Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En la batalla se enfrentaron las tropas de la Corona de Aragón, al mando del rey Pedro II el
Católico, y sus vasallos Raimundo VI de Tolosa, Bernardo IV de Cominges y Raimundo Roger I de
Foix y otros señoríos occitanos vasallos de Aragón, contra las tropas del Reino de Francia y las
tropas cruzadas, al mando de Simón IV de Montfort.
A principios del siglo XIII, la herejía cátara (corriente religiosa que marcaba la obra creadora como
producto de Dios y Satanás, y que rechazaba las riquezas materiales) se había afianzado en
Occitania (región histórica en el suroeste de Francia), amenazando la doctrina de la Iglesia
Católica.
El Papa Inocencio III, lanzó una fallida cruzada contra los cátaros, y luego intentó reconciliarse con
el conde Raimundo VI de Tolosa, pero Montfort, comandante de los cruzados, impidió que se
llegara a un acuerdo.
Raimundo VI se alió con su cuñado Pedro II de Aragón, mientras que el Papa lanzó una nueva
cruzada, que comenzó con la masacre de Béziers y el Sitio de Carcasona en 1209, y al año siguiente
continuó con el ataque a varias fortalezas cátaras por parte de los cruzados.
En 1213, Montfort atacó a Raimundo VI de Tolosa, y al fracasar los intentos de mediación de Pedro
II con el Papa para frenar a los cruzados, el monarca de Aragón convocó a las tropas de los condes
de Tolosa, Cominges y Foix para enfrentar a los cruzados.
Montfort tomó Muret como su base de operaciones, mientras que Pedro II cruzó los Pirineos en
Agosto de 1213, avanzando a través de la cuenca del Garona hacia Muret, ante lo cual Montfort
reunió a sus tropas y marchó hacia allí de inmediato para enfrentar a Pedro II y sus vasallos.
Al enterarse de la muerte de su rey, las tropas aragonesas entraron en pánico, siendo masacradas
por un ataque de flanco de la reserva de Montfort, ante lo cual los caballeros aragoneses también
se retiraron del campo de batalla. La infantería provenzal del ejército occitano-aragonés fue
desordenada por la huida de los caballeros aragoneses y occitanos, sufriendo muchas bajas ante la
carga de la caballería francesa. La mayoría de los nobles occitanos lucharon duramente
defendiendo el cuerpo de su rey caído, sufriendo grande bajas. En la batalla cayeron el rey de
Aragón y alrededor de ochenta caballeros resultaron muertos y heridos, además de cientos de
infantes caídos, mientras que las bajas cruzadas y francesas fueron muy escasas. Luego de su
victoria en Muret, Montfort se convirtió en Duque de Narbona, Conde de Tolosa y Vizconde de
Béziers y Carcasona. Además, el pequeño hijo de cinco años de Pedro II, y heredero de la Corona
de Aragón, el futuro Jaime I el Conquistador, quedó como rehén de Montfort durante un año,
hasta que el Papa lo entregó a los Templarios aragoneses. La batalla marcó el incio de la
dominación francesa sobre Occitania, ya que tras su derrota en Muret los aragoneses solo
conservaron el Señorío de Montpellier, dirigiendo a partir de ese momento sus ambiciones hacia
los territorios almohades en Valencia y las Baleares, conquistas que realizaría Jaime I entre 1229 y
1238.