Está en la página 1de 17

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PROGRAMA DE FORMACIÓN DE GRADO EN ESTUDIOS JURÍDICOS
EJE GEOPOLÍTICO RÍOS ORINOCO – APURE. EJE CACIQUE ARAMARE
ESTADO AMAZONAS

EXCLUSIÓN SOCIAL.

Facilitador: Triunfador:
Prof. José Sarache Edward Gil
C.I. 13.254.548
Puerto Ayacucho, Abril 2021
Para iniciar este tema de la exclusión social se puede decir que es la falta de
participación de segmentos de la población en la vida cultural, económica y social de
sus respectivas sociedades debido a la carencia de los derechos, recursos y
capacidades básicas (acceso a la legalidad, al mercado laboral, a la educación, a las
tecnologías de la información, a los sistemas de salud y protección social) factores
que hacen posible una participación social plena. La exclusión social es un concepto
clave en el contexto de la Unión Europea para abordar las situaciones de pobreza,
desigualdad social, vulnerabilidad y marginación de partes de su población. El
concepto también se ha difundido, aunque más limitadamente, fuera de Europa. La
Unión Europea proclamó al año 1998 como año europeo de lucha contra la pobreza y
la exclusión social.

La exclusión social viene del rechazo económico, político y educativo. Se


mueven en un eje que va desde el sentido original francés del término, que se centra
en la ruptura de lo que Durkheim llamaba lien social (“lazo social”) y que en sí
mismo poco tiene que ver con la pobreza, a un sentido más inglés del concepto, en el
que exclusión social se define como una suma de situaciones de privación o pobreza
que se supone son, en sí mismas, componentes y causas de la exclusión. La adopción
por parte de la Comunidad Europea del término exclusión social a fines de los 80 se
caracterizó por una mezcla ecléctica de ambos enfoques, donde la idea original
francesa fue pasada por el cedazo inglés. Así describen H. Silver y S. M. Miller este
proceso:

Cuando la UE adoptó la terminología de la ‘exclusión social’ del francés, su


significado cambió sutilmente. Los expertos británicos de los Programas de la
Pobreza trataron, por ejemplo, de reconciliar el énfasis francés en la exclusión social
y cultural con su propio énfasis tradicional en la privación material y en los derechos
sociales de la ciudadanía, viendo la pobreza como un impedimento para la
participación plena en la sociedad […] El trabajo conceptual le cedió el paso a un
compromiso político […] Dicho lisa y llanamente, la UE reformuló la exclusión
como una inhabilidad para ejercer los ‘derechos sociales de los ciudadanos’ a obtener
un estándar básico de vida y como barreras a la ‘participación’ en las principales
oportunidades sociales y ocupacionales de la sociedad.

Este compromiso, donde el tinte inglés ha sido más marcado que el francés, es
el que nos permite entender las diversas definiciones que la UE ha ido dando del
término exclusión social hasta llegar a la actualmente usada, tal como fue presentada
en el Informe conjunto sobre la inclusión social de 2003: “Exclusión social es un
proceso que relega a algunas personas al margen de la sociedad y les impide
participar plenamente debido a su pobreza, a la falta de competencias básicas y
oportunidades de aprendizaje permanente, o por motivos de discriminación.

Esto las aleja de las oportunidades de empleo, percepción de ingresos y


educación, así como de las redes y actividades de las comunidades. Tienen poco
acceso a los organismos de poder y decisión y, por ello, se sienten indefensos e
incapaces de asumir el control de las decisiones que les afectan en su vida cotidiana.”

Ahora bien, más allá del énfasis que se le dé a diferentes componentes del
concepto de exclusión social todos los enfoques acentúan ciertas características del
mismo, en particular el tratarse supuestamente de un fenómeno multidimensional y
acumulativo, es decir, en el que coincidirían, reforzándose mutuamente, una serie de
procesos y situaciones de privación y exclusión que empujan a individuos y grupos
“al margen de la sociedad”, amenazando así el lazo o la vinculación que los une con
el resto de la comunidad. Además, la gran mayoría de los autores hacen de la pobreza
y la falta de acceso al trabajo el elemento central de esta “multidimensionalidad
acumulativa”.
El término exclusión social tiene un significado multidimensional y
heterogéneo en todos los ámbitos, se usa en forma indiscriminada y asume diferentes
connotaciones y dimensiones, haciendo referencia a diferentes rupturas del vínculo
social, con un colectivo social y con la sociedad en general, haciendo referencia a una
situación específica de origen, condición física, económica, política o cultural, por lo
que algunos teóricos la denominan también desafiliación social. La exclusión social
ha existido en las diferentes transformaciones por las que ha evolucionado la
humanidad. Ahora bien el término transita en Francia en la década de los 80 al hacer
referencia a los conglomerados sociales en situación de desventaja social, se
incorpora al discurso de los organismos internacionales con presencia supranacional y
se aplica en los diferentes programas sociales y políticas públicas sobre todo con la
vigencia del discurso del desarrollo humano.

Ahora bien por lo descrito de la exclusión social, se entiende como la


acumulación de decadencia que impide a las personas ejercer su derecho a la
ciudadanía plena. Se trata de un concepto multidimensional en el que se conjugan tres
dimensiones generales (educación, trabajo y vivienda) y otras dimensiones
específicas (edad, género, salud, y etnia). Los múltiples y nuevos factores que
influyen en ella son desde nuevos procesos demográficos, al impacto en el empleo de
los cambios en la economía y el déficit de inclusividad del Estado de Bienestar.

Es la imposibilidad de gozar de los derechos sociales sin ayuda, en la imagen


desvalorizada de sí mismo y de la capacidad personal de hacer frente a las
obligaciones propias, en el riesgo de verse relegado de forma duradera al estatus de
persona asistida y en la estigmatización que todo ello conlleva para las personas y, en
las ciudades, para los barrios en que residen". Esta noción se entiende como concepto
dinámico mucho más amplio que el de mera pobreza. El individuo no será integrado
por las ventajas del empleo ni aunque mejore el empleo de manera generalizada. El
concepto de exclusión social se refiere a la acción y al efecto de impedir la
participación de ciertas categorías de personas en aspectos considerados como
valiosos de la vida colectiva.

La exclusión social se puede conceptualizar como una situación social de


desventaja económica, profesional, política o de estatus social, producida por la
dificultad que una persona o grupo tiene para integrarse a algunos de los sistemas de
funcionamiento social (integración social). Esta va concatenada con la definición de
Marginación que puede ser el efecto de prácticas explícitas de discriminación, que
dejan efectivamente a la clase social o grupo social segregado al margen del
funcionamiento social en algún aspecto o, más indirectamente, ser provocada por la
deficiencia de los procedimientos que aseguran la integración de los factores sociales,
garantizándoles la oportunidad de desarrollarse plenamente.

La marginación puede definirse como segregación social, incluso en términos


espaciales o geográficos, [ ] aunque el término segregación se aplica más
comúnmente para planteamientos políticos de discriminación o intolerancia de tipo
racial (apartheid), sexual (sexismo), religioso (intolerancia religiosa) o ideológico
(represión política). A su vez estos términos son la imposibilidad de gozar de los
derechos sociales sin ayuda, en la imagen desvalorizada de sí mismo y de la
capacidad personal de hacer frente a las obligaciones propias, en el riesgo de verse
relegado de forma duradera al estatus de persona asistida y en la estigmatización que
todo ello conlleva para las personas y, en las ciudades, para los barrios en que
residen.

Se puede producir debido a diferentes factores, así también puede ser el


resultado indirecto de procesos de desarrollo, ya sea por el hecho de seguir ciertos
ideales de una comunidad, por una precaria situación económica, o bien en algunos
casos se produce cuando la sociedad responde a los intereses de un grupo minoritario
que ejerce el poder. La privación o dificultad para la satisfacción de ciertas
necesidades secundarias e incluso algunas de las necesidades básicas (tales como
disponibilidad de servicios como agua potable, desagüe y electricidad). En lo político
cuando la sociedad responde a los intereses de un grupo minoritario que ejerce el
poder, caso contrario cuando el poder lo ejerce el pueblo a través de las políticas
públicas o programas gubernamentales a favor de la mayoría.

En lo social se encierran otros subfactores como lo son la salud y la educación,


las instituciones de salud del sector público no alcanzan a cubrir adecuadamente y se
utilizan varios indicadores: Personal médico, camas, equipos, y recursos disponibles
per cápita la privación o dificultad para la satisfacción de ciertas necesidades
secundarias e incluso algunas de las necesidades básicas (tales como disponibilidad
de servicios como agua potable, desagüe y electricidad) es una característica común
en todos los grados y tipos de marginación.

En la educación el analfabetismo es un factor relativo, ya que en las sociedades


del Tercer Mundo la definición de analfabeto se acerca más al límite inferior del
"analfabeto absoluto". En las sociedades industrializadas será analfabeto aquel que
ignore ciertas complejidades sociales y tecnológicas. No en todos los casos el
analfabeto se encuentra, en las capas más pobres de la sociedad. La imposición por
parte del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional ha fortalecido muchas
de las tendencias que contribuyen al trabajo infantil. Se ordena a los gobiernos que
promocionen las exportaciones y recorten el gasto público como condición para
seguir recibiendo préstamos.

En muchos casos los recortes son en educación, esto implica que haya niños
laborando y la mayoría de ellos que trabajan a tiempo completo lo hacen en el sector
agrícola comercial, pero hay niños trabajando en multitud de sectores: servicio
doméstico, minería, pesca de gran profundidad (buceadores), construcción, material
deportivo, calzado deportivo, equipamiento quirúrgico, cerillas y pirotecnia, carbón
vegetal, fábricas de cristal y cerámica, en otro sentido la falta de educación hace que
surja la prostitución infantil y está ligado al crecimiento del turismo sexual, una
manifestación especialmente amarga de la globalización.

La educación es, por lo tanto, un factor decisivo para la socialización de los


jóvenes para la transmisión de los valores relacionados con la ciudadanía, la
democracia, la solidaridad y la tolerancia. Constituye también un elemento vital para
facilitar la participación activa de todos los ciudadanos en la sociedad y para la
integración en el interior de cada país de los excluidos de los beneficios del
desarrollo. La educación conduce a la creatividad individual y mejora la participación
en la vida social, económica, cultural y política de la sociedad.

También se asocia a la idea de carencias y de privaciones de las condiciones de


vida más fundamentales, de allí la vulnerabilidad social que es un efecto de
desamparo o carencia en una sociedad, que hace que esta se vea afectada o indefensa
para enfrentar o reaccionar a algún sistema político impuesto. Estas carencias pueden
estar relacionadas con: el sistema de educación, cultura, trabajo, salud, etc. Cuando la
sociedad no puede defenderse o no tiene los recursos adecuados para lograrlo. Y de
allí parte la discriminación social como acto de hacer una distinción o segregación
que atenta contra la igualdad de oportunidades.

Bajo la nueva relación entre las comunidades y el Estado, surge como estrategia
fundamental la "Autogestión Comunitaria" entendida como una forma de gestión de
abajo hacia arriba, complementando la direccionalidad de desarrollo; para que la
comunidad sea el punto de partida es necesario otorgarles poder de decisión en los
asuntos que afectan sus vidas transformar su precaria realidad actual hacia una visión
de futuro, construida sobre la base de consensos comunitarios, utilizando sus en
alianzas estratégicas con otros actores. El programa de gestión comunitaria en
Venezuela, reconoce a la autogestión como la estrategia a través del cual el potencial
inherente a los seres humanos y obstruido por la inequidad social se orienta hacia el
logro de una mejor calidad de vida, de acuerdo a sus propios objetivos, metas y con el
apoyo solidario de sus semejantes.

La autogestión comunitaria es la capacidad de la comunidad para organizarse a


fin de defender sus intereses de manera efectiva, autónoma y sostenida, logrando así
su propio desarrollo, así se ha comprobado. Como práctica social, es un sistema de
planificación alternativo que opera en la propia comunidad, que pone en práctica
actividades conjuntas en torno a intereses compartidos. Implica también conocer la
realidad, desear un cambio positivo, idear un futuro mejor, definir las acciones
necesarias para alcanzar sus objetivos, definir el camino que facilita lo deseado y
construir la organización adecuada que haga realidad la meta.

Esta política social progresista del Estado Venezolano continuará aplicándose


con mayor profundidad en el sector de los ex-excluidos sociales para dejar atrás su
condición en conformidad al avance participativo en lo económico, en salud,
educación, etc. Basado en la tolerancia y la solidaridad en todo ámbito ya que son los
principales valores que promueven una sociedad de iguales. Se debe consolidar la
importancia de los valores humanos y principios como la solidaridad y el
desprendimiento, los cuales han sido fundamentales en los avances obtenidos hasta el
momento.

Se espera que los Consejos Comunales y los integrantes de las misiones


nacionales se encarguen en un futuro de gestionar de manera integral la ayuda a las
personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, tomando como base la
capacitación impartida por el Ministerio, con la cual se espera fortalecer en el seno de
las comunidades los valores y principios de solidaridad, respeto, honestidad,
solidaridad, tolerancia, humildad y justicia social. Los valores y principios sociales
son aquellos que permiten establecer si una acción está bien obrada o no. Se sabe que
la sociedad es compleja y voluble (caprichosa), por esta razón, es importante
reconocer las acciones de las personas para poder entender mejor su comportamiento,
haciendo un trabajo de crecimiento, ubicando las falencias (equivocaciones) y así
poder corregirlas. De aquí, cada ser humano crea su comportamiento, conociendo
claramente que hacer y como desenvolverse en un grupo, aprendiendo a convivir con
sus semejantes. Claro está que los valores se influencian por muchos factores como lo
son el entorno familiar, la crianza, el status económico, entre otros.

Con la " Declaración Universal de los Derechos Humanos", emitida por la


Organización de la Naciones Unidas en 1948, se hacen claros y evidentes los
derechos inherentes de todos los seres humanos de la Tierra. Este valioso y único
instrumento describe, señala, enumera y hace constar los preceptos de igualdad
necesarios e indispensables para la paz y prosperidad de la sociedad mundial. La
"Declaración Universal de los Derechos Humanos" fue concebida cuando el mundo
despertaba y empezaba a tomar en cuenta las atrocidades cometidas de 1939 a 1945,
durante la Segunda Guerra Mundial, con un costo de millones de vidas fue suscrita,
tras la Conferencia Especializada.

Luego con el tiempo se realizó la Convención Americana Sobre Derechos


Humanos, también llamada Pacto de San José de Costa Rica Interamericana de
Derechos Humanos, el 22 de noviembre de 1969 en la ciudad de San José de Costa
Rica y entró en vigencia el 18 de julio de 1978. Es una de las bases del Sistema
interamericano. Los Estados partes en esta Convención se "comprometen a respetar
los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a
toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna".

Por su parte La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, es el


resultado palpable, visible, concreto, material, de todas las dimensiones y procesos
involucrados en la aguda crisis y profunda reforma de la Gobernanza en Venezuela,
que cristaliza en la Asamblea Constituyente de 1999.

Así lo reveló, con gran simbolismo, la toma de posesión del cargo de presidente
de la república, por parte de Hugo Chávez, quien en la ocasión declaró: “Juro delante
de Dios, juro delante de la Patria, juro delante de mi pueblo que sobre esta moribunda
Constitución impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la
República nueva tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos. Lo juro” (2
de febrero de 1999). En su artículo N° 6, establece el Gobierno Participativo (con
protagonismo vinculante de las poblaciones organizadas). En su artículo N° 51,
establece con rango constitucional el derecho a petición a la autoridad pública con la
obligación de ésta de entregar respuesta.

En su artículo N° 55°, establece la participación de la sociedad civil organizada


en la administración de la seguridad pública. En su artículo N° 62, establece la
participación vinculante de la sociedad civil organizada como deber obligatorio del
Estado. En su artículo N° 70, establece con rango constitucional el derecho a la
participación protagónica, las asambleas ciudadanas vinculantes, las cooperativas y
otras formas de cogestión civil de lo público. En su artículo N° 141, establece el
principio constitucional de participación en la administración del Estado.

En sus artículos N° 158 a 185, establece la descentralización de los Estados y


municipalidades, con obligación de participación protagónica de la sociedad civil
organizada (artículo N° 184). En su Título III, Capítulo VIII, establece el
reconocimiento a la existencia y los derechos de los Pueblos Indígenas. En los
artículos N° 19 y 20, reconoce su propiedad sobre sus hábitats, ambientes y tierras.
En el N° 124, prohíbe expresamente toda patente sobre su biodiversidad. En el N°
125° establece cuotas mínimas obligatorias de representación política para los
pueblos indígenas en las instituciones nacionales.
En su artículo N° 260, establece reconocimiento constitucional a la justicia
propia de los Pueblos Indígenas. Derechos Económicos, Sociales y Culturales. En su
artículo N° 21, número 2, eleva a rango constitucional las acciones afirmativas,
también llamadas “discriminaciones positivas” a favor de sectores en objetiva
desventaja (minusválidos, niños, etc.). En su artículo N° 26, eleva a rango
constitucional los llamados “derechos difusos y colectivos” (el de los consumidores,
o de las generaciones futuras, por ejemplo). En su artículo N° 56°, establece los
derechos de los hijos, sin discriminación alguna en razón del estado civil de sus
padres. En su artículo N° 57°, establece la prohibición constitucional de la
discriminación en los medios de comunicación.

En su artículo N° 61, establece un equilibrio de responsabilidad social a la


libertad de conciencia. Establece constitucionalmente protección especial para los
niños (artículo N° 78); los ancianos (artículo N° 80); y los discapacitados y
sordomudos (artículo N° 81). Eleva a rango constitucional el derecho a vivienda
digna (artículo N° 82) y a la salud (artículo N° 83).

En su artículo N° 84, establece constitucionalmente el sistema nacional de salud


y los principios de participación de la comunidad organizada en el mismo,
prohibiendo expresamente las privatizaciones en este ámbito. En su artículo N° 86°,
establece la seguridad social, incluyendo expresamente a quienes no puedan pagarla.
En sus artículos N° 87 a 97, establece constitucionalmente el derecho al trabajo; en el
N° 94 regula las sub contrataciones, haciendo obligatorios todos los derechos
laborales; en el N° 97 otorga rango constitucional al derecho a huelga. En su Título
III, Capítulo VI, establece los derechos culturales y educativos.

En su artículo N° 100, establece reconocimiento constitucional a las “culturas


populares”; al principio de interculturalidad; a los derechos sociales de los
trabajadores de la cultura. En su artículo N° 103, establece el derecho a la educación
para discapacitados y presos. En el N° 107, la obligatoriedad de la educación
ambiental y del ideario de Simón Bolívar. En su Título III, Capítulo VII, establece los
derechos económicos; en el artículo N° 114, prohíbe la especulación y la usura.

En el N° 118°, otorga rango constitucional a las cooperativas y otras formas


económicas autogestionarias o comunitarias. En su artículo N° 225, establece la
medida simbólica del uso obligatorio del género (femenino) para los altos cargos
públicos. En su artículo N° 272, establece el derecho constitucional a la rehabilitación
de los reclusos. En su artículo N° 29, eleva a rango constitucional explícito los
Derechos Humanos. En el artículo N° 31°, letra a, prohíbe expresamente cualquier
legislación de “impunidad” para los crímenes en su contra. En el artículo N° 45,
sanciona explícita y constitucionalmente la desaparición forzada de personas.

En su artículo N° 43, establece la imposibilidad constitucional de la pena de


muerte. Cabe señalar que, como es lógico tratándose de un cambio tan profundo de
los conceptos y formas institucionales, su desarrollo ha sido desigual y siempre
contradictorio, confirmando que se trata de una “transición” desde la anterior forma
de Gobernanza (“cuarta república”, “puntofijismo”) hacia la nueva (“socialismo
bolivariano o del siglo XXI”). De modo que hay sustanciales avances objetivos en
todos los planos, tales como eliminación técnica del analfabetismo, multiplicación de
la matrícula estudiantil en todos los niveles y del acceso a la atención médica, a través
de las múltiples “misiones” (ya cerca de 35 misiones sociales diversas).

Para finalizar la definición de exclusión social delimita, por lo que se habla de


qué hay en la exclusión. Es multidimensional, es decir, las dificultades de accesos
diferentes: económicos, bienestar público… También tiene interseccionalidad, una
misma persona puede ser varias cosas: mujer, inmigrante, homosexual… Es un
proceso, se construye en trayectoria según la intensidad: por ejemplo como llegar
desde el desempleo a consumir. Tiene heterogeneidad: diversidad de grupo, colectivo,
persona y situaciones, y causas estructurales: cambios mercado laboral, en la
convivencia, en el estado de bienestar… Además de los agentes exclusógenos (el que
excluye o provoca exclusión) como el institucional-político-estructural: desempleo o
desahucio; cultural: prejuicios, estigma; personal: conductas individuales vinculado a
la cultura.

Cuando hablamos de exclusión en términos de cultura, hablamos de


marginación (inmigrantes, homosexuales, gitanos, enfermos mentales…). Existen
multitud de colectivos en riesgo de exclusión social: Personas sin hogar, en contacto
con la cárcel, discapacitados, de género, con enfermedades mentales, jóvenes y
drogas, prostitución, comunidad gitana, e inmigración. He aprendido de ellos cómo
podemos pensar al respecto, que conductas tenemos hacia ellos y cómo podríamos
intentar limarlo. Además de la interrelación que existe entre ellos y sus características
como colectivo.

Vivimos en una sociedad excluyente, en un sistema capitalista, en la que se


valora más por lo que tienes que por lo que eres. Prevalece el egoísmo,
individualismo, sentimiento de superioridad en relación con la competitividad; por
ello hay que ser el mejor y da igual a quién me lleve por delante. Es más fácil criticar,
que defender. Todo aquel que destaque de manera diferente al esquema constituido,
será excluido. Sin importar el motivo o el pararnos a conocer a la persona, lo
apartamos. Es más fácil seguir adelante, sin detenernos a pensar. Habría que darle
importancia a vivir con las diferencias, respetando al otro en su autenticidad.

Sentimos un rechazo hacia las personas que están en exclusión por temor a que
nos dañen nuestra integridad física o psicológica. Nuestras conductas son la
consecuencia de unos pensamientos manipulados por la cultura y sociedad en la que
vivimos. Por ello el problema no es nuestra conducta, sino el pensamiento que ha
llevado a realizarla. Los medios de comunicación, las instituciones, los altos cargos…
son, en parte, los responsables de inculcarnos esos valores y manipularnos.
Reproducimos lo que nos enseñan o vemos, aunque también somos dueños de
nosotros mismos y somos responsables de nuestro cambio, pero todo cambio necesita
una muestra de valentía.

La exclusión social da resultado a emociones negativas. Al igual, la exclusión


social, se puede dar en dos interpretaciones junto con sus consecuencias, estas
suceden cuando las personas excluidas sienten que no les agradan a las demás
personas o que no las respetan. Cuando no se les respeta a las personas excluidas
tiene como consecuencia el enojo y la agresión subsecuente por parte de las mismas.
Por el otro lado, cuando las personas excluidas sienten que no les agradan a las demás
personas, suelen experimentar emociones relacionadas con la tristeza, lo que resulta
en un comportamiento pro-social.

Se han creado unas etiquetas en torno a esas personas excluidas. Las etiquetas
existen para dejar claro la diferencia de poderes, para poder controlar y establecer una
relación de desigualdad. “Los estereotipos cumplen la función de llenar un vacío de
conocimiento” y así es ya que si nos informáramos más aprenderíamos todos a ver la
persona, y no a la máscara que le han colocado. La sociedad refuerza las etiquetas a
fin de no salir perjudicados ellos mismos. Nos aprovechamos de las debilidades y
vulnerabilidad de las personas. Esa etiqueta no deja indiferente a la persona. No hace
daño quien quiere, sino quien puede. Habría que tener un equilibrio entre ello. Existe
diversidad, por ello el sentido de tirar las etiquetas. Además las etiquetas no indican
ni enseñan nada, habrá personas que cumplan esas definiciones pero habrá otras que
no. No hay que generalizar.

La cultura nos condiciona y forma parte de nosotros, pero no somos nosotros.


Existe el riesgo de reducir la cultura a la persona, ahí es cuando se crea el estereotipo.
La identidad cultural, ese sentimiento de pertenencia, nos hace sentir orgullosos. La
cultura es una trinchera, cuando existe opresión, el hecho de sentirme protegido
miembro de un grupo me hace sentir mejor. Pero además la cultura no es algo
cerrado, podemos pertenecer a ella pero de ella hay muchos niveles. No se puede
cerrar porque se puede modificar al ser las personas la que la construimos.

No es viable vivir sin una referencia cultural, quitarla es una manera de


opresión; y si el referente me oprime también, además la opresión es diferente para
cada persona. El camuflaje es una vía de escape, saber en qué contexto utilizar sus
rasgos de identidad para ayudarle a integrarse mejor en la sociedad. No existen
verdades absolutas, tan solo la verdad de cada uno y no por ello hay que tirar por
tierra la de los demás por ello podríamos enriquecernos de todos, en vez de intentar
suplantarla a la mayoritaria. La etiqueta o el término visto desde el punto de vista
cultural y desde la realidad pueden tener diferentes connotaciones. Por ejemplo la
diferencia entre extranjero e inmigrante: según la procedencia, los prejuicios y el
nivel económico.

Todas estas etiquetas y todo lo que nos ocurre nos condiciona en la formación
de nuestra identidad, la cual da sentido a nuestra existencia, aunque los valores de
nuestra cultura en nuestra sociedad también lo hacen. Además también influye en
nuestro autoconcepto y autoestima. Hay dos tipos de identidad, la personal y la
grupal. Existen tres tipos de identidad dentro de la personal: de adaptación, en el que
se adhiere a los contextos en el que se encuentra; la de resistencia, que se opone; y la
individual de interpretación o proyecto, entiende que valores condicionan su vida y
cuáles quiere utilizar como identificación.

Dentro de la grupal se encuentra la de adaptación (legitimadora) y resistencia.


Deberíamos saber qué sentimos y pensamos, qué o quiénes nos influyen, qué
contradicción nos encontramos, con qué estamos de acuerdo, qué consecuencias
existen y qué puedo hacer yo al respecto.
Como solución nos encontramos con diversos modelos de intervención: El
modelo represivo: Se criminaliza a las personas en vez de ver que lo que les ocurre es
una injusticia. Modelo de asistencialismo: Mantiene a la persona, pero también la
situación que padece. Modelo terapéutico: Hacen del pobre un enfermo. Modelo de
integración: Te integras en lo que hay, es decir en una sociedad dividida, solo se
integra en la sociedad a aquel que hace o aprende lo que la sociedad quiere. No hay
cambio en este modelo. Se socializa más. Modelo de inclusión: En este caso las
etiquetas son las personas. Se aceptan a todos las diferencias. No existe muro. Se
pone en cuestión la estructura, en cambio en la de la integración no. El modelo de
inclusión sería el que más convendría.

Habría que conocer, ver más allá de una apariencia y no prejuzgar. Prevenir con
información y formación. Acercarse a los colectivos para ver que existe diversidad
dentro de uno mismo. Cuestionarse lo que uno hace y por qué. Escuchar y respetar,
concienciándonos de las necesidades que padecen. Entablar relación con la persona,
el problema que pueda llegar a tener va después. Tratar con la persona, no con la
problemática, es fácil poner etiquetas cuando no es a nosotros a quien las ponen. Nos
centramos en lo negativo, en las deficiencias o limitaciones, en vez de en las virtudes
que sí es lo que hay que resaltar. Existe una relación de subordinación y a la vez
desconfianza y no queremos que las personas con las que trabajamos nos hagan caso
por nuestro poder, sino por nuestra sabiduría y comprensión.

Deberíamos ayudar desde la perspectiva “de iguales” para no provocar una


desigualdad que puede llevar a una exclusión. Tener en cuenta el lenguaje que
vayamos a utilizar, este puede discriminar. No solo es importante lo que se diga,
también cómo se diga. El lenguaje condiciona el pensamiento, y viceversa. Hay que
tratar a cada persona por quién es, no por lo que se cree, como serán o qué harán,
dejando a un lado estereotipos, prejuicios y estigmas. La persona es mucho más que
eso, mucho más que una etiqueta o colectivo. Aunque a veces tanto hablar de
etiquetas, la persona en sí se la termina creyendo y sigue ese rol.

El mayor trabajo que podemos realizar es con nosotros mismos, no con los
demás, derribando nuestras barreras. Más que aprender lo que tenemos que hacer es
desaprender los malos hábitos o pensamientos que tenemos. Ese conflicto no siempre
tiene por qué ser negativo. A partir de una crisis dada en la que te hace replantearte
las cosas es cuando puede surgir un cambio para mejorar. Se puede aprovechar la
oportunidad para aprender.

También podría gustarte