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Excusa legal de la provocación, Notas

Por Lic. Romeo Trujillo Arias/Abogado.

El artículo 321 del Código Penal Dominicano, establece que: “El homicidio, las heridas y los
golpes son excusables, si de parte del ofendido han precedido inmediatamente  provocación,
amenazas o violencias graves”.
Conforme la doctrina más socorrida “la provocación resulta de un acto injusto de la víctima
dirigido contra el autor del delito. En nuestra legislación la excusa se puede originar por
provocación, sin necesidad de amenazas o violencias graves. Las amenazas o violencias
graves, constituyen provocación, pero puede haberla sin que necesariamente haya amenazas o
violencias graves”.
En materia penal existen dos tipos de excusas, una absolutoria de responsabilidad, como la
legítima defensa, y otra atenuante, como la provocación, esta última se configura, cuando haya
sido ejercido contra el imputado un acto que suscitara tal irritación que le resultara imposible
evitar la comisión del ilícito, y siempre que se reúnan ciertas condiciones tal y como veremos a
continuación.
Para que el tribunal admita la excusa legal de la provocación por parte de la víctima, deben
encontrarse reunidas las siguientes condiciones: 1ro.- Que el ataque consista en violencias
físicas; 2do.- Que estas violencias hayan sido contra seres humanos; 3ro.- Que las mismas
hayan sido graves, en términos de lesiones corporales o de daños psicológicos; 4to.- Que no
haya transcurrido entre la acción provocadora y el crimen o el delito un tiempo suficiente para
permitir la reflexión y neutralizar los sentimientos de ira y de venganza. 
La excusa legal de la provocación no exime de total responsabilidad a quien ha sido
favorecido con ella, sino que se le reduce la pena aplicable conforme la escala establecida por
el artículo 326 del citado Código Penal, en el sentido de: “Cuando se pruebe la circunstancia de
excusa, las penas se reducirán del modo siguiente: si se trata de un crimen que amerite pena de
treinta años de trabajos públicos o de trabajos públicos, la pena será la de prisión correccional
de seis meses a dos años. Si se trata de cualquier otro crimen, la pena será la de prisión de tres
meses a un año…”.
La jurisprudencia de manera reiterada ha establecido que la comprobación de la existencia de
las circunstancias caracterizadoras de la excusa legal de la provocación, constituyen
cuestiones de hecho que los jueces del fondo aprecian haciendo uso del poder soberano que
le otorga la ley, su decisión en relación a este tema, no puede ser censurada por ninguna de las
partes (SCJ., No. 15, 15 de enero de 2003; B. J. No. 1106, Pág. 224 y No. 1296, 29 de agosto
de 2018).
El tribunal no puede limitarse a establecer que hubo una provocación, sino que debe expresar
la magnitud de la provocación y decidir si reúne las condiciones previstas en el citado
mentado 321 del C.Pen. 
Recientemente, nuestra honorable Suprema Corte de Justicia, mediante sentencia de fecha 7
de agosto de 2020, estableció que: “En esas atenciones los hechos retenidos y fijados
corresponden a una excusa legal generando en consecuencia una eximente en cuanto a la pena
que debe imponerse ya que tanto la doctrina como la jurisprudencia exigen para la
determinación de esta figura jurídica la existencia de una agresión ilegítima e inminente, lo cual
quedó evidenciado de las pruebas testimoniales en su conjunto, quedando evidenciado que la
víctima agredió con una botella de cerveza al imputado, siendo la reacción e irritación del
imputado proporcional a esta acción ya que del incidente que eso generó es con el casco de la
botella que el imputado hiere al hoy occiso, por tanto la reacción fue inmediata y proporcional en
cuanto los medios empleados por el imputado en la retaliación de los golpes recibidos”.
Es una potestad del juez acoger o no circunstancias atenuantes para la imposición de la pena,
pero además, si estas no han sido demostradas mal podría el juzgador imponer una pena
sobre la base de presunciones y no sobre la base de los hechos demostrados y probados en el
plenario. Acoger circunstancias atenuantes en el proceso penal está sujeto a ciertas
condiciones especiales que deben ser demostradas y probadas por el impetrante. 
En definitiva, si bien es cierto que el juez debe tomar en consideración ciertas reglas para la
imposición de la sanción, en principio lo que prima -y le es exigible al juez- es que la pena
impuesta sea cónsona con el delito cometido, que esté dentro del parámetro legal establecido
por la norma antes de la comisión del delito y que esté motivada e impuesta sobre la base de
las pruebas aportadas, no así el hecho de acoger circunstancias atenuantes, que constituye un
ejercicio facultativo o prerrogativa del juez y que no puede ser considerado como una
obligación exigible al juez.

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