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Ante las afirmaciones en aquella ocasión del orador celebre en que, el ejército paraguayo con
unos 12.000 soldados rodeaba completamente en Boquerón a unos 600 soldados bolivianos, el
ministro de harinas respondió que: si es así lo que deben hacer es salir por la tangente. (causó
rizas y carcajadas).
Ante el gran problema de la frontera con Argentina que impedía la introducción de mercaderías
por Yacuiba, d´orbigny y Puerto Linares por la actitud de misión humanitaria del gobierno
argentino de evitar que comiesen los soldados bolivianos, para ponerlos así en igualdad de
condiciones con los soldados paraguayos que comían poco, Nique ingresó al edificio ministerial
en donde no había audiencia ni para Dios. En un letrero decía “sea breve” “el ministro solo
recibe de 2 y 25 a 2 y 45 los viernes”. Pero por la difícil situación, por casualidad apareció su
amigo Rubén Quiroga, secretario del Ministro ,al verlo, le introdujo inmediatamente y Nique hizo
planteamiento de la situación.
Al escuchar esas sugerencias, Nique se fue feliz e inmediatamente vistió uniforme de campaña,
cobró por adelantado tres meses de sueldo de cómo Teniente y una mañana de junio, provisto
de caramañola, una pistola con cinturón de balas, un botiquín, una brújula, una maleta y una
bolsa; se embarcó en la estación de Ch´ijini rumbo al Chaco.
Niqui, la primera noche de su arribo sintió los estremecimientos que infundían las ratas a un
hombre nervioso que le causaba insufrible malestar la presencia de los arácnidos, los insectos
venenosos o los ratones, serpientes o lagartijas que le provocaban una hipersensibilidad
epidémica. Tenía una especial antipatía por las ratas. Fuese en Puerto Linares, en Villamontes
o en cualquiera de los puntos de la ribera del Pilcomayo donde vivió más de 6 meses. Lo más
feo que vio fue una mañana cuando dormía junto a su asistente e un campamento, una rata
apareció dentro de su bota, al momento de querer ponerse la bota se dio cuenta de aquello y
cuando quiso matarla ésta se escondía detrás de una bolsa que estaba puesto en un rincón de
pahuichi.
Era la época de las ratas. Atraídos por las provisiones almacenadas y multiplicados en el
propicio del ambiente, las paredes de las casas de madera, o simplemente de palos clavados
uno junto a otro y techados de ramas apisonadas con barro, no eran suficientes para
rechazarlas. Manadas de ratas, gruesas, espesas, voraces y sudosas inundaban los graneros y
depósitos con sus negro cuerpos, se introducían en habitaciones, depósitos perforando
paredes, atacaban a la gente en los excusados, trepaban a los catres de campaña a fatigar al
durmiente a pesar del calor, mordían a los soldados en los cuarteles de San Antonio. La
Dirección de etapas de Villamontes incluso daba premios por decenas de colas de ratas, pero la
matanza resultaba insignificante ante la multitudinaria invasión viscosa
La violencia del trabajo de proveedor, visor y contralor en la calurosa ribera del Pilcomayo. Así,
con su trabajo diario controlando por las noches con linterna en la mano, descargaban los
cajones y sacos con mucha mercadería en los lanchones encallados en el fango del río. Todo
era, temporalmente, abastecido y decía: ahora si los soldados comen mucho y engordan. En
realidad era así, y por eso Luarenzana elogiaba a Niqui.
Un día atardecer, nique caminaba por Villamontes y se encontró con Rubén Quiroga y
conversaron por varios minutos y le dijo que “habían llegado todo una comitiva desde La Paz en
avión porque creo que la guerra no va más debido a que no hay más abastecimiento y
queremos ver lo que queda”, después de conversar se fueron alojamiento donde estaban
presentes el ministro de Relaciones, Presidente de la Cámara, ministro de Guerra, el Tesorero,
los Secretarios, y de pronto, se encuentran en el mismo alojamiento con ratas que no les
dejaba dormir y que todos se levantaron para acabar con la rata que se introducía por todos
lados del alojamiento y finalmente como a una batalla todos se esfuerzan para matarlo. Lo
matan y todos se pones a reír a carcajadas como si hubiesen matado a pilas (paraguayos), y
por alegría, deciden tomarse unas cervezas diciendo que aquí los bichos son los más
perjudiciales en la campaña.
PERSONAJES: