos
tiemblan bajo mi peso mientras me sostengo sobre ella y me rindo, bajando sobre
su pecho.
Olivia envuelve sus cansados brazos a mí alrededor y besa mi frente
húmeda. Giro mi cabeza hacia ella y lentamente eleva su boca para encontrar la
mía. Explora mi boca perezosamente con sus labios y boca, y amenazo con
quedarme dormido mientras lo hace.
—Te amo —murmuro, alejándome.
Deja sus dedos pasar por un lado de mi cuello.
—También te amo.
Estoy orgulloso de mi mismo por no ser tan duro con ella como mi cuerpo y
mi mente querían. Cierro mis ojos completamente en paz. Esta es la mayor paz
que sentiré hasta que derrote a Don.
Las próximas dos semanas van a ser un borrón. No me traerán nada nuevo,
pero después de la pelea, mi mundo cambiara, para bien o para mal…
Y le estoy rezando a Dios, a quien quiera que esté jodidamente escuchando,
que Don sea finalmente sacado de mi vida.

279
24
Olivia
Cuatro semanas. He estado en Las Vegas cuatro semanas y aún siento como
si solo he estado aquí un par de días. Todo ha ido muy rápido, es como que
parpadeé y días enteros han desaparecido. Nada grande ha sucedido a lo largo de
las cuatro semanas, además de Seth proponiéndome y ganando su primera pelea
profesional. Esta pelea, la de esta noche con Don, es la primera vez en la historia
MMAC que un luchador profesional de MMA peleará con un luchador amateur
en una arena de esta escala. Mandalay Bay... Echo un vistazo alrededor de la gran
arena. Tiene la capacidad para doce mil personas y estoy segura que todos los
asientos están tomados para ver la revancha entre los dos rivales. El aire está
cargado de expectación. Puedo oír las risas y risas de los espectadores en mi fila.
Está crepitando a lo largo de los asientos y vibrando por mi cuerpo. No estoy
emocionado, no como todos los demás. Hay una oleada de calor que pulsa a
través de mí con cada ataque de náuseas y mi pecho se aprieta con ansiedad. 280
Selena pega una bolsa de papas bajo mis narices y retrocedo lejos con un
movimiento de mi cabeza. La idea de comer en estos momentos revuelve mi
estómago ya violento. La silla de al lado me sacude mientras un hombre grande se
deja caer a sí mismo junto a mí. Nunca lo había visto antes, pero está vistiendo
una camisa de color negro que dice “DON” y decido, con bastante rapidez, que
no me gusta. Cualquiera que proceda de alguien como Don es un idiota. Miro
hacia mi propia camisa y sonrió. Estoy feliz de que llevo mi camisa “SETH”. No la
he usado desde su primera pelea en Portland, Maine y pensé que le gustaría verla
en mi otra vez. Podría aliviar algo de su ansiedad, teniendo en cuenta que no
podía verlo antes de esta pelea.
Darryl quiere a Seth tenso y en el borde para esta pelea. No me preguntes
por qué, no tengo ni idea. Ninguno de ellos comparte ninguno de sus
pensamientos acerca de las peleas conmigo, no es que me importaba, hasta esta
noche. Seth refutó a Darryl, negándose a abandonar su vestuario hasta que entré,
pero Darryl todavía me despidió. Sabe que Seth no renunciará a enfrentarse con
Don Russell y él quería “volver a la vieja escuela”, teniendo a Seth relajándose con
bolsas de boxeo y cuerdas de saltar... con el fin de calentar antes de la pelea. Si eso
tiene sentido... que en realidad no tiene mucho sentido para mí, pero me fui con
ello, de cualquier forma. Estoy fuera mientras los locutores están hablando, pero
al segundo un golpe familiarizado empieza a jugar, mi cuerpo me obliga a
sintonizar de regreso.
Mi sangre burbujea y pulsa a través de mi cuerpo al ritmo de la música y
sutilmente aprieto juntas mis manos sudorosas. Con impaciencia escaneo la
multitud, esperando que aparezca Seth y cada segundo que se reproduce su
canción y no veo su figura feroz arrasando aquí, más de mi emoción se funde en
la preocupación. Entonces, oigo el rugido de la multitud cuando todo el mundo
salta a sus pies, enviando a mis nervios a tambalearse y mi corazón latiendo con
fuerza. Aquí viene.
Los vítores crecen más cerca, cuanto más se acerca a la plataforma y no lo
puedo ver por encima de los cuerpos sacudiéndose y gritando sobre los otros
espectadores. Veo la parte superior de su sudadera negra primero, y como él
dobla en la esquina, todo su cuerpo glorioso está a la vista. Su boquilla obliga a
sus labios a sobresalir, dándole una ventaja más oscura, que no necesita.
Sus ojos escanean sobre mi fila y mis labios se separan como que
respiraciones pesadas se me escapan. Cuando su mirada cae sobre mí, dejo de
respirar.
Con una contracción de sus labios, desvía su mirada de mí y encoge sus
hombros fuera de su sudadera. Jackson la lanza por encima de su propio hombro
y le da una palmada en la espalda mientras salta por las escaleras y en la jaula. 281
Mis pulmones duelen y libero el aliento que estaba conteniendo mientras Seth
hace su círculo habitual en el anillo, rebotando en la punta de los dedos de sus
pies y moviendo sus muñecas. No hay engreimiento en sus movimientos, se
mueve con un propósito absoluto. Esta noche no es un juego. Esta noche es la
oportunidad de Seth para eliminar a Don de su vida, de nuestra vida.
La música de Seth se corta y el locutor dice en voz alta el peso del Don,
alcance y altura antes de arrastrar su nombre. Una canción de metal fuerte explota
a través de los altavoces y me estremezco. Tanto ira y odio tiene este chico. Niego
con la cabeza. La multitud chilla y aplaude, pero la intensidad de la misma no es
como lo fue con Seth. El público respeta a Seth. La mayoría de ellos siguen su
carrera y fueron testigos de que venció a su oponente con experiencia hace dos
semanas. Don muy deprisa da vuelta en la esquina, en topless y con ganas. Está
decidido a recuperar todo lo que Seth tomó de él. Los ojos de Don se mueve
rápidamente hacia mí y me frunce el ceño mientras me guiña un ojo, fruncir los
labios hacia mí por encima de su boquilla.
―Maldito infierno ―Selena se ríe entre dientes―. Ese tipo tiene deseos de
morir.
Seth ve que Don me mira y veo sus dedos apretando a sus costados. Roda
su cuello sobre sus hombros y mientras Don salta por las escaleras y en el anillo,
Seth da un paso adelante, consiguiendo estar justo en su cara. Mi corazón se
acelera cuando parte del público se vuelve loco, alimentando la relación ya tensa
entre los dos luchadores. El árbitro está sobre ellos de inmediato, pidiéndoles que
vuelvan a sus esquinas. A medida que se separan, la multitud suspira una amarga
decepción.
―Damas y caballeros, hay mucha animosidad en la jaula esta noche,
¿pueden sentirlo?
La multitud estalla con vítores y aplausos. No pueden esperar un segundo
más para que empiece la lucha. Quieren derramamiento de sangre y lo quieren
ahora. El equipo de cámaras y el locutor salen de la jaula y me empiezo a masticar
mis uñas. Ojalá papá estuviera aquí ahora... sabría que decirme para facilitarme
esta lucha. Necesito que me asegures que Seth va a ganar. Necesito ver la emoción
en su rostro cuando la campana golpee y Seth dé el primer golpe.
―Don tiene a este ―murmura el gran hombre a mi lado. Giro mi cabeza
para mirarlo y él me sonríe.
―Si piensas así.
Sus brillantes ojos azules brillan. 282
―Lo sé.
Rodo mis ojos y regresó mi atención de nuevo a la jaula. Realmente espero
que Seth gane ahora, así puedo frotarlo en el rostro del extraño y gordo.
El árbitro llama a los dos luchadores en el centro del anillo. Cada árbitro es
diferente. Algunos prefieren que toquen los guantes antes de que suene la
campana, otros prefieren que los toquen después de que suene la campana. De
cualquier manera, la lucha no puede comenzar hasta que toquen guantes.
Don y Seth se reúnen en el centro. Veo los labios del árbitro moverse, sin
duda, diciéndoles que se toquen con los guantes. Ninguno de los dos se mueve.
Hay una guerra silenciosa pasando entre ellos y la multitud observa en silencio...
esperando la guerra a punto de estallar.
Juro que puedo oír el rápido latido del corazón de cada espectador, incluido
el mío, y un crepitar de emoción fluye sobre nosotros mientras Don extiende su
mano primero. Seth golpea a su manera y una ingesta aguda unánime de aire se
oyó por todo el estadio. El árbitro da pasos entre ellos, enviándolos de vuelta a
sus esquinas. Señala a cada uno y asienten con su cabeza. Entonces, suena el
timbre y mi visión vacila con el repique. Doy un suspiro largo y lento y cierro los
ojos en un intento de calmarme a mí misma. Olly, relájate. Es sólo una pelea, me
digo a mí misma, fingiendo que es la voz de papá. Nadie se va a morir.
El pensamiento me hace sentir mejor y abro mis ojos para ver a Seth
llegando rápidamente, agachándose y esquivando oscilaciones de Don y
puñetazos cada vez que puede. Con cada puño que se conecta, la multitud jadea y
vitorea. Mordisqueo mi labio inferior, contando los segundos de la ronda. Don
lanza un puñetazo en contra, va a dar un golpe rápido izquierda y para sorpresa
de todos, Seth esquiva el golpe, respondiendo con un puñetazo de izquierda,
seguido de un gancho rápido derecho a la mandíbula de Don. Se puede decir que
Seth está en el juego de todos sus movimientos planificados y precisos. Es casi
como si supiera los movimientos de Don con antelación. Seth está dominando
absolutamente esta ronda, y a pesar de lo mucho que no me gusta ver a la gente
luchar... sé que voy a disfrutar viendo a Don caer.
Golpe tras golpe que intercambian, ninguno de ellos parece cansado de
golpear al otro. A dos minutos de haber comenzado el round, cuando tanto Don y
Seth están sangrando, Don se lanza y cae sobre Seth y los dos se convierten en un
pantano de carne mientras que giran alrededor, tratando de conseguir la caída del
otro. Siento que mis manos se deslizan por mi cuello y sobre mi boca, ya que cada
uno lucha por dominar al otro. A medida que la ronda llega a su fin, Seth toma la
delantera. Se sienta a horcajadas sobre Don, empujando hacia abajo su pecho. Seth
deja caer un codazo en su cara y jadeo, sintiendo que la sangre que drena de mi
283
cara como la propia sangre de Don brotando de sus ojos. Odio a Don, todo el
mundo lo sabe, pero todavía no puedo disfrutar de verlo sufrir así. No está bien.
Hundo mis dientes en mi labio inferior y tiemblo mientras Seth deja caer otro, y
otro, partiendo la frente ancha de Don. Hay mucha sangre, pero el árbitro no
suspende la pelea.
Siento a Selena apoyarse en mí.
―Voy al baño y probablemente me perderé el resto de la pelea, así que te
encontraré en el vestuario después de que Seth gané. ―Asiento con mi cabeza,
evitando mirar en su dirección. Me guiña un ojo y el gran hombre a mi lado se ríe
entre dientes. Me asomo astutamente hacia él, pero no da ninguna indicación de
que escuchó lo que dijo Selena, así que dirijo mi atención a la pelea. Seth lo tiene
capturado, el rostro de Don es casi púrpura, pero se niega a rendirse. Seth ahoga a
Don duramente con su propio brazo y la multitud se vuelve loca, animando y
rogando que mate a Don. Rebotan mis piernas y golpeando mis dedos contra mis
pantalones vaqueros. Es la única manera en que puedo expresar mi ansiedad y
emoción sin saltar arriba y abajo y en realidad viéndome como que apoyo el
deporte violento.
Veo la resolución de Don finalmente ceder y sus dedos contraerse hacia el
brazo de Seth. ¡Eso es! Mi corazón levita en mi pecho, se cierne peligrosamente
cerca de mi garganta y amenazando con volar hacia arriba y afuera. Seth se
merece esto. Se merece esta victoria sobre Don. Mientras me muevo en mi asiento,
siento la presión inconfundible de una gran mano que se desliza sobre la parte
superior de mi muslo. Me levanto de un salto y lejos del hombre a mi lado.
―¿Qué… ―Él sigue, agarrándose a mí y estirándome hacia él. Él sujeta mis
brazos a mis costados y me abraza contra su cuerpo. Lucho contra él sin llegar a
ninguna parte. Nadie interviene para ayudarme y me doy cuenta de que es
porque nos vemos como una pareja abrazándose. ¿Qué demonios?
―¡Déjame ir! ―grito, pero nadie me oye a través del rugido de la multitud.
Miro a Darryl y a Jackson, pero están demasiados consumidos en la pelea
para que me hagan caso. ¿Está esto sucediendo en serio? Maldita sea, Selena. Ojalá
nunca haya ido al baño. Fuera de pánico, miró a Seth y me sobresalto cuando veo
sus ojos en mí. Mi corazón late en mi pecho mientras él deja ir el brazo de Don.
—¡No! —Grito, al máximo con mis pulmones por primera vez en la
historia—. ¿Qué estás haciendo? ¡Obtén la llave y luego ayúdame!
Sin un segundo para recobrar el aliento, Don brinca para ponerse de pie y
toma Seth abajo. Hay un agarre de los brazos y las piernas antes de que Don
enderece el brazo de Seth afuera.
—¡No! —Toda la gente está gritando ahora conmigo y todo lo que puedo 284
sentir es la risa vibrante del idiota que me sostiene. Lágrimas en mis ojos mientras
la cara de Seth se vuelve tensa y su codo empieza a doblarse en la dirección
opuesta. Él no va a tocar a golpear. Prefiere que Don le rompa el brazo que
someterse a él y admitir que Don es más fuerte. Don es la persona más débil que
jamás he conocido. Él es astuto, arrogante y gilipollas... Sabía que Seth lo
golpearía... planeó esto. Lo planeó para distraer a Seth, sabiendo que nunca
podría superarlo. Y funcionó... lo peor de todo, la mierda funcionó.

***

Seth
Tengo su brazo alrededor de su cuello. Nada es más vergonzoso que
asfixiarse a sí mismo en una pelea. Todo esto se está grabando y espero que lo
persiga por el resto de su vida.
—Tu chica. —Se ríe Don, su voz apenas audible.
Le frunzo el ceño y estiró su brazo más fuerte. Trata de reírse y utiliza su
mano libre para señalar algo fuera de la jaula. Por curiosidad, miro hacia arriba.
A través de la jaula de metal negro la veo. Mi sangre empieza a hervir por la
forma en que la enorme bestia la sostiene. Lo reconozco de inmediato como uno
de los grandes tipos que saltó sobre mí fuera de mi gimnasio hace un tiempo. Veo
sus nudillos blancos y dedos mientras presiona en su carne. Es un hombre muerto.
De la nada, mi espalda golpea contra la lona mientras Don se lanza a sí mismo
contra mí. Trato de luchar contra él y salir de debajo de él. No se trata más de la
lucha. No quiero patear a la mierda de Don, al menos, no tanto como quiero
matar al hombre con mi mujer. Don envuelve una pierna por encima de mi pecho
y da un tirón en mi brazo, enderezándolo hacia fuera sobre sus caderas y tirando
hacia abajo. Dolor dispara desde mi codo, que irradia a través de mi cuerpo y me
hace temblar. Mierda. ¡Joder! ¡Él tiene mi brazo bloqueado, un jodido brazo bloqueado!
No voy a rendirme.
No ante Don-jodido-Russell.
Inclinó mi cabeza y miró a través de los cables de la jaula. El color ha
desaparecido de la cara de Olivia e incluso desde aquí puedo ver las lágrimas
brotando de sus ojos.
Está llamándome, pero no puedo oírla bajo la protesta de la multitud. Siento
dos chasquidos en mi codo y me estremezco mientras Don endereza aún más. Mi 285
corazón se cierra de golpe en mis pulmones y todo mi cuerpo se tensa, luchando
contra la fuerza de Don. No aparto mis ojos de Olivia, que está pidiendo
desesperadamente que me rinda. No puedo.
No puedo rendirme...
Estoy dispuesto a dejar que me rompa mi brazo.
Entonces, veo la única cosa que nunca quiero volver a ver el flash sobre el
rostro-la decepción de Olivia. Mi corazón se sumerge, se desinfla en la nada como
se revuelve el estómago. No puedo creer que esté a punto de hacer esto. No puedo creer
que esté a punto de hacer lo que me dije que nunca haría. Aprieto los dientes en contra
de mi orgullo y sin pensarlo dos veces me pego mi mano hacia abajo sobre la lona.
La campana suena.
Se alivia la presión en mi brazo.
...Y he perdido la lucha con Don Russell.
Don... jodido... Russell.
Don salta y empuja mis brazos en el aire.
No hay tiempo para dejar que el sentimiento de fracaso se asiente antes de
brincar a mis pies y empujar más allá de una multitud tratando de hacer mi
camino en la jaula para fotos y entrevistas.
—¡Don planeó toda esta maldita cosa para arriba! —Chasqueo a Darryl
mientras le paso.
Mis ojos están puestos en él, el hombre que tiene mi chica firmemente en sus
manos. Empujo pasado un par de tipos con cámaras en la parte inferior de la
escalera, empujando a uno un poco demasiado duro y haciéndolo caer de culo.
Desde mi periferia, veo a Jackson hablando conmigo, gritándome, pero no me
detengo. El bruto la deja ir cuando me acerco y él inteligentemente se esconde
detrás de Olivia, sabiendo que son dos pequeñas filas para que llegue a él por
hacerle daño.
—¿Vas a poner tus manos sobre mi chica? —gritaba y algunas personas
sentadas huían de sus asientos. Olivia corrió adelante y plantó sus manos en mi
estómago en un esfuerzo por detenerme, pero continuamos caminando hacia él
forcejeando.
—Seth, no lo hagas. No vale la pena, no lo hagas —ruega, las lágrimas aún
frescas en sus ojos.
Más de la multitud huye, con miedo a salir herido en el fuego cruzado.
El tipo grande da un paso atrás mientras guardias de seguridad lo rodean
para protegerlo de mí. Ellos nos circundan, empujándonos hacia atrás y hacia las 286
habitaciones. Olivia se aferra a mí mientras empujo contra los guardias, pero hay
demasiados de ellos. Mientras me asomo sobre uno de sus hombros veo a Jackson
oscilar duro y conectar con la cara del bruto imbécil. Se cae duro y Jackson es
aplastado bajo los cadáveres de dos grandes guardias de seguridad. A través de
los altavoces, oigo a Matt Somers introducir a Don como un nuevo competidor en
el MMAC. Después de eso, todo lo que veo es de color rojo.
Los guardias de seguridad nos lanzan en mi vestuario y cierran la puerta.
Todo mi equipo vibra discutiendo sobre la lucha y la forma en que el árbitro
debería haber suspendido cuando estaba rompiendo a Don con mis codos. No
importa. No importa que Don me tendiera una trampa. Yo jodidamente perdí. Por
primera vez en mi vida, he perdido una maldita pelea y fue ante Don Russell. Mis
pensamientos se hunden en mi estómago como una piedra y gruñó mientras
Olivia corta mis guantes. Cuando mis manos están libres, me empujo desde el
banquillo, agarró la silla más cercana, y la tiro al otro lado de la habitación. Todo
el equipo se queda en silencio y cerca de mí oigo a Olivia tragar.
—¡Fuera! —Exijo, porque no quiero ninguna mirada de simpatía de ellos.
Me siento lo bastante mierda. Abren la puerta y los guardias de seguridad les
dejan salir. Olivia no los sigue, a pesar de que quería que lo haga.
—Si vas a mirarme de esa manera, puede irte, también —le digo, sintiendo
mis ojos entrecerrados.
Ella aparta su mirada, dejándola caer al suelo y jugueteando nerviosamente
con sus dedos.
—No fue tu culpa, jugó contigo —me dice, cada vez más cerca.
—Aún perdí. Sin importar nada, me distraje y perdí la pelea. Ahora, él está
en la misma liga que yo. Ahora, lo veré en todas partes y él me mirará con esa
cara de suficiencia y sólo puedo... ¡ughhh! —Azotó y golpeo la pared de ladrillo.
Dolor crepita a través de mi mano y me gusta. Toma la presión de mi pecho.

***

Olivia
287
—Está bien —le digo, mi garganta cada vez cargada de emoción mientras
golpea la pared de ladrillo de nuevo. Me estremezco cuando mi mano duele en
simpatía. Él azota alrededor y dar un paso de vuelta defensivo.
—¡No está bien! —grita, patea una silla de plástico perdida al otro lado del
cuarto. Salto, ya que choca contra el muro de hormigón y una bofetada fuerte
resuena a nuestro alrededor—. ¿Qué de toda esta situación está bien? ¿Estás bien
con que Don esté en el MMAC? —Da un paso más cerca, sus ojos arden
violentamente y sacudo mi cabeza—. ¿Estás bien con él respirándome en la nuca
en los eventos sólo para fastidiarme? —Seth agarra mis brazos y me jala hacia él.
Niego con mi cabeza de nuevo—. ¿Estás bien con él tocándote sólo para conseguir
superarme?
Trago saliva mientras mis rodillas tiemblan.
—No.
—Entonces explícame, ¿qué parte de esto está bien?
Parpadeo rápidamente mientras una lágrima caliente rueda por mi mejilla.
—Nada de eso.
Él me deja ir y confirma mis palabras.
—Nada de eso. Así que no me digas que mierda está bien. No soy un niño.
No necesito estar tranquilo con mentiras.
Él llega a su sudadera en el banquillo y se encoge de hombros colocándosela.
Se dirige a la salida, agarra una gorra con el logotipo MMAC en él fuera del
gancho y abre la puerta. Los guardias de seguridad se arquean ante el aspecto de
Seth.
—¿A dónde vas? —le grito.
—Fuera. —Cierra la puerta, dejándome sola en la habitación. Me quedo
mirando la puerta blanca, confundida y dolida. Mi pecho está apretado y siento
como que estoy usando un corsé cuatro tallas más pequeñas. ¿Me culpa? ¿Es mi
culpa? La puerta se balancea abierta mientras me hundo hasta arrodillarme en el
suelo. Darryl y Selena entran interior. Al instante, Selena se mueve a mi lado y
coloca un reconfortante brazo alrededor de mi hombro. Envuelvo mis brazos
alrededor de su cintura y lloró libremente en su hombro.
—¿O? —murmura compasivamente.
Dejo caer mi cabeza mientras las lágrimas fluyen con más fuerza.
—Iré a buscarlo —murmura Darryl, cerrando la puerta.
—No fue mi intención... —lloro y Selena se acerca—. No fue mi culpa.
—Lo sé, cariño. Seth simplemente enloqueció. Estará bien una vez que todo 288
esto se desvanezca.
Niego con mi cabeza. No vio sus ojos, no vio lo oscuro que estaba. No había
amor en su cara, sólo odio puro. Ella me mece lentamente mientras mis lágrimas
oscurecidas por el rímel caen sobre su lindo vestido blanco.
—Vamos a llevarte a casa y cuando Seth regrese, él estará más tranquilo y
los dos pueden hablar.
Me asomo hacia ella, sintiéndome como un niño pequeño.
—¿Eso crees?
Sonríe, pero aún puedo ver su incertidumbre.
—Sí.
Selena me arrastra a mis pies y uso la parte inferior de mi camiseta negra
para limpiar mi cara. Ella mantiene un reconfortante brazo alrededor de mí
mientras me acompaña desde la habitación. Tan pronto como estamos en el
pasillo, la gente tiene sus micrófonos y cámaras en mi cara. Las luces se van fuera,
las preguntas están siendo arrojadas a mí y un bulto abrumador fuerza su camino
en mi garganta.
—Váyanse a la mierda, buitres —gruñe Selena, empujándome a través de la
multitud ruidosa.
Me pregunto si Seth tuvo que lidiar con ellos a su salida o si sólo los perdió.
Todos parecen estar ilesos, por lo que se puede suponer que tuvieron la suerte de
evitarlo.
Selena me lleva a casa y luego se dirige de nuevo a la arena para encontrar a
Jackson. Nadie lo ha visto desde que golpeó al tipo que me agarró y no sabemos si
está detenido en una sala de seguridad en algún lugar o en la cárcel, podría estar
en cualquier lugar.
Recorro el pasillo fuera de nuestra habitación por una eternidad y cada vez
que el ascensor suena apagado, la anticipación y el temor caen sobre mí, sólo para
ser reemplazado por la absoluta decepción. Recibo un mensaje de Selena diciendo
que Jackson está bien y que está de vuelta en su habitación. Dos abajo y dos arriba.
Después de mi segunda hora caminando de un lado para el otro, vuelvo a entrar
en nuestra habitación y tomo una ducha. Hago todo con un aturdimiento
distraído, desnudarme, lavarme y subirme en la fría cama, todo ello, lo hago sin
ningún conocimiento real. Lo único que pienso es en Seth y lo que está haciendo,
y Don y lo que hizo. No ganó el derecho a estar en el MMAC, lo robó. Oigo la
puerta de abajo cerrarse y estoy tirando lejos de mis pensamientos. Mi corazón se
rompe a través de mis pulmones y cierra de golpe en mis costillas mientras arrojó
las mantas hacia atrás y me deslizo fuera de la cama. Me colocó mi camisa Seth de
vuelta y me dirijo escaleras abajo. Las luces están apagadas, está oscuro, y si no 289
fuera por las luces de neón brillantes de Las Vegas que brillan a través de la
ventana, no habría sido capaz de ver una maldita cosa, incluyendo a Seth, que se
ha dejado caer sobre el sofá. Camino hacia él y mis ojos se concentran en su pecho,
que sube y baja a su pantalón de uniforme y mi cuerpo casi se hunde de alivio.
—Perdí, O. —Suspira, apoyando los codos en sus rodillas—. Lo siento.
¿Lo siente? Me dejo caer de rodillas delante de él y recorro con mis manos sus
muslos.
—No tienes nada por lo que disculparte.
Oigo su respiración convertirse irregular y mi cuerpo se tensa. ¿Está
llorando? No lo puedo decir. Si lo está, está haciendo un buen trabajo para
ocultármelo.
—Quería ganar con tantas ganas... pero me jodió.
—Oye —dije con más agresividad en esta ocasión—. No hiciste nada malo.
Estabas perfecto. Don jugó contigo.
—Y yo le deje... Dejé que jugara conmigo.
Oigo Seth sorber y alejarse de mí, apoyando su cabeza en el respaldo del
sofá. Está llorando... y no tiene que ocultármelo, no voy a reprochárselo. En mi
mundo, sólo los hombres reales lloran. Se pellizca el puente de su nariz y se aclara
la garganta y obligándose a sí mismo a detenerse.
—No quiero seguir con esto. Peleando, quiero decir. He terminado.
—Terminaste, ¿así de fácil?
No responde.
—Le ganaste a Don meses atrás, ¿renunció él? Venciste al campeón mundial
de lucha libre Júnior Moset hace dos semanas, ¿crees que renunció? —Todavía
nada—. No, él tiene planeado luchar contra otro oponente en dos semanas. Así
que perdiste, gran cosa. Mostraste a todos que eres un ser humano, y ganar no
destaca tanto como lo hace remontarse. ¿Crees que la gente estará hablando
acerca de cómo perdió Seth Marc? No, van a estar hablando como remonto Don
Russell, su venganza, y cuando asistas a la conferencia de prensa mañana por la
mañana, le prometerás una remontada épica. Prometerás a tus fans que les
ofrecerás la cabeza de Don en una bandeja jodida de plata, no los vas a defraudar
rindiéndote porque se hizo muy difícil.
Me mira.
—¿Es eso lo que quieres que haga? ¿Vengarme de él?
—Quiero más que venganza, Seth. Quiero humillarlo. Quiero que lo golpees
tan mal que tenga un tic nervioso cada vez que vea una jaula. 290
Seth asiente lentamente, dejando que mis palabras penetren.
—Entonces eso es exactamente lo que voy a hacer.

***

—Regresaré —dice Seth a las cámaras—. En cuatro meses estaré de vuelta a


ponerlo en su lugar, pero en primer lugar, voy a ir a casa, a casarme con mi chica,
y llevarla a algún sitio bonito. —Oigo a las chicas del ring a mi lado suspirar y me
muerdo de regresó una sonrisa—. Y cuando regrese, voy a lastimar Don más allá
del punto de la redención. Él va a estar tan avergonzado por la paliza que le daré,
que va a dejar la MMAC para siempre. Eso lo prometo.
Seth me guiña un ojo, el pequeño corte en su ceja inclinándose con él y me
sonríe ampliamente en respuesta.
—Lo oyeron, señoras y señores —anuncia Matt Somers con una sonrisa
irónica—. La tercera y última pelea entre Seth Marc y Don Russell se resolverá en
la jaula el 16 de julio,
Y así como así, Matt forza a Don de nuevo en la vida de Seth y el drama
entre los dos comienza de nuevo, sólo que esta vez, Seth está fuera por sangre.

291
Epilogo
Seth
—¿Vas a estar quieto? —me regaña mamá, haciéndole un nudo a mi corbata
azul y asegurándose de que esté de la manera correcta bajo mi cuello y mi
chaleco.
—¿Qué quieres que haga? —me quejo—. Estoy nervioso.
Soy más que capaz de vestirme solo, pero dejé que mamá lo haga, sabiendo
que la hace sentir bien el mimarme, como una verdadera madre haría.
—Te vas a casar con el amor de tu vida. Deberías estar emocionado, no
nervioso.
Llega a mí alrededor y tira de la chaqueta del perchero. Mamá la mantiene
abierta para mí y deslizo mis brazos en ella, ajustándola sobre mis hombros.
—¿Qué, no puedo estar ambas cosas? —pregunto y ella suaviza las palmas
de sus manos sobre mis hombros y rueda sus ojos. Ajusto mi chaqueta,
asegurándome de que está cómodamente en mí mientras ella alcanza el 292
boutonniere de una flor blanca y la engancha en mi solapa.
—¿Por qué tengo que llevar flores? No soy la novia.
Desde el sofá a mi lado, Jackson se ríe.
—Te has quejado tanto esta mañana que realmente estoy cuestionando
quién exactamente es la novia hoy.
Ahora es mi turno de rodar los ojos.
—Hilarante.
—La llevas para que coincida con las de ella, y no es solo una flor, es una flor
de orquídea phalaenopsis, y da la casualidad de ser la flor preferida de la madre
de Olivia así que ten cuidado con lo que dices sobre esto a su alrededor. Esa mujer
puede ser muy…
—Intensa —le respondo.
—Controladora —añade Jackson y ambos reímos.
—¿Estamos hablando de la madre de Olivia? —pregunta Maddi, entrando
en la habitación y cerrando la puerta detrás de ella. ¿Cómo sabía que estábamos
hablando de la madre de Olivia? Borra eso, es bueno que ella pudiera venir. No la
he visto desde que le di el dinero para dejar de ser una stripper, dos meses atrás.
Nunca recibí una confirmación para la boda de su parte, ni siquiera un texto para
decir felicitaciones.
—Estás viva —digo inexpresivo.
—Sí, lo siento, como que desaparecí de la faz de la tierra por un tiempo. Ya
estoy de vuelta ahora, sin embargo. No pensaste que me perdería tu boda,
¿verdad?
—En realidad, lo hice.
—No tengas miedo, hermano. —Ella se ríe, agarrando un puñado de su
vestido largo, de color rosa y caminando hacia el sofá—. No me lo perdería por
nada del mundo. —Se deja caer al lado de Jackson—. No todos los días se puede
ser testigo de lo imposible.
Jackson se ríe y estrecho mis ojos hacia ellos.
—Basta, ustedes dos. Este es el gran día de Seth y debemos apoyarlo en lo
que sea posible. —Mamá acaba de fijar la orquídea y da un paso hacia atrás. Su
largo vestido rojo se balancea alrededor de sus pies y las lágrimas se acumulan en
sus ojos mientras junta las manos sobre su pecho—. Perfecto. —Ella me sonríe—.
Te ves tan guapo.
—Hermoso —resopla Jackson, empujando a mi hermana—. Apenas puedo
contenerme. 293
Los ignoro a ellos y a sus risitas. Llaman a la puerta y Darryl asoma su
cabeza dentro.
—Todos los invitados están aquí y Olivia está lista. ¿Y ustedes?
Otro ataque de nerviosismo retuerce mi estómago, pero asiento con la
cabeza a pesar de ello. Él empuja la puerta abierta más ampliamente y salgo a
través de ella. Me paseo con entusiasmo por un pasillo y por una puerta pequeña,
entrando a la sala principal de la gran iglesia. Una vivida charla estalla por mi
entrada y me siguen de cerca mamá y Maddi. Ellas toman sus asientos en la
primera fila y se dan la mano la una a la otra como si nunca hubieran tenido un
desacuerdo en sus vidas. Es agradable de ver. Es agradable ver a mi familia con
una apariencia de amor y normalidad después de la locura de la muerte de papá.
Jackson y Darryl van a venir con el cortejo nupcial. Olivia y yo elegimos dos
personas cada uno para estar aquí con nosotros y pensamos que nos gustaría
elegir a las personas que han estado con nosotros desde el principio, Selena,
Darryl y Jackson. Sé que nos deja desigual, así que hice algo reservado para
nivelarlo. El color que Olivia eligió para que lleven las damas de honor y los
padrinos de boda es un muy buen color gris perla disuelto por un color azul
marino oscuro. Así que conseguí que un sastre haga un esmoquin del mismo
material que el vestido de dama de honor de Selena. Y entonces me puse en
contacto con el hermano de Olivia, Chase. Sorprendentemente, estaba más que
feliz de ser una de las damas de honor de Olivia. Ella no sabe lo que hice y por lo
que a ella concierne, su hermano está demasiado ocupado como para volver a
casa para nuestra boda. No puedo esperar a ver su cara y espero que Selena capte
todo en cámara como le pedí.
Un segundo después, el piano comienza a tocar, cortando mis pensamientos.
La boda está comenzando... mi boda está comenzando. Mis palmas se vuelven
resbaladizas por el sudor y froto mis dedos contra ellas, mis ojos nunca dejando
las puertas abiertas en la parte trasera de la sala. Selena se acerca a la puerta con
su hermoso vestido y espera que tanto Darryl y como Jackson tomen sus codos.
Sonrío, sabiendo muy bien que mi plan ha funcionado. Chase está aquí y va
a llevar a su hermana por el pasillo porque Rick no está aquí para hacerlo. Y ella
que estaba pensando que iba a tener que caminar sola. Si Chase no podía hacerlo,
yo malditamente iba a acompañarla y entregarla a mí mismo por mi cuenta.
Sonrío de nuevo en mi propia ridiculez. Solo quiero hacerla feliz.
Dos niñas en abultados vestidos blancos salen de la puerta, mientras Selena,
Jackson y Darryl llegan al altar y se unen a mí en la parte superior de las escaleras.
Las niñas adorables (hijas del primo de Olivia) llenan el pasillo con hermosas
flores blancas, grises y azules. Las veo solo por un par de segundos antes de que 294
mis ojos revoloteen de nuevo a las puertas dobles. Ella es la siguiente. Ya viene.
No sé cómo sucedió esto. No sé cómo llegué a ser el que está en el altar,
esperando a la chica de mis sueños... todo lo que sé es que ella me quiere. Ella me
va a querer para siempre. Olivia me hace feliz de estar vivo, como que puedo
hacer cualquier cosa. Las emociones brotan en mi garganta y trago duro y sacudo
mis hombros para librarme de ellas.
—Tranquilo, muchacho grande. —Jackson se ríe entre dientes—. Ella va a
venir.
Entonces, veo la fina tela blanca sobre el borde de la puerta y un segundo
más tarde, ahí está. Mi novia.
Dejo de respirar cuando el aire escapa de mis pulmones en la visión de ella
en ese hermoso y apretado vestido blanco. Se adhiere a las curvas de su cuerpo,
antes de llamear en la parte inferior, dejando un largo rastro de tela detrás de ella.
Mi mirada se prolonga hasta el resto de su cuerpo y en su rostro, que está oculto
por un velo blanco y fino. En su brazo, su hermano orgulloso está de pie con el
rostro severo y sus ojos verdes fijos en el altar delante de él. Oigo sollozos y
exclamaciones y murmullos bajos que provienen de nuestros familiares, pero no
me atrevo a dejar que mis ojos vacilen de la perfección paseando hacia mí. Ahora
todo lo que quiero es verle la cara. Quiero ver sus emociones, ver si está tan
emocionada como yo.
Una pequeña eternidad después, está delante de mí con su hermano, un
perro de protección a su lado.
—Es tuya ahora —me dice Chase—. Pero yo siempre voy a estar mirando
por encima de mi hombro. Trátala bien, como una princesa.
Niego con la cabeza. No como una princesa.
—Como una reina.
Los labios de Chase tiran en una amplia sonrisa y pone su mano en la mía. Él
da a Olivia un beso en la mejilla y luego se baja para estar detrás de Selena,
poniéndose a un lado del cortejo nupcial. Olivia aprieta mi mano con fuerza, con
entusiasmo, entrelazando sus cálidos dedos sudorosos con los míos. El sacerdote
comienza a hablar y siento que Olivia se vuelve un poco inquieta a mi lado.
Cuando me asomo, la oigo susurrar “a la mierda” en voz baja y retira el velo
sobre su cabeza y se lanza hacia mí, aplastando su boca con la mía. Los invitados
animan y aplauden, aullando y gritando y riéndose de la repentina urgencia de
Olivia por besarme. Detrás de mí, oigo a Darryl y Jackson y gemir y susurrar
“Jesucristo” bajo sus respiraciones. No tengo mucho tiempo para registrar el beso,
todavía estoy atrapado en la visión repentina de su hermoso rostro. Cuando mi
cuerpo comienza a reaccionar a su boca, envuelvo mis brazos alrededor de su
295
cintura y tiro de ella con más fuerza hacia mí.
Cuando ella se aleja, susurra:
—Muchas gracias, has hecho mi día.
Tiene los ojos húmedos de lágrimas y su voz parece inestable. Sonrío hacia
ella y pongo el velo de vuelta sobre su rostro.
—No hay de qué. Ahora vamos a casarnos ya.
Ella se ríe hacia mí, se encuentra de nuevo en su lugar y se disculpa con el
reverendo.
El reverendo se aclara la garganta.
—Vamos a intentarlo de nuevo. Como Olivia y Seth toman sus votos hoy,
tenemos el privilegio de presenciar el amor gozoso de una nueva familia, una
familia que se nutre y se nutre a través de la devoción de dos individuos
separados que crecen juntos a través de los lazos comunes de amor. Que su
matrimonio les traiga la paz, alegría, comodidad y bienestar que se conoce en los
corazones de los hijos de Dios.
Me desconcentro de sus palabras y miró a Olivia. A través de la fina tela,
puedo distinguir sus labios mientras ella sonríe ampliamente al reverendo. Su
felicidad está vertiendo de ella en oleadas, solo superada por la mía.
—El amar realmente a otra persona es estar dispuesto a aceptar tanto sus
puntos fuertes como sus puntos débiles, con medidas iguales de comprensión y
respeto.
La ceremonia en sí es tradicional y no muy larga en absoluto. Recitamos
después del reverendo donde prometemos e intercambiamos anillos. Nunca he
llevado un anillo antes, pero la banda de oro que ahora adorna mi dedo no se
siente fuera de lugar o ajeno en absoluto. Se siente bien, como si fuera una parte
de mi piel.
—Seth, ¿aceptas a Olivia para ser tu legítima esposa, tu pareja en la vida y tu
único y verdadero amor? ¿Aprecias su amistad y prometes amarla hoy, mañana y
para siempre? ¿Prometes confortarla, honrarla y mantenerla en la salud y en la
enfermedad, permaneciendo fiel a ella, siempre y cuando la muerte no los separe?
No tengo que pensar. Él solo me hizo la pregunta más fácil que he oído en mi vida.
—Sí, acepto.
—Olivia, ¿aceptas a este hombre para ser su legítimo esposo? ¿Prometes
amarlo, confortarlo, honrarlo y mantenerlo en la enfermedad y en la salud,
permaneciendo fiel a él, siempre y cuando la muerte no los separe?
—Sí, acepto. 296
—Entonces, por el poder investido en mí, los declaro marido y mujer.
Puedes besar a la novia.
Extiendo mi mano y levanto el velo de la cara de Olivia, exponiendo el único
rizo de cabello oscuro que se apoya contra su pecho. Tiro de ella hacia mí y la
beso con todo lo que tengo. Vierto todo mi amor, mi emoción y nerviosismo en el
beso, y siento que el aire deja mis pulmones. Todo en mi vida me ha llevado a este
momento... el momento en que yo reclamo mi único y verdadero amor como mi
esposa delante de todos nuestros amigos y familiares.
Y no cambiaría nada.

***

La recepción fue una falta de definición salvaje de flashes de cámaras,


música, baile y comida. Los músculos de mi cara duelen más que todo mi cuerpo
después de una pelea, simplemente por sonreír.
Podría escribir una novela de quinientas páginas sobre esta noche. Podría
escribir sobre los votos intercambiamos, la conversación que tuvimos o los bailes
que compartimos en gran detalle, pero para mí, esas cosas no me importan tanto
como el ser unidos en matrimonio para siempre lo hizo.
Conduzco lejos de la recepción en el Emerald Cliff Restaurant and Marina, y
me dirijo hacia el resort que reservé para nosotros en The Captain Lord Mansion.
Estoy aliviado de que todo haya acabado, antes de irnos, nuestros parientes
estaban empezando a sentir los efectos del alcohol y las historias incómodas de
infancia poco a poco se empezaron a desplegar. Chase, Maddi, Jackson, Selena y
Darryl se apiñaban alrededor de una mesa, compartiendo historias y riendo como
siempre lo han hecho, y mi mamá, estaba felizmente sentada con la madre de
Olivia, ninguna de las dos tocando la bebida gratis. Hoy por la mañana y esta
noche fueron perfectas, por decir lo menos, pero ahora por fin estamos solos de
nuevo. He querido estar a solas con Olivia desde que la vi en la iglesia de San
Pablo y lo único que puedo pensar es hacer esta noche memorable para ella. No sé
cómo... No sé qué más puedo hacer por ella. Ya la he tomado en una ducha y la
até a las jaulas. He lamido entre sus muslos mientras ella dormía y he perdido mis
dedos dentro de ella hasta que se fundió a mi alrededor un millón de veces. ¿Qué
más puedo traer a la mesa? ¿Qué más puedo hacer para que esta noche sea
memorable?
Nos detenemos fuera del The Captain Lord Mansion y Olivia se desliza del
coche con un bostezo.
297
—Deja las bolsas —le digo mientras salgo del coche y ella busca hacia atrás
para alcanzar el mango—. Voy por ellas por la mañana.
Nuestros dedos se atan juntos mientras ella me da el encuentro alrededor de
mi lado del coche. Me dirijo escaleras arriba y a través de las puertas dobles de la
mansión. Ella se maravilla de la disposición y todas las decoraciones, pero sus
ojos no se detienen en ellos. Estoy demasiado cansado como para que realmente
me importe si el lugar es bonito o un basurero. Ella prácticamente salta a mi lado
mientras la acompaño a nuestra habitación. En el interior, pongo mis ojos sobre la
cama, con ganas de acostarme y descansar los ojos.
—¿Puedes preparar un baño? —Olivia sonríe—. Creo que lo necesitamos
para descansar un poco antes de dormir.
—Cualquier cosa por ti, mi mujer. —Mi pecho se aprieta en la palabra y
Olivia me sonríe.
Saco mi chaqueta y me deshago mi chaleco y mi corbata, tirándolos sobre la
cama, sin importare si se arrugan. Camino por el amplio dormitorio y dentro del
elegante y amplio baño. Apenas me maravillo por los arreglos ya que dejo correr
el agua caliente y burbujeante del agrado de Olivia. Al pensar en su nombre, ella
se pasea con una botella de vino y dos copas en la mano. Se vuelve y me mira por
encima del hombro. Me levanto y desabrocho su cremallera, recorriéndolo hacia
abajo por espalda y sobre la curva de su culo.
—¿Quieres beber ahora? —pregunto, bajando mi boca a su cuello y
plantando un suave beso. Bajo mis labios, se le pone la piel de gallina ligeramente.
Me alejo y ella sonríe con malicia hacia mí.
—Por supuesto.
—Ya sabes cómo me pongo... —La última cosa que quiero hacer es follarla
demasiado rudo en nuestra noche de bodas. ¿No es la intención de ser un apasionado y
amoroso?
Le desabrocho el sujetador y lo arrojo a un lado.
—He oído hablar de cómo te pones, pero no lo he visto todavía.
Sus palabras despiertan mi polla en los pantalones y miro sus regordetes
labios rojos mientras las próximas dos palabras salen de su boca. Muéstrame.
—¿No quieres que sea bondadoso y amoroso? —pregunto, curvando los
dedos alrededor de su ropa interior de encaje blanco y empujándolos hacia abajo
por sus muslos. Cuando llegan a un cierto punto, caen sin mi ayuda y ella sale de
ellas. Está completamente desnuda ahora y veo, no, admiro como pone un pie
después del otro en el baño y se hunde a sí misma hacia abajo. Miro la piel
lechosa de sus muslos a su vez en un tono claro de color rosa, inmerso en el agua 298
caliente. El agua es apenas suficiente profunda para cubrir sus muslos y me
encanta la visión delante de mí mientras solitarias burbujas cubren la mitad de su
pezón.
—Bueno... —Sonríe, vertiendo el vino en una copa—. Me puedes amar con
un puñado de mi cabello.
Santa. Mierda. Ella lo quiere duro, duro y rápido. Quiere que la domine por
completo, tomándola en todas las superficies de esta habitación. Lo que mi nena
quiere, lo recibe.
Ella coloca la copa llena en el borde de la bañera y me mira.
—¿Vas a venir o vas a seguir follándome con los ojos en vez de realmente
follar conmigo?
Me desabrocho el cinturón casi agresivamente, sin creer las palabras que
salen de su boca. Me libero de mi ropa y entro en la tina. Me entrega una copa de
vino y tiro de ella para tomar tres grandes tragos. Joder, odio vino. Dejo caer la copa
sobre el borde y en la alfombra de baño antes de inclinarme hacia adelante,
agarrando las piernas de Olivia y tirando de ella hacia mí. No necesito alcohol
para darle lo que ella quiere. Olivia sale de mi alcance y chista.
—Tenemos toda la noche para hacer eso. —Sonríe diabólicamente. Voltea su
cuerpo alrededor y se arrastra hacia mí—. Hay algo que quiero hacer para ti, en
primer lugar.
Ella pasa su lengua por sus labios inferiores antes de inclinarse a la derecha
y besar mi cuello y luego mi pecho. La palma de su mano se aplana contra mi
pecho y mi corazón late más rápidamente en su mano mientras me empuja un
poco hacia atrás. La miro, asombrado de cómo mi cuerpo hace lo que ella le dice
que sin dudarlo y es en este momento como me doy cuenta, Olivia no es mía... yo
soy suyo.
Humedezco rápidamente mis labios y una bocanada de aire deja mis
pulmones mientras sus ojos quedan fijos en los míos y ella baja su boca a mi polla.
Sus labios húmedos se envuelven alrededor de la cabeza, cubriéndola de
saliva y un gutural gemido sale de mí mientras mi cabeza cae hacia atrás contra
las baldosas. Placer irradia desde mi centro, latiendo en olas que lo consumen
todo cada vez que ella pasa su lengua por la punta, y cuando me lleva todo el
camino hasta la parte posterior de la garganta, me estremezco y sonrío, dándome
cuenta de que estoy por completo, irreversible y felizmente perdido en mi esposa.

Continuará en… 299

Forever Consumed
Forever CoNsumed
Esto es todo.

Mi venganza.

Puedo saborearla en mi lengua, es


dulce y es adictiva.

He trabajado muy duro como para


conformarme con el segundo mejor y
voy a llegar a la cima.

Seth Marc está de vuelta y


entrenando más duro que nunca
para redimir su derrota ante Don
Russell. La ansiedad es alta, pero
hay más en juego mientras el
fundador de la MMAC, Matt 300
Somers, obliga a Seth y Don a
entrenar bajo el mismo techo.

Aunque Matt Somers cree que es


solo una buena diversión el
provocar a los dos por la
publicidad, no se da cuenta lo
realmente seria que es la situación.

Con Olivia a su lado, Seth Marc se empuja más a sus límites y lucha por mantener a
su oponente, Don Russell, fuera de su cabeza mientras que pelean una última vez.
SOBRE LA AUTORA
Skyla Madi nació en la pequeña
ciudad de Port Maquarie, Nueva Gales
del Sur en 1993. Pasó la mitad de su vida
creciendo en Wauchope, un pueblo rural
próspero en el corazón de Hastings River
Valley antes de dar el salto a la ajetreada
ciudad de Brisbane.
Cuando esta joven escritora
australiana no está cambiando pañales,
viendo dibujos animados, cocinar para su
esposo o haciendo otras cosas de madre y
esposa está trabajando activamente en su
escritura y en la mejora de sus habilidades
de escritura.
Skyla ama leer tanto como ama
escribir y desde que descubrió que
YA/NA/Romance Paranormal/Fantasía Urbana son sus géneros favoritos, se ha
embarcado en su propio viaje de escritura y está actualmente contratada con
Limitless Publishing. 301

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