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Los Tipos de Sociedades I: Las Sociedades Preindustriales

El sociólogo norteamericano Gehard Lenski

A lo largo y ancho de este blog hemos tratado varias veces el tema de la sociedad. Nos
hemos preguntado, ¿qué es la sociedad?, hemos estudiado con detalle las distintas
estructuras sociales que componen la sociedad como son los roles sociales, las
instituciones sociales, la cultura y hemos visto aquellos esquemas que contemplan a la
sociedad como una suma de interacciones entre individuos en ese proceso que se ha
venido en llamar interacción social. Es decir, hemos visto los elementos genéricos que
se pueden apreciar en cualquier sociedad humana, pero todavía no hemos afrontado
cómo son las sociedades reales.

Desde hace mucho tiempo, los filósofos primero y los sociólogos y antropólogos
después, han señalado que ha habido una evolución en los tipos de sociedades que han
ido apareciendo a lo largo de la historia. Apareciendo y no desapareciendo, al menos de
modo completo, pues todos los tipos de sociedad han demostrado un importante sentido
de la supervivencia resistiéndose a desaparecer del todo de la historia.

Uno de estos grandes clasificadores de las sociedades, quizás de entre los importantes el
más reciente, es el sociólogo norteamericano Gerhard Lenski (1). El punto de vista de
Lenski es el estudio de lo que él denomina evolución sociocultural, es decir, el estudio
de los cambios sociales que se suceden cuando una sociedad adquiere nuevos
conocimientos, sobre todo, los cambios tecnológicos.

Lenski, por tanto, no se fija en la lucha de clases como motor del cambio como Marx
(2), o en el espíritu de la sociedad como Hegel (3) o en el proceso de racionalización
como Weber (4), sino en cómo las sociedades se van transformando a lo largo de los
siglos conforme van consiguiendo un mayor control del entorno natural en el que se
desenvuelven gracias a los artificios que van inventando.

Las sociedades que sólo disponen de una tecnología rudimentaria sólo pueden alimentar
a un número limitado de personas y tienen poco control sobre su entorno, lo que no es
necesariamente malo por otra parte. Por el contrario, las más avanzadas
tecnológicamente, lo que tampoco tiene por qué ser necesariamente bueno, tienen una
población mucho más numerosa, con ocupaciones muy distintas y con actitudes,
creencias, oportunidades y estilos de vida mucho más variados.

De esta forma, cuanto mayor sea el nivel tecnológico de una sociedad, mayor será el
ritmo del cambio social mientras que las sociedades tecnológicamente simples cambian
muy lentamente.

Así que, siguiendo el enfoque de Lenski que toma como rasgo distintivo a la tecnología,
cinco serían los tipos de sociedades que vamos a ver en este artículo y el siguiente. A
saber, las sociedades de cazadores y recolectores, las primeras sociedades agrícolas y
de pastores, las sociedades agrarias, las sociedades industriales y las sociedades
posindustriales.

Pero antes de empezar, debemos precisar más. En primer lugar, la tecnología no


determina la sociedad. Hay una correlación clara entre una sociedad y su tecnología
pero no hay una relación directa y automática entre el tipo de tecnología de que dispone
una sociedad y la forma de esa sociedad. La tecnología no se activa sola, necesitan de
personas que las desarrollen, activen y empleen, y éstas pueden usarlas según distintos
objetivos. Poniendo un ejemplo que, de tan claro chirría un poco, la Alemania nazi era
una sociedad tecnológicamente avanzada y, sin embargo, moralmente despreciable
distinta de otras sociedades industrializadas que no han llegado ni de lejos a tales
niveles de depravación. Las tecnologías no son buenas o malas, son neutras, son las
personas las que les dotan de un propósito.

En segundo término, tampoco es automática la forma en que las sociedades se suceden


en la historia, sino que son procesos graduales que toman forma en un momento dado a
través de acontecimientos que se van acumulando. De hecho, unas no sustituyen del
todo a las anteriores, sino que se van acumulando como los estratos en un terreno. Las
modernas sociedades posindustriales conviven con elementos de la sociedad industrial y
con elementos de la sociedad agraria y las sociedades de cazadores y recolectores – las
más antiguas - no han desaparecido del todo de la faz de la Tierra.

Las sociedades de cazadores y recolectores


Son las sociedades que se dedican a cazar animales y recolectar los alimentos silvestres
que la naturaleza proporciona. Desde el origen de la especie humana hasta hace unos
doce mil años, todas las sociedades eran de este tipo. Lo que quiere decir que el ser
humano ha evolucionado como especie en este entorno social durante doscientos mil
años, desde este punto de vista sería el tipo de sociedad más “natural” en los humanos.

Sin embargo hoy en día quedan pocas sociedades de este tipo, según Anthony Giddens
(5), hay todavía un cuarto de millón de personas que viven de esta manera – los aka, los
pigmeos o los bosquimanos por ejemplo - , lo que supone un 0,001% de la población
mundial.

Los cazadores recolectores se organizan en pequeñas bandas de varias decenas de


individuos que viven relativamente alejadas unas de otras. Son bandas nómadas que se
desplazan siguiendo la ruta de los animales migratorios o según los recursos naturales
de la zona en la que se hallan.
Estas bandas están organizadas por vínculos de parentesco. De hecho la estructura
esencial dentro de la banda son las familias nucleares – padre, madre e hijos de éstos –
que es la estructura permanente, la banda por el contrario, es un agregado estacional,
extraordinariamente flexible en su composición, capaz de adaptarse a la abundancia y a
la escasez de los recursos, pero también de perder su efectividad en beneficio de la
familia nuclear. Para ser más claros, las familias nucleares se agrupan según vínculos de
parentesco para formar bandas en función de la abundancia o escasez de recursos. No
deja de ser curioso que el tipo de familia de los cazadores y recolectores sea el mismo
que el típico de las sociedades industriales.

La división del trabajo se hace en función de la edad y el género. Los más jóvenes y los
ancianos contribuyen en lo poco que pueden. Los ancianos – los hombres de más edad y
experiencia en la comunidad – son escuchados y tienen mucho que decir en las grandes
decisiones. No olvidemos que la palabra “senado” proviene de la palabra latina “senex”
que significa “viejo”, luego algo queda en nuestra cultura de aquellos tiempos. Los
adultos sanos tienen la responsabilidad de obtener los alimentos, los hombres la caza y
las mujeres se especializan en la recolección de frutas y alimentos vegetales.

Las sociedades de cazadores y recolectores son muy igualitarias. El hecho de que sean
tan importantes para la dieta los alimentos cazados como los alimentos recolectados
hace que el papel de hombres y mujeres sea prácticamente equivalente, disfrutando de
un estatus muy semejante.
También son muy igualitarias en términos económicos, de estatus y mando. No existe
un poder político formal en este tipo de sociedades ni existe el concepto de propiedad
más allá de los objetos personales. Si es corriente la existencia de un brujo o chamán
que puede tener cierto prestigio pero que no recibe ningún beneficio o compensación
por serlo; también tienen prestigio social los más hábiles en la caza o en la recolección
de alimentos pero eso no les otorga el mando.

Como señala el antropólogo francés Leroi-Gourhan (6), su régimen demográfico no es


muy lejano del que tenía el campesinado europeo del siglo XVIII, una fuerte mortalidad
infantil, una esperanza de vida al nacer de unos 25 años y, si se alcanzaba la edad de 20
años, su esperanza de vida subía hasta los 60 años.

Algunos autores, especialmente los influidos por la sociobiología (7), han relacionado la
preeminencia de la caza en estas sociedades con el impulso universal hacia la guerra
pero, en la mayoría de los casos conocidos, parecen poco belicosos. Al contrario, la
dureza de los entornos en los que viven les obligan a cooperar estrechamente entre ellos.

A lo largo del siglo XX, por si tuvieran pocos problemas, se han visto amenazados por
otras sociedades más complejas tecnológicamente, que las van arrinconando es espacios
cada vez más reducidos. Algunos antropólogos como Marvin Harris (8) mantienen que
estos contactos han provocado cambios de comportamiento hacia conductas más
violentas, en general, no se han resignado a la extinción y luchan por mantener su
cultura y su estilo de vida.

Para Giddens los cazadores y recolectores no son gente primitiva cuya forma de vida
carece de interés para nosotros sino que nos demuestran que algunas de nuestras
instituciones sociales están lejos de ser “naturales” en la vida humana. Sin idealizar este
modo de vida, la poca incidencia de las guerras, la ausencia de diferencias sociales y el
énfasis en la cooperación más que la competencia nos recuerdan que no todo lo que nos
ha traído la civilización industrial es necesariamente sinónimo de progreso.

Primeras sociedades agrarias y de pastores


Hace unos doce mil años la tecnología transformó a muchas sociedades de cazadores y
recolectores en las primeras sociedades agrícolas en lo que se ha venido a llamar
“revolución neolítica”.

Se desarrolló una tecnología agraria rudimentaria que permitía la producción de


alimentos a pequeña escala, conocida como “horticultura”, o cultivo de pequeños
huertos para sobrevivir. La herramienta más característica de esa época es la azada y
pequeños utensilios para cavar y recoger la tierra. Parece ser que es en las tierras fértiles
de Oriente Medio donde se origina esta tecnología y, por difusión cultural, se extendió
por el resto del mundo hace unos seis mil años. Esta transformación no fue inmediata ni
generalizada sino que los grupos humanos asentados en zonas ricas en caza y recursos
alimentarios no consideraron cambiar de estilo de vida.

Otras sociedades radicadas en regiones más áridas, desarrollaron otra tecnología, la del
pastoreo, y que supone la domesticación de animales. También hubo sociedades que
combinaron ambas tecnologías y empezaron a obtener alimentos de la horticultura y del
pastoreo.

La domesticación y la horticultura aumentaron la producción de alimentos, lo que


permitió alimentar a más personas con lo que estas sociedades incrementaron su
población, de decenas a cientos de personas.

Allí donde predominó el pastoreo las sociedades siguieron siendo nómadas, en cambió,
allí donde predominaron las técnicas agrícolas las personas fueron asentándose de
manera más o menos permanente.

Con el incremento de la producción se empezaron a producir excedentes de manera que


algunas personas se pudieron dedicar a otras actividades distintas como la fabricación
de herramientas, un incipiente comercio, y al sacerdocio como arte de la interpretación
de las señales divinas.

Así que la sociedad se fue haciendo más compleja y eso trae consigo un mayor nivel de
desigualdad social. Empezó a surgir el concepto de propiedad y, cómo no, había
familias o clanes que podían producir más que otros, con lo que obtenían más prestigio
e influencia. De ahí a que comenzara a haber jefaturas y formas de gobierno
rudimentario sólo había un paso. En principio estos gobiernos sólo podían imponer su
autoridad sobre un territorio pequeño y un número limitado de personas. Estas nuevas
relaciones sociales trajeron consigo un aumento de la conflictividad y, por tanto, una
mayor incidencia de la guerra.

Sociedades agrarias, estados tradicionales


Hace entre cinco y seis mil años se produjo en Oriente Medio una nueva revolución
tecnológica que volvió a transformar la historia de la humanidad. Fue el descubrimiento
de la agricultura a gran escala debida al desarrollo del arado y el empleo de animales de
tiro, la invención de la rueda, la escritura, la numeración y el uso de los metales.
La tecnología del arado y el tiro permitió el cultivo de mayores extensiones de terreno y,
no sólo eso, sino que permitía remover y airear la tierra y, por tanto, cultivar las mismas
tierras durante años y así crear asentamientos permanentes, es decir, el invento de la
agricultura vino acompañada del desarrollo de las ciudades por lo que a estas sociedades
se las suele llamar civilizaciones.

Los excedentes alimentarios y la posibilidad de transportarlos lejos supuso un aumento


del territorio y la población, con lo que fue necesario desarrollar estructuras de gobierno
mucho más elaboradas que en el caso de las sociedades anteriores. El término estados
tradicionales - distinguiéndolos de los estados modernos que empezaron alrededor del
siglo XVI - también se emplea para referirse a ellas. Estos estados tradicionales
derivaron en algunos casos en grandes imperios. Se ha calculado que en su período de
mayor esplendor, el Imperio Romano, tenía unos setenta millones de habitantes en una
extensión de unos cinco millones de kilómetros cuadrados.

Estas sociedades alcanzaron un mayor grado de complejidad social, las tareas se


especializaron y diversificaron. La especialización, la diversidad, la distancia, el
comercio dejaron obsoleto el sistema del trueque y no tardó en aparecer el dinero y, por
un efecto de retroalimentación, la invención del dinero favoreció al comercio y,
consecuentemente al desarrollo de las ciudades que eran el centro de las transacciones
comerciales.

Las sociedades agrarias eran terriblemente desiguales. El concepto de propiedad se


había desarrollado hasta el punto de que parte de la población pasó a ser propiedad de
otros, las economías en los estados tradicionales eran esclavistas. También había
campesinado libre. Ambos estamentos sociales, esclavos y campesinos, eran la fuerza
de trabajo de las elites que, libres del trabajo manual, podían dedicarse a la filosofía y
las artes – recordemos a la civilización griega - y, cómo no, al gobierno de la sociedad.

Se agudizaron las diferencias entre hombres y mujeres. Hasta el desarrollo de la


agricultura, el papel de la mujer en la alimentación de la sociedad era esencial, con la
invención del arado la producción de alimentos fue monopolizada por los varones y la
mujer – en las labores fuera de casa - quedó relegada a la limpieza de los campos o
transportar agua, tareas ambas secundarias, esto – según la mayoría de los autores –
produjo la subordinación de la mujer frente al hombre.

La religión reforzó el papel de las elites. Éstas se hicieron a medida con el fin de
justificar la idea de que las personas estaban obligadas moralmente a ejercer aquello
trabajos que les correspondían según su posición de nacimiento en la jerarquía social.

Tanto el poder político como el religioso, aquellos gobernantes por derecho divino, con
afán de demostrar su preeminencia abordaron la construcción de grandes obras,
palacios, templos, monumentos gigantescos cuyos vestigios han llegado en muchas
ocasiones hasta nuestros días como muestra del poder de que disfrutaron.

Y para regular sociedades tan complejas, estos estados tradicionales necesitaron de


incipientes administraciones – todavía muy lejos de las administraciones modernas-
formadas por servidores, encargados de administrar y controlar sus dominios, de forma
que, junto con unas nuevas economías basadas en el dinero y la división especializada
del trabajo, surgieron aparatos políticos y administrativos como esfera independiente de
la vida social.

Este tipo de sociedad se mantuvo más o menos inalterado - a pesar de cambios


importantes como la aparición del cristianismo, el feudalismo de la edad media o los
progresos del renacimiento, hasta que llegó la era industrial. Y con ella, este divertido
pasatiempo que es la sociología, pero eso lo veremos en el siguiente artículo. (Este
artículo continua en "Los tipos de Sociedades II. La Sociedad Industrial" y en "Los
Tipos de Sociedades III. La Sociedad Posindustrial")

Juan Carlos Barajas Martínez


Sociólogo

Notas:

1. Gerhard Emmanuel Lenski (nacido el 13 de agosto 1924 en Washington DC) es


un sociólogo norteamericano conocido por sus contribuciones a la sociología de
la religión, la desigualdad social y la teoría ecológico-evolutiva.
2. Karl Marx, conocido también en castellano como Carlos Marx (Tréveris, Reino
de Prusia, 5 de mayo de 1818-Londres, Reino Unido, 14 de marzo de 1883), fue
un filósofo, intelectual y militante comunista alemán de origen judío. En su
vasta e influyente obra en los campos de la filosofía, la historia, la ciencia
política, la sociología y la economía; aunque no limitó su trabajo solamente al
área intelectual, pues además incursionó en el campo del periodismo y la
política, proponiendo en su pensamiento la unión de la teoría y la práctica. Junto
a Friedrich Engels, es el padre del socialismo científico, del comunismo
moderno, del marxismo y del materialismo histórico. Sus escritos más conocidos
son el Manifiesto del Partido Comunista (en coautoría con Engels) y El Capital.
3. Georg Wilhelm Friedrich Hegel (Stuttgart, 27 de agosto de 1770 – Berlín, 14 de
noviembre de 1831) fue un filósofo alemán. Recibió su formación en el
Tübinger Stift (seminario de la Iglesia Protestante en Wurtemberg), donde trabó
amistad con el futuro filósofo Friedrich Schelling y el poeta Friedrich Hölderlin.
Le fascinaron las obras de Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant,
Rousseau, así como la Revolución Francesa, la cual acabó rechazando cuando
esta cayó en manos del terror jacobino. Murió víctima de una epidemia de
cólera, que hizo estragos durante el verano y el otoño de 1831. Considerado por
la historia clásica de la filosofía como el representante de «la cumbre del
movimiento decimonónico alemán del idealismo filosófico» y como un
revolucionario de la dialéctica, habría de tener un impacto profundo en el
materialismo histórico de Karl Marx.
4. Maximilian Carl Emil Weber (Erfurt, 21 de abril de 1864-Múnich, 14 de junio
de 1920) fue un filósofo, economista, jurista, historiador, politólogo y sociólogo
alemán, considerado uno de los fundadores del estudio moderno de la sociología
y la administración pública, con un marcado sentido antipositivista.
5. Anthony Giddens (Londres, Inglaterra, 18 de enero de 1938) es un sociólogo
inglés, reconocido por su teoría de la estructuración y su mirada holística de las
sociedades modernas. También adquirió gran reconocimiento debido a su
intento de renovación de la socialdemocracia a través de su teoría de la Tercera
Vía. Es considerado como uno de los más prominentes contribuyentes modernos
en el campo de la Sociología, es autor de al menos 34 libros publicados en no
menos de 29 idiomas —publicando en promedio más de un libro por año—.
También se lo ha descrito como el científico social inglés más conocido desde
John Maynard Keynes.
6. André Jorge Leandre Adolf Leroi-Gourhan (n. 25 de agosto de 1911 - f. 19 de
febrero de 1986 en París) fue un doctor en letras y doctor en ciencias, etnólogo,
arqueólogo e historiador francés. Fue uno de los grandes especialistas franceses
en Prehistoria y Antropología y enseñó en las universidades de Lyon y La
Sorbona, en el Colegio de Francia
7. La sociobiología es un campo científico en desarrollo que investiga las bases
biológicas de las conductas sociales de los animales (incluyendo los humanos)
como la cooperación, la agresión, la territorialidad, los sistemas sociales y la
elección de pareja. La sociobiología intenta ampliar el concepto de selección
natural a los sistemas sociales y a la conducta social de los animales, incluidos
los seres humanos. Los sociobiólogos piensan que los patrones de conducta con
los que se nace se modifican, e incluso, desaparecen en el transcurso del proceso
de selección natural. Los sociobiólogos postulan que tanto el comportamiento
animal como el comportamiento humano no puede ser explicado
satisfactoriamente sólo tomando en cuenta factores culturales y ambientales.
Postula la teoría sociobiológica que para entender completamente el
comportamiento de las especies animales, éste debe ser analizado desde la lupa o
enfoque de sus orígenes evolutivos.
8. Marvin Harris (Brooklyn 18 de agosto de 1927-Gainesville (Florida) 25 de
octubre de 2001) fue un antropólogo estadounidense conocido por ser el creador
y figura principal del materialismo cultural, corriente teórica que trata de
explicar las diferencias y similitudes socioculturales dando prioridad a las
condiciones materiales de la existencia humana.

Bibliografía:

Vacas, cerdos, guerras y brujas


Marvin Harris
Colección Antropología
El Libro de Bolsillo
Alianza Editorial
18ª edición Madrid 2003

Sociología
Anthony Giddens
3ª Edición
Alianza Editorial
Madrid 2000

Antropología
Una exploración de la diversidad humana
Conrad Philip Kottak
Mc Graw-Hill
Madrid 1999
Sociología
John J. Mancionis y Ken Plummer
Paerson-Prentice Hall
Madrid 2005

André Leroi-Gourhan
La Prehistoria en el Mundo
Ediciones AKAL
Madrid 2002

http://es.wikipedia.org

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