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METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION I
Marco Teórico.-
El espacio educacional universitario
¿Cómo se define el espacio educativo?, ¿a qué refiere el espacio educativo?
Preguntarse por el espacio en la universidad, su organización, su uso, su significación por
parte de los sujetos, pareciera que es preguntarse por algo obvio. Decimos obvio porque es
algo que está ahí, aparentemente natural, que siempre ha estado y que poco se indaga. Sin
embargo esta misma naturalidad, esta presencia obvia del espacio en la universidad, es la
que da sentido a la pregunta.
Este acápite tiene por objetivo presentar y comenzar a construir nuestro objeto de estudio,
para lo cual lo hemos organizado en dos apartados.
La selección para construir el objeto de investigación
La construcción del objeto de estudio se efectúa desde diferentes registros y abordajes, que
se realizan de manera simultánea y nos permiten dar cuenta del complejo entramado de
planos y relaciones que configuran el objeto de esta investigación que se está conformando
a partir de las búsquedas teóricas y del trabajo empírico. En esa construcción reconocemos
dos dimensiones analíticamente relacionadas: instituciones universitarias y poder político.
7 Urich, Oslender (1999) 1999. “Spatialities of resistance: social movements of black communities on the Colombian Pacific coast”. Manchester ‘99. Visions
and Voices, Department of Anthropology, University of Manchester (panel: ‘Black populations, social movements and identity in Latin America’); 27-30
October.
En este punto pensamos en los discursos sobre el espacio escolar, sobre la arquitectura
escolar, las políticas de espacialidad en educación, la monumentalidad de algunos edificios,
el higienismo, las escuelas tipo, las universidades, los institutos universitarios, que
funcionaron y funcionan como discursos dominantes de visualización con efectos en las
representaciones sobre el espacio educativo y en la consolidación de los mismos discursos,
apoyados por argumentos científicos y apelando a una ‘verdadera’ representación, que en
muchos casos actúa y tiene efectos de naturalización u ocultamiento de las ideologías que la
sustentan. En ocasiones la naturalización de espacio educativo es tal que actúa como una
“verdadera” ideología que impide pensar en otros modos de configuración del propio
espacio.
Espacios de representación
Los espacios de representación refieren a la dimensión mental del mismo, a cómo los
individuos lo perciben, lo imaginan, lo valoran. El conjunto de estas percepciones y
valoraciones también producen espacio, de allí su importancia de considerarlo en el
análisis. Los espacios de representación están vinculados a la experiencia cotidiana de vivir
en el espacio, son los espacios vividos. Oslender (1999) dirá que son formas de
conocimiento locales, menos formales; dinámicas, simbólicas y saturadas con significados,
construidos y modificados en el transcurso del tiempo por los actores sociales. Por su parte
Lefebvre (1991) define los espacios de representación como “…vividos más que
concebidos… penetrados de imaginario y simbolismo, tienen por origen la historia…
contienen los lugares de pasión y de acción, los de las situaciones vividas… son
esencialmente cualitativos, fluidos y dinámicos” (p.21). El antropólogo y geógrafo David
Harvey (1998)8, siguiendo la línea de Lefebvre, realiza su aporte y caracteriza los espacios
de representación como “invenciones mentales (códigos, signos, discursos espaciales,
proyectos utópicos, paisajes imaginarios y hasta construcciones materiales, como espacios
simbólicos, ambientes construidos específicos, cuadros, museos, etc.) que imaginan nuevos
sentidos o nuevas posibilidades de las prácticas espaciales” (p.244).
Así, tomando este aspecto del trípode de Lefebvre, nos preguntamos por el espacio escolar
como espacio vivido, imaginado, percibido, valorado por los sujetos, a través de símbolos,
imágenes e intercambios.
La última categoría, el campo. Según Quinceno Castillón se ha abierto la posibilidad de
otra mirada que no proviene del Estado o de la arquitectura oficial, sino de la categoría
campo, que hace referencia a una dimensión simbólica del espacio. El campo son
relaciones, líneas que atraviesan un plano, caras, zonas, umbrales, intensidades y devenires.
Si el espacio lo pensamos como campo, podríamos construir algo aproximado a lo
siguiente: La pedagogía tiene que ver con el campo, es decir, con las líneas que existen y
que son las que llevan a que un sujeto sea transformado o no. Si la pedagogía tiene que ver
con el poder, el saber y con el campo, ello nos lleva a dibujar un modo de actuar. Para
pensar el espacio pedagógico, campo, es importante concebir al menos, tres líneas: la que
forma códigos, la que los actualiza y la que los rompe. Pongamos un ejemplo. Un aula de
clase. La vemos cuadrada, con ventanas y con una sola entrada. Ese espacio es el campo.
Una línea lo codifica, y forma el encierro físico. Otra línea, del saber, actualiza el encierro;
el profesor da la clase y se acomoda a ese encierro, funciona bien en ese espacio. La
universidad, como saber, considera ese espacio como su objeto natural. También la
administración y el sistema de planeación. Otra línea lo desbloquea continuamente, es la
línea de salida. Una entrada, pero también una salida. El encierro no es total, se abre por
arriba, la ventana, línea de la cuerpos en la luz, es una línea de fuga, encierra, pero deja ver,
deja una pequeña luz (…) El espacio que vemos no es el espacio físico, como si fuera todo
el lugar. Tampoco es el espacio de cada uno y su funcionalidad. Es el espacio amplio, con
todas las dimensiones: físicas, de saber y de poder. Esas dimensiones se superponen,
luchan, se deshacen. Esta forma de ver el espacio es el campo.
8 - David Harvey, The Condition of Postmodernity. An Enquiry into the Origins of Cultural Change.1990 (ed. original Basil Blackwell Ltd., Oxford,
Ningún campo, espacio, es tranquilo. Todo campo es un complejo de líneas de saber, poder
y resistencias o fugas…Construir funciona como una máquina de guerra: poblar un
territorio vacío, al cual se le da forma y se reorganiza para hacer aparecer un territorio de
saber. (Q. Castrillón, 2009:26) 19.
La universidad moderna y el espacio educativo
1.- La opción por la genealogía
Recuperando lo planteado por Foucault, podemos afirmar que la escuela es esa red de
relaciones entre diversos y heterogéneos discursos y prácticas que logran imponerse como
un programa institucional, la educación pública, en un momento y espacio determinado. En
este sentido, la universidad es una construcción social y el espacio educativo forma parte
constitutiva de esta construcción. En la producción historiográfica y pedagógica se
menciona la existencia de escuelas mucho antes de la modernidad, De las primeras escuelas
que se tiene noticias es la de las ´casas de las tablillas´ (eddubaas), donde, en Mesopotamia,
más de dos milenios a.C., se iniciaba la formación de los escribas; formación que terminaba
en otra casa, la `casa de la sabiduría´ escuela monástica, palatina, catedralicia… son
nombres que dan también idea de esta localización específica de la enseñanza que
constituye la universidad. (Trilla, J., 1986:23)10.
Recién en el siglo XVIII, comienzan a consolidarse las ideas y prácticas modernas acerca
de los tiempos y espacios de la infancia, caracterizadas, según Foucault, por cierta
ambivalencia que enfatizaron las libertades y las disciplinas. Entre los debates más
significativos de la época, que ilustran estas ambivalencias y disputas, se destaca por un
lado, Rousseau (1712-1778), con su obra Emilio (1762), que otorga a la infancia un valor
de etapa sustantiva y singular de la vida, que debía ser preservada en espacios naturales y
tiempos prolongados, de las relaciones promiscuas de la sociedad. Se trata de una propuesta
de aislamiento del niño, sólo en contacto con la naturaleza, con la mediación de un
preceptor, etapa denominada “educación negativa”, antes de ser retornado a la sociedad.
9 Q. Castillón, Revista Educación y Pedagogía, vol. 21, núm. 54, mayo-agosto, 2009
10 Trilla,J. y Josep M.Puig, El aula como espacio educativo, Cuadernos de Pedagogía N.º 325 JUNIO 2003
Por otro lado, coexistiendo con lo anterior pero oponiéndose a esa concepción, la ortopedia,
la pediatría, y demás disciplinas pedagógicas y sociales que favorecieron en las
instituciones emanadas de la Ilustración toda una “microfísica” de sutiles poderes, de
tecnologías orientadas a lograr cuerpos dóciles y ciudadanos útiles (Escolano B., 2000:30 y
31)11.
En este escenario, el cuerpo pasa a ser objeto de control y poder, en una relación docilidad-
utilidad y la implementación de ciertas técnicas (disciplinas) lo potencia en su eficacia y su
productividad. El cuerpo de esta manera es transformado en fuerza de trabajo con lo cual,
[...] dejó de ser aquello que debía ser ajusticiado para pasar a ser aquello que debía ser
formado, reformado, corregido, aquello que debía adquirir aptitudes, recibir un cierto
número de cualidades, cualificarse en tanto que cuerpo capaz de trabajar. (Foucault, 2003:
141)12.
Michel Foucault (2003) nos ayuda a comprender que en una nueva forma social pueden
reconocerse continuidades y rupturas respecto de lo precedente. Si retomamos una de las
ideas que atraviesa el texto Vigilar y castigar, podemos señalar que el mismo sentido de
relevos y transformaciones que une la mazmorra con la cárcel moderna, une la escuela con
el monasterio. Es así que, el espacio educativo, tal como se analizó, se constituye a partir
del cerrojo y la separación tajante del espacio mundano, al igual que el monasterio y el
templo antiguo. Este espacio de separación se fundamenta en la necesidad de conservar el
saber validado de la época y garantizar su transmisión. Este rasgo es denominado por
Pineau como la matriz eclesiástica de la escuela, cuando describe algunas de las piezas que
se fueron ensamblando para generar la escuela moderna y que dieron lugar a una
amalgama, no exenta de contradicciones, que reorganizó el campo pedagógico e impuso
nuevas reglas de juego. (Pineau, 2001:30 y 31).
11 Escolano Benito, A. (2000) Tiempos y Espacios para la escuela. Madrid, Ensayos históricos. Biblioteca Nueva.
12 Foucault, M. (2003) Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión, Buenos Aires, Siglo XXI editores Argentina.
Sin embargo, nos interesa mostrar que esta línea de continuidad señalada por Foucault
entre el templo antiguo, el monasterio y las instituciones disciplinarias, como la escuela
moderna, tuvo algunas expresiones y propuestas que, aunque no lograron imponerse,
mostraron otras formas o modos de concebir el espacio educativo.
Es el caso de los goliardos, que en el siglo XII y XIII en París, constituyeron un extraño
grupo de intelectuales críticos de la sociedad establecida.
Rastreando los orígenes de esa matriz eclesiástica, observamos que hacia fines de la Edad
Media (siglos XIII y XIV), comienza un proceso de instalación de espacios para las
universidades. Estas instituciones tenían un rol central en la época, organizadas de un modo
diferente al que hoy conocemos; contaban con escuelas preparatorias donde se enseñaba
latín, lógica, retórica, etc. Estas instituciones atendían a un grupo minoritario de la
población. En un principio eran ambulantes y funcionaban de prestado en instituciones
eclesiásticas o en casas particulares; el grupo de estudiantes le pagaba al maestro por su
enseñanza. Estos estudiantes, muchas veces provenientes del campo, de familias
aristocráticas pero rurales, necesitaban un lugar para dormir y alojarse.
El espacio arquitectónico
En el espacio educativo se pueden distinguir distintos niveles o distintos componentes. Un
componente, el arquitectónico, es el edificio en sus partes más duras; son aquellos aspectos
que no se pueden modificar por quienes usan el espacio como aulas, laboratorios, talleres,
bibliotecas, departamentos13, etc. La parte blanda está compuesta por los aspectos semifijos
o como denominan Loughlin y Suina (1997) el espacio dispuesto. Con este concepto se
hace referencia a todos aquellos elementos como carteles, láminas, pizarrones, objetos, etc.
que los usuarios de los espacios pueden modificar, sacar, poner, cambiar. (Augustowsky,
2010:15)14.
13 Neufert, Ernest, El arte de proyectar en Arquitectura, ed. Gustavo Gili, España, 1985
Primer modelo: El gabinete o estudio de la Segundo modelo: El aula caos,sin orden plausible
Enseñanza preceptoral. Tomado de N0 325 Cuadernos de Pedagogia
Tomado de N0 325 Cuadernos de Pedagogia
Tercer modelo: Orden estricto, con bancos Cuarto modelo: Aula Universitaria actual con pizarron, videobean,
Y pupitres alineados laptop.etc-
Tomado de N0 325 Cuadernos de Pedagogia Tomada de: http://foroparalaconcordiacivil.com/301/
Referencias Bibliograficas.