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EL PENSAMIENTO
ANTIGUO
INTRODUCCIÓN............................................................................................................................................................5
[Esta concepción del oficio del sabio y del educador se ejecutaba en el arte
oratoria, para hacer más fuertes las razones consideradas más débiles, de
lo que Protágoras se jactaba. (Cfr. ARISTÓTELES, Retórica, II, 24, 1042:
"convertir en más fuerte la razón más débil"). Esta jactancia, que está en el
carácter general de la sofistica (cfr. la exaltación del poder de la palabra en
GORGIAS, ya cit.), fue después una de las principales acusaciones contra
Sócrates].
ESCUELA DE PROTÁGORAS.
GORGIAS DE LEONTIUM.
[483-375; fue sobre todo retórico y exaltador del arte oratorio. Pero
interesa a la historia de la filosofía, por el libro De la naturaleza, o sea del
no-ser, cuyo título, evidentemente opuesto al de MELISO (De la naturaleza,
o sea del ser) sirve ya para demostrar que las doctrinas de los Eleatas
constituyen un blanco particular de la polémica de Gorgias].
[Éstos son los tres argumentos referidos por Sexto Empírico, sobre la inco-
municabilidad del conocimiento según GORGIAS: 1) antítesis entre la
exterioridad, respecto a nosotros, de la subsistencia de los objetos y la
interioridad de la palabra; 2) imposibilidad, por ello, de que la palabra
tenga la función de representar el objeto exterior, el cual, en cambio, tiene
la función de revelarnos a nosotros 1a palabra, suscitándola por vía de la
impresión sensible; 3) diferencia entre la subsistencia visible (objetos) y
auditiva (palabra), e irrepresentabilitlad reciproca. A ellos, sólo en parte
responden los referidos en el De Meliso Xenophane et Gorgia seudo
aristotélico. En el que reaparece el argumento tercero, pero en forma algo
diversa: "¿Cómo podría hacerse manifiesto a quien oye. pero que no ve?
Pues así como la vista no conoce los sonidos, así tampoco el oído escucha
los colores, sino los sonidos, y quien habla dice, pero no ((dice) el color ni
la cosa. ¿Cómo, entonces, quien no concibe, podría pedirlo a las palabras
de otros?. . . Pues no dice el sonido ni el color, sino la palabra; por eso no
es posible concebir el color, sino verlo; ni el sonido, sino oírlo". Pero otros
dos argumentos son agregados: la antítesis entre unidad de la cosa
pensada y pluralidad de los pensantes; y un argumento análogo al de
Protágoras, de la variedad de las percepciones sensibles: "Aunque fuese
posible (concebir en lugar de sentir colores y sonidos) y quien habla
pudiese conocer y reconocer, pero, ¿cómo podría entender la misma cosa
quien escucha? Ya que la misma cosa no puede estar al mismo tiempo en
muchos (individuos) separados: pues lo uno serían dos. Y si (dice él)
estuviese en muchos (individuos) y lo mismo, nada impide que les
parezca diverso, por no ser los individuos iguales ni estar en la misma
posición: pues si fuesen así, serían uno y no dos. Y parece que ni aun el
mismo individuo siente cosas iguales en el mismo tiempo, sino diversas
con el oído y con la vista, y diversamente ahora y un tiempo antes: por
eso, sería imposible que alguien sintiera enteramente lo mismo que otro.
(De Mel. Xenoph. et Gorgia, VI, 980)].
Los dioses no han concedido a los hombres ninguna de las cosas bellas y
buenas sin fatiga y sin estudio, sino que si quieres que los dioses te sean
benévolos, debes venerarlos; si quieres ser amado de los amigos, debes
beneficiar a los amigos; si anhelas ser honrado por una ciudad, debes ser útil
a la ciudad; si aspiras a ser admirado por toda Grecia, debes esforzarte en
hacer bien a toda Grecia; si quieres que la tierra no sea avara en frutos
contigo, debes cultivar la tierra; si aspiras a enriquecerte con el ganado, debes
cuidar el ganado; si quieres hacerte grande en la guerra y quieres poder
liberar a los amigos y apoderarte de los enemigos, debes aprender las artes de
la guerra de quien las sabe y ejercitarte en la manera de emplearlas; si quieres
tener un cuerpo poderoso y fuerte, debes habituar el cuerpo . a obedecer a la
mente y entrenarlo con fatigas y sudores .(Frag. 2 de las Horas, relato de
Hércules en la encrucijada, en JENOFONTE, Recuerdos, II, 1, 28).
a) El valor de los bienes está en su uso. — Algunos gozan quién sabe qué
alegrías en fatigarse, mezquinarse, sufrir la vida y acumular. Pero, en
cambio, sufren como si se les arrancaran las carnes, en gastar y servirse.
( Frag. 53).
Quien, tratando de hacer mal al prójimo, tiene temor de que lo que quiere
hacer no le procure, malogrando el fin, consecuencias no previstas ni
deseadas, es más sabio. Pues por temor dilata la ejecución de su intento, y en
la dilatación, a menudo, el tiempo interpuesto disuade a la mente de su
intención: lo que ya es imposible cuando se la ha llevado a cabo; en cambio,
en la vacilación y tardanza puede suceder. . . Y no se debe juzgar ninguna
sabiduría más recta, que la del hombre que resistiendo a los halagos inme-
diatos de su impulsividad, ha logrado dominarse y vencerse a sí mismo. En
cambio, quien desea satisfacer el impulso inmediato, prefiere lo peor a lo
mejor. (Frag. 58).
Lo que primero nace de la ley buena, es la confianza, tan útil a todos los
hombres . . Los hombres son liberados en ella del pensamiento más ingrato
(del gobierno) y pueden entregarse al más agradable (las obras) . . . Y de la
misma causa provienen la guerra exterior y la discordia interior. . . Y también
la tiranía, que tales y tantos males acarrea, no proviene sino de la falta de
leyes. . . Porque, ¿cómo, si no, podría resumirse todo el poder en un solo
hombre, sino por el repudio de la ley, que beneficia a la multitud? (Ibid., 7, p.
101, 11).
[De esta manera, con los sofistas, se comienza a delinear la distinción entre
el mundo de la naturaleza (totalidad de las existencias y del orden
independientes del hombre) y el mundo de la cultura (complejo de las
creaciones y maneras de vivir del hombre). En los filósofos naturalistas
anteriores, estos dos mundos se hallaban fundidos y confundidos, tal
como se ve en el hecho de que el primer concepto de ley aplicado a la
naturaleza (con Anaximandro) es el de la ley jurídica, con el mando y la
sanción. Delineándose la distinción, con los sofistas, a algunos de ellos
todavía el mundo de la cultura les parece una prolongación del mundo de
la naturaleza, es decir, una consecuencia y una aplicación de las
necesidades naturales; a otros, en cambio, les parece una antítesis y una
superposición a la naturaleza. Estas dos posiciones antitéticas pueden
verse, respectivamente, en el Anónimo de JÁMBLICO y en PROTÁGORAS,
arriba citados.
b) como derecho del más fuerte opuesto a la legalidad para CALICLES: el ideal
del dominador contra la igualdad. — Casi siempre son contrarias entre ellas
estas dos cosas, naturaleza y ley. . . En efecto, por naturaleza lo peor es
siempre lo que es también el mayor daño, el sufrir injusticia; por ley, en
cambio, el hacerla. Pues tampoco es digna del hombre esta pasividad, el
sufrir injusticia, sino del esclavo, para quien sería mejor morir que vivir; pues,
ofendido y maltratado, no es capaz de defenderse a sí mismo ni a los demás a
quienes ama. Pero creo, que quien ha hecho las leyes son los débiles y las
masas. Y establecen como ley lo que les beneficia y favorece. . . :
atemorizando a los más fuertes y capaces de superarlos, para que no los
sobrepasen, dicen que hacer supercherías a los demás es torpe e injusto, y que
precisamente esto, el tratar de abrumar a los demás es hacer injusticia. Ellos,
los más débiles, se contentan con la igualdad.
Por ello, esto es llamado injusto y torpe por la ley, el intento de superar a la
multitud, y lo llaman hacer injusticia; pero, a mi parecer, la naturaleza misma
demuestra que lo justo es que el mil fuerte exceda al más débil, y el más
poderoso al impotente. Y de muchas maneras es evidente que es así, y entre
los otros animales y entre todos los Estados y las razas de los hombres, pues
tal es el criterio de lo justo: el dominio y el predominio del más fuerte sobre el
más débil. . . Todos éstos, según creo, obran de acuerdo a la naturaleza y, por
Zeus, de acuerdo a las leyes: pero leyes naturales, no éstas que
confeccionamos nosotros, tomando desde jóvenes a los más fuertes y capaces,
como a leoncillos, y con encantamientos y magias esclavizándolos, con decir
que es necesario mantener la igualdad y que esto es bello y justo. Pero si hay
un hombre, pienso, a quien le baste su natural índole para sacudir y
despedazar todos estos estorbos y huir de ellos hollando todos nuestros
escritos y lisonjas y los encantamientos y todas las leyes contrarias a la
naturaleza, él, rebelde, se erigirá en nuestro amo de esclavo que era; y
entonces resplandecerá el derecho natural. (PLATÓN, Gorgias, 482-484).