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presente en
1. Primera inconsistencia
1
antropocéntrico -propia del iluminismo-, ahora tal elemento ordenador -no podía
ser de otra manera- debía ser hallado en alguna idea de lo que es el hombre y su
naturaleza1.
Ahora bien, la crítica contra este liberalismo -por parte de una corriente
filosófica denominada comunitarismo- no se ha hecho esperar. Tal corriente
afirma que el iluminismo -del cual bebe el liberalismo- realizó una teoría política
haciendo uso de un presupuesto filosófico equivocado. Su argumento principal es
que no puede haber comunidad sin un determinado número de creencias
compartidas por todos. En tanto, es imposible fundar comunidad bajo los
presupuestos del iluminismo, pues este brinda muy pocas creencias para ello,
por ejemplo, la de la libertad individual. Tenemos aquí, pues, una crítica
antiindividualista.
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referencia histórica. También, que dicha moralidad -entendida como un elemento
racional- es suficiente para servir de base a la cooperación social. Tenemos aquí
una crítica historicista.
Ahora bien, como liberal norteamericano, Rorty nos advierte que tal género
de críticas al liberalismo por parte de los comunitaristas, en especial las dirigidas
a la concepción procesal de la justicia propuesta por Rawls, no tienen lugar.
Explico.
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filosofía. De esta forma, afirma Rorty, hay un elemento común entre Jefferson y
Rawls, a saber, el de poner entre paréntesis pretensiones fundacionales de la
política a partir de criterios de orden extrapolítico. Como lo son, en este caso,
aquellos provenientes tanto, de la religión, como de la filosofía. Es más, resalta
nuestro autor, Rawls va más allá, pues, a diferencia de Jefferson, este pretende
salvar la política de fundamentos universalistas definidos de forma apriorística 6.
Pues, recordemos, en Jefferson aún persiste el intento por fundamentar la
política a partir de elementos como la racionalidad o la moralidad, características
entendidas como elementos esenciales de una presunta naturaleza humana.
Hasta aquí, queda claro que Rorty defiende la idea de la tolerancia filosófica.
Esto, en el sentido de que se muestra prescindible o innecesario fundamentar la
política en alguna concepción de lo que debe ser el sentido de la vida o lo que es
la naturaleza humana. Tal pretensión, sugiere Rorty, es igual de inútil que el viejo
debate teológico por determinar cuál debe ser el orden político de acuerdo a
alguna idea de Dios. Es decir, y hay aquí una crítica a los comunitaristas, el
problema no es cambiar unos fundamentos por otros mejores, de lo que se trata
es de abandonar tal pretensión. En este orden de ideas, de lo anterior resulta la
sentencia de que, en cuanto al problema del orden sociopolítico a seguir, la
democracia (basada en la noción de justicia como equidad y el consenso
superpuesto)tiene primacía sobre la filosofía8. Nótese, Rorty identifica
innecesariedad o irrelevancia con inutilidad. Y esto, le permite sentar alguna
“razón” para proponer poner entre paréntesis la filosofía.
6
[CITATION Ric92 \p 42 \l 9226 ]
7
[CITATION Ric92 \p 35-39 \l 9226 ]
8
[CITATION Ric92 \p 47 \l 9226 ]
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aparente dilema que suscita el hecho de que una democracia liberal, la cual se
precia de ser tolerante, excluya y tilde de locos a pensadores como Nietzsche o
Loyola; este anexo, creo, es un tema interesante pero accesorio. Inclusive, dejaré
de lado las virtudes -a veces paradójicas- que tiene la filosofía, según Rorty, ya no
en la esfera política, sino en la privada. Claro está, sólo para aquellos quienes
-como él dice tener9- poseen una vocación filosófica frívolo esteticista de corte
moral10. Acaso, ¿Qué tiene que ver este aspecto actitudinal con la tesis defendida?
En este sentido, a mi modo de ver, estos tres últimos desarrollos en nada apoyan
la tesis principal del texto, a saber, la prioridad de la democracia sobre la
filosofía. Mas bien, lo digo temerariamente, tales elementos dan la impresión de
continuar el tema tratado, pero, en el fondo, sirven sólo para rodear o eludir la
cuestión central.
En otras palabras, no encuentro como es que, del hecho de que Rawls logre
superar algunas críticas y proponer un orden político liberal sin recurrir a
principios filosóficos imprescindibles 13 , se apoye adecuadamente la opinión de
que la filosofía -vista como un constructo teórico acerca de la pregunta por lo que
es el ser humano- quede invalidada para servir como fundamento de algún orden
político. Del hecho de que se pueda cavar un hueco con la mano, no se sigue que
9
[CITATION Ric92 \p 48 \l 9226 ]
10
[CITATION Ric92 \p 50 \l 9226 ]
11
[CITATION Ric92 \p 45 \l 9226 ]
12
[CITATION Ric92 \p 50 \l 9226 ]
13
[CITATION Ric92 \p 52 \l 9226 ]
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cavarlo con una cuchara o una pala sea poco útil o inválido. Uno podría esperar
argumentos del tipo: la filosofía en su pretensión logicista, universalizante y
esencialista, deviene en caldo de cultivo para posibles totalitarismos que minan la
posibilidad de la realización de una democracia liberal. Por lo tanto, hay que
prescindir de ella, dejarla entre paréntesis o ponerla en un segundo plano, en
cuanto al modo y acto de organizar políticamente una sociedad. O, explicaciones
de porqué el liberalismo no es el causante del rebajamiento del ser humano a
hombre económico y, la catástrofe humanitaria producto de la hegemonía
técnica. Como es evidente, no es este el caso.
Ahora bien, por un lado, propondría discutir en la sesión si, en efecto, los
argumentos de Rorty - tanto i, ii, y iii, como los que ignore adrede - son
suficientes o los más adecuados para sostener la primacía de la democracia por
encima de la filosofía. Por el otro, me parece de suma importancia tratar el tema
de lo mal parada que queda la filosofía -en cuanto al papel que puede tener esta
en la política- ante tal concepción del asunto. Concepción que, podría verse así,
14
[CITATION Ric92 \p 35 \l 9226 ]
15
[CITATION Ric92 \p 42-43 \l 9226 ]
16
[CITATION Ric92 \p 50 \l 9226 ]
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tildaría de políticamente inútil el abordaje filosófico que pueda darse alrededor de
la pregunta por lo que significa pensar políticamente.
2. Segunda inconsistencia
Rorty define la filosofía -para efectos del caso tratado- como conjunto de
argumentaciones en torno a lo que es la naturaleza humana 17. Es claro que Rorty
no hace esto en su texto. Así pues, en virtud de tal definición, Rorty no está
haciendo filosofía. Pero, por un momento, supongamos que la filosofía política no
se reduce a dicha investigación. Provisoriamente, del mismo modo que hace
Rorty, convengamos que la filosofía política es el conjunto de argumentaciones en
torno a la pregunta por cómo organizar políticamente una sociedad. En este
sentido, y teniendo en cuenta que, en su texto, Rorty hace un cotejo de
argumentaciones para, finalmente, decantarse por alguna solución respecto del
problema trabajado, podemos aseverar, Rorty sí está haciendo filosofía. De hecho,
bajo esta perspectiva, la solución que brinda nuestro autor da cuenta de la
utilidad y necesidad de la filosofía en política.
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hagan cargo de fundamentar el orden político- va en contra de tal tesis marxista.
Consecuentemente, Rorty parece sugerir a los filósofos que permanezcan en la
mera contemplación, pues ésta no tiene más derecho que el de existir
melancólicamente18 recluida en la vida privada19.
Ahora bien, aceptando que lo que hicieron Jefferson, Rawls y el mismo Rorty
fue interpretar un estado de cosas, hallar un problema, para luego, ofrecer una
solución a este con intenciones de transformación del estado inicial de cosas,
podemos afirmar, ya más específicamente, la intensión de Rorty -en su texto- es
transformar la práctica política a partir de una interpretación previa que hace de
esta. Ejercicio que, a ojos de Marx, se correspondería con lo que debe hacer un
filósofo. Así pues, presento lo anterior como un pequeño desarrollo del argumento
lógico, que, de nuevo, busca exponer ciertas contradicciones en la forma de
argumentar de Rorty. A lo dicho, el autor podría responderme, convengo en ello,
pero en todo caso, yo no estoy haciendo filosofía apriorística, universalista, ni
esencialista. A lo cual yo replicaría, también convengo en ello, no obstante, y en
virtud de la tesis que defiendes, tu texto resulta irrelevante, innecesario, inútil o,
secundario para la democracia liberal y la política.
Bibliografía
18
[CITATION Ric92 \p "48, 51" \l 9226 ]
19
[CITATION Ric92 \p 40 \l 9226 ]
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