Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sociolingüística
ISBN: 84-96359-65-4
THESAURUS:
Sociolingüística, Sociología del Lenguaje, Modelo Variacionista, Etnografía de la
Comunicación, Bilingüismo y Diglosia, Variación Lingüística, Contacto de Lenguas, Pidgins y
Criollos, Planificación Lingüística, Muerte de las Lenguas.
RESUMEN
0
9.1. La sociolingüística: ámbito de estudio
1
variable lingüística. Así una variable lingüística es un conjunto de expresiones de un
mismo elemento y cada una de las manifestaciones o expresiones de una variable recibe el
nombre de variante lingüística. (Vid. Moreno Fernández, 1998:7-32). Se ha señalado
desde la Sociolingüística que los factores determinantes en la aparición de unas variantes
lingüísticas, en ciertas circunstancias, y de otras variantes en circunstancias diferentes,
dentro de una comunidad de habla, responden a estas cuatro posibilidades:
1- Que las variantes vengan determinadas exclusivamente por factores lingüísticos.
2- Que las variantes vengan determinadas exclusivamente por factores sociales.
3- Que las variantes vengan determinadas conjuntamente por factores lingüísticos y
sociales.
4- Que las variantes no vengan determinadas ni por factores lingüísticos ni por
factores sociales. (Vid. López Morales, 2004:180-185).
La Sociolingüística está especialmente interesada por 1 y 3, y, sobre todo en esta
última: cuando se comprueba que la variación lingüística está correlacionada con factores
de carácter social, hablamos de variación sociolingüística. En el caso de 2, su interés
aunque secundario en relación a 1 es también objeto de estudio de la disciplina y se refiere,
fundamentalmente a fenómenos relacionados con el contacto o la coexistencia de
variedades, o lenguas, en una misma comunidad.
Por último, hay que señalar e insistir en el hecho de que la variación, tal y como ha sido
descrita, puede encontrarse en todos los niveles lingüísticos, el fonético-fonológico, el
gramatical, el léxico, además del más amplio, el nivel del discurso.
2
hora de evaluar socialmente determinados comportamientos lingüísticos, en definitiva,
responden a los mismos patrones sociolingüísticos. (Vid. López Morales, 2004: 180-185).
La noción de comunidad de habla comporta, con todo, dos cuestiones que es
necesario indicar, por una parte, la de sus propios límites y, por otra, la de su
heterogeneidad. (Vid. Moreno Fernández, 1998: 19-20). Un análisis sociolingüístico preciso
de la comunidad dará cuenta de dónde dejan de tener valor determinadas reglas de uso,
actitudes sociolingüísticas y criterios comunes a la hora de evaluar socialmente
determinados comportamientos lingüísticos y cuando empiezan a utilizarse otras normas de
modo, etc., distintas a las primeras. Tal y como se utiliza en la Sociolingüística actual la
noción de comunidad de habla es, fundamentalmente, una comunidad de acuerdos, de
consenso en la que los hablantes comparten los mismos modelos sociolingüísticos.
3
hay que destacar la atención prestada al terreno específico del cambio lingüístico en curso,
donde se ha conseguido un nivel descriptivo muy satisfactorio.
El análisis por excelencia del modelo sociolingüístico variacionista es sin duda, el que
se conoce con el nombre de análisis de regla variable, se trata de una prueba estadística
capaz de medir hasta qué punto una serie de factores lingüísticos (contextuales y
funcionales) y extralingüísticos (sociales y situacionales) determina la aparición de cada una
de las variantes de un fenómeno lingüístico variable. En definitiva la regla variable sería
capaz de explicar en que medida se cumple un fenómeno y en qué condiciones lingüísticas
y sociales (Vid. Labov, 1969: 715-762). Todas las variantes son realizaciones de superficie
de un mismo principio subyacente que es, la variable, y constituyen un conjunto de
equivalencia. Como ejemplo de ello, puede verse el referido por Etxebarria (2001: 199-231),
para el análisis del segmento fonológico -/d/- en el español hablado en Bilbao. La variable -
/d/- se realiza en superficie a través de cuatro variantes:
D1 – [ ] : (dental fricativa)
D2 – [ ] : (dental relajada
D3 – [ø] : (elisión)
D4 – [øw] : (elidida y con cierre vocálico de -o >-w
+ vocal + vocal
[] → [ø ] s ____
+ coronal + abertura 2 + abertura 2
+ gramatical
+ continuo + post. + posterior
− gramatical
+ vocal + vocal
− distribuido + adjetivo
+ abertura3 + abertura 3
+ adverbio
4
Por último, en relación a la cuantificación utilizada por el modelo variacionista, hay que
señalar que habitualmente se trabaja con dos tipos de instrumentos estadísticos: una
estadística descriptiva, de cuantificación y ordenamiento cuantitativo del conjunto de datos
(estadística y pruebas de frecuencia) y otra que puede llamarse estadística de inferencias,
o de probabilidad, que sirve tanto para indicar cuáles son las probabilidades más adecuadas
para la realización de las variantes de una variable, como para determinar cuál es la
combinación de variables que mejor se corresponde con los datos. (Vid. Moreno Fernández,
1990 y 1998, y López Morales, 2004: 32-34).
5
Se trata de algún modo de un modelo que pone un especial énfasis en aspectos
lingüísticos de las comunidades, de fenómenos relacionados con las lenguas, a través del
estudio de las sociedades. En definitiva, responde a la descripción de un aspecto de la
comunidad de habla, objeto de estudio: el lingüístico. Para algunos autores como Hudson
(1981) la sociología del lenguaje se ocuparía del estudio de la sociedad en relación con la/-s
lengua/-s. En suma, la sociología del lenguaje centra su objetivo en el estudio de la
organización social del comportamiento lingüístico. (Vid. López Morales, 2004: 31-33).
6
3- Utiliza una metodología típicamente etnográfica (observación participativa,
observación y anotación de la realidad), frente a la metodología de corte más que
sociológico.
4- Utiliza técnicas cualitativas de análisis e interpretación y sólo de forma marginal
deja un lugar para los análisis cuantitativos detallados”.
Uno de los logros más notables de la etnografía de la comunicación es haber
introducido, mostrado y hecho explícitos una serie de nociones y conceptos como son los de
comunidad de habla y competencia comunicativa; entre sus unidades de análisis es
definitivo el conocimiento en la descripción lingüística de una comunidad, el manejo de la
situación comunicativa, repertorio comunicativo, acontecimiento del hablar (macro y
micro), rutinas y rituales lingüísticos, etc.
¿Qué es lo que permite calificar a un individuo como bilingüe?. ¿Cuáles son las
características de su comportamiento que autorizan a calificarlo como tal? Como es sabido,
se han propuesto definiciones muy diversas que van desde el pleno dominio de dos lenguas
(Bloomfield, 1933: 56), “la posesión de una competencia de hablante nativo en dos lenguas”
hasta el extremo opuesto que propone que “el individuo bilingüe es aquel que posee una
competencia mínima en, al menos, una de las cuatro habilidades lingüísticas, es decir,
comprender, hablar, leer y escribir, en una lengua distinta a su lengua materna”
(MacNamara, 1966: 58-77). Entre estos dos puntos de vista opuestos, puede encontrarse,
toda una gama intermedia de expertos para quienes el bilingüismo consiste en “la capacidad
de un individuo de expresarse en una segunda lengua, respetando los conceptos y las
estructuras propias de esa lengua, más que parafraseando su lengua materna” (Titone,
1972: 11). En este caso, se denominará bilingüe al individuo que, además de su propia
lengua, posee una competencia semejante en otra lengua y es capaz de usar una u otra en
7
cualquier situación comunicativa y con una eficacia comunicativa idéntica. Aunque se trata
de una situación ideal ya que en la realidad los bilingües son individuos que se aproximan
más o menos a este ideal, la definición es útil porque sirve de punto de referencia respecto
al cual se valora el bilingüismo de un individuo concreto (Vid. Siguán y Mackey, 1989: 18 y
ss.).
Quizá la característica más importante del bilingüe es que no sólo posee dos códigos
independientes y alterna su uso en función del receptor y de la situación comunicativa, sino
que, además, es capaz de expresar los mismos contenidos significativos en los dos
sistemas lingüísticos, como lo demuestra el hecho de que sea capaz de expresar en B lo
que anteriormente ha expresado en A, y viceversa. (Vid. Etxebarria, 1995: 15-36).
Los diferentes tipos de bilingüismo individual están directamente relacionados con la
dimensión en la que se asientan: así, según la dimensión establecida en la relación lenguaje
y pensamiento, es decir, según su representación mental, puede hablarse de bilingüismo
coordinado, cuando el hablante opera como si se tratara de dos hablantes monolingües
yuxtapuestos; bilingüismo compuesto, cuando el hablante dispone de un código
predominante, de modo que cuando recibe un mensaje en la lengua B (segunda) lo traduce
previamente a la lengua A (primera) para entenderlo y producirlo en A (primera) y más tarde
traducirlo y emitirlo en B (segunda). Según la dimensión referida a la competencia
lingüística, se ha diferenciado entre bilingüismo equilibrado, que lo poseen aquellos
bilingües con una competencia idéntica en ambas lenguas y bilingüismo dominante, para
quienes la competencia en una de las dos lenguas, generalmente la materna o primera, es
superior a la que se posee en la otra lengua. La edad de adquisición es otra de las
dimensiones que caracterizan al Bilingüismo individual; según ésta, puede hablarse de
bilingüismo precoz -simultáneo o consecutivo- cuando se adquiere en la infancia,
bilingüismo de adolescencia y bilingüismo adulto. Otras dimensiones que permiten
clasificar al individuo bilingüe, distinguen, según el uso y las habilidades lingüísticas, el
bilingüismo activo del bilingüismo pasivo. (Vid. Etxebarria, 2002: 29-43). En síntesis:
Dimensiones del bilingüismo
a) representación mental:
— bilingüismo coordinado
— bilingüismo coordinado
b) competencia lingüística:
— bilingüismo equilibrado
— bilingüismo dominante
c) edad de adquisición:
— bilingüismo precoz
8
— bilingüismo de adolescencia
— bilingüismo adulto
d) uso y habilidades lingüísticas:
— bilingüismo activo
— bilingüismo pasivo
Por último y como conclusión de lo expuesto hasta aquí, hay que señalar, que las
dimensiones, tipos y caracterización del bilingüismo individual objeto de este apartado,
permiten mostrar el carácter multidimensional del fenómeno como tal.
9
principales dimensiones y la tipología de las situaciones bilingües intentaremos mostrar las
razones históricas, o causas, de una situación bilingüe.
Las formas de bilingüismo social más ampliamente aceptadas son las expuestas por
Appel y Muysken (1986) y que se resumen en tres situaciones básicas: 1) Cada una de las
lenguas es hablada por un grupo diferente, se trata de grupos monolingües que, al
yuxtaponerse, constituyen una comunidad bilingüe y que requieren la intervención de
algunos individuos bilingües para comunicarse entre si. 2) En este segundo tipo, todos o
prácticamente todos los hablantes serían bilingües; estas comunidades pueden encontrarse,
por ejemplo en la India actual y en otros muchos lugares de África, etc. Finalmente en la
situación 3) se produce la coexistencia de un grupo monolingüe, por lo general, dominante
desde una perspectiva sociológica, y otro bilingüe, muy a menudo minoritario.
Por último, y en cuanto a las causas históricas que suelen provocar situaciones de
bilingüismo social cabe citar, la ocupación o colonización, el comercio, la superioridad
geográfica, el poder y prestigio, la expansión y ascendencia, la educación, la influencia
económica, la religión o los medios de comunicación. (Vid. Siguán y Mackey, 1986: cap.2).
En una comunidad bilingüe existen normas que regulan el uso de ambas lenguas. Para
que exista una comunidad bilingüe es necesario que haya, al menos, dos grupos que no
hablen la misma lengua y que un cierto número de miembros en cada uno de los grupos
sean bilingües (es decir, que hablen una lengua distinta a su lengua materna), ya sea
porque usen una lengua del ‘otro grupo’ de la comunidad, ya sea porque hablen una tercera
lengua utilizada como “lingua franca”; además, una o más de una de estas lenguas deben
ser lenguas oficiales de la comunidad.
Las relaciones lingüísticas entre los grupos de una comunidad bilingüe varían sobre un
continuum y, en realidad, toda comunidad bilingüe se sitúa en algún punto del continuum
entre estos dos extremos límite. Así, pueden distinguirse los tipos siguientes:
1- Los dos grupos están distribuidos territorialmente; la mayoría de un grupo se
asienta en una zona territorial y la mayoría del otro grupo se asienta, a su vez, en
otra zona del territorio; las dos poseen el mismo estatus de oficialidad idéntico, al
menos en cada uno de los territorios. Un caso muy conocido de este tipo es el de
Canadá, donde Québec es en su mayoría área francófona, el resto de las
provincias son mayoritariamente anglófonas, pero en cada una de las dos áreas del
país, un gran número de habitantes hablan las dos lenguas ‘aunque hay más
bilingües en Québec que en otras provincias’.
10
2- Otro tipo de relaciones son las que existen en una comunidad multilingüe, como en
muchos países de África y Asia, donde, junto a las lenguas autóctonas propias de
los grupos étnicos o de los Estados, existe una, o dos, grandes lenguas de
comunidad habladas por un número variable de miembros de cada grupo: por
ejemplo, en África Oriental el swahili (suahelí) y/o el inglés son las lenguas que
cubren ese doble papel.
3- El tercer tipo de relaciones es el bilingüismo de carácter diglósico, donde las dos
lenguas son habladas por una parte variable del grupo, pero estas lenguas se
encuentran en una distribución complementaria en la comunidad; es decir, cada
lengua tiene reservados dominios, funciones y situaciones, y, además, una está,
generalmente considerada como poseedora de un estatus superior a la otra en la
comunidad; por ejemplo, las relaciones diglósicas entre el criollo haitiano y el
francés en Haití. (Vid. Etxebarria, 2002: 49-68).
9.3.4. Diglosia
Una sociedad en la que todos sus miembros fueran capaces de comprender, leer o
hablar las dos lenguas, utilizadas en esa sociedad, debería, sin duda abandonar una de
esas lenguas, ya que esa parecería redundante (Mackey, 1976). En otras palabras, para
que dos o más lenguas sobrevivan en una sociedad, es necesario que cubran funciones
complementarías ya sea porque sean utilizadas por todos los hablantes, para funciones y en
dominios de uso diferenciados, ya sea porque sean utilizadas por hablantes pertenecientes
a grupos etnolingüísticos diferentes, o bien, porque un grupo hable la lengua dominante, y el
otro, la lengua dominada, aún cuando existan individuos bilingües, en la comunidad, que
hablen una lengua y otra.
La diglosia es un concepto sociolingüístico desarrollado por C. A. Ferguson (1959: 325-
340) para describir toda situación en la que dos variedades de una misma lengua son
empleadas en dominios distintos y con funciones también distintas y complementarias;
además una de estas variedades posee un “status” socialmente superior a la otra. En un
sentido amplio, la diglosia existe en toda comunidad, en la medida en que el uso cotidiano
difiere sensiblemente de la norma oficial. Ahora bien, para que pueda aplicarse este término
a una comunidad lingüística, es necesario que cada variedad sea utilizada de manera
sistemática en dominios complementarios: por ejemplo, una variedad es empleada en los
dominios formales, como la administración, la religión, la poesía, etc., mientras que la otra
está reservada para la conversación coloquial para las discusiones informales, en la
correspondencia no oficial e íntima, etc. Ferguson (1959) califica la variedad formal de “Alta”
(A) y la informal de “Baja” (B). El término de diglosia ha sido empleado por J. Fishman
11
(1967: 29-38) para describir el uso complementario e institucionalizado de dos lenguas
distintas en una comunidad determinada. Puede decirse que todas la situaciones de
bilingüismo regional en Francia son, en el límite, situaciones diglósicas, el francés en todos
los casos es A, ya sea en el área de lengua occitana, en el Rosellón (francés (A) / catalán
(B)), en Córcega (francés (A) / corso (B)), en Bretaña (francés (A) / bretón (B)), en Alsacia
(francés (A) / alsaciano(B)), o en Flandes (francés (A) / flamenco (B)). Pero debemos insistir
en el hecho de que, para que haya diglosia, en sentido estricto, es necesario que el reparto
de usos de A y B sea complementario e institucionalizado.
En efecto, la situación es mucho más compleja que una simple dicotomía entre una
lengua, o variedad, B(aja) y otra lengua o variedad A(lta). Por una parte A y B pueden
alternar en un mismo enunciado, como en el caso de las citas de los textos literarios (árabe
clásico, alto alemán, etc.) comentados en el dialecto (árabe dialectal, germano suizo, etc.)
Por otra parte, puede haber varias lenguas, o variedades, con función de A, como es el caso
de Filipinas, donde una lengua internacional, como el inglés y una lengua nacional como el
tagalo, son las dos lenguas oficiales, junto a una lengua B como el ilocano. Además B puede
conllevar distintas variedades socialmente jerarquizadas: en el caso del árabe egipcio actual
puede distinguirse sobre un “continuum” que va de A (árabe clásico) a B (árabe dialectal):
del árabe clásico utilizado en la literatura, la prensa, los manuales escolares, las obras
científicas, pasando por el habla de la población escolarizada hasta el habla de los
hablantes árabes sin instrucción. Por una parte, las relaciones entre A y B evolucionan bajo
la presión de los cambios sociales y las relaciones entre los grupos. En Grecia, el demótico
se convirtió en lengua oficial en 1976, aunque sería más justo hablar, actualmente, de
“griego moderno standard” que combina una estructura gramatical y un vocabulario
demóticos con, elementos prestados de katharevousa.
Parece que aquí hay cierto alejamiento de una situación absolutamente dicotómica para
ir hacía una lengua nacional con variedades adaptadas a diversos contextos: dialectos
regionales, registros sociales, etc.
Sobre el plano lingüístico las diferencias entre A y B, pueden ser consideradas en tres
niveles:
1- Vocabulario: existencia de “dobletes” entre A y B, por ejemplo, en griego ‘casa’ se
dice oikos en (A) y spiti en (B).
2- Morfología: el katharevousa tiene seis (u ocho, según ciertos autores) participios
declinables frente a un solo participio pasivo declinable y un gerundio indeclinable
en demótico.
12
3- Sintaxis: el katharevousa emplea, todavía, el dativo, desaparecido en demótico
(salvo en algunos “clichés”) y el acusativo, el genitivo y el dativo después de las
preposiciones, mientras, que, en demótico, estos están seguidos de acusativo.
Las dos fonologías pueden variar más o menos: en griego, las diferencias son mínimas;
en el alemán de Suiza son considerables, etc.
El “status” y el papel respectivo de ambos códigos, A y B, pueden variar de una
comunidad a otra, aún cuando sea el primero siempre más prestigioso que el segundo.
El concepto de diglosia fue ampliado por J. J. Gumperz (1971) y aplicado a las
comunidades multilingües en el sentido de que en éstas se pueden utilizar de forma
diferenciada varios códigos (lenguas o dialectos) en dominios de uso y con funciones
diferentes y complementarias. En el continente asiático, por ejemplo, en India y Pakistán,
pueden distinguirse diversos niveles diglósicos según los dominios (Khubchandani, 1984:
183-194)
Las investigaciones sociolingüísticas han permitido conocer que las variables sociales
se comportan de una manera específica en cada comunidad y con respecto a fenómenos
lingüísticos concretos y diversos en cada caso. Aunque ya se ha indicado que en todos los
niveles de la lengua cabe esperar, con mayor o menor probabilidad, la incidencia de factores
extralingüísticos (fonético-fonológicos, léxicos y gramaticales) y aunque también es
innegable que existen hechos lingüísticos y sociales, a veces, recurrentes, en realidad no es
posible conocer de antemano qué tipo de variables sociales van a actuar sobre unos
elementos lingüísticos en una comunidad dada. Por ello, las investigaciones
sociolingüísticas deben ir precedidas de un análisis sociológico de la comunidad y de
estudios exploratorios que permitan comprobar cuáles son las variables realmente
importantes en la estructura social y cuáles son las que previsiblemente pueden influir más o
menos en el uso social de la lengua. (Vid. Moreno Fernández, 1998:34). Entre las variables
13
sociales, imprescindibles y habituales en cualquier investigación sociolingüística, se
encuentran, las variables sociales, “edad”, “sexo”, “nivel sociocultural”, “etnia”,
“procedencia”, etc. (Vid. López Morales, 2004: 106-143).
Las diferencias entre los grupos de edad que configuran las distintas generaciones que
componen una comunidad de habla, así como su influencia sobre la variación lingüística han
hecho de la edad una variable constante en todo estudio de estratificación sociolingüística.
A través del análisis de los comportamientos lingüísticos de los distintos niveles
generacionales, se han puesto en evidencia los precedentes inmediatos de los cambios
lingüísticos en curso y ha sido factible avanzar hipótesis acerca de su posible evolución.
“Suele ser característico alejarse de la lengua estándar durante la adolescencia, para ir
progresivamente incorporándose a ella a medida que aumenta el horizonte sociolingüístico y
la esfera de relaciones sociales en la edad adulta” (Vid. Chambers y Trudgill, 1980: 90). En
general, suele proponerse que los jóvenes se caracterizan por ser más innovadores, en
contraste con un creciente apego al conservadurismo lingüístico a la par que se asciende en
la pirámide generacional (Vid. García Marcos, 1999: 186-190, y López Morales, 2004: 131-
134).
14
(Moreno Fernández, 1998:37). Este hecho ha sido observado en un importante número de
estudios sociolingüísticos. (Vid. López Morales, 2004: 122-131).
15
9.4.1.5. La variable “procedencia”
El estudio de la variable procedencia fue una propuesta llegada a cabo por Henrietta
Cedergren (1983), quien, en una investigación sobre la comunidad de habla de Panamá,
logró demostrar la pertinencia de esta variable en el estudio de la variación lingüística en
comunidades cuya composición demográfica cuenta con una parte importante de
inmigrantes rurales, llegados al núcleo urbano con muy diferente edad.
Este hecho ha venido conformándose en otras comunidades lingüísticas donde se
produce una composición demográfica compleja asociada a fenómenos de inmigración, etc.
(Vid. López Morales, 2004: 137-140, y Moreno Fernández, 1998: 62-64).
Como resultado de ciertas críticas que ha sufrido el resultado arrojado por las variables
sociales “tradicionales” en diversas investigaciones sociolingüísticas, Sankoff y Laberge
(1974) decidieron adaptar la noción de mercado lingüístico. La base sociológica sobre la
que se asienta este modelo es de naturaleza marxista, como lo demuestra su principio
fundamental: la conducta lingüística de los individuos está en relación directa con los medios
de producción, es decir, que depende de sus actividades socioeconómicas.
La idea se fundaba en la reiterada comprobación de que los hablantes que ejercitaban
ciertas profesiones maestros, actores, recepcionistas, etc., tendían a usar una variedad de
lengua más estándar que otros que, sin embargo, compartían con ellos las mismas
características sociales y económicas. Sin duda este hecho era debido a la necesidad
profesional de manejar un instrumento comunicativo de mayor prestigio.
Sankoff y Laberge han visto en el mercado lingüístico un medio más adecuado para
estudiar la variación lingüística. El procedimiento para el análisis sociolingüístico consiste
simplemente en poner en relación una variable lingüística con unos índices de integración
en el mercado lingüístico, que se consideran atributos de los hablantes. Para la integración
de tales índices se parte del juicio emitido por varias personas (jueces) sobre la historia de la
vida socioeconómica de cada hablante.
Aunque el interés de los estudios realizados a partir de este concepto, no se pone en
duda, la realidad es que esta alternativa presenta inconvenientes metodológicos graves que
no se superan claramente; por ello, es necesario manejar la noción de “mercado lingüístico”
con cierta cautela. (Vid. Moreno Fernández, 1998:50-51, y López Morales, 2004: 114-118).
16
la difusión de dicha propuesta entre los sociolingüistas, una “red social” es un entramado de
relaciones directas entre individuos, que actúa como un mecanismo para intercambiar
bienes y servicios, para imponer obligaciones y para otorgar los derechos que corresponden
a sus miembros. Estas redes disfrutan de distintos grados de densidad y de multiplicidad
según la fuerza de los vínculos que relacionan a los individuos entre sí y el número de
individuos que las forman. En la investigación sociolingüística se pone en relación las
características de las redes (densidad, multiplicidad, fuerza) y de sus miembros con las
variables lingüísticas correspondientes. El acercamiento sociolingüístico a través de redes
sociales ofrece la indiscutible ventaja de ser un principio universal: existen en todas las
comunidades. No obstante, han sido señaladas dos objeciones de peso; por un lado, la poca
eficacia que ofrece esta metodología para el análisis de determinadas redes poco densas en
sus relaciones, y por otro, estas investigaciones no ofrecen una descripción total de una
comunidad, sino de algunos de sus grupos integrantes. (Vid. López Morales, 2004: 118-
121). Sobre la utilización de este metodología en España, debe consultarse la obra de J.
Villena Ponseda (1994).
9.4.2.1.Variable y variante
17
lingüísticas y unas variables sociales, por un lado, o diversas variables sociales, por otro,
son capaces de determinar la variación lingüística, en los distintos niveles de la lengua.
18
esperar que esas diferencias sean pertinentes cada vez que el hablante use (o que el
oyente oiga) una variante determinada. Estos hechos han generado una discusión que ha
conllevado una gran producción bibliográfica, a favor o en contra, de la posibilidad real de
establecer conjuntos de equivalencias, totalmente intercambiables en función del contexto,
del hablante o del oyente, con las unidades del nivel sintáctico, de un modo idéntico a como
ocurre con las especificas del nivel fonológico de las lenguas. (Para una información
actualizada de la discusión teórica y metodológica sobre el tema debe consultarse López
Morales, 2004: 68-92).
19
plano intermedio se colocan los fenómenos de alternancia de códigos y, por último, los
resultados más drásticos se producen cuando del propio contacto se producen nuevas
variedades de lenguas distintas (pidgins) que dan lugar a nuevas lenguas (criollos). (Vid.
López Morales, 2004: 217-219).
El préstamo léxico es uno de los aspectos más interesantes y mejor conocidos, de los
que tienen relación con la transferencia de elementos de una lengua a otra. ”La complejidad
en el estudio del préstamo, en principio, no es grande, cuando una palabra de una lengua A,
se incorpora, plenamente, con su forma y su significado, a una lengua B, sobre todo si
designa un objeto o una realidad nuevas (“importación”); responde al principio ”nueva cosa,
nuevo nombre”. No resulta tan fácil de describir, sin embargo, cuando no se toma prestado
el signo como tal, sino sólo una de sus partes (por ejemplo, el significado), cuando el
préstamo ha comenzado a integrarse en la lengua receptora, cuando viene a designar una
20
realidad que ya cuenta con un término que la denomine, o cuando se trata de un préstamo
que no es de uso común en toda la comunidad” (Moreno Fernández, 1998: 266). Se han
propuesto diversas tipologías para el estudio de las condiciones en que estos se producen,
la extensión de los mismos, etc. Se ha sugerido distinguir entre préstamos puros
(incorporación de un término de una lengua a otra), híbridos (además de incorporarse un
elemento léxico nuevo, se produce una sustitución morfémica parcial (Ej.: “patear” en
español de to pea”, en inglés) y calcos (que implican la incorporación desde la lengua A de
un significado que se asocia a una forma existente ya en B (Ej.: “asistente” (ayudante) de
assistant en inglés). Para una información detallada del problema pueden consultarse los
trabajos de Gómez Capuz (1998 y 2004).
Ahora bien, la interpretación teórica del préstamo está indisolublemente ligada al
fenómeno de alternancia de código, del que se da cuenta en el siguiente apartado.
21
9.5.4 Pidginización y criollización
22
9.6. La Planificación Lingüística
23
planificación se realiza, sobre todo, cuando es necesario convertir una o más lenguas
vernáculas en lenguas nacionales “standard” o incluso resucitar una lengua antigua
para convertirla en lengua oficial (el hebreo en Israel). Es lo que Kloss (1969),
denomina “la codificación lingüística”, (language corpus planning). Pero las razones de
esta codificación no son puramente internas a la lengua, como lo demuestra, por
ejemplo, la reforma lingüística en China, donde, ante los problemas planteados por los
numerosos dialectos del chino, el gobierno de la República Popular China procedió a la
uniformación de la lengua hablada putonghua o lengua común, incorporando la
fonología del dialecto de Pekín, la gramática del mandarín y el vocabulario de la
literatura popular; igualmente, ha simplificado los caracteres chinos, tratando de crear
un alfabeto nacional pinyin. Las razones señaladas para esta reforma son de tipo
demográfico (el 70% de los chinos hablan el dialecto del norte), geográfico (este
dialecto es hablado desde Manchuria a Yunan), lingüístico (los dialectos son
mutuamente inteligibles), político (la diversidad es un obstáculo para la unidad política y
el desarrollo económico), educativo (necesidad de alfabetizar a las masas campesinas)
e ideológico (posición del marxismo leninismo o el stalinismo sobre la lengua nacional).
Los dialectos continúan respondiendo a las necesidades locales y se advierte un
crecimiento del bilingüismo nacional.
2) La planificación externa tiene por finalidad modificar las relaciones entre las lenguas.
Kloss (1969) ha nombrado este tipo de “planificación de status de lenguas” (language
status planning). Se trata de determinar el número y la distribución de las lenguas entre
los individuos y los grupos, sobre la base de los censos y /o de las encuestas
lingüísticas, de las lenguas habladas y escritas (Cooper, 1997) y de fijar la utilización en
el seno de las instituciones, en los territorios y los dominios de actividad. Es,
evidentemente, en el caso de los estados multilingües donde los gobiernos están
obligados a planificar las lenguas, determinando el estatus respectivo. Ahora bien,
como ya se ha señalado, el estatus de las lenguas en el seno de una comunidad está
ligado al estatus económico social y demográfico, así como a las percepciones y a las
ideologías de los colectivos que las utilizan.
A continuación, se pasará a examinar algunas soluciones aportadas por la planificación
lingüística. Una solución adoptada es la solución federal o territorial. Se tomarán dos
ejemplos: Canadá y Bélgica.
En Canadá la ley sobre las lenguas oficiales estipula que el inglés y el francés son las
lenguas oficiales del país y que, por ello, ambas poseen un estatus y una serie de derechos
y privilegios idénticos, en cuanto a su empleo en todas las instituciones del Parlamento y del
Gobierno. Prevee que los distritos bilingües pueden adquirir tal carácter, allí donde la lengua
24
oficial minoritaria sea hablada, por al menos, un 10% de la población de una región. Hay que
hacer notar que el objetivo de la política federal sobre las lenguas oficiales, no es lograr que
todos los canadienses se conviertan en bilingües, sino que, más bien, se trata de conseguir
que en todo el territorio, donde el número de francófonos y anglófonos alcance una cifra
razonable, estos puedan utilizar su lengua propia en sus relaciones con las instituciones. A
nivel provincial, el nouveau brunswick y, después de 1983, manitoba son oficialmente
bilingües. Québec es oficialmente monolingüe, en francés, y las otras provincias son
monolingües anglófonas. Pero los problemas lingüísticos, aún no se han resuelto por
completo, sobre todo, por lo que se refiere a la enseñanza.
En el caso de Bélgica, donde desde hace largo tiempo existe una polarización de la
vida política sobre el problema de las lenguas, se ha realizado, la división en tres
comunidades culturales y cuatro regiones lingüísticas: neerlandesa al norte, francófona al
sur, germanófona-francófona en los cantones del Este, y Bruselas como territorio bilingüe,
franco-neerlandés. Después de la legislación lingüística de 1963, la lengua materna de un
ciudadano viene determinada por su lugar de residencia geográfico, independientemente de
la lengua hablada en la familia, o de su elección personal, en el caso de las regiones
monolingües (principio de territorialidad); en la región metropolitana y en los cantones de
Este, el individuo puede elegir su lengua de la administración y de la escuela. Un interesante
desarrollo ha supuesto la Convention sur L’Union de la langue neerlandaise, realizado entre
Bélgica y los Países Bajos y la Comunidad neerlandesa de Bélgica en el dominio de la
lengua y de las letras.
Para una visión de la política lingüística en el estado español puede consultarse
Etxebarria (1995 y 2002).
25
mayor parte de la población mundial, más de 6.000 millones, se concentra en un número
muy reducido de lenguas. Sólo las 8 lenguas con más de cien millones de hablantes
(mandarín, español, inglés, bengalí, hindi, portugués, ruso, japonés) reúnen un total de
2.400 millones de hablantes; y si extendemos esta cifra hasta incluir las 20 lenguas más
habladas, obtendremos una suma de 3.200 millones, más de la mitad de la población
mundial. Si prosiguiéramos con este análisis acabaríamos comprobando que el 4% de las
lenguas del mundo son habladas por el 96% de la población mundial. La mayoría, más de
4.000, no llegan a tener mas de 100.000 hablantes. (Vid. Cristal, 2001: 26-29, y Siguán,
2000).
Siguiendo el trabajo de Dressler (1988) y Schmidt (1985) y a falta de una teoría unitaria
de la decadencia y mortalidad lingüística, sí que pueden identificarse algunos fenómenos
indicativos desde el punto de vista lingüístico, del proceso de deterioro y pérdida de una
lengua:
1- Abundancia de préstamos procedentes de la lengua dominante que vienen a
sustituir unidades propias de la lengua receptora. Se usan, además, con poca o
ninguna adaptación fonológica o morfológica a la lengua receptora.
2- Préstamo y utilización de sufijos y sustitución de los autóctonos, hasta el punto de
que estos dejan de funcionar. Así, por ejemplo, el dyirbal, una lengua australiana
en proceso de extinción ha reemplazado ya sus construcciones ergativas por reglas
de ordenamiento de palabras propias del inglés (Schmidt, 1985).
3- Reglas de formación léxica (flexión, composición y derivación) que quedan
deterioradas o incluso dejan de funcionar y la lengua afectada no crea nuevas
palabras siguiendo sus patrones habituales, así amplias parcelas de su léxico
quedan seriamente afectadas.
4- Cese de funcionamiento de las reglas morfológicas.
5- Desde el punto de vista sintáctico, se produce una progresiva desaparición de las
subordinaciones, algunos tipos decrecen en frecuencia y otros desaparecen, son
totalmente eliminados.
6- Reemplazo de construcciones sintéticas por analíticas.
7- Desaparición de los antropónimos maternos, propios de la lengua.
Aun cuando no puede decirse de manera taxativa que todo contacto de lenguas
conduzca inexorablemente a la decadencia y posterior sustitución de una de ellas, lo cierto
26
es que las lenguas se extinguen, con frecuencia, bajo la presión de una o varias lenguas
dominantes. Las razones sociolingüísticas pueden agruparse en torno a tres o cuatro
grandes núcleos de neto carácter social :
1- El estatus
2- La demografía
3- El apoyo institucional
4- La (di)similitud cultural y lingüística
La carencia de prestigio social de una lengua, su baja demografía, y la falta de apoyo
institucional, a través de la ausencia de la enseñanza en la lengua minorizada, por ejemplo,
así como la gran distancia cultural y lingüística de la lengua minorizada frente a la
dominante, que posee estatus, es decir, reconocimiento como lengua oficial, es hablada por
un número mayor de personas, dispone de enseñanza y medios de comunicación, así como
también es utilizada por las instituciones políticas y se caracteriza por participar de unos
valores culturales distintos, conduce necesariamente a la pérdida y sustitución de la lengua
en situación de minorización. Se establecen patrones de aculturación y asimilación
lingüística en este tipo de sociedades, a veces resultado de procesos migratorios, que
conllevan al desarrollo de actitudes lingüísticas que conducen al abandono de la lengua
nativa por sus hablantes y la sustitución de esta por otra que consideran mejor, más
prestigiosa y con mayor futuro asociado, muchas veces, a la búsqueda de una mejora en su
calidad de vida (Vid. García Marcos, 1999: 269-273).
27
BIBLIOGRAFÍA
28
Haugen, E. (1966): Language Planning and Language Conflict: The case of Modern
Norwegian, Cambridge, Mass: Harvard University Press.
Højrup, T. (1983): «The concept of live mode: A form specyfing mode of analysis applied to
contemporary eastern Europe», Ethnologia Scandinavian, pp.1-50.
Hymes, D.(1964): Language in Culture and Society, New-York: Harper and Row.
Kaplan. B. y R. Baldauf (1997): Language Planning from Practice to Theory, Clevedon:
Multilingual Matters.
Klein, G. (1977): La sociolinguistica. Orientamenti della ricerca negli Stati Uniti, in Gran
Bretagna e nella Repubblica Tedesca, Firenze: La Nuova Italia.
Kloos, H. (1969): Research Possibilities on Group Bilingualism: a report, Quebec:
International Center of Research on Bilingualism
Khubchandani, L. M. (1984): «Sociolinguistics in India: The Decade past, the decade to
come», International Journal of the Sociology of Language, 45, 47-64.
Labov, W. (1972): Modelos sociolingüísticos, Madrid: Cátedra, 1983.
López Morales, H. (1979): Dialectologia y Sociolingüística. Temas Puertorriqueños, Madrid:
Hispanova
López Morales, H. (1983): Estratificación social del español de San Juan de Puerto Rico,
México: Universidad Nacional Autónoma de México.
López Morales, H. (2004): Sociolingüística, Madrid: Gredos, 3ª ed.
Mackey, W. (1976): Bilinguisme et Contact des Langues, París: Klinsieck.
Macnamara, J. (1966): Bilingualism and Primary Education: A study of Irish experience,
Edinburg:Edinburg University Press.
Mateo, M. V. (1996): Estratificación social del léxico de la alimentación en Motril (Granada),
Almería: GRUSTA
Milroy, L. (1980): Language and social networks, Oxford: Blackwell.
Milroy, J. (1992): «Social network and social class: Towards and integrated sociolinguistic
model», en Language and Society, 21, pp.1-26.
Moreno Fernández, F. (1990): Metodología Sociolingüística, Madrid: Gredos.
Moreno Fernández, F. (1998): Principios de Sociolingüística y Sociología del Lenguaje,
Barcelona: Ariel Lingüística.
Mougeon, R., Beniak, E. y Valois, D. (1985): «A sociolinguistic study of language»,
Linguistics, 23,455.
Perl, M. y A. Schweler (eds.), (1988): América negra: panorámica actual de los estudios
lingüísticos sobre variedades hispanas, portuguesas y criollas, Madrid: Hispanova.
Poplack, S. (1983): «Lenguas en contacto», en H. López Morales, ed.: Introducción a la
Lingüística, Madrid: Playor, 183-207.
Romaine, S. (1966): El lenguaje en la sociedad. Una introducción a la sociolingüística,
Barcelona: Ariel Lingüística.
29
Sankoff, D. (1978): Linguistic Variation. Models and methods, New York: Academic Press.
Sankoff, G. (1980): The social life of language, Philadelphia: Pennsylvania University Press
Sankoff, D. y S. Laberge (1974): «On the acdquisition of native speackers by a language»,
en D. De Camp y L. Hancock (eds.): Pidgins and creoles: current trends and prospects,
Washington: Georgetown University Press.
Saville-Troike, M. (1982): The Ethnography of communication, Oxford: Blackwell.
Schmidt, A. (1985): Young people’s Dyirbal: an example of language death from Australia,
Cambridge: Cambridge University Press.
Siguán, M. (2000): Bilingüismo y lenguas en contacto, Madrid: Alianza.
Siguán, M. y W. Mackey (1986): Educación y Bilingüismo, Madrid: Santillana / Unesco.
Silva-Corvalán, C. (1989): Sociolingüística: Teoría y Práctica, Madrid: Alambra.
Titone, R. (1977): Psicolinguistica Applicata, Roma: Armando
Villena Ponseda, J. (1994): La ciudad lingüística. Fundamentos críticos de la sociolingüística
urbana, Granada: Universidad de Granada.
Weinreich, U. (1953): Lenguas en contacto, Caracas: Biblioteca de la Universidad de
Caracas (Venezuela).1974.
30