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Etapa oral: En esta etapa el bebé centra la atención del placer en la boca. El
placer está unido a la alimentación y a la figura materna, que es quien la
proporciona.
Etapa sádico–anal: Abarca desde el año y medio hasta los tres años
aproximadamente. En esta etapa los niños obtienen el placer a través de la
expulsión y retención de heces. El sadismo asociado a esta etapa proviene de la
idea que los niños utilizan sus heces como un arma frente a los adultos,
particularmente, los padres. El niño descubre que puede irritar fácilmente a sus
padres si usa adecuadamente sus propias heces, de ahí el aspecto sádico de la
etapa.
Etapa fálica: En ella, el niño descubre los órganos genitales como productores de
placer. Se da cuenta de que las niñas no tienen pene y esto le produce la
preocupación de que él también pueda perderlo. A esta inquietud se le conoce
como miedo a la castración. Las niñas, por su parte, descubren que ellas carecen
del órgano que poseen los niños. Empiezan entonces a sentir que su cuerpo está
incompleto, y odiar a sus madres por haberlas traído al mundo en tal estado. Es lo
que se conoce como envidia de pene.
Complejo de Edipo: En esta etapa, los niños desarrollan un deseo sexual
orientado hacia la figura materna. Este deseo se acompaña de odio hacia el
padre, a quien se tiene por un rival en la lucha por obtener el cariño de la madre.
En las niñas, la situación es todavía más complicada. De hecho, no todas las
niñas llegan a desarrollar el llamado Complejo de Electra y a algunas de ellas, la
envidia de pene les lleva a adoptar una personalidad masculina.