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CONCEPTOS BASICOS PARA EL RIEGO DE LOS

CULTIVOS

HAROLD TAFUR HERMANN


INGENIERO AGRÍCOLA M.Sc. y Ph.D.
PROFESOR ASOCIADO

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


FACULTAD DE CIENCIAS AGROPECUARIAS
SEDE PALMIRA
2005

CONCEPTOS BASICOS PARA EL RIEGO DE LOS CULTIVOS


1. INTRODUCCION

La humedad en el suelo es quizás uno de los factores que más condicionan el


desarrollo normal de los cultivos. Un exceso o un déficit de agua en el suelo
genera condiciones desfavorables en la gran mayoría de los cultivos. Cuando
el problema es por exceso de humedad, es el drenaje la solución adecuada.
Cuando este es por defecto la alternativa es el riego.

Para las condiciones especificas del Valle del Cauca, dada su característica
pluviomètrica, el riego se ha convertido en una labor necesaria y corriente para
la mayoría de los cultivos. Sin embargo a pesar de haberse convertido en una
actividad corriente su empleo se hace todavía en forma empírica,
desconociendo o dejando de lado los criterios fundamentales para hacer de el
un uso mas racional y eficiente. En la mayoría de los casos se desconoce
“cuando y cuanto” regar. El poder definir en que momento y que cantidad se
debe regar, implica conocer las relaciones que se presentan entre el suelo, el
agua, la planta y la atmósfera.

2. RELACIONES SUELO – AGUA – PLANTA – ATMOSFERA

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2.1 PROPIEDADES FISICAS DE LOS SUELO

2.1.1. TEXTURA
Es aquella propiedad física relacionada con los tamaños de las partículas
minerales del suelo y con la proporción en que se hallen. En esencia se
distinguen tres grupos o categorías de partículas en la textura de acuerdo a su
tamaño y son: Arcillas (Ar), Limos (L) y Arenas (A). Existen varias
clasificaciones para los tamaños de estas partículas; en Colombia por ejemplo
se manejan la del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y la de la
Sociedad Internacional de la Ciencia del Suelo. Estas clasificaciones son:

CLASIFICACION USDA (μ) S.I.C.S. (μ)


Ar Menor de 2 Menor de 2
L 2 - 50 2 – 20
A muy fina 5 – 100
A fina 100 - 250 2 0- 200
A media 250 - 500
A gruesa 500 - 1000 200 – 2000
A muy gruesa 1000 - 2000

En Colombia la más usada es la del Departamento de Agricultura de los


Estados Unidos (USDA). Según la proporción en que se hallen en un suelo las
Ar, L y A, se define la textura. El USDA. desarrolló el llamado triángulo textural
donde se presentan 12 clases texturales a saber:

Ar: Arcilloso
L : Limoso
A: Arenoso
Ar A : Arcillo Arenoso
Ar L : Arcillo Limoso
FAr: Franco Arcilloso
FArL : Franco Arcillo – Limoso
FArA : Franco Arcillo – Arenoso
F : Franco
FL: Franco – Limoso

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FA : Franco Arenoso
AF : Areno – Francoso.

En ocasiones los suelos presentan materiales individuales mayores que las


arenas (más de 2 mm de diámetro equivalente) lo que hace necesario darle
otro calificativo a la clase textural a que corresponda éste para poder así indicar
la cantidad de estos materiales y el tipo del mismo de acuerdo a su tamaño. Es
así como se habla de gravilla cuando su diámetro equivalente está entre 2 y 4.5
mm; de cascajo entre 4.25 y 75 mm y de roca para los tamaños mayores a 75
mm Así mismo, dependiendo de la cantidad presente de estos materiales con
base a volumen, se califica por ejemplo de la siguiente forma: si un suelo de
cualquier textura tiene entre 2 y 15 % de gravilla se dice la textura y se le
añade poco gracioso; si tiene entre 15 y 20% se dice la textura y se le añade
gravilloso; si su contenido es mayor al 20% se dice la textura y se añade muy
gravilloso. Los mismos valores son válidos para cascajoso y rocoso.

Un ejemplo de una textura cascajosa podría ser: Franco Arcilloso poco


cascajoso.
La determinación de la textura se conoce como análisis mecánico o
granulométrico; en ella se han empleado variados métodos como los de
laboratorio y el de campo al tacto. Entre los métodos de laboratorio se ha
empleado el microscopio, y los métodos basados en velocidad de
sedimentación de las partículas elementales (Ar, L, A) en un fluido como el
agua.

Entre los métodos de la velocidad de sedimentación están el de Bouyucos o


Hidrómetro y el de la pipeta. Ambos métodos están basados en la conocida Ley
de Stoakes que hace referencia a la resistencia que ofrece un líquido a la caída
de partículas sólidas. Esta ley está descrita por velocidad de caída de las
partículas dentro del líquido (agua) y viene dada por la expresión:

2  Dp  Dw gr ²
V  *
9 n

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donde:
V : velocidad de caída en cm/s
Dp : Densidad de las partículas en g/cm³
Dw: Densidad del líquido en g/cm³
g: Aceleración debida a la gravedad en cm/s²
r: radio de las partículas en cm
n: viscosidad absoluta del líquido (poise = g/(cm-s))

A nivel general de agricultura y de la gente vinculada con los suelos se habla


de los de textura pesada (suelos pesados) y de los de textura liviana (suelos
livianos). Este criterio o concepto hace relación a la dificultad o facilidad que
presentan algunos suelos en las labores con las máquinas e implementos
agrícolas. Es así como entre los suelos pesados se agrupan aquellos de
textura arcillosa, Franco - Arcillosa, Arcillo – Limosa, etc. y corresponden a los
suelos en los cuales las labores como arada, rastrillada, etc. presentan mayor
resistencia a diferencia de los livianos como los arenosos, areno–francosos ,
limosos, etc. En ese mismo orden de ideas se habla de suelos de texturas
medias como los franco y sus afines.

En general los suelos livianos tienen buenas características de infiltración, baja


capacidad de almacenamiento de agua, pobres condiciones nutricionales y
baja capacidad de intercambio catiónico (CIC).

De otro lado los suelos pesados tienen generalmente pobres características de


infiltración, alta capacidad de almacenamiento de agua y dependiendo del tipo
de arcilla, buenas condiciones nutricionales asociadas con altas CIC.

2.1.2. ESTRUCTURA
Dentro de las propiedades físicas del suelo la estructura junto con la textura
constituyen dos de las más importantes por la trascendencia en el movimiento
y el almacenamiento del agua, en la aireación y en la estabilidad del suelo.
El departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) define la
estructura desde un punto de vista morfológico como la disposición y arreglo
de las partículas individuales del suelo (Ar, L y A) para constituir partículas o

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unidades compuestas, separadas de la contiguas con propiedades diferentes
de las de una masa igual de partículas elementales sin agregación - Mejía
(1983), dice que la estructura es “el grado de agregación de las partículas
individuales o separados del suelo en unidades compuestas o agrupamiento de
partículas individuales, de forma (tipos) o hábitos más o menos definidos, que
se presentan separados entre sí por planos o superficies de debilitamiento”;
para Mejía los agregados naturales o unidades compuestas se les conoce
como peds. El arreglo de los peds constituyen los agregados del suelo y estos
a su vez forman los terrones.

Sin embargo dado que la definición de la estructura por si sola puede no da


la claridad suficiente, se habla entonces de la capacidad estructural del suelo
como la propiedad para formar terrones espontáneamente y de que estos
dividan en pedazos pequeños, grandes o agregados sin la intervención del
hombre.

La estructura como tal afecta a las plantas a través de las interacciones que se
presentan con el aire, el movimiento del agua, el almacenamiento del agua y la
temperatura. Estas interacciones son consecuencia de la influencia de la
estructura en la porosidad de los suelos. Ahora bien, la porosidad puede verse
alterada si la estructura de un suelo no es estable, es decir que los agregados
del suelo no conserven su forma cuando se humedecen, ocasionando con esto
la llamada INESTABILIDAD ESTRUCTURAL, que puede impedir o limitar el
paso del aire y el agua con las consecuencias negativas que esto trae a los
cultivos.

Algunos con el objeto de clasificar y/o diferenciar la estructura de los suelos


plantean clasificaciones de la misma teniendo en cuenta:

1. el tipo: se refiere a la forma y ordenamiento general de los agregados.


2. La clase: hace referencia al tamaño de los agregados.
3. El grado: se refiere a la estabilidad de la estructura determinada por la
durabilidad o resistencia de estos frente a fuerzas externas.

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En cuanto a la forma de la estructura se clasifica como:
1. Prismática
2. Columna
3. Bloques Angulares
4. Bloques Subangulares
5. Laminar
6. Granular
7. Migajosa

En cuanto al tamaño (clase) se clasifica como:


1. Muy fina o muy delgada
2. Fina o delgada
3. Mediana
4. Gruesa o espesa
5. Muy gruesa o muy espesa

La clasificación anterior por tamaño tiene sus valores específicos para cada
una de las formas de la estructura. A su vez el grado o estabilidad se clasifica
como:

1. sin estructura o no desarrollada: corresponde a los suelos donde no se


observa agregación. Para esta situación cuando el suelo es coherente y
denso se califica como masivo y si es suelto (caso de arenas) no coherente
se habla de grano suelto.
2. Débilmente desarrollada: se clasifica así cuando el suelo tiene peds
indefinidos y muy pobremente formados los cuales se observan dentro de la
masa del suelo con gran dificultad.
3. Moderadamente desarrollada: corresponde a los suelos con peds definidos
y bien desarrollados pero que sufren ruptura c9on relativa facilidad cuando
se trata de retirarlos de la masa del suelo.
4. Fuertemente desarrollada: cuando los suelos tienen peds muy estables,
rígidos y bien formados los cuales se adhieren débilmente entre sí se habla
de estabilidad fuerte.

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Como puede analizarse por las definiciones anteriores, es un tanto subjetivo el
hacer clasificación de la estabilidad de la estructura de los suelos tal como se
plante. De ahí que otros propagan medir la estabilidad de la estructura
valiéndose de métodos de laboratorio que permitan en cierta forma cuantificar
el parámetro “estabilidad”, y a través del valor obtenido definir si esta es mala,
media o sencillamente estable.

Con relación a la forma y el tamaño se hacen las siguientes precisiones:

En las estructuras prismáticas y columnar los agregados están arreglados


generalmente alrededor de una línea vertical y limitados por superficies
verticales relativamente lisas. En la prismática las caras superiores tienen sus
vértices angulosas y en la columnar son redondeados (ver figura). El tamaño
de estas estructuras se especifica por la anchura del prisma o columna y se
estima con valores hasta de 10 cm. Generalmente estas estructur
as están asociadas con suelos expansibles (ver figura 1).

La estructura de bloques se caracteriza por que sus agregados están


dispuestos alrededor de un punto como formando cubos o poliedros y sus
caras están limitadas por superficies planas o redondeadas; sus dimensiones
horizontales y verticales son más o menos similares. Los bloques angulares
tienen las caras aplanadas y la mayoría de los vértices son redondeados (ver
figura). Sus dimensiones de anchura o longitud llegan hasta 5 cm.

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Figura 1. Clases y Tipos de Estructuras de los suelos.

En la estructura laminar los agregados se hallan dispuestos alrededor de un eje


o plano horizontal, donde la dimensión vertical está bastante limitada con
relación a las otras dos. Es una estructura poco deseable por las pobres
condiciones físicas que genera. El espesor alcanza valores hasta de 1 cm.

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Las estructuras migajosa y granular tienen sus agregados reunidos formando
unidades más o menos redondeadas y similares en forma y tamaño. La
estructura migajosa tiene sus agregados porosos mientras que en la granular
son menos. El diámetro equivalente en la migajosa puede llegar hasta 5 mm. y
en la granular hasta 10 mm.

2.1.3. POROSIDAD

Cuando se analiza la matriz del suelo se pueden distinguir 3 fases a saber:


 Fase sólida
 Fase gaseosa
 Fase líquida

La fase sólida es la constituida por la fracción mineral y la orgánica; la fase


gaseosa por el aire y la líquida por el agua. Las dos últimas fases constituyen el
espacio porosos del suelo.

Por definición la porosidad es la relación que existe entre el volumen de poros


de un suelo y el volumen total de éste, es decir, el volumen de la fase sólida
más la gaseosa y la líquida. Expresado matemáticamente es:

Vp
  Porosidad  * 100
Vt

donde:
Vp : volumen de poros
Vt: volumen total = Vs + Vp = Vs + Va + Vw
Vs: volumen de sólidos
Va = volumen de aire
Vw: volumen de agua

A partir de la definición, no es fácil o práctico determinar la porosidad, de allí


que se halle utilizando otras expresiones que involucran otros parámetros como
son la densidad aparente y la densidad real así:

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 Da 
  1   * 100
 Dr 

donde:
Da: densidad aparente
Dr: densidad real

2.1.4. DENSIDAD REAL

Por definición la densidad real de un suelo relaciona la masa por unidad de


volumen de las partículas sólidas de éste. Expresado matemáticamente es:

Mss
Dr  .
Vs

donde:
Mss: masa del suelo seco a la estufa entre 105 – 110ºC durante 24 horas
Vs: volumen ocupado por esas partículas sólidas (Volumen desalojado por
ellas).
Generalmente se expresa en g/cm³. La Dr varía en los suelos minerales entre
2.6 y 2.7 y se acostumbra tomar a 2.65 como el valor medio. No obstante, en
los suelos donde el contenido de materia orgánica va tomando valores
significativos éste parámetro puede ser del orden de 2.0 g/cm³

2.1.5. DENSIDAD APARENTE

Se define la densidad aparente como la relación entre el masa del suelo seco
por unidad de volumen total de suelo (incluyendo volumen de sólidos y de
poros, es decir, sólidos, aire y agua). Expresado matemáticamente es:

Mss
Da 
Vt
donde:

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Mss: masa del suelo seco a la estufa entre 105 – 110ºC durante 24 horas
Vt: volumen total de suelo = Vs + Va + Vw

La densidad aparente comúnmente, al igual que la real, se expresa en g/cm 3.


En términos generales los suelos livianos con alto contenido de arenas tienen
densidades aparentes altas, alrededor de 1.6 g/cm³. Los suelos pesados
(arcillosos) no compactados, tienen valores alrededor de 1.0 y 1.3 gr./cm³. Sin
embargo cuando la arcilla dominante es de tipo alofánico, los valores de Da
son menores, alrededor de 0.8 g/cm³. Ahora bien, en los suelos con alto
contenido de materia orgánica las densidades aparentes tienen valores
bastante bajos, por ejemplo 0.5 g/cm³, incluso la literatura reporta valores en
suelos orgánicos bastante menores.

Cuando los suelos pesados se compactan por el mal uso de la maquinaria y


equipos, la densidad aparente puede aumentarse considerablemente y tomar
valores cercanos a 1.6 y 1.7 g/cm³.
Existen diferentes métodos para determinar la Da, sin embargo quizás el más
confiable sea el del núcleo. En términos generales el método consiste en tomar
una muestra de suelo en un cilindro de volumen conocido (Vt), luego se seca el
suelo a 105 – 110ºC, durante 24 horas para después pesar y obtener así la
masa del suelo seco (Mss). La muestra debe tomarse con la humedad que se
hallen en el campo; incluso se propone que esta humedad ojalá este cercana a
capacidad de campo, para hallar un valor más confiable, sobre todo en
aquellos suelos que tienen características de expansibilidad y contracción
cuando húmedos y secos respectivamente.

Dado que la muestra de suelo que se toma por el método del núcleo debe estar
inalterada (no disturbada) en lo posible, existen unos barrenos especiales para
la toma de muestras. Sin embargo cuando no se dispone de dicha herramienta,
se pueden emplear otros instrumentos que permitan tomar la muestra lo menos
alterada posible; quizás un tarro de “salchichas” sirva para este propósito en
algunos suelos.

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Ahora bien, cuando se conoce la Da de un suelo y se estima o también se
conoce la Dr, se puede calcular la porosidad (η) como se mostró.

 Da 
  P  1   *100
 Dr 

Un valor de porosidad corriente en un suelo pesado (arcilloso) puede ser del


60% si no está compactado. Significa un valor así que del volumen total (Vt) del
suelo, un 60% son espacios porosos (para el aire y/o el agua). Este mismo
suelo por efectos de compactación puede reducir su porosidad a un 40% o
menos, ocasionándose con esta nueva situación, problemas para el desarrollo
normal de los cultivos por falta de aire e insuficiencia en el suministro de agua,
por que ésta comienza a ser retenida con más fuerza por la matriz del suelo y
dificultad en la toma de nutrientes por parte de las plantas.

A manera de ejemplo se analiza lo que le pasaría a la porosidad de un suelo si


se compactase. Si un suelo pesado (arcilloso) tiene una densidad aparente
(Da) de 1.0 g/cm³ su porosidad sería:
(tomando Dr = 2.65 g/cm³)
 1 .0 
  1   * 100
 2.65 
 62.5%

Si este suelo se compacta su Da puede tomar valores de 1.6 g/cm³; entonces


la nueva porosidad sería:
 1 .6 
  1   * 100
 2.65 
 39.6%

De otro lado, la porosidad (η) se puede clasificar en macroporosidad y


microporosidad. La macroporosidad involucra los poros grandes del suelo con
tamaños mayores a 100 micras. La microporosidad involucra los poros más
pequeños, entre los cuales algunos diferencian los mesoporos con tamaños

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entre 30 y 100 micras y los microporos propiamente con tamaños menores a
30 micras.

Son los macroporos los encargados del flujo del aire en el suelo, esencialmente
y del movimiento gravitacional del agua dentro de éste, es decir, del drenaje.
Esta macroporosidad también se le conoce como porosidad drenable.

Los mesoporos son los responsables del llamado flujo capilar de forma rápida,
es decir, conducen agua pero no propiciada por la gravedad sino por efectos
capilares.

Los microporos a su vez son los responsables de la retención de agua por el


suelo preferiblemente y el flujo de esta a través de ellos es muy lento.

Cuando en un suelo su porosidad está dominada por la macroporosidad, es


una condición poco deseable, pues tiene un excesivo drenaje y poca
capacidad de almacenamiento de agua; este es el caso de los suelos muy
livianos (arenosos y areno-francosos).

Si la porosidad es dominada por la microporosidad, generalmente la infiltración


es muy lenta y el drenaje interno se ve impedido, ocasionando en el suelo
condición poco deseable (falta de aire, encharcamientos, etc.); es el caso de
suelos pesados y/o compactados.

Una buena porosidad en un suelo debe estar compensada con una distribución
proporcional de los diferentes tamaños de poros para que sea deseable.

En el ejemplo anterior donde la η = 62.2%, el efecto de la compactación hace


que la η disminuya y de seguro estará dominada únicamente por microporos,
con sus consecuencias presumibles.

La densidad aparente es un parámetro que se utiliza no solo para cálculo de la


porosidad, sino que también se utiliza en el cálculo de la masa del suelo y para
expresar el contenido de humedad de estos con base a volumen y/o a lámina

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equivalente. Cuando se emplea en el cálculo de la masa del suelo su aplicación
se puede presentar con el siguiente ejemplo:

Se quiere saber cual es la masa por hectárea (ha) de un suelo cuya densidad
aparente, en una profundidad dada, es 1.1 g/cm³; dígase por ejemplo que la
profundidad analizada es de 20 cm. Con base a la profundidad y el área (1 ha)
se calcula el volumen de suelo analizado, es decir:

Volumen  V  Area * profundida d


10 4 m² m
 1 ha * * 20cm * 10  2
1ha cm
 20 * 10² m³  2000m³

Con el volumen y la densidad aparente se calcula la masa de una ha en ese


suelo.

masa volumen
 * Da
1 ha 1 ha
2000 m 3 g 10 6 cm³ 1tonelada
 * 1.1 * *
1 ha cm ³ 1m ³ 10 6 g
toneladas
 2200
1 ha

O sea que la masa /ha de ese suelo es de 2200 toneladas. Pero otro suelo con
una diferente Da en la misma profundidad tendrá una masa /ha distinta. Sea el
caso de un suelo derivado de cenizas volcánicas como los de la zona
cafetalera colombiana, con arcillas de tipo alofánico preferencialmente; con
densidad aparente de 0.7 g/cm³ en la profundidad de los 20 primeros cms.
Ahora la masa/ha será:

Volumen
masa / ha  * Da
1 ha
g 10 6 cm ³ 1tonelada
 2000m ³ * 0.7 * *
cm ³ 1m ³ 10 6 g
 1400 toneladas

Existen suelos donde la Da varía de acuerdo al contenido de humedad de éste.


Es así como esos suelos presentan valores de Da mayores en la medida que el

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suelo pierde humedad; si el comportamiento de la Da respecto a la humedad
fuera lineal se podría representar por una curva parecida a la de la figura 2.

Da

Contenido de humedad

Figura 2. Relación de la densidad aparente con el contenido de humedad.

El comportamiento descrito por la curva anterior puede ser típico en suelos con
características de expansibilidad y contracción cuando se humedecen y secan
respectivamente. Tal es el caso de los suelos con altos contenidos de
montmorillonita (suelos del orden de los vertisoles), que son arcillas del tipo 2:1
con un comportamiento como el que se describe.
Considerando lo anterior, quizás se conveniente determinar la densidad
aparente tal como lo plantean Cambell y Henshall.(1991), tomando en
consideración la humedad del suelo al momento de la medida. De esta forma la
Da se puede expresar como:

Dah
Da 
1W

donde
masa de suelo humedo M sh
Dah  
volumen total suelo Vt
W= humedad del suelo al momento del muestreo

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2.1.6 HUMEDAD DEL SUELO.
Los suelos respecto a la humedad se pueden tratar o analizar bajo dos
aspectos diferentes; un primer aspecto está relacionado con la facilidad que el
agua se mueve a través de la matriz suelo y un segundo aspecto con el
almacenamiento o capacidad de almacenamiento de éste. La facilidad con que
el agua se mueve a través del suelo se conoce como PERMEABILIDAD. Se
dice que un suelo es bastante permeable cuando el agua se conduce a través
de él fácilmente. En términos prácticos se dice que la cuantificación de la
permeabilidad es la llamada CONDUCTIVIDAD HIDRAULICA (K).

Cuando los suelos retienen o almacenan agua, esta retención o


almacenamiento es propiciada por dos diferentes mecanismos característicos
de los suelos no saturados.

En los suelos no saturados aparecen dos superficies de contacto:


1. sólido – líquido (suelo - agua).
2. Líquido – aire (agua - aire)

…que determinan la retención del agua por el suelo y el movimiento de ésta a


través del mismo. La importancia relativa de estos dos mecanismos depende
del grado de contracción que manifieste el suelo cuando el agua es removida
de él.

Cuando un suelo pierde agua y se contrae de tal forma que no entra aire al
espacio poroso dejado por ésta, ocurre que las partículas de suelo se
aproximan entre si y se generan fuerzas de repulsión entre las mismas. Estas
fuerzas de repulsión a su vez son las responsables de adherir el agua al suelo.
De tal forma que para retirarla de allí se necesita un fuerza ligeramente mayor
a la de repulsión entre partículas. Sin embargo estas fuerzas de repulsión solo
actúan sobre una pequeña cantidad de agua que resulta absorbida como una
muy fina película a las partículas del suelo y no tiene ninguna importancia
agronómica.

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Ya sobre cantidades considerables de agua los mecanismos de retención son
otros, donde la tensión superficial actuando sobre la interface agua–aire es la
responsable básica del proceso. En esta situación al extraer agua del suelo,
éste no se contrae en igual volumen y penetra aire al espacio dejado por ésta.
Aquí el mecanismo de retención es consecuencia de la atracción de las
moléculas de agua (cohesión) en la interface líquido–aire pues se genera una
fuerza resultante que atrae las moléculas hacia el interior de la masa de agua.
Esta fuerza resultante propicia a su vez una fuerza de reacción (la tensión
superficial) que tiende a reducir la superficie de contacto aire–agua y a
propiciar el movimiento capilar del agua por los poros. Esta es el agua retenida
en los suelos que propicia el desarrollo de los cultivos.
El agua que almacenan los suelos se puede expresar de tres formas:
1. con base a masa : W(%)
2. con base a volumen: θ(%)
3. con base a lámina (lam) o profundidad equivalente.

Cuando se expresa la humedad del suelo con base a masa, por definición esta
es:

Mw
W (%)  * 100
Mss
donde:

W(%) = contenido de humedad con base;


Mw = masa del agua;
Mss = masa del suelo seco a la “estufa” (horno) entre 105 y 110 ºC durante 24
horas como mínimo.

Lo anterior significa que si se toma una muestra de suelo que contiene alguna
humedad, ese contenido se puede expresar con base a masa si se le logra
extraer el agua y luego se relacionan la masa de ésta y la del suelo seco al
horno.
De forma práctica lo que normalmente se hace es más o menos lo siguiente.

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 se toma la muestra de suelo al cual se le quiere determinar la humedad;
 se halla la masa del suelo con esa humedad con una balanza (Msh);
 se seca la muestra en el horno entre los 105 y 110 ºC durante 24 horas
como mínimo para garantizar así la remoción total de la humedad (por
evaporación);
 se halla la masa del suelo seco (Mss) en la balanza;

Obrando de la forma descrita, se obtiene el Mw como la diferencia (Msh - Mss)


y entonces:

MW Msh  Mss
W (%)  * 100  * 100
M SS Mss

Basados en la definición del contenido de humedad con base a masa, un suelo


podría presentar en un momento dado un W(%) mayor al 100%, ya que en
cierta forma la Mw es independiente de la Mss. Es decir, la Mw no está
haciendo parte de la Mss. Ahora bien, en la realidad se encuentran suelos que
pueden presentar W(%) mayores al 100%. Un ejemplo de estos suelos son
aquellos que poseen altos contenidos de materia orgánica; suelos estos que
presentan densidades aparentes menores a 1.0 g/cm³, capaces de llegar a
tomar más masa de agua que lo que pueden pesar ellos cuando están secos.

Para reafirmar el concepto de humedad con base a masa se discuten los


siguientes ejemplos:

 Un suelo tiene un contenido de humedad con base a masa del 33%:


que un suelo tenga un 33%, significa que por cada 100 unidades de suelo
seco a la estufa (105 – 110 ºC), existen o hay 33 de esas mismas unidades
de agua.

 Un suelo tiene un contenido de humedad con base a masa del 118%:


que un suelo tenga un W% = 118% significa que por cada 100 unidades de
suelo seco a la estufa existen 118 unidades de agua.

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Cuando se expresa el contenido de humedad con base a volumen, por
definición se está relacionando:
Vw
 (%)  *100
VT

donde
 % = contenido de humedad en base a volumen
VW= volumen de agua
VT = Volumen total de suelo

O sea que la expresión θ% está relacionando el volumen de agua contenido en


un volumen de suelo (una muestra) que involucra tanto volumen de sólidos
como volumen de poros.

A través de la definición no es fácil determinar el contenido de humedad con


base a volumen, de allí que se calcule ésta en función del W% así:

Da
 %)  W (%)
Dw

donde

Da = Densidad aparente del suelo;


Dw = Densidad del agua que se toma como 1 g/cm³ .

La expresión anterior se obtiene reemplazando en los valores de V W y Vt


despejados de las definiciones de Da y DW en la expresión
Vw
 (%)  *100
Vt

Ahora bien, como DW = 1.0 g/cm³ entonces es corriente hallar la expresión de θ


% como:

 (%)  w(%) * D a , donde la Da debe expresarse en g/cm³.


Cuando se da el contenido de humedad con base a volumen por ejemplo θ =
29% , significa que de 100 unidades de volumen total de suelo 29 de esas

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mismas unidades corresponden al agua. Lo anterior presupone también que en
esas 100 unidades de volumen total de suelo están incluidas las 29 de agua,
cosa que no ocurre en la expresión W(%).

Si el mismo θ = 29 %, se expresa en fracción decimal, θ = 0.29, se puede


interpretar como si por cada unidad de profundidad de suelo se tuviesen 0.29
unidades de agua. Si se utiliza por ejemplo como unidad el centímetro, se
puede decir que cada centímetro de la profundidad en el sitio que se toma la
muestra 0.29 cm corresponden al agua.

Basados en la anterior consideración es corriente encontrar el contenido de


humedad con base a volumen (θ) como (para el caso del ejemplo):

0.29cm 2.9mm
 (%)   , es decir, que existen 2.9 mm de agua por cada cm
1cm 1cm
de profundidad en el suelo.

También se suele expresar θ = 0.29 m³ / m³, que significa que hay 0.29 m³ de
agua por m³ de suelo.

Otra de las formas de expresión es con base a lámina (lam) o profundidad


equivalente. Esta expresión cuantifica, para una profundidad dada de suelo, la
profundidad equivalente correspondiente al agua expresada en unidades
lineales.

A manera de ejemplo continuando con el dato de θ = 29% y asumiendo que


esa humedad es válida para una profundidad del suelo de 20 cm, se tratará un
contenido con base a lámina de:

0.29cm
Lam  * 20 cm  5.8 cm
1cm

Lo anterior significa que de los 20 cm de suelo analizados 5.8 cm


corresponderían a agua. Para una mejor interpretación habría que hacer una

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abstracción considerando que de los 20 cm analizados 5.8 son de agua
solamente y los restantes 14.2 cm, corresponden a suelo, pero sin dejar
espacios vacíos, es decir, suelo compacto.

Resumiendo se puede decir que la expresión de lámina (lam) es:

Lam = θ * profundidad
Pero θ = W * Da
Entonces Lam = W * Da * profundidad; donde la densidad aparente debe tener
unidades de g/cm3 y no se presenta la densidad del agua dividiendo (1 g/cm 3).
Se presentan a continuación los siguientes ejemplos:

* De un suelo en los primeros 12 cm de profundidad se sabe que la Da = 1.1


g/cm³; la humedad W=37%. ¿Cuál es la lámina de agua presente en esa
profundidad?.
  0.37 *1.1  0.407  40.7%
entonces Lam = 0.407 * 12 cm = 4.88 cm. O sea que de los 12 cm casi 5
corresponden al agua.

* De un suelo se tiene la siguiente información:

Profundidad (cm) W% Da (g/cm3)


(0-15 19 1.0
15-23 25 1.2
23-80 31 1.4

¿Cuál es la lámina de agua presente en los primeros 50 cm de profundidad?.


De 0 – 15 cm : Lam = 0.19 * 1.0 * 15 cm = 2.85 cm.
De 15 - 23 cm : Lam = 0.25 * 1.2 * 8 cm = 2.40 cm.
De 23 - 80 cm : Lam = 0.31 * 1.4 * 27 cm = 11.72 cm.

O sea que la lámina total de agua de 0 – 50 cm es:


LamT = 2.85 + 2.40 + 11.72 = 16.97 cm = 169.7 mm

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Si se preguntase por el valor de W o θ del perfil 0 - 50, el promedio ponderado
sería una buena estimación, así:
W1 prof 1  W2 prof 2  W3 prof 3
W 
Pr of 1  Pr of 2  Pr of 3
0.19 * 15  0.25 * 8  0.31 * 27
W 
15  8  27
W  0.26  26%

 1 prof 1   2 prof 2   3 prof 3


 
Pr of1  Pr of 2  Pr of 3

0.19 * 15  0.3 * 8  0.434 * 27


 
15  8  27

  0.34

Cuando se maneja el riego de los cultivos o los datos de lluvia casi siempre se
habla en términos de milímetros o centímetros. Es así como se dice por
ejemplo que se hizo un riego de 35mm o que llovieron 35 mm. Esto significa
que si se quiere estimar el volumen de agua caído en un suelo, solo basta con
multiplicar la lámina en cuestión por el área del suelo. Si para la lluvia o riego
de 35 mm se analiza 1 ha, entonces el volumen de agua correspondiente será:

m2 1m
V = 1ha * 10000 * 35mm * = 350m ³ , es decir, en esa hectárea donde
1ha 10³mm
llovió o se regaron 35 mm cayeron realmente 350 m³ de agua.

Dentro de los valores o estados de humedad que un suelo puede presentar,


con frecuencia se hace referencia a algunos de estos. Es así como se habla de
la humedad:
1. Cuando un suelo está saturado;
2. Cuando está a “capacidad de campo”;
3. Cuando está a “punto de marchitez permanente”
4. Cuando está en su punto higroscópico o humedad residual;
5. Cuando esta seco a la estufa u horno.

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Cuando un suelo tiene todo el espacio poroso lleno de agua (no hay aire) se
dice que está saturado. Bajo esta circunstancia el agua se mueve libremente a
través de los poros, principalmente de los más grandes (macroporos); ahí la
fuerza gravitacional es la dominante sobre las fuerzas de retención; el agua
fluye (drena). En la medida que el agua drena (el suelo pierde humedad)
comienzan a presentarse las fuerzas de retención. Si el suelo sigue perdiendo
humedad, la que aún permanece será retenida con más fuerza, hasta que el
suelo deja de drenar porque las fuerzas de retención igualan a la fuerza
gravitacional. En esta circunstncia o momento se está en la humedad de
CAPACIDAD DE CAMPO; ha drenado todo el agua llamada GRAVITACIONAL
y la que permanece en el suelo corresponde a la máxima cantidad que él
puede retener contra las fuerzas de gravedad.

Cuando se está a Capacidad de Campo la fuerza de retención por unidad de


área, llamada TENSION DE HUMEDAD DEL SUELO (THS) tiene un valor
entre 0.1 y 0.3 atmósferas. Los valores cercanos a 0.1 están asociados con los
suelos livianos y los de 0.3 con suelos pesados. Se le conoce también como
succión del suelo.

La humedad cercana a capacidad de campo es el valor máximo que


generalmente se espera obtener cuando se efectúa manejo de riego en la
mayoría de los cultivos.

Si se analiza un suelo que tiene una humedad de capacidad de campo y en el


cual hay un cultivo establecido, la humedad comienza a disminuir; con el pasar
del tiempo por el consumo que de ella hacen las plantas (evapotranspiración =
evaporación +transpiración), de no presentarse adición de humedad por ningún
concepto, haría que las plantas con el tiempo comenzaran a manifestar
síntomas de marchitez por déficit de humedad. Este estado de marchitez
comenzará a progresar en la medida que continúe la misma situación de
pérdida de humedad en el suelo, hasta que las plantas se marchitaran
irreversiblemente es decir, que a pesar de que se mejorasen las condiciones de
humedad, ellas no responderán. A la humedad que tenga el suelo en esta

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situación de marchitez irreversible se le conoce como PUNTO DE MARCHITEZ
PERMANENTE (PMP). Lo anterior insinúa que el punto de marchitez
permanente de un suelo depende de la especie vegetal que esté como planta
indicadora.

Normalmente el punto de marchitez permanente (PMP) de los suelos se asocia


con una tensión de humedad del suelo (THS) de 15 atmósferas, aunque se
insiste en el hecho de que algunas especies se marchitan irreversiblemente
mucho antes o mucho después de que el suelo llegue a este valor.

Cuando un suelo permanece expuesto al aire por bastante tiempo, sin que
haya llegada de humedad por ninguna circunstancia, éste pierde cada vez más
agua, por debajo del PMP, hasta llegar a un valor relativamente constante
llamado punto de humedad Higroscópica o humedad residual. Bajo esta
circunstancia, a pesar de que pase más tiempo, la THS toma un valor de cerca
de 31 atmósferas.

Ahora bien, cuando a una muestra de suelo se le somete en el horno o estufa a


una temperatura entre los 105 y 110ºC durante 24 horas, se le está retirando la
humedad en forma casi total. La THS en esta circunstancia es del orden de
10.000 atmósferas. El agua que persiste en esta situación es prácticamente de
constitución del suelo.

Desde el punto de vista agronómico, la humedad que interesa para el


desarrollo de las plantas es la comprendida entre capacidad de campo (CC) y
punto de marchitez permanente (PMP). A este rango de humedad se le conoce
como agua aprovechable (A.A.) o agua útil. A pesar de que el concepto acepta
que toda esa humedad está disponible, sin embargo no es práctico dejar agotar
toda el agua útil; antes de que esto ocurra, es decir antes de llegar a PMP, los
suelos deben regarse para no correr el riesgo de merma o pérdida total de las
cosechas. Es decir el momento oportuno de los riegos para garantizar que no
habrá pérdida de producción por falta de humedad es parte de los problemas
que debe resolver el agricultor o el técnico responsable de la producción.

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Es conveniente comentar que la generalidad de los cultivos presentan su mejor
respuesta a la producción cuando la humedad de los suelos se logra mantener
cercana a capacidad de campo la mayor parte del tiempo. Sin embargo lograr
esto en el campo presupone tener sistemas de riego que faciliten este objetivo,
como es el caso del riego localizado de alta frecuencia (goteo, microaspersión
y otros).

2.2 CONSIDERACIONES ACERCA DE LA CANTIDAD DE AGUA A REGAR.

Tal como se dijo antes, el agua útil o aprovechable no debe dejarse agotar en
su totalidad, es decir, que del 100% del agua aprovechable (A.A.),
dependiendo del tipo de cultivo que se maneja, del sistema de riego que se
emplea y del criterio personal del técnico, solo se debe dejar agotar en cierto
porcentaje. Ese porcentaje del "agotamiento“ es lo que se conoce como NIVEL
DE AGOTAMIENTO (NA) o factor o coeficiente de agotamiento del agua
aprovechable (f). Para el caso de cultivos exigentes en humedad como las
hortalizas, el NA será pequeño, mientras que para cultivos menos exigentes
este será mayor. A la cantidad de agua que se deja agotar es lo que se le
conoce como Agua Rápidamente Aprovechable (ARA). El agua rápidamente
aprovechable se puede expresar en porcentaje con base a masa, en porcentaje
con base a volumen y con base a lámina así:

ARA = NA(A.A.) = NA(Capacidad de campo – Punto de marchitez permanente)


 Si se expresa con base a masa:
ARA = NA(Wcc - Wpmp), donde:
Wcc : Contenido de humedad a capacidad de campo con base a masa.
Wpmp : Contenido de humedad a punto de marchitez permanente con base a
masa.
NA : Nivel de agotamiento expresado en fracción decimal
 Si se expresa con base a volumen
ARA = NA (θcc - θpmp)
donde
θcc : Contenido de humedad a capacidad de campo con base a volumen.

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θpmp : Contenido de humedad a punto de marchitez permanente con base a
volumen.

 Si se expresa en lámina.

LARA = NA (LAA) = NA (LAM cc – LAM pmp) donde:

LARA : Lámina de agua rápidamente aprovechable


LAA : Lámina de agua aprovechable.
LAMcc : Contenido de humedad a Capacidad de Campo expresado en lámina.
LAMpmp : Contenido de humedad a punto de marchitez permanente expresado
en lámina.
Para consolidar los conceptos se presenta un ejemplo:
Un suelo en sus primeros 30 cm de profundidad tiene las siguientes
características:
Da = 1.4 g/cm³; Wcc = 29%; Wpmp = 18%; NA = 35%

Entonces:

A.A. = (Wcc - Wpmp) = 29% - 18% = 11% (Agua aprovechable con base a
masa).
A.A. = (θcc - θpmp) = 11%*1.4 = 15.4% (Agua aprovechable con base a
volumen).
LAA = LAM cc – LAM pmp = (0.29*1.4*30cm) – (0.18*1.4*30 cm) = 4.62 cm =
46.2 mm.
ARA = NA * AA = 0.35 * 11% = 3.85% (Agua rápidamente aprovechable con
base a masa).
ARA = NA * AA = 0.35 * 15.4% = 5.39% (Agua rápidamente aprovechable con
base a volumen).
LARA = NA * LAA = 0.35 (4.62 cm) = 1.617 cm = 16.17 mm (Lámina de agua
rápidamente aprovechable).

Un suelo tiene las siguientes características:

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Profundidad (cm) Da (g/cm³) Wcc(%) Wpmp (%)
0 - 18 1.0 39 22
18 - 40 1.2 36 20
40 - 65 1.3 35 21

Se tiene allí un cultivo de Maíz con una profundidad efectiva de raíces 42 cm;
se quiere manejar el riego con un NA = 50%; cuál es la lámina de riego
rápidamente aprovechable (LARA)?.
LARA = NA * LAA = NA (LAMcc - LAMpmp) donde:
LAM cc = (0.39 * 1.0 * 18 cm) + (0.36* 1.2 * 22 cm) + (0.35 * 1.3 * 2 cm) = 17.43
cm = 174.3 mm
LAM pmp = (0.22 * 1.0 * 18 cm) + (0.20 * 1.2 * 22 cm) + (0.21 * 1.3 * 2 cm) =
9.78cm = 97.8m
LAA = 174.3 mm – 97.8 mm =76.5 mm
LARA = 0.5 * 76.5 mm = 38 mm

O sea que la lámina de agua rápidamente aprovechable es de 38 mm para la


profundidad efectiva de raíces de 42 cm. Lo anterior significa que cada vez que
se agote el 50% del agua aprovechable, para poder volver la humedad del
suelo a capacidad de campo, debe infiltrar una lámina neta de 38 mm. Sí para
lograr esa LARA se utiliza un riego con una eficiencia de aplicación del 60%,
significa que la lámina que debe gastarse (Lámina bruta de riego) será de 38/
0.60 = 63 mm.

2.3 CONSIDERACIONES ACERCA DEL MOMENTO DEL RIEGO

El decidir cuando regar depende del consumo de agua por parte del cultivo
(evapotranspiración) y de los aportes de humedad que pueda tener el suelo
(precipitación y /o aporte capilar del nivel freático).
Una metodología que se puede utilizar para decidir el momento del riego y de
la cual se comenta a continuación es la del BALANCE HIDRICO del suelo. Esta
metodología implica conocer o estimar la evapotranspiración diaria o USO
CONSUNTIVO del cultivo a regar; se debe medir la precipitación y estimar o
calcular la escorrentía; la percolación profunda y el aporte capilar del agua

Harold Tafur Hermann Profesor Asociado Universidad Nacional de Colombia Sede Palmira 27
freática. Expresando matemáticamente el balance hídrico en forma general se
tiene:
Δθ = (P + R + Ac)-(Et + Es + Pp)
Δθ = Aportes – Pérdidas

donde:
Δθ : Cambio en el contenido de humedad volumétrico
P : Precipitación
R : Riego
Ac : Aporte capilar
Et : Evapotranspiración o uso consuntivo
Es : Escorrentía
Pp : Percolación profunda.

La expresión anterior se puede simplificar no considerando el aporte capilar, la


escorrentía ni la percolación profunda:
Δθ = P + R – Et donde despejando R

R = Δθ – P + Et

O sea que la cantidad de agua a regar depende del balance del cambio en el
contenido de humedad del suelo, de la cantidad de agua recibida por
precipitación y de la evapotranspiración o uso consuntivo. Así mismo el
momento del riego se determina cuando el cambio en el contenido de humedad
del suelo a llevado a este a una humedad igual o cercana a la cual se
estableció de antemano que se iba a permitir llegar para aplicar el riego. Para
cimentar la idea se presenta un ejemplo sencillo.

Para un ejemplo anterior se calculó la LARA de un cultivo de maíz en 38 mm,


con un NA del 50%, es decir, que cuando la lámina de agua aprovechable del
suelo se agotará en un 50% se aplicaba el riego, llevando el suelo nuevamente
a capacidad de campo en los 42 cm de profundidad efectiva del cultivo.
Partiendo de esta situación definida, se asumirá la evapotranspiración diaria del

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cultivo (Et) en 5 mm; para simplificar dígase también que no hay precipitación
durante el tiempo del análisis.
Con la información anterior se deduce fácilmente que en 7 días se han
consumido 35 mm del agua aprovechable y solo restarían 3 mm en el suelo de
lo presupuestado para gastar (LARA= 38 mm). Bajo esta circunstancia se debe
decidir el riego al siguiente día (8º día).

Se propone ahora un ejemplo más complejo involucrado la precipitación:

LARA = 38 mm
Et = 5 mm / día (constante)

En el primer día de análisis el suelo está a capacidad de campo, ya sea por


que se regó o llovió lo suficiente para alcanzar esa humedad; al tercer día
llovieron 6 mm; al 7º día llovieron 35 mm que se metieron al suelo y de allí en
adelante no llovió.

Se tiene el 1er día del análisis 38 mm para consumir; el consumo es a razón de


5 mm/día, lo que significa que al inicio del 2º día sólo hay 33 mm para
consumir; al inicio del 3er día se tienen 28 mm para consumir, pero llueven 6
mm y se evapotranspiran 5 mm; se tienen al inicio del 4º día 29mm para
consumir. Al inicio del 5º día 24 mm y al inicio del 6º día se tienen 19 mm; al
inicio del 7º día se tienen 14 mm para consumir pero llueven 35 mm. Así las
cosas, al inicio del 8º día se tendrían 38 mm. disponibles en el suelo, porque a
pesar de que las cuentas podrían mostrar 44 mm, el suelo solo retiene hasta
capacidad de campo, es decir, drenan 6 mm por debajo de la profundidad
efectiva de raíces. A partir de ese día se reinician las cuentas como si se
hubiese regado.
Hasta aquí el análisis se ha hecho asumiendo la evapotranspiración; sin
embargo es este quizás uno de los parámetros más importantes para hacer un
empleo confiable del balance. Lamentablemente para la mayoría de los cultivos
esta información no se tiene, lo que dificulta el empleo del balance como
metodología para definir el momento del riego; la caña de azúcar es quizás de
los pocos cultivos, si no el único en nuestro medio al cual se le ha investigado

Harold Tafur Hermann Profesor Asociado Universidad Nacional de Colombia Sede Palmira 29
el uso consuntivo o evapotranspiración, lo que está permitiendo a los
cañicultores emplear el balance hídrico para decidir el momento del riego
haciendo una estimación confiable de la evapotranspiración.
La estimación de la evapotranspiración la hacen los cañicultores de la siguiente
forma:

Asumen que Et = KEv


donde
Et : Evapotranspiración diaria;
Ev : Evaporación del tanque evaporímetro clase A (diaria);
K : Factor de la relación Et / Ev

El Centro de Investigación de la Caña de Azúcar en Colombia (CENICAÑA) ha


logrado establecer cual es el valor del factor K para la caña de azúcar.
Conociendo el valor del factor K, los cañicultores calculan la evapotranspiración
diaria del cultivo (Et), multiplicando al valor K por la evaporación diaria (E v)
medida en el tanque evaporímetro (Et = KEv).

A continuación se propone el siguiente ejemplo aplicando la metodología de


Cenicaña

A un cultivo se le ha calculado su LARA = 35 mm; el factor K de la


evapotranspiración es 0.6. En la tabla 1 se efectúa el balance hídrico analizado
para 22 días. Interprétese a “LAS” como la lámina de agua que permanece en
el suelo y que puede ser utilizada rápidamente por el cultivo, es decir, siempre
será una fracción de LARA y su máximo valor será LARA.

De la información de la tabla 1 se puede comentar:


1. El análisis se inicia el día 1 cuando el suelo está a capacidad de campo, es
decir, la LAS = LARA
2. El día 3 habiendo una LAS = 29 mm llueven 20 mm y se evapotranspiran
1.2 mm. Esto implica que el suelo recibe 20 mm, pero su condición de
humedad es tal que no le permite almacenarlos en su totalidad; es así como

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TABLA 1: Balance hídrico de en un suelo en mm.
DIA LAS EV Et R P Déficit Exceso
1 35 6 3.6
2 31.4 4. 2.4
3 29 2 1.2 20
4 35 3 1.8 12.8
5 33.2 4 2.4

19 2 6 3.6
20 0 4 2.4 1.6
21 35 5 3 39
22 32 6 3.6

el suelo sólo puede almacenar hasta llegar a 35 mm, lo correspondiente a su


LAS; el resto sale por exceso.
3. El día 19 inicia el suelo con una LAS = 2.0 mm, pero se evapotranspiran 3.6
mm; para el día 20 el suelo entra en déficit de humedad. Esto significa que
se ha permitido gastar algo más de lo presupuestado inicialmente.
4. Para el día 21 se riega introduciendo al suelo 39 mm para llevar
nuevamente el suelo a capacidad de campo.

Dentro de las metodologías para estimar la evapotranspiración se destaca por


su amplia difusión la del tanque evaporímetro clase A. El método, por demás
empírico, se basa en la medida de la evaporación de un tanque llamado o
conocido como Clase A por el departamento de asuntos meteorológicos de los
Estados Unidos, cuyas especificaciones son: tanque cilíndrico de 1,21 metros
de diámetro y 0.255 metros de profundidad, construido en lámina de hierro
galvanizado # 22. El tanque se debe pintar de pintura “aluminizada” (pintura de
aluminio) y se instala sobre un soporte de madera a 0.15 metros de altura
sobre el suelo, generalmente en un área rodeada de grama. Conocida la
evaporación del tanque en mención ( EV ), se halla la evapotranspiración EV
del cultivo con la siguiente expresión:

ET = K C K P EV
donde

K P = coeficiente del tan que


K C = coeficiente del cultivo

Los valores de K P y K C son presentados en las tablas 2 y 3.

Harold Tafur Hermann Profesor Asociado Universidad Nacional de Colombia Sede Palmira 31
Los tanque clase A son de uso frecuente en las estaciones meteorológicas; sin
embargo, como un tanque clase A tiene un costo relativamente alto, se buscan
con frecuencia alternativas mas baratas para sustituirlo en la estimación de la
evapotraspiración.

Cuando no se tiene información que permita estimar el uso consuntivo se


puede recurrir a otros métodos para determinar el momento del riego. Estos
métodos consisten en determinar la humedad del suelo de forma directa o
indirecta, para comparar ese valor con el valor que se haya colocado como
límite inferior para decidir el riego.

Como métodos directos se pueden mencionar los gravimétricos como el de la


estufa y el del alcohol. El método de la estufa se mencionó antes; el método del
alcohol consiste en retirar la humedad de las muestras de suelo echándoles
alcohol y luego quemándolo; el calor que se genera al quemar el alcohol
evapora el agua de la muestra de suelo. Cuando se considere que se ha
removido toda la humedad se determina la masa del suelo seco, igual que en el
método de la estufa, para determinar luego la humedad con base a masa

M SH  M SS Mw
W (%)  * 100  * 100 .
M SS Mss

Mas recientemente se ha logrado utilizar con éxito y ventaja el horno


microondas, para secar el suelo al que se le quiere determinar la humedad.
Entre los métodos indirectos se tiene el del tensiómetro y el de la sonda de
neutrones, que no serán tratados en este documento.

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TABLA 1.

TABLA 3.
TABLA 2.

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BIBLIOGRAFIA

Cambell D. J. y Henshall K. 1991. Bulk density. In: Soil analysis: physical


methods; editado por Smith K: y Mullins C. E. Marcel Dekker Inc. 329-366 pp.

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