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Universidad Nacional de Tres de Febrero UNTREF VIRTUAL

Gestión Bancaria I

Unidad 6

Profesor Titular: Dr. Pablo Gabriel Corradi

Profesores adjuntos: Ing. Gabriel Pecheny


Lic. Marina Agejas
Dr. Germán Fior

6.1. La Carta Orgánica del B.C.R.A.

6.1.1. Naturaleza y objeto

El Banco Central de la República Argentina es una entidad autárquica del Estado


nacional regida por las disposiciones de la presente ley y demás normas legales
concordantes.

En abril de 2012 entró en vigencia la nueva Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina
(Ley 26.739). El Artículo 3° establece un mandato múltiple para el BCRA que promueve la estabilidad
monetaria y del sistema financiero, procura el pleno empleo de los recursos y el desarrollo de la
economía con equidad social.

Son funciones del Banco Central de la República Argentina:

a) Regular el funcionamiento del sistema financiero y aplicar la Ley de Entidades Financieras y las
normas que, en su consecuencia, se dicten;
b) Regular la cantidad de dinero y las tasas de interés y regular y orientar el crédito;
c) Actuar como agente financiero del Estado nacional y depositario y agente del país ante las
instituciones monetarias, bancarias y financieras internacionales a las cuales la Nación haya adherido,
así como desempeñar un papel activo en la integración y cooperación internacional;
d) Concentrar y administrar sus reservas de oro, divisas y otros activos externos;
e) Contribuir al buen funcionamiento del mercado de capitales;
f) Ejecutar la política cambiaria en un todo de acuerdo con la legislación que sancione el Honorable
Congreso de la Nación;

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g) Regular, en la medida de sus facultades, los sistemas de pago, las cámaras liquidadoras y
compensadoras, las remesadoras de fondos y las empresas transportadoras de caudales, así como toda
otra actividad que guarde relación con la actividad financiera y cambiaria;
h) Proveer a la protección de los derechos de los usuarios de servicios financieros y a la defensa de la
competencia, coordinando su actuación con las autoridades públicas competentes en estas cuestiones.

6.1.2. Administración general del banco

La administración del banco será ejercida por intermedio de los subgerentes generales, los
cuales deberán ser argentinos nativos o por naturalización, con no menos de diez (10) años
de ejercicio de la ciudadanía.

Los subgerentes generales son los asesores del presidente y del directorio. En ese
carácter asistirán a sus reuniones, a pedido del presidente o del directorio. Dependen
funcionalmente del presidente o del funcionario que éste designe, que actuará en esta
función con el nombre de gerente general.

Son responsables del cumplimiento de las normas, reglamentos y resoluciones del directorio y del
presidente, para cuya aplicación, previa autorización por el mismo, podrán dictar las reglamentaciones
internas que fueren necesarias. Asimismo, deberán mantener informado al presidente sobre la marcha
del banco.

6.1.3. Operaciones del banco

El Banco está facultado para realizar las siguientes operaciones:

a. Emitir los billetes y las monedas conforme a la delegación de las facultades realizadas por el
Honorable Congreso de la Nación.
b. Otorgar los redescuentos a las entidades financieras por razones de iliquidez transitoria, hasta un
máximo por entidad equivalente al patrimonio de ésta. Las operaciones de redescuento implicarán
la transferencia en propiedad de los instrumentos de crédito de la entidad financiera a favor del
Banco. La entidad financiera asistida permanecerá obligada respecto del pago de los deudores de
la cartera redescontada.
c. Otorgar los adelantos en cuentas a las entidades financieras por iliquidez transitoria, con caución
de los títulos públicos u otros valores, o con garantía o afectación especial o general sobre activos
determinados, siempre y cuando la suma de los redescuentos y los adelantos concedidos a una
misma entidad no supere, en ninguna circunstancia, el límite fijado en el inciso anterior.

Cuando sea necesario dotar de la adecuada liquidez al sistema financiero, o cuando circunstancias
generales y extraordinarias lo hicieran aconsejable a juicio de la mayoría absoluta del Directorio, podrán
excederse los máximos por entidad previstos por el inciso b) precedente y en el primer párrafo de este
inciso.

Cuando se otorgue este financiamiento extraordinario, además de las garantías que se constituirán con
activos de la entidad, los socios prendarán como mínimo el capital social de control de la entidad y

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prestarán conformidad con la eventual aplicación ulterior del procedimiento previsto en el artículo 35 bis
de la Ley de Entidades Financieras. En el caso de las entidades financieras cooperativas, la prenda del
capital social será sustituida por la conformidad asamblearia irrevocable para la eventual aplicación del
artículo 35 bis. Podrá exceptuarse de este requisito a los bancos oficiales.

d. Las derivadas de los convenios internacionales en materia de pagos, y la toma de préstamos de


los organismos multilaterales u oficiales extranjeros, los bancos centrales o los entes de los cuales
sólo el Banco pueda ser prestatario, por sí o por cuenta del Tesoro Nacional como Agente
Financiero de la República.
e. Ceder, transferir o vender los créditos que hubiera adquirido de las entidades financieras
afectadas por problemas de liquidez.
f. Otorgar los adelantos a las entidades financieras con caución, cesión en garantía, prenda o
afectación especial de:
I. los créditos u otros activos financieros cuyo deudor o garante sea el Estado nacional,
II. los títulos de deuda o los certificados de participación emitidos por fideicomisos financieros
cuyo activo esté compuesto por créditos u otros activos financieros cuyo deudor o garante
sea el Estado nacional. En estos casos, no regirán las restricciones establecidas en los
incisos b) y c) precedentes.

El Banco Central de la República Argentina podrá:

a. Comprar y vender a precios de mercado, en operaciones de contado y a término, títulos


públicos, divisas y otros activos financieros con fines de regulación monetaria y cambiaria;
b. Ceder o transferir a terceros los activos que haya adquirido en propiedad por los redescuentos
que hubiera otorgado a las entidades financieras en virtud del inciso b) del artículo 17 precedente
o transferirlos fiduciariamente a otras entidades financieras, a los fideicomisos constituidos por el
Poder Ejecutivo nacional, al fondo de garantía de los depósitos, o a un fiduciario financiero.
Los bienes objeto de las garantías constituidas a favor del Banco, por los adelantos previstos en el
inciso c) del Artículo 17 y por las operaciones derivadas de convenios internacionales en materia
de pagos y créditos recíprocos, podrán ser objeto de cobro o ejecución, por sí o encomendando
su gestión a las personas o entes mencionados en el párrafo precedente;
c. Comprar y vender oro y divisas. En caso que lo haga por cuenta y orden del Ministerio de
Economía, en su carácter de agente financiero del Estado nacional, las pérdidas o utilidades que
se generen deberán ser acreditadas o debitadas al gobierno nacional;
d. Recibir oro y otros activos financieros en custodia;
e. Actuar como corresponsal o agente de otros bancos centrales, o representar o formar parte de
cualquier entidad de carácter internacional existente o, que se cree con el propósito de
cooperación bancaria, monetaria o financiera;
f. Recibir depósitos en moneda nacional o extranjera;
g. Establecer políticas financieras orientadas a las pequeñas y medianas empresas y a las
economías regionales, por medio de exigencias de reserva o encajes diferenciales;
h. Establecer aportes de las entidades financieras a fondos de garantía de los depósitos y/o de
liquidez bancaria. El Banco podrá efectuar excepciones a los fondos enunciados en segundo
término atendiendo situaciones particulares de iliquidez de las entidades financieras.
i. Emitir títulos o bonos, así como certificados de participación en los valores que posea.

Queda prohibido al banco:

a. Conceder préstamos al gobierno nacional, a los bancos, provincias y municipalidades, excepto lo

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prescripto en el artículo 20;

b. Garantizar o endosar letras y otras obligaciones del gobierno nacional, de las provincias,
municipalidades y otras instituciones públicas;

c. Conceder préstamos a personas físicas o jurídicas no autorizadas para operar como entidades
financieras;

d. Efectuar redescuentos, adelantos u otras operaciones de crédito, excepto en los casos previstos
en el Artículo 17, incisos b), c) y f) o los que eventualmente pudieran técnica y transitoriamente
originarse de las operaciones de mercado previstas por el Artículo 18 inciso a);

e. Comprar y vender inmuebles, con la excepción de aquellas operaciones que sean necesarias
para el normal funcionamiento del banco;

f. Comprar acciones salvo las emitidas por los organismos financieros internacionales;

g. Participar directa o indirectamente en cualquier empresa comercial, agrícola, industrial o de otra


clase;

h. Colocar sus disponibilidades en moneda nacional o extranjera en instrumentos que no gocen


sustancialmente de inmediata liquidez;

i. Pagar intereses en cuentas de depósitos superiores a los que se devengan por la colocación de
los fondos respectivos, menos el costo de tales operaciones;

j. Otorgar las garantías especiales que directa o indirectamente, implícita o explícitamente, cubran
obligaciones de las entidades financieras, incluso las originadas en la captación de depósitos.

El Banco podrá hacer adelantos transitorios al Gobierno nacional hasta una cantidad equivalente al
DOCE POR CIENTO (12 %) de la base monetaria, constituida por la circulación monetaria más los
depósitos a la vista de las entidades financieras en el BANCO CENTRAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA,
en cuentas corrientes o en cuentas especiales.

Podrá además, otorgar adelantos hasta una cantidad que no supere el DIEZ POR CIENTO (10 %) de los
recursos en efectivo que el Gobierno nacional haya obtenido en los últimos DOCE (12) meses. En
ningún momento, el monto de los adelantos transitorios otorgados, excluidos aquellos que se destinen
exclusivamente al pago de obligaciones con los organismos multilaterales de crédito y al pago de
obligaciones en moneda extranjera, podrá exceder el DOCE POR CIENTO (12 %) de la base monetaria,
definida precedentemente. Todos los adelantos concedidos en el marco de este artículo deberán ser
reembolsados dentro de los DOCE (12) meses de efectuados. Si cualquiera de estos adelantos quedase
impago después de vencido aquel plazo, no podrá volver a usarse esta facultad hasta que las cantidades
adeudadas hayan sido reintegradas.

El banco, directamente o por medio de las entidades financieras, se encargará de realizar las remesas y
transacciones bancarias del gobierno nacional, tanto en el interior del país como en el extranjero,
recibirá en depósito, los fondos del gobierno nacional y de todas las reparticiones autárquicas y
efectuará pagos por cuenta de los mismos, sujeto a lo establecido en el artículo anterior.

El Banco no pagará interés alguno sobre las cantidades depositadas en la cuenta del gobierno nacional,
salvo por los depósitos que efectúe por cuenta y orden de éste en entidades financieras nacionales o
internacionales, ni percibirá remuneración por los pagos que efectúe por su cuenta, pero podrá cargarles
los gastos que, a su vez, haya pagado a las entidades financieras.

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El banco podrá disponer el traspaso de los depósitos del gobierno nacional y los de entidades
autárquicas a las entidades financieras.

Podrá, asimismo, encargar a los bancos la realización de las operaciones bancarias de cualquier índole
del gobierno nacional y de las reparticiones o empresas del Estado nacional.

En su carácter de agente financiero del Estado nacional, el banco podrá reemplazar por valores
escriturales, los títulos cuya emisión le fuera encomendada, expidiendo los certificados globales.

En tal caso, los valores deberán registrarse en los respectivos entes autorizados por la Comisión
Nacional de Valores de conformidad con las disposiciones de la Ley 20.643 y sus modificatorias. Cuando
las circunstancias lo justifiquen el banco podrá extender certificados provisorios.

El banco podrá colocar los valores en venta directa en el mercado o mediante consorcios financieros.
Podrá promover y fiscalizar el funcionamiento de éstos. No podrá tomar suscripciones por cuenta
propia.
Cobrará una comisión por los servicios mencionados, cargando su importe a la cuenta del gobierno
nacional.

El banco cargará a la cuenta del gobierno nacional el importe de los servicios de la deuda pública interna
y externa atendida por su cuenta y orden, así como los gastos que dichos servicios generen. El gobierno
nacional pondrá a disposición del banco los fondos necesarios para la atención de dichos gastos,
pudiendo el banco, adelantarlos dentro de las limitaciones establecidas por el artículo 20.

El banco facilitará al Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos el control de todos los actos
relativos a la colocación de empréstitos públicos y a la atención de los servicios de la deuda pública,
incluso la inutilización y destrucción de valores y la inspección de los libros, registros y demás
documentos relativos a tales operaciones, debiendo suministrarle, además, una información especial y
detallada concerniente a su desempeño como agente financiero del Estado.

El banco deberá informar al Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos, sobre la situación
monetaria, financiera, cambiaria, flujo de fondos y el balance de pagos.

El Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos suministrará al banco la siguiente información


correspondiente a cada trimestre:

a. Movimiento de entradas y salidas de la Tesorería General de la Nación por sus distintos


conceptos.
b. Detalle de la recaudación de los recursos en efectivo y del producto de los del crédito.
c. Gastos comprometidos, según lo permita la implementación de la respectiva contabilidad.
d. Estado de la deuda consolidada y flotante, tanto interna como externa.

Aparte de dicha información, el banco deberá requerir al Ministerio de Economía y Obras y Servicios
Públicos, como a los demás ministerios y reparticiones públicas aquellas otras que, le fuesen necesarias
o útiles a los fines del mejor cumplimiento de sus funciones.

6.1.4. Régimen de cambios

El Banco Central de la República Argentina deberá:

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a) Asesorar al Ministerio de Economía y al Honorable Congreso de la Nación, en todo lo


referente al régimen de cambios y establecer las reglamentaciones de carácter general que
correspondiesen;
b) Dictar las normas reglamentarias del régimen de cambios y ejercer la fiscalización que
su cumplimiento exija.

6.1.5. Emisión de monedas y reservas en oro y divisas

El Banco es el encargado exclusivo de la emisión de billetes y monedas de la Nación


Argentina y ningún otro órgano del gobierno nacional, ni los gobiernos provinciales, ni las
municipalidades, bancos u otras autoridades cualesquiera, podrán emitir billetes ni monedas
metálicas ni otros instrumentos que fuesen susceptibles de circular como moneda.

Se entenderá que son susceptibles de circular como moneda, cualesquiera fueran las condiciones y
características de los instrumentos cuando:

i) El emisor imponga o induzca en forma directa o indirecta, su aceptación forzosa para la


cancelación de cualquier tipo de obligación; o
ii) Se emitan por valores nominales inferiores o iguales a 10 veces el valor del billete de
moneda nacional de máxima nominación que se encuentre en circulación.

Los billetes y monedas del Banco tendrán curso legal en todo el territorio de la República Argentina por
el importe expresado en ellos. Los billetes llevarán el facsímil de la firma del Presidente del Banco,
acompañada de la del Presidente de la Honorable Cámara de Senadores o de la Honorable Cámara de
Diputados, según lo disponga el Directorio del Banco para las distintas denominaciones. Facultase,
también al Banco Central de la República Argentina a acuñar moneda con valor numismático o
conmemorativo. Dichas monedas no estarán sujetas a las disposiciones contenidas en el primer párrafo
de este artículo.

Toda vez que, el banco compruebe la violación de su función exclusiva de emitir moneda,
denunciará el hecho ante la autoridad correspondiente y comunicará al Poder Ejecutivo para
que éste tome las medidas correspondientes.

El Banco podrá mantener una parte de sus activos externos en depósitos u otras operaciones a interés,
en instituciones bancarias del exterior o en papeles de reconocida solvencia y liquidez pagaderos en oro
o en moneda extranjera.

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6.2. Cuentas, estados contables y fiscalización

Los estados contables del banco deberán ser elaborados de acuerdo con las
normas que sean establecidas por la Superintendencia de Entidades
Financieras y Cambiarias para el conjunto de entidades.

Los estados contables del banco deberán ser elaborados de acuerdo con las normas que sean
establecidas por la Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias para el conjunto
de entidades.

El banco publicará, a más tardar dentro de la semana siguiente, los estados resumidos de su
activo y pasivo al cierre de operaciones de los días siete (7), quince (15), veintitrés (23), y
último de cada mes.

La observancia por el Banco Central de la República Argentina de las disposiciones de esta


Carta Orgánica y las demás normas aplicables será fiscalizada por un síndico titular y un
adjunto.
Sus actuaciones comprenderán a la Superintendencia de las Entidades Financieras y
Cambiarias.

Los síndicos dictaminarán sobre los balances y cuentas de resultados al final del ejercicio,
para lo cual, tendrán acceso a todos los documentos, libros y demás comprobantes de las
operaciones del banco. Informarán al directorio, al Poder Ejecutivo y al Honorable Congreso
de la Nación, sobre la observancia de esta ley y demás normas aplicables.

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6.3. Fiscalización

Las inspecciones del BCRA tienen como objetivo, verificar que las entidades financieras estén
cumpliendo con la normativa vigente.

El marco normativo del BCRA, en cuanto se refiere a las regulaciones prudenciales, esta
referido, principalmente a los siguientes aspectos:

6.3.1 Capitales mínimos

Se les exige a las entidades el aporte de un capital propio. El capital mínimo


que debe mantener una entidad financiera es el máximo entre el capital
básico y la suma de la exigencia de capital por riesgo de crédito (o riesgo de
contraparte) y por riesgo de tasa de interés. Además, las entidades deben
cumplir con una exigencia de capital por riesgo de mercado calculada de
manera diaria. Al capital computable para el cumplimiento de este requisito
se lo denomina “responsabilidad patrimonial computable”(RPC).

Las entidades financieras (comprendidas sus filiales en el país y en el exterior) deben


observar las normas en materia de capitales mínimos en forma individual y adicionalmente
sobre base consolidada.

6.3.2. Fraccionamiento y graduación del crédito

La normativa pretende acotar el riesgo económico, asegurando una diversificación mínima de


la cartera de las entidades financieras. Para ello considera tanto el capital del demandante de
crédito como la (RPC) de la entidad.

A) Normativa relacionada con el capital del demandante de crédito:


Como regla general, las financiaciones totales no pueden superar el 100% de la
responsabilidad patrimonial computable de los clientes.
Este límite se amplía hasta un 300% cuando el apoyo adicional no supera el 2,5% de la
responsabilidad patrimonial computable de la entidad financiera y cuenta con la aprobación
del directorio o la autoridad equivalente.

B) Normativa relacionada con la RPC de la entidad financiera:

B.1. Límites a la asistencia crediticia

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Los límites fijados son (en % de la responsabilidad patrimonial computable de la entidad


financiera):

Clientes no vinculados: 15% sin garantías, 25% con garantías.


Entidades locales: 25% sin garantías, 25% con garantías.
Entidades del exterior (Investment Grade): 25%
Bancos del exterior: 5%
Sector Público – Nacional: 50%
Sector Público – Provincial: 10%
Sector Público – Municipalidades: 3%

B.2. Límites a la participación societaria en otras empresas

En sociedades cuya actividad no sea complementaria de la financiera: 12,5% del


capital societario.
En sociedades cuya actividad sea complementaria de la financiera: 100% del capital
societario.

B.3. Financiaciones

La normativa incluye el concepto de concentración del riesgo, definido como la suma de las
financiaciones que individualmente superen el 10% de la RPC de la entidad. La concentración
del riesgo no puede ser mayor a:

3 veces la RPC de la entidad, sin incluir las financiaciones a entidades financieras


locales.
5 veces la RPC de la entidad, computando las financiaciones a entidades financieras
locales.
10 veces la RPC de un banco de segundo grado cuando se computen sus operaciones
con otras entidades financieras.

6.3.3. Clasificación de deudores

Las normas de clasificación de deudores tienen por objeto establecer pautas


que permitan clasificar la calidad crediticia de los mismos y evaluar los
riesgos de pérdidas de capital y/o intereses, para que las previsiones
afectadas a tales contingencias sean las adecuadas.

La cartera de financiaciones se puede descomponer por tipo de deudor:

en créditos comerciales y
créditos para consumo o vivienda.

Cada cliente y la totalidad de sus deudas se incluye en alguna de las seis categorías o

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situaciones que prevé la norma, en orden decreciente de la calidad crediticia:

La evaluación para la clasificación de los préstamos se realiza conforme a la capacidad de


pago y el flujo de fondos del deudor en el caso de los deudores comerciales, y por el grado de
cumplimiento en el pago de la deuda para los préstamos de consumo o vivienda. En el caso
de los préstamos comerciales, entre los indicadores que pueden emplearse en la clasificación
se encuentran: la liquidez, la estructura de financiamiento, el cumplimiento con el pago de
sus obligaciones, la calidad de la dirección y la administración, los sistemas de información,
las perspectivas de la actividad económica que realiza el cliente, la ubicación dentro del sector
de actividad, la situación jurídica, la existencia de refinanciaciones, quitas, etc.

6.3.4. Previsionamiento

El previsionamiento debe realizarse al momento del otorgamiento del crédito, y


debe ajustarse según surja de las revisiones periódicas del mismo. Se excluyen
las financiaciones al sector público.

Las exigencias mínimas son:

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6.3.5. Gestión crediticia

En general, las normas de gestión crediticia exigen a la entidad llevar un legajo


de cada deudor de su cartera, que contemple además de los datos de
identificación, todos los elementos que posibiliten efectuar correctas evaluaciones
acerca del patrimonio, el flujo de ingresos y egresos, rentabilidad empresaria o
del proyecto a financiar.

No obstante, bajo ciertas condiciones, sólo es exigible que el legajo cuente con los datos que
permitan la identificación del cliente.

Se trata de:

i. las financiaciones de monto reducido, hasta $6.000 por cliente;


ii. los préstamos hipotecarios para la vivienda de hasta $200.000, los préstamos
prendarios de hasta $75.000, y los préstamos personales y financiaciones mediante
tarjetas de crédito de hasta $15.000, en la medida que, se utilicen en su asignación,
métodos específicos de evaluación (sistemas de “screening” y modelos de “credit
scoring”).

En estos casos, no se requiere demostración de ingresos al otorgar financiaciones a las


personas físicas, en la medida que dichos ingresos permitan ser inferidos. Las entidades
podrán someter a verificación los métodos utilizados, de acuerdo con el procedimiento que
establezca la Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias (SEFyC) y sin perjuicio
de mantener su aplicación hasta tanto no medien objeciones.

6.3.6. Operaciones con clientes vinculados

La normativa establece límites al riesgo que surge de las operaciones crediticias


con personas físicas o jurídicas vinculadas a una entidad financiera.

La definición de vinculación se basa en criterios de control de la voluntad empresaria, medido


por la participación accionaria, mayoría de directores comunes, o participación actual o
potencial en órganos directivos.

6.3.7. Posición y capacidad de préstamo en moneda extranjera

En la posición global neta, se consideran la totalidad de los activos y pasivos por


intermediación financiera en moneda extranjera y títulos en moneda extranjera.

i. Posición global neta negativa de moneda extranjera: El límite es del 15% de la RPC.
ii. Posición global neta positiva de moneda extranjera: Esta posición, que actualmente se

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encuentra suspendida, no podrá superar el 30% de la RPC o los recursos propios


líquidos, lo que sea menor.

Las disposiciones sobre aplicación de recursos en moneda extranjera establecen


que la capacidad prestable proveniente de los depósitos constituidos en moneda
extranjera, incluidas las imposiciones a plazo en dólares estadounidenses
liquidables en pesos, deberá aplicarse, a los destinos que generen divisas, como
ser: financiación de exportaciones, de proyectos de inversión que incrementen la
producción de mercaderías para su exportación, etc.

6.3.8. Efectivo mínimo

Se aplica sobre el promedio mensual de los saldos diarios de los depósitos y otras
obligaciones por intermediación financiera a la vista y a plazo, en pesos y en
moneda extranjera (inclusive de títulos públicos y privados) y sobre los saldos sin
utilizar de adelantos en cuenta corriente formalizados.

Se establecieron diferentes niveles de tasas de exigencia para los depósitos en pesos y


moneda extranjera.

Las mismas se aplican sobre el plazo residual de los pasivos y en forma creciente a medida
que se aproxima la fecha del vencimiento.

La integración debe efectuarse en la misma moneda que corresponda a la exigencia.

6.3.9. Riesgo operacional

Se define el Riesgo Operacional (RO) como el riesgo de pérdidas resultantes


de la falta de adecuación o fallas en los procesos internos, de la actuación
del personal o de los sistemas o bien aquellas que son producto de eventos
externos.

Se definen siete tipos de eventos de pérdidas operacionales, de acuerdo al criterio usado


internacionalmente:

fraude interno,
fraude externo,
relaciones laborales y seguridad en el puesto de trabajo,
prácticas con los clientes, productos y negocios,
daños a activos físicos,
alteraciones en la actividad y fallas tecnológicas,
ejecución, gestión y cumplimiento del plazo de los procesos.

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6.4. Normas de Basilea

6.4.1. Introducción

El B.I.S. (Bank of International Settlements ó Banco de Pagos


Internacionales), es una organización internacional que alienta la
cooperación monetaria y financiera internacional.

En su sede de la ciudad de Basilea, a partir de 1975, se reúne el Comité de


Basilea, integrado por los 10 más importantes banqueros del mundo, con el
objetivo de, que a partir de un buen entendimiento de los aspectos clave en
materia bancaria –fruto del intercambio de información-, promulgar los
principios básicos, útiles como guía para una sana regulación y supervisión
bancaria mundial, que se espera tengan adhesión del resto de los bancos
centrales del mundo.

6.4.2. Breve historia de los sucesos que llevaron a los Acuerdos

En la década del 70, la banca comercial internacional comenzó a involucrarse con


los países de la región, realizando operaciones activas a través de los créditos
sindicados de enormes cuantías. Los destinatarios de aquellos créditos fueron, de
una parte, las grandes compañías industriales, petroleras o proveedoras de
servicios eléctricos, las cuales eran parcialmente o totalmente estatales o, de
otra, bancos de desarrollo estatales que, a su vez, utilizaban tales recursos para
financiar los proyectos industriales, consecuencia de la implementación de la
política de sustitución de importaciones, de común recibo en aquel entonces en la
región.

En 1982, Méjico anunció la suspensión unilateral del pago del principal de su


deuda externa. Como consecuencia del severo efecto de tal anuncio, los
acreedores internacionales detuvieron casi por completo sus operaciones activas
del crédito en la región. Entonces, comenzó la crisis de la deuda externa, la cual
estuvo acompañada por las crisis bancarias domésticas.

Con el objeto de explicar el origen de la misma, cuatro diferentes causas han sido
identificadas:

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el “reciclaje” de petro-dólares,
el comportamiento de los bancos,
las políticas de las naciones deudoras y, finalmente,
los factores o las causas externas tales como cambios en las tasas de interés y
cambiarias en los países acreedores.

Las acciones adoptadas por los prestamistas internacionales consistieron, principalmente, en


el otorgamiento de los nuevos créditos así como, la reestructuración de los existentes tanto
del sector privado como de la deuda pública. La reestructuración de la deuda pública fue
manejada a través del llamado “Club de París”, el cual generalmente condicionaba tal
procedimiento a la aceptación por parte del país deudor de un programa de ajuste bajo las
premisas y supervisión del FMI. El mismo proceso se aplicó para reestructurar deuda privada
o comercial. El FMI adoptó entonces un papel de supervisor, condicionando a su vez el
otorgamiento de sus propios créditos tanto a la participación de bancos comerciales
internacionales como a la implementación de reformas económicas en los países deudores,
que permitieran el pago de la deuda adquirida.

Además de reducir el tamaño de los gobiernos locales y su ingerencia en las actividades


económicas, los programas de ajuste del FMI se encaminaban también, a reducir el
proteccionismo imperante en los esquemas de integración sub-regional, cuyas políticas eran
contrarias a la nueva “doctrina” económica conocida, desde entonces como el “Consenso de
Washington”, según el cual el crecimiento económico es promovido, entre otros factores, a
través de la eliminación unilateral de las tarifas y la reducción de las restricciones a las
importaciones.

En resumen, las llamadas reformas de primera generación se enfocaron


primordialmente hacia las políticas macroeconómicas que procuraran la
estabilización de las economías de la región. A su vez, las políticas de
desarrollo se concentraron en la expansión de los mercados y la redefinición
de la actividad del Estado mediante la liberalización financiera, la apertura
de los mercados locales a la inversión extranjera y al comercio, la
privatización de las empresas Estatales, así como la desregulación de los
mercados. Tales medidas pretendían reforzar en los países de la región, las
que se entendían como características propias de las economías de
mercado.

Con la ventaja otorgada por la mirada retrospectiva del análisis “ex post”, tales reformas así
como sus magros resultados, han sido duramente criticadas por padecer fallas fundamentales
en su concepción o por ser incompletas.

Un elemento adicional de crítica de estas reformas de primera generación,


es el relacionado con la falta de un adecuado desarrollo institucional. Si bien
es cierto, tanto la desregulación como el control fiscal o las privatizaciones

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dependieron, en gran medida, de la voluntad política de los gobiernos de


turno que influyeron tales trasformaciones a través de las propuestas de
cambio constitucional, legislativas o mediante la expedición de decretos y el
ejercicio de la disciplina fiscal. Sin embargo, tales reformas, en mayor
medida, no procuraron el fortalecimiento institucional requerido por la
liberalización financiera y, a su vez, producto de la apertura de los hasta
entonces protegidos mercados locales y de la desregulación de los mercados
financieros. Tal como lo recuerda el Profesor Norton, la crisis Mejicana de
mediados de los 90 así como la asiática fueron producto de tales
circunstancias.

6.4.3. La respuesta regulatoria: el Capital Adecuado

En 1982, unos meses antes de estallar la crisis de la deuda externa, el Comité de


Basilea elaboró el documento “Administración de los préstamos internacionales de
los Bancos: análisis del riesgo país, exposición, medición y control”, centrándose
básicamente en la necesidad de analizar el riesgo país inherente en toda
operación activa de crédito internacional y el tamaño de la exposición del riesgo
de crédito como consecuencia de tales operaciones, sugiriendo cómo los
supervisiones deberían hacer el seguimiento de tales operaciones y la exposición.

Por razones obvias, tras la crisis de la deuda externa el Comité de Basilea centró
su atención en las propuestas del capital adecuado. Ésta fue una gran lección de
tal crisis. Es así como, en diciembre de 1987 el Comité emitió un documento de
consulta denominado “Propuestas para la convergencia internacional sobre
estándares para la medición del capital” en donde presenta las conclusiones de
las discusiones entre sus miembros relacionadas con la necesidad de crear una
herramienta uniforme que posibilitara, tanto la medición de los riesgos de las
operaciones activas de crédito internacionales asumidos por los bancos, así como
el capital mínimo requerido para cubrir, en principio, la eventualidad de “no
pago”, en aras de proteger el sistema financiero internacional y alcanzar niveles
adecuados de competencia y transparencia en la información.

Es así como comenzó el proceso hacia el establecimiento de las normas de capital


adecuado, conocidas en la actualidad como Basilea I. Los comentarios sobre el
documento fueron limitados a las asociaciones bancarias, supervisores de ciertos
países fuera del G-10 y otras partes interesadas así como resumidos en un
documento específico en 1988.

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Finalmente, en julio de 1988 se profirió el original “Acuerdo de Capital de


Basilea”, en un documento denominado “Convergencia Internacional sobre
medición de capital y estándares (Acuerdo de Capital)” el cual expone el acuerdo
aceptado por los bancos centrales de los países del G-10 para aplicar
progresivamente estándares mínimos de capital al sistema bancario de tales
países que debía culminar en 1992.

La metodología allí propuesta para el cálculo del capital requerido puede considerarse en
cierta medida simple:

Determina qué se entiende por capital y qué rubros contables deben tenerse en
cuenta para su especificación.
Se hace especial hincapié en el manejo del riesgo crediticio.
Señala ciertas categorías de riesgo en las cuales se clasifican las operaciones
activas de crédito de los bancos, otorgándoles un cierto porcentaje
(“ponderación”) que representa el nivel de riesgo presumido en tales
operaciones. Una vez que se aplican tales porcentajes a los valores de la cartera
de créditos así clasificada, se compara el resultado final de tal ejercicio con el
valor total del capital registrado por el banco y se establece si el banco cuenta
con el capital mínimo requerido para cubrir las contingencias de su cartera
crediticia. En aquel entonces, el Comité estableció 8% como el capital mínimo
requerido.

En enero de 1996, el Acuerdo fue modificado requiriendo un capital adicional para


cubrir las exposiciones de tales activos a los riesgos de mercado (riesgo de
sufrir pérdidas como fruto de la volatilidad en la cotización de los activos
financieros que la entidad posee). Se les exigiría a los bancos llevar un “trading
book”, en el cual registrarían aquellos activos que serían negociados (comprados
o vendidos) en el mercado a corto plazo. Además, se permitirían utilizar los
métodos internos de estimación del riesgo para el cómputo del capital regulatorio.

La desventaja del Acuerdo de Basilea consistía en que generaba incentivos a las entidades a
tener en sus carteras:

Títulos públicos de los países del G10 (se los ponderaba como “cero riesgo”).
Títulos de deuda corporativa riesgosa (ya que todos los títulos de compañías eran
ponderados de igual manera).

Por otra parte, comenzaba a generalizarse la compraventa de opciones, activo no


contemplado en el Acuerdo. Tampoco contemplaba el riesgo operacional.

Así, se llega al Acuerdo de Basilea 2, que fue lanzado en 2004. El mismo esta compuesto por
3 pilares:

Requisitos Mínimos de Capital: esta nueva versión incorpora, a los ya existentes

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riesgos crediticios y de mercado, el riesgo operacional. Se entiende por “riesgo


operacional” a aquel riesgo de pérdidas resultante de fallas en los procesos internos,
las personas, sistemas o por eventos externos; como su nombre lo indica, surge de la
operatoria. A la vez, provee diferentes enfoques, entre los cuales cada entidad puede
optar, para medir cada clase de riesgo.
Supervisión: es realizada por los gobiernos (Banco Central). Específicamente, se trata
de revisar la evaluación que realiza la entidad financiera, y requerir mayor capital en
caso de ser necesario.
La disciplina de mercado: se refiere a la obligación de proveer información de la
entidad en cuanto a: exposición, perfil de riesgos asumidos, procesos de evaluación del
mismo, suficiencia de capital.

Si bien esta segunda versión no fue tan ampliamente implementada como lo fue el Acuerdo
original, la reciente crisis financiera internacional obliga a repensar las condiciones que
generen un adecuado manejo del riesgo –el objetivo de éstos acuerdos.

6.4.4. Basilea en Argentina

La “Hoja de ruta” del BCRA (disponible en www.bcra.gov.ar) para la implementación de


Basilea fue aprobada en diciembre de 2006. En la misma, se estima que el Pilar 1 (requisitos
de capital), en cuanto al riesgo crediticio, estará en vigencia en enero 2010.

Fuente: Baquero Herrera, Mauricio, Estándares de Supervisión Bancaria.

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