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El convento de Corpus Christi en la ciudad de México fue construido a iniciativa del virrey Baltasar

de Zúñiga, marqués de Valero, sería el primero en permitir tomar el hábito a mujeres indígenas
(siempre que estas fuesen de la nobleza) y estaría a cargo de la Orden de las Clarisas Capuchinas.
El 16 de junio de 1718, poco después de tomar posesión de su cargo, el virrey había sufrido un
fallido intento de asesinato a manos de un hombre llamado Nicolás Camacho, que trató de
asestarle una puñalada cuando regresaba a palacio tras la procesión del Corpus, de ahí la
advocación del complejo religioso. Hasta entonces, las mujeres indígenas solo podían aspirar a
ingresar a estas instituciones como criadas de monjas españolas o criollas, o bien como "donadas"
(mujeres que vivían en los conventos como laicas, principalmente por razones educativas). La
existencia de Corpus Christi significó la oposición de muchas personas que dudaban de la
capacidad espiritual e intelectual de las mujeres indígenas, alegando su menor constancia en la
castidad, lentitud de aprendizaje, temperamento melancólico e inestabilidad. Franciscanos,
agustinos y dominicos juzgaron que un convento para mujeres indígenas era necesario, mientras
que buena parte de los jesuitas (aunque no todos) y la Audiencia local se opusieron en principio al
carácter de la fundación. Pese a todo, el convento acogió a un notable número de mujeres, que
variaron entre las 18 y 33 a lo largo de todo el periodo colonial, con lo que en total fueron 147 las
religiosas que se admitieron en el noviciado hasta 1821. Para ello, cada joven tenía que cumplir
una serie de requisitos, como ser india pura, hija legítima de caciques o indios principales o que ni
ella ni su familia hubiesen realizado alguna vez "oficios viles" como trabajar en los rastros, vender
bebidas alcohólicas (como el pulque) o trabajar de cocinera, por ejemplo. Todos en su linaje
debían ser inocentes de haber participado en ceremonias de naturaleza idólatra. También debían
gozar de buena salud, tener por lo menos 15 años de edad, saber leer latín para los oficios divinos,
bordar, coser, etc.

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