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ALBERTO ZUÑAGUA CHARALY

INTRODUCCIÓN
Debo admitirlo, ahora sí, que la mayoría de estos escritos, son reales. Son
sucesos que pasaron en la vida real. La realidad es mi mejor fuente de
inspiración.
Soy escritor y todo lo que veo, lo que vivo, necesita ser escrito. No puedo estar
ni un día sin estar escribiendo algo vivido. Es natural en mí, al mismo tiempo
también necesito ser leído. Saber si mi trabajo es bueno o malo, ser escritor
considero yo, que es divertido y a la vez estresante. Aun así es gratificante
cuando una persona se te acerca y te dice que le gustó tu libro, esos comentarios
valen más para mí que todo el dinero del mundo, porque tal vez cambié la forma
de pensar de alguien.
Debo confesar también que trabajar en este texto ha sido una locura, antes me
la había pasado escribiendo poemas y ya tenía un ritmo exacto para escribir
poemas, por lo que me costó mucho cambiar ese ritmo por estos cuentos y
escritos. Si revisa detenidamente verá a que a ratos se me siguen saliendo las
rimas que usted puede hallar fácilmente en alguno de mis poemarios que lleva
el sello del “Príncipe”.
También debo decir que en cada escrito he puesto un pedacito de mí, cada uno
de ellos me trae un recuerdo, ya que fueron escritos desde hace años. Eso
también me ha generado un dolor de cabeza tremendo, corregir cada uno de los
escritos ha sido muy costoso, tratando de mantener la esencia original de cada
uno de ellos.
Aun así también debo admitir que me ha gustado mucho trabajar en este texto.
Le guardaré siempre un especial cariño pues aquí van muchos textos que
lograron que siga adelante y que no me deje desfallecer por los muchos
problemas que tuve en esos tiempos.
Así que mi estimado lector espero que usted disfrute leer cada uno de los
escritos que hay aquí, así como yo he disfrutado escribirlos.

Alberto Zuñagua
Calles
Él cada día pasa por las mismas calles, no porque sean parte de su rutina al
caminar, sino porque le traen recuerdos de otro tiempo. Un tiempo en el que él
era feliz.
Sale de su universidad y se dirige cuesta arriba. A pesar de que él vive al lado
contrario, le gusta darse un escape de la realidad. Camina lentamente mientras
se coloca los audífonos y pone una de las canciones que le recuerda a su amada.
Su favorita se ha vuelto “Jamás” de un artista poco conocido, pero que él admira
mucho.
Su mente vuela a un 27 de septiembre, el cumpleaños de ella. Recuerda como
tuvo que distraerle, mientras le preparaban una fiesta sorpresa. Recuerda como
tuvo que hacer mil payasadas para mantenerla entretenida. Como tuvo que
besarla más de la cuenta. Se las ingenió para estar con ella por varias horas. Para
al final terminar comiendo un delicioso pastel juntos, unos versos y después otra
tanda de besos. Todo eso le recuerda esa calle.
Sigue caminando y esta vez toma un auto con dirección desconocida. No
importa jamás se ha perdido en su ciudad. Recuerda con mucho cariño como
ambos iban juntos. Ella siempre tomaba su mano y se apoyaba en él, él le
susurraba un te amo y ella respondía y yo a ti. Extraña mucho eso. Llega al fin
a un lugar conocido y su memoria reconstruye otro recuerdo al ver esa calle. Se
transporta a un fugaz 21 de septiembre. Es un recuerdo muy hermoso. Esa calle
tenía el recuerdo de la vez que sufrió un accidente y ahora tiene un recuerdo de
ella y él caminando bajo la lluvia con las risas de ella. Ella fue tan tierna con él.
Eso le recuerda esa calle.
Camina aún con los auriculares y se dirige al transporte en cable. Le gusta dar
varias vueltas ahí, recordando como ella tomaba su mano, intentando decirle
que todo iba a estar bien. Él sabía que nada iba a estar bien desde ese momento.
Se atreve a ir a esa larga avenida repleta de personas y no puede evitar llorar,
ahí su corazón se rompió. Varias personas siempre le miran y se preguntan que
le pasará, él jamás responde y solo ve como dos amantes terminan su relación
en una banqueta. Ella rechaza su beso y él se suelta a llorar. Hay días en los que
quiere retroceder el tiempo y decirle lo que va a pasar y que se detenga. Es
imposible.
Se dirige de nuevo a otro lugar, otra calle, esta vez quiere sonreír. Pasa por ese
lugar, por alguna extraña razón ahora está vacío. No pasa nadie, parece que le
guardará luto por el amor que murió. Le recuerda su primer beso. Recuerda a su
niña. A la insistente señorita que le pedía que le revele de quien se había
enamorado. Y él ingenioso le dijo un verso y le robo un beso. Tímido torpe e
inexperto, pero sincero al fin. Él la amó…
Pasa por una última calle, donde todo acabó, dónde ella le prometió volver algún
día y ahí se queda por horas esperando que ella pase por esa calle de nuevo. Y
que esa calle tenga un recuerdo hermoso…
Dile que te ame mucho
Hoy te vi con alguien más
¿Qué si me dolió? No lo sé, hace tiempo que tú y yo no hablamos. Me dejaste
solo un día antes de mi cumpleaños y desde esa fecha no he vuelto a sonreír. A
partir de ahí empecé a soñar contigo, en mis sueños sigues conmigo. Cada vez
que despierto, después de que invades mis sueños, sonrío y agarro el teléfono
dispuesto a llamarte, luego de escuchar solo un vacío por el auricular, me doy
cuenta que sí sucedió. Tú y yo rompimos y cada vez más veo lejana la
oportunidad de que volvamos a ser pareja, esa pequeña esperanza se terminó de
romper hoy.
Tomaste su mano con ese cariño que una vez me diste a mí. Te acercaste muy
cerca de sus mejillas tal como hacías conmigo, casi puedo sentir tu suave
respiración cerca de mí. Reíste tal como reirías conmigo, yo amaba tu sonrisa.
Luego nos veíamos a los ojos y veía un brillo de esperanza, de que tal vez podría
ser feliz a tu lado. Él aún no sabe que después de eso debe acariciar tu cabello,
cada día froto mis manos y recuerdo la textura de tu cabello, tan suave, tan
cálido, tan lindo. Le hablaste con calma y ternura como lo hacías conmigo y no
pude evitar recordar nuestro viernes especial, en donde te abriste a mí. Me
confesaste tus miedos, inquietudes y un pasado que no esperaba, pero yo no
miraba atrás, no me importaba. Solo importaba que me amarás. Yo de verdad te
amaba…
Lo llevaste de la mano y salieron afuera, me quedé sentado y supuse que tal vez
lo llevarías a nuestro lugar preferido. Tal vez tomen un café, tal vez dos, tal vez
algo más. ¿Qué si me siento triste? Te vi sonreír como hacías conmigo, entonces
no puedo decir que estoy triste. Tú eres feliz y no importa si yo no lo soy. Yo te
amo y te quiero ver feliz, muy feliz.
Mis lentes empiezan a empañarse por las lágrimas de cada noche… Solo dile
que te haga feliz, que te haga sonreír siempre, porque tienes la sonrisa más
hermosa de todo el mundo. Que acaricie tu pelo con cariño con más frecuencia.
Que tome la iniciativa él de vez en cuando, porque tú eres algo tímida. Dile que
te bese lentamente sin presiones y que te lleve a ver un montón de maravillas,
que te haga detalles y sobre todo dile que no sea celoso como yo… Solo dile,
dile que te ame mucho.
Yo soy feliz si tú eres feliz. Te amo y siempre te amaré.
Ella
Ella es perfecta a mis ojos y a los ojos de cualquiera. Es de piel blanca y muy
suave. Tiene los ojos más hermosos que hayas visto jamás, cada vez que la veas
quedarás hechizado al verla, su pelo es suave como algodón. Siempre viste de
forma sencilla, pero yo la veo como una diosa hermosa, no importa que lleve
puesto siempre se verá hermosa.
Pero no es solo su belleza lo que me hace interesarme en ella. Ella es muy buena,
siempre se ha preocupado por mí, trata de que sea mejor en el futuro, me da
fuerzas necesarias para continuar con el hoy y esperar ansioso el mañana. Me
pregunta si he comido bien, si he tomado las pastillas de cada mañana junto a
un buen desayuno. Me ayuda a organizar mis desastrosos papeles. Es muy
amable y cariñosa con los animales, siempre está ayudándolos y con saber eso,
sé que ella es una buena persona. Se preocupa por otros antes que ella, pero al
mismo tiempo sabe defenderse, grita si es necesario, reclama y pelea por lo que
es justo. La adoro tanto.
Diría que la amo, pero ella nunca correspondería a mi amor. Aunque no lo
parezca me lleva varios años encima, ella ha sido mi guía durante este último
año y espero encontrar a una mujer igual que ella para amar.
Niña De Ojos Bonitos
Todas mis mañanas desde que vi tus ojos han amanecido de una noche
disfrazada de tus ojos, esos ojos tan oscuros y preciosos a mi mundo lo ha
volteado.
Me levanto, trató de alcanzar los zapatos que ahora están en el techo, poco a
poco me ido acostumbrando, ayer los puse en el piso y al igual que yo han
amanecido al revés.
Todas las mañanas salgo, cierro la puerta y salgo por la ventana, trató de
buscarte pero como todo me va al revés es obvio que no te encuentro, solo
quisiera ver esas dos gemas tuyas una vez más, ver tu sonrisa preciosa, que de
la nada me desarma y me deja sin palabras, logras dominar a mi león con tu
ternura, mi niña de ojos lindos, te extraño desde que pusiste mi vida al revés.
Tal vez si caminará hacia atrás, te encontraría así casualmente, como siempre
había sido, como desearía hablarte antes, dejar de ignorarte, haberte conocido
mejor, no ahora que es tarde, no cuando esos ojos miran a alguien más…
A veces logró mirarte pero solo a ti, a un vacío, no vale ni un poco si no miró
esas pequeñas joyas tuyas, puedo mirar tu piel blanca como la luna, pero no me
basta, quiero verte a ti, quiero ver tu alma.
A veces te miró desde lejos, pero para mí parece de cerca, mi vida está al revés
desde que esas perlas aparecieron de un brinco, me brindaron cariño y mi vida
la revolvió, desde que apareciste tú con esa sonrisa tan luminosa, como adoro a
mi niña de ojos preciosos.
A veces soy tuyo, pero sé que no soy de nadie, pues tú no sientes lo mismo, me
entrego a ti, pero es tarde porque no me miras como desearía que lo hagas, te
escribo poemas y novelas, te escribo desde mi adentro, mas tu no crees que son
para ti, crees que solo son ilusiones y fantasías, mas no es así, todo lo inspiras
tú, has dominado a tu escritor (si tuyo y solo tuyo desde ahora) lo has hechizado
solo con una sonrisa tan inocente y pura, lo has dominado con esa sonrisa tan
fugaz tuya, lo has enamorado con esas dos perlas hermosas oscuras bordeadas
de un brillo incomparable.
A ver si uno de estos días, dejo de escribir, dejo de solo ilusionarme contigo y
ponerme en tu frente y declamar todos los poemas que te he compuesto desde
hace 2 años.
Sueño con tu piel blanca cada noche, pensando en ti, sueño con tus ojos
esperando verlos de nuevo, sueño con que me ames.
Y así termina otro día colocó los zapatos en el suelo mas ya están en el techo
porque tu mi niña de ojos bonitos has revuelto mi vida y no hay remedio.
A veces…
Te miré por primera vez desde hace tiempo corto, desde aquel día no he dejado
de admirarte tal vez ni te des cuenta que te observo, millones de ojos en el
mundo y solo me gustan mirar los tuyos, a veces me diriges una mirada sin darte
cuenta, sin saberlo, logras cambiar los vientos de mi destino, evitas mis lágrimas
y haces que sonría.
Te veo ahora, aún siento lo de la primera vez, me encanta mirar esas dos gemas
preciosas tuyas, quiero guardarlas con llave en mi corazón, quiero que esas
piedras preciosas me miren tal como yo las veo.
Te observo a ti, miro tu sonrisa angelical, pareces niña otra vez cuando lo haces,
veo esa ternura tuya que pocas veces das a relucir y cuando lo haces me siento
tan afortunado de contemplarte.
Te miro y veo tu cabello sedoso volando con el aire y das la sensación de
libertad, das la sensación de no necesitar nada más, haces que una paz reine en
mi espíritu loco y lleno de inquietudes.
Te veo más cuando estas feliz, haces que todo en mi vibré y se vuelva un caos,
me dan ganas de reír junto a ti, olvidarnos del mundo y por fin sentir libertad
Te observo fugazmente, con 5 minutos, 5 segundos, 5 horas, bastan, observo lo
hermosa que eres, me gusta ver el lunar que adorna tu rostro que noche a noche
sueño acariciarlo con delicadeza
Te miro y suspiro como nunca lo he hecho, causas que una tempestad se forme
en mí, como quisiera poder explicártelo directamente ¿Por qué es tan difícil?
A veces te miro y a veces te dejas, ¿Por qué tiene que ser tan forzado? Aún no
te conozco lo suficiente para acercarme o no, a veces quiero una caricia y tú
quieres estar sola, a veces quieres un consejo y yo me alejo, sincronías
desafortunadas, pero cuando logramos coordinarlas todo se apaga y por fin hay
paz.
Como quisiera darte todo lo que pides, señorita de ojos bonitos, complacerte mi
señorita, complacerte para verte sonreír, para ver ese brillo en tus ojos, para
verte sonreír, todo ello me alegra, pero a veces no logró darte todo lo que deseo,
siempre me falla algo y no puedo verte sonreír.
Me gusta mirarte y creo que siempre me gustará, verte feliz, siempre esperando
un poco de tu cariño mi hermosa escritora de ojos bonitos.
¿Es acaso por ser poeta?
Y él la imaginaba noche tras noche en su oscura habitación, alumbrada algunas
veces por su vieja lámpara que amenazaba con un día no prenderse más.
La imaginaba, ¿Cómo sería? Evaluaba un montón de posibilidades para saber
cómo sería. Imaginaba que sería de piel blanca, aunque no tan blanca, tal vez
un poco bronceada por el clima de su ciudad. Llegando a una piel fina, pero no
perfecta. ¿Sus ojos? Serían hermosos al mirar, de un color sin igual, casi
extraño. Pues aunque todos tuvieran ese color de ojos en la ciudad, ella los
tendría con una chispa única. No le gustaría peinarse por lo que dejaría libre su
cabello volar en el viento, sería alta, a él le atraía la idea de salir con alguien
más alta que él. Muy hermosa y le gustaría usar zapatos de tacón abiertos,
aunque no siempre. Solo los usaría para él, generalmente vestiría sencilla, pero
con mucho cuidado, de sonrisa y risa únicas a él le encantaría escucharla reír y
su voz, sería extrañamente atrayente y dulce al hablar. De un sentido del humor
único, sería perfecta en todo sentido para él.
Pero él sabe que no puede tener a alguien así, no lo merece. Sabe a quién esta
imaginado a esa bella chica que enamoró su forma de hablar. Jamás aceptaría
salir con él. ¿Por qué nunca puede tener lo que quiere? ¿Es acaso por ser
poeta?...
Luces apagadas
Hace mucho que no se de ti ¿Ya es un año? Mi mente vuela rápido a veces y
despacio otras. Tal vez es un año o tal vez días desde que te fuiste y dejaste esa
carta enigmática que aún no logro comprender, aunque la primera vez que la leí,
te creí, creí cada letra que escribiste, pero bien cómo tu y yo sabemos poetas de
toda la vida, nuestros versos siempre ocultan algo ¿O no?
Textualmente escribiste volveré el viernes, te lo prometo, te amo hoy, mañana
y siempre, la primera vez que lo leí, te creí, pero ha pasado tanto tiempo y ya
tengo dudas
Tal vez escribiste que volverías el viernes, pero nunca especificaste cual
viernes, tal vez el del siguiente mes, tal vez de la siguiente semana, leía todas
las veces que podía esa carta aguardando tu retorno. Me he limitado a salir, pues
temo que se produzca el desencuentro, aunque cada vez es más difícil subsistir
con tan pocos alimentos. Tu carta me da fuerza siempre que la necesito.
Poco después de que se acabaran todas las provisiones en casa, me he limitado
a descubrir que es lo que en realidad escribiste. Descubrir el porqué no has
vuelto el maldito viernes
He formulado más de mil teorías acerca de tu carta, tratando de descubrir que
es lo que pusiste en ella, porque sé que algo escribiste, reviso una y otra vez
cada curvatura de tu letra, al igual que miró a la puerta y espero que vuelvas. Es
por ello que busco la fecha exacta de tu retorno
Después de tanto aguardar he llegado a la conclusión de quemar esa carta, pues
es lo que escribiste, en cuanto termine de arder, tienes que volver, eso
prometiste, hoy es viernes. He estado practicando saludos para cuándo nos
veamos de nuevo,
Hola...
Hola cómo estas
Princesa te he extrañado mucho
Hola…
Hola, buenos días...
Hola, princesa...
Nunca lo conseguí…
Payaso triste
Cada día al despertar, cada día que nace el amanecer, él decide levantarse de su
lecho, camina con pasos lentos hacia su espejo que aunque refleja una sonrisa,
no sonríe para sí mismo. Su sonrisa es forzada, el maquillaje ha marcado su
sonrisa eternamente como un tatuaje en su piel, está cargada de una profunda
tristeza ¿Acaso era porque ella había marchado el día de ayer?
Su piel fue lienzo por el que pasó el tiempo, su rostro estaba lleno de arrugas y
se preguntaba ¿Hace cuánto tiempo ella se había marchado? Los surcos en su
piel le traen nostalgia a su memoria. Nostalgia de la única vez que pudo ser feliz
junto a la única mujer que de verdad amó. A la que tantas sonrisas saco. A pesar
de ser un payaso y lograr mil sonrisas, la única que de verdad le agradaba era la
de ella. Su sonrisa perfecta que se iluminaba como la luna llena.
Pero no tiene opción, debe vestirse para un último acto. A ella le habría
encantado verlo una vez más sacando sonrisas a esas personas. A pesar de que
su traje colorido ahora está sin brillo y de sus zapatos el tiempo hizo estragos y
los rompió, no importa ¡Él saldrá! Su sacrificio era el hacer sonreír a otros.
Él se coloca el maquillaje que tantas veces le ha servido para darle confianza,
su máscara mostraba un rostro dulce como la miel. Mas ahora colocarse esa
máscara es amargada como la hiel. Pero poco le importa, imaginará a su amada
en la silla que le ha reservado y la verá aplaudir y sonreír como siempre ella
hacía, pronto verá la sonrisa, luminosa como la luna llena, de su amada por
última vez.
Héroe
Homenaje a mi Universo Literario de Héroes
¿Recuerdas cuando dije que cualquiera podía ser un héroe?
No quisiera desilusionarte, pero creo que hasta los héroes tienen límites. ¿Sabes
que es lo más curioso? Que yo no soy un héroe, solo soy un chico con un
cuaderno, digamos mágico, que creyó que con ese poder podría hacer el bien.
Olvidando que después de todo soy humano, que en cualquier momento podría
llegar a esto.
Pero de verdad creí que podía hacer más. No que todo acababa aquí en el peor
lugar para el fin de un héroe. Pronto ese lunático descubrirá donde estoy. Lo
único que me reconforta en este momento es que aún quedarás tú. Mi hermosa
Any creí que tendría más tiempo contigo, más tiempo para enseñarte el mundo,
para enseñarte todo lo curioso de su gente, incluso más tiempo para más helados.
Solo quisiera verte un segundo y decirte todo lo que sentí en nuestra primera
clase.
—¿Dónde estás pequeño? —pregunta ese lunático con una voz escalofríate —
No te pasará nada, solo quiero escuchar el sonido de más de tus huesos
rompiéndose .
Odio su risa, es irritable. Sin tan solo pudiera pelear un poco más. Pero ya casi
se acaban mis fuerzas. Mis manos son inservibles ahora. Si pudiera escribir si
quiera una línea más en el cuaderno. Pero no puedo, como dije solo soy humano.
¿Por qué elegí hacer esto? Nunca te lo dije ¿verdad? Era por varias razones, una
de ellas eras tú. Para ver un mundo mejor para ti. Tú dijiste que en estos cientos
de años llegaste a amar este mundo. Quería que fuera perfecto para ti. Como
querías que fuera. Me gusta mucho tu sonrisa y la manera en que tus ojos se
iluminan a través del cristal de tus anteojos. Nunca te dije lo mucho que me
gustabas. Si tan solo tuviera un segundo te lo diría en un último poema.
Pero no me arrepiento de esta decisión. Sé que vivirás feliz, conocerás este
mundo, tu mundo ahora. Tienes que prometerme que serás feliz. Muy feliz. ¿Ya
te dije lo mucho que amo tu sonrisa?
—¡Aquí estas! ¡Vamos! ¡Arriba! Los dos somos artistas yo sé que tienes un
truco más para seguir divirtiéndonos.
Puedo verlo, ¿Cómo no lo sospeche antes? Es idéntico a él, aún detrás de todo
ese maquillaje, sigue siendo él. Pero hay que admitirlo, es muy bueno
ocultándose. Mis ojos no lo veían a él. Veían un monstruo, jamás me esforcé en
ver que era él.
—¿No tienes más trucos eh? —dice en tono lastimero e irónico, sus gestos son
tan precisos, él sabe fingir mejor que yo. Él es mejor que yo. Pudo ganar esta
lucha, ¿Creías que en estos cuentos siempre ganaba el héroe? Hay días en los
que gana el villano y lo peor es que gana de la forma más simple.
—Vete al diablo —Le digo, al parecer esas serán mis últimas palabras, elegí
bien. No podía morir con una frase más heroica.
—¿Sabes por qué usaba bastón? —dice él sonriendo exageradamente —No
porque no pueda caminar, sino para deshacerme de personas detestables,
aquellas que odian la diversión, que odian mi arte. Y tú eres uno de ellos, León
tú y yo vamos a disfrutar esto y mucho, bueno tal vez yo más que tú.
Quisiera decir más, pero los golpes caen sobre mi cuerpo casi muerto. Debería
doler más. Yo sé que debería doler. Tal vez así se siente el abrigo de la muerte.
Nada, nada se siente. Solo calma…
Sus risas, carcajadas y los golpes con el bastón se mezclan con el sonido de cada
parte mía rota en mil pedazos. Se está acabando el tiempo
—¿Qué pasa? ¿No vas a decir nada? —Sus risas se confunden entre las palabras.
Mis ojos se entrecierran de a poco, ¡Un momento! ¿Esa es…? Sí tiene que ser
la piedra de tu anillo, aún hay un método para detenerlo. Aun así no lo veré.
Solo un segundo ¡Un segundo! Dijiste que mi mente era la que movía todo, no
el diario, espero que sea así.
Él no lo sabe, pero la piedra ya fue lanzada afuera. Está tan concentrado en el
bastón y mis huesos rotos. Any, todo depende de ti ahora.
Ojala tuviera otro segundo más, lo usaría contigo. Te diría todo lo que siento, te
diría lo mucho que me gustas, lo mucho que te quiero, lo mucho que me gusta
tu sonrisa, tus ojos, cuando usas anteojos me encantas más. Adoro verte cuando
la lluvia cae. Tal vez todo se resume en un te amo.
Pero mis ojos ya casi se cierran y las risas se escuchan lejanas. Solo se siente
calma y paz. Todo está terminando. Creí que tendríamos más tiempo, solo
lamento ya no poder verte más. Mi escritora hermosa.
Perdidas
He perdido mucho ¿Sabes? Más de lo que imaginas. He perdido tanto que ya
me es imposible ponerle un número. Así que empecemos por el principio.
Todo empezó el diez de abril de hace años, ese diez tocó a mi puerta
inesperado e imprevisto. Ese diez fue el que te conocí, perdí mi sentido común
al ver esa sonrisa de labios perfectos. Ese día fue hermoso. Perdí mi tristeza en
tus ojos que formaron un mar que ahogaron mis penas.
Pero esa pérdida fueron solo instantes, horas, días ya olvidé eso. Dijiste un te
amo y te creí. Perdí mis dudas y miedos al primer te amo. Era yo tan idiota en
ese tiempo. Luego de risas, juegos, amor sincero y miedos. Te perdí.
Pero no perdí mi amor por ti, apenas perdí una pequeña cantidad de ella y
luego volvió de forma intensa. Al doble y más fuerte y ardiente que antes.
Empecé a buscarte, a buscar el mar de tus ojos con un mapa inservible. No te
encontré, siempre perdía un rastro tuyo. Perdía cada pista tuya. Te volviste mi
obsesión y ahí se fue mi cordura. Se fue el último rayo de luz de mi cabeza.
Perdí a todos los que quería, cierta parte de mí, quería perderlos. Perderlos a
ellos y sus consejos, querían que te deje. Yo no quería ni quiero.
Perdí mucho más aún, familia, amigos, cafés por miedo a encontrarme contigo
ahí. Perdí mi carrera de escritor con tantos versos desperdiciados para ti. Perdí
toda la magia al escribir siendo mi único tema de escritura, tu. Mis ideas
volaron por la biblioteca de los sueños de las cuáles tú me quitaste la llave de
ingreso ¡Ah! Eso más lo perdí.
Pero lo peor fue perder mi corazón, mi ingenuo y tonto corazón que me
arrebataste y empiezo a creer que tú también lo perdiste…
Paradoja Imprevista
Entonces fui al pasado por sexta vez consecutiva. Decidí que quería pasar el
resto de mis días allí viéndote cómo si fuera la primera vez. Siempre la misma
fecha, el mismo lugar. Primero vi cómo alternativa alterar el tiempo y evitar
conocerte. Para eso decidí hacer este viaje. Pero luego al ver tu silueta perfecta
me di cuenta de que no iba a poder alterar el recuerdo más hermoso que jamás
hubo en mi cabeza. Pero sucedió entonces lo imprevisto, no pude volver más
al presente dando saltos temporales de 11 de abril a 11 de abril cada día.
Reviviendo ese momento una y otra vez. No me parece tan mal enamorarme
una y otra vez de ti. Siempre cada día veo tus ojos al despertar.
Un Muy Breve Amor
Y aquí estoy de nuevo, bajo una tenue luz de luna que atraviesa mi ventana.
¿Soy yo? O esa luz parece irse apagando. Tal vez ya veo cosas. La luna se
apaga tal vez al igual que el último rastro de nuestra historia se apaga en tu
corazón.
Me imagino que no pasas por esto ¿No? Si fuera así. Tú serías la que estaría
llamando cada día insistentemente a mi teléfono. Serías tú, la que busca noche
a noche consuelo en un vaso de vino y observar esa foto en la que estamos
parados detrás del telón. Sonrientes y triunfantes después de habernos dado
ese primer beso en esa obra de teatro. Que el público interpreto falsa. Tú y yo
sabemos que fue real.
Mi memoria vaga en recuerdos únicamente. Mañana será nueve de abril. Aún
me pregunto qué pensabas hace un año, ¿Pensabas en que nos conoceríamos el
diez? Yo no, solo recuerdo que habían cierto dolor la noche del nueve, no
estaba al cien. No quería ir a esa reunión del diez. Tal vez sentía que estarías
ahí.
Dormí temprano el nueve, solo escuchando gritos y más gritos de fondo.
Desistí de seguir con esos números. No era importante, no escribí nada, no
soñé nada. Tú sabes mis escritos y sueños siempre me advertían del peligro.
Pero no esa noche.
El diez llegó retrasado a mi ventana que hoy está bajo la luz de la luna. No
desperté cómo siempre. Solo el tiempo dio un salto sobre mí y ya estaba en
nuestro lugar de encuentro. Solo quería escapar del mundo la mañana del diez.
Esperaba café tinto con unas tostadas. Solo eso, tal vez chocolate para variar.
No quería nada más. Y apareciste tú. Aún mantengo fresco esa memoria,
entraste cómo una niña, intranquila y llena de energía. A mis ojos eras la niña
más dulce y hermosa que había visto jamás.
¿Tenías que sonreír? Eso hizo perder a mi mente. No recuerdo ni cómo, pero
ya hablábamos cómo viejos conocidos y sugeriste que ya nos conocíamos de
otra vida. Tal vez es cierto.
El tiempo dicen que fue de dos horas. Mentira fueron dos milenios. Tú y yo
teníamos el control del tiempo ese día, lo alargamos mucho en dos horas.
Dijiste ser escritora, poetisa y actriz. Las primeras palabras me gustaron, luego
jugamos cómo niños, ya te quería, en nuestra última hora, te amaba.
Nuestra conversación se alargó hasta la noche del diez. Dos escritores no
podían vivir sin comunicarse mediantes escritos, poemas y cuentos. La noche
fue mágica. Cada palabra escondía otro sentido.
Dicen que no te puedes enamorar de alguien solo por lo que escribe. Discrepo
con esa idea, los escritores nos enamoramos por la letra del otro. Me enamore
perdidamente de tus escritos.
“… Y En Ese Momento Fue Que Nuestras Mentes Se Conectaron Al Igual
Que Nuestra Escritura”
¿Recuerdas eso? No pudiste decirlo de mejor forma, no supe si era enserio o
no. Pero esa noche dormí muy feliz.
El once lo confirmo todo, cada juego, cada mirada, cada risa, cada tontería.
Supe que eras la mujer perfecta. No quería volver a esos terrenos hostiles del
amor. Pero tú me arrastraste a ellos. Te amé.
La despedida dolió ese día. Tal vez era obvio nuestro amor. ¿Recuerdas el casi
beso? Dolió pero ¡Hey! ¡Te buscaré aún te debo un helado!
El doce llegó muy puntual y yo me sentí invencible. Nuestros escritos iban
bien, todo iba bien. De repente los números eran mis amigos otra vez. Todo
bien hasta en la noche, la volviste inolvidable. Éramos dos tontos enamorados
intentando declarar nuestro amor y en otro salto del tiempo. Éramos novios.
Lloré mucho, lloré por ti, por mí. Lloré rogando por un nosotros para toda la
vida. Por una vez en la vida supe que era felicidad.
Pasó el tiempo, creí que éramos felices. Algo debí hacer mal. ¿Tal vez nuestra
cita? ¿Tal vez un mal escrito? ¿Un mal salto de tiempo? Algo.
Te fuiste un día y no dijiste adiós si quiera. No volteaste. No seguiste la
tragicomedia del “No me dejes”. Si quiera me hubieras dejado decirte un no te
vayas. Pero tú y yo somos escritores conocemos la frialdad de este mundo.
Aunque una explicación no tan enredada habría calmado mis ansias de seguir
con esto, que una vez más tacharan de otro cuento, poema o escrito. Con esta
van mil quinientas veintisiete. Todas para ti. Lo peor es que mi tonto corazón
todavía te extraña…
Amor en medio de un golpe de estado
Afuera hay un montón de vándalos.
Él toma fuertemente la mano de su compañera, su voluntad parece
resquebrajarse con cada segundo que pasa. Jamás la había visto así. Ambos
saben que tal vez ha llegado su fin.
—¿Ruth? —Pregunta él con timidez sin soltar su mano.
—Se acabó Albert. Se acabó —Responde ella sin dejar de ver la ventana.
Pronto la puerta del palacio va a caer. Ambos lo saben. Sienten cada golpe de
ese grupo armado como si fuera un golpe hacia ellos. Todo está por acabarse.
Ella aprieta fuertemente la mano de Albert y se apoya en su hombro. Ambos
se quieren con una intensa pasión. Ambos se han dado fuerzas en tan duros
momentos. Nadie lo sabe, pero ellos se aman. Sería una escandalo si la gente
se enterará que su presidenta y su vicepresidente llevan más de dos años
saliendo juntos. Lo bueno es que esa relación no ha afectado a su carrera
política. Han hecho buenas cosas por su país. Si no fuera por ellos el país
estaría anexado a otro. Deberían ser considerados héroes, pero este pueblo no
tiene memoria y solamente se han fijado en lo malo de su gestión, lo cual es
muy poco, casi nulo. Gracias a ellos el país ha tenido estabilidad y ha
progresado pero no lo ven así los grandes empresarios. Quienes se niegan a
dar derechos a los más vulnerables, guiados por ellos ciegamente las personas
les siguen exigiendo la renuncia de una pareja muy valiente.
—Voy a renunciar Albert —Dice Ruth y esta vez no puede controlarse y se
suelta a llorar, no puede creer que su propia gente le haya dado la espalda,
Albert está destrozado. No lo puede creer, que la mujer más que valiente haya
conocido ahora estaba destruida, pero él entendía porque, no había sido fácil
lidiar con los últimos sucesos.
Todo comenzó una mañana de enero, justo después de que ambos entregaran
una nueva obra. Uno de los edificios más grandes que el hombre haya visto
jamás. Cada piso estaba destinado a la investigación y progreso para el país.
Pero ese día sufrieron un atentado. En un segundo todo el edificio explotó y
hubo un montón de gente herida. Lo más lamentable fue que varios de sus
opositores murieron ahí, pero ni Albert ni Ruth, tuvieron nada que ver en ello.
A partir de ahí siguió la mala publicidad. Que ambos eran terroristas, que
matarían a quién se pusiera en su contra.
Lo peor es que las personas creyeron en esa mentira. No investigaron más y
les pareció creíble la idea. ¿Quién en su sano juicio realizaría un atentado a su
propio edificio estando ellos ahí adentro?
Lo pero siguió después, que de los afectados salió un líder. Que elaboró un
montón de mentiras para inculparlos. Él decía ser un hombre santo cuando por
debajo de la mesa le pasaban un montón de dinero en la mano. La gente creyó
en él, creían que luchaba por ellos, en realidad buscaba entrar al gobierno para
limpiar unas cuantas cosas malas que había hecho. Las cosas empeoraron aún
más cuando un montón de terroristas pedían la renuncia de Ruth y Albert
mediante atentados terroristas y no pararían hasta conseguirlo.
Albert tomó fuertemente la mano de Ruth y la miro a los ojos, sus ojos ya no
reflejaban esa chispa de dinamismo de meses atrás. Tenía miedo. No sabía que
decir y la tomó por la cintura. La beso. Trataba de decirle en ese beso que todo
iba a estar bien, que no se preocupará.
—Yo no voy a renunciar —dijo Albert firmemente.
—No lo van a aceptar —respondió Ruth con lágrimas en los ojos.
—Tendrán que hacerlo, soy tu segunda cabeza, tú ya has hecho demasiado, me
toca.
—No, no te toca a ti.
Ruth estaba lista para confesarle algo que le había ocultado desde hace meses.
Ella sabía que algo así pasaría pronto. Tenía que protegerlo.
—Tú ya renunciaste hace tiempo —le dijo Ruth al fin —Tu carta fue
recepcionada hace meses en la asamblea, te la hice firmar un día y no te diste
cuenta. Con eso te dejarán libre a ti.
En ese momento irrumpieron en la sala los grupos vandálicos que tomaron por
la fuerza a Ruth a pesar de los golpes de Albert, a quién luego golpearon hasta
dejarlo inconsciente. Antes de perder la conciencia, recordó las palabras de su
abuelo.
“En la política, lo hagas bien o hagas mal, siempre terminará mal”
Imagina tu vida como teatro
Sé cuánto quieres actuar, subirte sobre esas tablas y entrar a un mundo
sublime dónde por breves segundos, cambiarás tu vida, tu mundo tendrá otro
peso y solo estarás tú, en ese mundo. Sé cuánto lo quieres, y aunque yo soy
actor, no me quieres a mí.
Sé que eso suena atrevido, podría ganarme que me arrojes por las escaleras de
las últimas gradas del teatro. Peor aún, que mientras actuemos, la bofetada que
me darás será real. Sé también que en tu mente se escoden mil maneras de
vengarse ahora.
Pero ¿Sabes? He imaginado algo diferente este día, tal vez nuestra relación
amor-odio, podría ser una simple obra de teatro más. ¿Lo has pensado tú?
Imagina por breves segundos, que solo estamos tú y yo en el escenario. A
punto de dar el empiezo de una magnífica pieza teatral. El público está ansioso
por ver cómo me dirás no al final de la obra.
Entraré en escena, con mis nervios de siempre. La primera escena es en la que
estoy más nervioso, sucede siempre. Pero lo disimulo. Tú ya estarás en escena
y cómo una típica escena entraré y te empujaré. Tus cosas caerán y me
odiarás. Me disculparé torpemente y veré tus ojos negros como la noche, pero
de mirada pura y sincera, me enamoraré de ti. Más tú me detestas pues he
echado a perder tu monografía ahora. Antes de seguir, tengo una pregunta ¿O
actúas bien? ¿O realmente me odias?
Las siguientes tres escenas no estaremos juntos. Tú tendrás dos con tus
amigas, dirás que un menso te arruino la mañana, que todos los hombres son
unos idiotas. Yo les contaré el incidente a mis amigos, se reirán pero cómo
buenos amigos me ayudarán a conquistarte. Mentira, solo harán lo de siempre,
me arrojarán hacia ti. El público está ahora al pendiente sobre qué pasará.
Y ocurre de repente esa conversión, en la que me vuelvo tu héroe. Dos
ladrones te han aprisionado en un oscuro callejón. Tu miedo es tan real que
casi haces que el público se lo crea. Ellos se asustan también. Corro para
salvarte pues lo he visto todo. Intento golpear a uno, pero el otro lo hace
primero, empiezan a golpearme. Tú escapas en medio de eso, una vez que
acaba la pelea conmigo tendido en el suelo, te apiadas de mí y vuelves. Estás
enamorada creo…
Suena el reloj tic tac junto con una canción romántica y de forma rápida
representamos un amor único y muchas citas. El público sonríe al ver como
trato de conquistarte con mil ocurrencias, me los estoy ganando y quieren que
tú y yo acabemos juntos.
Pero siempre hay un antagonista en cada historia y en esta se trata de un chico
que se ha encaprichado contigo. Tú tienes ojos solo para mí, pero él no
entiende eso. Te golpea y te amenaza. Por miedo aceptas estar con él y
terminas conmigo. Creo que he visto a una o dos señoritas llorando en el
público ante esa injusticia. La obra debe acabar ahí, dejar un aire de suspenso
y de rabia, pero no, yo ya no estoy actuando. La obra se ha vuelto muy real
para mí y no acepto ese no. El público despierta y se sorprende, muchos han
visto esta obra un montón de veces es la primera vez que cambia así. No es
una obra para mí esta noche, es mi vida. Así es te dije que nuestra vida puede
ser una obra de teatro y las obras de teatro siempre son susceptibles a cambios
de último momento. Así que te tomo en mis brazos y te beso, eso no estaba en
el guion.
No sé cuál será tu reacción, pues me falta esa parte del guion, te la has llevado
a casa para estudiarla, acompañada de un beso mío, creo que estás
reconsiderando tu no como respuesta.
Olvido
Gabriel empezó a caminar con rectitud de nuevo hacia su universidad. Lo
hacía despacio, en su mente se agolpaban un montón de ideas. Tenía que estar
todo bien calculado. Ya no podía controlar su rabia. La ira empezaba a
consumirle y debía librarse por fin de ella. Solo había una forma. Matar…
Miro el reloj de bolsillo que llevaba ese día, ese regalo que le había dado su
abuelo al entrar a la universidad siempre había estado con él. Consideraba que
era un amuleto de la suerte. Eran las 5 en punto de la tarde, ella seguiría
trabajando en la oficina del decano de su área seguramente. Debía hacerlo y
pronto. Ya no podía seguir con tanta ira en su ser.
Metió la mano en su bolsillo y halló el metal frío de su arma junto con una
pieza de papel que le llevo a recordar la noche de ayer.
—Te amo —Dijo él esa noche mientras le recogía el cabello. Era el te amo
más sincero que había dado en su vida. Por fin había olvidado a su ex pareja y
estaba listo para volver a amar. Aquella señorita a la que le decía te amo era
perfecta para él, ambos compartían los mismos gustos raros. Serían una buena
pareja, pero…
—Quisiera decirte lo mismo —Respondió la señorita, Gabriel intuyó que algo
iba a salir mal —Pero, siempre te voy a ver como la pareja de Justina.
Justina, a ella iba a matar ahora, había intentado por más de un año olvidarla y
el día que lo había conseguido definitivamente, se la recordaron y de la peor
manera. Entonces fue que decidió hacerlo, él jamás iba a poder olvidarla en
vida, no si todos se la recordaban. Tenía que estar muerta.
Subió de prisa las escaleras y se dirigió a su oficina. No dijo nada,
simplemente sonrío y Justina lo ignoro. Si tan solo ella le habría dado una
sonrisa tal vez se hubiera detenido, hasta un hola habría bastado, pero no. Eso
enfureció aún más a Gabriel y sacó su arma…
—¿Qué has hecho? —Preguntó histérico el decano al ver a su secretaria con
un tiro en la cabeza.
—La he olvidado —Respondió con calma Gabriel sin dejar de apuntar el
cuerpo de su ex amada, estaba dispuesto a disparar de nuevo por si ella no
quería ser olvidada.
Ciegos con ojos
Colaboración
—No, ya es suficiente —Gritó Alberto arrojando todas las cosas al suelo del
escritorio.
—Si pudiera hacer algo… —Victoria no sabe cómo responder.
—No, no hay nada que puedas hacer Victoria, ya no es cómo antes. En las que
pueda creerme algunas palabras de que todo irá bien a partir de ahora. No, ya
no es así en qué tal vez un escrito tuyo me anime, No.
Victoria mira con mucha tristeza a Alberto, lo entiende. Ambos son escritores,
poetas, saben cómo duele una ruptura amorosa, un engaño. Dolía. Ella sabía
que debía dolerle más a Alberto. Un idealista que había escrito más de una
veintena de libros sobre amor. Siempre reflexionando sobre él, guiando a otros
a tener un amor verdadero. Creyendo que tal vez es posible un para siempre.
Él estaba muy seguro de que había encontrado a su pareja perfecta, pero no, se
había equivocado, otra vez, pero esta vez era más dolorosa que la anterior.
—Alberto, no te rindas tú siempre creíste en el amor —Susurra Victoria —
¿Cuántas vidas han cambiado por tus escritos?
—¡Pues ya no! ¡No! —Responde Alberto a punto de soltarse a llorar —Me la
pasé años enteros buscando una relación seria, me la pasé cinco años
escribiendo conceptos de amor, ¡Cinco malditos años! Victoria, escribí cómo
tenía que ser una relación, que esperaba de tener una relación ¿Conseguí a
alguien que me quiera? ¡No! ¡No! ¡Ahhh pero claro! Sí conseguí que otros
idiotas siguieran mis consejos cómo si de verdad funcionaran para mí. Diana
jugó conmigo y ya. Así que al diablo. Pero si conseguí algo. ¿Soy buen poeta
después de todo no?
Victoria no aguanta escuchar así a su amigo y lo abraza. Llora junto con él.
¿Cómo decirle que ella sí lo amaba cómo él quería? Lo amaba con todo el
alma. Desde el primer poema que leyó de él. Esperaba que un día se fijará en
ella, siempre estaba para él, esperando. Siempre que él terminaba una relación,
ella esperaba a que si quiera por despecho vaya a sus brazos. Solo quería que
él le compusiera un poema. Solo quería un beso…
Cada relación que él terminaba ella se preguntaba si tendría que esperar otra
relación más o ya era su turno. Alberto buscaba un amor verdadero y nunca se
daría cuenta de que lo tenía en frente.
Dos poetas enamorado de alguien diferente, la vida se les escapa buscando un
amor que nunca tendrán, teniendo un amor verdadero en frente de ellos. Son
ciegos con ojos que no ven más allá de ellos mismos.
Retorcida unidad
Mañana llevarán al regimiento 23 al lugar de los conflictos. Solo causarán más
conflictos.
Sebastián va con ellos, han salido a las tres de la mañana y él va temblando.
No por el frío de esa madrugada, sino por la terrible idea que se le ha cruzado
por la mente el día de ayer. Él puede unir a su país y hacer que la guerra civil
que se ha desatado se calme.
Enciende uno de los cigarros que le ha dado uno de sus compañeros para
calmar el frío de la gélida mañana. No puede evitar pensar en lo que pasará
después. Ese soldado tal vez no vuelva a la base.
En su mente se agolpan aún más los pensamientos de unificar a todas esas
personas. Por un lado, está el gobierno, la clase alta de la ciudad y algunos que
creen ser de clase media alta, pero en realidad son de clase media baja. Todos
ellos apoyan la retorcida idea de que el gobierno lleva al país por un buen
camino, explotando los recursos naturales indiscriminadamente. Les han
hecho creer que eso los volverá ricos y producirá mucho trabajo. Sebastián
sabe que el dinero no es eterno. Por el otro lado está la clase baja a ellos se les
han sumado movimientos populares que defienden los derechos humanos y a
la madre tierra. Buscan defender los derechos y vivir en paz. Aunque
Sebastián sabe también que vivir una vida del modo que ellos quieren es
imposible. Ambos bandos tienen razón y a la vez se equivocan.
Lo que llevo a esa guerra civil, en sí, fue la incapacidad del gobierno de
calmar a esos movimientos. En vez de dialogar con ellos, el gobierno ha dado
la orden de mantener la “paz” y reprimirlos sin importar el grado de violencia.
Eso solo ha hecho que los movimientos crezcan más y al mismo tiempo la
división de las sociedades.
Las balas empiezan a llover de nuevo, junto a los gritos y llantos. Sebastián
observa, pero no hace nada, no está seguro, a pesar de tener ordenes claras de
disparar contra las personas de clase baja. Tiene que hacerlo, es un soldado,
solo obedece órdenes. Así que toma con fuerza su arma, pero no para cumplir
órdenes, él va a unir de nuevo a su país.
—¿Qué está haciendo? —Grita el coronel Terrazas, al ver horrorizado como
Sebastián ha empezado a disparar contra las personas de clase alta. La bala
sale disparada de su fusil, buscando muerte y lo consigue. Vuelve a apretar el
gatillo, otra persona adinerada cae. Él repite la misma acción un montón de
veces más, su excelente puntería jamás ha fallado, ni una sola vez. Hay
muchas vidas cobradas por su fusil. Siempre había creído que su don era una
maldición, pero ahora tal vez era una bendición. Siguió disparando sin fallar ni
un solo tiro.
Sebastián no sé arrepiente de ello. Ahora se unirán, pues habrá un odio
generalizado hacia los soldados y gobierno. La clase alta sabrá que solo son
utilizados y que en cualquier momento serán traicionados. Casi puede ver los
títulos de los periódicos “Soldados contra su pueblo” Él sabe que a los
periodistas les encanta exagerar las noticias y no dirán que solo fue un
soldado. Es como ese dicho: Por uno pagan todos.
Una vez que sus balas se agotan, él siente como su piel es invadida por líquido
caliente. Sabe que termino y por primera vez sus ojos no le muestran un
objetivo, sino un mejor futuro, un país unido por el odio hacia él. Puede morir
en paz.
Edward Cries
Homenaje a la novela que me motivo a seguir escribiendo
Edward es un buen hombre, lleva una vida bastante normal y es feliz con el
tipo de vida que lleva. Cada mañana se levanta a las 6 de la mañana acaricia el
cabello de su amada Amelia. Ella toma su mano y lo enlaza a su mano
izquierda. Juntos han visto más de cien amaneceres.
—Te amo, princesa —Dice él mientras se apoya en su hombro.
—Y yo a ti— Responde ella con un beso en la mejilla.
Pronto van a casarse, después de cuatro años de un muy hermoso noviazgo. Él
la ama profundamente, como todo buen poeta. La ama de verdad y se han
prometido un para siempre.
Él sale rumbo a su trabajo en una gran editorial, de mucho renombre en su
país. Se pasa el día revisando escritos de jóvenes aspirantes a escritor. Muchas
veces se ríe de algunos por lo pésimos que son. “Hay gente que sin leer
escribe” piensa y sigue con su labor. Sale a las 12 del mediodía a almorzar un
buen plato. Cuando era universitario casi nunca almorzaba bien, pero ahora sí.
A veces se reúne con algún conocido y habla de política. Edward es un fuerte
opositor al capitalismo.
Ya por la noche una vez acabado su trabajo, empieza a recorrer las estanterías
que venden libros, casi siempre busca un libro que lleve su nombre y eso le
hace sonreír, ha publicado muchos de ellos, es feliz. Luego cita a Amelia en su
restaurante favorito de comida boliviana. Ambos extrañan mucho su país, el
sabor se asemeja pero no es igual. Aunque ver el rostro del otro les hace saber
que tomaron una buena decisión.
En la noche se quedan viendo alguna película, leyendo algún libro o
compartiendo un beso tan profundo que les hace perder la razón y les obliga a
hacer el amor. Se tienen el uno al otro y son felices, eso es todo no hay porque
mirar atrás, solo mirar hacia adelante…

AJjajajJajajJAja

Los fantasmas de tu pasado siempre te persiguen, no importa cuánto


quieras olvidarlo. El olvido no es comparable al miedo jaja.
La vida de Edward es aburrida para muchos, entonces es que un mal día a
alguien se le ocurrió volverla un poco más “Divertida”
Dos meses antes de su boda. Exactamente un 3 de octubre. Edward no
amaneció junto a Amelia. Él no tocó su pelo y ella tampoco su mano, pero
Edward si sintió algo cálido escurriendo por su mano. Un fuerte olor a metal
cosquilleo en su nariz y lo vio aterrorizado.

Su vida era aburrida. Necesitaba algo de acción. Necesitaba una meta.


Yo le di esa meta. Buscará eternamente un culpable, sin saber que el
culpable lo halla cada mañana frente a un espejo. JAjajaJA.
Miedo
Leonardo se sienta encima del barandal del mirador y contempla en silencio el
anochecer de su ciudad.
No está transitando ni un auto por la vía principal. Se escucha una calma
inusual en la autopista. Más allá no están los voceadores de siempre, sus gritos
de anuncios de transporte no se escuchan desde hace mucho.
Ve más allá y las luces ya no parpadean como antes, lo que hace imposible
que algún ladrón aproveche un descuido y cometa algún crimen. El gobierno
ha decidido arreglar todas las luces de la ciudad, lo cual ha sido un
movimiento extraño.
Los hospitales están todos abiertos y los doctores tienen la obligación de
atender a quien se lo pida sin poner sus malas caras de antes. Aunque tampoco
ya no hay muchos pacientes que atender. Quienes van al hospital ahora a lo
mucho son las madres que están por dar a luz. ¿Alguien querría tener un hijo
en esta época?
Nadie fuma ni bebe en las calles, tampoco nadie lo hace en sus casas. Eso es
bueno, muchas de las muertes han sido causadas por culpa de esas sustancias
más que los accidentes. Tampoco ya abren las discotecas o bares, eso es
bueno.
Nadie se queda hasta esa hora, prefieren regresar a sus casas temprano y
pasarlo con sus hijos, con su pareja o con sus mascotas. Muchos han
encontrado felicidad al hacerlo.
Ha bajado la delincuencia. Uno podría andar tranquilo hasta esas horas y nada
pasaría. La paz está reinando por fin en esta ciudad.
—De un modo es la ciudad con la que siempre soñé —Susurra Leonardo muy
pensativo. Todo lo ha logrado él.
¿Cómo un hombre logró traer la paz a una ciudad tan problemática?
Leonardo Ortega era un buen hombre. Siempre estuvo al servicio de la ciudad.
Siempre intentó protegerla, volverla más segura. Hizo todo a su alcance para
hacerlo, todo se rompió cuando a alguien le pareció divertido asesinar a su
prometida. Algo se rompió en su mente ese día. Dejo de escuchar a sus amigos
y se encerró en una depresión profunda. Cada noche extrañaba a su amada
Elizabeth.
Hasta que un día ocurrió lo impensable. Se desataron un montón de protestas
en su ciudad. El gobierno en curso no dudo en reprimir a los manifestantes y
uno de ellos murió sin querer y muchos de los manifestantes abandonaron la
causa. Ahí descubrió un arma importante. Miedo. Con eso sí funcionaban las
personas. Tal vez si el gobierno no hubiera tenido miedo y hubiera actuado
con mano dura seguirían en el poder, pero no.
Leonardo se enfrascó en una ardua lucha por llegar al poder. Era listo y por
medio de un golpe de estado, lo consiguió. Él no dudo en usar todas las armas
posibles por desaparecer a sus opositores junto a los peores criminales y un
par de personas más para demostrar su poderío.
Nadie salía de sus casas por miedo, cada día Leonardo inventaba una nueva
excusa para asesinar sin condena. De un modo estaba funcionando. La ciudad
cada día era más segura. Seguridad con un toque de miedo.
Programa terminado
El sonido del tic tac del reloj marcó las tres en punto y él movió súbitamente
la cabeza. Algo no estaba bien, el tiempo había dado un salto enorme en un
abrir y cerrar de ojos. John empezó a refregarse los ojos los cuales se hallaban
irritados, definitivamente algo no estaba bien.
John empezó a caminar lentamente por lo que parecía ser la sala de estar de su
casa. No existía ninguna diferencia, ahí estaban los cuadros que su madre
había comprado antes de mudarse, el rifle de su padre el cual había heredado
de su abuelo en su juventud, los sillones cafés, el reproductor de DVD, la
televisión y el estéreo negro. Solo había una pequeña diferencia en uno de los
retratos familiares, en uno de ellos la silueta de su madre había sido borrada de
repente.
—Esto no está bien —Dijo John para sí mismo y apresuro su caminar hacia la
puerta que conectaba al patio trasero de su casa, pero cuando lo abrió se llevó
una terrible sorpresa.
No era un monstruo, ni un vampiro, ni un zombi, era algo peor. Era algo a que
cualquier humano le quitaría su valentía. Vio la nada afuera, no había nada,
absolutamente nada, no existía el patio trasero, solo era un portal hacia la
nada. Estaba rodeado por una pared blanca sin nada. Su respiración empezó a
agitarse y corrió hacia adentro de la casa y empezó a llamar a grandes voces a
alguno de sus conocidos, mamá, papá, quien sea. Nadie le contestó, el miedo
empezaba a apoderarse de él ¿Qué estaba pasando? Trató de recordar y solo
recordaba que apenas unos minutos atrás estaba viajando en el auto de su
padre junto a su chófer, eran las 10 de la mañana y de repente parecía haberse
quedado dormido.
Su mente no pudo seguir recordando pues de repente la casa empezó a
desmoronarse. Las imágenes de la casa se confundían con otras imágenes de
color grisáceo. John gritó de miedo, tal vez desaparecería. Esto no podía estar
pasándole a él. De pronto un destello plateado junto con una voz cibernética
aparecieron llamándolo y él trató de caminar hacia ellos, pero no lo consiguió,
de nuevo la nada lo consumió.
¿Qué estaba pasando?
Era simple de explicar, alguien había desconectado la electricidad. Mientras la
voz cibernética susurraba “Programa terminado” John solo era parte de un
programa, pero él nunca lo supo, quizás también pronto desconecten mi uni…
Aún te debo un helado
Ahora que todo ha acabado. Que he vuelto a sentarme bajo la luz de la luna, ya
sin la necesidad de sentir el calor del otro. Creo que tal vez pueda
desahogarme entre líneas, uno o dos vasos de sidra y vino. Ahora que por fin
soy libre, creo poder hacerlo…
Tenía el nombre más hermoso de toda la ciudad. O acaso el nombre que
escuche menos y me pareció hermoso. El segundo nombre más hermoso que
endulzaron mis oídos. El primero era Ivette, ya olvide razones por las que
elegí ese nombre. Ese día creí que ella era Ivette, primer error. Su nombre ni
siquiera rimaba con Ivette.
¿Por qué no lo descubrí? Todo iba tan raro ese día. Era casi obvio e inevitable
que iba a sufrir. Yo tan puntual, llegando tarde a ese lugar, escuchando una
balada rítmica en vez de mi siempre tan confiable metal. Teniendo hambre, si
siempre en las mañanas rehúso comer.
Un montón de niños juguetones en el lugar, aunque la premisa de aquella
ocasión decía Líderes Jóvenes, no pensé que tan jóvenes. No había mejor
actividad que hacer, que empezar a convivir con ellos. Solo debía ser ese día,
al siguiente ya no aparecería por ahí, ocuparía mi tiempo en la cafetería con un
buen libro romántico, pero…
Ella llegó, tan enérgica y llena de alegría. Casi puedo afirmar ahora que
parecía que irradiaba luz de ella. Vi su sonrisa, jamás había observado tan
detenidamente los labios de una mujer. Sus ojos, sabía que inspirarían varios
poemas míos. Pero no pensé que tantos. Creo que terminaré armando un
poemario en honor a ellos. Sabía que me había enamorado a primera vista y
como buen poeta estaba listo a que me partieran el corazón, sabía que ella no
se fijaría en mí.
Sucedió lo contrario, se acercó y hubo un clic al instante. Empezamos a jugar
como si nos conociéramos desde antes. Sacó el lado oculto mío. Me sentía por
fin yo con ella, no tenía temor alguno.
Nos dieron café después, no dejaba de ver sus labios. Adoraba verlos moverse
y el contacto que hacía con la bebida tibia, junto con una mirada traviesa que
me regalaba de vez en cuando. Era una experiencia tan hermosa, casi sentía
que estaba con Ivette.
Coincidimos en todo, ella amaba todo lo que yo amaba, era poetisa y de gran
talento. Ella sí era una líder. Sus ojos lo reflejaban pude ver sinceridad, pureza
y bondad en ella. O eso pensé. Aunque dos minutos después se fue, pude
conseguir su número. Esta tan de moda ahora las redes sociales, que nuestra
charla seguiría por ahí.
Nunca nadie debió haber visto tal conexión entre dos personas. Era inusual y
extraño. Decidí asistir a la siguiente reunión, tenía que verla otra vez. Con tan
solo ver sus labios yo estaría conforme.
A pesar de ser tan extraño nuestra conexión, ambos lo llamamos perfecto.
Cuando la luz de la luna se asomó a mi ventana vino a mi mente un poema,
debía decírselo, pero ¿Cómo? Apenas nos conocíamos un día, pero dentro de
mí sabía que eran años. Tal vez si lo compartía por alguna red social ella lo
notaría. Hice el intento y casi dos minutos después ella hizo lo mismo.
¿Tendría suerte una vez más? Coloqué un verso más. Ella lo hizo, nuestra
conversación siguió normal, pero, nuestros versos no, cada vez eran un poco
más explícitos. Ambos empezábamos a querernos. Tal vez yo más que a ella.
Al día siguiente la esperé ansioso. Solo quería verla, solo una vez más y ya.
Pues como bien ambos sabíamos, después de ese día ya no nos veríamos más.
Tenía que sentir esa libertad otra vez, solo con ella me sentía así. Creo que
ahora he perdido algo de libertad también…
Tengo una teoría que saque ese día, cuando deseas algo con todas tus fuerzas
el mundo te ayuda a conseguirlo. Ese día parecía que el universo entero
conspiraba a mi favor. Cada juego de aquella reunión me acercaba a ella.
Trataba de estar lo más cerca de ella y lo mejor era que ella también lo hacía,
sabía a medias que no era el único enamorado de los dos. Cada debate me
aclaraba sus ideas, sabía que era de sentimientos puros. Era increíble ver como
defendía sus ideas, no solo era bonita, era además muy inteligente, era
perfecta. Me preguntaba porque Ivette había tardado tanto en aparecer.
Todo el día lo pasamos en compañía del otro, todos creían que éramos pareja.
Me sentía tan bien con eso. En mi mente pasaba la idea de que tenía a la mujer
perfecta conmigo y todos lo sabían.
Tenía que seguir viéndola de una u otra forma, ganar más tiempo. ¡Un helado!
A todos les gusta el helado. La invité y dijo que sí… ¡Después de años un sí!
La tarde caía a su fin y pensaba en solo estar con ella y los helados. Tan
íntimo, tan perfecto. Era una cita tal vez, una cita en años. Mi primera cita.
¡Qué emoción! ¿Y si se daba? Como en mi poema quinto, un beso en la
heladería ¿Se podría?
Aunque tuvo en percance y debía marcharse. Eso rompía mis esperanzas de un
beso. Ahora me pregunto ¿Por qué un beso? No éramos nada.
Me abrazó muy fuerte antes de irse. Le prometí que le buscaría hasta darle un
helado. Tal vez no logré darle un beso en los labios como quería, pero sí le di
un beso en la mejilla y estaba feliz. Fui feliz.
No dijimos nada, nuestras miradas fueron las que se dijeron el primer te amo
de nuestra muy breve historia. Se fue después, nuestra charla siguió por
nuestro único método de comunicación. A pesar de lo informal que era y que
rayaba lo raro. Ella declaró su amor por mí, tal como en mi poema décimo
tercero, “Valiente no eres”, recuerdo haber saltado por toda la casa,
despertando hasta a mis vecinos, tenía que hacerlo, tenía que hacer que todos
supieran que era feliz.
¡Ella era Ivette!
Le reclamé porque llego tan tarde. Aunque no era necesario, ella había llegado
y ella era mi Ivette, ahora éramos uno. Me amaba, o eso creí. ¿Quién iba a
amar a este desastre? Pero la ilusión no se me quito por días. Después de tanto
tenía a la mujer que amaba conmigo...
Tarde supe que solo era un juego, tarde supe que no existe nadie en el mundo
que se enamoré por versos, rosas y buenas acciones. Rompió mi corazón poco
después, solo salimos una vez más y terminó de la manera más cruel que no
escribiré aquí, ella tal vez fue Ivette pero por un breve tiempo, tal vez solo
para hacerme feliz un rato, un breve instante y eso fue todo…
Por cierto sí estás leyendo esto, solo quería decirte que aún te debo un
helado…
Y su sueño era ella
Alberto apagó el cigarro mientras veía esa frase que había mandado a colgar
hace tiempo en su sala de trofeos.
“Pelea por tus sueños y tus sueños empezarán a pelear por ti”
Estaba escrito con el tipo de letra que le encantaba. Ahora era tiempo de
ponerla en práctica. De cierto modo siempre le había funcionado. Su sueño era
ser poeta y empezó a escribir poemas cada día y no supo cuándo, pero un gran
puñado de personas, le había leído. Quería ser declamador y se subía cada vez
que podía a un escenario a declamar y la gente cada vez aplaudía más fuerte.
Quería entrar a hacer teatro y no dejo escapar ninguna oportunidad para
aprender y había ganado un montón de concursos de teatro. Quería ser
novelista y ahí estaban ahora en repisas varias de sus novelas. Para probar que
sus sueños se volvían realidad estaban sus muchos trofeos. Él podía, no podía
rendirse tan fácil ante un simple no.
—La amaré, la recuperaré, en vida y sueños la tendré. ¡Por su vida pelearé!
Amaba la poesía, era su forma de hablar realmente. Basta de fumar y hundirse
en su depresión, iba a salir a pelear por ella, basta de cartas, de poemas y de
indirectas, pelearía por ella. Que importaba ya si ella lo rechazaba, si quiera
podría quedarse con la satisfacción de decir “Lo intenté”.
—Pelea por tus sueños y tus sueños empezarán a pelar por ti —Gritó él
parándose de repente, estaba decido.
Pelearía por su sueño y su sueño era ella.
COLECCIÓN DE LA SERIE “EL PRÍNCIPE SOLITARIO”
Versos de un Príncipe Solitario (Poemario)
Versos de un Príncipe Solitario II (Poemario)
Versos de un Príncipe Solitario III (Poemario)
En la Mente de un Príncipe (Guiones De Teatro)
Escritos de un Príncipe (Cuentos)
21 Versos Para una Princesa (Poemario)
El Diario de un Enamorado (Novela)
ACERCA DEL AUTOR

Alberto Zuñagua Charaly nació en La Paz un 4 de


octubre de 2000, actualmente radica en la ciudad de El
Alto y actualmente estudia Lingüística e Idiomas en la
Universidad Pública de El Alto (UPEA)
Alberto es dos veces ganador del premio intercolegial
de teatro y escritura “Sembrando Semillas De Paz
desde el Arte y la Cultura” y finalista del premio
nacional de teatro “Aldo Velazques”. También es
coordinador del proyecto cultural “Luz de Luna
Teatro” Ha participado en diferentes concursos de
poesía siempre llegando a buenos puestos por su
capacidad de componer y declamar.

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