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i. PARTICIPANTES:
Se trata de un estudio de corte interdisciplinario, en el que participaron
profesionales de diversas áreas e instituciones. El total de participantes y sus
instituciones, del estudio de los restos del cacique Perú, sea directa o
indirectamente, es el siguiente (se señalan con un asterisco los coordinadores de
equipo de cada institución).
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
Facultad de Medicina
Facultad de Ciencias/ATGen
PODER JUDICIAL
Instituto Técnico Forense
∗
Coordinadores de los principales equipos intervinientes en este estudio
2
MINISTERIO DEL INTERIOR
Laboratorio Biológico, Dirección Nacional de Policía Técnica
OTRAS INSTITUCIONES
ii. AGRADECIMIENTOS:
3
PARTE 1: ASPECTOS PRELIMINARES:
Durante el comienzo, el trabajo se vio retrasado por trabas impuestas por uno
de los grupos de descendientes de indígenas, la Asociación de Descendientes de la
Nación Charrúa (ADENCH). Los asociados a esta institución realizaron tres
denuncias penales, de las cuales solo se hizo lugar al Recurso de Amparo. En
Primera Instancia, la Juez actuante desestimó dicho recurso. Posteriormente,
llevado al Tribunal de Apelaciones, también éste la desestimó. Es interesante el
contenido de esta Sentencia Definitiva , dictada por los Ministros del Tribunal de
Apelaciones Dres. B. Minvielle, S. Klett, y J.C. Chalar, en la cual se señala entre
otros puntos que “la pretensión movilizada resulta revestida de una mera defensa de
la legalidad (ley No. 17256) sin la expresión de la afectación de un interés directo,
personal y legítimo de la Asociación accionante... ". La sentencia señala que dicha
ley menciona el interés general, siendo “la repatriación de los indios charrúas en
defensa y protección del patrimonio histórico-cultural de la Nación y no de un grupo
particular” Más aún, fundamenta a favor del interés general, “que sin desconocer el
derecho a la paz sepulcral, habilita los estudios de carácter científico que permitan
forjar - sin ataduras, sin secretos y sin misterios - la identidad de nuestro pueblo a fin
de poder echar los cimientos para edificar nuestro destino futuro" (Sentencia
Definitiva de Segunda Instancia, 12 de diciembre de 2002).
4
diferente apoyando las investigaciones, e incluso, honrándome en lo personal con
el premio Identidad del año 2003.
Por último, debe señalarse que el análisis de ADN, si bien como se indicó no
estaba preestablecido un plazo, tomó más tiempo de lo esperado. Las demoras se
debieron principalmente al deterioro que presenta el ADN de Vaimaca Perú
(producto de las maniobras que llevaron a preparar sus restos apr ala exhibición en
Paría), lo cual dificultó el análisis: El ADN debió ser cortado en fragmentos
pequeños para poder replicarlo y estudiarlo, y los estudios repetidos varias veces
hasta alcanzar resultados confiables que permitieran un diagnóstico seguro, lo cual
se logró finalmente en el mes de setiembre de 2004. Queda sin embargo el análisis
de un tramo de ADN que se ha visto complicado, y en el futuro se espera que
puedan realizare éste y algunos otros análisis complementarios a partir del ADN ya
extraído.
5
1.2 Objetivos
Es importante destacar que todos los objetivos fueron cumplidos, utilizando los
métodos y técnicas que se poseen actualmente, y de acuerdo a las restricciones
planteadas por el Convenio (los restos del cacique debían ser analizados en el
Panteón Nacional, a excepción de las muestras tomadas para la extracción de
ADN).
6
PARTE 2: INTRODUCCION
Pocas décadas más tarde, surge una teoría que rápidamente se convierte en
paradigmática. Esta teoría, conocida como de las “tres oleadas”, sintetiza trabajos
provenientes de distintos campos del conocimiento: la lingüística (Greenberg), la
morfología dentaria (Turner), y la genética (Zegura), planteando la llegada a
América por Bering de tres oleadas poblacionales, todas ellas de origen
mongoloide: amerindia (entre 9.000 y 11.000 años, o incluso más), na-dene (4.700 a
9.000 años), y aleuto-esquimal (4.000 años) (Greenberg et al. 1986). A América del
Sur solamente habría llegado la primera de estas oleadas (la amerindia), lo cual
significa que el total de la variabilidad de los indígenas sudamericanos dependería
7
de los procesos evolutivos ocurridos dentro del continente. Sin embargo, es
necesario señalar que, en especial las fechas de ingreso de las oleadas, fueron muy
discutidas ya desde el momento de publicación. Un año antes, por ejemplo, Williams
y cols. (1985) habían planteado un modelo también de tres oleadas, pero la primera,
denominada paleoinida, habría ingresado al continente americano desde Asia, entre
16.000 y 40.000 años.
Figura 1. Detalle del mapa publicado por Imbelloni (1957:70) donde se muestran las
“oleadas poblacionales” llegadas a América del Sur. Nótese que el Uruguay estaría
principalmente ocupado por pámpidos, estando láguidos, amazónidos y fuéguidos
en regiones adyacentes.
A diferencia del ADN nuclear, existe otro ADN, el mitocondrial (ADNmt), que
es una molécula presente en las mitocondrias del citoplasma de las células. Dado
que el ser humano tiene cientos de mitocondrias en cada célula, y cada mitocondria
tiene varias copias de la misma molécula, existen miles de copias de cada una de
estas moléculas en lugar de las solo dos copias que hay de ADN nuclear. Es por
esto que la posibilidad de encontrar ADNmt en restos antiguos es mucho mayor que
cuando se busca ADN nuclear. Las moléculas de ADNmt son pequeñas, teniendo
en el ser humano aproximadamente 16.569 pares de bases, y se conoce la totalidad
de la secuencia desde hace más de dos décadas gracias al trabajo de Anderson y
cols (1981), lo cual ha permitido analizar las diferencias en la secuencia entre
individuos y poblaciones. Es importante destacar que el ADNmt se transmite
exclusivamente por vía materna (madre a sus hijos, y así sucesivamente, ya que
las mitocondrias y otras estructuras que están en el citoplasma de la célula integran
el óvulo y no el espermatozoide), es decir que no ocurre como en el caso del ADN
nuclear, recombinación entre materiales maternos y paternos. Además, la tasa de
1
El ADN, tanto nuclear como mitocondrial, está formado por bases nitrogenadas unidas por
puentes de hidrógeno, con enlaces dobles (Adenina y Timina) o triples (Citosina y Guanina),
constituyendo una doble cadena, por lo cual se habla de pares de bases.
9
mutación es aproximadamente 10 veces mayor que la del ADN nuclear, por lo cual
la variabilidad entre individuos y poblaciones es mucho mayor.
F T
DEAF 1555 D-Loop
V 12s
rRNA Cyt b LHON 14484
0
P
LDYS 14459
16s E ND6
rRNA
America A
MELAS 3243
L
ND5
LHON 3460 ND1 America C
Africa L
I Q
L
ADPD M S
America D H
4336
ND2
ND4
AN
Europe H Asia F
C
W Y LHON 11778
America B, ND4L
Asia B ND3
R
COI S COIII G
ATPase6
COII
D
K
Figura 2: estructura del ADN mitocondrial con ubicación de los genes. En la zona
interna están marcados los principales haplogrupos (europeos, asiáticos,
americanos, africanos). En azul, la región hipervariable o D-loop (MITOMAP:
www.mitomap.org/)
10
mutación en la posición 663, siguiéndose para el numerado de las posiciones la
secuencia de referencia publicada por Anderson y cols. en 1981) le corresponden
otras mutaciones en las regiones hipervariables. Dado que la zona hipervariable
muta con mayor velocidad, pueden existir casos de mutaciones reversas (es decir,
en forma opuesta a la primer mutación), por lo cual no siempre se encuentra el total
de las mutaciones asociadas al haplogrupo en esta región. Esta característica de
poseer mutaciones tanto en la región genómica como en la hipervariable lleva a que
se realicen, en su mayoría, dos tipos de estudios del ADNmt: identificación de
mutaciones en la región genómica a partir de polimorfismos de longitud de los
fragmentos de restricción (RFLPs), y secuenciación de las regiones hipervariables.
El método de RFLPs fue utilizado para identificar las mutaciones que llevaron
a definir posteriormente los principales haplogrupos fundadores de indígenas
americanos, denominados A, B, C, y D (tabla 1). Si bien, como se indicó, se discute
la cantidad de haplogrupos fundadores, se acepta que al menos el 90% (y en
América del Sur, el 100%) de los indígenas actuales pertenece a uno de eso cuatro
haplotipos.
11
las bases entre las posiciones 16051 y 16365. Se ha visto que determinadas
mutaciones de estas regiones se relacionan a los haplogrupos determinados por
RFLPs (tabla 2) (Torroni et al. 1993).
Haplogrupo Posición/mutación
A 16111T
16223T
16290T
16319A
16362C
16519C
B 16189C
16217C
C 16223T
16298C
16325C
16327T
D 16223T
16325T
16362C
Tabla 2: Haplogrupos fundadores amerindios y mutaciones asociadas en la región
hipervariable I, según Forster y cols. (1996). Las posiciones corresponden a la
secuencia de referencia (Anderson et al., 1981). En todos los casos se trata de
transiciones, que son las mutaciones más frecuentes. Se indica la posición y la base
que resulta luego de la transición: A: adenina, C: citosina, G: guanina, T: timina.
Los estudios en indígenas americanos son muy numerosos, tanto por RFLPs
12
como por secuenciación. Incluso, existen algunos estudios sobre restos
esqueletarios o momificados prehistóricos, donde se ha visto que los cuatro
haplogrupos fundadores previamente mencionados aparecen en la mayor parte de
los restos analizados, correspondientes a las siguientes culturas y restos: cultura
Oneota de Illinois (Stone y Stoneking, 1993, 1998); momias chilenas (Bailliet et al.
1993); individuos de las culturas inca y chinchorro del norte de Chile y Perú; del sitio
Fort Ancient de Virginia y de la cultura maya de Honduras (Merriwether et al. 1994);
de individuos del sitio Fremont de Utah (Parr et al. 1996); amerindios prehistóricos
de Colombia (Monsalve et al., 1994, 1996) y de Nevada (EEUU) (Kaestle 1997).
Estos haplogrupos, sin embargo, están ausentes en un cerebro de 7000 años de
antigüedad hallado en un pantano de Florida, EEUU (Pääbo et al. 1988), lo cual
también fue notado por otros investigadores que encontraron, además de los
haplogrupos fundadores, otros haplogrupos (Stone y Stoneking, 1993; Monsalve et
al., 1994, 1996; Parr et al., 1996).
13
de la región de la Cuenca del Plata, los indígenas Guaraníes de sur de Brasil, tienen
una clara preponderancia del haplogrupo A (aproximadamente 90%) y ausencia del
B (Marrero, 2003), mientras que los guaraníes de Misiones (Argentina) también
tienen alta frecuencia del haplogrupos A, aunque compartida con la del D, y
presentan también haplogrupo B aunque en baja frecuencia (Diez, 2004). Muestras
del sur de Brasil (población en general) y afro-brasileños de Porto-Alegre presentan
alta frecuencia de los haplogrupos B y C (en el primer caso, también del A),
mientras que Bagé y Alegrete presentan alta frecuencia de A, y también de D y C, a
diferencia de los guaraníes del área (Bortolini et al 1997, Alves-Silva et al 2000,
Marrero 2003). Moraga y cols. (2000) señalan que se observa un aumento de C y D
hacia el sur del continente, concomitantemente con la disminución de A y B, pero
esto no parece apoyado por los estudios del sur de Brasil mencionados, ni tampoco
por estudios realizados en Argentina: por ejemplo, en el Gran Chaco, Demarchi y
cols. (2001) encuentran alta frecuencia de B y D, mientras que Goicoechea y cols.
(2001) determinan alta frecuencia de D en Tobas del Chaco y alta frecuencia de B
en Mapuches del sur de Argentina (tabla 4).
Haplogrupos (%)
Población Lugar N A B C D Referencia
Guaraní-Mbyá Argentina, Misiones 62 43 15 2 41 Diez 2004
Guaraní-Mbyá Argentina, Misiones 44 50 32 8 8 Altuna, 2003
Guarani Ñandeva Brasil, sur 127 86 0 7 7 Marrero 2003
Guarani Kaiowá Brasil, sur 90 91 0 1 8 Marrero 2003
Chaqueños, Argentina, Chaco 58 12 41 3 40 Torroni et al 1993,
2 poblaciones Demarchi et al 2001
Chaqueños, Argentina, Formosa 111 12 48 19 25 Demarchi et al 2001
3 poblaciones
Chaqueños, Argentina, Salta 71 8 61 6 23 Bianchi et al 1995
2 poblaciones
Fueguinos, Argentina, Tierra del 45 0 0 42 56 Lalueza et al 1997
4 poblaciones Fuego
Tehuelche Argentina, Patagonia 29 0 21 24 55 Goicoechea et al 2001
Mapuche Argentina, Patagonia 97 8 34 22 28 Goicoechea et al 2001
Aonikenk Argentina, Patagonia 15 0 0 27 73 Lalueza et al 1997
Mapuche Chile, sur 111 0 7 44 49 Moraga et al 2000
Pehuenche Chile, sur 105 3 10 41 46 Moraga et al 2000
Yahaan Chile,Tierra del Fuego 21 0 0 48 52 Moraga et al 2000
Tabla 4: Resumen de la frecuencia de haplogrupos amerindios en poblaciones de la región.
Nótese la elevada frecuencia del haplogrupo A y casi ausencia del haplogrupo C en
indígenas Guaraníes .
En el momento del contacto ibérico, las tierras del actual territorio uruguayo
estaban ocupadas por indígenas, en su mayoría de las parcialidades de origen
pampeano-chaqueño, como la charrúa y minuana (incluidos algunos grupos
menores como yaros y bohanes), a las que se sumaban grupos guaranizados,
como chanáes y arachanes. La macro-etnia charrúa ocupaba la mayor parte del
territorio, posición que se basa, entre otras, en la postulada por Alcides de
D´Orbigny en 1839 al referirse a la “nación charrúa” (Cavellini 1987; Cabrera 1992,
15
Pi Hugarte 1993). Con relación a los arachanes, nada se sabe, ya que solamente
aparecen mencionados por Ruy Díaz de Guzmán en 1602; serían guaraníes y
posiblemente habitaran más al norte de nuestro territorio actual (Bracco 1998, PI
Hugarte 1993). En cuanto a los chanáes, de los cuales había varios grupos (entre
ellos, Chaná-mbeguá y Chaná-timbú) habitaban el bajo curso del río Uruguay así
como diversas áreas bajas de la actual Argentina (Pi Hugarte 1993). Hay pocas
referencias a ellos durante la época colonial, siendo tal vez el aspecto más
destacado, la fundación de la reducción de Santo Domingo, primero en territorio
argentino y posteriormente mudada al lado uruguayo (Aguilera et al. 1995). Por
último, los establecimientos de los guaraníes eran esporádicos en tiempos
prehistóricos, siendo que su ingreso mayoritario ocurrió en tiempos históricos;
inicialmente ocuparon las costas de los grandes ríos.
16
donde es posible encontrar continuidad cultural hasta tiempos del contacto hispano-
indígena.
Son interesantes las fuentes recabadas por Bracco (1998) con referencia a la
esclavitud practicada por los charrúas, quienes habrían tomado esclavos entre las
diversas parcialidades indígenas para venderlos (“rescate”) a los españoles. Señala
Bracco que para obtener indios guenoas, cruzaban el río Uruguay y penetraban en
la Banda Oriental. Esta práctica de captura era practicada por los diversos grupos
indígenas, aunque los charrúas eran quienes la ejercerían con mayor frecuencia.
17
de los tehuelches por la araucanización de la pampa, proceso bien estudiado que tuvo
lugar a mediados del siglo XVIII (véase al respecto, por ejemplo, Canals Frau 1935).
18
PARTE 3: ANTECEDENTES DE LOS ESTUDIOS SOBRE VAIMACA PERÚ
Existe diversa información acerca de la vida del cacique Perú, o Vaimaca Perú,
de la que disponemos, en algunos casos contradictoria. No es el objetivo de este
trabajo hacer una revisión exhaustiva de la misma; sin embargo, parte de esta
información es pertinente en esta investigación. Por ejemplo, de los diversos datos
es posible concluir que había nacido aproximadamente en 1780, y que por lo menos
desde 1814 habría luchado del lado del Gral. José Artigas. Posteriormente, habría
estado al servicio del Gral. Fructuoso Rivera quien lo habría puesto al frente de un
grupo de indígenas misioneros en la guerra contra el Brasil. Concluida la Campaña
de Misiones en 1828, 200 lanceros charrúas entre los que estaría Perú, se
separaron del Ejército del Norte regresando a la región central del territorio
uruguayo. En abril de 1831, varios caciques charrúas con su gente, incluyendo a
Perú y su grupo, se reúnen en el Potrero de Salsipuedes a instancias del gobierno
central; allí, Vaimaca es capturado por Bernabé Rivera y conducido a Montevideo
(por una revisión de estos hechos, ver la abundante obra de Acosta y Lara, 1985 y
otros). Es mantenido en cautiverio por el gobierno del Gral. Fructuoso Rivera entre
esa fecha y su partida a Francia el 25 de febrero de 1833. Transportado junto a
otros tres indígenas charrúas en el buque Phaeton, a instancias de M. de Curel
(quien solo tenía el fin de lucrar con la exhibición de los indios), llegó a Francia
(puerto de Saint Malo) el 7 de mayo de 1833 (Rivet 1930)
Su muerte fue, según Rivet (1930), en fecha imprecisa a fines de 1833, sin
que según este autor se supieran las causas del deceso (“fièvre de consumption”,
“mal du pays”)3; tenía aproximadamente 54 años de edad. Posteriormente, J.J.
Figueira señala el hallazgo de la partida de defunción, publicada por Hout (2002), de
acuerdo a la cual la muerte habría ocurrido el 13 de setiembre de 1833, a la edad de
55 años. En conclusión, de los diversos estudios se desprende que Perú solo
habría vivido en Francia cinco meses. Sobre las causas de muerte se ampliará más
adelante, ya que en este estudio se llega a una conclusión acerca de las mismas,
coherente con la nota al pie de esta página.
2
El nombre del cacique es discutido: el investigador uruguayo Pelfort (2002.) sostiene que
no existen referencias al nombre de Vaimaca previas a su viaje a Francia,.lo cual podría ser
un agregado hecho por de Curel para salvaguardar los malentendidos que ocasionaría un
charrúa llamado Perú. En este trabajo utilizaremos indistintamente Perú o Vaimaca.
3
Curiosamente, el investigador francés menciona que la causa de muerte es desconocida. Sin
embargo, a mediados del siglo XIX, numerosa bibliografía refiere a la identidad entre “fièvre de
consumption” y tuberculosis (también llamada, incluso, “mal du pays”). Es nuestra opinión que el
mal estado de salud de Perú, dado por un herida de sable producida en Salsipuedes en algo más de un
año atrás de su muerte, unido al período de cautiverio en el Uruguay, y agravado por las malas
condiciones de vida llevaron a deprimir su sistema inmune; el comienzo de la estación fría en Paris y
el contacto con portadores del Mycobacterium tuberculosis, produjeron la presencia de tuberculosis.
La enfermedad no llegó a afectar el sistema óseo, siendo su desenlace de tipo fulminante, por lo cual
es complejo diagnosticarla en los restos del cacique.
19
El cuerpo del cacique fue transportado al Laboratorio de Anatomía Humana del
Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) de París. M. Merlieux realizó un molde
(busto), sobre el cadáver, que fue coloreado (No. 1115 del museo). Hay también un
molde intracraneano (las fotos del busto y del molde fueron publicadas por
Rivet,1930) (la primera, reproducida en la carátula de este trabajo). Su esqueleto
fue catalogado con el No. 6565. Fue exhibido en el Museo del Hombre de París
hasta la década de 1960, y luego conservado en los depósitos de este mismo
Museo hasta su repatriación en 2002.
Entre las características físicas, Dumoutier señala que medía 1.62 metros,
tenía espaldas anchas, formas pronunciadas de las que se infería gran fuerza.
Describe la existencia de una cicatriz de aproximadamente 25 cm de longitud,
producto de un corte de sable recibido en 1832 [matanza de Salsipuedes, que en
realidad había ocurrido en abril de 1831], la cual estaba relacionada a la fractura de
la 10ª costilla izquierda, y del radio izquierdo [estas heridas serian coincidentes con
el sablazo antes mencionado]. También describe una exostosis de
aproximadamente 18 milímetros de altura y 6 de profundidad, algo debajo de la
parte media de la cresta anterior de la tibia derecha.
20
Con relación al color de la piel, hay diversas descripciones dadas por distintos
investigadores e incluso por De Curel, quien llevó a los cuatro charrúas a Francia;
éstas van desde el color cobre rojizo al marrón oscuro. El estudio de Flourens
(citado por Rivet, 1930), se refiere en general al color de la piel de los cuatro
charrúas llevados a Francia, definiéndolo como marrón cobrizo, y señalando que la
piel de Vaimaca y Senaqué era más oscura que la de Tacuabé y Guyunusa (éstos
últimos, más jóvenes, por lo que podría inferirse tal vez presentaban mestizaje).
Asimismo, analiza la estructura de la piel, aunque no queda claro si es la de
Vaimaca o la de Senaqué, llevado a Francia en la misma oportunidad y quien murió
unos meses antes que Perú. Al respecto, concluye que las características
pigmentarias de los indígenas charrúas, en cuanto a la estructura, es similar al de
los negros y mulatos.
3.3 Estudios realizados en el siglo XIX sobre los restos óseos de Perú.
21
estima 12 índices; también mide huesos largos, e incluye las mediciones de la pelvis
hechas por Verneau.
El estudio de Rivet concluye afirmando las similitudes del cráneo de Perú con
el de indígenas del sur de Sudamérica (patagones y araucanos), del "tipo sub-
braquicéfalo" de Verneau (Rivet, 1930:64). Agrega incluso que la estatura es similar,
siendo 1.57 m en patagones, 1.64 m en araucanos de Chile continental y 1.60 m en
la isla de Chiloé.
4
índice cefálico horizontal = (ancho del cráneo x 100)
largo del cráneo
5
índice vértico-transversal = (altura del cráneo x 100)
ancho del cráneo
6
índice vértico–longitudinal6 = (altura del cráneo x 100)
largo del cráneo
7
índice nasal = (ancho de la nariz x 100)
altura de la nariz
22
Los índices nasales revelan narices medias a excepción de Perú que, según
indica Rivet, la tendría angosta (leptorrino); sin embargo, las medidas tomadas por
Rivet no arrojan un índice nasal de 45.8 como aparece en la tabla sino de 51.0,
hecho el cálculo con las propias medidas de Rivet ya que el ancho es de 25cm y la
altura, de 48cm (1930: 54 y 56). Por lo tanto, la nariz de Perú sería de tipo camerino
(ancha), de forma coherente con lo indicado para pámpidos y patagónidos (J.
Imbelloni, A. de D’Orbigny), y cercano a los valores de la Patagonia que aparecen
en la tabla 6.
Entre los rasgos que interesa destacar, a nivel del cráneo, Soiza y
colaboradores señalan que las apófisis mastoides son ebúrneas y la silla turca está
agrandada, y que existe un foco grave y bilateral en el sector óseo del aparato
auditivo (sector petro-mastoideo), que supuró y destruyó el hueso en lagunas
(osteitis). En cuanto a la dentición, señalan que en el maxilar superior falta el
incisivo izquierdo, el segundo y tercero derechos, y el tercer molar izquierdo
(pérdida post mortem), así como la escasa abrasión de las piezas dentales [de
hecho, los terceros molares nunca estuvieron presentes, hecho ya señalado en
estudios previos, lo cual se conoce como agenesia del tercer molar; las otras piezas
fueron perdidas durante su estadía en el Museo del Hombre de París, tal como me
fue indicado a la llegada de los restos al Aeropuerto Nacional de Carrasco].
Asimismo, mencionan la fractura de radio y 10ª. costilla del lado izquierdo, ya
referida en estudios anteriores, bien consolidada, probablemente con buen
funcionamiento y cuyo origen habría sido un traumatismo directo (el golpe de sable)
recibido con el antebrazo semi-flexionado (borde radial hacia arriba) y miembro en
abducción ligera.
23
colaboradores) hacía referencia a su posible naturaleza sifilítica. El estudio de Soiza
y colaboradores no descarta otras posibles explicaciones, por ejemplo, alteraciones
del metabolismo del calcio; mencionan que no pueden indicar si se debe a un
microorganismo específico ya que solo tuvieron al alcance las placas.
24
4 PARTE 4: EL PRESENTE ESTUDIO
4.1 Metodología
b) Debido a que los restos estaban conectados entre sí por alambres y piezas
metálicas, del mismo modo en que habían sido expuestos en el Museo del
Hombre de París, faltando únicamente el pie o “percha” que hacía que el
esqueleto se mantuviera en posición vertical, debió procederse al “desarmado”
del esqueleto a fin de poder estudiarlo y de que pudiera ser colocado en una urna
para su posterior inhumación en el panteón Nacional. Dado la firmeza de algunas
de estas conexiones, se decidió dejar armada la parrilla costal para preservar los
huesos que la componen, desensamblándose el resto del esqueleto. En la figura
1 se muestra cómo estaban expuestos los restos de Vaimaca Perú en París, en
la figura 2, los restos del modo en que llegaron a Montevideo, y en la figura 3, el
detalle del cráneo con las indicaciones, y en la figura 4, la región costal tal como
se mantuvo para no fracturar los huesos que la componen.
c) Se realizó el inventario de los huesos presentes y su estado de
conservación, utilizando una ficha confeccionada a tal fin, similar a las
utilizadas en el estudio de restos prehistóricos (Sans 1988 y siguientes). Este
inventario se agrega al efectuado en el momento del arribo de los restos,
donde la Dra. Nespoulet comunicó la pérdida de falanges, piezas dentarias, y
una rótula. Asimismo, existe un inventario realizado en ocasión de la
presentación de un recurso de amparo por la asociación ADENCH, ante la
jueza actuante. Debe señalarse que el juicio asociado a dicho recurso, que
ADENCH promovió contra el Ministerio de Educación y Cultura, la Universidad
de la República, y la Intendencia Municipal de Montevideo, así como la
posterior apelación, fueron perdidos por dicha asociación.
25
e) Para confeccionar la "historia de vida" (en el sentido de Saul, 1976) se utilizó el
examen visual de los restos (condiciones generales), así como el análisis de
patologías: osteoartrosis (alteración de las articulaciones), presencia de
osteofitos (prolongaciones óseas, en este caso analizadas fundamentalmente en
las vértebras), lesiones traumáticas (fracturas y lesiones periósticas), lesiones de
origen infeccioso, osteoporosis (de etiología diversa, como carencia proteica,
envejecimiento, desnutrición). Además del examen visual se tomaron placas
radiográficas de cráneo (normas frontal, lateral, basal (varias placas)), fémur,
tibia, peroné, radio y cúbito) a fin de evaluar las patologías mencionadas, así
como alteraciones en el crecimiento. Asimismo, se analizaron las posibles
secuelas de desnutrición, la presencia de una munición, así como otras
patologías informadas por Soiza y cols (1990) no mencionadas en estudios
hechos previamente. Para dichos estudios se contó con la colaboración de un
equipo de médicos forenses, anatomistas y radiólogos, coordinado por el Dr.
Guido Berro (Facultad de Medicina). Paralelamente, se realizó el estudio
dentario (patologías, desgaste, características de origen genético), tanto in situ
como a través de placas radiográficas de ambos maxilares incluyendo el total de
los dientes. Se realizó un estudio de anatomía patológica de la lesión de la tibia
que había sido descrita en diversos estudios previos. Se tomaron radiografías
de cráneo, tibia, radio con fractura, y fémur.
26
Figura 1: Esqueleto de Vaimaca Perú expuesto en París.
27
Foto 2: Esqueleto aún ensamblado con Foto 3: Detalle del cráneo
alambres, como llegó al Uruguay
28
Con relación a las características heredadas, la mayoría de herencia compleja,
se realizaron diversos análisis. Las dentarias se compararon con relación a
restos prehistóricos del Uruguay, de acuerdo a la metodología señalada por
Oliver (1989). Asimismo, se analizaron y compararon rasgos discontinuos (es
decir, rasgos de presencia o ausencia) en cráneo y post-cráneo, los mismos
que fueron utilizados previamente por Barreto (1989) para caracterizar los
habitantes prehistóricos del Uruguay. Por último, se realizaron mediciones de
cráneo y postcráneo, con las que se compararon los restos de Vaimaca Perú
con los de poblaciones prehistóricas del Uruguay ("cerritos" del Este,
montículos del río Uruguay inferior y río Negro inferior), lo cual fue evaluado
por distancias genéticas y análisis discriminantes realizados a partir de
medidas craneales. Las medidas en restos prehistóricos habían sido relevadas
con anterioridad (Sans 1988, 1999; Bertoni y cols, 2000; Sans y Femeninas
2000). La metodología de este análisis es similar a la publicada en un estudio
previo (Bertoni y cols 2000). Conjuntamente, y con similar metodología, se
analizaron las relaciones morfológicas entre Vaimaca y los habitantes
prehistóricos y, en algunos casos, históricos de la región (Argentina, Brasil).
f) Estudios moleculares:
29
entre las posiciones 8272 y 8280, entre los genes de la citocromo oxidasa II
(COII) y del ARNt (Lys).
8
Es importante destacar que la existencia de una mutación en la región genómica del ADN mitocondrial,
excluye la presencia de otras mutaciones, de acuerdo a la bibliografía existente. Es decir, no existen individuos
que puedan tener dos haplogrupos mitocondriales diferentes. De todos modos, y para mayor seguridad, se
analizó la presencia de los cuatro haplogrupos de origen indígena americano.
9
Los primers o cebadores son pequeños fragmentos de ADN (unas 20 pares de bases) que se diseñan para ser
complementarios con el segmento de ADN que se quiere replicar. Siempre se diseñan en pares, ya que uno del
par (forward) leerá el ADN hacia un sentido, y el otro (reverse), en el opuesto.
30
Primers:
F: forward,
R: reverse Posición Secuencia 5’→3’
F1 16036-16055 GAA GCA GAT TTG GGT ACC AC
R1 16139-16158 TAC TAC AGG TGG TCA AGT AT
F2 16112-16131 TGT GTG ATA GTT GAG GGT TG
R2 16218-16237 CAC CAT GAA TAT TGT ACG GT
F3 16192-16209 CCA TGC TTA CAA GCA AGT
R3 16303-16322 TGG CTT TAT GTA CTA TGT AC
F4 16268-16287 CAC TAG GAT ACC AAC AAA CC
R4 16356-16375 GTC ATC CAT GGG GAC GAG AA
F5 16327-16347 CGT ACA TAG CAC ATT ACA GT
R5 16410-16429 GCG GGA TAT TGA TTT CAC GG
31
5 Se correlacionó la información obtenida acerca del ADNmt del cacique Perú
con la de 5 individuos prehistóricos enterrados en montículos del este
uruguayo, con indígenas de América del Sur, y con la población actual del
Uruguay, con base en el haplogrupo determinado y en la secuencia del la
región hipervariable I.
4.2 RESULTADOS:
4.2.1 Inventario: los restos estaban en muy buen estado de conservación, aunque
todos ellos habían sido perforados por los alambres utilizados para el ensamblado y
exhibición del esqueleto en París. El cráneo había sido cortado transversalmente
(autopsiado) y sus dos partes unidas por ganchos metálicos. El esternón estaba
completo y presentaba el apéndice xifoides, de tipo bífido (cuya ausencia se señalaba
en un estudio anterior (Soiza et al 1990) realizado con base en placas radiográficas).
Se constató la pérdida de algunas piezas óseas, la mayor parte comunicada por la Dra
Michèle Nespoulet, del Museo de Historia Natural de París, en el momento de la
llegada de los restos del cacique al Aeropuerto de Carrasco. Las piezas faltantes son:
rótula derecha, atlas (esta última faltantes no había sido comunicada por la Dra.
Nespoulet, si bien la falta de atlas o primer vértebra cervical debe datar del momento
en que se armó el esqueleto para su exhibición, dada su posición y el pasaje del
grueso hierro que atravesaba el esqueleto desde la parte superior del cráneo (punto
bregma) hasta el final del sacro; dos falanges del pie derecho (correspondientes al
primer dedo), tres falanges del pie izquierdo (correspondientes al dedo 2), un incisivo
superior izquierdo, dos molares superiores derechos, y el segundo molar inferior
derecho (foto 5) (todas estas últimas faltantes, comunicadas y vistas en el momento
del arribo del cuerpo). Algunas piezas dentales habían sido pegadas, y otras dos
piezas estaban fracturadas post mortem. Debe señalarse que la ausencia de terceros
molares (foto 5) se debe a agenesia (de origen genético, aunque no es claro su
vinculación con la evolución del hombre como se creía hasta hace algunos años), y no
a pérdida post o ante mortem.
32
4.2.2 Identificación y análisis métrico de cráneo y postcráneo: con base en los
análisis expuestos previamente, no existe la menor duda de que los restos estudiados
corresponden a los que fueron expuestos y estudiados en París, y que
corresponderían al cacique charrúa Perú. A continuación se comparan las medidas
dadas por P. Rivet (1930) con las tomadas con nosotros; se agregan las tomadas por
solo por nosotros (en total, 53) (solo una medida tomada por Rivet no fue tomada por
nosotros) (tabla 8)
35
perímetro medio (lesión) 89
PERONE largo máximo 360 358
circunferencia media 48 47
HUMERO largo máximo 313 310
diámetro antero posterior medio 29 26
diámetro transverso máximo 31 31
diámetro máximo cabeza 47.5 47
perímetro tercio inferior 70 67
presencia agujero olecraniano ausente? ausente
CUBITO largo máximo 267 259
largo anatómico 235 239
circunferencia media 50 47
circunferencia mínima 37 35
a. Niñez.
En las placas radiográficas de tibia se pudo observar la existencia de líneas
transversas opacas, conocidas como Líneas de Harris (foto 7); estas marcan
36
detención del crecimiento en el momento en que el los huesos crecían; a partir de la
ubicación de las mismas se pudo concluir que aproximadamente a los 12 meses de
edad, y nuevamente a los 18 meses, ocurrieron detenciones en el crecimiento, bien
recuperadas. Muy posiblemente una de estas detenciones, que en líneas generales
corresponden a estrés nutricional, pueda corresponder al período de destete en que
ocurre un cambio radical de la dieta; la otra podría corresponder al mismo fenómeno
(cambio en la dieta), o a estrés ocasionado por otro motivo, sea este carencia de
alimentos o no ingesta provocada por diversos hechos, como la fiebre elevada que
produce desgano.
b. Vida adulta:
El esqueleto de Perú manifiesta robustez y fortaleza; no se encuentran
alteraciones articulares de importancia, y si bien existen osteofitos a nivel vertebral,
visibles en especial en la cuarta vértebra lumbar, están muy poco desarrollados dado
que se trata de una persona de más de 50 años de edad. No existen evidencias de
desnutrición o descalcificación a nivel óseo, en contra de lo expresado en el estudio de
Soiza y cols (1990) que fue realizado basándose en algunas placas radiográficas sin
haber tenido la oportunidad de estudiar directamente los restos. En conjunto, las
características mencionadas permiten deducir que tenía hábitos poco sedentarios y
que estaba perfectamente adaptado al medio en el cual vivía, con una dieta adecuada
y con el ejercicio necesario.
37
Foto 7, tibia y fémur izquierdos, donde se observan tenuemente las líneas de
Harris, que aparecen también en el fémur.
39
Foto 9: la flecha señala la fractura de radio izquierdo
Se observó una leve asimetría con relación a diámetros y perímetros de los
huesos del brazo (tabla 9), especialmente notoria en la circunferencia del húmero. La
asimetría es a favor del lado derecho, algo más grande que el izquierdo, lo que
permitiría inferir que utilizaba más el brazo derecho (que podría asociarse, también, al
posible agujero olecraniano en ese mismo brazo). A su vez, la herida en el antebrazo
izquierdo, que le ocasionó la fractura de radio, se explicaría ya que éste sería su brazo
de defensa, aunque esta deducción es meramente especulativa.
Presenta una alteración en la región nasal que provoca el desvío de la misma,
que podría ser de origen constitucional o eventualmente, estar relacionada a alguna
lesión traumática (Foto 10)
Foto 10: se observa el desvío de la región nasal hacia la izquierda del cráneo.
En cuanto a la lesión de la tibia (foto 11), cuyo origen fue discutido en el estudio
previo de Soiza y cols. (1990) con relación a si podría ser ocasionada por
microorganismos, concretamente sífilis –tal como proponían Badano Repetto y Heim,
el informe del Dr. Carlos Pizzarossa (Instituto Técnico Forense) es concluyente al
respecto, indicándose que no existen alteraciones histopatológicas. Esto debe ser
interpretado como que el hueso se recuperó sin alterar su composición, proceso que
40
probablemente siguió a una lesión, de origen posiblemente traumático, que afectó
únicamente al periostio, descartándose la presencia de un proceso infeccioso
generalizado.
En conjunto, las lesiones que presenta el cuerpo de Perú son coherentes con
una vida de guerrero, nómade, fuerte y robusto, y en general con buen estado de
salud.
La dieta debió ser principalmente carnívora (coherentemente a lo observado por
Puech 1978) y relativamente abrasiva (es decir, carne no muy preparada, inexistencia
o casi inexistencia de harinas, pocos alimentos muy procesados). Esto se relaciona
con la total ausencia de caries, la inexistencia de enfermedad periodontal (ambas
patologías tienen como factor etiológico principal la placa dental, definida por el Dr.
Roberto Oliver en su estudio de los restos de Vaimaca para esta investigación como
“substrato de restos alimenticios y una colonia microbiana encabezada por los
Estreptococos mutans y muchos otros”. La placa estaría ausente en el caso de Perú,
y consecuentemente, no se presentan caries ni pérdida de piezas dentarias ante
mortem (las pérdidas de piezas dentarias, mencionadas en el inventario, se deben a
manipulación post-mortem).
Sin embargo, debe notarse que la abrasión (o desgaste) dentaria es claramente
menor que la observada en poblaciones prehistóricas: en el caso de Perú, en ningún
caso llega a exponerse la pulpa dentaria, y apenas se observa la dentina secundaria
(grado máximo de abrasión 7 en el primer molar según la clasificación de Molnar
(1971), mientras que la exposición de la cavidad pulpar y consiguiente pérdida de
piezas dentales es común en los indígenas prehistóricos de nuestro país (entre otros,
Sans 1991). En conclusión, la abrasión de las piezas dentales de Perú es mayor a la
de nuestros contemporáneos de similar edad, lo cual indica una dieta diferente a la
actual (más carnívora, con menos harinas y menor procesamiento de los alimentos),
pero también diferente (menos dura, menos abrasiva) a la de los pobladores
prehistóricos del Uruguay.
41
Con relación a las causas de la muerte, no es posible establecerlas a partir
de los restos esqueletarios del cacique. Como se indicó, no se observan huellas de
desnutrición (a diferencia de lo señalado en el estudio de Soiza y cols,(1990), que
se basaba en el análisis de placas radiográficas y no de la observación directa). Sin
embargo, las causas parecen estar claras en el informe médico citado por Rivet
(1930) acerca de la muerte de Senaqué, que parece no haber sido bien interpretado
por este autor. El parte médico señala como causa de la muerte “fiévre de
consumption”, que era como se designaba generalmente a la “tisis”, o tuberculosis,
en el siglo XIX. Probablemente, casi dos años de cautiverio (10 meses ocurridos
entre que fue apresado en Salsipuedes y su partida para Francia en febrero de
1833, unido a más de 2 meses de viaje en barco y 4 meses de exhibición en París),
habrían debilitado al cacique dejando su sistema inmune proclive a cualquier
enfermedad infecciosa, lo cual seguramente fue agravado por el inicio de la
temporada fría en París aceptando como momento de su muerte el mes de
setiembre, por lo cual pudo por ejemplo, haberse contagiado de dicha enfermedad.
La litografía que se reproduce (foto 12) indica posiblemente el estado en que se
encontraban los dos mayores de los cuatro llevados a Francia, Senaqué y Vaimaca,
quienes murieron pocos meses después de llegar a Francia, e incluso el frío, pese a
que Senaqué murió en julio, por lo que se puede suponer que el dibujo fue realizado
en fecha próxima a la llegada a Francia, en abril.
Foto 11: los cuatro indígenas en París de acuerdo a una litografía de Bernard realizada
en París (tomado de Hout,2002: s/n). No resulta claro quién es quién. Similares
vestimentas y posiciones aparecen en un dibujo que apareció en la Revista “Musée
42
des Familles”, fechada en octubre de1833 (Hout 2002: 23) pero realizada sin duda
antes de esa fecha.
44
• Gualeguaychú, Entre Ríos
• Uruguay Este
• Uruguay Oeste
• Sambaquís, período arcaico: sitios de Río de Janeiro, San Pablo, Paraná, Santa
Catarina (Norte y Sur)
• Sambaquís, período horticultor: Santa Catarina
• Morro de Arica, pre-agroalfarero, Norte de Chile
45
Figura 3: distancias genéticas entre Vaimaca, de acuerdo al componente de tamaño de
Penrose (1954) y varias poblaciones prehistóricas de la región; la flecha señala al cacique que
integra un mismo agrupamiento con Santiago del Estero, Córdoba, y Patagones de Río Negro.
Figura 4, similar a la figura 3 pero con el componente de forma; en este caso Vaimaca agrupa
únicamente con Córdoba.
46
Un nuevo estudio de las variables métricas con relación a los habitantes
prehistóricos de la región, cortesía del antropólogo argentino Dr. Antonio. Marcellino,
con base a 13 medidas craneanas, muestra relaciones muy similares a las señaladas,
como puede observarse en el siguiente gráfico (figura 5):
4,5
4
3,5
3
2,5
2
1,5
1
0,5
0
SBL DEL LM PCH PRN LAG ONA AUST CBA SAMB
SHAPE 0,44 0,64 0,68 1,1 0,45 0,13 0,71 0,07 0,12 0,07
SIZE 2,28 2,76 1,28 2,15 1,7 3,32 3,28 3,99 0,74 1,48
TOTAL 2,72 3,4 1,97 3,25 2,15 3,45 3,99 4,06 0,86 1,55
47
a lo largo de los años. Más claras son las comparaciones cuando se realizan en
regiones y cronologías similares.
48
Figura 8: electroferograma que muestra las bases 13236 a 13279. La flecha señala la
mutación en la posición 13263.
contaminación y resultados poco claros, por lo cual queda aún pendiente una nueva
inserción en plásmidos.
La región secuenciada muestra cinco mutaciones, cuatro de las cuales son las
típicas que caracterizan el haplogrupo C (16223 C→T, 16298 T→C, 16325 T→C y
16327C→T )que había sido determinado por las otras dos técnicas, por lo tanto,
coherentes con lo esperado. Asimismo, se obtuvo una mutación atípica, 16288 C →T;
esta mutación no se ha encontrado en la bibliografía publicada ni en las bases de
datos asequibles on line. Sin embargo, existen dos antecedentes en el Uruguay, que
presentan la misma mutación asociada a las del haplogrupo C: dos individuos
prehistóricos del “cerrito” indígena CH2D01-A del departamento de Rocha, Uruguay
(Bertoni et al 2004), a los que se hizo referencia en la Introducción de este estudio, y a
un individuo de la población actual de la ciudad de Melo, Uruguay, que desconocía
tener ancestros indígenas por línea materna (Sans sin publicar). Debe entonces
interpretarse que esta mutación tuvo lugar en la región habitada por los antiguos
pobladores de nuestro territorio (sea en Uruguay o en alguna zona aledaña), ocurrida
en tiempos prehistóricos y mantenida hasta la actualidad.
En los siguientes electroferogramas (figuras 9 y 10) se muestran los fragmentos de
las secuencias obtenidas a partir de los plásmidos en los que se encontraron
mutacione con relación a la secuencia de referencia (Anderson et al 1981). La figura
10, que muestra las mutaciones en las posiciones 16288 y 16298, incluye una
secuencia, de menor tamaño, hecha directamente (es decir, a partir de la replicación
del fragmento del ADN de Vaimaca Perú) donde se muestra la coincidencia en las
mutaciones.
49
Figura 9: Elecroferograma que incluye las bases 16207-16267; se indica la mutación
en la posción 16223 (C→ T)
Figura 10: Electroferograma que muestra la secuencia entre las posiciones 16313 y 16373: se
indican las mutaciones 16325 T→ C, 16327 C → T
50
Figura 11: Electoferograma que muestra, en la parte superior (proveniente de la
secuenciación a partir de la inserción en un plásmido, las posiciones 16263-16323
(se señalan con flechas las mutaciones: 16288 T→ C y 16298 T→ C). En la parte
inferior se observan las mismas mutaciones (aunque los picos no son tan claros) en
un fragmento menor (16272-16303) secuenciado directamente a partir del fragmento
amplificado.
51
5. PARTE 5: RESUMEN Y CONCLUSIONES
En cuanto a los datos publicados por Rivet (1930), así como a estudios previos
por él mencionados, no hemos encontrado ninguna contradicción con nuestro estudio,
excepción hecha en el cálculo del índice nasal, que debió determinarse como
camerino (nariz ancha), dadas las medidas tomadas por el propio Rivet, y en ese caso,
concordando con nuestro diagnóstico. Las concordancias radican en las patologías
observadas, la estimación de la edad de la muerte (aproximadamente 53 años), las
mediciones (incluyendo la estatura aunque en este caso, esta aparece refrendada por
la tomada sobre el individuo aún vivo), mientras que las diferencias en los aportes se
deben fundamentalmente a las técnicas empleadas así como a la existencia de mayor
cantidad de datos comparativos, que permitieron en nuestro estudio realizar mayores
inferencias.
Con relación a posibles inferencias, cabe decir que los estudios que se realizaban
hasta mediados del siglo XX eran de corte descriptivo, a los que se agregaban
comparaciones con otras poblaciones basadas en escasos datos. Es interesante
considerar las conclusiones de Rivet con relación a la semejanza de Vaimaca Perú
con patagones y araucanos. Al respecto debemos decir que se basan principalmente
en un rasgo, el índice craneano (o cefálico horizontal), ya que como puede verse en la
tabla 6 de este trabajo, tomada del artículo de Rivet, los otros tres índices utilizados no
resultan semejantes. Sin embargo, es interesante notar que esta relación con
patagones también aparece en nuestros análisis, lo cual avala la conclusión de Rivet.
Por último, y siempre con relación a la morfología, hay que considerar que el
cuerpo humano, inclusive a nivel óseo, es sumamente plástico, lo cual dificulta el
conocer si las similitudes (o diferencias) se deben a origen común o a adaptación a un
medio ambiente similar.
Otro aspecto a considerar del trabajo de Rivet (1930) es que no aclara las
causas de la muerte. Si bien los restos en sí mismos no dan cuenta de éstas, es
posible pensar que pudiera tratarse de “fièvre de consumption”. De acuerdo a la
información recabada, esto se aplicaba, a mediados del siglo XIX y aún más tarde, a
la tisis o tuberculosis. Debe señalarse que no es de extrañar que no se encontraran
52
huellas de esta enfermedad en los huesos, ya que posiblemente se debió a un
proceso rápido que podría haber terminó en muy breve lapso con la vida del
cacique, dadas sus condiciones de vida (más de dos años de cautiverio, desde que
fue apresado en Salsipuedes en abril de 1831 hasta que murió en París en
setiembre de 1833, traslado en barco, y el frío que seguramente comenzaba a
hacerse sentir en París, como incluso lo documenta la litografía ilustrando la
exhibición de los charrúas en el Musée de l´Homme) Para confirmar esto, debería
realizarse un diagnóstico molecular que permitiera afirmar o descartar la presencia
del Mycobacterium tuberculosis, lo cual podría eventualmente realizarse en el futuro.
Más complejo es el análisis del estudio publicado por Soiza y cols (1990). Si bien
estamos de acuerdo con varios de los aspectos señalados, creemos haber dado
elementos suficientes en contra de la principal conclusión de estos autores, que
señalan que la muerte de Perú habría ocurrido por desnutrición. Debemos mencionar
que los autores de este estudio se basaron en algunas placas radiográficas, sin haber
tenido acceso directo a los restos, lo cual explicaría sus conclusiones. En nuestro
estudio, basado en un conjunto mayor de radiografías junto con el estudio in situ de los
restos, no se observó evidencia alguna de desnutrición: no existe osteoporosis ni
pérdida de la densidad del hueso (descalcificación); incluso, el hecho que las líneas de
Harris (producidas en la infancia cuando el hueso se forma) fueran aún visibles apoya
la no existencia de un proceso de descalcificación, frecuente en individuos mayores.
Se descarta, por lo tanto, la desnutrición como causa de su muerte.
1. Se Identificó sin lugar a duda que los restos repatriados son los del
cacique charrúa Vaimaca Perú.
53
2. Con relación a sus características generales, se puede decir que los
métodos utilizados para determinación de estatura, sexo, y edad al morir,
resultaron altamente satisfactorios, por lo cual aumenta su confiabilidad para
su aplicación a restos prehistóricos de nuestro país, Vaimaca Perú era, sin
lugar a dudas, robusto, de 1.62 m de estatura, de cráneo corto (braquicéfalo)
cara ancha (eruieno, euriprosopo) y nariz ancha (camerrino); estas
características son propias, como se indicó, a las presentes en grupos
pampeanos, patagónicos y chaqueños (“raza pámpida”, “raza pampeana” o
“tipo patagónido”, según algunas clasificaciones mencionadas en este trabajo)
54
características morfológicas que evidencien mezcla con guaraníes, tal como
argumentaban los integrantes de ADENCH durante el juicio llevado a cabo.
La similitud de Perú con patagones y araucanos, así como con otros grupos de
la pampa y del chaco, podría tener varias explicaciones alternativas:
55
haplogrupo en la región hipervariable I. Debe señalarse también que los mismos
resultados se obtuvieron a partir de las dos diferentes extracciones de ADN, a
partir de dos molares y realizadas en momentos y con reactivos diferentes. No se
observó contaminación en ninguno de los casos.
10
Esta secuencia que se toma en toda la bibliografía como secuencia de referencia, corresponde al haplogrupo
europeo H.
56
c) Por último, debe notarse que el haplogrupo C es también el más frecuente en los
habitantes prehistóricos del Uruguay, si bien el número de individuos analizados
es muy pequeño para extraer conclusiones definitivas.
De momento, y hasta no contar con más datos, parece razonable considerar que la
mutación observada debe ser propia de la macro-etnia charrúa (entre otros,
minuanes, guenoas, o los charrúas propiamente dichos) y postular que estos
grupos serían los descendientes de los constructores de cerritos.
57
6. PARTE 6: REFERENCIAS
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63
INDICE
i Participantes Pág. 2
ii Agradecimientos Pág. 3
1. PARTE 1: ASPECTOS PRELIMINARES Pág. 4
1.1 Del convenio y los plazos Pág. 4
1.2 Objetivos Pág. 6
2. PARTE 2. INTRODUCCION Pág. 7
2.1 El origen de los indígenas americanos. Päg. 7
2.2 Los estudios de ADN mitocondrial Pág. 9
2.2.1 Características del ADN Pág. 9
2.2.2 Los estudios de ADN mitocondrial en poblaciones indígenas y mestizadas Pág. 12
2.3 Los charrúas en el contexto de indígenas sudamericanos Pág. 15
3. PARTE 3: ANTECEDENTES DE LOS ESTUDIOS SOBRE VAIMACA PERÚ Pág. 19
3.1 Datos generales sobre el Cacique Perú Pág. 19
3.2 Estudios del Cacique realizados en vida durante la estadía en París. Pág. 20
3.3 Estudios realizados en el siglo XIX sobre los restos óseos de Perú. Pág. 21
3.4 El estudio de Paul Rivet (1930) Pág. 21
3.5 Estudios posteriores a 1930 Pág. 23
4. PARE 4: EL PRESENTE ESTUDIO Pág. 25
4.1 Metodología Pág. 25
4.2 Resultados Pág. 31
4.2.1 Inventario Pág. 31
4.2.2 Identificación y análisis métrico de cráneo y postcráneo Pág 32
4.2.3 Historia de vida Pág. 35
4.2.4 Análisis de características heredadas Pág. 42
4.2.5 Análisis moleculares Pág. 47
5. PARTE 5: RESUMEN Y CONCLUSIONES Pág. 51
5.1 Comparación del presente trabajo con los estudios anteriores. Pág. 51
5.2 Este estudio Pág. 52
6. PARTE 6: REFERENCIAS Pág. 57
64