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Hemos tratado varias veces el tema de la sociedad, hemos visto los elementos genéricos
que se pueden apreciar en cualquier sociedad humana, pero todavía no hemos afrontado
cómo son las sociedades reales.
Desde hace mucho tiempo, los filósofos primero y los sociólogos y antropólogos después,
han señalado que ha habido una evolución en los tipos de sociedades que han ido
apareciendo a lo largo de la historia. Apareciendo y no desapareciendo, al menos de modo
completo, pues todos los tipos de sociedad han demostrado un importante sentido de la
supervivencia resistiéndose a desaparecer del todo de la historia.
Uno de estos grandes clasificadores de las sociedades, quizás de entre los importantes el
más reciente, es el sociólogo norteamericano Gerhard Lenski. El punto de vista de Lenski
es el estudio de lo que él denomina evolución sociocultural, es decir, el estudio de los
cambios sociales que se suceden cuando una sociedad adquiere nuevos
conocimientos, sobre todo, los cambios tecnológicos.
Lenski, por tanto, se fija en cómo las sociedades se van transformando a lo largo de los
siglos conforme van consiguiendo un mayor control del entorno natural en el que se
desenvuelven, gracias a los artificios que van inventando.
Las sociedades que sólo disponen de una tecnología rudimentaria sólo pueden alimentar a
un número limitado de personas y tienen poco control sobre su entorno, lo que no es
necesariamente malo por otra parte. Por el contrario, las más avanzadas
tecnológicamente, lo que tampoco tiene por qué ser necesariamente bueno, tienen una
población mucho más numerosa, con ocupaciones muy distintas y con actitudes,
creencias, oportunidades y estilos de vida mucho más variados.
De esta forma, cuanto mayor sea el nivel tecnológico de una sociedad, mayor será el
ritmo del cambio social, mientras que las sociedades tecnológicamente simples cambian
muy lentamente.
Así que, siguiendo el enfoque de Lenski que toma como rasgo distintivo a la tecnología,
cinco serían los tipos de sociedades que vamos a ver en este artículo: las sociedades de
cazadores y recolectores, las primeras sociedades agrícolas y de pastores, las
sociedades agrarias, las sociedades industriales y las sociedades posindustriales.
1 Barajas Martínez, Juan Carlos (2017). Los tipos de sociedades I: Las sociedades preindustriales.
Extraído y adaptado desde http://sociologiadivertida.blogspot.com/2015/04/los-tipos-de-
sociedades- i-las.html.
En segundo término, tampoco es automática la forma en que las sociedades se suceden
en la historia, sino que son procesos graduales que toman forma a través de
acontecimientos que se van acumulando. De hecho, unas no sustituyen del todo a las
anteriores, sino que se van acumulando como los estratos en un terreno. Las modernas
sociedades posindustriales conviven con elementos de la sociedad industrial y con
elementos de la sociedad agraria, y las sociedades de cazadores y recolectores – las más
antiguas - no han desaparecido del todo de la faz de la Tierra.
Sin embargo hoy en día quedan pocas sociedades de este tipo, según Anthony Giddens,
hay todavía un cuarto de millón de personas que viven de esta manera – los aka, los
pigmeos o los bosquimanos, por ejemplo–, lo que supone un 0,001% de la población
mundial actual.
La división del trabajo se hace en función de la edad y el género. Los más jóvenes y los
ancianos contribuyen en lo poco que pueden. Los ancianos – los hombres de más edad y
experiencia en la comunidad – son escuchados y tienen mucho que decir en las grandes
decisiones. No olvidemos que la palabra “senado” proviene de la palabra latina “senex” que
significa “viejo”, así que algo queda en nuestra cultura de aquellos tiempos. Los adultos
sanos tienen la responsabilidad de obtener los alimentos, los hombres la caza y las
mujeres se especializan en la recolección de frutas y alimentos vegetales.
Las sociedades de cazadores y recolectores son muy igualitarias. El hecho de que sean
tan importantes para la dieta los alimentos cazados como los alimentos recolectados hace
que
el papel de hombres y mujeres sea prácticamente equivalente, disfrutando de un estatus
muy semejante.
A lo largo del siglo XX, por si tuvieran pocos problemas, se han visto amenazados por otras
sociedades más complejas tecnológicamente, que las van arrinconando es espacios cada
vez más reducidos. Algunos antropólogos como Marvin Harris mantienen que estos
contactos han provocado cambios de comportamiento hacia conductas más violentas, en
general, no se han resignado a la extinción y luchan por mantener su cultura y su estilo de
vida.
Para Giddens los cazadores y recolectores no son gente primitiva cuya forma de vida
carece de interés para nosotros sino que nos demuestran que algunas de nuestras
instituciones sociales están lejos de ser “naturales” en la vida humana. Sin idealizar este
modo de vida, la poca incidencia de las guerras, la ausencia de diferencias sociales y el
énfasis en la cooperación más que la competencia nos recuerdan que no todo lo que nos
ha traído la modernidad es necesariamente sinónimo de progreso.
Otras sociedades radicadas en regiones más áridas, desarrollaron otra tecnología, la del
pastoreo, y que supone la domesticación de animales. También hubo sociedades que
combinaron ambas tecnologías y empezaron a obtener alimentos de la horticultura y del
pastoreo.
La domesticación y la horticultura aumentaron la producción de alimentos, lo que permitió
alimentar a más personas con lo que estas sociedades incrementaron su población, de
decenas a cientos de personas.
Allí donde predominó el pastoreo, las sociedades siguieron siendo nómadas; en cambio,
allí donde predominaron las técnicas agrícolas las personas fueron asentándose de
manera más o menos permanente.
Así que la sociedad se fue haciendo más compleja y eso trae consigo un mayor nivel de
desigualdad social. Empezó a surgir el concepto de propiedad y, cómo no, había familias o
clanes que podían producir más que otros, con lo que obtenían más prestigio e influencia.
De ahí a que comenzara a haber jefaturas y formas de gobierno rudimentario sólo faltaba
un paso. En principio estos gobiernos sólo podían imponer su autoridad sobre un territorio
pequeño y un número limitado de personas. Estas nuevas relaciones sociales trajeron
consigo un aumento de la conflictividad y, por tanto, una mayor incidencia de la guerra.
La religión reforzó el papel de las elites. Éstas se hicieron a medida con el fin de justificar la
idea de que las personas estaban obligadas moralmente a ejercer aquello trabajos que les
correspondían según su posición de nacimiento en la jerarquía social.
Tanto el poder político como el religioso, aquellos gobernantes por derecho divino, con
afán de demostrar su preeminencia abordaron la construcción de grandes obras, palacios,
templos, monumentos gigantescos cuyos vestigios han llegado en muchas ocasiones hasta
nuestros días como muestra del poder de que disfrutaron.
Sociedades industriales
La sociedad industrial es un término usado para describir el tipo de sociedad surgido tras
la Revolución industrial y que supuso el paso de la sociedad premoderna a la moderna. El
concepto es muy utilizado en la historiografía y en la sociología, denominándola también
esta última como sociedad de masas.
La aparición de este tipo de sociedad humana no fue homogénea. Los primeros países en
los que surgió fueron Gran Bretaña, parte de Europa Occidental y Estados Unidos. En otras
partes del mundo el proceso fue mucho más lento, e incluso según muchos especialistas
existen actualmente muchos países que aún viven en una estructura social pre-industrial.
El principal cambio generado en esta sociedad fue que la productividad se convirtió en lo
principal. La agricultura perdió importancia y los adelantos técnicos hicieron que el peso
económico pasara a las fábricas.
Por esto nacieron nuevas clases sociales, sobre todo la burguesía industrial, dueña de los
medios de producción; y la clase obrera o proletariado.
Cambios en la agricultura
Aunque la sociedad industrial tiene como principal elemento diferenciador la potenciación
de la industria, no podría entenderse el cambio de las relaciones económicas sin nombrar
también los adelantos en la agricultura.
En este sector empezaron a utilizarse nuevas técnicas, como la irrigación, los abonos o la
maquinaria. Esto hizo que aumentara la producción, con la consiguiente aparición de
excedentes que permitieran el comercio.
Además, parte de los trabajadores agrícolas pasan a ser innecesarios, teniendo que
emigrar a las ciudades y a trabajar en las fábricas.
Liberalismo económico
En el plano ideológico-económico, la aparición del liberalismo es uno de los elementos más
importantes que colaboraron en el nacimiento de la sociedad industrial y, a su vez, explican
parte de sus características.
Este proceso, que se inició tímidamente en el siglo XVII, se fue consolidando. Propugnaba
que el Estado debía dejar de intervenir en el mercado, dejando que este se regulara por sí
mismo.
Esto se logró introduciendo nueva maquinaria. Tanto en el campo como, sobre todo, en las
fábricas, cada vez se utilizan más máquinas para aumentar la productividad.
Los combustibles fósiles, como el carbón o el petróleo, comenzaron a usarse mucho más.
Ya sea en el campo o en la industria, resultaron fundamentales para mantener el ritmo
productivo.
Cambios culturales
La investigación en todos los ámbitos conllevó un gran aumento de los conocimientos,
aunque en un principio estuvieron reservados a la pequeña parte de la sociedad que podía
formarse.
Por otra parte, se produjo un traslado de población del campo a la ciudad, unido al
aumento de la natalidad. Los adelantos médicos se tradujeron en el descenso de la
mortalidad, con lo que la demografía experimentó un gran crecimiento.
Cambios socioeconómicos
Una de las características más importantes de la sociedad industrial es la transformación
de las estructuras económicas y sociales que supuso.
La burguesía, que había aparecido con los gremios artesanos y la acumulación de riqueza,
pasó ahora a ser propietaria de las fábricas. Se convirtieron en una de las capas más
económicamente favorecidas de la población, lo que les llevó también a ocupar poder
político.
Al mismo tiempo, los antiguos campesinos que emigraron a la ciudad acabaron trabajando
en las fábricas, la mayoría de las veces en condiciones lamentables. Esto les llevó a
organizarse, con lo que aparecieron los primeros movimientos obreros.
Clases sociales
Como se señalaba anteriormente, durante el nacimiento de la sociedad industrial se
produjo un cambio en las relaciones sociales: aparecieron nuevas clases, muchas veces
enfrentadas entre sí. La desigualdad económica y de derechos fue una de las
características de ese período.
Burguesía industrial
La burguesía venía ascendiendo económica y socialmente desde la Alta edad media,
cuando aparecieron los gremios y las ciudades comenzaron a ser importantes. Con la
sociedad industrial alcanzó su punto más alto.
No era una clase compacta, ya que existían varios tipos de burgueses. Por una parte,
estaban los banqueros y los dueños de las grandes fábricas que, obviamente, tenían un
gran poder económico y político.
Por otra, los expertos hablan de una mediana burguesía. Esta estaba compuesta de
profesionales liberales, así como de comerciantes. Los dueños de las pequeñas tiendas y
los trabajadores no obreros formaban la última capa, la pequeña burguesía.
Clase obrera
La clase obrera es otra de las que aparecieron al crearse la sociedad industrial. Parte de
ella la formaron los antiguos campesinos que, ya sea por la mecanización del campo o por
otras circunstancias, debieron buscar trabajo en las fábricas. Lo mismo les ocurrió a los
artesanos con producción pequeña.
Durante la primera etapa, las condiciones en la que vivían estos obreros eran muy malas.
No tenían derechos laborales y los sueldos solo llegaban para permitir una precaria
supervivencia. Esto provocó el surgimiento de los movimientos obreros y la aparición de
ideologías como el comunismo, impulsado por los escritos de Karl Marx.
Sociología aplicada
TNS en Trabajo Social
Prof. Benjamín Romero Z.