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Universidad Nacional de Piura

Curso: Realidad Nacional y regional


Profesor: Nicolás Cueva Palacios
Control de lectura
Tema: El Estado peruano
Estudiante:________________________________________

1. Lee con detenimiento el artículo “El Estado peruano al


desnudo” del sociólogo piurano Sinesio López Jiménez y
subraya las ideas principales.

El Estado peruano al desnudo

Más allá de los discursos universalistas e integradores de las


élites, el peruano es un estado parcializado, inefectivo, ineficaz y
poco o nada transparente. La mayoría de los peruanos no se
siente defendida ni representada por él. El conjunto de las
instituciones que lo definen (los poderes del Estado, la
distribución del poder en el territorio, los aparatos coercitivos, la
burocracia, el sistema legal) constituyen una estructura
parcializada que sólo llega a una parte muy limitada del territorio
y apenas cubre a las clases medias y altas. La mayor parte del
territorio y la mayoría de los peruanos son atendidos en forma
muy deficiente o quedan fuera de su alcance y cobertura. Todo
esto es parcialmente revelado por el importante y novedoso
Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD que examina el
alcance y los límites de las políticas sociales.
El PNUD constata que la educación no llega a todo el territorio ni
alcanza a todas las clases sociales. No todos asisten ni concluyen
la secundaria. El 40% abandona sus estudios secundarios y no
logra, por consiguiente, adquirir una de las herramientas que le
permite romper el círculo vicioso de la pobreza. El gobierno de
García, sin embargo, ha disminuido el porcentaje del PBI
dedicado a la educación (del 3.8% en el 2004 a 3.2% en el 2010).
Algo parecido sucede con la salud medida en términos de
número de médicos por habitante. El 79% de las provincias no
supera el mínimo de médicos señalado por el estándar
internacional en salud. Como es obvio, las provincias de la costa
son las mejor atendidas tanto en la educación como en la salud
en desmedro de las de la sierra y de la selva. En estas últimas
regiones el estado es más delgado e inoperante, a diferencia de
la primera en donde es más denso.
El Informe del PNUD es exclusivamente cuantitativo. No entra al
análisis de la calidad de las políticas públicas en salud y en
educación. ¿Qué pasa con la calidad de la educación y la salud
públicas en Perú? Mi hipótesis es que, en términos cualitativos,
la educación y la salud públicas en Perú y en América Latina son
un desastre y que, lejos de ser mecanismos de igualación de
oportunidades, constituyen espacios de discriminación. ¿Puede
acaso compararse la calidad de una escuela fiscal con la de una
escuela privada en donde se educan los hijos de las clases
medias y altas? No. De ninguna manera porque en ella se educan
los pobres, los indios y los cholos. No es el caso europeo en
donde la atención en estos servicios públicos es de alta calidad
porque todas las clases sociales sin discriminación asisten a los
mismos centros educativos y a los mismos centros de salud. Esto
genera, más allá de las jerarquías sociales y las diferencias
culturales, un sentimiento de comunidad política que todos
comparten y que en Perú casi no existe.
¿Qué sucede con el sistema legal y con los aparatos de justicia?
¿Qué pasa con la efectividad legal? ¿A quiénes llega
efectivamente la justicia en el Perú? El Informe del PNUD no
examina estos temas que son decisivos para la vigencia y la
calidad de la democracia. Mi hipótesis es que no existe
efectivamente igualdad ante la ley y que la justicia no llega por
igual a todo el territorio ni cubre a todas las clases sociales. No
se trata, por cierto, de la normatividad ideal (en el papel) en
donde mal que bien se ha avanzado en forma significativa sino
de la efectividad legal. Los aparatos de justicia no tratan a todos
por igual y no aplican la ley de la misma manera a todos. Están
sometidos a los poderes económicos, políticos, mediáticos y
religiosos. La gente se siente discriminada en la aplicación de la
ley y la expresa claramente en las encuestas: Más del 90% afirma
que en el Perú no hay igualdad ante la ley ni hay justicia para
todos. Estas brechas estatales son una requisitoria feroz contra
las élites económicas, los militares y los caudillos que han
participado en la construcción del Estado peruano.
Una de mis preocupaciones intelectuales y políticas desde hace
cuatro décadas ha sido la cuestión del Estado en el Perú y en
América Latina. A fines de los 70 publiqué “El Estado oligárquico
en el Perú: un ensayo de interpretación” (Revista Mexicana de
Sociología, Año XL/ vol. XL/n.3, julio- set. l978) que se discutió
mucho en los medios académicos de América Latina. En la misma
línea de preocupación publiqué después otros artículos y dos
libros (El Dios mortal, IDS, 1991; Ciudadanos reales e imaginarios,
1997). En la PUCP tengo a mi cargo el curso de Teoría del Estado
en el que reviso las ideas de los principales autores de las
diversas corrientes del pensamiento actual sobre el tema.
En mis reflexiones sobre el Estado hay algunos temas centrales
que me han preocupado y me siguen preocupando. En primer
lugar, el patrimonialismo que permite a los que acceden al
Estado apropiarse de sus aparatos e instituciones y
administrarlas como si fueran su chacra, apelando a un derecho.
Este es un viejo concepto weberiano que fue trabajado en forma
creativa y brillante por Julio Cotler en su libro ya clásico “Clase,
nación y Estado” (IEP, 1978) y que sobrevive aún como un
componente de la cultura política en Perú y en América Latina.
En los Estados neoliberales actuales de América Latina, el
patrimonialismo reaparece como captura del Estado por parte de
los operadores de los grandes grupos empresariales, esto es,
como patrimonialismo moderno para usar los términos del ex
presidente Cardoso.
En segundo lugar, la modernización de algunos aparatos
estatales y el atraso de otros es una característica de la mayoría
de los Estados de América Latina. Este rasgo, que parece ser
propio de los países heterogéneos de América Latina (Guillermo
O’Donnell), produce lo que he llamado un Estado hemipléjico: los
aparatos económicos funcionan más o menos bien, pero los
aparatos sociales son un desastre. Las reformas económicas
neoliberales produjeron islas estatales de modernidad pero han
sido incapaces para producir un aparato estatal moderno y
eficiente. Han faltado y faltan las reformas de segunda
generación que llamó Moisés Naim en su momento.
En tercer lugar, el carácter antidemocrático de algunos Estados
de América Latina hace que las políticas públicas (especialmente
las sociales de educación y salud, la seguridad y la justicia) no
lleguen a todo el territorio y a toda la población por igual. En los
Estados de los países homogéneos (Uruguay, Chile, Costa Rica),
en cambio, las políticas públicas llegan a todo su territorio y a
toda su población. En los países andinos, son las poblaciones
serranas rurales pobres y muy pobres adonde no llega el Estado.
Son las zonas con poca o ninguna densidad del Estado (PNUD).
Todo esto forma parte del divorcio histórico no superado entre
el Estado y la sociedad andina y amazónica.
En cuarto lugar, el carácter discriminatorio de los Estados
andinos ha determinado que ellos no reconozcan la
pluriculturalidad de sus respectivas sociedades. En el caso
peruano, el Estado no considera la situación multicultural
compleja que caracteriza al país. Los quechuas y aimaras
demandan, por ejemplo, mejores formas de integración y de
respeto a ciertos derechos específicos (acceso a la educación, a
la salud, a la justicia y a la seguridad en su propia lengua) y a sus
tradiciones y cultura. Las etnias de la selva, en cambio,
demandan el reconocimiento de su identidad, del territorio que
ocupan y de formas de representación propia. Nuestro Estado no
está organizado en función de una nación pluricultural compleja.
En quinto lugar, las burocracias (civiles, militares y policiales) de
los Estados latinoamericanos no son siquiera weberianas, (*)
esto es, no son eficientes, racionales, objetivas, impersonales.
Todas estas características de los Estados de América Latina y del
Perú constituyen el punto de partida para formular las
orientaciones básicas de una adecuada reforma del Estado:
desprivatizar, modernizar, democratizar, nacionalizar (adecuar el
Estado a la nación pluricultural) y gerenciar el Estado para
ponerlo al servicio de todos los ciudadanos y las ciudadanas del
país.

2. Fundamenta la siguiente afirmación: “El estado oligárquico


organizó y combinó la dominación racial, étnica y social de
las elites criollas, señoriales y terratenientes sobre una
sociedad multicultural donde la servidumbre y la
discriminación étnica fueron focos de explotación social”.

3. Mediante un mapa conceptual explica los cinco temas


centrales que señala Sinesio López cuando se refiere al
carácter del Estado peruano.

4. Escribe tus puntos de vista acerca de este tema.

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(*) Se refiere al pensamiento del sociólogo alemán Max Weber.

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