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“Proyectos Políticos y Modelos d Desarrollo en América Latina”

Prof. Ismael Decima

UNIVERSIDAD NACIONAL DE MISIONES


Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Departamento de Historia

CARRERA: Prof. De Historia y Licenciatura en Historia

ASIGNATURA OPTATIVA:

“Proyectos Políticos y Modelos de Desarrollo en América Latina”

PROFESOR: Ismael Décima

ALUMNAS:

 Anahí Arzamendia

 Arzamendia Noemí

TRABAJO PRÁCTICO N° 2

TEMA: EL DESENCUENTRO DE DOS RAZONES REVOLUCIONARIAS


INDIANISMO Y MARXSMO

- 2014 -

Arzamendia – Arzamendia
“Proyectos Políticos y Modelos d Desarrollo en América Latina”

Prof. Ismael Decima

Introducción

En el marco de la carrera del Profesorado de Historia y Licenciatura en Historia de la


Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM, proponemos elaborar el
siguiente informe en respuesta a los requisitos de trabajos prácticos solicitados por la
cátedra, Asignatura Optativa “Proyectos Políticos y Modelos de Desarrollo en América
Latina”, desarrollada por el Prof. Ismael Décima.

Nos proponemos analizar los pensamiento de autores que explican las posturas
diferentes que surgen en el desencuentro de dos razones revolucionarias indianismo y
marxismo, de Albardo García linera, así como también analizar el concepto de
nacionalismo propuesto por J.Hernandes Arregui, el cual plantea que nacionalismo y
marxismo son inseparables, también en este marco de análisis de marxismo crítico, nos
pareció importante agregar el análisis del material el manifiesto de la ciudad del sol , un
aporte al debate de ideas del movimiento popular argentino.

Como estudiantes de una carrera que implica compromiso y protagonismo social, la


lectura profunda de varios pensadores enriquecerá nuestros conocimientos y fortalecerá
nuestras acciones como hacedores del presente en la construcción de nuestra
Latinoamérica y que nos compromete directamente como profesores de las nuevas
generaciones.

Desarrollo

Alvardo García linera (marzo-abril 2005) en su texto apunta primeramente a


contextualizar su análisis que será llevado a cabo en Bolivia, ya que es ahí donde la
sociedades indígenas fueron formándose en levantamientos efectivos.

Parte diciendo en Bolivia el antiguo marxismo no es significativo ni política ni


intelectualmente y el marxismo critico proviene de una buena generación de
intelectuales, los cuales tienen una influencia reducida y círculos de producción
limitados. Por el contrario el indianismo poco a poco se ha ido construyendo en una
narrativa de resistencia que en los últimos años se propuso como una autentica poción
de poder. Plantea,en Bolivia se han desarrollado en los últimos cien años cinco grandes
ideologías o concepción del mundo. El anarquismo vinculado al trabajo artesanal y
obrero en pequeña escala y al comercio, presentes en el siglo XIX, donde se lleva a

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cabo la conquista de derechos laborales y a la formación autónoma de una cultura


libertaria entre sus afiliados.

la ideología que remarca el autor es el indianismo de resistencia que surgió después de


la derrota de la sublevación y del gobierno indígena dirigido por Zarate Wilka y Juan
Lero (1899). Reprimido este proyecto de poder nacional indígena, el movimiento étnico
asumió una actitud de renovación del pacto de subalternidad con el estado mediante la
defensa de las tierras comunitarias y el acceso a la educación.

El nacionalismo revolucionario y el marxismo primitivo serán dos narrativas políticas


que emergerán con vigor después de la guerra del chaco.

A diferencia del marxismo naciente, para el cual el problema del poder era un tema
retorico que buscaba ser resuelto por la fidelidad de lo escrito, el nacionalismo
revolucionario se perfilara como una ideología portadora de una clara voluntad de poder
que debía ser resuelta de manera práctica, combinaran de manera decisiva sublevaciones
(1949), con golpes de estado (1952), y participación electoral como muestra de una
clara ambición al poder. El movimiento nacionalista revolucionario (MNR) hará que su
partido devenga en toda una concepción del mundo emitida desde el Estado.

El autor remarca el nacimiento del marxismo primitivo desde hace 20 años existe, como
política de hegemonía ideológica cobrara fuerza en los años 40 por medio del partido
de izquierda revolucionario (PIR) y el partido obrero revolucionario (POR), esto es todo
programa revolucionario de los distintos marxismos, desde sus inicios hasta la época de
los 80, tendrá diversos nombres, pero en el fondo este marxismo primitivo por sus
fuentes y sus objetivos, será una especie de nacionalismo revolucionario radicalizado.

En el marxismo se llegó a formar una cultura política extendida en sectores obreros,


asalariados y estudiantes basadas en la primacía de la identidad obrera por encima de
otras identidades, seria en este punto donde confrontan marxismo e indianismo ya que
los repertorios culturales de las clases sociales, la diversidad identitaria de la sociedad o
la existencia de naciones y pueblos indígenas serán un no lugar en la literatura y en la
estrategia izquierdista. Para este marxismo no había ni indios ni comunidad, con lo que
una de las vetas de marxismo clásico queda bloqueada y rechaza como herramienta
interpretativa dela realidad boliviana, además esta posición obligara al emergente
indianismo político a afirmarse precisamente en combate ideológico tanto contra las
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corrientes nacionalistas como las marxista, los cuales rechazan y niegan la temática
comunitaria agraria étnico nacional como fuerza productivas políticas capaces de servir
de poderes regenerativos de la estructura social, tal como lo había hecho el indianismo,
lo cual sumado a la estreches del mercado laboral moderno, incapaz de acoger a la
creciente migración, habilitara un espacio de naciente disponibilidad para el
resurgimiento de la nueva visión del mundo indianista que en los últimos 34 años, ha
transitado varios periodos: el formativo, el de cooptación estatal y el periodo de su
conversión en estrategia de poder.

Donde surge el indianismo katarista, el cual inicialmente nace como discurso político
que comienza a resignificar de manera sistemática la historia a lengua y la cultura, esto
va a suceder en los 70 en pleno modelo estatal centralista y productor, se va a llevar a
cabo un movimiento intelectual aymara migrante temporal o permanente el cual
alcanzara la reivindicación de la indianitud, ya no como estigma sino como sujeto de
emancipación, como designio histórico, como proyecto político. Se trata de un auténtico
renacimiento del indio a través de la reivindicación y reinvención de su historia, el
indianismo rompe lanzas frente al marxismo y se le enfrenta con la misma vehemencia,
con la que critica al cristianismo,, considerando ambos como los principales
componentes ideológicos de la dominación colonial.

A partir de este fortalecimiento, el discurso katarista indianista, se va a dividir en cuatro

grandes movimientos: CSUTCB, MITKA y MRTK, la última corriente al lado de estas

políticas sindicales va a ser la corriente académica, historiográfica y la de investigación

sociológica. A partir de los 80 se fue construyendo la identidad cultural que hoy en dia

toma el nombre de “pachamamicos” , se construye además unos discursos políticos

denominados “ integracionista” como fuerza de presión para tener reconocimiento

estatal, el indígena querellante para incorporarse a la sociedad vigente pero sin perder

sus particularidades culturales.

Una importante variante discursiva de este movimiento indianista katarista va a ser la

vertiente ya estrictamente nacional indígena, que buscan la constitución de la república

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india, no le pide al estado el derecho a la ciudadanía, sino que pone de manifiesto que

deben ser los propios indígenas quienes deben porque quieren, ser los gobernantes del

estado, que por la presencia india deberá convertirse en otro estado y en otra república ,

en la medida en que el estado republicano contemporáneo ha sido una estructura

de poder levantada sobre la exclusión y el exterminio del indígena.

Bajo esta mirada el indígena aparece no solo como sujeto político, sino también como

un sujeto de poder, de mando, de soberanía.

Revindicando un proyecto de inclusión de los pueblos indígenas en las estructuras de

poder y poniendo mayor énfasis en una postura antiimperialista esta vertiente puede ser

definida como indianista de izquierda por su capacidad de poder recoger la memoria

nacional-popular, marxista de izquierda formada en épocas anteriores, lo que permitido

una mayor recepción urbana, multisectorial y plurirregional a su convocatoria, haciendo

de ella la principal fuerza electoral municipal del país.

En otra postura si se quiere esta la corriente indianista radical, que lo que plantean es

que los que tienen que negociar sus modos de inclusión en el estado, son los mestizos en

calidad de minorías incorporadas en condición de igualdad política y cultural a las

minorías indígenas.

El autor destaca una relación entre marxismo e indianismo culmina diciendo.

A diferencia de lo que sucedía en décadas anteriores, en la que la existencia de un

vigoroso movimiento overo estaba acompañada de una primaria pero extendida cultura

marxista. El antiguo de estado de sta postura no fue significativo ni política n

intelectualmente y el nuevo marxismo crítico, proveniente de una nueva generación

intelectual, tiene una influencia reducida y círculos de producción aun limitadas. No

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deja de ser significativo que este movimiento cultural político indianista no venga

acompañado de una vigorosa intelectualidad practica de los ámbitos de dirección de

sindicaos, comunidades y federaciones agrarias y vecinales, el movimiento carece de

una propia intelectualidad letrada y de horizontes más estratégicos el grupo intelectual

indígena que podría haber desarrollado ese papel se encuentra aún adormecido por el

impacto de la cooptación general de cuadros indígenas por el estado neoliberal en la

década de los 90,y precisamente parte de estos pequeños núcleos marxistas críticos lo

que con mayor acuciosidad reflexiva vienen acompañado registrando y difundiendo este

nuevo ciclo del horizonte indianista, inaugurando as la posibilidad de un espacio de

comunicación y enriquecimiento mutuo entre indianismo y marxismo que serán,

probablemente las concepciones emancípativas de la sociedad más importante de

Bolivia.

Como vemos en este planteo es importante destacar el concepto de nación, o

nacionalismo, planteado por J Fernández Arregui (¿Qué es el nacionalismo? lo

citaremos porque al reconstruir el indianismo su historia, o en su movimiento

revolucionario de reconocimiento social, junto al marxismo crítico se produce una

nacionalización: el de la nación indígena aymara.

Hegel plantea: nuestro objetivo es el planteo de la teoría nacionalista, renovándola no

desde Europa, sino desde las perspectivas peculiares de un país colonizado.

Lo define así: el nacionalismo posee un doble sentido según corresponda al contexto

histórico de una nación poderosa o de un país colonial, hay una distinción, no de grado

sino de naturaleza, entre nacionalismo de las grandes potencias –EE.UU, Inglaterra,

Francia-que son formaciones históricas ya constituidas y el nacionalismo de los países

débiles que aspiran justamente a constituirse en naciones

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El nacionalismo adquiere connotaciones irreductiblemente contrarias según las clases

sociales que lo reclaman o rechazan. En síntesis e concepto político de nacionalismo no

es univoco, da origen a dispares ideológicas, a interpretaciones de clases falsas y

comprometidas, de la realidad política nacional. Toda teoría nacionalista que prescinda

de la potencia numérica y la conciencia histórica de las masas en una abstracción

inservible mutilada de la lucha del pueblo. Un nacionalismo literario, reaccionario y

apocrifito. Hay pues un nacionalismo ligado a las clases privilegiadas aunque adopte a

veces, cierta actitud crítica frente a ellas y un nacionalismo que se expresa en la

voluntad emancipadora de las grandes masas populares, destinadas A velar el sentido

real del nacionalismo revolucionario, estas nacionalidades sin soberanía real, una de las

más diestras y calculadas defraudaciones de la filosofía del imperialismo.

Como se ha planteado anteriormente el nacionalizo adquiere connotaciones contraías

según las clases sociales, un nacionalismo que se enraíza en un sector no tenido en

cuenta por el marxismo tal vez por as grandes historias nacionalistas de las grandes

nacionalidades, un indianismo que nace en Bolivia, donde el indio amayra aparece de

manera nítida como identidad colectiva y como un sujeto político encaminado a un

destino de autogobierno, de autodeterminación. Ciertamente se trata de una peculiar

articulación entre las lectura de tradición histórica de las luchas indígenas de autonomía,

con las modernas lecturas de autodeterminación de las naciones desarrolladas por el

marxismo crítico y cuya importancia radica en que permite centrar el discurso en

ámbitos territoriales específicos, en masas de poblaciones verificables ( esto también se

plantea en la Argentina con la nacionalización dado en un contexto histórico peronista)

y en sistemas institucionales de poder y movilización mas compactos y efectivos que los

de la panindianidad, se puede afirmar que a partir de esta formación discursiva el indio

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y el indianismo devienen de un discurso estrictamente nacional: el de la nación indígena

aymara. La propia narrativa histórica del indígena que construye este discurso va más

allá de la denuncia de las exclusiones, las carencias o los sufrimientos que caracteriza a

la reconstrucción culturalista: es una narrativa heroica, hasta cierto punto guerrero,

marcada por levantamientos por resistencias, por aportes, por grandezas cíclicamente

reconstruidas de varias formas que algún día hará de restablecerse de manera definitiva

mediante la revolución inda.

Reflexionando en lo ya expuesto con los autores tomados y recomendados por la

catedra, podemos afirmar apoyándonos en l que plantea Walter Formento (manifiesto

de la ciudad del sol), ahora surge u nuevo mensaje argado de esperanza revolucionaria,

pero no proviene del viejo continente sino de nuestra América. El manifiesto de la isla

del sol asume sus raíces indígenas, criollas y mestizas echadas en la tierra fecunda de la

historia de las luchas populares y de liberación del continente, (no hay que comenzar

la casa por el techo sino por la base. Y la base son las masas. Y as masas no son

entelequias, J Fernández Arregui).

El manifiesto aporta y realza un modo de construcción política basado en el trabajo de

lo colectivo, los valores éticos revolucionarios, los saberes ancestrales, recatando y

poniendo en marcha lo que había quedado detenido por el avance y la expansión

imperialista. En sintonía con una nueva democracia participativa y protagónica que

recoge el continente, no como forma sino como elemento constitutivo de la sociedad.

Nos impulsa hacia lo urgente: una nueva institucionalidad. Transformar las

constituciones libréales para subvertir el estado, donde el pueblo deje de ser beneficiario

y sea protagonista en la construcción de un futuro digno.

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Conclusión

Es por lo expuesto, por lo que plantea J Fernández Arregui, que el marxismo no está

separado del nacionalismo, sino que este viene envuelto por así decirlo, a una historia de

luchas de clases. Y que la necesidad de ir a la raíz de las cosas, comprende el

conocimiento del pasado ya que es indispensable un pensamiento crítico y

revolucionario del presente. Las historias nacionales y revolucionarias no son aisladas,

la construcción de una nacionalidad debe ir ligada a todos los levantamientos y luchas

de las masa por una participación más activa y preagónica, se puede hablar de teorías

diversas pero esas teorías no deben ser solo eso, para construir una nación y pertenecer

activamente a ella debemos desarnaquizarnos y comprender más como estudiantes de

historia, más que comprender, conocer y difundir, los levantamientos significativos

como lo es el indianismo, para reconstruir nuestra nación resignificando desde américa,

las culturas y raíces ancestrales que han quedado en el olvido, el renacimiento de las

luchas populares es el renacimiento de la nación americana.

Arzamendia – Arzamendia

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