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HISTORIA
y CULTURA
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Diciembre, 2017
DISEÑO Y MAQUETACIÓN:
Editorial Marigalante
Meliza Ayaviri
Mateo Oporto
Impreso en Bolivia
SOCIEDAD BOLIVIANA DE HISTORIA
DIRECTIVA
SOCIOS
PRESIDENTES
ARTÍCULOS
La red de tráfico comercial en la ciudad de La Paz 1594-1595
Germán Mendoza Aruquipa 9
Comercio colonial en Charcas. Propuestas y conclusiones
Laura Escobari de Querejazu 25
Balance historiográfico sobre afrodescendencia en Bolivia (Siglos xvi-xxi)
Paola Revilla Orías y Fernando Cajías de la Vega 37
Conflictos, tensiones y violencia entre los pioneros
de la goma elástica (1870-1900)
Pilar Mendieta Parada 59
Un vistazo a la fotografía en Bolivia
Andrés Eichmann Oehrli y Alain Mesili 79
La representación de los habitantes del Chaco desde la imagen.
La pintura y la fotografía como registro social de los ignorados
Pedro Querejazu Leyton 105
“Foto René”, fotografía de René Céspedes y Aída Troncoso
Pedro Querejazu Leyton 145
Sufragio universal y democracia en Bolivia (1952 – 2017):
las tensiones de una relación compleja
Salvador Romero Ballivián 155
RECENSIONES
Introducción
El objetivo principal de esta investigación es descubrir las rutas coloniales que
se estructuraron entre los años 1594-1595; también conocer donde se constituyeron
y si permanecen hasta nuestros días como vías estratégicas de acceso hacia la ciudad
de La Paz, Potosí y La Plata, conociendo que el eje de ligazón económica entre
las ciudades del área sur del virreinato peruano se produjo gracias a la economía
minera de este importante yacimiento argentífero, ubicada en la región de los
Charcas, con especial énfasis en el eje comercial entre Arequipa, La Paz, y Potosí
durante la época colonial temprana, y que posteriormente perduró y profundizó la
explotación minera durante los siglos siguientes del XVII y XVIII. Esta ruta contará
posteriormente con los centros de acceso y circulación poblacional regional desde
las ciudades de Cochabamba Oruro y La Paz, importante eje regional dentro del
circuito comercial productor de bienes de consumo que abastecían a la ciudad de la
Villa Imperial de Potosí. Es por ello que, la cultura colonial, dentro del desarrollo
económico, será importante en nuestro trabajo, porque nos dará luces para entender
la realidad sociopolítica económica de nuestras actuales sociedades locales, sobre
todo regionales.
1 Una primera versión de este artículo fue publicada en la XIX RAE – 2005, MUSEF-FCBCB, La
Paz, 2006. Agradezco a los que coadyuvaron la realización de este trabajo, que trata la temprana
colonia, desde los aspectos económico-administrativos en la nueva configuración poblacional que
se impuso desde aquella época, en este territorio que es parte de la actual Bolivia.
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Pacífico para explotar-extraer productos de mar y la otra por la sierra - puna hacia
los valles andinos, por medio de mitimaes2 estacionales.
Extrayendo esos datos se deduce que, la doble ruta se dio por vía Arica hacia
la costa del Pacifico y la otra por Chuchito hacia los señoríos del Collao, Canas,
Omasuyos y Pacajes. Entre el territorio de estos últimos se encuentra el valle de los
yungas importante foco de producción cocalera, con una ruta prehispánica bastante
conocida, pues se trata de los Caminos del Inca, por el Takesi3 y el Choro, que aún
perduran en la actualidad, como testimonio mudo de esta dinámica comercial agraria.
Interpretando estas fuentes que tengo a mano (mapas prehispanos) se trata de
una ruta fluida de contacto comercial, contactando perfectamente en armonía la
existencia de tres niveles de producción agro y pecuaria entre costa, puna, valle y la
zona tropical de Yunga.
III. Los accesos viales desde la perspectiva del conquistador hispano (los
antecedentes)
La incursión hispana por Trujillo y Cajatambo hizo de Cuzco el centro de
dominio de la empresa de conquista. Inmediatamente observamos que la región
pisada por la sociedad hispana era la cordillera de los andes, territorio completamente
serrano, con pocas variables de tierra de valle y trópico. Uno de los informantes de la
corona de España contó la siguiente experiencia vivida:
“En esta sierra esta la provincia de Collao, que aunque se suyo es poca cosa lo que propiamente
se puede llamar Collao, pero los españoles impropiamente llaman Collao todo lo que ay desde
el Cuzco a Potosí, que se incluye el Collao, provincia de Chucuito, Rupacas (Sic), Pacaxas y
Carangas…Todo esto es tierra muy fria, donde por espacio de mas 120 leguas no se coge trigo ni
maíz…” (Ramírez, 1597, citado por Glave L.M., 1989, pag 40)
2 Funcionarios públicos que estaban al servicio del Inca, como administradores de territorio
conquistado por éste emperador.
3 El recorrido por esta ruta prehispánica nos hace ver que la administración incaica tuvo una fuerte
influencia en esta región dominada por los Yungas, ya que la arquitectura con la que está construido
este camino es demás inusual y único por su belleza y magnitud.
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leguas no ay ningun pueblo poblado y si los indyos que sirven en los tambos auisen de llegar el
traxin en este camino serles ya de mucho ynconueniente porque auian de traer la comida para su
sustento de muy lejos por no la auer en los tambos y aunque por el camino de los carangas podria
yr el tragin…”(Parecer de Diego López de Zúñiga sobre la visita a la provincia de Chuchito en
1582 por orden del Virrey Martín Enríquez) (AGI, Lima)(Citado por Glave, 1983, pag, 57)
4 Ver el trabajo de Jáuregui, En: Los Bolivianos en el Tiempo, INDEAA, 1995, p. 109.
5 Ob. cit. Parecer de Diego López de Zúñiga sobre…
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“Alquilense para yr a potossí y al cusco y a la costa y a otras partes de donde traen coca vino y
otras cossas y lo que traen para si y la leña u yeua chuño perdizes y otras cossas que tienen los
venden en sus tambos que los hay en cada pueblo en que son muy bien aprovechados por lo cual
pagan su tasa”. (Parecer de Diego López de Zúñiga sobre la visita a la provincia de Chuchito en
1582 por orden del Virrey Martín Enríquez) (AGI, Lima)
Luís Miguel Glave nos intenta mostrar las actividades económicas del virreinato
peruano a mediados del siglo XVI, y su explícito eje comercial que contaba la
administración española, con los pueblos y comarcas de la región alto peruana como
fue Puno, Chucuito, La Paz, Oruro, Potosí y La Plata, en una etapa muy necesaria
para abastecer a los yacimientos argentíferos del Cerro Rico de Potosí.
Otro aporte fundamental de esta época es dada a conocer por el especialista en
temas coloniales del ámbito rural, es don Roberto Choque Canqui, quien en uno de
sus trabajos titulado Sociedad y economía colonial en el sur andino, (Siglo XVI-
XVII) nos explica que hubo un constante flujo comercial entre el sur de la región
arequipeña y el norte del ande potosino, convirtiéndose virtualmente ésta zona, en
un foco de comercio colonial, en especial de vino y coca proveniente de los valles
mesotérmicos de estas regiones.
Valorando estos trabajos, es necesario acotar el aporte de Waldemar Espinoza,
sobre los mitimaes coloniales que establecieron una gran red comercial en el sur
del espacio peruano, sobre todo por la constante producción agrícola de la zona
subandina, en bien de los centros de poder regional, Lima y Potosí, configurando así
la función administrativa y económica de España para el buen funcionamiento del
proceso de la producción minera de Potosí y de otros importantes asientos mineros.
Flujos de Comercio.
Podemos decir que, es necesario conocer los flujos sociales (comerciantes) que
se dieron a inicios de la colonización española, a partir de la descripción de las rutas
de comercio y trafico de mercancías hacia la ciudad minera de Potosí.
Por ello, a continuación se conocerá el grado de desarrollo comercial que
se dio a inicios de la colonia en la región “charqueña”, sobre todo paceña, como
un comportamiento social impuesto y cotidiano a la vez, sencillamente para que
la minera de la plata subsista en el curso de la explotación y producción minera
potosina.
Desde Cuzco el trajín pasaba por los principales poblados hacia, Cangalla,
Sicuani, Ayaviri, Chucuito, Zepita, Viacha, La Paz, Caracollo, Totora, y Potosí. (Ver
mapa de Principales Puntos…).
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7 Calos Sempat Assadourian El sistema de la economía colonial. Mercado interno, regiones y espacio
económico, p. 15.
8 Ob. cit. p 16.
9 Nicolás Sánchez Albornoz La Cuidad de Arequipa, 1573–1645, Condición, migración y trabajos
indígenas.
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10 Santos Benavente Veliz “Contradicciones Étnicas de fines del siglo XVIII: Caciques en Arequipa”
en: Revista HISTORIA n. 5.
11 Rocío Villaverde Retamozo “El Obraje de la Chimba de Arequipa y su vinculación con el circuito
comercial del Sur: Siglo XVI” en: Revista HISTORIA n. 5.
12 Ob. cit.
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oro. La crónica refiere que habitaban por los menos quinientos indios entre hombres
y mujeres. De ellos veinte obedecían al cacique Quirquincho y cincuenta al cacique
Otorongo, quienes controlaban de manera efectiva que no hubiera robos de oro.
Refiere que la gente era muy domestica y acostumbraba a servir al señor principal.
(citado por Escobari, La Crónica…, (1535)).
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Desde el siglo XVI hasta el XVIII Puno también estuvo ligado al circuito
comercial minero cuyo eje se había convertido el asiento de Potosí13. Este importante
poblado considerado el más amplio en personal de servicio para la administración de
la corona española pertenecía también a la ciudad de La Paz.
Es pertinente mencionar a todos los poblados que atravesaron por la jurisdicción
paceña que representan la mano de obra efectiva para mantener el circuito comercial
y minero de Potosí. Desde Cuzco, hasta Ayaviri un tambo denominado Sicuani,
luego por Urcosuyo, Pucara, Nicasio, Pucarcolla, Puno, Chucuito, Acora, Ilavi,
Juli, Pomata, Zepita, Machaca, Caquiaviri, Caquingora y Callapa. Por la parte de
Umasuyu, Huancane, Moho, Guaycho, Carabuco, Achacachi, Huarina, Pucarani,
Laja, Calamarca, Ayo - Ayo, Sica - Sica. Estos dos tramos concerniente a la ciudad
de La Paz tenía su lógica comercial gracias al flujo de mercaderías que iban hacia
el asiento minero de Potosí, pues todos estos poblados eran los Tambos (ver mapa
de Therese Bouysse C. sobre caminos y tambos incaicos) de transito y circulación
de bienes que la Corona de España estaba administrando en tierras meridionales de
América del Sur.
IX. Significado mercantil para las colonias españolas el concepto del comercio
Indudablemente La Paz antes de ser fundada como ciudad estaba exenta de la
ruta que había conformado entre Cuzco y Potosí, de ésta manera la ciudad de La Paz
luego de ser fundada, se constituyó en el máximo eje que representaba del comercio
y trajín de productos entre la ciudad de Los Reyes (Lima) y la ciudad de La Plata.
Independientemente en la zona de los Yungas se producía coca para el consumo
de los indios y caña de azúcar para el consumo de la ciudad. Los Yungas también
surtían de frutas, es por ello que, la ciudad de La Paz quedaba abastecida de productos
de panllevar. Como todas las ciudades del Virreinato del Perú, La Paz encontró su
especialidad productiva de exportación integrando así la red de complementariedad
que caracterizó el mercado interregional de la economía regional (Escobari, 2001,
46 – 47).
En una cita de los Expedientes coloniales sobre una Manifestación hecha por
Gabriel de Bera y Molina de un sitio para una venta declaraba:
“…dijo que el tenia en un pueblo viejo que se llamaba achacache que esta despoblado y junto a la
laguna grande (Titicaca), que es entre el pueblo de achacache y los ancoraimes…”14
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Y además que la ruta comercial que había dentro sus propiedades estaba
localizado un sitio apto para un tambo de trajinantes…
“…En el dicho pueblo de ylabaya el dicho mes y año de os visto por el dicho visitador la dicha
manifestación hecha por el dicho Gabriel de Bera y siendo informado que en la parte y lugar
donde tiene la estancuella e fuera os que a declarado esta en parte donde no hay perjuicio ninguno
e que la venta que alli quisiere hazer y fundar sera en bien y utilidad de los caminantes, mando
que el dicho Gabriel de bera sirva a su majestad con lo que fuere justo…”15.
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Germán Mendoza Aruquipa
no se atreven a dar cuenta de los agravios que se les hazen a los corregidores y tinientes del
dicho distrito…”17.
17 En veinicuatro dias del mes de enero de mil y quinientos y noveita y cinco años presentaron
esta petición los dichos don Martin Mamani y don Bartolomé Callerta y don Pedro Callo condo
principales de los pueblos de guarina achacache y machaca y acora y visto por Juan de Ocampo
tiniente destos yungas de songo y challana dixo que la oye y provera justicia (ALP/CR, 1595, Caja
# 1, Doc. 3 Foja #1 y vuelto).
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Fuentes Documentales
Para la elaboración del trabajo se tomaron como fuentes de consulta los Expedientes
Coloniales (EC) del repositorio departamental que se encuentra en el Archivo de La
Paz, (ALP/UMSA) pertinente y concerniente a la escribanía oficial a los cronistas
tempranos que trataron sobre la empresa de la conquista y el despacho de la Real
Corona de España, que en su gran mayoría se encuentra ubicado en el mencionado
repositorio.
- EC: Expedientes Coloniales
- RE: Registro de Escrituras
- CR: Cajas Reales
Bibliografía
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Actualidad, La Paz, Ministerio de Desarrollo Humano, Secretaria Nacional de
Participación Popular, núm. 2, 1997.
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regiones y espacio económico, Lima, IEP, 1982.
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Bouysse-Cassagne, Thérese, y otros, Tres Reflexiones sobre el Pensamiento Andino,
La Paz, Hisbol, 1987
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Comercio colonial en Charcas.
Propuestas y conclusiones
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Comercio colonial en Charcas. Propuestas y conclusiones
al método cuantitativo que tanta confiabilidad da a los historiadores, por las fuentes
que utiliza y trata.
Cada capítulo toma en cuenta la ciudad o región que importa y exporta
productos. En el caso de la región Charcas, ésta se refiere de manera genérica a
todas las provincias y ciudades que se denominaban con el término “Provincias de
Arriba” o Alto Perú en la época colonial. Los Archivos consultados continúan siendo
los mismos que conformaron la red comercial inicial, que es la red al interior de
las provincias y ciudades de la Audiencia de Charcas. Viajé a Cuzco a consultar el
Archivo Departamental del Cuzco; en Lima, el Archivo General de la Nación; en
La Paz, el Archivo Histórico de La Paz; en Cochabamba, el Archivo Municipal;
en Potosí, el Archivo de la Casa de la Moneda; en Sucre, el Archivo Nacional de
Bolivia; en Tarija, el Archivo Franciscano; en Buenos Aires, el Archivo General de
la Nación; en Madrid, el Archivo del Palacio Real; y en Sevilla, el Archivo General
de Indias.
La metodología utilizada en la segunda edición del libro (2014) recoge
la primera versión en cuanto a información y metodología se refiere. El método
cuantitativo sigue los trabajos de Enrique Tandeter, Herbert Klein1 y se inscribe en
modelo de Sempat Assadourian, como explicaré más adelante. Utilicé sumas de
importaciones, exportaciones y precios, para los cuales se normalizaron tablas de
conversión de pesos y medidas utilizados en los siglos XVII y XVIII. Para el siglo
XVII se recogió información básica de libros notariales cada 5 y 10 años a través de
muestras cuantitativas de exportaciones e importaciones en los lapsos mencionados.
El recojo de documentos de fletamento consignados en escrituras notariales de
Cuzco, Potosí, La Paz y Sucre, corresponden a la investigación del siglo XVII, entre
los años 1650 y 1700. Los años estudiados muestran el movimiento de importaciones
y exportaciones que se dio en la segunda mitad del s. XVII.
En la búsqueda de información del siglo XVIII ha sido diferente. Recurrí a
metodología de la historia social. Pese a que quise aplicar el rigor metodológico
positivista aplicado en la revisión de todos los libros notariales página por página,
me encontré con que los comerciantes ya no registraban sus contratos de fletamento
en los libros notariales, excepto en La Paz y Potosí. Esta evidencia la comprobó
también Margarita Suárez en Desafíos Transatlánticos2. Ante esta situación he tomado
en cuenta escrituras coloniales de diferente índole en los fondos de Audiencia, de
los Archivos de Sucre. Las fichas temáticas preparadas por Gunnar Mendoza y los
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Índices Generales del Archivo Nacional de Bolivia son de mucho valor. En el caso
de la investigación en el Archivo Regional de Cuzco, he investigado los Libros de
Cabildo, Escrituras notariales, Libros Notariales. En Tarija, de un Catálogo General
escogí uno que otro documento relativo a exportación de vinos y ganado. En Buenos
Aires hay Catálogos e Índices cruzados de documentos sobre el puerto y el comercio
hacia “el Perú”. En Lima consulté los fondos de Aduanas de Arica y Arequipa en el
Archivo General de la Nación.
Acerca de la teoría de la historia, conforme pasa el tiempo los historiadores
conocemos —y en algunos casos nos adaptamos— teorías nuevas sobre la historia;
en mi caso no puedo dejar de tener en cuenta el desarrollo de la historia social y la
de mentalidades, dentro de las cuales escribí trabajos posteriores. De esa manera, he
combinado una formación metódica de limpieza positivista con una nueva, obligada
por el tipo de información a mi disposición y los alcances de la nueva historia
social, que son más reflexivos y globalizadores, propios de escuelas metodológicas
posteriores. Así, se incorporan nuevas investigaciones sobre el origen de los
comerciantes,3 su acceso a bienes económicos, no solamente comerciables sino de
inversión, como fueron las haciendas y los obrajes, y también su acceso a cargos
de poder social y político. Sin olvidar que las autoridades encargadas de vigilar el
comercio eran las Audiencias, Consulados, Aduanas, Cabildos y Obispados4. Como
señalo líneas arriba, la primera edición de una parte de este libro se inscribió en el
modelo de Carlos Sempat Assadourian en el “espacio surandino”, adoptando incluso
la acepción assadouriana en el título del libro. Una vez ampliada, repensada y escrita
la parte correspondiente al siglo XVIII, puedo decir que mi investigación del siglo
XVII confirma el modelo mencionado, y me ha valido para realizar la comparación
de comportamientos en cuanto a la frecuencia de envíos de “viejas y nuevas”
especializaciones productivas por regiones.
El comercio transatlántico, que corresponde en el tiempo al tema de este libro,
encuentra en los últimos años algunos trabajos muy relevantes. John Fisher en El
Perú Borbónico1750-18245 describe, con la soltura de quien se ha dedicado por 30
años al estudio de la minería y del Perú, un recorrido de ida y vuelta de las relaciones
comerciales entre España y el Virreinato del Perú comparado con el de Nueva
España. La investigación también incluye la coyuntura marítima del siglo XVIII,
donde el acostumbrado monopolio español no tuvo más remedio que establecer
tratados y convenios con las potencias emergentes de Francia e Inglaterra, para
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Comercio colonial en Charcas. Propuestas y conclusiones
poder mantener preponderancia en el comercio con sus colonias. Fisher compara las
“Noticias Secretas” de Jorge Juan y Antonio Ulloa –sobre la denuncia de fraude y
corrupción en el comercio, por parte de los oficiales reales del Perú– con los nuevos
convenios anuales permitidos a navíos de registro de compañías inglesas, con lo cual
España fue soltando su monopolio comercial. Las compañías inglesas no solamente
incursionaron en los mares españoles, sino que lo inundaron de compañías navieras,
con navíos como el Royal George (1722) de la Compañía inglesa de comercio, que
solventó la demanda de productos a precios bajos en Portobelo. De esa manera, se
desencadenó el fin de la preponderancia de la mercadería española, que sufrió las
agresiones de la competencia comercial, al punto que una gran parte del comercio
llegado de Cádiz, tardó mucho tiempo en venderse en Portobelo. En cambio la
Compañía Francesa de Guinea (1702) para el comercio de esclavos y la Compagnie
Royale de la Mer Pacifique (1698), vendían tranquilamente telas francesas en Callao,
Pisco e Ilo, sobrepasando la armada de defensa de los buques españoles de la “Mar
del Sur”. Fisher indica que en realidad la última de las flotas tradicionales españolas
llegó en 1726, sustituyéndose a partir de entonces por los navíos de registro. Como
el interés de fondo de Fisher es la producción minera en el Perú, establece que
definitivamente desde mediados del siglo XVIII la producción de plata se recuperó,
pues si tenemos en cuenta que en 1650 se producía 6.4 millones de pesos anuales
y en 1700 se llegó a apenas 4 millones, hubo una recuperación hasta llegar a un
máximo de 10 millones de pesos en el Perú y Alto Perú en 1730. Sin embargo, ésta
fue una producción secundaria respecto a la de Nueva España.
Algunos historiadores afirman que la producción y comercio coloniales del siglo
XVIII sufrieron la caída observada en la producción minera, que trajo consigo una
baja demográfica considerable en la minas de Potosí y en las provincias obligadas a
la mita. Sin embargo, los últimos estudios de historia económica afirman que dicha
baja se habría restituido hasta en el doble entre 1700 y 18306. Esta línea de opinión
argumenta asimismo que el decaimiento de la producción minera tuvo consecuencias
en el mercado y en la producción y comercio de productos normalmente trajinados
por la red de provincias de la Audiencia de Charcas, básicamente textiles y
azúcar. Contreras incluso cree que la economía peruana entre ese lapso de tiempo
mejoró, puesto que incluso la recaudación fiscal habría crecido significativamente,
contagiando su crecimiento al sector agrícola y al de la propia minería. Sostiene
también que incluso se registra un aumento en los diezmos de la iglesia. En este
punto, estudios etnohistóricos anteriores y actuales afirman que la disminución
poblacional se debió a migraciones y movilizaciones internas, al estilo que estaban
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Laura Escobari de Querejazu
7 Thierry Saignes, 1987; Nicolás Sánchez Albornoz, 1981; Laura Escobari 2012.
8 Enrique Tandeter, 1992.
9 Rossana Barragán y Sinclair Thomson, 1993.
10 Carlos Contreras, 2010 a y b.
11 Resistencia a la exacción. En lo que a producción y comercio se refiere el impulso del siglo XVII
en todo el modelo de Sempat Assadourian, continuó en relación con la industria textil, azucarera,
o la fabricación del jabón, sustituyéndose unos productos regionales por otros. Ver Neus Escandell
Tur, 1997.
12 Tandeter, 1992.
13 Laura Escobari de Querejazu, p. 175.
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Comercio colonial en Charcas. Propuestas y conclusiones
El comercio atlántico que ingresaba por Buenos Aires fue un dolor de cabeza
permanente para el Virreinato del Perú. En 1778 se decidió declarar el Comercio
Libre, que abrió el Virreinato del Perú para más intercambios con Europa. Este hecho
trajo importantes consecuencias, porque significó la puerta de atrás del control del
comercio español y sus beneficios. Por un lado, en 1776 habían cercenado Oruro,
Potosí, Sucre y Tarija, de la jurisdicción de la Audiencia de Charcas, que pasaron a
depender del nuevo Virreinato del Río de la Plata, con la consecuente pérdida de las
minas de Oruro y Potosí y del comercio de plata por el Callao, aunque los últimos
estudios destacan que de todas maneras el Callao siguió exportando un monto
bastante considerable de plata por su puerto14.
La industria —si se puede llamar así a los tejidos producidos en obrajes y
chorrillos en el s. XVIII (con las distancias que es preciso guardar en cuanto al
sentido que la palabra “industria” adquirió en Europa)— tuvo que enfrentar la
competencia inglesa y francesa. Según Kendall Brown15, los tejidos extranjeros
arrasaron el mercado de telas, pese a que la industria en el siglo XVIII tuvo cierto
desarrollo técnico, como los obrajes o la industria molinera.16 Hubo también
importante industria de harina al interior de Charcas, observándose que en el siglo
XVIII se exportó harina de Cochabamba hasta Puno, sin embargo, no se puede
hablar de una industria alimentaria, puesto que la comercialización de harina solo
en raras ocasiones se envió más allá de la propia región productora.17 En el siglo
del nuevo contexto borbónico, los empresarios no acompañaron la iniciativa de
todos los empresarios industriales, quienes incluso antes de la aprobación del “libre
comercio”, en 1778, vieron que los únicos productos que se podían mantener en el
amplio espectro mercantil ya incursionado por comerciantes ingleses y franceses
eran los agropecuarios y las materias primas18.
Refiriéndonos a la producción bibliográfica de los últimos casi 30 años sobre el
comercio colonial, es preciso mencionar que se han publicado trabajos importantes
referidos al contrabando durante el siglo XVIII, siendo quizá uno de los trabajos
más relevantes el de Zacarías Moutoukias, quien ha registrado y analizado todo
el ingreso de navíos de registro llegados al puerto de Buenos Aires entre 1650 a
1700. Al tener en cuenta todo el ingreso de mercadería por Buenos Aires en tiempos
de la prohibición, Moutoukias se refiere a las redes de comerciantes tejidas entre
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Laura Escobari de Querejazu
ambos polos de crecimiento, Potosí y Buenos Aires, haciendo una mención especial
de los comerciantes portugueses. Moutoukias deja establecido que se trató más de
un comercio directo que de contrabando, porque se hizo en tiempos en que había
monopolio, altos impuestos y funcionarios corruptos19.
La obra de Neus Escandell Tur sobre la producción de textiles en Cuzco es
un estudio de la mercancía más importante que circuló a través de la Audiencia
de Charcas y compitió en algunos rubros incluso con las telas europeas en el siglo
XVIII20. Mi propio aporte, publicado 22 años antes que el de Escandell Tur, se
ve complementado con este trabajo que abarca el siglo XVIII y prueba también
el modelo assadouriano de especialidad productiva, autoabastecimiento regional
y complementariedad, aunque para el siglo XVIII hay nuevos aportes en el sector
textil21.
En estudios sobre las minas de Huancavelica, Kendall Brown da a conocer
dos cuadros de producción de plata y azogue que son muy ilustrativos para estudiar
el abastecimiento que dieron las minas de Huancavelica a Potosí y la producción
misma de esta última durante más de dos siglos. En la primera mitad del siglo XVIII,
muestra que la producción de Huancavelica no sufrió ninguna baja importante, como
sí se reconoce que hubo en la segunda mitad del siglo. Mi aporte en el presente
libro demuestra, en base a cartas de fletamento con envíos de dinero de las Cajas
Reales de Potosí a las de Lima, que la producción mencionada por Brown es la
que se manda pagar desde Potosí. En cuanto a la disminuida producción de azogue
en la segunda mitad del siglo XVIII, él lo atribuye a un agotamiento de las minas,
mientras que mi opinión es que por un lado existió especulación del elemento en
los almacenes existentes en Chincha, Arica y el propio Potosí, pues se ocultó el
azogue para justificar su importación desde Almadén en grandes cantidades durante
la segunda mitad del siglo XVIII, como demuestro también en mi libro.
Para el ámbito del interior de la Audiencia de Charcas en el siglo XVIII hay
nuevos aportes, como los de Lofstrom y Aillón22, pero no dan la imagen de la
Audiencia en su totalidad, manteniendo su mirada en casos expresos de Chuquisaca
y Potosí. De todas maneras, los trabajos mencionados aportan y ejemplifican el
comercio de productos específicos en el siglo XVIII, y sobre todo en las relaciones de
poder entre comerciantes, oficiales reales y hacendados, dando a conocer la situación
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Comercio colonial en Charcas. Propuestas y conclusiones
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Laura Escobari de Querejazu
Bibliografía
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H. Y C. XL ♦ 33
Comercio colonial en Charcas. Propuestas y conclusiones
34 ♦ H. Y C. XL
Laura Escobari de Querejazu
H. Y C. XL ♦ 35
Balance historiográfico sobre
afrodescendencia en Bolivia
(Siglos XVI-XXI)1
Este texto fue presentado como ponencia conjunta por Paola Revilla Orías
y Fernando Cajías de la Vega dentro del simposio: «Afrobolivianidad: Historia y
tiempo presente», que organizaron en el marco del VIII Congreso de la Asociación
de Estudios Bolivianos, realizado en Sucre entre el 20 y el 24 de julio del año 2015.
1 Paola Revilla realizó el acapite «Breve punteo y reflexión historiográfica sobre la presencia
afrodescendiente en Charcas colonial» y Fernando Cajías «Balance bibliográfico y estudios inéditos
sobre la historia afroboliviana contemporánea».
2 La autora es Doctora en Historia por la Universidad de Chile y la EHESS en París.
p.revillao@gmail.com.
3 El autor es Doctor en Historia de América por la Universidad de Sevilla.
fernandocajías@hotmail.com.
H. Y C. XL ♦ 37
Balance historiográfico sobre afrodescendencia en Bolivia (Siglos xvi-xxi)
4 C. Sempat, 1966.
5 I. Wolf, 1981. Un estudio más reciente sobre comercio de esclavos en Potosí es el de José Antonio
López. J. A. López, 2009. Otra contribución de este tipo pero para el escenario de La Plata a inicios
del siglo XIX es el de Juan Jospe Durán. J. J. Durán, 2010.
6 F. Bowser, 1982; J. Lockhart, 1982.
7 A. Crespo, 1995.
8 M. Portugal, 1977.
9 M. Money, 1983.
38 ♦ H. Y C. XL
Paola Revilla Orías y Fernando Cajías de la Vega
llama «leyenda negra» sobre el trabajo de africanos esclavizados en las minas de Potosí
presenta una reflexión que insiste en la urgencia de una relectura de las afirmaciones de
la historiografía tradicional sobre el tema, así como de la revisión seria y exhaustiva de
fuentes para hacer estimaciones cuantitativas más ajustadas a la realidad de la época10.
Finalmente, un esfuerzo que no podemos dejar de mencionar es el de Juan Angola
Maconde en su estudio histórico: «Las raíces africanas en la historia de Bolivia»,
que apareció publicado dentro de la compilación internacional: Conocimiento desde
adentro. Los afrodescendientes hablan de sus pueblos y sus historias el año 201011.
Trabajos de mirada más antropológica y sociológica han aparecido desde la
década de los años 70. Es el caso de la monografía de Arturo Pizarroso Cuenca sobre
la «cultura negra» en Bolivia12. En esta misma línea se inscribe también la reciente
producción de Juan Maconde Angola, que ha estudiado la población de los Yungas
bolivianos en tanto enclave africano, particularmente de Coripata13. El trabajo de los
esclavos y ex-esclavos en las haciendas yungueñas (y entiéndase el término «esclavos»
como categoría legal de época) no fue estudiado desde una perspectiva histórica sino
hasta 1992, por María Luisa Soux, que se concentra en el período de inicios de la
República, es decir, las primeras décadas del siglo XIX; y por Eugenia Bridikhina en
1997, que indaga en la situación económico-social de los ex-esclavos de Nor Yungas
en la segunda mitad del siglo XIX14.
De forma pionera en 1938, José Vázquez-Machicado dedicó unas páginas de
gran interés a la revuelta de esclavos en Santa Cruz de 1809, es decir, en el contexto
juntista inmediatamente anterior a la Guerra de la Independencia15. Algunas décadas
despues, en 1979, René Arze escribió un capítulo sobre esta revuelta, analizando el
liderazgo del esclavo Franciscote y la revuelta de agosto de 1809, protagonizada por:
«negros esclavos, negros mulatos e indios tributarios»16. No existen prácticamente
otros estudios que aborden ésta u otra rebelión, revuelta o levantamiento de esclavos en
10 N. Robins, 2011.
11 J. Angola, 2010.
12 A. Pizarroso, 1977.
13 J. Angola, 2003. Dentro de esta vertiente más antropológica y sociológica tenemos varios artículos
sobre la música afroboliviana, la saya (David Mendoza, Remberto Paye, Filemón Quispe, Robert
Templeman, Wálter Sánchez, Mónica Rey). En lo que a la etnolinguística se refiere, tenemos el
trabajo de Mario Montaño y particularmente el emprendido por John Lipsky sobre dialectología
afroboliviana.
14 M. L. Soux, 1992; E. Bridikhina, 1997.
15 J. Vázquez-Machicado, 1988. Este trabajo apareció publicado por primera vez en el periódico El
Diario el 24 de septiembre de 1938.
16 R. Arze, 1979.
H. Y C. XL ♦ 39
Balance historiográfico sobre afrodescendencia en Bolivia (Siglos xvi-xxi)
17 P. Revilla,
18 E. Just Lléo, 1984.
19 E. Bridikhina, 1995.
20 P. mendieta y E. Bridikhina, 1997.
21 W. Lofstrom, 2010.
40 ♦ H. Y C. XL
Paola Revilla Orías y Fernando Cajías de la Vega
liberta del corregimiento de Mizque colonial en su relación con otros estamentos sociales,
en particular indígenas22. Con una amplia gama de fuentes (notariales, testamentos,
censos, padrones entre otros) y un método cuantitativo estricto, Gutiérrez Brockington
dibuja un panorama bastante completo de la convivencia entre afrodescendientes e
indígenas y nos ofrece datos invaluables para futuros estudios comparativos.
Gran parte de las fuentes que permiten trazar la historia afrocharqueña -de
esclavos y libertos- ha sido muy poco explorada en los archivos bolivianos. Una de
estas vertientes documentales es la de los expedientes judiciales, que constituyen una
rica veta de estudio de la que hicieron uso Crespo, Portugal, Bridikhina, Brockington
y María Antonia Triano para su breve artículo: «Esclavos negros en Charcas»
aparecido el año 200623. Otras son los protocolos notariales, las actas parroquiales, la
normativa en general, la correspondencia, sin dejar de mencionar la literatura y piezas
teatrales seculares y eclesiásticas de la época. En fin, los datos están repartidos en
los diferentes fondos de nuestros archivos esperando por el paciente trabajo y aguda
mirada analítica de nuestros historiadores. Pocos son los investigadores que se han
interesado en su revisión. Los trabajos existentes salvo contadas excepciones suelen
atender casos puntuales, ilustrativos de la vida de una persona, de una localidad
o de cierta situación. Carecemos de una sistematización y balance de conjunto de
la presencia y dinámica socio-cultural afrodescendiente en Charcas para el periodo
colonial.
Y es que la historia de la presencia afrodescendiente en Charcas no se reduce
a una historia de sometimiento y de esclavitud. Los afrodescendientes de distinta
condición (esclavos, libertos, libres) participaron en una multiplicidad de actividades
en la vida cotidiana charqueña, las mismas que permanecen ensombrecidas en los
anales de la historia escrita. Sin negar la violencia de la esclavitud como institución
y como práctica de condición impuesta, creemos que estudiar las dinámicas de
relacionamiento e interacción que llevaron adelante los afrodescendientes no solo
esclavizados sino libertos y libres con el resto de la sociedad colonial es un ejercicio
más que necesario. Esto nos conduce a emprender un ejercicio de redignificación
de la experiencia histórica de los actores involucrados, pero además, a la vez, de
revisión y análisis una parte fundamental de nuestra memoria común.
22 L. Gutiérrez, 2009.
23 M. A. Triano, 2006.
H. Y C. XL ♦ 41
Balance historiográfico sobre afrodescendencia en Bolivia (Siglos xvi-xxi)
24 P. Revilla, 2013a.
25 P. Revilla, 2013b.
26 P. Revilla, 2014a.
27 P. Revilla, 2014b.
28 P. revilla, 2015.
29 H. L. Gates y F. W, 2016, 6 ts.
42 ♦ H. Y C. XL
Paola Revilla Orías y Fernando Cajías de la Vega
30 W. Sánchez, 1998.
31 I. Jaramillo, 2001.
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Balance historiográfico sobre afrodescendencia en Bolivia (Siglos xvi-xxi)
32 Tesis inédita.
44 ♦ H. Y C. XL
Paola Revilla Orías y Fernando Cajías de la Vega
H. Y C. XL ♦ 45
Balance historiográfico sobre afrodescendencia en Bolivia (Siglos xvi-xxi)
38 J. Angola, 2005.
39 J. Angola, 2012.
40 J. Lipski, 2008. M. D. Pérez, 2010; S. Sessagero, 2011.
41 S. Ardaya, 2012.
46 ♦ H. Y C. XL
Paola Revilla Orías y Fernando Cajías de la Vega
H. Y C. XL ♦ 47
Balance historiográfico sobre afrodescendencia en Bolivia (Siglos xvi-xxi)
43 H. Criales, 1992.
44 R. Llanos y C. Soruco, 2004.
45 MOCUSABOL, 2007.
46 MOCUSABOL, 2005.
48 ♦ H. Y C. XL
Paola Revilla Orías y Fernando Cajías de la Vega
47 J. L. Delgado, s.f.
48 F. Cajías, 2010.
H. Y C. XL ♦ 49
Balance historiográfico sobre afrodescendencia en Bolivia (Siglos xvi-xxi)
49 S. Walker, 2010.
50 J. Angola, 2008.
50 ♦ H. Y C. XL
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H. Y C. XL ♦ 51
Balance historiográfico sobre afrodescendencia en Bolivia (Siglos xvi-xxi)
52 ♦ H. Y C. XL
Paola Revilla Orías y Fernando Cajías de la Vega
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Balance historiográfico sobre afrodescendencia en Bolivia (Siglos xvi-xxi)
56 ♦ H. Y C. XL
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Conflictos, tensiones y violencia entre los
pioneros de la goma elástica
(1870-1900)
Introducción
En su estudio sobre la Amazonia boliviana José Luis Roca (2001) sostiene
que los pioneros de la goma fueron verdaderos patriotas que asentaron la presencia
boliviana en la zona. El mismo autor piensa que hay que destacar su lealtad a la patria
común, la sorprendente sujeción a la institucionalidad del gobierno central donde
no existían acciones de hecho y los errores, las injusticias y las arbitrariedades se
combatían a través de la prensa, el parlamento y los tribunales de justicia. Añade que
los pleitos entre los empresarios de la goma terminaban ventilándose en los juzgados
de instrucción o de partido, en las subprefecturas o comisarías y que, generalmente,
los pleitistas aspiraban a ganar el favor de la opinión pública mediante publicaciones
de prensa o folletos donde exponían sus puntos de vista e impugnaban la de sus
adversarios en un lenguaje duro pero siempre respetuoso.
Todo esto lleva a creer que en las regiones del noroeste no se impuso la ley de
la selva como en otros territorios de la goma, tal es el caso escandaloso del Putumayo
en las selvas colombianas.2 Roca hace referencia especialmente al conflicto entre
Nicanor Gonzalo Salvatierra y Antonio Vaca Diez, el cual, después de varios años,
H. Y C. XL ♦ 59
Conflictos, tensiones y violencia entre los pioneros de la goma elástica (1870-1900)
terminó siendo dirimido por los Delegados del Noroeste, quienes consiguieron que
ambos llegaran a un acuerdo.
Sin negar la valentía y el patriotismo de los pioneros de la goma, creemos
que José Luis Roca idealiza la convivencia entre éstos, puesto que muchos de los
acuerdos a los que llegaron fueron antecedidos por hechos violentos que no han sido
suficientemente estudiados. Por ello, a diferencia de Roca, lo que nos interesa resaltar
en este trabajo es la existencia de rivalidades, situaciones violentas y conflictos entre
los pioneros de la goma en el periodo de inicio de la industria de la goma elástica
entre 1870 y 1900. En este sentido creemos que -como en toda región de frontera-
eran comunes las situaciones de violencia debido a la ausencia de un Estado que,
a pesar de los esfuerzos, no logró consolidar su presencia en este lejano territorio,
dejando la resolución de los conflictos a los poderes locales y privados a la cabeza
de los grandes caucheros. Al respecto, estamos de acuerdo con Clara López, quien
señala que en estos lugares la población “desarrolló una forma de vida de frontera:
violenta, rústica y cruel, donde la justicia se practicaba con las propias manos pero
que permitió la construcción de patrimonios importantes y hasta enriqueció a más
de uno”3. Lo que no quiere decir que se llegaran a los extremos del caso Putumayo.
Las causas de los conflictos eran muchos, entre ellos, la competencia y la
rivalidad por el control económico de los recursos de la región, la expansión territorial
de las barracas, la pugna por la mano de obra, por las influencias políticas e incluso
por el poder simbólico en la pretensión de lograr coronarse como dueños y señores
de la selva. Y si bien es cierto que algunos conflictos llegaron a buen término, esto
no quiere decir que en todos los casos haya sucedido lo mismo.
Enfatizaremos en dos casos que se encuentran entrelazados y que resultan
paradigmáticos de las tensiones entre los pioneros. El primer caso es el de la lucha
entablada entre los paceños y los cruceños por el control del territorio de la región
inexplorada del río Orthon y sus gomales en la década de 1880; el segundo caso
se refiere a la rivalidad existente entre Antonio Vaca Diez y Nicanor Gonzalo
Salvatierra, ambos empresarios de la goma que se enfrascaron en una lucha por la
supremacía económica y simbólica de la región atrayendo el interés no solo de la
opinión pública del Beni y de Santa Cruz sino también del gobierno boliviano que
tuvo que intervenir en el conflicto.
60 ♦ H. Y C. XL
Pilar Mendieta Parada
4 Bonilla, 1993, p. 9.
H. Y C. XL ♦ 61
Conflictos, tensiones y violencia entre los pioneros de la goma elástica (1870-1900)
En este contexto, la indefinición de las fronteras y las tensiones por ganar tierras
para la explotación de la goma también provocó la codicia de brasileros y peruanos
que fueron introduciéndose lentamente en el territorio boliviano provocando
enfrentamientos que desembocaron en la llamada Guerra del Acre y en los conflictos
fronterizos con el Perú a inicios del siglo XX.
La lejanía de estas tierras y la debilidad estatal, entre otros motivos, provocaron
el fracaso de las políticas estatales en la Amazonía prevaleciendo hasta hace no mucho
su marginalidad con respecto al resto del país. Según Guiteras, todo esto provocó
un mayor protagonismo de las esferas locales y regionales tanto en la política, la
economía, la vida social, así como en la resolución de los conflictos y del manejo
de la violencia siendo la acción del Estado marginal5. Es en este contexto histórico
que se suscitan los conflictos entre paceños y cruceños y entre Antonio Vaca Diez y
Nicanor Gonzalo Salvatierra.
2. La pugna por el territorio de la goma elástica
La conflictiva realidad de la región de la amazonia boliviana durante el periodo
de inicio de la explotación de la goma elástica (1870-1900) ha sido analizada por
diversos autores que han enfatizado en los aspectos económicos de su extracción, en
la desintegración de la sociedad indígena, en el enganche y la explotación de la mano
de obra en las barracas gomeras y en las tensiones por conseguirla. Sin embargo, uno
de los principales problemas que tuvieron que afrontar los pioneros de la goma fue el
de la ocupación y pugna por el territorio.
En el imaginario estatal y pionero-empresarial esas tierras estaban deshabitadas
y eran tierras de nadie. Según Perrier Brusle (2014) la visión sobre este territorio de
frontera era concebida en el sentido norteamericano. Era el mundo del Wildernes, es
decir un territorio de la anti-civilización, insistiéndose más bien en el vacío que en su
alteridad6. Por lo tanto, eran territorios destinados a su conquista tanto por el Estado
como por elementos mayormente privados y religiosos que debían llevar consigo a
la llamada “civilización” sin considerar el derecho de los pueblos que allí habitaban.
Los primeros pioneros empezaron a incursionar en la región amazónica
boliviana a raíz del declive de la economía extractiva de la quina. En los últimos
años de la década de los sesenta el padre Jesualdo Maccheti en su diario de viaje
reporta ya la presencia de siringueros y la existencia de precarias barracas en las
riberas de los ríos. Algunos autores aseveran que fue Nicolás Suárez, el futuro rey de
5 Guiteras, 2012
6 Perrier Brusle, 2014, p. 36.
62 ♦ H. Y C. XL
Pilar Mendieta Parada
la goma, quien en sociedad con Augusto Roca instaló en 1871 un almacén en Reyes
desde donde comenzaron a comercializar la goma. Las primeras barracas fundadas
en el río Beni fueron las de los cruceños Antenor Vásquez y Antonio Vaca Diez.
En 1880 cuando el médico y explorador Edwin Heath, apoyado por Vaca
Diez, encuentra la conexión fluvial entre el Beni y el Mamoré, los establecimientos
caucheros en estos ríos no pasaban de una docena. Para entonces, en la región
del bajo Mamoré e Iténez también se encontraban algunos siringueros que fueron
expulsados del Brasil cuando Melgarejo hizo el Tratado de 1867 y se modificaron
los límites fronterizos. Al conectarse estas dos regiones con el descubrimiento de
Heath se inicia una nueva etapa en la que los siringueros empezaron a propagarse en
el curso de los principales ríos amazónicos, entre ellos el Madre de Dios y el Orthon.
Fueron pioneros de origen cruceño y paceño quienes, en la década de los ochenta, se
aventuraron a estas regiones poco conocidas con la finalidad de ocupar el territorio
para el negocio de la goma.
Fue común que en los primeros tiempos los pioneros que ocupaban los bosques
de goma pusieran sus iniciales en los árboles que pasaban a pertenecerles. Sin
embargo, a fines de la década de los setenta, cuando varios caucheros ya habían
establecido desordenadamente barracas en la región de manera relativamente
pacífica, el gobierno de Hilarión Daza dicta una ley por la cual pretende regular la
dotación de tierras ofreciendo una legua cuadrada de terreno en las márgenes de los
ríos Inambary o Beniparo, Purus, Madre de Dios y Beni, en el noroeste amazónico
boliviano, a cada uno de los primeros exploradores o a los que con sus capitales
habían adquirido la posesión de tierras ocupadas por los llamados despectivamente
como “bárbaros”7. Para hacerse acreedores de ese derecho los beneficiarios debían
fundar establecimientos de cultivo o explotaciones de goma, madera u otros objetos
de exportación. En 1883, durante el gobierno de Narciso Campero, se dicta otra ley
a partir de la cual las llamadas estradas gomeras fueron entregadas por el Estado
en arrendamiento. Sin embargo, según Gamarra (1995) veinte años después las
concesiones sobrepasaban los límites de control estatal y no se logró los beneficios
que supuestamente el fisco recibiría por el arrendamiento de los siringales.8 Desde
el punto de vista jurídico, la concesión de estradas no constituía en sí la posesión de
la tierra. La ley establecía el arrendamiento de las estradas gomeras y después de
transcurridos diez años confería a su ocupante el derecho de propiedad de la estrada
7 El término bárbaro es utilizado por la élite para designar a toda aquella población amazónica que
vivía de forma nómada. Es una forma de entender a las poblaciones indígenas que no se hallaban
sometidas a la cultura occidental.
8 Una Estrada gomera correspondía a 150 árboles.
H. Y C. XL ♦ 63
Conflictos, tensiones y violencia entre los pioneros de la goma elástica (1870-1900)
sin que esto comprendiera el terreno que estaba regulado por la ley de tierras baldías.
Por lo que un industrial gomero podía poseer los árboles siendo otro el poseedor del
terreno9. Esta política promovió la llegada de varios pioneros que en el transcurso
de la década de 1880 establecieron una red de barracas a lo largo de los ríos. Estos
descubrieron las debilidades de la norma aprovechando la oportunidad para extender
sus propiedades provocando la competencia por acapararlas.
Esta situación trajo muchos problemas, tensiones y violencia por la tenencia y
posesión de la tierra entre los propios caucheros, con los misioneros allí donde las
misiones existían y con las etnias de la región, todos los cuales presentaron recursos y
oposiciones ante las instancias del Estado no siempre con éxito debido a la lejanía y a la
débil representación estatal en la región por lo que muchas de las disputas territoriales
terminaban en arreglos entre los propios pioneros sin la intervención del Estado.
Para evitar el caos y regular la presencia estatal en la región el diputado beniano
Pedro Suárez presentó en la década de los ochenta un proyecto de ley para establecer
una comisión estatal en el territorio. Fue recién en 1890 que se crearon las Delegaciones
del Madre de Dios y del Purús10 y, sólo después de tres años se logró conformar y enviar
a la primera Delegación a cargo de Lisímaco Gutiérrez. A pesar de ello, las situaciones
de violencia y los conflictos por los gomales no pudieron ser del todo superadas.
Por ejemplo, la región gomera del norte de La Paz, a fines de la década de
los noventa, se vio afectada por perturbaciones sociales proveniente de una guerra
interminable entre pequeños hacendados gomeros. Los industriales se quejaban
permanentemente por penetraciones a las propiedades gomeras, robo de gomas y
violencias, poniendo en conocimiento de las autoridades provinciales el predominio
por la fuerza de aquellas empresas que disponían de grupos armados11. En el año 1899
se produce un asalto armado de unos gomales situados entre los ríos Yuyo e Ylipana
por Ezequiel V. Murillo, provocando gran conmoción en los pobladores de Apolo
ya que dicho asalto fue protagonizado por una tropa de bandidos armados con rifles,
escopetas y revólveres, los cuales exigieron a los trabajadores abandonar los gomales
con la pena de ser flagelados12.
Ya en 1895 el teniente Pastor Baldivieso redactó un informe ministerial
aclarando la necesidad de enviar expediciones para pacificar el Alto Madidi y las
64 ♦ H. Y C. XL
Pilar Mendieta Parada
zonas aledañas. En el Madidi fue de triste fama el empresario francés Albert Mouton
quien en su afán de conseguir tierras y mano de obra cazaba a los indios guarayos
sin la menor piedad.
Las quejas en contra de los empresarios extranjeros también fueron comunes.
Por ejemplo, está el caso de San José de Uchupiamonas y Apolo donde, según un
documento de la prefectura, en las barracas: “un grupo de extranjeros asumiendo
actitudes de pequeños reyes realizan actos punibles y eluden las sanciones y los
castigos apoyados en su poder económico”13. Todo ello ocurrió debido a un deficiente
control estatal, de las contradicciones en las leyes y de la falta de justicia en estas
regiones cuyos habitantes vivían a merced de los abusos y arbitrariedades cometidos
por una gama de personajes relacionados a la explotación de la goma elástica.
3. Enchalecados versus cruceños
Entre los pioneros que llegaron a la zona del noroeste boliviano a fines del
siglo XIX se encontraban muchos cruceños. Por ese entonces, Santa Cruz no ofrecía
posibilidades de crecimiento económico por lo que el descubrimiento de la goma se
convirtió en una posibilidad de generar riqueza. Los sectores de propietarios cruceños
que habían hecho del azúcar su principal producto de exportación empezaron a ser
relegados por el ferrocarril y el contrabando peruano por lo que se vieron obligados
a buscar otros horizontes. Los pioneros más importantes en una primera etapa fueron
Antonio Vaca Diez, Antenor Vásquez, Nicanor Gonzalo Salvatierra y Augusto Roca.
Otros ya se encontraban en la zona desde los tiempos de la explotación de la quina
y, a raíz de la crisis de la producción de este producto, se vieron en la necesidad de
migrar hacia la extracción de goma.
Durante su primer viaje hacia el noroeste Nicolás Armentia cuenta algo sobre
las primeras barracas fundadas por los pioneros cruceños que hacia 1881 se hallaban
incursionando más allá del río Beni. Narra cómo en su viaje se encontró con una
barraca que le pertenecía a don Antenor Vásquez quien se hallaba buscando gomales
con sus mozos en el Madre de Dios. Cuenta cómo en la casa de la barraca solo se
encontraba su distinguida esposa la señora doña Avelina Guardia con su pequeño hijo
en brazos lo que muestra las dificultades de la vida en esas regiones. La mayoría de
las barracas se hallaban situadas en las orillas de los ríos, resguardadas por el espesor
de la selva vigiladas y a veces atacadas por las tribus “salvajes” que habitaban la
región14.
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Orthon, Abuna, Ituxi, el Acre y el Purus y que así se lo hicieron saber al Doctor
Antonio Quijarro quien se mostró interesado en el negocio. La idea era la unificación
de las empresas gomeras de los empresarios paceños por lo que se publicó la
escritura preliminar en las columnas del periódico El Comercio. Sin embargo, el
proyecto falló puesto que se crearon todo tipo de obstáculos para desbaratarlos en
beneficio de los cruceños. Machicado dice que el proyecto fracasó “por las insidias
y el espíritu destructor de ciertos parásitos que en Bolivia hacen lo que el perro
del hortelano”20. Para fortalecerse otros enchalecados, por ejemplo los Farfán, se
unieron a compañías francesas como la Febres-Deves consolidando su influencia
en la región del Madidi donde los empresarios cruceños no habían podido llegar ya
que este río se encontraba en el departamento de La Paz y estaba controlado por los
empresarios de Caupolicán.
En realidad, detrás de la pugna por los árboles de goma existía también la
necesidad de ambos frentes pioneros de controlar el territorio para sus respectivos
departamentos debido a que las fronteras entre el noroeste y los departamentos de
Beni y La Paz no se hallaban delimitadas.
La personalidad propia que fue adquiriendo el territorio del noroeste boliviano
provocó en 1884 la idea de Antonio Vaca Diez y de Juan Francisco Velarde, quienes
se encontraban como senadores por el Beni, de promover un proyecto de ley que
pretendía la creación de una nueva provincia a la que llamarían Beni en el territorio
del norte paceño pasando el departamento del Beni a llamarse Mamoré. La propuesta
fijaba los límites del departamento paceño en el margen superior del Madidi con
lo que la provincia de Caupolicán perdería un extenso territorio. Para sostener su
propuesta Vaca Diez intentó llamar la atención de las autoridades sobre el abandono
estatal de las regiones del noroeste. El proyecto provocó sendos debates camarales
y fue rechazado por los habitantes de la provincia Caupolicán, por los empresarios
paceños, y por las autoridades paceñas, quienes tenían intereses en la región y no
deseaban que los gomales y el control de ese territorio pasen a la órbita beniana21.
Entre los argumentos los habitantes de Apolo señalaron que los gomales estaban
siendo explotados por los señores Farfán y que de las 18 barracas que existían 12
pertenecían a empresarios paceños afirmando que la región del río Madre de Dios
pertenecía a departamento de La Paz. Por lo que el proyecto no prosperó. En realidad
esta fue la segunda vez que el territorio del norte de La Paz fue disputado por el Beni.
Con anterioridad en 1843 el gobierno de José Ballivián vio por conveniente que
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Conflictos, tensiones y violencia entre los pioneros de la goma elástica (1870-1900)
Caupolicán pasara al control de recién creado departamento del Beni. Sin embargo,
problemas como la lejanía de este territorio de la capital Trinidad, la oposición de las
autoridades paceñas y las dificultades en su administración provocaron que la región
volviera a pertenecer a La Paz. Por lo que detrás de la pugna por las estradas gomeras
se encontraba también un deseo de paceños y benianos de extender su influencia
política y económica en el noroeste. En el año 1897 hubo una tercera propuesta que
era la de Pedro Kramer que creía que se debía crear un nuevo departamento en aquel
territorio. Fruto de los debates en pro y en contra en 1900 el territorio pasó a llamarse
Territorio Nacional de Colonias,
A pesar de las rivalidades Vaca Diez se expresaba con respeto de los enchalecados
paceños y reconoce el hecho de que fueron los primeros en llegar más allá del río
Madre de Dios. De ellos dice: “que al no encontrar éstos lugar para fijar sus trabajos
en toda la extensión del río Beni tomaron la resolución de poblar el Madre de Dios
donde no había sino algunas señales que alcanzaban hasta el río Genechiquia. El valor
con que estos nuevos campeones del trabajo afrontaron las penalidades debidas a la
distancia donde fueron a colocarse merece honorífica mención”22. Sin embargo, con
el tiempo esta región pasó a la órbita cruceña y los paceños solo lograron afianzar su
dominio hasta el río Madidi, territorio que al final también fue absorbido por Nicolás
Suárez quien se haría dueño de la situación a la muerte de Vaca Diez y de Salvatierra.
4. La rivalidad entre Antonio Vaca Diez y Nicanor Gonzalo Salvatierra
Para el inicio del auge gomero Antonio Vaca Diez, trinitario de nacimiento,
ya era un hombre público de cierto renombre que antes de ser un gomero exitoso
había incursionado en la política y en su profesión, la medicina. Tuvo una destacada
participación en la revolución que derrotó a Mariano Megarejo en 1871, fue acérrimo
contendor del federalista Andrés Ibáñez, médico de cabecera de Adolfo Ballivián y
senador demócrata por el Beni en 1884. Por lo que Vaca Diez no era un beniano
cualquiera. Era un hombre formado y culto que había tenido experiencias fuera de su
tierra conociendo muy bien las ciudades Santa Cruz de donde era oriundo su padre,
de Sucre, donde estudió, y de La Paz donde vivió algún tiempo.
En la década de los setenta José Manuel Vaca Guzmán llamó a su hijo Antonio
para que incursionara en el ramo de la goma elástica que por entonces empezaba a
ser explotada. El padre de Vaca Diez era un antiguo cascarillero que por motivos de
trabajo se fue a vivir al pueblo de Reyes, antigua misión colonial y reducto de los
cascarilleros, pero que ya no tenía la suficiente fuerza para aventurase más allá de lo
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conocido. Es así que Antonio Vaca Diez llega a Reyes en septiembre de 1876 y una
vez allá, aconsejado por su padre, compra el siringal Naruru con capital obtenido de
Francisco Suárez, hermano del futuro rey del caucho Nicolás, siendo la que se cree es
la primera compraventa de gomales efectuada en la región del noroeste boliviano23.
Se sabe que para capitalizarse Vaca Diez también buscó minas de oro en el cerro San
Simón de la provincia Iténez sin mayor éxito. Sin embargo, consiguió ayuda de la
casa Richter de Sorata.
Poco a poco Vaca Diez se fue haciendo un hombre tan poderoso que le
empezaron a llamar el rey del Beni por su fuerte personalidad y su arrogancia ya
que, a pesar de sus grandes méritos como médico, político y pionero, como vimos,
no tenía muchos escrúpulos a la hora de acaparar gomales y disputar palmo a palmo
las tierras del caucho con los enchalecados provenientes de La Paz y con algunos de
sus coterráneos como Salvatierra.
Precisamente un sonado caso que en esos tiempos tomó la forma de escándalo
fue la tensión existente entre Nicanor Gonzalo Salvatierra y Antonio Vaca Diez cuya
rivalidad dividió a la opinión pública beniana e involucró al Prefecto conservador
del Beni Gonzáles Portal e incluso al gobierno nacional24. Al parecer, esta rivalidad
se inicia en los años en que ambos se hallaban explorando en el Orthon con las
consecuentes interferencias en sus intereses. Por ejemplo, cuando Nicanor Gonzalo
Salvatierra apoyó al paceño Baldomero Claure con recursos pecuniarios para asentar
sus dominios en aquel inexplorado río. Lamentablemente, Claure muere y Vaca
Diez reclama las barracas como suyas iniciándose un gran pleito que implicó a la
viuda de Claure y a temas de herencia en las que el norteamericano Roberson estuvo
involucrado. Según cuenta Hernando Sanabria “de la inculpación vino el entredicho,
y el entredicho dio en motivar más de una colisión entre las partidas de peones de
uno y de otro que a menudo solían encontrarse”25.
Fue por estos motivos que, de manera estratégica, Salvatierra se alía con los
enchalecados paceños Timoteo Mariaca, Victor Mercier y Manuel Cárdenas para la
exploración del río Acre en busca de gomales. Al parecer Salvatierra tampoco tenía
buenas relaciones con los demás pioneros cruceños ya que estos eran amigos de Vaca
Diez y es por ello que tuvo que aliarse a los paceños.
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mayoría negros, que trabajaban para Salvatierra y que al parecer tenían una marcada
antipatía por los peones de origen cruceños. Ante esto Jesús y Augusto Roca, que
aún no tenía el titulo de Comandante Militar, capturaron, juzgaron y castigaron a los
asaltantes de su propiedad algunos de los cuales murieron por las penas inflingidas29.
Según Salvatierra, Roca sentía animadversión contra su persona puesto que el hijo
del prefecto Quintín Gonzáles Portal había hecho una sociedad con él cancelando
un negocio con Roca. También lo acusó de estar en combinación con su hermano
Crisanto por la posesión fraudulenta de cincuenta indios chiquitanos. Seguramente,
este es uno de los motivos para que Roca -ya como comandante- se aliara a Vaca
Diez en contra de Salvatierra.
Vaca Diez y Salvatierra no solamente luchaban por el control del territorio sino,
cual leones, por ser los reyes de la selva. El poder simbólico generado por éstos fue
importante para sentar sus reales en la amazonia boliviana. Su rivalidad llegó al
extremo de competir por la supremacía en la región a través de iniciativas como, por
ejemplo, el sanatorio que Vaca Diez organizó en el Orthon en el que como médico
a veces atendía personalmente. Esto le generó simpatías de parte de la población
nativa que le llamaba taita doctor.
Vaca Diez también organizó una imprenta y publicó la Gaceta del Norte que
empezó a publicarse en septiembre de 1887. A partir de publicaciones periódicas
era defendido por los articulistas que se referían a él positivamente resaltando sus
cualidades denostando a sus enemigos, en especial a Salvatierra. Como Salvatierra
no quería quedarse atrás instaló en la barraca San Pablo una escuela que -según
dicen- no tenia otra igual el propio Estado. Compró también una imprenta con la que
propició la edición de la llamada Revista Colonial30. Ambos utilizaron a la prensa
escrita para ganar adeptos al mismo tiempo que alardeaban de que tenían el dinero
suficiente para pleitear.31 A decir de García Jordán (2001), a los empresarios de la
goma de cierta forma les convenía la ausencia estatal que les permitía ser libres en
sus actividades económicas y en la resolución de sus conflictos.
Los conflictos entre los dos empresarios de la goma, la falta de justicia, y la
escasa presencia del estado, llegaron a provocar estados de sitio en el Beni y apuró
la llegada de la Delegación del Noroeste en 1893 que, entre otras cosas, tuvo la
labor de intermediación entre las partes ya que Vaca Diez fue apresado tres veces
por Salvatierra y por orden del hijo del prefecto Gonzáles Portal. Al respecto en
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Conflictos, tensiones y violencia entre los pioneros de la goma elástica (1870-1900)
1893 el periódico El Comercio comenta que “la libertad individual está a merced
de un oscuro y ridículo oficialillo (el hijo de Gonzáles Portal) que se prevale de la
autoridad despótica de su padre para cometer toda clase de crímenes y entregarse a
escandalosas especulaciones” a raíz de lo cual el Dr Vaca Diez ha sido apresado sin
que el juez instructor le encontrara pruebas32.
La intervención del gobierno tuvo resultados positivos. Una noticia de febrero
de 1895 da cuenta de que en la notaría de Amelio Paz en Riberalta se puso término
a las diferencias entre Salvatierra y Vaca Diez llegando a un acuerdo en el que Vaca
Diez le devolvería unos indios que tenía en su poder pagando Salvatierra la cuenta de
unos mozos que tenía contratados en Santa Cruz por el señor Roberson, los mismos
que quedaron al servicio de Vaca Diez. También se establece que Salvatierra se
quedaría con los gomales del Tahuamanu en la margen derecha desde Puerto Rico
hasta las posesiones de Mariaca. Se decide que los gomales de la izquierda quedaran
en manos de Vaca Diez dando fin a la disputa que los enemistó tantos años33.
En 1897 Vaca Diez funda The Orthon Rubber Company en Londres. Ese mismo
año, después de conseguir en Europa mano de obra para a la amazonia boliviana
con el fin de colonizar la región, pasa por el Perú donde se entrevista con el barón
del caucho peruano Fermin Fitzgerrald con la finalidad de delimitar las posiciones
caucheras de uno y de otro empresario. Sin embargo, ambos murieron cuando se
hallaban parlamentando en el río Urubamba en el que se hunde su embarcación.
Nicanor Gonzalo Salvatierra muere ya avanzado de edad, en 1905, cuando se
encontraba en Sao Paulo.
Pero como los más fuertes siempre se comen a los más débiles, a fines del siglo
XIX fue Nicolás Suárez, quien por diferentes circunstancias, entre ellas la muerte
de Vaca Diez y de Salvatierra, terminó siendo el dueño y señor de los gomales. De
esta manera, llegó a controlar más del 60% de las exportaciones de la goma elástica
absorbiendo la empresa de Vaca Diez y llegando hasta los gomales del río Madidi
donde los paceños tenían mayor importancia. De igual manera, pudo controlar el
comercio internacional del caucho boliviano a través de sus agencias comerciales
establecidas en Pará y Manaos (Brasil) y sus oficiales en Londres y Nueva York,
cerrando el circuito de importación-exportación34. A partir de entonces Suárez se
consagrará como el rey de la goma.
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Conclusiones
A través de este trabajo hemos tratado de visualizar las situaciones de conflicto
y de violencia a la que llegaron los pioneros de la goma elástica en su afán de
conquistar los territorios donde se producía esta riqueza. Nos hemos concentrado
en dos casos que se refieren, el primero, a la pugna por el territorio entre sectores
de pioneros venidos del departamento de La Paz y de Santa Cruz y, el segundo, al
pleito entablado entre dos barones de la goma por conseguir el poder económico y
simbólico de la selva.
En el primer caso, tanto enchalecados como cruceños pugnaron por la conquista
de territorios hasta entonces poco conocidos aventurándose en la selva no solo por
el control de los árboles de goma, que les serviría para consolidar sus empresas y
acrecentar sus ganancias, sino también con el propósito de incorporar estas remotas
regiones a sus áreas de influencia. Esta realidad, posibilitada por la indefinición de
las fronteras en el noroeste boliviano, y por la confusión generada por las leyes
de tierras, provocó situaciones de negociación, alianzas estratégicas, como las de
Salvatierra y los enchalecados, y también de violencia a través de tomas de las
barracas por uno u otro bando. Finalmente en el tire y afloje fueron los cruceños
quienes consiguieron el control de la región a través de la figura de Nicolás Suárez
a fines del siglo XIX.
En el caso de la rivalidad entre Nicolás Gonzalo Salvatierra y Antonio Vaca
Diez, se trata de dos personajes de fuerte personalidad que entablaron una lucha por
consolidar su poder en el Orthon con las consecuentes tomas de barracas, conflictos
por la mano de obra, apresamientos de uno y de otro, alianzas con el poder local
beniano, en una enemistad que llegó incluso a la competencia por el poder simbólico
de la región. Esta enemistad se convirtió además en un hecho público que concitó la
atención de la ciudadanía beniana que tomó partido por uno u otro bando a través de
la utilización de la prensa como una forma de defensa de los argumentos que ambos
sostenían.
La ausencia del Estado en estas regiones provocó el surgimiento de toda suerte
de pugnas por el poder y el territorio que tuvo su máxima expresión en la lucha
entre estos dos personajes. Si bien es cierto que, como sostiene Roca, al final se
llegó a un acuerdo en los juzgados, lo cual era una práctica común en estos alejados
lugares, esto estuvo precedido por conflictos y tensiones que derivaron en hechos
violentos que finalmente provocaron la intervención de la Delegación enviada por el
Estado. Esto no quita el mérito a estos personajes quienes, sin duda, fueron los que
finalmente incorporaron estos territorios a Bolivia con mucha valentía.
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Conflictos, tensiones y violencia entre los pioneros de la goma elástica (1870-1900)
Bibliografía
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
1. De los primeros pasos (en simbiosis con la pintura) a la independencia como arte
Tal vez no sea ocioso recordar que el lenguaje fotográfico heredó las maneras
de mirar, en parte, de la pintura. Ambas disciplinas formaron una suerte de simbiosis
que «caminó» en la historia concreta de nuestro país. En Bolivia, según Pedro
Querejazu, «hacia 1850 se ofrecían cámaras de daguerrotipo, cámaras para fotografiar
miniaturas, estuches de pinturas importados y pantógrafos para reproducciones»2.
El citado autor muestra diversas técnicas y temáticas que ocuparon el ojo del
artista en nuestras tierras desde fines del siglo XVIII hasta fines del XIX. Atiende
asimismo al diálogo que se entabló entre la pintura, las distintas formas de grabado
y, posteriormente, las diversas técnicas fotográficas. Dicho diálogo ocasionó, entre
otras cosas (a fines del siglo XIX), una sorprendente inversión de papeles, ya que
muchos artistas plásticos «recurrieron a fotografías realizadas por ellos o por otros,
para, con calma, en el estudio o taller, realizar grandes pinturas, que competían con
1 El presente artículo, en su primera versión fue publicado en 2015 como introducción del libro Ayer
los Andes (ocupa las páginas 7 a 19), que reúne fotografías de Alain Mesili. Hoy lo ofrecemos con
algunas actualizaciones: de un lado, algunas obras que allí se citaron inéditas ahora lo son de libros
publicados, con las precisiones que ello permite de números de página de las citas, etc. De otro, se
han agregado datos y obras que fueron publicados con posterioridad.
2 P. Querejazu, 1990a, p. 79.
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
esta disciplina en Bolivia ofrecen unos «probables pioneros». Daniel Buck, a quien
arribamos gracias al artículo de Gabriel Mariaca Iturri14 señala a Tomás Frías, quien
«tal vez» en la década de 1840 habría traído el primer daguerrotipo, y a Mariano
Pablo Rosquellas, que en 1849 habría realizado trabajos con otra de estas máquinas.
Pero no hay datos seguros todavía.
Entre los «pioneros verificables», los mismos trabajos mencionan al
ecuatoriano Manuel Ugalde, que aprendió la fotografía en 1855 en Bolivia, y que
ya al año siguiente ofrecía por «la prensa sus servicios en Sucre, Cochabamba y La
Paz»15. Mariaca también nos anoticia de que en 1856 «eran fotógrafos activos […]
Carlos Deluze en Sucre, Mario Berríos en Potosí, Pío Lozada y Baltasar Hervé en
Cochabamba»16.
Las novedades nos llegan en este caso gracias a la tesis de Santusa Marca
Morales, quien a partir de un amplio y minucioso barrido en periódicos del siglo
XIX indica los primeros daguerrotipistas que pasaron por Bolivia. Donde primero
realizaron trabajos fue en La Paz: en 1846 la ciudad es visitada por uno cuyo nombre
se desconoce. Al año siguiente vino un tal Newman. En 1848, los norteamericanos
Charles V. y Jacob C. Ward [esto ya lo indica Vicente Gesualdo en 1990, según
Buck]. En 1849, Robert Vance, de la misma nacionalidad, y también Estanislao
Louric (nacionalidad desconocida). En los años 1851 a 1853 se encuentra el inglés
Baltasar Hervé (es novedoso registrar su actividad tan temprano). En 1854, Guillermo
Gove, estadounidense. A partir de entonces aparecen datos de daguerrotipistas en
otras ciudades del país. Se sitúa a Hervé en Sucre en 1854 y en Cochabamba en
1854 y/o en 1856. En ese mismo año (no antes) la investigadora registra a Mariano
Pablo Rosquellas, en Sucre, y a Francisco Solano Ortega, este último en un lugar de
Bolivia no precisable de momento17.
Por supuesto, no ofrecemos aquí toda la problemática que exigiría un artículo
especializado en relación con la primera andadura de la fotografía en el país. Tal
cosa excedería los alcances del vistazo que nos hemos propuesto. Basta mostrar esta
«punta de iceberg» para que el lector se pueda hacer cargo de que la construcción
que en el futuro podrá llamarse «Historia de la fotografía en Bolivia» está todavía
en los cimientos.
14 G. Mariaca Iturri, «Los primeros esbozos para la memoria de una visión ausente», Cultural, núm.
18, enero-marzo 2002, pp. 11-12.
15 P. Querejazu, 1990a, p. 80.
16 G. Mariaca Iturri, 2002, p. 13.
17 S. Marca Morales, 2015, p. 5; agradecemos a la autora el acceso a su trabajo inédito.
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Andrés Eichmann Oehrli y Alain Mesili
18 P. Querejazu, 1990b.
19 W. Sánchez Canedo, «Pequeña historia de la fotografía» (en su libro Miradas. Ensayo sobre
fotógrafos, fotografías y mentalidades en Bolivia, pp. 18-48).
20 F. Suárez, 2011 y 2013.
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
21 Información extraída de un amable mensaje electrónico de Danny Fabrizio Cazorla Murillo, 23-3-
2015.
22 Estuvo abierta al público de octubre de 2006 a marzo de 2007 (información brindada por S. Marca
Morales).
23 http://lapatriaenlinea.com
24 Amable comunicación personal, 26-3-2015.
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25 La Paz, 2014.
26 L. Zeballos, 2014, p. 17b.
27 V. Anastasov, 2014, p. 27a.
28 S. Arze, 2014.
29 F. Cazorla, 2014. Aprovechamos para indicar que el trabajo más completo que conocemos sobre
estudios fotográficos de dicha ciudad es también muy reciente: de Santusa Marca Morales, 2010.
30 C. Serrano, 2014.
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
Raúl Azurduy, quien estudia el origen de la clase obrera de las minas, las instituciones
laborales, los contratos, la «jornada de 8 horas» que se inicia en 1919, los salarios y sus
modalidades, el descanso y las fiestas y, finalmente, los beneficios sociales31. Estamos
entonces ante un producto en el que se ha procurado ajustar textos e imágenes para un
objetivo común. En su género la obra no podía ser mejor concebida.
Otros escenarios poco frecuentados
• Archivo de Juan Vaudry (tierras altas y bajas)
Juan Vaudry es un viajero y científico francés que recorrió el país entre 1910 y
1930. Hizo fotografías principalmente de tipos humanos, por etnias, desde el altiplano
hasta el Chaco. Puede accederse a ellas en red32: http://juanbvaudry.canalblog.com.
• Algunos archivos cruceños
En el Museo de Historia de Santa Cruz de la Sierra se encuentra el Archivo
Histórico Imágenes orientales. Se inició gracias al apoyo del Archivo y Bibliotecas
Nacionales de Bolivia. Reúne más de 3.000 imágenes sobre Santa Cruz, sus
alrededores y su gente. Este fondo se ha compuesto gracias a las donaciones de
imágenes (en ocasiones, fotografías antiguas) de personas y familias33.
El Archivo Ángel Ayoroa se encuentra en el domicilio particular de Isabelle
Combès, a quien agradezco la información34. Posee una colección de fotografías
realizadas por el teniente coronel Ángel Ayoroa. Consta de más de 250 negativos (y
unos 120 revelados) de la década de 1930, de expediciones exploratorias en el Chaco
y de la guerra. Su interés se centró principalmente en: a) indígenas chaqueños; b) el
fortín Ingavi; c) paisajes chaqueños; d) fortines de la guerra del Chaco.
• Diez archivos misionales del Oriente
En 1995 Pedro Querejazu edita el libro Las misiones jesuíticas de Chiquitos35.
La primera parte (hasta la página 227) reproduce las 467 fotografías que constituyen
este Archivo Fotográfico de Chiquitos (su nombre parece ahora inadecuado)
organizado por Plácido Molina Barbery, con fotos propias, junto con otras de Hans
Ertl y de Pío Waldthaler.
31 R. Azurduy, 2014.
32 Agradecemos los datos a Isabelle Combès.
33 Agradecemos esta información a Paula Peña y a Juan Murillo.
34 El interesado puede dirigirse a su email: kunhati@gmail.com
35 La Paz, Fundación BHN.
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Andrés Eichmann Oehrli y Alain Mesili
Pasados unos años Eckart Kühne llamó la atención sobre nueve archivos que
conservan fotografías antiguas de los pueblos misionales de Chiquitos. En total
constituyen una masa de grandes dimensiones de documentos visuales; seis de
ellos se encuentran en Bolivia (Concepción de Chiquitos, San Ignacio de Velasco,
Yaguarú y Urubichá de Guarayos, Tarata y la Recoleta de Sucre) y los otros tres están
en Tirol, Zürich y Baviera36. El autor del artículo ya entonces había logrado hacer un
escaneado de calidad con 1.600 fotografías del archivo de Concepción de Chiquitos.
• Colección fotográfica de los Archivos Franciscanos de Tarija
L. Calzavarini publicó en 7 tomos de gran formato Presencia franciscana y
formación intercultural en el sudeste de Bolivia según documentos del Archivo
Franciscano de Tarija, 1606 – 193637. Allí son abundantes las fotografías que
indican, después de la indicación al «pie» (a menudo no están al pie sino al lado),
«Foto A.F.T.». Para esta obra Manuel Gómez realizó un catálogo de la colección de
fotografías, que consta de más de 20.000 piezas38.
También hay otros materiales, como la memoria de la exposición ideada por
Lorenzo Calzavarini OFM (lamentablemente falleció antes de su inauguración), que
tuvo lugar en 2012. La exposición fue producida por la Fundación Simón I. Patiño,
y participaron el Centro Eclesial de Documentación del Convento Franciscano de
Tarija, la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia y el Archivo y Biblioteca
Nacionales de Bolivia. Se instaló en La Paz, Sucre, Tarija, Cochabamba y Santa
Cruz (de abril a noviembre). Llevó el título Al encuentro de los bolivianos. Los
viajes de Mons. Rodolfo Caroli, primer Internuncio en Bolivia (1917-1920)39. Como
internuncio, Caroli llevó a cabo una visita maratónica por Bolivia: en 42 meses
recorrió unos 20.000 kilómetros, unos 7.000 a caballo, 10.000 navegando por ríos
(a menudo peligrosos) y el resto a pie. Murió poco después de haber regresado
a La Paz al cabo de uno de sus viajes. Leemos: «con su cámara Kodak tomó
personalmente centenares de fotografías, alternándose, detrás de la cámara, con D.
Felice Camponovo, su secretario. Las fotografías sobresalen por la calidad de la
composición y del encuadre».
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
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Andrés Eichmann Oehrli y Alain Mesili
Entre las joyas que reúne el mismo Archivo de Imágenes Fijas se encuentra
una amplia colección (más de 5.100) de fotografías de Damián Ayma Zepita (1921-
1999), fotógrafo indígena, originario de la región de San Agustín de Toledo (Oruro).
En mayo del presente año la institución realizó una exposición de gran calidad, y al
tiempo de abrirla presentó el libro Damián Ayma Zepita. El fotógrafo itinerante, obra
de excelente calidad tanto por los textos como por la sección denominada «Damián
Ayma Zepita. 50 años de fotografía», que reúne 155 fotografías de diversos periodos
de su amplísima trayectoria.
• Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Cochabamba
En la colección del Instituto de Investigaciones Antropológicas (INIAN)-
Museo Arqueológico de la UMSS (Cochabamba), en julio de 2013 se llevó a cabo
una exposición titulada Cartes de visite (tarjetas de visita). Retratos y fotografías
en el siglo XIX, con textos de Walter Sánchez C. y Juan Mamani44. La colección
conserva unas 150 piezas.
• Archivo Fotográfico de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea
Legislativa Plurinacional (BAHALP)
Este repositorio posee dos colecciones. La primera es el Fondo de Leopoldo
Yelincic, donado por la señora Nora García (esposa del fotógrafo). Yelincic trabajó
como fotógrafo para el Servicio de Información de los Estados Unidos en Bolivia
(USIS). La colección cuenta con 619 piezas, casi todas de las décadas de 1950 y 1960.
Como resultado de una campaña, este archivo digitalizó 34 colecciones familiares,
con más de 2.500 fotografías. Fuera de ello, este archivo reúne y sistematiza las
imágenes de actividades que se producen en su interior45.
• Archivo de la Sociedad de Investigación del Arte Rupestre de Bolivia (SIARB)
La SIARB comenzó sus actividades formales en el año 1987 por iniciativa de
Matthias Strecker. Como gran parte de las actividades de investigación de nuestro país, los
avances dependieron exclusivamente de voluntarios. Sin embargo, el resultado de casi tres
decenios de trabajos está a la vista en diversas publicaciones, entre las cuales se destaca el
Boletín anual, en parte accesible en la web de la SIARB46 (http://www.siarb-bolivia.org).
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
47 Editado en Santa Cruz por la SIARB y el Instituto de Cooperación al Oriente, ICO, 2015.
48 Ver El Deber, 29-3-2015, accesible en red.
49 Roberto Patiño, «El pasado chapaco vuelve en las fotografías de Alejandrino», en El País, http://
www.elpaisonline.com/ (fecha de consulta: 16 - 5-2015).
50 M. Strecker, Grel Araníbar-Strecker y Freddy Taboada (eds.), 2008, p 10.
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
Tercero, Pilar García Jordán, Unas fotografías para dar a conocer al mundo
la civilización de la república guaraya56. Las 247 fotografías están tomadas de los
siguientes archivos (como se indica en la p. 194): el de la Diócesis de San Ignacio de
Velasco (ADSIV); el (particular) de Carlos Cirbián Barros (ACCSC), en Santa Cruz;
el de la Misión Franciscana de Schwaz, en Tirol, Austria (AFMS); el Parroquial
de Urubichá, del de la Recoleta de Sucre (ARS); y el de Tarata (AT). Además trae
fotografías que proceden de copias reproducidas en libros de principios del siglo XX,
y otras existentes en el Archivo Histórico de la Provincia Misional de San Antonio,
de Bolivia (AHPMAB), entre las que se incluyen algunas que figuran en Diarios de
algunos poblados, como el del Archivo Misional de Guarayos (GAM), que forma
parte del anterior. Como puede verse, algunos de estos archivos fueron señalados por
Eckart Kühne. Las imágenes son precedidas por un estudio de 192 páginas57.
Son muchos más los que cabría incluir, pero hasta aquí llega nuestra línea de
puntos.
Algunos clásicos
• Fundación «Torrico Zamudio»
Fue creada en Cochabamba en el año 2009, entre otros con el propósito de
poner en valor la obra de la escritora Adela Zamudio (1854-1928) y la del fotógrafo
Rodolfo Torrico Zamudio (1890-1950). Sus imágenes cubren el periodo 1890-
1955. Se propone reunir un archivo completo de sus obras, y promueve actividades,
acuerdos y convenios para la difusión de su legado. Su inventario cuenta con 1.000
placas de vidrio, 4.500 negativos y 3.500 positivos58.
Durante los últimos años esta fundación publicó cinco volúmenes dedicados
a difundir la fotografía de Rodolfo Torrico Zamudio («el Turista», como se
hacía llamar este infatigable cazador de imágenes): 1) Testimonio fotográfico de
Cochabamba 59; incluye un texto preliminar de Ramón Rocha Monroy, sobre el
fotógrafo; una «Presentación» de Álvaro Moscoso Blanco, y un breve estudio
introductorio de Humberto Solares Serrano; 2) Cochabamba. Memoria fotográfica
1908-1928. Colección en placas de vidrio del fotógrafo boliviano Rodolfo Torrico
Zamudio (2010), con una introducción de Wálter Sánchez Canedo; 3) Viajes por
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Andrés Eichmann Oehrli y Alain Mesili
tierra oriental. Santa Cruz, Beni, Pando,(2011), con una introducción de Alcides
Parejas M.; 4) Sucre. Memoria fotográfica, 1920-1935 (2013), con palabras
introductorias de Guadalupe Amusquívar P.); y 5) La Paz. Memoria fotográfica,
1915-1940 (2013), introducido por Jorge Valenzuela. Junto con los libros, esta
fundación publicó una serie de postales del mismo «Turista» titulada Postales
antiguas de Bolivia 1913-1930.
Observa P. Querejazu que, ante el conjunto de los cinco libros, cabría pensar que
Torrico no habría tenido, en contraste con sus contemporáneos Gismondi, Cordero,
los hermanos Kavlin, J. N. Piérola, Portillo y Max. T. Vargas, «visiones amplias y
totales de su realidad y de la del país que registraron. Pareciera que […] Torrico
enfocó su mirada sólo en un sector social y en determinados sectores urbanos de las
ciudades»60.
R. Torrico Zamudio fue, como es bien sabido, el fotógrafo oficial del libro
Centenario (al menos de la sección «Bolivia pintoresca», pp. 1-135). En la p. 1 se
indica que salvo «algunas vistas tomadas por los fotógrafos Luis D. Gismondi y
Max Vargas, y otras de Oruro hechas por don Carlos Portillo, todas las demás son
de Torrico», a quien se presenta como «joven artista». Por lo visto se ha abultado
la parte que le toca al «Turista»: Pedro Querejazu ha «identificado al menos 100
fotografías de Gismondi», mientras que «la contribución de [Max. T.] Vargas debió
ser significativa, semejante o mayor a la de Gismondi»61.
• Archivo Fotográfico Núñez del Arco (La Paz)
Según indica la Memoria FFMV este archivo fue el primer museo de este género
en el país. Desde hace unos años ha dejado de estar abierto al público, aunque sigue
siendo «un espacio dedicado a presentar la evolución histórica de la fotografía a
través de varios elementos. Por un lado, la obra de importantes fotógrafos bolivianos
y extranjeros. Por el otro, los materiales fotográficos empleados para captar las
imágenes». Tuvo en exposición el trabajo de más de cien fotógrafos de Bolivia y de
otros países. «Entre los fondos más importantes […] se encuentra el del ingeniero
naval y arqueólogo austríaco-boliviano Arthur Posnansky (1873-1946), quién dedicó
todos sus esfuerzos a realzar Tiwanaku […]. Se conservan sus negativos en placas de
vidrio […], sus álbumes de presentación y sus películas». También posee materiales
de otros científicos como «el vulcanólogo alemán, Alphonse Stübel (1835-1904),
el lingüista y arqueólogo alemán Max Uhle (1856-1944) […] el etnólogo suizo-
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
El archivo de Luis Domingo, que fue dividido entre los estudios de sus hijos en
Lima y La Paz, cuenta con varias decenas de miles de fotografías, pero de momento
no se encuentran disponibles ni catalogados.
• Archivo de La Paz, Universidad Mayor de San Andrés (ALP)
Cuenta con una publicación periódica que se titula Boletín del Archivo de La
Paz. En los números de 1999 y de 2012 encontramos sendos artículos referidos a
sus colecciones fotográficas; y en el de 2011 están publicados cuatro artículos. Entre
sus trabajos recientes, digitalizó las fotografías del periódico Última Hora, matutino
que salió desde 1929 hasta 2002. El Archivo cuenta también con la «Colección
Fotografía Histórica 1863-1990», con alrededor de 10.000 fotografías. Y a ello se
añade un conjunto a la moda, titulado «Movimientos sociales», con más de 5.400
fotos y otros materiales gráficos.
El conjunto más importante de la colección histórica es el de foto-tarjetas de
visita. Miriam Vargas Soliz organizó en 2005 con la Fundación Simón I. Patiño la
exposición El espejo de la memoria. Tarjetas de visita en Bolivia, siglo XIX. Esta
exposición, que se presentó en La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, fue fruto de su
investigación en esta colección. Está actualmente en prensa una monografía suya sobre
estos retratos de pequeño formato. La autora hace el seguimiento de modas mundiales
(europeas en su origen) que también se impusieron en Bolivia: los estándares de
presentación del producto por parte de los estudios; sus sellos y logotipos; los sellos
fotográficos franceses en Sudamérica; los de fotógrafos bolivianos; el uso social de
las foto-tarjetas, como pequeño presente para las amistades; el coleccionismo, tanto
de tarjetas de amigos y amigas como de personajes famosos; los álbumes; curiosas
tarjetas-mosaico que incluyen por ejemplo presidentes de Bolivia, o también los
integrantes de corporaciones notables (el Congreso, la Corte Suprema); las tarjetas de
propaganda y de sátira política (en tiempos de Belzu, Melgarejo y Agustín Morales);
las modalidades de auto-representación de la sociedad burguesa, que seguían las
formas consagradas en París, incluidos sus «salones de pose»70.
En 2013 aparece un libro titulado Bolivia en blanco y negro. Fotografías del
Archivo de La Paz, coordinado por Pilar Mendieta, Eugenia Bridikhina y Lupe
Mamani. Es un conjunto de treinta y cuatro artículos breves sobre temas variados a
cargo (casi siempre) de autores conocidos. Suponemos que el libro intenta recordar
al público la existencia de las colecciones del ALP y ofrecer un muestrario de temas
abordables a partir de ellas.
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
En 2014 realizó una exposición titulada Viaje de los Andes al Amazonas, que
incluyó (entre otras imágenes) algunas de las tarjetas postales de Ripeau. Pueden
verse en http://issuu.com/flaviadas/docs/catalogo_ffm_2
• Archivo Roberto Gerstmann
En 1928 se publica en París (Braun y Co. Editores) el libro Bolivia. 150 grabados
en cobre, con una introducción en inglés de Friedrich Ahlfeld. Reúne fotografías de
una calidad extraordinaria. (El ejemplar que se conserva en el MUSEF presenta, en
grandes grupos de páginas, la huella de la vida de insectos que lo habitaron). Hemos
incluido esta obra entre los clásicos por muchos motivos. Entre otros, basta observar
la imagen 73 para reconocer que fue imitada por un buen número de fotógrafos
posteriores: se trata del nevado Sajama enmarcado por el delgado arco del atrio
de la iglesia del pueblo homónimo. Hizo escuela. «Ha sido fuente de inspiración
para obras ulteriores, como la de Herbert Kirckhof que siguió de cerca el modelo
de Bolivia. Las imágenes de este libro también fueron inspiración y modelo para
fotógrafos ulteriores, cuya impronta puede encontrarse en la obra de los bolivianos
Fernando Soria y Willy Kenning, o la de George Steinmetz, de la National Geographic
Society»73.
Como se sabe, Gerstmann trabajó también en otros países, y su medio de
subsistencia era la fotografía industrial. Aquí nos hemos interesado principalmente
en la artística. Su legado fotográfico se encuentra en un archivo que lleva su nombre,
que forma parte de la Biblioteca de la Universidad Católica del Norte (Antofagasta).
Iniciativas recientes
Sin duda es justo destacar las instituciones que han desplegado esfuerzos en
relación con el patrimonio fotográfico (del pasado y actual). Muchas de ellas, como
hemos visto, son fundaciones que conservan (por ejemplo) la obra de un fotógrafo
o de una familia de artistas. Y las hay también que suman a ello un mérito añadido:
el de socializar los avances de otras entidades y promover sinergias. En las páginas
precedentes se han visto actividades y publicaciones organizadas y/o apoyadas
por la Fundación Simón I. Patiño, que lleva adelante un esfuerzo sostenido en este
campo al menos desde 1995, bajo el impulso de Michela Pentimalli; por el Archivo
y Biblioteca Nacionales de Bolivia con resultados visibles también desde aquel
mismo año; por el Archivo de La Paz, que ha llevado a cabo iniciativas de gran
envergadura y en el que han tenido lugar trabajos de investigación; por las Alcaldías
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
100 ♦ H. Y C. XL
Andrés Eichmann Oehrli y Alain Mesili
Bibliografía
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Internuncio en Bolivia (1917-1920), s/l., Fundación Simón I. Patiño / Centro Eclesial
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Simón I. Patiño, 2014, pp. 35-61.
Azurduy, Raúl, «Los trabajadores de la empresa minera La Salvadora. Estructura
social y relaciones laborales», en Fotografías para la historia. Simón I. Patiño:
estaño y vida cotidiana, 1900-1930, La Paz, Fundación Simón I. Patiño, 2014,
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Baptista Gumucio, Mariano, Historia (gráfica) de la guerra del Pacífico, La Paz,
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H. Y C. XL ♦ 101
Un vistazo a la fotografía en Bolivia
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102 ♦ H. Y C. XL
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Un vistazo a la fotografía en Bolivia
104 ♦ H. Y C. XL
La representación de los habitantes del Chaco
desde la imagen. La pintura y la fotografía
como registro social de los ignorados
Introducción
Este trabajo propone una revisión sobre la representación visual de los
habitantes del Chaco Boreal,1 con base en procesos y elementos visuales como
el dibujo, la pintura, el grabado y la fotografía realizados desde que el hombre
occidental ha recorrido y registrado ese territorio gigantesco. Se propone hacer tanto
una descripción del material visual disponible, como un análisis sobre la manera de
mirar de los fotógrafos y pintores, según los códigos sociales de representación, en
cada momento.
El periodo que el texto abarca es desde la llegada de los conquistadores
europeos, españoles, al territorio del Gran Chaco,2 hasta el final de la Guerra del
Chaco en 1935.
No se puede soslayar la problemática implícita en los nombres que se dieron a
esos habitantes desde la mirada externa, sin considerar la denominación o gentilicio
1 Uso la expresión de Chaco Boreal para referirme al territorio del Gran Chaco que está en
Bolivia. Es decir, el triángulo geográfico comprendido entre los ríos Pilcomayo y Paraguay y el
límite del “divortia aquarum” que divide la cuenca del Plata y de la del Amazonas, en el actual
Departamento de Santa Cruz.
2 Aquí se entiente Gran Chaco por todo el espacio biogeográfico llamado Chaco que abarca una
gran extensión de la América del Sur, unidad múltiple y diversa, dividida hoy por las fronteras de
tres países: Argentina, Bolivia y Paraguay.
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La representación de los habitantes del Chaco desde la imagen
que cada uno de esos grupos tenía sobre sí mismos. De hecho, casi todos los
apelativos usados respecto de ellos tienen en general connotaciones equivocadas
cuando no despectivas.
Tampoco puede dejar de considerarse que la mentalidad occidental europea de
los conquistadores (que se mantiene hasta el presente) entendía los territorios a partir
de los hitos geográficos: montañas, cordilleras, ríos o mares que se consideraban
como límites maturales. La concepción de la ocupación y uso del territorio por los
diferentes grupos humanos originarios de América era en general muy diferente,
particularmente en el Chaco donde los ríos y ojos de agua, en vez de límites son
“centros” de los universos vitales de estos pueblos que por lo demás no tuvieron
inconvenientes en el uso traslapado y compartido de territorios por los cuales podían
circular libremente, siguiendo muchas veces ciclos estacionales de tránsito, en
calidad de inquilinos y discretos usuarios, más que como terratenientes y propietarios
de los espacios.
El periodo colonial
Durante el siglo XVI se construyó en Europa el imaginario sobre los habitantes
de América, con base en dibujos, pinturas y descripciones escritas y verbales de
los primeros contactos con los habitantes del Caribe. Las descripciones visuales
(dibujos, grabados, pinturas) de estos grupos humanos del periodo son prácticamente
inexistentes respecto de los habitantes del Chaco Boreal. Hay representaciones que
sin ser exactas podrían considerarse como referencias genéricas. Ejemplo son dos
dibujos de La Nueva Corónica y Buen Gobierno, 1616, de Felipe Guamán Poma
de Ayala: “El treze capitan Capac Poninarva” del “Andesuyo”, p. 167, y “Segunda
Señora Capac Mallqvima” del “Andesuyo”, p. 175. Otro tanto podría decirse de
Baltasar Martínez Compañón (1737-1797), Obispo de Trujillo entre 1780 y 1790,
que escribió un detallado informe de su visita pastoral, Truxillo del Perú,3 parte del
cual es un álbum de láminas, entre las cuales hay dos: “India infiel” e “Indios infieles
en canoa” que muestra a habitantes de las tierras bajas tropicales.
3 Pablo Macera, Arturo Jiménez Borja e Irma Franke, 1997, Láminas: 203 - 204.
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Pedro Querejazu Leyton
01. Felipe Guamán Poma de Ayala. 02. Felipe Guamán Poma de Ayala.
“El treze capitan Capac Poninarva” “Segunda Señora Capac Mallqvi-
del “Andesuyo”, 1616. ma” del “Andesuyo”, 1616.
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La representación de los habitantes del Chaco desde la imagen
4 Manuscrito número 2 del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid. Moxos.
Descripciones exactas e historia fiel de los indios, animales y plantas de la provincia de Moxos
en el virreinato del Perú por Lázaro de Ribera, 1786-1974, 1989. Ver también: José de Mesa, y
Teresa Gisbert. 1977. pp. 259-265.
5 Mesa & Gisbert. 1977, pp. 265-267, fig. 330. Al parecer esta pieza estaría junto con otras pinturas
de costumbres en Charcas que actualmente se encuentran en el Museo Soumaya, en ciudad de
México.
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Pedro Querejazu Leyton
La República
Melchor María Mercado (Sucre, 1816 – Sucre, 1871) es autor de un álbum de
acuarelas y dibujos titulado: Album de paisajes, tipos humanos y costumbres,6 en el
que se encuentran algunas láminas de lugares e indígenas que podrían considerarse
del Chaco. Estas son: Mujeres del área oriental de Bolivia, lámina 10, que representa
a tres mujeres fumando pipa de tabaco debajo de un tinglado de palmas, en que al
fondo se ve un ñandú, ave corredora del ecosistema del Chaco; Mujeres tomando un
baño (área oriental de Bolivia), lámina 11, que representa a un grupo de seis mujeres
desnudas y un niño tomando un baño en un ojo de agua; y una tercera es: República
Boliviana. Chiquitos. Bororós de gran gala, lámina 49, que representa a tres indígenas
con los cuerpos pintados.7 Aunque las representaciones de Mercado son primarias y
austeras en los detalles, tienen la gran virtud de aportar la información precisa. De
todas maneras son la mirada de un hombre urbano, culto, sobre lo distinto y exótico.
06. Melchor María Mercado. Mujeres tomando 07. Melchor María Mercado. República
un baño (área oriental de Bolivia), lámina 11, Boliviana. Chiquitos. Bororós de gran gala,
1856. ABNB. Sucre. 1859. ABNB. Sucre.
Fue durante las tres últimas décadas del siglo XIX cuando que se hicieron
más frecuentes los registros visuales del Chaco y sus habitantes, debido a varios
procesos de penetración y ocupación de ese territorio tanto desde las tierras altas de
Bolivia como desde Argentina y Paraguay, que fueron coincidentemente paralelos
6 Gunnar Mendoza Loza (ed.), 1991 (ver las láminas citadas en las páginas 84, 85 y 121,
respectivamente).
7 Los Bororó habitaban los sitios: Zapocó, Poza verde, Puesto Paz, Guidai Ichai, Santa Teresita,
Tobita, Urucú, Motacú, Rincón del Tigre y Belén, en el Departamento de Santa Cruz. Al parecer,
en la actualidad ya no habitan en territorio boliviano, se habrían desplazado al Estado de Matto
Grosso en Brasil. http://www.mibolivia.net/2011/11/36-etnias-de-bolivia-etnia-bororo.html
(Consultado: 09-11-2015).
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La representación de los habitantes del Chaco desde la imagen
8 Jules Nicolás Crevaux, (Francia, 1847 – Río Pilcomayo, abril de 1882). Médico y militar de
profesión. Notable explorador. Escribió varias obras, entre ellas: Voyages dans l’Amérique
du Sud, (635 páginas con 253 xilografías basadas en fotografías y dibujos realizados in situ).
Hachette. Paris, 1883.
9 Buenos Aires, Jacobo Peuser, 1888 (libro de 26 x 19 x 5 cm. 786 páginas. 7 ilustraciones y un
mapa de la ruta delineado por Eugenio de Hochkofler, en Potosí, el 20 de abril de 1888).
10 Las iniciales A.Q. se refieren a Antonio Quiroz, Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia en
esos años.
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Pedro Querejazu Leyton
11 Émile-Arthur Thouar (Francia, 1853 – [Desaparecido] en 1904). Publicó tres libros ilustrados:
À travers le Grand Chaco: Chez les Indiens coupeurs de têtes 1883-1887, Phebus, 1991; A la
recherche de la mission Crevaux, Hachette, 1884; Explorations de l’Amérique du Sud, Paris,
Librairie Hachette et Cie. 1891.
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La representación de los habitantes del Chaco desde la imagen
A través del Gran Chaco. 1883-1887.12 Tiene 156 ilustraciones de las cuales 34
muestran a los indígenas de las tierras bajas, como los Chiriguano, Tobas, Tapuí,
Chorotis, Yanaiguas; algunos de ellos retratos individuales, grupos, escenas de
costumbres y celebraciones, como: Indios Chiriguanos, Entierro Chiriguano,
Maudipona, Indios Chorotis. Algunas de las fotografías de Thouar se publicaron de
forma separada, como el probable autorretrato en la rivera del Pilcomayo junto a un
indígena chiriguano. Los dibujos e ilustraciones de sus libros fueron modificados
estéticamente y se les dio un sentido grandilocuente y de aventura extrema, como los
contemporáneos grabados que ilustran las novelas de Julio Verne.
12 Thouar, Arthur. A través del Gran Chaco. 1883-1887 (trad. de Carmen Bedregal y Teresa Bedoya
de Ursic), 1997. La obra incluye una fotografía de Arthur Thouar colocada por los autores
de la edición, que no figuraba en la edición original en francés. Tiene 478 páginas con 156
ilustraciones, (142 dibujos con base en croquis del autor realizados durante los viajes. 15 dibujos
con base en fotografías). El libro tiene las siguientes partes: Presentación, por Eduardo Trigo
O’connor d’Arlach; Estudio introductorio, por: J. C. Roux. UMSA-ORSTOM.
Exploración tras los restos de la Misión Crevaux.
En busca de un proyecto de ruta:
- Capítulo I. En el delta del Pilcomayo.
- Capítulo II. De Buenos Aires a Sucre.
- Capítulo III. En el Chaco Boreal.
112 ♦ H. Y C. XL
Pedro Querejazu Leyton
Vincenzo de Mascio.
Fueron los misioneros franciscanos quienes se ocuparon de hacer un registro
sistemático de las misiones que tenían a su cargo y de los pobladores originarios
reducidos en las mismas. Al respecto está documentado el trabajo del fotógrafo
italiano Vincenzo de Mascio (Nápoles, Italia, c.1870 – ¿Argentina?, ¿1910?) que
realizó por contrato la secuencia de 121 fotografías de las misiones del Chaco en el
H. Y C. XL ♦ 113
La representación de los habitantes del Chaco desde la imagen
año 1897.13 El padre Doroteo Giannecchini, OFM, que lo había contratado, envió
los negativos a Turín, junto con un informe escrito pormenorizado y especímenes
de diverso tipo, donde se presentó una exposición para mostrar la tarea realizada a
quienes financiaban las misiones. Se conocen cuatro álbumes de la obra realizada
por Vincezo de Mascio, tres de los cuales están en Bolivia.14 Mascio realizó
fotografías en el Colegio de Nuestra Señora de los Ángeles de Tarija, el Colegio
de Propaganda Fide de Potosí y las misiones Virgen de Guadalupe de Chimeo,
San Miguel de Itau, San Roque de Aguairenda, Nuestra Señora del Carmen de
Caiza, San Antonio de Padua del Pilcomayo, San Francisco Solano del Pilcomayo,
La Purísima Concepción de Tarairí, San Juan Bautista de Camatindi, San José de
Tigüipa, Nuestra Señora de la Misericordia de Macharetí, San Buenaventura de Ivu,
Santa Rosa de Cuevo, San Antonio de Guacaya, San Pascual de Boicovo, Nuestra
Señora de las Mercedes de Igüembe, Santísimo Rosario de Taperí (del Ingre). Con
las excepciones de seis fotografías dePotosí y dos de Tarija, todas las demás están
referidas a lugares y personas en el Chaco. Allí, además de vistas de los pueblos y
construcciones misionales, hizo retratos de los misioneros y de las maestras venidas
desde las tierras altas, registró las escuelas, los catecúmenos, las actividades de los
indígenas y diferentes grupos, incluyendo la escenificación de una batalla entre dos
grupos de ellos, los Noctenes y Chiriguanos. Destacan por la manera del registro,
algunas de jefes o capitanes de diferentes grupos rodeados de sus familiares; ellos
posaron antes muros o fondos planos de telas extendidas, incluyendo vegetación
arrimada a modo de escenario. Los ejemplos más destacables (de San Antonio de
Padua del Pilcomayo) son: Fotografía 35, “El Rey o Gran Jefe de los Noctenes y su
familia”; Fotografía 36, “Los Noctenes y Chiriguanos que se hallan en litigio entre sí,
tienen en sus manos las flechas y el P. Misionero que los apacigua”;15 Fotografía 38,
“Interior de las casas-chozas de los Chiriguanos” (que es probablemente el registro
más de mayor naturalidad y espontaneidad de los retratados); Fotografía 91, “Tipos
chiriguanos. El gran cacique de los Chiriguanos de [Santa Rosa de] Cuevo y su
familia”; Fotografía 105, “Tipos de mujeres chiriguanas de la Misión de San Pascual
de Boicovo”; y Fotografía 106, “Grupo de jornaleros indígenas de la Misión de San
Pascual de Boicovo, en un momento de descanso”. En la relación de Giannecchini
y las fotografías de Mascio sólo se hace referencia a dos de los numerosos grupos
étnicos del Chaco, los Chiriguano y los Noctene.
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El siglo XX
A lo largo de la primera década de este siglo numerosos fotógrafos e
investigadores realizaron viajes y registros por el territorio del Gran Chaco transitando
entre Argentina, Paraguay y Bolivia.
Durante este este lapso, un investigador que contribuyó con gran cantidad de
información antropológica sobre los habitantes originarios del Chaco fue el Baron
Nils Erland Herbert Nordenskiöld, (Estocolmo, 1877 - Estocolmo, 1932), que
realizó numerosos viajes de estudio por Sudamérica y estuvo en Bolivia en varias
oportunidades cruzando también las fronteras hacia otros países vecinos. Estuvo en
Argentina y Bolivia primero en 1901 y 1902, también en 1904 y 1905 y su última
estadía fue en 1908 - 1909. En esas oportunidades produjo un importante número
de fotografías y recopiló gran cantiadad de especímenes culturales y naturales que
entregó al Museo Etnográfico en Gotenburgo, en Suecia. Publicó varios libros con
los resultados de sus investigaciones que están ilustrados con dibujos y fotografías:
Indianlif i El Gran Chaco, 1910, traducida al alemán en 1912; Indianer och hvita,
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Luigi Doménico Gismondi estuvo activo en Bolivia entre 1901 y 1846, tiempo
en el que realizó una obra monumental, resultado en buena parte de numerosos
viajes por el país, entre ellos por el Gran Chaco.16 En la parte que conozco y a la
que he tenido acceso del gigantesco archivo del Estudio Gismondi en La Paz, hay
siete fotografías referidas a los habitantes de este territorio realizadas entre 1901 y
1909. Una se refiere a los Indios - Lenguas – Paraguay17 y las otras seis son de los
“Charotes – Río Pilcomayo – Chaco Boliviano”;18 la primera de las cuales muestra un
grupo familiar muy relajado y alegre posando para el fotógrafo. Otras tres muestran
retratos de medio cuerpo de dos, tres y cuatro jefes Chorotis respectivamente, y otras
dos en que junto a los indígenas está incluido un explorador extranjero, uno de ellos
Erland Nordenskiold.
16 (Módena, Italia, 1872 – Mollendo, Perú, 1946). Estuvo activo en Bolivia entre 1901 y 1946. Ver:
Pedro Querejazu, 2009.
17 Se trata del grupo étnico Enxet o Enlhet, habitantes del sur del Chaco Boreal, entre los ríos
Pilcomayo y Paraguay. Se considera también que los Enxet ocupan el espacio sur y los Enlhet
el norte de un territorio común. (Las variantes de deben a la diferente escuela de transcripción
fonética. Entrevista con Rodrigo Villagra, de Paraguay, abogado y doctor en antropología social.
Santa Cruz, 4 de noviembre de 2015).
18 Grupo étnico Chorotis, que habita a ambos lados del Pilcomayo dentro de las actuales fronteras
nacionales tanto de Bolivia, como Argentina y Paraguay.
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30. Luigi Doménico Gismondi. Dos jefes 31. Luigi Doménico Gismondi. Tres jefes
“Charotes – Río Pilcomayo – Chaco “Charotes – Río Pilcomayo – Chaco Boliviano”.
Boliviano”. Foto Estudio Gismondi. La Paz. Foto Estudio Gismondi. La Paz.
32. Luigi Doménico Gismondi. Cuatro 33. Luigi Doménico Gismondi. “Charotes”,
jefes “Charotes – Río Pilcomayo – Chaco con un explorador o científico. Foto Estudio
Boliviano”. Foto Estudio Gismondi. La Paz. Gismondi. La Paz.
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19 Pedro Querejazu, Los libros ilustrados con fotografías. En: Revista “Historia y Cultura” de la
Sociedad Boliviana de Historia, No 37. La Paz, 2013. pp. 141-158. Ver también: Querejazu,
Pedro. “Imágenes y textos, los libros ilustrados con fotografías”. En: “Bolivia, lenguajes
gráficos”. Fundación Simón I. Patiño. La Paz, Bolivia, 2016. (En prensa).
20 Marie Robinson Wright (Newnan, Georgia, 1866 – Liberty, New York, 1914), fue autora de otros
siete libros además del libro Bolivia, 1907. http://onlinebooks.library.upenn.edu/webbin/book/
lookupname?key=Wright%2C%20Marie%20Robinson.
21 Copyright, 1907, by George Barrie & Sons. Printed and Published by George Barrie & Sons
Philadelphia. London C.D. Cazenove & Son, 26 Henrietta Street, Covent Garden, W. C. Paris: 19
Rue Scribe.
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La representación de los habitantes del Chaco desde la imagen
sobre el río Paraguay” (p. 402, imagen 289), “Árbol gigantesco en Tarija” [El “Palo
borracho”], (p. 398, imagen 404), “Comisión Boliviana de Límites emplazada en
el Chaco” (p. 407, imagen 292), “Palmares del Gran Chaco” (p. 408, imagen 326),
“Escena en el río Pilcomayo” (p. 409, imagen 294), “Campamento de Chorotis en
los llanos del Chaco Boliviano” (p. 410, imagen 295), “Chorotis - Indios del Chaco”
(p. 445, imagen 333), “Tembetas – Indios de Santa Cruz” (p. 440, imagen 326).22
22 No he logrado averiguar a qué grupo étnico originario del Chaco pueda referirse el gentilicio
de Tembetas. Por el tipo de atuendo podría considerarse que son Chiriguanos de alguna de las
misiones franciscanas del Pilcomayo, caracterizados por el uso de tembetá, adorno del labio
inferior.
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23 A. Alarcón y J. Ricardo. Álbum del Primer Centenario de la República, Nueva York, 1925. Esta
monumental obra bibliográfica tiene 1.142 páginas con 2.491 ilustraciones fotográficas, mapas y
dibujos. Los mayores contribuyentes de imágenes a esta publicación fueron los fotógrafos Luigi
Doménico Gismondi, Max T. Vargas, Rodolfo Torrico Zamudio, Carlos Portillo y los Hermanos
Kavlin. Sin embargo, este libro tan sólo tiene una fotografía referida al Chaco pero no a sus
habitantes; es la titulada: “Oficina Radiográfica de Yaniba, Provincia del Gran Chaco.” p. 1101,
foto 2.
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La representación de los habitantes del Chaco desde la imagen
A continuación las presento por los grupos étnicos o apelativos con que los
personajes están designados.24 Estos nombres o descripciones corresponden a las
políticas de los editores que símplemente comercializaban imágenes del “buen
salvaje”, personaje típico y exótico. En varios casos las postales los presentan por
territorio y no por grupo.
Presento en primer lugar un grupo de imágenes referidas a los Chiriguano. Uso
este nombre porque es usado por varias fuentes, aunque no hay consenso sobre el
gentilicio atribuido a los incas referido a este gran grupo étnico. En la actualidad,
algunos de ellos se autodenominan: Chiriguano, otros: Guarayos y un tercero:
Guaraníes. Indios Chiriguanos de Cuevo, que muestra un matrimonio indígena
de Santa Rosa de Cuevo; Indios Chiriguanos en el baño Caiza – Gran Chaco.
Bolivia que muestra a un matrimonio joven tomando un baño en un arroyo; Indios
Chiriguanos Caiza – Gran Chaco. Bolivia que muestra a un grupo familiar de una
pareja con cuatro hijas.
24 He usado para presentar en este trabajo imágenes de postales de la Colección Sijbrand Kuiper,
en Ámsterdam, Holanda, que he podido examinar por anverso y reverso. En Internet se puede
encontrar una gran cantidad de imágenes de los habitantes del Chaco, que lamentablemente
carecen de datos.
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Del grupo étnico de los Toba, cuya autodenominación es: Nam Qom,25 y sus
gentilicios masculino y femenino qoml’ec y qomlashe, respectivamente, presento
las siguientes: La Toba Pichagay. Colonia Crevau. Bolivia; Indios Tobas – Chaco
boreal. Bolivia. Lugar de la victimación del Señor Crevau 1882;26 Tobas Indias.
Paraguay. Joven Toba. Gran Chaco. Rep. Argentina.
25 https://pueblos-originarios-argetnina.wikispaces.com/Tobas, http://pueblosoriginarios.com/sur/
chaco/toba/toba.html (Consultado: 09-11-2015).
26 Esta imagen probablemente es fotografía de Arthur Thouar. Habría sido realizada en el lugar en
1883, durante la expedición entre Tarija y Asunción, encabezada por Daniel Campos.
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La representación de los habitantes del Chaco desde la imagen
42. Fotógrafo anónimo. La Toba 43. Fotógrafo anónimo. Indios Tobas – Chaco
Pichagay. Colonia Crevau. Boliv- boreal. Bolivia. Lugar de la victimación del
ia. Postal. Señor Crevau 1882. Postal.
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Del grupo étnico de los Choroti, además de las antes presentadas obra de
Gismondi, están las siguientes postales: Indios Chorotis. Gran Chaco. Bolivia;
Indios Chorotis del Chaco. Bolivia.27 e Indios del Gran Chaco. Bolivia. [Chorotis].28
46. Fotógrafo anónimo. 47. Fotógrafo anónimo. In- 48. Fotógrafo anónimo. Indi-
Indios Chorotis. Gran Chaco. dios Chorotis del Chaco. Bo- os del Gran Chaco. Bolivia.
Bolivia. Postal. livia. Postal. Postal. Cromo- [Chorotis]. Postal. cromolo-
lotografía. Ed. Arnó Hnos. tografía. De Notta y Cía. La
La Paz. Paz.
27 Esta postal, cromolitografía, editada por Arnó Hnos Editores, es la misma que la siguiente
editada por Editores de De Notta & Co., también cromolitografía, aunque con distintos colores.
Probablemente ambas estén basadas en una fotografía de Vincenzo de Mascio.
28 En este caso se trata de Indios Chorotis, según se aprecia por la postal anterior. Cinco de las
postales estudiadas tienen el mismo título, pero muestran escenas diferentes.
29 Esta postal es fotografía de Vincenzo de Mascio. (Es la misma que figura en el informe del padre
Giannecchini: Fotografía 35, “El Rey o Gran Jefe de los Noctenes y su familia”. Calzavarini, Ob. cit.
30 Los llamados Matacos se autodenominan Weenjayec (Hombre diferente) en Bolivia y Wichis en
el Paraguay.
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51. Fotógrafo anónimo. Indias de Cordillera. 52. Fotógrafo anónimo. Indios de Cordillera.
Santa Cruz Bolivia. Postal. Cromolitografía. Santa Cruz Bolivia. Postal. Cromolitografía.
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54. Fotógrafo anónimo. Salvajes del Chaco. 55. Fotógrafo anónimo. Salvajes del Chaco.
(Bolivia). [Probablemente Chorotis]. Postal. (Bolivia). [Ataviados en trajes de fiesta o de gurra,
Cromolitografía. con arcos y flechas]. Postal. Cromolitografía.
56. Fotógrafo anónimo. Indios del Gran Chaco. 57. Fotógrafo anónimo. Indios del Gran Chaco.
Bolivia. Postal. Cromolitografía. Bolivia. [Grupo familiar]. Postal.
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31 Los Chamacocos son en la actualidad el grupo étnico Ishr, que viven en un amplio territorio
en la región nor oriental del Chaco boreal, al norte de Concepción, y próximo al río Paraguay.
Chamacocos, Xamococos o xamicocos sería una transfiguración de zamuco.
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60. Fotógrafo anónimo. Baronesa de Libet é 61. Fotógrafo anónimo. Indios Chamacoco.
indios Chamacocos. Departamento de Santa Puerto 14 de Mayo. [Paraguay]. Postal impresa
Cruz – Bolivia. Postal. Cromolitografía. en Argentina.
62. Fotógrafo anónimo. Chaco Boreal. 63. Fotógrafo anónimo. Indios Chamacoco.
Indios de la tribu Chamacoco. [Paraguay]. Puerto 14 de Mayo. [Paraguay]. Postal impresa
Cromolotografía. en Argentina.
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Otro grupo que aparece en alguna de las postales es la de los Chinipis. Ejemplo
es: Toldería de Indios Chinipis, Chaco32; así como el de los Lenguas, ya presentado
en la obra de Gismondi, aquí como; Indios Lenguas [en canoa, Paraguay]. Dos
postales son interesantes pues aunque tienen el mismo título: Indios. Paraguay, sin
identificar los grupos étnicos, muestran dos grupos distintos, el primero pareciera
espontáneo y natural, en que el fotógrafo ha irrumpido en un espacio vivencial
comunitario, mientras el segundo muestra a un numeroso grupo de hombres en un
claro del monte.
65. Fotógrafo anónimo. Toldería de Indios 66. Fotógrafo anónimo. Indios Lenguas [en
Chinipis, Chaco. Postal. canoa, Paraguay]. Postal impresa en Asunción.
67. Fotógrafo anónimo. Indios. Paraguay. Postal. 68. Fotógrafo anónimo. Indios. Paraguay. Postal.
Muchas de las fotografías que presento en este texto y son parte integral del
mismo fueron tomadas por fotógrafos anónimos, amateurs probablemente, realizadas
como un ejercicio documental de la labor de las misiones franciscanas en el Chaco.
En el archivo del convento franciscano de Tarija he encontrado numerosas fotografías
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La representación de los habitantes del Chaco desde la imagen
que fueron hechas en la segunda, tercera y cuarta décadas del siglo XX. Este archivo
tiene una importante colección que está pendiente de ordenar y conservar.
Hay un álbum que denomino “Álbum 2” que contiene 101 fotografías de
diferentes épocas. Entre ellas he seleccionado algunas por su importancia. Una
primera foto representa a un grupo de Jefes indígenas con sus esposas, en Ivu, que
muestra a cinco hombres mayores, acaso todos jefes, y cinco mujeres mayores, una
de las cuales sostiene un niño bastante crecido. Una segunda muestra a un religioso
franciscano en medio de quince indígenas separados en dos grupos, mujeres y
varones, delante de una casa grande de techo de paja; data de hacia 1918 y por
el reverso tiene la inscripción: “Il Missionario chatechizando un gruppo d’infedeli
(Ivu)”. Una segunda fotografía del mismo grupo muestra al religioso, a tres indígenas
varones y nueve mujeres, entre ellas tres jóvenes.
69. Fotógrafo anónimo. Hacia 1918. Jefes 70. Fotógrafo anónimo. Hacia 1918. Il
indígenas con sus esposas. (Ivu). Álbum missionario catechizzando un grupo d’infideli.
2. Archivo y Biblioteca del Convento de (Ivu). Álbum 2. Archivo y Biblioteca del
Franciscano de Santa María de los Ángeles. Convento de Franciscano de Santa María de los
Tarija. Ángeles. Tarija.
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En una caja que para los efectos denomino como “Varias s. XX”, hay un par
de fotografías de 1920. Una es el retrato de un indígena de edad avanzada, sentado,
en cuyo reverso tiene la inscripción: “Mandeponai, el Gran / Capitán de la raza
Chiriguana de la Misión de Macharetí.” La segunda muestra un grupo de franciscanos
e indígenas, que por el reverso tiene la inscripción: “1920 – Visita de Monseñor
Uliselli a Macharetí / con el P. Joaquín Remedi (a la derecha) / A la izquierda al fondo
el Capitán Mandeponai” / Junto al Capitán Mandiponai el P. Santiago Romano”.
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Guzmán de Rojas, Arturo Reque Meruvia, Raúl González Prada y Gil Combra
Ojopi. También se conservan numerosos dibujos y pinturas realizados por autores
no profesionales como Jorge Torres Donoso; sin embargo no he encontrado en su
producción imágenes referidas a los habitantes originarios del Chaco.
“Es preciso considerar que para cuando se inició la guerra, tanto la fotografía
como la cinematografía habían probado y demostrado su capacidad tecnológica y
la fidelidad de registro. Con estos medios se hicieron importantes e interesantes
registros de la guerra en sus muy diversas facetas. No obstante, es evidente que hubo
una intención de usar las artes visuales tradicionales, el dibujo y la pintura, como
instrumentos de información y comunicación visual y además de transmisión de
ideas políticas e institucionales.”
“Desde la perspectiva de la pintura, la Guerra del Chaco tuvo peculiaridades
que determinaron los resultados que se conocen. Una de las constataciones es que
el lugar de las acciones militares era imposible de pintar, tanto en el sentido real
como en el metafórico. El terreno y territorio del Chaco se caracterizó por ser plano
y desolado, escasamente poblado por indios de diferentes grupos étnicos, y cubierto
por yerbales altos en el campo abierto y por tupidos bosques de vegetación baja
e impenetrable de matorrales, árboles chaparros, espinosos y enmarañados unos
con otros. No había posibilidad real de representar grandes escenarios ni grandes
formaciones militares en acción. En ese contexto los soldados bolivianos (y otro
tanto los paraguayos) lucharon y combatieron casi sin llegar a ver al adversario.
Esa situación de invisibilidad y de monte cerrado antes los ojos de los pintores
condicionó su manera de representar el frente.”35
Sólo dos de los artistas mencionados hicieron registros y representaciones de
los habitantes del Chaco; ellos fueron Guzmán y Prada.
“Cecilio Guzmán de Rojas, (Potosí, 1899 + La Paz, 1950). … De su mano se
conservan cerca de sesenta dibujos y acuarelas realizados en el frente. La mayor
parte de los dibujos son realmente bocetos. … Entre ellos están dos: Mujer indígena
Tapiete fumando, y Mujer indígena sentada (presumiblemente también Tapiete).36
También tiene dos dibujos de prisioneros paraguayos que por su fisonomía parecieran
habitantes originarios del Chaco. Guzmán, probablemente influido por Prada, dibujó
también plantas chaqueñas del tipo ágave, troncos secos de árboles de algarrobo,
así como realizó numerosas acuarelas algunas de las cuales muestran el paisaje
chaqueño.
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“Foto René”, fotografía de
René Céspedes y Aída Troncoso 1
1 Conocí a René Céspedes gracias a su nieto Álvaro Martínez Céspedes, que en una oportunidad me
vio usando equipo fotográfico. En la conversación surgió mi relación con la fotografía y mi interés
por escribir una historia sobre el tema. La información consignada en este trabajo es producto y
resultado de dos entrevistas del suscrito con el fotógrafo, tenidas en La Paz, el 18 de abril y el 13 de
octubre de 2015. Aquí sólo consigno datos relacionados con la historia de la fotografía en Bolivia.
La historia personal de René Céspedes está llena vicisitudes, de momentos duros y dramáticos así
como de anécdotas, que no incorporé aquí pues considero que pertenecen a la vida privada del
fotógrafo.
Después de escribir y entregar una primera versión de este texto, tuve acceso al siguiente docu-
mento inédito gracias al cual pude precisar algunos datos: Mirka Wanda, Slowik, Crónica final:
Pintar historias con un lente fotográfico – la historia del estudio fotográfico de don René Céspedes,
Seminario de Práctica Creativa IV. Carrera de Literatura. Facultad de Humanidades y ciencias de la
Educación. Universidad Mayor de San Andrés. La Paz, 01-12-2013. (Texto inédito).
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“Foto René”, fotografía de René Céspedes y Aída Troncoso
2 Este estudio funcionó antes, al final de la década de los 1930 y los primeros años de la década de
1940, en la calle Cristóbal Colón, núm. 44. Para 1945 estaba ubicado en la calle Mariano Baptista,
núm. 161, que corresponde al recuerdo de René Céspedes.
3 Es posible que los nombres de algunos fotógrafos mencionados por René Céspedes no sean exac-
tos. Se han transcrito aquí tal como él los recuerda. Tan pronto la información sea verificada se
harán las correcciones pertinentes.
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Pedro Querejazu Leyton
01. René Céspedes. Los esposos Aída Troncoso y 02. René Céspedes. Los esposos Aída y René.
René Céspedes, con acompañantes en la campiña La Paz, 1953. Autorretrato iluminado con color.
de Cochabamba. Hacia 1950. Autorretrato con Positivo original, gelatina-plata. Archivo “Foto
temporizador. Positivo original, gelatina-plata. René”. La Paz.
Archivo “Foto René”. La Paz.
03. René Céspedes. Cuatro hermanos. La Paz, 04. René Céspedes. Grisell Céspedes
hacia 1980. Positivo original, gelatina-plata. Troncoso. La Paz, hacia 1970. Retrato ilu-
Archivo “Foto René”. La Paz. minado con color. Positivo original, gela-
tina-plata. Archivo “Foto René”. La Paz.
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“Foto René”, fotografía de René Céspedes y Aída Troncoso
Al inicio del lapso de tres años en que René trabajó con Benech, conoció a
Antonio Miranda, oriundo de Chile, que por entonces, según Céspedes, era uno
de los mejores fotógrafos activos en La Paz, dueño del “Studio ANMI” en esta
ciudad. El mismo estaba ubicado en la primera cuadra de la Calle Socabaya, frente
a la Casona de los “Condes de Arana”, hoy Museo Nacional de Arte, en una de
las tiendas redondas que existen entre los contrafuertes que sostienen la Catedral.
Miranda contrató a René Céspedes para que le hiciera en su estudio el trabajo de
positivado, retoque e iluminación coloreada. Entonces René acudió al estudio todos
los domingos durante tres meses, Tomaba el primer vuelo del Lloyd Aéreo Boliviano,
LAB, en Cochabamba, a las 7:30 de la mañana y llegaba a La Paz a las 8:30 o 9:00
y trabajaba en el estudio durante ocho horas. Posteriormente volvía al aeropuerto
y tomaba un vuelo de retorno a Cochabamba. También hizo ese tramo durante dos
meses en ferrocarril. Cada domingo producía y entregaba diez fotos en colores; para
ello usaba pinturas al óleo “Marsall”. Los retratos eran en blanco y negro y en sepia
que René viraba y coloreaba. René afirma haberle enseñado a Miranda el acabado
fotográfico en sepia, usando prusiato rojo y sulfuro de sodio. Dada la ocasional
carencia de químicos Kodak de importación, para conseguirlo acudió alguna vez a
una curtiembre que lo usaba sistemáticamente como parte de su proceso industrial,
con la salvedad que ellos le entregaban a René el producto en forma granulada y él
tenía que molerlo en polvo y diluirlo para luego usarlo.
En 1953 René Céspedes hizo un viaje a Santa Cruz de la Sierra para tantear el
mercado para la fotografía de retrato profesional. Instaló un estudio provisorio en
un hotel ubicado en la plaza principal. Allí realizó retratos a numerosas personas
de la sociedad cruceña, la mayoría de ellas señoritas, convencidas por la calidad
de las muestras fotográficas que él llevó consigo. Por entonces, en esa ciudad sólo
había energía eléctrica entre las 18:00 y las 23:00 horas, con lo que el trabajo de
laboratorio solo pudo realizarlo en esos momentos. Por eso volvió a Cochabamba,
y allí procesó todo el trabajo. Dos meses después volvió a Santa Cruz y con ayuda
de los empleados del hotel donde había estado hospedado, buscó a las cerca de 40
personas a las que había retratado. Entregó los materiales encargados y cobró los
saldos y retornó a Cochabamba. Recuerda el nombre de una de ellas, Gisela Bruche,
cuyo padre quedó muy contento al recibir los positivos, pues la repentina ausencia
de Céspedes hizo pensar inevitablemente a esos clientes que se trató de una estafa,
que no fue.
En 1954, con su esposa Aída y sus hijos se instalaron en La Paz. Pusieron su
primer estudio llamado “Foto René” en la calle Genaro Sanjinés, donde estuvieron
activos alrededor de dos años. Su esposa Aída colaboró constantemente con él
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“Foto René”, fotografía de René Céspedes y Aída Troncoso
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“Foto René”, fotografía de René Céspedes y Aída Troncoso
cuadernos de clientes, donde, registrados por años, figuran los nombres en orden
alfabético, con el número de teléfono y el código de referencia de los negativos y
positivos de prueba. Guarda también una mínima parte de ejemplos de su trabajo
fotográfico, la mayoría de los cuales nunca fueron recogidos por los clientes, y que
todavía tenía la esperanza de poder entregar.
07. Una de las cajas de cartón con negativos 08. Grupo de libretas de registro de clientes. Se
dispuestos en sobres, por orden alfabético, por guardan todas las libretas identificadas por años,
año de la toma. donde se consignan por orden alfabético los
nombres de los clientes atendidos por cada año,
con número de archivo de negativos y teléfonos
y direcciones de los retratados.
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Sufragio universal y democracia en
Bolivia (1952-2017): las tensiones
de una relación compleja
Resumen
El sufragio universal constituye un elemento insustituible en la democracia
contemporánea. Sin embargo, entre ambos pueden tejerse relaciones complejas.
En Bolivia, desde su instauración en 1952 se disciernen tres grandes etapas en
esa relación. La primera comprende desde su promulgación, en las jornadas
revolucionarias de 1952, hasta el inicio de la transición democrática a finales de los
años setenta. En este período, de aproximadamente un cuarto de siglo, el voto fue
un elemento político importante pero no estuvo en la base del sistema democrático
y desde el punto de vista partidario se concentró detrás del MNR. En la segunda
etapa, de más de dos décadas, desde el retorno a la democracia hasta los comicios
de 2005, la dinámica apuntó a crear las condiciones del respeto el voto ciudadano,
a convertirlo en la piedra angular del régimen democrático en tanto que la votación
tendió a fragmentarse, por más que el MNR siguiese siendo el partido más relevante.
Finalmente, la presidencial de 2005 abre una tercera etapa, marcada por un voto
nuevamente concentrado y polarizado, mientras que se replantea el lugar que le
corresponde al sufragio en un sistema democrático, consecuencia del retroceso de
la importancia de las reglas y los procedimientos en la definición del juego político.
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Sufragio universal y democracia en Bolivia (1952-2017)
Introducción
La revolución de 1952 produjo los cambios más significativos en la historia
de Bolivia en el siglo XX. Entre sus primeras medidas, el gobierno de Víctor
Paz Estenssoro (1952 – 1956) decretó el sufragio universal, incluso antes que la
nacionalización de las minas o la reforma agraria, señalando así que la ampliación
del juego político figuraba entre sus prioridades. El voto universal incluyó legalmente
a las mujeres, que habían accedido al sufragio en los comicios municipales en los
años previos, y quebró las barreras socioeconómicas que dejaban al margen a los
indígenas campesinos, a menudo analfabetos, sin propiedades y que constituían
el grupo mayoritario de la población en un país predominantemente rural. A partir
de ese momento, el voto universal y la democracia, dos conceptos que suelen ir
asociados en el mundo contemporáneo, iniciaron una relación indisoluble, aunque
compleja.
En efecto, el voto universal ofreció al país una de las bases indispensables de
la democracia moderna. Cualquiera sea la definición que se adopte de democracia,
ninguna prescinde hoy en día del voto de todos los adultos, hombres y mujeres.
Extendió la ciudadanía a la mayoría, como probó la multiplicación del cuerpo electoral
por diez entre la presidencial de 1951 y la de 1956. Al mismo tiempo, paradoja
significativa, la primera elección con voto universal no se ajustó a los parámetros
de una elección libre. El hecho que se fundase para la ocasión la Corte Nacional
Electoral (CNE), encargada de esa labor en lugar del Ministerio del Gobierno, no se
tradujo en el respeto a la voluntad de cada elector, más allá de la innegable amplia
base social del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). El gobierno no
se apartó de una tradición política, comprobada comicios tras comicios, dejando de
lado una que otra excepción: intervino abiertamente en favor del candidato oficialista
Hernán Siles Zuazo. Restringió las actividades de las organizaciones opositoras y las
apabulló con la logística estatal, intimidó a los medios de comunicación, limitó las
garantías para el electorado, aunque cerró los campos de detención en los cuales
recluyó a los adversarios más decididos de la revolución.
El propósito del texto es estudiar el vínculo entre el sufragio universal y la
democracia en Bolivia desde la aprobación del voto universal en 1952 hasta las
primeras elecciones con la Constitución Política del Estado promulgada en 2009.
Se presta atención a las condiciones de ejercicio del sufragio y a su lugar en el
sistema político, lo que obliga, a la vez, a detenerse en la situación y el trabajo
del organismo electoral, en las grandes líneas de comportamiento electoral y en las
transformaciones del sistema de partidos, vale decir en el entrelazamiento de las
normas, instituciones, prácticas y actores.
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5 Ciro Félix Trigo, 1952, p. 233. Contrariamente a una opinión corriente, pero como sucedió en
lugares como Francia, la resistencia no vino necesariamente de los sectores conservadores.
Comentando porqué la medida no se aprobó, Trigo señala el temor que “la mujer sea un elemento
reaccionario, que favorezca a las fuerzas de derecha o actúe bajo la influencia del clero”.
6 Line Barreiro, 2007, p. 682.
7 H. C. F. Mansilla, 2006, pp. 276-277.
8 Rossana Barragán, 2005, pp. 391-406.
9 Herbert Klein, 1968, pp. 389-397.
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electoral, también recorrido y, de hecho, con éxito como probó el triunfo del MNR
en la presidencial de 1951 con sufragio censatario.
Por otro lado, en la revolución de 1952 convergió la lucha de obreros, mineros,
carabineros y de las clases urbanas populares mientras que en las zonas rurales
bullía la voluntad de eliminar el latifundio. Derrotado el ejército en las cortas
jornadas revolucionarias, con milicias armadas controlando las calles, las primeras
ocupaciones de tierra y la euforia del triunfo, resultaba improbable mantener el
juego político reservado a unos pocos. Ello no le resta mérito a la decisión de Paz
Estenssoro –adoptada un 21 de julio, en conmemoración al asesinato seis años antes
del ex presidente Gualberto Villarroel, erigido en un precursor de los cambios por
la mitología revolucionaria-, en un momento en que cualquier proceso electoral se
encontraba lejano.
El sufragio universal tuvo un impacto diferente según las regiones y las
categorías sociales. Fue menor en las ciudades, los grupos favorecidos y las regiones
orientales.10 En esos tres sectores, el sufragio, aun restrictivo, ya abarcaba segmentos
significativos. Entre las elecciones censatarias y las de sufragio universal, hubo un
incremento limitado del cuerpo electoral en estas categorías. El dato casi resulta
obvio en el caso de las clases acomodadas. También resalta en las ciudades, que para
mediados del siglo XX concentraban el cuarto más favorecido de la sociedad y no
habían iniciado el rápido crecimiento fruto del éxodo rural. Lo es menos en el caso
del oriente. Por más que su participación en la economía nacional fuese limitada,
se encontrase al margen de los principales ejes camineros y concentrase una parte
pequeña de la población, esa región tenía ventajas en comparación con las áreas
occidentales. Dos tienen relevancia para este análisis. Por un lado, poseía un tejido
de pequeñas ciudades en las cuales las relaciones sociales no tenían las grandes
distancias que se presentaban en el occidente, y por lo tanto la exclusión del juego
político se marcaba menos. Por otro lado, sus indicadores educativos superaban
el promedio nacional y la mayoría de su población tenía como lengua materna el
español, aspectos que facilitaban el ingreso a los registros electorales.
Por el contrario, el sufragio universal tuvo un impacto decisivo en las zonas
rurales, en las categorías populares y en las áreas occidentales, habitadas sobre todo
por indígenas campesinos de lengua aymara y quechua, cuya participación electoral
era mínima o nula antes de la revolución de 1952. Como anotó James Malloy11,
la importancia política del sufragio universal se reforzó por la reforma agraria.
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Esta herencia marcó la historia política del país y también su curso intelectual20.
Para la oposición, constituyó un argumento suplementario para desalojar al MNR del
gobierno por la violencia. Si la vía legal se encontraba trabada, entonces la intentona
golpista se justificaba con facilidad, en un esquema recurrente del siglo XIX y XX
latinoamericano21. El uso instrumental del sufragio universal no modificó la cultura
política de las organizaciones marxistas y nacionalistas de la primera generación
de partidos del siglo XX, nacida luego de la guerra del Chaco, para las cuales la
democracia representativa no era el único modelo concebible ni las urnas el camino
exclusivo para ocupar el Palacio de Gobierno.22
El resultado más directo e inmediato del sufragio universal en el campo político
fue asegurar una holgada ventaja para el MNR. En la presidencial de 1956 ganó
con más del 80% y dominó el Parlamento. Se abandonó el sistema mayoritario
en circunscripciones provinciales. Se adoptó el un sistema proporcional, de listas
departamentales cerradas y bloqueadas, que, entre sus efectos, fortalece el poder
del nivel nacional encargado de confeccionar las nóminas, promueve la disciplina
partidaria, solidifica las estructuras de la organización23. Ese dominio eliminaba
cualquier particularismo24. Impulsado por la reforma agraria, la nacionalización de
las minas, la aprobación de medidas de seguridad social, el apoyo a la sindicalización,
con una organización partidaria presente hasta en los cantones más pequeños,
donde ningún partido le hacía frente, el MNR ganó sin problemas. Contó con el
apoyo de los mineros, las clases urbano – populares, los sectores sindicalizados y,
sobre todo, los campesinos, principales beneficiados con la revolución. Además, la
importancia de este sector se encontraba amplificada por el carácter rural de Bolivia.
Sus únicas dificultades se concentraron en las ciudades, lugares que pagaron los
costos de la revolución (inflación, desabastecimiento de productos alimenticios,
represión política, etc.), donde la extensión del voto tuvo una repercusión menor y
donde las posibilidades de manipulación electoral también se reducían. Esos centros
respaldaron a la conservadora Falange Socialista Boliviana (FSB) en una proporción
muy superior al promedio nacional.
20 Para las corrientes marxistas, influyentes en el pensamiento político y social boliviano, el sufragio
universal y las elecciones no fueron temas dignos de consideración en la interpretación del período
revolucionario. No existen menciones a ellos, o si las hay son tangenciales, en obras como las de
René Zavaleta Bolivia: el desarrollo de la conciencia nacional (1967) o James Dunkerley Rebelión
en las venas (1987).
21 Salvador Romero Ballivián, 2017, pp. 15-20.
22 Salvador Romero Ballivián, 2010b, pp. 141-180.
23 Manuel Alcántara, 2006, p. 42.
24 Betilde Muñoz Pegossian, 2008, p. 18.
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dinámica se reprodujo con los gobiernos siguientes. Cada vez que un partido ejerció
el gobierno no consiguió satisfacer las expectativas de mejoría social y sufrió el
alejamiento de electores de escasos recursos y de las regiones con menores niveles
de desarrollo, al punto que nunca reencontró el nivel con el cual había accedido al
poder. Le ocurrió al MIR tras la gestión de Jaime Paz Zamora (1989 – 1993), al
MNR luego de las de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993 – 1997 y 2002 - 2003) y a
ADN después de los gobiernos de Banzer – Quiroga (1997 – 2002).
Ello produjo tres efectos: la progresiva desaparición del voto concentrado detrás
del MNR que había caracterizado, de una u otra manera, incluso las elecciones de la
transición; después, el MNR, el MIR y ADN, las tres organizaciones que dirigieron
los gobiernos entre 1985 – 2003 perdieron su capacidad para reunir a la mayoría del
electorado, de casi 2/3 en 1985 a menos de 40% en 2002; finalmente, nacieron partidos
como Conciencia de Patria (CONDEPA) o Unión Cívica de Solidaridad (UCS), que
canalizaron el descontento de los sectores que se consideraron perjudicados por
el viraje liberal33. Al finalizar el siglo XX, la dispersión del voto fue evidente en
escrutinios nacionales como locales. Con apenas algo más de un 20% se ganaron
las presidenciales de 1989, 1997, 2002 así como las municipales de 1995 y de 1999,
mientras que en la de 2004 el vencedor ni siquiera alcanzó ese nivel.
Los partidos que quisieron recuperar el voto insatisfecho también se dirigieron
a categorías poco consideradas en sus especificidades por las organizaciones
ya existentes. CONDEPA forjó un vínculo singular con los inmigrantes rurales
asentados recientemente en La Paz y El Alto, a menudo dedicados a la economía
informal. UCS se apoyó en las redes de vendedores y distribuidores de cerveza de
la Cervecería Boliviana Nacional, propiedad del jefe del partido, Max Fernández.
Todos ellos eran grupos relativamente recientes, apenas o nada presentes hacia 1950,
cuando la estructura socioeconómica del país era poco compleja, o en los años setenta,
cuando la izquierda buscó ser portavoz de sectores populares estructurados, como
el proletariado sindicalizado de fábricas y minas, o de estratos medios profesionales
con formación universitaria. El desmigajo del voto fue también, por lo tanto, una
consecuencia de la diversificación social y económica del país. Si bien el proceso se
dio en las ciudades, también hubo ejemplos rurales, como la extensión de un sólido
núcleo de campesinos cocaleros en el trópico cochabambino, a partir del cual se
extendió el Movimiento Al Socialismo (MAS).
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1987, año de la primera elección municipal con voto directo desde el retorno a la
democracia, la modalidad de pactos fue imitada en centenares de alcaldías, a menudo
siguiendo la línea de división nacional36.
Estas alianzas constituyeron la respuesta de los partidos a la fragmentación del
voto y probaron el proceso de aprendizaje de las elites políticas37. Quizá la cultura
política del país no se encontraba preparada para el cambio: casi sin excepción, las
alianzas gubernamentales fueron juzgadas con severidad por la ciudadanía que no
veía en ellas sino la ambición desmedida de los políticos por ocupar espacios de
poder mientras que para conseguir ventajas coyunturales, los partidos opositores
acusaban a los que pactaban para conformar un gobierno de hacerlo en desmedro
de sus principios aunque el día de mañana estuviesen también obligados a buscar
alianzas.
Estos procesos fueron de la mano de un cambio fundamental en la concepción
y el lugar del voto en la democracia boliviana. Igual que sucedió en 1979, la elección
de 1989 fue empañada por la alteración de datos en las Cortes Electorales. En
esos comicios, los vocales del organismo electoral representaban legalmente a los
partidos, en una distribución proporcional a la votación obtenida por cada fuerza
(la conformación de la CNE en 1989 tenía 3 vocales del MNR, 3 de ADN y 1 del
MIR, en base a los porcentajes de la presidencial de 1985, cuando el MNR y ADN
bordearon el 30% de los sufragios y el MIR el 10%). Las mesas se volvieron a
anular selectivamente, ahora para modificar la composición congresal, en beneficio
de ADN y del MIR.
La reacción de la ciudadanía fue distinta. Ese hecho no se consideró aceptable
y se impulsó una campaña para conseguir reformas que aseguraran el respeto de
la expresión ciudadana. Con la participación de los medios, los intelectuales, la
Iglesia y de los sectores reformadores de los mismos partidos, en 1991 y 1992,
en el gobierno de Jaime Paz, los partidos acordaron una ambiciosa agenda de
cambios políticos que se convirtió en una hoja de ruta de la reforma política
durante una década pues la mayoría de los puntos se ejecutaron a lo largo de tres
presidencias consecutivas: la de Jaime Paz (MIR), Gonzalo Sánchez de Lozada
(MNR) y Hugo Banzer – Jorge Quiroga (ADN). Los acuerdos contemplaban, entre
otros aspectos, modificar la Constitución, aprobar una Ley de partidos, iniciar una
reforma educativa, organizar una CNE imparcial e independiente, compuesta por
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caída del sistema soviético, la erigió como el modelo político legítimo y, en el área
latinoamericana, convirtió a los organismos electorales en árbitros imparciales.
Por lo tanto, el voto tenía que ser respetado de forma escrupulosa. El modelo
de democracia del MNR revolucionario quedaba relegado. La nueva concepción
fue impulsada por el Estado; los partidos, transformados en los actores mayores
de la política luego de haber ocupado un espacio menor en las décadas previas; las
fundaciones políticas; la cooperación internacional. se consideraba que el modelo
tendría efectos modernizadores para las instituciones, la cultura y las prácticas
políticas. Al mismo tiempo se apuntalaba la dimensión inclusiva, compartiendo
pautas de otros lugares de América Latina42. La participación electoral fue
sistemáticamente alentada más allá de que se tratara de una obligación. Fruto de
esa visión, la edad para votar se redujo de 21 a 18 años (1995); se ejecutaron
campañas de documentación gratuita a personas nunca registradas; se multiplicaron
las mesas de votación en localidades rurales para disminuir las largas caminatas
hasta los recintos43; se incorporaron las cuotas femeninas en las candidaturas, se
extendieron los recursos y competencias de las alcaldías que dotaron de mayor
sentido a las elecciones municipales, en especial en las zonas rurales (ley de
Participación popular, 1994), etc.
En este contexto también se comprenden las sucesivas reformas que
reforzaron las competencias, atribuciones y tareas de la CNE para asegurar la
mayor transparencia de los procesos electorales (incluyendo la transferencia al
organismo electoral del Registro Civil, base de los documentos de identidad, en
1992). En la misma dirección apuntó la voluntad de construir un sistema de partidos
institucionalizado, a través de la Ley de partidos políticos (1999) que fijó condiciones
más severas para obtener y conservar la personalidad jurídica, obligaciones de
democratización interna, protección de los derechos de los militantes y llevar
estados financieros claros; en contrapartida, el Estado otorgó una subvención para
las campañas y la promoción de los principios de la organización. El impulso
buscó asimismo que los partidos se vincularan mejor con la ciudadanía, gracias
al sistema de diputados uninominales, elegidos por simple mayoría, incitados, por
lo tanto, a mantener un contacto fluido con sus votantes (68 circunscripciones en
el estreno de 199744). Esta disposición abrió espacios legislativos para dirigentes
rurales, los mejor situados para competir en distritos alejados de las ciudades, y
que tenían escasas opciones cuando los partidos presentaban listas cerradas de
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45 René Antonio Mayorga, 2001, pp. 59-113. Las propuestas del Diálogo Nacional II, organizado,
pero no controlado por el gobierno de Banzer, se cumplieron en años posteriores: convocar una
Asamblea Constituyente, eliminar el “monopolio” de los partidos, elegir prefectos, establecer el
referéndum, en tanto que el primer proyecto de la Asamblea Constituyente dispuso la elección
totalidad de los diputados en circunscripciones uninominales (no aprobado al final) y la suspensión
de la inmunidad parlamentaria. Sólo quedó descartado el unicameralismo.
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otras opciones. En 2002, el voto todavía se dispersó entre el MAS, parcialmente NFR
y agrupaciones pequeñas como el Movimiento Indígena Pachacuti (MIP) de Felipe
Quispe. En los comicios de 2005, ese voto se concentró detrás de un solo líder, Evo
Morales, jefe del MAS.
En la elección municipal de 2004 por última vez, el voto se dispersó, incluso en
niveles sin precedentes, por la llegada de las “agrupaciones ciudadanas”, autorizadas
desde ese año46. Si en la práctica constituían partidos municipales o departamentales,
se presentaron como el instrumento para romper el “monopolio” partidario. En la
municipal de 1999 compitieron menos de 20 organizaciones, en 2004, alrededor de
400. El MAS, ganador nacional, quedó por debajo del 20%, y el segundo partido
no cruzó la barra del 10%. Detrás de unas cifras que en apariencia prolongaban las
tendencias previas, se escondía un cambio profundo. Los partidos que gobernaron en
los años precedentes se derrumbaron, afectados por la renuncia de Sánchez de Lozada
a la presidencia de la República luego de una intensa movilización popular (2003).
El MNR, MIR, ADN, UCS, NFR no llegaron a 10% de los votos, y vieron separarse
a muchos de sus dirigentes (entre otros, José Luís Paredes fundó el Plan Progreso,
Samuel Doria Medina creó UN, alejándose del MIR; Jorge Quiroga se distanció de
ADN; decenas de líderes locales fundaron sus agrupaciones ciudadanas). A pesar
de ganar con menos de un quinto de los sufragios, el MAS demostró su fortaleza
pues resistió el nacimiento de las agrupaciones ciudadanas y consiguió el voto más
independiente de las especificidades y coyunturas de cada municipio.
Como la elección de 1985, la presidencial de 2005 se convirtió en una elección
de “realineamiento”, es decir reconfiguró el sistema partidario y dio curso a nuevas
orientaciones estatales47. Confirmó la cuasi desaparición de las organizaciones que
ejercieron el poder. Unas no concurrieron, otras, en los hechos, se alinearon detrás
de la candidatura de Quiroga para salvar posiciones y sobrevivir al empuje del MAS.
Su derrota finalizó veinte años de orientaciones liberales en las políticas públicas
económicas. Por último, la presidencial condujo a una concentración y polarización
del voto. Estas tendencias se prolongaron y confirmaron en la elección de la
Asamblea Constituyente de 2006 y alcanzaron una configuración casi ideal – típica
en el referéndum sobre las autonomías departamentales celebrado simultáneamente
(la correlación entre la votación por el MAS y el “No” a la autonomía departamental
alcanzó a 0.96 en el plano municipal; la geografía de la oposición y la del “si” se
superpusieron48). Los referendos de 2008 y de 2009 (revocatorio y constitucional
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generales de 2009 y 2014) oculta un tenso equilibrio entre dos visiones antagónicas
sobre la sociedad, la economía, la cultura y la política, cada una reuniendo cerca de
la mitad del electorado y con bastiones geográficos contrapuestos.
La distinción entre ambos niveles es fundamental. El sistema partidario se ha
desestructurado y solo el MAS queda en pie, convertido en el partido predominante.
En la arena electoral, chocan dos bloques de tamaños equivalentes, como ilustró el
referéndum sobre la reelección en 2016. Este punto explica las dificultades iniciales
del primer gobierno de Morales, elegido con el mayor porcentaje de la historia
democrática, para plasmar sus prioridades en políticas públicas e imponer su agenda.
Recién el referéndum revocatorio de 2008, ampliamente ganado por Morales, otorgó
una ventaja política nítida al gobierno para encausar la aprobación de una nueva
Constitución en 2009. El texto trajo como novedad la preponderancia del enfoque
étnico, basado en derechos colectivos y tradiciones indígenas50 y modificó reglas
del juego político y social. La más significativa fue la autorización de la reelección
presidencial, relevante para facilitar la permanencia del MAS en el poder.
Estas evoluciones ayudan igualmente a comprender el desplazamiento del lugar
del sufragio en la democracia. Por un lado, conquistó una innegable legitimidad.
Los votantes eligen autoridades antes designadas, como los gobernadores de los
departamentos, los miembros de las Asambleas departamentales y los concejales
municipales, elegidos por primera vez en 2010, y las máximas autoridades del Poder
Judicial (2011). El referéndum se ha convertido en una herramienta de uso frecuente,
tanto en la práctica como en la retórica política. Bolivia celebró cinco referendos
nacionales entre 2004 y 2016, convirtiéndose en uno de los países con mayor
cantidad de consultas nacionales del siglo XXI. La nueva Constitución incluyó la
revocatoria del mandato para las autoridades de los Poderes Ejecutivo, Legislativo
y de los niveles departamental y municipal –figura todavía no utilizada y umbrales
exigentes para la convocatoria.
Por otro lado, en el nuevo escenario, el voto ocupa un lugar frágil, en consonancia
con la pérdida de influencia intelectual y política de los principios procedimentales de
la democracia. Como en los años revolucionarios del MNR, hay una preferencia por
una democracia de mayoría y de hombres más que de instituciones, procedimientos y
reglas; de poder concentrado y capacidad de acción antes que de poderes separados y
balanceados; que se expresa de manera directa en lugar de una de representantes y partidos.
Estas concepciones de la democracia, a veces denominada “radical”, “participativa”,
“comunitaria”, se imponen en el plano de las ideas y en las prácticas políticas.
50 Para una visión general de la Constitución de 2009 ver Konrad Adenauer Stiftung (editor), 2009.
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que la pureza del sufragio universal constituye una especie de tendencia histórica
imparable. Los logros no son irreversibles. Luego, el lugar y la importancia del voto
en el sistema político dependen, en amplia medida, de las visiones que los actores
tienen sobre la democracia y de la fuerza de cada uno de ellos para promover sus
concepciones. Finalmente, el azaroso destino del sufragio revela que Bolivia no ha
resuelto el dilema entre una visión más institucional y otra más plebiscitaria de la
democracia: el sufragio se encuentra atrapado en un vaivén en el cual oscila, con
suertes distintas, su calidad e importancia.
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RECENSIONES
“Bolivia, ayer los Andes. 40 años de fotografía”
de Alain Mesili
H. Y C. XL ♦ 187
“Bolivia, ayer los Andes. 40 años de fotografía” de Alain Mesili
188 ♦ H. Y C. XL
Pedro Querejazu Leyton
H. Y C. XL ♦ 189
“Bolivia, ayer los Andes. 40 años de fotografía” de Alain Mesili
190 ♦ H. Y C. XL
“Imágenes de la revolución industrial.
Robert Gerstmann en las minas de Bolivia.
(1925-1936)”
Este libro es una producción colectiva que ha tomado muchos años concretar.
El 30 de agosto de 2011 los editores convocaron a un equipo multidisciplinario
para colaborar en este proyecto cuyo núcleo es el archivo fotográfico de Robert
Gerstmann que se guarda en la Universidad del Norte, con sede en Antofagasta,
concretamente sobre la parte del archivo referida a la industria minera en Bolivia.
El libro ha sido editado por Pascale Absi y Jorge Pavez. Es de formato vertical
cerrado de 22,8 x 27,8 x 2,6 cm. Tiene empastado cosido y cubierta de tapa dura de
cartón forrado de papel impreso en 4 colores. El interior tiene 384 páginas de 22 x
27 cm., impresas en papel couché brillante de 150 gr. más 4 de respeto en cartulina
negra de 200 gr. El libro contiene 495 ilustraciones. Las imágenes que originalmente
son en blanco y negro se han impreso en cuatricromía en sepia, a partir del patrón
estético adoptado por Gerstmann en su libro Bolivia de 1928, y algunas son en 4
colores.
El libro tiene dos componentes esenciales: los textos de estudio y análisis y las
fotografías de Gerstmann sobre la industria minera en Bolivia.
H. Y C. XL ♦ 191
“Imágenes de la revolución industrial. Robert Gerstmann en las minas de Bolivia. (1925-1936)”
192 ♦ H. Y C. XL
Pedro Querejazu Leyton
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“Imágenes de la revolución industrial. Robert Gerstmann en las minas de Bolivia. (1925-1936)”
194 ♦ H. Y C. XL
IN MEMORIAM
Hija de la “Pampa Gringa” y de los Andes
H. Y C. XL ♦ 197
Hija de la “Pampa Gringa” y de los Andes
198 ♦ H. Y C. XL
Mercedes del Rio
H. Y C. XL ♦ 199
Hija de la “Pampa Gringa” y de los Andes
200 ♦ H. Y C. XL
Mercedes del Rio
colonial. Allí tuvo que batallar con la adaptación de las categorías analíticas de las
áreas centrales y de los silencios en las fuentes a fin de interpretar y reconstruir los
procesos socioculturales de una zona marginal tanto para los incas como para los
españoles, con poca población y con servicio personal en lugar de tributación. Pero
también le atraía la dimensión utópica o aventurera de ciertos personajes históricos
que irradiaban estimulantes imágenes, como la quimera del falso inca don Pedro
Bohorques o los avatares del funcionario borbónico del Tucumán Manuel Fernández
Campero y Hesles. Aunque tenía consecuentes valores progresistas, no le interesaba
la militancia política nacional y ni siquiera intentó vincular la narración histórica con
las luchas indígenas de la actualidad. En los últimos años se alejó de la problemática
del contacto hispano+ndígena y se enfocó en la construcción de identidades ambiguas
en la sociedad colonial y republicana de los Andes Centrales. Precisamente, uno de sus
últimos libros publicado en el 2013 consistió en una reflexión sobre la construcción y
reconstrucción de las identidades difusas, tanto criolla como peninsular, el conflicto
y las luchas por el poder local y central en la región cusqueña con posterioridad a las
rebeliones indígenas de fines del siglo XVIII.
Con su política de puertas abiertas, su casa de Buenos Aires la convirtió en un
centro de reuniones intermitentes de colegas. Allí se entrecruzaba la vida familiar,
social e intelectual gracias a su simpatía, generosidad académica ilimitada y
capacidad de saber acoger.
Washington, 2017
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